BBN Que Enseña La Biblia
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BIBLIA?
Estudio básico en doctrina bíblica y vida cristiana
ÍNDICE
Este es un estudio sistemático de doctrina bíblica y vida cristiana. Las áreas discutidas en este libro
han sido elegidas por su importancia para una fe bien fundamentada. Confiamos que mientras usted
lee este libro apreciará la información y las respuestas que provee para muchos aspectos del andar
cristiano.
Si en algo podemos ayudarle después de haber leído este libro, puede contactarnos completando
nuestra “Página de Contacto” en www.bbn.org
Cap. Pág.
Capítulo 1 LA BIBLIA 2
Capítulo 2 DIOS 4
Capítulo 3 EL SEÑOR JESUCRISTO 7
Capítulo 4 EL ESPÍRITU SANTO 10
Capítulo 5 EL HOMBRE 16
Capítulo 6 EL PECADO 19
Capítulo 7 LA SALVACIÓN 21
Capítulo 8 UNA EXPLICACIÓN BÍBLICA E ILUSTRACIÓN DE LA SALVACIÓN 26
Capítulo 9 ARREPENTIMIENTO Y SALVACIÓN 28
Capítulo 10 LA GRACIA PROVEE SALVACIÓN 30
Capítulo 11 LA FE APLICA LA VERDAD PARA SALVACIÓN 32
Capítulo 12 LA IGLESIA 34
Capítulo 13 LA MUERTE 35
Capítulo 14 LA RESURRECCIÓN DE LOS CRISTIANOS 36
Capítulo 15 ¿QUÉ DICE LA BIBLIA SOBRE EL INFIERNO? 37
Capítulo 16 ¿QUÉ SABEMOS ACERCA DEL CIELO? 38
Capítulo 17 EVENTOS FUTUROS 39
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PARTE I: DOCTRINA BÍBLICA PARA EL CREYENTE
Capítulo 1
LA BIBLIA
I. INTRODUCCIÓN
Alguien ha denominado a la Santa Biblia como “la biblioteca divina”, y esta es una declaración
verdadera. Pese a que consideramos la Biblia como un libro, no obstante está conformada por 66
libros individuales, de los cuales el primero es Génesis y el último es Apocalipsis, y están divididos en
2 secciones principales: la primera es llamada el Antiguo Testamento y contiene 39 libros; la segunda
es el Nuevo Testamento y tiene 27 libros. Al principio de la mayoría de las Biblias hay un índice con el
listado de los nombres de los libros, y nos indica el número de la página en que cada libro comienza.
Desde el punto de vista humano la Biblia es sólo historia de hombres y fue escrita por no menos de 36
autores en un período de alrededor de 16 siglos. Pero lo más importante para recordar es que esos
hombres escribieron bajo el directo control de Dios. Esto convierte a la Biblia en un libro inspirado por
Dios, Quien les guió para escribir cada una de las palabras. Esto es lo que nosotros queremos decir
con “inspiración”. Los siguientes textos bíblicos claramente enseñan que la Biblia es inspirada por
Dios: “Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21). “Toda la Escritura es inspirada por
Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre
de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:16-17)
De modo que la Biblia es la Palabra de Dios. Alguno diría que la Biblia podría contener la Palabra de
Dios. Esto implicaría que partes de ella son inspiradas y partes no. Pero entonces quién sabría qué
parte es y qué parte no es inspirada. Luego de muchos años de investigación y de estudio, estamos
convencidos de que no hay una explicación humana para este libro. Esta decisión no es dejada a
opiniones terrenales, sino más bien como el Salmo 119:89 dice: “para siempre, oh Jehová, permanece
tu palabra en los Cielos.”
Otro punto importante para recordar es que la Biblia es la única revelación escrita que Dios ha dado al
hombre. En la Biblia, Dios nos advierte 3 veces de no agregar a las Escrituras ni quitar de ellas, la
última vez es en Apocalipsis 22:18-19.
Pese a que la Biblia está constituida por 66 libros, tiene un único y gran tema sobresaliente: Cristo. El
Antiguo Testamento contiene muchas predicciones o profecías, concernientes a Cristo. El Nuevo
Testamento nos habla de su venida como Redentor. Cristo es anunciado en el Antiguo Testamento y
revelado en el Nuevo Testamento. También nos habla de su muerte, sepultura, resurrección, ascenso
y regreso al Cielo. Concluye revelando los próximos acontecimientos que tendrán lugar en el planeta
Tierra. Jesucristo reinará sobre la Tierra por 1000 años, entonces habrá un juicio final llamado “El
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Juicio del Gran Trono Blanco”. Finalmente, “un nuevo cielo y una nueva tierra serán establecidos”. La
Biblia nos da el plan de las edades, desde la creación hasta la nueva creación (Apocalipsis 21 y 22).
La Biblia es el registro del mundo desde el principio del tiempo (creación) hasta el fin futuro. Génesis
nos habla de la creación del mundo, la entrada del pecado, el diluvio y el comienzo de la nación de
Israel. Desde Éxodo hasta Ester tenemos la historia de Israel hasta cerca de 400 años antes del
nacimiento de Cristo. Los libros desde Job hasta Cantar de los Cantares de Salomón contienen
maravillosa poesía y sabiduría. El resto del Antiguo Testamento, desde Isaías a Malaquías, es
profético; eso es, estos libros contienen mensajes de Dios a Israel concernientes a su presente
condición y su futuro destino.
El Nuevo Testamento comienza con los 4 Evangelios, los cuales presentan la vida del Señor
Jesucristo. Hechos nos narra la historia del cristianismo en su infancia, revela el comienzo de la Iglesia
y nos da testimonios personales de encuentros con el Evangelio de Jesucristo, incluyendo la
conversión del gran apóstol Pablo. De Romanos a Judas, encontramos cartas a iglesias e individuos,
desarrollando las grandes verdades de la fe cristiana, e instrucción práctica concerniente a la vida
cristiana. Apocalipsis nos da una visión del futuro sobre eventos que tendrán lugar en los cielos, en la
tierra y en el infierno.
V. CONCLUSIÓN
“Este libro contiene la mente de Dios, el estado del hombre, el camino de salvación, la condenación de
los pecadores y la felicidad de los creyentes. Sus doctrinas son santas, sus preceptos son
comprometidos, sus historias son verdaderas, y sus decisiones son inmutables. Léala para ser sabio,
créala para ser salvo, y practíquela para ser santo. Contiene luz para dirigirlo, alimento para
sostenerlo, y consuelo para alentarlo. Es el mapa del viajero, la brújula del piloto, la espada del
soldado, y el itinerario del cristiano. Aquí se restablece el Paraíso, los Cielos son abiertos, y las
puertas del infierno son reveladas. Cristo es su gran tema, nuestro bien es su diseño, y la Gloria de
Dios su finalidad. Léala lentamente, frecuentemente y en plena oración. Es una mina de riquezas, un
paraíso de gloria y un río de placer. Recompensará la labor más grande y condenará a todos los que
menosprecian su contenido sagrado. Es el Libro de los libros – El Libro de Dios – La revelación de
Dios a la humanidad.» Citas seleccionadas.
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Capítulo 2
DIOS
No hay tema más importante que pueda ocupar la mente, que el estudio de Dios y la relación del
hombre con él.
I. LA EXISTENCIA DE DIOS
Hay muchos sistemas que tienen falsas enseñanzas o niegan la existencia de Dios.
Teísmo: Este sistema reconoce que hay un dios pero niega que un dios sustente la creación.
Ateísmo: Sin explicaciones, sostienen la teoría de un efecto sin una causa, ellos sólo dicen que
no hay Dios.
Escepticismo: Ellos sólo pueden decir que dudan que hay un dios, especialmente un dios de
revelación.
Agnosticismo: Esta escuela no niega a Dios, pero niega que Dios pueda ser conocido.
Panteísmo: Todo es dios y dios es todo.
Triteísmo: Ellos enseñan que hay 3 dioses separados.
Dualismo: Ellos creen en 2 dioses: un dios que es bueno y un dios que es malo, siendo ambos
iguales.
Monoteísmo: Esta es la doctrina de un solo Dios. Esto creemos los cristianos y también cree lo
mismo el diablo (Santiago 2:19).
La Biblia no procura probar la existencia de Dios. El hecho de que hay un Dios es asumido a través de
las Escrituras. Antes de que algo llegara a ser, Él era, “En el principio Dios”. El primer versículo de la
Biblia comienza asumiendo Su pre-existencia. «En el principio creó Dios los cielos y la tierra.» La
existencia de Dios es presentada como una declaración de un hecho que no necesita pruebas. El
hombre que dice que no hay Dios es llamado un necio en Salmo 14:1. También necesitamos conectar
este versículo con Juan 1:1-5 donde claramente establece que Jesús estaba también al principio de la
creación con Dios, por lo tanto se confirma Su eterna relación de Hijo con el Padre. El Espíritu Santo
también tomó parte en la creación. “El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis
1:2). El Triuno Dios creó los cielos y la tierra.
De todos modos, aún aparte de la Biblia, hay certeras evidencias de la existencia de Dios.
B. Dios es Luz. “Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en Él.” I Juan 1:5.
C. Dios es Amor. “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” I Juan 4:8.
D. Dios es fuego consumidor. “Porque nuestro Dios es fuego consumidor.” Hebreos 12:29.
E. Dios odia. “Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma.” Proverbios 6:16.
F. Dios oye. Los ojos del Señor están abiertos sobre nosotros, y Sus oídos están abiertos ante
nuestras oraciones. Salmos 91:15.
G. Dios es una persona. Nombres personales son usados en referencia a Él. Éxodo 3:14; Mateo
11:25. Características personales le son adjudicadas, tales como: (1) conocimiento, Isaías
55:9-10; (2) emociones, Génesis 6:6; (3) voluntad, Josué 3: 10.
H. Dios es una Unidad. La Escritura claramente enseña que hay un solo Dios. I Timoteo 2:5 (Lea
este versículo.) La falsa enseñanza de que hay varios dioses es contraria a la razón. Sólo
puede haber un Ser Supremo.
I. Dios es Trinidad. La Biblia enseña no sólo que hay un Dios, sino que también hay 3 personas
en la Deidad, – Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esto es un misterio para la mente humana, pero
aunque no pueda ser entendido, puede ser creído porque la Palabra de Dios así lo dice. La
palabra «trinidad» no se encuentra en la Biblia, pero la verdad es encontrada en los siguientes
pasajes: (1) Bautismo de Jesús, Mateo 3:16-17. (2) La gran comisión, Mateo 28:19. (3) La
bendición de II Corintios 13:14. El Padre es llamado Dios en Romanos 1:7. El Hijo es llamado
Dios en Hebreos 1:8. El Espíritu Santo es llamado Dios en Hechos 5:3-4.
Es difícil definir a Dios. Una de las mejores maneras es describir algunas de sus cualidades y
características. Cuando nosotros tratamos de describir una persona a alguien que nunca antes la ha
visto, hacemos referencias a su cabello, ojos, estatura y otras características. Así es también como la
Biblia nos habla de Dios. Esas características son conocidas como Sus atributos.
A. Dios es Omnipresente. Esto significa que Dios está presente en todo lugar al mismo
tiempo (Jeremías 23:24).
B. Dios es Omnisciente. En otras palabras, Él conoce todas las cosas. Él conoce cada
pensamiento y hecho de los hombres (Proverbios 15:3). Él conoce todo lo que acontece
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en la naturaleza, incluyendo aún la muerte de un pajarito (Mateo 10:29). Pese a que el
universo es ilimitado y gloriosamente magnífico, Él conoce la eterna historia de cada
grano de arena.
C. Dios es Omnipotente. Él tiene todo el poder. Él creó el universo y ahora lo controla por
su poder. No hay nada que Él no pueda hacer (Mateo 19:26).
D. Dios es Eterno. Él nunca tuvo un principio y nunca cesará de ser. Cuando Moisés
preguntó: “¿Quién debo decir que me ha enviado?” Dios contestó: “YO SOY EL QUE
SOY.” Él no replicó que era o será. Él es el eterno “YO SOY.” Éxodo 3:13-14.
G. Dios es Justo. Todo lo que hace es recto y justo. Él cumple todas sus promesas
(Salmos 119:137).
H. Dios es Amor. Pese a que Dios odia el pecado, Él ama a los pecadores (Juan 3:16).
Nota: Hablándole a Dios en oración, usamos palabras de respeto para mostrar reverencia a Dios. No
es propio dirigirse a Él en la misma manera que conversamos con los que nos rodean. Si entramos a
la oficina de un presidente o un rey, ¿cómo deberíamos dirigirnos a él? Recordemos entonces que
estamos entrando en la presencia del Rey de Reyes cada vez que oramos.
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Capítulo 3
El SEÑOR JESUCRISTO
I. SU DEIDAD
En el Antiguo Testamento Dios dijo a Moisés, “YO SOY EL QUE SOY.” Este nombre fue usado
frecuentemente por Jesús para demostrar Su Deidad. Cuando Él frecuentemente usaba el nombre
“YO SOY,” estaba diciendo, “Yo soy Dios.”
La deidad de Cristo significa que Cristo es Dios. La Escritura claramente enseña este importante
hecho de las siguientes maneras:
II. SU ENCARNACIÓN
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Por la encarnación de Cristo comprendemos su venida a este mundo como hombre.
Los registros históricos del nacimiento de nuestro Señor. Su nacimiento fue diferente a todos los
demás nacimientos:
III. SU OBRA
Bajo este encabezamiento, discutiremos la muerte del Señor, su resurrección y su ascensión. La cruz
es la verdad fundamental de la revelada Palabra de Dios. Por la cruz no queremos referirnos al
madero, sino al Sacrificio sobre el madero. Desde el Tabernáculo en el desierto, a través del Antiguo
Testamento, la Palabra de Dios está llena con símbolos de Cristo y Su crucifixión. Él es el Cordero
Pascual de Éxodo 12 y la serpiente de bronce de Números 21 y Juan 3:14-15. Él es el Pastor del
Salmo 23 y el Pastor herido de Zacarías 13:6-7. Él es el Salvador sufriente de Isaías 53 y el Rey de
Gloria del Salmo 24:9-10.
A. Su muerte.
1) Nadie es salvado por la vida de Cristo sino por la muerte de Cristo. Juan 3:14-18.
La muerte de Cristo fue suficiente, porque, en primer lugar cumplió completamente las demandas de
Dios porque Cristo soportó y agotó el juicio divino contra el pecado; y en segundo lugar suple
completamente toda necesidad humana porque fue la muerte de una persona infinita y por lo tanto su
valor es infinito.
B. Su Resurrección
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La resurrección corporal de Jesucristo fue necesaria para cumplir la profecía, para completar la obra
de la cruz (Romanos 4:25), y para elevar a Cristo a su presente obra en el cielo.
El cuerpo resucitado de Jesucristo era real. No era un espíritu (Lucas 24:39). Fue el mismo cuerpo que
había sido crucificado, porque tenía las marcas de los clavos y la herida en su costado (Juan 20:27).
Pero ciertamente también era un cuerpo cambiado, con poder para sobrepasar las limitaciones físicas.
Después de su resurrección, Cristo apareció a algunos de sus seguidores al menos 10 veces. Mas de
500 testigos a la vez lo vieron después que resucitó y testificaron que Jesús de hecho había
resucitado de entre los muertos ( I Corintios 15:6-8).
