Sedimentología Unidad II
Sedimentología Unidad II
Sedimentología Unidad II
• Puede estar delimitado con respecto a los materiales infra y suprayacentes, tanto por superficies
netas como graduales. Las superficies de estratificación bruscas suelen ser la expresión de
cambios bruscos en el régimen de sedimentación, interrupciones sedimentarias y/o etapas de
erosión. Las superficies de estratificación graduales indican variaciones paulatinas. Debe tenerse
en cuenta que las alteraciones físico – químicas que ocurren tras el enterramiento (diagénesis)
suelen transformar un cambio gradual en una superficie neta.
• Un estrato está delimitado por dos superficies de estratificación, (Figura 2.1), la inferior sobre la
cual se inicio el depósito se llama base o muro y la superior techo.
• Se llama espesor del estrato (o potencia) a la distancia entre las superficies de estratificación
que lo delimitan, medida perpendicularmente a las mismas. Los estratos pueden oscilar entre 1
cm. a un poco mas de un metro de potencia.
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• Lámina: hay diversas acepciones del término, no obstante la más usada es una capa inferior al
centímetro diferenciable dentro de un estrato.
• La extensión lateral de una lámina es siempre menor que las del estrato que la contiene
excepcionalmente puede llegar a ser igual.
• Las láminas se pueden llegar a reconocer en estratos lutíticos o arenosos. En los primeros se
diferencian las láminas por cambios de color que implican modificaciones en el contenido de
materia orgánica (por ej. Varvas), cambios texturales o cambios mineralógicos.
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• Superficies de estratificación: En algunos casos se observan con gran claridad, especialmente
cuando se alternan en un perfil litología blandas y duras.
• Las superficies de estratificación pueden ser netas o difusas (Fig. 2.2). Las superficies netas en
unos casos separan materiales de la misma litología encima y debajo, mientras que en otros caso
separan estratos con diferentes litologías. En los contactos difusos existe una franja paralela a la
superficie de estratificación en la que tiene lugar el cambio gradual entre los dos términos
litológicos o texturales.
• Desde el punto de vista geométrico se pueden diferenciar, con cierta facilidad, varios tipos de
superficies de estratificación. (Fig. 2.2).
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• La estratificación se produce por efecto de la interacción compleja de las condiciones físicas,
químicas y biológicas que regulan la sedimentación. Es una propiedad inherente a la
sedimentación, de manera que casi la totalidad de las rocas presentan este dispositivo.
• Las únicas excepciones son las rocas formadas por organismos constructores, (ej. arrecifes de
corales), las rocas formadas a partir de las morenas glaciarias (tillitas), algunos flujos en masa y
rocas de precipitación química masivas.
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• El segundo lote se refiere a modificaciones internas dentro del medio sedimentario como las
modificaciones en la energía de las corrientes que transportan los sedimentos (que pueden
implicar cambios en la textura de los sedimentos), modificaciones en el quimismo del agua (que
producen cambios en la litología de los materiales precipitados), cambios en las condiciones de
oxidación del fondo (que pueden producir cambios en el color de los sedimentos) o cambios en la
productividad biológica (que ocasionan cambios en el contenido orgánico de los sedimentos).
• Los cambios bruscos implicarían la formación de superficies de estratificación netas, que separa
estratos de distinta naturaleza o con distintas propiedades. Por el contrario los cambios graduales
(no acompañados de interrupciones sedimentarias) implicarían superficies de estratificación
difusas, con cambios graduales en la litología, textura o color.
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• Geometría de los estratos:
• B) Irregulares con base erosiva: tienen gran extensión lateral, con base irregular y techo plano,
por lo que su espesor varia.
• C) Acanalados: con escasa extensión lateral y espesor muy variable, con una geometría interna
semejante a la sección de un canal.
• D) En cuña: estratos limitados por superficies planas no paralelas entre sí, que terminan
lateralmente con pérdida progresiva del espesor.
• F) Ondulados: se caracterizan por ser continuos, con base plana y techo ondulado, con
estructuras de óndulas de corriente o de olas. (Fig. 2.3).
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• Asociaciones de estratos:
• Uniforme: Los espesores de los estratos sucesivos tienen todos ellos un valor análogo, con un
valor muy cercano a la media estadística de todos los espesores.
• Aleatoria o de espesor variable: Los espesores de los diferentes estratos superpuestos son muy
variables y no presentan ningún orden definido.
• Estratodecreciente: Es el contrario del anterior, o sea, con disminución de los espesores de los
estratos hacia el techo en cada lote. Corresponde a la secuencia positiva de Lombard (1956).
