La Voz y La Letra Estudio de Literatura para Preescolares
La Voz y La Letra Estudio de Literatura para Preescolares
La Voz y La Letra Estudio de Literatura para Preescolares
Nuestro interés radica en contribuir a que tal nece sidad se llene. Creemos
que la reflexión es buen estímulo para ello, pues la creación de literatura
para preescolares no es algo festinado y sí muy difícil, tanto como saber
llegar con sencillez y elevación artística al público aún no lector a quien
se destina. “No hay cuernos de la abundancia de donde broten escritores
infalibles, obras geniales, editoras con recursos ilimitados..., pero hay
hombres y mujeres que desean algo más que sonreírle a un pequeñ o”.
Educarlos polifacéticamente es una obligación social. La literatura, el arte,
no pueden quedar postergados en la educación integral del niño.
Los estudios aquí agrupados se complementan unos a otros y se
hallarán, lógicamente, puntos en común entre las opiniones de los dos
autores, porque este no es un libro escrito a dos manos, sino en dos
partes, cada una de las cuales expresa las opiniones, juicios o
resultados investigativos de quienes las escriben. Publicar libros por
separado no sería difícil, pero ello queda fuera de nuestro concepto de
la investigación sobre estos asuntos, pues creemos que nece sariamente
debe ser colectiva. Si aquí no hay un equipo de trabajo, por lo menos
existe el diálogo, la exposición de ideas de dos que opinamos muy
parecido, que compartimos los respectivos puntos de vista, per o que
también presentamos variedad de criterio y a veces opiniones distintas
sobre particulares no antagónicos. Propugnamos el trabajo de equipo, el
colectivo, como necesidad de que diversos especialistas (escritores,
pedagogos, psicólogos) se ocupen de las edades preescolares, cuyas
complejidades requieren confrontación multiaspectual de opiniones.
Sobre todos estos aspectos reflexionamos en las páginas que a
continuación ofrecemos. Tal vez alguien vea preceptiva, alguna línea que
pareciera aconsejadora, hasta pedagógica o de teorización marcada por
estudios librescos. Declaramos que no queremos ser preceptistas, ni
pedagogos y mucho menos consejeros: sólo ejercer el criterio, con la
modestia a que (si no la tuviésemos) nos obligan nuestras limitaciones.
`
Y no digamos más, para por fin decir lo que quere mos.
Índice
Presentación / 2
La literatura en las edades preescolares / 3
Divulgación de la obra literaria infantil / 19
Influencia que ejerce la literatura infantil en la educación moral de los
niños / 40
Sobre la poesía infantil / 47
Bibliografía / 204
VIRGILIO LÓPEZ LEMUS
Presentación
Este libro nació en contacto estudioso con planes educativos, visitas a círculos
infantiles, e intensa relación con especialistas en educación preescolar, y con
temáticas de mi interés, y para que mi vocación vital por la literatura tuviese
utilidad también para la infancia.
Por ello quisiera que se tomaran las páginas que a continuación ofrezco como
un conjunto de estudios a los que he tratado de dar cuerpo orgánico, sobre
temas que en nuestro país nadie había dedicado libro: el concepto de literatura
para preescolares, su necesidad de divulgación, su papel en la educación moral
y, en definitiva, integral del niño, algunas posibles aplicaciones y sus vínculos
con la tradición de la literatura infantil en Cuba.
La literatura enriquece la vida, contribuye a que el hombre sea un ser cada
vez más sensible y, en su noble función social, hace su aporte al mejoramiento
humano. Esta hermosa certeza de raíz martiana, quiere hacer de este libro como
una forma de poner en práctica aquellos conmovedores versos de José Martí:
La literatura, como creación humana y, por tanto, social, surge como necesidad
de expresión estética del hombre y se fija de manera escrita junto con la aparición
del signo gráfico. Un camino largo, ligado a la creciente especialización, conducirá
al surgimiento de los géneros literarios, entre ellos la poesía lírica y épica, el teatro,
la novela, el ensayo, y otros "canonizados" por las preceptivas.
Si bien la intercomunicación por la vía del arte escrito es a lo largo de los siglos
un medio de las personas racionalmente desarrolladas, o mejor, de pensantes
adultos, no por ello podemos señalar como inadmisible una literatura paralela
dirigida a los niños. La poesía oral de tiempos históricos y gran número de la del
Medioevo y del Renacimiento, están marcadas por pasajes líricos o
composiciones dirigidas a los niños.
No es un invento reciente la nana o canción para dormir al niño. El simple
fraseo o tarareo de sílabas "inexpresivas" en su unidad, pudo constituir el inicio de
tal tradición que continuaría durante siglos. Ese hecho puede encontrarse en
cualquier cultura y época histórica. Quizás fue el origen de la expresión artística
intercomunicativa del adulto con el niño y de los niños entre sí.
La llamada literatura infantil, como hoy la entendemos, se considera que nace
en el siglo XIX, con la profusión de las recopilaciones de cuentos folklóri cos,
no siempre dirigidos a los niños.
Amanecía
3
Lev Vigostki: Pensamiento y lenguaje, La Habana, 1971. Crítica a Piaget y
reinterpretación de estos conceptos.
4
Guiseppe Francescatto: El lenguaje infantil, Barcelona, 1971:
para niños menores de tres años. Es algo difícil encontrar un libro de
ficción directamente escrito para tales edades, pero no lo es tanto hacer
compilaciones y antologías en las que no se desechen finas canciones de
cuna, cuyos contenidos no se resistan a ser considerados poesía. Claro
que a tal edad un niño no entendería nada de las "Nanas de la cebolla", de
Miguel Hernández, porque el gran poeta español no las escribió para el
propio niño, sino sobre él. Sin embargo, gran cantidad de her mosos
poemas con onomatopeyas, silabizaciones y gorjeos propios para estas
edades, producirían los primeros efectos de la iniciación literaria elemental.
El investigador italiano que citamos, afirma que "el niño está capacitado
para darse cuenta de la gramaticalidad de las frases que produce, de la
misma manera que está capacitado para producir nuevas frases
gramaticalmente correctas". A ello ha de apuntar la cooperación de parte
de esta literatura inicial, que ayudaría a activar el lenguaje infantil. Hay que
recordar que una de las capacidades humanas está en no depender tan
sólo de la imitación, pero que un niño imite la pronunciación de un grupo de
fonemas especialmente estudiado y de palabras propias para su edad,
facilitaría en gran medida el desarrollo del lenguaje.
R. I. Jukosvskaias afirma que mediante el juego puede conducirse al niño
hacia sus primeras actividades esenciales. El juego posee un fondo
agradable en el lenguaje como factor emocional y, durante él, el niño crea
rimas singulares que surgen sin inter medio de nadie. No se le ofrecería
primero la literatura por sí misma, sino mediante múltiples formas de
juego, sobre todo a los tres años de edad.5
5
R. I. Jukovskaia: La educación del niño en el juego, Instituto del Libro, La
Habana, 1976.
6
Sería la idea de Melquíades en Cien años de soledad: "Las cosas tienen vida
propia. Sólo hay que despertarles el ánima".
Los cuentos con mucha fantasía, incluso con algún acto de magia positiva,
en la que el bien se enfrente al mal, no perjudican al niño. No debemos
renunciar a lo que los siglos nos han ido acumulan do, pero tampoco debemos
dejar al futuro la creación de una literatura infantil de nuestra época.
Hemos pretendido expresar algunas ideas en torno a la literatura infantil e
invitar a creadores, investigadores, seleccionadores y adaptadores a definir
desde sus puntos de vista las opiniones que les correspondan, de manera
que un amplio intercambio de ideas ayude a aparecer en escala mayor
(cualitativa y cuantitativamente) esa literatura que nuestros niños necesitan,
especialmente los de preescolar.
Es un objetivo inmediato crear la literatura que los niños necesitan y cómo
la necesitan; para ello no podemos eludir la responsabilidad del estudio, de la
investigación sistemática y no eventual y continuar discutiendo qué es lo
correcto y qué lo incorrecto y que ello nos sirva para crear y alcan zar la
calidad requerida.
1. Introducción
Divulgación de la obra literaria infantil
Como forma de la conciencia social, el arte reproduce de manera
creadora la realidad, pero no solamente como reflejo, que es de ella, sino
también como tipo de actividad estética práctico-espiritual del hombre. Como
reflejo creador, el arte puede representar a la realidad, lo cual no conspira
contra la diversidad formal y la riqueza e imaginación del contenido, pero
también puede interpretarla de una manera propia, incluso con la
imaginación presta a la utopía y lo fantástico. La obra artística posee entre
sus virtudes la de ser portadora de ideas, sobre todo la literatura, que con el
instrumento de la palabra logra la expresión estética del mundo. Como
portadora de ideas y como vehículo cognoscitivo, la obra literaria ofrece una
visión del mundo que puede, de una manera eficaz, contribuir a la formación
integral del hombre. Esta cualidad formadora de la obra literaria se acentúa
en tanto ella ascienda a la calidad artística suficiente como para qué el
colectivo humano se sienta allí reflejado en algunas de sus relaciones con el
mundo circundante.
De aquí podemos inferir la no pequeña importancia que posee la
creación literaria en la educación de las nuevas generaciones, en la
formación estética y moral del hombre. La literatura, ese "arte bello que
emplea como instrumento la palabra", como la define la Real Academia de
la Lengua Española, ya afirmamos que posee dentro de sí una zona que
atiende a todo lo creado para los niños: la literatura infantil. Como zona que
es de la literatura general, la literatura infantil tiene finalidades similares y
puede ser estudiada por la teoría literaria y hasta por la preceptiva de igual
manera que la literatura dirigida a los adultos, sólo que ella posee
peculiaridades propias que dependen del público receptor, que va desde el
primer año de vida hasta la adolescencia, con todas las implicaciones que
traen las diferencias de edades. Cuando vamos a tratar de la literatura que
se escribe para los niños entre uno y cinco años, descubrimos que no son
iguales los presupuestos y las técnicas que se emplean e incluso varían los
contenidos y las formas, en relación con las obras dirigidas a escolares de
seis a doce o adolescentes de doce a dieciséis; se acostumbra clasificar
las obras por las edades de los receptores:
- edad rítmica
- edad de la imaginación
- edad romántica
- edad heroica.
La educación estética
La formación del hombre integral, del hombre nuevo, requiere que se
cuide de todos aquellos elementos que contribuyan a tal formación, tanto
en el orden físico e ideológico como en el estético.