Nosotros tenemos un Salvador Viviente, que triunfó sobre la muerte y la tumba y está vivo para
siempre. En las cortes del mundo, el testimonio de testigos presenciales convalida la evidencia de
cada caso. Las opiniones personales son de poco valor. Con alrededor de 500 testigos oculares
habiendo personalmente visto al Cristo resucitado de los muertos, no queda duda de la validez de los
eventos.
C. Su ascenso.
1) Al final de su ministerio en la tierra, Cristo fue elevado al cielo (Lucas 24:50; Hechos
1:9-11). Su cuerpo fue visible para aquellos que fueron testigos oculares mientras Él
ascendió al cielo para cumplir su promesa de Juan 14:2-3. Él dijo: “Voy a preparar lugar
para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí
mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:2-3).
2) Él ascendió para poder entrar en Su gloria (Juan 17:5), y continuar su ministerio por Su
gente. El primer capítulo de Apocalipsis es el testimonio de Juan sobre el Cristo
entronado.
A. Como Profeta, Él habla a los hombres lo que Dios debe decirles, y Él revela a Dios a
los hombres. Juan 1:18.
C. Como Rey, El reina hoy en los corazones de aquellos que se someten a Él. En el
tiempo venidero, El reinará sobre la tierra por mil años (Apocalipsis 20:2-3). El Salmo 72
describe Su reino sobre la tierra. Desde entonces, y por la eternidad el Señor continuará
siendo nuestro Rey de Reyes y Señor de Señores.
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Capítulo 4
EL ESPIRITU SANTO
La religión cristiana es la única que tiene el Espíritu Santo. Mientras piensa sobre esta doctrina del
Espíritu Santo, recuerde que Jesucristo es el tema central de toda la Biblia. No conocemos el nombre
del Espíritu Santo. Estamos para decir lo que es Él, quién es ÉL y qué hace. El silencio de las
Escrituras concerniente a Su nombre personal es significativo. Él oculta Su propio nombre para que el
nombre y la obra del Señor Jesucristo puedan ser exaltados. Juan 15:26.
A. Su Persona:
No llames al Espíritu Santo “algo.” Él es una persona real que habita en cada creyente. A veces
pensamos que la única persona real es aquella que es visible. En realidad nosotros somos una
persona y tenemos personalidad, la cual no es el cuerpo en sí. Este cuerpo humano es solamente el
vehículo que Dios nos ha dado para vivir en el planeta Tierra. Tú no eres “algo”: cuando mueras,
permanecerá un cuerpo que ponemos en la tumba, pero tú habrás partido. Esa persona real (el
espíritu que partió) nunca ha sido visible, así como el Espíritu Santo tampoco es visible.
1) Él puede ser contristado. “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis
sellados para el día de la redención” (Efesios 4:30).
2) Él puede ser tentado. “Y Pedro le dijo: ¿por qué convinisteis en tentar al Espíritu del
Señor?” (Hechos 5:9).
3) Él puede ser resistido. “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos!
Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también
vosotros” (Hechos 7:51).
4) Él puede ser blasfemado. “Pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no
tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno” (Marcos 3:29-30).
5) A Él se le puede mentir. “Ananías, por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses
al Espíritu Santo?” (Hechos 5:3).
El Espíritu Santo también es llamado “Dios” en varios lugares en la Biblia. Él tiene atributos divinos
como se nos revela en los siguientes pasajes de la Escritura.
El Espíritu Santo es también identificado en la Biblia por diversos símbolos y ejemplos, los cuales son
cuadros de su Divina obra.
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1) Paloma – Juan 1:32. La paloma es un símbolo de amor y tristeza mientras Él ministraba
a Jesús.
2) Agua – Isaías 44:3; Juan 7:38-39. Una vez que tú eres salvo sólo el Espíritu Santo
puede calmar tu sed espiritual.
3) Aceite – I Samuel 16:13. El oído de un sacerdote era ungido primero de manera que
pudiese oír a Dios. Frecuentemente un pulgar del sacerdote era ungido para que
pudiera servir a Dios. Esa es la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.
4) Viento – Juan 3:6-8. En quietud y de manera imperceptible el Espíritu Santo se mueve e
interviene tanto en la salvación como en nuestras vidas diarias.
5) Fuego – Hechos 2:3-4. El fuego es un símbolo de purificación, prueba o juicio. Esto es
una obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.
6) Vestiduras – Jueces 6:34. Versión amplificada. El Espíritu de Jehová vistió a Gedeón.
Vestiduras nos hablan de protección. Él también es nuestro protector.
B. Su Propósito:
Él está activo en muchas áreas a través de las Escrituras. Aquí tenemos un listado de las muchas
cosas en las que está involucrado.
Mientras caminamos a través de la vida cristiana, debemos tomar conciencia del hecho de que es la
persona del Espíritu Santo quien nos ministra cada día. La Biblia nos dice que estamos llenados o
controlados por el Espíritu de Dios. Él no puede obrar en nuestras vidas si vivimos en pecado. Tú
puedes pecar en pensamientos o en hechos, pero entonces apagas el Espíritu Santo. Debes poner en
práctica I Juan 1:9 inmediatamente, de manera de no perder tu comunión con Dios: “Si confesamos
nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Así
es como debemos estar en comunión con él. El peligro más grande que un cristiano enfrenta en este
mundo no es caer en bancarrota, ni enfermedades, ni soledad, ni ofensas verbales, ni persecución, ni
cualquier otra cosa, sino encubrir pecado en su vida. El pecado es lo que quiebra nuestra comunión
con Dios, apaga al Espíritu Santo y habilita al diablo para desviar nuestra senda a un camino de dolor,
sin la bendición de Dios. Gálatas 5:19-21 nos da una lista de cosas contra las cuales debemos ser
muy sensibles. Debemos darnos cuenta claramente que Satanás es el enemigo de nuestras almas.
Esta es la batalla cotidiana que debemos pelear (Efesios 6:11-18). La victoria viene “cuando
caminamos en la luz así como Él (Dios) es luz, y, tenemos comunión unos con otros (Dios y tú) y la
sangre de Jesucristo, Su Hijo, nos limpia de todo pecado (I Juan 1:7). Manteniendo cuentas cortas con
Dios a cada hora del día nos mantenemos en comunión con el Padre. La confesión instantánea de
nuestros pecados es nuestra única defensa contra el enemigo de nuestras almas. Lee varias veces y
memoriza el capítulo 1 de la primera carta de Juan. Es el secreto de un andar victorioso en la vida
cristiana.
C. Su Práctica:
Cada cristiano puede producir dos clases de frutos en su vida, pero sólo una clase será evidente en su
tiempo. Recuerda, como un cristiano, tú puedes producir uno de estos frutos, dependiendo de tus
deseos. Puede ser el fruto de la carne o el fruto del Espíritu. El fruto dependerá de quien tenga el
control de tu vida. “Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la
carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne” (Gálatas 5:16-17). A diario tú estás
llevando fruto mientras vives en este mundo, pero ¿qué fruto es? La presión del mundo te empuja a
cumplir los deseos de la carne. La tentación se presenta en comerciales, medios de comunicación,
revistas y mil lugares más. Satanás es el dios de este mundo (I Juan 5:19). Nuevamente, estas obras
de la carne están detalladas en Gálatas 5:19-21. La persona que no es cristiana no tiene otra opción,
sino sólo producir el fruto de la carne. Desde una perspectiva humana, él puede hacer buenas obras y
aún obras religiosas y sociales que el mundo aplaude, de todas maneras, desde la perspectiva de Dios
ellas no tienen mérito eterno.
La obra del Espíritu Santo es producir el fruto del Espíritu en tu vida. Sólo la persona que es cristiano
nacido de nuevo puede tener este fruto. Observa que está en singular en las Escrituras. Tu no puedes
seleccionar tu fruto: es Su fruto, así que Él produce todo o nada en tu vida dependiendo de tu relación
espiritual con Dios. Cuando el pecado entra, el fruto cambia del fruto del Espíritu al fruto de la carne. El
deseo de cada cristiano debe ser llegar a ver el correcto fruto en su vida. El Espíritu Santo obra en
nuestras vidas y produce Su fruto cuando nos sometemos a Su control. Si Él no es Señor de todo, Él
no es Señor de nada (Gálatas 5:22-24).
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Nosotros no trabajamos para obtener una posición de victoria para estar en condiciones de producir el
fruto del Espíritu. Nosotros trabajamos desde una posición que ya poseemos en Cristo. Habrá una
batalla cada día de tu vida para producir este fruto, pero aquí está nuestra victoria: “los que son de
Cristo, han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5:24). Debemos darnos cuenta
que nuestra victoria no es de nosotros mismos sino de Cristo. La crucifixión de la carne no es por lo
que hacemos, sino por quién vive en nosotros y en quién nosotros vivimos. “Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo
en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20). Mientras nos
sometamos al control del Espíritu Santo, podremos tener victoria a diario. Tú puedes contristar el
Espíritu Santo pero Él nunca te dejará porque “has sido sellado para el día de la redención” (Efesios
4:30). Su morada en ti es permanente hasta que arribemos a las puertas del Cielo.
D. Sus Provisiones:
Como cristiano, te has preguntado a ti mismo alguna vez: “¿Qué puedo hacer?” Si te hubiera regalado
un nuevo automóvil, ¿qué esperaría que hicieras con él? ¿Esperaría que sólo lo miraras, lo pusieras
en una habitación para mostrarlo y que la gente lo viera, hablara sobre él, le contara sus amigos de él,
lo fotografiara, o esperaría que te subieras y lo condujeras? Obviamente, el propósito del automóvil es
utilizarlo. Puedes conducirlo con el propósito de trabajar o de dar un paseo con tus amigos. Dios te ha
dado el don de la vida eterna, la morada del Espíritu Santo y dones espirituales para que los uses para
Él. “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios,
pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en
todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho” (I
Corintios 12:4-7).
Los próximos versículos en este capítulo y en otros capítulos de la Escritura nos dan una lista de
dones que el Espíritu Santo da a los creyentes. Sabemos que cada creyente tiene al menos un don
para ser usado para el Señor (Romanos 12:4-8). Ahora bien, ¿qué piensas que el Señor espera que
nosotros hagamos con esos dones que Él nos dio? Mientras te mueves por este mundo y a través de
las Escrituras no estás para mirar los dones de otra persona y llenarte de celos. Debes darte cuenta
que el don del Espíritu Santo es único para ti como un hijo especial. “Dios ha colocado los miem bros
cada uno de ellos en el cuerpo, como Él quiso” (I Corintios 12:18). Te debes preguntar: “¿Cual es mi
don?” Nosotros no lo sabemos. Pregúntale a Él. Descubre tu don y ponte a trabajar.
Hay algunos dones que ya no están disponibles para los creyentes hoy en día. Déjame recordarte que
el libro de los Hechos fue un período de transición para el comienzo de la iglesia. Hechos es un libro
transicional, por lo tanto, no debemos edificar doctrina sobre este libro sin que el resto del Nuevo
Testamento la confirme. A causa de que los creyentes no tenían el Nuevo Testamento, Dios demostró
Su poder y aprobación por milagros, revelaciones y hablando en lenguas (idiomas) en Pentecostés. De
este modo fueron rápidamente esparcidas las noticias de una nueva dispensación del Salvador que
había venido a redimir la humanidad. Lo que fue un milagro en Pentecostés no se repetiría. Hubo
solamente un Pentecostés como también un solo Calvario, una resurrección corporal y una sola
ascensión. En el día de Pentecostés, gente de todo el mundo conocido escuchó el evangelio en su
propio idioma, de modo que pudieron retornar a sus lugares de origen y hablarles a su gente de que el
Salvador del mundo había resucitado de entre los muertos (Hechos 2:4, 22-24). Hoy, el don de
lenguas no está activo. Tenemos la Biblia en la mayoría de los idiomas del mundo. Necesitamos
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cumplir la comisión que nos dejó el Señor en nuestro propio lenguaje: “Id por todo el mundo y predicad
el evangelio a toda criatura.” (Marcos 16:15)
El don de conocimiento tampoco está vigente hoy, porque tenemos la completa revelación de Dios en
la forma escrita del Nuevo Testamento. El don de profecía ha cesado por la misma razón. Fueron para
aquel tiempo especial cuando el Nuevo Testamento no estaba disponible en forma escrita como lo
tenemos hoy. Dios se comunicó con su pueblo a través del Antiguo Testamento, y de maneras directas
hasta que el Nuevo Testamento estuvo completo. Como I Corintios 13:10 dice en referencia a la
formación del Nuevo Testamento: “cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.”
Esto es confirmado en Santiago 1:25 “más el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la
libertad,” la cual es el Nuevo Testamento. La Palabra de Dios, ahora en forma escrita, elimina la
necesidad de los dones antes citados. De hecho, tener alguna nueva revelación o profecía o agregar a
la Palabra de Dios acarreará juicio, como nos dice Apocalipsis 22:18-19. “Yo testifico a todo aquel que
oye las palabras de la profecía de este libro: si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las
plagas que están escritas en este libro.”
La presencia del Espíritu Santo es la garantía del pago de Dios. “Y no contristéis al Espíritu Santo de
Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Efesios 4:30). Su morada en ti es
permanente hasta que arribemos al cielo.
La palabra bautismo significa “sumergir, colocar dentro de, o identificarse con”. El bautismo del Espíritu
Santo es la operación por la cual el Espíritu Santo nos coloca dentro del cuerpo de Cristo cuando
llegamos a ser salvos. El cuerpo de Cristo es sinónimo de la iglesia, la cual incluye a todos los
creyentes nacidos de nuevo. “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean
judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (I Corintios
12:13). Esta fue la promesa de Pentecostés y el principio de la iglesia.
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El bautismo del Espíritu Santo no es una dotación de poder ni una experiencia, sino más bien un acto
del Espíritu Santo mismo, como el agente que te coloca en el cuerpo de Cristo. Hechos 1:5, “seréis
bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.” Esto habla de Pentecostés, el comienzo
de la iglesia, que pronto llegaría. Antes de Pentecostés el Espíritu Santo venía sobre las personas, Él
estaba “con vosotros,” pero después de Pentecostés, Él estaría siempre “en vosotros”. Él hace
residencia permanente en todos los que son salvos. En todo lugar donde las palabras “bautismo del
Espíritu” son usadas, siempre se aplican colectivamente a un grupo y nunca a un individuo. Cuando
vemos en las Escrituras el “Bautismo del Espíritu y de fuego,” tenemos un cuadro contrastante de
salvación y juicio. Tú tienes uno o el otro, dependiendo de tu relación con Jesucristo. Ver Mateo 3:11-
12; Lucas 3:16-17.
Algunos podrían afirmar tener una experiencia de “Bautismo del Espíritu” y hablar en lenguas. Algunos
podrían afirmar haber recibido poder para sanar, hacer milagros y echar fuera demonios, pero estos
son falsos profetas y falsos maestros. Por favor leer II Pedro capítulo 2. Ellos es tán interpretando la
Biblia por su propia experiencia en vez de interpretar la experiencia por la Biblia. El diablo puede
falsificar supuestas experiencias milagrosas que no son de Dios. Hay un Espíritu de Verdad y hay un
espíritu de error (I Juan 4:1-6).
La llave para el uso de los dones del Espíritu Santo por los creyentes hoy debe estar motivada por un
camino más excelente. I Corintios 13:2, “Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda
ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy”.