• Otro aspecto complementario de interés es aquel que combina dos parámetros, como son el
espesor de los estratos y el tamaño de grano, pudiendo en este caso obtener combinaciones
mixtas.
• En ambos casos (rítmicas y cíclicas), el estudio de la abundancia relativa de los diferentes tipos
de estratos y su variación lateral informa sobre las condiciones del depósito y sus variaciones
laterales.
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• Facies (Introducción):
• Steno en la segunda mitad del siglo XVII, utilizó el término para aludir al aspecto externo que
presentan las rocas. El término fue introducido formalmente en la Sedimentología y Estratigrafía
por Gressly (1838).
• La palabra procede del latín facia (facies) y se utiliza tanto en singular como en plural y se
describe con la misma ortografía en diferentes idiomas. “Se aludía con dicho término al aspecto
general de las rocas o conjunto de propiedades que las definen”.
• Los términos medio sedimentario y unidad estratigráfica tienen dimensiones, en un caso referida
a un área concreta y en otro a un volumen determinado. Medio sedimentario alude a un área
(dos dimensiones) donde tuvo lugar el depósito (facies diversas) en un tiempo pasado o actual.
La unidad estratigráfica es el volumen (tres dimensiones) que ocupan los materiales con
igualdad de litología, contenido fosilífero o edad.
• El reconocimiento de las facies de los materiales, que afloran en una región, o los que se cortan
en un sondeo, constituyen el primer objetivo en un trabajo estratigráfico.
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• Concepto de facies:
• Desde la definición originaria de Gressly (1838) “la suma total de las aspectos litológicos y
paleontológicos de una unidad estratigráfica”, han tenido lugar numerosas discusiones respecto
al uso y significado del término, llegando a resultar confuso.
• Por un lado se ha usado con una sola acepción doctrinal (abstracta), la que corresponde a un
conjunto de propiedades (por tanto carente de dimensiones) que caracterizan a los materiales
estratificados, esta definición coincide con la originalmente planteada.
• En otro caso, de uso cada vez más frecuente, se la utiliza para denominar a un volumen de
materiales caracterizados por sus propiedades y por lo tanto tiene dimensiones (acepción
concreta).
• Sea cual sea la acepción que se utilice, la definición de facies debe ser totalmente objetiva y
debe basarse en los datos obtenidos en el campo al estudiar las rocas. Según Walker (1984), en
dicha observación es necesario combinar los datos geométricos (espesor y forma de los estratos)
y los relativos a las propias rocas (litología, textura, estructuras sedimentarias, fósiles, color, etc.)
destacando aquellos que sean más representativos de su génesis.
• Algunos autores han utilizado el término facies con un sentido genético, por ej: Facies fluviales,
aludiendo a que el aspecto de los materiales está controlado por las condiciones genéticas
durante el depósito. En la actualidad hay una tendencia a evitar dicha utilización del término. Y
se propone usarlo solamente en un sentido descriptivo evitando interpretaciones genéticas que
puedan variar o modificarse en el tiempo.
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• Algunas otras definiciones del término facies en su acepción concreta:
• Moore (1949), la define como una parte arealmente restringida de una unidad estratigráfica que
muestra características marcadamente diferentes de aquellas que muestran las otras partes de la
misma unidad.
• Selley (1970), un conjunto de rocas sedimentarias que puede ser definido y separado de otros
por su geometría, litología, estructuras sedimentarias, distribución de paleocorrientes y fósiles.
• Reading (1986), es un cuerpo rocoso con características específicas. Allí donde las rocas
sedimentarias pueden ser tocadas (manipuladas) directamente en el afloramiento o a partir de
testigos de sondeos, las facies se definen en función del color, la estratificación, la composición,
la textura, los fósiles y las estructuras sedimentarias.
• Bosellini et al. (1989), la definen como la unidad estratigráfica de menor rango. Para estos
autores las facies son cuerpos sedimentarios de un espesor métrico, constituidos por uno o varios
grupos de estratos y caracterizados por sus rasgos litológicos (composición y textura) y
estratigráficos (espesor y geometría de los estratos, estructuras sedimentarias y contenido
fosilífero).
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• Tipos de facies:
• Dados que son diversos los aspectos monográficos que se pueden observar en las rocas, (o
conjunto de rocas) se puede hablar de varios tipos de facies. Se usan términos restrictivos del
tipo de propiedades (litofacies y biofacies) o de la escala de observación (microfacies).
Actualmente el uso del término se ha extendido también a los conjuntos de rocas diferenciables
por sus propiedades medidas de diagrafías (electrofacies) o en perfiles sísmicos (facies
sísmicas).