La obra artística, y en particular la literaria, con tribuyen al desarrollo de
los sentimientos estéticos, a la visión del mundo circundante y al enriqueci -
miento material e ideológico del mismo. Por ello, debe seleccionarse con
cuidado desde la más pequeña hasta la más compleja obra que se le
ofrezca al niño en sus primeros años de vida. Si se le debe educar en lo
mejor que el hombre ha creado, ¿por qué ofrecerle obras chatas, de poco
gusto o de escasa calidad artística?
Quien escriba o seleccione obras literarias para menores de seis años,
debe de ser un investigador infatigable y buscar las vías de comprensión y
asimilación de la obra, partiendo no sólo del conoci miento de la infancia en
forma teórica, por demás, muy importante, sino también valiéndose de la
experiencia directa con grupos de niños que se vayan sensibilizando
gradualmente, según sus diferentes edades. El creador o seleccionador de
obras para preescolares habría de hacerse varias pregun tas previas tales
como: "¿Para quiénes en particular creo o selecciono?" "¿Cuál es el nivel
de comprensión de esta o estas edades?"
El ejemplo, lo que ve hacer con los libros, es también muy importante. El niño
debería tener su pequeña biblioteca, que atenderá y cuidará; los padres, los
educadores, lo orientarán en ese cuidado y se le hará respetar cada libro como
objeto muy valioso que nos ofrece conocimientos y plácer toda vez que lo
leamos. En ello pueden aplicarse tres principios básicos de la pedagogía: la
palabra, el ejemplo y la acción; o sea, se les explicará por qué deben cuidar y
amar los libros, a la par que observarán cómo nosotros, los adultos, amamos los
nuestros en la pequeña o mediana biblioteca hogareña, del centro de trabajo o
estudios. A la explicación que recibe junto con el ejemplo, el niño agregará el
sostenido cuidado de sus libros.
Por otra parte, la creación de obras para las edades preescolares requiere
especialidad y especificidad. Está claro que a un niño de tres años no se le
puede ofrecer una obra de contenido y forma iguales que a otro de cinco o seis
años. El creador no podrá recurrir a la simple inventiva o "inspiración" sin caer en
un desnivel de edades. Tampoco, lógicamente, es oportuno que cree sobre la
base de manuales o en forma de receta; habrá de dosificar la emoción poética
con el conocimiento de las edades a que se dirige y tendrá presente objetivos
claros, ya sean estos sencillamente enseñar a pronunciar el fonema [r] o deleitar
con el ritmo e incluso darle las primeras imágenes sencillas que lo ejerciten en la
mirada estética del mundo circundante.
La obra artística contribuye al desarrollo multifacético del niño, tanto en
sensibilidad y conocimiento del mundo como en el desarrollo del vocabulario;
Mirta Aguirre nos recuerda que Vico se refirió al pensamiento por imágenes,
a los "universales fantásticos", aplicables, según el lenguaje tropológico, en
escala social al surgimiento de la lengua, y en el plano individual, a la aparición
del idiolecto, el `cual, precisamente, se desarrolla desde la más temprana
infancia.
El lenguaje tropológico no es todavía ampliamente utilizable para las edades
preescolares. Puede presentársele al niño algunos símiles, no muchas ni
difíciles metáforas, e incluso imágenes que no posean complicaciones
simbólicas fuera del alcance infantil. Prescindir de las elegancias del lenguaje
no es lo propio; lo correcto es estudiarlas, aplicarlas con sencillez y
experimentar su comprensión en diferentes edades. En los adultos, el lenguaje
tropológico y las elegancias del lenguaje forman parte del cotidiano hablar,
según el sistema socialmente preestablecido en el idioma o dialecto en que se
manifiesten. Para el preescolar no hay nada establecido, aprende lo que la
sociedad tiene por norma, pero su aprendizaje irá de lo fácil y sencillo a lo difícil
y complejo. Puede comenzarse con palabras ya muy conocidas: el alero de mi
casa. "En el alero de mi casa vivía una paloma..." Sobre la base de este
conocimiento inicial, de raíz metafórica, el artista podrá ir dosificando otras
metáforas o símiles con un lenguaje realista, de manera que el niño pueda
comprender lo que se le dice sin mayores dificultades, o con un poquito, porque
tampoco se pretenderá allanarle tanto el camino que no llegue a pensar.
Indudablemente, él no entendería nada si le leemos las Soledades o la Muerte
de Narciso, pero no ocurriría lo mismo con este poema de Mirta Aguirre:
AÑO
Señorita Primavera es la primera.
Conclusiones
Nos hemos referido someramente a muchos temas porque consideramos que
todos ellos refuerzan uno: la necesidad de divulgación de la obra literaria:
Creemos que en lo anteriormente expresado están en líneas generales los por
qué de tan necesaria divulgación. Por supuesto, cada línea de nuestro trabajo
puede ser mucho más documentada, pero saltaría de su actual carácter
expositivo al de investigación, que requiere otros parámetros y donde se ponga a
prueba todo lo planteado. Hemos expresado sólo algunas de las posibles
aplicaciones de la obra literaria infantil: en el desarrollo del lenguaje, en el
conocimiento del mundo circundante y las relaciones humanas, en el juego...
Ahora nos queda referirnos a los medios y modos de divulgarla. Para ello,
dividamos la exposición en dos partes: primero, la divulgación de la obra entre
los niños para su conocimiento y disfrute; segundo, la propaganda en torno a la
obra.
"Un grano de poesía sazona un siglo", dijo José Martí. El Héroe Nacional
cubano conocía como pocos en su época, la importancia social del mensaje
poético e indicaba que poesía no era sólo, ni siempre, una composición escrita
en versos. Por eso cuando escribió su aún no superado análisis sobre la obra
colosal de Walt Whitman, decía: "Él no infla tomeguines para que parezcan
águilas; él riega águilas, cada vez que abre el puño, como un sembrador riega
granos.” Nadie como Martí ha fijado la importancia de esas águilas del pensa-
miento que surgían de manos de los poetas, cuando afirmó:
“¿Quién es el ignorante que mantiene que la poesía no es indispensable a los
pueblos? Hay gente de tan corta vista mental, que cree que toda la fruta se
acaba en la cáscara. La poesía, que congrega o disgrega, que fortifica o
angustia, que apuntala o derriba las almas, que da o quita a los hombres la fe y
el aliento, es más necesaria a los pueblos que la industria misma, pues esta les
proporciona el modo de subsistir, mientras que aquella les da el deseo y la
fuerza de la vida."
Cf. José Martí: Obras completas, t. 13, Ed. Nacional de Cuba, La Habana,
1964, p. 135.
Podemos decir que sin el hombre no hay captación de la poesía, así como
decimos que sin el trabajo no pudo haber hombre. Por carácter transitivo
elemental, trabajo y poesía se unen en dialéctica interrelación cuando vamos a
las esencias, a la última instancia. En sus inicios, bien lo señala Thompson en
Marxismo y poesía, trabajo, magia y poesía estaban estrechamente vincula-
dos. Junto a la mímica y los rituales propiciatorios de buenas cosechas, se fue
creando una poesía que en principio, y por mucho tiempo después, mantendrá
una función mágica; para Thompson: "...La danza, la música y la poesía tienen
un origen común. Su origen se remonta al movimiento rítmico de los cuerpos
humanos enfrascados en el trabajo colectivo." También este teórico inglés
precisó que: "La poesía culta es producto de una sociedad altamente
individualizada." Se observa a 1a poesía en el proceso de desarrollo social y
nota cómo presenta características diversas según el estadio por el que la
sociedad atraviesa. La poesía depende también de la Historia en que ella
aparezca, porque precisamente por ser creación humana, de la zona más
depurada de la creación espiritual del hombre, dependen las circunstancias
vitales históricas de ese hombre: el poeta, quien con palabras de José Antonio
Portuondo en Concepto de la poesía “...intuye el ritmo oculto tras las cosas
inmóviles o la armonía nacida de una lucha en que el ímpetu vital y la
resistencia se equilibran.”
2
` Cf. George Thompson: Marxismo y poesía, Instituto Cubano del Libro, La
Habana, 1969, p. 35.
` 3 Cf. José A. Portuondo: Concepto de la poesía, Instituto Cubano del Libro, La
Habana, 1972, p. 26.
Ahora bien, ¿a qué poesía nos hemos estado refiriendo hasta aquí? Pues a la
que coincide con la sentencia de Camila Henríquez Ureña, que en su
Apreciación literaria expresó: "Como la palabra poesía etimológicamente
significa creación, toda creación literaria puede propiamente llamarse poesía."
Si "un grano de poesía sazona un siglo", no puede haber obra de ficción sin la
sazón sociopolítica de su siglo, y sin un grano de poesía. Un cuento, una novela,
una obra de teatro, si no captan el ritmo vital de su época mediante la semilla
poética que encierra, será una obra trunca y, en definitiva, intrascendente.
¿Cabría ahora que buscásemos una definición de poesía? De entrada, para
no engañar, podemos afirmar que todas las definiciones que alcancemos que-
dan en un campo no definitivo y por ende, no serán reflejo más que de la
especulación. Bástenos sólo saber que para los griegos la poiesis o esfera de la
creación espiritual, era agalma, o sea, ornamento. Horacio, el gran, poeta latino,
fue más lejos para señalarla como dulce et utile, o sea, productora de placer y de
saber. Para Camila Hanríquez Ureña sólo la síntesis de lo uno y otro "puede
conducirnos a una apreciación justa". Para no perdernos en las infinitas
disquisiciones que los teóricos, los poetas y en general los hombres han hecho
acerca de lo que es poesía, citemos aquí una definición dada por un gran poeta
del siglo XIX y de siempre. Decía Gustavo Adolfo Bécquer:
Jamás podemos dejarnos llevar por los cantos de sirena de contenidos que
nos gustan a nosotros los adultos; para un preescolar, claro está, todo ello se
ha de tener en cuenta, pero según circunstancias, grados de comprensión y
de desarrollo intelectual.
Los recursos poéticos deben ser convenientemente estudiados a partir de
patrones de nuestra lengua, de nuestros sistemas expresivos. Esto no
depende de disquisiciones de buró, sino de investigación en que teoría y
práctica se concatenen.