El amor es la fuerza impulsora que debe motivarnos a ejercer nuestros dones como cristianos.
Debemos someter todo al Señor Jesucristo para estar dispuesto a todo tiempo, para todo lugar, para
toda obra, para todo testimonio a que nos llame el Maestro. Mucho más podríamos compartir sobre la
persona y la obra del Espíritu Santo, y mientras maduramos en Cristo, entenderemos más de Su
presencia y obra en nuestras vidas.
15
Capítulo 5
EL HOMBRE
Si queremos saber la verdad acerca del hombre, debemos acudir a la Biblia. «La verdad es lo que
Dios dice acerca de algo.» La Biblia nos habla sobre la creación del hombre, su naturaleza y relación
con otros seres. El hombre es el foco central de la creación. Toda la tierra está sujeta a él (Génesis
1:26). De todos modos, para realmente conocer al hombre debemos obtener la perspectiva de Dios,
no las ideas de los hombres.
Es muy natural que el hombre sea curioso acerca de su origen. Siempre así lo ha sido. Varias teorías
han sido propuestas en diferentes tiempos por filósofos. La más moderna es la teoría de la evolución,
la cual afirma que los ancestros humanos son los animales. No hay evidencias que el hombre primitivo
haya sido diferente al hombre moderno. El hecho de que la sangre humana es “una” a través del
mundo prueba que no es un proceso de evolución, Hechos 17:26. La sangre de los animales no
sustenta la vida humana. No podemos mezclar nuestra sangre con la sangre de los animales. Desde
los peces a las aves, desde los animales al hombre, Dios creó cada uno según su género (Génesis
1:24-25).
El hombre es distintivamente diferente en que fue creado a la imagen de Dios. “Entonces dijo Dios:
hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis 1:26-27).
Dios creó el primer hombre del polvo de la tierra (Génesis 2:7). De todos modos, a través de la historia
Dios creó seres humanos de diferentes maneras: (A) Por concepción entre hombre y mujer. (B) sin la
participación de una mujer, como Eva. (C) Sin hombre ni mujer, como Adán. (D) Sin la participación de
un hombre, por una mujer, como Cristo. Esto es otra evidencia del poder de Dios sobre la vida.
Dios dice acerca de su criatura el hombre, «para gloria mía los he creado, los formé y los hice» (Isaías
43:7). Entonces la pregunta es «¿Cuál es la meta final del hombre?» Apropiadamente respondemos,
«la meta final de todo hombre es glorificar a Dios.»
Todo el que ha testificado a una persona muriendo entiende vívidamente que el hombre tiene un
cuerpo físico y también un alma o espíritu. En un momento la persona está viva … enseguida se ha
ido, aunque su cuerpo está todavía allí. A pesar que el espíritu ha partido, un cuerpo muerto
permanece.
La Biblia nos enseña que el hombre es un ser tripartito: cuerpo, alma y espíritu (I Tesalonicenses
5:23). Mientras es difícil para nosotros distinguir entre alma y espíritu, puesto que ambos están en
contraste con el cuerpo físico, la Biblia nos enseña que hay una diferenc ia. Una planta es un cuerpo
sin alma ni espíritu. Un animal tiene cuerpo y alma pero no espíritu. El hombre es cuerpo, alma y
espíritu. El alma distingue un ser viviente de uno muerto, pero el espíritu distingue al hombre de los
animales. El espíritu del hombre hace posible para él tener comunión con Dios.
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El hombre es el único ser creado que ora. La oración es una práctica universal. Desde los pueblos
más paganos hasta la gente más iluminada, a través de todos los tiempos, la gente ora. ¿Por qué?
¿Has visto alguna vez a un mono que da gracias a Dios por sus bananas? También, el hombre es el
único ser creado con una conciencia. ¿Has visto alguna vez un mono que sienta culpa por robarle a
otros monos sus cocos o por cometer adulterio? Los escritos históricos están llenos con testimonios de
seres humanos que fueron quebrantados con convicción de que habían hecho mal (Romanos 1:18-
32). Los animales hacen sus decisiones por sus instintos. Sólo el hombre hace sus decisiones por
razonamientos.
Cuando hombres caídos llegan a ser cristianos, reciben la morada del Espíritu Santo. Recibimos la
vieja naturaleza por la caída de Satanás, quien la introdujo al género humano a través de la caída de
Adán. Si vamos al Señor en fe, le recibimos como nuestro Salvador personal, Él literalmente, en la
persona del Espíritu Santo, hace residencia en nuestras vidas. En ese momento recibimos una nueva
naturaleza, la cual es “Cristo en nosotros, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27).
El alma es el asiento de las emociones y pasiones. El término espíritu incluye nuestra habilidad de
saber y razonar. El hombre es responsable ante Dios y su deber más grande es hallar lo que Dios
quiere que él haga, y entonces hacerlo. Estas dos naturalezas, la carnal y la espiritual, están en una
lucha interna por toda la vida del cristiano. (Más sobre esto en “Salvación”)
Hay otros seres en el universo que Dios ha creado, éstos son ángeles o también llamados espíritus.
Ellos no tienen cuerpos humanos ni almas y son más poderosos que los seres humanos. También
ellos han sido creados para servir a Dios, pero así como el hombre, tienen una libre voluntad. Algunos
de ellos cayeron en el pecado de desobediencia (Isaías 14:12-15).
Dios podría haber hecho cierto número de máquinas para hacer su voluntad mecánicamente, no
obstante Él eligió crear seres que podían, si lo desearan, servirle voluntariamente y amarlo libremente.
No podemos comprender por qué Él deseó hacerlo de este modo, pero la evidencia claramente
abunda a través de la historia mostrando que el hombre elige sus decisiones y Dios elige las
consecuencias.
Cuando Dios creó seres libres, capaces de hacer su voluntad o rehusarla, Él sabía que algunos
elegirían el camino equivocado. El gran ángel llamado Lucifer, ahora conocido como Satanás, decidió
ejercer su voluntad en contra de la de Dios. El primer pecado no fue cometido en la tierra sino en el
cielo, por eso Lucifer fue inmediatamente expulsado de allí. Muchos otros ángeles se unieron a
Satanás y también fueron echados con él. Desde entonces, Satanás ha estorbado los planes de Dios
en toda forma posible. Cuando el hombre fue creado con una voluntad libre, Satanás inmediatamente
planeó tentarlo en su obediencia. Dios había advertido al hombre, pero Satanás tuvo éxito en hacerlo
caer en pecado a él también. La muy conocida historia se encuentra en Génesis 3.
Ahora bien, Dios, como Gobernador moral del universo, no puede tolerar en su presencia a ningún ser
que deliberadamente desobedece sus mandamientos. Por eso es que Satanás fue echado del cielo
cuando desafió la voluntad de Dios. Él mismo trato fue necesario para con el hombre, y de ese modo
Adán fue echado de la presencia física de Dios (Génesis 3:23-24).
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El pecado ha entrado a la raza humana por Adán y por él ha pasado a cada ser humano. “Por tanto,
como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a
todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12). Todos nacimos con una tendencia a
pecar. Nuestra naturaleza pecaminosa responde a la tentación por lo cual pecamos contra un Dios
santo.
Así como la Biblia nos habla del origen humano, que proviene de la mano del Creador; la vergonzosa
caída del hombre y su consecuente separación de Dios; del mismo modo fielmente nos advierte que
cada hombre, mujer y niño algún día estará delante de Dios como Juez. “De manera que cada uno de
nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:12). El hecho de la muerte es tan común que cada
uno entiende el inevitable fin de cada hombre. Pero la Biblia agrega: «está establecido para los
hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27). Dios ha creado al
hombre y le ha revelado su voluntad a través de Su palabra. Dios considerará a cada persona
absolutamente responsable por cada cosa que haya hecho. Esta vida es primariamente una
preparación para la próxima. El hombre no muere como un animal lo hace. El espíritu del hombre debe
volver a Dios, su Creador y Juez.
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Capítulo 6
EL PECADO
I. ¿QUÉ ES PECADO?
Nadie puede leer mucho la Biblia sin darse cuenta que un gran punto de atención es dado al tema del
pecado, su causa y su cura. Habitualmente pensamos en pecado en conexión con un crimen o
asesinato. Pero el pecado en la Biblia se refiere a todo lo que no alcanza la perfección de Dios. En
Romanos 3:23, leemos: «por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios». La «gloria
de Dios» incluye el pensamiento de absoluta perfección. Pecado es por tanto quedar c orto en la
marca. Todos los hombres son culpables de esto. Pecado es también declarado en la Biblia de las
siguientes maneras:
La primera instancia de pecado registrada tuvo lugar en el cielo. El ángel Lucifer ambicionó ser igual a
Dios (Isaías 14:12-14). Por este pecado de orgullo, fue echado del cielo y llegó a ser aquel que la
Biblia describe por todos lados como el diablo o Satanás.
La primera instancia de pecado en la tierra se describe en Génesis capítulo tres. Tuvo lugar en el
Jardín del Edén. Dios prohibió a Adán y Eva comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del
mal. Ellos desobedecieron a Dios, comieron el fruto prohibido y se convirtieron en pecadores.
Tan pronto como los padres de la raza humana pecaron, tomaron concienc ia del hecho de que
estaban desnudos y trataron de esconderse de Dios (Génesis 3:10).
La paga del pecado es muerte. Adán llegó a estar espiritualmente muerto en el momento en que pecó.
Quedó separado de Dios y fue expulsado de Su presencia. También llegó a estar sujeto a la muerte
física. Pese a que no murió inmediatamente, su cuerpo eventualmente fue condenado a morir
(Romanos 5:12).
La naturaleza pecaminosa de Adán fue transmitida a toda la raza humana. Cada niño nace de padres
pecadores, es un pecador por nacimiento, por elección y por práctica. Por eso el hijo de Adán, Caín,
fue un asesino, y el pecado comenzó su labor en la raza humana. Porque todos los hombres nacen
pecadores, todos están muertos espiritualmente, y todos condenados a morir físicamente algún día.
Leer Romanos 5:12-18 cuidadosamente.
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El pecado del hombre acarreó la maldición de Dios sobre toda la Creación: el mayor de los hijos de
Adán fue un asesino; espinas y cardos, por ejemplo, son evidencia de esa maldición. Otras evidencias
son mencionadas en Génesis 3:14-19. El hombre moderno trata de explicar que nuestra depravación
es sólo fallas humanas y errores. Algunos de nuestros psicólogos tratarían de hacernos creer que el
hombre está mejorando a causa de sus avances en conocimiento y tecnología. De todos modos, no
necesitamos pruebas del pecado teniendo cementerios, prisiones, hospitales y salas para funerales.
Podemos llamarlo como queramos, pero lágrimas, enfermedades, tristeza, dolor y muerte son claras
evidencias de los resultados del pecado.
¿Por qué el hombre peca? Leer Juan 8:44. Comenzó en el cielo y terminará en el infierno (Apocalipsis
20:10).
«La paga del pecado es muerte» (Romanos 6:23). Dios ha pronunciado a la muerte como penalidad
por el pecado. No hay manera que un hombre pueda perfeccionarse a sí mismo de modo que sea
aceptable ante Dios. “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la Gloria de Dios” (Romanos
3:23). Ya hemos visto que esto significa muerte espiritual y muerte física. Esta penalidad debe ser
pagada. Dios debe juzgar al pecado o proveer una manera de limpiarnos y perdonarnos de nuestros
pecados.
Mientras un hombre vive en sus pecados, está muerto espiritualmente y propenso a morir físicamente
en cualquier momento. Si todavía él está en sus pecados al momento de morir, está sujeto a la muerte
eterna. Esto significa que será separado para siempre de Dios y sufrirá para siempre en el lago de
fuego. Esta es la muerte segunda de la que se habla en Apocalipsis 20:14.
Dios ha provisto un remedio de modo que el hombre no necesite sufrir la condenación eterna por sus
pecados. Él envió a Su Hijo Jesucristo a este mundo para proveer una vía de escape para el hombre.
El Señor Jesucristo nació de la virgen María, quien concibió por el Espíritu Santo, este nacimiento
virginal fue absolutamente necesario a fin de que Él naciera sin pecado y de este modo no heredar la
naturaleza pecaminosa de Adán. Él es el único hombre sin pecado que ha existido. En la cruz sufrió
voluntariamente la paga del pecado y satisfizo todas las demandas santas de Dios. Desde que la pena
por el pecado ha sido pagada, Dios puede dar vida eterna a todo pecador que se confiesa como tal y
recibe al Señor Jesucristo como su Señor y Salvador (II Corintios 5:21). (Esto será mas plenamente
explicado en el tema de Salvación.)
Cuando una persona confía en Cristo, esa persona es salva de la pena y del poder del pecado. Esto
no significa que no cometerá más pecado, sino que quiere decir que todos sus pec ados, pasados,
presentes y futuros han sido perdonados y que nunca más será juzgado por ellos. Recuerda que todos
tus pecados eran futuros cuando Cristo murió. En Cristo, cada persona tiene el poder para vivir en
victoria sobre el pecado en vez de vivir para los placeres, poder del pecado y Satanás.
Por esto es que Cristo Jesús murió en la cruz. “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo
sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia” (I Pedro
2:24).
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Capítulo 7
LA SALVACIÓN
Tú estás, en este mismo momento, en una familia o en la otra. Si murieses hoy, la familia en la que
estás determina tu eterno destino. Ahora mismo, ¿estás en la familia de Dios o en la familia del diablo?
Esta es una pregunta que sólo tú puedes responder.
Aquí está la clave. La razón por la cual Dios envió a su Hijo Jesucristo al mundo fue para morir por los
pecados y derrotar a Satanás, de manera que pueda abrir un camino para que pudiésemos “nacer de
nuevo”. “El que no naciere de nuevo no puede ver el Reino de Dios” (Juan 3:3). Este Nuevo
nacimiento espiritual nos coloca en la familia de Dios. Esto es toda la Salvación.
21
un proceso. El nacimiento trae vida instantáneamente. ¡La vida no puede desarrollarse
mientras el nacimiento no existe!
8) No es una reforma o un automejoramiento por el cual malos hábitos externos son
reformados. No es un cambio en la manera de vivir o hábitos de la persona. Efesios 2:8-9,
se imparte una nueva vida. “Y yo les doy vida eterna” (Juan 10:28).
9) No de aguas de bautismo. Todas las aguas de los océanos no pueden salvar ni limpiar
una persona. No hay fe salvadora en agua, sin importar lo que los hombres puedan
decirnos.
El bautismo es una ordenanza para mostrar la muerte, sepultura y resurrección de
Jesucristo y nada más. Cuando somos bautizados, damos testimonio público de lo que
Dios ya ha hecho en nuestras vidas. I Pedro 3:21b. No somos salvados por agua sino por
la sangre de Jesucristo que fue derramada en la cruz.
10) No es una confirmación. Algunas iglesias administran ciertos rituales que hacen a sus
participantes, generalmente adolescentes de 12-13 años de edad, como salvos. Algunas
veces es una unción con aceite, la cual supuestamente significa el recibimiento del Espíritu
Santo. Esto es falsa doctrina. Nadie puede recibir el Espíritu Santo mediante el acto de un
hombre, sino por el recibimiento de Jesucristo como Salvador personal (Juan 3:6).
