Dama de Auxerre

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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS

EAP ARTE

ARTE DE LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA

MG. JAIME MARIAZZA FOY

CICLO 2020 – I

EL ESTILO DEDÁLICO: LA DAMA DE AUXERRE

© Musée du Louvre

Por

BARRIOS POMA, KIARA CAROLAINE VANESSA


EL ESTILO DEDÁLICO: LA DAMA DE AUXERRE

La Dama de Auxerre, conocida también como Kore de Auxerre es una escultura


exenta realizada en piedra caliza, pertenece a la segunda mitad del siglo VII a.C. (650 aC)
y representa el mejor modelo del estilo dedálico que existe. El hallazgo de esta pieza de
la etapa arcaica es aún lleno de misterio, según Marie-Bénédicte Astier, representante del
Museo de Louvre, se desconocen las circunstancias que rodearon su descubrimiento, sin
embargo “el rostro en forma de U, el cabello pesado y escalonado y la estricta frontalidad
son señas de identidad de este estilo” y, por esa razón la presente investigación busca
exponer los motivos principales que colocan a esta escultura como la máxima
representante del estilo de Dédalo.

Para realizarlo primero se expondrá sobre el contexto histórico de la pieza, cuyo


origen se ubica en la isla de Creta y se relaciona con la ciudad de Eleutherna, y a su vez
conecta a la Dama de Auxerre con una función funeraria, pero también incierta por los
datos que se verán más adelante.

En segundo lugar, se realizará un análisis de la obra, abarcando los conceptos de


descripción, características formales y simbólicas, estructura y se incluirá una
esquematización geometrizada de la Dama de Auxerre a fin de que se comprenda de
manera más didáctica su pertenencia al estilo dedálico. Por supuesto, este último será
también abarcado en el estudio para que se comprenda su origen, características y
aplicación.

A continuación, se comparará la obra con la Kore de Peplo para resaltar las


características de ambas figuras, así como reparar en la evolución plástica de las obras,
las cuales marcan un precedente en el desarrollo del arte clásico griego.

Finalmente, se realizará la valoración de la pieza conocida como la Dama de


Auxerre en base a los conceptos de José Jiménez, expresos en su libro “Teoría del Arte”
y rescatados del capítulo cuarto del mismo. El objetivo principal de este ejercicio será
reconocer los estadios por los que pasa la pieza escultórica con cualidades estéticas para
ser luego apreciada como una obra de arte, y seguidamente, justificar su importancia
dentro del arte arcaico griego. Además, se espera contribuir al gran bagaje de documentos
existentes sobre esta pieza de la etapa arcaica, los cuales han sido material de consulta de
este trabajo y seguramente, de muchos otros de carácter académico.
I. CONTEXTO HISTÓRICO:

La Dama de Auxerre es una escultura de bulto redondo que pertenece a la etapa


del arte griego arcaico, su elaboración en piedra caliza policromada permite tener una
pista sobre su origen: Creta, la isla más grande de Grecia era reconocida por la vasta
producción de esculturas de este tipo. El génesis cretense de esta pieza cobra mayor
veracidad con Nikolaos Stampolidis, arqueólogo griego, quien en 1990 realiza
excavaciones en la necrópolis de Orthi Petra.

Este yacimiento se encuentra cerca de la ciudad cretense de Eleutherna, y fue de


gran importancia durante la llamada Edad Oscura, dentro de las tumbas se encontraron
variadas estatuillas similares a esta koré, las cuales comparten el traje, gesto y rostro de
nuestra Dama de Auxerre con obras de bronce, piedra caliza y arcilla. Por otro lado, la
comparación del material funerario excavado en Eleutherna sugiere que la pieza fue
encontrada en la necrópolis a finales del siglo XIX. Sin embargo, su paso desde este lugar
a los almacenes del Museo Municipal de Auxerre es aún incierto.