• Litofacies, se utiliza para aludir exclusivamente a los aspectos litológicos (no los
paleontológicos) de un conjunto de estratos y correlativamente para las condiciones físico –
químicas (no biológicas) que reinaron durante el depósito. Así por ejemplo se puede hablar de
una litofacies de calizas oolíticas o de areniscas glauconíticas.
• Obviamente la suma de las litofacies y las biofacies de unos materiales es simplemente la facies
de los mismos.
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• Microfacies: Término introducido en la nomenclatura estratigráfica desde el mundo del petróleo,
se utiliza para denominar al conjunto de caracteristicas litológicas y paleontológicas observables
al microscopio en láminas delgadas y correlativamente a las condiciones genéticas que
controlaron su depósito. Usualmente el concepto se hace extensivo a las características
observadas en superficies pulidas mediante lupa o a las observadas en réplicas de acetato.
• Estos estudios han alcanzado gran importancia en la actualidad ya que permiten la comparación
entre materiales atravesados en un sondeo y los que afloran en superficie, asimismo permiten
tener una visión de algunos aspectos no visibles sin el microscopio o la lupa binocular que
facilitan el reconocimiento e interpretación genética, tales como elementos texturales de escala
pequeña (por ej. Pellets) o microfósiles. Muchas veces se pueden realizar mejores
interpretaciones genéticas a través de las microfacies que de las litofacies, por lo que se
aconseja un estudio conjunto de ambas.
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• Nanofacies: Se usa para determinar al conjunto de características observables mediante el
microscopio electrónico de barrido. Esta escala en la mayoría de los casos resulta de menor
interés que la de las microfacies.
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• Facies detríticas Fluviales: Para el estudio de las facies detríticas fluviales, actuales y antiguas,
Miall (1978) propuso una clasificación de facies que ha sido muy utilizada. Esta clasificación (Fig.
6.1) se basa en el tamaño de grano, diferenciando facies de conglomerados (G), de areniscas (S)
y de pelitas (F) y dentro de ellas las diferentes litofacies (Ej. Gms, Gm, Gt y Gp) en función del
tipo de estratificación, estructuras sedimentarias y textura, que responden a características
genéticas concretas de medios fluviales.
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• Miall (1978), estableció un significado genético para cada uno de estos tipos de facies, el cual en
algunos casos ha sido matizado por autores posteriores, debido al uso generalizado de la propia
clasificación.
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• Facies detríticas turbidíticas: Existen varias clasificaciones.
• Por ejemplo dentro de la facies S (arenosas) se diferencian varias subfacies, entre ellas xS
(subfacies arenosas con estratificación cruzada), gxS (subfacies arenosas son granoclasificación
y estratificación cruzada), gslS (subfacies arenosas con granoclasificación, estratificación plana y
laminación) y mS (subfacies de arenas masivas).
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• Facies, Medios Sedimentarios y Unidades Estratigráficas:
• Una unidad estratigráfica es un volumen de rocas que puede ser representado en un mapa
geológico y diferenciado de los que lo rodean por sus características o su edad. Cuando la
delimitación se hace en base a la litofacies se habla de unidades litoestratigráficas, que serían
los volúmenes diferenciados en el conjunto de las rocas sedimentarias por sus características
litológicas. Si la delimitación se hace por la biofacies se delimitan las unidades bioestra-
tigráficas, que serán el conjunto de materiales estratificados delimitados por su contenido
fosilífero. Asimismo existen otras unidades como las cronoestratigráficas, que corresponden a
un volumen de rocas formadas durante un intervalo de tiempo definido y delimitadas por
superficies isócronas. Si las unidades se delimitan en base a sus propiedades magnéticas de
definen las unidades magnetoestratigráficas o en base a las propiedades químicas tendremos
las unidades quimioestratigráficas.
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• El concepto de facies en su acepción concreta, referida a materiales, es también diferente al
concepto de Unidad Estratigráfica. Si bien esta diferencia es mas difícil de entender, ya que en
ambos casos se habla de materiales, sin embargo las diferencias siguen siendo claras y se
pueden resumir de la siguiente manera:
• A - Las UE son divisiones del conjunto de las rocas estratificadas de manera que la totalidad de
unidades diferenciadas, encajadas unas con otras, constituirán el volumen total de rocas
estratificadas de manera de un enorme rompecabezas. Por el contrario el término facies, referido
a materiales, alude a cuerpos sedimentarios (estratos o grupos de estratos) diferenciables de una
sección estratigráfica o en afloramiento donde se vean las relaciones laterales en el que se pueda
elaborar un panel de facies, pero no pretenden ser divisiones del conjunto de materiales
estratificados.
