10.2 Curso para Ministros Extraordinarios
10.2 Curso para Ministros Extraordinarios
10.2 Curso para Ministros Extraordinarios
INTRODUCCIÓN Y BIBLIOGRAFÍA
Este material se pone a consideración de los formadores de Acólitos Instituidos (estables). Pero también puede
ser aplicable en la formación de los Ministros Extraordinarios de la Comunión (M.E.C.), también denominados
Ministros Extraordinarios de la Sagrada Eucaristía (M.E.S.E.)
Consiste en:
PRIMERA PARTE:
1. El misterio Eucarístico
2. Cuidado Pastoral de los enfermos
3. Los laicos y la liturgia
4. Ayudar al Sacerdote a distribuir la Comunión dentro de la Misa
5. Comunión a los enfermos
6. Comunión en forma de viático
7. Comunión a los fieles fuera de Misa
8. Comunión bajo las dos especies
9. Exposición del Santísimo
10. Funciones del Lector y del Acólito
SEGUNDA PARTE:
11. Pastoral de los enfermos
12. Celebraciones por un laico
13. Cuidado de la llave del sagrario
14. Recomendaciones
15. Oraciones al bien morir.
16. La Sagrada Comunión fuera de la Misa
17. Cuidado del Sagrario
18. Exposición del Santísimo
19. Comunión a Enfermos
20. Conclusión
TERCERA PARTE:
21. Comunión fuera de la Misa (Recomendaciones prácticas)
22. Culto a la Sagrada Eucaristía
23. Orientaciones del Nuevo Bendicional
24. Ministros Lectores y Acólitos
25. Funciones de los ministros Lectores y Acólitos
26. Ritos de institución de ministros Lectores y Acólitos
27. Prescripción para la ordenación, el ministerio y la vida de los Diáconos
28. Esquema de la Celebración de la Palabra
29. Esquema de la Hora Santa con el Santísimo Expuesto.
30. El catequista
31. El Acolitado (Fundamentación Teológica).
32. EL DIÁCONO AL SERVICIO DE LA IGLESIA Y DEL HOMBRE
33. Ministerios Laicales Reconocidos
BIBLIOGRAFÍA
(por capítulos):
CAPÍTULO AUTOR
1a3 Curso para Ministros.- Diócesis de León, Guanajuato
4 a 16 Orientaciones Litúrgicas.- Mons. Pbro. Tomás Guzmán Zamudio
17 a 20 Ministros Extraordinarios de la Comunión. - Pbro. Juan Manuel Pérez; Diócesis de Qro.
21 a 23 Manual de Celebraciones Sacramentales.- Pbro. Jesús García Ibarra a 27
24 Ministerios Laicales.- Mons. Pbro. Tomás Guzmán Zamudio
28 Celebraciones Dominicales y Festivas en ausencia de Presbítero. - Buena Prensa A.C.
29 Taller del Diácono Permanente Jorge Wise de la Garza
30 Taller del Padre Rodrigo Vargas Jacobo de un libro del Padre Amatulli
31 Apuntes que nos dio el Diácono Permanente Jesús Sánchez Puente
32 Palabras de S.S. Juan Pablo 11 en el Jubileo de los Diáconos Permanentes en Roma.
33 Orientaciones Litúrgicas.- Mons. Pbro. Tomás Guzmán Zamudio
Nota: Recomendable es leer y estudiar el documento INMENSAE CHARITATIS y la carta apostólica el MUTO
PROPIO MINISTERIA QUADAM.
Que hermoso es ver a aquel que como tu, anuncia paz y alegría, la Buena Nueva que Jesús encomendó a sus
Apóstoles. Que nosotros seamos ese instrumento, los portadores de la gracia de Dios para su pueblo, para que
así el reino de Dios siga extendiéndose sobre toda la tierra.
Hemos sembrado en el corazón de nuestros hermanos con mucho entusiasmo, la semilla de la fe, de la
esperanza, pero sobre todo, la semilla del Amor, y tenemos la certeza de que Dios hará germinar esas semillitas
en frutos de alegría, y de paz entre todos los hombres.
Como dijo el apóstol San Pablo: Si en algo hemos de gloriarnos, que sea en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo.
Dios quiera y siempre nos gastemos al servicio de nuestra familia y de nuestros hermanos para que como dice el
Emmo. Sr. Cardenal Dr. Dn. Adolfo Suarez Rivera Que el Señor sea nuestra mejor recompensa.
El Concilio de Trento dedicó al menos tres Sesiones de Veinticinco (las sesiones XIII, XXI y XXII, en
su parte dogmática) para exponer y defender, contra los reformadores, la doctrina católica de la Eucaristía. Esta
obra tan grande del concilio se impone siempre por su autoridad y calidad teológica. Las actas del Concilio
Vaticano II no nos han ofrecido una constitución dogmática, ni un decreto directamente consagrado a tratar el
misterio eucarístico. Sin embargo, llama verdaderamente la atención el hecho de que casi todos los documentos
emanados de él mencionan a la Eucaristía.
Son tres textos (el IM sobre los medios de comunicación social, NA sobre las Religiones no cristianas, y
DE sobre la libertad religiosa) que no hacen alguna alusión. Los temas que pueden agrupar las numerosas
referencias conciliares (más de un centenar) son:
a) El lugar eminente de la Eucaristía
Todos los misterios y todas las tareas pastorales están unidas con la Eucaristía, dice el documento sobre
el ministerio de los presbíteros:
"Ahora bien, los otros sacramentos, así como todos los ministerios eclesiásticos y obras de apostolado,
están íntimamente trabados con la Eucaristía y a ella se ordenan" (PO 5,. Aquí se vuelve a citar a Santo
Tomás, cfr. nota 15).
Los doce estaban en aquel cenáculo recibiendo el cáliz que Cristo les ofrecía; pero en ellos estábamos todos
nosotros, todos los que, hasta el fin del mundo, habían de creer en Jesucristo, Hijo de Dios. "Haced esto en
memoria mía', dijo Jesús. Y los Apóstoles recogieron este precioso Testamento, que luego transmitieron a la
Iglesia, como fuente perenne de vida, de gracia y de perdón.
C) BANQUETE PASCUAL
"La misa es, a la vez e inseparablemente, el memorial sacrificial en el que se perpetúa el sacrificio de la cruz, y
el banquete sagrado dc la comunión en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Pero la celebración del sacrificio
eucarístico está totalmente orientada hacia la unión íntima de los fieles con Cristo por medio de la comunión.
Comulgar es recibir a Cristo mismo que se ofrece por nosotros.
El altar, en torno al cual la Iglesia se reúne en la celebración de la Eucaristía, representa los dos aspectos
de un mismo misterio: el altar del sacrificio y la mesa del Señor, y esto, tanto más cuanto que el altar cristiano es
el 'símbolo de Cristo mismo, presente en medio de 1 a asamblea de sus fieles, a la vez como la víctima ofrecida
por nuestra reconciliación y como alimento celestial que se nos da. "¿Qué es, en efecto, el altar de Cristo sino la
imagen del Cuerpo de Cristo?", Dice san Ambrosio, en otro lugar: "El altar representa el Cuerpo (de Cristo), y el
Cuerpo de Cristo está sobre el Altar". La liturgia expresa esta unidad del sacrificio y de la comunión en
numerosas oraciones. Así, la iglesia de Roma ora en su anáfora:
"Te pedimos humildemente, Dios todo poderoso, que esta ofrenda sea llevada a tu presencia hasta el
altar del cielo, por manos de tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al
participar aquí de este altar, seamos colmados de gracia y bendición ".(Canon Romano)
"Tomad y comed todos de él": la comunión
El Señor nos dirige una invitación urgente a recibirle en el sacramento de la Eucaristía: "En verdad, en verdad
os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros" (Jn 6,
53).
Para responder a esta invitación, debemos prepararnos para este momento tan grande y santo. San Pablo
exhorta a un examen de conciencia: "Quien come el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del
Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma entonces del pan y beba del cáliz. Pues
quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo" (1Co 11, 27-29) Quien tiene
conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a
comulgar.
Ante la grandeza de este sacramento, el fiel sólo puede repetir humildemente y con fe ardiente las
palabras del Centurión: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme". En la Liturgia de san Juan Crisóstomo, los fieles oran con el mismo espíritu: "A tomar parte en tu cena
sacramental invítame hoy, Hijo de Dios: no revelaré a tus enemigos el misterio, no te daré el beso de Judas;
antes como el ladrón te reconozco y te suplico: ¡Acuérdate de mí, Señor, en tu reino!".
Para prepararse convenientemente a recibir este sacramento, los fieles deben observar el ayuno prescrito
por la Iglesia. Por la actitud corporal; gestos, vestido, se manifiestan el respeto, la solemnidad, del gozo de ese
momento en que Cristo se hace nuestro huésped.
Es conforme al sentido mismo de la Eucaristía que los fieles, con las debidas disposiciones, comulguen
cuando participan de la misa. Se recomienda especialmente la participación más perfecta en la misa, recibiendo
los fieles, después de la comunión del sacerdote, del mismo sacrificio, el cuerpo del Señor.
