La Generación Del 98 PDF

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[A GEI{EIIAEION DHI

I,A NOII]TA Y EI, ENSAYO


l.o Generoción del gB
» Concapto V (ompon@nt@s

) Circunstcrncios ganarocionoles
ldeologío U tomos del 98
) Lo visión do €spoño
) Los praocupcrcionos existenciolos
€l lenguoje litErorio
!o novElo: Pío Borojo
€t Unomuno y ezorín

como virnos en el rema anrerior, en el final del siglo xrx se produ..


una revolución estética y literaria en Hispanoamérica y en España, cor-
dicionada por una serie de factores qr. en p,ri"cipiá su espír.-
tu innovador e iconoclasta. "ii-..rran
El deseo de salir del ensimismamienro y la atonía en que se dese¡:-
volvía la vida política, social y cultural contemporánea'.
El agotamiento de las corrienres realistas y naturalistas de la lite¡:-
tura y el arte, que se co¡\sideran carentes de fuerza y con un lengua,.
prosaico y anricuado. \.
La influe,cia de los movimientos cuirurales de moda en Europ:
parnasianismo, decadentismo, simbolismo, etc.
Tienemos en España un museo En principio, el Modernismo procede de América, donde cierros esc¡:-
moderno que es un museo, no de la
patria del Greco y de Goya, sino de tores empiezan a considerar a la literatura como un fin en sí misma, carar-
un país de negros; tenemos una terizada por la belleza y el refinamiento formal y la búsqueda de mundo,
prensa que es una glorificación de la
maravillosos, alejados de ia vulgaridad contemporánea. ^
ñoñez y de la insustancialidad; vivi-
mos en un ambiente de cursileria y sin embargo, algunos de los jóvenes modernistas españoles se yiero:
de agarbanzamiento absoluto. ¿A muy pronro sacudidos por. formas de pensamiento y ,,-,."ro, conrempcr-
quién se debe? A los viejos. Ellos nos
d¡jeron que los hombres de las ráneos, que les llevarían de la búsqueda de la Belleza a la de la verdad, io:
Cortes de Cádiz eran grandes hom- una conciencia crítica frente a ias circunstancias políticas, sociales y cu--
bres cuando no pasaban de ser unos
turales del momento:
pobres diablos, que los Madrazo
eran unos grandes genios de la pin- Reciben la influencia de las coffientes irracionalistas del pensa-
tura, que Lorenzana era un qran
periodista y Eguilaz un oran drama-
miento europeo, representadas por Schopenhauer, Nietzsch.
turgo. Nos dieron el continuo timo. Freud, Bergson, etc.
Pío BAROJA, Los yielos Se sienten atraídos por el regeneracionismo (Lucas Mallada
Joaquín Costa), que critical¡a al parlamenrarismo burgués com.

2S2 LTfERATURA CASTELLANA t6 y 2" BACHTLLERATo


férmento del caciquisrno, la corrupción y cl inmovilismo confor_
rnisra, instalado en la tradición y enemigo de los afanes europeísras
y modernizadores que ellos en un principio postulan. Mientras el hombre modernista está
vuelto hacia las reaiidacles gozosas
Reciben la pérdida de las últimas colonias
-cuba, puerro Rico v de la vida, el del 98 se inclina sobre
Filipinas-, conocida como el desasrre el 98, como un aidabonazá su propia conciencia. Y cuando sale
que sacude las conciencias an¡e la decadencia de España. de su mundo interior. el paisaje por
donde pasea sus interrogaciones es
Los que más tarde conocerán con el nombre de Generación del 9g,
se la tierra eremítica y grave de Castilla,
.on. a.quellos que, sin abandonar la innovación formal, anreponen las ideas la amada de Unamuno, de AzorÍn, de
:ociales a las puramenre estéticas: se sienten enraizado, Baroja y de Machado. Un viento aus-
1", tierras y I¿r tero y seco, de alta meseta, corre por
ristoria de España y compromeridos con la renovación "r, social, .r, .l entre los escritos de los hombres del
"f.ír.
Je derribar los falsos valores tradicionales y de enconrrar orros que sirvan 98.
:.,ara modernizar el país.
Pedro SAL|NAS.
El prcblema del modern¡smo en España

. El concepto de Generación del 98 es una creación tardía de Azorín,


¡lasmada en unos arrículos de 1913, y luego discutida incluso po, algu-
ros de sus miembros, como Pío Barojá. siriembargo, con .r ti.Ápo rJh,
-onverrido en una denominación aforrunada, quJabarcaría a los'que en
:n principio se denominaron el Grupo de lis tres _.Azorín, Baioja v
i.rrmiro de Maezru, que publica.o. rrr-, manifiesto en 190 1,.r,
"l'q.r.
:aban cuenra de la descomposición moral de la sociedad y la clesorienta-
:ló.: d. la juventud-, a quienes se añade Unamuno, y post..io.menre
'ille-Inclá' y Antonio Machado, que no habían .o-porii,lo las inquie-
-rdes iniciales del grupo.

Venimos hoy a honra¡ en su aniver-


sario, la memoria de quien queremos
Los hombres del 98 consriruyen una generación porque nacen en unas como a un amigo y veneramos como
-..has cercanas -enrre 1B(r4 (unamrrro) y rBZ5 (Anronio Machado)- y a un maestro.
-r-ren Lrrl¿r fo¡mación intelectual semejante, en qLie predomina Maestro de la presente juventud es
,rrto-
--:dactisrno, basado en la observación dlrecta de la r."lidrd y en el "l deseo Mariano José de Larra. Sincero. impe-
tuoso y apasionado, Larra trae antes
- saciabie de leer, que les llevó a conocer y"asirnilar l^ t.ori", filosóficas que nadie al arle la impresión íntima
-; moda en Europa -schopenhauer, Nierzche, Bergson, Freud- y ros clá- de la vida, y con Larra antes que con
nadie llega a la literatura ef personalis-
:os españoles, aunque todos ellos tr-rvieran una carrera universitaria.
mo conmovedor y artísiico [. ..]
Aunque muy pronr(>.cada uno-siguió una rrayecroria personal, en prin_ Larra es el más libre, espontáneo y
destructor espíritu contenporáneo
;r.io compartieron actitudes radicales de inspiración socialista o anar-
[. -.] Y porque lo amamos, y porque lo
:uista, y en todo caso rnantuvieron .rr-ra relaciSn amistosa v cordial. Más consideramos como a uno de nues-
.rde derivaron hacia ¡rosiciones conservadoras, salvo Antánio Machaclo tros progenitores literarios, venimos
\hlle-I'clán, que siguen el camino contrario de roma de conciencia ante hoy, después de sesenta y cuatro
años de olvrdo, a celebrar su memoria.
,s problemas políticos y sociaies de España.
Ceiebrémosla, honrémosla, exalté-
mosla en nuestros corazones. Maria-
Rasgo generacional es también la existencia de unos gustos literarios
no José de Larra fue un hombre y un
:omunes que se remonran a la Edad Media (poeruñ de Miá cid, Arciprexe artista: saludemos, amigos, desde
-: Hita, el Romancero), se asientan en los siglos de oro (La cel)stina, este misterio de la vida a quien partió
:¿r'I-uis de Leó,, cervanres, [,ope de vega), p-asan por los ilustra.los,lel sereno ai misterio de la muerte.

"qlo xvttt y desembocan e, L,arra, ..,fr, t.i-ba lá reconoci.ron como AZoRÍN.


raestro, en 190I. "r',r" D¡scL¡rso ante la tumba de Lara 11901 )

-u¡!.9AgJ§. --Lé-g€!ryQ r ó-¡L PE L-esi -14-Upl¿+éJlUlssAJg_- 2 53


Todos, en mayor o menor medida, se sintieron sacudidos por el acon-
tecimiento generacional del desastre del 98, que les da nombre y funcio-
La generación de 1898 ama los viejos na como punto de partida de sus inquietudes regeneracionistas ante 1a
pueblos y el paisaje; ¡ntenta resucitar
decadencia de España.
los poetas primit¡vos (Berceo, Juan
Ruiz, Santillana) l...1, se declara En todos ellos hay unas acritudes vitales que perduran más allá de su
romántica en el banquete ofrecido a
evolución ideológica personal: una visión irrácionalista y subjetiva de la
Pío Barola, con motivo de su novela
Camino de peiección; siente entu- realidad, que les lleva a buscar 1o que hay más allá de lo marerial; preocu-
siasmo por Larra y en su honor reali- paciones existenciales sobre el tiempo, el sentido de la vida y la muertel r-
za una peregrinación al cementerio una concepción sentimenral de las tierras y las gentes, personalizadas en
en que estaba enterrado y lee un dis-
curso ante su tumba y en ella deposi-
Castilla, como «alma, de España.
ta ramos de violetas; se esfuerza, en Todos, además, comparten una ansia de renovación del lenguaje lite-
fin, en acercarse a la realidad y en de-
sa¡licular el idioma, en agudizarlo, en rario, frente_ al prosaísmo de la literatura realista anrerior o el rearro gran-
aportar a él viejas palabras, plásticas dilocuente de Echegaray, a cuvo homenaje por la consecución del premio
palabras.con objeto de aprisionar Nobel se opusieron en 1905. Ellos pretenden conseguir un estilo natural
menuda y fuertemente la realidad.
y antirretórico, aparentemente sencilio, pero fruto de una gran exigencia
Pedro SALINAS. formal.
El problema del modern¡sma en España