• B - Las escalas de las UE y las facies son muy diferentes. Las UE tienen normalmente,
espesores de decenas o centenas de metros (incluso más) y extensiones de decenas o centenas
de kms (a veces mucho mayores). Las facies son cuerpos de rocas de espesores del orden del
metro diferenciables en una parte local de la unidad.
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• Facies, Asociaciones de Facies, Elemento Deposicional y Sistema Deposicional:
• Bosellini et al. (1989) incluyen entre las unidades deposicionales las facies, como la unidad de
rengo menor. Consisten, como ya se ha dicho, en un cuerpo de escala métrica compuesto por
uno o más grupos de estratos (Fig 6.7). Dentro de una facies en su acepción concreta se pueden,
por lo tanto diferenciar estratos y dentro de ellos láminas.
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• Los sistemas deposicionales pueden agruparse en unidades de rango mayor, delimitadas por
discontinuidades, que son las unidades genéticas, entre ellas las secuencias deposicionales.
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• Asociaciones de facies (Introducción)
• Una facies individual puede tener poco valor en una interpretación genética, sin embargo “el
análisis de las asociaciones y secuencias de facies permite la reconstrucción de la historia
sedimentaria de los materiales”. Mientras que una facies concreta es poco significativa de un
medio sedimentario, una asociación o secuencia, refleja la actividad de un proceso o un conjunto
de éstos de un determinado medio sedimentario.
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• Distribución areal y temporal de las facies:
• La extensión areal de una facies está regulada por la superficie que ocupa en el sector del medio
sedimentario, con características homogéneas, en el que tuvo lugar el depósito.
• En cuanto a la relación con el tiempo, resulta fundamental conocer la posición de las diferentes
facies con respecto a las líneas de igualdad de tiempo (isócronas) las cuales están representadas
en los estratos por las propias superficies deposicionales (Fig. 7.1)
• De acuerdo con la posición de los cambios de facies con respecto a las superficies de
estratificación se pueden diferenciar tres tipos:
• A) Cambios laterales de facies: son aquellos que ocurren entre dos facies comprendidas entre
dos líneas isócronas y por lo tanto marcan el paso de una facies a otra coetánea (Fig. 7.1). La
superficies de cambio es perpendicular a las superficies deposicionales.
• B) Cambios verticales de facies: son aquellos que separan dos facies depositadas en intervalos
de tiempo sucesivos y en las que su límite es una superficie deposicional (Fig 7.1 y 7.2 b).
• C) Cambio oblicuos de facies: son aquellos en los que tiene lugar, simultáneamente cambios
de facies laterales y verticales, de manera que hay una banda que en su conjunto es oblicua a las
líneas isócronas (Fig. 7.2 b), en la que tiene lugar el paso de una facies a otras.
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• Los cambios oblicuos, que son bastante frecuentes, son los que regulan las asociaciones de
facies, por lo cual tienen gran interés en la interpretación genética de las rocas sedimentarias
• Otro tema de interés es el estudio de los cambios o pasajes entre dos facies. En estos se
reconocen dos tipos: los graduales y los abruptos o netos.
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• Cambios verticales de facies: Son los que provocan la superposición de materiales de
diferentes propiedades (litología). Las dos facies están separadas por una superficie deposicional
(o superficie de estratificación), que se puede considerar como una superficie isócrona.
• Cuando se habla de un cambio vertical de facies se alude a la relación entre dos facies
depositadas una después de otra, sin que haya mediado una interrupción sedimentaria medible
entre ambos depósitos.
• Estos cambios pueden ser bruscos y graduales: en los bruscos se observa entre ambas facies
una superficie muy neta de cambio, reconocible en el campo, coincidiendo con una superficie de
estratificación neta. Por el contrario cuando se habla de cambio gradual el paso de una facies a
otra se realiza mediante una banda (contacto difuso), paralela a la estratificación, en la que
ambas facies se separan una de otra de forma progresiva.
• Existen muchos ejemplos de estratos con base netas y techos con pasaje gradual, tal es el caso
de las corrientes de turbidez.
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• Cambios laterales de facies: Pueden ser también bruscos o graduales. Los cambios laterales
bruscos reflejan usualmente los límites entre dos medios sedimentarios diferentes o de sectores
diferentes dentro de un mismo medio, pero con condiciones sedimentarias muy distintas. En tanto
que los graduales indican, por el contrario, sectores dentro de un mismo medio en los que
ocurrían cambios muy graduales de las condiciones de sedimentación.
