Fsoc CULTURA Y DDHH - Malvinas - en - Clave - de - DDHH

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 231

Carlos

Giordano, Ernesto Alonso y Jerónimo Guerrero Iraola


(Editores compiladores)

Malvinas
en clave de Derechos Humanos.
Experiencias, desafíos
y tensiones




Diseño como e-book
Carolina Meroi

Foto de tapa
Camilo Giordano


Editores compiladores
Ernesto Alonso, Carlos Giordano y Jerónimo Guerrero Iraola

Autores
Marcos Actis, Ernesto Alonso, Laurentina Alonso, Rodolfo Carrizo, María
Martha Castaño, Carlos Giordano, Manuel Giordano, Ana Laura Gratti,
Jerónimo Guerrero Iraola, Claudia Guidone, Susana Lino, Alejo Ramos Padilla,
Pablo Vassel y Mario Volpe.

Prólogo
Adolfo Pérez Esquivel


…a los compañeros.

Los proyectos de investigación de donde surgieron los datos publicados en los diferentes
Apartados de este libro están alojados en el Instituto MALVINAS (FI-UNLP/CECIM-La Plata) que,
en parte, fueron financiados por el Programa “Malvinas y Universidad” de la Secretaría de
Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación mientras que el resto es
sustentado por la UNLP (FI) y el CECIM-La Plata.




Prólogo

Memoria y resistencia

Adolfo Pérez Esquivel 1

Cada año, el 2 de Abril re-abre nuevamente heridas y memoria de lo


vivido durante la guerra de las Islas Malvinas, los seres queridos
ausentes, siempre presentes.

Vivencias diversas en la vida del Pueblo marcada por la tragedia y el


dolor que vuelve a mostrar los rostros de los soldados caídos en
combate, de los desaparecidos en la mar, de los heridos y abandonados
durante la dictadura militar y la aventura montada para llevar al País a la
guerra, utilizando sentimientos y reclamos populares de recuperar las
Islas Malvinas bajo el coloniaje británico.

Aventura militar que terminó en fracaso de los dictadores, que no


buscaron revindicar el derecho sobre las Islas Malvinas; su objetivo fue
consolidar su frente interno ante el deterioro y la resistencia del Pueblo a
la opresión.

Es necesario recordar el día 30 de marzo, la movilización de los


trabajadores y la CGT que fueron reprimidos brutalmente por las Fuerzas
Armadas y policiales en la Plaza de Mayo.

A 35 años recuerdo mi primer y único encuentro con un ministro de la


dictadura militar, al regresar de la ONU, en Nueva York, la reunión con el
canciller Nicanor Costa Méndez, a quien le expresé las dificultades y el
apoyo por parte de Europa y los EEUU a Gran Bretaña y que sería
necesario considerar y aceptar la Resolución 502 de las Naciones
Unidas, de retirar las tropas dejando un destacamento y pedir que
ingresen los Cascos Azules y desde ahí negociar con Gran Bretaña la
soberanía de las Islas. La respuesta de Costa Méndez tenía la voz de la
derrota:

“Esto se nos escapó de las manos, no hay control alguno”.

Se refería a diferencias entre los mandos de las tres fuerzas, y la


incapacidad de tener un comando conjunto y estratégico para enfrentar a
las fuerzas británicas.

Esa irresponsabilidad fue mandar a la muerte a los soldados argentinos


y a la derrota al País.

El 2 de abril es hacer memoria de ayer y de hoy, que nos ayuda a ver el


camino a seguir para lograr recuperar la soberanía de las Islas y resolver
los problemas pendientes, buscar alternativas para alcanzar instancias
de diálogo y resolución del conflicto.

Los soldados argentinos en las Islas fueron víctimas de la violencia de


sus superiores, quienes en lugar de pensar y actuar frente a las fuerzas
británicas, torturaban a los soldados, los estaqueaban y enterraban, y
sufrían la falta de apoyo logístico y alimentos; regresaron de la guerra sin
reconocimiento alguno, muchos de ellos con serios problemas físicos y
psíquicos, sin ayuda oficial, tanto económica, como de asistencia
médica, siendo el abandono total y el gobierno tratando de
“invisibilizarlos”.

Varias organizaciones y algunos sectores religiosos, asumimos el


compromiso de acompañar a los soldados en sus necesidades básicas,
que tuviesen atención médica y poder ayudarles a regresar a sus
provincias y avisar a sus familias.

A 35 años el Estado tiene una deuda pendiente con los soldados que
lucharon en las Islas Malvinas, con los que dieron su vida para dar vida a
la lucha por la soberanía nacional, frente al colonialismo británico.

El derecho de Verdad y Justicia es el camino para determinar que pasó


durante la guerra en las Islas Malvinas, para denunciar a los torturadores
que llevaron contra los soldados los métodos represivos y no la unidad
para defender la soberanía de las Islas.

La Cruz Roja Internacional de acuerdo con los gobiernos de Argentina y


Gran Bretaña, han exhumado los restos de 121 soldados argentinos
caídos en combate para hacer los análisis de ADN y recobrar su
identidad plena.

La peor decisión es la indiferencia de las autoridades, el menosprecio


con aquellos jóvenes que, en momentos difíciles que vivía el País,
asumieron con coraje la responsabilidad de defender el derecho del
Pueblo y la soberanía sobre las Islas Malvinas.

La memoria nos ilumina el presente y es a través del presente donde


podemos construir un nuevo amanecer en la vida de los pueblos libres.

Buenos Aires, 12 de septiembre de 2017


1 Premio Nobel de la Paz, militante inclaudicable por los Derechos Humanos, nos acompaña
con una presentación que da cuenta de su compromiso con la causa de quienes vivimos la
Cuestión Malvinas desde la perspectiva histórica de los Derechos Humanos. Y nos vuelve a
desafiar para que intentemos hacer síntesis entre Memoria y Futuro, entre resistencia y Libertad:
títulos que tomamos desde este aporte específico para el libro que así comienza.
Presentación

El Terrorismo de Estado por otros


medios...
la Memoria por los nuestros

Si «La guerra es la continuación de la política por otros medios»1, la de


Malvinas fue la continuidad del Terrorismo de Estado, de la
desindustrialización, de la sustitución de la producción de “acero por (la
de) caramelos”, de la prohibición de los procesos democráticos,
republicanos, federales, representativos...

Es decir, no hubo una Dictadura genocida hasta el 1o de abril de 1982 y


a las 00.00 hs del 2 de abril todo se volvió Patria sí, Colonia no, Himno,
Bandera, Liberación, Independencia, antiimperialismo... no: la acción de
recuperación del control operativo de las Islas Malvinas y Georgias del
Sur por casi 74 días enteros fue sucesión de aquellas políticas.

Esta idea que nos presta el más célebre de los autores que se cita en las
Academias de formación militar, nos habilita a pensar la lógica con que
fuimos constituidos como protagonistas históricos de la “cuestión”
Malvinas: somos ciudadanos que reflexionamos sobre el pasado reciente
no solo para comprenderlo sino para hacerlo razón de decisiones vitales,
creativas, democráticas, transformadoras... algunos de nosotros somos
ex soldados conscriptos combatientes en la Guerra de Malvinas, otros
somos hijos de ellos, otros gestionamos en el campo fértil de las luchas
por la vigencia de los Derechos Humanos y las instituciones de la
Democracia, todos militamos por la síntesis que está representada en la
suma indivisa que aúnan los procesos de:

Memoria+Justicia+Verdad+Soberanía+Paz.

Este trabajo recoge lo arduamente escrito en cartas, solicitadas,


expedientes, pedidos formales, solicitudes de audiencias, reclamos
jurídicos, presentaciones urgentes, redacciones hechas a mano alzada
por las coyunturas de la oportunidad, proyectos soñados en zaguanes
inhóspitos, informes parciales de productos imposibles, conclusiones
exactas de logros exiguos... pero, a pesar de tantas coyunturas, leído de
corrido, impacta la historicidad, la potencia de las coherencias y el
sentido del destino militado, producido, progresado, inconcluso pero vivo
y poderoso en su capacidad de acción, logros y futuro.

La existencia histórica del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas


(CECIM) en la ciudad de La Plata constituye la trama vincular que
origina, sostiene y prohija las acciones y producciones de las que
empezamos a dar cuenta a vuelta de página. Pero esa trama, como todo
en la Historia, enhebra de ida y vuelta, se fortalece en las uniones, toma
fuerza como cuerpo colectivo. Todos los autores de este libro somos
partes inescindibles de esta unidad de concepción que acciona uniendo,
para parafrasear la consigna política.

El libro se organiza en dos grandes partes, ocho apartados autorales y


un río subterráneo que emerge en ocasiones, imparable, no anónimo
(somos nosotros) pero sí colectivo, casi ancestral ya, con voz ronca de
ser dicho como letanía en cada resquicio... Como verán, juntamos las
autorías magistrales con esas reflexiones que nos han surgido desde
nuestras subjetividades más vitales, menos prolijas, más triperas (si se
nos permite la imagen). Sabrán comprender, las historias de guerra
nunca son lineales ni elegantes, vienen “sucias” de estilos, violentas,
inarmónicas.

Ustedes tienen ahora la posibilidad del debate... nosotros nos ofrecemos


así para la oportunidad del diálogo... todos nos debemos la construcción
de la síntesis práctica que como Pueblo honre a todos los hermanos de
la Patria-Matria-Fratria.


1 “De la guerra”, Carl Philipp Gottlieb von Clausewitz. Edición en Castellano “De la Guerra”, Ediciones
del Ministerio de Defensa de España, dos volúmenes, 1999.
Parte I

El Terrorismo de Estado por otros


medios...
Apartado 1

Relecturas: Terrorismo de Estado


y Malvinas

Laurentina Alonso y Jerónimo Guerrero Iraola

“...el derecho a conocer la verdad acerca de las violaciones manifiestas de los


derechos humanos y las infracciones graves de las normas de derechos
humanos es un derecho autónomo e inalienable, vinculado a la obligación y el
deber del Estado de proteger y garantizar los derechos humanos, realizar
investigaciones eficaces y velar porque haya recursos efectivos y se obtenga
reparación. Este derecho, estrechamente vinculado con otros derechos, tiene
aspectos tanto individuales como colectivos, y ha de considerarse como un
derecho que no admite suspensión y no debe estar sujeto a restricciones.”

(ONU, Comisión de Derechos Humanos, Informe de la Oficina del Alto


Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Estudio
sobre el derecho a la verdad, E/CN.4/2006/91, 9 de enero de 2006).

Palabras liminares

Aquí buscamos hilvanar una matriz hermenéutica desde donde (re)leer


la cuestión Malvinas. Para ello resulta indispensable ahondar en
cuestiones propias de la historia nacional, de la cultura, de geopolítica e,
incluso, dimensiones profundamente arraigadas en la cultura popular
argentina.

En efecto, Malvinas hace sentido en cada connacional, mas sin lugar a


dudas de una manera distinta en cada caso. En muchas ocasiones dicho
sentido se ha forjado al fragor de una historiografía bélica que se
inscribe, a su vez, en un modo utilizado por la historia oficial (Kohan,
2014) y que resulta, en la mayoría de los casos, un recurso premoldeado
en donde ubicar, a partir de la épica de la guerra, los hechos y sucesos
relativos a nuestro pasado.

Sin embargo, esa sinapsis entrenada desde preescolar poda universos


concomitantes, borra causalidades, omite datos, elementos, retazos,
fragmentos y relatos. En los hechos, la Historia cristalizada se ha
instituido a expensas de voces que desde siempre han intentado dar
testimonio mas han quedado silenciadas merced al juego político, a
circunstancias de exclusión, opresión que en ciertas ocasiones ha
implicado hasta el exterminio.

Apuntamos, entonces, a exhumar esa documentación esparcida,


ocultada, velada, para así lograr sacar a superficie las conexiones entre
el Plan Sistemático de Exterminio operado en territorio continental
argentino que, como se verá, es el mismo desplegado en territorio
insular en perjuicio de los soldados conscriptos.

Breve racconto del conflicto armado


La guerra de Malvinas hace referencia al conflicto armado que la
República Argentina mantuvo con el Reino Unido de la Gran Bretaña e

Irlanda del Norte durante el año 19821 . Desde la perspectiva nacional,


el informe Rattenbach calificó al hecho bélico como una “aventura militar”
dado el nivel de improvisación con que se condujeron desde la estrategia
y la táctica las acciones por parte del Estado argentino.

El 2 de abril de 1982, a las 6.30, soldados


argentinos desembarcaron en las Islas
Malvinas, logrando el control del territorio. Al
día siguiente habrían de controlar también las
Georgias del Sur (Pejlatowicz, 2013: 308). La
guerra culminó el 14 de junio de 1982 con la
rendición de Puerto Argentino rubricada por
Mario Benjamín Menéndez. En sus 74 días de
duración se cobró la vida de 634 soldados

argentinos2 , de los que 123 fueron


enterrados como N.N. en el Cementerio de

Darwin3, Islas Malvinas, y se encuentran


pendientes de identificación a instancias de
las acciones llevadas adelante por la Cruz
Roja Internacional.

Hasta aquí una breve caracterización del hecho bélico, del que existe
nutrida bibliografía. Sin embargo en los últimos años, fruto de la
consolidación democrática que vive la República Argentina, se han dado
a conocer distintas causas que apuntan a los sucesos sufridos por
soldados argentinos durante la Guerra.

Así, se han recopilado a lo largo y ancho de nuestro país más de 120


denuncias de homicidios, torturas y otros tratos crueles, inhumanos y/o
degradantes perpetrados por Oficiales y Suboficiales argentinos en

perjuicio de los soldados conscriptos4.

El período 1976/1983
El 24 de marzo de 1976 se puso en marcha el denominado “Proceso de

Reorganización Nacional”5 que, en los hechos, implicó la instauración


de la dictadura más sangrienta de nuestra historia nacional. El Decreto
de fecha 24 de marzo de 1976 publicado el 31 de marzo de 1976, en su
artículo 1° rezaba:

Artículo 1°-La Junta Militar, integrada por los


comandantes generales del Ejército, la
Armada y la Fuerza Aérea, órgano supremo
de la Nación, velará por el normal
funcionamiento de los demás poderes del
Estado y por los objetivos básicos a alcanzar,
ejercerá el Comando en Jefe de las Fuerzas
Armadas y designará al ciudadano que, con
el título de Presidente de la Nación Argentina,
desempeñará el Poder Ejecutivo de la
Nación.

De esta forma quedó inaugurado un gobierno dictatorial que instituyó a lo


largo del territorio nacional y a instancias de la Doctrina de la Seguridad

Nacional, un Plan Sistemático de Exterminio6 que incluyó, entre


diversas atrocidades, la propagación de la tortura, las desapariciones de
personas, saqueos, ejecuciones sumarias, instalación de campos de
concentración (centros clandestinos de detención y exterminio), robo
sistemático de niños y niñas, entre otras.

Con el advenimiento del gobierno militar se


produjo en forma generalizada en el territorio
de la Nación, un aumento significativo en el
número de desapariciones de personas (...)

Las personas secuestradas eran llevadas de


inmediato a lugares situados dentro de
unidades militares o policiales o que
dependían de ellas, que estaban distribuidos
en el territorio del país, cuya existencia era
ocultada al conocimiento público (Causa

13/847).

Exhibimos aquí los ostensibles paralelismos entre los métodos


imperantes en territorio continental argentino y los empleados durante el
hecho bélico que tuvo lugar entre la República Argentina y el Reino
Unido en el año 1982. La sucinta descripción del período 1976/1983 aquí
realizada permite tender algunas líneas histórico/argumentativas que
habiliten a dimensionar las lógicas y dispositivos empleados por las
Fuerzas Armadas e integrar consecuentemente la guerra de Malvinas a
la urdimbre de la ominosa historia que signó el mencionado lapso
temporal.

La decisión de ‘ocupar las Islas Malvinas’ fue


tomada porque ya existía, desde diciembre de
1981, la idea de que para llegar a
negociaciones exitosas con Gran Bretaña iba
a ser necesario hacer uso del poder militar.
La decisión se adoptó con rapidez puesto que
ya estaba planeada la ocupación, lo que
permitía cumplir la etapa inicial. Pero nunca
se planificó cómo defender las islas una vez
ocupadas.

En definitiva, la decisión, que se mantenía


latente, estuvo influida por aspectos políticos
particulares, tal, por ejemplo, la conveniencia
de producir una circunstancia significativa que
revitalizara el Proceso de Reorganización
Nacional...

Cuando el 2 de abril de 1982 la población se


sorprendió por la ocupación de las Islas

Malvinas... los triunviros creyeron haber


logrado, por fin, sortear el descrédito, el
desprecio y el desastre social y económico
del plan que apoyó el golpe de 1976
(D’Andrea Mohr, 1998).

La misión de anudar las experiencias implica indagar la doctrina que


nutrió a las dictaduras del Cono Sur, evaluar las órdenes de las líneas de
mando, las prácticas de sus ejecutores, las víctimas, los dispositivos de
ocultamiento de las acciones y sucesos, los vectores sociales,
económicos y políticos que atravesaron en modo transversal el período
1976/1983.

Doctrina de la Seguridad Nacional


Durante la Segunda Guerra Mundial se llevó adelante la IIda. reunión de

Consulta de Cancilleres en La Habana8. En ella se instituyó el principio


de que “un ataque contra una nación americana, por parte de una nación
no americana, se consideraba una agresión contra todas las naciones
del Continente”.

Una vez ingresado Estados Unidos en el desarrollo de la Segunda


Guerra Mundial, se reunió la IIda. Conferencia de Cancilleres en Río de

Janeiro9 donde se resolvió convocar a expertos militares de la región


para que se reúnan en Washington con la misión de trazar los
lineamientos que organicen la defensa del continente. Dichos sucesos
llevaron a que se constituya la Junta Interamericana de Defensa y que
luego se firme el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.

Es importante remarcar que durante aquellos años se crearon dos


organismos internacionales de suma importancia: la Organización de
Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos, cuya Carta
establecía la creación de un Comité Consultivo de Defensa que nunca
llegó a formalizarse.

La Junta Interamericana de Defensa (JID) comenzó a cumplir las


funciones que le correspondían al Comité Consultivo previsto
originalmente en la Carta de la OEA, dado que los Cancilleres se
reunieron y establecieron que, hasta tanto contara con organismos
idóneos para abordar la materia, dicha Junta llevaría adelante el
mentado papel, impartiendo recomendaciones en materia de defensa
continental.

En 1951, el Congreso estadounidense dicta la


ley No 165 de Seguridad Mutua. Esta ley
permite que las Naciones Americanas
intercambien entre sí material de guerra. Por
supuesto que nosotros a los Estados Unidos
no le vamos a prestar ningún material de
guerra. Quien presta material de guerra es
Estados Unidos a las naciones
latinoamericanas. Y el hecho de prestar
material de guerra le otorga a Estados Unidos
el derecho de establecer en el país
recepcionante una misión militar con fines de
asesoramiento.

Con esto queda prácticamente estructurada la


famosa Doctrina de la Seguridad Nacional.
Las Fuerzas Armadas de nuestros países
deben estar preparadas fundamentalmente
para luchar contra la subversión interna, eso
en especial para el caso del Ejército. La
Marina debe facilitar el tránsito por el Atlántico
Sur, para que en ese enfrentamiento entre el
Este y el Oeste, el Atlántico Sur no sea
negado a la navegación de Occidente. Y la
Fuerza Aérea debe colaborar con la Marina o
con el Ejército de acuerdo con sus
respectivas necesidades. Nuestros países no
deben organizar tropas para combatir en el
exterior. El peso de las operaciones en contra
del enemigo principal, la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas y los países del Pacto
de Varsovia, será llevado por Estados Unidos
y sus aliados de la OTAN. Nuestros países
tienen que tener pequeños destacamentos de
intervención, no sólo porque no confían en
poder asignarnos la responsabilidad de un
frente, sino, fundamentalmente, para que
nuestras banderas figuren en
intervencionismos, tipo el de Santo Domingo
de 1965, para que los intereses
norteamericanos sean defendidos por una
aparente comunidad de naciones americanas
(D´Andrea Mohr, 1998).

Mediante la utilización de las llamadas “recomendaciones”, la Junta


delimitó la función de los ejércitos del continente americano y, más tarde,
modeló al enemigo ideológico. Las Fuerzas Armadas argentinas, bajo
este esquema, pasaron a tener una preparación militar pensada en la
lucha contra el enemigo interno.

Informe Rattenbach

Un elemento de incalculable valor para comprender los paralelismos


trazados en el presente trabajo, resulta ser el Informe Rattenbach,

desclasificado mediante Decreto 200/201210.

El Informe Rattenbach fue elaborado por la


Comisión de Análisis y Evaluación de las
responsabilidades políticas y estratégico
militares en el conflicto del Atlántico Sur. Una
vez terminado el Conflicto Bélico del Atlántico
Sur, la Junta Militar argentina que ejercía el
gobierno de facto de la Nación creó, a través
de la resolución No 15 del año 1982, una
comisión integrada por seis Oficiales del
Grado de Generales, dos por cada Fuerza
Armada, la cual se encontraba presidida por
el Teniente General (R) D. Benjamín
Rattenbach. Su finalidad sería elaborar un
informe sobre las responsabilidades
emergentes respecto de la conducción
política y estratégico militar del conflicto. Una
vez presentado el documento se dispuso,
mediante Decreto No 2971 de fecha 11 de
noviembre de 1983, que las actuaciones así
como el informe final tengan el carácter de
“secreto político” y “secreto militar” (Seoane,

2015)11.

La indagación respecto de su peso surge a partir de constatar cómo el


barrido de las fronteras entre Defensa Exterior y Seguridad Interior
instaurado por la Doctrina de la Seguridad Nacional, se tradujo no sólo
en lo concerniente al Plan Sistemático de Exterminio desplegado en
territorio continental argentino, sino también en el hecho bélico que
protagonizó la República Argentina con el Reino Unido en 1982.

En efecto, el Informe Rattenbach da por tierra con la idea culturalmente


(silenciamiento mediante...) construida de Malvinas como “gesta
heroica”, al poner en el centro de la escena la impericia, la falta de
planificación estratégica y los desfalcos operados en el plano táctico.
Dicho combo pivotea sobre el carácter de la instrucción de Oficiales y
Suboficiales, entrenados para perseguir y exterminar a sus
connacionales. El resultado está a la vista y ha dado lugar a la

emergencia de testimonios que, a su vez, devinieron en una causa12


en la que se investiga la presunta comisión de crímenes de lesa
humanidad en perjuicio de soldados conscriptos.

“605. Al iniciar las hostilidades enfrentando


una hipótesis de guerra inédita, el Ejército
Argentino no se hallaba debidamente
adiestrado ni capacitado para sostener un
conflicto bélico de la magnitud y
características del que se llevó a cabo y
contra un enemigo con experiencia y un
poder militar superior. La mayor parte de la
clase 1962 había sido dada de baja, mientras
la clase 1963 apenas había completado su
incorporación, pero no su instrucción básica.
Ello fue motivo de que numerosos soldados
hayan sido enviados al Teatro de
Operaciones Malvinas sin haber completado
la instrucción elemental de tiro y

combate”13.

La causa por crímenes de lesa humanidad: radiografía del


Terrorismo de Estado

Los hechos que se han expuesto dieron lugar a una investigación penal
que tuvo inicio a partir de la denuncia presentada por Rubén Darío
Gleriano ante la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de
Buenos Aires, que fue remitida por dicho organismo a la Fiscalía
Criminal de Política Criminal de la Procuración General de la Nación. En
la presentación, el denunciante señaló que durante el desarrollo de la
guerra con el Reino Unido fue sometido, al igual que muchos otros
soldados, a un trato humillante y degradante por parte de los
funcionarios públicos pertenecientes a las Fuerzas Armadas.

Gleriano relató que se desempeñó en el Grupo de Artillería de Fuerza


Aérea (GADA 601) Batería “A” Tercera Sección y que en una oportunidad
desesperado ya que llevaba más de dos días sin comer se alejó para
buscar alimento y al regresar fue descubierto por el Subteniente
Alemansor, quien decidió castigarlo por la desobediencia, ordenando al
cabo Pedro Valentín Pierre que lo estaqueara. En el documento que dio
origen a la investigación, relata el modo en que lo tendieron en el suelo
boca arriba a la intemperie, atado de pies y manos.

Por su parte, la Secretaría de Derechos Humanos remitió una nueva


denuncia efectuada por Walter Alfredo Salas, quien relató que durante el
conflicto se encontraba en la parte sur de Puerto Argentino cumpliendo
funciones de chofer en el Grupo Autotransportado 4 (GADA 4), y que a
raíz de un desperfecto en el camión asignado y ante el estado en que se
encontraba resolvió caminar a buscar víveres junto con el soldado Omar
Iglesias. Que al regresar el Sargento Mario Giurca les pidió explicaciones
de lo ocurrido, ordenándoles a modo de castigo realizar saltos vivos.
Que él se negó a efectuarlos y el Sargento le propinó una patada en los
pies por la que cayó al suelo en forma inmediata. Que estando allí tirado
Giurca ordenó a dos conscriptos que trajeran ponchos plásticos, colocó
uno en el suelo y lo acostaron sobre el mismo en tanto que con el otro lo
taparon y le ataron los pies y una de las manos, llevando adelante la
práctica que se conocía como estaqueamiento.

Ratificadas ambas denuncias y atendiendo al lugar de comisión de los


hechos, tanto el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal
Nro.2 como el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal
Nro. 10 se declararon incompetentes en razón del territorio, remitiendo

ambas causas al Juzgado Federal de Río Grande14.

Una vez radicada la investigación en el Juzgado Federal de Río Grande,


compareció Pablo Andrés Vassel, en su carácter de Subsecretario de
Derechos Humanos de la Provincia de Corrientes, acompañando
distintos testimonios colectados durante la realización de un evento
cultural vinculado al 25 aniversario del 2 de abril de 1982, en la que ex
soldados combatientes luego de la proyección de la película “Iluminados
por el Fuego”15, relataron haber sido víctimas de una serie de actos

que catalogó como delitos de lesa humanidad16. Basándose en las


denuncias, el 12 de abril de 2007 el Fiscal formuló el correspondiente
requerimiento de instrucción, en la que solicitó la investigación de
veintitrés hechos.

Con posterioridad, un grupo de legisladores de la provincia de Chaco,


integrantes de la Comisión Permanente de Derechos Humanos, se
presentaron en el marco de la Causa, adjuntando nuevos testimonios de
ex-combatientes que fueron objeto de malos tratos durante el conflicto
bélico.

A medida que fue avanzando la investigación surgieron nuevas víctimas,


circunstancia que redundó en la ampliación de la plataforma fáctica de la
Causa. De este modo, y mediante diversos requerimientos de
instrucción, el Ministerio Público Fiscal solicitó la investigación de un total
de setenta y cuatro hechos; de los cuales el imputado Jorge Eduardo
Taranto fue señalado como partícipe de los estaqueamientos de Edgardo
Oscar Arnoldo, Daniel Martíres González, Gustavo Andrés Nadal,
Rosendo Prado y las vejaciones a Juan de la Cruz Martins y que ha sido
sindicado como partícipe en el homicidio y abandono de persona del

soldado Remigio Fernández17.

El imputado Jorge Eduardo Taranto, sindicado como perpetrador de


numerosos casos de tortura y demás afrentas a la dignidad humana, se
presentó ante el Juzgado Federal de Primera Instancia de Río Grande y
solicitó la clausura del proceso alegando que la acción penal se había
extinguido por prescripción. El Juez de Instrucción y la Cámara Federal
de Apelaciones de Comodoro Rivadavia rechazaron ese planteo
entendiendo que los delitos que son objeto del proceso constituyen
crímenes contra la humanidad según el Derecho Internacional aplicable
y, por lo tanto, no se hallaban alcanzados por el régimen de prescripción
de la acción penal prevista en el Código Penal para los delitos comunes.

Sin embargo, la Sala Primera de la Cámara Nacional de Casación Penal,


revocó la decisión de la Cámara de Apelaciones, pues encontró errónea
la interpretación que ésta realizó de la categoría jurídica de Crimen
contra la Humanidad. Así, se reenvió la causa a la Cámara Federal de

Apelaciones de Comodoro Rivadavia18 para que dictara una nueva


sentencia acorde con la interpretación postulada en la sentencia de
casación. De esta forma, la Cámara de Apelaciones aplicó la
interpretación al caso y declaró extinta por prescripción la acción penal
surgida de los delitos investigados y sobreseyó al imputado Taranto.

El Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM)19 interpuso


recurso de casación contra la sentencia que dictó el sobreseimiento. La
Cámara de Casación lo rechazó sobre la base del argumento de que el
recurso no planteaba nuevas razones capaces de refutar las
consideraciones “por las cuales se concluyó que en el caso no concurre
el elemento de contexto que permitiría asignarle a los hechos
investigados el carácter de lesa humanidad propiciado por los
impugnantes” (texto de la Resolución).

El CECIM impugnó ese rechazo mediante la interposición de recurso


extraordinario federal que fue desestimado por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación. La mentada desestimación motivó la queja que
tanto el CECIM como el Fiscal de Casación, Dr. Javier de Luca
interpusieron ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Éste último
señaló que, “más allá del estándar con que pretenda analizarse estos
hechos –crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra o torturas-,
jamás podrían haberse considerado prescriptos los hechos” (texto de la
queja presentada por De Luca).

Por su parte, el entonces Procurador General de la Nación, Dr. Luis


Santiago González Warcalde, se presentó ante la Corte Suprema de
Justicia de la Nación y reclamó que se revocara la decisión que
declaraba prescriptos los hechos y disponía el sobreseimiento del
imputado; y que oportunamente se reabriera la investigación.

Para fundamentar su reclamo señaló que se encuentra fuera de


discusión que las severas violaciones a los derechos humanos
denunciadas encuadran bajo el término de tortura y, al igual que el
CECIM y los Magistrados de primera y segunda instancia, consideró que
los casos investigados son pasibles de ser tipificados en tanto crímenes
de lesa humanidad. En consecuencia, sostuvo que debían investigarse
los hechos denunciados pues de lo contrario se incurriría en el
incumplimiento del deber de esclarecimiento de graves violaciones a los
derechos humanos derivado de la obligación de respeto y garantía de
derechos del artículo 1.1. de la Convención Americana de Derechos
Humanos.

Asimismo señaló también la necesidad de analizar si la acción del


Gobierno de facto de involucrar a la Nación, pero especialmente a
“sectores civiles vilipendiados y despreciados por quienes detentaban el
poder supremo y los mandaban al muere no sin antes prodigarles lo que
ellos bien sabían prodigar, esos severísimos castigos y vejaciones en la
antesala del horror” contra una potencia mundial no constituía en sí
misma “un ataque” contra una población civil. De constatarse tal
afirmación “las torturas denunciadas en este proceso serían
indiscutiblemente una parte de él, y por ello, deberían ser caracterizadas
como crímenes de lesa humanidad”.
Frente a dichos recursos -a los que se les sumaron los escritos
producidos por los amicus curiae Delegación de Asociaciones Israelitas
Argentinas (DAIA), H.I.J.O.S. y la Comisión Provincial por la Memoria
(provincia de Buenos Aires), que en el mismo sentido solicitaron la
reapertura de la causa-, y luego de transcurridos tres años, la Corte
Suprema de Justicia confirmó la resolución impugnada.

Así, el Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas presentó un pedido de


aclaración, que fue resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación. En su resolución, la Corte confirma los alcances de la
prescripción sólo en cabeza de Jorge Eduardo Taranto, dejando así
expedita la posibilidad de continuar con el resto de las investigaciones.

En relación al “caso Taranto”, el CECIM elevó una petición a la Comisión


Interamericana de Derechos Humanos en la que solicita se declare la
responsabilidad internacional del Estado argentino por vulnerar el
derecho a acceder a la justicia y, consecuentemente, el derecho a la
verdad.

El derrotero de la causa y la investigación ha devenido en un elemento


sustancial a la hora de vincular el Terrorismo de Estado con la cuestión
Malvinas, dado que las dimensiones contextuales, las prácticas y
doctrinas imperantes durante el período 1976/83 en la región,
encuentran una resonancia de incalculable valor al momento de
investigar y eventualmente juzgar a los autores materiales. Asimismo, la
investigación ha implicado una rotunda consolidación de políticas de
Estado específicas que hacen sentido a instancias de su articulación
judicial, mas permiten dimensionar el peso específico de la vinculación
entre la Dictadura y Malvinas.

Por último, el análisis de la causa habilita a la extracción de testimonios,


documentos y demás elementos de prueba que son vitales para
reconstruir taxonómicamente la traducción práctica de los principales
aspectos doctrinarios llevada adelante en territorio insular durante el
conflicto bélico entre la República Argentina y el Reino Unido en el año
1982.

Desclasificación de archivos

Los procesos de investigación en torno a los hechos y crímenes


cometidos durante el hecho bélico que protagonizó la República
Argentina con el Reino Unido en 1982, han generado en sucesivas
ocasiones un nutrido diálogo entre los organismos de Derechos
Humanos y el Estado, de modo tal de propender a alcanzar la Verdad.

Debe repararse en un elemento nodal del Terrorismo de Estado: la Doble


Estatalidad. En efecto, durante su imperio, los Estados terroristas
disponen una ingeniería burocrática que habilita a exhibir de cara a la
sociedad una dimensión burocrática/legal que es la pantalla que vela el
flujo de ilegalidades patentes que se desarrollan en la trastienda. Ello
torna muy difícil la misión de hacerse de prueba, incluso en períodos
democráticos, dado que exhorta a realizar una tarea arqueológica que
requiere, ineludiblemente, el apoyo del Estado.

En lo que concierne a los hechos aquí investigados el Decreto

503/201520, promovido por la entonces Presidenta Cristina Fernández


de Kirchner ha sido una pieza elemental para la sustanciación de la
investigación judicial y, por su parte, para el desarrollo del presente
trabajo. Su artículo 1° reza:

Artículo 1° — Relévase de la clasificación de


seguridad, establecida conforme a las
disposiciones de la Ley N° 25.520 y su
modificatoria, a toda aquella documentación,
de carácter no público, vinculada al desarrollo
del Conflicto Bélico del Atlántico Sur obrante
en los Archivos de las FUERZAS ARMADAS.

De esta forma han emergido a superficie documentos oficiales que dan


cuenta no sólo de los horrores a los que fueron sometidos cientos de
soldados conscriptos, sino también, de la maquinaria burocrática erigida
para dejar impunes los mismos.

A partir de la desclasificación se han conocido una gran cantidad de


testimonios acerca del modo en que regresaron los soldados
conscriptos, como también las “advertencias” y “recomendaciones”
surgidas de las unidades militares en las que se alojaron durante unos
días para mejorar su apariencia, complexión y su estado de salud
deteriorado; testimonios que son demostrativos del modo en que
continuaron llevándose adelante tareas de contrainteligencia luego de
finalizado el conflicto, insistiéndole a las víctimas sobre la “disciplina del
secreto”, y que constituyeron un obstáculo para que se conocieran y
juzgaran las graves violaciones a los Derechos Humanos perpetradas en
el Archipiélago. Una de las recomendaciones de contrainteligencia a las
que se hace referencia reza:

Ahora la Patria le requiere otro esfuerzo; de


ahora en más, USTED deberá:

NO proporcionar información sobre su


movilización, lugar de presentación, Arma a
que pertenece y/o aptitud adquirida y su
experiencia de combate.

NO ser imprudente en sus juicios y


apreciaciones.

NO dejarse llevar por rumores o noticias


alarmantes

Recordar que TODOS debemos perpetuar la


forma heroica como nuestros soldados dieron
su vida por la soberanía nacional.

Sírvase acusar recibo.

MARIO OSCAR DAVICO- CORONEL


SUBJEFE II –Inteligencia Cdo. J. Ej.

(EMGE)21.


Img. Acta desclasificada mediante Decreto 503/2015.



Como puede apreciarse, las lógicas surgidas de la Doctrina de la
Seguridad Nacional e implementadas en territorio argentino, implicaron
no sólo la perpetración de crímenes contra la integridad psicofísica de
las víctimas, sino también el montaje de una usina de impunidad, de
sometimiento e inoculación del miedo como un mecanismo de control.

Documentos: la prueba del horror, la desnudez del silenciamiento

Si se sitúa la mirada sobre la documentación desclasificada y las


denuncias recopiladas, puede apreciarse cómo se perpetraron en
territorio insular argentino distintas prácticas violatorias a los Derechos
Humanos con idéntico grado de generalidad y sistematicidad que en
territorio continental.

Img. Copia de las fichas testimoniales de ex soldados conscriptos apenas finalizado el Conflicto.

Como puede apreciarse, los hechos fueron denunciados y plasmados en


las llamadas “Actas de Recepción” una vez culminado el conflicto bélico
con el Reino Unido. Sin embargo, los mismos fueron desoídos,
silenciados, velados.
Img. Ibídem.

Los testimonios recogidos permiten forjar un patrón analítico, dado que


habilitan a observar continuidades, ejes rectores de un poder represivo
orientado a perseguir al “enemigo interno”, mutando este último de
acuerdo al momento en que se sitúe el foco a lo largo del período
1976/1983. Es decir, los modos de ejecución de la tortura variaron, mas
no la práctica en sí, el menoscabo a la integridad psicofísica, la
maquinaria de impunidad.

Conclusiones. Paralelismos.

A los efectos de trazar conclusiones resulta imprescindible remitirse las


palabras del entonces Procurador Luis González Warcalde al momento
de dictaminar en el marco de la causa “Taranto”:

La percibida necesidad de “revitalización”


ante la ciudadanía políticamente subyugada
derivaba -según el informe- de la ´crisis socio-
económica reinante´, producto de las políticas
desplegadas por el Gobierno, las que daban
lugar a nuevos ´movimientos políticos y
sindicales internos que alteraban la paz´ (cf.
Informe Final, págs. 238 y sig., núm. marg.
784).
Entre las políticas que, a juicio de la Junta
militar, requerían ser compensadas de alguna
forma mediante la producción de una
´circunstancia significativa´ figuraba
centralmente ´el problema de los derechos
humanos´ (cf. Informe Final, pág. 239, núm.
marg. 785), eufemismo con el que el Informe
alude a la persecución política, secuestro,
tortura y exterminio de millares de personas
que, en la discusión traída ante V.E., se ha
individualizado como el ataque a la población
civil relevante para la evaluación de los
hechos imputados en este proceso como
crímenes contra la humanidad.

La ´circunstancia significativa´ elegida fue la


de explotar el antiguo reclamo de soberanía
sobre las Islas Malvinas, que contaba con un
amplio apoyo popular (cf., por ejemplo,
Informe final, págs. 36, núm. marg. 153; 68 y
sig., núm. marg. 290 y sig.; 175, núm. marg.
577). Así, la Junta improvisó la ocupación
militar de las islas, sin un plan de combate,
sin capacidad para enfrentar a un enemigo
militarmente más poderoso, movilizando a
miles de soldados conscriptos sin instrucción
militar y exponiéndolos a un clima hostil y al
fuego enemigo sin equipamiento apropiado y
sin un apoyo logístico siquiera mínimamente
adecuado (cf. Informe Final, especialmente
capítulos VI, VII Y VIll).

La improvisación logística de la que da cuenta


el Informe Rattenbach (cf. especialmente,
págs. 219 a 223) juega un papel central en
los hechos que forman el objeto de este
proceso. Las deficiencias logísticas
produjeron padecimientos severos entre los
soldados, quienes, reclutados forzosamente y
prácticamente sin instrucción militar alguna,
no siempre los aceptaron calladamente. Esas
reacciones determinaron, a su vez, los
tormentos aquí denunciados, dirigidos a
disciplinar brutalmente a una tropa
desprotegida.

Los tormentos imputados en este proceso


fueron, así, precisamente una manifestación
de varias de las muchas fallas de la ´aventura
militar´ en la que la Junta que ocupaba de
facto el gobierno embarcó a la Nación
mediante ´una serie de medidas irreflexivas y
precipitadas´ (cf. Informe Final, pág. 67, núm.
marg. 282.c), movidas en parte por el objetivo
político de obtener un apoyo social que
contrarrestara la catástrofe de la que era
responsable. Y como manifestaciones de las
severas responsabilidades en las que
incurrían por esa aventura militar los
miembros del gobierno dictatorial (cf. Informe
Final, capítulos X a XIII), las torturas estaban
cubiertas por la misma garantía de impunidad
que un régimen de esa naturaleza se brinda a

sí mismo22.

Asimismo, la mentada descripción contextual elaborada por Warcalde


debe leerse a la luz de los archivos desclasificados, que incluyen desde
la caracterización del hecho bélico contenida en el Informe Rattenbach,
hasta las actas y documentos oficiales que hoy son públicas merced al
Decreto 503/2015. Así, por ejemplo, hallamos documentación firmada
por Cristino Nicolaides, entonces Teniente General, Comandante en Jefe
del Ejército, en la que puede leerse:

En los casos del anterior punto 1. [relativo a


torturas y vejámenes], en que se acreditare
alguna infracción, las respectivas
resoluciones no excederán el ámbito
disciplinario, dentro de pautas de mesura,
guardando la adecuada reserva, de modo tal
de evitar su conocimiento en el frente externo
y preservar la tranquilidad del frente interno.
De esta forma, la vinculación entre Terrorismo de Estado y Malvinas
adquiere corporeidad, se fertiliza y engrosa. Afirmar que “Malvinas”, en
1982, fue un capítulo más del Estado terrorista es posible merced al
respaldo documental, histórico, político y cultural que emerge de la labor
heurística emprendida por ámbitos como el Centro de Ex Combatientes
Islas Malvinas La Plata.

Bibliografía

• BERTACCINI, Rina. 2012. Malvinas: descolonización, paz y soberanía. Ediciones


CTERA, Buenos Aires.

• CAUSA 13/1984

• CALVEIRO, Pilar. 2012. Violencias de Estado y la guerra antiterrorista y la guerra


contra el crimen como medios de control global. Buenos Aires. Siglo XXI, 2012.

• D´ANDREA MOHR, José Luis. 1998. El escuadrón perdido. Buenos Aires. Planeta
1998

• INFORME Comisión de Análisis y Evaluación de las responsabilidades políticas y


estratégico militares en el conflicto del Atlántico Sur (Informe Rattenbach).
Desclasificado mediante Decreto 200/2012.

• KOHAN, Martín. 2014. El país de la guerra. Buenos Aires. Eterna Cadencia Editora
2014.

• PEJLATOWICZ, Pablo. 2013. Justificaciones argentinas en los albores del


enfrentamiento por las islas Malvinas. En E. Buis y L. Giosa. ed. 2013. Derecho
internacional y conflictos armados: aportes para una comprensión histórica, normativa y
práctica. Tandil: Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. pp.
307-314.

• SEOANE, Dalila. 2015. Malvinas: Una cuestión imprescriptible. Los vejámenes contra
soldados a la luz del derecho penal internacional. [pdf] Argentina: Justicia Legítima.
Disponible en: <http://justicialegitima.org/noticias/malvinas-una-cuestion-
imprescriptible-por-dalila-seoane-633.html> [Acceso al 29 de febrero de 2016].

• VASSEL, Pablo. 2007. Corrientes en Malvinas. La Plata. Editorial Ediciones Al


Margen, 2007

• RAMOS PADILLA, Alejo. 2011. Crimines de Lesa Humanidad en la Argentina: de la


cultura de la impunidad a la inexorabilidad del juicio y castigo. Buenos Aires. Fabián J.
Di Plácido Editor, 2011.


