IGLESIA, DOLOR Y PROPÓSITO - DR. Y.Bonilla PDF
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Pero algo que nos preguntamos a menudo es: ¿Quién inventó el mal?
El Antiguo Testamento, en el Pentateuco, muestra la teología de la retribución, que se
formó alrededor del S. XX a.C., respondiendo al tema del mal. Esto desde la ética de
aquel tiempo, el positivismo moral religioso que enseñaba el pacto entre Dios y el pueblo,
donde Dios estipulaba normas y el pueblo obedecía; la ley era la voluntad de Dios y el no
cumplirla significaba una retribución de castigo divino o maldiciones generacionales; así
como el cumplirlas, significaba que Dios retribuiría por generaciones con recompensas y
prosperidad. Por lo tanto, el mal era creado por el hombre cuando este desobedecía el
mandato divino.
Pero, en el Nuevo Testamento, ¿Qué es lo que piensa Jesucristo? El capítulo nueve del
evangelio de Juan responde al tema del dolor desde la narración de uno de los milagros;
y aquí Jesús resuelve el tema del mal.
El capítulo dice así: “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le
preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya
nacido ciego?”; la pregunta de los discípulos respondía a la teología de la retribución en
la que creían los judíos, por lo que esperaban que Jesús respondiera desde la misma,
diciendo que alguno de sus familiares debió haber pecado; pero, Jesús no respondió así,
sino de una forma liberadora, él rompió y se divorció de esta teología, dando así, otra
concepción de la crisis y el dolor. Jesús respondió: “No es que pecó éste, ni sus padres,
sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.”
El término griego que se usa en “para que se manifieste” es “φανερόω”, que significa
revelación, manifestación poderosa; aquí, Jesús esta desmitologizando el mal. Y la
expresión griega “ἔργα τοῦ θεοῦ” que algunos traducen como “poder de Dios” u “obras
de Dios”; se puede profundizar y se verá que “ἔργα” viene de “misericordia”, “tarea”,
“obra”, “misión”. Esto quiere decir que, el ciego nació así para que se revele la misión de
Dios, para que Dios haga lo que tenga que hacer con la miseria humana.
Jesús no dice que el dolor es consecuencia del pecado del hombre, sino para que Dios
tenga misericordia, para que Dios se revele en el dolor. Para Jesús, el ciego es una
oportunidad para que Dios se revele. Pero, ¿De dónde viene el dolor? ¿Quién es el
responsable si ya no es producto de la doctrina de la retribución?
Esto se responde con lo siguiente: Cristo tomó barro, escupió y untó en los ojos del ciego.
En la Septuaginta (traducción del hebreo al griego), el verbo griego usado en Génesis 2,
cuando Dios creó al hombre y tomó del barro y sopló aliento de vida; ese mismo verbo
de “soplar” es el mismo que se usa aquí para “escupir”; ¡Qué curiosa esta asociación!
Entonces, ¿Por qué Jesús curó al ciego con barro? Él es un maestro y nos dio una
enseñanza, él quiso decir que el hombre estaba ciego no porque Dios lo haya castigado,
ni porque pecó su abuelita ni nadie, sino porque el hombre es barro, y el mal es parte de
la naturaleza finita del hombre; el mal parte de las leyes de la naturaleza, la cual no es
infinita ni perfecta, y por ser finito, el dolor y la miseria son parte de esta naturaleza de la
cual el humano es parte. Es decir, el hombre nació ciego porque él es naturaleza, y la
naturaleza fluye con la enfermedad, con la imperfección, con un virus, etc.
La Iglesia debe recordar que ella misma nació en el dolor, y que Dios no es indiferente al
dolor humano; él nos redimió en el mismo escenario de la vulnerabilidad, la muerte y el
calvario.
Algunos pastores tienen miedo porque la gente no está yendo al templo; pero la iglesia
no nació en cuatro paredes, la iglesia nació en el dolor y fue creada para responder al
dolor y ser luz. Esa es la misión de la iglesia, acompañar a la miseria humana y dar
esperanza; porque desde la perspectiva de Jesús, el dolor visto con los ojos de la fe, es
redentor.
