Jagger
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Jagger
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Moderadora y Traductora:
Correctoras
Revisión final
Diseño
Sinopsis Capítulo 10 Capítulo 21
Prólogo Capítulo 11 Capítulo 22
Capítulo 1 Capítulo 12 Capítulo 23
Capítulo 2 Capítulo 13 Capítulo 24
Capítulo 3 Capítulo 14 Capítulo 25
Capítulo 4 Capítulo 15 Capítulo 26
Capítulo 5 Capítulo 16 Capítulo 27
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Capítulo 6 Capítulo 17 Capítulo 28
Capítulo 7 Capítulo 18 Capítulo 29
Capítulo 8 Capítulo 19 Epílogo
Capítulo 9 Capítulo 20 Biografía del Autor
J
agger Caldwell no es el héroe de nadie. Con una reputación que
revienta la cabeza y rompiendo corazones en el circuito subterráneo de
la MMA, vive para ganar efectivo y tener mujeres fáciles. Pero cuando
se tropieza con una escena absolutamente "demasiado" familiar, despierta
recuerdos dolorosos del lado sensible de Jagger y lo obligan a actuar. Cuando era
niño, se quedaba allí de pie, con impotencia mientras su viejo golpeaba a su madre.
Ahora, Jagger no va a dejar que la chica diecisiete años, Tatiana Rand sufra el
mismo destino. Nada importa excepto salvarla.
C
on paredes finas como el papel y un bastardo al lado, escucho los
gemidos, las palmadas, el romper de mierda en el apartamento al lado
del mío. No es la primera vez que oigo los ruidos en los seis meses
desde que me mudé. Tras la muerte de mamá, la casa no fue la casa, necesitaba
escaparme. El complejo de apartamentos no es exclusivo por ningún medio. No, es
una inmersión. ¿Qué diablos necesito hacer para vivir en algún lugar más bonito?
Vengo aquí solo como la mierda, me ducho, y duermo.
De pie en mi puerta, agarro la manija, sabiendo que necesito mantener mi
espalda. Esto se convertirá en otro viaje para encerrarme, otro caso en mi contra. Le
doy a mi abogado más de mis ganancias en estos días de las que guardo.
Apoyando la frente contra la puerta, lucho con los recuerdos de mi padre,
quien solía tirar a mamá alrededor. Trató de llegar a nosotros siendo niños, 6
también, pero ella tomó el fuego hasta que Hendrix, y luego Morrison, fueron lo
suficientemente grandes como para intervenir.
Miro hacia abajo, a mi abultado antebrazo mientras lucho con abrir la puerta,
y el guión negro y gris de mi tatuaje baila mientras mis músculos se doblan.
Legado.
Mamá nos pidió a los chicos que fuéramos el legado de bien en un mundo
lleno de malos.
Con ese pensamiento en mente y ni un segundo pensamiento en las
consecuencias, despego, saltando hacia la fuente del ruido y deteniéndome,
dándome cuenta de quién era el que estaba en la siguiente puerta.
Mi casero.
El señor Rand, el ruso hijo de puta que pretende no hablar inglés cuando
alguien trata de quejarse, sin embargo, sin duda, puede entender el idioma lo
suficiente como para firmar en la línea de puntos y tomar su dinero.
Siento la vibración de un cuerpo golpear la puerta en el otro lado, escucho el
gemido de una mujer, y veo rojo.
Nada importa excepto salvarla. Una vez, no pude salvar a mamá, pero estoy
absolutamente seguro que no estaré en esa posición de nuevo.
Siento la puerta ceder mientras el peso es retirado al otro lado, permitiendo
que la abra de forma segura. A medida que la puerta se abre, no estoy preparado
para la rabia que se acumula tan rápidamente dentro de mí.
El apartamento está en orden, que es más de lo que puedo decir de mi propio
lugar. Aunque pequeño, alguien tiene que poner esfuerzo en mantenerlo limpio y
libre de desorden.
Veo que esta mujer joven y frágil es lanzada a través de la sala de estar, y
entonces, se levanta de inmediato y corre por el pasillo, deteniéndose cuando
encuentra el final, y cae en la esquina, plantándose contra la pared. Se queja, su
oscuro cabello fibroso y enmarañado en sangre y lágrimas que ruedan por su
hinchada cara. La sangre corre sobre su nariz y por sus labios. Su ojo derecho está
cerrado por la hinchazón y los múltiples matices de rojo y púrpura. Sus brazos son
piel y huesos mientras sostiene las rodillas contra su pecho. Cuando levanta la
cabeza, veo las ronchas en todo su cuello.
Me mira con el ojo de color marrón oscuro que puede abrir. Está tan vidrioso
por las lágrimas, que no estoy seguro que incluso me pueda ver. Hay un ligero 7
movimiento de cabeza que supongo es un esfuerzo para detenerme. Su boca se
abre y cierra lentamente, pero no salen las palabras.
Tengo la sensación de movimiento a mi lado, y es cuando veo al oso de
hombre que es mi arrendador, arremetiendo contra ella, el cinturón en su mano se
balanceaba a un lado sobre su cabeza. Es de cabello oscuro, con vientre de cerveza
con un solo chip de gigante en su hombro.
Sin dudar, arremeto hacia él, estrellándonos en la pared, y las fotografías caen
mientras el lugar da traqueteos por el impacto.
―¿Escoges a chicas pequeñas, eh? ¿Por qué no pruebas con un verdadero
hombre de tu tamaño? ―Lo agarro por el cuello de la camisa y lo sacudo mientras
la rabia me consume. Puedo oler el alcohol sobre él. El bourbon1 barato es su
veneno.
Lo jalo hacia atrás y cierro de golpe el puño en su rostro manotea hacia mí.
Entonces me tiro sobre sus rodillas, llevándolo al suelo. A horcajadas sobre él,
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Bourbon: Whisky estadounidense elaborado a base de maíz con algo de centeno y cebada.
golpeo en su cabeza, cara y torso mientras se encuentra debajo de mí, haciéndolo
sacar el aire; agarro cualquier cosa a medida que continúo mi embate.
Siento la quemadura en mis nudillos mientras los quiebro abiertos sobre su
mandíbula. Derrúmbate, hijo de puta.
Él se queda flácido, sin embargo, no puedo detener los últimos golpes antes
de levantarme y dar un paso atrás para mirar a mi presa.
Su cara se hinchó de inmediato, y estoy bastante seguro que le fracturé la
mandíbula y la nariz. La sangre corre del rabillo de su ojo, sobre su nariz, y abajo
de su oreja. Quizás la próxima vez piense en esto antes de poner sus manos sobre
ella.
Ella.
Miro a su víctima. Se parece tanto a una menor versión de él, que el parecido
es extraño. Acabo de darle una paliza a su padre, que, por el aspecto de su frágil
cuerpo y la cicatriz en su mejilla, es mejor que el infierno que le hace pasar
regularmente. Bastardo de mierda.
A medida que mis ojos se encuentran con los de ella, me pierdo en la
profundidad de la emoción que viene del excesivamente círculo grande y oscuro
de su ojo que puedo ver. Yendo hacia ella, estiro mi mano. Ella la toma, sus
pequeños dedos fríos, mientras se deslizan en el calor de los míos, y la jalo hacia
arriba. Instintivamente, tiro de ella hacia mí y la abrazo por un momento. Ella se 8
tensa en mi abrazo, pero sigo consolándola, pasando mi gran mano sobre su lío de
marañas oscuras antes de besar la parte superior de su cabeza y soltarla.
Alcanzando el bolsillo de atrás, saco mi billetera y luego una tarjeta de visita
antes de poner mi cartera en su lugar y mirarla. Ella me mira fijamente, con los ojos
abiertos y salvajes. La sangre se está secando en su cara, por lo que la tomo de la
mano y camino con ella al fregadero de la cocina.
Al salir dejo la tarjeta en la encimera, me lavo las manos, encogiéndome
mientras el jabón pica mis nudillos abiertos. Después de dejar que mi sangre corra
por el desagüe, tomo una toalla de papel, luego limpio con ternura alrededor de su
ojo hinchado y después el bueno. Sus dedos esqueléticos suben y se envuelven
alrededor de mi muñeca mientras le limpio debajo de su nariz, y suavemente
limpio sus labios.
Escucho el gruñido de su padre, mi señal de salida. Es hora de irme antes de
que tengamos la segunda ronda.
―Lo más probable es que esté enfadado, pero está demasiado cansado para
pelear contra ti. Déjalo dormir la borrachera, mientras encuentras una manera de
largarte. ―Señalo la tarjeta de visita mientras digo―: Si necesitas algo, llámame a
Caldwell’s.
A toda prisa, le beso la frente, odiando dejarla atrás para limpiar mi desorden
aun sabiendo, que si se va, tendrá que ser en sus condiciones. Eso es lo único que
aprendí de mi mamá. Ni el infierno ni una inundación la harían dejar todo por lo
que había trabajado, incluso si vivía en la peor pesadilla día a día.
―No tengo a donde ir ―susurra, haciendo que mi corazón lata con fuerza en
mis oídos―. Acabo de cumplir diecisiete.
¡Mierda! Este hombre estaba golpeando a una menor que es incapaz de
marcharse. ¿En qué demonios me he metido ahora?
―Te ayudaré. ―Tomo la tarjeta, colocándola en su palma, luego cerrando su
pequeña mano alrededor de ella―. ¿Nombre?
―Tatiana ―susurra, y su padre se agita de nuevo.
―Ven conmigo. Podemos llamar a la policía, y su trasero podrá ir a la cárcel.
Servicios sociales<
―Tienes que irte.
―Pero<
―Gracias ―dice, tirando de su mano antes de caminar hacia la puerta
abierta. 9
La sigo, aunque todo en mi cabeza me está diciendo que termine con este
cabrón.
―Ven conmigo, Tatiana. Juro que te ayudaré.
Ella entra en la sala, y pienso que me va a seguir. Infiernos, quiero recogerla y
ponerla en mi bolsillo para que ese hijo de puta nunca la toque nuevamente.
Entonces da pasos hacia dentro y empieza a cerrar la puerta.
―¿Qué estás haciendo? ―Sé que sorpresa se registra en mi cara.
―Sé dónde encontrarte.
A medida que cierra la puerta, mi estómago da vueltas. Quiero empujarla y
abrirla y llevármela. Entonces recuerdo sus palabras. Tal vez sólo tiene que agarrar
algunas cosas.
Voy a pie hasta el bar. Sé que aparecerá. Sé que lo hará. Tiene que hacerlo.
Entro mientras Lola, la barman, pasa junto a mí con los ojos llorosos.
―¿Perdimos a otra? ―Me río.
―Tal vez ―responde mi hermano Hendrix con indiferencia.
―En serio, hermano, necesitas aprender a jugar limpio con los demás. ―Igual
que otros estúpidos en este puto feo mundo, pienso mientras miro hacia la ventana para
ver si ella me siguió.
―Mira, a menos que estés aquí para tomar otra noche, paso un poco. No
quiero oír una mierda.
―Me gustaba Lola. ―Me siento a la barra.
―¿Oyes tacones hacer clic en las escaleras de madera en el apartamento?
Le doy la mirada de qué demonios estás hablando. Él levanta las cejas y
mueve la cabeza, y luego los escucho.
―¿Qué carajos<? ―Lola está en el apartamento encima del bar, en el
apartamento en el que nuestro idiota padre todavía vive, en el que Hendrix le
permite quedarse debido a una promesa a nuestra mamá moribunda.
―Los acabo de encontrar en mi puta oficina. Le dije hace un mes, cuando lo
atrapé destripando la caja registradora que estaba fuera, que no pusiera un pie en
mi puto lugar de nuevo, o tendría que empacar su mierda.
Niego y aprieto los puños. Putamente odio a mi padre. A los cabrones
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abusivos, los odio a todos. Miro por la ventana. Vamos, pequeña Tatiana. Sé valiente.
―¿Qué vas a hacer? ―le pregunto a Hendrix, todavía en busca de la
pequeña.
―Está empacando su mierda.
―¿De verdad, hombre? ―Esa es música para mis oídos, una victoria para los
buenos.
―Tan jodidamente real como el cáncer terminal.
Mamá murió de cáncer, y aunque algunas personas no encontrarían esa
declaración divertida, nos reímos ya que a veces tienes que encontrar humor en tu
desgracia. Por desgracia, no encuentro el humor de mierda en el hecho de que
Tatiana no aparezca. Desearía que alguien pegara mi trasero en este taburete
porque sé que si no está aquí dentro de diez minutos, voy enojarme demasiado.
Miro hacia Hendrix. Sé que está luchando en su interior. Sostiene su mierda
adentro, mientras que yo soy un poco menos< introvertido.
Miro hacia arriba cuando la puerta se abre, para ver al compañero policía de
Hendrix, Johnny.
Joder, pienso, cuando veo la mirada molesta en su cara, sus ojos enojados
dirigidos hacia mí. Sé lo que se viene, así que hago que sea fácil para todos ellos y
me pongo de pie.
―¿Conseguiste rescatarla? ―pregunta Hendrix.
―Estás jodidamente bromeando, ¿verdad? ―Mira hacia abajo a mis nudillos
y sacude la cabeza―. Jagger, sabes que tengo que llevarte ―dice Johnny
enojado―. Golpeaste como la mierda a tu casero.
―Su hija estaba llorando. La oí a través de la pared, abrí la puerta, y ella
estaba corriendo por el pasillo. El hijo de puta salió a perseguirla con un cinturón.
―¿Así que lo golpeaste en el suelo? ―pregunta Johnny, tomando la taza de
café que Hendrix desliza a través de la barra―. ¿Qué hay de llamar al 911? Ese es
mi trabajo, hombre. Ahora está tan asustada que no está hablando y no presentará
cargos<
―¿Qué quieres decir, con que “no presentará cargos”? Tenía marcas de
contusión en su maldito cuello, Johnny. Es una niña de mierda. Necesita a
alguien<
―Tiene diecisiete años. No puedes obligarla a hacer esa mierda, ¿me oyes?
―Johnny se levantó, después, apuntó a la puerta―. Orden de restricción, por lo
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que ahora tendrás que buscar un lugar donde vivir, y cuando el juez pregunte en
lo que trabajas, ¿qué le vas a decir? ¿“Golpeo personas en almacenes abandonados,
mientras otros están alrededor y miran”? Es jodidamente ilegal.
Estoy molesto, tan jodidamente enojado. Sólo debí haberla tomado y
empujado en mi puto bolsillo.
―No, hombre, tengo trabajo. Soy un astronauta de mierda. Acabo de volver
de la luna anoche. La mierda se ve bien ahí arriba.
―La última vez que le dijiste al juez que eras un puto aprendiz de obstetricia
y ginecología, te tuve una semana en la cárcel del condado.
Miro a Hendrix.
―¿Tengo un lugar para vivir?
Hendrix asiente.
―Por supuesto que sí.
―Trabajo aquí, ¿verdad?
―Sí, hombre, lo haces. Llámame después de tu sesión de fotos y huellas
dactilares. Iré a recogerte. ―Hendrix sonríe mientras mueve la cabeza.
Camino fuera y tengo que reír. Quiero decir, joder, ¿qué otra cosa puedo
hacer? Iré a la cárcel porque intenté hacer lo correcto. Mamá se habría sentido
orgullosa. Lo hice bien. Soy su legado.
Froto el tatuaje en mi brazo.
Legado.
Brinco a la parte trasera del auto patrulla y río de nuevo.
―Es como si tuviera mi propio chofer personal, Johnny.
Él mueve la cabeza, y sé que está haciendo todo lo posible para no sonreír.
―Sólo tú, Jagger. Sólo tú.
Este no es mi primer paseo en la parte posterior del auto patrulla de Johnny,
y no puedo prometer que será el último. Al menos, no se molesta ya con las
esposas. Mientras me siento atrás, veo a mi viejo y a Lola caminando por el callejón
con bolsas de basura. Le doy al viejo el saludo de un dedo y me da la espalda.
Buen viaje, hijo de puta.
―¿Vas a dejarlo? ―Oigo a Johnny preguntar.
―¿Qué? 12
―La niña, el anciano, tu viejo. ¿Alguna vez comenzarás a tratar de pensar en
ti mismo, Jagger? ¿En tu futuro?
―No estoy seguro ―le contesto con honestidad.
―No eres Batman ni algún tipo de justiciero. Eres un simple mortal como el
resto de nosotros ―dice mientras sale a la calle. Cuando no contesto, suspira
alto―. Tienes que dejarlo.
―Mm-hm.
Jagger
E
n la oscuridad de la noche, la observo desde el callejón al lado de mi
antiguo edificio como un depredador vigilando a su presa. La chica que
no presentó cargos ni salió del abusivo agujero de mierda de su padre.
La chica que no deja ese infestado hoyo de cucarachas de escoria o al hombre del
que fui testigo tiene una raíz salvaje, abusando de su embriaguez. El hombre
podría no haber dejado de golpearla. Podría incluso haberla matado ese día, si no
hubiera reventado la puerta.
Le hacía hervir la sangre. Ella se merecía algo mejor. Todos los seres humanos
se merecían algo mejor. Algunos simplemente no lo sabían, y Tatiana era una de
esas personas.
Desde fuera, puedo oír al borracho, hablándole de forma vulgar. También oía
la forma en que se disculpaba una y otra vez. Lo que no oigo es su puño, el golpe 13
de un cinturón, o los gritos de dolor que a veces me despertaban en la oscuridad
de la noche, después de que trabajé en el bar Caldwell’s o bebido lo suficiente
como para pasar la mierda, así no estaría tan tentado a precipitarme hacia la chica
y llevármela, colocándola en algún lugar seguro.
Venir aquí por la noche era una mala idea. Por lo general estoy tranquilo por
una pelea subterránea o un día de aporrear la bolsa de boxeo en Chaps. Muchas
veces tengo que golpear algo para evitar reventar en ese infierno.
Inicié de inmediato mi obsesión por la pequeña pálida, chica de cabello
oscuro. Ella es mi sorbos de café de la mañana, mi carrera por la mañana, mi viaje
por la mañana a la tienda de nutrición.
La veo colgar la ropa en el ruinoso balcón de su apartamento del segundo
piso. Cada día, como un reloj a las siete de la mañana, cuelga ropa interior blanca
de hombre, camisetas, pantalones Dickies2, los verdes del portero que solía llevar a
la escuela, y sus pequeñas, delgadas, ropas descoloridas.
Espero mientras entra, sabiendo que sacará la primera de cuatro alfombras y
las golpeará en las agrietadas escaleras con una escoba. Son más grandes que ella.
Infiernos, todo es más grande que ella. Independientemente, cada día, las arrastra
afuera y luego las mete.
He tratado de medir cuando su padre se va, estimando su horario. Sin
embargo, el puto pedazo de mierda al que llama otetz “padre” en ruso, no tiene un
horario.
No es difícil entenderlo, sin embargo. Puedo decirlo por la forma en que se
encoge cuando habla con ella sobre el tipo de noche que tuvo. Cuando ella se
encoge o salta con su voz, mi sangre hierve. Se hace tarde en la mañana esos días.
Sólo puedo imaginar cómo la golpeó, le pegó, la lastimó.
Fui a Johnny, exigiendo que hiciera algo. Me dijo que lo dejara. Dijo que hizo
lo que pudo, pero que ella se negó a cooperar. También explicó que no habla ni
entiende mucho inglés. Servicios sociales le dará seguimiento, pero teníamos que
ser realistas con sus casos. Podría ser legal antes de que lleguen a ella.
Durante las tardes, miro desde el restaurante cruzando la calle, y, bueno, ahí
es cuando supe que Johnny estaba mintiendo. ¿Cómo lo supe? Ella me habló en
perfecto inglés esa noche. Además, leía libros, libros viejos, los mismos una y otra 14
vez. Traté de averiguar por qué no acababa por obtener otros nuevos de la
biblioteca, por qué los leía una y otra vez, pero rápidamente llegué a darme cuenta
que no asistía a la escuela.
Quiero saber de qué son los libros, sin embargo, estoy presionando
simplemente mi suerte al estar cerca de esta parte de la ciudad cada día, y con
binoculares o caminando lo suficientemente cerca para ver que es una mala
decisión de mi lado.
Fui a Johnny con eso, también. Me dijo que estaba siendo educada en casa.
Hacía exámenes y los enviaba por correo, y siempre los pasaba.
Se molestó cuando puse en duda sus habilidades de policía. ¿Cómo diablos
no está al tanto de que puede hablar inglés si saca sobresaliente en las pruebas?
Simplemente me dijo, que si el anciano me veía, si me atrapaban, estaría violando
la orden de restricción, y no tendría más remedio que encerrarme< otra vez.
2
Dickies: es una compañía estadounidense con sede en Fort Worth, Texas, que fabrica y vende
ropa de trabajo y otros.
Una vez, la observé mientras se sentaba y leía en el porche, con mi plan en
marcha. Una mujer mayor que vivía en uno de los apartamentos de la planta baja
subió los escalones y le entregó una bolsa. Tatiana levantó la mano y sacudió la
cabeza, dándole una dulce sonrisa. La mujer tomó su mano y se la apretó alrededor
de la bolsa, después entró por su puerta.
Vi que Tatiana abría la bolsa con cautela. Entonces su cara casi se partió en
dos cuando vio el contenido.
Pasteles. Eran pasteles.
Miró a su alrededor como si estuviera en problemas si alguien la veía.
Cuando se sintió segura, sacó uno y se lo comió, uno después del otro. Una vez
que terminó, se puso de pie, arrugó la bolsa, y luego, sin demora, la tiró en el cubo
de basura en el callejón.
Después de eso, le traje más. Cuando la anciana no andaba por ahí, me colaba
en el balcón y esperaba, deseando que su viejo no encontrara el escondite secreto.
Me tomó un par de veces darme cuenta que no quería que su padre lo supiera.
También me di cuenta que debía estar medio muerta de hambre.
Por cinco meses, por cinco putos meses, dejé una bolsa cada semana, a veces
dos. Una caja de donas, algo de fruta fresca, libros, una botella de vitaminas, un
botiquín de primeros auxilios, e incluso algo de dinero de vez en cuando.
Una vez, envolví una puta cinta verde alrededor de una bolsa, y a partir de 15
ese día, ahora la lleva en el cabello, envuelta alrededor de su muñeca o en bucle en
su cinturón. Entonces dejé una segunda cinta, y ella la utilizó como cinta de
zapatos.
Después, le compré unos tenis. Nunca vi que los usara, sin embargo.
Supongo que no le gustaron. Como resultado, la semana siguiente, le dejé
zapatillas, del tipo que pudiera usar en interiores y exteriores. Supongo que tenía
mal gusto con los zapatos porque nunca los usó, tampoco. Continuaba llevando el
reventado par de tenis con la cinta verde< cada puto< día.
Lo que le había gustado eran los libros. La sonrisa que se formaba en su cara
cuando encontraba uno me hacía algo. Podía no saber de dónde venían los libros,
pero yo sí. Aquellas sonrisas estaban, sin duda, destinadas al pequeño escape de
lectura, pero eran causadas por mí. Por lo tanto, eran todas mías.
Cuando era más joven, mamá solía leernos. No viajábamos mucho, diablos,
no viajábamos en absoluto, pero nos escapábamos a través de los momentos más
difíciles con los libros e historias compartidas por mamá, historias de caballeros
galantes, cazadores de dragones, piratas, ladrones que robaban a los ricos para
dárselo a los pobres, y príncipes que salvaban a las princesas de las torres en las
que estaban prisioneras.
Tatiana es una princesa; no hay duda en mi mente. Es inteligente. Al parecer,
incluso tiene resultados de exámenes para probarlo. Después de todo, no hay
manera en el infierno que ese hijo de puta de su padre esté haciendo sus cursos de
correspondencia por ella. El pedazo de mierda ni siquiera podía formar una frase
completa. Ella es muy trabajadora y se enorgullece de lo poco que tiene. Es bella en
la forma más natural en que una mujer puede serlo. Sin cara pintada, sin mejoras
quirúrgicas que pudieran rivalizar con la belleza que Dios le dio anteriormente.
Lleva sus cicatrices como joyas. Tan enfermo como suena para mí, esas cosas la
hacen aún más hermosa. Es tan malditamente hermosa que tengo que recordarme
una y otra vez que solo tiene diecisiete años, ni siquiera es legal. Mi pene,
obviamente, da menos de una cogida sobre eso.
Tatiana tiene algo, una cosa que los piratas, los ladrones y los hijos de puta
abusivos nunca podrían alejar: esperanza. La veo en ella todos los días. Es un
aspecto inconfundible. Tienes que haber sido un desastre en un momento dado en
tu vida con el fin de reconocerlo. Yo lo tuve, y eso jodidamente se mete conmigo. Y
está malditamente mal conmigo.
16
Tatiana
L
a brizna, el sonido en el aire, el cinturón cayendo dando una
palmada en mi cara, y entonces la sangre se derrama mientras mi
mejilla quema.
Ésta es profunda.
Cierro los ojos y lucho para mantener mis gemidos bajos. Entre más fuertes se
vuelvan, más duro me golpeará, una lección que aprendí de la manera difícil. A
veces no puedo permanecer en silencio, pero no es por falta de intento.
Creo que hay un poco de vendajes de mariposa en el botiquín de primeros
auxilios que me fue dado por la persona que, por meses, ha estado dejándome
regalos. Primero, fueron los pasteles. Oh, ¡qué delicia! Nunca en mi vida algo había
sabido tan bien. Entonces llegaron los libros, los zapatos, el estuche de primeros
auxilios, los medicamentos para la alergia, y las vitaminas. Sí, alguien me ha
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dejado vitaminas. Alguien en este gran mundo se preocupa lo suficiente sobre mi
bienestar como para dejarme vitaminas.
Al principio, me pregunté si sería mi madre, el deseo de una niña haciéndose
realidad. Ella dejó que él me tomara, y no ha venido en diecisiete años, ¿por qué
iba a hacerlo ahora? Eligió la comodidad de lo que conocía en Rusia sobre tener
una oportunidad de mejorar aquí en América con mi padre y conmigo. Tanto como
la quiero aquí, en lo profundo de mi corazón, sé que no es ella. De alguna manera,
sólo sé que no es ella.
Crack.
Me muevo mientras los golpes del cinturón dan contra mi cuello, y el miedo
me estrangula. Miro hacia él con ojos entornados. Su postura amenazante no lo
hace vacilar mientras sus ojos inyectados en sangre cuentan la historia de un
animal embriagado.
La vida ha sido así durante todo el tiempo que puedo recordar. Cada
molestia, cada problema, cada día, todo es mi carga para soportar. Hasta que
termine de desatar su ira, o cuando se desmaye, tengo que recibir los golpes.
Casi me escapé una vez.
Cierro los ojos con fuerza, casi remontándome al momento en que Caldwell
reventó la puerta y entró hasta que mi padre estuvo fuera de combate. Por primera
vez, alguien estaba allí. Igual que los hombres en los libros que tengo para leer, los
príncipes, los caballeros, los soldados, y cada otro héroe romántico, estuvieron allí
para salvarme. A alguien le importé. Los libros no son siempre ciertos. Los
policías, no son héroes. Ninguno de ellos alguna vez me salvó. Jagger sí, sin
embargo, y pagó el precio con la ley, también.
Igual que cualquier otra cosa buena, el momento de paz fue fugaz. Sabiendo
que mi padre se despertaba, hice salir a Caldwell, esperando que mi padre lo
dejara pasar y lo recordara como una borrachera al día siguiente.
No lo hizo.
Jagger Caldwell fue detenido, fue a la cárcel, a los tribunales, y se fue< todo
por mi culpa. A la mañana siguiente, un oficial de policía me jaló aparte. El
trabajador de servicios sociales más tarde, también lo hizo. Esas eran mis
posibilidades de admitir lo que era la vida en su casa.
Solo que no lo hice. 18
Dejo que el miedo me alcance.
Padre me lo ha advertido, una y otra vez, que me podían alejar. Puedo ser
enviada de vuelta a Rusia, donde no tengo a nadie. Si no le obedezco, si no me
quedo con él, me enviarán a vivir a las calles de un país que no puedo recordar, y
mucho menos alguna vez he llamado casa.
En lugar de decir la verdad o la mentira, simplemente no dije nada. Era más
fácil en ese momento dejar que hicieran suposiciones. Claramente, tomaron el cebo
y aceptaron que simplemente no podía hablar o entender mucho inglés. Fue así y
era más fácil que enfrentar mi realidad.
Todavía tengo su tarjeta de visita. Después de todos estos meses, todavía
tengo mi enlace con Jagger Caldwell, la única persona que alguna vez intervino
para ayudar a gente como yo. Sí, todavía tengo el minúsculo papel que conecta
nuestros mundos.
Con tres golpes más de su cinturón, dos de los cuales puedo evitar, me quedo
acurrucada en la esquina del oscurecido pasillo, cuando se detiene tan
repentinamente como empezó.
―Limpia este lugar y a ti misma, Ana. La próxima vez, asegúrate de que la
cena esté lista, no con cuatro minutos de retraso. ―Después, pisa alejándose,
probablemente por otra bebida, mientras cuidadosamente despliego mi cuerpo.
La cena estaba casi terminada. Tenía cuatro minutos para sacar el pan del
horno, pero él tenía hambre, y finalmente, su mandíbula se había curado para no
tener qué comer más sopa.
Debería haber sabido que querría cenar temprano o al menos en una hora.
Metí la pata administrando mal mi tiempo, por lo que pagué el precio. Ahora debo
salvar la noche lo más rápido que pueda antes de que decida si será más divertido
tener la segunda ronda que comer nuestra comida ahora fría.
¿Medio loco? ¿Totalmente loco? No sé qué es, pero definitivamente no es
estable.
Antes de permitirle un momento para reconsiderar pegarme más, me levanto
lenta y dolorosamente y paso a mi baño.
Nuestro apartamento no es el más grande, a pesar de que somos los dueños
del edificio. No, mi padre no querría perder dinero. Tenemos el más pequeño con
dos dormitorios, a pesar de que tiene dos baños. Una vez que me convertí en 19
mujer, no quería ver “mi desorden” como llamaba a los productos femeninos, en
su basura. Por lo tanto, rectificó la situación del baño volviendo mi viejo armario
en un pequeño baño. Ahora tenía un armario para reemplazar el carente y un
pequeño cuarto de baño al que llamaba propio.
En el interior del recinto, limpio mi cara. En cuanto a la herida, repaso la
cicatriz que está debajo de mi ojo, pasando por mi mejilla, la que conseguí a los
siete del mismo cinturón con el que me golpeó hoy, diez años después. Suspiro.
Por favor déjame tener la oportunidad de utilizar la venda de mariposa y no tener otra
cicatriz.
No soy una chica hermosa, ni siquiera la media, pero todas las cicatrices
tienen historias detrás, y no quiero volver a revelar mis verdades.
Deseando poder ir a mi habitación, me contengo, sabiendo que mi padre
podría ver los vendajes. Todo eso tendrá que esperar hasta que esté dormido. No
puede nunca saber sobre mi escondite. No puede descubrir que alguien me está
dando regalos.
Me estremezco mientras el alcohol golpea la herida abierta. La quemadura es
fuerte mientras el químico funciona para limpiar los microscópicos gérmenes. La
bola de algodón rápidamente se volvió de color rosa, ya que absorbió mi sangre.
Uf.
Sacando un poco de vaselina, espero reducir el daño en mi cara.
Después de que me escapo a mi habitación, encuentro la botella correcta y
tomo dos de las pequeñas píldoras rosas antihistamínicas. No estoy segura de
porqué me dieron esto, excepto que estaba teniendo una nariz que moqueaba con
un poco de tos y estornudos unas semanas atrás. La siguiente bolsa que me dieron
tenía esta botella. Tomando una, me sentí mucho mejor, pero también me dormí.
Pagué el precio por estar fuera de mis tareas ese día mientras la siesta me
conquistaba, pero he aprendido dos lecciones valiosas: una, no tomes estas porque
te vas a dormir. Dos, deslízalas en la comida, y padre se quedará dormido durante
toda la noche.
Pasando a la cocina, preparo su plato de pelmeni3. Padre ama su tradicional
comida rusa y yo amo su antihistamínico. Sonriendo en el interior, en silencio,
aplasto las pequeñas píldoras e inserto el polvo dentro del relleno de carne de la
bola de masa. Cubro los pelmeni calientes con una cucharada de crema agria y
envío un deseo porque funcione rápidamente. Necesito alivio. Tengo que respirar
un momento, sólo por un precioso momento. No pasa mucho tiempo antes de que 20
padre esté paleando su comida. Se necesita aún menos tiempo antes de que se
desmaye en el sofá.
Sin perder tiempo precioso, voy a mi habitación, y me vendo la cara.
Entonces equiparé la puerta para que haga ruido cuando se despierte y venga a
buscarme. Eso me dará tiempo suficiente para desechar la venda antes de que me
vea.
Me cambio a mi ropa de dormir, deslizando mis pies en mis zapatillas
especiales y meto calor en mí. Es algo más que el suave revestimiento lo que me
consuela; es el conocimiento de que a alguien, quien sé, le importo.
Padre nunca puede saberlo. Escondo mis tesoros, excepto la cinta verde. La
quito de mi cabello para ponerla en mi muñeca a la hora de acostarme. Padre
piensa que salió de un paquete de comestibles, y que sólo quería algo femenino.
3
Pelmeni: es un plato tradicional de Europa del este (principalmente de la cocina rusa). Se elabora
con relleno de pequeñas bolas de carne picada de cerdo, de cordero, buey. La masa que rodea a la
bola de carne se realiza con harina, huevos, agua y a veces de leche.
Una vez más, las suposiciones me salvan. Desde que notó la cinta, supe que
debía mantener mis zapatos, tenis, libros, y todos los otros tesoros como un
secreto. Padre presta demasiada atención.
El miedo. Es algo muy poderoso. Temo a lo desconocido. Temo dejar lo que
conozco y que lo que pudiera venir sea peor que lo que vivo en este momento.
Padre me ha dicho lo que le pasaría a una chica como yo. He leído el dicho que
dice que siempre hay alguien que lo tiene peor. Bueno, ¿y si enfrento más en el
exterior? ¿Y si puede ser más duro fuera del alcance de padre? Hasta que pueda
encontrar el coraje, puedo vivir dentro de mis ensueños.
Mientras me deslizo entre las sábanas, no puedo evitar preguntarme lo que se
sentiría caminar libremente en mi casa en este tipo de agradables zapatillas. Cierro
mis ojos y muevo los dedos de los pies. ¿La persona que me ha estado dejando
regalos sabrá que me está dando tal tesoro?
21
Jagger
M
is hermanos, Hendrix y Morrison, están en el bar cuando entro.
―¿Entrenamiento duro? ―pregunta Morrison, buscando.
Cuando veo las miradas de intercambio con Hendrix, miro atrás y
adelante entre ellos un par de veces.
―Sí. ¿Qué hay con eso?
Me siento, tratando de evitar sus ojos. Saben que algo pasa. Puedo decirlo.
Desde luego no voy a decírselos, porque es nada más que una jodida obsesión, una
que me va a hacer terminar en la cárcel si no corto la mierda. No puedo, sin
embargo. Simplemente no puedo.
Ella me persigue día y noche. Si no estoy pensando en ella, estoy soñando con
ella. Sueño con salvarla, con abrazarla, y sueño llevándola lejos a alguna parte 22
hasta que tenga dieciocho años y pueda tocarla.
Están jodidamente callados, por lo que interrumpo con la única cosa que
puedo decirles.
―Pelearé contra Cobra mañana por la noche.
―¿Y ahora estás jodidamente revelándonos eso? ―encaja Hendrix.
―¡Me acabo de malditamente enterar! ―gruño de regreso.
―¿Estás seguro que puedes manejarlo? ―pregunta Morrison.
―¿Qué diablos se supone que quieres decir con manejarlo? ―digo.
―Estás distraído como el infierno. Eso es lo que quiero decir.
―Bueno, la mierda est{ cambiando. Qué hay con tu casamiento, y<
―apunto a Morrison―< traerlos a casa a los dos.
―Cuidado ―gruñe Morrison.
―¿Qué demonios? Los adoro a todos, pero como dije, la mierda está
cambiando. Ustedes hijos de puta déjenme respirar y dejen de estar sobre mi
espalda. ―Me pongo de pie, molesto y a 2.2 segundos de romper mi mierda―.
Saldré.
―Espera de una puta vez. ―Se ríe Hendrix―. Siéntate y come algo. Joder,
ten una bebida.
―Dos. Creo que necesita dos ―dice Morrison con una sonrisa―. Sienta tu
trasero, payaso.
A regañadientes me siento, hirviendo. En minutos, Livi coloca un plato de
pastel de carne y puré de patatas delante de mí. Me da una triste sonrisa, y le doy
las gracias, a pesar de que no tengo hambre, porque cuando tengo hambre, pienso
en ella, en la diminuta Tatiana, y me da rabia. Estoy enojado con la policía y los
trabajadores sociales por no arrastrarla fuera de allí, enojado que no importe
cuántas veces le diga a Johnny Imbécil Ley, que me avise. ¡A mí!
Golpeo mi puño en la barra y miro hacia arriba.
―¿Todavía no hay nada pasando? ―pregunta Hendrix con las cejas
disparadas hacia el techo.
―Listo para pelear ―miento. Pero ¿es una mentira? ¿Voy a perder mi
mierda, o voy a poder controlarme?
―Bueno, puedo garantizar que la barra de roble nunca va a meterse de nuevo
contigo. ―Morrison se ríe.
23
―¿Igual que Hailey no se está metiendo contigo? ―gruño de regreso,
sabiendo que está pasando por algo de mierda, y que fue un golpe bajo.
―Come, nene Caldwell. Si necesitas un compañero de entrenamiento, te voy
a dar uno. ―Morrison se levanta y camina hacia la entrada de la parte de atrás,
gritando por encima de su hombro―. Podría meterme en eso cuando quiera. Estás
enojado porque todavía serás vencido.
Sé que crucé una línea. Joder, le está dando a su pequeña mamá un poco de
espacio, haciendo lo que es mejor para ella.
Niego y miro hacia arriba a los ojos desaprobadores de Livi.
Le doy una sonrisa y un guiño, sabiendo que se comerá la mierda, y que hará
su mejor esfuerzo para no sonreír, pero lo hace. Entonces lanza el trapo mojado de
la barra a mi cara.
―Sé agradable.
Asiento y miro a Hendrix.
―Si él no puede dártelo suficientemente bien, grítame, nene Caldwell.
Me levanto y voy a la puerta, oyéndolo decirle a Livi:
―¿Te doy lo que necesitas bien, mi atractiva, pequeña, chica loca?
―En cualquier momento y en cualquier lugar ―dice en un susurro, pero lo
escucho.
Algún día, tendré una chica comiendo de mi mano, también. Justo ahora,
tengo que dejar que Morrison me venza un poco porque me siento como una
mierda actuando como un idiota.
Él se quita la camisa, y me río mientras dobla sus pectorales.
