Jurisprudencia Penal Reciente
Jurisprudencia Penal Reciente
Jurisprudencia Penal Reciente
PRIMERA EDICIÓN
ENERO 2012
5,060 ejemplares
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. N° 822
DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Martha Hidalgo Rivero
DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Erika L. Cuadros Grados
Este trabajo contiene una selección de las más importantes resoluciones que han dictado en los últimos
tiempos el Tribunal Constitucional, la Corte Suprema de Justicia de la República y los órganos jurisdiccio-
nales de los distritos judiciales donde se viene aplicando el Código Procesal Penal de 2004, teniendo por
factor común principal su utilidad para la solución de los problemas más frecuentes que se presentan en
la aplicación de las normas que se encuentran llamadas a regular el nuevo proceso penal de nuestro país.
A diferencia de la situación existente cuando publicamos nuestra Jurisprudencia del nuevo Código
Procesal Penal por este mismo sello editorial(1), y no obstante el poco tiempo transcurrido, se ha podido
constatar la emisión de numerosas resoluciones por la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional con
implicancias en el CPP 2004, lo que ha posibilitado que gran parte del contenido del presente trabajo
esté constituida por resoluciones de dichos órganos, con lo positivo para la ordenación y previsibilidad
de las decisiones judiciales que ello conlleva.
Del mismo modo que en nuestro trabajo anterior, hemos escogido las resoluciones judiciales que, en-
tendemos, mejor reflejan el espíritu y las normas del CPP 2004, excluyendo ex profeso aquellas que so
pretexto de la asunción de “buenas prácticas” implican la toma de posiciones manifiestamente contrarias
a las que –hallándose dentro del ámbito de lo constitucionalmente admisible y siendo conformes con las
exigencias de su Título Preliminar– han sido asumidas por el indicado texto procesal.
No obstante el buen trabajo –aunque siempre perfectible– que en términos generales se viene realizando,
sobre todo por parte de la Corte Suprema, en la interpretación de las normas del CPP 2004, aún se puede
advertir un recurso excesivo, sobre todo por parte de los órganos de menor jerarquía, a la idea de “lo
acusatorio” (como principio o como sistema) para justificar la aplicación del código en contra de lo que
el propio código ha establecido expresamente como regulación de los diversos estadios, instituciones y
actuaciones del procedimiento (la renuencia a la aplicación del artículo 339 numeral 1 en sus estrictos
términos, a pesar de la existencia, incluso, del Acuerdo Plenario N° 01-2010/CJ-116, que establece que
la formalización de la investigación preparatoria suspende el plazo de prescripción; o el empecinamiento
de que sean las partes procesales las que deban llevar a sus testigos y peritos a juicio sin ninguna res-
ponsabilidad en ello por parte del Poder Judicial, a pesar de que el código solo le encarga a aquellas un
rol coadyuvante; son solo algunas muestras de este proceder).
Por lo que resulta necesario citar –como siempre que se requiere un referente– al maestro San Martín
Castro cuando señala que se debe “llamar profundamente la atención a todos aquellos que ‘leen’ el código
desde otros modelos normativos y que no toman en cuenta el propio texto legal”(2).
(1) AVALOS RODRÍGUEZ, Constante / ROBLES BRICEÑO, Mery. Jurisprudencia del nuevo Código Procesal Penal. Lima,
Gaceta Jurídica, 2010, p. 782.
(2) SAN MARTÍN CASTRO, César. “Presentación”. En: NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del nuevo proceso penal & de
litigación oral. Lima, Idemsa, 2010, p. 23.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
No desconocemos que en la interpretación de las normas del CPP 2004 pueda haber múltiples dificultades,
pero reclamamos la necesidad –por razones de seguridad jurídica, de respeto al Estado Constitucional
de Derecho y a la idea de República– que las mismas tengan un profundo respeto por la propias regula-
ciones legales que pretenden ser interpretadas, claro está siempre que su tenor e interpretación se halle
dentro del ámbito de lo constitucionalmente admisible y resulten conformes con las exigencias de su
Título Preliminar.
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RESUMEN DE CONTENIDOS
JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA
SUJETOS PROCESALES
NOTIFICACIÓN
NULIDAD
MEDIDAS CAUTELARES
INVESTIGACIÓN PREPARATORIA
ETAPA INTERMEDIA
JUZGAMIENTO
IMPUGNACIÓN
PROCESOS ESPECIALES
EJECUCIÓN DE LA PENA
COOPERACIÓN INTERNACIONAL
ANEXOS
PRINCIPIOS Y TÍTULO PRELIMINAR
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
Sobre el plazo máximo de sesenta días naturales, el Tribunal precisa que dicha
solución se establece en la medida que el proceso penal del caso Barrios Altos está
relacionado con la afectación de derechos humanos. Sin embargo, la solución
propuesta en la STC Exp. Nº 03509-2009-PHC/TC ha sido moderada para el
presente caso. En efecto, en caso de que la Sala Penal emplazada en el proceso
penal mencionado no emita dentro del plazo máximo de sesenta días naturales
la respectiva sentencia que defina la situación jurídica del favorecido, de oficio
deberá sobreseerlo del proceso, no pudiendo ser investigado ni procesado por
los mismos hechos, por cuanto ello conllevaría la vulneración del principio ne
bis in idem.
EXP. N° 05350-2009-PHC/TC-LIMA
JULIO ROLANDO SALAZAR MONROE
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
La jueza Hilda Cecilia Piedra Rojas manifiesta que no existen las vulneraciones alegadas, debido a que
el proceso penal recaído en el Expediente N° 28-2001 se encuentra en el estadio procesal de lectura de
piezas, es decir, que no existe aún pronunciamiento final sobre la responsabilidad penal del demandante,
y porque los hechos sancionados en el proceso penal recaído en el Expediente N° 03-2003 son diferentes
a los hechos investigados en el proceso penal recaído en el Expediente N° 28-2001.
El Cuadragésimo Primer Juzgado Penal de Lima, con fecha 2 de abril de 2009, declaró improcedente
la demanda, por considerar que de conformidad con el inciso 3), del artículo 5 del Código Procesal
Constitucional, la pretensión demandada fue resuelta a través de la resolución que resolvió la recusación
de las juezas emplazadas.
La Sala revisora confirmó la apelada por el mismo fundamento, agregando que la resolución que resolvió
la recusación de las juezas emplazadas fue confirmada por la Corte Suprema de Justicia de la República.
Con fecha 9 de marzo de 2010, don José Humberto Orrego Sánchez presenta un escrito ratificándose
en todos los alegatos de su demanda, precisando que en el proceso penal cuestionado se viene vulne-
rando el derecho del favorecido a ser juzgado dentro de un plazo razonable, por cuanto se encuentra
procesado por más de quince años por el caso “Barrios Altos”; así con fecha 18 de abril de 1995 se
le abrió instrucción con mandato de comparecencia; con fecha 21 de diciembre de 2004, mediante la
Resolución N° 250, emitida en el Incidente N° 28-2001, la Sala Penal Especial A de Lima ordenó la
acumulación del caso “Barrios Altos” al megaproceso del caso “Grupo Colina”; con fecha 13 de mayo
de 2005, el Fiscal Penal Superior de Lima emitió acusación escrita; con fecha 13 de julio de 2005,
la Sala Penal emplazada emitió la Resolución N° 70, que dictó auto superior de enjuiciamiento; en
el mes de agosto de 2005, se inició la etapa de juicio oral; en la Sesión N° 29, de fecha 8 de marzo
de 2006, la Sala Penal emplazada resolvió desacumular el caso “Barrios Altos” del megaproceso del
“Grupo Colina”; y a la fecha se han realizado más de doscientas setenta sesiones de juicio oral sin
que se haya dictado sentencia.
FUNDAMENTOS
§1. Delimitación del petitorio
1. Antes de ingresar a analizar el fondo de las vulneraciones alegadas en la demanda, resulta necesario
delimitar las pretensiones que tienen que ser resueltas, pues los hechos alegados como lesivos han
variado desde que la demanda fue interpuesta.
Así, se tiene que el objeto de la demanda en el presente hábeas corpus es que se ordene a las juezas
(Villa Bonilla, Tello de Ñecco y Piedra Rojas) integrantes de la Primera Sala Penal Especial de la Corte
Superior de Justicia de Lima, que se aparten de conocer el proceso penal recaído en el Expediente
N° 28-2001, o que se les ordene que den trámite a la recusación interpuesta contra ellas.
Dicho lo anterior, debe subrayarse que el abogado defensor del favorecido, en sus escritos presen-
tados ante el Tribunal, aduce que también se ha vulnerado su derecho a ser juzgado dentro de un
plazo razonable y que se le aplique la jurisprudencia sentada en la STC Exp. Nº 03509-2009-PHC/
TC, por cuanto viene siendo procesado por más de quince años sin que se haya dictado sentencia.
2. Teniendo presente los alegatos expuestos, el Tribunal estima que la presente sentencia tiene que dilu-
cidar, en primer término, la procedencia para analizar si los derechos a la presunción de inocencia y a
la prohibición de avocamiento ante causa judicial en trámite, así como el principio de juez imparcial,
han sido vulnerados, por cuanto en la sentencia condenatoria emitida en el Expediente N° 03-2003
las juezas emplazadas ya se han pronunciado sobre la ilicitud de los hechos por los que se le viene
procesando al favorecido en el Expediente N° 28-2001. En segundo término teniendo a la vista el
escrito presentado en esta instancia (de fecha 9 de marzo de 2010), este Tribunal considera que dicho
escrito en el presente caso constituye una ampliación de demanda en atención a la naturaleza del
proceso y a la gravedad de los hechos denunciados.
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§4. El derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable: la posición de la Corte IDH
7. De conformidad con el inciso 5) del artículo 7 y el inciso 1) del artículo 8 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, toda persona detenida o retenida tiene derecho a ser juzgada por un juez
o tribunal competente, independiente e imparcial dentro de un plazo razonable o, de lo contrario, a
ser puesta en libertad sin perjuicio de que continúe el proceso penal.
Este derecho también se encuentra reconocido en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Po-
líticos. Así, en el párrafo 3) del artículo 9 al referirse a los derechos de la persona detenida o presa
por una infracción penal, se establece que tiene “derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable
o a ser puesta en libertad”. En sentido similar, el inciso c) del párrafo 3 del artículo 14 prescribe que
toda persona acusada de un delito tiene derecho a “ser juzgada sin dilaciones indebidas”.
8. Con relación al derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable como una garantía mínima
del debido proceso legal reconocido en el artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, la Corte IDH en la sentencia del Caso Genie Lacayo vs. Nicaragua, de fecha 29 de enero
de 1997, concluyó señalando que:
“74. El artículo 8 de la Convención que se refiere a las garantías judiciales consagra los lineamientos
del llamado “debido proceso legal” o “derecho de defensa procesal”, que consisten en el derecho
de toda persona a ser oída con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable por un
juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en
la sustanciación de cualquier acusación penal formulada en su contra (...)”. (Negritas agregadas).
A ello, debe agregársele que en la misma sentencia, la Corte IDH, siguiendo la jurisprudencia del
TEDH, precisó que para determinar la razonabilidad del plazo debe analizarse en forma global el
proceso penal. En tal sentido, señaló que:
“81. Adicionalmente al estudio de las eventuales demoras en las diversas etapas del proceso, la
Corte Europea ha empleado para determinar la razonabilidad del plazo en el conjunto de su trámite
lo que llama ‘análisis global del procedimiento’ (Motta, supra 77, párr. 24; Eur. Court H.R., Vernillo
judgment of 20 February 1991, Series A, Nº 198 y Eur. Court H.R., Unión Alimentaria Sanders S.A.
judgment of 7 July 1989, Series A, Nº 157)”.
9. Sobre la finalidad del derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable, la Corte IDH en la sentencia
del Caso Suárez Rosero vs. Ecuador, de fecha 12 de noviembre de 1997, precisó que:
“70. El principio de ‘plazo razonable’ al que hacen referencia los artículos 7.5 y 8.1 de la Conven-
ción Americana tiene como f nalidad impedir que los acusados permanezcan largo tiempo bajo
acusación y asegurar que esta se decida prontamente”. (Negritas agregadas).
10. Asimismo, con relación a la violación de la razonabilidad del plazo de los procesos penales, la Corte
IDH en la sentencia del Caso Valle Jaramillo y otros vs. Colombia, de fecha 27 de noviembre de
2008, destacó que:
“154. (…) el derecho de acceso a la justicia implica que la solución de la controversia se produzca
en tiempo razonable, ya que una demora prolongada puede llegar a constituir, por sí misma,
una violación de las garantías judiciales”. (Negritas agregadas).
11. Teniendo presente la posición jurisprudencial de la Corte IDH, el Tribunal en la STC Exp. Nº 00618-
2005-PHC/TC, interpretando el inciso 1) del artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, enfatizó que:
“(…) el derecho a un ‘plazo razonable’ tiene como f nalidad impedir que los acusados permanez-
can durante largo tiempo bajo acusación y asegurar que su tramitación se realice prontamente.
En consecuencia, el derecho a que el proceso tenga un límite temporal entre su inicio y fin, forma
parte del núcleo mínimo de derechos reconocido por el sistema internacional de protección de los
derechos humanos, y, por tanto, no puede ser desconocido”. (Negritas agregadas).
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12. Es por dicha razón que en la STC Exp. Nº 03509-2009-PHC/TC el Tribunal subrayó que la viola-
ción del derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable genera en el Estado una prohibición de
continuar con la persecución penal, por cuanto la demora injustificada en la resolución del proceso
penal (impartición de justicia) ocasiona la pérdida de la legitimidad punitiva. Ello porque la demora
injustificada en la resolución de un proceso penal constituye una denegación de justicia.
De ahí que en la RTC Exp. Nº 03509-2009-PHC/TC el Tribunal haya ampliado su posición juris-
prudencial en el sentido de que no solo “no pueden existir zonas exentas de control constitucional”,
sino que “tampoco pueden haber plazos ni tiempos exentos de control”.
Y es que la naturaleza y características propias del Estado Constitucional, así como las obligacio-
nes internacionales asumidas por el Estado en materia de derechos humanos, exigen la necesidad
insoslayable de que la justicia sea impartida dentro de un plazo razonable y sin dilaciones indebidas
o demoras injustificadas.
§4.1. Dies a quo y dies ad quem para computar el plazo razonable del proceso penal
13. Una de las cuestiones que plantea el derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable es la de
determinar los extremos dentro de los que transcurre el plazo razonable del proceso penal, es decir,
el momento en que comienza (dies a quo) y el instante en que debe concluir (dies ad quem).
14. Con relación al dies a quo del plazo razonable del proceso penal, la Corte IDH en la sentencia del
Caso Suárez Rosero vs. Ecuador, precisó que el plazo comienza a computarse desde la fecha de la
aprehensión del imputado (detención judicial preventiva), por ser el primer acto del proceso penal.
En tal sentido, la Corte IDH precisó que:
“70. (…) En el presente caso, el primer acto del procedimiento lo constituye la aprehensión
del señor Suárez Rosero el 23 de junio de 1992 y, por lo tanto, a partir de ese momento debe
comenzar a apreciarse el plazo”. (Negritas agregadas).
15. Complementando ello, la Corte IDH en la sentencia del Caso Tibi vs. Ecuador, de fecha 7 de septiem-
bre de 2004, estableció que cuando no ha habido aprehensión del imputado, pero se halla en marcha
un proceso penal, el dies a quo debe contarse a partir del momento en que la autoridad judicial toma
conocimiento del caso. Así, la Corte IDH señaló que:
“168. (…) La Corte se pronunció en el sentido de que, en materia penal, el plazo comienza en la fecha
de la aprehensión del individuo. Cuando no es aplicable esta medida, pero se halla en marcha un
proceso penal, dicho plazo debiera contarse a partir del momento en que la autoridad judicial
toma conocimiento del caso”. (Negritas agregadas).
16. En sentido similar, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (en adelante, el TEDH) en las sentencias
de los Casos Eckle contra Alemania, de fecha 15 de julio de 1982, y López Sole y Martín de Vargas
contra España, de fecha 28 de octubre de 2003, ha precisado que el dies a quo del plazo razonable
del proceso penal empieza en el momento en que una persona se encuentra formalmente acusada o
cuando las sospechas de las que es objeto tienen repercusiones importantes en su situación jurídica,
en razón a las medidas de coerción procesal adoptadas por las autoridades encargadas de perseguir
los delitos.
17. De otra parte, la Corte IDH en la sentencia del Caso Suárez Rosero vs. Ecuador estableció que el
proceso penal termina cuando se dicta sentencia definitiva y firme en el asunto, con lo cual se agota
la jurisdicción, y que dicho plazo debe comprender todo el procedimiento, incluyendo los recursos
de instancia que pudieran eventualmente presentarse. En esta línea, la Corte IDH siguiendo la juris-
prudencia del TEDH, precisó que:
“71. (…) el proceso termina cuando se dicta sentencia def nitiva y f rme en el asunto, con lo cual
se agota la jurisdicción (cf. Cour eur. D.H., arrêt Guincho du 10 juillet 1984, série A N° 81, párr. 29) y
que, particularmente en materia penal, dicho plazo debe comprender todo el procedimiento, inclu-
yendo los recursos de instancia que pudieran eventualmente presentarse”. (Negritas agregadas).
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
18. Sobre el mismo tema, la Corte IDH en la sentencia del Caso Valle Jaramillo y otros vs. Colombia,
reiteró que:
“154. La razonabilidad de dicho retraso se debe analizar de conformidad con el ‘plazo razonable’ al
que se refiere el artículo 8.1 de la Convención, el cual se debe apreciar en relación con la duración
total del procedimiento que se desarrolla hasta que se dicta sentencia def nitiva”. (Negritas
agregadas).
19. De la jurisprudencia reseñada de la Corte IDH, pueden extraerse los siguientes parámetros inter-
pretativos de actuación que en virtud del artículo V del Título Preliminar del CPConst. deben ser
aplicados por todos los jueces y tribunales del Poder Judicial, que son:
a. La afectación del derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable, reconocido en el inciso
1) del artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, se debe apreciar en
relación con la duración total del proceso penal que se desarrolla en contra de cierto imputado
(análisis global del procedimiento), hasta que se dicta sentencia definitiva y firme (dies ad quem),
incluyendo los recursos de instancia que pudieran eventualmente presentarse.
b. El plazo razonable del proceso penal comienza a computarse (dies a quo) cuando se presenta el
primer acto del proceso dirigido en contra de determinada persona como probable responsable
de cierto delito, que a su vez puede estar representado por: i) la fecha de aprehensión o detención
judicial preventiva del imputado; o ii) la fecha en que la autoridad judicial toma conocimiento
del caso.
§4.2. Criterios o parámetros para determinar la razonabilidad del plazo del proceso penal
19. En la sentencia del Caso Genie Lacayo vs. Nicaragua, la Corte IDH, siguiendo la jurisprudencia del
TEDH, precisó los criterios a utilizar para determinar la razonabilidad del plazo del proceso penal.
En efecto, señaló que:
“77. (...) De acuerdo con la Corte Europea, se deben tomar en cuenta tres elementos para determinar
la razonabilidad del plazo en el cual se desarrolla el proceso: a) la complejidad del asunto; b) la
actividad procesal del interesado; y c) la conducta de las autoridades judiciales (...)”. (Negritas
agregadas).
20. Estos tres elementos utilizados por la Corte IDH para analizar la razonabilidad del plazo del proceso
penal fueron ampliados en la sentencia del Caso Valle Jaramillo y otros vs. Colombia, que a su vez
fueron reiterados en la sentencia del Caso Kawas Fernández vs. Honduras, de fecha 3 de abril de
2009.
En dichas sentencias, la Corte IDH amplió de tres a cuatro los elementos que deben analizarse para
determinar la razonabilidad del plazo del proceso penal, que son: a) la complejidad del asunto;
b) la actividad o comportamiento del procesado; c) la conducta de las autoridades judiciales; y
d) la afectación que genera la demora en la situación jurídica de la persona involucrada en el proceso.
21. Así, en la sentencia del Caso Valle Jaramillo y otros vs. Colombia, la Corte IDH reconoció que:
“155. (…) ha establecido que es preciso tomar en cuenta tres elementos para determinar la razonabi-
lidad del plazo: a) la complejidad del asunto, b) la actividad procesal del interesado, y c) la conducta
de las autoridades judiciales. El Tribunal considera pertinente precisar, además, que en dicho análisis
de razonabilidad se debe tomar en cuenta la afectación generada por la duración del procedimiento
en la situación jurídica de la persona involucrada en el mismo, considerando, entre otros elementos,
la materia objeto de controversia. Si el paso del tiempo incide de manera relevante en la situación
jurídica del individuo, resultará necesario que el procedimiento corra con más diligencia a fin de
que el caso se resuelva en un tiempo breve”.
22. En la sentencia del Caso Kawas Fernández vs. Honduras, la Corte IDH reafirmó que:
“112. (…) ha establecido que es preciso tomar en cuenta cuatro elementos para determinar
la razonabilidad del plazo: a) complejidad del asunto, b) actividad procesal del interesado,
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No aparece en el expediente que el señor López Álvarez realizara diligencias que retrasaran o
entorpecieran la tramitación de la causa.
134. Por otro lado, en el proceso penal se dictaron por lo menos cuatro nulidades debido a diversas irre-
gularidades procesales: una parcial, el día 25 de julio de 1997 y, tres absolutas los días 9 de septiembre
de 1998, 10 de marzo de 1999 y 2 de mayo de 2001 (supra párrs. 54.23, 54.28, 54.30 y 54.33).
135. Las nulidades, que sirvieron al propósito de adecuar los procedimientos al debido proceso,
fueron motivadas por la falta de diligencia en la actuación de las autoridades judiciales que condu-
cían la causa. El juez interno, al realizar las actuaciones posteriormente anuladas, incumplió el
deber de dirigir el proceso conforme a derecho. Esto determinó que la presunta víctima fuese
obligada a esperar más de seis años para que el Estado administrara justicia.
136. Con fundamento en las consideraciones precedentes, y en el estudio global del proceso penal
seguido al señor Alfredo López Álvarez, se advierte que este se extendió por más de seis años.
El Estado no observó el principio del plazo razonable consagrado en la Convención Ameri-
cana, por responsabilidad exclusiva de las autoridades judiciales a quienes competía haber
administrado justicia”. (Negritas agregadas).
31. En la sentencia del Caso Bayarri vs. Argentina, del 30 de octubre de 2008, el plazo comenzó a
computarse desde la fecha de la detención del señor Bayarri, esto es, el 18 de noviembre de 1991,
y terminó el día en que se resolvió el recurso de apelación que interpuso contra la sentencia de pri-
mera instancia, esto es, el 1 de junio de 2004. En este caso, la Corte IDH, para concluir que se había
vulnerado el derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable, nuevamente consideró que no era
necesario evaluar los tres elementos para determinar la razonabilidad del plazo del proceso penal,
por cuanto este duró aproximadamente trece años.
La Corte IDH estableció lo siguiente:
“106. Como lo determinó el Tribunal (supra párr. 59), la detención del señor Bayarri tuvo lugar el
18 de noviembre de 1991. Asimismo, del expediente se desprende que el 20 de diciembre de ese año
el Juzgado de Instrucción Nº 25 dictó auto de prisión preventiva en su contra (supra párr. 71) y que la
sentencia de primera instancia que condenó al señor Bayarri a reclusión perpetua fue dictada
el 6 de agosto de 2001, es decir, aproximadamente diez años después. El recurso de apelación
interpuesto por la presunta víctima fue resuelto mediante sentencia de 1 de junio de 2004 de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal, que lo absolvió y ordenó
su libertad. El Tribunal observa que este proceso judicial duró aproximadamente trece años,
periodo durante el cual el señor Bayarri estuvo sometido a prisión preventiva (supra párr. 71).
107. En casos anteriores, al analizar la razonabilidad de un plazo procesal la Corte ha valorado los
siguientes elementos: a) complejidad del asunto, b) actividad procesal del interesado y c) conducta
de las autoridades judiciales. No obstante, el Tribunal considera que existe un retardo notorio en
el proceso referido carente de explicación razonada. En consecuencia, no es necesario realizar el
análisis de los criterios mencionados. Tomando en cuenta, asimismo, el reconocimiento de hechos
formulado (supra párrs. 29 y 30), la Corte estima que respecto de la causa penal en estudio el
Estado violó el artículo 8.1 de la Convención Americana en perjuicio del señor Juan Carlos
Bayarri”. (Negritas agregadas).
32. De la jurisprudencia reseñada, se desprende claramente que, con relación al derecho a ser juzgado
dentro de un plazo razonable, la Corte IDH tiene y mantiene la doctrina del no plazo, es decir, que
la razonabilidad del plazo no se mide en función de días, meses o años establecidos en forma fija y
abstracta, sino caso por caso, en función al análisis global del proceso penal y de los tres o cuatros
elementos precisados por ella misma para evaluar la razonabilidad del plazo.
Esta posición jurisprudencial es mantenida no solo por la Corte IDH, sino también por el TEDH y
es seguida por varios tribunales constitucionales de América Latina y de Europa.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
33. Al respecto, el Tribunal considera importante destacar que en algunos ordenamientos constitucionales
la razonabilidad del plazo viene determinada en forma abstracta por un periodo de tiempo fijo. Como
muestra de ello, tenemos la fracción VII, del inciso b) del artículo 20 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, cuyo texto dispone que toda persona tiene derecho a ser:
“(…) juzgada antes de cuatro meses si se tratare de delitos cuya pena máxima no exceda de dos
años de prisión, y antes de un año si la pena excediere de ese tiempo, salvo que solicite mayor
plazo para su defensa”. (Negritas agregadas).
5.1. Consecuencias jurídicas en caso de afectación del derecho a ser juzgado dentro de un plazo
razonable
34. Con relación a las consecuencias jurídicas que genera la vulneración del derecho a ser juzgado
dentro de un plazo razonable por dilaciones indebidas o demoras injustificadas, el Tribunal estima
pertinente destacar que la jurisprudencia comparada no es uniforme al momento de establecer las
consecuencias.
Por esta razón, el Tribunal, con la finalidad de evaluar el mantenimiento o racionalización de la so-
lución procesal establecida en la STC Exp. Nº 03509-2009-PHC/TC para el presente caso, considera
necesario reseñar brevemente las soluciones procesales que nos ofrece la jurisprudencia comparada.
35. Sobre este punto, el Tribunal considera oportuno destacar que los instrumentos-fuentes del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos no prevén consecuencia o sanción alguna en caso de que se
vulnere el derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable. Tampoco regulan alguna solución en
caso de que se compruebe la violación del derecho y no exista una sentencia firme y definitiva que
resuelva el proceso penal.
En la práctica, la Corte IDH se ha limitado a reconocer que el Estado denunciado ha violado el
derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable previsto en el inciso 1) del artículo 8 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y a condenarlo a pagar una indeminización por el
daño ocasionado. En buena cuenta, se trata de una solución netamente declarativa y compensatoria,
sin ninguna eficacia restitutiva.
En sentido similar, el TEDH, cuando constata la violación del derecho a ser juzgado dentro de un
plazo razonable previsto en el inciso 1) del artículo 6 de la Convención Europea de Derechos Hu-
manos, se limita a reconocer la violación producida y a condenar al Estado denunciado a que pague
una indemnización al denunciante como forma de compensar el daño ocasionado por las dilaciones
indebidas.
36. En Alemania existen dos posiciones jurisprudenciales sobre las consecuencias jurídicas que produce
la violación del derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable por dilaciones indebidas. La
primera posición considera que la excesiva duración injustificada del proceso penal constituye un
impedimento procesal que ocasiona la conclusión del proceso penal por sobreseimiento, en virtud
de los §§ 206 I a 260 III StPO (Ordenanza Procesal Penal alemana) [Cfr. AMBOS, Kai. Principios
del proceso penal europeo. Análisis de la Convención Europea de Derechos Humanos. Colombia:
Universidad Externado de Colombia, 2005, pp. 28-29; y PASTOR, Daniel R. El plazo razonable en
el proceso del Estado de derecho. Buenos Aires: Ad-Hoc, 2002, pp. 172-176].
A decir del Tribunal Supremo Federal alemán, en casos aislados muy extraordinarios de violación
del derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable por una dilación indebida, el juez y el tri-
bunal de casación de oficio deberán tener en cuenta dicho impedimento procesal para declarar la
conclusión del proceso. En buena cuenta, se considera que cuando se sobrepasa el plazo razonable,
se debe prescindir de la pena, porque las consecuencias de las dilaciones indebidas ya significan
para el autor un castigo suficiente.
La segunda posición, denominada “solución de la medición de la pena” o “solución de determina-
ción de la pena”, proclama que la violación del derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
por una dilación indebida constituye una causa de atenuación de la pena en virtud del §§ 153 y ss.
StPO. Según esta posición, en la atenuación de la pena se puede encontrar el medio adecuado para
reaccionar contra los retrasos irrazonables o dilaciones indebidas del proceso penal.
37. En España, el Tribunal Constitucional considera que la inejecución inmediata de la sentencia conde-
natoria no constituye una medida idónea para reparar las consecuencias negativas que ha generado la
afectación del derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable, también llamado como el derecho
a un proceso sin dilaciones indebidas.
Dicha posición jurisprudencial fue precisada en la STC Exp. Nº 25/1994, en la que el Tribunal
Constitucional señaló que “el recurrente pretende incluir (…) no la ejecución inmediata de la Sen-
tencia, su inejecución como medida para reparar las consecuencias negativas que para él ha tenido la
dilación indebida en la tramitación del proceso, judicialmente declarada. Ante esta pretensión cabe
avanzar ya que la medida propuesta ni puede incluirse en el ámbito del derecho fundamental a un
proceso sin dilaciones indebidas, ni, en otro orden de consideraciones, está consagrada en nuestro
ordenamiento como instrumento para reparar las consecuencias de su vulneración”.
Ello debido a que, para el Tribunal Constitucional español –según la sentencia citada– el derecho
a un proceso sin dilaciones indebidas posee una doble faceta: De un lado, una prestacional, consis-
tente en el derecho a que los jueces y tribunales resuelvan y hagan ejecutar lo resuelto en un plazo
razonable. De otro lado, una faceta reaccional, que actúa también en el marco estricto del proceso y
consiste en “el derecho a que se ordene la inmediata conclusión de los procesos en los que se incurra
en dilaciones indebidas”.
Por estas razones, el Tribunal Constitucional español considera que las medidas para reparar los
efectos de la violación al derecho a un proceso sin dilaciones indebidas son de naturaleza sustitutoria
o complementaria para cuando no pueda restablecerse la integridad del derecho o su conservación.
Entre las medidas sustitutorias figuran la exigencia de responsabilidad civil y aun penal del órgano
judicial, así como la responsabilidad civil del Estado por mal funcionamiento de la administración de
justicia. Y entre las medidas complementarias pueden situarse, por ejemplo, el indulto o la aplicación
de la remisión condicional de la pena.
Es más, puede destacarse que el Tribunal Constitucional español en uniforme y reiterada jurisprudencia
ha precisado que “el derecho a que el proceso se tramite, resuelva y ejecute en un plazo razonable es
plenamente independiente del juego de la prescripción penal” (SSTC Exp. Nºs 255/1988, 83/1989
y 25/1994).
38. En los Estados Unidos, la Corte Suprema, desde la sentencia del Caso Barker vs. Wingo (1972),
cuando analizó la afectación del derecho a un juicio rápido (right to a speedy trial) reconocido en
la Enmienda VI de su Constitución, estableció que en caso de afectación del mencionado derecho,
la consecuencia o solución procesal es la declaración de nulidad de la acusación fiscal.
Esta postura fue mantenida por la Corte Suprema en la sentencia del Caso Strunk vs. United States
(1973), en la que señaló que la declaración de nulidad de la acusación fiscal seguía siendo el único
remedio posible frente a la violación del derecho a un juicio rápido.
En buena cuenta, en los Estados Unidos, cuando se constata la violación del derecho a un juicio
rápido, la solución es la anulación de la acusación fiscal y de la eventual sentencia, sin que se acepte
la solución compensatoria como forma de reparar la violación.
39. Teniendo presente las soluciones procesales o consecuencias jurídicas que nos brinda la jurispru-
dencia comparada cuando se constata la violación del derecho a ser juzgado dentro de un plazo
razonable, el Tribunal estima que la solución establecida en la STC Exp. N° 03509-2009-PHC/TC,
consistente en la exclusión del imputado del proceso penal que se le sigue, es similar a la “solución
del impedimento procesal” utilizada por la jurisprudencia alemana y menos radical que la utilizada
por la jurisprudencia norteamericana, pues la exclusión no conlleva la anulación de la acusación
fiscal, ni de los eventuales actos procesales posteriores.
21
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
40. No obstante ello, este Colegiado en mérito del principio constitucional de cooperación y colaboración
que debe guiar la actuación de los poderes públicos y de los órganos constitucionales, estima que
para el caso de autos la solución procesal establecida en la STC Exp. Nº 03509-2009-PHC/TC tiene
que ser racionalizada y ampliada, en la siguiente forma:
a. En caso de que se constate la violación del derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable,
además de estimarse la demanda se ordenará a la Sala Penal emplazada que conoce el proceso
penal que, en el plazo máximo de sesenta días naturales, emita y notifique la correspondiente
sentencia que defina la situación jurídica del favorecido.
Si la Sala Penal emplazada no cumple con emitir y notificar la respectiva sentencia que defina
la situación jurídica del favorecido, de oficio deberá sobreseerlo inmediatamente del proceso
penal.
El plazo máximo de sesenta días naturales será computado desde la fecha en que se le notifica a
la Sala Penal emplazada la sentencia. En este caso, el juez de ejecución del hábeas corpus tiene
la obligación de que la sentencia se ejecute en sus propios términos dentro del plazo establecido
en ella misma.
Sobre el plazo máximo de sesenta días naturales, el Tribunal precisa que dicha solución se esta-
blece en la medida que el proceso penal del caso Barrios Altos está relacionado con la afectación
de derechos humanos. Sin embargo, la solución propuesta en la STC Exp. Nº 03509-2009-PHC/
TC ha sido moderada para el presente caso. En efecto, en caso de que la Sala Penal emplazada
en el proceso penal mencionado no emita dentro del plazo máximo de sesenta días naturales la
respectiva sentencia que defina la situación jurídica del favorecido, de oficio deberá sobreseerlo
del proceso, no pudiendo ser investigado ni procesado por los mismos hechos, por cuanto ello
conllevaría la vulneración del principio ne bis in idem.
Asimismo, en caso de estimarse la demanda, la sentencia deberá ser puesta en conocimiento
del Consejo Nacional de la Magistratura y de la Oficina de Control de la Magistratura para que
inicien las investigaciones pertinentes de los jueces que vulneraron el derecho a ser juzgado
dentro de un plazo razonable.
§.6. Análisis del caso
41. El 7 de abril de 1995, la Fiscal de la Cuadragésima Primera Fiscalía Provincial Penal de Lima, Ana
Cecilia Magallanes, denunció a cinco oficiales del Ejército como responsables de los hechos ocu-
rridos el 3 de noviembre de 1991 en el inmueble ubicado en el Jirón Huanta N° 840 del vecindario
conocido como Barrios Altos. Los cinco acusados eran el General de División Julio Salazar Monroe,
entonces Jefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), el Mayor Santiago Martín Rivas, y los
Suboficiales Nelson Carbajal García, Juan Sosa Saavedra y Hugo Coral Goycochea.
La mencionada Fiscal intentó en varias oportunidades, sin éxito, hacer comparecer a los acusados para
que rindieran declaración. Consecuentemente, formalizó la denuncia ante el Decimosexto Juzgado
Penal de Lima. Los oficiales militares respondieron que la denuncia debía dirigirse a otra autoridad
y señalaron que el Mayor Rivas y los suboficiales se encontraban bajo la jurisdicción del Consejo
Supremo de Justicia Militar. Por su parte, el General Julio Salazar Monroe se negó a responder las
citaciones argumentando que tenía rango de Ministro de Estado y que, en consecuencia, gozaba de
los privilegios que tenían los Ministros [Hecho extraído de la sentencia de la Corte IDH del Caso
Barrios Altos vs. Perú, de fecha 14 de marzo de 2001].
42. Con fecha 14 de marzo de 2001, la Corte IDH emitió la sentencia del Caso Barrios Altos vs. Perú,
que, entre otras cosas, resolvió:
“5. Declarar que el Estado del Perú debe investigar los hechos para determinar las personas respon-
sables de las violaciones de los derechos humanos a los que se ha hecho referencia en esta Sentencia,
así como divulgar públicamente los resultados de dicha investigación y sancionar a los responsables”.
22
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
43. En cumplimiento de la sentencia mencionada, con fecha 4 de junio de 2001 el Consejo Supremo de
Justicia Militar en la Causa N° 494-V-94, resolvió declarar la nulidad de la resolución que sobreseía
la causa seguida en contra de don Julio Salazar Monroe por los hechos ocurridos en el Caso Barrios
Altos.
44. Al respecto, el Tribunal considera necesario señalar que el periodo de tiempo transcurrido entre
abril de 1995 a junio de 2001 no debe ser computado, para efectos de evaluar la razonabilidad del
plazo del proceso penal que se cuestiona. Ello debido a que durante dicho periodo de tiempo, por
comportamientos imputables al gobierno de turno de aquel periodo (leyes de amnistía), los hechos
del Caso Barrios Altos no pudieron ser investigados ni juzgados conforme lo exigían las obligacio-
nes internacionales adquiridas por el Estado en materia de derechos humanos, específicamente las
impuestas por el derecho a la verdad.
Esta posición ha sido destacada por el Tribunal en la STC Exp. Nº 03938-2007-AA/TC, en el sentido
de que “el proceso penal iniciado en el ámbito de la jurisdicción militar tuvo el propósito de evitar
que el recurrente respondiese por los actos que se le imputan”, por lo que se concluyó en que “la
iniciación de un nuevo proceso penal, esta vez ante los órganos de la jurisdicción ordinaria, no viola
el contenido constitucionalmente protegido del derecho a no ser enjuiciado dos veces por el mismo
hecho y, por tanto, el derecho a la cosa juzgada”, dado que las resoluciones judiciales nulas no dan
lugar a la configuración de la cosa juzgada constitucional.
45. Por dicha razón, el primer acto del proceso penal lo constituye el auto apertura de instrucción de
fecha 22 de enero de 2003, emitido por el Quinto Juzgado Penal Especial de Lima en el Expediente
N° 032-2001. Entonces, a partir de dicha fecha debe destacarse los actos procesales más relevantes
del proceso penal, que son:
a) Con fecha 25 de abril de 2003, la Fiscalía Provincial Especializada en Derechos Humanos emitió
el Dictamen Final N° 014, que, entre otras cosas, concluye señalando que en el caso Barrios
Altos se encuentra acreditada la responsabilidad penal del favorecido como autor mediato del
delito de homicidio calificado, entre otros.
b) Mediante el Oficio N° 06-2004-2-JPE/AMR/mpm, proveniente del Segundo Juzgado Penal
Especial, se tomó conocimiento que por Resolución de fecha 18 de julio de 2003 se decretó la
acumulación de los procesos penales recaídos en los Expedientes N°s 01-2003 (Caso Santa) y
03-2003 (Caso Cantuta) al proceso penal recaído en el Expediente N° 044-2002 (Caso Yauri),
y que mediante Resolución de fecha 21 de diciembre de 2004, el proceso penal recaído en el
Expediente N° 044-2002 fue acumulado al proceso penal recaído en el Expediente N° 032-2001
que se tramita ante el Quinto Juzgado Penal Especial [Este hecho fue destacado en el fundamento 3
de la STC Exp. Nº 02798-2004-HC/TC y también se encuentra reconocido en la Sentencia del
Expediente N° 03-2003, pp. 3 y 4].
c) Con fecha 13 de mayo de 2005, en el proceso penal acumulado mencionado, la Primera Fiscalía
Superior Especializada en lo Penal presentó el Dictamen N° 056-2005, en el que, entre otras
cosas, concluye señalando que en el caso Barrios Altos se encuentra acreditada la responsabilidad
penal del favorecido como autor mediato del delito de homicidio calificado, entre otros.
d) Con fecha 13 de julio de 2005, las juezas de la Sala Penal Especial emplazada dictaron el auto
superior de enjuiciamiento que declaró, entre otras cosas, que había mérito para pasar a juicio
oral al favorecido por el delito de homicidio calificado en el caso Barrios Altos [Dato extraído
de la Sentencia del Expediente N° 03-2003, p. 5].
e) En la Sesión N° 29 del Expediente N° 032-2001, las juezas de la Sala Penal Especial emplazada,
mediante la Resolución de fecha 8 de marzo de 2006, de oficio ordenaron la desacumulación
de los procesos penales mencionados [Dato extraído de la Sentencia del Expediente N° 03-2003,
pp. 1 y 8].
23
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
46. Del recuento de los actos procesales mencionados, puede concluirse que desde la fecha en que se
inició el proceso penal (22 de enero de 2003) hasta la presente fecha han transcurrido más 7 años
y 6 meses, sin que el demandante haya obtenido una sentencia definitiva que decida su situación
jurídica en el proceso penal referido. Es más, aún no se ha emitido sentencia de primer grado que
defina su situación jurídica.
47. Teniendo presente esta primera conclusión, el Tribunal considera que debe descartarse la complejidad
del proceso penal para justificar que hasta la fecha no se haya emitido una sentencia definitiva que
decida la situación jurídica del favorecido, pues si bien se trata de un caso que presenta una pluralidad
de procesados y agraviados, ello, per se, no determina que el asunto sea complejo.
Corresponde precisar que la complejidad del asunto queda descartada, en la medida de que el esta-
blecimiento y esclarecimiento de los hechos son simples y no complejos. Además, en el supuesto
de que se considerase que el establecimiento y esclarecimiento de los hechos es complejo, en el
presente caso ello ya se habría superado al 22 de enero de 2003, por cuanto el favorecido, desde
el 7 de abril de 1995, fue denunciado por la Fiscal de la Cuadragésima Primera Fiscalía Provincial
Penal de Lima, Ana Cecilia Magallanes, por los hechos por los que viene siendo procesando.
Si bien el Tribunal ha considerado que el periodo entre el 7 de abril de 1995 al 4 de junio de 2001
no puede ser tomado como tiempo hábil para analizar la afectación del derecho a ser juzgado dentro
de un plazo razonable, ello no significa que los elementos de prueba aportados en aquel periodo de
tiempo no puedan ser tomados en cuenta para evaluar la complejidad del asunto.
48. A ello debe sumársele que, al 23 de enero de 2003, las pruebas de cargo de los hechos por los que se
le viene procesando al favorecido no eran de difícil o de complicada actuación u obtención, porque
durante los procesos iniciados en la jurisdicción ordinaria y militar llevados a cabo entre el 7 de abril
de 1995 al 4 de junio de 2001, estos ya habían sido aportados.
Por estas razones, el Tribunal estima que el proceso penal cuestionado no es complejo, debido a que
el análisis jurídico de los hechos por los que se le viene procesando al favorecido es sencillo, por
cuanto tales hechos fueron determinados en forma clara en el proceso iniciado en la jurisdicción
ordinaria que se inició con la denuncia de la Fiscal de la Cuadragésima Primera Fiscalía Provincial
Penal de Lima (7 de abril de 1995).
También es preciso destacar que la gravedad de los hechos procesados no puede ser un criterio ob-
jetivo para evaluar la complejidad del asunto, porque ello conlleva una subjetivización del proceso
penal en función de la gravedad de los cargos.
49. En cuanto a la actividad o conducta procesal del favorecido, el Tribunal observa que de las instru-
mentales que corren en el presente hábeas corpus, que este durante el desarrollo del procedimiento,
no ha tenido actuaciones dilatorias u obstruccionistas. Por lo tanto, puede concluirse que la conducta
procesal del afectado durante el proceso penal mencionado no ha influido en la demora de resolución
definitiva de este, ni lo ha entorpecido.
Ahora bien, resulta oportuno destacar que el proceso constitucional iniciado por el favorecido y
conocido por el Tribunal nunca ha tenido por finalidad cuestionar directamente la regularidad del
proceso penal mencionado, ni ha tenido incidencia en la tramitación de este, para que pueda justifi-
carse que él ha influido en la demora del plazo para su resolución definitiva.
Así, en el Exp. N° 03938-2007-PA/TC el favorecido interpuso demanda de amparo contra “el Con-
sejo Supremo de Justicia Militar, solicitando se deje sin efecto las resoluciones de fechas 1 de junio
y 4 de junio de 2001, mediante las cuales se anuló la resolución de sobreseimiento definitivo de los
hechos investigados en la causa N° 494-V-94 (Barrios Altos), así como la Resolución que confirma
el sobreseimiento definitivo de la Sala Revisora del Consejo Supremo de Justicia Militar”.
De otra parte, también debe destacarse que la recusación presentada por el favorecido tampoco
constituye una acción dilatoria u obstruccionista que haya influido en la demora del proceso penal,
24
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
pues ha tenido como objetivo ejercer su derecho de defensa en forma regular y no abusiva; tanto
así que una de las vocales superiores, al momento de resolver la recusación, consideró que esta era
estimable.
50. En cuanto al comportamiento de las autoridades judiciales, el Tribunal considera que la acumulación y
desacumulación, en vez de coadyuvar a la pronta resolución del proceso penal mencionado, ha influido
en que no se resuelva en forma definitiva dentro de un plazo razonable. Ello es así porque durante el
periodo de un año y más de 2 meses, el proceso penal estuvo acumulado a otros tres procesos que por
la cantidad de los procesados y agraviados lo tornaba en complejo. Sin embargo, dicha complejidad
no es producto del comportamiento procesal del favorecido ni del asunto, sino que fue así decretado
por la Sala Penal emplazada, quien mantuvo vigente la acumulación desde el 21 de diciembre de 2004
hasta el 8 de marzo de 2006.
Al respecto, debe destacarse que la desacumulación fue ordenada de oficio por la propia Sala Penal
emplazada, es decir, que fueron las propias juezas emplazadas las que consideraron que su actuación
procesal de acumulación no tenía resultados efectivos para la pronta resolución de los procesos
penales, motivo por el cual decretaron la desacumulación.
A este hecho debe sumársele que desde la fecha (13 de julio de 2005) en que se dictó el auto superior
de enjuiciamiento hasta la presente fecha han transcurrido más de 5 años sin que exista una sentencia
que resuelva la situación jurídica del demandante, a pesar de que ya se han realizado más de 290
sesiones.
Teniendo presente ello, el Tribunal considera que las juezas emplazadas no han cumplido con su
deber de obrar con celeridad en la resolución del proceso penal en el que se le viene procesando al
favorecido. En buena cuenta, la afectación del derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable
le es imputable a la Sala Penal emplazada, que no ha actuado con la diligencia debida para resolver
el proceso penal mencionado.
51. De otra parte, existe otro punto importante que destacar para poder concluir que la violación del
derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable únicamente le es atribuible al comportamiento
excesivamente prolongando de la Sala Penal emplazada, consistente en que no ha respetado la
duración acostumbrada para resolver procesos penales de la misma naturaleza, por las siguientes
razones:
a. El proceso penal que se le ha iniciado al favorecido es consecuencia de la parte resolutiva de la
sentencia del 14 de marzo de 2001, emitida por la Corte IDH en el Caso Barrios Altos vs. Perú.
b. Al favorecido, la misma Sala Penal emplazada también le inició un proceso penal por hechos de
la misma naturaleza, esto es, el Expediente N° 03-2003 (Caso Cantuta). En este proceso, la Sala
Penal emplazada con fecha 8 de abril de 2008, actuando como órgano de primera instancia, emitió
sentencia condenando al favorecido como autor mediato de los delitos de homicidio calificado
y de desaparición forzada.
52. La sentencia condenatoria del Expediente N° 03-2003 pone en evidencia que en dicho proceso penal
la Sala Penal emplazada actuó en forma diligente y cumplió con su deber de obrar con celeridad para
la pronta resolución del proceso, a pesar de que dicho proceso se inició en el año 2003, mientras que
el proceso penal que se está cuestionando se inició en el año 2001, es decir, que en vez de resolver
el primer expediente ingresado, se encargó del último.
En ambos procesos penales (Caso Barrios Altos y Caso Cantuta) el favorecido viene siendo pro-
cesado ante la misma Sala Penal por los mismos tipos penales: autor mediato del delito de homi-
cidio calificado. También, en ambos procesos existe una pluralidad de procesados y agraviados;
sin embargo, en el Expediente N° 03-2003 la Sala Penal emplazada ha resuelto el proceso penal
en un periodo aproximado de seis años, es decir, que el caso no resultaba complejo; mientras que
en el proceso penal del Caso Barrios Altos hasta la fecha no existe sentencia de primer grado que
determine la situación jurídica del favorecido. Es más, por los hechos ambos procesos penales
25
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
presentan características e incidencias procesales similares, pues los dos fueron conocidos indebi-
damente por la jurisdicción militar y luego en forma debida por la jurisdicción ordinaria; y fueron
luego acumulados y desacumulados por la Sala Penal emplazada.
53. Consecuentemente, el Tribunal considera que debe estimarse la presente demanda, porque se encuentra
probado que se ha vulnerado el derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable del favorecido.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda, por haberse acreditado la vulneración del derecho a ser juzgado
dentro de un plazo razonable por parte de las juezas emplazadas conforme se señala en los funda-
mentos 41 a 52, supra.
2. Ordenar a la Primera Sala Penal Especial de la Corte Superior de Justicia de Lima que en el plazo de
sesenta días naturales, contados desde la fecha de notificación del presente fallo, emita y notifique la
correspondiente sentencia que decida la situación jurídica del demandante en el Exp. N° 28-2001,
bajo apercibimiento de tenerse por sobreseído el proceso en relación con el demandante.
3. Declarar IMPROCEDENTE la demanda en los extremos en que se solicita que se ordene el aparta-
miento de las juezas superiores emplazadas de conocer el proceso penal y que se ordene a las juezas
superiores emplazadas que resuelvan la recusación planteada contra ellas.
4. Poner la presente sentencia en conocimiento del Consejo Nacional de la Magistratura y de la Oficina
de Control de la Magistratura para que investigue el comportamiento de las juezas emplazadas, a fin
de que les imponga la sanción que estime pertinente por haber vulnerado el derecho a ser juzgado
dentro de un plazo razonable.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / CALLE HAYEN / ETO CRUZ /
ÁLVAREZ MIRANDA
EXP. N° 05350-2009-PHC/TC-LIMA
JULIO ROLANDO SALAZAR MONROE
26
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
tratados celebrados por el Estado y en vigor forman parte del derecho nacional”, y de otro lado, por
vía de la cláusula abierta recogida en el artículo 3 de la Const., que señala “La enumeración de los
derechos establecidos en este capítulo no excluye los demás que la Constitución garantiza, ni otros de
naturaleza análoga o que se fundan en la dignidad del hombre, o en los principios de soberanía del
pueblo, del Estado democrático de derecho y de la forma republicana de gobierno”. En ese sentido,
está fuera de toda duda que el derecho al plazo razonable del proceso tiene vigencia y eficacia en todo
tipo de proceso o procedimiento penal, civil, laboral, administrativo, corporativo, etc.
3. Ahora bien, el plazo de un proceso será razonable solo si es que aquel comprende un lapso de
tiempo suficiente en el que se desarrollen las actuaciones procesales necesarias y el ejercicio de los
derechos y garantías de las partes en conflicto, a fin de obtener una respuesta fundada en derecho. Para
analizar si en un caso concreto se ha producido o no la violación del derecho al plazo razonable del
proceso, la jurisprudencia y la doctrina han señalado algunos criterios: a) la complejidad del asunto;
b) la actividad procesal del interesado; c) la conducta de la autoridad judicial, y d) la afectación en
la situación jurídica de la persona involucrada en el proceso.
4. De otro lado, tiene particular relevancia el determinar el cómputo de los plazos para los efectos es-
tablecer en cada caso concreto si se ha producido o no la afectación a este derecho. En ese sentido,
tratándose de un proceso penal, el término inicial de dicho cómputo opera a partir del inicio de la
investigación preliminar del delito que comprende la investigación policial y/o la investigación fiscal,
mientras que el término final opera en el momento en que la persona es notificada de la decisión
definitiva que supone el agotamiento de los recursos. Ahora bien, cabe precisar que, el término ini-
cial puede coincidir con la detención policial u otra, sin que ello constituya requisito indispensable,
pues, queda claro que aquel se inicia con la indicación oficial de una persona como sujeto de una
persecución penal.
5. Asimismo, conviene precisar que el derecho al plazo razonable del proceso es un derecho fun-
damental inclusivo, en la medida que su ámbito de tutela alcanza a más de un titular. Así pues,
tratándose de un proceso penal la cobertura constitucional alcanza no solo al procesado, sino tam-
bién a la víctima o la parte civil. Por ello, es posible que, cada vez que se determine la violación
del derecho al plazo razonable del procesado, se afecte también el derecho a obtener satisfacción
jurídica en un tiempo razonable de la víctima o la parte civil. Y es que, una situación como la antes
descrita, esto es, la prolongación del proceso más allá de lo razonable podría afectar por igual a
ambas partes, y si ello es así, debería considerarse también la tutela del derecho de la víctima o
la parte civil.
6. Por lo expuesto, resulta oportuno recordar y reiterar, lo que el Pleno de este Tribunal precisó en el
Exp. N° 03689-2008-PHC/TC, F. J. 10 en el sentido de que “una eventual constatación por parte
de la justicia constitucional de la violación el derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable
no puede ni debe signif car el archivo def nitivo del proceso penal como si de un pronunciamiento
sobre el fondo del asunto [se tratase], equivalente a una decisión de absolución emitida por el juez
ordinario, sino que más bien, actuando dentro del marco constitucional y democrático del proceso
penal, lo que, corresponde es la reparación in natura por parte de los órganos jurisdiccionales que
consiste en emitir en el plazo más breve posible el pronunciamiento def nitivo sobre el fondo del
asunto y que se declare la inocencia o la responsabilidad del procesado, y la consiguiente conclusión
del proceso penal. En cualquier caso, como es obvio, tal circunstancia no exime de las responsabi-
lidades a que hubiere lugar para quienes incurrieron en ella, y que deben ser dilucidados por los
órganos competentes”.
7. No obstante lo anterior, el suscrito considera pertinente realizar una precisión. Y es que el “plazo”
para el pronunciamiento definitivo sobre el fondo del asunto no debe ser fijado una vez y para siem-
pre de modo que sea aplicable en todos los casos, sino que este debe ser fijado de manera objetiva
y razonable por el juez constitucional en cada caso concreto, esto es, que debe ser establecido en
atención a las circunstancias concretas de cada caso, sobre todo teniendo en cuenta el estado actual
27
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
del proceso, lo que no ocurre en el presente caso, por cuanto la fijación del mismo puede resultar
un imposible en algunos casos y/o puede constituir un exceso en otros. Finalmente, tampoco resulta
pertinente establecer una consecuencia de corte del proceso o, de exclusión del procesado, en primer
lugar, porque dijimos supra, debe considerarse también la tutela del derecho al plazo razonable de
la víctima o la parte civil, en segundo lugar, porque por tratarse de un caso de grave violación a los
derechos humanos (delito de lesa humanidad), este es imprescriptible, y en tercer lugar, porque de
acuerdo a la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Caso Barrios Altos vs.
Perú: Sentencia de 14 de marzo de 2001, punto resolutivo 5), el Estado peruano se encuentra
obligado a “investigar los hechos para determinar las personas responsables de las violaciones de
los derechos humanos a los que se ha hecho referencia en esta Sentencia, así como divulgar públi-
camente los resultados de dicha investigación y sancionar a los responsables”, por lo que, obrar en
sentido contrario, supone incurrir en un supuesto de incumplimiento de la misma y la consecuente
responsabilidad internacional del Estado peruano.
S. LANDA ARROYO
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
luego, dicha conducta afecta el adecuado desarrollo del proceso penal y, por
consiguiente, el debido proceso y la tutela jurisdiccional efectiva, reconocidos
en el artículo 139, inciso 3, de la Constitución.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
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EXP. N° 0024-2010-PI/TC-LIMA
25% DEL NÚMERO LEGAL DE CONGRESISTAS
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
I. ASUNTO
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por el 25% del número legal de congresistas, contra el
Decreto Legislativo N° 1097, publicado en el diario oficial El Peruano el 1 de setiembre de 2010.
II. DISPOSICIONES CUESTIONADAS
DECRETO LEGISLATIVO N° 1097
Artículo 1.- Objeto
El presente Decreto Legislativo tiene por objeto adelantar la vigencia de algunos artículos del Nuevo
Código Procesal Penal, aprobado por Decreto Legislativo N° 957, a todos los Distritos Judiciales del
país, con la finalidad de establecer un marco regulatorio uniforme respecto de los delitos que implican
violación de derechos humanos.
Artículo 2.- Alcance
El presente Decreto Legislativo es de aplicación a los procesos por los delitos contra la Vida, el Cuerpo
y la Salud previstos en el Código Penal de 1924 y el Código Penal de 1991, considerados como viola-
ciones a los derechos humanos, así como por los delitos contra la Humanidad previstos en el Código
Penal de 1991.
Artículo 3.- Comparecencia, variación del mandato de detención y sometimiento a institución
3.1 Adelántase la vigencia del inciso 1 del Artículo 288 del Decreto Legislativo N° 957 - Nuevo Código
Procesal Penal a los Distritos Judiciales donde aún no se encuentra vigente, respecto de los procesos
señalados en el Artículo 2 del presente Decreto Legislativo.
3.2 En los procesos por los delitos señalados en el artículo precedente, se observan las normas siguientes:
a. En los iniciados en los Distritos Judiciales en los que se aplica el Decreto Legislativo N° 957 -
Nuevo Código Procesal Penal, la autoridad jurisdiccional respectiva podrá sustituir el mandato
de detención preliminar o el de prisión preventiva, por el de comparecencia restrictiva, conforme
al inciso 3.3. de este artículo y en la institución a la que se refiere el inciso 3.4.
b. En los iniciados bajo el Código de Procedimientos Penales, el Juez Penal o la Sala Penal Superior
pueden variar el mandato de detención por el de comparecencia con la restricción prevista en
el inciso 1 del Artículo 288 del Nuevo Código Procesal; o, por el de comparecencia simple. En
los procesos que aún se inicien bajo el Código de Procedimientos Penales, el Juez Penal dicta
orden de detención mediante resolución motivada en los antecedentes del procesado y, en otras
circunstancias del caso particular, que permita argumentar y colegir razonablemente que tratará
de eludir la acción de la justicia (peligro de fuga) u obstaculizar la averiguación de la verdad
(peligro de obstaculización). El juez penal puede ordenar mandato de comparencia, bajo el
cuidado y vigilancia de una persona o institución, que en el caso del personal militar y policial
será el instituto armado o policial al que el procesado pertenece; o, podrá disponer mandato de
comparencia simple.
3.3 Dictado el mandato de comparecencia, la autoridad judicial puede imponer al imputado la obligación
de someterse al cuidado y vigilancia de una persona o institución.
3.4 Si el imputado es personal militar o policial, en situación de actividad o retiro, el cuidado y vigilancia
está a cargo de la institución militar o policial a la que pertenece.
Artículo 4.- Caución económica para ausentes y contumaces
4.1 Adelántase la vigencia del inciso 4 del artículo 288 del Decreto Legislativo N° 957 - Nuevo Código
Procesal Penal a los Distritos Judiciales donde aún no se encuentra vigente, respecto de los procesos
señalados en el artículo 2 del presente Decreto Legislativo.
4.2 Con relación a los procesados, declarados ausentes o contumaces, y que expresen su voluntad de
ponerse a derecho, el juez puede variar la orden de detención para resolver su condición de ausente
35
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
o contumaz, imponiendo caución económica si los ingresos del procesado lo permiten, la que podrá
ser sustituida por una fianza personal idónea y suficiente del propio procesado o de un familiar, o de
tercero fiador, sea persona natural o jurídica o la institución militar o policial a la que pertenece.
Artículo 5.- Impedimento de salida del país
5.1 Adelántase la vigencia del inciso 2 del Artículo 296 del Decreto Legislativo N° 957 - Nuevo Código
Procesal Penal a los Distritos Judiciales donde aún no se encuentra vigente, respecto de los procesos
señalados en el Artículo 2 del presente Decreto Legislativo.
5.2 Las órdenes de impedimento de salida del país que, a la entrada en vigencia del presente Decreto
Legislativo, hayan superado el plazo máximo de ocho meses, son levantadas de oficio.
5.3 A los procesados que se pongan a derecho y acrediten tener residencia legal en el exterior, que ha-
yan cumplido con las diligencias or denadas por el juez penal, y que presten la caución económica
a que se refiere el Artículo 4 del presente Decreto Legislativo, el juez penal puede dictar orden de
impedimento de salida del país por el plazo máximo de cuatro meses, mediante resolución motivada
en los antecedentes del procesado y en otras circunstancias del caso particular, y siempre y cuando
resulte indispensable para la indagación de la verdad. El juez puede prolongar la continuación de
la medida por otros cuatro meses más como máximo, mediante resolución debidamente motivada
en antecedentes del procesado y en circunstancias del caso particular, y siempre y cuando resulte
indispensable para la indagación de la verdad. Ambas resoluciones son apelables para su confirmación
o revocatoria por el superior en grado.
Artículo 6.- El sobreseimiento por exceso de plazo de la Instrucción o de la Investigación Preparatoria
6.1 Adelántase la vigencia de los artículos 344 al 348 y del inciso 4 del artículo 352 del Decreto Legis-
lativo N° 957 - Nuevo Código Procesal Penal a los Distritos Judiciales donde aún no se encuentra
vigente, respecto de los procesos señalados en el Artículo 2 del presente Decreto Legislativo.
6.2 De verificarse el vencimiento del término de la instrucción, y de haberse excedido todos los plazos
establecidos en el Artículo 202 del Código de Procedimientos Penales, el órgano jurisdiccional que
tenga en su poder el expediente principal dicta la correspondiente resolución de sobreseimiento
parcial en favor de todos los encausados que hayan sufrido el exceso de plazo de la investigación.
6.3 En los procesos en los que no se haya verificado el vencimiento en exceso de la instrucción, se
aplica el control del sobreseimiento y el pronunciamiento por el órgano jurisdiccional que tenga en
su poder el expediente principal, conforme a las disposiciones previstas en los artículos 345 y 346
del Nuevo Código Procesal Penal.
6.4 El sobreseimiento parcial que se regula en el inciso 6.2 del presente artículo, no sobresee delitos sino
a procesados sometidos con exceso a investigación penal, por lo que faculta al órgano jurisdiccional
a continuar la investigación penal contra otras personas, respetando las reglas de prescripción de la
acción penal, según la ley penal aplicable a la fecha de ocurrencia de los hechos a investigar.
DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS FINALES
PRIMERA.- Para efectos procesales, precísase que la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crí-
menes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad, aprobada por Resolución Legislativa N° 27998,
surte efectos y rige para el Perú a partir del 9 de noviembre de 2003, conforme a la declaración realizada
por el Perú al momento de adherirse a la citada Convención, al Fundamento N° 15 de la Resolución del
Tribunal Constitucional del 23 de marzo de 2010 recaída en el Expediente N° 00018-2009-PI/TC, y a
la declaración expresa contenida en la indicada Resolución Legislativa.
SEGUNDA.- Las disposiciones procesales previstas en el presente Decreto Legislativo son de apli-
cación a los procesos señalados en el artículo 2 en el estado procesal en que se encuentren, tanto ante
el Ministerio Público, como ante cualquier órgano jurisdiccional, incluyendo la Sala Penal Nacional,
las Salas Penales Especiales, así como los Juzgados Supraprovinciales y Juzgados Penales Especiales.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
TERCERA.- El régimen de cuidado y vigilancia a cargo de las instituciones militares y policiales para
imputados por delitos que implican violación a los derechos humanos, a que se refiere el artículo 3.4. del
presente Decreto Legislativo, es reglamentado mediante Decreto Supremo refrendado por los Ministros
de Defensa e Interior.
III. ANTECEDENTES
§1. Argumentos de la demanda
Con fecha 9 de setiembre de 2010, los recurrentes interponen demanda de inconstitucionalidad contra el
Decreto Legislativo N° 1097, por considerarlo violatorio del principio-derecho a la igualdad, reconocido
en el artículo 2, inciso 2, y en el primer párrafo del artículo 103 de la Constitución, y del mandato con-
tenido en el artículo 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Refieren que el Decreto
Legislativo impugnado establece un trato diferenciado en relación con la aplicación de la legislación
procesal penal, en razón de las diferencias de las personas.
Sostienen que de las medidas distintas solo son beneficiarios los policías y militares acusados de la
violación de derechos humanos, introduciéndose un trato discriminatorio bajo el criterio de la profesión
u oficio, del tipo de delito por el que se es procesado y de la condición económica del imputado, lo cual,
a su vez, viola el artículo 2 de la Convención Americana. Afirman que el Decreto Legislativo incoado
adopta medidas que colocan en una situación de indefensión a las víctimas de violaciones a los derechos
humanos y otorgan impunidad y beneficios a los violadores de tales derechos.
§2. Argumentos de la contestación de la demanda
Con fecha 19 de octubre de 2010, la Procuraduría Pública del Poder Ejecutivo contesta la demanda. Luego
de enfatizar algunas interpretaciones que resultan evidentes a la luz del texto del Decreto Legislativo
impugnado y de determinadas disposiciones de la legislación procesal penal, refiere que el sobreseimiento
por vencimiento del plazo de la instrucción, regulado en el artículo 6.2 del Decreto Legislativo, solo
puede ser aplicado en concordancia con las reglas sobre sobreseimiento que el propio Decreto Legislativo
pone en vigencia, y en la medida de que no haya precluido la etapa de instrucción, de forma tal que el
órgano jurisdiccional solo puede disponer el sobreseimiento, luego de un dictamen fiscal.
Sostiene que la prescripción de la acción penal se regula también conforme al régimen de los tratados
internacionales suscritos por el Perú. En ese sentido, refiere que no existe duda respecto de la obligación
del Estado peruano de investigar y sancionar los actos que constituyen graves violaciones a los derechos
humanos o delitos de lesa humanidad, por lo que es su deber remover todas aquellas barreras norma-
tivas y judiciales que impidan la investigación de tales violaciones. En consecuencia, afirma, el Poder
Ejecutivo, con la dación del Decreto Legislativo N° 1097, no desconoce las obligaciones que devienen
de la Constitución y los tratados internacionales ratificados por el Estado peruano.
Manifiesta que la aplicación en el tiempo de la Convención sobre Imprescriptibilidad de los Crímenes
de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad, se rige por la declaración incluida en la Resolución
Legislativa N° 27998, es decir, se aplica a los crímenes cometidos con posterioridad a su entrada en
vigor para el Perú.
Considera que corresponde al Tribunal Constitucional evaluar si, habiéndose derogado el Decreto
Legislativo impugnado, en la presente causa se ha producido la sustracción de la materia.
Aduce que la voluntad del legislador al prever el sobreseimiento, la comparecencia, la caución económica
y el impedimento de salida del país en el Decreto Legislativo cuestionado, fue establecer determinados
supuestos que puedan ser evaluados por la justicia ordinaria, de modo que los procesos puedan cumplir
con el rol esencial de materializar una tutela de urgencia, sólida y expeditiva.
IV. MATERIAS CONSTITUCIONALMENTE RELEVANTES
1. Determinar si la derogación del Decreto Legislativo N° 1097, da lugar a la sustracción de la materia.
2. Determinar cuáles son las medidas adoptadas por el Decreto Legislativo N° 1097 que conllevan un
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
trato diferenciado, como presupuesto del análisis de su eventual violación del principio-derecho a
la igualdad.
3. Determinar si los artículos 3.2 –literal a) y literal b), in f ne–, 3.4, y la Tercera Disposición Comple-
mentaria Final del Decreto Legislativo N° 1097, son violatorios del principio de independencia en
el ejercicio de la función jurisdiccional, del principio-derecho a la igualdad, del derecho al debido
proceso y/o del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva.
4. Determinar si el artículo 4.2 del Decreto Legislativo N° 1097, viola los derechos fundamentales al
debido proceso, a la tutela jurisdiccional efectiva, a la verdad, la obligación internacional del Esta-
do peruano de investigar y sancionar los crímenes de lesa humanidad y/o el principio-derecho a la
igualdad.
5. Determinar si los artículos 6.2, 6.3 y 6.4 (primera parte) del Decreto Legislativo N° 1097, violan
los derechos fundamentales a la verdad, al debido proceso, a la tutela jurisdiccional efectiva, a la
independencia judicial, el deber del Estado peruano de investigar y sancionar los crímenes de lesa
humanidad y/o el principio-derecho a la igualdad.
6. Determinar si la Segunda Disposición Complementaria Final del Decreto Legislativo N° 1097, viola
el principio de irretroactividad en la aplicación de las normas jurídicas.
7. Determinar cuál es la relevancia constitucional de la regla de la imprescriptibilidad de los crímenes
de lesa humanidad.
8. Determinar si el artículo 6.4 (segunda parte), la Primera Disposición Complementaria Final del
Decreto Legislativo N° 1097, y la declaración contenida en el punto 1.1 del Artículo Único de la
Resolución Legislativa N° 27998, afectan la regla de la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa
humanidad.
V. FUNDAMENTOS
§1. Delimitación del petitorio
1. Los recurrentes solicitan que se declare la inconstitucionalidad del Decreto Legislativo N° 1097, por
considerar que vulnera el principio-derecho a la igualdad, reconocido en los artículos 2, inciso 2, y
103 de la Constitución. Asimismo, refieren que la norma con rango de ley impugnada atenta contra
el artículo 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en tanto este último precepto
exige a los Estados ratificantes adoptar medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias
para hacer efectivos los derechos y las libertades reconocidos por el referido tratado internacional.
§2. Determinación de si la derogación del Decreto Legislativo N° 1097 ha generado la sustracción
de la materia
2. La presente demanda fue interpuesta el 9 de setiembre de 2010 y admitida a trámite el día 13 del
mismo mes. El Decreto Legislativo N° 1097, impugnado en esta causa, fue derogado por la Ley
N° 29572, publicada en el diario oficial El Peruano el 15 de setiembre de 2010.
El hecho de que con posterioridad a la presentación de la demanda, el Decreto Legislativo sometido
a juicio haya sido derogado, exige a este Tribunal determinar, ante todo, si en el presente proceso
ha sobrevenido la sustracción de la materia.
3. Sobre el particular, este Colegiado tiene establecido en su jurisprudencia que “la derogación es una
categoría del Derecho sustancialmente distinta a la inconstitucionalidad. Mientras que la primera no
necesariamente elimina los efectos (capacidad reguladora) de la ley derogada (así, por ejemplo, los
casos de leyes que, a pesar de encontrarse derogadas, surten efectos ultractivos), la declaración de
inconstitucionalidad ‘aniquila’ todo efecto que la norma pueda cumplir; incluso los que pueda haber
cumplido en el pasado, en caso de que haya versado sobre materia penal o tributaria (artículo 83
del Código Procesal Constitucional)” (Cfr. SSTC Exps. Nºs 0019-2005-PI, F. J. 5; y 0005-2007-PI,
F. J. 1).
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Sin embargo, es justamente la posibilidad de que un supuesto como el descrito se presente la que
exige a este Tribunal, en tanto Supremo Intérprete de la Constitución y de los derechos fundamen-
tales, no asumir que en la presente causa se ha producido la sustracción de la materia, emitiendo un
pronunciamiento de fondo en relación con la constitucionalidad o no del Decreto Legislativo N° 1097.
Un razonamiento contrario implicaría que este Colegiado abdique de sus funciones de pacificación,
ordenación y valoración (Cfr. SSTC Exps. Nºs. 0019-2005-PI, F. J. 47; y 0017-2008-PI, FF. JJ. 81-83).
8. Ahora bien, no escapa a la consideración de este Tribunal, que con fecha 14 de setiembre de 2010,
se publicó en el diario oficial El Peruano, una lista de fe de erratas del Decreto Legislativo N° 1097,
a través de las cuales, básicamente, se sujetaba su aplicación a la entrada en vigencia de un futuro
Decreto Supremo en el que se precisarían los Distritos Judiciales en los que surtiría efecto el aludido
Decreto Legislativo.
Ocurre, no obstante, que con prescindencia de que la publicación de la fe de erratas se haya efectuado
dentro del plazo contemplado en el artículo 6 de la Ley N° 26889, Ley Marco para la Producción y
Sistematización Legislativa, el Tribunal Constitucional observa, como es de público conocimiento,
que se ha invocado ante los tribunales la aplicación del Decreto Legislativo N° 1097 antes de que
se publicara la referida fe de erratas, lo que ha generado una incertidumbre –no resuelta– sobre si
dicho decreto legislativo es aplicable o no para resolver tales peticiones. Por ello, se analizará la
constitucionalidad del Decreto Legislativo N° 1097 conforme a su texto original, publicado el 1 de
setiembre de 2010.
§3. Determinación de las medidas del Decreto Legislativo N° 1097 que conllevan un trato diferen-
ciado
9. Tal como se ha mencionado, la principal razón por la que los recurrentes consideran inconstitucio-
nal el Decreto Legislativo incoado, es porque lo consideran violatorio del artículo 2, inciso 2, de la
Constitución, el cual dispone que toda persona tiene derecho “[a] la igualdad ante la ley. Nadie debe
ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica
o de cualquiera otra índole”, y del artículo 103 de la Norma Fundamental, en cuanto establece que
no pueden expedirse leyes “por razón de las diferencias de las personas”. En ese sentido, sostienen
que el referido Decreto Legislativo, al adelantar la vigencia del determinados preceptos del Nuevo
Código Procesal Penal (NCPP), y regular determinadas reglas procesales especiales, para ser apli-
cadas solamente a las personas implicadas “en procesos por los delitos contra la Vida, el Cuerpo
y la Salud previstos en el Código Penal de 1924 y el Código Penal de 1991, considerados como
violaciones a los derechos humanos, así como por los delitos contra la Humanidad previstos en el
Código Penal de 1991” (artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1097), y no a personas procesadas
por otros delitos, “establece una diferenciación para la aplicación del Código Procesal Penal sobre
la base de diferencias personales” (fojas 7), “[m]aterializa una legislación discriminatoria en razón
de las diferencias de personas” (fojas 8 y 11), “otorga un trato diferenciado en función al tipo de
delito que se haya cometido” (fojas 10), todo lo cual, a su juicio, sería el factor determinante de la
violación del principio-derecho a la igualdad.
10. Tal como este Tribunal ha enfatizado en reiteradas ocasiones, la igualdad consagrada constitucional-
mente, detenta una doble condición, a saber, la de principio, y, a su vez, la de derecho fundamental. En
cuanto principio, constituye el enunciado de un contenido material objetivo que, en tanto componente
axiológico del fundamento del ordenamiento constitucional, vincula de modo general y se proyecta
sobre todo el ordenamiento jurídico. En cuanto derecho fundamental, constituye el reconocimiento
de un auténtico derecho subjetivo, esto es, la titularidad de la persona sobre un bien constitucional
(la igualdad) oponible a un destinatario. Se trata del reconocimiento de un derecho a no ser discrimi-
nado por razones proscritas por la propia Constitución (origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión,
condición económica) o por otras (“motivo” “de cualquier otra índole”) que, jurídicamente, resulten
relevantes (Cfr. SSTC Exps. Nºs. 0045-2004-PI, F. J. 20; 0027-2006-PI, F. J. 4; 0033-2007-PI, F. J.
57, entre otras).
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
11. En tal línea de pensamiento, “la igualdad se configura como un derecho fundamental de la persona a
no sufrir discriminación jurídica alguna; esto es, a no ser tratada de manera dispar respecto a quienes
se encuentren en una misma situación, salvo que exista una justificación objetiva y razonable para esa
diferencia de trato” (SSTC Exps. Nºs. 2510-2002-PA, F. J. 2; 2053-2007-PA, F. J. 12; 0025-2007-PI,
F. J. 127; 0008-2008-PI, F. J. 129; y, 0005-2008-PI, F. J. 121). Es así que constatado el tratamiento
diferenciado y la ausencia de justificación objetiva y razonable que lo sustente, la medida disímil
deviene en violatoria del principio-derecho a la igualdad.
12. Las medidas adoptadas por el Decreto Legislativo N° 1097, de acuerdo a lo dispuesto por su artículo 2,
en interpretación sistemática con el Artículo Único, literal c), de la Ley N° 29548 –en virtud de la cual
se delegó facultades legislativas al Poder Ejecutivo–, son de aplicación exclusivamente a los procesos
seguidos contra personal militar y policial, por la supuesta comisión de “los delitos contra la Vida,
el Cuerpo y la Salud previstos en el Código Penal de 1924 y el Código Penal de 1991, considerados
como violaciones a los derechos humanos, así como por los delitos contra la Humanidad previstos
en el Código Penal de 1991” (artículo 2), “en el estado procesal en que se encuentren, tanto ante el
Ministerio Público, como ante cualquier órgano jurisdiccional, incluyendo la Sala Penal Nacional, las
Salas Penales Especiales, así como los Juzgados Supraprovinciales y Juzgados Penales Especiales”
(Segunda Disposición Complementaria Final). Tales medidas son las siguientes:
a) Artículos 3.1 y 3.3: Adelantar la vigencia del artículo 288, inciso 1, del NCPP, el cual, en el
marco de la comparecencia restrictiva, permite al juez penal imponer como una restricción a
la libertad personal del procesado “[l]a obligación de someterse al cuidado y vigilancia de una
persona o institución determinada, quien informará periódicamente en los plazos designados”.
b) Artículo 3.2, literal b), primera parte: Permitir al juez penal sustituir el mandato de detención
preliminar o el de prisión preventiva, por el de comparecencia restrictiva o simple.
c) Artículo 3.2, literal a) y literal b), in f ne, artículo 3.4, y Tercera Disposición Complementaria
Final: Si el imputado es personal militar o policial, en caso de imponerse mandato de compa-
recencia restrictiva, la restricción a dictarse deberá ser la obligación de someterse al cuidado y
vigilancia de la institución a la que pertenece. En este caso, el régimen de cuidado y de vigilancia
será reglamentado mediante Decreto Supremo refrendado por los Ministerios de Defensa y del
Interior.
d) Artículo 4.1: Adelantar la vigencia del artículo 288, inciso 4, del NCPP, el cual permite al juez
penal imponer como restricción “[l]a prestación de una caución económica, si las posibilidades
del imputado lo permiten”.
e) Artículo 4.2: Permitir al juez penal variar la orden de detención dictada contra un procesado
ausente o contumaz por la medida de caución económica si las posibilidades del imputado lo
permiten y ha expresado su voluntad de ponerse a derecho.
f) Artículo 5.1: Adelantar la vigencia del artículo 296, inciso 2, del NCPP, el cual establece que
la medida de impedimento de salida del país dictada por un juez penal no puede durar más de 4
meses, susceptible de prolongarse a 8 en el caso de los imputados.
g) Artículo 5.2: Establecer el deber de levantar de oficio las órdenes de impedimento de salida del
país que, a la entrada en vigencia del Decreto Legislativo, hayan superado el plazo máximo de
8 meses.
h) Artículo 5.3: Establecer que en el caso de los procesados que se pongan a derecho y acrediten
tener residencia legal en el exterior, que hayan cumplido con las diligencias ordenadas por el
juez penal, y que presten la caución económica, el juez penal podrá dictar en su contra orden de
impedimento de salida del país por el plazo máximo de 4 meses, susceptible de prolongarse a un
máximo de 8 meses, mediante resolución motivada en los antecedentes del procesado y en otras
circunstancias del caso particular, y siempre y cuando resulte indispensable para la indagación
de la verdad.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
i) Artículo 6.1: Adelantar la vigencia de los artículos 344 a 348, y 352, inciso 4, del NCPP, que
regulan las causales del sobreseimiento (artículo 344), el procedimiento para su control y es-
tablecimiento (artículos 345 y 346), el contenido de la resolución que lo dispone, así como sus
consecuencias y efectos (artículo 347), los alcances del sobreseimiento total y parcial (artículo
348), y el sobreseimiento susceptible de dictarse durante la audiencia preliminar (artículo 352,
inciso 4).
j) Artículos 6.2, 6.3, 6.4 (primera parte), y Segunda Disposición Complementaria Final: Permitir
al juez penal dictar el sobreseimiento a favor de los encausados cuya instrucción haya superado
los plazos previstos en el artículo 202 del Código de Procedimientos Penales, el cual establece
que el plazo máximo de la instrucción es de 4 meses, susceptible de ampliarse, por determinadas
razones objetivas, en una primera ocasión a 60 días adicionales, y en una segunda, a 8 meses
adicionales. La declaración de este sobreseimiento, es controlable conforme a las reglas previstas
en los artículos 345 y 346 del NCPP, y es susceptible de dictarse en el estado procesal en que se
encuentren los procesos.
k) Artículo 6.4 (segunda parte) y Primera Disposición Complementaria Final: Establecer que las
reglas de prescripción de la acción penal aplicable son las que se encontraban vigentes en la
fecha de ocurrencia de los hechos a investigar, precisándose que la Convención sobre la Impres-
criptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad, aprobada por
Resolución Legislativa N° 27998, surte efectos y rige para el Perú, conforme a la declaración
realizada por el Perú al momento de adherirse a la citada Convención, la cual establece que “(…)
el Estado peruano se adhiere a [esta] Convención (…), para los crímenes que consagra (…),
cometidos con posterioridad a su entrada en vigor para el Perú”, es decir, con posterioridad al 9
de noviembre de 2003.
13. Desde luego, analizar si la adopción de estas medidas da lugar a la violación del principio-derecho
a la igualdad, supone, ante todo, constatar que ellas sean reveladoras de un trato diferente en com-
paración con el que es aplicable a procesados que no son militares ni policías.
14. Un análisis detenido de las medidas enunciadas en el Fundamento Jurídico (F. J.) N° 12 supra, per-
mite advertir que aquellas consignadas en los literales a), b), d), f), g), h) e i), simplemente reiteran
reglas procesales que ya eran aplicables a cualquier procesado, sea de acuerdo a algunas normas
del Código de Procedimientos Penales de 1940, o de algunos de los artículos vigentes del Código
Procesal Penal de 1991, y que, por cierto, carecen de un carácter imperativo, en el sentido de que
pueden ser aplicadas por el juez penal conforme a criterios relativos a las características de cada
caso concreto.
En efecto, la medida a la que hace alusión el literal a), puede ser aplicada a cualquier procesado, de
conformidad con el artículo 143, inciso 2, del Código Procesal Penal de 1991. La medida aludida en
el literal b), puede ser aplicada en cualquier proceso penal, en tanto el juez penal –de conformidad
con el artículo 143 del Código Procesal Penal de 1991, que establece que “[s]e dictará mandato de
comparecencia cuando no corresponda la medida de detención”– considere que existen méritos
constitucionales y legales para variar el mandato de detención por el de comparecencia. La medida
a la que se hace referencia en el literal d), puede ser aplicada a cualquier procesado, de conformidad
con el artículo 143, inciso 6, del Código Procesal Penal de 1991. Lo propio ocurre con la medida a
la que se hace referencia en el literal f), pues se encuentra prevista en el último párrafo del artículo
143 del Código Procesal Penal de 1991. También es el caso de la medida consignada en el literal g),
en tanto el referido último párrafo del artículo 143 del Código Procesal Penal de 1991, refiere que
vencido el plazo de la orden de impedimento de salida del país, esta “caducará de pleno derecho”.
La medida aludida en el literal h), también puede ser adoptada conforme a la los artículos vigentes
del Código Procesal Penal de 1991, singularmente, el último párrafo del artículo 143, y los artículos
182 y 183.
42
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
En relación con la medida a la que se hace alusión en el literal i), si bien es verdad que ni en
el Código de Procedimientos Penales de 1940, ni en los artículos vigentes del Código Procesal
Penal de 1991, existe una regulación pormenorizada de las causales, efectos, procedimiento y
control del sobreseimiento, también lo es que este se ha considerado previsto en el artículos
220, literal a), y 221 del Código de Procedimientos Penales de 1940, y se ha asumido que las
causales para declararlo en cualquier proceso penal son, en esencia, las mismas que se encuentran
ahora expresamente previstas en el artículo 344, inciso 2, del NCPP; por ello puede interpretarse
que la medida prevista en el literal i) del F. J. 12 supra, no conlleva un tratamiento distinto del
dispensable, por regla general, a cualquier procesado.
15. A diferencia de las medidas analizadas, las mencionadas en los literales c), e), j) y k), incorporan
reglas procesales inéditas en el ordenamiento jurídico y que, según se ha mencionado, solo son apli-
cables en los procesos penales seguidos contra militares y policías acusados de la comisión de los
delitos contra la vida, el cuerpo y la salud previstos en el Código Penal de 1924 y el Código Penal
de 1991, considerados como violaciones a los derechos humanos, así como por los delitos contra la
humanidad previstos en el Código Penal de 1991.
En efecto, el artículo 3.2 –literal a) y literal b), in f ne–, el artículo 3.4, y la Tercera Disposición
Complementaria Final del Decreto Legislativo N° 1097, interpretados sistemáticamente, estable-
cen imperativamente que en caso de que el juez penal encuentre mérito para imponer mandato de
comparecencia restrictiva a un militar o policía, la restricción a dictarse deberá ser la obligación de
someterse al cuidado y vigilancia de la institución a la que pertenece. Para el resto de procesados,
en caso de que corresponda emitir un mandato de comparecencia restrictiva, no existe regla jurídica
que imponga al juez el dictado de una restricción específica, como es la obligación de someter al
imputado al cuidado y vigilancia de una institución, ni tampoco la imposición legal de que sea una
concreta institución la encargada de ejercer el cuidado y la vigilancia.
El artículo 4.2 del Decreto Legislativo N° 1097, permite variar el mandato de detención dictado contra
un procesado militar o policía, ausente o contumaz, por una caución económica, si este ha expresado
su voluntad de ponerse derecho. Ningún otro procesado que se encuentre ausente o contumaz, goza
de una regla procesal similar.
Los artículos 6.2, 6.3, 6.4 (primera parte), y la Segunda Disposición Complementaria Final del De-
creto Legislativo N° 1097, permiten al juez penal dictar el sobreseimiento a favor de los encausados
policías o militares cuya instrucción haya superado los plazos previstos en el artículo 202 del Código
de Procedimientos Penales, sea cual fuere el estado procesal en que se encuentren los procesos. Esta
causal de sobreseimiento no es aplicable a otra clase de procesados.
Finalmente, el artículo 6.4 (segunda parte) y Primera Disposición Complementaria Final, inter-
pretados sistemáticamente, establecen que las reglas de prescripción de la acción penal aplicables
a los procesos contra militares y policías acusados de la comisión de delitos contra la vida, el
cuerpo y la salud, considerados como violaciones a los derechos humanos, así como por delitos
contra la humanidad, son las que se encontraban vigentes en la fecha de ocurrencia de los hechos
a investigar, precisándose que la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de
Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad, surte efectos y rige para el Perú, conforme a la
declaración realizada por el Perú al momento de adherirse a la citada Convención, es decir, para
los crímenes cometidos con posterioridad al 9 de noviembre de 2003. Esta estipulación no ha
sido realizada en relación con procesos seguidos contra personas que carecen de la condición
de militar o policía.
16. Siendo las medidas descritas en el F. J. anterior las que dan lugar a un trato diferenciado, es sobre
ellas que el Tribunal Constitucional procederá a realizar un control de constitucionalidad en relación
con su eventual violación del principio-derecho a la igualdad, y en relación con su eventual violación
de otros principios y/o derechos fundamentales.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
§4. Medida restrictiva de vigilancia y cuidado por una institución e independencia judicial. Análisis
constitucional de los artículos 3.2 –literal a) y literal b), in f ne–, 3.4, y de la Tercera Disposición
Complementaria Final del Decreto Legislativo N° 1097
17. Ha quedado dicho que el artículo 3.2 –literal a) y literal b), in f ne–, el artículo 3.4, y la Tercera
Disposición Complementaria Final del Decreto Legislativo N° 1097, interpretados sistemáticamente,
establecen que en los procesos penales seguidos contra militares o policías acusados de la comisión
de delitos contra la vida, el cuerpo y la salud, considerados como violaciones a los derechos humanos,
o de delitos contra la humanidad, regidos por el NCPP, en los que el juez penal encuentre mérito
para sustituir el mandato de detención preliminar o el de prisión preventiva por el de comparecencia
restrictiva, la restricción a dictarse deberá ser la obligación de someterse al cuidado y vigilancia de
una institución. Siendo además que dicha institución deberá ser la entidad militar o policial a la que
el procesado pertenece.
18. El mandato de prisión preventiva y el de comparecencia, y las distintas modalidades y condiciones
que legalmente pueden caracterizar su cumplimiento, siendo solo algunas de las medidas de coerción
personal que pueden adoptarse en el marco de un proceso penal, son representativas de distintos
grados de límites o restricciones sobre el derecho fundamental a la libertad personal, en aras de ase-
gurar, por antonomasia, la ejecución de una eventual, pero probable, sentencia condenatoria (cuando
se dictan por estar de por medio cierto grado de presunción de peligro de fuga), o la adecuación
lo más cercana posible de la “verdad jurídica declarada” a la “verdad fáctica preexistente” como
manifestación implícita del debido proceso (cuando se dictan por estar de por medio cierto grado
de presunción de riesgo de perturbación de la actividad probatoria).
Entre estos derechos fundamentales involucrados es constitucionalmente indispensable la existencia
de un margen relevante de independencia en la valoración judicial para alcanzar un equilibrio cons-
titucional o adecuada ponderación en función del caso. De allí que la afectación de dicho ámbito de
independencia, conlleva, a su vez, la afectación de algunos de los derechos fundamentales que lo
reclaman como necesario para resultar razonablemente equilibrados.
Son justamente las distintas modalidades de coerción personal de las que dispone un juez en el
marco de una causa penal, las que permiten alcanzar dicho equilibrio. Y si bien es verdad que dicho
margen puede ser delimitado legislativamente, tal delimitación se transforma en violación flagrante
del principio a la independencia judicial (artículo 139, inciso, 2 de la Constitución) –como instru-
mento para proteger y ponderar otros derechos fundamentales (la libertad personal, la ejecución de
las resoluciones judiciales y el debido proceso, por ejemplo)– cuando, presentado el escenario que
permite el reemplazo de una medida de coerción por otra, se cercena a tal punto la posibilidad de
discernimiento judicial, que se llega al extremo de imponerse el dictado de una concreta y específica
forma de restricción.
19. Es esto justamente lo que realizan los artículos 3.2 –literal a) y literal b), in f ne– y 3.4, y la Tercera
Disposición Complementaria Final del Decreto Legislativo N° 1097, cuando, presentadas las razo-
nes para sustituir el mandato de detención preliminar o el de prisión preventiva por el mandato de
comparecencia restrictiva, impone al juez penal dictar una concreta medida de restricción personal,
a saber, la obligación del procesado de someterse al cuidado y vigilancia de una institución. Ello,
en entendimiento de este Tribunal, a la luz de las consideraciones antedichas, resulta violatorio del
principio de independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional, reconocido en el artículo 139,
inciso 2, de la Constitución, y, por derivación, de los derechos fundamentales que requieren de ella
para resultar debidamente ponderados.
20. Ahora bien, a juicio del Tribunal Constitucional, si la medida que determina un trato diferenciado
viola manifiestamente el contenido constitucionalmente protegido de un principio o derecho funda-
mental, su declaración de inconstitucionalidad será imperativa, con prescindencia de si ella persigue
o no una finalidad constitucionalmente legítima. En tal circunstancia, la invalidez constitucional de
la medida diferenciadora en sí misma, estará determinada por su violación flagrante del principio o
derecho constitucional concernido y, por derivación, por violar el principio-derecho a la igualdad.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Por ello, en vista de que los artículos 3.2 –literal a) y literal b), in f ne– y 3.4, y la Tercera Disposición
Complementaria Final del Decreto Legislativo N° 1097, interpretados en conjunto, dan lugar a un
trato diferenciado constitucionalmente inválido, resultan, a su vez, violatorios del principio-derecho
a la igualdad, reconocido en el artículo 2, inciso 2, y en el primer párrafo del artículo 103 de la
Constitución.
21. Por otra parte, incluso en los casos en los que el juez, luego de una evaluación independiente y libre
de trabas irracionales, impone al procesado policía o militar la medida restrictiva de someterse a la
vigilancia de una institución, el artículo 3.2, literal b), in f ne, y el artículo 3.4 del Decreto Legislativo
N° 1097, obligan al juez a determinar que tal institución será aquella a la que pertenece.
22. El mandato de comparecencia restrictiva se presenta cuando existiendo ciertos elementos de juicio
que permiten suponer algún grado de peligro de fuga o de obstaculización de la actividad probatoria,
este no alcanza la entidad suficiente y relevante como para justificar el dictado de un mandato de
detención. Por ello, el artículo 287 del NCPP, establece que pueden imponerse restricciones a la
libertad personal, “siempre que el peligro de fuga o de obstaculización de la averiguación de la
verdad pueda razonablemente evitarse”. En otras palabras, la medida de comparecencia restrictiva,
pierde toda virtualidad, si sus condiciones de cumplimiento no permiten objetivamente asegurar
la presencia del procesado en el proceso o su plena disponibilidad ante un eventual requerimiento
por parte de la judicatura penal.
23. La restricción de obligar al procesado a someterse al cuidado y vigilancia de una persona o institu-
ción determinada, exige observar las garantías objetivas que permitan presumir que se tratará de una
vigilancia ejecutada con plena imparcialidad y que, consecuentemente, la disponibilidad procesal
del imputado se encuentra plenamente asegurada. Ello exige que la vigilancia no sea confiada a
quien mantiene una relación subjetiva o estructural directa con el imputado que permita presumir
cierto grado de protección o favorecimiento; no porque necesariamente se tenga certeza del ánimo
de colaborar con el imputado en algún cotejado propósito de evadir el procesamiento, sino porque
la existencia de dicha relación directa no aparenta objetivamente la referida imparcialidad, situando
en razonable riesgo la finalidad de la medida de comparecencia restrictiva y, consecuentemente, el
éxito del proceso penal en su conjunto, todo lo cual afecta el debido proceso y la tutela jurisdiccional
efectiva, reconocidos en el artículo 139, inciso 3, de la Constitución.
Es decir, aún cuando no se tenga certeza de la existencia de una voluntad de colaborar con el impu-
tado en la evasión del procesamiento, la existencia de una relación directa subjetiva y/o estructural
entre entidad vigilante y procesado, verosímil, razonable y objetivamente, permite dudar de la im-
parcialidad del acto de vigilancia, situando en riesgo, de manera constitucionalmente innecesaria,
el éxito del proceso penal, y, por consiguiente, el debido proceso y la tutela jurisdiccional efectiva.
Esta relación estructural directa existe entre el militar o policía procesado y la institución a la que
pertenece, y por ello es inconstitucional que la vigilancia de aquel sea confiada a esta.
24. Por otra parte, la incidencia que sobre la independencia en la valoración del juez y sobre el principio-
derecho a la igualdad, tiene la obligación de someter la vigilancia de un policía o militar a la institución
a la que pertenece, solo podría considerarse prima facie como constitucional, si persiguiese alguna
finalidad constitucionalmente válida. En efecto, tal como tiene expuesto este Tribunal, “[p]or virtud
del principio de razonabilidad se exige que la medida restrictiva [de un principio o derecho funda-
mental] se justifique en la necesidad de preservar, proteger o promover un fin constitucionalmente
valioso. Es la protección de fines constitucionalmente relevantes la que, en efecto, justifica una in-
tervención estatal en el seno de los derechos fundamentales. Desde esta perspectiva, la restricción de
un derecho fundamental satisface el principio de razonabilidad cada vez que esta persiga garantizar
un fin legítimo y, además, de rango constitucional”. (Cfr. STC Exp. Nº 0045-2004-PI, F. J. 23).
Sin embargo, a pesar de esta exigencia constitucional, este Colegiado no adivina (ni tampoco se men-
ciona en el Decreto Legislativo incoado, ni la Procuraduría ha ensayado alguna teoría al respecto) cuál
pueda ser el fundamento para exigir al juez penal confiar el cuidado y vigilancia del militar o policía
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
procesado a la institución a la que pertenece, y menos aún adivina la relevancia constitucional de una
medida como esta. Acaso solo aparenta tener el propósito del favorecimiento vacuo al procesado,
es decir, una finalidad que se agota en privilegiar al beneficiario, objetivo que a todas luces carece
de la virtualidad necesaria como para justificar un límite al principio de independencia judicial y al
principio-derecho a la igualdad, motivo por el cual, esta medida resulta también violatoria de los
artículos 139, inciso 2, 2, inciso 2, y primer párrafo del artículo 103 de la Norma Fundamental.
25. Así las cosas, con sustento en estos criterios, el Tribunal Constitucional considera inconstitucional el
artículo 3.2, literal a); la frase “que en el caso del personal militar y policial será el instituto armado o
policial al que pertenece” del artículo 3.2, literal b); y el artículo 3.4 del Decreto Legislativo N° 1097.
Asimismo, de conformidad con el artículo 78 del CPCo., por conexidad, resulta inconstitucional la
Tercera Disposición Complementaria Final del Decreto Legislativo N° 1097, que establece que el
régimen de cuidado y vigilancia a cargo de las instituciones militares y policiales, a que se refiere el
artículo 3.4 del referido Decreto Legislativo, será reglamentado mediante Decreto Supremo refren-
dado por los Ministros de Defensa e Interior.
§5. Contumacia en los procesos por delitos de lesa humanidad. Análisis constitucional del artículo
4.2 del Decreto Legislativo N° 1097
26. El artículo 4.2 del Decreto Legislativo N° 1097, dispone lo siguiente: “Con relación a los procesa-
dos, declarados ausentes o contumaces, y que expresen su voluntad de ponerse a derecho, el juez
puede variar la orden de detención para resolver su condición de ausente o contumaz, imponiendo
caución económica si los ingresos del procesado lo permiten, la que podrá ser sustituida por una
fianza personal idónea y suficiente del propio procesado o de un familiar, o de tercero fiador, sea
persona natural o jurídica o la institución militar o policial a la que pertenece”.
27. En primer término, conviene señalar que, conforme se sustentará a continuación, aunque el precepto
hace referencia a los militares o policías procesados “declarados ausentes o contumaces”, un análisis
integral de su sentido normativo permite advertir que solo resulta de aplicación a la situación de
contumacia.
Ausente es aquella persona enjuiciada que, pese a un requerimiento judicial, regularmente oficiado,
no se apersona al proceso, en razón de desconocer su condición de procesado, usualmente, por no
haberse encontrado en su domicilio en el momento en que fue notificado. Contumaz, en cambio, es
la persona que, teniendo noticia cierta e inequívoca de su enjuiciamiento, no se apersona al proceso,
pese a los requerimientos formulados judicialmente.
Las características de la ausencia no permiten considerarla como un elemento objetivo que permita
presumir la voluntad de fuga del procesado, aunque ella puede conllevar la emisión de una orden
de ubicación, captura y conducción del procesado ante el juez penal para la verificación de la dili-
gencia correspondiente. Por el contrario, las características de la contumacia son reveladoras de un
dato objetivo que permite presumir el peligro de fuga y/o el riesgo de perturbación de la actividad
probatoria, y, por consiguiente, justificar el dictado del mandato de detención.
Es evidente pues que solo en este último caso (el de la contumacia) cobra sentido la redacción del
artículo 4.2 del Decreto Legislativo N° 1097. En efecto, no solo resulta que en él se hace alusión a
una supuesta voluntad del procesado “de ponerse a derecho”, lo cual presupone tener conocimiento
pleno del proceso seguido en su contra (lo que solo se presenta en la contumacia), sino que además
se hace referencia a la posibilidad de variar el mandato de detención por el de caución económica,
escenario que no tiene sentido en el caso de la condición de ausente.
Sin perder de vista esta precisión, se ingresará a realizar el análisis de constitucionalidad del artículo
4.2 del Decreto Legislativo N° 1097.
28. Se ha mencionado ya que la situación de contumacia es denotativa de un elemento objetivo que
permite presumir, con un alto grado de razonabilidad, el peligro de fuga, y, en cierta medida, tam-
bién el riesgo de perturbación en la averiguación de la verdad. Se trata de una persona que, teniendo
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
del Código de Procedimientos Penales, el órgano jurisdiccional que tenga en su poder el expediente
principal dicta la correspondiente resolución de sobreseimiento parcial a favor de todos los encau-
sados que hayan sufrido el exceso de plazo de la investigación”.
De acuerdo a la Segunda Disposición Complementaria Final, esta causal de sobreseimiento es sus-
ceptible de declararse, “en el estado en que se encuentren [los procesos], tanto ante el Ministerio
Público, como ante cualquier órgano jurisdiccional, incluyendo la Sala Penal Nacional, las Salas
Penales Especiales, así como los Juzgados Supranacionales y Juzgados Penales Especiales”. Es
verdad que esta Segunda Disposición Complementaria Final no menciona expresamente que la po-
sibilidad de aplicación “en [cualquier] estado en que se encuentren [los procesos]” se circunscribe al
sobreseimiento regulado en el artículo 6.2 del Decreto Legislativo N° 1097, sino que más bien ella
sería extensible a todas las disposiciones procesales del Decreto Legislativo. No obstante, salvo por
aquella referida al sobreseimiento, el resto de reglas procesales están referidas a posibles cambios
en las medidas preventivas de coerción personal. Es evidente que estos cambios, presentadas las
exigencias constitucionales y legales reguladas por el orden jurídico, pueden darse en cualquier
etapa antes de la emisión de la sentencia de fondo. Por ello, la precisión de la Segunda Disposición
Complementaria Final, solo goza de virtualidad en la medida de que se la entienda referida al so-
breseimiento regulado en el artículo 6.2 del Decreto Legislativo.
33. Por su parte, el artículo 202 del Código de Procedimientos Penales, en lo que ahora resulta pertinente,
dispone lo siguiente:
“El plazo de la Instrucción será de cuatro meses, salvo distinta disposición de la ley. Excepcionalmen-
te, a pedido del Ministerio Público o si lo considera necesario el Juez, a efecto de actuarse pruebas
sustanciales para el mejor esclarecimiento de los hechos, dicho plazo puede ser ampliado hasta en
un máximo de 60 días adicionales (…).
En el caso de procesos complejos por la materia, por la cantidad de medios de prueba por actuar o
recabar; por el concurso de hechos; por pluralidad de procesados o agraviados; por tratarse de bandas
u organizaciones vinculadas al crimen; por la necesidad de pericias documentales exhaustivas en
revisión de documentos: por gestiones de carácter procesal a tramitarse fuera del país o en los que
sea necesario revisar la gestión de personas jurídicas o entidades del Estado, el Juez de oficio me-
diante auto motivado podrá ampliar el plazo a que se refiere el párrafo anterior hasta por ocho meses
adicionales improrrogables bajo su responsabilidad personal y la de los magistrados que integran la
Sala Superior. (…)”.
34. La causal de sobreseimiento regulada en el artículo 6.2 del Decreto Legislativo N° 1097, es inédita
en el ordenamiento jurídico peruano. Por ende, atendiendo a lo previsto en el referido Decreto Le-
gislativo, solo es aplicable a militares o policías acusados de la comisión de delitos contra la vida,
el cuerpo o la salud, considerados como graves violaciones a los derechos humanos, así como por
delitos contra la humanidad, cualquiera sea la etapa en la que se encuentra el proceso.
35. El sobreseimiento es una categoría jurídica del Derecho Procesal Penal que alude a la existencia de
una resolución judicial que pone fin al proceso penal seguido al imputado, en razón de la presencia
de una causa que impide la activación del ius puniendi estatal en su contra. De acuerdo al artículo
344 del NCPP, por antonomasia, las causales de declaración del sobreseimiento son las siguientes:
a) el hecho objeto de la causa no se realizó o no puede atribuírsele al imputado; b) el hecho impu-
tado no es típico o concurre una causa de justificación, de inculpabilidad o de no punibilidad; c) la
acción penal se ha extinguido; o, d) no existe razonablemente la posibilidad de incorporar nuevos
datos a la investigación y no haya elementos de convicción suficientes para solicitar fundadamente
el enjuiciamiento del imputado.
En concreto, prima facie, el sobreseimiento “produce (...) los efectos de cosa juzgada” (artículo
139, inciso 13, de la Constitución). De manera aún más precisa, el artículo 347, inciso 2, del NCPP,
establece que el sobreseimiento “[i]mporta el archivo definitivo de la causa con relación al imputado
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
en cuyo favor se dicte y tiene la autoridad de cosa juzgada. En dicha resolución se levantarán las
medidas coercitivas personales y reales, que se hubieren expedido contra la persona o bienes del
imputado”.
36. En definitiva pues, lo que el artículo 6.2 del Decreto Legislativo N° 1097 dispone, es que, en caso
de que se venza el plazo máximo de la instrucción seguida contra militares o procesados por los
delitos enunciados en el artículo 2 del mismo Decreto Legislativo, sin importar la etapa en la que
se encuentre el proceso, deberá declararse extinguida la acción penal seguida en su contra. Dicha
declaración, una vez firme, constituirá cosa juzgada.
37. El referido precepto parece haber pretendido tener sentido al amparo del derecho fundamental a
que la duración del proceso no supere un plazo razonable. Como se sabe, este derecho fundamental
encuentra reconocimiento en el artículo 14, inciso 3, literal c), de Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, en cuanto establece que “[d]urante el proceso, toda persona acusada de un
delito tendrá derecho (…) [a] ser juzgado sin dilaciones indebidas” (resaltado agregado); y en el
artículo 8, inciso 1, de la Convención Americana de Derechos Humanos, en cuanto dispone que
“[t]oda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable,
por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley,
en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de
sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter” (subrayado
agregado). En el marco de la Constitución, al amparo de su artículo 55 y Cuarta Disposición Final,
el derecho fundamental a que la duración del proceso no supere un término razonable, es una mani-
festación implícita del derecho fundamental al debido proceso, previsto en su artículo 139, inciso 3
(Cfr. STC Exp. Nº 3509-2009-PHC, F. J. 19).
Se trata de un derecho fundamental que tiene por finalidad evitar que el Estado haga del ser humano
“objeto” (y no “sujeto”) del ius puniendi estatal, afectando su dignidad como presupuesto ontológico
de los derechos fundamentales. El principio-derecho de dignidad humana, exige apreciar al ser hu-
mano como fin en sí mismo, y no como medio para la consecución de alguna finalidad. Es por ello
que el artículo 1 de la Constitución, dispone que “[l]a defensa de la persona humana y el respeto de
dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”.
El proceso penal, que duda cabe, es generador en sí mismo de una cierta restricción en el contenido
de determinados derechos fundamentales, como la libertad personal y la integridad psíquica. Res-
tricción que se asume como constitucionalmente ponderada, en la medida de que tiene por objeto
la búsqueda de la verdad y la determinación de responsabilidades penales ante la violación cierta o
razonablemente presumida de determinados bienes de relevancia constitucional protegidos por el
Derecho Penal.
Empero, cuando el iter del proceso penal, supera de manera manifiesta y nítidamente arbitraria
un tiempo razonable para la averiguación de la verdad, y se mantiene al imputado en un estado de
“eterna incertidumbre” en relación con su situación jurídica, la acción penal del Estado, que ya no
tiene destino determinable, se torna constitucionalmente ilegítima al haber, por efecto del tiempo,
“objetivado” al “sujeto del proceso”. En tales condiciones, de extraordinaria arbitrariedad, la fuerza
de la dignidad del procesado, vence el estado latente de la acción penal, determinando su extinción
o, cuando menos, dependiendo de las circunstancias, disminuyendo sensiblemente el grado de su
última manifestación (por ejemplo, conmutando cierto grado de la pena en proporción al grado de
superación de la razonabilidad del plazo).
38. No obstante, determinar el momento en que la razonabilidad de plazo del proceso penal ha sido supe-
rada, es una cuestión de difícil realización, sin que ello conlleve la imposibilidad de asumir algunos
criterios esenciales. Para empezar, es pacíficamente aceptado que dicha superación en modo alguno
puede ser asociada a un plazo en particular instituido en abstracto. En efecto, tal como ha sostenido
este Tribunal con relación a la razonabilidad del plazo de la prisión preventiva, en criterio que es
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
mutatis mutandis extensible a la razonabilidad de la duración del proceso in toto, “no es posible
que en abstracto se establezca un único plazo a partir del cual [el proceso penal] pueda reputarse
como irrazonable. Ello implicaría asignar a los procesos penales una uniformidad objetiva e incon-
trovertida, supuesto que es precisamente ajeno a la grave y delicada tarea que conlleva merituar la
eventual responsabilidad penal de cada uno de los individuos acusados de la comisión de un ilícito”
(Cfr. SSTC Exps. Nºs 2915-2004-PHC, F. J. 14; 4677-2005-PHC, F. J. 31; 7624-2005-PHC, F. J. 5;
0003-2005-PI, F. J. 303). Asimismo, y con relación concretamente al derecho fundamental a que el
proceso penal no dure más allá de un plazo razonable, este Colegiado ha afirmado que “es necesario
establecer de forma categórica que el plazo razonable no es un derecho que pueda ser ‘medido’ de
manera objetiva, toda vez que resulta imposible asignar a los procesos penales una uniformidad
objetiva e incontrovertida” (Cfr. STC Exp. Nº 4931-2007-PHC, F. J. 4). La esencia de este criterio
es mantenida también por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, al sostener que “el plazo
razonable (...) no puede traducirse en un número fijo de días, semanas, meses o años, o en varios
periodos dependiendo de la gravedad del delito” (Cfr. Caso Stogmuller. Sentencia del 10 de no-
viembre de 1969, párrafo 4).
