Historia de Villa El Salavador

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Cayapa.

Revista Venezolana de Economía


Social
ISSN: 1317-5734
revistacayapa@cantv.net
Universidad de los Andes
Venezuela

Favreau, Louis; Fréchette, Lucie; Boulianne, Manon; Kemenade, Solange van


Desarrollo local, economía popular y economía solidaria en América Latina: un itinerario de 30 años
en Villa el Salvador, Perú
Cayapa. Revista Venezolana de Economía Social, vol. 2, núm. 3, junio, 2002, p. 0
Universidad de los Andes
Mérida, Venezuela

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=62220304

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CAYAPA Revista Venezolana de Economía Social • Año 2 • N° 3 • Junio 2002

Desarrollo local, economía popular y economía solidaria en


América Latina: un itinerario de 30 años en Villa el Salvador, Perú

Louis Favreau
Profesor de la Universidad del Québec en Hull (UQAH); Coordinador de la Cátedra de
Investigación sobre Desarrollo Comunitario de la UQAH.
Louis_Favreau@uqah.uquebec.ca

Lucie Fréchette
Profesora de la Universidad del Québec en Hull (UQAH); Coordinadora del Grupo de
Estudios e Investigaciones en Intervención Social (GERIS).
Lucie_Fréchette@uqah.uquebec.ca

Manon Boulianne
Profesora de la Universidad Laval (departamento de antropología). Investigadora asociada
a la Cátedra de Investigación sobre Desarrollo Comunitario de la UQAH.
Manon.Boulianne@ant.ulaval.ca

Solange van Kemenade


Investigadora de la Dirección General de la Salud de las Poblaciones y de la Salud Pública,
Ministerio de la Salud, Ottawa.
Solange_van_Kemenade@hc-sc.gc.ca

DESARROLLO URBANO, ORGANIZACIÓN SOCIO-POLÍTICA Y GOBERNABILIDAD1

Villa el Salvador nace en una coyuntura particular, con la invasión, en 1970-71, de


un espacio desértico ubicado a unos 30 kilómetros del centro de la ciudad de Lima, por
unas 600 familias en búsqueda de terrenos libres donde construir sus casas. El gobierno
central reformista, recientemente llegado al poder, aprovechó esta ocasión para introducir
una política de planeamiento urbano que le daba prioridad a lo que se denominaría desde
entonces los “pueblos jóvenes” fomentando la participación de la población en el desarrollo
urbano.

En Villa el Salvador, la toma de tierras significó mucho más que la ocupación física
de un territorio. De entrada, se involucraron militantes cristianos, militantes pertenecientes
a movimientos políticos de izquierda así como profesionales que trabajaban con diferentes
organizaciones no gubernamentales limeñas. Su intervención concertada dio lugar a la
implementación de una traza urbana íntimamente relacionada con un modelo específico de
organización social en el que los “grupos residenciales” constituyeron la unidad de base.
1
Un informe de investigación detallado de 150 páginas se encuentra disponible en la Cátedra de Investigación
sobre Desarrollo Comunitario (CRDC) de la Universidad de Québec en Hull..

1
CAYAPA Revista Venezolana de Economía Social • Año 2 • N° 3 • Junio 2002

Cada grupo residencial es constituido por 16 manzanas, y cada una de ellas cuenta con 24
lotes o sea 24 familias. De esta forma, los grupos residenciales agrupan a un promedio de
384 familias, o sea entre 2000 y 2500 personas, que disponen de lotes individuales
ubicados alrededor de una plaza, donde se reservan espacios comunes para equipamientos y
servicios básicos como centros de educación preescolar, centros de salud, un local comunal
y canchas deportivas. Cada plaza corresponde a un grupo residencial y cada grupo
residencial elige delegados que lo representan en la Comunidad Autogestionaria de Villa el
Salvador (CUAVES). En algunos años, el desarrollo urbano de Villa el Salvador dio lugar a
la creación de 120 de estas plazas comunales.

Este tipo de traza urbana contrasta fuertemente con el modelo colonial


predominante en las ciudades de América Latina (Zapata, 1996; Tovar, 1992) y representa
una primera innovación importante resultante de la dinámica sociopolítica particular de
Villa el Salvador. Efectivamente, en las ciudades herederas del colonialismo español, la
traza urbana se erige a partir de la Plaza de Armas, una plaza central alrededor de la cual se
ubican el Palacio de Gobierno, la Iglesia, el Palacio de Justicia y la cárcel. Estas plazas
conllevan une fuerte carga simbólica que traduce el poder del Estado y de la Iglesia. Sin
embargo, en el caso de Villa el Salvador, las plazas comunales se inscriben en un modelo
de gestión descentralizada del territorio y son concebidas como espacios de ejercicio de la
democracia a escala microsocial. Asimismo, estas 120 plazas conforman un conjunto de
espacios sociopolíticos, los llamados grupos residenciales, que favorecen la estructuración
de la sociedad civil.

