3-La Novela de Caballeria y Picaresca Octavo Repaso
3-La Novela de Caballeria y Picaresca Octavo Repaso
3-La Novela de Caballeria y Picaresca Octavo Repaso
GUION DE CLASES
DESARROLLO: (METODOLOGÍA)
ACTIVIDAD: DEBATE Y LECTURA DE TEMA, LLUVIA DE IDEAS.
MATERIALES/RECURSOS: libro de texto, block de notas, secuenciación de clases y material de lectura en
los archivos de TEAMS.
TIEMPO:2 horas (clase virtual 01 de febrero+ 1 hora de trabajo personal)
INICIO
1- Oración al iniciar el día. (sólo la primera clase del día) BLOCK DE NOTAS
✓ Escribe la fecha y el tema en tu block de notas.
✓ Responde a la pregunta: ¿Qué entiendes por novela?,¿en qué se diferencia de un cuento?
DESARROLLO
2- Percibe la información participando activamente en las siguientes actividades:
✓ Escucha con atención la exposición del profesor sobre LA NOVELA DE CABALLERÍA Y PICARESCA.
✓ Mira el link del opening de la serie de Don Quijote de la Mancha del año 1979
✓ https://www.youtube.com/watch?reload=9&v=6gkuqQ6yq6E
✓ Lee el subtema “LA NOVELA DE CABALLERIÍA Y LA PICARESCA” en las páginas 186 y 188 y de
tu libro de texto de séptimo grado.
✓ Anímate a producir textos de novela picaresca y novela caballeresca estudiadas en este guión de
clase y su material de lectura.
CIERRE
4- Actividad: (esta actividad es la misma del guión 2, por lo tanto, este guión 3 únicamente es de
apoyo, por lo tanto, no tiene actividad a desarrollar)
✓ Redacta en tu block de notas un fragmento de una novela de caballería o picaresca y de autoría
propia, (dicho fragmento debe tener la extensión de una página de word)
✓ El trabajo de block de notas deberá ser constante, con la finalidad de tener material de apoyo
realizado por el alumno para el desarrollo de las actividades evaluadas en teams.
AUTORES Y OBRAS:
Autores Obras
Miguel de Cervantes Saavedra El ingenioso hidalgo don Quijote de la
Mancha
Joanot Martorell Tirante el Blanco
Garci Rodríguez de Montalvo Amadís de Gaula
LINK DEL OPENING DE SERIE ANIMADA “DON QUIJOTE DE LA MANCHA” DE 1979.
https://www.youtube.com/watch?reload=9&v=6gkuqQ6yq6E
EJEMPLOS:
Fragmento del Quijote donde claramente idealiza su doncella, Dulcinea del Toboso
Capítulo XXV
“Así que, Sancho, por lo que yo quiero a Dulcinea del Toboso, tanto vale como la más alta princesa
de la tierra. Sí, que no todos los poetas que alaban damas, debajo de un nombre que ellos a su albedrío
les ponen, es verdad que las tienen. ¿Piensas tú que las Amariles, las Filis, las Silvias, las Dianas, las
Galateas, las Alidas y otras tales de que los libros, los romances, las tiendas de los barberos, los teatros
de las comedias están llenos, fueron verdaderamente damas de carne y hueso, ¿y de aquéllos que las
celebran y celebraron? No, por cierto, sino que las más se las fingen, por dar sujeto a sus versos y porque
los tengan por enamorados y por hombres que tienen valor para serlo. Y así, bástame a mí pensar y
creer que la buena de Aldonza Lorenzo es hermosa y honesta; y en lo del linaje importa poco, que no
han de ir a hacer la información de él para darle algún hábito, y yo me hago cuenta que es la más alta
princesa del mundo.
Porque has de saber, Sancho, si no lo sabes, que dos cosas solas incitan a amar más que otras,
que son la mucha hermosura y la buena fama; y estas dos cosas se hallan consumadamente en
Dulcinea, porque en ser hermosa ninguna le iguala, y en la buena fama, pocas le llegan. Y para concluir
con todo, yo imagino que todo lo que digo es así, sin que sobre ni falte nada; y píntala en mi imaginación
como la deseo, así en la belleza como en la principalidad, y ni la llega Elena, ni la alcanza Lucrecia, ni
otra alguna de las famosas mujeres de las edades pretéritas, griega, bárbara o latina.
Y diga cada uno lo que quisiere; que, si por esto fuere reprehendido de los ignorantes, no seré
castigado de los rigurosos.”
El caballero, que la espada vio sobre su cabeza, temiendo la muerte, otorgóse por preso.
Entonces Amadís cabalgó en su caballo, que vio que Angriote cabalgaba y tomaba sus
armas y le enviaba una lanza con su escudero. Amadís tomó la lanza y fue para el caballero
y él vino contra él al más correr de su caballo e hiriéronse con las lanzas en los escudos,
así que fueron quebradas sin que otro mal se hiciesen, pareciendo por sí muy hermosos
caballeros, que en muchas partes otros tales no se hallarían. Amadís echó mano a su
espada y tornó el caballo contra él y Angriote le dijo:
–Estad, señor caballero, no os aquejéis de la batalla de las espadas, que bien la podréis
haber, y creo que será vuestro daño.