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• Cambios oblicuos de facies: Se caracteriza por el paso lateral y vertical, simultáneamente, de
una facies a otra, el cual ocurre en una franja o sector que corta oblicuamente a las superficies
isócronas. (Figura 7.2 b).
• Para detectar un cambio oblicuo de facies es necesario observar claramente sus relaciones
geométricas en superficies con buenas condiciones de observación que muestren en amplias
extensiones las superficies de estratificación y la distribución de las facies.
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• Ley o Regla de Walther:
• Se ha demostrado que la posición que ocupaba una facies ha cambiado a lo largo del tiempo
debido a modificaciones del medio (cambios en los aportes, en la subsidencia, cambios del nivel
del mar, etc.), lo que ha provocado que facies que en un momento estaban adyacentes, pudieran
llegar a colocarse una encima de otra.
• Las facies que se encuentran superpuestas se encuentran también yuxtapuestas con el mismo
orden. Se refiere, exclusivamente, a las asociaciones de facies en las que no medien
discontinuidades estratigráficas y para materiales dentro de una misma región y genéticamente
relacionados.
• De acuerdo con esta ley o regla, cuando tienen lugar cambios oblicuos, las facies se presentan
ordenadas simultáneamente en sentido lateral y vertical, de manera que las facies que en la
actualidad se encuentran yuxtapuestas (colocada una al lado de otra) se disponen, además,
superpuestas formando una asociación de facies, que en la vertical se refleja como una
secuencia de facies.
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• Actualmente se conoce muy bien en donde se cumplen tales condiciones. Se trata de medios
sedimentarios en los que se diferencian diversos sectores con distintas facies (litosomas) y cuyos
límites sean graduales.
• En estos medio, para que el límite entre los diferentes litosomas permanezcan en una misma
posición es necesarios que para cada intervalo de tiempo el volumen de aportes sea
exactamente igual a la acomodación (volumen del hueco dejado por la subida del nivel del mar
capaz de recibir sedimentos), con lo cual se tendría una distribución homogénea de las facies o
secuencia estacionaria. (Fig. 7.4).
• La situación anterior ocurre raramente en la naturaleza, lo mas común es que los aportes sean
mayores que la acomodación con lo que se tendría una secuencia granocreciente o negativa,
ya que los litosomas más proximales tiendan a desplazarse hacia el interior de la cuenca y
colocarse sobre los más distales, o lo contrario: que la acomodación supere a los aportes con los
que los litosomas más distales se colocan sobre los más proximales dando una secuencia
positiva o granodecreciente. (Fig. 7.4)
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• Al estudio especifico de las secuencias, incluyendo su reconocimiento, su distribución vertical y
su interpretación se le denomina análisis secuencial (Lombard, 1956; Delfaud, 1972).
• Este análisis constituye una de las herramientas más utilizadas en los estudios sedimentológicos,
hasta el punto que la interpretación de medios sedimentarios antiguos se hace, en la mayoría de
los casos, comparando las secuencias deducidas en los medios actuales con las establecidas en
los materiales antiguos.
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• Los cambios bruscos que afectan a un medio sedimentario (o a un conjunto de medios) pueden
romper el equilibrio entre los factores que controlan la sedimentación y quedar marcados en
superficies de discontinuidad en las que NO se cumple la Ley de Walther (LW). Con gran
frecuencia en medios sedimentarios antiguos se tienen intervalos superpuestos en los que se
cumple la LW separados por superficies de cambio brusco en las que se vuelve a condiciones
similares a las iniciales.
• En la Fig. 7.5 se presentan tres conjuntos de cuatro asociaciones de facies superpuestas en las
que dentro de cada una de ellas se cumple la LW de manera que las facies costeras se colocan
sobre las marinas (secuencias de somerización). Las superficies de separación de cada
asociación de facies con la suprayacente indican una etapa de profundización rápida (en la que
no se cumple la LW) y que se debe a un cambios brusco del nivel relativo del mar, ocasionado
por una subida real del nivel de mar (subida eustática) o una bajada del fondo originada por
subsidencia brusca.