En 1983 y 1984, se dio un proceso político que culminó con la autonomía municipal
de Villa el Salvador que, hasta entonces, era parte del municipio vecino de Villa María del
Triunfo. A partir de ese momento, la población pudo elegir a sus propias autoridades
locales. La nueva estructura política dio lugar a una primera institución de carácter público
fundada sobre la ciudadanía y la democracia representativa. Desde ese momento, el poder
local es compartido entre la organización comunal, o sea la CUAVES, y el municipio. De
entrada, la nueva administración municipal reconoció la legitimidad de la CUAVES. Las
dos partes firmaron un convenio para crear una Comisión mixta, compuesta de personas
elegidas por la población a nivel municipal, de funcionarios y de delegados de la CUAVES,
la cual tenía a su cargo las cuestiones relativas a la gestión del espacio urbano municipal
(Comunidad, 1990)2. En la misma época se elabora un primer Plan integral de desarrollo
para Villa el Salvador que es reemplazado en 1999 por un nuevo Plan con una visión a diez
años.

A diferencia del Plan de 1983, que había sido elaborado principalmente por
profesionales pertenecientes a diferentes ONGs que colaboraban con Villa el Salvador, el

2
Desde que Villa el Salvador existe en tanto que municipalidad, la mayoría de las alcaldías han sido
ocupadas por la izquierda (con la excepción de un período corto entre 1993 y 1995). Para más información
sobre las tensiones que suscitó la transición de la comunidad autogestionaria a la municipalidad, consultar
nuestro informe de investigación o el libro de Antonio Zapata (1996).

2
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nuevo Plan se construyó a partir de la implementación de los principios del planeamiento


estratégico. Es decir, que Villa el Salvador, en tanto que municipio, crea sus propias
instancias para la formulación del Plan: asambleas públicas, seguidas de mesas de
concertación territoriales y sectoriales. Nueve meses más tarde se llevó a cabo una consulta
popular, realizada a domicilio por alrededor de 2500 jóvenes, a fin de conocer la opinión de
la población mayor de 16 años en relación con diferentes posibles prioridades para el
desarrollo urbano de la municipalidad. Como resultado, se pudo constatar que más del 50%
de los encuestados consideraban que la administración municipal debía dar prioridad al
objetivo de desarrollar una ciudad limpia, verde y saludable, destacando en esta ocasión las
preocupaciones por el medio ambiente.

La elaboración del Plan de 1999 se apoyó directamente sobre el paradigma de la


concertación. Efectivamente, participaron en su elaboración no solamente la municipalidad,
sino también ONGs, instituciones del sector público, otras del sector privado así como
organizaciones populares. Las mesas sectoriales de concertación, puestas en marcha desde
la etapa del planeamiento, contribuyen en las etapas actuales a la realización del Plan.
Durante nuestra última estadía en Villa el Salvador, en noviembre de 1999, cinco de estas
mesas estaban ya funcionando: educación, micro y pequeña empresa, higiene y salud,
jóvenes y comercio. Para ilustrar la diversidad de los actores involucrados, se puede dar el
ejemplo de la mesa de salud, la cual está inscrita en el movimiento internacional Pueblos y
Ciudades Saludables, en la que participan la CUAVES, la Federación Popular de Mujeres
de Villa el Salvador (FEPOMUVES), dirigentes barriales, la Secretaría de Salud, la pastoral
de la salud así como algunas ONGs como Médicos sin Fronteras3.

El Plan de Desarrollo prevee también la implementación gradual de un presupuesto


participativo4. En marzo de 1999, una sesión plenaria tuvo lugar en la Plaza de la
Solidaridad del municipio. Unos 500 dirigentes, representantes de ocho sectores de la
ciudad, discutieron sobre las prioridades para cada uno de esos sectores. Cada uno de ellos
recibió una parte más o menos equivalente del presupuesto municipal, el cual es transferido
desde el gobierno central (2 millones de soles, es decir aproximadamente 580 000 dólares
americanos). En marzo de 2000, 30% del presupuesto del municipio fue aprobado por
comités de gestión de diez sectores de Villa el Salvador. En septiembre del mismo año,
Villa el Salvador organizaba un primer encuentro internacional sobre presupuestos
participativos, con representantes de la Guyana, Uruguay (Montevideo), Ecuador (Quito),
Brasil (Santo Andrés y Porto Alegre), diez municipios de la zona metropolitana de Lima y
quince más provenientes de otras partes del país5. Durante los próximos años, el municipio