Podemos partir de hipótesis de trabajo que nos ayudan; por ejemplo,
diríamos que la forma apropiada para la poesía dirigida a preescolares, es la
métrica tradicional; diríamos que el zéjel, las redondillas y cuartetas, la
quintilla, los romancillos, las coplas o las décimas y las cantigas, son muy
apropiadas, escritas totalmente en versos de arte menor, facilitan el flujo
rítmico, ofrecen la alegría y la rapidez que se necesita para comunicarnos con
los niños y dan al lenguaje características de juegos, que como sabemos
encantan a los niños, sobre todo de preescolar. La rima que ellas llevan en sí
como estrofas clásicas, resulta un utilísimo medio de fijación del texto.
SINFÍN
Por cierto, nótese con qué naturalidad esta poetisa esencial emplea nada
menos que la conduplicación en las estrofas del poema, cuya estructura no se
aleja del villancico.
En poesía para preescolares, debe preferirse la que en el idioma nativo se
escriba o se ha escrito, por todo lo que implica una traducción para edades tan
tiernas.
De este tema, vasto y apasionante, nunca se sabe cómo llegar al fin, siempre
se nos queda qué decir, cómo explicar criterios de especialistas sobre la
metodología de la lectura de poemas a los niños, pues los recursos literarios, el
tema e incluso la calidad inmensa de un poema de nada valdría si la lectura del
texto es inexpresiva, fría y distanciada. Queda mucho que decir del didactismo
necesario en una obra y de su necesidad de disfraz, para no dar moralejas que
mortifiquen más que entretengan y motiven el rechazo.
Por todo ello, para excusar todo lo que por decir, por explorar e incluso por
aprender se nos queda, tratemos de parodiar como podamos la idea martiana que
citamos al principio y digamos que la poesía es indispensable a la infancia porque
la realidad no se acaba en la bodega. La poesía que deleita e instruye, que no
teme enseñar fonemas o brindar una mirada lírica a la vida, es tan necesaria al
niño como el alimento mismo, pues si este le da salud corporal
y subsistencia, aquélla le brinda el deseo y la fuerza de la vida.
Independientemente de que, cuando adultos, estos niños de hoy sean
mecánicos, albañiles, deportistas, arquitectos, artistas o dirigentes , no les
cerremos desde ahora las puertas maravillosas de la imaginación, porque
si "un grano de poesía sazona un siglo", también puede sazonar una y múl -
tiples vidas.
Literatura infantil: edades preescolares. Algunas posibles aplicaciones
59
El hombre asciende a tal tras un proceso educativo que depende del
condicionamiento social. Su esencia como ser social y biológico entra en
contradicción con ideas de hereditarismo fatalista. En el proceso de su
educación, de su formación integral, junto con numerosos elementos de los
bienes culturales acumulados por la humanidad, va haciendo suyo el
patrimonio social en escala gradual, según las edades que va alcanzando. Esta
adquisición, desde luego, no puede hacerla por sí solo. Un niño nacido en La
Habana, Hanoi o Belgrado, si se le deja a su libre albedrío o incomunicado en
un pico de los Alpes o en una selva amazónica, no sólo no adquirirá el
patrimonio cultural de la humanidad, sino que posiblemente no sobrevivi rá. Sin
embargo, un niño nacido en un pico de los Alpes, pero educ ado en La Habana,
Hanoi o Belgrado, tiene las posibilidades que la sociedad brinda para alcanzar
su desarrollo intelectual. Estas verdades que no son nuevas y que en muchos
medios se han demostrado, enuncian que el desarrollo psíquico del niño no
puede llevarse a cabo si no es en un medio social. Paralelo al desarrollo
psíquico va el intelectual, y es en este último donde la literatura desempeña un
importantísimo papel, sin que ella deje el conocimiento de la ética, sus
relaciones con el mundo circundante.
Dada la gran especialización que en el estudio de la infancia preescolar se
desarrolla hoy día en el mundo estamos convencidos de que trabajos de esta
índole no deben escapar al estudio de equipos compuestos por especialistas
en literatura, psicología y pedagogía infantiles, con la colaboración de
sociólogos y otros profesionales.
A continuación vamos a ofrecer, a manera de ejemplo, algunas de las muy
variadas posibilidades que tienen las obras literarias para su aplicación en
diferentes actividades. Nos ceñimos a la creación poética, por ser más breve y
fácilmente ilustrativa que un cuento. Ello indicará nuestras ideas principales
acerca de cómo hacer lo bello útil en 'el hogar y en las instituciones infantiles
con las múltiples funciones de educar y deleitar. Hacemos la necesaria
salvedad de que no ofrecemos poemas ya probados para las
edades.preescolares, sino ejemplos; o sea, ideas de aplicación, muestrario
de poesía infantil, sin preocuparnos mucho de las edades del receptor, pues
no es aquí nuestro interés ofrecer una antología.
Este tipo de poema sencillo, con imágenes muy simples y apropiadas para la
inteligencia de los pre-escolares, desarrolla en ellos hábitos e inclinaciones
constructivas, además de llevarles pequeños mensajes, muchas veces más
provechosos que largas conversaciones educativas. Cuando el niño
aprende uno de estos poemas, recibe de los adultos los estí mulos que
necesita; los elogios y los aplausos resultan halagos que lo conducen a
comprender que ha aprendido algo hermoso.
El que sigue es un poema que se repetía en los antiguos kind ergarténs y
que aún hoy conserva su frescura y vitalidad:
Son ocho versos hexasílabos sin otra posible metáfora que la de estrella
de plata, no complicada para los preescolares. Además de los sentimientos
patrióticos hacia uno de los símbolos nacionales enseña también algunos
elementos de matemática que no se habrían de desaprovechar. En casos
como éste, hay que cuidar ofrecerle al niño siempre la misma versión,
asegurándonos de que sea ella la más fiel a la tradición, cuando son obras
anónimas. Es curioso que la poesía infantil se ha ocupado más de la
educación de los sentimientos patrióticos de los escolares y muy poco se
puede hallar de esta temática para los menores de seis años.
Otra de las funciones que podemos encontrar en la poesía destinada a
los preescolares, es la de servir como medio para la práctica fonética o de
simple juego de sonoridades que pueden divertir al niño, además de,
practicarlos en los aún para ellos difíciles sonidos del idioma. En esto, nada
más valioso que los trabalenguas del folklor y los poemas construidos a
partir de sonoridades específicas. De estos últimos el poema de Julia
Calzadilla Núñez, es un ejemplo.
63
Doña Pito Piturra tiene un sombrero; Doña
Pito Piturra, con un plumero.
64
-¿Y qué harás?
Nótese que las palabras aserrar y cepillar pudieran ser de difícil comprensión
para el niño, pero ello no es un obstáculo.
Los trabalenguas folklóricos son, sin duda, muy gustados; ellos resultan muy
útiles para las sonoridades más difíciles:
Aquí encontramos algunos fonemas reunidos: [p] [b] [k] [t] [r]. En otros
trabalenguas se descuida un poco lo anecdótico e importa más la dificultad en la
pronunciación:
Claro, todos ellos no son igualmente sencillos y se les ofrecerán a los niños
según sus edades. El que sigue, del folklore español como los anteriores,
parece más adecuado a la edad preescolar mayor, y aun a los mayores
dentro de ella:
-Chucema,
Erre con erre cigarro, erre con erre barril, rápido corren
los carros por las líneas del ferrocarril.
CIZAÑA
Amiga cigüeña
Así saludamos
LA MAÑANA
LA TIJERA DE MAMÁ
CABALLITO
Caballito sin crines, caballito de mar, dime si
los delfines pueden llorar.
CANCIÓN
AVENTURA
Mi sortijita de oro
se la llevó Rana Toro,
del agua se la llevó.
Mi sortijita, sortija,
se la encontró Lagartija
y a Conejo se la dio.
Mi sortijita de plata
y a Rata se le perdió.
Se la encontró Escarabajo,
se la encontró y me la trajo,
me la trajo y me la dio.
EL POTRICO
Con su trotecito
juguetón, ligero
va andando caminos
un potrico
nuevo.
La mamá lo enseña,
lo enseña el conejo,
lo enseñan los pájaros
y el caballo
viejo.
La inquieta jutía,
la flor, el insecto...
cada quien le enseña
del bosque
un secreto.
nuevo.
LA NENA ASTUTA
y así le dijo:
-Mi niña, vente conmigo a mi viña
Y respondió la niña:
-No, que me engañas.
Mamita. , mamita,
si tú fueses árbol
Si tú fueses río
Mamita, mamita,
si fueses un río
o fueses un árbol
tú me acunarías
ABUELITA
la más bonita
de la abuelita?
Hay otra vertiente de la poesía para preescolares (e infantil en general) que
la constituyen aquellos poemas que pueden ser utilizados en los juegos, for-
mando parte de ellos o a modo de colofón. La canción infantil que muchas
veces se emplea en un juego, en ocasiones posee verdadera categoría poéti-
ca. Algunos autores han escrito poemas pensando en un determinado juego,
cómo el de Willcy Rivero Walker:
GALLINITA CIEGA -
Que baile el cordero, que ruja él león, que gire la rueda de Don Borombón.
La rana de lata, el pez de latón, el tigre de
goma de Don Borombón.
DAME LA MANO
Los dos últimos versos del poema traen el recuer do clásico de alguna
fiesta báquica, cultismo que la gran poetisa ha sabido llevar con suma
sencillez al lenguaje de los niños, en este caso ya escolares.
EL PATO PERICO
MI LÁPIZ
Usa ropa
de madera,
cuello fuerte
de latón,
y sombrerito
de goma,
mi lápiz,
mi borrador.
Lleva bajo
su vestido
la punta negra
de un pie.
Cuando yo
dibujo rápido
mi lápiz,
baila ballet.
Si hago
las letras
muy feas
invierte
su posición.
Baila entonces
de cabeza
mi lápiz,
mi borrador.
CORTESÍA
Limón, limonero,
Ceder la derecha,
quitarse el sombrero,
jugar a la dama
y a su caballero.
Limón, limonero
Nunca debemos perder de vista que tratamos con poesía y que ella es materia
delicada; no hay que obligarla siempre a ser útil, sino que podemos convertirla-en
deleitosa sin que por ello deje de resultar de alguna manera educativa para el niño
que la escucha.
En los casos en que se le narre al niño un cuen to, pudiera el narrador o
la narradora apoyarse en _un poema o formar un cuento breve a partir de
él. Éste, de Silvia Ibáñez, ofrece tales características y posibilidades:
GALLITO
"K¡-ki-ri-kí
¿qué tú buscas
por aquí?
_Mi gallina
"Clo-clo-cló"
un granito se encontró.
Y mi amigo el girasol
se pasea
con el sol.
ACTIVIDAD
VIAJE AL SOL
El payaso Pomponio
dentro de un coche.