Por cuatro siglos, la iglesia creció sin templos. En el año 64 d.C., Nerón perseguía a los
cristianos, no se permitía que la iglesia se reuniera, mucho menos que se predicara; la
iglesia primitiva creció sin templo porque entendió que tenía que acompañar a los mártires
y dar una esperanza en medio del sufrimiento; ahí, la iglesia se hizo iglesia.
Los templos aparecen en la época de Constantino. En el S.IV d.C. se da el fin de la
persecución a los cristianos, y con eso, la iglesia perdió su vocación de misión y se
convirtió en la religión del imperio, cambió su perspectiva de la encarnación en el dolor.
La persecución de parte de Constantino pasó a ser a los no cristianos, quitándoles templos
a los paganos y dándoselo a los cristianos. Así, comenzó una teología del templo naciendo
una necesidad donde los cristianos necesitaban reunirse en un templo.
Estamos frente a una crisis mundial que nos asusta, ante una experiencia nueva que es el
coronavirus. Muchos lo ven como un castigo divino, como maldición generacional o
como un evento apocalíptico.
No miremos al coronavirus como maldición, sino como desafío a la iglesia, para que esta
retome su ethos, la razón por la que fue creada, en la encarnación del dolor en cada época
para crecer en la fe y para que el dolor sea redentor.
La iglesia debe acompañar; no censurar, ni castigar, ni crear más dolor con mensajes
apocalípticos; sino acompañar con mensajes de esperanza, recordando que la iglesia es
más que templo, es encarnación y acompañamiento.
4. PREGUNTAS
- ¿Podría ser que la naturaleza es imperfecta porque Dios la creó así; o más bien la
imperfección de la naturaleza es por causa del pecado?
Para mí, lo único que Dios no puede hacer, es crear otro dios como él, Dios es único, él
es en su propia naturaleza perfecta, por eso, todo lo que Dios creó es inferior a él, y ahí
entra la limitación de la naturaleza. Pero la limitación y la imperfección no significan
pecado, el pecado es algo más antropológico; la imperfección es algo circunscrito a la
propia naturaleza fuera de Dios.
- ¿Cómo entender la participación del diablo o la clásica historia del mal generado por
el diablo?
Yo creo en el diablo, y el diablo es malo, pero el diablo no tiene mucho poder. Hay
muchos cristianos que se desenfocan de Dios y pasan a preocuparse mucho por el diablo,
pero él ya fue derrotado en la cruz. Un enemigo es grande solo cuando uno le da poder
desde su psicología. Así que, el único que tiene control en la vida es Dios; el diablo existe,
pero ya fue derrotado, olvidémonos de él.
- ¿Cómo entender la generación del dolor actual desde las perspectivas de las señales
del apocalipsis?
El género apocalíptico nació en medio del dolor, el pueblo se preguntaba dónde está Dios
con sus promesas y, los creadores del apocalipsis querían decir que Dios cumple sus
promesas, pero no sabemos ni cómo ni cuándo. El objetivo de apocalipsis, era y es
garantizar la fe, esperanza, y justicia. El género apocalíptico no es de terror, sino de
esperanza.
- ¿Cómo la iglesia debe entender su misión en medio del dolor, sobre todo cuando el
dolor no es interno, sino externo donde sufre el mundo?
La iglesia primitiva tuvo un dolor propio e interno, pero también externo, el mundo estaba
mal, había avalancha de bárbaros, pestes, guerras internas del imperio, etc. Ese dolor fue
tanto interno como externo. El coronavirus es externo a la iglesia, pero también hay un
dolor interno que es la impotencia, y eso nos debe incentivar a ser creativos y tratar de
responder a la situación.
- ¿En qué medida la iglesia actual se ha embebido del discurso contemporáneo ajeno al
dolor, hasta desconocerlo como parte de la vida?
El mundo se ha estado desenfrenado en el concepto de éxito, riqueza fama, y midiendo la
misión de la iglesia desde el concepto de éxito, mientras que Cristo apostó por la miseria
humana.
El coronavirus nos enseñó que el dolor existe y que hay vulnerabilidad. Nos toca volver
a cambiar paradigmas, repensar la misión, y leer la biblia. La iglesia debe pensar desde
los paradigmas de Cristo y no desde el éxito contemporáneo.