La Iglesia obliga a los fieles "a que participen los domingos y días de fiesta en la divina liturgia" y a
recibir al menos una vez al año la Eucaristía, si es posible en tiempo pascual, preparados por el sacramento de la
reconciliación. Pero la iglesia recomienda vivamente a los fieles recibir la santa Eucaristía los domingos y los
días de fiesta, o con más frecuencia aún, incluso todos los días. Más aún dos veces al día.
Gracias a la presencia sacramental de Cristo bajo cada una de las especies, la comunión bajo la sola
especie de pan ya hace que se reciba todo el fruto de gracia propio de la Eucaristía. Por razones pastorales, esta
manera de comulgar se ha establecido legítimamente como la más habitual en el rito latino. "La comunión tiene
una expresión más plena por razón del signo cuando se hace bajo las dos especies. Ya que en esa forma es donde
más perfectamente se manifiesta el signo del banquete eucarístico". Es la forma habitual de comulgar en los ritos
orientales (CUI l382-I390).
Las procesiones
En Trento se habló de "festiva peculiare celebritate" conque se ha de adorar a la Santísima Eucaristía. La
La Exposición Prolongada
"Si la exposición es breve, el copón o la custodia se colocara' sobre el altar, si, por el contrario, se prolonga
durante algún tiempo, se podrá utilizar el expositor, colocándolo en un lugar más alto, pero se evitará que esté
demasiado elevado y distante.
Durante la exposición se organizará todo de manera que los fieles, recogidos en la oración, se dediquen
exclusivamente a Cristo el Señor.
Para favorecer la oración íntima, se pueden admitir lecturas de la Sagrada Escritura con homilía, o
breves exhortaciones que conduzcan a los fieles a una mayor estima del misterio eucarístico. Conviene que los
fieles respondan cantando a la palabra de Dios. En momentos oportunos debe guardarse un silencio sagrado.
Al final de la exposición se impartirá la bendición (esto no lo hace el ministro extraordinario) con el
Santísimo Sacramento" (EM 62).
La comunidad eclesial y celebrativa debe ser lugar de reflexión y de ayuda concreta para todos aquellos
hermanos nuestros que por diversas razones se encuentran sin luz evangélica en la enfermedad y el dolor, sobre
la problemática unida al misterio del sufrimiento para sacar de la palabra dc Dios una respuesta estimulante y
concrete modalidades de participación, para catalizar iniciativas que derrumben las mentalidades que ven en el
dolor algo totalmente negativo o de desesperación, que concibe la asistencia sanitaria y la medicina como una
mera ocasión de ganancias económicas, que se aprovecha de la salud y sofoca las instituciones que pueden
ayudar.
El sufrimiento no perdona a nadie tarde o temprano tenemos esa visita incómoda. Sólo algunos que mueren de
repente se libran de la experiencia de la enfermedad. Y llega de muchos modos. Unas veces anunciándose con
síntomas desagradables y dolorosos; otras de prisa, como un caballo desbocado que no permite tomar medidas
para no ser arrollados. Siempre inoportuno el sufrimiento y la enfermedad imprevista. Parece que nunca es el
momento adecuado, ya que rompe el ritmo de la vida, limita las capacidades, desorganiza las relaciones, frustra
El Papa Juan Pablo II nos ha dado un documento verdaderamente iluminador, sobre ''El sentido cristiano del
sufrimiento humano" y nos dice muy al inicio de su documento:
"Aunque en su dimensión subjetiva, como hecho personal, encerrado en el concreto e irrepetible interior del
hombre, el sufrimiento parece casi inefable e intransferible, quizá al mismo tiempo ninguna otra cosa exige, en
su realidad objetiva ser tratada, meditada en forma de un explícito problema; Y exige que en torno a él se
hagan preguntas de fondo y se busquen respuestas... El terreno del sufrimiento humano es mucho más vasto,
mucho más variado y pluridimensional. El hombre sufre de modos diversos, no siempre considerados por la
medicina, ni si quiera en sus más avanzadas ramificaciones. El sufrimiento es algo todavía más amplio que la
enfermedad, más complejo y a 1a vez aún más profundamente enraizado en la humanidad misma. Una cierta
idea de este problema nos viene dale 1a distinción entre sufrimiento físico y, sufrimiento moral. Esta distinción
toma como fundamento la doble distinción del ser humano, e indica el elemento corporal y espiritual.(SD 5).
En esta grande superficie de gestos y de acciones curativos, el enfermo llega a ser un simple objeto de
atenciones: la máquina que cura y la maquina burocrática están en movimiento, nada ni nadie las puede detener,
pues sería hasta peligroso perturbar el sistema programado.
El hombre aquí entra en el sistema actual de atenciones, pero está privado de su dignidad: él ya no es más
responsable de nada, él pierde su libertad. El ya no puede elegir, está privado de su posibilidad de decidir, se
necesita que él acepte lo que se le impone, él pierde su inteligencia, y se le trata como un ser incapaz de
comprender, él está privado de su autonomía, todo está pensado y decidido sin él.
El interés que las ciencias curativas aportan al hombre, se limita a los síntomas del dolor, o buscan sólo eliminar
el dolor y a hacer funcionar al hombre otra vez.
El cuerpo del hombre llega a ser objeto de investigaciones, uno de los campos de tantos objetos que la ciencia
moderna investiga por el solo placer, para atender la finalidad del conocimiento científico.
Cuando el cuerpo es examinado, privado de sus secretos, de su intimidad y frecuentemente hasta de su vida, será
rechazado en el mundo, sin más escrúpulos como se hace con los demás objetos que no interesan. Falta a estas
ciencias y medicinas o paramedicales un corazón que comprenda, comparta y llore con él.
La ansiedad que nosotros hemos leído en el rostro de millares de enfermos examinados por la medicina moderna
nos ha dejado 1 a impresión de que se ve solamente un conjunto de sufrimientos aislados, o la enfermedad sola y
aislada, ya no es respetado y venerado el enfermo, sino es un simple objeto de observación. El cuerno objeto o el
cuerno "superficie" ya no es más una realidad que tiene una finalidad que el Señor le ha puesto, sino que ha
lle2ado a ser una noción más de la simple investigación. La unidad psicosomática del hombre, que constituye
una de las grandes conquistas de las ciencias modernas es en realidad y cotidianamente olvidada por las ciencias
médicas.
Pensamos que lo que está en juego es la integridad del enfermo, custodiar aún su cuerpo, guardar su cuerpo,
luchar contra la usurpación que ya no le deja ser más él, que no sea más un mero objeto de estudio y de
El engaño que se manifiesta hacia el cuerpo del enfermo (en un sistema de atenciones técnicamente perfectas)
por una infinidad de gestos cotidianos, organizados, tocan la profundidad del ser humero en aquello que es lo
más sagrado y lo más íntimo: Su carne, su componente íntimo, es así como él toma conciencia, en el tiempo y en
el espacio, de lo que es.
Y bien, los enfermos lloran al final de un día de exámenes médicos afirmando: ¡Yo no había sido tan engañado
como hasta ahora! Es posible que los humanos hayan llegado a ser tan fríos, semejantes a las máquinas.
Pero esta "cosificación" del cuerpo del enfermo va aún más lejos: el enfermo ha sido privado de su cuerpo de
una forma sistemática. Querremos decir esto: hoy el hombre, el enfermo, no puede más gobernar su cuerpo y
todas sus manifestaciones: el dolor psíquico, la tensión, la angustia, este rol se lo ha tomado la empresa.
La empresa pública o privada que busca la curación del enfermo es una empresa profesional, según eso tienen
como fundamento la idea del bienestar que exige la eliminación del dolor, la corrección de todas las anomalías,
la desaparición de las enfermedades y de la lucha contra la muerte.
La eliminación del dolor, de la intimidad, de las enfermedades y de la muerte es un objetivo nuevo que no tenía
hasta el presente el servir de línea de conducta para la vida de la sociedad. La civilización moderna ha
transformado la experiencia de dolor y del sufrimiento. Le quita al sufrimiento su significado íntimo y sensorial
y lo transforma en problema técnico, el dolor es una simple señal que llama o pide una intervención exterior para
sofocarlo. Esta intervención de la medicina reduce la capacidad que posee el hombre de afirmarse ante su medio
o de tomar la responsabilidad de su transformación, capacidad que es fundamental para la salud. En otro tiempo
el dolor físico era un medio para que el hombre tomara conciencia de todas las dimensiones de "'capacidad", hoy
lo ha suplido la medicina. El cuerpo del enfermo llega a ser como un campo exterior, un objeto sobreañadido a
su ser; la experiencia del dolor es fenómeno caducado y anacrónico.
¿,EI enfermo qué dice? Él es un ser que vive un déficit. Es una persona que está inmóvil de todas sus
actividades. Un separado, un desclasado, un ser fuera de la sociedad, un ser inútil, totalmente dependiente, uno
que ha perdido todos sus derechos. Aunque él se ponga todas las cuestiones que quiera, pero él ya no puede
hacer nada por sí. Física y psicológicamente casi terminado. Esquemáticamente podemos resumir así el camino
afectivo, humano, espiritual y cristiano del enfermo:
- crisis de su comunicación consigo (o rechazo de su cuerpo);
- crisis de la comunicación con los otros (o período de aislamiento-soledad);
- crisis de comunicación con el mundo o abandono de querer luchar;
- crisis de comunicación con la comunidad (la Iglesia) o crisis de la participación;
- crisis de la comunicación con Dios o crisis de fe (madurez de la fe).
