Analisis y Critica Audiovisuales Quim Casas Moliner
Analisis y Critica Audiovisuales Quim Casas Moliner
Analisis y Critica Audiovisuales Quim Casas Moliner
más influyentes que en ellas se publicaron (con la firma de Pere Gimferrer, Víctor Erice, José María
Latorre, José Luis Guarner, Miguel Marías, Terenci Moix, Ángel Fernández Santos), por las posturas
acérrimas que defendieron, por la herencia de las revistas francesas y anglosajonas que
transmitían y por la dura pugna que mantuvieron en defensa de autores, géneros y
cinematografías entonces opuestos, todo ello en unos tiempos en que la censura no permitía
demasiadas veleidades tanto en las películas que se estrenaban como en los escritos que se
publicaban en torno a ellas. No es menos relevante el hecho que de las páginas de las dos revistas
saldrían importantes directores (Erice), novelistas (Moix) y poetas (Gimferrer), así como varios de
los críticos con más incidencia (Fernández Santos, Latorre, Marías, Guarner). De igual modo, cada
una de estas revistas generó el estilo de otras que tomaron el relevo con resultados diversos:
Dirigido por prolongaría en sus inicios el ideario de Film ideal , incorporando no pocos de sus
colaboradores, del mismo modo que Contracampo heredó críticos y pensamiento de Nuestro
cine . A modo de introducción, conviene destacar que durante la primera mitad de los años
sesenta, coincidiendo con el nacimiento de Nuestro cine y la segunda etapa de Film ideal, la más
«cahierista» de todas, la pugna entre las dos publicaciones fue constante y se convirtió en libro de
estilo. Todo lo que defendía una era atacado sistemáticamente por la otra, y viceversa. Film ideal
encumbró, siguiendo el modelo «cahierista», a aquellos directores estadounidenses que, de Alfred
Hitchcock a Vincente Minnelli, definían los valores estéticos por encima de los temáticos. Nuestro
cine arremetió contra estos cineastas casi siempre desde planteamientos estrictamente
ideológicos. Es famosa la aseveración de Antonio (Antxon) Eceiza con la que concluía su crítica de
Río Grande vertida en las páginas de Nuestro cine : «Por esto, perdido el respeto, libre el ánimo,
podemos decir sinceramente que nos repugna John Ford». Se trata de una sentencia
paradigmática del enfrentamiento entre opciones críticas e ideológicas que se producía en aquel
momento,© Editorial UOC 88 Análisis y crítica audiovisual sobre la que Eceiza se vería obligado a
volver cuarenta años después para concluir y matizar, en las páginas de Noferatu , que «me
repugna el John Ford de los fordianos». La rivalidad de entonces es hoy atractivo muestrario de
tendencias. Film ideal descubrió valores interesantes en el cine norteamericano comercial
mientras que Nuestro cine escribió sobre casi todos los movimientos de acento social, del free
cinema al new american cinema ; reivindicó a los herederos del neorrealismo (Michelangelo
Antonioni, Valerio Zurlini) y apostó fuerte por el Nuevo cine español. El mapa cinematográfico
alcanza el necesario relieve panorámico haciendo caso de una y otra por igual. 2.2. Del catolicismo
al «cahierismo» El primer número de Film ideal apareció en el mes de octubre de 1956. La revista
tuvo en sus inicios una marcada tendencia católica y conservadora. Su periodicidad fue
inicialmente mensual. Tras la gran aceptación que tuvo, se convirtió en quincenal (número 40); en
los últimos tiempos aparecería de manera irregular. Se publicaron 223 números. El primer número
fue bendecido oficialmente por la llamada Comisión Episcopal de Ortodoxia y Moralidad, e incluía
una carta de Vicente Enrique y Tarancón, entonces Secretario general del Episcopado, dirigida al
director de la revista, José María Pérez Lozano. Aunque su modelo de referencia terminó siendo
Cahiers , la configuración inicial de Film ideal se asemejaba a la de Positif , ya que en el comité de
redacción figuraban varios jesuitas, aunque España no era Francia, por supuesto. Los
colaboradores iniciales fueron Félix Martialay (un militar que acabaría dirigiendo la revista y que,
como recordaba uno de los críticos habituales, iba a la redacción con pistola, pero que siempre
defendía a los colaboradores fuera cual fuera su ideología política), Juan Cobos (el principal y
entregado defensor de Orson Welles en la crítica española y miembro,© Editorial UOC 89 Capítulo
IV. Las revistas especializadas... entonces, de Acción Católica), Juan Miguel Lamet (que después
ejercería de censor) y José Pruneda. En 1961 Lozano y el grupo de jesuitas abandonaron Film ideal
a causa de constantes fricciones editoriales, cerrándose la primera época de la revista, la que
Tubau define como de «tremendismo parroquial». Lozano creó inmediatamente (mayo de 1961)
Cinestudio , en la que escribieron futuros cineastas como José Luis Garci, Antonio Gímenez Rico y
Antonio Mercero. La tendencia política de Cinestudio fue intermedia entre Film ideal y Nuestro
cine , alejándose así de la radical estela católica que Lozano había impuesto en Film ideal . Entre
los aciertos de esta publicación que intentaba abarcar todo lo que se producía en el concierto
cinematográfico internacional sin unas directrices concretas (motivo por el cual no participó en el
revuelo y enfrentamiento generado por las otras dos revistas), está el de publicar guiones
completos de películas extranjeras, así como la traducción de entrevistas procedentes de Cahiers ,
Positif o Sight and Sound , práctica que acabaría siendo normalizada en todas las revistas de la
época. En estos años aparece muy ligado a Film ideal un personaje fundamental en la historia del
cine español, José María García Escudero, que había sido el primer Director general de
Cinematografía y Teatro, departamento creado por el Ministerio de Información y Turismo. Estuvo
al frente del mismo desde junio de 1951 hasta marzo de 1952; en julio de 1962 sería nombrado
por segunda vez en el cargo y prolongaría su mandado hasta noviembre de 1968. García Escudero,
coronel del cuerpo jurídico del ejército del Aire, escritor y miembro activo de las Conversaciones
Cinematográficas de Salamanca (de las que entre muchas otras cosas surgiría Film ideal ), ilustra a
la perfección las contradicciones que encierra la historia del cine español. Un año antes de acceder
por vez primera a la dirección general, había escrito un artículo en el que aseguraba lo siguiente:©
Editorial UOC 90 Análisis y crítica audiovisual «La maravilla que el cine pudo ser se nos ha
convertido en este grosero, banal, mecanizado mecanismo para entorpecer a esas muchedumbres
que una, dos o tres veces por semana, se sepulta en las salas de proyección para absorber con
concupiscencia casi pecaminosa el gran estupefaciente que les hará olvidarse por una horas de lo
que es y le arrebatará el tiempo que necesitaría para saber lo que debe ser.» García Escudero.
Cine y vida moderna, publicado en el diario Arriba , 17 de marzo de 1950 Aunque desde
postulados ultraconservadores y utilizando una prosa tan encendida como reaccionaria para
atacar el cine entendido como pura y simple evasión, García Escudero clamaba por el mismo tipo
de humanismo cristiano que caracterizaría la primera época de Film ideal a la que estuvo ligado. Si
dimitió de su cargo en 1952 fue a causa del revuelo causado por Surcos (1951), de José Antonio
Nieves Conde, una película de acento neorrealista sobre el paso del campo a la ciudad cuya sola
existencia, en un panorama cinematográfico tan parco y reaccionario como el realizado bajo el
franquismo, constituye una absoluta paradoja. Después, en su segundo mandato, García Escudero
fue el artífice de la coyuntural apertura del cine español respaldando a la generación de jóvenes
directores que daría pie al Nuevo cine español (Basilio Martín Patino, Miguel Picazo, Carlos Saura,
Angelino Fons, Francisco Regueiro, Anton Eceiza) y practicando una política de raíz más liberal
dentro de lo que permitía el régimen franquista; el cine le servía a la dictadura de escaparate
aparentemente democrático, y las revistas cinematográficas españolas jugaron su papel en este
«blanqueo» de imagen. No deja de ser curioso que uno de los libros sobre temas cinematográficos
que escribió García Escudero llevara por título el de Censura y libertad (1952). En esta primera
época empezaron a colaborar también en Film ideal Florentino Soria, que había trabajado como
guionista con Luis García Berlanga ( Calabuch , 1956) y acabaría siendo el director de la Filmoteca
Nacional de España, y Alfonso Sánchez, uno de los críticos españoles más populares y el primer
caso auténticamente mediático de crítico cinematográfico, sobre todo a raíz de su peculiar manera
de hablar descubierta en los comentarios de películas que haría años después en TVE.© Editorial
UOC 91 Capítulo IV. Las revistas especializadas... Film ideal varió considerablemente de
orientación a medida que se fueron incorporando en diversas etapas nuevos críticos procedentes
de Madrid, Barcelona o Zaragoza: Guarner, Latorre, José María Carreño, Manolo Marinero, José
Antonio Pruneda, Luis Gasca, Gimferrer, Terenci Moix (que entonces firmaba con su nombre
verdadero, Ramón Moix), Vicente Molina Foix, Ramón Font, Jos Oliver, Fernando Mendez-Leite y
Marcelo ArroitaJauregui. En 1962, la revista pasó del catolicismo humanista inicial, unido a una
cierta herencia neorrealista, a una abierta coincidencia formal con las teorías de Cahiers du
Cinéma : el «cahierismo militante», en definición de Tubau. En este sentido, es importante
destacar la incorporación de Guarner, procedente del cine-club barcelonés Monterols, regido por
el Opus Dei (en el en el capítulo I se reproduce un fragmento del texto de Guarner aclarando los
conceptos de la puesta en escena propugnados por la revista francesa), y de Miguel Rubio, que
había residido varios años en París y conocía a las gentes de Cahiers . Del mismo modo que Godard
en Francia había analizado en profundidad el cine de Roberto Rossellini, con quien escribió el
guión de su película Los carabineros (1964), Guarner fue uno de los grandes defensores en la
crítica española de la figura de Rossellini, escribió un libro sobre él (1970) y llegó a ser su ayudante
en el rodaje de Sócrates (1970). Fue en esta época, primera mitad de los sesenta, cuando Film
ideal estableció sus vínculos más directos con los «autores» norteamericanos, hasta entonces
relegados a un segundo plano por la crítica española. Se dieron también una serie de
circunstancias que beneficiaron el acercamiento directo a algunos de estos cineastas: •Pueden
entrevistar a Anthony Mann, Henry Hathaway o Nicholas Ray, que se encuentran en Madrid
rodando las superproducciones de Samuel Bronston ( Rey de reyes, El Cid, El fabuloso mundo del
circo, 55 días en Pekín, La caída del imperio romano ).© Editorial UOC 92 Análisis y crítica
audiovisual • Algunos cineastas clásicos acuden a Madrid para promocionar sus películas. • El
propio Nicholas Ray abre un bar en Madrid, Nick's . • Algunos directores viajan al festival de San
Sebastián para presidir el jurado del certamen o presentar sus películas (Hitchcock ganó la Concha
de Plata en 1959 por Con la muerte en los talones ). • Orson Welles pasa largas temporadas en
España, rueda Campanadas a medianoche (1966) y forma su equipo español con Juan Cobos y
Jesús Franco. En Barcelona, José Luis Guarner había fundado en 1959, con José María Otero, la
Semana Internacional de Cine en Color de Barcelona, que acabaría siendo un pretexto para
proyectar películas prohibidas por la censura franquista. Paralelamente, Guarner, que ya escribía
en Film ideal , sería uno de los colaboradores asiduos de Documentos cinematográficos , revista
impulsada por el cine-club Monterols y la propia Semana de Cine en Color. Apareció en mayo de
1960 y defendía idénticas propuestas «cahieristas». Conectada con la publicación británica Movie .
En su segunda y corta etapa, de 1962 a 1963, la revista estuvo coordinada por Javier Coma y el
mismo Guarner. Esta importante contribución para dar a conocer muchas de las películas
prohibidas por el franquismo se extendería hasta poco después de la muerte del dictador. Por la
Semana pasarían películas inéditas de Godard, Bergman o Antonioni (siempre que fueran en
color), además de los considerados grandes escándalos de la época: Portero de noche (Liliana
Cavani, 1973), La gran comilona (Marco Ferreri, 1973), Todo lo que siempre quiso saber sobre el
sexo y nunca se atrevió a preguntar (Woody Allen, 1972) y Saló o los 120 días de Sodoma (Pier
Paolo Pasolini, 1975), prohibida después del primer pase en la Semana debido a las quejas y
posterior denuncia de un espectador. Es necesario remarcar esta faceta de Guarner como director
de un certamen, ya que implica otro modo de realizar crítica cinematográfica, el de seleccionar y
programar películas de las que no necesariamente debe escribir.© Editorial UOC 93 Capítulo IV.
Las revistas especializadas... Esta es una modalidad acostumbrada: críticos como Diego Galán o
Fernando Lara han sido o son responsables de festivales como los de San Sebastián y Valladolid, y
en la elección de los filmes que programan están en cierto modo ejerciendo la crítica, en este caso,
por supuesto, positiva: seleccionan generalmente lo que les gusta. Durante la segunda etapa de
Film ideal cristalizó el enfrentamiento con la recién nacida Nuestro cine . La orientación de cada
una de las revistas se hizo cada vez más radicalmente distinta. El enfrentamiento y la rivalidad se
agudizaron como nunca antes, ni después, ha ocurrido en la crítica cinematográfica española.
