Cuento Memo PDF

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Escrito por:

Aura Marina Castro


ESTRATEGIA EDUCATIVA EN HÁBITOS DE VIDA SALUDABLE
Nutrición y hábitos alimentarios; actividad física y autocuidado
(higiene corporal y sueño seguro).

Cuento
Memo y sus Mejores Momento

Estrategia de Cero a Siempre

Este cuento se elaboró en el marco del Convenio de Asociación 1375 de 2015 de Primera Infancia, suscrito entre el Instituto Colombiano
de Bienestar Familiar Cecilia De la Fuente de Lleras - ICBF, el Ministerio de Educación Nacional, el Ministerio de Salud y Protección Social,
el Ministerio de Cultura, la Fundación Saldarriaga Concha, la Fundación Éxito, la Fundación Bancolombia y la Fundación Plan por la Niñez.

Aura Marina Castro


Textos
Eje de Salud Pública-FSFB

Ana María Cárdenas Navas


Asesora Pedagógica
Eje de Salud Pública-FSFB

Diego Alba Patiño


José Fernando Bedoya
Andrés Lesmes Espinel
Ilustraciones, diseño y diagramación

Acierto Estrategias y Comunicación S.A.S


Impresión

Bogotá D.C., Colombia 2016

ISBN 978-958- 57026-5- 3

Se permite la reproducción total o parcial de esta obra, siempre y cuando se citen las fuentes y no se utilice con fines comerciales

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1. ¿Estar en movimiento?
¡Qué buen momento!

Memo es un mono alegre, juguetón, in-


quieto, curioso y preguntón. Vive en un
árbol, cerca de la casa de su mejor ami-
go, Ainán. Memo comienza el día muy
feliz y cantando:

Me quiero como soy, me


cuido donde voy
Me muevo para acá, me
muevo para allá.
Que chiqui chiqui chi,
Que chiqui chiqui cha…
¡Vamos a jugar, a correr y a saltar!

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Ainán vive con mamá
Jacinta y el abuelo taita,
Martín Coco, llamado así
por su sabiduría. Los tres
quieren a Memo y com-
parten gran parte de su
tiempo con él.

-¿Iremos al parque?

-Claro Ainán-. Iremos en


compañía del abuelo taita.

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Al llegar, encuentran que todo es movi-
miento en aquel lugar.

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Memo y Ainán quie-
ren aprender muchos
juegos y enseñar los
que saben…

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Después de unas horas, Memo y Ainán, están rendidos. Quieren descansar. Entonces deciden sentarse sobre el
césped.

De repente, Memo siente algo raro… muy raro en su pecho. Muy sorprendido exclamó:
- Ainán, mira que siento como si tuviera un reloj por dentro que hace tic, toc, tic, toc. ¿Ves? ¡Pon tu mano en mi
pecho y sentirás lo que te digo!

- ¿Qué será esto Memo?- ¡Parece el sonido de un reloj!- Pero… ¿acaso te comiste un reloj?

Memo mira extrañado y decide tocar el pe-


cho de su amigo. ¡Escucha! También te sue-
na tic, toc, tic, toc.

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-¿Será algo que comimos Memo?- ¿Nos picaría un bicho raro mientras jugábamos?- ¿Qué podemos hacer?

La sorpresa y los deseos de saber de dónde venía ese sonido los hacia imaginar muchas cosas…
Los golpecitos que los dos sentían en el pecho. Eran muy… muy extraños.

Memo pensó en el abuelo taita y gritó:

- ¡Martín Coco! ¡Él nos ayudará! Y corrieron los dos


a buscarlo.

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El tic, toc, tic, toc no paraba y cada vez era
más fuerte y sonoro. El abuelo no aparecía y
ellos sentían que si no lo encontraban, algo
grave les ocurriría…
De pronto, Memo y Ainán ven
de lejos al abuelo y corren ha-
cia él. Casi no podían pronun-
ciar palabra pues al correr, el
sonido era más fuerte y ahora
sentían como un golpecito en
el pecho.

La duda y sorpresa eran más


grandes que ellos dos juntos.
Por fin, pudieron contar lo ocu-
rrido

El abuelo los escuchó atenta-


mente y sonriendo les tomó
las manos y pidió a los dos que
tocaran su pecho. Memo y Ai-
nán, pusieron sus manos en el
pecho del abuelo y escucha-
ron un tic, toc, tic, toc, lento y
suave.

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-Abuelo, -dijo Memo. Tu tic,
toc, tic, toc, es más suave y
lento. Pero también te suena
el relojito.

El abuelo sonrió y abrazó a los


dos. Memo y Ainán se sintie-
ron más tranquilos.

El tic, toc, tic, toc, que han


descubierto hoy, es el soni-
do de su corazoncito. Cuando
se hace actividad física como
caminar, nadar, jugar, bailar o
todo lo que ustedes acaban
de hacer, estamos en movi-
miento. Así, los latidos del co-
razón son sonoros, fuertes y
alegres, como los de ustedes.

