Salvarezza, L. (1988) Psicogeriatría, Teoría y Clínica. (Cap. 2)

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2, FACTORES BIOLOGICOS Y SOCIALES QUE INCIDEN EN LA PSICOLOGIA DEL ENVEJECIMIENTO 1. INTRODUCCION Uno de los mayores problemas que enfrenta el estudio- so de Ja gerontologia y la geriatria es la excesiva tenden- cia a la generalizacion y/o universalizacién de los temas que “se abordan. come también Ja utilacién de un sinnimero de “ligares comunes” sobre la vejez y los vie- jos. Es probable que ambas conductas estén intimamente relacionadas, y que el folklore y la mitologia invadan el espiritu clentifico de los investigadores en un intento de encontrar explicaciones totalizadoras para un fenémeno psicoldgico que se quiere evitar y que es tomar conciencia del devenir de nuestro propio envejecimiento. Sea cual fuere la edad del que escribe sobre estos temas o del que los lee, siempre éstatnds hablando de nosotros mismos, de !o que somos o de lo que seremos... si el Llernpo nos lo permite. Tomar conciencia de esto es el punto de partida * para poder comprender los vastos, complejos e intrinca- dos fendmenos gue se presentan en el proceso de nuestro envejecimiento y las diversas conductas que surgiran de: ellas, conductas que si bien representan y estan integra- das en un todo, tendran su manifestacién preponderante, segiin los casos, en el area 1 (psicoldgica), en el drea 2 {blologica) o en el 4rea 3 (social). Todos los autores importantes en el campo de la ge- Tiatria (Neugarten, Bourllére, Gutmann, Bromley, Streji- levich, entre otros) insisten en la imposibilidad de_esta Beneralizacion, basandose fundamentalmente en el crite- rio de “dispersion”, esto es, la mayor disparidad de con- ductas o de sus rasgos que se advierten con el paso del tiempo: son mas homogéneas, y por lo tanto mas pasibles 38 de ser computadas estadisticamente, las conductas de los recién nacidos o ce les chicos de 6 afios que las de los vie- os de 70 afios. Pero nc es ésta la unica dificultad meto- dologica. La investigacién gerontolégica y geriatrica re- queriria una mayor realizacién ds estudios de tipo “longitudinal”, es decir aquellos que permitan el estudio de los sujetos durante ja meyor parte posible de su vida para poder seguir las vicisitudes de su crecimiento, desa- mollo y envejecimfento; pero este procedimiento es mu; dificll de realizar porque requeriria una podlacién inves- tigada relativamente estable y disponible, y un equipe de trabajo ‘con la consiguiente estabilidad v persistencia a lo Jargo de los afios, Este seria el método mas recomendable objetivamente, pero no obstante tendria el inconveniente subjetivo de que investigado ¢ investigader envejecevian al mismo tiempo, lo cual en un deierminada momento podria producir imterferencias y desvirtuar los resulta- dos. Tenemos que recurrir entonces a! mitodo “transver- sal”, que compara una o varias funciones en grupos de igual edad cronoldgica. Este método es el mas utllizado pero es el menos conflable clentificamente en cuanto a gus resultados porque tiene el inconveniente de inducir’ errores al no contemplar Ja variable “tiempo histdérico” (Neugarten, 1970). Ei método “transcultural”, es decir el que compara individuos de la misma edad en diversas culturas (por ejemplo, Gutmann, 1977) tlene el incenve- niente de desestimar la varlable “tiempo social” (Neugar- ten, 1970}. Sobre estas dos variables volveré a heblar mas adelante. Finalmente, Ja eleccién del lugar donce se realiza el muestreo de la poblaclén ene fundamental importan- cla, Generalmente los investigadcres empiricos en estos temas tienden a sacar sus conciusiones a partir de los consultorios privados o de las instituciones. y luego tra- tan ‘dé éxtrapolar estos resultados a Ja poblaci6n general. Pero aqui el error es mas pellgraso porque hace una ex- tension de observaciones realizadas sobre “pacientes” — es decir, enfermos— hacia individuos sanos, sean éstos orgdnicos o funcionales. Este error deriva de! prejuicio mas asentade sobre la poblacién vieja y que es Ja ullliza- cién automatica de la categoria viejo=enfermo. Las in- vestigaciones sobre menopausia (Neugarten, 1970), sobre declinacién mental (Botwinick, 1966) 0 sobre depresién (Palmore, 1980) entre otras, desestiman este prejuicio. Como el titulo de este trabajo se presta para caer en algu- 39 no [o en la totalidad) de los errores que sefialo, corres- ponde acotar su intencién, E] término envejecimiento de por si puede inducir a ambigiedades sobre su ubicaclén temporal. De las diver- sas acepciones que de €] se pueden dar, elegiré para esta exposicién su aspecto de desarrollo, de “proceso” de tran- siclén del ser humano hacia la vejez, y para ello lo cen- traré en las interacciones psicolégicas, biolégicas y so- ciales de lo que Ultimamente los autores ingleses y ameri- canos especialmente, han comenzado a estudiar bajo la denomimacion de mediana edad (Middle Age, Bromley, 1977; Butler, 1982; Howells, 1981; Norman, 1980; Jacques, 1966; Neugarten, 1977), Esta pretendera también ser la introduccién a un estudio a desarrollar todavia: Ja de establecer cuales de las caracteristicas descriptas por Jos autores anglosajones se corresponden con la realidad de nuestro pais, y cual es su impacto sobre la psicologia del envejecer aqui, ahora. 