1“...el 2 de Abril de 1982, en una operación conjunta de las FF.AA. -denominada “Operación
Rosario”- al mando del Almirante Carlos Büsser, las tropas argentinas desembarcan en la Isla
Soledad en las proximidades de Puerto Stanley (Puerto Argentino) logrando la rendición de la
guarnición militar británica destacada en Malvinas (compuesta por unos 70 efectivos británicos y
alrededor de 25 milicianos de las Falkland Islands Defence Forces).” (Bertaccini,2012:36)
2 http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-3657-2007-03-11.html
3 De las 237 tumbas emplazadas en el Cementerio de Darwin, 123 contienen la leyenda
“soldado argentino sólo conocido por Dios”. Ello motivó la presentación de una acción de amparo
tramitada por ante el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°10, en la que el Centro de
Ex Combatientes Islas Malvinas La Plata, en representación de los familiares de los soldados
enterrados como N.N. solicitó al Juez que ordene al Poder Ejecutivo que arbitre todos los medios
necesarios para llevar adelante la identificación. En virtud de ello, la Cruz Roja Internacional se
encuentra desplegando el proceso de identificación.
4 En virtud de ello tramita una causa por ante el Juzgado Federal de Río Grande, Tierra del
Fuego e Islas del Atlántico Sur, Argentina.
5 La Junta Militar irrumpió en el poder el 24 de marzo de 1976, y perduró en el mismo hasta el
10 de diciembre de 1983, fecha en la que asumió el Presidente electo Raúl Ricardo Alfonsín.
6 Probado en la Causa N° 13/84. “El 9 de diciembre de 1985, la Cámara Federal dicta sentencia
en el marco del Juicio a las Juntas Militares (Causa 13. Año 1985). La sentencia confirmaba la
noción de un plan sistemático de exterminio, justificaba la fuerza probatoria de los testigos y
descalificaba los argumentos de la defensa. Sin embargo, las condenas fueron menores que las
pedidas por el fiscal en su alegato. Los acusados fueron los integrantes de las tres primeras
juntas militares: Jorge Rafael Videla (Comandante en Jefe del Ejército entre 1976 y 1978), Emilio
Eduardo Massera (Comandante en Jefe de la Armada entre 1976 y 1978) y Orlando Ramón
Agosti (Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, entre 1976 y 1978) que conformaron la primera
junta militar (1976 – 1980); Roberto Eduardo Viola (Comandante en Jefe del Ejército, entre 1978
y 1979), Armando Lambruschini (Comandante en Jefe de la Armada, entre 1978 y 1981), Omar
Domingo Rubens Graffigna (Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, entre 1978 y 1979), que
formaron parte de la segunda junta militar (1980-1981); y Leopoldo Fortunato Galtieri
(Comandante en Jefe del Ejército, entre 1979 y 1982), Jorge Isaac Anaya (Comandante en Jefe
de la Armada, entre 1981 y 1982), Basilio Lami Dozo (Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea,
entre 1979 y 1982), que integraron la tercera (1981-1982). Los únicos que recibieron la pena de
prisión perpetua fueron los integrantes de la primera Junta Militar, mientras que los de la tercera
fueron absueltos.”(http://www.memoriaabierta.org.ar/materiales/documentos_historicos.html ).
7 Disponible en http://www.mpf.gov.ar/Institucional/UnidadesFE/Tomo309-005-completo.pdf
8 La Habana, Cuba, julio de 1940. 11Río de Janeiro, Brasil, enero de 1942.

9 Río de Janeiro, Brasil, enero de 1942.


10 En su artículo 1° reza: “Relévase de la clasificación de seguridad establecida, conforme con
las disposiciones de la Ley No 25.520 y su Decreto Reglamentario No 950/02, al Informe Final
elaborado por la “COMISION DE ANALISIS Y EVALUACION DE LAS RESPONSABILIDADES
POLITICAS Y ESTRATEGICO MILITARES EN EL CONFLICTO DEL ATLANTICO SUR” (Informe
RATTENBACH), sus antecedentes documentales, anexos generados por las Fuerzas Armadas y
toda otra fuente utilizada para la elaboración de dicho Informe.”

11 http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/190000- 194999/193911/norma.htm.

12 La causa será abordada en el acápite correspondiente.

13Informe Rattenbach. http://www-casarosada.gob.ar/gobierno-informa/9-news/noticias/25773-


informe-rattenbach

14 Causa 1.777/07, “Pierre Pedro Valentin y otro s/ Delitos de acción pública, iniciada en fecha
5 de enero de 2007, por Juzgado Federal de Río Grande tras la remisión descripta en el párrafo
correspondiente.

15Iluminados por el fuego es una película argentina dirigida por Tristán Bauer en el año 2005.
La película, una ficción inspirada en el libro homónimo escrito por Edgardo Esteban, narra las
experiencias de Esteban Leguizamón, un excombatiente de la guerra de las Malvinas.
(http://es.wikipedia.org/wiki/Iluminados_por_el_fuego).

16 Los testimonios recogidos por Pablo Andrés Vassel dieron, asimismo, lugar a la publicación
“Corrientes en Malvinas”.

17 Quien falleció producto de la inanición deliberada y conocida por sus superiores.


18 En su resolución expresó (voto en mayoría de los Camaristas, Dres. Javier M. Leal de Ibarra
y Aldo E. Suárez): “V.- Determinado entonces que los hechos objeto de la presente causa,
constituirían prima facie “delitos de lesa humanidad”, resultan de aplicación las normas de la
Comunidad Internacional, por sobre las del derecho interno, por lo que el resolutorio impugnado
habrá de ser confirmado. En efecto, dicho tipo de crímenes goza de un estatuto jurídico particular
del que se derivan consecuencias concretas en el juzgamiento de las personas sospechadas de
su comisión. Así, como una concreta derivación del compromiso de las Naciones que integran la
comunidad internacional, los mismos no están sujetos a plazo alguno de prescripción; carácter
éste que la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de Lesa
Humanidad afirmó al señalar “...cualquiera sea la fecha en que se hayan cometido...”. Así lo ha
resuelto la Corte [Suprema de Justicia de la Nación] en el caso “Arancibia Clavel” al señalar que
la disposición del art. 62 inc. 2 C.P. resulta desplazada por el Derecho Internacional
consuetudinario y la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los
Crímenes de Lesa Humanidad. Por ende, la calificación de estos sucesos como crímenes de
Lesa Humanidad y su consecuente imprescriptibilidad luce correcta, debiendo continuarse con la
investigación de la presente causa”.

19 Organización de Derechos Humanos de la ciudad de La Plata que promueve la querella en


el marco de la investigación aludida.

20 http://www.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/245000-249999/245527/norma.htm

21 La misma surge de los archivos desclasificados mediante Decreto 503/2015

22 Dictamen del Procurador General de la Nación, Dr. Luis González Warcalde en el marco de
la causa “Taranto” abordada en la presente investigación.
Apartado 2

Torturas en Malvinas: un abordaje


desde el Derecho

Laurentina Alonso, Jerónimo Guerrero Iraola y Pablo Andrés Vassel

Punto de partida

El antecedente directo que motivó la indagación sobre la materia fue la


multiplicidad de denuncias de torturas efectuadas por los soldados
conscriptos que sobrevinieron tras el hecho bélico que protagonizó la
República Argentina con el Reino Unido entre el 2 de abril y el 14 de
junio de 1982.

En Malvinas existieron prácticas lesivas de los derechos fundamentales


de la persona humana. En efecto, allí se asesinó, torturó y vejó a los
soldados conscriptos. De esta forma, este trabajo apunta a desentrañar
los modos de comisión de dichas prácticas, y tamizarlas a la luz de
diversa normativa internacional.

...en aquel Territorio insular argentino y en el


mismo marco de acciones bélicas en curso,
algunos efectivos militares de carrera,
oficiales y suboficiales, trataron a los ex
soldados conscriptos de manera similar o con
los mismos criterios de terror que habían
llevado adelante durante toda la Dictadura
militar (Vassel, 20+607).

El análisis del conflicto armado entre la


República Argentina y el Reino Unido bajo las
especiales normas que lo regulan resulta
esencial para determinar el marco jurídico de
los hechos que se desataron durante esa
guerra. Si bien es cierto que luego de la
Segunda Guerra Mundial, los Estados
decidieron renunciar a las acciones armadas
como forma de resolución de sus
controversias, se sabe que la realidad no se
agota en dicha prohibición. Los conflictos
armados existen y junto con ellos las graves
consecuencias que acarrean (Seoane, 2015).

Dicho entrecruzamiento busca forjar nuevos marcos interpretativos que


nutran el proceso de Memoria, Verdad y Justicia promovido por el Centro
de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM).

Por citar un ejemplo, la decisión del CECIM de publicar el Informe

Rattenbach en 19881, entonces clasificado, demuestra esa férrea


voluntad de incidir en la emergencia del relato histórico y, también, de
coadyuvar en la sustanciación de las investigaciones que sobre los
hechos consignados se despliegan en sede judicial.


Torturas en el ámbito internacional
La experiencia del horror de la que había sido testigo la Humanidad,
principalmente desde la segunda mitad del siglo XX, llevó a los Estados
a iniciar un camino de búsqueda en torno a la necesidad de modelar
normas e instrumentos internacionales que permitieran receptar los
principios fundamentales del derecho de gentes (ius cogens) y,
consecuentemente, generar marcos propicios para el tratamiento de las
mentadas cuestiones.

Hacia 1982, año en que tuvo lugar el hecho bélico entre la República
Argentina y el Reino Unido, existía a nivel internacional un desarrollo
voluminoso de posiciones adoptadas por distintos Estados ante los
diversos órganos de la comunidad internacional en torno a temáticas de
especial importancia, como ser, la protección del derecho humano a la
integridad (prohibición de la tortura).

Dichos marcos fueron, sin lugar a dudas, un precedente indispensable


en el ulterior desarrollo de la normativa internacional de Derechos
Humanos, pero, muchas veces, queda eclipsado por la vasta producción
conocida durante las últimas décadas.

Sin embargo, y pese a que la República Argentina mantuvo


participaciones activas en el proceso de adopción de distintas normas y
declaraciones en relación a la temática, la Dictadura militar argentina que
irrumpió en 1976 decidió suprimir la vigencia del Derecho (estado de
excepción), y dar por tierra con la manda de progresividad, que supone
la acuñación de medidas que redunden en ampliación de derechos.

La guerra de Malvinas se llevó adelante mientras imperaba dicho estado


de excepción. Los soldados fueron torturados, vejados, aniquilados por
el brazo ejecutor de las políticas represivas nutridas por la Doctrina de la

Seguridad Nacional inculcada en la Escuela de las Américas2.


Tal como ha sido mencionado, dichos actos han dado lugar a la
proliferación de causas judiciales en que se investiga la presunta

comisión de graves violaciones a los derechos humanos3 en perjuicio


de los soldados conscriptos. Asimismo, y frente algunas dificultades que
los denunciantes y querellantes han experimentado ante los estrados
judiciales argentinos, han elevado ante un órgano internacional de
protección de derechos humanos (Comisión Interamericana de Derechos
Humanos de la OEA) un pedido para investigar, y eventualmente
sancionar y reparar las graves violaciones de derechos cometidas contra
los soldados argentinos en Malvinas.

Lo expuesto invita a adentrarse en la compleja trama, a realizar una

suerte de juicio de subsunción4, o bien reconstruir continuidades y/o


rupturas relativas a los posicionamientos que el Estado argentino ha
tenido frente a la comunidad internacional en materia de asuntos nodales
como el sostenimiento de la Paz o bien la conformación de un plexo
normativo relativo a la consagración, vigencia y/o ejercicio de los
Derechos Humanos.

El entrecruzamiento de ambos corpus (núcleo normativo y


caracterización de prácticas concretas) permitirá ofrecer datos históricos,
político-diplomáticos y jurídicos al debate sobre:

• el rol que históricamente jugó el Estado argentino (durante el


período 1948-1982) en la construcción y desarrollo de cierta
normativa internacional para la protección de derechos
sustanciales, y sus aplicaciones en el derecho interno; y

• el grado de ruptura (en relación a las décadas previas) que


implicaron las torturas en Malvinas, vistas desde cierto
comportamiento internacional de la República Argentina.

Los crímenes que investiga la Justicia Federal

Tal como ha sido expuesto, durante el conflicto bélico protagonizado por


la República Argentina y el Reino Unido entre el 2 de abril y el 14 de
junio de 1982 en las Islas Malvinas se cometieron graves violaciones a
los derechos humanos contra los soldados conscriptos.

En aquel entonces tenían en su gran mayoría 18 o 19 años de edad. Los


relatos recogidos en el marco de la investigación judicial permiten afirmar

que los crímenes5 perpetrados por los oficiales y sub-oficiales


argentinos que se encontraban al mando no fueron aislados, sino que
manifestaron sistematicidad y generalidad.

Con la reposición del orden democrático, se iniciaron varias acciones


tendientes a lograr que se investigaran y juzgaran las graves violaciones
a los derechos humanos señaladas. Así, se logró presentar y sostener
una causa ante el Juzgado Federal de Río Grande, provincia de Tierra
del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, con competencia territorial
para juzgar en orden a los hechos ocurridos en las Islas Malvinas.

La investigación judicial resultó efectiva y se comenzaron a recoger los


testimonios que corroboraban la denuncia inicial, al tiempo que daban
cuenta de una práctica sistemática y generalizada contra los soldados
conscriptos que participaron en Malvinas. Hoy la causa, merced al
decurso procesal, se encuentra en curso por ante el mentado Juzgado
Federal de Río Grande.

El objeto de investigación de la Causa incluye alrededor de 74 hechos6


que constituyen graves violaciones a los derechos humanos. Estos
hechos, según emerge de las denuncias, habrían sido ejecutados por
personal superior de las Fuerzas Armadas (Oficiales y Suboficiales) y
consistieron en estaqueamientos de soldados semidesnudos (sin ropa ni

zapatos) durante varias horas sometidos al crudo clima7, inmersión de


extremidades e incluso cuerpo entero en pozos de agua congelada,
torturas físicas, golpes, simulacros de fusilamiento, torturas psicológicas,
la propagación del hambre como una forma sistemática y generalizada
de sojuzgamiento, enterramientos, entre otras, muchas de ellas signadas
por la intolerancia religiosa. Por su parte se investigan la presunta
comisión de homicidio y/o abandono de persona de, al menos, cinco
soldados.

“Y vos contaste que pasabas mal porque


tenías problemas con un sargento. ¿Qué
pasaba con ese sargento? Lo que pasaba
con ese sargento es que yo andaba bien con
el subteniente XXXX, y resulta que porque me
tenía bronca, porque creía que yo era el
alcahuete de él, entonces por eso la bronca
que me tenía ese sargento... ¿Qué te hacía
XXXX? Me trataba mal, me agarraba y
sacaba la pistola y me encajaba dos
culatazos acá y dos culatazos acá y después
yo cuando me levantaba, me encajaba una
trompada así por debajo en la boca del
estómago. Yo me caía y me levantaba otra
vez, de la patada me levantaba, “se tiene que
levantar, hijo de una gran puta, usted tiene
que hacer guardia sí o sí, levántese”. ¿Por
qué vos te negabas a hacer guardia? Yo me
negaba porque no podía estar parado. ¿Por
qué no podías estar parado? Porque me
faltaba alimento.”

“¿Qué hizo XXXX? Él le dio la orden al


sargento, el sargento le comentó, entonces él
le dice dale castigo, dale 24 horas de guardia
sin darle de comer, sin darle desayuno, nada,
24 horas tiene que estar parado, tengo que
estar ahí parado al lado de mi carpa.”

“Al cabo XXXX le estaquearon. ¿Quién le


estaqueó? El subteniente XXXX. ¿Y por qué
lo estaquearon? Por matar ovejas; él mataba
ovejas para ayudarle a los soldados y resulta
que le pillaron, entonces le estaquearon a él.
Que según ellos eso no se podía hacer
entonces lo estaquearon al soldado XXXX
¿Vos viste eso? Sí, yo lo vi, si estaba a un
costado de mi carpa. ¿Cómo lo estaquearon?
Él estaba atado de las manos y los pies. Las
manos y los pies estirados así. ¿Vestido? Sí,
le puso la carpa encima para que no le caiga
la lluvia, tenía que estar ahí, sí o sí, cinco días
tenía que estar ahí. Entonces a XXXX, lo
tuvieron cinco días... a XXXX lo tuvieron cinco
días y cinco noches tirado en el piso. Yo me
iba y le hablaba y le daba de comer al cabo
XXXX. ¿Qué le dabas de comer vos? La
comida que nosotros comíamos, sopa... pero
vos me dijiste que no tenías casi comida”.
“Vos comentaste que te tenían en el agua.
¿Qué fue eso? Porque yo no podía hacer
guardia, supuestamente yo no estaba en la
guardia. Entonces preguntaban dónde está
XXXX, yo estaba en la carpa entonces me
agarraban y me metían en el depósito de
agua y tenía hielo y me metían la cabeza ahí,
y me tenían un ratito y me decían “vas a
hacer guardia o no vas a hacer guardia”, “sí,
les decía y me apretaban así la cabeza otra
vez.”

“¿No podías respirar en ese momento? No


podía respirar. Eso me hacía el subteniente
XXXX. Encima me sacó la pistola, yo no sé si
él me habló en inglés cuando él me habla me
sale toda espuma por la boca, cuando él me
habla me dice: “tiene que hacer guardia hijo
de una gran puta, XXXX, tiene que hacer
guardia”.” (Fragmento extraído de una
declaración efectuada por una víctima en el
marco de la causa que tramita ante el
Juzgado Federal de Río Grande)

En este punto resulta importante subrayar que los relatos o elementos


que han sido tomados como fuente en relación a las prácticas ominosas

no llevan el nombre de las víctimas8, dado que los alcances del


presente artículo no requieren exponer a las personas involucradas ni,
mucho menos, redundar en una revictimización de las mismas sino que,
por el contrario, apunta a poner de manifiesto el tenor de las graves
violaciones a los Derechos Humanos acaecidas en Malvinas y
contraponerlas con el estado de avance de las discusiones que el
Estado argentino venía desplegando en la materia.

La mirada del Derecho Internacional de los Derechos Humanos


Tal como se ha manifestado, el presente trabajo apunta a relevar y
organizar las más significativas posiciones (incluida la aceptación de
normativas o declaraciones) adoptadas por la República Argentina
durante el período 1948- 1982 en espacios internacionales, que se
vinculen con asuntos propios de Derechos Humanos (en especial, sobre
derecho a la vida y la protección contra la tortura), poniendo especial
atención sobre foros y documentos de la Organización de Estados
Americanos y de la Organización de Naciones Unidas. Luego, se
trazarán posibles vínculos entre aquellas posiciones internacionales y el
marco jurídico local sobre los temas en cuestión.

El primer punto a explicar es, entonces, el porqué de tomar el lapso


temporal 1948-1982. En efecto, la propuesta hubiese podido situar la
lupa en períodos previos o incluso posteriores a ese corte. Sin embargo,
se ha comprendido que las herencias relativas a la experiencia del
Holocausto y la Segunda Guerra Mundial respectivamente, decantaron

en la consolidación de los sistemas internacionales9 en que


comenzaron paulatinamente a nuclearse los diversos Estados.

En materia de derechos humanos


comúnmente se ha hecho hincapié en la
acción frente a las violaciones a los mismos.
La reacción debió darse frente a situaciones
tan terribles como las violaciones
sistemáticas, las desapariciones forzadas, la
tortura o las ejecuciones extrajudiciales; es
decir, se piensa derechos humanos desde la
perspectiva de la protección de aquellos, y
cuando han sido conculcados (Salvioli, 1996).

De esta forma, las construcciones normativas y consuetudinarias


apuntadas a consagrar la dignidad de la persona humana como un eje
central han logrado un prolífero e interesante desarrollo a partir
especialmente del año 1948 y, al mismo tiempo, han oficiado de
elemento vertebrador de todo el sistema internacional de promoción y
protección de los Derechos Humanos. Como enseña Pedro Nikken:

Lo que en definitiva desencadenó la


internacionalización de los derechos humanos
fue la conmoción histórica de la Segunda
Guerra Mundial y la creación de las Naciones
Unidas. La magnitud del genocidio puso en
evidencia que el ejercicio del poder público
constituye una actividad peligrosa para la
dignidad humana, de modo que su control no
debe dejarse a cargo, monopolísticamente,
de las instituciones domésticas, sino que
deben constituirse instancias internacionales
para su protección (Nikken).

Así, el presente capítulo apunta entonces a la elaboración de una


cartografía normativa, un estado de situación a instancias de la
confección de una tarea arqueológica en torno a los sucesos que a nivel
internacional sirvieron como precedente a la conformación del plexo
normativo que rige la materia.

Dicha tarea implica tomar todas las exteriorizaciones de criterio


existentes por parte del Estado argentino en los foros internacionales,
que hayan sido plasmadas en textos de carácter normativo
(convenciones, pactos), o bien se encuentren dentro de otras categorías
como declaraciones y resoluciones.

Si se toma, por ejemplo, la Declaración Universal de Derechos


Humanos, la tarea consiste en apreciar no sólo el contenido final del
Instrumento, sino también el rol de la República Argentina en su
discusión y consecuente adopción. De esta forma, se puede reconstruir
los criterios que en materia de política internacional, y en lo relativo al
derecho internacional de los Derechos Humanos han signado la vida
institucional de la Nación.

La Declaración Universal de Derechos


Humanos, puede ubicarse como base y paso
inicial de la protección contemporánea de los
derechos humanos en el plano internacional.
Basta revisar la letra de los instrumentos
jurídicos sobre derechos humanos
desarrollados luego de 1948; así, guió la
adopción de los Pactos Internacionales
posteriores, y los instrumentos regionales
sobre derechos fundamentales (Salvioli,
1998).

En su artículo 5° establece que “Nadie será sometido a torturas ni a


penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”10. Sin embargo, no
basta con sólo referir que la República Argentina votó por la afirmativa el

10 de diciembre de 194811, sino que también se torna ineludible


rastrear sus eventuales aportes a lo largo de la gestación del
Instrumento.

Se aprecia aquí cómo la República Argentina participó en la redacción,


discusión y ulterior aprobación de un Instrumento como la Declaración
Universal, mas en simultáneo, ha padecido configuraciones de poder en
distintos períodos, v.g. la Dictadura que tomó el poder en el período
1976/1983, que en los hechos implicaron la instauración de una
plataforma de violación sistemática y generalizada a los derechos
fundamentales de la persona humana.

En consonancia con lo expuesto, podemos mencionar la participación


del Estado argentino en la Asamblea General de las Naciones Unidas de

1973, en la que se adoptó la Resolución 3074 (XXVIII)12. Si bien ella no


puede ser considerada una fuente formal de derecho, da cuenta de un
“estado del arte”, un clima de época que permite reponer las discusiones
que en los ámbitos internacionales se produjeron en torno a la vigencia
de los Derechos Humanos, y una pauta hermenéutica relativa a la Carta
de las Naciones Unidas.

La Resolución en cuestión se titula “Principios de cooperación


internacional en la identificación, detención, extradición y castigo de los
culpables de crímenes de guerra, o crímenes de lesa humanidad”, y
reza:

“1. Los crímenes de guerra y los crímenes de


lesa humanidad, dondequiera y cualquiera
que sea la fecha en que se hayan cometido,
serán objeto de una investigación, y las
personas contra las que existen pruebas de
culpabilidad en la comisión de tales crímenes
serán buscadas, detenidas, enjuiciadas y, en
caso de ser declaradas culpables,
castigadas.”

(…)

“8. Los Estados no adoptarán disposiciones


legislativas ni tomarán medidas de otra índole
que puedan menoscabar las obligaciones
internacionales que hayan contraído con
respecto a la identificación, la detención, la
extradición y el castigo de los culpables de
crímenes de guerra o de crímenes de lesa
humanidad.”
Por su parte, la Resolución 3074 (XXVIII) recoge también
manifestaciones similares como la 2583 (XXIV) del 15 de diciembre de
1969; 2712 (XXV) del 15 de diciembre de 1970; 2840 (XXVI) del 18 de
diciembre de 1971 y 3020 (XXVII) del 18 de diciembre de 1972.

También, en el marco del Sistema Universal de Derechos Humanos,


puede subrayarse el hecho de la firma por parte del Estado argentino del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, operada el 19 de
febrero de 1969. Si bien la ratificación fue efectuada el 8 de agosto de
1986, se aprecia una voluntad de coadyuvar a la consolidación del
ordenamiento internacional. En efecto, el artículo 7 del mentado pacto
prohíbe expresamente la tortura al afirmar que “Nadie será sometido a

torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”13.

Otro asunto de importancia que hasta el momento y de manera


preliminar hemos podido relevar, tiene que ver con el debate
internacional en torno a la Convención contra la Tortura y otros Tratos o
Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes. La misma aparece como el
instrumento específico más avanzado sobre la cuestión. Fue aprobada
por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas en el
mes de diciembre de 1984; la República Argentina firmó ese documento
en febrero de 1985, y al año siguiente la incorporó definitivamente en su
marco normativo.

Las discusiones sobre formas y contenidos de la Convención


comenzaron algunos años antes en el seno de diversos órganos de
Naciones Unidas, especialmente en la tarea del Grupo de Trabajo
creado al efecto y en la Comisión de Derechos Humanos (espacio que
actualmente se denomina Consejo de Derechos Humanos). Diferentes
gobiernos del mundo, organizaciones de la sociedad civil, y otras
entidades interesadas participaron de una u otra manera en los debates,
aportando ideas y contribuyendo con ciertos desarrollos normativos.

Sin embargo, lamentablemente la gestación de la Convención contra la


Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes
coincidió con la Dictadura militar en Argentina (y con otras dictaduras del
cono sur), y en algunos momentos, incluso, fue contemporánea del
conflicto armado en Malvinas.

Tal como señala Leandro Despouy, “América Latina fue la región más
refractaria a aprobar una convención contra la tortura, sobretodo, a la
posibilidad de considerar la tortura como un crimen internacional
susceptible de ser sometido a extradición, que eran prácticamente las
consignas básicas del convenio, así como a que se estableciera un
mecanismo concreto para verificar si efectivamente se cumplía o no con
el tratado” (Despouy, 2014).

Tomando como base ese marco regional, el propio Despouy destaca que
“la Argentina fue el país que lideró ese carácter refractario; el que más
argumentó en contra de la Convención, en nombre de todas las
dictaduras del mundo”. Tanto hizo el gobierno militar por impedir la
aprobación de la Convención, que Leandro Despouy nos recuerda que
en los trabajos preparatorios de la Convención aparecen palabras del
embajador argentino sosteniendo “las tesis de la Dictadura para negar
las desapariciones forzadas de personas, lo cual fue terrible y creo que
con esa actitud se incurrió en una verdadera apología de la muerte”
(Despouy, 2014).

Tan escandalosa resultó la posición de la Dictadura argentina que una de


las primeras medidas que adoptó el Presidente Raúl Alfonsín en materia
de política exterior (en diciembre de 1983, a poco de asumir, y de cara a
la siguiente reunión del Grupo de Trabajo de Naciones Unidas
encargado del asunto) fue ordenar que nuestro país cambiara
definitivamente su posición, y apoyara sin reparos la adopción de una
Convención contra la Tortura (Despouy, 2014).

Lo que nos interesa destacar es, justamente, la ruptura histórica que


implicó la posición de la Dictadura en planos internacionales sobre el
derecho a no ser torturado (a la vida y a la integridad personal), y cómo
llegó, incluso, al punto de constituirse como uno de los países
“problemáticos” para la adopción de un instrumento de protección de
derechos humanos, cosa muy poco habitual en nuestra historia
moderna; tanto así que el cambio de posición fue una de las primeras
medidas del siguiente gobierno.

Si bien quedan documentos por abordar, actas de sesiones, debates en


planos internacionales tanto a nivel del sistema universal como
interamericano de promoción y protección de los Derechos Humanos, el
recorrido trazado permite ponderar cómo la Dictadura cívico/militar echó
por tierra con las mandas y obligaciones que, en forma paulatina, iba
asumiendo la República Argentina.
En efecto, resulta imprescindible sistematizar los mismos en afán de
lograr apreciar la sincronía y diacronía de la “voz argentina” en los
ámbitos internacionales; las continuidades y rupturas apreciables en sus
criterios y posicionamientos respecto a diversos temas.

Así, el trabajo heurístico permite avizorar cómo el camino de la Paz y la


promoción y vigencia de los Derechos Humanos fue interrumpido por la
Dictadura modelo 1976/1983, fuertemente influenciada por la Doctrina de
la Seguridad Nacional forjada en la Escuela de las Américas. Ello ha
implicado no sólo la vigencia del estado de excepción durante dicho
lapso temporal, sino también un grave retroceso en materia de
progresividad de derechos.

Conclusiones

El tránsito propuesto demuestra que el Plan Sistemático de Exterminio


imperante en el período 1976/1983, dentro del que se encuentra
comprendido el hecho bélico entre la República Argentina y el Reino

Unido (1982)14, omitió la proactividad previa del Estado argentino en lo


que concierne al desarrollo del derecho internacional de los Derechos
Humanos.

Lo expuesto, que podría parecer obvio, realza por el contrario los niveles
de responsabilidad pues el gobierno de facto desconoció en relación a
planos paralelos, la política exterior relacionada al reclamo pacífico por
Malvinas e Islas del Atlántico Sur que encontró en el “Alegato Ruda” uno
de sus puntos más altos dada la ulterior adopción de la Resolución 2065
de Naciones Unidas y, asimismo, lo hizo en relación a las regulaciones
internacionales en materia de derechos fundamentales de la persona
humana. En los hechos, las conclusiones permiten apreciar las múltiples
dimensiones que configuran la urdimbre del estado de excepción.

La Historia oficial se forja, la más de las veces, silenciando diversas


expresiones, omitiendo datos de vital importancia para la interpretación
de los sucesos. En este caso, si bien resulta imprescindible aclarar que
las discusiones en los ámbitos internacionales detentaban diverso grado
de desarrollo, también lo es el hecho de que la evaluación preliminar de
datos permite realzar la dimensión relativa a las finalidades específicas
que persiguió el Gobierno de facto (1976/83).

Resulta necesario fomentar el debate relativo a la temática, propender a


la sistematización y conformación del corpus normativo internacional que
habilite a situar la mirada analítica frente a una detallada enumeración de
normas, instrumentos, declaraciones y posiciones en debate.

Bibliografía

• DESPOUY, Leandro. 2014. La contribución de la República Argentina a la prohibición


de la tortura en el sistema universal. Reflexiones desde la experiencia personal. En:
“Prevenir y Sancionar la Tortura en Argentina a 200 años de su prohibición”. Congreso
Internacional sobre Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Defensoría General de la Nación, 2014.

• NIKKEN, Pedro. El concepto de derechos humanos. [pdf] Argentina: Instituto de


Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, UNLP.
Disponible en: < http://www.derechoshumanos.unlp.edu.ar/assets/files/documentos/el-
concepto-de-derechos-humanos.pdf> [Acceso al 29 de febrero de 2016].

• RAMOS PADILLA, Alejo. 2011. Crímenes de Lesa Humanidad en la Argentina: de la


cultura de la impunidad a la inexorabilidad del juicio y castigo. Buenos Aires. Fabián J.
Di Plácido Editor, 2011.

• SALVIOLI, Fabián. 1998. La influencia de la Declaración Universal de los Derechos


Humanos en el marco nacional. En: “Recueil des cours, 29ème Session d
´enseignement” pp. 117 a 136; Edit. Institut International des droits de l´homme,
Strasbourg, France, 1998.

• SALVIOLI, Fabián. 1996. Relaciones internacionales, derechos humanos y educación


para la paz. En: “Direitos Humanos, a promessa do século XXI”; ed. Universidade
Portucalense, pp. 285 – 295; Oporto, Portugal, 1996.

• SEOANE, Dalila. 2015. Malvinas: Una cuestión imprescriptible. Los vejámenes contra
soldados a la luz del derecho penal internacional. [pdf] Argentina: Justicia Legítima.
Disponible en: <http://justicialegitima.org/noticias/malvinas-una-cuestion-
imprescriptible-por-dalila-seoane-633.html> [Acceso al 4 de julio de 2015].

• VASSEL, Pablo. 2007. Corrientes en Malvinas. La Plata. Editorial Ediciones Al


Margen, 2007

1 El sentido del informe Rattenbach y la soberanía. Rodolfo Carrizo. Ex combatiente. Miembro


CECIM La Plata. Profesor de la Cátedra Libre Malvinas, Comunicación y Nación de la Facultad
de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.
http://www.unlp.edu.ar/articulo/27/03/2012/especial_malvinas_texto_carrizo

2Al respecto cabe destacar el desarrollo del proyecto de investigación “Terrorismo de Estado y
Malvinas: Relecturas sobre la guerra”, aprobado en el marco de la convocatoria “Malvinas en la
Universidad” lanzada por la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de
la Nación, en conjunto con la Secretaría de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas del Ministerio
de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación. En el mismo se abordan las conexiones entre
Dictadura y Malvinas, poniendo el énfasis en las continuidades de las prácticas, métodos y
andamiajes institucionales/criminales.

3Su respectiva calificación/encuadre legal es hoy materia de discusión ante los estrados
judiciales.

4En Derecho se conoce como juicio de subsunción el proceso por el que los operadores de
justicia (abogados, jueces, entre otros) intentan, juicio lógico mediante, subsumir hechos
consignados y eventualmente probados a las previsiones de una norma que, dadas sus
características detentan siempre carácter general.

5 Los crímenes consistieron en homicidios, torturas, estaqueamientos y otros tratos crueles e


inhumanos y/o degradantes a su propia tropa.
6Existen denuncias que aún no han sido incorporadas a dicha causa. Contando las mentadas
denuncias se han podido individualizar más de 120 casos.

7Al respecto resulta de suma importancia ponderar el informe climatológico elaborado por John
Cappelen y Jens Jensen Juncher (período 1931 - 1960). «Teknisk rapport - Jordens Klima - Guide
til vejr og klima i 156 lande» (en danés). DMI.DK. p. 87.
(http://web.archive.org/web/20130427173827/http://www.dmi.dk/dmi/tr01-17.pdf). El mismo,
permite dar cuenta de las temperaturas promedio para la época del año en que se llevó adelante el
hecho bélico.

8 La información relativa a la identificación de las fuentes podrá eventualmente ser incorporada


a la investigación como anexo documental.

9 Lo expuesto no implica negar las tensiones, continuidades, rupturas y/o dificultades que
presentan dichos ámbitos.

10Declaración Universal de Derechos Humanos en http://www.un.org/es/documents/udhr/

11Sobre la votación: http://unbisnet.un.org:8080/ipac20/ipac.jsp?


&profile=voting&uri=full=3100023~!909326~!0&ri=1&aspect=power&menu=search&source=~!horizon

12 Disponible para su consulta en: http://www.un.org/es/comun/docs/?


symbol=A/RES/3074(XXVIII)&Lang=S&Area=RESOLUTION

13Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos disponible en


http://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/CCPR.aspx

14 Al respecto cabe destacar el desarrollo del proyecto de investigación Terrorismo de Estado y


Malvinas: Relecturas sobre la guerra, aprobado en el marco de la convocatoria “Malvinas en la
Universidad” lanzada por la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de
la Nación, en conjunto con La Secretaría de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas del Ministerio
de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación. En el mismo se abordan las conexiones entre
dictadura y Malvinas, poniendo el énfasis en las continuidades de las prácticas, métodos y
andamiajes institucionales/criminales.
Apartado 3

Instrucciones terroristas

Ernesto Alonso

CARTILLA DE RECOMENDACIONES

ARGENTINO:
Usted ha sido convocado por la patria para
defender su soberanía y oponerse a intenciones
colonialistas y de opresión.

Ello le obligó a una entrega total y desinteresada.


Usted luchó y retribuyó todo lo que la PATRIA le
ofreció el orgullo de ser ARGENTINO.

Ahora la PATRIA le requiere otro esfuerzo, de ahora


en más USTED DEBERÁ:
No ser imprudente en sus juicios y apreciaciones.

No proporcionar información sobre movilización,


organización del elemento al cuál perteneció y
apoyo con los cuales contó.

Destacar el profundo conocimiento y


convencimiento de la causa que se estaba
defendiendo.
Exaltar los valores de compañerismo puesto de
manifiesto en situaciones tan adversas.
Remarcar que la juventud es capaz de hechos
heroicos.
No comentar rumores ni anécdotas fantasiosas,
hacer referencia a hechos concretos de
experiencias vividas personalmente.

Recordar que TODOS debemos perpetuar la forma


heroica como nuestros soldados que dieron sus
vidas por la Soberanía Nacional

De esta manera la Dictadura militar recibía a los jóvenes soldados


conscriptos que regresaban al continente, bajo un estricto plan de
inteligencia, luego de haber participado en la guerra de Malvinas,
imponiéndoles el silencio bajo una orden emanada por los comandantes
de las tres Fuerzas Armadas. Los hechos ocurridos durante los 74 días
que duró la contienda bélica, solo podían ser relatados desde la épica
militar.

El tratamiento que las distintas Fuerzas les dieron a los conscriptos a


partir del 14 de Junio de 1982, luego de la derrota militar, se fundamenta
en el adoctrinamiento de la Doctrina de la Seguridad Nacional.

Es así que el 14 de Junio de 1982 se dicta la orden especial 22/82 donde


se dispone por orden del Comando en Jefe del Ejército la creación
Centro de Recuperación de Ex Prisioneros de Guerra que “adoptará las
medidas de contrainteligencia necesaria, en especial las referidas a
la prohibición a todo el personal de efectuar declaraciones y/o
presentarse a reportajes por los medios de comunicación social”.

Los soldados eran recibidos por el aparato represivo y de inteligencia


que integraban los grupos de tareas que participaron en el plan de
exterminio y desaparición de personas en los Centros de Apoyo a la
Recuperación Integral (CARI), que en el caso de Ejército utilizaron las
instalaciones de la Escuela General Lemos en Campo de Mayo.

Allí se dispuso la realización de entrevistas individuales a todo el


personal en planillas donde se constataban los datos personales, Unidad
donde participó, nombre de sus superiores, detalles de los lugares donde
había estado y descripciones de los hechos relevantes desde sus
vivencias personales y también se planteaban “realizar una evaluación
de los ciudadanos antes de su desmovilización (en especial
ideología) a efectos de lograr antecedentes para futuras
eventualidades”.

De estas entrevistas se desprendían que en un gran porcentaje no


deseaba volver al frente de batalla manifestando el mal trato recibido por
parte de Oficiales y Suboficiales, quienes en muchos casos llegaron a
esconder comida o a tomar mayor parte que la que le correspondía, en
detrimento de los soldados e incluso algunos manifestaban haber
recibido castigos corporales al intentar quejarse por esta situación.

En ese contexto, se formuló como recomendación la implementación de


una “Campaña de Acción Sicológica” preventiva a nivel individual sobre
los internados en el CARI de manera que al ser enviados a sus
Unidades, a sus lugares de asiento y posteriormente ser dados de baja
del Servicio Militar Obligatorio, se evitase el efecto “bola de nieve” que
traería como consecuencia los comentarios que pudieran realizar los ex
combatientes.

En las entrevistas se verificaron la cantidad de testimonios que los


soldados efectuaron describiendo situaciones que adelantaban un
escenario muy difícil de justificar para los militares, ya que se
denunciaba con mucha valentía, ante la presencia de personal militar de
inteligencia, con nombre y apellido a quienes habían cometido graves
violaciones a los DDHH, torturas, estaqueamientos, enterramientos,
utilización de picanas con teléfonos de campaña, antisemitismo y todo
tipo de tratos inhumanos.

La puesta en conocimiento a los Comandantes de los comentarios o


declaraciones hechas por sus subordinados, derivó a que el propio
Comandante en Jefe del Ejército Teniente General Cristino Nicolaides
dictase la Orden con fecha 30/12/1982 de recomendaciones para el
tratamiento sobre los antecedentes reunidos por presuntas infracciones
de personal perteneciente a los elementos dependientes de los distintos
Comandos de la Fuerza.

Dicha orden se encontró replicada a las distintas Unidades que habían


participado en el Conflicto del Atlántico Sur, y establecía que las
denuncias relevadas en el proceso de vuelta de los soldados, quedaran
dentro de la institución, que no salieran al “exterior” y que fueran
contenidas en el marco de una sanción disciplinaria.

En el documento figura una nota que acompaña la remisión de


antecedentes, donde se aclara que en aquellos casos en que “se
acreditare alguna infracción, las respectivas resoluciones no
excederán el ámbito disciplinario, dentro de pautas de mesura,
guardando la adecuada reserva, de modo tal de evitar su
conocimiento en el frente externo y preservar la tranquilidad del
frente interno. En tal sentido, resulta de particular importancia la
selección de las medidas probatorias que se arbitren.” En aquellos
casos excepcionales donde “se apreciara que el hecho no se puede
resolver en el ámbito disciplinario, deberá informarse tal
circunstancia dándose debidamente razón de ello al Comandante
en Jefe del Ejército, quien decidirá sobre el particular.” Por último, se
establece que “en todos los casos las actuaciones y su resolución
serán elevadas a este Comando en Jefe del Ejército.”

Esta orden fue cumplida a “rajatabla” y especialmente en las unidades


militares donde en un gran porcentaje los soldados combatientes en
Malvinas denunciaron estos hechos aberrantes. Es así que en el proceso
de desclasificación de los archivos secretos de Malvinas producido por la
firma del decreto 503/15 por la entonces Presidenta de la Nación Cristina
Fernández de Kirchner aparecen los propios documentos oficiales de las
FF.AA. como pruebas irrefutables.

Allí por ejemplo se puede verificar que en el caso del Regimiento de


Infantería 4 su entonces Jefe Teniente Coronel Jorge Eusebio Rearte
cumpliendo la orden de Cristino Nicolaides ordena que “se reserven
estas actuaciones para constancia y no se tome ninguna medida
disciplinaria por lo siguiente: A. porque se resentirá el frente
interno. B. porque trascenderá al frente externo, aun cuando se
tomen adecuadas medidas de seguridad, con el agravante que todo
será distorsionado para ser luego en forma insidiosa dirigido en
contra de la Fuerza”. Como dato surge de la causa que investiga las
violaciones a los DD.HH cometidas en Malvinas que en esa unidad se
denuncian entre otros hechos muertes de soldados por hambre.

Si nos remitimos a la actuación de la Justicia con respecto al conflicto de


Malvinas, solo se condenaron a los comandantes en jefes. El informe
elaborado por el general Benjamín Rattenbach en 1983, para la
Comisión de Análisis y Evaluación Político Militar de las
Responsabilidades del Conflicto del Atlántico Sur, calificó la Guerra de
Malvinas como una “aventura irresponsable”. Cada arma funcionaba
por su cuenta, carecían de preparación y la conducción estuvo plagada
de errores, según allí se describe.

Con base en el informe, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas


condenó a Leopoldo Fortunato Galtieri a 12 años de reclusión con
accesoria de destitución, al almirante Jorge Isaac Anaya a 14 años de
reclusión con accesoria de destitución, al brigadier Basilio Arturo Lami
Dozo a 8 años de reclusión. Mientras que quedaron absueltos por
prescripción de los delitos, los jefes militares Osvaldo Jorge García,
Helmut Conrado Weber, Juan José Lombardo, Leopoldo Alfredo Suárez
del Cerro, Mario Benjamín Menéndez y Omar Edgardo Parada.

Entre los absueltos figuraba el entonces teniente de navío Alfredo


Ignacio Astiz, parte de los primeros comandos enviados por el gobierno
a las islas Georgias del Sur, vecinas de las Malvinas y también bajo
ocupación británica, donde fue detenido y remitido preso a Gran Bretaña.

Astiz fue después juzgado en Argentina y condenado (en ausencia) en


Francia por participar de los primeros secuestros y desapariciones de la
Dictadura (1976- 83), entre ellos dos monjas francesas, e infiltrarse entre
las Madres de Plaza de Mayo.

En la revisión en segunda instancia civil y federal de la condena a


Galtieri y demás responsables militares de la Guerra de Malvinas, en
1988, un tribunal ratificó las condenas por los delitos cometidos
unificándolas en 12 años, solo para los tres máximos jefes militares.

Durante todo el tiempo que duró el juicio ningún soldado conscripto fue
llamado a declarar.
Las voces de quienes habían experimentado la guerra y que
mayoritariamente ocuparon las posiciones que enfrentaron a la potencia
militar, en las trincheras, se desvanecían en la trama impuesta en
aquella CARTILLA DE RECOMENDACIONES, pero ya en Democracia.