Por ello, la determinación de la violación de la referida razonabilidad exige la consideración de
una serie de factores estrecha e indisolublemente ligados a las particularidades de cada caso. Tales
factores son: a) la complejidad del asunto; b) la actividad procesal del interesado, y c) la conducta
de las autoridades judiciales (Cfr. SSTC Exps. Nºs 0618-2005-PH, F. J. 11; 5291-2005-HC; F. J. 6;
1640-2009-PHC, F. J. 3; 2047-2009-PHC, F. J. 4; 3509-2009-PHC, F. J. 20; 5377-2009-PHC, F. J. 6;
entre otras).
39. En atención a lo expuesto, con relación al derecho fundamental a la razonabilidad de la duración del
proceso penal, puede afirmarse, en primer término, que, como todo derecho fundamental, carece de
un contenido absoluto o ilimitable, puesto que se encuentra en permanente tensión con otros dere-
chos fundamentales, singularmente, con el derecho fundamental a la verdad, con el debido proceso
y la tutela jurisdiccional efectiva, y con la protección del bien jurídico de relevancia constitucional
protegido constitucionalmente y que ha sido afectado por la conducta investigada. En segundo lugar,
que, en atención a ello, su violación solo puede verificarse en circunstancias extraordinarias, en las
que se evidencia con absoluta claridad que el procesado ha pasado a ser “objeto” de un proceso penal
con vocación de extenderse sine díe y en el que se hace presumible la carencia de imparcialidad
de las autoridades judiciales al extender los plazos con el único ánimo de acreditar una supuesta
vinculación del imputado con supuestos hechos delictivos que no han podido acreditarse verosímil-
mente a través de las diligencias desarrolladas durante un tiempo altamente prolongado. En tercer
término, a la luz de la manera cómo expresamente se encuentra regulado el contenido del derecho
en los tratados internacionales citados, y del sentido que se le ha atribuido, puede afirmarse que la
razonabilidad del plazo se encuentra relacionada con la duración del proceso penal en su totalidad,
y no solamente con alguna de sus etapas. Un razonamiento distinto, haría del contenido del derecho
un ámbito de protección de nimia entidad en comparación con el ámbito protegido por los derechos
fundamentales con los que, por antonomasia, suele enfrentarse. Y, en cuarto lugar, se trata de un
derecho cuya violación prima facie, en razón de sus características, no puede ser determinada en
abstracto, sino solamente en concreto.
40. Así planteadas las cosas, a juicio del Tribunal Constitucional, son distintas las razones que permiten
sostener la inconstitucionalidad del artículo 6.2 del Decreto Legislativo N° 1097:
a) A pesar de que, en apariencia, el precepto pretende proteger el contenido constitucionalmente
protegido del derecho fundamental a que el proceso penal no se extienda más allá de un plazo
razonable, exige al juez penal dictar el sobreseimiento por la sola superación del plazo máximo
de la instrucción. Ello, tal como se ha referido, no guarda correspondencia con el contenido del
aludido derecho –el cual se encuentra relacionado con la duración del proceso in toto– ni con
ningún otro derecho de relevancia constitucional. Tal circunstancia, permite sostener que el
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
sin perjuicio de lo discutible que pudiera resultar, en este caso, su condición de norma procesal
o material– la aplicación retroactiva de la norma penal más favorable, prevista en el artículo
103 de la Constitución, como no podía ser de otro modo, se encuentra condicionada a que di-
cha norma resulte constitucional, lo que, según quedó dicho, no ocurre con el artículo 6.2 del
Decreto Legislativo N° 1097. En palabras de este Tribunal, “el principio de aplicación retroactiva
de la ley penal más favorable no puede ser interpretado desde la perspectiva exclusiva de los
intereses del penado [o procesado]. Si tal fuera el caso, toda ley más favorable, incluso aquellas
inconstitucionales, inexorablemente deberían desplegar sus efectos retroactivos (…). [L]as leyes
inconstitucionales que conceden algún beneficio (…) no podrán desplegar tales efectos porque,
siendo el control difuso un poder-deber de toda la judicatura (artículo 138 de la Constitución),
el juez a quien se solicite su aplicación retroactiva deberá inaplicarla por resultar incompatible
con la Constitución. La retroactividad benigna sustentada en una ley inconstitucional carece de
efectos jurídicos” (Cfr. STC Exp. Nº 0019-2005-PI, F. J. 52).
41. Por estas consideraciones, corresponde declarar la inconstitucionalidad del artículo 6.2 y de la Segunda
Disposición Complementaria Final del Decreto Legislativo N° 1097. Asimismo, de conformidad con
el artículo 78 del CPCo., por conexidad, corresponde declarar la inconstitucionalidad del artículo 6.3
y de la primera parte del artículo 6.4 (“El sobreseimiento parcial que se regula en el inciso 6.2 del
presente artículo, no sobresee delitos sino a procesados sometidos con exceso a investigación penal,
por lo que faculta al órgano jurisdiccional a continuar la investigación penal contra otras personas
(…)”) del Decreto Legislativo N° 1097.
§7. Sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad
42. La segunda parte del artículo 6.4 del Decreto Legislativo N° 1097, establece que las reglas de pres-
cripción de la acción penal, en los procesos penales seguidos contra militares y policías acusados
de la comisión de delitos contra la vida, el cuerpo y la salud previstos en el Código Penal de 1924 y
el Código Penal de 1991, considerados como violaciones a los derechos humanos, así como por la
comisión de delitos contra la humanidad previstos en el Código Penal de 1991, se rigen por “la ley
penal aplicable a la fecha de ocurrencia de los hechos a investigar”. Por su parte, la Primera Dispo-
sición Complementaria Final del Decreto Legislativo N° 1097, establece lo siguiente: “Para efectos
procesales, precísase que la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y
de los Crímenes de Lesa Humanidad, aprobada por Resolución Legislativa N° 27998, surte efectos
y rige para el Perú a partir del 09 de noviembre de 2003, conforme a la declaración realizada por el
Perú al momento de adherirse a la citada Convención, al Fundamento N° 15 de la Resolución del
Tribunal Constitucional del 23 de marzo de 2010 recaída en el Expediente N° 00018-2009-PI/TC,
y a la declaración expresa contenida en la indicada Resolución Legislativa”.
43. Estos dispositivos dan lugar a que sean aplicables las reglas de prescripción de la acción penal pre-
vistas en la normativa penal sustantiva (en especial, lo previsto en el artículo 119 del Código Penal
de 1924 y en el artículo 80 del Código Penal de 1991), a los procesos seguidos contra militares y
policías acusados de la comisión de los delitos a los que alude el artículo 2 del Decreto Legislativo,
es decir, delitos de lesa humanidad.
7.1 El crimen de lesa humanidad en el “Estatuto de Roma”
44. Desde su mención en el Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Nurenberg, del 6 de octubre de
1945, anexo al Acuerdo de Londres del 8 de agosto del mismo año (United Nations Treaty Series, vol.
82), determinadas violaciones graves a los derechos humanos, han sido catalogadas como crímenes
de guerra o, en su caso, como crímenes contra la humanidad. En el caso específico de estos últimos,
el artículo 6 c. del referido Estatuto señalaba:
“(…) Cualesquiera de los actos que constan a continuación son crímenes que recaen bajo competencia
del Tribunal respecto de los cuales habrá responsabilidad personal:
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
c) Por “esclavitud” se entenderá el ejercicio de los atributos del derecho de propiedad sobre
una persona, o de algunos de ellos, incluido el ejercicio de esos atributos en el tráfico de
personas, en particular mujeres y niños;
d) Por “deportación o traslado forzoso de población” se entenderá el desplazamiento de las
personas afectadas, por expulsión u otros actos coactivos, de la zona en que estén legítima-
mente presentes, sin motivos autorizados por el derecho internacional;
e) Por “tortura” se entenderá causar intencionalmente dolor o sufrimientos graves, ya sean físicos
o mentales, a una persona que el acusado tenga bajo su custodia o control; sin embargo, no
se entenderá por tortura el dolor o los sufrimientos que se deriven únicamente de sanciones
lícitas o que sean consecuencia normal o fortuita de ellas;
f) Por “embarazo forzado” se entenderá el confinamiento ilícito de una mujer a la que se ha
dejado embarazada por la fuerza, con la intención de modificar la composición étnica de
una población o de cometer otras violaciones graves del derecho internacional. En modo
alguno se entenderá que esta definición afecta a las normas de derecho interno relativas al
embarazo;
g) Por “persecución” se entenderá la privación intencional y grave de derechos fundamentales
en contravención del derecho internacional en razón de la identidad del grupo o de la colec-
tividad;
h) Por “el crimen de apartheid” se entenderán los actos inhumanos de carácter similar a los
mencionados en el párrafo 1 cometidos en el contexto de un régimen institucionalizado de
opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial sobre uno o más grupos raciales y
con la intención de mantener ese régimen;
i) Por “desaparición forzada de personas” se entenderá la aprehensión, la detención o el
secuestro de personas por un Estado o una organización política, o con su autorización,
apoyo o aquiescencia, seguido de la negativa a informar sobre la privación de libertad o dar
información sobre la suerte o el paradero de esas personas, con la intención de dejarlas fuera
del amparo de la ley por un periodo prolongado.
3. A los efectos del presente Estatuto se entenderá que el término “género” se refiere a los dos
sexos, masculino y femenino, en el contexto de la sociedad. El término “género” no tendrá más
acepción que la que antecede.
7.2 Algunas consideraciones en relación con los elementos del crimen de lesa humanidad
46. De esta manera, en primer lugar, un crimen de lesa humanidad no se presenta como consecuencia
de la violación de cualquier derecho fundamental, sino solo como consecuencia de la violación de
algunos de ellos. Aunque la determinación de cuál sea el núcleo duro de los derechos cuya afecta-
ción es requisito indispensable para la verificación de un crimen de lesa humanidad, no es un asunto
pacífico, siguiendo lo expuesto en el artículo 7, inciso 1, del Estatuto de la Corte Penal Internacional,
dichos derechos serían, cuando menos, la vida (artículo 2, inciso 1, de la Constitución), la integridad
personal (artículo 2 inciso 1, de la Constitución), la libertad personal (artículo 2, inciso 24, de la
Constitución) y la igualdad (artículo 2, inciso 2, de la Constitución). Ello guarda correspondencia muy
cercana con los derechos protegidos por el artículo 3 común a las cuatro Convenciones de Ginebra
de 1949 (que entró en vigor para el Estado peruano el 15 de agosto de 1956), y con los derechos que
no pueden ser suspendidos en su eficacia bajo ninguna circunstancia, reconocidos en el artículo 4,
inciso 2, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (que entró en vigor para el Estado
peruano, el 28 de julio de 1978). Estos derechos también se encuentran en la lista de derechos no
susceptibles de suspensión, prevista en el artículo 27, inciso 2, de la Convención Americana de
Derechos Humanos, aun cuando la lista de este último precepto es claramente más extensa.
55
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
47. En segundo término, tampoco basta la violación de este núcleo esencial de derechos fundamentales
para dar lugar a un crimen de lesa humanidad. Para ello, es preciso que dicha afectación sea revela-
dora de un abierto y doloso desprecio por la dignidad de la persona humana. Debe tratarse de actos
de singular inhumanidad y gravedad en razón de su naturaleza y carácter, lo cual determina que,
por ejemplo, aunque todo homicidio da lugar a la violación del derecho a la vida, no todo homicidio
es un crimen de lesa humanidad, sino solo el que es ejecutado con ferocidad, crueldad o alevosía
(asesinato) y en un contexto determinado; o que, aunque toda lesión física o psíquica ocasionada
dolosamente da lugar a una violación del derecho a la integridad personal, no toda lesión a la inte-
gridad personal signifique un crimen de lesa humanidad, siendo una de este carácter, por ejemplo, la
que implica generación de dolores o sufrimientos graves, sean físicos o mentales, o el sometimiento
a condiciones o métodos que anulen la personalidad del individuo o disminuyan su capacidad física
o mental, con el fin de castigarla, intimidarla o coaccionarla (tortura), todo ello bajo un contexto
determinado.
48. En tercer lugar, para que un acto de las características reseñadas constituya un crimen de lesa hu-
manidad, debe, además, ser ejecutado en el contexto de un ataque generalizado o sistemático contra
una población civil y con conocimiento de dicho ataque. Es este el factor determinante que hace que
la conducta delictiva, que prima facie aún podría revestir la apariencia de un delito común, pase a
constituir un crimen de lesa humanidad.
Por ataque generalizado debe interpretarse un ataque masivo o a gran escala que desencadene un
número significativo de víctimas. En palabras del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, el
ataque generalizado alude a un ataque “masivo [o en] acción a gran escala, (…) con considerable
seriedad y dirigido contra múltiples víctimas” (Cfr. The Prosecutor vs. Jean-Paul Akayesu, Caso
N° ICTR-96-4-T, Sentencia del 2 de septiembre de 1998, párrafo 585).
Por su parte, el ataque será sistemático cuando forme parte de un programa de ejecución metódica y
previamente planificado. Según el Tribunal Internacional Penal para Ruanda, un ataque sistemático
implica un ataque que sigue “un patrón regular basado en una regla de acción común que involucra
una fuente substancial pública o privada. No hay requerimiento de que esta regla de acción sea
adoptada formalmente como una política del Estado. Sin embargo, debe haber algún tipo de regla
de acción o plan preconcebido” (Cfr. The Prosecutor vs. Jean-Paul Akayesu, ob. cit., párrafo 585).
En todo caso, tal como dispone el artículo 7, inciso 2, literal a), del Estatuto de la Corte Penal Inter-
nacional, el ataque generalizado o sistemático debe haberse realizado “de conformidad con la política
de un Estado o de una organización de cometer esos actos o para promover esa política”, mas no es
exigible que dicha política sea expresa ni declarada de forma clara y precisa, ni es necesario que se
decida en el más alto nivel. La existencia del elemento político debe ser apreciada en función de las
circunstancias concurrentes.
Ahora bien, debe tomarse en cuenta que basta que un solo acto ilícito como los antes mencionados
sea cometido dentro del contexto descrito y con conocimiento, siquiera parcial, de este, para que se
produzca un crimen de lesa humanidad, y por lo tanto, se genere la responsabilidad penal indivi-
dual del agente, el cual, no necesita cometer numerosas ofensas para ser considerado responsable.
Es decir, por ejemplo, un único asesinato puede configurar delito de lesa humanidad cuando este
hecho individual forme parte de una agresión generalizada o sistemática dirigida contra población
civil (Cfr. Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, The Prosecutor vs. Dusko Tadic, Caso
N° IT-94-1-T, Opinión y Sentencia del 7 de mayo de 1997, párrafo 649). En ese sentido, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, “reconoce que los crímenes contra la humanidad incluyen la
comisión de actos inhumanos, como el asesinato, cometidos en un contexto de ataque generalizado
o sistemático contra una población civil. Basta que un solo acto ilícito como los antes mencionados
sea cometido dentro del contexto descrito, para que se produzca un crimen de lesa humanidad” (Cfr.
Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, Sentencia de 26 de septiembre de 2006, párrafo 96).
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
En definitiva, “la exigencia de que los crímenes contra la humanidad sean cometidos en el marco de
una acción sistemática o a gran escala no impide considerar que cada ataque individual contra un bien
jurídico fundamental cometido en dichas circunstancias constituye un crimen contra la humanidad”
(Cfr. Gil, Alicia, “Los crímenes contra la humanidad y el genocidio en el Estatuto de la Corte Penal
Internacional a la luz de ‘Los Elementos de los Crímenes’”, en Kai Ambos (Coordinador), La nueva
justicia penal supranacional. Desarrollos Post-Roma, Tirant lo Blanch, Valencia, 2002, p. 76).
Así las cosas, como correctamente advierte la doctrina, “[c]uando se los desvincula de la situación
de guerra, puede tener sentido buscar una situación general o colectiva similar para encuadrar la
categoría de los crímenes contra la humanidad. Dicha situación se puede definir por la magnitud
de sus efectos, y entonces se dirá ‘masiva’; o por su forma: ‘sistemática’. De este modo, (…) los
crímenes contra la humanidad han de ser cometidos en el marco de una acción masiva o sistemá-
tica, dirigida, organizada o tolerada por el poder político de iure o de facto” (Cfr. Gil, Alicia, “Los
crímenes contra la humanidad y el genocidio en el Estatuto de la Corte Penal Internacional a la luz
de ‘Los Elementos de los Crímenes’”, Ob. cit., nota 46, pp. 80-81).
49. A la luz de lo expuesto, resumidamente, puede sostenerse que un acto constituye un crimen de lesa
humanidad: a) cuando por su naturaleza y carácter denota una grave afectación de la dignidad hu-
mana, violando la vida o produciendo un grave daño en el derecho a la integridad física o mental de
la víctima, en su derecho a la libertad personal o en su derecho a la igualdad; b) cuando se realiza
como parte de un ataque generalizado o sistemático; c) cuando responde a una política (no nece-
sariamente formalmente declarada) promovida o consentida por el Estado; y, d) cuando se dirige
contra población civil. Siendo que estas condiciones deben presentarse copulativamente.
50. En atención a que, según lo expuesto, la configuración de los crímenes de lesa humanidad presupone
un comportamiento típico, resultados y circunstancias típicas, elementos subjetivos especiales de
la responsabilidad y elementos o circunstancias contextuales, su comisión prima facie es un asunto
que debe ser determinado por los jueces y tribunales penales.
51. A tal efecto, el Tribunal recuerda la obligación de los jueces penales de observar las garantías que
conforman el principio-derecho de legalidad penal y, en particular, el que se deriva del sub-principio
de lex stricta, que exige una interpretación que respete el contenido riguroso de la ley penal y, por
tanto, prohíbe la analogía in malam partem. De igual modo, el Tribunal recuerda que el contenido
constitucionalmente protegido del derecho a la presunción de inocencia, que informa transversal-
mente todo el proceso penal, impone al Juez la obligación de realizar la calificación de los hechos
que correspondan siempre que existan fundados y suficientes elementos de convicción para estimar
razonablemente la comisión del delito por el imputado como autor o partícipe del mismo.
52. No obstante constituir una atribución del Juez Penal calificar si un hecho constituye un delito de
lesa humanidad, el Tribunal Constitucional recuerda que también es competencia de la jurisdicción
constitucional ejercer el control sobre la subsunción de los hechos en los tipos penales que resulten
violatorios del principio-derecho fundamental a la legalidad penal.
7.3 Las normas de ius cogens
53. La esencial ontología de los derechos humanos afectados por los crímenes de lesa humanidad, y las
graves condiciones y circunstancias que caracterizan la realización de estos, lleva a considerar que,
en estos casos, la necesidad de la averiguación de la verdad, así como el procesamiento y posterior
sanción de los responsables, constituye una norma de ius cogens, es decir, una norma imperativa de
Derecho Internacional susceptible de aplicarse erga omnes y que no admite pacto en contrario.
En relación con la normas de ius cogens, el artículo 53 de la Convención de Viena sobre el Derecho
de los Tratados, establece lo siguiente: “Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración
esté en oposición con una norma imperativa de derecho internacional general. Para los efectos de la
presente Convención, una norma imperativa de derecho internacional general es una norma aceptada
y reconocida por la comunidad internacional de Estados en su conjunto como norma que no admite
57
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
acuerdo en contrario y que solo puede ser modificada por una norma ulterior de derecho internacional
general que tenga el mismo carácter”.
Las normas de ius cogens parecen pues encontrarse referidas a normas internacionales consuetudina-
rias que bajo el auspicio de una opinio iuris seu necessitatis –esto es, el factor espiritual o psicológico
que liga con un comportamiento que se asume debido u obligatorio internacionalmente– y de la
extraordinaria importancia de los valores que subyacen a tal obligación, son oponibles más allá de
las voluntades expresas y solo son derogables por normas futuras de la misma categoría.
54. Es bajo este presupuesto que, por ejemplo, el artículo 15 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos, establece lo siguiente:
“1. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos
según el derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable
en el momento de la comisión del delito. Si con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone
la imposición de una pena más leve, el delincuente se beneficiará de ello.
2. Nada de lo dispuesto en este artículo se opondrá al juicio ni a la condena de una persona por
actos u omisiones que, en el momento de cometerse, fueran delictivos según los principios generales
del derecho reconocidos por la comunidad internacional” (resaltado agregado).
Como se aprecia, el precepto alude claramente a la posibilidad de procesar y condenar penalmente
por la comisión de un acto, a pesar de no encontrarse previamente prohibido y penado por el Derecho
escrito, siempre que tal acto resulte delictivo “según los principios generales del derecho reconocidos
por la comunidad internacional”.
Desde luego, podría considerarse que esta previsión sitúa la temática en el meollo de un conflicto
límite entre un pretendido Derecho natural y el Derecho positivo, en cuyo análisis, afortunadamente,
en este caso, este Tribunal no tiene por qué ingresar.
55. En todo caso, conviene enfatizar que el artículo 2, inciso 24, literal d), de la Constitución, establece
que “[n]adie será procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de cometerse no esté
previamente calificado en la ley, de manera expresa e inequívoca, como infracción punible; ni
sancionado con pena no prevista en la ley”. En similares términos, el artículo 9 de la Convención
Americana de Derechos Humanos, dispone que “[n]adie puede ser condenado por acciones u omi-
siones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho aplicable. Tampoco se
puede imponer pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito”. Nuestros
jueces penales –a diferencia de lo ocurrido en otras latitudes (V. gr. Sentencia de la Corte Suprema
Federal de Alemania del 26 de junio de 1994 - 5 StR 98/94, y Sentencia del Tribunal Constitucional
Federal Alemán - BVerfGE 95, 96)– nunca han encontrado motivos para relativizar la aplicación de
esta regla esencial del Estado Constitucional.
De otra parte, el Derecho Penal internacional ha consagrado, a través del Estatuto de Roma, la figura
de las excepciones a la cosa juzgada. Así, el artículo 20.3 del referido instrumento señala que nadie
puede ser procesado por hechos que previamente fueron objeto de procesamiento y sentencia en
otro proceso penal, a menos que este obedeciera al propósito de sustraer al acusado de su responsa-
bilidad penal (artículo 20.3.a), o que no hubiera sido instruido de forma independiente o imparcial
de conformidad con las debidas garantías procesales reconocidas por el derecho internacional o lo
hubiera sido de una forma que, de las circunstancias del caso, fuese incompatible con la intención
de someter al acusado a la acción de la justicia (artículo 20.3.b). Estas reglas han sido acogidas por
la Corte Interamericana en lo que concierne a la materialización del deber de investigar y sancionar
a los responsables de graves violaciones a los derechos humanos (Cfr. Caso Carpio Nicolle y otros
vs. Guatemala, Sentencia del 22 de noviembre de 2004, párrafo 131).
Lo anteriormente señalado respecto de las excepciones a los principios de legalidad y de cosa juzgada
evidencia la particularidad de los casos seguidos, en concreto, por la posible comisión de crímenes
58
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
de lesa humanidad y resalta la intensidad del deber de investigar los actos que configuren la comisión
de tales ilícitos internacionales.
7.4 El derecho fundamental a la verdad reconocido por la Constitución y la regla de la impres-
criptibilidad de los crímenes de lesa humanidad como norma de ius cogens
56. Ahora bien, una cosa es afirmar que las normas atinentes a la descripción de la conducta típica y la
pena imponible sean las vigentes en el momento en que se produce el acto o la omisión penalmente
reprochable (a menos que sobrevenga una más favorable), y otra, muy distinta, sostener que este
criterio rige necesariamente también para las normas que determinan el tiempo durante el cual dicha
conducta es susceptible de persecución penal.
El contenido esencial del principio de legalidad penal, se encuentra referido a la conducta típica y
a la pena, más no a la prescripción de la acción penal. La Norma Fundamental, en su artículo 139,
inciso 13, se limita a especificar uno de los efectos de la declaración de la prescripción penal (“pro-
duce (...) los efectos de cosa juzgada”), y en su artículo 41 in f ne, impone una regla para su cálculo
en el caso de los delitos cometidos contra el patrimonio del Estado (en estos casos, “[e]l plazo de la
prescripción se duplica”), pero no la vincula con el contenido básico del derecho fundamental a la
legalidad punitiva.
57. Con ello, desde luego, no se pretende afirmar que la prescripción de la acción penal carezca de
fundamento constitucional alguno. De hecho, este Colegiado tiene expuesto que “la prescripción
es una causa de extinción de la responsabilidad penal fundada en la acción del tiempo sobre los
acontecimientos humanos o la renuncia del Estado al ius punendi, en razón de que el tiempo trans-
currido borra los efectos de la infracción, existiendo apenas memoria social de esta. Es decir, que
mediante la prescripción se limita la potestad punitiva del Estado, dado que se extingue la posibilidad
de investigar un hecho criminal y, con él, la responsabilidad del supuesto autor o autores del delito
investigado. Dicho de otro modo, en una Norma Fundamental inspirada en el principio pro homine,
la ley penal material otorga a la acción penal una función preventiva y resocializadora, a la vez que
el Estado autolimita su potestad punitiva contemplando la necesidad de que, pasado cierto tiempo, se
elimine toda incertidumbre jurídica y la dificultad de castigar a quien lleva mucho tiempo viviendo
honradamente, consagrando de esta manera el principio de seguridad jurídica” (Cfr. SSTC Exps.
Nºs 7451-2005-PHC, FF. JJ. 4 y 5; 5922-2009-PHC, F. J. 2).
Así las cosas, la prescripción de la acción penal es una institución a través de la cual, el legislador
concretiza, dentro del marco de lo constitucionalmente posible, ciertos valores de rango constitu-
cional, como la seguridad jurídica (Cfr. STC Exp. Nº 0016-2002-PI, FF. JJ. 2-4), el derecho a la
resocialización del individuo culpable y el derecho a no ser perseguido penalmente más allá de
un plazo razonable.
58. No obstante, debe recordarse que en la Norma Fundamental se encuentra implícitamente reconocido
el derecho fundamental a la verdad, derivado del principio-derecho de dignidad humana (artículo 1),
del derecho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva (artículo 139, inciso 3) y del deber pri-
mordial del Estado de garantizar la plena vigencia de los derechos humanos (artículo 44). Tal como
tiene expuesto este Tribunal “[l]a Nación tiene el derecho de conocer la verdad sobre los hechos o
acontecimientos injustos y dolorosos provocados por las múltiples formas de violencia estatal y no
estatal. Tal derecho se traduce en la posibilidad de conocer las circunstancias de tiempo, modo y lugar
en las cuales ellos ocurrieron, así como los motivos que impulsaron a sus autores. El derecho a la
verdad es, en ese sentido, un bien jurídico colectivo inalienable” (Cfr. STC Exp. Nº 2488-2002-PHC,
F. J. 8).
59. Desde esa perspectiva, el derecho fundamental a la verdad tiene una dimensión subjetiva o individual
y otra objetiva o colectiva. La primera, titularizada por las víctimas, sus familiares y sus allegados,
implica “[e]l conocimiento de las circunstancias en que se cometieron las violaciones de los derechos
humanos y, en caso de fallecimiento o desaparición, del destino que corrió la víctima” (F. J. 9). Por
59
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
su parte, la dimensión objetiva o colectiva, titularizada por la sociedad en su conjunto, implica ad-
vertir que el reconocimiento del derecho a la verdad “posibilita que todos conozcamos los niveles de
degeneración a los que somos capaces de llegar, ya sea con la utilización de la fuerza pública o por
la acción de grupos criminales del terror. Tenemos una exigencia común de que se conozca cómo se
actuó, pero también de que los actos criminales que se realizaron no queden impunes. Si el Estado
democrático y social de derecho se caracteriza por la defensa de la persona humana y el respeto de
su dignidad, es claro que la violación del derecho a la verdad no solo es cuestión que afecta a las
víctimas y a sus familiares, sino a todo el pueblo peruano. Tenemos, en efecto, el derecho a saber,
pero también el deber de conocer qué es lo que sucedió en nuestro país, a fin de enmendar el camino
y fortalecer las condiciones mínimas y necesarias que requiere una sociedad auténticamente demo-
crática, presupuesto de un efectivo ejercicio de los derechos fundamentales. Tras de esas demandas
de acceso e investigación sobre las violaciones a los derechos humanos, desde luego, no solo están
las demandas de justicia con las víctimas y familiares, sino también la exigencia al Estado y la
sociedad civil para que adopten medidas necesarias a fin de evitar que en el futuro se repitan tales
hechos” (F. J. 17).
60. En tal sentido, el derecho fundamental a la verdad, no solo conlleva el deber de las autoridades de
investigar los hechos que constituyen crímenes de lesa humanidad, sino además, el deber de indivi-
dualizar a los responsables de su comisión, de sancionarlos, y de resarcir, en todo lo posible, a las
víctimas y/o sus familiares. Por ello, los crímenes de lesa humanidad, “no pueden quedar impunes;
es decir, los autores materiales, así como los cómplices de conductas constitutivas de violación de
derechos humanos, no pueden sustraerse a las consecuencias jurídicas de sus actos” (Cfr. STC Exp.
Nº 2488-2002-PHC, F. J. 5). “Las personas, directa o indirectamente afectadas por un crimen de esa
magnitud, tienen derecho a saber siempre, aunque haya transcurrido mucho tiempo desde la fecha en
la cual se cometió el ilícito, quién fue su autor, en qué fecha y lugar se perpetró, cómo se produjo,
por qué se le ejecutó, dónde se hallan sus restos, entre otras cosas” (F. J. 9).
61. De ahí que sea parte del contenido constitucionalmente protegido del derecho fundamental a la
verdad, el que los crímenes de lesa humanidad resulten imprescriptibles. En dicha línea, este Cole-
giado tiene expuesto que “corresponde al Estado el enjuiciamiento de los responsables de crímenes
de lesa humanidad y, si es necesario, la adopción de normas restrictivas para evitar, por ejemplo,
la prescripción de los delitos que violenten gravemente los derechos humanos. La aplicación de
estas normas permite la eficacia del sistema jurídico y se justifica por los intereses prevalentes de
la lucha contra la impunidad. El objetivo, evidentemente, es impedir que ciertos mecanismos del
ordenamiento penal se apliquen con el fin repulsivo de lograr la impunidad. Esta debe ser siempre
prevenida y evitada, puesto que anima a los criminales a la reiteración de sus conductas, sirve de
caldo de cultivo a la venganza y corroe dos valores fundantes de la sociedad democrática: la verdad
y la justicia” (Cfr. STC Exp. Nº 2488-2002-PHC, F. J. 23).
62. Sobre la base de lo expuesto, debe quedar claro que la regla de imprescriptibilidad de los delitos de
lesa humanidad, y consecuentemente, el mandato de su persecución, con prescindencia de la fecha
en que aquellos se hayan cometido, no tiene vigencia en el ordenamiento jurídico peruano como
consecuencia de la entrada en vigor de la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes
de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad (9 de noviembre de 2003), sino que surge en
virtud de una norma imperativa de derecho internacional general que, como ha sostenido la Corte
Interamericana, no nace de la referida Convención, sino que está reconocida en ella (Cfr. Caso La
Cantuta vs. Perú, Sentencia del 29 de noviembre de 2006, párrafo 225). Obviar esta obligación
dimanante de la práctica internacional supone desconocer el contenido constitucional exigible del
derecho fundamental a la verdad como manifestación implícita del principio-derecho a la dignidad
humana (artículo 1 de la Constitución), del derecho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva
(artículo 139, inciso 3, de la Constitución) y del deber del Estado de garantizar la plena vigencia
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9 de noviembre de 2003”. En efecto, es esa la fecha en la que esta Convención, de conformidad con
el artículo 55 de la Constitución, pasó a formar parte del ordenamiento jurídico vigente. Empero,
como ha quedado dicho, eso no significa que la regla de imprescriptibilidad de los crímenes de
lesa humanidad, solo sea aplicable a las conductas típicas cometidas después de esa fecha. Por el
contrario, según se ha argumentado supra, la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad
es una norma de ius cogens aplicable en todo tiempo y que encuentra reconocimiento en el derecho
fundamental a la verdad previsto en el ordenamiento constitucional peruano.
73. Este mandato constitucional e internacional, sobre la base de una inconstitucional interpretación del
artículo 103 de la Constitución, ha sido contradicho expresamente por la declaración contenida en
el punto 1.1 del Artículo Único de la Resolución Legislativa N° 27998, a través de la cual se aprobó
la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa
Humanidad. Dicha declaración expresa lo siguiente: “De conformidad con el artículo 103 de su
Constitución Política, el Estado Peruano se adhiere a la Convención sobre la Imprescriptibilidad de
los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad, adoptada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas, el 26 de noviembre de 1968, para los crímenes que consagra la conven-
ción, cometidos con posterioridad a su entrada en vigor para el Perú”. En tal sentido, a criterio del
Tribunal Constitucional, el contenido de esta declaración, a la cual se remite la Primera Disposición
Complementaria Final del Decreto Legislativo N° 1097, resulta inconstitucional.
74. Ahora bien, lo señalado en la Primera Disposición Complementaria Final del Decreto Legislativo
N° 1097 constituye, en la práctica, una reserva, tal y como lo dispone la Convención de Viena sobre
el Derecho de los Tratados de 1969 (entrada en vigor para el ordenamiento jurídico peruano desde
el 14 de octubre de 2000). En efecto, el referido instrumento señala, en su artículo 1, inciso d, que
la reserva constituye “una declaración unilateral, cualquiera que sea su enunciado o denominación,
hecha por un Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o adherirse a él, con objeto de
excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado en su aplicación a ese
Estado”. De esta forma, tal y como se dispone en el artículo 19 de la Convención de Viena, las reservas
no proceden cuando: a) están prohibidas por el tratado; b) que el tratado disponga que únicamente
pueden hacerse determinadas reservas, entre las cuales no figure la reserva de que se trate; o cuando
c) en los casos no previstos en los apartados a) y b), la reserva sea incompatible con el objeto y fin
del tratado. De un examen de la Convención sobre la imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra
y de los Crímenes de Lesa Humanidad y Crímenes de guerra nos encontramos que estamos en el
caso señalado en el apartado c).
La declaración aludida contraviene el objeto y fin de la Convención sobre la imprescriptibilidad
de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad y Crímenes de guerra, toda vez
que este instrumento establece, en su artículo I, que los crímenes señalados “son imprescriptibles,
cualquiera que sea la fecha en que se hayan cometido” (énfasis agregado). En consecuencia, la
declaración del Estado peruano de limitar la regla de imprescriptibilidad para los casos posteriores
a la fecha de entrada en vigor de la Convención (9 de noviembre de 2003), supone, además, inter-
poner una reserva violatoria del derecho internacional que impide el esclarecimiento de crímenes
de estas características que hayan tenido ocurrencia con fecha anterior al 9 de noviembre de 2003,
deviniendo en un incumplimiento de sus obligaciones internacionales de investigar y sancionar a
los responsables de estos crímenes.
75. El Tribunal Constitucional tiene establecido que las Resoluciones Legislativas tienen rango de ley
(STC Exp. N° 0047-2004-PI, F. J. 17). Por ende, aunque no se encuentren expresamente men-
cionadas por el artículo 200, inciso 4, de la Constitución, y tomando en cuenta que “las normas
comprendidas en dicho dispositivo constitucional solo tienen un carácter enunciativo y no taxa-
tivo” (Cfr. STC Exp. N° 0010-2002-PI, F. J. 21), cabe el control constitucional de las Resoluciones
Legislativas a través del proceso de inconstitucionalidad.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
76. La Resolución Legislativa N° 27998 fue publicada el 12 de junio de 2003. Por su parte, el artículo
100 del CPCo. establece que “[l]a demanda de inconstitucionalidad de una norma debe interponerse
dentro del plazo de seis años contado a partir de su publicación, salvo el caso de los tratados en que
el plazo es de seis meses. Vencido los plazos indicados, prescribe la pretensión, sin perjuicio de lo
dispuesto por el artículo 51 y por el segundo párrafo del artículo 138 de la Constitución”. Tal como
tiene expuesto este Tribunal, dicho plazo de prescripción es aplicable también a las normas a las
que la sanción de inconstitucionalidad pueda extenderse “por conexión o consecuencia” (artículo
78 del CPCo.). En efecto, en la STC Exp. Nº 0033-2007-PI, F. J. 19, este Colegiado sostuvo que “si
legislativamente esta ‘prohibido’ (…) impugnar directamente normas con rango de ley cuyo plazo
prescriptorio haya superado los seis años desde su publicación con mayor razón también se ‘prohíbe’
(…) la impugnación de normas por conexión o consecuencia a la principal declarada inconstitu-
cional, cuyo plazo prescriptorio haya superado los seis años desde su publicación” (Cfr. STC Exp.
Nº 0033-2007-PI, F. J. 19).
77. No obstante ello, el Tribunal Constitucional, también tiene establecido lo siguiente:
“[E]n tanto el plazo de prescripción regulado en el artículo 100 del CPCo. se encuentra relacionado
con la pretensión, su cumplimiento tan solo impide que a través del control concentrado de consti-
tucionalidad pueda sancionarse el objeto de aquella, consistente en dejar sin efecto la norma juzgada
inconstitucional. Y es que debe recordarse que, de acuerdo al artículo 81 del CPCo., la consecuencia
de estimar una pretensión a través de sentencias recaídas en un proceso de inconstitucionalidad, es
dejar ‘sin efecto las normas sobre las cuales se pronuncian’.
Siendo ello así, cumplido el plazo de prescripción, el Tribunal Constitucional queda impedido de
sancionar la inconstitucionalidad de una norma, dejándola sin efecto, pero ello no enerva en lo ab-
soluto la posibilidad de efectuar el control de constitucionalidad, aunque su consecuencia no pueda
ser la expulsión del sistema jurídico de la norma controlada.
Por lo demás, ello ya había sido advertido por este Colegiado, cuando, sin perjuicio de reconocer
que el plazo de prescripción previsto en el artículo 100 del CPCo., alcanza también a las normas
conexas, señaló que, incluso en ese escenario, ‘nuestro sistema jurídico constitucional (…) ha esta-
blecido dos mecanismos de salvaguarda de la unidad y no contradicción del ordenamiento jurídico
nacional. Por un lado, el control difuso de constitucionalidad del artículo 138 de la Constitución
(…). Por otro lado, el tercer párrafo del artículo VI del Título Preliminar del CPC, [que] dispone que
‘los Jueces interpretan y aplican las leyes o toda norma con rango de ley y los reglamentos según
los preceptos y principios constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulte
de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional’ [Cfr. STC Exp. Nº 0033-2007-PA,
F. J. 21]. A lo que cabe agregar que, de conformidad con el artículo 82 del CPCo., ‘[l]as sentencias
del Tribunal Constitucional en los procesos de inconstitucionalidad (…) vinculan a todos los poderes
públicos y producen efectos generales desde el día siguiente a la fecha de su publicación’.
De esta manera, aun cuando en virtud de la prescripción, una concreta norma no pueda ser expul-
sada del orden jurídico, las interpretaciones que con relación a ella sean realizadas por el Tribunal
Constitucional, en virtud de lo previsto por los artículos VI del Título Preliminar y 82 del CPCo.,
vinculan a todos los poderes públicos. Desde luego, ello incluso será así cuando de dichas interpre-
taciones derive la inequívoca inconstitucionalidad de dicha norma” (STC Exp. Nº 0017-2008-PI,
FF. JJ. 157-160).
78. En consecuencia, aunque el Tribunal Constitucional no pueda expulsar el orden jurídico el punto
1.1 del Artículo Único de la Resolución Legislativa N° 27998 –conexo al mandato previsto en la
Primera Disposición Complementaria Final del Decreto Legislativo N° 1097–, pues se encuentra
fuera del plazo previsto en el artículo 100 del CPCo., habiéndose advertido su inconstitucionalidad,
y siendo este Colegiado el Supremo Intérprete de la Constitución, en virtud de los artículos VI del
Título Preliminar y 82 del CPCo., a partir del día siguiente de la publicación de esta sentencia, todo
poder público se encuentra impedido de aplicar el referido precepto jurídico.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
79. Ahora bien, en tanto la Primera Disposición Complementaria Final del Decreto Legislativo
N° 1097, al remitirse a la referida declaración, ha pretendido hacer aplicable su inconstitucional
mandato a los crímenes de lesa humanidad cometidos por militares y policías, corresponde declarar
su inconstitucionalidad.
VI. FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA, en parte, la demanda de inconstitucionalidad, y, en consecuencia, inconsti-
tucionales las siguientes disposiciones del Decreto Legislativo N° 1097:
a) Artículo 3.2, literal a)
b) La frase “que en el caso del personal militar y policial será el instituto armado o policial al que
pertenece” del artículo 3.2, literal b)
c) Artículo 3.4
d) Artículo 4.2
e) Artículo 6.2
f) Artículo 6.3
g) Artículo 6.4
h) Primera Disposición Complementaria Final
i) Segunda Disposición Complementaria Final
j) Tercera Disposición Complementaria Final
2. Declarar, de conformidad con los Fundamentos Jurídicos Nºs 70 a 72 supra, la inconstitucionalidad,
por conexidad, de la declaración contenida en el punto 1.1 del Artículo Único de la Resolución
Legislativa N° 27998. De conformidad con los Fundamentos Jurídicos N°s 74 a 76 supra, la inter-
pretación de este Tribunal que determina la referida inconstitucionalidad, en virtud de los artículos
VI del Título Preliminar y 82 del Código Procesal Constitucional, resulta vinculante para todos los
poderes públicos, motivo por el cual estos se encuentran impedidos de aplicar el referido precepto
jurídico en el ejercicio del control difuso de constitucionalidad de las leyes.
3. De conformidad con los artículos 81 y 82 del Código Procesal Constitucional, esta sentencia y las
interpretaciones en ella contenidas, son vinculantes para todos los poderes públicos y tienen alcances
generales.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / ÁLVAREZ MIRANDA / BEAUMONT CALLIRGOS / ETO CRUZ / URVIOLA HANI
EXP. N° 0024-2010-PI/TC-LIMA
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la acción penal o para la aplicación del principio de imprescriptibilidad, se encuentra sujeta a que los
hechos imputados constituyan crímenes de lesa humanidad.
Como hice referencia en el Voto Singular que suscribí en el Exp. N° 00218-2009-PHC/TC, Caso Acco-
marca (párrafo 25), los delitos de lesa humanidad [o contra la humanidad] forman parte del tipo general
graves violaciones a los derechos humanos constituyendo una variante especial y extraordinaria (relación
género-especie) que supone la existencia copulativa de generalidad y sistematicidad, y están sujetos a
la aplicación del principio de imprescriptibilidad.
En ese sentido, al momento de resolver la excepción de prescripción de la acción penal, el juez penal
debe determinar la configuración de los elementos que constituyen los crímenes de lesa humanidad
(recurriendo como instrumentos de referencia, por ejemplo, a los “Elementos de los crímenes”, ICC-
ASP/1/3 adoptado por la Asamblea de los Estados Partes de la Corte Penal Internacional).
§2. Prescripción, impunidad y justicia
La decisión por mayoría del Tribunal Constitucional recaída en el presente proceso de inconstituciona-
lidad, consistente en apartar de nuestro ordenamiento jurídico una norma que abre la posibilidad de la
prescripción de delitos de lesa humanidad se fundamenta y justifica en el principio de dignidad humana
(art. 1 de la Constitución); sobre la cual el filósofo francés Jacques Maritain, inspirador de la Declaración
de 1948, ha reflexionado:
“El hombre [la persona humana] es un ser que se sostiene a sí mismo por la libertad y la voluntad;
no existe solamente de una manera física; hay en él una existencia más rica y elevada (…) Esto
quiere decir, en términos filosóficos, que en la carne y los huesos del hombre hay un alma que es un
espíritu y vale más que todo el universo material”(1).
La defensa de la dignidad humana, en este caso, proscribe la prescripción de los delitos contra la huma-
nidad pues esta provoca la impunidad de la conducta; lo que impide el real y efectivo goce del derecho
de acceso a la justicia y la materialización del derecho a la verdad. En ese sentido, la impunidad ha sido
entendida como;
“La falta en su conjunto de investigación, persecución, captura, enjuiciamiento y condena de los
responsables de violaciones de derechos humanos (…)”(2)
que solo propicia la repetición continua y crónica de las violaciones a derechos fundamentales y la
total indefensión de las víctimas y sus familiares.
Por otro lado, en relación a la imprescriptibilidad consideré que:
“En el caso de los crímenes de lesa humanidad, al tratarse de supuestos que no han dejado de ser vi-
venciados por la sociedad dada la magnitud y la significación que los atañe, estos permanecen vigentes
no solo para las sociedades nacionales sino también para la comunidad internacional en su conjunto,
debiendo la persecución del delito y la estructura punitiva del Estado guardar proporcionalidad con
la gravedad del daño generado”. [Voto singular del Magistrado Álvarez Miranda. Sentencia recaída
en el Expediente N° 00218-2009-PHC/TC (publicada el 18 de noviembre de 2010), párr. 11].
En consecuencia, recae en el juez penal la responsabilidad, en el caso por caso, de analizar la pres-
cripción y el posterior sobreseimiento de casos sometidos a su conocimiento. Por ello, la oportunidad
jurisdiccional respecto a la procedencia o no de la prescripción es la calificación de los hechos como
delitos de lesa humanidad. Para ello, le corresponde al juez sujetarse a criterios restrictivos a fin de
evitar que los actos de brutalidad individual o exceso en el uso de la fuerza sean calificados como
delitos de lesa humanidad a la luz de lo establecido por los tribunales internacionales, y reiterado por
este Tribunal Constitucional.
(1) <http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2011/00024-2010-AI.html>.
(2) <http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2011/00024-2010-AI.html>.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
En consecuencia, la calificación del delito debe ser estricta y esta no debe extenderse a todos los supues-
tos que comprenden las graves violaciones de derechos humanos. Así, la naturaleza excepcional de los
delitos de lesa humanidad hace sumamente estrictos los supuestos de imprescriptibilidad.
Finalmente, expongo mi voto convencido de que la sentencia recaída en el Exp. N° 00024-2010-PI/TC se
constituye como manifestación del orden natural en el cual se fundamentan los principios legitimadores
superiores del ordenamiento constitucional peruano y, que corresponde a este Tribunal aplicar despojando
toda condición o presupuesto que posibilite la impunidad.
S. ÁLVAREZ MIRANDA
EXP. N° 0024-2010-PI/TC-LIMA
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b. En los iniciados bajo el Código de Procedimientos Penales, el Juez Penal o la Sala Penal
Superior pueden variar el mandato de detención por el de comparecencia con la restricción
prevista en el inciso 1 del artículo 288 del Nuevo Código Procesal; o, por el de comparecencia
simple. En los procesos que aun se inicien bajo el Código de Procedimientos Penales, el
Juez Penal dicta orden de detención mediante resolución motivada en los antecedentes del
procesado y, en otras circunstancias del caso particular, que permita argumentar y colegir
razonablemente que tratará de eludir la acción de la justicia (peligro de fuga) u obstaculizar
la averiguación de la verdad (peligro de obstaculización). El juez penal puede ordenar man-
dato de comparecencia, bajo el cuidado y vigilancia de una persona o institución, que en el
caso del personal militar y policial será el instituto armado o policial al que el procesado
pertenece; o, podrá disponer mandato de comparecencia simple.
3.3 Dictado el mandato de comparecencia, la autoridad judicial puede imponer al imputado la obli-
gación de someterse al cuidado y vigilancia de una persona o institución.
3.4 Si el imputado es personal militar o policial, en situación de actividad o retiro, el cuidado y
vigilancia está a cargo de la institución militar o policial a la que pertenece.
Artículo 4.- Caución económica para ausentes y contumaces
4.1 Adelántese la vigencia del inciso 4 del artículo 288 del Decreto Legislativo N° 957 - Nuevo
Código Procesal Penal a los Distritos Judiciales donde aún no se encuentra vigente y que serán
indicados mediante Decreto Supremo, respecto de los procesos señalados en el artículo 2 del
presente Decreto Legislativo(5).
4.2 Con relación a los procesados, declarados ausentes o contumaces, y que expresen su voluntad
de ponerse a derecho, el juez puede variar la orden de detención para resolver su condición de
ausente o contumaz, imponiendo caución económica si los ingresos del procesado lo permiten,
la que podrá ser sustituida por una fianza personal idónea y suficiente del propio procesado o de
un familiar, o de tercero fiador, sea persona natural o jurídica o la institución militar o policial
a la que pertenece.
Artículo 5.- Impedimento de salida del país
5.1 Adelántese la vigencia del inciso 2 del artículo 296 del Decreto Legislativo N° 957 - Nuevo
Código Procesal Penal a los Distritos Judiciales donde aún no se encuentra vigente y que serán
indicados mediante Decreto Supremo, respecto de los procesos señalados en el artículo 2 del
presente Decreto Legislativo(6).
5.2 Las órdenes de impedimento de salida del país que, a la entrada en vigencia del presente Decreto
Legislativo, hayan superado el plazo máximo de ocho meses, son levantadas de oficio.
5.3 A los procesados que se pongan a derecho y acrediten tener residencia legal en el exterior, que
hayan cumplido con las diligencias ordenadas por el juez penal, y que presten la caución eco-
nómica a que se refiere el artículo 4 del presente Decreto Legislativo, el juez penal puede dictar
orden de impedimento de salida del país por el plazo máximo de cuatro meses, mediante resolu-
ción motivada en los antecedentes del procesado y en otras circunstancias del caso particular, y
siempre y cuando resulte indispensable para la indagación de la verdad. El juez puede prolongar
la continuación de la medida por otros cuatro meses más como máximo, mediante resolución
debidamente motivada en antecedentes del procesado y en circunstancias del caso particular,
y siempre y cuando resulte indispensable para la indagación de la verdad. Ambas resoluciones
son apelables para su confirmación o revocatoria por el superior en grado.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
o policial al que pertenece”, 3.4, 4.2, Segunda y Tercera Disposición Complementaria del Decreto
Legislativo N° 1097 se evidencia un tratamiento legislativo diferenciado de forma arbitraria, puesto
que brinda un tratamiento diferenciado y por decirlo de alguna manera “preferencial” a los militares
y policías procesados por delitos sobre violación de derechos humanos, creándose beneficios que
solo se encuentran dirigidos al personal castrense, lo que implica discriminación, figura vedada por
nuestra Constitución Política del Estado. Por ende respecto de este extremo considero acertada la
declaratoria de inconstitucionalidad por afectar, esencialmente, el principio-derecho igualdad.
3. No obstante lo dicho debo apartarme de lo expresado en la sentencia en mayoría respecto a lo
resuelto contra el artículo 6.2, 6.3, 6.4 y Primera Disposición Complementaria del Decreto Legis-
lativo N° 1097, por lo que debo suscribir mi voto en contra de los fundamentos que implican una
especial interpretación en lo que respecta a la ley previa y a la imprescriptibilidad de los delitos que
involucran graves violaciones de los derechos humanos, porque no encuentro la necesidad de llegar
a estos pronunciamientos desbordantes y ajenos.
4. En el Fundamento 52 del proyecto en mayoría se alude al artículo 15 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y consecuentemente se concluye que el precepto alude claramente a
la posibilidad de procesar y condenar penalmente la comisión de un acto a pesar de no encontrarse
previamente prohibido por el derecho escrito.
5. De otro lado, en el Fundamento 60 se refiere que el mandato de persecución, con la prescindencia
de la fecha en que los actos reprochados hayan sido cometidos, no tiene vigencia en el ordenamiento
peruano como consecuencia de la entrada en vigor de la Convención sobre la Imprescriptibilidad
de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad (9 de noviembre de 2003) sino
que pertenecería al contenido constitucional exigible del derecho fundamental a la verdad, y en ese
sentido se asevera que la regla de la imprescriptibilidad es aplicable en todo tiempo, contra la que
no cabe pacto en contrario, con fuerza erga omnes, con plena eficacia en el ordenamiento jurídico
peruano. Para llegar a este aserto desbordante utiliza por todo argumento una expresión de antigua
canción afroperuana que dice:
“Si todo el mundo corre entonces corro yo también”.
6. Es en referencia a lo señalado en los fundamentos anteriores en los que expongo mi disconformidad,
que no estoy de acuerdo que para la resolución del presente proceso de inconstitucionalidad se
llegue a establecer con total certeza que los llamados delitos contra la humanidad pueden ser
punibles pese a no encontrarse tipif cados de manera previa al hecho (lex previa) y que además
la regla de imprescriptibilidad resulta aplicable en todo tiempo, determinación que considero
innecesaria para el caso y que a su vez no se condice con un juicio de ponderación que lo valide ya
que no resulta válido que de la interpretación de una norma (V. gr. el artículo 15 del Pacto Interna-
cional de Derechos Civiles y Políticos) se concluya en una resolución que pueda resultar lesiva de
los derechos fundamentales de los inculpados por dichos delitos. A ello debo referir que en cuanto a
esta temática, la Constitución peruana contiene normas específicas, incluyendo normas de derecho
internacional y derecho interno que establecen distinta disposición y que por tanto para concluir en
un juicio interpretativo válido y conforme a la Constitución, todos los preceptos de la materia deben
ser ponderados y merecer un pronunciamiento expreso legítimo (constitucionalmente hablando) de
por qué alguno de ellos debe prevalecer frente a los otros, lo que finalmente pueda validar el juicio
interpretativo en el que se concluye. Es decir, razonamiento científico para llegar a tal conclusión
que habla de la imprescriptibilidad no solo para adelante sino también para atrás.
Lo expresado en el presente voto no hace más que reiterar mi posición expresada en mi voto singular
recaído en el caso Roberto Contreras Matamoros (Expediente Nº 00218-2009-PHC/TC), en tanto,
como ya lo he dicho, la ley previa –como presupuesto para la punibilidad de las conductas de las per-
sonas– y la imprescriptibilidad de ciertos delitos –como regla que fija la punición en el tiempo– deben
resultar legales y conforme al sentido interpretativo de la Constitución, racionalmente hablando.
71
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
7. En principio, toda Constitución del Estado es Norma Fundamental que constituye la base de toda la
normativa legal que regula las conductas de las personas de una nación, entre ellas los dispositivos
que regulan la prescripción de la acción penal y el principio de legalidad penal.
En cuanto a la Ley previa (lex previa) nuestra Constitución señala de manera expresa en su artículo
2, inciso 24, literal “d” que: “Nadie será procesado ni condenado por acto u omisión que al
tiempo de cometerse no esté previamente calif cado en la ley, de manera expresa e inequívoca,
como infracción punible; ni sancionado con pena no prevista en la ley”. Este principio garantiza
a toda persona –sometida a un proceso o procedimiento sancionatorio– que la conducta prohibida
se encuentre prevista en una ley previa, estricta y escrita, y también que la sanción se encuentre
contemplada previamente en una norma jurídica. Ello implica la existencia de preceptos jurídicos
previos al hecho (lex previa) que permitan predecir con suficiente grado de certeza (lex certa) aquellas
conductas así como la responsabilidad y eventual sanción al infractor.
Aquí toca destacar que conforme al artículo 103 de la Constitución de 1993 la única excepción a
la irretroactividad de la ley se da en materia penal cuando favorece al reo, esto significa que una
norma penal puede ser aplicada de manera retroactiva pero siempre para favorecer al reo mas no
para perjudicarlo, regulación que de manera similar se encontró regulada en el artículo 187 de la
Constitución de 1979, así como en las anteriores Constituciones del Perú.
De otro lado, la figura legal de la prescripción garantiza la seguridad jurídica tanto para los justi-
ciables como para el propio Estado al dar por concluido –en un periodo legalmente prudente– una
persecución penal que de no ser así se daría ad inf nitum, regulación que se encuentra prevista en el
vigente Código Penal de 1991 así como lo estuvo en el derogado Código Penal de 1924.
8. A fin de determinar si cabe la aplicación retroactiva de lo establecido en los tratados de los cuales
el Perú forma parte, a propósito de los delitos contra la humanidad, debemos antes referirnos a tres
instrumentos internacionales gravitantes al caso de autos y de los cuales el Perú forma parte:
i) El “Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional” describe en su artículo 7.1 los crímenes
de lesa humanidad a la vez que establece en su artículo 29 la imprescriptibilidad para dichos
crímenes, resultando que su vigencia para el Estado peruano es a partir del día 1 de julio del
2002 (esto de conformidad a la Resolución Legislativa N° 27517 de fecha 13 de setiembre de
2001 [publicada el 16 de setiembre de 2001] que lo aprobó, el Decreto Supremo N° 079-2001-
RE de 05 de octubre de 2001 [publicado el 9 de octubre de 2001] que lo ratificó y el Oficio RE.
(GAB) N° 0-3-A/199 del Ministerio de Relaciones Exteriores que en aplicación del artículo 6
de la Ley N° 26647 así lo comunica).
ii) La “Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa
Humanidad” precisamente reconoce la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad, sin
embargo su vigencia en el Perú es a partir del 9 de noviembre de 2003 (esto de conformidad
a la Resolución Legislativa N° 27998 de fecha 2 de junio de 2003 que aprueba la adhesión del
Estado peruano, su ratificación mediante Decreto Supremo N° 082-2003-RE del 1 de julio de
2003 y el Oficio RE. (GAB) N° 152 del Ministerio de Relaciones Exteriores que en aplicación
del artículo 6 de la Ley N° 26647 así lo comunica).
iii) De otro lado, la “Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969” señala que el
Estado parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justif cación del
incumplimiento de un tratado (artículo 4) al mismo tiempo que en cuanto a la irretroactividad
precisa de manera clara que la Convención solo se aplicará a los tratados que sean celebrados
por Estados después de la entrada en vigor de la presente Convención con respecto a tales
Estados y que las disposiciones de un tratado no obligarán a una parte respecto de ningún
acto o hecho que haya tenido lugar con anterioridad a la fecha de entrada en vigor del tratado
para esa parte ni de ninguna situación que en esa fecha haya dejado de existir (…) (artículo
28), no obstante resulta que la vigencia de la citada Convención, en el Estado peruano, es a
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
partir del 14 de octubre del año 2000 (esto de conformidad al Decreto Supremo N° 029-2000
de fecha 14 de setiembre de 2000 [publicado el 21 de setiembre de año 2000] y el Oficio RE.
(GAB) N° 0-3-A/54 del Ministerio de Relaciones Exteriores que en aplicación del artículo 6 de
la Ley N° 26647 así lo comunica).
De los instrumentos antes señalados se aprecia entonces, con claridad, que sus disposiciones son
obligatorias a partir de la fecha de entrada en vigor en el Estado parte y no de manera retroactiva,
resultando que con la adhesión del Estado peruano al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional
(vigente a partir del 1 de julio de 2002) los crímenes de lesa humanidad y su imprescriptibilidad
son derecho interno y por tanto, en adelante, surten todos sus efectos jurídicos. Esto es así en tanto
el propio estatuto, tras determinar de sus preceptos los crímenes más graves de trascendencia
para la comunidad internacional y su imprescriptibilidad, establece en su artículo 24 de mane-
ra expresa y clara que “1. Nadie será penalmente responsable de conformidad con el presente
Estatuto por una conducta anterior a su entrada en vigor”.
Por consiguiente, si el propio estatuto que regula los crímenes de lesa humanidad ha estable-
cido que nadie será penalmente responsable –de conformidad con el presente Estatuto– por una
conducta anterior a su entrada en vigor, entonces se puede aseverar que respecto a la punibili-
dad de los crímenes allí regulados NO HAY PACTO EN CONTRARIO, pues en todo caso, en
cuanto a la punición de conductas penales allí criminalizadas, el Estatuto no ha sido alterado
estableciendo su aplicación a hechos y conductas anteriores a su entrada en vigor. Es por eso
que cuando se presenta supuestos en los que cabe realizar interpretaciones o ponderaciones
del precepto de su aplicación en el tiempo (hechos anteriores a su entrada en vigor) no puede
transgredirse lo expresamente allí establecido (irresponsabilidad penal por la conducta anterior
a su entrada en vigor), pues si en ciertos casos –como el proceso de inconstitucionalidad que
ahora nos ocupa– se presenta la necesidad de recurrir a la jurisprudencia o a otras normas
internacionales en cuanto a esta temática (lex previa), su pertinencia solo cabe para benef ciar
a los justiciables (en tanto las normas contenidas en el Estatuto son de carácter penal) y no
para perjudicarlos.
9. Al respecto nuestra Constitución de 1993 estatuye en su artículo 55 que los tratados celebrados por
el Estado y en vigor forman parte del derecho nacional, lo cual es conforme con las disposiciones
internacionales que –conforme ellas establecen– son obligatorias a partir de la fecha de entrada
en vigor en el Estado parte y no de manera retroactiva.
En este contexto se debe indicar que a fin de no arribar a interpretaciones desacertadas, estas deben
realizarse siempre con criterio de unidad en cuanto a la normativa de la materia, lo que quiere decir
que la adopción de criterios se debe dar a partir de todos los preceptos normativos involucrados en
la temática controvertida, en nuestro caso la observancia de lo establecido en el artículo 55 de la
Constitución –en cuanto a la fuerza normativa de los tratados– y su interrelación con las normas
del ius cogens que fijan reglas en cuanto a la ley previa así como referente a los delitos de lesa
humanidad, su imprescriptibilidad y la eficacia de los tratados, pues al respecto de su mismo texto,
saltan regulaciones a efectos de su aplicación en el tiempo, lo cual no puede ser ignorado y menos
llegar a interpretaciones que importen su desconocimiento. Es por ello que un ordenamiento, ya
sea de derecho interno o internacional, debe ser observado interrelacionando necesariamente todos
los preceptos involucrados, dinámica que con mayor énfasis se presenta en la interpretación de la
jurisprudencia ya que resulta incierta la interpretación de uno de sus fundamentos de manera aislada
y no como parte de un solo juicio resolutivo.
10. En este sentido interpretativo tenemos que el artículo 15 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos señala que: “1. [n]adie será condenado por actos u omisiones que en el momento de co-
meterse no fueran delictivos según el derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena
más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito (...) 2. [n]ada de lo dispuesto
en este artículo se opondrá al juicio ni a la condena de una persona por actos u omisiones que, en
73
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
el momento de cometerse, fueran delictivos según los principios generales del derecho reconocidos
por la comunidad internacional”; sin embargo también se tiene que considerar que la Convención
Americana sobre Derechos Humanos precisa en cuanto al principio de legalidad y de retroactividad
que “[n]adie puede ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de cometerse no
fueran delictivos según el derecho aplicable. Tampoco se puede imponer pena más grave que la
aplicable en el momento de la comisión del delito. Si con posterioridad a la comisión del delito la
ley dispone la imposición de una pena más leve, el delincuente se benef ciará de ello”.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado en el Caso Barrios Altos vs. Perú (14
de marzo de 2001) que son inadmisibles las disposiciones de amnistía, las disposiciones de prescrip-
ción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la investigación
y sanción de los responsables de las violaciones graves de los derechos humanos, sanción del caso
cuyo cumplimiento corresponde al Estado peruano bajo la competencia contenciosa de la Corte. Es
innegable la apreciación y eventual aplicación de los criterios jurisprudenciales de la Corte en los
casos de su materia, no obstante ello debe manifestarse dentro del marco constitucional y legal
y sin que su aplicación comporte arbitrariedad que concluya en el agravio desproporcionado a los
derechos fundamentales de los justiciables, pues para que el presente proceso de inconstitucionalidad
se concluya en una interpretación válida se debe interrelacionar todos los preceptos comprometidos de
orden nacional e internacional motivándose el por qué unos deben prevalecer sobre otros y por qué la
interpretación arribada es la que resulta conforme a la Constitución y al cuadro de valores materiales que
esta reconoce, como lo es lo establecido internacionalmente en cuanto a la ley previa, la aplicación de
los tratados, la imprescriptibilidad, así como lo estatuido por la norma suprema –y demás dispositivos
que de ella se deriva– en referencia a la figura de la irretroactividad de las leyes, la prescripción y de
la incorporación de la imprescriptibilidad en el ordenamiento interno, y no motivándose en su lugar
la sanción de imprescriptibilidad sustentándose para ello en determinados criterios jurisprudenciales
o específicas normas supranacionales por considerar que son las únicas pertinentes.
11. Así las cosas se advierte que los propios instrumentos internacionales del caso submateria guardan
dispositivos expresos que dicen de la no aplicación retroactiva de sus normas a hechos anteriores
a la entrada en vigencia del tratado en el Estado parte, advirtiéndose que conforme a lo establecido
por los artículos 55 y 56 de la Constitución, los tratados sobre derechos humanos forman parte del
ordenamiento nacional a partir de la fecha de vigencia en el Estado peruano.
Ello implica que por mandato constitucional ni el tratado ni sus disposiciones se ejecutan por sí
mismos en el Estado peruano, sino a partir de que se constituyen derecho interno, resultando que
los propios instrumentos internacionales proscriben con suficiente claridad la aplicación retroactiva
de sus dispositivos, y, en tanto derecho interno del estado peruano la aplicación retroactiva de una
norma que no favorezca al reo se encuentra proscrita por el artículo 103 de la Constitución. Es por
ello que resulta arbitraria la aplicación retroactiva de un precepto penal material –que perjudique al
inculpado penal–, porque, en definitiva, constituiría un agravamiento de los derechos fundamentales
del justiciable.
Esto quiere decir que si bien el Perú es Estado parte del ámbito aplicativo de los tratados sobre derechos
humanos que hubiera celebrado o ratificado, sometido a la competencia contenciosa de la Corte Inte-
ramericana de Derechos Humanos, así como respetuoso de los criterios jurisprudenciales establecidos
por la Corte, sin embargo ello no implica que se interprete las normas del derecho internacional (ius
cogens) de manera arbitraria e irrazonable en agravio de los justiciables o del propio Estado.
12. En este orden de ideas tenemos que de lo reconocido en el artículo 44 de nuestra Constitución se
desprende la garantía de la plena vigencia de los derechos humanos que a su vez implica el deber de
protegerlos adoptando las medidas pertinentes a fin de su efectividad y de su tutela, reconocimiento
que es conforme a las disposiciones de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo
1, inciso 1) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 2, inciso 2).
74
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
Este deber de protección no implica que con el pretexto de su eficacia se pueda hacer interpretacio-
nes extravagantes o caprichosas con un único objetivo: el poder punitivo del Estado. Y es que, en
cuanto materia penal constituye la controversia, de por medio se encuentra una gama de principios
y normas que tutelan el derecho a la libertad individual del justiciable, por lo que el aludido deber
proteccionista del Estado es relativo en tanto el delito que persigue ya ha sido consumado (V. gr. Los
delitos instantáneos) y no debe entenderse y menos interpretarse a la plena vigencia de los derechos
humanos con el único afán retributivo del Estado cuyo fin es la sanción penal.
En relación a ello también se debe agregar que el derecho a la verdad reconocido por el Tribunal
Constitucional (en su dimensión colectiva e individual) implica el derecho a conocer la verdad
sobre los hechos o acontecimientos injustos y dolorosos provocados por las múltiples formas de
violencia estatal y no estatal [Cfr. STC Exp. Nº 2488-2002-HC/TC], por lo que el esclarecimiento
de dichos hechos criminosos es una obligación y responsabilidad del Estado peruano quien debe
adoptar medidas a fin de que no se repitan; sin embargo este deber de esclarecimiento colectivo e
individual de los hechos reprochados no implican la inexorable “sanción penal” al agresor fuera del
plazo legal para su punición, pues el afán retributivo de la pena no se condice con el reconocimiento
de derechos a los familiares y allegados de las víctimas o en su caso a la propia víctima, más por el
contrario la reparación económica y moral es en esencia a lo que finalmente conduce la verdad de
los hechos y de los responsables.
Es en este sentido interpretativo que el deber para con la vigencia efectiva de los derechos humanos
no solo implica al poder persecutorio del Estado sino también a la correcta aplicación del derecho
interno –en el tiempo– que se pretende concretar. Por consiguiente, compatibilizando el deber de
proteger los derechos humanos adoptando las medidas pertinentes a f n de su efectividad y de su
tutela y la eficacia del derecho a la verdad, una vez concluida la persecución penal a los inculpados, a
efectos del pronunciamiento judicial de la reparación civil y las costas del proceso, se debe proseguir
con el esclarecimiento de los hechos en cuanto al tema civil de la reparación a las víctimas de las
violaciones de los derechos humanos, claro está en aquellos casos en los que las víctimas se hayan
constituido en parte civil, porque la prescripción en la vía penal no agota ni cierra el derecho de tutela
en el ámbito civil ya que el juez penal asume competencia si considera dentro del proceso penal a
quien se siente agraviado civilmente, por lo que en estos casos la interpretación de los dispositivos
que se opongan deben ser flexibilizados en tanto prevalezcan los bienes constitucionales de la plena
vigencia de los derechos humanos y el derecho a la verdad, pues en sentido contrario existe conflicto
con los derechos y principio de orden penal. En conclusión podríamos afirmar que siempre se ha de
presentar en este conflicto dos derechos e intereses contradictorios: a) la persona humana, titular del
derecho a la libertad y de las llamadas garantías que nuestra Constitución expresamente ha consi-
derado como base de los derechos fundamentales. El Tribunal Constitucional Peruano ha centrado
el tratamiento que da en todos los procesos que debe conocer, favoreciendo a la persona humana
especialmente contra el propio Estado, muchas veces arbitrario y desbordante; y b) el Estado con
un único poder persecutorio representativo del ius puniendi que, llevado a extremos, precisamente
la persona humana ha de necesitar apoyo en su defensa. ¿A cuál de estos dos derechos antagónicos
debemos atender con preferencia?
13. ¿Qué duda hay respecto a la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad? Pues ninguna, los
delitos tipificados como de lesa humanidad son imprescriptibles y así corresponde su tratamiento
penal en el Estado peruano, pero a partir de la suscripción de los tratados internacionales sobre la
materia.
Esto es así en la medida que aun tratándose de normas penales que sancionan las graves violaciones
de los derechos humanos, estas deben ser previas (lex previa) al hecho cuya ilicitud se pretende
investigar y sancionar, ya que el infractor debe predecir con suficiente grado de certeza, en cuanto
a la conducta ilícita, de la responsabilidad y la eventual sanción estatal, pues de no encontrarse
normada una conducta como ilícito se estaría frente a un hecho atípico. Entonces queda establecido
75
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
que conforme a la Constitución los delitos de lesa humanidad sancionados por el estatuto de Roma
de la Corte Penal Internacional rigen para el Perú recién a partir del 1 de julio de 2002.
Aquí también toca advertir que si bien la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes
de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad refiere en su Artículo I que dichos crímenes son
imprescriptibles cualquiera sea la fecha en que se hayan cometido, sin embargo la Resolución
Legislativa N° 27998 que aprobó la adhesión del Perú a dicha convención señala expresamente la
siguiente reserva:
“1.1 De conformidad con el artículo 103 de su Constitución Política, el Estado Peruano se adhiere
a la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa
Humanidad, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 26 de noviembre de 1968,
para los crímenes que consagra la convención, cometidos con posterioridad a su entrada en vigor
para el Perú”.
En este contexto corresponde una motivación que explique de manera válida la ineficacia o invia-
bilidad de la aludida reserva (pero si, acaso, legítima la adhesión), así como de la prevalencia de un
determinado sentido interpretativo en tanto se manifiesta colisión entre normas del ius cogens que
f jan reglas en cuanto a la ley previa y a la aplicación de sus dispositivos así como de preceptos
constitucionales y legales nacionales.
Así por ejemplo: agraviar los derechos fundamentales de los justiciables a partir de la aplicación de
ciertos dispositivos establecidos en los tratados respecto a una contingencia anterior a la fecha de su
entrada en vigor en el Estado parte o, lo que es lo mismo, la aplicación de criterios jurisprudenciales
sustentados en las normas de un tratado cuyo vigor es posterior a los hechos, transgrede el principio
de irretroactividad de la ley y el de la aplicación de los tratados que establece la Constitución en
sus artículos 103 y 55, puesto que conforme a lo allí establecido los tratados son derecho interno a
partir de la fecha en la que entran en vigor y no deben ser aplicados retroactivamente, menos aún de
manera desfavorable al reo.
A ello se debe agregar que resulta ilegal forzar figuras punitivas no vigentes al momento de los
hechos criminosos ya que aun cuando las conductas de los justiciables puedan ser asimiladas
respecto de crímenes vigentes en el ordenamiento internacional, previamente debe observarse de
manera ineludible las disposiciones que los propios tratados guardan de su aplicación en el tiempo
y lo previsto en los artículos 55 y 2, inciso 24, literal “d” de la Constitución peruana, puesto que
debe tenerse presente que en los casos penales están inmersos derechos fundamentales que deben
ser reconocidos tanto al inculpado como a la parte agraviada. A todo esto incumbe la ponderación
en relación a los bienes constitucionales y las normas internacionales involucradas (V. gr. los
principios de legalidad, irretroactividad de la ley penal y pro homine, así como el de la libertad
personal) a fin de validar la sanción de la imprescriptibilidad en todo tiempo, como propone el
proyecto de la ponencia, y de transgredir el principio de la ley previa.
En este contexto se debe indicar que no se trata de discernir cuál ordenamiento (nacional o interna-
cional) es prevalente respecto del otro, sino de identificar cuál de ellos es más proteccionista de los
derechos humanos. Este mismo sentido compete a los criterios jurisprudenciales disímiles de la Corte
frente a los del Tribunal, resultando que ante tal controversia será aplicable el precepto que favorezca
a los derechos fundamentales tanto de las víctimas, familiares y allegados así como los del inculpado,
debiendo tenerse presente que la venganza y retribución penal no constituyen derechos fundamentales.
14. A manera de conclusión podríamos afirmar que siempre ha de presentarse en este conflicto de derechos
o bienes constitucionales interpretaciones contradictorias que deben obedecer a la persona humana,
titular del derecho a la libertad y de las llamadas garantías que nuestra Constitución expresamente
ha considerado como base de los derechos fundamentales. Al respecto el Tribunal Constitucional
peruano ha centrado el tratamiento que da en todos los proceso que llegan a su conocimiento,
76
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
siempre –en tanto conflicto de bienes constitucionales– favoreciendo a la persona humana frente
a los intereses o excesos del Estado, muchas veces arbitrario y desbordante, es decir es la persona
humana quien necesita interpretaciones que le favorezcan y no que ciertas elucidaciones obedezcan
a razones políticas más que a la de justicia.
En cuanto a esto último debo agregar que en cuanto a los supuestos de vulneración al plazo razonable
del proceso el Tribunal Constitucional ya ha dejado sentado en los expedientes Nºs 3509-2009-PHC/
TC y 05350-2009-PHC/TC –casos Chacón Málaga y Salazar Monroe (en lo pertinente a su tutela)–,
pues los proceso no puede ser perpetuos. En este sentido el realizar interpretaciones –como la de la
ley previa y la imprescriptibilidad que se esboza en el proyecto de la ponencia– es forzar un especial
afán persecutorio del Estado que no puede ser otra cosa la venganza carcelaria del supuesto infractor
de la ley penal. Lo cierto por tanto es que lo vigente en el Perú entra como norma imperativa recién
a partir del 1 de julio de 2002, pues si así se considera se debe de decir las cosas claras y no ensayar
argumentos que para su objetivo involucran al derecho a la verdad y al deber de protección de los
derechos fundamentales que enuncia el artículo 44 de nuestra Constitución (Cfr. Voto Expediente
Nº 00218-2009-PHC/TC) ya que la tutela de los derechos fundamentales tanto de los infractores de
los delitos como de las víctimas no puede ser de ninguna manera la retribución penal.
Por último debo advertir que en cuanto a los crímenes de lesa humanidad establecidos en el Estatuto
de Roma de la Corte Penal Internacional no cabe interpretaciones que distorsionen su contenido o
lo alteren de manera extensiva en contra del justiciable, pues una interpretación de preceptos
penales que perjudiquen al inculpado puede acarrear responsabilidad funcional y penal para los
operadores del derecho.
15. En consecuencia, concuerdo parcialmente con el fallo del caso de autos en el que pese a la dero-
gatoria del Decreto Legislativo N° 1097 es necesario un pronunciamiento de fondo respecto a los
efectos legales que pudo haber originado dicho dispositivo y al pedido de su aplicación que los
inculpados puedan solicitar en el tiempo, sin embargo dejo, como queda dicho, mi discrepancia
respecto de lo señalado en el proyecto de la ponencia a que se ref ere en los fundamentos 4 y 5
del presente voto. No está demás recordar que este Tribunal tiene ya expuesto por sentencia que
los delitos de lesa humanidad han sido determinados por los propios textos internacionales, en los
que se define la naturaleza del delito y la competencia del juez ordinario para determinarlo, quien en
cada caso específicamente ha de señalar las razones que le asisten tanto para decir si en dicho caso
está frente a un tema de lesa humanidad, cuanto para especificar si siendo un delito imprescriptible,
dicha imprescriptibilidad, en ese caso especifico, se aplica retroactivamente y por qué.
Mi voto es porque se declare FUNDADA en parte la acción de inconstitucionalidad, debiéndose expulsar
del ordenamiento jurídico los artículos 3.2, literal a), 3.2, literal b) en el extremo de la frase “en el caso
del personal militar y policial será el instituto armado o policial al que pertenece”, 3.4, 4.2, Segunda y
Tercera Disposición Complementaria del Decreto Legislativo N° 1097, e INFUNDADA en lo demás
que contiene.
S. VERGARA GOTELLI
EXP. N° 0024-2010-PI/TC-LIMA
25% DEL NÚMERO LEGAL DE CONGRESISTAS
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
internacional, siendo uno de ellos, los Estados. Ahora bien, una de las fuentes primarias mediante
las cuales el Derecho Internacional nace, se modifica o, se extingue, son precisamente, los tratados.
Y, se entiende por “tratado” al acuerdo celebrado entre dos o más sujetos de derecho internacional
cualquiera sea su denominación en particular: tratado, pacto, convenio, convención, protocolo, es-
tatuto, etc. Lo que importa es el contenido institucional del instrumento internacional y no el nomen
iuris de este.
2. La intención de considerarse vinculado por el tratado se manifiesta a través de la firma, la aprobación,
la ratificación o la adhesión, según sea el caso, y este entra en vigor, salvo disposición en contrario,
mediante el canje de instrumentos o el depósito o en cualquier otra forma que se hubiere convenido;
mientras ello no ocurra, el tratado no es válido, puesto que con anterioridad a ella no puede hablarse
de acuerdo de voluntades(9). Ahora bien, es por todos sabido, que es la ratificación o la adhesión
el momento en el que los Estados pueden de manera unilateral formular reservas o declaraciones
interpretativas a los tratados.
3. De otro lado, realizado el procedimiento establecido para la entrada en vigor del tratado, corresponde
al Órgano depositario (V. gr. Secretario General de la ONU) informar a todos los Estados que hayan
ratificado o adherido al tratado, del depósito o comunicación de cada uno de los instrumentos de
ratificación o adhesión, en las que, por lo general, están insertas las reservas o las declaraciones
interpretativas efectuadas al tratado. Ahora bien “los demás Estados firmantes pueden rechazar una
aceptación hecha con reservas, en cuyo caso no llega a constituirse tratado alguno con el Estado que
las formulara. Pero de no producirse oposición expresa, las reservas se consideran admitidas por los
demás”(10). Al respecto, debe tenerse en cuenta el artículo 19 de la Convención de Viena.
4. El suscrito, no niega la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad, así como el carácter de
norma consuetudinaria o convencional de estas disposiciones; no obstante ello, tampoco puede supo-
ner el desconocimiento de los efectos jurídicos que se producen en el procedimiento de vinculación a
los instrumentos internacionales también con base en normas de derecho internacional. Por cierto, la
finalidad de esta postura no es otra que la de armonizar el derecho interno con las disposiciones del
derecho internacional, y mejor aún, la de generar un clima de mutua comprensión en relación con
la extensión de los compromisos derivados de los tratados, así como el grado de involucramiento
por parte del Estado.
5. Con respecto a los fundamentos 70 al 79 de la sentencia en mayoría, no comparto la posición en
cuanto se sostiene que, “[A]unque no se pueda expulsar del orden jurídico el punto 1.1 del artículo
Único de la Resolución Legislativa N° 27998, ya que se encuentra fuera del plazo previsto por el
artículo 100 del CPCo., ya que se advierte una supuesta inconstitucionalidad dado que contraviene el
objeto y fin de la Convención sobre imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes
de Lesa Humanidad, limitando su vigencia y condicionando su entrada en vigor contenida en una
reserva”; por cuanto no se advierte ninguna reserva en la resolución legislativa N° 27988, toda
vez que lo que el Estado peruano aplica en este caso es una Declaración Interpretativa, posición
que es válida, por cuanto constituye una fuente convencional del derecho, que podría oponérsele el
propio tratado así como la costumbre y los principios del derecho internacional, por lo que declarar
la inconstitucionalidad por conexidad referido en el punto 2 de la parte resolutiva es innecesario.
6. Asimismo, es necesario señalar que la imprescriptibilidad no debe suponer una irrazonabilidad del
plazo de juzgamiento, ya que si los crímenes de lesa humanidad revierten un carácter imprescripti-
ble, esto no debe significar que el órgano jurisdiccional deje pasar el tiempo sin que este defina la
situación jurídica del procesado, haciendo mal uso de la no prescripción de los delitos que se hayan
cometido en su momento. Por ello, expreso mi preocupación por la falta de diligencia y celeridad
(9) <http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2011/00024-2010-AI.html>.
(10) <http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2011/00024-2010-AI.html>.
78
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
que podrían presentase en los órganos competentes de justicia en estos casos –algunos de ellos han
sido materia de discusión en este Tribunal Constitucional–. Por lo tanto; a fin de evitar vulneraciones
de los derechos fundamentales del procesado, considero necesario, a fin de salvaguardar la armonía
entre los órganos del Estado para un mejor funcionamiento del sistema de justicia, (principio de
corrección funcional), preconizar un cambio con relación a la responsabilidad de los actores sin
desvirtuar sus funciones.
S. CALLE HAYEN
79
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
80
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 02748-2010-PHC/TC-LIMA
ALEXANDER MOSQUERA IZQUIERDO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio
1. El objeto de la demanda es que se disponga la inmediata excarcelación del actor, toda vez que, según
refiere, viene cumpliendo mandato de prisión preventiva, por un plazo superior a los 18 meses, sin
que exista sentencia condenatoria en primera instancia (plazo que para los procesos penales ordinarios
establece el artículo 137, primer párrafo, del Código Procesal Penal), lo cual, vulnera su derecho a la
libertad personal, más concretamente, el derecho a que la prisión preventiva no exceda el plazo legal.
Cuestión previa
2. Previo a evaluar la pretensión que se postula en la demanda de autos, este Tribunal, consciente de la
problemática del país y de la política de interés nacional de lucha contra el tráfico ilícito de drogas
y la criminalidad organizada, considera pertinente, en el presente caso, efectuar algunas precisiones
sobre el control constitucional de la duración de la investigación preliminar en este tipo de delitos
a cargo del Ministerio Público.
El control constitucional de las actuaciones del Ministerio Público
3. El artículo 159 de la Constitución ha asignado al Ministerio Público una serie de funciones consti-
tucionales, entre las que destacan la facultad de conducir o dirigir desde su inicio la investigación
de delito, así como la de ejercitar la acción penal ya sea de of cio o a pedido de parte. Si bien se
trata de facultades discrecionales que, de modo expreso, el poder constituyente le ha reconocido al
Ministerio Público, sin embargo, no pueden ser ejercidas, de manera irrazonable, con desconoci-
miento de los principios y valores constitucionales, ni tampoco al margen del respeto de los derechos
fundamentales, antes bien, en tanto que el Ministerio Público es un órgano constitucional constituido
y por ende sometido a la Constitución, tales facultades deben ser ejercidas en estricta observancia
y pleno respeto de los mismos.
4. En ese sentido, la posibilidad que la justicia constitucional realice un control de las actuaciones del
Ministerio Público tiene su sustento, entre otros supuestos, en la garantía y el pleno respeto del derecho
fundamental al debido proceso y sus diversas manifestaciones. Y es que, hoy por hoy, no existe duda
que este derecho despliega también su eficacia jurídica en el ámbito de la etapa prejurisdiccional
de los procesos penales; es decir, ahí en la fase del proceso penal en la que al Ministerio Público le
corresponde concretizar el mandato previsto en el artículo 159 de la Constitución. Claro está, que las
garantías previstas en la referida disposición constitucional serán aplicables a la investigación fiscal
siempre que sean compatibles con su naturaleza y fines de las actuaciones del Ministerio Público.
El derecho constitucional al plazo razonable de la investigación preliminar
5. El derecho al plazo razonable de la investigación preliminar (policial o fiscal) en tanto manifestación
del derecho al debido proceso alude a un lapso de tiempo suficiente para el esclarecimiento de los
hechos objeto de investigación y la emisión de la decisión respectiva. Si bien es cierto que toda
persona es susceptible de ser investigada, no lo es menos que para que ello ocurra, debe existir la
concurrencia de una causa probable y la búsqueda de la comisión de un ilícito penal en un plazo
que sea razonable. De ahí que resulte irrazonable el hecho que una persona esté sometida a un estado
permanente de investigación policial o fiscal. Sobre el particular, este Tribunal en la sentencia del
Exp. N° 5228-2006-PHC/TC, Gleiser Katz, ha precisado con carácter de doctrina jurisprudencial
(artículo VI del Título Preliminar del CPConst) que para determinar la razonabilidad del plazo de
la investigación preliminar, se debe acudir cuando menos a dos criterios: Uno subjetivo que está
referido a la actuación del investigado y a la actuación del fiscal, y otro objetivo que está referido a
la naturaleza de los hechos objeto de investigación.
6. Dentro del criterio subjetivo, en cuanto se refiere a la actuación del investigado, es de señalar
que la actitud obstruccionista de este puede manifestarse en: 1) la no concurrencia, injustificada,
a las citaciones que le realice el fiscal a cargo de la investigación, 2) el ocultamiento o negativa,
82
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
83
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
preliminares o preparatorias sobre tráfico ilícito de drogas y/o lavado de activos que por la comple-
jidad del asunto exceden los ocho meses, que pueden ser prorrogados por igual plazo.
Por esta razón, este Tribunal estima que el plazo previsto en el artículo referido debe ser modifica-
do con la finalidad de que no queden impunes los delitos de tráfico ilícito de drogas y/o lavado de
activos, pues vencido el plazo (8 o 16 meses) se puede ordenar la conclusión de la investigación
preparatoria. De ahí que, se le exhorte al Congreso de la República a que modifique el plazo del
artículo mencionado (investigación preparatoria en casos complejos) de acuerdo a la capacidad de
actuación del Ministerio Público, sin que ello suponga la afectación del derecho al plazo razonable.
La tutela del derecho al plazo razonable de la investigación preliminar
12. Llegado hasta aquí, este Tribunal considera que la tutela del derecho al plazo razonable de la investiga-
ción preliminar no supone la exclusión del demandante de la investigación, sino que actuando dentro
del marco constitucional y democrático del proceso penal en su fase preliminar, lo que, corresponde
es la reparación in natura por parte del Ministerio Público que consiste en emitir en el plazo más
breve posible el pronunciamiento sobre el fondo del asunto que suponga la conclusión de la investi-
gación prejurisdiccional, bajo responsabilidad. Ahora bien, como es obvio, dicho pronunciamiento
atendiendo a las facultades constitucionales y legales del Ministerio Público puede materializarse
sea en la formalización de la denuncia o, sea en el archivo definitivo de la investigación, etc.
13. No obstante lo anterior, este Tribunal precisa que el plazo para el pronunciamiento sobre el fondo
del asunto, debe ser fijado por el juez constitucional, en cada caso concreto, teniendo en cuenta el
estado actual de la investigación, la importancia de los bienes jurídicos tutelados, la incidencia en los
valores e instituciones básicas de todo Estado Constitucional de Derecho y el cumplimiento de los
deberes y obligaciones constitucionales, así como procurando que dicho plazo no sea un imposible
para unos casos y/o un exceso para otros.
14. De otro lado, surge la interrogante sobre la consecuencia jurídica aplicable en los casos en que ya se
ha formalizado la denuncia penal. Sobre el particular, este Tribunal considera que al encontrarse ya
judicializado los hechos materia de la persecución penal, corresponde al juez de la causa, efectuar el
respectivo examen constitucional, a fin de verificar la violación o no del derecho al plazo razonable
de la investigación preliminar. En este orden de cosas, la eventual determinación y/o verificación
de la vulneración del derecho no supone como es obvio, el archivo o la conclusión de la investiga-
ción judicial, sino que el juez de la causa deberá poner en conocimiento de esta circunstancia a las
instancias correspondientes para las responsabilidades a que hubiere lugar (Oficina de Control de la
Magistratura, Consejo Nacional de la Magistratura, Procuraduría del Poder Judicial o del Ministerio
Público, etc.).
15. Finalmente, cabe recordar que los delitos de tráfico ilícito de drogas y lavado de activos, constituyen
ilícitos de carácter pluriofensivo, en la medida que ponen en estado de alarma y peligro a las bases
sociales y amenazan la propia existencia del Estado. Es por ello, que la obligación constitucional
del Estado peruano, prevista en el artículo 8 de la Constitución, de prevenir y sancionar este tipo
de ilícitos “no debe agotarse en la mera descripción típica de las conductas delictivas en el Código
Penal y en las leyes especiales, criminalizando el delito de tráfico ilícito de drogas [y sus derivacio-
nes], con penas severas proporcionales a los bienes constitucionalmente protegidos que se afligen,
sino que además para llegar a tal cometido debe procurarse el establecimiento de procedimientos de
investigación eficientes, es decir, que objetivamente demuestren resultados cada vez más eficaces; lo
contrario, significaría incurrir en una infracción constitucional por parte de las autoridades compe-
tentes para ello” (Exp. N° 04750-2007-PHC/TC). En ese sentido, a fin de concretizar esta obligación
constitucional de prevenir y sancionar eficazmente el tráfico ilícito de drogas y sus derivaciones, y
estando a lo dispuesto por el artículo III del Título Preliminar del CPConst., este Tribunal considera
que en los procesos constitucionales en que se haya dictado sentencia estimatoria de segundo grado
relacionados con el delito de tráfico ilícito de drogas y/o lavado de activos, excepcionalmente, la
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
Procuraduría del Estado correspondiente se encuentra habilitada –independientemente del plazo– para
la interposición de un recurso de agravio constitucional especial, el mismo que deberá concedido
por las instancias judiciales.
16. La presente postura jurisprudencial se sustenta no solamente en la obligación constitucional impuesta
por el artículo 8 de la Constitución, sino también en las obligaciones internacionales asumidas por
el Estado. En tal sentido, resulta importante destacar que en virtud de la Convención Única de 1961
sobre Estupefacientes, enmendada por el Protocolo de 1972, el Estado asumió la obligación de
considerar como delito todas aquellas actividades vinculadas al cultivo, producción y distribución
de estupefacientes para usos no admitidos por la Convención, enfatizando que a los infractores se
les debe castigar con penas privativas de la libertad.
De manera similar, en virtud del Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971, el Estado se
comprometió a realizar acciones preventivas y represivas contra el tráfico ilícito de sustancias psico-
trópicas contenidas en las listas anexas a dicho convenio. Asimismo, por imperio de la Convención
de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas de
1988, el Estado se obligó a tipificar como delitos la producción, distribución y comercialización de
la adormidera o amapola, la hoja de coca, el cannabis y cualquier otro estupefaciente. Cabe resaltar
que esta última convención también atribuye carácter delictivo a la organización, gestión o financia-
ción de las actividades antes mencionadas, así como a la conversión o transferencia de bienes con
el objeto de ocultar o encubrir su origen ilícito.
Por último, se encuentra la Convención Internacional para la represión del financiamiento del terro-
rismo, que reconoce como delito la acción de proveer o recolectar fondos con la intención de que se
utilicen, o a sabiendas de que serán utilizados, para cometer en otro Estado un acto de terrorismo o
cualquier otro acto destinado a causar la muerte o lesiones corporales graves a un civil o a cualquier
persona que no participe en las hostilidades en una situación de conflicto armado y que dispone la
obligación de cada Estado parte de sancionar estos delitos con penas adecuadas en las que se tenga
en cuenta su carácter grave.
Como puede apreciarse, el tráfico ilícito de drogas es un flagelo social que entraña un peligro para
la vida digna y pacífica de la humanidad, pues no solo afecta la salud física, psicológica y moral de
las personas, sino que también afecta a la sociedad y al Estado en su conjunto, ya que incrementa
los niveles de violencia y delincuencia, implantando una cultura de miedo, inseguridad y zozobra;
así como fomentando la corrupción, el debilitamiento de las instituciones y generando desaliento
en la inversión privada. Por estas razones, este Tribunal estima que es adecuado y racional habilitar
excepcionalmente el recurso de agravio constitucional contra sentencias estimatorias de segundo
grado, pues no puede permitirse ni avalarse que los delitos de tráfico ilícito de drogas y/o lavado de
activos queden impunes.
Análisis del caso materia de controversia constitucional
17. Sobre el plazo de la prisión preventiva, el artículo 137, primer párrafo, del Código Procesal Penal
de 1991 establece que su duración para los procesos ordinarios es de 18 meses. A su vez, prescribe
que: “Tratándose de procedimientos por delitos de tráfico ilícito de drogas, terrorismo, espionaje y
otros de naturaleza compleja seguidos contra más de diez imputados, en agravio de igual número
de personas, o del Estado, el plazo límite de detención se duplicará”. Asimismo, este Tribunal en la
sentencia del Exp. N° 0330-2002-HC/TC, Ben Okoli y otro ha precisado que vencido el plazo límite
de detención sin haberse dictado sentencia en primer grado, la dúplica procede automáticamente, es
decir, se extiende hasta 36 meses.
18. En el caso de autos, a fojas 55 obra la resolución de fecha 30 de abril de 2010, que señala que dado
que los inculpados vienen siendo procesados por la presunta comisión del delito de tráfico ilícito de
drogas, el plazo máximo inicial de la prisión preventiva de 18 meses se duplica de manera automática
por el plazo máximo de 36 meses, el mismo que a la fecha no ha vencido; por lo que este Tribunal
85
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
entiende que la detención judicial que cumple el actor, a la fecha, no ha excedido plazo legal, pues,
conforme al criterio jurisprudencial precisado por este Tribunal para este tipo de delitos, la dúplica
procede de manera automática. En consecuencia, la demanda debe ser desestimada al no haberse
acreditado la vulneración del derecho a que la prisión preventiva no exceda el plazo legal.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú,
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda de hábeas corpus al no haberse producido la violación del
derecho a la libertad personal, más concretamente, el derecho a que la prisión preventiva no exceda
el plazo legal.
2. Establecer que los fundamentos 5 a 10 y 12 a 15 de la presente sentencia constituyen doctrina juris-
prudencial, por lo que debe ser observada, respetada y aplicada de manera inmediata por todos los
jueces de la República, conforme al artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitu-
cional.
3. Disponer que de conformidad con lo establecido en los artículo 8 de la Constitución y III del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional, en los procesos constitucionales relacionados con el
delito de tráfico ilícito de drogas y/o lavado de activos en los que se haya dictado sentencia estima-
toria de segundo grado, la Procuraduría del Estado correspondiente se encuentra excepcionalmente
habilitada –independientemente del plazo– para la interposición del recurso de agravio constitucional,
el mismo que debe ser concedido por las instancias judiciales.
4. Exhortar al Congreso de la República para que modifique el plazo de la investigación preparatoria
previsto en el artículo 342.2 del Nuevo Código Procesal Penal de 2004, conforme se señala en el
fundamento 11, supra.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / CALLE HAYEN / ETO CRUZ /
ÁLVAREZ MIRANDA / URVIOLA HANI
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 03987-2010-PHC/TC-LIMA
ALFREDO ALEXANDER SÁNCHEZ MIRANDA Y OTROS
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Realizada la investigación sumaria se tomó la declaración del Fiscal de la Primera Fiscalía Provincial
Especializada en Criminalidad Organizada, don Jorge Chávez Cotrina, quien refirió, en cuanto a la
alegada violación al plazo razonable de la investigación, que se debe tomar en cuenta la complejidad de
la investigación, en la que se viene investigando a más de 100 empresas y más de 70 personas, lo que
implica llevar a cabo un análisis contable de todos los investigados y en la medida de lo posible confrontar
con información proporcionada por bancos, Sunat, Sunad, Registros Públicos, así como emitir cartas
rogatorias a otros países para tomar la declaración de varios investigados y testigos. Además señala que
en varias ocasiones los abogados de los investigados han concurrido a su despacho para solicitarle que
amplíe el plazo de la investigación. En cuanto a la alegada violación del derecho de defensa que refiere
que a todos los investigados se les ha notificado cada una de las resoluciones y el delito que se les imputa
es el de lavado de activos; agregando que no es posible determinar las modalidades en el inicio de la
investigación sino al final de la misma.
Con fecha 30 de diciembre de 2009 el Primer Juzgado Penal de Lima declaró infundada la demanda
por considerar que no se ha vulnerado el derecho al plazo razonable en virtud de la complejidad del
caso, el cual se funda en la gran cantidad de investigados, lo que justifica las sucesivas ampliaciones
de investigación y que no se ha vulnerado el derecho de defensa en tanto que los beneficiarios fueron
notificados de las resoluciones y tuvieron libre acceso a los actuados.
La Cuarta Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima,
revocando la apelada, declaró fundada la demanda y ordenó el archivo definitivo de la investigación
fiscal.
FUNDAMENTOS
1. El objeto de la demanda de hábeas corpus es que se disponga el cese de la Investigación Preliminar
N° 33-2007 a cargo del fiscal emplazado, seguida en contra de los favorecidos por el delito de la-
vado de activos. Se aduce que la misma resulta indebida en términos constitucionales por haberse
vulnerado los derechos a un plazo razonable, de legalidad penal y de defensa.
2. Al respecto, este Tribunal considera preciso destacar que la presente demanda guarda gran similitud
con la que dio origen a la sentencia recaída en el Expediente N° 3245-2010-HC (Jesús Belisario
Esteves Ostolaza y Santos Orlando Sánchez Paredes). En ella, al igual que en el presente caso se
cuestionaba la Investigación Preliminar N° 033-2007 considerando que habían sido vulnerados el
derecho al plazo razonable y el principio de legalidad penal, siendo la única diferencia –aparte del
hecho de que se trata de otros favorecidos– que en el presente caso se invoca el derecho de defensa.
Sin embargo, se advierte que en la vista de la causa el abogado de la parte demandante pretendió
confundir a este colegiado afirmando de modo temerario que esta demanda de hábeas corpus “(…)
dif ere notoria y radicalmente del caso anterior (…)”. Sobre el particular, este Tribunal considera
necesario recalcar que constituye un deber de las partes actuar con probidad, evitando conductas
temerarias que pueden ser pasibles de sanción, conforme al artículo 49 del Reglamento Normativo
de este Tribunal Constitucional.
Plazo razonable de la investigación preliminar
3. En cuanto a la alegada violación del derecho al plazo razonable en la investigación preliminar, cabe
señalar que este derecho constituye una manifestación del derecho al debido proceso, y alude a un
lapso de tiempo suficiente para el esclarecimiento de los hechos objeto de investigación y la emisión
de la decisión respectiva. Si bien es cierto que toda persona es susceptible de ser investigada, no lo
es menos que para que ello ocurra debe existir una causa probable y la búsqueda de la comisión de
un ilícito penal en un plazo que sea razonable.
4. Asimismo, este Tribunal Constitucional ha señalado que el plazo legal para la investigación prepa-
ratoria previsto en el Código Procesal Penal muchas veces puede ser insuficiente:
“(…) se advierte que el plazo de investigación preparatoria previsto en el artículo 342.2 del Nuevo
Código Procesal Penal de 2004, no se condice con la realidad social, ni con la capacidad de actuación
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
del Ministerio Público, pues es de conocimiento público que existen investigaciones preliminares o
preparatorias sobre tráfico ilícito de drogas y/o lavado de activos que por la complejidad del asunto
exceden los ocho meses, que pueden ser prorrogados por igual plazo.
Por esta razón, este Tribunal estima que el plazo previsto en el artículo referido debe ser modifica-
do con la finalidad de que no queden impunes los delitos de tráfico ilícito de drogas y/o lavado de
activos, pues vencido el plazo (8 o 16 meses) se puede ordenar la conclusión de la investigación
preparatoria. De ahí que, se le exhorte al Congreso de la República a que modifique el plazo del
artículo mencionado (investigación preparatoria en casos complejos) de acuerdo a la capacidad de
actuación del Ministerio Público, sin que ello suponga la afectación del derecho al plazo razonable”
(Exp. N° 2748-2010-PHC/TC, fundamento 10).
5. Y es que si bien el derecho a un plazo razonable alude frecuentemente a evitar dilaciones indebidas,
esta manifestación del debido proceso también está dirigida a evitar plazos excesivamente breves
que no permitan sustanciar debidamente la causa. Así, el Tribunal Constitucional declaró la incons-
titucionalidad del artículo 1 del Decreto Ley N° 25708 por establecer un plazo excesivamente breve
para el procesamiento por delito de traición a la patria (Exp. N° 0010-2002-AI).
6. De otro lado, al margen de la inconstitucionalidad en abstracto que puede implicar determinada regulación
del proceso penal o investigación fiscal, este Tribunal, para evaluar en concreto una presunta violación
del plazo razonable, sea del proceso penal, de la prisión preventiva o de la investigación fiscal, ha seña-
lado que esto no puede hacerse solo a partir del transcurso del tiempo, sino más bien atendiendo a las
circunstancias del caso, básicamente la complejidad del asunto y la actividad procesal de las partes.
7. Sobre el particular, este Tribunal en la Sentencia recaída en el Exp. N° 5228-2006-PHC/TC, Gleiser Katz,
ha precisado con carácter de doctrina jurisprudencial (artículo VI del Título Preliminar del C.P.Const)
que para determinar la razonabilidad del plazo de la investigación preliminar, se debe acudir cuando
menos a dos criterios: Uno subjetivo, que está referido a la actuación del investigado y a la actuación
del fiscal, y otro objetivo, que está referido a la naturaleza de los hechos objeto de investigación.
8. Dentro del criterio subjetivo, en lo que respecta a la actuación del investigado, es de señalar que
la actitud obstruccionista de este puede manifestarse del modo siguiente: 1) en la no concurrencia,
injustificada, a las citaciones que le realice el fiscal a cargo de la investigación; 2) en el ocultamiento o
negativa, injustificada, a entregar información que sea relevante para el desarrollo de la investigación;
3) en la recurrencia, de mala fe, a determinados procesos constitucionales u ordinarios con el fin de
dilatar o paralizar la investigación prejurisdiccional, y 4) en general, en todas aquellas conductas
que realice con el fin de desviar o evitar que los actos de investigación conduzcan a la formalización
de la denuncia penal.
9. En cuanto a la actividad del f scal, los criterios a considerar son la capacidad de dirección de la in-
vestigación y la diligencia con la que ejerce las facultades especiales que la Constitución le reconoce.
Si bien se parte de la presunción de constitucionalidad y legalidad de los actos de investigación del
Ministerio Público, esta es una presunción iuris tantum, en la medida en que ella puede ser desvirtuada.
Ahora bien, para la determinación de si en una investigación prejurisdiccional hubo o no diligencia
por parte del fiscal a cargo de la investigación deberá considerarse la realización o no de aquellos
actos que sean conducentes o idóneos para el esclarecimiento de los hechos y la formalización de
la denuncia respectiva u otra decisión que corresponda.
10. Dentro del criterio objetivo cabe comprender la naturaleza de los hechos objeto de investigación; es
decir, la complejidad del objeto a investigar.
11. En cuanto al caso de autos, cabe señalar que este Tribunal ya se ha pronunciado sobre un caso similar
en el que se alegaba violación del plazo razonable en la misma investigación fiscal, y en el que este
colegiado determinó que dicha investigación no resultaba violatoria del derecho al plazo razonable
(Exp. N° 3245-2010-PHC/TC).
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
12. En efecto, y al igual que en el caso ya resuelto por este Tribunal, de autos no se advierte una con-
ducta negligente por parte del fiscal. Asimismo, en cuanto a la complejidad de esta investigación,
este Tribunal Constitucional se pronunció advirtiendo la complejidad del asunto, por cuanto se
abrió investigación a fin de investigar en un principio a 64 personas naturales y a 118 empresas,
lo que resulta corroborado de la disposición de fecha 14 de enero de 2008, que corre a fojas 54
de autos, que ordena la apertura de investigación, situación que se agrava aún más conforme fue
avanzando la investigación y se advierte de la disposición ampliatoria de fecha 9 de abril de 2008,
a fojas 62, que daba cuenta de 222 investigados, entre personas naturales y personas jurídicas. A su
vez, resulta oportuno destacar que este Tribunal en la referida sentencia advirtió que en diciembre
de 2009, habiendo transcurrido casi dos años de investigación, los abogados de los investigados y
la propia Procuradora Pública a cargo de los asuntos judiciales del Ministerio del Interior relativos
al Tráfico Ilícito de Drogas solicitaron que se amplíe el plazo de investigación para poder aportar
mayores elementos probatorios, lo que corrobora la complejidad del asunto, en el que la actividad
de obtención de medios probatorios, a juicio de las partes, no podía todavía concluir abruptamente
(Exp. N° 3245-2010-HC, fundamento N° 22), lo que confirma la complejidad del asunto.
13. En este sentido, y ratificando lo expuesto en la sentencia recaída en el Expediente N°3245-2010-HC,
la Investigación fiscal signada con el N° 33-2007, seguida entre enero de 2008 y mayo de 2010 no
ha resultado violatoria del derecho al plazo razonable.
Principio de legalidad penal
14. El recurrente alega que la investigación no explicita adecuadamente el delito fuente del lavado de
activos, lo que, según alega, resultaría violatorio del principio de legalidad penal. Al respecto, en
cuanto al principio de legalidad penal, cabe señalar que el artículo 2, inciso 24, literal “d”, de la
Constitución Política del Perú, establece que: “Toda persona tiene derecho: (...) 24. A la libertad
y a la seguridad personales. En consecuencia: (...) Nadie será procesado ni condenado por acto u
omisión que al tiempo de cometerse no esté previamente calificado en la ley, de manera expresa e
inequívoca, como infracción punible, ni sancionado con pena no prevista en la ley”.
15. Con tal tenor se consagra el principio de legalidad penal, el que no solo se configura como principio
propiamente dicho, sino también como derecho subjetivo constitucional de todos los ciudadanos.
Como principio constitucional informa y limita los márgenes de actuación de los que dispone el Poder
Legislativo y el Poder Judicial al momento de determinar cuáles son las conductas prohibidas, así
como sus respectivas sanciones. En tanto que, en su dimensión de derecho subjetivo constitucional,
garantiza a toda persona sometida a un proceso o procedimiento sancionatorio que lo prohibido se
encuentre previsto en una norma previa, estricta y escrita, y también que la sanción se encuentre
contemplada previamente en una norma jurídica [Cfr. STC Exp. N° 2758-2004-HC/TC].
16. En el presente caso, si bien se invoca el principio de legalidad penal, no se alega que se les estuviera
investigando a los favorecidos por la comisión de una infracción penal no prevista en la ley penal
vigente, ni que la subsunción hecha por el juez exceda excesivamente los marcos legales previstos,
sino más bien que no se ha especificado el delito previo al lavado de activos que se habría cometido,
lo que no resulta violatorio del contenido de este derecho fundamental. Es por ello que este extremo
de la demanda debe ser desestimado.
17. No obstante la desestimatoria de este extremo, cabe precisar que a fojas 54 y siguientes de autos obra
la disposición fiscal de fecha 14 de enero de 2008, mediante la cual se da inicio a la investigación
preliminar, donde se señala expresamente que se trata de una investigación por el delito de lavado
de activos provenientes del tráfico ilícito de drogas.
Derecho de defensa
18. En cuanto a la alegada violación del derecho de defensa, consistente en no haber explicitado los
hechos imputados, cabe señalar que este Tribunal ya se ha pronunciado en otras oportunidades sobre
la relación entre derecho de defensa y el conocimiento de los cargos imputados. Así, por ejemplo,
90
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
para el caso del auto de apertura de instrucción (Cfr. Exp. N° 8125-2005-PHC/TC). Del mismo modo,
para el caso de una sentencia, se exige una adecuada motivación de los hechos, lo que permitirá,
entre otras cosas, hacer un efectivo uso de los recursos. Sin embargo, queda claro que el grado de
explicitación de los hechos que se exige a una sentencia no es el mismo que se le exige a un auto de
apertura de instrucción. Lo mismo ocurre con la apertura de investigación preliminar respecto del
auto de apertura de instrucción (acto procesal para el que la ley exige individualización del procesado
e indicios mínimos de su presunta responsabilidad). Sin embargo, una exigencia ineludible de la
apertura de investigación consistirá en un sustento fáctico del hecho imputado, es decir, señalar el
hecho que motiva la apertura de investigación. Al respecto, la disposición que abre investigación, a
fojas 56 y siguientes, señala que:
“(…) como resultado del análisis preliminar efectuado por la unidad policial se ha logrado identif car
a los integrantes de la familia Sánchez Paredes y su vinculación con diversas personas jurídicas a nivel
nacional, las cuales se han ido constituyendo desde la década del 80 hasta la actualidad, habiendo
f nanciado diversos negocios tales como minas, granjas, inversiones en bienes raíces, empresas de
transporte, negocios de reparación de vehículos, venta de maquinaria pesada, (…) para ello (…)
involucraron a sus familiares y entrono amical más cercano en la constitución, aumento de capital,
adquisición de bienes, apertura de cuentas bancarias, transferencias de dinero y otros en el desarrollo
de la actividad económica de diferentes empresas a nivel nacional e internacional y lograra con ello
legalizar ingentes cantidades de dinero producto del Tráf co Ilícito de Drogas. (…)
(…) siendo que en el presente caso los investigados han creado una pluralidad de personas jurídicas
de las que resulta necesario establecer la licitud de su origen así como el origen del patrimonio
de los investigados, la correspondencia de los capitales involucrados con la actividades lícitas
desarrolladas, la identif cación de las empresas nacionales y off shore constituidas en Panamá (…)
toda vez que resulta factible que la organización Sánchez Paredes esté utilizando estos medios para
blanquear el dinero obtenido en ilícitas actividades”.
