Resumen Arte Latinoamericano Colonia
Resumen Arte Latinoamericano Colonia
Resumen Arte Latinoamericano Colonia
Urbanismo
En la mayoría de las colonias americanas se implementa el trazado hipodámico o de parrilla,
el cual consistía en una planificación urbanística con el trazado de calles perpendiculares entre
sí. Esto se debió en gran parte a la influencia de las teorías del renacimiento italiano, la
influencia medieval con las bastidas, al resumen de un proceso natural de gradual
perfeccionamiento y a la influencia del urbanismo indígena. La rapidez y la casi espontaneidad
con la cual viene aceptado y difundido el modelo de la ciudad ortogonal en el suelo americano,
se explican por sus innegables ventajas prácticas. Aparentemente no hay motivo para que una
calle no sea recta, a menos que se trate de una de las tres siguientes razones que puedan
cambiar su decisión.
1- razones de defensa
2- razones topográficas
3- razones rituales o especulación intelectual
Aunque las clasificaciones pueden carecer de exactitud, existe una marcada diferencia entre
las ciudades portuarias, fortificadas y mineras por un lado, y aquellas que han sido fundadas
generalmente con un mero propósito de la dominación política del territorio. Panamá, La
Habana o Cartagena, por motivo de su adaptación a la situación topográfica por los sistemas
defensivos, por descentrar su plaza principal acercándola a la orilla del mar, reciben múltiples
elementos exteriores que moldean su trazado y les imprimen un decidido rasgo de
individualidad. Igualmente sucede con las ciudades mineras como Guanajuato. En ambos
casos la actividad económica influye positivamente sobre su formación. A este tipo de ciudades
con personalidad propia adquirida durante la colonia hay que añadir las pocas en las que las
construcciones precolombinas han influido sobre sus trazados como Ciudad México y Cuzco.
Las ciudades solían articularse alrededor de la Plaza Mayor la cual era un espacio situado
alrededor de una explanada central surcada de edificios representativos como el Palacio de
Gobierno, el Cabildo, la Cárcel, los Tribunales de Justicia, etc. Era además mercado,
importante sitio de confrontación social y el epicentro del devenir histórico. Constituía un lugar
polifuncional creando una característica simbiosis urbanística de la autoridad laica y la religiosa.
Con tan pocos elementos compositivos y por ser su forma de tamaño uniformado, la plaza de
una localidad fundada era igual a la de otra.
Capillas posas: pequeñas construcciones situadas en las esquinas de los atrios de los
conventos levantados en la América hispana a partir del siglo XVI. Su estructura arquitectónica
estaba compuesta por un cubo, abierto en dos de sus lados, unido al muro que circundaba el
complejo conventual por los otros dos y cubierto por una bóveda. Su función principal era la de
servir de lugar de detención o estación en las numerosas actividades procesionales que
formaban parte de los rituales empleados en la evangelización de la población indígena. Estos
grupos recorrían el perímetro del atrio, que incluso podía extenderse a la propia plaza del
pueblo, donde ocasionalmente también llegaron a construirse posas. Los ejemplos más
numerosos se encuentran en México y pertenecen al siglo XVI, como los existentes en
Huejotzingo o Calpan, en el estado de Puebla; pero también se levantaron en el área andina.
Arte tequitqui
Una variante del arte mestizo es el denominado arte tequitqui, palabra náhuatl que significa
“vasallo” y que el español José Moreno Villa utilizó para definir “el producto mestizo que
aparece en América al interpretar los indígenas las imágenes de una religión importada”, con la
consiguiente fusión de conceptos europeos e indígenas. Es solo un arte escultórico. Se
observa en las cruces de atrio, las cuales son muy bidimensionales producto del
desconocimiento por parte de los escultores indígenas de la tercera dimensión.
Catedral de Puebla:
Iglesia episcopal de la ciudad de Puebla, comenzada en 1575 según planos del arquitecto
Francisco Becerra, quien se encargó de las obras hasta 1580. Su planta es muy similar a la
de la catedral de México —nave central de mayor altura, laterales con capillas y crucero de
proporciones semejantes a las de la nave mayor— aunque más pequeña y con mayor unidad
de estilo. Las obras, en las que intervino Gómez de Trasmonte a partir de 1635, se concluyeron
en 1649. En sus proporciones exteriores destacan dos torres de mayor altura que las de la
catedral de México, por lo que resulta más esbelta a pesar de su acusado paralelismo en las
trazas compositivas. El cuerpo bajo central de la fachada incorpora los mismos elementos
compositivos que la catedral de México, con potentes contrafuertes apilastrados, más
poderosos en los extremos, conformando el alzado. En estos cuerpos menores destaca el
empleo de la sintaxis clásica: órdenes, dórico el inferior y jónico el superior, con entablamentos,
frontones curvos, remates decorativos, sillares almohadillados en el cuerpo central y elementos
inspirados en el plateresco español del siglo XVI. Presenta una planta de salón más ortodoxa
con tres naves y dos capillas profundas. La fachada y las torres son del XVIII. Al igual que en la
de México las naves está escalonadas.
Catedral de Mérida:
Iglesia episcopal de la ciudad de Mérida, consagrada a san Ildefonso. Las obras comenzaron
en 1562 bajo la dirección del arquitecto Pedro de Aurestia. Más tarde, pasó a las manos de
Juan Miguel de Agüero, quien la remató en el año 1598. La planta, que mide 64 m de largo
por 30 m de ancho, fue trazada según el modelo de las Hallenkirche alemanas (planta de
salón). Se trata de un templo de tres naves de igual altura separadas por pilares de sección
circular y cubiertas con bóvedas vaídas decoradas con lacería y casetones. El diseño de la
cúpula del crucero parece tomado del panteón de Agripa, en Roma. El exterior de la iglesia
presenta un aspecto semejante al de una fortaleza, con grandes lienzos murales y ausencia
casi total de ornamentación. Por haberse terminado en el XVI presenta gran unidad estilística.
