Investigación Documental Unidad 5 Desarrollo Sustentable

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CARRERA:

INGENIERÍA PETROLERA

ALUMNO:

KABIR OSMAR GARCIA PACHECO

ASIGNATURA:

DESARROLLO SUSTENTABLE

FACILITADOR:

ING. ROMANA DEL CARMEN DE LA CRUZ MARTÍNEZ

NOMBRE DE LA ACTIVIDAD:

“INVESTIGACIÓN DOCUMENTAL”
INTRODUCCIÓN

Los peligros naturales, como los recursos naturales, son parte de lo que ofrecen
nuestros sistemas naturales; ellos pueden ser considerados como recursos
negativos. En todo sentido, los peligros naturales constituyen un elemento de los
"problemas ambientales" que actualmente capturan tanta atención pública:
alteran los ecosistemas naturales e incrementan el impacto de su degradación,
reflejan el daño hecho por los humanos a su medio ambiente y pueden afectar a
gran número de personas.
Mientras que en casi todos los libros sobre peligros naturales hay reseña de
muertes y destrucción, prácticamente ninguno contiene una reseña similar de los
daños evitados. Pero los efectos de los desastres causados por los peligros
naturales pueden ser significativamente reducidos mediante acciones tomadas
previamente para reducir la vulnerabilidad a dichos peligros. Los países
industrializados han progresado en la reducción de los impactos de los
huracanes, inundaciones, terremotos, erupciones volcánicas y deslizamientos de
tierra. Por ejemplo, el Huracán Gilbert, el más poderoso huracán jamás
observado en el hemisferio occidental, fue responsable de 316 muertes mientras
huracanes menos violentos mataron miles de personas a principios del siglo. La
combinación de restricciones de zonificación, mejores estructuras y sistemas
modernos de predicción, monitoreo, alerta y evacuación, han hecho la diferencia.
Los países latinoamericanos y del Caribe han reducido la pérdida de vidas
causada por algunos peligros, principalmente mediante preparativos para el
desastre y la respuesta; ahora tienen la oportunidad de reducir pérdidas
económicas a un grado mucho mayor que lo que han hecho hasta la fecha en el
contexto del desarrollo recurriendo a la mitigación.
Los desastres causados por los peligros naturales demandan enormes
cantidades de capital para reponer lo que es destruido y dañado. La comunidad
para el desarrollo debería encarar este aspecto porque proporciona, entre todos
los temas ambientales, la más manejable de las situaciones: los riesgos son
fácilmente identificados, las medidas de mitigación están disponibles, y los
beneficios que resultan de las acciones para la reducción de la vulnerabilidad
son altos en relación con los costos.

DESARROLLO

El sistema Nacional de Protección Civil de México en 1990 considera un desastre


como un evento concentrado en el tiempo y en el espacio, resultado del impacto
de un agente perturbador o calamidad en un agente o sistema afectable, y cuyos
efectos pueden ser mitigados o evitados por un agente regulador.
Existe confusión en lo que se refiere a un fenómeno de la naturaleza y un
desastre. Los fenómenos potencialmente desastrosos como son un temblor,
sequía, inundación, huracán etc. se consideran como algo común en la

