Unidad 1
Unidad 1
Unidad 1
La palabra epidemiología deriva del griego epi (sobre), demos (pueblo) y logos (estudio),
es decir, el estudio del pueblo. La Asociación Epidemiológica Internacional señaló que la
epidemiología es “el estudio de los factores que determinan la frecuencia y distribución
de las enfermedades en las poblaciones humanas” (Manterola, 2015, p. 415). Según
Hernández y Lumbreras (2018), la epidemiología es importante para establecer:
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explicación de la historia natural de las enfermedades y los factores y marcadores de
riesgo que participan en su génesis.
Para lograr estos objetivos, la epidemiología cuenta con un método específico, similar al
método científico, que de acuerdo con Moreno y López (2013) contempla las siguientes
etapas:
Observación
Medición
Comparación
Inferencia
Propuesta o recomendación
Niveles de la epidemiología.
Por otra parte, la epidemiología también posee estrategias que constituyen modelos
teóricos que ayudan a representar la realidad; por ejemplo, en el siguiente esquema se
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presentan los pasos conducentes a la aplicación de la epidemiología y las disciplinas que
contribuyen en el proceso (A). Posteriormente (B), se aprecia la forma en la que el juicio
del investigador orienta al tipo de estudios que se aplicará tendiente a verificar
prevalencias de la enfermedad (estudios transversales o de encuestas) o incidencias
(estudios de cohorte).
Estrategias epidemiológicas.
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En el siguiente esquema se presentan los principales momentos de estudio de cada una
de las dos disciplinas; sin embargo, es importante enfatizar que los límites no son
estrictos y que ambas interactúan en el estudio del proceso salud-enfermedad.
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De acuerdo con Paul, el papel del epidemiólogo clínico es semejante al de un detective
visitando la escena del crimen; inicia con el examen de un enfermo de manera individual
y cautelosamente establece ramificaciones fuera del sitio, analizando cuándo el individuo
se enfermó, por qué, qué tratamiento es el más adecuado, cuál es su pronóstico y
cuándo puede enfermar otra vez.
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sólidos que garanticen una base confiable para la toma de decisiones clínicas y permite
dejar de lado prácticas basadas únicamente en la experiencia, que puedan resultar
dañinas para los pacientes.
Es indiscutible que cuando el médico se encuentra por primera vez frente a su paciente,
ya sea en un consultorio, el laboratorio o en un quirófano, el diagnóstico, los resultados
del tratamiento y el pronóstico son inciertos, ya que dependen de múltiples variables;
ambos se plantean una cantidad importante de preguntas. La aplicación de conceptos
básicos de la EC, como sensibilidad y especificidad de las pruebas diagnósticas,
estimación y reducción de riesgos, análisis de curvas de sobrevida, análisis costo-
beneficio, por mencionar sólo algunos, ayuda a aclarar la incertidumbre en dichos
escenarios clínicos y consecuentemente se refleja en una mejor atención al paciente.
Así pues, los acontecimientos más importantes en la medicina clínica son los resultados
que tiene sobre la salud de los pacientes, como los síntomas (incomodidad y/o
insatisfacción), discapacidad, enfermedad y muerte. Estos resultados se conocen como
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las 5D (por sus siglas en inglés: Death, Disease, Discomfort, Disability y Dissatisfaction) (Tabla
1). Son eventos sobre la salud que preocupan a los pacientes. “Los médicos deberían
tratar de entender, predecir, interpretar y/o cambiar estos resultados al tratar a los
pacientes” (Fletcher, Fletcher y Fletcher, 2016, p. 2).
La EC puede ser aplicada en cualquiera de los niveles de atención del sistema de salud,
desde la clínica más pequeña, hasta un gran hospital de especialidades. La EC es útil y
necesaria para el médico clínico y otros profesionales de la salud, y su aplicación trae
consigo un incremento de la calidad de la atención médica y una mejor preparación
profesional.
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Una de las características de la medicina actual es la gran variabilidad que existe en el
manejo de las patologías entre diferentes centros de atención e incluso entre
profesionales de un mismo establecimiento, frente a un paciente. Esto se ha visto
aumentado en los últimos años por la irrupción acelerada de nuevas tecnologías de
diagnóstico, tratamiento y rehabilitación, así como de las tecnologías de información y
comunicación (TIC); todo esto asociado a un bombardeo constante de la industria
farmacéutica por incorporar sus productos, por la gran cantidad de publicaciones
científicas que se producen y por la enorme circulación de información a través de
Internet, repercutiendo en que la información que manejan los profesionales no siempre
tenga un sustento muy adecuado, frente a pacientes cada vez mejor informados.
