Los Chibchas o Muiscas

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LOS CHIBCHAS O MUISCAS

Origen de la Vida
Una característica muy especial del pueblo Chibcha era su adoración religiosa
hacia el agua. En el territorio colombiano existen varias lagunas que esconden
en sus entrañas unas historias increíbles. Una de ellas es la Laguna de Iguaque,
cuyo nombre ha sido cambiado por los conquistadores por Laguna de San Pedro,
debido a la colonización y evangelización de los misioneros españoles, quienes
pretendían imponer el credo para erradicar las creencias indígenas. Como
cuenta el cronista Fray Pedro Simón en sus Noticias Historiales, cerca del
pueblo Iguaque, entre una corona de empinadas sierras, en la tierra muy fría y
cubierta de neblinas que a lo largo de todo el año descubrían las cumbres, una
mañana apareció la luz y de las aguas de la laguna emergió una mujer muy bella.
Esta fue Bachué o Furachogua que en el idioma indígena significa mujer buena
(‘fura’ – mujer y lsquo;choque’& ndash; cosa buena).
La mujer salió del agua acompañada de la mano por un niño de tres años. Ambos
bajaron de la sierra hasta el pueblo y allí construyeron una casa donde vivieron
hasta que el muchacho tuvo edad para procrear y casarse.
Bachué, una mujer muy fecunda, en cada parto daba a luz entre cuatro y seis
hijos, con los que vino a llenar de gente toda la tierra. Cuando juntos con su
esposo envejecieron, llamaron a sus hijos para que les acompañaran. Entraron a
la laguna de Iguaque, se convirtieron en dos grandes serpientes (el símbolo de
la sabiduría) y se sumergieron en las aguas. Desde entonces, la laguna es
sagrada, porque es el lugar de origen mítico en el que confluyen los elementos
fundamentales del universo Muisca: el agua, la tierra, la energía del Sol y la
diosa fértil que surgió de la laguna para dar el principio a todos los seres
humanos. La diosa serpiente, el animal más importante para los Muiscas,
simboliza el comienzo y el final de la vida. Es sencillo aunque incomprensible
para la mentalidad contemporánea: El agua es el origen de la vida. Por tanto, las
lagunas, nacedoras de agua, humedales, ríos y quebradas son origenes de la
vida. La vida es sagrada, por tanto el agua es sagrada. Este era el fundamento
del mundo Muisca y así ha sobrevivido en pueblos andinos de habla Chibcha.
Las ciencias (Doctrinas y teorías)
Los cultivos dependían directamente del comportamiento del sol (Sua) y de la
Luna (Chía). Dividían el año solar en cuatro épocas, delimitadas por los períodos
de invierno y verano, que a su vez se subdividían de acuerdo a los cambios
lunares. Utilizaron los dedos de las manos para contar y el palmo y el pie fueron
sus medidas de longitud.
Características Físicas (La raza)
El tipo del indio chibcha aún se conserva y puede describirse así, talla mediana
y robusta, pelo negro y lacio, nariz ancha y corta, ojos pequeños, boca y dientes
grandes, pómulos salientes.
La lengua
Idioma. Los Chibchas se expresaban con facilidad y su idioma era rico en
matices. No tenían escritura, pero usaban signos y figuras.
Desafortunadamente con el tiempo y la extinción sistemática de su raza, tales
sistemas de comunicación desaparecieron.
Idioma
El chibchano, muysca cubun o muisk kubun, pertenece a la familia lingüística
chibcha que se extendió por varias regiones de Centroamérica y el norte de
Suramérica, Idioma chibcha
El idioma (autoglotónimo muyskkubun) es una lengua de la familia lingüística de
lenguas chibchas que fue hablada por el pueblo muisca en territorio de la
confederación muisca, en la actual República de Colombia, desde el siglo V a. C.
hasta el siglo XVIII, cuando Carlos III de España prohibió el uso de lenguas
indígenas según Real Cédula, fechada en Madrid a 16 de abril de 1770, para que
se desterraran «los diferentes idiomas que se hablan en estos dominios, y solo
se hable el castellano».
El idioma es conocido por vocabularios, gramáticas y catecismos, ordenados por
Felipe II de España según Real Cédula de 1580, y redactados en el siglo XVII
para enseñarlo a los misioneros, y para hacer accesible la enseñanza de la
religión católica a los indígenas. Se conservan algunos manuscritos 2 la
impresión de la Gramática de Fray. Bernardo de Lugo, de 1619, la recopilación
de Ezequiel Uricoechea, de 1871, y versiones fragmentarias de los cronistas
del siglo XVI.