Luego de las elecciones de 1983 en pleno proceso de recuperación de


las instituciones de la democracia, los ex soldados conscriptos de
Malvinas, comenzaron a organizarse a través de organizaciones sociales
llamados “Centros de Ex Combatientes”, así fue el comienzo en la
ciudad de La Plata creando el “CECIM”, donde reclamábamos asistencia
por parte del Estado Nacional y la conformación de una Comisión
Legislativa Bicameral para que se investigasen y se esclareciesen los
hechos y responsabilidades durante el conflicto bélico del Atlántico Sur,
asignatura pendiente aún de las instituciones en nuestro país.

La batalla por la Memoria, es una batalla que exige una tarea cotidiana y
como sociedad debemos entender y aprender de los errores propios, y
castigar a quienes nos llevaron como en nuestro caso, al horror de la
guerra, y a condenar las graves violaciones a los DDHH para que todo el
peso de la ley caiga sobre los responsables y no sean protegidos por un
manto de impunidad.

La guerra de Malvinas no solo dejó secuelas en los ex soldados que


participaron en ella, sino que dejó en general un profundo dolor en la
sociedad argentina y percepciones promovidas desde sectores que
reivindican “la guerra” para construir una realidad mítica y olvidar así que
la decisión de llevar adelante la recuperación de los territorios usurpados
por la vía militar se tomó durante la última Dictadura cívico-militar,
decisión que lamentablemente nos alejó de Malvinas.

Un conflicto que se desató bajo un régimen en decadencia cuestionado


por la sociedad que evidenciaba la responsabilidad de tantas muertes de
jóvenes argentinos durante el genocidio que partir del 24 de Marzo de
1976 se desencadenó en la Argentina y que continúa por una decisión
negligente de la casta militar, regando de muerte a cientos de jóvenes
argentinos en nuestras Islas Malvinas y el Atlántico Sur.

Los ex soldados conscriptos fuimos víctimas y testigos de las


aberraciones cometidas por oficiales y suboficiales de las FFAA que se
constatan en los testimonios de los que sufrieron en carne propia, la
tortura física, psicológica y los estaqueamientos. Somos testigos de la
impericia y la irresponsabilidad de quienes nos conducían.

Tanto la guerra como el reclamo de soberanía deben pensarse desde la


perspectiva de los derechos humanos. Las graves violaciones que allí se
cometieron deben ser investigadas por el Poder Judicial de la Nación sin
más dilaciones, en el contexto de Terrorismo de Estado y en el marco de
los procesos de Memoria, Verdad y Justicia.

La causa en trámite fue iniciada hace ya diez años y tramita ante el


Juzgado Federal de Primera Instancia de Río Grande, Exp. N° 1777/07
“Pierre Pedro Valentin y otro S/delito de acción pública” hoy subrogado
por el Juez Federal de Ushuaia Dr. Guillermo Calvete, Fiscalía Federal
de Río Grande a cargo del Dr. Marcelo Rappaport, no ha presentado
avances importantes, contribuyendo a consolidar la impunidad.


Alegato 1

Tortura

Carlos J. Giordano

...la Tortura a los soldados conscriptos durante el transcurso de todas las


CO- LIM-BAs, de la Guerra y la Posguerra de Malvinas no es algo que
alguien pueda desconocer... hemos sido víctimas y testigos TODOS los
que estuvimos obligados a hacer el Servicio Militar Obligatorio... Otra
cosa es quiénes están dispuestos a denunciarlas, a volver a ponerles el
cuerpo, a investigarlas, a juzgarlas y a encarcelar a los criminales. Dijo la
Corte Suprema de Justicia argentina que no permiten ni permitirán
investigarlas y, por lo tanto, hacer justicia... Ahora hemos ido a la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para ver si nos querrán
escuchar y así cumplir un gesto simbólico más. De esto hablamos y
hablaremos al referirnos a unos intereses indignos, criminales, que están
personalizados en la mayoría de las instancias del Poder Judicial. De
esto hablamos y hablaremos al referirnos a la complicidad criminal de
sus “camaradas” de armas y de las autoridades de todas las Fuerzas
Armadas desde 1982 y siguen... Es decir, las TORTURAS existieron y
existen, los torturados existieron y existen, los torturadores existieron y
existen... Solo que ahora se trata de que podamos hacerlo Memoria,
Justicia, Verdad, Soberanía, que es decir Paz por fin... La Tortura no
cesa en cada uno de nuestros cuerpos si alguien duda sobre si tiene
sentido recordar esto que pasó hace 35 años o hacerlo futuro.
... y la Suprema Corte de Justicia no habilita a juzgarlas... imaginen por
un ratito... vamos a la guerra con los genocidas que intentaban
perpetuarse en el Poder, tomando una causa Nacional Antiimperialista
Anticolonialista, profundamente popular, y nuestros propios
“compatriotas” nos torturan por judío, por puto, por negro, por gordo, por
flojo, por niño, por joven, por entrerriano, por indio, por chilote, por
inexperto, por hambriento, por friolento, por miedoso, por... ¿Será que
ellos no fueron genocidas torturadores-violadores de mujeres atadas en
las mesas de la picana-valientes de “te tiro por la espalda” o de 500 a 1-
desaparecedores de bebés y cuerpos de combatientes-ladrones de
escrituras de viñedos o muebles o cadenitas o de tijeras de podar?... ¿no
fueron todo eso hasta el 1 de abril de 1982 a las “2400” y al día siguiente
“patriotas”-”héroes”- “profesionales”?... Siguieron siendo quienes fueron
y siguen siendo (porque aún están ahí, no se olviden que nosotros no los
olvidamos, no quieran olvidarse, no se queden tranquilos con el recuerdo
espantado, sigan indignándose en su denuncia, en la efectiva lucha por
la Memoria)... y mucho más ahora que sus torturas vuelven a florecer
intactas, como medallas que los Jueces Supremos les cuelgan en sus
cuidados uniformes... como piedras en los cuellos de todos los
compañeros que cayeron, que fueron torturados, que fueron asesinados
por su acción directa... SON Y FUERON TORTURAS: SÓLO NO
QUIEREN QUE SE INVESTIGUEN Y SE CULPE A LOS CULPABLES,
PERO SON TORTURAS, cobardes infames.

...¿ni siquiera investigar, señores Supremos?... ¿no les parece mucho?...


¿les parece que con esto bastará para hacernos callar?... ¿se conforman
con nuevamente sentenciarnos?... ¿se lo creen?... ¿están dispuestos a
sostener esta forma de ejercer su magistratura?... ¿se creen capaces de
imponernos silencio?... ¿con qué nos van a amenazar?... ¿con una
cárcel, con una picana, con un estaqueamiento, con arrastrarnos del
labio con una tenaza, con someternos a la miseria, el hambre, la locura,
con una muerte, con una guerra?... YA NOS SUCEDIERON!!!... y
ustedes fueron y son cómplices de aquello... son ejecutores de esto...
quizás puedan hacer de la Justicia, esto... nosotros seguiremos
construyendo, a vuestro pesar, un Presente y un Futuro donde la Justicia
sea Social (y ahí sí que no tendrán la más mínima oportunidad de
hacernos callar con dictámenes quirúrgicos ni violencias leguleyas)... y
en todos los mientras tanto, vamos a seguir exigiéndoles que no ejerzan
la cobardía, que no sean infames, que no nos violenten, que no nos
ofendan, que la vida les alcance para ver el dolor y la vergüenza que
provocan, que la muerte no se los lleve hasta que en cada uno de
nuestros destinos se borre el recuerdo de vuestras pequeñas historietas
infravitales...

...torturar a los propios compañeros, en medio de una guerra: esto


pedimos que nos dejen denunciar, que lo juzguen y que antes de que se
mueran los cobardes torturadores se haga justicia... Ahora y nunca, NO,
dicen los Supremos... Es decir, nos siguen diciendo que no tenemos la
posibilidad de la palabra, que no tenemos el derecho a la Justicia...

Las torturas en la guerra de Malvinas existieron, existen y existirán.

...el dictamen de la Suprema Corte de Justicia sólo pudo y quiso decir


que no se las debe juzgar en el caso “Taranto”. Es decir, es tan grave
como lo es toda negación de Justicia pero tan irrelevante como la
cobardía impune que tienen los 4 “supremios” para legitimar el vínculo
de intereses mutuos que tienen con el denunciado y su “patrón” (dicho
con perdón de la válida hibridez semántica: por un lado su “dueño” y por
el otro su “modelo”). Pero con la economía de palabras y frases que
usan, también ratifican que ahí estuvieron, están y estarán las
violaciones físicas y psicológicas con que oficiales y suboficiales de las
Fuerzas Armadas argentina siguieron aterrorizando a connacionales aún
en medio de los combates contra el enemigo histórico de nuestro país
(que lo sigue siendo por su decisión de seguir usurpando mediante la
violencia más explícita y contundente de que se tenga memoria,
recuerdo y presencia en nuestra historia... aclaro esto para aquellos que
dicen que “ya fue”, que “dejemos el pasado en el pasado”, que “miremos
sin rencores el futuro”). Las torturas no dejarán de ser y seguirán
constando estruendosamente hasta que alguien proponga y consiga
hacer el “pacto” social que dicen que hay que hacer para que exista el
Olvido.

...el caso Taranto, para el que la Corte Suprema de Justicia utilizó la


técnica de rechazar su recurso por “falta de sentencia definitiva” derivada
de que la instancia anterior no disponía una decisión final, es bastante
simple y contundente y probado y fundamentado y...: el teniente retirado
del Ejército Argentino, Jorge Taranto, está acusado por la muerte por
inanición de Remigio Fernández y las torturas aplicadas a Juan Cruz
Martins, Daniel Mártires González, Gustavo Andrés Nadal, Edgardo
Arnoldo y Rosendo Prado. Este “taranto” una vez retirado, recaló en
áreas tan afines como el espionaje paraestatal y el ejercicio de
operaciones informativas en medios periodísticos.

...el derrotero del expediente que contiene las pruebas contundentes de


la acusación de cada víctima fue impulsado originalmente por la jueza de
Río Grande (de la provincia que tiene al archipiélago de Malvinas como
parte integrante), Liliana Herráez, que no sólo lo alojó sino que le dio
impulso y dictaminó que debieran investigarse los hechos como
crímenes de Lesa Humanidad. Luego, la Cámara de Apelaciones de
Comodoro Rivadavia (a la que acudió el taranto), lo ratificó en los
mismos términos. Pero la Sala 1 de Casación, apelada por el torturador,
dijo que no eran delitos Humanos Lesos y ordenaba que la Cámara los
declarara prescriptos. Ante esto, acudimos a la Corte Suprema de
Justicia de la Nación el 26 de marzo de 2012. Los supremios se tomaron
aproximadamente 1150 días (el 19 de febrero de aquel 2015) y dos
párrafos textuales para rechazar nuestro recurso por falta de “sentencia
definitiva”. Ricardo Lorenzetti, Carlos Fayt, Elena Highton de Nolasco y
Juan Carlos Maqueda lo firmaron y ante nuestro pedido de revocatoria
aclararon que todavía pueden, de llegarles “otro” caso, pronunciarse
sobre el “fondo” de la cuestión: es decir, nos “aclaran” que si les
“llegamos” los otros 150 casos comprobados de torturas quizás vayan a
concluir “torturas torturadores infamias justicia olvido memorias víctimas
victimización revictimización impunidad silenciamiento” o vaya uno a
saber qué destino le darán a lo producido por los “casos” de las
actuaciones personales de oficiales y suboficiales de las Fuerzas
Armadas argentinas durante la Dictadura autodenominada Proceso de
Reorganización Nacional, en lo particular del período entre el 2 de abril y
el 14 de junio de 1982. Es decir, veremos qué nos dicen sobre las
acciones criminales puntuales que denunciamos como parte de la
sistematicidad con que construyeron el Terrorismo de Estado desde
antes del 24 de marzo de 1976.

...por que de esto se trata, supremios... y no les va a pasar... no nos va a


pasar la demanda de Justicia hasta que sea Social... no nos va a pasar
vuestra técnica hasta que la independicemos de vuestros intereses de
impunidad sobre los delitos que prohíjan, producen y protegen... no nos
va a pasar la “extraterritorialidad” con que pretenden imponerse por
sobre lo decidido por la irreversible voluntad democrática, soberana, del
Pueblo de la Patria argentina, nuestroamericana.

... hace 35 años y meses, al terminar los combates, hubo compañeros


(tenían entre 19 y 29 años) que tuvieron la valentía de denunciar a
quienes los torturaron, a quienes los vejaron, a quienes los sumieron en
la esclavitud, a quienes los indujeron a la muerte por hambre, por sicosis
de “mierdo”... y hace 35 años y meses que nos siguen negando justicia,
al negar que nuestra memoria fuera verdad... pero ahora, al lograr que el
Estado desclasifique lo que dijimos en unos papeles amañados de
mierdos, de aprietes, de amenazas, ahora nos dirán que quizás sí la
Dictadura del Proceso siguió con su política de exterminio y Terrorismo
de Estado con la guerra de Malvinas... que no fue una Gesta patriótica
donde los torturadores hasta el 1 de abril a la noche no se transformaron
en héroes antiimperialistas el 2 de abril a la madrugada... quizás ahora
sí. Pensemos en cuánta historia, cuánta justicia, cuánto futuro
ganaríamos si alguna vez decidimos socialmente aceptar como verdad y
fuente de justicia lo que dicen las víctimas aún bajo las peores
amenazas... Los funcionarios de hoy habrían cumplido su deber, todos
los anteriores debieran ser enjuiciados por negación de justicia... Eso.
Todo lo demás, si quieren lo charlamos por privado.

Una vez más, LA GUERRA NO TERMINA NUNCA (y no estamos


hablando filosóficamente, ni de poesía pesimista)...


Apartado 4

Identidad para los muertos en


Malvinas.

Alejo Ramos Padilla

Perspectiva

Malvinas no es sólo la guerra. No se reduce a las acciones bélicas, a los


muertos y heridos. No es propiedad de ningún intelectual, ni exclusiva de
alguna ideología o monopolio de un determinado grupo. Es una causa
nacional, que se encuentra arraigada en lo más profundo de los
sentimientos de nuestro Pueblo.

Para hablar de ella, se ha vuelto necesario acudir a las diversas


experiencias, pero también a un importante número de disciplinas. Así
por ejemplo, los estudios que de manera mancomunada se han venido
realizando de los antecedentes históricos, el lugar estratégico que
ocupan, su importancia geopolítica, los recursos naturales que
comprenden, las políticas de colonización y des- colonización, las
resoluciones de Naciones Unidas, entre otros, nos han permitido
comprender más adecuadamente el alcance de la disputa de soberanía
dentro de un orden mundial complejo. Sin embargo, y pese a estos
avances, que en esta y otras áreas y disciplinas se han podido realizar
en los últimos años, muchas han sido las dificultades para incluir la
cuestión Malvinas dentro de una perspectiva de Derechos Humanos.
A más de tres décadas de finalizado el conflicto bélico y recuperada la
democracia no es posible comprender las deudas que aún mantiene en
materia de derechos humanos. ¿Cuál es la razón? ¿Por qué es tan
complejo hablar de Malvinas desde una perspectiva de derechos
humanos? ¿Por qué ofende tanto a algunos sectores que se denuncien
las torturas que sufrieron los propios soldados argentinos durante el
conflicto bélico o se reclame la identidad de los cuerpos que aún hoy se
encuentran en el cementerio de Darwin sin identificar? Estas son
algunas de las preguntas que debemos hacernos para comprender las
dificultades que atravesaron los familiares de los caídos en Malvinas
para lograr la identificación de sus seres queridos.


Aclaraciones

Desde esta perspectiva, el tema Malvinas, se transformó en un tema


tabú. Se podía hacer un acto público, homenajear a las Fuerzas
Armadas el 2 de abril, pero se debía ocultar “aquello” de lo que no se
podía o no era conveniente hablar. Esta forma de proceder no sólo
imposibilitó analizar el brutal modo en que fueron tratados los soldados
durante y después de la guerra -recordemos que el desamparo de
quienes volvieron de la contienda se llevó más vidas que el propio
conflicto bélico-, sino también y lo que es aún más elocuente, ni siquiera
nos permitió ocuparnos adecuadamente de los muertos que quedaron en
las islas, es decir, de aquellos que efectivamente dieron la vida por la
Patria.

Una y otra vez Malvinas fue utilizada, primero para mantener el régimen
dictatorial y luego para exaltar a genocidas -como son los casos de
Menéndez, Giacchino, Lami Dozo, Astiz y otros tantos- y/o reclamar su
impunidad. Asimismo, se conformaron ciertos sectores y organizaciones
vinculados a la Dictadura militar que exaltaban Malvinas como una gesta
patriótica y al mismo tiempo confrontaban con la democracia, lo que
implicó un distanciamiento del movimiento de Derechos Humanos y un
aislamiento de aquellos soldados y organizaciones de ex combatientes
que no participaban del discurso hegemónico que reinaba en las Fuerzas
Armadas.

Corresponde aclarar que en su gran mayoría los soldados conscriptos -


provenientes principalmente de las provincias más pobres del norte
argentino y a quienes comúnmente se les asignaban las posiciones más
expuestas-, pese a estar bajo el mando y responder las órdenes de
militares, pese a encontrarse inmersos en un círculo de relaciones que
ensalzaba la Dictadura y las prácticas genocidas, nada tuvieron que ver
con la forma de actuar y de pensar de aquellos oficiales o sub-oficiales
que secuestraron, torturaron y fueron parte del Terrorismo de Estado.
Por el contrario muchos lograron mantener, incluso en las circunstancias
más adversas, su espacio de conciencia crítica hacia aquellas prácticas
inhumanas que se desarrollaron tanto en el continente como en las islas;
y ello les permite hoy alzar legítimamente su voz y reclamar la condena
de quienes torturaron a sus compatriotas o se oponen a la identificación

de los cuerpos1.

Va de suyo que tampoco todos los ex combatientes que participaron del


conflicto de Malvinas acompañaron las exigencias de impunidad que,
durante el levantamiento de Campo de Mayo, Aldo Rico le formuló al
presidente Raúl Alfonsín en la década del ́ 80, sobre la base de que los
victimarios que pretendían ser juzgados eran, al mismo tiempo, “Héroes
de Malvinas”.

Los héroes de Malvinas o los héroes de la Patria jamás podrían sostener


que es válido torturar, robar niños o arrojar personas vivas al mar desde
aviones. Los héroes, sin lugar a dudas, no participan de estas prácticas,
y los héroes de nuestra República no torturan ni desaparecen a su
pueblo; por el contrario, como me consta, muchos ex combatientes no
estaban ese día en Campo de Mayo participando del levantamiento
militar o conspirando en torno alguna organización golpista, sino en
Plaza de Mayo junto a las organizaciones civiles defendiendo la
democracia y el juzgamiento a los genocidas.

Sin embargo, por estos comportamientos llevados adelante por


organizaciones vinculadas a la Dictadura militar, una y otra vez, los
combatientes fueron asimilados y confundidos con los torturadores o con
los golpistas y en su nombre se reclamó impunidad y se exaltó la figura
de algunos genocidas.

Las leyes de impunidad y la consecuente falta de juicio y castigo de


aquellos que habían llevado adelante los crímenes durante el Terrorismo
de Estado, profundizó esta situación; y la dificultad de los propios
soldados -y en general de toda la sociedad- para reclamar y obtener
justicia consolidó esta errónea e injusta equiparación entre víctimas y
victimarios, héroes y torturadores, demócratas y golpistas.

De este modo, también se profundizó el aislamiento de algunos grupos


de ex combatientes que, desde luego, no querían aparecer ligados, ni
sospechados de amparar o avalar el Terrorismo de Estado o los
reclamos de impunidad. Estos grupos de combatientes fueron raleados y
discriminados por la mayoría de las organizaciones cercanas a las
Fuerzas Armadas. Sin embargo, desde el principio y sin recursos, poco a
poco, comenzaron a alzar su voz, sosteniendo una consigna que hoy
parece elemental, pero que fue durante décadas fuertemente resistida:
esto es, que no es incompatible defender la soberanía sobre
Malvinas y, al mismo tiempo, denunciar e investigar los crímenes de
lesa humanidad cometidos por la Dictadura militar.

Acciones

Desde este margen o marginalidad, surgió, entre otros, el Centro de Ex


Combatientes de Islas Malvinas La Plata (CECIM), que se transformó en
un espacio de militancia, que funcionó como una usina de protestas y
denuncias, a la vez que recopilaba documentos y testimonios útiles para
destruir con pruebas y un discurso sólido los prejuicios instalados en
torno a Malvinas y también en torno a ellos.

Este fue el modo que encontraron para debatir con aquellas


organizaciones militares y de ex combatientes vinculadas a la Dictadura
militar que se habían apropiado de la causa Malvinas. Sin embargo, el
debate con estas organizaciones hegemónicas se transformó en
kafkiano, al punto tal que aquel que denunciaba a la dictadura, o peor
aún, mencionaba que los soldados argentinos habían sido víctimas de
torturas durante el conflicto bélico por parte de las propias Fuerzas
Armadas argentinas, se lo descalificaba y demonizaba, señalándole que
con esas denuncias contribuía a consolidar una posición anti-argentina.
En última instancia el debate se cerraba rotulando a aquellos que los
criticaban, como el CECIM, de favorecedores a la posición británica.

Este es el contexto en el que deben enmarcarse las numerosas acciones


llevadas adelante por el CECIM para incluir la causa Malvinas dentro de
la agenda de derechos humanos; como la denuncia patrocinada por el
entonces Secretario de Derechos Humanos de Corrientes, Dr. Pablo
Andrés Vassel, que recopiló testimonios que permitieron corroborar la
existencia de torturas, estaqueamientos y graves afrentas a la dignidad
humana; y el pedido para que se identifiquen los cuerpos que yacen en
las 123 tumbas del cementerio de Darwin bajo la leyenda “soldado
Argentino sólo conocido por Dios”.

Testimonios

El hecho de que no se conozca la identidad de los muertos en Malvinas


no es menor. Importa una trágica situación que sigue generando dolor en
los familiares y los compañeros, y torna miserables las críticas de
aquellos que continúan oponiéndose a los procesos de identificación.

Sin lugar a dudas, esta resistencia está vinculada con el pensamiento de


aquellos que en 1982 iniciaron una guerra para poder continuar y
mantener el régimen de facto y con el de aquellos que, al finalizar el
conflicto impusieron el silencio y aportaron al proceso de des-
malvinización; pero también con el objetivo más pedestre de oponerse y
evitar que prospere cualquier tipo de propuesta proveniente de
determinadas organizaciones críticas. Se impuso de este modo una
particular relación con la Verdad que condujo al silenciamiento y la
postergación de los reclamos en materia de derechos humanos.

Sin embargo, en un contexto institucional renovado en materia de


políticas públicas vinculadas a los derechos humanos, entre fines del
año 2010 y principios de 2011, desde el CECIM se comenzaron a pensar
nuevas y diferentes estrategias para lograr la identificación de las
tumbas del cementerio de Darwin.

En primer término, se consideró necesario entrevistar a los familiares,


acreditar el dolor y la angustia que se les había generado, y consultarles
si estaban dispuestos a protagonizar nuevos reclamos para lograr la
identificación de los restos de sus seres queridos.
Fue allí que comenzó a adquirir un rol decisivo en el reclamo Norma
Beatriz Gómez, hermana de Eduardo Gómez –soldado argentino caído
en Malvinas-, cuyo cuerpo debería hallarse en alguna de las tumbas que
se encuentran en el cementerio de Darwin sin identificar. Ella conversó
con familiares, los nucleó y los animó a que prestaran su testimonio.
Para mediados de 2011 ya había logrado que un número suficiente de
familiares brindaran testimonio y documentaran su reclamo ante un
escribano público.

De este modo, por ejemplo, Ramona Ofelia Dábalo expresó que “[d]esde
un primer momento nos negaron todo tipo de información o nos dieron
informaciones confusas y nos hicieron mucho daño”, que tenía la
necesidad de “saber bien cómo fue la historia de [su] hermano, cómo fue
que murió”. Sobre este punto explicó: “[h]asta hace unos pocos años
nosotros todavía esperábamos. El hecho de que nos dijeran que estaba
como prisionero de guerra nos había dado la esperanza de que volviera”,
para concluir que: “[n]osotros queremos saber qué fue lo que pasó,
saber la verdad (...) queremos que nos digan que esos huesos son de mi
hermano” y que si no existe una identificación: “uno no termina de hacer
el duelo”.

De manera similar se expresó Mercedes Beatriz Dávalos, que contó


haber ido a Darwin y que su hermano no estaba identificado. Señaló
que: “[n]osotros queremos saber qué fue lo que paso, saber la verdad. Él
está con una placa que dice algo como sólo Dios sabe el nombre...” y
que al no encontrar la tumba de su hermano sintió “una sensación de
tristeza”. Dijo también que “creía que estaba identificado. Yo creía que
iba a encontrar la tumba de mi hermano (...) Para mí es importante saber
dónde está mi hermano, como sé dónde está mi papá. A él lo puedo ir a
visitar y sé que está ahí, con mi hermano no”.
Por su parte, la propia Norma Gómez documentó su reclamo de la
siguiente forma: “Yo quisiera saber dónde está mi hermano. Es una
sensación muy dolorosa. A mí me gustaría poder saber dónde está su
cuerpo, por donde estuvo en Malvinas, cómo fueron sus días allí. La
única información que tuve fue por sus compañeros que me hablaron de
él, pero el Estado no me informó nada, ni sé dónde está.”

También, Mirtha Virginia Monzón expresó que fue dos veces al


cementerio de Darwin “pero no sé si está allí, porque no encontré el
nombre de él. Me recorrí todo el cementerio uno por uno, pero no estaba
allí su nombre. Mi mamá también hizo lo mismo”, y agregó: “[y]o nunca
recibí una información del Estado. Lo único que nos dijeron es que lo
dieron por desaparecidos. Alguna información tuve por los compañeros
conscriptos. Algunos dicen que una ráfaga de fusiles lo partió en dos.
Otros dicen que son dos tiros. Otros dicen que lo vieron caer nada más”,
para concluir que: “[m]e gustaría saber dónde está mi hermano, por lo
menos quiero saberlo, para ir a llorar donde esta él”.

Ese mismo año se pudieron conseguir nuevos testimonios, como los de


Esther Gladys Pavón, Orlando Ismael Ramírez y Ana Marciana Monzón
que también formaron parte de los reclamos y presentaciones judiciales.


Posibilidades

Sin embargo, en este particular contexto, ninguno de ellos tenía


posibilidad de hacer valer sus derechos. Era necesario obtener primero
la voluntad del Estado Argentino y luego la del Estado Británico y
además evitar que los reclamos pudieran ser utilizados para confrontar y
deslegitimar a los familiares y/o a las organizaciones que acompañaban
este reclamo con falsas e improbables especulaciones, o peor aún, por
la diplomacia británica para afectar el reclamo nacional de soberanía
sobre las Islas.

Como se dijo, muchas de las alternativas aparecían obturadas,


lógicamente, por el Imperio británico, que en el futuro podría utilizar
estos reclamos humanitarios para consolidar su posición en torno a la
disputa de soberanía y sugerían –en sintonía con determinados grupos
de intelectuales argentinos que el reclamo les fuera trasladado a quienes
indebidamente ejercen la administración de las Islas.

Estaba claro que los familiares y los miembros del CECIM -que venían
articulando viajes al Chaco y a Corrientes y conversando con los
familiares para concretar el reclamo de identificación- desecharon desde
un primer momento las sugerencias que podría ser entendido
maliciosamente como una suerte de reconocimiento de soberanía.

Tampoco era posible concurrir a un tribunal argentino, como cualquier


ciudadano, y reclamar, sin más, la exhumación de aquella tumba donde
podría hallarse su familiar. Esta sin duda era una opción acorde con
nuestros reclamos soberanos, pero existía una cuestión de facto, que es
la ocupación ilegal británica de las islas, que lo impedía.

Finalmente, era necesario actuar con especial cuidado por las


resistencias que este reclamo generaba en el ámbito interno, no sólo por
los antecedentes que hemos señalado, sino especialmente porque las
acciones de exhumación e identificación debían ser llevadas a cabo
precisamente en el cementerio de Darwin, cuya administración se
encuentra, por ley, bajo la órbita de la Comisión de Familiares de Caídos
en Malvinas e Islas del Atlántico Sur, precisamente la organización que
más activamente se opone a la identificación y a las acciones del
CECIM.
Sin embargo -como se dijo-, habiéndose avanzando tanto en la
Argentina y a nivel regional en materia de reconocimiento del Derecho a
la Verdad, y existiendo al menos para aquella época, una sólida posición
del Estado Argentino en lo que respecta a la defensa de la soberanía de
las Islas Malvinas, estaba claro que era un excelente contexto para
realizar nuevas acciones con el objetivo final de lograr la tan postergada
identificación; todo ello con la certeza de que el Poder Ejecutivo de la
Nación –que determina el modo en que se llevan adelante las relaciones
internacionales- no habría de solicitar autorización a ninguna autoridad
británica o dependiente de la Corona para atender a este derecho
humanitario y soberano.


Argumentos

Fue así que se inició un reclamo conjunto y coordinado en la Justicia


Federal argentina y el Poder Ejecutivo Nacional. El primero recayó en el
Juzgado Federal Nro. 10 del Dr. Julián Ercolini y el otro directamente
llegó a manos de la presidenta Dra. Cristina Fernández de Kirchner.

El planteo judicial apuntó al reconocimiento del Derecho a la Identidad.


Se buscó una resolución judicial que reconociera el derecho individual y,
al mismo tiempo, exhortara al Poder Ejecutivo Nacional a realizar todas
las medidas a su alcance para lograr la identificación de las 123 tumbas
que se mantenían sin identificar en el cementerio de Darwin.

Para ello se realizó un desarrollo cronológico de los distintos avances


que habían ocurrido en las últimas décadas después de recuperada la
democracia en relación con el derecho a la verdad y se dio cuenta del
modo en que este derecho había sido reconocido de diferentes maneras
por numerosos órganos jurisdiccionales, nacionales e internacionales, y
hasta constituido en el fundamento para el establecimiento de
“comisiones de la Verdad”.

Eran argumentos lo suficientemente potentes como para, incluso


teniendo en cuenta la ocupación británica, se hiciera lugar a la sentencia
declarativa reclamada. Eran argentinos que reclamaban la identificación
de sus familiares también argentinos, que yacen en un territorio
argentino.

Derechos
Debe recordarse que en el ámbito internacional el Derecho a la Verdad
había sido entendido como una derivación del derecho al acceso a la
justicia, y también se lo había vinculado con el derecho a la información,
y hasta con la prohibición de tortura psicológica, que implica para un

familiar no saber cuál ha sido el destino dado a sus seres queridos2.

De allí que la eventual negativa de la Justicia argentina para proveer


adecuadamente nuestros reclamos, nos hubiera habilitado a llevar el
reclamo a la Comisión y a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos y de esta manera, lograr una resolución de jerarquía
internacional, que -sin lugar a dudas- habría condicionado a todos
aquellos que, ya sea en el ámbito interno o externo, pretendieran
interferir en la satisfacción de este derecho.

En particular, sobre este punto, se le recordó a la Justicia Federal que la


Corte Interamericana de Derechos Humanos había reconocido el
Derecho a la Verdad como uno de aquellos derechos que emanan de la
Convención Americana de Derechos Humanos y que los Estados parte
deben garantizar. Por eso, resultaba claro que todos los poderes del
Estado Argentino –incluso el judicial- debían realizar en el marco de
competencia, sus mayores esfuerzos para atender este derecho. De lo
contrario, se generaría responsabilidad internacional.

También se fundamentó aquella presentación judicial acudiendo a la

costumbre internacional. Con citas de la Corte Suprema de Justicia3 se


sostuvo que el derecho de los familiares y de la sociedad a enterrar a
sus muertos o conocer el destino final que se les ha dado, constituye un
principio moral reconocido desde la antigüedad por todas las

civilizaciones4.

De este modo, se pudo concluir, que los antecedentes históricos de


todas y distintas culturas que nos nutren, demuestran que, incluso antes
de los instrumentos legales citados, existía una “práctica generalmente
aceptada como derecho”, que no es de ahora sino de siempre, y que ha
traspasado todas las civilizaciones, que le impone a los Estados –insisto,
a cualquiera de ellos- la obligación de permitir a los familiares, a los
compañeros y, en definitiva, a la sociedad dañada, conocer el destino
final de las víctimas, de saber dónde está ese cadáver, de identificarlo,
de conocer cómo fueron sus últimos momentos, la causa de su muerte,
para que -en todo caso- ellos procedan de acuerdo con sus creencias y
sentimientos. Malvinas no debía ser excluida de esta práctica y derecho
milenario.

Preservar y resguardar los mismos valores, sentimientos y derechos que


fueron reconocidos por todas las civilizaciones a lo largo de la historia de
la Humanidad y a los muertos de todas las nacionalidades, es una de las
deudas pendientes de Malvinas y fueron esas mezquinas razones que
expusimos las que han venido dificultando el acceso a este derecho. Sin
embargo, estaba claro que sin resignar soberanía, sin permitir “pillerías”
que pudieran ser utilizadas por la diplomacia británica o, a nivel local, por
los malversadores de la causa Malvinas, se estaba comenzando un
camino que tarde o temprano habría de permitirnos obtener la
identificación de los muertos que yacen en el cementerio de Darwin.

De este modo señalado se logró conformar el reclamo judicial, que


exigían –y aún exigen- conocer dónde están y cuál ha sido el destino
final de sus seres queridos. Así fue tomando forma este derecho
subjetivo, que deriva la posibilidad y obligación de preservar y respetar
aquel vínculo especial con la muerte de los seres queridos, de poder
llorar y entregar una flor o una bandera frente a sus restos, de poder
hacer el duelo, de saber cuáles fueron las causas reales de su muerte y
desde luego conocer dónde yacen sus restos.

Identificaciones

Estaba claro que el reconocimiento judicial no era suficiente, que la


justicia no podía cubrir todas las exigencias de este reclamo. Que existía
una ocupación ilegal que excedía el marco de actuación de la Justicia
nacional. Por eso le solicitamos al Juez que al momento de reconocer el
derecho, exhortara a las autoridades del Poder Ejecutivo a realizar todas
las acciones necesarias para lograr la identificación.

El reclamo –como dijimos- también lo formulamos ese mismo día 2 de


agosto de 2011, de manera directa a la Presidenta de la Nación. Con los
mismos testimonios que daban cuenta de la necesidad de atender estas
demandas de verdad, se le pidió al Poder Ejecutivo Nacional no una
declaración o un reconocimiento, sino una actuación concreta, para que
tomara “cartas en el asunto” y realizara las acciones necesarias para
proceder a la identificación.
Y así fue. Antes de cualquier definición judicial. Solo unos meses
después de nuestra presentación, el 2 de abril de 2012 en Tierra del
Fuego, la Presidenta de la Nación anunció públicamente que el Estado
Argentino habría de concurrir a la Cruz Roja Internacional para atender
el reclamo de identificación de aquellos que yacían en una tumba sin
identificar en el cementerio de Darwin de las islas Malvinas.


Reconocimientos

Unos meses después, el 29 de octubre de 2012 la Justicia Federal


declaró admisible la acción de amparo y comenzó el seguimiento de las

acciones que se venían llevando a cabo por el Poder Ejecutivo5.

El 30 de diciembre de 2013, la justicia argentina reconoció que “el


derecho de los familiares de los soldados que yacen en las islas,
constituye uno de los derechos esenciales del hombre comprendidos en
la previsión del artículo 33 de la Constitución Nacional” y de este modo
se consagró judicialmente el Derecho a la Verdad.

Aun cuando la resolución fue dictada tiempo después de que el Poder


Ejecutivo iniciara su reclamo ante la Cruz Roja Internacional, lo cierto es
el reconocimiento judicial del Derecho a la Verdad, y en general el
trámite que se le imprimió constituyó, desde un primer momento, un
reconocimiento al derecho subjetivo de los familiares y un
reconocimiento también de la obligación del Estado de atender y proveer

este reclamo6.

Finalmente, el magistrado interviniente a la luz de lo que describió como


un “claro esfuerzo que está realizando desde el gobierno nacional para
devolver la identidad y la historia a aquellos hombres que perdieron su
vida defendiendo la soberanía de las Islas Malvinas en el año 1982 que
es la pretensión de los amparistas”, y en el entendimiento de que: “se ha
dado cumplimiento a la solicitud formulada por los accionantes en el
inicio de la presente acción de amparo” decidió ponerle fin a dichas

actuaciones7 y que periódicamente se le informará del avance en las


gestiones y el proceso de identificación.

Necesidades

A partir de allí se inició otro capítulo en el quedó en evidencia que la


diplomacia inglesa no habría de permitir que un gobierno como el de
aquel entonces, que cuestionaba duramente en todos los ámbitos
posibles sus políticas de colonialismo y participaba activamente de una
alianza regional que ponía en crisis sus políticas internacionales,
conjugara con éxito y, en poco tiempo, sus reclamos humanitarios y de
soberanía.

De todos modos, el Poder Ejecutivo de aquel momento logró poner en


agenda y en particular en el ámbito de la Cruz Roja Internacional el
reclamo humanitario de identificación de los soldados de Malvinas y
dispuso lo necesario a través del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos de la Nación para que los familiares pudieran aportar las

muestras necesarias para realizar el cotejo genético8.

En diciembre de 2016 se firmó en Ginebra un acuerdo humanitario entre


dos naciones que aún mantienen vigentes sus conflictos de soberanía,
mediante el que se autorizó a un equipo de antropólogos -algunos de
ellos del Equipo Argentino de Antropología Forense-, a realizar las
exhumaciones y extraer las muestras necesarias para llevar adelante la
identificación.
Esas muestras ya han sido extraídas y están siendo cotejadas con las de
casi 100 familias que voluntariamente aportaron la suya para determinar
si en aquella tumba que reza “soldado argentino sólo conocido por Dios”,
se encuentra su familiar querido. Por lo que, después de pasados 35
años, estamos próximos a comenzar a devolverles la identidad a
aquellos Héroes de Malvinas, que además de su identificación, luego
nos habrán de exigir que se conozca su verdadera historia.

1 Es que por más adhesión que pudiera haber suscitado en algún momento la Guerra y el
régimen autoritario y desaparecedor que se llevó adelante en la Argentina entre 1976 y 1983,
pese a sus pretensiones totalizantes, de hegemonizar el sentir de toda la sociedad, de no permitir
ninguna expresión distinta de las autorizadas por el Régimen, jamás han alcanzado de manera
completa este objetivo y las organizaciones de derechos humanos que nuclean a los ex
combatientes son una muestra de ello.

2 En este mismo orden de ideas, este derecho también constituye una de las obligaciones
principales para las partes de un conflicto armado. En particular en el Protocolo I de los
Convenios de Ginebra, en cuanto establece “el derecho que asiste a las familias de conocer la
suerte de sus miembros.” (art. 32 del Protocolo adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de
agosto de 1949 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales).
La Argentina y el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte ratificaron los Convenios de
Ginebra el 15 de septiembre de 1956 y el 23 de septiembre de 1957, respectivamente.

3 Ver fallo “Urteaga”, voto del ex ministro de la Corte Suprema de Justicia Gustavo Bossert.

4 En este voto, el mencionado ministro Bossert, destaca que en el marco del pensamiento
judío, el derecho a enterrar a los muertos fue reconocido aún con relación a los condenados a
una muerte infamante y los enemigos en la guerra y que era juzgado como un castigo terrible
desconocer el destino de los restos de una persona. Los griegos tenían un pensamiento similar
dado que la muerte en la guerra no era obstáculo para la devolución de los cadáveres, lo que era
considerado como una medida adecuada a los usos y costumbres de todo el mundo helénico, y
al mismo tiempo mencionaban la necesidad de que los hermanos y parientes dieran sepultura a
los cadáveres. Asimismo, en la tradición romana también se garantizaba el derecho a recoger los
cadáveres de los condenados y ajusticiados y, según Tito Livio, el rey Tarquino fue llamado
soberbio porque privó a su suegro de funerales. En la tradición cristiana, por su parte, también se
establecen alrededor de los muertos reliquias de los santos.

5De este modo se pudo conocer la información oficial que tenía el Estado Argentino, de la que
también surgía también la necesidad de acceder y llevar adelante las tareas que eran
reclamadas. Según la información oficial con la que contaba el Poder Ejecutivo del total de
tumbas, ciento sesenta y ocho (168) pertenecerían al Ejercito; veintiuno (21) a la Armada y (25) a
la Fuerza Aérea, totalizando doscientas catorce sepulturas. Asimismo que la cantidad de tumbas
no coincidía con la cantidad de cuerpos inhumados, debido a la existencia de fosas comunes.
Que no todos los soldados caídos fueron inhumados en el cementerio de Darwin y que existen
sepulturas de soldados de distintas Fuerzas en diferentes lugares de las Islas Malvinas.
Con respecto a la identificación de las tumbas, se informó que en el cementerio de Darwin se
registran noventa y nuevo (99) casos con la leyenda “soldado sólo conocido por Dios”, todos los
cuales corresponde a miembros del Ejército. La Armada, registra (12) sepulturas en iguales
condiciones, pero fuera del Cementerio y en diferentes lugares de las islas y que la Fuerza Aérea
no registra tumbas sin identificar. Sobre un total de doscientos treinta (230) tumbas, ciento (123)
corresponden a soldado argentinos cuya identidad se desconoce.
Asimismo, se destacó que no existía información oficial que acredite que se hayan llevado
adelante, hasta el momento, y en forma posterior a 1983, reconocimientos e identificaciones de
soldados muertos e inhumados en el cementerio de Darwin.
6Corresponde señalar que la vía judicial que iniciamos para el reconocimiento del derecho a la
verdad de los soldados de Malvinas, no distó mucho del modo en que oportunamente se planteó
y finalmente se reconoció el derecho a la verdad en torno a las víctimas del terrorismo de Estado
en la Argentina. Sin embargo, la diferencia es que aquel proceso duró décadas, hasta que
finalmente el Estado Argentino decidió allanarse en la CIDH -caso Lapaco-, y luego, unos meses
después, la Corte Suprema de Justicia modificó sus estándares que durante años habían
impedido a los familiares conocer el destino de sus seres queridos –caso Urteaga-. En definitiva,
la diferencia sustancial entre un reclamo y otro no fue jurídica, sino política, y tuvo que ver con la
pronta decisión de quien por entonces ejercía la presidencia de la Nación.

7 Allí también quedaron plasmadas las distintas medidas que el Poder Ejecutivo fue realizando
para lograr la identificación. Desde la pronta decisión adoptada por la Presidenta de la Nación el
30 de marzo de ese año 2012 - y dada a conocer el 2 de abril de ese año- de dar inicio al trámite
pertinente para efectuar la búsqueda e identificación de los soldados argentinos inhumados como
N.N. en las Islas Malvinas y acudir al Comité Internacional de la Cruz Roja; hasta el relevamiento
y visita a los familiares para que manifiesten su consentimiento y aporten una muestra genética.

8En un informe obrante a fs. 194/7 del expediente judicial, el entonces Ministro de Justicia de la
Nación, Dr. Julio Alak, explicitó el modo en que el gobierno había planificado llevar adelante la
identificación. Una primera etapa, dedicada a la delimitación de los actores involucrados,
aprobación de documentos de trabajo, creación de estructuras, conformación de equipos y
capacitación. Una segunda, de entrevistas a familiares a fin de recabar el consentimiento
informado y eventualmente obtener muestras de sangre útiles para los trabajos de identificación.
Una tercera dedicada a las negociaciones bilaterales con el Reino Unido de Gran Bretaña e
Irlanda del Norte; y finalmente una cuarta relativa a los trabajos forenses en las islas Malvinas y
al cruce de datos para establecer la identidad de los cadáveres inhumados sin identificar.
Alegato 2

IDENTIDAD

Carlos J. Giordano

...hace un tiempo atrás, en la ocasión del encuentro de Ignacio Guido


Montoya Carlotto con toda su historia, nos sorprendimos al ver a Mirta
Legrand lagrimeando al mismo tiempo que definió que la lucha de Estela
y todos no es “ideológica”... ahí va, ahí van, reforzando los cerrojos,
desviando la atención, impidiendo, estilizando el odio... volvamos al
estado de Memoria, sigamos sumando Memoria al Estado... nada ha
terminado... este es un destino que nos ha tocado para siempre, pero no
es indefectible que sigamos deseando estar en él...