Según los recuerdos de la época, al estreno de un película estadounidense ( Charada , 1963, de
Stanley Donen) acudían críticos de ambas publicaciones con el ánimo bien distinto. Mientras unos
brindaban por la supuesta modernidad cinematográfica que encerraba el thriller alambicado y
«hitchcockiano» de Donen, otros lo abucheaban. La posterior traducción en letra impresa de las
diversas visiones sobre esta película ilustra a la perfección la orientación de cada una de las dos
revistas. Tras un texto inflamado de Terenci Moix sobre Charada , en el que consideraba a su
director como uno de los grandes, Film ideal reincidió en el siguiente número con un homenaje a
Donen a cargo del crítico-poeta ArroitaJáuregui redactado como si de una obra en verso se tratara,
con un larghetto , un allegro , una siciliana y un concluyente allegro giusto . Nuestro cine , por su
parte, aprovechaba la crítica del film de Donen (firmada por José Luis Egea) para arremeter contra
la autoría de los directores en el férreo marcaje de los estudios de Hollywood, invalidando así las
teorías «cahieristas» y «film idealistas». Film ideal desarrolló una formación del gusto por los
cineastas clásicos, en la estela de Cahiers du Cinéma , aunque no siempre coincidente en los
autores tratados, a la vez que reivindicó directores españoles como Pedro Lazaga en una tensión
manifiesta entre la independencia de la revista y la época histórica, tanto en el plano político como
en el cinematográfico, que le tocó© Editorial UOC 94 Análisis y crítica audiovisual vivir, aunque la
defensa de este cineasta español venía justificada por el ala más behaviourista de la revista. En
esta situación se produjo el tercer cambio de orientación de Film ideal , cuando Juan Cobos y
Miguel Rubio la dejaron para formar una propia, Griffith , y el grupo barcelonés encabezado por
Guarner, Gimferrer y Terenci Moix tomó las riendas de la publicación. Comenzó lo que Tubau
denomina la «apoteosis marciana», es decir, la reivindicación de un «cine de derribo»: los
melodramas populares de Raffaelle Matarazzo, los subproductos mexicanos, el cine de género
italiano o la serie B estadounidense, es decir, algunas de las tendencias genéricas o de producción
que hoy dan lugar a un considerable culto cinéfilo. Esta tendencia se hizo aún más extrema en
otros de los colaboradores de la revista, los amistosamente considerados «marcianos», como José
María Palá y Ricardo Buceta. Estos escribían críticas «muy raras» (por estilo y por películas), según
la expresión de sus propios compañeros. Esta época de transición, menos comercial que la
anterior, y que se extiende de 1965 a 1966, dio pie a la cuarta, excelente y última etapa de la
revista. Con colaboradores como Latorre, Marinero y Carreño, entre otros, se intentó formular
desde las páginas de Film ideal una relectura de la crítica «cahierista» a partir del estudio de los
clásicos y de las películas de quienes forjaron ese tipo de crítica, pasados ahora a la realización. En
su aparente contradicción (la herencia católica de la revista, la férrea dirección de un militar, el
enfrentamiento con el ala izquierdista representada por Nuestro cine ), así como en la elasticidad
de sus planteamientos (donde tenían cabida, por ejemplo, siete miradas críticas distintas sobre
una misma película), radica la valía sin complejos del producto, cuando en una revista de derechas
podían publicar futuras plumas insurrectas como las de Terenci Moix o Vicente Molina Foix o el
poeta Gimferrer tenía carta blanca para escribir su memorable crítica del film de John Ford El gran
combate (1964).© Editorial UOC 95 Capítulo IV. Las revistas especializadas... De estética y diseño
cada vez más espartanos, producto de las restricciones económicas y de una asumida austeridad
formal, Film ideal languideció hasta su último número doble, el 222-223, aparecido en 1970. Una
de las últimas contribuciones de la revista se ha convertido en los últimos años en una buena
fórmula bibliográfica. Con el título de Esquemas de películas , la revista publicó amplias
monografías dedicadas al análisis de un solo filme. Se produjo una reubicación de los principales
colaboradores de la revista: •José María Latorre (novelista, coordinador general de Dirigido por ).
• Ramon Font (responsable de programación en Filmoteca de la Generalitat de Catalunya). • José
Luis Guarner (crítico de Fotogramas , Casablanca , El Periódico de Catalunya , El Temps , La
Vanguardia . Fallecido en 1993). • Pere Gimferrer (novelista, poeta, ensayista sobre temas
relacionados con el cine y la literatura). • Terenci Moix (novelista, mitómano, presentador de
programas televisivos, ocasional crítico en Fotogramas . Fallecido en 2003). • Vicente Molina Foix
(novelista, autor teatral, articulista, realizador, crítico en Fotogramas ). • Luis Gasca (responsable
de varias enciclopedias sobre motivos cinematográficos o de cómic, director del festival de San
Sebastián en los primeros ochenta). • Fernando Mendez-Leite (realizador cinematográfico, autor
del programa televisivo La noche del cine español , crítico de La Guía del Ocio de Madrid ). • Jos
Oliver (distribuidor de películas, autor del libro Nicholas Ray y su tiempo, escrito en colaboración
con Víctor Erice). • José María Carreño (crítico en Fotogramas y Casablanca , realizador
cinematográfico. Fallecido en 1996.) • Juan Cobos (director de la revista Nickelodeon , contertulio
del programa televisivo ¡Qué grande es el cine! ).© Editorial UOC 96 Análisis y crítica audiovisual
2.3. Crítica marxista en tiempos de dictadura Mientras que algunos críticos de Film ideal se
convirtieron en novelistas, varios de los colaboradores de Nuestro cine pasaron a la realización.
Siendo, por postura ideológica, una revista más próxima a Positif (que, recuérdese, no generó
realizadores al margen de Bertrand Tavernier), y sobre todo, a Cinema Nuovo , Nuestro cine tuvo
mucha más relación en esta parcela con Cahiers du Cinéma . La revista, de cadencia mensual, fue
fundada por José Ángel Ezcurra, propietario y director del semanario de izquierdas Triunfo y editor
también de la desaparecida revista cinematográfica Objetivo , de la que Nuestro cine puede
considerarse una estudiada prolongación pese a que la cabecera parezca un homenaje, cita o
recuerdo a la revista republicana Nuestro cinema . La revista nacía igualmente como la
equivalencia cinematográfica de Primer Acto , publicación de la misma editorial dedicada al teatro.
El primer número apareció en el mes de julio de 1961, coincidiendo con la reconversión
«cahierista» de Film ideal . Michelangelo Antonioni fue uno de los primeros caballos de batalla
entre ambas publicaciones. Aquel primer número tenía a Antonioni como figura central, y la
elección y defensa del cineasta italiano era una declaración de principios. En la editorial, firmada
por José Monleón, crítico teatral y cofundador de Nuestro cine , convergen varios de los
elementos que marcarían el discurso de la publicación: el estudio de las figuras cinematográficas
asociadas en aquel momento con un cine realista y social comprometido, el compromiso con la
situación del cine español, el ataque a la dictadura (a través de su raquitismo cultural en la
distribución de películas extranjeras). Monleón debe justificar así la elección de Antonioni en una
revista cuya cabecera parece orientarse solamente hacia el cine realizado en el país donde se
publica: «Se podría preguntar, a la vista de este número, la razón de un comienzo dedicado a
Antonioni. Se nos podría objetar, con evidente lógica, que las películas del© Editorial UOC 97
Capítulo IV. Las revistas especializadas... gran realizador italiano quedan un tanto marginales a los
problemas y necesidades de nuestro cine, el que se hace o se quiere hacer en España, el no
español que se distribuye aquí, el que gana premios sindicales y el que gana festivales; el que
constituye, en definitiva, el material de conocimientos prácticos de quienes no han podido ver cine
en el extranjero (…) Algo hay, sin embargo, que nos puede salvar del bizantinismo. Hablamos de
Antonioni porque, en todo el mundo, es considerado como el más apasionante realizador del
momento. Y no queremos aceptar como algo lógico el hecho de que sus películas no se proyecten
en España y, por tanto, que deba prescindirse de tan importante referente a la hora de considerar
cuanto aquí se hace.» José Monleón: ¿Por qué Antonioni?, Nuestro cine , núm. 1 julio de 1961
Monleón, César Santos Fontenla, Jesús García de Dueñas, Román Gubern, Antxon Eceiza, José Luis
Egea, Víctor Erice y Santiago San Miguel constituyeron el primer núcleo de la revista. Todos menos
los dos primeros pasarían en breve o a largo plazo a la dirección de películas. Los cuatro últimos,
vascos de nacimiento, fueron considerados en la revista el grupo de San Sebastián: •Eceiza, amigo
y colaborador de Elías Querejeta en sus inicios, entró residualmente en las coordenadas del Nuevo
cine español con sus primeras películas, El próximo otoño (1963) (cuyo argumento está
confeccionado por Erice, Eceiza, Egea y San Miguel) y De cuerpo presente (1965). • Santiago San
Miguel, primo de Querejeta, realizaría buena parte de su obra como documentalista en Venezuela,
durante los años setenta, y sus películas de ficción, Adiós, Alicia (1977), Crimen en familia (1984) o
Solo o en compañía de otros (1990) tendrán escasa repercusión. • García de Dueñas no debutaría
hasta 1973, y lo haría con un thriller sobre un psicópata obsesionado en asesinar prostitutas: El
asesino no está solo , con Lola Flores de protagonista: planteamientos más propios del cine
marciano establecido por Film ideal que de la política «resistencialista» de Nuestro cine . García de
Dueñas dirigiría seis años después uno de los episodios de Cuentos eróticos (1979), film colectivo
en que también participó otro colaborador de la revista, Augusto M. Torres. • Egea y Erice
debutaron tras la cámara dirigiendo dos de los tres episodios de Los desafíos (1969), una
producción de Elías Querejeta, quien© Editorial UOC 98 Análisis y crítica audiovisual igualmente
estará detrás de los dos primeros largometrajes de Erice: los fundamentales El espíritu de la
colmena (1973) y El sur (1983). • Gubern realizó el corto Costa Brava (1959) y codirigió con Vicente
Aranda Brillante porvenir (1964). De inmediato se inclinó por la docencia, la historiografía y la
teoría de la comunicación, aunque ha escrito varios guiones de películas de Jaime Camino:
Mañana será otro día (1966), La vieja memoria (1977) y Dragon Rapide (1986), entre otros. • Del
Amo se decantaría por la producción experimental, con cortos como Paisaje con árbol (1974) y el
largo Dos (1979). Ensayista fecundo en el campo de la crítica cinematográfica, teatral y musical,
director de una colección de libros de teatro, novelista, director escénico y redactor del mejor
programa sobre cine hecho en una televisión estatal ( Fila 7 , en TVE), Del Amo ha escrito
igualmente guiones para Vicente Aranda: Amantes (1991) e Intruso (1993) son dos de ellos.
Recientemente ha accedido a un cine de planteamientos algo más comerciales con Una preciosa
puesta de sol (2003). En Nuestro cine se apostó por el realismo crítico y el análisis fílmico de
marcada influencia marxista, cercano a los postulados representados por el filósofo y político
húngaro Gyorgy Lukács (1885-1971) que filtró el humanismo en las teorías de Marx y aportó una
estética marxista al estudio del arte, el teatro y la literatura con textos como Evolución histórica
del teatro moderno (1911) y Goethe y su tiempo (1947). Casi todos los colaboradores de la revista
militaban en el PCE o, caso de Román Gubern, en su homologó catalán, el PSUC. Es obvio que la
crítica de Nuestro cine se producía desde una interpretación social, política e histórica en la que
por lo general, primaba el contenido ideológico por encima de otras cuestiones. Esta postura les
llevó a atacar frontalmente las teorías «bazinianas» y «cahieristas» asimiladas por la competencia,
a cuestionar casi todo el cine norteamericano comercial y a una fijación por el cine italiano
postneorrealista.© Editorial UOC 99 Capítulo IV. Las revistas especializadas... En consonancia con
su escaso apego a Cahiers , cuestionaron duramente el cine de la nouvelle vague . En el número 8
(febrero de 1962), José Monleón firmó el artículo Francia: un estilo sin temática, en el que carga
contra la modernidad de Jules y Jim (Truffaut), se muestra decepcionado con Une femme est une
femme (Godard), manifiesta sentirse abrumado por el excesivo caso que en su opinión se dispensó
a Vida privada (Malle) y confiesa que el esfuerzo de creación de El año pasado en Marienbad
(Resnais) no le interesa nada. En el mismo número, Egea glosaba a los directores italianos entre el
neorrealismo y el futuro: Zurlini, Mauro Bolognini, Carlo Lizzani, Fiorestano Vancini, Francesco
Masselli, Francesco Rossi, Elio Petri, Ermanno Olmi. Ya antes, en el número doble 6-7 (diciembre
de 1961-enero de 1962), la revista «entabló» literalmente un proceso contra Alain Resnais por El
año pasado en Marienbad . Así se titulaba el dossier, Proceso a Resnais . También se destacaba la
reflexión emprendida por Nuestro cine en torno a la función de la propia crítica de cine, en unos
tiempos en los que un debate de estas características estaba desterrado de la prensa española. En
marzo de 1962 (número 9) promovieron un diálogo sobre la crítica española, algunas de cuyas
conclusiones han sido comentadas en el capítulo II. En diciembre del mismo año (número 15)
apareció un ensayo del futuro realizador Víctor Erice titulado Responsabilidad y significación
estética de una crítica nacional , del que hablaremos en extensión en el apartado dedicado a Erice
en el capítulo V. La función de la crítica sería una de las urgencias de Nuestro cine. Otro de sus
colaboradores, Álvaro del Amo, publicaría en 1970 el libro Cine y crítica de cine (1970). El análisis
exhaustivo del cine español caracterizó la primera etapa de la revista. Buenos ejemplos están en
los citados números 8 y 15. En el 8, Eceiza, San Miguel y Erice realizaron un reportaje
antropológico en la pequeña localidad toledana de Quismondo, a 66 kilómetros de Madrid, con el
fin de pulsar la opinión de sus habitantes sobre que les interesaba más del cine. En el 15 se
publicaron las conclusiones de las Conversaciones de Salamanca, el© Editorial UOC 100 Análisis y
crítica audiovisual mencionado ensayo de Erice sobre la crítica, los puntos fundamentales del cine
español redactado por un grupo de productores autónomos, una declaración de principios del
director general de cinematografía y sendas entrevistas con realizadores (Saura y Berlanga),
exhibidores y el responsable de la Escuela Oficial de Cinematografía. Este era entonces ni más ni
menos que José Luis Sáenz de Heredia, el hombre de confianza de Franco para rodar Raza (1941),
película escrita por el propio caudillo convencido, como su homólogo Hitler, de que el cine era el
mejor sistema de propaganda. En 1965, coincidiendo con la apoteosis radical de Film ideal ,
Nuestro cine inició una especie de apertura hacia tendencias menos exclusivistas en cuanto a
interpretación marxista se refiere, a la vez que fue utilizada por la Dirección General de
Cinematográfica para fomentar el interés por el Nuevo cine español. Es una situación
contradictoria, teniendo en cuenta la filiación de la revista al Partido comunista español, pero
estratégicamente muy conveniente. Nuestro cine abrazó nuevas posturas con la llegada de Ángel
Fernández Santos, a quien Tubau define como antiestalinista y partidario de asimilar desde la
izquierda las posturas teóricas de Bazin. Fernández Santos sería el guionista de El espíritu de la
colmena . Los extremos empezaron a acercarse. Fue quizás el mejor momento de la revista, con
las aportaciones de Miguel Marías (quien por criterio y forma de escribir, tanto aquí como después
en Dirigido por , parece más próximo a la estética «“film idealista»», Francisco Llinás (futura alma
de Contracampo ), Julio Pérez Perucha e incluso tránsfugas de Film ideal , como Vicente Molina
Foix. El cambio resultó mucho más evidente de lo que todo hacía presagiar. Ausente ya el primer y
más «duro» núcleo de la revista, Nuestro cine varió de orientación respecto a muchos de los
directores estadounidenses antes denostados y reconsideró totalmente su visión histórica del
cine. La crítica marxista ya podía alabar una película de John Ford. El último número, el 106,
apareció en febrero de 1971.© Editorial UOC 101 Capítulo IV. Las revistas especializadas... 3.