19. Como es de verse, el acto concreto señalado en la disposición que abre investigación preliminar es la
creación de diversas personas jurídicas que habrían sido utilizadas para dar apariencia de legalidad
al dinero obtenido con el tráfico ilícito de drogas. En este sentido, este extremo de la demanda debe
ser desestimado.
Efectos de la presente desestimatoria
20. La desestimatoria del presente caso implica la revocación de la sentencia expedida en segunda
instancia que declaró fundada la demanda, así como lo dispuesto en dicha sentencia en el sentido
de decretar el archivo definitivo de lo actuado. Al respecto, ya en Resolución expedida por el Pleno
de este Tribunal Constitucional, recaída en el Expediente N° 3689-2008-PHC/TC (fundamento
10) se estableció que la reparación de la violación al plazo razonable del proceso no puede ni debe
signif car el archivo def nitivo del proceso penal como si de un pronunciamiento sobre el fondo del
asunto, equivalente a una decisión de absolución emitida por el juez ordinario, sino que más bien,
actuando dentro del marco constitucional y democrático del proceso penal, lo que corresponde es
la reparación in natura por parte de los órganos jurisdiccionales, que consiste en emitir en el plazo
más breve posible el pronunciamiento def nitivo sobre el fondo del asunto, lo que ha sido reiterado
por este Colegiado para los casos de plazo razonable en investigación preliminar en la Sentencia
recaída en el Expediente N° 2748-2010-PHC/TC (fundamento 12) y en la Sentencia recaída en el
Expediente N° 3245-2010-PHC/TC, referida a la misma investigación preliminar que se cuestiona
en el caso de autos.
21. Por tanto, habiéndose dispuesto en la sentencia recurrida el archivo de la investigación, su revocatoria
supondrá dejar sin efecto tal archivamiento.
22. Finalmente, cabe señalar que con fecha 22 de noviembre de 2010 la parte demandante ha presentado
un escrito a este Tribunal por el que adjunta copia de la disposición fiscal que declara consentida la
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
disposición de fecha 19 de marzo de 2010, que resolvió archivar la investigación respecto de varias
personas naturales y empresas investigadas. Sobre el particular, este colegiado advierte que la aludida
disposición fiscal, que obra en el cuadernillo de este Tribunal Constitucional, dispone el archiva-
miento de la investigación respecto de varios de investigados pero de ninguno de los beneficiarios
del hábeas corpus. Más bien el archivamiento que revoca la presente sentencia se ha producido en
virtud de la resolución de segunda instancia, del 29 de enero de 2010, de modo tal que la presente
desestimatoria no contraviene el criterio del Ministerio Público, sino que, revocando la resolución
recurrida, dispone la anulación del archivamiento de la investigación.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda de hábeas corpus.
2. Declarar la nulidad de la resolución recurrida y de todo lo que de ella se deriva, quedando sin efecto
el archivamiento de la investigación dispuesto en la resolución recurrida.
Publíquese y notifíquese.
EXP. N° 03987-2010-PHC/TC-LIMA
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
el delito de tráfico ilícito de drogas que se le hiciera en el año 1987 al hermano de su padre, año en el
que los favorecidos eran menores de edad.
De la investigación sumaria
Realizada la investigación sumaria se tomó la declaración del representante del Ministerio Público
demandado, quien refirió en cuanto a la alegada afectación del plazo razonable de la investigación que
se debe tomar en cuenta la complejidad de la investigación, en la que se viene investigando a más de 70
personas naturales y más de 100 personas jurídicas, lo que implica llevar un análisis contable de todos
los investigados y en la medida de lo posible confrontar la información proporcionada por bancos, Sunat,
Sunad, Registros Públicos, así como emitir cartas rogatorias a otros países para tomar la declaración de
varios investigados y testigos; argumenta adicionalmente que en varias ocasiones la propia defensa de
los investigados han concurrido a su despacho para solicitarle que amplíe el plazo de la investigación.
Por otro lado, en cuanto a la violación del derecho de defensa refiere a que a todos los investigados
se les ha notificado cada una de las resoluciones en las que se les ha precisado que el delito que se les
imputa es el de lavado de activos; agregando que no es posible determinar las modalidades en el inicio
de la investigación.
Resolución de primera instancia
Con fecha 30 de diciembre de 2009 el Primer Juzgado Penal de Lima declaró infundada la demanda
por considerar que no se ha vulnerado el derecho al plazo razonable en virtud de la complejidad del
caso el cual tiene una gran cantidad de investigados, por lo que las sucesivas ampliaciones encuentran
plena justificación; en cuanto al derecho de defensa señala que no existe afectación del citado derecho
en la medida en que los beneficiarios fueron notificados con las resoluciones y tuvieron libre acceso a
los actuados de la investigación.
Resolución de segunda instancia
La Cuarta Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima,
revocando la apelada, declaró fundada la demanda y ordenó el archivo definitivo de la investigación
fiscal.
FUNDAMENTOS
Precisión del petitorio formulado en la demanda
1. El objeto de la demanda tiene por objeto que se disponga el cese de la investigación preliminar
signada con el número 33-2007 a cargo del fiscal emplazado, seguida en contra de los favorecidos
por el delito de lavados de activos.
De la procedencia del hábeas corpus contra las acciones del Ministerio Público
2. El Tribunal Constitucional ha reconocido al hábeas corpus como instrumento nom plus ultra para
la tutela del derecho a la libertad y los derechos conexos que le son consustanciales a la libertad,
el cual procede ante la violación o amenaza de violación de estos derechos. Así se desprende de lo
establecido en el artículo 200 inciso 1) de la Constitución cuando señala que la: “(…) Acción de
Hábeas Corpus procede ante el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario
o persona, que vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales conexos
(…)”. Siguiendo dicha orientación nuestro Código Procesal Constitucional en su artículo 2 también
ha señalado que: “(…) los procesos constitucionales de hábeas corpus, amparo y hábeas data
proceden cuando se amenace o viole los derechos constitucionales por acción u omisión de actos
de cumplimiento obligatorio, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona. Cuando se
invoque la amenaza de violación, esta debe ser cierta y de inminente realización (…)”.
3. Partiendo de dichas premisas normativas el Tribunal Constitucional ha señalado en un sin número
de pronunciamientos que las acciones desplegadas por los representantes del Ministerio Público no
inciden en la esfera de la libertad individual de las personas por ser sus acciones solo de tipo postu-
latorio, consecuentemente las demandas de hábeas corpus planteadas contra estos funcionarios eran
93
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
declaradas improcedentes por no constituir ni siquiera amenaza para la libertad individual. (RTC
N°s 1653-2010-PHC/TC, 0090-2010-PHC/TC, 3669-2007-PHC/TC, 5308-2007-PHC/TC). Criterio
que en los últimos tiempos se está morigerando, orientándose actualmente a aceptar algunos hábeas
corpus a partir del análisis del caso concreto y luego de la acreditación de la violación de los derechos
fundamentales.
4. Teniendo en cuenta ello, este Colegiado dentro del rol de perfeccionamiento de su jurisprudencia
orientado a los fines de los procesos constitucionales, considera necesario efectuar una reafirmación
de su reciente línea jurisprudencial respecto a la procedencia de hábeas corpus interpuesto contra
representantes del Ministerio Público. Dicha acentuación tendrá como fundamento el redimensio-
namiento del concepto de libertad individual como objeto de protección del hábeas corpus, que ha
de ser entendido ya no como un instituto restringido únicamente a la tutela de la libertad física o
corpórea (aspecto material de la libertad), sino más bien como un instrumento que ha de tutelar a la
libertad en su ámbito subjetivo o espiritual.
5. Lo anterior cobra mayor vigencia si tenemos en cuenta que ha sido el propio Tribunal Constitucio-
nal el que ha precisado que la: “(…) Constitución es la norma jurídica suprema del Estado, tanto
desde un punto de vista objetivo-estructural (artículo 51), como desde el subjetivo-institucional
(artículos 38 y 45). Consecuentemente, es interpretable, pero no de cualquier modo, sino ase-
gurando su proyección y concretización, de manera tal que los derechos fundamentales por ella
reconocidos sean verdaderas manifestaciones del principio-derecho de dignidad humana (artículo 1
de la Constitución) (…)” (STC Exp. Nº 0030-2005-PI/TC).
6. Ello lleva a este Colegiado a afirmar que toda interpretación efectuada al contenido normativo de
la Constitución, ha de estar orientado a optimizar la tutela de los derechos fundamentales, lo cual
solo podrá alcanzarse con el empleo de aquellos principios que le son consustanciales a la disciplina
constitucional, esto es los principios de interpretación constitucional de entre los cuales habremos
de destacar el de unidad de la Constitución y el de concordancia práctica.
7. Partiendo de dicha premisa, el propio Tribunal Constitucional ya ha realizado una referencia con
detalle en la STC Exp. N° 3509-2009-PHC/TC (fundamentos jurídicos 2 y 3 respecto a la evolución
del concepto de hábeas corpus) en concordancia con lo señalado en la STC Exp. N° 1286-2008-PHC/
TC en cuyo fundamento jurídico 1 dejando en claro que: “(…) la libertad personal, su evolución
positiva, jurisprudencial, dogmática y doctrinaria ha determinado que su propósito garantista tras-
ciende el objetivo tradicional para convertirse en una verdadera vía de protección de lo que podría
denominarse la esfera subjetiva de la libertad de la persona humana, correspondiente no solo al
equilibrio de su núcleo psicosomático, sino también a todos aquellos ámbitos del libre desarrollo
de su personalidad que se encuentren en relación directa con la salvaguarda del referido equilibrio
(…)”.
8. Si a lo anteriormente enunciado le añadimos la descripción de las tipologías de hábeas corpus con-
tenidas en las disposiciones normativas del Código Procesal Constitucional, más el reconocimiento
jurisprudencial que de estas ha efectuado el Tribunal Constitucional, debemos concluir que contra
la actividad fiscal es posible interponer hábeas corpus de tipo restringido y preventivo. Esto es el
previsto en el artículo 25 inciso 13) del citado artículo, en el que se hace alusión al hábeas corpus
restringido que procede cuando la libertad es “objeto de molestias, obstáculos, perturbaciones o
incomodidades que, en los hechos, conf guran una seria restricción para su cabal ejercicio” (STC
Exp. N° 06167-2005-PHC/TC), y el preventivo contenido en el artículo 2 del Código Procesal
Constitucional. Dicha afirmación cobra mayor trascendencia si tenemos en cuenta que en gran
parte de nuestro territorio se viene aplicando el Nuevo Código Procesal Penal, modelo en el cual
el rol desplegado por los representantes del Ministerio Público cobra mayor connotación, pues
son los que tienen a su cargo la investigación preparatoria.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
9. Pero lo hasta aquí expuesto no significa de ningún modo que el Tribunal Constitucional concluya que
toda actividad desplegada por los representantes del Ministerio Público dentro del rol constitucional-
mente asignado a estos supongan per se la afectación de la esfera subjetiva de la libertad personal y
se las catalogue de ilegítimas, sino que tal afectación a la libertad personal habrá de ser confirmada
y corroborada con elementos objetivos que permitan al operador jurisdiccional suponer, con cierto
grado de probabilidad, que la supuesta afectación del citado derecho es tal. Una vez verificado ello,
recién quedará habilitado a efectuar un análisis del fondo de la controversia planteada.
10. Por estos argumentos y teniendo en cuenta que: “(…) la investigación que el Ministerio Público
realice puede concluir en la formalización de una denuncia ante el Poder Judicial, la que podría
servir de importante indicativo para el juez al momento de decidir sobre la apertura de instrucción
penal, el cual podría ser inducido a error sobre la base de una denuncia que esté orientada a con-
seguir que el presunto autor del hecho delictivo sea procesado y aún encarcelado, lo que representa,
evidentemente, una amenaza cierta e inminente del derecho a la libertad individual o algún derecho
conexo (…)” (STC Exps. N°s 2725-2008-PHC/TC y 01887-2010-PHC/TC).
El control constitucional de la actividad f scal
11. El Tribunal Constitucional ha reconocido la importancia del Ministerio Público dentro del sistema de
justicia de nuestro país. Y no podía ser de otro modo en la medida en que esta institución autónoma
del Estado goza de reconocimiento constitucional y su actividad la despliega conforme al mandato
constitucional contenido en el artículo 159 de la norma normarum peruana. En tal perspectiva le
está asignado al Ministerio Público, entre otras funciones, la de promover de oficio, o a petición de
parte, la acción judicial en defensa de la legalidad y de los intereses públicos tutelados por el derecho
(inciso 1); asimismo se le ha atribuido la misión de ejercitar la acción penal de oficio o a petición
de parte (inciso 5 del citado artículo).
12. Queda claro entonces que al Ministerio Público, en tanto órgano constitucionalmente constituido,
le es exigible que el desarrollo de sus actividades las despliegue dentro de los mandatos normativos
contenidos en la propia Constitución. Siendo justamente ello lo que le permite a este Colegiado
ejercer un control estrictamente constitucional, más no funcional, de su actividad, habiendo en su
momento señalado que la actividad del Ministerio Público se encuentra ordenada por el principio de
interdicción de la arbitrariedad que se alza como un límite a la facultad discrecional que la propia
Constitución le ha otorgado a esta institución del Estado.
13. Lo anteriormente expuesto cobra mayor preponderancia si tenemos en cuenta la clave normativa en
la que ha sido redactado el artículo 200 inciso 1) de la Constitución Política del Estado que señala
que el proceso constitucional de hábeas corpus procede contra cualquier autoridad, funcionario o
persona que vulnera o amenaza la libertad individual y sus derechos conexos. Es decir la legitimidad
para obrar pasiva en este proceso no efectúa exclusión alguna, pudiendo ser comprendidos, como
de hecho ha sucedido en más de una oportunidad, los propios representantes del Ministerio Público.
14. Ello significa que el debido proceso en sede de la investigación preliminar puede ser también afectado
por los representantes del Ministerio Público, en la medida en que la garantía de este derecho funda-
mental (entiéndase debido proceso) no ha de ser solamente entendida como una propia o exclusiva
de los trámites jurisdiccionales, sino también frente a aquellos supuestos cuasi jurisdiccionales o
prejurisdiccionales, es decir, en aquellos casos cuya dirección compete al Ministerio Público, con
la finalidad de evitar cualquier supuesto de arbitrariedad y amenaza frente a la libertad individual
(STC Exps. N°s 1268-2001-PHC/TC, 1268-2001-PHC/TC, 1762-2007-PHC/TC).
15. Así lo ha entendido también la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el Caso Tribunal
Constitucional vs. Perú cuando ha dejado sentando su criterio en el parágrafo 71 de dicha sentencia
al considerar que: “De conformidad con la separación de los poderes públicos que existe en el Es-
tado de Derecho, si bien la función jurisdiccional compete eminentemente al poder judicial, otros
órganos o autoridades públicas pueden ejercer funciones del mismo tipo. Es decir, que cuando la
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Convención se ref ere al derecho de TODA PERSONA A SER OÍDA por un ‘juez o tribunal competente’
para la ‘determinación de sus derechos’, esta expresión se ref ere a cualquier autoridad pública,
sea administrativa, legislativa o judicial, que a través de sus resoluciones determine derechos y
obligaciones de las personas. Por la razón mencionada, esta corte considera que cualquier órgano
del estado que ejerza funciones de carácter materialmente jurisdiccional, tiene la obligación de
adoptar resoluciones apegadas a las garantías del debido proceso legal en los términos del artículo
8 de la Convención Americana”.
16. La misma doctrina ha sido ratificada por la Corte Interamericana de Derecho Humanos en el caso
Ivcher Bronstein vs. Perú de fecha 6 de febrero de 2001 en cuyo considerando 105 se expresó que:
“En este sentido, pese a que el artículo 8.1 de la convención alude al derecho de toda persona a ser
oída por un ‘juez o tribunal competente’ para la ‘determinación de sus derechos’, dicho artículo es
igualmente aplicable a las situaciones en que alguna autoridad pública, no judicial, dicte resolu-
ciones que afecten la determinación de tales derechos”.
17. El propio Tribunal Constitucional peruano en diversas sentencias también ha reconocido la posi-
bilidad de control constitucional de los actos del Ministerio Público; tal como ocurre en las SSTC
Exps. N°S 6167-2005-PHC/TC, 6204-2006-PHC/TC, 5228-2006-PHC/TC, 01887-2010-PHC/
TC, entre otras sentencias. Por todos los argumentos hasta aquí expuestos queda evidenciada la
legitimidad con la que cuenta este Colegiado para efectuar un análisis del fondo de la controversia
constitucional planteada.
Sobre el plazo razonable de la investigación preliminar
18. El transcurso del tiempo es inexorable, no podemos hacer nada para detenerlo, por más que lo
que pretendamos preservar sean solo buenos momentos y así garantizar la felicidad eterna de la
humanidad. Conscientes de esta realidad, los encargados de elaborar todos aquellos instrumentos
internacionales o domésticos en los que haya que enunciar un mínimo de derechos considerados
fundamentales de las personas, han previsto la garantía del plazo razonable en la actividad de los
estamentos encargados de ejercitar el ius puniendi estatal.
19. Así la Convención Americana de Derechos Humanos ha previsto en su artículo 7 inciso 5) que
toda persona tendrá derecho a ser juzgada por la autoridad competente dentro de un plazo
razonable; por su parte el artículo 9 inciso 3) y artículo 14 inciso 3) parágrafo c) del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos señalan que toda persona tiene derecho a ser
puesta a disposición de la autoridad judicial dentro del más breve término y que se dilucide su
situación jurídica dentro de plazo razonable.
20. Por su parte nuestra Constitución Política si bien no ha previsto de modo expreso y enunciativo la
existencia de este derecho, podemos afirmar que el mismo se encuentra dentro del contenido implícito
del derecho al debido proceso. Es así que el derecho al plazo razonable ha de ser entendido como
aquel lapso de tiempo suficiente para el esclarecimiento de los hechos objeto de investigación y la
emisión de la resolución respectiva.
21. Ello, permite afirmar que dicho derecho principalmente busca evitar las dilaciones indebidas, pero
también debemos reconocer que dicho derecho fundamental también tiende a controlar aquellos
plazos legales excesivamente breves que no permiten sustanciar de modo debido las causas, sean
cual fuere la esfera que se tramiten. Un ejemplo claro de ello está constituido por la declaración de
inconstitucionalidad del artículo 1 de la Ley N° 25708 por haber establecido un tiempo excesivamente
breve para el procesamiento por la comisión del delito de traición a la patria (STC Exp. N° 0010-
2002-AI/TC).
22. Lo hasta aquí expuesto nos lleva a concluir que la determinación del plazo razonable, no ha de ha-
cerse en abstracto, es decir observando únicamente el transcurso del tiempo per se, sea del proceso
o de la investigación fiscal, sino que la determinación del plazo habrá de establecerse a partir de las
circunstancias que rodean el caso concreto a examinar, en especial los parámetros que se vienen
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97
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
27. Por su parte nuestra Constitución Política en su artículo 139 inciso 14) ha señalado que: “(…) Son
principios y derechos de la función jurisdiccional (…) El principio de no ser privado del derecho
de defensa en ningún estado del proceso (…)”. Del propio tenor de la norma constitucional antes
glosada podemos concluir que está referida no a la defensa en sentido general o semántico, es decir
como la posibilidad de oponerse al peligro de un daño, o más específicamente, al rechazo a una
agresión; sino a la defensa que puede ser ejercida dentro de un proceso en general, sea este judicial,
administrativo o prejurisdiccional.
28. Siendo este un derecho fundamental, su desarrollo ha merecido no pocos pronunciamientos de parte
del Tribunal Constitucional, que ha precisado que el contenido esencial del derecho a la defensa:
“(…)protege el derecho a no quedar en estado de indefensión en cualquier etapa del proceso judicial
(…)” (STC Exp. N° 0090-2004-AA). Es justamente la determinación del contenido esencial del
derecho de defensa lo que impone a todas aquellas personas, que tengan dentro de sus competencias
la posibilidad de llevar a cabo procedimientos de tipo sancionador, el deber especial de maximizar
sus esfuerzos en post de garantizar la absoluta vigencia del citado derecho.
29. La norma internacional a la que se ha hecho referencia en el considerando 26 de la presente sentencia,
nos permite afirmar que el derecho de defensa está constituido por un conjunto de derechos que deter-
minan su contenido, como por ejemplo: i) el derecho a no autoincriminarse; ii) El derecho a contar con
un abogado defensor; iii) el derecho de que a todo ciudadano se le informe de los cargos que pesan en
su contra; iv) el tiempo para preparar y organizar la defensa; v) El derecho a una defensa eficaz.
30. De entre ellos habremos de destacar, por obvias razones, el derecho a ser informado de modo detallado
y taxativo de la imputación. Así, la imputación se entiende en sentido material o amplio como: “la
atribución, más o menos fundada, que se le hace a una persona de un acto presuntamente punible
sin que haya de seguirse necesariamente acusación contra ella como su consecuencia” (Véase:
Montón Redondo, Alberto; Derecho Jurisdiccional. Proceso Penal; Valencia; Tirant lo Blanch; 1998
p. 211). Por su parte el derecho a ser informado de la imputación tiene su fundamento y su razón
de ser en la vigencia del principio acusatorio (STC Exp. N° 2005-2006-PHC/TC) y en el principio
de proscripción de la arbitrariedad de los poderes públicos (STC Exp. N° 6167-2005-PHC/TC). El
principio acusatorio permite garantizar el derecho de defensa ya que solo cuando existe un cargo
concreto y específico la persona podrá defenderse y, por su parte, el principio de proscripción de
arbitrariedad de los poderes públicos exige que las autoridades públicas no realicen actividades o
investigación arbitrarias o despóticas.
31. La trascendencia constitucional del derecho a ser informado de la imputación reside en que su
configuración y existencia posibilita el ejercicio real y efectivo del derecho de defensa, entendido
como el derecho a contradecir los cargos, ofrecer pruebas de descargo y de alegar lo que se crea
conveniente en defensa de sus intereses. Si no existe imputación o si existiendo no se le informa a
la persona acerca del cargo (hecho, calif cación jurídica y evidencia) que pesa en su contra, simple-
mente el ejercicio de derecho de defensa será estéril y su valor ridículo desde la perspectiva legal y
constitucional, pues no se sabrá nunca a ciencia cierta acerca del contenido, núcleo o límites de lo
que la persona deberá conocer para luego refutar.
32. En pocas palabras: solo conociendo la imputación la persona podrá defenderse con alguna posibilidad
de éxito; no puede haber defensa de algo que no se conoce. Ello nos lleva a afirmar que de nada
valdría tener un abogado defensor debidamente apersonado, que tenga acceso al expediente o a la
carpeta fiscal o de que se reciban los escritos, si es que el ciudadano y su defensa no conocen los
hechos que legitiman la investigación en su contra.
33. Al respecto, los Tratados de Derechos Humanos suscritos por el Perú y la propia Constitución Política
no solo reconocen la vigencia del derecho a ser informado de la imputación, sino que se imponen
ciertos requisitos y exigencias elementales que deben cumplirse por los órganos de persecución del
Estado y por la administración de justicia como son: i) El deber de que la información de la imputación
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
sea previa (artículo 8, 2), b) de la Convención Americana de Derechos Humanos), sin demora (artículo
14, 3), a) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos) y de forma inmediata (artículo 139
inciso 14), de la Constitución Política del Estado); ii) El deber de que la información de la imputación
sea detallada (artículo 8, 2), b) de la Convención Americana de Derechos Humanos; artículo 14,
3), a) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos) acerca de la naturaleza y causas de
la acusación formulada contra ella (artículo 14, 3), a) del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos); iii) Incluso, la Constitución peruana en su artículo 139 inciso 14) impone un requisito
formal adicional, el cual es que la información de la imputación sea escrita.
34. Es oportuno aquí resaltar que de la propia normatividad infraconstitucional puede inferirse sin mayor
discusión la vigencia del derecho de defensa y en concreto el derecho a ser informado de la impu-
tación. En efecto, la Ley Orgánica del Ministerio Público (Decreto Legislativo N° 052) consagra en
el artículo 10 que: “Tan luego como el Fiscal Provincial en lo penal sea informado de la detención
policial de persona imputada de la comisión de delito se pondrá en comunicación, por sí o por medio
de su Adjunto o de su auxiliar debidamente autorizado, con el detenido, para el efecto de asegurar
el derecho de defensa de este y los demás, según le reconocen la Constitución y las leyes”; lo que
en buena cuenta supone informarle al ciudadano de la imputación que pesa en su contra ya que de
otra manera no se entiende como se puede ejercer su derecho de defensa.
35. Esta descripción constitucional y legal del derecho de defensa, han permitido sostener a este Cole-
giado que: “Se debe señalar que, a pesar del tenor de esta norma constitucional, de la que pareciera
desprenderse que el derecho del imputado se limita al momento de su propia detención, lo cierto
es que esta toma de conocimiento, constituye la primera exigencia del respeto a la garantía cons-
titucional de la defensa que acompaña a lo largo del proceso en todas las resoluciones del mismo”
(STC Exp. N° 8125-2005-PHC/TC).
36. Lo hasta aquí expuesto permite a este Tribunal concluir que el Fiscal Provincial cuando investiga
y en general el Ministerio Público cuando dirige su actividad contra una persona considerada sos-
pechosa, tiene el deber de relatar e informar de modo claro y expreso las circunstancias de modo,
lugar y tiempo del hecho considerado como delictivo; cumpliendo con las exigencias fijadas en los
Tratados Internacionales y en la propia Constitución de nuestro país, de que la información de la
imputación debe ser previa, sin demora, de forma inmediata y de manera detallada.
37. La doctrina procesal peruana ha reconocido que el derecho a ser informado de la imputación es un
derecho que debe ejercerse lo más temprano posible para garantizar de manera efectiva el derecho de
defensa (San Martín Castro, Cesar; Correlación y Desvinculación en el Proceso penal. A propósito
del Nuevo artículo 285 – A CPP; en Derecho Procesal. III Congreso Internacional; Fondo Editorial
de la Universidad de Lima; 2005; p. 185).
38. En resumen el derecho a ser informado de la imputación tiene tres elementos configuradores: i) La
existencia de un hecho concreto y específico o la apariencia verosímil del mismo (STC Exp. N° 8125-
2005-PHC/TC); ii) La calificación jurídica (STC Exp. N° 06079-2008-PHC/TC); iii) La existencia de
evidencia o de medios de convicción (SSTC Exps. N°s 5325-2006-PHC/TC y 9544-2006-PHC/TC).
39. Pero el derecho a ser informado de la imputación no constituye una novedad jurisprudencial, en
la medida en que ha sido objeto de tratamiento y desarrollo por parte de los diversos Tribunales
del Sistema Internacional de Protección de los Derechos Humanos. Así la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en el caso Fermín Ramírez vs Guatemala, ha señalado que: “(…) la descripción
material de la conducta imputada contiene los datos fácticos que constituyen la referencia indis-
pensable para el ejercicio de la defensa del imputado (…) de allí que el imputado tenga derecho a
conocer a través de una descripción clara, detallada y precisa de los hechos que se le imputan (…)”.
40. Pero los pronunciamientos de la Corte Interamericana no han quedado allí, sino que más recien-
temente es posible encontrar un pronunciamiento en el que se ha desarrollado el derecho bajo
análisis. Así, en el caso Tibi vs Ecuador ha señalado, que: “(…) el derecho a ser informado ‘sin
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
que para tal efecto se exija la concurrencia de dos elementos esenciales: 1) que exista una causa
probable y 2) una búsqueda razonable de la comisión de un ilícito penal”.
47. Todo lo expuesto en el presente acápite permite a este Colegiado concluir que este extremo de la
demanda debe ser estimado por haberse corroborado la vulneración del derecho de defensa, especí-
ficamente el derecho a ser informado de la imputación de manera detallada y precisa.
Sobre el principio de legalidad
48. No obstante lo afirmado por la defensa de los favorecidos, en la medida que conforme ha sido de-
sarrollado infra, de lo actuado no se aprecia una imputación constitucionalmente válida, no resulta
pertinente que este Tribunal evalúe la alegada vulneración a lo informado por el principio de legalidad,
máxime cuando los favorecidos ni si quiera han sido denunciados penalmente.
Efectos de la presente sentencia
49. En primer lugar, resulta necesario señalar que la investigación fiscal N° 33-2007-1ra FECCOR por
lavado de activos determinó la formalización de denuncia y la posterior apertura de proceso penal
contra 7 personas naturales, sin embargo, los favorecidos Orlando, José Silvia y Alfredo Sánchez
Miranda no fueron comprendidos ni en la formalización de denuncia ni en el auto de apertura de
instrucción.
50. Por ello este Colegiado considera que de presentarse en el iter del proceso penal seguido en el Segun-
do Juzgado Supraprovincial de la Corte Superior de Justicia de Lima algún indicio de participación
de los favorecidos en los hechos materia de incriminación, este deberá poner en conocimiento del
representante del Ministerio Público para que proceda: a) ampliar su denuncia; o, de ser el caso
b) formalizar denuncia penal contra ellos, siempre que se les comunique qué indicios revelan la
comisión de un acto delictivo.
51. Sin perjuicio de ello, queda abierta la posibilidad de que motu proprio el Ministerio Público pueda
investigar y denunciar penalmente, de encontrar indicios de la comisión de cualquier delito de acuerdo
a sus atribuciones siempre y cuando esta se realice en un plazo razonable (que deberá ser evaluado
conforme a los lineamientos jurisprudenciales desarrollados por este Colegiado) y respetando los
derechos fundamentales de los involucrados, como el derecho a la presunción de inocencia, entre
otros.
Por las consideraciones antes expuestas, consideramos que se debe declarar INFUNDADA la demanda
de hábeas corpus en el extremo referido a la afectación del derecho al plazo razonable.
Asimismo, estimamos que se debe declarar FUNDADA la demanda de hábeas corpus en el extremo
referido a la afectación del derecho a ser informado de la imputación en los términos expuestos en los
considerandos N°s 49, 50 y 51 del presente voto.
Y se debe declarar IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus en lo concerniente a la afectación
del principio de legalidad penal, dejando a salvo el derecho de los favorecidos a que lo hagan valer si
lo estiman conveniente en caso se vean inmersos en una imputación válida.
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EXP. N° 02890-2010-PHC/TC-LIMA
WHITMAN CAYO RÍOS ADRIANZÉN
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 12 días del mes de noviembre de 2010, la Sala Segunda del Tribunal Constitucional,
integrada por los magistrados Vergara Gotelli, Álvarez Miranda y Urviola Hani, pronuncia la siguiente
sentencia.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Whitman Cayo Ríos Adrianzén contra la sentencia
expedida por la Primera Sala Penal de Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima,
a fojas 242, su fecha 20 de enero de 2010, que declaró infundada la demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 25 de agosto de 2009 el recurrente interpone demanda de hábeas corpus contra la Juez
del Quincuagésimo Sétimo Juzgado Penal de Lima, señora Yolanda Gallegos Canales, y el Fiscal
Provincial de la Quincuagésima Sétima Fiscalía Provincial Penal de Lima, señor Jorge Enrique Saenz
Quiroz, solicitando que se declare nula la ampliación del auto apertorio de instrucción a fojas 39, su
fecha 4 de setiembre del 2008, y se disponga el cese de los mandatos judiciales y el posterior archivo
definitivo de los actuados, pues se ha vulnerado sus derechos constitucionales a la libertad individual
conexo al debido proceso, a la cosa juzgada y al principio de no ser juzgado dos veces por el mismo
hecho (ne bis in idem).
Refiere haber sido procesado por ante el Cuadragésimo Primer Juzgado Penal de Lima por el delito de
falsedad genérica en agravio de la Asociación del Fondo de Bienestar Social de la Guardia Republicana
del Perú- AFOBISO-GRP (Exp. Nº 40-2006), el cual concluyó con sentencia absolutoria; sin embargo,
por el mismo hecho, se encuentra nuevamente procesado por ante el Quincuagésimo Sétimo Juzgado
Penal de Lima (Exp. N° 155-2006), pero esta vez ya no por el delito de falsedad genérica del cual ha-
bía sido absuelto, sino por el delito de falsedad ideológica, siendo los hechos que se le imputan haber
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presentado a través de Víctor Humberto Chávez Torrejón la solicitud de inscripción de su elección como
presidente, así como la de su junta directiva, de la Asociación del Fondo de Bienestar Social de la Guardia
Republicana del Perú- AFOBISO-GRP, adjuntando para ello el Acta de Asamblea General de fecha 18
de diciembre del 2004 y el Acta de la Asamblea General de fecha 8 de enero del 2005, cuyo contenido
no corresponde a la verdad al ser el resultado de una elección irregular, llegando incluso a consignar la
presencia del Notario Público señor Jesús Edgardo Vega Vega sin que aparezca la firma de este en el
acta, hechos que a su criterio vulneran los derechos antes invocados.
El Vigésimo Primer Juzgado Penal de Lima, con fecha 30 de setiembre del 2009, declaró infundada la
demanda por considerar que no puede acudirse al hábeas corpus ni discutirse o ventilarse asuntos como
la responsabilidad criminal o el doble juzgamiento por los mismos hechos, porque ello es competencia
exclusiva de la justicia penal.
La Sala Superior revisora confirmó la resolución apelada por considerar que no se evidencia de modo
alguno que se haya vulnerado los derechos constitucionales invocados por el favorecido, puesto que
los argumentos esgrimidos por el accionante tienen como finalidad que por intermedio de este proceso
constitucional se intervenga en un proceso penal en trámite y en el cual se determinará la responsabilidad
o no del accionante, debiendo entenderse que por medio del proceso constitucional de hábeas corpus no
puede ventilarse o discutirse asuntos como la responsabilidad criminal o el doble juzgamiento por los
mismo hechos, siendo ello competencia exclusiva la justicia penal.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio
1. El objeto de la presente demanda de hábeas corpus es que se declare nula la ampliación del auto
apertorio de instrucción de fojas 39, su fecha 4 de setiembre del 2008, que dispone ampliar el auto
apertorio de instrucción de fojas 31, su fecha 12 de enero del 2007, contra el favorecido don Whit-
man Cayo Ríos Adrianzen y otros, como presuntos autores del delito contra la fe pública-falsedad
ideológica en agravio de la Asociación del Fondo de Bienestar Social de la Guardia Republicana del
Perú- AFOBISO-GRP y del Estado-SUNARP, dictándose el mandato de comparecencia restringida
en su contra (Exp. N° 155-2006).
Se alega la vulneración de los derechos al debido proceso, a la cosa juzgada y al principio de no ser
juzgado dos veces por el mismo hecho (ne bis in idem), pues se afirma que el actor ha sido procesado
por ante el Cuadragésimo Primer Juzgado Penal de Lima por el delito de falsedad genérica (Exp.
Nº 40-2006), el cual concluyó con sentencia absolutoria, encontrándose nuevamente procesado por
los mismos hechos por ante el 57 Juzgado Penal de Lima (Exp. N° 155-2006), pero esta vez ya no
por el delito de falsedad genérica sino por el delito de falsedad ideológica, lo que afecta los derechos
constitucionales referidos.
Análisis del caso materia de controversia constitucional
2. Este Tribunal ha señalado con relación al principio ne bis in idem material que si bien no se encuen-
tra textualmente reconocido en la Constitución como un derecho fundamental de orden procesal, al
desprenderse del derecho reconocido en el inciso 2 del artículo 139 de la Constitución (cosa juzgada),
se trata de un derecho implícito que forma parte de un derecho expreso (sentencia recaída en el Caso
Santiago Martín Rivas, expediente N° 4587-2004-HC/TC, fundamento 46).
3. Por otra parte en la sentencia recaída en Expediente N° 2050-2002-AA/TC, este Tribunal ha señalado
que dicho principio se encuentra implícito en el derecho al debido proceso reconocido por el inciso 3)
del artículo 139 de la Constitución Política del Perú, el mismo que debe identificarse en función de
sus dos dimensiones (formal y material). En tal sentido se sostuvo que el principio ne bis in idem en
su vertiente material garantiza el derecho a no ser procesado por la infracción a un bien jurídico por
el cual ya se fue sentenciado (pronunciamiento judicial firme), siempre y cuando exista identidad
de sujeto, hecho y fundamento, pues dicho derecho presupone la interdicción de un nuevo proceso
penal a un mismo imputado, por la misma conducta y con igual fundamento que en el proceso penal
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
anterior en el que fue sentenciado, protegiéndolo de esa manera frente al riesgo de la imposición de
una doble condena. Ello se yergue como límite material frente a los mayores poderes de persecución
que tiene el Estado, que al ejercer su ius puniendi contra una determinada conducta delictiva debe
tener una sola oportunidad de persecución, lo que guarda conexión con los principios de legalidad y
proporcionalidad, puesto que de configurarse los tres presupuestos del aludido principio y llevarse
a cabo un nuevo proceso penal y/o imponerse una nueva sentencia, se incurriría en un exceso del
poder sancionador contrario a las garantías propias del Estado de Derecho.
4. Es menester puntualizar entonces que el ne bis in idem procesal supone básicamente dos persecucio-
nes, y tiene que ver con los límites que es preciso imponer en un terreno en el cual una de las partes
–el Estado– va a tener atribuciones asimétricas frente al procesado. Esto no limita la obligación del
Estado de perseguir el presunto delito, sino que lo ordena bajo parámetros constitucionales con la
finalidad de garantizar la seguridad jurídica y la libertad.
5. Ahora bien, verificar la existencia o no de una persecución penal múltiple requiere la conjunción de
tres identidades distintas: identidad de la persona perseguida (eadem persona), identidad del objeto
de persecución (eadem res) e identidad de la causa de persecución (eadem causa petendi).
6. Visto el caso sub examine desde la perspectiva del test de triple identidad, este Tribunal concluye
que se ha lesionado el principio ne bis in idem procesal por las siguientes razones:
a) En cuanto al primer elemento de la identidad de las personas perseguidas penalmente (identidad
subjetiva) tanto en la sentencia a fojas 16, su fecha 1 de julio del 2007, emitida por el Cuadragé-
simo Primer Juzgado Penal de Lima y la sentencia en segunda instancia a fojas 28, su fecha 28
de mayo de 2008 emitida por la Sexta Sala Especializada en lo Penal para Procesos con Reos
Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima (Exp. Nº 40-2006), se aprecia que se trata del
mismo imputado, don Whitman Cayo Ríos Adrianzén, resultando finalmente instruido a fojas
39, (Exp. N° 155-06) por el delito de falsedad ideológica en agravio de la Asociación del Fondo
de Bienestar Social de la Guardia Republicana del Perú- AFOBISO-GRP y el Estado-SUNARP.
b) Este Tribunal considera que el elemento denominado identidad del objeto de persecución
(identidad objetiva) también se cumple en el presente caso, pues del examen de la resolución a
fojas 39, su fecha 04 de setiembre del 2008, se advierte que el Quincuagésimo Sétimo Juzgado
Penal de Lima (Exp. N° 155-2006) decidió ampliar la instrucción al beneficiario por el delito de
falsedad ideológica sobre la base de los mismos hechos cuya delictuosidad fue oportunamente
desvirtuada por el Cuadragésimo Primer Juzgado Penal de Lima (Exp. Nº 40-2006), por el delito
de falsedad genérica. Esto es, en todos los casos existió una identidad fáctica (si bien distintas
calificaciones jurídicas), un mismo comportamiento atribuido al beneficiario, que pone de relieve
que la imputación ha sido idéntica tanto en las persecuciones anteriormente archivadas por el
Cuadragésimo Primer Juzgado Penal de Lima (a fojas 16) y la Sexta Sala Especializada en lo
Penal para Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima (a fojas 28), como
en el auto de apertura de instrucción ampliatorio dictado por la emplazada Juez del Quincuagé-
simo Sétimo Juzgado Penal de Lima, señora Yolanda Gallegos Canales, lo que demuestra que
en el presente caso ha habido una indebida doble valoración de los presupuestos que tenía como
objeto la configuración de una conducta ilícita atribuida al beneficiario.
La identidad del factum en el presente caso puede resumirse de la siguiente manera:
Tanto en la sentencia de fecha 1 de julio del 2007 emitida por el Cuadragésimo Primer Juzgado en
lo Penal de Lima confirmada por la Sexta Sala Especializada en lo Penal para Procesos con Reos
Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima (Exp. Nº 40-2006), así como del auto de apertura
de instrucción ampliatorio, emitido por el Quincuagésimo Sétimo Juzgado Penal de Lima (Exp.
N° 155-2006), y el dictamen fiscal acusatorio emitido por la Quincuagésimo Sétimo Fiscalía Pro-
vincial Penal de Lima (a fojas 65), se advierte que se ha abierto un nuevo proceso penal contra el
beneficiario basado en los mismos hechos de los cuales fue absuelto en el Exp. Nº 40-2006; como
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delito contra la fe pública- falsedad ideológica, en agravio de la Asociación del Fondo de Bienestar Social
de la Guardia Republicana del Perú- AFOBISO-GRP y el Estado-SUNARP.
Publíquese y notifíquese.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Por lo tanto, este extremo debe ser declarado improcedente en aplicación de la causal de improce-
dencia contenida en el artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional.
Asimismo, corresponde el rechazo de la demanda –en aplicación de la misma causal de improce-
dencia antes citada– en cuanto se cuestiona la ordinarización del proceso penal. Esto es así en la
medida en que la ordinarización del proceso, en sí misma, no genera un agravio directo y concreto
en el derecho a la libertad personal que pueda dar lugar a la procedencia del hábeas corpus.
Análisis del caso materia de controversia constitucional
3. El Tribunal Constitucional ha señalado que el ne bis in idem es un principio que informa la potestad
sancionadora del Estado, el cual impide –en su formulación material– que una persona sea san-
cionada o castigada dos veces por una misma infracción cuando exista identidad de sujeto, hecho
y fundamento. En su vertiente procesal, en cambio, tal principio comporta que “nadie pueda ser
juzgado dos veces por los mismos hechos”, es decir, que un mismo hecho no pueda ser objeto de
dos procesos distintos o, si se quiere, que se inicien dos procesos con el mismo objeto. Con ello se
impide, por un lado, la dualidad de procedimientos, así como el inicio de un nuevo proceso cuando
concurra la referida triple identidad entre ambos procesos [Cfr. STC Exp. N° 10192-2006-PHC/TC].
Entonces, el principio ne bis in idem se yergue como límite material frente a los mayores poderes
de persecución que tiene el Estado, que al ejercer su ius puniendi contra una determinada conducta
delictiva debe tener una sola oportunidad de persecución, lo que guarda conexión con los princi-
pios de legalidad y proporcionalidad, puesto que de configurarse [de manera concurrente] los tres
presupuestos del aludido principio y llevarse a cabo un nuevo proceso penal y/o imponerse una
nueva sentencia, se incurriría en un exceso del poder sancionador contrario a las garantías propias
del Estado de Derecho. [STC Exp. N° 04765-2009-PHC/TC].
En este sentido, en el caso del actor no se evidencia la vulneración al principio ne bis in idem toda
vez que la medida disciplinaria –que alude en los Hechos de la demanda– tiene por objeto sancionar
su presunta conducta funcional indebida; por el contrario, el proceso penal está orientado a deter-
minar su supuesta responsabilidad penal en los hechos realizados. Por lo tanto, no se configura el
presupuesto de la identidad de fundamento que configure la afectación del señalado principio en
tanto el inicio del proceso penal (autos de apertura y ampliatorio de instrucción que se cuestiona)
tiene por propósito determinar un distinto tipo de responsabilidad, contexto por el cual la demanda
debe ser desestimada en este extremo.
4. Por otra parte, en cuanto al cuestionamiento de la motivación del auto ampliatorio de la instrucción
que denuncia que no habría motivado la imputación del delito con cargos concretos, cabe precisar
que el artículo 139, inciso 3, de la Constitución establece los principios y derechos de la función
jurisdiccional y la observancia del debido proceso y de la tutela jurisdiccional; en consecuencia,
cuando el órgano jurisdiccional administra justicia, está obligado a observar los principios, derechos
y garantías que la Norma Suprema establece como límites del ejercicio de las funciones asignadas.
En este sentido, la necesidad de que las resoluciones judiciales sean motivadas es un principio que
informa el ejercicio de la función jurisdiccional y, al mismo tiempo, un derecho constitucional de
los justiciables.
En el caso de autos, conforme se aprecia del auto ampliatorio de la instrucción (fojas 15), el órgano
judicial emplazado ha cumplido con la exigencia constitucional de motivación de las resoluciones
judiciales, adecuada a las condiciones legales de la materia, al expresar en sus fundamentos una
suficiente sustentación en cuanto a la cuestionada ausencia de los cargos concretos que sustentan la
imputación en contra del actor, esto es que “(...) [la] irregularidad cometida por el secretario Elías
Vily Carbajal, al proceder a notif car una resolución que ya había sido notif cada (...), [esto es] con
fecha atrasada (...) con la f nalidad de conseguir que los plazos corran a f n de que al momento de
producirse la apelación sea extemporánea, como efectivamente así ocurrió, benef ciándose la parte
demandante al pretender conseguir que la sentencia no fuera revisada en la segunda instancia (...).
110
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
[L]a situación del ex secretario judicial Elías Vily Carvajal resulta más grave, pues participó en
este hecho a sabiendas que no forma parte de su función notif car sentencias y recabar papeletas
de recepción, y [además] conocía que esta irregularidad causaba indefensión al Estado y favore-
cía irregularmente a la empresa demandante (...)”. En consecuencia, este extremo de la demanda
también debe ser desestimado al no haberse acreditado la vulneración al derecho a la motivación de
las resoluciones judiciales en conexidad con el derecho a la libertad personal.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, en uso de las atribuciones que le confieren la Cons-
titución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus en cuanto a los extremos expuestos en
el Fundamento 2 supra.
2. Declarar INFUNDADA la demanda al no haberse acreditado la afectación de los derechos de la
libertad personal invocados, conforme a lo expuesto en los fundamentos 3 y 4 supra.
Publíquese y notifíquese.
EXP. N° 05560-2009-PHC/TC-LIMA
AMADOR ARMANDO VIDAL SANBENTO
111
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
ANTECEDENTES
Con fecha 20 de octubre de 2008 don Amador Armando Vidal Sanbento interpone demanda de hábeas
corpus y la dirige contra los magistrados de la Sala Penal Nacional, señores Cavero Nalvarte, Vázquez
Vargas y Cayo Rivera Schereiber; y contra los magistrados de la Segunda Sala Penal Transitoria de la
Corte Suprema de Justicia de la República, señores Villa Stein, Rodríguez Tineo, Rojas Maraví, Calderón
Castillo y Zecenarro Mateus por violación de la inmutabilidad de la cosa juzgada.
El recurrente refiere que se le abrió proceso ante el fuero militar por el presunto homicidio de Hugo
Bustíos Saavedra y Eduardo Rojas Arce (Expediente N° 874-91), proceso en el que mediante auto de
fecha 29 de abril de 1991 se sobreseyó la causa en su favor y el de otra persona, resolución que fue con-
firmada por el Consejo Supremo de Justicia Militar. Señala además que paralelamente a la instrucción
en el fuero militar, el Juez Penal de Huanta abrió instrucción por los mismos hechos, por la presunta
comisión de los delitos de homicidio y lesiones, pese a que la Corte Suprema de Justicia de la República
dirimió una contienda de competencia (3 de marzo de 1993) y se declaró competente al fuero militar;
por lo que su coprocesado presentó excepción de cosa juzgada, la que fue declara fundada, resolución
que no fue impugnada y que por tanto tiene la calidad de cosa juzgada. Refiere que no obstante ello,
se inició contra el recurrente y otro un nuevo proceso penal por el delito contra la vida, el cuerpo y la
salud - asesinato en agravio de Hugo Bustíos Saavedra y tentativa de asesinato en agravio de Eduardo
Rojas Arce; es decir, por los mismos hechos y contra los mismos agraviados, proceso que concluyó
con la sentencia de fecha 2 de octubre de 2007, de la Sala Penal Nacional (Expediente N° 34-06), que
declaró improcedente la excepción de cosa juzgada presentada por el recurrente y lo condenó a 15 años
de pena privativa de la libertad; sentencia que fue confirmada por la sentencia de fecha 11 de junio de
2008 por la Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República (Recurso
de Nulidad N° 4780-2007). Solicita por todo ello la nulidad de las sentencias antes mencionadas, que
se declare fundada la excepción de cosa juzgada y que se ordene su inmediata libertad.
A fojas 70 obra la declaración del recurrente, ratificándose en todos los extremos de la demanda.
El Procurador Público Adjunto ad hoc a cargo de los asuntos judiciales del Poder Judicial solicita que
la demanda sea declarada improcedente, aduciendo que la actuación de los magistrados emplazados
se encuentra arreglada a ley, pues existe un pronunciamiento razonable en el que se sustenta en forma
detallada la responsabilidad del recurrente.
De fojas 215, y 225 a 233, obran las declaraciones de los vocales emplazados en las que precisan que
las sentencias cuestionadas se encuentran conforme a ley y que no se ha violado ningún derecho cons-
titucional, pues la excepción de cosa juzgada que fue dictada por el juez penal de Huanta se basó en un
proceso seguido ante un fuero incompetente.
El Quincuagésimo Sexto Juzgado Especializado en lo Penal de Lima, con fecha 28 de abril de 2009,
declaró infundada la demanda por considerar que el fuero militar es competente únicamente para el
juzgamiento de delitos de función militar, por lo que el referido sobreseimiento de la justicia militar se
ha dado sin que tenga competencia, pues no son delitos de función los actos imputados al recurrente.
La Tercera Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima con-
firmó la apelada por el mismo fundamento.
FUNDAMENTOS
1. El objeto de la demanda es que se declare nulas la sentencia de fecha 2 de octubre de 2007, expedida
por la Sala Penal Nacional (Expediente N° 34-06) que declaró improcedente la excepción de cosa
juzgada presentada por el recurrente y lo condenó a 15 años de pena privativa de la libertad; y la
sentencia de fecha 11 de junio de 2008, expedida por la Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte
Suprema de Justicia de la República (recurso de nulidad N° 4780-2007), que declaró no haber nulidad
en la primera sentencia mencionada; y que en consecuencia se declare fundada la excepción de cosa
juzgada y se ordene su inmediata libertad.
112
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
2. El Tribunal Constitucional ya ha señalado que el ne bis in idem es un principio que informa la po-
testad sancionadora del Estado, el cual impide –en su formulación material– que una persona sea
sancionada o castigada dos (o más veces) por una misma infracción cuando exista identidad de sujeto,
hecho y fundamento. En su vertiente procesal, en cambio, tal principio comporta que nadie pueda
ser juzgado dos veces por los mismos hechos, es decir, que un mismo hecho no pueda ser objeto de
dos procesos distintos o, si se quiere, que se inicien dos procesos con el mismo objeto. Con ello se
impide, por un lado, la dualidad de procedimientos, así como el inicio de un nuevo proceso cuando
concurra la referida triple identidad entre ambos procesos (Cfr. Expediente N° 2050-2002- HC/TC,
Carlos Ramos Colque, fundamento 19).
3. Asimismo, este Tribunal Constitucional ha desarrollado el concepto de ne bis in idem, precisando
que en aquellos casos en los que el primer proceso seguido contra el procesado fue declarado nulo,
no existiría tal vulneración del derecho. En efecto, dado que la exigencia primaria y básica de la
dimensión procesal del ne bis in idem es impedir que el Estado arbitrariamente persiga criminal-
mente a una persona por más de una vez, este Tribunal considera que tal arbitrariedad no se genera
en aquellos casos en lo que la instauración y realización de un proceso penal se efectúa como con-
secuencia de haberse declarado la nulidad del primer proceso, tras constatarse que este último se
realizó por una autoridad jurisdiccional que carecía de competencia ratione materiae para juzgar un
delito determinado. Y es que la garantía al interés constitucionalmente protegido por este derecho no
opera por el solo hecho de que se le oponga la existencia fáctica de un primer proceso, sino que es
preciso que este sea jurídicamente válido (Expediente N° 4587-2004-AA/TC, caso Santiago Martín
Rivas, fundamento 74).
4. La competencia del fuero militar, de acuerdo al artículo 173 de la Constitución Política del Perú,
se encuentra limitada para los delitos de función en los que incurran los miembros de las fuerzas
armadas y policiales. Este Tribunal Constitucional se ha pronunciado respecto del concepto de delito
de función señalando en la sentencia recaída en el Expediente N° 0017-2003-AI/TC, que se trata de
infracciones cometidas por miembros de las Fuerzas Armadas y Policiales en servicio, en las que la
conducta que se imputa debe haber sido cometida con ocasión de actos de servicio. Asimismo, en
la sentencia precitada se determinó la exigencia de que la infracción afecte “(…) bienes jurídicos
de las Fuerzas Armadas o de la Policía Nacional tutelados por el ordenamiento jurídico, y que estén
relacionados con el cumplimiento de los fines constitucionales y legales que se les encargan”; aña-
diéndose que ello implica, básicamente, la “(…) infracción de una obligación funcional, por la cual
el efectivo estaba constreñido a mantener, o a realizar, un comportamiento a favor de la satisfacción
de un interés considerado institucionalmente como valiosos por la ley, además la forma y modo de
su comisión debe ser incompatible con los principios y valores consagrados en el texto fundamental
de la República (deber militar)”.
5. Este Tribunal ya ha señalado que los delitos contra el bien jurídico “vida” no pueden ser competencia
del fuero militar, pues no constituye un bien institucional, propio o particular de las fuerzas arma-
das, ni la Constitución ha establecido un encargo específico a su favor, tal como ocurre con algunos
contenidos del bien jurídico “defensa nacional”. De este modo, el bien jurídico “vida” no puede
ser protegido por el Código de Justicia Militar sino por la legislación ordinaria. (Cfr. Expediente
N° 0012-2006-PI/TC, fundamento 38). Es por ello que el delito de homicidio no puede constituir un
delito de función y en consecuencia no puede ser competente el fuero militar para su juzgamiento.
6. En el presente caso de la revisión de los documentos que obran a fojas 37, 239, 277, este Tribunal
aprecia que en el proceso realizado en el fuero militar y en el proceso penal realizado en el fuero
penal ordinario se imputó al recurrente y otro el asesinato de Hugo Bustíos Saavedra y tentativa de
asesinato en agravio de Eduardo Rojas Arce. Sin embargo, conforme a lo señalado en el fundamento
5, habiendo el Tribunal Constitucional determinado que no resulta vulneratorio del ne bis in idem el
doble juzgamiento si el primer proceso se llevó a cabo ante un juez incompetente ratione materiae,
en el presente caso, en tanto el fuero militar era incompetente para conocer del homicidio que se le
113
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
imputa al accionante, el nuevo juzgamiento ante el fuero común de los mismo hechos no constituye
vulneración del ne bis in idem, por lo que la demanda debe ser desestimada.
7. En consecuencia es de aplicación al caso, a contrario sensu, el artículo 2 del Código Procesal Cons-
titucional.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda porque no se ha acreditado la vulneración del principio de ne bis
in idem.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / ÁLVAREZ MIRANDA / VERGARA GOTELLI / BEAUMONT CALLIRGOS / CALLE
HAYEN / ETO CRUZ / URVIOLA HANI
114
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 03660-2010-PHC/TC-LIMA
JOSÉ ENRIQUE CROUSILLAT LÓPEZ TORRES
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 25 días del mes de enero de 2011, el Pleno del Tribunal Constitucional, integrado por
los magistrados Mesía Ramírez, Álvarez Miranda, Vergara Gotelli, Beaumont Callirgos, Eto Cruz,
y Urviola Hani, pronuncia la siguiente sentencia, con el fundamento de voto del magistrado Vergara
Gotelli, que se agrega.
ASUNTO
Recurso “extraordinario de nulidad” entendido como de agravio constitucional interpuesto por don
Martín Fritz Meyer Velásquez a favor de don José Enrique Crousillat López Torres contra la sentencia
expedida por la Cuarta Sala Penal para Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas
1162, su fecha 5 de agosto de 2010, que declaró infundada la demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 16 de marzo de 2010, don Jorge Antonio Castro Castro interpone demanda de hábeas cor-
pus a favor de don José Enrique Crousillat López Torres. Refiere que mediante Resolución Suprema
N° 285-2009-JUS se le otorgó indulto al favorecido, lo que, conforme a nuestra Constitución, ostenta
la calidad de cosa juzgada. Refiere que luego de ser indultado, cuando se encontraba gozando de
libertad, la Segunda Fiscalía Provincial Penal Especial anticorrupción, con fecha 29 de diciembre
de 2009 abrió una investigación preliminar en su contra aduciendo que se habría cometido delito
de cohecho por haber pagado una suma de dinero a un custodio de la PNP que tenía a su cargo
la vigilancia policial de dicha persona cuando se encontraba internado en la Clínica El Golf, y se
abrió instrucción con fecha 12 de marzo de 2010 (Exp. N° 09-2010 que actualmente gira en el 2
Juzgado penal Especial de Lima), lo que ha motivado que se dicte mandato de detención y se ordene
la captura del favorecido.
Alega que la Resolución Suprema N° 056-2010-JUS, publicada en el diario oficial El Peruano con
fecha 14 de marzo de 2010, mediante la cual se deja sin efecto la Resolución Suprema N° 285-
2009-JUS que le concedió indulto al favorecido produce una amenaza inminente en contra de su
libertad, por cuanto podría ser detenido y volver a prisión. Refiere que la resolución se sustenta en
que el juez habría ordenado su ubicación y captura y en que el favorecido ha hecho sucesivas apari-
ciones públicas mostrándose en un aparente buen estado de salud, lo que desvirtúa la causa que dio
origen al indulto. Respecto de lo primero señala que atenta contra la presunción de inocencia y en
cuanto a lo segundo, que no se ha tenido a mano ninguna prueba que determine su estado de salud.
Agrega que conforme al artículo 139 de la Constitución, el indulto tiene la calidad de cosa juzgada,
por lo que no puede ser revocado salvo ciertos procedimientos como la cosa juzgada fraudulenta
o la nulidad manifiesta debidamente comprobada al interior del Procedimiento Administrativo del
indulto, lo que no ha ocurrido.
Asimismo, mediante escrito de fecha 17 de marzo de 2010 el accionante señala que habiendo tomado
conocimiento de que el Juez del Segundo Juzgado Penal Especial de Lima, en virtud de la anulación del
indulto ha ordenado la ubicación y captura del favorecido, amplía la demanda contra el referido juez.
Realizada la investigación sumaria, se tomó la manifestación del abogado demandante, Jorge Antonio
Castro Castro, a fojas 60, quien refirió que para el otorgamiento del indulto ha seguido un procedimiento
administrativo que duró aproximadamente dos años y medio, que la Comisión de Indultos y Gracias
presidenciales del Ministerio de Justicia emitió informe favorable y luego ingresó al Despacho Presiden-
cial, donde fue aprobado por el Presidente de la República, lo que constituye cosa juzgada. Considera,
por tanto, que al anular el indulto se está reviviendo un proceso fenecido.
Por su parte, a fojas 191, don César Augusto Vásquez Arana, Titular del Segundo Juzgado Penal Especial
de Lima, refiere que ha intervenido como juez en la causa N° 19-2010 que se le sigue a José Enrique
115
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Crousillat López Torres por delito de corrupción de funcionarios habiendo dictado el auto de apertura de
instrucción con fecha 12 de marzo de 2010 y ha dictado mandato de detención, contra lo que la defensa
del favorecido ha interpuesto recurso de apelación, el mismo que ha sido concedido y se encuentra pen-
diente de resolverse. Refiere también que no debe confundirse el proceso en el que se emitió mandato
de detención cuestionado en la ampliatoria de la demanda de hábeas corpus (abierto con fecha 12 de
marzo de 2010) con el proceso N° 8262-2000 en ejecución de sentencia, en el que en virtud del indulto
concedido con fecha 30 de diciembre de 2009 se dispuso las medidas pertinentes a favor del indultado,
pero que en aplicación de la resolución N° 056-2010-JUS y al no haberse puesto a derecho el referido
sentenciado, con fecha 15 de marzo de 2010 se dispuso su ubicación y captura, resolución que ha sido
impugnada por la defensa del favorecido.
Con fecha 24 de junio de 2010, el Quincuagésimo Juzgado Penal de Lima declaró infundada la demanda
de hábeas corpus por considerar que si bien el Presidente de la República al emitir el indulto ejercía una
facultad que le otorga la Constitución, también cumplía con un mandato constitucional al revocarlo por
cuanto al haberse observado que las autoridades encargadas de tramitar el pedido de indulto habrían
ocultado información sobre el real estado de salud del reo José Enrique Crousillat, el indulto adolecía
de vicios, por lo que procedía su anulación.
La Cuarta Sala Penal para Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima confirmó la sentencia
impugnada por considerar que si bien la Constiución establece que el indulto produce los efectos de la
cosa juzgada no es en esencia producto de un proceso judical sino de un procedimiento administrativo
y como tal puede ser anulado conforme a las causales previstas en el artículo 202 de la Ley N° 27444,
Ley de Procedimiento Administrativo General.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio
1. La presente demanda de hábeas corpus tiene por objeto cuestionar la Resolución Suprema
N° 056-2010-JUS que deja sin efecto la Resolución Suprema N° 285-2009-JUS que concedía indulto
al favorecido. Sin embargo, la demanda también hace referencia a dos resoluciones jurisdiccionales
en las que se ordena su captura. Una de ellas, que dimana del proceso penal abierto con fecha 12 de
marzo de 2010 por la presunta comisión de delito de peculado (Exp. N° 19-2010) y la otra, derivada
del proceso N° 8262-2000 en ejecución de sentencia, en el que se ordena la ubicación y captura como
consecuencia de la resolución suprema que deja sin efecto el indulto. En este sentido, siendo el objeto
de la demanda enervar los efectos de la Resolución Suprema N° 056-2010-JUS que deja sin efecto el
indulto, la resolución judicial que correspondería ser revisada en el presente proceso es la que dimana
del proceso N° 8262-2000 en ejecución de sentencia, que dimana de la propia resolución suprema cues-
tionada. Sin embargo, es de público conocimiento que luego de interpuesta la demanda el favorecido
ha sido detenido y en tal sentido la orden de captura cuestionada en la ampliación de demanda ya surtió
sus efectos. Actualmente la privación de libertad que pesa sobre el favorecido dimana directamente de
la pena privativa de libertad impuesta que fue objeto de indulto cuya anulación se cuestiona.
2. De otro lado, este Tribunal advierte que en tanto el hábeas corpus es un proceso destinado a la pro-
tección de la libertad individual y derechos conexos, (artículo 200,1 de la Constitución), en puridad
la demanda no se dirige únicamente a enervar los efectos de la resolución suprema que se cuestiona
sino, naturalmente, a que se disponga la libertad del favorecido, esto es, que recobre sus efectos el
indulto concedido. Es por ello que la presente sentencia no solo versa sobre la resolución suprema
cuestionada sino también en determinar si en el caso, cabe disponer que el indulto concedido recobre
sus efectos.
El indulto como facultad presidencial reconocida en la Constitución
3. El indulto es una facultad del Presidente de la República reconocida en el artículo 118,21 de la Cons-
titución Política, a través de la cual, tal como lo prevé el artículo 89 del Código Penal, se suprime la
pena impuesta a un condenado. Se trata, además, de una facultad presidencial revestida del máximo
116
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
grado de discrecionalidad; lo que no significa que se trate de una potestad que pueda ser ejercida sin
control jurisdiccional y con la más absoluta arbitrariedad.
4. Además, nuestra Constitución (artículo 139,13) prevé que el indulto adquiere los efectos de la cosa
juzgada. Al respecto, constituye una garantía expresamente prevista en nuestro ordenamiento jurídico
la prohibición de dejar sin efecto resoluciones que han adquirido la calidad de cosa juzgada, así como
la prohibición de revivir procesos fenecidos con resolución ejecutoriada (artículo 139, incisos 2 y
13 de la Constitución).
5. Conforme a reiterada jurisprudencia constitucional, la cosa juzgada tiene una doble dimensión (formal
y material). Mediante el contenido formal se consagra el derecho “(…) a que las resoluciones que
hayan puesto fin al proceso judicial no puedan ser recurridas mediante medios impugnatorios, ya sea
porque estos han sido agotados o porque ha transcurrido el plazo para impugnarla” mientras que el
contenido material alude a que “(…) el contenido de las resoluciones que hayan adquirido tal condición,
no pueda ser dejado sin efecto ni modificado, sea por actos de otros poderes públicos, de terceros o,
incluso, de los mismos órganos jurisdiccionales que resolvieron el caso en el que se dictó”. (Exp.
N° 4587-2004-AA, F. J. 38). De este modo, el efecto de cosa juzgada del indulto de un lado proscribe
articular medios impugnatorios tendientes a revisar lo ya decidido a favor de un condenado, y de otro
lado, imposibilita una posterior persecución penal basada en los mismos hechos cuya consecuencia
penal fue dejada sin efecto por el indulto. Es decir, el indulto no solo elimina la pena sino también la
posibilidad de volver a perseguir penalmente a la persona por los mismos hechos.
6. En suma, queda claro para este Tribunal Constitucional que el indulto es una potestad constitucio-
nalmente instituida que permite al Presidente de la República intervenir a favor de un condenado y
adquiere carácter definitivo. Así pues, la posterior revocatoria de lo ya concedido no resulta prima
facie constitucionalmente admisible. La garantía de la cosa juzgada y su inmutabilidad contradicen
esta posibilidad.
7. Sin embargo, no debe olvidarse que incluso la garantía de la inmutabilidad de la cosa juzgada puede
ceder ante supuestos graves de error. Así, por ejemplo, el ordenamiento procesal de la justicia ordinaria
reconoce el recurso de revisión en el ámbito penal, o la cosa juzgada fraudulenta en el ámbito civil.
Ello se funda en lo ya señalado por este Tribunal Constitucional en reiterada jurisprudencia, el goce
de un derecho presupone que este haya sido obtenido conforme a ley, pues el error no puede generar
derechos (Exps. N°s 8468-2006-AA, F. J. 7, 03397-2006-PA/TC, F. J. 7; 2500-2003-AA/TC, F. J. 5;
entre otras). A su vez, las resoluciones que ponen fin a un proceso judicial, que tienen la virtualidad
de producir efectos de cosa juzgada pueden ser cuestionadas a través de procesos constitucionales
(amparo o hábeas corpus contra resolución judicial). De este modo, es posible afirmar que la calidad
de cosa juzgada que ostenta una resolución está supeditada a que no atente contra derechos funda-
mentales u otros principios o valores de la Constitución. En este orden de ideas, el ejercicio de la
potestad discrecional del indulto está sujeta al marco constitucional y, como tal, debe respetar sus
límites. Así, cabe recordar que para el caso de la gracia presidencial este Tribunal Constitucional ha
establecido límites de índole constitucional (Cfr. Exp. N° 4053-2007-PHC/TC).
8. Asimismo, la inmutabilidad de otras instituciones a las que la propia Constitución les ha otorgado
efectos de cosa juzgada (amnistías, sobreseimientos definitivos) está supeditada a la conformidad de
su concesión con todo el marco constitucional. Así, para el caso de la amnistía este Tribunal precisó
que esta no puede fundarse en un motivo incompatible con la Constitución (Exp. N° 679-2005-PA/
TC). Así también, en cuanto a la prescripción de la acción penal, este Tribunal Constitucional precisó
para los casos de graves violaciones a los derechos humanos que no puede contabilizarse el plazo
en el que el Estado haya sido renuente a investigarlas (Exp. N° 218-2009-PHC/TC). Tampoco el
sobreseimiento definitivo puede generar cosa juzgada e impedir nueva persecución penal en caso
de que este haya sido dictado por un órgano jurisdiccional manifiestamente incompetente (Exp.
N° 4587-2004-PA/TC).
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
ponderar debidamente los distintos bienes protegidos por el orden constitucional, se estaría quebrando
el equilibrio social que toda comunidad reclama como proyección de la Constitución material.
(...)
En consecuencia, toda ley dictada como parte de la política criminal del Estado será inconstitucional
si establece medidas que resulten contrarias a los derechos fundamentales de las personas, procesadas
o condenadas. Pero también lo será si no preserva los fines que cumple la pena dentro de un Estado
social y democrático de derecho” (Exp. N° 0019-2005-PI/TC).
14. En este orden de ideas, en el presente caso no solo cabe un control formal de la Resolución Suprema
N° 056-2010-JUS, sino que atendiendo a que una anulación de la misma podría dejar subsistente el
indulto concedido, cabe efectuar un control de la resolución suprema que concedió el indulto.
Análisis del caso concreto
15. Conforme a lo expresado supra, el efecto de cosa juzgada del indulto no permite una revocación del
mismo por parte de Presidente de la República. Sin embargo, como quiera que el anular la resolu-
ción suprema N° 056-2010-JUS que dejaba sin efecto el indulto hará que este recobre su vigencia,
este Colegiado en virtud del carácter objetivo de los procesos constitucionales analizará también el
indulto concedido a fin de determinar si es posible que la presente sentencia disponga que el mismo
recobre vigencia.
16. Al respecto, la Resolución Suprema cuestionada dispuso dejar sin efecto el indulto concedido a José
Enrique Crousillat sobre la base de –entre otras consideraciones– que los datos sobre el estado de
salud del favorecido no se corresponderían con la realidad:
“Que (…) el Juez del Segundo Juzgado Penal Especial de Lima ha ordenado su ubicación y detención
para su procesamiento (…) por considerar que existirían indicios de inexactitud en la información
relativa al estado de salud del ex recluso Crousillat López Torres”.
17. Al respecto, este colegiado advierte que conforme consta de autos, el Informe en mayoría de la Co-
misión de Indultos del Ministerio de Justicia (a fojas 232 y siguientes) que recomendaba la concesión
del indulto basaba su recomendación en el presunto estado de salud del favorecido, tomando como
base los informas médicos obrantes en el expediente de indulto. Sin embargo, de un estudio de autos
se advierte que a pesar de que las recomendaciones de los miembros de la Junta Médica Penitenciaria
del 19 de junio de 2009 (a fojas 318 de autos), obrante en el expediente de indulto, consistieron úni-
camente en que: “El paciente por los diagnósticos antes descritos requiere evaluación continua de
las siguientes especialidades: cardiología, neurología, hematología y endocrinología” y que “Dichos
controles deben darse en un establecimiento de salud que brinde dichas especialidades”, el referido
informe afirmó sin ninguna base fáctica que “(…) los diferentes exámenes, informes y protocolos
médicos han demostrado que mantener recluido en el Centro Penitenciario al solicitante pone en muy
grave riesgo su vida, quien cuenta con 76 años de edad” (resaltado nuestro), lo que evidentemente
no se condice con las conclusiones a las que había llegado la Junta Médica Penitenciaria.
18. Dicha distorsión de la real situación médica del favorecido fue recogida incluso en la resolución que
concedió el indulto:
“Que en razón de su avanzada edad, por las dolencias que lo aquejan y el continuo riesgo que ve
expuesta su vida, el solicitante cumple los requisitos establecidos en los literales b) y d) del artí-
culo 22 de la Resolución Ministerial N° 193-2007-JUS, para la concesión del indulto por razones
humanitarias” (resaltado nuestro).
19. El error en que se incurrió, provocado por el informe elevado por la Comisión de indultos del Mi-
nisterio de Justicia, que incluso ha llevado a la apertura de proceso penal contra uno de sus miem-
bros, justifica la anulación del indulto, pues como ya lo ha señalado este Tribunal Constitucional en
reiterada jurisprudencia, el goce de un derecho presupone que este haya sido obtenido conforme a
ley, pues el error jurídicamente grave no puede generar derechos (Exp. N° 8468-2006-AA, F. J. 7,
03397-2006-PA/TC, F. J. 7; 2500-2003-AA/TC, F. J. 5; entre otras).
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
20. En este sentido, este Colegiado advierte que siendo la razón por la que se decidió conceder el indulto
al favorecido el grave estado de salud en el que presuntamente se encontraba, y, como ha quedado
demostrado, el error en que incurrió era de tal magnitud que se encontraba justificada en el caso
la anulación del indulto, la demanda no puede ser estimatoria. Y es que si, como se ha expresado
líneas arriba, el error no puede generar derecho, un indulto concedido bajo un error tan grave sobre
el estado de salud torna en puramente aparente la motivación en la que se sustenta el mismo. Por
tanto, la presente sentencia no solo declara que la resolución suprema cuestionada fue emitida por
una autoridad incompetente, sino que el indulto es nulo, por las razones expuestas. En este sentido,
la presente es en puridad una sentencia desestimatoria.
21. Finalmente, no obstante que la presente sentencia es desestimatoria, este Tribunal Constitucional
considera necesario reiterar que, dado que la facultad presidencial de indulto genera efectos de cosa
juzgada, su revocación por el propio Presidente del República resultaba jurídicamente inviable,
sin perjuicio de que aquel pueda ser controlado jurisdiccionalmente. De ahí que el indulto precise
siempre de un estándar mínimo de motivación que posibilite un control constitucional.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú,
HA RESUELTO
1. Declarar la nulidad del indulto concedido a José Enrique Crousillat López Torres mediante Resolu-
ción Suprema N° 285-2009-JUS, de conformidad con lo expresado en los fundamentos 15 a 20 de
la presente sentencia.
2. Declarar INFUNDADA la demanda de hábeas corpus.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / ÁLVAREZ MIRANDA / VERGARA GOTELLI / BEAUMONT CALLIRGOS / ETO CRUZ /
URVIOLA HANI
EXP. N° 03660-2010-PHC/TC-LIMA
JOSÉ ENRIQUE CROUSILLAT LÓPEZ TORRES
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Ejercer el derecho de gracia en benef cio de los procesados en los casos en que la etapa de instruc-
ción haya excedido el doble de su plazo más su ampliatoria”.
5. Se observa así de lo expuesto que el Presidente de la República en ejercicio es el que tiene la facul-
tad exclusiva y excluyente de otorgar indultos y conmutar penas. El artículo 139 de la Constitución
Política del Perú en su inciso 13 señala que: “La amnistía, el indulto, el sobreseimiento def nitivo y
la prescripción producen los efectos de cosa juzgada” (resaltado agregado); es decir la Carta Cons-
titucional ha buscado proteger dicha decisión discrecional e irrevocable, por su naturaleza. Estas
características responden principalmente a la calidad que ostenta la persona que otorga el indulto.
6. No obstante ello, en el Perú, el otorgamiento del indulto se encuentra sujeto al cumplimiento de deter-
minados requisitos que implican su evaluación concienzuda por el órgano administrativo competente
quien llevará los actuados al Presidente de la República en ejercicio para la decisión final. Por ende
considero yo que un eventual error o el ingreso de documentación adulterada que no corresponda
a la realidad, llevaría a un mandatario a una decisión errada o viciada, lo que válidamente podría
acarrear la nulidad de dicho acto jurídico por el mismo Presidente en ejercicio cuando que otorgó
dicho beneficio sin advertir que su decisión se sustento en documentación adulterada, lo que vició su
voluntad. Con todo esto queremos decir que resulta necesario, en este caso, hacer la distinción entre
lo revocatoria y nulidad, pues si bien es cierto la institución del indulto resulta constitucionalmente
irrevocable y sus consecuencias por tanto hacen cosa juzgada, no podemos hablar sino de nulidad
del acto jurídico cuando este ha sido realizado por el Presidente de la República en ejercicio bajo el
engaño de la corrupción.
7. La doctrina general del proceso hoy día señala que no hay cosa juzgada con actos jurídicos nulos.
La nulidad por ello está considerada como una institución superior a la misma cosa juzgada y que
incluso llega al proceso civil cuando por ejemplo, tratándose del Proceso Civil Peruano, el artículo
178 de dicho cuerpo legal establece la figura de la “cosa juzgada fraudulenta”.
8. Claro está considerando pertinente que dicha decisión puede ser pasible de un control jurisdiccional
por parte del Tribunal Constitucional a efectos de descartar cualquier viso de arbitrariedad en esta
decisión que implica la nulidad de determinado acto jurídico.
9. Hablando de la nulidad del acto jurídico podríamos recordar que el artículo 219, inciso 4, concordante
con el artículo 5 del Título Preliminar del Código Civil establece como causal para dicha sanción
la ilicitud del acto jurídico. Significa entonces que tanto civil como procesalmente no podemos
convenir como un acto consecuente al engaño a través de los consejos de una comisión otorgada al
Presidente de la República para conceder el indulto que ciertamente resulta irrevocable. Empero la
cuestión está en todo caso en cuanto a la persona ejecutora del referido acto que para todo resulta
irrevocable.
10. Para esto tenemos que advertir que el indulto como gracia resulta una facultad que la Constitución
otorga al Presidente de la República en ejercicio para ir contra la cosa juzgada, que como sabemos
resulta de una sentencia penal condenatoria que ha sido expedida por el órgano competente en
instancia final; pero tal facultad resulta asimismo extraordinaria, única, exclusiva del Presidente
en ejercicio y si esto es así la facultad también resulta implícita para declarar la nulidad frente
al engaño. Otro tema es el delito y la pena consecuente que pudieran haber cometido los que al
Presidente de la República llevaron al vicio en referencia. Y esta facultad, extraordinaria, también
como queda dicho no puede ser necesariamente determinada por el juez en atención a la necesidad
de la sociedad de no ver en libertad a quien ha podido engañar al Presidente de la República.
Siendo así entonces, la medida se justifica en cuanto en este caso el Presidente ha actuado de
manera oportuna, precisamente el Código Procesal Civil en vigencia señala en el artículo 176 que
el pedido de la nulidad procesal debe ser solicitada en la primera oportunidad que tiene la parte
afectada.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
11. Por ello este Tribunal no niega de ninguna manera, que en el caso en análisis, la posibilidad de
ingresar a evaluar la validez de la decisión del Presidente de la República en ejercicio de declarar
la nulidad un indulto otorgado por él mismo en atención a la falsedad de hechos producidos.
12. Siendo así concuerdo con mis colegas en cuanto señalan que la nulidad del indulto es pasible de
ser evaluada posteriormente ante un órgano jurisdiccional y por tanto considero también que la
nulidad del acto jurídico sancionada excepcionalmente por el Señor Presidente de la República
en ejercicio debe ser confirmada ante la evidencia de su disconformidad con el dolo al que fue
llevado.
13. Venido por tanto el expediente de hábeas corpus soy de opinión que debe declararse infundada la
pretensión del recurrente, confirmándose así la nulidad sancionada oportunamente por el señor
Presidente de la República en ejercicio.
14. Finalmente considero necesario señalar que la decisión de un mandatario de declarar la nulidad de un
indulto es excepcional y por causas extraordinarias, por lo que pongo énfasis en el control posterior
que deben tener los órganos jurisdiccionales de presentarse tal situación.
Mi voto es porque se declare INFUNDADA la demanda de hábeas corpus propuesta.
S. VERGARA GOTELLI
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abogado, y no puede alegar indefensión, y que la actuación probatoria, ha sido suficiente para poder
condenar al procesado, como autor del delito por el cual se ha Juzgado.
04. Que, como efecto de la apelación formulada, la Sala Penal de Apelaciones asume competencia para
realizar un reexamen de los fundamentos de hecho y de derecho que tuvo el Ad quo para dictar la
sentencia condenatoria recurrida, asimismo para poder revisar la legalidad de dicha sentencia y del
proceso penal en su conjunto, y en tal sentido se pronuncia de la siguiente manera:
II. CONSIDERANDOS:
2.1 PREMISA NORMATIVA:
05. Que, los hechos que son materia del presente proceso penal, el Ministerio Público los ha configurado
en el ilícito penal de Violación Sexual el cual se encuentra tipificado en el artículo 173 del Código
Penal, el cual prescribe: “El que tiene acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza otros
actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías, con
un menor de edad, será reprimido con las siguientes penas privativas de libertad: 1. Si la víctima
tiene menos de diez años de edad, la pena será de cadena perpetua (…)”.
06. Que, el artículo 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, establece un conjunto
de garantías mínimas que permiten asegurar el derecho de defensa en el marco de los procesos
penales. Entre estas garantías se encuentran:
1. El derecho del inculpado a la comunicación previa y detallada de la acusación formulada en su
contra.
2. La concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su
defensa.
3. El derecho del inculpado a defenderse por sí mismo o a través de un defensor de su elección o
nombrado por el Estado (…).
2.2 La concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su
defensa: Nos encontramos aquí ante dos derechos. Por un lado, a contar con el tiempo adecuado
para preparar la defensa, y por el otro, a contar con los medios, igualmente adecuados, para tal
efecto. Esto implica diversos aspectos, como por ejemplo, acceder a documentos y pruebas con una
antelación suficiente para preparar la defensa, ser informado con anticipación de las actuaciones
judiciales y poder participar en ellas, etc. Desde esta perspectiva, el respeto a este derecho tiene una
importante incidencia en los ordenamientos jurídicos de cada país, en especial sobre las normas
que regulan los procesos penales, puesto que su contenido debe respetar los estándares que a nivel
internacional se consideren como los apropiados, en cuanto a tiempo y medios, para garantizar una
adecuada defensa(11).
07. Que, el artículo 150 del Código Procesal Penal ha establecido: “No será necesaria la solicitud de
nulidad de algún sujeto procesal y podrán ser declarados aun de of cio, los defectos concer-
nientes: (…) d) A la inobservancia del contenido esencial de derechos y garantías previstos por
la Constitución”.
08. Que, en cuanto a su formulación constitucional el derecho de defensa se encuentra consagrado cons-
titucionalmente en el artículo 139 inc. 14 de la Constitución de 1993, en el siguiente término: “El
principio de no ser privado del Derecho de Defensa en ningún estado del proceso. Toda persona
será informada inmediatamente y por escrito de la causa o las razones de su detención. Tiene
derecho a comunicarse personalmente con un defensor de su elección y a ser asesorada por este,
desde que es citada o detenida por cualquier autoridad”.
09. Que, en la línea doctrinaria, SAN MARTÍN CASTRO señala que: “El derecho de defensa de toda
persona nace, según el texto constitucional, desde que es citado o detenida por la autoridad. Ello
(11) <http://www.cajpe.org.pe/guia/debi.htm>.
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signif ca que surge con la mera determinación del imputado: no hace falta que exista una decisión
nominal o formal al respecto, basta que, de uno u otro modo, se le vincule con la comisión de
un delito. Existiendo una imputación nace el derecho de defensa, lo que importa reconocer que
el sujeto pasivo de la imputación tiene, en cuanto posibilidad procesal, el derecho de acceder
al proceso o investigación preliminar, a ser oído por la autoridad en todas y cada una de las
instancias en que la causa se desenvuelve(12), en igual modo señala CARROCA PÉREZ, quien
advierte dos dimensiones del derecho de defensa: a) como derecho subjetivo; y, b) como garantía
del proceso. En lo que respecta a la primera dimensión, es visto como un derecho fundamental que
pertenece a todas las partes del proceso, cuyas notas características son su irrenunciabilidad (la
parte no puede decidir que no se le conceda la oportunidad de defenderse) y su inalienabilidad (no
puede ser dispuesta por su titular, ni su ejercicio puede serle sustraído ni traspasado a terceros). En
cuanto a su segunda dimensión, de carácter objetivo institucional, la defensa constituye un verdadero
requisito para la validez del proceso, siempre necesaria, aun al margen o por sobre la voluntad de la
parte, para la validez del juicio(13).
09. (sic) Que, en vía jurisprudencial el Tribunal Constitucional Peruano, en el Exp. N° 1323-2002-
HC/TC-LIMA, fundamento jurídico 2, ha establecido: “El ejercicio del derecho de defensa, de
especial relevancia en el proceso penal, tiene una doble dimensión: una material, referida al derecho
del imputado de ejercer su propia defensa desde el mismo instante en que toma conocimiento de que
se le atribuye la comisión de determinado hecho delictivo, y otra formal, lo que supone el derecho a
una defensa técnica, esto es, al asesoramiento y patrocinio de un abogado defensor durante todo el
tiempo que dure el proceso. Ambas dimensiones del derecho de defensa forman parte del contenido
constitucionalmente protegido del derecho en referencia. En ambos casos, se garantiza el derecho a
no ser postrado a un estado de indefensión(14).
10. En el mismo sentido el Tribunal Constitucional de Colombia, en efecto, ha definido el ámbito de
protección del derecho a la defensa técnica a partir de los siguientes requisitos: a) La vulneración
del núcleo esencial del derecho a la defensa técnica no puede corresponder a la utilización de una
estrategia de defensa. A este respecto, la jurisprudencia ha puesto de presente que las fallas de la
defensa no pueden estar referidas a aspectos que se encuentren por dentro de la estrategia del abo-
gado para proteger los intereses del sindicado. En efecto, el defensor cuenta con un amplio margen
de discrecionalidad en el ejercicio de su cargo. Por tal motivo, para comprobar vulneración del
núcleo esencial del derecho a la defensa técnica, es necesario que haya una ausencia eviden-
te de estrategia por parte del defensor(15) b) La ausencia de defensa técnica debe haber tenido
repercusiones respecto de otros derechos fundamentales del sindicado y debe evaluarse dentro del
contexto general del derecho al debido proceso. En tal medida, si, a pesar de las deficiencias en la
defensa, el sindicado es absuelto, no puede afirmarse que se haya perpetrado una vulneración del
derecho fundamental de defensa técnica. Ello se debe a que el derecho a la defensa técnica, es parte
integrante del derecho al debido proceso, que tiene un carácter teleológico. Por tal razón, a pesar de
que el derecho a la defensa técnica es autónomo, en estos casos es necesario considerarlo a partir
del derecho al debido proceso, el cual, pese a sus imperfecciones puntuales, puede lograr su objetivo
general, aquel en función del cual está establecido como derecho fundamental, que es la protección
de los derechos sustanciales del sindicado. c) Las deficiencias de la defensa técnica no pueden ser
el resultado de la intención del sindicado de evadir las consecuencias del proceso. Sin perjuicio de
que el reo ausente cuente con las acciones y recursos pertinentes, no puede este válidamente alegar
deficiencias en la defensa técnica, en sede de tutela, cuando ellas han sido efecto de su intención
de evadir los efectos de la respectiva decisión judicial. Ello se debe a que, en este caso, su interés,
(12) SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho procesal penal. Volumen I, Grijley 1999, pp. 70-71.
(13) CAROCCA PÉREZ. Garantía constitucional de la defensa procesal. José María Bosch ditor, Barcelona, 1998, pp. 20-22.
(14) <http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2003/01323-2002-HC.html>.
(15) El resaltado es nuestro.
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al ser antijurídico, dejaría, lógicamente, de estar protegido por el ordenamiento. En tal situación se
encuentran, entre otras, quienes, conociendo la existencia de un proceso penal en su contra, no se
presentan ante la justicia, con el fin de evitar su responsabilidad. Al respecto la Corte ha afirmado
que: “Para que pueda solicitarse el amparo constitucional mediante la mencionada acción será ne-
cesario, adicionalmente, demostrar (…) (2) que las mencionadas deficiencias no le son imputables
al procesado;” Sentencia T-654 de 1998”(16).
III. ACTUACIÓN PROBATORIA EN SEGUNDA INSTANCIA Y HECHOS PROBADOS:
Que, ante esta Instancia Superior no se han admitido y por lo tanto no se han actuado nuevos medios de
pruebas, orientados a sustentar la presunción de inocencia del sentenciado.
IV. FUNDAMENTOS FÁCTICOS Y JURÍDICOS DE LA SALA:
A.- Hechos objeto de imputación:
11. Según se desprende de la acusación fiscal, se narra que fluye del informe policial número sesenta
y dos del dos mil ocho, procedente del Ministerio de la Mujer con oficio número diez del dos mil
ocho-SEN, de 31 de marzo del año 2008, da a conocer la comisión del delito contra la libertad sexual,
en agravio de la menor de iniciales L.F.V.R., hecho denunciado por su madre la señora Isabel Vera
Flores, quien manifiesta que el delito fue cometido por el acusado Hilario Flores Otiniano el día
veintinueve de Marzo del año dos mil ocho, a horas 5.00 p.m aproximadamente, en circunstancias en
que se dirigía al Hospital Leoncio Prado en compañía de la menor agraviada L.F.R.V. y que al pasar
por la Plaza de Armas de esa ciudad, el denunciado sin que ella se diera cuenta, sustrajo y llevó a
su hija, siendo que después por referencias de la gente que vive por el “Puente Grande”, le dijeron
que su exesposo estaba con su menor hija, pero a pesar de buscarla no la encontró; apareciendo la
menor a las cinco de la tarde en la Comisaría de Huamachuco, donde le hicieron entrega de su hija
y que cuando le preguntó donde había estado, ella contestó que con su padrastro, pero al llevarla
a la casa le preguntó nuevamente y la menor respondió que el imputado Hilario Flores Otiniano le
había violado sexualmente por las gradas que bajan el “Puente Grande”, no estando segura de lo
que le había contado, después de tres días fue a denunciar al Ministerio de la Mujer, indicando que
el procesado trataba a la agraviada como a su hija, pero cuando la madre no estaba, la golpeaba y
trataba mal al igual que a sus demás hijos; que, siempre que llegaba a la casa quería quedarse, para
estar con ella, pero no lo dejaba, manifiesta que si ha tenido relaciones contranatura con el mencio-
nado acusado pero a la fuerza; asimismo sostiene que al acusado lo conocen como “el chavo del
ocho”, agregando en su declaración ampliatoria, de fecha 9 de junio de 2008, que se enteró que el día
veintinueve de marzo del año dos mil ocho alas cinco de la tarde, al momento que su niña, la menor
agraviada de iniciales L.F.V.R. se fue a orinar, le tocó sus partes íntimas porque le dolía su vagina
y ano y vio que estaban hinchados, por lo que le pidió que le cuente qué le había pasado a lo que la
menor respondió que había sido abusada por “el chavo” y le dijo que una de las veces se produjo por
las gradas que bajan el “Puente Grande” donde le dijo “vamos cachando” y otra de las veces ha sido
en su casa, no indicando las fechas, en razón a que la agraviada por su minoría de edad, no sabe con
certeza, siendo que el ocho de marzo del dos mil ocho se ha llevado a su hija a la casa de su madre
Viviana Otiniano Mallqui, por lo que procedió a buscarla en el colegio, en la Plaza de Armas y en el
mercado, e incluso en la noche fue a buscarla a la casa del procesado Hilario Flores Otiniano, donde
la madre de este le negó a su hija, diciéndole que solo estaba con su hijo Luis Fernando de cuatro
años de edad, el cual por ser hijo de Hilario lo dejó, siguió buscándola por los alrededores y fue a la
casa de su hija Bernandina Asto Vera, quedándose en su casa con su bebita de nueve meses, y que
al salir al otro día a buscarla, la encontró a las 7.00 a.m. al frente de la Beneficencia, con su suegra
Viviana Otiniano Mallqui, sus hijos Luis, Fernando y Lucinda Fabiola, circunstancia que provocó
que les reclame por qué habían negado a su hija y la habían hecho quedar, ante lo cual le entregaron
a sus dos hijos para luego retirarse a su casa.
(16) <http://www.dmsjuridica.com/CODIGOS/LEGISLACION/Sentencias/T-784-00.rtf>.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
12. Que, en el juicio de primera instancia luego de la actuación y valoración probatoria correspondiente,
el juzgado colegiado ha establecido que los hechos imputados se subsumen en la hipótesis jurídica
del delito de violación sexual de menor de edad, en agravio de la menor de iniciales L.F.V.R. y ha
determinado la responsabilidad del acusado, y siendo que el imputado ha cuestionado dicha sentencia
interponiendo recurso de apelación, corresponde a la Sala efectuar el reexamen correspondiente para
determinar si el juzgado colegiado ha efectuado una debida valoración de la prueba incorporada a
juicio, para que en mérito a ello haya emitido la sentencia condenatoria, es decir hayan sustentado
de manera motivada la condena impuesta al recurrente, o si por el contrario las pruebas incorporadas
al debate contradictorio, resultan insuficientes para acreditar dicha responsabilidad.
13. Que, iniciado el debate contradictorio en el juicio de apelación, la parte recurrente fundamenta
su pretensión y formula sus alegatos a fin de generar certeza en el juzgador, es en ese sentido que
postula la nulidad de la sentencia venida en grado, sustentando que durante el trámite del presente
proceso penal en la etapa de investigación preparatoria y juicio oral el procesado no ha sido debi-
damente asesorado, pues , si bien el acusado ha contado con una defensa técnica(17); refiere que, al
recurrir a la revisión del expediente y la carpeta fiscal, se evidencia que la mencionada defensa, no
ha desplegado la función de aportar el material probatorio en la etapa correspondiente, es decir, la
etapa intermedia(18), como son las declaraciones testimoniales de la señora Genara Prado de
Cotrina, quien al brindar su manifestación, refirió que fue quien encontró a la agraviada el día de
los hechos, 29 de marzo del 2008, a inmediaciones de su casa, manifestando que cuando encontró
a la niña, esta se encontraba llorando porque se habría extraviado, y que durante el trayecto a la
comisaría de Huamachuco, la niña en ningún momento, le manifestó haber sido víctima de violencia
sexual, asimismo ha manifestado que la niña le solicitó que le prestara un baño y no vio que sangrara
o algo similar; asimismo existe otra testimonial quien aparece con identidad protegida, con el
código Huamachuco 2, quien manifestó en su declaración que la niña no habría sido violada por el
acusado, sino que la denuncia fue motivada por otros intereses, en el sentido de que la señora madre
de la menor, exconviviente del procesado, tendría un resentimiento contra el recurrente; también se
prestó a nivel de investigación preparatoria las testimoniales de personas que se encontraban el día
de los hechos trabajando con el sentenciado como son las testimoniales de Santos Pedro Rodrí-
guez Asunción y Santiago Toledo Calderón, quienes han manifestado que el día de los hechos,
29 de marzo del año 2008, se encontraban trabajando con el acusado en labores agrícolas y fue en
ese momento que llegó la madre de la menor agraviada, señora Isabel Vera, para reclamarle que le
entregue a su hija, por lo que ella lo agredió, pero como no la tenía no pudo atender a su solicitud
por cuanto el procesado no conocía donde estaba la niña, estas declaraciones no fueron ofrecidas
por la defensa técnica, en la etapa de control de acusación y por ello no fueron admitidas en juicio
oral, solo se llevo a cabo con las pruebas de cargo ofrecidos por el representante del Ministerio
Público. También existe en la carpeta fiscal, el acta de entrega de menor, prueba que no ha sido
ofrecida, con la cual se deja constancia que la niña está en perfecto estado físico como emocional,
(17) La defensa técnica hace referencia al derecho que tiene el sindicado de escoger o designar a su propio defensor, o en su defecto
a ser representado por uno de oficio provisto por el mismo Estado y denominado “defensor de oficio”, con lo cual se garantiza
que el inculpado esté representado por una persona con un nivel básico de formación jurídica, pues su ausencia generaría nulidad
sin posibilidad de ser saneada por vulneración al derecho de defensa. Sentencia T-610/01.
(18) SAN MARTÍN CASTRO, la denomina etapa intermedia y refiere que “esta etapa, apunta Tomé García, se denomina intermedia
porque se sitúa entre las dos etapas que la ley rituaria distingue en el proceso ordinario: etapa de investigación o preliminar y
etapa de juicio oral o audiencia. Tal denominación es más descriptiva que conceptual, pues hace referencia una etapa procesal
que se sitúa luego de la instrucción y hasta antes del procedimiento principal”.
La etapa intermedia, al decir de ALBERTO BINDER, sirve “(…) para determinar si es posible someter a una persona determinada
–en este caso el inculpado– a un juicio. En otras palabras tiene por objeto saber si el tribunal ordinario debe abrir el juicio oral y,
por ende debe llevar el asunto al tribunal cognitivo; y, responde a una finalidad de economía procesal, de despachar rápidamente,
en sentido negativo sin juicio oral asuntos que no merecen un debate, y de ahorrar al inculpado molestias inútiles”.
DE LA CRUZ ESPEJO, Marco. El Nuevo Proceso Penal. Idemsa. Lima-Perú. Junio 2007. p. 680.
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cuando se realizó la entrega a su madre, es decir que la menor en ningún momento refirió que haya
sido violentada sexualmente, tampoco fue ofrecido en la etapa de control de acusación, por lo que
no fue merituada en juicio oral; también se ofreció, pero no llegaron a declarar durante la etapa de
investigación, los efectivos policiales de Wilson Alcalde Quiliche, Roger Malo Flores y Rafael Calle
Vilela quienes han estado en contacto con la menor y podrian haber dado su testimonio si la niña fue
o no sometida víctima de abuso sexual en mérito a su función, es en base a todos estos fundamentos
que el sentenciado se ha encontrado en estado de indefensión, ya que en audiencia de juicio oral no
ha sido actuado todo este material probatorio, sustentando el colegiado su sentencia condenatoria
solo en pruebas de cargo, convirtiéndose la defensa técnica solo simbólica, es decir no se ha velado
por el principio de igualdad de armas. Así también que durante la audiencia de prisión preventiva,
en la cual el Ministerio Público solicitó se le imponga la medida coercitiva al procesado, la defensa
técnica se allanó al requerimiento del Ministerio Público, lo que no resulta coherente, pues no se
alegó nada a favor del procesado dejándolo en completo estado de indefensión.
14. Que, antes de analizar la fundamentabilidad de la recurrida, a tenor de la teoría del caso propuesta
por la defensa, se debe analizar los presupuestos de nulidad, respecto a las deficiencias de la defen-
sa técnica, y al respecto, debe tenerse en cuenta que, para que haya un proceso penal propio de un
estado de derecho, es irrenunciable que el inculpado pueda tomar posición frente a los reproches o
cargos formulados en su contra, y que se consideren en la obtención de la sentencia, los puntos de
vista sometidos a discusión; como quiera que la meta procesal del esclarecimiento de la sospecha
se alcance en la mejor forma por medio de un proceso dialéctico, en el que se ponga a discusión
aspectos inculpatorios y exculpatorios, así como los argumentos y contraargumentos ponderados
entre si(19). Es en mérito a esta premisa, que este colegiado a fin de formarse convicción respecto a
la verosimilitud de los hechos, realiza la revisión de los actuados, de cuyo análisis se desprende que,
si bien el procesado a lo largo del trámite del proceso ha sido asesorado por una defensa técnica, en
el caso concreto se evidencia que ha existido una manifiesta vulneración al derecho de defensa, por
cuanto, tal como obra en el índice de registro de audiencia de control de acusación, de fecha vein-
titrés de febrero del presente año, de fojas 16 a 21 del expediente judicial, existen solo el ofrecimien-
to de pruebas de cargo del representante del Ministerio Público, consistentes en: A) Testimoniales:
a) de la menor agraviada de iniciales L.F.V.R.; b) Declaración de la madre de la menor agraviada,
sra. Isabel Flores Vela; c) Declaración Testimonial de Lorena Sánchez Burgos; B) Peritos: a) Peri-
tos médicos legistas Pedro Ulises Briones Vásquez y Marco Antonio Valderrama Obando; b) De-
claración del perito Psicólogo forense Santiago Flores Bazán; C) Documentales: a) Certificado
Médico Legal N° 181-DCL, practicado a la menor agraviada; b) Partida de Nacimiento de la menor
agraviada c) Referencial de la menor agraviada; d) Manifestación de Isabel Vera Flores, madre de
la menor agraviada; e) referencial ampliatoria de la menor agraviada; f) Declaración Ampliatoria de
Isabel Flores Vela; g) El Protocolo de Pericia Psicológica N° 153-2008/UML-HOC/Ps, practicado
Al procesado y h) El Protocolo de Pericia Psicológica N° 143-2008/UMKL/HCO/Ps, practicado a
la menor agraviada, es en tal razón que, mediante resolución números seis, se emitió el auto de
enjuiciamiento, mediante el cual se admite de manera íntegra todas las pruebas de cargo aportadas,
ante lo cual la defensa técnica mediante su conducta omisiva, propició que de ese modo se viole el
principio de igualdad de armas. En igual modo, la deficiencia en el actuar de la defensa técnica se
manifiesta cuando durante la realización de juicio oral, llevado a cabo el día siete de abril del pre-
sente, el abogado del sentenciado, ofrece como nuevas pruebas, la testimonial de Genara Prado de
Cotrina y de Santos Pedro Rodríguez Asunción, reconociendo que si bien no las ofreció en la etapa
de control de acusación, pero que en mérito al artículo 385 del Código Procesal Penal, sustenta
la postulación de las mismas, ya que resultan imprescindibles para el debate probatorio;
(19) TIEDEMANN, KLAUSS. “El Derecho Procesal Penal”. En: ROXIN, CLAUSS; ARZT GUNTHER; TIEDEMANN KLAUS,
Derecho Penal y Derecho Procesal Penal. Ariel, Barcelona, 1988, p. 104.
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sin embargo, el representante del Ministerio Público se opuso a la admisión de tales pruebas,
fundamentando que las mismas han sido ofrecidos en la etapa de investigación preparatoria y que
no constituyen hechos nuevos posteriores al control de acusación, ante esto el colegiado de pri-
mera instancia, en mérito a que no concurren los presupuestos del artículo 373 del Código Proce-
sal Penal, declaró improcedente su admisibilidad; haciendo la salvedad que, si durante el debate
contradictorio, se hace necesaria la actuación de dichas pruebas testimoniales, el colegiado de oficio
solicitará dicha actuación, decisión frente a la cual la defensa técnica manifestó su conformidad y
no ofreció más pruebas en ese estadio procesal, por lo que el colegiado procedió con el desarrollo
normal de la etapa de juicio oral, es así que el día catorce de abril del año dos mil nueve, al llevarse
a cabo la continuación de juicio oral, se realizó la actuación de las pruebas de cargo ofrecidas por
el representante del Ministerio Público, las cuales han sido actuadas, debatidas y valoradas, todo lo
contrario a lo que ocurrió con la defensa del procesado, manteniéndolo de ese modo en el estado de
indefensión ya mencionado en líneas precedentes, es decir, eliminando la posibilidad de rebatir las
pruebas de cargo ofrecidas y poder sustentar su teoría del caso el cual está referido al derecho que
le asiste a las partes dentro del proceso y que les va a permitir contar con idénticas oportunidades y
potestades al momento de exponer y sustentar sus pretensiones, generando que el juez en mérito a su
imparcialidad asegure un juicio oral, público, concentrado con inmediación de pruebas y con el dere-
cho de contradicción de pruebas plenamente garantizado, esgrimiéndose de ese modo, como uno de
los principios pilares que inspiran el nuevo proceso penal acusatorio, con el objeto de evitar el quiebre
de la legalidad del sistema, más aún, si se tiene en cuenta que, una de las garantías del derecho de
defensa es el Derecho a confrontar la evidencia presentada por la acusación. “Este derecho le
permite examinar por medio de su defensor las pruebas acumuladas en su contra, descalif carlas,
criticarlas o incluso en su propio favor. Admitir que el acusado pueda ser condenado en virtud
de documentos que no ha tenido ocasión de conocer, o de testimonios que no ha podido refutar,
sería aceptar un procedimiento viciado desde un comienzo y diseñado para condenar. Si el pro-
pósito de todo proceso criminal es hacer justicia, y si un principio fundamental del derecho a un
juicio justo es el derecho del acusado a defenderse, para que tal defensa sea efectiva deben po-
nerse a disposición del inculpado todos los medios indispensables para la preparación de la
defensa”(20) a la vez es preciso acotar lo referido por CLAUS ROXIN, quien define la prueba como:
“El medio o prueba que proporciona al juez el convencimiento de la existencia de un hecho”. Para
MIXÁN MASS, “la prueba es aquello que, en un primer momento, consiste en la actividad ju-
rídica regulada y dirigida por el funcionario que actúa en el ejercicio debido de su legítima po-
testad, para hacer el acopio oportuno, selectivo, ef ciente e integral de los medios de prueba que
sean idóneos, pertinentes y útiles para el conocimiento del tema probamdum; acopio que, a su
vez permitirá, en la fase siguiente de juzgamiento, la concreción de una valoración metódica, con
criterio de conciencia, para obtener la signif cación probatoria, examinando uno a uno cada
medio probatorio, y luego la totalidad, para así alcanzar f nalmente la certeza de la verdad o la
falsedad o el error en la impugnación que originó el procedimiento”(21), lo que no ha ocurrido en
el presente caso, pues la defensa ha obviado, en las etapas procesales correspondientes, aportar el
caudal probatorio necesario a fin de desvirtuar la acusación fiscal dejando que se juzgue al acusado en
base solo a pruebas de cargo, sin tener la más mínima posibilidad de oponerse a través de los meca-
nismos legales pertinentes. En igual sentido, la defensa en su oportunidad al sustentar su apelación, ha
hecho mención a un documento que obra en la carpeta fiscal, como es el acta de entrega de menor,
la cual constituye una documental que, si bien no fue ofrecida como prueba en la audiencia de
control de acusación, su valoración resulta ser de carácter sustancial, pues la misma detalla la forma
(20) Ver: FAÚNDEZ LEDESMA, Héctor. “El derecho a un Juicio Justo”. En: Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas.
Caracas, junio, 1991, N° 80, pp. 138-179.
(21) DE LA CRUZ ESPEJO, MARCO. El Nuevo Proceso Penal. Idemsa, Lima-Perú, junio 2007, p. 413.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
cómo la menor agraviada fue entregada a su madre, después de la supuesta violación de la que
alega haber sido víctima, del mismo modo las testimoniales de los efectivos policiales Wilson En-
rique Alcalde Quiliche, Roger Malo Flores y Rafael Calle Vilela, quienes recepcionaron a la menor
de manos de la testigo Genara Prado de Cotrina, cuyos testimonios podrían coadyuvar a que con
mejor criterio se tome conocimiento si la menor al momento que fue conducida a la Comisaría del
lugar, ya habría sido o no víctima de abuso sexual y que si bien la defensa técnica, las ofreció, pero
no llegaron a declarar en la etapa de investigación, a efecto de llevarse a cabo un proceso penal con
las garantías básicas, el examen de su admisibilidad y la valoración deben realizarse en su oportu-
nidad a efecto de evitar nulidades posteriores o sustentar juicios de condena, sin haber alcanzado al
certeza íntegra de la verosimilitud de los hechos.
15. Que, en cuanto a la sentencia de primera instancia, es preciso acotar que al realizar este superior
jerárquico, la revisión del fallo, se ha logrado determinar que la misma resulta atentatoria de prin-
cipios fundamentales reconocidos constitucionalmente, por lo tanto, a todas luces resulta opuesta a
la naturaleza garantista del nuevo proceso penal, pues el colegiado ha sustentada una sentencia de
naturaleza condenatoria, solo en las pruebas de cargo ofrecidas por el representante del Ministerio
Público, y respecto al procesado ha existido una valoración mínimo y podría postularse nula, por
cuanto solo por parte de su defensa técnica se ha valorado, la pregunta número cuatro de la declara-
ción de la señora Nadia Prado de Cotrina, quien ni siquiera pudo declarar en juicio oral, contrariando
el principio de inmediación y solo lo hizo en instancia fiscal, por cuanto la defensa no ofreció tal
testimonial en su oportunidad, la misma que pudo haber referido en la audiencia de juicio oral, las
circunstancias exactas en que encontró a la menor agraviada cerca a las inmediaciones de su casa en
la ciudad de Huamachuco, si se tiene en cuenta que fue esta persona quien recurrió a la comisaría de
San Román a poner en conocimiento de la Policía del hallazgo de la menor agraviada en el delito de
violación sexual, hecho que para el criterio que comparte este colegiado resulta necesario, pues se
trata de una testigo presencial, que resultaría idóneo para que la defensa técnica que ahora conoce
el caso, sustente su teoría del caso.
16. Que, en la sentencia recurrida, el colegiado, basa únicamente su decisión de condenar al acusado en
la valoración de la sindicación de la menor agraviada y de la madre de esta, sin realizar un análisis
coherente, que le permita dilucidar con certeza el modo, forma y circunstancias cómo ocurrieron los
hechos, además es preciso resaltar que las testimoniales valoradas se circundan de circunstancias de
enemistad con el procesado, criterios que al momento de valorar deben ser tomados en cuenta, más
aún, si tal como lo ha establecido la jurisprudencia en el Expediente N° 1605-2003 de la Tercera
Sala Penal Especializada para procesos con reos libres de la Corte Superior de Justicia de
Lima, en su considerando “(…) TERCERO: (…) la sentencia que ponga término al juicio,
debe apreciar todos los medios probatorios recaudados en autos; es así que para emitir dicho
fallo se debe tomar en cuenta en forma conjunta y no aislada los medios probatorios que crean
en el juzgador la convicción de que el procesado es el responsable o no de los hechos que se
le imputan, pues tal como se describe en la doctrina “(…) la apreciación del resultado de las
pruebas, para el convencimiento total del juez, no debe ser empírica, fragmentaria o aislada, ni
ha de realizarse considerando aisladamente cada una de ellas, ni separarse del resto del proce-
so, sino que comprende cada uno de los elementos de prueba y su conjunto (…)” (FLORIÁN,
Eugenio: Tratados de las pruebas penales, Tomo I, página trescientos ochenta y tres)(22), es en
ese orden de ideas, que, si bien este superior jerárquico, no puede otorgar un valor probatorio distinto
a las pruebas actuadas y valoradas por el colegiado de primera instancia, en mérito a lo prescrito
por el artículo 425 inciso 2 del Código Procesal Penal; sin embargo, es necesario advertir que al
haber realizado este superior jerárquico un análisis conjunto, en virtud al principio de comunidad
(22) <http://www.auditoriajudicial.org.pe/aj/MASTERS/ASAQUICURAY/AUTOS/76.pdf>.