Por otro lado, día con día, además de que se cuestionan menos los métodos utilizados por
la EC, crece el número de adeptos médicos de todas las especialidades, con función
principal en el área asistencial y que loablemente incursionan en la generación o
producción de conocimientos con aplicación inmediata en la actividad asistencial y desde
luego mejora, sin lugar a dudas, la calidad de la atención médica que se otorga, con el
consecutivo beneficio también inmediato a los pacientes (De la Rosa, 2001, p. 22).
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En la práctica, como disciplina, la EC se orienta al estudio de la enfermedad en cuatro
aspectos:
Vale la pena reflexionar cómo se realiza la atención médica desde el punto de vista
clínico. Con base en los datos recolectados en la entrevista, historia clínica y/o por la
exploración física se generan preguntas que conllevan a una hipótesis de trabajo, se
consulta la memoria, las evidencias documentales o ambas; se realiza un ejercicio
hipotético-deductivo y se toman decisiones encaminadas a corroborar, rechazar dichas
hipótesis o generar nuevas. Éstas inicialmente van encaminadas hacia el establecimiento
del diagnóstico del padecimiento. Una vez que éste se ha establecido mediante las
pruebas adecuadas, ahora es importante brindar una intervención que revierta el estado
morboso detectado o encontrado en un paciente y de manera lógica limitar el daño,
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cuestionado cuál de las “5D” antes mencionadas será una realidad para nuestro paciente
y la mejor forma de evitarla con el tratamiento adecuado. Asimismo, es importante
analizar el curso clínico de la enfermedad, donde se tiene que contrastar la evolución
natural y la evolución de la enfermedad con la intervención médica, lo que permitirá
tener una idea sobre el pronóstico del paciente.
A lo largo de esta asignatura tendrás oportunidad de aplicar estos pasos para realizar la
lectura crítica de un artículo.
Así pues, de acuerdo a lo que hemos revisado, la práctica de la medicina clínica es una
labor que requiere tanto de una gran cantidad de conocimiento como de capacidades
analíticas y manuales. El propósito es mejorar el cuidado clínico y la principal fuente del
conocimiento es la investigación.
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Treinta años después del advenimiento de la EC, en la década de los 90, se empezó a
hablar de la necesidad de un nuevo paradigma para la práctica de la medicina, que
hiciera mayor hincapié en el análisis de las pruebas aportadas por la investigación que en
la intuición, la experiencia clínica no sistemática o el razonamiento fisiopatológico; así
surge la Medicina Basada en la Evidencia Científica (MBE). El término de MBE fue
acuñado por Guyatt (1991), quien formó el primer grupo de trabajo conformado por
internistas y epidemiólogos vinculados a la Universidad de McMaster en Canadá. La MBE
se ha definido como la utilización consciente, explícita y juiciosa de la mejor evidencia
científica disponible para tomar decisiones sobre el cuidado de pacientes individuales
(Sackett, 1991); actualmente, este concepto se ha extendido con el término Práctica
Basada en la Evidencia (PBE).
La PBE es la aplicación del paradigma de la MBE a la práctica clínica. Este ejercicio surge
como un medio para afrontar mejor los retos de la medicina actual, los cuales nos
afectan directamente; entre ellos, la existencia de una gran cantidad de información
científica en continua evolución, la exigencia de ofrecer la máxima calidad asistencial y la
limitación de recursos destinados a la atención sanitaria. En el siguiente tema
revisaremos a profundidad el concepto de MBE, así como el de PBE.
Como menciona Moreno (2013), es evidente que la aplicación del método epidemiológico
a la práctica clínica ha demostrado sus innumerables virtudes. Todo indica que los
avances de esta disciplina serán cada día mayores y sus principales logros están apenas
por realizarse. Si con ello el arte del diagnóstico, tratamiento y pronóstico de los
pacientes, y por ende la calidad de su atención resultan beneficiados, entonces todo ha
valido la pena.
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A manera de conclusión de esta unidad, se muestra el siguiente esquema de la EC.
Epidemiología clínica.
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Fuentes de información
Básicas
Fletcher, R., Fletcher, S. y Fletcher, G. (2016). Epidemiología clínica (5.ª ed.). Philadelphia:
Lippincott Williams and Wilkins/Wolters Kluwer Health.
García, J. (1999, julio-agosto). Epidemiología clínica. ¿Qué y para qué? Revista Mexicana de
Pediatría, 66(4), 169-173.
Greenhalgh, T. (2001). How to read a paper. The basics of Evidence-Based Medicine (2.ª ed.).
Londres: MBJ Books.
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Royo, M. y Damián, J. (Coords.). (2009). Método epidemiológico. Madrid: Escuela Nacional
de Sanidad-Instituto de Salud Carlos III.
Sackett, D., Haynes, R., Tugwell, P. y Guyatt, G. (1991). Clinical epidemiology: A basic science
for clinical medicine (2.ª ed.). Boston: Little Brown and Company.
Complementarias
Espinosa, A. (2000). ¿Epidemiología clínica o epidemiología para clínicos? Ateneo 1(1), 64-7.
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