Consulta 7

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 8

SEMINARIO MAYOR SAN PEDRO DE PORTOVIEJO

TEOLOGÍA
INTRODUCCIÓN A LA SAGRADA ESCRITURA I
PATRICIO XAVIER ZAPATA NASIMBA
LA REBELIÓN DE LOS MACABEOS
Introducción
Los judíos protagonizaron la más famosa de las resistencias bajo la dominación helénica.
Estamos ubicados en el siglo II a.C., época en que Antíoco IV ejercía poder político y
económico sobre los dominios helénicos que estaban sometidos a la presencia del Imperio
Romano. El desespero de encontrar medios económicos que permitan el sustento para el
pago de los altos impuestos a Roma, llevó a cabo varios intentos de saquear el Templo. Así
pues, bajo estas circunstancias es como se da esta famosa rebelión.
La rebelión de los Macabeos en tiempos de la Dominación Helenística
Es conocido que con el gobierno de Alejandro Magno muchos judíos, en especial los que
vivían en Alejandría, se habían acomodado y acostumbrado al dominio griego. <<Alejandro
pasó por Judea sin provocar conmociones, luego, tras unos pocos ajetreos, Judea quedó en
manos de los Ptolomeos, que gobernaron con suavidad y, finalmente, cuando vieron que
Antíoco III tenía las de ganar, los judíos se pusieron de su parte y tras la Quinta Guerra Siria
fueron bien tratados>> (Ivorra, 2001). Con la muerte de Antíoco III le sucede Seléucida IV,
bajo esta administración el proceso de helenización en Judea se acelera. <<Al mismo tiempo,
los judíos más conservadores se escandalizaban al ver a algunos de sus conciudadanos
helenizados y se aferraban radicalmente a las viejas costumbres>> (Ivorra, 2001).
Con la llegada de Antíoco IV, hermano de Antíoco III, los problemas económicos no
cesaron. Por esto vio en el Templo de Jerusalén un medio posible para sustentar la deuda con
Roma. A causa de su pretensión Onías III no simpatizaba con él. Josué, hermano del Sumo
Sacerdote Onías III pacta con Antíoco IV para colaborarle sin restricción alguna, si lo
nombraba Sumo Sacerdote. <<Para tentar aún más a Antíoco IV, le prometió que impulsaría
la cultura griega en Judea. Él mismo decidió cambiar su nombre de Josué por el nombre
griego de Jasón>> (Ivorra, 2001). Así es como se procede al arresto de Onías III y la
expoliación del Templo. Onías III es asesinado en la prisión, mientras que Jasón, para el año
175 a.C. ocupa el cargo de Sumo Sacerdote.
El año 172 a.C., Antíoco IV depuso a Jasón y nombró sumo sacerdote a Menelao. También él era
pro-seléucida; estaba apoyado por la familia de los Tobías y su hermano era capitán del templo.
Le aseguró a Antíoco IV que podía aumentar los impuestos sobre los judíos con el furor de un
tirano cruel y la ira rabiosa de un animal salvaje (2Mac 4, 25). A pesar de ello logró proporcionar
la cantidad prometida y tuvo que saquear el tesoro del templo. Su fechorías llegaron a oídos del
sumo sacerdote depuesto, Onías III, que residía en Antioquía. Onías III lo acusó públicamente,
sostenido por la comunidad judía. Menelao respondió haciéndolo asesinar en Dafne (2Mac 4, 33-
34). Luego se dirigió a Siria, dejando el mando y los cargos financieros a su hermano Lisímaco.
El pueblo esta vez se rebeló contra el escándalo religioso, contra las exacciones de todo tipo,
contra aquellas familias que disponían del sacerdocio sin preocuparse para nada del pueblo.
Lisímaco fue asesinado, pero Menelao regresó con el apoyo de Antíoco.