Buena parte de las inquietudes del 98 se centran en el tema de España.


ante la que adoptan una actitud aparentemente contradictoria, en la que
se mezcla la visión crírica del atraso, la decadenciaylafalta de ideales con
el amor a las gentes humildes apegadas al terruño o enraizadas en los pue-
blos. La visión crítica predomina en los primeros tiempos, cuando r. it"..
ia ramplonería y el carácrer grosero y bárbaro de las óostumbres, insertas
en un paisaje inhóspito y desolado, desde una perspecriva regeneracionis-
ta y europeísta. Pero muy pronro derivan hacia Ia visig-n de una España
.,..,.", ., ..ruo paisaje e-pobre.ido y en sus genres iltn ¡llt¿.r ,. p.,.d.
Tú me levantas, tierra de Castilla, reconocer lo castizo e intemporal, una España imaginada ei Ia qué revi-
en la rugosa palma de tu mano, ven los ideales permanenres de nobleza, dignidad y espíritu aLrsrero, que
al cielo que te enciende y te refresca, provienen de la Edad Media y pueden reconocerse en Ia lectura de los clá-
al cielo, tu amo.
sicos del siglo de oro o en la pintura de EI Greco. Esta visión agridulce
Tierra nervuda, enjuta, despejada,
madre de corazones y de brazos, -entre el Me duele Españ¿ de (Jnamu no y Esa España que ora y ,ibirtr, d,
toma el presente en ti viejos colores Machado- tiene su alma en la castilla miserible, iyer dominadora de
del noble antaño. Antonio Machado, con cuyas tierras yermas y genres austeras se identifi-
Con la pradera cóncava del cielo can los autores del 98.
lindan en torno tus desnudos campos,
Este af,ín de conocer y exaltar 1o castellano y español imprime a los
tiene en ti cuna el sol y en ti sepulcro
y en ti santuario. auto.res clel 98 un espíritu viajero que les lleva a los pueblos, alJeas v luga-
Es todo cima tu extensión redonda
res d.e Castilla y de España. Fruto de esras experien-ias viajeras .r .i guito
y en ti me siento al cielo levantado, por la descripción paisajística de ca¡ácter subjetivo, en Ia que l, .iític"
aire de cumbres es el que se respira del atraso y Ia pobreza deja paso a una visión sentimental de las tierras y
aquí, en tus páramos.
las gentes, que inreresa más la emoción del observador que el dato
_en
¡Ara gigante, tierra castellana, objetivo del paisa.ie descrito. En sus artículos y libros de viajes alternan la
a ese aire soltaré mis cantos,
si te son dignos bajarán al mundo
descripción impresionista de los elementos del paisaje con la reflexión
desde lo alto! ensayística sobre el alma y la esencia de Io español, la observación directa
de ia realidad y ia recreación de ambientes y personajes romados de la lite-
l\,4iguel de UNAMUNO
rarura clásica.

LTTERATURA CASTELLANA 1" y 2" BACH¡LLEBATO


254
Ti'as la España actual subyace una csencia pernranenre, orgullosa y
Joliente, dominadora y melancóiica, que es el fruto de los afanes, los que-
:.raceres y el vivir de ugentes sin historiar, humildes y anónimas, que son Los periódicos nada dicen de la vida
-os verdaderos protagonistas de la hisroria de España: la que LJnamuno silenciosa de los millones de hom-
bres sin historia que a todas horas
-lamó «intrahistoriar, compuesra de los pequeños ayarares del vivir coti- del día y en todos los países del
Itano, frente a 1os grandes personajes v evenros de la historia exrerna. Esra globo se levantan a una orden del sol
historia de lo cotidiano refleja un ererno volver, un conrinuo sucederse de y van a sus campos a proseguir la
oscura y silenciosa labor que como
-¡s circunstancias que cambian (la historia), pero perrnanece el senrido Ia de las madreporas suboceanicas
.rustero, sol¡rio v profundo del espíritu castcliano. echan las bases sobre que se alzan
los islotes de la historia. Esa vida
Igualmente contradictoria es la acirud ante la modernidad y el pro-
intrahrstórica, silenciosa y continua
qreso: en un prir-rcipio critican ei atraso v la pobreza de España, mo-u,idos como el fondo mismo del mar, es la
ror un deseo de mejorar la uida de los ruiserables (Maniftesto de los Tres). sustancia del progreso, la verdadera
' tradición, la tradición eterna. no la
a modernización será el resultado de la europeización, con la asimilación
tradición mentida que se suele ir a
ie nuevas formas de ciyilización y de progreso, qr-re cambiarán las cos- buscar al pasado enterrado en libros
-umL'rres y la existencia de los españoles. Para ello, -Joaquín Costa afirma y papeles, y monumentos, y piedras.
:ue hay que cerrar con siete llaves el sepulcro del Cicl, mientras Azorín . Migue¡ de UNAMUNO,
.iogia los ferrocarriles y las furmas de convivencia de los europeos. torno al cast¡c¡smo

Pero estos afanes europeístas muv pronto se moderan y se combinan


-on una exaltación de la tradición españoia, que Unamuno resumió
-clécticamente en la frase tenemos que europeizarnos y chapuzdrnos de ptte-
l,lo. Poco a poco se instaura en ellos una visión espiritualista que valora
.:-rás el mundo de las creencias que el progreso material, porque éste des-
:umaniza a la Es¡raña casriza de siernpre que arrai¡;a en los pueblos.
-l:rricatura de este pullro de vista conservador son la conocida expresión
:e Unamuno Que inuenten ellos... nlsztros a lo nuestro, al tiempo que crí-
',ca la creencia de que la ciuilizttt'ión está en el reffete, an los firrocarri/es 1
,,t los hote/es.

La mirada de los hombres dei 98 se dirige, más que hacia fuera, hacia
rcntro: en los paisajes del alma se reflejan un clesasosiego y Llna angustia
.'ital, que encuentran su mejor escenario en las r.iejas ciudades 1, en los
..aisajes yerrnos de Casrilla.

Su literatura €s un examen cle conciencia, del que brotan la inquietud, ia


relancolía, el hastío o el pesimismo. Esre nmd del siglor, de inspiración
-omántica, lleva a la reflexión intelectual sobre los grandes remas que pre-
ocupan al hombre -el paso del riempo, el sentido de la vida, el misieriá de
..r rrut:rte-, o a plantearse el valor de las creencias religiosas, desde el agnos-
.:cismo de Baroja, pasando por elsenrimiento trágico de la fe de lJnamuno,
-.ast,r lleg:rr al catolicisnro confiado de Azorín
o Ramiro de Maeztu.

ArLtorretrato de El Greco.
colgado Frente al escritorio de,{zo¡ín
Los miembros de la generación del 98 poseen una acusada personali- Ved los grandes y acongojados ojos de
:ad, que se traduce en un estilo literario personal. Y esta variedad se enri- su retrato... Tormentoso dibujo que
ruece en cada uno, si renemos en cuenr¿l que cultivaron diversos géneros expresa el dolo¡ la fe ardiente, la rnge-
nuidad, la audacia, lafuerza avasallado-
:rerarios; ¡ además, al¡4unos de ellos experimentaron una transfbrmación
ra de un pueblo de aventureros locos y
.srilística progresiva, como ocurre con Valle-Incián, que evoluciona clel de locos místicos (Azorín).

LA GENERAC ÓN DEL 9a: LA NOVELA Y EL ENSAYo


255
refinamiento modernista al lenguaje desgarrado y esperpéntico de s;
últimas obras, o con Machado que pasa de un estilo de raíces rubenian¡
Con la sencillez en Ia forma he llega- a una visión sobria y desnuda de Ia tierra castellana.
do a poder decir todo cuanto quiero,
que es el mayor iriunfo que puede En sus inicios, todos coinciden con el Modernismo en dos aspectos: .-
alcanzar un autor sobre el idioma. El oposición al estilo literario anterior, tanto al prosaísmo realista, como :
estilo brillante hace rmposible esto; la grandilocuencia al modo del teatro de Echegaray; y el cuidado de l¿
con é1, el escritor es esclavo de la fra-
se, del adjetivo, de los finales, y no
expresión, que no se orienta al adorno formal, sino a una selección y cu.-
hay medio muchas veces de encajar dado de los elementos lingüísticos.
la idea entera. Además, y esto es lo
más grave. se tiene prevención con-
Es un estilo subjetivo, en el que domina la visión sentimental de I¿,
tra las palabras humildes. bajas. pro- gentes y los paisajes, lo que da lugar a un lenguaje lírico en ocasiones, e-
saicas, y de este modo el léxico re- que encontramos la presencia del autor en primera persona, el diáloe.
sulta enormemente Iimitado.
con los lectores, ia adjetivación subjetiva, las enumeraciones impresionis-
¡ZORíN, La voluntad tas, mientras que en otros casos se dramatiza la realidad, con abundanci"
de interrogaciones retóricas, tonos exclamativos y referencias literarias. E:.
todos ellos abundan las descripciones: de los paisajes urbanos de las vie-
jas ciudades o de los pequeños pueblos, o de la naturaleza un tanto áspc-
ra del yermo castellano, siempre vistos como una proyección afectiva d.
los estados de ánimo del autor.
Se trara de un estilo antirretórico, caracterizado por la sobriedad, aun-
que con numerosos matices, que van desde el lenguaje más bien solemne
y dramático de Unamuno, pasando por el impresionismo detallista de
Azorín y la narración un tanto desaliñada de Baroja, para llegar a la visiór.
caricaturesca y descoyuntada de Valle-Inclán. Pero estos lenguajes son un¿
elaboración estética de Ia realidad en la que domina nla-retórica de tonc,
menor» y el gusto por la exnaña poesía de las cosas uQl,gares (Baroja), que
se empeña en descubrir los primores de lo uulgar, téim.ho con el qu.
Ortega y Gasset definía el estiio de Azorín.
Pero se trata de un lenguaje muy cuidado, fruto de la selección mul
exigente del léxico y .l usá .á.rt..riáo de los recursos retóricos. Es tam-
bién un lenguaje rico, que se impregna de dos caudales léxicos arcaizan-
tes, que se revitalizan y vuelven a tener un valor comunicativo: los térmi-
nos tomados de los clásicos españoles, junto a numerosas citas y referen-
cias de sus obras, y un cúmulo de vocablos rústicos y popuiares, ya en des-
uso o limitados al ambiente rural, aprendidos en sus viajes por las tierras
de España.

