Algunos Apuntes de Navarra
Algunos Apuntes de Navarra
Algunos Apuntes de Navarra
Departamento: Filosofía
Semestre: Primero
Número de créditos ECTS: 2
Profesor: D. Javier Sánchez Cañizares, Javier Novo, Javier Bernácer e Ignacio Sols
Idioma en que se imparte: Castellano
Programa
4. ORGANIZACIÓN DE LA ASIGNATURA
1. LA MATEMÁTICA ANTIGUA
5. LA TERMODINÁMICA
6. EL PROBLEMA DE LA UNIFICACIÓN CON LAS ONDAS, LA ELECTRICIDAD Y EL MAGNETISMO
EN EL SIGLO XIX
7. LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD
8. LA MECÁNICA CUÁNTICA
9. EL PROBLEMA DE LA MEDIDA
1.5. Movimiento
1.7. Evolucionabilidad
2.2. Muchos seres vivos son organismos formados por varias células
1. INTRODUCCIÓN
Metafísica (ISCR)
metafísica
La filosofía primera o metafísica es, desde los primeros pensadores griegos, la cumbre del
saber que le es posible al hombre adquirir, y, como la actividad más alta que el hombre puede
realizar se cifra precisamente en el conocimiento, es también aquello que constituye el
ejercicio supremo de la vida humana.
La metafísica es el saber de la totalidad de lo real por sus causas últimas y los primeros
principios. Hacia ella se encaminan todos los conocimientos que podemos alcanzar, desde el
conocimiento sensible y el sentido común hasta las más laboriosas teorías científicas. Y en ella
se descubre su sentido y el valor propio de cada uno de ellos. Por eso en el ejercicio concreto
de abrir los ojos y abrirse a la totalidad de la realidad comparecen a la vez lo más alto y nuestra
mejor posibilidad: se alcanza a vivir según la sabiduría.
Esta asignatura presenta al alumno un esquema suficientemente rico y completo de los temas
que la filosofía occidental ha desarrollado a lo largo de los siglos y de su articulación interna. El
estudio y la valoración de cada uno de los temas, tiene como objetivo proporcionar al alumno
la íntima familiaridad con las cuestiones, problemas y soluciones que la sabiduría, tal como ha
sido ejercida por la concreta vida intelectual de los grandes maestros de la historia, puede
proporcionar. A la vez se intentará que cada alumno obtenga una experiencia personal en la
búsqueda de la verdad y en la alegría por su descubrimiento, mientras adquiere los conceptos
fundamentales con los que los hombres han pensado los principios, las causas y los sentidos de
la realidad en su totalidad, en la que se incluyen tanto el ser humano como Dios.
Programa
1. Los nombres de la metafísica. 2. Definición real. 3. El hombre y el saber. 3.1. El saber natural.
3.2. El concepto de teoría. 3.3. La metafísica como ciencia. 3.4. Las ciencias y la metafísica. 4.
¿Quién es sabio? 4.1 La metafísica como sabiduría. 4.2. La utilidad de la metafísica. 4.3. La
metafísica como ciencia de los hombres libres. 5. La metafísica como teología.
TEMA 2: EL ENTE, PUNTO DE PARTIDA DE LA METAFÍSICA.
1. Las categorías. 1.1. Análisis del movimiento. 1.2. El lenguaje y la realidad. 1.3. La experiencia
de uno mismo. 1.4. El principio de contradicción y las categorías. 2. Naturaleza de la sustancia
y los accidentes. 2.1. La sustancia. 2.2. Los accidentes. 3. El ser, acto propio de la sustancia. 3.1.
El compuesto de sustancia y accidentes. 3.2. El conocimiento de la sustancia y los accidentes.
1. Noción de predicamento. 2. Los nueve géneros de accidentes. 2.1. El orden entre los
accidentes. 2.2. La cualidad. 2.3. La relación. 2.3.1. Elementos de la relación real. 2.3.2.
Importancia de las relaciones. 2.3.3. Tipos de relaciones reales. 2.3.4. Las relaciones de razón.
3. El ser sustancial. 3.1. Noción de sujeto subsistente. 3.2. Propiedades del sujeto subsistente.
3.3. Elementos que componen el supuesto. 3.4. Nombres que designan al sujeto subsistente.
3.5. La distinción naturaleza-sujeto. 3.6. El ser constitutivo del supuesto.
1. Nociones de acto y potencia. 2. Clases de acto y potencia. 2.1. La prioridad del acto. 2.2.
Acto y potencia en cuanto principios constitutivos. 3. Potencia y posibilidad.