No tiene portada barroca y tanto en exterior como interior es muy sobria y limpia.
Catedral de Morelia:
Iglesia episcopal de la localidad mexicana de Morelia (estado de Michoacán), de finales del
siglo XVII. Las obras comenzaron en 1660 y el templo fue consagrado en 1705. Presenta una
planta de tres naves sin capillas dividida en seis tramos transversales. La cúpula, obra de Juan
Antonio de la Cruz, data de 1715. En el exterior de la iglesia, la utilización de pilastras
adosadas en las portadas evidencia la búsqueda de formas más sobrias. El elemento más
representativo del conjunto son las torres, construidas entre 1742 y 1744 al igual que las
portadas. El autor de su diseño, de excepcional altura y esbeltas proporciones, fue el arquitecto
Juan Antonio de la Cruz. No retoma la planta salón, tiene cruz latina y fachada barroca.
Catedral de Oaxaca
La fachada y la torre son del XVIII. Es bastante apaisada y horizontal. Los muros son muy
gruesos para protegerse de los temblores que sacuden la zona.
Siglo XVII
El siglo XVII será el de las iglesias conventuales y monasterios, construidos según el
esquema hispánico de nave única con fachada lateral siguiendo la dirección de la calle y con
un ancho atrio. Tienen origen manierista (planta cajón). Estarán organizadas en planta y
distribuidas en igual modo que en el XVI, todavía conservan torreones y almenas. En este
momento y a diferencia del XVI tendrá una mayor significación la arquitectura civil, el
ejemplo más significativo es el Palacio de los Virreyes y en el caso de las construcciones
religiosas los mayores hitos se marcarán en las portadas de las catedrales, en algunos con
columnas salomónicas. Se tiende a concentrar el interés constructivo en las cúpulas, quitando
importancia a las torres. A fines del XVII los enormes caudales sacados de las minas dan
extraordinaria opulencia a los grandes de la Colonia, la arquitectura asume formas
esplendorosas, y esta munificencia se manifiesta por una orgía de ornamentación que solo
puede compararse a las maravillas decorativas de la India. El espíritu religioso impregna todas
las actividades artísticas, y es el leitmotiv de todo lo grande y trascendental que la Colonia logra
realizar en materia de arte en general y de arquitectura en particular.
En este momento los primeros atisbos de Barroco se dan en la arquitectura efímera y en los
retablos del interior de las iglesias, con el empleo de columnas salomónicas y estípites. Otro
ejemplo de la transición al barroco se observa en la Escuela poblana de yesería, en ella se ve
la influencia del barroco temprano pero bastante avanzado, en las iglesias de la zona
decoradas con yeso se observa un horror vacui muy marcado, así como un abigarramiento en
la decoración. Ejemplo de ello es la Capilla del Rosario en el Monasterio de Santo Domingo el
cual está decorado con yeso blanco y policromo.
3
Tránsito largo de algunos edificios que da acceso a las piezas que hay a los lados. En algunas catedrales, paso
cerrado con verjas o barandillas, desde el coro al presbiterio. Espacio comprendido entre dos muros de carga.
Durante los siglos XVII y XVIII, la arquitectura barroca latinoamericana conservó las pautas
marcadas por la península Ibérica pero con algunas peculiaridades. Podría decirse que el
barroco adquirió mayor significación en América que en la propia península Ibérica. El barroco
en Hispanoamérica es esencialmente decorativo, ya que aplica un lenguaje ornamental a
esquemas constructivos y estructurales inalterados desde los comienzos de la arquitectura
hispanoamericana. No se observan los profusos movimientos de plantas que se ven en el
barroco europeo. Se aplica un lenguaje ornamental a esquemas constructivos y estructurales
inalterados desde los comienzos de la arquitectura hispanoamericana.
Uno de los rasgos característicos del barroco mexicano es el manejo privilegiado de materiales,
como la piedra de distintos colores (Zacatecas, Oaxaca, México) y el yeso, para crear ricas
policromías tanto en el interior de los templos como en las fachadas, condicionado por el propio
medio físico, y la presencia de un pasado precolombino. Por otra parte, van a adquirir especial
desarrollo elementos como la cúpula, presente en casi todos los templos, elevada sobre un
tambor generalmente octogonal y recubierta con gran riqueza ornamental, y las torres, que se
alzarán esbeltas y osadas allí donde los temblores de tierra lo permitan.
La presencia de ciertos elementos como el estípite o el arco toral, marcan formalmente los
estilos de ciertas regiones. Mientras que el primero es el signo distintivo del barroco mexicano,
el segundo, cuya función es sostener la cúpula, se desarrolló principalmente en Quito y Nueva
Granada. En regiones donde el clima propiciaba un entorno natural austero, florecieron las
denominadas fachadas-retablo. Su principal finalidad es repetir en el exterior la exuberancia
decorativa del interior. La grandiosa fachada del santuario de Ocotlán, de comienzos del siglo
XVIII, es un impresionante retablo monumental enmarcado entre sendas torres con un cuerpo
superior de inconfundible silueta barroca. Otra de las fachadas más destacadas del barroco
mexicano la encontramos en la catedral de Oaxaca. De mediados de siglo es un ejemplo
interesante la iglesia de Santa Prisca en Taxco, una de las joyas del barroco
hispanoamericano. El punto culminante de la exuberancia decorativa lo encontramos en la
fachada de la catedral de Zacatecas, un imponente tapiz ornamental, muestra del arte barroco
de influencia indígena.
