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Mitos Ancashino I

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MITOS

ANCASHINOS
I

LA PRINCESA YENCALÁ O LA ISLA BLANCA


Antiguamente, vivía en el valle del Santa un cacique que tenía una preciosa hija
llamada Yencalá . Un día, en que la princesa y su padre visitaban el templo erigido en
honor al Dios del Mar, en un lugar cercano a lo que es hoy la Huaca San Pedro, en
Chimbote, se aproximó un joven pescador de apuesta y gallarda figura de nombre
Fanllucap, quien obsequió a la princesa dos enormes caracolas tornasoladas que él
mismo había arrancado al mar. Ella, encantada, le expresó su agradecimiento.
Fanllucap, que por su lado había quedado prendado de la muchacha, empezó a visitar
con frecuencia el palacio donde está habitaba, llevá ndole de obsequio los má s ricos y
exquisitos peces que lograba pescar.
Como no podía entregarle personalmente sus regalos, se contentaba con hacerlo por
intermedio de los guerreros que custodiaban la puerta.
Solo en contadas ocasiones pudo verla de lejos y alguna vez ella agitó su mano
agradeciéndole, lo que hizo desbordar de emoció n al joven. Mas un día, la misma
Yencalá salió a darle las gracias, fue ahí cuando al mirarse y sonreírse, sintieron que
un amor profundo los unía, tanto que ya jamá s pudieron vivir el uno sin el otro.
Tiempo después, Fanllucap, completamente convencido de que ella correspondía a su
amor, se presentó ante el monarca a pedirla en matrimonio. El gobernante se enojó
mucho al enterarse de las pretensiones del joven, le reprochó su atrevimiento
diciéndole que por ser humilde no debía levantar los ojos tan alto y, para matar sus
esperanzas, le dijo que la princesa ya estaba prometida al tirano Rey de la Noche,
quien la había pedido para convertirla en una má s de sus esposas, bajo la amenaza de
que, si no se la entregaba, sometería a los suyos por la fuerza, como ocurrió
posteriormente.
Una tarde, cuando ya casi oscurecía, Yencalá , en un descuido de sus guardianes, pidió
a Fanllucap solicitar la ayuda de los dioses que esa noche se reunirían en una colina
cercana, para que hicieran algo por su amor. Fanllucap voló , má s que corrió , al lugar
indicado. Llegado Fanllucap ante los dioses, la diosa Luna y Mayao, el Gran Río,
prometieron escucharle; sin embargo, nadie se había percatado de que en esos
momentos Guá charo, el demonio, que estaba muy enamorado de Yencalá , había
escuchado la conversació n, escondido detrá s de unos matorrales y hacia sus propios
planes.
Cuando Fanllucap volvía al palacio, Guá charo, convertido en un enorme có ndor, lo
atacó sorpresivamente logrando desbarrancarlo y causá ndole la muerte.
Tomando después la forma de un ave pequeñ a, Guá charo se posó en una de las
ventanas del palacio y en seguida adoptó la forma de Farllucap, ante el asombro de la
princesa.
— ¡Huyamos! —dijo—, así aconsejan los dioses.
Cogidos de la mano, corrieron hacia los cerros de Chimbote.
La diosa Luna, que se alzaba en esos momentos, vio a Fanllucap sin vida en el fondo de
un barranco, de pronto, al mirar hacia la playa, volvió a verlo corriendo con la
muchacha. Inmediatamente se dio cuenta de que la princesa estaba a punto de ser
engañ ada.
Guá charo, que temía ser reconocido por la diosa Luna, decidió esconderse hasta que
esta se ocultara entre las nubes, para lo cual, tomó su forma favorita con la que solía
aparecer casi siempre, la de un ave de manchas negras en el dorso y vientre
blanquecino, y se elevó por los aires ordenando a Yencalá que no se moviera, que en
seguida volvería por ella, pero la princesa, asustada, al verse sola, se metió
desesperada en el mar siguiéndolo:
— ¡Fanllucap!, ¡Fanllucap!, ¡no me dejes!
La Luna, compadecida y sabiendo que Yencalá no resistiría al enterarse de la amarga
verdad, decidió bañ arla con sus caricias que, poco a poco, la fueron petrificando, hasta
dejarla convertida finalmente en la bellísima isla que es hoy, la que todos conocen
como la Isla Blanca que, majestuosa, se alza frente al puerto de Chimbote.
EL ENCANTAMIENTO DE LA LAGUNA DE
PURUHUAY
Hacia el camino a Chacas, se puede apreciar una bella laguna llamada Puruhuay que
tiene la forma de una mujer recostada sobre un campo. En sus orillas crece la bella flor
del Huarango que aparece solamente el día primero de mayo de cada añ o y es muy
valorada por las jó venes mujeres en edad de contraer matrimonio por ser la flor de la
prosperidad y la riqueza. Es tradició n que todas recojan la promesa de la buena
fortuna simbolizada en la flor.
Cuentan por allí que, en la antigua població n Huari, vivía una familia con muchos hijos,
los padres pasaban sus días recogiendo leñ a alrededor de la laguna de Puruhuay hasta
que un día enfermó uno de sus hijos y el padre, para enfrentar los gastos de la
curació n, se vio en la necesidad de ir a la laguna a recoger leñ a para venderla luego en
la població n; pero tuvo tan mala suerte que ni siquiera obtuvo el dinero suficiente
para regresar a su casa, quedá ndose en la laguna.
La noche lo sorprendió . Triste y pensativo se puso a chacchar coca, en eso le pareció
raro que la coca en vez de ser amarga era dulce, luego de se quedó dormido por
muchas horas y cuando despertó frente a sus ojos se encontró con una hermosa mujer
que venía hacia él, en vano trató de huir de esa dama a quien consideró un espíritu,
pero ella lo tomó de sus brazos y antes de que pudiera reponerse de la sorpresa, lo
había internado aguas adentro en la profundidad de la laguna. Ya en el fondo, lo
condujo por una escalinata hasta un suntuoso palacio, la mujer sacó una bolsa de un
lugar secreto y la puso sobre las manos del leñ ador y le dijo:
—Este es el regalo que tengo reservado para aliviar tus penas y padecimientos.
Tomá ndolo de nuevo por un brazo, lo condujo por la misma escalinata hasta la puerta,
encontrá ndose, de pronto, a orillas de la laguna y con la bolsa entre sus manos. La
señ ora le pidió que no contara a nadie lo ocurrido.
En el camino hacia su casa, el leñ ador abrió la bolsa y vio que contenía gran cantidad
de monedas de oro. Ya en su hogar, el leñ ador no pudo contenerse guardando el
secreto y contó a su esposa el extrañ o origen de las monedas de oro.
Solucionadas sus penurias y mejorado el enfermo, el hombre cambió su oficio de
leñ ador por la actividad de pequeñ o comerciante.
Un día, el leñ ador volvió a la laguna y jamá s regresó . Los vecinos de Huari aseguran
que la bella mujer castigó su indiscreció n sumergiéndolo en la profundidad de la
laguna.
Desde entonces, todas las noches se escuchan, en las orillas de la laguna, lamentos que
escapan del leñ ador que sufre una eterna condena.
Se asocia a este hecho misterioso la aparició n de la flor del Huarango.