3
Boletín informativo Somos Villa el Salvador, 1 (1), mayo 1999, p. 12
4
Véase Genro y de Souza (1998). Brevemente, en Porto Alegre (donde tuvo lugar en enero de 2001 el primer Foro
Social Mundial, alternativo al Foro de Davos), municipio de 1,3 millones de habitantes, gobernado desde 1988 por una
coalición de izquierda dirigida por el Partido de los Trabajadores, 40 000 ciudadanos colaboran a la elaboración del
presupuesto municipal. Esta experiencia se ha difundido en el estado de Rio Grande do Sul (10 millones de habitantes,
gobernado también por el PT). La vivienda, el transporte colectivo, la recolección de basura, el drenaje, la alfabetización,
los centros de salud y de servicios sociales, la seguridad pública, la cultura, etc. se han vuelto el objeto de una política
municipal que se encuentra bajo la vigilancia de ciudadanos organizados en asambleas locales que toman básicamente dos
tipos de decisiones:1) establecen prioridades en cuanto a cuestiones relativas a sus barrios respectivos, 2) establecen una
orden de prioridad entre varios proyectos. En seguida, los habitantes del barrio supervisan la realización de los proyectos
que han sido elegidos: calidad de materiales y del trabajo, cuentas claras, etc.
5
Amigos de Villa, vol.3, no.33, 10 septiembre, 2000

3
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de Villa el Salvador planea ampliar el proceso de consulta de forma tal que, eventualmente,
el conjunto del presupuesto sea sometido a una planificación participativa6.

DE LA ECONOMÍA POPULAR AL DESARROLLO LOCAL:


LAS ASOCIACIONES DE EMPRESARIOS Y EL PARQUE INDUSTRIAL

Desde los años 1970-1972, dentro del plan de desarrollo urbano para la ciudad de
Lima, la Secretaría de Vivienda había reservado un área destinada al desarrollo de un
Parque Industrial en Villa el Salvador. Posteriormente, el cambio de régimen iba a
postergar la realización del proyecto. La administración del Parque Industrial pasó a manos
de la Secretaría de la Industria, la cual reservó los lotes disponibles para la gran industria
con el objetivo de crear empleos para la población migrante originaria de los distritos
desérticos del cono sur de Lima. De esta forma, las autoridades buscaban contrarrestar la
concentración industrial que se había ido dando sobre el eje este-oeste que atraviesa el
antiguo casco urbano de Lima, donde se encuentran más del 80% de las micro-empresas,
formales e informales, de la metrópolis. Sin embargo, la gran industria se mostró poco
receptiva frente a ese proyecto.

Dentro de la dinámica de consolidación de las organizaciones populares locales, los


empresarios de Villa el Salvador se fueron agrupando, lo que dio lugar al surgimiento de
diferentes organizaciones. En 1985 nace la Asociación de Pequeños Industriales y
Artesanos de Villa el Salvador (APIAVES) con la intención de desarrollar el Parque
Industrial. Para poder canalizar hacia el Parque Industrial el desarrollo empresarial local, la
APIAVES busca ampliar su membresía. Los productores artesanales se organizan por rama
de especialidad. Comparten compras, maquinaria y la comercialización de sus productos,
dentro de un esquema de organización que rebasa los lazos familiares sobre los cuales se
habían constituido esas empresas. Esos esfuerzos culminan con la creación en 1987 de la
Asociación de Pequeños y Microempresarios de Villa el Salvador (APEMIVES) la cual,
conjuntamente con la CUAVES y el gobierno municipal, exige la firma de un convenio con
la Secretaría de la Industria para el traslado de la administración del Parque Industrial. Es
así como, en junio de 1987, se constituye la Autoridad Autónoma del Parque Industrial, una
entidad mixta conformada por tres representantes del gobierno central y tres representantes
locales: un representante del municipio, un representante de la CUAVES y un representante
de la APEMIVES. Se determinan entonces los siguientes objetivos: promover la
instauración y el desarrollo de proyectos de pequeñas empresas, mediante la oferta de
infraestructura básica y de asistencia técnica a empresarios interesados en instalarse en el
Parque Industrial y realizar estudios, diseños, programas de financiamiento, de
comercialización, de construcción y de desarrollo de pequeñas unidades productivas.