I LA NOVELA: PÍO BAROJA

tos Hov€Lrsrns D(L ?8


Todos los autores del 98 -a excepción de Machado- escribieron nove-
las,y a este respecto el año 1902 marca la conjunción de sus gustos por
este género narrativo, con la publicación de cuatro obras importantes que
suponen un nuevo concepto de la forma de narrar, frente a la novela rea-
lista aún vigente en los comienzos del siglo: La uoluntad, de Azorín;

L^:256

E
'tmino
de Pío Baroja; Amor
de ¡terfección, 1, pedagogía, de Unamuno; 1,

:onata de otoño, de Valle-Inclán.


Este nuevo concepto de novela rompe con la organización lineal del
:elato y con el desarrollo lógico y consabido de los acontecimientos que
f 3 naffan:
La f,ábula, Ia historia que se cuenta, pierde relevancia en favor del
discurso, esto es, de la forma de contarla. re
Se ahonda en el alma de los protagonistas, que son el nalter ego, del i:
alltor para dar salida a sus propias ideas y pensarnientos. La acción .=
;#
novelesca -salvo en el caso de Baroja- es escasa l, ienta, dominada
por la presencia de un «yo» lírico, a través del cual se organiza el
=
.i:
]-
relato. :=-
:::
La novela, como reflejo de Ia vida, no tiene ftbula: es diuersa, ntu/- -::
tifbrme, ondulante, contradictori4 segun Azorín, por lo que se com- :
;#
¡rone de sensaciones y fragmentos de la existencia, mornentáneos y ,=
@
dispe rsos.
::
Algunas de ellas tienen una estructura dialogada, en que los perso-
najes manifiestan sus icleas, creencias y estados de ánimo a través del
:--
--
i-

discurso personal v la controversia. :-:


i :-
Muchas de estas novelas, por el tono confesional, la exposición de :::
--as regeneracionistas y ei proragonismo de unas vidas inútiles y vacías
:
-,c se despeñan hacia la Nada en un n-rundo rnonótono y confLlso, cons- '-;:
.-ryen autobiogr,{ias g'eneracionales delsiglo que ndce, en opinión de José- =
irlos Mainer.
Por su mezcla de tonos reflexivos, crítica social y confesión ínrima, per- ::
rificados en personajes de existencia fragmentaria, estas novelas antici- :-=
,n lo que será la narrativa del siglo x\, que tiene como característica rele- :
:-:
.rre el descoyuntamiento v la ruptura del discurso tradicional; novedad
--c lievará a (Jnamuno a calificar a las suyas de niuolas (no novelas).
-::::
::

Tosé Martínez Ruiz, Azorín, (1873-1967) cultivó con asiduidad la :


re
- ,,-ela, género del que publicó más de quince títulos. En todas ellas un
.'. hilo argumental sostiene la confesión autobiográfica, las reflexiones
e =
-: carácter social, la visión sentimental del paisaje y las referencias de
,.:ácrer literario. Sus protagonisras son personaies idealistas y medita-
-.ndos, sumergidos en la monotoníir y el hastío de una sociedacl que no
-.cden cirmbiar.
Las tres primeras novelas -Ltt uolutttad (1902), Antonio Azorin (1903)
Ltts confisiones de un pequeño Ji/ósa/b (1904)-, de claros tintes autobio-
- :ticos, tienen como protagonista a Antonio Azorín, trasunto del propio
--:or, quien por entonces adoptó como seudónimo el apellido de este
,:sonaje.
Ruedn (1915), I)on Juan ( 1922) y Doña Inés (1925) son deli-
Tbrruás
. ias recreáciones literarias de E/ licerucitdoWdrierrt de Cervantes, y de los Vista de Yecla, donde se sitúa la acción de
- ,iagonistas del Don
-fuan Tenorio, respectivamente. algunas de las primeras novelas de Azorín

257
Unamuno (1864-1936) es autor de varias novelas en las que pred(
nan los planteamientos ideológicos, ya que a sus protagonistm 1., o.*- --
las cuestiones de tipo filosófico y exiitencial que pi.o.up"., al ¿*
Domina en ellas el tono reflexivo, expresado t."rér del- diálogo - ..
"
monólogo, sin apenas referencias espaciales ni temporales y con ause : - -
de descripciones. se rrara, pues, de una novela peculiar, a la que unanr--
llamará univolar, como negación de las fo.mas ,rovelescas t.ádi.io.rrl..
En Amor y pedagogía (1902) su proragonista piensa casarse y edu._.. -
su hijo de forma planificada y científica, pero frácasará, ya que se de;..--
a ia mujer que no había previsro y su pedagogía positivista no cond,,;. _
hijo a Ia genialidad sino al suicidio.
Itliebk (1,914), quizá su novela más original, tiene como proragon :,-
a Augusto Pérez, quien se enfrenta con su autor, negándose a acepra:
muerte que le tiene planeada.
san Manuel Bueno, mártir (1931) refleja las inquietudes religiosas
-,
Unamuno, por medio de un cura de pueblo que ha perdido la fe, p.,
guarda las apariencias, comportándose .omo ur-r santo,-de manera que r _
fieles no la pierdan, e incluso crean por é1, ayudándole a salvarse.

La obra novelesca de Ramón del Valle-Inclán (1 866-1936) es un r:.-


sunro de su trayectoria literaria, que le lleva de la sensualidad moderni, .
al tono descarnado y groresco del esperpento.
Las sonatas (1902-1.905) son cuatro novelas cortas referidas a ca:.
una de las estaciones del año, que tienen como protagonista al marqu.,
de Bradomín, nun don Juan, feo, católico y sentiment"lr, q.r. e, ,r., ..¡---
jo del gusto decadente del propio valle-Inclán. En ellas ,..i., uoá árrrc:-
fera modernista, dominada por el tono legendario, los ambientes exóricc.,
la sensualidad, con un cuidado exquisito del lenguaje lirerario.
La trilogía de la guerra carlista -Los cruzados de k causa (1908), El ,,-
plandor de la hoguera (1908) y Gerifabes de artnño (1909)-es la evocacio:
nostálgica de la última guerra carlista, cuyos héroes y hazañas son el ú1r:-
mo estertor de un mundo legendario y romántico que se acaba. Son nor-e-
las fragmentarias en cuyos episodios abundan los tonos líricos y el ler:-
guaje cuidado y sugerente de inspiración modernista.
Las últimas novelas son la expresión narrariva de ia técnica del esper-
pento, que valle había aplicado en buena parte de su rearro. Sus persona-
jes, grotescos,.deshumanizados, convertidos en marione tas de aspecto ',
pensamiento disparatados y caricaturescos, encierran un visión fría v des-
carnada de la sociedad.
En Tirano Banderas (1926) se narra el crepúsculo de un dictador ame-
ricano sangriento e inmisericorde, que encuenrra una muerte apropiada a
su comportamiento.
La corte de los milagros (1927) y ¡viua mi dueño!, (1928), perrenecien-
tes a un ciclo incompleto de noveias que tituló El ruedo ibérico, consti-

259 _L[E&\TUFA oASTELLANA 16 y 2" BACHTLLERATO


::

tuyen una visión despiadada de la corte y de la sociedad isabelina,


con sus
rntrlgas, pasiones y miserias, protagonizadas por personajes reales
o inven-
rados, pero todos caracterizados como muñe.or d.
guiñol, de apariencias
v hechos disparatados y ridículos, como si se rrararaáe autómatas,
con los
que el autor juega para ridiculizarlos y destruirlos.

