La Segunda Revolución Industrial
La Segunda Revolución Industrial
La Segunda Revolución Industrial
El abanico de sus aplicaciones fue enorme: alumbrado (en 1878, Edison ultima su lámpara de
filamento o incandescente), sistemas de comunicaciones (telégrafo, teléfono y radio) y de
transporte (ferrocarril, tranvías eléctricos y el “metro”).
La concentración industrial.
Junto al modelo de concentración que acabamos de ver, hubo otra de tipo financiero, como el
trust y el cartel. En el primero, diversas empresas decidían agruparse para tener una
administración común; en el segundo, las empresas seguían siendo independientes pero se
ponían de acuerdo para fijar un precio de venta común.
En el último cuarto del siglo XIX se inició un proceso de dominio político, militar y económico
de grandes territorios de Asia y África por parte de países industrializados de Europa, EE.UU. y
Japón. Este fenómeno se conoce como imperialismo y si, durante sesenta años, a partir de
1815, no hubo importantes rivalidades coloniales, en cambio, desde 1880, las cuestiones
coloniales se situaron de nuevo en primer plano y las potencias industriales emprendieron una
carrera de ocupaciones territoriales. Este proceso culminó, a inicios del siglo XX, con la
colonización del continente africano y de una parte del asiático. A lo largo de ese proceso hubo
momentos de fuerte tensión entre las potencias colonialistas, constituyendo una de las causas
del estallido de la Primera Guerra Mundial.
Son muchas las causas que influyen en el surgimiento de este fenómeno de expansión
territorial, citaremos las más importantes:
a) Causas económicas.
La superioridad militar de los europeos les facilitó una rápida ocupación territorial. La
exaltación del nacionalismo, el “orgullo nacional”, obligaba a contar con colonias, donde los
militares hacían méritos y conseguían ascensos y medallas. El imperialismo, por tanto, se veía
como un signo de prestigio y poder de los Estados.
Por otra parte, existían motivos estratégicos que hacían que una potencia se apoderase de un
territorio clave para el control de las rutas comerciales o para impedir el acceso a una zona por
parte de otro Estado.
Causas ideológicas.