TEMA 8: LA CAUSALIDAD
teología natural
Programa
3. La fe y la razón
8. La filosofía y la teología
1. El ontologismo.
2. Agnosticismo:
3. Ateísmo
1. Argumento a simultaneo:
2. Argumentos a posteriori:
1.2. Perfección
1.3. Infinito
1.4. Unidad
1.6. Inmóvil
1.7. Omnipresente
1.9. Belleza
1.10. Eterno
2.2. Omnipotencia
2.3. Inteligencia
2.4. Voluntad
pensador
La antropología, iniciada como ciencia a principios del s. XX, ha estado de moda sobre todo a
fines de ese siglo, y lo sigue estando a inicios del s. XXI, hasta el punto de que ha pasado a ser
la disciplina reina de la filosofía. Y eso es muy pertinente, porque en verdad lo debe ser. No
obstante, los enfoques antropológicos más usuales están ceñidos en exceso, o bien al cuerpo
humano (antropología física, cuando no naturalismos, biologismos, etc.), o sobre lo cultural
que el hombre produce o puede producir (antropología cultural), o al alma y sus potencias
(antropología racional o filosófica), pero no a la persona (a esta antropología se le puede
llamar trascendental). En esta Asignatura repasamos los diversos aspectos corpóreos de la
naturaleza humana, las inmateriales, las diversas manifestaciones éticas y artísticas humanas y
se termina con un acceso a la intimidad personal y a su destino personal.
Esta antropología es búsqueda, porque el futuro histórico y metahistórico que uno espera
depende del saber personal que uno alcanza. La persona es la cumbre de la realidad, y aunque
esa realidad es íntima a cada quién, nos es desconocida en gran medida. A distinción de otras
ciencias, en la investigación de tal antropología se pone enteramente en juego el propio
investigador y, en consecuencia, también la propia felicidad y destino personales. Quien no
arriesga así en la antropología que realiza, en rigor, no hace una antropología personal (hará
tal vez una antropología cultural, racional, etc., pero, en cualquier caso, impersonal). Buscar
saber acerca de la persona humana es, a la par, no sólo intentar saber la persona que se es,
sino también y principalmente la que se será, es decir, alcanzar a saber qué persona se está
llamada a ser, porque mientras vivimos no acabamos de ser la persona que seremos, si
libremente aceptamos llegar a serla. Desde luego que ni serlo y ni llegar a saberlo son un
asunto necesario, pero es obvio que lo libre es superior a lo necesario. Dado que la persona es
la realidad más alta, y debido a que la antropología accede a Dios de un modo más alto que los
demás saberes, pues llega personalmente al Dios personal, se puede adelantar la tesis de que
la antropología es la parte más alta de la filosofía.
Para alcanzar el saber personal no es suficiente con acudir a la historia de la génesis del ser
humano, es decir, a lo que se suele denominar antropología evolutiva. Tampoco basta con
atender a la historia de las ideas en torno al hombre, esto es, a la historia de la filosofía. Ni es
suficiente aún con analizar las diversas facultades y funciones de la naturaleza humana, a
saber, las corporales (los sentidos, apetitos, sentimientos sensibles, etc.) -aún descubriendo lo
distintivo de ellas respecto de las animales-, enfoque que se va venido a llamar de antropología
física. Tampoco resaltando las peculiaridades de las potencias humanas que no son sensibles,
(la inteligencia y la voluntad), a lo cual se ha ceñido en mayor medida la tradicionalmente
llamada filosofía del hombre o antropología filosófica. Ni siquiera es apropiado reunir de modo
sistémico las diversas facetas de lo manifestativo humano (ética, trabajo, lenguaje, sociedad,
cultura, técnica, economía, política, etc.) coordinándolas y compatibilizándolas entre sí,
subordinando las inferiores a las superiores (asunto omitido de ordinario), a lo que se llama
usualmente antropología cultural.
Para alcanzar el ser personal que se es, es menester notar, en primer lugar, que cada persona
es distinta, por superior, a lo común de la naturaleza humana que tiene a su disposición. Ese
notar que se es persona se alcanza con un conocer personal, es decir, con nada inferior a la
propia persona, como pueden ser los sentidos, la razón, etc., sino con un conocer solidario a la
propia persona como ser personal cognoscente. En segundo lugar, es menester notar que una
persona es novedosa e irreductible a las demás. Todo hombre es persona y sabe que lo es,
aunque lamentablemente no todo hombre se encamina a la búsqueda de su propio sentido
personal. De manera que el ser personal es una realidad superior a la que describe la expresión
de animal racional. Si la persona es un ser abierto personalmente, y no tiene el sentido
completo de su ser en su mano, para alcanzarlo no debe buscarlo en las realidades
impersonales o en la nada, sino en las personas. No obstante, tampoco las demás personas
creadas tienen el sentido de tal persona en su mano, sencillamente porque ni siquiera tienen
el suyo propio. Sólo Dios, el Creador de cada persona humana, puede revelar el sentido
personal al hombre a cada hombre si tal hombre lo busca (con su conocer personal), lo acepta
(con su amar personal) libremente (con su libertad personal) en Dios (en co-existencia
personal con él). Por ello, la intimidad de la persona humana está abierta a Dios, o sea, que el
que se da cuenta de que es persona no puede admitir un Dios extraño a su vida. Con-
secuentemente, el que abdica de Dios, prescinde de la búsqueda de su sentido personal.