PíO BRNOJN

Pío Baroja (1872-1956) es el gran novelista de la Generación del


9g
:or la cantidad -más de 60- y lá cardad de sus novelas. Nació en san
-iebastián,
-'álencia.
y tras vivir en Pampiona y Madrid,
se licenció en Medicina en
Tras. ejercerla brevemente, renunció a su profesión de médico,
''-n¡e la duda de su comperencia profesio'al. se irrst"r¿ en Maclrid, donde
--egentó durante un tiernpo una iahona, y ruvo ocasión de conocer Ia abi-
larrada vida maclrileña, desde la bohemía a las n'iiserias clel prolerariaclo. #
G. Hernández Am ores, Isabel II
via.jó rnucho por Es¡raña y frecuentó parís; pero su vicla transcurrió
:ntre Madrid y su casona de vera de Bidasoa, .ár ,r.r, existencia solira- #

:ia entregada a la pasión de escribir, o limitada a un pequeño círculo


cJe :
-imtgos. :--
1935 ingresó en la Real Academia y tras exiliarse duranre la guerra -
.!"regresó :
-r'il, definitivamenre en 1940, para morir e'Madrid, en 1956. --
Fue un solrerón empedernido, tímido y retraído, clominaclo por :_=
un
¡csimismo que le hacía desconfiar de la, p".ror-,r, y de las ideas pálíricas. -
!rra un hombre de una sinceridad r..., hirienie,
q,.. d.rpr.cial¡a:ia
ripocresía y el.fingim.len1o, r,eía la"sociedad desde el pur-r,o :
1, d. vista de
rn inconformista radical, cuyas ideas oscilaban ..r,r. .l liberalismo v el :--
rnarquismo iconoclasta que iú".cor.,tra todo y conrra ,"j.;i;;;;á ::-
;i
,e aprecia un fondo de humanidad y de ,.rp.to hacia ros hun-rildes y
mar- :-
¡inados, muchas veces protagonistas de sui novelas. --:
-
-
Baroja co_ncebía la noveia como Lrna realidad porosa permeable,
v en la
que cabe todo. Frente ai canon narrarivo del realismo d"cinrorrónico,
para
Baroja nla novela, hoy por holi es un género murtiforme, proreico,
en for-
¡ración, en Íbrmenración; Io abarca ádo, libro filosófico, el liúro
psi-
"l absolu,rrrr.rrr"r.
;ológico, la avenrura, la utopía, lo épico; todo
Sus novelas son fr >letas, don,le se mezcla la acción
,'t" ,.R.'i¿,,, ü;GlSi["11'lif ililllcundarias y los rragmenros iíri-
.os, en una estructura abierta, formada por una suma de irjipresrones,
a
deshilyanadas y caóricas, como la ,id" mismr. '
'eces
se trata de novelas en las que predomina la acción, er relaro de acon-
tecimientos, protagonizados por personajes inquietos, curiosos, muchas
inadaptados, o vagabundor q.r. van de un sitio a otro, rnovidos
'eces por
su condición de hornbres de acción y por Lrn¿l ansusrirr viral
que les h"ce
huir de su vida anodina y del pesimirirro q.,. r.r'i,-,r,"d.. Estjr-, pobiadas
de aventureros, marinos, revolucionarios, invenrores, farsantes,
Lrthemios J. Echevuría, Retrato de Pío Baruja

259
y toda clase de personajes estrafalarios, en los que priya un individu¿-
mo pesimista que les lleva a la incomprensión y al fracaso.
Sus novelas, la mavoría localizadas en el País Vasco o en Madrid. ,.
agrupan en trilogías, que guardan una mayor o menor unidad temátic=
La trilogía de la tierra yasca comp rende La casa de Aizgorri (19001. :
mqlorazgo de Labraz (1903) y Zalacain elauenturero (i909).
A la trilogía de La uida fantástica pertenecen Camino de petfecc,
(1902), Auenturas, inusn¡le y mixtiJicaciones de Siluestre Paradox (1901
Paradox, rey $906),las dos últimas protagonizadas por personajes atrar '
liarios, de vida e ideas disparatadas, qu€ revelan el gusto barojiano por
seres anárquicos, tocados de un inconformismo que choca con los pre:--
puestos de la sociedad regulada.
Duío de Regovos, Yurreta Las tres novelas de La lucha por la uida (1904) -La busca, Mala /,:;'
bay Aurora roja- rerratan el Madrid de la miseria y la marginación, er: .
que conviven Ia golfería bohemia, el proletariado que malvive del trab.:
y un inframundo de iluminados, charlatanes y estafadores, que compon.
un retrato muy crudo de la España de comienzos del siglo.
A la trilogía de La rdzlt pertenece El árbol de la ciencia ( I 9 1 1), una : :
Ias novelas más significativas de la narrativa barojiana, cuyo personaje :.
es un hombre de acción, sino un ser reflexivo, Io que le conduce a..
angustia y a la coma de conciencia del sinsentido de la vida.
un grupo importante de novelas son las de acción y aventuras en i
mar: Las inquietudes de Sbanti Andía (1911), El laberinto de las sir¿.
(1923), Los pilotos de abura (\923) y La estrella del capitáru Chimista (19 3
Modelo de novelas históricas son las 22 que componen las Mema,,-
de un ltombre de accién en las que, a partir de las aventuras deAvirane ..
un conspirador que existió en la realidad, se noveliza el mundo comp..
y revueito de la primera mitad del siglo xrx.
El propio Baroja da cuenta de su vida en su extenso libro Desde la ti.: -
ma uue/ta del caruino, que recoge un rico invenrario de sus ideas soci.:..
y políticas y de sus relaciones y peripecias vitales, con un tono entre esc.:,
tico, crítico y bienhumorado.

T€XTOS

"€L RRBOT D€ tR CI€NCIB'


El protagonista, Andrés Hurtado, estudia medicina en Madrid, en un am-
biente gris y monótono, con unos profesores incompetentes y unos compañerc
-Julio Aracil y Montaner- soberbios y egolstas, con unos comportamientos dc
sefiorito madribño de buena socied¿d.

l. €l hospitol g el mitin de los onorquistos


Ya en cuarto de carrera, Andrés y sus amigos hacen prácticas en el hospital dc
San Juan de Dios, donde conocen cómo trata a las mujeres enfermas el médico
de la sala.

l-260
Por aquella selección a la inversa resultaba que los más aptos allí eran precisamente
los más ineptos [...]
La política de Alcolea respondía perfectamenle al estado de inercia y desconfian-
za del pueblo. Era una política de caciquismo, una lucha entre dos bandos contrarios,
que se llamaban el de los Ratones y el de los Mochuelos; los Ratones eran liberales,
y los Mochuelos, conservadores.
En aquel momento dominaban los Mochuelos. El Mochuelo principal era el alcal-
de, un hombre delgado, vestido de negro, muy clerical, cacique de formas suaves, que
suavemente iba llevándose todo lo que podía del Municipio.
El cacique liberal del partido de los Ratones era don Juan, un tipo bárbaro y des-
pótico, corpulento y forzudo, con unas manos de gigante, hombre que cuando entra-
ba a mandar, trataba al pueblo en conquistador. Este gran Ratón no disimulaba como
el Mochuelo; se quedaba con todo lo que podía, sin tomarse el trabajo de ocultar deco-
rosamente sus robos.
Alcolea se había acostumbrado a los Mochuelos y a los Ratones, y los considera-
ba necesarios. Aquellos bandidos eran los sostenes de la sociedad; se repartían el
D¿río cle Regolts, Vitúo sur
botÍn: tenían un0s para otros un tabú1 especial, como el de los polinesios. Andrés podía
estudiar en Alcolea todas aquellas manifestaciones del árbol de la vida, y de la vida
áspera manchega: la expansión de egoísmo, de la envidia, de la crueldad, del orgullo. 1. tarr: condición de aquello que n0 es licito criticar

A veces pensaba que todo esto era necesario; pensaba también que se podía lle- o mencionar.

gar, en la indiferencia intelectualista, hasta disfrutar contemplando estas expansiones,


formas violentas de la vida.
n¿Por qué incomodarse, si todo está determinado, si es fatal, si no puede ser de
otra manera? -se preguntaba-. ¿No era científicamente un poco absurdo el furor que
le entraba muchas veces al ver las injusticias del pueblo? Por otro lado, ¿no estaba
también determinado, no era fatal el que su cerebro tuviera una irritación que le hicie-
ra protestar contra aquel estado de cosas violentamente?,

Comenta algunas imágenes con que se ponderan los defectos de la


sociedad de Alcolea, en la primera pafte del texto.

Analiza los vicios sociales y políticos que aquejan al pueblo de Alcolea.

Comenta las conclusiones que extrae Andrés Hurtado de lo que ocurre en


Alcolea.

Comenta la visión de Alcolea y la actitud de Andrés, como reflejo de la


ideología del 98, mezcla de crítica y de pesimismo, frente a la sociedad
española de fin del siglo.

Ante la ir-rcomprensión del pueblo, Andrés renirncia a su plaza de rnédico y


rarcha. a Madrid.

A los pocos dias de llegar a Madrid, Andrés se encontró con la sorpresa desagradable
de que se iba a declarar la guerra a los Estados Unidos Había alborotos, manifesta-
ciones en las calles, música patriótica a todo pasto.
Andrés no habÍa seguido en los periódicos aquella cuestión de las guerras colo-
s niales, no sabÍa a punto fijo de qué se trataba. Su único criterio era el de la criada vie¡a
de Dorotea, que solía cantar a voz en grito, mientras lavaba, esta canción:

Parece mentira que por unos mulatos


estemos pasando tan malitos ratos:

LA NCVELA Y EL ENSAYO
a Cuba se llevan la flor de la España,
10 y aquí no se queda más que la morralla.

