El Citoesqueleto
El Citoesqueleto
El Citoesqueleto
El citoesqueleto es un entramado
tridimensional de proteínas que provee
soporte interno en las células, organiza las
estructuras internas e interviene en los
fenómenos de transporte, tráfico y división
celular. Consta de tres tipos de proteínas
(microtúbulos, microfilamentos y
filamentos intermedios)[1] . En las células
eucariotas, consta de filamentos de actina,
filamentos intermedios, microtúbulos y
septinas, mientras que en las procariotas
está constituido principalmente por las
proteínas estructurales FtsZ y MreB. El
citoesqueleto es una estructura dinámica
que mantiene la forma de la célula, facilita
la movilidad celular (usando estructuras
como los cilios y los flagelos), y
desempeña un importante papel tanto en
el tráfico intracelular (por ejemplo, los
movimientos de vesículas y orgánulos) y
en la división celular.
Microtúbulos en verde, actina en rojo. Células
endoteliales.
Mecanismos de movimiento
celulares
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El citoesqueleto eucariota
Las células eucariotas tienen tres tipos de
filamentos citoesqueléticos:
microfilamentos, filamentos intermedios y
microtúbulos. Las septinas se consideran
el cuarto componente del citoesqueleto.[4]
Microfilamentos de actina.
Filamentos de queratina.
Filamentos intermedios …
Microtúbulos …
El citoesqueleto procariota
Elementos del citoesqueleto de Caulobacter
crescentus. En la figura, estos elementos
procarióticos se relacionan con sus homólogos
eucariotas y se hipotetiza su función celular.[5] Debe
tenerse en cuenta que la función de la pareja FtsZ-
MreB se invirtió durante la evolución al convertirse en
tubulina-actina.
FtsZ …
MreB y ParM …
Proteínas WACA …
El citoesqueleto, la
tensegridad y la
mecanotransducción celular
El citoesqueleto es dinámico y no por ello
pierde la capacidad del mantenimiento de
la forma, la funcionalidad y la estructura
de la red tridimensional que lo conforma.
Uno de los sitios más recomendables de
la WEB para observar mediante
visualización científica lo que se ha
generado al respecto, y para el cual se
aplica el conocimiento generado al
momento para el interior de una célula y
su relación con la membrana plasmática.
En este sitio, en The inner life of the cell, se
puede observar lo que podría suceder al
interior de unas células y la relación que
con ello tiene el citoesqueleto, el cual está
sujeta a propiedades biomecánicas
relacionadas con tensión y compresión,
las cuales son medibles y explicables
mediante las leyes de la física
relacionadas con la biomecánica. El
balance entre estas propiedades le
confieren a la célula una integridad
tensional (conocida en el idioma inglés
como “tensegrity”) y la cual se basa en lo
visualizado en 1993 por el Dr. Donald
Ingber,[10] científico que trasladó el
concepto arquitectónico (en el cual se le
conoce como tensegridad) al ámbito
intracelular y que se mantiene vigente en
nuestros días. En este sentido, una forma
de ampliar visualmente la influencia de los
fenómenos de tensión, longitud, rigidez,
compresión producidas por las proteínas
del citoesqueleto actina y tubulina, así
como de la matriz extracelular y las
integrinas, es lo presentado en la página
WEB del Children's Hospital Boston
denominado Tensegrity in a Cell;[11] sitio
en el cual las animaciones producidas de
manera interactiva por la influencia de las
fuerzas indicadas generan cambios en las
células y los cuales pueden ser
comparados con imágenes obtenidas
mediante el microscopio de fluorescencia.