―¿Alguna vez has visto algo tan bonito?
―Sí, esto. ―Tiro de mi camisa.
―Eso no es bonito, hombre ―refunfuña él―. Es un montón de mierda la que
tienes allí, Legado. Tus brazos están cubiertos por completo.
―Se les conoce como manguito, idiota.
―Te voy a comprar una camisa, con mangas y todo. ―Se posiciona y hace
señas hacia mí con la mano―. Vamos a jugar.
Golpeo, sabiendo muy bien que me puede bloquear, y lo hace.
―¿Tengo “perra” en mi frente? ―Se ríe―. Vamos, tipo duro, no estás
jugando con un viejo borracho. 24
Golpeo de nuevo, no duro, solo lo suficiente como para decirle que estoy
presente.
―Ahí lo tienes ―dice, mientras se lanza hacia delante y agarra mi cara―.
Manos arriba, Jagger.
―Que te jodan. ―Toco su cara cuatro veces―. Toma tu propio consejo.
Jugamos esa mierda, él, luego yo, de ida y vuelta, y todo lo que hace es
hacerme terminar.
Antes, cuando éramos más jóvenes, Morrison dejaba que nuestro viejo lo
golpeara. Golpe tras golpe, lo tomaba. Sabía muy bien que estaba sacando dos
cosas de ello. En primer lugar, cansaba al viejo para que no pudiera ir en pos de
mamá, Hendrix, o yo. Segundo, parecía que le gustaba el dolor que procedía de
mostrarle al anciano que no podía romperlo.
Cuando el imbécil iba tras Hendrix, le rompía los huesos y esas cosas. Como
resultado, Hendrix golpeaba al bastardo con rapidez. Cuando vino tras de mí,
jugué con él. Yo era el gato, y él era el puto ratón. Lidiaba con él, pasando las
piernas por debajo de él, siempre dejando que el hijo de puta llegara a recuperarse
un poco antes de golpear su lamentable trasero de nuevo.
―Lanza algo, Jag. Vamos ―dice Morrison.
―Estoy bien ―le contesto con un movimiento de cabeza, retrocediendo―.
Voy a ir a una carrera.
Con eso me voy, corriendo al lugar al que siempre voy cuando mi cabeza es
una mierda, al cementerio, para asentarme y hablar con la mujer que me dio la
vida. La acera está agrietada bajo mis pies mientras me presiono hacia adelante,
yendo al único lugar en que puedo verla ahora. Ella me dio la vida, amor y, hasta
su respiración de muerte, el valor de pelear.
Sentado al lado de su tumba marcada, me inquieto. Todavía no puedo creer
que se haya ido. La echo de menos más de lo que podría jamás expresar en
palabras. Todos hemos pasado por insuperables cambios desde que la perdimos.
Hendrix está casado. Morrison está desde la cabeza hasta los talones enamorado de
una chica que tiene equipaje a plena carga. Demonios, acaba de regresar de un
viaje a Las Vegas para poner al ex de Hailey en la cárcel. Estoy seguro que
cualquier día de estos se comprometerán. Sé que ella lo ama, simplemente no
puede soportar sentir que le debe a alguien. Todos tenemos nuestros problemas.
Su niña, Marisa, o la polluela, como Morrison la llama, es totalmente
encantadora. Nunca he estado en todo con los niños pequeños antes. Sin parientes 25
para hablar además de mis hermanos, mi mamá, y el donante de esperma, nunca
realmente me dieron la oportunidad de hacerlo.
―Me gustaría que pudieras conocerlas, mamá ―le digo mientras me siento
en el suelo junto a su tumba―. Tus dos chicos mayores lo hicieron muy bien. No
son como él, sabes. ¿Yo? Bueno, me gusta golpear mierda, pero ya sabes eso. ―Me
tumbo en el suelo frío y miro hacia el cielo―. Tengo un nuevo tatuaje. Dice Legado.
Nunca tuvimos mucho en forma de cosas materiales, nunca tuvimos un bote lleno
de dinero en efectivo, diablos, ni siquiera un baúl, pero lo que nos dejaste valió
más que todo eso. Somos tu legado. ―Tiro hacia arriba la manga de mi Henley 4,
con la esperanza de que tal vez lo vea desde donde me imagino que está sentada,
en lo alto de las nubes―. Recuerdo a la mujer que me crió, a la mujer que me dio la
vida, a la mujer a la que siempre quiero hacer sentir orgullosa de mí, la mujer que
quiero que esté viva por medio de mí. Justo ahora, Hendrix y Morrison están
cumpliendo con su promesa de eso, mamá. Son tu bien en un mundo del mal. Yo
4
Henley: Marca de camisetas
te hice la misma promesa, y juro por Dios, que llegaré a ella algún día. Es sólo que
me va a tomar más que a ellos.
P
erdí la cabeza por completo. Si mi padre se despierta antes de que
vuelva, soy una chica muerta. No hay ninguna manera de que vaya a
sobrevivir un latido si me atrapa. No puedo evitarlo, sin embargo.
Una vez que las bolsas de papel comenzaron a aparecer regularmente, y no
sólo la dejada por la señora Simmons, tenía que saber quién era. Esperando y
observando detenidamente, me di cuenta que no era otro que Jagger Caldwell,
quien estaba infringiendo la ley sólo estando tan cerca de la propiedad y de mi
padre.
Paso los dedos sobre la cinta verde en mi muñeca. A alguien le importo.
Jagger Caldwell quiere cuidar de mí. No estoy sola ya.
Esta noche le di a mi padre su dosis de medicamento para la alergia.
Entonces, mientras estaba sentada en mi habitación, mirando por mi pequeño
28
balcón, un movimiento llamó mi atención. Era Jagger y otra bolsa.
En lugar de desperdiciar un segundo, tiro de los zapatos que me dejó hace
meses y escapo sin pensarlo dos veces. Aunque corro, veo la luz trasera de su
motocicleta. Afortunadamente no va muy lejos o rápido, y los semáforos funcionan
a mi favor. Lo miro entrar por un callejón. Sigo en esa dirección mientras voy tras
Jagger en torno a un edificio abandonado, no lejos de nuestro edificio.
Hay muchos lugares abandonados en nuestra cuadra. Mientras a los
estadounidenses les gusta hacerlos aparecer en sus películas, yo vivo en el gueto.
No recuerdo Rusia lo suficiente para saber cómo era la vida allí, pero aquí, mi
padre es lo que llamarían un amo de la especulación pobre, creo. Mantiene el
edificio sólo con lo mínimo y le saca el máximo provecho.
Mi curiosidad se vuelve loca de porqué Jagger está allí cuando posee
claramente un bar. Es posible que haya vivido en el gueto, pero es dueño de un
negocio. ¿Por qué iba a pasar el rato aquí? La tarjeta de visita, decía Negocio
Caldwell, y los documentos judiciales que tuve que leerle a padre decían que su
nombre legal es Jagger Caldwell. Sin segundo nombre, simplemente Jagger
Caldwell.
Sonrío. Por supuesto no es más que Jagger Caldwell. No necesita un
segundo nombre. Es quien es. Un nombre seguro para un hombre fuerte.
Las calles están llenas de autos, y la gente pasa cerca de Jagger a medida que
lo veo entrar por la parte de atrás. Al ver al gran hombre en la puerta, sé que no
puedo seguir en esa dirección, por lo que me muevo a la parte delantera del
edificio, donde sigo a un grupo de mujeres con poca ropa, con el cabello
excesivamente acomodado y con maquillaje. El gran hombre en la puerta solo
frunce el ceño mientras paso al interior con el grupo, mientras el chico en la parte
delantera le entrega una pila de dinero en efectivo.
Dentro del edificio, la iluminación es escasa, excepto en el centro de la
habitación, donde una improvisada jaula se ha establecido con una estera en el
extraño suelo. La gente se amontona en cada espacio libre cerca de él a medida que
más hombres y mujeres se acumulan en el edificio, todos están aparentemente aquí
para ver algo.
El polvo en las vigas del techo apenas hace a este, un lugar ideal para
cualquier tipo de reunión. Los olores a alcohol, a sudor y a perfume exagerado
golpean mi nariz a cada paso que doy. Los hombres están rugiendo en voz alta
mientras las mujeres se aferran a ellos con fuerza. La adrenalina parece estar en el
aire en cada respiración que toman, ya que cada persona parece ser más enérgica
29
que la anterior.
Voy contra las paredes, tratando de obtener una mejor visión de la parte de
atrás. No entiendo por qué Jagger está aquí. El miedo se acumula dentro de mí. No
debería haber hecho esto. No debería estar aquí. Si padre se despierta antes de que
llegue a casa, lo pagaré. El tiempo pasa y el pánico me llena mientras lucho por no
enloquecer.
Hay un sonido estridente ante los micrófonos. Tapo mis oídos mientras mi
cabeza palpita con el ruido. Una sobrecarga sensorial es un eufemismo. El locutor
dice en voz alta:
―El participante, Cobra. ―Lo que es seguido por un poco de música loca.
Entonces miro hacia arriba a través de la multitud mientras el locutor dice―:
Jagger “Hitmaker Caldwell” ―Su corto cabello marrón oscuro esta noche es
salvaje.
Le echo un vistazo al hombre que se ha convertido en mi héroe de arriba a
abajo, mientras estira los brazos, balanceándose enfrente, haciendo que sus
músculos se doblen y sus tatuajes bailen a lo largo de su piel. Ambos brazos están
cubiertos desde el hombro hasta la muñeca con ellos. Su pectoral derecho está
cubierto con lo que parece ser el casco de un caballero con la palabra mamá debajo
de él. Sus abdominales se doblan con cada movimiento, que conduce a la palabra
Hitmaker escrito en negritas por encima de su bajo vientre, debajo de su ombligo.
Sus caderas hacen una V que lleva a shorts cortos negros que dicen Tapout, que
cubre sus tonificados muslos, curtidos de luchador, que lleva a sus grandes pies,
descalzos.
Cuando su pierna derecha me llama la atención, entrecierro los ojos para
leer las palabras Stay Grounded en la parte exterior de ella justo antes de que salte
alrededor, calentando.
Cada centímetro de él es áspero, tenso, calloso, y grita para ser visto. Es
glorioso. Cada movimiento, cada respiración me cautiva.
Una vez que suena la campana, la ilusión de Jagger Caldwell se estrella de
forma rápida frente a mí.
Miro lo que parece en cámara lenta, mientras el hombre que me ha estado
dando señales de vida baila alrededor del ring con su oponente. De repente se echa
encima, y los dos van juntos alrededor agarrados de los hombros y el cuello.
Después de que se alejan, miro mientras Jagger comienza su asalto. Pega,
una y otra vez, golpe tras golpe, al tipo Cobra. Todo gira en torno a la violencia 30
ocurriendo enfrente de mí.
Cobra tiene un alcance más largo y lo utiliza para su ventaja de acuerdo con
el locutor, mientras Jagger lo tira a la lona, encerrándolo en un agarre que se ve
doloroso.
―¿Hitmaker sucumbirá a la barra del brazo de Cobra? ―grita el locutor
hacia la multitud, y abucheos resuenan con fuerza en respuesta.
―¡Ríndete, hijo de puta! ―grita Cobra, mientras la saliva vuela de su boca y
la sangre se derrama de su nariz.
―¡Legado! ―dice Jagger en voz alta, abrazando y fijando a Cobra en su
propio agarre.
Los dos hombres se separan y parecen empezar todo de nuevo, primero
dando vueltas entre sí y luego yendo uno hacia el otro, antes de separarse. Jagger
se avienta, mandando a Cobra a la lona. Los dos se agarran hasta que Jagger se
mueve para levantar el brazo y tomar la cabeza de Cobra en lo que el locutor llama
“la Anaconda” antes de que Cobra golpeé repetidamente contra Jagger.
El locutor se ríe en el micrófono, diciendo:
―Eso no es regulado, Cobra. Tócalo todo lo que quieras, niño bonito.
Hitmaker todavía tendrá otra ronda contigo.
Mi cuerpo se siente como que está en llamas mientras la furia crece. ¿Cómo
puede el hombre que me salvó ser tan bárbaro?
Quiero correr, pero me siento atrapada en mi lugar mientras suena la
campana, anunciando que el round terminó.
Cada hombre va a su esquina. Jagger bebe agua y se la rocía por la garganta
mientras el sudor sale de su cuerpo. No puedo darle la espalda.
La multitud se mueve, y caigo al suelo. Entrecerrando los ojos, veo que los
dos combatientes se levantan, y la campana suena para el segundo round.
Poco a poco, me pongo de pie mientras Jagger se mueve y luego sigue con
un gancho. Cobra va hacia abajo. Fuera, él está fuera.
Jagger Caldwell solo golpeó a un hombre por placer. Siento el sudor rodar
por mi frente mientras entro en pánico. De alguna manera estaba bien para mí
cuando Jagger golpeó a mi padre, pero ahora, viendo la brutalidad de todo, tengo
ganas de vomitar. Jagger no es mejor que el monstruo con el que vivo.
Me vuelvo para salir corriendo, pasando entre la multitud mientras el
anunciador cuenta atrás la victoria de Jagger. Todo el mundo se vuelve loco 31
mientras quiero gritar y correr, pero estoy inmóvil, de espaldas al improvisado
ring.
La necesidad de escapar me consume, y pierdo toda la concentración,
excepto encontrar el camino a la puerta de salida.
Jagger Caldwell no es el hombre que creía que era.
Jagger
V
eo la cinta verde en mi periferia, y luego se ha ido.
Putamente ridículo. Soy absolutamente ridículo. Esa chica es una
chica, y ella ni siquiera está realmente aquí, sin embargo, estoy
convenciéndome de que la vi. Mierda absoluta.
―¡Lo hiciste, hombre! ―Mis hermanos están a mi lado, sosteniendo mis
brazos en el aire cuando el locutor le dice al público lo que ya sé, que soy el puto
campeón.
Miro hacia Cobra, que todavía está acostado allí, pero ahora está rodeado de
sus malditos matones. Pruebo la acumulación de sangre en mi boca y la escupo,
asegurándome de que aterrice en la cabeza del hijo de puta.
―Será mejor que vigiles tu espalda, Caldwell ―me gruñe la mano derecha de
Cobra, Tins.
32
Yo reboto un poco, tratando de deshacerme de la sobreabundancia de energía
post-pelea, de lo alto, del pico.
―Tu hombre debería haber vigilado su frente ―escupo de regreso, esta vez
escupiendo sangre a los pies de Tins.
Él se pone de pie.
―Pedazo de mierda de los bajos fondos. ―Hace señas con las manos y
apunta a mi pecho―. Camina, hombre. Pasa de una puta vez. Tengo una derecha
para ti también.
―Mierda. Vamos a salir de aquí. ―Escucho gemir a Hendrix hacia Morrison.
―¿Sacarme de aquí? ¡Soy el puto campeón! ―le digo, todavía rebotando de
mi pico.
―Vamos, campeón. ―El viejo Shaw me golpea en la espalda―. Vamos a
conseguir que te paguen.
―Que nos paguen. ―Asiento―. Es algo grande, Shaw.
―Sé que lo es, Jagger. Sé que lo es.
Hendrix recibe una llamada mientras Shaw y yo estamos a la espera del
hombre del dinero.
―Vamos. ―Señalo mientras me pongo un pantalón de chándal gris―.
Estaremos bien. Ambos.
―Adelante ―dice Shaw―. Vuelve a ese bar tuyo y prepárate para una buena
noche. Vamos a llevar a una multitud con nosotros. Tengo a siete de mis chicos del
gimnasio aquí. Nada va a pasar, excepto que a nuestro chico le van a pagar, y
luego, si la suerte está de tu lado, el campeón tendrá un acostón, soltará un poco de
vapor, y estar{ en Caldwell’s.
―¿Vendrás también? ―pregunta Hendrix, agarrando el hombro de Shaw.
―¿Tú invitas?
―Sí. ―Hendrix se ríe y le da un medio abrazo, luego me señala―. Me hiciste
sentir orgulloso esta noche.
―Nos has hecho sentir orgullosos a ambos y nos hiciste ganar algo de dinero,
también. ―Morrison me da un golpe con el puño.
Asiento, después tiro mi sudadera por encima de mi cabeza mientras un par
de chicos se acercan y les dan a mis hermanos los sobres con sus ganancias.
He estado esperando este día durante mucho maldito tiempo. Aposté cinco 33
de los grandes al más débil, ¿y quién creen que ganó?
―Voy a correr a casa y a ducharme ―le digo a Shaw, entregándole un sobre
después de que el hombre del dinero viene hacia mí.
Él sostiene su mano arriba, lo que me sorprende.
―Te he dicho cada vez que no quiero tu maldito dinero. Quiero una victoria.
―Ha pasado un tiempo desde que discutimos sobre dinero. Permíteme
recordarte, lo que te digo cada vez, que dejaré de venir si no lo tomas. ―Le doy
palmaditas en la espalda y empujo el sobre en su mano―. Vamos.
Agarro mi casco Tahoe de Shaw, después de haberlo dejado allí para que
nadie la agarrara contra él durante la pelea, y entonces camino por el callejón hasta
donde estacioné mi moto.
Ella y yo tenemos una historia. Se necesitaron dos años para que la reparara y
tenerla funcionando de la manera que debiera. No hicimos uso de piezas de
recambio. Cavamos a través de depósitos de chatarra y recorrimos sitios de
salvamento para traerla de vuelta a su gloria original. La Harley Davidson FLH
Shovelhead especial negra y roja de 1974. Bien, en realidad no es especial, excepto
para mí.
Me subo y estoy a punto de girar la llave cuando veo que algo se mueve
detrás del contenedor de basura. Dejo caer el casco en el asiento, y luego camino
tranquilamente hacia el lugar desde donde vino el movimiento.
―Si quieres problemas, él está aquí. Cara a cara, marica.
Nada.
Me acerco y llego a ciegas a la esquina y agarro lo que supongo es una escoria
de Cobra.
―No me golpees ―sale la declaración como un gemido.
―Entonces saca tu trasero de aquí. ―Medio lo arrastro bajo la luz y tiro de la
capucha de su cabeza―. ¿Qué demonios? ―le digo, sorprendido cuando veo el
objeto de cada una de mis putas fantasías―. ¿Tatiana?
―¡Suéltame! ―dice con un pequeño siseo detrás de sus palabras.
Lentamente, suelto su brazo y levanto las manos en el aire.
―No sabía quién eras.
Ella empieza a moverse hacia la izquierda para rodearme, así que doy un
paso adelante. Su espalda pega contra la pared de ladrillo del edificio, y descanso
mi mano sobre ella, al lado de su cabeza.
34
―¿Estás bien? Él no te ha hecho daño otra vez, ¿verdad?
Cuando se mueve hacia la derecha, el instinto entra en acción, y mi otra mano
va al otro lado de ella, enjaulándola. Sus ojos se mueven por todas partes, en busca
de escape, y luego la respuesta de huida que conozco tan bien se convierte en nada.
Su cabeza cuelga hacia abajo, y no dice nada.
―¿Te lastimó de nuevo?
Ella mira hacia arriba, la ira está representada en sus ojos.
―Eres un hombre malo.
Sus palabras me sorprenden.
―¿Perdón?
―Y me engañaste. Pensé que eras bueno. No lo eres. Eres como él. Eres un
hombre malo ―dice, ahora al borde de las lágrimas.
―Nunca he lastimado a nadie.
―Le hiciste daño, lo noqueaste. Eres igual a él. ―Su voz es de dolor, y casi
está temblando.
Siento una abrumadora necesidad de darle explicaciones para calmarla. Eso
me enoja. No soy como él.
―Así es como gano dinero. ―Niego―. Una vez más, nunca lastimaría a
nadie porque caga y se ríe o porque fuera un borracho malo o porque quisiera una
excusa para usar como bolsa de boxeo a un ser humano.
―Nunca está bien poner tus manos sobre alguien ―dice, tratando de sonar
valiente.
―Escúchame y escúchame bien, pequeña. Sé lo que se siente ser golpeado. Mi
viejo se parece mucho al tuyo. No soy, ni jamás seré, de esa manera. ―Retrocedo y
cruzo los brazos, tratando de calmar mi frustración.
―No pongas tus manos en<
Todavía alto con la adrenalina, el triunfo, y ahora el deseo corriendo por mi
sangre, extiendo la mano y toco su mejilla. Ella se tensa al principio, pero luego
paso mi pulgar a través de la cicatriz, y cierra los ojos, excitándome más.
―Hay buenos toques y malos toques ―le digo.
Ella se inclina a mi mano un poco.
―Este es un buen toque, Tatiana. ¿Puedes sentir lo bueno que es? 35
Ella asiente lentamente dos veces.
―Esa es una buena chica. ―Siento que mi pene crece dentro de mi pantalón,
y me inclino hacia delante, después pongo mis labios en su otra mejilla y la beso
mientras le susurro―: Este es un buen toque.
Cuando vuelve la cabeza para mirarme, las comisuras de sus labios se
conectan con los míos, y gimo.
―Esto es realmente un buen toque.
Sus labios se juntan y presionan contra los míos, y necesito toda la fuerza que
tengo para tirar hacia atrás.
―¿Te lastimó de nuevo, pequeña?
―No soy pequeña. ―Está enojada de nuevo, pero también lo estoy yo,
conmigo mismo.
―Eres menor de edad. Si no fuera así, ese beso se habría convertido en un
toque inolvidable.
―Te gusta golpear a la gente. Lo vi.
―Peleo por dinero, pequeña, pero no estoy en el mal toque. ―El dolor
profundo dentro de mí, el que está quemando mis bolas, junto con la alta
necesidad de conquistar, es casi imparable.
Me inclino para acariciar su cuello. Entonces raspo mis dientes suavemente
sobre su piel, usando cada gramo de restricción que tengo para no hundirlos en
ella, para consumirla, luchando contra lo imparable que quiero tomar a esta
pequeña contra la pared de mierda.
―Me encanta el buen toque.
Ella gime, su cara se presiona contra la mía.
―¿El trofeo de esta noche, Hit-taker? ―Me tambaleo hacia atrás cuando
escucho esa voz―. Disfrútalo. En tres semanas, ella va a estar en mi pene, y el
título estará de nuevo en mis manos a menos que seas demasiado cobarde.
Me vuelvo, sujetándola en su lugar detrás de mí, protegiéndola,
acaparándola. Joder, quiero reclamarla, pero no es mía para reclamar; no es de
nadie. Tiene malditos diecisiete.
―Empuja tu pene hacia atrás entre tus piernas, Cobra. Perdiste, así que
aléjate ―gruño mientras doy un paso atrás, asegurándome que ella esté a salvo
entre la pared y yo, asegurándome que no la vea.
36
―Dame tu palabra, Caldwell, y me iré.
―No retrocedo de una pelea, pero no te daré una mierda. Haz que tus perras
se pongan en contacto con Shaw, y estaré ahí.
―Si no es lo suficientemente hombre para dártelo bien, ángel, yo te lo daré
―le dice Cobra, mientras se aleja.
Una vez que está fuera de la vista, agarro su mano.
―Necesito llevarte a un lugar seguro.
Ella se ve confundida.
―¿Estás lista para hablar con los policías ahora?
Ella niega y se aleja, pero tomo su brazo.
―No estás más segura contra la escoria que cuelga alrededor aquí que con él,
pequeña.
―Tengo que ir a casa.
―¿Cómo se supone que voy a dejar que eso ocurra? No puedo dejar que te
siga golpeando como la mierda.
―Él ya no me pega tanto como antes. Lo tengo todo bajo control.
―¿Qué quieres decir? ―Todavía veo marcas.
―Él duerme, y puedo respirar. ―Trata de pasar delante de mí otra vez, y
otra vez agarro su brazo.
―Tienes que salir como la mierda de allí. Prometo que me aseguraré de que
se ocupen de ti.
―Tú has estado cuidando de mí.
La forma en que lo dice me confunde.
―No creo que sea suficiente.
―Las cosas que me dejas< han cambiado mi vida. Él come; yo duermo. Pero
tengo que irme. ―Me sorprende estirándose y besándome rápidamente―. Gracias
por todo lo que has hecho por mí. Hasta ahora, a nadie le importé.
―Eso no es cierto. No dejaste que a alguien le importara. ―No quiero que
piense que soy un puto héroe. Ese nunca es la forma en que quiero ser visto por
una chica con la que quiero estar.
―Me tengo que ir. ―Vacila, y luego sus facciones se llenan de
determinación―. Ahora.
37
La agarro de la mano y tiro de ella hacia mi moto. Entonces pongo el casco en
ella, mientras está allí, dándome esos ojos soñadores.
Debo decirle que lo que ve no es lo que soy, pero carajos si no acabo de
convencerla de que no era un abusador también.
―Voy a llevarte hasta allí. ―Me subo a horcajadas sobre mi moto―. Sube y
ten paciencia.
Ella sigue mi orden, y enciendo la moto, después acelero el motor y le meto
un poco de gasolina. Mientras Tatiana se aferra con más fuerza, salgo rápido.
Mientras tomo el largo camino a su casa, a su prisión, a su infierno, su cuerpo
se envuelve alrededor de mí de forma segura. Si desmontara en este momento, sé
que todavía se quedaría unida a mí.
La dejo a una cuadra de distancia, para no despertar al bastardo cuya vida
terminaré si me da la oportunidad de nuevo.
Ella se baja, y yo también lo hago para ayudarla con el casco.
―¿Sabes cómo llamar al 911?
Ella niega.
―No tenemos teléfono.
―Mierda ―espeto mientras paso mis dedos pasan por mi cabello―. Tendrás
uno.
Se ve confundida mientras se aleja.
Se detiene justo antes de cruzar la carretera hacia la puta cucaracha de hotel.
―Gracias.
38
Tatiana
T oque malo. Toque malo. Eso es todo en lo que puedo pensar mientras
cada golpe llega.
Han pasado tres semanas desde que escapé y vi a Jagger pelear y mi
mente se ha descontrolado desde esa noche.
Cada vez que toco mis labios, siento el fantasma de los suyos. Mi primer
beso. He leído acerca de ellos, soñado con el día en que mi príncipe venga y me
salve, pero mi realidad está muy lejos de un libro. La primera persona que alguna
vez se preocupó por mi bienestar también pasa a ser un hombre que pelea para
ganar dinero. Sin embargo, dice que anhela el toque bueno.
Bueno, yo también, Jagger Caldwell. Yo también.
He estado tan ocupada hoy, que olvidé las píldoras que hacen dormir a 39
padre. Estuve apurada con la cena de esta noche. Las tareas escolares o las
necesidades del edificio tenían que ser atendidas primero. Esta noche, me prometo.
Enfrentaré mis miedos y esta noche encontraré una salida. Si puedo moverme
cuando él haya terminado, claro.
―Se siente bien golpearte como la mierda ―farfulla padre mientras
permanezco agazapada en un rincón de nuestra sala de estar―. ¡Niña
desobediente! Las tareas no son difíciles: limpiar, cocinar y quedarte fuera del
camino.
―Padre, dos apartamentos tenían fugas y no podía encontrarte puesto que no
tenemos teléfono. Tenía que hacer algo ―me quejo, con la esperanza de que entre
en razón.
Salí de nuestro apartamento para ayudar a nuestros inquilinos, que se
quejaban de una fuga de agua en sus armarios. Esto significaba ir a los
apartamentos de encima de los dos con daños para tratar de determinar de dónde
procedía la fuga. Ya que ciertamente no soy fontanero, rompí varias reglas hoy
cuando, primero, salí del apartamento y, segundo, usé su ordenador para algo más
que tarea escolar. Sólo se me permite utilizarlo cuando él está en casa y es algo
relacionado con la escuela. Sólo me permite este privilegio porque es una ley que
asista a alguna escuela aquí en Estados Unidos. Si no completo el plan de estudios
de educación en casa en línea y paso, dice que el gobierno me enviará de regreso a
la Madre Rusia. Todo termina siempre con la amenaza de acabar en nuestra patria,
la que ni siquiera puedo recordar.
―Joder, nunca me repliques de nuevo, ¿me oyes? ¡Me has costado dinero!
Eres como todos los otros perdedores estadounidenses ―ruge, su mano bajando a
la cima de mi cabeza.
Al menos tengo un pequeño respiro en esta pesadilla. El alcohol lo ha hecho
descuidado esta noche. Los golpes vienen, pero no parecen atinar a su objetivo y el
impacto es menor del habitual. Sólo puedo esperar que haya bebido durante todo
el día y pronto se agote y se desmaye.
―Lo siento ―susurro justo antes de que un golpe fuerte y rápido vaya a mi
rostro. Mi nariz chorrea sangre mientras mi mejilla quema―. Mamá ―grito
instintivamente, incapaz de permanecer en silencio. Sé que esta es su forma de
disciplina, a la vieja manera de “los niños deben portarse bien y estar callados”.
Ayudar a nuestros inquilinos debilita su posición y lo sé, pero nadie lo entiende.
Los inquilinos quieren cosas y pensé que podría ayudar. Él está a cargo. Es la
figura de poder. Hice mal en intervenir.
―¡Oh, tu mamá no puede ayudarte, niña! Está muerta, ya ves ―farfulla y sus
40
palabras hacen que mi mente se vuelva loca. Se ríe cuando lo miro―. Ana, niña
tonta, es por eso que nos fuimos de Rusia. Todos estos años, me salí con la mía. Tu
mamá no te puede salvar. Por mucho que lo intentó, falló.
―¿Qué? ―pregunto, la palabra sale antes de que pueda evitarlo. Padre la
mató, ¿esa es su insinuación?
El humor baila en sus ebrios ojos. Encuentra divertido mi dolor.
―No dejabas de llorar. Una y otra vez, le dije que te callara, pero no lo hizo.
Cuando te puso en la cuna, lo hiciste más fuerte y, por cada grito que dabas, ella
pagaba el precio.
Jadeo con su admisión, conmocionada y con el odio creciendo dentro de mí.
Soy la razón por la que ella no está. Mi madre pagó el precio más alto por amarme
y protegerme. La angustia me invade y hace retroceder mis emociones mientras el
miedo se apodera de nuevo.
Se tambalea frente a mí mientras me preparo para que me golpee de nuevo.
Sólo que no lo hace.
En cambio, se agacha frente a mí, toma mi barbilla y me obliga a mirarlo. El
olor a alcohol saliendo de su aliento hace que mi estómago se revuelva.
―Ella está muerta, Ana, y todo es por tu culpa. Se golpeó la cabeza con la
esquina de tu cuna mientras caía.
Las lágrimas llenan mis ojos. Ella estaba tratando de protegerme, de
calmarme.
―Una vez que cayó al suelo, te quedaste dormida. Esperé y esperé a que ella
despertara. ―Sus ojos miran hacia otro lado como si estuviera pensando en aquel
mismo momento. Quiero correr, quiero llorar, quiero gritar y quiero lastimarlo. Su
tono va de distante a afilado con ira―. No lo hizo, pero tú sí. Luego nos fuimos.
Así que grita por tu mamá todo lo que quieras. No pudo salvarte entonces y no lo
hará ahora.
Antes de que pueda reaccionar, moverme, bloquearlo o incluso pensar en su
siguiente movimiento, su revés golpea mi rostro. Me desplomo en la pared
mientras veo estrellas bailando detrás de mis párpados.
―Eres mía ―ruge mientras se queda de pie por encima de mí―. Nadie te
puede salvar de mí. ―Su puño golpea mi sien y la oscuridad me envuelve.
No sé cuánto tiempo pasa antes de que los sonidos floten a mi alrededor
mientras intento recuperar la conciencia. El golpeteo en mi cabeza no me impide
sentir los golpes que está dando a mi cuerpo. 41
―Carne de mi carne ―corea, pegándome con el puño mientras yazco
desplomada―. Sangre de mi sangre. Todo estuvo bien hasta que llegaste. Ella
quería un bebé. Le di a ti y me la quitaste, así que te la robé. ―Las palabras se
juntan mientras se balancea de manera descuidada, golpeando el suelo en lugar de
a mí.
Lucho por respirar y permanecer despierta. Mi madre se ha ido. No hay
ningún otro pedazo de mí en este mundo, excepto el monstruo sobre mí.
Como con cada golpe que llega, sólo puedo esperar que sea el último.
¿Es así como se sintió mi madre al final? Prefiero morir que continuar
viviendo de esta manera. El siguiente golpe viene con tanta fuerza que mi cabeza
rebota en el suelo e impacta de nuevo cuando el dolor irradia hacia mi cuello.
Dame el golpe de muerte, pienso. Sácame de este mundo. Uno sólo puede soñar, es
mi último pensamiento mientras recibo un golpe en la cabeza que me envía de
nuevo a la oscuridad.
Luchar o huir es lo primero que pienso cuando vuelvo en mí. El apartamento
está oscuro ahora, ya que es tarde en la noche. Parpadeo, tratando de permitir que
mis ojos se acostumbren mientras mi cabeza palpita con severo dolor. Alzo mi
mano hasta encontrar mi rostro cubierto de sangre seca. Cada respiración duele;
cada músculo también.
Mientras intento recuperarme, mis ojos se enfocan y delante de mí está el
monstruo que se llevó a mi madre, el monstruo que me ha torturado desde el día
en que nací. Está roncando fuerte en el suelo enfrente de mí.
F-U-E-R-A, fuera.
Esta es mi posibilidad, mi oportunidad. ¿Pelear o huir?, resuena en mi cabeza
herida.
¡Huir!, gritan mis instintos. Vete antes de que despierte y te mate como a mamá.
El temor de quedarme, de lo que es realmente capaz de hacer, finalmente
supera el miedo a lo desconocido. Me ha retenido todos estos años,
amenazándome con un lugar que no puedo recordar. No tenemos ninguna familia,
al menos que yo sepa. Ciertamente a alguien le hubiera importado, ¿verdad? Él
mató a mi madre. Accidente o no, ella murió por su mano. Nada puede detenerlo
de matarme en caso de que llegue demasiado lejos. Tengo que salir de aquí< y
rápido.
Me levanto, luchando contra el impulso de salir corriendo. No lo puedo 42
despertar, o nunca me iré, y no voy a morir por su mano como lo hizo mi madre.
Me niego.
Cuando todo lo demás falla, las calles tienen que ser más seguras que
quedarme aquí. Si se acuerda de lo que me dijo, estaré muerta con seguridad.
¡Pelear o huir, Tatiana! No me queda fuerza para luchar.
Rápidamente pero en silencio, tomo mis tesoros ocultos junto con el dinero
que he ahorrado de los regalos de Jagger. Han estado escondidos todo este tiempo
de padre, por lo que están todos juntos, haciendo esto mucho más rápido para mí
de lo que creía posible.
Jagger Caldwell. Al mismo tiempo que me asusta, también parece ser mi
única esperanza. Pelea por dinero, no por venganza< ahí radica la diferencia.
Tiro de la muy gastada tarjeta de visita de los zapatos que me dio, antes de
ponérmelos. Jagger Caldwell.
Mi mente se acelera mientras paso sobre el cuerpo desmayado de mi padre.
Por favor, no despiertes. Por favor, no despiertes.
Jagger Caldwell.
Centro mi mente en mi fuga. Nadie más ha intervenido. A nadie más pareció
importarle. Han escuchado los ruidos, han visto las marcas y, sin embargo, sólo
una persona intervino una vez.
Jagger Caldwell.
Paso los dedos sobre el papel hecho jirones de la tarjeta de visita. Es hora de
encontrar mi camino a Caldwell’s.
Puedo hacer esto. No tengo otra opción. Sé fuerte, Tatiana. Sé fuerte.
43
Jagger
O
bservo a Morrison y Hailey decir sus “Acepto” y juro por Dios que veo
a Tatiana caminar por las puertas delanteras del garaje abiertas del
bar, por lo que salgo y miro a la izquierda, luego a la derecha. Nada.
Incluso voy alrededor del edificio, tratando de ver si está pasando el rato allí,
porque la última vez que me encontré cerca de ella, se hallaba en un puto callejón,
pero, por supuesto, no está allí.
Mi cabeza está tan jodida por esta pequeña, pero aprendí hace mucho tiempo
que no hay absolutamente nada que pueda hacer para cambiar a una persona, a
menos que esa persona quiera ser cambiada.
Veo un auto patrulla estacionando y noto a Johnny en el asiento del
conductor.
La ventana baja.
44
―¿Has visto a la chica Rand?
―No, ¿por qué? ―pregunto, intentando actuar como si no me pudiera
importar menos. Tonterías. Me importa. Lo hace más de lo que debería, eso es
seguro, maldita sea.
―Su viejo dice que lleva desaparecida unas veinticuatro horas.
Tenso mi mandíbula mientras mi estómago se revuelve y siseo:
―Si algo le sucede, esa mierda estará sobre ti, Johnny Ley.
―¿Sobre mí? ―Suena molesto. ¡Que se joda eso, lo estoy también!
―Sí, tú, servicios sociales, todos ustedes, hijos de puta, que no hicieron una
mierda cuando sabían lo mala que era su situación.
―Tienes que retroceder, Caldwell. Recuerda con quien estás hablando
―sisea.
―Lo recuerdo, el policía que no pudo hacer nada por una chica, ¡pero que me
puede arrestar por hacer la maldita cosa correcta!
Me mira molesto, pero es Johnny. No va a saltar. Va a esconderse detrás de
esa puta placa.
―Como dije, si algo le ha pasado, haré pagar a todo el que se volvió
jodidamente ciego.
Después de que sus neumáticos chillan cuando se aleja, regreso al bar,
recordándome mantener la calma. Es el día de Morrison.
¡Mierda!
―¿Todo bien? ―pregunta Hendrix.
―Sí, de puta madre.
Veo a Hailey llevar a Morrison fuera, sin duda dirigiéndolo al Nido de
Mamá. Va a estar emocionado.
¡El Nido de Mamá! Joder, eso es. Ella podría vivir allí.
Oigo dedos tamborilear.
―Oye, ¿qué hiciste? Johnny no acaba de aparecer por nada. ¿Debería esperar
una llamada para sacarte de un apuro de nuevo?
Lo miro, listo para saltar, pero entonces Livi, mi cuñada embarazada, y la
pequeña chica, mi nueva sobrina, están de pie junto a Hendrix. No puedo saltar, no
puedo lanzarme, no puedo hacer una mierda excepto tal vez contar una retorcida
versión de la verdad.
45
―¿Recuerdan a la chica? La que el padre golpea como la mie<
―Jagger ―susurra Livi, y miro a Marisa y sonrío.
―¿Mi última sesión de fotos? ¿La chica a la que ayudé que nunca se fue de
casa de su padre?
―Por favor, dime que no jo<
―Hendrix ―dice Livi con más severidad.
―Cierto, lo siento. ―Pasa los dedos por su cabello y le da a Livi un beso en la
mejilla―. ¿Quieren ir Marisa y tú a ver si Jared y Sally necesitan ayuda preparando
el buffet?
Livi suspira.
―Sí. ―Entonces me mira―. Hiciste lo correcto en ese momento. Sólo
asegúrate de recordar que todos estamos aquí, también.