La Sociedad
La sociedad muisca en los dominios del Zipa estaba estratificada de la manera
más rígida y en forma piramidal. En la cúspide estaba el Zipa, soberano
absoluto a quien sus vasallos debían un acatamiento incondicional y ciego. Dada
la jerarquía vital que entre los chibchas tenía la estructura religiosa, el
segundo estrato debajo del poder omnímodo del Zipa era el compuesto por
quienes alcanzaban la encumbrada dignidad de jeques, mohanes o, en palabras
más nuestras, sacerdotes. Hasta donde llegan los conocimientos actuales, los
chibchas vivieron en un estado de guerra permanente, tanto entre las diversas
confederaciones, como contra los agresores extranjeros. En consecuencia, la
casta de los guerreros o guechas, tuvo siempre el tercer nivel dentro de la
escala con un rango muy elevado y respetable. Es digno de anotarse que tanto
los guerreros como los ministros del culto eran castas improductivas, algo que
nos recuerda la organización feudal europea. De ahí hacia abajo venían los
productores de riqueza, los cuales, por supuesto, sí tributaban. Ellos, los
pecheros del reino muisca, eran, en su orden, los artesanos, tejedores,
alfareros y orfebres, los mercaderes, los trabajadores de las minas de sal y de
esmeraldas y los trabajadores del campo. En la base de la pirámide estaban los
esclavos, que eran enemigos vencidos y cautivados en las contiendas. Desde
luego, no podemos pasar por alto que a todo lo largo y ancho del reino había
caciques de mayor y menor importancia, todos los cuales tributaban al Zipa.
La Familia
La cultura Muisca pertenece a la familia linguistica denominada Chibcha
La familia comúnmente llamada Chibcha a la que pertenece la cultura Muísca
pobló principalmente los territorios que hoy comprenden los departamentos de
Boyacá y Cundinamarca en la actual Colombia.
Muisca se refiere a una nación de la Cultura Chibcha que formaba la
Confederación Muisca. Entre esta familia sobresalieron las tribus de los
Muiscas y la de los Taironas por su organización económica, social, política y
religiosa. Los Muiscas se ubicaron en la altiplanicie cundiboyacense, situada
entre 1.700 y 2.000 m sobre el nivel del mar, que facilitó el trabajo de
agricultura y el desplazamiento a través de sus zonas de dominio comercial y
militar. Fue la más importante en Colombia por su cultura y población. Las
numerosas tribus de esta familia tenían en común su idioma y algunos oficios
como la agricultura, la cerámica y el tejido de las mantas
Ubicación geográfica de la cultura muísca
La cultura Muiscas habitó los altiplanos y valles de la cordillera Oriental
colombiana, principalmente entre el macizo de Sumapaz y el nevado del Cocuy,
a lo largo de los rios Bogota, Suarez y Chicamocha. La zona mas poblada fue la
sabana cundiboyacense, entre ellas, Bogota, Nemocon, Ubata, Chiquinquira,
Tunja y Sogamoso
El territorio de la Muisca abarcaba una superficie de 46.972 km ² desde el
norte de Boyacá Páramo de Sumapaz y el de las cumbres de la Gama oriental
Valle de la Magdalena. Que limita el territorio de las tribus Panches y Pijaos.
Bachué: la madre del pueblo Muisca

Origen: Los científicos identifican al grupo "Muisca" como un pueblo que emigro
al altiplano cundí boyacense entre 5500 y 1000 aC. Al igual que las demás
culturas Pre-Clásicas de América, los muiscas se encontraban en una transición
entre nomadismo y sedentarismo. Desde 1500 aC llegaron a la región grupos de
tribus con tradiciones agrarias y artesanales En Zipacón hay plena de
evidencias de la agricultura y la cerámica de los más antiguos asentamientos de
las tierras altas a la fecha 1270 aC. Entre los años 500 aC y 800 aC una
segunda oleada de inmigrantes llegó a las tierras altas, que se identifica por la
presencia de cerámica multicolor y las obras de la vivienda y la granja. Esos son
los grupos que duró hasta la llegada de los conquistadores españoles y dejaron
abundantes rastros de su ocupación que se convirtió en objeto de estudios
desde el siglo XVI permitiendo la reconstrucción de los hechos históricos
pasados.
Leyenda Del Dorado
El Dorado era un lugar mítico en América. Se suponía que tenía grandes
reservas de oro y los conquistadores españoles lo buscaron con gran empeño,
atraídos por la idea de un lugar con calles pavimentadas de oro, en donde el
preciado metal era algo tan común que se despreciaba. Muchos de ellos
murieron en el intento por descubrir la ciudad, ya que las largas expediciones
transcurrían por la selva. La leyenda se origina en la actual Colombia, donde el
conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada encontró por primera vez los
muiscas, una nación en la época actual de Cundinamarca y Boyacá altas de
Colombia, en 1537. La historia de los rituales Muisca fue llevado a Quito por
Sebastián de Belalcázar de los hombres, mezclados con otros rumores, surgió
la leyenda de "El Dorado" («el indio dorado», ' El Rey Dorado ", El Rey de Oro).