Caballito de nube
se lo arrastraba,
cascos de agua.
iban trotando.
y los luceros.
El carricoche daba
vueltas y vueltas
enredado a la cola
de los cometas.
en los cachetes.
Blancos son,
las gallinas los ponen
con manteca se fríen
y con pan se comen.
Te la digo
y no me entiendes.
Te la repito
y no me comprendes.
(La tela.)
ENIGMA
Adivinaza
ADIVINANZA
Adivina, adivinador.
Vino a casa un gran señor.
¡Tic tac! ¡Tic toc...!
Cuando llama toca el timbre
y es petiso y barrigón.
¡Tic tac! ¡Tic toc... !
Tiene dos cuchillos negros y patitas de gorrión.
¡Tic tac! ¡Tic toc...!
¡Adivina, adivinador!
Otro tipo de poema folklórico, por lo general muy breve, es aquel que se utiliza
conjuntamente con algún movimiento corporal, propio para enseñarles alguna
habilidad a los más pequeñitos:
Para enseñar a mover la mano:
Pon, pon
el dedito en el pilón.
¡Papá, mamá!
NANA FLAMENCA
Pajarillo que cantas en un almendro,
Algunos autores han escrito nanas muy hermosas. Como las de Juana de
Ibarbourou:
La señora luna
le pidió al naranjo
Y Nicolás Guillén ofrece otra, verdadera obra maestra de poesía infantil, cuya
longitud parece excluirla para las edades preescolares:
CANCIÓN DE CUNA PARA DESPERTAR A UN NEGRITO
Dórmite, mi nengre, mi nengre bonito... E. Ballagas
Una paloma cantando pasa:
-¡Upa, mi negro, que el sol abrasa!
Ya nadie duerme, ni está en su casa: ni el cocodrilo,
ni la yaguaza, ni la culebra, ni la torcaza..:
Coco, cacao, cacho, cachaza,
¡upa, mi negro, que el sol abrasa!
Conclusiones
Hemos ofrecido una muestra bastante parcial de los poemas seleccionados
sólo a modo ilustrativo y una diversidad de aplicaciones que no hacemos más que
sugerir. Por supuesto, se notará que no hemos diferenciado las edades' para
mayor fluidez de la exposición, pero debe recordarse que aquí se cumple ya la
máxima de dar a cada cual según sus capacidades; esencialmente nos hemos
referido a los niños mayores de tres años.
Queremos resaltar, sin embargo, que la obra literaria puede tener todas estas
funciones educativas paralelas, pero que su función primigenia es la de llevar al
niño deleite estético en su momento, o sea, ser obra que ahora, cuando tiene tres,
cuatro, cinco años puede disfrutar; además, ella puede servir para educar el gusto
y refinar la sensibilidad del niño. Así, podríamos concluir que, a nuestro juicio, la
obra literaria en las edades preescolares tiene tres funciones básicas:
Primero: satisfacer por medios poéticos al niño en el momento que la obra
se le ofrezca.
Segundo: educarle el gusto por lo bello, el sentimiento estético, para que sea
un futuro apreciador, deleitador, juzgador y
hasta renovador del pasado y del presente cultural de la humanidad.
Tercero: educarlo en los más diversos planos, o sea, servir para la educación
en el desarrollo del lenguaje y del intelecto y ofrecerle conocimientos del mundo
circundante.
Todo ello se reduce a una frase ya antigua y proverbial del poeta latino Horacio:
la literatura ha de ser. bella y útil, sobre todo en las edades preescolares. Con
palabras de nuestros días: gustar por la calidad y educar por su imprescindible
contenido didáctico. Con ello, la poesía, en el amplio sentido de la palabra, será en
verdad como Martí lo indicó memorablemente: "necesaria, tan útil a los pueblos
como la ciencia y la tecnología".
Presentación
La publicación de estos trabajos en un sólo volumen exige una explicación al
lector.
Algunos son el resultado de investigaciones realizadas en los círculos
infantiles cubanos, otros son más teóricos. Pero en todos los casos se
relacionan directamente con la vida diaria, y con los diferentes problemas y
situaciones que se presentan en la institución infantil, relativos a la literatura.
Los asuntos que abarcan los trabajos seleccionados, resultan del interés de
los educadores, por lo que pueden considerarse útiles en cualquier caso,
incluso cuando la terminología que aquí se emplea ceda espacio a nuevas
concepciones propias de los cambios lógicos que el tiempo trae consigo. En
cuanto a su contenido, como comprobará el lector, aunque están unidos por
ideas básicas, son sencillamente criterios y recomendaciones válidos en la
educación de los preescolares. Aun cuando las metodologías cambien, las
ideas aquí ofrecidas pueden conservar interés. Será, de todas formas, una
manera de contribuir a la aplicación del arte y la literatura en la formación del
niño en la institución y el hogar.
La carencia de temas teóricos y prácticos sobre la literatura para
preescolares nos ha decidido a recopilarlos para su publicación. Es sólo un
intento, un inicio de lo que puede ser un plan mucho mayor que despierte en
los educadores el espíritu de observación y reflexión tan necesario en el trabajo
educativo con los niños. Si, además, somos útiles a los creadores de literatura
infantil, damos por esencialmente satisfecho nuestro interés general.
"Urge que el niño adquiera el amor a la literatura. Infundir ese amor es tarea
que requiere amor y perseverancia. Entre nosotros, en la América española,
precisa aún más: requiere sacrificio de tiempo y actividad. Creo, naturalmente,
que los maestros no harían bien en limitarse a las lecturas del libro que hayan
adoptado para las clases; deben, de cuando en cuando, dar a conocer a los
alumnos obras diversas que sirvan para despertarles la curiosidad...", ha
afirmado Pedro Henríquez Ureña.
En reiteradas ocasiones hemos oído hablar o hemos hablado acerca de lo
importante que resulta iniciar al niño, desde los primeros años de vida, en el
arte de la literatura; afirmándonos en ello, podemos añadir que no es sólo
importante, sino necesario inducir a los más pequeños en esta manifestación
del arte, pues para que logren adquirir la cultura que les será provechosa, así
como los conocimientos científicos que habrán de recibir en toda su vida, es
imprescindible que adquieran una base cultural que la literatura puede
ayudarles a formar.
La literatura abre el camino para la comprensión de la belleza, y si el niño
desde pequeño se inicia en este arte (siente y comprende un cuento, disfruta al
oír o decir él mismo una poesía), será mucho más capaz de dominar el mundo,
no sólo de las letras, sino también el de las ciencias. De esta forma se prepara
para la vida y podrá soñar, imaginar, crear por sí mismo.
Por eso resulta tan importante la simple acción de cantar al recién nacido, ya
que así su oído se acostumbra a los "sonidos dulces y suaves", además de
percibir las palabras que, aunque a esta edad no entienden, los van
preparando para su desarrollo futuro.
La tarea de iniciar a los niños en el conocimiento de la literatura no resulta
fácil; Pedro Henríquez Ureña plantea que "requiere sacrificio y dedicación", y
es cierto: No es tarea de un día; la actividad de la literatura requiere
sistematización y tiempo. Debe comenzarse muy temprano, desde los primeros
años de vida, con la primera canción de cuna (una de las manifestaciones
literarias con las que inicialmente se relaciona el hombre), con simples rimas y
sencillos poemas que los vayan introduciendo en su medio, a la vez que les
proporcionen placer, goce estético, pues como plantea Camila Henríquez
Ureña: "Se leen obras literarias para adquirir de ellas cierta experiencia, para
satisfacer en parte ese anhelo de algo más que sienten todos los seres
humanos", y ese algo más es precisamente el que nos proponemos brindar a
los niños con las obras literarias que les ofrecemos y es lo que debemos lograr,
haciéndoles sentir como suya la obra que se les presente, y que ellos se
sientan emocionados ante un cuento, un poema, una canción.
Resulta, pues, sumamente importante cantarles o recitarles poemas breves
desde muy pequeños. En nuestra lengua existe un sinnúmero de canciones de
este tipo, conocidas por todos; veamos algunos ejemplos:
SEÑORA SANTANA
-Señora Santana, ¿por qué llora el niño? -Por una
naranja que se le ha perdido. -Yo le daré una,
yo le daré dos. -Él quiere la suya que se le
perdió.
¿Qué niño no ha oído en sus primeros días de nacido ésta u otras de las
nanas que siguen?
En toda obra literaria hay un sujeto, alguien que realiza una acción
determinada. Esto no ocurre así de manera fortuita; dialécticamente hablando,
siempre se debe a una causa y tiene sus consecuencias. Por tanto, estamos en
presencia de un medio que puede poner a los niños en contacto con la vida polí-
tica, social, económica, cultural, científica, moral... de su país o de otro cualquiera,
y por supuesto, siempre se les proporciona algún conocimiento.
Pero sí resulta importante para ellos conocer que a veces les contamos cosas
sólo existentes en la imaginación del autor y otras veces cosas que realmente han
ocurrido. No obstante, en cualquiera de los casos, puede afirmarse que la
literatura cumple siempre un fin educativo. Esta afirmación se puede fundamentar
en los valores que se atribuyen a la literatura.
Además de ser una décima comprensible para los preescolares mayores, los
de cuatro y cinco años es un canto a la independencia, está llena de amor por
el suelo patrio, refleja el rechazo a la mano invasora y opresora que quiere, que
ha querido siempre, apoderarse de nuestras riquezas, y a la vez, resulta un
canto al trabajo y al amor.
Todo esto y más encierra esta composición poética; son todos conceptos
abstractos si como tales vamos a presentarlos a los niños de las edades a que
nos hemos referido, pero cuando ellos memorizan su letra, cuando se les
explica de forma sencilla y clara lo que encierran esos versos, cuando ellos
aprenden y cantan esta décima, cuando la sienten, ya les estamos educando
en los sentimientos patrióticos más puros, -los del amor al suelo que los vio
nacer. Y les estamos enseñando también que lo nuestro nadie tiene derecho a
quitárnoslo.
En algunas ocasiones una simple poesía puede bastar para relacionar a los
niños con un hecho histórico y, en algunas oportunidades, ésta resulta la única
forma recomendable.
La flora y la fauna de un país influyen en las tendencias y costumbres de su
pueblo. Cuando narramos o contamos a los niños sobre estos elementos de la
naturaleza, se les está iniciando en algunos conocimientos geográficos
sencillos, que resultan imprescindibles con posterioridad, cuando arriban a la
edad escolar.