Ella y la niña se van, dejándonos a Hendrix y mí solos.
―Se ha ido ―explico―. Johnny dijo que su padre la reportó desaparecida.
Juro por todo lo que soy, que si la lastimó, si está< ―Me detengo, no queriendo
terminar de decir mi mayor temor―. Voy a matar al hijo de puta, Hendrix. Si está
muerta, lo mataré con mis propias manos.
Su rostro muestra que lo sabe.
―Te necesitamos<
―¡No está jodidamente bien!
―No, no lo está. Así que cuando la encontremos, ¿qué estás dispuesto a hacer
al respecto?
―Asegurarme que nadie la lastime de nuevo. Esa es la maldita cosa que
planeo hacer.
―Estás enamorado de esa chica ―afirma.
―¡No! Tiene diecisiete años.
―Mierda ―gruñe―. Estás enamorado.
―No, no soy algún enfermo hijo de puta, Hendrix. Sólo quiero asegurarme
que la promesa que le hice a mamá, la que todos le hicimos, se cumpla.
Me mira como si supiera algo que yo no.
―Es una maldita niña ―digo, defendiéndome. 46
Asiente.
―Es una chica de diecisiete años que ha sido abusada. La han golpeado,
Jagger. Lo sabes tan bien como yo. Has estado allí, hecho eso, conseguido las
contusiones y huesos rotos para demostrarlo. Si te haces cargo de alguien así, será
mejor que estés absolutamente seguro de no hacerle más daño que bien.
―¿Qué quieres decir?
―Quiero decir que las contusiones, roturas y cortes dejan cicatrices, pero se
curan. Si rompes un corazón, esa mierda deja más de una cicatriz. ¿Me entiendes?
―Ella no está enamorada de mí ―espeto.
―No estaba hablando sólo de ella ―dice―. Podemos ir a buscarla esta noche.
―Tengo una pelea en dos días. ¿Cómo voy a encontrarla y a entrenar?
¡Mierda!
―¿Tienes una foto de tu chica?
―Joder, no, no tengo una foto. Y no es mi chica ―defiendo.
―Ajá ―dice, volviéndose para alejarse. Luego se detiene y se da la vuelta―.
Entonces, ¿por qué la estamos buscando?
―Es lo que hay que hacer. Esa es la puta razón.
―Lo que hay que hacer no siempre es fácil.
―Bueno, sé esa mierda, idiota.
―No seas imbécil, Jag. ¿Qué demonios vas a hacer cuando la encuentres?
¿Has pensado en eso?
―El lugar de Morrison y Hailey, el Nido de Mamá ―digo, orgulloso como la
mierda de tener una respuesta que parece racional en esta situación irracional―.
Crearon su refugio seguro para mujeres abusadas.
―¿Es una madre de dieciocho años? Eso es de lo que su organización sin
fines de lucro se encarga, no para fugitivas o<
―Las reglas pueden hacerse flexibles.
―¿Estás dispuesto a ver el sueño de Morrison destruido por una chica por la
que sólo quieres hacer lo correcto?
―¡Sí, y mamá se sentiría orgullosa!
―¿Lo estarás tú cuando cierre antes de tener la oportunidad de conseguir
que este sueño se haga realidad?
47
Lo miro y me devuelve la mirada. Tiene razón, pero joder si puedo alejarme.
―Entendido.
―¿Así que sólo vas a alejarte?
No contesto.
―Soy todo sobre ayudar a la familia, Jagger. Me gusta ayudar a los
desamparados y hacer lo correcto, pero la familia es la familia y, a veces, la caridad
tiene que empezar en casa.
―¿Así que me doy la vuelta? ¿Estás jodidamente loco? Eso no es lo que
somos.
―No, no necesariamente. Siempre puedes mirar más allá. Mejor aún, tal vez
dejar de ignorar lo que tu corazón te dice.
El día después de la boda de Morrison, recorro toda la ciudad. La he buscado
por todas partes, jodidamente en todas partes, y nada. No hay una señal de esa
maldita cinta verde o la chica a la que tengo una necesidad casi animal de
encontrar.
No podría importarme menos esta pelea y que el viejo Shaw esté furioso. En
los cuarenta minutos que le he dado hoy, he noqueado a cada compañero de
entrenamiento que ha traído para prepararme para lo que llama la pelea de mi
vida.
―¡Necesito un espectáculo, Jagger! No un puto nocaut de un puñetazo. Si
quieres más peleas, si quieres ganar más dinero, así tal vez puedas algún día echar
raíces, ¡necesitas escucharme!
Reboto arriba y abajo, mirando a la bestia que trae al ring entonces. Lo llama
Kid por una buena razón. El hijo de puta tiene el aspecto de Kid Rock: cabello
castaño largo hasta el culo y desaliñado como la mierda. Lo recoge en uno de esos
moños masculinos y no puedo evitar reír. El tipo es unos buenos diez centímetros
más alto que yo y pesa más por unos cinco kilos de músculo, pero no me intimida
en absoluto y no por su falta de intentos, tampoco.
Sus ojos están fijos en los míos, su mandíbula apretada, y pide ser tumbado.
Su nariz se ve que ya ha sido rota por lo menos media docena de veces y no
intimida en absoluto. 48
―Kid no va a contenerse.
―No quiero que lo haga. ―Le doy una sonrisa y frunce el ceño. Golpeo mi
pecho―. ¡Venga, Hombre Moño!
Mientras gruñe, Shaw me da un golpe en el hombro.
―Es nuevo en la escena y le importa una mierda el apodo. Kid acaba de ser
liberado de una acusación de homicidio involuntario. ¿Me oyes?
―Sí, Hombre Moño mató a alguien y piensas que esa mierda va a asustarme.
―No digas que no te lo advertí ―dice Shaw y luego suena la campana.
―Dame tu mejor movimiento, Kid. ―Me río, haciéndole señas con las manos.
El cabrón no se mueve. Sólo se queda ahí, y me molesta.
―Bien, lo haremos a tu manera.
Me lanzo hacia adelante, arrollando sus piernas y le doy un golpe duro de
izquierda.
Cae con fuerza y espero que se quede abajo, pero no lo hace. Sacude la cabeza
como un perro deshaciéndose de la baba de su hocico y se levanta.
Entro rápido y le doy un golpe de derecha. No vuelve a caer en esta ocasión.
Arremete hacia delante y ambos descendemos.
Golpe por golpe, intercambiamos impactos en las costillas, el pecho y el
rostro.
Me las arreglo para salir de debajo de él y ponerme encima, pegándole como
el infierno, cuando me quita de un empujón.
Cuando se levanta y viene hacia mí, lo arrollo de nuevo y lo hago caer con
fuerza. El cabrón no se queda abajo. Se levanta de nuevo. Arremete y caemos,
luchando, golpeando, peleando por la posición de arriba y lanzando golpes
cuando podemos.
Una vez más, estoy encima y, de nuevo, me aparta.
Esto sucede tres veces más. No hay nocauts, ninguno de los dos se da por
vencido, sólo dos hombres que pelean por algo más grande que el otro.
Finalmente, Shaw nos separa y lo acaba.
Tengo un sabor metálico en la boca y siento que mi ojo derecho se está
hinchando inmediatamente.
―Ve a por un poco de puto hielo ―espeta Shaw a una de las ratas del 49
gimnasio―. Ahora, los dos, siéntense.
Me siento y Kid y yo nos miramos.
―Kid irá con nosotros mañana a la pelea. Creo que la mierda se va a poner
fea. El equipo de Cobra ha estado real y jodidamente tranquilo.
―¿Así que piensas que lo necesito para mantenerme a salvo, Shaw? Vamos.
Soy el campeón. Rock City me ama y<
―Te has vuelto muy engreído con la victoria y no has estado entrenando
como deberías. Lo necesitas ―señala a Kid―, y él te necesita.
El chico gruñe alguna mierda en voz baja.
―¿Por qué?
―Porque podría estar dando un paso atrás y él podría estar interviniendo por
aquí. ―Estoy sorprendido de escuchar esa mierda saliendo de su boca―. Soy
demasiado viejo para esto, Jagger. El padre del chico y yo éramos amigos, mejores
amigos. Está muerto y le prometí cuidar a su chico cuando saliera. Kid es familia.
Igual que tú. Vas a hacer esto y también él.
Tatiana
M
e fui. Lo hice. Ahora, ¿qué se supone que debo hacer?
Voy a Caldwell’s. Sólo que es tarde y el bar está cerrado. No
pensé en eso en absoluto. La zona es un poco mejor que la de mi
apartamento, pero a altas horas de la noche, las calles de Detroit no son buenas.
Retrocedo y trato de encontrar un lugar cercano para resguardarme por las
próximas horas hasta que alguien venga.
Giro la esquina del edificio, perdida en mis pensamientos.
Pum.
Soy detenida por el ancho pecho de un hombre. Mientras tropiezo hacia atrás,
dos manos firmes se estiran y sujetan mis brazos, sosteniéndome firme. Miro la
camiseta ajustada y los ojos brillantes del luchador, el que Jagger ganó en la pelea. 50
¿Cuál es su nombre? ¿Striker? ¿Cobra? Algo así.
El pánico me llena. Buen toque. Mal toque. A este hombre definitivamente le
gusta el toque malo. Parece irradiar de él. Me mira, sus ojos brillando en la
oscuridad con alguna emoción que no puedo leer.
―Inocencia ―susurra en voz tan baja que casi no puedo entender lo que dice.
―Ehh< ―No estoy segura de si sabe quién soy o qué piensa hacer conmigo.
Cuando doy un paso atrás, tratando de salir de su agarre, un brazo me suelta,
mientras el otro permanece firme. Acaricia mi mejilla con el dorso de sus nudillos e
instintivamente me zafo. Mi vientre se tensa mientras el miedo se afianza.
―Pequeño Ratón, no voy a lastimarte.
De alguna manera, lo dudo. Hay un hambre en sus ojos que me da miedo
hasta el núcleo.
Me libera y me vuelvo para correr, pero sus manos firmes me sujetan otra
vez.
―¡Cálmate! ―ordena y me tenso más―. Ven conmigo. Voy a mantenerte a
salvo hasta que Playmaker esté libre para manejar a su última conquista. ―La
confusión se debe mostrar en mi rostro, incluso en la oscuridad―. Caldwell
―aclara―. Voy a mantenerte a salvo hasta que Caldwell esté libre para lidiar
contigo.
Asiento con entendimiento. Hitmaker es el nombre de pelea de Jagger, pero
por alguna razón, este tipo lo llama Playmaker. Aun así, no estoy segura de si
debería ir con él.
Mi rostro late, mi cuello arde y mis costados gritan en agonía a cada paso.
Quiero esperar aquí, pero, ¿cuánto tiempo voy a estar sola, afuera en la calle?
Ahora que sé que Jagger acaba de casarse, ¿quién me queda? ¿Este es mi nuevo
para siempre< huir, ocultarme, nunca conociendo nada mejor?
Antes de que cualquiera de nosotros pueda decir otra palabra, mi estómago
gruñe alto.
―Vamos, Ratón. Mi casa está cerca. Te voy a alimentar y podrás dormir para
sanar tus lesiones.
Jadeo al darme cuenta de que puede ver el desastre que soy. Necesito
ocultarme y me está ofreciendo el único lugar en este momento.
Sin hablar, doy un paso delante de él. Una vez que suelta su agarre, me toma
de la mano, llevándome a un auto viejo y me subo. Luego enciende el motor y 51
acelera, enviando escalofríos por mi espina dorsal.
De repente, las preguntan trastornan mi mente. ¿Por qué se encontraba aquí?
¿Me estaba siguiendo? ¿Esperaba a Jagger? ¿Qué estoy haciendo? Estoy en un auto
con un completo desconocido.
El pánico me llena. Soy más allá de estúpida. ¿Por qué salí de casa? Estoy tan
confundida y asustada.
¿Qué he hecho?
Alcanzo la manija de la puerta, pero Cobra pone la mano en mi muslo para
detenerme. Siseo y él sonríe.
―Normalmente, deberías tener miedo de mí, Ratón, pero esta noche no
necesitas tenerlo.
Lo miro con ojos amplios y temerosos.
―¿Hablas inglés?
Oh, mi gracia salvadora. Es otro de los que asume.
Niego.
―¿Me entiendes?
Me encojo de hombros, como si pudiera comprenderlo de alguna manera.
―¿Qué demonios se le ha metido a Caldwell con este ratón? ―murmura
Cobra para sí―. Probablemente ni siquiera está aquí legalmente. De todos los
momentos para conseguir una conciencia, la tengo ahora. ―Quita su mano de mi
muslo y pone su cabeza en el reposacabezas―. ¿Qué diablos hago con ella ahora?
Estaba tratando de ayudar a la frágil cosa hasta que Caldwell pudiera sacar su
cabeza de entre las piernas de mi chica lo suficiente como para manejar sus propios
problemas. Ahora tengo a un medio hambriento, golpeado y callado ratón que no
puede hablar inglés en mi auto y ni idea de qué hacer después que no sea darle de
comer si puedo evitar que salte fuera del auto. ¡Así se hace, Jason! Primera buena
acción y escoges lo surrealista.
Reprimo el impulso de reírme de él. Sinceramente me quiere ayudar. No
entiendo por qué la cabeza de Jagger estaría entre las piernas de su chica, pero lo
que sea. Los estadounidenses tienen locos argots, de todos modos.
Con mi mano todavía en la puerta, miro al hombre claramente en conflicto en
el asiento del conductor. Tiene el cabello rubio y corto, facciones impresionantes y
la línea de la mandíbula apretada. Sus ojos están cerrados mientras sus gruesos
labios continúan moviéndose mientras lucha una batalla en su interior. Entonces 52
mi estómago gruñe de nuevo, ganando su atención. Se voltea hacia mí y le
devuelvo la mirada. Sus ojos han cambiado la mirada taimada de la primera vez
que nos encontramos a una de tristeza por mis recientes heridas.
―¿Te duele? ―susurra, y asiento―. Vamos a alimentarte y limpiarte.
Hay cierta simpatía en su tono que me consuela, así que asiento y muevo la
mano para descansarla en mi regazo.
―El cinturón de seguridad, Ratón. Los dos estamos en un nuevo paseo
―susurra Cobra mientras pone el auto en marcha―. ¿Qué demonios estoy
haciendo? ―se pregunta mientras nos alejamos.
Es curioso, me pregunto lo mismo sobre mí.
El viaje en auto no toma mucho tiempo y es muy tranquilo. Nos detenemos
en un edificio más bonito que el mío y salimos una vez que Cobra se estaciona. Me
sostiene de la mano y me lleva a un ascensor, que tomamos hasta su apartamento.
Sin duda, es más nuevo que mi casa y bien hecho con modernas renovaciones.
Estoy sorprendida por lo bonito que es.
Debe mostrarse porque Cobra me sonríe.
―Mi novia lo escogió.
Asiento. Ya lo veo. Esta definitivamente no es la casa de un soltero. He
limpiado suficientes apartamentos de personas que se han ido para saber que hay
una diferencia cuando hay un toque femenino.
El espacio está acabado en tonos verde azulados, naranjas y grises claros.
Todo es moderno y contemporáneo con líneas limpias y diseños abstractos.
―Sólo hay una habitación, así que tendrás que tomar el sofá. Te daría mi
cama, pero cuando Missy acabe con Caldwell, volverá a casa. Siempre lo hace.
El dolor aprieta mi estómago. ¿Qué quiere decir con cuando haya terminado
con Caldwell?
Cobra se aleja mientras me quedo en su entrada, estupefacta. Regresa con un
botiquín de primeros auxilios.
―Vamos a limpiarte y luego te haré un poco de sopa.
***
Mi noche con Cobra fue probablemente la mejor que he tenido, aparte del
momento en que Jagger Caldwell me besó.
Después de que me ayudó a limpiar mis heridas y a poner hielo en mi rostro
hinchado, me hizo un plato de sopa. Tuve que reírme de las letras del alfabeto que
53
nadaban en la salsa y casi escupo la comida caliente cuando Cobra sonrió y dijo
que podíamos practicar mis ABC y uno, dos, tres.
Fue entonces cuando le confesé que, de hecho, podía hablar inglés. Después
de llamarme chica inteligente, terminamos la noche, ya que eran más de las cuatro
de la mañana.
Ahora es por la tarde y la novia de Cobra no volvió a casa anoche. Él parece
al borde mientras anda alrededor del lugar.
―¿Necesitas ropa, Ratón?
―Estoy bastante segura de que establecimos que mi nombre es Tatiana,
Jason.
―Ratón te queda más. ―Sonríe y se la devuelvo.
―Tengo ropa en el bolso, gracias. ―Tomo mis cosas y voy al cuarto de baño,
donde rápidamente me ducho y visto con vaqueros y una camisa blanca.
Recogiendo mi cabello en una cola de caballo, agrego la cinta verde antes de
regresar a la sala de estar de Cobra.
Cobra está vestido con vaqueros desgastados y una apretada camiseta negra.
Sus músculos son claramente visibles y es un hombre bien construido. No hay
tatuajes como los de Jagger para distraer la atención de cada flexión y tic de sus
brazos. Su cuerpo grita negocio. Aprendí eso de él anoche. Es todo acerca de lo que
es. Su negocio es pelear y esa es su vida.
Eso me hace preguntarme lo que impulsa a Jagger a pelear. También me hace
pensar sobre cada uno de sus tatuajes. ¿Qué quieren decir? ¿Son trofeos de sus
batallas? ¿Son símbolos de guerras que siguen causando estragos en su corazón?
¿Son simplemente algo que quería?
―¿Ansiosa por encontrar a Caldwell? ―inquiere Cobra, por lo que me
pregunto si es tan obvio.
―No tan ansiosa como sé que me puede ayudar.
―La forma en que sujetabas su tarjeta de visita ayer por la noche y ahora,
hace que me pregunte si es más que ayuda lo que buscas de Playmaker.
Miro hacia abajo al papel hecho jirones, sabiendo en mi corazón que Cobra
tiene razón. Busco más que ayuda. Es una vida lo que quiero y, de alguna manera,
me parece que Jagger Caldwell es mi salvavidas. No puedo explicarlo. Sólo lo sé.
―¿Qué importa? En una ocasión se ofreció a ayudarme y cumple su palabra,
¿verdad? ―pregunto, dándome cuenta de lo poco que sé de él.
―Las acciones hablan más que las palabras, Ratón. ¿Dónde estaba tu
54
caballero cuando lo necesitaste?
Me encojo de hombros, intentado deshacerme de la sensación de que Cobra
sabe algo que no está compartiendo conmigo.
―No sé, pero no es como si me estuviera esperando.
―No, pero, ¿por qué depender de Caldwell? Yo te ayudaré, Ratón.
―¿Por qué? ―cuestiono―. ¿Por qué me ayudarías? Jagger conoce mi
situación. ¿Por qué de repente te importa?
Algo cruza sus facciones.
―Redención.
―Esa es una palabra poderosa ―replico.
―Soy un mal hombre, Tatiana. ―Sus palabras envían escalofríos por mi
espalda.
¿Qué he hecho? ¿Cómo pude confiar tan fácilmente?
―Fui criado por un mal hombre y me convertí en exactamente lo que más
odiaba. ―Pasa las manos por su cabello.
―¿Por qué me dices esto? Me estás asustando.
―¿Alguna vez has escuchado el dicho “Si amas algo, déjalo ir”? ―Asiento―.
No puedo dejar que se vaya. Peleamos, Ratón. Missy y yo peleamos. ―Deja caer su
cabeza con vergüenza―. Tu rostro, Ratón, le hice eso a ella. Más de una vez.
Jadeo con sorpresa.
―¿Cómo? ¿Por qué?
―Por rabia. Por reacción. Todo tiene sentido en ese momento, pero no una
vez que termina. No quiero lastimarla, quiero amarla, pero me enoja tanto.
―No sé mucho, pero el amor no debería ser rabia.
―Ella corre hacia él. Cada puta vez que puede, va a Caldwell. Quiero que
corra hacia mí. ―Se encuentra con mi mirada y veo el dolor en sus ojos.
―No puede cuando te tiene miedo.
―Lo sé.
―Creo que debería irme.
Se mueve para estar delante de mí, bloqueando mi camino.
―¿Te asusto, Ratón? 55
―Sí ―susurro.
―Aparta lo que has averiguado de mí. Antes de eso, ¿te asusté?
Sus palabras vuelven a mí. Me ve como su redención.
―Sí y no. ―Alza las cejas inquisitivamente―. Todo el mundo me da miedo
de alguna manera. El que cuidaras de mí anoche, se llevó el miedo.
―¿Crees que la gente puede cambiar?
―Creo que si alguien quiere cambiar, puede hacerlo, pero tiene que ser por sí
mismo, no por alguien más.
―Eres muy inteligente, Pequeño Ratón. ―Cobra sonríe―. Deberías saber que
Caldwell tiene una reputación.
―Tú también, al parecer.
Suspira.
―Cierto. Necesitas saber que puedes contar conmigo también, Tatiana. No
tienes que depender de él. Puedes permanecer aquí tanto tiempo como lo necesites.
A Caldwell le gustan las damas. Le gusta la variedad y cambiar con frecuencia.
Es tiempo para ser fuerte y para mantener la esperanza de que Jagger sea
quien mi corazón dice que es.
―No necesito una advertencia, pero gracias.
Sin decir una palabra, se da la vuelta y toma las llaves, y luego salimos de su
casa. Al llegar a Caldwell’s, nos encontramos con que el lugar est{ lleno. En el
exterior, veo a una mujer en lo que parece ser un vestido de novia, gritándole a un
hombre mayor, de aspecto desaliñado. También veo a Jagger de traje y está guapo.
Mi corazón late violentamente en mi pecho mientras la conmoción se detiene
y todo el mundo va al interior.
No debería haber venido aquí. Definitivamente este no es el día para
molestarlo. Me doy la vuelta y corro alrededor de la esquina al callejón donde
Cobra está a la espera. Echa un vistazo a mi rostro y me toma de la mano,
llevándome lejos. Arranca el auto sin decir una palabra.
Conducimos por un tiempo antes de que Cobra me mire y diga:
―No quiero decirte esto, Ratón, pero conociendo a Jagger, probablemente se
va a casar con una pobre chica que no sabe que ha mordido más de lo que puede
masticar. Infiernos, Missy no volvió a casa. Puede ser la del interior, atándose a él
56
para toda la vida. Esperará lealtad y no la devolverá. Eso lo sé.
Mi mente da vueltas. ¿Jagger no tiene corazón? ¿Es un mujeriego? No sé nada
de él.
―No sé qué hacer.
―Quédate conmigo hasta que lo averigües ―afirma Cobra como si fuera tan
fácil.
Jagger
M
iro mi teléfono y leo el mensaje en alto:
―¿Quieres jugar? Qué tal si tú y yo somos gatos y vemos quién se lleva
al ratón. ―Miro a Shaw desde detrás de la cortina―. Mensaje
firmado por ese pequeño gusano. ―Me río mientras miro el personaje de dibujos
animados que se supone que representa una cobra. Hablo mientras escribo mi
respuesta―: No tengo ningún gatito. ¿Qué tal si tú eres el gato, te quedas al puto ratón y
yo me quedo con el título? ¿Quién es el campeón? ¡Joder, yo lo soy!
―Seguro que lo eres, hijo. Seguro que lo eres. ―Shaw da un golpecito a mi
espalda mientras tiro mi teléfono al montón de ropa de calentamiento que está en
la silla.
―¿Mis hermanos llamaron? ―pregunto a Kid.
57
―Probablemente estén en busca de la chica de la que no estás enamorado
―dice, negando.
―Entonces, ¿llamaron? Te voy a decir simplemente lo que les dije. No es
amor. Sólo la quiero a salvo y viva.
―Correcto ―dice―. Bueno, no llamaron. ―Camina y se asoma desde la
esquina a los ruidosos y escandalosos espectadores.
―Damas y caballeros, ¿están listos? ―grita el locutor―. Esta noche es traída
a ustedes por Broke Bail Bonds. Esto es para defender el campeonato de peso
semipesado de Rock City. Tendremos cinco rondas de tres minutos. ¡En la esquina
roja de Broke Bail se sitúa con un metro ochenta de altura y un peso ochenta y
cuatro kilos, el hombre que se ha comprometido a conseguir de nuevo su título, el
agresor, Cooooobra!
“Shut ‘Em Down” de Public Enemy suena y la multitud se vuelve loca. Asumo
que Cobra ha aparecido al otro lado de la pista.
―¡En la esquina negra, patrocinado por el Bar Caldwell’s, de un metro
ochenta y cinco y con un peso de ochenta y ocho kilos, el actual campeón de peso
semipesado, Jagger “Hitmaker” Caldwell!
“Right About It” de Lil Wayne comienza y Shaw me da una mirada sucia una
vez más.
―No se cambian canciones. Esta daba buena suerte. ―Le doy a Shaw un
abrazo a medias, choco el puño de Kid y luego mi mente entra en modo pelea.
Tengo mis manos en posición de oración, miro hacia arriba y susurro:
―Legado, mamá.
Salgo y veo que mis hermanos llegaron. Entonces miro a mi alrededor, con la
esperanza de ver a la pequeña con ellos, pero no la tienen.
―La encontraremos. ―Hendrix pone su mano en mi hombro―. Que sea
rápido y sucio. Ese hijo de puta se metió en el camino equivocado.
Asiento y salgo. Intento concentrarme, pero soy incapaz de meter mi cabeza
en el juego, pensando en la pequeña. Rápido y sucio se repite en mi mente, eso es
lo que tengo que hacer para poder salir y encontrarla.
―Tengo algo que deseas ―se burla Cobra.
―Creo que lo entendiste al revés. ―Me río con altivez de él, tratando de
meterme en su cabeza. 58
Suena la campana y le golpeo con la izquierda.
El primer y último golpe, eso es todo lo que importa. Todo lo demás vale una
mierda.
Bloqueo un par de golpes y luego le doy un derechazo y un barrido. Se cae.
―Vamos, hijo de puta. Si quieres ser el campeón, será mejor que pelees como
uno.
Se levanta de un salto y escupe sangre al suelo.
―Me gusta el sabor de la sangre la primera vez, ya sea de tu débil golpe o de
una chica con las piernas abiertas enseñando su pequeña cereza.
Lanza un gancho de izquierda y lo esquivo.
―No hay muchas inocentes en tu parte de la ciudad. ―Me río, simulo un
golpe y lo hago caer de nuevo. Está abajo sólo un momento antes de que me agarre
y luego ambos caemos.
―Tuve a una durante toda la noche. Joder, ha estado durante tres noches
―dice mientras golpea su puño en mis costillas.
―Ella lo averiguará. ―Planto mis pies sobre la colchoneta y termino en la
parte superior.
Su brazo izquierdo se fija debajo de mi rodilla mientras gime y gruñe,
tratando de liberarse. Lo golpeo tres veces en el rostro.
―Su puto acento me mata. Es una cosita ardiente rusa.
Mi estómago se revuelve. Todo lo que puedo pensar es en Tatiana.
―Se parece a un pequeño ratón, pero no estás interesado. ―Toma la
oportunidad de golpearme y me aparta de un empujón.
Me levanto de un salto.
―Estás jugando algún juego enfermo de mierda.
―Al pequeño ratón le encanta ser devorado por la Cobra.
Lo ataco y lo derribo.
―Es una niña ―digo mientras golpeo su costado izquierdo y luego el
derecho una y otra vez.
―No es una jodida niña. Es una pequeña ninfa. No se cansa de mi polla
―provoca. 59
Con un golpe en su mandíbula, grita. Se estrella contra el suelo. El locutor
comienza el conteo.
―Uno, dos.
Reboto alrededor esperando.
―Tres.
Cobra se mueve y se levanta lentamente. Bailamos alrededor del otro. Su
mirada está desenfocada. Suena la campana y soy el vencedor de esta ronda.
La rabia se acumula dentro de mí más que nunca antes.
―¿Dónde diablos está? ―Voy hacia él hecho una furia.
―¡Esquinas! ―espeta el árbitro.
―¡Que se jodan las esquinas! ¿Dónde mierda está la chica?
―Donde quiere estar. Con un hombre de verdad, con un verdadero
campeón, no un puto pedazo de mierda, mujeriego, imbé<
La campana suena de nuevo y me abalanzo sobre él. Soy furia y rabia, y él
también.
Nos encontramos uno al otro golpe por golpe mientras bailamos alrededor
del ring y atacamos. No se calla, pero me voy a asegurar de que lo haga
permanentemente.
Sus brazos me rodean y vamos al suelo una vez más. Balanceo el brazo y
conecto con la parte inferior de su mandíbula, deseando rompérsela, después
hacerlo pedazos. Entonces, empuja su dedo en mi ojo y planto los pies en el suelo
mientras su otra mano conecta con mi rostro. Duro.
―¡Sepárense! ―grita el árbitro mientras Cobra es apartado de encima de mí.
Me pongo de pie, bastante golpeado.
―¿Dónde diablos está tu concentración? ―me grita Kid mientras derrama
agua en mi rostro.
Cuando el sabor metálico de mi propia sangre llena mi boca, me inclino hacia
la izquierda y escupo, luego miro a mis hermanos.
―¡Encuéntrenla! ¡Ahora!
―Retrocede. ―Oigo gruñir a Kid―. Sin mujeres.
―Sólo quiero hablar con él. ―Escucho su voz y me pongo de pie, empujando
a Kid. 60
Sujeto sus hombros y la reviso.
―¿Él te hizo esto? ―Paso el pulgar por su hinchado labio púrpura.
Niega mientras toma una bocanada de aire.
―¿Te hizo esto? ―Paso los nudillos por su mejilla y las lágrimas caen de sus
ojos.
Chilla:
―No.
―¿Te hizo daño de algún modo, pequeña? ―Alzo su barbilla para que me
mire.
Traga con fuerza y niega de nuevo.
―¿Te lo follas? ―gruño.
―¿Te follas a su chica? ―contraataca―. ¿Te casaste? ¿Por qué te llama
player?
―No, joder no, y es un imbécil ―respondo mientras suena la campana.
―No sé si dices la verdad.
―No estarías aquí si pensaras eso. ―Miro a Hendrix―. Ella se queda. No
dejes que se vaya. ―Miro hacia atrás a ella―. Nadie va a hacerte daño de nuevo,
pequeña.
Cobra me ataca tan pronto como entro. Voy a terminar con este imbécil.
Totalmente. Es el momento de ser rápido y sucio. Tengo una chica con quien
hablar.
―Se acabó, hijo de puta ―le digo antes de sacármelo de encima y golpearlo
con un gancho de derecha que está alimentado de necesidad.
Me vuelvo y miro a Hendrix mientras cuentan.
―Al diablo la campana, está fuera. ―Mientras mis hermanos corren hacia
mí, Hendrix toma el codo de Tatiana, arrastrándola detrás.
La sostengo y la levanto, por lo que estamos ojo a ojo.
―Vas a estar bien.
―¿Cómo sé eso? ―pregunta con un ligero temblor.
―Porque yo lo digo. Por eso.
Después de intercambiar el dinero, Tatiana, Kid, Shaw, Hendrix, Morrison y
yo salimos por la parte trasera. Kid se detiene con Shaw. Estoy eufórico por mi
victoria mientras voy a la parte trasera de la camioneta de Shaw y me despido con
61
un gesto de Hendrix y Morrison, Tatiana está a mi lado.
Miro hacia adelante, evitando el contacto visual porque no soy de confianza.
Sin embargo, siento el peso de sus ojos. Entonces, su mano agarra mi muslo.
―Buen toque ―susurra con una sonrisa que emite una falsa confianza. Soy
un rompedor de reglas, pero esta no es una regla que voy a romper.
Debería moverla, apartarla, pero no lo hago.
―¿Cuándo vas a tener dieciocho años?
―En tres días ―responde, y casi me rompo el cuello de la velocidad con la
que me vuelvo hacia ella.
Su ojo está hinchado, sus labios magullados y es un desastre, un hermoso
desastre.
―En tres días, será mejor que sepas lo que te va a suceder. ―Sabe mejor lo
que le va a suceder.
Su mano se eleva más en mi muslo.
―Buen toque. ―Joder, me está matando.
―El puto campeón. ―Un atisbo de sonrisa ilumina sus ojos y niego―.
Deberías correr, pequeña.
―Lo hice y terminé aquí.
Cuando su mano se levanta de nuevo, amenazando con frotar la tienda de
campaña que tengo, pongo mi mano sobre la suya, deteniéndola.
―¿Estás segura de saber lo que pides?
Asiente.
―No soy una niña. Sé lo que he tenido en la vida y lo que quiero en el futuro.
Buen toque.
―No me jodas ―gimo mientras me recuesto, tomo su mano y la sostengo
contra mi pecho.
62
Tatiana
N
o lo debería desear. No debería estar con él. Pero no puedo evitarlo.
Quiero su toque. Quiero su seguridad. Quiero cualquier cosa y todo
lo que me pueda dar. Algo del intercambio de energía en la pelea
me tiene excitada. No me siento cómoda con la violencia, pero hay una cierta
energía en la atmósfera que alimenta a todo el mundo en el lugar, incluida yo.
Cobra me trajo a la pelea de esta noche. Me dijo que me quedara fuera de la
vista. Sin embargo, cuando Jagger estuvo peleando contra él y parecía tan enojado,
tuve que hacer algo. Tenía que ser un consuelo. Después de que noqueó a Cobra,
debería haberme quedado. Debería haberme quedado para asegurarme de que mi
amigo estaba bien. Por mucho que Cobra me advirtió que era un mal hombre, fue
agradable conmigo. Todavía me asustaba que pudiera golpear a su novia, una
mujer a la que dice amar, pero no me ha golpeado. Podría haberme lastimado en 63
todo tipo de formas, pero, en lugar de eso, me dio un refugio seguro hasta que
pudiera llegar a Jagger. Hay algo entre nosotros. Un tirón desconocido que me
hace volver a él sin importar nada.
Pensó que estaba acostándome con Cobra. Dice que no se acostó con Missy.
Definitivamente necesitamos comunicarnos mejor. Nunca he sentido celos antes. A
decir verdad, nunca he sentido nada más que miedo< hasta Jagger Caldwell.
Ahora tengo tantas emociones que estoy mareada tratando de ordenarlas todas.
Me hace sentir como una mujer y no como una niña. Hace que mi cuerpo se
queme de adentro hacia afuera. Me hace cosas de las que sólo he leído en los libros.
Hace que quiera sucumbir al salvaje abandono cuando he crecido temiendo a mi
propia sombra. ¿Cómo puede una persona hacerme todo eso cuando apenas lo
conozco?
Jagger ciertamente parece estar listo para saltar edificios altos y salvar a la
damisela en apuros. Llegamos a la parte delantera de Caldwell’s. Jagger me lleva a
su auto.
―Abróchate el cinturón ―dice, señalando el cinturón de seguridad, y luego
abre la guantera y toma un teléfono―. Todo está listo. Mi número está aquí.
―Toca el cuadrado verde con un teléfono en él y me lo entrega―. Haz clic en
favoritos. Mi nombre está ahí. El único que alguna vez vas a necesitar.
Asiento.
―Ahora aprieta lo que se ve como una burbuja de dibujos animados y luego
me escribes un mensaje y pulsas enviar.
Hago lo que pide mientras se retira de la acera y su teléfono empieza a tocar
música.
―Bien. Ahora tu número está en mi teléfono y sabes cómo enviarme un
mensaje. Si alguna vez necesitas algo, cualquier cosa, ¿a quién llamarás?
―Al campeón ―contesto con una sonrisa que siempre se apodera de mis
labios cuando pienso en él.
Sonríe y asiente.
―Eso es, pequeña.
―No tienes que hacer todo eso por mí, sabes. No estoy indefensa. Me las
arreglé para sobrevivir el último par de días.
Me gruñe, sí, gruñe:
―Aléjate de Cobra.
64
―Es un mal hombre ―digo rápidamente―. Lo sé. Me lo dijo.
―¿Te lo dijo? ―Levanta una ceja hacia mí.
―Sí, me encontró fuera de Caldwell’s cuando estaba busc{ndote. Me
mantuvo a salvo y hablamos. Es mi amigo ―trato de defender a Cobra.
Obviamente, hay una historia entre los dos y no es una buena. Cobra me lo dijo,
pero no creía que Jagger guardara tanto rencor también.
―No es amigo de nadie, pequeña.
―Fue agradable conmigo, Jagger.
Aleja la mirada de mí y decido no presionar más. Por ahora, quiero estar en el
momento con la persona que me dio el impulso para atravesar mi infierno durante
el año pasado.
Nada más se dice, pero no puedo evitar mirarlo. De vez en cuando, echa un
vistazo, pero sólo durante un instante. Cada vez, parece retorcerse en su asiento,
por lo que aparto la mirada, sin querer ponerlo incómodo.
Nos detenemos en un hotel donde espero a Jagger en el auto mientras
consigue una habitación. Una vez dentro, no puedo evitar quedarme boquiabierta
ante la suite. Nunca en mi vida me he alojado en un lugar tan agradable.
Paso mi dedo a lo largo de la pared de un suave gris, nítida y limpia,
mientras entro en un cuarto de baño que es más grande que el dormitorio de mi
padre. Una bañera, lo suficientemente grande como para ahogarse, está a la
derecha y una ducha con un banco se sitúa a la izquierda. Justo enfrente hay una
encimera con un lavabo a cada lado con cada artículo de tocador que pudiera
imaginar.
Escucho que Jagger se mueve en la habitación detrás de mí y me pregunto si
puede permitirse un lugar tan lujoso. Después de todo, vivió en el apartamento
junto al mío durante más de un año y las personas que viven en nuestro edificio
rara vez pagan a tiempo o en su totalidad. Mirando alrededor, no puedo evitar
preguntarme si una noche aquí cuesta el alquiler de más de un mes con mi padre.
Nerviosa, voy a la habitación, que está más allá de una bonita sala de estar
con sofá, silla y televisión de pantalla plana. La cama de tamaño king es enorme en
comparación con la cama gemela en la que normalmente duermo. La ropa de cama
es suave y esponjosa y en tonos azules y amarillos, lo que hace que todo se sienta
más brillante. Quiero echarme en la cama y moverme de un lado a otro, pero como
Jagger me está mirando fijamente, me detengo para evitar parecer una niña.
Cuando me encuentro con su mirada, curva sus labios en una media sonrisa
65
que tiene a mis partes de chica apretándose. Este hombre es poderoso, atractivo y
todo lo que jamás podría soñar.
―¿Esto es todo lo que tienes? ―pregunta, sosteniendo la mochila.
―Sí. No pensé mucho en ello ―admito, considerándolo como un fracaso.
La sonrisa de Jagger se hace más grande.
―Pequeña, trajiste lo esencial.
Me río. Lo esencial, claro, si así es como quieres llamarlo. Traje mis tesoros.
Traje los regalos que me ha ido dejando desde hace meses. Dejé atrás las
pertenencias de mi padre y tomé sólo lo que podía reclamar como propio.