La Autoridad Autónoma tuvo que enfrentar varios obstáculos que frenaron la


realización de sus objetivos. El período 1990-1992 fue particularmente difícil debido a la
violencia política que sacudió el país en general y Villa el Salvador en particular. Sin
embargo, es en 1992 que se consolida la relación entre el municipio y los empresarios
locales gracias a una propuesta de desarrollo integral basada en la comercialización, la
6
Entrevista con un profesional implicado en el programa de desarrollo urbano de DESCO, 19 de noviembre de 1999.

4
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asistencia técnica para la producción, el financiamiento y la capacitación empresarial. Hoy


en día, tras diez años de esfuerzos, los resultados son elocuentes: mientras Villa el Salvador
tiene una población económicamente activa de 100 000 personas, su Parque Industrial
representa 30 000 puestos de trabajo, distribuidos entre 8 000 micro y pequeñas empresas,
de las cuales 5000 son activas en la rama del comercio, 2000 en la industria y otras 1000 en
los servicios (Velásquez Ramos, 1997).

De esta forma, y por medio del desarrollo de una economía propia, Villa el Salvador
logra salir de su condición de ciudad dormitorio. El Parque Industrial es el resultado del
trabajo de organización de pequeños empresarios que vivían en la localidad pero que se
encontraban dispersos y muy poco organizados en un principio.

LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y LAS ONGS LOCALES

Desde un principio, la cooperación internacional ha sido omnipresente en Villa el


Salvador. La Federación de mujeres, el municipio y las organizaciones populares locales,
han beneficiado de apoyos de organizaciones extra-nacionales. Durante los años 1980,
varios proyectos han podido concretarse gracias a un financiamiento externo. Fue el caso
del Centro de Comunicación Popular de Villa el Salvador, identificado por la UNESCO
como proyecto piloto a principios de esa década (Zapata, 1996: 175). El Parque Industrial
recibió también el apoyo de la cooperación internacional: CARE Canadá donó maquinaria
usada para equiparlo y la cooperación española contribuyó a la construcción del edificio del
Centro de Promoción Industrial.

Además de la intervención de agencias multi o bilaterales de apoyo al desarrollo, el


“hermanamiento” entre municipios ha constituido otra fuente de financiamiento o de
cooperación técnica para la realización de proyectos específicos. Es así como el municipio
holandés de Amstelveen ha firmado un convenio con Villa el Salvador en el que se
compromete a colaborar en la mejora del servicio de colecta de la basura (1994), mientras
la ciudad francesa de Rezé ha financiado talleres de capacitación dirigidos a profesionales
del sector educativo (1999).

Varias ONGs limeñas han jugado un papel importante en la experiencia de Villa el


Salvador. Algunos profesionales de estas ONGs que colaboraron con el gobierno de
Velasco (1970-71) en el momento de la creación de Villa el Salvador dejaron años más
tarde sus funciones para hacer valer sus ideas dentro de un marco autónomo. El Centro de
Estudios y Promoción del Desarrollo (DESCO), en particular, está presente en Villa el
Salvador desde mediados de los años 1970. En DESCO se considera que el desarrollo local
tiene que pasar por diferentes etapas. La primera etapa consiste en desarrollar condiciones
que aseguren una cierta calidad de vida. Una segunda etapa corresponde a la consolidación
de las organizaciones populares locales mientras el tercer momento implica la
consolidación de las capacidades de gestión local7.

7
Entrevista con un profesional implicado en el programa de desarrollo urbano de DESCO, 19 de noviembre
de 1999.

5
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En un primer momento, DESCO trabajó conjuntamente con la CUAVES, en un


proyecto de densificación urbana. A finales de los 80, DESCO trabajó estrechamente con el
municipio en la capacitación particularmente. Hoy en día, sus proyectos implican
directamente a la población de Villa el Salvador, sin dejar de lado al gobierno local. En
1999, DESCO adquirió un edificio en Villa el Salvador con el fin de establecer allí su
oficina de desarrollo urbano, realizando de esta forma una descentralización de sus
actividades de apoyo que corresponde a su visión del desarrollo local. En síntesis, la forma
de intervención de las ONGs locales o regionales se ha ido modificando con el paso de los
años apuntando a una intervención cada vez más participativa.

