La Organización Del Departamento Comercial
La Organización Del Departamento Comercial
La Organización Del Departamento Comercial
COMERCIAL
Esta viene dada por las diversas alternativas que una empresa tiene para
estructurar las diferentes actividades comerciales; siempre estará condicionada
a una serie de factores internos y externos, como pueden ser: el tamaño de la
empresa, la filosofía que se va a seguir, los recursos económicos, la proyección
de futuro, el tipo de mercado y producto, etc.
Su principal logro radica en la realización y consecución de los objetivos
comerciales dados por la empresa. Al igual que no existe un «vendedor tipo»
en las organizaciones comerciales, tampoco hay una serie de modelos
estándar de organización, debido principalmente a la enorme diversidad de
clientes y mercados. Los estudios realizados sobre organización
comercial han dado como resultado una serie de premisas que en principio
son necesarias:
1. Se deben definir y comunicar claramente los objetivos empresariales,
departamentales e individuales.
2. Se debe delegar, tanto como sea posible, la responsabilidad (y
necesaria autoridad) para la consecución de resultados.
3. Las personas en las que se ha delegado el poder han de ser
capaces de ejercerlo y creer en lo que están haciendo, ya que en
caso contrario ninguna estructura organizativa servirá para nada.
LA DIRECCIÓN GENERAL, CON EL APOYO DE LA DIRECCIÓN
COMERCIAL, MARCA LOS INSTRUMENTOS DE
ORGANIZACIÓN QUE CONSIDEREN MÁS ADECUADOS, AUNQUE
EN PRINCIPIO NOSOTROS RECOMENDEMOS:
1. Un manual con la descripción detallada de los puestos de trabajo
2. Los manuales operativos precisos para llevar a buen término su
gestión
3. El «manual de venta»
Todo departamento comercial se debe regir por una serie de principios que
favorecen la eficiencia de sus procesos.
TALES PRINCIPIOS SON:
1. Unidad de mando. Cada comercial dependerá de un solo jefe y
trabajará directamente con él. Los jefes conocerán el número de
colaboradores a su cargo.
2. Las supervisiones han de ser oportunas y constantes para que
sean efectivas.
3. Flexibilidad. La organización ha de ser capaz de adaptarse a las
situaciones cambiantes del mercado, previniéndolas y haciendo
frente a los cambios de negocios, sin pérdidas en el rendimiento.
4. Todas las funciones estarán definidas por escrito hasta en los
últimos detalles.
5. Expansión. Cuando se efectúe una expansión con el consiguiente
aumento del número de ventas y trabajo, hay que prever la
ampliación de personal para poder atender adecuadamente a los
clientes.
6. La delegación de tareas ha de quedar perfectamente definida.
7. Coordinación. Armonizar las acciones de los diversos comerciales,
de modo que no se creen interferencias ni duplicidades en el trabajo.
Adecuar a los comerciales en función de las delimitaciones de las
zonas de ventas, de modo que todas estén atendidas y cubiertas.
8. Creación de la figura junior. En todo equipo comercial es
interesante contar con la presencia de personal junior, para que
actúen de comodín en suplencias o necesidades puntuales;
posteriormente serán promocionados.
9. Estabilidad del personal. Debemos conseguir una rotación del
personal comercial lo más baja posible. Ser capaces de soportar las
bajas de personal sin grandes pérdidas de eficacia, rentabilidad y
adecuada atención al cliente.
Su principal logro radica en la realización y consecución de los objetivos comerciales dados por la empresa. Al igual
que no existe un «vendedor tipo» en las organizaciones comerciales, tampoco hay una serie de modelos estándar de
organización, debido principalmente a la enorme diversidad de clientes y mercados. Los estudios realizados sobre
organización comercial han dado como resultado una serie de premisas que en principio son necesarias:
Unidad de mando. Cada comercial dependerá de un solo jefe y trabajará directamente con él. Los
jefes conocerán el número de colaboradores a su cargo.
Todas las funciones estarán definidas por escrito hasta en los últimos detalles.
Las supervisiones han de ser oportunas y constantes para que sean efectivas.
La delegación de tareas ha de quedar perfectamente definida.