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naturaleza y han existido aún antes del ser humano. Por otro lado, un desastre
es un fenómeno natural extremo que afecta a una población de manera que le
ocasiona muchos daños (Macías, 1999).
Romero y Maskrey en 1983, consideran el desastre natural como la correlación
entre fenómenos naturales peligrosos y determinadas condiciones
socioeconómicas y físicas vulnerables como situación económica precaria,
viviendas mal construidas, tipo de suelo inestable, mala ubicación de la vivienda
etc.
Se establece como un factor determinante de la magnitud de un desastre a las
condiciones sociales, a la vulnerabilidad diferencial de los grupos que componen
a la sociedad. Los grupos más vulnerables son los que pertenecen a poblaciones
pobres ya que viven en zonas de alto riesgo como laderas de los cerros, áreas
inundables, edificios viejos etc.
En general, se considera como desastre natural a la coincidencia entre fenómeno
natural peligroso y determinadas condiciones vulnerables.
La vulnerabilidad se define como la condición en la cual los asentamientos
humanos o las edificaciones se encuentran en peligro en virtud de su proximidad
a una amenaza, la calidad de la construcción o ambos factores. (Cuny, 1983;
Citado en Macías 1999).
Ser vulnerable a un fenómeno natural es ser susceptible de recibir daño y tener
dificultades para recuperarse de el. Por otro lado, la vulnerabilidad es la
extensión a la que una comunidad, estructura, servicio o área geográfica es
probable que sea dañada o desorganizada por el impacto de un peligro de
desastre particular, a causa de su naturaleza, construcción y proximidad al
terreno peligroso o un área propensa a desastre. (Macías, 1999)
Existen diferentes fenómenos naturales que son potencialmente desastrosos
entre ellos podemos encontrar: terremotos, maremotos, ciclones, sequías,
erupciones volcánicas.
Es característico de los terremotos - y esto los distingue de otros fenómenos
tales como deslizamientos, inundaciones e incendios - que sus consecuencias
en un ambiente urbano generalmente pueden abarcar áreas más extensas (en
el peor caso, toda la ciudad) y ser más diversas (víctimas, destrucción de
edificaciones, ruptura de líneas vitales, incendios, trastorno del tráfico vehicular,
suspensión de servicios de energía eléctrica, agua y teléfono, deslizamientos,
etc.). Ejemplos recientes en todo el mundo así lo confirman, incluso en
sociedades con larga tradición en mitigación y prevención de los efectos
sísmicos (Popayán, 1983; Pereira, 1995; Ciudad de México, 1985; San Salvador,
1986; Los Ángeles en Northridge, 1993, Kobe, 1995.).
En los últimos cien años se han producido terremotos de gran intensidad en
muchos países de América provocados por una interacción entre seis placas
tectónicas muy activas. La mayoría de los terremotos han ocurrido en áreas
donde se unen estas placas. Llevando a cuestas la base del Océano Pacífico, la

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placa de Cocos se emplaza por debajo de las placas americanas, que es más
liviana, esta clase de actividad –la colisión a subducción entre placas
continentales y las placas oceánicas Cocos, Nazca y del Caribe – es la
responsable de la gran cantidad de sismos que ocurren a lo largo de la costa del
pacifico en América Central y del Sur Los maremotos son causados por
terremotos, actividad volcánica y derrumbes en el suelo marítimo. Las olas de
gran tamaño generadas por los tsunamis tienen características particulares:
tienen una longitud de cien kilómetros o mayor y velocidades en aguas profundas
de hasta 700 Km. /h y son difíciles de monitorear y detectar. Las inundaciones
costeras causadas por los maremotos son similares a las provocadas por olas
ciclónicas. Aproximadamente un 805 de los tsunamis ocurren en el océano
Pacífico, pero ha habido un número significativo en el Caribe.
Los ciclones tropicales son uno de los fenómenos atmosféricos más poderosos.
Un huracán en pleno desarrollo libera la energía equivalente a muchas bombas
atómicas del tamaño de la de Hiroshima. Estas tormentas surgen durante el
verano en varios océanos en un cinturón al norte y sur del Ecuador. Además del
daño del viento y la inundación causados por los ciclones, hay una gran variedad
de posibles efectos físicos que incluyen una telaraña de vínculos sociales y
naturales. La acción del viento y las olas tienen impactos inmediatos pero la
erosión y la incursión del agua salada pueden deteriorar la economía por meses
o incluso años. El daño en las carreteras, las telecomunicaciones y las
instalaciones de energía pueden tener efectos a corto y mediano plazo y otros
problemas complicados. Incluso en áreas alejadas de la costa las lluvias
torrenciales pueden provocar avalanchas de lodo y otros movimientos masivos.
La sequía es un fenómeno que ha afectado a grandes zonas de la tierra a través
de la historia de la humanidad, causada por efectos climatológicos y antrópicos
como cambios atmosféricos prolongados relacionados con las oscilaciones
anómalas en el Ecuador (el niño) y el sobre pastoreo y tala indiscriminada de
bosques en el continente africano y americano, así como en el resto de los
continentes, aunque en una escala menor.
Los volcanes son desfogues en la corteza de la tierra a través de los cuales las
rocas derretidas salen como lava o son arrojadas como cenizas o escombros a
veces acompañados de vapor y gases calientes y a veces venenosos. Las
amenazas asociadas incluyen terremotos y derrumbes de lodo y rocas. Las
erupciones volcánicas ponen en peligro a cualquier persona que viva dentro de
la zona de alto riesgo. Las erupciones difieren de la mayor parte de las demás
causas de desastres como terremotos, huracanes e inundaciones, por cuanto
causan prácticamente destrucción total de la vida y propiedades dentro de áreas
relativamente pequeñas que se pueden delinear fácilmente.
En la historia se ha visto que hay poblaciones que se establecen cerca de los
volcanes activos, así mismo, han soportado los efectos de la actividad volcánica
que en promedio hay unas 50 erupciones al año. Muchas personas han muerto
en estas erupciones y el potencial destructivo de los volcanes representa una
amenaza a la vida y propiedades de millones de personas.