Quien se alcanza con ese saber es la propia persona, y se conoce a ésta como abierta
personalmente a una persona distinta que pueda dar entero sentido de su ser personal. Esa es
la auténtica sabiduría humana. A nivel de intimidad humana uno es coexistente, y también
pura apertura, libertad; coexistente con Dios, y desde él con las demás personas creadas y
libre respecto o para ellas. Esa co-existencia y esa radical libertad es, además, personalmente
cognoscitiva y amante. No es que la persona tenga esas facetas, sino que las es. En efecto,
cada persona es co-existencia, libertad, conocer y amar personales. Esos radicales íntimos
conforman el ser personal. Cada uno de ellos se convierte con los demás hasta el punto de que
uno no puede darse sin los otros. Es decir, ninguno puede faltarle a una persona para ser
persona. Pero la conversión entre ellos no es completa, porque esos radicales se distinguen
realmente entre sí, y, como es sabido, toda distinción real es jerárquica.
Con todo, cada quién es una co-existencia distinta de las demás, una libertad distinta, un
conocer personal distinto, un amar personal distinto. Además, el acto de ser personal humano
se distingue realmente de la esencia humana (se trata de la distinción real essentia-actus
essendi en antropología). Una persona humana también se distingue realmente de su
naturaleza, de sus actos, de sus manifestaciones, etc., del universo. Es también distinto de
Dios, pero es en la intimidad personal donde hay que buscar la imagen de cada persona creada
con Dios; y no sólo con un Dios personal, sino con un Dios pluripersonal (la noción de persona
única, ya sea creada o increada, es absurda). No obstante, no existen dos imágenes iguales de
Dios, porque no existen dos personas humanas iguales. La igualdad es exclusivamente mental,
nunca real, porque no es intencional respecto de lo real; por eso la igualdad se debe aplicar
únicamente a objetos pensados. A pesar de las distinciones entre las personas humanas, la
realidad de Dios que se alcanza a través de los trascendentales personales humanos que cada
quién puede notar en su intimidad, es la realidad pluripersonal de Dios. No es esto teología
sobrenatural ni un intento gnóstico de racionalizar el misterio trinitario. Por eso, es pertinente
explicitar un poco más este punto.
Una persona sola no sólo es absurda, triste o aburrida, sino sencillamente imposible, porque
cada persona es apertura personal. Una apertura personal requiere, al menos, de otra persona
que pueda aceptar el ofrecimiento personal de la apertura personal que uno es. Una persona
no se limita a ser, sino que es-con. La persona es un añadido de ser; añade al ser el
acompañamiento personal. Si uno es imagen de Dios, Dios también será apertura personal.
Ahora bien, es claro que una apertura personal se abre a una persona distinta. En
consecuencia, es absolutamente imposible que en Dios exista una única persona, pues sería la
tragedia pura. De modo que la antropología personal no alcanza sólo a conocer la persona que
uno es, sino que se abre al Dios pluripersonal. Si esa antropología personal es secundada y
desarrollada desde la teología sobrenatural, desde la fe cristiana, que es un nuevo modo de
conocer de mayor alcance, las realidades personales divinas descubiertas, antes
insospechadas, son, no sólo las más altas que puede alcanzar la persona humana si libremente
quiere, sino también las realidades existentes más altas sin más. Por eso, esta antropología es
coherente con la doctrina cristiana acerca de Dios y del hombre, y no sólo en los temas
culminares, sino también en el planteamiento de las dualidades humanas (acto de ser-esencia,
esencia-naturaleza, hábitos innatos-adquiridos, hábitos-actos, actos-objetos, etc.), que
concurren de arriba a abajo en el hombre.
Programa
Programa
La asignatura de Gnoseología (del griego gnosis, que significa conocimiento) o Filosofía del
conocimiento pretende investigar con radicalidad y rigor qué significa conocer, y cuál es el
alcance y la validez del conocimiento humano. Desde los mismos orígenes del pensamiento
filosófico, los filósofos se han planteado de manera implícita el problema del valor de sus
concepciones de la realidad y de la relación entre el conocimiento y las cosas. Desde muy
pronto, de modo progresivo, la indagación filosófica ha puesto de manifiesto que no era
posible desligar el estudio de la realidad del estudio del método con que se accede a ella: Es
ésta precisamente una de las características que hacen de la filosofía una empresa científica.
En el segundo bloque se estudian las aportaciones y los límites de algunas concepciones del
conocimiento, importantes para entender los problemas que se plantea el pensamiento
contemporáneo.