Los valores educativos de la literatura son incalculables, y hasta se pueden
menospreciar cuando no se hace un análisis profundo de todo lo que puede
proporcionar, tanto por su forma c omo por su contenido. Veamos:
-Educa la inteligencia.
-Educa moralmente.
Analizando sólo estos aspectos, vemos que por sus valores extrínsecos
e intrínsecos, con su empleo se favorece el desarrollo intelectual y
espiritual del preescolar.
La literatura también enseña a los niños la importancia que tiene el trabajo para
la vida de los hombres y, simultáneamente, los diferentes oficios y profesiones que
éstos realizan; el valor del esfuerzo y la perseverancia, el valor de la cooperación y
la ayuda mutua; les enseña a valorar las conductas honradas y valientes; y que
los pueblos heroicos, trabajadores y virtuosos siempre triunfan.
Sabemos que el viento mece las pencas de las pal mas con más o
menos suavidad. Sin embargo, no es lo mismo decir que las palmas se
mecían con el viento, a decir que las palmas eran peinadas p or el viento.
Como vemos, la imagen que surge en nuestro pensamiento es
completamente diferente, una es más bella que la otra. Los niños también
notan esta diferencia. Cuando escuchan obras literarias, un cuento, una
poesía, aprenden a establecer comparaciones, a decir cómo son las
cosas, o qué hacen, o para qué sirven, de una forma distinta, de una
manera más bella.
Creo que el niño ama especialmente lo que no entiende. Hace poco que
aprendió a hablar, y supone que no sólo aprendió para expresar sen-
timientos y, sobre todo, necesidades, sino que también aprendió a hablar
por hablar, a enamorarse muy temprano del simple sonido de las palabras
y de sus posibilidades de juego; es la misma edad de los pueblos
primitivos, que usan la palabra con un sentido mágico o como conjuro.
Seleccionar los versos en la medida en que sean absolutamente
comprensibles es un acto insensato.
Los niños aman los juegos de palabras, y se preocupan poco o nada por
averiguar qué significan esas palabras, sobre todo en los primeros años de
la vida. Si los vocablos halagan el oído, tal es el caso de "Para dormir a un negrito",
de Emilio Ballagas, los niños de cuatro o cinco años, que gustan de oírla, saborean
el: Mi chiviricoqui / chiviricocó, sin que se les ocurra preguntar qué significa. Por
supuesto, seleccionar versos de manera que todas las palabras sean perfectamente
comprensibles, resulta harto difícil cuando no imposible, y aún más, las palabras por
sí solas nos dicen poco 0 nada, su verdadero sentido lo adquieren en el texto, y 'es
así como las reciben los niños, en expresiones completas, relacionadas con el
mundo que conocen o aprenden a conocer. Los niños a veces nos entienden mejor,
mucho mejor, de lo que nosotros imaginamos. En el prólogo de La Edad de Oro
dice José Martí: "Los niños saben más de lo que parece," y añade: "Si les dijeran
que escribiesen lo que saben, muy buenas cosas que escribirían."
Los niños entienden muy bien el lenguaje poético, porque su propia vida es una
gran poesía. Y opinamos que pueden entenderse bien con los mejores poetas, ya
que en éstos seguramente perdura algo de la propia niñez, y por eso pueden llegar
con tanta facilidad al intelecto y los sentimientos de los más pequeños. ¿No gustan
los lactantes de oír la dulce voz de la madre, cantándoles nanas y otros cantos de
cuna? ¿Y es que acaso entienden las palabras? Sin embargo, pobre del niño que
en sus primeros meses de nacido, cuando apenas se asoma a la vida, no haya
tenido una tierna y cariñosa voz que acaricie su oído, con un "duérmete, mi niño" o
un "arro-rró..."
Con cuánto gusto escuchan los pequeños cuentos como "El Gallo de Boda" o
"La Cucarachita Martina", en los que se repiten siempre un grupo de palabras. La
narración o la recitación influye y favorece el desarrollo infantil, pues de acuerdo con
el análisis efectuado hasta ahora, observamos que cuando escuchan o
aprenden un cuento o un poema, o sencillamente oyen un refrán, su
vocabulario se enriquece con palabras nuevas, más bellas. Y esas
palabras sí comienzan a tener para ellos una significación concreta, a la
vez amplían su manera de expresarse. Por ejemplo, al oír a un niño de tres
años usar el vocablo gatito para referirse a un gato pequeño, y no gatico,
como usualmente se dice, ya observamos un enriquecimiento en su
manera de expresarse. Si analizamos ambos términos, entre ellos existe
un matiz que los diferencia, un matiz tal vez sólo de sentimiento de belleza,
y ésa es una sutileza del lenguaje que comienza a ser conocida y asi milada
por un niño pequeño, de sólo tres años.
Hasta hace poco la narración por sí misma era considerada una actividad
literaria. No estamos en desacuerdo total con este criterio. Sin embargo, cuando
se trata de una actividad docente, el uso de la literatura cobra un nuevo valor, y se
convierte en un excelente medio de educación y enseñanza. Quiere esto decir que
una actividad de narración no consiste sólo en la propia actividad narrativa, sino
que, además, requiere estudio, elaboración, interpretación, evaluación y
comentario.
Como parte del arte, la literatura infantil permite a los niños apreciar y valorar la
vida que los rodea, a la vez que la van conociendo. Por supuesto, la literatura no
estudia un aspecto aislado de la realidad; por el contrario, cuando se les dedica a
los más pequeños ha de reflejar aquellos elementos de la vida más cercanos a
ellos y que, por estar relacionados con la propia vida infantil, les resultan más
interesantes.
Se hace necesario plantear otra pregunta: ¿por qué en esa etapa de la vida la
madre busca tiempo, y lo encuentra, para atender esta faceta tan importante de la
educación, y en la medida que crece el niño disminuye el tiempo que se le dedica
a esta actividad? ¿Es que cesa esta necesidad en el niño cuando crece? Nada
más erróneo. No cabe duda de que el niño guarda en su mente y en su corazón
estos cantos, cuentos y poemas que por primera vez oyó, en estos primeros años
de su vida, de la mamá o de la abuelita. Por eso resultan tan importantes.
Nadie lee por leer, todos perseguimos un fin. No debemos pensar que
cuando los niños piden, una y otra vez, un mismo cuento, un mismo
poema, lo hacen por capricho. De este modo ellos satisfacen una necesidad. Y
esta necesidad puede ser, entre otras, estética, ética o intelectual. Ellos sienten
placer con los cuentos o poemas que escuchan, los cuales hablan más a sus
sentimientos que a su intelecto; pudiera ocurrir que ante una duda de carácter
moral, conscientes o no, pidan un cuento conocido para aplicarlo a la situación
concreta que tratan de aclarar. También puede suceder que los preescolares des-
een un cuento o un poema para verse retratados en el texto, ya que cuando ellos se
identifican con un personaje tratan de parecerse a él.
Se puede afirmar que los niños que desde una edad temprana han aprendido a
sentir complacencia ante una obra literaria, por supuesto, no de manera casual ni
esporádica, sino porque se les ha enseñado, acaban por adquirir el hábito, la afición
por la buena literatura, y el leer y conocer nuevas obras llega a ser para ellos una
necesidad, cuando posteriormente son capaces de leer por sí mismos.
Resulta oportuno para aquellos que enseñan literatura a los niños de edad
preescolar, tener en cuenta lo siguiente: cuando se les narra o lee un cuento,
cuando se les dice un poema, ellos no se limitan a escuchar, sino que a la vez esta
activlidad se ve acompañada de otra no menos importante. Se produce un
intenso trabajo de lenguaje y pensamiento interiores que favorece su
desarrollo intelectual. Esto ayuda, a su vez, a la mejor interpretación de lo
que escuchan y se comienza su preparación para que, posteriormente,
sean capaces de efectuar una lectura independiente, fructífera, cuando
hayan llegado a la edad escolar.
Casi siempre los mejores cuentos para los más pequeños son muy
sencillos, y se refieren a elementos propios de su medio. Estos cuentos se
caracterizan por tener pocos personajes y una gran cantidad de acción,
tiempo y espacio.
Los personajes de los cuentos para niños son casi siempre los propios
niños, animales, plantas, juguetes..., todos conocidos y admirados por ellos.
Los personajes inanimados cobran vida en el cuento: juegan, cantan, bailan, y
hasta pueden hablar. Puede ser que aparezca algún otro personaje,
secundario, que ayuda al desarrollo de la acción. Tomemos, a manera de
ejemplo, cuentos como "La Cucarachita Martina", en el cual, el personaje
principal, la Cucarachita, necesita amigos y de que otros animales la
acorxipañen en el desarrollo de la trama. Son todos estos animales -per-
sonajes los que enriquecen el relato con sus sonidos onomatopéyicos y con
sus diálogos, que resultan de la preferencia infantil.
jacarandá.
Casi siempre cada personaje tiene una cualidad que, llevada hasta el
máximo, peculiariza un tipo. Las características de l os personajes pueden
ser externas e internas.
Niños de dos años. A los niños de este grupo evolutivo (dos a tres años),
hay que iniciarlos en el conocimiento de la literatura, y además, por medio de ella
debe favorecerse el desarrollo del lenguaje y el conocimiento de la vida que los
rodea fundamentalmente, aunque sin excluir la posibilidad que ofrece la obra
literaria de relacionarlos con elementos de ambientes más lejanos.
Otro aspecto del desarrollo infantil que se favorece con las obras literarias es
la formación de las capacidades de atención y memoria, las que en estos
años de vida aún se manifiestan de forma involuntaria y apenas se
comienzan a formar. Esto depende del interés que logremos despertar en
los niños con la obra seleccionada.
Para los niños de tres años se plantean los mismos objetivos que para el
grupo evolutivo anterior: familiarizarlos con la literatura infantil, favorecer el
desarrollo de su vocabulario, habituarlos a escuchar, el cuento hasta el final
(pues sus caracter,ísticas de atención y memoria no han variado mucho en
relación con el grupo evolutivo anterior), y favorecer su educación ética y
estética; se incluye, además, la tarea de enseñarlos a narrar, en el primer
semestre del año de vida, con la ayuda del educador, por medio de
preguntas y si es necesario con algún material didáctico; ya en el segundo
semestre la ayuda debe ir disminuyendo, aunque todavía les resulta
necesaria.