Dirigido por : crisol de tendencias 3.1. Actualidad y pretérito A diferencia de Film ideal , que
necesitó de cuatro etapas distintas para definir sus variopintas directrices, Dirigido por ha
cultivado diversos modelos de crítica desde prácticamente su nacimiento. En Dirigido por
convergen desde hace años la atención por la actualidad puntual, en forma de críticas, artículos
más extensos sobre determinadas películas, estudios de cineastas contemporáneos, entrevistas,
crónicas de festivales, noticias y reseñas de libros, vídeos y DVD's, y la restitución del cine
pretérito. Lo ha hecho, y continúa haciéndolo, mediante monografías de directores clásicos de
todas las nacionalidades, entregas de carácter historiográfico sobre las grandes productoras de la
era clásica de Hollywood, amplios dossiers sobre géneros cinematográficos (ciencia-ficción,
musical, melodrama, cine negro, erótico y pornográfico, aventuras, terror, fantástico, bélico,
western, comedia) o en torno a Hollywood en el periodo silente, tendencias y fenómenos
concretos (películas de misterio, serie B, Hammer Film, directores olvidados, remakes , Oscar a las
películas de habla no inglesa) y unas secciones fijas que, como las que llevan por enunciado El film
reencontrado y En busca del cine perdido , pretenden restituir la importancia de aquellas películas
(mudas o sonoras, europeas o estadounidenses, de cineastas conocidos o considerados oscuros
artesanos) que necesitan de una urgente revisión sepultados por el peso de los tópicos, el reflujo
de las modas y el lugar común. Pero no siempre ha sido así. La revista fue fundada por Edmond
Orts y Manuel Ferrer en 1972. Tras un número cero de prueba (junio de 1972, con un estudio de
Claude Chabrol), abrió el fuego con un primer número consagrado al que sin duda era el cineasta
del momento, Stanley Kubrick (octubre de 1972). Dirigido por heredó en sus primeros tiempos las
fórmulas críticas de Cahiers y Film ideal , aunque sin desestimar en absoluto autores bien presen©
Editorial UOC 102 Análisis y crítica audiovisual tes en las páginas de Nuestro cine o Positif . En este
sentido, podría decirse que Dirigido por se ha dedicado a conciliar y compaginar todas las
tendencias, y de ahí el variado espectro de sus colaboradores, tanto los que procedían de otras
publicaciones como los que empezaron a ejercer la crítica escribiendo en ella. En sus páginas, y no
necesariamente en distintas épocas, sino formuladas al mismo tiempo sin un patrón fijo, pueden
encontrarse ejemplos de crítica «cahierista», explicativa, estructuralista, de contenido, formalista,
marxista, admirativa (hacía unos géneros y cineastas determinados) o bien tendente, como en el
marcado periodo de finales de los setenta, a elaborar un discurso histórico a partir de los grandes
temas sociales tratados por el cine (la guerra del Vietnam, el inconformismo juvenil, cine y
movimiento obrera, la caza de brujas). Al principio (números 0 a 7), llevó la política de los autores
al límite: cada número estaba dedicado íntegramente al estudio de un director a partir del análisis
detallado de su obra, una completa filmografía, una selección de críticas de sus películas y un
montaje de declaraciones procedentes de revistas extranjeras. Dirigido por llenaba un hueco en el
panorama bibliográfico asumiendo hasta las últimas consecuencias la política de los autores,
según la cual el director es el máximo (y casi único) responsable de una película. «La visión
conjunta de un director es muy rara en nuestros días, y concretamente en nuestro país, debido a
que carecemos de revistas especializadas apropiadas para estos fines, de ahí que nos
propongamos presentar cada mes la circunstancia crítica de todos aquellos directores que, por
méritos propios, hayan pasado a figurar en la historia del cine como algo más que meros
comparsas.» Extracto de la editorial del número 1 de Dirigido por El panorama era entonces
yermo. Sólo Fotogramas había sobrevivido a las cribas del mercado y de la coyuntura política del
país. Cinestudio dejó de existir en 1973, pero para entonces, ya no tenía incidencia alguna. La
selección de cineastas a considerar en aquellos primeros años fue sin duda de lo más abierta. Los
números enteramente monográficos estuvieron© Editorial UOC 103 Capítulo IV. Las revistas
especializadas... consagrados a Chabrol (núm. 0), Kubrick (1), Sam Peckinpah (2), Bernardo
Bertolucci (3), Vincente Minnelli (4), Jean-Pierre Melville (5), Jerry Lewis (6) y Luchino Visconti (7).
También era plural la elección de los responsables de cada monografía, ya que la revista no tenía
aún un equipo estable de colaboradores. Por ejemplo, Diego Galán firmó el estudio de Peckinpah,
José Luis Garci escribió el de Minnelli, César Santos Fontenla el de Lewis y Fernando Lara el de
Visconti. En el número 8, con un estudio dedicado a Miklós Jancsó escrito por otro ex de Nuestro
cine , Augusto M. Torres, la revista se abrió a nuevos temas: actores más o menos representativos
del star system (James Stewart y John Garfield), músicos-autores (Nino Rota), entrevistas a
directores españoles (Antoni Ribas) y un repaso a la Semana de Cine en Color barcelonesa. La
línea, pues, no estaba en absoluto definida (o si lo estaba: cabía todo) y se ceñía tanto a un estudio
del director escogido como a algunos temas de actualidad. En este número comienzan a escribir
Latorre y Carles Balagué, así como Jaume Genover, responsable de las filmografías. Los tres siguen
vinculados a la revista en la actualidad, pese a desarrollar, en el caso de Latorre y Balaguer, sus
respectivas trayectorias como novelista y realizador respectivamente. Aunque desde hace años los
estudios monográficos no deben de tener forzosamente relación con la actualidad, sobre todo en
lo concerniente a los cineastas clásicos, o bien cualquier excusa es válida (una pequeña muestra en
la filmoteca, la edición en DVD de una, dos o tres películas del autor en cuestión), en sus inicios si
se buscó una cierta razón contractual. En la citada editorial del número 1 de la revista, no en vano
titulada Hombre de actualidad , puede leerse: «La necesidad de establecer contacto con aquellos
directores cinematográficos que son la vanguardia del séptimo arte, ha motivado que dediquemos
este número a Stanley Kubrick. Esta elección queda justificada por los diversos antagonismos que
ha despertado su última obra, A Clockwork Orange : desde el entusiasmo de la crítica francesa,
pasando por el área de la inglesa, hasta llegar a la confluencia americana. Todos, absolutamente
todos, han recreado sus opiniones para adivinar el verdadero sentido que Kubrick ha pretendido
dar a la obra. Por este motivo, también DIRIGIDO POR … ha querido participar en esta
controversia, dedicando© Editorial UOC 104 Análisis y crítica audiovisual este número
monográfico a la figura de este realizador, que es, en nuestra opinión, uno de los que, en estos
momentos, poseen una mayor personalidad artística.» En el número 17, con el estudio central
dedicado a Don Siegel, se incorporó por vez primera la sección de críticas de estrenos: Dirigido por
pacta definitivamente con la actualidad, aunque la elección de los realizadores analizados en
extenso y algunos de los artículos colaterales (actores, músicos, productoras) no tiene porque
tener relación con ella. En sus primeros treinta números, Dirigido por analizó la obra de: •Claude
Chabrol: nueva ola y Cahiers . • Stanley Kubrick: clásico con perfil moderno y reciente film
controvertido. • Sam Peckinpah: western crepuscular. • Bernardo Bertolucci: autor marxista bajo
los efectos polémicos de El último tango en París. • Vincente Minnelli: defensa del musical. • Jean-
Pierre Melville: el más americano de los clásicos franceses, punto de unión de los «cahieristas». •
Jerry Lewis: cómico-autor. • Luchino Visconti: marxismo y épica. • Miklos Jancsó: cines del Este. •
Federico Fellini: poética independiente. • Joseph Leo Mankiewicz: autor intelectual en Hollywood.
• Blake Edwards: la nueva comedia. • Orson Welles: el mito totémico. • Luis García Berlanga: uno
de los pocos clásicos españoles consensuados. • John Huston: el mayor punto de desunión entre
Cahiers y Positif . • Marco Ferreri: cine mas de ideas que de formas. • Alfred Hitchcock: el gran
creador de formas. • Don Siegel: elogio del artesanado, o el artesano es autor. • Stanley Donen:
punto de desunión entre Film ideal y Nuestro cine . • Roman Polanski: autor sin etiquetas.©
Editorial UOC 105 Capítulo IV. Las revistas especializadas... • Terence Fisher: clasicismo británico
del terror. • Billy Wilder: comedia crítica. • François Truffaut: lo menos digresivo de la nueva ola. •
Francesco Rosi: cine político italiano. • Howard Hawks: modelo de autoría «cahierista». • Joseph
Losey: cine con conciencia de clase. • Luis Buñuel: el mito español. • Michelangelo Antonioni: la
modernidad. • Pier Paolo Pasolini: el poeta recién asesinado. • Ingmar Bergman: severidad
nórdica. • Louis Malle: compañero de viaje de la nouvelle vague . 3.2. La tensión interior El
eclectismo es, pues, la marca de fábrica de la publicación y, pese a una progresiva homogenización
concertada por Enrique Aragonés, máximo responsable de la publicación desde la primavera de
1983, continúa siéndolo hoy en día. Lo que varía es el tratamiento conferido según quien sea el
responsable del texto, ya que en Dirigido por ha habido desde siempre pequeñas pugnas internas
y líneas de trabajo mucho más diferenciadas de las que podían producirse en el seno de Film ideal
y de Nuestro cine . Esto es así por el talante, formación, procedencia, orientación política y gustos
de críticos tan dispares como Latorre, Balagué, Lara, Fontenla, Tomás Delclós, Octavi Martí,
Antonio Castro, Ruiz de Villalobos, Miguel Marías, Augusto M. Torres, Juan Carlos Rentero, Rafel
Miret, Domenec Font, Juan M. Company, Lluís Miñarro, Carlos García Brusco, Esteve Riambau, José
Enrique Monterde, Mirito Torreiro, Ramón Freixas, Javier Coma, Jordi Batlle, Luis R. Aller, Enrique
Alberich, Antonio Weinrichter, Quim Casas, Carlos F. Heredero, Tomás Fernández Valentí, Antonio
José Navarro, Jordi Costa, Javier Hernández, Ángel Quintana, Carlos Losilla, Samuel R. César, el
estadounidense Mark Robbins, Antonio Santamarina e Hilario J. Rodríguez, por no hacer la lista
mucho más larga.© Editorial UOC 106 Análisis y crítica audiovisual Puede observarse que, quien
más, quien menos, ha escrito puntual o extensamente en las páginas de Dirigido por . Pueden
añadirse las firmas ocasionales (un estudio de un director, una crítica, un texto breve) de Román
Gubern, Juan Cobos, Marcel Oms, Fernando Méndez Leite, Juan Antonio Foix, Ramón Font, Ferran
Alberich, Guarner, Jean A. Gili, Julio Pérez Perucha o Javier Maqua y los italianos Aldo Tassone,
Oreste de Fornari y Aldo Viganò para que el mapa humano y estilístico sea (con la excepción de los
colaboradores habituales de Contracampo ) lo más representativo posible de la crítica
cinematográfica española de las cuatro últimas décadas. La variedad de puntos de vista ha
permitido la inclusión de textos que retomaban el modelo «“film idealista»» de diversas críticas
opuestas (dos, tres o cinco, según los casos) sobre una misma película, una modalidad muy
enriquecedora para el lector. Ha ocurrido con Casablanca , de Michael Curtiz (núm. 202), Drácula
de Bram Stoker , de Francis Ford Coppola (210), Tierra y libertad , de Ken Loach (235), The Boxer ,
de Jim Sheridan (266), y Eyes Wide Shut , el film póstumo de Kubrick (282). En estos
enfrentamientos queda perfectamente reflejado lo que ha marcado la idiosincrasia de Dirigido por
a lo largo de los años: la rivalidad entre las dos grandes formas de encarar la crítica, la de estilo y la
de contenido. A partir de esta manifiesta duplicidad, en Dirigido por se ha analizado (y exaltado o
cuestionado) por igual las figuras de Hitchcock, Ford, Von Sternberg, Ozu, Fellini, Minnelli, Losey,
Costa Gavras, Chabrol, Resnais, Bergman, Coppola, Fassbinder, Spielberg, Lynch, Tim Burton,
Oliver Stone, los hermanos Coen, Kenneth Branagh o Takeshi Kitano. Esa misma dualidad, que nos
lleva a concluir que Dirigido por es como el recipiente en el que se han depositado paulatinamente
las tendencias críticas mayoritarias, ha generado diversos enfrentamientos y ataques entre
algunos de los colaboradores y no pocas tensiones suscitadas entre algunos de estos y la línea
mantenida por la revista. Octavi Martí, por ejemplo, aprovechó su estudio sobre Antonioni (nº 27)
para criticar de forma muy severa, teniendo en cuenta donde se publicaba el texto, la función
misma de una© Editorial UOC 107 Capítulo IV. Las revistas especializadas... revista como Dirigido
por . En pocas otras publicaciones se ha dado similar caso de autocrítica sangrante, aunque,
obviamente, no todos los que escribían entonces (octubre de 1975) en ella se sentían
representados por las palabras de Martí, ni los que la leían regularmente estaban de acuerdo con
sus aseveraciones. «Si repasamos todo cuanto Dirigido por ha ido publicando desde su aparición
en junio del 72, nos damos cuenta de que ha pasado por diferentes fases, tanto en lo que se
refiere a su mera apariencia física como a sus planteamientos. De la monografía a palo seco,
siempre hagiográfica, hecha de retales, se ha llegado a una revista de corte más habitual:
monografía, entrevista, artículo de semifondo, críticas de películas y libros, filmografías, etc. En el
cajón de sastre que es actualmente se acogen distintas y opuestas formas de enfocar lo que es y
debería ser el cine, en una coexistencia que parece ser pacífica y que, sin embargo, no lo es tanto.