En el tercer bloque se trata la cuestión de la verdad y de su relación con el ser y con el sujeto
que conoce. Qué es, cuáles son sus sentidos, qué dimensiones tiene, así como cuál es su
fundamento, son los puntos fundamentales que hacen posible, luego, analizar cómo se llega a
ella y cómo se transmite. Lo más característico del conocimiento humano es que puede ser
verdadero. Por tanto, habrá que investigar qué significa la verdad, cuál es su fundamento,
cuándo se da y cuáles son los criterios del conocimiento de la verdad. Este estudio contribuirá
a resolver adecuadamente la tesis escéptica según la cual no se puede alcanzar la verdad.
Dentro de este último bloque se intenta también deslindar la verdad de otros conceptos afines
con los que en ocasiones se confunde, a saber: la certeza, la opinión, etc. Para eso habrá que
distinguir entre la verdad y los estados subjetivos del espíritu humano que capta la verdad al
conocer. De este modo nos introduciremos en los conceptos de evidencia, certeza, duda,
opinión y fe. Para terminar se realizarán algunas consideraciones sobre el conocimiento en el
conjunto de la vida humana, es decir se profundizará en la libertad propia del conocimiento y
en la dimensión ética de la actividad cognoscitiva en la vida humana.
Introducción. Presentación
Parte 1
Parte 2
Tema 6. La Verdad Conocida y del Conocer. Examen de los Errores más frecuentes
Ética (ISCR)
Aunque no lo parezca, la filosofía importa mucho a cada uno de nosotros. Pues es el tipo de
conocimiento que nos permite vivir humanamente, esto es, de modo consciente y libre, lúcido
y responsable. Además, para el creyente es la condición de la plena y personal acogida de la
Revelación: la fe ha der ser pensada y, hasta donde se pueda, vista con la propia razón. La
alternativa es vivir de prestado; vivir anónimamente de lo que se piensa, se dice o se hace en
un determinado ambiente. Hoy, como siempre y aunque se pregone lo contrario, casi todo
empuja poderosamente a vivir de esta segunda manera. No es difícil descubrirlo. Y tampoco es
verdad que se pueda vivir así mucho tiempo.
Así pues, quien quiera avanzar hoy en el difícil camino del pensar –y del lúcido creer– debe
hacer un valiente esfuerzo, debe tomar partido por la verdad oponiéndose a la fuerza de la
ciega costumbre o del dominio ajeno: en definitiva, debe adoptar una decidida postura moral.
Es una decisión moral porque es libre, pues pensar filosóficamente solo se hace queriendo con
todas las fuerzas; y porque es responsable, pues solo pensar filosóficamente las verdades de
las que vivimos da sentido a las acciones que realizamos.
Programa
Departamento: Filosofía
Curso: 1º
Semestre: Segundo
Filosofía de la ciencia
La filosofía de la ciencia reflexiona sobre la actividad científica. Intenta explicar por qué
funciona la ciencia, qué significa descubrir o experimentar, qué tipo de verdad proporciona el
conocimiento científico, cuáles son las implicaciones éticas y los valores que promueve la
actividad científica. Con este curso se pretende dar una primera respuesta a esas preguntas.
Programa
PROGRAMA
Introducción General
Tema 1. Ciencia y Filosofía de la ciencia.
Tema 2. Origen y desarrollo histórico de la ciencia.
Tema 3. La reflexión filosófica sobre la ciencia.
Tema 4. Principales corrientes actuales en la Filosofía de la Ciencia.
Tema 5. Naturaleza de la ciencia experimental.
Tema 6. El método científico.
Tema 7. Las construcciones científicas.
Tema 8. La verdad científica.
Tema 9, Ciencia, Razón, Fe… y Ética.
ciencia,razón y fe
Descripción: Hoy tienen mucha relevancia social y cultural las cuestiones en las que confluyen
la teología, la filosofía y las ciencias empíricas. Estas cuestiones sobre "ciencia, razón y fe",
como son llamadas de ordinario, abarcan campos de reflexión y estudio como los siguientes:
origen del universo, origen y evolución de la vida, origen del ser humano, la relación entre
naturaleza y persona, la complejidad y finalidad en el mundo natural, o el modo en el que se
puede afirmar que la ciencia y la religión tienen que ver con la verdad.
Programa
Historia de las teorías sobre el origen del universo. La teoría del Big Bang.
El respaldo experimental a la teoría del Big Bang.
Algunos problemas sin resolver dentro del modelo cosmológico estándar.
Discusión y valoración de algunas hipótesis científicas alternativas al Big Bang.
La perspectiva filosófico-teológica. El concepto de creación.
El diálogo entre la perspectiva filosófico-teológica y las teorías científicas sobre el origen del
universo.