2. gQUE ES LA MEDIANA EDAD? Una de las dificultades con el término mediana edad reside en que no es una fase que pueda definirse muy cla- ramente. sino que guarda diferentes significados para la genie segiin su edad, sexo, status, clase social, etc. El pri- mero en estudiarla fue E. Jacques (1966) y la situé cro- nologicamente de los 35 afios en adelante. pero a mi jui- cio cometié una equivocacién. pues constituian la mues- tra de su estudio fundamentalmente artistas de siglos pa- sados, cuando la expectativa de vida a] nacer era mucho menor de lo que es ahora y, en consecuentcia, si quisiéra- mos recurrir al misrno método, arbitrario por cierto, de- beriamos situar actualmente este periodo entre los-45 y los 65 anos. Esta es la época en que la mayoria de la gente ha en- contrado el modo de subsistencia propio y el de su_fami- lia, y el momento en el cual han terminado la crianza y cuidado de sus hijos, actividad que suele suplantarse con ~ el cuidado y preocupacién por los propios padres, cuando éstos atin existen. En ciertos sectores de la poblacién, en la mediana edad se esta al mando de la saciedad en térmi- nos de poder, influencia y toma de decisiones, lo cual trae aparejado summa responsabilidad en el manejo de temas tales como los relacionados con Ja juventud y la vejez, por ejemplo (Butler, 1982), Alrededor de las tres cuartas 40 partes de la producci6n intelectual de cientificos y escri- tores est4 distribuida en el rango de edad comprendido entre los 30 y los 59 afios: la mitad de los descubrimientos y desarrollos en medicina y en psicologia se producen en Ja década de los 40 (Bromley, 1977). Entre los 30 y los 60 anos se distribuye el 80 % del total de los puestos politicos, militares o industriales de Ja sociedad. Estas consideraciones relativas a las clases medias y altas, tlenen su correlato en las clases bajas en cuantoa status y jerarquias en sus respectivos grupos de funciona- miento e influencia. Los trabajadores manuales tienen su lugar en fabricas y/o stndicatos, en las organizaciones barriales, clubes, parroquias, etcétera. Las personas que han adquirido un nivel socto- economuco que les brinda seguridad y que mantienen un buen estado de salud, pueden sentir esta época como la “flor de la vida". La experiencia acumulada y Jas conduc- tas estabillzadas en las relaciones interpersonales hacen que en general les resulte facil responder a las demandas del entorno social y aun mantener adecuadas perfor- *mances fisicas, atléticas o deportivas, aunque sean mo- dificadas por la experiencia y por cierto grado de limita- ciones. (Por ejemplo, pueden jugar al golf en lugar de jugar al fatbol o correr dos veces por semana en lugar de Jugara la paleta, pero obteniendo, de todos modos, la satisfac- cién de sentirse activas y deportistas.) Para otras personas la mediana edad constituye un “nicho ecolégico” (Bromley, 1977), es decir que se han adaptado a un entorne limitado y que su ajuste a las ac- tividades de la vida cotidiana se reduce a una rutina regu- lar, le cual les proporciona sentimlentos de seguridad y asi se sienten protegides de los conflictos que podrian provocaries ansiedad. La experiencia los provee de la pa- ciencia necesaria para hacer frente a les problemas y, al mismo tiempo, para sentir confianza en si mismos. La gran profusicn de contactos sociales que surgen del status y la Jerarquia conseguidos hacen que se esté en condi- ciones Optimas de recoger la informaci6n necesaria para tesolver los problemas, tanto en el campo de la investiga- cién cientifica como en el mundo de los negocios. Como es facil comprender, ei objetivo de todas estas conductas es el mantenimiento de un adecuado nivel de autoestima. Para gran parte de la gente la mediana edad es la época de la autorrealizacion y la gratificacién, pero al mismo tiempo, para toda ta gente sin excepcién ésta es también -.Ja época que marca el paso inexorable hacia la vejez y. en 41 consecuencia, gran parte de lo que denominamos “buen 0 mal envejecer” esta contenido en esie pasaje. Pero antes de examinar qué es lo que determinara la calidad de este proceso y sus consecuencias ulteriores debemos pregun- tarnos si existen algunos rasgos intrinsecos y particu- lares de esta etapa y que puedan adscribirse a toda la po- blacion que envejece. 