La Hipoteca 1
La Hipoteca 1
La Hipoteca 1
La hipoteca puede ser definida como un derecho real que grava a un inmueble, afectándolo
como caución al cumplimiento de una obligación principal.
La obligación de hacer la tradición del derecho real de herencia puede provenir de la ley o
de un acuerdo entre las partes. En el primer caso se habla de la hipoteca legal, en el
segundo se trata del contrato de hipoteca.
La hipoteca legal.
La hipoteca legal es aquella contenida entre los artículos 660 y 662 del CPC para garantizar
el pago a que se encuentra obligado un asignatario que en la partición recibe un inmueble
cuyo valor excede al 80% de su haber probable y no pagare la diferencia al contado. El
derecho real nace con la inscripción de la adjudicación realizada por el partidor, esta es la
tradición y su título es la ley. La hipoteca recae sobre el bien adjudicado y se limita al
exceso del valor del haber probable.
El contrato de hipoteca.
Como todo derecho real, la hipoteca precisa siempre de un modo de adquirir el dominio
para existir, en el caso de la hipoteca el modo es siempre la tradición. El título que precede
al modo –salvo en el caso de la hipoteca legal- es el contrato de hipoteca que puede ser
definido como aquel en que uno o más sujetos se obligan a gravar un inmueble para
seguridad de su crédito.
El contrato de hipoteca puede ser celebrado entre el acreedor y el deudor o bien entre aquel
y un tercero. En este segundo caso se hipoteca un bien propio para garantizar una deuda
ajena (art. 2414)
Características.
3. Puede ser tanto gratuito como oneroso. Como ya se sabe, un contrato será gratuito u
oneroso dependiendo si cede en beneficio de una o ambas partes. En general el contrato de
hipoteca será oneroso toda vez que para el deudor significará el acceso a los derechos
derivados del contrato principal y para el acreedor significará la caución del crédito
derivado de ella. En aquellos casos que la hipoteca se otorgue con posterioridad al
otorgamiento del crédito o bien cuando la hipoteca sea constituida por un tercero se tratará
de un contrato gratuito. Como fuere, la hipoteca, como la prenda, posee regla de prestación
de culpa especial (art. 2468).
4. Es un título traslaticio respecto del derecho real de herencia, cuya tradición se realiza a
través de la inscripción pertinente.
Puede definirse a la hipoteca como un derecho real que recae sobre un inmueble que,
permaneciendo en poder del que lo constituye, da derecho para perseguirlo de manos de
quien se encuentre y pagarse preferentemente del producto de la subasta
Características.
1. Es un derecho real de aquellos contemplados en el artículo 577 del Código Civil. A
diferencia de los demás derechos reales, la forma de ejercitar el derecho de hipoteca es
la facultad del acreedor hipotecario de pedir la venta en caso de incumplimiento de la
obligación.
4. Es un derecho real accesorio (ver art. 1442 y relacionar con artículo 2413 inc. final).
5.1. Desde el punto de vista del dueño de la cosa es un derecho limitativo, pues, por
una parte restringe las facultades del dueño de gozar y disponer del inmueble en forma
arbitraria (art. 2427) y, por otra constituye un principio de enajenación (ver art. 1464 Nº
3).
5.2. Desde el punto de vista del acreedor hipotecario, el derecho real de hipoteca posee
dos características que conviene advertir (1) da derecho de persecución y (2) es
indivisible. Respecto de la indivisibilidad esta se presenta respecto de la hipoteca
aunque la obligación principal no lo sea. La indivisibilidad es doble, se presenta tanto
respecto del predio (1526, 2408) (cada una de las cosas hipotecadas a una deuda y cada
parte de ellas son obligadas al pago de toda la deuda y de cada parte de ella) como
respecto del crédito (Es irrelevante el saldo de la deuda, sólo se puede solicitar el
alzamiento cuando la obligación caucionada haya sido totalmente satisfecha. En
segundo lugar, existiendo una pluralidad de acreedores hipotecarios y pagando el
deudor a uno de ellos, éste no puede solicitar que se cancele proporcionalmente la
hipoteca. Finalmente, falleciendo el acreedor, cada uno de sus herederos puede
perseguir el total de la finca hipotecada para pagarse de su parte o cuota en el crédito).
5.3. Excepcionalmente la hipoteca puede estar limitada a una suma, siempre que así se
indique (art. 2431).