Se llega en la práctica o en la práctica pastoral a situaciones que se deben tener en cuenta: algunos enfermos son
masoquistas: él es feliz sufriendo, porque eso le agrada a Dios; él ha querido su enfermedad. Dios le mandó la
enfermedad para satisfacer algo por sus pecados, también para la conversión del mundo. Aceptar la enfermedad
es ganar méritos o ganarse el cielo.
Otros son fatalistas: ya no se pone cuestión alguna. Ya no tiene remedio, totalmente vencido. El distraído ya no
Y esos enfermos quizá aún tienen quien los atienda, pero y, ¿los más pobres, los abandonados, los que
francamente ni ayuda humana ni aún espiritual? Se mueren y no reciben de nadie una ayuda. A estos enfermos
les sale sobrando todo, no tienen nada ni a nadie. Viven y mueren como animales.
En el mundo socio-sanitario, el hombre se enfrenta a nuevos escollos que exigen sobrepasar continuamente: el
sufrimiento constituye uno de los obstáculos a superar. La fe dice al hombre que está llamado a otra parte, que su
vida es un éxodo. Para ir por este camino, Dios se hace presente por las intervenciones en la historia de su
pueblo elegido, él envía luego a su Hijo hecho carne, que participó de nuestra naturaleza humana. El Espíritu
desde el nacimiento de la Iglesia continúa, el acompañamiento y la presencia viviente de Dios hecho amor.
Dios, desde el Antiguo Testamento se comprometió con el hombre. Para comprometerse con el hombre no le
bastó un pequeño gesto, sino que hizo toda una elección, de tal modo que el pueblo de Israel comprendió que él
podía confiar seguramente en Dios, porque Dios se había comprometido con el pueblo. Aquel que se
compromete, es aquel que entra en el combate, en las luchas, que no es indiferente, neutro. Dios, en Israel, ha
asumido la historia del hombre y del mundo, por eso ahora esta historia es una historia de vida, de amor y
esperanza.
Israel pone su fe en Dios que está presente en su vida, hace historia con el pueblo elegido, Dios se ha
comprometido con su pueblo. El se compromete tanto en la vida como en la muerte. Pero el que falla es el
pueblo. Frecuentemente rechaza la acogida de Dios. El pueblo de Dios se enferma, castigado por Dios a causa de
la multitud de transgresiones, de pecados. El profeta Isaías presenta las enfermedades como signo de un mal
mucho más profundo: "¡Ay, gente pecadora, pueblo tarado de culpa, semilla de malvados, hijos de perdición!
Han dejado a Yahveh, han despreciado al Santo de Israel, se han vuelto de espaldas. ¿En dónde golpearos ya, si
seguís contumaces? La cabeza toda está enferma, toda entraña doliente. De la planta del pie a la cabeza no hay
en él cosa sana: golpes, magulladuras y heridas frescas, ni cerradas, ni vendadas, ni ablandada con aceite" (Is 1,
4-6).
¿Habrá una esperanza para este pueblo? Sí. La esperanza renace, Dios intervendrá en favor de su pueblo, él
limpiará sus llagas, él curará los golpes de su cuerpo (cfr. Is 30, 26; Jr 30, 17). Los períodos de restauración
expresan la instauración de un reino de justicia. Los períodos de esclavitud, por su brutalidad, conduce al pueblo
a que se purifique, a que reavive la esperanza en el Mesías.
En el AT, Dios es el único que puede curar las enfermedades. La vida viene de él y tiende solamente a él:
''Yahvé da muerte y vida, hace bajar al sol y retornar" (Is 2, 6). Es él el que perdona todas las ofensas y cura
todas las enfermedades (cfr. Sal 103; Dt 32, 39; Jb 5, 1 8). Igualmente si la medicina es una criatura de Dios, que
puede ayudar en el caso de la enfermedad, Dios es de todas maneras la única y verdadera medicina (Sí 38, 1-15).
En pocas palabras, Dios en la Antigua Alianza, vive en el corazón de su pueblo, le asegura la salud, la
prosperidad y la vida.
En el NT, al encarnarse el Verbo Eterno, Dios está aún más cercano a todos. Él es el Emmanuel: Dios con
nosotros. El ha asumido nuestra carne con todas sus limitaciones, salvo el pecado. Pero el hombre en el
momento de la enfermedad no acepta su cuerpo y se refugia quizá en el espíritu: esta es una constatación
pastoral de una grande importancia. La experiencia entre los enfermos nos lleva a la conclusión siguiente: Cristo
no existe para los enfermos, él es el Maestro (le todo, que sabe lo que hace, pero el Dios - hombre, El Dios
encarnado; la persona de Jesús es raramente invocada por los enfermos. Los enfermos frecuentemente rechazan
El hecho dc que Dios, en Cristo, esté en medio de nosotros, que establece su morada entre nuestras moradas,
"que está localizado y temporalizado" con todas las consecuencias existenciales que eso implica, ilumina el
tiempo y el espacio de todo hombre, también por consecuencia, todas estas implicaciones existenciales; él las ha
vivido.
Se puede decir también que, después de la Encarnación, se encuentra Dios pasando por la humanidad, y que por
consecuencia, el enfermo encontrará a Dios solamente pasando por su cuerpo magullado, herido, desfigurado,
pero que resta humano, y que está llamado a participar en la historia de la salvación. El enfermo debe ser aún así
una persona activa en la búsqueda de Dios. Lo mismo en el sobresalto desde las entrañas, en el grito de la
angustia y del miedo, el grito que da es un grito humano, un grito que puede conducir a Dios solidario de esta
humanidad.
Desde la encarnación hasta su culminación en la muerte y resurrección, Cristo, todo su misterio pascual es un
centro de energía, un manojo de fuef7as, capaces de iluminar, de transformar la vida de un hombre, la vida del
mundo. Después de que Cristo ha entrado verdaderamente en la historia por su carne, él ha metido en el mundo
un movimiento interior en la vida. Este movimiento está llamado a transformar el mundo, cuando el hombre
agarre la realidad profunda, es decir, Dios hecho carne, nos pide que le demos nuestra carne (y el mundo)
transformados y purificados. La dificultad consiste en la aceptación de esta carne en transformación, como es
difícil aceptar que Dios se ha encarnado. La Encarnación es el centro de la evolución del hombre y del mundo.
La carne está llamada a ser el centro de encuentro entre el yo (enfermo) y Dios; Así como la carne ha sido el
lugar de encuentro de Dios y de la carne en Cristo. En realidad, este reencuentro "divino" es el que ha cambiado
todo encuentro del hombre con Dios.
La Iglesia en o desde su nacimiento la vemos, según los múltiples documentos, que no abunda mucho sobre las
curaciones y más bien son raras. Todo parece como si después de haber tenido un rol casi desmedido el
ministerio de Jesús, las curaciones desaparecen progresivamente en el horizonte de la comunidad creyente. El
autor de los Hechos de los Apóstoles nos transmite una docena de curaciones y de milagros efectuados por Jesús.
La presencia de la enfermedad entre los creyentes no exige un ministerio, ni un carisma de curación, pero sí
llegará a ser un "oficio", un ministerio.
Conviene hacer resaltar que hay allí una suerte de continuidad entre la tradición evangélica, la de los Hechos y la
del Apóstol Santiago. Esta continuidad no es fortuita. Ella comporta, al contrario, profundas significaciones. Es
A la muerte de los Apóstoles y de los discípulos, la comunidad fuerte en la fe en Jesús resucitado, se lanza a la
conquista del mundo grecorromano. Las comunidades en formación viven en el contexto evangélico de la
presencia de Jesús entre los enfermos de un modo original y nuevo. Poco a poco surgen los ministerios y los
ritos. Los Padres de la Iglesia van concretizando el rito y las fórmulas, y a quien le toca realizar ese ministerio.
El enfermo, por el hecho de estar enfermo, (en el hospital o en su casa), no deja de ser un miembro de la
comunidad cristiana. Por eso llevar la comunión a los enfermos no debe ser un acto aislado (¡una visita a un
marginado!), sino la ayuda que la comunidad ofrece al enfermo para vivir 11en comunión" con Cristo celebrando
en la fe la salud y la enfermedad. También es un reconocimiento de que el enfermo sigue realizando una labor
pastoral que es valorado como miembro "activo" de la comunidad.
Y así, si tenemos en cuenta la identidad del enfermo, la comunión se convertirá en un encuentro festivo con la
comunidad a través de los agentes o ministros de la pastoral de los enfermos, "enviados”, por la comunidad a
visitar al enfermo. Y entonces la visita no será un rito más o menos frío y rutinario, sino un encuentro fraternal,
lleno del calor de una comunidad que vive de cerca la situación del hermano sufriente.
Y a partir de aquí, todas las iniciativas serán pocas para ganar de un "distribuir comuniones a una "celebración
de la fe" comunitaria en la muerte-resurrección de Cristo. "Puesto que los enfermos están impedidos para
celebrar la Eucaristía con el resto de la comunidad, las visitas más importantes son aquellas en que la persona
enferma recibe la sagrada comunión. Cuando recibe el Cuerpo y la Sangre de Cristo, la persona enferma se une
sacramentalmente con el Señor y también con la comunidad eucarística, de quien está alejada por la enfermedad"
(CPE 51).