Me siento en la lujosa cama y veo que Jagger termina de desempacar las
pocas cosas que tomé cuando me fui y me llena de vergüenza mientras toca cada
objeto. Es probable que no signifiquen nada para él, pero son todo para mí.
Cuando suena el teléfono de Jagger, deteniendo cualquier otra conversación
entre nosotros, frunce el ceño cuando ve la pantalla.
―Johnny jodido Ley, qué sorpresa ―responde Jagger, y me esfuerzo por
escuchar al hombre a través del teléfono.
Sólo puedo oír murmullos antes de que Jagger responda, sonriendo con
suficiencia:
―Oh, vamos, vamos, poli ―provoca Jagger―. No estoy jugando ningún
juego. ―Hay una pausa mientras responde la persona―. ¿Quién es ella,
exactamente? Si estás buscando a tu madre, bueno, se está ahogando con una polla
en este momento y no puede responder al teléfono.
Reprimo una risita ante lo descarado que es Jagger, a quien claramente no le
gusta este Johnny. Algo que dice hace que Jagger se tense.
―¿Es una amenaza, agente?
Escucho al hombre en el otro extremo decir mi nombre y que mi apartamento
es la escena de un crimen. Al instante, esto ya no es divertido.
El rostro de Jagger palidece y mi corazón late violentamente en mi pecho.
―Homicidio. ―Escucho decir a Johnny y mi corazón da un vuelco. ¿Quién
fue asesinado en mi apartamento?
―No, no lo haría ―afirma Jagger tranquilamente.
Hay murmullos de nuevo.
―¿Por qué yo?
66
―Rand no tenía enemigos< excepto tú. ―Entiendo vagamente mientras
Jagger mira hacia el techo.
―Nos vemos allí. Soy inocente, Johnny. Te lo digo. Hemos sido amigos. Me
conoces. Estás caminando en una línea fina. Igual que una prueba de sobriedad,
Johnny, da un paso fuera de la línea y te caerás. Entonces, tú y yo estaremos en
lados opuestos de esa línea. En este caso, nuestro pasado no valdrá una mierda.
Jagger desliza su dedo por la pantalla del teléfono, poniéndole fin a la
llamada.
―¡Joder! ―ruge con frustración mientras pasa la mano por su cabello castaño
oscuro. Entonces me mira y lucho contra las lágrimas.
Mi apartamento es la escena de un homicidio< ¿y si es mi padre? ¿Y si es
una reacción a todas las pastillas? Por todos estos meses, ¿le hice algo a largo
plazo? ¿Qué pasa si lo maté? Sólo necesitaba alivio. Necesitaba seguridad. No fue
mi intención matarlo. Las preguntas gritan dentro de mi cabeza, pero las palabras
no salen.
―Quédate tranquila, pequeña. No dejes que nadie entre o salga de la
habitación aparte del servicio de habitaciones. Tengo que ir a cuidar de algo.
Extiendo la mano para detenerlo cuando pasa junto a la cama.
―Jagger, fui yo ―susurro.
―¿Qué? ―pregunta con confusión en su rostro.
―Lo hice. Soy la razón de que mi padre esté muerto. ―Claro, es una
suposición que lo esté, pero, ¿quién más podría estar muerto en el edificio?
Cuando me fui, roncaba, pero seguro que no se movía.
―Pequeña, no debes escuchar conversaciones ajenas. Sinceramente, dudo
que mataras a tu padre. Johnny sólo se está metiendo conmigo. Iré, responderé
algunas preguntas y averiguaré la verdad detrás de todo este absurdo homicidio.
Te aseguro, Tatiana, que no tienes nada que ver con esto. ―Besa mi frente
suavemente―. Pide algo para comer y cárgalo a la habitación. Vuelvo más tarde.
―Luego se va sin decir nada más, o incluso mirar atrás.
Las emociones se descontrolan dentro de mí. El miedo aprieta mi estómago
mientras pienso que de verdad lo maté de alguna manera y luego la ansiedad corre
por mis venas cuando me pregunto lo que me depara el futuro. ¿Me enviarán de
vuelta a Rusia? ¿Iré a la cárcel? ¿Habrá alguien que me crea acerca de que me
golpeaba? ¿Qué pasa ahora? ¿A dónde iré?
Con aire ausente, ordeno un poco de comida y me siento en la cama mientras
67
la tristeza y la angustia me consumen. Mi único pariente está muerto. No, las cosas
no eran buenas para mí, pero era todo lo que tenía. Hizo lo mejor que pudo. Al
menos, eso es lo que siempre decía.
La culpa me llena. Le di demasiado antihistamínico. Era un hombre viejo.
Bueno, no considero viejo a alguien de cincuenta años, pero tal vez tenía una
enfermedad del corazón. La caja decía que no se tomaran bajo ciertas condiciones
médicas.
Miro alrededor de la habitación, luego me pongo de pie y voy al armario,
donde Jagger ha desempacado mi mochila como si me fuera a quedar aquí por un
tiempo. Sin embargo, no pertenezco aquí.
El golpe en la puerta me hace dar un respingo. Mirando a través de la mirilla,
veo que es el servicio de habitación, así que abro la puerta y espero a que el
hombre deje la bandeja sobre la mesa de café en la sala de estar. Garabateo en el
papel que me da, asegurándome de que mi nombre sea un montón de líneas
ilegibles. Luego se va y vuelvo a los cajones abiertos del armario.
La mitad de mí quiere meter todo de nuevo en mi mochila y volver a casa, no
es que tenga un hogar ya. No soy mayor de edad, mi único padre está muerto
―muy probablemente por mí―, y si vuelvo, tendré que decirles que lo drogué.
Jagger dijo que regresaría. La mitad más fuerte de mí, la parte de mí que no
puede evitar creer en el héroe tatuado, quiere estar tranquila y esperar para
averiguar lo que Jagger sabe.
¿Qué pasa si este Johnny estaba jugando con él y mi padre está vivo? Si llego
a casa ahora, después de haber desaparecido durante tantos días, sin duda me va a
matar.
Cerrando los cajones, vuelvo a mi comida. Abro la tapa y muevo los
alimentos alrededor del plato, mi apetito ha desaparecido. Demasiadas preguntas
me invaden y la ansiedad hace que mi estómago se revuelva.
Me acurruco en el sofá y decido que mi única opción por el momento es
esperar. El miedo a lo desconocido todavía me desafía, pero, por ahora, llevo
cuatro días sin nadie que me golpee. No debería confiar tan fácilmente. Algo en
Jagger me grita que es bueno. Algo me atrae hacia él de una manera que pensé que
sólo podía encontrar en los libros.
Jagger Caldwell volverá y voy a esperar por él. Tengo que creer que será
bueno conmigo.
Jagger es así de bueno. 68
Jagger
E
l impulso de consolarla envió mis labios a su frente, y un gesto,
consolarla, al instante se convirtió en algo más.
Confort, proteger, reclamar<
Espero consolarla, porque hizo como la mierda menos cómoda mi cintura en
2,2 segundos. La protección llega entonces, pero ni siquiera pude mirar hacia atrás,
porque sabía que eso no es lo que haría. Reclamar fue tercero en mi lista de cosas
por hacer, y no puedo hacer eso por tres días, pero tengo la intención de hacerlo.
Me paro frente al gimnasio y entro de un salto, usando mi llave para entrar.
Al ver la luz en el despacho de Shaw, camino a ella, después empujo la puerta
abriéndola, y Kid y Shaw me ven.
―¿Qué demonios haces aquí? ―gruñe Shaw hacia mí mientras veo a Kid
empujar jeringas y frascos pequeños en un refrigerador.
69
―¿Qué demonios est{ pasando? ―pregunto. Kid se levanta y mueve la
cabeza hacia Shaw.
―Tienes que hacer esto ahora. ―Mira hacia mí y asiente mientras camina
pasándome y sale por la puerta.
―Siéntate, muchacho. ―Shaw mira hacia mí, y hago lo que me dice.
Me siento en la silla plateada de metal y me inclino hacia delante.
―¿Que est{ pasando?
―Primero, dime lo que estás haciendo aquí.
Lo miro, realmente viéndolo. Sus ojos tienen un tinte amarillo, y su piel tiene
un tono gris. He visto esa coloración antes. He estado tan atrapado en Tatiana
todos estos meses, que ni siquiera he visto lo que ha estado ocurriendo justo
enfrente de mi cara. La tos, el vómito, la pérdida de peso, la fatiga. Todo se estrella
contra mí como un golpe bajo en el estómago. Cáncer.
―¿Est{s enfermo?
―Dije tú primero ―refunfuña mientras toma un medio quemado cigarrillo
Swisher y su Zippo. ―Derrama, chico ―dice mientras lo enciende.
―El padre de la chica est{ muerta. Me llamó Johnny para responder algunas
preguntas. No quise decírtelo por teléfono, pero necesito una coartada que no
implique la pelea de esta noche.
―Estuviste aquí, entrenando. ―Exhala el humo de olor dulce.
―Bien, ahora tu turno.
―Muriendo. ―Me mira a los ojos―. Nada puede hacerse. No iba a decírtelo
hasta que<
―¿Qué estás qué?
―Tengo c{ncer, chico. ―Chupa otra calada―. Nada puede hacerse.
¡Mierda! No esa mierda de nuevo.
―¿Qué tal si dejas de fumar?
―¿Qué tal si te callas y me dejas en paz?
Sus ojos son cada vez pesados, así que sé lo que Kid le dio.
―Ser{ mejor que te vayas ―dice mientras aplasta el cigarro en el cenicero―.
Hablaremos más tarde.
―Esto es m{s importante ―mascullo. 70
―Mira, nunca he tenido hijos, pero te tengo a ti, y le juré a un amigo que
cuidaría de Kid. Tú y él son todo lo que tengo. Ambos necesitan estar juntos,
ayudarme a salir de esto, pero estoy absolutamente seguro que van a dejarme ir.
―¿Est{s pregunt{ndolo o diciéndolo?
―Diciéndolo ―dice, mir{ndome con severidad.
Siento emociones en ebullición.
―Te quiero, hombre. ¿Seguro que nada se puede hacer? Haré lo que
malditamente desees.
―Bien, ahora saca tu trasero de aquí y ve a decirle a Johnny que estuviste
conmigo. Después, hazte cargo de esa chica.
―Es tan putamente joven.
Él sonríe.
―Entonces entrénala bien. Ahora vete. ―Se pone de pie, sosteniéndose sobre
su escritorio―. ¡Kid!
Se abre la puerta, y Kid entra. Me mira, y lo miro, entendiendo lo que pasa en
esa mirada. Entonces asiento.
―Te quiero, hombre. ―Le doy a Shaw un r{pido abrazo con un solo brazo,
después salgo del gimnasio antes de que pierda mi mierda.
Brinco en mi auto y golpeo el volante un par de veces antes de comenzar a
alejarme.
Mientras conduzco a la comisaría, pienso en mamá, en Shaw, y creo que en
Tatiana. Anteriormente, cuando mierda tan profunda como esta me llegaba, huía.
Corría fuera, escapaba de mis problemas, corriendo hasta que podía darle algún
sentido a la mierda al revés en el mundo. Corría hasta que podía visualizar lo que
era correcto. Luego iba con Shaw y golpeaba como la mierda una bolsa hasta que
estaba agotado físicamente. Después de eso, me hundía en algo caliente hasta que
estaba rodeado de un sentimiento que triunfaba sobre mi necesidad de dolor, mi
liberación.
En este momento, tengo que correr, necesito golpear mierda, necesito tener
sexo, pero primero tengo que asegurarme que la pequeña está bien.
Entro por la puerta doble de la comisaría, donde Johnny Ley está caminando
detrás de un escritorio.
―La próxima vez, iré a buscarte ―gruñe hacia mí.
Yo sonrío.
71
―Haz lo que tengas que hacer.
Después de que deja escapar un gemido de frustración y me devuelve el
saludo, escucho el clic familiar de la puerta abriéndose, y suelto una risa.
―¿Qué es tan divertido, Caldwell? ―Los ojos de Johnny se estrechan hacia
mí.
―Por primera vez abrí la puerta yo mismo. Por lo general, estoy usando
esposas de acero.
Él niega.
―Sabes que no es verdad, Jagger.
―Era una broma. Debido a que decidiste cruzar esta línea, supongo que
probablemente ser{ cierto en el futuro ―digo y lo sigo a su oficina.
―Toma asiento.
―No importa si no lo hago. ¿Tienes algo de café de mierda?
Él mira hacia atrás, con los ojos entrecerrados.
―¿Qué hombre? Tengo antojo. ―Inclinando hacia atr{s la silla, pongo los
pies sobre el escritorio, y me relajo de nuevo, enlazando las manos detrás de mi
cuello.
―Esta mierda no es divertida. ―Arroja una carpeta, y patina deteniéndose
cuando llega a mis pies―. Rand est{ muerto, su hija desapareció, y tú, ahí con aire
satisfecho, has sido el que ha estado tratando como el infierno de conseguir que
alguien saque a la chica de allí. Tú y ella son sospechosos de mierda de primera
mano en este homicidio.
Dejé escapar un suspiro, tirando de mis pies de su escritorio, y agarrando la
carpeta. Mirando el interior, dos sentimientos se combinan dentro de mí: náuseas y
alivio.
―Parece que se cayó por las putas escaleras.
―Claro como el demonio que lo hizo, y de cabeza ―le digo, volteando la foto
hacia los lados―. Debe haber putamente dolido.
Johnny cierra el puño sobre el escritorio.
―¡No es una maldita broma!
―Nunca dije que lo fuera. ―Cierro la carpeta y la empujo a través del
escritorio para que golpeé su mano―. Disculpa, me equivoqué.
―Tú, maldijo hijo de< 72
―Cuidado, Johnny Ley ―gruño hacia él.
―Podría arrestarte como la mierda ahora.
―Tengo una coartada sólida como una roca. ―Atajo de nuevo.
―Sí, eso he oído. ¿Debo felicitarte por tu victoria, Hitmaker?
―Bueno, eso estaría bien, pero prefiero campeón. ―Me pongo de pie y miro
el reloj―. Tengo lugares a los cuales ir, gente a la que ver, y es obvio que no tienes
intención de detenerme, o lo habrías hecho para ahora. Mi palabra es todo lo que
tengo en este mundo, y tú y yo sabemos que cuando digo que no maté a la mierda,
es la verdad. Me gustaría haberlo hecho, y esa es la verdad, también.
―¿Dónde est{ la chica? ―suelta a presión.
―¿La chica? Ni idea de lo que estamos hablando, pero puedo prometerte que
ella no lo mató, tampoco. Tal vez sólo cayó por las escaleras de mierda, hombre.
Los borrachos hacen mierda así todo el tiempo.
―¿Es la verdad, Caldwell? ¿Realmente no sabes dónde está?
No contesto.
―Quiero hablar con ella ―dice, un poco m{s tranquilo que antes. Es por eso
que me arrastró hasta aquí. No puede encontrar Tatiana. Bien. Tengo la intención
de que siga siendo así.
―Bueno, entonces te sugiero que la encuentres. ―Me detengo―. Oh, mierda,
no pudiste hacer eso, tampoco.
―Ni tú y tus hermanos pueden ―dice con una arrogancia que me molesta.
―¿Qué tal si dejas de andar alrededor y tratas de usar tus habilidades de
súper poli?
―¿Qué tal se tienes en cuenta que es una puta menor? ―grita.
―Sólo por un par de días más, hombre, eso es todo. Después, el sistema no
podrá tocar a la chica.
―Ser{ una adulta entonces, Caldwell, y entonces podría terminar en la cárcel
―advierte.
―No, si no lo hizo.
―No soy el enemigo aquí ―dice en un tono apenas-como-enojado.
―No. Sin embargo, la credencial detrás de la que te ocultas y la edad te han
hecho perezoso y sin corazón.
―Est{s hilando muy fino ―se burla.
73
―Fuiste un infierno de policía una vez, Johnny, así que ¿qué tal si te
encuentras de nuevo? ―Abro la puerta y miro hacia atr{s―. Pon esa mierda a
descansar como homicidio. Un borracho se cayó por las escaleras, puto caso
cerrado.
―No vayas muy lejos, Caldwell. Si la autopsia demuestra lo contrario, voy a
necesitar una declaración.
No digo mierda, simplemente sigo caminando a la salida.
76
Tatiana
¿Q
ué es ese ruido? Algo gime sobre un campeón del mundo y pelear
hasta el final. Miro a mi alrededor para encontrar que el ruido
proviene del teléfono que Jagger me dio. “We Are the Champions”.
Él es el campeón. Sonrío para mis adentros mientras la música
sigue asaltando mis oídos.
Mirando la pantalla, deslizo el dedo para responder de acuerdo a las
instrucciones de Jagger. Levantándolo a mi oído, me detengo.
―¿Tatiana? ―cuestiona, y el profundo timbre de su voz diciendo mi nombre
me da escalofríos.
―Sí ―logro para decir con poco m{s que un susurro.
―Surgió algo, y no puedo volver a ti. El hotel es seguro, y mi cuñada, Livi,
estará allí en la mañana para llevarte algo de ropa.
77
―¿Todo está bien? ¿Estás en la cárcel? ―pregunto mientras el p{nico me
llena. No hay necesidad de que nadie vaya a la cárcel por mis crímenes. Debo
entregarme.
Él ríe.
―No, no estoy en la c{rcel. No permiten celulares personales cuando estás
encerrado.
―Oh.
―Todo est{ bien, pero ambos hemos tenido una maldita larga noche, y ahora
son las primeras horas de la mañana. Vamos a descansar un poco, y te veré tan
pronto como pueda. Hasta entonces, Livi irá a verte.
No estoy segura de qué más puedo decir o hacer, excepto sólo responder.
―Está bien.
Hay un largo silencio entre nosotros.
―Tatiana, tienes que colgar ahora.
―Est{ bien ―le susurro.
Otra pausa.
―Botón rojo ―susurra.
―Bien.
No hay palabras, sin embargo, no puedo cortar la llamada.
―Totty ―dice, y mi corazón se agita con el apodo―. Tengo que descansar.
―Est{ bien.
Nada
―H{blame ―dice Jagger, y lo escucho moverse―. No puedo llegar a ti en
este momento. Lo siento.
―Jagger. ―Hago una pausa, no estoy segura de que puedo lograr las
palabras.
―Totty, lo que necesites. ―Suspira―. Lo que sea. Haré que suceda.
―Jagger, ¿él est{<? ―Siento la acumulación del nudo en mi garganta y
cierro los ojos―. ¿Mi padre<? ¿Realmente< est{ muerto?
Su vacilación es toda la respuesta que necesito.
ti.
―Totty, esta es una conversación que desearás tener cuando esté delante de
78
―Lo hice, ¿verdad?
Él deja escapar un gruñido de frustración.
―No, se cayó por las escaleras.
―No me mientas, Jagger Caldwell.
―Una cosa que no haré es mentirte, Totty. Necesitas saber el hombre que soy,
el hombre que mi mamá crió para que fuera. Soy un montón de cosas, pero un
mentiroso no es uno de ellas. Incluso cuando duela, nena y créeme, la mierda va a
doler a veces, todavía te voy a decir la verdad. ―Hace una pausa, esperando mi
respuesta. No digo nada―. Totty, no tuviste nada que ver con lo que le sucedió a
tu padre. Era un borracho que se cayó por las escaleras como hacen los borrachos.
―Los policías< los policías< ―tartamudeo.
―La policía, nada. Johnny y sus chicos de azul tuvieron su oportunidad de
salvarte, y no lo hicieron. Lo qué pasó con tu viejo, pasó, pero, nena, no fue por ti.
―¿Est{n busc{ndome?
Una vez más, más dudas es toda la respuesta que necesito.
―Totty<―Empieza.
―¡No, Jagger! ―Lo corto bruscamente―. ¿La policía me busca? ¿Es por eso
que te mantienes alejado< para evitar que me encuentren? Si no lo maté, ¿qué es
lo que quieren conmigo?
Él respira con dificultad en el teléfono.
―¿Vas a hacer todo difícil? ―susurra m{s para sí que destinado para que lo
oiga, así que no hay respuesta―. Te están buscando, pero no a causa de la caída de
tu viejo. Él informó que no estabas, por lo que han estado buscándote ya antes de
que lo encontraran a él.
―Entonces debería entregarme solo para que sepan que no lo hice.
―Eres menor de edad. Tampoco estoy seguro del papeleo que tu padre hizo
para que vinieras aquí. Quédate en el hotel hasta que sea tu cumpleaños. Entonces
podremos enderezar todo esto.
No entiendo por qué se preocupa. Mi papá está muerto. Como resultado,
Jagger Caldwell no tiene que cuidarme ya.
―Puedo ir a casa, Jagger.
―No hasta que seas legal, no puedes. No hay nadie aquí. El sistema est{ del
carajo. Te mandarán a un centro de rehabilitación para menores y te quedarás ahí 79
hasta que lo pierdas todo. Estate tranquila hasta tu cumpleaños, y entonces
podremos resolver el futuro.
Mi mente se vuelve loca con tantos pensamientos. Sólo tengo las palabras de
Jagger y esta conexión que compartimos para confiar. Nunca me he sentido como
una niña, nunca me sentí joven hasta este momento cuando mi ingenuidad me
hace sentirme como una tonta. ¿Cómo puedo confiar en un desconocido? ¿Cómo
no puedo hacerlo? He estado en una burbuja atrapada por mi padre, y no sé nada
de la vida real. No soy una niña ―él me golpeó por años― pero ciertamente no sé
nada acerca de la vida como adulto.
El silencio se extiende entre nosotros.
―Totty, ¿te quedar{s tranquila hasta que Livi llegue allí con el desayuno?
La realidad me golpea como un puñetazo en el estómago, y mi estómago se
retuerce.
―No es como si tuviera ningún otro lugar a donde ir.
―Pequeña ―susurra―. Por favor, estuve como loco tratando de encontrarte,
sólo para descubrir que estabas con Cobra.
―Él fue bueno.
―Est{ lejos de ser agradable, Tatiana. ―Su declaración es firme y seria.
―Ha sido más que agradable conmigo. ―Defiendo a mi único amigo que no
sea Jagger.
Lo que tengo con Cobra es completamente diferente a lo de Jagger. Me
gustaría describir las cosas con Cobra como las de un hermano. Es como el
hermano que nunca tuve.
―Mantente alejada de él y su equipo.
―No importa. No lo veo aquí, y aquí es donde estaré, ¿recuerdas?
―Termino, sin saber por qué. Jagger sólo ha sido bueno conmigo. Sólo me gustaría
que estuviera aquí en este momento y no me mantuviera oculta como si hubiera
hecho algo mal si realmente no lo hice.
―No seas irritable. ―Hace una pausa―. No quiero que te molestes, Totty.
Quiero cuidarte.
―Ya es tarde. Deberías descansar.
―Cierra la puerta ―me recuerda con calma.
No contesto. Me muevo a la puerta y deslizo el bloqueo en su lugar.
80
Volviendo a la cama, me subo con mis tenis como de costumbre. Muevo mis dedos
de los pies contra el forro de tela suave mientras escucho a Jagger respirar en el
teléfono.
―Buenas noches, pequeña.
―Buenas noches Jagger Caldwell ―susurro, sin embargo no cuelgo. El
silencio se extiende, y tengo que mirar la pantalla del teléfono para ver si
desconectó la llamada.
―Cuelga Totty.
―Tú primero ―Lo reto.
―Buenas noches, Tatiana. ―Mi nombre sale de su lengua, suave como la
seda.
Nos sentamos en silencio, ninguno de los dos habla y ninguno desconecta la
llamada.
―¿Jagger? ―le susurro.
―¿Totty? ―responde, y puedo oír la sonrisa en su voz.
Mirando hacia el reloj de cabecera, veo que son casi las cuatro de la mañana.
―¿Puedes quedarte en el teléfono hasta que me quede dormida? ―pregunto,
la vergüenza que siento hace que me sienta tan vulnerable.
―Todo lo que quieras, pequeña.
Sin decir una palabra, me acurruco en la cama y me duermo. ¿Qué hay en
Jagger Caldwell que mantiene lejos todas las cosas malas?
81
Jagger
N
o he dormido una mierda. No podía dormir con la idea de que ella
estaba sola. Agarro mi teléfono y la llamo, sabiendo muy bien que no
debo hacerlo. Joder, si esta mierda sale mal, Johnny podría
arrestarme por complicidad.
Ella responde, no dice mierda. Buena chica.
―¿Dormiste bien?
―Creo que sí. ―Su voz es soñolienta y sexy como el infierno, y mi erección
de la mañana se vuelve aún más difícil de ignorar.
Salto de la cama y voy por la casa de Hendrix al baño a hacer pis.
Escucho su risa.
―¿Qué es tan gracioso? 82
―Est{s haciendo pis. ―Se ríe de nuevo.
―Nada de mi pene es para reírse, pequeña ―dije mientras lo sacudo y luego
me lavo las manos.
―Buen toque ―susurra, coqueteando conmigo.
Maldita sea, pienso, y un gemido se escapa de mi boca. Ella imita mi sonido, y
casi me vuelvo loco.
―Quiero buen toque ―me susurra―, de ti.
―Joder ―digo, sacudiendo la cabeza. Ella suspira―. Escucha, eso no es lo
que tú y yo tenemos, ¿me entiendes?
―Oh ―dice con una voz triste que hace que me duela el pecho.
―Lo que quiero decir es que<
―Entiendo ―dice en voz baja.
―No, no creo que lo hagas. Nunca tuve la intención de ser amable contigo
para poder entrar en tus bragas. Quería mantenerte a salvo, segura. La mierda
salió mal después de la pelea esa primera noche. Pasé por encima de algunas
líneas, y no quiero que pienses que eso es de lo que se trata. Puedo tener mi pene
mojado en cualquier lugar, ¿entiendes?
El teléfono se queda muerto, y estoy sorprendido.
Al diablo eso.
Le marco de nuevo, y ella no dice mierda cuando contesta la llamada.
―No putamente me cuelgues, ¿entiendes?
―No me grites, ¿entiendes?
Oí portazos de cajones cerrándose.
―¡Deja lo que malditamente estés haciendo y escúchame!
―Por qué no vas a darle a quien quiera que sea algo de ese buen toque,
Jagger Caldwell, y me dejas en paz. Tal vez podría ir a ver a mi amigo que cuide de
mí hasta que pueda volver a casa y<
―Por encima de su cad{ver― gruño.
―La palabra es sobre mi cad{ver ―dice en tono un poco enojado que se
clava en mí.
―No en esta puta situación. Si vas a él, Tatiana Rand, juro que esto se acaba.
El silencio se extiende entre nosotros, estoy molesto por ella diciendo esa 83
mierda de Cobra.
―Entonces ser{ mejor que no toques a ninguna otra persona, tampoco ―dice
en voz baja.
No puedo evitar sonreír, deseando poder verla afirmando eso tal cual es.
―No te preocupes por lo que haga.
―Entonces probablemente no deberías preocuparte por lo que yo haga.
―Imposible ―sale de mi boca antes de que pueda pensar con claridad.
El silencio de nuevo.
―¿Est{s ahí? ―pregunto.
―Sí ―dice en un suspiro.
―¿En qué est{s pensando?
―En ti. Estoy pensando en ti y en la forma en que me haces sentir. Nunca me
sentí así antes, Jagger, así que o bien simplemente te alejas y me dejas lidiar con el
lío que he creado, o me dices que está bien que me sienta tan celosa por lo que
acabas de decir sobre< tocar a otra persona como pareces sentir cuando menciono
su nombre.
―No quiero que te sientas de ninguna manera por mí, Tatiana, excepto que
confíes en mí para ayudarte. También debo mencionar que dije que podría mojar
mi pene en cualquier lugar, pero nunca dije que lo fuera a hacer. También necesitas
saber que, por mucho que no quiera que te sientas de ninguna manera acerca de
mí, desde luego no puedo apagar lo que siento por ti. Así que< ―Suspiro y
muevo la cabeza.
―Entonces< ―Suspira de nuevo.
Un par de minutos pasan cuando ninguno de los dos dice nada.
―¿Todavía est{s ahí? ―pregunto.
―Aj{ ―dice, sonando como si estuviera llorando.
―Maldita sea, pequeña, no llores.
―Yo< ―Se detiene―. Nunca me había sentido de la forma en que me siento
por ti.
―Correr{s hacia algo mejor que yo algún día. Sólo no ha habido nadie más
todavía, pero lo habrá.
―No ha habido otra persona. Cobra fue muy agradable conmigo, ¿y adivina
qué? No sentía nada por él aparte de amistad. Nada. 84
―Es una buena maldita cosa. Lo mataría.
Ella se ríe, y vaya si no es el sonido más dulce que he oído.
―No iré a cien metros cerca de ti hasta que tengas dieciocho años o hasta que
veas el mal que sería para ti.
―Alguien est{ en la puerta. ―Suena nerviosa como el infierno, y me siento
de esa manera también.
―Ve por la mirilla y dime lo que ves.
La escucho mover los pies por el suelo.
―Es una mujer con una bolsa.
―Mantén la cadena enganchada y abre.
Lo hace, y escucho la voz de Livi.
―Hola, Tatiana. Soy Livi Caldwell, la hermana de Jagger.
―Abre, pequeña. Es una de las buenas.
―Él dice que abra la puerta ―le dice a Livi.
―Esperaré ―dice Livi en el fondo.
―Dos días m{s y deberíamos tener todo configurado y listo para conseguir
que vivas de la forma que te mereces ―le digo.
―Espero caerle bien ―susurra Tatiana.
―Así ser{. Te llamaré esta noche, ¿de acuerdo?
―Est{ bien ―dice, y luego cuelga.
Me dirijo a la cocina y me hago un batido. No podría comer si quisiera en este
momento, pero no hay manera que vaya a perder lo que he estado trabajando muy
duro por ganar. No sólo es fuerza o peso, sin embargo. Necesito saber que puedo
protegerla siempre, especialmente con Cobra en sus talones. El gato y el ratón, ¡al
diablo eso!
Mientras termino mi batido, suena mi teléfono, mostrando el número de
Shaw.
―¿Qué hay de nuevo, viejo? ―respondo, manteniéndome ligero, sobre todo
ahora con la muerte cerniéndose sobre su cabeza.
―Te encontraré en el hospital. La ambulancia acaba de llevarse a Shaw.
―Oigo romperse la voz de Kid―. No es bueno, hombre, no es bueno en absoluto.
―En camino. ―Me muevo y voy a mi habitación para tomar mi ropa. Esto no
85
puede ser todo. No puedo perder a otra persona.
Mientras me lanzo por las escaleras, Hendrix se asoma.
―¿Est{s bien?
―Joder, no, ¡no estoy bien! ―le grito, luego me rompo. Mis rodillas golpean
el suelo, y grito de rabia mientras muevo los puños contra la madera una y otra
vez.
Hendrix me agarra por detrás y mueve mis brazos hacia atrás.
―¿Qué demonios est{ pasando? ¿Es la chica? Livi est{ con ella, por lo que
derrama, ¡maldita sea!
―Es Shaw. ―Muevo mis brazos lejos―. Se est{ muriendo. Tiene c{ncer.
―Ay, mierda, Jagger. ―Suelta mis brazos.
Ahuyento las lágrimas que siento calentando mi piel y salto.
―Me tengo que ir. Acaba de ser trasladado al hospital.
―Te llevaré. Vamos.
Me siento al lado de Shaw, tomando la mano del anciano, mientras Kid se
encuentra al otro lado, haciendo lo mismo. Hendrix se mueve para llamar a Livi y
decirle lo que está pasando cuando la doctora entra.
Kid y yo nos ponemos de pie mientras agarra la bitácora de Shaw del
extremo de la cama. Va hacia la máquina, aprieta un par de botones, escribe algo
de mierda abajo, y luego va de nuevo a los pies de la cama y nos mira.
―El señor Shaw tiene un DNR. ―Mira a Kid―. No se lo dijiste a los
paramédicos.
Sus ojos se estrechan mientras se encoge de hombros.
Me mira.
―Es su apoderado de asistencia médica, señor Caldwell.
―¿Soy su qué?
―Significa que ser{ el que tome las decisiones aquí en cuanto a lo que
suceda, de acuerdo a la firma de él en el DNR hace cuatro meses, depende de
usted. Si los códigos se encienden de nuevo, no podremos traerlo de vuelta. Si
ustedes dos< ―mira entre nosotros―< tienen problema con eso, voy a tener que
pedirles que se vayan. 86
―No habr{ problema ―dice Hendrix mientras camina dentro, empujando su
teléfono en el bolsillo―. Pueden parecer un par de tipos duros que darían batalla,
pero son fieles al viejo. ―Ella parece relajarse un poco, y estira la mano―. Hendrix
Caldwell.
Ella sonríe y le da la mano.
―Sabía que el apellido Caldwell era familiar, pero Hendrix es inolvidable. Su
esposa es la trabajadora social. Olivia, ¿verdad?
―Sí. ―Asiente y sonríe.
―Bien. ―Ella mira hacia atr{s―. Él no quiere sufrir, y no quiere que ustedes
dos lo hagan, tampoco. Vamos a tenerlo lo más cómodo posible.
Una hora más tarde, no puedo luchar más contra mi estómago revuelto. Odio
los hospitales, el olor, el sonido de las máquinas, las putas sillas incómodas.
―Voy a salir. ¿Quieres café?
Kid niega.
―Tómate tu tiempo―. Cuando regreses, daré un paseo también.
Me inclino y beso la cabeza del anciano.
―No estoy listo para dejarte ir, campeón. Eres como un padre para mí, mejor
que cualquier hombre que haya conocido. Joder, Shaw, te quiero, hombre.
Media hora más tarde, estoy diciéndole adiós a Hendrix. Le dije que correría
de regreso por la línea de la costa, y sabe que necesito dejar salir el vapor.
Cuando camino de vuelta a la habitación del hospital, escucho un sonido
familiar, y corro dentro.
Kid está de rodillas junto a la cama de Shaw, y lo escucho limpiarse los
mocos. Miro hacia arriba mientras las enfermeras y la doctora entran corriendo.
Empujándome más allá de ellas sostengo su mano mientras toma su último
aliento.
87
Tatiana
―H
ola ―le digo con timidez, abriéndole la puerta a Olivia
Caldwell.
Ella sonríe grande hacia mí desde detrás de sus gafas.
Tiene esta facilidad que me tranquiliza.
Olivia se mueve a la sala de estar y deja caer bolsas de compras en el sofá.
―Muy bien, chica, ¡es el momento de pasar un buen rato! ―Su entusiasmo
burbujea, y resopla, haciendo que me tape la boca para ocultar mi propia risa―.
No sé lo que te gusta, pero Jagger me dio el tamaño de lo que ha estado
comprándote, y compré un poco de cosas variadas. Puedo regresar lo que no te
guste.
Hago una pausa, tomando el momento. Por primera vez en toda mi vida, una
mujer me compró ropa. Nunca he tenido nada comprado para mí por una mujer.
88
Una gran cantidad de mis cosas en realidad procedían de los inquilinos
desalojados cuando repasábamos su contenido después de que se iban o de
personas que se mudaban y sólo dejaban su basura detrás. Me enseñé a coser a
mano con un pequeño estuche de costura suficiente para reparar lo desgastado y
que me quedara.
Mi vida se siente como que estoy en un loco carrusel. Estoy dando vueltas y
vueltas. ¿Podré parar? Cuando vaya fuera y al mundo real, ¿qué sucederá
entonces? Mi papá está muerto. Estoy escondida en una habitación de hotel,
confiando en que no maté al hombre que me dio la vida, basada en la palabra de
un hombre que apenas conozco. De repente, todo es borroso, y la habitación está
girando.
Me siento en el sofá y dejo caer mi cabeza en mis manos.
―¿Tatiana? ―dice Olivia en voz baja.
Miro hacia ella, sintiéndome como una niña.
Jagger odia a mi padre. ¿Me habrá dicho la verdad sobre su muerte? No he
tenido mucho en la vida, pero todo lo que tuvimos hasta hace seis meses,
literalmente todo, fue proporcionado por él. Ahora se ha ido, y probablemente yo
lo causé.
―Esto se supone que es divertido, no estés triste. ―Se frota su trasero, y
estoy ansiosa por ver si tiene comezón―. Vive el momento.
Alzo una ceja en pregunta.
―No conozco todos tus problemas, pero sí sé que significas algo para Jagger.
Para los Caldwell, todo es acerca de la familia. ―Empieza a frotar su trasero de
nuevo, después se detiene, mordiéndose el labio inferior―. Vive el momento. En
este instante, deja de lado todo lo que sucede en tu cabeza y vamos a tener tiempo
de chicas. No nos conocemos, pero espero que, al final del día, lo hagamos.
Y es cuando mi día con Livi comienza. Ella es un petardo, llena de energía.
Incluso con su pequeña panza, no se mueve más lento.
Me pruebo varios conjuntos de los que no puedo recordar cuál parte de abajo
va con qué top en más de la mitad. Ella se ríe y resopla cuando llegamos a la bolsa
final.
―Tatiana, debería decirte algunas cosas.
―Est{ bien ―digo con cautela.
89
―¡Me encantan las bragas! ―chilla, su energía contagiosa. El tiempo con ella
me ha permitido no pensar en el futuro o en el pasado, sino estar en el momento.
―¿Alguna vez alguien te ha dicho que est{s loca?
El calor golpea sus ojos.
―Hendrix lo hace todo el tiempo.
Las dos nos reímos. Entonces hago una pausa. ¿Cuándo fue la última vez que
me reí antes de Jagger? Las emociones me inundan. No puedo recordar una sola
vez que me haya reído con mi padre. Livi ha pasado horas aquí, hablando de la
familia Caldwell y su familia con su madre y medios hermanos, así como con su
padre, quien se está recuperando. Tiene a todas estas personas a su alrededor, y se
ríe libremente, sin embargo, yo nunca me he reído con la única familia que tengo,
corrección: que tenía.
Todo se ha ido. El tiempo se ha ido. No puede regresar. El tiempo no se
puede borrar, y el pasado no se puede cambiar.
Mi madre murió protegiéndome. Mi padre murió por mis manos.
Poniéndome de pie, corro al baño, donde vomito. Livi se encuentra en la
puerta mientras trato de contener las arcadas. Entonces se acerca y moja un paño y
comienza a calmarme limpiando mi cara.
―¿Quieres hablar de ello?
―Maté a mi padre. Nunca me reí hasta Caldwell. No sé lo que es una familia
―comienzo divagando todos mis secretos―. Pretendo no hablar inglés para evitar
la verdad. Que probablemente sea enviada de vuelta a mi país, un lugar en el que
no he estado desde que estaba en pañales.
―M{s despacio, hermana.
―Hermana ―le susurro―. Nunca he tenido una de esas. Nunca he tenido a
nadie.
―Bueno, tienes a los Caldwell ahora. No somos muchos, pero estamos
creciendo todos los días. ―Se frota el vientre para dar énfasis y sonríe―. No est{s
sola, Tatiana. Tampoco mataste a tu padre. No sé lo que pasó, pero sí conozco a los
hermanos Caldwell. No hay manera de que Jagger me tuviera aquí< ―mueve su
pulgar a su pecho―< si tú< ―apunta hacia mí―< hubieras matado a alguien.