...la identidad está plena cuando el que vive se reconoce en toda su


historia, cuando los que vivimos podemos reconocer toda la historia de
los que ya no... la identidad de Guido, la identidad de Laura, la identidad
de Oscar Montoya, la identidad de Estela y la de toda su familia hoy está
plena... nuestra historia está un poquito más plena hoy... Ahora sigamos
por la de todos los compañeros, los hijos y los nietos que aún
permanecen detenidos-desaparecidos en sus identidades... ahora
también sigamos por la de los 123 NN que permanecen sin su identidad
plena en el Cementerio de Darwin, caídos en la guerra de Malvinas,
producto de la misma Dictadura cívico, eclesiástico, militar y del
poderoso Imperialismo de la OTAN...
La Dictadura cívico-eclesiástico-militar se los llevó con vida y con
nombre, cada uno con una historia en marcha... la fuerza conjunta del
Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte con la OTAN y
muchísimos gobiernos más como aliados (por ejemplo el del genocida
Pinochet) los mataron como combatientes... todos nosotros, sus amigos,
sus compañeros, sus familias, el Pueblo argentino (salvo algunos varios
traidores y trastornados belicistas), estamos luchando por el derecho
humanitario de que nos dejen identificarlos, ahí donde están
patrióticamente marcando la tierra nuestra, la que nos pertenece por
muchas razones pero más por estar ellos ahí... Seguimos marchando,
denunciando para seguir exigiendo este derecho humanitario, que marca
una vez más quiénes son los agresores, quiénes son los violentos,
quiénes nos siguen haciendo la guerra... Bienvenidos todos los que se
sumen a este reclamo pacífico, vital, popular, patriótico
latinoamericanista.


Apartado 5

MALVINAS a la luz del Derecho


Internacional Humanitario

Jerónimo Guerrero Iraola

Introducción

El hecho bélico que protagonizó la República Argentina contra el Reino

Unido en el año 19821 presenta distintas aristas desde donde abordarlo.

El proceso desmalvinizador, que comenzó con el Operativo Rosario2 y


perduró una vez finalizado el conflicto armado implicó, en los hechos, la
consolidación de un relato histórico en que se omiten distintas
aberraciones cometidas por el Estado Británico en perjuicio de los
soldados argentinos.

El presente artículo apunta a caracterizar el conflicto armado a la luz del


Derecho Internacional Humanitario, e intenta dar cuenta de diversas
violaciones a las pautas y principios consagrados en los Convenios de
Ginebra de 1949.

De esta forma, y a instancias de material editado por soldados

británicos3, se intentará entrelazar, tamizar y ponderar las prácticas


relatadas con plexo normativo/conceptual que propone el Derecho
Internacional Humanitario (DIH)4, rama ineludible en todo abordaje de
conflictos armados realizado a través del prisma de los Derechos
Humanos.

Malvinas a la luz del DIH: Ginebra 1949


“La guerra es la justicia hecha a sí mismo, y como nadie se encuentra injusto
hacia los otros, la guerra es la justicia de la barbarie, porque es la injusticia
misma.”

Juan Bautista Alberdi, El crimen de la guerra.

El “derecho de Ginebra” resulta elemental en lo que concierne al


desarrollo del Derecho Internacional Humanitario, dado que el mismo
estableció las categorías de personas alcanzadas por las disposiciones
convencionales.

En este punto, y para echar luz sobre la temática abordada, se puede


arriesgar que el DIH es una rama del Derecho Internacional Público
general, encargada de proteger a las víctimas de los conflictos armados,
es decir, busca limitar las atrocidades que se suscitan en una situación
bélica (García Ceballos, 2013:26).

Afirmado aquello, resta aclarar que las fuentes de Ginebra de DIH


irrumpieron para dar respuesta a circunstancias que se fueron
constatando a lo largo de la historia universal, y que implicaron en los
hechos la comisión de graves violaciones a los principios más

elementales del derecho de gentes5.

Sin embargo, como suele suceder con la legislación interna de los


Estados, lamentablemente se han podido constatar innumerable
cantidad de casos en que los preceptos surgidos a la luz del DIH no son
debidamente cumplidos.

En lo que concierne al hecho bélico que protagonizaron la República


Argentina y el Reino Unido entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982,
han surgido gran cantidad de denuncias o relatos efectuados por
soldados británicos y argentinos, respecto a la presunta comisión de
violaciones a los Convenios de Ginebra de 1949, particularmente al
Convenio III relativo al trato debido a los prisioneros de guerra.

Resulta importante remarcar que los Convenios de Ginebra fueron


ratificados por ambos Estados. En el caso de la República Argentina,

ratificó los mentados Instrumentos en fecha 18 de septiembre de 19566,


mientras que el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte lo hizo

el 23 de septiembre de 19577. El dato relativo al estado de ratificaciones


al año 1982 resultará crucial para poder tamizar los comportamientos
denunciados con los preceptos, principios y normas imperantes al
momento del desarrollo del hecho bélico.

Un análisis dogmático del corpus normativo permite aprehender


rápidamente la obligación que pesaba (¡Y pesa!) en cabeza de los

Estados que protagonizaron la guerra de respetar y a hacer respetar8


las disposiciones surgidas del Convenio de Ginebra relativo al trato
debido a los prisioneros de guerra. En cuanto a sus alcances:

El derecho de Ginebra protege a todas las


personas que, como consecuencia de un
conflicto armado, están en poder del
adversario. Por consiguiente, la protección
que se proporciona no es contra la violencia
de la guerra en sí, sino contra el poder
arbitrario que una parte obtiene, en el
transcurso de un conflicto armado, sobre las
personas que pertenecen a la otra parte
(Kalshoven; Zegveld, 2005).

De esta forma, el Título I del Convenio III consagra, en sus disposiciones


generales, los aspectos cruciales que habilitan, a modo de vector
transversal, realizar un abordaje de la cuestión Malvinas a la luz del
Derecho Internacional Humanitario. En efecto, la guerra de Malvinas
debe ser caracterizada como un conflicto armado internacional
protagonizado por dos Estados que, al momento de su inicio (2 de abril
de 1982), habían ratificado los Instrumentos.

Así, la caracterización a la que se ha hecho referencia en relación al


conflicto bélico de Malvinas permite la subsunción del mismo dentro de
las previsiones del articulado. Independientemente de que el Convenio III

de Ginebra prevé los “conflictos no internacionales”9, su artículo 2° es


claro en cuanto a que la aplicación del Instrumento se dará en caso de
guerra declarada o de cualquier otro conflicto armado que surja entre
dos o varias de las Altas Partes Contratantes, aunque una de ellas no

haya reconocido el estado de guerra10.

A partir de allí, es decir, de estructurado el marco aplicable y


caracterizado el conflicto, cabe indagar respecto a los postulados
centrales del Convenio III de Ginebra dado que, a instancias de las
denuncias y relatos que afloraron tras la guerra, se podrán identificar las
infracciones perpetradas por soldados británicos en perjuicio de
soldados argentinos que detentaban la calidad de prisioneros de guerra.

En lo que respecta a la calidad de prisioneros de guerra el artículo 4°.A.1


del Instrumento bajo análisis echa luz al respecto:

Son prisioneros de guerra, en el sentido del


presente Convenio, las personas que,
perteneciendo a una de las siguientes
categorías, caigan en poder del enemigo:

1) los miembros de las Fuerzas Armadas de


una Parte en conflicto, así como los miembros
de las milicias y de los cuerpos de voluntarios
que formen parte de estas Fuerzas

Armadas11;

A mayor abundamiento, el mismo Instrumento recepta el beneficio de la


duda para aquellas personas que, en medio de un conflicto, presenten
alguna dificultad que impida una diáfana caracterización, y les extiende
por tanto el goce de los derechos y la protección que establecen sus

postulados12.

Resulta imprescindible, además, situar el foco en las previsiones

respecto al trato debido a las personas13 alcanzadas por los


Convenios. En efecto, el Título II se dedica a la Protección integral de los
prisioneros de guerra, dando paso a los artículos 12 a 16, en que se
consagran en forma amplia, aspectos relativos a la responsabilidad por
el trato a los prisioneros, el respeto a su persona, y cuestiones atinentes
a su manutención.

La Potencia que detenta poder sobre prisioneros (de acuerdo a las


caracterizaciones ya descritas) es responsable del resguardo de su
integridad, debe brindarle un trato humano, respetar a la persona del/los
prisionero/s y está, asimismo, obligada a atender gratuitamente a su
manutención. Resulta importante subrayar que la inobservancia de los
principios aludidos acarrea la responsabilidad de la Potencia
perpetradora de las infracciones, independientemente de las
responsabilidades individuales que puedan apreciarse en las

mismas14.

Por último, el desarrollo esbozado encuentra un punto de concentración


a la hora de evaluar las acciones que actualmente tramitan en un
expediente judicial por ante el Juzgado Federal de Río Grande, provincia
de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, República
Argentina en que se investiga la presunta comisión de crímenes de
guerra en perjuicio de soldados argentinos.

La tipificación de las infracciones a los Convenios de Ginebra como


Crímenes de Guerra ha sido consagrada en el Estatuto de Roma,

instrumento constitutivo de la Corte Penal Internacional15. Así, el


artículo 8°.2.a) define como Crímenes de Guerra a las infracciones
graves de los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949, a saber,
cualquiera de los siguientes actos contra personas o bienes protegidos

por las disposiciones del Convenio de Ginebra pertinente16. La


doctrina, asimismo, permite delinear su sentido:

De acuerdo al desarrollo del derecho


internacional consuetudinario y su
cristalización por parte de los tribunales
internacionales ad hoc, los crímenes de
guerra exigen como elemento de contexto,
por un lado, su comisión en el marco de un
conflicto armado y, por otro, un nexo entre el
acto en cuestión y las hostilidades. Es decir,
no cualquier acto cometido en ocasión de un
conflicto armado configura un crimen de
guerra sino que tiene que existir un vínculo
con ese contexto (Seoane, 2015).

Por su parte, dichos crímenes revisten carácter imprescriptible conforme


lo determina el artículo I, inciso “a” de la Convención sobre la
imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa

humanidad17 del 26 de noviembre de 1968.

Lo expuesto oficiará de marco teórico para el abordaje de las denuncias


y relatos que han motivado los reclamos por parte del Centro de Ex
Combatientes Islas Malvinas La Plata. Es decir, se ha configurado en la
primera parte del presente trabajo una suerte de caja de

herramientas18 idónea para inmiscuirse en los hechos, para ponderar


lo narrado por protagonistas.

Hasta aquí se ha sobrevolado en torno al derecho emergente de Ginebra


1949, fuente troncal del Derecho Internacional Humanitario, y se ha
contrastado dicho corpus normativo con la caracterización
histórico/jurídica del hecho bélico que protagonizaron la República
Argentina y el Reino Unido entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982.


Malvinas: violaciones al DIH
“Brusco es el viento que empuja a un soldado herido en el monte”

Martín Raninqueo, Haikus de guerra

El período de la posguerra estuvo signado por una fuerte matriz


desmalvinizadora. Al igual que lo sucedido con el Terrorismo de Estado y
el Plan Sistemático de Exterminio, los altos mandos de la Dictadura
cívico-eclesiástico-militar intentaron “esconder” parte de la información
relativa a lo sucedido durante la guerra de Malvinas, en la que además, y
conforme la documentación recientemente desclasificada, se advierten
flagrantes errores en la planificación y conducción de las hostilidades por
parte de la Junta Militar.

Entre las cuestiones que intentaron velarse se hallan las denuncias e


investigaciones por la presunta comisión de graves infracciones al
Derecho Internacional Humanitario perpetradas por soldados británicos
en prejuicio de soldados argentinos. Como ha sido caracterizado en el
presente trabajo, se trata de combatientes nacionales tomados como
prisioneros por el Reino Unido, y que fueron expuestos a acciones que
contrarían los principios y postulados que consagra el III Convenio de
Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra del año 1949.

En los primeros, años de la postguerra tanto


la dirigencia política como militar participó
activamente de esta campaña de
desmalvinización, impidiendo el
reconocimiento de los veteranos de guerra y
de aquellos que brindaron un ser querido a la
Patria, así como ocultando la realidad sobre
la guerra. En este marco, no es de extrañar
que las primeras denuncias sobre crímenes
de guerra a las que se le dieron
trascendencia pública provinieran de ex
soldados paracaidistas británicos, tal el caso
del libro “Excursión al Infierno”, de Vincent
Bramley, traducido al castellano en el año
1992 (Tondini: 82).

Como afirma Tondini, las primeras denuncias irrumpieron tras sucesivas


publicaciones de soldados británicos. De esta forma, los libros “Dos
lados del infierno” (Bramley, 1994), y “Green Eyed Boys. 3 Para and the
battle for Mount Longdon” (Jennings; Weale, 1996) contienen relatos de
situaciones que, de constatarse, acarrearían la responsabilidad por la
comisión de crímenes de guerra por violación al III Convenio de Ginebra

relativo al trato debido a los prisioneros de guerra del año 194919, y la


consecuente responsabilidad de la Potencia perpetradora de las
infracciones.

A partir de que las mentadas denuncias adquirieran publicidad, el Centro


de Ex Combatientes Islas Malvinas La Plata (CECIM) realizó en el año
2013 una presentación ante el Juzgado Federal de Río Grande,
provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur,

Argentina20. En la denuncia, el organismo de Derechos Humanos


solicitó que se lleve adelante la investigación respecto de los hechos que

tomaron estado público y que vinculan al Corporal21 paracaidista Gary


Sturge, al Sargento inglés John Pettinger, al Corporal Stewart
MacLauglin y al cabo Connery (su nombre no ha podido ser identificado
aún). A su vez, existen indicios de que se han cometido otras acciones
pasibles de ser consideradas graves infracciones al DIH.

El caso del ex subteniente Durán y los


soldados, Vallejos y Pinatti, se inicia por la
violación a los Convenios de Ginebra y trata
sobre el hecho de que soldados argentinos
fueron obligados a realizar tareas peligrosas
como el traslado de municiones y el
levantamiento compulsivo de minas. En este
incidente perdió la vida un argentino y otros
tres resultaron heridos (Tondini: 91).

Resulta importante aclarar, antes de continuar con la descripción de los


hechos llevados a conocimiento de la Justicia Federal de Río Grande,
que las situaciones que integran las denuncias en cuestión motivaron,
luego de la publicación de los libros aludidos, una investigación por parte

de la Scotland Yard22 hacia mediados de los noventa23, cuyo


resultado se desconoce. Lo expuesto resulta idóneo para apreciar el
impacto que generaron las acciones narradas por los autores/testigos de
los hechos dentro de la esfera del propio Estado británico.

En relación a los hechos que integran la presentación judicial existen


elementos que indican que el corporal paracaidista Gary Sturge fusiló a
un soldado argentino que había sido tomado como prisionero, y que
ignoró las súplicas y los gritos de éste, quien imploró que no lo matara.
En la misma línea el Sargento inglés John Pettinger ha sido denunciado
por fusilar a combatientes que ya habían efectuado el acto de

rendición24.

Por su parte el corporal Stewart MacLauglin ha sido denunciado por


cortar orejas para su colección personal a prisioneros argentinos. Los
sucesos en cuestión implicaron la privación de honores póstumos.
Finalmente, al cabo Connery se lo acusa de haber dado muerte a punta
de bayoneta a un soldado argentino que había sido tomado como
prisionero.

En línea con lo expuesto, el CECIM se halla analizando legajos que


fueron desclasificados por el Decreto 503/2015 mediante el que se
ordena dotar de publicidad la totalidad de la información relativa al
Conflicto Bélico del Atlántico Sur. Allí existiría información relativa a los
hechos denunciados y otros que no integran la denuncia que en la
actualidad tramita en Río Grande.

Asimismo, los periódicos argentinos La Nación, Clarín y Página/12 de


tirada nacional publicaron en sucesivas ocasiones diversas
investigaciones periodísticas en torno a los hechos denunciados, como
así también sobre las pesquisas que fueran llevadas adelante por la

Scotland Yard25.

Como se puede apreciar existen pruebas suficientes para sostener que,


durante el hecho bélico que protagonizaron la República Argentina y el
Reino Unido entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982 se cometieron,
por parte de los soldados británicos, diversas infracciones al III Convenio
de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra del año
1949, particularmente las prescripciones de los artículos 2, 4, 5, 7, 12,
13, 14 y 15 pasibles de ser caracterizados como Crímenes de Guerra.
En línea con lo esbozado, la responsabilidad emergente de las
situaciones denunciadas, acarrearían la responsabilidad del Reino

Unido26.

Conclusiones
“Dulce es el viento si no arrastra gritos y esparce la nieve”

Martín Raninqueo, Haikus de guerra

El presente trabajo recorre hechos y realidades no difundidos en torno a


la guerra de Malvinas. Los más de treinta años de democracia
ininterrumpida que vive la República Argentina habilitan relecturas y
revisiones sobre los relatos oficiales de distintos sucesos que signaron la
vida político/institucional de la Nación.

En efecto, la “cuestión Malvinas” detenta innumerable cantidad de aristas


desde donde abordarla, sobre todo si se lo hace desde la cosmovisión
de Derechos Humanos. En efecto, los testimonios que afloran a
superficie permiten advertir cruentas violaciones a los derechos
fundamentales de los soldados argentinos, sea a manos de sus

superiores y connacionales27, o bajo el imperio del Reino Unido al ser


tomados como prisioneros.

Malvinas, en tanto metáfora constituye una caja de Pandora, una deuda


pendiente, un llamado a reescribir la historia, a consagrar en relación a
los sucesos vividos en los 74 días de guerra, el Derecho a la Verdad.

...el derecho a conocer la verdad acerca de


las violaciones manifiestas de los derechos
humanos y las infracciones graves de las
normas de derechos humanos es un derecho
autónomo e inalienable, vinculado a la
obligación y el deber del Estado de proteger y
garantizar los derechos humanos, realizar
investigaciones eficaces y velar porque haya
recursos efectivos y se obtenga reparación.
Este derecho, estrechamente vinculado con
otros derechos, tiene aspectos tanto
individuales como colectivos, y ha de
considerarse como un derecho que no admite
suspensión y no debe estar sujeto a
restricciones28.

En consonancia con lo expuesto, el Derecho Internacional Humanitario


irrumpe con inusitada potencia deconstructiva, se exhibe como un plexo
normativo/conceptual idóneo para situar la lupa sobre la guerra de
Malvinas e, incluso, para sostener desde nuevas posiciones el reclamo

soberano29 en todo aquello que concierne al territorio ocupado por el


Reino Unido.

Los actos perpetrados por los soldados británicos y denunciados por el


CECIM La Plata contrarían el objeto y propósito del DIH mediante el que
se intenta mitigar el sufrimiento humano causado por la guerra o, como
suele decirse, «humanizar» la guerra (Kalshoven; Zegveld, 2005).

Por último, y en línea con las afirmaciones de Juan Bautista Alberdi


(2007) relativas a la responsabilidad de los Estados por los actos

cometidos en conflictos armados30, tamizadas por los hechos


expuestos en el presente trabajo, las denuncias por presunta comisión
de Crímenes de Guerra podrían instituirse en una excelente oportunidad
para promover el debate público en relación a la vigencia, alcances y
necesidad de consolidación de las normas e instituciones que nutren al
Derecho Internacional Humanitario.

Bibliografía

• ALBERDI, Juan Bautista. 2007. El crimen de la guerra. Terramar, La Plata.

• BERTACCINI, Rina. 2012. Malvinas: descolonización, paz y soberanía. Ediciones


CTERA, Buenos Aires.

• BRAMLEY, Vincent. 1994. Two Sides of Hell. Bloomsbury Publishing Limited.


Publicado en Argentina como Los Dos Lados Del Infierno. 1994. Editorial Planeta.
• FOUCAULT, Michel. 1988. Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Alianza
Editorial, Madrid.

• GARCÍA CEBALLOS. 2013. El Derecho Internacional Humanitario... un poco de su


apasionante historia. En E.Buis y L.Giosa. ed. 2013. Derecho internacional y conflictos
armados: aportes para una comprensión histórica, normativa y práctica. Tandil:
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. pp. 21-29.

• JENNINGS Christian; WEALE Adrian. 1996. Green-Eyed Boys: 3 Para and the Battle
for Mount Longdon. HarperCollins.

• KALSHOVEN, Frits, ZEGVELD, Liesbeth. Contraints on the Wanging of War.


Traducción en español de Margarita Polo, 2005. CICR, Buenos Aires.

• SEOANE, Dalila. 2015. Malvinas: Una cuestión imprescriptible. Los vejámenes contra
soldados a la luz del derecho penal internacional. [pdf] Argentina: Justicia Legítima.
Disponible en: <http://justicialegitima.org/noticias/malvinas-una-cuestion-imprescriptible-
por-dalila-seoane-633.html> [Acceso al 4 de julio de 2015].

• PEJLATOWICZ, Pablo. 2013. Justificaciones argentinas en los albores del


enfrentamiento por las islas Malvinas. En E. Buis y L. Giosa. ed. 2013. Derecho
internacional y conflictos armados: aportes para una comprensión histórica, normativa y
práctica. Tandil: Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. pp.
307-314.

• TONDINI, Bruno. Malvinas. Historia, aspectos jurídicos y económicos. [online]


Disponible en: < http://www.eumed.net/libros- gratis/2007b/278/47.htm> [Acceso al 4 de
julio de 2015].

1 El mismo se inscribe en la disputa por la Soberanía de las Malvinas e Islas del Atlántico Sur
que la República Argentina sostiene con el Reino Unido desde que la corona Británica usurpó
dicho territorio en el año 1833.

2“...el 2 de Abril de 1982, en una operación conjunta de las FF.AA. -denominada “Operativo
Rosario”- al mando del Contraalmirante Carlos Büsser, las tropas argentinas desembarcan en la
Isla Soledad en las proximidades de Port Stanley (Puerto Argentino) logrando la rendición de la
guarnición militar británica destacada en Malvinas (compuesta por unos 70 efectivos británicos y
alrededor de 25 milicianos de las Falkland Islands Defence Forces)” (Bertaccini,2012:36).

3 Y denuncias efectuadas por combatientes argentinos.

4 En lo que concierne al DIH se reconocen tres corrientes principales: La Haya, Ginebra y


Nueva York (Kalshoven; Zegveld, 2005).

5 En Conducción de Hostilidades (Kalshoven; Zegveld, 2005), se retoman algunos precedentes


históricos que permiten avizorar los porqué de la necesidad de acuñar, por parte de la comunidad
internacional, normas que protegieran a las personas que participan de conflictos armados. “Los
hospitales de campaña eran bombardeados, y se hacía fuego contra los camilleros; y, todo aquel
que caía en poder del enemigo, herido o no, y sin tener en cuenta si formaba parte de las fuerzas
combatientes o del personal sanitario o auxiliar, era hecho prisionero. La consecuencia obvia era
que, con frecuencia, cuando las fuerzas enemigas se aproximaban, o incluso, cuando sólo corría
el rumor de que se acercaban, los médicos y las enfermeras de los hospitales de campaña huían
en las precarias ambulancias de que disponían, llevándose con ellos a todos los heridos que
podían y dejando a los otros sin atención” (Kalshoven; Zegveld, 2005:29).

6 https://www.icrc.org/applic/ihl/ihl.nsf/vwTreatiesByCountrySelected.xsp?xp_countrySelected=A
R

7 https://www.icrc.org/applic/ihl/ihl.nsf/vwTreatiesByCountrySelected.xsp?xp_countrySelected=
GB

8 Artículo 1° III Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra, 1949.

9 Artículo 3° III Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra, 1949.
Una nota saliente es que las previsiones del artículo 3° relativas a los “conflictos no
internacionales”, son comunes a los tres Convenios de Ginebra de 1949, a saber: a) Convenio de
Ginebra del 12 de agosto de 1949 para aliviar la suerte de heridos y los enfermos de las fuerzas
armadas en campaña; b) Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 para aliviar la suerte
que corren los heridos, los enfermos y los náufragos de las fuerzas armadas en el mar; y c)
Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo al trato debido a los prisioneros de
guerra.

10 Artículo 2° III Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra, 1949.

11 Artículo 4°.A.1 III Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra,
1949.

12 El segundo párrafo del artículo 5° del III Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los
prisioneros de guerra de 1949 reza: Si hay duda por lo que respecta a la pertenencia a una de las
categorías enumeradas en el artículo 4 de las personas que hayan cometido un acto de
beligerancia y que hayan caído en poder del enemigo, dichas personas se benefician de la
protección del presente Convenio, en espera de que un tribunal competente haya determinado su
estatuto.

13 En relación a la utilización del término “personas” me he tomado el atrevimiento de formular


la presente nota a los efectos de rescatar al individuo. Es decir, dada la materia bajo análisis,
resulta importante subrayar el carácter humanista del DIH a los efectos de visibilizar a la persona
detrás del combatiente, de rescatar su historia e historicidad. Lo contrario implicaría consolidar
una noción asimilable a la de “gueto simbólico” es decir, bolsones de personas que, en este caso,
por detentar estado militar quedarían a merced de los designios de las Potencias Enemigas o,
incluso de los Superiores de su propia Fuerza. Valga la presente digresión como un llamado a
reivindicar la matriz de Derechos Humanos que resulta la base en que se cimenta todo el
andamiaje propio del Derecho Internacional Humanitario.

14 En este punto resulta crucial lo estipulado en el artículo II de la Convención sobre la


imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad: Si se
cometiere alguno de los crímenes mencionados en el artículo I, las disposiciones de la presente
Convención se aplicarán a los representantes de la autoridad del Estado y a los particulares que
participen como autores o cómplices o que inciten directamente a la perpetración de alguno de
esos crímenes, o que conspiren para cometerlos, cualquiera que sea su grado de desarrollo, así
como a los representantes de la autoridad del Estado que toleren su perpetración.
La misma fue aprobada por Ley Nacional 24.584, sancionada el 1° de noviembre de 1995, y
promulgada el 23 de noviembre de 1995. Por su parte, mediante la Ley Nacional 25.778,
sancionada el 20 de agosto de 2003 y promulgada el 2 de septiembre de 2003, se le otorgó
jerarquía constitucional.

15 Aprobado por la República Argentina mediante Ley Nacional 25.390, sancionada el 30 de


noviembre de 2000 y promulgada de hecho el 8 de enero de 2001, e incorporado a la legislación
argentina mediante Ley Nacional 26.200, sancionada el 13 de diciembre de 2006 y promulgada
de hecho el 5 de enero de 2007.

16 Artículo 8°.2.a) del Estatuto de la Corte Penal Internacional.

17 Artículo I de la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los


crímenes de lesa humanidad: Los crímenes siguientes son imprescriptibles, cualquiera que sea la
fecha en que se hayan cometido:a) Los crímenes de guerra según la definición dada en el
Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg, de 8 de agosto de 1945, y confirmada
por las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas 3 (I) de 13 de febrero de
1946 y 95 (I) de 11 de diciembre de 1946, sobre todo las “infracciones graves” enumeradas en los
Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949 para la protección de las víctimas de la guerra.

18 La noción de caja de herramientas ha sido acuñada por Michel Foucault y Gilles Deleuze
(Foucault, 1988). El abordaje de las cuestiones planteadas nos conmina a introducir constructos
teóricos que doten de una cierta autosuficiencia al trabajo.

19 Conforme lo estipulado en el artículo 8°.2.a) del Estatuto de Roma.

20 Existe en dicha presentación una reivindicación soberana. En efecto, el CECIM La Plata


afirma que el Juzgado Federal de Río Grande, Tierra del Fuego detenta competencia sobre el
territorio insular argentino conformado por las Malvinas e Islas del Atlántico Sur, ocupado de
hecho por el Reino Unido desde el año 1833.

21 Primer rango del Ejército inglés.

22 Scotland Yard es el nombre de la Policía Metropolitana de Londres.

23 En efecto, los testigos y denunciantes afirman haber sido interrogados por agentes de la
Scotland Yard hacia mediados de los noventa. Uno de los denunciantes, Carlos Daniel Amato,
acompañó una tarjeta que le fuera brindada por un agente al expediente judicial a modo de
prueba de las gestiones realizadas por la Policía Metropolitana londinense.
24 Los hechos denunciados han sido afirmados por el soldado argentino José Carrizo, quien
fue víctima de intento de homicidio perpetrado por John Pettinger y que, como consecuencia de
ello perdió un ojo y masa encefálica. José Carrizo sigue con vida y es testigo en la causa que
tramita ante el Juzgado Federal de Río Grande.

25 A modo de ejemplo:
• La Nación - Lunes 20 de mayo de 1996 - Revelan otros crímenes de guerra en Malvinas
(http://www.lanacion.com.ar/167670-revelan-otros-crimenes-de-guerra-en-malvinas)
• Clarín - 26 de abril de 1996 - El abrazo y la ejecución
(http://edant.clarin.com/diario/96/05/26/infrec5.html)
• Página/12 - 16 de agosto de 1992 - Fusilados en Malvinas
• Clarín - 20 de agosto de 1992 - Londres abrió una investigación oficial
26 Artículo II de la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los
crímenes de lesa humanidad.

27 Se ha hecho referencia en el presente libro a la causa en que se han radicado más de 120
denuncias por torturas y otros tratos crueles, inhumanos y/o degradantes por parte de Oficiales y
Suboficiales en perjuicio de los soldados conscriptos.

28 ONU, Comisión de Derechos Humanos, Informe de la Oficina del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Estudio sobre el derecho a la verdad,
E/CN.4/2006/91, 9 de enero de 2006.

29 En este punto, es dable considerar que los hechos denunciados podrán integrar futuros
reclamos a realizar por parte de la República Argentina.

30 “La guerra ha sido hecha casi siempre por procuración. Sus verdaderos y únicos autores,
que han sido los jefes de las naciones, se han hecho representar en la tarea poco agradable de
pelear o morir; cuando han asistido a las batallas lo han hecho con todas las precauciones
posibles para no exponerse a morir. Más bien han asistido para hacer pelear, que para pelear.
Todos saben cuál es el lugar del generalísimo en las batallas. Por eso es tan raro que muera uno
de ellos. Las guerras serían menos frecuentes si los que las hacen tuvieran que exponer su vida
a sus resultas sangrientas. La irresponsabilidad directa y física es lo que las multiplica.

Pues bien: un medio simple de prevenir cuando menos su frecuencia sería el de distribuir la
responsabilidad moral de su perpetración entre los que la decretan y los que la ejecutan. Si la
guerra es un crimen, el primer culpable de ese crimen es el soberano que la emprende. Y de
todos los actores de que la guerra se compone, debe ser culpable, en recta administración de la
justicia internacional el que la manda a hacer. Si esos actos son el homicidio, el incendio, el
saqueo, el despojo, los jefes de las naciones en guerra deben ser declarados, cuando la guerra
es reconocida como injusta, como verdaderos asesinos, incendiarios, ladrones, expoliadores,
etc.; y si sus ejércitos los ponen al abrigo de todo castigo popular, nada debe abrigarlos contra el
castigo de opinión infringido por la voz de la conciencia pública indignada y por los fallos de la
historia, fundados en la moral única y sola, que regla todos los actos de la vida...” (Juan Bautista
Alberdi, 2007: 81)
Apartado 6

La Cuestión MALVINAS en los


foros internacionales.

El Alegato Ruda tiene pasado y futuro

Manuel Giordano, Jerónimo Guerrero Iraola y Carlos Giordano

Inicio
“No quería componer otro Quijote —lo cual es fácil— sino el Quijote. Inútil
agregar que no encaró nunca una transcripción mecánica del original; no se
proponía copiarlo. Su admirable ambición era producir unas páginas que
coincidieran palabra por palabra y línea por línea con las de Miguel de
Cervantes.”

(Borges, 1974: 444-450)

Han pasado 35 años de la guerra de Malvinas y 184 años de la acción


inicial de usurpación del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del
Norte, con acciones bélicas (o belicosas, al menos) intermitentes pero
continuas desde ambos entonces. Y, desde un planteo “argentino”,
venimos a argumentar que la historia que nos convoca no sólo tiene
pasado, sino que está vibrando en acciones presentes. Un presente que
hace Memoria rescatando recuerdos y antecedentes, poniéndolos en
orden a derechos que entusiasman por su vitalidad y prospección
soberanas. Pero bajo el mandato hacia un Futuro que, para serlo en este
sentido, deberá revisar de manera muy crítica y constructivamente lo que
elija como su eje genealógico histórico y el derrotero de su deseo.

Este alegato viene a revisarnos en acto, sumándolo a lo que


reconocemos como el desafío de una cultura de la Paz. Sobre todo,
teniendo en cuenta la hegemonía que nos hemos creído y creado acerca
de la violencia extrema de las guerras como origen fundante de nuestros
seres nacionales, independientes, soberanos.

Presentación
Antes de seguir los argumentos sobre los “potenciales” en proceso de
materialización, es necesario mencionar que la problemática de la
soberanía integral argentina sobre los archipiélagos de las Islas
Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos
circundantes excede/precede aquellas acciones puntuales tanto desde
las preocupaciones individuales de los sujetos como desde las colectivas
de las instituciones, así como los sucede con un creciente grado de
complejidad a partir del último hecho bélico.

El hecho político de la Guerra es parte integrante de un proceso al


mismo tiempo dinámico y permanente, estático y episódico, provocativo
y disgregador, polémico y aglutinador. Pero, por supuesto, la existencia
de esos 74 días del ́ 82 en el siglo pasado catalizan no sólo la
preocupación nacional e internacional, sino que problematizan y
transforman los supuestos y las tradiciones con que se produjeron los
análisis y se definieron las políticas soberanas reivindicativas y de
reclamo sobre los derechos conculcados. No es menor, en estas
preocupaciones, que las decisiones y acciones sucedidas entre el 2 de
abril y el 14 de junio de 1982 hayan sido parte integrante de las políticas
de la Dictadura genocida comandada por los militares Jorge Rafael
Videla, Emilio Eduardo Massera, Orlando Ramón Agosti, Roberto
Eduardo Viola, Armando Lambruschini, Omar Graffigna, Leopoldo
Fortunato Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basilio Arturo Ignacio Lami Dozo,
por los economistas José Alfredo Martínez de Hoz, Lorenzo Sigaut y
Domingo Felipe Cavallo, por los monseñores católicos apostólicos
romanos Pío Laghi, Juan Carlos Aramburu, Raúl Francisco Primatesta y
Antonio José Plaza, por los dirigentes agropecuarios Celedonio Pereda,
Juan Antonio Pirán y Horacio Francisco Gutiérrez, por los banqueros
Narciso Ocampo, Alberto Berisso y Federico Zorraquín, entre otros,
donde el Terrorismo de Estado estuvo fundado, pergeñado y sostenido
por planes sistemáticos de desapariciones, exterminio, saqueos,
violaciones, secuestros y cientos de delitos conexos, con las intenciones
reconocidas de destruir las iniciativas productivas nacionales,
desmembrar a las organizaciones sociales y políticas, profundizar la
concentración de la riqueza y extender la pobreza estructural de los
sectores populares, de trabajadores, de pequeños y medianos
productores...

Esta paradoja aún hoy preocupa y problematiza gravemente el análisis.


Las distinciones entre razones de Estado y Nación, con aquellas de las
gubernamentales de entonces, todavía enturbian las aguas de la claridad
histórica y las decisiones estructurales con que debemos atender una
cuestión que excede en mucho la transitoriedad episódica de 1982, y
llegan hasta el futuro... como pronto argumentaremos.

Pero, también, por supuesto, la ocupación fundada por la fuerza de la


fuerza militar de aquella Gran Bretaña luego de que los Estados Unidos
de Norteamérica mediante la USS Lexington “limpiara” el territorio de
Malvinas de sus habitantes y autoridades residentes, es fuente de
sinrazón e injusticia, de preocupación y problemas, al tiempo que de
claridad y necesidad de decisiones. La acción posterior de fuerza del
Capitán Onslow dirigiendo la corbeta HMS Clío en 1833 y dando
principal fundamento a la Reina Victoria para las Cartas Patentes del 23
de junio de 1843, definen la situación colonial de manera explícita más
allá de cualquier controversia jurídica no resuelta.

Pugna
Las narraciones de los orígenes de nuestro devenir nacional son, como
toda historia/Historia, una elección de hechos ordenados de acuerdo a la
decisión de cada autor cuando toma posesión de datos documentales,
cuando los lee y analiza con su cultura a cuestas, cuando los ordena de
acuerdo a cánones de autoridad, de género o de gusto, cuando logra
publicar sus dichos y éstos empiezan a dialogar, en derroteros nunca
solo libres o solo azarosos, con los productores cotidianos de los
imaginarios sociales profundos. Luego sobrevienen los enraizamientos
educativos, los formativos, los procedimentales, los hegemónicos, las
resistencias, los resultados elegidos por una razón sociopolítica que
intenta consolidar un relato que les dé coherencia, sentido, eje y destino.

En su “El país de la guerra”1, Martín Kohan, refiere que es toda una


manera de contar “y por ende una manera de entenderse: partir de que
la patria nació en los campos de batalla, parida por los grandes
paladines de la espada y el caballo, fundada en lo esencial por el ejército
(...) (que) una élite letrada se ocupó de concebir la nación, de imaginarla
y de escribirla, de darle existencia (...) tramar un gran relato”. Así, opone
la historia orgánica, integradora, de Bartolomé Mitre, historia de héroes,
de grandes hombres, de sujetos convertidos en agentes del destino y del
tiempo inexorable, “dueños de los feriados nacionales, de la mayoría de
las estatuas sitas en plazas centrales, de los himnos, de las marchas, de
los nombres de las calles y plazas o parques, por largo tiempo figurantes
absolutos en el diseño de los billetes, padres creadores (de la bandera,
de la patria, del aula, del territorio)” mediante batallas, guerras (de
independencia y de conquista, de ocupación, de destierro, de limpieza
étnica, de expropiación), a la de Juan Bautista Alberdi, a “El Crimen de la
Guerra”: “de la guerra es nacido el gobierno de la espada, el gobierno
militar, el gobierno del ejército, que es el gobierno de la fuerza sustituida
a la justicia y al derecho como principio de autoridad”. La guerra es una
manera de entender las cosas, dice Kohan, “contar la historia como
historia de guerra, poner a la guerra en el origen y hacer de ella un
fundamento, no puede dejar de traer consecuencias”, y venimos aquí a
tomar partido por su opuesto, a optar por su denuncia, a fundirnos en
otra tradición: Mitre es sucesor de Saavedra (Cornelio), es razón de
Roca (Julio Argentino), que da pie a Uriburu (José Félix) y la larga
cadena de Golpes de Estado (eufemismo para nombrar los
derrocamientos violentos de los gobiernos elegidos por los mecanismos
sociales constitucionales). Mitre anida en Aramburu (Pedro Eugenio) y,
como un río subterráneo, llega hasta el autodenominado Proceso de
Reorganización Nacional (Dictadura que se inició antes de la formalidad
del 24 de marzo de 1976 y culminó bastante después de la formalidad
del 10 de diciembre de 1983). En todos, sus guerras y “guerritas”, se
basan en una razón histórica que los instituye como custodios de los
valores de aquella Patria narrada y fundamentada en los “padres
creadores”, narrados, elegidos, ordenados de acuerdo a lo denunciado
por Alberdi: “una vez glorificado el crimen de la guerra, los señores de
las naciones han hecho de su perpetuación el tejido de su vida”.

Es el mismo Alberdi el que propone a Moreno (Mariano) en lugar del


culto militarista mitrista. Paz soberana, crítica, independentista, firme y
luchadora en defensa de lo propio. Aquella de Dorrego (Manuel), de la
Vuelta de Obligado, de las primeras masas “radicales”, las de Yrigoyen
(Hipólito), del Saavedra Lamas (Carlos) canciller y pacificador contra la
continuidad del fratricidio boliviano- paraguayo, de la Tercera Posición de
Juan Domingo Perón, de Illia (Arturo Humberto) y su voluntad honesta
de independencia soberana, del Alfonsín (Raúl Ricardo) que reencaminó
la república de masas en el marasmo belicista secular, de Néstor y
Cristina Kirchner en las materializaciones soberanas en torno a las
deudas financieras, sociales, económicas y culturales externas e
internas, en la producción de instrumentos continentales (UNASUR, por
caso) y científicos (Pampa Azul o la capacidad de producción
tecnológica satelital, por otros casos), también soberanos.

Y el Alegato Ruda, fundamento de esta reflexión, está alojado con


autoridad en esta línea patriótica, la de la Paz soberana, la del diálogo
con autoridad moral e histórica, la de la justicia sin mella de la razón ni
opción para la violencia.


Planteo

Los argumentos tomados en 1964 por el embajador argentino José

María Ruda2 para fundamentar el legítimo derecho de la Argentina


sobre estos territorios ocupados ilegalmente y dar un paso fundamental

para la Resolución 20653 (NU) que sigue instando al diálogo entre las
partes (Argentina y el Reino Unido de la Gran Bretaña) sin recortes
temáticos son los primordiales que definen la continuidad del sentido
independentista soberano que da origen a la otra Patria que elegimos
como narración, sentido y destino.

La particularización que hizo Ruda sobre la diferencia de la situación


genéricamente englobada como Malvinas respecto de otros estados de
colonialismo, asombra por su potencia jurídica, geográfica, histórica y su
rescate es el gambito que puede permitir saltar la excepcionalidad de las
agresiones y saldarlas ubicándolas en los márgenes de lo humano y el
forzamiento, y no en la centralidad de los procesos democráticos
emancipadores que estamos eligiendo para hacer sentido en nuestro
destino (valga la remezcla de letras). La cuestión Malvinas es para
Argentina y todo el continente nuestroamericano una política de Estado/s
y un reclamo democrático, constitucional, pacífico que no prescribirá ni
caduca. En todos los foros e instancias internacionales (Naciones
Unidas, Cumbres Ibero y Suramericanas, Mercosur –Mercado Común
del Sur-, ALADI – Asociación Latinoamericana de Integración-, UNASUR
–Unión de Naciones Sudamericanas-, SICA –Sistema de Integración
Centroamericano-, CALC – Cumbre de América Latina y del Caribe
sobre Integración y Desarrollo-, CELAC –Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños-, entre otros, el planteo aúna el
reconocimiento al derecho soberano original de Argentina y a la
necesidad de que la controversia del efectivo ejercicio de su gobierno y
usufructo sea saldado mediante negociaciones que lo resuelvan
pacíficamente.

En orden a esto, planteamos dos datos, uno antecedente (político,


académico, vivo) y el otro secuela (político, diplomático, en riesgo) de las
consideraciones de don José María, aquel embajador que vivió hasta
casi sus 70 años mientras fue Ministro de Gobierno, Justicia y Educación
en la provincia de Salta (1956); Profesor de la Academia de La Haya y
juez de la Corte Internacional de Justicia (1973-1991), llegando a ser su
Presidente (1988-1991).


