El Cojo de Hechos 3

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HECHOS 3: TRES RECORDATORIOS PARA LA IGLESIA.

BASE BÍBLICA: HECHOS 3: 1-10


INTRODUCCIÓN:
Antoine de Saint-Exupéry una vez dijo: “El hombre se descubre cuando se mide con un obstáculo”. La pandemia del
coronavirus, que afecta a todo el mundo, es una crisis gravísima, pues está afectando la vida humana en muchas áreas, no
solamente en salud. Y como tal, ha puesto al descubierto la fragilidad de la humanidad en toda su magnitud.
Cada día los noticieros nos revelan el aumento de los contagiados, de los muertos, de los rebrotes en zonas donde estaba
principiando el desconfinamiento, etc. Pero si bien esto es terrible, complejo, difícil, es maravilloso ver las muestras de
solidaridad que las personas van manifestando; algunos de manera heroica. Tenemos el caso emblemático de los/as
trabajadores/as de la salud: médicos, enfermeros/as, terapeutas, kinesiólogos, nutricionistas, paramédicos, etc.., que,
arriesgando sus vidas, cumpliendo largas jornadas de trabajo, con un gran sentido del deber y del valor de la vida,
atienden a las personas contagiadas. Tenemos el caso de las ollas comunes, que se han multiplicado en el país, donde la
ciudadanía se organiza y reúne para atender a quines necesitan alimentarse, porque no tienen los medios para hacerlo. Y
así, podría seguir enumerando muchas otras iniciativas que desde el Gobierno central, los municipios, las iglesias,
fundaciones y corporaciones, y otras organizaciones de la sociedad civil, se han desplegado para ayudar a los necesitados
que ha originado la pandemia.
¿Porqué menciono lo anterior¿ Porque el pasaje leído nos presenta estos dos extremos: una persona necesitada y otras
que le ayudan. Lo leído nos da cuenta del primer milagro realizado en la era de la iglesia cristiana, después que Jesucristo
había ascendido al cielo. Estamos en el libro de Hechos, que da cuenta de la historia de la iglesia primitiva en un lapso
aproximado de 30 años. Se nos narra su origen y expansión dentro del Imperio Romano de aquel entonces, revelándonos
por parte del autor importantes e interesantes situaciones y principios. Es un libro maravilloso, que debiese ser una
lectura permanente para los cristianos de hoy.
Hay detalles interesantes en este pasaje. Este cojo - que lo era desde nacimiento - estaba en el Templo de Jerusalén. Sin
duda Jesús lo había visto muchas veces, ya que iba al templo con frecuencia. Pero no le sanó. Después de la venida del
Espíritu Santo a los discípulos, que estaban reunidos en el Aposento Alto, en la Fiesta de Pentecostés, Pedro y Juan suben
al templo a orar, y se encuentran con el cojo. Algo maravilloso ocurre. Se detienen ante la petición de limosna, lo cual
constituía el sustento diario de aquel hombre. Pedro y Juan lo miran y le señalan que no portaban plata ni oro, pero sí algo
mucho mejor que ello: Jesucristo.
Los apóstoles no eran personas adineradas; lo habían dejado todo para seguir a Jesús. Pero en Él habían encontrado todo
lo que necesitaban; no era necesario más, pues Jesucristo es nuestro TODOSUFICIENTE.
Hoy, la gente ayuda a otros, pero su ayuda tiene un límite, determinado por factores como el egoísmo (no dar más de lo
que pudiesen dar) o limitaciones (siempre la ayuda tiene un techo). Lo maravilloso aquí es que los apóstoles le dieron o
compartieron al cojo algo que no tiene principio ni fin; que no se agota; que no se acaba; que se da con total liberalidad.
Algo que ellos lo tenían en abundancia.
¿Qué tenemos los seguidores de Jesús para compartir con los que están sin esperanza, enfermos, angustiados y
desanimados? ¿Qué podemos hacer como hijos/as de Dios ante tanta necesidad que hay en el mundo sin Dios? Muchos se
aferran a lo material o a lo que el hombre puede dar. Pero eso es efímero y no suple la necesidad más grande de todas: la
espiritual.
En esta hora, quiero compartir con ustedes TRES RECORDATORIOS que el pasaje leído nos presenta, y que como iglesia
de Jesucristo no debemos olvidar acerca de la labor que tenemos con la humanidad sin Dios, sino tenerlos muy presentes.