DESARROLLO LOCAL, ECONOMÍA SOLIDARIA Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA:


ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS

Villa el Salvador representa una experiencia particular en la que desarrollo local y


economía solidaria se dan la mano. Sin embargo, no es la única experiencia de este tipo
como lo muestran varias iniciativas similares en Perú y en otros países de América Latina,
entre las cuales se destacan, en Brasil, la de Porto Alegre (Genro et de Souza, 1998) y la de
Fortaleza (Collombon, Manoury y Parodi, 2000). La investigación realizada en Villa el
Salvador ha permitido confirmar el potencial de un modelo de desarrollo local transversal y
multisectorial, que integra lo económico y lo social a fin de favorecer un desarrollo inicial
(un sistema local de producción e intercambio) en un contexto político moderno.

En primer lugar, Villa el Salvador es un buen ejemplo de gestión del espacio urbano
a escala regional, que rebasa el registro del micro-proyecto: una población de 350000
habitantes, organizada alrededor de 120 plazas comunales por grupos residenciales,
representada por una asamblea general, la de la CUAVES, y que pone en marcha
progresivamente una política descentralizada de desarrollo a nivel de los barrios, la llamada
política de los presupuestos participativos.

En segundo lugar, Villa el Salvador ha demostrado que es posible implementar un


proceso participativo en el marco de una colectividad pública que posee los atributos
políticos de la modernidad, con la combinación de la democracia directa (por medio de la
asamblea de delegados de los grupos residenciales) y el asociativismo (un centenar de
asociaciones) en el marco de una democracia representativa (sufragio universal, elección de
un alcalde y de consejeros, desarrollo de un servicio público municipal, cogestión de un
parque industrial, etc.).

En tercer lugar, Villa el Salvador permite ver cómo, gracias a una perspectiva de
desarrollo local económico y social a la vez, es posible impulsar empresas y organizaciones
a partir de la “planta baja” de la economía, es decir, a partir de una economía comunitaria
de subsistencia (Braudel, 1985; Verschave, 1994). Las actividades económicas informales
eran en Villa el Salvador actividades de pequeñas empresas familiares, poco o nada
reglamentadas, que permitían la sobrevivencia de estas familias pero ninguna acumulación.

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La política de desarrollo local de Villa el Salvador, por medio de su Parque Industrial, ha


instalado los escalones necesarios para salir de la “planta baja” de esta economía de
subsistencia y permitir cierta acumulación dentro de un marco parcialmente colectivo y
parcialmente privado.

En cuarto lugar, en Villa el Salvador se aplicó al pie de la letra un principio básico


del desarrollo local: “Esfuérzate y el Estado te apoyará”. Este principio constituye la piedra
angular de la organización social en Villa el Salvador. El mismo principio fue aplicado
después frente a la cooperación internacional: el municipio, las organizaciones de
solidaridad internacional (OSI), municipios o fundaciones del Norte, han tomado el lugar
de un Estado nacional en crisis que, a partir de los 80 y bajo la presión de los programas de
ajuste estructural del FMI, había dejado de lado su función de regulación a través de los
servicios públicos.

La combinación de estos elementos ha permitido a los habitantes de Villa el


Salvador influir sobre el proceso de toma de decisiones dentro del municipio y, sobre todo,
construir, con la ayuda de organizaciones de apoyo, escuelas, mercados, centros de salud,
redes de microempresas. Sorprendentemente, se han sembrado en este rincón de desierto
más de 500000 árboles.

Estos logros no se han dado sin tensiones y debates pero durante sus treinta años de
historia una cultura democrática se ha desarrollado en Villa el Salvador sobre la base de
una cultura comunitaria preexistente y con el crecimiento de la democracia municipal, de
dispositivos participativos (la CUAVES) y de redes asociativas. Sus dirigentes, así como
una gran mayoría de los residentes de Villa el Salvador, comparten esta convicción: si bien
la democracia no puede resolver todos los problemas, constituye sin embargo la mejor
opción en un contexto de crisis del Estado y de la economía nacional. Durante los años 80 y
90, las organizaciones populares de Villa el Salvador han resistido tanto a la deriva militar
de Sendero Luminoso como a los excesos del gobierno de Fujimori.