Papel de la
mecanotransducción en la
invasión por patógenos
Según Hoffman et al[21] el prendido y
apagado de la mecanotransducción (del
inglés switch-like model) está integrado
por tres fenómenos: la mecanosensación,
la mecanotransmisión y la
mecanorespuesta. Cuando las células
responden a estímulos mecánicos tanto
externos como internos, un conjunto
molecular denominado mecanosensor
sufre cambios conformacionales que le
permite a las células el detectar tales
estímulos. Luego estos estímulos son
transmitidos al interior celular a través de
los largos filamentos del citoesqueleto y
esto se refiere al fenómeno de
mecanotransmisión. Las señales
generadas por estos estímulos se
transducen en la activación de señales
intracelulares en las que participan
segundos mensajeros, con lo que
finalmente se genera una
mecanorespuesta celular. Hay que
considerar que estos fenómenos se
presentan de forma secuencial en un
intervalo de tiempo del orden de cientos
de milisegundos y que pueden ser
acelerados o retrasados por cambios en la
intensidad y la frecuencia de las fuerzas,
así como de las condiciones del
microambiente que los originaron. Un
ejemplo de la importancia de la
mecanotransducción en la invasión por
patógenos es la propuesta para hongos
como Candida albicans y Magnaporthe
grisea hecha por Kumamoto en 2008.[24]
Un trabajo muy interesante en el que se
induce una fuerza magnética a trofozoítos
de la ameba Entamoeba histolytica, los
cuales previamente se activaron por la
fagocitosis de perlitas magnéticas
recubiertas con proteínas humanas
séricas, muestra que la
mecanotransducción generada induce a
que la célula modifique su migración hacia
un solo sitio y que la mecanosensación se
da por activación de la cinasa de
fosfatidilinositol y la reestructuración de la
actina.[25] Según estos autores, la
mecanotransducción inducida en estos
patógenos, que orienta la dirección de
migración de ellos, podría estar
relacionado con cambios en su virulencia,
lo cual podría ser determinante en la
invasión de los tejidos humanos
infectados. La mecanotransducción
también podría ser relevante para el
comportamiento de los patógenos durante
su interacción con las células de sus
hospederos; recientemente, mediante la
evaluación de la adhesión de protozoarios
de Gardia lamblia a vidrio por marcaje
fluorescente in vivo del disco suctor y de
los flagelos ventrales, se encontró que la
fuerza con la que el disco suctor de estos
parásitos se adhiere a su sustrato es tan
fuerte, lo cual podría ser suficiente para
evitar que el parásito se despegue. Esta
estructura celular de G. lamblia tiene un
diseño tal como una copa de succión que
genera un vacío gracias al cual se adhiere
firmemente al tejido intestinal. Esto si se
tradujese a lo que el parásito hace con el
epitelio intestinal, podría dar una
explicación de porque aun cuando el
intestino entre en peristalsis, este tipo de
protozoarios permanezcan adheridos.[26]
El citoesqueleto durante la
migración celular
La migración celular es un término usado
para referirse a fenómenos que implican el
desplazamiento de las células, lo cual
puede ocurrir en diferentes sustratos; por
ejemplo, el suelo en el caso de amibas
como Naegleria fowleri,[27] bajo
condiciones in vitro o bajo condiciones in
vivo (dentro de los organismos). La
migración es una respuesta a diferentes
estímulos como la necesidad de
alimentarse de las células, cambios
morfológicos (embriogénesis,
organogénesis y regeneración de heridas)
o, bien, ante la presencia de factores
solubles que estimulan y señalizan a otros
eventos tales como la inflamación.[28]
Según el contexto en el que las células
migran y el tipo de célula involucrada,
existen diferentes formas de migración.
Una de las más conocidas, dependiente de
quimioatrayentes, es llamada quimiotaxis.
A diferencia de la quimiotaxis, la
quimioquinesis genera un desplazamiento
azaroso. La migración celular en
respuesta a un ligando que se encuentra
unido o inmóvil a una matriz se denomina
haptotaxis. Si la migración depende del
sustrato (en el que es importante la
topografía de la superficie, su naturaleza
química, su rugosidad, etc.) se presenta
una adhesión y se activan diversos
mecanismos de interacciones
moleculares (integrinas, cinasa de
adhesión focal) y se genera una
reorganización del citoesqueleto y ello ha
generado un fenómeno denominado
durotaxis. La durotaxis es la tendencia de
las células para avanzar hacia sustratos
más rígidos (por ejemplo metales como
cobre), pero no ha sido completamente
descrita. Se sabe que, en caso de células
mesenquimales humanas, participan
integrinas, cinasa de adhesión focal (FAK)
y miosinas no musculares tipo II. Es
interesante que durante el fenómeno en
que se presenta la durotaxis, hay un
cambio de señales mecánicas a
bioquímicas (mecanotransducción), por lo
cual se les debe tomar en cuenta cuando
se intente el reproducir in vitro un
fenómeno biológico o bien, cuando se
busque efectuar una terapia celular.[29]
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