Y es así porque la miscelánea es ya de hecho una forma de ser, capaz de igualar lo desigual, de
situar en un mismo plano de intención lo que se planteó como polémico. Naturalmente, el punto
de unión se encuentra en la neutralidad de la Cultura (cinematográfica, claro está), en la idea de
que aquí tiene cabida todo el mundo siempre y cuando se hable de cine y se sepa hacer a un cierto
nivel. Esto se plasma de formas muy diversas y sutiles, que van desde el modo de organizar las
secciones hasta la casi obligación de acabar cualquier crítica o comentario con una frase ingeniosa,
y sea a base de símiles taurinos, de dar la vuelta a todo lo dicho hasta entonces o de establecer un
ranking de calidad. Dirigido por es un ser accidental, un algo cuyo valor no se mide por la eficacia
de su intervención en un utópico frente cultural sino por su capacidad de ser parte integrante y
sumisa de lo que critica.» En aquella época, y a diferencia de la línea asumida por los redactores de
Cahiers (escribía de una película a quien más le gustaba), en Dirigido por proliferaron los estudios
sumamente críticos con el director analizado, en manifiesta oposición al talante hagiográfico
enunciado por Martí. Es el caso de la polémica monografía de Luis Buñuel escrita por Julio C.
Acerete (núm. 26), que encendió los ánimos de lectores y otros colaboradores de la revista al
tratarse Buñuel de otra figura totémica e intocable, o de la más evidente de Ken Russell elaborada
por Tomás Delclós (núm. 31). Russell era un cineasta que entonces estaba de moda (por Tommy ,
adaptación al cine de la ópera rock del grupo The Who) y del que era necesario decir dos o tres©
Editorial UOC 108 Análisis y crítica audiovisual cosas (malas) que todos en aquel momento sabían
sobre él, sin que ese análisis comportará controversia alguna. La estabilidad de Dirigido por , la
única revista que queda de crítica especializada en el España, la ha llevado a superar con creces los
300 números. En el 200 se publicó una votación realizada entre colaboradores de todas las etapas
de la revista, así como escritores y críticos no vinculados a la misma (Pere Gimferrer, Jaume
Figueras). El gatopardo (1962), de Visconti, fue considerada mejor película extranjera y El verdugo
(1963), de Luis G. Berlanga, mejor film español. Al igual que Cahiers du Cinéma , la revista cuenta
con una colección de libros centrada en cineastas (han aparecido sendos volúmenes sobre
Visconti, Welles, Hitchcock, Ford, Hawks, Kubrick y David Lean) y géneros (el cine negro, el
fantástico y el de aventuras), así como una colección dedicada al análisis de películas, Programa
doble . Cada volumen cuenta con el estudio de dos películas, por lo general una perteneciente al
cine pretérito y otro título más contemporáneo. A partir de estos textos, que combinan por igual
análisis, información y contexto histórico, puede escribirse de modo distinto la historia del cine. Al
fin y al cabo, para muchos, lo que queda son las películas por encima de los autores. 4.
Contracampo : la ética semiótica de la resistencia A diferencia de las revistas españolas hasta
ahora citadas, Contracampo mantuvo siempre la misma línea editorial y la misma base de
colaboradores, sin fugas ni tensiones internas que pudieran producir una crisis en su forma de
trabajo, sin reorientaciones estilísticas ni cambios excesivos en su planteamiento de la crítica de
cine. Nació como prolongación de Nuestro cine y de otra revista de efímera andadura, La mirada ,
que publicó tan sólo cuatro números entre 1978 y© Editorial UOC 109 Capítulo IV. Las revistas
especializadas... 1979. Los colaboradores de Contracampo surgen básicamente de la nómina de
estas dos: Francisco Llinás (director y editor de la revista desde el primer hasta el último número),
Román Gubern y Julio Pérez Perucha procedían de Nuestro cine ; Manuel Vidal Estevez, Jesús G.
Requena, Alberto Fernández Torres, Ramón Sala y Santos Zunzunegui, de la segunda. La
radicalidad de planteamientos de Contracampo , así como su renuncia a ceñirse exclusivamente a
la actualidad, lo que no quiere decir que no publicaran críticas de estrenos, recensiones de libros o
reseñas de festivales, hizo de su andadura una constante carrera de obstáculos subsanada por la
decidida entrega de Llinás, que llegaba a compaginar la revista con el diseñador gráfico, y también
colaborador, José Luis Tellez, y el resto de escritores. Se publicaron 42 números entre 1979 y 1987,
de periodicidad inicialmente mensual, después bimensual, trimestral y al final, con una completa
remodelación en su diseño y la estructura de sus contenidos, de cadencia irregular. A partir del
invierno de 1984, con el número 34, la revista dejó el formato tradicional para adquirir una forma
más parecida a la de un libro, con menos material gráfico y progresiva supresión de lo que sus
responsables definían como agobiante actualidad. Aquel número estaba dedicado a Carlos Saura,
Eloy de la Iglesia, Max Reinhardt, la wellesiana Ciudadano Kane y la enseñanza de la imagen en la
universidad española. Contracampo estaba en sintonía con la colección de libros de cine de
Fernando Torres Editor: Del cinema como arma de clase (con textos de García Lorca, Eisenstein,
Joris Ivens, Buñuel y Ramón J. Sender), Historia del cine experimental (Jean Mitry) y Hacia una
semiótica pragmática . La idea central de Contracampo era la de analizar las películas en función
de todos los elementos constituyentes, de las características y formación de su realizador al papel
concreto de la industria. A partir de una lectura semiótica y psicoanalítica, se revisaron algunos
directores clásicos (Ford, Renoir, Buñuel, Walsh, Rossellini, Hitchcock, Chaplin, Keaton, Ophüls,
Ozu), bien© Editorial UOC 110 Análisis y crítica audiovisual lejos de los planteamientos
admirativos de Cahiers o Film ideal ; se pulsó el valor de algunos outsiders como Jerry Lewis y, en
algunos casos, se tomó como pretexto a alguno de estos cineastas para plantear aspectos teóricos
sobre el modelo de representación del cine clásico. Abundaron también los informes y ensayos
que pulsaban la actualidad textual (problemas del doblaje, la crisis económica y política del cine
español, la influencia del vídeo, los problemas de la enseñanza audiovisual en las universidades
españolas) y los artículos teóricos sobre la interpretación semiótica o la relación de Roland Barthes
con el cine. Se dio mucha importancia al cine español, tanto el de práctica más vanguardista,
ejemplificado por algunos «amigos» de la revista (Álvaro del Amo, Paulino Viota) como el que
funcionaba en una combativa franja comercial (Eloy de la Iglesia, uno de los autores mejor
tratados debido a su soterrado tratamiento del sexo y la violencia desde planteamientos de
izquierdas transmitidos a través de un cine de apariencia popular) y al considerado histórico, con
sendos acercamientos desde posturas renovadoras a la obra de Juan de Orduña o Rafael Gil, sin
olvidar la adhesión de la revista a la práctica cinematográfica de Fernando Fernán Gómez, de
quien publicaron un amplio dossier en el número 35 (primavera de 1984). La metodología
esgrimida por casi todos los colaboradores de la revista cristaliza muy bien en textos que, dadas
las características del panorama editorial español, sólo podían aparecer en una publicación como
Contracampo . Es el caso de Print the Legend (Custer, Vakulinchuk, Tejero) , un artículo del
cineasta Paulino Viota que analiza la puesta en escena de Raoul Walsh, S.M. Eisenstein y de la
retransmisión televisiva del golpe de estado del teniente coronel Tejero. El alejamiento de la
actualidad y la irregularidad en la salida al mercado fueron obstáculos finalmente difíciles de
salvar, Contracampo se mantuvo en la cuerda floja en sus tres últimos años de existencia, fiel a las
combativas consignas establecidas en su primer número.© Editorial UOC 111 Capítulo IV. Las
revistas especializadas... «Y en esa lucha seguimos empeñados. La del amor por el cine clásico,
entendiendo por tal aquella práctica de su lenguaje pretérita y presente que lo convierte en una
fuente de placer legible y en un método de conocimiento y desarrollo. En la batalla por cierto cine
español menospreciado por quienes lo ignoran. En las barricadas que aquí y allá, hoy y mañana,
erigen los trabajos incómodos, anticonvencionales y poco divulgados. En la persecución del rigor y
del riesgo. El de las inmensas minorías.» Extracto de la editorial del número 34 Debido a la
precariedad económica, la revista pasaría a ser editada por el Instituto de Cine y Radiotelevisión
de Valencia, convirtiéndose poco a poco e un instrumento universitario y realizando una simbiosis
con Archivos de la Filmoteca . De las cenizas de Contracampo surgiría la colección de libros de cine
Signo e Imagen , de editorial Cátedra, dirigida por Jenaro Talens, uno de los «semióticos» de la
revista. Entre otros textos, han publicado los fundamentales El tragaluz del infinito (1987), de Noël
Burch, una reflexión sobre la genealogía del lenguaje cinematográfico y una crítica a los discursos
teóricos que naturalizaban el sistema de representación del cine hollywoodiense, y La pantalla
demoníaca (1988), de Lotte Eisner, un análisis de todas las tendencias que marcaron el cine
alemán en sus inicios, con Max Reinhard y el expresionismo como motivos esenciales. Llinás, por
su parte, puso en marcha su colección de libros en la editorial Verdoux, una historia fragmentada y
compartimentada de Hollywood con textos como Hollywood: el sistema de los estudios (1991), de
Douglas Gomery, Los que pasaron por Hollywood (1992), de Florentino Hernández Girbal, El
musical de Hollywood (1992), de Jane Feuer, y Erich von Stroheim y Hollywood (1993), de Richard
Koszarski. 5. La gauche divine de la crítica En la portada del primer número de Fotogramas ,
aparecida el 15 de noviembre de 1946 en Barcelona, en formato quincenal y de gran tamaño,©
Editorial UOC 112 Análisis y crítica audiovisual queda clara la orientación inicial de la revista, ya
que puede leerse que se trata de una publicación de crónicas, reportajes, entrevistas, crítica (más
bien escasa), noticias, moda y humor. También había crucigramas y un concurso de dibujo. La
revista tuvo en aquellos años un programa de radio propio en el que participaban gente de cine,
teatro y espectáculos de variedades. Evidentemente, el modelo no guarda relación alguna con
ninguna de las revistas cinematográficas tratadas aquí. Pero al margen de consolidarse como la
publicación en lengua castellana con existencia más longeva y comercialmente exitosa,
Fotogramas albergó, por ejemplo, el nacimiento del movimiento cinematográfico conocido como
Escuela de Barcelona, y por sus páginas han desfilado críticos procedentes de todas las revistas y
tendencias, de Jaume Picas a Sergi Sánchez pasando por Guarner, Carreño, Mendez Leite, Molina
Foix, Enrique Brasó, Jaume Figueras, Álex Gorina, Jorge de Cominges, Nuria Vidal, Terenci Moix,
Jesús Palacios, Jordi Costa, Antonio Trashorras, Daniel Monzón, Jordi Batlle, Ricardo Aldarondo y
Esteve Riambau. También se perfilaron firmas posteriormente prestigiosas como las de Enrique
Vila-Matas, Maruja Torres o Rosa Montero, el humorista Perich y los fotógrafos que participaron
de la explosión barcelonesa de los sesenta, como Leopoldo Pomés y Colita. La orientación inicial
de la revista era deudora de todo lo que hiciera referencia al star system de Hollywood, y su
lectura provoca hoy una impresión considerablemente kitsch : reportaje fotográficos con estrellas
femeninas para que las lectoras escogieran el escote ideal de su vestido, los cambios de
peluqueros de las actrices, fotografías de los actores autografiadas para los lectores, las piscinas
de Hollywood convertidas en refugios antiaéreos. El sueño hollywoodiense trasladado al papel con
el que refugiarse y aislarse de los rigores de la posguerra. La revista resultante era un cruce
ciertamente curioso entre una publicación dedicada al cine, otra a la moda y otra al cotilleo. Aún
así, el decano de la prensa barcelonesa, Horacio Sáenz Guerrero, tenía una sección propia cuando
la revista pasó de quincenal a semanal, en 1950, y se publicaban artí© Editorial UOC 113 Capítulo
IV. Las revistas especializadas... culos de fondo sobre fenómenos cinematográficos. En la línea de
la polémica suscitada por Pauline Kael sobre la paternidad del guión de Ciudadano Kane ,
Fotogramas reivindicó la paternidad de Welles en Monsieur Verdoux (de la que es responsable del
argumento), tratando al director del film, Charles Chaplin, de ególatra, autoritario y estafador. La
historia de Fotogramas es la de la convivencia entre la crítica especializada y un tipo de lector
masivo no especializado, lo que da como resultado las críticas y artículos con firmas autorizadas
junto a un ingente material informativo en el que tienen cabida la noticia glamourosa, los rodajes,
la crónica de sociedad y el estado de las cuentas del cine español, por poner ejemplos
equidistantes. Con distintos cambios en su cabecera (en 1968, justo cuando Elisenda Nadal, hija
del propietario y primer director de la revista, Antonio Nadal, toma las riendas de la misma, pasó a
llamarse Nuevo Fotogramas , cambiando a Fotogramas & Vídeo en 1983 y recuperando su
enunciado original en los últimos años) y abocada a la periodicidad mensual, Fotogramas ha
tenido dos periodos históricos de interés. El primero y más remarcable hace referencia a la Escuela
de Barcelona. El segundo, más coyuntural, convierte a Fotogramas en paradigmático ejemplar de
la época del destape, en plena transición política, cuando en cada portada aparecía una actriz (o
una aspirante a actriz que no llegaría a serlo nunca) dispuesta a enseñar lo que la censura
permitiera de su cuerpo. Paradójicamente, fue por un artículo de fondo sobre los miembros de la
junta de censura que la revista fue secuestrada judicialmente. La Escuela de Barcelona supuso el
triunfo social y artístico a mediados de los sesenta de la llamada gauche divine (la izquierda divina,
término acuñado por uno de los críticos teatrales de Fotogramas , Joan de Sagarra, en relación a la
burguesía ilustrada barcelonesa) y la efervescencia moderna de la capital catalana. Barcelona se
había convertido en una suerte de oasis de modernidad cultural y artística en tiempos férreos del
franquismo. Todo parecía debatirse con una copa en la mano en las terrazas de la calle Tuset©
Editorial UOC 114 Análisis y crítica audiovisual o en la barra de la sala Boccaccio, epicentro
noctámbulo de aquella generación tan bien retratada por Juan Marsé en su irónico relato Noches
de Boccaccio (incluido en el volumen Cuentos completos, Espasa Calpe, Madrid, 2003).
