Cartago PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 3

Cartago pre-islámico

Su ubicación estratégica explica la atracción que sintieron por la colonia los


vándalos durante el naufragio del Imperio romano: ellos la convirtieron en capital
de su efímero reino bárbaro. Un siglo después, a inicios del VI, los bizantinos
recobraron la ciudad portuaria para el mundo latino. Sin embargo, no tardó en
ser absorbida por la oleada conquistadora del recién nacido islam.

En el año 29 a. C. Augusto fundó una colonia romana con el nombre de Colonia


Iulia Concordia Carthago, que se convirtió en la capital de la provincia romana
de África, una de las zonas productoras de cereales más importantes del Imperio
romano. Su puerto fue vital para la exportación de trigo africano hacia Roma. La
ciudad llegó a ser la segunda en importancia del Imperio con 400 000 habitantes.
En el año 425, los vándalos liderados por Genserico tomaron la ciudad y la
convirtieron en la capital de su nuevo reino. Fue reconquistada por el general
bizantino Belisario en el año 534, permaneciendo bajo influencia bizantina hasta
el año 705.
La ciudad creció y prosperó hasta convertirse en la capital de la provincia romana
de África, desbancando a Útica. La provincia de África ocupaba el actual Túnez
y la zona costera de Libia, y en el futuro daría nombre a todo el continente. Esta
provincia se convirtió en una de las zonas productoras de cereales más
importantes del imperio.
En el siglo III el cristianismo empezó a consolidarse notablemente en Cartago.
La ciudad contaba con su propio obispado y se convirtió en un importante lugar
para la cristiandad. Distintas figuras importantes de la Iglesia primitiva se
relacionan con Cartago: San Cipriano, que fue su obispo en el 248, Tertuliano,
escritor eclesiástico que nació, vivió y trabajó en la ciudad durante la segunda
mitad del siglo II y los primeros años de la centuria siguiente; y San Agustín,
quien fue obispo de la cercana Hipona durante los últimos años del siglo IV y
comienzos del siglo siguiente. En los siglos IV y V, en plena decadencia imperial,
durante las invasiones bárbaras sirvió de refugio para los que huían de estas. En
el año 425 la ciudad resistió varios ataques de los vándalos, pero finalmente
sucumbió en el 439.
Gradualmente el reino vándalo entró en decadencia. Las luchas internas por el
poder y la mala relación con la iglesia católica, muy asentada en la zona, junto
con las incursiones de tribus bereberes, debilitaron el reino y facilitaron la
conquista por el general bizantino Belisario en el año 534, sobre todo tras la
importante derrota del rey Gelimer el 13 de septiembre de 533 en la batalla de
Ad Decimum frente a Belisario.
Tras la reconquista por parte de los romanos orientales y la dispersión de los
vándalos, la ciudad fue renombrada por Belisario como "Colonia Justiniana", en
honor al emperador Justiniano I de Bizancio. En esos años el Imperio Bizantino
estaba en el cenit de su poder. Cartago volvió a ser capital de una provincia
romana, llamada esta vez Exarcado de África.

1
Durante la exitosa rebelión del hijo del Exarca de Cartago, Heraclio, en 608, los
amazigh constituyeron una parte grande de la flota que transportó a Heraclio a
Constantinopla. Debido a ambiciones políticas y religiosas, el exarca Gregorio
se declaró independiente de Constantinopla en 647. Entonces la influencia y el
poder del exarcado fueron ejemplificados por las fuerzas reunidas por Gregorio
en la batalla de Sufetula, también aquel año, donde más de 100.000 hombres de
origen amazigh lucharon por Gregorio.
Los bizantinos, en los momentos más bajos de las guerras contra Persia,
estuvieron a punto de perder Constantinopla; el entonces emperador, Heraclio,
consideró la posibilidad de trasladar a Cartago la capital imperial en el 618. En
el año 647 Gregorio, exarca de Cartago, tras haber perdido la conexión terrestre
por el avance del islam, se declaró independiente de Constantinopla.
La ciudad de Cartago poseía dos grandes puertos, el comercial y el militar, que
le permitieron dominar militar y comercialmente el Mediterráneo occidental. El
acceso a los puertos desde el mar venía facilitado por una entrada de unos 21
metros de ancho, que en caso de necesidad era cerrada con una cadena de
hierro. Los dos puertos estaban unidos por un estrecho canal navegable. Fueron
construidos artificialmente, lo que significó una gran obra de ingeniería, siendo
admirados y envidiados durante la Antigüedad.
El puerto civil era de forma rectangular. Allí fondeaban las naves comerciales,
que en su mayoría importaban garo, trigo, púrpura, marfil, oro, estaño y esclavos
de las factorías, de las colonias y de las explotaciones agrícolas creadas en
numerosos enclaves costeros a lo largo del Mediterráneo. Las exportaciones a
otras ciudades, colonias o pueblos costeros nativos de las costas del
Mediterráneo occidental fueron mercancías manufacturadas, vidrios, cerámicas,
objetos de bronce o hierro, y tejidos de púrpura.
El puerto militar era de forma redonda y albergaba en su interior una isla artificial
también circular. La isla era la sede del almirantazgo, y su acceso era restringido.
El puerto militar según las fuentes clásicas podía albergar 220 barcos de guerra,
y sobre los hangares se levantaron almacenes para los aparejos.
El exarcado africano disfrutó de una relativa estabilidad a pesar de una relación
tensa y confrontaciones violentas con muchas de las tribus amazigh en el siglo
VII. La tentativa de Heraclio de trasladar la capital de Constantinopla a Cartago
en el 618 es prueba de su estabilidad. El reino visigodo en España era también
una amenaza continua. El exarcado africano tenía la posesión de Mauretania II,
que no era más que un puesto avanzado diminuto en España del sur.
Muchas de las tribus amazigh, como los Aures y el principado de Masuna se
opusieron el poder romano, pero algunas tribus, incluyendo las de Sanhaja y
Zenata, eran aliados del exarcado.

Durante el gobierno del exarca Gregorio, Cartago dejó de ser capital del
exarcado. Durante su mandato se inició la rápida expansión islámica. En el año
641 cayeron bajo dominio del islam las importantes ciudades de Alejandría,
Damasco y Jerusalén. Las fronteras de Dar al-islam en breve tiempo se

2
encontraron en las cercanías de Cartago, y amenazaba con expandirse sobre
ésta. El exarca Gregorio, reclutó y lideró un ejército formado principalmente por
los bereberes autóctonos, logró plantar cara a los musulmanes en el año 647,
que aún no tenían interés en expandir su poder a esa zona. Durante estos años
la ciudad de Cartago había vuelto a recuperar cierto esplendor debido a la
multitud de refugiados de Palestina, Egipto y Siria.

También podría gustarte