11) No es una creencia religiosa o la membresía a una iglesia. Es posible ser sincero en
sus propias convicciones religiosas, ser bautizado, confirmado, unido a una iglesia, tomar
comunión, enseñar en una clase de escuela dominical, ocupar un oficio en la iglesia, ser un
predicador o sacerdote o hacer supuestos milagros o sanidades, o profetizar, sin s er
nacido de nuevo (Mateo 7:22-23). La necesidad del nuevo nacimiento fue revelada a uno
de los más religiosos, sincero y moral hombre de sus días (Juan 3:1-16).
El nuevo nacimiento es una transformación espiritual, Juan 3:8, y sólo puede ser brindada por Dios.
Juan 1:13.
I. SU DEFINICIÓN
La palabra Salvación simplemente significa liberación. Es comúnmente usada para describir el acto
por el cual una persona es librada de un peligro que le amenaza. Hablamos de una persona siendo
«salva» de ahogarse, o de un edificio en llamas o de un barco hundiéndose. En cada caso, tres cosas
son dadas por entendidas: (1) La persona a ser salvada estaba en peligro de muerte. (2) Alguien vio
su peligro y fue a su rescate. (3) El rescatador tuvo éxito en su misión y salvó la persona de su
peligrosa situación. Las palabras: «salvar,» «salvado,» «Salvador,» y “salvación” aparecen muchas
veces en la Biblia y tienen exactamente el mismo significado en un sentido espiritual.
II. SU NECESIDAD
La Salvación ofrecida por Dios es necesaria por dos hechos, los cuales cada persona debe enfrentar:
Ya hemos discutido en nuestras lecciones previas la condición espiritual del hombre. Por naturaleza,
todo ser humano es hijo del diablo. Ya hemos apuntado que todo ser humano llega a este mundo con
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una naturaleza pecaminosa que le constituye un pecador por nacimiento. Esta naturaleza pecaminosa,
al tiempo, es evidenciada por pensamientos pecaminosos, palabras, hechos y una actitud de
enemistad hacia Dios. La Biblia hace esto abundantemente claro. Leer Romanos 5:12, 18, 19; 6:16;
8:5-8; Génesis 6:5; Efesios 2:1-3; II Corintios 4:3-4; Isaías 53:6; Jeremías 17:9; Marcos 7:20-23;
Romanos 1:21-32; 3:19-23. Será evidente a todos en estas Escrituras que el hombre es:
Dios es santo y debe juzgar el pecado. Él «de ningún modo tendrá por inocente al malvado» (Éxodo
34:6-7). Él ha revelado Su odio al pecado y Su sentencia contra todo aquel que muere en sus
pecados: el destierro eterno de Su presencia. Leer Juan 8:21-24; Marcos 9:43-48; Lucas 16:22-31;
Judas 11-13; Apocalipsis 20:11-15. La conclusión obvia es: puesto que el hombre es un pecador y
Dios es Justo, los pecadores necesitan ser librados o salvados de la penalidad de sus pecados. Su
clamor debe ser: «¿Qué debo hacer para ser salvo?» La respuesta es: “Cree (coloca tu confianza) en
el Señor Jesucristo y serás salvo” (Hechos 16:30-31). Ningún hombre puede salvarse a sí mismo.
III. SU PROVISIÓN
“Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). El Hijo
de Dios, igual y eterno con el Padre y el Espíritu Santo, llegó a encarnarse a fin de proveer salvación.
Juan 3:16-17; Marcos 10:45; Mateo 9:12-13; Juan 10:11; 15-18.
Así como Cristo voluntariamente colgó de la cruz, Él asumió la completa carga de nuestras culpas y
pecados, cargó nuestros pecados en su propio cuerpo, y murió como sacrificio sustituto en lugar de
todos los pecadores. Todo el juicio de Dios contra el pecado cayó sobre Él, y todas las demandas de
la justicia de Dios contra el pecador fueron plenamente satisfechas por la muerte de Cristo en nuestro
lugar. Dios indicó Su completa aceptación de este sacrificio de Cristo resucitándolo de los muertos y
sentándolo a su diestra. Leer I Corintios 15:1-4; II Corintios 5:21; I Pedro 2:24; Isaías 53:5; Romanos
5:6-9; Hechos 4:10-12; 5:31; 17:31.
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IV. SU CONDICIÓN
Puesto que Cristo ha cumplido, por el sacrificio de sí mismo, toda la obra requerida para la salvación
del pecador, ¿qué debe hacer el pecador a fin de experimentar esta salvación?
A. Debe arrepentirse.
Como perdido y culpable pecador debe creer que Cristo murió por él, individualmente; que Cristo
cargó sus pecados, tomó su lugar y, por Su muerte, cumplimentó toda la obra necesaria para su
salvación (Romanos 4:5).
C. Debe aceptar al Señor Jesucristo, por un acto definitivo de su voluntad, como su Salvador
personal, y de ahí en adelante como supremo Señor de su vida. Juan 1:12; Romanos 10:9-10;
Juan 3:16; 5: 24; 6:47; Efesios 1:13.
Este es el acto crucial. Expresa con todo tu corazón: «Señor Jesucristo, admito que soy culpable, un
pecador perdido. Creo que Tú cargaste mis pecados sobre la cruz del Calvario y moriste en mi lugar.
Ahora te pido venir a mi corazón y salvarme. Confío en la obra terminada en la cruz y te recibo como
mi propio Salvador, de aquí en más quiero que seas el Señor y Maestro de mi vida.» Esto es lo que
significa «creer en el Señor Jesucristo.» Hechos 16: 31. Si tú nunca has hecho esto, ¿por qué no
tomas ahora este paso de fe y le pides que te salve?
V. SU SEGURIDAD
¿Cómo puede alguien saber, con certidumbre, que es salvo? Respondemos sin ninguna vacilación:
por la Palabra de Dios. Dios declara plenamente y en blanco y negro, que cada alma que confía en Su
Hijo es perdonada, salvada y poseedora de vida eterna y seguridad por siempre. Leer Hechos 13:38; I
Juan 2:12; Efesios 2:8; I Corintios 6:11; I Juan 5:13; Romanos 5:1; 8:1; Juan 10:27-30.
También habrá evidencia tal como: una nueva paz interior, deseo de conocer la Biblia, deseo de orar y
de separarse de un estilo de vida pecaminoso. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura
es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (II Corintios 5:17).
VI. SU ALCANCE
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B. Presente – La Salvación del poder del pecado o control.
A causa de la presencia moradora del Espíritu Santo que imparte la naturaleza divina, el creyente está
en condiciones de disfrutar libertad del dominio del pecado en su vida (I Corintios 6:19; II Pedro 1:3-4;
Romanos 6:1-14). Esto no significa que el creyente es ahora incapaz de pecar; lejos de ello, pues
todavía posee naturaleza malvada llamada «la carne.» En la medida que disponga para sí mismo de
los medios que Dios le ha provisto, el pecado no será un factor dominante en su vida. Está presente
victoria dependerá de:
Esto será realidad en la venida de Cristo, cuando Él resucite los muertos y los transforme, de manera
que ellos puedan tener cuerpos inmunes al pecado, al deterioro y a la muerte. Este es el aspecto final
de la salvación que esperamos. Hebreos 9:28; I Tesalonicenses 4:13-18.
¡Confiamos que tú no descansarás hasta conocer, en la autoridad de la Palabra de Dios, que eres
eternalmente salvo!
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Capítulo 8
UNA EXPLICACIÓN BÍBLICA E
ILUSTRACIÓN DE LA SALVACIÓN
Cristo define tres medios por los cuales la salvación se hace evidente:
Esto es dado al que oye y cree la Palabra de Dios. Juan 3:5, el «agua» aquí es el bien conocido
símbolo de la Palabra de Dios. Efesios 5:26; Juan 15:3; Salmo 119:9, no es una referencia al
bautismo. Otras Escrituras muestran claramente que el Nuevo Nacimiento viene a través de la Palabra
de Dios. I Pedro 1:23-25; Santiago 1:18. Así como el agua limpia nuestros ojos de polvo que oscurece
nuestra visión, así la Palabra de Dios, cuando es leída y creída, borra de la mente del pecador sus
ideas equivocadas de Dios y Su Salvación. La entrada de la Palabra de Dios al hombre trae luz sobre
su condición perdida (Romanos 3:10-19), el amor de Dios visto en Su provisión para la Salvación del
hombre (Juan 3:16) y la manera por la cual un pecador pueda ser salvo (Romanos 10:1-17).
El Espíritu Santo, la tercera Persona de la Trinidad, fue enviada por Cristo, en su ascenso, para usar la
Palabra de Dios a fin de convencer al hombre de su pecado; conducirlo a poner su confianza en
Cristo; a morar en cada creyente; a comunicar a cada creyente una naturaleza divina o capacidad para
las cosas espirituales, y guiar cada persona nacida de nuevo a la verdad. Juan 16:7-15; Efesios 1:13;
4:30; II Pedro 1:3-4; Gálatas 5:22-26.
Cuando la Palabra de Dios es leída o escuchada, el Espíritu Santo aplica la verdad al corazón con
fuerza de convicción, mostrándole al pecador que está perdido, es culpable y está en una condición de
desesperanza y sin ayuda. Entonces Él revela a través de la Palabra la manera de la salvación por la
fe en Cristo y su obra terminada. Al momento en que el pecador confía en Cristo Él lo sella como su
posesión adquirida. Esto no es una cuestión de sentimientos, sino un hecho; no sentimos el nuevo
nacimiento, sabemos que lo tenemos.
A través del Nuevo Testamento y la historia, millones han vivido y dieron testimonio de la salvación por
la fe en el sacrificio de Cristo. Juan 3:14-16. En estas palabras Cristo hace claro como el cristal cómo
esta nueva vida puede venir a un pecador. En respuesta a la pregunta de Nicodemo: «¿cómo puede
hacerse eso?» Cristo usó un incidente registrado en el antiguo Testamento para ilustrar cómo podía
ser experimentado el nuevo nacimiento. Ahora, por favor: pare y lea Números 21:4-9.
Siete palabras parecen resumir el incidente. Vamos a darle una atención más cercana y cuidadosa,
porque es la propia ilustración de Cristo de cómo el pecador puede nacer de nuevo:
1. Pecado – Números 21:5. Así como Israel pecó, toda la humanidad ha pecado contra Dios en
pensamientos, palabras y hechos. Romanos 3:23.
2. Juicio – Números 21: 6. Así como el pecado trajo juicio sobre ellos, Dios ha revelado su ira
contra todo pecado. Romanos 1:18; Job 36:18; Romanos 6:23.
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3. Arrepentimiento – Números 21:7. Israel reconoció, confesó y buscó perdón por sus pecados.
Esto es arrepentimiento: consiste en un cambio de mente resultante en un cambio de actitud, el
cual es expresado en un cambio de acción. Dios demanda el arrepentimiento de los pecadores.
Lucas 13:3; Hechos 17:31; 20:21; Marcos 1:15.
4. Revelación – Números 21:8. «Y el Señor dijo.» Así como Dios reveló a Moisés la manera de
salvación para aquellos israelitas mordidos por las serpientes, Dios ha revelado en la Biblia Su
manera de Salvación para nosotros. II Timoteo 3:15-17; Romanos 10:8-9.
5. Provisión – Números 21:8-9. Una serpiente de bronce fue hecha y levantada en un asta a
plena vista del campamento de Israel. Compare con Juan 3:14. Como la serpiente fue
levantada en el desierto, así Cristo debió ser levantado para proveer salvación para la
humanidad envenenada. Sobre la cruz Él cargó nuestros pecados, tomó nuestro lugar, soportó
todo el juicio por nuestros pecados y por su muerte satisfizo todas las demandas de Dios
contra el pecador. Dios ha indicado Su aceptación del sacrificio sustituto de Su Hijo
resucitándole entre los muertos. Isaías 53:5-6; I Corintios 15:1-4; Romanos 5:7-8.
6. Condición – Números 21:8. «Cuando ellos miraban.» El hecho de que la serpiente de bronce
fuera levantada no los hacía salvos, mirar no era suficiente. Había un paso de fe requerido para
cada israelita: ellos tenían que creer que mirando a la serpiente realmente serían salvos, no
podrían mirar con incredulidad. Podrían haber dicho que era tonto creer en una serpiente, aún
pese a que Dios les había dicho que podría realmente salvarles. Podrían haberse burlado y
reído con otros de que eso era tonto. De todos modos, para que cada israelita envenenado
viviera, tenía que mirar. El hecho de que Jesucristo murió por nuestros pecados en la cruz y
cumplió toda la obra necesaria para salvación no nos salva. Como pecadores perdidos, cada
uno debe personalmente mirar por fe, creyendo y confiando que lo que Dios ha dicho es
verdadero. “Todo el que invoque el Nombre del Señor será salvo” (Romanos 10:13). Así como
un israelita envenenado no podía orar, confesar o hacer buenas obras para merecer la
salvación, del mismo modo los pecadores no salvos son urgidos a creer en Jesucristo por fe
como su Salvador personal. Juan 1:12; Efesios 2:8-9.
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Capítulo 9
ARREPENTIMIENTO Y SALVACIÓN
Arrepentimiento es un acto total e interno de la mente. Para muchas personas significa volverse de sus
pecados, pero esto sería sólo una reformación. Arrepentimiento no es hacer algo. Un hombre puede
volverse de sus pecados y todavía no ser cristiano.
B. No es penitencia.
Penitencia es un acto de tristeza para pagar por el pecado. Muchas personas en diferentes religiones
hacen muchas cosas que llaman penitencias. Ofrecen sacrificios, personalmente se torturan a sí
mismos, pagan dinero para que líderes religiosos oren por ellos, personalmente oran por largos
períodos de tiempo, repiten oraciones con rosarios o elementos contadores de oraciones, van a los
confesionarios y confiesan sus pecados a gente religiosa y realizan ciertos ritos religiosos, todo con la
esperanza de librarse de sus pecados.
C. No es contricción.
E. Es obra de Dios.
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La siguiente es una ilustración del real arrepentimiento. Una persona perdida y confundida, que está
yendo por el camino de la vida buscando direcciones, y repentinamente se detiene porque la Palabra
de Dios capta su atención, y mientras la escucha, se da cuenta que está yendo por un camino
equivocado. Ahora la elección es suya, continúa o retorna. Arrepentimiento es decidir dar la vuelta y
tomar la otra dirección. Tú tomas la decisión de seguir el camino de Dios.
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Capítulo 10
LA GRACIA PROVEE SALVACIÓN
I. INTRODUCCIÓN
Todos los tratos de Dios con la humanidad al presente tiempo están basados en su gracia,
misericordia y paz. Gracia significa “favor inmerecido de parte de Dios”. Esto significa que Él nos
muestra su favor, el cual nosotros no debemos desechar, lo que se evidencia en la Salvación que
libremente recibimos. La palabra gracia aparece alrededor de 160 veces en la Biblia, de éstas, 128 en
el Nuevo Testamento. Dios se manifiesta como «el Dios de toda gracia» (I Pedro 5:10). Cristo es
presentado «lleno de gracia» (Juan 1:14). El Espíritu Santo es llamado «el Espíritu de Gracia»
(Hebreos 10:29). De ese modo las tres personas de la Deidad están vinculadas con la gracia.
II. DEFINICIÓN
Las siguientes definiciones han probado ser de ayuda en la explicación de lo que la gracia es:
A. Gracia es amor desplegado sobre objetos inmerecedores. Dios es amor, y cuando coloca ese
amor sobre culpa, impureza, pecadores rebeldes, entonces es gracia.