Antecedente

Es dable reconocer en el laborioso Alegato muchos datos primarios,


fundantes, exploratorios, explícitos, cuya síntesis honró la
heterogeneidad de esos aportes. Sin embargo, creemos que el “Estudio
completo sobre la Soberanía Argentina en el archipiélago de las
Malvinas y en el continente Antártico” que publicó el 3 de septiembre de
1951 la Universidad Nacional de La Plata, merece este planteo
antecedente. El “Estudio...” se planteó sobre diferentes temáticas (1.
Aspecto geológico, geográfico y económico; 2. Aspecto histórico; 3. Los
actos y elementos de posesión legítima; 4. El problema frente a los
principios del derecho; 5. El problema en las negociaciones
internacionales; y 6. La justificación de la soberanía argentina) y fue
propuesto por el entonces interventor de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales, Doctor Julio M. Laffitte al, a su vez Rector
interventor, Doctor Carlos I. Rivas, el 13 de marzo de 1948. Aquel
planteo dio lugar a cursos “extraordinarios” de investigación y,
posteriormente, al libro que contuvo las síntesis de los mejores aportes
surgidos en el desarrollo áulico y terminó imprimiéndose durante el
período regular del Rector Doctor Luis Irigoyen y del Vicerrector Doctor
Pedro Guillermo Paternosto. Este libro, aquellos cursos, al decir y citar
de muchos autores posteriores, pasados y contemporáneos, fue el pilar
académico y científico de las más variadas intervenciones en foros
pertinentes del reclamo nacional y continental sobre esos derechos
conculcados. Claro está que -estimamos y proponemos- también del
Alegato Ruda.

En una lectura sumaria de los planteos y los resultados, la convocatoria


fue multidisciplinaria y dio cuenta de la complejidad de las partes en que
es necesario intervenir para abordar el tema y el problema más relevante
de nuestra historia moderna como Nación en el contexto internacional.
Los artículos fueron:

• Geología y geografía de las Islas Malvinas, del Doctor Agustín E.


Riggi;

• Geología y riquezas minerales de la Antártida Argentina, del


Doctor Pascual Sgrosso;

• Biología continental y oceánica de la Antártida, del Doctor


Emiliano P. Mac Donagh;

• La soberanía de Castilla en las Islas Malvinas, del Doctor Roberto


H. Marfany;

• La continuidad histórica de la soberanía argentina en las


Malvinas, del Doctor Enrique M. Barba;

• El problemas de las Islas Malvinas en su significación jurídica,


histórica y diplomática, del Doctor Camilo Barcia Trelles;

• Estudios y trabajos oceanográficos en la Antártida, del Capitán de


Fragata (R) Guillermo O. Wallbrecher;

• Negociaciones diplomáticas sobre las Malvinas, del Doctor Jorge


Cabral Texo;

• La soberanía de la República Argentina en las Malvinas ante el


Derecho Internacional, del Doctor César Díaz Cisneros;

• La soberanía argentina sobre la Antártida, del Doctor Arturo


Enrique Sampay; y

• Justificación de la soberanía argentina (Malvinas y Antártida), del


Doctor Faustino J. Legón.

589 páginas, elegantes en su grafía y potentes en sus datos científicos y


analíticos, asumieron una representatividad que nos llega merituada casi
exclusivamente por investigadores extranjeros: en los más importantes
estudios sobre Aves, Mamíferos, Relieves orográficos y antecedentes
históricos sobre el Atlántico Sur se lo incluye entre las referencias
principales. Lo cual no es así en su eventual recuperación y lectura
“nacional”, aún de las más trascendentes.

La potencia de las afirmaciones, la seriedad de las vinculaciones, lo


fundado de cada construcción analítica, el compromiso intelectual y ético
de su ocasión, lo instalaron en una doble referencia ineludible: por un
lado integral e integradora, y por el otro, silenciado y mutilado.

Aquel libro alojaba/aloja una doble incomodidad: la primera y más


evidente, es la que lo compone desde su propio título, ya que lo de la
soberanía argentina no ha sido ni es una afirmación unánime ni siquiera

para algunos connacionales4 – aunque sean expresiones minoritarias


frente a la inmensa mayoría de una opinión pública que no se expresa
en lo cotidiano pero que es evidente y contundente- y, por supuesto, es
coincidentemente rechazada por el Reino Unido de la Gran Bretaña e
Irlanda del Norte; la segunda, la constituyen los “saludos” del entonces
“Excmo. señor Presidente de la Nación, General Juan Perón, y su
dignísima señora esposa, doña Eva Perón” (sic) y del entonces
Gobernador de la provincia de Buenos Aires, Cnel. Domingo Mercante
que precedían el texto del libro en cuestión y que fueron
sistemáticamente arrancados de la inmensa mayoría de las copias de
libros circulantes a las que accedimos como investigadores muy
interesados.
Quizás -sólo decimos quizás- estas dos incomodidades hayan confluido
para quitarle a aquel “Estudio...” una centralidad que fue recuperada por
investigadores en el extranjero y sobre los cuales la valentía arrancadora
de páginas de saludo no ejerció ningún valor de autenticación.

La idea de esta referencia a lo liminar de aquel antecedente atiende a


volver a pasar por el corazón científico y académico a la Soberanía
Argentina sobre el Atlántico Sur, pero también a rescatar lo fundante de
la doble incomodidad descripta: que recordemos los fundamentos
sincrónicos y diacrónicos en que sustentamos nacional y científicamente
nuestros reclamos; desafío que tenemos como Nación suramericana,
como País soberano, como Estado federal, como Ciudadanos
investigadores, como Trabajadores y Militantes de las razones y
pasiones transformadoras: un sentido independentista, una voluntad
soberana y un destino socialmente justo.

Pre(s) y Secuela

La intervención del embajador Ruda, representante argentino, en el


Subcomité III del Comité Especial encargado de examinar la situación
con respecto a la aplicación de la Declaración sobre la Concesión de la
Independencia a los Países y Pueblos Coloniales respecto de la cuestión
Malvinas, en septiembre de 1964 fue, sin lugar a dudas, también, una
indicación precisa respecto de la heterogeneidad de las alternativas
utilizadas por los diferentes gobiernos nacionales a lo largo de la historia
que la precedió: negociaciones, mediaciones, “buenos oficios”, planteo
de arbitrajes, denuncia en foros multilaterales, siempre con reserva de
los derechos soberanos argentinos. La claridad meridiana de la decisión
de la Asamblea General de Naciones Unidas del 16 de diciembre de
1965 (votada por 94 países en forma positiva, ninguno en contra y 14
abstenciones), la 2065, fue tal que pareció ocluir cualquier alternativa
unilateral y abrir una solución operativa para situación. Sin embargo, el
desarrollo continuado por el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda
del Norte de la ocupación violenta (tanto en el origen como en la defensa
militarizada y comercialmente depredatoria) de los casi 17 años que
mediaron entre aquella Instancia general de Naciones Unidas y la
irrupción militarizada del 2 de abril de 1982, fue el resultado concreto,
lapidario respecto de la utilidad de aquel camino sugerido. El Operativo

Rosario5, aquel subterfugio bélico que se invocó bajo el patronato de la


Virgen católica homónima, vino a poner letras pétreas a la lápida de las
violencias cruzadas y continuas. Lo que se consolidó en los 74 días
subsiguientes de combates, muertes y pérdidas humanas y materiales, y
se comprueba en todo el período de posguerra hasta el presente.

Esta situación de reocupación militar de las Islas (Malvinas y Georgias


del Sur) introdujo no sólo una novedad en la controversia sino que aportó
una confusión muy oportuna para los inobjetables títulos jurídicos
argentinos, tiñéndolos desde el punto de vista político y diplomático: la
posible discusión técnica sobre los antecedentes de legitimidad legal fue
atentada con la fuerza de una brutalidad inexplicable desde una lógica
que verdaderamente apuntase a la recuperación soberana.

El Reino Unido ya mantenía una política de Estado basada en dos


principios que, integrados, los aplicaba en orden inverso a lo aparente:
Primero, los isleños tienen derecho a la libre determinación; y Segundo,
no habrá negociaciones sobre soberanía con la Argentina. En realidad la
oclusión y reserva del segundo principio, sólo hace que el Primero pueda
tener una determinación condicionada.

Con la contienda bélica de 1982 y el resultado de ejecución de la


soberanía británica mediante la fuerza de los hechos, el armamento y las
licencias comerciales sobre todas las operaciones extractivas y
productivas de una inmensa porción del Atlántico Sur (ampliada más allá
de las situaciones iniciales en disputa) todo se agravó y en materia
diplomática sólo pareciera posible tomar como punto de partida lo
inexorable de la pragmática: abandonar toda pretensión de soberanía
por nuestra parte y ver de avanzar en algunas conveniencias
propagandísticas, discursivas para la política doméstica, tal como lo hizo
el gobierno argentino del presidente Carlos Saúl Menem y el canciller
Guido Di Tella, y lo postula la ahora ex Canciller Susana Malcorra (del
gobierno) de Macri. Pero ni siquiera esto obtuvo alguna concreción
material que exceda los titulares de algún medio de comunicación
adepto o cooptable.

Respecto de lo fáctico, Argentina conserva el derecho de las razones


jurídicas, históricas, geográficas, culturales... y el Reino Unido ejecuta
todos los derechos haciendo razón de la ocupación y la disuasión militar
concluyente.

El camino iniciado por Ruda y la 2065 parece pieza de museo: belleza y


maestría sólo simbólica, alerta ejemplificador de lo que no puede
suceder porque no cambia la condición de posibilidad. La obtención de
declaraciones en foros multilaterales instando a las partes a negociar,
mediante el diálogo, la disputa de soberanía, chocan con la inevitabilidad
de aquellos principios británicos tan concluyentes como ordenados,
ordenantes.

Mientras que las opciones ya practicadas en otros tiempos o en otras


latitudes (coloniales también) discurren alternativas aparentemente
condenadas a un destino ya “patente” desde Victoria de Hannover -la
Reina “abuela de Europa”, Emperatriz de la India, custodia de la moral
Imperial-, vamos a postular una última que nos parece habilita
removiendo, abre dislocando, potencia incorporando.

En principio, intentamos un listado analítico de lo ya sucedido, lo ya


recorrido:

• El estado de hecho (status quo) que deja a los británicos en


posesión definitiva y a los argentinos reivindicando lo simbólico, sin
ninguna concreción al fondo del conflicto y la restitución soberana,
sólo esperando un cambio en los “humores” de gobernantes,
isleños, militares y/o socios del Reino Unido. Esta opción no sólo
tiene el problema de la pragmática del devenir histórico concreto,
sino que el sentido que viene tomando el tema “colonialismo” en
los foros internacionales cruzado con el primer principio
argumentado por los británicos (autodeterminación) hace aún más
inviable la “soberanización” argentina a futuro: desde el 8 de
diciembre de 2000, anualmente, se reitera la Resolución 55/146
que anuncia el fin del colonialismo (dicen que con el fin de
desprenderse no sólo del anacronismo sino de recuperar los
recursos ingentes que insume la burocracia de su manutención). El
Reino Unido ya ha tomado decisiones unilaterales ante situaciones
definibles como homólogas (Bélice, por caso) mientras se sigue
avanzando en las concesiones exploratorias, extractivas,
productivas, como ya fue dicho aquí mismo, haciéndolas definitivas
o el menos muy difíciles de desarmar a futuro. La fórmula aplicada
sobre Bélice unilateralmente incluyó la independencia a plazo largo
con un férreo acuerdo de defensa con el Reino Unido, lo que podrá
permitir el ejercicio de la libre determinación a elección de la
integración o asociación ya practicada en los hechos y muy
redituable para los isleños malvinenses. Es decir, dejar que siga de
facto la situación presente no la hace sólo inmodificable respecto
de lo soberano sino que fortalece la alternativa de la salida
unilateral en ejercicio hoy;

• Una nueva Resolución de la Asamblea General de las Naciones


Unidas que refuerce la convocatoria al diálogo sin recortes, o que
al menos la reitere con la fuerza política del presente. Esta
alternativa podría ser una buena “caja de Pandora” para nuestros
procedimientos operativos: suponemos que alcanzaremos al
menos el mismo estado de lo obtenido en la 2065/65 tras lo
alegado por José María Ruda. Pero debiéramos poder prever los
costos políticos de todas las negociaciones necesarias en lo que
hoy son las Naciones Unidas, y luego nuevamente nos quedaría el
problema de la aplicación sobre la posición británica;

• La aceptación de cualquiera de los dos principios británicos (o


ambos) por medio de inacciones conscientes, al tiempo que se
negocien otros destinos o dividendos con los británicos o los socios
que ellos nos habiliten. Este planteo parece inverosímil analizado
bajo el presente suramericano respecto de las políticas de
emancipación e independencia nacionales y continentales, pero –
tal como ya fue planteado- hay sectores muy activos no sólo en
algunos bolsones políticos opositores sino en los propios cuadros
diplomáticos argentinos. Y existe el antecedente de las
negociaciones “secretas” mantenidas durante la gestión Menem-Di
Tella a partir de “los” principios británicos. La opción parece teórica,
aunque algunas variantes seducen con algunas promesas de
“producidos compartibles”. El paraguas sobre el tema soberanía
que planteaba “congelar” por 30 años el conflicto y restaurar
comunicaciones, en 1996, fue un intento que sólo nos ocupó los
tiempos electorales y disturbió las convicciones soberanas: de
hecho, el resultado fue una ampliación y consolidación de la
fortaleza militar (base de Mount Pleasant y ocupación integral
mediante sofisticados sistemas integrados de comunicación,
vigilancia y operación ofensiva sobre los espacios marítimos,
continentales, ultraterrenos, circundantes y proyectuales) y los
privilegios unilaterales;

• Planteo de una soberanía compartida. El ejemplo de todo el


proceso llevado adelante por los gobiernos españoles por Gibraltar
mientras en los supuestos británicos las negociaciones se
supeditaban a la aprobación de los habitantes de la ocupación, no
sólo ocluye la viabilidad sino que demuestra el derrotero mediante
el cual se ofrecen concesiones que refuerzan las vitalidades de las
violencias del origen de la usurpación; y

• La entrega de soberanía por parte del Reino Unido de la Gran


Bretaña e Irlanda del Norte a cambio de acuerdos comerciales que
excedan los tiempos de la formalización simbólica de dicha
entrega, consolidando enclaves administrativo-comerciales
(solución Hong Kong). La historia demuestra que las reglas que se
imponen en las negociaciones directas, son las de quien posee las
ventajas fácticas (en este caso, las de fuerzas sin metáforas). La
experiencia de los planteos hechos por el tándem Menem- Di Tella
son la evidencia más paródica de los contrastes entre discursos
incendiarios y aceptaciones pornográficas (ellos mismos hablaron
de “recuperar las Malvinas a sangre y fuego” y de “relaciones
carnales”).

La contundencia de la pragmática política de los hechos históricos


hegemoniza cualquier voluntad, sin embargo opinamos que hay una
potencial secuela efectiva de lo alegado por José María Ruda (aún
recordando que fue él mismo el que la desalentó elegantemente, pero
insistimos en el entendimiento de que aquello fue producto de su
coyuntura personal y política, más no de la potencial efectividad del
recurso):

• La vía político-judicial ante la Corte Internacional de Justicia.


Vistas y analizadas todas las alternativas históricas ya intentadas,
en corrillos académicos está en debate ésta que no ha tenido
mucho recorrido hipotético siquiera. La preservación de los
derechos jurídicos argentinos no es un tema menor. No debiera
confundirse la “claridad” de los argumentos conceptuales e
históricos con que Argentina sostiene aún con potencia sus
derechos sobre el reclamo de Soberanía, con alguna abstracción
surgida de la primordialidad original: si bien es importante seguir
apuntando a la solución de la disputa, lo es más el resguardar lo
que aún no está en discusión abierta y en donde tenemos la única
fortaleza, es decir nuestra posición jurídica. El paso del tiempo y el
ejercicio efectivo de la ocupación siguen presionando con una
pragmática demoledora y el camino internacional de nuestros
Derechos es un imperativo impostergable (al tiempo que pareciera
el único recurso, la preservación es actuar en ese tiempo
haciéndolo diverso, posible, oportuno, aún cuando sea rechazado
por el Reino Unido en el mientras tanto). Porque de ser aceptada
como vía por Gran Bretaña, quizás inicie el camino de la solución
de la disputa de fondo. Y, aunque no genere mucha ilusión
imponerle un camino al gobierno británico, estaríamos
constituyendo algunos hitos formales y materiales positivos: 1.
Reposicionar los derechos jurídicos globales en un ámbito de
mayor vinculación efectiva con la ejecución de las potenciales
sentencias haciendo valer al Derecho como factor de presión,
mientras que es uno de los pocos sólidos con que contamos
concretamente; 2. Si sucediera el “fin del colonialismo” que
promueve Naciones Unidas, estaríamos manteniendo el reclamo
fundado en Derecho, manteniendo el “estado de controversia” en el
temario de las relaciones internacionales; 3. Sería claro el costo
político y jurídico en que incurriría el gobierno del Reino Unido
respecto de un camino que apunte a soluciones pacíficas y
fundadas en Derecho; 4. Este camino podría “desacomodar” a los
grupos connacionales, inficionándolos con recursos jurídicos que
no son apelables ni en la cultura política ni en las tácticas
propagandísticas sin acarrear altos costos representacionales; 5.
Asimismo, podría lograr unos consensos que acallarían las vías
discursivas basadas en lo agresivo de cualquier reclamo, mediando
el conflicto “iniciado” por Argentina en 1982; 6. De existir espacios
políticos británicos que estuvieran dispuestos a iniciar el camino de
un diálogo sin recortes, esta vía ofrecería una alternativa a todo lo
intentado hasta ahora, incorporando un Tribunal internacional de
probado ajuste a Derecho; 7. Mostraría que la situación de hecho
es provisoria pudiendo cambiar a futuro. Tanto isleños como los
gobernantes británicos y los empresarios potencialmente
beneficiarios de licencias y regalías en la zona tendrían un alerta
de su precariedad jurídica; 8. Abriría la opción de una negociación
arreglada con la garantía de un tribunal internacional como
escenario, o al menos introduciría una dinámica distinta al bloqueo
absoluto del presente.

Es decir, hasta aquí, estimamos al Alegato Ruda desde un pasado


analítico complejo, sintético de prácticas científicas y voluntades
políticas, de sus aportes y sus contradicciones. Pero también desde un
camino-secuela potencial, una vía que prospecta futuro. Pasado y Futuro
para que los presentes podamos hacer Memoria, ese producto que aúna
la voluntad selectiva de recuerdos críticos con la elección del punto del
horizonte donde quiere uno estar cuando desarrolle el camino histórico,
social, político, como Pueblo: Memoria del presente, entonces.

Ahora se trata de completar la propuesta alojándonos en el proceso que


contiene tal voluntad de Memoria, que la permite y prohija, que la
necesita en todos sus pasos y perspectivas, y mucho más respecto de la
cuestión Malvinas.
Para dar su objeto (...) y para establecer, al mismo tiempo, sus límites, es
preciso percibir y plantear que la relación que un creador sostiene con su
obra y, por ello, la obra misma, se encuentran afectadas por el sistema de las
relaciones sociales en las cuales se realza la creación como acto de
comunicación o, con más precisión, por la posición del creador en la
estructura (...) a la manera de un campo magnético, constituye un sistema de
líneas de fuerza: esto es, los agentes o sistemas de agentes que forman
parte de él pueden describirse como fuerzas que, al surgir, se oponen y
agregan, confiriéndoles su estructura específica en un momento dado en el
tiempo. (Bourdieu, 2002: 9)

La cuestión Malvinas es un vector que cruza en modo transversal las


aproximaciones efectuadas desde los distintos campos científicos y que,
como tal, es materia de disputa. Y mucho más en este presente, en
medio de políticas de producción de conocimiento no sólo académico
que se inscribe en una tradición emancipatoria, latinoamericanista, que
en la práctica de la revisión histórica otorga particular énfasis en la
confección de una cartografía de los silencios (Reguillo, 2000), de
quienes han sufrido en carne propia la ablación de su lengua y,
consecuentemente, han sido conminados a la exclusión.

Malvinas emerge, entonces, como una metáfora que se ha


universalizado. Alberga en su interior, las causas que desde tiempos
inmemoriales mueven la resistencia de los pueblos latinoamericanos
dado que, con cruel contemporaneidad, permite apreciar (y padecer) el
despojo soberano y el flagelo del colonialismo, dimensión que ha sido
caracterizada por la Asamblea General de Naciones Unidas, al momento
de redactar la resolución 1514 del año 1960:

La sujeción de pueblos a una subyugación,


dominación y explotación extranjeras
constituye una negación de los derechos
humanos fundamentales, es contraria a la
Carta de las Naciones Unidas y compromete
la causa de la paz y de la cooperación
mundial.

Apreciar los modos en que el Reino Unido realiza la explotación ictícola,


la prospección oceanográfica, la planificación relativa a la extracción de
hidrocarburos, entre otras cuestiones de relevancia superlativa,
parecería evocar en modo elocuente aquella reconstrucción realizada
por Eduardo Galeano (2011) al momento de describir cómo, a instancias
del desenfreno irrestricto en torno a la práctica del monocultivo (por
tomar sólo uno de los aspectos), las metrópolis tornaron yermos a
vergeles que, de haber sido tratados con la debida planificación,
hubiesen permitido prolongar el abastecimiento y la consecuente
apropiación de los frutos por parte de nuestros Pueblos. Asimismo, el
universo desplegado en derredor del Continente antártico, que supone
en el presente una sucesión de movimientos tácticos por parte del Reino
Unido con la finalidad de condicionar eventuales discusiones a futuro,
también debe erigirse en una clave interpretativa de toda producción
teórica en torno a Malvinas.


Disputar la historia
“Afirmar que las grandes corrientes de las ciencias humanísticas y sociales
están intrínsecamente vinculadas con proyectos históricos y políticos de vasto
alcance, supone concebirlas como sistematizaciones conceptuales que
influyen, fundamentan o explicitan tales proyectos y que, por lo tanto, están
siempre preñadas de política aún cuando pretendan ser portadoras de una
inapelable objetividad científica.”

(Argumedo, 2009: 67)

Hemos señalado hasta aquí distintos elementos que podríamos llamar


exógenos, consistentes en aquellas cuestiones relativas a la

reivindicación de la soberanía argentina sobre el territorio insular6, y las


dificultades emergentes de la ocupación ilegítima y contraria a los
preceptos forjados al calor del derecho internacional que lleva adelante
el Estado británico.

Sin embargo, la cuestión Malvinas también implica retomar frondosas


discusiones vigentes al interior de lo social, que hallan nuevos cauces en
la actualidad, luego de la abominable experiencia desmalvinizadora que
irrumpió con la guerra en 1982, y subsistió hasta principios de milenio,
en que el proyecto político encabezado por el Presidente Néstor Carlos
Kirchner instituyó la problemática en una política de Estado.

Tal circunstancia supuso la proliferación de distintas vertientes de


pensamiento, muchas de las cuales se han contrapuesto en cada
ocasión en que, a nivel social/cultural, se inauguraba una arena de
discusión. Entre ellas, reivindicamos la pedagogía del Centro de Ex
Combatientes Islas Malvinas de la ciudad de La Plata, provincia de
Buenos Aires, Argentina (CECIM), por implicar ésta un abordaje
holístico, inscripto en una matriz de pensamiento vernácula, en que el
territorio de producción político/simbólica se modela a partir de una
perspectiva latinoamericana.

De esta forma, desde su origen hace más de treinta años, el CECIM ha


logrado, a instancias de la implementación de acciones que podríamos
caracterizar como oblicuas (Canclini, 1997), erigirse en un actor

político/cultural en lo que concierne a la reescritura de la Historia7


Argentina. Por citar un ejemplo, la decisión de este Organismo de

Derechos Humanos de publicar el Informe Rattenbach8 en 19889,


entonces clasificado, demuestra esa férrea voluntad de incidir en la
emergencia del relato histórico.

Dichas acciones invitan a disipar la amnesia inducida, a partir de


plantear otros escenarios posibles, tangibles, que han sido suprimidos de
la autoestima nuestroamericana a instancias de un compendio de
políticas, que llegaron hasta la implementación, en diversas y sucesivas
instancias, de planes sistemáticos de exterminio.

La verdad como poder

Toda construcción de verdad supone una hipótesis de conflicto. Ahí


están los modos utilizados por los conglomerados de Poder para llevar
adelante la supresión de todas aquellas identidades que se
contrapusieran al pretenso ser nacional por ellos edificado.

Resulta indispensable, en este punto, retomar la cita de Nietzsche


realizada por Michel Foucault, en la que afirma que “el conocimiento es
la centella que brota del choque entre dos espadas” (en Foucault, 1978:
27). En efecto, nos paramos en el vórtice de abordajes de la cuestión
Malvinas, para disputar los sentidos histórica/social/culturalmente
construidos en torno a la problemática.

Asimismo, instala una matriz: Una ilación dialógica que propende a


clausurar de una vez y para siempre la opción de la guerra como una
solución a la disputa por la soberanía. Por el contrario, nos hallamos en
el umbral de una nueva perspectiva, de la consagración epistemológica
de una pedagogía de Paz. Para ello, las disputas se librarán en nuevos
escenarios. El conocimiento, la puja por la verdad, por las narrativas de
lo real, requieren a futuro, la unión indisoluble de la ciencia y la técnica, y
su puesta al servicio del desarrollo regional. Sólo así haremos proliferar
políticas públicas soberanas, que nos llevarán a detentar una efectiva
titularidad sobre las fuentes de recursos naturales, y su ulterior
procesamiento y destino.

Lo expuesto, invita también a librar las discusiones relativas al pasado.


Hay aún distintas representaciones ominosas, que hallaron en el
conflicto armado de 1982 su apoteosis e implicaron, por ejemplo, el
traslado de los métodos propios de la última dictadura cívico-

eclesiástico-militar10 a las Islas, prácticas que fueron padecidas en


carne propia por los soldados conscriptos.

Como puede apreciarse, existen hiatos palpables en torno al sentido, a


las interpretaciones de los hechos que nos han depositado aquí. ¿De
qué hablamos cuando pronunciamos el vocablo Malvinas? ¿A qué
hechos o circunstancias hacemos referencia? Michel Foucault (1992)
manifiesta en relación al discurso – en su realidad material de cosa
pronunciada o escrita- la inquietud de “sospechar la existencia de luchas,
victorias, heridas, dominaciones, servidumbres, a través de tantas
palabras en las que el uso, desde hace tanto tiempo, ha reducido las
asperezas”. Debemos redoblar la apuesta y pensar que nuestra historia
se encuentra plagada de las mentadas injusticias, y es a partir de su
reconocimiento y debida reposición, que se podrán edificar nuevas
concepciones en torno a la soberanía.
“En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el Mapa
de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el Mapa del Imperio, toda
una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y
los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el
Tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.

Suárez Miranda: Viajes de varones prudentes

Libro Cuarto, cap. XLV, Lérida, 1658”

(Jorge Luis Borges, 1960)

...¿qué es lo que hace que tópicos tan específicos dialoguen? ¿qué


suerte de apuesta al esperanto, a la ruptura del trauma babélico que
impera en las ciencias se aloja en lo hasta aquí expuesto? La respuesta
es, en principio, metadiscursiva.

En efecto, existen un cúmulo de caracterizaciones pregnantes de


carácter político/académico que hilvanan los núcleos, que en tanto
particularidades, se universalizan en la metáfora Malvinas, atribuyéndole
un sentido íntimamente relacionado con la vocación de forjar una matriz
nuestroamericana de pensamiento.

De esta manera, Malvinas, en tanto eje transversal, pone cortapisas a


cualquier pretendida asepsia científica-cultural-política, e invita a
contemplar -en la producción- que desde el año 1833 la República
Argentina ha sido despojada de su derecho soberano sobre el
archipiélago. Malvinas nos interpela, prohíbe olvidar que existieron
quienes resistieron con hidalguía los embates opresivos de las potencias
coloniales. Nos exhorta a asumir que en pleno siglo XXI se continúa
perpetrando la expoliación a manos de Imperios nada metafóricos,
aunque arropados bajo otras estéticas. Coloca delante de nuestros ojos
la trágica experiencia vivenciada tras una guerra pergeñada en modo
ilegítimo e ilegal por la última dictadura argentina, así como el flagelo
vivenciado en carne propia por los soldados conscriptos a instancias del
traslado de los métodos criminales a las Islas.

Conclusión

En la cuestión Malvinas, lo simple es absoluto... y mientras tanto, hay


que seguir preparándose para poder ejercer su soberanía. ¿O seguimos
pensando que tendremos propiedad de 11718 km cuadrados de islas si
no tenemos soberanía sobre los microcentros, sobre los propios
procesos electivos de nuestras opciones?...¿o seguiremos trabajando en
decir difícil lo que todos sabemos que es bien simple: colonialismo,
depredación de recursos naturales, fuerza recontraarmada, violencia
concreta, cómplices connacionales...?

¿O seguiremos aceptando que se puede construir la Paz, exigiendo sólo


partes de lo Justo socialmente, sólo partes de los recuerdos y no la
Memoria, sólo partes de las voces y no la Verdad, sólo partes de lo
nuestro sin la Soberanía?... siempre, con Malvinas -y vayamos a saber
con cuantas cosas más-, lo simple ha sido de necesidad absoluta...

Porque todavía hay que andar aclarando lo que parece obvio...

Porque todavía nos preguntan por qué, cuáles son las razones, hasta
cuándo... y recordamos que las Colonias -llamadas así por el lenguaje
de las potencias colonizadoras- son territorios que fueron sometidos por
la fuerza de las armas a procesos de rapiña de sus recursos naturales, a
superexplotación, esclavitud y genocidio de sus poblaciones originarias,
a la destrucción sistemática de sus obras, acciones y procesos
socioculturales, a la evangelización violenta y asesinato de sus
referentes religiosos, a la sumisión cultural educativa de sus formas
lingüísticas y sus maneras de transmisión informativas y
comunicacionales... No son territorios “ultramarinos” o “alejados de las
metrópolis”, o “protectorados”, o “estados asociados”... Son naciones,
pueblos, Estados, que han sido invadidos y cuyas voluntades colectivas
soberanas han sido sojuzgadas por la potencia de una fuerza militar-
religiosa-económica que, con el correr del proceso histórico, han
“naturalizado” esta violencia inicial mediante subordinaciones
comerciales, financieras, políticas y, sin merma, militares... la
permanencia de territorios que siguen bajo este régimen sistemático de
expropiación sigue constituyendo el documento más flagrante que
demuestra la voluntad genocida de los diferentes herederos de los
Estados que produjeron la acción primigenia de colonizar... todo
subterfugio lingüístico (modernización, desarrollismo, etc.) son las
tácticas puntuales con que se sigue consolidando estratégicamente la
violencia histórica, social, económica y cultural... los diferentes procesos
del desarrollo de estas tácticas, acomodadas según los ritmos de
extracción y aceptación producidos entre los “originarios”, han dado
como resultado situaciones que se pretenden “diferenciadas” en cuanto
al grado de involucramiento e hibridación con que se siguen justificando,
produciendo y reproduciendo. Pero la “marca registrada de origen” sigue
definiendo inequívocamente que la solución no es progresiva, ni ajustada
a procesos de negociación sobre intereses que no son concurrentes.

Los casos de “retiradas protegidas”, de progresiones, de planificaciones


híbridas, demuestran que sólo siguen aportando “ganancias” (en el más
lato sentido de la palabra) a los dueños del poder Colonial, por el tiempo
que logren persistir en su presencia efectiva mientras duran las
transiciones... los organismos que congregan a Pueblos, Naciones,
Estados y Organizaciones que trabajan día a día, en la totalidad de sus
territorios y “campos” de influencia, por la Democracia real y efectiva de
sus habitantes, por la Soberanía solidaria entre soberanías, por la
Justicia Social y legalmente igualitaria, por la Memoria política y cultural,
deben exigir –sin matices- el inmediato cese de las “situaciones de
hechos” Coloniales, Colonizadoras, de todas y cada una. Porque es
desde este punto de partida donde se pueden empezar a plantear los
imprescindibles “desarmes” de las tramas profundas que han tomado
historicidad, que han formado cultura, que han convencido naturalizando.
Es decir, recién a partir del hecho restitutivo simbólico pero total, se
puede plantear el comienzo de un diálogo que seguirá reflejando las
desigualdades construidas pero que desde ahí puede ejercerse con la
potencia del derecho concreto reparador.

Todo lo demás es “metaforización” y enajenación o, al menos, tácticas


que siguen siendo necesarias como procesos de resistencia a la
violencia sistematizada, consecuente, permanente, potente, impiadosa,
calculada, final... por lo tanto, las necesidades de “descolonización” son
absolutas, inmediatas, fundantes, imperiosas, totales nuevamente...

Y esto se debate todos los días, porque el Futuro es hoy.

Recuerdos

La apuesta es a la Memoria, en la inteligencia de que toda producción de


sentido no puede prescindir ni de los recuerdos ni de los destinos
buscados, deseados. Con las propuestas concretas expuestas, hasta
aquí llegamos. Este es el resultado. Un rompecabezas...
metodológicamente un rompecabezas.

Así como en la famosa novela, Julio Cortázar nos proponía hacer su


“Rayuela” con tres recorridos posibles, la lectura de este apartado puede
hacerse –a distinción de la lectura lineal tradicional-, también, como el
armado de un rompecabezas. Integrando piezas, desde un inicio
azaroso, buscándole las complementariedades a cada unidad, pero con
la advertencia de que el sentido final, total, sólo se alcanza leyendo
hasta el último punto, incluyendo las páginas que alguien pueda arrancar
en el futuro, aceptando la polifonía y las discusiones, admirando las
incoherencias, asumiendo que siempre estaremos frente a una obra
inconclusa porque inconclusos estarán la historia, la fauna, la memoria,
las algas, el petróleo, las educaciones, la solidaridad, el hambre, los
sedimentos, los biomas, las estimaciones prospectivas, los derechos y
todas las demás sustantividades mientras el “rompecabezas” siga siendo
aquel juego macabro en donde hasta una guerra avalada social y
masivamente fue posible.

Recordemos, por fin, que en cada conmemoración (y un libro como éste


lo es, también) por cualquier episodio que tiene que ver con los hechos
que hicieron y hacen a la conculcación de los derechos soberanos
argentinos por Malvinas, Islas del Atlántico Sur y el mar circundante, las
voces se multiplican, se editan y reeditan discursos sobre textos e ideas
“marchitas” (valga la polisemia que refiere a lo caduco y a los tonos
marciales de las canciones patrioteras).

En esta ocasión re-cordamos la pasión crítica, la voluntad


transformadora, la creación intelectual, la capacidad indagatoria y
propositiva de aquellos que fuimos hace medio siglo, siendo éstos que
hoy nos enorgullecemos por reafirmar la Soberanía Argentina integral
sobre los archipiélagos de las Islas Malvinas, las Georgias del Sur y las
Sandwich del Sur, mediante el producido de nuestra voluntad analítica,
política.

Bibliografía

• ARGUMEDO, Alcira. Los silencios y las voces de América Latina: notas sobre el
pensamiento nacional y popular. 1a Edición, 7a Reimpresión. Buenos Aires. Colihue.
2009.

• BORGES, Jorge Luis. El hacedor. Alianza Editorial S.A. Madrid. 1960

• BORGES, Jorge Luis. Pierre Menard, autor del Quijote en Ficciones, El jardín de
senderos que se bifurcan, Obras Completas, Emecé, Buenos Aires, 1974.

• BOURDIEU, Pierre. Campo de poder, campo intelectual. Itinerario de un concepto.


Editorial Montressor. 2002.

• CORTAZAR, Julio. Rayuela. Buenos Aires, Alfaguara. 2010.

• FOUCAULT, Michel. La verdad y las formas jurídicas. Barcelona. Gedisa S.A. 1978.

• FOUCAULT, Michel. El orden del discurso. Lección inaugural en el Collège de France,


pronunciada el 2 de diciembre de 1970. Traducción de Alberto González Troyano.
Buenos Aires. Tusquets Editores. 1992.

• GALEANO, Eduardo. Las venas abiertas de América Latina. 11a Edición. Madrid.
Siglo XXI Editores. 2011.

• HERNÁNDEZ ARREGUI, Juan José. ¿Qué es el ser nacional?. Editorial Plus Ultra.
Buenos Aires. 1973

• KOHAN, Martín Diego. El País de la Guerra. 1ra. Edición. Ciudad Autónoma de


Buenos Aires: Eterna Cadencia Editora. 2014.

• KOHEN, Marcelo G. “Alternativas para la solución del conflicto por las Islas Malvinas”,
Revista de Estudios Internacionales. Madrid. 1986. Vol.VII No.4, pp.1145-1163 (artículo
desactualizado).

• KOHEN, Marcelo G. Possession contestée et souveraineté territoriale. París, Presses


Universitaires de France, 1997, xxv+582 p. (Premio Paul Guggenheim 1997).

• REGUILLO, Rossana. “Identidades culturales y espacio público: un mapa de los


silencios”. En revista Diálogos de la Comunicación No 59-60. FELAFACS, Lima. 2000.

1 El País de la Guerra. Martín Diego Kohan. 1ra. Edición. Ciudad Autónoma de Buenos Aires:
Eterna Cadencia Editora, 2014.
2 Intervención del representante argentino, S.E. Embajador Dr. José María Ruda, en el
Subcomité III del Comité Especial encargado de examinar la situación con respecto a la
aplicación de la Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos
coloniales – Malvinas-. Nueva York, 9 de septiembre de 1964.

3Resolución 2065 (XX) de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Cuestión de las Islas
Malvinas (Falkland Islands).“La Asamblea General, habiendo examinado la cuestión de las Islas
Malvinas (Falkland Islands), teniendo en cuenta los capítulos de los informes del Comité Especial
encargado de examinar la situación con respecto a la aplicación de la Declaración sobre la
concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales concernientes a las Islas
Malvinas (Falkland Islands) y en particular las conclusiones y recomendaciones aprobadas por el
mismo relativas a dicho Territorio, considerando que su resolución 1514 (XV), de 14 de diciembre
de 1960, se inspiró en el anhelado propósito de poner fin al colonialismo en todas partes y en
todas sus formas, en una de las cuales se encuadra el caso de las Islas Malvinas (Falkland
Islands), tomando nota de la existencia de una disputa entre los Gobiernos de la Argentina y del
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte acerca de la soberanía sobre dichas Islas,
1. Invita a los Gobiernos de la Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte
a proseguir sin demora las negociaciones recomendadas por el Comité Especial encargado de
examinar la situación con respecto a la aplicación de la Declaración sobre la concesión de la
independencia a los países y pueblos coloniales a fin de encontrar una solución pacífica al
problema, teniendo debidamente en cuenta las disposiciones y los objetivos de la Carta de las
Naciones Unidas y de la resolución 1514 (XV) de la Asamblea General, así como los intereses de
la población de las Islas Malvinas (Falkland Islands) ;
2. Pide a ambos Gobiernos que informen al Comité Especial y a la Asamblea General, en el
vigésimo primer período de sesiones, sobre el resultado de las negociaciones.1398a. sesión
plenaria, 16 de diciembre de 1965”.

4 Con la oportunidad de la conmemoración de los 30 años del fin de la guerra de Malvinas,


intelectuales argentinos como Beatriz Sarlo, Juan José Sebreli, Santiago Kovadloff, Rafael
Filippelli, Emilio de Ipola, Vicente Palermo, Marcos Novaro y Eduardo Antón; periodistas como
Jorge Lanata, Gustavo Noriega, Martín Caparrós y Pepe Eliaschev; historiadores como Luis
Alberto Romero e Hilda Sábato; constitucionalistas como Daniel Sabsay, Roberto Gargarella y
José Miguel Onaindia, hicieron conocer su opinión coincidente con la del entonces Primer
Ministro Británico David Cameron de que la soberanía no debía ser una categoría habilitante para
la solución del conflicto sino que debía preguntarse a los propios isleños sobre sus deseos y en
base a éstos, determinar la “propiedad” nacional de las Islas y sus recursos: El derecho de
autodeterminación de los isleños es el argumento para rechazar el reclamo argentino de
soberanía.

5Así se llamó a la operación militar de recuperación de la capital de las Malvinas, dicen que por
pedido del Coronel Mohamed Alí Seineldín, en aquel entonces en el Regimiento de Infantería 25
del Ejército Argentino y luego enjuiciado y condenado a Cadena Perpetua (luego indultado) por
sedición e intento de derrocamiento de las autoridades democráticas nacionales (en un
movimiento denominado “carapintada” por el maquillaje de enmascaramiento de combate con
que se presentaron públicamente en sus acciones “golpistas”).

6 Un ejemplo de esta dimensión podríamos hallarlo en el desarrollo de “Pampa Azul”, proyecto


estratégico de investigaciones que tenía como objetivos contribuir a profundizar el conocimiento
científico como fundamento de las políticas de conservación y manejo de los recursos naturales;
promover innovaciones tecnológicas aplicables a la explotación sustentable de los recursos
naturales y al desarrollo de las industrias vinculadas al mar; fortalecer la conciencia marítima de
la sociedad argentina; y respaldar con información y presencia científica la soberanía de nuestro
país en el área del Atlántico Sur. Estuvo coordinado desde el Ministerio de Ciencia Tecnología e
Innovación Productiva y además participaban: el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto; el
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca; el Ministerio de Turismo; el Ministerio de Defensa;
el Ministerio de Seguridad; y la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable
(http://www.mincyt.gob.ar/accion/pampa-azul-9926). Hoy está desactivado y archivado.

7 Utilizamos la hache mayúscula para dar cuenta de la conformación de los macro-relatos

8 El Informe Rattenbach recientemente ha sido desclasificado y publicado a instancias del


Decreto Presidencial 200/2012.

9 El sentido del informe Rattenbach y la soberanía. Rodolfo Carrizo. Ex combatiente. Miembro


CECIM-La Plata. Profesor de la Cátedra Libre Malvinas, Comunicación y Nación de la FPyCS de
la UNLP (http://www.unlp.edu.ar/articulo/27/03/2012/especial_malvinas_texto_carrizo)

10 Las torturas a los soldados conscriptos en el frente de batalla en 1982 (por caso, Causa N°
14.969, “Taranto” (http://www.csjn.gov.ar/expcon/documentos/expedientes/datos_expe.jsp)
Alegato 3

¿Cuándo terminan las guerras?

Carlos J. Giordano

Aquellos jóvenes “colimbas” (nos llamaban así porque desde el inicio


mismo de las levas obligatorias ya en los tiempos de las batallas por la
“construcción de la Nación”, los oficiales y suboficiales de todas las
Fuerzas esclavizaban obligando por la coacción violenta a que
COrriéramos a LImpiar y BArrer sus mierdas, sus lustres, sus
autoimpuestas medallas) fuimos y seguimos siendo (aún hoy, superando
los 50 años) carne de sus cañones, cuerpos de sus afiebradas torturas,
sangre/motor de sus violencias impúdicas disfrazadas de “marchitas”
entonadas al calor del olvido. Ser joven, hacer memoria, combatir con
esperanzas de futuro, denunciar lo soez, enjuiciar lo ruin, reclamar por lo
humano básico, comer-amar-respirar-reír-desear-jugar-trabajar-pensar,
fueron los “pecados” que nos hermanaron/hermanan con los jóvenes de
las “primeras juntas”, con los jóvenes de las tropas a marchas patrióticas
emancipadoras, con los jóvenes de las tolderías que poblaban los
“desiertos” y con los jóvenes que cayeron en cada batalla armada para
organizar una nación pensada para sojuzgarnos, con los jóvenes que
cruzaron todos los ríos a “pata” para liberar y aclamar que sus líderes
lideren y que no los llamen imberbes cuando el clamor se vuelva
reclamo, con los jóvenes que lucharon y arrancaron a fuerza de votos-
consignas-calle-barrios en alzas todos los derechos de las igualdades
(de género, de raza, de ideología, de todo) aunque aún hoy estemos
tratando de que se apliquen igualitariamente, con los jóvenes que se
armaron en medio de todas las proscripciones (que se las recuerda
electorales, pero empezaron y continuaron siendo clasistas,
clasificadoras, esclavistas), con los jóvenes desaparecidos-torturados-
robados-violados-forzados-nuevamente esclavizados, con todos esos
jóvenes somos hermanos hermanados sin desear sus destinos de
muerte pero sí reconociéndonos en el sentido de sus luchas, sus
memorias, en el retome de sus caminos, de sus testimonios...