3. CARACTERISTICAS DE LA MEDIANA EDAD Aun manteniendo muchas reservas sobre las genera- lizaciones, tal como lo he sefalado mas arriba, la mayoria de los estudivs. tanto los longitudinales como los transversales y transculturales, muestran la presen- cia de algunos rasgos intrapsiquicos con la suficiente constancia como para tomarles como punto de partida para una futura investigaci6n comparativa. Partiré de la base de que en la mediana edad hay dos te- mas predominantes que prestan una especie de telon de fondo sobre el que aquélia se desarrolla y que son: la pro- gresiva toma de conciencla del paso cei tiempo con el con- siguiente envejecimiento personal, por un lado, y por el otro, que los cambios en los patrones vitales muestran que los hijos crecen, los propios padres envejecen cada vez mas y mueren, y que eso lo coloca al individuo ante la sensacién ineludible de ser “el proximo en la fila”. Las formas de expresién intrapsiquicas de esta tematica son las siguientes: 3.1. Incremento de ta interioridad Neugarten (1970) ha sido Ja primera en Jamar la aten- cion, basada en estudios realizados en la Universidad de Chicago, acerca de que en la mediana edad hay un énfasis en la introspeccion y en el balance vital con un intento de revaluar el si-mismo (sei). La preocupacién por el mundo interno se intensifica; Jas catexis emocionales sobre per- sonas y objetos del mundo externo decrecen; la disponi- bilidad para distribuir actividades y afectos en las perso- nas del entorno se reducen; es el momento del movimien- to desde el mundo externe al mundo_interno. La autora insiste en que este incremento de Ja interioridad es un proceso intrinseco atribuible a la edad mas que a una respuesta adaptativa a proceses de cambio, ya que puede ser medida, dice. en personas con buen funcionamiento 42 mental antes de que ocurran las inevitables pérdidas so- ciales inherentes al envejecimiento, o antes de que haya algtin cambio detectable en la performance o competencia de los sujetos en los roles sociales adultos. Partiendo de la similitud entre este planteo y la ase- veracién popular de que “en la vejez hay un aumento del narcisismo”, utilicé en otro lugar (Salvarezza, 1985) la metodologia psicoanalitica para confrontar ambos-con- ceptos — interioridad y narctsismo— , y sostuve que si bien e] incremento de la interioridad debe considerarse en primera Instancia como un fenémeno universal, hay que verlo como el resultado ce la disociaci6n que produce el conflicto de envejecer o cierlas situaciones vitales dentro del proceso de “ser viejo”. Este repliegue sobre si mismo podra tener las caracterisuicas de reminiscencia, en cuyo caso se conseguira la integridad del sujeto, o adquirira la forma de nostalgia, y al no poder establecer la integridad se transformara en desesperacion. De cualquier manera, e) narcisismo pasa a ser la consecuencia y no la causa_del incremento de la interioridad (véase cap. 4). 3.2, Cambio en la percepcibn del tiempo En su mediana edad la gente comienza a pensar el tiempo, su tiempo, desde una perspectiva distinta; co- mienza a medir el tlempo mas en funcién de lo que falta “por vivir que de lo que ha pasado desde el nacimiento. No hay solamente una inversién de la direccionalidad, sino que aparece la conclencia de que el tiempo es finito. Neu- garten (1970) sefiala que en esta época existe una marcada dificultad para situarse en la propia edad y que cuando a algunas personas se les pregunta de tmproviso por su edad no pueden dar de inmediato la respuesta adecuada; inte- Trumpen su pensamiento y frecuentemente dicen: “gCuantos... 51? No, 52, Si, si, 52”, 3.3, Personalizacion de la muerte Intimamente relacionado con lo anterior aparece la personalizacién de Ja muerte. La muerte de pares y ami- gos, especialmente los ultimos, hace que ésta se convierta —~emtina posibilidad real para uno mismo y que deje de ser la magica o extraordinaria ocurrencia que parecia cuan- do éramos Jovenes. Jacques, en su importante trabajo de 1966, al analizar las causas que provocan un cambio en la conducta de las 43 personas en la mitad de la vida decia: “Considero, y trata- ré de demostrarlo, que el hecho de que en el escenario psiquico entren la realidad y la imevitabilidad de la pro- pia muerte personal eventual, es el rasgo central y basico de la fase de la mitad de la vida, el rasgo que precipita la naturaleza critica de este periodo. La muerte — en el nivel consciente—, en lugar de ser una concepcién general o un acontecimiento experimentado en términos de la pérdida de algtin ser, se convierte en un problema personal, la propia muerte, la propia mortaldad real y actual”. Freud (1915) deseribid con precisién este problema: “Estabarnos preparados para sostener que la muerte era el resultado necesario de fa vida... Sin embargo, en realidad, estaba- mos acostumbrados a comportarnos como si fuera de otra Mmanera. Desarrollabamos una inconfundible tendencia a ‘archivar’ la muerte, a eliminarla de la vida. Tratabamos de ocultarla... Se trata de muestra propia vida, por supues- ‘0... Nadie cree en su propla muerte... En el inconsciente todos estan convencides de su propia inmortalidad.” En este punto, un rasgo importante de orden cultural parece determinar una distinta conducta segiin los sexos: mientras ¢l hombre aparece preocupado por la proximi- dad de su muerte, la mujer esta preocupada por la inmi- nencla de su viudez, Es importante sefialar que en condiciones nonnales, al instalarse la vejez, de los tres rasgos intrapsiquicos mencionedos, los dos iltimos tlenden a perder importan- cla y a desaparecer como factor preccupante, en tanto que el primero persiste y aun puede llegar a incrementarse considerablemente (Salvarezza, 1985). 