Para los niños de cuatro años (de cuatro a cinco años) las tareas son un
poco más complejas. Ya en este año de vida los niños narran los cuentos
sin ayuda del adulto, y sólo si es imprescindible se les harán preguntas que
les faciliten no apartarse de la idea central. Si se ha trabajado
sistemáticamente y se han ido cumpliendo los objetivos en forma paula tina,
ya los niños podrán realizar esta tarea por sí mismos. Queremos resaltar, no
obstante, que se mantienen los objetivos intelectuales de los grupos
anteriores, y sobre todo los relacionados con la edu cación ética y estética.
Así en Oriente
o en Vueltabajo,
129
En todas partes, Fidel presente: en el trabajo
o entre las balas.
Debe destacarse que no sólo podemos educar en los niños el amor por
lo nacional mediante la literatura; también podemos favorecer el
surgimiento y la formación de sentimientos internacionalistas, soli darios
con otros pueblos. Un ejemplo lo constituye este fragmento que hemos
seleccionado de "Son de Angola", de nuestro Poeta Nacional, Nicolás
Guillén:
Te voy a cantar un son cubano en lengua española y
es para decirte, Angola, que estás en mi corazón.
¡Muera el gringo, viva el son, viva Angola!
130
Abajo la corriente, Arriba el caserío. Qué hermoso se ve
el puente de piedra sobre el río.
Aquí los niños pueden aprender que las aves tienen plumas de distintos
colores y que, mediante sus alas, vuelan. Claro está, ellos solos no pueden
hacer este análisis; para esto necesitan de la ayuda del adulto.
De esta forma, los niños perciben que el lenguaje es bello. Los adultos
no debemos olvidar que la palabra es precisamente el material con que el
autor construye su obra, lo que casi siempre es una tarea difícil.
133
O fueras un árbol, Tú me acunarías Igual en
tus brazos.
Son versos que reflejan una gran confianza y un amor enorme de un hijo, un
niño pequeño, a su madre. El poeta logra plasmar el sentimiento de amor filial
con una frescura y ternura dignas de alabanza.
Consideramos que una obra cualquiera ya está educando, cuando sirve para
fortalecer, profundizar o, sencillamente, iniciar la formación del buen gusto lite-,
rario, como ocurre cuando se trata de preescolares.
Por tanto, los textos que se elijan a partir de sus valores literarios, deben
además ser obras que proporcionen alegría, placer; que satisfagan
emocionalmente los intereses infantiles; que sean sugestivas; que
favorezcan la creatividad ',infantil. Cuentos y poemas que sean ricos en
imágenes bellas, en pensamientos nobles, en buenas acciones; que
enseñen a los pequeños, pero siempre basados en los intereses infantiles,
o sea, que favorezcan el desarrollo de los diferentes aspectos que
componen la educación intelectual, la cual resulta tan importante dentro de
esos que llamamos educación integral.
Para lograr que la narración guste y sea entendida por los pequeños deben
tenerse presentes sus gustos, sus intereses, sus vivencias y además, el cuento
debe primero motivarnos a nosotros.
El interés por las narraciones está determinado por la edad del niño. A los
pequeños, hasta los cinco o seis años, les atraen los cuentos rítmicos, es para
algunos la "edad rítmica". Las narraciones para esta edad deben relatar sucesos
de la vida de los niños, hechos que les interesen. Deben tener pocos personajes,
que pueden ser ellos mismos, o un perro, un gato u otro animal que agrade a los
pequeños. El cuento debe ser- muy corto y sencillo. A los niños de esta edad les
encantan los cuentos con sonidos onomatopéyicos. Si el personaje es un perro
gustarán de oír el jau, jau; si es un gato, el miau, miau. Los niños sienten
satisfacción al revivir las una y otra vez, por lo que los cuentos con sonidos
onomatopéyicos o en los que algunas palabras, son los que más le s Tanto
gustan de la repetición, que es mtz te, cuando cambiamos una frase, oír au 1
Todas las narraciones que hagamos at lo como cualquiér otra actividad que con
el.los mos, deben tener objetivos definidos. Lc)s básicos de la yarración oral son:
t-miau. Los emociones rima, con
e repiten agradan. frecuenos niños
1. Relacion~irlos con la calidad estética: do se busquen fines didácticos.
2. Desarroliar hábitos, aptitudes y cap 3. Recrear, ~entretener y refinar la sensi 1a
ereativlidad:
Diversos son los métodos que se pueden emplear y se emplean para relacionar
a los niños con la literatura. El más utilizado es la narración
adulto como m~odelo para que los niños Entre otros, tarybién deben recordarse lo
tes: escenificaci9n, dramatización, relato. se puede empleGyr el relato creador,
sobre
:)s con la ición del imiten. sigtuienTam bién todo con
137
cidadés: )ilidad y
i
los del quinto ~ sexto años de vida, que consiste en que los niños creen
su propio relato, con ayuda del educador o sin ella, y basados en su
experiencia personal.
A continuación se exponen las metodologías que proponemos para la
enseñanza de los cuentos a los preescolares. Esta propuesta es el
resultado de trabajos investigativos directamente con niños de esas
edades, como todas las otras metodologías propues tas en este libro.
Para la ensepñanza del cuento resulta convenien te realizar los pasos
siguientes:
Como los niños desde dos años todavía no están preparados para narrar
por sí solos, el educador tiene que valerse de diferentes medios para lograr
que se interesen por la actividad, e iniciarlos en el campo de la literatura.
A1 seleccionar una obra para presentar a los niños de es te grupo evolutivo,
debemos tener en cuenta que la obra reúna una serie de condiciones o
características que satisfagan los intereses de la edad y que, a la vez,
sean cuentos comprensibles para ellos. Los cuentos que se presenten a
los niños de esta edad se deben caracterizar por lo siguiente:
6. No ser extensos.
El lenguaje tiene que ser claro y preciso, pues los niños de este grupo
evolutivo están en una etapa de plena asimilación de la lengua y, aunque
su vocabulario pasivo es bastante amplio y se valen del activo para
establecer sus relaciones con los que los
rodean, todavía no poseen el suficiente vocabulario para entender y
expresar todo lo que se les dice.
La temática debe estar muy relacionada con la vida de los niños, pues
no se les ha desarrollado aún la capacidad del pensamiento abstracto;
ellos piensan y entienden sobre todo aquello que ven a su alrededor.
Las actividades de literatura con los niños de este año de vida, deben
acompañarse siempre de algún material ilustrativo, juguetes, láminas,
objetos del medio, etcétera.
Además, deben ser muy claras, y exigir una sola respuesta. No debe
preguntarse nunca: "¿Te gustó el cuento?" Esta pregunta da la posibilidad
de que algún niño responda negativamente y en este caso se habrá
perdido el carácter educativo de la actividad, y pone a la persona que narra
en una situación embarazosa. La respuesta a tal pregunta está en
dependencia de los gustos de los niños, y por supuesto que tienen
preferencia por un cuento u otro.
- Narración oral.
Conversación introductoria
Veamos, a manera de ejemplo, cómo proceder durante una actividad de
narración oral en esta edad. Primero se efectúa la conversación introductoria.
Esto se hace con el objetivo de ofrecer algunas explicaciones sobre el texto
que va a narrar, o para comprobar los conocimientos que sobre el tema tienen
los niños, o para aclarar cualquier duda que puedan tener. Esta conversación
también sirve para prepararlos en la actividad que realizarán, pues los
relaciona con el tema que va a tratar.
EL GALLO DE BODA
(Adaptación)
Pues, señor, éste era un gallo que iba muy limpio y elegante a la boda
de su tío Perico.
Por el camino fue apartando las basuras que encontraba para no
ensuciarse. '
De, pronto vio un gran montón de basura-y, en el mismo centro, un
granito de maíz.
El gallo se detuvo y. pensó: -Si no pico, pierdo el
granito, y si pico me ensucio el pico y no podré
ir a la boda del tío Perico. ¿Qué hago?
¿Pico o no pico?
A1 fin picó y se manchó el pico. Entonces fue a pedirle a la yerba:
-Yerba, límpiame el pico o no podré ir a la boda
del tío Perico.
Pero la yerba le dijo: -No quiero.
Entonces fue a pedirle al perro: -Perro, muerde la yerba
que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda del tío
Perico.
Y el perro le dijo:
-No quiero.
149
Entonces el gallo miró a su amigo el Sol, y le dijo: -Sol,
seca el agua,que no quiere apagar el fuego, que no quiere quemar al
perro, que no quiere morder la yerba, que no quiere limpiarme el pico
para ir a la boda del tío Perico.
Y el Sol dijo:
Ahora mismo.
Entonces el agua dijo: -No, perdón, que yo apagaré el fuego.
Y el fuego dijo:
-No, perdón, que yo quemaré al perro.
Y el perro dijo:
-No, perdón, que yo morderé la yerba.
Y la yerba dijo:
-No, perdón, que yo limpiaré el pico. Y se lo limpió.
Medios de expresividad
Uno de los métodos que se emplean para relacionar a los niños de edad
preescolar con la literatura lo constituye la escenificación del cuento.
Un requisito fundamental para la escenificación del cuento es sin duda
alguna la preparación adecuada de todo el material que se va a utilizar,
además del pleno dominio del relato que escenificará el educador.
Para la escenificación del cuento se pueden emplear figuras de juguete o de
cartón, de plástico, etcétera, pero siempre teniendo en cuenta que todas tienen
que ser del mismo material, pues resulta de mal gusto utilizar figuras de
diferentes materiales a la hora de desarrollar una actividad.
Las figuras que se utilizan deben guardar entre sí una adecuada relación de
proporción; por ejemplo, la mamá o el papá deben ser de mayor tamaño que
los hijos, tanto si son representaciones de seres humanos como de animales.
Los juguetes serán más pequeños, y también los animales (personajes
secundarios) que se presenten, si los personajes principales son personas.
El educador se sienta de frente a ellos, y junto a él, sobre una silla o mesa más
pequeña, coloca las figuras o juguetes con los que va a trabajar, para ir
presentándolos en forma ordenada, en la medida en que intervienen en la
narración. Para lograr y garantizar que sean presentados en orden riguroso, y con
la rapidez necesaria, sin que se pierda el hilo de la narración, los situará en el
orden en que deben aparecer en su desarrollo. Una vez que el personaje entra en
acción, aun después de actuar, se mantiene sobre el escenario, a la vista de todos
los niños, hasta el final de la actividad.
Si el trabajo se organiza adecuadamente, el educador podrá narrar el cuento y
observar a todos los niños a la vez.
A1 emplear la escenificación como método, se efectúan los mismos pasos
metodológicos que durante la narración oral, pero este método exige el
cumplimiento de determinados requerimientos, que son:
2. Sobre ella no debe aparecer ningún objeto ajeno al tema del cuento.
3. El escenario puede confeccionarse con papel, car tón, madera, igual que
las figuras, por lo que regularmente resulta económico.