Cinco observaciones se desprenden sobre la participación ciudadana en Villa el


Salvador. Al igual que otras experiencias de este tipo en países de África o de América
Latina (Develtere, 1998; Jacob y Delville, 1994), es el producto de un encuentro entre una
población marginalizada y líderes asociativos activos dentro de un movimiento social de
tipo comunitario anclado en tradiciones campesinas e indígenas. Además, Villa el Salvador
es el producto del encuentro entre una población marginalizada y ONGs nacionales e
internacionales que han aportado el apoyo profesional necesario para su desarrollo como
municipio y comunidad organizada en los planos socio-espacial y socio-económico. Villa el
Salvador es, asimismo, el producto de un encuentro entre una población organizada y la
cooperación internacional descentralizada que favorece por ejemplo el hermanamiento de
municipios, de escuelas, de centros de salud, y diversos apoyos técnicos. Es, además, el
producto de una población que se ha movilizado para obtener el reconocimiento y el apoyo
de las autoridades públicas en momentos oportunos: a nivel nacional, en la etapa
fundacional y a nivel regional, en una segunda etapa de conformación del municipio. Villa
el Salvador es, finalmente, el producto de un encuentro entre líderes locales y su
comunidad, líderes que han sabido renovarse continuamente en su visión del desarrollo

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local, por medio de un trabajo de animación o hasta de co-desarrollo con el movimiento de


las mujeres, el movimiento de los jóvenes, el movimiento de los pequeños empresarios y el
de las comunidades eclesiales de base.

“DESARROLLO INICIAL”, PRODUCCIÓN LOCAL Y CONCERTACIÓN

Lo que antecede ilustra perfectamente que la primera condición que permitió el


éxito de Villa el Salvador es un movimiento social fuertemente organizado a nivel local.
Sin embargo, si bien ello constituye una condición necesaria, no es suficiente para explicar
el éxito de la experiencia. Otros factores tienen que ser tomados en cuenta; entre ellos,
oportunidades culturales, económicas y políticas que los habitantes de Villa el Salvador han
sabido aprovechar y que han contribuido de manera crucial al desarrollo del municipio. En
una dimensión socio-cultural y socio-espacial, el grupo residencial ha constituido una pieza
clave de la organización social de Villa el Salvador. Su eficacia demuestra que el arraigo
territorial y la “obra comunitaria ”, es decir, la satisfacción de un trabajo realizado en
común, constituyen motores importantes de desarrollo. En una dimensión económica, Villa
el Salvador ha logrado construir a partir de lo que llamamos el “desarrollo inicial ”, es
decir, sistemas locales de producción e intercambio o la “economía de la planta baja ”. Se
han apoyado las redes económicas y sociales de corte tradicional que se estaban
desarrollando en su territorio, transformándolas en circuitos de pequeña producción
mercantil, lo que ha posibilitado un proceso de acumulación. Esto significa que el mercado
interior de subsistencia ha empezado a insertarse en una economía de mercado, dentro de la
cual las microempresas, que están involucradas parcialmente en una lógica solidaria
(cooperativas de trabajo, cooperativas de consumo, etc.) han podido posicionarse de manera
relativamente significativa. En una dimensión socio-política, se han combinado en Villa el
Salvador democracia directa y democracia representativa. En ese municipio, la población
migrante ha aprendido a ocupar conjuntamente un nuevo espacio por medio de un
planeamiento democrático de su desarrollo: vivienda, empleo, salud y educación, transporte
local, agricultura urbana, etc. De este modo, Villa el Salvador se ha vuelto un terreno fértil
no solamente para actividades económicas y sociales sino también para la democracia local.
La población de Villa el Salvador ha logrado estructurar redes de vecindario que, más allá
de la ayuda recíproca, han dado lugar a una sociedad civil activa en el desarrollo de una
instancia local de gobierno moderna e integrada, asumida en buena parte por su liderazgo
asociativo. El acompañamiento por parte de ONGs y de organizaciones de cooperación
internacional comprometidas y poseedoras de saberes profesionales expertos, así como una
oferta adecuada de servicios, han complementado esos esfuerzos.

Dentro de una economía dominada por el sector informal, crear o sostener empresas
inscritas en un proceso de acumulación y no ya de simple subsistencia tiene dos razones de
ser: a) ofrecer un trampolín para movilizar los actores económicos y sociales de la
comunidad de manera a consolidarla; b) sostener la microempresa para remodelar la
economía local por medio de su modernización. Nuestra investigación sobre Villa el
Salvador ha demostrado la importancia del desarrollo económico y social de territorios, es
decir de la micro y pequeña empresa local. En otros términos, Villa el Salvador ha
favorecido la transformación de las microempresas familiares locales en empresas activas
en el mercado gracias a un acompañamiento adaptado: una oferta de servicios organizada

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en función de este tipo de trabajadores y de empresas y una lógica que reposa sobre el
potencial de los proyectos y de sus promotores en lugar de las garantías que pueden ofrecer,
en contraste con la lógica usual de las instituciones financieras; una oferta de servicios que
asegura un acompañamiento de proximidad y que ha sido implementada a partir de la
intervención de ONGs.

