Marina Bustamante (Renzo Costa)

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Tipos de emprendedor

Marina Bustamante es un tipo de emprendedor innovador, se encuentra


buscando ideas de negocios novedosas, impactantes, originales, únicas. Un
reto permanente que le permite crear proyectos rentables.

Además, la describen como aquel que no se conforma con solucionar un


problema, sino que lo hace de una forma nueva y diferente. Es el emprendedor
que le gusta ser distinto y arriesgado, aplicando nuevas ideas, estrategias y
sacando nuevos productos al mercado e inspira a su equipo a hacer lo mismo,
gracias a su empatía y sus cualidades comunicativas.

Evolución de emprendimiento
En 1968 comencé a hacer cinturones de cuero de manera artesanal. Tenía 16
años y estaba terminando el colegio. Era la época hippie. La Casa del Hippie
fue mi primer cliente. Después comencé a hacer carteras. El cuero era marrón
y café. Pensé, “¿porqué no usar colores y combinar pelo con cuero? Así me fui
haciendo conocida.

Nunca estudié diseño de modas, pero veía muchas revistas de cuero. Su olor
me encanta.

A los 19 o 20 años alquilé un local en la cuadra ocho del Jirón de la Unión.


Pagaba US$1.000 mensuales. En esa época nació Renzo. Así nació el nombre
de la tienda. Nadie le ponía el nombre de hombre a una tienda de carteras,
pero a mí se me ocurrió porque en las revistas italianas que leía había una
marca que me encantaba, Gianni Conti. Eso me inspiró.
El negocio creció rápido. A los 15 días tenía siete vendedoras.

Viajé a Buenos Aires, compré casacas de cuero, las desarmé y comencé a


hacer más con ese molde. Las hacía a medida porque no tenía dinero para
tener stock. Poco a poco comencé a alquilar y comprar más locales.

Siempre busqué a personas para que me asesoraran. Soy psicóloga de


carrera, pero estudié en la escuela de arte dramático. Allí aprendí mucho sobre
trato humano y arte. Para mí, eso es la moda: arte.
¿Cuáles fueron los obstáculos más difíciles que tuvo que enfrentar? 
Durante el Fenómeno de El Niño en 1997 fui a la Sociedad Nacional de
Industrias porque estaba al borde de la quiebra. Pregunté cuál era el proceso
para vender mi negocio.
El abogado que me atendió me dijo: “Marina, tienes algo que vale más que la
mercadería. Tienes la marca. En ese momento me sentí millonaria y me
pregunté: “¿Cómo voy a vender?”.
Me motivé a seguir trabajando y decidí no vender. El terrorismo y la
hiperinflación fueron épocas difíciles también.
¿Cómo salió la empresa de esta “casi” quiebra? 
Con El Niño, nadie en Lima compraba casacas, así que viajamos al interior del
país, a las provincias donde hacía frío, y alquilamos los lobbies de los hoteles
de turistas para ofrecer nuestros productos. Esto nos ayudó, además, a ver que
los gustos de Lima eran distintos a los de provincias. Toda crisis representa
una oportunidad. 
¿Contó con el apoyo de sus padres? 
Nunca. En esa época, la mujer no trabajaba. Mi papá me dijo que las mujeres
que hacían negocio, quebraban. Sin embargo, soy obsesiva, consecuente y
perseverante en lo que quiero. Para mí, las dificultades son retos. Mi papá
falleció y no pudo ver mi éxito.
¿Considera a Renzo Costa una empresa familiar?
Somos cuatro socios. Mis dos hijos, yo y José Cabanilla, trabajador que entró a
la empresa a los 19 años y la administró cuando me fui a vivir a Chile por el
terrorismo. Hoy en día tenemos socios estratégicos en España e Italia. De
hecho, Gianni Conti, la marca italiana que me inspiró en mis inicios, es hoy uno
de nuestros proveedores. Es un sueño cumplido.
¿Piensan profesionalizar el negocio? 
Llegará el momento en que seamos sólo accionistas o parte del directorio. Por
ahora estamos bien. Quizá en unos 20 años más. Es un equipo enorme el que
lleva adelante la empresa.
Hace poco iniciaron el negocio de zapatos para hombre. ¿Qué planes
tienen para este año?
Estamos fortaleciendo nuestra línea de ventas online. Queremos abrir más
locales para la venta de zapatos y también estamos diversificando nuestros
productos. Estamos trabajando la línea de perfumes, relojes, joyas y lapiceros.
Calculo que eso estará listo en setiembre.
¿Y para el 2019? 
Ya tenemos nuestros clientes que quieren franquiciar la marca para llevarla a
otros países de América Latina.
Con tantos planes y sueños aún por cumplir, ¿qué se siente ser una
LEC? 
Muy orgullosa. Están confiando en nosotros, en nuestros valores y nuestras
cifras. Es un premio que implica mucho esfuerzo porque tiene requisitos.
Toman en cuenta lo que nosotros somos capaces de hacer, lo que hemos
hecho en el pasado y lo que haremos en el futuro.

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