A) LA COMUNIÓN FRECUENTE
"Hay que procurar que los fieles comulguen en la misma celebración eucarística... Incluso conviene que
quienes estén impedidos de asistir a la celebración eucarística de la comunidad se alimenten asiduamente con
1a Eucaristía, para que así se sientan unidos no solamente al sacrificio del Señor, sino también unidos a la
comunidad y sostenidas por el amor de los hermanos.
Los pastores de almas cuiden de que los enfermos y ancianos tengan facilidades para recibir la Eucaristía
frecuentemente e incluso, a ser posible todos los días, sobre todo en el tiempo pascual, aunque izo padezcan una
enfermedad grave...
A los que no puedan recibir la Eucaristía bajo la especie de pan, es lícito administrársela bajo la especie de
vino solo" (RSCCEFAI 14).
B) LA COMUNIÓN EN DOMINGO
En nuestras parroquias hay familias que tienen en casa algún enfermo que participaba asiduamente a la
celebración dominical. Es el caso también de personas ingresadas en hospitales, clínicas o residencia de ancianos
e imposibilitados. Estas personas son visitadas y atendidas o por sacerdotes o por ministros extraordinarios de la
comunión. Y si reciben la Sagrada Comunión entre los días de la semana, sería mucho más significativo y
provechoso que se hiciera también en domingo, el día del Señor, como signo de que la comunidad no les olvida
y ha rezado por ellos. Es preciso notar y significar la vinculación entre la comunidad que el domingo celebra la
Eucaristía y la persona impedida que recibe la comunión. La comunión distribuida a los enfermos no es sólo un
acto de devoción personal, sino la unión de los fieles con el sacrificio pascual, el día en que Cristo venció a la
muerte; y la comunión entre los miembros de la comunidad cristiana.
D) EL VIÁTICO
Cuando llega el peligro de muerte, entonces es el momento del Viático. Si es posible será conveniente celebrar la
Eucaristía en la habitación del enfermo. Si no lo es, se hará una celebración del Viático en presencia de los
familiares, los cuales será oportuno que comulguen también junto con el enfermo. El Ministro Extraordinario de
la Sagrada Comunión puede hacer esta celebración y dar la Comunión como Viático.
Téngase muy en cuenta, por el Ministro Extraordinario, que él no puede hacer la Unción de enfermos. El
ministro de la Unción de los enfermos es; "Todo sacerdote, y sólo él, administra válidamente la unción de los
enfermos" (CDC 1003, 1). Hay que evitar toda posible confusión o simulación.
La situación de enfermedad supone una ruptura con la vida. Hay tiempo y sobra para todo, para pensar,
reflexionar, aburrirse; leer y también orar. Ahí se encuentra uno consigo mismo y descubre su verdadero ser de
criatura: frágil, débil, vulnerable, necesitado, dependiente de los demás y dependiente también de un ser
superior. En ese encuentro surge la oración.
El enfermo, pues, ora. Pero también se necesita que la comunidad ore por él. La oración de intercesión expresa la
conciencia de solidaridad fraterna y es creadora de la misma. Es la respuesta de los hombres al Dios que quiere
un pueblo de hermanos. Esta oración ha estado siempre presente en la vida tanto de las personas creyentes como
de las comunidades cristianas y de la Iglesia. La Iglesia ora por los enfermos en la Eucaristía, la Liturgia de las
Horas, la celebración de los sacramentos y muy especialmente en el sacramento de los enfermos.
En el Ritual, Cuidado Pastoral de los enfermos, se recomienda vivamente a todos, y muy especialmente a los
sacerdotes, "orar por los enfermos encomendándolos al Señor doliente y glorioso para que los alivie y los salve"
(CPE 5). La oración por el enfermo ha de acomodarse a su situación y para que en cada momento se le ofrezca la
fuerza consoladora del Espíritu y la presencia fraternal de la Iglesia.
Esta presencia y también esta dedicación al enfermo han sido mantenidas siempre tanto en el plano de los
cuidados corporales (las iniciativas innovadoras y creadoras de la Iglesia se han multiplicado a lo largo de la
historia, en todo lo que concierne al campo y 105 problemas que hoy llamamos "médico-sociales"), como en el
plano de lo que concierne directamente al cuidado espiritual del hombre en su relación con Dios.
El caminar con el enfermo, con el minusválido, la persona en edad avanzada, el moribundo, debe ser hoy
especialmente tenido en cuenta por muchas razones ligadas a la evolución de la cultura, la medicina y la teología
eclesiástica.
Mucha gente, no siempre, está junto a los que sufren en la familia, los amigos, el personal sanitario, el personal
voluntario. Pero el acompañamiento de la Iglesia tiene un objetivo y una finalidad precisos y que marcan la
diferencia con otros acompañamientos:
"Favorecer el reencuentro con Cristo e iniciar al enfermo en la experiencia viva de su amor liberador".
El cuidado de los enfermos no sólo compete a los asistentes sanitarios, sino a todo cristiano, con mayor razón
cuando alguna comunidad religiosa se consagra a ese apostolado. El cuidado de los enfermos compete a todo
bautizado, quizá la diferencia se establecerá en que cada quien lo hace según su propio estado o carisma. Así, la
visita se torna encuentro con el Señor. Es una visita que impulsa a la oración. No es una simple visita dc cortesía
y menos de compromiso; sino una visita llena de fe y que alimenta la fe de ambos, una visita que impulsa a la
reconciliación con Dios y con los hermanos.
La enfermedad también afecta a la familia, a veces profundamente. Cambia sus planes y Transforma su ritmo de
vida. Es fuente de inquietud y de dolor, de conflictos y desequilibrios emocionales, y que pone a prueba todos
los valores sobre los que se asienta. La enfermedad constituye para la familia una experiencia dolorosa y dura.
Pero por otra parte, el papel de la familia es insubstituible. El enfermo necesita cariño y cuidados para sentirse
seguro, la compasión y la paciencia para no verse como una carga y un estorbo, y necesita la compañía y apoyo
para afrontar con realismo y asumir con paz la enfermedad y la muerte.
Es por eso que la pastoral de la salud, ha de ocuparse también de la familia del enfermo.
“Es necesario un empeño pastoral generoso, inteligente y prudente hacia las familias que pasan por situaciones
difíciles. Estas son, por ejemplo, las familias con hijos minusválidos o drogadictos, las familias de los
alcohólicos, los ancianos... La dolorosa experiencia de la viudez, de la muerte de un familiar, que mutila y
transforma en profundidad el núcleo original de la familia" (FC 85).
De todas partes se levantan voces que hacen una llamada urgente para desarrollar una segunda evangelización.
Esta no es posible si no se contemplan todos los aspectos de la vida humana, incluidos los que se refieren a la
enfermedad física o mental, el dolor, cl sufrimiento, la vejez y la misma muerte. Pero tampoco es posible si en el
interior de cada comunidad no se crea una dinámica, unas actitudes y un estilo pastoral que esté al servicio de las
personas, sobre todo, de las más débiles y marginadas por la sociedad del bienestar. Estar enfermo.. Padecer una
enfermedad, ser viejo, formar parte de un colectivo marginal, no tiene la misma resonancia en cada persona
Por lo general, al elaborar los proyectos pastorales mediante los cuales promovemos la acción evangelizadora,
El estilo de vida, mejor, las convicciones de un programa de pastoral y su acción evangelizadora tendrían que ser
fuente de salud y cuidado esmerado de los enfermos e incapacitados. No es posible crecer y madurar como
personas creyentes si la experiencia comunitaria no es sana y liberadora. Hay que detectar los miedos, los
recelos, los prejuicios, las falsas seguridades, las intolerancias, las actitudes moralizantes que puedan marcar
aspectos de la vida de las personas.
El proyecto pastoral de cada comunidad cristiana debería tener presentes estas situaciones y facilitar programas
dirigidos a educar en la salud integral, donde la contrariedad, la enfermedad, el dolor, el sufrimiento y la muerte
son integrados como elementos o situaciones naturales de nuestro vivir.
Muchas comunidades necesitan descubrir la importancia que tienen las experiencias nacidas del contacto con la
enfermedad, el desequilibrio, el sufrimiento, la vejez, la invalidez y la muerte de un familiar o de una persona
cercana. Hay que descubrir estas experiencias que, muchas veces, es tanto como asumir o situarlas, ya que
fácilmente, las aislamos o las silenciamos de nuestra vida.
Nos cuesta trabajo aceptar que somos débiles y que necesitarnos salud. Por ello Lina evangelización sanante
debe aprovechar la acción catequética y educadora en la fe, la celebración litúrgica, la pastoral de la caridad y la
misma dinámica de la comunidad cristiana para acoger a los marginados, acompañar a los cansados, fortalecer a
los débiles, sostener a los enfermos mentales, confiar en los temerosos, valorar a los sencillos, confrontar a los
seguros", todo ello orientado a fortalecer los aspectos sanos que poseen las personas, así como a estimularías a
ser portadoras de salud en los círculos en que se mueven. Todo esto debe tener ante sus ojos a Jesús que vino á
levantar a los caídos, sostener al que se está cayendo, sanar a los enfermos y hasta dar la vida por todos. Así toda
la comunidad y todos los cristianos deben de tener la capacidad para hacerse cargo de sus miembros enfermos y
de sus familias. Jesús se hace presente allí donde la vida aparece más amenazada, deteriorada, malograda y
aniquilada. A partir de 5L1 acción liberadora y sanadora y en el interior de esta acción, anuncia el reino de Dios
(cfr. Mt 9, 35; Le 6, 16; 10; 8-9; Mc 16, 18-20). Si queremos continuar la misión de Jesús, hemos (le redescubrir
la fuerza terapéutica, liberadora y sanante que encierra la acción evangelizadora cuando está inspirada y
dinamizada por el Espíritu de Jesús.