El Parque Industrial de Villa el Salvador se ha constituido en un espacio que


favorece, desde abajo y hacia arriba, la organización de las microempresas en redes
empresariales que pueden superar colectivamente el nivel de sobrevivencia. Este no es el
único factor presente, pero un territorio reservado a un uso industrial eventual permite tal
estructuración ya que se vuelve un espacio de proximidad que favorece la ayuda mutua; un
espacio de movilización que favorece la puesta en común de ciertos procedimientos y el
funcionamiento asociativo de pequeños empresarios y comerciantes locales; un espacio de
intervención para el apoyo a proyectos (en materia de capacitación, de comercialización de
la producción, de transporte, de promoción, etc.); un lugar privilegiado para el desarrollo
de nuevas medidas municipales relacionadas con el desarrollo de la infraestructura urbana
(abastecimiento apropiado en energía eléctrica, sistema de agua y drenaje, calles y
carreteras, etc.)

En un contexto de reorganización del sistema productivo nacional, de globalización


de los intercambios económicos y de redefinición del papel de los Estados, el Estado, las
instancias públicas y las comunidades locales tendrán que jugar un nuevo rol en la
producción de los servicios colectivos. La dinámica social que se manifiesta en el caso de
Villa el Salvador, como en otras experiencias similares, se construye hoy en día dentro de
un modelo asociativo y de concertación. En Villa el Salvador, la dinámica social ha dado
lugar a nuevas formas de institucionalización en un asentamiento humano de más de
350000 habitantes.

El desarrollo local, en Villa el Salvador, no ha sido solamente un desarrollo


impuesto “desde arriba”(top-down approach), en el que la comunidad se encuentra
dependiente de ayudas transferidas desde el Estado nacional o desde instituciones
internacionales, aunque este modo haya tenido cierta presencia en un primer momento; el
desarrollo local, en Villa el Salvador, tampoco ha sido totalmente “alternativo”o “desde
abajo”(bottom-up process). El proceso ha incorporado mediante dispositivos originales a
una multitud de actores, muchas veces asociativos y con nuevas reglas, nuevas actividades,
nuevos modos de financiamiento y de intervención en los que intervinieron los poderes
públicos locales, nacionales e internacionales como ciertas ciudades del Norte, la
Comunidad Europea, la UNESCO, etc. En Villa el Salvador, se tiene la convicción de que
no es posible un desarrollo local exitoso sin Estado o contra el Estado.

Globalmente, la fuerza de Villa el Salvador ha sido el resultado del encuentro de


tres dimensiones fuertemente interrelacionadas: 1) la producción de bienes y servicios
(dimensión económica); 2) una población que se activa dentro de un territorio delimitado
en donde “vivir juntos” tiene un significado social (dimensión socio-espacial); 3) lo
“comunal” como dispositivo asociativo de revitalización en una perspectiva en la que lo
“económico” y lo “social” no están disociados (dimensión asociativa).

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A primera vista, este tipo de desarrollo local, basado en la concertación y el


asociativismo, requiere una gran dosis de idealismo y de consenso. La historia del
desarrollo local de Villa el Salvador, sin embargo, revela que este proceso no se llevó a
cabo sin conflictos. La entrada en la escena de nuevos actores siempre conlleva algunos
choques con las costumbres, tradiciones, prejuicios e intereses de los que ya estaban
ocupando el lugar. Pero el desenlace de las prácticas asociativas es el siguiente: los
ciudadanos, lejos de esperar que otros construyan nuevas instituciones, participan
directamente de esta construcción, derribando los obstáculos cuando se presentan.

Como lo expresan Debuyst, Arocena y Peemans (1999), la economía social y el


desarrollo local se inscriben en relaciones de poder entre diferentes actores. El desarrollo
local no es exclusivamente un fenómeno económico, es también un fenómeno político ya
que implica relaciones de poder alrededor de la ocupación de un territorio, relaciones de
poder alrededor del acceso a recursos públicos, etc. Algunos actores intervienen en nombre
de la reconstrucción del tejido social, en nombre de la gestión colectiva de un medio
ambiente natural dentro de un esquema de desarrollo sustentable o en nombre del control
que las comunidades y las regiones deben ejercer sobre su propio desarrollo, es decir, con
base en derechos económicos, sociales y medioambientales de la ciudadanía. Otros actores
intervienen en nombre de la inscripción de las metrópolis en la globalización, de la
inserción de las empresas en el mercado mundial, de la iniciativa empresarial individual en
oposición a las iniciativas locales colectivas que se apoyan en políticas públicas
voluntaristas. Éste es el contenido subyacente de la dimensión conflictual de desarrollo
local y de la economía social. Para encontrar soluciones a las tensiones generadas entre
estas visiones fuertemente contrastadas, el desarrollo local debe producir avenidas de
negociación; producir, para ser más precisos, dispositivos institucionales que permitan la
expresión de estas tensiones alrededor de problemas concretos que serán transformados en
proyectos colectivos.