Antíoco IV tenía nuevos proyectos, ya que intentaba la conquista de Egipto. El año 170, partió en
campaña, pero tuvo que detenerse en Alejandría cuando los romanos intervinieron presentándole
un ultimátum del senado. Roma es una nueva sentencia que deja sentir su peso. Antíoco IV deja
Egipto; llega a Jerusalén la noticia de que ha muerto; es la ocasión para que el antiguo sacerdote
Jasón subleve al pueblo.
Tras la muerte de Onías III Judea se convulciona, mucho más, con la noticia falsa de la
muerte de Antíoco IV. Esto ocasionó que Antíoco IV suba a <<…Palestina y -ordene- la
pacificación de Jerusalén. Su general toma la ciudad por sorpresa un día sábado; la ciudad es
saqueada y destruida en parte…>> (Castel, 1998, p. 167). Jerusalén es convertida en un
fuerte militar. El Templo es profanado, pues, en el corazón del templo se erigió un lugar para
el culto a Zeus.
En este breve contexto se da la sublevación macabea. Este movimiento Macabeo condujo
a una nueva reinstauración del Estado Judío. <<El hermano de Jonatán, Simón, consiguió
una independencia casi total para Jerusalén, conquistando su acrópolis, y para Judea,
instaurando una dinastía que se mantuvo hasta el siglo I a.C.>> (Ochoa, 2003, p. 178).
El partido judío helenizante se sometió seguramente sin excesivas dificultades, y el resto de la
población aceptó por temor la nueva situación. Pero esta obediencia no lograba disimular la
aspiración universal a la revuelta.
Matatías y sus cinco hijos, una familia sacerdotal refugiada en Modín, se negaron a ofrecer el
sacrificio a los dioses paganos y mataron al oficial encargado de hacer ejecutar las órdenes del rey.
Fue el comienzo de la revuelta (l Mac 2).
Matatías y sus familiares huyeron a las montañas de Judá, de difícil acceso. Pronto se reunió una
tropa de guerrilleros; se trataba de hombres piadosos, los hasidim; sentían un anhelo tan grande de
cumplir con la ley, que muchos se hicieron matar antes que defenderse en día de sábado (1 Mac 2,
29-39). Matatías tuvo que declarar abrogada la ley del sábado en caso de conflicto.
Matatías murió el 166 a.C., dejando a su hijo Judas un ejército de unos 6.000 hombres. Por sus
hazañas, Judas recibió el nombre de «martillo», en hebreo macabeo; en efecto, era un terrible
caudillo y estratega. Aplastó un destacamento seléucida mandado por Apolonio, el pacificador de
Jerusalén. Luego, venció al gobernador de Siria en Betorón, al noroeste de Judea y lo persiguió
hasta la costa.
Antíoco IV envió entonces un ejército considerable mandado por tres generales, Tolomeo, Nicanor
y Gorgias. Mediante una hábil maniobra, Judas volvió a vencer en Emaús (1 Mac 3-4). Lisias,
lugarteniente del reino, intentó sorprender a Judas por el sur, pero fue igualmente derrotado.
Según 2 Mac 11, Lisias, deseoso de conseguir la paz, habría intervenido ante Antíoco para que se
volvieran a introducir las costumbres hebreas, concediendo a los judíos el permiso para sacrificar
de nuevo en el templo. Antíoco IV aceptó la propuesta. La versión de 1 Mac 6, 55-63 es bastante
distinta: habría sido Antíoco V quien les dio este permiso. (Castel, 1998, p. 168)
Los hermanos de Judas Macabeo fueron <<…Juan, Simón, Eleazar y Jonatán>> (Ivorra,
2001). Cuando Judas se hizo cargo del ejército de guerrilleros que reunió Matatías, no
tardaron en unirse <<…bandas de jasideos (piadosos), el sector más piadoso del judaísmo,
que no tenía ningún interés político, y sólo echó mano de las armas ahora que se les prohibía
profesar su religión>> (Ivorra, 2001).