¿cuándo terminan las guerras?... la de Malvinas no ha terminado nunca


y cada vez que alguno de nosotros lo intenta, ahí salen los mismos de
entonces a meternos en el laberinto sin dios (o cualquier otra criatura
mítica, sea toro u oráculo) que nos vuelve a enmarañar en las nieblas
nada metafóricas de los recuerdos de aquellos 74 días simbólicos de
todas las muertes, de todas las torturas, de todas las traiciones, de todas
las cobardías, de todas las venganzas que se tomaron con nosotros,
contra nosotros.

Es decir, las guerras sólo terminan cuando logramos transformar las


razones profundas que las originaron, produjeron, permitieron... cuando
logramos transformar los procedimientos por las cuales se las sigue
legitimando como gestas, como patrias, como órdenes trascendentes...
sólo cuando hagamos que la Memoria recuerde-desarme-arme, cuando
la Verdad sea colectiva, cuando la Justicia sea social, cuando la
Soberanía sea popular, cuando la Paz esté comprometida verazmente
con la liberación...

Disculpen que insistamos, aún a riesgo de repetir, en esta letanía-testigo:


la Patria no es lo que nos enseñaron en los relatos que nos trajeron
hasta acá, hasta este presente en cada uno de nuestros lugares: la
Patria-Matria-Fratria es lo que logremos hacer de nosotros para evitar
que la continuidad de “sus” guerras sea posible y deseable...
Parte II

...la Memoria por los nuestros”

“Sólo cuando cesan los deseos y se pierden las esperanzas


es cuando puede tener disculpa el olvido.”

Ibn Hazm

Si la memoria es la función del cerebro que permite al organismo


humano codificar, almacenar y recuperar la información del pasado (y los
recuerdos son imágenes del pasado que se archivan en la memoria),
entonces ¿qué es la Memoria a la que le ponemos mayúscula para
distinguirla como propia y no común?...

Ensayemos una respuesta provisoria para ver si aplica a los casos, a las
acciones, a los procesos que nos estamos refiriendo: Memoria es la
capacidad de un grupo social heterogéneo de referir a hechos del
pasado como símbolos reivindicables en su interpretación para mantener
la coherencia y cohesión como conjunto de voluntades en el presente
común y hacia un futuro deseado colectivamente. Así, la Memoria, no es
el conjunto total de recuerdos sociales, ni es la suma de los hechos y
procesos que cada individuo de ese grupo rescata del Pasado. Es lo que
se selecciona, en el sentido que se selecciona y se representa como
proyección simbólica sobre lo que se recuerda socialmente y se postula
para mantener, profundizar y construir una identidad colectiva.

A la memoria se le oponen las patologías que merman o hacen


desaparecer aquella funcionalidad orgánica. Esa merma o desaparición
puede ser permanente, episódica o fugaz. Puede, cada quien, perder
momentáneamente el recuerdo de una imagen (caras, nombres,
sonidos, olores, sensaciones) y recuperarla de repente. Algo así como
vencer la nada que cada uno siente al “olvidar”, es decir a no recordar,
no a haber perdido el recuerdo puntual. En el plano individual es posible
lo patológico (perder la capacidad) como lo episódico (no recordar
momentáneamente). En los procesos colectivos, el Olvido sólo es
posible si se construye y mantiene un pacto social sobre qué no
recordar, qué no nombrar, qué hacer desaparecer.

A la Memoria, se le opone el Olvido.

Sobre Malvinas, entonces, se trata de no tener la disculpa que postula el


poeta (Ibn Hazm): no perder las esperanzas, no hacer cesar el deseo.

Aquí tratamos de la resignificación indispensable de nuestra capacidad


de historizar la Cuestión Malvinas, de darle historicidad a hechos y
procesos con los cuales hemos tratado de atender la voluntad manifiesta
de importantes organismos y personajes de la “institucionalidad” nacional
por constituir un pacto social que no recuerde el carácter nacional-
anticolonialista- antiimperialista de la lucha por la soberanía argentina en
Malvinas, que no nombre lo nuestroamericano que asume a Malvinas
como parte indivisa de lo continental sociocultural-histórico, que
desaparezca la continuidad de las políticas del Terrorismo de Estado a lo
largo de los 7 años 8 meses y 17 días que duró la Dictadura del
“Proceso de Reorganización Nacional”: que se produzca el Olvido que
tanto necesitan para que perdamos las esperanzas, cese el deseo y,
entonces, los “disculpemos”.

Los contenidos sobre el trabajo por la creación y puesta en marcha del


Museo MALVINAS y por el Instituto MALVINAS de Investigaciones,
Desarrollos, Transferencias e Innovaciones Productivas en Políticas
Soberanas (CECIM- FI/UNLP), emergen en el contexto de una
cotidianeidad que paso a paso da cuenta de lo que laboriosamente hay
que mantener activo para al menos empatar la sistematicidad de aquella
pretensión de Olvido... como un rompecabezas que toma sentido cuando
lo terminamos de armar, como una rayuela que los Cortázar
contemporáneos debemos volver a construir...

Quedan sin desarrollar las experiencias por la Cátedra Libre “Malvinas,


Comunicación y Nación” y la cátedra “Cuestión Malvinas. Políticas
Soberanas” en la UNLP, por publicaciones señeras de nuestra
producción específica sobre la perspectiva de la continuidad del
Terrorismo de Estado y la Memoria, por el trabajo de comunicación radial
desde 1990 en Radio Universidad Nacional de La Plata y tantas otras
acciones donde la activación de las voces de los protagonistas ha sido
fundamental como destino y sentido.


Apartado 7

Estructuras

Marcos Actis, Mario Volpe, Rodolfo Carrizo, Manuel Giordano y Carlos


Giordano

Introducción

La Plata ha sido una de las ciudades más afectadas por el conflicto


bélico que Argentina mantuvo con el Reino Unido de la Gran Bretaña e
Irlanda del Norte en 1982.

La presencia del Regimiento de Infantería N°7 Coronel Conde y el


asiento del Comando en Jefe de la X Brigada de Infantería Mecanizada
del Ejército, siempre significaron e impactaron sobre el conjunto de los
miembros de la comunidad platense, sobre sus instituciones y su
desarrollo. Fue en sus calabozos que estuvieron presos muchos de los
militares patriotas que al mando del General Valle intentaron oponerse al
Golpe Militar de la autodenominada Revolución Libertadora, en sus
patios fue fusilado el Teniente Coronel Oscar Cogorno, en sus oficinas
firmaron la renuncia como Presidentes Hipólito Irigoyen y Ramón
Castillo, y de sus portones salieron los jóvenes soldados conscriptos en
abril de 1982 hacia Malvinas, más precisamente al Monte Longdon, la
Península de Cambers y Wireless Ridge, volviendo diezmados, ocultos
por las mismas Fuerzas, abandonados hacia el encuentro con las
familias propias y las de los caídos que se irían enterando por ellos del
destino de los suyos.

Fue en La Plata, apenas terminada la guerra de Malvinas, donde estos


ya ex soldados conscriptos decidimos reunirnos para intentar
comprender qué nos había pasado, qué había sido eso de la guerra,
cómo había sido posible, y comenzar a desandar un camino de
ocultamiento que desde el mismo 14 de junio de 1982 fue construido por
el poder político de entonces como la única alternativa aparentemente
posible. A finales mismos de 1982 las reuniones de los ex soldados
fructificaron en lo que desde entonces es el único Centro de Ex
Combatientes que ha desarrollado sus actividades en forma continua en
todo el país: el CECIM-La Plata.

Entre sus actividades más cotidianas, el vínculo con la Universidad


Nacional de La Plata ha sido permanente y continuo. Muchos de sus
integrantes fuimos estudiantes y hoy somos profesionales, docentes,
investigadores, algunos de los cuales integramos los planteles de la
propia UNLP. Así como también ha sido importante la trascendencia de
la opinión activa del CECIM-La Plata en la constitución de las políticas
públicas respecto de la Cuestión Malvinas en el ámbito nacional.

A continuación va un repaso somero de dichos hitos, procesos y zonas


de impacto, centrándonos en el enfoque desde los Derechos Humanos
conculcados, luchados y recuperados...


Museo MALVINAS

Se abrió el 10 de junio de 2014

El Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur está ubicado en el Espacio


para la Memoria y Derechos Humanos (Ex ESMA) y se inauguró
formalmente el 10 de junio de 2014 durante la presidencia de la Dra.
Cristina Fernández de Kirchner (mientras que las discusiones y el
proyecto comenzaron a los pocos días de asumir el nuevo gobierno en
2010).

El planteo inicial comprendía una perspectiva mucho más ligada a las


tradiciones militaristas y así se postuló situarlo en la cuna de la
oligarquía castrense: el edificio del Círculo Militar que está frente a Plaza
San Martín en la zona de Retiro. Sin embargo, la participación activa de
los miembros del CECIM (Mario Volpe, Ernesto Alonso, Rodolfo Carrizo,
Gustavo Caso Rosendi, Martín Raninqueo, Miguel Savage, Marcelo
Olindi, Carlos Amato, Hugo Robert, José Zarsoso, Sergio Isaía,
Fernando Magno, Guillermo Bianchi, entre otros) en distintos foros,
reuniones y procesos que se fueron desarrollando en el Ministerio de
Educación de la Nación, hizo que la perspectiva de los Derechos
Humanos comenzara a tenerse en cuenta aún para la elección definitiva
del emplazamiento dentro de la ex ESMA.

El edificio, que hoy depende del Ministerio de Cultura de la Nación, es el


primer museo del Estado Nacional que representa la memoria colectiva
del pueblo argentino sobre las Malvinas. Fue construido con el claro
propósito de rendir homenaje a los argentinos que entregaron sus vidas
en defensa de las Islas, pero también de brindar al visitante información
sobre la fauna y la flora malvinera, la cercanía geográfica y la extensión
insular de Malvinas como parte de la topografía patagónica. Sin embargo
es preciso apuntar que el enfoque definitivo no surgió consensuado: el
carácter con que las Fuerzas Armadas hicieron protagonistas al personal
militar profesional caido por sobre los soldados conscriptos también
muertos y desaparecidos en combate tuvo que ser pulseado bajo los
datos “accesorios” de la participación activa de algunos de aquellos
militares en crímenes de Lesa Humanidad en el período dictatorial previo
a abril de 1982, como fue el caso del Teniente de Navío Pedro Edgardo
Giacchino, “comandante Pablo” en las operaciones ilegales de detención
y desaparición de personas. De aquellas discusiones acaloradas con
Rodolfo Cortés (interventor de la entonces Comisión Nacional de Ex
Combatientes), con Jorge Giles (luego primer Director del Museo), con
Federico Lorenz (actual Director en la administración del gobierno de la
fuerza Cambiemos), con María Rosenfeld (ex Directora del Canal
Encuentro), con María Laura Guembe, surgieron contenidos y enfoques
que aún hoy conforman las ideas y proyectos principales del Museo.

El predio del Museo cuenta con dos sectores claramente identificados: el


Museo instalado en el edificio y un espacio abierto que representa, en
agua, tierra y piedras, el contorno en sobrerrelieve de las Islas Malvinas
y la silueta del ARA “General Belgrano”, hundido por las fuerzas
británicas durante el conflicto de 1982. En el exterior, también se alza un
imponente mástil con una gran bandera argentina. En su interior está
estructurado en tres niveles, con diferentes salas temáticas que incluyen
materiales producidos también al calor de aquella perspectiva donde se
vincula la denuncia del Terrorismo de Estado, la Memoria por los caídos,
la Verdad crítica sobre el desempeño propio y del enemigo británico,
más las características topográficas, geográficas, zoofitológicas, jurídicas
e históricas que fundamentan los derechos soberanos argentinos sobre
la porción del Atlántico Sur que incluye las Islas y la proyección antártica
reivindicada.

Mario Volpe (actual y entonces Presidente del CECIM) fue Vicedirector


del Museo desde su creación en 2014 y hasta su desplazamiento por la
actual conducción del publicista Lorenz.

Instituto “Malvinas” de Investigaciones, Desarrollos, Transferencias e


Innovaciones Productivas en Políticas Soberanas
A partir de una idea que en 1998 empezamos a pergeñar en las
reuniones en el CECIM-La Plata, en 2014 logramos crearlo.

Cuando iniciábamos, abrimos todos los sentidos y pensábamos que lo


que creáramos debía posibilitar discurrir por lo que a continuación
transcribimos gráficamente del original:

Hoy, el Instituto “Malvinas” de Investigaciones, Desarrollos,


Transferencias e Innovaciones Productivas en Políticas Soberanas
(Instituto MALVINAS) es una Unidad Ejecutora de prácticas de
investigación, desarrollos, transferencias e innovaciones productivas de
la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata en el
marco del convenio interinstitucional con el CECIM - La Plata, cuyo fin
último propende al objetivo constitucional del conjunto de la Nación
Argentina de la recuperación plena de la soberanía política, la
independencia económica y la integralidad territorial.
De acuerdo a la propia denominación propuesta, la intención es la
integración de acciones de investigación, desarrollos, transferencias e
innovaciones productivas atendiendo a la construcción de actividades
académicas, científicas y extensionistas en torno a los distintos alcances
y significados epistemológicos y gnoseológicos que tienen las Políticas
Soberanas como campo de saberes y prácticas.

Las condiciones de existencia del “IMalvinas” suponen:

a. La integración de investigadores, extensionistas,


desarrolladores, transferencistas e innovadores productivos con
proyecto/s radicados en el Instituto MALVINAS como lugar de
trabajo.

b. La existencia de recursos materiales y humanos adecuados


para la realización del conjunto de las actividades planteadas en
los respectivos planes institucionales.

c. La realización de actividades tendientes a aportar


contribuciones originales al conocimiento existente, de manera tal
que sus resultados impliquen un crecimiento efectivo del mismo.

d. La formación de investigadores, extensionistas,


desarrolladores, transferencistas e innovadores productivos, a
través de la enseñanza específicamente dirigida a tal efecto, la
participación en las actividades del Instituto MALVINAS y/o en el
trabajo en común con investigadores, extensionistas,
desarrolladores, transferencistas e innovadores productivos
formados y otros medios adecuados al mismo fin.

Las funciones y objetivos del Instituto MALVINAS son:

• Promover, realizar y coordinar estudios teóricos, empíricos y


metodológicos, con transferencias previstas, en los campos
transdisciplinares de las Políticas Soberanas de la Nación
Argentina sobre sus recursos simbólicos, materiales, territoriales y
físicos.

• Asistir técnicamente a las Instituciones que lo requieran en


cuestiones relativas a la investigación y el desarrollo en Políticas
Soberanas, mediante asesoramientos, transferencia de
conocimientos y/o tecnología, producción de materiales y/o
procesos sociales complejos.

• Promover y realizar iniciativas orientadas al mejoramiento de la


formación de grado y posgrado, y a la capacitación continua en los
temas y problemas ligados a sus áreas de interés.

• Favorecer la cooperación con Universidades, Institutos, Centros,


Laboratorios, Unidades y cualquier otra forma institucional de
Investigación, desarrollo e innovación productiva del país y del
extranjero mediante el intercambio de sus miembros, equipos y
proyectos, así como la difusión del conocimiento en Políticas
Soberanas.

• Elaborar y ejecutar programas y proyectos de investigación,


desarrollo e innovación productiva en relación con los fines
establecidos.

• Contribuir a la formación de investigadores, extensionistas,


docentes y transferencistas mediante la dirección de becarios,
tesistas e investigadores noveles.

• Realizar y organizar todo tipo de actividades y reuniones


científicas y de posgrado (congresos, simposios, jornadas,
ateneos, foros, encuentros, etc.), así como cursos, seminarios y
talleres, y/o participar de ellos.

• Difundir los temas de su especialidad, particularmente mediante


la publicación de los resultados de las investigaciones, desarrollos
y transferencias que lleve a cabo.

• Establecer relaciones institucionales con todo tipo de organismos


del país y del extranjero a los efectos de dar cumplimiento a sus
fines.

• Sumar sus esfuerzos al cumplimiento de los objetivos


institucionales del CECIM - La Plata, previstos en el artículo 1°
segundo párrafo de su Estatuto, proponiéndose

* Honrar permanentemente la memoria de los caídos en las


acciones bélicas del Atlántico Sur;
* Desarrollar un ambiente de cordialidad y solidaridad entre los
ex-soldados conscriptos combatientes y/o civiles, que
participaron en el conflicto bélico del Atlántico Sur, desarrollado
entre el 2 de Abril y el 14 de Junio de 1982, quienes gozarán de
todos los beneficios sociales posibles;
* Propender al mejoramiento intelectual y cultural de los mismos;

* Defender los derechos soberanos en el Atlántico Sur, Malvinas,


Georgias y Sándwich del Sur de todo dominio colonialista e
imperialista;

* Promover el mejoramiento en la recuperación física, psíquica y

* social de los ex-soldados conscriptos combatientes y/o civiles;


* Mantener vigente la idea malvinizadora en el pueblo;

* Colaborar en el esclarecimiento total de los hechos y


responsabilidades en el conflicto bélico del Atlántico Sur.

* Defender la aplicación irrestricta de los Derechos Humanos


para el conjunto de la sociedad.

Las líneas de Trabajo y Temas en desarrollo son:

1.Identidad

a. 123 tumbas NN en Darwin. El derecho a la Identidad

b. Caídos en la guerra de Malvinas. Memoria sobre sus recuerdos.

c. El diálogo irresuelto entre el Informe Rattenbach y el Nunca Más.

2. Terrorismo de Estado

a. Torturas en Malvinas.

b. Crímenes de guerra. Los fusilamientos confesados y el


hundimiento del Belgrano.
c. Denuncias sobre delitos cometidos en perjuicio de soldados
argentinos durante el conflicto armado de Malvinas, un enfoque
desde el Derecho Internacional Humanitario
3. Actualidad de la guerra.

a. Mount Pleasant. Base de Ofensivas.

b. “Ejercicios” militares, alianzas estratégicas y la gendarmería del


mundo.

c. De los espejos a las grillas electrónicas. Satélites, antenas y


operadores.

4.Discursos

a. Inflación de las palabras: la guerra de Malvinas en los discursos


de sus responsables.

b. De la sangre a la tierra: los dichos de los gobernantes sobre


Malvinas.

5. Medios y Mediaciones

a. Los Medios durante la guerra de Malvinas

b. Los Medios en la posguerra


c. Los Medios sobre Malvinas.

d. Las formas de la Nación en la comunicación. Malvinas.


e. Jóvenes, cultura y los recuerdos sordos-ciegos-mudos sobre una
guerra del siglo pasado.
f. Producción artística y Malvinas. De las marchas marciales a los
muros populares y los muros digitales.

g. Narraciones sobre Malvinas, distintos soportes (del mimeógrafo al


2.0)
6. Legislación

a. Legislación integral sobre la cuestión Malvinas.

b. Derechos de las víctimas. Derechos de los victimarios.

c. Estado de la provisión de beneficios relativos a la guerra de


Malvinas.

7. Políticas Soberanas

a. Recursos Naturales (Pesca, Combustibles, Minerales, Agua


potable, Aguas marinas)

7.a.I. Investigaciones ficológicas en Tierra del Fuego, aguas


circundantes a Islas Malvinas y Antártida

7.a.II. Ictiofauna de las Islas Malvinas y Tierra del Fuego

7.a.III. Las Islas Malvinas: una extensión de los bosques


subantárticos

7.a.IV. Invertebrados no insectos de las Islas Malvinas


7.a.V. Enfermedades que afectan a la fauna Antártica y
Subantártica
7.a.VI. Las aves marinas de Tierra del Fuego, Antártida e islas
del Atlántico Sur

7.a.VII. Entomofauna de las Islas Malvinas


7.a.VIII. Estudios del Museo de La Plata sobre invertebrados
fósiles de la región de Malvinas y Antártida, 1952-2012
7.a.IX. Sobre la presencia de la División Plantas Vasculares del
Museo de La Plata en nuestras tierras australes
b. Procesos y Productos Culturales (Educación, Soberanía
Alimentaria, Memoria y Homenajes).
7.b.I. Guerra en las aulas. Cómo se enseña el conflicto de
Malvinas en la escuela media
7.b.II. Soberanía también es Narrar y Escuchar Malvinas.
Información, Educación, normas y oralidad
7.b.III. Islas Malvinas, soberanía sudamericana y presencia
británica en el Atlántico Sur

7.b.IV. La Soberanía Alimentaria en el Mar Argentino


7.b.V. Las soberanías de Argentina para América Latina

7.b.VI. Interacción estratégica y cooperación internacional para


resolver el conflicto de Malvinas: un análisis desde la teoría de
los juegos

7.b.VII. Razones e intereses de una soberanía en disputa


internacional y cultural. ¿Desde qué nosotros pensar
Latinoamérica?

7.b.VIII. Malvinas para niños, adolescentes, jóvenes


(producción de material educativo)
7.b.IX. Saberes compartidos sobre Malvinas.

7.b.X. Malvinas en las curricula (Nivel Inicial, Primario,


Secundario, Universitario: Grado y Posgrado)

8. Estados del Estado

a. Situación laboral, sanitaria, habitacional y educativa de los ex


soldados conscriptos de la guerra de Malvinas.
b. Situación de los derecho-habientes de los caídos de la guerra y la
posguerra.
c. La situación sanitaria en las Islas Malvinas

9. Defensa

a. La estructuración de la Defensa Nacional a partir de Malvinas.


Hipótesis de trabajo.
b. Continentalismo: UNASUR, Mercosur, CELAC, OEA.

10. Historicidades.

a. Las formas del relato histórico sobre los sucesos de, y en,
Malvinas.

b. Testimonios de los sobrevivientes.

c. Museo de Malvinas, las Universidades, el Sistema Educativo


Nacional y los Jurisdiccionales.

d. La soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, de ayer a hoy

e. Las estrategias argentinas hacia Malvinas (1945-2012):


Negociaciones y guerra

11. Economía política.

a.Comercio, explotación y distribución en la actualidad de las islas


Malvinas.
b.Prospecciones sobre el Atlántico Sur. Malvinas, justificación y
fundamento.


La existencia del IMalvinas fue y es posible por la asociación solidaria
entre una Institución (CECIM-La Plata) que desde el principio de la
posguerra viene planteando la necesidad de establecer políticas
soberanas que superen los discursos y se hagan efectivas en el
resguardo de los derechos nacionales y populares sobre los recursos
naturales, culturales, materiales y simbólicos, con una Institución (la
UNLP en general y la Facultad de Ingeniería en particular) con sus
tradiciones en la producción de conocimiento científico y tecnológico
transferido a procesos productivos activos; por la presencia de una masa
crítica de profesionales, técnicos, tecnólogos, científicos, que pertenecen
a ambas instituciones y que asumen el compromiso político e ideológico
de producir sentido solidario sobre los derechos públicos colectivos y la
calidad compensatoria y reparatoria de necesidades sociales populares;
y por la voluntad militante de las autoridades de las Instituciones
(CECIM, UNLP, FI) en el compromiso intelectual y material concreto de
hacer síntesis históricas (por las historias pasadas y por las futuras en
construcción).


Apartado 8

Narrar y escuchar Malvinas

Información, Educación, normas y oralidad...

Carlos Giordano, Susana Lino, Ana Laura Gratti,


María Martha Castaño, Claudia Guidone

Advertencia

Al pensar en la Guerra de Malvinas, viene pronta una analogía que no es


aplicable a los ex combatientes, sino por el contrario, a todos nosotros, a
los que somos no-combatientes, al pueblo, el tejido social que consintió y
avaló una decisión del gobierno dictatorial en su último tramo, como lo
demuestran las que posteriormente se denominaron las dos Plazas, en
alusión a la multitud presente en la Plaza de Mayo los días 31 de marzo
y 2 de abril de 1982. Esa analogía posible se establece entre la sordera
de aquellos seres que tienen biológicamente su posibilidad auditiva
dañada y la posibilidad comunicacional dañada de un pueblo que
tenemos mayoritariamente indemnidad auditiva pero, que luego de
perder la guerra, hemos hecho oídos sordos a la forma en que esta
guerra de Malvinas fue realmente iniciada, desarrollada, perdida y por
sobre todo, silenciada.

Como si el pueblo –que somos todos- no tuviera voz para narrar la


historia, como si el pueblo –que somos todos- no tuviera desarrollada la
representación mental del tramo de la historia reciente que fue y sigue
siendo Malvinas: su guerra y su posguerra.

No podemos dejar de preguntarnos entonces cuál es la posibilidad


comunicacional de todos nosotros: este pueblo que somos todos
nosotros parece ser “sordo”, este pueblo que somos nosotros parece ser
“discapacitado”, este pueblo que somos todos y que no hemos podido
dar aún evidencia fehaciente de nuestra capacidad de “escuchar” esta
guerra de Malvinas, no solo desde la indemnidad auditiva y su
representación mental sino también desde las formas de percibir y gestar
sensaciones, emociones, sentimientos. Desde toda nuestra inteligencia
sensorio-motriz contenida en ese reservorio que es nuestro cuerpo, el
que registra y conserva la historia perceptual, la historia personal, la
historia social.

Pareciera ser que lo que sí podemos todos nosotros como pueblo, es


interpretar la lucha de poder implícita, las adhesiones o rechazos a esa
lucha, las ayudas solidarias pensando en las condiciones físicas en que
se desarrollaba este capítulo de la historia, pero nunca los no-
combatientes nos hemos puesto a pensar qué escuchaban los
combatientes en la guerra.

Si quisiéramos, tenemos la posibilidad de interpretar los sonidos de las


bombas, las metrallas, los gritos de dolor de las mutilaciones, los sonidos
de los aviones acercándose, el sonido de los percutores de las armas, el
sonido de los borceguíes, el sonido de los camiones en el camino de ida
o en el de regreso, el sonido del único pajarito parado inmóvil en la
trinchera, en medio del estruendo de la batalla. Nosotros somos ese
pueblo “sordo” de la peor sordera: la sordera de quien no quiere
escuchar, porque escuchar implica poner no sólo el oído sino todo el
cuerpo y permitir que la historia reciente encarne en él. Esto implica
dejar pasar por nosotros los relatos, conmovernos en lo más interno,
para llevar estas sensaciones, recogidas a través de todos nuestros
sentidos despiertos y vivos, a las zonas de representación cerebral que
permitirán que la situación contextual aludida –la guerra y la posguerra
de Malvinas- se registre en la conciencia.

Así y sólo así podremos comenzar a pensar en construir una conciencia


ciudadana, una conciencia histórica, y recién entonces todos podremos
sentirnos todos nosotros -el pueblo- protagonistas de la historia.

Muchas son las situaciones conflictivas silenciadas en nuestra historia y


en nuestro tejido social que nutren la violencia, la destrucción de los
valores, el desprecio por la propia vida y por “los otros”, el sentimiento de
fragmentación y caos, la visión del sin-futuro, la imagen del exilio...

Lo adicto (etimológicamente, lo no-dicho) y la violencia social derivada


de lo no- dicho, no pueden existir la una sin lo otro. Como contrapartida,
la comunicación oral y la narración de la vivencia, la revalorización de lo
experiencial, del relato autobiográfico o autorreferencial, posibilita no
sólo construcción de subjetividad, sino también la construcción de
identidad colectiva, de identidad nacional. Pensar en superar lo adicto en
referencia a la Guerra y Posguerra de Malvinas, es pensar en superar la
barrera de la prohibición de narrar la derrota, hacernos cargo de esa
derrota hablándola, relatando la experiencia de la vida en medio de la
muerte y valorizar esta posibilidad comunicacional de las narraciones
orales testimoniales, que involucra a hablantes y a “escuchas” activos,
sensibles, preparados a dejar pasar a través de sí el relato, y
paradojalmente, aunque hablando de muerte y destrucción, seguir
apostando a la vida...

Van entonces, dos fragmentos de una historia que estamos empezando


a escuchar, infiltrada con testimonios de ex soldados conscriptos
combatientes en las Islas Malvinas: el primero trata de las
manipulaciones y falsedades informativas contemporáneas a la Guerra
de Malvinas, el segundo de la normativa educativa moderna a su
respecto... alguien podrá advertir alguna incoherencia textual, alguien –
tal vez- podrá darle coherencia histórica... vayamos por partes, veremos
qué pasa al final...

La Guerra: manipulación y falsedades.

Las guerras dicen que ocurren por nobles razones: la seguridad


internacional la dignidad nacional, la democracia, la libertad, el mandato
de la civilización o la voluntad de Dios. Ninguna tiene la honestidad de
confesar: Yo mato para robar Eduardo Galeano

Durante la Dictadura, la censura fue la política hacia los medios de


comunicación a través de mecanismos como “el servicio gratuito de
lectura previa” que tenía lugar en la Casa de Gobierno, y cuya función
específica era la de aprobar la publicación de artículos mediante la
autorización de personal de Inteligencia. Además existieron otros
personajes como el “asesor literario” que se encargaba de leer o aprobar
los guiones de los programas de televisión antes de su grabación y la
Secretaría de Información Pública cuya función era efectuar llamados de
atención a los programas y noticieros con respecto a los temas que
podían ser hablados o silenciados. Los cortos propagandísticos fueron
una poderosa herramienta utilizada para divulgar sus puntos de vista
referidos tanto a la “lucha contra la subversión” como para apuntalar la
política económica llevada a cabo por José Alfredo Martínez de Hoz.

Por otra parte, en agosto de 1973 asumió Miguel Paulino Tato como
censor a cargo del Ente de Calificaciones Cinematográficas. Con él
empezó una serie de campañas de censura y de amenazas en contra de
muchos de los actores y directores del cine nacional. En 1976 el Capitán
Bitlestone, al frente del Instituto Nacional de Cinematografía, impuso
normativas para apoyar un “cine nacional optimista” comprometiendo
recursos económicos para las películas que exaltaran valores cristianos,
nacionalistas, orden, respeto y trabajo.

La televisión, a través de la emisora nacional, Canal 7, rebautizada por


los militares como Argentina Televisora Color (ATC) en 1978, dirigida
mediante intervención por un miembro de las Fuerzas Armadas, fue
utilizada con fines concretos de orientar a la opinión pública.

Así, durante la Guerra de Malvinas, se alentó el triunfalismo y se


ocultaron las informaciones que hubieran permitido sospechar cómo se
desarrollaba la guerra. El noticiero más tristemente emblemático de esta
época fue “60 minutos”, conducido por José Gómez Fuentes, Silvia
Fernández Barrio, Oscar Otranto, María Larreta y Enrique Alejandro
Mancini. Dicho programa había enviado como corresponsal de guerra al
periodista Nicolás Kasansew, quien transmitía en directo desde las Islas,
y que informaba en acuerdo a lo dispuesto para él por los integrantes de
las Fuerzas Armadas.

Ahora bien, había una diferencia sustancial entre la manipulación de la


información durante la Dictadura en general y la que circuló sobre la
Guerra de Malvinas. En el período existieron fuentes de información de
distinto origen y tipo, y los militares debieron aplicar variadas medidas de
censura y represión, como las expuestas más arriba, pero
particularmente en el período correspondiente a la Guerra, la censura se
evidenció de tal modo que la información sólo tenía una fuente primaria
disponible: la brindada por las Fuerzas Armadas o, en contados casos,
como el ya referido de Kasansew.

En este sentido, cabe mencionar una famosa y gastada pero no menos


vigente frase acuñada durante la Primera Guerra Mundial: “cuando
empieza la guerra, la primera víctima es la verdad”. Durante los
conflictos bélicos, y Malvinas no es la excepción, junto con la censura, la
autocensura y el patriotismo, en los medios de comunicación cobran un
auge de grandes dimensiones la manipulación de la información y la
mentira. Los militares argentinos, escudados en la “Seguridad Nacional”
mintieron, falsearon los datos con el objetivo de hacer pasar por
información objetiva lo que en realidad era propaganda para sostener el
conflicto bélico y un poder que se resquebrajaba a cada segundo.

“Los medios de comunicación, hoy o por hoy, yo sigo insistiendo, creo


que más que nunca, responden a veces a intereses. Si el director de
noticias te dice tratá el tema de tal manera, el periodista lo va a hacer
porque está preservando su fuente de laburo, creo que en su momento
vino Oriana Fallacci y le dijo a los periodistas: “si ustedes hubiesen
abierto la boca, el gobierno militar no hubiese subsistido”; y yo creo que
sigue tan vigente eso. Los medios trabajan de acuerdo a los intereses
del que les paga, muy pocos tipos independientes pueden mantener una
línea. Es así. Vos agarrás CNN y responde a un interés, entonces no
podés enfrentarte a esas megaempresas que manejan la información de

todos”1.


Comunicados oficiales y medios masivos: la violencia de una sola
voz.
En aquel escenario marcado por la censura, la información acerca del
desarrollo de la Guerra quedó casi exclusivamente en manos de la Junta
Militar, y posteriormente del Estado Mayor Conjunto2, a través de la
emisión de “comunicados”. Los principales medios de comunicación
argentinos hacían eco de esa fuente informativa única, volviéndose
funcionales al discurso hegemónico, reproduciéndolo en diarios, revistas,
programas de radio y noticieros televisivos, desde una mirada
“triunfalista” que ocultaba lo que realmente estaba sucediendo.

Además de las propagandas oficiales que insistían con la consigna


“vamos ganando”, los comunicados exaltaban ese falso optimismo: “...la
ciudadanía puede confiar que tanto en la faz militar, como en la

diplomática, la situación sigue siendo favorable para nuestro país”3.

Aún avanzada la Guerra, y ante evidentes derrotas, para la opinión


pública las Fuerzas Armadas mantenían “intacto su sistema defensivo y

su capacidad combativa integral”4. Habían ordenado a las emisoras


televisivas que transmitieran imágenes que no dieran “pánico” ni
atentaran “contra la Unidad Nacional”.

De esta manera, silenciadas las diversas fuentes informativas, en


Argentina sólo quedaban los comunicados oficiales, los corresponsales
cómplices y sus ecos en los medios.

“La Junta Militar comunica...”


Los comunicados oficiales se constituyeron como el único relato posible
acerca de la Guerra. Construyeron el conflicto desde informaciones
militares redactadas en un lenguaje técnico, hechos puntuales, cifras,
cronologías, idas y venidas diplomáticas y declaraciones de fuentes
permitidas.
Mediante un comunicado de la Junta Militar se anunció al país la
recuperación del ejercicio de la soberanía en todo el territorio de las Islas
Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur. Las incipientes noticias se
refirieron a la presencia de heridos y al primer argentino fallecido en la
guerra, el teniente de navío de la Infantería de Marina Pedro Giacchino

“que avanzaba heroicamente a la cabeza de sus hombres”5. Esta forma


de anunciar las muertes se repitió durante la Guerra, así como se
silenciaron otras menos “importantes”... como la del Cabo Primero
Huanca y del soldado conscripto clase 1962 Mario Almonacid, acaecidas
casi al mismo tiempo que la de Giacchino pero que no fueron
anunciadas ni recuperadas a lo largo de toda la posguerra inmediata y
aún hoy.

Las fuentes de información que aparecían en los comunicados y las


noticias transmitidas por los medios masivos se reiteraron a lo largo del
conflicto. Fueron voces autorizadas las de la Dictadura y los países que
la apoyaron; las del “enemigo y sus aliados”, las de los organismos
internacionales y la Iglesia Católica. De esta manera relataban la Guerra
una y otra vez, a partir de breves testimonios de dictadores y
funcionarios que se encontraban sanos y salvos en el continente:

Las de la Dictadura: “la Junta Militar”; “el presidente Galtieri”; “el canciller
argentino Nicanor Costa Méndez”; “el General Mario Benjamín
Menéndez”; “el ministro del Interior General Alfredo Saint Jean”; “la
Cancillería argentina”. Se profundizaba la imprecisión: “una fuente
gubernamental argentina reveló que...”, “noticias provenientes de...”, “los
expertos estiman que...”, “...informó una fuente autorizada...”, eran
encabezados usuales utilizados durante la Guerra.

Hubo numerosas declaraciones de apoyo a “los derechos soberanos de


la Argentina” por parte de países latinoamericanos: principalmente
Venezuela, Ecuador, Panamá, Nicaragua, Perú y Bolivia (este último
ofreciendo también “apoyo armado y logístico”). También declararon
oficialmente el apoyo a los militares y su accionar, los gobiernos cubano
y soviético. Sin embargo, no tenían lugar declaraciones de países de la
región que se manifestaran contrarios a la intervención argentina en las
Islas. Mientras tanto, Chile no daba señales evidentes, y se declararía
neutral a fines de abril. Detrás de aquel silencio se escondían la
complicidad y el apoyo político hacia Gran Bretaña y Estados Unidos.

Los enemigos: “Gran Bretaña”; “la primer ministra Margaret Thatcher”; “el
secretario de Defensa, John Nott”; y sus aliados: “el presidente de los
Estados Unidos, Ronald Reagan”; “el Secretario de Estado Alexander
Haig”; “el Departamento de Estado”. También realizaban enérgicas
declaraciones “los ministros de relaciones exteriores de la Comunidad
Económica Europea”; “el gobierno federal alemán”; “la OTAN”; y
embajadores y diplomáticos europeos.

Organismos internacionales: las Naciones Unidas emitían comunicados


con continuidad, exigiendo la retirada inmediata de las fuerzas
argentinas de las Islas Malvinas. Los protagonizaban “el Secretario
General, Pérez de Cuellar”; “el Presidente del Consejo Permanente,
Francisco Bustillo del Campo”; entre otros.

La Iglesia Católica: el Papa Juan Pablo II instó en varias oportunidades a


Gran Bretaña y Argentina a “emplear la razón y la sabiduría para evitar el
enfrentamiento bélico”. Sin embargo, al interior de nuestro país,
mayoritariamente se difundieron aquellas posturas eclesiásticas que
avalaban la guerra o que la justificaban en alguno de sus aspectos. Por
ejemplo, según el Arzobispo de Santa Fe, “el acontecimiento malvinense
ha puesto de manifiesto que (en Argentina) la capacidad de unidad

solidaria no se ha agotado”6. En cambio, el Presidente de la


Conferencia Episcopal Argentina anunciaba: “La paz debe basarse en la
justicia y el honor. Una paz injusta no dura, sería una paz externa,

aparente”7.

Patria, soberanía y muerte

Ante la decisión de Gran Bretaña de atacar las aeronaves o la flota


argentina, la Junta se consideró “en total libertad de acción para
defender, de la manera que estime más conveniente, los supremos

intereses de la Nación”8. Por lo tanto, la Guerra se volvió prioridad en


los asuntos de Estado:

“por decreto 788 también impuso el Poder Ejecutivo Nacional la


obligación de satisfacer las necesidades de las Fuerzas Armadas
prioritariamente a todos los establecimientos que produzcan, distribuyan

o comercien efectos”9.

Las acciones militares, en tanto “reivindicatorias de las armas de la

patria”10, eran justificadas en pos de la “soberanía” y el “compromiso

histórico”11, valores superiores que debían ser “defendidos”,


trascendiendo incluso la vida misma. Ante esto, quien entregaba su vida
“por la patria” se transformaba en un “héroe”. Galtieri, en un mensaje al
país, puntualizó: “...ello nos costará muchas vidas y pérdidas materiales,
pero que será mucho más alto el precio que paga y pagará la
incalificable osadía del invasor, que ha cometido el imperdonable pecado

político de confundir la prudencia con la debilidad”12.

Una cuestión notable es que en los sucesivos comunicados pocas veces


se mencionaron “bajas”. ¿Era, acaso, una guerra sin muertos? El 28 de
abril la Junta Militar se vio obligada a informar acerca del fallecimiento de
un suboficial argentino porque el gobierno británico la había anunciado

antes13... Generalmente se mencionaba la cantidad, el rango y la


unidad a la que pertenecían los soldados y algún otro dato acerca de las
situaciones que habrían generado las “bajas”, no así sus nombres. Por
ejemplo:

“en circunstancias que cumplía un vuelo de reconocimiento se precipitó


(...) un helicóptero UH-1H matrícula AE-419 de la Fuerza, falleciendo 3

oficiales, 2 suboficiales y 5 soldados”14.

En oposición... “Otra de las cosas que también tenemos que salir a


explicar es el tema del patriotismo, porque muchas veces, si lo
enfocamos del lado del patriotismo y nos ponemos del lado de los
superpatriotas, también estamos justificando la violencia. Porque
decimos que fuimos por la patria, es difícil explicar ese tema. Yo por lo
general trato de utilizar la edad que teníamos. Que a esa edad, es muy
difícil sentirse patriota y decir “lo hice por la patria”, ¿a los 19 años?
Vamos a ser sinceros, lo único que se pretendía era vivir, no habían
salido de una secundaria y tenían proyectos de vida, y la patria estaba

muy lejos como para ir a defenderla”15 .


La figura del “soldado”, construcción infame.

Desde los comunicados y la prensa en general, se realizó una


construcción de la figura del soldado que encubría la realidad de las
trincheras, ocultando la falta de preparación, “el frío, el hambre y el
miedo”, los estaqueamientos y las torturas, y la incertidumbre:

“Los efectivos argentinos resisten el intenso cañoneo de las unidades


navales británicas y el fuego de ametralladoras que le infringen desde el
aire los atacantes, observando la más elevada moral y capacidad

combativa...”16.

Incluso ante la inminente derrota, el falso optimismo seguía invadiendo


las informaciones: “nuestras fuerzas se replegaron de sus posiciones
iniciales, y continúan combatiendo en zonas interiores, con un
inquebrantable espíritu de combate, basado en la superioridad moral de

quien defiende el territorio de la patria”17.

Hasta ese momento, los soldados aparecían en las noticias, por un lado,
como héroes que resistían o, por el otro, como un número muerto.

Ni un solo testimonio de los combatientes se constituía en fuente


informativa que narrara la guerra.

La información correcta, en las voces “autorizadas”.

Un rasgo de la “buena voluntad” de la Junta Militar fue el traslado, vía


aérea, de pequeños grupos de residentes de las Islas Malvinas, por ser

ex gobernantes y diplomáticos18, como así también por cuestiones de

salud y razones familiares19.

Pero esta “faceta solidaria” de los militares, al parecer, también se


manifestaba “a favor” de los soldados: difundían supuestas reuniones de
Generales, en las cuales se “interiorizaron acerca de las diversas

necesidades de las tropas argentinas de guarnición en las islas”20.

El 2 de abril, fecha en la cual desembarcaron las tropas argentinas, los


títulos de los periódicos reflejaban lo acontecido dándole al hecho
distinta jerarquía. Fue así como Clarín le dedicó al acontecimiento la
tapa entera: “Tropas Argentinas desembarcaron en las Malvinas”.

No sólo informando el desembarco de tropas, sino anunciando a


continuación que el Presidente de facto dirigiría un mensaje al país. Por
su parte, el diario La Nación sólo le dedicaba la parte superior de su
tapa, compartiéndola con otros titulares relacionados con el conflicto:

“Desembarco argentino en el archipiélago de las Malvinas” “Derivaciones


Diplomáticas”.

Aspectos diplomáticos, de opinión y especulaciones sobre lo que podría


acontecer completaban la tapa.

Las únicas y escuetas líneas de información eran los comunicados que


se emitían desde el Gobierno de facto. Otras referencias hacia el posible
conflicto estaban orientadas al largo reclamo que sobre las Islas habían
realizado los distintos Gobiernos, y los sustentos históricos de los
reclamos.

El interior de los matutinos contenía largas crónicas que daban cuenta


de una historia de ocupación, de la vida monótona en Puerto Stanley, de
cuestiones vinculadas con lo económico y el petróleo. Además, se
continuaban alternando declaraciones de los mandatarios nacionales
con sus intentos por encauzar el conflicto bajo la línea diplomática.

Como era de esperarse, en los sucesivos días las tapas de los diarios
continuaron desarrollando el conflicto con la misma intensidad, pero
haciendo hincapié en los aspectos económicos y diplomáticos,
fundamentalmente las negociaciones que se estaban llevando a cabo
entre el gobierno nacional y el Secretario de Estado de los Estados
Unidos de Norteamérica, Alexander Haig.
El 23 de abril los diarios daban cuenta de la arenga de Galtieri a sus
tropas, del difícil cauce de las negociaciones diplomáticas y de la partida
de la flota inglesa hacia las Islas.