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sesenta y nueve [del cuadernillo formado en esta Suprema Instancia], del diecinueve de octubre de dos
mil nueve, que confirmó la de primera instancia de fojas dieciséis, del veintidós de abril de dos mil
nueve, en el extremo que lo condenó como autor del delito de extorsión en agravio de María Lizarraga
Ortiz a doce años de pena privativa de libertad y fijó en mil nuevos soles monto que por concepto de
reparación civil deberá abonar a favor de la agraviada.
FUNDAMENTOS DE HECHO
I. Del itinerario del incidente en primera instancia
PRIMERO: Los hechos imputados. El dieciocho de julio de dos mil ocho, a las diez horas con cuaren-
ta y cinco minutos, se coordinó un operativo policial con el fin de capturar a las personas que estaban
extorsionando a la agraviada María Lizárraga Ortiz y se elaboró el Acta Preparatoria de dinero por la suma
de ochocientos nuevos soles registrándose los números de serie, dinero que se entregaría a cambio de no
atentar contra su integridad física y la de su familia: planificado el operativo para las once horas con treinta
minutos personal policial haciéndose pasar por la parte agraviada y por un conductor de servicio de taxi,
se desplazaron hasta la avenida Pumacahua del distrito El Porvenir a la altura del Colegio José Carlos
Mariátegui - Trujillo, tal como lo indicó el extorsionador por teléfono, debiendo entregar el dinero a una
persona de sexo masculino vestido con polo verde y pantalón negro a la altura de Sencico; es así que una
policía femenina haciéndose pasar por la agraviada, momentos en que se acercó un hombre al vehículo, le
preguntó a este si era la persona que iba a recibir el dinero, respondiendo este que sí, por lo que le entregó
el sobre conteniendo el dinero, luego, el conductor del taxi bajó y al notar esa actitud el encausado Carlos
Ornar Hilario Loyaga [quien recibió el dinero] emprendió la fuga y se inició la persecución y posterior
detención, hallándose en el bolsillo de su pantalón el sobre con el dinero marcado; mientras que otra parte
del personal policial intervenía a escasos metros al encausado Juan Elkin Ávalos Zárate con actitud sospe-
chosa, quien al ver la intervención se dio a la fuga pretendiendo lanzar su celular hacia el techo, cayendo
este al suelo, siendo intervenido y conducido a la oficina de Secuestros de la Divincri.
SEGUNDO: La Jueza de Investigación Preparatoria de la Corte Superior de Justicia de La Libertad llevó
a cabo la audiencia preliminar; de control de acusación y dictó auto de enjuiciamiento contra Juan Elkin
Ávalos Zárate y Carlos Omar Hilario Loyaga, acusados como autor y cómplice primario, respectivamente,
por la Segunda Fiscalía Provincial Corporativa del Distrito v Fiscal de Trujillo, de la comisión del delito de
extorsión en agravio de María Lizárraga Ortíz [audiencia del veinticuatro de marzo de dos mil nueve, fojas
uno del cuaderno de debates], admitiéndose las pruebas de la fiscalía y de la defensa de los procesados.
Posteriormente, el Juzgado Penal Colegiado del Distrito Judicial, de La Libertad mediante resolución de
fojas seis, del veintiséis de marzo de dos mil nueve, dictó auto de citación ajuicio y emplazó a las partes
para que concurran al juicio oral, ordenando formar el cuaderno de debates y el expediente judicial.
E1 quince de abril de dos mil nueve se inició el juicio oral (como consta a tojas nueve del acta de registro),
con la continuidad de la actividad probatoria en las sesiones como consta a partir de fojas trece y quince,
audiencia que fue suspendida para efectos de la expedición y lectura de sentencia.
TERCERO: El Juzgado Colegiado mediante sentencia de fojas dieciséis, del veintidós de abril de dos
mil nueve, condenó a Juan Elkin Ávalos Zárate como autor del delito de extorsión en agravio de María
Lizárraga Ortiz a doce años de pena privativa de libertad y lijó en mil nuevos soles el monto que por
concepto de reparación civil deberá abonar a favor de la agraviada: asimismo, absolvió a Carlos Omar
Hilario Loyaga de la acusación fiscal formulada en su contra por el delito de extorsión en agravio de
María Lizárraga Ortiz.
CUARTO: Leída la sentencia, tanto la señora Fiscal Provincial como la defensa del encausado Ávalos
Zárate interpusieron recurso de apelación (conforme se aprecia del acta de lectura de sentencia de fojas
veintiséis), Otorgándoseles el plazo de ley que corresponde y, cumplidos los mismos [a fojas veintisiete
y treinta y uno] se concedieron ambos recursos mediante auto de fojas treinta y cuatro, del treinta de
abril de dos mil nueve.
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garantía de la defensa procesal prevista en el inciso uno del artículo cuatrocientos veintinueve del Có-
digo Procesal Penal.
NOVENO: Instruido el expediente en Secretaría, se señaló lecha para la realización de la audiencia de
casación; que habiéndose instalado la misma, realizados los pasos correspondientes, deliberada la causa
y votada el día veintiocho de febrero del presente año, esta Suprema Sala Penal cumple con pronunciar la
presente sentencia de casación, cuya lectura en audiencia pública con las partes que asistan se realizará
el diez de marzo del año en curso, a las ocho con treinta de la mañana.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
DÉCIMO: Esta Sala Penal Casatoria, mediante auto de calificación de casación de fojas dieciséis,
del veintiocho de octubre de dos mil diez, declaró bien concedido el recurso de casación por la causal
contenida en el numeral uno del artículo cuatrocientos veintinueve del Código Procesal Penal, es decir,
inobservancia de la garantía de la defensa procesal, fijando el ámbito de pronunciamiento en que (i) el
Tribunal Superior habría desestimado indebidamente el ofrecimiento del testigo de parte realizado por el
encausado Ávalos Zárate, pese a que fue ofrecido en el plazo legalmente correspondiente: y (ii) se habría
privado a la defensa técnica del referido encausado de interrogar a la agraviada Lizárraga Ortiz y a su
coacusado Hilario Loyaga porque no fueron citados debidamente para concurrir a la Sala de Audiencias
del Establecimiento Penitenciario de Trujillo, pues fueron citados erróneamente a la Sala de Audiencias
de la Corte Superior de Justicia de La Libertad.
DÉCIMO PRIMERO: La inobservancia de la garantía de la defensa procesal denunciada por la defensa
del encausado Ávalos Zárate están referidas a las presuntas vulneraciones a su derecho a probar ante
el Colegiado Superior. Así, el ofrecimiento de un testigo, cumpliendo los presupuestos y formalidades,
tiene el objetivo de acreditar la tesis exculpatoria de la defensa, desbaratar la teoría del caso del fiscal o
acreditar o desvirtuar alguna circunstancia de la comisión del delito. En la medida en que el rechazo del
testigo ofrecido sea arbitrario o ilegal, dicha decisión lesiona el derecho a la prueba, pues el ordenamiento
procesal está configurado de tal manera quela defensa tenga la oportunidad de probar su teoría del caso
o desvirtuar la tesis exculpatoria.
El ofrecimiento y admisión de los medios probatorios está relacionado con el derecho a la libertad
probatoria, pues cualquier medio probatorio ofrecido oportunamente mientras sea idóneo, pertinente
y conducente para sustentar una circunstancia debe ser admitido por el Juzgador; sin embargo, estas
reglas generales de admisión de los medios probatorios no rigen para la admisión de los medios proba-
torios en segunda instancia, así lo señala el numeral dos del artículo cuatrocientos veintidós del Código
Procesal Penal, el cual señala que “solo se admitirán los siguientes medios de prueba: a) Los que no
se pudo proponer en primera instancia por desconocimiento de su existencia; b) Los propuestos que
fueron indebidamente denegados, siempre que hubiere formulado en su momento la oportuna reserva; y,
c) Los admitidos que no fueron practicados por causas no imputables a él”.
DÉCIMO SEGUNDO: Antes de la realización de la Audiencia de Apelación, el encausado Ávalos
Zárate ofreció como medio de prueba la testimonial de Maximina Lizárraga Ortiz, señalado las preguntas
a las que iba a responder y que tenían como finalidad exclusiva corroborar su tesis exculpatoria [tesis
que consistía en que los hechos son como producto de un chantaje y no una extorsión, pues amenazó a
la agraviada con divulgar que tenía un amante, hecho por el cual le solicitó una determinada cantidad
de dinero, tanto más si no existe ninguna grabación de los supuestos audios extorsivos, pese a que la
imputación radica en que la policía intervino al oír las llamadas que habría realizado a la agraviada];
pues la testigo es pariente de la agraviada.
El Tribunal Superior declaró inadmisible el medio probatorio ofrecido, señalando que el ofrecimiento
no se encontraba en ninguno de los supuestos de excepción regulados en el numeral dos del artículo
cuatrocientos veintidós del Código Procesal Penal, es decir, no se acreditó el desconocimiento del medio
probatorio para ofrecerlo en primera instancia, no fueron indebidamente denegados en primera instancia
o pese a ser admitidos no fueron actuados por causas no imputables al encausado.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
En este contexto, corresponde decidir si lo resuelto por el Tribunal Superior resulta acorde a derecho. Del
escrito de fojas treinta y siete de ofrecimiento de la testimonial de Maximina Lizárraga Ortiz presentado
por el encausado Ávalos Zárate no se advierte fundamentación alguna para encuadrar el ofrecimiento
de prueba [en segunda instancia] en ninguno de los supuestos que habilita el ordenamiento procesal,
esto es, que recién se tuvo conocimiento de su existencia, que haya sido indebidamente denegado en
primera instancia o haya sido admitido y no actuado por causa no imputable a su persona; por lo que
este extremo no vulnera la garantía de defensa procesal.
DÉCIMO TERCERO: El Tribunal Superior señaló fecha y hora para la realización de la audiencia de
apelación, señalando que dicho acto procesal se llevará a cabo en la Sala de Audiencia de la Sala Penal
de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, acto procesal al que deben concurrir
obligatoriamente las partes impugnantes: el representante del Ministerio Público y el encausado Ávalos
Zarate. Sin embargo, la Audiencia de Apelación se realizó en la Sala de Audiencias adjunta al Estable-
cimiento Penitenciario El Milagro, motivo por el cual su coencausado Hilario Loyaga y la agraviada
María Lizárraga Ortiz no pudieron concurrir.
Siendo así, corresponde decidir si la inconcurrencia del encausado Hilario Loyaga y la agraviada María
Lizárraga Ortiz a la Audiencia de Apelación por indebida notificación vulnera o no la garantía de la
defensa procesal, pues según el encausado Ávalos Zárate se privó a su defensa técnica de la oportunidad
de interrogar a la agraviada y a su coencausado.
En la medida en que las declaraciones del coencausado y agraviada no hayan sido ofrecidos como me-
dios probatorios a ser actuadas en la Audiencia de Apelaciones su inconcurrencia no vulnera la garantía
de la defensa procesal, pues la indebida notificación afecta a los destinatarios, pero no al recurrente.
Además, según la resolución de fojas cincuenta y cinco [del cuadernillo formado en esta Suprema instancia]
que señala día y hora de la audiencia de apelación establece la obligatoria concurrencia del representante
del Ministerio Público y del encausado Ávalos Zárate, pero no de las demás partes procesales; por lo
que este agravio tampoco es de recibo.
DECISIÓN
Por estos fundamentos:
I. Declararon INFUNDADO el recurso de casación por inobservancia de la garantía de la defensa
procesal interpuesto por el encausado Juan Elkin Ávalos Zárate contra la sentencia de vista de fojas
sesenta y nueve [del cuadernillo formado en esta Suprema Instancia], del diecinueve de octubre de
dos mil nueve, que confirmó la de primera instancia de fojas dieciséis, del veintidós de abril de dos
mil nueve, en el extremo que lo condenó como autor del delito de extorsión en agravio de María
Lizárraga Ortiz a doce años de pena privativa de libertad y fijó en mil nuevos soles el monto que
por concepto de reparación civil deberá abonar a favor de la agraviada.
II. DISPUSIERON que la presente sentencia casatoria se lea en audiencia pública por Secretaría de
esta Suprema Sala Penal, el diez de marzo de dos mil once, a las ocho con treinta minutos de la
mañana; y acto seguido, se notifique a todas las partes apersonadas a la instancia, incluso a las no
recurrentes.
III. MANDARON que cumplidos estos trámites se devuelva el proceso al órgano jurisdiccional de
origen, y se archive el cuaderno de casación en esta Corte Suprema.
SS. RODRÍGUEZ TINEO / PARIONA PASTRANA / CALDERÓN CASTILLO / SANTA MARÍA MORILLO /
MONTES MINAYA
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TERCERO: Que el auto de vista tiene un carácter definitivo al decidir, negativamente en este caso, sobre
el objeto del proceso especial de terminación anticipada, y el delito materia de pronunciamiento –tipo
básico de tráfico ilícito de drogas: artículo doscientos noventa y seis del Código Penal– tiene señalado en
la Ley, en su extremo mínimo, una pena privativa de libertad mayor a seis años. El acto de interposición
del recurso cumple con los presupuestos subjetivos respectivos: lo interpone la parte a quien le causa
agravio, posición que viene sustentando desde el recurso de apelación (gravamen y conducción procesal).
Además, el recurso de casación se ha interpuesto por escrito dentro del plazo de diez días de emitido
el auto de vista, ha precisado los puntos de la decisión que impugna y fijado la pretensión específica.
Desde una perspectiva concreta, en atención a la naturaleza extraordinaria del recurso de casación, los
motivos del recurso están comprendidos en la denominada “casación constitucional”: inciso uno del
artículo cuatrocientos veintinueve del Código Procesal Penal.
CUARTO: Que si se denuncia que el auto de vista no se ha pronunciado sobre la pretensión del re-
currente, es evidente que se afirma la infracción de la garantía de tutela jurisdiccional por lesión del
principio de exhaustividad (es la denominada incongruencia omisiva, supuesto sin duda distinto de las
otras modalidades de incongruencia que lesionan el principio acusatorio). Asimismo, si se entiende,
desde el recurso del acusado, que el Fiscal Superior no puede desistirse en plena audiencia de apelación
del recurso de apelación del Fiscal Provincial o si, por lo demás, se estima que el desistimiento debe
ser expreso, entonces, se vulnerarían las normas que rigen la viabilidad de la pretensión impugnativa y
su correcto entendimiento, con la consiguiente omisión de un pronunciamiento sobre el mérito o fondo
de la controversia, lo que también afectaría la garantía de tutela jurisdiccional porque no se dictaría, sin
fundamento que lo justifique, una decisión de fondo fundada en derecho.
No hay base jurídico-constitucional para sostener argumentalmente que, concurrentemente, esas afecta-
ciones también inciden en las garantías del debido proceso y de defensa procesal –esta última garantía ha
sido desarrollada por el artículo IX del Título Preliminar del nuevo Código Procesal Penal, en ninguno
de cuyos derechos instrumentales tiene cabida el argumento impugnativo del imputado–.
DECISIÓN
Por estos fundamentos: I. Declararon BIEN CONCEDIDO el recurso de casación por la causal de
inobservancia de la garantía procesal constitucional de tutela jurisdiccional; en consecuencia: DISPU-
SIERON que los autos permanezcan en Secretaría por el plazo de diez días para que las partes puedan
examinarlo y presentar, si lo estimen conveniente, alegatos ampliatorios.
II. Declararon INADMISIBLE el recurso de casación por las causales de inobservancia de las garan-
tías procesales del debido proceso y defensa procesal. Hágase saber a las partes apersonadas, con
transcripción de la presente Ejecutoria al Tribunal de Apelación.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRÍNCIPE TRUJILLO / NEYRA FLORES / SANTA
MARÍA MORILLO
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VISTOS Y OÍDO: Viene en apelación la sentencia de fecha diez de enero del dos mil once, en el
extremo que falla CONDENANDO a JOSÉ LUIS PINILLOS GARCÍA como autor del delito Contra
la Seguridad Pública - Tenencia Ilegal de Arma de Fuego, en agravio de la Sociedad, y como tal le
impone OCHO AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD, que computada desde la fecha de
su detención el nueve de julio del dos mil nueve, vencerá el ocho de julio del dos mil diecisiete. El
Colegiado está integrado por los Jueces Superiores: Reyes Alvarado, Caballero García (directora de
debates) y Riveros Jurado.- Y; CONSIDERANDO:
01. ANTECEDENTES DEL PROCESO:
Hechos imputados al acusado:
Se imputa al acusado José Luis Pinillos García, haber participado en el delito de Robo Agravado, ocurrido
el día 14 de junio de 2009, por inmediaciones de la Calle Túpac Amaru, cuando la agraviada Nora Edith
Manrique Pérez, aproximadamente a las 08:00 de la mañana, salía de la discoteca Maaxo, de la cual es
administradora, ubicada en Calle La Paz N° 411 - Huacho, abordando un taxi, rumbo a su domicilio,
siendo que al cruzar la Avenida Túpac Amaru, hace su aparición un Station Wagon color blanco de donde
descienden el acusado presente, el acusado Robles Padilla y 3 sujetos desconocidos más que portaban
armas de fuego, siendo que el acusado Pinillos García ingresa al interior del vehículo, le apunta con un
arma y le arrebata el bolso a la agraviada que contenía el dinero producto de las ganancias de la discoteca,
luego los sujetos abordan al vehículo de color blanco y se dieron a la fuga.
Calif cación jurídica:
Los hechos han sido tipificados por el Ministerio Público en el artículo 188 del Código Penal, concordante
con el artículo 189.3.4 del invocado cuerpo normativo.
Pena solicitada:
El Ministerio Público solicita se le imponga al acusado 15 años de pena privativa de la libertad (pena
única) y por concepto de reparación civil la suma de S/. 3,000.00 nuevos soles a favor de la agraviada
Nora Edith Manrique Pérez, sin perjuicio de que se le devuelva el dinero sustraído (S/. 16,000.00 nuevos
soles); y, S/. 500.00 nuevos soles para la sociedad.
Resolución de Primera Instancia:
Con fecha 10 de enero del presente año, el Colegiado de primera instancia emite sentencia por unanimidad
ABSOLVIENDO a JOSÉ LUIS PINILLOS GARCÍA de la acusación fiscal en su contra como autor del
delito Contra el Patrimonio, en la modalidad de Robo Agravado, en agravio de Nora Edith Manrique
Pérez; asimismo CONDENANDO a JOSÉ LUIS PINILLOS GARCÍA de la acusación fiscal en su contra
como autor del delito Contra la Seguridad Pública - Tenencia Ilegal de Arma de Fuego, en agravio de
la Sociedad; y, como tal se le impone ocho años de pena privativa de la libertad, fijaron por concepto
de Reparación Civil la suma de QUINIENTOS NUEVOS SOLES que abonará el sentenciado a favor
de la Sociedad en la forma legal correspondiente; RESERVÁNDOSE el juzgamiento del acusado Eddy
Efraín Robles Padilla, quien se encuentra recluido en el Penal de Ica, programándose en su oportunidad
de acuerdo a la agenda del Colegiado.
02. PETITORIO DE LA PARTE APELANTE:
Que, recurre a esta instancia la defensa del imputado apelando de la sentencia en el extremo del quántum
de la pena, solicitando que esta sea condicional en atención a que no se ha considerado que su patrocinado
colaboró con los actos de investigación y a pesar que no se le encontró el arma de fuego en su cuerpo y
de no existir flagrancia, sino que el arma fue encontrada en el vehículo, aceptó su responsabilidad, no
resultando proporcional, porque no ha sido reincidente o habitual en este tipo de delitos; que su patroci-
nado tiene la condición de primario y que solo ha tenido una sentencia cuya pena ya ha sido rehabilitada;
por lo que, solicita que la pena sea condicional.
03. PRETENSIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO:
La Fiscalía precisa que se debe confirmar la venida en grado e incluso que se trata de una sentencia benigna,
toda vez que en este caso se debió sumar las penas ya que al respecto el imputado no tiene una sentencia
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sino dos sentencias y que desconoce cómo es que el fiscal –no de mala fe– no informó al órgano colegiado
señalando que el imputado tiene una sentencia emitida por el Segundo Juzgado Penal de Chincha mediante
la cual le impusieron una pena de tres años efectiva con fecha 13 de marzo de 2008, suponiéndose que
egresó del establecimiento penitenciario por un beneficio penitenciario, y que estando con este beneficio
penitenciario ha vuelto a incurrir en la comisión de otro delito, por lo que señala que al tratarse de un
reincidente no hay razón para imponer una pena suspendida y que en todo caso se debió sumar las penas.
04. FUNDAMENTACIÓN FÁCTICA Y JURÍDICA DE LA DECISIÓN:
04.1. Que, este modelo procesal penal eminentemente oral exige un Juez imparcial, quien debe actuar
como tal y debe tomar su decisión sobre lo que las partes alegan en la sala de audiencias. Para ello resulta
importante no solo la información de la parte recurrente sino que en atención al principio de contradicción
se brinden los elementos que apoyarán su decisión por la contraparte, por tanto, es sobre la base de la
imparcialidad del juez y las reglas del litigio de las partes contrapuestas que el Juez construirá su sentencia.
04.2. En este orden de ideas, en el presente caso la defensa técnica no ha cuestionado la sentencia con-
denatoria. Su pretensión es que al tratarse de un acusado primario, que colaboró con los actos de investi-
gación, la pena debió ser condicional en atención al principio de razonabilidad y proporcionalidad. Debe
precisarse que en el debate contradictorio quedó establecido por el persecutor del delito que no era cierto
lo que alegaba la defensa por cuanto dicho apelante no tiene una sentencia anterior sino dos sentencias,
la primera en el Expediente Nº 99-4571 por el delito de Lesiones leves, en la que se le puso pena condi-
cional y el Expediente Nº 270-2007, tramitado ante el Segundo Juzgado Penal de Chincha, mediante la
cual con fecha 13 de marzo del año 2008, se le condenó por el delito de Hurto Agravado y se le impuso
3 años de pena privativa de la libertad, que debía vencer el 24 de agosto del año 2010, lo que permite
colegir que debió egresar con beneficio penitenciario, por cuanto los hechos en el presente caso ocurrie-
ron el 9 de julio del año 2009 y conforme lo dispone el artículo 57 de Código Penal, modificado por Ley
N° 29407 de fecha 18 de setiembre del año 2009, para la imposición de una pena condicional como pretende
la defensa se requiere: “Que, la naturaleza, modalidad del hecho punible y la personalidad del agente
hiciera preveer que esta medida le impedirá cometer nuevo delito”. Asimismo, dicha norma precisa: “que el
agente no tenga la condición de reincidente o habitual”; así tenemos que dadas las condiciones personales
del apelante conforme se desprende del oficio cursado por la Oficina de Registro Distrital de Condenas de
Huaura, no teniendo la calidad de sujeto primario sino de reincidente(23), su petición no puede ser amparada.
04.3. Que, es de precisar: “Los abogados son una pieza fundamental en la prestación del servicio público
de justicia y, por ello, tanto su formación a través de las facultades de Derecho, como la regulación
y vigilancia sobre su desempeño y permanente capacitación a través de los Colegios de Abogados,
deben merecer la especial atención de los poderes públicos, puesto que de ello depende buena parte
del éxito de las políticas judiciales en torno a la mejora de los niveles de efectividad y transparencia
del servicio de justicia como un bien de prestación por parte del Estado”(24). Por tanto, la Ley Orgánica
del Poder Judicial en su artículo 288 señala como deberes de los abogados: “Patrocinar con sujeción a
los principios de lealtad, probidad, veracidad, honradez y buena fe”. En el presente caso, la defensa ha
apelado indicando que su patrocinado es primario y que si bien tiene una condena, esta fue rehabilitada,
cuando fue contradicho por el Ministerio Público sobre el extremo que tiene otra condena por el Juzgado
de Chincha y por lo tanto se debían sumar las penas, la defensa indicó que no se trataba de un nuevo
hecho sino que eso ya se conocía, por tanto ¿cómo se explica que la defensa base su pretensión en que
el acusado era sujeto primario, si precisamente sabía de las dos sentencias que tenía su patrocinado?, no
habiendo informado al Colegiado con veracidad ni buena fe, por lo que en este extremo se debe remitir
copias al Colegio de Abogados al cual pertenece.
(23) Reincidente.- El que después de haber cumplido en todo o en parte una condena privativa de la libertad, incurre en nuevo delito
doloso en un lapso que no exceda de cinco años tiene la condición de reincidente, art. 46 B del Código Penal Peruano.
(24) Sentencia del Tribunal Constitucional Exp. Nº 8094-2005-PA/TC-LIMA.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
04.4. Que, la Fiscalía Superior ha sustentado que se deben sumar las penas, sin embargo, su pretensión
era que se le imponga 15 años y si consideraba que la pena de 8 años efectiva era muy benigna, debió
también de interponer recurso de apelación, por tratarse de un reincidente, y si tenía a nivel de juicio oral
de primera instancia –como indicó– la información respecto a esos otros dos procesos, de conformidad
con lo dispuesto en el artículo 399.3 del Código Procesal Penal, la Fiscalía debió someter a debate tal
pretensión para que se revoque de ser el caso el beneficio concedido o que las penas se cumplan suce-
sivamente, lo que lamentablemente no ocurrió.
05. SOBRE EL SEÑALAMIENTO DE COSTAS:
Que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 504.2 del Código Procesal Penal, las costas deben
ser pagadas por quien interpuso un recurso sin éxito; en consecuencia, en el presente caso, no habiendo
tenido motivos atendibles para interponer recurso de apelación, corresponde imponer al sentenciado
recurrente el pago de las costas del recurso.
06. SOBRE LA LECTURA INTEGRAL DE LA SENTENCIA ESCRITA:
06.1. El artículo 425.4 del CPP, establece que la sentencia de segunda instancia se pronunciará siempre
en audiencia pública. Pues bien, en el presente caso se ha cumplido con este dispositivo debido a que
en la misma fecha que se realizó la audiencia, después de deliberar, inmediatamente se hizo conocer
en resumen los fundamentos y la decisión. Por tanto, el contenido integral de la sentencia escrita debe
notificarse a los domicilios procesales de las partes, a fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo
425.6 del código acotado, que prescribe la notificación de la sentencia de segunda instancia.
06.2. Consideramos que la interpretación acorde con la oralidad para la aplicación del sistema acusatorio
vigente en nuestro país es que cuando la norma procesal antes indicada se refiere a que la sentencia de
segunda instancia se pronunciará siempre en audiencia pública, estimamos que dicho pronunciamiento
se cumple al hacer conocer los argumentos y la decisión oralmente a los justiciables presentes y público
concurrente. En caso contrario, cuando el tribunal no hace conocer oralmente las razones, argumentos o
fundamentos y la decisión de la sentencia de segunda instancia, entonces, se encuentra obligado a señalar
fecha y hora para una próxima sesión pública para dar lectura integral a la sentencia escrita. Cuando se
hace conocer oralmente en acto público en resumen los argumentos y la decisión, la sentencia integral
escrita solamente debe notificarse a las partes procesales, careciendo de objeto dar lectura a la sentencia
escrita posteriormente porque bastará su notificación a los domicilios procesales, puesto que además la
sentencia ya fue dictada oralmente con anterioridad.
06.3. Consideramos un error y una práctica negativa para la eficacia y eficiencia del sistema acusatorio,
que con anterioridad –pese a que se hacía conocer oralmente los argumentos, fundamentos o razones
y la decisión de la sentencia de segunda instancia–, el Tribunal Superior decidía fijar fecha y hora para
posteriormente dar lectura a la sentencia escrita, lo cual significaba innecesariamente ocupar salas de
audiencias, Jueces y asistentes de audiencias, que muy bien pueden servir para la realización de audien-
cias con debate. El plazo que se fijaba para leer la sentencia escrita era no mayor de diez días. En la
mayoría de estos casos las partes procesales no se hacían presentes a dicho acto porque ya conocían los
fundamentos y la decisión respectiva que se les hizo conocer oralmente; y, los Jueces con el asistente de
audiencias, sin asistencia de las partes ni público, tenían que leer sentencias escritas que dependiendo de
la cantidad de hojas de papel podía llegar en algunos casos a ocupar más de una hora, tiempo, hombre
y logística que muy bien puede ser aprovechado para realizar otras audiencias o labores administrativas
o jurisdiccionales.
06.4. El artículo 425.1 del CPP, establece que el plazo para dictar sentencia de segunda instancia no podrá
exceder de 10 días. En ninguna parte del contenido de la norma indicada dice que se debe dar lectura a
la sentencia escrita en el plazo de 10 días. Por tanto, el plazo para notificar la sentencia integral escrita
de la misma será de 10 diez conforme a la norma antes descrita.
06.5. Finalmente, consideramos que la publicidad de las resoluciones judiciales es relevante para que los
ciudadanos ejerzan el control respectivo; asimismo, para que exista transparencia en las decisiones judiciales,
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
de sentencia; el Código de Procedimiento Penal de Colombia(26) también en el artículo 445 señala que
clausurado el debate se anunciará el sentido del fallo, y el artículo 446 incluso precisa: “El sentido del fallo
se dará a conocer de manera oral y pública inmediatamente después del receso previsto en el artículo
anterior”, y el artículo 447 indica que: “escuchado los intervinientes (el sentido del fallo) el juez señalará
el lugar, fecha y hora de la audiencia para proferir sentencia” (La frase el sentido de fallo es nuestra).
0.3. En este orden de ideas, el artículo 395 titulado: “redacción de la sentencia”, señala: “Inmediatamente
después de la deliberación, la sentencia será redactada por el Juez o director de debates según el caso”;
el artículo 396.3 del CPP precisa: “La sentencia quedará notificada con su lectura integral en audiencia
pública. Las partes inmediatamente recibirán copia de ella”; es decir, la propia norma nos está precisando
que la sentencia quedará notificada con su lectura integral y precisamente de dicho acto procesal es que
se computa el tiempo para interponer recurso impugnatorio de ser el caso, y existe la obligación de en
ese acto entregar copia de la sentencia a los concurrentes, porque así como exige la norma quienes deben
concurrir al juicio también solo se entregará copia de la sentencia a los concurrentes, es decir, que si no
concurren a tal acto no se les entrega copia de la sentencia, sin perjuicio de que lo puedan solicitar; al
único a quien si no concurre hay la obligación de notificar la sentencia es al acusado, conforme lo dis-
pone el artículo 401.2 del CPP, para quienes el plazo corre desde el día siguiente de la notificación en su
domicilio procesal. Debe tenerse presente además que el artículo 424.1 del CPP señala: “en la audiencia
de apelación se observará en cuanto sea aplicable las normas relativas al juicio oral de primera instan-
cia”, por tanto, hay norma expresa para señalar día y hora de lectura de sentencia en segunda instancia.
0.4. Que, se sustenta lo resuelto en mayoría en el sentido que al no efectuarse la audiencia de lectura
de sentencia, se está ahorrando espacio, tiempo y menos audiencias, cuando precisamente este modelo
exige que todo se efectúe en audiencia para garantizar los principios de concentración, continuidad y
publicidad, y es precisamente la lectura integral efectuada públicamente la que garantiza la transparencia
de nuestros actos; si lo que se ha resuelto se hace sobre la base de realizar menos audiencias y ahorrar
tiempo, tampoco se justifica, por cuanto ello implicará que recién al día siguiente de la notificación de
la sentencia, se empiece a contar el plazo para interponer recurso impugnatorio; así mismo, si se notifica
al domicilio procesal, muchas veces el sentenciado no tiene conocimiento del contenido de la sentencia
porque le fue entregado al abogado defensor; todo ello aunado a que la Central de Notificaciones ya
está recargada con su labor, incrementándose la misma con el hecho de tener que notificar las senten-
cias penales, entonces, no se justifica la hipótesis de ahorro de tiempo y audiencias, es más la práctica
permite incluso determinar que muchas veces no se puede cumplir con notificar porque los domicilios
no son exactos o no existen, ¿no implica mayor transparencia que se lea la sentencia públicamente? y
ante quienes concurran, y si no concurre ningún justiciable es porque no tienen interés en la sentencia,
pero ello en modo alguno implica no dar cumplimiento a la norma procesal.
0.5. Que, asimismo, se ha dispuesto que la presente sentencia sea publicada en el blog del Juez Superior
Reyes Alvarado, con lo cual tampoco estoy de acuerdo, ello porque este es un colegiado cuyas decisio-
nes deben ser publicadas de ser el caso en un blog oficial de esta Corte Superior y no en uno personal.
Por estas consideraciones, MI VOTO en este extremo es porque:
1. Se señale día y hora para la lectura integral de la sentencia
2. Se publique la presente sentencia en un blog oficial de esta Corte Superior de Justicia y no en uno
personal por tratarse de un Colegiado.
S. CABALLERO GARCÍA
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violación de la presunción de inocencia sostiene que en el análisis de los medios probatorios solo se ha
tomado en cuenta las pruebas de cargo; que, al respecto, se advierte que cuestiona como regla de prueba,
la valorabilidad de un medio probatorio, es decir, el juicio de legalidad que permite determinar, con
carácter previo, si un medio de prueba debe integrar el análisis jurídico de la sentencia, por lo que se trata
de un precepto constitucional susceptible de análisis en sede casacional al denunciarse la infracción de
una regla de prueba que integra el contenido constitucionalmente protegido de la garantía de presunción
de inocencia. Por estos fundamentos: I. Declararon INADMISIBLE el recurso de casación por inobser-
vancia de la garantía constitucional del debido proceso. II. Declararon BIEN CONCEDIDO el recurso
de casación por inobservancia de la garantía constitucional de la presunción de inocencia interpuesto
por el encausado Guillermo Rodríguez Baca contra la sentencia de vista de fojas ciento setenta y cinco,
del treinta de marzo de dos mil nueve, que confirmó en parte la sentencia de primera instancia de fojas
setenta y cinco, del cinco de diciembre de dos mil ocho, en el extremo que lo condenó como autor del
delito contra la Salúd Pública - tráfico ilícito de drogas en agravio del Estado. III. ORDENARON que la
causa se instruya en Secretaría a disposición de las partes por el plazo de diez días; y vencido el mismo;
DISPUSIERON se de cuenta para fijar fecha para la audiencia de casación. Hágase saber.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRÍNCIPE TRUJILLO / CALDERÓN CASTILLO / SANTA
MARÍA MORILLO
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dos mil diez, que confirmó la sentencia de primera instancia de fojas ciento cuarenta y tres, del catorce
de octubre de dos mil nueve, que lo condenó como autor del delito contra la Libertad Sexual - violación
sexual de menor de edad en perjuicio de la menor identificada con las iníciales A.A.G.M., a veinte años
de pena privativa de libertad, tratamiento terapéutico y al pago de cinco mil nuevos soles el monto que
por concepto de reparación civil deberá pagar a favor de la agraviada.
Interviene como ponente el señor Calderón Castillo.
CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que el recurso de casación no es de libre configuración, sino que, por el contrario, para que
esta Suprema Sala Penal pueda tener competencia funcional para casar una sentencia o auto que ponga
fin al procedimiento o a la instancia o que deniegue la extinción, conmutación, reserva o suspensión de
la pena, luego de agotadas las dos instancias, debe estar elaborada y presentada de conformidad con las
disposiciones previstas en el artículo cuatrocientos veintiocho y sus normas concordantes del Código
Procesal Penal, cuyos presupuestos deben cumplirse acabadamente para que se declare bien concedido.
SEGUNDO: Que se ha recurrido una sentencia de vista que confirmando la de primera instancia con-
denó a JORGE ALFONSO SOLES OKEDA como autor del delito contra la Libertad Sexual - violación
sexual de menor de edad en perjuicio de la menor identificada con las iníciales A.A.G.M., a veinte años
de pena privativa de libertad, tratamiento terapéutico y al pago de cinco mil nuevos soles el monto que
por concepto de reparación civil deberá pagar a favor de la agraviada.
TERCERO: Que se cumple el presupuesto objetivo del recurso, pues la resolución impugnada está com-
prendida en el literal b) del apartado dos del artículo cuatrocientos veintisiete, del citado Código. El delito
materia de condena tiene un mínimo de pena abstracto superior a seis años de privación de libertad - el delito
de violación sexual de menor está previsto en el artículo ciento setenta y tres del Código Penal modificado por
la ley número veintiocho mil setecientos cuatro vigente desde el seis de abril de dos mil seis, que en su inciso
dos prevé una pena privativa de libertad no menor, ni mayor de treinta y cinco años. Por otro lado, también a
cumple se cumple el presupuesto subjetivo del mismo porque el encausado cuestionó la sentencia de primera
instancia y, sin duda, la sentencie de vista lo agravia al desestimar su pretensión impugnativa absolutoria.
CUARTO: Que el acusado JORGE ALFONSO SOLES OKEDA en su recurso formalizado de fojas
doscientos sesenta y seis invoca como causal casatoria la prevista en el inciso uno del artículo cuatro-
cientos veintinueve del Código Procesal Penal, puesto que se ha “Inobservado la Garantía Constitucional
de carácter procesal” y concretamente la “Presunción de Inocencia”. Alega lo siguiente:
A. Que las pruebas no fueron valoradas conforme prevé el Código Procesal Penal, puesto que en segunda
instancia se limitaron a repetir lo argumentado en la sentencia objeto de apelación.
B. Que el Colegiado Superior no revisó minuciosamente los audios del juicio oral.
C. Que la declaración de la menor presenta incoherencias y contradicciones que no fueron tomadas en
cuenta por los juzgadores; y si bien describió sus características tísicas, estas no constituyen prueba
de que la ultrajó sexualmente.
D. Que todo lo mencionado generaba duda respecto a su responsabilidad penal, por lo que no debió ser
condenado.
QUINTO: Que uno de los elementos que integra el contenido esencial de la presunción de inocencia
como regla de prueba es que la actividad probatoria realizada en el proceso sea suficiente –primer párrafo
del artículo dos del Título Preliminar del nuevo Código procesal Penal. Ello quiere decir, primero, que
las pruebas– así consideradas por la Ley y actuadas conforme a sus disposiciones– estén referidas a los
hechos objeto de imputación –al aspecto objetivo de los hechos– y a la vinculación del imputado a los
mismos y segundo, que las pruebas valoradas tengan un carácter incriminatorio y, por ende, que puedan
sostener un fallo condenatorio.
SEXTO: Que en el caso concreto, lo alegado por el recurrente constituye una solicitud de valoración
de prueba –se discute su valor y el criterio de apreciación sobre su eficacia–. Sin embargo, a través del
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
recurso de casación no se sirvieron de base a la sentencia puesto que no se trata de una tercera instancia
y no constituye facultad de esta Sala de Casación valorar la prueba, ni juzgar los motivos, que formaron
la convicción de la Sala Penal Superior. En este sentido queda excluido del recurso de casación todo
lo que se refiera a la valoración de prueba y a la determinación de los hechos. Lo único que se debe
vislumbrar en sede de casación desde esta garantía –presunción de inocencia–, es si de lo actuado en
primera y segunda instancia, en atención a lo expuesto en el fallo de vista, la existencia de un auténtico
vacío probatorio.
SÉTIMO: Que, adicionalmente, el recurrente invoca como causal la prevista en el inciso cuatro del
artículo cuatrocientos veintinueve del Código Procesal Penal, “manifiesta ilogicidad de la motivación,
cuando el vicio resulte de su propio tenor”. Al respecto se limita a alegar que la sentencia fue emitida
con ilogicidad en la motivación y además se tergiversaron los hechos y las pruebas, ya que se mencio-
nar afirmaciones que nunca se produjeron en el juicio oral, como el haber admitido que conocía donde
estudiaba la víctima y quien era su pareja sentimental.
OCTAVO: Que el recurrente no ha cumplido con especificar a este Tribunal Supremo las razones por
las que estima que la sentencia presenta ilogicidad en la motivación. Lo alegado por este en relación a
una presunta tergiversación de hechos y de pruebas, no está vinculado a la causal de casación alegada.
En tal sentido el reproche que se formula no tiene entidad casacional.
NOVENO: Que las costas serán pagadas por el que recurrió sin éxito. No se aprecia que en el presente
caso hayan existido razones serias y fundadas para promover el recurso de casación, por lo que no cabe;
eximir al encausado JORGE ALFONSO SOLES OKEDA del pago de las cosías artículo cuatrocientos
noventa y siete apartado tres, a contrario sensu, del nuevo Código Procesal Penal.
DECISIÓN
Por estos fundamentos:
I. Declararon INADMISIBLE el recurso de casación interpuesto por el acusado JORGE ALFONSO
SOLES OKEDA confía la sentencia de vista de fojas doscientos cincuenta y dos, del veinticuatro
de marzo de dos mil diez, por la causal de “inobservancia de la Garantía Constitucional de carácter
procesal concretamente la “Presunción de Inocencia”.
II. Declararon INADMISIBLE el mencionado recurso interpuesto la causal de “manifiesta ilogicidad
de la motivación, cuando el vicio resulte de su propio tenor”.
III. CONDENARON al pago de las costas del recurso al acusado JORGE ALFONSO SOLES
OKEDA; en consecuencia DISPUSIERON que el Juez de la Investigación Preparatoria cumpla
con su liquidación y pago, conforme al artículo cuatrocientos diecinueve del Código Procesal Civil.
IV. DISPUSIERON se devuelvan los actuados al tribunal de origen.
Hágase saber.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / PRÍNCIPE TRUJILLO /
CALDERÓN CASTILLO
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vinculación del imputado a los mismos, y, segundo, que las pruebas valoradas
tengan un carácter incriminatorio y, por ende, que puedan sostener un fallo
condenatorio.
Corresponde a los Tribunales de Mérito –de primera instancia y de apelación–
la valoración de la prueba, de suerte que únicamente está reservado a este
Tribunal de Casación apreciar si de lo actuado en primera y segunda instancia,
en atención a lo expuesto en el fallo de vista, la existencia de un auténtico
vacío probatorio.
En consecuencia, si existen pruebas directas o indiciarias la alegación
centrada en ese motivo decae o se quiebra, y como ha quedado expuesto, su
valoración corresponde en exclusividad a los Tribunales de primera instancia
y de apelación.
SENTENCIA DE CASACIÓN
Lima, cinco de febrero de dos mil diez
VISTOS; en audiencia pública; el recurso de casación por inobservancia de las garantías constitucio-
nales de presunción de inocencia, debido proceso y derecho de defensa interpuesto por el encausado
SANTOS ELMER VÁSQUEZ VALQUI contra la sentencia de vista de fojas trescientos veintiuno, del
dos de marzo de dos mil nueve, que confirmando en un extremo y revocando en otro la sentencia de
primera instancia de fojas doscientos, del veinticuatro de octubre de dos mil ocho, lo condenó como
autor del delito contra la libertad sexual –violación sexual de menor de edad en agravio del menor de
iniciales P.J.Z.A. y por delito contra la libertad sexual– violación sexual de menor de edad en grado
de tentativa en agravio del menor de iniciales R.A.S.V. a treinta años de pena privativa de libertad y
tratamiento terapéutico, así como fijó en quince mil nuevos soles el monto por concepto de reparación
civil a favor de cada uno de los agraviados.
Interviene como ponente el señor Calderón Castillo.
FUNDAMENTOS DE HECHO
1. Del itinerario del proceso en primera instancia
PRIMERO: El encausado Santos Elmer Vásquez Valqui fue procesado penalmente con arreglo al nuevo
Código Procesal Penal. Así consta de la disposición de fojas setenta y siete, del seis de septiembre de dos
mil siete, que formalizó la investigación preparatoria en su contra por delito contra la Libertad Sexual -
violación sexual de menor de edad en agravio del menor de iniciales P.J.Z.A. y violación sexual de menor
de edad en grado de tentativa en agravio del menor de iniciales R.A.S.V. Seguida la causa conforme a su
naturaleza ordinaria, la señora Fiscal Provincial mediante requerimiento de fojas uno, del siete de mayo
de dos mil ocho, integrado a fojas cincuenta y cuatro y aclarado a fojas setenta y ocho –del cuaderno
de debate–, formuló acusación sustancial en los mismos términos de la Disposición de Formalización
de la Investigación Preparatoria.
El Juez de la Investigación Preparatoria dictó el auto de enjuiciamiento de fojas setenta y nueve, del
once de julio de dos mil ocho. El auto de citación a juicio de fojas ciento veintiocho, del veintidós de
septiembre de dos mil ocho, fue emitido por el Juzgado Penal.
SEGUNDO: Seguido el juicio de primera instancia –véase acta de fojas ciento sesenta y cuatro–, el
Juzgado Penal Colegiado dictó la sentencia de fojas doscientos, del veinticuatro de octubre de dos
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
mil ocho, que condenó a Santos Elmer Vásquez Valqui como autor del delito contra la libertad sexual
–violación sexual de menor de edad en agravio del menor de iniciales P.J.Z.A. y por delito contra la
libertad sexual– violación sexual de menor de edad en grado de tentativa en agravio del menor de ini-
ciales R.A.S.V. a treinta años de pena privativa de libertad y fijó en quince mil nuevos soles el monto
por concepto de reparación civil a favor de cada uno de los agraviados; además de haber dispuesto el
tratamiento terapéutico a favor del condenado.
Contra la referida sentencia el citado imputado interpuso recurso de apelación por escrito de fojas dos-
cientos cincuenta y tres. Este recurso fue concedido por auto de fojas doscientos cincuenta y ocho, del
seis de noviembre de dos mil ocho.
II. Del trámite recursal en segunda instancia
TERCERO: El Tribunal Superior de La Libertad, culminada la fase de traslado de la impugnación y
ofrecida prueba testimonial por el recurrente, declaró inadmisible dicha prueba por auto de fojas doscien-
tos ochenta y cuatro, del trece de enero de dos mil ocho. Realizada la audiencia de apelación conforme
aparece del acta de fojas trescientos once, del dieciocho de febrero de dos mil nueve, el Tribunal de
Apelación cumplió con emitir y leer en audiencia privada la sentencia de apelación de fojas trescientos
veintiuno, del dos de marzo de dos mil nueve.
CUARTO: La sentencia de vista recurrida en casación, por unanimidad, confirmó en parte la sentencia
de primera instancia en cuanto condenó a Santos Elmer Vásquez Valqui como autor del delito contra
la Libertad sexual –violación sexual de menor de edad en agravio de P.J.Z.A. y por delito contra la
Libertad sexual– violación sexual de menor de edad en grado de tentativa en agravio del menor de
iniciales R.A.S.V. a treinta años de pena privativa de libertad y tratamiento terapéutico, así como
fijó en quince mil nuevos soles el monto por concepto de reparación civil a favor de cada uno de los
agraviados. Por otro lado, revocó el fallo de instancia y en su reemplazo sancionó al condenado al
pago de las costas del proceso.
El voto singular estimó que la sentencia apelada no había justificado convenientemente una aplicación
de treinta años de pena privativa de libertad, puesto que el acusado no reconoció su delito ni coadyuvó
al esclarecimiento de las circunstancias del hecho. Empero, al ser impugnada únicamente por su parte,
no quedaba mayor opción que confirmar la pena.
III. Del Trámite del recurso de casación del acusado Vásquez Valqui
QUINTO: Leída la sentencia de vista, el acusado Vásquez Valqui interpuso recurso de casación mediante
escrito de fojas trescientos cuarenta y uno.
Introdujo tres motivos de casación: a) inobservancia de las garantías constitucionales de presunción de
inocencia, del debido proceso y del derecho de defensa; b) inobservancia de normas legales de carácter
procesal sancionadas con la nulidad respecto a la falta de valoración de las declaraciones testimoniales
de descargo; y, c) indebida aplicación, errónea interpretación de la ley penal respecto al Acuerdo Plenario
número dos del año dos mil cinco.
Concedido el recurso por auto de fojas trescientos cuarenta y siete, del veinticuatro de marzo de dos mil
nueve, se elevó la causa a este Supremo Tribunal con fecha dos de abril de dos mil nueve.
SEXTO: Cumplido el trámite de traslados a las partes recurridas –la defensa del imputado mediante
escrito de fojas veintitrés del cuaderno de casación, amplió los fundamentos del recurso de casación
que planteó–, esta Suprema Sala mediante Ejecutoria de fojas treinta y nueve, del cuaderno de casación,
del doce de junio de dos mil nueve, en uso de su facultad de corrección, admitió a trámite el recurso de
casación por el motivo de inobservancia de las garantías constitucionales de presunción de inocencia,
del debido proceso y del derecho de defensa. Asimismo, en aplicación del inciso cuatro del artículo
cuatrocientos veintisiete del nuevo Código Procesal Penal, consideró necesario realizar desarrollo ju-
risprudencial respecto a: I. la individualización judicial de la pena en la tentativa de violación sexual de
menor de edad; y II. el acceso carnal por vía bucal.
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SÉTIMO: Instruido el expediente en Secretaría, señalada fecha para la audiencia de casación el día de
la fecha, instalada la audiencia y realizados los pasos que corresponden conforme al acta que antece-
de, con intervención del abogado defensor del acusado Vásquez Valqui, el estado de la causa es la de
expedir sentencia.
OCTAVO: Deliberada la causa en secreto y votada el cinco de febrero, esta Suprema Sala cumplió
con pronunciar la presente sentencia de casación, cuya lectura en audiencia pública –con las partes que
asistan– se realizará por la Secretaria de la Sala el día diez de marzo a horas ocho de la mañana.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
1. Del ámbito de la casación
PRIMERO: Conforme ha sido establecido por la Ejecutoria Suprema de fojas treinta y nueve, del cua-
derno de casación, del doce de junio de dos mil nueve, los motivos del recurso de casación se centran
en la vulneración de tres preceptos constitucionales: presunción de inocencia, debido proceso y derecho
de defensa –artículos dos numeral veinticuatro literal e) y ciento treinta y nueve apartado once y catorce
de la Constitución–. Adicionalmente, la Suprema Sala, en aplicación del apartado cuatro del artículo
cuatrocientos veintisiete del nuevo Código Procesal Penal, consideró necesario realizar desarrollo ju-
risprudencial respecto a: I. la individualización judicial de la pena en la tentativa de violación sexual de
menor de edad; y II. el acceso carnal por vía bucal.
SEGUNDO: El primer agravio: vulneración de la garantía constitucional de presunción de inocencia,
consiste en que –según el recurrente– la sentencia de vista se basó únicamente en apreciaciones sub-
jetivas al momento de valorar la prueba, como es el caso de la estimulación que requiere para lograr
la erección, ya que el Colegiado interpretó contrario sensu la prueba médica que aportó su defensa.
Estima el recurrente que no se ha tomado en cuenta la falta de coherencia y verosimilitud en las de-
claraciones vertidas por los menores agraviados, ya que de las pericias psicológicas y psiquiátricas se
verifica la existencia de una serie de contradicciones en que incurrieron dichos menores, las mismas
que hicieron constar en su recurso de apelación; que no se tomó en cuenta la evaluación realizada
por los Peritos Psiquiatras Sami Acuña Buleje y Moisés Ponce Malaver en la que señalaron que el
relato de los hechos motivo de evaluación del menor R.A.S.V. no es consistente; que la Sala Penal
concluyó por la inconsistencia de la declaración testimonial prestada por Ana María Álvarez Culqui,
empero, no precisó en que circunstancias la citada testigo observó el patio del centro educativo, a
efectos de poder determinar la presencia de alumnos y profesores, que se puso en tela de juicio sus
limitaciones físicas pese a existir pronunciamientos expedidos por diferentes profesionales médicos
que lo auscultaron y no se tomó en cuenta lo vertido por el médico Díaz Calvo en el sentido de que la
operación a la columna vertebral a la que fue sometido podría dejar como secuelas “afectación en la
función motora”, es decir, “movimientos en las piernas, la sensibilidad, las funciones sexuales y el
control de los esfínteres”, secuelas que se le han presentado durante los once años trascurridos y su
recuperación debe realizarse a través de un proceso de rehabilitación, y si bien, durante la audiencia
de segunda instancia se trasladó de un lugar a otro sin ningún problema fue porque no tenía que rea-
lizar esfuerzo físico alguno y trasvasó el cable de micrófono por la escasa altura en que se encontraba
ubicado y ello no puede ser sustento de una condena.
El segundo agravio referido a la vulneración de la garantía onstitucional del debido proceso estriba en
la afirmación del impugnante en el sentido que la sentencia de vista habría incurrido en incongruencia
fáctica al señalar que los menores agraviados presentan stress o trauma sexual, lo que no se condice con
los protocolos de pericia psicológica.
El tercer agravio está referido a una supuesta vulneración de su derecho de defensa, por entender el
recurrente que se dejó de lado las testimoniales de descargo por el solo hecho de que los testigos eran
trabajadores del centro educativo donde labora, causándole indefensión.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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externo. Lo expuesto acredita que el lugar del evento si permitía el acceso de los menores y el acu-
sado, que este cabe perfectamente en el espacio bajo la escalera dentro de dicha habitación y que no
había agua en dicho segundo piso lo que justifica la versión de la tina azul narrada por los menores
donde habrían sido aseados.
F. Que, en lo atinente al argumento defensivo del imputado en el sentido que se encuentra imposibilitado
de mantener determinadas posturas, especialmente en cuclillas, como debería haber estado para lograr
la penetración anal, pues manifiesta haber sido sometido a una operación de columna, es de destacar
la declaración plenarial del médico Díaz Calvo, quien narró concluyentemente que el acusado fuera
operado hace once años de las cinco vértebras lumbares y que fue una operación exitosa y que la
única limitación que señalara es una dorsificación del pie izquierdo que en la práctica importa la
dificultad (no imposibilidad) de impulsarse hacia delante con los dedos del pie izquierdo. Además, en
las diligencias en el lugar de los hechos se aprecia que el acusado se moviliza perfectamente por las
escaleras de acceso al segundo piso y traspasa la tranca de madera sin mayor dificultad ligeramente
de costado, como lo haría cualquier persona con una valla de setenta y ocho centímetros de alto. El
imputado ha reconocido en el propio juicio de apelación que subía agua en la tina azul al segundo
piso, para cuestiones de aseo personal y de su esposa, lo que importa peso, fuerza y una posición
hacia adelante sostenida durante toda la subida a gradas bastante empinadas como se verificara en el
video de la inspección, y por si fuera poco, en la propia audiencia de apelación, atravesaba hasta en
dos oportunidades la Sala (de ida y de regreso) frente a los magistrados, para ubicarse en el lugar de
su examen, trasvasando el cable del micrófono del sistema de audio, ubicado a considerable altura,
sin ningún problema y sin apoyarse en mueble o persona alguna. En tal virtud, no es verdad que no
haya podido sostener por breve lapso de tiempo una posición que le permita acceder a rozamientos
o intentos de penetración anal en los menores.
G. Que lo narrado por los menores ha sido corroborado no solo por las circunstancias de tiempo, lugar,
espacio, bienes y personas, sino por las circunstancias ansioso depresivas producto de stress o trauma
sexual que presentan, quienes han quedado con secuelas psicológicas y psiquiátricas que les tomará
tiempo y dinero superar y que son una prueba más de que los hechos efectivamente ocurrieron.
H. Que, respecto a las testimoniales de descargo, como lo destacara el Ministerio Público, las mismas
no llegan a enervar la consistencia, persistencia y coherencia de la imputación, corroborada por los
otros indicios señalados, como circunstancias de lugar, tiempo y ubicación o presencia de las partes
en el hecho denunciado. Es más, varias de las declaraciones no solo se desvanecen en cuanto a su
verosimilitud por las relaciones –de los referidos deponentes– con el acusado por ser su alumno,
empleadas del centro educativo informal y familiares o esposa del medio hermano de su cónyuge,
sino que por sí mismo, las testimoniales carece de consistencia.
Estos son los fundamentos probatorios, en orden al juicio de culpabilidad, que constituyen la base
de los tres motivos de casación constitucional.
III. Del primer motivo casacional. Presunción de Inocencia
CUARTO: El recurrente denuncia que la sentencia de vista se basó únicamente en apreciaciones sub-
jetivas al momento de valorar la prueba.
Afirma que el Colegiado interpretó contrario sensu la prueba médica que aportó su defensa; que no se
ha tomado en cuenta la falta de coherencia y verosimilitud en las declaraciones vertidas por los meno-
res agraviados; que la evaluación psiquiátrica realizada por los Peritos Psiquiatras Sami Acuña Buleje
y Moisés Ponce Malaver, en la que señalaron que el relato de los hechos motivo de la evaluación del
menor R.A.S.V., no es consistente; que la Sala Penal concluyó por la inconsistencia de la declaración
testimonial prestada por Ana María Álvarez Culqui, empero no precisó si la observación efectuada
por la citada testigo se realizó durante el recreo o a la hora de salida de los alumnos a efectos de poder
determinar la presencia de alumnos y profesores en dicho patio; que se puso en tela de juicio sus limi-
taciones físicas pese a existir pronunciamientos expedidos por diferentes profesionales médicos que lo
155
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
auscultaron, especificamente lo vertido por el médico Díaz Calvo en el sentido que la operación a la
columna vertebral a la que fue sometido podría dejar como secuelas “afectación en la función motora”, es
decir, “movimientos en las piernas, la sensibilidad, las funciones sexuales y el control de los esfínteres”,
secuelas que se le han presentado durante los once años trascurridos y su recuperación debe realizarse
a través de un proceso de rehabilitación.
QUINTO: Uno de los elementos que integra el contenido esencial de la presunción de inocencia como
regla de prueba es que la actividad probatoria realizada en el proceso sea suf ciente –primer párrafo del
artículo dos del Título Preliminar del nuevo Código Procesal Penal–. Ello quiere decir, primero, que
las pruebas –así consideradas por la Ley y actuadas conforme a sus disposiciones– estén referidas a los
hechos objeto de imputación –al aspecto objetivo de los hechos– y a la vinculación del imputado a los
mismos, y, segundo, que las pruebas valoradas tengan un carácter incriminatorio y, por ende, que puedan
sostener un fallo condenatorio.
Corresponde a los Tribunales de Mérito –de primera instancia y de apelación– la valoración de la prue-
ba, de suerte que únicamente está reservado a este Tribunal de Casación apreciar si de lo actuado en
primera y segunda instancia, en atención a lo expuesto en el fallo de vista, la existencia de un auténtico
vacío probatorio.
En consecuencia, si existen pruebas directas o indiciarias la alegación centrada en ese motivo decae o
se quiebra, y como ha quedado expuesto, su valoración corresponde en exclusividad a los Tribunales
de primera instancia y de apelación.
SEXTO: De la atenta lectura de las sentencias de primera y segunda instancia se advierte que la condena se
sustentó en el mérito de las sindicaciones uniformes y persistentes de los menores agraviados; que si bien
las evaluaciones psiquiátricas señalan cierta inconsistencia en los relatos de dichos menores, están referidas
a determinadas circunstancias absolutamente comprensibles dada la escasa edad de las víctimas; que las
pericias psicológicas, debidamente explicadas por la Perito Psicóloga Giuliana Elaine Gutiérrez Meléndez
en el acto oral –que dan cuenta de la reacción ansiosa de tipo situacional por parte de integrante de grupo
de apoyo secundario (profesor) que presentan ambos menores– refuerzan los cargos; que si bien la testigo
de descargo Ana María Álvarez Culqui negó haber visto a alguien subir al segundo piso del inmueble el día
de los hechos, tal aseveración quedó desvirtuada con la visualización de los videos filmados con ocasión
de la inspección en el lugar de los hechos y el proporcionado por la defensa del acusado; que, finalmente,
está descartado que el acusado padeciera de limitaciones físicas que le impidieran cometer los ilícitos que
se le atribuyen –no solamente por lo explicado por el médico Díaz Calvo sino también por lo observado
en los videos incorporados en la que se aprecia al acusado movilizándose perfectamente por las escaleras
del segundo piso, traspasa una tranca de madera de setenta y ocho centímetros de alto, por lo declarado
por el mismo acusado en el sentido que subía agua en una tina azul al segundo piso y por lo observado por
los magistrados que intervinieron en la audiencia de apelación–.
Así expuestos, los medios de prueba invocados y el elemento probatorio que aportan cumplen el requisito
de suficiencia probatoria.
El motivo no puede prosperar.
IV. Del segundo motivo casacional. Debido proceso
SÉTIMO: Esta garantía se encuentra reconocida, conjuntamente con la de tutela jurisdiccional, en el
inciso tres del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política, y por ser una garantía general
dota de rango constitucional a todos aquellas garantías específicas no reconocidas expresamente en la
Carta Política, pero que están destinadas a asegurar que el proceso penal se configure como un proceso
justo. Por ello se dice que se trata de una cláusula de carácter residual o subsidiaria, en cuya virtud
comprende fundamentalmente las garantías de justicia específicas previstas en la legislación ordinaria
y en los Instrumentos Internacionales de Derecho Humanos.
No resulta por tanto correcto, incluir en el derecho al debido proceso a las cláusulas de garantía especí-
ficas ya contenidas en la Constitución.
156
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
En consecuencia, la garantía del debido proceso asegura que un fallo sea justo, acorde tanto a los hechos
como al derecho, lo que justifica que una causa sea revisada por una instancia superior.
OCTAVO: De la lectura de lo argüido en este extremo por el encausado en el sentido de que se habría
vulnerado la garantía del debido proceso en razón a que la sentencia de vista incurrió en incongruencia
fáctica al indicar que los menores agraviados presentan stress o trauma sexual, diagnóstico que –según
el recurrente– no se evidenciaría en los protocolos de pericia psicológica, es de acotar que dicha alega-
ción cuestiona el carácter incriminatorio de los referidos elementos de prueba y su vinculación con los
mismos, aspectos que, como se indicó en el fundamento jurídico quinto, están directamente relacionados
con la suficiencia de la actividad probatoria y por ende a la garantía de presunción de inocencia, no a la
garantía del debido proceso.
Adicionalmente, cabe puntualizar que lo denunciado por el recurrente no se condice con el mérito de
lo actuado. En efecto, tanto la sentencia de primera instancia como la sentencia de vista se sustentaron,
entre otros elementos de convicción, en el mérito de las pericias psicológicas,debidamente explicadas
por la Perito Psicóloga Giuliana Elaine Gutiérrez Meléndez, quien en el acto oral hizo referencia a la
“reacción ansiosa de tipo situacional por parte de integrante de grupo de apoyo secundario (profesor)
que presentaban ambos menores agraviados”.
El motivo debe rechazarse.
V. Del tercer motivo casacional. Derecho de defensa
NOVENO. El inciso catorce del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución reconoce la garantía
de defensa procesal. Es una garantía, desarrollada legalmente en el artículo IX del Título Preliminar
del Nuevo Código Procesal Penal, que importa que todo justiciable pueda tomar posición frente a los
reproches o cargos formulados en su contra y que se consideren en la obtención de la sentencia los puntos
de vista sometidos a discusión; es decir, permite instrumentalmente el esclarecimiento de la sospecha
mediante un proceso dialéctico, en el que se pone a debate aspectos inculpatorios y exculpatorios, así
como los argumentos y contra argumentos ponderados entre sí.
DÉCIMO: Alega el recurrente que se vulneró su derecho de defensa porque se dejó de lado las decla-
raciones testimoniales de descargo por el solo hecho de que los deponentes eran trabajadores del centro
educativo donde labora, causándole indefensión.
UNDÉCIMO: Los cuestionamientos que se esgrimen no se refieren, propiamente, al ámbito de la garantía
de defensa procesal, sino al de tutela jurisdiccional, pues una resolución fundada en derecho requiere
una apreciación y, luego, una valoración de los actos de prueba determinantes del juicio de culpabilidad,
así como una respuesta acabada a los puntos que integran el objeto del debate y un pronunciamiento
congruente con las pretensiones de las partes. Por lo demás, analizando el mérito de la denuncia, se
tiene que tanto el Tribunal juzgador como el de apelación han cumplido con expresar de manera clara,
entendible y suficiente las razones por las que le restan mérito probatorio a las referidas declaraciones
testimoniales, especificando en la sentencia de vista que dichas declaraciones no llegan a enervar la
consistencia, persistencia y coherencia de la imputación, corroborada por los otros indicios –mencio-
nados expresamente en la citada sentencia-, tales como circunstancias de lugar, tiempo y ubicación o
presencia de las partes en el hecho denunciado. Asimismo, se indicó que dichas testimoniales no solo
se desvanecían en cuanto a su verosimilitud por las relaciones con el acusado como alumno, empleadas
del centro educativo informal y familiares o esposa del medio hermano de su cónyuge, sino que por sí
mismas, carecían de consistencia.
En consecuencia, se advierte que los citados elementos de prueba fueron debidamente analizados y
compulsados de manera conjunta y razonada con el caudal probatorio actuado en juicio oral. En todo
caso, corresponde al Juez, soberanamente, la labor de verificar su aporte probatorio y otorgarle el valor
que corresponda, aspecto que no le está permitido analizar a este Tribunal de Casación.
Los argumentos de defensa del imputado fueron adecuadamente debatidos y analizados. El Tribunal de
apelación desarrolló una argumentación racional ajustada al tema en debate y además hadado cumplida
157
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
respuesta a cada uno de los agravios manifestados por este al formular su recurso de apelación.
El motivo carece de virtualidad.
DUODÉCIMO: El apartado cuatro del artículo cuatrocientos veintisiete del nuevo Código Procesal
Penal precisa que procede excepcionalmente la casación “(…) cuando la Sala Penal de la Corte Suprema
discrecionalmente, lo considere necesario para el desarrollo de la doctrina jurisprudencial”. En virtud
de la referida norma procesal, esta Suprema Sala consideró necesario realizar desarrollo jurisprudencial
respecto a: I. la individualización judicial de la pena en la tentativa de violación sexual de menor de
edad; y II. el acceso carnal por vía bucal.
DÉCIMOTERCERO: La individualización judicial de la pena o determinación judicial de la pena viene
a ser un procedimiento técnico y valorativo que ha de permitir la concreción cualitativa, cuantitativa y
a veces ejecutiva de la sanción penal. Dicha actividad se realiza al final del proceso, es decir, una vez
que se han actuado y contradicho las pruebas, sobre esa base el Juez considera el hecho acusado como
típico, antijurídico y culpable. En función a estos dos criterios, trabajará tal como lo explica la doctrina
primero en construir el ámbito abstracto de la pena –identificación de la pena básica-, sobre el que tendrá
esfera de movilidad; como segundo paso, pasará a examinar la posibilidad de una mayor concreción
en la pena abstracta –individualización de la pena concreta–, y finalmente entrará en consideración la
verif cación de la presencia de las “circunstancias” que concurren en el caso concreto.
En lo referente a la tentativa, la norma es clara en señalar que se presenta cuando “el agente comienza la
ejecución de un delito, que decidió cometer, sin consumarlo. El Juez reprimirá la tentativa disminuyendo
prudencialmente la pena” –artículo dieciséis del Código Penal–. De modo que cuando la realización de
un ilícito queda en grado de tentativa la atenuación de la pena resulta obligatoria para el juzgador. En
virtud del principio de lesividad, previsto en el artículo IV del Título Preliminar del Código Sustantivo,
según el cual la imposición de pena solo acontece ante la lesión o puesta en peligro de un bien jurídico,
cuando la tentativa es inidónea –imposible consumación del delito, ya sea por ineficacia del medio
empleado o por la impropiedad del objeto sobre el que recae la acción– no es punible.
En consecuencia, queda claro que si el ilícito de violación sexual de menor de edad no llega a consumarse,
pese a haberse iniciado la ejecución del mismo, el Juez al momento de determinar la pena a imponer
necesariamente deberá disminuirla prudencialmente.
DÉCIMOCUARTO: Desde una perspectiva global, la tipificación de los delitos contra la Libertad Sexual
previstos en el Título IV, Capítulo IX, del Código Penal protegen el libre desarrollo de la sexualidad o
la capacidad de una persona de auto determinarse sexualmente. El bien jurídico “Libertad Sexual” debe
ser entendido en un sentido dual: como un derecho a la libre autodeterminación sexual en los mayores
de edad y un derecho a la indemnidad e intangibilidad en los menores e incapaces.
El delito de violación sexual está previsto en el artículo ciento setenta del Código Sustantivo, que sanciona
a quien “con violencia o grave amenaza, obliga a una persona a tener acceso carnal por vía vaginal,
anal o bucal o realiza otros actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las
dos primeras vías, (…)”. De manera similar el artículo ciento setenta y tres del citado cuerpo normativo,
reprime a quien “tiene acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza otros actos análogos intro-
duciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías, con un menor de edad, (…)”.
De la lectura de ambas normas se advierte que el “acceso carnal por vía bucal” está contemplado
expresamente en nuestra legislación como una conducta castigada, en el primer caso, si se efectúa con
violencia o grave amenaza y, en el segundo caso, si se trata de menor de edad, en el que la concurrencia
de tales elementos –violencia o grave amenaza– resulta intrascendente.
En consecuencia, el legislador ha equiparado la gravedad de obligar a una relación sexual vía vaginal o
anal con la conducta de imponer a una persona –o a un menor de edad– a practicar el sexo oral, puesto
que en ambos casos importa una vulneración intensa de su libertad sexual y su facultad de autodetermi-
narse –o de su indemnidad sexual-, lo que a su vez implica –tal como reconoce la doctrina de manera
mayoritaria- que no es necesario el daño físico o la comisión de un delito de lesiones para que exista
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
una conducta subsumible en el artículo ciento setenta o ciento setenta y tres del Código Penal. Como
bien señala Caro Coria, “el ejercicio violento de la libertad sexual no solo ataca aspectos físicos” (Caro
Coria, Dino Carlos: Delitos contra la Libertad e Indemnidad Sexual; p. 82) sino que compromete también
aspectos valorativos que se vinculan con el ejercicio de derechos constitucionales, los cuales no pueden
permitir y tolerar una protección penal sesgada y unilateral.
DÉCIMOQUINTO: Con arreglo al artículo cuatrocientos noventa y siete del nuevo Código Procesal
Penal corresponde pronunciarse sobre las costas del recurso. El recurrente no solo ha sido declarado
culpable sino que el presente recurso de casación ha sido desestimado [artículos quinientos apartado
uno y quinientos cuatro apartado dos del nuevo Código Procesal Penal].
No han existido razones serias y fundadas para promover el recurso de casación, por lo que no cabe
eximirlo del pago de las costas [artículo cuatrocientos noventa y siete apartado tres, a contrario sensu,
del nuevo Código Procesal Penal].
DECISIÓN
Por estos fundamentos:
I. Declararon INFUNDADO el recurso de casación por los motivos de inobservancia de las garantías
constitucionales de presunción de inocencia, debido proceso y derecho de defensa interpuesto por el
encausado SANTOS ELMER VÁSQUEZ VALQUI contra la sentencia de vista de fojas trescientos
veintiuno, del dos de marzo de dos mil nueve, que confirmando en un extremo y revocando en otro
la sentencia de primera instancia de fojas doscientos, del veinticuatro de octubre de dos mil ocho,
lo condenó como autor del delito contra la libertad sexual – violación sexual de menor de edad en
agravio del menor de iniciales P.J.Z.A. y por delito contra la libertad sexual– violación sexual de
menor de edad en grado de tentativa en agravio del menor de iniciales R.A.S.V. a treinta años de
pena privativa de libertad y tratamiento terapéutico, así como fijó en quince mil nuevos soles el
monto por concepto de reparación civil a favor de cada uno de los agraviados.
II. CONDENARON al pago de las costas del recurso al acusado SANTOS ELMER VÁSQUEZ
VALQUI; ORDENARON que el Juez de la Investigación Preparatoria cumpla con su liquidación
y pago, conforme al artículo cuatrocientos diecinueve del Código Procesal Civil.
III. DISPUSIERON que la presente sentencia casatoria se lea en audiencia pública por la Secretaria de
esta Suprema Sala Penal; y, acto seguido, se notifique a todas las partes apersonadas a la instancia,
incluso a las no recurrentes.
IV. MANDARON que cumplidos estos trámites se devuelva el proceso al órgano jurisdiccional de
origen, y se archive el cuaderno de casación en esta Corte Suprema.–
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / PRÍNCIPE TRUJILLO /
CALDERÓN CASTILLO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 03495-2010-PHC/TC-AREQUIPA
YTALO EDGAR LOZA CAPATINTA
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
La Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Arequipa confirmó la apelada por los
mismos fundamentos.
FUNDAMENTOS
1. La presente demanda tiene por objeto que se declare nulas las sentencias condenatorias de fecha 30
de enero de 2009 (fojas 2), la primera expedida por la Sala Mixta Descentralizada de Camaná de la
Corte Superior de Justicia de Arequipa y su confirmatoria de fecha de fecha 22 de julio de 2009 (fojas
14), y la segunda expedida por la Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia
de la República, que condenan a don Ytalo Edgar Loza Capatinta por la comisión del delito de robo
agravado, Expediente N° 2007-245, por vulneración de sus derechos a la tutela procesal efectiva, a
la motivación de resoluciones judiciales, a la presunción de inocencia y a la libertad individual.
2. El Tribunal Constitucional no es instancia en la que pueda emitirse pronunciamiento respecto a la
responsabilidad penal de los inculpados, toda vez que ello corresponde a la jurisdicción penal ordi-
naria. En ese sentido, respecto a la determinación de la responsabilidad penal que implica un juicio
de reproche penal sustentado en actividades investigatorias y de valoración de pruebas, así como la
determinación de la pena a imponerse, son aspectos propios de la jurisdicción ordinaria y no de la
justicia constitucional, pues exceden el objeto de los procesos constitucionales. En consecuencia,
respecto a la cuestionada responsabilidad penal del actor, es de aplicación del artículo 5, inciso 1),
del Código Procesal Constitucional.
3. Respecto a la alegada vulneración de motivación de resoluciones judiciales, el Tribunal Constitucional
ha señalado que la exigencia de que las decisiones judiciales sean motivadas conforme al artículo 139,
inciso 5), de la Constitución Política del Perú, garantiza que los jueces, cualquiera que sea la instan-
cia a la que pertenezcan, expresen el proceso mental que los ha llevado a decidir una controversia,
asegurando que el ejercicio de la potestad de impartir justicia se haga con sujeción a la Constitución
y a la ley; Es así que en el Expediente N° 1230-2002-HC/TC, se señaló que “La Constitución no
garantiza una determinada extensión de la motivación, por lo que su contenido esencial se respeta
siempre que exista fundamentación jurídica, congruencia entre lo pedido y lo resuelto y, por sí mis-
ma, exprese una suf ciente justif cación de la decisión adoptada, aun si esta es breve o concisa (…)
Tampoco garantiza que, de manera pormenorizada, todas las alegaciones que las partes puedan
formular dentro del proceso sean objeto de un pronunciamiento expreso y detallado. En materia
penal, el derecho en referencia garantiza que la decisión expresada en el fallo sea consecuencia de
una deducción razonable de los hechos del caso, las pruebas aportadas y la valoración jurídica de
ellas en la resolución de la controversia. En suma, garantiza que el razonamiento empleado guarde
relación y sea proporcionado y congruente con el problema que al juez penal corresponde resolver”.
Así también el Tribunal se ha pronunciado sobre el uso de la prueba indiciaria y la necesidad de que
sea motivada, al señalar que el juez penal es libre para obtener su convencimiento porque no está
vinculado a reglas legales de la prueba y, por ello, puede también llegar a la convicción de la existencia
del hecho delictivo y la participación del imputado a través de la prueba indirecta (prueba indiciaria
o prueba por indicios), pero esta debe ser explicitada en la resolución judicial.
4. Conforme a lo señalado en el fundamento anterior, respecto a la vulneración de sus derechos a la tutela
procesal efectiva y a la motivación de las resoluciones judiciales que denuncia el actor, este Tribunal
considera que no se ha acreditado, pues en la sentencia de fecha 30 de enero de 2009, a fojas 3, se expresa
en los Considerandos Cuarto, Quinto, Sexto, Séptimo y Octavo el razonamiento lógico de la prueba indi-
ciaria, al igual que en la sentencia de fecha 22 de julio de 2009, a fojas 14, en los Considerandos Tercero,
Cuarto, Quinto y Sexto, donde además se analizan las pruebas que acreditaron la responsabilidad penal
del favorecido.
5. En consecuencia, es de aplicación en este extremo, a contrario sensu, el artículo 2 del Código Procesal
Constitucional.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú.
HA RESUELTO
1. Declarar IMPROCEDENTE la demanda en el extremo que cuestiona la valoración de las pruebas.
2. Declarar INFUNDADA la demanda en el extremo que cuestiona la vulneración de los derechos a
la tutela procesal efectiva, a la motivación de resoluciones judiciales, a la presunción de inocencia
y a la libertad individual.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / VERGARA GOTELLI / ETO CRUZ / ÁLVAREZ MIRANDA / URVIOLA HANI
EXP. N° 00194-2011-PHC/TC-AREQUIPA
ROSAURO DÍAZ TTITO
RESOLUCIÓN DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Lima, 21 de marzo de 2011
VISTO
El Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Rosauro Díaz Ttito contra la sentencia de la
Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Arequipa, de fojas 416, su fecha 16 de
noviembre de 2010, que declara improcedente e infundada la demanda de hábeas corpus de autos; y,
ATENDIENDO A
1. Que con fecha 12 de febrero de 2010, don Rosauro Díaz Ttito interpone demanda de hábeas
corpus contra los jueces integrantes de la Primera Sala Penal Liquidadora Permanente de la
Corte Superior de Justicia de Arequipa, señores Percy Goméz Benavides y Juan Luis Rodríguez
Romero, y contra la titular del Tercer Juzgado Penal Liquidador, señora Laura Sánchez Soto.
Alega la vulneración de los derechos a la motivación de las resoluciones judiciales, al debido
proceso y a la presunción de inocencia.
Refiere que en el proceso que se le siguió por la comisión del delito contra el patrimonio, en la mo-
dalidad de defraudación (Expediente 01805-2007-0-0401-JR-PE-11), tanto el Tercer Juzgado Penal
Liquidador como la Primera Sala Penal Liquidadora Permanente de la Corte Superior de Justicia de
Arequipa expidieron sentencias con “motivación diminuta”, por lo que solicita su nulidad al haberse
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
vulnerado su derecho al debido proceso y a la motivación de resoluciones judiciales. Aduce que “en
ellas no se ha determinado que los stands vendidos materia de litigio han sido lotes sin ningún tipo
de construcción, además de errada porque la existencia de un recibo de pago por la inicial del stand
ubicado en la manzana I lote 28, no es prueba suficiente para demostrar que compró dicho stand;
que está en posesión y propiedad de los stands I-28 e I-29, los que constituyen un solo inmueble,
y que si bien no tiene el título de propiedad saneado, todo ese inmueble es de su propiedad; que la
venta de los stands solo ha sido en terreno; que habiendo cancelado el stand I-29 le entregaron la
escritura pública”, entre otros argumentos, por lo que las resoluciones solo han hecho una remisión
de los hechos sin que se tome en cuenta la determinación de la propiedad, pues se le condena por
defraudación sin que se tenga la certeza de quién ostenta la propiedad.
2. Que la Constitución establece expresamente en el artículo 200, inciso 1, que el hábeas corpus protege
tanto la libertad individual como los derechos conexos a ella. No obstante, no cualquier reclamo
que alegue afectación del derecho a la libertad individual o derechos conexos puede dar lugar a la
interposición de una demanda de hábeas corpus, pues para ello debe analizarse previamente si los
actos reclamados afectan el contenido constitucionalmente protegido de los derechos invocados.
3. Que el derecho a la motivación de las resoluciones judiciales implica la exigencia de que el órgano
jurisdiccional sustente de manera lógica y adecuada los fallos que emita en el marco de un proceso.
Ello no supone en absoluto una determinada extensión de la motivación, sino fundamentalmente
que exista: a) fundamentación jurídica, lo que conlleva a que se exprese no solo la norma aplicable
al caso en concreto, sino también la explicación y justificación de por qué el hecho investigado se
encuentra enmarcado dentro de los supuestos que la norma prevé; b) congruencia entre lo pedido y
lo resuelto, que implica la manifestación de los argumentos que expresan la conformidad entre los
pronunciamientos del fallo y lo pretendido por las partes; y, c) que por sí misma exprese una sufi-
ciente justificación de la decisión adoptada, aun cuando esta sea sucinta, o se establezca el supuesto
de motivación por remisión [Cfr. Exp. N° 4348-2005-PA/TC].
4. Que si bien el recurrente invoca los derechos a la motivación de las resoluciones judiciales, al de-
bido proceso y a la presunción de inocencia, su cuestionamiento está referido a que los magistrados
emplazados no valoraron adecuadamente los medios probatorios para condenarlo, porque, a su
criterio, no estaría acreditada la existencia de los documentos para la compra del stand I-28, ya que
la propiedad debería demostrarse en la vía civil, por lo que no estaría acreditado el delito contra el
patrimonio en su modalidad de defraudación y por ende, penal.
5. Que cabe recordar que la competencia para dilucidar la responsabilidad penal, así como la valoración
de medios probatorios son exclusivas de la justicia ordinaria.
6. Que, por consiguiente, este Tribunal no puede cuestionar el criterio jurisdiccional de los magistrados
emplazados en asuntos de su competencia, ni las valoraciones que realizaron respecto de las pruebas
que sirvieron de sustento para la condena de la recurrente, conforme se aprecia en los considerandos
II, III y IV de la sentencia de fecha 28 de abril del 2009 (fojas 4) y en los considerandos primero,
segundo tercero y cuarto de la sentencia de fecha 2 de diciembre del 2009 (f. 11).
7. Que, en consecuencia, es de aplicación de la causal de improcedencia prevista en el artículo 5, inciso 1),
del Código Procesal Constitucional.
Por estas consideraciones, este Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus.
Publíquese y notifíquese.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 04292-2010-PHC/TC-JUNÍN
LUCIO SALVA RICALDI
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
uno verdadero. Además, de acuerdo al artículo 433 del Código Penal, los títulos valores se equiparan
a documentos públicos. Finalmente, aducen que el recurrente ha ejercido los derechos de defensa, y a
la pluralidad de instancias, y que las sentencias cuestionadas se encuentran debidamente motivadas.
El Procurador Público Adjunto ad hoc a cargo de los asuntos judiciales del Poder Judicial al contestar
la demanda señala que a través del hábeas corpus no se pueden resolver cuestiones de orden penal.
El Quinto Juzgado Penal de Huancayo, con fecha 26 de julio del 2010, declara infundada la demanda
al considerar que las sentencias se encuentran debidamente motivadas y que el recurrente pudo ejercer
su derecho de defensa y que es posible la desvinculación jurídica realizada por la Sala Superior en caso
de manifiesto error fácilmente contratable con la defensa; agregando que a través del hábeas corpus no
se puede determinar la responsabilidad penal del recurrente.
La Segunda Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Junín confirma la apelada por los mismos
fundamentos considerando que si bien se inició el proceso penal por un delito en forma genérica los
hechos imputados se referían al uso de documento público, por lo que la Sala Superior no realizó una
desvinculación de la calificación sino más bien una precisión, al indicar que los hechos estaban tipificados
en el segundo párrafo del artículo 427 del Código Penal.
FUNDAMENTOS
1. El objeto de la demanda es que se deje sin efecto la sentencia de fecha 25 de setiembre del 2008 y
su confirmatoria de fecha 9 de enero del 2009, por vulneración de los derechos de tutela procesal
efectiva, de defensa, a la debida motivación de resoluciones judiciales, a la libertad individual y de
los principios de presunción de inocencia e in dubio pro reo; por lo que solicita que se dicten nuevas
resoluciones conforme a ley.
2. Respecto al cuestionamiento de que no se habría analizado ni estudiado adecuadamente el contenido
del expediente penal con la finalidad de encontrar razones suficientes para condenarlo al recurrente o
de que los emplazados solo se han limitado a realizar una exposición de los hechos y no han expuesto
las razones objetivas que sustenten su vinculación con el delito imputado pues si bien el peritaje de-
muestra que la firma de la agraviada ha sido falsificado ello no acredita que él sea el responsable de la
falsificación. Se desprende de dicho cuestionamiento que el recurrente pretende que este Tribunal se
arrogue las facultades reservadas al juez ordinario y proceda al reexamen o revaloración de los medios
probatorios que sirvieron de base para el dictado de la sentencia condenatoria de fecha 25 de setiembre
del 2008 (fojas 119) y su confirmatoria expedida con fecha 9 de enero del 2009 (fojas 138).
3. El Tribunal Constitucional ya ha señalado que no es función del juez constitucional proceder al
reexamen o revaloración de los medios probatorios, así como el determinar la inocencia o responsa-
bilidad penal del procesado, ni instancia en la que se pueda calificar el tipo penal de los hechos que
se imputa al recurrente, pues ello es tarea exclusiva del juez ordinario. El proceso constitucional de
hábeas corpus no debe ser utilizado como vía indirecta para revisar una decisión jurisdiccional final
que implica un juicio de reproche penal sustentado en actividades investigatorias y de valoración
de pruebas, aspectos que son propios de la jurisdicción ordinaria y no de la justicia constitucional,
que examina casos de otra naturaleza (cfr. STC Exp. Nº 2849-2004-HC, caso Ramírez Miguel).
4. Por consiguiente, este Tribunal no puede cuestionar el criterio jurisdiccional de los magistrados
emplazados y las valoraciones que realizaron para la condena del recurrente, siendo de aplicación
en este extremo el artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional.
5. Respecto a que no se habría determinado por cual de los dos párrafos y cuál modalidad delictiva
establecidas en el artículo 427 del Código Penal, se le inició proceso penal al recurrente; el
Tribunal Constitucional ha declarado que “(…) no puede afirmarse que en aquellos procesos
penales donde el representante del Ministerio Público al momento de formular denuncia, así como
el juez, al abrir instrucción, omitieron señalar en cuál de las modalidades delictivas del artículo 427
del Código Penal habría incurrido el presunto culpable, se produzca una actuación inconstitucional,
per se, violatoria de derechos fundamentales. Resulta necesario analizar si la conducta del fiscal o
165
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
del juez penal realmente es omisiva y produce un estado de indefensión insalvable” (Expediente
Nº 3742-2007-PHC/TC, fundamento 10).
6. En el caso de autos, de la lectura del auto de apertura de instrucción de fecha 19 de julio del 2002,
a fojas 27 de autos, y del Dictamen N° 534-2003, a fojas 74 de autos, se deja entrever claramente
cuál es la conducta que se le atribuye al recurrente el haber demandado a doña María Yolanda
Torres Vda. de Gutarra utilizando una letra de cambio supuestamente aceptada y firmada por la
mencionada señora. Debe tenerse presente que el artículo 433 del Código Penal equipara a docu-
mento público los títulos-valores.
7. Respecto a la vulneración del derecho a la motivación de resoluciones judiciales, este Tribunal ha
señalado que la necesidad de que las resoluciones judiciales sean motivadas es un principio que
informa el ejercicio de la función jurisdiccional, y al mismo tiempo, un derecho constitucional de
los justiciables. Mediante ella, por un lado, se garantiza que la administración de justicia se lleve a
cabo de conformidad con la Constitución y las leyes (artículos 45 y 138 de la Constitución Política
del Perú) y, por el otro, que los justiciables puedan ejercer de manera efectiva su derecho de defensa.
Justamente, con relación al derecho a la debida motivación de las resoluciones, este Tribunal ha
precisado que “la Constitución no garantiza una determinada extensión de la motivación, por lo que
su contenido esencial se respeta siempre que exista fundamentación jurídica congruente entre lo
pedido y lo resuelto, y que, por sí misma, exprese una suficiente justificación de la decisión adopta-
da, aun si esta es breve o concisa o se presenta el supuesto de motivación por remisión (…)” (STC
Exp. N° 1291-2000-AA/TC, F. J. 2).
8. En el presente caso, en el considerando quinto de la sentencia de fecha de 25 de setiembre del 2008,
se aprecia los hechos y las pruebas que sustentan la responsabilidad penal del recurrente, las mismas
que también fueron materia de análisis por parte de la Primera Sala Penal de la Corte Superior de
Justicia de Junín, mediante la sentencia de fecha 9 de enero del 2009, al haber interpuesto el recu-
rrente recurso de apelación, ejerciendo su derecho de defensa y la pluralidad de instancias.
9. En consecuencia, este Tribunal Constitucional considera que, respecto de lo señalado en los funda-
mentos 6, 7 y 8, es de aplicación, a contrario sensu, el artículo 2 del Código Procesal Constitucional.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar IMPROCEDENTE la demanda respecto de lo señalado en el segundo y tercer fundamento;
y,
2. Declarar INFUNDADA la demanda porque no se ha acreditado la vulneración de los derechos de
tutela procesal efectiva, de defensa, a la debida motivación de resoluciones judiciales, a la libertad
individual y de los principios de presunción de inocencia e in dubio pro reo.
Publíquese y notifíquese.
166
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 03652-2010-PHC/TC-LIMA
PEDRO RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ
167
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
del Código de Procedimientos Penales, y ii) que habiendo cuestionado dicho extremo en su recurso
de apelación –esto es que la pericia contable debió ser sometida a una diligencia de ratificación en
la que las partes tienen el derecho a solicitar aclaraciones o realizar observaciones–, el colegiado
emplazado omitió emitir pronunciamiento, con lo que se ha afectado sus derechos a la libertad
individual, al debido proceso, de defensa, a la debida motivación de las resoluciones judiciales y el
principio de legalidad.
2. Respecto al primer extremo este Colegiado ha señalado en reiterada jurisprudencia que los aspectos
de mera legalidad son de competencia de la justicia ordinaria, por lo que no pueden ser materia de
análisis mediante proceso de hábeas corpus. Es así que lo esbozado por el recurrente se evidencia
que persigue que el juez constitucional ingrese a evaluar aspectos de mera legalidad como son el
cumplimiento o incumplimiento de normas legales para la admisión de medios probatorios, lo que
definitivamente excede el objeto del proceso constitucional de hábeas corpus. Es en tal sentido que
este extremo debe ser desestimado.
3. El artículo 139 inciso 3 de la Constitución Política del Perú establece los principios y derechos de
la función jurisdiccional y la observancia del debido proceso y de la tutela jurisdiccional; en con-
secuencia cuando el órgano jurisdiccional imparte justicia está obligado a observar los principios,
derechos y garantías que la Norma Suprema establece como límites del ejercicio de las funciones
asignadas. En este sentido la necesidad de que las resoluciones judiciales sean motivadas es un
principio que informa el ejercicio de la función jurisdiccional y, al mismo tiempo, es un derecho
fundamental de los justiciables. Mediante la debida motivación, por un lado, se garantiza que la
administración de justicia se lleve a cabo de conformidad con la Constitución y las leyes (artícu-
lo 138 de la Constitución) y, por otro, que los justiciables puedan ejercer de manera efectiva su
derecho de defensa.
4. En este sentido resulta imprescindible subrayar que “[l]a Constitución no garantiza una determinada
extensión de la motivación, por lo que su contenido esencial se respeta siempre que exista funda-
mentación jurídica, congruencia entre lo pedido y lo resuelto y, por sí misma, exprese una suficiente
justificación de la decisión adoptada, aun si esta es breve o concisa, o se presenta el supuesto de
motivación por remisión” [véase entre otras la sentencia recaída en el Expediente N° 1230-2002-HC/
TC, fundamento 11].
5. Asimismo este Colegiado también ha señalado respecto a la motivación insuficiente que esta está
referida básicamente al mínimo de motivación exigible atendiendo a las razones de hecho o de
derecho indispensables para asumir que la decisión está debidamente motivada. Si bien no se trata
de dar respuestas a cada una de las pretensiones planteadas, la insuf ciencia, vista aquí en
términos generales, solo resultará relevante desde una perspectiva constitucional, si es que la
ausencia de argumentos o la “insuf ciencia” de fundamentos resulta manif esta a la luz de lo
que en sustancia se está decidiendo (STC N° 1701-2008-PH/TC) (resaltado nuestro).
6. A fojas 50 de autos corre la sentencia condenatoria de fecha 20 de julio de 2007, en la que se
señala que “(…) del análisis de lo actuado se ha llegado a establecer que PEDRO RODRÍGUEZ
RODRÍGUEZ, aprovechando su condición de Contador de la empresa agraviada, se apoderó de la
suma de cinco mil trescientos ocho nuevos soles sin incluir intereses moratorios, que recibió de la
empresa agraviada para el pago de impuestos a la Superintendencia Nacional de Administración
Tributaria, conforme se acredita con los memorándums que corren de fojas quince al veinticuatro, así
como el reporte de la SUNAT de fojas treinta al treinta y siete, obrando a fojas cuatrocientos catorce
la diligencia de confrontación celebrada entre el acusado, (…) habiendo sido llamada varias veces
por el inculpado para llegar a un acuerdo, comprometiéndose a devolver el dinero; af rmación que
se corrobora con la carta que en copia legalizada obra a fojas cuatrocientos diecinueve, suscrita
propio acusado, en la que solicita a la empresa agraviada “entablar un diálogo con el objeto de
acordar el monto adeudado y la forma de hacer efectivo el mismo”; con la declaración testimonial
de Lorenzo Felipe Rovay Cossio de fojas cuatrocientos cuarenta y cinco, en la que ha desconocido
168
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
su f rma que obra en el memorándum, supuestamente enviado por el acusado a la empresa Olfo
Exportaciones e Importaciones Sociedad de Responsabilidad Limitada, con la que este pretende
acreditar haber entregado a la empresa agraviada la documentación en referencia; y con el informe
pericial contable (…) lo que corrobora las af rmaciones hechas por la representante de la compañía
agraviada al prestar su preventiva a fojas ciento sesenta y cinco; todo lo cual demuestra que el
acusado en su condición de contador de la empresa agraviada, actuó premunido con la intencio-
nalidad de obtener provecho para sí, al apropiarse del dinero que le fue conf ado para el pago de
tributos a la Sunat, incumpliendo con ello su obligación de devolver o entregar dichas sumas de
dinero, lo que demuestra su culpabilidad (…)”. Es así que se verifica que la resolución cuestionada
se encuentra debidamente motivada puesto que expone claramente los hechos encuadrándolos en el
tipo penal respectivo, y sustentando su decisión en los medios probatorios presentados. Asimismo
debe tenerse presente que el juzgador evaluó los medios probatorios en su conjunto, no pudiéndose
señalar –como lo hace el demandante– que la sentencia condenatoria se sustentó en la pericia conta-
ble, puesto que a dicha decisión se arribó después del análisis de todos los medios probatorios en su
conjunto, pudiéndose señalar incluso que dicho medio probatorio fue complementario a lo existente
en el proceso.
7. Finalmente respecto al cuestionamiento del recurrente de la resolución de fecha 28 de enero de 2009,
que confirmó la sentencia condenatoria, este Colegiado debe expresar que el propio demandante
expresa que la sala emplazada “a [sus] agravios los precisa en el cuarto considerando, solo en
dos extremos el denominado ‘uno’ está referido a los dos primeros fundamentos de la apelación y
en el denominado ‘dos’ está referido a los dos últimos extremos de nuestra apelación, empero en
ella claramente se aprecia que se pronuncia solo en la Cuarta hipótesis, si bien los dos primeros
puntos de la fundamentación de mi apelación estaban referidas a esos extremos, también lo es que
la presente acción constitucional está referida al tercer y cuarto punto (…)”, es decir acusa a la
resolución confirmatoria de insuficiente motivación.
8. Al respecto conforme a lo señalado en el fundamento 5 supra referido a que no se trata de dar res-
puestas a cada una de las pretensiones planteadas, puesto que la insuf ciencia de la motivación, vista
en términos generales, solo resultará relevante desde una perspectiva constitucional, si es que la
ausencia de argumentos o la “insuf ciencia” de fundamentos resulta manif esta a la luz de lo que en
sustancia se está decidiendo, el Colegiado emplazado no se encontraba constreñido a dar respuestas
a cada uno de los cuestionamientos planteados por el demandante en su recurso de apelación, por
lo que de lo expresado en la resolución cuestionada se aprecia que ha sustentado suficientemente su
decisión, y ha apoyado los medios probatorios actuados en primera instancia (memorándums, reporte
de la SUNAT, diligencia de confrontación, carta en copia legalizada suscrita propio acusado en el
que solicita acuerdo para el pago de monto adeudado entre otros), con los que se logró acreditar la
responsabilidad del actor. Por ende los emplazados han esbozados sus argumentos conforme a lo
que se está decidiendo, por lo que no puede reputarse dichos argumentos como insuficientes.
9. Por lo expuesto al no haberse acreditado la afectación al derecho a la motivación de resoluciones
judiciales del recurrente, la demanda debe ser desestimada.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus respecto al extremo referido al incum-
plimiento de los requisitos legales.
2. Declarar INFUNDADA la demanda respecto al extremo referido a la afectación del derecho a la
debida motivación de las resoluciones judiciales del recurrente.
Publíquese y notifíquese.
SS. VERGARA GOTELLI / CALLE HAYEN / URVIOLA HANI
169
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 03031-2010-PHC/TC-TUMBES
RICARDO ISIDRO FLORES DIOSES
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima (Tumbes), a los 21 días del mes de setiembre de 2010, el Tribunal Constitucional en sesión de
Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Mesía Ramírez, Beaumont Callirgos, Vergara
Gotelli, Calle Hayen, Eto Cruz, Álvarez Miranda y Urviola Hani, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Marco Antonio Córdova Rivera a favor de don
Ricardo Isidro Flores Dioses contra la resolución emitida por la Sala de Apelación de la Corte Superior
de Justicia de Tumbes, de fojas 677, su fecha 24 de junio de 2010, que declaró improcedente la demanda
de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 6 de abril de 2010 el recurrente interpone demanda de hábeas corpus a favor de Ricardo Isidro
Flores Dioses contra los integrantes de la Sala Penal de Permanente de la Corte Suprema de Justicia
de la República, señores Gonzáles Campos, Barrientos Peña, Arellano Serquén y Cevallos Soto, con la
finalidad de que se disponga la nulidad del proceso penal instaurado en su contra, puesto que considera
que se está afectando los derechos al debido proceso, a la debida motivación de las resoluciones judiciales
y la observancia del principio de legalidad procesal penal del favorecido.
Refiere que en el proceso penal que se le siguió por el delito de peculado ha sido condenado a 3 años
de pena privativa de libertad, pero que en él se ha emitido una serie de resoluciones inobservando las
garantías judiciales mínimas. Señala principalmente que en la denuncia penal, auto de apertura de instruc-
ción, acusación fiscal, sentencia condenatoria y su confirmatoria no se han expresado claramente cuáles
son las imputaciones concretas vinculadas a la comisión del delito de peculado, por lo que considera
que el beneficiario se ha encontrado en estado de indefensión. Asimismo refiere respecto a la sentencia
condenatoria que se han variado los hechos y circunstancias fijadas en la acusación.
El Primer Juzgado de Investigación Preparatoria de la Corte Superior de Justicia de Tumbes declara
infundada la demanda considerando que de los actuados en el proceso penal cuestionado se aprecia
claramente cuáles fueron los hechos por los que se le procesó y condenó al beneficiario.
La Sala revisora revocando la resolución recurrida declara la improcedencia de la demanda en atención a
que al beneficiario se le ha garantizado en todos los estadios de la causa su derecho irrestricto de defensa.
FUNDAMENTOS
§. Delimitación del petitorio
1. El objeto de la presente demanda es que se disponga la nulidad de todo lo actuado en el proceso penal
signado con el número 163-2008, argumentando para ello que ni en la denuncia fiscal, ni en el auto
170
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
171
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
7. En relación al derecho de defensa, cabe precisar que este queda afectado cuando, en el seno de un
proceso judicial, cualquiera de las partes resulta impedida, por concretos actos de los órganos judiciales,
de ejercer los medios necesarios, suficientes y eficaces para defender sus derechos e intereses legítimos.
§. Principio acusatorio
8. Con respecto al principio acusatorio, este Tribunal ha tenido la oportunidad de precisar que: “La
vigencia del principio acusatorio imprime al sistema de enjuiciamiento determinadas características:
a) Que no puede existir juicio sin acusación, debiendo ser formulada esta por persona ajena al ór-
gano jurisdiccional sentenciador, de manera que si ni el fiscal ni ninguna de las otras partes posibles
formulan acusación contra el imputado, el proceso debe ser sobreseído necesariamente; b) Que
no puede condenarse por hechos distintos de los acusados ni a persona distinta de la acusada;
c) Que no pueden atribuirse al juzgador poderes de dirección material del proceso que cuestionen
su imparcialidad”. (Exp. N° 2005-2006-HC/TC, caso Umbert Sandoval).
§. En el presente caso
9. En el caso el recurrente denuncia el hecho que se ha llevado a cabo el proceso penal con desconoci-
miento de los hechos que se le imputaban al favorecido. Al respecto de fojas 93 se observa el auto
de apertura de instrucción en el que se señala expresamente que “(…) en el proceso de Adjudicación
Directa Selectiva N° 001-2005-MPT-CEP-Tumbes, han acontecido una serie de ilícitos penales que
merecen ser materia de investigación judicial pues para dicha convocatoria se ha incluido irregu-
larmente como fundamento un Acuerdo del Consejo N° 048-2004-MPT-SG de fecha catorce de julio
de dos mil cuatro aprobándose la modif cación del presupuesto de dicho año, mediante Resolución
de Alcaldía N° 296-2004-MPT-ALC (…) y a pesar de que los procesos de Adjudicación Directa
Selectiva N° 001, N° 002 y N° 003-2004-MPT-CEPT fueron declaradas desiertas, sin embargo la
misma documentación ha sido utilizada para que mediante Resolución de Alcaldía de fecha dos de
febrero del dos mil cinco de Alcalde de la Municipalidad Provincial de Tumbes arquitecto Ricardo
Isidro Flores Dioses a espaldas de los regidores logró incluir en el Plan Anual de adquisiciones para
el año dos mil cinco la compra de cinco vehículos camionetas ya descritas sin tener en considera-
ción que desde el año dos mil cuatro en virtud de la ley de racionalizacion de los gastos públicos
(…) literal b) se establece “Prohíbase la Adquisición de vehículos automotores” (…) a ello cabe
agregar que el denominado proceso de Adjudicación Directa Selectiva N° 001-2005-MPT/CEPT
para la adquisición de cinco vehículos para el Servicio de Serenazgo Municipal ha resultado ser
una burda farsa toda vez que aun cuando se llevó a cabo el Acta de apertura de sobres (…) a cargo
del Comité Especial de Adjudicaciones con la participación de sus integrantes (…), sin embargo
con antelación en fecha siete de enero del año en curso el Alcalde Ricardo Isidro Flores Dioses ya
había presentado los vehículos en ceremonia pública como bienes adjudicados al servicio de sere-
nazgo, es decir estaban en funcionamiento y uso antes de que se lleve a cabo la Adjudicación (…)
[L]os hechos descritos en la formalización de la denuncia se encuentran tipif cados en los artículos
trescientos setenta y siete, trescientos ochenta y cuatro, trescientos ochenta y siete, cuatrocientos
veintiséis del Código Penal”.
10. De ello se advierte claramente que el auto de apertura de instrucción se encuentra debidamente moti-
vado, habiéndose señalado expresamente los hechos que se le atribuyen al favorecido y el tipo penal
en el que se encuentra subsumido, lo que implica que tuvo pleno conocimiento respecto a los hechos
que se le estaban imputando en el proceso penal, habiendo podido ejercer su derecho de defensa a
cabalidad respecto a los hechos por los que se le procesaba. En tal sentido respecto a este extremo la
demanda debe ser desestimada al no haberse acreditado la vulneración del derecho invocado.
11. Respecto al extremo referido a la afectación del principio acusatorio de fojas 142 se aprecia la
acusación fiscal en la que se señala expresamente que se acusa al favorecido como autor del delito
contra la administración pública en las modalidades de peculado y colusión desleal. Asimismo de
fojas 530 se aprecia la sentencia que lo absuelve al beneficiario del delito la de colusión desleal, y lo
172
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
condena por el delito de peculado, lo que significa que el órgano jurisdiccional sentenciador resolvió
solo por los delitos que fueron objeto de la acusación fiscal, habiendo sustentado debidamente su
decisión. Por ello respecto a este extremo la demanda debe ser desestimada al no haberse acreditado
la vulneración del principio acusatorio.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú.
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de hábeas corpus al no haberse acreditado la afectación de los
derechos invocados.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / CALLE HAYEN / ETO CRUZ /
ÁLVAREZ MIRANDA / URVIOLA HANI
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 00655-2010-PHC/TC-LIMA
ALBERTO QUIMPER HERRERA
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
Señala que con fecha 5 de octubre de 2008, el programa televisivo “Cuarto Poder” difundió cuatro au-
dios ex profesamente editados y que días después el diario La República también presentó nueve audios
exprofesamente editados y obtenidos con vulneración del derecho al secreto y a la inviolabilidad de las
comunicaciones, por cuanto son conversaciones interceptadas del favorecido que han sido arbitrariamente
reproducidas, editadas y descontextualizadas, razón por la cual no pueden servir de sustento probatorio
del auto de apertura cuestionado.
Por último, refiere que en el proceso penal que se le sigue a don Elías Manuel Ponce Feijoo y otros, el
beneficiario ha sido admitido como parte civil, por cuanto había sido objeto de interceptaciones telefónicas.
El Procurador Público a cargo de los asuntos judiciales del Poder Judicial contesta la demanda expresando
que el auto de apertura cuestionado ha sido emitido sin contravención de algún derecho constitucional del
beneficiario, por cuanto el juez emplazado ha valorado las pruebas al momento de dictarlo. Añade que
en el proceso penal que se le sigue al beneficiario puede cuestionarse la razonabilidad de los elementos
de prueba que sustentan el auto de apertura cuestionado.
Realizada la investigación sumaria, el juez emplazado manifiesta que la causa seguida en contra del
beneficiario es compleja y se encuentra en estado de investigación. Asimismo señala que las resoluciones
judiciales que ha emitido han respetado los derechos fundamentales del beneficiario.
El Quincuagésimo Segundo Juzgado Especializado en lo Penal de Lima, con fecha 21 de setiembre
de 2009, declaró infundada la demanda por considerar que lo que en puridad se pretende es que el
juez de hábeas corpus se arrogue las facultades reservadas al juez ordinario y proceda al reexamen o
revaloración de los elementos probatorios que sirvieron de base para el dictado del auto de apertura
de instrucción.
La Sala revisora, revocando la apelada, declaró improcedente la demanda por el mismo fundamento.
FUNDAMENTOS
1.§ Delimitación de la pretensión y de la materia controvertida
1. La demanda tiene por objeto que se declare la nulidad del auto de apertura de instrucción, de fecha
21 de octubre de 2008, emitido por el juzgado emplazado en el Exp. N° 107-2008, en virtud del
cual se resolvió abrir instrucción en contra del beneficiario como presunto autor de los delitos de
patrocinio ilegal, de cohecho pasivo propio y de tráfico de influencias, y como presunto cómplice
primario del delito de negociación incompatible.
Se alega que el auto de apertura cuestionado afecta los derechos al secreto y a la inviolabilidad de
las comunicaciones y al debido proceso del beneficiario, en conexión con su derecho a la libertad
individual, por cuanto las pruebas de cargo que sustentan el auto de apertura de instrucción son
pruebas prohibidas, toda vez que son producto de interceptaciones telefónicas.
En dicha línea argumentativa, también se pretende que se le ordene al juez emplazado que en el
Exp. N° 107-2008 dicte a favor del beneficiario un auto denegatorio de instrucción, debido a que no
existen pruebas lícitas que sustenten la instrucción que se le sigue.
2. Delimitadas las pretensiones y los alegatos que sustentan la demanda, este Tribunal considera
necesario pronunciarse sobre algunas cuestiones que plantea la denominada prueba prohibida en
el proceso penal, también conocida en la doctrina como prueba ilícita o prueba inconstitucional.
Para ello, se habrán de responder las siguientes interrogantes: ¿cuál es la naturaleza jurídica de
la prueba prohibida?; ¿la prueba prohibida es un derecho constitucional explícito, un derecho
constitucional no enumerado o es el contenido implícito de un derecho constitucional?; y ¿qué
efectos genera la prueba prohibida en el proceso penal?
A continuación de ello se analizará el contenido del derecho al secreto y a la inviolabilidad de las co-
municaciones, así como sus límites, debido a que en la demanda se alega que se habría producido la
presunta vulneración de este derecho.
175
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
proceso para decidir la situación jurídica de una persona, o que prohíbe que este tipo de prueba sea
utilizada o valorada para decidir la situación jurídica de una persona. En este sentido, debe desta-
carse que la admisibilidad del medio probatorio en cualquier clase de procedimiento o proceso no
se encuentra únicamente supeditaba a su utilidad y pertinencia, sino también a su licitud.
2.1.§ El fundamento de la prueba prohibida
8. Con relación al fundamento que garantiza la inadmisión, inutilización o exclusión de la prueba
prohibida en cualquier clase de procedimiento o proceso para decidir la situación jurídica de una
persona, este Tribunal considera pertinente enfatizar que también en la dogmática constitucional
comparada no existe consenso para concluir que el derecho a la inadmisión, inutilización o exclusión
de la prueba prohibida tiene un único fundamento.