Todas las opiniones de Andrés acerca de la guerra estaban condensadas en es:.


cantar de la vieja criada.
Al ver el cariz que tomaba el asunto y la intervención de los Estados Unidos, Andre:
quedó asombrado.
15 En todas partes n0 se hablaba más que de la posibilidad del éxito o del fracaso, E
padre de Hurtado creía en la victoria española; per0 en una victoria sin esfuerzo; los
yanquis, que eran todos vendedores de tocino, al ver a los primeros soldados españo-
les dejarían las armas y echarían a correr. El hermano de Andrés, Pedro, hacía la vida
de sportsman y no le preocupaba la guerra; aAlejandro le pasaba lo mismo; Margarita
seguía en Valencia.
Andrés encontró un empleo en una consulta de enfermedades del estómago, sus-
tituyendo a un médico que había ido al extranjero por tres meses.
Por la tarde, Andrés iba a la consulta, estaba allí hasta el anochecer, luego mar-
chaba a cenar a casa y por la noche salía en busca de noticias.
Los periódicos no decían más que necedades y bravuconadas: los yanquis nc
Darío tlc Rcgoros, l-n Puaru dc/ Sol estaban preparados para la guerra; n0 tenían ni uniformes para sus soldados, En el
país de las máquinas de coser el hacer unos cuantos uniformes era un conflicto enor-
me, según se decía en Madrid.
Para colmo de ridiculez, hubo un mensaje de Castelar a los yanquis. Cierto que no
tenia las proporciones bufo-grandilocuentes del manifiesto de Víctor Hugo a los ale-
manes para que respetaran París; pero era bastante para que los españoles de buen
1 . vacuidad: uanidad, inutilidad. sentido pudieran sentir toda la vacuidadr de sus grandes hombres.
Andrés siguió los preparativos de la guerra con una emoción intensa.
Los periódicos traían cálculos completamente falsos. Andrés llegó a creer que
había alguna razón para los optimismos.
Días antes de la derrota encontró a lturrioz en la calle,
-¿0ué le parece a usted esto? -le preguntó,
-Estamos perdidos.
-¿Pero si dicen que estamos preparados?
-Sí, preparados para la denota. Sólo a ese chino que los españoles conslderamos
como el colmo de la candidez se le pueden decir las cosas que nos están diciendo los
periódicos.
-Hombre, yo no veo eso,
-Pues no hay más que tener ojos en la cara y comparar lafuernde las escua-
dras. Tú, fíjate: nosotros tenemos en Santiago de Cuba seis barcos viejos, malos y
de poca velocidad; ellos tienen veintiuno, casi todos nuevos, bien acorazados y de
mayor velocidad. Los seis nuestros, en conjunto, desplazan aproximadamente vein-
tiocho mil toneladas; los seis primeros suyos, setenta mil. Con dos de sus barcos
pueden echar a pique toda nuestra escuadra; con veintiuno n0 van a iener sitio
donde apuntar.
-¿De manera que usted cree que vamos a la denota?
-No a la derrota, a una cacería. Si alguno de nuestros barcos puede salvarse, será
una gran cosa.
Andrés pensó que lturrioz podía engañarse; pero pronto los acontecimientos le die-
ron la razón. El desastre había sido como decía él: una cacería, una cosa ridícula.
A Andrés le indignó la indiferencia de la gente al saber la noticia. Al menos él
había creído que el español, inepto para la ciencia y la civilización, era un patriota
exaltado, y se encontraba que no; después del desastre de las dos pequeñas escua-
dras españolas en Cuba y en Filipinas, todo el mundo iba al teatro y a los toros tan
tranquilo; aquellas manifestaciones y gritos habían sido espuma, humo de paja,
nada.

1" L2" BACHILLERATO


Analiza las distintas opiniones sobre la guerra colonial re
y la actitud de
Andrés ante ellas.

Relaciona el comienzo y el final del texto como expresión de la crítica a la


sociedad española.

Tras haber leído los tres textos, analiza el papel de Andrés en la acción
novelesca.

Andrés contempla la realidad en que vive como un espectador que no


puede hacer nada por cambiarla. cuenta tú la historia de las cosas que
no te gustan, dando cuenta del efecto que te producen.

cuenta las actitudes de la gente y la tuya propia ante algún aconteci-


miento significativo que haya ocurrido últimamente, al igual que hace
Baroja con el desastre del 98.

Actúa como si fueras un amigo de Andrés que habla con él sobre lo que
le preocupa y trata de darle ánimos.

Andrés, tras ser nombrado médico de Higiene, nora que su instinto antisocial
; ibd aumentartdo, ¡e iba conairtiendo en odii coutra el riio, sin tener sirupatío por
,.' pobre.

Se vuelve a encontrar con Lulú, se cilsa con ella emprende uttt aida turcutt:
),
i: ocupa corno traductor de obras de terna médico t, vive fbliz con su mufer,
-.rsta qlie ella queda embarazada, ]. en el p"r,o -r.r.n la madre y el niáo.
-ldrés, desesperado, se suicida aquella misma noche.

n EL ENSAYO:
UNAMUNO Y AZORÍN
re
[o geoeroción del ensoyo
El intelectualismo y el esplritu crítico de los noyenrayochistas, su afán
de reflexionar sobre el mundo en que viven, la reivindicación del paisaje
como reflejo cle la esencja de los pueblos de España, encuentran r,, *.ját
expresión en el tono reflexivo y confidencial del ensayo.
Todos los aurores del 98, en mayor o menor medida
-y sobre todo
unamuno y Azorln- escribieron multitud de colaboraciones en periódi-
cos y revistas, luego recogidas en libros, que constituyen un reflá;o fide-
digno de Ia evolución de sus actitudes y pl"rrt."*ientos ideológicos.
Los datos para su labor ensayística los proporcionan tres fuentes de
-inspiración:
L3s viajes. por las derras y los pueblos de España, y sobre todo de
castilla, de los que retraran sus cosrumbres y tradiáiones, el atraso

_ UN|DAD 16 LA cENEFActóN DEL 98: LA NovELA y EL ENSAyo 265

:
-
y la miseria, la belleza de sus paisajes y la dignidad de sus gen:-
siempre desde un punro de vista subjerivo, que ramiza la realii.
descrita a través de la perspecriva neorromántica del observador : - ,

seidentifica sentimentalmenre con ella.


Las lecturas de los clásicos, que recrean, manipulan y adap:.
mediante la glosa de la vida de sus aurores, la rememoración de
paisajes y ambientes en que se sitúan sus obras y la reflexiófl sor-:
la actualidad de sus tenlas.
El egocentrismo y el tono confesional, ya que vuelcan en sus €s.
tos los sentimientos, anhelos y estados de ánimo. Se trata de - -
ejercicio de sinceridad que enmascara los ronos críticos con un i
foque irracional, de tono románrico, más poético que reflexi.',--
científico.

Nació en 1864, en Bilbao, donde pasó su infancia y adolescencia. :-


la que dan testimonio su bbro Recuerdos de niñez y mocedad y la nor'; .
Paz en la guerra. Estudió la carrera de Letras en Madrid y obtuvo la cá..,
dra de Griego de la universidad de Salamanca, en la que permaneció tc;
su vida y fue muchos años recror, saivo de 1924 a 1930, en que fue c. -
terrado por la dictadura de Primo de Rivera. Siendo recror honora¡.
presidía la inauguración del curso en octubre de 1936, cuando ruvo '-
incidente con el general franquista Millán Astray, por lo que fue despo..-
ído de su cargo y sometido a arresro domiciliario. Humillado y aislac
murió el 31 de diciembre de 1936.
unamuno es un carácter complejo, en ei que se aúnan las dotes l.
intelectual curioso y agudo y un espíritu angustiado y contradictorio q*.
Yázquez. L)íaz. le lleva a la polémica sobre los remas de actualidad (Conna esto y nqut.
(lnanutn dc /,t ru¿rtilLt. hlnnr¿
llama a uno de sus libros) y a la confesión angusriada de sus profr.
creencias y estados de ánimo. Se trara de un espíritu agónico, €n perrn.-
nente lucha dialéctica consigo mismo y con los demás, en un inren:
imposible de encontrar el sentido último de la vida española y de su pr, -
pia existencia.
Esta angustia vital se expresa en un estilo übrante, lleno de veheme :.-
cia, a veces duro y cortante, que trata de encontrar la verdad por medt.
de paradojas, antíresis y afirmaciones proyocadoras, que vuelcan egocér.-
tricamente el cúmulo de sus dudas entre rradición y progreso, casricism
y europeización, razón y fe, mortalidad e inmortalidad.

Cl ensogo

En sus innumerables escritos ensayísticos, publicados en los periódicc,


de la época v recogidos posteriormenre en libros, cabe advertir una dobl
vertiente temática:
Los que glosan la realidad externa, como punro de referencia pa
expresar sus ideas sobre España y los españoles, personalizadas

*-- 266

I
todo en las tierras de casrilla: En torno al tastit'ismo (1895), do.cle
reflexiona sobre la esencia de l' espaírol, enrre el casticismo tradi-
cio,alista 1' e1 modernismo .eg.r.iado., ar tiempo que plantea su
teoría sobre la inrrahistoria como moror d. l" .irilirr.ió.r;
v lo,
libros de via)es t,:_r:(t de Porntgal 1t. España ( 1 9 1 1 ) y And)nros y
.Por
uisiones espa.nolas (7912), en los que desaparece el espíritu
polémi-
co' sustituido por la contemplación imprisionisra d.i y.r..,t .rrt.-
llano, cuya austeridad ., ,Á ,.-"nso de paz para eí ,ler^sori.go
unamuniano.
Los que plantea, temas existenciales, en que aparece ei Unamuno
§ó1j.", que expresa la contradicción enire ei pragmatismo y el
idealismo, la realidad y el espíritu, romando .oáo Lodelo a don
Quijote -wda de don Q"ioi y sancho (1905)-, o se debare entre
la angustia de la inexist.rrti, áe Dios y la rmperiosa necesi<iad de
que exista, entre el an.sia de inmortalidad y la widencia de ia muer-
te: Del sentimiento trágico de la uida (rlra) y La agonia ¿lel
Cristianismo (1926).