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• Cuando los aportes superan el volumen dejado por el levantamiento relativo del mar, al final de
cada asociación de facies, la línea de costa tiende a migrar hacia el interior de la cuenca marina
con lo que se tiene una evolución regresiva (Fig. 7.5 a)
• Cuando entre ambos hay equilibrio, los finales de las asociaciones de facies son coincidentes y
se tiene una evolución estacionaria (Fig 7.5 b)
• Mientras que si los aportes son inferiores al volumen dejado por el levantamiento del nivel relativo
del mar la línea de costas al final de cada asociación de facies tiende a desplazarse hacia el
continente con lo que se tiene una evolución transgresiva (Fig. 7.5 c)
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• En los medios deltaicos dominan los episodios en los que los aportes superan a la acomodación,
de manera que los ambientes más continentales (llanura deltaica y frente deltaico) migran sobre
los más marinos (prodelta). Los diferentes episodios están separados entre sí por superficies que
jalonan una profundización brusca del medio, ocasionada por incrementos episódicos de la
subsidencia, generalmente acompañada por una interrupción del proceso de escasa duración, y
que separan dos intervalos de sedimentación en los que los materiales se disponen cumpliendo
la LW (Fig. 7.6).
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• Secuencias de facies
• Se denomina así al modulo formado por dos o mas facies que se repiten ordenadamente en una
sección estratigráfica. Se utilizan estos términos a modo de que sirvan en el trabajo de campo y
que faciliten el estudio del ordenamiento de las facies.
• Se llama secuencia de primer orden a las secuencias de orden menor diferenciables en una
asociación de facies. Cuando las secuencias de primer orden se pueden asociar en grupo de dos
o más por su afinidad de facies, se definen las secuencias de segundo orden, las cuales a su
vez se pueden asociar en secuencias de orden mayor, utilizando la jerarquización desde la
escala elemental (primer orden) normalmente de un orden decimétrico a métrico a escalas
progresivamente ascendentes (varios metros o decenas de metros).
• La técnica utilizada para diferenciar las secuencias de facies en una sección estratigráfica es la
denominada análisis secuencial, introducida y desarrollada ampliamente por Lombard (1956).
• Se denomina secuencia tipo a la secuencia elemental, virtual o real que se repite en una
sucesión estratigráfica y que comprende a todas las facies presentes en el orden en que
aparecen en una sección estratigráfica .
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• Lombard (1956) definió como secuencia positivas aquellas en las que hacia el techo se
disponen facies de energía cada vez menor y como secuencias negativas las que pasan hacia
el techo a facies de mayor energía. Estos términos descriptivos siguen utilizándose en la
actualidad con idéntico significado, aunque cada vez más tienden a ser sustituidos por términos
alusivos a la evolución textural (ej. Secuencias granodecrecientes) o a la evolución genética
(ej. Secuencias de somerización). (Figura 7.4)
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• Tipos de secuencias de facies: El análisis de secuencias de facies, en diferentes
casos reales, permite diferenciar varios tipos simples de secuencias elementales de
facies:
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• Secuencias granocrecientes: (coarsening upward sequences):
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• Secuencias de somerización: (shallowing upward sequences):
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• Secuencias de profundización: (deepening upward sequences)
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• A estos términos relativos a secuencias elementales se pueden unir los ya
relacionados de ordenamiento de espesores de estratos o de las propias secuencias
elementales, como son las secuencias estratocrecientes, decrecientes, etc.
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• Secuencias granocreciente y estratocrecientes: (coarsening and thickening – upward
sequences)
• En las que hacia el techo aumenta el tamaño medio de grano y aumenta el espesor
medio de los estratos. (Fig. 7.9 e)
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• Secuencias granodecreciente y estratocrecientes: (fining and thickening upward
sequences)
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• Secuencias granocreciente y estratodecrecientes: (coarsening and thinning upward
sequences)
• En las que hacia el techo aumenta el tamaño medio de grano y disminuye el espesor
de los estratos. (Fig. 7.9 g).
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• Secuencias granodecreciente y estratodecrecientes: (fining and thinning - upward
sequences).
• Son bastante frecuentes, en las que hacia el techo disminuye tanto el tamaño medio
de grano como el espesor de los estratos (Fig 7.9 h).
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• Existen otro tipo de secuencias elementales de facies que han sido definidas con
nombre propios, tal el caso de la secuencias de Bouma, definida para materiales
turbidíticos. En la figura 7.9 I se representa una secuencia de este tipo. Se trata de
secuencias granodecrecientes, normalmente a escala decimétrica o métrica, y en la
que se diferencian 5 intervalos: a) masivo, b) laminación paralela, c) óndulas de
corriente o laminación convoluta, d) laminación paralela y e) lutitas o pelitas.
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• En la Fig. 7.9 J se representa una secuencia de Bouma incompleta en la que faltan
los términos basales (a y b) y disminuye sustancialmente el espesor, ésta
corresponde a los sectores más alejados de las corrientes de turbidez.