PRIMER RECORDATORIO. - EL COJO NOS MUESTRA LA CONDICIÓN EN QUE ESTÁ LA HUMANIDAD: PERDIDA, POSTRADA
Y SIN ESPERANZA, (vv.2-3).
El relato bíblico nos señala que la persona que pedía limosna todos los días en el templo de Jerusalén era coja de
nacimiento. Había nacido en esa condición. No tenía posibilidad alguna de valerse por sí misma, por lo que necesitaba de
otros para todo. La única forma de sobrevivir era pidiendo limosna a los que entraban y salían de aquel templo.
El diccionario define limosna como “Dinero o bien que se da como ayuda a un necesitado”; la palabra griega usada aquí es
“eleeumosúne”, compasión, es decir beneficencia (ejercida hacia el pobre), o (concreto) benevolencia. Obra de bien o de
alivio a los pobres, ya sea meiante dinero u otros elementos así dados.
Notamos la situación desmedrada en la que este cojo estaba (v. 2). Era llevado y sacado más tarde del templo. De seguro
no contaba con la ayuda del Estado o de familiares, pues de lo contrario no estaría en el templo pidiendo dádivas de las
personas. No notamos en el relato una acción misericorde de los religiosos de la época; tampoco se nos dice aquí cuántas
personas daban limosna al cojo. Lo encontramos solo, perdido y sin esperanza. Resignado a vivir el resto de su vida en esa
paupérrima condición.
El cojo es un fiel retrato de la humanidad sin Dios en todos los tiempos y épocas. El hombre y la mujer sin Cristo está en
una lastimosa situación. La historia humana es una larga lista de sinsabores que se agudizan a medida que se avanza en la
historia: guerras, pestes, enfermedades, desastres naturales, crisis económicas, crisis sociales, crisis morales,
deambulando de un lado a otro ante ofertas de solución y esperanza de diversos personeros políticos, religiosos, caudillos
militares y morales e iluminados. ¿Ha mejorado la situación? ¡En absoluto! Mientras más la humanidad se esmera en
solucionar sus problemas más se hunde en el lodo de la perdición. Romanos 3:23 es una realidad y sentencia ante la
realidad humana: destituidos de Dios. ¡Nada ni nadie en este mundo podrá mejorar la situación del hombre! Su problema
no es material; es espiritual, y quien tiene el remedio para ello es Dios mismo, Lucas 19:10..., Jesucristo ha venido a buscar
y salvar lo que se había perdido.
Este primer recordatorio es importante que la iglesia lo tenga internalizado y entendido: La humanidad sin Dios está
perdida. Aunque reniegue de Dios, le dé la espalda, se rebele ante Él, viva su vida prescindiendo de Él, lo necesita con
urgencia. Mientras no acuda a Dios se hundirá más y más en su perdición, postración y desesperanza. Lo más terrible es
que una vez muerto el hombre y la mujer sin Dios, ya no hay más remedio; sólo les espera condenación eterna. Esto
constituye un motivo de oración por parte de quienes somos hijos/as de Dios; su iglesia, su pueblo, y también de acción,
como lo señala 1ª Pedro 2:9-10. Usted y yo hemos sido llamados a “anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las
tinieblas a su luz admirable”.