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-Entonces: ¿no indica algo grave?
-¡Claro que no! hijos. Al contrario. Indica que sus corazones están
contentos, con tanto movimiento.
-¡Uf! Gracias abuelo. Dijeron en coro. La sorpresa fue grande,
muy grande y casi nos atrapa el señor miedo. Pero lo vencimos.
Mañana seguiremos jugando, ¿verdad?
Y juntos regresaron a casa cantando: “¿Estar en movimiento?
¡Qué buen momento!

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2. Cuido mi cuerpo y
¡Qué bien me siento! El regreso de los tres a casa
fue feliz. Memo y Ainán conta-
ron todo lo ocurrido a mamá
Jacinta. Ella se divirtió mucho
y hasta les dejó escuchar el tic,
toc, tic, toc, de su corazón. So-
Con agua naba alegre porque ella tam-
bién estaba en movimiento.
y jabón, agua
y jabón, se lava Les preparé un delicioso jugo
las manos mi de guanábana. Calmarán la
amigo timón. sed y verán que sabe delicioso
después de tanto movimien-
to. Además, haber descubier-
to ese motorcito llamado co-
razón es maravilloso, verdad?
Y todos sonríen.

Memo, Ainán y el abuelo, la-


varon sus manos y tomaron
el jugo.

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El abuelo fue a la cocina a ayu-
dar a Jacinta con el almuerzo.
Ainán y Memo fueron a ba-
ñarse el cuerpo para refrescar-
se y descansar. Mientras tanto
cantaban.

“Restrego por aquí, res-


trego por allá, que tiro-
riroriro que tirorirorá

con agua y con jabón, mi


cuerpo limpio está”, que
tiroriroriro que tirorirorá

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Después de almorzar, como es costumbre,
cepillaron muy bien sus dientes. El abuelo y
mamá Jacinta se recuestan en las hamacas,
para hacer la siesta.

Memo y Ainán se dedican a divertirse mien-


tras leen y dibujan.

Entrada la noche, Memo y Ainán, después de


cenar, cepillan sus dientes y empiezan a cantar:

Si duermo las diez horas


que siempre necesito.
temprano en la mañana
Me levanto fresquito.

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Memo abraza a su almohada ,
se queda dormido y comienza
a soñar…

Sueña que mira sus manos por-


que siente que las tiene muy,
muy, sucias. Quiere lavarlas con
agua y jabón, restregarlas y ju-
gar con la espuma hasta que el
agua salga limpia La necesidad
de lavarlas es urgente.

¡La sensación de manos sucias


es muy fea! ¡No podré pasar al
comedor con esta suciedad!
Pensaba Memo en el sueño y
se miraba las manos. Corrió al
baño y ¡Oh sorpresa! El jabón
no estaba en la jabonera, el ce-
pillo de dientes no estaba en su
lugar. ¿Qué pasa? ¿Quién se ha
llevado el jabón? Y ¿los cepi-
llos de dientes?

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Y ahora… ¿Qué puedo
hacer? llamaré a Ainán, al
abuelo o a mamá Jacinta.
Pero la voz de Memo no
sonaba. Quería gritar y no
podía…

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En sus intentos por gri-
tar, Memo vio en la jabo-
nera un papel doblado con
una nota que decía

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Memo sale corriendo con la
nota en la mano para mostrarla
a todos.
De repente, Memo vio a toda
Y mientras corre, por sus oídos su familia reunida a su alrededor,
entran unas voces al ritmo de estiró su mano para entregar la
una música muy suave: nota al abuelo taita, cuando sin-
tió la voz de mamá Jacinta que
“Lávate las manos suavemente tocaba su hombro y
y estarás muy sano, le decía:
cepilla tus dientes
y vive sonriente” -¡Despierta Memo!, ¡Despierta!
¿Estas soñando con el paseo de
hoy a la granja? Pues ya es hora
de levantarte.

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Memo se despierta sorpren-
dido. Quiere abrazar a mamá
Jacinta pero primero se miró
las manos y entendió que todo
era un sueño. Sus manos es-
taban limpias. Corrió al baño
y vio que el jabón y el cepillo
estaban ahí, en su lugar.

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3. Si bien me alimento,
¡Qué bien me siento!
Hoy Memo y Ainán se levantan muy temprano,
con la salida del Sol. Están felices. Por fin van a
conocer la maravillosa chacra o granja llamada
“Arco iris”.
-He preparado una deliciosa colada de chilacuán
o papayuela, arepita de choclo o mazorca, quesi-
to fresquito y otras delicias. Dice mamá Jacinta.

-Humm…todo se ve delicioso, dice Ainán saboreándose. ¡Qué buen desayuno!