4. DISTINTOS TIPOS DE ENVEJECIMIENTO Los estudios realizados muestran que en general la Mmayoria de Ja gente se ajusta y adapta relativamente bien a los protiemas y demandas que presenta la mediana edad, pero que también muchas veces ocurren dificul- tades en ese transito y aparecen las llamadas “crisis de la mediana edad”. Mas adelante voy a considerar si esto debe o no considerarse una “crisis”, pero entre tanto, pa- rafraseando a Butler (1982) y a H. Ey (1969) deseribiré las -conductas mas comunes que suelen presentarse en la ™ediana edad y que denotan sintomaticamente que el proceso de “buen envejecer” esta perturbado. 44 H. Ey sefiala que el ser que envejece debe hacer un es- fuerzo extra, porque al conirario del nino o del adulto, debe adaptarse no solamente al medio sino, ademas,.asu propia vejez. La imposibilidad de aceptar las nuevas con- diciones que impone el envejecimiento puede evar a que aparezca una “reaccién global de rechazo”; rechazo de ad- mitir el envejecimiento de las capacidades intelectuales, él envejecimiento fisico o la disminucién de la sexuali- dad, Este rechazo puede convertirse en una auténtica for- macion réactiva que se traduciraé en la adopcién de ras- ~gos. maneras y conductas inapropiadas, correspon- dientes a otra época, en un intento de “detener el reloj”. La frustraci6n libidinal puede llevar al sujeto que envejece a sentirse inferior a los jovenes, puede fomentar senti- mientos de envidia, lo cual se traducira en un rechazo glo- bal de todo lo relacionado con la juventuc y el sujeto se mostraré impaciente, agresivo, autoritario y critico ha- cia las generaciones menores. La preocupacién por los cambios corporales tnevitables puede llegar a ser exage- yada, y aparecera en forma de trastornos hipocondriacos, . con depresidn, alcoholismo o algun otro tipo de adiccién —especialmente medicamentosa~ como posibles conse- cuencias. El temor a los camblos, especialmente en lo cor- poral, relacionado con e} funcionamiento sexual, puede producir dos tipos de reacciones opuestas: por un lado, promiscuidad sexual al tratar de probar que avin se es Jo- ven y atractivo. Esta puede conducir a intempestivas rup- turas matrimoniales o, por otra lado, a convertir la rela- cién de pareja en una torturante situacién de aburrimien- to ¢ Insoportable rutina. La mediana edad, ya lo he dicho, puede ser —y de hecho para mucha gente lo es— la “flor de lavida*, pero necesa- rlamente se vera amenazada por multuples conflictos cuya resolucién dara lugar a alteraciones superficiales y reversibles o bien profundas, de dificil solucién, que rotu- laremos como patolégicas. 2De qué depende que se tome uno u otro camino? “Se envejece de acuerdo a cémo se ha vivido", decia Ajuria- “guerra. Si, pero, ,qué quiere decir esto exactamente? .Qué esquema tedérico usamos para conceptualizar el envejeci- miento? Veamos primero el aspecto psicolégicd, 45 5. FACTORES PSICOLOGICOS EN EL ENVEJECIMIENTO Mailtiples son Jas teorias que se han propuesto para ex- plicar el envejecimento psicolégico y/o la reaccién psi- colégica de los individuos ante el envejecimienta, y ob- viamente esta mult!plicidad de puntos de vista dependera de Jas teorias donde estén asentadas. No voy a hacer aqui un estudio comparativo porque excederia los limites y propositos de este trabajo; los interesades pueden consul- tar los estudies exhaustivos en los bras de Busse y Bla- zer (1980), Burren y Shale (1977), Birren y Sloane (1980), y Bromley (1977). Mi formacién en psicoandlisis y en psiquiatria dindamica naturalmente me leva a privilegiar los estu- dios y conceptos surgidos de estos campos, fundamental- mente dos de ellos. Uno es de Erikson (1968). A este autor le corresponde el ser cltado como el primer psicoanalista que se ocupé especificamente del tema del envejecimiento y la vejez y que lo hizo formando parte de su teoria epige- nética, que describe una serie de fases del desarrollo de la personalidad en funcién de su adecuacion con ciertas va- rables psicosociales. Esta teoria propone un eslabona- mento de ciclos vitales ~ ocho en total~ que estan deter- minados por la relacién del individuo en crecimiento y la realidad social que acttia por medio de representantes insutucionales diversos y que son los encargados de per- mitir o facilitar ese desarrollo. Cada ciclo comporta_ta- Teas evolutivas que el individuo debe resolver, y su acier- to o desacierto en hallar Jas soluciones necesarias deter- minara su destino. . En la edad que nos ocupa, el conflicto principal, segan Erikson, se plantea entre generatividad y estancamiento. La primera debemos entenderla fundamentalmente como Ja preocupacién por afirmar y guiar a la generacién si- guiente, sin que se reflera esto, por supuesio, solamente & una relacién con personas de filiacién directa. Este con- cepto incluye los otros mas estrechos de productividad y ereatividad, “La capacidad de entregarse por completo en el encuentro de los cuerpos y de las mentes Ileva a una ex- pansion gradual de los intereses del yo y a un vuelco de ca- texia lbidinal hacia aquello que se esta generando” (Erikson, 1968). Pero cuando este enriquecimiento falla hay una regresién a