B. Amor que mira hacia arriba es adoración. Amor a un mismo nivel es afecto. Amor que
desciende es gracia.
C. Gracia es Dios mostrando amor y misericordia cuando nosotros sólo merecíamos ira y juicio.
Es Dios inclinándose a nosotros en infinito amor.
D. La gracia es vista en Dios dando lo mejor del cielo para salvar lo peor de la tierra.
III. CONTRASTE
La gracia no debe ser confundida con obras. Si el hombre pudiera obtener salvación haciendo buenas
obras, entonces la salvación sería simplemente por sus méritos. Romanos 4:4-5; Romanos 11:6. Dios
no le debe nada al hombre. La salvación es un regalo gratuito.
La gracia no debe ser confundida con la ley. Los hombres no son salvos por guardar la ley. Ellos son
salvos por gracia. Lo siguiente nos ayudará a ponerlo más en claro:
LEY GRACIA
A. La ley nos da una obra para hacer. La gracia nos habla de una obra que ya fue hecha.
B. La ley dice: «Haz esto y vivirás». La gracia dice: «Vive, y entonces harás».
C. La ley dice: «Amarás al Señor tu Dios». La gracia dice: «De tal manera amó Dios al mundo»
Juan 3:16, y «Nosotros le amamos a él porque él nos
amó primero» I Juan 4:19.
D. La ley condena al mejor. Romanos 3:19. La gracia salva al peor. Romanos 3:24; 4:5.
E. La ley revela el pecado. Romanos 3:20. La gracia revela la salvación. Tito 2:11-13.
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IV. LA NECESIDAD DE LA GRACIA
En su pecado se rebela contra la santa ley de Dios (Romanos 3:23; Colosenses 1:21), por lo
tanto, él no merece nada sino el juicio de Dios.
Permanece culpable delante de Dios, habiendo quebrantado Su santa ley (Romanos 3:19;
Gálatas 3:10; Santiago 2:10), en tal condición, está sujeto a la maldición de Dios.
Porque ha rechazado y ha asesinado al Hijo de Dios, el hombre no tiene absolutamente ningún
reclamo válido delante de Dios (Juan 12:31-33; 3:18).
Si el hombre llega a ser salvo, será sólo por la gracia de Dios. Ninguno de nosotros merece salvación.
“En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados, según las riquezas de su gracia”
(Efesios 1:7). La santidad de Dios no puede disimular el pecado, por el contrario: debe sentenciarlo.
Esto es lo que Dios hizo en la cruz. El evangelio nos dice cómo Dios puede salvar pecadores por
gracia y aún ser santo al hacerlo.
La clave es que Cristo sufrió la ira y el juicio de Dios contra el pecado. Sobre la base de la obra de
Cristo y no las obras de los hombres, Dios puede perdonar los pecados de aquellos que confían en el
Señor Jesucristo. Cristo, el Cordero sacrificado, ha terminado la obra de la redención. La gracia
solamente demanda fe de parte del pecador que busca salvación. (Efesios 2:8-9)
Las bendiciones a través de la gracia traen muchos resultados maravillosos al pecador. Tres de los
más grandes de estos resultados son los siguientes:
A. Salvación – Tito 2:11-13. Esto significa que un cristiano nacido de nuevo tiene vida eterna. “Y
yo les doy vida eterna y no perecerán jamás” (Juan 10:28).
B. Justificación – Romanos 5:1. Esto significa que Dios considera a un pecador que ha creído en
Cristo como sin culpa. “Justificados pues por la fe tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo”.
C. Entrada delante de Dios – Romanos 5:2. Esto significa que un verdadero creyente puede entrar
a la presencia de Dios en oración. No está ya más separado de Dios por sus pecados.
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:14-16).
31
Capítulo 11
LA FE APLICA LA VERDAD PARA LA
SALVACIÓN
No se puede estudiar la Biblia por mucho tiempo sin llegar a comprender la importancia de la fe. Un
pecador no puede ser salvo aparte de la fe (Efesios 2:8-9). “El evangelio de Cristo…es poder de Dios
para salvar al que cree…porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como
está escrito: el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:16-17). Por lo tanto, es importante entender lo que
esta palabra significa.
I. ¿QUÉ ES FE?
Al mirar alrededor nuestro en el mundo, nos damos cuenta que algunas personas no tienen fe en Dios,
y por tanto no son salvos. Esto nos lleva a inquirir acerca del tema de la fe. En un sentido muy real,
esta fe es un don de Dios. Juan 3:27. Dios le da al hombre el poder para creer en Él.
¿Pero cómo un hombre recibe fe? La pregunta está respondida en Romanos 10:17. «La fe viene por el
oír, y el oír la Palabra de Dios.» Por lo tanto, si un hombre no tiene fe en Dios, debería leer la Biblia. Al
leerla, podría orar de alguna manera como sigue: «Dios, si este Libro es tu Palabra, si Jesucristo es tu
Hijo, y si Él murió por mí, entonces muéstrame estas cosas mientras leo la Biblia». Dios ha prometido
que todo aquel que desee hacer su voluntad vendrá al conocimiento de la verdad (Juan 7:17).
La fe debe estar depositada en un objeto. Este objeto puede ser una persona, tal como un pariente, un
amigo, o una cosa inanimada, tal como un aeroplano o un ascensor. No es suficiente tener fe. La fe
debe ser puesta en un objeto digno de confianza. Puedes creer que un avión puede llevarte de una
ciudad a otra. Puedes creer que el avión volará. Puedes creer que el piloto sabe cómo volar el avión y
que te llevará donde quieras ir. Puedes creer incluso que el viaje será para disfrutarlo. La única cosa
que debes hacer es tomar asiento en el avión. Sólo entonces puedes ejercer tu fe. Más allá del punto
de que hayas hablado de eso; debes contarle a otros de eso; habrás proclamado que lo crees. Pero
hasta que no estés a bordo no habrás ejercitado tu fe. La fe verdadera demanda acción. La Biblia dice:
“Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Santiago 2:17-18).
La Biblia establece al Señor Jesucristo como el verdadero objeto de fe (Hechos 20:21). El hecho más
importante no es cuánta fe un hombre tiene, o qué clase de fe él tiene, sino que si quiere ser salvo, el
objeto de su fe debe ser Jesucristo. Si su fe está en un santo, la virgen María, un ídolo, una iglesia,
una religión, buenas obras o bautismo, la Biblia deja en claro que no tiene salvación bíblica. De todos
32
modos, un hombre puede creer todo lo que la Biblia dice sobre Cristo y aún no tener fe en él. Tú
puedes creer que cierto tren partirá de la estación a las 11.00 de la mañana y que arribará a la otra
ciudad a las 5.00 de la tarde. Tú puedes creer todos los aspectos acerca del tren; y aún no haber
puesto tu fe en el tren, hasta que estés a bordo y confíes que el tren te llevará a tu destino.
Así que tú puedes creer que Cristo nació en Belén, de una virgen, murió en el Calvario, resucitó y
ascendió al cielo. Incluso puedes creer que la Biblia es la Palabra de Dios, pero realmente no haber
puesto tu fe en Cristo hasta que confías en Él para salvarte de tus pecados y llevarte al cielo.
IV. EJEMPLOS DE FE
Las Escrituras están llenas de ejemplos de fe. El capítulo 11 de Hebreos ha sido llamado «La lista de
honor de la fe» porque menciona algunos destacados hombres y mujeres que tuvieron fe.
Dos otras instancias deben ser citadas. La primera es la fe del centurión (Mateo 8:5-10). El centurión
creyó que Cristo podía salvar a su siervo solamente por decir la palabra. La otra es la fe de la mujer de
Canaán (Mateo 15:22-28). Ella rogó que el pan reservado a los judíos escogidos le pudiese ser dado a
ella, una gentil. Su fe fue humilde y persistente.
V. LA RECOMPENSA DE LA FE
La verdadera fe nunca queda sin recompensa. Nadie jamás ha confiado en Dios en vano. Recuerda, la
fe debe tener tres cosas: conocimiento, creencia y confianza. Todo pecador que se ha arrepentido de
sus pecados y que ha puesto su fe en Jesucristo ha sido salvo. El Salvador dijo: «El que a mí viene, no
le echo fuera» (Juan 6:37).
33
Capítulo 12
LA IGLESIA
La iglesia no es un cuerpo físico sino un cuerpo espiritual, y debe ser vista desde dos perspectivas:
1. La iglesia local, la cual es una expresión física del Cuerpo de Cristo, es un grupo de cristianos se
reúnen en un lugar físico, puede ser en una casa, un edificio particular designado para reuniones, una
cueva o cualquier lugar. Las personas son la iglesia, no la estructura física. Esta es una asamblea
local de creyentes que han recibido Su Palabra, han nacido otra vez y han sido bautizados. Ellos
pueden reunirse para estudiar doctrina, orar, partir el pan y tener comunión (Hechos 2:41-42).
2. La “Iglesia”: la cual abarca a todos los creyentes nacidos de nuevo y que viven hoy sobre el
planeta Tierra. Si hoy ya tú eres salvo, eres un miembro de esa Iglesia. Algunos le han llamado la
“Iglesia Invisible”.
Hay dos ordenanzas dadas a la iglesia, Bautismo y Cena del Señor. No son sacramentos. No tienen
un valor redentor. Jesús dijo: “Haced esto en memoria de mí” (Lucas 22:19). Algunas religiones
ofrecen el pan y lo declaran convertido en la presencia y cuerpo de Cristo. De todos modos, nosotros
no recordamos a alguien que está presente sino a alguien que está ausente. El pan y la copa son
tomados en la Cena del Señor para recordar lo que Él hizo por nosotros hasta que regrese a
buscarnos. El pan es sólo un símbolo de Su cuerpo que fue quebrantado por nosotros en la cruz. La
copa es un símbolo de su sangre que él derramó por nuestros pecados (I Corintios 11:24-29).
El Bautismo es para mostrar que has llegado a ser un cristiano, y la Cena del Señor es para recordar
al Señor Jesús y lo que Él ha hecho por nosotros hasta que Él venga otra vez. Esto debe ser
ejercitado solamente por los creyentes.
Hubieron varios dones dados a las personas con el propósito de ministrar a las primeras iglesias
locales y que están alistados en Efesios 4:7-8, 11. Desde que hemos recibido la completa revelación
de la Palabra de Dios en la Biblia, los dones de apóstoles y profetas han cesado. Revelaciones y
profecías no son ya necesarias. Si alguno declara tener una nueva revelación o profecía, eso es una
mentira. De hecho, toda revelación adicional o contraria es condenada (Apocalipsis 22:18-19).
Cada iglesia es autónoma, y tiene una estructura organizada como iglesia local, la cual incluye
diáconos y obispos o ancianos (pastores) quienes están para conducir, enseñar y pastorear las ovejas
(I Timoteo 3:1-15). También hay autoridad dada a la iglesia para ejercer disciplina sobre personas que
eligen vivir en pecado (I Corintios 5:11-12).
34
Capítulo 13
LA MUERTE
La gente ha tenido siempre un sincero interés por el futuro. Hay una universal e histórica creencia en
la vida después de la muerte. Evidencia (rituales) alrededor del mundo revela que la gente no cree que
con la muerte termine todo. Frecuentemente se pregunta: ¿Dónde están los muertos? ¿Existe el
paraíso? ¿Existe un lugar de sufrimientos? ¿Cómo es?
Primero vamos a entender que el hombre es un ser tripartito, eso significa que está compuesto de tres
partes: cuerpo, alma y espíritu (I Tesalonicenses 5:23). La primera es material, las otras dos son
inmateriales. Por medio de su espíritu el hombre es capaz de tener conciencia de Dios; con su alma es
capaz de tener conciencia de sí mismo; con su cuerpo es capaz de tener comunicación con el mundo.
Sólo la Palabra de Dios puede diferenciar entre alma y espíritu (Hebreos 4:12).
Al momento de la muerte, el alma y el espíritu dejan al cuerpo. El cuerpo es puesto en una tumba. En
el caso de los creyentes, se describe al cuerpo como durmiendo (Hechos 7:59, 60; 8:2), mientras que
del cuerpo de la persona no salva se dice que está muerto. El alma y el espíritu nunca duermen. Si la
persona que murió era salva, el alma y el espíritu van a un lugar de gozo y felicidad: el Cielo (II
Corintios 5:8; Filipenses 1:21- 23). Si la persona no era salva, el espíritu y el alma van a un lugar de
tristeza y juicio: el infierno. En Lucas 16:19-31, nuestro Señor claramente enseñó que todos aquellos
que murieron están conscientes.
La muerte no es sueño del alma. La palabra en la Escritura, cuando se habla de muerte del creyente
en Cristo, significa “descanso.” No significa “inconciencia”. El cuerpo puede morir, pero el alma y el
espíritu están plenamente despiertos y nunca morirán. Muerte en la Biblia significa siempre
“separación”. Muerte física es separación del alma y del espíritu, del cuerpo. La muerte espiritual es
separación eterna de Dios.
Entendamos que no somos un cuerpo que tiene un alma y un espíritu, sino que somos un alma y un
espíritu teniendo un cuerpo. La muerte simplemente significa: “He dejado mi cuerpo”.
35
Capítulo 14
RESURRECCIÓN DE LOS
CRISTIANOS
La Biblia habla mucho de la resurrección corporal. En diferentes ocasiones algunos en la Biblia fueron
resucitados de los muertos. Estas fueron demostraciones milagrosas del poder de Dios sobre la
muerte. Pero a causa de que eventualmente esta gente volvió a morir, ellos no fueron físicamente
resucitados en el sentido final, más bien, ellos fueron vueltos a la vida. Lázaro es un buen ejemplo,
Juan 11:39-44.
El primer ejemplo de muerte y resurrección corporal es Jesucristo. Cristo es las primicias de los
muertos. “Ahora Cristo ha resucitado de los muertos, primicias de los que durmieron es hecho” (I
Corintios 15:20). La Biblia siempre habla de la muerte de un creyente como dormir, no morir.
Los primeros frutos en la resurrección de Cristo entre los muertos, fueron la garantía de Dios de la
completa cosecha que se levantará después.
El Cuerpo de Cristo, la verdadera Iglesia, tendrá una resurrección corporal de los suyos. “Los muertos
en Cristo resucitarán primero” (I Tesalonicenses 4:16). Esta es la resurrección de los cuerpos de todos
los que hayan muerto en Cristo, serán unidos a sus almas y espíritus y ascenderán al cielo para ser la
esposa de Jesucristo. Esto es llamado el “Arrebatamiento” de la Iglesia. Compartiremos más de este
tema.
Alrededor de 500 personas fueron testigos de las apariciones de Cristo luego de su resurrección
corporal. Sus testimonios como testigos oculares desafían a aquellos que no son creyentes. En la
mayoría de las Cortes la mayor cantidad de testigos oculares que se han requerido son siete. El Nuevo
Testamente ha registrado testimonios de aquellos que personalmente le vieron. Alrededor de 500 le
vieron en su cuerpo resucitado. Otros que le vieron testificaron que Él está vivo. Hablaron con Él,
comieron con Él, y tuvieron un tiempo de comunión mientras estuvieron con Él varias veces después
de llegar a ellos corporalmente luego de una brutal crucifixión y de tres días en una custodiada tumba
de roca. Hay muchísima evidencia clara de que Jesucristo, de hecho, resucitó corporalmente de entre
los muertos.