9. Así, existen posiciones que consideran que la inutilización de la prueba prohibida encuentra sustento
en el contenido del derecho-principio a la presunción de inocencia reconocido en el artículo 8.2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, que a decir de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, “exige que una persona no pueda ser condenada mientras no exista prueba plena de su res-
ponsabilidad penal. Si obra contra ella prueba incompleta o insuficiente, no es procedente condenarla,
sino absolverla” [Caso Cantoral Benavides, sentencia del 18 de agosto de 2000, párr. 120].
En este sentido, se destaca que la presunción de inocencia como primera garantía del proceso penal
exige no solo que exista una mínima actividad probatoria de cargo, sino también que la obtención
de las fuentes de prueba se produzca sin la violación de algún derecho fundamental.
10. De otra parte, se considera que el fundamento de la inadmisión, inutilización o exclusión de la
prueba prohibida para decidir la situación jurídica de una persona, se encuentra contenido en el
derecho a la tutela procesal efectiva (debido proceso) o en las garantías judiciales indispensables
para la protección de los derechos fundamentales previstas en el artículo 8 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.
11. En sentido similar, se pone de relieve que el fundamento de la exclusión de la prueba prohibida des-
cansa en el derecho a la vida privada reconocido en el artículo 11 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, que prohíbe toda injerencia arbitraria o abusiva en la vida privada de las personas,
enunciando diversos ámbitos de la misma, como la vida privada de sus familias, sus domicilios o su
correspondencia. Como complemento de lo dicho, también se ha señalado que el fundamento de la
prueba prohibida se encuentra en el derecho al secreto y a la inviolabilidad de las comunicaciones.
12. Proponiendo una concepción amplia sobre la fundamentación de este derecho, el Tribunal Constitu-
cional español en la STC 50/2000, del 28 de febrero de 2000, ha destacado que “la interdicción de
la admisión de la prueba prohibida por vulneración de derechos fundamentales deriva directamente
de la Constitución, por la colisión que ello entrañaría con el derecho a un proceso con todas las ga-
rantías y a la igualdad de las partes”, y se basa asimismo “en la posición preferente de los derechos
fundamentales en el ordenamiento y de su afirmada condición de inviolables”.
2.2.§ La prueba prohibida en la Constitución
13. Nuestra Constitución prevé pruebas expresamente prohibidas. Así, conforme al inciso 10), del artículo 2
de la Constitución, no tienen efecto legal los documentos privados que han sido abiertos, incautados,
interceptados o intervenidos sin la existencia de un mandato judicial debidamente motivado.
En sentido similar, el literal h del inciso 24) del artículo 2 de la Constitución reconoce que carecen
de valor las declaraciones obtenidas por: a) la violencia moral, psíquica o física; b) la tortura, y
c) los tratos humillantes o denigrantes.
14. En el ámbito del proceso penal, la prueba prohibida se encuentra expresamente reconocida en el
artículo 159 del Nuevo Código Procesal Penal, cuyo texto dispone que “[e]l Juez no podrá utilizar,
directa o indirectamente, las fuentes o medios de prueba obtenidos con vulneración del contenido
esencial de los derechos fundamentales de la persona”.
177
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
15. De este modo, en nuestro ordenamiento jurídico una prueba será considerada prohibida cuando
se obtenga mediante la violación directa o indirecta de algún derecho fundamental, mas no de los
derechos de rango legal o infralegal.
2.3.§ Los efectos de la prueba prohibida
16. En el ámbito del proceso penal la consecuencia de la prueba prohibida se encuentra reconocida en
el artículo 159 del Nuevo Código Procesal Penal, al señalar que “[e]l Juez no podrá utilizar, directa
o indirectamente, las fuentes o medios de prueba obtenidos con vulneración del contenido esencial
de los derechos fundamentales de la persona”.
Como puede advertirse, el Nuevo Código Procesal Penal plantea la prohibición de que el juez pue-
da utilizar determinados medios de prueba que se hubieran obtenido mediante la violación de los
derechos fundamentales.
17. En el ámbito constitucional, en la STC 02333-2004-HC/TC este Tribunal destacó que el literal h del
inciso 24) del artículo 2 de la Constitución prescribe que “el derecho a que se establezca la invali-
dez de las declaraciones obtenidas mediante el uso de la violencia en sentido lato” tiene “como fin
enervar el valor jurídico de aquellas revelaciones o exposiciones alcanzadas mediante cualesquiera
de las formas de agresión anteriormente señaladas”.
3.§ Interceptación y grabación de las conversaciones telefónicas
18. La Corte Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia del Caso Escher y otros vs. Brasil, del 6
de julio de 2009, ha precisado que el derecho a la vida privada previsto en el artículo 11 de la Conven-
ción Americana sobre Derechos Humanos protege “las conversaciones realizadas a través de las líneas
telefónicas instaladas en las residencias particulares o en las oficinas, sea su contenido relacionado con
asuntos privados del interlocutor, sea con el negocio o actividad profesional que desarrolla”.
De ese modo, el derecho a la vida privada tutela “a las conversaciones telefónicas independientemente
de su contenido e incluso puede comprender tanto las operaciones técnicas dirigidas a registrar ese
contenido, mediante su grabación y escucha, como cualquier otro elemento del proceso comuni-
cativo mismo, por ejemplo, el destino de las llamadas que salen o el origen de las que ingresan, la
identidad de los interlocutores, la frecuencia, hora y duración de las llamadas, aspectos que pueden
ser constatados sin necesidad de registrar el contenido de la llamada mediante la grabación de las
conversaciones”.
En definitiva la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha enfatizado que “la protección a
la vida privada se concreta en el derecho a que sujetos distintos de los interlocutores no conozcan
ilícitamente el contenido de las conversaciones telefónicas o de otros aspectos, como los ya men-
cionados, propios del proceso de comunicación”.
19. Como todo derecho fundamental, la vida privada no es un derecho absoluto, por lo que puede ser res-
tringido siempre que las injerencias no sean abusivas o arbitrarias; esto es, que tales injerencias deben
encontrarse previstas en la ley, perseguir un fin legítimo y ser idóneas, necesarias y proporcionales
en una sociedad democrática (artículo 11.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos).
Semejante situación sucede con el derecho al secreto y a la inviolabilidad de las comunicaciones.
En este sentido, la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia del Caso Escher y
otros vs. Brasil precisó que la interceptación telefónica, al representar una seria interferencia en
la vida privada, para que sea legítima “debe estar fundada en la ley, que debe ser precisa e indicar
reglas claras y detalladas sobre la materia, tales como las circunstancias en que dicha medida puede
ser adoptada; las personas autorizadas a solicitarla, a ordenarla y a llevarla a cabo; el procedimiento
a seguir, entre otros elementos”.
20. Pues bien, en el presente caso se advierte que las conversaciones telefónicas del beneficiario que
sirven de fundamento al auto de apertura que se cuestiona no fueron interceptadas por agentes del
Estado, por lo que la injerencia arbitraria en su vida privada no le es imputable al juez demandado,
178
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
ni al fiscal que interpuso la denuncia. En este sentido debe destacarse que las conversaciones telefó-
nicas del beneficiario no constituían información pública, por lo que su divulgación a través de los
medios de prensa sin la autorización del beneficiario se tornó inconstitucional.
Por esta razón este Tribunal considera que el Estado debe investigar, juzgar y, en su caso, sancionar
a los responsables de la violación del derecho a la vida privada del beneficiario, consistente en la
interceptación y divulgación de sus conversaciones telefónicas, así como la entrega de las conver-
saciones telefónicas a los medios de comunicación. Asimismo debe precisarse que la divulgación
de las grabaciones telefónicas requiere de la autorización de sus interlocutores para que se legítima.
21. Para evaluar la incidencia de las pruebas prohibidas en la situación jurídica del beneficiario, este
Tribunal considera necesario examinar en abstracto el conjunto del proceso penal a fin de verificar la
afectación del derecho al debido proceso, y si la decisión sobre la situación jurídica del demandante
se fundamenta, o no, en pruebas prohibidas. Como el proceso penal aún no ha concluido, la presente
demanda ha sido presentada en forma prematura, por lo que deviene en improcedente.
Debe destacarse que el criterio del análisis global para evaluar la relación entre prueba prohibida y
debido proceso penal también es utilizado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Así, en
la sentencia del Caso Schenk vs. Suiza, del 12 de julio de 1988, se precisó que no se puede “excluir
en principio y en abstracto que se admita una prueba conseguida ilegalmente” porque solo “le co-
rresponde averiguar si el proceso” considerado “en su conjunto fue un proceso justo”.
22. Finalmente ante la práctica de públicas difusiones de conversaciones interceptadas, este Tribunal
debe recordar que la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia del Caso Escher
y otros vs. Brasil, ha enfatizado que:
a. Cuando las conversaciones telefónicas son de carácter privado y no constituyen información
pública, su divulgación requiere de la autorización de los interlocutores, caso contrario, su di-
vulgación se torna ilegítima [párrs. 129 y147].
b. La divulgación de cintas grabadas sin la autorización de los interlocutores configura una violación
del derecho a la honra y a la dignidad de toda persona, en el cual se incluye su privacidad, según
el artículo 11 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, leído en conjunto con los
artículos 30 y 32.2 del mismo instrumento [párr. 147].
c. La divulgación de conversaciones telefónicas que se encuentran bajo secreto de justicia por
agentes del Estado implica una injerencia en la vida privada, la honra y la reputación de los
interlocutores [párr. 158].
23. En concordancia con ello, debe recordarse que el inciso 10) del artículo 2 de la Constitución
dispone que las “comunicaciones, telecomunicaciones o sus instrumentos solo pueden ser
abiertos, incautados, interceptados o intervenidos por mandamiento motivado del juez, con las
garantías previstas en la ley”.
Por esta razón, los medios de comunicación social se encuentran prohibidos de divulgar o
difundir interceptaciones y grabaciones de conversaciones telefónicas, salvo que exista la au-
torización de los interlocutores grabados para que sea conocida por terceros o un mandamiento
judicial motivado que permita su difusión por ser de interés público, bajo responsabilidad de
ser denunciados penalmente.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú.
HA RESUELTO
Declarar IMPROCEDENTE la demanda.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / CALLE HAYEN / ETO CRUZ /
ÁLVAREZ MIRANDA / URVIOLA HANI
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 00655-2010-PHC/TC-LIMA
ALBERTO QUIMPER HERRERA
FUNDAMENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO BEAUMONT CALLIRGOS
Con el debido respeto por las consideraciones expresadas por mis colegas, si bien coincido con ellos
en el fallo del presente caso, no suscribo los fundamentos 20 y segundo párrafo del fundamento 23.
En cuanto al fundamento 20, cabe destacar que en un proceso constitucional como el de hábeas corpus,
el respectivo juzgador se limita a apreciar los elementos de prueba específ cos sobre hechos concretos
que obran en el expediente constitucional, de modo que corresponderá al juzgador penal verificar en
definitiva, en el caso de Alberto Quimper Herrera, cuáles son los hechos definitivamente probados así
como las respectivas afectaciones a bienes jurídicos protegidos por el Derecho Penal.
En cuanto al segundo párrafo del fundamento 23, estimo que si bien existen límites a los derechos funda-
mentales a la libertad de expresión y libertad de información que ejercen los medios de comunicación, pues
no pueden vulnerar derechos fundamentales de otras personas, también considero que no resulta pertinente
lo expresado en dicho párrafo, pues en mi concepto, el Derecho Penal constituye el último mecanismo
que debe utilizar el Estado para impedir que se manifiesten conductas nocivas para la sociedad, siendo
por el contrario, que antes de invocarse la utilización del Derecho Penal, debe exhortarse a la materiali-
zación del autocontrol de los medios de comunicación o el control por órganos privados que asocien a
tales medios, de modo que solo ante la inacción o deficiente control de tales mecanismos se acuda a los
respectivos órganos jurisdiccionales. La libertad de expresión constituye uno de los principales baluartes
de la democracia y la defensa de los derechos de las personas, por lo que todos tenemos la obligación
de promoverla, defenderla, criticarla constructivamente y siempre preservarla en cada caso concreto.
S. BEAUMONT CALLIRGOS
EXP. N° 00655-2010-PHC/TC-LIMA
ALBERTO QUIMPER HERRERA
FUNDAMENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO VERGARA GOTELLI
Emito el presente fundamento de voto por las siguientes consideraciones:
1. El recurrente interpone demanda de hábeas corpus contra el Juez del Tercer Juzgado Penal Especial
de Lima, señor Jorge Octavio Barreto Herrera, con la finalidad de que se declare la nulidad del auto
de apertura de instrucción de fecha 21 de octubre de 2008, debiéndose en consecuencia disponer se
dicte un auto denegatorio de instrucción, puesto que se está afectando el derecho al debido proceso
debido a que la calificación de los ilícitos penales que se le atribuyen se fundamenta en pruebas
obtenidas con afectación al secreto y a la inviolabilidad de las comunicaciones.
Señala que en el programa televisivo “Cuarto Poder” se difundió audios ex profesamente editados
y que días después el diario La República también presentó nueve audios editados y obtenidos con
afectación del secreto y a la inviolabilidad de las comunicaciones, por cuanto son comunicaciones
interceptadas que han sido arbitrariamente reproducidas, editadas y descontextualizadas, razón por
la que no puede servir de sustento probatorio del auto de apertura cuestionado. Es así que se solicita
que el juez emplazado emita un auto denegatorio de instrucción, debido a que no existen pruebas
lícitas que sustenten la instrucción que se le sigue.
2. Se entiende claramente que el cuestionamiento del recurrente está circunscrito a que se anule el auto
de apertura de instrucción bajo la argumentación de que los delitos por los que se iniciaba el proceso
se encontraban sustentados en pruebas que han sido obtenidas ilícitamente, lo que anula cualquier
imputación en su contra.
3. El Tribunal Constitucional en la STC Exp. N° 2365-2002-HC/TC ha señalado que atendiendo al
objeto de dicho proceso, dejar sin efecto el auto de apertura de instrucción constituye “pretensión
180
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
imposible de satisfacer mediante esta acción de garantía, toda vez que esta no se puede instrumen-
talizar con el objeto de impedir que se realicen las investigaciones judiciales derivadas del auto
de apertura de instrucción (…) el Tribunal Constitucional considera que cualquier anormalidad o
irregularidad que pueda presentar el auto cuestionado deberá remediarse mediante el ejercicio de
los recursos que la ley procesal penal prevé, y no vía este proceso que tiene como f nalidad proteger
la libertad individual y los derechos conexos con ella”. En síntesis, el Tribunal Constitucional tras
reproducir parte del texto del artículo 77 del Código de Procedimientos Penales ha dicho que no es
instancia revisora para dilucidar si los fundamentos que sustentan el auto de apertura de instrucción
son suficientes o si en el proceso penal se cumple con las exigencias de la ley, dejando en claro que
dicha reclamación deberá ser formulada al interior del proceso penal en trámite pues es prerrogativa
de la judicatura ordinaria resolver dichas controversias.
4. El Código Procesal Constitucional, Ley Nº 28237, en el artículo 4, segundo párrafo, prevé la revisión
de una resolución judicial vía proceso de hábeas corpus siempre que se cumplan 2 presupuestos:
1) que se trate de una resolución judicial firme y 2) que la vulneración a la libertad individual y a la
tutela procesal efectiva sea de forma manif esta.
5. Consecuentemente, para legitimar el ingreso del Tribunal Constitucional a la revisión de una resolución
judicial que en este caso constituye la expresión misma de la autonomía del Juez y la independencia
del Poder Judicial, debe acreditarse fehacientemente el cumplimiento de dichos presupuestos, caso
contrario estaremos convirtiendo a este Supremo Tribunal en una suprainstancia capaz de revisar
todos los autos de apertura de instrucción evacuados por la jurisdicción ordinaria a nivel nacional,
y también todos los autos que en la calificación de demandas civiles las admita a trámite.
6. Es así que en reiteradas oportunidades he manifestado mi rechazo ante demandas de hábeas corpus
que cuestionan el auto de apertura de instrucción –resolución que abre recién el proceso– bajo el
argumento de una indebida o deficiente motivación, puesto que el auto de apertura, en puridad, no
está vinculado directamente con la medida cautelar de naturaleza personal que se dicta al interior de
dicha resolución, medida contra la que la ley procesal permite la apelación, situación que imposibilita
a este Colegiado a pronunciarse sobre dicho cuestionamiento en atención a su falta de incidencia
negativa al derecho a la libertad individual y derechos conexos. Debe precisarse que el mandato
de detención provisorio se emite en función a otros presupuestos procesales, señalando al efecto el
artículo 135 del Código Procesal Penal, taxativamente, los requisitos mínimos que deben concurrir
para su procedencia, que no son los mismos que los exigidos para el auto que abre instrucción esta-
blecidos en el artículo 77 del Código de Procedimientos Penales.
7. En consecuencia, la medida coercitiva de naturaleza personal sí incide directamente sobre la libertad
personal; empero, contra esta medida existen medios impugnatorios previstos en la ley procesal
penal que tendrían que agotarse para obtener la firmeza de la resolución en lo referente a la deten-
ción preventiva u otras limitaciones a la libertad personal. Por otro lado, si se denuncia que el juez
ordinario, abusando de sus facultades, abre instrucción contra determinada persona cometiendo con
ello una arbitrariedad manifiesta, se estaría acusando la violación del debido proceso para lo que
resultaría vía idónea la del amparo reparador y no la del hábeas corpus.
8. Asimismo, tampoco puede permitirse que los actores de la justicia penal ordinaria pretendan el análisis
constitucional mediante el hábeas corpus de toda resolución judicial que no resulte conveniente a sus
intereses, pues como hemos reiterado el hábeas corpus contra resoluciones judiciales solo habilita
de manera excepcional la vía constitucional cuando la resolución judicial que se cuestiona incide
de manera directa y negativa en el derecho a la libertad personal.
9. Por las precedentes consideraciones no encuentro capacidad en el Tribunal Constitucional para
ingresar al proceso penal de su referencia y convertirse, de motu propio, en el ultra revisor de lo
determinado por el Juez competente, pues ello significaría abrir las puertas a muchos miles de
imputados que vendrían al Tribunal con iguales impugnaciones cada vez que un juzgado penal dé
trámite a la denuncia del Fiscal abriendo el correspondiente proceso.
181
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
10. En consecuencia, la demanda debe ser declarada improcedente por cuanto el auto de apertura de
instrucción (así como los autos ampliatorios de la instrucción) no constituye la resolución judicial
firme que vulnere manifiestamente la libertad individual, esto es, que no constituye el pronuncia-
miento judicial firme que incida de manera negativa y directa en el derecho a la libertad personal,
habilitando de ese modo su examen constitucional vía el proceso de hábeas corpus.
11. No obstante lo expuesto considero necesario señalar que no me encuentro de acuerdo con lo ex-
presado en la resolución en mayoría (fundamento 7 de la resolución puesta a mi vista), en la parte
que señala que la prueba prohibida es un derecho fundamental que “garantiza a todas las personas
que el medio probatorio obtenido con vulneración de algún derecho fundamental sea excluida en
cualquier clase de procedimiento o proceso para decidir la situación jurídica de una persona, o
prohíbe que este tipo de prueba sea utilizada o valorada para decidir la situación jurídica de una
persona”.
12. Respecto a dicho extremo considero que este Colegiado debe realizar un análisis exhaustivo tendiente
a determinar los efectos de la afirmación esbozada en los fundamentos de la resolución traída a mi
Despacho. Para ello es necesario señalar que conforme a la lectura del petitum se advierte el cuestio-
namiento a la admisión de un medio probatorio cuando ha sido obtenido de manera ilegal. El problema
de la eficacia de las pruebas obtenidas con medio ilícito hasta el momento no ha obtenido respuesta
unánime. Es así que es necesario hacer referencia al sistema americano que es el creador del concepto
de prueba prohibida, realizando la proscripción del uso de pruebas ilegítimamente adquiridas.
13. De la IV Enmienda Constitucional se deriva expresamente la prohibición de usa en juicio los ele-
mentos de evidencia real obtenidos de modo ilícito. Tal prohibición afirma Vincenzo Vigoritti en
la Revista de Derecho Procesal, volumen XXIII, II serie. 1968, pagina 64-77, “(…) no presenta las
características de una exclusionary rule con lo cual se pretenda castigar, sobre un plano procesal,
el ilícito sustancial de la autoridad requirente, cuando más bien aquello de un verdadero y propio
privilegio –termino este con el cual se señala una situación subjetiva de naturaleza activa; a cuyo
ejercicio está subordinada la concretización misma de la libertad objeto de protección constitucio-
nal– que hace encabezar al titular del derecho fundamental lesionado”.
14. En el caso Mapp vs. Ohio de 1961, la Corte Suprema expresaba su rechazo al uso en cualquier
juicio penal, sea federal como estatal de pruebas obtenidas por medios ilícitos por órganos públicos
estatales o federales. El fundamento de esta prohibición era un mandato derivado de la norma
constitucional, expresando que dicha prohibición aseguraba la sobrevivencia de una sociedad
libre. Pero se observa la distinción de los jueces americanos cuando la obtención de la prueba
calificada como ilícita es realizada por un órgano público y cuando es realizada por un particular.
Respecto del primero la prohibición es tajante respecto al segundo existe permisibilidad que ha
sido discutida largamente.
15. Es así que el citado autor Vincenzo concluye en que el sistema americano “(…) excluye el uso de ele-
mentos que sirvan para acreditar determinado hecho que hayan sido obtenidos de manera ilegitima,
solo cuando el ilícito haya sido cometido por un funcionario público y las pruebas sean destinadas
a valer en un proceso penal sea estatal como federal, mientras la prohibición no se aplica, salvo
pocas excepciones, cuando el autor de lo ilícito sea un ciudadano privado (…)”.
16. En nuestro sistema no existe unanimidad respecto a la proscripción de la prueba prohibida, pero sí
considero necesario distinguir y saber cómo aplicar lo expresado en el sistema americano de manera
de no importar una figura que finalmente se desnaturalizará en una realidad diferente.
17. En el caso de autos se aprecia que el recurrente afirma que se le ha iniciado proceso penal bajo el
sustento de pruebas ilícitas, para lo que debemos tener en cuenta que en el auto de apertura de ins-
trucción el juzgador realiza un análisis en conjunto de los medios probatorios, que tiene a su alcance
a ese momento no pudiendo reputarse una afectación concreta de los derechos a través de un acto
con el cual recién se inicia el proceso.
182
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
18. En este contexto es necesario hacer referencia a las etapas del procedimiento probatorio, esto es
el ofrecimiento de los medios, la admisión, la actuación y la calificación de los medios admitidos,
en cuya última etapa, es decir la sentencia, corresponde al juzgador explicar motivadamente las
razones por las que establece qué medios para él sirven a determinado hecho y qué medios no.
Decimos entonces que es recién en la sentencia, fase sustantiva del proceso, en la que el Juez recién
nos va a decir las razones por las que un medio probatorio puede ser calificado de ilegal. Es de esta
forma que se entiende que ante el inicio formal del proceso penal (auto apertorio de instrucción)
nos encontramos evidentemente en la etapa en la que juez toma conocimiento recién de los medios
probatorios aportados con la denuncia fiscal, debiendo ser materia de discusión al interior del proceso
penal, medios probatorios que recién han de ser admitidos en el auto de apertura de instrucción para
formar el iter procesal que al final lleve a la decisión justipreciada, atendiendo a que la investigación
preliminar que ha realizado el Ministerio Público ha significado la reunión de los medios probato-
rios que sustentarán los hechos que sirvan de base a la denuncia que dicho órgano realizará. No es
entonces el mejor momento el inicio del proceso penal para que el Juez adelante opinión calificando
determinado medio probatorio como ilegal por prematuro, no correspondiéndole asimismo a quien se
considera afectado con el auto de apertura instrucción decir que la obtención de determinado medio
probatorio ha sido ilegal o mal habido. Es también menester considerar que el denominado “fruto
del árbol envenenado” propio del sistema anglosajon common law, nos refiere posiciones distintas
para un mismo medio según las circunstancias de la obtención y diferenciando la función pública
de la función privada.
19. Por todo esto considero necesario afirmar que señalar que la nulidad de los medios probatorios que
se pretende sancionar a través del presente proceso constitucional de hábeas corpus es incorrecta
por prematura, quedándole al recurrente el amplio campo de la defensa dentro del proceso penal
correspondiente y no traer al proceso constitucional este tema que necesariamente está vinculado a
la libertad individual. Asimismo me encuentro en desacuerdo con la afirmación realizada en el pro-
yecto llegado a mi Despacho en el fundamento 7, referido a que la prueba prohibida es un derecho
fundamental (…).
20. Finalmente me aparto de los fundamentos 20, 21 y 23 del proyecto que se pone a mi vista por hacer
referencia a la prohibición impuesta a los medios de comunicación respecto a difundir interceptaciones
y grabaciones de conversaciones telefónicas, sin que previamente se haya verificado por sentencia si
lo que se pretende difundir es de interés público o no, debiéndose tener en cuenta el rol importante
y relevante que cumplen los medios de comunicación en la formación de opinión pública, siendo en
gran parte los responsables de dar a conocer hechos veraces que como tales informan a la sociedad
de la realidad. Es así que poner una mordaza o censurar determinada información constituye una
intromisión ilegítima en los medios de comunicación y a la vez afecta el derecho a de los ciuda-
danos a conocer actos que socaban la democracia. Todo acto que exprese lo contrario apoya en
cierta forma la impunidad, puesto que existen casos conocidos por todos, en los que solo por la
propagación realizada por los medios de comunicación se han conocido las situaciones crónicas
de corrupción, pudiendo a consecuencia de ello en este momento procesar a los responsables.
Además aceptar dicha limitación a los medios de comunicación implicaría la figura vedada por
la Constitución de censura previa, situación por la que manifiesto mi total desacuerdo con dichos
fundamentos de la resolución puesta a mi vista. Claro que esta postura no significa un cheque en
blanco para el abuso cuando este solo está destinado al escándalo.
Por estas consideraciones mi voto es porque se declare IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus,
debiéndose tener en cuenta lo expresado en los fundamentos 19 y 20 del presente voto.
S. VERGARA GOTELLI
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EXP. N° 00655-2010-PHC/TC-LIMA
ALBERTO QUIMPER HERRERA
S. ÁLVAREZ MIRANDA
EXP. N° 00655-2010-PHC/TC-LIMA
ALBERTO QUIMPER HERRERA
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
3. Como lo ha reconocido este propio Colegiado, los medios de comunicación cumplen una función
constitucional gravitante en la formación de la opinión pública; claro está dentro de los límites que
la Constitución establece (STC 00013-2007-PI/TC, FJ 3). Sin embargo, más que imponerles prohi-
biciones y advertencias de responsabilidad penal a los mismos (que ya está, además, contemplada
en el artículo 2 inciso 4 de la Constitución), considero que lo compatible con la Constitución y con
una democracia es invocar, frente a ese tipo de informaciones, el criterio de la autorregulación de
los medios de comunicación.
4. “La autorregulación supone así una vía intermedia entre quienes abogan por una absoluta desre-
gulación del mundo de la comunicación y quienes abogan (generalmente a la vista de los excesos
que permite esa desregulación) por un incremento de la regulación estatal. Vía intermedia por la
que se ha pronunciado el propio Consejo de Europa a través de su Resolución 1003 (…)”(27). Esta
tesis, desde mi punto de vista, es compatible con la Constitución, que no renuncia absolutamente a
establecer límites constitucionales a los medios de comunicación social, ni tampoco pretende regular
absolutamente su ejercicio y por eso mismo proscribe toda forma de censura previa.
5. Debería distinguirse adecuadamente, por ello, entre la responsabilidad jurídica de los medios de
comunicación por la información que difunden y que está determinada en el artículo 2 inciso 4 de
la Constitución; y la responsabilidad social de aquellos y que está vinculada no solamente con la
formación de la opinión pública, sino también con su contribución a que los ciudadanos conozcan
hechos e informaciones que por medios oficiales o formales, muchas veces, no estarían en posibilidad
de conocer; más aún si tal información reviste especial interés público.
6. En ese sentido, considero que es más adecuado desde un punto de vista constitucional, que los
medios de comunicación social, recurriendo al criterio de la autorregulación deben discernir, con
razonabilidad y prudencia, tanto sobre el contenido de la información a difundir (es decir, distinguir
si la información es de carácter público o privado) como sobre la relevancia jurídico-social que
supone su difusión; antes que imponerles una prohibición general y abstracta que puede terminar
convirtiéndose en una forma de censura previa y en una desnaturalización de la función constitucional
de los medios de comunicación social.
S. URVIOLA HANI
EXP. N° 00655-2010-PHC/TC-LIMA
ALBERTO QUIMPER HERRERA
(27) AZNAR, Hugo. “La autorregulación de la comunicación: entre el Estado y el mercado”. En: Cuadernos Electrónicos de Filosofía
del Derecho. N° 1, Universidad de Valencia, 1998. Puede revisarse en: <http://www.uv.es/CEFD/1/Aznar.html, revisado el 5-11-
2010>.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
beneficiario un auto denegatorio de instrucción, debido a que no existen pruebas lícitas que sustenten
la instrucción que se le sigue.
2. Que, delimitado el petitorio no veo la necesidad, a efectos de resolver la presente causa, de insertar
referencias respecto de la prohibición de divulgación de información que provenga de intercepta-
ciones telefónicas que, incluso, no han sido provocadas por los medios de comunicación y contra
quienes no está dirigida la presente denuncia; en consecuencia no suscribo la alusión a los medios de
comunicación contenida en el fundamento 20, ni los fundamento 22 y 23 de la sentencia en mayoría
por considerarlos impertinentes.
S. CALLE HAYEN
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
aspectos materiales del fallo (tipo de pena, duración de la sanción, etc.), a que
proceda a imponer un criterio a efectos de resolver ciertos asuntos, como el
que ha sido materia de autos.
EXP. N° 06157-2008-PHC/TC-CAJAMARCA
ABRAHAM JIMÉNEZ CHOCAN Y OTRO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
El Procurador Público a cargo de los asuntos judiciales del Poder Judicial contesta la demanda solicitando
que se la declare improcedente. Sostiene que la pretensión planteada por los recurrentes implica una
reevaluación de hechos producidos durante la prosecución de un trámite legal.
El Tercer Juzgado Especializado en lo Penal de Cajamarca declara improcedente la demanda, por con-
siderar que solo en virtud de la promulgación de una nueva ley más benigna al sentenciado se puede
sustituir las penas y que, en ese sentido, la sentencia plenaria que sustenta el pedido de nueva sustitución
de pena de ninguna manera constituye una ley o se equipara a ella.
La Sala Superior competente confirma la apelada por los mismos fundamentos.
FUNDAMENTOS
1. La sentencia inicialmente plantea que la sustitución de la pena como institución penal material, cons-
tituye una manifestación de la retroactividad benigna de las leyes penales permitida por el artículo
103 de la Constitución, cuya aplicación por cierto no es una competencia que le corresponda al juez
constitucional sino al juez penal.
2. Asimismo, precisa que la retroactividad benigna permite la aplicación retroactiva de normas penales
y no de criterios jurisprudenciales, pero en aplicación del principio-derecho a la igualdad reconocido
en el artículo 2, inciso 2), de la Constitución, en particular de su faceta de igualdad en la aplicación
de la ley, permite exigir tanto a los órganos administrativos como jurisdiccionales, que al aplicar las
normas jurídicas no atribuyan consecuencias jurídicas distintas a dos supuestos de hecho sustan-
cialmente iguales. Es por ello que, al existir una sentencia plenaria de la Corte Suprema de Justicia
que unifica los criterios de sustitución de la pena para la Ley N° 28002, el mismo criterio les debe
ser aplicado a los recurrentes, en aplicación del precitado principio de igualdad.
3. En ese sentido, la existencia del Acuerdo Plenario N° 2-2005/DJ-301-A, que desarrolla el criterio
de la sustitución de la pena por retroactividad benigna, ha establecido:
“Si se impuso una pena inferior al mínimo legal estipulado en la ley anterior o esta respeta los
parámetros de dicha ley, la nueva pena debe, asimismo, imponer una pena inferior al mínimo legal
establecida en la nueva ley o. según el caso, una pena dentro de los parámetros de la nueva ley”.
Análisis del caso
4. Este Tribunal no comparte el razonamiento planteado porque a través del acuerdo plenario, la Corte
Suprema de Justicia de la República impone al juez penal no solo un criterio, sino que, además, le
reduce su ámbito de acción al imponerle el sentido en que deben resolverse determinadas solicitudes
vinculadas al ejercicio de sus atribuciones y competencias, lo cual excede no solo el contenido de
la ley, sino también el de la Constitución.
5. En principio, el Juez Penal debe actuar conforme a la Constitución y a la ley, de modo que su inde-
pendencia y autonomía, consagrada en el artículo 139, inciso 2), de la Constitución, no puede ser
afectada ni de modo directo ni indirecto. De otro lado, los límites para su actuación están fijados
en la ley penal sustantiva, por lo que no puede pretenderse que, a través un acuerdo plenario, se
impongan límites a su actuación o se fijen parámetros que relativicen su función.
6. Por ello cabe tener presente que el juez penal tiene como parámetros para la imposición de la pena
los máximos y mínimos que fija la ley penal sustantiva, dependiendo del delito cuya comisión se
haya verificado y cuyo autor o autores hayan sido identificados; excepcionalmente, el juez penal
puede reducir la pena, por debajo del mínimo, para lo cual debe explicar las razones para proceder
de esa manera.
7. En ese sentido, determinar a priori, como lo hace el acuerdo plenario, que el juez penal en los casos
en los que se impuso una pena por debajo del límite legal estipulado en una ley anterior, debe, por
la entrada en vigencia de una nueva norma que establece un nuevo mínimo legal, imponer una pena
inferior a dicho nuevo mínimo legal, constituye una intromisión inaceptable en la autonomía e
independencia del juez.
188
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
8. Si bien la sustitución o reducción de la pena no importa un nuevo juzgamiento, ello no significa que
la actuación del juez penal se convierta en una simple operación matemática, sino que este debe
proceder de modo que la decisión que adopte en ese sentido sea razonable y proporcional, además de
motivada; esto es, que en algunos casos la sustitución de la pena puede darse por debajo del nuevo
mínimo, hasta el nuevo mínimo o por sobre él mismo, siempre que sea inferior a la pena inicialmente
impuesta, lo que dependerá de la decisión que de manera justificada expida el juzgador.
Además, en la resolución impugnada, del 14 de setiembre de 2007, que en autos corre a fojas 108,
se explica que en el caso de autos ya se había producido la sustitución de la pena al demandante en
el proceso de hábeas corpus, dado que la Ley N° 28002 había modificado los artículos 296 y 297
del Código Penal, con posterioridad a la sentencia emitida en su contra, por lo que no corresponde
una nueva sustitución, sobre todo cuando la efectuada es acorde a derecho.
9. El problema no es que la Corte Suprema de Justicia emita acuerdos plenarios o precedentes vin-
culantes; al contrario, ello es sumamente deseable, a efectos de afianzar la seguridad jurídica en
nuestro ordenamiento; el problema se presenta cuando se utiliza estos mecanismos para determinar
cómo deben pronunciarse los jueces en determinados supuestos. En ese sentido, cabe señalar que
la importancia de los precedentes vinculantes está en cómo integran el ordenamiento jurídico, com-
plementándolo ante la existencia de los vacíos normativos que se presentan, pero en modo alguno
pueden servir para determinar cómo se debe resolver en determinados supuestos.
10. A través de estos mecanismos, se pueden fijar parámetros o pautas a tener en cuenta para analizar o
resolver determinados casos, pero no para fijar cómo “debe” resolverse, como lo ha hecho la Corte
Suprema de Justicia de la República, afectando la independencia y autonomía de los magistrados
penales. Es distinto que la instancia suprema, al no estar conforme con un pronunciamiento que
revisa como parte de sus competencias, termine revocando el mismo o variando aspectos materiales
del fallo (tipo de pena, duración de la sanción, etc.), a que proceda a imponer un criterio a efectos
de resolver ciertos asuntos, como el que ha sido materia de autos.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, en uso de las atribuciones que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda.
Publíquese y notifíquese.
EXP. N° 06157-2008-PHC/TC-CAJAMARCA
ABRAHAM JIMÉNEZ CHOCAN Y OTRO
VOTO DE LOS MAGISTRADOS VERGARA GOTELLI Y BEAUMONT CALLIRGOS
Emitimos el presente voto, sustentándolo en las siguientes consideraciones:
1. La presente demanda de hábeas corpus tiene por objeto cuestionar la denegatoria de sustitución de
pena dispuesta mediante resolución de fecha 24 de noviembre de 2006 por la Sala Superior empla-
zada, así como su confirmatoria, expedida por la Sala Suprema emplazada, de fecha 14 de setiembre
de 2007. Al respecto, los recurrentes aducen que al haberse fijado nuevos criterios en virtud de la
Sentencia Plenaria N° 2-2005/DJ-305-A, emitida por la Corte Suprema de Justicia para la sustitución
de pena, debe procederse a una nueva sustitución conforme a los criterios expuestos en la referida
sentencia plenaria.
Sustitución de pena y justicia constitucional
2. Conforme al artículo 6, in f ne, del Código Penal, “Si durante la ejecución de la sanción se dictare
una ley más favorable al condenado, el Juez sustituirá la sanción impuesta por la que corresponda,
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
conforme a la nueva ley”. Al respecto, este Tribunal Constitucional ha señalado que la sustitución
de pena, prevista en el artículo 6 del Código Penal, constituye una manifestación de la retroactividad
benigna de las leyes penales, reconocida en el artículo 103 de la Constitución (Cfr. Exp. N° 9810-
2006-PHC/TC, 2389-2007-PHC/TC, entre otros). Como tal, la negativa por parte de una autoridad
jurisdiccional de individualizar la pena sobre la base de un nuevo marco penal que resulte menos
gravoso para el condenado es un asunto que puede ser conocido por la justicia constitucional.
3. Sin embargo, ello no implica que la propia sustitución de pena, es decir, la nueva individualización
de la sanción penal, constituya una atribución conferida a la justicia constitucional. Y es que, como
ya lo ha señalado este Tribunal en reiterada jurisprudencia, la determinación de la responsabilidad
penal es competencia exclusiva de la justicia ordinaria, aspecto que también involucra la gradua-
ción de la pena impuesta en sede penal. En este sentido no cabe sino recalcar que la asignación de
la pena obedece a una declaración previa de culpabilidad realizada por el juez ordinario, quien en
virtud de la actuación probatoria llevada a cabo al interior del proceso penal llega a la convicción
de la comisión de los hechos investigados, la autoría y el grado de participación de los inculpados.
El quantum de la pena obedece, pues, a un análisis del juez ordinario, quien sobre la base de los
criterios mencionados fijará una pena proporcional a la conducta sancionada.
4. En este orden de ideas, no puede acudirse a la justicia constitucional a fin de solicitar que el propio juez
constitucional efectúe la sustitución de pena, ya que ello comportaría que la justicia constitucional se
constituya en una instancia suprajudicial, lo que, sin duda, excedería el objeto de los procesos constitucio-
nales de la libertad y el contenido constitucionalmente protegido de los derechos protegidos en el hábeas
corpus, siendo en dichos supuestos de aplicación el artículo 5.1 del Código Procesal Constitucional.
5. Otra sería la situación si se advirtiera una negativa injustificada por parte del órgano jurisdiccional
de absolver la solicitud de sustitución de pena pretendida por los sentenciados, en cuyo caso la
pretensión deberá ser estimada, ordenándose al órgano jurisdiccional que proceda a individualizar
la pena sobre la base del nuevo marco legal.
6. Entonces cabe acudir a la justicia constitucional en caso de que la justicia penal deniegue de modo
arbitrario la sustitución de la pena. Así lo ha reconocido este Tribunal Constitucional en los procesos
N°s 06406-2007-PHC/TC; 09810-2006-PHC/TC; 2389-2007-PHC/TC, entre otros.
Derecho a la igualdad en la aplicación de la ley
7. En el presente caso, los emplazados han manifestado que la retroactividad benigna de la ley penal
(artículo 103 de la Constitución) solo permite la aplicación retroactiva de normas legales y no de
criterios jurisprudenciales, lo que ha sido acogido por las instancias precedentes para desestimar la
pretensión. Sin embargo, estimamos que la pretendida aplicación de la referida sentencia plenaria
puede ser analizada desde el punto de vista del principio de igualdad, concretamente, desde la igualdad
en la aplicación de la ley.
8. El principio-derecho a la igualdad, reconocido en el artículo 2, inciso 2, de la Constitución, tiene
dos facetas: igualdad ante la ley e igualdad en la aplicación de la ley. Mientras la primera constituye
un límite al legislador, la igualdad en la aplicación de la ley se configura como límite a la actuación
de los órganos jurisdiccionales o administrativos, exigiendo que los mismos, al momento de aplicar
las normas jurídicas, no atribuyan distintas consecuencias jurídicas a dos supuestos de hecho que
sean sustancialmente iguales (cfr. Exp. N° 004-2006-PI/TC, fundamentos 123-124).
9. En el presente caso, al existir una sentencia plenaria de la Corte Suprema de Justicia que unifica la apli-
cación de la sustitución de la pena para la Ley N° 28002, los recurrentes solicitan que el mismo criterio
les sea aplicado. En tal virtud, el presente proceso de hábeas corpus no versa, como lo han entendido las
instancias precedentes, en la posibilidad de aplicar de modo retroactivo un criterio jurisprudencial, sino
en la aplicación de la ley de conformidad con el principio de igualdad, en cuyo caso las resoluciones
que pretenden unificar su aplicación a través de sentencias plenarias constituyen una concretización de
dicho principio, procurado una aplicación de la ley en similares términos para todos los justiciables.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
191
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
acto procesal del que deriva la restricción de la libertad que sufren los recurrentes, sino la denegatoria
de sustitución de pena.
17. Asimismo, este Tribunal Constitucional ha señalado que al resolver una solicitud de sustitución de
pena por retroactividad benigna de la ley penal (reconocida en el artículo 103 de la Constitución) no
es este el único precepto constitucional que debe ser tomado en cuenta. Al momento de determinar la
pena concreta el juez penal deberá ponderar los intereses en conflicto tomando en cuenta los bienes
constitucionales cuya protección subyace a la persecución de dicho delito.
18. En el caso de la represión del delito de tráfico ilícito de drogas, debe tomarse en cuenta el deber
estatal de combatir del tráfico ilícito de drogas (artículo 8 de la Constitución), lo que debe ser con-
cordado con el artículo 44 de dicha norma, que establece que son deberes del Estado “(...) defender
la soberanía nacional; garantizar la plena vigencia de los derechos humanos; proteger a la población
de las amenazas contra su seguridad; y promover el bienestar general que se fundamenta en la
justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación. De igual modo, como lo ha señalado
este Tribunal, el tráfico ilícito de drogas es un delito que atenta en gran medida contra el cuadro
material de valores previsto en la Constitución (Cfr. Exp. N° 0020-2005-AI/TC, fundamento 118).
En este sentido es pertinente citar lo expresado en el preámbulo de la Convención de las Naciones
Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas, el cual reconoce “(...)
los vínculos que existen entre el tráfico ilícito y otras actividades delictivas organizadas relacionadas
con él, que socavan las economías lícitas y amenazan la estabilidad, la seguridad y la soberanía de
los Estados (...), que el tráfico ilícito es una actividad delictiva internacional cuya supresión exige
urgente atención y la más alta prioridad, (...) que el tráfico ilícito genera considerables rendimientos
financieros y grandes fortunas que permiten a las organizaciones delictivas transnacionales invadir,
contaminar y corromper las estructuras de la Administración Pública, las actividades comerciales y
financieras lícitas y la sociedad a todos sus niveles.
Por las razones expuestas, consideramos que se debe declarar FUNDADA la demanda de hábeas corpus
y ordenar que la Segunda Sala Especializada en lo Penal de la Corte Superior de Justicia de Cajamarca
proceda a disponer la sustitución de la pena atendiendo a los nuevos criterios sobre sustitución de pena
establecidos en el Acuerdo Plenario N° 2-2005/DJ-301-A (Inst. N° 99-0715), conforme a los términos
aquí expresados.
EXP. N° 06157-2008-PHC/TC-CAJAMARCA
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
la pena vigente al momento de su comisión (Cfr. Exp. N° 1300-2002-HCTC fundamento 7). Asi-
mismo, la aplicación inmediata de las normas tiene su excepción en la aplicación retroactiva de la
ley penal cuando esta resulte favorable al procesado. Este principio cuenta con desarrollo expreso
de nuestra legislación penal, estableciéndose en el artículo 6 del Código Penal que: “La Ley Penal
aplicable es la vigente en el momento de la comisión del hecho punible. No obstante, se aplicará la
más favorable al reo, en caso de conflicto en el tiempo de leyes penales. Si durante la ejecución de
la sanción se dictare una ley más favorable al condenado, el Juez sustituirá la sanción impuesta por
la que corresponda, conforme a la nueva ley” [resaltado agregado].
3. De otro lado, es importante destacar que el principio de proporcionalidad se constituye en un
mecanismo jurídico de trascendental importancia en el Estado Constitucional y como tal tiene por
función controlar todo acto de los poderes públicos en los que puedan verse lesionados los derechos
fundamentales, entre otros bienes constitucionales, de modo que el poder público solo intervenga
cuando su actuación resulte proporcional (idónea, necesaria y ponderada). Como tal, el principio de
proporcionalidad no solo se encuentra contenido en el último párrafo del artículo 200 de la Cons-
titución, sino también es inherente a la fórmula del Estado de Derecho y principalmente viene a
constituirse en una de las principales exigencias para la restricción de cualquier derecho fundamental.
En otros términos, dentro del contenido constitucionalmente protegido de un derecho fundamental,
una de las principales exigencias es que el grado de restricción, limitación o intervención estatal del
derecho resulte proporcional con el grado de beneficios que se pretende obtener con la protección
del bien constitucional que oriente la respectiva medida estatal.
4. De este modo, teniendo en cuenta lo expresado sobre la aplicación retroactiva favorable en materia
penal, el principio de proporcionalidad (vinculado a la protección del derecho a la libertad personal),
y el artículo 6 del Código Penal, queda claro que la interpretación de esta última disposición legal,
debe entenderse en el sentido de que la sustitución de la sanción impuesta, teniendo en cuenta una
posterior ley penal favorable, debe respetar el principio de proporcionalidad, de modo que, por
ejemplo, entre otros supuestos: i) si en un primer momento se ha impuesto el máximo de la pena,
en la sustitución de la pena, deberá establecerse el máximo de la nueva pena; ii) si en un segundo
momento se ha impuesto el mínimo de la pena, en la sustitución de la pena, deberá establecerse el
mínimo de la nueva pena, o iii) si en un primer momento se ha impuesto una pena por debajo del
mínimo legal, en la sustitución de la pena, deberá establecerse una pena por debajo del nuevo mínimo
legal.
5. En el presente caso, la cuestionada resolución expedida por la Sala Penal Permanente de la Corte
Suprema de Justicia de la República, de fecha 14 de setiembre de 2007, que declara no haber nuli-
dad en la resolución de fecha 24 de noviembre de 2006, en el extremo que declara improcedentes
las solicitudes de sustitución de pena promovidas por la defensa de los demandantes, sostiene lo
siguiente:
Segundo.- Que mediante resoluciones (…) del veintiocho de diciembre de dos mil cuatro y (…)
del diecisiete de mayo de dos mil cinco, se sustituyó la pena impuesta a los sentenciados Huanca
Alvarado y Jiménez Chocán de dieciocho a quince años de pena privativa de libertad, en mérito a
que los artículos doscientos noventa y seis y doscientos noventa y siete del Código Penal fueron
modificados por la Ley número veintiocho mil dos en sentido más favorable –esto con posterioridad
a su sentencia condenatoria (…) del veintisiete de abril de dos mil uno-; que, siendo así, no corres-
ponde una nueva adecuación o sustitución de pena por retroactividad benigna, máxime cuando la
efectuada está acorde a Derecho (…).
El artículo 297 del Código Penal, modificado por la Ley N° 26223, vigente al momento de expedirse
la condena en contra de los recurrentes (fojas 14), establecía 25 años como límite mínimo de la pena.
Posteriormente dicho artículo fue modificado por la Ley N° 28002, que establecía 15 años como
límite mínimo de la pena. Conforme a la Ley N° 26223, a los recurrentes se les impuso la condena
de 18 años de pena privativa de libertad, condena inferior al mínimo legal. Conforme aparece de
193
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
autos (fojas 25), a los recurrentes, con fecha 17 de mayo de 2005, se les sustituyó la pena de 18
años a la de 15 años, pena que conforme a lo expuesto en los parágrafos precedentes, no resulta
proporcional pues 15 años no es una condena inferior al mínimo legal de la ley posterior N° 28002
que es precisamente de 15 años.
Por tanto, considero que debe estimarse la demanda de hábeas corpus y ordenar a la Segunda Sala Es-
pecializada Penal de la Corte Superior de Justicia de Cajamarca, proceda a la sustitución de pena de los
recurrentes, atendiendo a los criterios de expuestos en la presente.
S. ETO CRUZ
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MEDIOS TÉCNICOS DE DEFENSA
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
apartado dos, literal b), del artículo cuatrocientos veintisiete del nuevo Código Procesal Penal establece
una restricción del ámbito objetivo del recurso en relación con la cuantía de la pena, puesto que si se
trata de sentencias, como la presente, se requiere que el delito imputado más grave tenga señalado en la
Ley, en su extremo mínimo, una pena privativa de libertad mayor a seis años; que el delito objeto del
presente proceso penal es el de omisión a la asistencia familiar - incumplimiento de obligación alimen-
taria, que en su primer párrafo está conminado con pena privativa de libertad no mayor de tres años, o
con prestación de servicio comunitario de veinte a cincuenta y dos jornadas, sin perjuicio de cumplir el
mandato judicial –artículo ciento cuarenta y nueve del Código Penal–; que, en consecuencia, el delito
incriminado no alcanza el criterio de summa poena estatuido en la norma procesal, por lo que en prin-
cipio escapa a la competencia casacional de este Tribunal Supremo. CUARTO: Que a pesar de ello la
norma procesal ha regulado la casación excepcional en el apartado cuatro del artículo cuatrocientos
veintisiete del citado Código, que permite al Supremo Tribunal, excepcionalmente, superando la barre-
ra de los límites fijos del quantum de pena, que pueda aceptarse el recurso de casación, pero sujeto a que
se estime imprescindible para el desarrollo de la doctrina jurisprudencial, y que el recurrente consigne
adicional y puntualmente las razones que justifican el desarrollo jurisprudencial que pretende, con
arreglo al apartado tres del artículo cuatrocientos treinta del Código Procesal Penal. QUINTO: Que, en
el presente caso, el recurrente en su recurso de casación de fojas ciento ochenta señala lo siguiente: i)
que debe fijarse una interpretación jurisprudencial del delito de omisión a la asistencia familiar –incum-
plimiento de obligación alimentaria para establecer los requisitos de procedibilidad de la acción penal–;
ii) que en su caso, pese a que la resolución judicial que aprobó la liquidación de pensiones alimenticias
devengadas no se encontraba firme por haber sido apelada y pese a que dicha impugnación que no había
sido resuelta, se dispuso formalizar y continuar con la investigación preparatoria, siendo finalmente
condenado; iii) que no debió haberse interpretado de manera extensiva y analógica el inciso dos del
artículo trescientos sesenta y ocho del Código Procesal Civil, ya que dicha norma le resultaba perjudicial
al no favorecer el ejercicio de sus derechos. SEXTO: Que los requisitos de procedibilidad son elemen-
tos que condicionan el ejercicio de la acción penal y sin cuya presencia no es posible promoverla; que
es requisito de procedibilidad solo aquel expresamente requerido en el texto del tipo penal; si la condi-
ción no se encuentra expresamente establecida en la ley no es posible afirmar la concurrencia de requi-
sito de procedibilidad. SÉTIMO: Que el inciso uno del artículo trescientos treinta y seis del Código
Procesal Penal señala lo siguiente: “Si de la denuncia, del Informe Policial o de las Diligencias Preli-
minares que realizó, aparecen indicios reveladores de la existencia de un delito, que la acción penal no
ha prescrito, que se ha individualizado al imputado y que, si fuera el caso, se han satisfecho los requi-
sitos de procedibilidad, dispondrá la formalización y la continuación de la investigación Preparatoria”;
que se observa que dichas exigencias fueron cumplidas en su totalidad en el caso submateria. OCTAVO:
Que, asimismo, el primer párrafo del artículo ciento cuarenta y nueve del Código Penal sanciona la
conducta de quien “omite cumplir su obligación de prestar los alimentos que establece una resolución
judicial (…)”, que, por tanto, no se advierte que en el citado tipo penal u otra norma legal haga referen-
cia a cuestiones que condicionen la intervención punitiva a su previa satisfacción, de modo tal que en
los delitos de omisión a la asistencia familiar es claro que no se requiere más que el incumplimiento de
la obligación alimentaria –establecida en una resolución judicial– para que el afectado pueda incoar la
respectiva acción penal; que, si bien en la práctica jurisdiccional se solicita entre otros, la resolución
judicial que aprobó la liquidación de pensiones alimenticias devengadas, esta no constituye un requisi-
to de procedibilidad para iniciar la acción penal; que, por consiguiente, no existe confusión o necesidad
de desarrollo jurisprudencial. NOVENO: Que en el alegato previsto en el punto iii) del fundamento
jurídico quinto no se ha especificado a este Tribunal Supremo el motivo por el que es necesario que se
desarrolle la doctrina jurisprudencial, ya que el encausado únicamente se limitó a señalar que con la
aplicación del inciso dos del artículo trescientos sesenta y ocho del Código Procesal Civil se limitó el
ejercicio de sus derechos; que, al respecto, en la sentencia de vista se indicó que “la apelación inter-
puesta por el recurrente contra la resolución que aprueba la liquidación de pensiones alimenticias
devengadas, fue concedida por la Juez de Paz sin efecto suspensivo, lo que signif caba de conformidad
196
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
con el inciso dos del artículo trescientos sesenta y ocho del Código Procesal Civil, que la referida
apelación en forma alguna impedía la ejecución de lo decidido por el citado Juzgado y tampoco impo-
sibilitaba el inicio del proceso penal en contra del encausado, fundada precisamente en la falta de pago
oportuno de las pensiones alimenticias devengadas”; que, en ese sentido, no se observa que se haya
restringido en forma alguna el ejercicio de los derechos del recurrente y tampoco se advierte aspecto
ambiguo alguno que amerite un desarrollo jurisprudencial. DÉCIMO: Que las costas serán pagadas por
el que recurrió sin éxito; que, no se aprecia que en el presente caso hayan existido razones serias y
fundadas para promover el recurso de casación, por lo que no cabe eximir al encausado Carlos Huamán
Barrios del pago de las costas [artículo cuatrocientos noventa y siete apartado tres, a contrario sensu,
del nuevo Código Procesal Penal]. Por estos fundamentos: I. Declararon INADMISIBLE el recurso de
casación, por inobservancia de las normas legales de carácter procesal sancionadas con nulidad y falta
o manifiesta ilogicidad de la motivación interpuesto por el acusado CARLOS HUAMÁN BARRIOS
contra la sentencia de vista de fojas ciento setenta y cuatro, del veinticuatro de noviembre de dos mil
nueve, que confirmó la sentencia de primera instancia de fojas sesenta y cinco, del veintitrés de septiem-
bre de dos mil nueve, del cuaderno de debate, que lo condenó por delito contra la Familia en la moda-
lidad de omisión a la asistencia familiar - incumplimiento de obligación alimentaria en agravio de
María Susana Coronel Vásquez y de sus hijos Carlos Edward y Susana Leydee Huamán Coronel a un
año y seis meses de pena privativa de libertad suspendida en su ejecución por el periodo de prueba de
un año y fijó en trescientos nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil deberá abonar a
favor de la parte agraviada sin perjuicio de pagar la deuda alimentaria, previo descuento de lo consig-
nado en autos; MANDARON se notifique a las partes la presente Ejecutoria. II. CONDENARON al
pago de las costas del recurso al acusado CARLOS HUAMÁN BARRIOS; ORDENARON que el Juez
de la Investigación Preparatoria cumpla con su liquidación y pago, conforme al artículo cuatrocientos
diecinueve del Código Procesal Civil. III. DISPUSIERON se devuelvan los actuados al tribunal de
origen. Hágase saber.
197
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 00218-2009-PHC/TC-LIMA
ROBERTO CONTRERAS
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
rige desde el momento de la perpetración de la conducta típica (14 de agosto de 1985), y que en el caso,
dado que el beneficiario tenía 19 años de edad, y por tanto, tenía responsabilidad restringida, dicho plazo
se reduce a la mitad (10 años), los mismos, que a la fecha se han excedido en demasía; no obstante ello,
refiere que se ha emitido la resolución cuestionada que ha permitido que se prosiga con la causa, ello a
efectos de determinar la responsabilidad contra el favorecido y que en virtud de la referida revocatoria
se ha decretado su recaptura y se le ha declarado reo contumaz.
En este sentido, solicita se declare la nulidad de la resolución de fecha 25 de noviembre de 2005, expedida
por la Sala Penal Nacional que, revocando la apelada, declaró infundada la excepción de prescripción
de la acción penal, así como la nulidad de la resolución de fecha 19 de octubre de 2006, expedida por
la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República que declaró inadmisible el
recurso de queja excepcional en el proceso penal que se le sigue al favorecido por la presunta comisión
del delito de asesinato, en agravio de Juliana Baldeón García y otros (Exp. N° 0039-2005).
Realizada la investigación sumaria, el accionante se ratifica en lo expuesto en la demanda. Por su
parte, los jueces superiores emplazados coinciden en sostener que en la resolución en cuestión, de
fecha 25 de octubre de 2005, se señala que efectivamente el delito instruido es el de asesinato, pero
que por las circunstancias que lo rodean, no se le puede negar la condición de violación a los derechos
humanos, y por ende, resulta aplicable el criterio de imprescriptibilidad. Asimismo, señalan que dicha
resolución se encuentra debidamente motivada al amparo de las normas internas y las del derecho
internacional de la materia. Por último, los jueces supremos emplazados también coinciden en señalar
que dado que se trataba de un recurso de queja excepcional se procedió a verificar si cumplía o no
los requisitos formales, lo cual, no ocurrió, por lo que, se desestimó la misma. Además, agregan que
dicha resolución se encuentra debidamente motivada y ajustada a derecho, habiéndose respetado las
garantías del debido proceso.
El Quincuagésimo Segundo Juzgado Penal de Lima, con fecha 23 de noviembre de 2007, declaró in-
fundada la demanda por considerar que no se ha producido la violación del derecho al debido proceso y
al principio de legalidad penal, toda vez que la resolución emitida por la Sala Penal Nacional no limita
la imprescriptibilidad a determinados tipos penales, sino que la misma se da en razón a la naturaleza de
los actos lesivos al derecho humano a la vida, en forma independiente de cómo la legislación estatal la
haya descrito o tipificado. Además, señala que el delito de lesa humanidad en cualquiera de los tipos
penales son imprescriptibles cualquiera que sea la fecha en que se hubiere cometido.
La Tercera Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima, con
fecha 10 de octubre de 2008, confirmó la apelada por considerar que no se ha producido la violación a
los derechos invocados, toda vez que la tipificación en el derecho interno de los hechos imputados como
delito de asesinato no lo sustrae de su naturaleza de delito de lesa humanidad.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio
1. La demanda tiene por objeto cuestionar la resolución de fecha 25 de noviembre de 2005, expedida por
la Sala Penal Nacional que, revocando la apelada, declaró infundada la excepción de prescripción
de la acción penal por el delito de asesinato, así como de la resolución de fecha 19 de octubre de
2006, expedida por la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República que
declaró inadmisible el recurso de queja excepcional interpuesto contra la denegatoria de recurso
de nulidad deducido contra la resolución de la sala Superior. Alega el accionante que ya ha vencido
en demasía el plazo legal de prescripción de la acción penal. A su vez, refiere que rigen sobre su
persona una declaratoria de reo contumaz y orden de captura que agravian su libertad.
2. Este Tribunal advierte que si bien en la demanda se hace referencia a las órdenes de captura y a la
declaratoria de contumacia, lo cierto es que el presente proceso de hábeas corpus no está dirigido a
cuestionar tales actos sino únicamente a la prosecución del proceso penal a pesar de que se habrían
vencido los plazos prescriptorios. En efecto, la referencia a la contumacia y orden de captura solo
199
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
es utilizada por el actor para indicar una incidencia actual de los hechos en la libertad individual
y hacer procedente el hábeas corpus. De este modo, un eventual pronunciamiento de fondo sobre
la orden de captura y declaración de contumacia está supeditado a la estimatoria de la pretensión
principal, referida a la prescripción de la acción penal.
Prescripción de la acción penal y justicia constitucional
3. En el presente caso se alega que la acción penal se encuentra prescrita, por lo que este Tribunal
considera necesario, previamente a ingresar al fondo de la pretensión, pronunciarse sobre si es
posible dilucidar aspectos relativos a la prescripción de la acción penal en un proceso de hábeas
corpus.
4. El Código Penal reconoce a la prescripción como uno de los supuestos de extinción de la acción
penal. Es decir mediante la prescripción se limita la potestad punitiva del Estado, dado que extingue
la posibilidad de investigar un hecho criminal y, con él, la responsabilidad del supuesto autor o
autores del mismo. A su vez, conforme a reiterada jurisprudencia de este Tribunal Constitucional,
la prescripción de la acción penal tiene relevancia constitucional, por lo que muchas de las de-
mandas de hábeas corpus en las que se ha alegado prescripción de la acción penal han merecido
pronunciamiento de fondo por parte de este colegiado (Cfr. STC. Exp. N° 2506-2005-PHC/TC;
Exp. N° 4900-2006-PHC/TC; Exp. N° 2466-2006-PHC/TC; Exp N° 331-2007-PHC/TC).
5. Sin embargo, a pesar de que la prescripción tiene relevancia constitucional, el cálculo de dicho
lapso requiere, en algunas ocasiones, la dilucidación de aspectos que no corresponde determinar
a la justicia constitucional. En efecto, en ocasiones a fin de contabilizar los plazos de prescripción
de la acción penal es preciso primero determinar la fecha de consumación del delito, o si se trata
de un delito instantáneo o permanente, o la presencia de concursos delictivos. En tales casos,
cuando para dilucidar la alegada prescripción de la acción penal se tenga que determinar aspectos
reservados a la justicia ordinaria como los arriba mencionados, la demanda deberá ser rechazada
(Cfr. Exp. N° 2203-2008-PHC/TC, Exp. N° 3523-2008-PHC/TC, 2320-2008-PHC/TC, 174-2009-
PHC/TC, entre otras).
6. En suma, la prescripción de la acción penal constituye un aspecto que puede, conforme a la actual
jurisprudencia de este Tribunal Constitucional, merecer pronunciamiento de fondo, siempre que
ello no implique dilucidar aspectos que solo competen a la justica ordinaria, tales como la fecha de
comisión de delito entre otros (Cfr. STC Exp. N° 3523-2008-PHC/TC, 0616-2008-PHC/TC, 2203-
2008-PHC/TC, 3523-2008-PHC/TC, 4959-2008-PHC/TC, 4352-2009-PHC/TC).
Prescripción de la acción penal y particularidades del presente caso
7. No obstante que por regla general, la prescripción de la acción penal se contabiliza desde la comi-
sión del ilícito, este Tribunal advierte características especiales en el caso de autos, atinentes a la
renuencia del Estado peruano a investigar lo ocurrido. Como se verá, el Estado peruano encubrió
los hechos a través del concurso de órganos jurisdiccionales incompetentes y de leyes de amnistía
inconstitucionales.
8. Conforme consta de autos, los hechos que son materia del proceso penal que se cuestiona tuvieron
lugar en el marco de una incursión armada de la patrulla Lince-7 del Ejército peruano el 14 de agosto
de 1985 en la localidad de Llocllopampa, distrito de Accomarca, Ayacucho:
Los hechos atribuidos (…) consiste(sic) en ser presunto autor material y directo del delito de asesi-
nato en perjuicio de Juliana Baldeón García y sesenta y dos personas más, hechos ocurridos el 14
de agosto de 1985 en el lugar conocido como Llocllopampa en el distrito de Accomarca, provincia
de Vilcashuamán, departamento de Ayacucho, habiendo integrado la patrulla Lince-siete al mando
del subteniente de infantería EP Telmo Hurtado. (…). La patrulla militar al mando del subteniente
Telmo Hurtado incursionó en la mencionada localidad, en virtud del plan denominado Huancayoc,
con el resultado fatal de varios pobladores muertos, entre mujeres niños y ancianos, (…) no sin antes
200
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
haber ultrajado a las mujeres. Los efectivos de la patrulla “Lince siete” procedieron a introducir
a un grupo de hombres y niños a una vivienda y en la otra a las mujeres, para eliminarlos con dis-
paros de armas de fuego, arrojándoles incluso granadas de guerra, para posteriormente proceder
a incendiarlos, resultando así dichas personas muertas y calcinadas (F. J. 21)
9. Tales hechos, como es de público conocimiento fueron juzgados ante el Fuero Militar, que absolvió
a todos los encausados de las acusaciones de homicidio calificado, y solamente encontró responsa-
bilidad en Telmo Hurtado por delito de “abuso de autoridad”, a quien condenó a seis años de prisión.
Así lo ha consignado también la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Informe anual,
1993).
10. Asimismo, el 15 de junio de 1995, y el 2 de julio de 1995, se publicaron las leyes de amnistía
N° 26479 y 26492, respectivamente, las mismas que como ya lo ha puesto de manifiesto este Tri-
bunal Constitucional resultan inconstitucionales (Exps. N°s 4587-2004-PA/TC; 0679-2005-PA/TC
y 0021-2010-PHC/TC).
11. Posteriormente, con fecha 11 de enero de 2002, el Consejo Supremo de Justicia Militar en aplicación
de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso “Barrios Altos”, que
determinó que las leyes de amnistía son incompatibles con la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, anuló las sentencias expedidas en el Fuero Militar.
12. Se advierte, entonces, que desde la ocurrencia de los hechos hasta enero de 2002 el propio Estado
habría instaurado un proceso ante un órgano jurisdiccional abiertamente incompetente que demostró
su intención de encubrir los hechos criminosos, permisión que fue consumada luego con la dación
de leyes de amnistía destinadas a impedir toda persecución penal.
Prescripción de la acción penal y sus límites
13. El artículo 139,13 de la Constitución prevé que la “(l)a amnistía, el indulto, el sobreseimiento def ni-
tivo y la prescripción producen los efectos de cosa juzgada”. Así, la prescripción de la acción penal
constituye una garantía del individuo ante la persecución penal estatal, que no puede prolongarse ad
inf nitum. Sin embargo, este Tribunal debe reiterar que ninguna disposición constitucional, puede ser
interpretada aisladamente. En la medida en que forma parte de la Ley Fundamental, la determinación
de sus alcances y límites debe realizarse bajo el principio de unidad de la Constitución.
14. Así, la prescripción de la acción penal, que supone la defensa del individuo contra los excesos del
Poder estatal, no puede ser utilizada con la finalidad de avalar el encubrimiento que el Estado haya
realizado de hechos que deben ser investigados.
15. Así como la Corte Interamericana de Derechos Humanos en los casos Velásquez Rodríguez y Godí-
nez Cruz ha señalado que los instrumentos que sirven para la protección de derechos no pueden ser
concebidos como meras formalidades, sino que deben constituir efectivas herramientas de protección
(caso Velásquez Rodríguez, sentencia de fondo fund 68; caso Godínez Cruz contra, sentencia de
fondo fund 71). En el caso, el propio Fuero Militar declaró nulos los actuados ante esa instancia para
investigar los hechos que son objeto del proceso penal que se sigue contra el favorecido.
16. Asimismo, este Tribunal Constitucional ha reconocido que del deber de protección de los derechos
fundamentales reconocido en el artículo 44 de nuestra Constitución, se deriva la obligación de in-
vestigar y sancionar graves actos como las ejecuciones extrajudiciales en las que estaría involucrado
el favorecido (Exp. N° 2798-2004-HC/TC fund 10, Gabriel Orlando Vera Navarrete; Exp. N° 2488-
2002-HC, caso Villegas Namuche, fund 23).
17. De este modo, una interpretación conforme a la Constitución de las normas de prescripción de la
acción penal implica dejar de contabilizar todo el lapso en que se sustrajeron los hechos de una
efectiva investigación, a través de órganos judiciales incompetentes y leyes de amnistía inconsti-
tucionales.
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SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / CALLE HAYEN / ETO CRUZ / URVIOLA HANI
EXP. N° 00218-2009-PHC/TC-LIMA
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2. Sobre el particular, estimo que dada la utilización de las palabras “sería” y “habría” en dichos fun-
damentos es claro que aquellas constituyen términos condicionales y no vocablos que en definitiva
afirmen categórica e indubitablemente algo, pues precisamente será el respectivo juzgador penal
ordinario el que deberá verificar: i) el momento en que se cometieron los hechos; ii) la edad del
accionante; y iii) conforme a lo antes expuesto, el correspondiente tipo penal aplicable.
3. Asimismo, debo destacar que en el Expediente N° 03173-2008-PHC/TC manifesté mi posición res-
pecto de la imprescriptibilidad de toda grave violación de los derechos humanos, interpretación que
se deriva, fundamentalmente, de la fuerza vinculante de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos y de la interpretación que de ella realiza la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
las que resultan obligatorias para todo poder público de conformidad con la Cuarta Disposición
Final y Transitoria de la Constitución y el artículo V del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, entre otros argumentos expresados en aquella oportunidad y a los cuales me remito.
S. BEAUMONT CALLIRGOS
EXP. N° 00218-2009-PHC/TC-LIMA
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penal que de no ser así se daría ad inf nitum, regulación que se encuentra prevista en el vigente
Código Penal de 1991 así como estuvo en el derogado Código Penal de 1924.
6. En cuanto a la Ley previa (lex previa) nuestra Constitución señala de manera expresa en su artícu-
lo 2, inciso 24, literal “d” que: “Nadie será procesado ni condenado por acto u omisión que al
tiempo de cometerse no esté previamente calif cado en la ley, de manera expresa e inequívoca,
como infracción punible; ni sancionado con pena no prevista en la ley”. Este principio garantiza
a toda persona –sometida a un proceso o procedimiento sancionatorio– que la conducta prohibida
se encuentre prevista en una ley previa, estricta y escrita, y también que la sanción se encuentre
contemplada previamente en una norma jurídica. Ello implica la existencia de preceptos jurídicos
previos al hecho (lex previa) que permitan predecir con suficiente grado de certeza (lex certa) aquellas
conductas así como la responsabilidad y eventual sanción al infractor.
Aquí toca destacar que conforme al artículo 103 de la Constitución de 1993 la única excepción a
la irretroactividad de la ley se da en materia penal cuando favorece al reo, esto significa que una
norma penal puede ser aplicada de manera retroactiva pero siempre para favorecer al reo mas no
para perjudicarlo, regulación que de manera similar se encontró regulada en el artículo 187 de la
Constitución de 1979.
7. Del caso penal submateria no advierto mayor discusión en cuanto a la prescripción del delito de
asesinato (previsto en Código Penal de 1924), sino que la cuestionada imprescriptibilidad de la
conducta que se atribuye al actor se sustenta en que aquella constituye el denominado crimen de lesa
humanidad tipificado así por el tratado internacional. Entonces, a fin de que se determine si cabe la
aplicación retroactiva de lo establecido en los tratados de los cuales el Perú forma parte, debemos
antes referirnos a tres instrumentos internacionales gravitantes al caso de autos y de los cuales el
Perú forma parte:
i) El “Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional” describe en su artículo 7.1 los crímenes
de lesa humanidad a la vez que establece en su artículo 29 la imprescriptibilidad para dichos
crímenes, resultando que su vigencia para el Estado peruano es a partir del día 1 de julio del
2002 (esto de conformidad a la Resolución Legislativa N° 27517 de fecha 13 de setiembre de
2001 [publicada el 16 de setiembre de 2001] que lo aprobó, el Decreto Supremo N° 079-2001-
RE de 05 de octubre de 2001 [publicado el 9 de octubre de 2001] que lo ratificó y el Oficio RE.
(GAB) N° 0-3-A/199 del Ministerio de Relaciones Exteriores que en aplicación del artículo 6
de la Ley N° 26647 así lo comunica).
ii) La “Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa
Humanidad” precisamente reconoce la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad, sin
embargo su vigencia en el Perú es a partir del 9 de noviembre de 2003 (esto de conformidad
a la Resolución Legislativa N° 27998 de fecha 2 de junio de 2003 que aprueba la adhesión del
Estado peruano, su ratificación mediante Decreto Supremo N° 082-2003-RE del 1 de julio de
2003 y el Oficio RE. (GAB) N° 152 del Ministerio de Relaciones Exteriores que en aplicación
del artículo 6 de la Ley N° 26647 así lo comunica).
iii) De otro lado, la “Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969” señala que el
Estado parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justif cación del
incumplimiento de un tratado (artículo 4) al mismo tiempo que en cuanto a la irretroactividad
precisa de manera clara que la Convención solo se aplicará a los tratados que sean celebrados
por Estados después de la entrada en vigor de la presente Convención con respecto a tales
Estados y que las disposiciones de un tratado no obligarán a una parte respecto de ningún
acto o hecho que haya tenido lugar con anterioridad a la fecha de entrada en vigor del tratado
para esa parte ni de ninguna situación que en esa fecha haya dejado de existir (…) (artículo
28), no obstante resulta que la vigencia de la citada Convención, en el Estado peruano, es a
partir del 14 de octubre del año 2000 (esto de conformidad al Decreto Supremo N° 029-2000
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lo que la Constitución y las leyes norman respecto a esta temática, y ii) agraviando los derechos
fundamentales de los justiciables que resulte irrazonable por una falta de motivación del juicio
resolutivo. Es innegable la apreciación y eventual aplicación de los criterios jurisprudenciales de la
Corte en los casos de su materia, no obstante ello debe manifestarse dentro del marco constitu-
cional y legal y sin que su aplicación comporte arbitrariedad, pues es inconcebible que el juzgador
soslaye lo establecido por la Constitución respecto a la figura de la prescripción, la incorporación de
la imprescriptibilidad en el ordenamiento interno, del principio constitucional de la irretroactividad
de las leyes y la ley previa, así como los demás dispositivos legales de la prescripción como lo es
lo señalado en el Código Penal, y en su lugar motive la sanción de imprescriptibilidad sustentada
en criterios jurisprudenciales o normas supranacionales, motivación resolutoria que, en todo caso,
debe ser verificada de los fundamentos que sustentan la resolución que se cuestiona.
10. Así las cosas se advierte que los propios instrumentos internacionales del caso submateria guardan
dispositivos expresos que dicen de la no aplicación retroactiva de sus normas a hechos anteriores
a la entrada en vigencia del tratado en el Estado parte, advirtiéndose que conforme a lo establecido
por los artículos 55 y 56 de la Constitución los tratados sobre derechos humanos forman parte del
ordenamiento nacional a partir de la fecha de vigencia en el Estado peruano. En efecto, el artículo
55 de la Constitución de manera expresa señala que los tratados en vigor forman parte del derecho
nacional.
Ello implica que por mandato constitucional ni el tratado ni sus disposiciones se ejecutan por sí mismos
en el Estado peruano, sino a partir de que se constituyen como derecho interno, resultando que los
propios instrumentos internacionales proscriben con suficiente claridad la aplicación retroactiva de
sus dispositivos, y en tanto derecho interno del Estado peruano la aplicación retroactiva de una norma
que no favorezca al reo se encuentra proscrita por el artículo 103 de la Constitución. Es por ello que
resulta arbitrario aplicar de manera retroactiva un precepto penal material –que perjudique al actor
penal– sin la debida fundamentación que la valide, lo que en definitiva constituye un agravamiento
de los derechos fundamentales del justiciable sin un razonamiento suficiente que lo sustente.
11. Esto quiere decir que si bien el Perú es Estado parte del ámbito aplicativo de los tratados sobre
derechos humanos que hubiera celebrado o ratificado, sometido a la competencia contenciosa de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, así como respetuoso de los criterios jurisprudenciales
establecidos por la Corte, sin embargo ello no implica que se interprete las normas del derecho in-
ternacional (ius cogens) de manera arbitraria e irrazonable en agravio de los justiciables o del propio
Estado, tanto más si se advierte que no hay ley o dispositivo legal de derecho interno que sancione la
inaplicación de la prescripción de la acción penal o de la pena para los delitos contra la humanidad.
Finalmente se debe advertir que a efectos del cómputo de la prescripción en sede penal no es impli-
cante que la investigación del caso se realice cierto tiempo después, sino que la fecha del inicio del
conteo de la prescripción para el delito instantáneo (v. gr. el delito de asesinato) está determinado por
el momento en que se ejecutó el ilícito, ello, claro está, independientemente de la responsabilidad
administrativa o judicial que puedan tener los responsables de la mora en el servicio de justicia.
12. En este orden de ideas tenemos que de lo reconocido en el artículo 44 de nuestra Constitución se
desprende la garantía de la plena vigencia de los derechos humanos que a su vez implica el deber de
protegerlos adoptando las medidas pertinentes a fin de su efectividad y de su tutela, reconocimiento
que es conforme a las disposiciones de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo
1, inciso 1) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 2, inciso 2).
Este deber involucra también a los juzgadores sin que ello implique que con el pretexto de la eficacia
de dicha garantía se pueda hacer interpretaciones extravagantes o caprichosas con un único objetivo,
el poder punitivo del Estado. Y es que, en cuanto materia penal constituye la controversia, de por
medio se encuentra una gama de principios y normas que tutelan el derecho a la libertad individual
del justiciable, por lo que el deber proteccionista del Estado es relativo en tanto el delito que persigue
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
ya ha sido consumado (v. gr. Los delitos instantáneos como sucede en el caso penal submateria) y
no debe entenderse y menos interpretarse a la plena vigencia de los derechos humanos con el único
afán retributivo del Estado cuyo fin es la sanción penal. Así por ejemplo: agraviar los derechos
fundamentales de los justiciables a partir de la aplicación de ciertos dispositivos establecidos en los
tratados respecto a una contingencia anterior a la fecha de su entrada en vigor en el Estado parte
o, lo que es lo mismo, la aplicación de criterios jurisprudenciales sustentados en las normas de un
tratado cuyo vigor es posterior a los hechos, transgrede el principio de irretroactividad de la ley y el
de la aplicación de los tratados que establece la Constitución en sus artículos 103 y 55, puesto que
conforme a lo allí establecido los tratados son derecho interno a partir de la fecha en la que entran
en vigor y no debe ser aplicados retroactivamente, menos aún de manera desfavorable al reo.
A ello se debe agregar que resulta ilegal forzar figuras punitivas no vigentes al momento de los hechos
criminosos, ya que aun cuando las conductas de los justiciables puedan ser asimiladas respecto de
crímenes vigentes en el ordenamiento internacional, previamente debe observarse de manera inelu-
dible las disposiciones que los propios tratados guardan de su aplicación en el tiempo y lo previsto
en los artículos 55 y 2, inciso 24, literal “d” de la Constitución peruana. Y es que si bien en los casos
penales están inmersos derechos fundamentales que deben ser reconocidos tanto al inculpado como
a la parte agraviada, también lo es que el inculpado del caso penal es quien ha recurrido en vía del
hábeas corpus a pedir tutela de su derecho a la libertad individual, dicho de otro modo, es al actor a
quien debe reconocerse o no la vulneración de sus derechos fundamentales conexos con el derecho
a la libertad personal.
Pronunciamiento en cuanto a la demanda de autos en concreto
13. Del caso en concreto se advierte que a) el delito materia de imputación del actor es “asesinato - lesa
humanidad”, b) los hechos criminosos por los que se le instruye acontecieron el 14 de agosto de 1985,
y c) en cuanto a la imprescriptibilidad de la conducta del actor se ha precisado que por constituir un
crimen de lesa humanidad corresponde sancionar la imprescriptibilidad de estos crímenes.
Por consiguiente se tiene que la figura que refiere al “delito de lesa humanidad” es el sustento de la
declaración de imprescriptibilidad de los hechos que se atribuye al actor. Cabe indicar que el criterio
arribado por la Sala Superior emplazada, aunque resultase equivocado, podría validarse en términos
legales en tanto y en cuanto el Juez hace uso de sus prerrogativas de autonomía y discrecionalidad,
no obstante haber concluido sin sustento por la imprescriptibilidad de la conducta que se atribuye
al actor, acaso aplicando juicios interpretativos fragmentados del ius cogens o de la jurisprudencia
internacional en materia de derechos humanos que no contienen un mandato expreso de aplicación
a los casos como el de autos que datan de hace más de 20 años atrás (hechos de la demanda), pues
aun cuando las normas internacionales y los criterios jurisprudenciales son susceptibles de interpre-
tación, sin embargo su aplicación no puede desconocer las normas constitucionales de la materia de
manera que resulte en un juicio que comporte arbitrariedad.
14. Con fecha 25 de noviembre de 2005 la Sala Superior emplazada emitió la resolución cuestionada
señalando que:
“El hecho de procesar los actos antes señalados como delito de asesinato, previsto y penado por el
Código penal de 1924 no implica en modo alguno negarle la condición de violaciones a los derechos
humanos como tampoco impugnar las consecuencias que ello acarrea. Esta subsunción en tipos
penales locales de ningún modo contraría ni elimina el carácter de crímenes contra la humanidad
de la conducta en análisis ni impide aplicarles las reglas y las consecuencias jurídicas que les caben
por tratarse de crímenes contra el derecho de las gentes (…). El criterio de la imprescriptibilidad
se encuentra reconocido en la Convención sobre imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y
crímenes de lesa humanidad, cuya adhesión ha sido aprobada por el Perú mediante Resolución
Legislativa N° 27998 del doce de junio de dos mil tres (…)”.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
15. En el caso de autos me permito concluir que el órgano judicial emplazado infringió la exigencia
constitucional de motivación de las resoluciones judiciales, adecuada a las condiciones previstas por
la Constitución y las normas de la materia, al colegirse de los argumentos que sustentan la resolución
cuestionada (fojas 20) que no obstante el tiempo transcurrido la acción penal en este caso no ha
prescrito. Significa entonces que la resolución analizada adolece de falencia básica que la invalida por
no haber motivado respecto a los preceptos establecidos en la Constitución peruana, en las normas
internas de la prescripción así como las normas internacionales de la materia en su conjunto (Cfr.
fundamentos 6 al 13 supra).
En efecto, se advierte que a) a la fecha de la sanción de imprescriptibilidad el delito de “asesinato”
que se imputa al actor había prescrito conforme a la regulación de la prescripción penal que establece
el Código Penal de 1924, sin embargo no se sustenta válidamente su imputación actual; asimismo
b) el crimen de de lesa humanidad se encuentra vigente en el Estado peruano a partir del 1 de julio
de 2002, no obstante no se motiva el por qué de su aplicación retroactiva a hechos acontecidos
en agosto de 1985 cuando la Constitución del Estado peruano y el tratado que sanciona este
crimen contra la humanidad proscriben su aplicación retroactiva.
16. Así las cosas se advierte de autos que la imputación del crimen de lesa humanidad (crímenes
contra la humanidad) –y su imprescriptibilidad– constituye en esencia el presupuesto y objeto de
la persecución penal y que la imputación del tipo penal de asesinato comporta el real argumento
que sustenta la presunta legalidad de la continuación del proceso penal en contra del actor. Es en
este contexto que resulta implicante que de los fundamentos de la resolución judicial cuestionada
el juzgador refiera al delito de lesa humanidad a una contingencia que en su momento de configu-
ración (hechos criminales) no se encontraba vigente en el ordenamiento del Estado peruano (hecho
atípico) a fin de sancionar la imprescriptibilidad sin antes haber motivado en cuanto a los preceptos
constitucionales de la materia, y menos explicando dentro de un juicio de ponderación por qué deben
prevalecer los preceptos supranacionales en contraposición a lo establecido en la Constitución y la
ley de la materia anteriormente recreada.
Esto es así en la medida que aun tratándose de normas penales que sancionan las graves violaciones
de los derechos humanos, estas deben ser previas (lex previa) al hecho cuya ilicitud se pretende in-
vestigar y sancionar, ya que el infractor debe predecir con suficiente grado de certeza, en cuanto a la
conducta ilícita, de la responsabilidad y la eventual sanción que le corresponde al Estado. Entonces
queda establecido que conforme a la Constitución los delitos de lesa humanidad sancionados por
el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional rigen para el Perú recién a partir del 1 de julio
del 2002.
Asimismo cabe indicar que si bien los criterios jurisprudenciales son susceptibles de observancia y
de una eventual interpretación (v. gr. casos Barrios Altos, Bulacio), ello no significa que sus precep-
tos deban ser aplicados de manera indudable a casos para los que dicha jurisprudencia no contiene
un mandamus expreso (como lo es el caso penal submateria) o de manera retroactiva sin la debida
fundamentación que la valide, y menos agraviando derechos fundamentales del justiciable sin un
razonamiento suficiente que lo sustente.
17. ¿Qué duda hay respecto a la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad? Pues ninguna, los
delitos tipificados como de lesa humanidad son imprescriptibles y así corresponde su tratamiento penal
en el Estado peruano pero a partir de la suscripción de los tratados internacionales sobre la materia.
También toca advertir que si bien la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de
Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad refiere en su artículo I que dichos crímenes son
imprescriptibles cualquiera sea la fecha en que se hayan cometido, sin embargo la Resolución
Legislativa N° 27998 que aprobó la adhesión del Perú a dicha convención señala expresamente la
siguiente reserva:
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“1.1 De conformidad con el artículo 103 de su Constitución Política, el Estado Peruano se adhiere
a la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa
Humanidad, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 26 de noviembre de 1968,
para los crímenes que consagra la convención, cometidos con posterioridad a su entrada en vigor
para el Perú”.
18. En este sentido corresponde una correcta explicación de la concurrencia, o no, de la prescripción
penal conforme a la Constitución, la ley y los demás dispositivos; y en todo caso, si el juzgador
llega a la convicción de que de manera prevalente resulta aplicable retroactivamente los alcances
de un tratado significando ello la colisión entre bienes constitucionales en los que deben prevalecer
otros distintos al de la libertad individual del actor de los autos, entonces con mayor razón se debió
fundamentar la ponderación sobre estos bienes constitucionales (v. gr. los principios de legalidad,
irretroactividad de la ley penal y pro homine, así como el de la libertad personal), lo que debió estar
motivado en la resolución judicial que se cuestiona (y no en cualquier otro pronunciamiento) y no
en su lugar soslayar a los preceptos de la materia penal controvertida que se encuentran recogidos
en la Constitución peruana.
En este contexto se debe indicar que no se trata de discernir cuál ordenamiento (nacional o inter-
nacional) es prevalente respecto del otro, sino de identificar cuál de ellos es más proteccionista de
los derechos humanos. Este mismo sentido compete a los criterios jurisprudenciales disímiles de la
Corte frente a los del Tribunal, resultando que ante tal controversia será aplicable el precepto pro
homine para el justiciable, resultando que en el caso penal submateria y en el presente proceso
constitucional el justiciable es don Roberto Contreras Matamoros.
19. Finalmente, si bien el juzgador constitucional puede interpretar los fundamentos fácticos que sus-
tentan el fallo de la resolución judicial materia de examen constitucional, sin embargo lo que no está
allí argumentado de manera expresa o implícita de modo tal que dicha concurrencia argumentativa
resulta necesaria para validar la resolución, acarrea su indefectible nulidad. Es por ello que, por
ejemplo, no resulta válido que los jueces emplazados pretendan motivar la resolución cuestionada en
su declaración indagatoria del hábeas corpus, y mucho menos el Juez constitucional puede suplirla,
sino que verificada la inconsistencia en la motivación se debe disponer la emisión de una nueva
resolución conforme a la Constitución.
20. En consecuencia, y estando a los fundamentos antes expuestos, la demanda que cuestiona la
Resolución de fecha 25 de noviembre de 2005 que declaró infundada la excepción de prescrip-
ción debe ser estimada al haberse acreditado la afectación del derecho a la motivación de las
resoluciones judiciales en conexidad con el derecho a la libertad individual de don Roberto
Contreras Matamoros. Por consiguiente la Sala Superior competente debe dictar la resolución
que corresponda a la excepción de prescripción de la acción penal del actor con sujeción a la
debida motivación de las resoluciones judiciales que exige la Constitución, esto es expresando
si cabe aplicar la sanción de imprescriptibilidad retroactivamente en materia penal en perjuicio del
reo y respecto a hechos anteriores de la fecha de su vigencia en el Estado peruano, juicio resolutivo
que debe resultar conforme a nuestra Constitución y las leyes de la materia controvertida. Asimismo,
de darse el caso, el juez o Sala emplazada deberá señalar si de existir interrupción o suspensión del
plazo de la prescripción motivar con fundamentación pertinente porque, si con la deducción que se ha
hecho al demandante no le alcanza la prescripción por cuanto a la fecha de los hechos (1985) tenía él
responsabilidad restringida en razones de minoridad, la regla quedaría entonces para que con mayor
razón dicho plazo tampoco le alcance a los que a dicha fecha eran mayores de edad. El Juzgador
tiene en consecuencia la obligación constitucional de motivar lo que decide manifestando en este
caso por qué se ha producido la interrupción o en su caso la suspensión del plazo de la prescripción.
Aquí toca advertir que se debe tener en consideración que, en el caso presente, el demandante afir-
ma que en la fecha de la comisión del hecho tipificante del delito instruido tenía responsabilidad
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
restringida (por contar con más de 18 y menos de 21 años de edad), entonces si dicho delito ha sido
cometido por más personas que tenían con más de 21 años de edad, con mayor razón a estas últimas
no les alcanzaría la prescripción de la acción penal y pero aún –si vulnerando lo establecido por la
Constitución y demás normas nacionales y supranacionales de la materia– se pretende sancionar la
denominada imprescriptibilidad. Por consiguiente, al juez penal le asiste una mayor exigencia de
motivación en las resoluciones judiciales que se pronuncien en cuanto a las solicitudes de la excep-
ción de la prescripción que puedan deducir los demás actores penales.
21. Por último, el deber para con la vigencia efectiva de los derechos humanos no solo implica al poder
persecutorio del Estado sino también a la correcta aplicación del derecho interno –en el tiempo– que
se pretende concretar. Por consiguiente, compatibilizando el deber de proteger los derechos humanos
adoptando las medidas pertinentes a f n de su efectividad y de su tutela (implicando ello a la eficacia
del derecho a la verdad que asiste a toda persona y al Estado) –ello no implicante en una intromisión
sin sustento válido en el derecho a la libertad individual– se debe indicar que, de ser el caso, una
vez concluida la persecución penal, a efectos del pronunciamiento judicial de la reparación civil y
las costas del proceso, el Juez Penal debe proseguir con el esclarecimiento de los hechos en cuanto
al tema civil de la reparación a las víctimas de las violaciones de los derechos humanos, claro está
en aquellos casos en los que las víctimas se hayan constituido en parte civil, porque la prescripción
en la vía penal no agota ni cierra el derecho de tutela en el ámbito civil ya que el Juez penal asume
competencia si considera dentro del proceso penal a quien se siente agraviado civilmente, por lo que
en estos casos la interpretación de los dispositivos que se opongan deben ser flexibilizados a efecto
de la tutela real de los actores civiles. Vale decir, habiendo asumido competencia civil el Juez penal
al haber aceptado como parte civil al afectado, la declaratoria de prescripción en relación al tema
penal no puede afectar dicha competencia civil a la que en decisión firme nadie se opuso.
Por estos fundamentos mi voto es porque se estime la demanda que cuestiona la resolución que desestimó
la excepción de prescripción deducida por el actor, en consecuencia, se debe:
1. Declarar FUNDADA la demanda de hábeas corpus debiéndose en consecuencia declarar la NULI-
DAD de la resolución impugnada, esto es de la Resolución de fecha 25 de noviembre de 2005 que
declaró infundada la excepción de prescripción deducida por el actor, esto al haberse acreditado la
vulneración del derecho a la motivación de las resoluciones judiciales en conexidad con el derecho
a la libertad individual de don Roberto Contreras matamoros; no mereciendo pronunciamiento en
cuanto a la referida Resolución Suprema de fecha 19 de octubre de 2006 que se indica en la demanda
ya que la nulidad de la resolución materia de pronunciamiento la subsume.
Por consiguiente, la Sala Superior competente debe dictar la resolución que corresponda al caso exa-
minado, con sujeción a la debida motivación de las resoluciones judiciales que señala la Constitución
y las leyes, debiéndose tener presente lo expresado en los fundamentos 17 y 18 del presente voto.
2. Disponer que la Sala Superior, en el nuevo pronunciamiento judicial, determine si operó la prescrip-
ción de la acción penal a favor del beneficiario y, si fuere el caso, prosiga con el tema de las costas
del proceso y la reparación civil a las víctimas, conforme a lo expuesto en el fundamento 21 supra.
S. VERGARA GOTELLI
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
las razones jurídicas legítimas para su establecimiento. Precisamente es el caso del ahora demandante en
el presente hábeas corpus, quien desde su presunta participación en los hechos de la masacre de “Acco-
marca” no ha sido sancionado en un proceso judicial que satisfaga las pretensiones de justicia y Derecho.
Motivo por el cual, no obstante coincidir en el fallo con la sentencia de mayoría, la ratio decidendi de mi
pronunciamiento no es el mismo, deviniendo en contradictorio con la tesis sostenida por el Colegiado.
Razón por la cual dejo sentada mi discrepancia interpretativa, y con ello la forma de entender la función
que debe desarrollar el Tribunal Constitucional respecto a la materia sublitis. Situación excepcional, que
se justifica en las razones que paso a exponer a continuación.
§ Delimitación del petitorio de la demanda
La demanda tiene por objeto que se declare: a) la nulidad de la resolución de fecha 25 de noviembre de
2005, expedida por la Sala Penal Nacional que revocando la apelada declaro infundada la excepción de
prescripción de la acción penal por el delito de asesinato, originando que se emitiera la resolución de
fecha 26 de marzo de 2006 del Tercer Juzgado Penal Supraprovincial de Lima que lo declara contumaz
y renueva las ordenes de captura dictadas en su contra; y b) la nulidad de la resolución de fecha 19 de
octubre de 2006, expedida por la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República
que declaro inadmisible el recurso de queja excepcional.
El demandante refiere que, pese a que el Tercer Juzgado Penal Supraprovincial declaró fundada la
excepción de prescripción de la acción penal por el delito de asesinato, ordenando la inmediata libertad
del beneficiario, la Sala Penal Nacional ha revocado dicha resolución y reformándola la ha declarado
infundada sobre la base de normas erróneas y que resultan aplicables para el delito de genocidio, pero
no para el delito de asesinato. Asimismo, agrega que en esta resolución no existe fundamento que ex-
plique sí por el delito de asesinato que ocurrió el 14 de agosto de 1985, procede o no la prescripción
de la acción penal respecto del favorecido. Sobre el particular, señala que el plazo de prescripción de
la acción penal para el delito de asesinato es de 20 años, rige desde el momento de la perpetración de
la conducta típica, y que en el caso, dado que el beneficiario tenía 19 años de edad, y por tanto, tenía
responsabilidad restringida, dicho plazo se reduce a la mitad, 10 años, los mismos que a la fecha se han
extinguido en demasía.
§ Consideraciones previas
Los crímenes de lesa humanidad
1. Los crímenes de lesa humanidad son los crímenes más graves de especial trascendencia, que por
su aberrante naturaleza agravian a la humanidad en su conjunto, puesto que, significan un craso
abandono de los principios esenciales en que se fundamenta el Estado Constitucional de Derecho y
suponen una absoluta negación y desprecio por la dignidad de la persona humana. Son delitos que
se cometen de manera sistemática o a gran escala, dejando de ser crímenes comunes para pasar a
subsumirse en la categoría más grave de crímenes contra la humanidad.
2. El desarrollo de la noción de crímenes de lesa humanidad se produjo a inicios del siglo pasado
con el preámbulo del Convenio de la Haya sobre las leyes y costumbres de la guerra terrestre de
1907, surgiendo como concepto independiente luego de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo,
a diferencia de los crímenes de guerra, los crímenes de lesa humanidad pueden ser cometidos tanto
en tiempo de paz como en tiempo de guerra, y afectan solamente a la población civil, que muchas
veces es la que se ve más afectada en un conflicto armado.
3. No existe controversia respecto de que conductas ilícitas constituyen crímenes de lesa humanidad.
Históricamente ha habido una tipificación clara al respecto, habiendo sido aplicado este concepto
anteriormente en los Estatutos de los Tribunales Penales Internacionales para la Antigua Yugoslavia,
Ruanda y Sierra Leona.
4. Actualmente, se encuentra tipificado en el Estatuto de Roma de 1998 que crea la Corte Penal Inter-
nacional (a la que el Estado Peruano se adhirió mediante Resolución Legislativa N° 27517 de fecha
212
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
213
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
de las fuerzas armadas o combatiente de un grupo armado organizado. Asimismo, por “población
civil”, a efectos de los crímenes de lesa humanidad, se entiende no solo a los civiles en estricto, sino
que incluye también a todos aquellos que no participan directamente de las hostilidades.
La expresión “dirigido contra” indica que es la población civil la que ha de ser el objeto principal
del ataque. Sin embargo, no es necesario que sea contra la totalidad de la población, pero si un nú-
mero suficientemente representativo de ella. [TPIY. Kunarac, Kovac and Vukovic, párr. 90]. Cabe
señalar que la población ha de ser predominantemente civil. La presencia de no civiles no priva del
carácter civil a la población [TPIY. Prosecutor v. Kupreskic, párr. 549].
La comisión múltiple existe tanto cuando se comete en varias ocasiones una misma acción típica,
como cuando se cometen distintas alternativas típicas, sin necesidad de que sea un mismo autor el
que actué en todos los casos.
En esta línea de conducta, se deben integrar los hechos individuales [TPIR. Caso Kavishema y
Ruzindana, párr. 127]. Sin embargo, basta que un solo acto ilícito como los antes mencionados sea
cometido dentro del contexto descrito, para que se produzca un crimen de lesa humanidad, y por lo
tanto, se genere la responsabilidad penal individual del agente, el cual, no necesita cometer nume-
rosas ofensas para ser considerado responsable. Es decir, un único asesinato puede configurar delito
de lesa humanidad cuando este hecho individual forme parte de la relación funcional de conjunto
[TPIY. Prosecutor v. Dusko Tadic, párr. 649].
No obstante, los actos del agente han de ser parte del ataque sistemático o generalizado contra una
población civil. En ese sentido, se excluyen los actos aislados. Un acto se consideraría como acto
aislado cuando tiene que ver tan poco con el ataque, considerando el contexto y las circunstancias en
que fue cometido, que no puede afirmarse razonablemente que haya sido parte del ataque. Además,
los actos del acusado no necesitan haber sido cometidos en medio de ese ataque. Un crimen cometido
antes o después del ataque principal contra la población civil, o en otra zona, puede ser parte de ese
ataque si hay conexión suficiente con el mismo [TPIY. Kunarac et al. Appeal Judgement, para. 100].
La política exigida no tiene que ser expresa ni declarada de forma clara y precisa, ni es necesario
que se decida en el más alto nivel; sino por el contrario, la existencia del elemento político debe
apreciarse en función de las circunstancias concurrentes [TPIY. Caso Blasic, párr. 204].
La política se encuentra ligada al elemento de sistematicidad, pues este se refiere a la naturaleza
organizada de los actos de violencia y a la improbabilidad de su ocurrencia por mera coincidencia.
Es decir, para que se cumpla el requisito de sistematicidad, los actos deben realizarse con arreglo a
un plan o política preconcebidos [TPIR. Caso Akayesu, párr. 580]. Este elemento debe entenderse
no como una determinación programática funcional, sino en un sentido amplio como comisión del
hecho planteada, dirigida u organizada, en contra posición a los actos violentos espontáneos o aislados
[TPIY. Caso Tadic, párr. 653].
Por otro lado, la generalidad del ataque se determina principalmente a partir de la cantidad de vícti-
mas, pudiéndose derivar también de su extensión sobre un ámbito geográfico amplio, no siendo esto
último imprescindible. Un ataque generalizado puede incluso consistir en una sola acción cuando
esta tiene como víctimas a un gran número de personas civiles [TPIY. Caso Prosecutor v. Blaskic,
párr. 206].
En el contexto de un ataque generalizado, la exigencia de una “política” de la organización (de
conformidad con el artículo 7.2a) del Estatuto) garantiza que el ataque, incluso si se lleva a cabo en
un área geográfica grande o contra un gran número de las víctimas, aún debe ser bien organizado y
seguir una regular patrón [TPIR. Caso Akayesu, párr. 580].
Finalmente, el ataque, conforme a los artículos 7 y 30 del Estatuto de Roma debe haber sido realizado
con intención o conocimiento del autor, o ambos (cláusula de intencionalidad). En ese sentido, el autor
debe tener la intención o conocer que se está llevando a cabo un ataque, sistemático o generalizado,
214
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
y que su hecho representa una parte de dicho ataque; aunque no sea necesario que el autor conozca
los detalles de la planificación. La intención o conocimiento puede inferirse de los hechos y de las
circunstancias que rodean el caso.
Cabe señalar además que, tal como dispone el artículo 22 del Estatuto de Roma, las disposiciones
referentes a los crímenes de lesa humanidad deben interpretarse de forma estricta, prohibiéndose
su aplicación por analogía. Y además, en caso de existir ambigüedad sobre alguno de los elementos
que configuran la conducta típica, esta será interpretada a favor de la persona objeto de investigación,
enjuiciamiento o condena.
7. Dicho esto, los operadores de justicia al momento de iniciar el proceso mediante el auto de apertura
de instrucción, al momento de sentenciar la causa e incluso al resolver los recursos de excepción de
prescripción de la acción penal, deben tener presente los parámetros antes mencionados para calificar
una conducta como crimen de lesa humanidad.
Las graves violaciones a los derechos humanos
8. Todo delito de lesa humanidad es una grave violación a los derechos humanos, sin embargo, no
toda grave violación a los derechos humanos constituye delito de lesa humanidad; guardando estos
conceptos entre sí una relación de especie-género. La diferencia recae en que las graves violaciones
a los derechos humanos carecen de los requisitos de sistematicidad y generalidad, siendo actos vio-
lentos aislados, pero que atentan en igual modo contra los derechos y la dignidad del ser humano,
agraviando y generando el rechazo de la comunidad nacional e internacional.
9. Las violaciones graves de los derechos humanos, son todas ellas prohibidas por contravenir derechos
inderogables reconocidos por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos (ius cogens),
como la tortura, las ejecuciones sumarias, extralegales o arbitrarias y las desapariciones forzadas
[Corte IDH. Caso Barrios Altos vs. Perú, párr. 41]; sin embargo, estas no cumplen con los elementos
necesarios para configurar un crimen de lesa humanidad.
La prescripción de la acción penal
10. La prescripción es una causa de extinción de la responsabilidad criminal fundada en la acción del
tiempo sobre los acontecimientos humanos o en la renuncia del Estado al ius puniendi, bajo el su-
puesto de que el tiempo transcurrido borra los efectos de la infracción, existiendo apenas memoria
social de ella (Exps. N° 02203-2008-PHC/TC y N° 7451-2005-PHC/TC).
11. Se ha considerado que, en el caso de los crímenes de lesa humanidad, al tratarse de supuestos que
no han dejado de ser vivenciados por la sociedad dada la magnitud y la significación que los atañe,
estos permanecen vigentes no solo para las sociedades nacionales sino también para la comunidad
internacional en su conjunto, debiendo la persecución del delito y la estructura punitiva del Estado
guardar proporcionalidad con la gravedad del daño generado.
12. Es por ello, que la Asamblea General de Naciones Unidas, advirtiendo que las normas de derecho
interno relativas a la prescripción de los delitos ordinarios impiden el enjuiciamiento y castigo de
las personas responsables de esos crímenes, adoptó la “Convención sobre imprescriptibilidad de
los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad”, el 26 de noviembre de 1968; y poste-
riormente adoptó también el Estatuto de Roma de 1988 que creó la Corte Penal Internacional y que
consagra la imprescriptibilidad de los crímenes de su competencia en su artículo 29.
13. Tal como exponen los antes mencionados instrumentos internacionales, el principio de imprescrip-
tibilidad solo es aplicable a los crímenes de lesa humanidad. En ese sentido, no sería válido ampliar
la aplicación de dicho principio a las graves violaciones de derechos humanos.
14. No debe olvidarse que la prescripción es una garantía del acusado, pues un proceso que busca garan-
tizar los derechos humanos no puede convertirse, a su vez, en un instrumento de violación de otros
derechos humanos. La prescripción solo debe ser sacrificada en situaciones excepcionales, por cuanto
resulta inadmisible que la persecución de cualquier delito pueda ser efectuada sin límite alguno,
215
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
haciendo a un lado el derecho a que el proceso penal sea tramitado dentro de un plazo razonable. El
sacrificio del principio de la prescripción de la acción penal solo puede entrar en consideración en
situaciones excepcionales, y frente a las cuales la imprescriptibilidad aparece como el único recurso
para la persecución de delitos de gravedad extrema cometidos por regímenes políticos en forma
masiva y sistemática. Su extensión a toda violación de derechos humanos constituye un error que, a
largo plazo, destruye el sentido mismo de aquello que se pretende proteger (Ziffer, Patricia (2005).
“El principio de legalidad y la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad”).
15. Esta interpretación restrictiva en la aplicación del principio de imprescriptibilidad se corresponde
con lo establecido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, contrario a lo considerado
por algunos operadores jurídicos nacionales. Si bien en el caso Barrios Altos la Corte IDH esta-
bleció que: “son inadmisibles las disposiciones de amnistía, las disposiciones de prescripción y el
establecimiento de excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la investigación y sanción
de los responsables de las violaciones graves de los derechos humanos tales como la tortura, las
ejecuciones sumarias, extralegales o arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas
por contravenir derechos inderogables reconocidos por el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos”, posteriormente en el fallo de interpretación de sentencia del caso Albán Cornejo y otros
vs. Ecuador, esclareció su línea jurisprudencial en materia de prescripción, considerándose que se
reconoce la vigencia de la figura de la prescripción en el derecho penal, aclarando que no se la puede
invocar como “eximente de responsabilidad” en casos de graves violaciones de derechos humanos,
consideradas como imprescriptibles por “instrumentos internacionales”.
16. En ese sentido, la Corte Interamericana en el caso antes mencionado determinó que “no opera la
exclusión de prescripción, porque no se satisfacen los supuestos de imprescriptibilidad reco-
nocidos en instrumentos internacionales” [Caso Albán Cornejo y otros vs. Ecuador, sentencia de
fondo, párrafo 111.].
17. Es así que el principio de imprescriptibilidad no es aplicable a todas las violaciones de derechos
humanos, independientemente de su gravedad, pues no es un elemento inherente a toda infracción
penal. Los principios de necesidad, racionalidad y proporcionalidad, gobiernan la previsión y apli-
cación de consecuencias jurídicas de las conductas ilícitas.
18. En ese sentido, la necesidad de hacer imprescriptibles los crímenes de lesa humanidad, no se pre-
senta en el caso de las graves violaciones a los derechos humanos, pues en el caso de los crímenes
de lesa humanidad, la necesidad de protección de las víctimas no depende de la calificación grave
como lesión de derechos humanos, sino del carácter masivo y sistemático del ataque y de la política
histórica de gobiernos autoritarios de encubrir estos crímenes.
19. La persecución penal sin límite terminaría por convertir al sujeto del proceso en un objeto del pro-
ceso, desconociendo sus derechos fundamentales y el respeto por su dignidad; pues, por graves que
puedan ser ciertas acciones, no cabe admitir que el ius puniendi estatal pueda ejercerse sin límite
alguno, sin sujeción al derecho o a la moral.
20. Es por ello que resulta necesario encontrar un justo equilibrio entre la búsqueda de la verdad y la
defensa de los derechos de quienes son sujetos de investigación, que también se encuentran prote-
gidos por el orden iusfundamental del Estado Constitucional; pues ninguna actividad del Estado,
cualesquiera sea el fin que persigue, puede fundarse sobre el desprecio a la dignidad humana.
21. En conclusión, al solo haberse considerado como imprescriptible por instrumentos internacionales
los delitos de lesa humanidad, mas no las graves violaciones a los derechos humanos, estas últimas
pueden prescribir.
§ Análisis del caso concreto
22. Tal como se desprende de los hechos del caso, la pretensión del demandante es que se aprecie la
configuración de la prescripción de la acción penal en sede constitucional. En el presente caso,
216
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
217
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
31. Por ello, debe adoptarse el criterio de interpretar las normas de prescripción de la acción penal dejando
de contabilizar todo el lapso en el cual el Estado, sustrajo los hechos de una efectiva investigación a
través de los procesos en los fueros militares y las leyes de amnistía que han sido declaradas incons-
titucionales. Esto es, desde el 17 de setiembre de 1985, fecha en la que se abre proceso en el Fuero
Militar, hasta el 11 de enero de 2002, fecha en la que el Consejo Supremo de Justicia, en aplicación
de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Barrios altos, determinó
que las leyes de amnistía son incompatibles con la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
anulando las sentencias expedidas en el fuero militar.