una necesidad obsesiva de seudoin- timidad acompanada por un sentimlento de estancamien- to, aburrimiento y empobrecimiento interpersonal. “En 46 estos casos los individuos comienzan a gratificarse como si fueran sus proplos hijos unieos —o los de otros— y, cuando se dan las condiciones favorables, la invalidez precoz, fisica o psicolégica, se convierte en ¢l vehiculo de ‘la preocupacion por si mismos” (ibid.). La resolucion, satisfactoria 0 no, Gel conflicto plantea- do én este estadio dara lugar al ultimo, que se planteara entre la integridad y la desesperacion. La primera es el fruto de los otras siete ciclos vitales, y madura gradual- mente en las personas que envejecen, pero sdlo en aque- las “que se han ocupado de las cosas y de la gente y se han adaptado a los triunfos y a los desengafos de ser, por ne- cesidad, el que ha dado origen a otros y ha produeido abje- - tos e ideas” (Erikson, 1968; Salvarezza, 1985). Ei fracaso de ésta leva al sentimienta de desesperacién, que expresa *el sentimiento de que el tierapo es corto, demasiado cor- to para iniciar el intento de otro tipo de vida que lleve a la integridad”. Este esquema epigenético es muy util, y de hecho ha satisfecho las preguntas de muchos investigadores en * nuestro campo geriatrico, como se puede comprobar con- sultando los indices de autores de la mayoria de los libros importantes sobre e] tema. Para mi gusto es un poco ge- neralizador y abarcativo y da respuestas globales, que si bien abren el camino, no terminan de explicar el destino pérsonal y subjetivo de nuestro propio envejecimiento. Si —volviendo a Ajuriaguerra— cada uno envejece de acuer- do a como ha vivido, habr4 que buscar otro elemento teérico que nos permita entender cémo hemos vivido y qué determina los cambios de direccién de nuestro ciclo vital. El psicoandlisis ha privilegiado el encuadre histérico individual (psicosocial); en éste, la historia es una expli- cacién del presente por el pasado; mas especialmente, del presente adulto por el pasado infantil. Para entender la operatividad de este concepto hay que recurrir a la formu- lacién de las series cormplementarias (Freud, 1916), En e- lias hay tres series de causas que no acttan independien- temente sino que, en realidad, lo que actia es la resul- tante de su interaccién (Bleger, 1963). Una primera serie esta constituida por factores hereditarios y congénitos; entre los primeros estan los transmitidos por herencia, por los genes, y entre los segiindos los que derivan del periodo intrauierino. Esta serie también se denomina componente constitucional. La segunda serie esta consti- tuida por las experiencias infantles que, como se com- 47 prendera, son de importancia fundamental porque ocu- tren en los primeros momentes de la formacién de la per- sona. Los factores actuales o desencadenantes constitu- yen la tercera serie, Estos aclian sobre la disposici6n, es decir sobre el resultado de la interaccién de la primera con la segunda serie. La reciprocidad en la actuacién de unas series con otras permite explicar tanto el desarrollo psicolégico de los individuos como sus eventuales estructuraciones psi- copatolégicas. y también las categorias de endogeno y exogeno. Para entender su funcionamiento hay que recu- rrir al principio de la proporcionalidad inversa, es decir que una disposicién “fuerte” estara en condiciones de ab- sorber adecuadamente y sin mayor complicacién reitera- das situaciones conflictivas — factores desencadenantes o actuales—, en tanto que en disposictones “débiles* o de- bilitadas por reiterados sufrimientos, factores actuales mirumos pueden desencadenar cat&strofes al constituirse en verdaderas situaciones traumaticas dificiles o imposi- bles de manejar. Este esquema, sencillo en su formulacién pero suma- mente profundo en sus alcances, permite entender e} de- sarrollo psicolégico de los seres humanos y, en el caso es- pecilico que estamos tratando, nos permitira comprender las particularidades de cada proceso de envejecimiento por la estructura de la personalidad (constitucional + dis- posicional) y por la accién de los factores actuales que so- bre ella inciden, tales como los bioldgicos y los sociales. y poder determinar en qué momento éstos se convertiran en traumaticos, Pero quiero aclarar bien un concepto. En otro lugar (Salvarezza. 1973) he sostenido que cada cultura produce su propio tipo de envejecuniento, pero ahora quiero agre- gar que dentro de cada una de ellas cada viejo es el produc- to deé-sasproplas series complementarias. Creo que esta formulacion tiene la enorme ventaja de proveernos las bases para una adecuada prevenci6n primaria tendiente a producir “mejores envejecimientos”. Pero esto ser tema de otro trabajo, 6. FACTORES BIOLOGICOS EN EL ENVEJECIMIENTO Sin entrar a terciar en la conocida discusi6n sobre si la vejez es el resultado de aspectos blologicos deficitarlos © viceversa, lo cierto es que en la mediana edad comienza 48 a notarse que estos aspectos estaran siempre presentes aunque su desarrollo no sera cronolégicamente idéntico para cada capacidad (envejecimiento diferencial) ni para cada individuo. Los