La Publicidad
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1. HISTORIA
A finales del siglo XIX muchas empresas estadounidenses empezaron a vender sus
productos en envases que llevaban impresa la marca. Este hecho fue muy trascendental en
la historia de la publicidad, puesto que antes los productos domésticos como el azúcar, el
jabón, el arroz, la mantequilla, la leche, la manteca, los frijoles, los caramelos y dulces se
vendían a granel, por lo que los consumidores no habían conocido hasta entonces al
productor. “Los primeros en utilizar esta técnica fueron los vendedores de jabones y
detergentes. Entre los primeros (que datan de 1880) destacan Ivory, Pears' y Colgate.
Pronto siguieron su ejemplo otras empresas, como la Royal Baking Powder, la Quaker Oats
y los bolígrafos Waterman. A principios del siglo XX surgieron marcas tan conocidas como
Wrigley y Coca Cola”.
Tras la I Guerra Mundial, la industria publicitaria estadounidense creció hasta el punto que
se convirtió en la marca registrada de los propios Estados Unidos. Este crecimiento se vio
impulsado por numerosos avances tecnológicos; el crecimiento de la industria
estadounidense provocó nuevos inventos y mejoras técnicas que beneficiaron a otras
industrias. La aparición de la electricidad contribuyó a la creación de anuncios luminosos,
el fotomontaje y otras mejoras en las técnicas de impresión, ayudando tanto a editores
como a los departamentos de publicidad de periódicos y revistas. Por lo que dicho
departamento empezó a contratar a especialistas en relaciones públicas
En la década de los cincuenta, las características de los productos era el distintivo principal
que hacia la diferencia con la competencia. Pero al usarse una y otra vez ese enfoque, le
resultaba al público cada vez más difícil comprender, por qué el producto era especial. Por
lo que finalmente, al ir apareciendo más productos imitativos en el mercado se concretó la
estrategia de publicidad.
En los años sesenta el proceso con el que buscaban grupos especiales de personas cuyas
necesidades pudieran atender por medio de productos más especializados, eran diferentes.
A raíz de ello, la publicidad dejó de centrarse en las características del producto para
hacerlo en la imagen o personalidad, pues los anunciantes trataban de dirigir sus marcas a
segmentos muy rentables del mercado.
En los años setenta se reconocieron las características e imagen del producto, pero
insistieron en que lo realmente importante era el lugar que la marca ocupaba frente a la
competencia en la mente del consumidor, es decir, cómo estaba posicionada. “La estrategia
del posicionamiento resulta ser una forma eficaz de distinguir una marca de sus rivales, al
asociarla a un conjunto determinado de necesidades del consumidor que ocupan un lugar
central en su lista de prioridades”.15 Por lo tanto, se convirtió en un medio más adecuado
de utilizar la diferenciación de productos y segmentación del mercado.
La publicidad es una forma de comunicación que se define como una transmisión de
información personal y remunerada, efectuada a través de un medio de comunicación,
dirigida a un público objetivo, en la que se identifica al emisor, con una finalidad
determinada, que de forma inmediata o no, trata de estimular la demanda de un producto o
de cambiar la opinión o el comportamiento del consumidor.
4.OBJETIVOS
En cuanto a los objetivos de la publicidad, podemos resumirlos en tres aspectos:
4.1. Informar
4.2. Persuadir
En las empresas:
- Intensificar el consumo
En las asociaciones:
- Obtener fondos
- Sensibilizar a la población
En las administraciones públicas:
- Informar
- Modificar comportamientos
- Modificar actitudes
4.3. Recordar
Podemos decir entonces que el fin genérico de la publicidad, con independencia de la
entidad que la realice (pública o privada, lucrativa o no lucrativa), es el de conseguir que el
público al que va destinada responda favorablemente al contenido del mensaje (Ortega,
2004), y se venda un determinado producto o se cambie un comportamiento
(Santesmases, 2004).
5. INFLUENCIA DE LA PUBLICIDAD EN EL COMPORTAMIENTO DEL
CONSUMIDOR
(Franco Moschino) «La publicidad nos acompaña veinticuatro horas al día. Espots,
videoclips, vallas, portadas de discos, pins, pegatinas, camisetas, nos acarician
continuamente. En algunos casos, esa caricia se convierte en un mazazo que nos obliga a
abrir bien los ojos. Inmersos en la era de los multimedia, parece demasiado ingenuo pensar
que semejante «masaje» termina con un simple y rápido zapeo, y los anunciantes han
dejado de pensar en los espacios publicitarios como intermedios sin contenido.»
Recordemos aquí el eslogan publicitario de hace unos años en Radio Nacional de España:
«Todo lo que pasa, si de verdad pasa, pasará por Radio Nacional de España». Si esto fue
cierto, nosotros no hemos «acontecido» durante ese espacio de tiempo, dado que no hemos
sido ni noticia ni entrevistados por RNE. Parece claro que tanto las imágenes como los
espots televisivos buscan el impacto, la provocación. «Si bien una imagen puede
considerarse un puñetazo en el ojo, el eslogan es una fórmula expresada con palabras en la
que fondo y forma no pueden separarse ni traducirse ni transformarse.»