Todos los Concilios en la historia de la Iglesia han sido una reflexión sobre la Iglesia y su fidelidad a Cristo, su
Fundador y al inundo que tiene que salvar. El Vaticano II particularmente ha tenido en sus 16 documentos una
eclesiología renovada, para actualizar la acción de la Iglesia en el mundo actual y futuro. Con esa eclesiología de
comunión y con el reconocimiento del sacerdocio común de los fieles, ha subrayado las premisas de carácter
teológico para un retorno a la antigua práctica eclesial de los ministerios laicales en el ámbito de la liturgia. Así,
ha terminado aquella época en la que los fieles eran mudos espectadores, se ha superado aquella especie de
marginación litúrgica de los laicos, que había terminado por clericalizar la liturgia y, al mismo tiempo, se han
puesto las bases para una valerosa empresa de la participación ministerial de los laicos en la liturgia.
Esta nueva conciencia de la Iglesia revitaliza todas las dimensiones comunitarias: la Iglesia universal, presidida
por el Papa y el Colegio Episcopal; la Iglesia particular o diocesana, presidida por su Obispo y su presbiterio; la
Iglesia parroquial, presidida por el Párroco y su consejo pastoral de laicos; presiona hacia nuevos o renovados
ministerios que se habían anquilosado.
La importancia de tal documento, sin embargo, no se reduce a la restauración del diaconado permanente, sus
alcances van más allá; la posibilidad concedida a los laicos casados de ascender al diaconado permanente y la
configuración de su fisonomía ministerial que pone en grande evidencia la renovación de su ministerio litúrgico.
El documento se hace apreciar también por su eclesiología ministerial y por la atención que se da a la nueva
situación de los laicos en la Iglesia. Esto pone en evidencia el significado y lo valeroso de la participación de los
laicos en la liturgia. Y a esto se le añaden los otros dos Motu proprio Ministeria quaedam y Ad pascendum del
15 de septiembre de 1972, que tienen como objetivo de fondo la reestructuración de las Ordenes menores y la
reglamentación jurídica del diaconado. Con el primer documento, el Lectorado y el Acolitado son sacados de la
esfera típicamente clerical y son puestos bajo la forma de ministerios en los cuales también los laicos pueden ser
instituidos. Ya no son considerados como etapas intermedias para llegar a las Ordenes mayores. Son expresiones
concretas del sacerdocio común de los fieles. Así pues, son accesibles a los seglares hombres y mujeres. Además
hay que tener en cuenta que el ministerio del Lector y del Acólito no se reduce al espacio litúrgico, sino que se
extiende a la vida de la comunidad cristiana. Más aún, las Conferencias Episcopales Nacionales pueden exigir
que se instituyan otras formas ministeriales para cubrir aquellos sectores importantes y significativos de la vida
eclesial. Los ministerios son para la liturgia, pero no sólo para ella. Se refieren a la vida entera de la comunidad.
Es un punto capital, al que muchas veces ya se ha aludido, pero que es oportuno explicitar y profundizar en clave
eclesial y pastoral:
- Los ministerios son servicios de la Iglesia y que se realizan en la Iglesia; son, por lo tanto, exquisitamente
eclesiales en su origen7 en su contenido y en su destinación. No se trata de prestaciones personales, confiadas a la
buena voluntad de algunos y, mucho menos sujetas al arbitrio personal, o también a una inventiva descontrolada
y a una visión individualista de la visión cristiana del mundo.
Para ellos y en modo particular y fuerte, vale cuanto el Papa Pablo VI afirma en la exhortación Evangelii
Nuntiandi a propósito de la evangelización, que debe siempre ser animada por dos convicciones:
"Primera: Evangelizar no es para nadie un acto individual y aislado, sino profundamente eclesial. Cuando el
más humilde predicador, catequista o pastor, en el lugar más apartado predica el Evangelio, reúne su pequeña
comunidad o administra un sacramento, aun cuando se encuentre solo, ejerce un acto de la iglesia y su gesto se
enlaza mediante relaciones institucionales ciertamente, pero también mediante vínculos invisibles y raíces
escondidas del orden de la gracia, a la actividad evangelizadora de toda la Iglesia. Esto supone que lo haga, no
por una misión que él se atribuye o por inspiración personal, sino en unión 1con la misión de la Iglesia y en su
nombre.
De ahí, la segunda convicción: si cada cual evangeliza en nombre de la iglesia, que a su vez lo hace en virtud
de un mandato del Señor, ningún evangelizador es dueño absoluto de su acción evangelizadora, con un poder
discrecional para cumplir según los criterios y perspectivas individualistas, sino en comunión con la Iglesia y
sus pastores.
La Iglesia es toda ella evangelizadora, como hemos subrayado. Esto significa que para el conjunto del mundo y
para cada parte del mismo donde ella se encuentra, la iglesia se siente responsable de la tarea de difundir el
Evangelio" (EN 60).
El ejercicio del ministerio, pues, debe caracterizarse por una clara eclesialidad en la finalidad y en los
contenidos.
- Los carismas, que el Espíritu Santo suscita constantemente en la Iglesia, no se encuentran jamás en
A través de una adecuada catequesis y una oportuna información a la comunidad, ésta debe ser comprometida en
el presentar y ayudar a los ministros instituidos. La comunidad debe saber "producir" en ella misma los
ministros, en correspondencia de sus propias necesidades y de su misión.
Siempre ha habido en la Iglesia personas encargadas de determinadas funciones directivas. O dicho de otro
modo: se puede asegurar que jamás han existido auténticas comunidades cristianas sin líderes o encargados del
gobierno. En este sentido, es elocuente el testimonio del escrito más antiguo del Nuevo Testamento, la primera
carta a los Tesalonicenses, donde Pablo recomienda a la comunidad que aprecie "a esos de vosotros que trabajan
duro, haciéndose cargo de vosotros por el Señor y llamándoos al orden" (1Ts 5, 12). Además, en diversos
pasajes de sus cartas, el mismo Pablo enumera los dones, las actividades o cargos, las diversas funciones
existentes en la Iglesia (Rm 12, 6-8; 1Co 12, 4-11. 28-31; 14, 6; cfr. Ef 4, 11 - 1 2). De entre esas diversas
actividades. Pablo destaca tres ministerios o servicios a los que da especial importancia; los apóstoles, los
profetas y los doctores (1Co 1 2, 28; cfr. Ef 4, 11). Pero también hay que recordar también a aquellos a quienes
Pablo llama sus colaboradores (Rm 16, 3; 1Ts 3, 2; 2Co 8, 23) y concretamente los responsables de las
comunidades locales, a los que nombra en el saludo de sus cartas (1Ts 1, 1; 1Co 1, 1; 2Co 1, 1; Flp 1, 1; Flm 1) o
en las despedidas (1Co 16, 19-20; Rm 16, 3ss; Flp 4, 21; Flm 23-24). A estos colaboradores se les designa con
los títulos genéricos de synergountes (cooperadores) y Kopioontes (los que comparten el cuidado de la
comunidad) (1Ts 5, 12; 1Co 16, 16). Pero en todo caso, se debe de recordar que, al hablar de los ministerios en
las comunidades, Pablo insiste sobre todo en su extraordinaria diversidad (1Co 12, 5ss). Finalmente, dentro del
corpus paulinum, es importante recordar el testimonio de la carta a los Efesios, que enumera, junto a los
apóstoles, profetas y doctores, a los evangelistas y pastores (Ef 4, 11), en el contexto de un pasaje memorable
que bien puede ser considerado como la teología básica del ministerio (Ef 4, 1-16).
B) MINlSTERIOS lNSTITUIDOS
La carta apostólica Ministeria Quaedam ha venido a oficializar la terminología que andaba dispersa, que usaba
distintos términos y así se puede llamar MINISTERIO a los oficios laicales, como también, en lugar de
ordenación se le llamará INSTITUCIÓN, Entonces las que se llamaban Ordenes Menores ahora se llaman
Ministerios Instituidos: el Lectorado y el Acolitado. Ahora pueden ser confiados a los laicos; no son reservados a
los candidatos al sacramento del Orden. Quienes los reciben no son clérigos. Son conferidos Por el Ordinario, el
Obispo o también el Superior Mayor de los religiosos. Esto se hace mediante un acto o rito litúrgico aprobado
por la Santa Sede, pero no es sacramento sino sacramental y se llama, como dijimos, Institución.