Fotogramas , al igual que el desaparecido rotativo Tele-Exprés , apadrinó y promocionó la Escuela
de Barcelona, que en su facción cinematográfica quedó formada por las personalidades también
antagónicas de Joaquín Jordá, Pere Portabella, Carles Durán, Jacinto Esteva, José María Nunes,
Ricardo Bofill y, más tangencialmente, Vicente Aranda y Gonzalo Suárez. Fue un movimiento
iconoclasta que no se tomó demasiado en serio a sí mismo, pese a que en su momento tuviera
incidencia, aunque en círculos minoritarios, y en los últimos año se haya intentado recuperar algo
de su espíritu y hayan proliferado los estudios sobre el movimiento ( Temps era temps , 1993). Sus
películas serían contestadas en Nuestro cine . Miguel Marías escribió (nº 77-78) que el afán de
quererse parecer a los filmes franceses de la época remarcaba su provincianismo cinematográfico.
Con todo, Jordá fue uno de los colaboradores de la primera etapa de Nuestro cine . Ricardo Muñoz
Suay escribió en abril de 1967 una columna de opinión en Fotogramas sobre el tema. Lo tituló
Nacimiento de una escuela, que no nación . Debido una errata de imprenta, el título quedó así:
Nacimiento de una escuela que no nació , lo que le daba al movimiento un plus de misterio,
eclecticismo y vanguardia. La reivindicación de la Escuela era la de un cierto barcelonismo frente al
catalanismo más ortodoxo propugnado desde las páginas de la revista Destino . Muñoz Suay lo
subrayaba en su texto: «Pero precisemos, antes de nada, que esa, esta escuela de Barcelona, no
es, ni será, la precisa y deseada escuela catalana, a la que, en muchos ocasiones, se refiere,
alentándola entre otros, el preciso Porter Moix». El cine de la Escuela se oponía también al
denominado cine mesetario que practicaban los integrantes del Nuevo cine español, con los que
no tuvieron relación alguna.© Editorial UOC 115 Capítulo IV. Las revistas especializadas... 6.
Revistas institucionales. Validez de un modelo Tomaremos como ejemplos dos publicaciones,
Archivos de la Filmoteca , fundada en 1989 por Ricardo Muñoz Suay y editada por la Filmoteca de
la Generalitat Valenciana, y Nosferatu , creada el mismo año por el Patronato Municipal de Cultura
de San Sebastián y coordinada por José Luis Rebordinos, responsable también de la Semana de
Cine de Terror de aquella ciudad y miembro del comité de selección del Festival Internacional de
Cine de San Sebastián. Ambas revistas ejemplifican a la perfección la validez del modelo de revista
financiada por instituciones, que abre sus vías de trabajo en todas direcciones y no debe
someterse a la esclavitud de la actualidad. Nosferatu además cumple las funciones de una
filmoteca, ya que cada uno de sus números es el complemento al ciclo organizado en torno a un
director, un actor, una cinematografía, un género o un tema global. Dirigida por Vicente Ponce,
Archivos de la Filmoteca ha pasado por dos diferentes y contrastadas etapas. Autodefinida en su
propia cabecera como revista de estudios históricos sobre la imagen, de periodicidad trimestral,
ha querido alternar siempre el ensayo y el informe historiográfico con la divulgación del trabajo de
recuperación, conservación y catalogación propios de una cinemateca, siendo así el apéndice de la
Filmoteca valenciana. En su primera etapa basculó entre los dos conceptos, el historiográfico y el
de una cierta actualidad. Abundaron los dossiers sobre cineastas clásicos o directores
controvertido del momento, de Jacques Becker a Iván Zulueta pasando por Henry Hathaway, Peter
Greenaway, Lars von Trier o el David Lynch televisivo de Twin Peaks , así como el análisis de
películas de reciente estreno, críticas de libros y textos teóricos sobre los lenguajes satélite:
publicidad, televisión, vídeoclip. Abierta a una matizada pluralidad crítica, Archivos de la Filmoteca
repescó a muchos colaboradores de Contracampo , como Francisco Llinás, Juan M. Company,
Santos Zunzunegui y Jesús G. Requena,© Editorial UOC 116 Análisis y crítica audiovisual y albergó
también a varios que escribían regularmente en Dirigido por , caso de Carlos F. Heredero, José
Enrique Monterne y Esteve Riambau, aunque por temas y modos de escritura, los textos de estos
en ambas revistas resultan muy diferentes. El modelo de revista es el que impera en este caso. A
partir de 1993 (número 14), con Vicente Sánchez Biosca como nuevo director, Archivos de la
Filmoteca presentó un planteamiento bastante distinto en todos los sentidos. De formato más
reducido, aparecen tres números anuales, se vertebra en torno a ensayos y artículos históricos de
raíz más doctoral y universitaria (NO-DO, restauraciones de la filmoteca valenciana, análisis sobre
la evolución de la crítica en determinados cineastas, el melodrama mexicano, las mitologías
latinoamericanas, cine iraní, dobles versiones en el cine mudo, el cine alemán de los años treinta,
memoria y arqueología del cine, el montaje en Méliès, el star system , la represión franquista en el
cine, el cine italiano mudo, Gilles Deleuze), remodela su nómina de colaboradores y se abre
internacionalmente con la configuración de un consejo editorial del que forman parte, entre otros,
David Bordwell, Jacques Aumont y Raymond Borde, autores todos ellos traducidos al castellano
por Paidós, editorial que distribuye en el ámbito estatal cada nuevo número de la revista. La línea
seguida por Nosferatu es muchísimo más ecléctica y se ha convertido en un punto de referencia y
encuentro para los organismos cinematográficos más inquietos del país, ya que mantiene un alto
grado de colaboración con la misma Filmoteca valenciana, la Filmoteca española y el Centro
Galego de Artes da Imaxe. Planteada, como ha quedado dicho, como complemento de un ciclo
organizado trimestralmente por el Patronato Municipal de Cultura de San Sebastián, aunque con
vida independiente una vez concluida la retrospectiva. Es un aspecto importante, ya que la revista
ha conseguido instaurarse fuera de su ámbito propio (los ciclos, San Sebastián). Mezcla sin tapujos
el ensayo, la crítica explicativa, el texto historiográfico, la política de los autores, la panorámica
sobre los cines denominados periféricos, la reivindicación de los fenómenos cinematográficos
extremos, la divulgación y la teoría en© Editorial UOC 117 Capítulo IV. Las revistas especializadas...
una palabra, fruto del amplio abanico de posibilidades que demuestra la programación de los
ciclos. Ha cubierto no pocas carencias en el panorama bibliográfico español. La pluralidad en
cuanto a colaboradores es otra de las normas, y prácticamente todos los críticos españoles en
activo de las tres últimas décadas tiene su espacio, regular o esporádico, en las páginas de la
revista. También se han sumado, en distintos periodos o números puntuales, escritores o cineastas
como Javier Marías, Fernando Sabater, Fernando Fernán Gómez, Eduardo Haro Tecglen y
Guillermo Cabrera Infante, así como críticos e historiadores extranjeros en función de los temas
tratados. La colección de Nosferatu hasta la fecha puede verse como una suerte de historial del
cine planteada desde el clasicismo hasta la modernidad con revisión de casi todos los modelos
críticos que han tenido una cierta incidencia. Hay una marcada atención por los fenómenos
culturales y sociales (cines periféricos, cine y sexo, subgéneros) y notables replanteamientos de las
figuras de varios directores olvidados o, todo lo contrario, consensuados desde otras perspectivas.
Las monografías de Nosferatu están divididas en una amplia selección de textos sobre cada tema o
personaje, que pueden incluir el apunte histórico, la contextualización, el análisis de películas o
periodos desde metodologías diversas, el estudio pormenorizado de los diversos elementos
constituyentes en la obra de un autor (empleo de la música, luz, color, dirección artística,
dramaturgia, bases literarias), coronadas por minuciosas filmografías y bibliografías. Se han
centrado en: •Directores: Jean Cocteau, Carl Dreyer, Terence Fisher, Jacques Tati, Sam Fuller, Jean-
Pierre Melville, Wim Wenders, Jean Renoir, Louis Malle, Kenji Mizoguchi, Yasujiro Ozu, Arturo
Ripstein, Theo Angelopoulos, King Vidor, Lars von Trier, Pilar Miró, Adolfo Aristarain, Joseph L.
Mankiewicz, John Ford (primera época), Alfred Hitchcock (etapa inglesa), Akira Kurosawa.©
Editorial UOC 118 Análisis y crítica audiovisual • Guionistas: Rafel Azcona. • Actores: secundarios
del Hollywood clásico, Federico Luppi. • Cinematografías: cine japonés, cine e Islam, cine del África
negra, miradas del cine asiático. • Géneros y época: cine épico italiano mudo, ciencia-ficción
estadounidense de los cincuenta, ciencia-ficción europea, eurowestern. • Temáticas: cine y sexo,
las instituciones de la violencia, cine y derecho, cine y literatura (con Shakespeare como pretexto),
villanos y villanas en el cine. • Tendencias: cine catalán representado por Joaquín Jordá, Pere
Portabella, Jesús Garay y José Luis Guerín.© Editorial UOC 119 Capítulo V. De la crítica a la
realización, ... Capítulo V De la crítica a la realización, de la realización a la crítica 1. Paul Schrader y
el estilo trascendental A diferencia del otro crítico-cineasta estadounidense conocido, Peter
Bogdanovich, Paul Schrader se movió siempre en un terreno analítico y ensayístico alejado de la
influencia de Bazin y de Sarris. Apadrinado por Pauline Kael, comenzó a escribir a principios de los
setenta en la revista L.A. Free Press debutando con una durísima crítica de Easy Rider , (1969), de
Dennis Hopper y fundó después la revista Cinema cuando estudiaba cine en la Universidad de
California de Los Ángeles (UCLA). Schrader, que siempre ha sido más valorado como guionista por
sus trabajos con Martin Scorsese, tiene una amplia, contradictora pero muy sugestiva filmografía
en calidad de realizador y, en el campo de la crítica, una aportación fundamental: el ensayo
Trascendental Style in Film , centrado en los cineastas Yasujiro Ozu, Robert Bresson y Carl Dreyer,
publicado originalmente en 1972 (edición española: El estilo trascendental en el cine: Ozu,
Bresson, Dreyer, 1999). Las principales películas realizadas por Schrader son: • Blue Collar (1978).
• Hardcore, un mundo oculto (1979).© Editorial UOC 120 Análisis y crítica audiovisual • American
Gigolo (1980). • El beso de la pantera (1982). • Mishima (1985). • El placer de los extraños (1990).
• Posibilidad de escape (1991). • Aflicción (1997). Asimismo, Schrader ha sido el guionista de
películas como: • Yakuza (Sydney Pollack, 1975). • Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976). •
Fascinación (Brian de Palma, 1976). • Toro salvaje (Martin Scorsese, 1980). • La costa de los
mosquitos (Peter Weir, 1986). • La última tentación de Cristo (Martin Scorsese, 1988). Schrader
tuvo de pequeño una formación calvinista, en la que resulta esencial el concepto de gracia. Según
el catolicismo, la gracia se consigue mediante las buenas obras, mientras que en el calvinismo se
trata de una elección que la divinidad proporciona al ser humano que puede optar entre escogerla
o no hacerlo. Muchas de sus reflexiones críticas, traducidas en lo que él denomina estilo
trascendental, se encaminan en esta dirección. El estilo trascendental toma como base unas
teorías del pintor Vasili Kandisnky, Lo espiritual en el arte , que trazan un puente entre el arte viejo
y el nuevo a partir de esta consideración: olvidarse de la representación de la realidad natural, es
decir, la abstracción no figurativa vista como manifestación de los deseos ocultos de nuestra alma.