Tercera unidad: Origen y evolución de la vida
Profesor: Santiago Collado (Facultad Eclesiástica de Filosofía)
teologia fundamental
En torno al año 64 ó 67 d. C. bajo el gobierno de Nerón, tuvo lugar el martirio de San Pedro en
Roma. Poco tiempo antes, desde su cautividad romana, el príncipe de los apóstoles había
escrito dos cartas a sus hermanos cristianos del Asia Menor, muchos de ellos conversos del
paganismo. En la primera de ellas, Pedro les exhortaba a imitar a Cristo, sufriendo con
paciencia y alegría las tribulaciones que pudieran padecer a causa de su vida de fe y de su
conducta cristiana. En un determinado momento, el gran apóstol les invitaba a dar testimonio
de su fe en Jesucristo: “(Estad) siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón
de vuestra esperanza” (1 Pe 3, 15). Según la intención de Pedro, por tanto, los cristianos no
solamente eran invitados a mantenerse fieles en las adversidades, sino también a profundizar
en la propia fe para así ser capaces de dar razón de ella.
Este “dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza” constituye también hoy,
y lo será siempre, una tarea de todos los cristianos. Esta tarea se conforma ahora como el
núcleo mismo, la Carta magna, de la materia de estudio que nos ocupa.
La tarea evangelizadora de la Iglesia, tan urgente en el tiempo actual, no sólo está dirigida a los
hombres y mujeres que recorren sus vidas en un clima de increencia o indiferencia ante la
revelación cristiana. También se orienta hacia el propio creyente, que necesita penetrar en las
razones de su fe, para hacer de ella una experiencia que ilumine su existencia y le haga capaz
de responder a todo el que le pida razón de su esperanza
Curso: 1º
Semestre: Segundo
Número de créditos ECTS: 4 (es decir, 100 horas de trabajo por parte del alumno)
Tema 7. La increencia
Cristología (ISCR)
Esta asignatura trata sobre la figura y la obra de Jesucristo, que es el centro de la predicación
de la Iglesia y, en consecuencia, el centro de la catequesis. Cristo constituye el mensaje central
del Nuevo Testamento y el núcleo de la predicación apostólica que es, de hecho, un testimonio
palpitante sobre Jesús de Nazaret, constituido en Señor y Cristo. Conocer a Cristo es, pues,
tarea fundamental de todo aquél que quiera transmitir la fe cristiana.
Programa
Eclesiología (ISCR)
eclesiología
El estudio de la Iglesia supone, de otra parte, acercarse a una realidad cercana y familiar.
Somos cristianos en la Iglesia y por la Iglesia. La Iglesia tiene un carácter "maternal": hemos
nacido a la vida en Cristo en su seno, y de ella hemos recibido la fe. En ella hemos oído hablar
de Cristo, en ella lo buscamos, con ella oramos y llevamos adelante la misión… hay una
experiencia cotidiana de la Iglesia que todos poseemos de un modo u otro.
Programa
(nota: Aunque el manual no está dividido en Unidades Didácticas, mantenemos aquí esa
división)
Introducción
«¿Qué es realmente la liturgia? ¿Qué ocurre en ella? ¿Con qué tipo de realidad nos
encontramos?» (J. Ratzinger, El espíritu de la liturgia, p. 33). Tales preguntas –nada retóricas,
pese a cuanto en un primer momento pueda parecer– han marcado una buena parte de los
esfuerzos teológicos emprendidos durante el siglo XX. Entre afirmaciones como «la liturgia
significa la parte sensible, ceremonial y decorativa del culto católico» (J. Navatel, “Etudes”
1913, p. 452), y la actual conciencia eclesial: «es el misterio de Cristo lo que la Iglesia anuncia y
celebra en su liturgia» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1068), media una centuria de
aproximaciones, intentos y desarrollos, encaminados hacia una comprensión más profunda del
ser y acontecer del hecho litúrgico. Años que han visto surgir una disciplina nueva en el
conjunto de los saberes teológicos: la ciencia litúrgica.
Como recientemente ha escrito Juan Pablo II, los últimos desarrollos magisteriales –y, en
particular, el Concilio Vaticano II– han contemplado la liturgia «en el horizonte de la historia de
la salvación, cuyo fin es la redención humana y la perfecta glorificación de Dios. La redención
tiene su preludio en las admirables gestas divinas del Antiguo Testamento, y ha sido llevada a
término por Cristo, nuestro Señor, especialmente por medio del misterio pascual de su
bienaventurada pasión, resurrección de la muerte y gloriosa ascensión. Esta, sin embargo,
debe ser no sólo anunciada sino actuada, y ello sucede “por medio del sacrificio y de los
sacramentos, sobre los cuales gira toda la vida de la Iglesia”. Cristo se hace presente, de un
modo especialísimo, en las acciones litúrgicas, asociando a sí a la Iglesia [...] De aquí que “la
liturgia sea la cumbre a la que tiende toda la vida de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de
la que mana toda su fuerza”» (Juan Pablo II, carta apostólica en el XL aniversario de la
constitución Sacrosanctum Concilium, 2)
Con tales presupuestos doctrinales, desde el fenómeno –el rito– hasta su realidad última –la
presencia y comunicación del misterio salvífico de Cristo–, la teología litúrgica ha estructurado
un estatuto científico propio. Consciente de la naturaleza del hecho litúrgico como
acontecimiento de encuentro salvífico entre Dios y el hombre en la mediación del rito, la
ciencia litúrgica estudia el dinamismo de tal relación dialógica. En su horizonte epistemológico
convergen, pues, teología –misterio del Dios que se revela– y ciencias del hombre –rito–,
otorgándole un método peculiar y propio, de carácter interdisciplinar (cfr. Concilio Vaticano II,
Sacrosanctum Concilium 16).