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FENÓMENOS NATURALES EN TABASCO
Aunque no hay definición precisa, nos vamos a referir aquí a todos los “eventos
extremos” como aquellos fenómenos climáticos, de gran intensidad y poca
frecuencia, que tienen efectos ambientales y sociales adversos, ya sea regional
o localmente. Ejemplos de ellos son los huracanes, tornados, sequías, heladas
o granizadas, a través de los cuáles sentimos más cercanos los efectos del
cambio climático.
Empecemos con las tormentas intensas que provocan inundaciones, así como
pérdidas materiales y de vidas humanas. Un ejemplo reciente ocurrió en julio de
2005, en Bombay, India, donde cayeron 94 centímetros de lluvia en tan sólo 24
horas. Para que te des una idea y puedas dimensionar este volumen, te diremos
que esto equivale a 940 litros de agua por cada metro cuadrado de su territorio
en un día: ¡prácticamente un tinaco lleno! Una cantidad como esa podría ser muy
útil para abastecer el consumo de las personas, pero al no tener la infraestructura
para su captación, causa enormes daños.
En México ya hemos vivido situaciones similares: en los estados de Tabasco y
Chiapas ocurrieron graves inundaciones en 2007 a causa de las fuertes lluvias,
las más graves registradas en los últimos 50 años, y que dejaron tan sólo en
Tabasco, un total de 500 mil damnificados y 100% de pérdidas en los cultivos.
Así como se han observado lluvias muy intensas, en otras regiones del mundo
ha llovido menos de lo habitual. Paradójicamente, en uno de los sitios que la
mayoría de la gente asocia con humedad permanente, la selva del Amazonas en
Sudamérica, que en el año 2005 vivió una sequía que dejó sin agua los lechos
de varios de sus afluentes, una situación poco común.
Por otro lado, en los últimos años hemos visto o conocido de huracanes que han
ocasionas no sólo pérdidas humanas y materiales considerables, sino también
daños importantes a los ecosistemas naturales; podemos citar, por ejemplo,
Emily en Yucatán, Katrina en el sureste de Estados Unidos y Stan y Wilma en el
sureste de México. Se estima que en Hidalgo, Puebla, Oaxaca y Veracruz el
huracán Stan generó en 2005, pérdidas por mil 934 millones de dólares, mientras
que el huracán Wilma, en el mismo año, produjo daños por mil 724 millones de
dólares y daño el 98% de la infraestructura en la costa sur de la Península de
Yucatán. El huracán Katrina, que golpeó Nueva Orleans en 2005, causó pérdidas
de al menos 60 mil millones de dólares.
Un estudio publicado en la revista Science en 2005, documentó que en los
últimos años se han registrado cada vez un mayor número de huracanes
intensos, es decir, de las categorías 4 y 5 de la escala Saffir-Simpson, los cuales
se caracterizan por vientos superiores a 210 kilómetros por hora que puedan
destruir tejados, inundar las plantas bajas de los edificios cercanos a la costa e,
incluso, requerir la evacuación de la población. Por otro lado, un grupo de
científicos londinenses sugirieron en 2008, que el aumento de 0.5 grados en el
Océano Atlántico podría generar un incremento de 40% en su frecuencia, así
como huracanes más intensos.