Estabilidad del personal. Debemos conseguir una rotación del personal comercial lo más baja
posible. Ser capaces de soportar las bajas de personal sin grandes pérdidas de eficacia, rentabilidad y
adecuada atención al cliente.
Flexibilidad. La organización ha de ser capaz de adaptarse a las situaciones cambiantes del mercado,
previniéndolas y haciendo frente a los cambios de negocios, sin pérdidas en el rendimiento.
Expansión. Cuando se efectúe una expansión con el consiguiente aumento del número de ventas y
trabajo, hay que prever la ampliación de personal para poder atender adecuadamente a los clientes.
Coordinación. Armonizar las acciones de los diversos comerciales, de modo que no se creen
interferencias ni duplicidades en el trabajo. Adecuar a los comerciales en función de las
delimitaciones de las zonas de ventas, de modo que todas estén atendidas y cubiertas.
Creación de la figura junior. En todo equipo comercial es interesante contar con la presencia de
personal junior, para que actúen de comodín en suplencias o necesidades puntuales; posteriormente
serán promocionados.
Volumen de la empresa. Cuanto mayor es el número de personas que forman la plantilla, mayores
esfuerzos hay que dedicar al control y seguimiento. En empresas grandes es necesaria la división o
agrupación del personal por áreas geográficas, tipos de clientes, tipos de productos, etc.
Número y naturaleza de los productos. El tipo de productos y gamas implica la necesidad de la
especialización del personal. Se han de marcar diferencias entre las líneas de productos.
Métodos de distribución. Determinar el tipo de distribución adecuado y los medios e in-fraestructura
necesarios.
Influencia de las nuevas tecnologías. Internet está obligando a muchas empresas a reestructurar sus
equipos de ventas con un perfil técnico-comercial.
Introducción
El cada vez más complejo mundo de las ventas nos hace presagiar para el siglo XXI grandes
cambios producidos no sólo por los avances tecnológicos, sino por la evolución profesional de
las personas que componen los diferentes equipos comerciales.
Iniciamos el nuevo milenio siendo conscientes de que el verdadero valor de las empresas
está en la actualidad en el talento de quienes las forman y se han puesto en marcha para
gestionar, además de los activos propios de la compañía, el capital humano y el
conocimiento.
Es aquí donde la fuerza de venta y todas las personas que engloban la actividad comercial
adquieren un mayor protagonismo. Internet ha iniciado, y de manera un tanto turbulenta,
una especie de revolución en la gestión de ventas que está siendo sólo la punta del iceberg
en los cambios que se avecinan.
Incluso algunos analistas precisan que el modelo tradicional de venta no puede cambiar de
repente y precisa una etapa de transición larga hacia nuevos sistemas, la realidad nos está
demostrando que el cambio se está produciendo y debemos estar abiertos para dar
respuestas satisfactorias a la fuerte competitividad que existe hoy en día entre las
empresas.
Por eso no podemos dar la espalda a aquellas variables que influyen muy directamente en el
mercado y serán las que marquen el futuro de la venta. Principalmente destaco las
siguientes:
Lo hasta aquí expuesto hace pensar en un futuro muy prometedor a las personas que se
dediquen a vender, pero hoy en día el mercado nos indica que en muy pocas tarjetas de
visita profesionales aparece la palabra vendedor, ya que en nuestro país se sigue
considerando un término peyorativo y que se sustituye por otras de mayor status.
Durante estos últimos años se han invertido innumerables esfuerzos en mejorar nuestro I +
D; los procesos de producción y el márketing, pero no así los procesos de venta para
adecuarlos a la problemática actual.
La organización del departamento comercial viene dada por las diversas alternativas que una
empresa tiene para estructurar las diferentes actividades comerciales; siempre estará
condicionada a una serie de factores internos y externos, como pueden ser: el tamaño de la
empresa, la filosofía que se va a seguir, los recursos económicos, la proyección de futuro, el
tipo de mercado y producto...
Su principal logro radica en la realización y consecución de los objetivos comerciales dados
por la empresa. Al igual que no existe un «vendedor tipo» en las organizaciones comerciales,
tampoco hay una serie de modelos estándar de organización, debido principalmente a la
enorme diversidad de clientes y mercados. Los estudios realizados sobre organización
comercial han dado como resultado una seria de premisas que en principio son necesarias:
• Unidad de mando. Cada comercial dependerá de un solo jefe y trabajará directamente con
él. Los jefes conocerán el número de colaboradores a su cargo.