La guía que presentamos pretende ofrecer una aproximación sistemática al hecho litúrgico que
ayude a responder a las preguntas inicialmente enunciadas. Al hilo de las últimas afirmaciones
magisteriales, misterio y celebración se mostrarán como los elementos claves para la
comprensión del ser de la liturgia y ejes sobre los que se articule el programa de estudio. En
este sentido, la liturgia será interpretada como la celebración del misterio de Cristo para la
vida de la Iglesia (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 1068). Por ello, el hecho de la presencia,
manifestación ycomunicación del misterio de Cristo en la mediación del rito estará siempre
subyacente, de un modo más o menos explícito, en el trasfondo del programa.
Una advertencia previa: el programa de estudio abarca tan sólo aquellos aspectos que forman
parte de la noción misma de liturgia. Cada una de las celebraciones litúrgicas en particular será
tratada en la disciplina que se ocupa de los sacramentos. Por motivos de estructuración de las
disciplinas teológicas sí se han incluido aquellas realidades litúrgicas que no son estudiadas por
la teología sacramentaria: el año litúrgico y la liturgia de las horas.
Programa y Bibliografía
PROGRAMA
Tema 2. Historia de la liturgia romana. Orígenes. Primeros desarrollos: liturgia romana clásica.
Periodo medieval: extensión por el mundo franco-germánico. Uniformidad litúrgica de la
reforma tridentina. El movimiento litúrgico. Reforma litúrgica del Concilio Vaticano II.
Tema 3. Ritos y familias litúrgicas. Noción de rito. Familias litúrgicas orientales: liturgia siro-
oriental (caldeos, malabares), ritos siro-occidentales (liturgia antioquena, maronita, bizantina,
armenia) liturgia alejandrina (ritos copto y etíope). Liturgias occidentales latinas (rito
ambrosiano e hispano-mozárabe, liturgias africana y galicanas).
Tema 4. La liturgia en la economía de la salvación. La liturgia, obra del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo. La economía salvífica: anuncio, cumplimiento y permanencia del misetrio de
salvación en la historia. La liturgia, momento síntesis de la historia de la salvación: del misterio
pascual de Cristo a la liturgia de la Iglesia.
Tema 5. Culto y liturgia. Noción de culto: del culto natural al culto revelado. El concepto de
liturgia: origen etimológico, intentos de definición, noción conciliar. Celebraciones litúrgicas y
ejercicios piadosos.
Tema 7. El fenómeno litúrgico. Signo y símbolos litúrgicos. Noción de rito. El lenguaje litúrgico.
La plegaria litúrgica. Lugar de la celebración. Arte y liturgia.
Tema 10. El año litúrgico. Noción de año litúrgico. El domingo. El ciclo pascual: cuaresma,
triduo pascual, tiempo de pascua. El ciclo de la manifestación: adviento y navidad. El tiempo
ordinario y las fiestas del Señor. Las fiestas de María y de los santos.
Tema 11. La liturgia de las horas. Historia de la liturgia de las horas. Teología y espiritualidad.
Las horas del oficio: laudes y vísperas. Estructura de la liturgia de las horas: el salterio.
BIBLIOGRAFÍA
► Texto base
Para facilitar el estudio, el programa de la asignatura sigue la estructura del manual. En los
Contenidos de esta asignatura está disponible la correspondencia entre el Programa y los
capítulos de este Texto base.
► Fuentes magisteriales
Pío XII, Carta encíclica Mediator Dei (20-XI-1947) [AAS 39 (1947) 521-600], en “Mediator Dei”.
Encíclica sobre la liturgia: “Cuadernos Phase” 122, Barcelona 2002. Localízalo en la Biblioteca
Concilio Vaticano II, constitución Sacrosanctum Concilium (en Concilio Vaticano II.
Constituciones. Decretos. Declaraciones, BAC, Madrid 1966. Localízalo en la Biblioteca
Catecismo de la Iglesia Católica, Segunda Parte, La celebración del misterio cristiano, primera
sección: 1066-1209.
► Bibliografía complementaria
J.A. Abad Ibáñez, La celebración del Misterio cristiano, 2ª ed., Eunsa, Pamplona 2000.
Localízalo en la Biblioteca
► Lectura recomendada
Ser cristianos significa creer en el Dios de Jesucristo y tratar de vivir la esperanza que su amor
ofrece a nuestro corazón inquieto.