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La ocurrencia de huracanes se suma al resto de desastres naturales, que
aparecen repetidamente en las noticias. De acuerdo con la organización
Meteorológica Mundial, el número de víctimas en el mundo por desastres
naturales aumentó de 147 millones a 211 millones entre 1991 y el año 2000.
Muchos de los desastres han estado relacionados con el agua: de total,
alrededor del 90% estuvo relacionado con este factor, y de éstos 50% involucró
inundaciones, 28% epidemias y 11% sequías, estimándose la magnitud de los
daños en cerca de 200 mil millones de dólares. Los desastres se ubicaron
principalmente en Asia y áfrica ((35 y 29%, respectivamente) aunque en América
y en Europa también ocurrió un importante número. Las inundaciones afectaron
la vida alrededor de 68 millones de personas en la vida de alrededor de 68
millones de personas en Asia Oriental y de 40 millones de Asia Meridional. En
áfrica Subsahariana, 10 millones de personas se vieron afectadas por sequías y
dos millones por inundaciones.
Aunque los desastres climáticos están afectando cada vez a más personas en el
mundo, la gran mayoría de las victimas vive en países en desarrollo. Entre al año
200 y 2004, una de cada 19 personas que vivía en países en desarrollo fue
afectada anualmente por alguno de estos eventos. En contraste, en los países
desarrollados la cifra es muy diferente: las afectaciones sólo dañaron a uno de
cada mil 500 habitantes.
Efectivamente, tal y como lo confirman las estadísticas del Center for Research
on the Epidemiology of Disasters – CRED, la frecuencia de ocurrencia de todos
los tipos de desastres naturales ha aumentado a nivel mundial. Sin embargo, lo
han hecho en mayor medida aquellos particularmente causados por fenómenos
hidrometeorológicos.
Anteriormente fue comentado en este foro el 16 de diciembre de este año que
cuando está presente una amenaza natural, como las lluvias torrenciales
ocurridas recientemente en Tabasco, el riesgo o probabilidad de que un sector
de la población sufra daños catastróficos depende esencialmente de dos
factores: a) su grado de vulnerabilidad, dado por sus condiciones socio –
económicas y su entorno físico – ambiental particular, y b) su nivel de exposición,
esto es, que tan posible es que la población esté localizada exactamente donde
ocurre regularmente el fenómeno.
Así puede inferirse que la población que ahora habita en las zonas donde antes
se ubicaban las selvas tropicales es el que enfrenta un gran riesgo de sufrir las
consecuencias adversas del aumento en la frecuencia de la ocurrencia de
catástrofes naturales. Es una población muy vulnerable debido a que sus
ingresos están muy ligados actividades la agricultura y la ganadería, muy
sensibles a cambios en las condiciones del medio ambiente y, por otra parte, es
un segmento de la población muy expuesto ya que sus centros habitacionales y
productivos se han desarrollado justo donde naturalmente ocurren lluvias
torrenciales.

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¿Qué se debe hacer para ser menos vulnerables?
Para lograr tener menor vulnerabilidad se pueden tomar medidas no financieras
y financieras. En ese sentido se ha observado internacionalmente que el
establecimiento de medidas preventivas no financieras como el establecimiento
de sistemas de alerta temprana ha resultado muy efectivo en el corto plazo para
abatir los efectos adversos de los desastres naturales. Sin embargo, para que
esto funcione adecuadamente es necesario realizar un trabajo técnico previo
muy intenso como:
a) definir claramente los eventos naturales extremos de interés, así como las
variables y los parámetros que describan fielmente su comportamiento actual y
tendencias de largo plazo,
b) identificar áreas geográficas, comunidades y actividades productivas
susceptibles a sufrir daños severos al ocurrir estos eventos generar sistemas de
información geográfica para determinar, por región, los niveles de exposición a
catástrofes naturales tanto de las personas como de las actividades productivas,
c) establecer con bases científicas un sistema de pronósticos que avise
oportunamente de la posible ocurrencia una amenaza y d) establecer un sistema
de comunicación efectivo el cual asegure que, en caso de posible amenaza, la
población no sólo sea alertada oportunamente sino que sepa claramente cómo
debe proceder.
También, otra medida preventiva no financiera y con resultados en el corto plazo
consiste en fomentar el conocimiento sobre desastres naturales y la forma de
reducir sus efectos adversos. Por ejemplo, inducir el tema de administración de
riesgos naturales en los programas de estudio de diversas escuelas a nivel
profesional, desarrollar programas de capacitación sobre manejo de desastres a
profesionales que trabajen en sectores clave y crear mecanismos para la
recopilación y diseminación de bibliografía sobre reducción de daños por
catástrofes naturales.
Asimismo, una vez identificados las amenazas que inciden a nivel local, (lluvias
torrenciales en Tabasco, por ejemplo) también es posible, a través del
intercambio de información, detectar prácticas realizadas en algunos otros
países en disminuir la vulnerabilidad de la población a la amenaza. Por ejemplo,
realizar nuevas obras de infraestructura, valuar la resistencia de las ya existentes
o bien realizar trabajos de reforestación para prevenir deslaves o avenidas.
Las medidas financieras incluyen, desde luego, la contratación de un seguro
catastrófico o creación de un fondo cuyo objetivo principal es ayudar a los
gobiernos a recuperar, a la brevedad posible, los diferentes sectores económicos
de las pérdidas sufridas por la ocurrencia de catástrofes naturales. Esto
considerando que los recursos deben estar disponibles justo cuando los daños
económicos ocasionados por el desastre rebasen la capacidad financiera de los
propios gobiernos. Así, cuando ocurre un desastre, los gobiernos tienen que
hacer frente a diversos gastos: emergencia, reconstrucción, ayuda a la población