• Las supervisiones han de ser oportunas y constantes para que sean efectivas.
• Coordinación. Armonizar las acciones de los diversos comerciales, de modo que no se creen
interferencias ni duplicidades en el trabajo. Adecuar a los comerciales en función de las
delimitaciones de las zonas de ventas, de modo que todas estén atendidas y cubiertas.
El proceso de decisión
Un problema surge cuando existe una desviación entre lo que teníamos previsto que
sucediera y lo que realmente pasa. A este respecto, he de comentar que muchas empresas
confunden las consecuencias con el problema y, a lo que realmente hay que dar solución, es
a este último. La fase siguiente comprenderá el análisis de las causas del problema, para ello
se buscarán los datos necesarios, se estudiarán las interrelaciones y se pasarán de las
causas primarias a otras, de mayor nivel, hasta llegar a las últimas que expliquen la
desviación: ¿alguna causa externa a la organización es la responsable?, ¿fallo en los
recursos?, ¿problema organizativo?, ¿dificultades con la competencia?, ¿cuáles son los
factores críticos que han desencadenado el problema?...
El proceso de decisión continúa con la búsqueda de los posibles tramos de acción a los que
se puede optar y con la posible solución, así como con la determinación de su coste,
duración, ventajas e inconvenientes y, principalmente, sus consecuencias e implicaciones
para la organización. Incluso la no actuación constituye una posible alternativa que ha de
tenerse en cuenta.
Planteadas las posibles alternativas, se adoptará la que satisfaga unos requisitos mínimos de
aceptabilidad, como son la exigencia de menos recursos, el menor coeficiente
riesgo/ventajas de la solución, la oportunidad, el menor esfuerzo... La elección de la mejor
solución no significa que el problema esté resuelto, sino simplemente que la decisión está
lista para la acción. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las decisiones son ejecutadas
por quienes no las toman; por tanto, es importante saberlas comunicar a los colaboradores
que son los que van a ejecutarlas; esto supone traducirlas en reglas e instrucciones precisas
y concretas, asegurarse de que han sido asimiladas y poner a punto las acciones
organizativas derivadas de ello. Por último, nos queda marcar los medios de control exigidos
por la solución, que nos indicarán si el problema se resuelve con la decisión tomada. Este
control permitirá al directivo comprobar su calidad, identificar rápidamente sus errores,
asegurarse de que es ejecutada efectivamente, observar los cambios ocurridos desde que se
tomó la decisión inicial y adaptarse a ellos.
Ventas Inteligentes
Son aquellas ventas realizadas en base a un conocimiento profundo del
cliente, aportando soluciones a las necesidades explícitas que haya
manifestado.
El deseo de toda empresa es llegar al mayor número de clientes de la forma más efectiva, para venderle sus productos
y servicios. Pero las relaciones con el cliente han evolucionado vertiginosamente en los últimos años. El desarrollo de
las nuevas tecnologías ha traído unas comunicaciones personalizadas, tanto por el medio utilizado (contact centers,
internet, e-mail, teléfonos móviles, PDA, etc.) como por mensaje, o por el producto.
En relación directa con ello está la evolución de los sistemas de venta y distribución; aparecen nuevos canales de
comercialización más eficientes, que alejan al productor del cliente, y fortalecen al distribuidor. Ante este nuevo
escenario, a las empresas no les queda otra opción que entrar en contacto directo con sus clientes, escuchándoles,
comprendiéndoles y adaptándose rápidamente a ellos.
En paralelo a esta personalización de la comunicación, las nuevas tecnologías abren vías distintas para obtener un
conocimiento de los clientes pragmático y útil desde el punto de vista comercial. Sin embargo, muchas empresas
desconocen que la mayor parte de esta información se atesora en la propia organización. El análisis riguroso de la
ingente documentación interna almacenada en las bases de datos permitirá conocer más y mejor al cliente, para
definir estrategias preactivas de gestión que aumenten su valor a largo plazo.