En la chacra, Jacinta y yo estaremos ocupados en otro asunto. Así que su misión será,
escoger lo entre todo lo que vean en la granja, lo necesario para el almuerzo.
-¡Claro, Abuelo! ¡Traeremos lo más sabroso que encontremos. Dice Ainán entre sorpren-
dido y contento.

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Memo y Ainán se miran preguntándose cómo
harán semejante tarea. Pero por ahora, solo
piensan en jugar y divertirse.

El abuelo taita les entrega a Memo y


a Ainán un bolso desocupado y un
termo con agua para el camino.
El abuelo les dice: a la hora de esco-
ger, mantendrán sus sentidos muy
despiertos ¿verdad?
El abuelo espera una respuesta de
Memo o de Ainán, pero eso no ocu-
rre.

Mientras caminan, el abuelo taita les


explica: La chacra o granja es muy
bella y, llena de colores, olores, sabo-
res y formas. Es maravillosa. Por eso
le pusimos el nombre de “Arco iris”.
Les encantará.

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Para mí, la chacra es muy importante. Allí
aprendí de mis abuelos a sembrar y ellos
a su vez, aprendieron de sus abuelos. Ojalá
ustedes disfruten, aprendan y quieran vol-
ver.

Al llegar, la felicidad no cabe en el cuerpo


de Memo y Ainán. Esta chacra es en verdad
un ¡Arco iris!
Memo y Aínan corren por entre los sembra-
dos de plantas, descubren muchos y dife-
rentes olores, colores y formas en todo lo
que ven.

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Es tanta la emoción que olvidan el
trabajo encomendado por el abuelo
Taita. De repente Memo pregunta:

-¿Cómo elegiremos los alimentos para


llevar?

-No sé, es

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-¡Ya sé!- dice Memo. Lo haremos por
colores…

Y lo hacen como un juego.

Es una tarea fácil y divertida. - ¿Verdad,


Memo?

Sí, Ainán, pero ahora-¿Qué vamos a


llevar?- ¿Cosas de un solo color? ¿Dos
de cada color?

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-No sé- dice Memo.-Mamá y el abuelo están por llegar y no hemos hecho la tarea.

Pasan un buen rato discutiendo tanto hasta el punto de casi tener un disgusto.

La discusión iba en aumento. De repente escucharon a lo lejos:


-¡Memooo! ¡Ainann!- Ya es hora de volver a casa. Era la voz de mamá Jacinta.

Rápidamente resuelven llevar tres alimentos diferentes de cada color porque no


saben qué más hacer.

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Cuando el abuelo y mamá Jacinta lle-
gan, notan que algo raro ocurre entre
Memo y Ainán pero el abuelo Martín
solo les pregunta.

-¿Hicieron la tarea ¿verdad?

-¡Claro, abuelo!-responde Ainán.

Y mostraron el bolso lleno de colores.


Parecía un arco iris entre un bolso.

De regreso a casa, Memo y Ainán ha-


blan de lo maravillosa que les pareció
la chacra y sus dudas a la hora de ele-
gir los alimentos.

-Mientras Memo defendía que el ba-


nano era blanco, yo afirmaba que era
amarillo,- dice Ainán- Pero Memo me
ganó cuando le quitó la cáscara ¡claro!
Amarillo por fuera, blanco por dentro

Todos se rieron.

-¡Qué divertidos e inteligentes son us-


tedes!

- dice el abuelo Martín Coco.

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En este bolso llevamos todo lo que necesitamos para preparar
un rico almuerzo. Algunos de los alimentos que escogimos no
los hemos probado ¡jamás!, dice Memo.

El abuelo Martín coco y mamá Jacinta, por su parte, han lle-


vado, ciruelas y manzanas, espinacas y zanahorias, tomate y ce-
bolla, para preparar las tortas, cremas y ensaladas favoritas de
Memo y Ainán. Ya en casa, comienzan a
poner sobre la mesa los ali-
mentos seleccionados para
el almuerzo.

Memo y Ainán han hecho


un gran trabajo. Dice el
abuelo. Ahora nuestras re-
cetas serán “Receta de colo-
res y de mil sabores”.

Y los platos serán “platos de


muchos colores, con bue-
nos sabores”

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Entre todos prepararon y disfru-
taron de un delicioso almuerzo.
Mientras tanto, el abuelo, que
sabe mucho y quiere enseñarlo
todo, les conversa acerca de la
importancia de una buena ali-
mentación

Memo y Ainán escuchan atentos


y piensan en lo maravilloso que
vivieron hoy: ver un arco iris de
mil colores, formas y sabores, co-
nocer, tocar y probar alimentos
ricos y nuevos…

-¡Qué gran momento!- dice


Memo.

Volveremos a ese lugar cada vez


que podamos, ¿verdad?- le dije-
ron a Martín Coco.

Y dedicaron toda la tarde a di-


bujar lo que vieron. ¡Decorare-
mos la cocina de la casa!

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