T€XTOS

¡Ancha es Castilla! ¡Y qué hermosa la tristeza reposada de ese mar petrificado y lleno 1 . concupiscibles deseables, apetecibles.
de cielo! Es un paisaje uniforme y monótono en sus contrastes de luzy 2. gruso: f ér1il, productivo.
sombra, en sus
tintas disociadas y pobres en matices. Las tienas se presentan com0 en 3. panteistica. referido al panteÍsmo, docvjna que
inmensa plan_ identifica a Dios con el universo.
cha de mosaico de pobrísima variedad, sobre el que se extiende el azul
intensísimo 4. espingardas. armas de fuego muy largas.
: del cielo. Faltan suaves kansiciones, ni hay otra continuidad armónica que
Ia de la lla- 5. la v¡da es sueñ): referenc¡a al drama de Calderón
nura inmensa y el azul compacto que la cubre e ilumina. con este título.
6. que el s1l no se p1nga en nis rl1n¡n¡os.frase atri-
No despiefta este paisaje sentimientos voluptuosos de alegría de vivi¡
ni sugiere buida a Fe,ipe ll. para ponderar la enorme exten-
sensaciones de comodidad y holgura concupiscibles:r n0 es un camp0 sión de Ias posesiones españolas.
verde y graso2
en que den ganas de revolcarse, ni hay repliegues de tierra que llamen
como un nido.
, No evoca su contemplación al animal que duerme en nosotros todos, y que
medi0
despierto de su modorra se regodea en el dejo de satisfacciones
de apetitos amasa-
dos con su carne desrle los albores de su vida, a la presencia
de frondosos campgs de
vegetación opulenta. No es una naturaleza que recree al espíritu.
Nos desase más bien del pobre suelo, envolviéndonos en el
cielo puro, desnudo y
, uniforme. No hay aquícomunión con la naturaleza, ni nos absorbe
ésta en sus esplén_
didas exuberancias: es. si cabe decirlo, más que panteístico,3 un paisaje
monoteístico
este campo infinito en que, sin perderse, se achica er hombre, y en que
siente, en
medio de la sequÍa de los campos, sequedades del alma
[...]
Siempre que contemplo la llanura castellana recuerdo dos cuadros.
Es el uno un
camp0 escueto, seco y caliente, bajo un cielo intenso, en que llena largo
espacio
inmensa muchedumbre de moros arrodillados, con las espingardas4
en el suelo, hun-
didas las cabezas entre las manos apoyadas en tierra, y al fiente
de ellos, de pie, un
caudillo tostado, con los brazos tensos al azul infinito y la vista perdida
en él como
diciendo: n¡sólo Dios es Dios!, En el otro cuadro se presentan en
el inmenso páramo
: muerto, alaluz denetida del crepúsculo, un cardo quebrando la imponente
monoto-
nía, en el primer término, y en lontananza, las siluetas de Don
0uijote y sancho sobre
el cielo agonizante.
*sólo Dios es Dios, la vida es sueñ05 y que el sol no
se p0nga en mis dominios,,6
se recuerda contemplando estas llanuras.
José Segrelles, Don Qutjote 1, Sancbo

2fj7 -_
Añaliza cómo es el campo castellano y los sentimientos que produce :-
el espectador.

Trata de interpretar el simbolismo que tienen los dos cuadros y las tre-
expresiones que evoca Unamuno como reflejo de la tierra de Castilla.

Comenta el texto, explicando lo que hay en él de descriptivo y de reflex -

vo, de paisaje y de sentimiento, de realidad y de irrealidad.

En este libro, Unamuno glosa las aventuras de don Quijote, idendficando .


idealismo y el aftin de gloria dei cabailero con sus propias ansias de inmortaiid¿¿

oEn estos y otros razonamientos iban los andantes Caballero y escudero,, y ocupa:_
el corazón de Don 0uijote por los dejos de su esclavitud en casa de los Duquesr y .
recuerdo de su soledad y su pobreza, cuando se encontró con una docena de labi-¿-
dores que llevaban, cub¡ertas c0n unos lienzos, unas imágenes de relieve y entallac--
s ra para el retablo de su aldea. Pidió Don Quijote cortésmente que se las mostrasen .
le enseñaron las de San Jorge, San Martín, San Diego Matamoros y San Pablo, caba
lleros andantes del cristianismo los cuatro, y que pelearon a l0 divino. Y Don 0uijoie
al verlos dijo: uPor buen agüero he tenido, hermanos, haber visto lo que he visto, pc,-
que estos santos y caballeros profesaron lo que yo profeso, que es el ejercicio de las
10 armas; sino que la diferenc¡a que hay entre míy ellos es que ellos fueron santos.
pelearon a l0 divin0 y y0 soy pecador y peleo a l0 humano. Ellos conquistaron el ciei:
afuerzade brazos, porque el cielo padece fuerza,y yo hasta ahora, no sé lo que con-
quisto a fuerza de mis trabajos; pero si mi Dulcinea del Toboso saliese de los que
! ii' padece2 mejorándose miventura y adobándoseme eljuicio,3 podría ser que encamr-
:.li
.É., 1s nase mis pasos por mejor cam¡n0 del que llevo., [...]
':: ' uNo sé lo que conquisto atuerza de mis trabajo5,, digo con Don 0uijote. Y Dor
lgnacio Zuloaga, Don Quijote Quijote tuvo que decirlo en uno de esos momentos en que sacude el alma el soplo de,
aletazo del ángel del misterio; en un momento de angustia. Porque hay veces que, sin
saber cómo y de dónde, nos sobrecoje de pronto, y al menos esperarlo, atrapándonos
1. casa de los Duques don 0uij0te y Sancho habían z0 desprevenidos y en descuido, el sentimiento de nuestra moftalidad. Cuando más ento-
sido huéspedes de unos duques, en cuy0 palacio
nado me encuentro en el tráfago de los cuidados y menesteres de la v¡da, estando dis-
lueron objeto de numerosas burlas.
2. si mi Dulcinea sal¡ese de los [trabajos] que pade- traído en fiesta o en agradable charla, de repente parece c0m0 si la muefte aleteara
ce los duques han hecho creer a don ouilote que sobre mí, No la muerte, sino algo peor, una sensación de anonadamiento, una supre-
Dulcinea está encantada, y sus padecimientos no
ma angustia. Y esta angustia, arrancándonos del conocimiento aparencial, nos lleva de
tendrán remedio hasta que Sancho n0 se dé tres
mil iatigazos como penitencia. zs golpe y porrazo al conocimiento sustancial de las cosas.
3. ad1bándoseme el juicia arreglándoseme el juici0, La creación toda es algo que hemos de perder un día o que un día ha de perder-
recuperando la cordura.
nos, pues ¿qué otra cosa es desvanecernos del mundo sino desvanecerse el mundo
4. arrendajo: pájaro algo más pequeño que el cuer-
vo, de color gris morado. de nosotros? ¿Te puedes concebir com0 n0 existiendo? lnténtalo; concentra tu imagi-
5. ahoyar exca,'Jar, ahondat. nación en ello y figúrate a ti mismo sin ver, ni oí( ni toca¡ ni recordar nada; inténtalo,
30 y acaso llames y traigas a ti esa angustia que nos visita cuando menos la esperamos,
y sientes el nudo que te aprieta el gaznate del alma, por donde resuella tu espíritu.
Como el arrendajo4 al roble, así la cuita imperecedera os labra a picotazos el corazón
para ahoyaÉ en él su nido,

lnterpreta las dudas que asaltan a don Quijote al contemplar las figuras de
los santos.
:
:@
:@
:@
@
::==:e
:@
@
ffi
Analiza el campo semántico relacionado con el tema de la angustia. ffi
i#

comenta el texto como exponente de la angustia existencial de Unamu- :::@

no, relacionando sus preocupaciones con las de don euijote. :ry


:@

Ponle un título adecuado al texto.