Esto permitirá alinearse cada vez más con la estrategia de la empresa, y se traducirá en concretar y priorizar objetivos
y en ampliar recursos críticos en las acciones derivadas para conseguirlos. Para el departamento de marketing,
obligado constantemente a justificar y demostrar sus resultados, la información interna es un valioso aliado; y en este
paradigma de conseguir más efectividad por menos coste, la utilización de técnicas de data mining aporta respuestas
a las cuestiones más estratégicas de la gestión de la actividad comercial. El ciclo de vida de la información interna y
su aplicación en el conocimiento del cliente y en la ejecución de acciones orientadas a maximizar su valor a largo
plazo para la empresa consiste en:
Obtención de datos. Todos los contactos con el cliente deben utilizarse como oportunidades para
recoger más información sobre él.
Aplicación de modelos. Se puede aflorar información oculta y de alto valor.
Conocer al cliente. Obtener un conocimiento pragmático sobre el cliente, utilizable comercialmente
y sostenible en el tiempo.
Estrategias de gestión del cliente. Desde un profundo conocimiento, hay que orientar la estrategia de
un modo proactivo hacia el establecimiento de relaciones personales y duraderas.
Cumplimiento de objetivos. Con las ventas que se obtienen, es posible generar más datos y comenzar
así un nuevo ciclo.
Interactuar con el cliente. Las nuevas tecnologías nos permiten intercambiar con el cliente
información para su uso posterior.
La homogeneización de la oferta de productos y precios reduce la fidelidad a las marcas. Si cada vez resulta más
difícil diferenciarse por producto, precio, canal de distribución o medio de atención, solo queda concentrarse en
conocer al cliente lo suficiente como para saber anticiparse a sus necesidades en el momento preciso, el de la verdad.
El hecho diferencial está en lo que se conoce de los clientes y la organización, y que el resto aún no sabe. Esto lleva a
considerar la información interna como un valioso tesoro por descubrir y explotar. No todas las compañías son
capaces de aprovechar el material que obtienen de sus sistemas, especialmente de sus CRM (customer relationship
management), y explotarlo adecuadamente, por tanto, es esencial preguntarse ¿qué información útil se ha generado en
la organización?, y ¿cómo utilizarla de modo estratégico?
Con las denominadas técnicas de data mining (o minería de datos), en las bases de datos es posible responder a las
principales cuestiones de negocio. El origen de su nombre es la similitud del proceso
de búsqueda de una veta de mineral entre una montaña de mena, de ahí que se compare con el proceso de
aflorar información de negocio valiosa en grandes bases de datos. Así, se define como «el conjunto
de técnicas utilizadas en el proceso de búsqueda de modelos comprensibles a partir de grandes volúmenes de datos».
Algunas de las principales características de dichas técnicas se resumen como una actividad no manual que descubre
patrones útiles y traducibles en reglas de negocio, permite tomar decisiones preactivas mediante el conocimiento de
tendencias y comportamientos futuros, y genera nuevas oportunidades de negocio.
Pero, ¿cómo es capaz el data mining de descubrir información de negocio que se desconoce o de realizar predicciones
sobre comportamientos futuros? Mediante la modelización se prepara un modelo, que no es más que la
reconstrucción de una situación de la que se sabe la respuesta, con el fin de aplicarla sobre otra de la que se
desconoce. En los últimos tiempos se ha empezado a denominar «el viaje del cliente».
Las técnicas de enriquecimiento de la información comercial se basan, fundamentalmente, en la obtención de
modelos de comportamiento de los clientes. Para obtenerlos hay que tener un repositorio de información histórica,
válida, conocer y aplicar las técnicas estadísticas y de data mining, y contar con las herramientas adecuadas.
5.2. Algunas aplicaciones prácticas
Objetivo: CONOCIMIENTO DEL CLIENTE
Tarea: análisis del perfil del cliente y mejora del conocimiento de la cartera.
Descripción: aplicar técnicas de análisis descriptivo para hallar el perfil de cliente afín a cada producto o servicio.
Mediante análisis multivariante se pueden obtener las características de los clientes de forma exhaustiva y aprovechar
la información para generar, por ejemplo, el briefing de las campañas.
Resultado: mapa del perfil del cliente para cada producto o servicio.
Beneficios: mejorar la aceptación de los productos por parte de los clientes mediante la oferta afín al perfil concreto.