Diablos, no hay manera de que me tuviera aquí si incluso hubieras matado a un
insecto.
Le doy una media sonrisa.
―Límpiate. Es hora de hablar de una de mis cosas favoritas< ¡las bragas!
90
―Sonríe, y puedo ver en sus ojos que realmente le importo.
Sale del baño para darme privacidad.
¿Es así como son las familias reales? ¿De fácil aceptación? He leído sobre el
amor incondicional, sin embargo, nunca pensé que podría ser real. No sé qué es el
amor, pero sí sé que, en los pasados seis meses, Jagger Caldwell se ha preocupado
por mí más que nadie en toda mi vida. No sé cómo describir lo que siento por él.
Sólo de pensarlo me hace sentir nudos. Ansío su tiempo, su atención, y su toque.
Me limpio y voy de regreso a Livi para encontrar que ha extendido todo tipo
de ropa interior en la cama. Son de diferentes cortes, de diferentes colores, ¡y
algunos incluso tienen palabras!
Ella sostiene un par, y leo las letras en la parte trasera: Vive el momento. Los
arroja hacia mí.
―El especial de hoy. ―Se ríe, pero no entiendo la broma―. Uso mi ropa
interior para potenciación. Los dichos me ayudan a recordar las cosas buenas y a
mantener la motivación para seguir adelante en los momentos difíciles.
Sosteniendo la tela en la mano, lo entiendo, así que sonrío. Entonces me
acerco y miro la amplia gama de prendas interiores: sujetadores de cordones,
bragas de seda, pantalones cortos de niño, de corte estilo bikini, tangas y< oh mi.
Siento que Victoria Secret pudo haber vomitado el catálogo de primavera en la
cama. He visto los anuncios cuando he estado en línea por la escuela. Vicki no
guarda un secreto más.
―Livi, ¿todo esto es realmente necesario?
―¡Totalmente! No se trata de lo que llevas, Tatiana. Es la forma en que te
hace sentir. Las piezas más cercanas a tu cuerpo desnudo son tus sostenes y
bragas, así que deben hacerte sentir bien desde el principio. Si tienes<
―jadea―< bragas incómodas o feas, no te sentirás bien, incluso en un vestido de
diseñador. La confianza comienza desde el interior y encuentra su camino a la
salida. Lo que hay debajo siempre es más importante que el exterior de todo. Las
bragas son cruciales.
―Bueno, est{ bien, entonces. ―Quiero añadir, si tú lo dices, pero no lo hago.
Lo que dice tiene sentido, aunque suene loco. Estoy empezando a entender que es
simplemente Olivia Caldwell. Nunca me he preocupado por la ropa antes o por mi
ropa interior, siempre y cuando estuviera limpia. En realidad, no es que alguien
fuera a verme.
Después de pasar por encima de ellos, me ayuda a escoger mi traje para mi
cumpleaños y me dice que Jagger estará aquí para celebrar conmigo. Al parecer,
91
alguien cercano a él falleció, por lo que no puede venir a verme más pronto.
Mi pecho me duele literalmente por él. Quiero estar allí para consolarlo.
Quiero saber a quién perdió. Quiero saber todo y nada sobre el hombre que me ha
dado tanto.
Olivia se queda para cenar y para el postre, durante el cual se abre y me habla
de algunos de sus propios secretos. Ha sido agradable no pasar el día entero sola.
Una noche más, y luego será mi cumpleaños. Mi cumpleaños, en el que por
fin voy a ver a Jagger de nuevo.
Me acomodo en la cama después de tomar un baño. Mi nuevo camisón de
seda se siente como el cielo mientras muevo los dedos de mis pies en las zapatillas.
No tengo que ocultarlas más, y no tengo que dormir con ellas, pero de alguna
manera lo hago al mismo tiempo. Han sido mi pedazo de Jagger conmigo todas las
noches durante todos estos meses. Si no puede estar aquí, entonces estas son la
mejor alternativa.
Cuando la canción de campeón se hace eco de la mesilla de noche, tomo el
teléfono y sonrío al ver que campeón parpadear en la pantalla con una foto de
Jagger.
―Hola―respondo.
―Totty ―me saluda―. ¿Qué tal tu día?
―Interesante. Siento tu pérdida ―comienzo y Jagger me detiene.
―No quiero hablar de eso esta noche, pequeña. ¿Te divertiste con Livi?
Quiero que sienta que puede hablar conmigo. No quiero presionarlo y no
quiero ponerlo triste. Por ahora, le daré la distracción que parece estar buscando.
―¡Est{ loca! ―Me río―. Pero en el buen sentido ―comienzo a explicar.
―Confía en mí, lo sé. Es la mejor, ¿verdad? ―Su admiración es evidente en
su tono.
―Eres el mejor, Jagger Caldwell.
―Sólo soy un tipo que tuvo una mam{ que le enseñó lo correcto, Totty.
―Gracias ―le susurro.
―¿Por qué?
―Por todo.
―Gracias a mamá Caldwell. Soy su legado.
92
Su tatuaje baila inmediatamente en mi mente.
―Eres otra cosa, Jagger.
―La familia es todo, Totty. No se trata de la sangre. Se trata del amor y de
estar de pie juntos en esto.
―Livi necesita bragas para eso. ―Me río, y él se queda sin aliento.
―¿Qué? No sé si quiero oír hablar de las bragas de mi cuñada.
―El consentimiento es< ―Hago una pausa, mi acento de repente es
pesado―, putamente necesario.
―¿Qué, pequeña?
―Livi me dio las bragas que dicen “El consentimiento es Putamente Necesario”
pienso que son mis nuevas favoritas.
―¿Qué sabes tú acerca del puto consentimiento?
―Sé sobre el buen toque y el mal toque. Sé que Livi no lo ha tenido fácil, y
que su consentimiento no siempre fue dado.
―Oh, demonios, ustedes dos definitivamente tuvieron un buen día juntas.
No sé acerca de esa conversación, pequeña.
―Bueno, sé que mañana es mi cumpleaños, y que quiero que sepas< ―Me
detengo, sin estar segura de si puedo decir las palabras―. Que mi consentimiento
ha sido putamente dado.
93
Jagger
E
s una muy buena cosa, pienso mientras me tumbo en el sofá en el
apartamento encima del gimnasio. Es realmente una muy buena cosa
que el consentimiento fuera dado como la mierda porque no puedo
incluso oír su voz sin casi reventar fuera de mis vaqueros.
De todos modos, no iría con bolas profundas, no al principio, de todos
modos. Ella está demasiado terriblemente ansiosa, y eso me asusta como la mierda.
Ser criado como fui resultó ser el infierno, pero ella no tuvo mamá, y yo tuve a mis
hermanos. No tuvo una mierda excepto ser abusada. La necesito fuerte, primero
por ella y luego por mí.
Algunos hombres necesitan romper a una mujer para hacerlas crecer de la
manera que quieren. Vi a mi viejo romper a mi madre una y otra vez. Cuando se
hizo más fuerte, la golpeó más, haciendo todo lo posible por poseerla. Siempre 94
pensé que era sólo la forma en que era para algunas personas. También sabía que
no estaba malditamente bien.
Oyes mierda en la escuela, en la televisión, o lees acerca de que si abusan de
ti, especialmente los hombres, es probable que seas un abusador. A pesar de que
mamá se quedó, asumo que fue del miedo por nosotros, y muchos la miraban con
lástima, pero siempre se enorgullecía de lo que tenía, y de que nos tenía, su legado.
Fue su elección quedarse, y diablos lo que soportó nos hizo más fuertes. No en el
sentido físico, sino en el bien del mal y en la lealtad y en la hermandad de los tres
que siempre nos tuvimos entre sí. Esa mierda es irrompible.
Vi a mis hermanos y la forma en que lidiaron con las chicas que eran atraídas
por algo más fuerte que la necesidad de un acostón o de liberación física de
bombear para entrar en un ambiente cálido de vagina, disponible. Nunca quise esa
responsabilidad. El miedo a convertirme en un abusador comprando la mierda que
los psiquiatras y los llamados expertos vomitaban me hacía sentir. No era como
Hendrix, podría alejarme de la auto conservación, o Morrison, que recibió un golpe
tras otro de un maldito borracho como el viejo o estar ahí cuando sabía que era lo
mejor para alguien. Luché contra eso, y cuando quería algo, luchaba por ello.
Todo eso cambió hace seis meses cuando vi a Tatiana encogida en un rincón.
Durante seis meses, tuve una necesidad que sobrepasó la lógica, el deseo, o la
razón. Tenía una necesidad de cuidar de ella de la mejor manera que sabía. La
mejor manera que sé es hacerla fuerte por su cuenta. Entonces, y sólo entonces, me
permitiré ceder ante el deseo de besarla, saborearla, tocarla, en todas partes.
Oigo a Kid en la cocina y me levanto, ajustando la semi erección que tengo
forzándome en mi pantalón de entrenamiento, y camino alrededor de la esquina.
Me capta por el rabillo del ojo y agarra la botella de píldoras del contador,
metiéndolas en el bolsillo de su pantalón.
Se traga algo y me mira.
―No necesito niñera, Caldwell. Te puedes ir.
―¿Qué es lo que acabas de tomar?
―No es tu asunto.
―¿Son de Shaw o tuyas? ―pregunto mientras pasa más allá de mí, evitando
responder mi pregunta.
Agarro la parte posterior de su camisa, y le doy la vuelta, haciéndolo pivotar
y casi me golpea en la cabeza.
―Ser{ mejor que seas m{s r{pido que eso, hijo de puta ―chasqueo hacia él.
―Nunca me agarres por detr{s, Caldwell. De hecho, nunca me agarres de 95
nuevo ― vuelve a encajar.
―¿Cómo crees que se sentiría si supiera que estabas trag{ndote sus píldoras?
―Entendería que había tenido suficiente y que necesitaba un puto sueño.
―Se vuelve y va al dormitorio, cerrando la puerta detrás de él.
―Al diablo esto. ―Miro mi reloj, ya son las once en punto de la noche.
Grito―: tienes mi número, hombre. ¡Ten en cuenta, que pasó por todo un infierno
de montón por ti, así que no le faltes al respeto, vivo o muerto! ¡Tenemos un
servicio que planear, por lo que será mejor que estés preparado para hacer eso
cuando vuelva!
Agarro mis llaves y mi sudadera y voy por la puerta, necesitando soltar un
poco de vapor. Abro la puerta del gimnasio, tirando de mi camisa, y voy a la
máquina elíptica.
Tengo que tener mi cabeza bien puesta. Necesito tener un duelo, proteger y
moverme como la mierda.
La vida es a veces una tormenta de mierda, y hoy es uno de esos días.
Diez kilómetros adentro, no veo una luz al final del túnel. La veo a ella.
101
Tatiana
C
álido. Seguro.
Me acurruco con mayor profundidad, y el golpeteo constante de su
corazón me arrulla al lugar donde los sueños pueden convertirse en
realidad. Estoy saciada, satisfecha, y a salvo en los brazos de Jagger Caldwell.
Por primera vez en mi vida, creo en el futuro.
Todas las preocupaciones de mi pasado, de mi padre, y de lo que puede
suceder desaparecen en el momento en que está alrededor. La única cosa que
puedo pensar o sentir es a él. ¿Esto es lo que es el amor, una necesidad que todo lo
consume por estar con alguien, como un volcán a punto de entrar en erupción,
siempre con la sensación de estar llena? Cuando Jagger está alrededor, estoy llena
de emoción, llena de vida, y llena de posibilidades.
102
No puedo evitarlo, froto los pies arriba y debajo de sus musculosas
pantorrillas. La sensación de su cuerpo endurecido en contra de mi suave piel me
calienta de adentro hacia afuera.
No tuve televisión con mi padre. Cuando era pequeña y la vieja señora
Simmons me cuidaba, veía cosas con ella que recibía en su antena. Estando aquí en
este hotel con nada que no sea tiempo en mis manos, he visto un mundo de
posibilidades a través de la televisión por cable.
Ver a las personas tener sexo era una cosa, pero Jagger aquí y besándome<
Esa es una experiencia totalmente diferente. Él guiándome y mostrándome cómo
llevarme a mí misma a una altura diferente de lo que nunca he sentido antes sólo
hace que la experiencia sea mucho mejor. Me he tocado, me he sentido, pero nada
como con él. ¿Sabe lo que me hace?
Cuando me despierto, abro los ojos lentamente e inhalo el olor que es
especiado y todo a Jagger Caldwell. Paso mi mano sobre la piel tensa de su
abdomen, disfrutando de cada ondulación de los músculos debajo de mí.
Mordiéndome los labios, pienso en los espectáculos que he visto, después levanto
la sábana, mirando hacia abajo para ver su masa dura luchando contra la tela de su
pantalón.
Jagger sigue durmiendo. Bien. Es mi momento para jugar.
Con cuidado, me muevo hacia abajo y abro su pantalón antes de deslizar mi
mano debajo de sus bóxers para encontrar la longitud engrosada. Sintiéndome
valiente, muevo la cabeza hacia abajo y saco mi lengua, lamiendo la parte superior
de su pene. Sus piernas se mueven, y hago una pausa, sosteniendo su eje en la
mano. Cuando no se despierta, le toco la aterciopelada piel antes de arremolinar
mi lengua alrededor de la punta. Entonces abro bien la boca para tomarlo.
―¿Qué demonios? ¡Totty! ―Jagger se sacude, quitando la sábana de mi
cabeza y revelando a mi patio de juegos y a mí.
Inmediatamente, me muevo hacia atrás y lo suelto.
Él se recuesta contra la cabecera, soltando un suspiro de frustración.
―¿Qué voy a hacer contigo? ―pregunta más para sí mismo que para mí.
Sin pensar, murmuro:
―Amarme como nadie ha hecho antes.
Él golpea la cabeza contra la cama.
―Si solo fuera así de fácil.
103
La confusión me llena. ¿Por qué hacer todo esto por mí si no puede amarme?
¿Por qué, por todos estos meses, preocuparse para sólo alejarme? ¿Por qué darme
la mejor liberación del mundo anoche y no dejarme devolverle el favor hoy?
―Tengo dieciocho años, Jagger ―susurro. No sé por qué importa mi edad.
He mantenido la casa de mi padre limpia por toda mi vida. Cocino, soy inteligente,
y me siento como si tuviera treinta y cinco, no dieciocho años. Sé que no he tenido
mucha experiencia en la vida, pero lo que he experimentado es el infierno en el
mundo real. Aun así, lo soporté y lo superé. No soy una niña.
―Pequeña<― dice, y yo espeto:
―¡No soy pequeña! Soy una mujer adulta con la regla. Soy una adulta legal
aquí en este país. De acuerdo con la ley, puedo tener trabajo y vivir en mi propia
casa. Incluso puedo votar. Puede ser que no pueda beber alcohol aquí, pero en
Rusia, ¡podría hacerlo! ¡No me llames pequeña! ―Mi voz va más alto de lo que
quiero, pero estoy cansada de que piense que no soy adulta. He sobrevivido un
infierno, y no tengo ni idea de lo que me depara el futuro, pero no voy a dejar que
mi edad me impida tener algo bueno en mi mundo que ha estado lleno de mal.
Quiero gritarle, pero algo me detiene.
Lo miro a los ojos para ver que su conflictividad es real.
―Totty ―dice con calma ante mi arrebato loco―. Sé exactamente la edad que
tienes. Sé lo fuerte que eres. Eres tan condenadamente pequeña.
El rechazo pica. Salgo de la cama y arrastro los pies, luego me deslizo en el
pantalón. Sé que no piensa que soy demasiado joven, pero es mi tamaño. Algo con
lo que no estoy cómoda. El dril de algodón contra mis delgadas bragas se siente
nuevo para mí después de mi explosión de anoche. La fricción se siente bien. Argh,
¿por qué tenía que mostrarme algo tan genial, sólo para quitármelo?
Lo escucho moverse de la cama, pero me niego a mirar hacia él. Mis senos son
pequeños, así que tiro una camisa sobre mi top, saltándome el sujetador. Tengo
que estar cubierta para así no sentirme tan< tan< tan expuesta.
Dos brazos me rodean desde atrás, y la palabra tatuada Legado me llama la
atención.
Su respiración cae caliente en mi cuello mientras dice:
―Estoy tratando de hacer lo correcto por ti, Tatiana. Por una vez en mi vida,
estoy tratando de hacerlo bien. ―Entonces, susurra―: Déjame hacerlo bien, por
favor.
104
Suspiro, sin saber qué decir.
―Peq< ―Se detiene―. Totty, los dos hemos pasado por muchas cosas,
especialmente la semana pasada. Tenemos que ir y hablar con Johnny y los chicos
de azul sobre tu padre. Ahora que eres mayor de edad, servicios sociales no podrá
intervenir. Necesitamos pensar acerca de los servicios para tu padre. Bastardo o no,
las cosas tienen que ser manejadas. Y tengo que arreglar algunas cosas para el
hombre que era más que un padre para mí de lo que el mío jamás podría haber
pensado ser. No quiero añadir nada más para ninguno de los dos.
Asiento, tratando de ser comprensiva.
―No iré a ninguna parte, Tatiana. Tienes mi palabra. Nada es más sólido que
la palabra de los Caldwell. No importa lo que depare el futuro, estaré aquí para ti
por cualquier cosa. ―Besa la parte superior de mi cabeza y simplemente me
sostiene con su barbilla apoyada en mi cabeza.
Envuelta en sus brazos, segura en su abrazo, la seguridad que es todo
Caldwell me envuelve. Tiene razón. No importa lo que depare el futuro, él estará
allí para mí. Sé eso.
Ahora es el momento de afrontar el pasado.
109
Jagger
―E
scucha aquí, Ley. ―me burlo mientras paso a empujones a su
lado―. ¿Estás bien, Totty? ―pregunto, sabiendo que no lo
está.
Ella se sumerge en mis brazos, llorando, y tiro de ella para mantenerla segura
contra mí.
―Sabes muy bien que ella y yo no tuvimos nada que ver con esto, y no tienes
ni una puta orden, entonces ¿esto era putamente necesario? ¿Te excitas al
victimizar a la víctima de ese monstruo? ―prácticamente grito.
Su cuerpo tiembla contra el mío, y la abrazo con más fuerza.
―Estás caminando sobre una línea fina, Caldwell ―espeta―. Estoy
investigando un asesinato aquí. Traumatismo con fuerza en la parte posterior de 110
su cabeza es lo que causó la caída que rompió su cuello y lo mató.
Ella se cubre los oídos con las manos, sin querer escucharlo.
―¡Y ella no hizo ni mierda! Sabes eso ―apunto hacia él, queriendo hacer algo
más que apuntarle―, y yo lo sé. Ella está de pie; vino aquí voluntariamente y sólo
sigues diciéndole pura mierda<
―Podrías ser arrestado<
Niego.
―¿Por qué? Vamos, pequeña. ―Empiezo a caminar hacia la puerta, todavía
agarrándola con la fuerza.
―Ayudar e instigar ―dice en voz baja―. Sé que la tenías.
―Corta las putas tácticas de miedo, hombre Ley. Tendría que ser un delito.
―Tenía diecisiete años ―sisea.
―Te puedo asegurar, que cumplió los dieciocho a la medianoche, y ni una
maldita cosa pasó entre ella y yo.
―Él ni siquiera me tocó ―dice, la tristeza en sus ojos casi me aplasta.
―Totty, no es así. Tenemos que conseguir que seas fuerte, que te pares en tus
propios pies.
―Pero<
Niego, deteniéndola. No es asunto de Johnny.
Lo miro.
―¿Algo más?
―¿Conoce a alguien que quisiera a su padre muerto? ―le pregunta a ella.
Ella se encoge de hombros.
―Honestamente no. Nunca salí del edificio de apartamentos con él a
excepción de cuando me hizo venir aquí y presentar cargos, y sólo salí dos veces
sin él.
Él asiente, pareciendo aceptar su respuesta.
―No vaya demasiado lejos.
―Estará conmigo.
―Estoy seguro de que lo estará. Espero como el diablo que sea en serio el
ayudarla a ser fuerte y a estar por su cuenta.
―Serio como el puto cáncer ―le digo mientras camino fuera, sosteniendo su
111
mano.
Miro hacia ella con frecuencia, todavía agarrados de las malditas manos, y no
pasa mucho tiempo hasta que parece estar temblando menos.
―¿Estás bien? ―pregunto, esperando que su respuesta sea sí.
Asiente.
―Mientras estés aquí.
―No iré a ninguna parte, Totty. ―Abro la puerta del auto y se desliza
dentro. Luego camino y subo en el otro lado. Mi teléfono suena, y veo que es el
hombre Ley.
―Rand será incinerado. No habrá servicio. ―Leo su mensaje en voz alta. La
miro―. ¿Quieres verlo primero?
Ella niega.
Pongo en marcha el auto, y ella pone su mano en mi muslo, inclinándose
hacia atrás, y cerrando los ojos. Una lágrima se le escapa, y se me olvida todo
acerca de lo jodido que es que sienta que me puede tocar cada vez que quiera. No
me malinterpreten, me gusta; me gusta mucho; pero ¿y si piensa que este tipo de
buen toque está bien con cualquiera? Siento hervir mi sangre.
¿Celos?
Mierda, estoy jodido.
―Totty. ―Finalmente me calmo lo suficiente para abordar el tema―.
¿Tocaste a Cobra así?
―No. ―Jadea y aparta su mano. Aterriza inmediatamente sobre su pecho
mientras aparta la mirada de mí y mira por la ventana.
Eso me enoja.
Rápidamente me detengo, y me mira como si tuviera miedo. Eso me molesta
también, así que salto fuera y camino.
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!
Tengo que correr, golpear algo, romper mierda.
Escucho un golpe en la puerta y miro para ver que está fuera del auto, yendo
en la otra dirección rápidamente.
Corro para alcanzarla. Las lágrimas fluyen, y se ve tan enojada como me
siento cuando estoy de pie frente a ella, bloqueándola. Cuando me mira con enojo,
confusión y miedo, siento el peso de estos sobre mí.
112
―¿A dónde vas?
―A casa.
―¿Por qué quieres hacer eso? ―le pregunto, sacudiendo la cabeza.
―¿Dónde más debo ir, Jagger? ―No espera mi respuesta, sólo sigue―.
Claramente no me quieres como yo te quiero.
―Te quiero. ―Mi voz gotea de necesidad. No puedo evitarlo―. Pero no
quiero que pienses que me debes una mierda, Totty. Quiero que seas libre.
―Extiendo la mano y paso mi dedo pulgar sobre la cicatriz al lado de su cara, y
ella empuja su rostro contra él―. Te deseo tan jodidamente. ¿No te das cuenta?
Estoy tratando de hacer lo putamente correcto aquí. Quiero que experimentes el
bien en el mundo. No te quiero detener.
―¿No lo ves? Eres todo lo bueno en este mundo malo, malo mío. Detenme,
detenme de cualquier forma que desees, pero por favor, te lo ruego, sólo abrázame
y no me sueltes.
Sin restricción.
Sin fuerza de voluntad.
Ni veinte hombres podrían detenerme ahora si lo intentaran.
Envuelvo mis brazos alrededor de ella y la abrazo tan jodidamente fuerte que
estoy seguro de que sus antepasados pueden sentirlo.
―Por favor ―llora en contra de mi hombro―. Por favor, dime que no es
debido a la manera en que me veo, a las cicatrices, a las<
―¿No me oíste putamente anoche, Tatiana? Eres la mujer más hermosa que
he visto en mi vida.
―Me pareció que era por eso. ―Llora más fuerte, y siento gotas golpeando
mi cara.
Miro hacia arriba para ver la lluvia caer.
―Pensé que no creías<
―Maldita sea. ―Le recojo y la llevo al callejón mientras la lluvia inicia―. Te
deseo. Te deseo ahora. No me digas que no. ―Se inclina hacia atrás y me mira―.
Esta no es la maldita manera en que deberíamos estar, pero joder si puedo
aguantar más.
―No quiero que te detengas. Te quiero a ti y quiero tu toque, tu buen toque.
La empujo contra la pared de ladrillo y tiro de su larga falda de algodón
negra hacia arriba. Entonces muevo su ropa interior a un lado, agarro un condón
113
del bolsillo, y arranco la envoltura con los dientes antes de deslizarlo en mi pene
duro como roca.
―¿Esto es lo que quieres?
―Esto es lo que quería la primera vez que vine a ti ―solloza―. No lo
entendía esa noche, pero después de anoche sé que te necesito de esta manera. Te
necesito demasiado.
―Esto no va a tomar mucho tiempo, y por lo que entiendo, te va a doler,
pequeña. ―Muevo su pierna hacia arriba y la descanso en mi cadera antes de
empujar las rodillas entre sus piernas y levantarla. Froto mi pene contra su
húmedo y caliente coño y gimo―. Prometo que te compensaré por ello más tarde,
pero en este momento, nada me puede parar. Esto es lo que quieres. Esto es lo que
necesitamos.
Me empujo dentro de ella, mis ojos se clavan en los de ella. Cuando abre los
ojos de par en par, se queda quieta, y gime, un sonido que es más dulce que
cualquier puta campana que haya oído sonar en una pelea. Luego envuelve sus
brazos alrededor de mi cuello, y tiro de su otra pierna hacia arriba, empujándome
más adentro. Sus uñas se hunden en mi espalda, y su aliento se atora.
―Más ―ronronea.
Me empujo en el interior y, ella se hunde con más fuerza contra mi espalda y
se tensa.
―Relájate ―digo mientras giro mis caderas, tratando de aflojar su apretado
coño un poco.
―Más ―grita, y no puedo contenerme. Me meto plenamente mientras grita
“m{s” de nuevo.
―No me podría detener si lo intentara ―gruño mientras salgo y vuelvo a
entrar lentamente al principio―. ¿Duele?
―Sí, dame más ―gime―. Más fuerte.
―¡Mierda! ―Gruño, mientras bombeo y salgo más rápido y más duro.
Su cabeza cae hacia atrás mientras grita mi nombre. Mientras lamo la carne
expuesta de su cuello, y luego chupo, agarro sus tobillos detrás de mi espalda con
una mano y empujo la camisa hacia arriba con la otra, apretando su pequeño seno
perfecto.
Sus caderas comienzan a encontrarse con las mías, y me mira, con los ojos
llenos de calor. 114
―Más.
No puedo contenerme. La follo con fuerza, lamiendo y succionando su cuello
y apretando su pecho, rodando su apretado pequeño pezón entre los dedos. Se
encuentra con mi empuje, con los ojos cerrados, con la cabeza hacia atrás, gritando
mi nombre.
Su coño se aprieta a mi alrededor, y hunde sus uñas en mi espalda de nuevo.
―Oh, Dios< Oh, Jagger, oh.
―Vente, pequeña. Vente sobre toda mi polla. No me pidas que deje de
follarte ―gruño―. ¡Nunca dejes de pedirme que te folle!
―Nunca. ―Jadea mientras su cuerpo tiembla atravesando su liberación. Su
cabeza cae sobre mi hombro, y se aferra más firmemente.
No puedo detenerme. Estoy fuera de control, soy un hombre poseído.
Sus dientes raspan mi barbilla hasta que sus labios encuentran los míos.
―Te amo.
Inmediatamente me vengo.
Cuando estoy vacío, gastado, totalmente drenado, la abrazo fuertemente y
susurro, esperando que no me oiga, aun así demasiado débil para no decirlo.
―No dejes de hacer eso, tampoco.
118
5
Piss Hot. En el original. Cuando los resultados de la prueba de orina dan positivos para drogas.
6
Cuando los prisioneros atan una cuerda a su jabón para no tener que agacharse y ser asaltados
sexualmente.
Tatiana
N
o golpeo con suficiente fuerza. No puedo encontrar un dolor
suficientemente profundo como para retirar la porquería en mi
mente.
Primero, alguien mató a mi padre. El policía piensa que Jagger o yo tuvimos
algo que ver con ello. Por otro lado, parece entender que somos inocentes. Claro, le
di las pastillas que lo pusieron a dormir, pero eso no es de lo que murió. El informe
dice que<
Mi papa está muerto. No podrá pegarme de nuevo. No podrá desquitar las
frustraciones de su vida en mí.
Puedo respirar. Por primera vez en mi vida, puedo respirar. Entonces, ¿por
qué siento como si todavía me estuviera ahogando? ¿Por qué siento como si el peso
del mundo estuviera en mis frágiles hombros?
119
El señor Adkins, el oficial de policía, conoce a Jagger, pero por alguna razón,
quiere empujarlo a esta situación conmigo. Sé que es su trabajo, pero ¿no era
también su trabajo cuidarme cuando mi padre estaba vivo? No lo entiendo. Por
otra parte, no hay mucho que entienda acerca de Jagger.
Golpeo con fuerza la bolsa. Dándole patadas, trato de poner la bolsa en
movimiento. No lo hace. Quiero gritar, pero no de dolor. Quiero llorar por todo lo
que nunca tuve. Quiero llorar por todo lo que me gustaría tener algún día. Quiero
llorar por todo lo que es totalmente incierto en mi vida en este momento.
Mirando a escondidas a mi izquierda, lo veo moverse por el rabillo de mi ojo,
mi segundo tema atraviesa mi mente; Jagger Caldwell. Está en mi cabeza. Cada
toque es eléctrico y me hace desear más. Mi cuerpo se pone a toda marcha y mi
mente se apaga cada vez que está alrededor.
Buen toque.
Oh mi< el buen toque, la lluvia, la pasión, la intensidad; no podía tener
suficiente. Pensando en ello, mis partes de chica vienen a la vida, deliciosamente
doloridas.
¿Qué piensa Jagger de mí? Fui salvaje contra un edificio en la lluvia con él.
¿Eso es normal? No puede ser normal. Dolió, pero no como pensé que haría.
Entonces, cuanto más se movía dentro y fuera de mí, más crecía el fuego en mi
interior. Cada golpe tenía a mis terminaciones nerviosas apretándose. Sintiéndolo
dentro de mí, realmente dentro de mí, conectado a mí< Sólo de pensarlo me hace
querer más. Si no fuera por la sangre, probablemente no habría creído que era
virgen.
Él me hace eso, sin embargo. ¿Lo verá? ¿Se dará cuenta que es sólo él para
mí? Me vuelve loca de necesidad, de deseo, y sólo él me puede satisfacer.
Es algo más que un buen toque. Es esta conexión.
¿Estoy loca? ¿Acaso soy una tonta enamorada?
Jagger Caldwell se siente como todo el bien en todos los males. Se siente
como el único bueno manteniéndome a flote en todo lo malo.
Golpe. Golpe. Patada. Intento liberar todo en el aparato frente a mí. Aun así, no
se mueve.
Cuando miro la bolsa negra con peso frente a mí y empiezo a reír, Jagger deja
de golpear la que está a mi lado y me mira.
120
―Pesa más que yo, ¿no es así?
―¿La bolsa? ―Señala la bolsa que he estado golpeando. Asiento―. Sí, Totty,
lo hace. ―Sonríe, causando que el calor me inunde.
Me río mientras me paro con las manos en las caderas, mirando el
inquebrantable obstáculo frente a mí. Se queda quieto, y me muevo rebotando una
y otra vez. Cada puñetazo, patada, y golpe que doy simplemente rebota.
Así es como ha sido mi vida. Me derriban, vuelvo a levantarme, y soy
derribada de nuevo. La mayor cosa llenando mi mente es: ¿Qué hago ahora?
Los ásperos dedos de Jagger toman mi barbilla y tira de mi mirada hacia él.
―No estás sola, Totty.
Me trago el nudo en mi garganta. Su toque me hace lamerme los labios y me
siento como una sobreviviente deshidratándose en el desierto, deseando una
simple gota de agua. Sólo quiero un simple toque de Jagger Caldwell.
―¿Qué hago ahora? ―le pregunto, mi voz se quiebra con cada palabra.
―Todo lo que se te dé la gana ―responde.
Frota su pulgar sobre mi mandíbula antes de pasar su mano a mi cintura.
Luego tira de mí hacia él y me sostiene cerca, e inhalo su aroma y permito que su
fuerza me recorra.
Todo se siente bien con él.
L
a abrazo, permitiendo que sus palabras se asienten en mí.
―No siempre he sido un buen hombre ―digo finalmente.
Ella suspira y mira hacia mí.
―¿Las peleas?
Asiento.
―¿Las mujeres? ―susurra, tensándose en mis brazos.
―Ninguna como tú, pequeña, ninguna cuya sangre pueda reclamar.
Ella me mira.
―Virgen. Nunca tuve una antes ―admito.
―¿Es< diferente? ―susurra.
124
Empujo el cabello lejos de sus ojos.
―Tú eres diferente.
―¿Vas a querer tocarme así de nuevo?
Una sonrisa se arrastra arriba en mi cara, y suelto un largo y lento suspiro.
―Probablemente más de lo que vas a querer hacerlo tú.
―Probablemente no. ―Sus ojos sonríen―. Bien.
―Un buen toque. ―Su sonrisa llega a sus labios ahora.
―Un muy buen toque ―gruño, y me doblo para besarla, pero alguien llama a
la puerta de su pequeño apartamento de mierda.
Retrocede y da un paso hacia la puerta.
―No. ―Me muevo enfrente de ella―. Alguien mató a tu viejo ―contesto
debido a la mirada confusa que me da―. Sabemos que no fuimos nosotros, por lo
que esa persona está ahí fuera, y hasta que se enteren de quién demonios fue, tú y
yo estaremos atrapados como pegamento.
Voy hasta la puerta y la abro lentamente, manteniendo un pie detrás de ella
para poder evitar que se abra completamente si el que está a la puerta intenta algo.
Entonces veo a la señora Simmons y me relajo.
―¿Tatiana?
Asiento.
―Adelante. ―Abro la puerta y dejo que entre la señora que le dio a Totty sus
productos horneados.
―Siento mucho lo de tu padre. ―Abraza a una Tatiana de aspecto
confundido.
―Gracias. ―Da un paso atrás.
―Siento mucho no haberle puesto un fin yo misma. ―Comienza a llorar.
Esta vez Tatiana la abraza, y es un torpe abrazo que me molesta. ¿Cómo
puede alguien estar toda la vida sin afecto? Sin< ¿buen toque?
―Debería haberlo hecho, pero me daba miedo que se fuera a ir contra mí.
―¿Por qué? ―pregunta Tatiana.
―Me amenazó con decirle a las autoridades que no tenía papeles, que era
inmigrante ilegal. Mis hijos, aunque crecidos, me necesitan aquí. No quiero volver.
Viviré con mi vergüenza para el resto de mi<
125
―No, Marisol, no. Sin vergüenza. Tú me mostraste bondad.
―No es suficiente.
―Más de lo que sabía antes de eso.
―No merezco tu perdón.
―Te ruego que lo tomes.
La anciana la abraza de nuevo.
―En la habitación de tu padre, debajo de la cama, una tabla del suelo no está
clavada. Hay una caja fuerte. Dijo que era para ti. Me quería asegurar que supieras
eso. No se lo dije a las autoridades. Él me dijo que no lo hiciera.
Tatiana me mira, con miedo.
―Él no puede hacerte nada, Totty. ¿Captas eso?
―No quiero ir allí sola.
―Quieres que yo<
―Sí ―dice, tomando mi mano.
Cuando nos encontramos en la cama, su agarre en mi mano se vuelve un
abrazo de muerte.
―Pequeña, no puedo mover la cama si no me sueltas. ―Acaricio sus nudillos
con mi pulgar, y ella suspira, luego me suelta.
Muevo la cama y veo de inmediato la tabla suelta de madera. Agarro mi
cuchillo de bolsillo de mi pantalón, empujando la cuchilla entre los tablones, y lo
levanto. Veo la caja fuerte y la saco. Tiene la longitud y el ancho de un trozo de
papel y alrededor de veinte centímetros de profundidad.
La vieja señora Simmons le da a Totty una llave.
―Los dejaré solos.
Cuando la señora Simmons se va, me siento en el suelo y toco el lugar entre
mis piernas, y Tatiana se sienta y se empuja contra mí. Su mano tiembla un poco
cuando se estira de nuevo a mí para entregarme la llave. No la tomo. En lugar de
eso tomo su mano.
―Puedes hacerlo.
―Tengo miedo de lo que voy a encontrar ―susurra.
―Pequeña, estoy aquí, pero no hay nada, ni una sola cosa, que tengas que
temer incluso si no estuviera. Tu viejo está muerto. Nunca va a tocarte de nuevo.
―Pongo un beso en su cabeza y empujo la pesada caja delante de ella―. No iré a 126
ninguna parte.
―Conmigo ―dice ella, poniendo el meñique alrededor de mi dedo pulgar
mientras empuja la llave dentro, gira la cerradura, y luego, lentamente, como si
algo pudiera saltar de ella, abre la caja.
Dentro hay un montón de dinero en efectivo. Fajos de billetes de cien dólares
envueltos con notas de banco que dicen diez mil dólares.
―¡Mierda, Totty! ―Suspiro mientras los saco, uno tras otro.
―Es mucho ―dice en voz baja.
Cuento treinta y cuatro, y todavía hay más. Al final, hay cincuenta y siete.
Más de medio millón de dólares si la mierda es real.
―Eso es un eufemismo. ―Suspiro―. Alguien estaba cuidándote.
―¿Qué hago con todo esto? ―Me mira, confundida.
―Podrías comprar un auto. Infiernos, podrías comprar veintiuno y una casa
y<
―No sé cómo conducir ―dice, con el ceño fruncido.
―Oh, nena, yo voy a enseñarte cómo hacer cualquier cosa que el puto
bastardo no te enseñó y serás fuerte y libre. Infiernos, te enseñaría a volar si
pudiera.
Ella se recuesta contra mí, mirando todo el efectivo. Entonces, una mano se
extiende hacia arriba y agarra la parte de atrás de mi cuello.
―Un buen toque.
―Si me necesitas, estoy aquí. ―La beso suavemente.
Ella me tira hacia abajo y me besa con más fuerza. Cuando se retira, cierra los
ojos.
―Esto es mío, y este lugar es mío. No merezco<
―Te mereces aún más. ―Froto sus brazos arriba y abajo, tratando de no
apretarla demasiado duro.
―Nunca pedí eso.
―El hijo de puta te lo debe ―le recuerdo.
Asiente, inclinándose hacia delante para llegar a la caja. Saca un fajo de
papeles.
―Es el premio gordo, Tatiana ―digo cuando veo sus papeles de ciudadanía
estadounidense―. Nada de qué preocuparse. Eres legal. No deberías haber
dudado de eso, para empezar. Johnny lo sabía ya, de lo contrario no estaríamos
127
sentados aquí ahora.
Asiente de nuevo, mirando la hoja siguiente, su partida de nacimiento. Su
dedo acaricia el punto que dice el nombre de su madre. No puedo leer eso, no es
necesario. Se relaja de nuevo. Eso es todo lo que necesito.