Se inspira igualmente en Ontología de la imagen fotográfica , ensayo de André Bazin (citado en el
capítulo III), cuando el fundador de Cahiers du Cinéma habla de las dos tendencias pictóricas, una
propiamente estética en la que las formas trascienden el modelo real, y otra que busca reemplazar
el mundo exterior por un mundo paralelo y propio de manera psicológica.© Editorial UOC
121Capítulo V. De la crítica a la realización, de la... Schrader lo aplica al modelo cinematográfico
planteándose esta pregunta: «¿Cómo un arte que esencialmente imita a la naturaleza, a la
realidad, puede afrontar el proceso de depuración que le permita superar esta realidad y llegar a
la expresión de lo sagrado?» En sus primeros textos en Cinema ya aplicó estos criterios. El más
representativo es un artículo de 1971 (vol. 6, nº 2) sobre los austeros westerns de Budd Boetticher
interpretados por Randolph Scott en la segunda mitad de los cincuenta ( The Tall T, Buchanan
Rides Alone, Ride Lonesome, Comanche Station ): relatos circulares estructurados todos de similar
manera, con Scott representando siempre la misma tipología, la del héroe taciturno enfrentado a
unos villanos que se ganan antes la simpatía del espectador. El autor apunta que el héroe se siente
guiado y conducido por una fuerza exterior que le impide dar explicaciones racionales a los
peligros de su existencia cotidiana. Para Schrader, el estudio del cine negro debe basarse en el
retrato que este género ofrece de los aspectos más ocultos de la personalidad humana. Escribe
Schrader que: «El estilo trascendental intenta maximizar el misterio de la existencia, y se abstiene
de toda interpretación convencional de la realidad: realismo, naturalismo, psicologismo,
romanticismo, expresionismo, impresionismo y, finalmente, racionalismo. Para el artista
trascendental, el racionalismo es sólo una de las muchas aproximaciones posibles a la vida, no un
imperativo (…) El enemigo de la trascendencia es la inmanescencia, tanto si es externa (realismo,
racionalismo) como interna (psicologismo, expresionismo). Para el artista trascendental, estas
interpretaciones convencionales de la realidad son construcciones emocionales y racionales
diseñadas por el hombre para diluir o escapar a lo trascendental.» Pero el estilo trascendental no
debe tratar solamente personajes del tipo de San Francisco de Asís o Juana de Arco, pese a que
dos de los tres cineastas escogidos para ilustrar la teoría, Dreyer y Bresson, realizaran películas
sobre Juana de Arco. «Hay que huir del concepto de cine religioso.»© Editorial UOC 122 Análisis y
crítica audiovisual Schrader centró el estilo trascendental en Bresson (que ya había sido analizado
por otros críticos desde la perspectiva de un estilo espiritual, la fenomenología de la salvación y la
gracia y la puesta en escena jansenista) y Ozu porque son los únicos que lo expresaron a lo largo
de toda su obra y definieron las diferentes miradas, occidental y oriental: «Las concepciones que
Ozu y Bresson tienen de los dilemas fundamentales de todo hombre son contradictorias y
distintas; su actitud ante la naturaleza, la muerte, el cuerpo, el amor, la gracia es diferente. Sin
embargo, ambos coinciden en un elemento común, el de la necesidad de expesar ese Otro en una
forma fílmica.» Esto les diferencia de Rossellini (estilo trascendental sólo en Francesco, giullare de
Dio , 1950), Boetticher (el ciclo con Scott) o Pasolini ( El evangelio según San Mateo , 1964, película
de estilo trascendental que abre una vía expresiva hacia el realismo marxista). Schrader analiza en
su libro el ciclo de películas familiares que cierra la filmografía de Ozu y el que el autor denomina
el ciclo de la prisión en la parte intermedia de Bresson, con Un condenado a muerte se ha
escapado (1956) y Pickpocket . De Dreyer se centra en «La palabra» como única forma pura de
estilo trascendental. Schrader lo argumenta en estos términos: «Un director realmente devoto a la
expresión de lo Trascendental en el cine, además de evitar los elementos de su cultura y de su
personalidad, tiene que sacrificar placeres vicarios que el cine parece ser capaz de aportar como
ningún otro arte: hablamos de la identificación con el personaje, el argumento y el movimiento. A
Ozu le llevó muchos años lograr un estilo trascendental carente de asperezas; y Bresson, que lo
empleó con relativa prontitud, tuvo que tener una determinación e introspección muy
considerable. En las películas de Carl Dreyer se puede ver cómo se desarrolla esta lucha por
alcanzar un estilo trascendental. Dreyer nunca empleó el estilo trascendental de forma completa;
es cierto que lo respetó, que fue pionero en muchas de sus técnicas y que lo usó cada vez más,
pero no por ello renunció a las técnicas cinematográficas psicológicas y expresivas (…) Hacia el
final de su vida, Dreyer parecía acercarse cada vez más a un estilo austero y trascendental, pero
nunca renunció a su esencial dualismo espiritual y, en consecuencia, estilístico.» El estilo
trascendental quedó aplicado a su trayectoria como guionista y director, especialmente en Taxi
Driver, American gigolo y Posibilidad de escape ,© Editorial UOC 123Capítulo V. De la crítica a la
realización, de la... que Schrader considera las más representativas de su obra. Las tres películas se
basan en el modelo de representación del cine de Bresson, especialmente la última, cuyo reflejo
es Pickpocket . Un taxista paranoico, un gigolo narcisista y un vendedor de droga,
respectivamente, buscan una moral que dé sentido a su existencia, como le ocurría al carterista
del film bressoniano. Pero no debe olvidarse la fascinación de Schrader por la cultura japonesa en
general, más allá de Ozu, cristalizada en su guión para Yakuza y en su film biográfico sobre el
escritor Yukio Mishima, personaje controvertido que a su manera buscó siempre la austeridad
formal y moral. 2. Estilo trascendental-1: Robert Bresson y las notas del cinematógrafo Robert
Bresson no ejerció la crítica cinematográfica, pero en su libro Notes sur le cinématographe dejó
constancia a modo de sentencias sintéticas, de ideas transmitidas de la manera más directa y
austera posible, de sus opiniones sobre el hecho cinematográfico en todos los sentidos. No es el
único caso de cineasta que, sin ser crítico antes, durante o después de su práctica cinematográfica,
ha dejado escritos textos de considerable valor. Podrían citarse también los casos de S. M.
Eisenstein, con sus teorías sobre el montaje, recopiladas en dos volúmenes ( Hacia una teoría del
montaje , 2001) y, sobre todo, su ensayo en torno a la película de John Ford que más admiraba, El
joven Lincoln , traducido al francés en las páginas de Positif con el título de Mister Lincoln par
Mister Ford (nº 74, marzo de 1966); de Charles Chaplin, cuya autobiografía ( Historia de mi vida ,
1965) es una fuente de conocimientos sobre el Hollywood silente; de Luchino Visconti, cuyo
artículo Cine antropomórfico (incluido en Textos y manifiestos del cine , 1989), escrito en 1943, es
una notable declaración de principios sobre sus intenciones como cineasta comprometido con su
tiempo, o de Andrei Tarkovski, que en Esculpir en el tiempo (1991) realizó un maravilloso
tratado© Editorial UOC 124 Análisis y crítica audiovisual del cine como herramienta artística que
puede tratar los aspectos más complejos de la condición humana como antes fueron tratados por
las artes pictóricas, literarias y musicales. Los pensamientos a viva voz de Bresson son uno de los
manuales de cine más bellos, precisos y útiles jamás publicados, traducción impresa en papel
tanto del pensamiento cinematográfico del director de Mouchette (1967) como de los problemas
expresivos que el medio plantea. Notes sur le cinématographe , fue publicada originalmente en
1975. Estas son tan sólo diez de las sentencias: •El cinematógrafo es una escritura hecha con
imágenes y movimiento y sonidos. • Las imágenes y los sonidos son como las personas que se
conocen en ruta y ya no pueden separarse. • EL CINE SONORO HA INVENTADO EL SILENCIO. • Es
necesario que los sonidos se conviertan en música. • Dos personas que se miran a los ojos no ven
los ojos, sino sus miradas; ¿puede ser esta la razón por la que acostumbramos a equivocarnos
sobre el color de los ojos de las personas? • El cinematógrafo es un arte militar, ya que
preparamos una película como si fuera una batalla. • Tu público no es el lector de libros, ni el
público de los espectáculos, ni el de las exposiciones, ni el de los conciertos. No debes satisfacer ni
el gusto literario, ni el teatral, el pictórico y el musical. • Para un actor, la cámara es el ojo del
público. • Los travellings y panorámicas aparentes no corresponden al movimiento del ojo.
Estamos separando el ojo del cuerpo. No debe utilizarse la cámara como si fuera una escoba. •
Una imagen demasiado previsible (un cliché) no parecerá nunca real, aunque lo sea.© Editorial
UOC 125Capítulo V. De la crítica a la realización, de la... 3. Estilo trascendental-2: Carl Theodor
Dreyer y la conciencia de la crítica Dreyer, uno de los clásicos del cine silente, aunque sus dos
obras más conocidas pertenezcan al cine sonoro, La palabra (1954) y Gertrud (1961), fue
periodista y crítico teatral entre 1909 y 1915. Sus textos por lo general, eran muy incisivos, irónicos
y virulentos, y versaban sobre asesinatos, la jubilación de los trabajadores o las técnicas de
aviación. Los firmó con su nombre o con los pseudónimos de Once Tom y Tommen. Más tarde,
entre los meses de enero y mayo de 1936, en un largo periodo de inactividad cinematográfica (que
se extiende de 1931, con Vampyr , hasta 1943, con Dies Irae ), Dreyer ejerció la crítica
cinematográfica en el rotativo danés B.T. ( Berlingske Tidende ). Sus planteamientos como analista
de películas ajenas resultaron bastante humanistas, centrándose en títulos como Tiempos
modernos , de Charles Chaplin y Anna Karenina , una de las películas más populares de Greta
Garbo. La experiencia fue corta debido a la escasa sintonía que hubo entre el cineasta y los
responsables del diario. Dreyer solamente publicó doce artículos, algunos de ellos recopilados en
los libros de Dreyer Sobre el cine (1995), traducido del original danés, y Reflexiones sobre mi oficio
(1999), traducido de la edición francesa Réflexions sur mon metier , en el que se combinan
artículos, críticas, textos sobre sus métodos de trabajo y entrevistas. El estilo de Dreyer es simple y
directo, a veces constreñido por los rigores descriptivos de la crítica diaria, pero siempre lúcido y
severo, una de las razones por las que fue despedido tan prematuramente. Es la mirada de un
cineasta que, además de analizar, ve y observa los problemas con los que sus compañeros de
profesión se enfrentan al rodar una película. La crítica de Tiempos modernos le permitió a Dreyer
mostrar su adhesión a los planteamientos de Chaplin, que en 1936 aún se negaba a realizar una©
Editorial UOC 126 Análisis y crítica audiovisual película hablada. El director danés era del mismo
parecer que Chaplin, ya que consideraba que la música y la palabra podían estropear todo lo que
se había logrado hasta entonces en términos visuales. «Se ha hablado mucho de la testadura
aversión de Chaplin por las películas sonoras y de su apego conservador hacia la técnica del cine
mudo. Dado el modo en que Chaplin, que es su propio director, construye esta película, verla es
un descanso . Se dirige más a la vista del espectador que a su oído. La acción es conducida por las
situaciones y mostrada por las imágenes. Lo que dicen los actores no tiene ninguna importancia.
La música y la palabra no son más que medios auxiliares, contrariamente a los numerosos
contrasentidos artísticos a los que hemos asistido durante esta última temporada, en los que la
acción se desarrollaba, a duras penas, a través de un diálogo tenso y difícil. La película de Chaplin
está construida a partir de medios de acción cinematográfica, y en eso reside su fuerza. Pero hay
que añadir que, en algunos momentos, la obcecación de Chaplin contra la palabra está mal
dispuesta ya que, si bien es cierto que su propio silencio es benefactor en todos los casos, hay
minutos en que el silencio de los demás no es natural, sobre todo cuando vemos el movimiento de
los labios sin oír las palabras. Ahí, el silencio parece anacrónico.» Dreyer. Tiempos modernos, en
B.T ., 17 de marzo de 1936 (incluido en Reflexiones sobre mi oficio ) B.T. publicó también en tres
días, del 6 al 8 de abril de 1936, un debate entre Dreyer y el profesor Frederik Schylberg en torno a
la comercialidad, la crítica y el cine experimental. Los comentarios de Dreyer sobre la crítica
resultan muy pertinentes: «Quiero dejar claro que el crítico debería valorar las películas a partir de
-y sólo a partir de- una perspectiva estrictamente artística, sin preocuparse por la taquilla ni por
los asuntos mundanos del director. Lo que gane o pierda el cine como arte debería ser la única
consideración a tener en cuenta (…) Si la crítica de los diarios tiene una misión, debe ser la de
actuar como una conciencia del arte permanentemente alerta, y el crítico que no sólo tolere, sino
que además aplauda el hecho de que un artista venda su individualidad para lograr el éxito,
comete una doble traición, en este caso para con el cine como arte y para con la crítica como
vocación. Todo crítico y todo artista me darán la razón.» Dreyer. B.T ., 6 y 8 de abril de 1936
(incluido en Sobre el cine ) Conviene retener estos dos conceptos:© Editorial UOC 127Capítulo V.
De la crítica a la realización, de la... 1. 2. La crítica como vocación. La crítica de los diarios debe
actuar como una conciencia del arte permanentemente alerta. 4. Crítica, cinefilia y nostalgia del
clasicismo 4.1. Modelo norteamericano: Peter Bogdanovich Peter Bogdanovich es el único crítico
estadounidense con una obra teórica generosa que acabaría accediendo a la realización de
películas. Los principales filmes realizados por Bogdanovich son: • El héroe anda suelto (1968). •
The Last Picture Show (1971). • ¿Qué me pasa, doctor? (1972). • Luna de papel (1973). •
Nickelodeon, así empezó Hollywood (1976). • Saint Jack (1978). El dibujo-tipo de Bogdanovich es
el del clásico cinéfilo, que confiesa haber visto, entre 1945 y principios de los sesenta, cerca de seis
mil películas, algunas de ellas más de una vez. En este sentido, su formación teórica es similar a la
de los representantes de la nouvelle vague , que también se pasaban días enteros en la
cinemateca; no es de extrañar que Bogdanovich colaborara en alguna ocasión en Cahiers du
Cinéma . Durante estos quince años largos, Bogdanovich vio prácticamente todos los clásicos
norteamericanos, algunas cosas europeas y descubrió muchas películas de serie B, caldo de cultivo
de la adhesión incondicional a un tipo© Editorial UOC 128 Análisis y crítica audiovisual de cine
rodado en un margen de mayor libertad: Martin Scorsese también es un defensor de este tipo de
películas, con las que se formó como espectador. En su primera etapa como crítico, la vocación de
Bogdanovich era la de reivindicar a los directores y las películas que le gustaban, sin establecer
una línea teórica homogénea. El mismo se definía más como un divulgador que como un crítico, en
el sentido que podían serlo Farber y Sarris. Confesaba que al escribir regularmente, era incluido en
los listados de prensa de las distribuidoras, razón por la que podía ir gratis a los pases de las
películas. Empezó escribiendo textos para el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Organizó un
ciclo sobre Howard Hawks, en el que incluyó varias de sus películas que no había visto; el ciclo en
cuestión le sirvió para cubrir un vacío y satisfacer su curiosidad. Colaboró también en Esquire ,
Vogue y New York Magazine , y en publicaciones estrictamente cinematográficas como Film
Culture y Movie . Pero Bogdanovich prefirió especializarse de inmediato en el campo de la
monografía, desentendiéndose de la crítica puntual de periódico o revista. Realizó sendos análisis
de la obra completa de Hitchcock y Hawks, pero donde parecía sentirse más cómodo era en el
campo transitado por Truffaut en su libro-entrevista con Hitchcock. Así surgieron sus mejores
trabajos, organizados en torno a largas entrevistas mantenidas con los directores en cuestión,
entre las que sobresalen John Ford (1971) y Fritz Lang en América (1972). Podríamos hablar de una
percepción crítica hecha desde la estricta fascinación por el cine norteamericano clásico, sus
autores y el conocimiento personal y directo de los mismos, (algo que conviene destacar porque
diferencia a Bogdanovich y los de su generación de los críticos e historiadores que hoy puedan
acercarse al cine de los clásicos) y sus mitos. El caso del libro consagrado a Lang es bien
demostrativo. Bogdanovich se sentía atraído por el autor de Metrópolis, por su obra y su vida, ya
que él mismo nació en Nueva York en 1939, poco después de que sus padres, yugoslavos de origen
judío, llegaran a Estados Unidos huyendo del régimen nazi.© Editorial UOC 129Capítulo V. De la
crítica a la realización, de la... En su libro, Bogdanovich otorga más importancia a la etapa
norteamericana de Lang que a la alemana, y en el largo texto introductorio a la entrevista dedica
más atención, por el propio enunciado del libro ( Fritz Lang en América ) y por gusto personal, a
Furia, Los sobornados y Más allá de la duda que a Los Nibelungos o Metrópolis . Bogdanovich se
opuso así, y fue de los primeros en hacerlo, a la opinión vertida en las páginas de Sight and Sound
por la que se consideraba que Lang sólo hizo dos buenas películas en Hollywood, las dos primeras,
Furia y Sólo se vive una vez , y que el peso significativo de su cine se hallaba en Alemania y en el
expresionismo. Desde el texto de Bogdanovich han proliferado los enfrentamientos críticos entre
quienes defienden el expresionismo germánico de Lang y los que prefieren el tono sombrío e
incisivo de sus dramas negros hechos en Hollywood, aunque la unidad temática y estilística del
director es tan grande que dividir su obra en dos compartimentos estancos, la etapa alemana y la
estadounidense, resulta a todas luces innecesario. Bogdanovich, a diferencia de la gente de
Cahiers , no pasó de la crítica a la dirección, sino que la relación directa con algunos filmmakers le
permitió entrar en la industria conociendo un poco todas las etapas creativas. De este modo
empezó a trabajar en la productora de Roger Corman en un momento en el que todos los
cineastas norteamericanos que gozarían de cierto prestigio a principios de los setenta
(Bogdanovich, Coppola, Scorsese) realizaban su aprendizaje con él y su factoría de producciones B.