Más aún, aludiré aquí a una cita de Ovidio que recoge José Luis Pinillos en la que nos dice
que no se desea lo que se ignora; aunque cabría decir a la par que se aspira a lo que se
conoce. Si es cierto que cuando los ojos no ven, nuestro corazón no siente, no es menos lo
contrario. Pero, ¿cómo y con qué contenidos está llegando la publicidad al consumidor
actualmente?, ¿qué y cómo lo estamos viendo? Muchos espectadores nos preguntamos qué
está pasando con los anuncios y no cabe más que llegar a la conclusión que nos indica que
los anuncios televisivos tienen que competir con una programación dura, supuestamente
basada en la realidad, con una moda, la de los reality shows y los programas basura, porque
un espectador que acaba de escuchar y ver por sí mismo y con todo tipo de pormenores
cómo se descuartizó a otro no puede ver a continuación un anuncio rosa, tranquilo y suave.
Tal vez sea un tanto pretencioso el apartado si acudimos a la historia, basten los tres
ejemplos que apuntamos:
a) «El esclavo Shem ha huido de la casa de su noble amo Hapú, el tejedor. Todos los
buenos ciudadanos de Tebas están invitados a participar en su búsqueda. El esclavo mide
1,55, es de complexión robusta y tiene ojos café. Se recompensará a la persona que
proporcione datos para encontrar a Shem con media moneda de oro. La persona que lo
capture y lo devuelva a casa de Hapú, el tejedor, será recompensada con una moneda de
oro. La casa de Hapú ofrece las mejores telas de Tebas.»
b) «Se pone en conocimiento de todos que la hija real, llamada Psyquis, ha ofendido a
Venus y se ha fugado en secreto, para eludir de esta suerte, el castigo. Si alguien la detiene
o puede indicar el sitio de su escondite, que se presente al mismo Mercurio o a mí (Venus),
en las pirámides de Egipto. Por esto le dará Venus, personalmente, siete besos y uno, muy
especial, como sólo las dulzuras de una diosa pueden dar.»
c) «Necesítase: alta y graciosa en su persona. Dientes sanos, labios suaves, aliento dulce,
con ojos de no importa qué color con tal que sean expresivos. Su seno lleno, erguido, firme
y blanco. Comprensiva sin ser sabia, de conversación animada y alegre. Educada y de
palabra delicada, de temperamento humano y tierno y que parezca que puede sentir delicia,
así como que desea ofrecerla. Si hay alguna así, hay un caballero con 2000 libras al año, 52
años el próximo julio, de vigorosa fuerza y de condición amorosa que se casará con ella,
aunque tenga fortuna pequeña, pues él le dejará en la viudez con más de 600 libras
anuales...»
Es evidente que nos referimos con este epígrafe a la publicidad actual, la de las dos o tres
últimas décadas. Seguramente será fácil coincidir en que todos funcionamos de acuerdo con
ciertos mitos que nos proporcionan modelos de pensamiento y de acción
Como se puede observar en el gráfico, los medios, soportes y formas publicitarias son
bastante amplios y con bastante acierto los ha recogido Ortega en su libro” La dirección
publicitaria”, tal vez hubiera que añadir aquí la creciente estrategia publicitaria a través del
teléfono .
8.EFICACIA PUBLICITARIA
Luego una publicidad será eficaz dependiendo de todas y cada una de las facetas que la
constituyen, y esto dificulta a la vez el control y los indicadores de medida de la eficacia
global de la campaña.
Las técnicas que pueden utilizarse para medir la eficacia de una campaña publicitaria
pueden ser agrupadas atendiendo a múltiples criterios. Este conjunto de técnicas han sido
agrupadas por varios autores en función de diversos criterios, entre los que se destacan los
siguientes (MARTÍN y BEERLI, 1995; PERREAULT Y PETTIGREW, 1998):
Teniendo presente la actitud de los individuos hacia la publicidad, es posible agrupar estas
técnicas en función de las tres principales etapas que subyacen en dicha respuesta
publicitaria, y que constituyen los diferentes niveles de respuesta del comprador: la etapa
cognoscitiva, la etapa afectiva y la etapa conativa. Estos tres niveles de la eficacia
publicitaria han sido denominados por LAMBIN (1995) como la eficacia comunicacional o
perceptiva, la eficacia psicológica y la eficacia comportamental.
Las clasifican en: Test de medición de la atención al mensaje, Test de comprensión del
mensaje, Test de aceptación del mensaje, Test de retención del mensaje y Test de medición
de la conducta de compra.
https://www.revistacomunicar.com/pdf/comunicar5.pdf
file:///C:/Users/Camper/Downloads/203_00.pdf
http://www.bocc.ubi.pt/pag/galan-hernandez-publicidad-siglo-xxi.pdf
http://www.albertodeduran.es/wp-content/uploads/2014/08/1x05-Fundamentos-de-la-
publicidad.pdf
http://glifos.unis.edu.gt/digital/tesis/2004/10394.pdf