Después de eso hay fotos de una mujer con un bebé. Sé inmediatamente que
es ella y su madre. Tatiana se parece a ella.
Un sollozo se le escapa mientras rápidamente las mira, una después de la
otra. Una vez que hace eso, se estremece, manteniéndolas cerca mientras sus
sollozos se convierten en lágrimas.
La jalo hacia mí y trato de sostenerla, y sus emociones se filtran en mi alma.
Las siento profundamente, y las lágrimas llenan mis propios ojos.
Mierda. Mierda. Mierda.
Les impido avanzar mientras tenso mi agarre. Nos sentamos así durante sólo
un momento antes de ver la puerta abrirse, y la señora Simmons asomar. Está
llorando también.
―¿Qué puedo hacer? ―pregunta.
―Ella estará bien. Sólo tiene que dejarlo salir.
Tatiana llora, y jalo de su diminuto cuerpo hacia mí, sosteniéndola mientras
le acaricio el cabello. La puerta se cierra, la señora Simmons nos deja solos de
nuevo.
Sus lágrimas finalmente dejan de caer, pero su cuerpo aún se estremece.
―Dime lo que puedo hacer por ti.
―Sácame de aquí ―ruega en voz baja.
―No hay problema. ―Me levanto con ella en mis brazos y la siento en la
cama―. ¿Tienes una bolsa?
―Sí.
―Tenemos que hacer algo con este dinero hasta que abras una cuenta
bancaria.
Ella asiente.
―Vuelvo enseguida.
Sale por la puerta, y pongo la tabla de regreso, cubriendo su puto escondite,
el lugar donde escondió cosas de ella que habrían hecho su vida más fácil, mejor.
Empiezo a empujar la vieja cama de hierro forjado de nuevo a donde estaba, sin 128
embargo, encuentro otro tablón que parece estar suelto. Muevo la cama, agarro el
cuchillo del suelo donde lo dejé, y la saco. En el interior hay una vieja caja de
zapatos. La agarro mientras Tatiana regresa con la bolsa.
―¿Hay más? ―pregunta con nerviosismo.
―Sí ―le digo, tomando la bolsa y dándole la caja.
―No sé si pueda manejar más.
―Entonces, la pondremos lejos y esperaremos hasta más tarde. Nadie dice
que tienes que hacerlo todo a la vez. ―No creo que pueda manejar más en este
momento, tampoco.
Tomo la caja y la pongo en el interior de la bolsa de lona que me entregó.
Entonces meto el medio millón en efectivo.
Santos demonios. Tendrá todo lo que siempre soñó. Espero como el infierno
que todavía me incluya a mí, pero si no es así, por ella, me alejaría. Sin embargo,
seguro como el infierno me escondería en el fondo, asegurándome de que esta
pequeña, que puede llevar al campeón al borde de las lágrimas, siempre estuviera
protegida.
Cuando todo está metido en la bolsa, la pongo sobre mi hombro y tomo su
mano.
―¿A dónde vamos?
―A casa ―respondo mientras la llevo fuera.
Cuando llegamos a la parte inferior de la escalera, mira a su alrededor. Sé que
está pensando en su viejo tendido, muerto.
Mira hacia arriba.
―Espero que no fuera demasiado doloroso.
Quiero decirle que espero que fuera un puto dolor eterno. Espero que el hijo
de puta quien magulló y llenó de cicatrices a mi pequeña hermosa esté en el
infierno después de caer por una eternidad por las escaleras con el cerebro y la
sangre desbordándose de la parte posterior de su cabeza por alguien a quien
espero tener la oportunidad de estrechar la mano algún día.
Estamos saliendo cuando ella ve a la señora Simmons salir de su
apartamento. Tatiana sacude mi mano y luego me suelta.
―¿Estás bien? ―le pregunta a Tatiana.
Ella me mira.
―Lo estaré. ¿Verdad, Jagger?
129
―Sí. Sí, me aseguraré de ello.
―¿Qué puedo hacer para ayudar? ―pregunta la señora Simmons. Mete la
mano en su delantal y saca un pedazo de papel―. Mi número. Acabo de comprar
un celular. Llámame por cualquier cosa.
Tatiana se gira y abre la bolsa colgando de mi lado. Saca un fajo de dinero en
efectivo.
―¿Puede botar todo lo de él? No quiero volver aquí y ver algo de eso.
―Por supuesto. Puedo donarlo a la iglesia y<
―Haga lo que esté bien. Sólo quiero que todo se vaya. ―Le entrega el
dinero―. ¿Puede cuidar el lugar hasta que esté lo suficientemente fuerte como
para volver?
La vieja señora Simmons mira hacia abajo.
―Yo no podría<
―No será de otra manera.
Simmons me mira.
―Dile que es demasiado.
―Es de ella. Puede hacer lo que quiera con él.
―Quiero que lo tenga. ―Tatiana cierra su mano alrededor de la mano de la
anciana―. Por favor. No quiero volver hasta que él quiera que lo haga.
Resoplo.
―¿Qué tal suena nunca?
La mirada de necesidad en su cara cuando se vuelve hacia mí es abrumadora.
También me hace empezar a endurecerme. No es jodidamente bueno. Aquí no.
―Suena como el cielo.
Después de dejar el edificio de apartamentos, sostengo su mano mientras
conduzco despacio. Nos volveremos a quedar en casa de Shaw. Kid ya hizo su
reclamación del apartamento encima del gimnasio, diciendo que no quiere una
casa para cuidar. Podría llevarla a la casa de Hendrix, pero eso no va a funcionar
con lo que tengo en mente. Tengo una seria compensación por hacer por la forma
en que la tomé esta mañana.
Paso los dedos por mi cabello, moviendo mi rodilla.
No pasa mucho tiempo antes de estacionar entre el gimnasio y la casa de
ladrillo donde Shaw y su esposa vivían.
―¿Vamos al gimnasio?
130
―No, a la casa aquí. ―Apunto hacia la izquierda.
―¿Es aquí donde vives? ―pregunta, inclinándose hacia delante.
―Creo que ahora sí.
―No es muy lejos de mi< mmm< de mi<
―¿De verdad quieres vivir allí, Totty? ―pregunto, poniendo el auto en
neutro.
Ella niega.
―¿Dónde quieres vivir? Tienes todo ese dinero y puedes tener lo que quieras,
así que, ¿dónde quieres vivir? ―Saco la llave, y luego miro hacia ella.
Cuando me suelta la mano, sale, y camina hacia la casa, agarra la bolsa de
lona y se va.
―¿Totty?
―Aquí. ―Apunta a la casa, y mi corazón se calienta, pero no quiero que se
acomode. Me mira y se encoge de hombros―. Quiero vivir aquí.
No digo nada, porque no puedo decir ni mierda ahora mismo. Mi cabeza da
vueltas. Estoy sintiendo cosas que nunca he sentido ni he querido sentir. Infiernos,
mierda que he estado evitando. No quiero desviarme como lo hice con la mujer de
Cobra. Me enamoré demasiado en ese momento, también. Me recuperé, pero con
Tatiana< no hay manera de mierda que lo haga.
―Oh. Oh lo siento. Sólo pensé que querías<
Doy tres pasos y la tomo en brazos, y jadea, luego se ríe. Meto el código de la
puerta, recordándome cambiar la cosa, abro la puerta, y luego la cierro de un
portazo detrás de mí.
―Lo quiero, Totty. Te deseo realmente mucho. Demasiado. Tan de<
―Nunca es demasiado, Jagger, no con nosotros. No contigo y conmigo.
―Un buen toque ―decimos al mismo tiempo. Entonces no puedo quitar los
labios de ella.
Cuando logramos alejarnos, sus ojos están pegados a los míos mientras
sonríe.
―Te ves tan hermosa cuando sonríes. Tan hermosa todo el maldito tiempo.
―No tengo idea de lo que hice para merecer un hombre como tú, pero juro<
―Pequeña, te mereces mucho más que yo, pero que me aspen si no uso todos
los trucos en el libro para mantenerte creyendo esa mierda. 131
Entro en la habitación de invitados, donde me quedaba cuando tenía
demasiado miedo de lo que mis hermanos dirían si me vieran después de algunas
de mis peleas. La recosté en la cama.
Sus ojos se abren cuando me estiro detrás de mí y paso mi camisa sobre mi
cabeza, y luego la tiro al suelo. Ella gime, y me hace absolutamente seguro
mientras me doblo un poco y me desabrocho y quito el pantalón. Se pasa la lengua
por los labios, luego muerde su labio inferior antes de soltarlo lentamente.
―No eres menos merecedor. Me has dado tanto. Para mí, eres un príncipe;
mi príncipe. ¿Quieres a una chica como yo? Una chica que está llena de cicatrices y
tan<
No puedo aguantar más. No puedo soportar que hable de sí misma así.
―No soy un príncipe, pequeña. Mírame. Estoy lleno de cicatrices también,
pero cuando me miras como lo haces, de inmediato quiero ser dueño de tu cuerpo,
de tu corazón, de tu alma. Yo me hice estas cicatrices. Tú no tuviste opción, pero
carajo si no es algo que sé que nunca voy a tener suficiente de verte, de admirarte.
Soportaste todo eso, y cuando encontraste una salida, la tomaste. Eres tan buena,
tan amable, tan dispuesta a complacer a un hombre como yo. De buena gana me
inclinaría delante de ti y te daría todo lo que tengo.
―Un buen toque ―susurra.
―Te daré lo mejor que pueda. Exactamente lo que te mereces. No como en
ese callejón, no<
―Por favor ―suplica.
Tiro de mis vaqueros, después tomo un condón, arrojándolo a la cama.
Entonces me inclino y tiro de ella hacia arriba.
―Brazos arriba.
Mientras me tomo mi tiempo levantando su camisa, beso cada centímetro de
piel expuesta, mi corazón late en mi pecho cada vez más rápidamente. Lanzando la
camisa al suelo, la beso de nuevo, poniendo mi mano detrás de su espalda
mientras la bajo a la cama. Entonces esparzo besos con dulzura, suavidad, con
pereza voy de su boca hacia abajo a su mandíbula a sus senos, donde chupo
suavemente, utilizando todo el poder que nunca supe que tenía con el fin de darle
lo que se merece; adoración.
Me aparto y beso su vientre, asegurándome de besar los moretones amarillos
desvaneciéndose en sus costillas, y ella se retuerce.
132
―¿Te duelen, Totty?
―Más ―dice, así que la beso más abajo.
Le beso una cadera a la otra mientras engancho mis pulgares dentro de su
falda y bragas y lentamente se las bajo, besando y lamiendo su piel, mientras cada
centímetro queda al descubierto para mí. Cuando levanta las caderas, las arranco el
resto del camino.
Sus rodillas ceden, exponiéndola totalmente a mí. Beso el vértice de sus
muslos mientras la acuno con dulzura y acaricio suavemente. Ella gime y arquea la
espalda, empujando su coño con más fuerza contra mi mano.
Abro sus pequeños labios dulces con mi dedo, lo que la hace tomar una gran
respiración y apretar el edredón. Muevo mi nariz a través de su coño e inhalo su
aroma, un gruñido se escapa de mi pecho mientras paso mi lengua a través de su
pequeño clítoris tenso.
―Oh, oh, oh ―gime.
La lamo de nuevo, y murmura algo incomprensible, cerrando sus muslos
alrededor de mi cabeza. Me recuesto, y ella suspira.
Está brillante, empapada de deseo por mí, por mi buen toque.
Empujo un dedo dentro de ella y lo muevo hacia arriba, y ella me aprieta
inmediatamente mientras su coño se cierra alrededor de mi dedo.
Juro que voy a venirme observándola, con olerla, con oírla, así que antes de
romperme antes de hacerlo me pongo el condón.
Apoyándome sobre ella, le digo.
―Mírame, pequeña, y no te detengas. Quiero ver cuando te vengas. Quiero
verte venir todo el maldito tiempo. Diablos. ―Yo mismo me muevo entre sus
labios calientes, después coloco la cabeza contra su abertura, y ella arquea la
espalda, diciéndome que quiere más―. No, Totty, no hagas esa mierda. Quiero
hacer esto agradable y lento. Si lo haces terminará antes de que esté todo dentro.
Se estira y tira de mi cabeza hacia abajo, besándome, y empujándose un poco
más en el interior. Me centro en su lengua, mi lengua, nuestras bocas mientras
poco a poco, centímetro a centímetro, la lleno hasta que no me es posible llenarla
más. Entonces retrocedo para que ambos podamos respirar.
Me está mirando cómo le pedí, intensamente, con avidez. Me muevo
lentamente dentro y fuera, dentro y fuera. Ella gime mi nombre con cada golpe.
133
―Haré esto para ti toda la noche ―digo con determinación.
―Por favor ―gime.
Enredados uno en el otro sin sábanas y con la luz de la noche iluminándola,
la tomo suavemente. La tomo lento. Hago que se venga una y otra vez hasta que
está demasiado putamente agotada para moverse.
Finalmente, no puedo ignorar más el ardor.
―Me voy a venir.
―Sí ―gime―. Sí.
―Entonces haremos esto otra vez.
―Más duro ―grita.
―Como quieras ―digo, tomándola con fuerza, golpeando y soltando mi
liberación.
Tatiana
M
e despierto con el olor del café, y cuando abro los ojos, lo veo, veo
a mi príncipe lleno de cicatrices, de pie junto a la cama.
Se inclina y me besa.
―¿Dormiste bien?
Bostezo, sonrío, me estiro, y miro alrededor.
―Seguro que lo hice. ―Empiezo a sentarme y soy consciente de inmediato
del dolor entre mis muslos.
―¿Dolor? ―pregunta, tratando de parecer preocupado, sin embargo, hay un
destello de algo más en sus ojos; travesura.
Sonrío. 134
―¿Estás orgulloso de ti mismo?
―Fue un buen toque, ¿verdad? ―pregunta, sentándose y pasándome la taza
de café.
―Claro que lo fue. ―La sostengo en mis manos, disfrutando de su calidez.
Él está mirando mi pecho, y siento mis pezones tensarse con conciencia.
―Mmmm ―dice y se para rápidamente―. Iré al gimnasio y finalizaré
algunos detalles de último momento en los servicios de Shaw de mañana. Le envié
un mensaje a Johnny. Las cenizas de tu viejo estarán listas para recogerse al
mediodía. Si te sientes con ganas, lo llevaremos al río. Si no lo deseas así, lo
pondremos en el contenedor de basura. Es tu opción. ―Se inclina y me besa en la
mejilla.
―Quiero hacer lo correcto por él.
Me mira, y no estoy segura de sí lo hice enojar o no.
―¿Está bien?
―Lo que quieras, está bien conmigo ―responde.
―Entonces, ¿por qué me miras de esa manera?
―¿Cómo? ¿Sexy? ¿Fuerte?
Me río, y él sonríe.
―Todo eso, pero también como molesto conmigo.
―Ves el mundo de manera diferente que cualquier persona que haya
conocido.
―¿Y es algo malo?
―No, Totty, no está mal. Sabía que eras especial, diferente< mejor. ―Hace
una pausa, y me gusta la forma en que me está mirando―. Malditamente hermosa.
―Se acomoda a sí mismo―. Me pones duro como el infierno al instante.
―Así que supongo que te gusto. ―Sonrío y miro hacia abajo.
―Más que gustarme, Totty. Mucho más de gustarme.
―Bueno, por favor no te detengas. ―Me siento tan cálida, tan< feliz.
―Intenta detenerme. ―Me hace un guiño―. Bueno, cerraré la puerta al salir.
¿Por qué no miras a tu alrededor y tal vez te duchas mientras no estoy? Después
quiero ir a la comisaría, al río, y a la cama de nuevo.
Jagger se va, y por una vez en mi vida, estoy muy contenta de que alguien
venga a casa después de pasar tantos años sola y me siento feliz de esa manera 135
porque solo significa que estoy segura.
Mi mente va a toda la nueva información. Soy, de hecho, ciudadana de
Estados Unidos, así que no me pueden enviarme de regreso a Rusia. Tengo dinero,
aunque no sé mucho acerca de tener dinero y qué hacer con él a excepción de
ocultarlo. Padre odiaba los bancos. Siempre hablaba de los sistemas corruptos que
robaban el dinero conseguido con sacrificio. Jagger me ayudará a resolverlo, sin
embargo.
Sonrío para mí. Vaya, estoy sonriendo. Jagger Caldwell me da eso. Si esto es
realmente lo que es el amor, por favor, no dejen que nunca se detenga.
Moviéndome por el espacio, observo la casa. No hay cuadros en las paredes.
El mobiliario ha visto días mejores, pero está en mejor forma que las cosas que
tengo. Me siento en el desgastado sofá con desteñido tejido de color verde oliva
que procede probablemente de los años setenta cuando miro a mi alrededor. La
televisión es la única pieza nueva de electrónica en el lugar. Me río, me pregunto si
habrá cable.
Dado que está callado, continúo sentada y pensando. Paz. Por primera vez,
estoy sentada en un sofá, sin preocuparme por la siguiente tarea, por hacer las
cosas bien, y con qué tipo de estado de ánimo vendrá a casa el monstruo.
Me enderezo.
No se necesita mucho antes de que no pueda simplemente sentarme, pero no
tengo a donde ir. Bueno, probablemente debería volver a casa y arreglar el edificio.
No puedo, sin embargo. Aún no. No tengo en mí averiguar lo que sucederá
después. Asimismo, no puedo volver a ese lugar sin que los recuerdos me asalten.
No sé lo que es peor, las cicatrices físicas que me dejó atrás o las mentales de
las que no puedo huir.
Me levanto y trato de sacudirme el miedo a mi pasado. Yendo a la cocina,
miro debajo del fregadero buscando limpiadores.
Un hombre típico, pienso mientras encuentro una caja de pastillas de Brillo y
una botella de jabón. Bueno, eso tendrá que funcionar. Me pongo a limpiar las
encimeras de cocina, sólo para encontrar que apenas se han utilizado. La mayor
parte de la cocina parece sin tocar. Sacudo lo que se ha asentado, pero no hay el
polvo habitual. Entonces limpio las paredes empapeladas, mi mente se remonta al
antiguo papel tapiz de nuestro deteriorado apartamento.
Tantas veces, usé pegamento escolar para tratar de pegar el papel pelado de
nuevo. Tal vez, para algunas personas, el papel no importaría. Tal vez, para 136
algunas personas, el polvo no importaría. No se trata de lo que tenía o no, lo que
tengo en la actualidad o lo que voy a tener. Se trata de cuidar de él y de hacer gala
de ello. Sólo porque no vivía en una casa adornada con lámparas de araña, no
quiere decir que quería mirar el papel despegado. Pasé todo mi tiempo dentro de
mi casa, y cada parte de mí necesitaba sentir como si estuviera en casa. A mi padre
no le importaba estar en los barrios pobres, pero yo podía hacer lo mejor de estar
allí.
Froto el frágil papel entre mis dedos, y el grano del material cede y se rasga.
No hay pegamento y no hay suficiente humedad en el papel decorado para que se
pegue. Mis instintos gritan que tire de él, que lo arranque, y que sea fresco de
nuevo.
Me detengo.
Esta no es mi casa.
El peso me aplasta, y caigo de rodillas.
¿Dónde está mi casa?
Dejando caer mis lágrimas, necesito purgarme. Tengo que dejarlo todo. Lloro
por la niña que una vez tuvo una mamá, una mamá que realmente la amaba, por lo
que vi en las fotos. Lloro por la niña que no ha conocido una familia. Lloro por la
chica que se convirtió en una mujer que ahora está perdida. Lloro por la mujer que
tiene que recoger los pedazos.
Entonces mis lágrimas cambian, y me trago el nudo. Lloro porque soy libre.
Lloro por la mujer en mi interior, que está lista para la reconstrucción. Lloro por el
papel tapiz de la pared que tiene que venirse abajo para dar nueva vida al espacio
que ocupo. Lloro porque, igual que el papel tapiz, mi piel se curará de los
moretones que no se pueden ver ya. Tendré una cubierta nueva y lo nueva en la
vida que ahora tengo. No seré el papel roto y desgarrado, sino una mujer que no
está definida por las cicatrices que marcan su pasado.
Soy libre.
Soy yo.
Tan atrapada como estoy en mis pensamientos, no me entero que regresa. No
hasta que sus grandes manos me agarran y me tiran para ponerme de pie y miro
con ojos llorosos la cara de todo lo bueno en mi vida. Los ojos marrones profundos
de Jagger Caldwell están amplios por la preocupación, mientras mis ojos negros
bailan con emociones no expresadas.
―Pequeña ―susurra, mirando por encima de mí y tratando de entender por 137
qué estoy molesta.
Sonriendo, me suelto.
―No me gusta el papel tapiz.
―Está bien, entonces lo cambiaremos ―afirma.
―Jagger, realmente odio el papel tapiz. ―Él me suelta sin hablar y tira de la
pieza que se curvó. Da un tirón y el papel se desprende en una gran pieza, dejando
un poco atrás. Luego se vuelve hacia mí, y usando los pulgares, limpia mis
lágrimas.
―No llores por el papel tapiz, Totty.
Me estiro y agarro sus muñecas.
―Estoy lista para dejarlo ir. Estoy lista, Jagger. ―Las lágrimas caen mientras
me estudia.
―Bueno, vamos por las cenizas. ―No se mueve, manteniendo mi cara quieta
en sus grandes manos.
―Un buen toque. ―Me sonríe suavemente―. Todo está bien.
Tira de mí hacia él y me besa en la frente.
Hoy es el día del servicio de Shaw. Hoy voy a ser fuerte por Jagger. Hoy le
daré de regreso una pequeña porción de todo lo que me ha dado.
Kid, Jagger, y yo nos encontramos en el gimnasio con Morrison, Hailey,
Hendrix, y Livi. Es tan asombroso ver a este grupo de personas interactuar como
una verdadera familia. Morrison mantiene a Hailey a su lado, y Hendrix se queda
atrás sosteniendo a Livi, sosteniéndola en sus brazos mientras sus manos
descansan sobre su vientre. Jagger nunca suelta mi mano. Con nuestros dedos
entrelazados, unidos, no me suelta, y encuentro fuerza en el lazo. Encuentro
consuelo en nuestro vínculo. Encuentro mi lugar a su lado. Siento que he
encontrado mi casa.
Es un momento solemne; enfrentando la pérdida del hombre que era más un
padre para Jagger de lo que su viejo alguna vez realmente lo fue. No hemos tenido
mucho tiempo para hablar acerca de lo que está pasando en el mundo de Jagger,
pero Livi me dijo lo mucho que significaba Shaw para él cuando no pudo venir a 142
mí, justo después de su pérdida. Es reconfortante saber que su familia lo respalda
y, como Livi me dijo, a mí también.
De repente, la puerta del gimnasio se abre y Cobra entra. La tensión aumenta
y la atmósfera cambia. Trato de soltar la mano de Jagger para saludar a mi amigo,
pero él no hará eso.
―¿Dónde está tu equipo, Cobra? ―le pregunta Morrison mientras Hailey se
mueve detrás de él.
Ver a los hermanos Caldwell cada uno mover a sus mujeres a lugares seguros
tira de mi fibra sensible.
―Vine solo.
Hendrix se ríe con sarcasmo.
―No te creo eso.
―Vine a presentarle mis respetos a Shaw y a verificar a Ratón. ―Cobra me
mira, y le doy un saludo con mi mano libre.
―Tatiana está muy bien. Esto no es un juego, Cobra ―gruñe Jagger.
―Sólo quería ver a mi amiga. Necesitaba asegurarme que está realmente
bien. No quiero que todo lo que hice por ella sea por nada.
―¿De qué diablos est{s hablando con “hice por ella”? ―pregunta Jagger.
Trato de alejarme de nuevo para hablar, pero su mano aprieta la mía,
manteniéndome en mi lugar.
―Ratón ―dice Cobra, mirándome.
―¿Qué hiciste? ―pregunto.
―Piénsalo. Piensa en ello y lo verás ―responde de manera inquietante,
haciendo que mi espalda se erice con agitación. Pensaba que era mi amigo.
―Jason, gracias por el lugar seguro donde quedarme ―digo suavemente―.
Estoy bien, como puedes ver. ―Al sentir el aumento de la tensión, añado―. Shaw
valora tu tiempo y respeto. Debes irte, sin embargo. Te veré por ahí, ¿de acuerdo?
―Ratón, en cualquier momento, cualquier cosa que necesites, estoy aquí.
―Saca una tarjeta de visita y la desliza en mi mano―. Cualquier cosa por ti, por tu
seguridad.
Jagger se encuentra cara a cara con él, evitando que Cobra llegue más cerca
de un brazo de distancia de mí.
―Hiciste lo que viniste a hacer. Ahora es el momento de irte ―interviene
Hendrix, poniendo su mano sobre el hombro de Cobra, y Kid se mueve a mi otro 143
lado de manera que Cobra reciba el mensaje.
Él aprieta mi mano con la tarjeta una vez más, antes de soltarla.
―Es bueno saber que tienes gente, Ratón. Eso me incluye. No importa lo que
cualquiera de ellos piense de mí, si necesitas algo, estaré aquí.
―Es hora de irse ―repite Hendrix con firmeza.
Cobra le resta importancia.
―Por ahora, sí. ―Mira a Jagger―. Te estaré observando. Tú y yo, Caldwell,
tenemos asuntos pendientes.
―No es el momento ni el lugar, Cobra ―dice Jagger, y puedo sentir la ira
crecer en él.
El miedo me atenaza, no por lo que Jagger pueda hacer, sino por la forma en
que se pueda sentir.
Tiene razón. Este no es el momento ni el lugar. Este es su momento de
guardar luto. Él me dio eso para un hombre que no merecía ni la mitad de lo que
Shaw. Ahora es mi momento de dárselo.
―Cobra, recibí tu mensaje. Vete.
Él me guiña el ojo antes de salir.
Si las miradas mataran, los Caldwell hubieran asesinado a Cobra mientras
nos dejaba.
Se necesita un poco de tiempo para que el estado de ánimo cambie, y durante
todo el servicio hay una creciente tensión subyacente entre Jagger y yo.
Mi pensamiento se dirige de nuevo a Cobra. ¿Qué podría haber hecho por
mí? Entonces un pensamiento me golpea, pero lo descarto. No hay manera de que
Cobra matara a mi padre. Dijo que quería ser bueno. Dijo que había golpeado a su
chica por ira, no porque hubiera planeado la violencia. Esto no es algo con lo que
sepa tratar.
Aunque Jagger me mantiene cerca, siento como que está distante. ¿Está
enojado conmigo? ¿Está lastimado?
El servicio termina y quiero tomar todo su dolor. Hay un momento cuando
quiero frotar mi trasero como Livi, recordando las bragas que tengo. Necesito estar
aquí por mi hombre. Necesito la conexión que compartimos. Necesito la calma que
me da al estar conmigo. Necesito que deje ir la pérdida y que me permita
compartir su carga como hizo con la mía.
144
Jagger
E
lla es una bola de nervios, y estoy tan jodidamente torcido que no
puedo ver bien. No puedo ver nada excepto a ella. Ella y yo. Yo y ella.
Ella y putamente yo, no él. Nunca él.
Me quito el traje mientras ella se quita su pequeño vestido negro, odio llevar
esas jodidas cosas en las bodas y en los funerales. A medida que se pone de pie en
ropa interior y sin sujetador, miro su trasero. A través de él se extiende un Soy
fuerte.
Livi, suspiro.
¿Cómo diablos lo hace? Tan intencional como fue, tenía que ver eso ahora
más que nunca. Necesitaba el recordatorio de que Tatiana me ama. Me lo dijo
antes, así que si ese hijo de puta mató a su padre y pensó que Totty iría hacia él,
buscando protección, está equivocado. Maldita y putamente equivocado. ¿Por qué?
145
Debido a que mi chica es malditamente fuerte.
No la necesito debilitada y necesitada. Necesito su fuerza y< Detengo la
pequeña charla que estoy teniendo conmigo mismo cuando ella se da la vuelta y
suelta su cabello.
―¿Jagger? ―dice mientras camina lentamente hacia mí como si fuera la
depredadora, y ahora yo fuera la presa.
―Tatiana.
Ella me mira de arriba a abajo. Estoy tan desnudo como ella. Diablos, llevo
bóxers hoy y que me jodan si no coinciden con los de ella. Tal vez necesito una
pequeña impresión de mierda sobre ellos, diciendo que soy su puto hombre, no el
puto que se llama a sí mismo como una serpiente, probablemente porque su pene
es un jodido gusano.
Ella me agarra y aprieta mi pene, haciéndome gruñir. Después, besa mi pecho
y se mueve hacia mi brazo. Legado.
―Tu mamá estaría orgullosa de ti ―susurra―. Un hombre tan bueno, un
hombre tan fuerte. ―Aprieta con más fuerza―. Mi hombre.
―Malditamente correcto ―gruño.
―Mi campeón< ―me besa la mano, luego lame mi dedo―, tiene la fuerza
de un león y el corazón de un cordero
―Joder, Totty ―digo mientras chupa mi dedo medio.
―Shaw estaría orgulloso de ti también. ―Mete otro en su boca y lo chupa. Lo
chupa realmente bien. Luego lo saca lentamente y lo frota en sus labios―. Estoy
orgullosa de ti. ―Toma mis manos y camina hacia mí, empujándome hasta que mi
espalda está contra la pared. Luego besa mi pecho―. Me encantan tus cicatrices.
―Me besa más abajo―. Me encantan las mías ahora también. Hiciste eso por mí.
Haces todo bien.
Se deja caer de rodillas, sacando mi pene de mis bóxers.
―Hermoso. Blando y duro al mismo tiempo, algo así como tú. ―Su lengua
rodea mi pene, y agarro su cabello, teniendo cuidado de no tirar de él. Sólo
necesito tocarla.
Totty me toma en sus manos, colocando una parcialmente alrededor de mi
pene y la otra tirando suavemente de mis bolas. Entonces me toma más profundo y
me mira con ojos muy abiertos, buscando aprobación.
146
―Jodidamente perfecto, Totty. Mejor que perfecto.
Parece contenta cuando su lengua acaricia la parte de abajo de mi pene, y me
acaricia mientras me toma más y más profundamente.
―Tan bueno. Tan jodidamente bueno. ―Mi mano se estrecha alrededor de su
cabello, y ella gime.
Me toma por completo, tragándose mi pene antes de retroceder, la saliva
fluye de mi pene a su boca mientras me bombea más fuerte, más rápido, entonces
me toma de nuevo.
Mis caderas se empujan hacia adelante, y Tatiana me mira. Traga de nuevo,
después retrocede. Me sostiene y lame la cara inferior de mí más y más abajo hasta
que su lengua se desliza a través de mis bolas. Chupa una, luego la otra,
sosteniéndome firme, bombeando más fuerte. Luego me lame, frotando la cara
contra mi pene, y me lleva a su boca lentamente, con los ojos en mí, hambrientos,
atractivos, y necesitados.
―No quiero que pares, pequeña, pero necesito que te vengas conmigo.
―Extiendo mi mano y saco mi pene de su boca, lamentando de inmediato la
pérdida de calor. La alzo desde debajo de sus brazos mientras ella se retuerce.
―Quiero terminar ―casi gruñe.
Me siento en la cama.
―Te quiero sobre mi cara.
Me recuesto, llevándola conmigo, y la beso con fuerza. Ella arrastra sus
dientes por mi lengua y se aleja. Se da la vuelta sobre su lado y rápidamente se
mueve hacia abajo, tomando mi pene dentro de su boca de nuevo. Mis caderas se
empujan hacia arriba, y ella traga.
―Lo siento, mierda ―gimo, tratando de llevar su boca de nuevo a la mía.
Sus dientes me muerden, no duro, pero lo suficiente como para decirme que
no tiene intención de parar.
―Maldición, joder, maldición ―digo mientras su cabeza sube y baja en mi
pene―. Haz lo que quieras, pero haré lo mío también. ―Me estiro detrás de ella y
agarro su trasero, levantándolo y tirando de ella hacia mí.
―¿Qué estás haciendo? ―dice con expresión de sorpresa.
―No importa, Totty. Sigue comiéndote mi pene. Voy a comerme tu pequeño
y dulce coño, y te vas a venir conmigo. ―Levanto su pequeño trasero y me muevo 147
para que esté por encima de mí. Entonces me apoyo y chupo con fuerza sus
empapados labios―. Mmm<
―Oh, Dios< ¿Cómo<?
La chupo más duro, llevándola hacia abajo a mi cara mientras la extiendo
más ampliamente con mis manos y meto mi lengua dentro de su caliente y
húmeda vagina. Ella gira sus caderas, y chupa más duro.
Un festín. Estamos dándonos un festín el uno con el otro, teniendo placer y
dándolo.
Ella tira de mis bolas mientras muerdo sus labios, y eso no la detiene. Estoy
tan profundamente en su vagina y en su boca, que nunca quiero salir.
―Trágame, nena. Voy a llenar tu boca, y vas a venirte por toda la mía
―gruño cuando siento a mis bolas tensarse.
―Sí. ―Me acaricia más duro y me toma de nuevo más profundo.
Froto mi pulgar a través de su pequeño y apretado agujero mientras mi
lengua la penetra. Ella tiembla, después se tensa, y sé que está tan cerca como yo.
―Vente, maldición. Vente ahora.
Grita su orgasmo mientras mi venida cae en su boca abierta.
Los dos estamos todavía tratando de recuperar el aliento, todavía en la
posición sesenta y nueve, cuando finalmente puedo formar una oración.
―Ven aquí y déjame abrazarte.
Ella se da la vuelta sobre su lado, se sienta, y se mete en mis brazos con su
cabeza en mi pecho. En cuestión de minutos, los dos estamos dormidos.
152
Tatiana
J
agger y yo fuimos a la tienda a comprar suministros para limpiar y
deshacernos del papel tapiz. Limpiar es reconfortante para mí, siempre
lo ha sido. No importa cómo estuvieran de mal las cosas con mi padre,
no importaba lo dolorida que estuviera después de un episodio, encontraba
comodidad en realizar la limpieza. Posiblemente, me vuelve tan loca como a Livi
con su necesidad de bragas, pero tengo que limpiar. Necesito tener ese control y
algo que pueda hacer sin detenerme en lo que puede o no puede ocurrir después.
Comenzando en el dormitorio y baño antiguos de Shaw, fregué la bañera, el
inodoro, y el azulejo. Sonrío cuando acabo, lo único desagradable e importante que
queda a la vista es el amarillento papel tapiz. Su dormitorio es como el resto de la
casa, con la elegancia discreta de una casa del pasado. El edredón es obviamente
viejo y tiene un toque femenino con las flores azul claro y en los bordes 153
desgastados.
Cambio la ropa de cama a las nuevas sábanas que Jagger y yo compramos. La
vibrante colcha roja es un completo contraste con el desteñido verde del papel
pintado con manzanas que adornan las paredes. Mi esperanza es pintar las paredes
en un gris suave y añadirle detalles en negro a la habitación.
Estoy empacando la ropa de Shaw de la cómoda cuando Livi y Hailey
aparecen para ser parte de la fiesta de limpieza.
―Como que alguien consiguió una oferta en la fábrica de papel tapiz de 1977.
―Hailey se ríe.
―Yo diría que de 1984 ―comenta Livi con un resoplido.
Dejo la habitación y las encuentro en la entrada.
―Jagger está al lado en el gimnasio y regresará a casa en cualquier momento
―les digo.
―Está bien, pero no estamos aquí por él.
―¿Eh?
―Familia, Tatiana. Todos somos familia. Estamos aquí para ayudarte. ―Livi
se mueve más allá de mí a la cocina, en donde los productos de limpieza, guantes
de goma, trapos, esponjas y todos los demás materiales de construcción están en el
mostrador.
Las lágrimas llenan mis ojos. Todo lo que siempre he soñado fue una familia
y tener a alguien que me ayudara. Jagger me dio eso también. Me ha dado todo lo
bueno.
Nos ponemos a trabajar, y las horas pasan antes de que lo sepa. Todo está
limpio, y el papel tapiz está listo para ser quitado sin hacer un desastre y un lío. La
emoción me llena y luego dejo que me pregunte si Jagger estará de acuerdo con
esto. Dijo que sí, pero todo ha sucedido tan rápido.
―Deja de pensar en lo que estás pensando. ―Me interrumpe Hailey,
mirándome con recelo.
―¿Cómo sabes que estoy pensando en algo siquiera?
―De una rota a otra, podemos decirlo. No lo pienses demasiado, Tatiana.
―Todo está pasando tan rápido.
Livi se bufa.
―Los Caldwell sólo lo saben. Las mujeres son las que tienen que ponerse al
día. Los hermanos han amado y perdido profundamente. Cuando encuentran a la 154
mujer que quieren, no la dejan ir, sólo le dan el espacio que necesita para
encontrarse a sí misma. Una vez que lo haces, te reclaman, y, niña, será mejor que
los dejes hacerlo. No hay mejores hombres por ahí que los hermanos Caldwell.
Mamá Caldwell los crió correctamente ―añade Livi con orgullo.
―¿Fue rápido para ti? ―pregunto.
―¿En serio? Ya que Jagger ha estado persiguiéndote desde antes de que
Hendrix incluso me encontrara, yo diría que llegas tarde a la fiesta, pero bueno,
más vale tarde que nunca.
Hailey comenta:
―No cuestiones eso. Sólo siéntelo. No hay nada mejor que lo que dan estos
hombres. Te mereces lo bueno, Tatiana. Deja que Jagger te dé todo lo bueno que
tiene dentro.
―Me da lo bueno. ―Sonrío dulcemente.
―Oh, si es algo similar a Hendrix, estoy segura que sí. ―Livi sonríe y se frota
el vientre.
―Morrison me da lo bueno también. ―Se ríe Hailey.
―Oh. ―Suspiro―. No quise decir<
―Cariño, eres una mujer, una mujer de sangre roja, así que está bien que te
guste lo bueno ―responde Hailey.
―Sobre todo con un hombre como Jagger. Apuesto a que tiene sus
movimientos. ―Livi resopla mientras se ríe.
El teléfono de Hailey suena, distrayéndola de nuestro momento.
―Hola, Slick ―responde y hace una pausa―. Oh. ―Se muerde el labio
inferior mientras sus cejas se juntan―. No lo sé. <... Oh, hombre. No quiero
rechazarlos. ¿Dónde podemos ponerlos? ―Las lágrimas caen por sus mejillas
mientras escucha―. Morrison, no esperaba que saliera bien. No quiero sacar a
nadie, y no quiero rechazar a nadie. El Nido es un lugar seguro, un lugar de
comodidad, no es un lugar para ser rechazado en la puerta. ―Hace una pausa.
Miro a Livi, tratando de averiguar lo que tiene a Hailey tan alterada.
―Lo sé, lo sé, pero he estado allí, sin saber a dónde ir. Hola, así es como me
escapé contigo. ―Sonríe a través de las lágrimas―. Es lo mejor que hiciste por mí y
Ris Priss. ―Suspira, escuchando―. Bien. Ya se nos ocurrirá algo. Tenemos que
lograrlo. ―Hay otra pausa mientras Morrison habla con ella―. Te amo más.