SEGUNDO RECORDATORIO. - LA IGLESIA ES EL AGENTE DE DIOS PARA ANUNCIAR A JESUCRISTO A UN


MUNDO PERDIDO (VV. 4-6a).
El cojo era llevado todos los días al templo, y puesto en una puerta llamada La Hermosa. Su localización hoy es incierta, y
se dan muchas conjeturas. En el NT no se le menciona más. Pero qué irónico es leer que una persona necesitada fuese
puesta en el Templo, donde uno pensaría que es el lugar en donde la misericordia fluye naturalmente por parte de los
religiosos. Ellos aparecen más adelante sólo para “ver” al cojo sanado, y amenazar a los apóstoles por tal milagro.
Pedro y Juan revelan en toda su expresión la Misión de la iglesia de Cristo. Es cierto que sanaron al cojo en el nombre de
Jesucristo. Pero ante el milagro ocurrido la gente se agolpó alrededor de ellos, pues el cojo glorificaba a Dios. Eso dio
momento para predicar el Evangelio, y 5.000 personas fueron ganadas para Cristo. ¡Gloria a Dios! Nuestra Misión
primordial como iglesia es evangelizar al mundo perdido. En los evangelios encontramos tres palabras griegas para
referirse a lo que significa evangelizar: euaggelisasthai (dar las buenas nuevas); marturein, significando «testimoniar
judicialmente como un testigo», en Juan; y kerussein, proclamar, pregonar, divulgar. Esto es lo que la iglesia ha venido
haciendo en estos 2.000 años de historia: Dar las buenas nuevas de Juan 3:16-17; dar un testimonio vivo de lo que Cristo
ha hecho en nuestras vidas; y proclamarlo, difundirlo “hasta lo último de la tierra”.
El mundo necesita de Dios pero no acude a Dios. Muchas/as se levantan en contra de esta alternativa única, propiciando
otras iniciativas que mantienen engañado al ser humano y lo hacen permanecer en la oscuridad. ¡Mientras el hombre y
mujer sin Dios no acudan a Élsu situación irá de mal en peor! Y el único agente que Dios tiene para hacerles ver lo
equivocados que están y cuál es la solución es SU IGLESIA. Para ello contamos con la Palabra de Dios, con el Espíritu Santo
y su poder, la oración, la fe y el nombre de Jesucristo.
Fue sólo cuando Pedro y Juan le compartieron al cojo a Jesucristo que la situación de este cambió radicalmente. De estar
enfermo pasó a estar sano; de estar solo y sin esperanza a formar parte del pueblo de Dios y una esperanza eterna; de
estar perdido a ser salvo. Lo que tenían de Cristo - que era abundante - fue lo que le dieron al cojo; su vida fue
transformada. ¿Qué tienes tú, querido/a hermano/a para compartir con los que te rodean? ¿Vives la vida abundante de
Dios en tu ser para compartir con los/as necesitados/as?
Por ello es clave que quienes somos hijos/as de Dios vivamos “llenos del Espíritu Santo”. La gente debe ver en nosotros la
vida abundante de Dios. Por tanto, tenemos una gran responsabilidad: Que la vida de Cristo crezca día a día en nosotros
para compartir “de gracia lo que de gracia hemos recibido”. Sólo así podremos decir “lo que tengo te doy”: el mensaje de
salvación, orar para que los enfermos sean sanados, consejo sabio, misericordia, amor, amistad, esperanza, etc. El mundo
lo necesita; usted y yo, hermanos/as estamos para darlo. Somos benditos de Dios por tener esta gran bendición y
mayordomía de compartir el mensaje de Cristo y todo lo que eso significa a un mundo perdido, postrado y sin esperanza.

TERCER RECORDATORIO. - SÓLO EN JESUCRISTO ESTÁ LA RESPUESTA A LA NECESIDAD HUMANA, vv 6b-8.