Si hasta este momento el espacio dedicado a la Guerra en las tapas de


los matutinos iba disminuyendo, todo cambió a partir del 2 de mayo,
cuando se produjo el hundimiento del crucero General Belgrano. Luego
de aquel episodio, se le otorgó relevancia a algunos hechos puntuales: la
visita del Papa a la Argentina; los ataques que le propinaba la Fuerza
Aérea a la flota británica y la posterior capitulación de las tropas
argentinas en las Islas. Las crónicas estuvieron signadas por cronologías
del conflicto y declaraciones de la Junta Militar.

Mientras tanto, las condiciones reales de los soldados argentinos en


Malvinas no aparecían. Y la Dictadura se encargaba personalmente de
que así fuera...

En el Comunicado N° 22, la Junta Militar afirmaba:

“que en conocimiento de distintas versiones


circulantes con respecto al tenor de las
negociaciones que se llevan a cabo con Gran
Bretaña, comunica a la opinión pública que
las únicas informaciones valederas y
responsables son las emitidas en forma

oficial”21.

Más adelante, volvería a encargarse de desmentir noticias de otras


fuentes:

“las noticias difundidas por agencias


extranjeras acerca de un desembarco en
Malvinas son absolutamente falsas. Esta
acción de propaganda forma parte de una
campaña desatada por Gran Bretaña con el
fin de confundir a la opinión pública

internacional”22.

Días más tarde, y continuando con su política de cuestionar y condenar


versiones de otros medios, la Junta se refería a la continuidad de la
supuesta campaña británica, y comunicaba:

“...en los actuales momentos el Reino Unido


se halla ejecutando una fuerte agresión de
tipo psicológico, destinada a minar la
resistencia de todos los argentinos. Esto es
realizado mediante abundante información
intencionada y deformada convenientemente
para esos fines; en consecuencia se exhorta
a la ciudadanía a mantenerse prevenida
contra este accionar de Inglaterra. A efectos
de que la población se mantenga
correctamente informada, las noticias serán
difundidas diariamente por un vocero
autorizado, o por medio de comunicados de la
Junta Militar, cuando la circunstancia así lo
requiera. La información, tanto en volumen
como contenido, se ajustará a la real
disponibilidad de noticias, evaluadas, con
toda la seriedad del caso, a fin de evitar
inexactitudes y la creación de falsas
expectativas. Además, debe existir la certeza
de que en los casos que no se propale
información, ello no debe producir alarma sino
que muy por el contrario, sólo evidenciaría la
carencia de noticias importantes a dar. En
otras palabras, esa actitud sólo evidencia la
seriedad y responsabilidad con que se

maneja la información y su difusión”23.

De esta manera, y bajo la bandera de la “información correcta”, uno de


los más grandes represores y agresores psicológicos de la historia
argentina se jactaba de su seriedad y responsabilidad a la hora de
informar, acusando a Gran Bretaña de las mismas acciones que venía

desarrollando desde 1976. Así, la espiral de la censura24 se cerraba


aún más.

“Han tratado de ocultar las voces de sus protagonistas silenciosos (los


soldados conscriptos, las familias, el personal de cuadros inferiores, los
miembros de las Fuerzas Armadas críticos con el propio accionar y el de
sus jefes institucionales). Ocultar las voces de los protagonistas, al
principio amparados en las consignas tardías e inútiles de los intereses

supremos de la defensa nacional. Una pretensión de silencio...”25.

Una guerra sin personas


De este modo la versión “oficial” de la Guerra, apoyada en las
mencionadas fuentes informativas, narraba el conflicto a partir de una
sucesión de episodios difusos, datos, cifras, cronologías... Se construía,
por una parte, desde los avances de reiteradas reuniones diplomáticas -
con posturas a favor y en contra de la guerra, que debatían posibles
soluciones al conflicto- que no daban sus frutos; y por la otra, a partir de
las informaciones militares que detallaban los movimientos de las tropas,
y precisaban los rasgos de los armamentos y elementos tecnológicos
utilizados.

¿Qué pasaba, mientras tanto, con todos aquellos que protagonizaban la


guerra y cuyas voces no tenían lugar en los medios masivos ni en los
ecos de la opinión pública?

El fuerte aparato represivo de la Dictadura controlaba los movimientos,


los espacios, los cuerpos y, por sobre todo, la palabra. Sin embargo,
también se jugaban en este escenario múltiples intereses políticos y
fundamentalmente económicos, logrando la cooptación de los medios
masivos por parte de grandes grupos económicos nacionales e
internacionales, y de un proyecto neoliberal cuyo brazo visible y armado
eran los militares.

De esta manera, se construyó una “guerra sin sujetos”, plagada de


técnica, movimientos de tropas, buques, portaaviones, ataques aéreos,
algunas pocas muertes difusas, y numerosas negociaciones
diplomáticas. No tenían presencia alguna los testimonios de los
soldados, de sus familias, de instituciones y grupos sociales, incluso de
los kelpers... Así, “íbamos ganando”.

Malvinas era informada y difundida como un videojuego bélico, como si


no hubiese hombres en las trincheras. Imágenes lejanas, difusas, con
luces y estruendos en el horizonte, relatadas por periodistas funcionales
a la Dictadura, o acompañadas por citas de los voceros de quienes, lejos
del campo de batalla, tomaban las decisiones.

“Hambre, frío y miedo” desde el relato único.


La voz de los soldados aparece escasamente cerca de la finalización del
conflicto, y posteriormente a la misma, en breves declaraciones radiales
o audiovisuales, “levantadas” luego por los medios gráficos. El soldado
combatiente era descripto, en ese momento, simplemente como el “chico
de la guerra”, que había vivido “hambre, frío y miedo”.

Esta mirada del “soldado”, generada y amplificada por los medios


masivos luego del conflicto bélico, se imprimió con fuerza en el
imaginario social, volviéndose hegemónica e impidiendo visualizar otras
aristas de la Guerra, la Posguerra, y las problemáticas de los ex
combatientes. El cineasta Fernando Cola manifestó:

“Hay un gran desconocimiento del tema de la Posguerra, más que nada,


no tanto de la Guerra, porque de la Guerra incluso las imágenes se
repiten en los noticieros, son siempre las mismas, todos los 2 de abril
vemos las mismas quince, veinte imágenes. Y las mismas palabras:

hambre, frío y miedo”26.

“yo hablo todo el tiempo de Malvinas, todas las veces que puedo,
digamos... uno, por la responsabilidad que todos nosotros tenemos, de
que tenemos que hablar de Malvinas porque (...) si nos salvamos hubo
otros que no y eso nos pone (...) frente a la historia y nos hace
responsables de esa voz (...) que no puede surgir; y la otra cuestión,
para ser muy honesto, es para (...) no morirme... es decir... ... yo creo
como muchos psiquiatras o psicólogos nos han dicho, que nosotros nos
salvamos porque hablamos, porque narramos... porque nos juntamos
con los compañeros... y seguimos hablando. (...) Las historias de cada
uno de nosotros... todos los días surgen, todos los lunes, los martes, los
miércoles, los jueves, los viernes, los sábados de los 365 días del año...
y todo aquel que no pudo hablar o que no puede hablar... estamos
seguros que... realmente tenemos que ayudarlo mucho, porque la única
oportunidad que tenemos realmente de... de ser... de estar vivos, es
decir integralmente, con nuestra identidad... es narrar lo que nos

pasó”27.

El “tomar la palabra” y dialogar implica un comienzo del empoderamiento


que brinda el sentirse “parte de” y el hecho de ser todos sujetos de la
acción o sujetos sociales con un carácter de igualdad de condiciones en
un marco de respeto a la diversidad, donde emergen subjetividades,
identidades, ideologías, valores, sensibilidades. La “palabra hablada” es
un patrimonio simbólico que identifica y aglutina, que genera procesos
cognitivos, liberación de creatividad, revitalización de afectos, gestión de
valores:

“es más que interesante esto de que... de boca de los que tuvimos
participación efectiva en las Islas... se conozca un poco la historia,
porque también como se dijo... es un tema que aún hoy sigue siendo
tabú... para todos ¿no?”.

En contraposición a los bienes de Mercado, la palabra hablada


organizada como relato de los hechos sociales es el capital simbólico
intangible y conflictivo que empodera al sujeto social, posibilitando la
génesis de opinión pública y la expresión del pensamiento, como así
también la transformación de las situaciones reales en que está inmerso.
A su regreso de la Guerra los ex combatientes no pudieron “usar la
palabra” públicamente, a partir del silenciamiento impuesto por la
Dictadura. Se instaló así un proceso lesivo a los derechos humanos -uno
más dentro de los que ya venía cometiendo la Dictadura- que
posteriormente pudo ser nombrado como “desmalvinización”. Resultó
significativo conocer y reconocer -a partir de las fuentes orales aquí
presentadas- las desigualdades existentes en el acceso a la utilización
de la palabra, a la escucha lograda y su estrecha vinculación con las
estructuras de poder.

“Cuando terminó la Guerra, rápidamente, el Poder Político de esta


sociedad decidió que efectivamente sobre Malvinas se dejara de hablar,
porque Malvinas significaba la unidad latinoamericana, el
antiimperialismo, jóvenes opinando. Decían: si fueron a la guerra , cómo
no van a poder votar. Claro, el país no podía votar, etc., etc., etc....Hubo
que “desmalvinizar”, es decir, sacar el tema Malvinas de la sociedad,
porque Malvinas no significaba 11.718 kilómetros cuadrados de roca y
turba, sino una conciencia diferente, hubo que sacar el tema Malvinas de
la sociedad.

- ¿Fue una decisión política?

- Yo creo que sí, fue una decisión política, fue una decisión política que
los ex combatientes no hablaran

- Pero aceptada por todos nosotros como sociedad...

- Sí, yo creo que en realidad la sociedad argentina, el seno de la


sociedad argentina tuvo problemas más importantes que recordar
Malvinas, tuvo problemas de poder calmar el hambre del estómago, el
hambre de libertad, el hambre de democracia, entonces el tema
Malvinas en el llano de la sociedad no fue lo cotidiano, sin embargo,
cada vez que los ex combatientes salimos a hablar, el seno de la
sociedad, la gente, está. Yo no creo que haya una culpa social
generalizada. Me parece que sigue siendo la posibilidad de excusa de
una dirección política, si consciente de la “desmalvinización”. No creo
que la sociedad lo viva así, yo creo... la sociedad cada vez que se habla
sobre Malvinas le embarga la misma emoción, la misma conciencia, pero
no me parece esto en la dirección política de esta sociedad”.

Recuperamos en este punto otro conjunto de interrogantes planteados,


que refieren la reflexión hacia el conjunto de la sociedad, frente a ese
silenciamiento impuesto por el poder político:

¿Quiénes narran actualmente una guerra que duró 74 días, además de


los testimonios de sus ex combatientes?

¿Quiénes dan cuenta de una posguerra que lleva casi 25 años


silenciada? ¿Quiénes tienen la palabra en este tema?

“Yo tengo, no sé si llamarlo una teoría, yo lo interpreto, después de


tantos años, de esta forma: fueron tan traumáticos los hechos que
nosotros vivimos, que los guardamos como pudimos. A veces no
coinciden los relatos de los protagonistas de un mismo hecho. Fue tan
duro, que guardamos muy poquito, porque el resto no nos entraba”.

En relación con la construcción de memoria...

“La memoria no es una extracción teórica. La memoria es una


construcción, y es una construcción de ida y vuelta entre los seres vivos
y los seres que experimentaron en alguna medida lo que fue el pasado.
Yo podría hablar de Malvinas y construir un discurso político de decir:
Malvinas fue el invento de una dictadura. Y podría decir que Malvinas es
una causa nacional popular antiimperialista. Y podría decir que Malvinas
fue la derrota de los soldados de Malvinas. Y podría decir que Malvinas
es riquezas económicas, es un vínculo interoceánico, es posición
estratégica (...), y podría hablar del agua, y podría hablar muchísimo de
esto. Pero en realidad, no quiero hablar de esto (...). Y todo esto tiene
Malvinas. Pero en el medio tiene las historias humanas, las historias que
nos han permitido construir lo que nosotros creemos, la memoria”.

“Así empezó todo... Con un sorteo... Me tocó Ejército, hice la instrucción


con el Regimiento 7 y... la instrucción militar era la instrucción donde a
uno le daban una especie de manejo de armas y ese tipo de cosas y...
bueno, por ahí mis compañeros se pueden explayar más pero era una
instrucción muy básica. Fueron 45 días, al regreso de esos 45 días... yo
logré instalarme en una oficina. Esa es la verdad, una oficina que
funcionaba en 9 y 53, que era el Círculo de Suboficiales del Ejército,
donde desarrollé durante todo mi servicio militar tareas de oficina,
llevaba los libros contables. El 2 de abril del “82, viernes, yo llego a la
oficina, ya sabía... que Argentina había recuperado las Islas. Ni yo ni el
suboficial que estaba a cargo de esa dependencia... yo no lo podía creer
¿no?... que en algún momento yo tuviese que empuñar las armas... Pero
la cuestión era, que era soldado del Regimiento 7. No habíamos tenido
más que esos 45 días de práctica, yo creo que había disparado... una...
una vez allá en la instrucción de Monte. Era medio descabellado pensar
que... a los diez días iba a estar en las Islas, pero bueno, fue así ...
éramos tres soldados ahí, en esa oficina y... bueno, la cuestión es que el
4, domingo 4 de abril yo tenía, en esa época tenía un reparto de diarios.
Me había acostado tarde, después de repartir diarios y el domingo a las
diez de la mañana me despiertan. Me había acostado... ¡qué sé yo, a las
8! Me despiertan y me acuerdo esa imagen, esos flashes, yo siempre
digo que la guerra son flashes. Y el flash fue mi tía –yo vivía en la casa
de mis tíos- mi tía llorando y mi hermano despertándome, no necesité
que me dijeran... nada. (...) Recuerdo cuando salí a la calle, que es una
cuestión muy... muy fuerte. Había un camión del ejército y un patrullero.
Sí, sí, increíble ¿no? Porque supuestamente teníamos que ir, teníamos
que empuñar las armas para ir a defender la soberanía y me subieron al
patrullero... (...) Estuvimos unos días en el regimiento. Me enseñaron
nuevamente, porque yo nunca había empuñado armas antes y después
de Malvinas tampoco, no... no me gustan. Así que me tuvieron que
enseñar de nuevo porque la verdad es que yo hacía un año que no
tocaba un fusil, por lo tanto no me acordaba ni cómo se armaba, ni cómo
se desarmaba, ni cómo se cargaba, no me acordaba nada. Bueno, una
práctica rápida me dieron, de... F.A.L., y la cuestión es que... nos llevaron
a Río Gallegos a los pocos días sin saber... yo nunca tuve conocimiento
que íbamos a Malvinas hasta que... estando en Río Gallegos... nos
subieron a un avión y nos llevaron. (...) Era medio ilógico pensar que
íbamos a ir. El Regimiento 7, un regimiento que los más grandes se
acordarán que es donde ahora es la Plaza Islas Malvinas, ahí funcionaba
el Regimiento 7, o sea que en cuatro manzanas convivían 700 soldados,
con suboficiales y... oficiales, y... ¿qué práctica puede tener un
regimiento que está durante el 90% del tiempo en cuatro manzanas de
cemento, no? más que salto de rana, “carrera mar” y algunas veces
“maniobras”. Pero en realidad me parece que no tenía gran experiencia
el Regimiento 7 ¿no?... Pero bueno, esas decisiones de... los
trasnochados Generales del Proceso... El jefe de la Décima Brigada
donde estaba el Regimiento 7 ofreció la Décima Brigada... no sólo
ofreció sino exigió que la Décima Brigada tenía que ir a Malvinas. El
regimiento más importante era el Regimiento 7, por lo tanto el
Regimiento 7 fue completo. Es decir, no teníamos... nunca habíamos
estado en el sur... las condiciones climáticas son muy duras en
Malvinas...”.

“Hice la colimba, como la llamábamos así vulgarmente, casado ya y


recibido de Ingeniero Mecánico, con una prórroga universitaria de seis
años más o menos... pero como soldado ¿eh? No hice el curso de
aspirante a Oficial de Reserva que... era la posibilidad que había para los
profesionales universitarios, de hacerlo como oficiales del servicio
militar... por el hecho de estar casado, que era un impedimento ¿no?
pero tenía la ventaja de hacerlo en la zona de La Plata y seis meses
solamente. (...) Mi servicio militar también fue bastante atípico y regular.
Yo tuve... también el período básico de instrucción en el Monte en la
Estancia Los Cerrillos... Ahí estuve con la compañía B del Regimiento 7
porque yo estaba en el Distrito Militar en ese momento, había entrado en
el Distrito Militar e hice el período básico 40-45 días, algo así y... luego
quedé en el Distrito Militar La Plata... haciendo tareas... de gasista, ¿no?
que... que era... aparte de ser profesional, lo que yo sabía hacer. Pero
después, a un grupo del Distrito Militar nos dieron el pase ( ...) querían
hacer un intercambio entre subunidad o unidades, no sé cómo decían.
Bueno, la cuestión es que caí en el Regimiento7. (...) Y no entré
directamente a una compañía de Infantería sino que quedé... como un
mes y pico ahí, sin incorporar. Cosa rara ¿no? ( ...) y... bueno, faltando
un mes y medio para mi baja me incorporan en una compañía de
Infantería, la compañía C (...) hice una instrucción más que fue... en el
Parque Pereyra Iraola... en el CIFIM, que era... un Centro de Instrucción
de... Infantería de Marina ¿no? Que creo que me vino bien, pero... yo
tampoco estaba muy preparado. Después al poco tiempo ya me dieron la
baja porque salí en la primera baja, la baja de los casados, en setiembre.
Había entrado yo... en marzo, el 24 de marzo, miren qué fecha...en el
“81 estoy hablando. Salí en setiembre del “81 de baja y... conseguí
trabajo en Entel, de ingeniero, fui a hacer un curso de especialización y...
se imaginan el 2 de abril del “82 yo estaba en otra cosa totalmente, en
otra vida ¿no? En la vida civil totalmente... trabajando de profesional en
una empresa del Estado, bien ... el 2 de abril les digo viví la euforia que
también vivió la mayor parte... del pueblo argentino de haber recuperado
las Islas Malvinas; pero ni por las tapas me imaginaba ahí en las Islas
yo, personalmente, y de soldado de Infantería. Bueno, la cuestión que...
a los pocos días también me llega... a mí la Cédula de Convocatoria.
También vienen policías a la madrugada a mi casa, al departamento que
alquilaba, yo estaba con mi señora, durmiendo tranquilo y me vienen a
golpear la puerta a la madrugada, me traen la Cédula de Convocatoria
porque yo ya era un civil hacía varios meses, hacía rato (...). Me
presenté al otro día a primera hora. No tuve ni tiempo de avisar en el
trabajo, nada, se tuvo que encargar de todo eso mi familia ¿no? Y ya
quedé ahí como acuartelado... en el Regimiento 7... me dieron ropa, de
vuelta porque yo no tenía nada, me dieron equipamiento, armamento,
todo... estaba bastante olvidado, a mí nunca me gustaron las armas ni
me gustan actualmente y... bueno, apenas conocía un poquito el fusil y
apenas lo sabía desarmar, armar, limpiar un poco. Tenía muy poca
práctica de tiro, y ahí en el Regimiento tuve que recordar un poquito y
aprender un poquito más... practiqué con el fusil todo, a desarmarlo,
armarlo, limpiarlo y... a los... pocos días... nos llevaron”.

“Yo hice todo el servicio militar en la tropa, y no me perdí ningún


ejercicio, estuve en todos (...) Ese año fue bastante especial ...en cuanto
a este tema de la preparación militar porque fue diferente a los demás
años. Yo me pude enterar de esto en el Regimiento. Lo que pasa es que
nunca nos pensábamos que era motivado por esta incursión posterior a
Malvinas ¿no? Esta locura que fue... ir a Malvinas. El 30 de marzo yo lo
recuerdo muy bien y el 2 de abril también. El 30 de marzo porque ese
día regresaba de una licencia, al Regimiento y llego y me encuentro que
en la orden del día estaba de baja. Me habían otorgado la baja. Qué
ocurre: el 30 de marzo no pude salir porque hubo acuartelamiento, no sé
si lo recuerdan, la famosa concentración ¿no?, en la plaza; es decir que
le tuve que regalar un día más de mi vida al... Ejército Argentino. Salí el
31 de marzo. Al otro día termina mi servicio, fue de operacional ese día.
Me acuerdo que cuando salgo del Regimiento miré y digo “por un buen
tiempo no voy a volver a pasar nunca más por acá” a pesar de que vivía
bastante cerca de ahí. Y el 1o de abril disfruté mi primer día como civil,
fue hermoso, hasta que el 2 de abril mi hermana, que me mima mucho
todavía, me lleva el desayuno a la cama con el periódico y ahí me
entero, de lo que había hecho Leopoldo, como yo lo llamaba28. Y
bueno, lo primero que hice fue salir. Salí... fui hasta el centro y digo “a
ver qué, qué es lo que está pasando”. A mí no me invadió ningún
sentimiento de euforia... Yo ya presentía, seguramente por la cercanía
de... que me había ido... hacía 24 horas del Ejército, yo presentía que iba
a volver, no sé ... no sabía a qué iba a volver pero estaba casi
convencido de que sí iba a volver. Es más, yo me fui de baja y no me
habían dado la libreta, es decir que tenía que volver a buscarla, eso fue
el 5 de abril. El 2 de abril me acuerdo... me encuentro con un
compañero, con Marcelo de Pino en el centro y los dos preocupados
“¿qué, qué va a pasar, nos van a llamar?”... “No sé flaco -le digo- yo el
lunes tengo que volver, te cuento cualquier cosa”... Ese 5 de abril vuelvo
al Regimiento, por supuesto con esa lógica tan particular de los militares
de la época, para hacer un trámite tan sencillo como era una libreta me
tuvieron 4 horas y media, hasta que “te la doy, no te la doy, te la doy, no
te la doy”... me la dieron pero me sugirieron que no me vaya de la
ciudad. (...) Días después, 0:30 de ese 9 de abril estaba el patrullero en
mi casa con la citación. A las 12 del mediodía del 9 de abril me presento
de nuevo en el Regimiento. Bueno, esos cuatro días que estuvimos en el
Regimiento... fueron bastante... lindos y particulares, en el sentido del
reencuentro con los que se habían ido de baja entre los cuales yo me
incluyo ¿no?... ese reencuentro fue muy emotivo, también con los que no
se habían ido de baja ¿no? porque, habíamos hecho una amistad entre
casi todos los que estábamos en esa Compañía A del Regimiento 7”.

La llegada a Malvinas.
“...llegamos a Malvinas entonces el 14, caminamos yo me acuerdo la
postal de Puerto Argentino, nosotros entrando de noche o de
madrugada, pero era oscuro, y... parecía uno de esos pueblitos de la
Segunda Guerra Mundial, con casas muy, muy inglesas (...) El
aeropuerto del pueblo creo que queda a unos 14 kilómetros, que los
hicimos caminando. Nos instalamos en unas posiciones... a la salida del
pueblo, ya sería como enfilando a lo que serían nuestras posiciones
definitivas, que iban a ser en las cercanías del Monte Longdon...
Dormimos esa primera noche en Malvinas en un corral de ovejas. Y al
día siguiente, emprendimos de nuevo la marcha hacia lo que serían... lo
que nosotros pensamos que iban a ser nuestras posiciones. Estuvimos
unos diez días (...), nosotros nos instalamos en estas primeras
posiciones con un desconocimiento... total, ya estábamos aislados, no...
nunca más a partir de ahí supimos nada de, salvo por algunos
compañeros que escuchaban la radio, se escuchaba Radio Provincia
desde Malvinas, pero nunca recibimos información de nada. Quiero
decir, nosotros no sabíamos si los ingleses habían salido, si venían... No
sabíamos, eran todos rumores... pero información nunca llegaba... de
nuestros jefes militares. Por lo menos donde estábamos nosotros.
Siempre hay una cosa que, que la decimos habitualmente... entre los
compañeros del Centro, que cada persona vivió su guerra...vivió un
pedacito de esa guerra. Yo hablo de lo que viví yo y puedo relatar a lo
mejor lo que le pasó a mi compañero que tenía cerca... pero yo por
ejemplo estuve durante todo el conflicto a 800 metros del Monte
Longdon y no me atrevería a contar lo que pasó en el Monte Longdon,
porque... no, no estaba... pero uno dice: “pero estabas a 800 metros...”,
pero... no estuve en el momento del combate, porque nos quedamos en
las posiciones de retaguardia y fuimos espectadores privilegiados de...
del combate, pero nada más nos instalamos en estas posiciones a la
salida de... Puerto Argentino. Vuelvo a repetir, sin saber, ni siquiera
sabíamos dónde estábamos situados... Digo, un desconocimiento
absoluto siempre hubo de... la posición, yo me enteré dónde había
estado, en qué lugar había estado cuando retorné al continente”.

“Yo no sabía qué íbamos a hacer, adónde íbamos, no teníamos mucha


información. Mi estado de ánimo había cambiado mucho. Ya no tenía
más la euforia... más que nada tenía angustia (...) Nos llevaron a un
regimiento que había ahí en Río Gallegos a pasar la noche. Dormimos
ahí en el piso, como pudimos... con parte del equipamiento que
llevábamos... todos amontonados ahí en el piso de un salón, una
compañía, no sé qué era, y ahí tuvimos oportunidad de ir al buffette
también y... al otro día nos llevaron de vuelta al aeropuerto de Río
Gallegos y nos embarcaron en un Hércules... y nos llevaron ya... Todavía
en ese momento no sabíamos bien si nos iban a llevar a la Isla o íbamos
a quedar ahí... porque no teníamos información”.

“El recuerdo muy triste que tengo fue la partida ese martes 13, porque
estaba toda nuestra familia a la espera de la hora de la visita y... no, no
se pudo efectivizar la visita, es decir que nos fuimos sin despedirnos con
nuestros familiares. Eso fue muy... muy, muy bajoneante ¿no? (...)
Bueno, llegamos a Buenos Aires, al Palomar. Salimos... no estuve tanto
tiempo en Ushuaia, en Río Gallegos... media hora y tomé el Hércules yo
al pueblo llegué de día, yo llegué 7:30 de la mañana del 14 de abril al
aeropuerto. Me acuerdo que nos tocó un día espantoso, como no podía
ser de otra manera, lluvia y viento en contra, esa caminata de casi 10
kilómetros fue un parto, tuve que ir con el bolsón porta equipo, fue la
verdad, un parto”.

“Yo estuve el 2 de abril en Malvinas, no estaba de baja, estaba en


Infantería de Marina... gracias a que la única vez que salí sorteado en mi
vida saqué el 991 y me tocó Infantería de Marina y ahí estuve el 2 de
abril, también tuve ese recorrido inicial del aeropuerto al pueblo y el 2 de
abril lo que vi fue terror en los ojos de los kelpers, y traté de entender por
qué ese terror y en realidad, creo, que lo que ellos veían eran “militares
argentinos que habían desaparecido 30.000 personas”... no nos veían a
nosotros, los colimbas”.


En plena guerra.

“...hay un dato que no es menor... se hizo una prueba de tiro... todos


cargamos... nuestros fusiles. Una prueba de tiro ... con proyectiles de
verdad, no de fogueo quiero decir, y... a tirar para probar el fusil ¿no?
Para probar... si funcionaba el fusil o si tenía un desperfecto, si se
trababa. Bueno, yo tenía como compañero de trinchera a Rolando
Pacholcsuk... fue mi compañero de trinchera prácticamente durante todo
el conflicto... bueno, cargamos las armas... era ensordecedor toda una
compañía tirando, me acuerdo un detalle, que los pajaritos no se iban,
estaban tan aturdidos, que los pocos pajaritos que estaban en la
trinchera... no se iban, no estarían acostumbrados al ruido pero se
quedaron. Y... bueno... dispara toda la compañía y mi compañero me
dice: “no anda el fusil”... terminamos de tirar, y el fusil de él no
funcionaba. Lo desarmamos todo... a ver qué era y resulta que... yo no
tengo idea... había una cosa que es la aguja percutora. La aguja
percutora tenía un defecto o estaba rota la punta, algo tenía, la cuestión
es que el fusil no había forma de que funcione si no se cambiaba esa
aguja percutora. Estamos hablando... ¿qué sería, el 20 de abril, 25 de
abril?... Damos el parte... haciendo... la escalera de mando digamos, a
nuestro jefe de grupo; el jefe de grupo al jefe de sección; el jefe de
sección al teniente primero, que era el que estaba encargado de toda la
compañía C...esto es una anécdota pero que pinta un poco... la visión
que a lo mejor yo tengo de Malvinas. Es una anécdota pero que me toca
muy de cerca y creo que refleja... Es un reflejo de lo que yo... pienso, de
lo que fue la conducción... táctica, estratégica y la logística de la Guerra
de Malvinas. Rolando Pacholcsuk muere en la noche o mejor dicho, es
herido la noche del 13 al 14 de junio por... un bombardeo. No es que
muere digamos porque su fusil no andaba... pero no anduvo en toda la
guerra. Nunca llegó la aguja percutora. Hicimos todos los reclamos que
uno podía hacer, uno era soldado ¿no? ... pero la aguja percutora no
llegó nunca. O sea que... Rolando durante toda la guerra estuvo con un
fusil que no podía disparar. Rolando... era... de Mar del Plata. Es el
único... es lindo, como detalle, porque es el único ex combatiente herido
en combate y que está enterrado en territorio continental, porque él
muere en el Almirante Irízar. Yo nunca le pude contar esto a ... a la
madre, porque... me resultó imposible... a 20 años ... es importante y
donde tengo oportunidad lo digo, porque pinta un poco, para no
referirnos, a todo lo que es logística, estrategia, táctica, conducción de
una guerra”.

“Me acuerdo, yo compartí... con un compañero, Alejandro Vargas... Un


día estábamos ... nos habíamos quedado solos en la avanzada y
después de hacer la guardia nos pusimos a leer las cartas que habíamos
recibido. Y él me acuerdo que tenía una “amigovia” que era maestra
jardinera y, dentro de la carta que ella le escribe le llenó la carta de
dibujitos de los chicos, banderitas argentinas, viva la patria” así escrito,
ayudado por la maestra a escribir y eso me acuerdo que nos tocó
mucho, porque nosotros en las cartas que escribíamos a nuestros seres
queridos, evidentemente no podíamos transmitir todo lo que pasaba y
todo lo que nosotros sentíamos... por lo menos eso era lo que nosotros
pensábamos que hacíamos ¿no? pero nos dio tanta bronca eso y...
tomamos conciencia y dijimos “bueno, tenemos que contar un poco
más”. Entonces elegimos al receptor de esa carta, yo... en mi caso fue
mi cuñado, quien vivía en Mar del Plata... entonces yo sabía que mis
padres, mi madre, porque mi padre ya había fallecido, no se iba a
enterar, y él ... eligió al socio del padre de él. Y me acuerdo fue una
descarga muy, muy positiva para nosotros porque de ahí volcamos toda
la bronca que sentíamos y contábamos que la guerra la estábamos
perdiendo, no ganando ¿no?... digo esto porque después
lamentablemente Alejandro no volvió... yo volví, yo tuve la oportunidad
de compartirlo con mi cuñado, él lamentablemente no. Pero lo recuerdo
con cariño porque me trae la memoria... era un gran tipo este chico”.

“Me enteré hace dos semanas ¡fíjense, eh! de que uno de mis
compañeros había ido al Monte London. Uno de los compañeros del
grupo que había quedado en la avanzada de combate, que era una
posición avanzada, había ido al Monte London y la pasó bastante mal.
Volvió... apenas... y también me enteré hace dos semanas que ese
mismo compañero había sido estaqueado, por... robar comida, por tratar
de conseguir algo de comida”. (Intervención del público preguntando si
los responsables del castigo eran ingleses o argentinos). “Ah! No, no, por
supuesto que nuestras, nuestros jefes argentinos. Los militares
argentinos, eso... yo creí que... lo daba por sabido. Perdón, pero sí, sí...
nuestros propios Suboficiales y Oficiales hacían ese castigo
normalmente con... los muy indisciplinados, especialmente los que
robaban comida. (...) Las últimas dos o tres semanas no teníamos
prácticamente comida. Medio plato de sopa lavada por día...bajamos
mucho de peso, muchísimo... Agua, los primeros días teníamos agua
potable que traían de abajo, de la ciudad, pero después en seguida
tuvimos que empezar a tomar agua de los charcos... en la montaña...”.

“Y pronto llegó el 25 de abril, fue el día que me entero que habían


atacado las Georgias, y... también ese mismo día me entero que ya las
habíamos perdido... todo muy rápido. Y... recuerdo que el que estaba al
mando de los comandos de las Georgias era el célebre Teniente Astiz.
Después me entero, no sé si será realmente verdad, que duró 20
minutos el enfrentamiento, pero bueno, pesando quién era Astiz creo
que era bastante lógico que haya sido, que haya ocurrido así. (...) Sí, yo
por lo menos me enteré así de esa versión esa información tuve...”.

“Para ser honesto con... la historia, es que en Georgias sí hubo


combates, uno solo. Atacaron el submarino Salta, lo hundieron y murió
un suboficial que se llamaba Artuso. Astiz por supuesto que no combatió
y por supuesto que entregó y mintió, porque hubo comunicaciones
diciendo “rompo los pacos y ataco la tropa” y en ese momento
efectivamente estaba firmando la rendición incondicional y negociando
que no lo llevaran a Inglaterra para juzgarlo como criminal de guerra, por
el asesinato de Dagmar Hagelin y la desaparición de las dos monjas
francesas”.

El ataque final
“Y bueno, llegó muy pronto ¿no?... casi a los cinco días nos atacan a
nosotros. (...) El 31 de mayo recuerdo muy especialmente, nos dicen a la
noche que nos iban a atacar. Mejor dicho, había una posibilidad de que
nos atacaran. Ese día a la tarde habíamos recibido las últimas tres
raciones de esas famosas bolsitas de raciones, que siempre venían
desarmadas, así, con muy pocas cosas, pero, habíamos recibido tres.
Claro, al darnos esta información, me acuerdo, con mis compañeros nos
quedamos despiertos, obviamente, esperando. Claro, pasaban las
horas... Entonces empezamos “Che, vamos a comer algo, vamos a
comer una”. Nos comimos una. Cuando terminamos de comer esa
primera ración dijimos “che, ¿y si vienen en serio y nos matan? Vamos a
comer todo”... Nos comimos las tres raciones... los ingleses no vinieron...
y los días subsiguientes no teníamos nada que comer... Pero, por suerte
algo después conseguimos... Me acuerdo habíamos juntado en un
depósito abandonado un montón de garbanzos que estaban tirados
entre la mugre y lo juntamos y... eso fue lo que nos salvó después un
poco ¿no?, para poder los últimos días... comer algo”.

“En el momento del ataque final, que les digo fue terrible... dantesco
digamos. Quisiera decir dos palabras de eso porque... fue muy
impresionante... yo las imágenes más grabadas que tengo... eran las
bengalas iluminando todo, una atrás de otra... las granadas de mortero
que llovían, las esquirlas que zumbaban por todos lados. A mí no me
pegó ninguna por suerte y... el tiroteo final fue impresionante... en el cielo
se veía una... una grilla, un enrejado...irregular de... balas trazantes, que
marcaban su trayectoria pero era una cosa casi continua... en el cielo...
era impresionante realmente...”.

“Fue el 1ro. de mayo, cinco menos veinte de la mañana. (...)Y lo que vi


fue impresionante. Eran bengalas antiaéreas, con las luces, hasta que
vimos... un avión estallar en el aire y eso fue un espectáculo...
impresionante que... nos ayudó a tomar conciencia en dónde estábamos.
Y qué era lo que pensábamos por lo menos mis compañeros y yo: “
bueno, bombardean el aeropuerto (estábamos a 18-20 kilómetros del
aeropuerto) y ahora nos toca a nosotros”... A la tarde a más tardar
pensábamos que nos iban a venir a atacar. Claro, la inexperiencia, la
inocencia ¿no? de pensar eso. Y... bueno, los dos primeros días, fue
mucho miedo, esperando. Pero, el tercer día ya nos dimos cuenta que
no, que no iba a ser tan así, que íbamos... que nuestra participación en
la guerra iba a tener que esperar. Entonces, ahí, al darnos cuenta de eso
empezamos... qué hicimos, lo primero que hicimos fue salir de las
posiciones. Estuvimos dos días ahí metidos en ese pozo, dijimos “no,
acá hay que salir”. Aparte, hacía tres, cuatro días que no nos daban
nada de comer y salimos a buscar comida, obviamente. (...) Ya a partir
de junio fue lo peor porque el 8 de junio nosotros... perdimos cuatro
compañeros y... ahí fue cuando recibimos... la realidad nos pegó un
cachetazo terrible... eran los primeros cuatro muertos y ... ahí tomamos
realmente conciencia de que... el próximo podía ser cualquiera de
nosotros... (...) Lo que pasa es que la guerra siguió tan rápido, que ni
siquiera nos dio el tiempo, ni siquiera para extrañarlos, porque no, no,
no, no había tiempo de nada. Y... después de eso llegó la batalla de
Monte Longdon, que yo también la vi de costado y después nos tocó a
nosotros. Nos atacaron bastante... bastante duro y... y ... todos los que
estamos acá, que estuvimos en Malvinas nos salvamos por un
milagro...Porque el hecho de haber estado... esos últimos días ahí en
pleno combate... fue un, un milagro, que no nos haya pasado nada”.

La posguerra.

“Y después vino la posguerra Volvimos... En el sur nos recibieron muy


bien Puerto Madryn, Trelew, ahí muy bien la gente. Después acá nos
trataron de ocultar, nos escondieron, el recibimiento fue un poco más
frío, en general pero nos trajeron escondidos (...) y por 20 años
prácticamente no tuve encuentros con ex combatientes, no hablé de la
guerra, era como que lo negaba y recién hace, un año más o menos,
volví a... a encontrarme con mis compañeros y a hacerme socio activo
del Centro de Ex Combatientes (CECIM)”.

“Y después la posguerra, dura como a todos ¿no? Como la pasamos la


mayoría... y lo único que yo me acuerdo fue que traté de hacer cosas
diferentes...”.

“Cuál es la consecuencia, que son básicamente los compañeros


suicidados. Y hago hincapié en los ingleses, que ganaron la guerra, que
pasaron por esa euforia del triunfalismo, sufrieron después, en mayor o
menor medida, una cantidad importante de soldados suicidados.
Entonces, creo que es un buen ejemplo decir: “ven, los que ganaron, les
pasó lo mismo que nos pasó a nosotros”. (...) Las consecuencias de una
guerra son terribles, más allá del resultado de la guerra, quien haya
ganado y quien haya perdido”.

“Les quiero contar una historia (...). Les quiero contar una historia de
Hugo, que es un compañero mío ex combatiente. Hugo, como Jorge,
como Pedro, como tantos nombres que tiene la guerra. Y la historia es
así. Durante la guerra de Malvinas Hugo tuvo un compañero entrañable
durante los 72 días que duró el conflicto, este compañero tiene nombre,
se llama Rolando Pacholczuk(...), que es otro de los caídos en Malvinas,
con una particularidad, este compañero es uno de los pocos muertos
que murió en el continente, ¿no? Quedó herido, lo trajeron, y murió en el
continente. Y bueno, la amistad entre estos tipos fue muy fuerte pero, sin
embargo, generó un problema: uno volvió, y el otro no. Y uno, durante
muchos años, no pudo enfrentar a su familia, ni ver a su mamá, poder
encontrarse con su mamá, para decir “bueno, yo estuve con tu hijo los
últimos días de su vida”. Esta es una historia reciente, de la semana
pasada es, se las cuento como una anécdota que nos provocó una
movilización muy grande, a la gente que fue a la guerra de Malvinas. Y
durante mucho tiempo Hugo no sabía cómo enfrentar una pregunta: que
la madre le dijera “¿por qué vos, y sí el mío?”. Y bueno, esto fue terrible,
¿cómo se cerraba esta historia? Y así fueron pasando los días, pasaron
los años, pasaron 24 años. Un día dijo: “tengo que cerrar esto, tengo que
empezar a buscar”. Y empezó una gran movilización, que llevó un par de
años, la búsqueda de la madre de este soldado que, por esas cosas de
la vida ya no vivía en Mar del Plata, que había sido una habitante, una
transeúnte, por la vida de Mar del Plata, y un pibe como Rolando, el cual
había sido abandonado muy chico. Y no solamente había sido
abandonado, sino que también había sido educado en muy buenos
colegios, y paradójicamente la historia de Rolando era un pibe
culturalmente muy formado en situaciones, cuando va a la guerra, de
mucha pobreza, y que decía cosas como esta, por ejemplo: “no tengo
hermano...”. Y bué, no tenía hermano. Y fue a la guerra sin hermano. Y
24 años después nos encontramos con los hermanos, que no sabíamos
nosotros, y que eran hermanos. Y en el medio hay una historia muy
terrible, porque de esto se trata también, ¿no? El papá de Rolando había
sido un contador famoso en Mar del Plata que había trabajado vinculado
al grupo Graiver, y que fue asesinado. Curiosamente, el papá de
Rolando es uno de los pocos muertos en un accidente que se catalogó
como tal, a martillazos en la cabeza. Y bueno, y la historia sigue, hasta
que logramos contactarnos con uno de los hermanos, después de
buscar... de rastrearlo mucho, una cosa en alguna medida de
investigación, de saber cómo era. Y bueno, logramos contactarlo, y vivía
en Córdoba, ahí muy cerquita donde se hace la fiesta de la cerveza, en
Villa General Belgrano, y Hugo fue. Y se encontró con Quelita, que es la
mamá de Rolando Pacholcsuk. Y Quelita es una artista. Y como todos
los artistas, gozan y tienen una sensibilidad quizás en alguna medida
mayor que la nuestra, por lo cual, por lo tanto, construyen un mundo, y
viven a veces en ese mundo, que nos parece a nosotros que ronda la
locura. Pero es el mundo de la sensibilidad. Logramos encontrarla, y
encontramos un ser que realmente nos impactó muchísimo... porque es
la madre de él... porque es la madre de Rolando... Y esta mujer, que... se
podría haber presumido que estaba loca, o desvariada, le dijo a Hugo
cosas como: “no sientas rencor... sacate del miedo el horror de la guerra,
vos compartiste con mi hijo los momentos ¿más hermosos? Y con eso
me alcanza...”. Y la mujer después se fue a su mundo, y volvió, y cada
vez que volvía, era para decirle a Hugo, que tampoco tuvo mamá en la
guerra... en fin... (se emociona) estas cosas... Esta es la historia, esta es
la memoria, esta es la construcción que nos debemos nosotros, porque
en definitiva nosotros, frente a Malvinas, estábamos todos, todos somos
parte de Malvinas, todos fuimos parte de esto. Construimos Malvinas.
Fuimos responsables de la Plaza y la no Plaza. Galtieri nos perteneció, y
lo coreamos todos. Entonces, en esto es parte de nuestra tarea por
construir la memoria, nada más”.

“Todavía hoy es muy necesario contar. Durante algún tiempo nos pesaba
mucho que nos volvieron a preguntar por el frío, el hambre y el miedo,
todo el tiempo, y muchas veces dijimos: “yo no quiero hablar más del
hambre, el frío y el miedo, tantas veces lo hemos dicho”; sin embargo, no
fue suficiente. Porque otras voces funcionaron. Y otras voces decían que
no pasamos hambre, que no pasamos frío, y que si teníamos miedo era
porque éramos chicos, y no estábamos preparados para la guerra. Y eso
llevaba a que la guerra la habíamos perdido porque éramos chicos. La
guerra no se perdió porque éramos chicos, la guerra se perdió porque
había un gobierno traidor y genocida (...). El tema de Derechos
Humanos, el tema de la dictadura, sirve para pensar la Argentina hacia
atrás, hacia lo que pasó, para que nunca más vuelva a pasar. El tema
Malvinas sirve para pensar el futuro (...). Porque si el tema Malvinas no
se discute como posibilidad de futuro, efectivamente nos estamos
perdiendo una parte central de la historia reciente, y estamos perdiendo
una oportunidad extraordinaria, que es la de escuchar a los
protagonistas de la historia”.