Por esta época los sacerdotes inventaron muchas historias sobre judíos martirizados en otros
tiempos a causa de su religión y sobre cómo Yahveh les había ayudado y premiado debidamente.
Así surgieron el libro de Judit y el libro de Daniel que, junto con dos libros sobre los macabeos,
completaron los textos bíblicos. El libro de Daniel contiene varias historias que se atribuían
primeramente a Abraham (aunque su origen era muy posterior a la época del patriarca), pero que
fueron actualizadas y situadas en la época del destierro en Babilonia. En realidad los libros sobre
los macabeos fueron cinco, pero los tres restantes eran totalmente ficticios y no fueron incluidos en
la Biblia. (Ivorra, 2001)
Las victorias que conseguían los Macabeos pusieron de parte a muchos judíos como para
intentar tomar Jerusalén, a la que los helenos la habían llamado Acra. <<Las fuerzas seléucidas
y los judíos helenizados todavía dominaban los puestos fortificados de la ciudad, pero en 165 los
macabeos lograron apoderarse del Templo>> (Ivorra, 2001). Judas consagra nuevamente el Templo,
destruye los altares dedicados a Zeus. <<Construyó un nuevo altar, lo dotó de nuevos vasos sagrados
y se realizaron los sacrificios adecuados. Los judíos aún celebran hoy en día el aniversario de esta
consagración>> (Ivorra, 2001).
A continuación, Judas Macabeo y su hermano Simón, marcharon hacia el norte con sendos
ejércitos y poco a poco fueron destruyendo todo el dominio Seléucida de la región.
En 164 Ptolomeo VI y Ptolomeo VII riñeron, y el segundo expulsó al primero a Chipre, pero
en 163 Ptolomeo VI logró hacerse de nuevo con el control de Egipto e instaló a su hermano en
Cirene.
Ese mismo año murió el rey Ariarates IV de Capadocia, y fue sucedido por su hijo Ariarates V. 
También murió Antíoco IV en Persia, probablemente de tuberculosis. En principio, la sucesión
recayó en su hijo Antíoco V, que tenía sólo nueve años, pero un primo suyo reclamó el derecho al
trono. En efecto, Seleuco IV había tenido un hijo, llamado Demetrio, que había sido rehén en
Roma como su tío Antíoco IV, pero ahora había logrado escapar y consiguió algunos partidarios
entre los generales seléucidas. Antíoco V era en realidad la baza de Lisias, que se convirtió en su
tutor para gobernar el Imperio.
En 162 un ejército seléucida mayor que los anteriores se enfrentó a los macabeos en Betzacaría.  El
ejército llevaba consigo un elefante, y Eleazar pensó que sobre él iría el propio Antíoco V, así que
se abalanzó sobre él y lo apuñaló por el vientre, pero el elefante se desplomó sobre Eleazar y lo
mató. A fin de cuentas, sobre el elefante no iba el rey. Por primera vez, Judas Macabeo fue
derrotado, y tuvo que llevar los restos de sus tropas a las colinas del Gofna nuevamente, mientras
las fuerzas seléucidas volvían a ocupar Jerusalén. Esta vez se cuidaron de interferir en el Templo.