Francisco Orellana y Gonzalo Pizarro partirá de Quito en 1541 en una famosa y
desastrosa expedición hacia la cuenca del Amazonas, como consecuencia de
esto, sin embargo, Orellana se convirtió en la primera persona conocida para
navegar por el río Amazonas hasta el hasta su desembocadura.
Organización social y política de los Muiscas
La sociedad muisca en los dominios del Zipa estaba estratificada de la manera
más rígida y en forma piramidal. En la cúspide estaba el Zipa, soberano
absoluto a quien sus vasallos debían un acatamiento incondicional y ciego. Dada
la jerarquía vital que entre los chibchas tenía la estructura religiosa, el
segundo estrato debajo del poder omnímodo del Zipa era el compuesto por
quienes alcanzaban la encumbrada dignidad de jeques, mohanes o, en palabras
más nuestras, sacerdotes. Hasta donde llegan los conocimientos actuales, los
chibchas vivieron en un estado de guerra permanente, tanto entre las diversas
confederaciones, como contra los agresores extranjeros. En consecuencia, la
casta de los guerreros o guechas, tuvo siempre el tercer nivel dentro de la
escala con un rango muy elevado y respetable. Es digno de anotarse que tanto
los guerreros como los ministros del culto eran castas improductivas, algo que
nos recuerda la organización feudal europea. De ahí hacia abajo venían los
productores de riqueza, los cuales, por supuesto, sí tributaban. Ellos, los
pecheros del reino muisca, eran, en su orden, los artesanos, tejedores,
alfareros y orfebres, los mercaderes, los trabajadores de las minas de sal y de
esmeraldas y los trabajadores del campo. En la base de la pirámide estaban los
esclavos, que eran enemigos vencidos y cautivados en las contiendas. Desde
luego, no podemos pasar por alto que a todo lo largo y ancho del reino había
caciques de mayor y menor importancia, todos los cuales tributaban al Zipa.
Costumbres y religiosidad
Apenas es posible hacer afirmaciones generales sobre un conjunto de grupos
indios tan diferentes. Según parece, generalmente los chibcha no conocieron el
vestido, fuera de algunos taparrabos, y eran en cambio aficionados a los
tatuajes, collares y pectorales, orejeras y narigueras. Los jefes indígenas
tenían una gran autoridad, y ellos, lo mismo que los guerreros más destacados y
la casta de principales, tenían muchas mujeres y muchos esclavos. No eran
raros los matrimonios con hermanas o sobrinas, y tampoco lo eran los abortos
provocados, pues las casadas no querían cargarse de hijos demasiado pronto.
El claretiano Carlos E. Mesa, colombiano, a quien principalmente seguimos en su
estudio sobre las Creencias religiosas de los pueblos indígenas que habitaban
en el territorio de la futura Colombia (111-142), que se apoya en las
informaciones de Gonzalo Jiménez de Quesada (1510-1579), el conquistador de
Nueva Granada, y del santafereño Fernández de Piedrahita (1624-1688),
obispo historiador, así como en las antiguas crónicas del dominico Alonso de
Zamora y del franciscano Pedro Simón.
Los chibchas tenían cierta idea de un dios superior, invisible y omnipotente,
aunque también daban culto al sol, por su hermosura, a la luna, que
consideraban su esposa, y a numerosos dioses subordinados, señores de las
lluvias y de los fenómenos de la naturaleza. Tenían también memoria de héroes
legendarios, que dieron origen a las costumbres y ceremonias, a los diversos
oficios y artesanías.
Quizá el más importante de ellos es el mito de Nemqueteba, hombre blanco de
largas barbas, venido del oriente a comienzos de la era cristiana, y que fue una
especie de evangelizador misterioso, al estilo del Quetzalcoatl mexicano. Por lo
demás, tenían estos pueblos una cierta idea de que la suerte de los difuntos
era diversa después de la muerte, según la conducta que habían tenido en este
mundo.
Julio César García opina que «uno de los aspectos más sobresalientes de la
cultura chibcha fue su religión, tanto por sus creencias y concepciones
elevadas como por lo formal de su culto» (+Mesa 116). En efecto, la
multiplicidad de sus pequeños adoratorios, así como la importancia de los
sacerdotes y de las fiestas religiosas, aproximan más la religiosidad chibcha a
la de incas o aztecas, que al precario animismo mágico de otras etnias
americanas más primitivas.