estudios muestran que los mejores resultados obte- nidos para el conjunto de las aptitudes corporales se sittian alrededor de los 30 anos (edad critica de los depor- tistas}, y que a partir de alli se asiste a un deterioro pro- gresivo fisiolégico, pero es s6lo en la mediana edad cuan- do las curvas de los estudios realizados se desvian eviden- temente y toman estado clinico. El aspecto general refleja el envejecimiento (Ey, 1969): la silueta se pone pesada por 1a gordura que predomina en clertas regiones (vientre, caderas). La piel pierde su hi- dratacién y su elasticidad, se arruga; las varicosidades se acusan, las venas sobresalen, los cabellos encanecen yse hacen escasos. A esto se suman las alteraciones autoper- ceptibles de las funciones oculares y auditivas, el incre- mento de la fatigabilidad muscular y un cambio en Ja ve- locidad de respuesta adaptativa a ciertos estimulos (por ejemplo, sexuaies). Por supuesto, estas modificaciones muchas veces pueden corrobcrarse mediante el estudio de las alteraciones producidas en las moléculas, en las célu- las, tejidos. 6rganos y aparatos tal como lo demuestran los trabajos publicados en el excelente libro de Finch y Hayflick (1977). Ahora bien, todas estas modificaciones que, insisto, deben ser consideradas fisiolégicas en tanto no derivan de problemas patolégicos definidos, tendran repercu- siones personales y seran vividas de manera totalmente distinta por los individuos que las padecen y que depen- dera, como lo sefialé mas arriba, de la personalidad pre- via de cada uno y del rol socioeconémico que desempene. La pérdida de la belleza y del encanto fisico no tendra el mismo efecto en una personalidad narcisista — sea hombre o mujer— que en una depresiva, pera tampoco sera lo mismo si la persona es actor, actriz o modelo pu- blicitario que si es taquigrafo o panadero, La declinacién de Ja fuerza muscular no tendra el mismo efecto en un es- tibador que en un cajero de banco, y Ja disminucién de la audici6n puede tener efectos perniciosos en un critico mu- Sical o en un psicoanalista pero no revestir importancia en un dibujante. Como es obvio, las combinaciones de personalidades, profesiones y roles sociales multiplican las posibilidades casi hasta el infinito, lo cual, una vez mas, hace sumamente dificil, cuando no iusoria, la pre- 49 tensién de establecer generalidades sobre el proceso de envejecimiento. : Igual parametro hay que tomar para considerar la eclosion de patologia somatica en la mediana edad. No creo que nadie esté contento ni que tome con naturalidad las enfermedades, pero aqui si la observacién clinica ins- titucional o privada nos permite ver la desemejanza de reacciones personales que se registran en este terreno. Desde la resignacién al suicidio,.toda la gama estara presente. Volviendo a lo sefalado anteriormente: en las perso- nas de mediana edad tanto las modificaciones biologicas . fisiolégicas, como las patolégicas entran a formar parte de las series complementarias como el factor actual o de- sencadenante que, al obrar sobre los factores constitucio- nales y disposicionales, determinara e] tipo de envejeci- miento de cada persona. Pero las cosas no terminan alli, porque hay aun otro tipo de factores a considerar, de suma importancia. 7. FACTORES SOCIALES EN EL ENVEJECIMIENTO El hombre es fundamentalmente un ser social, y Freud (1921) decia que la psicologia es ante todo psicologia so- cial; por lo tanto, toda consideracién sobre la psicologia del envejecimiento debe hacerse dentro del encuadre so- clai en donde se desarrolla y con la interaccién entre am- bos. Para considerar esta interaccién de tan vastos al- cances y consecuencias voy a referirme solamente a tres aspectos que considero de fundamental importancia. 7.1, Asi como en muchas sociedades clertos grupos ra- ciales sufren discriminaciones por el color de su piel; asi como otros grupos son discriminados por su religion y las mujeres por su sexo, los viejos en nuestra sociedad son, discriminados por su edad. Esto se Nama viejisma y co- rresponde definirlo simplemente como el prejuicio y la discriminacién consecuente que sé leva a cabo contra los viejos. El viejismo es un concepto relativamente nuevo y fue descripto y estudiado en profundidad por Robert Butler a comienzos de la década de 1970. Por esta razén y porque forma parte de “nuestra manera de ser” (Salvarezza, 1982), muchas de sus manifestaciones son incanscientes ono son registradas como tales por sus portadores. En és- 50 tos, su prejuicio suele estar mucho mas defendido porque, 3.diferencia de los demas prejuicios en Ios cuales no hay nada que temer porque no es posible que alguien cambie _€l color de su piel ni es probable que cambie de sexo, en este caso, si tenemos el tiempo suficiente todos llégare- mos a ser viejos y pasaremos a convertirnos .en_las victimas de nuestro propio prejuiclo. Por el mero hecho de desconocerlo no deja de ser rea} ni deja de tener un se- vero efecto pernicioso sobre Ja salud y la felicidad de la poblacién victima del prejuicio. A esta conducta prejul- ciosa debe imputarse una gran parte, si no todos los pro- blemas del envejecimiento (Palmore. 