El color es otro rasgo característico del barroco colonial; se manifiesta, sobre todo, a través
de la piedra, el ladrillo revocado en blanco, la tintura de almagre (óxido rojo de hierro), la
yesería policromada y los azulejos. Un destacado ejemplo de esto último lo encontramos en la
fachada de San Francisco de Acatepec (México), en donde las piezas cerámicas han sido
modeladas en el taller ex profeso para la iglesia. Otros elementos arquitectónicos propios del
barroco americano son la espadaña4, la pilastra de almohadilla, la proliferación de formas
mixtilíneas y el soporte antropomorfo.
4
Campanario de una sola pared, en la que están abiertos los huecos para colocar las campanas.
3- Etapa final: (fines del XVIII) vuelta a la columna clásica, pero con plantas más
inquietas. Convive con la aparición de las 1ras obras neoclásicas. Se ve más claro en
Ciudad de México y Puebla.
Los azulejos, las artesanías y la yesería adquieren también relevancia en este momento.
El ejemplo más destacado es el de Puebla. Puebla es uno de los grandes centros de
exaltación de la policromía, con empleo de azulejos de colores, cerámicas vidriadas y
destacados trabajos de yeserías. Son ejemplos punteros la iglesia de San Francisco de
Acatepec, o el interior de la capilla del Rosario de la iglesia de Santo Domingo. La Iglesia de
Santa María Tonantzintla es el ejemplo más importante del barroco mexicano en cuanto a
decoración en el interior, la cual está conformada por elementos mestizos e indígenas como los
ángeles con tocados de plumas y facciones al estilo de los indios, a la vez que se incorporan
diversos elementos fitomorfos junto a las representaciones de estos ángeles. Las
características de las arcillas utilizadas en su elaboración les confieren un color crema, que se
cubre con esmalte del mismo color o blanco. Los motivos decorativos proceden en algunos
casos de la cerámica española de Talavera de la Reina (Toledo), de donde toma el nombre de
Talavera de Puebla. Las porcelanas chinas ejercieron también mucha influencia a través de los
elementos decorativos, flores, animales y pagodas, que se realizan en azul-y-blanco durante el
siglo XVII y la primera mitad del XVIII, y formales, como el tibor. En la segunda mitad del siglo
XVIII y el XIX las tonalidades más empleadas son el verde y el anaranjado.
Arquitectura civil
La casa barroca suele ser de dos plantas, patio generalmente enclaustrado en tres lados y
gran repertorio formal y decorativo en las fachadas. Encontramos ejemplos interesantes de
casas señoriales en la ciudad de México, Querétaro, Puebla y Guadalajara.
Durante la colonia las personas que ejercían algún oficio común se agrupaban en gremios. El
gremio de los pintores se dividía en 4 categorías:
1- Los de imágenes o imagineros: Se dedicaban a las pinturas sobre lienzo o lámina,
de temática religiosa
2- Los fresquitas: Decoraban los muros
3- Los sargueros: pinturas sobre tela sin bastidor, que se usaban como tapiz.
4- Los estofadores: dorado y encarnado de imágenes, decorado de esculturas en
madera
Los principales focos escultóricos del área de la Nueva España fueron en el XVI Puebla y
Ciudad México y durante el XVII Ciudad de México y Oaxaca. Los grandes retablos del XVI son
los que mejor recepcionan el arte español, como el retablo principal de Xochimilco en el que la
virgen del retablo tiene gran influencia granadina. Un aporte de la zona es la llamada escultura
Tixinguel, los elementos realizados con esta técnica se constituyen con la médula de la caña
de maíz. Estas suelen ser imágenes muy coloridas, en la que se ven los latigazos y las llagas.
Son esculturas muy expresivas, de corporeidad, anchas y no pesan. La temática fundamental
de estas realizaciones es la religiosa, aunque hay escultura más culta ligada a los cánones
europeos y otra más popular casi siempre presente en los retablos, un ejemplo es El señor del
Mezquital. Por su parte en la escultura Tequitqui se observa el corte bidimensional y la fusión
de símbolos en las cruces y demás artefactos, también las figuras son desproporcionadas. A su
vez en la producción anónima hay relieves muy interesantes y se observa un dominio de
materiales más complejos, ejemplo de lo anterior se ve en Santiago Mataindios, el cual muestra
equilibrio en la composición y una lectura más local de los iconos europeos.
Siglo XVII, del manierismo al realismo. En este período se observa una notable influencia
andaluza, en especial en los talleres del sevillano, Martínez Montañez. No hay ahora una
producción local importante, se siguen importando las figuras. Los ejemplos más importantes
se localizan en retablos y sillerías de coro. Aparece una proliferación de los postizos,
imágenes religiosas con aditamentos reales, hay además un deseo de articular las figuras para
acercarlas a la realidad. Entre los ejemplos más sobresalientes del momento se encuentra la
escultura mexicana de San Felipe de Jesús, fechada hacia el 1650, representa una de las
piezas más hermosas de la escultura mexicana del siglo XVII. Existe también una proliferación
del tema de los arcángeles, con o sin alas y en algunos casos estofados.
Siglo XVIII, triunfo del barroco. Lo más significativo del momento se observa en los retablos
de las iglesias. Como en el retablo del altar mayor de San Francisco de Tepotzotlán, en el cual
se aúna el trabajo de diversos artistas productores de retablos como Miguel Cabrera e Higinio
Chávez. Por su parte en el retablo de los Reyes de la Catedral de México las imágenes dejan
de ser tan serenas y presentan mayor expresividad en los rostros, aunque están más
estereotipadas. Las esculturas pierden identidad con la fusión de todos los elementos
decorativos. En este momento aparecen representaciones de la Virgen María con un rostro
más bello y dramático como en el retablo de Santa Prisca en Taxco. Su autor Vicente de
Balbás fue un arquitecto, escultor, ensamblador y dorador mexicano.
Pintura:
Pintura novo-hispana: nivelación de los diferentes pintores europeos que llegaron durante
la colonia, con el agregado indígena.