La historia de ese amor es sencilla y grandiosa: el Hijo eterno penetra en las vicisitudes
humanas y, a través de su humanidad, revela el rostro del Padre y concede a quien lo recibe la
vida nueva en el Espíritu. Cristo es el icono del Padre, el sacramento de Dios, el signo vivo con
el que el Eterno se comunica a los hombres. Para que ese signo pueda ser accesible a los
hombres de todo tiempo y lugar, el Señor se hace presente en la Iglesia, la cual es, a su vez,
sacramento de Cristo. Ella es el lugar elegido por su Esposo donde puede ser objetivamente
encontrado por nosotros en el Espíritu.
Ello explica que la Iglesia celebre el encuentro entre el Kyrios y los hombres por medio de
ciertos ritos. Estos ritos son acciones, es decir, gestos y palabras, realizados en obediencia a la
voluntad de Jesús, a través de los cuales el don divino llega al corazón de la persona y al de la
historia. Son los sacramentos.
Si Cristo es el sacramento de Dios y la Iglesia es el sacramento de Cristo, los sacramentos son
las realizaciones más intensas del encuentro con Dios en la Iglesia. De aquí la importancia de
los sacramentos no sólo para quien busca a Dios, sino también para quien, habiéndolo
encontrado, desea conocerle y amarle siempre más.
Pero cabe todavía otra aproximación a los sacramentos que permite captarlos como realidades
salvíficas, como acontecimientos de comunión con Dios, puntos de inserción en el misterio de
Cristo.
La lámina que se ha situado a la cabecera del Catecismo de la Iglesia Católica, cuando
comienza a tratar de los sacramentos, reproduce un fresco de principios del siglo IV tal y como
puede apreciarse en unas catacumbas romanas. La escena representa el encuentro de Jesús
con la hemorroísa. Esta mujer, experta de años en el sufrimiento, quedó curada al tocar el
extremo del manto de Jesús gracias a la “fuerza que había salido de él”. Y cabe preguntarnos:
hoy, al cabo de veinte siglos, ¿es posible entrar en contacto con la fuerza sanante que sale
Cristo? En la Iglesia, la respuesta es afirmativa: hoy, los hombres podemos ser curados de las
heridas del pecado y acoger la vida nueva del Resucitado por medio de los sacramentos,
acciones por las que Cristo, en synergia con su Esposa, comunica la salvación que brota del
misterio pascual. Con toda propiedad, por tanto, se ha elegido ese fresco romano para iniciar
la sección litúrgico-sacramental del Catecismo, en cuento figura que simboliza el poder
salvífico del Kyrios que salva al hombre entero, cuerpo y alma, a través de la economía
sacramental.
Hay que poner de relieve, desde el inicio, la íntima conexión que existe entre nuestro estudio y
la liturgia. Desde un punto de vista fenomenológico, los sacramentos sólo son, en cuanto se
celebran. Así pues el objeto material del tratado sobre los sacramentos es sustancialmente
común al de la asignatura de liturgia. El objeto formal, sin embargo, es distinto. La asignatura
de liturgia los contempla sobre todo desde la perspectiva de la celebración, mientras que la
asignatura de los Sacramentos lo hace desde la vertiente dogmática. Ambas, ciertamente, se
presuponen y complementan, y vienen a ser como planos interiores unos a otros.
De modo que el cambio de nombre de esta asignatura –ahora Liturgia II, las Celebraciones
Sacramentales– no afecta ni al contenido ni a la perspectiva de años anteriores: tan sólo
requieren un conocimiento de los principios fundamentales de la asignatura Liturgia I, la
Economía Sacramental. A efectos prácticos, solamente se ha añadido otro manual como Texto
base, el de A. Miralles, Los Sacramentos Cristianos para complementar algunos apartados, tal
como se indica en el Temario más adelante.
Programa
El lector que ha considerado el programa de la asignatura advierte que esta materia resulta
más extensa que otras debido a la amplísima temática que abarca. Pero, al mismo tiempo, el
tratado de los sacramentos presenta un atractivo especial ya que nos sitúa ante realidades que
no nos resultan extrañas o indiferentes y sobre las que ya tenemos alguna experiencia. Somos
muchos, en efecto, los cristianos que hemos tenido nuestra primera relación objetiva con Dios
mediante los sacramentos; casi siempre a través de la participación en la Eucaristía dominical o
en el bautismo o primera comunión de algún hermano o amigo. De otra parte, hemos oído
decir que la participación frecuente en las celebraciones litúrgicas es un indicio de la fe de un
bautizado. Siendo esto así, podemos haber constatado, sin embargo, que muchos cristianos,
cuando participan en la eucaristía dominical, o en la celebración del matrimonio de un amigo,
lo hacen como si fuesen mudos espectadores o meros invitados. Ignoran, de hecho, el
significado de esos ritos. En otras palabras: podemos tener la sensación de que los
sacramentos son unas prácticas buenas, pero de las que se podría prescindir sin quedar
particularmente afectados; que son ritos que poco o nada influyen la vida de cada día.