1980). Las personas victimas del viejismo se consideran des- de el punto de vista soclal como enfermas, seniles, de- primidas, rigidas, asexuadas, pasadas de moda y una multitud de rétulos descalificatorias mas. Sus problemas fisicos y mentales tienden a ser facilmente ignorados y con frecuencia no se tienen en cuenta sus necesidades econémicas y sociales, El viejismo lleva a las genera- clones jévenes a ver a los viejos como diferentes, a no - considerarlos como seres humanes con iguales derechos y, lo que es peor, no les permite a ellos —a los Jovenes— identificarse con los viejos. Resultado: se tlende a ver la vejez como algo que no nos pertenece, como algo que esté alla, er. un futuro muy lejano y, por lo tanto, al no sentir que nos concierne, no nos permite prepararnos para en- frentar nuestro propio envejecimiento. El psicoanalisis nos ha ensefiado el movimiento dia- léctica de las ddentificaciones. Tendemos a identificarnos con las personas significativas de nuestro entorno —o con aspectos parciales ce ellas—, pero también nos identifica- mos con la imagen que estas personas tienen de nosotros. Este ultimo aspecto es particularmente significativo ~y peligroso a la vez— en la mediana edad, porque en una so- ciedad orientada hacia y para la juventud y la competen- cia, como es la nuestra aclualmente, las personas que en- vejecen pueden facilmente hacer suyas las imagenes pre- juiciosas de los otros y sentirse y/o funcionar come ciu- dadanos perimidos de segunda categoria. 7.2, En el capitulo 1 he explicado en detalle la teoria del desapego de Cummings y Henry (1961) en la cual se consideran componentes tipicos del proceso de envejeci- miento el apartamiento natural y normal del geronte de Sus actividades y roles sociales, el incremento de la preo- , Cupaci6n por si mismo y el decrecimiento del interés en 51 su Telacién con los demas. En una reciente revisién del destino de esta teoria, Atchley (1987) sefiala que este desa- pego individual fue concebido, en primer lugar, como un proceso psicolégico que comprendia tanto el apartamien- to del interés como del compromiso. El distanciamiento social s¢ vio como una consecuencia del desapego indivi- dual conectado con fa falta de oportunidades que brinda Ja sociedad y e] escaso interés que manifiesta por las con- tribuciones de los viejos. Luego, parafraseando a Hochs- child (1975), Atchley sefiala que para comprender esta teoria debe ubicarsela dentro del contexto histérico en donde surgié, esto es, que daba cuenta del problema de adaptacién de las personas viejas de la década de 1950, en una situacién social mucho mas-adversa que la de 1980, tanto respecto de los benelicios previsionales estatales, como del cambio de las actitudes sociales hacia ellas. Tal vez en aquella época habia mucha gente que queria desa- pegarse, cosa que no ocurre en la actualidad. Al postular la “normalidad” del desapego, esta teoria impuls6 una enorme cantidad de investigaciones conexas porque cambis subitamente la imagen tradicional: que mantenerse activo era la mejor forma de envejecer. Jus- tamente para refutar la teoria de Cummings y Henry se profundiz6 este t:ltimo concepto y se sertaron las bases de Ia teoria de Ja actividad (Maddox, 1963, 1964; Bromley, 1966; Havinghurst, 1968; Andrés y Gastron, 1979). Neu- garten (1987] menciona un problema adicional en rela- cién con este tema, cuando sefala que estas teorias caen en el error de postularse como modelos éptimos de enve- Jecimiento. y que al hacerlo omiten otros aspectos tales como e] tipo de personalidad previa, la actividad, el ejer- cicio de los roles sociales, la forma de obtener satisfac- elén, etc. De esta manera, ambas teorias se convierten en reduccionistas al centralizar el envejecimlento en un solo aspecto, Hoy, después de 30 afios de investigaciones, esta claro que el desapego no es nl natural ni Inevitable, y cuando ocurre es por la falta de oportunidades que la so- ciedad brinda a los viejos para que puedan seguir ejer- clendo sus roles sociales con un buen grado de compromi- so. Ahora bien, a pesar de que existen innegables pruebas cientificas para refutar la teoria del desapego, no ocurre Jo mismo en el nivel popular, El hecho de que la teoria de Cummings y Henry haya tenido tan vasto alcance se debe a que refieja un sentimiento social muy extendido senalado mas arriba (vielismo). Este sentimiento es per- Ticloso porque creyendo y/o practicando esta teoria, uno 52 se inclina a adoptar una politica de segregaci6n o de in- diferencia hacia los viejos, o a desarroilar una actitud ni- hilista en Ja cual la vejez carece de valor (Bromley, 1966; Salvarezza, 1982). Al igual que lo sefalado en el punto 7.1, aqui también las identificaciones con la mirada de los demas pueden tener consecuencias catastrdficas en el individuo que envejece. 