La Instrucción "Immensae Caritatis" del 29 de enero de 1973, reconoce que la comunión dentro de la Eucaristía
ha sido y sigue siendo el ideal para todo cristiano, con todo añade: "En primer lugar, hay que procurar que,
debido a la escasez de ministros, no resulte imposible ni demasiado difícil recibir la Sagrada Comunión. En
segundo lugar, que los enfermos no se vean privados del gran consuelo espiritual de la Sagrada Comunión, por
no poder observar la ley del ayuno eucarístico ya bastante mitigada. Finalmente, parece que en algunas
circunstancias se permita... el Sumo Pontífice ha considerado oportuno instituir ministros extraordinarios que
puedan administrar la Sagrada Comunión tanto a sí mismos como a los demás fieles.
Por lo tanto, el ministro extraordinario de la Sagrada Comunión también es instituido como lo son el Acolitado y
cl Lectorado. La diferencia es que mientras éstos fueron instituidos ya en la Iglesia antigua, no lo fue el que
ayudaba a distribuir la comunión o la llevaba a los enfermos, aunque tal praxis se diera igualmente en los
primeros tiempos.
Hay otros muchos o pueden haberlos y serían instituidos si fuera necesario y las Conferencias
Episcopales Nacionales así lo proponen.
A). - REQUISITOS:
1º.- que haya verdadera necesidad, esto es:
- que sea muy grande el numero de fíeles que va a Comu1gar.
- o que el sacerdote se encuentre impedido por alguna dificultad especial, por enfermedad, edad
avanzada, etc.
2º.- que el sacerdote celebrante procure hasta donde sea posible tomar en cuenta el orden recomendado por
la Sagrada Congregación para la Disciplina de los Sacramentos, y por nuestro Excmo. Sr. Obispo, es decir, el
sacerdote invitará para que le ayude a distribuir la sagrada Eucaristía primeramente:
A un lector o a un acólito institucionalizado, o a un ministro extraordinario de la sagrada
Eucaristía; o en su defecto:
A un seminarista del seminario mayor, a un religioso(a), a un catequista, o a un seglar varón o
mujer.
Que la designación que hace el celebrante del ministro extraordinario, sea no habitual, sino para cada
ocasión. (Ad actum).
B). - RITO:
El celebrante designa, al iniciar la santa Misa, al seglar que le ayudará como ministro extraordinario en
la santa Misa, o lo hará cuando exhorta a los fieles a darse el saludo de paz.
El seglar o religioso(a), sube al altar y recibe el saludo de paz del sacerdote e inmediatamente se
purifica los dedos.
Terminado el 'Cordero de Dios', el sacerdote bendice al seglar con estas palabras: "que el Señor te
bendiga para que puedas ahora distribuir a tus hermanos el Cuerpo de Cristo".
"R. Amén".
El sacerdote prosigue la santa Misa, y después que él comulga, le da la comunión al ministro
extraordinario, si éste va a comulgar.
Enseguida el sacerdote le entrega el copón con las hostias, y juntos se dirigen a repartir la sagrada
comunión.
El ministro extraordinario al dar la comunión, muestra la hostia y dice:"El Cuerpo de Cristo"
R. Amén".
Acabada la distribución1 el ministro extraordinario entrega el copón al sacerdote, se purifica los dedos,
hace genuflexión sencilla al Santísimo y regresa a su lugar.
El sacerdote continúa la santa Misa.
- Saludo de paz.
El ministro dice: "La paz del Señor sea con vosotros.
Enfermos y familiares: R. "Y con tu espíritu".
- Se deposita el Santísimo
(El ministro deja el Santísimo en la mesita y lo adora haciendo una genuflexión sencilla, esto es: doblando una
rodilla; y se purifica los dedos.)
NOTA:
La mesita debe estar cubierta con un mantel limpio y en ella debe haber un vaso con agua. un
purificador. Un Cristo, una vela encendida; y si se puede, también un ramo de flores.
- Acto Penitencial
El ministro exhorta al arrepentimiento diciendo:
NOTA:
Se pueden usar también las otras dos fórmulas penitenciales.
Ministro: "El Señor Todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a
la vida eterna".
Todos: R. "Amén".
Ministro: "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día”.
"Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida". Jn. 6, 54-55).
Nota:
- La lectura la puede hacer también alguno de los presentes y puede usar cualquiera de las siguientes lecturas: Jn.
6,54-58; Jn. ~4,6;Jn. 14,26;Jn. 15,5; ICor. 11,16.
- Padre Nuestro.
Ministro: "Ahora, todos unidos, imploremos a Dios con la oración que nuestro Señor Jesucristo nos
enseñó".
Todos: "Padre Nuestro..."
Se muestra el Santísimo y se da la comunión.
Ministro: "Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del
Señor".
Todos: "Señor, yo no soy digno de que vengas a mí, pero una palabra tuya bastará para sanarme
- Oración conclusiva.
Ministro: "Oremos: te rogamos Señor que este sacramento con que nos has alimentado, nos haga crecer en
tu amor, y nos impulse a servirte en nuestros prójimos". "Por Cristo, nuestro Señor..."
4. - RITO DE DESPEDIDA.
Ministro: "Que el Señor nos bendiga, nos libre de todo mal, y nos lleve a la vida eterna".
Todos: R. "Amén".
NOTAS:
1. Este rito se usa cuando son muchos enfermos en distintas habitaciones en los hospitales.
2. La ceremonia se inicia en la capilla o en la primera habitación, con la antífona.
3. El ministro puede ser acompañado por otra persona llevando una vela encendida.
4. El ministro puede presentar la hostia a todos los enfermos de una sala o a cada uno en particular.
5. La oración final se puede decir en la última habitación visitada o en la capilla.
6. Si parece oportuno se pueden añadir otros elementos tomados del Rito Ordinario.
ANTÍFONA.
Ministro: "Este es el sagrado banquete en que Cristo se da como alimento, se renueva la memoria de su
pasión, el alma se llena de gracia, y se nos da una prenda de la gloria futura".
Ministro: "Hermanos, este es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo; dichosos los invitados
a la mesa del Señor".
Enfermos: "Señor, yo no soy digno de que vengas a mí, pero una palabra tuya bastará para sanarme
ORACION FINAL.
Ministro: "Señor, Padre santo, omnipotente y eterno Dios, te suplicamos confiadamente que el sagrado
Cuerpo, (la Sangre preciosa) de nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, sea para nuestros (as) hermanos (as) que lo
acaban de recibir, un remedio sempiterno para el cuerpo y para el alma. Por Jesucristo, nuestro Señor
Enfermos: "Amen
1º. NOTAS:
1.- Cuando se celebra la Misa, normalmente le toca al celebrante dar a sagrada comunión en forma de
viático.
2.- Pero si el celebrante está impedido por alguna razón justa, entonces el ministro extraordinario podrá
ayudar con las siguientes ceremonias:
a.- Profesión de fe,
b.- Oración de los fieles,
c.- Dando el saludo de paz,
d.- Dando la sagrada Comunión.
3.- El ministro se purifica los dedos antes y después de dar la Sagrada Comunión.
4.- Puede subir al altar desde el principio o al saludo de paz.
5.- En cualquier caso, recibirá !a bendición del sacerdote.
2º. RITO.
El rito contiene:
a). - PROFESION DE FE.
- Se pide la profesión de fe al enfermo después del Evangelio ó de la homilía.
Ministro: ¿"Crees en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro, que nació de la Virgen María, murió, fue
sepultado, resucitó de entre los muertos v está sentado a la derecha del Padre"?
Enfermo: "R. Si, creo.
Ministro: ¿"Crees en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el
perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos, y en la vida eterna?
Enfermo: "R. Sí, creo."
Ministro: "Señor nuestro, que nos amaste hasta el extremo de entregarte a la muerte para darnos vida, te
rogamos por nuestro(a) hermano(a)."
Todos: "Te rogamos, Señor."
Ministro: "Señor nuestro, que dijiste: "El que come ni carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna", te
rogamos por nuestro(a) hermano(a)."
Todos: "Te rogamos, Señor."
Ministro: "Señor nuestro, que nos invitas a participar de tu reino, donde no hay ya dolor ni fatiga, ni
tristeza ni separación, te rogamos por nuestro(a) hermano(a).
Todos: 'Te rogamos, Señor.
Ministro: "El Cuerpo de Cristo". (ó) "La Sangre de Cristo". (ó) "El Cuerpo y la Sangre de Cristo."
Enfermo: "R. amén.
NOTA IMPORTANTE:
Son los mismos ritos que se emplean para dar la comunión a los enfermos, pero agregando lo siguiente,
Si la salud del enfermo lo permite:
Ministro: "Hermanos, el sacramento del Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo que Él mismo nos
dejó antes de pasar de este mundo hacia el Padre, es viático que nos conforta cuando de esta vida vamos hacia
Él, y una prenda segura de nuestra resurrección. Unidos con nuestro(a) hermano(a), por la caridad, oremos por él
(ella).
Ministro: ¿"Crees en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro, que nació de la Virgen María, murió, fue
sepultado, resucitó de entre los muertos v está sentado a la derecha del Padre" ~
Enfermo: "R. Sí, creo."
Ministro: ¿"Crees en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia, católica, en la comunión de los santos, en el
perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos, y en la vida eterna."?
Enfermo: "R. Sí, creo."
Ministro: "Señor nuestro, que nos invitas a participar de tu reino, donde no hay ya dolo> ni fatiga, ni
tristeza ni separación, te rogamos por nuestro(a) hermano(a)."
Todos: "R. Te rogamos, Señor.