Lisias no quería conflictos con los judíos porque necesitaba concentrar sus fuerzas contra
Demetrio. Sin embargo, ese mismo año Demetrio logró asesinarle a él y al rey Antíoco V, para a
continuación ponerse al frente del Imperio como Demetrio I.  Sus primeros pasos fueron
encaminados a ganarse la amistad de Roma mediante regalos. Luego trató de controlar Judea de
forma menos drástica que sus antecesores. Los judíos afirmaban que, desde que Salomón nombró
a Sadoc Sumo Sacerdote, el cargo había permanecido ininterrumpidamente en su familia. Incluso
al volver del destierro en Babilonia, fue nombrado Sumo Sacerdote Josué, que presuntamente
pertenecía al linaje de Sadoc. Demetrio I encontró el hombre idóneo para poner al frente del
Templo. Nombró sumo sacerdote a Eliakim, que fue aceptado por los judíos por ser del linaje de
Sadoc y, al mismo tiempo, era partidario de la cultura griega, hasta el punto de que adoptó el
nombre griego de Alcimo. Los jasideos dejaron inmediatamente el combate, y sólo quedó un
pequeño grupo de radicales en el Gofna dirigidos por los macabeos. En principio no suponían un
gran problema, pero Judas Macabeo tuvo una idea extremadamente peligrosa para Demetrio I:
pedir ayuda a Roma. El libro I de los Macabeos contiene un pasaje muy interesante porque
muestra la imagen que el mundo tenía de Roma en la época (el texto contiene exageraciones e
inexactitudes):
Y oyó Judas la reputación de los romanos, y que eran poderosos, y se prestaban a todo cuanto se
les pedía, y que habían hecho amistad con todos los que se habían querido unir a ellos, y que era
muy grande su poder. Había también oído hablar de sus guerras, y de las proezas que hicieron en
la Galacia, de la cual se habían enseñoreado y héchola tributaria suya; y de las cosas grandes
obradas en España, y cómo se habían hecho dueños de las minas de plata y oro que hay allí,
conquistando todo el país a esfuerzos de su prudencia y su constancia, que asimismo habían
sojuzgado regiones remotas, y destruido reyes que en las extremidades del mundo se habían
movido contra ellos, habiéndolos abatido enteramente, y que todos los demás les pagaban tributo
cada año [...] [habla también de Antíoco, Eumenes y de los griegos], pero que con sus amigos, y
con los que se entregaban de buena confianza en sus manos, guardaban amistad, y que se habían
enseñoreado de los reinos, ya fuesen vecinos, ya lejanos, porque cuantos oían su nombre, los
temían…[I Mac. VIII, 1-16]
Demetrio I se apresuró a tomar cartas en el asunto antes de que Roma pudiera intervenir.
En 161 envió a las colinas del Gofna su general Baquides con un ejército que arrolló a los
rebeldes. Judas Macabeo murió en la batalla, y sus hermanos Jonatán y Simón pudieron rescatar
su cuerpo y enterrarlo en Modín. (Ivorra, 2001)
Al frente del movimiento de resistencia se coloca Jonatán (160- 143 a.C.), uno de los
hermanos de Judas, pero al no ser de la familia sadoquita, la familia en la que normalmente se
elegía al sumo sacerdote, tenía enemigos entre el grupo de los "piadosos". Víctima de sus
mismas maquinaciones, Jonatán, en el intento de concluir una alianza con el enésimo
pretendiente al trono seléucida, fue muerto a traición en el 143 a.C., después de haber
conseguido establecer alianza con Esparta y, sobre todo, con Roma.
Al morir Judas, los que pudieron reunirse eligieron por jefe a su hermano Jonatán, que buscó
apoyo entre los nabateos. Desde finales del siglo IV, estos nómadas formaron un reino en la
meseta que domina al este el Arabá hasta el Mar Rojo. Su prosperidad se basaba en el control de
las rutas caravaneras con la Arabia feliz, el Yemen, el Golfo Pérsico y Grecia…Aprovechándose
de la decadencia seléucida, intentaban por entonces ocupar la Transjordania.
En una misión exploratoria, murió el hermano de Jonatán, cogido en una emboscada. Al verse
Jonatán sin apoyo, tuvo que refugiarse en la otra orilla del Jordán. Báquides ocupó Judea, fortificó
las ciudades de Judá, especialmente Betsur y Guézer, convertida en Gazara. Alcimo, por su parte,
ordenó destruir el muro que impedía a los paganos acercarse al templo. Murió en el 159, sin que
sepamos el nombre de su sucesor. (Castel, 1998, p. 170)
¿Quién era sumo sacerdote antes de Jonatán? Cabe pensar que lo fue aquel que se hizo llamar «el
Maestro de justicia» y que se separó del templo de Jerusalén y de su culto para fundar la
comunidad de los esenios esperando un sacerdocio purificado. Si es justa esta hipótesis, para estos
observantes absolutos de la ley Jonatán seria el «sacerdote impío» de los textos de la comunidad.