Esto decía él porque pensaba que en el mundo no había caballero mejor heridor de espada
que lo era él.
–Y justemos hasta que aquellas lanzas nos fallezcan o el uno de nos caiga del caballo. –
Señor –dijo Amadís–, yo he qué hacer en otra parte y no puedo tanto detenerme.
–¿Cómo –dijo Angriote–, tan ligero os cuidáis de mí partir? No lo tengo yo así, pero ruégoos
mucho que antes de las espadas justemos otra vez.
Amadís se lo otorgó, pues que le placía y luego se fueron ambos y tomaron sendas lanzas,
las que le más contentaron y alongándose uno de otro se dejaron venir contra sí e
hiriéronse de las lanzas muy bravamente y Angriote fue en tierra y el caballo sobre él y
Amadís, que pasaba, tropezó en el caballo de Angriote y fue a caer con él de la otra parte, y
un trozo de la lanza que por el escudo le había entrado con la fuerza de la caída entróle por
el arnés y por la carne, mas no mucho, y él se levantó muy ligero como aquél que para sí no
quería la vergüenza, de más sobre caso de su señora y tiró aína de sí el trozo de la lanza y
poniendo mano a la espada se dejó ir contra Angriote, que le vio con su espada en la mano,
y Angriote le dijo:
Caballero, yo os tengo por buen mancebo y ruego que antes que más mal recibáis,
otorguéis ser más hermosa mi amiga que la vuestra.
–Callad –dijo Amadís–, que tal mentira nunca será por mi boca otorgada.
Entonces se fueron a acometer y herir con las espadas de tan fuertes golpes que espanto
ponían, así a los que miraban como a ellos mismos que los recibían, considerando entre sí
poderlos sufrir; más esta batalla no pudo durar mucho, que Amadís se combatía por razón
de la hermosura de su señora, donde hubiera él por mejor ser muerto que fallecer un punto
de lo que debía, y comenzó de dar golpes de toda su fuerza tan duramente que la gran
sabiduría ni la gran valentía de herir de espada no le tuvo pro a Angriote, que en poca de
hora lo sacó de toda su fuerza y tantas veces le hizo descender la espada a la cabeza y al
cuerpo que por más de veinte lugares le salía ya la sangre. Cuando Angriote se vio en
aventura de muerte tiróse afuera así como pudo y dijo:
–Cierto, caballero, en vos hay más bondad que hombre puede pensar .
–Otorgaos por preso –dijo Amadís– y será vuestra pro, que estáis tan maltratado que
habiendo la batalla fin la habría vuestra vida, y pesar me había de ello, que os aprecio más
de lo que os cuidáis.
Esto decía él por la su gran bondad de armas y por la cortesía de que usara con la dueña
teniéndola en su poder. Angriote, que más no pudo, dijo:
–Yo me os otorgo por preso, así como al mejor caballero del mundo y así como se deben
otorgar todos los que hoy armas traen.
EJEMPLOS:
FRAGMENTO DE LAZARILLO DE TORMES
En este tiempo vino a posar al mesón un ciego, el cual, pareciéndole que yo sería para adestralle, me pidió a mi
madre, y ella me encomendó a él, diciéndole cómo era hijo de un buen hombre, el cual, por ensalzar la fe, había muerto
en la de los Gelves, y que ella confiaba en Dios no saldría peor hombre que mi padre, y que le rogaba me tratase bien
y mirase por mí, pues era huérfano. Ÿ respondió que así lo haría y que me recibía, no por mozo, sino por hijo. Y así le
comencé a servir y adestrar a mi nuevo y viejo amo.
Como estuvimos en Salamanca algunos días, pareciéndole a mi amo que no era la ganancia a su contento, determinó
irse de allí; y cuando nos hubimos de partir, yo fui a ver a mi madre, y, ambos llorando, me dio su bendición y dijo:
-Hijo, ya sé que no te veré más. Procura de ser bueno, y Dios te guíe. Criado te he y con buen amo te he puesto;
válete por ti.
Salimos de Salamanca, y, llegando a la puente, está a la entrada de ella un animal de piedra, que casi tiene forma
de toro, y el ciego mandóme que llegase cerca del animal, y, allí puesto, me dijo:
-Lázaro, llega el oído a este toro y oirás gran ruido dentro de él.
Yo simplemente llegué, creyendo ser así. Y como sintió que tenía la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano y
diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome:
-Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo.
Parecióme que en aquel instante desperté de la simpleza en que, como niño, dormido estaba. Dije entre mí: «Verdad
dice éste, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo soy, y pensar cómo me sepa valer».
Yo, como estaba hecho al vino, moría por él y viendo que aquel remedio de la paja no me
aprovechaba ni valía, acordé en el suelo del jarro hacerle una fuentecilla y agujero sutil, y
delicadamente, con una muy delgada tortilla de cera, taparlo; y al tiempo de comer, fingiendo tener
frío, entrábame entre las piernas del triste ciego, a calentarme en la pobrecilla lumbre que teníamos,
y al calor de ella luego derretida la cera, por ser muy poca, comenzaba la fuentecilla a destilarme en
la boca, la cual yo de tal manera ponía que maldita la gota se perdía.