Sabiduría de Occidente y Oriente

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willigis Jäger

s a b i d u r í a d e o cc i d en t e
y o r i en t e
visiones de una espiritualidad integral

3ª edición

Desclée de brouwer
bilbao - 2008
ÍNDICE

Prólogo de Raimon Panikkar . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

Introducción Sabiduría de Occidente y Oriente . . 15

I. Los cuatro grandes interrogantes de la


humanidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
1. ¿De dónde venimos? . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2. ¿Quiénes somos? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
3. ¿Por qué existimos? . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
4. ¿Adónde vamos? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
5. Preguntas y respuestas . . . . . . . . . . . . . . . . 42

II. La religión en crisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51


1. El significado de la religión . . . . . . . . . . . . 54
2. La cosmovisión dualista . . . . . . . . . . . . . . . 56
3. Muerte y resurrección de Dios . . . . . . . . . . 63
4. Preguntas y respuestas . . . . . . . . . . . . . . . . 67

III. Hacia una mística mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . 71


1. El camino de la contemplación . . . . . . . . . 73
2. El camino del zen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
3. Lo común de los caminos místicos . . . . . . 78
4. Espiritualidad de Occidente y Oriente . . . 84
5. La Realidad Última . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
6. Preguntas y respuestas . . . . . . . . . . . . . . . . 93

Epílogo de Carmen Monske . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101


Prólogo
Raimon Panikkar

Es una alegría para mí interrumpir mis demás com­


promisos para presentar una breve reflexión sobre el
libro de un buen amigo. Una alegría, porque la amis­
tad es uno de los valores más altos de la vida, en el
supuesto de que no confundamos esta alta virtud con
una comunión de intereses. Pero al mismo tiempo es
un oxímoron porque (citando a Fichte) “estoy conde­
nado a ser un filósofo” y por eso debo utilizar un len­
guaje diferente al de la amistad, y expresar pensa­
mientos distintos. Proviniendo de una cultura diferen­
te, no considero como valores definitivos ni el tiempo
lineal ni la historia o la ciencia, y quisiera destacar
que la civilización occidental, a pesar de su dominio
tecnológico, sigue siendo minoritaria en un mundo
que se encuentra actualmente sumergido en una pro­
funda crisis. Coincido plenamente con la preocupa­
ción más honda del amigo por superar la superficiali­
dad reinante hoy día y defender la libertad del ser

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humano, sobre todo en los campos en los que se juega
nuestro destino. Sería, sin embargo, poco creíble e
incluso sospechoso que compartiéramos la misma
opinión en todo. La verdad es sinfónica, dijo alguien,
y yo toco una nota distinta en la misma orquesta.
Como nos dice el P. Willigis, la mayoría de las reli­
giones organizadas son antiguas y venerables, pero
también están anticuadas y petrificadas. Desde hace
decenios me dedico a “predicar” la conversión de las
religiones. Willigis Jäger nos ayuda a que penetre aire
nuevo en este campo.
La palabra espiritualidad es una reacción suave
contra la petrificación de las religiones. Sin embargo,
como explica Willigis Jäger, no se trata de condenar
por igual a justos y pecadores sino de vivir de una
forma nueva el núcleo más hondo de cada religiosi­
dad, de experimentarlo y profundizarlo. La religión
auténtica, como el mismo nombre indica (religare,
relegere y religere) es lo que nos libera de la cárcel de
nuestra soledad (individualidad), sin que confunda­
mos individualidad con singularidad. La religión nos
une con la realidad total y, al mismo tiempo, nos des­
ata de todo apego. La libertad es el pilar de toda reli­
gión auténtica. Como se dice en el Corán, la religión
no permite ninguna coacción.
En este campo hay dos conceptos importantes: fe y
creencia. La fe no debe identificarse con formulacio­
nes de la creencia, pues esta confusión ha tenido efec­
tos desastrosos a lo largo de la historia. Toda persona
tiene una fe, esto es, es consciente de no saberlo todo,
de que existe más de lo que es capaz de comprender y
de que se encuentra frente a lo infinito. Paradójicamente,

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podríamos decir que la fe es tener consciencia de la
propia ignorancia. Nicolás de Cusa habló de la “docta
ignorantia”; aún es más impresionante cómo lo expre­
só hace muchos siglos Evagrius Ponticus, otro místi­
co: “Bienaventurados son los que han alcanzado la
ignorancia infinita (agnosia)”. Pero, como somos seres
racionales, expresamos nuestra consciencia con pala­
bras que nos aporta nuestra cultura. Y ésas son las
formulaciones de la creencia.