Sacrificios humanos ( Ps h)
«Los chibchas -escribe Carlos Mesa- practicaron los sacrificios humanos. En un
templo dedicado al Sol en los Llanos orientales le inmolaban mojas o niños
cuidados con esmero. Vendidos a los caciques a muy alto precio, los niños
desempeñaban en los adoratorios los sagrados oficios y cantaban las divinas
alabanzas y al llegar a la pubertad eran sacrificados por los jeques
solemnemente. "Llegados al puesto del sacrificio -según describe Simón- con
algunas ceremonias tendían al muchacho sobre una manta rica en el suelo y allí
untaban algunas peñas en que daban los primeros rayos del sol.
Vestimenta de los chibchas
Vestimenta. El sombrero, de caña o ****, como en la época española, es de uso
general. El sombrero de fieltro, para ambos sexos, ha desplazado al jipi,
importado del Ecuador. Los chibchas al servicio de los españoles adoptaron las
camisas con mangas y se cortaron los cabellos. La vestimenta de los campesinos
de nuestro tiempo es como la usada en el s. XVlii: faldas tableadas en las
mujeres, alpargatas y sombrero. En las zonas menos cálidas el vestido español
permitía protegerse mejor que las liquiras (faldas) de las nativas y las túnicas
de los hombres. No obstante, muchos chibchas no se cubrían el pecho y usaban
chircates (mantas), ajustadas a la cintura con chumbes (faja ancha). Del
poncho se cree que deriva la ruana (poncho corto), aunque hay quien piensa que
ésta es una adaptación de las mantas chibchas. Se cree que el poncho lo
introdujeron los quechuas yanaconas (indios al servicio de los españoles). Es
rectangular, con agujero en el centro para la cabeza, y llega más abajo de las
rodillas.
La guerra (Armas)
Los Chibchas no eran belicosos. Las luchas más frecuentes eran entre el zipa y
el zaque, permanentes enemigos. Como armas usaban varas de macanas
puntiagudas o con puntas de piedra, dardos, hondas, hachas de piedra y arcos
para disparar flechas. Cada soberano tenía su ejército para defenderse, en
caso de ataque o guerra declarada.
Religión Muísca
Los sacerdotes se formaban desde la infancia y eran los responsables de
dirigir las principales ceremonias religiosas. La religión muisca incluía
sacrificios humanos donde cada familia debía ofrecer un hijo a los sacerdotes
para su sacrificio a los dioses, lo que constituía un honor para la familia y para
la víctima. Los muiscas o confederación chibcha rendían culto al sol al igual que
muchas culturas del mundo
“Las lagunas eran los principales santuarios de los Muiscas, que hablaban
chibcha, eran la residencia de una sublime divinidad que veían en ellos una
providencia llena de encantos y misterios. Allí rendían los más ricos y cariñosos
tributos, al son de alegres músicas y en el frenesí de sus danzas, pececillos de
oro, finas esmeraldas, tunjos y dijes eran arrojadas en sus orillas”.

Poder Social
La sociedad muisca en los dominios del Zipa estaba estratificada de la manera
más rígida y en forma piramidal. En la cúspide estaba el Zipa, soberano
absoluto a quien sus vasallos debían un acatamiento incondicional y ciego. Dada
la jerarquía vital que entre los chibchas tenía la estructura religiosa, el
segundo estrato debajo del poder omnímodo del Zipa era el compuesto por
quienes alcanzaban la encumbrada dignidad de jeques, mohanes o, en palabras
más nuestras, sacerdotes. Hasta donde llegan los conocimientos actuales, los
chibchas vivieron en un estado de guerra permanente, tanto entre las diversas
confederaciones, como contra los agresores extranjeros. En consecuencia, la
casta de los guerreros o guechas, tuvo siempre el tercer nivel dentro de la
escala con un rango muy elevado y respetable.
Creencias y costumbres. Para sus ceremonias religiosas se dirigían a los
templos o lagunas. Allí ofrecían a sus deidades esmeraldas y objetos de oro y
barro cocido. Sacerdotes o jeques y caciques, antes de entrar en ejercicio de
sus funciones, cumplían con ritos de purificación.
La vivienda. (La casa)
Tanto templos como habitaciones eran construidos de madera, bahareque,
bejucos y paja, sin contar para nada con la piedra o el ladrillo. Las casas eran
de formas cuadradas o redondas y generalmente estaban cercadas. Remataban
en techo cónico y contaban con puertas y ventanas pequeñas. Los zipas y los
zaques construían viviendas más cómodas y vistosas.
Pesca y caza. Pescaban en las lagunas; cazaban venados, armadillos y dantas;
domesticaron los conejos y los pavos.

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