¿Cuántos años llevaba el cojo en su condición? Hechos 4: 22 nos indica que tenía más de 40 años. Más de 40 años así..,
desde su nacimiento. Toda una vida postrado, sin esperanza, olvidado por la gente.
La humanidad lleva miles de años en su situación perdida y pecaminosa. Lleva miles de años intentando por diversas vías
resolver sus problemas, pero la historia muestra que ha fracasado una y otra vez…, y jamás podrá hacerlo. Un enfermo
necesita de un médico para saber cuál es su enfermedad y cómo poder tratarla para curarla. La humanidad está enferma y
jamás podrá curarse a sí misma, pues en ella y en este mundo no está el remedio para su grave crisis. Ese remedio viene
sólo de Dios, y lo encontramos en Juan 3:16: Jesucristo. Mientras el hombre y la mujer sin Dios no reconozcan esta gran
verdad y la reciban en su vida JAMÁS podrán ser sanos de su condición.
Dios es quien está más interesado que nadie en ayudar a la humanidad perdida. Él es el autor y consumador del Plan
Redentor para ella. En su mente y corazón se ideó todo lo necesario para salvar al hombre de su condición pecaminosa. Y
cuando este se encuentra con este maravilloso y único Dios, encuentra la salida a su condición y su liberación de ella,
obteniendo una vida nueva, una vida abundante, una vida eterna.
Eso fue lo que ocurrió con el cojo. Cuando recibió la sanidad en el nombre de Jesucristo también recibió la salvación
eterna. Los resultados están a la vista en el relato bíblico: entró al templo junto con los apóstoles “alabando a Dios”. Su
vida de tragedia y miseria en un segundo cambió drástica y radicalmente. Era un hombre nuevo, una persona diferente, un
hombre distinto. ¡En un segundo su condición cambió 180°! ¡ESO ES LO QUE OCURRE CUANDO EL HOMBRE Y LA MUJER SE
ENCUENTRAN CON JESUCRISTO! ¡SU VIDA CAMBIA!
El episodio de lo sucedido con el cojo en Hechos me recuerda el episodio del encuentro de Jesús con el endemoniado
gadareno. Vivía aislado de la gente, desnudo, su morada eran los sepulcros, sin esperanza de mejorar, sin posibilidad de
ser libre, sin ningún alivio a su penosa condición. Pero cuando Jesucristo lo encontró su vida cambió para siempre. De ser
una persona que atemorizaba a la gente se convirtió en un evangelista, que empezó a contar “cuán grandes cosas había
hecho Jesús con él”, Lucas 8:26-39. Jesús lo había hecho libre.
Cada uno de quienes somos hijos/as de Dios “no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” sobre lo que Dios ha
hecho en nuestras vidas. Cada uno de nosotros debe ser un pregonero, un propagador, un heraldo de “cuán grandes cosas
ha hecho Jesucristo con nosotros”. Millones de personas a lo largo de la historia de la iglesia - y alrededor del mundo hoy -
son un testimonio vivo de lo que Dios hizo ha hecho en sus vidas. Solamente debemos abrir nuestra boca y darlo a conocer
a todos/as. La gente necesita urgentemente saber que Jesucristo es el TODOSUFICIENTE. No será la política, la economía,
el dinero, las ideologías humanas y racionalistas, las religiones y los “iluminados” del momento los que salvarán a la
humanidad. ¡Sólo Jesucristo! ¡Sólo Jesucristo! ¡Sólo Jesucristo! “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay nombre
bajo el cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos”, Hechos 4:12.
ILUST: Un hombre cayó en un foso, y no podía salir. Cuando tenía la esperanza perdida, apareció alguien que le lanzó una
cuerda y logró salir del foso. Ese alguien es Jesús, y la cuerda es la salvación que ofrece a todo aquel que la quiera.
Sólo cuando el cojo se encontró con Jesucristo fue sanado y salvado de su misérrima condición. Él es la puerta; quien entre
por Él será salvo. Si alguno/a que está escuchando esta palabra hoy no ha tenido un encuentro con Jesucristo esta es la
ocasión perfecta. Abre tu corazón e invítalo a entrar, para que nunca lo dejes salir.
CONCLUSIÓN:
El relato de Hechos acerca del cojo sanado no termina en el v. 10. Acto seguido al milagro viene la segunda predicación de
Pedro que relata Hechos. ¿Resultado? 5.000 personas recibieron a Jesús como Salvador (Hechos 4:4). Por supuesto vino la
persecución de los religiosos, pero Dios continuó respaldando la labor apostólica y evangelística de la iglesia. Satanás
siempre se levantará contra el Evangelio, pero más poderoso es quien está con nosotros que quien es contra nosotros. El
mundo necesita ver a la verdadera iglesia de Jesucristo en acción predicando su Evangelio. Necesita verla llena del poder
de Dios, llena del amor de Dios, empoderada de la Misión que Dios le ha encomendado. Sabemos en quien hemos creído,
y estamos convencidos que el mundo perdido necesita de Jesucristo. No dejemos de hablar de Él a otros. No dejemos de
propagar “cuán grandes cosas Él ha hecho con nosotros”. La situación del mundo lo requiere con urgencia; el tiempo se
acorta, y la Segunda Venida de Cristo se acerca. Hay muchos “cojos” que están postrados, que necesitan conocer de
manera urgente a Jesús, y se necesitan muchos Pedros y Juanes para presentárselos.

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