::-
:@

:@
=ry
ffi

-
@
ffi

ffi

=@

José Martínez Ruiz nació en Monóvar (Alicante) en r873. Estudió en ::-


-1 colegio de los escolapios de Yecla (Murcia), ciudad
que recrea en sus :
rovelas de juventud (La aoluntad, Las con/esiones d, un prqurño tósoJi) ::-
:studió f)erecho en la universidad de Valencia. pero
-rrrl, f v
#
:-
pro.,,o será
\fadrid el cenrro de su actividad política, periodístic" v litérari^ y cle sus
:elaciones con los orros miembroi de la Generación clei 98. -
#

Políticamenre, tras una juvenrud exaltada, contagiada de icjeas a,ar-


:uistas v regeneracionistas, muy pronro derivó a postulados conservado- #
,@

res' cuyas ideas defendió varias veces como diputado, y a una vaioración :@

-ontemplativa y conformisra de la España eterna. ::


:-
:@
En.1904 adopta el sinónimo de Azorín, apellido del proragonista de
,-rs primeras novelas y a partir de aquí sus coiaboraciones.n G. l.rhue rra, l¿¿rlz
@

:criódicos y ".r-..rrar-,
(El Pais, E/ Imp)rcirtl, ABq con crónicas parlamen-
-G
_revistas
--rrias. artículos de viajes y de actualidad, que luego serán reágiclos en
.bros de carácrer ensar-ístico.
=:@
#
p"r:1r de aquí toda su vida discurre entregada a la actividad perio- :
,. 4
lística y literaria, que alcanza su plenitud en las"tres primeras décadias del
g1o y se adelgaza y se va agotandt a partir de los años treinta. Falleció en
--
.ladrid en 1967. --
--
--
Buena parte de ia obra ensar,ística de Azorín traduce un carácter apa-
,
--ble y contemplativo, en .1 qré los tonos críticos deja, paso a una visión
,:ntimental del paisaje, ias genres v la lite ratura d. Erpaá a y a la reflexión
rb,re el del riempo ¡ el senrido de la vida. d"id. ,rrr" perspectiva
.paso
:relancólica v dolienre.
En sus escriros domin¿r el tono evocador y la visión nostálgica, que a
:¡rtir de. la realidad presenre, elabor¿r un mundo imaginado a t*.a1,és ie la
:r'isión hisrórica y de la lectura de los clásico.s.
Fsta obra ensayisrica la podría,ros clasificar en rres bloques, a menu-
-¡ intercomunicados:
visiones de los pueblos y paisajes de España, v preferentemente de
castilla, desde .na perspectiva entre críiica v i.rrri-.rrr al-. Los pue-
blos y La Andalucia trágica (1905).

Recreación de personajes, parajes y ciudades en las que se enrrela-


zan y se confunden la experiencia viajera y ia relectura y recreación

-U§].pÁQ-l§ !-A GENERActóN pEL 98: LA NovELA y EL ENSAyo


269
de los clásicos, con una visión subjetiva, que busca lo que hay de
permanente e intemporal en lo anecdótico, pasajero y temporal: ¿il
Las cosas que Azorin describe no rutlt de don Quijote (1905), Con Ceruantes (1944), (Jna hora dr
pedenecen a menudo a una realidad
España ¡ sobre todo, Castilla (1912), donde alcanza su mejor
concreta, ni son aprehendidas por
los sentidos. Esios pueblos, ciuda- expresión la visión nostálgica del pasado, la reflexión sobre el eter-
des vetustas, fondas destañaladas, no volver del tiempo, etc.
paisajes y vidas opacas de España,
de que tanto habla. son imágenes Ensayos de crítica literaria en que rememora con cordialidad y agu-
encontradas en otros textos escritos deza crítica los autores, obras y personajes literarios del Siglo de Oro
(obras literarias o históricas, enciclo-
y del Romanticismo: Lecturas espdñolds (1913), Clásicos )/ modernos
pedias, diccionarios, guías, etc.), o,
(1913), Los ualores literarios (1914), Riuas y Larra (1916), etc.
como pasa a veces, un texto viene a
servir de interpretación de una reali-
dad quizá observada. El resultado es
que ei verdadero "objeto" contem-
plado por Azorín ya no es. por ejem-
plo. la realidad de España. sino su La visión de Azorín se centra en los pequeños detalles del paisaje, en
r¡isma sensibilidad frente a un texto los objetos de la vida doméstica, en las actividades prosaicas de la existen-
que le aleja de la observación. Y de cia cotidiana, vistos con una delicadeza y una emoción que convierte a sus
ahí Azorín pasa de pintar las cosas a
pintar su idea de las cosas. Sujeto y descripciones y evocaciones en uprimores de lo rr.rlgar», como las definió
ob1eto se funden [...] Ortega y Gasset.
También encontramos que el mis-
rno escritor en el acto de crear irrum-
El lenguaje azoriniano alcanza la quintaesencia en los escritos ensa-
pe en las páginas de sus ensayos. yísticos. Se trata de un estilo impresionista, que brilla sobre todo en las
Describe el sitio en que escribe, la descripciones, en que dominan las enumeraciones acumulativas de los
lectura que le inspira, sus paseos, las
distracciones, la ciificultad en arran-
elementos del paisaje o de los oficios y actividades del vivir diario; la
car a expresarse delante de las cuar- adjetivación sub.f etiva, a veces doble o triple; el uso de vocablos arcaicos,
tillas blancas, etc. Así el foco de desempolvados de la lectura de los clásicos o del habla rústica; la frase
atención llega a ser no el mundo ex-
breve, con abundancia de verbos descriptivos (haber, tener, ser...); los
terno de España y las vidas y cos-
tumbres de sus habitantes, sino la recursos apelativos y emotivos para llamar la atención del lector y com-
misma experiencia de aprehender o partir con él las emociones: invocaciones, tonos imperativos dirigidos a
conocer estas cosas. los lectores, primera persona del piural, interrogaciones y exclamaciones
lnman FOX. retóricas, etc.
Prólogo a Castj/ia

Este libro es uno de los más representativos de la literatura miscelánea de


Azorín, ya que en é1 se recogen crónicas parlamentarias, evocaciones de escrito-
resy obras literarias ),, sobre todo, impresiones de los pueblos y las gentes de
España, unas veces con intención regeneradora y crítica, ]z otras puramente líri-
ca. Al primer grupo pertenece el artículo Los rirboles 1, el agurt, que reproducimos
en Parte.

Subamos en el tren, lector, amigo: escapemos de la ciudad a toda prisa; ya nuestras


manos están cansadas de estrechar manos; ya nuestros labios sienten fatiga de repe-
tir, en estos días, la frase imprescindible. ¿Adónde ir? ¿Hacia qué pafte dirigiremos
nuestros pasos? Nosokos amamos la campiña, los árboles, el agua, las montañas; el
5 cielolimpio, elaire sutil, sano y diáfan0 [,,.] Cuando llegamos altérmino de nuestro
viaje, tal vez a un pueblo vetusto de Toledo, o de Ciudad Beal, o de Albacete, o de
Valladolid, 0 de Burg0s, o de León; cuando recorremos las viejas calles, tortuosas, sór-
didas; cuando paseamos por la ancha, silenciosa, desierta plaza, por la que cruza de
tarde en tarde un galgo ahilado o un mendigo con recia y parda capa; cuando entra-

27O

-
1 0
m.s y salimos en el mesón -este mesón del Gallo, o del
Sor, o de las Ánimas_; cuan_
do pasamos rargas horas en er casino, contemprando
estas caras, opacas, inexpresi_
vas, cetrinas, merancóricas, anheradoras, de ros
viejos y extáticos hldargos; cuando,
por fin, cansados de ir y venír por la
ciudad, hacienoo que nuestros pasos solitarios
resuenen sonoramente en las aceras, nos asomamos
al campo y columbramos la lla_
15 nura infinita, rojiza, seca, monótona, desamparada,
una sora obsesión, abrumadora,
tenaz, pesa sobre-nuestro espíritu agobiado. n¿cómo
vive esta gentede España? _nos
preguntamos*, ¿De qué modo es posible
vivir en estas ciudajes muertas, tétricas, y
en estos campos sedientos, exhaustos?
¿0ué iniciativas, qué energías, qué fortaleza,
qué audacia, qué impulsos generosos y glanoes
pueden sugerir aláspiritu estos hori-
20 zontes irimitados, desesperadores, de ras tierras peradas,
rasas y porvorientas?, y
entonces nos percatamos de que hay dos cosas
fundamentales, eéencialísimas en la
vida de ras naciones -ros árbores y er agua-, y que
n0 será posibre ilegar a ra regene_
ración de un puebro sin comenzar por hacer
surgir en ér estas dos cosas.
Y aquí eskiba precisamente er probrema, por ro que Da¡Ío dc Rcgor.os. Sr4a./,2
respecta a nuestra pakia,
2s ¿creéis acaso que ésta es empresa que de súbito puede realizar
er Estado? ¿cómo se
podrá desarraigar de nuestro pueblo
este odio centenario, inconsciente, feroz, contra
el árbol y contra el agua, que es el lnri de España?
[...]
¿cómo redimir a este puebro? ¿cómo hacer que- tos montes, ras lranuras,
ros
valles, se puebren de frondas am.rosas y que ras
tieiras sean empapadas por er agua
30 fecunda? ¿lmagináis una tristeza más honda y descorazonadora que
esta de todo un
pueblo negándose a su propia renovación y
a su propia vida? [...1 vuestros pensa_
mientos van devaneando, tristemente, en este sentido,
aquí en éste vie¡o puebro que
habéis elegido para escapar a los tráfagos de la
corte; tai vez en estas horas lentas,
inacababres, vorvéis.a rec0rrer ras caile1as, ras prazas;
de nuevo entráis en er casino,
35 y veis las caras inmóvires, apagadas, petrificadas,
de ros viejos hidargos; acas. cuan-
do la tarde va cayendo, vosotros tornáis a sarir a
ras afueraé. y otra iez, en tanto que
la campana suena er Ángerus, contempráis ra
ilanura, inmensa, infinita, enrojecida por
los últimos resprandores -oro, nácar, escarrata-
de uno de estos targos, inacababres,
crepÚsculos castellanos, Y concluís entonces, como
síntesis de todas vuestras refle-
40 xiones, que sólo una labor educativa, paciente, tenaz, que
en las iniciatÍvas individua-
les dispersas por ra penínsura vayan despertando y.rrrná,,
en progresión creciente,
otras iniciativas, puede resorver ra actuar crisis de
España; qr, ,urá inú¡r pensar en
políticas hidráuricas o agrarias si antes
no se atiende a ra escuera; que a esta necesi-
dad de ra educación es a ra que en primer término,
de modo más perertorio, deben
45 ocurrir los gobernantes.

lndica qué personas gramaticares utiriza Azorín. quíén


a se di.ge y qué
pretende con esta peculiar forma de expresarse.