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para que recupere sus fuentes de ingreso y pérdida de su propio gasto
programado.
Un hecho significativo es que los países en desarrollo que han optado por crear
un fondo o adquirir una cobertura contra catástrofes, como México, lo han hecho
para resarcir los gastos de emergencia inmediatos. Esto puede deberse al hecho
de que para estos países tan sólo los gastos inmediatos de emergencia ya
resultan ser muy grandes en relación al tamaño de su economía.
La población en general pudiera adquirir coberturas para transferir los riesgos de
sufrir una catástrofe natural. Sin embargo, se ha observado que este tipo de
contrataciones es baja debido, por una parte, a que las personas perciben que
el riesgo de que algo así les ocurra, es muy bajo y por otra resulta muy caro
ofrecer este tipo de coberturas para los estratos más vulnerables por los altos
costos de transacción asociados.
Así, tanto para tener financiamiento de forma expedita para los gobiernos
después de una catástrofe como para ofrecer coberturas a los sectores más
vulnerables se han desarrollado los llamados mecanismos alternativos de
transferencia de riesgos conocidos mundialmente por su nombre en inglés
Alternative Risk Transfer Mechanisms con los cuales es posible bursatilizar los
riesgos. Los ejemplos más representativos de estos instrumentos son los bonos
catastróficos y los derivados climáticos de los cuales hablaré próximamente.

CONCLUSIÓN

Los desastres naturales tienen diferente origen: por la naturaleza misma y en


parte por la contaminación causada por el propio ser humano. Diversos factores
pueden ocasionar el descontrol de la tierra, no solamente es la contaminación.
Comúnmente se habla de desastres naturales, sin embargo, la vulnerabilidad y
el riesgo frente a estas situaciones dependen de las actividades humanas,
reducir la cantidad y la gravedad de los desastres naturales significa enfrentar
los problemas de desarrollo y de vulnerabilidad humana. La acumulación del
riesgo de desastre y la distribución desigual de las repercusiones posteriores
ponen en tela de juicio las decisiones que los países con mayores o menores
riesgos han adoptado en materia de desarrollo.
Los desastres naturales destruyen los adelantos logrados por el desarrollo, pero
los propios procesos de desarrollo aumentan el riesgo de desastre. Para que se
reduzcan las pérdidas materiales en el caso de edificios, es necesario que sean
sostenibles a largo plazo, no es suficiente con hacer construcciones, sino que
éstas deberán ser resistentes a las posibles amenazas naturales y quienes las
utilicen deberán estar preparados para actuar en caso de desastre.
Las estimaciones numéricas en cuanto a datos de pérdidas humanas y de
recursos económicos y naturales se basan en evaluaciones de la cantidad de
personas que sufren daños en sus medios de vida, en la vivienda, o la
interrupción de los servicios básicos.

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Es necesario que las personas conozcan lo que ocurre en diferentes partes del
mundo, que sean conscientes de lo que ocasiona un desastre natural y lo que lo
provoca, ya que esto repercute en la población de manera material y económica,
en cuestiones naturales, es decir, recursos, y sobre todo, en términos de vidas
humanas.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lps/hernandez_p_yg/capitulo1.pdf

https://www.forbes.com.mx/por-que-suceden-inundaciones-como-en-tabasco-y-que-se-
puede-hacer/

https://tabasco.gob.mx/eventos-extremos

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