Talleres como espacio de acción del gremio de artistas regidos por un maestro.
Siglo XVI
Existen tres momentos fundamentales en la producción pictórica de este siglo, de acuerdo
con George Kubler, que en general tienen un fin didáctico para catequización.
1- De la conquista a 1550: pinturas elaboradas por indígenas guiados por frailes
2- 1550-1570: primeros artistas procedentes de Europa realizan pinturas para retablos y
se inicia la organización en gremios.
3- 1570 hasta finales del XVI: amplia solicitud de retablos y comienza a notarse la
influencia europea en los manuscritos indígenas.
En la segunda mitad del XVI se difunde la pintura sobre tabla, lienzo y hay uso de óleo. En
San José de los Naturales surge la figura de Marcos Cipac al que se le atribuye la creación de
la imagen de la Virgen de Guadalupe. A fines del XVI llegan los pintores españoles que
sientan escuela y tienen seguidores. Los más relevantes son los dos manieristas:
Simón Pereyns: pintor flamenco cuya obra está considerada como una de las primeras
manifestaciones del renacimiento en Latinoamérica. En su obra se aprecia cierta estilización
característica de la pintura flamenca unida a la gama cromática y el equilibrio formal propios del
renacimiento italiano. De su extensa producción destacan el San Cristóbal de la catedral de
México; el retablo de Huejotzingo, en especial las tablas de la Epifanía y la Circuncisión
(basadas en dos grabados de Alberto Durero), y la imagen de inspiración rafaelesca de la
Virgen del Perdón, que toma el nombre del altar de la catedral mexicana en el que estaba
situada.
Andrés de la Concha: pintor español establecido en México a partir de 1568. A partir de
1578 ya está instalado en la ciudad de México, donde trabaja junto al pintor flamenco Simón
Pereyns, con el que se reparte las diferentes labores de pintura, policromía, dorado, talla y
ensamblaje en los retablos que contratan juntos. Su nombre también aparece relacionado con
la arquitectura, ya que en 1601 es nombrado maestro mayor de la catedral metropolitana de
México.
En la segunda mitad del siglo entra la tendencia del claroscuro, hay una proliferación de las
imágenes religiosas y se observa un auge en la temática de los ángeles y arcángeles. Existen
dos corrientes fundamentales el tenebrismo, con influencia de Zurbarán; y la línea exuberante
con influencia de Murillo.
Entre los principales artistas de la línea tenebrista están: Pedro Ramírez…
Sebastián López Arteaga: pintor español considerado el introductor del estilo tenebrista en
el virreinato de Nueva España. Discípulo de Zurbarán, se mantuvo siempre fiel a la escuela del
maestro extremeño: utilización del claroscuro, gama reducida de colores y sobriedad formal. El
cuadro titulado La incredulidad de santo Tomás, es un magnífico lienzo en el que se pone de
manifiesto la profunda influencia de Zurbarán en este autor.
Baltasar de Echave Rioja: véase la primera mitad del XVII en este mismo resumen.
José Juárez: pintor mexicano, considerado una de las figuras más relevantes del barroco
virreinal en Nueva España. Aunque se formó en el estudio de su padre, en su obra se observa
la influencia del estilo tenebrista de Zurbarán, que conoció a través de Sebastián López de
Arteaga. Al igual que en otros artistas coetáneos, la influencia de los grabados de la escuela
flamenca son evidentes en algunos de sus cuadros.
Como miembros de la línea exuberante y con colores amables, de amplia paleta, pintura
menos contrastante y una cierta influencia del Greco en algunos; destacan: Antonio
Rodríguez, José Rodríguez…
Cristóbal de Villalpando: pintor mexicano considerado la figura más importante del barroco
en Nueva España. Artista muy prolífico, aunque algo desigual, su genio se pone de manifiesto
de forma especial en las composiciones monumentales. Su estilo evolucionó desde el
tenebrismo de tonos oscuros de sus primeros cuadros hasta la luminosidad cromática de obras
como Apoteosis de la eucaristía, pintada al óleo en la cúpula del altar de los Reyes en la
catedral de Puebla. Heredero artístico de Murillo y, en especial, de Juan de Valdés Leal,
comparte con este último cierta despreocupación por el dibujo que se corresponde con un
mayor énfasis en la expresión. Su época de máximo esplendor se sitúa entre los años 1690 y
1710. De esos años son varios cuadros que pintó para la iglesia de la Profesa, entre los que
sobresalen la Visión de santa Teresa y el Ecce Homo. Uno de los temas más frecuentes en su
producción, en el que se revela toda su maestría, es la pintura de arcángeles, como el San
Miguel de la iglesia de San Pedro Cholula. Fuera de México realizó 49 lienzos basados en la
vida de san Francisco para la iglesia del santo en Antigua Guatemala.
Juan Correa: pintor mexicano, una de las principales figuras del barroco en Nueva España
junto con Cristóbal de Villalpando. Su estilo hasta finales de la década de 1680 se podría definir
como tenebrista, cualidad que se manifiesta en la utilización de tonos grises, al tiempo que se
distingue una cierta inmadurez en el dibujo y en la composición. La influencia de Villalpando se
hace evidente en una serie de lienzos que ambos pintaron para la sacristía de la catedral de
México; entre sus obras están la Asunción de la Virgen, la Entrada en Jerusalén y la
Coronación de la Virgen. En el convento de Tepotzotlán se conservan la Anunciación y la
Expulsión del paraíso, dos obras de madurez que sobresalen por su alegre colorido.