Bogdanovich conoció así de primera mano la mecánica de aquellas películas baratas que tanto le
fascinaron. Bogdanovich trabajó como ayudante de dirección del propio Corman en Los ángeles
del infierno (1966), aunque esto no le impidió escribir sus libros dedicados a Ford (entrevistado en
verano de 1965) y a Lang (en el otoño de 1966). Conviene destacar que estos dos libros fueron los
primeros sobre los dos cineastas traducidos al castellano, y este hecho los convirtió en textos de
cabecera para los aficionados, críticos y cinéfilos de la época.© Editorial UOC 130 Análisis y crítica
audiovisual Dos años después, Bogdanovich tuvo la oportunidad de dirigir su primer film y no la
desaprovechó pese a las restricciones que le puso Corman. Éste tenía firmado un contrato con el
veterano Boris Karloff que expiraba a los pocos días. Le ofreció la opción a Bogdanovich de
aprovechar esta situación. El héroe anda suelto se rodó en 27 días. Karloff disponía tan sólo de
cinco, los cinco últimos de su contrato, y además algunos planos de la película debían utilizarse
para otra producción de la casa. Bogdanovich tenía listo un guión en el que no había papel alguno
para Karloff. La conclusión fue que Corman le sugirió una segunda línea temática y le obligó a
hacer convivir las dos historias en el mismo film. Así se ha hecho siempre en la serie B.
Bogdanovich aprendió tanto de cine en aquellos 27 días como sentado con un micrófono y una
grabadora ante John Ford. En esta primera película, Bogdanovich ya certificó su voluntad inicial de
analizar los mecanismos del cine clásico desde dentro, prolongando así su trayectoria como crítico
en una línea paralela a la de los colaboradores más conocidos de Cahiers. El héroe anda suelto
juega con esas dos situaciones distintas que sólo coinciden al final del relato. Por un lado está la
historia de un asesino en serie, un joven de buena familia que se dedica a disparar con un fusil
desde los tejados. Sus blancos ( targets , título original el film) son los hombres y mujeres que
pasean por la calle o conducen sus automóviles. Paralelamente, Bogdanovich cuenta, por
imposición de Corman, los problemas de un joven cineasta, interpretado por él mismo, que
intenta convencer a una vieja estrella del cine de terror, Orlock (Karloff), para que protagonice su
película. El Bodanovich crítico que tiene nostalgia del cine clásico se transforma en el Bogdanovich
personaje que quiere trabajar con uno de los representantes míticos de este clasicismo perdido,
todo ello organizado por el Bogdanovich director. El desenlace en un drive in (cine al aire libre),
uno de los grandes símbolos de la cultura cinematográfica norteamericana de los cincuenta y
sesenta, enfrenta a los dos personajes, el asesino y el actor, mientras se proyecta una de las
películas de Corman interpretada por Karloff, en un evidente ejercicio de metalenguaje.© Editorial
UOC 131Capítulo V. De la crítica a la realización, de la... Su segundo y mejor film, The Last Picture
Show (o La última película ), incide en una línea parecida. La película promueve la nostalgia por el
cine clásico y su pérdida irremediable a causa de la televisión, que anula el espectáculo de las salas
cinematográficas. La acción acontece a finales de los cincuenta en una pequeña localidad cuyo
único cine está a punto de cerrar. La última sesión a la que alude el título es con la proyección de
Río Rojo (1948), de Hawks, representación para Bogdanovich de un cine incontaminado.
Bogdanovich realizó un cambio importante respecto a la novela de Larry McMurtry en la que se
basa la película, cambio que entronca de nuevo con su trabajo como crítico. En la novela original,
el último film proyectado en el viejo cine es un discreto western interpretado por el también
discreto Audie Murphy. Bogdanovich lo substituyó por uno de los títulos clásicos del género, de
Hawks y con John Wayne. Bogdanovich apuntaba que «visualmente era más excitante si se trataba
de un buen filme. La otra solución habría sido muy deprimente, muy mezquina. No me complacía
la idea de acabar con una mala película». Bogdanovich trata a la mayoría de sus personajes como
lo hubieran hecho Ford o Hawks; como lo había escrito él en sus críticas. Por eso, un film como The
Last Picture Show tiene el mismo sentido que una frase extraída de un emotivo artículo escrito
poco después de la muerte de Ford, en el que documenta, con no pocas licencias poéticas, el
último encuentro entre el director de La diligencia y el de Río Rojo . Cine y crítica de cine, a través
de la revisión del clasicismo, se funden como pocas veces ha ocurrido. «Cuando Hawks fue a verle
ese último martes, estuvieron hablando durante un par de horas, sobre todo acerca de una
película que Hawks pensaba rodar. Cuando salió de la habitación para hablar con Mary, la esposa
de Ford, que tenía entonces cincuenta y dos años, y Bárbara, les dijo: “No se os ocurra tratar
nunca a ese hombre como a un inválido mental, acaba de darme algunas magníficas ideas.” Antes
de marcharse, Hawks volvió a la habitación. “¿Eres tú, Howard? Pensé que te habías ido” , dijo
Ford mordisqueando un puro. “He vuelto sólo para decirte adiós, Jack”. “Adiós Howard”.©
Editorial UOC 132 Análisis y crítica audiovisual Hawks se dirigió hacia la puerta de la habitación.
“Howard” , Ford le volvió a llamar. “¿Sí, Jack?” “Quiero decir, de veras, adiós, Howard” , dijo. “¿De
veras adiós Jack?” “De veras adiós”. Se estrecharon las manos y Hawks se marchó. Mientras exista
el cine, ¿cómo se le puede decir adiós a John Ford?» Peter Bogdanovich: Toque de silencio por Mr.
Ford, New York Magazine , octubre de 1973. Traducción al castellano en Casablanca, número 25,
enero de 1983 ¿Qué me pasa, doctor? es la película más deudora de los modelos clásicos y de la
escritura de Bogdanovich como crítico, de una cinefilia parcialmente enfermiza que acaba cayendo
en la simple copia o evocación inútil. Fue el film con el que el director accedió a la gran industria,
con Barbra Streisand y Ryan O'Neal de protagonistas. Repite literalmente varios momentos de La
fiera de mi niña (1938), de Hawks, además de asimilar toda su estructura narrativa. Bogdanovich
con todo, tenía una cierta licencia y justificación para operar así, ya que conviene recordar que, en
el momento de su estreno, la crítica había sepultado La fiera de mi niña , considerada hoy
quintaesencia de la comedia clásica de Hollywood, y con esta película acuñó su protagonista,
Katharine Hepburn, el término de «veneno para la taquilla». Fue Bogdanovich, en el ciclo de
Hawks que organizó en el MOMA neoyorquino y en el correspondiente libro que editó, quien
arrojó nueva luz sobre esta obra maestra y puso las primeras anotaciones para su reconsideración
(la crítica, como puede comprobarse de nuevo, tiene la facultad de generar mitos o enterrarlos).
Pero quizás esta paternidad crítica de Bogdanovich sobre La fiera de mi niña no le diera el derecho
para copiarla a placer. El frenesí laudatorio y nostálgico de Bogdanovich no terminó aquí. Luna de
papel , ambientada en la depresión norteamericana y rodada en blanco y negro, tomaba como
modelo Los viajes de Sullivan (1941), de Preston Sturges; At Long Last Love (1975) pretendía
restituir las señas de identidad del musical clásico, y Nickelodeon era una evocación de los
primeros tiempos de Hollywood que deja más o menos clara la impotencia de Bogdanovich para
superar la situación. El personaje interpretado por Ryan O'Neal, más o© Editorial UOC 133Capítulo
V. De la crítica a la realización, de la... menos inspirado en otro cineasta pionero al que el director
había dedicado un libro ( Allan Dwan, the Last Pioneer , 1971), comenta en una escena que es
imposible hacer algo mejor que El nacimiento de una nación , que todo está ya inventado con la
película de Griffith. Desde entonces, Bogdanovich parece contagiado de este sentimiento atroz,
que rentabilizó como crítico pero que le ha superado como realizador. 4.2. Modelo español:
Fernando Trueba Si los modelos establecidos por Bogdanovich en el cine clásico son los de Ford,
Lang y, especialmente, Hawks, en los imperativos críticos de Fernando Trueba se encuentra antes
que nadie Billy Wilder, a quien el director de Belle Epoque (1992) equiparó con Dios cuando
recibió el Oscar a la mejor película de habla no inglesa por esta película, anécdota que no es más
que la reafirmación de las posturas que tuvo como crítico. Trueba no se ha inspirado en ninguna
película de nadie en concreto, y al mismo tiempo, a diferencia de Bogdanovich o Wim Wenders,
como veremos a continuación, defendió como crítico a cineastas muy diversos, empezando por
algunos representantes de la nueva ola como Truffaut y Rohmer. Tras ejercer la crítica en El País ,
Trueba fue uno de los fundadores en 1981 de la revista mensual Casablanca , apostillada «Papeles
de Cine». Desde la elección de su nombre ya se intentó explotar una cierta mitomanía por un
determinado clasicismo cinematográfico, pese a que por la publicación desfilaran críticos de
diversa orientación heredados de las revistas que le precedieron en el tiempo: Marinero, Guarner,
Marías, Carreño, a los que se sumaron críticos de nuevo cuño orientados hacia la dirección, caso
de Felipe Vega, y firmas invitadas como las de Fernando Savater, Juan Cueto y Guillermo Cabrera
Infante. El nacimiento de Casablanca coincidió con la denominada Escuela del Yucatán, una
reunión de amigos, más que un movimiento cinematográfico© Editorial UOC 134 Análisis y crítica
audiovisual en el sentido ortodoxo de la palabra, que se forjó en las tertulias cinéfilas del bar
madrileño Yucatán, y de las que participaron Trueba, Oscar Ladoire, Antonio Resines y Carlos
Boyero, entre otros. La divisa de casi todos ellos debía ser la de «amar el cine» (sobre todo el
norteamericano). Casablanca coincidió también en el tiempo con el primer largometraje de
Trueba, Opera prima (1980), y la buena repercusión del film hizo que Trueba dejará de tener
presencia en las páginas de la revista aún siendo parte activa de ella. La intención de Casablanca
era la de recuperar un estilo de escritura crítica mucho más apasionada que en Dirigido por , por
ejemplo, un poco en consonancia con la época más revolucionada de Film ideal , permitiendo así
artículos puntuales sobre realizadores que no eran (y siguen sin serlo) actualidad y una invocación
profundamente admirativa de todos aquellos cineastas estadounidenses ya canonizados por la
política de los autores. ¿Dossiers sobre directores? Muchos: Ford, Hawks, Walsh, Lubitsch… El
ideario cinematográfico de Trueba tras pasar al otro lado de la cámara ha sido un poco el mismo,
aunque sus deudas con Wilder, Hawks, Lubitsch y otros clásicos vinculados, sobre todo, al género
de la comedia, hayan ido mermando a medida que ha crecido como director. Al publicar su
Diccionario de cine , pretendidamente irreverente y un no poco irónico repaso subjetivo a la
historia del cine, Trueba quiso hacer lo mismo que Woody Allen con su libro Cómo acabar de una
vez por todas con la cultura . Quiso hacerlo con la crítica, su aprendizaje, su formación como
cineasta, y estos son algunos de los resultados, en lo que se mezclan por igual los postulados
admirativos con los desmitificadores: «La carrera de Bresson es, probablemente, la aventura
estética más radical y fascinante de toda la historia del cine. La canonización de Bergman en los
sesenta y setenta coincidió con su cine más abstracto y plúmbeo e Ingmar se convirtió para mí en
el paradigma de la pesadilla hecha cine.© Editorial UOC 135Capítulo V. De la crítica a la
realización, de la... Truffaut, tras su rosselliniano debut, volvió a ser el adorador de Balzac que fue
desde niño y al que Antoine Doinel erigía altares y encendía cirios en Los 400 golpes. El destino de
Truffaut era convertirse en un contador decimonónico, en un autor de películas novelescas.»
Trueba: Diccionario de cine . Planeta, Barcelona, 1997 5. Wim Wenders: emotion pictures Wim
Wenders representa el caso atípico de un cineasta que, antes de dirigir, reflexiona con escritos
dispersos sobre el medio. No es un crítico en el sentido literal de la palabra, sino un director
vocacional que compagina los estudios de cine con la publicación de artículos sobre cine y rock,
esencialmente en la revista alemana Filmkritik , entre 1967 y 1970. No estamos pues ante el caso
del cineasta que utiliza la crítica como paso previo del engranaje, ni tampoco el crítico que aspira a
ser director, sino ante un futuro cineasta con gusto por la escritura. El volumen Emotion Pictures.
Essais et critiques (1986) recopila todos los textos de Wenders para Filmkritik y otros medios, y en
el número 21 de Contracampo (abril-mayo de 1981) se tradujeron dos artículos, Emotion Pictures
(Slowly Rockin' On) , sobre John Ford y el nuevo cine americano, y Su muerte no es una solución ,
en torno a Fritz Lang. Dos son los temas básicos que aparecerán tanto en su escritura como en la
primera parte de su obra como director, la que va de Summer in the City. Dedicated to The Kinks
(1970) hasta Relámpago sobre agua (1979): la muerte del cine clásico y la influencia del rock
norteamericano (discos, conciertos, juke box ) en la cultura europea de los años sesenta. En
algunos aspectos se parece a Bogdanovich, aunque no llega al mismo nivel de nostalgia cinéfila.