Detección de necesidades no satisfechas y generación de productos que las satisfagan.
Objetivo: SEGMENTACIÓN DE LA CARTERA
Tarea: segmentación predictiva de la cartera de clientes. Tipo A, B y C.
Descripción: generación de segmentos de clientes en función de las ventas o del uso que hacen de los productos y
servicios contratados. Tipificar los grupos de clientes obtenidos y hallar sus umbrales de uso de servicios,
clasificando a los clientes en función de la intensidad con la que los utilizan. A continuación se genera un modelo
predictivo capaz de asignar a cada uno la probabilidad de pertenecer a un segmento u otro en función de su
comportamiento.
Resultado: segmentos homogéneos de clientes y los umbrales de uso de servicios de cada segmento. Score de
propensión a pertenecer a uno y otro segmento.
Beneficios: tipificación de los clientes en función del uso que hacen de los servicios para mejorar, por ejemplo, la
oferta realizada a los clientes.
Descripción: a partir de técnicas de minería de datos (data mining) se obtendrán las relaciones existentes entre
productos y servicios para hallar estas cestas consumidas al mismo tiempo por los clientes. Utilizar las cestas
obtenidas para crear modelos predictivos y obtener scores de clientes de elevada propensión a consumir una
determinada cesta.
Resultado: cestas de productos y score de propensión a consumir una determinada cesta.
Beneficios: conocer las relaciones entre servicios/productos para hallar oportunidades de venta cruzada o bien
canibalización entre servicios. Predecir anticipadamente la propensión de un cliente a consumir determinadas cestas
de productos/servicios.
Objetivo: RETENCIÓN DE CLIENTES
Tarea: prevenir la fuga de clientes de valor.
Descripción: se ha de definir en primer lugar el concepto de abandono, teniendo en cuenta que en muchos casos
puede ser parcial y no total, pero quererse analizar igualmente. Modelar el comportamiento de los clientes fugados
para aprender de ellos determina las causas que han motivado dicho fenómeno y predecir anticipadamente la fuga de
otros.
Descripción: en función de las características del cliente y de sus hábitos de consumo es posible crear un sistema de
asignación de oferta que determine qué productos ofrecer a qué clientes. La oferta de productos se haría entonces en
función de la afinidad del cliente con el producto y de sus características intrínsecas. Se mejora el grado de
satisfacción de los clientes con la oferta y se aumenta el beneficio medio proporcionado por cliente.
Resultado: para los individuos seleccionados se obtiene la oferta más afín a su perfil.
Beneficios: aumento del beneficio medio por cliente y del grado de satisfacción de los mismos con la oferta.
Disminución de costes y mejora de la redención de las campañas de marketing directo.
En negocios que no tienen una venta recurrente, como los coches o los
pisos, es más complicado diseñar estrategias de inteligencia de cliente,
aunque también se puede. “Serán acciones con periodos más largos y
con un retorno menos inmediato en las que, además de conservar los
datos del cliente para detectar cuándo le puede tocar renovarlo, puedes
ofrecer otros servicios que te permitan conseguir ingresos recurrentes.
Por ejemplo, un servicio de mantenimiento y si estimas los kilómetros
que tiene, puedes ofrecerle una revisión o un cambio de neumáticos. E
incluso proponerle un asesoramiento, si además de comprarse un
coche también quiere una moto”, explica Guillermo Córdoba. Se trata
de buscar cualquier servicio complementario. “Todo lo que sabes que
está haciendo contigo o no, porque también puedes predecir si no te
compra y, en ese caso, lanzarle ofertas para venderle más”, añade
Guillermo Córdoba.
En los mercados de telefonía, por ejemplo, las firmas luchan por captar
clientes de forma desaforada y ni se molestan en intentar captar a los
que ya tienen sus servicios de ADSL para fidelizarles con precios
especiales en el móvil o al revés. Es la línea que abrió Movistar con su
Tarifa Fusión, pero no aplican la inteligencia de cliente casi de ninguna
otra forma. Por ejemplo, podrían registrar qué clientes han llamado o
han entrado a la web para ver cuántos puntos tienen y ofrecerles al
poco una oferta para renovar sus móviles, en lugar de llamar pasados
varios meses para proponer un cambio a quien se acaba ya de comprar
uno nuevo.
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