Se conoce que en un inicio la estatua fue adquirida en 1895 por un conserje del
Teatro de Auxerre en Borgoña (Francia) para ser parte de la decoración de una opereta,
posteriormente la escultura fue trasladada al mencionado museo en 1907, y
probablemente esta pieza permanecería en la oscuridad de no ser por el arqueólogo e
historiador del arte Maxime Collignon, quien al realizar el inventario del museo de
Auxerre encontró a la escultura y en 1909 consiguió que esta pasara al Museo de Louvre,
no sin antes dejar en su lugar un cuadro de Henri Harpignies, pintor francés de la Escuela
de Barbizon.

Esta historia envuelve a la Dama de Auxerre, nombre con el que la conocemos


actualmente, en un contexto anecdótico y misterioso, como ya se ha mencionado la
escultura pertenece a la etapa del arte arcaico griego, la cual sucede a la Edad Oscura,
periodo del que se tienen muy pocas fuentes para establecer una reconstrucción de la
realidad histórica griega. En cambio, durante el Arcaico Griego empieza a nacer la ciudad
como estado, acompañada de un renacimiento cultural en la literatura, arquitectura,
pintura, cerámica y escultura.

En ese sentido, Grecia recibe influencias culturales de Egipto y Oriente, dando


paso al Estilo Dedálico, el cual según Úrsula Hatje (2005) encontró su más pura
encarnación en la escultura. Este estilo se caracteriza por la consolidación de dos modelos
formales: El Kouros y la Koré. En el caso de la koré estas se caracterizan por vestir largas
túnicas y presentar una frontalidad rígida, además de poseer influencias del estilo egipcio
y oriental. Físicamente poseen un rostro triangular, donde suelen destacar los ojos y la
nariz, frente estrecha, cabello aplanado y rizado, el cuerpo es esbelto y la cintura pequeña.
Es dentro de este estilo que la Dama de Auxerre representa a uno de los mayores
exponentes, y es además un testimonio vivo de la actividad artística durante este periodo.

II. DESCRIPCIÓN:

Los griegos de la etapa arcaica recopilaron la mayor cantidad de influencias de


Egipto y Oriente para expresarlas en su propia cultura, es por eso que la convergencia de
lo griego y lo egipcio es uno de los rasgos principales de la Dama de Auxerre.

a) Características Formales:
La pieza fue elaborada en piedra caliza bajo las técnicas de incisión y
esculpido, posee unos 75 centímetros de alto y tiene restos de policromía. En la
parte superior de la pieza reparamos en el abundante cabello con voluminosas
trenzas, las cuales enmarcan el rostro, cerca de la frente el cabello es rizado y tiene
un acabado en espiral, estos detalles recuerdan al estilo egipcio.
El rostro es simétrico y de forma triangular – característico del estilo
dedálico – y a pesar de encontrarse deteriorada se pueden apreciar la barbilla
redondeada, los ojos almendrados y la característica sonrisa arcaica, de este rasgo
del arcaico griego se ha supuesto que vincula a la representación con un ser vivo
o de complacencia a los dioses. El cráneo es plano y las cejas tienen forma de
arco.
El torso de la Dama de Auxerre presenta pechos cónicos y pequeños, los
hombros son proporcionalmente inversos a la cadera y la cintura es estrecha.
Ambos brazos son largos, destaca la mano derecha por su tamaño
desproporcionado mientras que la mano izquierda permanece rígida y pegada al
cuerpo.
El faldellín del largo vestido que trae solo permite apreciar los pies, juntos
y descalzos, que sobresalen a través de la túnica y se encuentran pegados a la
peana. Se puede observar que la vestimenta es un peplo dórico (túnica femenina)
y que los hombros están cubiertos por un himation (manto grueso). El primero
tiene una forma cilíndrica y posee una banda con motivos geométricos repetidos,
mejor conocidos como cenefa, tiene además un cinturón ancho que forma su
silueta.
En la vestimenta se observa cierta policromía, específicamente en el pecho
donde hay restos de color rojo, en las pulseras que trae en ambas manos y en la
decoración de la vestimenta.
La Dama de Auxerre ha sido diseñada para ser observada desde un punto
de vista frontal, e inclusive se sospecha que fue parte de otra pieza más grande,
por otro lado, el material utilizado no es casual ya que la piedra caliza destaca por
su gran resistencia a la meteorización, lo que la constituye como un elemento
clave para realizar una escultura más duradera.