El año 150, Alejandro Balas triunfa definitivamente sobre Demetrio I. Para celebrar su victoria,
invita a Jonatán a su boda con Cleopatra, hija de Tolomeo VI, soberano de Egipto. Asocia además
a Jonatán al gobierno del estado; colmado de honores, Jonatán lo sostiene contra las pretensiones
de Demetrio II, hijo de Demetrio I…
El año 145, Alejandro Balas es vencido por Demetrio II. Jonatán se aprovecha para sitiar la
ciudadela del Acra. Convocado por Demetrio II, se granjea sus favores y ve confirmados todos sus
poderes. Obtiene incluso el control de tres distritos meridionales de Samaría, cuyos habitantes
seguían el culto jerosolimitano. Pero no es momento todavía de hacerse con el Acra.
Demetrio II, viéndose a su vez en dificultades con el general Trifón, busca la ayuda de Jonatán
prometiéndole la cesión del Acra; pero después de rechazar a Trifón, se niega a mantener su
promesa. Jonatán y su hermano Simón cambian entonces de campo: reciben de Trifón el encargo
de someter el sur de la provincia de Celesiria, desde Tiro hasta la frontera de Egipto. Lo consiguen
y se aprovechan para fortificar las ciudades de Judea y especialmente Jerusalén (I Mac 11-12).
Simón se apodera incluso de la ciudadela de Betsur, mientras que Jonatán busca el apoyo de Roma
de Esparta. Trifón, preocupado por esta nueva potencia, consigue apresar traidoramente a Jonatán
y se dirige contra Judea. (Castel, 1998, p. 171)
Le sucedió un tercer hermano, Simón (143-134 a.C.), que consiguió mantener el cargo de
sumo sacerdote, haciéndose reconocer por el rey seléucida Demetrio II como "sumo
sacerdote, gobernador y general de los judíos". Una vez más el movimiento macabeo se
apoya en las dificultades internas de Siria, pero esta vez el reconocimiento obtenido por
Simón es muy importante; de hecho, puede concentrar en sus manos el poder civil, el
religioso y el militar, y obtener para Judea una independencia efectiva, alejando
definitivamente a los seléucidas. También Simón terminará asesinado, esta vez por un
pariente suyo, en 134 a.C.
Según 1 Mac 14, Simón fue un excelente gobernante. El pueblo lo nombró sumo sacerdote y jefe
del pueblo para siempre, con lo que queda fundada la dinastía asmonea. Hay sin embargo una
restricción curiosa: «hasta que surja un profeta fiel». Es cierto que Simón no era el hombre de los
hasidim, aunque persiguió a los helenistas y pidió incluso a los romanos que le ayudaran a
perseguir a los judíos fugitivos; sabemos así por dónde se extendía la diáspora: había judíos en
Mesopotamia, Pérgamo, Capadocia, entre los partos, junto al Mar Negro, en Chipre, Rodas, Creta
y Cirene (l Mac 15).
Demetrio II es apresado por los partos en el 140; Antíoco VII, que le sucede, mantiene su alianza
con Simón en contra de Trifón. Pero apenas se ve seguro por este lado, ordena a Simón que le
devuelva Guézer, Jaffa y el Acra. Simón se niega a ello y tiene que vencer al ejército seléucida
cerca de Modín (1 Mac 16).
Poco después, Simón cae víctima de una intriga de palacio fomentada por su yerno Tolomeo,
gobernador de Jericó. Durante un banquete en Dok es asesinado junto con dos hijos suyos,
Matatías y Judas (año 135). Lo que los seléucidas no pudieron conseguir con las armas, lo
obtuvieron a traición. (Castel, 1998, p. 172)
El sucesor, su hijo Juan Hircano I, puede ser considerado como el fundador de una
verdadera y auténtica dinastía, la de los asmoneos, la primera después del hundimiento de la
monarquía a consecuencia del destierro babilónico. El movimiento macabeo, nacido de un
deseo de rebelión y resistencia contra el dominio seléucida, se fue poco a poco transformando
a su vez en un instrumento de dominio.