Adiós.
155
Termina la llamada y nos mira a mí y a Livi.
―El Nido de Mamá está lleno, y hay una madre soltera con dos hijos que
busca ayuda. Está bastante golpeada por lo que dijo uno de nuestros residentes a
cargo. ―Se seca las lágrimas―. No quiero rechazar a nadie. ―Siendo madre
soltera de su hija, Marisa sabe de luchas.
Mamá, la palabra, el título, la persona, todo pasa por mi mente. ¿Cómo habría
sido si mi madre hubiera tenido un lugar al que acudir conmigo? ¿Y si hubiera
encontrado ayuda? La idea de una madre y sus dos hijos teniendo que regresar y
aguantar el infierno en manos de ese hombre en su vida me tiene débil de las
rodillas.
En silencio, me muevo para sentarme en el sofá.
Livi me observa atentamente.
―¿Estás bien, Tatiana?
―Sí, sólo recordaba.
―Oh, Tatiana, lo siento. No pensé en lo que esto removería en ti.
No tengo palabras. No quiero ver a Morrison y a Hailey teniendo que enviar
a alguien lejos. Me gustaría que hubiera algo que pudiera hacer. Me gustaría poder
volver atrás el tiempo y haberle dado a mi madre algún lugar al que huir. Por otra
parte, si lo hubiera hecho, no estaría aquí con Jagger. No hubiera encontrado mi
bien en un mundo lleno de mal.
―Hailey ―digo su nombre en voz baja, insegura de mí misma.
―Tatiana, siento incomodarte.
―No, no es eso. Tengo un edificio. ―La vergüenza me golpea―. Quiero
decir, no es agradable. Los apartamentos necesitan trabajo, y no se pueden utilizar
todos porque algunos inquilinos pagan alquiler, y tengo que cuidar de la señora
Simmons, sobre todo después, bueno, de todo. ―Estoy divagando.
―Tatiana, ¿qué estás tratando de decir? ―pregunta Hailey, todavía
preocupada por incomodarme.
―No quiero que nadie regrese. Tengo un edificio de apartamentos. No son
de lujo. Es un punto de partida, sin embargo. Bueno< si< si< si quieres< no
sé< um< llama a Morrison ―tartamudeo mientras Hailey empieza a llorar de
nuevo. No sé qué decir.
Me levanta del sofá con un fuerte abrazo.
―Tenía un ex. Era malo. Manipulador, loco, peligroso. Morrison me salvó.
Construyó el Nido de Mamá para que nadie tuviera que sentirse atrapado como
156
yo, como tú. Oh, Tatiana, eres el bien para alguien también. ―Está llorando, y no
puedo evitar llorar con ella.
―Son sólo unos apartamentos ―digo modestamente.
―Para algunas personas, eso lo es todo ―susurra Livi, sus propias lágrimas
corren por su rostro.
―Cuando no tienes nada, es importante apreciar cada pequeño algo que se
puede conseguir. ―Me limpio mis propias lágrimas―. Cuando finalmente
consigues algo real, debes aferrarte a él, y nada se siente mejor que darle la
oportunidad a otra persona. Tienes que mantener viva la esperanza dentro de las
personas ―les digo a las dos mujeres increíblemente fuertes frente a mí.
Por primera vez en mi vida, puedo devolver el favor y ser parte de algo más
grande que yo. Por primera vez, tengo la oportunidad de ser parte de una familia.
Tan rotas, como cada una de nosotras ha estado, nos reunimos para acoplarnos a la
otra perfectamente, como si fuera el destino.
Jagger
―P
equeña, ¿qué pasa? ―Ella está llorando en el teléfono, y
casi no puedo entenderla―. Voy para allá.
Cuelgo el teléfono y le grito a Kid.
―¿Puedes encargarte de estos dos? ―Señalo a los dos nuevos tipos
entrenando en el ring―. Tengo que correr a casa.
No espero un sí, sólo me voy. Corro hacia la puerta, voy al otro lado de la
calzada, y abro la puerta a la casa, todo en una carrera para ver lo que la molestó.
Cuando abro la puerta, veo a las tres, con los ojos llorosos y sonrientes. Es
confuso como el infierno.
Cuando un hombre derrama una lágrima, es porque su cabeza está jodida, en
un mal lugar. No hay sonrisas. Pero, como estoy aprendiendo, cuando una mujer 157
llora, podría significar casi cualquier cosa.
Livi se ríe y me saluda. Estas mujeres están locas, y no como una mierda-de
células, sino como< emocionales. Profunda y jodidamente emocionales.
―Dile ―dice Hailey, empujando a Totty.
Me quedo ahí, con los ojos pegados a los de ella, esperando que me diga algo.
Joder, lo estoy exigiendo.
―Quiero dejar que el Nido de Mamá utilice los apartamentos.
Asiento, esperando las malas noticias.
―¿Está bien contigo?
―Totty, es tuyo ―le digo, con la esperanza de que lo entienda. Cuando no
dice nada, sigo―. Puedes regalarlos. Puedes quemarlos. Puedes hacer lo que
malditamente quieras con ellos, nena. Son tuyos.
Ella inclina la cabeza hacia un lado.
―¿Cómo este lugar es tuyo?
―Este lugar es nuestro. Ese lugar< ―Hago una pausa porque mi sangre
hierve cuando pienso en el infierno que tuvo que soportar viviendo allí, y luego
pienso en mamá y suspiro―. Es perfecto. No necesitas mi permiso, pero eso sí,
saca algo bueno de él.
―Morrison llamó―dice Hailey, sacudiendo la cabeza―. Estamos llenos y
alguien vino hoy. Ella necesita un lugar seguro.
Miro de vuelta a Totty, que está radiante.
―Puedo hacer una diferencia.
―Hiciste una diferencia conmigo ―le dije, caminando hacia ella―. Sigues
haciendo una diferencia. ―Tomo su rostro y paso mi pulgar sobre sus labios―.
Eso te haces sonreír, y tu sonrisa, pequeña< Joder, es hermosa. ―Paso el pulgar
arriba de su cicatriz―. Si te hace feliz, yo estoy feliz.
―Oh. Mi. Dios ―dice Livi, sacándome del momento, y haciendo que
recuerde que no estamos solos.
No tengo idea de cómo sucede esto, pero cuando ella está en la misma
habitación que yo, nadie importa un mierda. Infiernos, no me puedo concentrar en
el gimnasio. No tengo ni idea de cómo va a salir mi próxima pelea si ella está allí.
Aparto los ojos y miro alrededor del lugar.
―No, esto me hace feliz, también. Se ve muy bien, señoritas. ―Tomo la mano 158
de Tatiana para que sepa que todavía estoy aquí para ella, mi pequeña―. ¿El papel
tapiz se queda? ―Miro a mi alrededor―. Joder, espero que no.
Todas se ríen, y Totty envuelve sus brazos a mi alrededor desde un lado.
―¿Estás seguro?
―Claro que sí, estoy seguro ―le digo―. ¿Sabes por qué? ―La miro, y ella
niega―. Porque no nos gusta el papel tapiz. ―Eso me gana un beso―. Voy a tirarlo
si lo deseas.
―Tienes que lidiar con el gimnasio. Órdenes de Shaw. ―Sonríe de nuevo―.
Puedo manejar esto.
―Podemos ―dice Livi―. Podemos con esto.
Hailey apunta hacia la puerta.
―Fuera, vete, sal de aquí.
Miro a Tatiana.
―¿Estás bien?
―Estoy bien ―dice con un brillo de deseo en sus ojos.
―Que sea rápido ―digo, apretando su trasero con mis manos―. Volveré
pronto.
La beso rápidamente y salgo por la puerta antes de hacer golpear la madera.
En una semana, se ordenaron todos los nuevos equipos. Mis hermanos, Kid, y
yo hemos estado rompiéndonos el trasero para limpiar el lugar. No ha sido fácil,
tampoco. Con lo rumores por ahí de que le gané a Cobra no una, sino dos veces, las
jóvenes promesas de los bajos fondos están llegando, suscribiéndose a izquierda y
la derecha.
La mayoría son luchadores callejeros, bastardos sin ninguna técnica. Sé cómo
Shaw debe haberse sentido cuando atravesé esas puertas. Pueden ser muy rápidos
en derribar a un hombre, pero si no se queda abajo, si él puede derribarlos, estarán
jodidos.
Recibí a cuatro, y Kid se hace cargo de siete. Me gustaría haberme encargado
de ellos también, pero entrenar a Totty me mantiene ocupado. Ella está en el
gimnasio de cuatro a seis horas al día dependiendo del agotamiento que le haga
pasar la noche anterior. Se está volviendo buena, dependiendo más del instinto 159
que de la mierda que observó en el maldito Internet. Se hace más fuerte cada día.
Un hombre débil lo encontraría intimidante. Un hombre débil trataría de hacerla
caer al suelo y ejercer dominio sobre ella. Un hombre fuerte, un hombre como yo,
se emociona con la idea de que podría llegar un día, muy pronto, en el que ella
pueda derribarme.
Joder, ya está intentándolo en la cama, y es excitante como el infierno,
también. Ella quiere que sea más duro. Y yo se lo doy.
Levanto la mirada mientras Hailey y las cuatro mujeres entran. Entonces
miro a Totty.
Ella sonríe.
―Todas han sido abusadas físicamente. Todas necesitan tu ayuda. Lo harás,
¿verdad? ¿Las entrenarás como lo haces conmigo?
La miro en sus pequeños shorts rosados y negros de boxeo, su camiseta color
rosa de spandex, y su magnífica melena que amarró en trenzas.
―Lo haría, pero no tengo tiempo ―contesto, con la esperanza de llevarla
adonde quiero.
―Pero alguien puede lastimarlas, Jagger. ¿Qué tal si puedes hacer que eso no
suceda?
―Lo siento, pequeña, pero tengo una pelea que preparar.
―¿Qué pasó con ser el bien en un mundo de mal? ―Está claramente enojada.
Me encojo de hombros y empiezo a alejarme.
―Nada pasó con eso. La carga o beneficio, se vea como se vea, simplemente
se movió un poco. Ahora me voy de aquí a enseñarles a estos chicos cómo no
matarse en una pelea. ¿Qué vas a hacer?
Ella frunce el ceño, entonces me mira.
―No puedo.
―Entonces dime, pequeña ―digo mientras agarro unos guantes de la mesa
junto a mí―. ¿Qué le pasó a eso?
Durante la hora siguiente, ella se mantiene firme y les enseña, y mi pecho se
hincha con orgullo. Ya no es la víctima. Es la vencedora.
Cada vez que me mira, me aseguro de parecer ocupado. Quiero que sea más
fuerte, más valiente, y con más confianza. Quiero que no le tema a nada.
Después de que las otras mujeres se van, ella continua, dando puñetazos,
patadas, e incluso probando algunos nuevos equipos. Es jodidamente una tortura.
La deseo, la necesito. Es sexy, y es mía.
160
Se va sin decir una palabra, y yo camino rápidamente hacia la ventana lateral
para asegurarme que logra entrar en la casa. No me fío de ese hijo de puta de
Cobra. Cuanto más pienso en nuestro último encuentro uno-a-uno aquí en el
servicio de Shaw, mayor es la certeza de que fue el hombre que envió a Rand al
infierno. Puedo garantizarlo, malditamente, y no voy a estrechar la mano de un
hombre que mató al viejo de Totty porque pensó que eso la llevaría a él.
Una vez que ella está en el interior, me dirijo a la oficina para comprobar más
pedidos y llamar a un electricista. Necesitamos una inspección después de la
remodelación.
Dos horas en el teléfono. Por supuesto que no, no era así como quería pasar
mi día. Estar a cargo puede tener ventajas, pero las responsabilidades son más
consumidoras de tiempo de lo que imaginé. Necesito hacer ejercicio.
Me río de mí mismo cuando pienso que el sexo con Totty es tan físico como
cualquier carrera. Debo comprobar mi cardio al menos una, a veces dos veces al
día.
Salgo al gimnasio para ver que está de vuelta, pegándole a su bolsa. Nadie
está aquí, así que no puedo pretender que estoy ocupado, ni quiero hacerlo. Así
que estoy al otro lado de la bolsa y se la sostengo.
―¿Quieres ir al bar esta noche y conseguir algo para cenar?
―No tengo veintiún años ―dice mientras golpea la bolsa.
―Hay comida, Totty. Puedes estar ahí. ―Me río.
Ella se aleja de la bolsa y me enfrenta.
―¿Qué tal si vas dentro de mí, y luego me llevas al bar?
161
Tatiana
¿Q
ué hay en este hombre que prende mi cuerpo en llamas? Me siento
como una pequeña ninfa necesitada. Soy una pequeña ninfa
necesitada. Livi dice que es de la misma manera con Hendrix. Esa
cosa de no-puedo-llegar-a-tener-suficiente-de-este-toque, la
sensación, es algo más que sexo; es una conexión. Es algo más que la liberación; es
pasión. Es más que físico; es emocional. Lo que tengo con Jagger Caldwell, lo es
todo.
Estamos en la ducha en casa, en nuestro hogar. Jagger quiere ir a cenar al bar.
Yo sonrío. Mi primera cita de verdad. Después de ver la televisión de forma
regular y los libros que he leído, definitivamente hice las cosas fuera del orden.
Estoy feliz, sin embargo. Estoy más allá de feliz, por lo que, ¿quién se preocupa por
la tradición y el orden? 162
Salimos después de hacerlo, apenas forzándonos a salir de la ducha para estar
listos. Ato la cinta verde claro en mi cabello. Después de todos estos meses, está
deshilachada, pero no me importa. Entonces entro en nuestra habitación para ver a
Jagger vestido con vaqueros desgastados y una camiseta que se ajusta a la
perfección a su amplio pecho.
Yo estoy desnuda.
―Tatiana ―gruñe.
Giro la cinta en mis dedos. Desatándola, me la quito y sostengo cada extremo
en mis manos antes de ir a él y pasar la cinta por su cabeza, tirando de él hacia mí.
En lugar de darle un beso como espera, chupo duro su labio mientras vuelvo a la
cama, tirando de él con la cinta alrededor del cuello.
Cuando mis piernas encuentran el borde de la cama, doblo mis rodillas y
caigo hacia atrás, llevando a Jagger conmigo. Él se sostiene con sus brazos
estirados para mantener su peso fuera de mí, pero jalo con más fuerza la cinta,
necesitándolo sobre mí. De arriba a abajo, quiero que esté conectado conmigo, que
me cubra.
―Te amo, Jagger Caldwell ―susurro contra sus labios―. Todo está bien.
Él gruñe y me toma en un beso profundo, nuestras lenguas bailan mientras
mi necesidad crece.
Deslizando mis piernas debajo de él, me envuelvo alrededor de su cintura. La
mezclilla se frota contra mi carne expuesta, la rustica tela lleva mi piel a la vida.
Cada movimiento me tiene sin sentido y más que lista.
Él quita la cinta de su cuello y se pone de nuevo de pie. Mis piernas se
deslizan hacia abajo hasta detrás de sus muslos mientras está de pie sobre mí,
quitándose la camisa y deslizándose fuera de sus vaqueros, liberándose a sí
mismo.
Estirándose, ata mis manos con la cinta sin apretar, diciéndome que puedo
liberarme si quiero. Luego empuja las manos sobre mi cabeza.
―Mantenlas allí. Ojos en mí ―demanda, y estoy más que dispuesta a
obedecer.
Sus dedos me hacen cosquillas en la parte inferior de mis brazos mientras se
arrastran por mis costados, con los pulgares haciendo círculos en mis pezones
antes de que sus manos vaguen por mis costillas. Sus ojos nunca dejan los míos, y
la profundidad en ellos sólo se hace más grande y más oscura cuanto más me toca.
Le sonrío.
163
―Buen toque.
Después de tirar del condón por su impresionante longitud, cruza mis
tobillos y los descansa sobre la curva de su trasero. Después, pasa un dedo por mis
labios, deslizando mi propia humedad y necesidad sobre mí.
Lenta y suavemente, se desliza dentro de mí, y me arqueo, buscando más,
necesitando más, pero sus manos aprietan mis muslos, deteniéndome. Él está de
pie alto y orgulloso, mientras me meneo, tratando de obtener una mayor fricción.
Sonríe, lo que sólo me pone más caliente de necesidad.
―Más duro, Jagger. ―Lo necesito. Tengo que sentirlo. Quiero saber con cada
paso que tome, que él ha estado allí< Que es mío.
Aún lento y suavemente, se desliza hacia fuera y dentro, permaneciendo
quieto dentro de mí. Sus ojos nunca dejando los míos.
Sacudo mi cabeza mientras trato de luchar por más.
―Ojos en mí, Totty.
Hago lo que me dice. Hay algo erótico en mirar fijamente los ojos del hombre
que amo mientras se une conmigo desde el interior. También me hace sentir
vulnerable. En este momento, puede ver a través de mí.
Me tomo un momento mientras él está como una estatua, mirándome,
esperando algo. Busco sus ojos, las profundidades oscuras, tratando de ir a donde
me llevan. Mientras muevo la mirada momentáneamente al casco de caballero
tatuado en su pecho, luego de vuelta a la suya, no se mueve. Mi cuerpo está lleno,
deliciosamente completo mientras contraigo mis paredes interiores a su alrededor,
y sólo se me queda mirando.
Es entonces cuando veo al hombre. Es más que el caballero que me salvó. Es
más que el hermano que quiere con fiereza. Es más que el boxeador que entrena y
se gana la vida entrenando. Es Jagger Caldwell. Es el legado de bien en mi mundo
de mal.
Es mío.
Cuando me muerdo el labio inferior y giro los extremos de la cinta en mis
dedos, él asiente como si supiera que lo he entendiendo. Entonces aprieto mis
talones en su espalda, tratando de hacer que se mueva, y se ríe.
―Te amo, Jagger Caldwell.
Él se desliza hacia afuera, y mi cuerpo se llena de vida, mientras lentamente
se desliza de nuevo. 164
―Te amo, Tatiana Rand.
―Mío ―susurro, golpeando suavemente su trasero con mi talón de nuevo.
Su sonrisa es la más grande que he visto y lo llevo a casa. Ojo con ojo, sin
moverse de mi mirada, lo desliza dentro y fuera de mí. El ritmo es más rápido
mientras gira sus caderas, por lo que golpea en un lugar dentro de mí que me tiene
cerrando los ojos. Veo las emociones compartidas entre nosotros crecer aún más.
Tiro de la cinta, la cinta que lo empezó todo. Esta fue mi primera conexión
con Jagger Caldwell, y ahora tengo al hombre mismo para siempre.
―Más duro ―pido, y me lo da, moliéndose. Siento sus bolas palmeándome a
medida que avanza profundamente.
Las emociones, la vulnerabilidad, los ruidos, la sensación de tenerlo dentro
de mí, y el conocimiento de que me lo da lo bueno en todos los aspectos de mi vida
tiene hinchándose a mi corazón y a mi orgasmo.
Sus dedos se deslizan por mis muslos, separando mis labios mientras su
pulgar gira alrededor de mi clítoris. Mi eclipse se precipita a través de mí, y me
abrazo alrededor de él como una enredadera. Él mantiene su ritmo hasta que es
constante, y luego se desliza dentro y fuera una vez más antes de ir muy dentro de
mí, gimiendo con su propia liberación.
Después, se inclina hacia abajo y me besa suavemente.
―Te amo, Totty.
Trato de recuperar el aliento, pero con todas las sensaciones, sólo puedo
encontrar la energía para mover la cabeza.
Él sonríe y sale de mí.
Mientras va al baño a limpiarse, voy al armario para vestirme. Es mi primera
cita. Una chica debe asegurarse de vestirse bien, pienso con entusiasmo a medida que
avanzo por los trajes colgados.
Después de encontrar el vestido que combina con mi cinta, salgo del armario
para encontrar a Jagger mirándome. Sus manos están en sus caderas y tiene una
sonrisa en los labios.
―El verde nunca se vio tan bien, nena.
―¿Es tu color favorito?
―Ahora lo es.
―Entonces ¿por qué siempre una cinta verde? ―pregunto, ahora curiosa.
Siempre supuse que era su color favorito.
165
―Mamá tenía VPH, y ese es el color de la cinta de la conciencia. Quería un
pequeño pedazo de mamá en ti.
Sin detenerme, corro y salto a sus brazos. Él me dio un pedazo de la mujer
que le dio todo antes de que siquiera supiera lo que me estaba dando.
Lo beso con pasión, deseando más.
―Un hombre tiene que comer, nena. Te amo, pero ambos tenemos que ir a
cenar.
―Serás mi postre, sin embargo, ¿verdad? ―pregunto con un guiño.
―Y tú serás el mío ―gruñe, besándome de nuevo.
El bar está callado a medida que entramos. Miro hacia arriba y veo una
barandilla alrededor del perímetro, entonces veo las escaleras que conducen hacia
arriba y me pregunto a dónde van. El resto del espacio se ve como cualquier otro
bar que haya visto en la televisión, excepto que Hendrix tiene una puerta de garaje
que se abre, y ya que el clima es agradable, así está esta noche, por lo que parece
llamar más la atención de la calle.
Jagger tira suavemente de mi mano después de que vamos dentro y nos
sentamos en una mesa del bar. Jagger y yo hacemos nuestros pedidos de costilla a
la camarera. Creo que su nombre es Sally.
Un hombre en la barra se vuelve en su taburete y ve a Jagger. Levantando su
copa hacia nosotros, la lleva a sus labios y bebe.
―Y otro que muerde el polvo.
―Jared, deja de hacer eso. Sabes que las mujeres Caldwell hacen todo mejor
por aquí, Tatiana incluida. ―Hailey le sonríe al hombre.
―Por supuesto que espero que ella pueda decir una broma mejor que tú.
Miro a Jagger y luego a Hailey, confundida.
Jagger se ríe.
―Ese es Jared. Es uno de los habituales.
―Oye, es de la familia ―dice Hailey.
―Tiene toda la razón en que lo soy. Soy como el guapo. Reciben miradas
gracias a mí ―dice Jared, sonriendo.
166
―Jarras de cerveza de nuevo esta noche, ¿eh, Jared? ―se burla Jagger.
Jared ríe.
―¿Ves? Él es uno de los divertidos. Hailey aquí necesita ayuda.
―Jared fue el oficiante de ambas bodas de mis hermanos. Por lo general sólo
le gusta la gente que puede contar una buena broma, pero Hailey no puede contar
chistes ni para salvar su vida, y de alguna manera, todavía se lo ganó.
―¿Hiciste una presentación en las bodas de sus dos hermanos? ―pregunto
en un susurro, Jared me observa.
Él levanta su copa de nuevo.
―No lo golpees hasta que lo intentes. Te puedo dar la mejor maldita
ceremonia de tu vida.
―Pues bien, teniendo en cuenta que sólo tengo la intención de hacerlo una
vez, tendría que ser la mejor, ¿no es así? ―le responde Jagger.
Jared me mira y me da un guiño.
―¿Ves? Su mamá lo crió bien. ―Se vuelve de nuevo a Hailey y termina su
bebida.
―Sí que lo hizo ―digo, sonriéndole a Jagger.
Comemos y pasamos el rato por un tiempo, y cuando llega el final de la
noche, Jagger y yo ayudamos a limpiar y cerrar. Jagger saca la basura cuando
salimos, y al levantar la bolsa, algo corta su dedo. Él mira su mano, y la tomo en la
mía mientras el pensamiento sobre lo que dijo de tomar mi virginidad me golpea.
―Jagger ―le digo, mirándolo con cuidado―. Puede que no tenga tu sangre,
pero tengo tu corazón.
―Sí, Totty, es verdad. ―Él sonríe.
Lamo su dedo. El sabor del cobre no es bueno, pero ciertamente no es tan
malo como pensé que sería.
―Ahora tengo ambos.
―Me pones duro ―afirma, y miro su pantalón.
―Entonces llévame a casa, y hagamos algo al respecto. ―Le hago un guiño,
mordiendo la punta se su dedo antes de soltarlo.
Tira de la cinta verde de mi cabello.
―Fuiste malditamente hecha para mí.
167
Jagger
E
ntreno al chico que llamo Buck, un hijo de puta alto y desgarbado. Parte
de la clientela femenina parece pensar que es bien parecido. No tengo
idea de lo que las mujeres piensan que es atractivo, realmente me
importa una mierda, también. Tengo a mi chica. Buck es joven y piensa que lo sabe
todo. También está lleno de algo que pocos podrían entender a menos que hayan
estado allí.
Venganza.
No tengo que preguntarle cómo se crió. Sé que probablemente hubo una
sensación de ausencia de control en su entorno. Su padre o madre se apoderaron
de todo el poder y se aprovecharon de los más débiles en el hogar.
Cuando lo corrijo, parece enojarse. Necesita estar bien porque nunca antes lo
estuvo. Podría seguir veinte rondas con él, y no se daría por vencido. Se enfada
168
cuando le demuestro que soy más fuerte, pero si no lo hago, va a terminar muerto.
Aparece a las 7:59 de la mañana sin falta. Necesita la estructura, así que se la
estoy dando. Tiene que golpear algo, despejar la mente, sacar su ira y agredir algo.
Es rápido y fuerte, y tan lleno de ira.
Soy yo sin las partes buenas que aprendí de mamá.
Veo a Totty caminar por el rabillo del ojo. Tiene una clase de diez mujeres, la
mayoría son del Nido. No pagan membresía porque ella no necesita el dinero.
Bueno, todavía no, de todos modos. Mi chica puede tener un poco de dinero. El
dinero no significa nada para ella, pero si dejas una toalla en el suelo, y está en
modo sigiloso, se va contra ti como la mierda.
Me río de mí mismo, y luego me golpean duro con la derecha.
¡Cabrón!
Barro sus piernas, y él cae. Luego se levanta, con los ojos enrojecidos y
enojado.
―Ve a hacer unas escaleras, Buck ―digo, alejándome.
―¿Porque te atrapé? ―se burla de mí.
―No, porque acabaste sobre tu trasero cuando pensabas que estaba bien
golpearme. Ve a las putas escaleras.
―Pero< ―se queja.
Tiro hacia arriba de la cuerda y subo.
―Pero nada. Escaleras. ―Apunto a la máquina.
Él no se mueve, con la mandíbula apretada.
―Ahora.
Entrecierra los ojos y se toma su propia hora para quitarse los guantes.
Cabeza de mierda.
Miro a la pequeña enseñando la misma mierda de siempre, una y otra vez.
Tiene corazón. Tiene tracción. Cree que llegará a ser instintiva usando sus
movimientos si alguna vez la atacan. Estoy seguro como el infierno de que eso
espero.
En mi experiencia, o apuntas a herir o a matar, o recibes un golpe. Pero soy
hombre. Estoy orgulloso de lo que está haciendo, en lo que se está convirtiendo, y
cuanto más entrenamos juntos, más capto sus reacciones. Es cada vez más fuerte
por dentro y por fuera. Tiene pequeños músculos y esas cosas, es caliente.
Kid se acerca y me da una botella de agua.
169
―Los chicos de Cobra están graznando en la calle, te llaman gatito.
―Eso es porque quiere a mi chica y piensa que lo conseguirá si pierdo. La
estúpida mierda no tiene ni idea< ―tomo un trago―, que es tan mía como yo de
ella, no tiene idea de que va a perder. Estoy en mejor forma y más fuerte que
nunca.
―Creo que se lo debemos al joven Buck. ―Sonríe.
Sonrío de vuelta.
―Tal vez.
―Hay una gran cantidad de dinero que hay que ganar. Muchos de los
grandes compradores desean participar en la acción. ―Sigo viendo a Totty
mientras habla―. No puedes ocultarte tras el cinturón, hombre. ¿Dónde está el
deporte en eso?
Se aleja, y me deja solo.
Tiene razón. ¿Dónde está el deporte en eso? No sólo eso, sino que quiero otra
pieza del hijo de puta que pensaba que con tomar una vida se ganaría la
admiración de alguien que es mía. Es hora de que el hijo de puta se dé cuenta de
ello.
Me acerco mientras Kid sostiene la bolsa para otro de nuestros nuevos chicos.
Me mira.
―Arréglalo ―le digo y luego me uno a Buck en las máquinas de correr para
quemar algo de mi propia rabia de mierda.
N
o me di cuenta de cuánto realmente me molestaban las peleas hasta
que Jagger estuvo allí con Cobra, quien no estaba peleando. Ver a
Jagger golpearlo mientras Cobra lo tomaba< sólo lo tomaba.
Sé que Cobra hizo cosas malas. Me lo dijo él mismo. La gente puede cambiar,
sin embargo, ¿verdad?
Quiero creer en el bien. Jagger me dio eso. Cobra fue agradable conmigo.
Puede haber cometido errores con su ex, y eso, obviamente, le costó, pero pagó su
precio.
¿Realmente habría cambiado, sin embargo? ¿Era parte de un juego para él
con Jagger? La forma en que llegó a él después de que Jagger le quitó el título
estaba muy lejos de ser el hombre burlón tomando la oportunidad en la primera
ronda. Todo es tan confuso.
173
Estando allí entendí que no puedo hacerlo. No puedo verlo golpear a alguien
por deporte.
¿Es un error, desear que renuncie? ¿Debería haber dicho algo?
¿Sentirá la rabia y la necesidad de tomarlo contra mí?
Las estadísticas muestran que las mujeres que tienen un pasado de abuso
buscan eso en sus compañeros. ¿Hice eso y no me di cuenta de ello?
Tengo una familia ahora, por primera vez en la historia, sin embargo, el
temor me tiene. ¿Qué pasa si las cosas salen mal? Perdería a Jagger, a Hailey, y a
Livi. Perdería a todo el mundo que ha llegado a preocuparse por mí.
Muevo los dedos de mis pies, el tejido blando de las zapatillas me recuerda
que puedo caminar libremente alrededor de nuestra casa en mis tesoros. No tengo
que esconderme de Jagger.
Él viene a abrir el gimnasio, y me tenso.
―¿Totty?―cuestiona, sabiendo que por lo general le daré un saludo.
Mis hombros se tensan, y mis ojos se amplían con pánico mientras me pasa.
En cuclillas donde estoy sentada en el sofá ahora cubierto de antideslizante, me
mira, y me empuja hacia la parte de atrás del sofá, queriendo espacio.
―Háblame.
Niego, tratando de recuperarme.
―Totty, tiene que haber comunicación. Algo te tiene molesta. ―Se estira para
tocar mi cara, pero me muevo hacia atrás.
―Tengo miedo ―le susurro.
Él salta hacia atrás como si lo hubiera agredido.
―¿De mí? ―Empuja su pulgar en su pecho mientras se pone de pie y pone la
espalda contra la pared.
Asiento.
―¿Estás putamente bromeando? ¿Qué diablos pasó desde que dejé nuestra
cama esta mañana, contigo suave y quejándote de que me quedara, y ahora?
No hablo mientras las lágrimas brotan de mis ojos.
―¿Alguna vez te ha dado nada excepto buen toque?
Niego.
―¿Te he dado alguna razón para poner en duda el hombre que soy, el 174
hombre que me criaron para ser?
Niego una vez más, las lágrimas corren por mi cara.
―No llores ―susurra―. No llores cuando siento como que no puedo tocarte.
―Peleas con gente. ―Me ahogo con las palabras.
―Peleaba contra gente ―afirma―. Pasado. No lo haré más.
―¿Qué pasaría si<? ―Dejo caer la cabeza entre mis manos―. ¿Qué pasa si
tú, como, que lo necesitas?
Él se acerca y se pone de rodillas delante de mí.
―Totty ―dice en voz baja―. Mírame por favor.
Como una niña, separo mis dedos y me asomo hacia él.
Con ternura, toma mis muñecas y tira de mis manos de mi cara.
―Eres todo lo que necesito. Tú, Tatiana. Las peleas me dieron un escape
cuando era un niño, un escape de un viejo que desquitaba toda su frustración en
mi mamá. No podía hacer mierda en ese entonces, así que hice lo que pude.
Entrené. Entrené, y peleé para un día, no tener que ver con impotencia como
cuando era pequeño, mientras que un hombre descargaba su agresión con una
mujer.
Extendiendo la mano, paso el pulgar a lo largo de su mandíbula cincelada.
―Bien.
―Siempre será bueno contigo, Totty. No me temas. No tengas miedo de estar
conmigo.
Suspiro y muevo los dedos de los pies contra las zapatillas que me han dado
comodidad durante tanto tiempo.
―Lo siento. Estaba pensando demasiado y me dejé llevar.
―No es fácil viniendo de donde venimos los dos. Podemos romper el ciclo,
sin embargo. Juntos, podemos llegar a ser mejores que en el pasado. Cree en mí y
cree en nosotros.
Tomando su rostro en mis manos, tiro de él hacia mí y lo beso suavemente.
―No me temas. Nunca ―suplica.
―Todo está bien ―susurro contra sus labios y lo beso profundamente.
Brazos firmes se envuelven a mi alrededor, y me lleva a nuestra habitación,
donde me muestra lo mucho que me valora. Con cada movimiento lento, me lo da
bien.
175
Dos semanas más tarde, doy un paso atrás y admiro la cocina gris y verde.
Hailey y Livi me ayudaron a elegir los colores, mientras los chicos quitaron el
papel tapiz y prepararon la pintura de las paredes. Hailey ha pasado todo su
tiempo libre aquí ayudándome, mientras Marisa estaba en preescolar. Livi ha
hecho lo que ha podido sin oler los gases de la pintura. Con paciencia, Jagger y yo
pintamos con el galón que escogí. Mirándolo ahora, me sorprende.
Livi sonríe y ríe.
―¿Por qué verde? Sólo por curiosidad ―pregunta Hailey mientras mira la
cinta en mi muñeca.
―La primera cinta que Jagger me dio fue verde. ―Juego con la tela―. La
usaba como cordones de zapatos. O atada en mi cinturón. La llevo en mi cabello,
en la muñeca, en el tobillo, siempre en alguna parte. Cada día desde el momento
en que me la dio, ha estado conmigo.
―Jagger nunca me dijo que su color favorito es el verde ―dice Livi.
―Mamá Caldwell ―digo simplemente, y ella me ve―. La conciencia HPV.
Me dio un pedazo de su madre. ―Sonrío con orgullo.
Las lágrimas llenan los ojos de Livi.
―Oh, las hormonas. ―Resopla y frota su muy grande vientre.
Hailey mira hacia mí y después a ella.
―Estoy pensando en que una guardería verde podría ser agradable.
Livi aplaude con entusiasmo.
―Eso es perfecto. Todos podemos tener una habitación verde en nuestras
casas por mamá Caldwell.
Les sonrío a las dos, y mirando hacia el techo, susurro:
―Legado.
La excitación femenina está corriendo en el aire cuando los chicos vienen a
ver el cuarto acabado.
Hendrix le da una mirada a Livi y se ríe.
―Hormonas locas ―dice, envolviendo sus brazos alrededor de su esposa.
―Lo sabes. ―Ella sonríe, y el amor la consume.
176
Hailey ve a Morrison mientras camina hacia ella.
―¿Qué está pasando detrás de esos ojos? ―le pregunta él.
―Necesitamos una habitación verde ―deja escapar ella.
―Pequeña mamá, haría una película contigo en cualquier momento, pero no
necesitamos una habitación verde para eso. ―Ella golpea su pecho
juguetonamente y apunta al verde en mis paredes―. Oh, demonios, ¿sabes cuánto
tiempo pasó mi hermano grabando esas líneas? Cada vez que no estaban
niveladas, las quitaba y empezaba de nuevo.
―Verde, Morrison, quiero que el tono sea verde.
Livi se vuelve a Hendrix
―Elegí el color del cuarto del bebé finalmente.
Los hermanos Caldwell me miran, todos moviendo la cabeza. Jagger se
encuentra al lado de sus hermanos.
―Tatiana, ¿por qué verde? ―pregunta Hendrix.
Alzo mi muñeca con orgullo con la cinta, y Jagger me toma de mis pies para
levantarme a la encimera mientras me besa profundamente, sin preocuparse de
quién está en la habitación. Cuando se retira, me muerdo el labio inferior mientras
se pone entre mis piernas.
―Legado ―le susurro, nuestras frentes descansan una sobre otra.
En nuestro momento, las mujeres Caldwell comparten con sus hombres la
historia de la cinta y el significado del verde.
―Maldita sea, bebé Caldwell. Nos superaste a todos, hermanito ―dice
Morrison, besando la sien de Hailey.
―No, no los superé, simplemente lo hago. Le hicimos una promesa a mamá,
pero creo que mamá nos vigila. Nos dio lo que necesitábamos para mantenerla con
nosotros, a pesar de que se fue. Cada una de nuestras mujeres son un poco mamá.
Las lágrimas llenan mis ojos mientras Hailey se limpia las propias.
―¡Las hormonas! ―grita Livi antes de sollozar contra Hendrix.
―Mierda ―se queja Hendrix―. Me matas con tus lágrimas.
―Lo hiciste bien, bebé Caldwell. Llevaré a mi mujer a casa y le haré pasar su
buen momento. ―Morrison le pega a Jagger en la parte posterior mientras Hailey
jadea.
Se van con Hendrix y Livi siguiéndolos. 177
Estoy sola con mi hombre en nuestra casa, un lugar que, poco a poco a poco,
se está convirtiendo cada vez más en una verdadera casa día a día.
Muevo los dedos de mis pies en las zapatillas mientras Jagger me deja en el
mostrador.
―¿Estás feliz, pequeña?
Asiento.
―¿Cuántas cosas buscaste hoy? ―bromea. Pude haber pasado un poco más
de mi tiempo en la computadora últimamente, pero todo era con nuestra casa en
mente.
―Bien<―Me muerdo el labio inferior.
―Totty, nos pusimos de acuerdo para ahorrar tu dinero. Podrías ir a la
escuela si lo desearas. Además, le dimos a la señora Simmons dinero para
conseguir sus papeles y actualizar su apartamento. El gimnasio va bien, pero tengo
que dividirlo con Kid, y no voy a pelear más.
El pánico me golpea
―¿Te arrepientes? ―Mi mente se pregunta si seré suficiente para reemplazar
a lo que renunció.
―¿Por no pelear más?
Asiento.
―Diablos, no. Me encanta tener todo mi tiempo para ti y poder hacer algo
más además del gimnasio. No necesito ese escape ya. No necesito bloquear mi
vida. Contigo, quiero estar aquí, viviendo cada momento, no tratando de escapar
de él.
―Pero ¿y el dinero?
―Estamos bien. Bueno, a menos que tengas algún nuevo proyecto loco del
que no sepa, estamos bien.
Soy muy mala en eso. Hay un proyecto. ¿Cómo simplemente parece leerme?
―Tatiana, ¿qué hiciste? ― Sus ojos tienen curiosidad.
―No costó mucho.
Él mira alrededor de la casa, y sé que no ve nada fuera de lugar.