Los 27 libros del Nuevo Testamento y la Iglesia son los efectos causados por el Cristo resucitado. La
iglesia comienza inmediatamente, mientras los apóstoles comienzan predicando en Jerusalén, lugar
donde Él había sido crucificado y sepultado. Tres mil fueron salvos en un día. Ellos fueron por todos
lados diciendo que Jesús había resucitado de los muertos.
Créanme, si no hubiese sido cierto, el enemigo habría mostrado el cuerpo porque de ese modo habría
silenciado todas las proclamas de la iglesia de aquellos días. El hecho es que 3 días después de Su
crucifixión, Él corporalmente resucitó de la tumba. Él está vivo, y porque Él vive, nosotros viviremos.
36
Capítulo 15
¿QUÉ DICE LA BIBLIA SOBRE EL
INFIERNO?
Como ya hemos notado, el espíritu y el alma de una persona no creyente vuelan al infierno al
momento de su muerte, este es un lugar de juicio consiente. El alma en el infierno habla como
persona, tiene ojos, oídos, dedos, lengua y memoria. Hay un completo conocimiento de las
condiciones allá. Lucas 16:23-25 no es una parábola porque las parábolas no incluyen nombres
personales. Esto es un evento real.
La Biblia habla de otro lugar de tormentos luego del juicio final de toda la humanidad. Es llamado “El
Lago de Fuego.” En el Juicio del Gran Trono Blanco, las almas del Hades serán unidas a sus cuerpos,
los cuales serán resucitados de sus tumbas. Cristo entonces pronunciará la sentencia final de juicio
sobre los muertos impíos, y serán arrojados al Lago de Fuego, el eterno lugar de los perdidos
(Apocalipsis 20:11-15). Podemos relacionar al Hades como una cárcel local donde el prisionero
temporalmente aguarda su sentencia. Luego son tomados de esa cárcel para comparecer ante el Juez
para la sentencia final. Apocalipsis 20:9-15 es el registro de aquel Juicio del Gran Trono Blanco, de
Satanás y todos aquellos que hayan rechazado a Cristo. El Lago de Fuego puede ser ilustrado por una
prisión a la cual son recluidos aquellos bajo sentencia convictos por su eternal existencia.
Describiendo el infierno, nuestro Señor habló acerca del gusano que no muere y del fuego que nunca
se apaga (Marcos 9:43-48). Es un lugar de sufrimiento consiente. Es un lugar de fuego literal. Es
castigo por pecado eternamente.
En el libro de Apocalipsis, la frase «por los siglos de los siglos» es usada para describir la miseria de
los perdidos (Apocalipsis 14:11). ¿Puede un Dios de amor arrojar personas al infierno?
A. Dios no quiere que ningún hombre perezca. Cielo o infierno son decisiones personales que cada
individuo toma mientras está aquí en el planeta Tierra. Dios proveyó la obra de Su Hijo sobre la cruz
del Calvario para la salvación del hombre (Romanos 5:6-8). Si el hombre rechaza al Salvador, irá al
infierno por su propia elección. Alguien ha dicho que Dios ama de tal manera al pecador que si elige ir
al infierno en vez de ir al cielo Él le dejará ir. Recuerda que todo el que va al infierno lo hará por su
propia elección.
B. Dios es un Dios de amor, I Juan 4:8, pero Él también es santo (I Pedro 1:16) y debe juzgar el
pecado. Si permitiera entrar el pecado en el cielo, destruiría todo lo que Dios ha hecho en rescate de la
humanidad. Satanás hizo su elección en el jardín del Edén. El hombre hace su elección durante el
tiempo de su vida. Al momento de la muerte el hombre ha determinado su destino eterno. No hay
purgatorio o lugar intermedio. La Biblia claramente enseña que hay sólo dos lugares. “E irán éstos al
castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:46).
C. El hombre no vacila en poner los enfermos en hospitales, los criminales en la cárcel o los
cadáveres en el cementerio. Eso no indica falta de amor de su parte. ¿Qué acerca de los paganos
que nunca han oído el evangelio? Como el resto de la humanidad, los paganos son pecadores
perdidos y solamente Cristo puede salvarles. Ellos pueden conocer que hay un Dios a través de las
obras de la Creación (Romanos 1:20 y Salmos 19:1) y por sus propias conciencias (Romanos 2:15). Si
ellos responden a la Luz que tienen, Dios les dará mayor Luz. Ver el caso de Cornelio, Hechos 10 y
11.
37
Capítulo 16
¿QUÉ SABEMOS ACERCA DEL CIELO?
Las Escrituras enseñan claramente que hay un lugar llamado Cielo para todos los que conocen y
aman a nuestro Señor Jesucristo. El Cielo es un lugar. La palabra es usada en la Biblia de tres
diferentes maneras: primero, la zona de las nubes es llamada cielo (Génesis 1:8). Segundo, la zona
donde las estrellas están localizadas es conocida como cielo (Génesis 1:17). Tercero, la palabra es
utilizada para describir el lugar de la morada de Dios. Pablo llama a esto «el tercer cielo» y «Paraíso»
(II Corintios 12:2-4).
Cielo es siempre mencionado como estando «arriba.» Satanás dijo, en Isaías 14:13-14, «subiré al
cielo». Nosotros sabemos que nuestro Señor hoy está en el cielo. Después de Su resurrección de
entre los muertos, Él ascendió en un cuerpo de carne y huesos. Él subió con su humanidad glorificada
al cielo (Lucas 24:38- 39, 51; I Pedro 3:22; Hebreos 1:3).
Hay una gran multitud de creyentes en el cielo, porque cuando el verdadero cristiano muere, él está
«ausente del cuerpo y presente al Señor» (II Corintios 5:8). Estos creyentes están disfrutando la
presencia de Cristo, lo cual es muchísimo mejor (Filipenses 1:23).
¿Cómo es el Cielo? Es un lugar que Dios ha preparado para todos los que vienen a Él. Si el Creador
del Universo lo preparó, debe ser algo maravilloso. Los escritores de la Biblia no pudieron encontrar
lenguaje para describirlo. En Apocalipsis 21:10-27, Juan trató de describir sus cimientos, muro, puertas
y calle de la ciudad celestial. Sabemos de qué no habrá enfermedad, tristeza, lágrimas, dolor o muerte
en aquel bello lugar (Apocalipsis 21:4). Lo que sabemos es que después de la tristeza y el sufrimiento
por los dolores de la vida en esta tierra maldecida por el pecado, estaremos “finalmente en casa”. Pero
lo mejor de todo, el Señor Jesucristo, estará allá, y Él será el supremo deleite del corazón de cada
creyente.
38
Capítulo 17
EVENTOS FUTUROS
Todo estudiante de La Biblia es estremecido al leer acerca de eventos que aún son futuros. Sólo en la
Biblia el futuro es revelado. Consideremos algunos de estos eventos en el orden en el cual sucederán.
El próximo evento que ocurrirá en el calendario de Dios es la venida de Cristo para llevar a su pueblo
al hogar celestial (I Tesalonicenses 4:13-18). Esto es conocido como el “Arrebatamiento” de la iglesia.
Cristo descenderá del cielo, la trompeta sonará y los cuerpos de los creyentes que han muerto serán
resucitados. Entonces los creyentes que aún vivamos seremos arrebatados juntamente con ellos para
encontrar al Señor en el aire.
Esto sucederá en un “abrir y cerrar de ojos”. Este pasaje de las Escrituras nos describe este evento
acto por acto. Léalo lenta y cuidadosamente, porque habla acerca de usted si es que conoce hoy a
Cristo como su salvador (I Corintios 15:51-58). ¡Puede ser hoy!
Mateo 24:5-31 y gran parte del libro de Apocalipsis cubren este período de tiempo sobre la Tierra.
Después del arrebatamiento, la Tierra experimentará un período de gran sufrimiento y tristeza
conocido como la Gran Tribulación. Durante este período, el pueblo judío retornará a su tierra en
incredulidad. Un gran gobernante malvado conocido como el “Anticristo” (significa en contra de Cristo)
se levantará. Él demandará adoración de la gente y engañará a Israel. Será un tiempo de tan grande
sufrimiento que si los días no fueran acortados, nadie sobreviviría. De todos modos, Dios preservará
aquellos judíos que hayan sido fieles a Él.
En los primeros 3 ½ años de la tribulación, el anticristo convencerá a los judíos que él es amigo de
ellos y arduamente trabajará por su protección. A la mitad de los siete años, se volverá a los judíos y
mostrará quién realmente es. La gran persecución y batallas tales como nunca se han conocido en la
historia tendrán lugar, finalizando todo con la batalla de Armagedón.
Malaquías 4:1-3. Al final del período de la Tribulación, el Señor Jesucristo, conjuntamente con aquellos
que fueron arrebatados, regresará a la tierra con gran poder y gloria, y reinaremos con Él. Él destruirá
a Sus enemigos, incluyendo al anticristo, y juzgará las naciones, las cuales persiguieron a los judíos
fieles. Satanás será atado en el abismo por 1000 años (Apocalipsis 20:1-3).
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IV. EL MILENIO
Isaías 32:1; 35:1-7; 65:17-25. Cuando su trabajo de juicio haya sido completado, Cristo establecerá Su
Reino sobre la Tierra y Jerusalén será su capital. Él reinará sobre la tierra por 1000 años. Este período
es conocido como el Milenio. Será una era de paz y felicidad. Leemos que la naturaleza será
enteramente diferente, porque el león se acostará junto al cordero, el desierto florecerá como la rosa,
el hombre vivirá por muchos años, será un tiempo de gran prosperidad, no habrá guerras. Pese a todo,
el pecado no estará enteramente ausente, será juzgado inmediatamente en cualquier momento que
ocurra.
Apocalipsis 20:11-I5. Al final del reinado de 1000 años de Cristo, tendrá lugar el juicio del Gran Trono
Blanco: este es el juicio de todos los muertos impíos. Todas las personas no salvas estarán
involucradas. Las tumbas devolverán los cuerpos de los no creyentes, el Hades o infierno devolverá
las almas y comparecerán delante de Cristo para ser juzgados. Los libros serán abiertos (Apocalipsis.
20:11-15) y serán juzgadas todas sus obras. Finalmente, porque sus nombres no serán hallados en el
libro de la Vida del Cordero, serán hallados culpables y sentenciados al Lago de Fuego para sufrir
conciente y eterna condenación.
VI. ETERNIDAD
Apocalipsis 21:1-8. El cuadro final del futuro es el Estado Eterno. La Tierra como sabemos será
destruida por fuego. El tiempo, tal como lo conocemos, cesará. Todos los creyentes verdaderos
disfrutaremos felicidad sin fin en el Cielo. Todos los que hayan rechazado al Salvador sufrirán en las
oscuridades y tinieblas para siempre. La pregunta clave que enfrenta cada uno de nosotros y debe ser
respondida mientras nos acercamos al final de la primera parte de Lo Que Enseña La Biblia es:
40
PARTE II: PRINCIPIOS BÍBLICOS Y PRÁCTICOS PARA ELCREYENTE
Capítulo 18
TRIUNFO SOBRE LA TENTACIÓN
¿Cómo puede un cristiano resistir tentaciones pecaminosas? Al momento que una persona llega a ser
salva, una gran lucha comienza.
Todavía tiene la vieja naturaleza, la pecaminosa naturaleza de Adán, la cual tratará de llevarlo al
pecado todo el tiempo. Pero también él tiene la nueva naturaleza, la vida de Dios, la cual odia el
pecado y quiere lograr que hagamos lo recto. Las dos naturalezas luchan una contra otra
continuamente. La cuestión es cual vencerá. La respuesta es: “la que alimentemos” (Gálatas 5:16-17;
Romanos 8:5-8).
La vieja naturaleza es incurablemente mala, no puede ser mejorada y no será removida hasta que el
cristiano llegue al hogar celestial. Dios la condenó cuando Cristo murió en la cruz, y quiere que los
cristianos la tratemos como si estuviera muerta. ¡No la animes! ¡No la alimentes! ¡Nunca le des una
oportunidad! (Romanos 13:14).
La nueva naturaleza inspira al cristiano a hacer lo bueno, debería ser motivada y alimentada. Esta,
entonces, es la manera como los cristianos resisten la tentación, diciendo "No" al mundo, a la carne y
al diablo. Al mismo tiempo el creyente debe nutrir la nueva vida que tiene en su interior.
B. ¡Ora sin cesar! Cada vez que te enfrentes a una tentación, clama a Dios por ayuda
(Hebreos 4:16). Él te dará fuerzas para vencer (I Corintios 10:13). Si tratas de resistir por
tu propia fuerza, seguramente fallarás.
D. ¡Confiesa tus pecados inmediatamente! I Juan 1:9. Tan pronto como seas consiente
de que has ofendido a tu Padre por un pensamiento pecaminoso, palabra o hecho, pide
su perdón inmediatamente.
No esperes hasta la noche o hasta el fin de semana. Proverbios 28:13.
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E. ¡Mantente ocupado para el Señor! Alguien ha dicho que manos ociosas son el taller del
diablo. ¡Entrega tu cuerpo al Señor para usarlo como él desea! (Romanos 6:19)
Hay muchísimo trabajo para hacer, y estarás sirviendo al mejor de los maestros.
G. ¡Deja pasar hambre a tu vieja naturaleza! Sé cuidadoso con lo que lees, con lo que
miras, a donde vas y con lo que escuchas (Colosenses 3:5-9).
H. ¡Alimenta la nueva naturaleza! ¡Ocúpate con Cristo! Cuando estás pensando acerca
de Él, no puedes estar pensando en el pecado (Colosenses 3:10-14). Esto es realmente
el secreto de una vida santa, ocuparnos de y con Cristo. Una regla fija en nuestra vida es
que llegamos a ser tal como es el objeto de nuestra adoración. II Corintios 3:18 nos
enseña que llegamos a ser como Jesucristo mientras le contemplamos en el espejo de
Su Palabra.
El Espíritu Santo que mora en nosotros nos cambia a Su imagen y semejanza.
Ocuparnos con otros nos trae distracción. Ocuparnos de nosotros mismos nos trae
tristeza. Ocuparnos de Cristo nos trae deleite.
¡Una palabra final! Notarás mientras avanzas que liberarse de la tentación no es una experiencia de
una vez para siempre sino un proceso continuo de dependencia de Dios. No importa cuán viejo eres o
cuanto hayas aprendido sobre la Biblia, todavía estamos en peligro de someternos a la tentación si
quitamos los ojos del Señor. Un hombre muy piadoso solía orar que Dios le guardara de morir como
un viejo hombre impío. Todos nosotros necesitamos orar la misma oración (Colosenses 3:1-4).
42
Capítulo 19
CONDUCTA CRISTIANA
¿Cómo puede saber un cristiano qué hacer o qué no hacer? ¿Es correcto para un creyente ir a bailar o
ir al teatro, jugar cartas, fumar, beber, escuchar música rock o participar en otros placeres o
diversiones mundanas? “No améis al mundo” (I Juan 2:15).
Muchos jóvenes convertidos están luchando por cuestiones similares a las planteadas. Ellos
encuentran que ciertas prácticas están claramente condenadas en la Biblia, pero que hay muchas
otras, que no están mencionadas. Es el propósito de esta lección proveer al estudiante con una serie
de estándares que pueden ayudarle a decidir si deberían o no involucrarse en actividades
cuestionables. Una pregunta que debes hacerte a ti mismo es: “¿Lo haría Jesús?”.