Sólo se escapa de la matanza un hijo, Juan. Reconocido como sucesor, obliga a Tolomeo a
encerrarse en su ciudadela de Dok y luego huye a Filadelfia. Pero el peligro más grave viene de
los seléucidas: Antíoco VII comienza la conquista de Judea y pone sitio a Jerusalén.
Los asuntos internos del estado seléucida impiden una vez más a Antíoco VII concluir su proyecto,
aunque logra imponer a Juan Hircano una paz onerosa. Exige una fuerte suma de dinero por Jaffa-
Joppe, pidiendo además la entrega de las armas y de rehenes para hacerlos mercenarios suyos.
Juan Hircano es de nuevo vasallo de los seléucidas.
Pero prosigue la guerra contra los partos y Antíoco muere en el 128 a. C.; en adelante, Antioquía
no es más que un teatro de rivalidades y deja en paz a Judea. ¿Fue entonces cuando Juan Hircano
recibió una embajada de los partos (Talmud de Jerusalén, Berakot 7, 2)? En ese caso, habría
habido un cambio en las alianzas, ya que los partos eran los adversarios más peligrosos de los
romanos. (Castel, 1998, p. 172)
Los macabeos no son ya los adalides de los intereses religiosos. Son, ante todo, nacionalistas.
Juan Hircano no se apoya en el pueblo, sino en los mercenarios. El territorio se agranda
considerablemente, el comercio florece y las monedas judías se parecen a las seléucidas, portando
cuernos de la abundancia.
Los hasidim no aceptan la acumulación de las funciones sacerdotales y de gobierno. En esta época
nace el partido fariseo, que pide la purificación de la función del sumo sacerdote, y que desearía
que Juan Hircano abandonara esta función. Como él no les hace caso, los fariseos se tornan cada
vez más hacia la esperanza mesiánica, a la espera del descendiente de David. Son intérpretes
rigurosos de la ley escrita, pero también de las leyes transmitidas oralmente. Desearían que la vida
fuese toda ella purificada, separándola de las cosas impuras y de las gentes de mal vivir.
Juan Hircano se aleja de los hasidim, tradicional sostén de su familia, y se vuelve a los saduceos,
los descendientes de Sadoc, la nobleza religiosa. Muchos de ellos se han dejado impregnar de un
cierto helenismo y se muestran sensibles a sus intereses inmediatos. En el plano religioso, se
oponen a los fariseos rehusando todo valor a la tradición oral o a las novedades teológicas como la
inmortalidad del alma o la creencia en los castigos y recompensas del más allá…
Juan Hircano muere el año 104 a. C., después de un reinado de treinta y un años que Josefa califica
de excelente. No sólo fue etnarca y sumo sacerdote, sino que, según la tradición, fue profeta y
habría escuchado la voz de Dios mientras servía en el templo. (Castel, 1998, p. 173)
Cuadro 1: Genealogía de los asmoneos

Fuente: José Ochoa (2003, p. 311)

Referencias bibliográficas
Castel, F. (1998). Historia de Israel y de Judá. Desde los orígenes hasta el siglo II d.C.
Editorial Verbo Divino, Navarra.
Ivorra, C. (2001). Los Macabeos (175). Antíoco IV persigue el judaísmo y Judas Macabeo
se rebela. En Ivorra, C. Historia Universal. Recuperado de:
https://www.uv.es/ivorra/Historia/I_Milenio/SigloIIb.htm
Ochoa, J. (2003). Atlas histórico de la Biblia. I. Antiguo Testamento. Acento Editorial,
Madrid.

También podría gustarte