Ministro: "que el mismo Señor nuestro, Jesucristo, te guarde y te lleve a la vida eterna."
Enfermo: "R. Amén."
Ministro: "que el Señor permanezca siempre contigo, te apoye con su fortaleza y te guarde en paz.
a). - lectura del canon 911.: PARRAFO No. 2.- DEBER DE OTROS MINISTROS DISTINTOS DE LOS
ANTERIORES.
El texto dice así: "En caso de necesidad 1 o con licencia al menos presunta del párroco, capellán o
superior a quien debe informarse después. debe hacerlo cualquier sacerdote u otro ministro de la sagrada
- En cambio...
Los párrocos, vicarios, parroquiales y superiores religiosos de la comunidad tienen deber grave de justicia.
Este párrafo nos hace reflexionar cómo la Iglesia desea se tome muy en cuenta a quienes son los custodios de la
Sgda. Eucaristía.
A).- NOTAS:
1. Puede administrarse la Eucaristía solamente bajo la especie de vino a los enfermos que no puedan reci-
birla bajo la especie de pan.
2. Si no se celebra la Misa en la casa del enfermo, la Sangre de Cristo se guarda rá después de la Misa en un
cáliz debidamente cubierto y dentro del sagrario. Pero no se llevará al enfermo en el cáliz, sino en un
frasco herméticamente cerrado en tal forma de que se evite cualquier peligro de que se derrame.
3. Para la administración del sacramento, elíjase en cada caso, el más adecuado de los modos que se
proponen para dar la comunión bajo las dos especies.
4. Si después de haber dado la comunión, sobrase algo de la preciosa Sangre, consúmala el ministro, y
cuide además, ce hacer las debida: abluciones.
B).- RITO:
Los ritos son los mismos que para dar la sagrada comunión a los enfermos, se cambia la forma de
presentar la sagrada comunión, según el caso:
Ministro-
"E Cuerpo de Cristo." (ó)
“La Sangre de Cristo.” (o)
“El Cuerpo y la Sangre de Cristo."
Enfermo: R. Amén.
NOTAS:
1ra. - Este rito se usa cuando no se celebra la Sta. Misa, o cuando se distribuye la Sgda. Comunión en
horas previamente establecidas y no esté el sacerdote o el diacono. CELEBRACIONES DE LA PALABRA EN
AUSENCIA DEL PRESBÍTERO; SIEMPRE Y CUANDO SE SEA ENVIADO POR EL OBOISPO, EL
PÁRROCO, EL VICARIO, O EL MINISTRO DEBIDAMENTE ORDENADO RESPONSABLE DE LA
COMUNIDAD
2da. - Normalmente se alimenta a los fieles con la palabra de Dios y con el Cuerpo Sacrosanto de
Cristo.
3ra.- Estudiar debidamente el como se debe hacer la celebración de la palabra, a continuación se
ofrece un ejemplo.
1. - RITOS INICIALES:
Saludo.
Ministro: "Hermanos, bendigamos al Señor que bondadosamente nos invita a la mesa del Cuerpo de Cristo."
Fieles: "R. Bendito sea Dios por siempre.
Acto penitencial
Ministro: "Hermanos, para disponemos a celebrar estos sagrados misterios re-conozcamos nuestros pecados."
Fieles: "Yo confieso...
NOTAS:
1ra. - Los textos se toman:
- de la Misa del día, o
- de la Misa votiva de la sagrada Eucaristía, o
- de la Misa votiva de la Sangre de Cristo, o
- de las que sean apropiadas a las circunstancias.
2da. Se puede tener una o más lecturas.
3ra. - Después de la primera lectura se puede:
- recitar un salmo, o
- entonar un cántico, o
- guardar silencio.
4ta.- Antes del evangelio, se puede hacer la aclamación del 'Aleluya', cuando el tiempo litúrgico lo
permite.
Lecturas:
- Ira.- Ex 16, 2-4:12-15
- Salmo Responsorial no. 77
- 2da.- Hebreos: 9, 11-15.
Aclamación:
Ministro: Aleluya, aleluya; "El que come mi Carne y bebe mi Sangre, permanece en ml y Yo en él, dice el
Señor."
Todos: "R. Aleluya.
3. - SAGRADA COMUNION:
Padre Nuestro
Ministro: "Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir...
Comunión:
El ministro:
- hace genuflexión sencilla,
- toma la hostia, y
- la presenta diciendo:
Ministro: "Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del
Señor."
Fieles: "Señor, yo no soy digno de que vengas a mí, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
(Si el ministro va a comulgar, dice en secreto: "Que el Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna", y
comulga).
Cantos:
- Puede haber cantos apropiados tanto durante la distribución de la sagrada comunión, como después de
ella, para dar gracias.
El ministro:
- recoge fragmentos de hostias,
- se purifica los dedos,
- guarda el copón en el sagrario,
- hace genuflexión sencilla, y
- dice la oración final:
Oración final:
Ministro: "Señor nuestro Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión,
concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos..."
Todos: R. amen.
1. - RITOS INICIALES:
Nota:
Habiendo dispuesto todo, el ministro saluda, e invita a realizar el acto penitencial.
2. - LECTURA ABREVIADA:
Ministro: "El que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día; mi
Carne es verdadera comida y mi Sangre es verdadera bebida." Jn. 6, 54~55.)
Nota: Se pueden usar en su lugar otras lecturas: Jn. 14,6; Jn.14,23; Jn.15,4; 1Cor 11-26.
3.- COMUNION:
Nota: El ministro:
- se purifica los dedos,
- saca el copón,
- lo deposita en el corporal,
- hace genuflexión, e inicia la
- recitación del "Padre Nuestro"
Ministro: "Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a
decir..."
Fiel(es): "Padre nuestro..."
Presentación:
- El ministro hace genuflexión, toma la Hostia y dice:
Ministro: "Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del
Señor."
Comulgante(s): "Señor, yo no soy digno de que vengas a mí, pero una palabra tuya bastará para
sanarme.
Comunión:
- Si el ministro va a comulgar dice en secreto; "Que el Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna."
Oración conclusiva:
Ministro: "Señor nuestro, Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión,
concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas. ~." (si se cree oportuno puede haber
silencio, rezo de algún salmo ó un canto de alabanza)
Fiel(es): "R. amén."
4. - RITO DE DESPEDIDA:
Ministro: "que el Señor nos bendiga, nos libre de todo mal y nos lleve a la vida eterna."
Fiel(es): "R. amén."
Ministro: "Vayamos en paz.
Fiel(es): "Demos gracias a Dios.
INDICE:
A) NORMAS CANÓNICAS. c. 925
B) NORMAS LITÚRGICAS:
ler principio para la iglesia universal y 14 casos.
2do. principio para todas las iglesias particulares de la nación mexicana y 5 casos más.
3er. principio para las iglesias particulares de la nación mexicana y varios casos.
4to. principio de aplicación del sacerdote celebrante y varios casos.
DESARROLLO
Comentario:
- El modo ordinario de administrar la sagrada comunión sigue siendo bajo la especie de pan, confirmando
una disciplina multisecular fundada en la afirmación dogmática de la plena y perfecta presencia de Cristo en
cada una de las especies sacramentales, (Concilio de Trento; sess. XXI).
- Este modo también está recomendado para evitar el peligro de derramamiento del sanguis y por la natu-
ral repugnancia a que pueda dar lugar la comunión en el mismo cáliz.
- Estas dificultades se tomarán en cuenta, pero:
- Para conseguir una mayor plenitud en el signo de la Eucaristía como banquete eucarístico,
- Porque en esa forma se expresa más claramente la voluntad de Cristo de ratificar en su sangre el nuevo y
eterno pacto de alianza,
- Y porque en la comunión bajo las dos especies se ve mejor la relación que existe entre el banquete eucarístico
y el banquete escatológico en el reino de los cielos: (lnstr. Gral. para el uso del Misal Romano reformado no. 240
e Instrucción: 'Eucharisticum Mysterium' del 25 de mayo de 1967, no. 32; AAS. 59- 1967) se dispone lo
siguiente sobre la comunión bajo las dos especies:
- Segundo principio:
En este último no. 14. también se menciona al segundo principio válido para las iglesias particulares de cada
nación:
"Las Conferencias Episcopales, además, determinarán normas y condiciones, bajo las cuales los
Ordinarios pueden conceder la facultad de comulgar bajo las dos especies: en otros casos que tengan mucha
importancia para la vida espiritual de una comunidad, ó de un grupo de fieles.
"Dentro de estos límites, los Ordinarios podrán señalar los casos particulares, pero en tal forma que:
15. - A los que hacen su primera comunión, principal-mente a los adultos, con tal que sean capaces de percibir el
significado de la comunión del cáliz.
16.- A los deudos más cercanos del difunto, en la Misa exequial.
17.- A las que cumplen 15 años, silo piden y es para provecho espiritual.
18.- Cuando se celebra la Misa para un grupo especial-mente cultivado, que busca ocasional ó periódicamente
una celebración preparada con esmero, (Cursillistas, Jornadas de V.C.; y M.F.C., principio ó fin de curso, gra-
duación, grupo de profesionistas, etc.)
19. - Puede darse en la Misa vespertina el Jueves Santo y en Vigilia Pascual, (pero sí es muy numeroso el grupo,
se dará solo por intinción).