Re-hicimos la habitación principal para que no recuerde a Shaw a cada paso.
Es una mezcla perfecta de la dureza de Jagger y mi feminidad. Su masculinidad
está presente en el suelo de madera oscura y en las paredes grises, pero la ropa de
cama es toda nueva en rojo vibrante contra nuestros muebles negros.
178
Lo llevo de la mano, a la habitación de invitados. Le dije que lo haría al final,
cuando, en realidad, quería darle una sorpresa.
Las paredes están pintadas ahora de un azul egipcio. La cama matrimonial
que estaba aquí se movió a nuestra habitación y fue reemplazada con un
pintoresco sofá-cama. El hierro forjado se destaca muy bien contra las paredes
azules. La almohada en la cama es mi primer proyecto de costura completo; rellené
sus shorts de la pelea final. No es la cosa más suave, pero como dice Livi, es un
tema de conversación.
Jagger camina detrás de mí y mira fijamente mientras ve la pared sobre la
cómoda.
―Mamá y Shaw.
Enmarqué una foto de su madre y de sus chicos al lado de su cinturón de
campeón y la otra es una imagen de Shaw con él cuando empezó su
entrenamiento. El cinturón fue un poco difícil de enmarcar, pero Kid me ayudó.
Usando un sitio web, pedí calcomanías para que la pared dijera Mi Campeón. Puse
las mayores fotos con la declaración debajo Siempre el bien. Al lado de la cómoda,
coloqué un estante y cubrí el viejo edredón de Shaw con él. Jagger me dijo que la
esposa de Shaw hizo esto para ellos hace muchos años. Fue un regalo para él en su
aniversario cuarenta y cinco de boda antes de morir. Es un verdadero tesoro. Sólo
puedo esperar que tengamos muchos más años juntos.
A medida que va dentro de la habitación y mira la pared junto a la puerta,
halla fotos enmarcadas de cada uno de sus hermanos con sus familias: Hendrix con
su brazo alrededor de Livi, que está mirando hacia abajo felizmente a Floyd, su
perro; Morrison y Hailey sostienen a Marisa entre ellos; Kid y Jagger juntos en el
gimnasio; y una cándida foto que Livi tomó de los dos cuando empezamos la
remodelación y los dos estábamos mirando hacia abajo la primera pieza de papel
tapiz.
―¿Qué es esto? ―pregunta, viendo alrededor de la habitación antes de
darme su mirada.
―Tú me das bien, Jagger. Más que eso, se lo das a los demás. Has estado allí
para tus hermanos, tu madre, Shaw, Kid, y yo. Eres el bien, Jagger. Eres su legado
y mucho más. Quería que lo vieras y nunca lo olvidaras.
Él no habla. Se vuelve y me besa, y mi corazón se hincha.
Siempre me está dando más bien del que había imaginado posible.
179
Jagger
E
ntro en el bar, donde Totty no me está esperando todavía. Me gusta así.
Me gusta sorprender a mi presa de vez en cuando.
Ella y las chicas se han vuelto cercanas, y le gusta ayudar los viernes,
preparando a la multitud de la cena. Con la mejor costilla en la ciudad, el lugar
siempre termina pared a pared.
Entro, viéndola reír y hablar con Jared. Lleva la camiseta y los vaqueros de
una Caldwell. Su cabello está tirado hacia atrás con mi cinta verde, sí, toda mía. Le
sonríe a Jared, el hijo de puta está radiante, y sé que no está jodido todavía. Apenas
son las cuatro.
Me deslizo en el asiento de al lado.
Ella sonríe y se lame los labios. 180
―Hola, ahí. ― Se inclina hacia delante, y me da un beso.
―Un hombre debe casarse con una mujer a la que cree que puede besar así
en<
Lo pateo debajo de la barra.
―¿Qué demonios?
Hago un ceño hacia él, después miro hacia Totty.
―¿Crees que me puedas dar un minuto?
―Por supuesto. Enseguida vuelvo, tengo que conseguir que una de las chicas
me cubra.
―Tus hermanas, Totty ―la interrumpo.
Ella sonríe ―malditamente sonríe― y asiente.
―Vuelvo enseguida.
Jared me mira, su nuevo proyecto.
―Estoy disponible.
Me pongo de pie y le doy palmaditas en la espalda.
―No eres mi tipo.
―Listillo. ―Le oigo decir mientras camino hacia la puerta que conduce a la
barra―. Sabes a lo que me refiero.
Totty sale de detrás de la barra, y tomo su mano. Entonces la llevo a las
escaleras y de regreso a la única habitación que queda del antiguo apartamento
donde nos criaron.
Me siento en la vieja mecedora de mamá y pego en mi regazo.
―Ven aquí, Totty.
Ella me mira con un poco de confusión en sus ojos cuando se sienta.
―Este es el apartamento en el que me crié ―le explico―. Hendrix lo destrozó
cuando pateó a mi viejo a la acera, sin embargo, mantuvo esta habitación en la
esquina trasera. Aquí es donde ella venía a esconderse cuando el anciano llegaba a
casa borracho.
―Lo siento mucho ―dice, abrazándome.
―La mierda pasa, Tatiana. La felicidad debe ser un derecho de nacimiento,
pero no siempre lo es. Algunos de nosotros recibimos un golpe tras otro y nos las
arreglamos para permanecer fuera de la tierra. Ambas madres, la tuya y la mía, nos
dieron vida y nos protegieron lo mejor que pudieron. Después de ver estas fotos de 181
ti de bebé sostenida por una mujer que sonríe mientras lo hace, no tengo ninguna
duda de que eras la única luz en su vida, igual que yo y mis hermanos en la de
mamá.
―¿Eso crees?
―No hay duda en mi mente.
―Te amo.
Beso el lado de su cabeza.
―Y me encanta oírte decir eso. Más que eso, me encanta decírtelo. Te amo
malditamente demasiado, pequeña. Han pasado más de siete meses desde que te
vi en una esquina, preparándote para el siguiente golpe. Durante siete meses, he
tenido necesidad de protegerte. Sólo que me tomó un poco de tiempo darme
cuenta de que era más que eso. No sólo quiero protegerte, también quiero ser un
hombre mejor para ti, un hombre honesto, tu hombre.
―Lo eres. Eres tan bueno, Jagger, muy, muy bueno. ―Sus brazos se aprietan
alrededor de mí―. Lo sé, contigo en mi vida, nunca seré esa chica acurrucada en la
esquina de nuevo. Ahora sé que mi vida vale pelear.
―Puedes apostar tu trasero que sí. ―Levanto su barbilla y la beso, mi lengua
lentamente acariciando la suya, acariciando cada parte de ella, saboreándola.
Podría perderme fácilmente en esto, tomar más, darle más, pero en este momento,
quiero darle todo, no sólo más.
Tiro hacia atrás antes de estar demasiado sobre el borde. Con ella, a menudo
es muy difícil dar marcha atrás.
―Tú y yo, no fuimos dotados con el derecho a ser felices desde el nacimiento.
Ambos tuvimos que pelear. Tu lucha fue mantenerte con vida, escondida en la
esquina. Mi pelea fue de la esquina, liberando la rabia que estaba dentro de mí con
el fin de sobrevivir. Dos peleas diferentes, dos esquinas separadas. El resultado es
el mismo, sin embargo, Totty. Mi Totty, tú y yo estamos juntos en esto. No estamos
solos ya. Estoy en tu esquina, y tú estás en la mía. Por otra parte, peleamos por
nuestra felicidad, pero pequeña, nuestras peleas han terminado.
Cavo en el bolsillo para encontrar la pequeña cinta y la saco, manteniéndola
en el puño de mi mano.
―Soy mejor gracias a ti. Seguiré siéndolo y queriendo ser mejor gracias a ti.
Te prometo que nunca te tendrás que ocultar en una esquina sola, luchando por 182
sobrevivir. Yo estaré a tu lado por el resto de tu vida si estás en la mía.
―Sabes que lo haré. ―Ella mira hacia abajo, llevando la mano a la cinta para
el cabello.
Tiro suavemente de su cabello hacia atrás, así estamos de acuerdo.
―¿Me lo prometes, entonces?
―Por supuesto.
Sostengo la cinta. Es del mismo lugar que la primera que le di hace muchos
meses.
―Quiero darte esto. ―Dejo colgar la cinta en mi mano todavía cerrada.
Ella sonríe como si le estuviera dando la puta luna.
―Gracias. ―Tira de ella, y la suelto―. Oh Dios mío.
―¿Por el resto de nuestras vidas?
―¿Est{s< est{s<?
Tomo el anillo de diamantes y muevo la cabeza.
―Tatiana Rand, ¿me darás el honor y el privilegio de estar en tu esquina para
protegerte y amarte para siempre?
Su mano tapa su boca, las lágrimas comienzan a derramarse, y asiente.
―¿Lo harás, mi pequeña hermosa, te casarás conmigo?
―¿Hoy?
Me río.
―Si eso es lo que quieres.
―No puede ser lo suficientemente pronto. ¡Oh, Jagger, sí! ―Me besa―. Sí, ¡sí,
sí!
Me río mientras empujo el anillo en su pequeño dedo y luego la beso.
Ella se ríe también, y salta. Corta su respiración y se tapa la boca. Después, las
malditas lágrimas caen de nuevo mientras empieza a reír de nuevo.
―¿Voy a ser una Caldwell?
No puedo evitar reírme de eso, también.
―Sí, Totty, lo serás.
Me abraza y mira hacia arriba.
―Voy a amarte tan fuerte cuando lleguemos a casa.
183
―Sé que lo harás ―gimo, agachándome a los labios de mi prometida.
Ella tira hacia atrás.
―Pero primero, tengo que decírselo. Tengo que decírselo a mis hermanas que
realmente seré parte de esta familia.
Está radiante, sonriente, y tan ansiosa de decírselos, que está a punto de saltar
fuera de su piel. Tiene ganas de correr por las escaleras. Siento un ligero tinte de
celos< Eh, nadie es putamente perfecto.
―Ve y díselos ―digo.
―Los dos. ―Agarra mi mano―. Lo haremos juntos.
―Perfecto. ―Sonrío antes de volverme más serio―. Después saldremos de
aquí para poder tener sexo duro en casa contigo.
―Un buen toque.
―Jodidamente buen toque, pequeña.
Ella gime y sonríe.
―Pasaría por todo ese infierno otra vez, todas esas veces en la esquina sola y
asustada, si supiera que terminaría contigo.
―Nadie te obligará a ir a una puta esquina de nuevo. No estás sola.
Durante las siguientes dos semanas, casi no la veo excepto cuando estoy
dentro de ella. Las cuatro: Livi Caldwell, Hailey Caldwell, Marisa Caldwell, y
Tatiana Rand< futura-Caldwell, pasan todos los días en ese maldito ordenador,
recorriendo internet buscando proyectos, mientras, ―sí― planean el día que la
llame mía legalmente, no sólo mía en mi corazón.
184
Tatiana
R
ealmente, nunca imaginé que mi vida podría pasar de no tener a
nadie a tener una familia, una verdadera familia.
¡Voy a ser una Caldwell! Seré parte de una familia, que quiero.
Nosotras, mis hermanas y yo, junto con mi futura sobrina, hemos pasado horas y
horas para encontrar las más lindas decoraciones, e incluso accesorios de boda.
Mientras estoy guardando mi portátil después de otro momento de diversión
con las chicas, hay un golpe en la puerta. Espero que sea Livi necesitando orinar.
Sin embargo, la persona de pie delante de mí, no es Olivia Caldwell.
―Jason ―digo mientras la sorpresa desaparece.
Él sonríe.
―Ratón. 185
Doy un paso hacia atrás por costumbre y me doy cuenta de que fue un
movimiento en falso cuando interpreta el gesto como su invitación a entrar en
nuestra casa, mi casa con Jagger.
―Sabes, fuimos amigos una vez ―comienza, y no estoy segura de si se está
refiriéndose a él y a mí o a él y Jagger. Trago―. Yo y Caldwell ―aclara―. Hace
mucho tiempo, llegué a entrenar con Shaw, pero no estaba en lo de subir y subir
por quien era, así que me enviaron a volar. Su hombre es grande en honestidad.
El miedo se acumula en mí.
―¿Por qué estás diciéndome eso? ¿Por qué estás aquí?
―Caldwell, es bueno. No me gusta ese hecho, pero lo es. Missy corrió hacia
él, corría directo a él cada puta vez.
―¿Qué quieres decir con todo el tiempo? ―Da un paso hacia mí y mantengo
mi mano arriba.
―Sacaba una rabia de mí. Ya sabes, como tu viejo. No paraba de regañarme,
no dejaba de presionarme. Me rompí. Me da vergüenza decir que más de una vez.
Ella corrió hacia él, pero siempre volvía. Lo hacíamos, y luego me comparaba con
él y yo me ponía en marcha otra vez. ¿A dónde corría de nuevo? Directo a
Caldwell. ¿Por qué no podía correr hacia mí? ¿Por qué no pudiste correr hacia mí?
―Eres mi amigo. Sólo somos amigos. No te veo de esa manera. ―Mi voz se
quiebra―. Me asustas, Jason.
Él da un paso atrás.
―¿Ves? Honestidad. No empujas los límites. Sabes lo que hice por ti. Sabes
cuál es mi redención. Te mantuve a salvo, no Caldwell.
Extiende la mano, y uso mi antebrazo para bloquearlo. Cambio mi peso
naturalmente, me preparo para defenderme.
―Pude perderlo todo. Todo por ti, y, sin embargo, corriste con él. Arriesgué
todo por ti.
Está tranquilo, demasiado tranquilo.
―No te pedí nada.
―Vi las marcas. Vi el interés que Jagger tenía en ti, siempre el salvador. Pero
fui yo esta vez, Ratón. Yo te salvé.
Niego. ¿Qué está diciendo? Esto no puede ser.
―Estaba borracho. Fue rápido, y fácil. Te salvé de tu futuro con él.
186
―¿Por qué debería dejar un pasado así por un futuro igual? ―le grito. Ahora
estoy enojada.
Sus ojos se amplían con mi declaración.
―Dijiste que perdías el control. Ya sea que lo hagas o no, eres peligroso.
―Lucho por mantenerme fuerte. Él no me va a romper. No importa qué tan
asustada esté, no voy a encogerme en la esquina. Jagger me dio eso.
―Lo soy ―susurra, y me preparo, detectando el cambio en él―. Ya sabes lo
que dicen< Eres el producto de tu crianza. Caldwell no es mejor que yo. Claro,
crecí con la cuchara de plata, mientras él creció en los barrios pobres, pero estamos
cortados por el mismo patrón: dos chicos jóvenes con padres que querían hacernos
hombres, que nos enseñaron lecciones en la vida de un solo golpe a la vez. Jagger
se romperá un día. ¿Entonces qué, Ratón? Por lo menos conmigo, ya sabes lo que
hay ―se burla y veo rojo.
La rabia me golpea en el intestino.
―¡Cómo te atreves! Jagger no se romperá. No es el hijo de su padre. Es el
legado de su madre. Cuida de mí y me ama. Moriría antes de traerme tristeza o
daño. Libraste al mundo de un monstruo, pero eso no me protege. Estaba a punto
de salir, de todos modos. Ten tu cabeza bien puesta, Cobra. Deja de ver a quién
golpear primero y simplemente aprende a controlar la bestia dentro. No todo es
una pelea. El amor no debe doler. Cuando encuentres a la chica adecuada, te
empujará, te empujará a ser mejor.
Él me mira, estudiándome.
―Hiciste mejor a Caldwell. Se dio por vencido en el circuito por ti. Shaw no
pudo conseguir que hiciera eso. Lo haces mejor. ¿Lo amas?
―Con cada gramo de mi ser. ―Me mantengo firme.
―Sé feliz pequeño Ratón. ―Con esas últimas palabras, se va.
Dejo escapar el aliento que estaba conteniendo, el alivio me llena mientras
cierro la puerta detrás de él. Por un momento, estuve preocupada porque las cosas
salieran mal.
―Estoy feliz ―le digo al aire a mi alrededor.
Sentada en el sofá, me fijo en todo lo que dijo. Las emociones mezcladas
toman el control. Él mató a mi padre. Eso está mal. Eso lo hace peligroso.
Suspiro mientras las lágrimas se acumulan en mis ojos. No debería sentir la
pérdida, ¿o sí? Él estaba aquí, en busca de agradecimiento. Se lo agradecí, ¿no?
Así no debería ser la vida. No es cómo la amistad debe ser. 187
Es un ciclo: mi padre mata a mi madre, accidentalmente o no; mi “amigo”
mata a mi padre. ¿Quién va a matar a Cobra? Si no soluciona su vida, algo malo va
a pasar.
Mi padre murió por mi causa. La culpa me llena con ese pensamiento, y no
me gusta el sabor que deja en mi boca. No se merecía morir, ¿verdad? ¿Estoy
agradecida de tener el escape, sin embargo? Sí.
Vuelvo en mi mente a la noche en que me fui. Él podía haberme matado
muchas veces a lo largo de los años. Un golpe más a la cabeza, una caída en la
dirección equivocada, las costillas movidas después de que me las rompió, daños
internos. Hubo tantas maneras a lo largo de los años que podría haber terminado
igual que mi madre. Sólo, que no lo hice. Golpe tras otro, sobreviví, exactamente
igual que Jagger.
Cobra sobrevivió a su infancia, también. Simplemente no puede ver que tiene
que ser el que cambie. No le puedo dar eso. Tiene que elegir romper el ciclo. Yo lo
elegí la noche en que dejé a mi padre. Elegí vivir libre de temor. Elegí romper mi
ciclo, y Cobra tiene que hacerlo por sí mismo.
Miro hacia arriba cuando hay un ruido en la puerta para encontrar a Jagger,
quien entra y limpio las lágrimas de mis ojos.
―¿Totty?
―Cobra estuvo aquí ―contesto sin pensar.
Jagger se precipita, cayendo de rodillas frente a mí.
―Voy a malditam<
―Nada, Jagger. No harás nada. Vino para asegurarse de que soy feliz. Lo
admitió, sin embargo. Sin andarse por las ramas, que hizo eso.
Jagger besa mi frente en respuesta.
―Lo hizo por mí ―digo solemnemente.
―¿Te tocó?
―Sí, pero lo bloqueé.
―Voy a maldita<―Salta hacia arriba, y estiro la mano para detenerlo.
―Así no. No, no, no. Trató de tocar mi cara, pero estaba en pánico porque no
lo esperaba, así que utilicé el antebrazo para bloquearlo como me enseñaste.
―Sonrío con orgullo, y Jagger se relaja.
Le doy el resumen de lo que ocurrió con Cobra. Después, ambos nos
quedamos preguntándonos qué hacer. 188
―Tenemos que llamar a Johnny. Tenemos que decírselo ―dice Jagger
finalmente.
Sabiendo lo bueno-hasta-el-hueso de honesto que es, lo entiendo.
―Lo sé, pero Jagger, siento como si fuera mi culpa. Perderá cualquier
oportunidad de cambiar porque estaba tratando de una manera retorcida hacer
algo bueno.
―No hay nada bueno dentro de él.
―Tal vez no, pero lo intentó.
La cara de Jagger no oculta su frustración conmigo.
―Miras todo tan diferente.
―¿Es malo? ―pregunto.
―Sí. ―Niega―. No. ―Se ríe―. Me haces ver todo de manera diferente.
―Necesito un cierre, Jagger.
Él me mira.
―Necesito saber que Johnny no seguirá presionando esto. Al final, se cayó
por las escaleras. Eso puede o no haber ocurrido sin Cobra.
Él pone las manos en sus caderas.
―Totty<
―Jagger, quiero seguir adelante con la vida que tengo contigo. Quiero que el
pasado sea el pasado y dejarlo detrás. Nada de eso necesita pesar sobre nosotros
mientras empezamos nuestro futuro.
―Cualquier cosa que necesites, nena.
Puedo decir que esto es difícil para él. Tiene un instinto natural para proteger
lo que es suyo. Y soy suya. Me levanto y me paro de puntillas para besarlo.
―Necesito un buen toque. Necesito a mi hombre. Te necesito ―susurro
contra sus labios.
―Me tienes, nena. ―Me recoge y me lleva a nuestra habitación, y me da
exactamente lo que necesito antes de llevarme a ver a Johnny.
190
Jagger
M
is hermanos y yo estamos de pie en el callejón junto al bar, sin
entrar. Las mujeres- nuestras mujeres, algunos de nuestros otros
miembros de la familia del bar, y, por supuesto, Jared se
encuentran dentro de la configuración.
―¿Estás nervioso? ―me pregunta Morrison.
Niego.
―Sólo quiero verla, eso es todo.
―¿Crees que va a tratar de huir? ―Hendrix se ríe.
―Podría intentarlo, pero la atraparía, y lo sabe. ―Tiro de la estúpida corbata
que parece demasiado apretada.
―¿Te sientes enjaulado? ―Morrison se ríe.
191
―No, hijo de puta. Odio estos malditos trajes. Tú, niño bonito, es al que le
gusta esta mierda.
―Es porque los trajes me quieren ―dice, enderezando su corbata―. Hago
que se vean mejor.
―Tienes que estar putamente bromeando ―resopla Hendrix.
Sigo sus ojos para ver al viejo con una pequeña nueva perra en su brazo. Si
me gustara el bastardo, admitiría que se ve mejor que nunca.
―Hola, chicos ―saluda a medida que se acerca―. Esta es Maxine. Maxine,
estos son mis hijos.
Todos nos fijamos en ella y yo cabeceo.
Es mayor que él, a pesar de que no sería obvio para cualquiera que no
conociera al hijo de puta. El alcohol lo envejeció. Mi conjetura es que hay unos
buenos diez o quince años entre ellos.
―Es un placer conocerlos a todos. ―Ella sonríe con timidez―. He oído
hablar mucho de ustedes.
―Todas cosas buenas, supongo. ―Me río.
―Estoy orgulloso de mis muchachos ―dice papá antes de que su pecho
sobresalga. El hijo de puta parece un pavo real, y no tengo ni idea de porqué.
―Siempre lo has estado, ¿no, viejo? ―dice Hendrix, mirándolo.
―Bueno, tal vez no siempre. ―Ríe con nerviosismo.
Cuando ninguno de nosotros dice una mierda, le da un beso en la mejilla, y
tengo ganas de vomitar y perforar al hijo de puta al mismo tiempo.
―Acabo de regresar de Las Vegas. ―La ceja amenaza con levantarse, pero
está en su mejor comportamiento jodido, de perro viejo astuto. Me pregunto lo que
hizo ahora―. Sólo quería pasar por aquí y decirles que me mudaré a Santa Bárbara
con Maxine, y nos ocuparemos del problema en Las Vegas.
―El problema, ve y maldit<
Hendrix se estira y toma mi hombro, deteniéndome.
―Eso es bueno. Me alegra oírlo. Ustedes dos tengan una gran vida ―dice
Hendrix.
Esta chica Maxine no tiene ni idea de en lo que se está metiendo. No es justo.
192
―Los dos perdimos a nuestros amores verdaderos el año pasado. Es una
bendición tener una segunda oportunidad ―dice ella, mir{ndolo―. Un nuevo
comienzo.
―Maxine, avísanos si necesitas algo ―mi voz retumba, y ella me mira.
―Soy consciente de eso. ¿Tal vez puedan venir a visitarnos los tres en los
días de fiesta?
Antes de que pueda decir que el infierno se congelará primero, el viejo se
mete.
―Vamos a llegar tarde a nuestro vuelo.
―Correcto. Esperamos que entiendas que tendremos que perdernos tu gran
día, Morrison ―dice ella, mirándome―. Nuestros vuelos fueron programados
antes de que lo supiéramos, y nos vamos a un crucero<
―Entonces será mejor que se den prisa. ―Morrison, el puto verdadero
Morrison, los anima.
Se cruzan la calle, donde el anciano abre la puta puerta del pasajero de su
Cadillac, diciéndole algo a ella, y luego trota al otro lado de la calle hacia nosotros.
―Me hice cargo del problema en Las Vegas ―dice.
―Era tu problema, por lo que deberías haber cuidado de él ―escupí.
―¿Tú lo hiciste o fue ella? ―Morrison señala el lado de la calle.
―Ustedes, muchachos, me pudieron haber ayudado a salir.
―¿Y poner en peligro a mi familia? Estás fuera de tu mente maldita, viejo
―encaja Morrison.
―Tengo la oportunidad de un nuevo comienzo ―dice él, pasando la mano
por su adelgazado cabello de color gris oscuro.
―No mereces esa mierda, viejo. Mamá, sí se lo merecía. Ella putamente
merec<
―Más de lo que le di ―admite, mirando hacia abajo.
―Esa epifanía es un poco tardía ―gruñe Hendrix.
―Dejé de beber. ―Se vuelve hacia atrás.
―¿Una vez más? ―dice Morrison.
―Treinta y cuatro días sobrio ―dice con más convicción de la que he visto
nunca en él. 193
Si no estuviera apoyado contra la pared, me hubiera caído.
―No sé lo que quieres de nosotros. Qué esperas.
―Me gustaría su perdón.
Antes de que pueda decir mierda, Livi abre la puerta.
―El resto de tu vida empieza ahora.
Sus palabras me golpean, y el pensamiento de la mujer a la que haré mi
esposa, a la que voy a amar y proteger siempre, me golpea más fuerte.
Tomo algunas respiraciones profundas y miro a mis hermanos, y luego a él.
Después de todo lo que hemos pasado en los días pasados, no delatando a Cobra,
Totty piensa que es debido a la amistad, pero sabe que creo que será suficiente con
lo que va hacia él. El perdón parece ser un tema de trabajo.
―Tienes el mío. Mi perdón. Pero yo< ―Me detengo―. Nunca olvidaré lo
que nos hiciste atravesar, en lo que nos pusiste. Nunca lo olvidaremos. Jamás.
Él asiente y mira a Morrison.
―Si la tocas, a esa señorita Maxine, te golpearé de nuevo esta vez. ¿Lo tienes?
El anciano asiente una vez.
―No es que me importe un carajo la vieja bruja, pero tócala y ya está. No me
alejaré ―añade Hendrix.
―Gracias ―dice, y juro que puedo ver una lágrima formarse en sus viejos,
muertos ojos, sin alma―. ¿Quizás los tres y sus esposas puedan venir de visita?
―Te perdonamos. No tientes la suerte de mierda, viejo ―le digo al abrir más
la puerta―. Vámonos.
Los tres seguimos a Livi sin una mirada hacia atrás.
Veo verde, el mismo color que la cinta que ahora le di hace ocho meses, en
todas partes: en las lámparas de papel, en las flores de seda, y en las pequeñas
cintas diminutas. Me trago de nuevo todo tipo de putas emociones.
Miro a mis hermanos, que están haciendo lo mismo.
―Ella está aquí con nosotros.
Ellos asienten, ambas expresiones a semejanza de lo que siento por dentro.
―Maldita sea ―gimo y muevo la cabeza.
Miro hacia arriba para ver a Jared de pie en la pista de baile, sonriendo.
Niego y miro a mis hermanos. 194
―Al idiota le encanta esta mierda.
Morrison sonríe.
―Apuesto a que ella está sonriendo con eso, también.
―No hay duda. ―Hendrix suspira―. Ve, bebé C. Pongamos este espectáculo
en camino.
De pie junto a Jared, miro hacia arriba cuando la música comienza, y casi me
pierdo. Las palabras son inquietantes y hermosas mientras Jewel canta “Life
Uncommon”. No te preocupes, madre, todo estará bien.
Mis hermanas van por las escaleras, que llevan el mismo color verde en todos
los estilos diferentes, todas llorando, incluso Marisa, que dice:
―Mami, ¿por qué estamos llorando?
―Estamos muy, muy felices ―dice Hailey y la abraza en medio de las
escaleras.
―Está bien, mamá, está bien.
Me pongo en cuclillas.
―Ven aquí, Ris Priss. ―Ella corre hacia mí, y la abrazo. ―Todos estamos
muy bien.
―Está bien. ―Me abraza alrededor del cuello y me aprieta.
―Vamos, polluela ―dice Morrison, tomándola de los brazos―. El tío Jagger
tiene algo que hacer.
―Cásate con Totty. Hazla mi tía.
― Justo estoy en eso. ―Él levanta el puño, y ella golpea su puño mientras se
alejan.
Miro hacia arriba para ver que ella todavía no viene abajo, por lo que veo a
las chicas, quienes me sonríen.
Empiezo a caminar hacia la parte inferior de la escalera, pero Hendrix me
detiene.
―Livi dice que tienes que esperar.
―Mierda. Algo está mal.
― No pasa nada. ―Livi sonríe―. Todo está perfecto. ―Toma mi mano―.
Espera.
―¿Esperar qué? ―pregunto, tratando de no sonar tan idiota. 195
La canción se detiene y otra comienza.
―Esa es mi chica. ―Me río cuando sale―. Malditamente hermosa.
Tiene una larga túnica blanca con cintura alta y no es de encaje ni esponjosa.
Fluye sobre cada deliciosa curva del cuerpo de mi pequeña. Su cabello está en una
trenza floja, entrelazada en una cinta verde, otra atada en un arco en la parte
inferior.
“We Are the Champions” est{ sonando a través del sonido envolvente, y mi
niña está sonriendo. No hay nada más que felicidad y amor en sus ojos, y me
siento igual.
Cuando está de pie en el último escalón, casi cara a cara conmigo, envuelvo
mis brazos alrededor de ella y la levanto.
―Malditamente hermosa.
Sus manos toman mi cara y me besa.
―Más guapo cada vez que te miro.
Me inclino para besarla y escucho a Jared carraspear sobre el micrófono.
―Órdenes estrictas de Jared ―me dice―. Sin beso hasta que hayamos hecho
todo allí fuera con el anillo.
―¿En serio?
―Por mucho que lo quiera, lo prometí. ―Se muerde el labio inferior y me da
la cara más sexy con un pequeño puchero.
―Podemos jugar con tu gobierno, por ahora, Totty, pero recuerda, quien
gana la pelea.
―Tú.
―¿Por qué?
―Porque eres el campeón.
―Puedes apostar tu trasero a que lo soy.
La llevo a la pista de baile y ella se ríe. El sonido más dulce en el mundo.
La dejo en el suelo y luego le doy a Jared una inclinación de cabeza.
Él mira a la multitud y asiente. Suena una campana, y miro para ver a Kid
sonriendo. Creo que es una sonrisa, de todos modos.
―En esta esquina, tenemos a Totty Hottie.―Jared levanta su brazo y ella se
ríe―. Tenemos que hacer esto rápido. Ella es rusa, posiblemente de la KGB. No lo
he descubierto todavía. Quiero decir, ¿por qué demonios él se casaría con ella< 196
―me señala ―< si no fuera espía o tratara de obtener una tarjeta verde?
Todo el mundo se ríe.
―En esta esquina, tenemos a Jagger “Hitmaker” Caldwell.
Los aplausos suenan en la habitación, y no puedo evitar reír.
―¿O debería decir Hit-taker? El campeón renunció a su necesidad de golpear
a todas las mujeres de la ciudad unos cuantos meses atrás. Estoy seguro de que
estaría cambiando de equipos. Es decir, me miró divertido.
―No hay bateador ambidiestro aquí, hombre.
―Eso es muy malo. Tenía un nuevo nombre de boxeo para ti si decidieras
salir.
―¿Ah, sí? ―Me río.
―Ponche de frutas―dice serio como la mierda, y todo el mundo se ríe.
―Mierda, no se supone que sea divertido ―digo, mirando a la multitud y
tratando de no reírme.
―Bueno, entonces no voy a entretenerlos mucho. No soy todo políticamente
correcto. ―Jared sonríe―. Déjeme preguntarte, Totty, ¿qué tienen en común un
boxeador y una botella de cerveza?
Ella piensa por un minuto.
―¿El tamaño y la forma? ―Mi mandíbula se cae, y todo el mundo se ríe―.
¿Qué? Él es grande.
―¡Chica con suerte! ―grita alguien.
―Bueno, iba a decir que están vacíos del cuello hacia arriba, pero es bueno
saberlo. ―Se estira detrás de él y frota su trasero―. Me alegra que no estés detrás
de mí. Tendría que pedirle a Livi algunas de las bragas que dijeran No entrar.
―¿Qué demonios sabes acerca de las bragas de mi chica? ―Suelta Hendrix
una risa.
―Sé las da a todo el mundo.
―Esa mierda no es graciosa ―digo, esperando que Hendrix no se vuelva un
monstruo.
―Me dijo que le dio un poco a tu chica. ―Me río y lo mismo ocurre con
Totty.
―Lo hizo ―admite Tatiana―. Te mostraré los nuevos más tarde.
―Eso es lo que espero. ―Le hago un guiño mientras tomo su mano.
197
Jared pasa entre nosotros.
―A las esquinas.
Levanto mis manos y doy un paso atrás.
―Qué mal, hombre.
―Toc, toc ―dice Jared.
La multitud responde:
―¿Quién está ahí?
―Rusia.
―¿Rusia quién? ―dicen.
―No rusos para casarse. Por lo que entiendo, él ha sido ruso desde que ella
cumplió dieciocho desde hace meses.
Todo el mundo se ríe mientras Totty sonríe y se sonroja.
Le hago un guiño.
―Es cierto pequeña.
―Jagger, será mejor que la tengas así en el gimnasio. Por lo que sé, ella es
rápida. Es rusa.
―Azote, hombre. ―Me río―. Realmente azote.
Él se vuelve a Totty.
―Quiero que me prometas algo.
Ella asiente.
―Si piensas que está mordisqueando demasiado duro tu oreja, empújalo y
recuérdale que no es Mike Tyson. Querrás conservar las orejas, Totty.
―Date prisa, Jared. ―Me río―. Quiero ponerle fin a la Guerra Fría.
Él me mira fijamente.
―Soy el divertido aquí.
―Por supuesto. ―Le hago un guiño.
―Deja de guiñarme el ojo, ponche de frutas ―dice, haciendo que toda la
habitación entre en una erupción de risa.
Cuando se calman, él mira a Totty.
―¿Seguro que quieres casarte con este chico? Es todo músculos y tatuajes.
198
Ella sonríe.
―Es bonito por fuera, pero su interior lo es aún más. Sí. Sí, quiero casarme
con él.
Él asiente, luego me mira.
―Honrar y proteger, no eclipsar, al lado y no detrás.
Asiento.
―¿Quieres casarte con Totty Hottie?
―Claro que sí, y quiero que dejes de decir eso. Implica que has estado
controlando lo que es mío, y eso me enoj<
―Jagger. ―Totty ríe.
―Totty.
―¿Quieres casarte conmigo? ―pregunta con dulzura.
―Sí, pequeña, quiero casarme contigo.
―Perfecto. ―Jared mira a la multitud, suena la campana, y toma nuestras
manos y las junta―. Muy bien, a pesar de que Totty aquí no es mayor de edad,
quiero que todos levantemos una copa. ―Lo veo levantar una botella de vodka―.
Soy un tipo de cerveza y whisky, pero por hoy, hagamos que nuestra pequeña
espía rusa se sienta bienvenida, y elevemos un vaso de vodka.
Los camareros pasan los vasos. Doy un paso hacia mi chica y la envuelvo en
mis brazos.
―Besa a la novia, Caldwell ―dice.
La levanto y hago exactamente eso. Sus labios se abren, mi lengua entra en su
boca, y escucho a Jared anunciar.
―Con ustedes, el Sr. y la Sra. Jagger Caldwell.
A medida que continuamos el beso, la canción suena de nuevo.
Ella tira hacia atrás.
―Lo somos, ¿sabes?
―Sí, seguro que lo somos. Te amo, señora Caldwell.
Ella hace un puchero y me besa duro antes de retroceder.
―Quiero mucho más de eso.
―Bien. 199
Ella se zafa de mis manos.
―Llévame a casa ahora, por favor.
Estoy duro al instante.
―Pero<
―Bienvenido de nuevo. Necesito que me lleves a casa. Ahora.
201
Tatiana
L
as peleas le llegan a todo el mundo. Nadie es inmune. El poder de
creer se encuentra dentro de todos nosotros.
Golpe tras otro, no importa lo que la vida me dé, voy a seguir
peleando. Voy a pelear por mí, por él y por nosotros. Voy a creer en nosotros. Voy
a tener esperanza de que el futuro será mejor que el pasado.
Estimada mamá,
Hoy me casé con mi mejor amigo. Es el hombre que me ha visto en mi peor momento
y me ha amado desde el fondo hasta la parte superior.
Encontramos una caja un tiempo atrás, pero no estuve lista para verla durante mucho
tiempo. Me alegro de haberlo hecho finalmente. 202
Toda mi vida, siempre me pregunté cómo serías, cómo olerías, y, sobre todo, si habías
conocido la felicidad.
Lo que sea que pasó con mi padre para hacer de él el hombre que tenía que ser duro,
pero era débil. Jagger me ha mostrado la fuerza de un hombre que está dispuesto a superar
sus demonios del pasado y a luchar para ser mejor que de donde vino. Sostiene mi mano y
me da fuerza, me muestra cómo pelear hacia la salida.
Las fotos me dan paz. Puedo ver en tus ojos, en mis ojos el amor que tenías por mí. No
puedo imaginar que hayas tenido mucha felicidad en tu vida, pero en mí, encontraste una
luz. En mí, mamá, tuviste tu felicidad.
Prometo hoy ser tu legado. Prometo darles a mis hijos la vida que no pudiste darme a
mí.
Cuando llegue el día en que tenga una hija de cabello oscuro como el mío, me
comprometo a hablarle de ti. Prometo decirle acerca de la mujer que me dio la vida, la mujer
que sonrió a cada momento conmigo. Puede que no hayamos tenido el tiempo y los
recuerdos juntas, pero sé que tuve tu amor.
Prometo enseñarles a mis hijos a ser hombres orgullosos, a ser hombres para honrar y
acariciar a sus mujeres y llevar el apellido Caldwell en buena tradición. Prometo enseñarles
a mis hijas a pelear contra el mal toque, a conocer el toque saludable, y a abrazar el buen
toque. Prometo protegerlas del pasado para que el ciclo termine aquí conmigo y con mi
familia.
Lo que no nos mata sólo nos hace más fuertes… y yo soy fuerte.
Prometo no ser definida por lo que me pasó. Prometo no convertirme en lo que me
pasó. Prometo vencer el miedo y la rabia y ser mejor que él. Prometo ser mejor que antes de
ti y de mí.
Siento todo lo que sufriste, mamá. Siento todo lo que perdiste, lo que todos perdimos.
Por encima de todo, siento el dolor que sentiste. Espero que tengas paz ahora. Espero que no
te lastimen. Espero que sepas que he encontrado un lugar seguro, y que no me lastiman ya.
Una vez leí que no hay amor más grande que el de una madre a su hijo. Gracias,
mamá, por quererme lo suficiente para pelear por mí… hasta el final.
Hoy me alejo del pasado y abrazo el futuro. Hoy espero que descanses en paz, mamá.
Todos mis sueños y todos mis deseos se han hecho realidad.