32. Finalmente, en lo que respecta a la vigencia de la resolución judicial que declaró reo contumaz al
actor y dispuso la renovación de las ordenes de captura dictadas en su contra, corresponde su rechazo
en aplicación de la causal de improcedencia contenida en el artículo 4 del Código Procesal Consti-
tucional, toda vez que de los actuados y demás instrumentales que corren en los autos no se acredita
que dicho pronunciamiento judicial cumpla con el requisito de firmeza exigido en los procesos de
la libertad individual.
Por estos fundamentos, mi voto es porque se desestime la demanda. En consecuencia se debe:
1. Declarar INFUNDADA la demanda de hábeas corpus respecto al extremo que cuestiona la resolución
de fecha 25 de noviembre de 2005, expedida por la Sala Penal Nacional y la resolución de fecha 19
de octubre de 2006, expedida por la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la
República, al no haberse acreditado la violación del derecho invocado.
2. Declarar IMPROCEDENTE la demanda respecto a la declaración de contumacia y la renovación
de órdenes de captura dispuestas contra el recurrente.
3. EXHORTAR al Poder Judicial para que formule una Política Jurisdiccional, en donde se defina el
conjunto de criterios conforme a los cuales se orientará los procesos seguidos por lesa humanidad y
graves violaciones a los derechos humanos, conforme a los considerandos establecidos en el presente
pronunciamiento.
S. ÁLVAREZ MIRANDA
218
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 01326-2011-PHC/TC-ICA
JUAN JOSÉ PACHAS VILLA
219
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Procesal Constitucional prevé en su artículo 5, inciso 1 que “no proceden los procesos constitucio-
nales cuando: (...) los hechos y el petitorio de la demanda no están referidos en forma directa al
contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado”.
7. Que respecto a la procedencia del hábeas corpus este Tribunal en reiterada jurisprudencia ha preci-
sado que si bien es cierto que el juez constitucional puede pronunciarse sobre la eventual violación
o amenaza de violación a los derechos constitucionales conexos, tales como el derecho al debido
proceso, motivación de las resoluciones judiciales, etc.; también lo es que ello ha de ser posible
siempre que exista conexión entre estos y el derecho a la libertad individual, de modo que la ame-
naza o violación al derecho constitucional conexo que se denuncia incida también, en cada caso, de
manera negativa y directa, en el derecho a la libertad individual.
8. Que en el presente caso este Tribunal aprecia que si bien los fundamentos de la demanda sustentan
una presunta vulneración a los derechos reclamados, también se observa de dicha demanda que
los cuestionamientos realizados por el recurrente respecto a la desestimatoria tanto de su pedido
de cuestión prejudicial como de los pedidos de nulidad formulados están referidos a cuestiones de
mera legalidad, puesto que pretende que el juez constitucional evalúe la procedencia de un pedido
de cuestión prejudicial en atención a que existen (fuera del proceso penal) dos procesos pendientes
de dictar sentencias, así como que evalúe si el rechazo de su recurso de apelación por extemporá-
neo ha sido correcto o no, buscando también la revisión de sus pedidos de nulidad (que en efecto
cuestiona el rechazo de su recurso de apelación), pretensiones que no son objeto de tutela por parte
del proceso de hábeas corpus, pues ello no constituye ninguna amenaza ni tiene incidencia directa
sobre el derecho a la libertad personal, esto es, no determinan su restricción o limitación.
9. Que en consecuencia la demanda debe ser rechazada en aplicación de la causal de improcedencia
contenida en el artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional, toda vez que los hechos que
sustentan la demanda no están referidos en forma directa y concreta al contenido constitucionalmente
protegido del derecho a la libertad personal.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú.
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus.
Publíquese y notifíquese.
220
JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA
EXP. N° 02534-2010-PHC/TC-CALLAO
LUCÍA ANGÉLICA INGA PAZ DE DE LA CRUZ
A FAVOR DE ENRIQUE AURELIO DE LA CRUZ SALCEDO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Sala Penal Nacional “C” desde el 5 de febrero de 2009, por lo que ha transcurrido el plazo de 12 meses
sin que se haya dado inicio al juicio oral; y que por los mismos hechos, mismo delito y persona por los
que se le juzgó en el fuero privativo militar está siendo procesado en la vía civil, lo que vulneraría el
principio constitucional al ne bis in idem.
Realizada la sumaria investigación el recurrente se ratifica en la demanda y agrega que el proceso ante
el fuero ordinario ha sido considerado complejo sin respetarse lo previsto en el artículo 137 del Código
Procesal Penal porque en el presente caso son tres los procesados y siete los agraviados. A su turno las
emplazadas Enma Rosaura Benavides Vargas, Clotilde Cavero Salvarte y María Jimena Soledad Cayo
Rivera Schreiber sostienen que en los casos en que se declare la nulidad de los procesos seguidos en
fueros diferentes, el plazo se computa desde la fecha en que se dicte el nuevo auto de detención por lo
que el plazo de detención judicial preventivo dictado contra el recurrente no ha excedido el término
previsto por la ley.
El Sexto Juzgado Penal del Callao, con fecha 24 de marzo de 2010, declara improcedente la demanda
de hábeas corpus contra el Fiscal Superior de la Primera Fiscalía Superior Penal Nacional don Víctor
Cubas Villanueva; empero la admite respecto a las juezas superiores doña Clotilde Cavero Salvarte, doña
María Jimena Soledad Cayo Rivera Schreiber y doña Enma Rosaura Benavides Vargas, integrantes de
la Sala Penal Nacional “C”, decisión que no ha sido impugnada por el favorecido respecto al extremo
desestimado por el a quo, conforme se desprende de autos.
Asimismo, el Juzgado con fecha 13 de abril de 2010, declara infundada la demanda por considerar que
de autos no se advierte que exista un exceso de detención preventiva.
La Sala Superior competente confirma la apelada por estimar que desde la fecha de detención del fa-
vorecido han transcurrido solo 2 años, 2 meses y 26 días de su reclusión; que la resolución por la cual
se declaró la complejidad del proceso seguidos contra el favorecido y su confirmatoria se encuentran
debidamente motivadas, y que los magistrados emplazados no han incurrido en ningún acto arbitrario
ni abusivo que amenace o vulnere algún derecho constitucional del favorecido.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio
1. El objeto de la demanda es que se disponga la inmediata excarcelación del favorecido alegándose
que sufre prisión preventiva por un periodo de tiempo que excede el plazo máximo legalmente
determinado por el artículo 137 del Código Procesal Penal sin haberse dictado sentencia en primera
instancia, en la instrucción que se le sigue por delito contra la humanidad en la modalidad de homi-
cidio calificado - ejecución extrajudicial.
Análisis del caso concreto
2. En relación con este derecho, el Tribunal ha declarado que, si bien el principio ne bis in idem no
se encuentra textualmente reconocido en la Constitución como un derecho fundamental de orden
procesal, al desprenderse del derecho reconocido en el inciso 2 del artículo 139 de la Constitución
(cosa juzgada), se trata de un derecho implícito que forma parte de un derecho expreso (Cfr. STC
Exp. Nº 4587-2004-PA/TC, fundamento 46, Caso Santiago Martín Rivas).
3. Respecto del plazo de detención preventiva, el artículo 137 del Código Procesal Penal establece que
su duración para los procesos ordinarios es de 18 meses. Asimismo, prescribe que “Tratándose de
procedimientos por delitos de tráfico ilícito de drogas, terrorismo, espionaje y otros de naturaleza
compleja seguidos contra más de diez imputados, en agravio de igual número de personas, o del
Estado, el plazo límite de detención se duplicará”. Al respecto, en la sentencia recaída en el Expe-
diente N° 0330-2002-HC/TC, caso James Ben Okoli y otro, este Tribunal ha señalado que, vencido
el plazo límite de detención sin haberse dictado sentencia en primer grado, la duplicación procede
automáticamente, y que su prolongación hasta por un plazo igual al límite se acordará mediante auto
debidamente motivado.
222
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
223
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / CALLE HAYEN / ETO CRUZ /
ÁLVAREZ MIRANDA / URVIOLA HANI
EXP. N° 00027-2011-PHC/TC-CAÑETE
FLORENTINO JAIME ZAVALA MATEO
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
atendiendo al cumplimiento de los requisitos legales exigidos y a la evaluación previa que realice el
juez respecto a cada interno en concreto, estimación que eventualmente le permita suponer que la
pena ha cumplido su efecto resocializador dando muestras razonables de la rehabilitación del penado
y, por tanto, que le corresponda su reincorporación a la sociedad.
7. Este Tribunal ha adoptado tal criterio en la sentencia recaída en el caso Máximo Llarajuna Sare
(Expediente N° 1594-2003-HC/TC, fundamento 14), en la que señaló que: “La determinación de
si corresponde o no otorgar a un interno un determinado beneficio penitenciario, en realidad, no
debe ni puede reducirse a verificar si este cumplió o no los supuestos formales que la normatividad
contempla (...)”.
8. En el presente caso el recurrente cuestiona la falta de motivacion de la Resolución cuya nulidad
solicita. Así, en la Resolución de fecha 29 de setiembre de 2010 (a fojas 13) –que confirmó la
resolución que desestimó el pedido de semilibertad del recurrente–, se expresa que “(…) revisado
la documentación anexada por el sentenciado respecto de su dirección domiciliaria, encontramos
que el Certif cado (…) precisa que el domicilio en cuestión se ubica en el Lote cinco de la Manza-
na A del Centro Poblado Menor E. Santo Palo de Vicente de Cañete; por otro lado el contrato de
trabajo de fojas once celebrado entre el sentenciado y su futuro empleador Teóf lo Eugenio Porras
Montoya, consigna como domicilio del primero el ubicado en el mismo Centro Poblado Menor
pero sin precisar el lote y manzana respectiva; en tanto que la carta que (…) le remitiera su ex
empleadora San Fernando Sociedad Anónima, se dirigió al lote cuatro de la Manzana y Centro
Poblado antes citado. (…) el sentenciado en su recurso de apelación ha señalado que la dirección
signada en dicha Carta constituye un error de ex empleadora, empero no adjunta documentación
alguna que contribuya a verif car el alegado error. (…) tenemos que pese a que el sentenciado ha
venido realizando trabajos durante su estado de reclusión al interior del Penal conforme f uye del
Certif cado de Cómputo Laboral de fojas treintiocho, no ha efectuado pago alguno a cuenta de la
deuda alimentaria; solo con ocasión de la denegatoria del benef cio penitenciario por el Juez de
Primera instancia ha abonado la suma de cien nuevos soles entre el mes de mayo y el mes de agosto
último, lo cual resulta ínf mo frente al monto de la deuda devengada”.
9. En tal sentido se aprecia que la resolución cuestionada ha cumplido con la exigencia constitucional de
la motivación de las resoluciones judiciales, puesto que ha expresado una suficiente justificación a fin
de determinar por la improcedencia de la solicitud realizada por el demandante, tomando en cuenta
principalmente que el recurrente fue condenado por el delito de omisión a la asistencia familiar –el
incumplimiento de pago de las pensiones alimenticias– manteniéndose el mismo comportamiento
omisivo en ejecución de sentencia considerando por ello los emplazados que la pena no ha cumplido
su efecto resocializador, señalando expresamente que el recurrente no garantiza [que] vaya cumplir
con sus obligaciones alimenticias al recuperar su libertad. Es decir la resolución cuestionada resulta
válida en términos constitucionales, pues la acumulación de los requisitos legales de los beneficios
penitenciarios no comporta, per se, su concesión. [STC Exp. N° 03746-2009-PHC, fundamento 7].
10. En consecuencia este extremo de la demanda debe ser desestimado, al no haberse acreditado la
vulneración del derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales invocado por el
demandante.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar IMPROCEDENTE la demanda conforme a lo expresado en los fundamentos 2 y 4.
2. Declarar INFUNDADA la demanda de hábeas corpus respecto a la afectación del derecho a la debida
motivación de las resoluciones judiciales.
Publíquese y notifíquese.
SS. ETO CRUZ / VERGARA GOTELLI / URVIOLA HANI
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
5. Que el Tribunal ha indicado sobre el derecho a la prueba que este incluye “(…) el derecho a ofrecer
medios probatorios que se consideren necesarios”. (Cfr. STC Exp. N° 6712-2005-HC/TC, fundamento
15). Sobre lo indicado de no habérsele permitido al demandante la confrontación con el ciudadano
que lo sindicó, de la revisión de autos se tiene que no está acreditada la existencia de dicho pedido
y menos una denegación en el proceso penal N° 1834-2000; por lo que se advierte que lo que en
realidad pretende es cuestionar la actividad probatoria desplegada en el proceso penal que se le
siguió por la comision del delito contra la salud púbica-tráfico ilícito de drogas, lo que implicaría
un reexamen que excede las competencias de la justicia constitucional.
6. Que respecto a que se han acumulado tres investigaciones distintas en un solo proceso, debe precisarse
que la determinación, o no, de los factores de conexión entre hechos criminosos, es una decisión
de orden jurisdiccional que se toma en base a la existencia de elementos de prueba que acreditan
situaciones concretas, lo que no es objeto de examen en el proceso de hábeas corpus.
7. Que siendo así se advierte que en puridad lo que pretende el accionante es que la justicia constitucio-
nal se arrogue facultades reservadas al juez ordinario y que cual suprainstancia proceda al reexamen
de la sentencia (fojas 565) y de su posterior confirmatoria (fojas 643) que lo condena a 25 años de
pena privativa de libertad, en el proceso que se le sigue por el delito contra la salud púbica - tráfico
ilícito de drogas (Exp. N° 1834-2000). Por lo que al no estar la reclamación del recurrente (hecho
y petitorio) referida al contenido constitucionalmente protegido del derecho tutelado por el hábeas
corpus, resulta de aplicación el artículo 5, inciso 1), del Código Procesal Constitucional.
8. Que respecto a lo indicado por el accionante sobre que no se otorgó a su abogado defensor el
tiempo suficiente para preparar su defensa, del instrumental que corre en autos se tiene que lo
señalado no puede ser corroborado; además, teniendo en cuenta que solo son procedentes los
medios probatorios que no requieren actuación, al no existir una etapa probatoria en los procesos
constitucionales, según lo dispuesto en el artículo 9 del Código Procesal Constitucional, el pedido
debe ser declarado improcedente.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / ETO CRUZ / ÁLVAREZ MIRANDA /
URVIOLA HANI
228
SUJETOS PROCESALES
229
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
230
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
Apelaciones de La Libertad; el conocimiento del proceso penal seguido contra Isidro Sánchez Díaz, por
delito contra la vida, el cuerpo y la salud -en su modalidad de Lesiones Culposas-, en agravio de Lucía
Sadith Niño Ladrón de Guevara Biffi; MANDARON se transcriba la presente Ejecutoria y se inserte al
expediente copia certificada, y hecho se remita al Tribunal de origen; hágase saber a las partes y archívese.
SS. VILLA STEIN / RODRÍGUEZ TINEO / PARIONA PASTRANA / CALDERÓN CASTILLO / SANTA MARÍA
MORILLO
060 LAS ATRIBUCIONES DEL MINISTERIO PÚBLICO SE HALLAN FUERA DEL ÁMBI-
TO DE CONTROL DEL ÓRGANO JURISDICCIONAL CONSTITUCIONAL (SALVO
ARBITRARIEDAD MANIFIESTA QUE IMPLIQUE VIOLACIÓN DE DERECHOS
CONSTITUCIONALES)
La presente demanda debe desestimarse, pues vía amparo se pretende que el juez
constitucional se pronuncie respecto a materias ajenas a la tutela de derechos
fundamentales, ya que tanto la subsunción del evento ilícito al supuesto de
hecho previsto en la norma como el ejercicio de la acción penal son atributos del
Representante del Ministerio Público, así como el recabar la prueba al momento
de formalizar denuncia son asuntos específicos que corresponden ser dilucidados
únicamente por la justicia penal, y consecuentemente tal atribución escapa de
la competencia de la judicatura constitucional, toda vez que no es facultad de
esta analizar la validez o invalidez de las resoluciones fiscales expedidas, ya que
ello implica un juicio de reproche penal sustentado en actividades investigatorias
y de valoración de las pruebas, aspectos que no son de competencia ratione
materiae de los procesos constitucionales, a menos que pueda constatarse una
arbitrariedad manifiesta por parte de la autoridad emplazada que ponga en
evidencia la violación de derechos de naturaleza constitucional, lo que no ha
ocurrido en el presente caso.
EXP. N° 04151-2010-PA/TC-AREQUIPA
MARIO RICARDO PASTOR DEVICENCI
231
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
2. Que el Noveno Juzgado Civil de la Corte Superior de Justicia de Arequipa, con fecha 26 de noviembre
de 2009 (fojas 32), declaró improcedente la demanda por considerar que esta se encuentra incursa
en la causal de improcedencia contemplada en el artículo 5, inciso 1) del Código Procesal Constitu-
cional. A su turno, la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Arequipa, con fecha 9 de
setiembre de 2010 (fojas 179), confirmó la apelada por considerar que el accionante, en caso haya
sido indebidamente comprendido en la Investigación Preparatoria N° 05-2009-1FPPCAREQUIPA
o encausado penalmente, puede interponer los medios de defensa que la ley le franquea, en sede
penal, tal como lo viene haciendo; y que resulta de aplicación el artículo 5, inciso 2), del Código
Procesal Constitucional.
3. Que de autos se aprecia que lo que, según el recurrente, le causa agravio son las Disposiciones de
Formalización de Investigación Preparatoria N° 04-2009-1FPPCAREQUIPA y N° 05-2009-1FPP-
CAREQUIPA, expedidas por el Segundo Despacho de Investigación de la Primera Fiscalía Penal
Corporativa de Arequipa, que lo incluyen indebidamente como imputado por la comisión del delito de
abuso de autoridad, previsto por el artículo 367 del Código Penal, en agravio de don Carlos Alberto
Espejo Cayanchi.
4. Que a juicio del Tribunal Constitucional la presente demanda debe desestimarse, pues vía amparo
se pretende que el juez constitucional se pronuncie respecto a materias ajenas a la tutela de derechos
fundamentales, ya que tanto la subsunción del evento ilícito al supuesto de hecho previsto en la norma
como el ejercicio de la acción penal son atributos del Representante del Ministerio Público, así como
el recabar la prueba al momento de formalizar denuncia son asuntos específicos que corresponden
ser dilucidados únicamente por la justicia penal, y consecuentemente tal atribución escapa de la
competencia de la judicatura constitucional, toda vez que no es facultad de esta analizar la validez
o invalidez de las resoluciones fiscales expedidas, ya que ello implica un juicio de reproche penal
sustentado en actividades investigatorias y de valoración de las pruebas, aspectos que no son de
competencia ratione materiae de los procesos constitucionales, a menos que pueda constatarse una
arbitrariedad manifiesta por parte de la autoridad emplazada que ponga en evidencia la violación de
derechos de naturaleza constitucional, lo que no ha ocurrido en el presente caso.
5. Que por consiguiente no apreciándose que los hechos cuestionados incidan sobre el contenido cons-
titucionalmente protegido de los derechos reclamados, la demanda debe desestimarse de acuerdo
con el artículo 5, inciso 1 del Código Procesal Constitucional.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda.
Publíquese y notifíquese.
SS. ETO CRUZ / VERGARA GOTELLI / URVIOLA HANI
232
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 00969-2011-PHC/TC-PIURA
YSAÍAS RODRÍGUEZ CARRASCO
233
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
3. Que respecto a la procedencia del hábeas corpus este Tribunal en reiterada jurisprudencia ha preci-
sado que si bien es cierto que el juez constitucional puede pronunciarse sobre la eventual violación
o amenaza de violación a los derechos constitucionales conexos, tales como el derecho al debido
proceso, a la motivación de las resoluciones, etc.; también lo es que ello ha de ser posible siempre
que exista conexión, entre estos y el derecho a la libertad individual, de modo que la amenaza o
violación al derecho constitucional conexo incida también, en cada caso, en un agravio al derecho
a la libertad individual.
4. Que del análisis de los hechos de la demanda este Colegiado aprecia que la presunta afectación de los
derechos reclamados se encuentra sustanciada en las supuestas irregularidades que se habrían llevado
a cabo en la etapa de la investigación preparatoria a cargo de la fiscalía emplazada, pues habría sido
detenido por órdenes de los f scales emplazados sin que se conf gure la f agrancia, notif cado de la
aludida disposición f scal dos meses después de su emisión y notif cado de una citación para que
rinda una declaración indagatoria en una fecha que ya había pasado.
5. Que en este contexto se debe destacar que si bien es cierto que la actividad del Ministerio Público
en la tramitación de la investigación preparatoria se encuentra vinculada al principio de interdicción
de la arbitrariedad y al debido proceso, también lo es que dichas actuaciones son postulatorias a lo
que el juzgador resuelva en cuanto a la imposición de las medidas coercitivas de la libertad, toda
vez que ante una eventual acusación fiscal o solicitud f scal de la medida coercitiva de la libertad
personal será el juez penal competente el que determine la restricción de la libertad personal que
pueda corresponder al inculpado en concreto [Cfr. RTC Exp. N° 07961-2006-PHC/TC y RTC Exp.
N° 02688-2008-PHC/TC, entre otras]. Por consiguiente, corresponde que la demanda sea rechazada
en la medida que las presuntas irregularidades que se cuestionan no determinan un agravio al derecho
a la libertad individual que pueda dar lugar a la procedencia del hábeas corpus de autos.
6. Que finalmente es oportuno advertir que la detención policial que refiere el actor habría sido orde-
nada por los emplazados (sujeción mantenida entre el 29 de octubre y 1 de noviembre de 2010) ha
cesado en momento anterior a la postulación de la presente demanda, por lo que no comporta un
pronunciamiento de fondo en cuanto a esta temática (Ver artículo 5.5 del Código Procesal Consti-
tucional).
A mayor abundamiento, en cuanto al alegato del actor sobre su inocencia, pues supuestamente no
ha tenido participación alguna en los hechos que falsamente se le imputa, se debe subrayar que
el proceso constitucional de hábeas corpus no debe ser utilizado como vía indirecta para dilucidar
aspectos que son propios de la jurisdicción ordinaria, como son los juicios de reproche penal de
culpabilidad o inculpabilidad que implican la valoración de las pruebas penales [Cfr. RTC Exps.
N°s 2849-2004-HC/TC, RTC 04314-2009-PHC/TC, entre otras].
7. Que en consecuencia la demanda debe ser rechazada en aplicación de la causal de improcedencia
contenida en el artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional, toda vez que el petitorio
y los hechos que sustentan la demanda no están referidos en forma directa y concreta al contenido
constitucionalmente protegido del derecho a la libertad personal.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus de autos.
Publíquese y notifíquese.
SS. ETO CRUZ / VERGARA GOTELLI / URVIOLA HANI
234
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 03170-2010-PHC/TC-LIMA
TA-245141098 DEL D.L. 824
235
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
a pesar de que este supuesto no está regulado en el artículo 292 del Código de Procedimientos Penales
interpuso recurso de nulidad, el cual fue concedido mediante resolución de fecha 10 de diciembre de
1999, y por resolución de fecha 21 de enero de 2000, se declaró nulo el auto de fecha 22 de noviembre de
1999, ordenando que se subsanen las omisiones en que se había incurrido en la tramitación del beneficio
de exención de pena, como determinar el grado de participación y el papel que desempeñó en los sucesos
del 4 de agosto de 1997. En cumplimiento de ello, por resolución de fecha 14 de setiembre de 2000, se
declaró improcedente el beneficio de exención de pena, ante lo cual el recurrente interpuso recurso de
nulidad, el que fue declarado improcedente por no encontrarse previsto en el artículo 292 del Código de
Procedimientos Penales, mediante Resolución de fecha 23 de abril de 2001.
A fojas 31 obra la declaración del recurrente, mediante la que se reafirma en los extremos de su demanda.
El Procurador Público Adjunto Ad Hoc a cargo de los asuntos constitucionales del Poder Judicial soli-
cita que la demanda sea declarada improcedente manifestando que el recurrente y que tiene expedito su
derecho de agotar los recursos impugnatorios y cuestionar la resolución que lo agravia.
A fojas 127, 129, 153 obran las declaraciones de los magistrados emplazados, en las que señalan, entre
otras cosas, que no se afectó el derecho al debido proceso del recurrente solo se respetó el derecho a la
pluralidad de instancias de la Procuraduría; que en todo caso solo se ordenó que se subsane la omisión
en que se incurrió respecto al trámite del beneficio de exención de la pena.
El Segundo Juzgado Penal de Lima, con fecha 23 de octubre de 2009, declara improcedente la demanda
considerando que no se vulneró ningún derecho del recurrente y que su reclamo debe dilucidarse ante
el órgano judicial competente.
La Cuarta Sala Especializada en lo Penal para Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia
de Lima, revocando la apelada, la declara infundada estimando que la norma procesal no prohíbe la
concesión del medio impugnatorio; agregando que en esta instancia no puede discutirse los fundamentos
por los cuales se declaró improcedente el beneficio de exención de pena.
FUNDAMENTOS
1. El objeto de la demanda es que se deje sin efecto la resolución de fecha 10 de diciembre de 1999,
por la que se concede el recurso de nulidad presentado por el procurador público adjunto a cargo de
los asuntos judiciales del Ministerio del Interior relativos al tráfico ilícito de drogas, y se declare la
nulidad de la resolución de fecha 21 de enero de 2000, la que a su vez declaró nulo el auto de fecha
22 de noviembre de 1999, por el que se concedió el beneficio de exención de la pena al recurrente
de Clave N° TA-245141098; y que, en consecuencia, se declare firme el beneficio de exención de
la pena otorgado mediante la resolución de fecha 22 de noviembre de 1999, su condición de testigo
y el archivo definitivo del proceso penal en su contra.
2. El Tribunal Constitucional se ha pronunciado sobre a la naturaleza jurídica del beneficio de exención
de la pena, en la sentencia recaída en el Expediente N° 1454-2006-HC/TC, estableciendo que:
“a) La exención de la pena establecida en el Decreto Legislativo N° 824 permite al implicado,
sometido a investigación policial o a proceso judicial por tráfico ilícito de drogas, quedar fuera del
proceso, es decir, exento de responsabilidad. La exención se produce cuando una vez producido
un delito la persona que cometió el hecho punible queda exenta de sanción alguna o la misma se
le aplica en menor medida, (...) Cuando proporcione información oportuna y veraz que permita
identificar y detener a dirigentes o jefes de organizaciones dedicadas al tráfico ilícito de drogas en
el ámbito nacional e internacional o a las actividades de tráfico ilegal de armas o lavado de dinero,
vinculados con el tráfico ilícito de drogas. (...) Que la información proporcionada permita el decomiso
de drogas, insumos químicos fiscalizados, dinero, materias primas, infraestructuras y otros medios,
utilizados en la obtención de drogas ilícitas, que establezcan fehacientemente el funcionamiento de
una organización dedicada al TID. Dicha información también deberá permitir la identificación de
los dirigentes o jefes; y el desbaratamiento de la organización criminal”. (Inciso “a” del artículo 19
del precitado decreto)”.
236
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
“b) Esto halla su fundamento en los argumentos vertidos en la exposición de motivos del referido
decreto legislativo, en el que el legislador consideró que la incorporación de figuras jurídicas como
la exención se legitima en la necesidad de obtener información eficiente y legítima que posibilite
desarticular la estructura de las organizaciones dedicadas al tráfico ilícito de drogas; y, paralelamente,
neutralizar e impedir la colusión que existe con el terrorismo, al cual sirve de apoyo económico,
buscándose, de este modo, también cumplir con la finalidad esencial de la pena, que es prevenir,
cautelar y buscar la regeneración del delincuente, esto en razón de que, mediante las citadas insti-
tuciones jurídicas, se aminora la acción criminal”.
“c) Asimismo se señala que el fundamento constitucional de dicho beneficio reposa en el artículo 8
de la Constitución Política del Perú, la que prescribe que: ‘‘El Estado combate y sanciona el tráfico
ilícito de drogas. Asimismo, regula el uso de los tóxicos sociales’’.
3. El Tribunal Constitucional en el fundamento 15 de la sentencia recaída en el Expediente N° 2748-
2010-PHC/TC ha señalado que “(…) en los procesos constitucionales en que se haya dictado sentencia
estimatoria de segundo grado relacionados con el delito de tráfico ilícito de drogas y/o lavado de
activos, excepcionalmente, la Procuraduría del Estado correspondiente se encuentra habilitada –in-
dependientemente del plazo– para la interposición de un recurso de agravio constitucional especial,
el mismo que deberá ser concedido por las instancias judiciales”.
4. Este Colegiado considera que si a los procuradores les corresponde la defensa jurídica del Estado
y si existe la obligación constitucional del Estado peruano, prevista en el artículo 8 de la Constitu-
ción, de prevenir y sancionar el delito de tráfico ilícito de drogas, existe una necesaria y obligada
participación de los procuradores en todos los procesos penales contra los delitos de tráfico ilícito
de drogas y lavado de activos, en tanto estos ilícitos ponen en estado de alarma y peligro a las bases
sociales y amenazan la propia existencia del Estado. Por ello y dado que en los procesos penales
por tráfico ilícito de drogas y lavado de activos el Estado es considerado como agraviado, no puede
permitirse que bajo ningún supuesto se rechace la participación de los procuradores considerándolos
como “no parte”, pues este rechazo permitiría o avalaría que los delitos de tráfico ilícito de drogas
y/o lavado de activos queden impunes.
5. En consideración a lo señalado en los fundamentos 3 y 4, y también en atención al inciso 6 del
artículo 139 de la Constitución Política del Perú, que establece como uno de los principios de la
administración de justicia la pluralidad de la instancia, este Tribunal Constitucional considera que
no constituye ninguna vulneración de los derechos invocados por el recurrente el que mediante
resolución de fecha 10 de diciembre de 1999, a fojas 12 de autos, se concediera a la procuraduría el
recurso de nulidad contra la resolución de fecha 22 de noviembre de 1999 (fojas 7).
6. Asimismo, analizada la resolución de fecha 21 de enero de 2000, obrante a fojas 14 de autos, se
deduce que esta tampoco vulnera alguno de los derechos invocados por el recurrente puesto que si
bien declara la nulidad de la resolución de fecha 22 de noviembre de 1999, que concede el bene-
ficio de exención de la pena, ello se da en atención a que el mismo se habría otorgado sin cumplir
los requisitos establecidos en el Decreto Legislativo N° 824, como el determinar “(…) el grado de
participación (…) el papel que desempeñaron y el rol que cumplieron los recurrentes (…) como
integrantes de la organización internacional de tráfico ilícito de drogas (…)”.
7. Respecto a que se habría vulnerado el derecho del recurrente de Clave N° TA-245141098 al haberse
declarado la improcedencia del beneficio de exención de pena mediante resolución de fecha 14 de
setiembre del 2000, a fojas 16 de autos, este Tribunal ha señalado en la sentencia recaída en el Expe-
diente N° 2138-2002-HC/TC que no puede utilizarse el proceso de hábeas corpus para que en él se
determine si la situación concreta del recurrente se subsume o no en el supuesto de exención de pena
contemplado en el inciso a) del artículo 19 del Decreto Legislativo N° 824, pues tal determinación
es funcionalmente competencia de la jurisdicción penal, dado que la procedencia del beneficio de
exención de la pena supone necesariamente una importante valoración de orden probatorio, que no
es posible realizar en un proceso de hábeas corpus, carente de etapa probatoria.
237
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
8. Asimismo, respecto a la falta de notificación al recurrente desde que el procurador interpuso recurso
de nulidad contra la resolución de fecha 22 de noviembre de 1999, este Tribunal Constitucional ha
señalado en el Expediente N° 4303-2004-AA/TC que la notificación es un acto procesal cuyo cuestio-
namiento o anomalía no genera, per se, violación del derecho al debido proceso o a la tutela procesal
efectiva; para que ello ocurra resulta indispensable la constatación o acreditación indubitable por
parte de quien alega la violación del debido proceso de que, con la falta de una debida notificación,
se ha visto afectado de modo real y concreto el derecho de defensa u otro derecho constitucional
directamente implicado en el caso concreto; lo que no ha sucedido en el caso de autos. Esto se en-
tiende desde la perspectiva de que los procesos constitucionales ni son una instancia a la que pueden
extenderse las nulidades o impugnaciones del proceso judicial ordinario, ni pueden convertirse en un
medio para la articulación de estrategias de defensa luego de que una de las partes haya sido vencida
en un proceso judicial.
9. El demandante considera que se afectó su derecho a la pluralidad de instancias al declararse impro-
cedente, por resolución de fecha 23 de abril de 2001 (fojas 18 de autos), el recurso de nulidad que
interpuso contra la resolución de fecha 14 de setiembre de 1999, la que a su vez declaró improcedente
el beneficio de exención de la pena. Este Tribunal Constitucional no comparte tal criterio. En efecto,
tal como se ha señalado en la sentencia recaída en el Expediente N° 325-2002-HC/TC, el hecho
de que la Corte Suprema haya decidido no pronunciarse respecto del fondo de una solicitud que
solo había merecido pronunciamiento en una única instancia no excluía la posibilidad de presentar
un recurso de queja o, en su caso, no limitaba el derecho del recurrente para presentar una nueva
solicitud de exención de pena.
10. En consecuencia, es de aplicación el artículo 2, a contrario sensu, del Código Procesal Constitucional.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda porque no se ha acreditado la vulneración de los derechos al
debido proceso, de defensa, a la igualdad y a la libertad personal; así como del principio de la cosa
juzgada.
2. Establecer que el fundamento 4 de la presente sentencia constituye doctrina jurisprudencial, por
lo que debe ser observada, respetada y aplicada de manera inmediata por todos los jueces de la
República, conforme al artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, en el
sentido siguiente: “Es obligada la participación de los procuradores en todos los procesos penales
contra delitos de tráfico ilícito de drogas y lavado de activos sin que pueda rechazarse en ningún
supuesto su participación con el argumento de que no son parte en el proceso”.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / CALLE HAYEN / ETO CRUZ /
ÁLVAREZ MIRANDA / URVIOLA HANI
238
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
239
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
estricto derecho –casación procesal–, el defecto esencial del recurso se encuentra en la justificación de
la excepcionalidad: la construcción de una doctrina jurisprudencial que unifique interpretaciones con-
tradictorias o defina un correcto sentido interpretativo a una norma inédita de especiales connotaciones
jurídicas; que el aspecto de la oportunidad para constituirse en actor civil deriva de una norma procesal
especialmente clara: el pedido ha de formularse antes de la culminación de la etapa de investigación
preparatoria, la cual no necesita de complicadas labores hermenéuticas; que tratándose de asociaciones
ha de estarse a las normas generales que las regulan (artículos noventa y cuatro apartado tres del Nuevo
Código Procesal Penal) y a las normas especiales, que en este caso son las normas con rango de ley y
los reglamentos dictados por el Sector Agricultura; que en el proceso del que deriva el presente recurso
de casación existe una resolución administrativa, la número ciento cinco/dos mil siete - GRL.DRA./
ATDRH, del ocho de junio de dos mil siete, que dispuso que la Comisión de Regantes cuestionada, sin
perjuicio de la Junta Directiva de la Junta de Usuarios, inicie las acciones legales contra sus ex directi-
vos por el mal manejo de los recursos económicos provenientes de la recaudación de la tarifa de agua
durante el periodo dos mil - dos mil seis que estos últimos administraban; que, siendo así, no existe
necesidad alguna de una interpretación específica que aclare la legitimación de quien en el ámbito del
uso de las aguas tenga la condición de agraviado y la posibilidad consiguiente de constituirse en actor
civil (además, la distorsión fiscal expresamente calificó como agraviada a la Comisión de Regantes del
Subsector de Riego Santa Rosa). QUINTO: Que, por consiguiente, el recurso de casación está mal
concedido y así debe declararse, conforme al artículo cuatrocientos veintiocho, apartado uno, literal a),
en concordancia con el artículo cuatrocientos treinta apartado tres del Nuevo Código Procesal Penal.
Por estos fundamentos: declararon INADMISIBLE el recurso de casación interpuesto por el defensor
del encausado VÍCTOR MOISÉS ROJAS CAMPOS contra el auto de vista de fojas ciento veintiocho,
del diecisiete de septiembre de dos mil nueve, que confirmó el auto de fojas noventa y seis, del uno de
julio de dos mil nueve, que tuvo por constituido en actor civil a la Comisión de Regantes del Subsector
de Riego Santa Rosa; ORDENARON se devuelvan los actuados al Tribunal Superior; hágase saber.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / PRÍNCIPE TRUJILLO /
CALDERÓN CASTILLO
240
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 00099-2010-PHC/TC-JUNÍN
HENRY VILLAR HERRERA A FAVOR DE MEHMET YILDIZ
241
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima, señores Gonzales Chávez, Téllez Portugal
y Alessi Janssen, y contra vocales de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la
República, señores Gonzales Campos, Barrientos Peña, Rojas Maraví, Arellano Serquén y Zevallos
Soto. Alega que las resoluciones emitidas por ambos colegiados vulneran su derecho a la tutela procesal
efectiva, a contar con un traductor en su idioma oficial (turco), a probar, a la defensa, al derecho al debido
proceso, y al principio de legalidad penal, entre otros.
Señala el recurrente que en el proceso que se le sigue al favorecido por la comisión del delito de
tráfico ilícito de drogas (08696-2006), no se le proporcionó un intérprete en su idioma oficial (turco)
adscrito al Poder Judicial, cuando se realizó el registro personal, decomiso e incautación de la droga,
y en la suscripción del acta, y tampoco estuvo en la declaración de instructiva de fecha 6 de mayo
de 2007, por lo que alega que vulneró su derecho a la defensa; Asimismo sostiene que al habérsele
condenado por el delito de tráfico ilícito de drogas de tipo penal agravado sin antes determinar el grado
de participación que tenía con la supuesta organización internacional de tráfico ilícito de drogas se
ha vulnerado su derecho a la tutela procesal efectiva, el principio de legalidad penal y la motivación
de las resoluciones judiciales.
Admitida a trámite la demanda de hábeas corpus por el Sexto Juzgado Penal de Huancayo, se inició la
investigación sumaria, recabándose copias de los actuados del proceso penal 8696-2006, seguido contra
Mehmet Yildiz y Uemmit Sueslue, por el delito de tráfico ilícito de drogas, en agravio del Estado, así
como el certificado de reclusión N° 2952 del favorecido.
El Sexto Juzgado Penal de Huancayo mediante resolución de fecha 18 de agosto de 2009, de fojas 265,
declaro fundada la demanda por considerar que hubo una vulneración al debido proceso dado que en
la investigación preliminar el representante del ministerio publico nombro a un traductor no inscrito en
el Colegio de Traductores del Perú, irregularidad que se repitió durante la investigación judicial y en el
juicio oral del proceso penal pues se nombraron como interpretes del procesado a personas no idóneas
para desempeñar tal cargo, además de no ser miembros del Colegio de Traductores del Perú. Enfatiza que
Saim Ozlurger, intérprete de nacionalidad turca, no juramento en el juicio oral, conforme a lo establecido
por el artículo 134 del Código de Procedimientos Penales.
La recurrida revoco la apelada y, reformándola, la declaró improcedente en el extremo referido a la ca-
lificación de la conducta incriminada y a la prueba del hecho incriminado; asimismo, declaro infundada
la demanda en el extremo referido a la vulneración del derecho al debido proceso, derecho a contar con
un intérprete, a probar y derecho de defensa.
FUNDAMENTOS
1. La presente demanda de hábeas corpus tiene por objeto que se declare la nulidad de la Ejecutoria
Suprema N° 2602-2008, de fecha 10 de febrero de 2009, dictada por la Primera Sala Penal Perma-
nente de la Corte Suprema de Justicia de la República, y de la sentencia expedido por la Primera
Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima el 8 de febrero
de 2008, que condena a Mehmet Yildiz a 18 años de pena privativa de libertad por la comisión del
delito de tráfico ilícito de drogas; y que en consecuencia, se ordene la realización de un nuevo juicio
oral por otro colegiado por haberse vulnerado los derechos a la tutela procesal efectiva, a contar con
un traductor en su idioma oficial (turco), a probar, a la defensa y al debido proceso, entre otros.
2. Respecto del extremo de la demanda en el que se alega que se vulneró los derechos a la tutela pro-
cesal efectiva y el principio de legalidad penal al habérsele condenado al beneficiario por el delito
de tráfico ilícito de drogas de tipo penal agravado sin antes determinar el grado de participación que
tenía con la organización internacional de tráfico ilícito de drogas; así como que no se acreditó que
la segunda vez que regresó al Perú fue con el fin de realizar actividades de tráfico ilícito de drogas,
que no abriría un restaurante de comida turca y que conocía del contenido de las mochilas; no es
función del juez constitucional determinar la inocencia o responsabilidad penal mediante un reexamen
o valoración de pruebas, así como tampoco es una tarea del juez constitucional la tipificación penal
242
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
y la subsunción de las conductas ilícitas, por lo que resulta de aplicación la causal de improcedencia
prevista en el artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional.
3. Respecto a la omisión de designar un intérprete oficial del idioma turco adscrito al Poder Judicial por
parte de Ministerio Público, vulnerando de esa manera su derecho al debido proceso; es importante
señalar que en el plano internacional el artículo 14.3,f, del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos, y el artículo 8.2,a, de la Convención Americana de Derechos Humanos consagran el
derecho de toda persona de ser asistida gratuitamente por un intérprete, si no comprende o no habla
el idioma del juzgado o del tribunal ante el que se halle siendo juzgada, derecho del cual el Perú,
como Estado ratificante de dichos acuerdos, es plenamente respetuoso, tal como lo consagra la Cuarta
Disposición Tránsitoria Final de la Constitución Política del Estado peruano.
4. En ese sentido, este Colegiado en la sentencia recaída en el Exp. N° 03875-2008-PHC/TC señaló
que: “El requisito de un juicio con las debidas garantías tampoco obliga a los Estados Partes a
proporcionar servicios de interpretación a una persona cuya lengua materna no sea el idioma oficial
del Tribunal si esa persona puede expresarse adecuadamente en el idioma oficial y comprender ese
idioma. Solo es obligatorio proporcionar servicios de interpretación si al acusado o a los testigos de
descargo les resulta difícil comprender el idioma del Tribunal o expresarse en ese idioma” (Comité
de Derechos Humanos, caso Cadoret y otros c. Francia, párr. 5.6 -1991).
5. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha establecido: “(…). El derecho a conocer los
motivos del procedimiento se ha ensanchado con el derecho a disponer de traductor cuando no se
conoce el idioma en el que aquél se desarrolla” (Opinión consultiva OC-16/99 de 1 de octubre de
1999. El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del
Debido Proceso Legal). Así mismo establece: “c) (D)erecho de Defensa: incluye varios derechos;
contar con el tiempo y los medios para preparar la defensa, tener intérprete o traductor, ser oído,
conocer la acusación e interrogar y presentar testigos” (Opinión Consultiva OC-17/2002, de 28
de agosto de 2002, solicitada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos). STC Exp.
N° 4719-2007-PHC/TC.
6. En el presente caso, el accionante alega la vulneración de los derechos al debido proceso y de de-
fensa por no habérsele proporcionado un traductor oficial del idioma turco durante las etapas del
proceso penal que se siguió en su contra. Al respecto, es preciso señalar que, tal como consta en el
Acta de Registro Personal, Decomiso e Incautación de Especies y Documentos (f. 47), así como en
la diligencia referida al Acta de Registro del minidepartamento e incautación (f. 49), participó un
representante del Ministerio Público, así como el traductor en el idioma alemán Armando Jacinto
Yrala Elías; asimismo, que en la declaración preliminar del beneficiario, participó como intérprete
en el idioma alemán Guillermo Eloy Pino Infante (ff. 40-47), De la manifestación del beneficiario
(f.40), se desprende que radica en Alemania desde hace aproximadamente 30 años, pues trabajó en
la compañía Bayer Química, y en la actualidad percibe un seguro de desempleado; de otro lado, vive
en dicho país con su conviviente y sus dos hijos; por lo que el procesado puede entender y expresar
su voluntad no solo en turco sino también en el idioma alemán.
7. Que durante la etapa judicial en el proceso penal seguido contra el ciudadano turco aquí favorecido,
se garantizó su derecho de defensa ya que, como obra en autos se le asignó un intérprete, respetándose
de esta manera lo estipulado por el artículo 122 del Código de Procedimientos Penales; prueba de
ello es que el 26 de mayo de 2006 se suspendió la declaración instructiva al no haber un intérprete
que lo asista: “En este estado se suspende la presente diligencia, en razón que la suscrita al pre-
guntar al procesado si entiende el idioma castellano; para no recortársele el derecho de defensa se
le nombra un perito traductor por intermedio de la Corte Superior de Justicia de Lima, motivo por
el cual se suspende la presente diligencia”(f.62). Por otro lado, en la continuación de la instructiva
se consignó la presencia del intérprete en idioma alemán Sandor Ternyk Ternyk, de nacionalidad
húngara y del intérprete en idioma turco Saim Ozlurger, de nacionalidad turca, quienes cumplieron
243
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
con el juramento y la promesa de honor dispuestos por el artículo 134 del Código de Procedimientos
Penales; así mismo, en las demás actas de continuación de la declaración instructiva del beneficiario
se contó con la presencia de un intérprete en idioma turco, elegido por voluntad propia del favorecido.
8. Finalmente, en las actas que dan inicio a la Audiencia Pública y a la continuación de la misma, “se da
cuenta la concurrencia del intérprete Saim Ozlurger”; asimismo, del estudio de autos se desprende
que dicha persona había actuado como intérprete en la instrucción que se llevó a cabo, por lo que se
tiene por cumplido lo dispuesto en el artículo 258 del Código de Procedimientos Penales (f. 190).
9. Por consiguiente, a lo largo de proceso penal, el favorecido tuvo derecho a denunciar la imposibi-
lidad de comunicación y de hacer uso de los mecanismos procesales y constitucionales previstos
si consideraba que un vicio procesal venía transgrediendo su derecho de defensa. Por lo tanto, el
procesado mantuvo una comunicación efectiva con el intérprete en idioma turco designado por su
propia voluntad, máxime si como se evidencia en los actuados del expediente el procesado es capaz
de entender el idioma alemán (considerando 6 supra).
10. En consecuencia, respecto de este extremo, al no haberse acreditado que se ha vulnerado el derecho a
la defensa, resulta de aplicación el artículo 2, a contrario sensu, del Código Procesal Constitucional.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar IMPROCEDENTE la demanda respecto a lo señalado en el fundamento 2.
2. Declarar INFUNDADA la demanda de hábeas corpus porque no se ha acreditado la vulneración de
los derechos a la tutela procesal efectiva, contar con un traductor del idioma oficial del recurrente
(turco), a probar, a la defensa, y a la libertad individual.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / CALLE HAYEN / ETO CRUZ /
ÁLVAREZ MIRANDA / URVIOLA HANI
244
NOTIFICACIÓN
EXP. N° 00216-2011-PHC/TC-AREQUIPA
EVELYN DEYSI FOLLANO SUÁREZ A FAVOR DE BRYHAN LEONEL ROQUE GARCÍA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 20 días del mes de abril de 2011, la Sala Primera del Tribunal Constitucional, integrada por
los magistrados Álvarez Miranda, Beaumont Callirgos y Calle Hayen, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Evelyn Deysi Follano Suárez contra la sentencia
expedida por la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Arequipa, de fojas 153,
su fecha 29 de octubre del 2010, que declaró infundada la demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 26 de agosto de 2010, doña Evelyn Deysi Follano Suárez interpone demanda de hábeas corpus
a favor de don Bryhan Leonel Roque García, y la dirige contra el juez del Sétimo Juzgado Especializado
en lo Penal de Arequipa, don Jaime Francisco Coáguila Valdivia, y el fiscal provincial de la Novena
Fiscalía Provincial de Arequipa, don Helard Macedo Dueñas; por vulneración de sus derechos de tutela
245
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
procesal efectiva, al debido proceso, de defensa y por amenaza a su derecho a la libertad individual.
Refiere la recurrente, que el favorecido no fue notificado de la investigación preliminar realizada en
sede fiscal, ni del inicio del proceso penal (Expediente N° 2007-1294-0401-J-P-07-WFG) en su contra
por el delito de robo agravado con mandato de detención conforme al auto apertorio de instrucción de
fecha 9 de mayo del 2007, a pesar de que la dirección del favorecido figura en los registros del Reniec.
Manifiesta que posteriormente por Resolución N° 15-2008, de fecha 5 de mayo del 2008, es declarado
reo ausente, expidiéndose órdenes de captura en su contra; que asimismo, en la misma fecha se dispone
la reserva de su juzgamiento por Resolución N° 16-2008, y que por resolución de fecha 15 de julio del
2008, la Cuarta Sala Especializada en lo Penal de la Corte Superior de Justicia de Arequipa declaró
haber mérito para pasar a juicio oral contra el favorecido, reservando el señalamiento de la audiencia
hasta que sea ubicado.
Por todo ello, considera la recurrente que se ha vulnerado el derecho de defensa del favorecido y que
existe amenaza de su derecho a la libertad individual, por lo que solicita la nulidad de todo lo actuado
en el Proceso Penal N° 2007-1294, tramitado ante la Primera Sala Penal Liquidadora Transitoria de la
Corte Superior de Justicia de Arequipa, hasta el momento de la calificación del auto apertorio de ins-
trucción, y que se devuelvan los autos al Ministerio Público y se deje sin efecto las órdenes de captura
giradas en contra del favorecido.
El juez emplazado contesta la demanda señalando que sobre los mismos hechos el favorecido interpuso
otro proceso de hábeas corpus que fue declarado improcedente. De otro lado, indica que el mandato de
detención se ha dictado conforme a los requisitos del artículo 135 del Código Procesal Penal.
El Procurador Público Adjunto ad hoc para asumir la defensa del Poder Judicial señala que la recurrente
no ha demostrado la falta de notificación pues el pedido de nulidad presentado por el favorecido fue
declarado improcedente por la Primera Sala Penal Liquidadora Transitoria de la Corte Superior de
Justicia de Arequipa, teniendo en cuenta que las órdenes de captura fueron notificadas en su domicilio
consignado en el Reniec.
El Procurador Público a cargo de la Defensa Jurídica del Ministerio Público, al contestar la demanda señala
que los actos del Ministerio Público son postulatorios y no tienen incidencia en la libertad individual.
El Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria de Arequipa, con fecha 9 de setiembre del 2010, declaró
infundada la demanda al considerar que los cuestionamientos respecto a la falta de notificación debió
realizarlos en la justicia ordinaria, y que en todo caso se ha declarado infundada la nulidad presentada
por el favorecido, al habérsele notificado las órdenes de captura en su domicilio por lo que tuvo cono-
cimiento del proceso.
La Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Arequipa confirmó la apelada al considerar
que el favorecido llegó a tener conocimiento del proceso con la notificación de las órdenes de captura,
por lo que conforme al artículo 172 del Código Procesal Civil se produjo la convalidación de cualquier
vicio. Asimismo, considera que este cuestionamiento ya se determinó en la vía ordinaria a través del
pronunciamiento de la Primera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Arequipa, que desestimó
el pedido de nulidad del recurrente, y que en todo caso los vales de dicha Sala debieron ser emplazados.
FUNDAMENTOS
1. El objeto de la demanda es que se declare la nulidad de los actuados en el Expediente Penal
N° 2007-1294, tramitado ante la Primera Sala Penal Liquidadora de la Corte Superior de Justicia de
Arequipa, hasta el momento de la calificación del auto de apertura de instrucción en el proceso penal
que se sigue contra don Bryhan Leonel Roque García por el delito de robo agravado; se devuelvan los
autos al Ministerio Público y se dejen sin efecto las órdenes de captura giradas en su contra. Alega
vulneración de sus derechos a la tutela procesal efectiva, al debido proceso, de defensa y amenaza
a su derecho a la libertad individual.
246
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
2. De conformidad con lo dispuesto por el artículo 200, inciso 1, de la Constitución Política del Perú, el
hábeas corpus opera ante el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona,
que vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales conexos a ella. El artículo
25 del Código Procesal Constitucional establece que también procede el hábeas corpus en defensa de
los derechos constitucionales conexos a la libertad individual, especialmente cuando se trata del debido
proceso y la inviolabilidad del domicilio. En tal sentido, es posible inferir que el presente proceso
constitucional procede siempre y cuando el hecho cuestionado incida en la libertad individual, o en
algún derecho conexo a ella, esto es, cuya vulneración repercuta en la referida libertad.
3. El artículo 159 de la Constitución Política del Perú establece que corresponde al Ministerio Público
ejercitar la acción penal pública, de oficio o a petición de parte, así como emitir dictámenes previo
a las resoluciones judiciales en los casos que la ley contempla. Desde esta perspectiva, se entiende
que el Fiscal no decide, sino que más bien pide que el órgano jurisdiccional juzgue o, en su caso,
que determine la responsabilidad penal del acusado; esto es, que realiza su función persiguiendo
el delito con denuncias o acusaciones, pero no juzga ni decide, por lo que, si bien la actividad del
Ministerio Público en la investigación preliminar del delito, al formalizar la denuncia o al emitir la
acusación fiscal, se encuentra vinculada al principio de interdicción de la arbitrariedad y al debido
proceso, sus actuaciones son postulatorias y no decisorias sobre lo que la judicatura resuelva.
4. Por consiguiente, a la demanda contra el fiscal provincial de la Novena Fiscalía Provincial de Are-
quipa, don Helard Macedo Dueñas, resulta de aplicación el artículo 5, inciso 1 del Código Procesal
Constitucional.
5. El Tribunal Constitucional precisó en la Sentencia recaída en el Expediente N° 4303-2004-AA/TC
que la notificación es un acto procesal cuyo cuestionamiento o anomalía no genera, per se, violación
del derecho al debido proceso o a la tutela procesal efectiva; para que ello ocurra resulta indispen-
sable la constatación o acreditación indubitable, por parte de quien alega la violación del debido
proceso, de que con la falta de una debida notificación se ha visto afectado de modo real y concreto
el derecho de defensa u otro derecho constitucional directamente implicado en el caso concreto.
Esto se entiende desde la perspectiva de que los procesos constitucionales ni son una instancia a
la que pueden extenderse las nulidades o impugnaciones del proceso judicial ordinario, ni pueden
convertirse en un medio para la articulación de estrategias de defensa luego de que una de las partes
haya sido vencida en un proceso judicial.
6. Asimismo, este Colegiado en reiterada jurisprudencia ha señalado que el derecho a la defensa comporta
en estricto el derecho a no quedar en estado de indefensión en cualquier etapa del proceso penal,
el cual tiene una doble dimensión: una material, referida al derecho del imputado o demandado de
ejercer su propia defensa desde el mismo instante en que toma conocimiento de que se le atribuye
la comisión de determinado hecho delictivo, y otra formal, que supone el derecho a una defensa
técnica, esto es, al asesoramiento y patrocinio de un abogado defensor durante todo el tiempo que
dure el proceso.
7. El derecho a no quedar en estado de indefensión se conculca cuando los titulares de los derechos e
intereses legítimos se ven impedidos de ejercer los medios legales suficientes para su defensa; no
obstante, no cualquier imposibilidad de ejercer esos medios produce un estado de indefensión que
atenta contra el contenido constitucionalmente protegido de dicho derecho, sino que es constitu-
cionalmente relevante cuando se genera una indebida y arbitraria actuación del órgano que investiga
o juzga al individuo (Exp. N° 0582-2006-PA/TC; Exp. N° 5175-2007-HC/TC, entre otros).
8. En el caso de autos, según se aprecia a fojas 139 del cuaderno acompañado, la falta de notificación
y la nulidad de los actuados fue solicitada en el propio proceso penal; pedido que fue declarado
improcedente mediante resolución de fecha 1 de diciembre del 2008, por considerarse que si bien
inicialmente se le notificó en un domicilio diferente al suyo, las órdenes de captura sí fueron notifi-
cadas en el domicilio del favorecido consignado en el Reniec. Asimismo, se señala que el favorecido
247
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
convalidó cualquier vicio en la notificación cuando solicitó copias de diferentes actuados (Conside-
rando tercero).
9. Según se advierte a fojas 125 y 132 del cuaderno acompañado con fecha 5 de mayo y 15 de julio
del 2008, se nombró defensora de oficio a favor de don Bryhan Leonel Roque García.
10. Por consiguiente, al no verificarse los sustentos de la demanda, no resulta aplicable al caso el artículo 2
del Código Procesal Constitucional, por lo que debe desestimarse la demanda.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar IMPROCEDENTE la demanda respecto del fiscal emplazado; y,
2. Declarar INFUNDADA la demanda porque no se ha acreditado la vulneración de los derechos a la
tutela procesal efectiva, al debido proceso, de defensa y amenaza de su derecho a la libertad indivi-
dual.
Publíquese y notifíquese.
EXP. N° 00723-2011-PHC/TC-HUÁNUCO
ABRAHAM CHAHUA CAJALEÓN
RESOLUCIÓN DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Lima, 5 de abril de 2011
VISTO
El recurso de agravio constitucional interpuesto por don Víctor A. Cornejo y Cañoli, a favor de don
Abraham Chahua Cajaleón, contra la resolución de la Segunda Sala Penal de la Corte Superior de Justicia
de Huánuco, de fojas 284, que declara improcedente la demanda de autos; y,
248
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
ATENDIENDO A
1. Que don Abraham Chahua Cajaleón, con fecha 12 de julio de 2010, interpone demanda de hábeas
corpus y la dirige contra el juez del Juzgado Mixto de la Provincia de Dos de Mayo, don Ángel Gómez
Vargas, por la vulneración de sus derechos a la libertad individual, a la presunción de inocencia, al
debido proceso, a la forma prescrita por ley y a la defensa.
Refiere que no obstante haberse declarado fundada la solicitud de excarcelación por exceso de
detención que ordenaba su libertad en el proceso que se le sigue por la comisión del delito contra el
patrimonio, en la modalidad de abigeato-hurto de ganado y otro en agravio de Juana Hilario Peña y
otros, el juez emplazado dispuso ponerlo en custodia en los calabozos de la comisaría de la provincia
de Dos de Mayo. Señala que con celeridad inusitada ese mismo día dictó sentencia en su contra sin
que se hubiese señalado fecha para la expedición de sentencia y sin notificarle previamente para
ejercer su derecho de defensa.
2. Que la Constitución establece expresamente en el artículo 200, inciso 1, que a través del hábeas corpus
se protege tanto la libertad individual como los derechos conexos a ella; no obstante, no cualquier
reclamo que alegue afectación del derecho a la libertad individual o derechos conexos, puede repu-
tarse efectivamente como tal y merecer tutela, pues para ello es necesario analizar previamente si
los actos denunciados vulneran el contenido constitucionalmente protegido de los derechos tutelados
por el hábeas corpus.
3. Que del análisis de autos se tiene que se cuestiona la ejecución de la resolución que ordena la libertad
del beneficiado en virtud a su pedido de excarcelación por exceso de detención, en el proceso que se
le sigue por la comisión del delito contra el patrimonio en la modalidad de abigeato-hurto de ganado
y otro en agravio de Juana Hilario Peña y otros. Al respecto, al existir una sentencia condenatoria
efectiva de 8 años de pena privativa de libertad en su contra por el referido delito (fojas 46), que
se hizo efectiva desde antes de la interposición de la demanda, el recurrente se encuentra detenido
no en virtud de un mandato de detención, sino de una sentencia condenatoria, por lo que le resulta
aplicable el artículo 5, inciso 5) del Código Procesal Constitucional, que establece que: “No proceden
los procesos constitucionales cuando: (...) 5. A la presentación de la demanda ha cesado la amenaza
o violación de un derecho constitucional o se ha convertido en irreparable”.
4. Que sobre el acto de no haber sido notificado de la lectura de sentencia, el Tribunal ha señalado que
la notificación es un acto procesal cuyo cuestionamiento o anomalía no genera, per se, violación del
derecho al debido proceso; para que ello ocurra resulta indispensable la constatación o acreditación
indubitable por parte de quien alega la violación del derecho al debido proceso, de que con la falta de
una debida notificación se ha visto afectada de modo real y concreto una manifestación del derecho
de defensa; pero estando el proceso en la etapa final solo para la lectura de sentencia no se acredita
vulneración del derecho de defensa. Por lo que en consecuencia sobre este extremo la demanda debe
ser declarada improcedente en aplicación del artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional,
en cuanto señala que: “(...) no proceden los procesos constitucionales cuando los hechos y el petitorio
de la demanda no están referidos en forma directa al contenido constitucionalmente protegido del
derecho invocado”.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda.
Publíquese y notifíquese.
249
NULIDAD
251
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
17- A- Barranca, padres Edilberto y Rosa; por la presunta comisión de los delitos contra la administración
pública fraude procesal, y contra la Fe Pública en la modalidad de Falsedad Ideológica en Concurso Ideal
con Falsedad Genérica, en agravio de José Sebastián Álamo Palacios, el Poder Judicial y el Ministerio
de Salud, SIN COSTAS.- Integrado el Colegiado por el Juez Superior ponente Raúl Reyes Alvarado, y
los Jueces Superiores López Velásquez y Caballero García.- Y CONSIDERANDO:
II.- ANTECEDENTES:
1. Con fecha 22 de diciembre de 2010, el Juez William Timana Girio del Juzgado Unipersonal de
Barranca, dictó sentencia absolviendo de la acusación fiscal a los procesados Luis Miguel Changa
Arequipeño y Jorge Armando Martínez Coronado por la presunta comisión del delito contra la
Administración Pública –Fraude Procesal-, en agravio de José Sebastián Álamo Palacios, el Poder
Judicial y el Ministerio de Salud, y absolviendo de la acusación fiscal al procesado Lucio Juan
Gamarra Ochoa por la presunta comisión de los delitos contra la Administración Pública- Fraude
Procesal -, y contra la Fe Pública en la modalidad de Falsedad Ideológica en Concurso Ideal con
Falsedad Genérica, en agravio de José Sebastián Álamo Palacios, el Poder Judicial y el Ministerio
de Salud.
2. La sentencia antes descrita ha sido impugnado por el agraviado José Sebastián Álamo Palacios con
el fundamento de que el Juez no ha valorado los medios de prueba, así como se ha denegado la
admisión de medios probatorios ofrecidos por el Fiscal, además que el Juez en clara manifestación
de parcialidad se ha olvidado de motivar específicamente la sentencia, que conlleva a una nulidad
absoluta.
3. Mediante resolución número ocho de fecha 30 de diciembre del 2010, el Juez concede el recurso de
apelación. Mediante resolución número once de fecha 17 de enero del 2011 se confiere traslado del
escrito de fundamentación del recurso de apelación a los sujetos procesales por el plazo de cinco días.
Mediante resolución número doce, de fecha 28 de enero de 2011, se concede el plazo de cinco días
para que las partes ofrezcan medios probatorios, y mediante resolución número trece de fecha 18 de
febrero de 2011, se cita a juicio oral de segunda instancia para el día 16 de marzo del indicado año.
4. A la audiencia de apelación no concurrió el Ministerio Público, quien tampoco habría recurrido la
sentencia. En dicha audiencia la abogada defensora del agraviado sustentó oralmente su pretensión
impugnatoria con los mismos fundamentos alegados en su escrito de fundamentación.
5. Finalmente, el Tribunal pasó a deliberar e inmediatamente hizo conocer en resumen los fundamentos
y la decisión, citando para la lectura integral de la sentencia para el día 30 de marzo de 2011, sesión
que se realizará con las partes que concurran.
III.- RAZONAMIENTO:
1. El agraviado a través de su abogada defensora tiene como pretensión impugnatoria que se anule la
sentencia absolutoria, sosteniendo básicamente que el Juez ha omitido en dar lectura a la declaración
del acusado Changa Arequipeño, quien haciendo uso de su derecho guardó silencio, vulnerando con
ello el artículo 376.1 del CPP, que establece que se debe dar lectura a la declaración prestada ante la
Policía con presencia de su Abogado Defensor y esto –según la defensa– no ha ocurrido. Así mismo
también dice que no se ha valorado los medios probatorios ofrecidos por el Ministerio Público y
que no se ha aceptado la prueba nueva consistente en la declaración de Inquil Alvarado ofrecida
también por el Ministerio Público. Por su parte la defensa de los imputados señala que las causales
que invoca no son suficientes para declarar la nulidad del juicio oral, por lo que pide se confirme la
misma.
2. Durante el debate ha quedado establecido que el Fiscal imputa a los acusados la comisión de los
delitos de Fraude Procesal, Falsedad Ideológica y Falsedad Genérica, tipificado en los artículos 416,
428 y 438 del Código Penal respectivamente, por cuanto en otro proceso penal habrían presentado
la Resolución Directoral Nº 34-07, cuyo contenido era falso, lo que ha dado lugar para que se dicte
252
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
el sobreseimiento. Sin embargo dicho documento no ha sido ofrecido como prueba por el Ministerio
Público en el presente proceso penal, a fin de demostrar la comisión de estos ilícitos penales y la
responsabilidad penal de los acusados, lo que ha sido aceptado por la propia defensa del agraviado
e incluso ha manifestado que solicitó la exclusión de la Fiscal a cargo del caso por dicha omisión,
pero no fue aceptado su pedido. Siendo así al no haberse actuado prueba fundamental por no haber
sido ofrecido por el Fiscal, el Juez de Juzgamiento en su condición de tercero imparcial ha actuado
correctamente al absolver a los acusados.
3. De otro lado, el hecho de no haberse dado lectura a la declaración del imputado Changa Arequipe-
ño por haber guardado este silenció al inicio del Juicio Oral, asimismo de no haberse aceptado la
prueba nueva ofrecida consistente en el testimonio de Inquil Alvarado, no puede ser considerado
como nulidad absoluta o esencial, por cuanto así se hubiese realizado dicha actividad probatoria, en
nada modificaría la decisión del Juez para absolver a los acusados, por cuanto el Fiscal omitió en
ofrecer como medio probatorio la resolución directoral Nº 34-07 con supuesto contenido falso (ver
fundamento II.4 de la sentencia recurrida).
4. Asimismo se debe tener presente que en este caso advertimos que no existe nulidad absoluta o
esencial, en mérito a los fundamentos precedentes, además que el agraviado apelante, no ha sido el
que ofreció como prueba nueva la declaración de Inquil Alvarado sino el Ministerio Público, y este
no ha interpuesto recurso de apelación de la sentencia absolutoria, lo ha consentido. Finalmente se
advierte que la sentencia recurrida se encuentra debidamente motivada y el Juez ha valorado los
medios probatorios conforme al artículo 393 del Código Procesal Penal. Por tanto concluimos que
no existe nulidad absoluta debiendo en consecuencia declararse infundada la apelación interpuesta
por la defensa del agraviado.
IV. CON RESPECTO A LAS COSTAS:
El artículo 504.2 del Código Procesal Penal, establece que las costas serán pagadas por quien interpuso
un recurso sin éxito, los cuales se imponen de oficio conforme al artículo 497.2 del aludido Código, y
no existen motivos para su exoneración.
V. DECISIÓN:
Por los fundamentos antes expuestos, la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de
Huaura, con la ponencia del Juez Superior Víctor Raúl Reyes Alvarado, RESUELVE:
01. Declarar INFUNDADA la apelación interpuesta por la defensa del agraviado José Sebastián Álamo
Palacios, en consecuencia CONFIRMAR la sentencia de fecha 22 de diciembre de 2010 en la que
falla ABSOLVIENDO de la acusación fiscal a los acusados Luis Miguel Changa Arequipeño y
Jorge Armando Martínez Coronado por la presunta comisión del delito contra la Administración
Pública –Fraude Procesal–, en agravio de José Sebastián Álamo Palacios, el Poder Judicial y el
Ministerio de Salud y absolver de la acusación fiscal al procesado Lucio Juan Gamarra Ochoa
por la presunta comisión de los delitos contra la Administración Pública Fraude Procesal, y contra
la Fe Pública en la modalidad de Falsedad Ideológica en Concurso Ideal con Falsedad Genérica, en
agravio de José Sebastián Álamo Palacios, el Poder Judicial y el Ministerio de Salud, sin costas.
02. CONDENARON al pago de las costas del recurso al recurrente el agraviado José Sebastián Álamo
Palacios.
03. DISPONEMOS: Que, la presente sentencia de segunda instancia quede notificada con su lectura integral
en audiencia pública, con las partes procesales que concurran, el día TREINTA DE MARZO del año en
curso, a horas OCHO Y CUARENTA Y CINCO de la mañana, a quienes se les entregará en este acto
copia de la misma, conforme así lo dispone el artículo 396.3 del Código Procesal Penal; en caso de no
concurrir la parte imputada o su defensa técnica, deberá notificársele en su domicilio procesal, para los
efectos a que se contrae el artículo 401.2 del mismo cuerpo legal. Sin perjuicio que sea publicado en
Internet en la siguiente dirección electrónica: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com.
253
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
04. MANDARON: Que, cumplidos estos trámites, se devuelvan los autos al Juzgado de origen.
EXP. N° 00077-2011-PHC/TC-ICA
JUAN MIGUEL ÁLVAREZ MORÁN
254
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
2. Que la Constitución establece expresamente en su artículo 200, inciso 1, que el hábeas corpus procede
cuando se vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales conexos a ella. No
obstante, no cualquier reclamo que alegue la presunta afectación del derecho a la libertad individual
o sus derechos conexos puede dar lugar al análisis del fondo de la materia cuestionada mediante el
hábeas corpus, pues para ello debe examinarse previamente si los hechos cuya inconstitucionalidad
se denuncia revisten relevancia constitucional y, luego, si aquellos agravian el contenido constitu-
cionalmente protegido del derecho fundamental a la libertad personal.
Todo ello implica que para que proceda el hábeas corpus el hecho denunciado debe necesariamente
redundar en una afectación directa y concreta en el derecho a la libertad individual o, dicho de otro
modo, la afectación a sus derechos constitucionales conexos debe incidir de manera negativa en el
derecho a la libertad individual. Es por ello que el Código Procesal Constitucional prevé en su artí-
culo 5, inciso 1) que “no proceden los procesos constitucionales cuando: 1) los hechos y el petitorio
de la demanda no están referidos en forma directa al contenido constitucionalmente protegido del
derecho invocado”.
3. Que respecto a la procedencia del hábeas corpus este Tribunal en reiterada jurisprudencia ha pre-
cisado que si bien el juez constitucional puede pronunciarse sobre la eventual violación o amenaza
de violación a los derechos constitucionales conexos, tales como el derecho al debido proceso, a la
motivación de las resoluciones judiciales, etc.; ello ha de ser posible siempre que exista conexión
entre estos y el derecho a la libertad individual, de modo que la amenaza o violación al derecho
constitucional conexo incida también, en cada caso, de manera negativa y directa en el derecho a la
libertad individual.
4. Que de los fundamentos fácticos de la demanda, este Colegiado advierte que la pretendida nulidad del
proceso penal N° 2004-506 sustancialmente se sustenta en: i) un alegato de connotación probatoria,
pues a consideración del actor la manifestación policial de la menor agraviada es nula y carece de
relevancia probatoria por cuanto en dicho documento solo aparece una rúbrica y no el sello f scal,
y ii) en la supuesta afectación a los derechos reclamados que se habrían configurado en la etapa
de investigación preliminar en sede policial (derecho de defensa) y por parte del fiscal, siendo este
último quien supuestamente habría hecho f rmar al actor su entrevista personal sin permitirle su
lectura.
5. Que en este contexto en cuanto a la presunta invalidez de la prueba que constituye la manifes-
tación policial de la menor agraviada por supuestamente, no contar con el sello del f scal, se
debe señalar que aquella es una cuestión de mera legalidad, propia de la jurisdicción ordinaria que
no compete a la justicia constitucional, que, por lo tanto excede el objeto del hábeas corpus.
6. Que por otro lado en lo que respecta a la denuncia de afectación a los derechos reclamados
en sede f scal, se debe precisar que si bien es cierto que la actividad del Ministerio Público en la
investigación preliminar del delito, al formalizar la denuncia, o al formular la acusación fiscal se
encuentra vinculada al principio de interdicción de la arbitrariedad y al debido proceso, también
lo es que sus actuaciones, son postulatorias respecto de lo que el juzgador resuelva en cuanto a
la imposición de las medidas coercitivas de la libertad toda vez que ante una eventual denuncia
o acusación fiscal será el juez penal competente el que determine la restricción de la libertad
personal que pueda corresponder al inculpado en concreto [Cfr. RTC 07961-2006-PHC/TC, RTC
02688-2008-PHC/TC y RTC 00475-2010-PHC/TC, entre otras]. Asimismo, en cuanto a la supues-
ta afectación de los derechos del recurrente en la etapa de investigación preliminar en sede
policial, cabe subrayar que dicha actuación investigatoria es postulatoria en relación con lo que el
juzgador resuelva en cuanto a la imposición de las medidas coercitivas de la libertad personal que
pueda corresponder al procesado del caso penal. Y es que aun cuando la policía emita un atestado
policial, este órgano no determina restricción a la libertad personal alguna que exija al juzgador su
imposición, por lo que el proceso de hábeas corpus no es idóneo para analizar la presunta vulneración
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SS. MESÍA RAMÍREZ / ÁLVAREZ MIRANDA / VERGARA GOTELLI / BEAUMONT CALLIRGOS / ETO CRUZ /
URVIOLA HANI
EXPEDIENTE : Nº 00414-2009-32-1308-JR-PE-02
RELATORA : LÓPEZ RAMÍREZ, YESENIA M.
IMPUTADO : LOZANO LÓPEZ, EDUARDO IVÁN
DELITO : HOMICIDIO CULPOSO
AGRAVIADO : CASTILLO ESPIRITU, CLAUDIO
FISCALÍA : 2ª FISCALÍA SUPERIOR PENAL DE HUAURA
SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
RESOLUCIÓN Nº 06
Huacho, veintiocho de abril del dos mil once
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notificarse a los domicilios procesales de las partes, a fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en el
artículo 425.6 del código acotado, que prescribe la notificación de la sentencia de segunda instancia.
07.2.- Consideramos que la interpretación acorde con la oralidad para la aplicación del sistema acusatorio
vigente en nuestro país es que cuando la norma procesal antes indicada se refiere a que la sentencia de
segunda instancia se pronunciará siempre en audiencia pública, estimamos que dicho pronunciamiento
se cumple al hacer conocer los argumentos y la decisión oralmente a los justiciables presentes y público
concurrente. En caso contrario, cuando el tribunal no hace conocer oralmente las razones, argumentos o
fundamentos y la decisión de la sentencia de segunda instancia, entonces, se encuentra obligado a señalar
fecha y hora para una próxima sesión pública para dar lectura integral a la sentencia escrita. Cuando se
hace conocer oralmente en acto público en resumen los argumentos y la decisión, la sentencia integral
escrita solamente debe notificarse a las partes procesales, careciendo de objeto dar lectura a la sentencia
escrita posteriormente porque bastará su notificación a los domicilios procesales, puesto que además la
sentencia ya fue dictada oralmente con anterioridad.
07.3.- Consideramos un error y una práctica negativa para la eficacia y eficiencia del sistema acusatorio,
que con anterioridad –pese a que se hacía conocer oralmente los argumentos, fundamentos o razones
y la decisión de la sentencia de segunda instancia–, el Tribunal Superior decidía fijar fecha y hora para
posteriormente dar lectura a la sentencia escrita, lo cual significaba innecesariamente ocupar salas de
audiencias, Jueces y asistentes de audiencias, que muy bien pueden servir para la realización de audiencias
con debate. El plazo que se fijaba para leer la sentencia escrita era no mayor de diez días. En la mayoría de
estos casos las partes procesales no se hacían presentes a dicho acto porque ya conocían los fundamentos
y la decisión respectiva que se les hizo conocer oralmente; y, los Jueces con el asistente de audiencias, sin
asistencia de las partes ni público, tenían que leer sentencias escritas que dependiendo de la cantidad de
hojas de papel podía llegar en algunos casos a ocupar más de una hora, tiempo, hombre y logística que
muy puede ser aprovechado para realizar otras audiencias o labores administrativas o jurisdiccionales.
07.4.- El artículo 425.1 del CPP, establece que el plazo para dictar sentencia de segunda instancia no
podrá exceder de 10 días. En ninguna parte del contenido de la norma indicada dice que se debe dar
lectura a la sentencia escrita en el plazo de 10 días. Por tanto, el plazo para notificar la sentencia integral
escrita de la misma será de 10 días conforme a la norma antes descrita.
07.5.- Finalmente, consideramos que la publicidad de las resoluciones judiciales es relevante para que los
ciudadanos ejerzan el control respectivo; asimismo, para que exista transparencia en las decisiones judicia-
les, la presente sentencia será publicada en la siguiente dirección de Internet: www.jurisprudenciahuaura.
blogspot.com, a la que pueden acceder sin límite alguno la opinión pública local, nacional e internacional.
08.- DECISIÓN:
Por los fundamentos antes expuestos, la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de
Huaura, RESUELVE:
01. Por unanimidad: CONFIRMAR la sentencia de fecha veintiuno de septiembre del año dos mil
diez, en el extremo que falla CONDENANDO al imputado EDUARDO IVÁN LOZANO LÓPEZ,
como autor y responsable del delito Contra la Vida, el Cuerpo y la Salud, en la modalidad de Ho-
micidio Culposo, en agravio de Claudio Castillo Espíritu, y como tal le impone TRES AÑOS DE
PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD, suspendida por el término de DOS AÑOS, bajo reglas de
conducta; asimismo, FIJA por concepto de reparación civil la suma de S/. 50,000.00 nuevos soles,
que deberán pagar los sentenciados en forma solidaria a favor del agraviado.
02. Por unanimidad: IMPONER al sentenciado Eduardo Iván Lozano López el pago de las COSTAS
del recurso, en mérito a lo dispuesto en el sexto considerando.
03. En mayoría: Con el voto de los Magistrados Reyes Alvarado y López Velásquez, DISPONE-
MOS: Que, la presente sentencia de segunda instancia sea notificada de forma integral a los sujetos
procesales en sus respectivos domicilios procesales, dentro del plazo de ley, sin perjuicio de que sea
publicada en Internet en la dirección electrónica: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com.
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04. Por unanimidad: MANDARON: Que, cumplido estos trámites se devuelvan los autos al Juzgado
de origen.
SS. REYES ALVARADO / LÓPEZ VELÁSQUEZ / CABALLERO GARCÍA
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Juez haya estado conociendo otros casos en forma paralela al presente, por lo que no existe nulidad
absoluta.
S. REYES ALVARADO
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Por estas consideraciones, MI VOTO en este extremo es porque se señale día y hora para la lectura
integral de la sentencia; y, no se publique la presente sentencia en el blog personal del Juez Superior
Víctor Reyes Alvarado, sino en un blog oficial de esta Corte Superior de Justicia.
S. CABALLERO GARCÍA
EXPEDIENTE : Nº 00112-2009-30-1301-JR-PE-01
ESPECIALISTA : HUILDER E. VALDERRAMA REYES
MINISTERIO PÚBLICO : PRIMER DESPACHO DE INVESTIGACIÓN FPPC BARRANCA
IMPUTADOS : MONTOYA BAZALAR, JULIO NEAL Y OTRO
DELITOS : APROPIACIÓN ILÍCITA Y OTRO
AGRAVIADOS : SEMAPA - BANCO DE LA NACIÓN
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que determinen que al perito Eustaquio Flores Cabanillas no lo cree para así sustentar una eventual ab-
solución; siendo así lo que el a quo de manera incorrecta ingresara a un órgano de prueba que no estaba
admitido como tal; por lo tanto, lo que valoró o dejó de valorar el juez de primera instancia esta viciado
de nulidad absoluta; tal como lo preceptúa el artículo 150 del CPP.
3.4. Que, por otro lado si bien es cierto que se estaría cuestionando por parte del Ministerio Público
la continuidad por espacio de casi dos meses de sesiones de audiencias, y que si bien es cierto esto ha
sido provocado muchas veces por la inasistencia del abogado del acusado o del mismo procesado que
habría dilatado mas de lo necesario la prosecución de las audiencias, lo que habría conllevado a que ellos
mismos provoquen que de acuerdo al artículo 356.2) del CPP se vulnere el principio de continuidad de
las mismas lo que por su propia negligencia haya conllevado a que esta causa también se nulifique, en
perjuicio de sus propios intereses, no obstante que en la recurrida se le haya absuelto.
3.5. Que, otro argumento que se considera como nulificante es aquel relativo a una argumentación in-
congruente de que el magistrado de haber sido el caso de que si estaba en la convicción de que se estaría
frente a una figura atípica; lo tuvo que haber desarrollado más profusamente de lo realmente señalado
en el análisis de la posibilidad de decretar un mecanismo de defensa como podría ser la excepción de
naturaleza de acción de oficio y no pronunciarse sobre la absolución del acusado; que ello se encuentra
reservado en la eventualidad de que no se ha acreditado con suficiente actividad probatoria (insuficiencia
probatoria) o porque no se ha resquebrajado el principio constitucional de inocencia.
3.6. Que, en cuanto a la pretensión de la revocatoria enarbolada por la parte agraviada, carece de objeto
emitir pronunciamiento ya que la misma ha sido declarada NULA acogiendo la pretensión impugnativa
del Ministerio Público.
3.7. Que, finalmente se le RECOMIENDA y se le EXHORTA al magistrado de primera instancia que
al momento de resolver no vulnere los principios de imparcialidad de que todo magistrado debe estar
imbuido y evitar dictar resoluciones en plena audiencia que finalmente terminen siendo nulificadas
por su mismo despacho; así como se sirva fundamentar con mayor congruencia la actividad probatoria
más aún cuando de oficio hace uso de ellas; todo ello en caso de que en un futura ocasión ello sea de
conocimiento del Órgano de Control Interno del Poder Judicial para que se adopten los correctivos del
caso y de ser viables se determinen las responsabilidades que hayan lugar.
IV.- SOBRE LECTURA INTEGRAL DE LA SENTENCIA ESCRITA
4.1.El artículo 425 literal 4) del CPP, establece que la sentencia de segunda instancia se pronunciara
siempre en audiencia pública. Pues bien en el presente caso se ha cumplido con este dispositivo debido
a que en la misma fecha que se realizo la audiencia después de deliberar e inmediatamente se hizo co-
nocer en resumen los fundamentos y la decisión. Por tanto el contenido integral de la sentencia escrita
debe notificarse a los domicilios procesales de las partes. A fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en
los artículo 425.6 del código acotado que prescribe la notificación de la sentencia de segunda instancia.
4.2. Consideramos que la interpretación acorde con la oralidad para la aplicación del sistema procesal
penal acusatorio vigente en nuestro país. Es que cuando la norma procesal antes indicada se refiere a que
la sentencia de segunda instancia se pronunciara siempre en audiencia pública. Estimamos que dicho
pronunciamiento se cumple al hacer conocer los argumentos y la decisión oralmente, a los justiciables
presentes y público concurrente. En caso contrario cuando el tribunal no hace conocer oralmente las
razones, argumentos o fundamentos y la decisión de la sentencia de segunda instancia. Entonces se
encuentra obligado a señalar fecha y hora para una próxima sesión pública para dar lectura integral a
la sentencia escrita. Cuando se hace conocer oralmente en acto público en resumen los argumentos y la
decisión, la sentencia integral escrita solamente debe notificarse a las partes procesales, careciendo de
objeto dar lectura a la sentencia escrita posteriormente porque bastara su notificación a los domicilios
procesales. Puesto que además la sentencia ya fue dictada oralmente con anterioridad.
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4.3. Asimismo, consideramos un error y una práctica negativa para la eficacia y eficiencia del sistema
procesal penal acusatorio, que con anterioridad –pese a que se hacia conocer oralmente los argumentos,
fundamentos o razones y la decisión de la sentencia de segunda instancia– el Tribunal Superior decidía
fijar fecha y hora para posteriormente dar lectura a la sentencia escrita, lo cual significaba innecesariamente
ocupar salas de audiencias y asistentes de audiencias, que muy bien pueden servir para la realización de
audiencias donde exista debate. El plazo que se fijaba para leer la sentencia escrita era no mayor de diez
días. En la mayoría de estos casos las partes procesales no se hacían presente a dicho acto porque ya
conocían los fundamentos y la decisión respectiva que se les hizo conocer oralmente. Y, los Jueces con
los asistencias de audiencias, sin asistencia de las partes ni público tenían que leer sentencias escritas
por media hora, una hora o más –dependiendo de la cantidad de hojas de papel que contenía la sentencia
escrita–, que muy puede ser aprovechado para realizar otras labores.
4.4. Que, el artículo 425.1 del CPP, establece que el plazo para dictar sentencia de segunda instancia no
podrá exceder de diez días. En ninguna parte del contenido de la norma indicada dice que se debe dar
lectura a la sentencia escrita en el plazo de diez días. Por tanto a partir de la fecha la interpretación de
las normas antes indicadas, variando de criterio es la que corresponde a los fundamentos precedentes.
Debiendo tener presente que en caso de haberse hecho conocer oralmente los fundamentos y la decisión
de la sentencia de segunda instancia, el plazo para notificar la sentencia integral escrita de la misma será
de 10 diez conforme a la norma antes descrita.
4.5. Finalmente, consideramos que la publicidad de las resoluciones judiciales es relevante para que
los ciudadanos ejerzan el control respectivo. Para dicho fin la presente sentencia será publicada en la
siguiente dirección de Internet: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com, al que pueden acceder sin
límite alguno, la opinión pública, local nacional e internacional.
V.- DECISIÓN:
Por los fundamentos antes expuestos, la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de
Huaura, por UNAMINIDAD, se RESUELVE:
01. Declarar FUNDADO el recurso de apelación formulado por parte del Ministerio Público por las
razones antes expuestas en los considerandos previos.
02. DECLARARON INFUNDADA el recurso de apelación formulado por parte de la empresa SEMAPA
BARRANCA, por las razones ya vertidas en el considerando 3.6) del principal.
03. DECLARAR NULA la sentencia de fecha veinticuatro de mayo del año en curso, que resolvió:
ABSOLVER al acusado JULIO NEAL MONTOYA BAZALAR de la comisión de los delitos
de Apropiación Ilícita y Falsificación de Documentos, en agravio de SEMAPA Barranca S.A y del
Banco de la Nación; debiendo otro juez con cumplir con citar a un NUEVO JUICIO ORAL donde
se respeten las garantías del debido proceso vulnerados en la recurrida.
04. RECOMENDAR al magistrado VÍCTOR ALBERTO ROMERO URIOL que en lo venidero
tenga mayor celo en el ejercicio de la carrera judicial, a efectos de evitar incurrir en errores advertidos
al analizar la recurrida, ya que en caso de una nueva oportunidad se remitirán COPIAS CERTIFI-
CADAS al órgano de control interno del Poder Judicial para los efectos legales de ser necesario, tal
como se esboza en el considerando 3.7) del principal.
05. DISPONEMOS: Que, la presente sentencia de segunda instancia sea notificada de forma integral
en los domicilios procesales sin perjuicio que sea publicado en Internet en la siguiente dirección
electrónica www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com.
06. MANDARON: Que, cumplido estos trámites se devuelvan los autos al Juzgado de origen.
SS. REYES ALVARADO / LÓPEZ VELÁSQUEZ / CABALLERO GARCÍA
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S. REYES ALVARADO
S. CABALLERO GARCÍA
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de los vocales en esta instancia y que el Acuerdo Plenario 02-2005 debió tomarse debidamente por
cuanto la menor agraviada tiene varias testimoniales y estas son contradictoria invocar el artículo
425 del CPP, señalando como causales de nulidad que en el juicio oral no se le respetó la relación
de testigos y se siguió como venían y eso no es justo y se opuso y no hizo el contra interrogatorio
y por ello debe pedir la nulidad y se opuso porque ya se había dictado la resolución que prescindía
de los testigos y peritos que con ello se acredita, el colegiado fue flexible con el Ministerio Público
peno no con la defensa, se debió prescindir del perito médico legal porque llego tarde, hay delito de
violación contra natura y no se dice la fecha cierta del delito de violación sexual, que no debe pasar
mucho tiempo entre el acto de violación que la menor le atribuye y hay odio porque el padre la quiso
corregir y prueba de ello es que esta en un albergue, solo hay sindicación de la menor y el testigo
Raúl Mendoza ha sido su enamorado y ha tenido problemas con el acusado, no hay otra prueba ¿se
ha acreditado que su patrocinado era el autor? No se ha acreditado.
Pretensión del Ministerio Público:
La Fiscalía precisa que se debe confirmar la venida en grado. Considera que la sentencia expedida
que lo condenó a 25 años y la reparación civil deben ser confirmadas, que la sentencia es coherente,
adecuado para sustentar una condena, tampoco hay indicios de causal de nulidad, no hay actividad
probatorio y en cuanto a la pena también es adecuada.
III.- FUNDAMENTACIÓN FÁCTICA Y JURÍDICA DE LA DECISIÓN:
3.1.- Que, por ante esta instancia de revisión la defensa del acusado pretende se absuelva a su patro-
cinado de los cargos formulados en su contra, si bien conforme lo señala el artículo 409.1 del Código
Procesal Penal: “La impugnación confiere al Tribunal competencia solamente para resolver la materia
impugnada, así como para declarar la nulidad en caso de nulidades absolutas o sustanciales no advertidas
por el impugnante”; sin embargo, no ha existido mayor actividad que la declaración del acusado quien
niega los cargos.
3.2.- Si bien como instancia de revisión debe analizar si en el juicio de primera instancia formalmente
no se ha contravenido ninguna norma procesal, también lo es que para analizar el fondo de la litis se ha
de tener en cuenta que el principio de inmediatez que ha servido para valorar no solo la declaración de
la menor agraviada, de los testigos y perito psicólogo y médico legal no puede ser cuestionado, sino con
otra prueba actuada ante esta instancia, lo cual no ha ocurrido conforme lo dispone el artículo 425.2 del
Código Procesal Penal, ello porque “el principio de inmediatez impone un vínculo inescindible entre
el juez y las partes al punto que aquel no puede ser sustituido por otra autoridad”(28) como lo ha seña-
lado la Corte Suprema en reiteradas resoluciones, no pudiendo cuestionar por tanto el valor probatorio
que le otorgan los jueces de juzgamiento, sin embargo también lo es que se puede analizar y cuestionar
dicha valoración cuando como se ha indicado se ha actuado en esta instancia prueba en contrario, o la
sentencia expresa lo que no dijo el testigo.
3.3.- En el presente caso tenemos que la menor agraviada ha concurrido al juicio oral y ha imputado
al acusado ser el autor de los hechos materia de acusación y si bien no puede precisar con exactitud la
fecha en que se cometió la violación sexual ha hecho referencia que se inició hace dos años siendo la
última vez en el mes de noviembre del año dos mil ocho y si bien con precisión no se sabe la fecha de
inicio sí que la última vez fue en el mes de noviembre del año dos mil ocho, los jueces de juzgamiento
al efectuado un análisis para otorgarle un valor probatorio así al efectuado un análisis de su declaración
conforme al acuerdo plenario N° 02-2005/CJ-116, han concurrido la psicóloga Zhaida Rosario Meza
Quiñe quien evaluó a la agraviada y en estos casos resulta importante su opinión y que concluye que el
relato de la agraviada contiene indicadores de consistencia y tiene indicadores de stress postraumática,
así mismo, concurrió el perito médico legista Raúl Gustavo Guillén Cano quien efectuó el Certificado
(28) URBANO MARTÍNEZ, José. “La Nueva Estructura Probatoria del Proceso Penal”. Ediciones Nueva Jurídica, Colombia, 2011,
p. 190.
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Médico Legal N° 002288 - LS quien concluye con que la menor presenta signos de acto contranatura
antiguo, concurrió la testigo María Antonieta Urbano Evangelista, profesora de la agraviada y quien
denunció el hecho, así también ha concurrido el testigo Raúl Enrique Rodríguez Mendoza quien narró que
la agraviada le contó que su padre abuso sexualmente de ella, todos ellos han sido sometidos al interro-
gatorio y contra interrogatorio respectivo y han concluido por la responsabilidad del acusado existiendo
por tanto suficiente actividad probatoria para la condena impuesta, por tanto esta sala considera que no
habría motivos o fundamentos para revocar la sentencia y absolver al imputado.
Nulidades alegadas por el apelante:
3.4.- Que, si bien la pretensión del apelante fue que se revoque la sentencia condenatoria y se lo absuelva,
ha advertido de algunos fundamentos para declarar la nulidad del juicio oral de primera instancia, y si
bien esta instancia tiene la potestad nulificante de oficio conforme lo dispone el artículo 409 del Código
Procesal Penal, ello constituye la última ratio siempre que se afecten derechos fundamentales, lo cual
no se advierte en el presente caso.
3.5.- Precisa la defensa que en el juicio oral de primera instancia no se le respetó la relación de testigos
y se siguió como venían por lo que se opuso y por ello no contra interrogó, el artículo 375.2c del Código
Procesal Penal señala que: “El Juez Penal, escuchando a las partes, decidirá el orden en que deben actuarse
las declaraciones de los imputados, si fueran varios, y de los medios de prueba admitidos”, si ello es así
el orden en que deban declarar en modo alguno puede constituir la afectación de un derecho fundamen-
tal cuando se busca la verdad de los hechos, y si bien como indica la defensa indica que en protesta no
contra interrogó, negligentemente renunció a su obligación cual es efectuar en contra interrogatorio cuyo
fin es desacreditar al testigo, por tanto no puede alegar nulidad por actos propios de la defensa a quien
si bien le asiste el principio constitucional de presunción de inocencia, ello no implica que la defensa
bajo este modelo procesal sea pasiva sino debe ser activa, ha hecho referencia a que el colegiado fue
flexible con el Ministerio Público y que por llegar tarde no debió interrogarse al médico legal, si este
perito fue ofrecido y admitido entonces viene la pregunta ¿qué derecho del inculpado se afectó cuando
dicho perito fue ofrecido y admitido en la etapa intermedia? y cuando se resolvió que debía declarar
aún como lo señala la defensa no se había ya decidido prescindir de dicho medio de prueba, e incluso
se cuestiona la declaración de Raúl Ramírez Mendoza porque indica tiene evidentes contradicciones
cuando precisamente la defensa renunció a contra interrogarlo en juicio oral, sin embargo ha pretendido
ofrecer su declaración en esta instancia para que declaren, es de precisar que la nulidad podría admitirse
si se valoró una prueba ilícita lo cual no es el caso, ha indicado que no se habría precisado la fecha de
la violación lo cual solo en parte es verdad por cuanto no se sabe con exactitud la fecha de la primera
violación, pero si se ha determinado que la última fue en noviembre del año 2008, no se ha acreditado
que la menor haya actuado por venganza u odio constituyendo solo el dicho del acusado, por tanto los
fundamentos para su nulidad absoluta no lo son por no afectarse ningún derecho fundamental conforme a
lo dispuesto en el artículo 150.d) del Código Procesal Penal, no evidenciándose ninguna nulidad absoluta
para que de oficio se haga uso de tal potestad se debe confirmar la sentencia recurrido.
IV.- Sobre el señalamiento de costas:
El artículo 504.2 del Código Procesal Penal, establece que las costas serán pagadas por quien interpuso
un recurso sin éxito, los cuales se imponen de oficio conforme al artículo 497.2 del aludido Código, y
no existen motivos para su exoneración, por lo que debe imponerse costas al imputado.
V.- Sobre lectura integral de la sentencia escrita
5.1 El artículo 425.4 del CPP, establece que la sentencia de segunda instancia se pronunciara siempre
en audiencia pública. Pues bien en el presente caso se ha cumplido con este dispositivo debido a que
en la misma fecha que se realizó la audiencia después de deliberar e inmediatamente se hizo conocer
en resumen los fundamentos y la decisión. Por tanto el contenido integral de la sentencia escrita debe
notificarse a los domicilios procesales de las partes. A fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en los (sic)
artículo 425.6 del código acotado que prescribe la notificación de la sentencia de segunda instancia.
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5.2 Consideramos que la interpretación acorde con la oralidad para la aplicación del sistema procesal
penal acusatorio vigente en nuestro país. Es que cuando la norma procesal antes indicada se refiere a que
la sentencia de segunda instancia se pronunciara siempre en audiencia pública. Estimamos que dicho
pronunciamiento se cumple al hacer conocer los argumentos y la decisión oralmente, a los justiciables
presentes y público concurrente. En caso contrario cuando el tribunal no hace conocer oralmente las
razones, argumentos o fundamentos y la decisión de la sentencia de segunda instancia. Entonces se
encuentra obligado a señalar fecha y hora para una próxima sesión pública para dar lectura integral a
la sentencia escrita. Cuando se hace conocer oralmente en acto público en resumen los argumentos y la
decisión, la sentencia integral escrita solamente debe notificarse a las partes procesales, careciendo de
objeto dar lectura a la sentencia escrita posteriormente porque bastara su notificación a los domicilios
procesales. Puesto que además la sentencia ya fue dictada oralmente con anterioridad.
5.3 Consideramos un error y una práctica negativa para la eficacia y eficiencia del sistema procesal penal
acusatorio, que con anterioridad –pese a que se hacia conocer oralmente los argumentos, fundamentos o
razones y la decisión de la sentencia de segunda instancia–, el Tribunal Superior decidía fijar fecha y hora
para posteriormente dar lectura a la sentencia escrita, lo cual significaba innecesariamente ocupar salas
de audiencias y asistentes de audiencias, que muy bien pueden servir para la realización de audiencias
donde exista debate. El plazo que se fijaba para leer la sentencia escrita era no mayor de diez días. En la
mayoría de estos casos las partes procesales no se hacían presente a dicho acto porque ya conocían los
fundamentos y la decisión respectiva que se les hizo conocer oralmente. Y, los Jueces con los asistencias
de audiencias, sin asistencia de las partes ni público tenían que leer sentencias escritas por media hora,
una hora o más –dependiendo de la cantidad de hojas de papel que contenía la sentencia escrita–, que
muy puede ser aprovechado para realizar otras labores.
5.4 El artículo 425.1 del CPP, establece que el plazo para dictar sentencia de segunda instancia no podrá
exceder de diez días. En ninguna parte del contenido de la norma indicada dice que se debe dar lectura a
la sentencia escrita en el plazo de diez días. Por tanto a partir de la fecha la interpretación de las normas
antes indicadas, variando de criterio es la que corresponde a los fundamentos precedentes. Debiendo
tener presente que en caso de haberse hecho conocer oralmente los fundamentos y la decisión de la
sentencia de segunda instancia, el plazo para notificar la sentencia integral escrita de la misma será de
10 diez conforme a la norma antes descrita.
5.5 Finalmente, consideramos que la publicidad de las resoluciones judiciales es relevante para que
los ciudadanos ejerzan el control respectivo. Para dicho fin la presente sentencia será publicada en la
siguiente dirección de Internet: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com, al que pueden acceder sin
límite alguno, la opinión pública, local nacional e internacional.
Por dichos fundamentos, los miembros de la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia
de Huaura, Resuelve:
1. POR MAYORÍA: Declarar INFUNDADA la apelación interpuesta por el Ministerio Público y en
consecuencia:
2. POR MAYORÍA: CONFIRMAR la sentencia de fecha de fecha uno de abril del año dos mil
once en la que se falla CONDENANDO a INDALICIO PRÍNCIPE HUAMÁN, como autor del
delito contra la libertad sexual, en la modalidad de violación sexual de menor de catorce años, en
agravio de la menor de iniciales A.V.P.B., LE IMPONEN veinticinco años de pena privativa de
la libertad efectiva, DISPONEN: se someta a un tratamiento terapéutico,; FIJAN: en la suma de
diez mil nuevos soles, el monto que por concepto de reparación civil pagará el sentenciado a favor de
la agraviada, en la forma legal correspondiente. CORREGIR EL ERROR MATERIAL existente
en el auto de enjuiciamiento, el auto de citación a juicio oral, así como todas los Registros de las
actas de audiencia continuadas indicadas en la parte introductoria, así como en la declaración de la
víctima; en el sentido de que el primer prenombre es con la vocal “A”, no con la consonante “H”,
debiendo aparecer en lo sucesivo como “A. V. P. B”.
271
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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su padre declarara en el pleno juicio y ni siquiera lo había señalado el propio acusado antes; siendo ello
así no se justifica del por qué el a quo no ha analizado si el hecho de que se le imputaba al hermano de
la menor resultaba ser falso o se archivara por falta de pruebas o en atención a que el supuesto agresor
era en ese entonces también menor de edad; y no llegar a una conclusión absurda en haber afirmado en
la recurrida de que “la defensa del imputado había pretendido equiparar esos hechos con los ocurridos
con su padre, indicando que no ha denunciado ello en su oportunidad, haciéndose la siguiente pregunta:
¿Debería haber denunciado cuando tenía cuatro años de edad? Esa aseveración efectuada por parte del
Colegiado no tiene sentido ya que una menor de cuatro años no está capacitada para denunciar un hecho
ante las autoridades, debiendo haber entendido el Colegiado de que la persona del procesado descono-
cía de ello, lo cual mi persona llegará a verificar durante el desarrollo del Juicio de segunda instancia
cuando se le pregunta si sabía del hecho de que su otro hijo de nombre Alex había abusado de su hija
de ese entonces de cuatro años; habiendo señalado este que desconocía de ello; valoración efectuada de
manera indebida por parte del Colegiado lo cual conllevará a que sumado a otros factores se le dictara
la presente sentencia condenatoria.
TERCERO.- La conducta de la menor no se encuentra dentro de los parámetros del Acuerdo
Plenario Nº 02-2005: Que, la declaración de la menor no guarda los standards de verosimilitud y
de ausencia de incredibilidad subjetiva; habiéndose únicamente determinado por la persistencia de
la acusación de la menor; ya que la conducta de esta mostrada y advertida por los propios órganos de
prueba del Ministerio Público, testigos de cargos, peritos y por la propia víctima de haber afirmado en
especial de que su persona tomaba licor y se drogaba en las calles; que siendo ello así el relato de la
menor resultaría a priori contradictorio ya que se desprende de que ella le contó del hecho en su agravio
únicamente a su profesora, entonces si ello resulta ser así, como se justifica de que su enamorado de
nombre RAÚL ENRIQUE RODRÍGUEZ MENDOZA, conociera del hecho de que la propia menor le
contara de que su padre había abusado de ella, el mismo que deponiera en primera instancia habien-
do afirmado en esa oportunidad de que la menor fue su enamorada desde agosto del ante año pasado
(2009) al mes de abril del 2010; entonces como se puede valorar en contra y no a favor de uno de las
partes, si la menor afirma que solo mantuvo relaciones sentimentales con sus enamorados mas no tuvo
sexo con ellos, pero si libaba licor con estos; y al testigo no se le pregunta si en algún momento de su
enamoramiento mantuvo algún tipo de contacto sexual con la menor. Por otra parte, la conducta de esta
menor deja mucho que desear ya que reconoció haber sido sancionada en el colegio con suspensión por
espacio de una semana, habiéndose enojado su papá pero afirma no haberla agredido; que su persona
a temprana edad no solo ingería licor sino también fumaba cigarrillos, siendo que en una oportunidad
su padre le pegó por haberla encontrado fumando un cigarro, habiendo admitido durante su testimonio
haberse escapado con alguno de sus enamorados, entre estos con Julio en más de una oportunidad; ha-
biendo admitido durante el juicio que su relación con su padre era mala y siempre era distanciada, que
era agresivo, sin embargo, admitía que este trabajaba y no paraba en casa mayor tiempo, y que a veces
tomaba licor y que discutía con su madre, lo cual le ocasionaba miedo; por lo que se puede deducir que
su grado de confianza con su padre era nulo existiendo de por medio un rechazo desde tiempos atrás ya
que esta había admitido que su relación con este siempre era distanciada; y existiendo el hecho de haberle
pegado en más de una oportunidad por sus malas conductas tanto en la calle como en la escuela, se dan
los presupuestos que la menor tendría marcos de desacuerdo de tal naturaleza que invalidaría del todo
su testimonio, el mismo que podría ser interpretado como vengativo por parte de esta; relato que no ha
sido valorado ni confrontado por lo dicho por su otra hermana de nombre Ruth Maribel Príncipe Blas,
quien ha reconocido que su hermana –la menor presunta víctima– era una muchacha movida; quien se
escapara varias veces permaneciendo en la calle hasta las once o las doce de la medianoche en el tiempo
que estaba con su enamorado Julio.
CUARTO.- Que, finalmente la recurrida no obstante las imprecisiones para haber efectuado una condena
con el simple dicho de la menor supuestamente víctima de violación a mano de su propio progenitor,
se debe argumentar que la misma ha incurrido en una NULIDAD INSALVABLE, de acuerdo a lo es-
273
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
tablecido en el artículo 150 literal d) del NCPP; ya que pese a que de la misma lectura de la recurrida
en el punto 4.3) se habría señalado de que se había INADMITIDO como prueba nueva las dos cartas
dirigidas por el enamorado a la menor; sin embargo, estas al tenor de la invocación del artículo 378 literal
6), que erradamente se consigna en la sentencia como artículo 376; que a la letra dice: “si un testigo o
perito declara que ya no se acuerda de un hecho, se puede leer la parte correspondiente del acto sobre
su interrogatorio anterior para hacer memoria; ingresa la información que previamente fue desestimada
por el Colegiado de primera instancia.
QUINTO.- Que, sobre el particular se debe informar que pese a que la testigo (víctima) refiriera en
plena audiencia que su enamorado de nombre Raúl le escribía cartas y esta argumentó no recordar
el contenido de las mismas, eso no le daba el derecho al colegiado de primera instancia de haber in-
fringido su propia resolución dictada en audiencia momentos previos en cuanto al haberla declarado
INADMISIBLE; por lo tanto, se habría incurrido en completa indefensión a la defensa técnica del
acusado ya que este al haberla ofrecido y posteriormente serle denegada, le beneficiaba que la misma
sea valorada para bien o para mal por el órgano jurisdiccional; sin embargo, y pese al haberse ingresado
dichas cartas de contrabando; FUERON MERITUADAS al tenor del fundamento 8.7) donde contrasta
PARCIALMENTE lo dicho por el pseudo enamorado de nombre Raúl Enrique Rodríguez Mendoza; sin
embargo, no se dice nada de las veces que ambos tuvieron o no relaciones sexuales y que tampoco pese
al haberse valorado estas, se advierte que el enamorado le pide “que disimule su relación sentimental
entre ellos”; lo cual NO FUE VALORADO por el Colegiado; deviniendo por ende en un órgano juris-
diccional PARCIALIZADO con la víctima; lo cual queda corroborado en el fundamento 8.2) cuando
valora la declaración de la hermana de esta Ruth Maribel Príncipe Blas señalando que “esta se encuentra
parcializada hacia su progenitor y que tiene interés en el proceso; sin embargo, no hace más análisis
del por qué llega a dicha conclusión para finalmente sostener que al momento en que esta deponía en la
Sala de audiencia se observaba la presión familiar; sin embargo de ser cierto ello, los Jueces de Primera
Instancia debieron haber ejercido su poder disciplinario si se habría advertido una conducta similar, ya
que el artículo 364 literal 1) del CPP permite a los Jueces mantener el orden y el respeto en la sala de
audiencias pudiendo haberla desalojado, pero no argumentar posteriormente que ello conllevara a que
valoraran la declaración de la hermana en perjuicio de esta misma, cuando la hermana mayor en todo
momento ha confirmado la conducta de la víctima y que la misma señalara en audiencia; por lo tanto
una vez más se le habría causado indefensión al justiciable.
SEXTO: Que, pese a que se ha llegado a determinar que la menor tuvo relaciones sexuales contrana-
tura, hecho irrefutable que ha quedado acreditado en autos; sin embargo, la forma como las tuvo no ha
quedado del todo claro, pudiéndolas haberla efectuado no solo su padre –el acusado– sino también su
hermano Alex o sus enamorados de nombre Raúl o Julio y que tampoco se ha probado que las mismas
fueron efectuadas mediante violencia y por ende si no se encuentran claras las circunstancias en que se
practicaron estas, menos NO PUEDE EXISTIR UN RESPONSABLE de ellas; debiendo felicitar al señor
representante del Ministerio Público en esta oportunidad, ya que en todo momento se opuso a que la
menor deponga en esta instancia, ya que hubiese sido esclarecedor ser examinada para determinar si son
fundadas las dudas sobre la forma en que se produjeron los hechos y nos precise ciertas incongruencias
que mi persona sí advirtió en la tramitación del presente proceso y que lamentablemente mis colegas no
lo pudieron advertir, ya que estiman que al no haber actividad probatoria no existe la forma como darle
distinto valor probatorio a lo meritado en primera instancia; razón que no la considero justa ni equitativa
porque bajo esa forma de establecer el derecho se puede causar una gran impunidad o injusticia a la
otra parte, debiendo haber optado la MAYORÍA por analizar la forma poco ortodoxa en que la recurrida
fue confeccionada y observar las graves falencias que esta ha incurrido; lo que meridianamente pudo
haber llevado a la convicción sino de establecer una REVOCATORIA sino más bien una NULIDAD
de la misma.
SÉTIMO.- Que, finalmente debo sostener que si bien es cierto en múltiples oportunidades he señalado
las bondades de este NCPP, sin embargo, también es cierto que en esta oportunidad debo afirmar que
274
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
mientras existan ciertos formalismos propios del nuevo sistema procesal penal, esas pequeñas dificulta-
des pueden ocasionar indefensión a un justiciable; que desde mi punto de vista y por las razones antes
expuestas considero que RESULTA SER INOCENTE DE LOS CARGOS QUE SE LE IMPUTA.