- Tercer principio:
Aplicable a cada iglesia particular, dado también en la Conferencia Episcopal Mexicana, dice así:
20. - Otros casos: como fiesta patronal, visita pastoral, imposición del crucifijo a catequistas y otros, requieren
autorización expresa del Ordinario.
- varios casos -La lista anterior no es exhaustiva y pueden presentarse otros casos más.
21. - El sacerdote juzgará si también conviene dar la comunión bajo las dos especies a los papás y familiares del
número 15 al 17, incluso a los demás presentes, si dicho grupo está realmente capacitado para ello.
Los puntos principales de catequesis se encuentran en el no. 241 de la instrucción General para el uso del Misal
Romano Reformado', y son los siguientes:
- que hay cuatro formas de dar la sagrada comunión bajo las dos especies, según el Concilio
Tridentino.
- Que bajo una, cualquiera de las dos especies, está Cristo entero.
- que se recibe un verdadero sacramento.
- que no se priva de ningún fruto de la comunión, ni se le priva de ninguna de las gracias
necesarias a la salvación, al que solo recibe una sola especie.
C).- RITO:
El sacerdote moja una par-te de la hostia en el cáliz, y dice: "El Cuerpo y la Sangre de Cristo",
Después de comulgar el celebrante y el ministro, (si éste va a comulgar), el celebrante toma el copón con
hostias y le pasa al ministro el cáliz, el purificador y la cucharita, y ambos acuden al lugar donde se
distribuirá la sagrada comunión.
Índice:
A).- LECTURA DEL CANON 943.
B).- EXPLICACION.
C).- RITO DE LA EXPOSICION Y RESERVA.
Desarrollo:
A). - LECTURA DEL CANON 943:
“Es ministro de la exposición del santísimo Sacramento y de la bendición eucarística el sacerdote o el
diácono, en circunstancias peculiares, solo para la exposición y reserva, pero sin bendición, lo son el acólito, el
ministro extraordinario de la sagrada Eucaristía u otro encargado por el Ordinario del lugar, observando las
prescripciones dictadas por el Obispo diocesano."
B).- EXPLICACION:
I. ¿En qué consiste la exposición del Santísimo?
Exposición del Santísimo es poner a la vista de los fieles el Santísimo Sacramento para que reciba
homenaje de pública adoración por parte de los fieles.
Breve:
- (E.M. no, 66>: no se marca tiempo.
- En esta exposición breve conviene que haya tiempo para:
- Los Ordinarios procurarán fomentar estas exposiciones y que se celebren con la debida
reverencia.
Requisitos exigidos a los Ministros Extraordinarios para la exposición y reserva del Santísimo. El canon
solo dice que los Ministros Extraordinarios pueden exponer y reservar el Santísimo "En circunstancias
peculiares". Nosotros creemos que son las mismas que deben existir para que los Acólitos v Ministros
Extraordinarios de la Sgda. Eucaristía puedan dar la comunión, (c. 230-3), a saber:
a. Que lo aconseje la necesidad de la Iglesia, o su utilidad.
b. Que no haya ministros ordinarios o estén ocupados en otros ministerios apostólicos.
c. Que las funciones se hagan según las prescripciones del derecho. (V. gr.)
d. con permiso del rector de la iglesia y custodio de la Eucaristía,
e. Se cumplan las normas litúrgicas.
Puede organizarse:
- Lecturas de la Sagrada Escritura.
- Breves exhortaciones que promuevan el aprecio a la Sgda. Eucaristía.
- Cantos eucarísticos.
- Oraciones con el pueblo.
- Rezo de la liturgia de las horas, según la hora que toque.
- Oración en silencio.
RESERVA:
- La reserva del Santísimo puede hacerse en la forma siguiente:
- (mientras la Comisión Episcopal Mexicana de Liturgia no dé las respectivas normas ó mientras
carezcamos de orientaciones dadas por la Comisión Diocesana de Liturgia)
- Señor nuestro--.
- Señor Dios...
- Ilumínanos, Señor...
- Concédenos Señor...
- Señor, que en tu Hijo...
- Recomendaciones al lector:
El lector, consciente del cargo recibido, se esforzará en todo lo que pueda y hará uso de los
medios aptos para adquirir más plenamente, de día en día, un dulce y vivo afecto y conocimiento
de la Sagrada Escritura, con los cuales se hará discípulo más perfecto del Señor. ('M.P.
Ministeria Quaedam', no. V).
Toca al acólito, ayudar al diácono y ministrar al sacerdote. ('M. P. Ministeria Quaedam', no. VI).
- Su misión es:
1.- Cuidar del servicio del altar,
2. - Ayudar al diácono y al sacerdote en las acciones litúrgicas, especialmente en la celebración de la
Misa.
3. - Le corresponde además distribuir la sagrada comunión como ministro extraordinario:
Cuando falten los ministros ordinarios de los que se trata en el c.845 del C.I.C. antiguo,
o sea: el Obispo, el sacerdote y el diácono.
cuando estos ministros ordinarios se hayan impedidos por edad avanzada, o por algún
otro ministerio pastoral
Cuando el número de fieles que se acerca a comulgar a la Sgda. mesa es tan grande que
se hace demasiado grande la celebración de la Misa.
4. - En idénticas circunstancias extraordinarias se le podrá encomendar:
Que exponga públicamente el Santísimo Sacramento de la Eucaristía a la adoración de los fieles,
y después lo reserve, pero sin dar la bendición.
5. - Podrá, además, en cuanto sea necesario, encargarse de la formación de los fieles, para que por
comisión temporal ayuden al sacerdote o al diácono, en las acciones litúrgicas llevando el misal, la cruz,
los cirios, etc., o desempeñando otras funciones similares.
- Recomendaciones al acólito:
- El acólito ejercerá dignamente estas funciones sí de día en día:
- Participa de la Sagrada Eucaristía con piedad más fervorosa,
- Se alimenta de ella y alcanza un conocimiento más perfecto de la misma,
- Si aprende todas aquellas cosas que atañen al culto público y divino,
- Si procura penetrar su sentido íntimo y espiritual,
- Si se ofrece diario a Dios, por entero,
- Si sirve de ejemplo a todos por su seriedad y reverencia en el sagrado templo,
- Si ama con sincero amor el Cuerpo Místico de Cristo, o sea al pueblo de Dios, y de manera
¿Cuáles son esas funciones que los laicos pueden desempeñar por encargo temporal?
R. - Las de lector en las ceremonias litúrgicas.
¿De qué laicos se trata?
R. - De laicos ya sean aspirantes al sacramento del orden o no lo sean, pues este ministerio puede ser
confiado al fiel laico, y no está reservado a aspirantes al sacerdocio, ('M.P. Ministeria Quaedam', no. III), y por
lo tanto pueden ser hombres o mujeres.
- Tratándose de funciones de lector por encargo temporal pueden ser laicos, varones o mujeres.
Así lo afirman los canonistas y peri-tos que comentan este párrafo.
- Parece que inclusive se podrá institucionalizar este ministerio de lector a una mujer, pero por
encargo temporal.
- Pero si se hace o quiere hacer la institución del ministerio del lectorado o del acolitado en forma
estable, sus funciones están reservadas exclusivamente a los varones, ('M.P. Ministeria Quaedam' no.
VII).
NOTAS:
1ra. - Cuando se trata de las funciones del comentador, u otras: cantor, moderador, salmista, etc.; todos los
laicos, hombres o mujeres, pueden desempeñarías, pero a tenor de las prescripciones litúrgicas y/o normas de
derecho.
2da. - La norma general respecto a la participación de las ceremonias litúrgicas es la siguiente: "En las
celebraciones litúrgicas, cada uno, sea ministro o sea fiel, al desempeñar su cometido, haga sólo y todo aquello
que le pertenece, por la naturaleza de la cosa o en virtud de las normas litúrgicas", (Const. Sacrosanctum
Concilium, no. 28).
3ra. - Así mismo la norma general para promover a una participación activa de los fieles, se indica así: "Para
promover la participación activa se fomentarán las aclamaciones del pueblo, las respuestas, la salmodia, las
antífonas, los cantos v también las acciones o gestos y posturas corporales. Guárdese, además, a su debido
tiempo, el silencio sagrado." (Const. Sacrosanctum Concilium, no. 30).
CANON 230; PARRAFO No.3.- El texto dice así: "Donde lo aconseja la necesidad de la Iglesia, y no
haya ministros, pueden también los laicos, aunque no sean lectores ni acólitos, suplirles en algunas de sus
funciones, es decir: ejercitar el ministerio de la palabra, presidir las oraciones litúrgicas administrar el bautismo,
y dar la sagrada comunión, según las prescripciones de derecho."
Nota Importante:
- No habiendo necesidad,
- o habiendo ministros ordinarios o extraordinarios disponibles.
- o no sujetándose a las normas del derecho 1 o a las normas litúrgicas, la participación de los
laicos en las funciones indicadas, se considera un acto gravemente ilícito.
¿ Algunas prescripciones?
R.- Sí, V.gr:
o La designación del Obispo.
o Que se use oraciones del ritual aprobado y sus ritos.
o Se consiga el permiso del sacerdote que custodia la Eucaristía.
o Se anote en el libro respectivo la administración del bautismo.
o Sólo se admita a padrinos que están en comunión con la Iglesia.