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• En la figura 7.10 se reproduce parcialmente, y de forma simplificada, una figura de
Einsele (1992) en la que se muestra la evolución lateral de niveles turbidíticos en las
que las partes más proximales presentan la secuencia de Bouma completa y en las
partes más distales la secuencia se presenta incompleta, faltando los términos
inferiores.
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• Otro ejemplo de secuencia de facies con nombre propio es la secuencia o ciclo
Loferítica (alusivo al nombre de la localidad de los Alpes austríacos), que define una
secuencia de profundización (Fig. 7.9 K), de escala decamétrica, en materiales de la
plataforma marina somera, reconocida inicialmente en materiales del triásico alpino
(Fisher, 1964).
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• Paneles de facies:
• Con este nombre se denominan a las representaciones reales (a escala) de las relaciones de
diferentes facies en un sector relativamente amplio.
• Para elaborar un panel de facies es necesario contar con buenos afloramientos que tengan muy
buenas condiciones de observación.
• En otros casos se elaboran en base a fotografías aéreas de regiones con excelentes condiciones
de observación que permitan el seguimiento de algunas superficies deposicionales a larga
distancia.
• En los paneles de facies generalmente se realza la escala vertical con respecto a la horizontal,
de esa manera se ven mejor los cambios oblicuos de facies y que se parezca más a un gráfico
elaborado a partir de un perfil sísmico, con los que normalmente se comparan para hacer
interpretaciones. Fig. 7.11
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• Modelos de facies y ejemplos de asociaciones de facies:
• Se trata de aplicar la metodología actualística para poder llegar a conocer, a partir de los medios
sedimentarios actuales, las asociaciones de facies que los caracterizan y que permiten
reconocerlos en materiales antiguos. Aunque el nombre “modelo de facies” es relativamente
reciente, la idea que encierra es muy antigua ya que se trata de la propia aplicación de la LW a la
interpretación de materiales antiguos.
• Información detallada sobre estos modelos se puede encontrar en los libros de Selley, 1970;
Reineck y Sing; 1980; Ricci y Lucchi, 1980; Leeder 1982; Walker, 1984; Reading, 1986; Arche;
1989; Tucker y Wright, 1990; Chamley, 1990; entre otros.
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• Ejemplos de asociaciones de facies aluviales:
• Dentro de los modelos aluviales hay una gran diversidad desde los abanicos aluviales a los ríos
con diferente grado de sinuosidad (trenzados a meandriformes), y desde los de climas fríos a
climas tropicales. Consecuencia de esto existe una gran cantidad de modelos de facies
aplicables a cada tipo de medio o a partes del mismo.
• Uno de los ejemplos que aquí se expone corresponde a un trabajo de García Gil y Sopeña
(1987), quienes estudiaron en detalle materiales del Triásico medio de la provincia de Soria
(España), para el cual reconocieron 7 asociaciones de facies distintas. (Fig. 7.12).
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• La AF1 tiene 1,5 m de espesor, se inicia con una superficie erosiva (Se), con cantos
blandos (F), le siguen areniscas de grano medio (a veces fino) con estratificación
cruzada en surco (St) y termina con una nueva superficie erosiva (Fig. 7.12.1). Dicha
asociación fue interpretada como depósitos de canales relativamente profundos.
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• La AF2 tiene 2,5 m de espesor, se inicia igual que la AF1 (Se+F+St), pero tiene dos
términos más, uno de arenas finas con laminación paralela (Sh) y otro final de pelitas
bioturbadas. (Fig. 7.12.2). Y fueron interpretadas como depósitos de canales
laterales someros.
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• La AF3 (Fig. 3.12.3) es una secuencia granodecreciente, al contrario que todas las
demás, y formada por arenas de aspecto masivo (Sm), seguida de arenas con
cantos y estratificación cruzada planar (Sp) y que termina con areniscas con
estratificación cruzada en surco (St) interpretada como depósitos de barras.
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• Las asociaciones 4, 6 y 7 (Fig. 7.12) tienen varios metros de espesor y se inician con
superficies erosivas (Se) y están constituidas por arenas con cantos y estratificación
cruzada planar (Sp), areniscas con estratificación cruzada en surco (St), arenas finas
con laminación paralela (Sh) y/o areniscas con diferentes tipos de óndulas (Sr) ; en
todas ellas hay un término final de pelitas. Los tres tipos fueron interpretados como
depósitos en zonas de crecimiento de barras mayores.
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• Finalmente la AF5 (Fig. 7.12.5) está constituido dominantemente por pelitas y se puede atribuir a
llanuras de inundación por comparación con los diferentes modelos de facies.