Tal coyuntura podría responder a una catequesis sobre los sacramentos que ha sido, en
ocasiones, deficiente. Es verdad que la reforma litúrgica promovida por el Concilio Vaticano II
ha contribuido a que los fieles comprendan mejor lo que celebran en los sacramentos, y que la
catequesis sobre la Eucaristía, el Bautismo y la Confirmación ha experimentado una notable
mejoría. Pero muchos fieles continúan sin captar el sentido profundo de los sacramentos y lo
que éstos implican respecto a la vida de santidad, propia de la Iglesia. Esta asignatura
proporciona los elementos necesarios para colmar este déficit. Estamos, por tanto, ante un
tratado interesante. Es cierto que no todo se resuelve con ideas más o menos claras, pero sin
ellas poco o nada se puede hacer. Baste pensar, por ejemplo, en las experiencias que, al
apartarse de la doctrina o disciplina sacramentaria de la Iglesia, han contribuido a aumentar la
confusión y el despego de los fieles de los sacramentos; o a convertir los sacramentos en
prácticas sentimentales, en vez de medios eficaces para divinizarnos.
El diseño del programa permite apreciar el andamiaje de la asignatura integrado por dos
segmentos homogéneos pero desiguales. El primero corresponde a la Primera Parte y el
segundo a las tres restantes. El primer bloque representa para la asignatura lo que los
cimientos para un edificio: no se ven, pero sobre ellos se construye con solidez o sin
fundamento. Aborda, en efecto, las cuestiones básicas y comunes a todos los sacramentos,
ofreciendo una visión sintética global. El segundo bloque responde la necesidad de dar cuenta
de cada uno de los sacramentos en particular. Éstos se agrupan, a su vez, en tres secciones, a
las que corresponden respectivamente nuestras tres Partes: sacramentos de la Iniciación
cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía), sacramentos de sanación (Penitencia y Unción)
y sacramentos al servicio de la comunión (Orden y Matrimonio).
Esta zona inicial aborda las cuestiones fundamentales y comunes a todos los sacramentos, las
cuales estarán informando, de un modo u otro, el estudio subsiguiente de toda la teología de
cada sacramento.
De otra parte, conviene mucho entender siempre los sacramentos como lo que son: actos de
Cristo, en un doble sentido: en cuanto que son acciones instituidas por Él y en cuanto que Él
obra en ellos. Jesucristo ha entregado los sacramentos a la Iglesia, a la que ha dado una cierta
potestad sobre los mismos. Será preciso aclarar bien los perfiles de esta potestad, lo cual —
esto es importante— será determinado a partir, sobre todo, de lo que la praxis de la Iglesia ha
venido haciendo a lo largo de los siglos.
Los sacramentos, además, aparecen como eventos en cuyo seno acontece nuestro encuentro
con el Resucitado a través de los cuales nos difunde su vida divina. Esta perspectiva caracteriza
la vida cristiana como una realidad eminentemente sacramental.
Desde el punto de vista antropológico, los sacramentos no son para los ángeles, sino para los
hombres. Divinizan nuestra vida, reclaman la fe subjetiva, forman parte integrante de la fe
objetiva y, desde el punto de vista pedagógico, son elementos valiosísimos para la
evangelización.
Bibliografía específica
- R. Arnau, Tratado general de los Sacramentos, BAC (Serie de Manuales de Teología), Madrid
1994.
Programa
INTRODUCCIÓN
Descripción
En la liturgia, la Iglesia celebra el misterio de Cristo. El culto litúrgico es, por ello, la acción
eclesial que celebra la obra de nuestra redención en Cristo. La asignatura ofrece una primera
aproximación teológica al misterio de la liturgia, según las claves enunciadas en el Concilio
Vaticano II. A lo largo del programa se expone cómo durante el tiempo de la Iglesia, Cristo vive
y actúa por los sacramentos. En otras palabras, el presente curso estudia detenidamente
aquello que la tradición común de Oriente y Occidente llama "la economía sacramental": la
comunicación del misterio pascual de nuestra salvación en Cristo.
PROGRAMA
Lectura tipológica.
Perspectiva: desde el fin de la celebración.
El título de nuestro curso.
Conclusión: Cristo, el cordero de Dios y el sumo Sacerdote (Ap y Hb): la insuficiencia del
sacrificio en el AT y en el NT. Los títulos cristológicos y el culto de Cristo.
2.1.3.- Aproximación teológica a la celebración. Signo y causa. Los siete sacramentos y el signo
sacramental.
Conclusión: “La progresiva transfiguración del cristiano en adorador del Padre en Espíritu y en
Verdad”.
La inculturación.
Vocabulario | Bibliografía
Programa
SEGUNDA PARTE
I. Salvación y mediación
7.Cristo, justicia de Dios. La justicia de Dios en la Biblia. Pelagio y Agustín. La “sola gratia” y
“sola fides” de Lutero. Trento: Decreto sobre la justificación.
III. Mediación ascendente
15. Muerte
19. La venida del Hijo del hombre “en carne” y “en gloria”
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