Entre los principales artistas de este siglo se encuentran: Andrés López, Francisco
Clapera, José de Páez, Sebastián Zalcedo…
José de Ibarra: pintor mexicano cuya obra se distribuye a lo largo de la primera mitad del
siglo XVIII, periodo en el que trabajó en especial para la Iglesia. Toda su vida profesional
estuvo marcada por el interés en participar junto a sus compañeros en todas aquellas
iniciativas dedicadas a proteger los componentes intelectuales del arte de la pintura. Se conoce
como el Murillo mexicano por la fuerte influencia de Murillo que se observa en sus lienzos.
Entre sus piezas destaca una Inmaculada y una Asunción.
Miguel Cabrera: pintor mexicano, uno de los artistas más prolíficos del arte virreinal del siglo
XVIII. Fue un artista muy prolífico, más preocupado por satisfacer la enorme cantidad de
encargos que llegaban a su taller, que por la calidad de los mismos. El tema mariano, y más
concretamente la Virgen de Guadalupe, ocupa gran parte de su obra; caracterizada por ser una
pintura amable y decorativa. De su vasta producción destaca el Retrato de sor Juana Inés de la
Cruz, el Vía crucis de la catedral de Puebla y los cuatro lienzos ovalados del crucero de la
catedral de México. Los fondos de los cuadros se copiaban de grabados europeos, también
pintó San José con el niño, representó como un joven en Latinoamérica y en plena senectud en
el resto de Europa.
Pintura de castas:
Da nombre en la actualidad a un género pictórico exclusivamente americano, desarrollado
durante el siglo XVIII especialmente por los artistas del virreinato de Nueva España. Las
composiciones, en lienzos aislados o en conjuntos de 16 cuadros, representan a un grupo
familiar, formado por el padre, la madre y uno o dos hijos. Cada cuadro va acompañado por
una inscripción en la que se identifica la casta a la que pertenece cada uno de los individuos,
formando un aparente árbol genealógico del mestizaje a partir de la unión de blancos, indios y
negros. El ambiente en que se sitúa cada grupo y la indumentaria de los personajes alude de
forma genérica al papel desempeñado en la sociedad colonial. Casi todas las obras son
anónimas, aunque algunos pintores importantes también las realizaron. Algunas de estas obras
son De español y de indio, mestizo; De español y castiza, española; etc.
Estas obras se realizaron con destino a una clientela española y europea interesada en el
conocimiento del mundo americano en relación con las clasificaciones de la naturaleza, propias
de las teorías científicas en vigor a principios del siglo XVIII. Virreyes como Fernando de
Alencastre, duque de Linares, eclesiásticos como el arzobispo Francisco Antonio de Lorenzana
y Butrón y científicos como Antonio de Ulloa encargaron estos conjuntos para enviarlos a
España, donde se reunió el mayor número de pinturas de castas. Sólo uno de los conjuntos
conocidos fue realizado en el virreinato de Nueva Granada y no existen noticias seguras sobre
su práctica en el resto de los virreinatos.
Arquitectura:
La arquitectura adquirió un importante desarrollo en todo el virreinato, marcada
fundamentalmente por la actividad religiosa que dio origen a catedrales, parroquias y conventos
urbanos y rurales, dispersos por toda su geografía. Durante el siglo XVI, en estas obras se
suman elementos procedentes de la arquitectura mudéjar, gótica y renacentista, a los que
posteriormente se añaden otros, tomados del vocabulario manierista y barroco. El rococó tuvo
también su reflejo en una parte de la arquitectura limeña y el neoclasicismo alcanzó a
introducirse en los últimos años del siglo XVIII, aunque su influencia estuvo mucho más
limitada. El carácter telúrico del área andina, con la repetida actividad de los terremotos, fue un
elemento condicionante de su arquitectura, que se mantuvo dentro de unos límites de altura y
prefirió la repetición de techumbres planas y bóvedas, frente al uso de cúpulas. Los materiales
constructivos más habituales fueron la madera, el ladrillo y la piedra, aunque en algunas
ocasiones se utilizaron elementos propios de la arquitectura local, obligados por una necesaria
adaptación al medio. Las áreas más importantes de desarrollo arquitectónico se formaron en
torno a Tunja, en Colombia; Quito, en Ecuador; y Lima y Cuzco, en Perú, aunque otras
regiones, como el Collao, en el altiplano boliviano, tuvieron periodos de gran actividad
constructora.
Siglo XVI
La casa con balcón limeño es una tipología que surge en la zona de Lima y que se
caracteriza por el predominio de las condiciones horizontales, apaisadas. Con muros gruesos y
materiales duraderos y el empleo de balcones en forma de cajón (tipología) hechos
generalmente de madera con fuerte influencia mudéjar.
Hasta la 2da mitad del XVIII no puede hablarse de un gran desarrollo arquitectónico y
artístico. En esta etapa se dan mezclas de estilos como el uso de la planta gótico-mudéjar, la
decoración de las portadas con elementos renacentistas y el contraste en la ciudad de Lima de
la forma del urbanismo con la forma de las casas.
En la región de Charcas en Bolivia, que se vio con gran cantidad de fieles a educar, surge
un tipo de edificación religiosa que recuerda los conventos fortalezas de Nueva España. Esta
tipología presenta atrios, capillas abiertas y posas. Las fachadas están muy decoradas como
en el Santuario de Copacabana. Son construcciones que están a caballo entre el siglo XVI y
XVII, como el convento de San Francisco, con una majestuosa estructura de madera en la
cubierta.
El movimiento catedralicio de esta zona está caracterizado por el sistema constructivo
llamado quincha, que se usa en todo tipo de construcción. La quincha es un sistema de
cerramiento constructivo antisísmico compuesto por una especie de telar de madera y cañas
recubierto con barro. Esta hizo su aparición hacia finales del siglo XVIII en Lima y otras
regiones de Perú azotadas por los terremotos, como evolución del bajareque extendido por
toda la América colonial. En el XVIII se cubrían con una bóveda de nervadura hecha con
quincha utilizado sobre todo en la arquitectura religiosa y en las paredes de la civil. Las dos
catedrales más importantes son las de Lima y el Cuzco, las cuales presenta cúpulas, una
composición bastante apaisada, torres, y planta de salón al mismo nivel.