Las formulaciones de las creencias varían entre sí,


a menudo incompatibles y a veces incluso contradic­
torias y, me gustaría añadir, gracias a Dios, pues la
“Realidad Última” es inconcebible, y toda declaración
sobre ella no es más que el reflejo de una aproxima­
ción. Si el mundo entero fuera unicolor y los seres
humanos unánimes, no solamente se perdería gran
parte de la belleza del universo sino también desapa­
recería el encanto de la vida, como escribió santo
Tomás de Aquino. Debemos aspirar a la armonía de la
vida y de las religiones, y no a una uniformidad mate­
mática: como dijo Nicolás de Cusa, debemos aspirar a
“una religio circumdata varietate”, una unión con el
misterio en el esplendor de la variedad.

El libro que tengo el honor y la alegría de presentar


nos abre amplios horizontes y nos libera de “microdo­
xias”.

En mi opinión se malinterpretaría por completo la


intención del autor si creyésemos que nos recomienda
vivir sin religión. Lo que anuncia es la libertad de los
hijos de Dios, a lo que quisiera añadir enseguida, que
“Dios” no es él único nombre de ese misterio.

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No me corresponde señalar el valor del silencio de
un Maestro Zen, que se encuentra detrás de sus obras.
“Tibi silentium laus”, dice un salmo (LXIV, 2). “El
silencio es Tu alabanza”. No quiero perturbar ese silen­
cio. ¡Qué la lectura de este nuevo libro suyo transmita
paz y alegría!

El catedrático Dr. Raimon Panikkar, hijo de padre hindú y


madre católica, nació en 1918, en Barcelona. En su persona
une el cristianismo occidental y la espiritualidad oriental y es
conocido a nivel mundial como uno de los más importantes
pioneros y mediadores del diá­logo interreligioso. Es sacerdote
católico, doctorado en ciencias naturales y filosofía. Durante
muchos años vivió y enseñó en la India y ocupó cátedras de
filosofía de religiones comparadas en muchos lugares del
mundo, entre otros en Madrid, Roma, Cambridge y varias uni­
versidades de EE.UU. También ha alcanzado renombre inter­
nacional como autor de numerosos libros sobre espiritualidad
y mística.
I N T RO D UCCIÓ N
Sabiduría de Occidente y Oriente

En todo ser humano anida el anhelo insaciable de una


experiencia transcendental o espiritual, aunque ya no se
sienta identificado con una religión tradicional. La socie­
dad “postsecular” busca la experiencia de lo religioso en
la vida. El teólogo de la liberación Ernesto Cardenal ve
expresado este anhelo diferente y más profundo incluso
en la aspiración a cosas materiales, a la fama y el poder:
“El hambre invisible de los dictadores por poder, dinero
y posesiones, en el fondo, es amor a Dios. El que ama, el
investigador, el hombre de negocios, el agitador, el artista
y el monje contemplativo, todos buscan lo mismo, es
decir, a Dios y nada más que a Dios”.
¿Pero, dónde buscar? Agustín, Padre de la Iglesia, dice:
“Busca lo que buscas, pero no allí donde lo buscas”. En
el zen se dice: “Si buscas la verdad, ya estás separado de
ella”.
Aquí en Occidente, se ha desarrollado en los últimos
años un supermercado de la espiritualidad. Orientarse
en él no resulta fácil, y es grande el peligro de caer en
manos de charlatanes. ¿Dónde buscar, pues?
Con el presente libro, así como con los cursillos y
conferencias que doy, quiero señalar perspectivas que
ayuden especialmente a las personas que ya no encuen­
tran orientación en las religiones tradicionales.

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De aquí en adelante, al utilizar la palabra “Dios”, no
me referiré a un ser personal externo. Esa palabra apun­
tará a una “Consciencia Absoluta” que no se capta con
la razón. Para mí significa una realidad de fondo que se
vierte en todo lo que tiene forma y que, sin embargo, no
es esa forma.
En la primera parte del libro me ocupo de los grandes
interrogantes existenciales de la humanidad, de pregun­
tas que se han planteado los seres humanos desde siem­
pre, preguntas sobre nuestro origen y nuestro destino,
sobre el sentido de la existencia humana.
En la segunda parte me ocupo de la crisis en la que
se encuentran desde hace ya tiempo las confesiones cris­
tianas, una crisis que se plasma también en el hecho de
que cada vez más personas les van dando la espalda,
buscando interpretaciones alternativas sobre el sentido
de la vida. Es evidente que la influencia de las religiones
institucionalizadas está perdiendo peso mientras que, al
mismo tiempo, está despertando una sensibilidad reli­
giosa muy nueva. Al fin y al cabo, las religiones siguen
girando demasiado alrededor de sí mismas y no van a la
par con el desarrollo del ser humano. También las reli­
giones tienen que transformarse de acuerdo con el desa­
rrollo total del ser humano, con el fin de conducir a una
espiritualidad actualizada. Más que nunca les hace falta
no ya una reforma, sino una transformación.
En la tercera parte presento un camino espiritual
centrado en la esencia de las tradiciones religiosas, que
quisiera denominar “Sabiduría de Occidente y Oriente”.
Es un camino claro, que pretende conducir a una expe­
riencia religiosa transconfesional a todos los que se
decidan a recorrerlo. Requiere determinación y confian­
za en aquellas dimensiones que estén acordes con la