Por lo expuesto, MI VOTO, es porque se le ABSUELVA de la acusación fiscal por el delito contra la
libertad sexual –violación de una menor de edad– en agravio de la menor de iniciales A.V.P.B; ORDE-
NANDO su libertad inmediata del Penal de Carquín, salvo que exista mandato de prisión preventiva
emanado de autoridad competente; ANULÁNDOSE los antecedentes generados sobre estos hechos;
ARCHIVÁNDOSE la causa siempre y cuando, esta ha quedado consentida. NOTIFÍQUESE.
S. LÓPEZ VELÁSQUEZ
275
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
el artículo 424.1 del CPP señala: “en la audiencia de apelación se observará en cuanto sea aplicable
las normas relativas al juicio oral de primera instancia”, por tanto hay norma expresa para señalar
día y hora de lectura de sentencia en segunda instancia.
0.4 Que, se sustenta lo resuelto en mayoría en el sentido que al no efectuarse la audiencia de lectura de
sentencia, se está ahorrando espacio, tiempo y menos audiencias, cuando precisamente este modelo
exige que todo se efectúe en audiencia para garantizar los principios de concentración, continuidad
y publicidad y es precisamente la lectura integral efectuada públicamente la que garantiza la trans-
parencia de nuestros actos, si lo que se ha resuelto se hace sobre la base de ahorrar menos audiencia
y tiempo, tampoco se justifica por cuanto, ello implicará que la sentencia recién al día siguiente de
su notificación se contará el plazo para interponer recurso impugnatorio, así mismo si se notifica al
domicilio procesal y muchas veces el sentenciado no tiene conocimiento del contenido de la sentencia
porque le fue entregado al abogado defensor, que la central de notificaciones ya recargada con su
labor se le incremente la misma con notificar las sentencias penales a todos los domicilios procesales,
entonces no se justifica la hipótesis de ahorro de tiempo y audiencias, es más la practica permite
incluso determinar que muchas veces no se puede cumplir con notificar por que los domicilios o no
son exactos o no existen, ¿no implica mayor transparencia que se lea la sentencia públicamente? y
ante quienes concurran, y si no concurre ningún justiciable es porque no tienen interés en la sentencia,
pero ello en modo alguno implica no dar cumplimiento a la norma procesal.
0.5 Que, asimismo, se ha dispuesto que la presente sentencia sea publicada en el blog del Juez Superior
Reyes Alvarado, con lo cual tampoco estoy de acuerdo, ello porque este es un colegiado cuyas
decisiones debe ser publicadas de ser el caso en un blog oficial de esta Corte y no en uno personal.
Por lo expuesto mi VOTO es porque:
1.- Se FIJE día y hora para la lectura integral de la sentencia.
2.- Se PUBLIQUE la sentencia en un blog oficial y no en uno personal por ser un colegiado.
S. CABALLERO GARCÍA
276
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXPEDIENTE : Nº 00015-2009-39-1302-JR-PE-01
RELATOR : HUILDER E. VALDERRAMA REYES
MINISTERIO PÚBLICO : SEGUNDO DESPACHO DE INVESTIGACIÓN
IMPUTADA : QUISPE DE BALCÁZAR, MARÍA EMPERATRIZ
DELITO : FALSEDAD IDEOLÓGICA
AGRAVIADOS : SUNARP, OBREGÓN MORALES, ROMUALDO ALEJANDRO
277
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
no se cuestiona la validez o la licitud de una letra de cambio pero sí en sede penal donde se actuaron dos
pericias donde se señala que sí hubo delito y que se habría agregado el número uno delante de la letra
de cambió y se había distorsionado el monto adeudado; existiendo de esta manera un fraude por adición
al haberse utilizado más de dos tintas y/o bolígrafos de distinta naturaleza, solicitando además que la
recurrida sea integrada en el sentido de que de conformidad a lo señalado por el artículo 495 1) del NCPP
se tendría que establecer que se ordene las rectificaciones registrales en las partidas correspondientes,
lo cual se ha obviado consignar por el a quo.
III.- ARGUMENTOS DEL SUPERIOR COLEGIADO:
3.1. Que, de lo actuado se advierte que al momento de hacer las imputaciones que motivaron el reque-
rimiento de acusación se establecía “que una letra de cambio venía siendo cuestionada ya que había
sufrido fraude en su texto por adición en el cual se habría interpolado un número a la cantidad original”,
sin embargo la imputación efectuada por el Ministerio Público es que la acusada habría insertado
declaraciones falsas, en la partida Nº 200069991 de los Registros Públicos de la sede de Chancay,
sorprendiendo de esta manera al registrador, lo cual en ningún momento ha sido materia de valoración
y deliberación por parte del a quo al fundamentar su fallo; siendo que ello se trasluce en el fundamento
2.1) donde se establece el marco fáctico de las imputaciones a cargo del Ministerio Público, a lo cual el a
quo de manera indebida no lo ha motivado correctamente, habiendo emitido una sentencia condenatoria
por haber utilizado un documento (letra de cambio) dentro de un proceso civil obteniendo una sentencia
favorable que no es materia de acusación; por lo que ha habido una motivación incongruente vulnerando
de esta manera el principio acusatorio, en que todo juicio debe ampararse.-
3.2. Que, sobre el particular existe una Ejecutoria Suprema en la cual se señala que las nulidades se deben
retrotraer al momento en que esta se produce, siendo así no se advierte motivo aparente para declarar
nulo todo el juicio oral, sino simplemente que el a quo subsane las omisiones que se ha advertido en
esta audiencia y se pronuncie, en el sentido de que, si las declaraciones falsas insertadas en documento
público, como son las partidas registrales, se dieron y de esta manera se sorprendió a la oficina de los
Registros Públicos de Chancay, lo cual no ha sido materia de análisis por el Juez de primera instancia;
dejando subsistente con respecto a la absolución por el ilícito de Falsificación de documentos ya que
este no ha sido materia de cuestionamiento.
3.3. Que, finalmente de ser procedente, el Juzgado deberá tener en cuenta el pedido formulado por la
Fiscalía dentro de esta audiencia; esto en relación a la aplicación del artículo 495.1 del CPP.
IV.- SOBRE LECTURA INTEGRAL DE LA SENTENCIA ESCRITA:
4.1.El artículo 425.4 del CPP, establece que la sentencia de segunda instancia se pronunciará siempre
en audiencia pública. Pues bien en el presente caso se ha cumplido con este dispositivo debido a que
en la misma fecha que se realizó la audiencia después de deliberar e inmediatamente se hizo conocer
en resumen los fundamentos y la decisión. Por tanto el contenido integral de la sentencia escrita debe
notificarse a los domicilios procesales de las partes. A fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en los
artículo 425.6 del código acotado que prescribe la notificación de la sentencia de segunda instancia.
4.2.Que, consideramos que la interpretación acorde con la oralidad para la aplicación del sistema procesal
penal acusatorio vigente en nuestro país. Es que cuando la norma procesal antes indicada se refiere a que
la sentencia de segunda instancia se pronunciara siempre en audiencia publica. Estimamos que dicho
pronunciamiento se cumple al hacer conocer los argumentos y la decisión oralmente, a los justiciables
presentes y público concurrente. En caso contrario cuando el tribunal no hace conocer oralmente las
razones, argumentos o fundamentos y la decisión de la sentencia de segunda instancia. Entonces se
encuentra obligado a señalar fecha y hora para una próxima sesión pública para dar lectura integral a
la sentencia escrita. Cuando se hace conocer oralmente en acto público en resumen los argumentos y la
decisión, la sentencia integral escrita solamente debe notificarse a las partes procesales, careciendo de
objeto dar lectura a la sentencia escrita posteriormente porque bastará su notificación a los domicilios
procesales. Puesto que además la sentencia ya fue dictada oralmente con anterioridad.
278
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
4.3.Consideramos un error y una práctica negativa para la eficacia y eficiencia del sistema procesal penal
acusatorio, que con anterioridad –pese a que se hacia conocer oralmente los argumentos, fundamentos o
razones y la decisión de la sentencia de segunda instancia–, el Tribunal Superior decidía fijar fecha y hora
para posteriormente dar lectura a la sentencia escrita, lo cual significaba innecesariamente ocupar salas
de audiencias y asistentes de audiencias, que muy bien pueden servir para la realización de audiencias
donde exista debate. El plazo que se fijaba para leer la sentencia escrita era no mayor de diez días. En la
mayoría de estos casos las partes procesales no se hacían presente a dicho acto porque ya conocían los
fundamentos y la decisión respectiva que se les hizo conocer oralmente. Y, los Jueces con los asistencias
de audiencias, sin asistencia de las partes ni público tenían que leer sentencias escritas por media hora,
una hora o más –dependiendo de la cantidad de hojas de papel que contenía la sentencia escrita–, que
muy puede ser aprovechado para realizar otras labores.
4.4.El artículo 425.1 del CPP, establece que el plazo para dictar sentencia de segunda instancia no podrá
exceder de diez días. En ninguna parte del contenido de la norma indicada dice que se debe dar lectura a
la sentencia escrita en el plazo de diez días. Por tanto, a partir de la fecha la interpretación de las normas
antes indicadas, variando de criterio es la que corresponde a los fundamentos precedentes. Debiendo
tener presente que en caso de haberse hecho conocer oralmente los fundamentos y la decisión de la
sentencia de segunda instancia, el plazo para notificar la sentencia integral escrita de la misma será de
10 diez conforme a la norma antes descrita.
V.- DECISIÓN:
Por los fundamentos antes expuestos, la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de
Huaura, con la ponencia del Juez Superior Johnny López Velásquez RESUELVE:
01. DECLARAR NULA de OFICIO la sentencia de fecha dieciocho de enero del dos mil once en el
extremo que falla CONDENANDO A MARÍA EMPERATRIZ QUISPE DE BALCÁZAR por el
delito Contra la Fe Pública - Falsedad Ideológica, en agravio del Estado y de Romualdo Alejandro
Obregón Morales, a CUATRO AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD SUSPENDIDA
CONDICIONALMENTE por el periodo de tres años, debiendo cumplir reglas de conducta: fijaron
el pago por concepto de reparación civil la suma de treinta mil nuevos soles a favor del Agraviado
Romualdo Alejandro Obregón Morales, y, la suma de diez mil nuevos soles a favor del Estado
agraviado; con costas.
02. ORDENAMOS: Remitir los actuados al Juez de Fallo de Primera Instancia, a fin de que cumpla con
emitir una nueva sentencia teniendo en cuenta las omisiones cometidas en su momento y teniendo
en cuenta el fundamento 3.2) del principal.
03. En mayoría, DISPONEMOS: Que, la presente sentencia de segunda instancia sea notificada de
forma integral en los domicilios procesales dentro del plazo de ley sin perjuicio que sea publicado
en Internet en la siguiente dirección electrónica: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com.
04. MANDARON: Que, cumplido estos trámites se devuelvan los autos al Juzgado de origen.
279
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
02. El otro hecho consiste –según se advierte del contenido de la propia sentencia recurrida (ver punto
2.1.)– que la imputada ha insertado declaraciones falsas en instrumento público, correspondiente a
la partida registral Nº 200069991 donde se registra la propiedad de la agraviada sito en la parcela
Nº 20E predio las salinas 2 hectáreas Chancay sorprendiendo así a la SUNARP, con lo que según el
Fiscal se corrobora la falsedad ideológica. Por este hecho es que el Juez debió emitir pronunciamiento
si se encuentra acreditado o no –en mérito a la prueba producida en el juicio oral–, y si la acusada
es responsable o no del citado cargo.
03. Sin embargo, el Juez ha condenado por un hecho que no ha sido materia de imputación, puesto
que conforme se describe en el fundamento 6.15 de la sentencia recurrida el Juez señala: “Por otro
lado, con la copia certificada de la notificación del protesto por falta de pago, dirigida al agraviado,
así como con la copia certificada del escrito de demanda donde se pone a cobro la letra de cambio
cuestionada, tal como corre a fs. (…) de la carpeta fiscal, se acredita el uso de la letra de cambio
preestablecida, con fonde amarillo con recuadros color negro, aceptada por “Romualdo Alejandro
Obregón Morales a favor de María Emperatriz Quispe de Balcázar, por l cantidad de 11.300, con
fecha de giro Huaura 28-9-2002, y vencimiento 26-10-2002. Así se acredita el elemento objetivo
del delito de falsif cación ideológica del uso de documento como si el contenido fuera exacto, (…)”.
Es decir el Juez describe como supuesto de hecho el uso de la letra de cambio, y no al supuesto
de hecho materia de imputación que corresponde a la partida registral Nº 200069991, instrumento
público que según el Fiscal donde se habría insertado declaraciones falsas, cuyo supuesto ha sido
calificado como falsificación ideológica. Por tanto, existe nulidad absoluta al haberse vulnerado
el debido proceso –emitir pronunciamiento por un hecho que no ha sido materia de imputación–,
conforme al artículo 139.3 de la Constitución concordante con el artículo 409.1. y 150.d del Código
Procesal Penal, la sentencia de primera instancia debe de oficio anularse. Lo que no significa que la
audiencia del juicio oral también sea anulada porque no se advierte exista nulidad en dicha etapa.
Por tanto al amparo 425.3.a del Código acotado debe devolverse los actuados para que el mismo
Juez subsane la omisión advertida por este Tribunal Superior.
04. De otro lado, al haber el Juez omitido pronunciarse con respecto al cargo materia de imputación, lo
que ha dado lugar para que se anule la sentencia que dictó, obviamente causa dilaciones en el trámite
del proceso y gastos para el Estado y las partes procesales, por lo que al amparo de lo establecido
en el artículo 43.13 concordante con el artículo 34.1 de la Ley de la Carrera Judicial, debe remitirse
las copias pertinentes a la ODECMA de la Corte de Huaura a fin que proceda de acuerdo a sus
atribuciones.
Por los fundamentos antes expuestos, MI VOTO, es porque:
01. De oficio, se declare NULA la sentencia recurrida, y se devuelva los actuados al mismo Juez que
dictó sentencia para que subsane la omisión advertida por este Tribunal Superior y dicte nueva
sentencia emitiendo pronunciamiento por el hecho materia de imputación.
02. Se REMITA copias a la ODECMA de la Corte de Huaura, para los efectos indicados en el funda-
mento 4.
S. REYES ALVARADO
280
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
días, por tanto no se esta facultando al Juez a que pueden pedir a las partes que se les notifique en
su domicilio procesal.
02. Que, asimismo el artículo 396.3 del CPP precisa: “La sentencia quedará notificada con su lectura
integral en audiencia pública. Las partes inmediatamente recibirán copia de ella”, es decir la propia
norma nos está precisando que la sentencia quedará notificada con su lectura integral y precisamente
de dicho acto procesal es que se computa el tiempo para interponer recurso impugnatorio de ser el
caso, y existe la obligación de en ese acto entregar copia de la sentencia a los concurrentes, porque
así como exige la norma quienes deben concurrir al juicio también solo se entregara copia de la
sentencia a los concurrentes, es decir que si no concurren a tal acto no se les entrega copia de la
sentencia, sin perjuicio de que lo puedan solicitar, al único a quien si no concurre hay la obligación
de notificar la sentencia es al acusado conforme lo dispone el artículo 401.2 del CPP para quienes
el plazo corre desde el día siguiente de la notificación en su domicilio procesal.
03. Que, se sustenta lo resuelto en mayoría en el sentido que al no efectuarse la audiencia de lectura de
sentencia, se está ahorrando espacio, tiempo y menos audiencias, cuando precisamente este modelo
exige que todo se efectúe en audiencia para garantizar los principios de concentración, continuidad
y publicidad y es precisamente la lectura integral efectuada públicamente la que garantiza la trans-
parencia de nuestros actos, si lo que se ha resuelto se hace sobre la base de ahorrar menos audiencia
y tiempo, tampoco se justifica por cuanto, ello implicará que la sentencia recién al día siguiente de
su notificación se contará el plazo para interponer recurso impugnatorio, así mismo si se notifica
al domicilio procesal y muchas veces el sentenciado no tiene conocimiento del contenido de la
sentencia porque le fue entregado al abogado defensor, que la central de notificaciones ya recargada
con su labor se le incremente la misma con notificar las sentencias penales, entonces no se justifica
la hipótesis de ahorro de tiempo y audiencias, es más la práctica permite incluso determinar que
muchas veces no se puede cumplir con notificar porque los domicilios o no son exactos o no existen,
¿no implica mayor transparencia que se lea la sentencia públicamente ? y ante quienes concurran,
y si no concurre ningún justiciable es porque no tienen interés en la sentencia, pero ello en modo
alguno implica no dar cumplimiento a la norma procesal.
04. Que, así mismo se ha dispuesto que la presente sentencia sea publicada en el blog del Juez Superior
Reyes Alvarado, con lo cual tampoco estoy de acuerdo, ello porque este es un colegiado cuyas
decisiones debe ser publicadas de ser el caso en un blog oficial de esta Corte y no en uno personal.
Por tanto mi voto es porque:
01. Se señale día y hora para la lectura integral de la Sentencia.
02. Que, no se publique la sentencia en el blog personal del Juez Superior Reyes Alvarado, sino en un
blog oficial.
S. CABALLERO GARCÍA
281
BÚSQUEDA DE PRUEBA Y RESTRICCIÓN DE DERECHOS
EXP. N° 03863-2010-PHC/TC-APURÍMAC
JOSÉ ENRIQUE ROMERO DONAYRE
283
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
explorar sus archivos privados, sin comunicárselo, encontrándose una propuesta económica de la
venta de un terreno, la cual imprimieron.
2. Que sobre al cuestionamiento que se hace respecto a los dictámenes expedidos por los fiscales empla-
zados que disponían la exploración e incautación de un disco duro de una computadora, el Tribunal ya
se ha pronunciado acerca de que la actividad del Ministerio Público no configura un agravio directo y
concreto del derecho materia de tutela de hábeas corpus, por cuanto no impone medidas de coerción
de la libertad individual. Por lo tanto este cuestionamiento debe ser declarado improcedente.
3. Que respecto al cuestionamiento que hace de la medida de comparecencia restringida en el proceso
que se sigue en contra del actor (Expediente 409-2010), no consta del estudio de autos que la cues-
tionada resolución haya adquirido la calidad de firmeza al haber sido solo admitida su apelación
(f. 163) sin que exista pronunciamiento; la resolución entonces carece del requisito de firmeza exigido
en los procesos de libertad y su impugnación en sede constitucional es prematura, resultando de
aplicación el artículo 4, segundo párrafo, del Código Procesal Constitucional [STC Exp. N° 4107-
2004-HC/TC, caso Leonel Richie Villar de la Cruz].
4. Que sobre el cuestionamiento de la resolución de auto de apertura de instrucción en el proceso penal
que se le sigue al actor ante el Tercer Juzgado Penal de Abancay por la comisión del delito contra la
Administración Pública en la modalidad de colusión (Expediente 409-2010), si bien el demandante
invoca la vulneración a la debida motivación de resoluciones judiciales, en realidad se refiere a que
la cuestionada resolución estaría basada en pruebas obtenidas de manera ilícita. Al respecto este
Tribunal se ha pronunciado sobre la obtención ilícita de medios probatorios en el sentido de que este
solo se puede evaluar a través de un hábeas corpus contra resoluciones judiciales cuando exista una
sentencia que defina la situación jurídica de un procesado, para lo cual será necesario “examinar
en abstracto el conjunto del proceso penal a f n de verif car la afectación del derecho al debido
proceso, y si la decisión sobre la situación jurídica del demandante se fundamenta, o no, en pruebas
prohibidas (STC Exp. N° 00655-2010-PHC/TC). Por lo que en el presente caso este extremo debe
ser rechazado por prematuro.
5. Que respecto al extremo referido a que el Juzgado emplazado debió haber evaluado acuciosamente
las pruebas (f. 6), debe subrayarse que la determinación de la responsabilidad penal que implica un
juicio de reproche penal sustentado en actividades investigadoras y de valoración de pruebas, es algo
que le compete a la jurisdicción ordinaria y no a la justicia constitucional, pues excede el objeto de
los procesos constitucionales. Por lo tanto debe desestimarse.
6. Que en consecuencia, dado que la reclamación del recurrente (hecho y petitorio) no está referida
al contenido constitucionalmente protegido del derecho tutelado por el hábeas corpus, resulta de
aplicación el artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional, por lo que la demanda debe
desestimarse.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú.
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda.
Publíquese y notifíquese.
284
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
285
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Realizada la investigación sumaria, conforme consta del Acta de Constatación de fecha 22 de marzo de
2010, obrante a fojas 6, se verificó que el favorecido se encontraba en las instalaciones de la División de
Investigación Criminal sin marrocas, pese a que el abogado del recurrente manifiesta que se encontraba
con marrocas a las 6 de la mañana, conforme a las fotos que muestra de su celular. El jefe de la División
de Investigación Criminal manifiesta que al existir indicios razonables de la presunción de la comisión
de un ilícito, sin necesidad de que se requiera de la orden fiscal se ha conducido al beneficiario a la
dependencia policial para los fines de identificación plena (f. 69).
El Juzgado de Investigación Preparatoria de Tambopata, con fecha 1 de abril de 2010, declara fundada
la demanda señalando que se había producido una detención arbitraria por cuanto el fiscal emplazado,
teniendo conocimiento de que el demandante era sospechoso del robo de la agencia bancaria y existiendo
sindicación del recurrente por parte de los agraviados no solicitó la detención preliminar durante las 4
horas de su retención en aplicación del artículo 262 del Código Procesal Penal, arguye también que el
mayor de la policía emplazado guardó silencio hasta un día después de la retención.
La recurrida revoca la apelada y, reformándola, la declara improcedente, considerando que el recurrente
estaba siendo investigado por un ilícito penal.
FUNDAMENTOS
1. La presente demanda tiene por objeto que se ordene la inmediata libertad del demandante por cuanto
este habría sido detenido en forma arbitraria.
2. Antes de ingresar al fondo del asunto, es necesario señalar que del estudio de autos se advierte que
en el Acta de Constatación de fecha 22 de marzo de 2010, obrante a fojas 6, el juez de hábeas cor-
pus en primera instancia ordenó la inmediata libertad del beneficiario, por lo que la detención del
favorecido cesó en sus efectos. Sin embargo, cabe precisar que el referido cese del acto cuestionado
no determina la sustracción de la materia, toda vez que el mismo no fue realizado por decisión de
los emplazados, sino del órgano jurisdiccional que conoció el hábeas corpus en primera instancia.
En ese sentido, a pesar de haber cesado el acto cuestionado en el presente proceso constitucional,
este Colegiado es competente para pronunciarse sobre el fondo de la controversia.
3. La Constitución Política del Perú en su artículo 2, inciso 24, literal f, señala lo siguiente: “Nadie puede
ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado del juez o por las autoridades policiales en
caso de f agrante delito (…)”. Por otra parte, este Tribunal Constitucional, en reiterada jurispruden-
cia, ha destacado que la libertad personal no solamente es un derecho fundamental reconocido, sino
un valor superior del ordenamiento jurídico. No obstante, en su calidad de derecho fundamental, la
libertad personal no es absoluta ni ilimitada, pues se encuentra regulada y puede ser restringida por
disposición de la ley, en atención a su armonización con otros bienes de relevancia constitucional.
4. El artículo 205, numeral 4, del nuevo Código Procesal Penal señala que en caso de que no sea posible
la exhibición del documento de identidad, según la gravedad del hecho investigado o del ámbito de
la operación policial practicada, se conducirá al intervenido a la dependencia policial más cercana
para exclusivos fines de identificación. Se podrá tomar las huellas digitales del intervenido y constatar
si registra alguna requisitoria. Este procedimiento, contado desde el momento de la intervención
policial, no puede exceder de cuatro horas, luego de las cuales se le permitirá retirarse.
5. En el caso de autos, se observa que la detención estuvo sustentada en la intervención que se hace al
beneficiario el 22 de marzo del 2010 a las 2 de la mañana en circunstancias en que se encontraba en
una reunión en el local denominado La Choza, en actitud sospechosa, desde donde fue trasladado
hasta la DIVINCRI, para ser identif cado de posibles antecedentes policiales o judiciales, lo que
es corroborado con el acta de intervención de fojas 5. Asimismo, se constata que el beneficiario no
contaba con su documento de identidad, según acta de constatación de fojas 6. Por otro lado, se
tiene que la diligencia de constatación se realizó a las 7.30 de la mañana y que las diligencias para la
identificación de la persona que asaltó a mano armada y agredió al propietario del centro comercial,
donde el beneficiario tuvo que estar presente, se llevaron a cabo a las 7.35 de la mañana del día 22
286
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
de marzo del 2010 (f. 40); esto es, después de más de 4 horas de su intervención. En la misma acta
de constatación (f. 6) se consigna que, según la manifestación del abogado del beneficiario, este
estuvo enmarrocado, para lo cual muestra fotografías tomadas desde su celular y que figuran a fojas
224, 225 y 226 de autos.
6. En consecuencia, los hechos antes expuestos acreditan la vulneración del derecho invocado, por lo
que es de aplicación el artículo 2 del Código Procesal Constitucional.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda de hábeas corpus.
2. Remitir copias de lo actuado al órgano de Control Interno del Ministerio Público del Distrito Judicial
de Madre de Dios.
3. Remitir copias de lo actuado a la Dirección de Inspectoría de la Policía Nacional del Perú.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / CALLE HAYEN
EXP. N° 04194-2010-PHC/TC-LIMA
DEMETRIO ALFREDO FLORES GOICOCHEA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 4 días del mes de abril de 2011, la Sala Segunda del Tribunal Constitucional, integrada
por los magistrados Eto Cruz, Calle Hayen y Urviola Hani, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Demetrio Alfredo Flores Goicochea contra la
sentencia de la Segunda Sala Especializada en lo Penal con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia
de Lima, de fojas 108, su fecha 25 de mayo del 2010, que declaró infundada la demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 9 de marzo del 2010 don Demetrio Alfredo Flores Goicochea interpone demanda de hábeas
corpus y la dirige contra los señores Janira Alessandra Núñez Uría, Armando Antonio Núñez Barrientos,
Luis Augusto Gonzales Peredo y Vanessa Yukic Aparicio por vulneración de sus derechos a la libertad
de tránsito y a la inviolabilidad del domicilio.
Refiere el recurrente que desde el 5 de marzo del 2010 los emplazados, al haber colocado una reja de
metal con cadena y candado en las escaleras que dan acceso al quinto piso del edificio ubicado en calle
Sabadell N° 172, Urbanización Mayorazgo IV Etapa, Distrito de Ate, le impiden el acceso al inmueble
de su propiedad que se encuentra en el área de reserva N° 3, techo aires (quinto piso) y que lo constituye
el departamento N° 502 en el mencionado edificio.
287
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
A fojas 27 obra el Acta de la Diligencia de Constatación en la que se señala que en el cuarto piso del
edificio se encuentra, en la zona de la escalera que da acceso a la azotea, una reja de metal cerrada con
una cadena y candado. Una de las vecinas refiere que la reja se puso por seguridad de los hijos de los
propietarios, y que los cuartos que están en la azotea tienen orden de demolición por parte de la Muni-
cipalidad Distrital de Ate. Asimismo una de las vecinas refiere que el demandante no vive en el edificio.
A fojas 6 de autos obra la constatación policial de fecha 5 de marzo del 2010, en la que se señala
que se encontró en el cuarto piso, en la escalera que da acceso al quinto piso, una reja de metal ce-
rrada con cadena y candado. Asimismo a fojas 29 de autos obra la declaración del recurrente en la
que señala que parte de los aires del edificio que corresponde al quinto piso lo compró a la empresa
propietaria Home & Sales del Perú, y que en el quinto piso hay dos departamentos, uno de los cuales
él ocupa; que se mudó a su departamento el 3 de marzo del 2010 y que los emplazados le increparon
que no le iban a dejar instalarse si antes no les mostraba su título de propiedad, lo que no tiene porqué
hacerlo pues ellos pueden verificar esta situación en los registros públicos; señala también que don
Luis Augusto Gonzales Peredo tiene la llave de la reja y que los emplazados no lo reconocen como
propietario pero doña Vanessa Yukic Aparicio le ha expedido un recibo por concepto de servicios y
mantenimiento del edificio.
A fojas 35, 38, 46 y 48 obran las declaraciones de los emplazados quienes señalan que la llave de la reja
la tiene el Presidente de la Junta de Propietarios, don Luis Augusto Gonzales Peredo, y que todos los
propietarios se pusieron de acuerdo para instalar la reja, firmando un documento; ello como medida de
seguridad pues en la azotea hay un espacio de precipicio que solo tiene un pasamanos de manera que
cualquiera de los niños que viven en el edificio podía acercarse y caerse. Asimismo que en el quinto piso
no hay ningún departamento habitable pues se trata de una carcasa que tiene techo y pared pero dichas
construcciones no han sido autorizadas por la Municipalidad Distrital de Ate, por lo que tienen orden de
demolición. También refieren que el recurrente nunca se ha presentado formalmente como propietario
por lo que el 3 de marzo del 2010 se le indicó que no podía mudarse al no haberse identificado como
dueño, y quien tiene esta condición es la empresa Home & Sales del Perú. Respecto a la expedición del
recibo indican que se le entregó porque el recurrente entraba y salía del edificio, pero se negó a pagar
aduciendo que no era el propietario por lo que el recibo no tiene la indicación de cancelado. También
refieren que el recurrente tiene llave de la reja principal de la entrada pero no la del quinto piso pues se
tomó la decisión que solo los miembros de la junta de propietarios tengan la llave, y que el recurrente
nunca solicitó la entrega de una copia de la llave de la reja que da acceso al quinto piso y no se encuentra
registrado en la junta de propietarios.
El Trigésimo Noveno Juzgado Penal de Lima, con fecha 19 de marzo del 2010, declaró infundada la
demanda respecto del derecho a la inviolabilidad del domicilio y fundada la demanda respecto a la
vulneración del derecho al libre tránsito, por considerar que los emplazados conocían que el recurrente
venía ocupando el departamento en el quinto piso al tener la llave de la reja de la entrada principal y al
haberse expedido el recibo para el pago de los servicios comunes, por lo que no pueden impedir el acceso
del recurrente; ordenándose el retiro de la reja de acceso del cuarto al quinto piso.
La Segunda Sala Especializada en lo Penal con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima
revocó la apelada por considerar que existen posiciones contradictorias entre las partes, existiendo dere-
chos por definir y trámites ante la autoridad municipal; agregando que el ingreso y la salida de propiedad
estrictamente privada o su tránsito en ella no involucra restricción de traslado de un lugar público, y que
determinar la titularidad del derecho de propiedad excede el objeto del hábeas corpus.
FUNDAMENTOS
1. El objeto de la demanda es que se ordene a los emplazados le den todas las facilidades a don Deme-
trio Alfredo Flores Goicochea para que pueda acceder a su propiedad que se encuentra en el área de
reserva N° 3 techo aires (quinto piso) del edificio ubicado en calle Sabadell N° 172, Urbanización
288
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
Mayorazgo, IV Etapa, Distrito de Ate; por vulneración de sus derechos a la inviolabilidad de domicilio
y al libre tránsito al haber colocado los emplazados una reja con cadena y candado en las escaleras
que dan acceso al quinto piso.
2. Respecto a la vulneración del derecho a la inviolabilidad del domicilio, el Tribunal Constitucional
ha señalado que el domicilio encarna el espacio físico y limitado que la propia persona elige para
domiciliar, quedando facultada para poder excluir a otros de dicho ámbito impidiendo o prohibiendo
la entrada en él; en un concepto de alcance más amplio “la inviolabilidad de domicilio encuentra su
asentamiento preferente, no exclusivo, en la vida privada de las personas, (...) no se ref ere, pues,
a la protección de la propiedad, posesión u otros derechos reales, sino a la necesidad de preservar
el carácter privado e íntimo” (Cfr. STC Exp. Nº 7455-2005-PHC/TC).
3. En el caso de autos no se puede acreditar fehacientemente dicha vulneración, puesto que de la inspec-
ción judicial a fojas 27 de autos y de las declaraciones tanto del recurrente como de los emplazados
no existe certeza que en el quinto piso del edificio ubicado en calle Sabadell N° 172, Urbanización
Mayorazgo, IV Etapa, Distrito de Ate, exista un departamento en el que el recurrente haya domici-
liado. En consecuencia este extremo de la demanda debe ser desestimado al no haberse acreditado
la vulneración del derecho a la inviolabilidad del domicilio, resultando de aplicación el artículo 2,
a contrario sensu, del Código Procesal Constitucional.
4. Respecto a la vulneración del derecho a la libertad de tránsito, la Constitución Política del Perú en el
artículo 2, inciso 11 (también el artículo 25, inciso 6 del Código Procesal Constitucional) reconoce
el derecho de todas las personas “(...) a transitar por el territorio nacional y a salir de él y entrar en
él, salvo limitaciones por razones de sanidad o por mandato judicial o por aplicación de la ley de
extranjería”. Esta disposición constitucional procura reconocer que todo nacional o extranjero con
residencia establecida puede circular libremente o sin restricciones por el ámbito de nuestro territorio
patrio, habida cuenta de que, en tanto sujetos con capacidad de autodeterminación, tiene la libre
opción de disponer cómo o por dónde desplazarse, sea que dicho desplazamiento suponga facultad
de ingreso hacia el territorio del Estado, circulación o tránsito dentro del mismo, o sea que suponga
simplemente salida o egreso del país.
5. El derecho a la libertad de tránsito también se manifiesta en la facultad de toda persona para des-
plazarse, sin impedimentos, en las vías públicas. No obstante, como ha establecido este Colegiado
(Exp. N° 4453-2004-HC/TC), si bien la libertad de tránsito suele manifestarse en el desplazamiento
de la persona a través de autopistas, avenidas, calles, veredas, plazas o vías con similar característica,
ello no significa que dentro de espacios semiabiertos e, incluso, ámbitos de carácter particular, no
puedan darse manifestaciones vinculadas al ejercicio de este derecho.
6. Este Tribunal ha señalado anteriormente que el hábeas corpus restringido “(...) se emplea cuando la
libertad física o de locomoción es objeto de molestias, obstáculos, perturbaciones o incomodidades
que, en los hechos, configuran una seria restricción para su cabal ejercicio. Es decir, que, en tales
casos, pese a no privarse de la libertad al sujeto, ‘se la limita en menor grado’. Entre otros supuestos,
cabe mencionar la prohibición de acceso o circulación a determinados lugares; los seguimientos
perturbatorios carentes de fundamento legal y/o provenientes de órdenes dictadas por autoridades
incompetentes; las reiteradas e injustificadas citaciones policiales; las continuas retenciones por con-
trol migratorio o la vigilancia domiciliaria arbitraria o injustificada, etc.” (Exp. N° 2663-2003-HC/
TC). Entonces, siendo que el objeto del hábeas corpus restringido consiste en atender no aquellos
supuestos en los cuales el derecho a la libertad personal es afectado totalmente, sino los casos en los
cuales existe una restricción menor en la libertad física de la persona, se convierte en el instrumento
idóneo para tutelar el derecho fundamental a la libertad de tránsito.
7. Si bien el Tribunal en el caso de autos ha señalado que no existe vulneración del derecho a la
inviolabilidad del domicilio no sucede lo mismo respecto al derecho a la libertad de tránsito. En
efecto, el recurrente alega ser propietario de parte de los aires que corresponden al quinto piso del
289
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
antes mencionado edificio por lo que con la instalación de la reja de metal que impide el acceso al
quinto piso se estaría vulnerando su derecho de libertad de tránsito al no permitirsele el acceso a su
propiedad.
8. Al respecto, don Demetrio Alfredo Flores Goicochea es copropietario en un 50% de parte de los
aires del edificio ubicado en la calle Sabadell, de acuerdo a la Declaración Jurada del Impuesto
Predial 2009 expedida por la Municipalidad Distrital de Ate, a fojas 14 de autos, propiedad que se
encuentra inscrita en la Partida N° 12314524 de la Oficina Registral N° IX Sede Lima, a fojas 17 y
18 de autos. Situación que también ha sido reconocida por los emplazados, pues caso contrario no
se explica el que se le haya otorgado la llave de la reja de la entrada principal al edificio, conforme
consta a fojas 47, ni el que se le haya requerido el pago por concepto de servicios y mantenimiento
del edificio.
9. El derecho de propiedad reconocido en el artículo 2, inciso 16 de la Constitución Política del Perú
y desarrollado en diversa jurisprudencia del Tribunal Constitucional, consiste en “el poder jurídico
que permite a una persona usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien”; y en el caso de autos al
tener el recurrente la condición de propietario goza, al igual que los demás propietarios de los de-
partamentos del edificio ubicado en la calle Sabadell N° 172, Urbanización Mayorazgo, IV Etapa,
Distrito de Ate, de todos los atributos inherentes al derecho de propiedad y por lo mismo no puede
limitársele su derecho al libre tránsito en las zonas comunes del edificio (escalera) y mucho menos
impedírsele el acceso a su propiedad (Área de Reserva 3).
10. El Tribunal Constitucional reconoce que entre el recurrente y los demás propietarios de los depar-
tamentos existe controversia respecto a si es posible o no realizar construcciones en el quinto piso;
situación que corresponde ser determinada por la Municipalidad Distrital de Ate-Vitarte, conforme
a sus facultades; es más, según se aprecia a fojas 103, existe en trámite un proceso administrativo
al respecto. Sin embargo, la existencia de esta controversia y del proceso administrativo no puede
limitar el derecho al libre tránsito del recurrente, es decir, el acceso a su propiedad.
11. Por todo lo expuesto, habiéndose acreditado fehacientemente la vulneración del derecho al libre
tránsito, la demanda debe ser estimada en aplicación del artículo 2 del Código Procesal Constitucional.
12. Este Colegiado también reconoce que de acuerdo a las declaraciones de los emplazados y conforme
se aprecia de la fotografía a fojas 100 de autos, la reja de metal que impide el libre acceso al quinto
piso fue instalada por un tema de seguridad respecto de los menores que residen en el edificio ubicado
en la calle Sabadell N° 172, Urbanización Mayorazgo, IV Etapa, Distrito de Ate; situación que debe
ser tomada en cuenta al momento de reponer las cosas al estado anterior a la violación del derecho
constitucional, conforme lo establece el artículo 1 del Código Procesal Constitucional.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda porque no se ha acreditado la vulneración del derecho a la
inviolabilidad del domicilio.
2. Declarar FUNDADA en parte la demanda porque se ha acreditado la vulneración del derecho a la
libertad de tránsito; en consecuencia, ordena que los emplazados no impidan el libre acceso de don
Demetrio Alfredo Flores Goicochea a su propiedad, para lo cual deberá entregársele la llave de la
reja de metal instalada en la escalera que da acceso al quinto piso del edificio ubicado en la calle
Sabadell N° 172, Urbanización Mayorazgo, IV Etapa, Distrito de Ate.
Publíquese y notifíquese.
SS. ETO CRUZ / CALLE HAYEN / URVIOLA HANI
290
MEDIDAS CAUTELARES
291
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
existen elementos de convicción para estimar la comisión del delito que se atribuye al beneficiario, pues
del certificado médicolegista se desprende una duda razonable que favorece al imputado, por cuanto la
menor agraviada muestra serias contradicciones, la denunciante –madre de la menor– fue conviviente
del inculpado y ella sabía la dirección laboral del inculpado; además, el actor no registra antecedentes.
2. Que las instancias judiciales del hábeas corpus rechazaron la demanda de manera liminar por con-
siderar principalmente, que para que proceda el hábeas corpus la resolución judicial debe ser firme,
apreciándose que la resolución cuestionada fue emitida el día 26 de enero de 2011 y que el recurso
de apelación fue interpuesto con reserva de su fundamentación, resultando que la demanda de hábeas
corpus fue postulada el 27 de enero del presente año. La Sala Superior revisora del hábeas corpus
desestimó la demanda realizando un examen del fondo de la demanda, pronunciamiento judicial que
en puridad constituye la confirmatoria del rechazo liminar de la demanda.
3. Que respecto a la figura jurídica del rechazo liminar el Tribunal Constitucional ha señalado en la
sentencia recaída en el caso Víctor Esteban Camarena [STC N° 06218-2007-PHC/TC, F. J. 12] que
cabe el rechazo liminar de una demanda de hábeas corpus cuando: i) se cuestione una resolución
judicial que no sea firme (artículo 4 del C.P.Const.); ii) los hechos y el petitorio de la demanda no
están referidos en forma directa al contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado
(artículo 5.1 del C.P.Const.), y iii) a la presentación de la demanda haya cesado la amenaza o violación
de un derecho constitucional o esta se haya convertido en irreparable (artículo 5.5 del C.P.Const.),
entre otros supuestos.
Los supuestos de improcedencia antes descritos hacen viable el rechazo de una demanda de hábeas
corpus que se encuentra condenada al fracaso y que, a su vez, restringe la atención oportuna de otras
demandas que merecen un pronunciamiento urgente por el fondo. Es pertinente señalar que la falta
de firmeza de una resolución judicial debe ser manifiesta a efectos de su rechazo liminar, lo que debe
apreciar el Juez del hábeas corpus en cada caso.
4. Que la Constitución establece expresamente en su artículo 200, inciso 1 que el hábeas corpus pro-
cede cuando se vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales conexos
a ella. Ello implica que los hechos cuya inconstitucionalidad se denuncia vía este proceso deben
necesariamente redundar en una afectación directa y concreta en el derecho a la libertad individual.
No obstante, es menester precisar que el Código Procesal Constitucional establece en su artículo 4
que el proceso constitucional de hábeas corpus procede cuando una resolución judicial firme vulnera
en forma manifiesta la libertad personal y la tutela procesal efectiva; por lo tanto, no procede cuando
dentro del proceso penal que dio origen a la resolución que se cuestiona no se han agotado los recursos
que otorga la ley para impugnarla o cuando habiéndola apelado esté pendiente de pronunciamiento
judicial dicha apelación.
5. Que del análisis de la demanda se desprende: a) Que el presunto agravio al derecho a la libertad per-
sonal del recurrente se encuentra sustanciado en la resolución judicial que desestimó su solicitud de
cese de la prisión preventiva cuya nulidad pretende en esta vía constitucional; y, b) El cuestionamiento
a la disposición fiscal que requirió la detención preliminar del actor, actuación del representante del
Ministerio Público que a juicio del demandante afectarían los derechos del favorecido.
6. Que en lo que respecta al cuestionamiento a la disposición f scal que requirió la detención preliminar
del benef ciario, corresponde que la demanda sea rechazada por falta de conexidad directa y negativa
con la libertad personal, que es el derecho materia de tutela del hábeas corpus. Al respecto, se debe
señalar que las actuaciones del Ministerio Público –al requerir la detención preliminar y la prisión
preventiva– son postulatorias respecto a lo que el juzgador resuelva en cuanto a la imposición de
las medidas coercitivas de la libertad individual que puedan corresponder al procesado [Cfr. RTC
N° 00475-2010-PHC/TC, entre otras].
Asimismo este Colegiado considera pertinente puntualizar, respecto a los alegatos del actor cuya
f nalidad es la valoración de Hechos y de medios probatorios penales (el certif cado medicolegista
292
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
que supuestamente presenta duda razonable, las presuntas contradicciones de la menor agraviada,
así como que supuestamente la denunciante es madre de la menor agraviada y fue conviviente del
favorecido, etc.) que el Tribunal Constitucional viene subrayando en reiterada jurisprudencia que los
juicios de reproche penal de culpabilidad o inculpabilidad, así como la valoración de la pruebas
que para su efecto se actúen en la instancia correspondiente, no están referidos en forma directa
al contenido constitucionalmente protegido del derecho a la libertad personal, toda vez que son
aspectos propios de la jurisdicción ordinaria que no competen a la justicia constitucional [Cfr. RTC
2849-2004-HC/TC, RTC 04314-2009-PHC/TC, RTC 05157-2007-PHC/TC, entre otras], contexto
en el que, en cuanto a este tema, también corresponde el rechazo del hábeas corpus.
En este sentido, en cuanto a los puntos abordados en el presente considerando, corresponde que la
demanda sea rechazada en aplicación de la causal de improcedencia prevista en el artículo 5, inciso 1,
del Código Procesal Constitucional, toda vez que la pretensión y el fundamento fáctico que la sus-
tenta no están referidos en forma directa al contenido constitucionalmente protegido del derecho a
la libertad personal.
7. Que de otro lado, en cuanto al cuestionamiento a la resolución judicial que desestimó su solicitud
de cesación de la prisión preventiva, de los actuados y demás instrumentales que corren en los
autos no se acredita que dicho pronunciamiento judicial (fojas 50) cumpla con el requisito exigido
en los procesos de la libertad individual, esto es, que al momento de interpuesta la demanda se
hayan agotado los recursos que otorga la ley para impugnar la resolución judicial que agraviaría los
derechos a la libertad individual que se invocan, habilitando así su examen constitucional [Cfr. STC
4107-2004-HC/TC, caso Leonel Richie Villar de la Cruz]. Por consiguiente, en lo que concierne al
extremo de la demanda referido a que se declare la nulidad de la resolución desestimatoria del cese
de la prisión preventiva corresponde el rechazo de la demanda de conformidad con lo establecido
en el artículo 4 del Código Procesal Constitucional.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus de autos.
Publíquese y notifíquese.
293
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 571-2011-PHC/TC-UCAYALI
ADELMO SEGUNDO GUERRERO ENCISO Y OTROS
294
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
beneficiarios, por lo que en la sola existencia de un oficio donde se hace un pedido de detención
preliminar no podrían fundarse las infracciones constitucionales, tales como el atentado contra la
libertad individual, máxime si las actuaciones tanto de la Fiscalía como la de la Policía Nacional,
durante la investigación preliminar, son postulatorias en relación con lo que el juzgador resuelva en
cuanto a la imposición de las medidas coercitivas de la libertad. Siendo así, es el juez penal compe-
tente el que determina si existen o no indicios de la comisión de un ilícito y si procede el dictado de
la apertura de la instrucción penal con la restricción de la libertad personal que pueda corresponder
a los beneficiarios [Cfr. RTC 02688-2008-PHC/TC, RTC 00475-2010-PHC/TC y RTC 02296-2010-
PHC/TC, entre otras].
4. Que en consecuencia, dado que los hechos expuestos no están relacionados con el contenido cons-
titucional de los derechos protegidos por el hábeas corpus o vinculados a derechos conexos a la
libertad individual, la demanda debe ser rechazada en aplicación de lo dispuesto en el artículo 5.1
del Código Procesal Constitucional.
Por estos considerandos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda.
Publíquese y notifíquese.
295
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 00354-2011-PHC/TC-CUSCO
NOÉ HUAMÁN AYMA Y OTROS
296
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
delictiva subsiste dentro de las 24 horas de producido el hecho punible en determinados supuestos
[Expediente N° 05423-2008-PHC/TC].
En este sentido cabe señalar que la flagrancia es un instituto procesal con relevancia constitucional
que debe entenderse como una evidencia del hecho delictuoso respecto de su autor. Así, la flagrancia
se configurará cuando exista un conocimiento fundado, directo e inmediato del hecho punible que
se viene realizando o que se acaba de realizar instantes antes, situación en la que, por su particular
configuración, es necesaria la urgente intervención de la Policía para que actúe conforme a sus
atribuciones. En este sentido, lo que justifica la excepción al principio constitucional de la reserva
judicial para privar de la libertad a una persona es la situación particular de la urgencia que, en el
caso, concurriendo los requisitos de la inmediatez temporal e inmediatez personal de la flagrancia
delictiva, comporta la necesaria intervención policial.
3. Que en el caso de los autos se advierte que la Primera Fiscalía Provincial Penal Corporativa de La
Convención, mediante Disposición N° 01-2010-PFPPC-LC, de fecha 29 de setiembre de 2010, y su
ampliatoria de la misma fecha, dispuso el inicio de la investigación preliminar con la intervención de
la Policía Nacional, por los delitos de usurpación agravada, coacción y otros, respecto a un inmueble
ubicado en el sector de Urpipata. Asimismo del estudio del escrito del recurso de agravio constitucional
de fecha 14 de diciembre de 2010 (fojas 280), se advierte que los hechos denunciados se circunscriben
a la detención policial de los favorecidos realizada el día 30 de setiembre de 2010 a las 6:30 am.
4. Que en cuanto a la denuncia constitucional de autos, siendo la finalidad de los procesos constitucio-
nales, entre ellos el hábeas corpus, de conformidad con lo establecido en el artículo 1 del Código
Procesal Constitucional, el reponer las cosas al estado anterior a la violación o amenaza de violación
del derecho fundamental a la libertad personal o un derecho conexo a este, en el presente caso carece
de objeto emitir pronunciamiento sobre el asunto controvertido al haber operado la sustracción
de la materia justiciable, toda vez que el alegado agravio al derecho de la libertad individual de los
favorecidos que se habría materializado con la detención policial realizada el día 30 de setiembre
de 2010 ha cesado en momento posterior a la postulación de la demanda, no evidenciándose, por lo
demás, que se acuse su posterior configuración o que la acusada sujeción policial se mantenga a la
fecha, contexto el descrito por el que corresponde el rechazo de la demanda [Cfr. RTC 04717-2007-
PHC/TC; RTC 01638-2009-PHC/TC y RTC 00573-2010-PHC/TC, entre otras].
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda al haber operado la sustracción de materia.
Publíquese y notifíquese.
297
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 00422-2011-PHC/TC-ICA
YVÁN AURELIO CHIA AQUIJE
298
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
4. Que respecto a que la jueza emplazada no ha resuelto un escrito que presentó el recurrente el 15 de
octubre de 2010, y ha diferido, hasta la emisión de sentencia el pronunciamiento sobre una excepción
de naturaleza de acción presentada, este Colegiado ha señalado en reiterada jurisprudencia que los
aspectos que versan sobre controversias de mera legalidad son de competencia de la justicia ordinaria,
por lo que no pueden ser materia de análisis mediante el proceso de hábeas corpus.
5. Que en consecuencia la demanda debe ser rechazada en aplicación de la causal de improcedencia
prevista en el artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional, toda vez que los hechos que
sustentan la demanda no están referidos en forma directa y concreta al contenido constitucionalmente
protegido del derecho a la libertad personal.
Por estos considerandos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú.
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus de autos.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / ETO CRUZ / VERGARA GOTELLI
299
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 00038-2010-PHC/TC-LIMA
HUGO MARTÍNEZ ALOJA
300
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
El Cuadragésimo Juzgado Penal de Lima, con fecha 27 de mayo de 2009, declaró improcedente la
demanda de autos por considerar que la resolución en cuestión se encuentra debidamente motivada; y
que por lo demás el criterio adoptado por los vocales emplazados al emitir dicha resolución no puede
ser cuestionado mediante el hábeas corpus.
La Tercera Sala Penal para Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima,
con fecha 5 de octubre de 2009, revocando la apelada declaró infundada la demanda por similares
fundamentos.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio
1. La demanda tiene por objeto que se declare la nulidad de la resolución de vista de fecha 20 de marzo
de 2009, que revocando la apelada declaró improcedente la solicitud de variación del mandato de
detención por el de comparecencia restringida, así como dispuso la ubicación y captura del favorecido
en el proceso penal que se le sigue por la presunta comisión del delito de homicidio calificado (Exp.
N° 1227-2008); se denuncia la violación del derecho constitucional a la debida motivación de las
resoluciones judiciales.
El derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales
2. El artículo 139, inciso 3 de la Constitución establece que son principios y derechos de la función
jurisdiccional la observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional; en consecuencia, cuando
el órgano jurisdiccional imparte justicia está obligado a observar los principios, derechos y garantías
que la Norma Suprema establece como límites del ejercicio de las funciones asignadas.
3. En ese sentido la necesidad de que las resoluciones judiciales sean debidamente motivadas es un
principio que informa el ejercicio de la función jurisdiccional y es al mismo tiempo un derecho
constitucional de los justiciables. Mediante la motivación, por un lado, se garantiza que la imparti-
ción de justicia se lleve a cabo de conformidad con la Constitución y las leyes (artículos 45 y 138
de la Constitución) y, por otro, que los justiciables puedan ejercer de manera efectiva su derecho de
defensa. Justamente, en cuanto al derecho a la debida motivación de las resoluciones, este Tribunal
ha precisado que “la Constitución no garantiza una determinada extensión de la motivación, por lo
que su contenido esencial se respeta siempre que exista fundamentación jurídica congruente entre lo
pedido y lo resuelto, y que, por si misma, exprese una suficiente justificación de la decisión adoptada,
aún si esta es breve o concisa”(STC N° 1291-2000-AA/TC, fundamento 2).
4. En cuanto a la variación del mandato de detención cabe recordar que este Tribunal en reiterada
jurisprudencia ha señalado que la detención judicial preventiva es una medida provisional cuyo
mantenimiento solo debe persistir en tanto no desaparezcan las razones objetivas que sirvieron para
su dictado. En efecto, las medidas coercitivas, además de ser provisionales, se encuentran sometidas
a la cláusula rebus sic stantibus, lo que significa que su permanencia o modif cación a lo largo del
proceso estará siempre subordinada a la estabilidad o cambio de los presupuestos que posibilitaron
su adopción inicial, por lo que es plenamente posible que alterado el estado sustancial de los pre-
supuestos fácticos respecto de los cuales la medida se adoptó, pueda esta ser variada, criterio que
guarda concordancia con la condición legal prevista en el último párrafo del artículo 135 del Código
Procesal Penal.
Análisis del caso materia de controversia constitucional
5. En el caso de autos, a fojas 323 obra la resolución en cuestión de fecha 20 de marzo de 2009, que
con relación al peligro procesal, señala que:
“Al respecto el Juez señala que el recurrente ha presentado documentos diversos como partida de
matrimonio, partidas de nacimiento de sus hijos, comprobantes de pago de haberes, certificado
domiciliario, los que a criterio del juez de la causa habrían relativizado el peligro de fuga, y con
respecto al entorpecimiento u obstaculización de la actividad probatoria señala que ello ya no será
301
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
posible porque ya sea han recibido las declaraciones de los testigos ubicables y los familiares de los
agraviados. Sin embargo las pruebas señaladas por el señor juez completamente irrelevantes
para conjurar el peligro de fuga y/o obstaculización probatoria.
En cuanto a este último aspecto –entorpecimiento de la actividad probatoria–, existen notables con-
tradicciones en las declaraciones de los procesados Hugo Martínez Aloja, Celso Miranda Vásquez y
Collins Collantes Guerra; con respecto a que el procesado Hugo Martínez Aloja tenía conocimiento
de lo que venía sucediendo al interior del G-2. Por todas estas contradicciones, el Colegiado considera
que el procesado Hugo Martínez Aloja conjuntamente con sus coprocesados viene cambiando
constantemente sus versiones de los hechos materia de juzgamiento y de este modo perturbando
la actividad probatoria” (el énfasis es nuestro).
6. De lo expuesto se aprecia de manera objetiva que la Sala Superior emplazada no ha señalado y/o
expresado las razones o motivos que justifiquen la decisión adoptada, esto es, la existencia del peligro
procesal atribuible al favorecido Martínez Aloja. En efecto, no se ha precisado por qué los medios
probatorios del beneficiario (partida de matrimonio, comprobante de pago de haberes, certificado
domiciliario, etc), resultan irrelevantes para desvanecer o desaparecer el peligro de fuga. De otro
lado, sobre la perturbación de la actividad probatoria, si bien la Sala emplazada señala que existe
contradicción en las declaraciones del favorecido y los demás coprocesados, este hecho per se no
constituye conducta alguna que perturbe la actividad probatoria, pues esta se ve expresada en la
actuación personal del favorecido, cuando está destinada a destruir, modificar, ocultar, suprimir o
falsificar elementos de prueba, así como influir para que testigos o peritos informen falsamente o
se comporten de manera desleal o reticente; de lo que se colige que se ha producido la violación
del derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales, por lo que la demanda debe ser
estimada.
7. Por último cabe precisar que lo anterior no supone necesariamente la variación de la medida coer-
citiva del favorecido, sino que la Sala Superior emplazada debe emitir nueva resolución en la que
se resuelva la apelación de la variación de la detención por la de comparecencia, pudiendo incluso
expedir una resolución en el mismo sentido que la resolución cuestionada, claro está siempre que
sea emitida conforme a las exigencias de la debida motivación señalada en autos. Ello no implica
que se levante la orden de captura del demandante.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar FUNDADA la demanda al haberse producido la violación del derecho a la debida motivación
de las resoluciones judiciales; en consecuencia, NULA la resolución de vista de fecha 20 de marzo de
2009, que revocando la apelada declaró improcedente la solicitud de variación de la detención por la
de comparecencia, debiendo la Primera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Ayacucho, en el
día, emitir nueva resolución teniendo en consideración los fundamentos de la presente, especialmente
el fundamento 7, sin que esto implique el levantamiento de la orden de captura.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / CALLE HAYEN / ETO CRUZ /
ÁLVAREZ MIRANDA / URVIOLA HANI
302
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 03669-2010-PHC/TC-PUNO
ISAAC HUANACO APAZA
303
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
4. Que de lo expuesto queda claro que, para la procedencia de una demanda de hábeas corpus por
violación del derecho al debido proceso, debe existir de por medio la afectación de la libertad indi-
vidual, ya que, como lo ha declarado este Tribunal, el hábeas corpus no tiene por objeto proteger en
abstracto el derecho al debido proceso. En todo caso, la vía idónea para pedir la tutela del debido
proceso como manifestación de la tutela procesal efectiva es el proceso constitucional de amparo.
5. Que dentro de este marco de consideraciones, en opinión del Tribunal Constitucional, la afectación
alegada en el presente caso no forma parte del contenido constitucionalmente protegido por el
hábeas corpus. Dicho de otro modo, no existe agravio al contenido constitucionalmente protegido
por el hábeas corpus, en la medida en que la supuesta afectación al debido proceso a los derechos
de defensa y a la debida motivación de las resoluciones judiciales no tiene incidencia directa en la
libertad individual del recurrente. En consecuencia, la demanda debe declararse improcedente en
aplicación del artículo 5.1 del Código Procesal Constitucional.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus.
Publíquese y notifíquese.
EXP. N° 03673-2010-PA/TC-LAMBAYEQUE
ESTUARDO PÉREZ RODRÍGUEZ
304
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
ATENDIENDO A
1. Que con fecha 7 de abril de 2009 el recurrente interpone demanda de amparo contra la Segunda Sala
Penal Liquidadora de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque por haber declarado procedente la
medida cautelar (incidente de medida cautelar N° 2614-4-2008) mediante Resolución N° 11, de fecha
29 de diciembre de 2008, dictada en su contra y en la que se le ordena suspender las edificaciones o
construcciones autorizadas que presuntamente realiza en forma directa o a través de terceros en per-
juicio del Estado y del conjunto habitacional “Carlos Castañeda Iparraguirre” (Instr. N° 2614-0-2008),
en el proceso que se le sigue por el delito contra la ecología en su figura contra el medio ambiente,
modalidad alteración del paisaje urbano. Alega que la referida medida cautelar ha sido dictada sin
que se acredite que el recurrente actúa como constructor o que representa a alguna constructora o que
ordena a terceros la realización de edificaciones en el Conjunto Habitacional “Carlos Castañeda” por
lo que se vulnera su derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales.
2. Que con fecha 8 de marzo de 2010 el Quinto Juzgado Especializado Civil de Chiclayo de la Corte
Superior de Justicia de Lambayeque declara fundada la demanda por considerar que la resolución
cuestionada no tiene considerandos que la sustenten o justifiquen y no se advierte que los documentos
presentados por el fiscal, cuyo contenido no se especifica, fueron determinantes para la adopción de
la medida. A su turno la Sala revoca la apelada y declara improcedente la demanda por considerar
que se ha producido la sustracción de la materia en la medida en que el recurrente ha sido absuelto
del delito en cuestión y como consecuencia de ello la cancelación de la medida cautelar es un hecho
incuestionable.
3. Que en el Código Procesal Penal, de aplicación a partir del 1 de abril de 2009 en el Distrito Judicial
de Lambayeque, no se ha regulado expresamente lo relativo a la cancelación, extinción o vigencia
de las medidas cautelares dictadas en aplicación del artículo 314 del Código Penal (ahora 314 c)
como consecuencia de una sentencia absolutoria que se encuentra apelada; por consiguiente es de
aplicación lo preceptuado en la Primera Disposición Final del Código Procesal Civil que estable-
ce que “Las disposiciones de este Código se aplican supletoriamente a los demás ordenamientos
procesales, siempre que sean compatibles con su naturaleza”. Por tanto a tal situación jurídica le es
aplicable lo dispuesto en el artículo 630 del referido cuerpo procesal normativo, que señala que “si
la sentencia en primera instancia declara infundada la demanda, la medida cautelar queda cancelada,
aunque aquella hubiere sido impugnada”.
4. Que en autos obra a fojas 171 copia de la Resolución N° 51, de fecha 16 de abril de 2010, recaída
en el expediente 2614-2008, relacionado con el incidente de medida cautelar materia del presente
proceso de amparo, advirtiéndose que el Juez del Sexto Juzgado Penal Liquidador Transitorio-
Chiclayo ha absuelto al recurrente del delito por el que se le denuncia; en consecuencia atendiendo
a lo expresado en el considerando 3, supra, la Resolución N° 11, de fecha 29 de diciembre de 2008,
por la que se impone la medida cautelar que ahora se impugna, habría perdido eficacia, no obrando
en autos elementos que permitan evidenciar su actual vigencia; consecuentemente es de aplicación
al caso el artículo 1 del Código Procesal Constitucional, a contrario sensu, al haberse producido la
sustracción de la materia.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda.
Publíquese y notifíquese.
305
INVESTIGACIÓN PREPARATORIA
EXP. N° 03606-2010-PHC/TC-LIMA
ANANÍAS WILDER NARRO CULQUE
307
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
2. Que la Constitución Política del Perú establece en el artículo 200, inciso 1, que el hábeas corpus
protege tanto la libertad individual como los derechos conexos a ella; sin embargo, no cualquier
reclamo que alegue afectación de los derechos conexos a la libertad individual puede reputarse
efectivamente como tal y merecer tutela, pues para su procedencia se requiere prima facie que se
cumpla con el requisito de conexidad. Este requisito comporta que el reclamo alegado esté siempre
vinculado a la libertad individual, de suerte que los actos que se consideran violatorios de los
derechos constitucionales conexos resulten también lesivos al derecho a la libertad individual; es
decir, para que los denominados derechos constitucionales conexos tutelen mediante el proceso de
hábeas corpus, la amenaza o la vulneración deben redundar en una amenaza o en una afectación a
la libertad individual.
3. Que en el artículo 159 de la Constitución Política del Perú se establece que corresponde al Ministerio
Público ejercitar la acción penal pública, de oficio o a petición de parte, así como emitir dictámenes
antes de la expedición de las resoluciones judiciales en los casos que la ley contempla. Desde esta
perspectiva, se entiende que el Fiscal no decide, sino que más bien pide que el órgano jurisdiccional
juzgue o que, en su caso, determine la responsabilidad penal del acusado; esto es, que realiza su
función persiguiendo el delito con denuncias o acusaciones, pero no juzga ni decide, por lo que, si
bien la actividad del Ministerio Público en la investigación preliminar del delito, al formalizar la
denuncia o al emitir la acusación fiscal, se encuentra vinculada al principio de interdicción de la
arbitrariedad y al debido proceso, dicho órgano autónomo no tiene facultades coercitivas para res-
tringir o limitar la libertad individual, pues sus actuaciones son postulatorias y no decisorias sobre
lo que la judicatura resuelva.
4. Que por lo mismo, no puede considerarse que el inicio de una investigación en mérito a una denuncia
de parte implique per se una afectación o una amenaza al derecho a la libertad individual ya que ello
implicaría que la persona que se ve afectada en sus derechos no pueda efectuar denuncia alguna, para
que se realicen las investigaciones correspondientes a fin de comprobar la veracidad de los hechos
denunciados.
5. Que si bien dentro de un proceso constitucional que tutela el derecho a la libertad como lo es el
hábeas corpus, este Tribunal Constitucional puede pronunciarse sobre la eventual vulneración del
derecho al debido proceso, ha de ser posible siempre que exista conexión entre este y el derecho
fundamental a la libertad individual, situación que no se presenta en el caso de autos respecto de
que se le haya señalado al recurrente un domicilio diferente del real en la investigación iniciada por
la fiscal emplazada en mérito a la denuncia presentada por los coemplazados. En todo caso, esta
incidencia ha de cuestionarse en la investigación que se realiza.
6. Que, por otra parte, la presentación de una denuncia en contra del recurrente por parte de don Julio
Benjamín Domínguez Granda, doña Fátima Paz García y don Víctor Chero Maldonado no constituye
ninguna vulneración a los derechos invocados; pues todo ciudadano tiene la facultad de presentar una
denuncia en caso de que considere que se ha cometido algún delito en su contra; pues lo contrario
Por lo mismo el recurrente podría presentar, de ser el caso, una denuncia contra los mencionados
emplazados respecto de la supuesta sustracción de documentos.
7. Que, en consecuencia, los hechos que el recurrente denuncia no tienen incidencia negativa y concreta
sobre el derecho a la libertad personal del favorecido, sea como amenaza o como violación; esto
es, no determinan restricción o limitación alguna al derecho a la libertad individual, por lo que la
pretensión resulta manifiestamente incompatible con la naturaleza de este proceso constitucional;
por lo que resulta de aplicación el artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional, pues
los hechos y petitorio del recurrente no están referidos al contenido constitucional de los derechos
protegidos por el hábeas corpus.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
308
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus.
Publíquese y notifíquese.
EXP. N° 02262-2010-PA/TC-PUNO
ISABEL QUICAÑO QUISPE
309
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
existiendo para tal fin vía idónea distinta a la constitucional para que los demandantes hagan valer
sus derechos.
4. Que al respecto, el Tribunal Constitucional considera que en los delitos públicamente perseguibles,
la determinación inicial de si una conducta constituye o no un delito a los efectos de formular la
denuncia penal le corresponde al titular de la acción penal. Por ello, en el caso de autos, lo decidido
por el Ministerio Público no vulnera derecho constitucional alguno, pues en el Estado Constitucio-
nal de Derecho no existe un derecho fundamental a que todas las denuncias que se presenten sean
penalmente perseguibles.
5. Que por lo demás, las resoluciones cuestionadas se encuentran razonablemente sustentadas, no
pudiendo desprenderse un agravio manifiesto a los derechos que invocan los recurrentes constitu-
yendo, por el contrario, decisiones emitidas dentro del ámbito de las funciones que le corresponden
al Ministerio Público conforme a la Constitución y su propia Ley Orgánica.
6. Que en consecuencia, y en aplicación del artículo 5.1 del Código Procesal Constitucional, corresponde
declarar la improcedencia de la demanda, más aún cuando tras el archivamiento de la denuncia por
parte de la Fiscal Provincial, los demandantes cuestionaron lo resuelto por aquella mediante recurso de
queja, que a su vez, fue desestimado por la Fiscal Superior mediante resolución debidamente motivada.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda.
Publíquese y notifíquese.
310
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 03084-2010-PHC/TC-APURÍMAC
OLIMPIA GUIZADO RAMOS
311
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus de autos.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / CALLE HAYEN / ETO CRUZ /
ÁLVAREZ MIRANDA / URVIOLA HANI
312
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 03214-2010-PA/TC-PIURA
SEGUNDO ANTONIO NUNURA PANTA
313
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
de derechos fundamentales. Cabe señalar que tanto la subsunción del evento ilícito al supuesto de
hecho previsto en la norma como el ejercicio de la acción penal son atributos del representante del
Ministerio Público, así como el recabar la prueba al momento de formalizar la denuncia es un asunto
específico que corresponde ser dilucidado únicamente por la justicia penal. Consecuentemente, tales
atribuciones escapan de la competencia de la judicatura constitucional, toda vez que no es facultad
de esta analizar la validez o invalidez de las resoluciones fiscales expedidas, ya que ello implica un
juicio de reproche penal sustentado en actividades investigatorias y de la valoración de las pruebas,
aspectos que no son de competencia ratione materiae de los procesos constitucionales, a menos que
pueda constatarse una arbitrariedad manifiesta por parte de la autoridad emplazada que ponga en
evidencia la violación de derechos de naturaleza constitucional, lo que no ha ocurrido en el presente
caso.
4. Que por consiguiente, no apreciándose que los hechos cuestionados incidan en el contenido consti-
tucionalmente protegido de los derechos reclamados, la demanda debe desestimarse de acuerdo con
el artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú.
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda.
Publíquese y notifíquese.
314
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 01887-2010-PHC/TC-LIMA
HIPÓLITO GUILLERMO MEJÍA VALENZUELA
315
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
setiembre de 2009, la resolución de no ha lugar a formalizar denuncia penal contra el favorecido y otros
denunciados en la investigación signada con el N° 38-2007.
Resolución de segunda instancia
La Sala revisora, revocando la apelada, declaró infundada la demanda por considerar que la investigación
llevada a cabo por la Décimo Cuarta Fiscalía Provincial Penal de Lima, no afecta el derecho a la cosa
decidida en mérito a que la investigación fiscal anteriormente realizada y concluida fue llevada en forma
insipiente, habida cuenta que en ella no se había acopiado el material probatorio que permite sostener
la imputación, situación que fue superada con la participación de la Fundación Privada Intervida, quien
ha informado sobre nuevos datos que impulsan la investigación.
FUNDAMENTOS
&. Precisión del petitorio
1. La demanda tiene por objeto que se deje sin efecto la resolución fiscal, que dispone el inicio de una
investigación preliminar en contra del favorecido por la presunta comisión del delito de apropiación
ilícita y otros, así como la nulidad de todos los actos que se deriven de esta decisión fiscal.
&. ¿Es procedente un proceso de hábeas corpus contra investigación f scal? Un análisis a partir
de su tipología
2. Sobre el particular el Tribunal Constitucional ha señalado en reiterada jurisprudencia que las ac-
tuaciones desplegadas por los representantes del Ministerio Público no inciden en la esfera de la
libertad individual de las personas por ser solo de tipo postulatorio, consecuentemente las demandas
de hábeas corpus planteadas contra estos funcionarios eran declaradas improcedentes por no cons-
tituir ni siquiera amenaza para la libertad individual. (RTC 1653-2010-PHC/TC, 0090-2010-PHC/
TC, 3669-2007-PHC/TC, 5308-2007-PHC/TC). Criterio que en los últimos tiempos se ha estado
viendo morigerado, orientándose actualmente a aceptar algunos hábeas corpus a partir del análisis
del caso concreto.
3. Por esta razón se ha precisado que: “(…) la investigación que el Ministerio Público realice puede
concluir en la formalización de una denuncia ante el Poder Judicial, la que podría servir de impor-
tante indicativo para el juez al momento de decidir sobre la apertura de instrucción penal, el cual
podría ser inducido a error sobre la base de una denuncia que esté orientada a conseguir que el
presunto autor del hecho delictivo sea procesado y aun encarcelado, lo que representa, evidentemente,
una amenaza cierta e inminente del derecho a la libertad individual o algún derecho conexo (…)”
(STC Exp. Nº 2725-2008-PHC/TC).
4. No obstante ello, este Tribunal debe reafirmar que no toda actividad de investigación desplegada
dentro del rol constitucionalmente asignado a los representantes del Ministerio Público supone per se
la afectación de la esfera subjetiva de la libertad personal y se las catalogue de arbitrarias, sino que
tal afectación a la libertad personal habrá de ser confirmada y corroborada con elementos objetivos
que permitan al operador jurisdiccional suponer, con cierto grado de probabilidad, que la supuesta
afectación del citado derecho es tal. Una vez verificado ello, recién quedará habilitado a efectuar un
análisis del fondo de la controversia planteada.
&. El control constitucional de la actividad f scal
5. El Ministerio Público, en tanto órgano constitucionalmente constituido, le es exigible que el desarrollo
de sus actividades las despliegue dentro de los mandatos normativos contenidos en la propia Cons-
titución. Siendo justamente ello lo que le permite a este Colegiado ejercer un control estrictamente
constitucional, mas no funcional, de su actividad, habiendo en su momento señalado que la actividad
del Ministerio Público se encuentra ordenada por el principio de interdicción de la arbitrariedad
que se alza como un límite a la facultad discrecional que la propia Constitución le ha otorgado.
6. Lo anteriormente expuesto cobra mayor preponderancia si tenemos en cuenta la clave normativa en
la que ha sido redactado el artículo 200 inciso 1) de la Constitución, que señala que el proceso de
316
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
hábeas corpus procede contra cualquier autoridad, funcionario o persona que vulnera o amenaza la
libertad individual y sus derechos conexos. Es decir la legitimidad para obrar pasiva en este proceso
no efectúa exclusión alguna, pudiendo ser comprendidos, como de hecho ha sucedido en más de una
oportunidad, los propios representantes del Ministerio Público.
7. Ello significa que el debido proceso puede ser también afectado por los representantes del Ministerio
Público, en la medida en que la garantía de este derecho fundamental no ha de ser solamente enten-
dida como una propia o exclusiva de los trámites jurisdiccionales, sino también frente a aquellos
supuestos prejurisdiccionales, es decir, en aquellos casos cuya dirección compete al Ministerio
Público, con la finalidad de evitar cualquier acto de arbitrariedad que vulnere o amenace la libertad
individual o sus derechos conexos (SSTC Exps. N°s 1268-2001-PHC/TC, 1268-2001-PHC/TC,
1762-2007-PHC/TC).
8. Por todos los argumentos hasta aquí expuestos queda evidenciada la legitimidad con la que cuenta
este Colegiado para efectuar un análisis del fondo de la controversia constitucional planteada.
&. La cosa juzgada y el ne bis in idem en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
9. Nuestra Constitución ha previsto en su artículo 139 un amplio catálogo de principios, que a juicio de
este Colegiado constituyen verdaderos derechos fundamentales, los que se erigen como un conjunto
de garantías mínimas que el propio constituyente ha creído conveniente incorporar dentro de nuestra
norma normarum para poder afirmar la pulcritud jurídica de las actividades de orden jurisdiccional
y prejurisdiccional que realicen las autoridades.
10. Así, en su inciso 2) reconoce el derecho de toda persona que es sometida a proceso judicial a que
no se deje sin efecto las resoluciones que han adquirido la autoridad de cosa juzgada, disposición
constitucional que debe ser interpretada a la luz del principio de unidad de la Constitución, de con-
formidad con el inciso 13 del artículo 139 de la Ley Fundamental, que prescribe “Son principios
y derechos de la función jurisdiccional: (…) 13. La prohibición de revivir procesos fenecidos con
resolución ejecutoriada. La amnistía, el indulto, el sobreseimiento def nitivo y la prescripción pro-
ducen los efectos de cosa juzgada (…)”.
11. De acuerdo a la jurisprudencia de este Tribunal, mediante el derecho a que se respete una resolución
que ha adquirido la autoridad de cosa juzgada “(…) se garantiza el derecho de todo justiciable, en
primer lugar, a que las resoluciones que hayan puesto f n al proceso judicial no puedan ser recurridas
mediante medios impugnatorios, ya sea porque estos han sido agotados o porque ha transcurrido
el plazo para impugnarlas; y, en segundo lugar, porque el contenido de las resoluciones que hayan
adquirido tal condición no pueda ser dejado sin efecto ni modif cado, sea por actos de otros poderes
públicos, de terceros o, incluso, de los mismos órganos jurisdiccionales que resolvieron el caso en
el que se dictó (…)” (STC Exp. N° 4587-2004-HC/TC).
12. De lo expuesto en el considerando precedente podemos advertir que la eficacia negativa del derecho
allí descrito (cosa juzgada) configura lo que en nuestra jurisprudencia hemos denominado el ne bis
in idem, el cual se erige como una garantía constitucional de carácter implícito, pues forma parte
del contenido del debido proceso reconocido en el inciso 3) del artículo 139 de la Constitución.
13. Así, el ne bis in idem es un derecho que tiene un doble contenido. Por un lado ostenta un carácter
procesal y por otro un carácter material. Entender a este principio desde su vertiente procesal implica
“(…) respetar de modo irrestricto el derecho de una persona de no ser enjuiciado dos veces por el
mismo hecho (…)” o no “(…) ser juzgado dos veces por los mismos hechos, es decir que un mismo
supuesto fáctico no puede ser objeto de dos procesos penales distintos o si se quiere que se inicien dos
procesos penales con el mismo objeto (…)” (STC Exp. Nº 2050-2002-AA/TC). Mientras que desde su
vertiente material “(…) expresa la imposibilidad de que recaigan dos sanciones sobre el mismo sujeto
por la misma infracción, puesto que tal proceder constituiría un exceso del poder sancionador (…)”
(STC Exp. Nº 2050-2002-AA/TC).
317
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
14. Ello supone que un mismo hecho no puede ser objeto de dos procesos distintos, ni merecer perse-
cución penal múltiple. Consecuentemente la protección se vincula a los hechos que fueron materia
de un primer pronunciamiento y sobre los cuales no corresponde una nueva revisión.
15. Pero la sola existencia de dos procesos o dos condenas impuestas, o si se quiere dos investigaciones
fiscales no pueden ser los únicos fundamentos para activar la garantía del ne bis in idem, pues se
hace necesario previamente la verificación de la existencia de una resolución que tenga la calidad
de cosa juzgada o cosa decidida. Una vez verificado este requisito previo será pertinente analizar
stricto sensu los componentes del ne bis in idem, esto es: a) Identidad de la persona física o identidad
de sujeto; b) Identidad del objeto o identidad objetiva; y, c) Identidad de la causa de persecución o
identidad de fundamento.
&. ¿Ostenta la calidad de cosa juzgada un pronunciamiento f scal de archivo def nitivo?
16. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha precisado que: “(…) La decisión del Fiscal no
promoviendo la acción penal mediante la denuncia o requerimiento de instrucción correspondientes,
al estimar que los hechos que se le pusieron en su conocimiento no constituyen delito es un acto de
esencia típicamente jurisdiccional –como toda actividad del Ministerio Público en el proceso– que
adquiere el carácter de inmutable e irreproducible surtiendo los efectos de la cosa juzgada, una
vez f rme. De este modo, al igual que una decisión judicial recaída, es def nitiva y en consecuencia
trasciende en sus efectos con caracteres prohibitivos para procesos futuros basados en los mismos
hechos materia de decisión (…)” (Informe N° 1/95, relativo al caso 11.006 del 7 de febrero de 1995).
17. Este criterio ha sido asumido por el Tribunal Constitucional a través de diversos fallos en los que ha
señalado que: “(…) las resoluciones que declaran no ha lugar a formalizar denuncia penal, que en el
ejercicio de sus funciones pudieran emitir los representantes del Ministerio Público, no constituyen
en estricto cosa juzgada, pues esta es una garantía exclusiva de los procesos jurisdiccionales. No
obstante ello, este Colegiado les ha reconocido el status de inamovible o cosa decidida, siempre
y cuando se estime en la resolución, que los hechos investigados no conf guran ilícito penal (…)”
(STC Exp. N° 2725-2008-PHC/TC). A contrario sensu, no constituirá cosa decidida las resolucio-
nes fiscales que no se pronuncien sobre la no ilicitud de los hechos denunciados, teniendo abierta
la posibilidad de poder reaperturar la investigación si es que se presentan los siguientes supuestos:
a) Cuando existan nuevos elementos probatorios no conocidos con anterioridad por el Ministerio
Público; o, b) Cuando la investigación ha sido deficientemente realizada.
18. Esta forma de razonamiento asumida por el Tribunal Constitucional tiene como fundamento el
principio de seguridad jurídica; principio que forma parte consustancial del Estado Constitucional
de Derecho y está íntimamente vinculado con el principio de interdicción de la arbitrariedad. Así
este principio constituye la garantía que informa a todo el ordenamiento jurídico, siendo una “(…)
norma de actuación de los poderes públicos, que les obliga a hacer predecible sus decisiones y a
actuar dentro de los márgenes de razonabilidad y proporcionalidad, y en un derecho subjetivo de
todo ciudadano que supone la expectativa razonable de que sus márgenes de actuación, respaldados
por el derecho, no serán arbitrariamente modif cados (…)” (STC Exp. Nº 5942-2006-PA/TC).
19. En tal sentido, el principio de seguridad jurídica es la garantía constitucional del investigado que
no puede ser sometido a un doble riesgo real de ser denunciado y sometido a investigaciones por
hechos o situaciones que en su oportunidad han sido resueltos y absueltos por la autoridad pública.
Por ello, al ser el Ministerio Público un órgano constitucional constituido y por ende sometido a
la Constitución, su actividad no puede ser ejercida, irrazonablemente, con desconocimiento de los
principios y valores constitucionales, ni tampoco al margen del respeto de los derechos fundamen-
tales, como el principio y el derecho del ne bis in idem o la no persecución múltiple.
20. Es pertinente aquí precisar que sí de la resolución que puso fin a la primera investigación, esto es la
llevada por el titular de la Décimo Quinta Fiscalía Provincial Penal de Lima, se deriva indubitable-
mente que dicho funcionario se ha pronunciado por la falta de ilicitud de los hechos reputados como
318
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
antijurídicos e imputados al favorecido, este Colegiado podrá asumir que dicho pronunciamiento
tiene la condición de cosa decidida (con los efectos de cosa juzgada), procediéndose a analizar los
elementos que configuran el ne bis in idem.
&. Análisis del caso concreto
a) La verif cación del requisito previo
21. Como se ha dejado dicho en el considerando vigésimo segundo de la presente sentencia, constituye
un requisito sine qua non para analizar el ne bis in idem la previa verificación de la existencia de
una resolución que ostente la condición jurídica de cosa juzgada o cosa decidida.
22. Así, analizada la resolución emitida por la Décimo Quinta Fiscalía Provincial Penal de Lima, esto
es, la que resuelve la primera investigación realizada en contra del favorecido, se observa que el
pronunciamiento Fiscal es claro al manifestar que los hechos denunciados no constituyen delito, es
decir no tienen contenido típico y antijurídico que merece ser sancionado, pues el actuar del favo-
recido no ha sido irregular.
23. Y es que respecto a la imputación del delito de estafa el representante de la Décimo Quinta Fiscalía
Provincial Penal de Lima concluye afirmando que: “(…) no existe ningún uso indebido, ni lucro o
enriquecimiento de parte de ninguna persona de los fondos recaudados por la citada Fundación
(…) no advirtiéndose los elementos constitutivos del delito de estafa (…)”, sobre los mismo el titular
de la Primera Fiscalía Superior Penal de Lima asevera que: “(…) dicho delito no concurre en autos
(…)”.
Asimismo con respecto a la imputación del delito de asociación ilícita para delinquir el Fiscal Pro-
vincial señala que “(…) no se ha dado en el presente caso (…)”, por su parte el Superior establece
que “(…) se ha descartado la comisión del delito, pues no existen elementos conf gurativos del tipo
penal invocado (…)”.
Continuando con el análisis los representantes del Ministerio Público señalan, respecto a la imputa-
ción del delito de fraude en la administración de personas jurídicas - contabilidad paralela, que “(…)
no existen excedentes signif cativos de Fundación Privada Intervida, por los cuales los inculpados,
hayan hecho uso indebido de los mismos, corroborando que la existencia de dichos excedentes se
aplica al plan anual del año siguiente de dicha Fundación (…)”, por su parte el Superior señala
que: “(…) Tampoco se da en el presente caso (…) asimismo, se ha descartado la existencia de doble
contabilidad y/o contabilidad paralela conforme (…)”.
Respecto del delito de apropiación ilícita, la Décimo Quinta Fiscalía Provincial Penal de Lima se-
ñala que “(…) no se ha advertido indicios de que los denunciados se hayan procurado un benef cio
económico indebido (…)”; respecto del mismo el Superior señala que: “(…) se ha descartado la
existencia de los elementos constitutivos del delito penal invocado (…)”.
Al emitir pronunciamiento sobre la imputación de la comisión del delito de defraudación tributaria
el Fiscal Provincial señala que habiendo sido dichas empresas fiscalizadas por la SUNAT de ma-
nera regular concluye que de dicho control no se verifica que los imputados hayan cometido algún
ilícito contra la administración tributaria; por su parte el Fiscal Superior señala que estando dichas
instituciones sometidas al permanente control de la SUNAT y dicha institución no ha advertido nada
irregular en su actuación, no siendo por tanto las conductas constitutivas de dicho delito.
Finalmente, respecto del delito de falsificación de documentos y falsedad genérica, la Décimo Quinta
Fiscalía, luego de efectuar un análisis de los hechos denunciados, concluye que no se acredita que
los imputados hayan alterado la verdad.
24. Todo lo anteriormente señalado lleva a este Colegiado a concluir que la resolución evacuada por el
titular de la Décimo Quinta Fiscalía Provincial Penal de Lima y confirmada por el representante de
la Primera Fiscalía Superior Penal de Lima ostenta la condición de cosa decidida, es decir tiene el
carácter de inamovible y por ende le resulta aplicable la garantía de la cosa juzgada. Pero como se
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / CALLE HAYEN / ETO CRUZ / ÁLVAREZ MIRANDA /
URVIOLA HANI
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 01887-2010-PHC/TC-LIMA
HIPÓLITO GUILLERMO MEJÍA VALENZUELA
322
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
6. Sin embargo este principio no alcanza cuando la decisión del Fiscal que dispone el archivamiento,
ha obedecido a razones de deficiencia o falta de elementos de prueba, por cuanto la existencia de
nuevos elementos probatorios, no conocidos con anterioridad por el Ministerio Público, permitiría al
titular de la acción penal reabrir la investigación preliminar, hecho que no ha sucedido en la presente
causa, por lo que procede estimar la pretensión del beneficiario.
7. Por las consideraciones expuestas mi VOTO también es porque se declare FUNDADA la demanda
de hábeas corpus.
S. CALLE HAYEN
EXP. Nº 01887-2010-PHC/TC-LIMA
HIPÓLITO GUILLERMO MEJÍA VALENZUELA
323
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
5. En este orden de ideas cabe insistir en lo expresado por este Tribunal en la sentencia recaída en el
Expediente N° 03782-2008-PHC/TC en sentido de que el proceso constitucional de hábeas corpus
se habilita de manera excepcional respecto de actos o pronunciamientos que inciden de manera
directa y negativa en el derecho a la libertad personal, por lo que mal puede pretenderse la proce-
dencia del proceso de la libertad individual contra todo acto judicial o fiscal pretextándose que en
el proceso penal o investigación f scal que se sigue al actor se ha dictado una medida restrictiva de
[su] libertad personal.
Entonces al tener la denuncia o acusación fiscal carácter eminentemente postulatorio en el proceso
penal no puede constituir en sí misma una amenaza y menos la violación del derecho a la libertad
individual. En sentido contrario, afirmar que la denuncia o acusación fiscal es indefectiblemente
vinculante al Juez o que lo puede inducir a error, es una afirmación atrevida que no solo rebasa lo
racional sino que desmerece al Juez penal calificándolo como un simple receptor pasivo, signifi-
cando tal asunto un despropósito que solo busca configurar en la actuación fiscal que se cuestiona
determinado nexo con el derecho a la libertad individual para así lograr encuadrar su pretensión
dentro del marco de tutela del hábeas corpus. Por todo esto es que una denuncia o acusación fiscal
de modo alguno puede llevar a condicionar las restricciones al derecho a la libertad individual cuya
apreciación compete al Juez penal, por lo que su análisis de fondo en la vía del hábeas corpus ex-
cede su ámbito de tutela, en todo caso la vulneración a los derechos fundamentales que no resultan
conexos a la libertad personal pueden ser materia de tutela a través del amparo reparador.
6. De otro lado es oportuno señalar que pretender llevar al ámbito de tutela del hábeas corpus limita-
ciones de menor grado, como lo son por ejemplo las perturbaciones o incomodidades que puedan
ocasionar las citaciones fiscales (llámese por los justiciables injustificadas citaciones fiscales), es
significar la procedencia de este proceso constitucional a una manera antojadiza con distinta fina-
lidad a la que la ley le ha asignado. En cambio distinto es el tratamiento constitucional de un caso
excepcional en el que de modo singular el fiscal haya ordenado la detención de una persona y esta
se haya ejecutado, o cuando se aprecie de manera manifiesta que los hechos de la demanda y las
instrumentales que la acompañan presentan reiteradas citaciones fiscales carentes de razonamiento
y proporcionalidad con efectos que causen un perjuicio en la libertad de la persona humana, claro
está que estos supuestos extravagantes pueden ser susceptibles de un análisis de fondo atendiendo
a la particularidad del manifiesto agravio al derecho a la libertad individual y no por el solo hecho
de su narración en la demanda, pues en todo caso este último supuesto de hábeas corpus restringido
constituiría una limitación a la libertad en menor grado que debe ser mínimamente acreditado por
el actor (tanto en su configuración como en el agravio al derecho constitucional reclamado) a fin de
crear convicción de verosimilitud en el juzgador constitucional.
7. Ahora, si bien este Tribunal Constitucional en casos concretos ha ingresado al fondo de una demanda
de hábeas corpus para i) determinar que las resoluciones fiscales deben estar debidamente motivadas
conforme a lo establecido por el inciso 5 del artículo 139 de la Constitución (STC Exp. Nº 6204-
2006-PHC/TC) o ii) para proscribir la duración indefinida de una investigación fiscal (STC Exp.
Nº 5228-2006-PHC/TC), tanto así que el análisis del fondo no configuró per se la estimación de la
demanda, antes bien en la sentencia recaída en el Expediente N° 6204-2006-PHC/TC se precisó que
la actuación fiscal en el caso no se configura una afectación concreta a la libertad personal.
En esta línea de limitación y control del poder público y privado el Pleno de este Tribunal en la
reciente sentencia recaída en el Expediente N° 02748-2010-PHC/TC ha reconocido el marco de
tutela del hábeas corpus respecto al derecho al plazo razonable de la investigación preliminar, ello
en atención a la proscripción de investigaciones fiscales sine die y por considerarlas en sí mismas
limitativas del derecho a la libertad individual del investigado, obviamente que para dicho control se
requiere que el investigado tenga sujeción al cuestionado proceso en sede fiscal en el cual se viene
limitando su libertad personal o derechos constitucionales conexos (v. gr. el derecho a la libertad de
tránsito), puesto que si el actor no tiene sujeción al proceso fiscal cuya nulidad pretende entonces
324
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
ello quiere decir que no se viene perturbando u obstaculizando la libertad física o de locomoción,
lo que comporta el rechazo de la demanda.
8. En el presente caso se alega que el favorecido fue investigado en sede fiscal en una anterior opor-
tunidad en la que se dispuso no ha lugar a lugar formalizar denuncia en su contra, sin embargo
el emplazado lo viene volviendo a investigar por los mismos hechos antes investigados, lo que
presuntamente afectaría su derecho a la libertad individual. Entonces, el agravio a los derechos del
actor se encuentran subsumidos en la resolución fiscal que lo denunció penalmente, actuación fiscal
la cuestionada que como hemos venido sosteniendo NO AFECTA DE MANERA CONCRETA Y
DIRECTA el derecho constitucional materia del hábeas corpus.
Dicho de otro modo, si el Juez penal sobresee un proceso penal contra una persona y posteriormente
se abre un proceso penal (o se vuelve a abrir el sobreseído) con comparecencia simple imputando al
actor los mismos hechos y bajo los mismos fundamentos. En tal caso, no es cierto que la demanda
constitucional que corresponde es una de amparo? Claro, por evidente falta de conexidad con el
derecho a la libertad individual. Entonces, si en el presente caso se cuestiona el pronunciamiento
fiscal que dio origen a la investigación preliminar –presuntamente afectando el principio ne bis in
idem– ¿cómo ello puede afectar de manera directa y concreta el derecho a la libertad personal para así
configurar la procedencia del hábeas corpus? Pues, de igual modo al anterior señalado no se aprecia
la incidencia directa en el derecho a la libertad individual, menos aún si conforme a la normativa
penal del caso sub materia el fiscal en ningún caso puede cortar el derecho que la materia del hábeas
corpus.
De lo anteriormente expuesto se tiene que conforme a la reiterada jurisprudencia del Tribunal Consti-
tucional la afectación al principio ne bis in idem en sede fiscal no configura la procedencia del hábeas
corpus ya que dicha arbitrariedad no manifiesta un agravio directo en el derecho a la libertad personal.
Asimismo, se debe advertir que el Pleno de este alto Tribunal no ha variado su criterio jurisprudencial
en cuanto a esta temática (expresando la presunta incidencia directa y concreta de la mera investigación
preliminar que vulnere el principio ne bis in idem respecto al contenido constitucionalmente protegido
del derecho a la libertad individual). En consecuencia, considero que la demanda debe ser recha-
zada por no existir en los hechos denunciados una incidencia directa en el derecho a la libertad
individual que pueda dar lugar a la procedencia del hábeas corpus.
9. Sin perjuicio de lo anteriormente expuesto debo manifestar que la Constitución ha asignado al
Ministerio Público (artículo 159, inciso 5) una serie de funciones constitucionales entre las cuales
destaca la facultad de conducir desde su inicio la investigación del delito y ejercitar la acción penal
ya sea de oficio o a pedido de parte. Si bien es una facultad discrecional reconocida por el poder
constituyente al Ministerio Público, es obvio que esta facultad, en tanto que el Ministerio Público es
un órgano constitucional constituido y por ende sometido a la Constitución, no puede ser ejercida,
irrazonablemente, con desconocimiento de los principios y valores constitucionales, ni tampoco al
margen del respeto de los derechos fundamentales.
En este sentido se tiene que la arbitrariedad denunciada en la presente demanda es susceptible de ser
tutelada a través del proceso constitucional de amparo, por lo que este Colegido excepcionalmente
podría emitir un pronunciamiento del fondo de la controversia, sin embargo se advierte que la demanda
de autos fue postulada el día 15 de julio de 2009 cuando el plazo para su interposición –teniéndose a la
resolución fiscal cuya nulidad se pretende– ya había prescrito, conforme a lo establecido por los artículos
44 y 5, inciso 10 del Código Procesal Constitucional (C.P.Const.), presupuesto de procedibilidad que
el Pleno del Tribunal Constitucional ha dejado establecido para la conversión excepcional del proceso
de hábeas corpus a uno de amparo [Cfr. STC 05761-2009-PHC/TC]. En este sentido, en tanto la pres-
cripción prevista en la norma es un presupuesto formal y no de contenido constitucional, se tiene que
el análisis del fondo de la presunta afectación al principio ne bis in ídem en abstracto por parte de este
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Colegiado –en mayoría– constituye un pronunciamiento para el caso concreto y no que se esté variando
el reiterado criterio jurisprudencial de la materia ya establecido por el Tribunal Constitucional.
10. A mayor abundamiento, cabe señalar que en la sentencia en mayoría traída a mi Despacho se señala
en su fundamento 6 que “(…) el artículo 200 inciso 1) de la Constitución, señala que el proceso de
hábeas corpus procede contra cualquier autoridad, funcionario o persona que vulnera o amenaza la
libertad individual y sus derechos Conexos. Es decir la legitimidad para obrar pasiva en este proceso
no efectúa exclusión alguna, pudiendo ser comprendidos, como de hecho ha sucedido en mas de
una oportunidad, los propios representantes del Ministerio Público”. Respecto a dicha afirmación
considero necesario expresar que no es del todo precisa, puesto que dentro del citado dispositivo
constitucional encontramos que procede el hábeas corpus, a) contra cualquier autoridad, funcionario
o persona; y b) siempre que el sujeto pasivo vulnere o amenace el derecho a la libertad individual y
derechos conexos. Ello significa que si bien no se excluye al Ministerio Público como sujeto pasivo
capaz de afrontar una demanda de hábeas corpus, esta solo será procedente siempre y cuando dicho
ente haya afectado el derecho a la libertad individual o sus derechos conexos (v. gr. La disposición
fiscal de la conducción compulsiva del imputado, testigos, etc.), lo que indica a contrario sensu, que
de no existir una incidencia negativa en el derecho a la libertad individual y sus derechos conexos
no procederá el proceso de hábeas corpus.
11. No obstante lo expresado debo señalar que en causa anterior este Colegiado conoció el proceso de
hábeas corpus N° 05761-2009-PHC/TC en el que emití un voto singular dejando constancia que el
propósito del cuestionado auto rogatorio no es más que el pedido de asistencia judicial en materia
penal en el marco normativo del Tratado vigente celebrado entre la República del Perú y el Reino
de España, y no que a través de él se esté imputando delitos o procesando a los actores.
Así, en dicho proceso se pretendía “(…) a) la nulidad del Auto de fecha 29 de enero de 2009, emitido
por el Juzgado Central de Instrucción Número Cinco, Audiencia Nacional Madrid, a cargo del ma-
gistrado español Baltasar Garzón en el extremo que incorpora al proceso penal a los favorecidos,
e b) inef caz cualquier acto en el Perú o extranjero derivado de dicho pronunciamiento judicial,
toda vez que viola los principios del juez natural, territorialidad y soberanía del Estado peruano ya
que se investiga en otro Estado el supuesto delito que se habría cometido en el Perú y por peruanos
[siendo] competente[s] los tribunales nacionales.
(…)
[Se cuestionó que el emplazado al] ordenar que se investigue a los favorecidos por la presunta
comisión del delito de estafa y otros, dentro del proceso seguido en España, viol[ó] los principios
alegados además de la garantía de la cosa juzgada y del principio ne bis in idem ya que en el Perú
existió una investigación sobre los mismos hechos en el que la f scalía resolvió su archivo def nitivo”.
En dicho voto singular mencioné que del Dictamen Superior de fecha 28 de enero de 2005, con
cuya existencia los favorecidos alegan la vulneración del principio ne bis in idem, se aprecia que la
declaratoria f scal de no haber mérito para formalizar denuncia penal y la disposición del archivo
def nitivo se circunscribe a favor de don Hipólito Guillermo Mejía Valenzuela (uno de los benef -
ciarios de la presente demanda), en los que los hechos son distintos al crimen que constituiría los
procesos arbitrales realizados en el Perú, que son el sustento de la resolución judicial española que
se cuestiona. Por tanto no se conf guraría la vulneración del principio ne bis in idem. En cuanto
a esto último se debe agregar que el doble pronunciamiento f scal de “no ha lugar ha formalizar
denuncia penal” genera un status de inamovible respecto a los hechos investigados y no de cosa
juzgada en tanto en sede f scal no hay juzgamiento, sin embargo dicho estatus decae cuando
i) aparecen nuevos elementos probatorios no conocidos con anterioridad por el Ministerio Público,
o ii) se acredite de manera manif esta irregularidad en la investigación f scal primigenia. (Estos
supuestos pueden operar aun cuando el pronunciamiento fiscal en doble instancia haya señalado
que lo actuado no constituye delito, lo que debe ser analizado caso por caso). No obstante, si de la
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
demanda se acusa la conf guración de la vulneración al principio ne bis in idem con una denuncia
f scal o la mera imputación de un ilícito penal en sede judicial (esto último porque así lo considera
el demandante), entonces tal demanda constitucional ha desbordado el ámbito de tutela del hábeas
corpus toda vez que ni la formalización de una investigación fiscal ni la mera denuncia fiscal o
la imputación de un ilícito penal a través del auto de apertura de instrucción penal inciden en sí
mismas de manera negativa y directa en el derecho a la libertad individual, que si bien pueden ser
tutelados a través de la vía excepcional del amparo reparador, en presente caso no se cumple los
presupuestos para su procedibilidad.
12. En tal sentido reitero mi posición esbozada en dicho voto singular, reafirmándome respecto a que el
hecho de que el fiscal emita dictamen de “No ha Lugar a formalizar denuncia penal” no constituye
cosa juzgada, puesto que en sede fiscal no hay juzgamiento. No obstante ello de presentarse nuevos
elementos probatorios no conocidos con anterioridad por el ente fiscal o de acreditarse irregularidades
en la investigación preliminar y, como consecuencia de ello, se iniciase o reabriera una investigación
fiscal tampoco procedería el proceso de hábeas corpus, puesto que conforme hemos señalado, el
inicio de la investigación fiscal cuestionada no genera un agravio directo y concreto al derecho a la
libertad individual de don Hipólito Guillermo Mejía Valenzuela que pueda dar lugar a la procedencia
de la demanda.
13. Por consiguiente al no existir afectación directa en el derecho a la libertad individual, la demanda
debe ser rechazada en aplicación del inciso 1 del artículo 5 del Código Procesal Constitucional.
Por lo expuesto mi voto es porque se declare IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus.
S. VERGARA GOTELLI
327
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 02830-2010-PHC/TC-LORETO
MARINO TUESTA REÁTEGUI
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
una causa probable y la búsqueda de la comisión de un ilícito penal en un plazo que sea razonable.
De ahí que resulte irrazonable el hecho de que una persona esté sometida a un estado permanente
de investigación policial o fiscal. Sobre el particular, este Tribunal en la sentencia recaída en el
Exp. N° 5228-2006-PHC/TC, Gleiser Katz, ha precisado con carácter de doctrina jurisprudencial
(artículo VI del Título Preliminar del CPConst.) que para determinar la razonabilidad del plazo de
la investigación preliminar, se debe acudir cuando menos a dos criterios: Uno subjetivo que está
referido a la actuación del investigado y a la actuación del fiscal, y otro objetivo que está referido a
la naturaleza de los hechos objeto de investigación.
4. El Tribunal ha desarrollado esa doctrina en la sentencia recaída en el Exp. N° 02748-2010-PHC/TC,
Mosquera Izquierdo, donde se señala que el criterio subjetivo se refiere a la actuación del investigado
y a la actividad del f scal, y el criterio objetivo a la naturaleza de los hechos objeto de investigación.
Siendo así, sobre el criterio subjetivo referido a la actuación del investigado, se observa una actitud
obstruccionista de su parte puesto que de autos consta que no concurrió en muchas oportunidades a
las citaciones del fiscal a cargo de la investigación (fojas 122, 242). Sobre la actividad del f scal, si
bien en un principio ordenó archivar el proceso, el fiscal superior fue diligente al reabrir el proceso
en queja de derecho pues existía la necesidad de la realización de la pericia grafotécnica de los
originales del expediente del proceso de selección ADS N° 012-2008-GRL-CE/ 1era convocatoria
–Adquisición de medicina (anestésico Sevof urano de 250ML) por la manifestación del recurrente
al señalar que no era su firma la que constaba en la recepción de la carta múltiple que lo invitaba a
participar en dicho proceso.
5. Sobre el criterio objetivo en el presente caso, tenemos que la complejidad del objeto a investigar
parte de una sospecha en la conducta del demandante y de otros por la comisión de los delitos contra
la seguridad pública-asociación ilícita para delinquir y contra la fe pública-falsedad de documentos
en relación a la adjudicación directa selectiva N° 012-2008-GRE-SE, y de la propia manifestación
del recurrente de fojas 125, en la que niega su firma de recepción consignada en la carta múltiple
para participar en dicho proceso de adjudicación directa selectiva, ya que según su dicho la habían
falsif cado, por cuanto su empresa se encontraba de baja. Es decir, de dicha manifestación deviene
la necesidad de actuación de otros medios de prueba, como la realización de una pericia grafotécnica
del demandante; asimismo, en los escritos presentados durante la investigación se ofrece el expediente
administrativo original del proceso de adjudicación directa selectiva N° 012-2008-GRE-SE (fojas
183, 184 y 194) que ha de servir a la pericia antes indicada.
6. Por lo tanto, está justificada la orden para que se realice una nueva investigación sobre la base de
las nuevas pruebas aportadas (fojas 198, 214). Por otro lado, este Tribunal considera que la inves-
tigación preliminar no tiene ni puede tener en abstracto un único plazo para todos los casos, el cual
deberá ser traducido en un número fijo de días, semanas, meses o años, sino que tal razonabilidad
inevitablemente debe ser establecida según las circunstancias concretas de cada caso. En el presente,
por ejemplo, se advierte que los hechos considerados lesivos se encontrarían materializados en que
se haya reabierto la investigación preliminar iniciada en contra del recurrente Marino Tuesta Reáte-
gui por la presunta comisión del delito contra la seguridad pública-asociación ilícita para delinquir
y contra la fe pública-falsedad de documentos sobre la base de nuevas pruebas aportadas y al ser
reabierto el 11 de marzo del 2010, no vulneraría el plazo razonable.
7. Además de lo expuesto el Tribunal considera pertinente señalar que el reabrir una investigación
preliminar en razón de nuevos elementos probatorios es conforme a lo establecido por este Tribunal
en el fundamento 19 de la STC Exp. N° 2725-2008PHC/TC, donde se indica que es una de las
potestades del Ministerio Público.
8. Respecto a la interdicción de arbitrariedad que señala el recurrente, el continuar con la Investigación
Fiscal N° 612-2008 ante nuevos elementos de prueba no resulta una decisión caprichosa, vaga e
infundada porque desde la perspectiva jurídica tal decisión en este caso no deviene despótica, tiránica
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / CALLE HAYEN / ETO CRUZ /
ÁLVAREZ MIRANDA / URVIOLA HANI
EXP. N° 03293-2010-PA/TC-SANTA
JORGE AGAPO URQUIZO GASTAÑADUI
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
ATENDIENDO A
1. Que con fecha 30 de octubre de 2009 el recurrente interpone demanda de amparo contra el Fiscal
Supremo de la Primera Fiscalía Suprema en lo Penal, señor José Antonio Peláez Bardales, y contra
el Procurador Público encargado de la Defensa del Estado peruano, cuestionando la Resolución
de fecha 30 de junio de 2009, que declara inadmisible el recurso de revisión interpuesto contra la
resolución que declara infundada la queja de derecho, con el objeto de que se reponga el trámite de
la denuncia 20005-118-Santa, de fecha 9 de mayo de 2005, hasta antes de la resolución objeto del
presente proceso de amparo, y se ordene que se formalice la denuncia así como se le pague por el
daño moral ocasionado a consecuencia de la acción del Fiscal demandado.
Sostiene que contra la resolución que dispuso el archivo definitivo y resolvió no haber mérito a la
denuncia penal que interpusiera contra Leonilda Quezada Lucio Vda. de Zavaleta y otros, interpuso
queja de derecho, que fue declarada infundada y que dio lugar a que interpusiera el recurso de revi-
sión, el que fue desestimado de forma arbitraria, atentando contra sus derechos a la tutela procesal
efectiva, al debido proceso y contra todos sus derechos constitucionales contenidos en la Constitución
y en los tratados internacionales.
2. Que mediante resolución de fecha 9 de noviembre de 2009, el Primer Juzgado Civil de la Corte
Superior de Justicia del Santa declaró improcedente la demanda por considerar que la resolución
cuestionada no contraviene derecho constitucional alguno, toda vez que con el recurso de queja se
culminó el procedimiento fiscal ante la denuncia interpuesta, por lo que no cabe interposición de
otro recurso. A su turno la Segunda Sala Civil Superior de Justicia del Santa confirmó la apelada por
los mismos fundamentos.
3. Que del petitorio de la demanda fluye que lo que el recurrente pretende es que se declare la nulidad de
la Resolución de fecha 30 de junio de 2009, que declara inadmisible el recurso de revisión interpuesto
contra la resolución que declara infundada la queja de derecho, con el objeto de que se reponga el
trámite de la denuncia 20005-118-Santa, de fecha 9 de mayo de 2005, pues considera que se está
vulnerando sus derechos a la tutela procesal efectiva y al debido proceso. Al respecto se observa que
la resolución cuestionada ha fundamentado debidamente las razones por las cuales no es posible la
admisión de su recurso de revisión, al señalar que según lo establecido en el artículo 12 de la Ley
Orgánica del Ministerio Público - Decreto Legislativo número cero cincuenta y dos, “si el Fiscal
ante el que ha sido presentada no la estimase procedente se lo hará saber al denunciante, quien
podrá recurrir en queja ante el f scal inmediato superior (…) Consentida la resolución denegatoria
del Fiscal Provincial o contra la decisión del Superior, en su caso termina el procedimiento”. En
consecuencia el recurso de revisión interpuesto por el recurrente no se corresponde con el trámite
estipulado en la norma para el procedimiento de las denuncias interpuestas ante la Fiscalía, pues
este culmina con la queja ante el Fiscal Superior que desestimó la denuncia.
4. Que a mayor abundamiento cabe añadir que por vía de amparo no se puede pretender que el juez
constitucional se pronuncie sobre competencias propias del Ministerio Público, pues como es obvio
la calificación del delito, la subsunción de las conductas en el hecho prohibido y la valoración y/o la
determinación de la suficiencia de los medios probatorios, forman parte de las competencias constitu-
cionales asignadas al Representante del Ministerio Público, no siendo de competencia ratione materiae
de los procesos constitucionales evaluar las valoración que dichos funcionarios confieran a estas, como
tampoco lo es evaluar sus decisiones, sean estas la de formalizar denuncia penal o archivar las denuncias
interpuestas por los justiciables, salvo que estas y sus efectos contravengan los principios que informan
la función encomendada, o que los pronunciamientos expedidos superen el nivel de razonabilidad y
proporcionalidad que todo pronunciamiento debe suponer, afectando –con ello– de modo manifiesto
y grave cualquier derecho fundamental, lo que no ha ocurrido en el presente caso.
331
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
5. Que por consiguiente no habiéndose acreditado que los hechos alegados incidan en el contenido
constitucionalmente protegido de los derechos invocados, resulta de aplicación el artículo 5.1 de
Código Procesal Constitucional.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda.
Publíquese y notifíquese.