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• Otro ejemplo procede de un trabajo de Cabrera et al. (1985) en el que se estudian los depósitos
aluviales paleógenos del borde sureste de la depresión del Ebro. En la Fig. 7.13 se representa en
un panel de facies, la geometría de los cuerpos sedimentarios, formados por materiales
conglomerádicos (facies Gm, Gp, Gt) y areniscosos (facies St, Sr, Sl), correspondientes a un
abanico aluvial, en el que se pasa desde las partes más proximales a las más distales en una
distancia de 3 km.
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• Se ha seleccionado la sección estratigráfica propuesta para los depósitos de pie interno de
abanico (Fig. 7.14), de varias decenas de metros de espesor, constituidas por pelitas con
intercalaciones de areniscas y conglomerados, representadas con ancho variable según el
diámetro medio. Para los tres intervalos seleccionados se presentan las asociaciones de facies
(B, C y D de la Fig. 7.14). Las interpretaciones genéticas de cada asociación de facies se detallan
al pie de la figura.
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• Ejemplos de asociaciones de facies lacustres:
• Los medios lacustres, tanto actuales como antiguos, han sido tema preferente de investigación
de los últimos años, lo que ha implicado la propuesta de numerosos modelos de facies para lagos
de diferentes tamaños, batimetría, clima y sistema de corriente.
• En el tipo I (Fig. 7.15) la secuencia de facies se inicia con micritas masivas con carófitas,
gasterópodos y ostrácodos (facies a), a las que le siguen calizas laminadas (facies b) o
paleosuelos (facies e) que indican etapas de desecación de un lago que ocasionalmente tuvo
conexiones con el mar.
• El tipo II (Fig. 7.15) presenta una secuencia de facies que se inicia con las mismas facies que la
anterior (a) pero a la que le siguen unas biopelmicritas bioturbadas (c), sobre las que se disponen
paleosuelos (e) o niveles lumaquélicos (d) que se interpreta como una secuencia de desecación
pero con episodios de mayor energía que la anterior.
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• Finalmente el tipo III presenta una secuencia de facies de 2 términos: uno lacustre (a) y otro
palustre (f), que se interpreta como el depósito en lagos someros con episodios alternantes de
diferente desarrollo de la vegetación posiblemente ligado con cambios de salinidad del agua y/o
clima.
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• El segundo ejemplo es un modelo de facies propuesto por Smith y Ashley (1985) y reproducido
por Einsele (1992) (Fig. 7.16). Se trata de un modelo de facies aplicable a lagos ligados a los
frentes de glaciares y en los que la corriente de agua que accede a el, durante la época estival,
es la procedente de la fusión del hielo, mientras que en el invierno el lago está helado.
• Las secuencias de facies tienen escalas muy diferentes desde un metro en las partes proximales
del delta hasta las milimétricas de las varvas.
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• Ejemplos de asociaciones de facies de evaporitas marinas:
• Se presentan dos ejemplos (Fig. 7.19 a y b). El primero (Fig. 7.19 a) es un ejemplo de las
evaporitas marinas del Messiniense de la cuenca de Sorbas (Almería). Se trata de una
secuencia de varias decenas de metros en la que de base a techo disminuye el tamaño de
cristales y se la interpreta como una secuencia de somerización.
• La Segunda (Fig. 7.19 b) también se la interpreta como una secuencia de somerización que se
inicia con yesos selénicos con mas de 50 cm. Que pasan hacia el techo a cristales de tamaño
milimétrico.
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• Ejemplos de asociaciones de facies turbidíticas:
• Las turbiditas han sido quizá los medios sedimentarios más estudiados entre 1970 y 1980,
decenio en el que se propusieron los principales modelos de facies, que han sido matizados y
completados posteriormente.
• Uno de los ejemplos de asociaciones de facies que se presenta es el que reproduce en la Fig.
7.23, original de Stow y Piper (1984). En este modelo se presentan las secuencia de facies
caracteristicas de las diferentes partes de un abanico submarino, desde los canales y lóbulos, a
las partes marginales del mismo. Incluye también, las secuencias de facies de los depósitos de
talud, desde la parte superior del mismo a la parte más distal, incluido su paso a la llanura
submarina.
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• Por último se reproduce un modelo propuesto por Soria (1993). (Fig. 7.24) para explicar los
depósitos del Serravalliense de Granada. En este se explican en un contexto de talud, la
presencia de depósitos turbidíticos (algunos canalizados y otros no), depósitos de olistostrómicos
y finalmente los depósitos hemipelágicos en los que se intercalan todos los anteriores.
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