Figura 1. Vista frontal y posterior de la Dama de Auxerre. Fotografía por Musée du Louvre
b) Características Simbólicas:
En primer lugar, las facciones de la Dama de Auxerre atribuyen a una
concepción idealizada de la mujer, la expresión es hierática y medianamente rota
por la sonrisa arcaica ofrecen una composición figurativa y naturalista. Por otro
lado, el brazo en el pecho evoca a una escena votiva, razón por la que se asume
que su función pudo haber sido religiosa-conmemorativa y de dedicación a los
dioses. Sobre esto Marie-Bénédicte Astier declara que:
“Dado que no sabemos nada sobre el contexto en el que se descubrió la estatuilla,
es difícil identificar a la persona representada o determinar el significado del
gesto de la mano derecha. Algunos piensan que esta es la imagen de una diosa,
considerando las muchas figuras de terracota de divinidades del Medio Oriente
(Astarté en particular) que resaltan sus atributos sexuales. Otros ven esta estatua
como un simple mortal, el sirviente de algún culto a la fertilidad o tal vez la propia
dedicadora haciendo un gesto de oración.” (s/f, Musée du Louvre)

A su vez, al suponerse un vínculo de esta pieza con las estatuillas


encontradas en la necrópolis de Orthi Petra, cercana a Eleutherna, se presume que
su función pudo haber sido ritual o funeraria. Así mismo, se le ha vinculado con
la diosa Perséfone.
Sin embargo, no deja de ser una pieza con características de esquemáticas,
geométricas y de idealización. A continuación, se mostrará un gráfico que resalta
la esquematización geometrizada de la Dama de Auxerre.

Figura 2. Detalles del estilo dedálico presentes en la Dama de Auxerre. Elaboración propia.
III. COMPARACIÓN Y EVOLUCIÓN PLÁSTICA DE LA OBRA:

Figura 3. Comparación entre la Dama de Auxerre y la Koré de Peplo

La Dama de Auxerre es una de las primeras muestras de arte dedálico del arcaico
griego, y en ese sentido otra exponente de este estilo es la Koré de Peplo, la cual fue
encontrada entre las ruinas de la Acrópolis de Atenas, tiene unos 120 centímetros de altura
y está hecha en mármol de Paros, también posee policromía.

Al comparar ambas piezas podemos observar que comparten una túnica femenina,
pero la diferencia recae en el peplo dórico de la Koré de Peplo, su vestido tiene
movimiento e imita la caída de la tela en la espalda, así como en el brazo que se encuentra
mutilado.

La cintura es también estrecha, no posee cinturón, sin embargo, lleva motivos


decorados en la parte superior de la cintura y en el faldellín, lleva también un collar, el
cual hace contraste con las pulseras de nuestra Dama de Auxerre. Se pueden apreciar en
ambos vestidos diferentes decorados, mientras en la primera destacan los motivos
geométricos, en la segunda se tienen elementos propios de la flora y fauna. El cabello
sigue acomodándose en trenzas, pero a diferencia de la primera escultura estas tienden al
realismo.
En el caso del rostro se puede destacar la evolución plástica respecto a la
concepción de la mujer, aunque ambas obras pertenezcan al periodo arcaico griego se
denota que en la Koré de Peplo la forma redonda del rostro se atribuye a una
personificación más natural de la mujer griega, lo mismo se puede decir de los ojos
almendrados, los cuales no tienen una dimensión tan pronunciada como en la primera
escultura, siguen compartiendo la sonrisa arcaica, pero la suavidad de las facciones
distingue una pieza de la otra.

En ese sentido, la posición que ambas korés tienen sugerirían una función votiva
de no ser por el brazo – incompleto – de la segunda estatua, otra característica que se
puede señalar es que en esta pieza la extremidad no se encuentra pegada al cuerpo de una
forma tan firme. Ambas figuras están deterioradas por el paso del tiempo, pero aún se
puede apreciar que descansan sobre una base.

En las dos obras destaca el hieratismo y la ley de la frontalidad, la forma de los


pechos y la actitud serena de sus rostros, a pesar de diferir en espacio y tiempo ambas
mujeres son representantes del estilo dedálico, aunque sea la Dama de Auxerre la forma
más pura de este estilo.