Normar la educación
La Constitución Nacional, sancionada por el Congreso General
Constituyente el 1o de Mayo de 1853, reformada y concordada por la
Convención Nacional Ad Hoc el 25 de septiembre de 1860 y con las
reformas de las Convenciones de 1866, 1898, 1957 y 1994, dice en su
Preámbulo:

Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en


Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las
provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes,
con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia,
consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el
bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros,
para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que
quieran habitar en el suelo argentino: invocando la protección de Dios,
fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos
esta Constitución, para la Nación Argentina.

En referencia a Malvinas, la Constitución Nacional contempla en su


última reforma, como Primera Disposición Transitoria:

La Nación Argentina ratifica su legítima e


imprescriptible soberanía sobre las Islas
Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del
Sur y los espacios marítimos e insulares
correspondientes, por ser parte integrante del
territorio nacional.

La recuperación de dichos territorios y el


ejercicio pleno de la soberanía, respetando el
modo de vida de sus habitantes, y conforme a
los principios del derecho internacional,
constituyen un objetivo permanente e
irrenunciable del pueblo argentino.
Desde 1870 los sucesivos gobiernos argentinos mantuvieron una política
exterior de neutralidad. En la Guerra del Pacífico, entre Chile por un lado
y Bolivia, aliada al Perú por el otro (1879), nuestro país se mantuvo
prescindente. Lo mismo ocurrió durante la Primera Guerra Mundial
(1914-1918), aunque si bien es cierto que Argentina declaró la guerra a
Alemania en 1945, lo hizo quince días antes de que terminara la
contienda y como condición impuesta por los Aliados para poder ingresar
a la Organización de las Naciones Unidas. Es decir que desde 1870
hasta el mes de abril de 1982, Argentina no participó de ningún conflicto
armado.

La declaración de la Guerra de Malvinas no fue votada por el Congreso


Argentino (y en lo formal del hecho, nunca se hizo), ya que éste se
encontraba en receso obligado por la Dictadura impuesta desde 1976.
Por lo tanto, en 1982 las acciones bélicas esgrimiendo el lema de
“recuperar las islas Malvinas” fueron promovidas por un gobierno de
facto, ilegal, no elegido por el pueblo.

Cabe destacar que la Carta Magna argentina reformada en 1994, habla


de “la recuperación de dichos territorios” de conformidad con los
“principios del derecho internacional”, lo que excluye toda posibilidad de
nuevo conflicto armado dado que las controversias internacionales, de
acuerdo con esos principios, deben solucionarse por la vía diplomática.
Es sabido que la garantía de paz para Argentina radica en el
afianzamiento de las instituciones democráticas para lo cual resulta
fundamental el respeto de las normas constitucionales. Mientras se
encuentren vigentes las Instituciones del sistema democrático, la división
de los tres poderes y el régimen del Estado de Derecho, toda posibilidad
de conflicto armado exterior es contraria a la tradición republicana y a la
voluntad de paz de los argentinos. La política exterior argentina está
orientada a las acciones de paz, en el marco de las Naciones Unidas.
Por su parte, la Constitución de la Provincia de Buenos Aires, reformada
en el año 1994, presenta el siguiente Preámbulo, modificado respecto
del Preámbulo de la Constitución Nacional:

Nos, los representantes de la provincia de


Buenos Aires, reunidos por su voluntad y
elección, con el objeto de constituir el mejor
gobierno de todos y para todos, afianzar la
justicia, consolidar la paz interna, proveer la
seguridad común, promover el bienestar
general y asegurar los beneficios de la
libertad para el pueblo y para los demás
hombres que quieran habitar su suelo,
invocando a Dios, fuente de toda razón y
justicia, ordenamos, decretamos y
establecemos esta Constitución.

En su artículo 36 la Constitución Provincial bonaerense expresa:

La Provincia promoverá la eliminación de los obstáculos económicos,


sociales o de cualquier otra naturaleza, que afecten o impidan el ejercicio
de los derechos y garantías constitucionales.

A tal fin reconoce los siguientes derechos sociales:

Menciona a continuación en sus incisos 1 a 9 distintos destinatarios de


este reconocimiento y en su inciso 10 se refiere así a los veteranos de
Malvinas:

De los Veteranos de Guerra. La Provincia adoptará políticas orientadas a


la asistencia y protección de los veteranos de guerra facilitando el
acceso a la salud, al trabajo y a una vivienda digna.
Ese reconocimiento de derechos sociales incluía el acceso de los
veteranos de Guerra a la salud, trabajo y vivienda digna, pero no
contemplaba el derecho de acceso a la educación. El 23 de octubre de
1984, el Poder Ejecutivo Nacional promulgó la Ley 23.109 que otorgó
beneficios de educación y capacitación a ex soldados conscriptos que
hubieran participado en efectivas acciones de combate en el Atlántico
Sur entre el 2 de abril de 1982 y el 14 de junio de 1982. La característica
de esta Ley consistía en que esos beneficios se reservaban
exclusivamente para los soldados conscriptos, excluyendo a los oficiales
y suboficiales que hubieran podido intervenir en el conflicto dado que

éstos no eran conscriptos sino profesionales.29

La ley, en sus artículos 12, 13 y 14, detalla los beneficios que se les
otorgan:

“Art, 12.- Las personas mencionadas en el art. 1o que hubieren iniciado


estudios de nivel primario, post primario, secundario, terciario o de
formación profesional o que lo iniciaren con posterioridad a la
promulgación de la presente ley, tendrán derecho a una beca
equivalente a un salario mínimo vital y móvil, mensual, más la asignación
por escolaridad pertinente, conforme a lo dispuesto por la ley 18.017 (t.o.
1974). Esta beca será incompatible con cualquier otro ingreso
proveniente de actividad remunerada o prestación previsional, mientras
duren sus estudios y el beneficiario cumpla con las condiciones que se
establecen en el artículo siguiente.”

Art. 13.- El beneficiario deberá acreditar, periódicamente, mediante


certificación de la autoridad educativa competente, el cumplimiento de
las siguientes condiciones: a) Conservación de la condición de alumno
según las normas correspondientes al respectivo plan de estudios; b)
Mantenimiento de dicha condición en años lectivos consecutivos, tanto
entre cursos de un mismo nivel como en el pasaje de un nivel al
inmediato superior.

Art. 14.- Cuando los estudios mencionados en el art. 12 sean cursados


en cualquier instituto dependiente de la Superintendencia de Enseñanza
Privada, el alumno tendrá derecho a cursar sin abonar matrícula,
inscripción, ni ningún otro arancel.

La aplicación de esta ley se solventaría con fondos de las partidas


presupuestarias de las respectivas Fuerzas Armadas.

El Decreto 509 del Poder Ejecutivo Nacional, de fecha 26 de abril de


1988, reglamentó la Ley 23.109, incluyendo los estudios de nivel
universitario, con derecho a las becas establecidas. Las becas serían
otorgadas por la Fuerza Armada en la que el ex combatiente prestó
servicios, la que sería responsable del control de la información periódica
a cargo de los becarios. La beca podría extinguirse por distintos motivos:
por fallecimiento del beneficiario: por no concluir éste los estudios dentro
del plazo establecido en el plan de estudios y un tercio más; por perder
el becario la calidad de alumno regular; o por obtener éste otro ingreso
proveniente de ocupación remunerada o prestación previsional.

No obstante ello, una Ley posterior, la 23.701/89, modificó a la 23.109/84


ampliando en su artículo 1o los destinatarios de los beneficios que
otorgaba en principio sólo a ex soldados conscriptos, extendiéndolos a
oficiales y suboficiales que hubieren participado del conflicto bélico.

Por Resolución del Ministerio de Educación de la Nación número 3307


del 30 de noviembre de 1992 se aprobó el Convenio celebrado el 10 de
agosto de ese año, entre la Dirección de Educación de Adultos y la
Federación de Veteranos de Guerra de la República Argentina. El
acuerdo consistía en coordinar las acciones educativas que se
concretaren. La enseñanza sería gratuita y estaría destinada a
desarrollar actividades de formación, capacitación y perfeccionamiento
general de los adultos trabajadores vinculados con la Federación.

La Dirección de Educación de Adultos tendría a su cargo la planificación,


programación, coordinación, funcionamiento y supervisión de las
acciones educativas que se proyectaran. Ambas partes coordinarían la
ejecución de acciones tendientes a: realizar el diagnóstico inicial y el
diseño del proyecto; efectuar el seguimiento y la evaluación de la acción
educativa, quedando a cargo de la Dirección mencionada todo lo
inherente a cuestiones pedagógicas; promover la coordinación
intersectorial para concretar las acciones educativas que se proyectaran;
contribuir financieramente al desarrollo de las acciones convenidas;
facilitar el intercambio fluido de información.

Las nuevas Leyes de Educación.

A pesar de estas normativas logradas a instancias de las organizaciones


de ex combatientes reclamando por sus derechos legítimos, no existían
hasta el año 2006 acciones tendientes a incluir el tema de la Guerra y la
Posguerra de Malvinas en el ámbito legal educativo formal, desde el
nivel nacional de donde emanan los Acuerdos Federales para poder
incorporar el tema en los lineamientos y diseños curriculares.

Hubo un antecedente en tal sentido, a nivel provincial, en mayo de 1997:


la Dirección Provincial de Veteranos de Guerra de Malvinas de la
Provincia de Corrientes presentó un Proyecto de inclusión del tema
Malvinas en el sistema educativo formal, que se denominó “Programa
Federal de Promoción de la Cultura y la Identidad Nacional”, para el cual
se obtuvo el auspicio del Ministro de Educación, por Resolución 426/97.

Sus objetivos eran la difusión y el reconocimiento de los derechos


soberanos sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del
Sur; la formación docente; la participación activa de docentes, padres y
alumnos; brindar un aporte al reconocimiento y promoción de los
derechos soberanos sobre las Islas del Atlántico Sur y una comprensión
integral sobre la necesidad de recuperación de la integridad territorial del
sistema insular en disputa.

El Programa, que estaba dirigido a padres, docentes, alumnos y


autoridades educacionales, planteaba la siguiente metodología:

• Clase expositiva a cargo de docentes o personal especializado en


la materia;

• Charlas a cargo de veteranos de Guerra con alumnos, padres y


docentes;

• Conferencias a cargo de diplomáticos y expertos en el tema. Los


temas a tratar se refieren a las condiciones geográficas de las
Islas, su economía, su historia, otros.

El día 27 de diciembre de 2006 fue promulgada la nueva Ley de


Educación Nacional No 26.206.
“Esta Ley está pensada bajo la lógica de los derechos de las personas y no
desde la lógica de la conformación de las estructuras”.

Un primer análisis de esta nueva Ley Nacional posibilita enmarcar, en


muchos de sus artículos, el tema seleccionado como estudio de caso en
la investigación: la Guerra y la Posguerra de Malvinas. Así, en el Título I,
Capítulo I, el Artículo 3ro. establece que:
la educación es una prioridad nacional y se
constituye en política de Estado para construir
una sociedad justa, reafirmar la soberanía e
identidad nacional, profundizar el ejercicio de
la ciudadanía democrática, respetar los
derechos humanos y libertades
fundamentales y fortalecer el desarrollo
económico-social de la Nación.

Entre los fines y objetivos de la política educativa nacional, en su Título I,


Capítulo II, Artículo 11 incisos c) e i) se propone entre otras cuestiones,

• Brindar una formación ciudadana comprometida con los valores


éticos y democráticos de participación, libertad, solidaridad,
resolución pacífica de conflictos, respeto a los derechos humanos,
responsabilidad, honestidad, valoración y preservación del
patrimonio natural y cultural .

• Asegurar la participación democrática de docentes, familias y


estudiantes en las instituciones educativas de todos los niveles.
En su Título II, Capítulo IV, Artículo 30, al referirse a la Educación
Secundaria – uno de los cuatro niveles establecidos en esta
norma- se propone en su inciso b) Formar sujetos responsables,
que sean capaces de utilizar el conocimiento como herramienta
para comprender y transformar constructivamente su entorno
social, económico, ambiental y cultural, y de situarse como
participantes activos/as en un mundo en permanente cambio. En
su Título II, Capítulo V, Artículo 34 se menciona como instituciones
de Educación Superior a las Universidades e Institutos
universitarios, como así también a los Institutos de Educación
Superior –antes denominados no universitarios- destinados a la
Formación Docente, a la que refiere en el Título IV, Capítulo II,
Artículo 71 del siguiente modo: La formación docente tiene la
finalidad de preparar profesionales capaces de enseñar, generar y
transmitir los conocimientos y valores necesarios para la formación
integral de las personas, el desarrollo nacional y la construcción de
una sociedad más justa. Y tiene como objetivo, entre otros, según
consta en su Título IV, Capítulo II, Artículo 73 incisos b) y h):
Desarrollar las capacidades y los conocimientos necesarios para el
trabajo docente en los diferentes niveles y modalidades del sistema
educativo de acuerdo a las orientaciones de la presente ley.

• Coordinar y articular acciones de cooperación académica e


institucional entre los institutos de Educación Superior de formación
docente, las instituciones universitarias y otras instituciones de
investigación educativa.

En su Título VI, Capítulo II, Disposiciones Específicas, el Artículo 92


inciso b) contempla:

Formarán parte de los contenidos curriculares


comunes a todas las jurisdicciones: b) La
causa de la recuperación de nuestras Islas
Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del
Sur, de acuerdo con lo prescripto en la
Disposición Transitoria Primera de la
Constitución Nacional.

Resulta también significativo al presente trabajo lo contemplado por la


Ley Nacional de Educación en lo vinculado con la Educación No Formal,
en su Título IX, Artículo 112, inciso d):
Coordinar acciones con instituciones públicas
o privadas y organizaciones no
gubernamentales, comunitarias y sociales
para desarrollar actividades formativas
complementarias de la educación formal.

En virtud de la nueva Ley de Educación Nacional, el día 27 de junio de


2007 fue promulgada la nueva Ley de Educación Provincial bonaerense
No 13.688.

“Hay un concepto que subyace la Ley que es


la necesidad de que la comunicación sea el
sustrato de la educación: no de la pedagogía,
no de la didáctica, sino de la educación en
todo sentido, de la educación en términos de
los espacios de lucha, de los espacios de
habla, de los espacios áulicos, del ida y vuelta
que puede implicar una evaluación. En
síntesis, el reconocimiento del otro como
alguien que posee derechos y saberes.”

El Título V, Capítulo II, Artículo 107 recoge el tema Malvinas para ser
incluido en los Diseños Curriculares, al igual que a nivel nacional, de un
modo integrado a todos los parágrafos del articulado:

“La Dirección General de Cultura y Educación


considerará en los Diseños Curriculares los
contenidos comunes establecidos por la Ley
de Educación Nacional, los acuerdos
establecidos por el Consejo Federal de
Educación en el marco de la legislación
vigente, así como los que emanen de la
presente Ley.

En forma particular, deberán formar parte de


los contenidos curriculares en todas las
escuelas del Sistema Educativo Provincial:

El fortalecimiento de la perspectiva regional


latinoamericana, particularmente de la región
del Mercosur, en el marco de la construcción
de una identidad nacional abierta, respetuosa
de la diversidad.

La causa de la soberanía territorial, política,


económica y social de nuestra Nación, en
particular de la recuperación de nuestras Islas
Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del
Sur, de acuerdo con lo prescripto en la
Disposición Transitoria Primera de la
Constitución Nacional.

El ejercicio y construcción de la memoria


colectiva sobre los procesos históricos y
políticos que quebraron el orden
constitucional y terminaron instaurando el
terrorismo de Estado, con el objeto de
generar en los niños, adolescentes, jóvenes,
adultos y adultos mayores reflexiones y
sentimientos democráticos y de defensa del
Estado de Derecho y la plena vigencia de los
Derechos Humanos, en concordancia con lo
dispuesto por la Ley 25.633.

El conocimiento de los derechos de los niños,


y adolescentes establecidos en la Convención
de Naciones Unidas sobre los Derechos del
Niño, Ley nacional 26.061 y la Ley provincial
13.298.

El acceso y dominio de los saberes de la


información y la comunicación y de sus
técnicas y tecnologías formarán parte de los
contenidos curriculares de todos los Niveles
educativos, siendo indispensables para la
inclusión en la sociedad del conocimiento y la
conformación de una ciudadanía plena de
derechos. Los medios de comunicación no
constituyen un elemento anexo, más o ajeno
al sistema escolar, sino que se conforman
como sujetos educadores de máxima
importancia, que deben articular con las
instituciones educativas a través de las
respectivas prescripciones curriculares y del
desarrollo de un diálogo preciso, continuo y
progresivo que atienda y apunte a la plena
integración comunicacional y educativa de
sus saberes y prácticas.

La recuperación plena de las identidades


culturales de las naciones y pueblos
originarios, basados en los derechos
establecidos como memoria histórica en las
leyes nacionales 23.302, 24.071, en el
convenio internacional de la OIT 169/89 y en
el artículo 75 inciso 17 de la Constitución
Nacional.

La integración conceptual y operativa de las


prácticas y saberes de los procesos
científicos, tecnológicos, de desarrollo e
innovación productiva, atendiendo a las
características de las concepciones de
independencia económica, soberanía
territorial y cultural y autonomía política de la
Nación”.

El tema Malvinas, que podría erróneamente ser observado de modo


fragmentario y aislado en estas Leyes, y consecuentemente en los
Diseños Curriculares, está absolutamente ligado a los artículos de las
nuevas Leyes de Educación Nacional y Provincial que precedentemente
han sido destacados. Así también, estrechamente vinculados a los
restantes incisos del Artículo 92 de la Ley Nacional de Educación y del
Artículo 107 de la Ley Provincial.

Pero, por último, en tal sentido “tienen que estar todos juntos. Si falta
uno solo, estamos amputados de un contenido. No se entiende Malvinas
sin Ciencia y Técnica; no se entiende Malvinas sin derechos de los
jóvenes; no se entiende Malvinas sin los derechos de los pueblos
originarios. Es decir, no se entiende la Historia sin completar todos los
contenidos, todo el tiempo. Porque si no, es probable que tengamos
extraordinarias carreras soberanistas o malvinistas, o materias, o
Jornadas, (...) pero si no se la integra con todos estos otros contenidos,
más los riquísimos que se plantean desde las disciplinas, si no se la
integra en su totalidad, vamos a tener un problema, una nueva
descompensación curricular educativa”.

Final
Anudar desinformación, testimonios y normativas educativas, ha sido
una decisión ya no analógica sino propositiva: sólo en los vínculos que
los testimonios proponen hemos logrado la oportunidad de hacer
síntesis... esa síntesis que nos da la posibilidad de comenzar a entender
la aparente sinrazón histórica que nos llevó a hacer real una guerra. No
lo lográbamos solamente con la denuncia de las censuras, de las
batallas, de los autoritarismos ni las victimizaciones... no lo lográbamos
con las propuestas educativas que reivindican la historicidad... sólo
cuando las voces de los protagonistas llenaron los graves silencios
impuestos, sólo ahí llegó la síntesis: escuchar Malvinas permitirá alguna
vez narrarla entera, coherente, viva y lógicamente integrada a la Patria.


Testimonios

Rodolfo Carrizo, Héctor Píscopo, Hugo Robert, Néstor Sáenz, Alberto


Tarsitano, Mario Volpe, Ernesto Alonso, Gastón Marano, Fernando
Magno, Guillermo Bianchi. Ex soldados conscriptos combatientes en las
Islas Malvinas.

Fernando Cola. Cineasta.



Bibliografía

• BARBERO, Jesús M. Pensar la sociedad desde la comunicación. Un lugar estratégico


para el debate a la modernidad. Revista Dia-logos No 32. FELAFACS, marzo 1992

• BARBERO, Jesús. M. Ensayo: Heredando el Futuro: pensar la educación desde la


comunicación. Colombia, 1997.

• BARELA Liliana, M. Miguez y García Conde. Algunos apuntes sobre Historia Oral.
Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aries, 1999.

• BLAUSTEIN, Eduardo y Martín Zubieta. Decíamos ayer. La prensa argentina bajo el


Proceso. Ediciones Colihue. 1998.

• BRUNER, Jerome. La fábrica de historias. Derecho, literatura, vida, FCE, Bs As, 2003

• FRANCO, Marina y Florencia Levín. Historia reciente. Perspectivas y desafíos para un


campo en construcción. Ed. Paidós, Buenos Aires, 2007.

• GAMERRO, Carlos. 14 de junio, 1982. Tras un manto de neblina Radar. Página 12.
Domingo, 16 de Junio de 2002, www.pagina12.com.ar Consultado el 29/9/06.

• GAMERRO, Carlos. Secretos de guerra. Novela en torno a Malvinas. www.clarin.com

• GIORDANO, Carlos y Susana Lino. “La re-valorización de la palabra hablada: la


narratividad oral y su posibilidad de construcción socio-histórica”. Ponencia presentada
ante 3er.Congreso Nacional de “Comunicación y valores”. Foro VII: Perspectivas
Teóricas y metodológicas en Comunicación. Buenos Aires, octubre 2002

• JOUTARD, Philippe. Esas voces que nos llegan del pasado. Argentina, FCE, 1999.

• KOHAN, Martín. A salvo de Malvinas. Julio – 2006. www.zonaeditora.com Consultado


el 30/10/06

• Ley de Educación Nacional No 26.206/06.

• Ley de Educación Provincial bonaerense No 13.688/07.

• MORIN, Edgar. Introducción al Pensamiento Complejo. Ed.Gedisa, 1990.

• ONG, Walter, Oralidad y Escritura. Tecnologías de la palabra. Fondo de Cultura


Económica. Argentina, 1996.
• PAMPILLO, Gloria. Permítame contarle una historia. EUDEBA 1999.

• PRIETO CASTILLO, Daniel. La comunicación en la Educación. La mediación


pedagógica. Centro La Crujía, Centro de Comunicación. 1998.

• PRIETO, Luis. Pertinencia e ideología. Mimeo.

• PUIGGRÓS, Adriana. Volver a educar. Edit. Ariel. Buenos Aires.

• Voces recobradas. Revista de Historia Oral. Ed. Instituto Histórico de la Ciudad de


Buenos Aires. Nros. 1 al 23. Años 1997 al 2007.

• VYGOSTKY, Lev S. Pensamiento y lenguaje. Ediciones Quinto Sol, México. 1999.

• ZEMELMAN, Hugo. La Historia se hace desde la cotidianeidad. En Dietrich y otros:


Fin del capitalismo global. Edit.XXI, México, 1999.

1 Testimonio de un ex soldado conscripto combatiente en las Islas Malvinas.

2 A partir del 1° de Mayo, y hasta la finalización de la guerra.

3 Comunicado Nro. 29 de la Junta Militar, 25 de abril de 1982.

4 Comunicado Nro. 4 del Estado Mayor Conjunto, 1° de mayo de 1982.

5 Información del 2 de abril de 1982.

6 Palabras pronunciadas por el Obispo Vicente Zaspe en la homilía dominical del 18 de abril de
1982

7 Palabras del Cardenal Juan Carlos Aramburu, en información del 24 de abril de 1982.

8 Comunicado Nro. 26 de la Junta Militar, sábado 24 de abril de 1982.

9 Información del miércoles 21 de abril de 1982.

10 Comunicado Nro. 13 de la Junta Militar, 4 de abril de 1982.

11 Comunicado Nro. 25, martes 20 de abril de 1982.

12 Mensaje de Leopoldo Fortunato Galtieri al país, 1° de mayo de 1982.

13 Información del miércoles 28 de abril de 1982, referida al fallecimiento del suboficial 1° Félix
Oscar Artuso, sucedido dos días antes.

14 Información del Comando en Jefe del Ejército, 30 de abril de 1982.


15 Testimonio de un ex soldado conscripto combatiente en las Islas Malvinas.

16 Comunicado Nro. 29 de la Junta Militar, 25 de abril de 1982.

17 Comunicado Nro. 32 de la Junta Militar, 25 de abril de 1982

18 Comunicados Nro. 10 y 11 de la Junta Militar

19 Comunicado Nro. 20 de la Junta Militar.

20 Información del jueves 15 de abril de 1982.

21 Comunicado de la Junta Militar Nro. 22, jueves 15 de abril de 1982.

22 Comunicado de la Junta Militar Nro. 34, martes 27 de abril.

23 Comunicado Nro. 36 de la Junta Militar, 28 de abril de 1982.

24 Pero no se imponía solamente sobre la prensa argentina. El viernes 16 de abril, tres


periodistas británicos fueron detenidos “en circunstancias en que merodeaban por la Base
Aeronaval de Río Grande (Tierra del Fuego) tomando fotografías” (Información del viernes 16 de
abril). Dos días después, quedaron en libertad por disposición del juez federal Sáenz Almagro.

25 Testimonio de un ex soldado conscripto combatiente en las Islas Malvinas.

26 Lic. en Cinematografía, realizador del largometraje documental “Malvinas, la lucha continúa”,


panelista en la 7ª. Jornada de Narración Oral, abril 2006.

27 Testimonio de un ex soldado conscripto combatiente en las Islas Malvinas. A partir de esta


referencia todos los testimonios son aportados por ex soldados conscriptos combatientes en las
Islas Malvinas.

28 Alude a quien estaba al frente de la dictadura militar bajo cuyo dominio se encontraba la
Argentina, general Leopoldo Fortunato Galtieri.

29 Es importante en este punto destacar una diferencia conceptual en la utilización de los


términos veteranos de guerra o ex combatientes. El primer concepto refiere a quienes han
participado en la Guerra por elección de la carrera militar, a la que pertenecen escalando
jerarquías y obteniendo a cambio de su prestación de servicios una remuneración económica
mensual, tal como cualquier otro asalariado. En cambio el concepto de ex combatiente refiere a
los civiles que bajo bandera, ejercían el servicio militar obligatorio en el rol de soldados
conscriptos. Esto no era una opción, sino una obligación, que tampoco los convertía en militares.
Ese Servicio Militar Obligatorio había sido creado por la Ley Ricchieri de principios del siglo XX,
año 1901, pero en 1994 –o sea, con posterioridad a la Guerra de Malvinas y aprovechando el
asesinato del conscripto Omar Carrasco- esa obligatoriedad fue suprimida por Decreto
presidencial 1537/94 Anexo I, y reemplazada por un sistema profesional ingresando con carácter
de “Tropa Voluntaria” prescripto por la Ley No 19.101 -Ley para el Personal Militar. Al mismo
pueden acceder libremente hombres y mujeres.
Alegato 4

Todo pasa

Carlos J. Giordano

...pero lo nuestro no es pasar.

cadáver, dicen, viene del sánscrito y significa “semilla”... muchos ex


soldados conscriptos combatientes en la guerra de Malvinas hemos
cuidado con mucha calidez, respeto, memoria, amor y necesidad de
justicia las semillas de cada uno de los compañeros caídos hace 35 años
y varios meses... pareciera que vasiendo hora de que empiecen a
brotar las flores de lo que no les dejaron ser... la Patria pareciera que
está madurando en las voces ya ajadas pero frescas de cada compañero
que vuelve a decir, que denuncia, que no deja que mueran de nuevo,
que hace que haya respeto por su entrega, que no deja que los sigan
usando en nombre de una “gesta” que oculta a los genocidas y al
genocidio... vamos compañeros, que va siendo hora, a acomodar los
huesos, los músculos flacos, las panzas añosas, la inteligencia y la
voluntad una vez más, hasta siempre... que el imperialismo, el
colonialismo, la traición, el genocidio y las acciones presentes que los
reivindican bajo opciones políticas, culturales y sociales, no cesan ni
admiten flaquezas... si no hacemos que la Paz esté hecha de
Verdad+Justicia Social+Soberanía Popular+Memoria, la guerra no
termina, ni terminará...
Por último, les compartimos unos comentarios hechos en ocasión de
efemérides que no estarían apareciendo en los calendarios oficiales,
pero que están en nuestras historias, en la perspectiva de pensar la
cuestión Malvinas desde los Derechos Humanos que día a día hay que
construir:

...la Memoria sobre la guerra de Malvinas implica mucho más que


recordar lo que nos dicen que debemos recordar y nada más de aquellos
74 días... recordamos que cuando volvimos al continente nos quisieron
imponer firmar un papelito donde decía que no íbamos a contar nada de
lo que habíamos vivido (y si no, no sé cuánto y qué nos iban a hacer)...
por lo tanto vamos con varios hechos que pasaron hace 35 años y unos
meses:

1. el 1 de mayo de 1982 empezaron los bombardeos de las fragatas


británicas, que tiraban desde casi 25 kilómetros de distancia
(preguntémosle a los compañeros con qué terror recordamos aún aquel
día)... todos los días, desde entonces, cayeron las bombas que no
hicieron casi nada más que amedrentar, socavar la espera, adelantar la
lluvia de fuego, preparar el camino de los soldados del ejército invasor,
colonialista, imperialista... Y bajo las bombas, nuestros superiores (los
oficiales y suboficiales que estuvieron en el territorio de los frentes de
batalla... no los otros, los que siguieron engominados esperando la foto
de las ignominias como el cobarde y traidor Mario Menéndez)
continuaron con sus prácticas terroristas de lesa humanidad (torturando
como hicieron tantos en las respectivas promociones de “colimbas”
desde que se impuso en Servicio Militar Obligatorio, reduciendo a
servidumbre a generaciones enteras de argentinos... o ¿qué otra cosa
son las anécdotas que tanto hombre argentino contó y aún cuenta de su
respectiva experiencia militar?) bajo esa lluvia de bombas, bajo ese cielo
que tronaba sangre como no quieran escuchar alguna vez ni en
sueños...

2. El 2 de mayo (de hace 35 años y unos meses) el submarino


Conqueror, con Chris Wreford Brown como su comandante (triste
paradoja llamarse Brown), hundió el Crucero General Belgrano y mató a
323 argentinos dejando a todos los sobrevivientes con secuelas
profundas... todos recordamos aquella tirada de 4 o 5 fotos del buque
hundiéndose y las balsas naranjas flotando con su carga de vida aún en
proceso de salvataje (algunos no lo lograron a pesar de los innumerables
actos de coraje, heroísmo y sobrevivencia extrema que lograron): pues
bien aquellas fotos las sacó el Teniente Martín Sgut y pocas horas
después fueron publicadas por Newsweek en EEUU y Gente en nuestro
país. Esto fue posible porque los responsables del Servicio de
Inteligencia Naval se las robaron y las vendieron, no sólo delinquiendo
penalmente sino traicionando a la “propia” tropa... Es decir, aún en medio
de los combates más tremendos y supuestamente “patrióticos”, los
responsables de dirigirnos (a nosotros, los soldados que estábamos
“bajo bandera” luchando en combate contra el Reino Unido de Gran
Bretaña y todos sus aliados de la OTAN... EEUU, Francia, Alemania,
España, Italia, Portugal, Holanda, Bélgica, Grecia, Turquía, Dinamarca,
Islandia, Canadá, Luxemburgo, Noruega) se dedicaban a seguir
torturando, robando como hacían y siguieron haciendo durante toda la
Dictadura... Por fin, una vez más vamos a aclarar que tanto el 1 como el
2 de mayo de 1982, y en todos los otros 72 días restantes de la guerra
de Malvinas, hubo suboficiales y oficiales que no fueron torturadores,
ladrones, cobardes, pero que hasta que un día alguien asuma la
responsabilidad institucional de tomar nota de las denuncias,
enjuiciarlas, condenarlos y meterlos en la cárcel por al menos “alta
traición a la Patria” o reducción a la servidumbre, o torturar (y no
hablamos de la tortura del calabozo de campaña, vulgo
estaqueamientos, solamente... hablamos de tenazas en los labios,
hablamos de congelamientos obligados, hablamos...), mientras tanto no
reconozcan esto institucionalmente (aún hoy, a 33 años, no ha habido
ninguno que lo haya hecho... NINGUNO), todos son cómplices señores y
si no se distinguen, todos son torturadores, todos son delincuentes,
todos son ladrones... Si un día lo hacen, ahí estaremos, haciendo el
listado de los profesionales que en función de los sueldos que les
pagaban, de la salud, de la jubilación, de la obra social, de la vivienda,
que tenían antes, durante y después de la Guerra, hicieron lo que
correspondía, mientras nosotros estuvimos ahí y volvimos como ustedes
saben que volvimos y estamos como logramos estar...

...luego, un día, murió Mario Benjamín Menéndez, gobernador militar en


las Islas Malvinas durante la guerra de Malvinas y por lo tanto máximo
responsable de todos los desatinos, delitos, felonías, atrocidades,
torturas, a las que fuimos sometidos aquellos soldados conscriptos que
estábamos haciendo el Servicio Militar Obligatorio durante ese episodio
que completó de manera epifánica la Dictadura cívico-eclesiástico-militar
genocida que comenzó el 24 de marzo de 1976... pero, además, hay que
decir que llegó ahí, a ese cargo, por tener antecedentes de conducción
militar en los episodios de combate en el monte tucumano (donde
también hubo delitos tipificados como de lesa humanidad)... Y por si esto
fuera poco, queremos sumar que este genocida impune se dedicó
durante toda la posguerra (hasta que murió) a autocondecorarse, a
autojustificar su cobardía, su alta traición a la Patria, a “visitar” a sus
antiguos subordinados para seguir haciéndolos víctimas de la tortura
psicológica, moral, ética y de extrema y total violencia que significa
decirles una y otra vez que ellos (los subordinados que lo tuvieron como
copartícipe de asados, festejos y homenajes) debían callar sus
testimonios, debían ocultar las historias verdaderas, debían hablar
festejando la supuesta “gesta” que él simbolizaba... Si hubo gesta en
Malvinas, no fue por las FFAA genocidas y traidoras y cobardes y
torturadoras, sino por lo que hicieron personas de carne y hueso que
vencieron el mierdo que nos inculcaron a la valentía patriótica, que
vencieron el mierdo que nos inculcaron esas FFAA y sus responsables a
la defensa de la soberanía política, que vencieron el mierdo que nos
inculcaron esas FFAA y sus responsables a la defensa de los verdaderos
intereses nacionales, populares, antiimperialistas, anticolonialistas... si
hubo gesta en Malvinas, que alguna vez algún integrante de aquel poder
político terrorista, omnímodo, diga que fueron responsables de la derrota
por cobardes y traidores... ese día quizás nos convenzan de que alguna
de estas vidas que van muriendo pudo enmendar su voluntad de
cagarnos la historia haciéndonos parte de su maldad imperdonable...

...los intentos de construir Olvido pueden nutrirse de muchas acciones


sistemáticas de no nombrar al Otro... sin embargo, el Olvido sólo es
posible por una profunda patología individual definitiva o por una
decisión colectiva (social integral) potencialmente reversible... lo demás
es mera complicidad con el nuevo/viejo Orden... dar testimonio, producir
memoria, construir junto con todos, hacer patria-matria-fratria... y no
permitir que logren el Olvido por el que muchos luchan todos los días, sin
descanso, sin paz, con lesa humanidad a pesar de que no acepten
titularlo así...

...habrá un día sin que nos agravien por lo que pensamos y amamos y
producimos y soñamos haciéndolo real, habrá un día sin que nos odien,
habrá un día sin que nos sigan violentando la opinión, la elección, la
justicia, o no... mientras tanto, nosotros les deseamos que estén felices
con la Patria, la Matria, la Fratria, que estamos construyendo para que
ustedes también la tengan como propia... Y les deseamos que no olviden
nunca que en la “patria” que ustedes gobernaron y se hicieron ricos en
bienes materiales y fueron jefes y fueron terratenientes y fueron dueños
y fueron orden y fueron general y fueron orden general, nosotros fuimos
desaparecidos, fuimos violados, fuimos robados, fuimos hambreados,
fuimos asesinados, fuimos bombardeados, fuimos torturados, fuimos a la
guerra y ahí vueltos a torturar, a matar, a hambrear, a desaparecer... No
se olviden, porque nosotros no lo olvidamos ni lo perdonamos ni nos
reconciliaremos hasta que haya Justicia Social, Memoria de toda la
Cultura y la Historia, Soberanía Popular... decimos, como para hablar de
la violencia y no olvidar quiénes la ejercen con sistematicidad implacable

...en 1937, en Guernica, País Vasco, España, se ordenaron las cosas de


tal manera que Pablo Picasso sólo tuviera que copiar la barbarie y hacer
el cuadro que tantos hoy admiran como obra pictórica sin ver el dolor de
las coyunturas cuando se desgajan, el dolor de las madres llorando a
sus niños explotados, la locura de los caballos atados haciendo crujir los
árboles a los que estaban sujetos, sin recibir la luz de esas pequeñas
lamparitas que aún cuelgan en las casas vascas del pobrerío... el
Guernica de Picasso es una tela de casi 7,80 metros × casi 3,50 metros
que aúna gritos, llantos, sangre y anuncia con precisión quirúrgica la
conciencia genocida de quienes poco después perfeccionarían el
método hasta hacerlo cenizas, humo, líquidos, calaveras... Dicen que
cuando los nazis invadieron París algunos oficiales de esos que todo
ejército tiene (cultos de óleos, óperas, mármoles esculpidos, coros e
himnos sacros... mucho más genocidas -si la idea fuera posible de
cuantificar- que tanto bruto de tropa que sólo alternaba su cotidianidad
primordial con la misma mesa de tortura que los señores de lustre y telas
planchadas a argón), le pidieron a los cómplices locales visitar al
ciudadano Picasso que por entonces vivía en la ciudad “luz”... Ahí, dicen,
los oficiales quedaron “francamente” (la ironía del lenguaje castellano es
maquiavélica y rapaz) impresionados cuando vieron una obra que
Picasso había realizado por encargo de Josep Renau (Director General
de Bellas Artes del Gobierno de la República Española) para exhibirlo en
el Pabellón Español durante la Exposición Internacional de París en
1937. Y, siguen diciendo los cronistas de época, que aquellos oficiales
en recreo le preguntaron a Pablo: “¿Cómo ha hecho usted esto?”, a lo
que Picasso respondió “No, si yo no he hecho nada. Esto lo han hecho
ustedes”. El cuadro era “el” Guernica... a 80 años y unos meses, vale
rememorar la violencia con que están dispuestos a ordenar el mundo
cada vez que la gente camina libre por las plazas, cada vez que la gente
trabaja la huerta para comer el almuerzo en familia, cada vez que los
paisanos dialogan en los bares de pueblo, o cuando cualquiera de
nosotros empieza a elegir juntarse con otro para hacer de nuestras
decisiones, bellezas humanas... Algunos dicen que lo militar es una
condición para las guerras y desde ahí se justifica lo que de humano
tiene lo bruto... nunca olvidemos que lo civil es, muchas veces, el campo
de batalla donde se dirime de verdad la impiedad, la barbarie, los hornos
de Auschwitz, la Rosa de Hiroshima...

...un día como cualquiera, pero en 1982, Alfredo Astiz, Teniente de Navío
a cargo de las tropas argentinas en las Islas Georgias, firmó la rendición
incondicional sin cumplir con ninguna de las condiciones que establecía
el Código de Justicia Militar... la Comisión “Rattenbach”, recomendó abrir
un sumario contra él (sólo abrir un sumario) y la respuesta de las
autoridades militares fue “borrar” esa tibia recomendación... aún
podemos recordar aquel audio (transcripto entre otras por la revista
GENTE en su tapa) donde Astiz decía que apagaba la radio, rompía los
pacos y marchaba a combatir... Aún hoy, a 35 años y unos meses, el
conjunto del Pueblo argentino seguimos esperando la autocrítica de las
Fuerzas Armadas sobre el accionar institucional y de sus cuadros
jerárquicos en Malvinas... Aún hoy, y cada día más, aparecen
reivindicaciones sobre la “gesta”, reivindicaciones sobre algunos
accionares de tal o cual milico... Aún hoy siguen utilizando a la tropa que
torturaban, reducían a la servidumbre, usaban para sus más primarias
necesidades, para enmascararse sin ahorrarnos los vergonzosos gestos
de cobardía que repiten ya como metodología de vida y destino... Astiz
es el responsable de asesinar por la espalda a Dagmar Hagelin entre
otros tantos delitos de lesa humanidad y lesa criminalidad... ¿cuándo va
a ser responsabilizado también por su cobardía, por sus faltas en el
Código tan castrense que lo regía?... Hasta que no hablen oficialmente,
los milicos de Malvinas siguen siendo lo mismo que lo que siguen
silenciando y reivindicando... Y no se los decimos sólo a los Jefes de las
Fuerzas (aquellos y éstos), se los decimos a varios de los que intentan
dialogar con esas sonrisas que se les congelan cuando se los volvemos
a decir, cuando los recordamos en su asociación cómplice de la entrega
y la traición...

la memoria es una responsabilidad, no sólo un derecho que no se


mendiga pero está en disputa...

Volvemos a decir, hoy, a más de 35 años y unos meses del cese de


aquellos fuegos: Abrazo compañero, compañeros. En el medio de la
tempestad nacimos y así viviremos: llenos de truenos, ráfagas,
relámpagos, tifones, huracanes y, como siempre, se trata de seguir
dirigiéndolos/dirigiéndonos hacia el corazón de las tinieblas, hasta
que se haga la calma, la alegría, la vida y sigamos estando aquí
para compartir con todos, para todos, todo.


Autores

Marcos Actis
Doctor en Ingeniería (UNLP) – Decano de la Facultad de Ingeniería (UNLP) – Director Instituto
MALVINAS de Investigaciones, Desarrollos, Transferencias e Innovaciones Productivas en
Políticas Soberanas (IMalvinas - Facultad de Ingeniería UNLP/CECIM-La Plata).

Ernesto Alonso
Ex soldado conscripto combatiente en Malvinas - Secretario de Relaciones Institucionales
(CECIM-La Plata) – Secretario de Relaciones Institucionales del IMalvinas

Laurentina Alonso
Abogada – Coordinadora del Equipo Jurídico (CECIM-La Plata) - Investigadora del IMalvinas -

Rodolfo Carrizo
Ex soldado conscripto combatiente en Malvinas - Secretario de Organización (CECIM-La Plata) –
Profesor Adjunto Cátedra Libre “Malvinas, Comunicación y Nación” (FPyCS/UNLP) – Secretario
de Relaciones Internacionales del IMalvinas

María Martha Castaño


Profesora en Letras. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE/UNLP).
Instituto de Investigaciones en Comunicación (IICOM/FPyCS- UNLP).

Carlos Giordano
Ex soldado conscripto combatiente en Malvinas - Doctor en Comunicación (FPyCS/UNLP).
Profesor Titular (FPyCS/UNLP) - Director del IICOM (FPyCS/UNLP). Secretario Ejecutivo IIES
(Instituto de Investigaciones en Educación Superior – FOLP/UNLP) – Investigador IMalvinas.

Manuel Giordano
Trabajador no docente (FI/UNLP) – Secretario Ejecutivo IMalvinas.

Ana Laura Gratti


Licenciada en Comunicación Social. IICom (FPyCS/UNLP).

Jerónimo Guerrero Iraola


Abogado. Coordinador del Equipo Jurídico (CECIM-La Plata) – Investigador IMalvinas
Claudia Guidone
Licenciada en Comunicación Social. IICom (FPyCS/UNLP).

Susana Lino
Fonoaudióloga y Especialista en Prácticas, Medios y Ámbitos Educativo-
comunicacionales. IICom (FPyCS/UNLP).

Alejo Ramos Padilla


Abogado – Juez Federal de la Nación Argentina con asiento en Dolores (provincia de Buenos
Aires)

Pablo Andrés Vassel


Abogado – Investigador IMalvinas –

Mario Volpe
Ex soldado conscripto combatiente en Malvinas - Presidente del CECIM-La Plata – Subdirector
del IMalvinas – Coordinador Museo MALVINAS

También podría gustarte