4. Se puede preparar un escenario de base, que puede servir para narrar
diferentes cuentos, en dependencia de los atributos que se emplean.
5. Las figuras (personajes) deben estar ocultas a la mirada de los niños y
presentarlos en el momento correspondiente.
6. Una vez terminada la narración del cuento, se dejan colocados en el
escenario, pues para los niños resulta difícil narrar y mover las figuras
simultáneamente, y sólo lo hará quien debe hacerlo o posea las
habilidades para ello.
Presentaremos el modelo de dos cuentos para ser escenificados.
RICITOS DE ORO (o LOS TRES OSOS)
(Para este cuento se necesitan: tres osos, tres pla tos, tres sillas, tres
camas, una niña de pelo rubio, y una casita.)
Había una vez una niña que se llamaba Ricitos de Oro. Un día, Ricitos
de Oro salió a pasear por el bos que y se perdió.
(En este momento aparece Ricitos de Oro y se pasea por el bosque.)
De pronto, vio una casita, y entró. Sobre una mesa vio tres platos con
sopa y miel. Se acercó y probó la sopa del plato grande. Estaba muy
caliente y no le gustó.
(Ricitos de Oro se acerca a la mesa, al plato gran de.)
Entonces se acercó al plato mediano y encontró la sopa muy fría. No le
gustó. Por último se acercó
al plato chiquito, probó la sopa y la encontró tan sabrosa, tan rica, que se la tomó
toda.
(La niña se acerca a un plato y otro a medida que narramos la escena.)
Después vio tres sillas. Se sentó en la más grande y no le gustó; se sentó en la
mediana y tampoco le gustó. Por último, se sentó en la más chiquita y... ¡tras!, se
rompió.
(A medida que se desarrolla esta escena, Ricitos de Oro se mueve de
una silla a otra y finge que se sienta.)
Ricitos de Oro siguió caminando por la casa, Y entonces vio tres camas. Se
acostó en la más grande, pero no le gustó. Fue y se acostó en la mediana, y no le
gustó; se acostó en la más chiquita y estaba tan cómoda, y le gustó tanto, que se
quedó dormida. (Al llegar este momento de la narración se deja ala niña
sobre la cama, como si durmiera.)
Entonces llegaron los tres osos. (Se presentan los tres
osos.)
Papá Oso dijo: -Alguien probó mi sopa.
Mamá Osa dijo: -Alguien probó mi sopa.
Osito dijo:-Alguien se tomó mi sopa.
(En el desarrollo de esta escena los tres osos van de un plato a otro,
mientras expresan sus sentimientos.) Y empezaron a buscar por la casa. Y
vieron las sillas.
Ahora presentamos una versión libre de un anti guo cuento, para el cual
se necesitan figuras que pueden ser de cartón o de plástico. Las figuras
deben guardar semejanzas y proporciones con el mundo real de los
niños:
Se necesitan las figuras de un abuelo, una abuela, una nieta, un perro
y un gato.
EL LIMÓN
(Anónimo)
El abuelo tras el limón, la abuela tras el abuelo, la nieta tras la abuela, hala
que hala, y no pueden arrancarlo.
(El educador invita a los niños para que repitan las últimas palabras del
cuento, junto con él: "Hala que hala... ")
La nieta llamó a su amigo, el perro Motica. (Trae al perrito, y lo coloca
detrás de la niña.)
-Motica, ven, ayúdanos a arrancar este limón.
El abuelo tras el limón, la abuela tras el abuelo, la nieta tras la abuela, el perro
tras la niña, hala que hala, no pueden arrancarlo.
Motica llamó a su amigo, el gatico Minino. (Trae al gato Minino.)
-Minino, ven, ayúdanos a arrancar este limón. El abuelo tras el limón, la
abuela tras el abuelo, la nieta tras la abuela, Motica tras la nieta, Minino tras
Motica, hala que hala, hala que hala..: y al fin arrancan el limón.
(El educador tira del limón como si fuera el abuelo, hace como que lo
arranca y lo muestra a los niños.)
Arrancaron el limón, con él hicieron una limonada, y entre todos se la
tomaron.
Es necesario aclarar una vez más que las figuras, ya sean de madera,
cartón o juguetes, deben ser siempre del mismo material en una actividad, y
que la relación de tamaño debe mantenerse también. Las figuras de seres
humanos pueden medir, aproximadamente, de 20 a 30 centímetros; las
restantes deben ser más pequeñas, pero siempre guardando propor ción
entre sí. Cada figura necesita una base para que se sostenga de pie. La
decoración para este tipo de escenificación no necesita de nada especial,
aunque sí debe prepararse adecuadamente. Se pueden colocar hierbas,
arbustos, flores, casitas, etcétera. Todo de acuerdo con el ambiente que se
describa en la narración.
Una vez preparado el escenario, el educador comienza y, poco a poco,
incorpora a los niños a la narración. Una vez terminada la actividad, se
puede dejar que los niños escenifiquen el cuento con libertad.
La dramatización del cuento
LA BELLA DURMIENTE
A la Bella Durmiente,
(La Bella durmiente está sentada y los niños salen de dos en dos,
cogidos de la mano. Cantan a su alrededor. El hada se acerca con su
varita mágica. La niña se duerme.)
Un hada la encantó, la encantó, la encantó. Un hada la
encantó
y cien años durmió.
165
Y aquel árbol grande, muy grande, muy grande, y
aquel árbol grande
de espinas se llenó.
Esto que nos ha servido como mero ejemplo, puede dar una idea de la
dramatización en la que los niños mismos pueden decir el texto, según les
corresponda, y desarrollar la mímica y otros elementos de actuación. Las
expresiones que empleemos, así como las acciones que deben ejecutarse
según se repita el texto, influyen favorablemente en el desarrolló de su
lenguaje, y en su formación estética.
En una actividad no hay que emplear todos estos sonidos. Se elige una
cantidad adecuada, según los conocidos por los niños y se incluye alguno nuevo,
o sea, que se repiten los conocidos y se presenta uno o varios nuevos.
Cuando un niño trabaja solo, los demás escuchan. Si el niño designado no
logra articular bien el sonido, el educador lo ayuda, mostrándole el modelo
expresivo o pronunciándolo juntos.
Este tipo de actividad sirve no sólo para enseñar a los niños a narrar y
expresarse correctamente, sino que también es útil para inducirlos a reconocer y
nombrar los objetos y a pronunciar todos los sonidos. Asimismo, se cumple el
objetivo de enseñar a los niños a nombrar objetos o animales y a identificarlos por
sus sonidos onomatopéyicos.
La enseñanza de la recitación a los preescolares
A los niños se les enseña a amar la belleza que los rodea, a sentirla y
admirarla. Sólo aquél que es capaz de amar y sentir esa belleza, será capaz de
crearla con su propio esfuerzo o de transformarla. Cuando de educar el gusto
estético se trata, sin duda que la literatura es un medio que podemos emplear con
amplitud, y dentro de ella ocupa un lugar principal la versificada.
A continuación nos referiremos a la enseñanza de poemas en la edad
preescolar, sus objetivos, tareas y métodos recomendables, así como algunas
características que deben poseer los poemas dedicados a la edad preescolar.
El poema seleccionado debe ser comprensible, agradable e interesante,
teniendo en cuenta los intereses de aquéllos a quienes va dirigido. Esto se logra
cuando trata temas cercanos a la vida de los niños y lo hace con un lenguaje
literario rico en imágenes apropiadas para las edades a quienes se dirijan.
Deben reunir otras características, como estar escritos en arte menor y tener
rima consonante preferiblemente, aunque no hay que desechar la asonante.
A1 poner a los preescolares en contacto con estas obras literarias, debemos
cumplir algunos objetivos y tareas, entre los cuales se encuentran los
siguientes:
Cuando los niños tienen dificultades para repetir el texto, se les puede ofrecer
algún nivel de ayuda: decirles la primera palabra del verso, o el primer verso de la
estrofa, para que ellos continúen.
No resulta obligatorio dar todos los pasos cada vez. -Las primeras actividades
dirigidas al aprendizaje del poema pueden terminar en el paso cinco.
A continuación presentamos algunos poemas propios para la edad preescolar.
A1 seleccionarlos hemos tenido en cuenta que reúnan las características que
deben poseer, de las que ya hemos hablado. Pertenecen a la poetisa y
maestra cubana Dulce María Borrero:
ÉSTA ES LA PELOTA
(Canto y acción)
Los niños más pequeños, de dos o tres años de edad, pueden realizar este
sencillo juego.
Se toma la pelota en las manos y se lanza contra una pared a la vez que se
canta:
LA TORMENTA EN EL CAMPO
Obsérvese que en todos los poemas anónimos que presentamos, propios para
los niños de tres y cuatro años respectivamente, se presentan las características
siguientes:
-Su argumento se relaciona mucho con las vivencias, con la vida infantil.
-El contenido es comprensible. -Todos son de arte menor. -Todos tienen rima
consonante (o asonante).
La fábula, que tiene como fin ofrecer una enseñanza útil o moral,
puede y debe ser utilizada con los niños de edad preescolar, pues
muchas resultan asequibles a su edad por tratar temas acordes con los
intereses infantiles.
El mundo de los preescolares es casi siempre un mundo fabuloso en el
cual los animales y las plan tas realizan las más variadas acciones: Estos
seres animados e inanimados de la naturaleza cobran nueva vida para los
más pequeños con mucha frecuencia. De ahí que no resulte extraño que,
al observar el juego infantil, veamos y oigamos cómo hablan con los
muñecos y animales, o cómo trotan en su caballito de madera...
Seguramente esto se encuentra muy relacionado con la actitud que asu-
men cuando, en un cuento o en una poesía, apare ce un animal que habla
o realiza otras acciones humanas. Los niños aceptan esta característica
de la mayor parte de 'las obras que para ellos se crean o de las que ellos
se apropian con suma naturalidad.
La fábula, que pertenece a la literatura didáctica, cuenta siempre con
estas características, y viene a resultar la expresión de una verdad por
medio del lenguaje versificado por lo general. Este tipo de poema
alegórico se conoce también con el nombre de apólogo, tiene como fin
ofrecer una enseñanza útil o moral, un ejemplo, y se propone hacerlo de
una manera agradable.