IV. VALORACIÓN DE LA OBRA:

José Jiménez postula en su Teoría del Arte tres conceptos necesarios para que un
producto con cualidades estéticas sea reconocido como obra de arte, el primero consta
en su aceptación institucional, el segundo es la intencionalidad artística y finalmente, la
autonomía de sentidos y significados.

En el caso de la aceptación institucional al dirigirnos a la Dama de Auxerre se


tiene por bien discutir su importancia dentro de la historia del arte griego y, como ya se
ha mencionado, dentro de lo que corresponde a la etapa del arte arcaico. La obra es no
solo un claro exponente del estilo dedálico, sino que es su expresión más fiel y pura. Una
vez que Maxime Collignon, historiador del arte, reconoce a esta pieza como símbolo
importante del arte de la historia griega – considerando que hasta ese momento la obra
había pasado desapercibida como tal – se produce su aceptación institucional, tomando
un lugar protagónico en el Museo de Louvre, en Francia.

En segundo lugar, cuando Jiménez se refiere a la intencionalidad artística declara


que: “[…] La intencionalidad artística que confiere a una propuesta el carácter de obra,
presupone la puesta en cuestión de la percepción habitual del mundo, así como la
inserción funcional y meramente comunicativa también habitual, de las imágenes y los
objetos en nuestra experiencia de vida.” (pp.115)

En ese sentido, tendríamos que ubicarnos en el plano de creación de la Dama de


Auxerre y su aún anónimo autor, lo primero que se puede inferir de este momento es que
se realizó la obra con la intención de que perdure en el tiempo, se parte desde la elección
del material (piedra caliza) para que este objetivo pueda ser logrado. Por otro lado, el
estilo con el que ha sido concebida refleja también la influencia egipcia, lo cual pone en
contexto el mundo alrededor de la pieza. Sobre su inserción funcional mucho se ha
especulado, como ya se ha visto, pero queda claro que esta pieza se vincula con lo
sagrado, como ejemplo se tiene la hipótesis de emular a la diosa Perséfone.

Por último, la autonomía de sentidos y significados refiere a que la obra se conciba


a sí misma en su coherencia y articulación internas. Al observar a la Dama de Auxerre se
puede apreciar la carga histórica que posee en cada detalle que la envuelve, si bien es
necesario su contexto histórico para determinar la influencia de la pieza, resulta también
interesante que su observación indique también su importancia dentro del arte griego.

Desde un punto de vista personal, puedo declarar que esta pieza conocida como
La Dama de Auxerre es efectivamente, una obra de arte, que cuenta con carga histórica,
cultural y artística por la convergencia de lo griego y egipcio, además de ser una de las
figuras más representativas del estilo del padre de Ícaro.

Según Antonio Blanco Freijeiro: “La Dama de Auxerre, es la creación más


hermosa y representativa de la escuela dedálica” (pp. 174) y esta es probablemente una
de las sentencias que más perdurarán en el tiempo al lado de esta escultura y su misterioso
origen.

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA:

Agusti, R (s/f). La Dama de Auxerre. Recuperado de


https://www.academia.edu/33044394/LA_DAMA_DE_AUXERRE

Astier, M. (s/f). Estatuilla fèminine dite “Dame d’Auxerre”. Musée du Louvre.


Recuperado de https://www.louvre.fr/en/oeuvre-notices/statue-woman-known-lady-
auxerre?sous_dept=1
Blanco, A (2011). Arte Griego. (pp. 167 – 194). Madrid, España. Consejo Superior de
Investigaciones Científicas.

Elvira, M (1996). Arte Clásico. (pp. 27 – 40). Madrid, España. Editorial Historia 16.

Hatje, U. (2005). Historia de los Estilos Artísticos. Desde la Antigüedad hasta el Gótico.
(pp. 37 – 42) España. Ediciones Istmo Recuperado de https://url2.cl/hwIq4

Jiménez, J. (2002). Teoría del Arte. (pp. 105 – 115). Madrid, España. Editorial Tecnos-
Alianza.

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