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cosmovisión y antropología del siglo XXI. Cualquiera
puede encaminarse por ese sendero espiritual, indepen­
dientemente de que pertenezca o no a una religión, sin
importar que sea cristiano o no crea en Dios alguno, que
esté bautizado o siga cualquier otro credo. El camino de
la “Sabiduría de Occidente y Oriente”, aquí descrito,
lleva más allá de todo dogma y credo.
Su antigüedad se cifra en varios miles de años, se ha
incorporado a todas las religiones y, hoy en día, está más
actual que nunca. La “Sabiduría de Occidente y Oriente”
enseña la estructura básica de los caminos espirituales
de Oriente y Occidente como un camino de práctica espi­
ritual que transciende las tradiciones y abarca una for­
mación de la conciencia que integra cuerpo, psique y
mente. Este camino comprende formas y rituales inspi­
rados en las tradiciones y conduce a la vida cotidiana
como lugar de validación de esa práctica. Se puede andar
por él y, al mismo tiempo, quedarse en la confesión a la
que se pertenece. Pero también está pensado para todos
aquellos que carecen de confesión. Las experiencias mís­
ticas que se den en el camino se expresarán en el lengua­
je religioso que le sea propio a cada uno. Estas experien­
cias también se prestan a ser expresadas en forma poéti­
ca, en un lenguaje psicológico o en imágenes.
En todos los caminos espirituales que nos conducen
a nuestro centro interno podemos experimentar que
no somos unidades aisladas, sino de que todo es uno.
Cuando intentamos verter tal experiencia en palabras,
resulta casi imposible no echar mano de imágenes y
conceptos con los que estamos muy familiarizados. Para
la ciencia, ese lenguaje no es aceptable. Lo que no se
presta a ser pesado, contado, medido y calculado no es
aceptado por ella. Sin embargo, la experiencia mística

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va de la mano de procesos neurológicos que pueden
medirse, que, “aunque sean poco corrientes, no están
fuera del espectro normal de las funciones del cerebro.
En otras palabras, la experiencia mística es biológica­
mente real y perceptible para la ciencia”, así lo formula
Andrew Neuberg, investigador norteamericano del cere­
bro y de las religiones, en su libro “El Dios pensado”. Es
un factor antropológico y una señal esencial del ser
humano. Sin embargo, lo que se experimenta escapa a
cualquier medición, pues la experiencia ocurre en un
espacio de la conciencia transracional. El siguiente
ejemplo nos lo aclarará: Un analfabeto mira una poesía,
cuenta los versos, mide su número y longitud, etc. Pero
así nunca entenderá la poesía.
“La sabiduría de Occidente y Oriente” nos muestra el
camino hacia el siguiente nivel del desarrollo de nuestra
conciencia. Nos aporta una comprensión muy nueva y
nos conduce a una experiencia en la que ya no hay nin­
guna separación entre Dios y ser humano, sino un des­
pertar continuo de la “consciencia divina” en nosotros.
La “Sabiduría de Occidente y Oriente” señala una co­­
rriente mística que atraviesa todas las religiones más
allá del tiempo. Esa corriente conduce más allá de toda
religión hacia la experiencia de la Realidad, hacia la
experiencia de la unidad de todo ser. Esa sabiduría eter­
na significa armonía con la ley cósmica.
El camino místico conduce siempre de vuelta al mun­
do y a la responsabilidad para con el mundo. Conduce a
la acción, al actuar y al prójimo, y es la base de la ética
del amor, que nos hace reconocernos a nosotros mismos
en el otro. Necesitamos esta experiencia mística para
que la Tierra y los seres humanos alcancen el futuro
sanos y salvos.

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El camino de la “Sabiduría de Occidente y Oriente”
dice sí a la vida y no se retrae del mundo. Fenómenos
secundarios de ese camino espiritual son: la conciencia
de responsabilidad hacia una existencia humana digna,
la ecología, la paz y la justicia social. Quizás sea la mís­
tica la que ofrezca al mundo la última esperanza para un
futuro digno de la humanidad. Su meta consiste en la
experiencia de la unidad de todo ser. Ésa es la revolución
auténtica que nos aguarda. En esa experiencia, creo,
radica la salvación de la humanidad.

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i
LOS CUA T RO G RA N D ES
I N T ERRO G A N T ES D E LA
HUMANIDAD
¿ D e d ó n d e venimos? ¿Qu iénes som os?
¿ P o r q u é existimo s? ¿ Ad ó n d e va m os?

“La pregunta decisiva para el ser humano es ésta:


¿Estás enfocado a lo infinito o no?”.
C.G. Jung

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