SHITUMBUM, LA LAGUNA
ENCANTADA
En un lugar muy escondido de la Cordillera Blanca, habitaba un hombre que esperaba
a su amor, pero esta jamá s llegó , pues se fue con otro. El hombre totalmente
decepcionado, no tuvo consuelo y se dijo a sí mismo que nunca má s volvería a amar.
Luego de mucho esperar, el frustrado amante cayó en un profundo sueñ o y poco a
poco quedó convertido en una laguna.
Cuentan las viejas que, cuando un viajero varó n pasa por la laguna de Shitumbum, esta
se convierte en una atractiva mujer, quien se lleva al transeú nte para siempre; por el
contrario, si el viajero es una mujer, la laguna se convierte en varó n y también se la
lleva sin retorno.
Muchas personas denunciaron extrañ as desapariciones de sus familiares, pero no al
no obtener respuestas coherentes, se quedaron con la verdad que solo ellos conocían.
En los tiempos actuales, para la gente, estas son solo supersticiones, pero para quienes
han perdido a sus familiares, hay mucho de cierto en esta historia.
Con el correr de los añ os, la gente hizo nuevas rutas para pasar por esa zona, aun así,
esta laguna encantada sigue vengá ndose de la humanidad por el gran dolor que sufrió .
Puede que esto solo sea un mito, pero para muchas familias la desaparició n de algú n
miembro es un hecho real e indiscutible.
Son muchos los que sostienen que el hombre, por el dolor sufrido, se transformó en la
laguna Shitumbum, y que se sigue desquitando con las personas que pasan por su
lado.

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