Catedral de Lima: templo episcopal de Lima iniciado por el arquitecto Francisco Becerra a
finales del siglo XVI. Esta catedral renacentista, como muchos otros ejemplos de arquitectura
religiosa en Latinoamérica, responde al esquema de iglesia-salón, de planta rectangular con
cabecera plana. Su fachada presenta tres portadas, una en cada brazo del crucero y otra
tripartita en la cabecera, alineada con los ejes de las naves. Las bóvedas de crucería
sustituyeron a las primitivas de arista que cubrían la parte del templo concluida en 1604. El
interior se completó en 1622, pero hoy tan sólo se conservan la planta y los muros exteriores
del edificio original. El resto es una reconstrucción en madera, ladrillo y estuco, acometida tras
el terremoto de 1746. Las bóvedas de crucería también se construyeron con nervaduras de
madera. Presenta balcones limeños. El coro está trasladado al presbiterio, dándole amplias
perspectivas, mayor flexibilidad, luminosidad y colorido.
Catedral del Cuzco: iglesia principal de la ciudad de Cuzco comenzada en 1598, al mismo
tiempo que la catedral de Lima. Sus trazas generales se deben al arquitecto Francisco Becerra.
Su planta repite el esquema de la catedral de Lima, según el modelo de iglesia-salón de planta
rectangular con cabecera plana. Está compuesta por tres naves cubiertas a la misma altura y
otras dos de capillas en hornacina con ocho tramos. El antecedente de la catedral de Cuzco, al
igual que el de su hermana limeña, se suele situar en la catedral renacentista española de
Jaén. La cubierta se compone de bóvedas de arista. Es más horizontal que la de Lima lo que le
da sentido de fortaleza, presenta coro en la nave central.
Arquitectura civil:
Se caracteriza por la horizontalidad. Las casas casi siempre con muros gruesos de adobe
con madera y cal. El ladrillo se observa en los pisos y la escalera. Inicialmente presentaban una
sola planta luego otra. Hay empleo de planta mediterránea la que presenta zaguán de entrada,
arco que daba acceso al patio principal, corredor lateral y las habitaciones distribuidas en torno
al patio principal. Hay utilización de sistema de quinchas, patios con arquerías polilobuladas,
zócalos de azulejos, fastuosos artesonados, portadas que van desde el manierismo al rococó.
Es importante el uso de la escalera y del balcón de cajón o limeño.
Casa del almirante: El plateresco tiene también especial desarrollo en Cuzco, con la
interesante fachada y patio de esta casa. En la segunda planta cuenta con un balcón y el patio
central está decorado con cerámica.
1604-1670: es la etapa del manierismo limeño. Dentro de este periodo se realizan algunas
obras que son como un preludio del posterior estallido barroco, formas protobarrocas.
Materiales de construcción
En la zona de Lima hay ausencia de piedras y abundancia de materiales adecuados para la
fabricación de adobes y ladrillos, esto determina que las construcciones sean ligeras, flexibles,
con estructuras de madera, muros de adobe o ladrillo, bóvedas y cúpulas de quincha y
decoraciones de estuco para cubrir la pobreza de los materiales. En el Cuzco se empleó
preferentemente la piedra, aunque no faltaron ejemplos de edificaciones en adobe y tapiales5.
5
Trozo de pared que se hace con tierra amasada. Pared formada de esta manera.
Iglesia de San Francisco de Lima: constituye el ejemplo más temprano de transición hacia
el barroco más decorado del XVII. Marca pauta en el empleo de la fachada retablo, en este
caso de un solo cuerpo con final peraltado. Es un conjunto de edificaciones religiosas situadas
en la ciudad de Lima, una de las obras más representativas del barroco limeño en su etapa de
mayor madurez que se desarrolló durante el tercer cuarto del siglo XVII, cuya principal
característica era el empleo de estructuras de madera, quincha y estuco.
El barroco (1670-1746)
El barroco peruano es fundamentalmente decorativo. Los tres grandes centros de esplendor
serán Lima, Cuzco y Arequipa. El mestizaje está localizado a través de la decoración y a través
de la flora y la fauna local, con influencia precolombina.
En Lima, el portal del Perdón de la catedral marca el punto de arranque de un estilo que se
consolida en el convento de San Francisco, construcción caracterizada por la gran unidad de
estilo y por la aparición de elementos que crearán escuela en el barroco limeño, como la
hornacina sobre columnillas que apoyan en ménsulas, claraboya en el ático sobre la portada y
las dobles arcadas del claustro. En el siglo XVIII se consolida el tipo de iglesia de nave única,
bóveda de cañón y cúpula en quincha, así como el empleo de almohadillados y la columna
salomónica.
En la arquitectura civil lo más significativo es el Palacio del marqués de Torre Tagle el que
con su bella portada, balconadas de madera y patio con dobles arcos conopiales y mixtilíneos,
es uno de los ejemplos más significativos de arquitectura civil del barroco limeño. Tiene
además una arquitectura bastante horizontal, con gran uso de azulejos y techos de madera.
El punto culminante del barroco limeño será el Convento de San Agustín. En esta iglesia del
siglo XVIII se consolida el tipo de iglesia de nave única, bóveda de cañón y cúpula en quincha,
así como el empleo de almohadillados y la columna salomónica. Presenta además un solo
cuerpo con remate peraltado. Toda la estructura es muy escenográfica.
1746/47-1780/90: es el momento final del barroco limeño. En este punto se observa mayor
sobriedad en las fachadas pero las plantas son más atrevidas.