Analiza la dobre descripción der puebro casteilano:


su contenido y ros
recursos expresivos que utiliza para hacerla más
eficaz.
comenta cómo se prantean ros componentes refrexivos
der texto, donde
se resume la intencíón crÍtica de Azorín.

En este libro se recogen algunos c{e los artículos más


Famosos de Azorín, en
.a rnayoría de los cualei.lo*Lr" la e'ocación nr.elancólica c1e
¡raisajes, remas r¡
i.ersorrajes literarios: [,in,t cir.dad. y un l¡,t/cón, E/ ru¿r, Ln, ,rrb'rr,"Lo
Irrcecita roja...
{Itt)
Jita/,
LAS NUBES

calixto y Melibea se casaron -+omo sabrá el lector si ha leído La celestina -a p0c6


días de ser descubiertas las rebozadas entrevistas que tenían en el jardín. Se enamonú
Calixto de la que después había de ser su mujer un día que entró en la huerh &
Melibea persiguiendo un halcón. Hace de esto dieciocho años, Veintitrés tenía entonces
calixto. viven ahora marido y mujer en la casa solariega de Melibea; una hija les naciii
que lleva, como su abuela, el nombre de Atisa, Desde la ancha solana que está a h
puerta trasera de la casa se abarca toda la huerta en que Melibea y calixto pasaban us
dulces coloquios de amor, La casa es ancha y rica, labrada escalera de piedra arranca
de lo hondo del zaguán. Luego, arriba, hay salones vastos, apafiadas y silenciosas
camarillas, corredores penumbrosos con una puertecilla de cuarterones en el fondo,
que, c0m0 en Las Meninas de Velázquez, deja ver un pedazo de luminoso patio. Un tapiz
de verdes ramas y piñas gualdas sobre un fondo bermejo cubre el piso del salón prin-
cipal;elsalón, donde en cojines de seda puestos en tierra se sientan las damas.Acáy
allá destacan silloncitos de cadera guarnecidos de cuero rojo o sillas de tijera con
15 embutidos mudéjares; un contador con cajonería de pintada y estofada talla, guarda
papeles y joyas; en el centro de la estancia, sobre la mesa de nogal, con las patas y lm
chambranas talladas, con fiadores de forjado hierro, reposa un lindo juego de ajedrez
con embutidos de marfil, nácar y plata; en el alinde de un ancho espejo refléjense las
figuras aguileñas sobre fondo de oro de una tabla colgada en la pared frontera.
Todo es paz y silencio en la casa. Melibea anda pasito por cámaras y corredores.
Lo observa todo, ocurre a todo. Los armarios están repletos de nítida y bienolienb
ropa, aromada por gruesos membrillos.
En la despensa, un rayo de sol hace fulgir la ringla de panzudas y vidriadas orci-
tas talaveranas. En la cocina son espejos los artefactos y cacharros de azófar que en
la espetera cuelgan, y los cántaros y alcarrazas obrados por la mano de curioso alca-
ller en los alfares vecinos muestran bien ordenados su vientre redondo, limpio y rezu-
mante. Todo lo previene y a todo ocurre la diligente Melibea; en todo pone sus dulces
ojos verdes. De tarde en tarde, en el silencio de la casa, se escucha el lánguido y melo-
dioso son de un clavicordio: es Alisa que tañe. 0tras veces, por los viales de la huerh
se ve escabullirse calladamente la figura alta y esbelta de una moza: es Alisa que
pasea entre los árboles,
La huerta es amena y frondosa. Crecen las adelfas a par de los jazmineros; al pie
de los cipreses inmutables ponen los rosales la ofrenda fugaz -como la vida* de sus
rosas amarillas, blancas y bermejas, Tres colores llenan los ojos en el jardín: el azul
intenso del cielo, el blanco de las paredes encaladas y el verde del boscaje. En el silen-
cio se oye -al igual de un diamante sobre un cristal- el chiar de la golondrinas que
cruzan raudas sobre el azul del firmamento, De la taza de mármol de una fuente cae
deshilachada, en una franja, el agua.
En el aire se respira un penetrante aroma de jazmines, rosas y magnolias. «Ven por
las paredes de mi huerto,, le dijo dulcemente Melibea a calixto hace díeciocho años
[...]

Catixto, puesta ta man' en ta mejiua,;,;;**ra lo tejossobre etcieto azuuas


nubes,
Las nubes nos dan una sensación de inestabilidad y de eternidad. Las nubes son
-como el mar- siempre varias y siempre las mismas. sentimos mirándolas cómo nues-
tro ser y todas las cosas corren hacia la nada, en tanto que ellas -tan fugitivas- per-
manecen eternas. A estas nubes que ahora miramos las miraron hace doscientos, qui-
nientos, mil, tres mil años, otros hombres con las mismas pasiones y las mismas ansias
que nosotros. Cuando queremos tener aprisionado el tiempo
-en un momento de ven-
tura- vemos que han pasado ya semanas, meses, años. Las nubes, sin embargo, que
son siempre distintas en todo momento todos los días van caminando por el cielo [...]

L]TEFATURA CASTELLANA ,1" Y 2" BACHILLERATO


272

-
«viv¡r -escribe er poeta-r es ver pasar.»
sí; vivir es ver pasar: ver pasar ailá en ro
alto las nubes Mejor diríamos: vivir es ver volver.
Es ver volver todo un retorno perdu-
rable, eterno; ver volver todo _angustias,
son siempre distintas y siempre ras mismas,
alegrías, .rprrrn.ri_, ,áro ,r*
nubes que
c0m0 esas nubes fugaces e inmutabres,
5s Las nubes son ra imagen der tiempo.
¿Habrásensación ,á, táb., que aqueila de
quien sienta er tiempo, ra de quien
vra yá en er presente et pasaoó y en et pasado
porvenir? er

En erjardín ilenode. sirencio rr..r.rrhr.,


.n,rt. de ras gorondrinas. Er agua de ra
fuente cae deshirachada por ertazón de mármor.
Ar pie deios cipreses se abren ras
60 rosas fugaces, brancas, amariilas, bermejas. un denso
aroma oe'¡aim¡nes y magn,_
lias embalsama el aire. Sobre las pareoei
de nítida cal resalta etíeroe de la fronda;
por encíma del verde y del blanco
se extiende el añil del cielo. Alisa se halla en
dín sentada, con un ribro en ra mano. sus
eljar-
menudos pies asoman por debajo de ra farda
de fino contray; están c-arzados con chapines Vivir es ver pasar: ver pasar allá en lo alto
de terciopero nugro'rooinroos c,n rapa- las nubes.
6s cejos y cravetes de bruñida prata. Los ojos
de Alisa son veroesl como los de su madre;
el rostro más bien alargado que redonáo
¿0uién podría contár ti nitiJu. 1, sedosidad
de sus manos? pues de ra durzura oe su
ná¡ra, ¿cuántos roores no pooríamos oecirz
En eljardín todo es silencio y paz. En
lo alto de la solana, recostado sobre la baran- 1 . el poeta: se tata de Ramón de Campoam0r, poeta
dilla, calixto contempra extático a su hija. De pronto
un harcón aparece,2 revorando del siglo xrx, y la cita corresponde a un poema
70 ráplda y viorentamente por entre tos árbotes.
Tras ér, persiguiéndore t0d0 agitado que considera que las nubes son un reflejo
en
de Ia
y descompuesto, surge un mancebo. vida humana
Al llegar frente Alisa se dát¡ene absorto, sonríe y 2. un halcón aparece: en La Cetestina Cal¡sto había
comienza a hablarle.
entrado la prjmera vez en ef huerto de fulelibea
calixto re ve desde er carasor y adivina sus parabras, persiguiendo un halcón.
unas nubes red,ndas, bran-
cas, pasan lentamente sobre el cielo azul
en la lejanía.

Busca er significado de más de cinco parabras


der texto que te resurten
totalmente desconocidas.

comenta ros pasajes descriptivos referidos


a ra casa y ar jardín, como
buenos ejempros de ra técnica impresionista y
der gusto por ros primores
de lo vulgar.

comenta er simborismo de ras nubes, según se


deduce de ro que se dice
de ellas y del desarrollo de la historia,

comenta er texto, teniendo en cuenta er carácter


recurrente der tema con
el paralelismo de la historia de los padres y
de Ia hija.

Escribe un texto ensayístico dirigido a


Unamuno con tus reflexiones sobre
los temas que a ti te producen angustia
existencial.
critica algún probrema de tu puebro o de tu
barrio ar estiro de Azorin, mez_
clando lo descriptivo y lo reflexivo.

Añadidre unas ríneas ar texto de Las nubes


en que se repita por tercera
vez la misma historia.

lmitando er gusto de ros escritores der


9g por ra descripción paisajística,
escribe un. ar1ículo sobre un paisaje querldo
de tu entorno o que hayas
visitado últimamente.

273- ,"a

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