Al oír hablar a los animales, ríen y se divierten, feli ces, al igual que cuando
triunfa el bien sobre el mal. La fábulas tienen siempre un fin educativo y es
recomendable que se ayude a los niños a encontrar esa enseñanza,
aunque debemos evitar el repetir constantemente: "Fíjate lo que le ocurrió
a fulanito..." "Debes, hacer como..." Esto puede resultar negativo y podría
ocurrir hasta que el niño rechace la literatura. Por eso es mejor decirles la
fábula, y dejar que ellos lleguen a sus propias conclusiones ofreciéndoles
ayuda, pero de manera indirecta. Lo importante es que ellos no se den
cuenta de que pretendemos enseñarles algo con lo que les leímos, por
encima del mensaje directo de la moraleja.
Tienen las fábulas otra ventaja para los preescolares, y es que casi
siempre, cuando se refieren a algún animal, relacionan alguna de las
características externas de éste, bien sea su apariencia, su modo de vida,
sus hábitos alimentarios, etcétera. Y lo mismo ocurre cuando se refiere a
una planta.
Sin embargo, hay que ser muy cuidadosos al seleccionar la fábula que
vamos a mostrar a un niño de edad preescolar, pues ella debe responder a
los intereses y deseos infantiles, debe estar de acuerdo con sus gustos y a
la vez, antes de presentárselas, debemos analizar cuál es la enseñanza
que vamos a ofrecerles.
Algunas de las obras de este tipo se pueden ofrecer a los niños en la
misma forma que las concibió su autor. En otros casos necesitamos
adaptarlas antes de ponerlas al alcance del preescolar.
Como dijimos, por lo regular aparecen escritas en verso y eso resulta
interesante para los niños de esta edad, pues ya son capaces de disfrutar
el ritmo, la cadencia del verso, y también de la rima. Pero si ocurre que la
fábula, cuyo argumento nos interesa, resulta inapropiada para los
preescolares, entonces podemos hacer una adaptación, que por lo general
efectuamos en prosa. Por eso resulta muy impor tante comprender bien el
argumento, subrayar la idea principal, y es recomendable, además, que se
mantengan inalterables las frases que se repiten, las más significativas y
sobre todo la moraleja. Aunque hagamos una adaptación en prosa, la
moraleja puede expresarse en verso.
FABULILLA
El teatro infantil
El teatro infantil, llamado por algunos "teatro para niños", refleja la vida
que rodea a los pequeños por medio de personajes que actúan en un tiempo
y espacio determinados, los cuales tienen que estar muy cercanos al niño.
La mayor parte de las veces los personajes de estas obras son animales,
plantas, muñecos, que hablan y ríen, que actúan y representan para los
niños. De esta forma, las situaciones que se dan en la obra los niños las
sienten más cerca de sí y reciben lo nuevo de manera agradable y
comprensible.
Como todo lo que ponemos al alcance de ellos, cuando les presentamos
obras teatrales pretendemos algo concreto: entretenerlos e influir
favorablemente en su educación. Por eso la obra que se vaya a presentar a
los niños debe ser seleccionada con cuidado especial. En tal sentido, el
teatro infantil es un adecuado medio para introducir a los niños de edad
preescolar en la esfera de las emociones y los sentimientos.
El teatro no dicta leyes éticas ni estéticas, pero muestra de modo
elocuente cómo se organiza y se pone de manifiesto la conducta humana en
la vida cotidiana.
Se hace necesaria una aclaración. Algunos autores se preguntan si existe
realmente el teatro infantil. Unos opinan que sí y otros que no. El conocido
crítico y profesor uruguayo Jesualdo piensa que sí, y nosotros somos
partidarios de este criterio. Si se plantea que el teatro para niños ha de
reunir características especiales, teniendo en cuenta aquellos a quienes va
dirigido, podemos afirmar que sí existe un teatro infantil. Existe y tiene sus
propias características.
Desde los primeros años de la vida es recomen dable que los niños se
relacionen con pequeñas obras de teatro. De esta forma comienzan a
surgir los primeros sentimientos éticos y estéticos. También se favorece
el desarrollo de su oído, la formación de su capacidad de atención.
Muchas veces ellos recuerdan acciones o expresiones de los perso najes
y los emplean en su lenguaje, lo que desarrolla no sólo esta esfera de su
capacidad intelectual, sino también su memoria.
Cuando los niños preescolares se acostumbran a ver obras de teatro,
aprenden a ser buenos oyentes, a comportarse en público y a. no hacer
bulla o conversar en lugares inapropiados, todo lo cual favorece su
educación.
El teatro para los niños es importante desde todos los puntos de vis ta.
Es capaz de despertar las fibras más sensibles del pequeño y de influir en
la formación de sus sentimientos.
Cuando el preescolar presencia una obra de tea tro, aprende:
- Por el contenido.
El t í t er e en l a ed ad pr e es c ol ar
Los niños de edad preescolar, sobre todo de dos a cinco años, gustan
mucho de escuchar cuentos y poemas; pero, además, tienen al teatro entre
sus preferencias. -
Mediante este arte se favorece su educación estéti ca, pues se
relacionan con las palabras artísticas que se emplean en los textos y con la
representación que hace el títere guiado por el educador, la decoración, los
muñecos, el vestuario y la música. Además, el uso del títere es un
poderoso medio para desarrollar el lenguaje del niño porque, como
veremos más adelante, propicia la activa participación en el desarrollo de
los diálogos.
Este tipo de actividad los satisface emocional mente, debido a que en
ella intervienen sus personajes preferidos: los títeres, que representan a
los protagonistas de los cuentos.
El uso de los muñecos se remonta a épocas muy antiguas. Desde
entonces fue un medio eficaz de entretenimiento y de educación.
Podríamos afirmar que no sólo el niño los prefiere, también son favori tos
de los adultos.
Ahora bien, como es lógico, el títere, por sí solo, no tiene vida. Lo anima
el titiritero o actor que lo acompaña en todo momento. Tal vez a esta pre -
sencia permanente del actor junto al títere s e deba la gran preferencia que
los niños sienten por el teatro de títeres.
El educador tiene que prepararse para este tipo de actividad tanto como
para cualquier otra. Esta preparación consiste en lo siguiente:
- Memorización del texto. - Trabajo con los diálogos. - Selección de los títeres y
otros materiales.
Actor: Hoy tenemos visita, es alguien que vino a conversar con ustedes.
¿Quieren saber quién es? Bueno, aquí está. (Muestra el títere.)
Niños: Bien.
Títere: Vamos a ver, niñitos, ¿cómo se van a por tar ustedes el domingo,
Día de las Madres?
Niños: (Dejar que se expresen.)
v
La literatura infantil en la educación moral del preescolar
Los preescolares son fácilmente impresionables, y si aprovechamos esa
capacidad de emoción, podemos decir que la literatura infantil constituye
un medio magnífico para favorecer su desarrollo moral, basados en la gran
influencia que ejerce en sus sentimientos y en su emotividad.
Sin embargo, no debemos pensar que resulta fácil la tarea de la
educación moral de los preescolares, pues debido a las características
propias de la edad, aún no son capaces de distinguir lo bueno de lo malo, y
mucho menos de determinar cómo actuar correctamente. Y es debido a
estas peculiaridades de la edad, por lo que la influencia del adulto, acom -
pañada de diferentes medios, resulta tan importan te en este período de la
vida.
La educación moral del preescolar debe dirigirse a favorecer la
formación de adecuadas normas de conducta; solidaridad, valentía,
colectivismo, ayuda mutua, interrelaciones, el amor a la Patria y sus
símbolos y héroes y al trabajo.
Para cumplir con estos fines resulta beneficioso influir en los
sentimientos de los preescolares, y la literatura infantil, por las
características del lenguaje que emplea y por los personajes que se
presentan en los cuentos y poesías, es sumamente recomendable.
Por esto a los preescolares, a la vez que se los enseña, hay que
orientarlos en la diferenciación del bien y el mal; en cómo actuar
correctamente, etcétera. Esta enseñanza y educación, así como la for-
mación de hábitos y costumbres morales, hay que iniciarlos desde los
primeros años de vida, pues son necesarios para todos los seres humanos,
pero para los más pequeños revisten una importancia mucho mayor. La
educación moral, por tanto, se impone como una necesidad en estos
primeros años de vida.
Los fines de la literatura, a los que nos hemos referido con anterioridad,
pueden cumplirse con el uso de obras literarias que, a la vez que enseñan
a los niños a conocer su medio, o su vida social (ya que no siempre se
presenta la oportunidad de observar las cosas de manera directa, y la
literatura se convierte en un medio transmisor de la realidad), los eduq ue
moralmente en cualquiera de los aspectos comprendidos en esta área de
educación. Una vez que se ha trabajado con una obra literaria, se puede
reforzar el trabajo si el educador se preocupa por desarrollar en los niños
las buenas inclinaciones, por lograr que reciban ejemplos positivos; si vela
y trabaja por desarrollar la voluntad, etcétera.
Se ha dicho innumerables veces que la belleza está muy cerca de la
bondad. De ahí lo importante que resulta el hecho de que el educador se
preocupe por lograr que los niños, confiados a él; sean sensibles a lo bello
de la naturaleza, de la vida, del arte. Si logramos que los niños imiten un
modelo correcto en la vida diaria, modelo que puede ser presentado en las
obras literarias con que se trabaje, y que se llenen d e emociones positivas
ante la belleza de ese medio natural y social que los rodea, tratarán de
buscar esa belleza por sí mismos, y aprenderán también a crearla.
Si por ejemplo vamos a presentar a los niños un poema que hable sobre
un héroe de la Patria, previamente conversamos sobre él, presentamos su
foto (no un afiche), resaltamos los aspectos más interesantes de su vida,
todo de manera sencilla y clara. Acto seguido se les informa quién escribió
la obra y por qué lo hizo. Veamos, a manera de ejem plo, el poema "Retrato",
que habla de un héroe cubano y que fue escrito p or Mirta Aguirre:
RETRATO
MI BANDERA
No queremos terminar este trabajo sin plantear que los poemas pueden
ser para escuchar o aprender, pero que resulta importante que los niños
aprendan algunos. A1 finalizar cada actividad se deben plantear preguntas
que serán elaboradas de antemano, sencillas, pero que hagan pensar, las
que se pueden referir tanto al contenido de los poemas como al de la
conversación efectuada. Esta conver sación sobre el poema se realiza sólo
cuando la necesitemos para cumplir con algún objetivo muy específico. En
general, cuando se trabaja con poemas, es más recomendable repetirlo y
hacer que los niños lo sientan. No es imprescindible efectuar con-
versaciones.
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