A. Primero de todo, ¿está claramente prohibido por el Señor para los creyentes hoy?
Si así es, evítalo como una plaga mortal. Si tú no lo sabes, no lo hagas hasta que hayas tenido
la oportunidad de tener una respuesta (I Tesalonicenses 5:22).
B. Entonces, ¿hay algo en ello que pueda glorificar a Dios? En I Corintios 10:31, leemos esta
declaración plena: «Todo lo que hagas, hazlo para la Gloria de Dios».
Antes de involucrarte en la actividad en cuestión, ¿puedes honestamente pedir la bendición de
Dios sobre ella, creyendo que Él será honrado a través de tu participación?
En conexión con este tema de lo que un cristiano puede o no puede hacer, es bueno recordar que «no
estamos bajo la Ley, sino bajo la Gracia» (Romanos 6:14-15). Esto no significa que podemos hacer lo
que queremos, sino más bien significa que queremos hacer lo que a Dios le agrada porque él ha
hecho tanto por nosotros. No evitamos placeres y diversiones mundanas porque debemos evitarlas,
sino porque queremos evitarlas. La razón por la cual queremos hacerlo de esa manera es porque
Cristo murió por nosotros, y ahora nuestras ambiciones son para vivir de una manera agradable a Él (II
Corintios 5:14-15). Dios no dice: «Si se privan de placeres pecaminosos, entonces serán cris tianos».
Sino que Él dice, en efecto, a los creyentes: « ¡Ustedes son cristianos! Ahora vivan de una manera que
sea consistente con su alto llamado» (Efesios 4:1). Existe la posibilidad que un cristiano olvide su
digna posición e ir en pos de las cosas del mundo. En tal caso, Dios le hará retornar con amorosa
corrección, como un pastor que trae de regreso a su oveja descarriada poniéndola sobre sus hombros
alrededor de su cuello. Así que, si la Gracia de Dios es olvidada por un creyente, él será restaurado
por el gobierno de Dios.
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Capítulo 20
SEPULTADOS EN EL BAUTISMO
¿Qué es el bautismo, y quién debería ser bautizado? Antes que el Señor Jesús ascienda al cielo, Él
dio a sus discípulos la Gran Comisión: «Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden
todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo. Amén.» (Mateo 28:19-20)
Fue el deseo del Señor que, como Sus siervos, fuéramos por todo el mundo con el evangelio,
bautizando a aquellos que hubieran recibido el mensaje. El Bautismo es una ordenanza instituida por
el Señor mismo. Esto levanta dos preguntas: Primero, ¿cómo es la ordenanza del bautismo llevada a
cabo? Segundo, ¿cuál es el significado del bautismo?
En función de encontrar una respuesta verdadera al primer planteo, debemos ir a Hechos 8:26-39. Allí
nos encontramos con el siervo de la Reina de Etiopía viajando en su carro y leyendo el libro de Isaías,
capítulo 53, en el Antiguo Testamento. Este hombre era un sincero buscador de la verdad, y por eso
Dios instruyó a Su siervo, Felipe, para que hablara con él. Felipe le dijo como el Señor Jesús había
muerto en el Calvario para que los pecadores pudiesen ser salvados. El viajero creyó en el Señor
Jesucristo, y luego le preguntó a Felipe si podía ser bautizado. Puesto que el hombre ciertamente
había creído en Cristo, Felipe estuvo de acuerdo en bautizarlo, por lo tanto detuvo el carro cerca de un
lugar de aguas. Ahora observa cuidadosamente los versículos 38 y 39: “Y mandó parar el carro; y
descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu
del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino”. Ahora, ¿cuál es el
verdadero significado de esta ceremonia, la cual se llevó a cabo de manera tan simple en un camino
desierto hacia el sur de Jerusalén muchos años atrás, y la cual continúa siendo practicada hasta hoy?
A. Primero de todo, es un acto de obediencia a la expresada voluntad del Señor Jesús. (Mateo 28:19)
El propósito no es quitar las inmundicias de la carne, sino mas bien dar al cristiano una buena
conciencia hacia Dios, sabiendo que ha obedecido la voluntad del Señor (I Pedro 3:21). Solamente
aquellos que han oído y creído deberían ser bautizados (Hechos 18:8).
B. En segundo lugar, Romanos 6:3-5 enseña de que es un símbolo o cuadro de una verdad espiritual.
Puesto que Cristo murió como sustituto por el creyente, es igualmente cierto que el creyente murió con
el Señor Jesús. En otras palabras, cuando Cristo murió, yo morí. Cuando Él fue sepultado, yo fui
sepultado. Cuando Él resucitó, yo resucité.
El cristiano ha muerto al pecado, al mundo y al yo. Él ha muerto a todo lo que era por naturaleza, y
desde ahora en adelante Dios no lo ve más en sus pecados, sino que lo ve en Cristo, resucitado de los
muertos, y poseyendo la vida de resurrección de Cristo (Gálatas 2:20).
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Por eso, cuando un cristiano es bautizado, está haciendo una confesión pública de que ha tomado su
lugar con Cristo en la muerte y sepultura, y que buscará mostrar a todos que ahora tiene una nueva
vida en Cristo (Colosenses 2:12; 3:1-2).
C. La persona bautizada es aquella que no sólo ha sido bautizada en agua literal, sino que cuya vida
muestra que la carne, o vieja naturaleza, ha sido puesta en el lugar de la muerte. El bautismo debe ser
una cuestión del corazón, así como una profesión de fe externa.
En los primeros días de la iglesia, cuando un creyente era bautizado, frecuentemente era perseguido y
asesinado a corto plazo. Aún hoy en tierras paganas, el bautismo puede ser la señal para el principio
de una terrible persecución. En muchos países un creyente sería tolerado mientras confiese a Cristo
solamente con sus labios, pero cuando públicamente confiesa a Cristo por el bautismo, los enemigos
de la cruz abrirán batalla contra él.
Cualquiera sea el costo, cada uno que es bautizado disfruta la misma experiencia que el etíope
disfrutó. Escrito está de él: «siguió gozoso su camino» (Hechos 8:39).
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Capítulo 21
ELIGIENDO UNA IGLESIA
¿Cómo puede un cristiano saber en cual iglesia congregarse? A manera de introducción sobre este
tema, dejemos establecido que una persona es unida a la verdadera iglesia en el mismo momento de
su conversión. Esta iglesia está conformada de cada creyente en el Señor Jesucristo, sin importar la
raza, color o cultura. Miembros de esta iglesia son hallados por todo el mundo, no obstante la iglesia
entera nunca ha sido reunida en un solo lugar.
De todas maneras, es posible para los cristianos en muchas localidades reunirse juntos como
miembros de una iglesia local y ejercer las funciones establecidas en las Escrituras. Esta iglesia local
es una expresión de la iglesia mundial de todos los creyentes alrededor del mundo. Esta reunión se
hace el primer día de la semana (Domingo) y no en el sábado lo cual era un mandato para los judíos
del Antiguo Testamento. En los primeros días, los santos se reunían en sus propias casas. Romanos
16:5; Filemón 2. Leemos que "ellos perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos
con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones" (Hechos 2:42).
Ahora obviamente la voluntad del Señor es que los cristianos deben reunirse regularmente como
miembros de una iglesia. Hebreos 10:25 contiene una advertencia contra abandonar esto, "no dejando
de congregarnos, como algunos tienen por costumbre”. Por otra parte, grandes porciones del Nuevo
Testamento están dedicadas a enseñar a creyentes sus privilegios y responsabilidades como
miembros del cuerpo local de Cristo (I Corintios 12).
Sin embargo de alguna manera es un problema para un nuevo convertido hoy saber dónde debería
unirse en comunión. Hay muchos diferentes grupos de cristianos, y una amplia diferencia en algunas
de sus enseñanzas.
La siguiente lista es por lo tanto designada para ayudar al nuevo creyente a encontrar el lugar
correcto. Al mismo tiempo, necesitamos enfatizar que el asunto por entero debería ser un tema de
ferviente oración, para que la voluntad de Dios pueda ser claramente conocida. Nuestro entendimiento
de lo que la iglesia es, debe provenir solamente de la Palabra de Dios. Tradiciones y costumbres de
hombres deben ser puestas a prueba por sus enseñanzas sobre este tema (Isaías 8:20). Recuerda
que una falsificación está diseñada para ser lo más real posible, sin embargo conociendo lo verdadero
estaremos aptos para discernir la falsificación.
Dios te guiará mientras compruebas lo verdadero por la Palabra de Dios y de ese modo pruebas las
iglesias por Sus evaluaciones.
A. Debes estar seguro que el grupo con quien te identificas reconoce la Santa Biblia como la
Inspirada e Infalible Palabra de Dios, y se someten a las Escrituras como la final autoridad
en todos los asuntos de la fe y de la práctica. No es suficiente decir que la Biblia contiene la
Palabra de Dios: la Biblia es la Palabra de Dios. Por lo tanto es absolutamente verdadera, y
debemos creerle y obedecerle (II Timoteo 3:16-17).
B. Debes estar seguro que aquellos con quienes te reúnes son absolutamente claros acerca de
la persona de Cristo. Muchos están dispuestos a admitir que Cristo fue un gran líder, un
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gran maestro, y tal vez el más grande hombre que haya vivido, o aún pueden llegar a usar la
palabra "divino" al describirle. Pero la gran verdad concerniente a nuestro bendito Salvador
es que Él es Dios, y no creeremos nada inferior a esto. Colosenses 2:9.
C. Una tercera cosa importante para observar es sana doctrina concerniente a la obra de
Cristo. La Escritura nos enseña que el Señor Jesucristo vivió una vida sin pecado, que Él
voluntariamente murió por nuestros pecados en la cruz del Calvario, que fue sepultado, que
resucitó y ascendió al cielo, donde está ahora sentado a la diestra de Dios el Padre (I
Corintios 15:1-4).
La salvación es obtenida sólo por fe en Él y aparte de toda obra o mérito humano (Gálatas 1:6-9).
Debes averiguar con certeza lo que enseñan acerca de Su preciosa sangre, aparte de la cual no
puede haber perdón de pecados. Además de verificar los 3 puntos primarios citados arriba, deberías
asegurarte que esa iglesia local no contradice, ni por palabra ni por práctica, las siguientes importantes
verdades concernientes al cuerpo de Cristo:
ORDEN DE LA IGLESIA
B. Todos los creyentes son miembros del cuerpo de Cristo (I Corintios 12:12-13). Todos
los hijos de Dios deberían por lo tanto ser bienvenidos a la comunión de la iglesia. (Hay,
de todos modos, 2 excepciones a esta regla. Aquellos que tienen doctrina no sana, II
Juan 10, o aquellos que están viviendo en pecado, I Corintios 5:13, deberían ser
excluidos hasta que sean restaurados al Señor.) Ningún no creyente debería ser recibido
a sabiendas en la comunión de la iglesia.
C. Todos los creyentes son sacerdotes (I Pedro 2:5-9). En el Nuevo Testamento, no hay
distinciones entre sacerdotes y pueblo. En el Antiguo Testamento un sacerdote era
alguien colocado entre Dios y los hombres para ofrecer sacrificios en nombre de ellos.
Sin embargo, ante la muerte de Cristo, el velo del templo fue roto mostrando que ahora
cada cristiano tiene acceso directo a Dios en todo momento (Marcos 15:27-38). Todos
hemos llegado a ser sacerdotes delante de Él (Apocalipsis 1:5-6). Todos los cristianos
pueden ahora entrar por fe a la presencia de Dios, brindando sacrificios de alabanza,
adoración y servicio. En los primeros días de la iglesia todos los miembros eran
estudiantes de la Palabra, todos eran ganadores de almas, todos estaban ocupados para
Dios. Eso mismo debería caracterizar a la iglesia de hoy.
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Resumiendo, entonces, un nuevo creyente debería tener comunión con aquellos que reconocen la
Biblia como su única guía, con quienes tienen un sano concepto de la Persona y Obra de Cristo, y
buscan asumir las enseñanzas del Nuevo Testamento con respeto a la iglesia y sus funciones.
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Capítulo 22
ESPERANDO LA VOLUNTAD DE DIOS
¿Cómo puede un cristiano saber la voluntad de Dios para su vida? Todo cristiano debería estar
intensamente interesado en saber la voluntad de Dios para su vida. Si el Plan del Señor no es
conocido y obedecido, entonces nuestras vidas están malgastadas, y perderemos el “bien hecho” del
maestro. Las Escrituras son enfáticas en enseñar que Dios revela Su voluntad a aquellos que desean
conocerla (Juan 7:17). Es un privilegio que debería ser la experiencia normal de todo creyente
(Romanos 12:2).
Ya sea que alguien busque guía para un problema momentáneo o para el curso de la vida, hay 5
pasos para seguir. Pueden ser resumidos de la siguiente manera: RENDIRSE, CONFESAR, ORAR,
ESTUDIAR, ESPERAR.
RENDIRSE. Rendirse es presentarse uno mismo al Señor. Significa dejar a un lado esperanzas
personales, ambiciones y deseos; es querer por sobre todo su voluntad. Pablo se rindió cuando
él preguntó: « ¿Qué quieres que haga?» Isaías se rindió cuando dijo: «heme aquí; envíame a
mí.» Amasías se rindió cuando «voluntariamente se ofreció a sí mismo al Señor.» (II Crónicas
17:16)
CONFESAR. Si queremos estar en el centro de Su voluntad, debemos confesar y abandonar
cualquier pecado secreto. Recuerda las palabras del salmista: «Si en mi corazón hubiese yo
mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado» (Salmos 66:18). También deberíamos
confesar nuestra propia incapacidad e inhabilidad, y depender de Su poder (Salmos 139:23-
24). También deberíamos confesar a Cristo delante de los hombres (Hechos 1:8).
ORAR. Esto simplemente significa que debemos venir delante del Señor regularmente,
pidiendo Su dirección. Deberíamos suplicar Su promesa de guiarnos, pidiéndole que haga
conforme a lo que ha dicho. Nuestras oraciones deberían tener Su gloria como nuestra máxima
meta. (Colosenses 1:9; 4:12)
ESTUDIAR. Pasar mucho tiempo en la Palabra de Dios. Léela mientras estás de rodillas
pidiéndole a Dios que te hable a través de ella. Léela lentamente. Léela plenamente. Léela con
expectativa. (II Timoteo 2:15)
ESPERAR. Si Dios no responde inmediatamente, espera (Salmos 62:5). Si has pedido la
dirección de Dios y no llega la respuesta, entonces la guía de Dios para ti es que permanezcas
donde estás. Si realmente estás confiando en el Señor, no estarás en un apuro. «El que
creyere, no se apresure» (Isaías 28:16). Dios nos revela Su voluntad en diferentes maneras,
puede usar una, o una combinación de los siguientes métodos:
1) Guía a través de la Biblia. Las Escrituras nos dan dirección en dos maneras. Primero
de todo, ellas definitivamente prohíben ciertos cursos de acción. Por ejemplo, si un
cristiano está orando por guía mientras intenta casarse con una joven no creyente, él
puede encontrar la respuesta de Dios en II Corintios 6:14. Por otro lado, Dios a menudo
usa otros versículos de la Escritura para guiarnos para tomar un definitivo curso de
acción. Un versículo que nunca habías notado antes puede tomar un nuevo significado
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porque te dice lo que tienes que hacer al mismo tiempo que estás orando por dirección
(Salmos 119:105).