Charcas: en esta zona se observa una hibridación del arte civil y el sacro. Entre las
construcciones más relevantes se haya el Santuario de Manquirí. La principal característica de
este templo, construido hacia 1730, es su planta con doble crucero. Esta peculiaridad espacial
le permite lucir dos cúpulas, una de forma elíptica y otra circular. El resto del edificio está
cubierto por una bóveda de medio cañón. Frente a la iglesia se abre un amplio atrio flanqueado
por arcos de medio punto y cuatro capillas posas en las esquinas.
Un elemento que se repite con frecuencia en la arquitectura de la región es el arco de medio
punto que cobija la portada a modo de hornacina. Ésta se divide en dos cuerpos; en el superior
destaca un curioso motivo: se trata de dos parejas de ángeles colocados junto a sendas
palmeras. En lo alto de la fachada se elevan dos torres unidas por un arco. En esta zona las
casas y los patios están construidos de acuerdo a la topografía del terreno.
Otras obras significativas de la región son la Portada interior del Palacio de Villaverde en la
que la portada del 1er patio o patio de honor es más importante que la portada principal y
muestra un énfasis decorativo discreto. En el templo de San Lorenzo se observa una
decoración profusa con uso de columnas salomónicas, tejido vegetal e indiatides (variante
mestiza de las cariátides grecolatinas)
Escuela de Quito
Muy conocida en un principio por la calidad de sus imagineros y muy ligada a la escuela
sevillana y granadina. Aproximadamente hacia 1730 evoluciona hacia una línea propia. La
influencia de Pedro de Mena y Juan Martínez de Montañez es importante en los comienzos, en
los cuales también se suelen copiar varias esculturas de maestros españoles.
Hasta fines del XVII la escultura quiteña policromada tiene una deuda con la andaluza en
cuanto a iconografía, estilo y técnica. A su vez en esta época se observa un realismo muy
marcado en las imágenes junto con una excelente técnica de encarnado brillante. A partir de
1730 la escultura da paso a un lenguaje más propio, incorporando en su repertorio aspectos
medievales, hay representación sistémica y abundante de seres alados y asimiló influencias
filipinas en la decoración de mantos y telas (mantones de Manila). La imaginería6 quiteña está
teñida por un tono oriental producto del arte que los franciscanos trajeron de Oriente. En esta
escultura los colores estaban fijados por cánones rigurosos, la Inmaculada Concepción iba de
azul y blanco, San José de verde y ocre, etc.
Características diferenciadoras de la escultura española:
Nueva presentación de la Inmaculada a través de la obra de Bernardo Legarda
Policromía brillante en vez de mate
Desarrollo de todo un gremio especializado de encarnadores
La gracia, el colorido y sobre todo la extraordinaria técnica de ciertos artistas como Legarda
y Caspicara son ejemplo de la escultura de Quito. Sus obras se exportaron en grandes
cantidades a España, Italia y la América pacífica hasta 1870. Bernardo Legarda: escultor y
pintor ecuatoriano de procedencia indígena, sus tallas están entre las más notables de la
imaginería quiteña. El principal aporte de Legarda a la imaginería de la época es la creación de
la imagen iconográfica con alas de la Inmaculada Concepción o Virgen del Apocalipsis. Posee
un sentido del movimiento y una ligereza que la convirtieron en una imagen muy popular. Es
una virgen danzante, lo que le da gracia a la representación, el contrapeso se sitúa en las
manos. También trabajó temáticas populares como la frutera. Manuel Chilí (Caspicara): es
otro importante escultor junto a Legarda. Entre sus obras figura un Cristo muerto.
La pintura de la escuela de Quito florece junto a la escultura durante los siglos XVII y XVIII
con una fuerte raíz española. Es una pintura que trata de apegarse a los cánones europeos.
Entre los pintores fundamentales se haya el propio Bernardo Legarda el cual es autor de
algunos cuadros, como el lienzo Nuestra Señora de los Dolores para el coro de la iglesia del
convento de Santo Domingo y La madre del amor hermoso, entre otros. Manuel Samaniego es
un pintor ecuatoriano de origen quiteño que gozó de gran prestigio entre los artistas de su
época. La mayor parte de su obra la componen cuadros de tema religioso, como la Adoración
de los Reyes de la catedral de Quito o el Tránsito de la Virgen del convento de Santa Clara. Sin
embargo, la principal aportación de Samaniego fue la publicación de un libro titulado Tratado
de pintura, en el que recoge escritos de los más destacados teóricos del arte, aunque no es
una obra original, sí proporciona una visión aproximada del panorama cultural quiteño. El otro
pintor importante de la escuela es Miguel de Santiago, una de las principales figuras de la
escuela quiteña. Realizó numerosas obras de tema religioso y, en especial, sobre el tema de la
6
Actividad escultórica dedicada a la realización de imágenes religiosas, pintadas y talladas en madera.
Inmaculada Concepción. En todos ellos es evidente la influencia de la escuela Sevillana y, más
concretamente, del pintor español Bartolomé Esteban Murillo.
El continuo flujo de obras sevillanas hacia la zona de Lima determinó que entre los años
(1610-1620) se efectuase un cambio de gusto en la población limeña, hacia realizaciones
artísticas impregnadas de notas realistas. Con gran influencia de Juan Martínez Montañés.
Escuela de Lima: surge por los seguidores de Juan Martínez Montañés. Estos crean a partir
de este autor pero con mayor libertad, no obstante es muy europea. Lo más representativo en
esta escuela de la transición hacia el barroco es la sillería de coro de la Catedral de Lima de
Pedro de Noguera. En el respaldo de la silla hay imágenes religiosas pero también paganas
(mitológico). Los frontones curvos y quebrados al igual que todo el conjunto devienen patrón
Escuela del Cuzco: más mestiza, también influenciada por Montañés, adaptada a técnica
del Maguey. Presenta una sensibilidad que acentúa el color y el dramatismo. Producto de su
gran dosis de mestizaje constituye una de las escuelas más tempranas y originales de América
meridional. Melchor Huamán Maita es uno de los artistas más importantes de esta escuela.