7.3. Para entender adecuadamente la interaccién so- ciopsicolégica de la transicién que va de la mediana edad hacia Ja vejez, hay que referirse a los conceptos de Neu- garten (1970) sobre el factor tiempo, que describo extensa- mente en el capituio 7, Esta autora considera que todos los individuos, no importa el grupo social al que perte- nezcan, desarrolian la idea de un “ciclo vital normal y es- perable”, es decir. que ciertos eventos deben ocurrir en de- terminados momentos de Ja vida, y que un reloj mental interno les va schalando si “estan en tiempo” o si estan “fuera de tiempo". La existencia de estos relojes se de- muestra por la facilidad y adecuacién con que Ja gente se tefiere a ellos frente a un interlocutor: rapidamente le co- mentan cudl es para ellos !a mejor edad para casarse, para tener hijos, para convertirse en abuelos, cuando un hombre debe estar asentado en su trabajo, cuando cree que debe alcanzar el rango més alto, cudndo debe jubi- larse y, ademas, cudles deben ser las caracteristicas so- bresalientes en las sucesivas edades. “Estar en tiempo o fuera de tiempo es una autoimposicién apremiante. Hom- bres y mujeres se comparan con sus amigos, hermanos, compaferos de trabajo, con sus padres, para decidir si han hecho bien, pero siempre teniendo en mente !a linea del tiempo. El llegar a los 40. 50 6 60 aos no es en si mis- mo tan importante, sino mas bien el preguntarse cestoy haciendo Io que corresponde a mi edad?” {Neugarten, 1979}. Desde esta perspectiva se puede argumentar que los eventos normales y esperables no deben constituirse en. si mismos en “crisis”. y que debe reservarse este término Para aquellos que no son esperables o que alteran el rit- mo y la secuencia del ciclo vital. Dejar la casa paterna, casarse, la paternidad, Ja realizacién profesional, el cli- materio, el convertirse en abuelos, la jubilactén, son to- dos puntos decisivos a Io largo de la vida, la marcan pun- tualmente y exigen cambios en el concepto que se tiene de si mismo y de la propia identidad: pero que se vuelvan o no criticos depende fundamentaimente, para esta autora, 53 de su timing. Estas observaciones no niegan el hecho de que Jos eventos esperables puedan producir crisis en al- gunas personas, y tampoco pretenden negar que la mayoria de los grandes acontecimientos personales que ocurren durante la mediana edad y en Ja vejez estan cons- tituidos por pérdid: dividuales unidas ala pena na natu- ral que désencadenan. Pero cuando estos eventos ocutren “en tlempo” pueden anticiparse, y al estar preparados, el trabajo de duclo puede elaborarse adecuadamente sin que se destruya el sentido de continuidad dei ciclo vital del in- dividuo. Luego de hacer una serie de consideraciones sobre los aspectos psicolégicos del proceso de envejecimiento que he mencionado mas arriba —incremento de la interiori- dad, cambio en Ja perspectiva del tempo y personallza- cién de la muerte—, hace un detallado estudio estadistico y psicol6gica en donde demuestra que la menopausia en si misma no constituye necesariamente una etapa critica en la vida de la mujer, sine que este periodo debe verse en re- lacian con la personalidad previa (serie complementaria) y con la salud mental, y agrega que la “teoria de Ja crisis de Ja menopausia” que se sustenta generalmente en la l- teratura es el resultado de la extrapolacién de los ejem- plos clinicos a la totalidad de Ja poblacién. La conclusién de Neugarten sobre este tema es que, a causa de que las preguntas sobre el timing son centrales para la construccién de la autcestima, especialmente en aquellos individuos que se encuentran en la mediana edad y haciendo el balance de sus vidas, los cambios en las normas relacionadas con la edad y en los “horarios" deberan ser significativos, especialmente para los psiquiatras que observan la lucha de sus pacientes para decidir “cual es la edad aproplada para” o “qué deben ha- cer para actuar acorde a su edad”. Desde esta perspectiva, Ja psicologia del ciclo vital no es la psicologia de las crisis de la conducta, sino la psicologia del tiempo. 8, CONCLUSIONES En el proceso de envejecimiento los factores psi- coldgicos, bloldgicos y sociales, mds que pensarlos como actuando unos sobre otros, hay que verlos en la totalidad de su interaccién y en las resultantes, entendlende por esto ultimo ej envejecimiento individual. En este tema las generalizaciones pueden llegar a con- 54 fundir mas que a esclarecer los conceptos; pero como mu- chas veces es imposible sustraerse a ellas, es necesario que tengamos presente que solo deben servir de telon de fondo de un escenario donde se desarrolla la verdadera escena: nuestra propio envejecimiento. 9. BIBLIOGRAFIA Andrés, H. y Gastron, L, B.: “Criticas a la teoria del desa- pego. El hospital de dia como una alternativa de inte- gracién”, Rev. Espanola de Gerontologia y Geriatria, XIV, 5, 1979, Atchley, R.: “Disengagement”, en George Maddox (comp.), The encyclopedia of aging, Nueva York, Springer Pub- Ushing Co,, 1987. Buren, J. E. y Shaie, K. W.: Handbook of the psychology of aging, Nueva York, Van Nostrand Reinhold Company Ed., 1977. Birren, J. E. y Sloane, R. B.: Handbook of mental health and aging. Nueva Jersey, Prentice-Hold, Inc., 1980. Bleger, J. (1963): Psicologia de la conducta, Buenos Aires, Paidés, 1987. : Botwinick,J.y Thompson, L. 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