2) Guía a través de otros cristianos. A veces ayuda buscar el consejo de cristianos
maduros y espirituales. Sus experiencias y consejos pueden a menudo salvar una
persona más joven de serias caídas (Hebreos 13:7-17).
3) Guía a través de las circunstancias. Puesto que Dios controla el Universo entero, Él
puede planear, y a menudo lo hace, las circunstancias de nuestras vidas para revelar su
voluntad. Una carta, un e-mail, un mensaje oído en la radio o Internet puede llegar al
justo momento con la justa información necesitada para marcar el rumbo.
4) Guía a través del Espíritu Santo. El Espíritu de Dios puede influenciar nuestras
convicciones, nuestros deseos o nuestras inclinaciones de tal manera de hacer clara la
voluntad de Dios. En tales casos, la guía es tan obvia que oponerse sería lo mismo que
desobediencia (Hechos 11:12; 16:6-7).
Una palabra adicional. Cuando Dios da luz, camina en ella (Hechos 26:19). La guía debe ser
obedecida para tener continuidad. Obediencia es la base de una vida de verdadera felicidad y valores
perdurables.
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Capítulo 23
LA PRÁCTICA DE LA
ORACIÓNPRÁCTICA DE ORACIÓN
¿Qué enseña la Biblia sobre la oración? No puede haber progresos en ningún aspecto de la vida
cristiana sin oración. Es por lo tanto importante para el nuevo creyente saber lo que la Biblia enseña
sobre el tema. El siguiente desarrollo intenta responder algunas preguntas básicas:
Porque la Biblia nos manda que lo hagamos (I Timoteo 2:8). El Señor Jesús fue un hombre de oración.
Si Él sentía la necesidad de hacerlo, ¡cuánto más nosotros! I Tesalonicenses 5:17-18; Efesios 6:18.
B. ¿Cuán a menudo?
Deberíamos orar varias veces cada día. Es un buen plan orar al levantarse a la mañana y al ir a
descansar a la noche. Entonces durante el día, deberíamos buscar al Señor cuando surgen los
problemas, cuando necesitamos ayuda o sabiduría o cuando queremos agradecerle por algo.
Nehemías a menudo elevó al cielo “oraciones en pequeñas frases” mientras estaba en la lucha de la
edificación de los muros. Ciertamente cada cristiano debería inclinar su cabeza y dar gracias antes de
comer sus alimentos, sea en público o en su hogar.
Daniel se arrodillaba cuando oraba (Daniel 6:10). Así también hizo el Señor Jesús (Lucas 22:41).
Nehemías, por otro lado, oró mientras estaba parado delante del Rey (Nehemías 2:4). En general, los
cristianos se arrodillan cuando están en casa, pero es aún su privilegio hablar con Dios mientras
caminan por la calle o están en sus actividades diarias.
D. ¿Para qué?
Entre las Escrituras que responden esta pregunta están Filipenses 4:6; I Timoteo 2:1-3; y Mateo 9:38.
No hay nada demasiado pequeño ni demasiado grande para orar. Muchos creyentes encuentran
ayuda teniendo una lista de oración sobre la cual registran ítems como: (1) nombres de parientes y
amigos no salvos. (2) nombres de aquellos que están enfermos o en necesidad. (3) nombres de
aquellos que están sirviendo al Señor, tales como misioneros, evangelistas, y maestros.
No olvides incluir también alabanzas al Señor en tus oraciones y asegurarte que nuestro enfoque sea
“la Gloria de Dios”. Cuando tus requerimientos sean específicos, verás respuestas específicas; si oras
por la gente en general, sin nombrarles, no tendrás manera de saber si tus oraciones fueron
respondidas.
Si nosotros permanecemos en Cristo, nuestras peticiones serán respondidas (Juan 15:7). Permanecer
en Cristo significa guardar sus mandamientos (I Juan 3:22): (1) Nuestras oraciones deberían ser de
acuerdo a Su voluntad (I Juan 5:14). Dado que el bosquejo general de la voluntad de Dios se
encuentra en la Biblia, nuestras peticiones deberían ser escriturales. Por lo tanto, debemos orar en el
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lenguaje de la Biblia. (2) Nuestras peticiones deberían ser elevadas en el Nombre de Cristo (Juan
14:13; 16:23). Cuando nosotros realmente pedimos en Su Nombre, es como si Él mismo estuviera
haciendo a Dios la petición. (3) Nuestras motivaciones deben ser puras (Santiago 4:3). Si nuestras
peticiones son egoístas y pecaminosas, no podemos esperar una respuesta.
F. ¿Lenguaje de oración?
Deberíamos dirigirnos a Dios reverentemente. Los cristianos comúnmente usan las palabras «tú» y
«ti» en tono familiar para dirigirse al Padre, pero no debemos olvidar la reverencia.
G. Peligros de la oración.
H. Otras sugerencias.
1) Si tú encuentras que tu mente se distrae cuando estás de rodillas, trata de orar en voz
alta. Esto te ayudará grandemente a concentrarte.
2) No te desanimes si tu respuesta no llega inmediatamente. Las respuestas de Dios
nunca son demasiado tempranas como para perder la bendición de esperar en Él, y
nunca demasiado tardías como para pensar que hemos confiado en Él en vano.
3) Si la respuesta de Dios no es exactamente lo que has pedido, recuerda esto: Dios se
reserva el derecho de darnos algo mejor que lo que pedimos. No sabemos qué es lo
mejor para nosotros, pero Él sí, y así Él nos da lo que nunca podríamos pedir o pensar.
II Corintios 12:8-9.
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Capítulo 24
TESTIFICANDO Y GANANDO
¿Cómo puede un cristiano guiar a otros a Cristo? Ganar almas para Jesucristo es una de las más
grandes ocupaciones en el mundo hoy (Proverbios 11:30). Pese a que no hay estrictas ni rápidas
reglas para asegurar éxito en esta tarea, hay algunos principios generales que son extremadamente
valiosos. Cuando testificas, estás en una batalla espiritual.
Antes de ir a esa batalla debes ponerte toda la armadura de Dios, una pieza a la vez (Efesios 6:11-18).
A. Es de primera importancia que el ganador de almas esté espiritualmente sano: debe estar
constantemente alimentado de la Palabra, debe pasar mucho tiempo en oración, debe
estar sometido a Dios, debe confesar y abandonar todo pecado. Al andar en el Espíritu, el
cristiano encontrará que el Señor proveerá oportunidades para testificar efectivamente.
Esta es indudablemente la Regla de Oro del ganador de almas: "Vive cerca de Dios"
(Mateo 4:19). Recuerda que tu vida es un testimonio continuo, bueno, malo o indiferente.
B. Es buena cosa empezar cada día pidiéndole a Dios que nos guíe a aquellos que Él quiere
que contactemos. Es obvio que no podemos hablarles a todos los que vemos. También es
claro que no tenemos manera de saber por nosotros mismos cual alma está "lista" para
salvación. Pero si le permitimos al Señor guiarnos, trabajaremos más eficientemente y
cosecharemos más fruto para Él.
D. Mencione la Palabra de Dios lo más posible. Mejor aún, llévalos a leerla. ¡Es palabra
Viviente! Es la Espada del Espíritu. Hebreos 4:12. Tiene poder para alcanzar a las almas
más allá de cualquier palabra que nosotros pudiésemos decir. Todo buen soldado de
Jesucristo debería usar la más grande de las armas. Los no salvos harán todo lo que
puedan para pararte de recitarles versículos bíblicos, pero no te detengas. Si ellos dicen
que no creen en la Biblia, cítales más de ella. La Biblia nos enseña a sembrar y cosechar.
Hay un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar. Es Dios quien nos da la cosecha.
Si no siembras no habrá cosecha. Su Palabra es la semilla, así que espárcela a lo largo y a
lo ancho (Mateo 13:4-8).
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E. Sigue cada contacto. No muchas personas son salvos la primera vez que escuchan el
Evangelio, usualmente debemos hablarles una y otra vez, y tener muestra bondad hacia
ellos. Entrégales buena literatura evangelística.
Invítales a asistir a reuniones evangelísticas contigo. Sobre todo, ora mucho por ellos. No
seas descortés si alguien es hostil contigo, la oposición es a menudo una señal de que
ellos están siendo convencidos por el Espíritu Santo, mientras que es casi imposible tratar
con la indiferencia.
F. No les presiones para decisiones rápidas. Una falsa profesión de fe no sólo es peor, sino
que puede engañar al individuo en sí mismo y puede hacer mucho daño a la causa de
Cristo. Debes ser fiel en sembrar la semilla, y Dios será fiel en darte el incremento (Juan
4:35-38).
G. Si encuentras dificultad en hablar a otros acerca del Señor, dile al Señor acerca de esto y
pídele fuerzas y coraje para testificar de Él. Si realmente lo quieres, Él te lo dará (Mateo
10:32).
H. Siempre lleva contigo una buena cantidad de literatura evangelística. No puedes sólo
compartir folletos con aquellos que te encuentras, sino que también puedes dejarlos en la
calle, en los automóviles o en los microbuses, en restaurantes, o en casi todo lugar público.
Las recompensas de los ganadores de almas son tremendas: (1) ¡El gozo de guiar personas a Cristo
es indescriptible! Lucas 15:10. (2) ¡Cuánto más grande será el gozo en el cielo cuando alguien te
encuentre con estas palabras: "fuiste tú quien me invitó a venir aquí!" (3) Finalmente, cuán
incomparable será la emoción cuando el Señor Jesucristo abiertamente te confiese delante de las
multitudes en los cielos. Mateo 10:32.
Mateo 9:36.
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Capítulo 25
ESCUDRIÑANDO LAS ESCRITURAS
¿Qué debería saber un cristiano acerca de la Biblia? El estudio bíblico debería ser llevado a cabo en
plena dependencia del Espíritu Santo. Él es nuestro Maestro y constantemente deberíamos buscar su
guía (Juan 14:26; 16:13). No hay un atajo, una manera fácil de aprender la Biblia. Involucra duro
trabajo para cada uno. De todos modos, nunca olvides que el Autor del libro está siempre presente, y
nadie sabe más acerca de lo que está escrito que el Autor mismo. Si no entiendes, ora y pídele a él
que te enseñe lo que dice (Juan 14:26).
A. Lo primero para hacer es apartar un tiempo definido cada día para leer la Biblia. Es un buen
plan comenzar en Mateo y avanzar por el Nuevo Testamento. Luego comenzar en Génesis y
leer la Biblia entera. No leas sólo para decir que has ido por toda la Biblia, sino lee para
conocer lo que la Biblia dice.
B. Cuando llegues a una palabra desconocida, búscala en el diccionario. Si llegas a un pasaje que
no puedes entender, primero trata de comprender el significado estudiándolo cuidadosamente.
Si esto no alcanza, escribe una nota sobre el problema, y consulta un comentario cuando
tengas oportunidad.
C. Compara Escritura con Escritura. No trates de edificar una doctrina sobre un solo versículo.
Encuentra la consistente enseñanza de la Biblia entera sobre el tema. "La Verdad no
contradice a la Verdad."
E. Durante el día trata de discutir lo que has leído con alguien más. Esto te servirá en dos
propósitos: te ayudará a fijar la lección en tu propia mente y te ayudará a compartir con otro la
bendición que has recibido de tu estudio bíblico. Malaquías 3:16.
F. Trata de memorizar dos o tres versículos cada semana. Comienza a compartir con familiares
versículos del evangelio tales como: Juan 1:12; Juan 3:16; Juan 3:36; Juan 5:24; Romanos
10:9, etc.
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Repasa todos los versículos memorizados constantemente hasta que realmente hayan sido
puestos en tu mente y corazón. Escríbelos en tarjetitas y llévalos contigo para repasar durante
el día. Hallarás tu propia vida enriquecida, y estarás en mejores condiciones para hablar a
otros.
G. La gran meta del estudio bíblico, por supuesto, es poner en práctica lo que has aprendido.
Deberíamos permitir a la Palabra redargüirnos, corregirnos y hacernos más como el Señor
Jesús. Jeremías 15:16. Recuerda cuando estudias la Biblia que estás estudiando un libro
eterno. Todo lo que aprendas de ella aquí es una inversión para la eternidad. Así que dale lo
mejor de ti.
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Capítulo 26
LA VIDA QUE VALE
¿Cómo puede un cristiano hacer que su vida cuente? Pese a que un creyente no puede perder su
salvación, es completamente cierto que puede desperdiciar su vida tanto que no cuente para la
eternidad. Ha sido correctamente dicho: “Un necio es un hombre cuyos planes terminan en el tiempo”.
Para evitar la tragedia de una vida malgastada, la Biblia nos aconseja a cada cristiano lo siguiente:
A. Cuenta el costo de ser un discípulo de Cristo. Todos los creyentes son hijos de Dios, pero
no todos son discípulos. Los términos para el discipulado son dados en Mateo 10:16-42 y
Lucas 14:25-35. Ser un discípulo significa poner a un lado el confort y la seguridad
terrenal, significa una vida de auto negación, significa la enemistad y el ridículo del
mundo, es abandonarlo todo para seguir al Señor Jesús.
C. Abandona tu propia vida para Cristo. El Salvador dijo: "todo aquel que pierda su vida por
causa de mí la hallará" (Mateo 16:25). En otras palabras, si quieres conocer el pleno gozo
y felicidad de la vida, deberías vivir para complacer al Señor Jesucristo y no a ti mismo. El
que vive egoístamente es una persona miserable y no feliz.
D. Quema los puentes detrás de ti. “Atad víctimas con cuerdas a los cuernos del altar”
(Salmos 118:27). Hazlo tan difícil como sea por ti mismo, para no volver a conexiones
que te alejarían de una vida de obediencia de todo corazón y devoción a tu Señor (Lucas
9:23).
E. No te desvíes. Muchos comienzan muy bien pero pierden la visión y resbalan retornando
a la vieja rutina. Negocios bien pagos, materialismo, carreras interesantes, y muchas
tentaciones morales te sacarán afuera. Matrimonios no sabios han sido la caída de
muchos que hubieran sido discípulos. El diablo usará a cualquiera y cualquier cosa para
desviarte de la senda de Dios para ti. El Señor Jesús dijo: "Ninguno que poniendo su
mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios" (Lucas 9:62).
F. Vive para servir. "El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir" (Mateo
20:28). La verdadera grandeza está en servir a otros. No trates de estar en la línea donde
se recibe. "Más bienaventurado es dar que recibir" (Hechos 20:35).
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G. Corónale a Él como Señor de todo. Si Cristo reina en tu vida, cada día realmente
contarás para la eternidad. El cristianismo es “no un placentero pasatiempo sino una
búsqueda apasionante”. No es una vida fácil sino una lucha. No cuesta nada llegar a ser
un cristiano, pero cuesta todo ser uno.
No es popularidad sino persecución; no es confort sino una cruz. Pero es la mejor vida. Tú sirves al
mejor de los Maestros. Tus recompensas son lo mejor, y disfrutarás tu trabajo aún más que tus
salarios. Tus recompensas son maravillosas, tanto ahora como en la eternidad.
Te insistimos, por lo tanto, que des tu vida a Cristo. Dale lo mejor de ti, no retengas nada. Puede llegar
a ser tu supremo gozo escucharle decirte al fin: "Bien, buen siervo y fiel... entra en el gozo de tu
Señor" (Mateo 25:21).
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