Desarrolla la técnica del maguey y tela encolada, con uso de los postizos o añadiduras
naturales. Trabaja imágenes de grandes dimensiones (procesionales entre otras), su
representación del rostro es muy realista. Entre sus obras se haya una Piedad.
La pintura mural entre los siglos XVI y fines del XVII tuvo un gran uso del temple, es
ingenua tanto en perspectiva como en dibujo y se adhieren lienzos grandes a la pared. Lo cual
se puede observar en la Iglesia de Andahuaylillas y en la Casa Vargas, la cual tiene motivos
copiados de grabados alemanes.
En el Cuzco las fórmulas del manierismo se prolongan aún después de la llegada del
barroco. De este momento destaca Diego Quispe Tito un pintor peruano del periodo virreinal,
principal figura de la escuela cuzqueña del siglo XVII. Su estilo, de inspiración manierista, se
consolidó a partir de la contemplación de grabados y tablas de artistas flamencos, como
Antonio Wierix o Ferdinand Bol. En la Visión de la cruz y la Ascensión, dos de sus primeras
obras, ya se aprecia la esquematización lineal y el gusto por los elementos decorativos
característicos de las obras de madurez de este autor de procedencia indígena. Plantas, flores
y pájaros autóctonos se mezclan con arquitecturas extraídas de estampas europeas. Esto,
unido a una especial atención por el detalle y lo anecdótico, dio lugar a una escuela que tuvo
gran repercusión en la tradición pictórica andina. Es más bien un pintor de tránsito entre el
manierismo y el barroco. Los comitentes de sus obras eran los indios de determinada posición
social y las autoridades. Trabajan junto a él indios en los que el mestizaje es más evidente. Su
obra cumbre es el Zodiaco de la Catedral de Cuzco.
Entre las características de la escuela cuzqueña en el barroco está el trabajo más
planimétrico de las figuras, el gusto excesivo en el trabajo de las ropas, el predominio del
dorado, el uso de grabados para las composiciones aunque las componen con grabados de
distintas épocas.
Aparecen en este momento indios que crean al margen del mestizaje pictórico como Andrés
Sánchez Gallque con su Retrato de los señores mulatos de la esmeralda y Basilio de Santa
Cruz de Pumacallao, el cual trabajó fundamentalmente para la Catedral del Cuzco e introduce
el barroco culto en la pintura cuzqueña.
Melchor Pérez de Holguín: pintor boliviano del virreinato del Perú, uno de los principales
maestros coloniales del periodo barroco tardío. Se desconoce quién pudo ser su maestro,
aunque se especula que pudo ser Bartolomé Esteban Murillo y sin duda pertenecía a la escuela
española. Su producción principal se centró en los encargos realizados para órdenes religiosas,
como la franciscana y la dominica. Su obra se inscribe en una Potosí crédula y milagrosa,
donde el arte barroco se fundía con el carácter religioso español. Crea la tipología de los
ángeles de Charcas y de Calamarca. Eran sobre todo ángeles guerreros, vestidos a la
usanza de la época. Eran ángeles asexuados, con vestiduras barrocas. Son pinturas anónimas,
con gran cantidad de pintura en las alas. También se conocen como ángeles arcabuceros. De
su obra también interesa la Virgen lavandera, a la que incorpora elementos populares y
tradicionales de la zona, además de elementos locales y naturales. También pinta cuadros
anecdóticos, a veces comentados en varias escenas.
La pintura mural en el barroco tiene como relevante que incorpora una técnica novedosa al
empleo del temple, el uso de zumo de cactus en la pared para sobre ella aplicar el temple. Hay
tres momentos relevantes en la pintura mural.
1- la representación de efectos textiles en la pared, la figura humana aparece ahogada
en medio de esta decoración
2- predominio de la figura humana, sin abandonar lo textil, hay mayor movimiento
3- barroco tardío o rococó: aparecen nuevas temáticas civiles y personajes cotidianos
El caso de Brasil:
Artes plásticas en brasil durante los siglos XVI-XVII. La persistencia de los valores europeos
en la arquitectura.
No hay presencia de un urbanismo hipdamico sino de un tipo medieval , acorde con una
geografia accidentada.
El uso de a fuerza de trabajo del indígena es escasa ;por otra parte los patrones artisticos
portugueses se mantienen durante los siglos 16 y 17 . ejemplo de ello es la iglesia de la
concepción de la Playa que aun siendo barroca ,. Mantiene una fachada limpia que fue
prefabricada en portugal .Predomina la plantade origen portgues . una sola nave con o sin
capillas laterales, por lo generalsin crucero y la presencia de una cupula es rara .La nave es
cubria con una boveda de madera , lo mismo que el prebiterio ; la boveda de ladrillo o de
piedra casi no se conocio en raras ocasiones fue empleada en medio cañon ese sencillom
esquema fue cobrando independencia a medeida que pasa el tiempo . Se incluyen largos
corresdores que sustituyen a las capills , estas ultimas a diferencia de lostemplos de los demas
virreinatos se colocaron al ldo
La fachada se mantiene sobria con total ausencia de columnas salomonicas o estipites :Se
excluyen por lo general la fachada retablo. Ouropetro :Presentacampanarios termibnados en
puntas pulposas . la fachada cotinis siendo sobria pero presenta mas movimientoAl contrario el
interior estaprofusamente decorado llegando a ahogar la arquitectura
La unica fachada retablo esta en la orden 3ra de san francisco, bahia . En su claustro se en
cuentra una solucion muy italiana : claustro de dos plantas , arcos de medo punto y columnas
toscazas en el primer nivel adems de una techumbre de tejas
Arquitectura civil