Wenders organiza un discurso autónomo funda© Editorial UOC 136 Análisis y crítica audiovisual
mentado en aquellos momentos pretéritos que ya han desaparecido. No es un cine (ni una
escritura crítica) sobre fantasmas, pero se nutre de todo aquello con lo que Wenders confeccionó
su pasión por la cultura estadounidense y por el cine clásico. Esta fijación le llevaría a trabajar con
Sam Fuller y Nicholas Ray (ambos actores en El amigo americano , 1977), filmar la muerte de Ray
en Relámpago sobre agua , dedicar sus películas a los cineastas o personalidades legendarias que
fallecieron durante el rodaje de las mismas (Ford en Alicia en las ciudades , 1973; Lang en En el
curso del tiempo , 1975; Henri Langlois en El amigo americano , 1977), seguir el rastro de Yasujiro
Ozu en Tokyo-Ga (1985), inspirarse en Centauros del desierto para Paris, Texas (1984) o elaborar
un discurso sobre la muerte del cine mezclando a Murnau con Corman y Dwan en El estado de las
cosas (1982). Como puede comprobarse, los referentes utilizados son cercanos a Bogdanovich:
Lang, Ford, Dwan. La diferencia radica en la mirada, la del cineasta extranjero fascinado por el cine
estadounidense, y en el componente crítico que esta mirada puede llegar a comportar desde
fuera. Lo mismo puede decirse del escritor Peter Handke, colaborador de Wenders en varias
películas, que concluye su novela Carta breve para un largo adiós (1976) con la imaginaria visita
del protagonista a la casa de John Ford. Handke pone en boca del director esta frase: «Casi nunca
soñamos, y si lo hacemos se nos olvida. Como hablamos de tantas cosas, no nos queda nada para
soñar.» Handke y Wenders realizaron juntos en 1969 el cortometraje 3 Amerikanische LP's ( Tres
elepés americanos ), un film planteado como si fuera una crítica escrita. Uno de los discos
seleccionados es Astral Weeks , de Van Morrison, del que dicen que «las películas sobre América
deberían de realizarse con panorámicas. Esto es lo que hace el rock desde hace mucho tiempo».
Cine y rock siempre. La simbiosis entre cine y rock clásicos se convirtió en el particular caballo de
batalla del Wenders escritor. En su artículo sobre tres discos del citado© Editorial UOC
137Capítulo V. De la crítica a la realización, de la... Van Morrison, estableció correlaciones entre el
cine norteamericano y la música del cantante irlandés, mientras que en el texto titulado Emotion
Pictures , aprovechó la recuperación de varios westerns de Ford en la cinemateca de Munich para
teorizar sobre las carencias del nuevo cine norteamericano, coincidir con Schrader en su visión
crítica de Easy Rider y reivindicar el papel fenomenológico del rock. «Yo echo de menos la
apacibilidad, la exactitud, la minuciosidad, la seguridad, la seriedad, la paz, la humanidad de las
películas de John Ford, echo de menos sus rostros, que nunca son afectados, sus paisajes, que
nunca son simplemente un telón de fondo, sus sentimientos, que nunca son ni cargantes ni bufos,
sus historias, que, aunque sean divertidas, nunca divierten, sus actores, que se transforman
siempre conmovedoramente (…) El nuevo cine americano es desconsolador, al igual que los
nuevos e inservibles flippers de hojalata fabricados en Chicago, en los que uno trata en vano de
encontrar nuevamente el placer de jugar al flipper . La música americana nos devuelve, cada vez
más, el sentido que sus películas han perdido: de la solidificación de la música blues rock y country
surgió algo que no es para ser experimentado sólo a través del oído, sino también para ser visto,
en imágenes, en el espacio y en el tiempo. Esta música es, ante todo, la música del oeste
americano, de esa conquista de la que trataban las películas de John Ford y de esa segunda
conquista de la que trata esta música (…) En Easy Rider, las imágenes cinematográficas son
superfluas, puesto que sólo ilustran su música, y no a la inversa (…) Born to be Wild , de
Steppenwolf, y Wasn't Born to Follow , de The Byrds, son la verdadera película de la exploración
de América, y no las imágenes rodadas por Peter Fonda.» Wim Wenders: Emotion Pictures (Slowly
Rockin' On), Filmkritik , número 5, mayo de 1970 Su interés por la mezcla de las dos
manifestaciones culturales genuinamente norteamericanas le llevaría al extremo de mezclar en un
mismo artículo la aparición del décimo disco del grupo The Kinks, el cuarto de Creedence
Clearwater Revival y el estreno de Topaz , de Hitchcock, o a reflexionar en otro texto, titulado Un
género que no existe , sobre un género tan poco dado a los ensayos como es el de las películas
dedicadas a los conciertos de rock. Coherente con estos textos, Wenders siempre le ha dado un
papel relevante al rock en sus películas. Uno de sus cortos, Alabama: 2000 Light Years© Editorial
UOC 138 Análisis y crítica audiovisual (1969), está construido en función de las distintas versiones
del tema All Along the Watchtower grabadas por su autor, Bob Dylan, y por Jimi Hendrix (otra
película planteada casi como una crítica). En Cielo sobre Berlín (1987), los ángeles prueban las
experiencias humanas asistiendo a conciertos de Nick Cave en la ciudad alemana. 6. Víctor Erice:
responsabilidad y significación estética de la crítica Erice alternó los estudios en la Escuela Oficial
de Cine con la práctica crítica en Nuestro cine desde los inicios de su publicación. En esta primera
etapa se interesó especialmente, como el grueso de la revista, por los problemas del cine español
y los hechos que debía plantear, y por todo lo que llegaba procedente de la cinematografía
italiana, aunque uno de sus posteriores referentes, al que consagrará libros y conferencias, sería
un outsider de Hollywood, Nicholas Ray. En una encuesta publicada en el número doble 6-7 de la
revista (diciembre 1961-enero 1962) sobre los gustos cinematográficos de los estudiantes de la
EOC, Erice citaba como sus preferencias a Visconti, Antonioni, Pasolini, Pontecorvo y Resnais,
aunque en su posterior obra crítica y en su cine reposan las influencias de Von Sternberg y
Mizoguchi. Un mes antes, en el número 5, se organizó un debate en torno a Plácido (1961), de
Berlanga. Erice apunta que se trata de un film sobre la incomunicación, tema de moda en la época
(Antonioni, Bergman) que pocos podían relacionar entonces con la comedia coral de Berlanga.
Uno de sus ensayos más sobresalientes es el ya citado Responsabilidad y significación estética de
una crítica nacional (nº 15, diciembre de 1962). Erice intenta revelar las polémicas suscitadas por
las diversas tendencias críticas© Editorial UOC 139Capítulo V. De la crítica a la realización, de la...
españolas y busca que tengan incidencia en la propia evolución del cine nacional. Apunta la pugna
entre la crítica realista (citando explícitamente a Larra) y la denominada idealista. La primera, que
acostumbra a tener un método identificable, asegura que el cine no es un fenómeno aislado que
se produce en un contexto social, económico, político y cultural determinado. La segunda, que
carece de un método objetivo y funciona de manera instintiva, impone la forma al contenido.
Erice, y Nuestro cine , toman posición frente a Film ideal y Cahiers . Erice apunta en este texto las
siguientes consideraciones, algunas de las cuales resultan pertinentes aún en la actualidad:
«Detrás de todos los problemas hay un sector del público, unos lectores para quien tenemos unas
obligaciones; hay una situación en la que, parece ser, se quiere dar a nuestro cine un aspecto más
auténtico o más moderno. Nuestro aislamiento y posibles errores de adecuación son resultantes
de la falta, desde hace ya demasiado tiempo, de una teoría estética nacional que examine el
problema del arte con una postura realista y crítica. Y me refiero intencionadamente al arte en
general porque, en contra de la actitud de algunos, no deseamos encerrar el cine dentro de un
compartimiento estanco, rodeado de misterio, y al que solamente tienen acceso cuatro o cinco
privilegiados. A pesar de su viejo y conocido desinterés por el cine, nuestros intelectuales no han
podido evitar que su lamentable inhibición haya repercutido, como naturalmente lo han hecho las
actitudes conscientes que han dado a conocer sus obras.» Apenas diez años después de este
artículo, Erice accedió a la realización de su primer largometraje con El espíritu de la colmena
(1973), película escasamente representativa de las tendencias de las dos revistas antagónicas
hasta aquel momento, ya que la forma preconizada por el «film idealismo» y el contenido
defendido desde Nuestro cine encuentran armónico equilibrio en un cineasta para quien el
realismo no es una cuestión de forma, como había escrito Bertold Brecht. Erice, muy minucioso y
ético en su trabajo, sólo ha rodado dos películas más desde entonces, una por década: El sur
(1983) y El sol del membrillo (1992).© Editorial UOC 140 Análisis y crítica audiovisual Los
problemas con el productor Elías Querejeta en El sur , la pugna constante entre industria y autor,
puede estar detrás del interés que la figura de Nicholas Ray despertaría en el Erice cineasta, ya que
como crítico no había dejado especialmente bien algunas de sus películas. Ray, como ha quedado
dicho al referirnos a Godard y Wenders, representa el modelo de supervivencia y libertad frente a
la industria cinematográfica. Con motivo de una amplia retrospectiva organizada por Filmoteca
Española en 1986, Erice y Jos Oliver se encargaron de escribir el libro Nicholas Ray y su tiempo .
Erice reivindica en Ray el espíritu independiente y la lucha contra el sistema hollywoodiense para
imponer sus criterios, aspecto que le enfrentaría sucesivamente con todos los productores. La
propia situación experimentada con Querejeta en El sur tiene puntos en común con la de Ray.
Escribe Erice: «La obra de Ray es un ejemplo de carácter universal: espejo en el que todos nos
podemos reconocer, mito poético donde el cine y la vida aparecen por fin fraternalmente unidos.»
Tras el frustrado proyecto de adaptar El embrujo de Shanghai , de Juan Marsé, Erice radicaliza aún
más su independencia y su mirada, acogiéndose al formato corto. Dirige un episodio de Ten
Minutes Older. The Trumpet (2002) y una reflexión sobre su primera experiencia como espectador
cinematográfico, La Morte Rouge , realizada expresamente para la exposición “EriceKiarostami.
Correspondencias” (Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, 2006). En el contexto de esta
exposición inicia Erice un nuevo formato, el cine epistolar, carteándose audiovisualmente con
Kiarostami. 7. Jean-Luc Godard, la moralidad del abismo La relación entre el cine de Ray y la
escritura de Erice nos permite pasar sin que aparentemente se note el cambio hasta este
apartado, ya que si© Editorial UOC 141Capítulo V. De la crítica a la realización, de la... alguien hizo
mucho por Ray antes de que se convirtiera en el cineasta-faro de tantos y tantos directores
independientes, ese fue Jean-Luc Godard. No hay diferencia alguna entre los textos escritos por
Godard en la primera época de Cahiers du Cinéma , su paso a la dirección cinematográfica y sus
posteriores ensayos, en los setenta y ochenta, cristalizados en la obra Introducción a una
verdadera historia del cine . Lo segundo es la prolongación de lo primero, como lo tercero
redimensiona todo lo anterior. Lo hace sin fisuras, sin traumas, de manera mucho más homogénea
que la que pueda encontrarse en el paso de la práctica crítica a la cinematográfica de Truffaut o
Rohmer. El atrevimiento formal y la audacia deconstructiva de sus películas, que inventan nuevas
fórmulas de lenguaje a la vez que se nutren de citas y referencias a otros directores, escritores,
pintores o músicos, está presente en sus críticas y artículos de los Cahiers . Y es precisamente un
texto sobre Ray, en concreto sobre su película bélica Bitter Victory (1957), el que establece una
perfecta conexión en el tiempo con la cita de Erice con la que concluíamos el apartado anterior:
«Había el teatro (Griffith), la poesía (Murnau), la pintura (Rossellini), la danza (Eisenstein), la
música (Renoir). Pero desde ahora hay el cine. Y el cine es Nicholas Ray.» Godard: crítica de Bitter
Victory, Cahiers du Cinéma , nº 79, enero de 1958. Incluido en el volumen Homenaje a Nicholas
Ray , compilado por José Luis Guarner y Jos Oliver (Festival Internacional de Cine de San Sebastián,
1974). En el ensayo titulado Como en un espejo , con el que Erice abre el libro Nicholas Ray y su
tiempo , el director de El espíritu de la colmena reproduce otro párrafo de aquel texto tan
arrebatado de Godard, en el que el crítico francés se pregunta por qué nos quedamos helados
viendo las fotos promocionales de Bitter Victory , cuando sabemos, dice él, que es la más bella de
las películas. «Un abismo separa a la foto de la película propiamente dicha. Un abismo que es todo
un mundo. ¿Cuál? El del cine moderno», sentencia Godard. Erice añade: «Hoy, casi treinta años
después, podemos saber con una mayor© Editorial UOC 142 Análisis y crítica audiovisual exactitud
lo que Godard quería decir por la sencilla razón de que toda su obra como director de cine está
justamente realizada a partir de la visión de ese abismo.» Godard es el hombre de las boutades en
la página impresa y en la pantalla, confundido a veces por ello como un crítico y un cineasta altivo.
Es el crítico que no tuvo reparos en titular su comentario sobre Hombre del Oeste , el western de
Anthony Mann, con un rotundo SuperMann ; de ensalzar la modernidad de la obra de Jerry Lewis
como cineasta o reivindicar desde posturas políticas los primeros musicales de Stanley Donen sin
Gene Kelly. Godard sigue haciendo crítica de cine cuando realiza películas. Lo uno es indivisible de
lo otro. En su etapa de cine militante, iniciada en mayo del 68, cuando formó parte del grupo Dziga
Vertov y reemplazó la noción de equipo de rodaje por el concepto de célula, destaca el film Vent
d'est (1969). En él se interroga en términos políticos sobre la relación entre sonidos e imágenes.
«Es una imagen justa. No, es justo una imagen.» «Es un oficial nordista a caballo. No, es una
imagen de un caballo y un oficial.» Godard es quien escribió que un travelling es una cuestión de
moral. Podía estar pensando, sin duda, en el travelling que se aleja de la anciana madre esquimal
en Los dientes del diablo , film rodado por Ray en 1960. La mujer, consciente de que ha terminado
su ciclo vital, decide morir y pide a los suyos que la dejen sola mientras se aproxima un oso para
devorarla. Ray, como los otros personajes de su película, también opta por dejarla sola y se aleja
con un travelling del lugar de los hechos. En Al final de la escapada , Godard persigue de forma casi
obsesiva a Belmondo cuando éste es mortalmente herido. El travelling también es aquí moral, sólo
que en este caso, dadas las características de los dos personajes, no tiene porque respetar la
muerte y soledad del protagonista.© Editorial UOC 143Capítulo V. De la crítica a la realización, de
la... Godard presenta en la primavera de 2006 una exposición de toda su obra en el centro
Pompidou de París. Al igual que en el caso de Erice, el futuro de este crítico-cineasta parece estar
en los museos.© Editorial UOC 145 Bibliografía Bibliografía Bibliografía general Acerote, J.C . En las
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