CONCLUSIÓN Y PERSPECTIVAS PARA LA INVESTIGACIÓN

Experiencias de desarrollo local como las de Villa el Salvador en el Perú y otras en


América Latina nos llevan a formular las siguientes conclusiones. El desarrollo local y la
economía social se vuelven cada día más presentes a nivel internacional, con la constitución
progresiva de una sociedad civil mundial, la multiplicación de empresas sociales, las
demandas de democracia de la ciudadanía que se moviliza para participar en el desarrollo
de los territorios locales así como nuevos movimientos políticos que defienden ideas como
el trabajo compartido, la economía solidaria, etc. La economía no es solamente capitalista.
Las combinación de la economía pública y de la economía social puede servir de
contrapeso a la economía privada. De esta forma, se vislumbra la posibilidad de construir
une economía plural más solidaria que responda a los intereses colectivos. Finalmente, la
economía social favorece el “despegue”de las comunidades locales y su inserción en el
desarrollo económico nacional. Como bien lo escriben Verschave y Boisgallais (1994:
138):

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Lo esencial ha sido destinado a la ayuda global o macro -


económica… Falta el eslabón del desarrollo inicial, él que
apunta a la toma de control, por las poblaciones mismas, de los
elementos claves de su subsistencia. Este desarrollo del país
profundo, de los “países” y de los vecindarios, es un fundamento
imprescindible del desarrollo moderno, urbano, industrial y
terciario, ya que restaura o instaura un mercado interno.

La investigación que hemos emprendido sobre el desarrollo local en América Latina


y su encrucijada con la economía social sigue siendo embrionaria, sobre todo si se quiere
tomar en cuenta su evolución reciente que sugiere ir más allá de las iniciativas locales tales
como se habían venido desarrollando en las décadas anteriores. La multiplicación de las
experiencias de presupuesto participativo en decenas de municipios de varios países de
América Latina, después de la iniciativa novedosa de Porto Alegre (1988-2001), nos lleva a
proponer que, más allá de su impacto en los medios de comunicación, es necesario indagar
sobre las nuevas formas de desarrollo local, las nuevas formas de descentralización del
servicio público local, las nuevas relaciones entre la economía pública local y la economía
social para conocer su potencial en función del establecimiento de futuras políticas de
instituciones o programas internacionales (el PNUD u organizaciones no gubernamentales
internacionales – ONGI - por ejemplo), y para facilitar el desarrollo de las sociedades del
Sur sobre una base de políticas diferentes a las del FMI y del Banco Mundial, políticas que
son cada día más cuestionadas (Lévy, 2000; Rodrik 1997 y1998).

Simultáneamente a nuestras investigaciones de campo sobre desarrollo local y


economía social, sería necesario revisar, en términos de análisis político, la transformación
de la coyuntura internacional y sus incidencias sobre el desarrollo de la economía social.
Pensamos, entre otras cuestiones, a las relaciones entre las instituciones internacionales y la
sociedad civil internacional para tratar de establecer cómo las iniciativas locales
contemporáneas son partícipes – o no – de una globalización diferente (Fall y Diouf, 2000;
Favreau y Lachapelle, 2001).

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Fuentes adicionales de información en el Perú (1999-2000)

Entrevistas en Villa el Salvador con el alcalde Martín Pumar, el ex-alcalde Miguel


Azcueta y numerosos profesionales de ONGs, líderes de grupos residenciales y de
movimientos locales (grupos de mujeres, de jóvenes, asociaciones de comerciantes,
de productores, etc.), profesionales del sector educativo y de la Iglesia
Periódicos locales, en particular el boletín informativo de Villa el Salvador, Somos
Villa el Salvador y el periódico electrónico Amigos de Villa el Salvador
Observación participante en diferentes reuniones de ONGs y organizaciones locales
Colaboración de ONGs limeñas como el Centro Episcopal de Acción Social
(CEAS), Servicios Educativos El Agustino (SEA) y DESCO así como
Organizaciones de Cooperación Internacional quebequenses como SUCO.

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