Por tradición (art. 2410). Esta consiste en la inscripción del título – escritura de
constitución o de partición- en el Registro de Hipotecas y Gravámenes del Conservador
de Bienes Raíces respectivo. Si el predio se ubicara en el territorio de más de un
Conservador , la inscripción debe realizarse en cada uno de ellos. Las inscripciones que
debe contener la escritura se encuentran en el artículo 2432 (ver menciones). De ellas la
única indispensable, cuya omisión trae la nulidad de la tradición, es la fecha y la firma
del Conservador (art. 2433). Dicha inscripción puede ser solicitada por los interesados
personalmente o por mandatarios.
En el caso que el título sea una cesión de créditos algunos autores (Claro Solar, Alessandri
y Diez) han señalado que la tradición del derecho real de prenda operaría en virtud de la
simple tradición del crédito caucionado con la hipoteca, sin necesidad de inscripción
adicional. Los argumentos son que el artículo 1906 dispone que la cesión comprende sus
privilegios e hipotecas. En segundo lugar se ha sostenido que al exigir la inscripción de la
hipoteca podría darse la situación que el crédito estuviera en manos del acreedor y la
hipoteca en poder de uno que dejó de serlo. Tampoco se requeriría la inscripción en el caso
que el traspaso haya ocurrido por subrogación –legal o convencional- en el crédito
hipotecado, pues según lo dispuesto en el artículo1612 en virtud del pago se produce el
traspaso del crédito, sus acciones, privilegios, prendas e hipotecas.
En segundo lugar se puede adquirir por prescripción. Así sucederá cuando quien
constituye la hipoteca no es dueño de la cosa (arts. 715, 2498 y 52 del Reglamento del
Conservador de Bienes Raíces).
El derecho real de hipoteca se adquiere además por sucesión por causa de muerte. En
estos casos el heredero adquiere el derecho desde el momento de la muerte del
causante. La inscripción de la hipoteca solo será un requisito de publicidad que se
cumplirá al inscribirse el testamento con el legado o al practicarse la inscripción
especial de herencia.
La regla general es que la hipoteca recaiga sobre bienes inmuebles –la excepción son las
naves-, excluyendo las servidumbres, el derecho de uso y habitación, el censo y la propia
hipoteca, el derecho real de usufructo puede ser hipotecado.
Para que un inmueble pueda hipotecarse es necesario que se encuentre dentro del comercio
y que sea embargable.
Hipoteca de naves y aeronaves.- Aún cuando naves y aeronaves son muebles pueden ser
constituidas en hipoteca. En el caso de las naves debe distinguirse entre naves mayores y
menores, solo las primeras pueden ser objeto de hipoteca (ver arts. 26 y 51 de Decreto Nº
13 de 1981) En el caso de las aeronaves su régimen se encuentra en el Decreto Ley Nº 1286
de 1975.
Hipoteca de bienes ajenos.- El artículo 2418 dispone que la hipoteca no podrá tener lugar
sino sobre bienes raíces que se posean en propiedad o usufructo, o sobre naves. A su turno,
el artículo 2414 requiere que la persona que constituye la hipoteca sobre sus bienes sea
capaz de enajenar los bienes. La doctrina hasta la mitad del siglo XX se mostró dividida, así
Fernando Alessandri, por ejemplo, estimaba que no era válida y Barriga Errázuriz y
Somarriva han defendido. Actualmente parece existir un cierto consenso en la doctirna (así
Diez Duarte, Meza Barros y Lecaros). Los argumentos que se utilizan son los siguientes:
Como en el caso de la prenda, debe entenderse que la hipoteca es válida, pero inoponible al
dueño de la cosa.
Puede suceder que los bienes no se adjudiquen a quien los ha hipotecado y que, sin
embargo, el adjudicatario de dichos bienes consienta en la hipoteca, en aquel caso ésta
subsistirá, siempre y cuando se cumpla con los requisitos del artículo 2417, esto es que el
consentimiento conste en escritura pública y que se tome razón de ella al margen de la
inscripción hipotecaria.
Finalmente la ley N º19.537 contiene reglas sobre la copropiedad inmobiliaria (art. 16) en
virtud de las cuales se permite hipotecar las unidades de un condominio sin que se requiera
acuerdo de la asamblea, subsistiendo la hipoteca o gravamen en el caso que se ponga fin a
la comunidad. Dicha hipoteca grava automáticamente los derechos que le correspondan al
constituyente en los bienes de dominio común.