332
ETAPA INTERMEDIA
EXP. N° 03728-2010-PHC/TC-MOQUEGUA
NILFER MELIANO QUISPE ENAO
333
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
su persona se comprometió a pagar S/. 700.00, de modo que el asunto penal se había convertido
en uno eminentemente civil. Sin embargo a través de la cuestionada audiencia de control de la
acusación se volvió a abrir dicho proceso supuestamente por el incumplimiento del aludido com-
promiso, cuando lo cierto es que a la fecha del requerimiento solamente debía S/. 100.00 que debió
cobrarse conforme a los mecanismos que prevén las leyes civiles. Agrega que el citado acuerdo
preparatorio ha sido aprobado por el juzgado, resolución que ha quedado consentida con calidad
de cosa juzgada.
2. Que la Constitución establece expresamente en su artículo 200, inciso 1 que el hábeas corpus procede
cuando se vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales conexos a ella. No
obstante no cualquier reclamo que alegue la presunta afectación del derecho a la libertad individual
o sus derechos conexos puede dar lugar al análisis del fondo de la materia cuestionada mediante el
hábeas corpus, pues para ello debe examinarse previamente si los hechos cuya inconstitucionalidad
se denuncia revisten relevancia constitucional y, luego, si aquellos agravian el contenido constitu-
cionalmente protegido del derecho fundamental a la libertad personal.
Todo ello implica que para que proceda el hábeas corpus el hecho denunciado como inconstitucio-
nal debe necesariamente redundar en una afectación directa y concreta en el derecho a la libertad
individual o, dicho de otro modo, la afectación a sus derechos constitucionales conexos debe incidir
de manera negativa en el derecho a la libertad individual. Es por ello que el Código Procesal Cons-
titucional prevé en su artículo 5, inciso 1 que “no proceden los procesos constitucionales cuando:
(...) los hechos y el petitorio de la demanda no están referidos en forma directa al contenido cons-
titucionalmente protegido del derecho invocado”.
3. Que en el presente caso se tiene el cuestionamiento –vía el hábeas corpus– de un acto judicial de
control de la legalidad de la acusación en el que el Juez penal resolvió dictar el auto de enjuiciamiento
en contra del recurrente (fojas 69), sin embargo, este Colegiado aprecia que dicha actuación judicial
en sí misma no comporta agravio al derecho a la libertad individual. En efecto, si bien es cierto que
a través del proceso constitucional de hábeas corpus el Juez constitucional puede pronunciarse sobre
una eventual vulneración a los derechos constitucionales reclamados en la presente demanda, también
lo es que para que ello ocurra es necesario que exista conexidad entre la afectación a los aludidos
derechos respecto a un agravio concreto al derecho fundamental a la libertad personal, lo cual no
acontece en el caso de autos en el que la cuestionada actuación judicial no impone ni determina
medida restrictiva de la libertad personal alguna que haga viable su análisis de fondo a través del
proceso de hábeas corpus.
4. Que finalmente en cuanto al alegato de la presunta irresponsabilidad penal del actor que refiere que
viene siendo procesado por un acto que no constituye delito, es pertinente subrayar que el proceso
constitucional de hábeas corpus no debe ser utilizado como vía indirecta para dilucidar aspectos que
son propios de la jurisdicción ordinaria, como son los juicios de reproche penal de culpabilidad o
inculpabilidad. [Cfr. STC N° 2849-2004-HC/TC, caso Luis Alberto Ramírez Miguel].
5. Que en consecuencia la demanda debe ser rechazada en aplicación de la causal de improcedencia
contenida en el artículo 5, inciso 1 del Código Procesal Constitucional, toda vez que los hechos fácti-
cos que la sustentan no están referidos en forma directa y concreta al contenido constitucionalmente
protegido del derecho a la libertad individual.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú.
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus de autos.
Publíquese y notifíquese.
334
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 03412-2010-PHC/TC-AREQUIPA
JUAN CARLOS SAAVEDRA CCASA
335
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
graves con subsecuente muerte. Se alega la vulneración de los derechos a la tutela procesal efectiva,
del principio de legalidad procesal penal, y de los derechos de defensa y a la libertad individual.
Al respecto, refiere que mediante la resolución cuestionada el emplazado ha declarado infundadas
sus observaciones respecto a la incongruencia entre los hechos imputados en la acusación y los
hechos por los que se dispuso la formalización y la ampliación de la investigación preparatoria, así
como en cuanto a la modificación de la calificación jurídica, entre otros. Afirma que el Ministerio
Público, le atribuyó un nuevo hecho que no fue considerado en la formalización de la investigación
preparatoria, lo cual, además, originó un cambio en la calificación jurídica respecto de sus coimpu-
tados; que consecuentemente, el Juez emplazado, al momento de realizar el control de la legalidad
de la acusación fiscal, inobservó dicha imputación, la cual determinó que el resultado de la muerte
[de la víctima] solo sea atribuida a su persona y no a sus coacusados. Agrega que se ha propuesto
que se le imponga 6 años de pena privativa de la libertad sobre la base de la indefensión generada
por la imputación del nuevo hecho.
2. Que la Constitución establece expresamente en su artículo 200, inciso 1 que el hábeas corpus procede
cuando se vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales conexos a ella. No
obstante, no cualquier reclamo que alegue la presunta afectación del derecho a la libertad individual
o sus derechos conexos puede dar lugar al análisis del fondo de la materia cuestionada mediante el
hábeas corpus, pues para ello debe examinarse previamente si los hechos cuya inconstitucionalidad
se denuncia revisten relevancia constitucional y, luego, si aquellos agravian el contenido constitu-
cionalmente protegido del derecho fundamental a la libertad personal.
Todo esto implica que para que proceda el hábeas corpus el hecho denunciado debe necesariamente
redundar en una afectación directa y concreta en el derecho a la libertad individual. Es por ello que
el Código Procesal Constitucional prevé en su artículo 5, inciso 1), que “no proceden los procesos
constitucionales cuando: 1) los hechos y el petitorio de la demanda no están referidos en forma
directa al contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado”.
3. Que en el presente caso estamos frente a un cuestionamiento, al pronunciamiento judicial de con-
trol de la acusación formulada por el Ministerio Público (fojas 38), resolución emitida por el Juez
emplazado que en sí misma no contiene un agravio concreto al derecho a la libertad individual. En
efecto, si bien en el proceso constitucional de hábeas corpus el Juez constitucional puede pronunciarse
sobre una eventual vulneración a los derechos reclamados en la demanda, para que ello ocurra es
necesario que exista conexidad concreta y directa entre los aludidos derechos y el agravio al derecho
fundamental a la libertad personal, lo cual no acontece en el caso de autos, en el que se pretende
la nulidad de un pronunciamiento judicial que –desestimando las observaciones indicadas por la
defensa del actor– declara válida la acusación fiscal, sin que ello comporte una restricción líquida y
directa a la libertad individual.
4. Que en consecuencia, la demanda debe ser rechazada en aplicación de la causal de improcedencia
prevista en el artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional toda vez que los hechos que la
sustentan no están referidos en forma directa y concreta al contenido constitucionalmente protegido
del derecho a la libertad individual.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú.
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus de autos.
Publíquese y notifíquese.
336
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXPEDIENTE : Nº 00248-2007-93-1301-JR-PE-01
RELATOR : HUILDER E. VALDERRAMA REYES
MINISTERIO PÚBLICO : 1FPPCB - JUAN PACHECO GALLUPE
IMPUTADO : RAMÍREZ LIMAY, RUBÉN
DELITOS : URSURPACIÓN AGRAVADA
ROBO DE GANADO
AGRAVIADO : SOCLA SIPÁN, MATILDE
337
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
I. VISTOS: En audiencia pública y oral realizada por los miembros integrantes de la Sala Penal de
Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Huaura, Jueces Superiores doctores Víctor Reyes Alva-
rado (Presidente), Johnny López Velásquez (Director de Debates) y Juana Mercedes Caballero García;
y, CONSIDERANDO:
II. ANTECEDENTES:
2.1.- HECHOS FÁCTICOS ATRIBUIDOS POR EL FISCAL:
Se le imputa al acusado haber incursionado el día 26 de noviembre del 2006 siendo aproximadamente
las 9 de la mañana, provisto de un bidón de gasolina y de palos en la casa huerta de propiedad de la
agraviada Matilde Socla Sipán ubicada en el lugar denominado Huancar Bajo, del anexo de Anta Distrito
de Paramonga, causando con ello destrozos y procediendo a quemar parte del cerco de palos, así como
las plantas frutales allí sembradas con el objeto que esta la desocupe no pudiendo lograrlo por cuanto
los vecinos apoyaron a la víctima.
2.2.- Viene en apelación la sentencia de fecha treinta y uno de enero, del año dos mil once, en el extre-
mo, en la que se falla condenando a Rubén Ramírez Limay por el delito de usurpación agravada en la
modalidad de ALTERACIÓN DE LINDEROS, tipificados en el numeral 1 del artículo 202 del Código
Penal, concordante con su agravante contenida en el inciso 1 del artículo 204 del Código Penal, referida
en cuanto a que la USURPACIÓN SE REALIZÓ USANDO ARMAS DE FUEGO O CUALQUIER
INSTRUMENTO O SUSTANCIA PELIGROSA, en agravio de MATILDE SOCLA SIPAN; IM-
PONIÉNDOLE UNA REPARACIÓN CIVIL de QUINIENTOS NUEVOS SOLES (S/. 500.00), A
FAVOR DE LA AGRAVIADA, con reglas de CONDUCTA, CON COSTAS; la misma que mediante
Resolución número 14, del día 23 de febrero del 2011, quedó aclarada en el extremo de que se CONDE-
NA A dicha persona a 2 AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD, SUSPENDIDA POR EL
PERIODO DE PRUEBA DE DOS AÑOS, en agravio de MATILDE SOCLA SIPÁN”.
2.3.- Que, la apelante sostiene que solo se habría condenado al imputado por la versión de la agraviada y
hacer alusión de que hubo un testigo pero esta no pudo ver los hechos, sin embargo, le causa convicción
al juez, no se ha acreditado que su persona habría rociado o hecho daños al haber usado gasolina, que
no se ha demostrado la posesión del inmueble, que existe la certificación en dos predios distintos 37.6
que sería donde vivía el agraviado y 37.5 donde habrían ocurrido presumiblemente los hechos, pero ese
predio corresponde a su patrocinado.
2.4.- Que, por su parte el Ministerio Público señala que la recurrida se encuentra arreglada a Ley y ha
sido actuado los documentos así como los testimonios que le han causado convicción al juez por el cual
solicita se confirme la recurrida.
2.5.- Que, al hacer uso de la palabra el acusado señala ser inocente, hace algunas alegaciones sobre su
no responsabilidad y señala que ha guardado silencio en el juicio de primera instancia, lo cual habría
advertido al término de la misma en la última palabra haber informado a la Judicatura de que hubo un
Teniente Gobernador que esta fungiendo como tal, sin embargo, la Fiscal ha señalado que eso no ha
podido ser objeto de valoración toda vez que no hubo actividad probatoria y se habría oralizado a lo
señalado por este en las etapas anteriores lo cual habría causado convicción por lo cual solicita que se
confirme la venida en grado.
III.- DE LA FINALIDAD DEL RECURSO DE APELACIÓN:
3.1.- Conforme al artículo 419 de Código Procesal Penal las facultades de la Sala Penal Superior, son:
1.- La apelación atribuye a la Sala Penal Superior dentro de los límites de la pretensión impugnatoria,
examinar la resolución recurrida tanto en la declaración de hechos, cuanto en la aplicación de derecho,
2.- El examen de la Sala Penal Superior tiene como propósito que la resolución impugnada sea anulada o
revocada, total o parcialmente. En este último caso, tratándose de sentencias absolutorias podrá dictarse
sentencia condenatoria, 3.- Bastan dos votos conformes para absolver el grado.
338
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
339
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
decisión, la sentencia integral escrita solamente debe notificarse a las partes procesales, careciendo de
objeto dar lectura a la sentencia escrita posteriormente porque bastará su notificación a los domicilios
procesales. Puesto que además la sentencia ya fue dictada oralmente con anterioridad.
5.3.- Asimismo, consideramos un error y una práctica negativa para la eficacia y eficiencia del sistema
procesal penal acusatorio, que con anterioridad –pese a que se hacia conocer oralmente los argumentos,
fundamentos o razones y la decisión de la sentencia de segunda instancia– el Tribunal Superior decidía
fijar fecha y hora para posteriormente dar lectura a la sentencia escrita, lo cual significaba innecesariamente
ocupar salas de audiencias y asistentes de audiencias, que muy bien pueden servir para la realización de
audiencias donde exista debate. El plazo que se fijaba para leer la sentencia escrita era no mayor de diez
días. En la mayoría de estos casos las partes procesales no se hacían presente a dicho acto porque ya
conocían los fundamentos y la decisión respectiva que se les hizo conocer oralmente. Y, los jueces con
los asistencias de audiencias, sin asistencia de las partes ni público tenían que leer sentencias escritas
por media hora, una hora o más –dependiendo de la cantidad de hojas de papel que contenía la sentencia
escrita–, que muy puede ser aprovechado para realizar otras labores.
5.4.- Que, el artículo 425.1 del CPP, establece que el plazo para dictar sentencia de segunda instancia no
podrá exceder de diez días. En ninguna parte del contenido de la norma indicada dice que se debe dar
lectura a la sentencia escrita en el plazo de diez días. Por tanto, a partir de la fecha la interpretación de
las normas antes indicadas, variando de criterio es la que corresponde a los fundamentos precedentes.
Debiendo tener presente que en caso de haberse hecho conocer oralmente los fundamentos y la decisión
de la sentencia de segunda instancia, el plazo para notificar la sentencia integral escrita de la misma será
de 10 diez conforme a la norma antes descrita.
5.5.- Finalmente, consideramos que la publicidad de las resoluciones judiciales es relevante para que
los ciudadanos ejerzan el control respectivo. Para dicho fin la presente sentencia será publicada en la
siguiente dirección de Internet: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com, al que pueden acceder sin
límite alguno, la opinión pública, local nacional e internacional.
VI.- SOBRE EL SEÑALAMIENTO DE COSTAS:
El artículo 504.2 del Código Procesal Penal, establece que las costas serán pagadas por quien interpuso
un recurso sin éxito, los cuales se imponen de oficio conforme al artículo 497.2 del aludido Código,
sin embargo, al haber sido declarado fundada la apelación interpuesta corresponde exonerar el pago de
costas al recurrente.
VII.- PARTE RESOLUTIVA:
Por los fundamentos antes expuestos, la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de
Huaura, RESUELVE en mayoría:
01. Declararon FUNDADA el recurso de apelación formulado por el defensor del imputado Rubén
Ramírez Limay.
02. REVOCAR en todos sus extremos la sentencia de fecha treinta y uno de enero del año dos mil
once en el extremo en la que se falla condenando a Rubén Ramírez Limay por el delito de usur-
pación agravada en la modalidad de ALTERACIÓN DE LINDEROS, imponiéndole una sanción
de 2 AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD, SUSPENDIDA POR EL PERIODO DE
PRUEBA DE DOS AÑOS, en agravio de MATILDE SOCLA SIPÁN”; e igualmente se le impone
UNA REPARACIÓN CIVIL de QUINIENTOS NUEVOS SOLES (S/. 500.00), A FAVOR DE LA
AGRAVIADA . con reglas de CONDUCTA y con COSTAS; procediendo a ABSOLVERLO de
la acusación f scal; disponiendo el ARCHIVO DEFINITIVO de los actuados una vez que quede
consentida la misma así como la ANULACIÓN de los antecedentes generados por los presentes
autos.
340
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
03. RECOMENDAR a los señores Fiscales, de conformidad a lo vertido en el fundamento 4.2) del
principal, debiéndose OFICIARSE al Fiscal Decano Coordinador para su conocimiento y fines
pertinentes.
04. EXONERAR al pago de las costas del recurso al recurrente, en base al fundamento VI de la presente
resolución.
05. DISPONEMOS: Que, la presente sentencia de segunda instancia sea notificada de forma integral
en los domicilios procesales dentro del plazo de ley sin perjuicio que sea publicado en Internet en
la siguiente dirección electrónica www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com.
06. MANDARON: Que, cumplido estos trámites se devuelvan los autos al Juzgado de origen.
S. REYES ALVARADO
341
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
transparente”(31) por ello el principio de publicidad permite a la comunidad no solo conocer a sus
jueces sino que la decisión que se tome se funde en lo ocurrido en la sala de audiencias.
3.- Debe precisarse que en el caso puesto a controversia no ha existido actividad probatoria, la pretensión
de la defensa es que se revoque la apelada y se absuelva a su patrocinado, sin embargo, reiteradas
resoluciones emitidas por la Corte Suprema ha precisado que el juez de juzgamiento en segunda
instancia no puede modificar una sentencia si es que no ha existido mayor actividad probatoria, ello
porque una correcta valoración de las prueba actuadas en juicio oral se hacen sobre el principio de
inmediación “como principio y presupuesto, permite el acercamiento del Juzgador con todos los
elementos que sean útiles para emitir una sentencia justa; así la inmediación se desarrolla en dos
planos: i) entre quines participan en el proceso y el tribunal, para lo cual se exige la presencia
física de las personas; la vinculación entre los acusados y el tribunal juzgador es una inmediatez
que se hace efectiva a través de la oralidad; ii) en la recepción de la prueba, para que el juzgador
se forme una idea de los hechos y para que sea posible la defensa se requiere que la prueba sea
practicada en el juicio; la inmediatez da lugar a una relación interpersonal directa, frente a frente
cara a cara, de todos entre sí: acusado y juzgador, acusado y acusador, entre estos con el juzgador y
acusador, el agraviado y tercero civil, el juzgador conoce directamente la personalidad, las actitudes,
las reacciones del acusado, del tercero civil, del testigo o perito, por lo que la inmediación resulta
una necesidad imprescindible para otorgar el correcto valor probatorio de los medios probatorios
incorporados y actuados”(32). En este orden de ideas en este juicio oral solo se ha tenido la declara-
ción del imputado, se han leído dos documentos que en modo alguno desvirtúan lo expresado por el
juez de juzgamiento. El contradictorio que se efectúa se realiza entre las entre las partes y no ante
el juez y el representante del MP o el abogado defensor y es de ese contradictorio que el juez emite
un juicio de valor.
4.- Que, el artículo 425.2 del CPP ha precisado: “La sala penal Superior no puede otorgar diferente valor
probatorio a la prueba personal que fue objeto de inmediación por el juez de primera instancia, salvo
que su valor probatorio sea cuestionado por una prueba actuada en segunda instancia”, por tanto esta
instancia no puede otorgarle otro valor.
5.- Se dice en el voto en mayoría que, se absuelve porque no se determinado los linderos, que se ha
afectado el debido proceso y el derecho de prueba, si eso es así, esos fundamentos darían lugar no
a una revocatoria sino a que la venida en grado deba ser declarada nula y no para que se absuelva
a una persona y ello porque la defensa, que es la parte apelante, en modo alguno ha cuestionado la
sentencia, porque no se ha determinado el hecho o porque la fiscalía no tenga una teoría del caso,
por lo que no entiendo porque se va absolver en este caso si no ha existido actividad probatoria.
6.- RESPECTO A LA NOTIFICACIÓN DE LA SENTENCIA; Es de precisar que el artículo 396.2 del
CPP señala: “Cuando por la complejidad del asunto o lo avanzado de la hora sea necesario diferir
la redacción de la sentencia, en esa oportunidad se leerá tan solo su parte dispositiva y uno de los
jueces relatará sintéticamente al público los fundamentos que motivaron la decisión, anunciará el
día y la hora para la lectura integral, la que se llevará a cabo en el plazo máximo de los ocho días”;
es decir, la apropia norma indica que en este acto se debe anunciar oralmente “la decisión o sentido
del fallo” a las partes y el día y la hora para la lectura integral que debe efectuarse en un máximo
de 8 días, por tanto, no se esta facultando al Juez a que pueda de oficio notificar a las partes en su
domicilio procesal.
7.- Bajo este modelo procesal penal el principio de oralidad es fundamental aún en la lectura de la
sentencia. En el Derecho Comparado por ejemplo tenemos que el Código Procesal Penal chileno(33)
(31) BINDER, Alberto. El cambio de la Justicia Penal hacia el sistema adversarial, signif cado y dif cultades, INCIPP, p. 22.
(32) Casación N° 54-2010 / Huaura.
(33) Código Procesal Penal chileno, Ley N° 19699 de fecha 12/09/2000.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
S. CABALLERO GARCÍA
EXP. N° 03057-2008-PHC/TC-LIMA
FREDDY BILL CORDERO PALOMINO
344
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Alfredo Crespo Bragayrac, abogado de don
Freddy Bill Cordero Palomino, contra la sentencia expedida por la Primera Sala Penal para Procesos
con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 104, su fecha 19 de febrero del 2008,
que declaró infundada la demanda de hábeas corpus de autos
ANTECEDENTES
Con fecha 6 de setiembre del 2007 don Alfredo Crespo Bragayrac interpone demanda de hábeas corpus
a favor de don Freddy Bill Cordero Palomino y la dirige contra de los vocales integrantes de la Sala
Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República, los señores Sivina Hurtado, Gonzales
Campos, Valdez Roca, Molina Ordóñez, Calderón Castillo; y los vocales de la Sala Penal Nacional, los
señores David Loli Bonilla, Victoria Sánchez Espinoza y María Vidal La Rosa Sánchez. El recurrente
solicita que se declare nula la sentencia de fecha 6 de julio del 2006 que lo condena por delito de terro-
rismo, así como la ejecutoria suprema que confirma la condena impuesta, de fecha 26 de abril del 2007,
por haber vulnerado los derechos del beneficiario a la libertad individual y a la tutela procesal efectiva.
Refiere que las sentencias cuestionadas son arbitrarias porque fue juzgado sobre la base de tipos penales
contradictorios entre sí, establecidos en el Decreto Ley N° 25475, por lo que no pudo ejercer adecua-
damente su defensa. Además afirma que la norma antes señalada no se encontraba vigente al momento
que sucedieron los hechos que se le imputaron, lo que configuraría una inconstitucional aplicación
retroactiva de la norma penal.
Realizada la investigación sumaria, el favorecido, a fojas 10, se ratifica en todos los extremos de la
demanda. Por su parte, los vocales emplazados, a fojas 25, 43, 61, 88, 100, 102, 115 y 118, señalan
que los hechos por los que fue juzgado el favorecido ocurrieron hasta fines de 1992, por lo que sí le era
aplicable la norma por la que fue procesado y que las alegaciones del demandante ya han sido revisadas
y resueltas en el proceso penal por lo que no cabe una nueva evaluación en el proceso constitucional.
El Decimosexto Juzgado Penal de Lima, con fecha 23 de noviembre del 2007, declaró infundada la
demanda por considerar que no existió vulneración de los derechos invocados porque la defensa del
favorecido tuvo conocimiento de los cargos, teniendo la oportunidad de contradecirlos e hizo uso de
los mecanismos procesales, sin impedimento alguno; además argumenta que los hechos por los cuales
fue procesado se dieron hasta fines del año 1992, por lo que la ley cuestionada ya se encontraba vigente
La Primera Sala Penal para Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima confirmó
la apelada por estimar que los cuestionamientos respecto a la acusación fiscal y la aplicación retroac-
tiva de la ley que le fue aplicada al favorecido para su juzgamiento ya se hicieron en el proceso penal
mediante solicitudes de nulidad; por ello considera que lo que en realidad se pretende es una nueva
valoración jurídica.
FUNDAMENTOS
1. El objeto de la demanda es la declaratoria de nulidad de la sentencia condenatoria expedida contra el
favorecido por la Sala Penal Nacional con fecha 6 de julio del 2006 (Expediente N° 02-99) así como
la ejecutoria de la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República de fecha 26
de abril del 2007; y que en consecuencia se realice un nuevo juicio oral. Alega aplicación retroactiva
de los tipos penales por los que fue condenado. Asimismo, aduce que la acusación se efectuó sobre
la base de tipos penales contradictorios entre sí, lo que le produjo indefensión en el juicio oral.
Principio de legalidad penal y proscripción de la aplicación retroactiva de la ley penal
2. El principio de legalidad penal, reconocido el artículo 2 inciso 24 literal “d” de la Constitución, en
concordancia con el artículo 103 de la norma fundamental establece como una de sus garantías la
de lex praevia, según la cual, la infracción debe estar prevista en la norma al momento en que se
cometió el delito.
345
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
346
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
la posibilidad de que el imputado sepa de antemano las posibles opciones de subsunción del hecho
materia de proceso, porque la acusación incluyó todas estas posibilidades, le permitirá un mejor
ejercicio del derecho de defensa. En tal sentido, la inclusión en la acusación de tipos penales que no
puedan ser incluidos de modo simultáneo en la sentencia en modo alguno menoscaba el derecho de
defensa, por el contrario, permite un mejor ejercicio de este derecho. Asimismo, cabe señalar que la
posibilidad de incluir imputaciones alternativas en la acusación constituye una opción prevista en
el propio Código Procesal Penal (Decreto Legislativo N° 957, artículo 349 inciso 3).
10. En el presente caso se advierte que tanto en la Formalización de la Denuncia (fojas 313), en el auto
de apertura de Instrucción (fojas 316) y en la acusación fiscal (318) se señala que el beneficiario es
procesado por los hechos previstos en el artículo 3, inciso c; artículo 4, incisos d y f; y artículo 5 de
la Ley N° 25475, lo que a todas luces constituye una imputación clara, por lo que la demanda debe
ser desestimada.
11. Cabe resaltar, finalmente, que la inclusión de tipos penales entre sí solo se ha producido en la acusación
fiscal, lo que comporta una “acusación alternativa” compatible con el derecho al debido proceso. Sin
embargo, distinto sería el caso si se tratara ya no de una acusación sino de una sentencia que incluya
tipos penales contradictorios entre sí, en cuyo caso estaríamos ante una sentencia contradictoria. Sin
embargo, ello no ha ocurrido en el presente caso. Tal como consta de autos, el favorecido ha sido
absuelto de la acusación prevista en el artículo 3, inciso c y el artículo 4, incisos d y f del Decreto
Ley N° 25475; y solo fue condenado por el artículo 5 del referido Decreto Ley (fojas 951 y 952) a
17 años de pena privativa de la libertad (fojas 956), sentencia que fue confirmada por la Sala Penal
Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República, con fecha 26 de abril del 2008.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, en uso de las atribuciones que le confiere la Cons-
titución Política del Perú,
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de hábeas corpus.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / LANDA ARROYO / CALLE
HAYEN / ETO CRUZ / ÁLVAREZ MIRANDA
096 NECESIDAD DE EXPLICITAR LAS RAZONES POR LAS QUE SE DECLARA INAD-
MISIBLE UN MEDIO PROBATORIO
A fojas 58, primer cuaderno, obra la resolución de fecha 8 de noviembre del
2007 que confirma la improcedencia de la solicitud de actuación probatoria,
de la cual se aprecia que no contiene análisis ni valoración alguna respecto
a la pertinencia, conducencia o idoneidad, utilidad, licitud y preclusión o
eventualidad de la actuación probatoria solicitada (Cfr. STC Exp. N° 6712-2005-
HC/TC) y solo señala que “las pruebas que pueda aportarse al proceso deben
ser idóneas y conducentes respecto a acreditar el mérito de la imputación,
no pudiéndose de ninguna manera aceptar peticiones que puedan vulnerar
otros derechos constitucionales como la privacidad de las personas que
no es materia de cuestionamiento en este proceso”; advirtiéndose de esta
manera que la resolución cuestionada no explica las razones por las cuales la
actuación probatoria solicitada resulta inidónea e impertinente para acreditar
la responsabilidad penal de los coprocesados.
347
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 05876-2008-PA/TC-LIMA
MIGUEL ÁNGEL ACUÑA GAVIDIA
348
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
mayo del 2007, así como la resolución de fecha 8 de noviembre del 2007, y que se ordene actuar el
medio probatorio solicitado. Sostiene que en la instrucción signada con el N° 4511-2006, seguida en
contra de William Villar Mogollón, Víctor Sánchez Mogollón y Danuario Antonio Esquen Pérez, por
la comisión del delito de hurto agravado, en agravio suyo, la jueza demandada, atentando contra su
derecho a la tutela procesal efectiva y su derecho a probar, declaró improcedente su pedido de que se
oficie a las empresas telefónicas Claro y Telefónica del Perú para que estas informen sobre el contenido
de las llamadas realizadas y recibidas entre los celulares N°s 9-736473 y 9-913774, de propiedad de los
coprocesados, y las llamadas recibidas de parte de otros teléfonos fijos y/o celulares durante los días
15, 16 y 17 de abril del 2006. Agrega que apelada dicha improcedencia, la Sala demandada la confirmó
impidiendo que se actúe un medio probatorio trascendente que determinará la responsabilidad penal de
los coprocesados. Aduce que a los demandados les preocupó más la posible invasión a la privacidad de
los coprocesados antes que el delito cometido.
La Sala Especializada en Derecho Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque declaró
improcedente la demanda por considerar que el recurrente pretende que se revise una decisión judicial
expedida dentro de un proceso regular y que aún se encuentra en trámite.
A su turno, la Sala Suprema revisora confirma la apelada por considerar que de la demanda y de sus
recaudos no se advierte que se hayan vulnerado los derechos constitucionales que alega el recurrente.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio y aplicación del principio de suplencia de la queja
1. Conforme se aprecia de la demanda de autos su objeto es dejar sin efecto la resolución N° 4 de fecha
7 de mayo del 2007, así como la resolución de fecha 8 de noviembre del 2007, las cuales declararon
improcedente la solicitud del recurrente respecto a que se oficie a las empresas telefónicas Claro y
Telefónica del Perú para que estas informen sobre el contenido de las llamadas realizadas y recibi-
das entre los celulares N°s 9-736473 y 9-913774, de propiedad de los coprocesados, y las llamadas
recibidas de parte de otros teléfonos fijos y/o celulares durante los días 15, 16 y 17 de abril del
2006, y que se ordene actuar dicho medio probatorio solicitado. Sin embargo, de los fundamentos
de la demanda este Tribunal advierte que el derecho del recurrente cuya vulneración se evidencia
no es el derecho a probar, sino el de la adecuada motivación de las resoluciones judiciales. En este
sentido, aplicando el principio de suplencia de la queja, en virtud del cual “el Tribunal Constitu-
cional (…) puede efectuar correcciones sobre el error o la omisión en la que incurre el demandante
en el planteamiento de sus pretensiones, tanto al inicio del proceso como en su decurso” (STC
Exp. N° 5637-2006-AA/TC, fundamento 14), este Tribunal pasará a pronunciarse sobre la moti-
vación y/o fundamentación realizada por la Sala demandada para rechazar el pedido de actuación
probatoria del recurrente.
Sobre la posibilidad de un pronunciamiento de fondo
2. El Tribunal Constitucional, previamente, considera que los motivos en los cuales se ha sustentado el
pronunciamiento desestimatorio de la demanda, en el mejor de los casos, es impertinente. Sucede,
en efecto, que el recurrente cuestiona un asunto constitucionalmente relevante: la debida motivación
de la resolución que desestima su pedido de actuación probatoria, pues no cabe duda que esta tiene
incidencia directa en su derecho fundamental a obtener una resolución fundada en derecho en la
instrucción subyacente.
3. De otro lado conforme a la jurisprudencia de este Tribunal (Cfr. la STC Exp. Nº 4587-2004-AA),
en algunos casos es posible emitir pronunciamiento sobre el fondo, aun cuando la demanda haya
sido declarada liminarmente improcedente en las instancias inferiores. Para evaluar su procedencia
se tiene que tomar en cuenta si se afectan los derechos de la parte contraria que, pues al no haber
contestado la demanda podría quedar en estado de indefensión ante una sentencia adversa, la inten-
sidad de la afectación en el ámbito de sus derechos como producto de la decisión del Tribunal, la
importancia objetiva del caso, los perjuicios que se podrían generar al recurrente por la demora en un
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
pronunciamiento sobre el fondo y el hecho de que el demandado por lo menos se haya apersonado
al proceso y contestado la demanda, de ser el caso.
4. En el presente caso el Tribunal advierte que se denuncia afectaciones formales y sustanciales del debido
proceso. Tal situación condiciona la naturaleza de la participación de las partes en el amparo, puesto
que las argumentaciones que estas puedan ofrecer, esencialmente, se centra en colaborar con el juez
constitucional ofreciendo criterios de interpretación en torno al significado jurídico-constitucional
de los derechos fundamentales cuya afectación se cuestiona (Cfr. STC Exp. Nº 0976-2001-AA/TC).
5. Igualmente, el Tribunal observa que un pronunciamiento que eventualmente estime la demanda haría
que la instrucción se tramite de manera correcta. Adicionalmente el Tribunal advierte que en autos
obra el apersonamiento al proceso del Procurador Público Adjunto a cargo de los asuntos judiciales
del Poder Judicial.
Por tanto, el Tribunal Constitucional estima que tiene competencia para analizar el fondo de la contro-
versia.
Sobre la vulneración del derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales en el caso de
autos
6. Tal como lo ha señalado este Tribunal Constitucional el derecho a la debida motivación de las reso-
luciones judiciales es una garantía del justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que
las resoluciones judiciales no se encuentren justif cadas en el mero capricho de los magistrados,
sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se deriven del caso. (Cfr.
STC N° 3943-2006-PA/TC, fundamento 4). Asimismo este Colegiado, precisando el contenido del
derecho constitucional a la debida motivación de las resoluciones judiciales, ha establecido que este
“(…) obliga a los órganos judiciales a resolver las pretensiones de las partes de manera congruente
con los términos en que vengan planteadas, sin cometer, por lo tanto, desviaciones que supongan
modif cación o alteración del debate procesal (incongruencia activa). (…) El incumplimiento total
de dicha obligación, es decir, el dejar incontestadas las pretensiones, o el desviar la decisión del
marco del debate judicial generando indefensión, constituye vulneración del derecho a la tutela
judicial y también del derecho a la motivación de la sentencia (incongruencia omisiva) (STC
Exp. N° 04295-2007-PHC/TC, fundamento 5 e).
7. A fojas 52, primer cuaderno, obra el escrito de apelación presentado por el recurrente en contra de
la improcedencia de su solicitud de actuación probatoria, en el cual argumenta que “la recurrida
causa agravio al suscrito por cuanto deniega su derecho a probar consistente en tener conocimiento
de las conversaciones telefónicas de los inculpados a f n de poder demostrar fehacientemente su
responsabilidad penal”. Sin embargo, a fojas 58, primer cuaderno, obra la resolución de fecha 8 de
noviembre del 2007 que confirma la improcedencia de la solicitud de actuación probatoria, de la
cual se aprecia que no contiene análisis ni valoración alguna respecto a la pertinencia, conducencia
o idoneidad, utilidad, licitud y preclusión o eventualidad de la actuación probatoria solicitada (Cfr.
STC Exp. Nº 6712-2005-HC/TC) y solo señala que “las pruebas que pueda aportarse al proceso
deben ser idóneas y conducentes respecto a acreditar el mérito de la imputación, no pudiéndose de
ninguna manera aceptar peticiones que puedan vulnerar otros derechos constitucionales como el
privacidad de las personas que no es materia de cuestionamiento en este proceso”; advirtiéndose de
esta manera que la resolución cuestionada no explica las razones por las cuales la actuación probatoria
solicitada resulta inidónea e impertinente para acreditar la responsabilidad penal de los coprocesados.
8. Efectivamente, la respuesta de la Sala demandada a la solicitud de actuación probatoria no solo
deviene en inmotivada y arbitraria, sino que también resulta omisiva, pues al encontrarse frente al
caso límite de conflictos de derechos fundamentales (derecho a probar del recurrente versus derecho
a la intimidad y a la inviolabilidad de las comunicaciones de los coprocesados) optó de plano por uno
de ellos, sin realizar previamente un análisis de ponderación y/o de determinación de los derechos
en conflicto que justifique el ejercicio privilegiado del uno sobre el otro.
350
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / CALLE HAYEN / ETO CRUZ /
ÁLVAREZ MIRANDA / URVIOLA HANI
EXPEDIENTE : Nº 01112-2009-16-1308-JR-PE-01
RELATORA : DURAND DURAND, DEYSI ANAHÍ
ABOGADO DEFENSOR : MUÑOZ JORDÁN, MARÍA EUGENIA
MINISTERIO PÚBLICO : HURTADO AMES, KATIA ANGÉLICA
IMPUTADO : CHAMBERRO CHAPILLIQUÉN, SEGUNDO GENARO
DELITO : LESIONES CULPOSAS
AGRAVIADA : YTA ROBLES, TARCILA DEIFILIA
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
352
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
utilizar los recursos contra las resoluciones judiciales”(35), el artículo 150 literal d) del Código Procesal
Penal, también precisa que la nulidad absoluta será declarada “cuando los defectos afecte el contenido
esencial de los derechos y garantías de la Constitución”. De otra parte así como se indica en la pretensión
de nulidad debe abarca hasta la audiencia de control de la acusación, la parte apelante no ha tomado en
cuenta lo que prevé el artículo 154.4 del Código Procesal Penal que señala: “La declaración de nulidad
de actuaciones realizadas durante la Investigación Preparatoria, no importará la reapertura de esta.
Asimismo, las nulidades declaradas durante el desarrollo del juicio oral no retrotraerán el procedimiento
a la etapa de investigación o a la etapa intermedia”.
4.2. La parte apelante no puede invocar afectación de derechos fundamentales como el debido proceso,
el de ofrecer y exigir la actuación de un medio de prueba, si precisamente fue la negligencia del Minis-
terio Público la que imposibilito su presentación, ya que hay un estadio procesal en el cual se ofrecen y
admiten medios de prueba, y en el presente caso la Fiscalía presentó su acusación el 24 de noviembre del
año 2009 y después de 4 meses pretendió subsanar su propia omisión y 3 días antes de la audiencia de
control, por lo que la nulidad no puede ser invocada por quien la probo, siendo que incluso fue debatido
en la audiencia de control de la acusación, y en juicio oral fue reexaminado por el juez de juzgamiento,
permitiendo concluir que la Fiscalía en principio, no ha tenido bien definida su teoría del caso y obrando
dos medios de prueba en su poder no las ofreció, pretende incorporarlas después de cuatro meses, por
lo que en este extremo su pretensión no puede ser amparada.
4.3. Que, el Ministerio Público pretende que se declare la nulidad de todo el juicio, por cuanto el Juez
ha calificado el tipo penal de manera diferente a la acusación fiscal, resulta preocupante para esta
instancia –y eso lo ha hecho ver la defensa– en atención al principio de buena fe que ha sido la propia
Fiscalía quien insistió en el juicio oral de primera instancia que el tipo penal estaba comprendido en el
artículo 124 cuarto párrafo, por cuanto no se explica como es que la Fiscalía pretende señalar que quien
ha incurrido en error y vició ha sido el propio Juez de juzgamiento cuando como ha dicho la defensa fue
la propia Fiscal quien varió el tipo penal, indicando que era el artículo 124 cuarto párrafo en atención a
que la propia norma indicaba tal presupuesto de “inobservancia de reglas de tránsito” que había pasado
a ser el cuarto párrafo del tipo penal, por lo que tampoco es causal de nulidad.
4.4. Que, debe precisarse que en el presente caso, frente a la grave negligencia del Ministerio Público que
ha generado impunidad, se debe disponer remitir copias al órgano de control interno del Ministerio Público,
por no ofrecer sus medios de prueba en la etapa correspondiente y pretender hacerlo luego de 4 meses.
V. SOBRE EL SEÑALAMIENTO DE COSTAS
Con respecto a las costas se tiene que, el artículo 499 del Código Procesal Penal, referido a Personas e
Instituciones exentas, en su inciso 1 señala que –entre otros– se encuentran exentos del pago de costas
los Representantes del Ministerio Público, ya que si no estaría exento del pago de costas, se le debería
imponer al sustentar su nulidad en sus propios actos negligentes.
VI. SOBRE LECTURA INTEGRAL DE LA SENTENCIA ESCRITA
6.1. El artículo 425. 4) del Código Procesal Penal, establece que la sentencia de segunda instancia se
pronunciara siempre en audiencia pública. Pues bien en el presente caso se ha cumplido con este requisito
debido a que en la misma fecha que se realizo la audiencia después de haberse deliberado inmediata-
mente se hizo conocer en resumen los fundamentos de la decisión. Por tanto el contenido integral de la
sentencia escrita debe ser notificado a los domicilios procesales de las partes, a fin de dar cumplimiento
a lo dispuesto en el artículo 425.6) del código acotado, que prescribe sobre la notificación de la sentencia
de segunda instancia en el caso de que esta sea recurrida.
6.2. Consideramos que la interpretación de la anotada norma esté acorde con la oralidad para la apli-
cación del sistema procesal penal acusatorio vigente en nuestro país. Es que cuando la norma procesal
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
antes indicada se refiere a que la sentencia de segunda instancia se pronunciara siempre en audiencia
pública. Estimamos que dicho pronunciamiento se cumple al hacer conocer los argumentos y la decisión
oralmente, a los justiciables presentes y público concurrente. En caso contrario cuando el tribunal no
hace conocer oralmente las razones, argumentos o fundamentos y la decisión de la sentencia de segunda
instancia. Entonces se encuentra obligado a señalar fecha y hora para una próxima sesión pública para dar
lectura integral a la sentencia escrita. Cuando se hace conocer oralmente en acto público en resumen los
argumentos y la decisión, la sentencia integral escrita solamente debe notificarse a las partes procesales,
careciendo de objeto dar lectura a la sentencia escrita posteriormente porque bastará su notificación a
los domicilios procesales. Puesto que además la sentencia ya fue dictada oralmente con anterioridad.
6.3. Consideramos un error y una práctica negativa para la eficacia y eficiencia del sistema procesal penal
acusatorio, que con anterioridad –pese a que se hacía conocer oralmente los argumentos, fundamentos
o razones y la decisión de la sentencia de segunda instancia–, el Tribunal Superior decidía fijar fecha y
hora para posteriormente dar lectura a la sentencia escrita, lo cual significaba innecesariamente ocupar
salas de audiencias y asistentes de audiencias, que muy bien pueden servir para la realización de otras
audiencias donde exista debate. El plazo que se fijaba para leer la sentencia escrita era no mayor de diez
días. En la mayoría de estos casos las partes procesales no se hacían presente a dicho acto porque ya
conocían los fundamentos y la decisión respectiva que se les hizo conocer oralmente. Y, los jueces con
las asistencias de audiencias, sin asistencia de las partes ni público tenían que leer sentencias escritas
por media hora, una hora o más –dependiendo de la cantidad de hojas de papel que contenía la sentencia
escrita–, que muy puede ser aprovechado para realizar otras labores.
6.4. El artículo 425.1) del Código Procesal Penal, establece que el plazo para dictar sentencia de segunda
instancia no podrá exceder de diez días. En ninguna parte del contenido de la norma indicada dice que
se debe dar lectura a la sentencia escrita en el plazo de diez días. Por tanto, a partir de la fecha la inter-
pretación de las normas antes indicadas, variando de criterio es la que corresponde a los fundamentos
precedentes. Debiendo tener presente que en caso de haberse hecho conocer oralmente los fundamentos
y la decisión de la sentencia de segunda instancia, el plazo para notificar la sentencia integral escrita de
la misma será de 10 diez conforme a la norma antes descrita.
6.5. Finalmente, consideramos que la publicidad de las resoluciones judiciales es relevante para que
los ciudadanos ejerzan el control respectivo. Para dicho fin la presente sentencia será publicada en la
siguiente dirección de Internet: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com, al que pueden acceder sin
límite alguno, la opinión pública, local nacional e internacional.
Por los fundamentos antes expuestos, la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de
Huaura, RESUELVE:
0.1 Declarar INFUNDADA la apelación interpuesta por el Ministerio Público.
0.2 CONFIRMAR la sentencia de fecha veintiséis de enero del dos mil once se falla ABSOLVIENDO a
SEGUNDO GENARO CHAMBERGO CHAPILLIQUÉN de los cargos que le resultan de la acusa-
ción fiscal por la comisión del delito contra la vida, el cuerpo y la salud en la modalidad de Lesiones
Culposas Graves, en perjuicio de Tarcila Deifilia Yta Robles; declarando la RESPONSABILIDAD
CIVIL de Segundo Genaro Chambergo Chapilliquén; en consecuencia, se fija en la suma de MIL
NUEVOS SOLES (S/. 1,000.00) la indemnización que pagará a favor de la agraviada Tarcila Deifilia
Yta Robles.
0.3 REMITIR copias al órgano de control del Ministerio Público conforme al considerando IV.4 de la
presente resolución.
0.4 SIN COSTAS: conforme al considerando V de la presente resolución.
0.5 En Mayoría, con los votos de los Magistrados Reyes Alvarado y Riveros Jurado: DISPONEMOS
que la presente sentencia de segunda instancia que ha sido pronunciada oralmente en acto público,
sea notificada en su integridad a los sujetos procesales en sus respectivos domicilios procesales, sin
355
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
S. REYES ALVARADO
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
el artículo 344 señala el plazo para la redacción de la sentencia y que se debe fijar la fecha para la
audiencia de lectura de sentencia; el Código de Procedimientos Penal de Colombia(37) también en el
artículo 445 señala que clausurado el debate se anunciará el sentido del fallo, y el artículo 446 incluso
precisa “El sentido del fallo se dará a conocer de manera oral y pública inmediatamente después del
receso previsto en el artículo anterior”, y el artículo 447 indica que “escuchado los intervinientes
(el sentido del fallo) el juez señalará el lugar, fecha y hora de la audiencia para proferir sentencia”
(La frase “el sentido del fallo” es nuestra).
03. En este orden de ideas el artículo 395 titulado “redacción de la sentencia”, señala “Inmediatamente
después de la deliberación, la sentencia será redactada por el Juez o director de debates según el
caso”, el artículo 396.3 del CPP precisa: “La sentencia quedará notificada con su lectura integral en
audiencia pública. Las partes inmediatamente recibirán copia de ella”, es decir la propia norma nos
está precisando que la sentencia quedará notificada con su lectura integral y precisamente de dicho
acto procesal es que se computa el tiempo para interponer recurso impugnatorio de ser el caso, y
existe la obligación de en ese acto entregar copia de la sentencia a los concurrentes, porque así como
exige la norma quiénes deben concurrir al juicio también solo se entregará copia de la sentencia a
los concurrentes, es decir que si no concurren a tal acto no se les entrega copia de la sentencia, sin
perjuicio de que lo puedan solicitar, al único a quien si no concurre hay la obligación de notificar la
sentencia es al acusado conforme lo dispone el artículo 401.2 del CPP para quienes el plazo corre
desde el día siguiente de la notificación en su Domicilio procesal, debe tenerse presente además que
el artículo 424.1 del CPP señala: “en la audiencia de apelación se observará en cuanto sea aplicable
las normas relativas al juicio oral de primera instancia”, por tanto hay norma expresa para señalar
día y hora de lectura de sentencia en segunda instancia.
04. Que, se sustenta lo resuelto en mayoría en el sentido que al no efectuarse la audiencia de lectura de
sentencia, se está ahorrando espacio, tiempo y menos audiencias, cuando precisamente este modelo
exige que todo se efectúe en audiencia para garantizar los principios de concentración, continui-
dad y publicidad y es precisamente la lectura integral efectuada públicamente la que garantiza la
transparencia de nuestros actos, si lo que se ha resuelto se hace sobre la base de ahorrar menos
audiencia y tiempo, tampoco se justifica por cuanto, ello implicará que la sentencia recién al día
siguiente de su notificación se contará el plazo para interponer recurso impugnatorio, así mismo si
se notifica al domicilio procesal y muchas veces el sentenciado no tiene conocimiento del contenido
de la sentencia porque le fue entregado al abogado defensor, que la central de notificaciones ya
recargada con su labor se le incremente la misma con notificar las sentencias penales a todos los
domicilios procesales, entonces no se justifica la hipótesis de ahorro de tiempo y audiencias, es
más la práctica permite incluso determinar que muchas veces no se puede cumplir con notificar
porque los domicilios o no son exactos o no existen, ¿no implica mayor transparencia que se lea la
sentencia públicamente? y ante quienes concurran, y si no concurre ningún justiciable es porque no
tienen interés en la sentencia, pero ello en modo alguno implica no dar cumplimiento a la norma
procesal.
05. Que, asimismo se ha dispuesto que la presente sentencia sea publicada en el blog del Juez Superior
Reyes Alvarado, con lo cual tampoco estoy de acuerdo, ello porque este es un colegiado cuyas
decisiones debe ser publicadas de ser el caso en un blog oficial de esta Corte y no en uno personal.
Por lo expuesto mi VOTO es porque:
1.- Se FIJE día y hora para la lectura integral de la sentencia.
2.- Se PUBLIQUE la sentencia en un blog oficial y no en uno personal por ser un colegiado.
S. CABALLERO GARCÍA
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 01612-2011-PHC/TC-HUAURA
LUIS ALBERTO CASAS SEBASTIÁN
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
obstante, no cualquier reclamo que alegue la presunta afectación del derecho a la libertad individual
o sus derechos conexos puede dar lugar al análisis del fondo de la materia cuestionada mediante el
hábeas corpus, pues para ello debe examinarse previamente si los hechos cuya inconstitucionalidad
se denuncia revisten relevancia constitucional y, luego, si aquellos agravian el contenido constitu-
cionalmente protegido del derecho fundamental a la libertad personal.
Todo ello implica que para que proceda el hábeas corpus el hecho considerado inconstitucional debe
necesariamente redundar en una afectación directa y concreta en el derecho a la libertad individual
o, dicho de otro modo, la afectación a los derechos constitucionales conexos debe incidir de manera
negativa en el derecho a la libertad individual. Es por ello que el Código Procesal Constitucional
prevé en su artículo 5, inciso 1) que “no proceden los procesos constitucionales cuando: 1) los hechos
y el petitorio de la demanda no están referidos en forma directa al contenido constitucionalmente
protegido del derecho invocado”.
3. Que respecto a la procedencia del hábeas corpus este Tribunal en reiterada jurisprudencia ha pre-
cisado que si bien el juez constitucional puede pronunciarse sobre la eventual violación o amenaza
de violación a los derechos constitucionales conexos, tales como el derecho al debido proceso, al
principio ne bis in idem, etc.; también lo es que ello ha de ser posible siempre que exista conexión,
entre estos y el derecho a la libertad individual, de modo que la amenaza o violación al derecho
constitucional conexo incida también, en cada caso, de manera negativa y directa en el derecho a la
libertad individual.
4. Que en el presente caso se pretende la nulidad de una resolución judicial por considerarse vulneratoria
de los derechos reclamados, sin embargo este Colegiado aprecia que dicho pronunciamiento judicial
no determina restricción alguna a la libertad individual del actor. En efecto, el auto de enjuiciamiento
que contiene la imputación penal, en sí mismo, no genera agravio a la libertad personal que constituye
el derecho fundamental materia de tutela del hábeas corpus. Por consiguiente, en la medida que los
hechos cuestionados no guardan conexidad negativa con la libertad individual corresponde que la
demanda sea rechazada.
5. Que finalmente este Colegiado debe advertir que en la demanda se emplaza al fiscal del Tercer Des-
pacho de Investigación de la Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Huaral, apreciándose de los
actuados (fojas 406) que dicho fiscal emitió el Requerimiento de Acusación, de fecha 11 de febrero
de 2009, en contra del recurrente por los hechos penales que se aluden en la presente demanda. Al
respecto se debe destacar que este Tribunal viene señalando en su jurisprudencia que la actuación
del Ministerio Público al formular la acusación fiscal es postulatoria a lo que el juzgador resuelva
en cuanto a la imposición de las medidas coercitivas de la libertad individual que pueda correspon-
de al procesado en concreto [Cfr. RTC 07961-2006-PHC/TC, RTC 02688-2008-PHC/TC y RTC
00475-2010-PHC/TC, entre otras], contexto en el que el emplazamiento al aludido fiscal a través
del presente hábeas corpus resulta improcedente.
6. Que en consecuencia la demanda debe ser rechazada en aplicación de la causal de improcedencia
contenida en el artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional, toda vez que el petitorio
y los hechos que sustentan la demanda no están referidos en forma directa y concreta al contenido
constitucionalmente protegido del derecho a la libertad personal.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus de autos.
Publíquese y notifíquese.
359
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
360
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
con el trámite de traslados respectivos, no habiendo presentado sus alegatos ninguna de las partes
procesales. SEGUNDO: Que la admisibilidad del recurso de casación se rige por lo normado en el
artículo cuatrocientos veintiocho y sus normas concordantes del citado Código, cuyos requisitos deben
cumplirse acabadamente para que se declare bien concedido; que se ha recurrido una resolución de vista
que declaró nulo el auto de sobreseimiento de la causa; que si bien por la naturaleza del delito objeto del
proceso penal la resolución en cuestión no cumple con el presupuesto objetivo estatuido en el artículo
cuatrocientos veintisiete, apartado dos, acápite a) del Código acotado, el recurrente ha invocado la causal
establecida en el apartado cuatro de la citada norma referida al desarrollo de doctrina jurisprudencial;
que, adicionalmente a ello la defensa del imputado ha citado como motivo del recurso el inciso tres del
artículo cuatrocientos veintinueve del Código Procesal Penal, por lo que es del caso analizar su relevancia
a fin de hacer viable el desarrollo de doctrina jurisprudencial. TERCERO: Que la valoración que ha de
realizar la Sala de Casación, más allá de su carácter discrecional, tratándose de lo estatuido en el artículo
cuatrocientos veintisiete numeral cuatro del citado Código Adjetivo, ha de circunscribirse a la presencia
de un verdadero interés casacional; esto es: (i) unificación de interpretaciones contradictorias –jurispru-
dencia contradictoria entre diversos órganos jurisdiccionales–, afirmación de la jurisprudencia existente
de la máxima instancia judicial frente a errores de tribunales inferiores, o definición de un sentido inter-
pretativo a una norma reciente o escasamente invocada pero de especiales connotaciones jurídicas, así
como (ii) la necesidad, por sus características generales, más allá del interés recurrente –defensa de ius
constitutionis–, de obtener una interpretación correcta de específicas normas de derecho penal y procesal
penal. CUARTO: Que en el presente caso se tiene que el Juez de la Investigación Preparatoria mediante
auto emitido en la audiencia de control de la acusación declaró fundada la solicitud de sobreseimiento
formulada por la defensa del encausado Manuel Reyes Vásquez, no obstante que dicha petición fue
realizada fuera del plazo estatuido en el artículo trescientos cincuenta del acotado Código –fue notificado
con la acusación con fecha diecinueve de febrero de dos mil nueve, conforme se advierte del cargo de
notificación de fojas ciento veinticinco, e interpuso su solicitud de sobreseimiento el trece de abril de
dos mil nueve, tal como se observa de su escrito de fojas ciento setenta y seis–, motivo por el cual la
Sala Superior al resolver la apelación interpuesta por el señor fiscal declaró nula la resolución y ordenó
que se retrotraiga la causa al estadio en que se produjo el vicio; que, en atención a ello, el recurrente
denuncia la existencia de una incorrecta aplicación de la norma que establece un plazo para contradecir
la acusación, por lo que se hace necesario –sostiene al invocar la causal excepcional– que este Supremo
Tribunal emita pronunciamiento para determinar que en la realización de una audiencia preliminar de
control de la acusación no se pueda restringir o prohibir la solicitud, contradicción o pronunciamiento
sobre una petición de sobreseimiento o cualquier otra cuestión que se refiera al fondo del asunto, a pesar
que dicha petición sea realizada con posterioridad al vencimiento del plazo legal establecido. QUINTO:
Que, en este contexto, se tiene que el impugnante no ha justificado razonablemente, desde la defensa del
ius constitutionis, el interés casacional ni la necesidad de una correcta interpretación del artículo trescientos
cincuenta del Código Procesal Penal, pues esta norma al establecer, de manera clara e inequívoca, un
plazo para realizar determinado acto –como es interponer las defensas necesarias contra la acusación–,
no requiere de mayores precisiones interpretativas, por lo que su inobservancia acarrea necesariamente su
nulidad, tal como se resolvió en la resolución impugnada. SEXTO: Que según lo estatuido en el artículo
quinientos cuatro del citado Código, las costas serán pagadas por quien interpuso un recurso sin éxito,
no siendo aplicable la excepción contemplada en el literal a), numeral dos del artículo quinientos uno
del citado cuerpo de leyes, pues se advierte que el recurrente en su actuación ha obrado con temeridad,
al interponer un recurso sin fundamento válido, conforme se ha expuesto en los fundamentos jurídicos
de la presente Ejecutoria Suprema. Por estos fundamentos: I. Declararon INADMISIBLE el recurso
de casación para desarrollo de doctrina jurisprudencial interpuesto por la defensa del encausado Manuel
Reyes Vásquez contra la resolución de vista de fojas doscientos diecisiete, del diez de agosto de dos
mil nueve; en el proceso que se le sigue por delito de usurpación agravada en grado de tentativa en
agravio de María Vargas Villanueva y José Luis Viviano Vargas. II. IMPUSIERON el pago de costas
al encausado Manuel Reyes Vásquez, el cual deberá ser previamente liquidado por el Secretario del
361
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
órgano jurisdiccional. III. DISPUSIERON que se devuelvan los actuados a la Sala de origen para los
fines pertinentes. Hágase saber.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRÍNCIPE TRUJILLO / CALDERÓN CASTILLO / SANTA
MARÍA MORILLO
362
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
363
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
disposiciones previstas en el artículo cuatrocientos veintiocho y sus normas concordantes del Código
Procesal Penal, cuyos presupuestos deben cumplirse acabadamente para que se declare bien concedido.
SEGUNDO.- Que se ha recurrido una sentencia de vista que confirmando y revocando la de primera
instancia condenó a LUIS MOISÉS LINO DOMÍNGUEZ como autor del delito de actos contra el pudor
a seis años de pena privativa de libertad; que se cumple parcialmente el presupuesto objetivo del recurso,
pues la resolución recurrida está comprendida en el literal b) del apartado dos del artículo cuatrocientos
veintisiete del citado Código; que, por otro lado, se cumple el presupuesto subjetivo del mismo porque
el encausado cuestionó la sentencia de primera instancia y, sin duda, la sentencia de vista lo agravia al
desestimar su pretensión impugnativa absolutoria.
TERCERO.- Que, sin embargo, el apartado dos, literal b), del artículo cuatrocientos veintisiete del
nuevo Código Procesal Penal establece una restricción del ámbito objetivo del recurso en relación con
la cuantía de la pena, puesto que si se trata de sentencias, como la presente, se requiere que el delito
imputado más grave tenga señalado en la Ley, en su extremo mínimo, una pena privativa de libertad
mayor a seis años; que el delito objeto del presente proceso penal es actos contra el pudor, que está con-
minado con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de nueve años –inciso dos del artículo
ciento setenta y seis “A” del Código Penal–; que, en consecuencia, el delito incriminado no alcanza el
criterio de summa poena estatuido en la norma procesal, por lo que en principio escapa a la competencia
casacional de este Tribunal Supremo.
CUARTO.- Que a pesar de ello la norma procesal ha regulado la casación excepcional en el apartado
cuatro del artículo cuatrocientos veintisiete del citado Código, que permite al Supremo Tribunal, excep-
cionalmente, superando la barrera de los límites fijos del quantum de pena, que pueda aceptarse el recurso
de casación, pero sujeto a que se estime imprescindible para el desarrollo de la doctrina jurisprudencial, y
que el recurrente consigne adicional y puntualmente las razones que justifican el desarrollo jurisprudencial
que pretende, con arreglo al apartado tres del artículo cuatrocientos treinta del Código Procesal Penal.
QUINTO.- Que el acusado LUIS MOISÉS LINO DOMÍNGUEZ en su recurso de casación de fojas
noventa y tres, del cuaderno de apelación, solicita que se desarrolle la “DOCTRINA JURISPRUDEN-
CIAL” y concretamente alega: I. Que se fije el alcance interpretativo del inciso dos del artículo trescientos
cincuenta del Código Procesal Penal en cuanto a la admisión de los medios probatorios ofrecidos por
los sujetos procesales, pues el representante del Ministerio Público no puede oponerse a una prueba
que fue aceptada en la audiencia preliminar de control de acusación por el Juez de la Investigación
Preparatoria y luego de emitido el auto de enjuiciamiento. II. En la sentencia de primera instancia no se
valoró las siguientes instrumentales: (a) pericias psicológicas del recurrente y de la madre de la menor
agraviada; (b) la denuncia de chantaje que interpuso en la Fiscalía contra la pareja sentimental de dicha
progenitora –estas instrumentales fueron ofrecidas por la defensa técnica–. El mismo error se repitió en
la sentencia de apelación.
SEXTO.- Que es de enfatizar que si el recurrente reclama que esta Suprema Sala Penal se pronuncie
sobre un aspecto que requiere el desarrollo de la doctrina jurisprudencial debe existir conexión entre el
fundamento de la casación excepcional –regulado en el inciso cuatro del artículo cuatrocientos veintisiete
del Código Procesal Penal–, el desarrollo de la jurisprudencia que se pretende sobre la base de un tópico
que merece ser interpretado para dilucidar su verdadero alcance y salvaguardar las garantías funda-
mentales infringidas –los argumentos expresados por el recurrente en su escrito de casación que deben
cumplir con las exigencias técnicas de la proposición jurídica completa y correcta– y los cargos que se
formulan contra el fallo, en tanto en cuanto lo particular de su fundamento, sin que importe el quantum
de la pena fijada en el respectivo tipo penal, constituye el aspecto central y nuclear de la admisión del
recurso –por su naturaleza extraordinaria–.
SÉTIMO.- Que en el caso concreto el recurrente cuestiona el inciso dos del artículo trescientos cin-
cuenta del Código Procesal Penal que prescribe lo siguiente: “los demás sujetos procesales podrán
proponer los hechos que aceptan y que el Juez dará por acreditados, obviando su actuación probatoria
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
en el juicio. Asimismo, podrán proponer acuerdos acerca de los medios de prueba que serán necesarios
para que determinados hechos se estimen probados. El Juez, sin embargo, exponiendo los motivos que
lo justifiquen, podrá desvincularse de esos acuerdos; en caso contrario, si no fundamenta especialmente
las razones de su rechazo, carecerá de efecto la decisión que lo desestime”.
OCTAVO.- Que dicho precepto legal regula los acuerdos probatorios de los sujetos procesales referidos
a los convenios de las partes sobre determinados hechos, siempre que no se acepte responsabilidad, pues
si se admiten pactos sobre la ocurrencia del hecho punible y responsabilidad del imputado, involucraría
aceptar preacuerdos con la finalidad de poner fin anticipadamente al proceso. De esta manera se sustrae la
controversia, en cuanto a esos hechos aceptados, y el Juez ya no realizará actividad probatoria al respecto,
debiendo tenerlo por acreditado, siempre que se llegue al juicio oral –dentro de la audiencia preliminar
de control de la acusación de conformidad con el inciso seis del artículo trescientos cincuenta y dos del
Código Procesal Penal–, que es donde tiene aplicación. Asimismo, esta disposición regula los acuerdos
de las partes procesales respecto a determinados medios probatorios para demostrar determinados hechos,
lo que limitará la actuación probatoria en el contradictorio solo a la actuación de esas instrumentales.
NOVENO.- Que, en ese contexto, los argumentos sostenidos por la defensa técnica del acusado LUIS
MOISÉS LINO DOMÍNGUEZ, contenidos en el fundamento jurídico cinco, no tiene correspondencia
–lógica y jurídicamente– con la norma procesal invocada que pretende que se desarrolle jurisprudencial-
mente, en tanto alega que se admitió los medios probatorios que propuso en la etapa procesal pertinente,
sin oposición del representante del Ministerio Público, y a pesar de ello no se valoró en la sentencia por
obstrucción del Fiscal, mientras que la norma procesal que invocó esta referida a la regulación de las
convenciones probatorias –ya explicadas–. Por tanto, queda excluido del recurso de casación.
DÉCIMO.- Que, por otro lado, el recurrente invoca el inciso cuatro del artículo cuatrocientos veintinueve del
Código Procesal Penal, “ILOGICIDAD DE LA MOTIVACIÓN DE LA SENTENCIA” e indica lo siguiente:
I. Que en la sentencia de apelación se identificó al condenado como Percy Roger Evangelista Meza a
pesar de que el nombre correcto del recurrente es Luis Moisés Lino Domínguez.
DÉCIMO PRIMERO.- Que también señala que se ha “INOBSERVADO LAS GARANTÍAS CONS-
TITUCIONALES DE CARÁCTER PROCESAL O MATERIAL” por lo siguiente:
I. Que se vulneró el inciso catorce del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política del Perú
porque no se respetó el derecho de defensa del acusado, en cuanto no se valoró los medios probatorios
que ofreció.
II. Que no se estimó la denuncia penal que presentó en la Fiscalía Provincial Penal de Turno de Huaura
contra el esposo de la madre de la menor agraviada por delito de chantaje. Esto demuestra que antes de
la denuncia de la referida progenitora, fue agredido y amenazado por estas personas, quienes le solici-
taron una suma de dinero.
DÉCIMO SEGUNDO.- Que por otro lado, invoca la “INOBSERVANCIA DEL PRINCIPIO DE LE-
SIVIDAD” e indica:
I. Que la pericia practicada a la menor agraviada determinó un estado de malestar asociado a experiencia
negativa, pero no con intensidad de configurar un estado traumático. Por tanto, no se aprecia que exista
lesión traumática en la víctima que haya menoscabado su conducta y afectado su aspecto psíquico.
II. Que no se tomó en cuenta que el hecho sucedió el siete de junio de dos mil ocho y a pesar de eso la
madre formalizó la denuncia varios días después.
III. Que la menor agraviada afirmó que después de los tocamientos indebidos, se puso a jugar “yan-
quenpo” con el recurrente.
DÉCIMO TERCERO.- Que no es posible que se invoque la casación excepcional para además alegar
motivos distintos a los señalados en los fundamentos referidos al desarrollo de la doctrina jurispruden-
cial –fundamentos décimo, décimo primero y décimo segundo– que no tengan vinculación o conexidad
con el tema que debe ser interpretado, máxime si como se anotó en el fundamento jurídico sexto se trata
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
de una situación particular. En tal sentido, la invocación de esta modalidad de casación no autoriza
extender la revisión de otras hipótesis: “ILOGICIDAD DE LA MOTIVACIÓN DE LA SENTENCIA”,
“INOBSERVANCIA DE LAS GARANTÍAS CONSTITUCIONALES DE CARÁCTER PROCESAL
O MATERIAL” e “INOBSERVANCIA DEL PRINCIPIO DE LESIVIDAD” que no tengan relación o
correspondencia con los fundamentos técnicos alegados para el desarrollo de la doctrina jurisprudencial,
pues solo a esos eventos se restringe la admisibilidad de esta modalidad de casación. En consecuencia,
estos argumentos también deben ser desestimados.
DÉCIMO CUARTO.- Que si bien las costas serán pagadas por el que recurrió sin éxito, no se advierte
que el recurrente Luis Moisés Lino Domínguez haya obrado con temeridad o mala fe, por lo que no es
de aplicación el apartado dos, literal a), del artículo quinientos uno del Código Procesal Penal.
DECISIÓN:
Por estos fundamentos:
I. Declararon INADMISIBLE el recurso de casación interpuesto por el acusado LUIS MOISÉS LINO
DOMÍNGUEZ contra la sentencia de vista de vista de fojas ochenta y siete, del diecisiete de diciembre
de dos mil nueve, del cuaderno de debate, que confirmando y revocando la sentencia de primera instancia
de fojas veintitrés, del dieciséis de septiembre de dos mil nueve, del mismo cuaderno, lo condenó por
delito contra la libertad –actos contra el pudor– en perjuicio de la menor agraviada identificada con las
iniciales A.M.Z.R. a seis años de pena privativa de libertad y al pago de tres mil nuevos nuevos soles por
concepto de reparación civil a favor de la agraviada, por la invocación de casación excepcional para el
“Desarrollo de la doctrina jurisprudencial”, las causales de “ilogicidad de la motivación de la sentencia”,
“inobservancia de las garantías constitucionales de carácter procesal o material” e “inobservancia del
principio de lesividad”.
II. MANDARON se notifique a las partes la presente Ejecutoria.
IV. EXONERARON en el pago de las costas de la tramitación del recurso de casación al acusado Luis
Moisés Lino Domínguez.
V. DISPUSIERON se devuelvan los actuados al Tribunal de origen. Hágase saber.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
y del Estado; y (iii) contra Nelly Luz Cárdenas Dávila por delito contra la fe pública – destrucción de
documentos en su agravio y del Estado.
Interviene como ponente el señor San Martín Castro.
CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que la agraviada sustenta el recurso de casación que interpuso a fojas doscientos cuarenta
y dos en el artículo cuatrocientos veintisiete apartado cuatro del Código Procesal Penal. Solicita se forme
o consolide un adecuado desarrollo jurisprudencial respecto del procedimiento que el Juez debe observar
antes de pronunciarse por el sobreseimiento de la causa. Considera, al respecto, que resulta indispensable
que el Fiscal emita opinión antes de dictarse el auto de sobreseimiento, pues de lo contrario se vulneraría
la pluralidad de la instancia y la autonomía del Ministerio Público; que, en el presente caso, al no haberse
procedido de esa forma en el caso de la Fiscalía Superior en segunda instancia, se aplicó indebidamente
la garantía de la doble instancia; que el artículo trescientos cuarenta y seis del nuevo Código Procesal
Penal debe aplicarse conforme a la Constitución, pues si el Fiscal no interviene el Poder Judicial será
quien en definitiva decida y controle al Ministerio Público.
SEGUNDO: Que elevado el recurso de casación interpuesto por la agraviada, corrido traslado a las
partes recurridas y vencido el mismo sin que se apersonen a este Supremo Tribunal y se pronuncien por
escrito acerca del mencionado recurso, de conformidad con el artículo cuatrocientos treinta, apartado
seis, del nuevo Código Procesal Penal, corresponde decidir si el presente medio de impugnación está
bien concedido o debe ser desestimado de plano.
TERCERO: Que como el delito imputado más grave objeto del auto de sobreseimiento no tiene seña-
lado en la ley, en su extremo mínimo, una pena privativa de libertad mayor de seis años (concordancia
de los artículos cuatrocientos treinta y cuatrocientos veintisiete, primer párrafo, del Código Penal: des-
trucción de documento público: pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de diez años), la
única posibilidad para la viabilidad del recurso de casación es la regla de excepcionalidad prevista en el
apartado cuatro del artículo cuatrocientos veintisiete del nuevo Código Procesal Penal –la denominada
“casación excepcional”–. Para su aplicación, siempre discrecional por esta Sala de Casación, se requiere
como carga para el impugnante que consigne adicional y puntualmente las razones que justifican el
desarrollo de la doctrina jurisprudencial que pretende (artículo cuatrocientos treinta apartado tres del
nuevo Código Procesal Penal).
CUARTO: Que si bien el recurrente ha cumplido con especificar las razones que, a su juicio, justifican el
desarrollo de la doctrina jurisprudencial, es de tener en cuenta, conforme se ha estipulado en la Ejecutoria
recaída en el recurso de queja número sesenta y seis - dos mil nueve/La Libertad, la existencia de un
justificado y razonable interés casacional, centrado en la defensa del ius constitutionis y circunscripto
(i) a la unificación de interpretaciones contradictorias –primacía de una decisión del Tribunal Supremo
frente a resoluciones que la pongan en crisis, procedente de las instancias de apelación, o definición de
un sentido interpretativo concluyente a una norma reciente o escasamente invocada pero de especiales
connotaciones jurídicas–, o (ii) a la exigencia ineludible, por sus características generales y trascenden-
tes, de concretar una interpretación correcta de específicas normas de derecho penal y procesal penal
de marcado interés superior.
QUINTO: Que el casacionista insta una interpretación distinta del artículo trescientos cuarenta y seis del
nuevo Código Procesal Penal. En verdad, en el presente caso el Fiscal Provincial solicitó el sobreseimiento
de la causa y el Juez de la Investigación Preparatoria, realizada la audiencia preliminar de control, aceptó
sobreseerla. En sede de apelación, la Sala Superior cumplió con el procedimiento previsto en el artículo
cuatrocientos veinte del nuevo Código Procesal Penal, es decir, previo trámite de traslados a las partes
recurridas, citó para la audiencia de apelación, que se realizó cumplidamente conforme aparece del acta
de fojas ciento noventa y cuatro, en la que intervinieron el Fiscal, los abogados de la parte encausada y
del agraviado. Como se advierte de autos, el cuestionamiento, en todo caso, es al artículo cuatrocientos
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
veinte del nuevo Código Procesal Penal, en cuanto regula la intervención del Ministerio Público en el
procedimiento de apelación de autos. No es posible imponer, vía interpretación, un trámite no previsto
legalmente e incompatible con su sistemática: la institución de la vista fiscal y del dictamen fiscal previo,
no es propia del modelo reconocido por el nuevo Código Procesal Penal –su imposición vulneraría el
principio de legalidad procesal penal–. El Juez, en estos casos, ha de cautelar la vigencia de los prin-
cipios procesales de contradicción e igualdad; esto es, de que, con plena correspondencia o simetría,
sin privilegios irrazonables para cualesquiera de las partes, se les reconozca la oportunidad, en tanto
pueden ver afectados sus derechos, intereses legítimos o expectativas procesales con una determinada
resolución judicial, de poder intervenir en su formación, mediante la posibilidad de intervenir en las
actuaciones, alegar y desarrollar, en su caso, actividad probatoria consistente. El principio procedimental
de oralidad del nuevo Código Procesal Penal se consagra, en sede de apelación, mediante el sistema de
audiencias –con abierta preponderancia de la palabra hablada– y, entre otros aspectos, con la primacía
de la inmediación en la valoración de las pruebas personales. La norma cuestionada por el casacionista
no necesita de una interpretación distinta de la realizada por la Sala de Apelación. La claridad de su texto
no ofrece dificultades interpretativas que reclaman la atención de esta Sala de Casación. La institución
de la vista fiscal no es consustancial a los principios de contradicción e igualdad de armas y a la garantía
de un debido proceso, en tanto en cuanto el trámite procesal de apelación afirma precisos principios
procesales que evitan la indefensión material de la Fiscalía.
SEXTO: Que, en tal virtud, la casación que se pide no es legalmente admisible. La claridad de la norma
procesal es patente y el trámite que desarrolla respeta los principios procesales y procedimental antes
citados.
DECISIÓN:
Por estos fundamentos:
I. Declararon INADMISIBLE el recurso de casación interpuesto por la agraviada PRIMAX SOCIEDAD
ANÓNIMA contra el auto de vista de fojas ciento noventa y siete, del veintidós de septiembre de dos
mil nueve, que confirmando el auto de primera instancia de fojas sesenta y seis, del veintidós de mayo
de dos mil nueve, declaró el sobreseimiento de la causa seguida (i) contra Oscar René Galván Siles,
Luzgarda Juana Lazo Calizaza de Galván, Tania Esmeralda Galván Lazo, Marcela Álvarez Portocarrero
y Nelly Luz Cárdenas Dávila por delito contra el patrimonio - defraudación por simulación de juicio en
su agravio; (ii) contra Marcela Patricia Álvarez Portocarrero por delito contra la fe pública - falsedad
genérica en su agravio y del Estado; y (iii) contra Nelly Luz Cárdenas Dávila por delito contra la fe
pública - destrucción de documentos en su agravio y del Estado.
II. CONDENARON al recurrente al pago de las costas del recurso, que serán exigidas por el Juez de
la Investigación Preparatoria.
III. MANDARON se transcriba la presente Ejecutoria al Tribunal Superior de origen, al que se remitirán
los actuados. Hágase saber a las partes y archívese el cuaderno de casación de su propósito.–
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / PRÍNCIPE TRUJILLO /
SANTA MARÍA MORILLO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
siempre condicionada a la discrecionalidad de la Sala Suprema Penal, en tanto lo estime necesario para
un mejor desarrollo y uniformidad de la doctrina jurisprudencial; que esto último si bien fue invocado
y fundamentado por el impugnante, del análisis realizado no se identifica que los temas propuestos [a)
que la confirmatoria judicial en la búsqueda de elementos de convicción cuando se encuentre en poder
del investigado es un mandato imperativo de la norma procesal y que en consecuencia ello debe operar
cuando se realice bajo los supuestos a que se hace referencia el Título III: “Búsqueda de Pruebas y Res-
tricción de Derechos”, específicamente en el artículo doscientos tres inciso tres y en el Capítulo VI: “La
Exhibición Forzosa y la Incautación” en el artículo doscientos dieciocho incisos uno y dos; y b) que el
Código Procesal Penal prescribe como acto de investigación la incautación y no el comiso o decomiso,
que lo último es propio de una consecuencia jurídica proveniente de la comisión de un delito, conforme
a lo prescrito en los artículos ciento dos, ciento tres y ciento cuatro del Código Penal] reúnan compleji-
dad y/o duda manifiesta sobre sus alcances dogmáticos y de aplicación, que ameriten que este Supremo
Tribunal asuma excepcionalmente competencia funcional en el presente caso. QUINTO: Que, por otro
lado, las costas serán pagadas por quien interpuso un recurso sin éxito, empero del caso sub júdice no
se advierte que obró con temeridad o mala fe, por lo que es de aplicación el apartado dos, literal a), del
artículo quinientos uno del nuevo Código Procesal Penal. Por estos fundamentos: I. Declararon INAD-
MISIBLE el recurso de casación por errónea interpretación de la ley penal y procesal penal interpuesto
por la defensa del encausado Enrique Renán Alfaro Rivas contra el auto de vista de fojas cuarenta y
cuatro, del cinco de octubre de dos mil nueve, que revocando el auto de primera instancia dictado en
audiencia por el Juez de la Investigación Preparatoria de fojas veintidós, del diecisiete de agosto de dos
mil nueve, que declaró sobreseída la causa en el proceso que se sigue contra Enrique Renán Alfaro Rivas
por delito contra la Salud Pública - promoción o favorecimiento al tráfico ilícito de drogas en agravio
del Estado, y ordenó que los autos se remitan a otro Juez competente para que prosiga con el trámite
correspondiente. II. EXONERARON en el pago de las costas de la tramitación del recurso de casación
a la defensa del acusado Enrique Renán Alfaro Rivas. III. DISPUSIERON se devuelva los actuados al
Tribunal de origen; hágase saber.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / PRÍNCIPE TRUJILLO /
CALDERÓN CASTILLO
106 PUEDE SER OFRECIDO COMO TESTIGO A JUICIO EL FISCAL QUE HA INTER-
VENIDO EN LA CONFECCIÓN DE LAS ACTAS QUE CONSTITUYEN PRUEBA
PRECONSTITUIDA
El Procurador a cargo de la defensa jurídica del Ministerio Público interpone
demanda de hábeas corpus a favor del Fiscal Adjunto Antidrogas adscrito a la
Primera Fiscalía Especializada contra el tráfico ilícito de drogas del Callao, y la
dirige contra los vocales miembros del Colegiado D de la Sala Penal Nacional, por
amenaza a los derechos al debido proceso y a la libertad individual del favorecido.
Refiere el recurrente que el fiscal favorecido ha sido citado para que rinda su
declaración testimonial, bajo apercibimiento de ser conducido con el auxilio de
la fuerza pública, respecto a supuestas irregularidades que existirían en las horas
consignadas en las actas de entrevista preliminar, reconocimiento fotográfico
y registro personal e incautación, suscritas por el favorecido. Sostiene que esta
situación amenaza el derecho al debido proceso pues el mecanismo procesal para
cuestionar las actas realizadas por el fiscal favorecido es a través de la tacha de
documentos, además que el fiscal no puede tener doble condición en el proceso
como testigo y parte acusadora, y que al haberse decretado el apercibimiento
existe amenaza a su derecho a la libertad individual, por lo que solicita que se
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 03986-2010-PHC/TC-LIMA
PROCURADOR PÚBLICO A CARGO DE LA DEFENSA JURÍDICA DEL MINISTERIO PÚBLICO
A FAVOR DE DON JOHN MANUEL ALONSO CALLE
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
El Procurador Público adjunto de la Procuraduría del Poder Judicial solicita que la demanda sea decla-
rada improcedente refiriendo que la presencia del fiscal es necesaria para aclarar las contradicciones
que existen respecto a las horas anotadas en las actas suscritas por él, además de que no se opuso a la
admisión de la testimonial en la misma audiencia. Agrega que no existe amenaza cierta ni inminente de
vulneración a su derecho a la libertad individual.
A fojas 44 y 78 obran las declaraciones de los vocales emplazados en las que señalan que no se ha emitido
ninguna resolución que amenace o vulnere los derechos constitucionales del favorecido. Refieren que
en la sesión de fecha 8 de setiembre del 2009 se admitió la testimonial del favorecido, y que él solicitó
que se le notifique a través de la Fiscalía de la Nación, procediendo a hacerlo nuevamente, citación a la
que no concurrió por no habérsele notificado con anticipación. Aducen que posteriormente fue nueva-
mente citado y que el favorecido no concurrió, presentando un escrito solicitando que se prescinda de
su testimonial, pedido que fue declarado improcedente, disponiéndose una nueva notificación bajo el
apercibimiento de ley. Agregan que ante ello con fecha 16 de marzo del 2010 presentó la nulidad del auto
emitido en la audiencia de fecha 8 de setiembre del 2009. Asimismo manifiestan que no existe norma
alguna que exonere a los fiscales de ser considerados como testigos, por lo que el favorecido estaría
obstruyendo la administración de justicia.
El Trigésimo Quinto Juzgado Penal de Lima, con fecha 9 de abril del 2010, declaró improcedente la
demanda por considerar que se ha notificado al favorecido hasta en cuatro oportunidades para que
rinda su declaración testimonial, estando facultado el juzgador a imponer los apremios de ley ante el
incumplimiento, pues no existe disposición que impida la declaración del fiscal más aún cuando no ha
participado en la judicialización del caso ni ha tenido participación directa en la investigación prelimi-
nar. Asimismo considera que al haberse interpuesto nulidad contra la admisión de su testimonial, esta
decisión judicial no se encuentra firme.
La Segunda Sala Penal para Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima confirmó
la apelada por estimar que ante la inasistencia del fiscal favorecido se dictó el apercibimiento de ley, sin
que ello implique una amenaza al derecho a la libertad individual. Asimismo considera que no existe
resolución firme.
FUNDAMENTOS
1. El objeto de la demanda es que se declare nulas la notificación judicial de fecha 12 de marzo del
2010 y la resolución contenida en el acta de audiencia cuarta sesión de fecha 8 de setiembre del
2009, en el extremo que admite por mayoría, de manera excepcional, la testimonial de don John
Manuel Alonso Calle, Fiscal Adjunto Antidrogas adscrito a la Primera Fiscalía Especializada contra
el Tráfico Ilícito de Drogas del Callao, por amenaza a sus derechos al debido proceso y a la libertad
individual.
2. El hábeas corpus es un proceso constitucional al que tiene derecho cualquier persona para solicitar
la salvaguarda de su libertad personal y de otros derechos conexos a esta. En la sentencia recaída en
el Expediente N° 2663-2003-HC/TC, el Tribunal Constitucional ha señalado que el “hábeas corpus
preventivo” es el proceso que “(...) podrá ser utilizado en los casos en que, no habiéndose concre-
tado la privación de la libertad, existe empero la amenaza cierta e inminente de que ello ocurra,
con vulneración de la Constitución o la ley de la materia. Al respecto, es requisito sine qua non de
esta modalidad que los actos destinados a la privación de la libertad se encuentren en proceso de
ejecución; por ende, la amenaza no debe ser conjetural ni presunta”.
3. El artículo 2 del Código Procesal Constitucional señala que “los procesos constitucionales de hábeas
corpus, amparo y hábeas data proceden cuando se amenace o viole los derechos constitucionales por
acción u omisión de actos de cumplimiento obligatorio, por parte de cualquier autoridad, funcionario o
persona. Cuando se invoque la amenaza de violación, esta debe ser cierta y de inminente realización”.
Para determinar si la amenaza de un derecho es inminente hay que establecer, en primer lugar, la
diferencia entre actos futuros remotos y actos futuros inminentes. Los primeros son aquellos actos
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
inciertos que pueden o no suceder, mientras que los segundos son los que están próximos a realizarse,
es decir, su comisión es casi segura y en un tiempo breve (STC N° 2484-2006-PHC/TC). Además de
acuerdo a lo antes señalado, la amenaza debe reunir determinadas condiciones tales como: a) que la
amenaza a la libertad sea cierta, es decir, que exista un conocimiento seguro y claro de la amenaza a
la libertad, dejando de lado conjeturas o presunciones; y, b) la inminencia de que se produzca el acto
vulnerador, esto es, que se trate de un atentado a la libertad personal que esté por suceder prontamente
o en proceso de ejecución, no reputándose como tal a los simples actos preparatorios.
4. A fojas 14 de autos obra copia del acta de la audiencia cuarta sesión de fecha 8 de setiembre del
2009, en la que se admite por mayoría el pedido por parte de la defensa de uno de los acusados
en el proceso penal por tráfico ilícito de drogas, para que el fiscal favorecido rinda su testimonial,
considerando que no es materia de cuestionamiento o juzgamiento pero al existir irregularidades
respecto a las horas consignadas en las actas, pues no se habría podido realizar en forma paralela por
parte del favorecido las actuaciones contenidas en las actas de entrevista preliminar y reconocimiento
fotográfico y la de registro personal e incautación, pues una se realizó en el interior de la oficina
del departamento antidrogas del aeropuerto y la otra en los exteriores del mencionado aeropuerto.
Asimismo en dicha acta se consigna que las partes no interpusieron ningún medio impugnatorio. En
mérito a ello al fiscal favorecido se lo cita para la audiencia del 27 de enero del 2010, a la que no se
presentó y solicitó se reprograme nueva fecha (fojas 57), siendo citado para el 12 de febrero del 2010,
bajo apercibimiento de remitir copias a la Fiscalía Suprema de Control Interno (fojas 18). Con fecha
10 de marzo del 2010 (fojas 68) se declaró improcedente el pedido del favorecido de que se prescinda
de su concurrencia como testigo y el 12 de marzo del 2010 fue notificado bajo apercibimiento de
ser conducido con el auxilio de la fuerza pública (fojas 19), poniéndose en conocimiento de estos
hechos a la presidenta de la junta de fiscales superiores del Callao (fojas 71). Con fecha 16 de marzo
del 2010 (fojas 72) se solicitó la nulidad del auto emitido en la sesión de fecha 8 de setiembre del
2009 y de la notificación del 12 de marzo del 2010, petitorio que fue declarado improcedente. Con
fecha 23 de marzo del 2010, a fojas 115 de autos, obra el Oficio N° 364-08-SPN/PJ, por el que se
solicitó a la presidenta de la Junta de Fiscales Superiores del Callao disponga la concurrencia del
favorecido en la audiencia de fecha 29 de marzo del 2010, bajo apercibimiento de ser conducido
con el auxilio de la fuerza pública.
5. De los hechos consignados en el considerando anterior se advierte que la alegada amenaza contra
el derecho a la libertad individual del fiscal favorecido no cumple con los requisitos de ser cierta ni
de inminente realización, puesto que de las notificaciones que obran en autos se aprecia que estas
solo consignan apercibimientos de conducción compulsiva para que el fiscal favorecido asista a las
audiencias, siendo que, a pesar de su inconcurrencia, no se han hecho efectivos.
6. Cabe señalar que de las actas de las audiencias que obran en autos se advierte que el fiscal favorecido
no actúa como representante del Ministerio Público, sino que es otro fiscal el que participa. Asimismo,
corresponde que sea en el propio proceso penal, expediente N° 908-2008, el que se determine la
pertinencia de la prueba testimonial del fiscal favorecido para lo cual puede interponer los recursos
que le otorga la ley (fojas 105), pues sus intervenciones en el proceso ordinario de su referencia no
son a título de representante del Ministerio Público.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de hábeas corpus.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / ÁLVAREZ MIRANDA / VERGARA GOTELLI / BEAUMONT CALLIRGOS / ETO
CRUZ / URVIOLA HANI
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JUZGAMIENTO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
SENTENCIA
RESOLUCIÓN Nº 11
Trujillo, dos de setiembre de dos mil diez
VISTA y OÍDA, en audiencia pública de apelación de sentencia por los señores magistrados integrantes
de la Primera Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, doctor VÍCTOR
RAÚL MALCA GUAYLUPO (Juez Superior Titular, Presidente), doctora LILLY DEL ROSARIO
LLAP UNCHÓN (Juez Superior Titular), doctor NOÉ VIRGILIO LÓPEZ GASTIABURÚ (Juez
Supernumerario Superior, Ponente y Director de Debates), en la que intervienen como parte apelante,
la defensa técnica de los imputados sentenciados, quien ha interpuesto recurso de apelación contra la
sentencia condenatoria; solicitando en audiencia de apelación la nulidad de la venida en grado, resolución
número tres de fecha seis de mayo de dos mil diez.
I. PLANTEAMIENTO DEL CASO:
1. Este Órgano Colegiado Superior, conoce la presente causa, en virtud de recurso de apelación inter-
puesto por, la defensa técnica de los sentenciados contra la sentencia condenatoria, resolución número
tres de fecha seis de mayo de dos mil diez, obrante en las páginas cuarenta y cuatro a cincuenta y dos;
la misma que, falla CONDENANDO a los acusados MIGUEL ALEJANDRO ÁVILA GARCÍA
y MANUEL ÁNGEL ÁVILA BENITES a seis años de pena privativa de libertad efectiva en cali-
dad de PARTÍCIPES del delito contra la vida, el cuerpo y la salud en la modalidad de Homicidio
Simple, en agravio de RENÉ ADOLFO VERDE VALVERDE y su sucesión; además, se fijó la
suma de quince mil nuevos soles por concepto de reparación civil a favor del pariente más cercano
del agraviado.
2. Fundamentos del Recurso de Apelación:
2.1 Que, en el juicio de apelación el Abogado Defensor de los sentenciados, postula un desistimien-
to parcial de la apelación, varía la tesis de revocatoria por la tesis de nulidad de la sentencia;
así mismo, se desiste de los medios probatorios admitidos en esta instancia; es decir, de dos
testimoniales sin que el representante del Ministerio Público se oponga a tal desistimiento; ante
esto, la Sala Penal de Apelaciones por unanimidad resuelve tener por desistido al abogado de
los sentenciados de la actuación de dichos medios probatorios.
2.2 Que, el Abogado defensor sostiene que la sentencia condenatoria de este proceso se encuentra
viciada de nulidad absoluta prevista en el artículo 150 del CPP -2004 pues, se les condena
por el término genérico de partícipes sin precisar si son cómplices primarios o secundarios;
de manera que, esta resolución no contiene parte considerativa, vulnerando la necesidad
lógica jurídica de separación de partes de la sentencia, lo que se encuentra prescrito en el
artículo 122 del Código Procesal Civil que es de aplicación supletoria en este caso; asimis-
mo, que se han violado pautas de elaboración de la sentencia, previstos en el artículo 343
inciso primero y tercero del CPP - 2004, pues ha utilizado pruebas diferentes: el Protocolo
de Necropsia N° 328-09, Dictamen Pericial de Biología Forense N°s 255/09 y 257/09,
Dictamen Pericial Químico Toxicológico N° 901-09.
2.3 Asimismo, el Abogado Defensor sostiene que se ha reemplazado dos veces al Juez del Juzgado
Penal Colegiado Doctor César Ortiz Mostacero por parte del Doctor William Matta Berríos
los días 23 de abril de dos mil diez y el día 6 de mayo del mismo año violándose de esta ma-
nera el principio de la inmediación que durante el Juicio Oral se ha realizado una convención
probatoria.
2.4 Que por su parte, el Representante del Ministerio Público, solicita que se declare Nula la
sentencia apelada coincidiendo en los fundamentos esgrimidos por el Abogado Defensor; ya
que, tras haber revisado la carpeta fiscal y los audios correspondientes, desde un punto de vista
objetivo solicita la nulidad de la venida en grado de conformidad con el artículo 150, inciso
376
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
“d” del CPP - 2004, por que se advierte de la propia sentencia que se condena a los imputados
a seis años de pena privativa de libertad en calidad de “partícipes”, no habiendo especificación
alguna en la sentencia si la calidad de participes es en calidad de cómplices o de instigadores
y si siendo en calidad de cómplices, esta es en calidad de cómplices primarios o cómplices
secundarios, de conformidad con los artículos 24 y 25 del Código Penal; de manera que, no
ha individualizado los actos mismos respecto a cada sentenciado.
2.5 Señala también que, advirtiéndose también que existe una incongruencia en cuanto a la des-
vinculación; por cuanto, existiendo una sentencia de conformidad por el delito de Homicidio
Calificado, esto es, con ferocidad; existe una desvinculación con el delito de Homicidio Simple;
a modo de conclusión solicita la nulidad de la venida en grado y la realización de nuevo juicio
oral.
3. Como efecto de la apelación formulada, la Sala Penal de Apelaciones asume competencia para
realizar un reexamen de los fundamentos de hecho y de derecho que tuvo el a quo para dictar la
sentencia absolutoria recurrida; asimismo, para poder revisar la legalidad de dicha sentencia y del
proceso penal en su conjunto; asimismo, para poder revisar la legalidad de dicha sentencia y del
proceso penal en su conjunto, en tal sentido se pronuncia de la siguiente manera.
II. ACTUACIÓN PROBATORIA EN SEGUNDA INSTANCIA Y HECHOS PROBADOS
Ante esta instancia superior se admitieron medios de prueba mediante resolución número diez, de
fecha dieciséis de agosto de dos mil diez como consta a fojas ciento veintidós y ciento veintitrés, los
que en audiencia apelación han sido dados por desistidos, lo que fue solicitado por el abogado de la
defensa de los sentenciados, preguntado el representante del Ministerio Público no formuló oposición
a dicho pedido.
III. CONSIDERANDOS
3.1 PREMISA NORMATIVA:
01. A efectos de evaluar el recurso planteado, respecto de la sentencia condenatoria, esta Sala de
Apelaciones precisa que los hechos que, el nuevo Código Procesal Penal regula la Nulidad
de los Actos Procesales, bajo el principio de TAXATIVIDAD, así se desprende del artículo
149(38) del CPP - 2004. Taxatividad también llamada ESPECIALIDAD o LEGALIDAD DE
LA NULIDAD, por la taxatividad, la nulidad solo podrá ser declarada por causal expresamente
establecida en la ley. De allí se deduce que no existen nulidades por analogía o por extensión.
Se trata pues, de un límite infranqueable para los sujetos del proceso establecido por el derecho
positivo(39).
02. Este superior colegiado tiene a bien precisar que, de acuerdo con la doctrina tradicional la nu-
lidad alude a la inobservancia de las formas establecidas por la ley para el cumplimiento de un
acto procesal. Por ello es que el presente artículo se refiere expresamente a la inobservancia de
las disposiciones establecidas para las actuaciones procesales. Pero se diferencia claramente de
la inexistencia pues, mientras que el acto inexistente no es propiamente un acto procesal, sino
que tan solo tiene la apariencia de él; en cambio, el acto nulo si es un acto procesal, aun cuando
defectuoso, que puede ser declarado sin valor pero que también puede ser subsanado(40).
377
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
03. En este orden de ideas, el artículo 150 del Código Penal establece para los casos de Nulidad
Absoluta que, “no será necesaria la solicitud de nulidad de algún sujeto procesal y podrán ser
declaradas aun de oficio los defectos concernientes (…) d) a la inobservancia del contenido
esencial de los derechos y garantías previstos por la Constitución”. Este artículo regula la lla-
mada nulidad absoluta que está vinculada con la existencia de graves irregularidades que han
sido taxativamente señaladas y que acarrean irremediablemente la ineficacia del acto procesal
viciado, nulidad absoluta que tiene su origen en un acto procesal gravemente afectado por de-
fectos concernientes a los tópicos mencionados en los cuatro literales del artículo en comentario,
siendo que los actos afectados con nulidad absoluta no admiten convalidación una vez que haya
sido declarada su invalidez por el órgano jurisdiccional(41).
04. La causal de nulidad absoluta invocada en el presente proceso penal (literal “d”) es la de
mayor importancia. La doctrina del contenido esencial de los derechos fundamentales, cuyo
desarrollo inicial se debe a los alemanes, estuvo primigeniamente destinada a servir de límite
a la potestad limitadora ejercida por el legislador sobre los derechos. En esta concepción, el
contenido esencial de los derechos fundamentales es una suerte de núcleo duro indisponible
que no puede ser violentado o rebasado por el legislador. Sin embargo, un desarrollo posterior
en España, a través del artículo 53.1 de su Constitución, entendió que el contenido esencial
no solo es un “límite de límites” sino un límite a la regulación del ejercicio de los derechos y
libertades fundamentales.
05. Que las leyes de procedimiento son de interés público y de garantía para el ejercicio de los res-
pectivos derechos de los sujetos procesales y por ello vienen obligados al estricto cumplimiento
de sus disposiciones reguladas, sujetándose a las formas y términos que establecen para que
aquellos derechos sean solicitados, acreditados y resueltos y que la Nulidad Absoluta se produce
siempre que un acto procesal adolezca de una circunstancia esencial fijadas en las leyes del pro-
cedimiento como absolutamente indispensable para que el acto produzca sus efectos normales
en forma radical e insubsanable.
3.2 FUNDAMENTOS FÁCTICOS:
06. Como se advierte de la revisión de los actuados el día veintitrés de abril del año dos mil diez
el Juzgado Penal Colegiado de la Corte Superior de La Libertad, presidida por el Señor Juez
Doctor Enrique Namuche Chunga como director de debates y la Doctora Mery Robles Briceño
y el Doctor William Matta Berrios, Juez Suplente que reemplaza por vacaciones al Señor Juez
Doctor César Ortiz Mostacero, iniciaron el Juicio Oral del Ministerio Público contra CHRIS-
TIAN ERWIN ÁVILA GARCÍA, MIGUEL ALEJANDRO ÁVILA GARCÍA y MANUEL
ÁNGEL ÁVILA BENITES por el delito de Homicidio Calificado en el artículo 108 inciso
tercero del Código Penal en agravio de RENE ADOLFO VERDE VALVERDE y su sucesión.
07. Que, en dicho proceso se ha expedido una sentencia de conformidad, y en este acuerdo de con-
clusión anticipada se condena a CHRISTIAN ERWIN ÁVILA GARCÍA a ocho años con seis
meses de pena privativa de la libertad en calidad de autor del delito de Homicidio Calificado
tipificado en el artículo 107 numeral tercero del Código Penal en agravio de RENÉ ADOLFO
VERDE VALVERDE y su sucesión; y no habiendo acuerdo en cuanto a la reparación civil y
además dos de los coacusados se declaran inocentes la misma se definirá con la sentencia; tal
como es de verse de la sentencia de conformidad que corre en autos a fojas treinta y siete a
cuarenta y uno.
08. Que, cuando el mismo Juzgado Penal Colegiado emite la sentencia condenatoria contra los
dos coacusados MIGUEL ALEJANDRO ÁVILA GARCÍA y MANUEL ÁNGEL ÁVILA
(41) GÁLVEZ VILLEGAS, TOMÁS ALADINO. “El Código Procesal Penal - Comentarios descriptivos, explicativos y críticos”.
Jurista Editores E.I.R.L., Lima, 2008, p. 345.
378
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
(42) CÓDIGO PENAL. Felipe Villavicencio Terreros, Edit. Cultural Cuzco S.A. Editores Lima, Perú, p. 148.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
el artículo 383(43) inciso 1 parágrafo “c” tercer párrafo del CPP - 2004, no se ha explicado por
qué, lejos de exigir la presencia de los órganos de prueba llámese los peritos, se ha dejado de
lado la oralidad y se ha dado validez como documentales estos informes periciales.
13. Que, estando a ello se establece que los actuados han violentado el debido proceso, y la Tutela
Jurisdiccional efectiva, lo que hace pasible de ser sancionada con nulidad de conformidad con
el artículo 139.3 de la Constitución Política del Estado y el artículo 150 incido d del Código
Procesal Penal.
POR LAS CONSIDERACIONES EXPUESTAS, la Primera Sala Penal de Apelaciones de la Corte
Superior de Justicia de la Libertad, impartiendo Justicia en nombre del Pueblo, RESUELVE:
1) DECLARAR NULA, la sentencia condenatoria, resolución número tres de seis de mayo de dos mil
diez, obrante en las páginas cuarenta y cuatro a cincuenta y dos, la misma que, falla CONDENAN-
DO a los acusados MIGUEL ALEJANDRO ÁVILA GARCÍA y MANUEL ÁNGEL ÁVILA
BENITES a seis años de pena privativa de libertad efectiva en calidad de PARTÍCIPES del delito
contra la vida, el cuerpo y la salud en la modalidad de Homicidio Simple, en agravio de RENÉ
ADOLFO VERDE VALVERDE y su sucesión.
2) DISPUSIERON que otro Juzgado Penal Colegiado realice un nuevo juicio oral.
3) NOTIFÍQUESE a las partes procesales en el modo y forma de ley.
Actuó como Juez Supernumerario Superior Ponente y Director de Debates, Señor Doctor Noé Virgilio
López Gastiaburú.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXPEDIENTE : Nº 00560-2008-72-1308-JR-PE-02
RELATORA : DURAND DURAND, DEYSI ANAHÍ
MINISTERIO PÚBLICO : FISCALÍA PENAL CORPORATIVA DE HUAURA
IMPUTADO : DONAYRE TIRADO, SEGUNDO ENRIQUE
DELITO : ROBO AGRAVADO
AGRAVIADO : RAGAS HERRERA, AURELIO
381
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
medios probatorios, y mediante resolución número 16 de fecha 18 de julio del 2011 se cita a juicio
oral de segunda instancia para el día cinco de agosto del mismo año.
4. En la audiencia de apelación la defensa del acusado sustenta oralmente su pretensión impugnatoria
señalando que se desiste de su apelación en el extremo de la revocatoria y solo pretende que se
disminuya la pena.
5. Finalmente el Tribunal pasó a deliberar e inmediatamente hizo conocer en resumen los fundamentos
y la decisión, disponiendo se notifique la sentencia escrita integral a los domicilios procesales.
IV. RAZONAMIENTO:
Hechos materia de imputación:
1. Los hechos imputados por el Señor Fiscal al exponer su Teoría del Caso, es que con fecha 24 de marzo
del 2008 aproximadamente a las 21:00 horas en las pampas de Acaray, en circunstancias que los
vigilantes Andrés Verde Bartolomé e Ismael Banda Chavil se encontraban en ese lugar vigilando
el secado del ají páprika que estaba distendido en dicho lugar, once personas entre ellas el acusado
ingresaron a este lugar premunidos de armas de fuego, reduciendo a estas personas y procediendo
a atarlos de pies y manos, acto seguido embalaron en 400 sacos este ají páprika. En horas de la ma-
drugada del día 25 de marzo, efectivamente llegó un camión blanco y estos once sujetos entre los
que estaba el acusado, procedieron a levantar y transportar estos 400 sacos de ají páprika, lográndose
recuperar posteriormente 160 sacos de este ají en la Urbanización San Ildefonso de Barranca, pues
allí estaban depositados; por lo que el Ministerio Público probará que el acusado cometió delito de
robo.
2. Tipif cación penal. El Ministerio Público encuadra los hechos materia del presunto ilícito en el
artículo 188 concordante con el artículo 189 incisos 2), 3) y 4) del Código Penal, que tipifica los
hechos como delito de robo.
Análisis, valoración y respuesta a las pretensiones del apelante:
1. La defensa del imputado en audiencia se desiste de su pretensión impugnatoria de revocatoria y
solamente solicita la reducción de la pena impuesto a su patrocinado presentando una serie de do-
cumentos que acreditaría que tiene familia que se encuentran delicados de salud, haciéndole conocer
en este extremo al abogado defensor que existe un momento para ofrecer prueba, no siendo posible
oralizar documentos que no han sido admitidos como medios probatorios.
2. Por su parte el Ministerio Público sobre la reducción de pena hace conocer que en este caso los jueces
han motivado debidamente la pena y por tanto solicita la confirmación de la sentencia habiéndose
también verificado que el sentenciado se habría encontrado con Beneficio de Semilibertad, y él
mismo imputado lo ha reconocido que ha estado firmando diez años por un delito de robo agravado
con homicidio donde se le impuso 21 años de pena privativa de la libertad en el año 1996, es decir
todavía se encuentra vigente.
3. Antes de emitir pronunciamiento de fondo se debe verificar de oficio sobre la existencia o no de
nulidades absolutas o esenciales conforme a lo dispuesto en el artículo 409 numeral 1 del Código
Procesal Penal. De los antecedentes se advierte que con fecha 11 de mayo de 2011, se instalo el juicio
oral, donde el acusado juntamente con su Abogado llegó a un acuerdo con el Fiscal, para que se le
imponga 04 años de pena privativa de la libertad suspendida por el periodo de prueba de 03 años.
Acuerdo que fue desaprobado por el Colegiado, porque resultaba desproporcional, no razonable e
ilegal, toda vez que el hecho incriminatorio consiste que el acusado participó en un asalto y robo
a mano armada, lo que evidentemente no solo era desproporcional, sino ilegal un acuerdo de esa
naturaleza, sin considerar inclusive que el imputado se encontraba con Beneficio Penitenciario de
Semilibertad vulnerando lo dispuesto en el artículo 399.3 del Código Procesal Penal. Después de
desaprobar el acuerdo los Jueces delimitaron el debate solo para efectos establecer la pena concreta
a imponer.
382
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
4. Escuchado el audio del Juicio oral se advierte que cuando el Director de Debates pregunta al acusado
si es responsable del delito y la reparación civil incriminado por el Fiscal, este responde: “Yo no
me siento responsable del delito pero si tengo cierto grado de participación”. Ante esta respuesta
conforme a lo dispuesto en el artículo 373.1 correspondía declarar la continuación del juicio oral,
debido a que el acusado declaro que no era responsable del delito que se le incriminaba, mas no
insistir con la pregunta si era o no responsable cuando expresamente este había dicho que tenía solo
cierto grado de participación, conforme señaló su Abogado en su alegato preliminar, pero que con-
tradictoriamente asesoró a su patrocinado para que solicité un receso para ponerse de acuerdo con
el Fiscal con respecto a la pena. Este solo hecho de no haber dispuesto la continuidad del juicio oral
ante la repuesta del imputado de no ser responsable del delito incriminado, es suficiente para declarar
la nulidad del juicio oral y la sentencia recurrida, por vulneración del debido proceso (proceso justo),
que tiene amparo constitucional en el artículo 139.3 de la carta magna.
5. Después de la desaprobación del acuerdo el Colegiado para determinar la pena a imponer admitió la
declaración del propio imputado. Donde como se puede verificar de la transcripción consignada en el
contenido de la sentencia recurrida, no admite en ningún momento haber participado conjuntamente
con otras 10 personas utilizando armas de fuego para apoderarse de 400 sacos de ají paprika, sino
que refiere haber coadyuvado para la venta de dicho producto por lo que iba a recibir una comisión.
En consecuencia al haber el colegiado establecido que el acusado aceptó el delito incriminado, lo
que no es correcto. Por tanto también se verifica una motivación sustancialmente incongruente(44)
vulnerando de esta manera el artículo 139.5 de la Constitución. Debiendo declararse de oficio la
nulidad de la indicada sentencia y el juicio oral en todos sus extremos.
6. De otro lado el colegiado de primera instancia debe tener en cuenta y apreciar la voluntad del im-
putado cuando este contesta la pregunta si es o no responsable de los cargos materia de imputación.
Considera este Tribunal que no es recomendable que los Jueces hagan conocer al acusado que tiene
derecho a ponerse de acuerdo con el Fiscal, cuando lo que corresponde es solo informar sus derechos
al que alude el artículo 371.3 del Código Procesal Penal. En caso la defensa o el imputado soliciten
por iniciativa propia un receso para ponerse de acuerdo con el Fiscal para que se le imponga una
determinada pena, se deberá informar al acusado que si llega a un acuerdo significará que acepta el
hecho que el fiscal lo incrimina, y que la pena acordada no vincula al Tribunal, pudiendo ser desa-
probado si es ilegal, desproporcional e irrazonable. En cuyo caso la pena y el debate se circunscribirá
solo a determinar la pena concreta a imponer. Que no habrá actividad probatoria para establecer la
existencia del hecho y la responsabilidad del acusado por cuanto este ya aceptó, por tanto tampoco
declarará sobre los hechos materia de imputación. No como en el presente caso que la actividad
probatoria realizada fue para determinar la culpabilidad del imputado y no para determinar pena.
(44) El Tribunal Constitucional en el Exp. N° 728-2008/PHC/TC, caso: Giuliana Flor de Maria Llamoja Linaresx, ha precisado que
el derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales es una garantía del justiciable frente a la arbitrariedad judicial
y garantiza que las resoluciones no se encuentren justificadas en el mero capricho de los magistrados, sino en datos objetivos
que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se derivan del caso. Asimismo ha precisado que el contenido constitucio-
nalmente garantizado de este derecho queda delimitado, entre otros, en los siguientes supuestos: a) Inexistencia de motivación
o motivación aparente. b) Falta de motivación interna del razonamiento. [defectos internos de la motivación] c) Deficiencias
en la motivación externa; justificación de las premisas. d) La motivación insuficiente. e) La motivación sustancialmente incon-
gruente. El derecho a la debida motivación de las resoluciones obliga a los órganos judiciales a resolver las pretensiones de las
partes de manera congruente con los términos en que vengan planteadas, sin cometer, por lo tanto, desviaciones que supongan
modificación o alteración del debate procesal (incongruencia activa). (…) El incumplimiento total de dicha obligación, es decir,
el dejar incontestadas las pretensiones, o el desviar la decisión del marco del debate judicial generando indefensión, constituye
vulneración del derecho a la tutela judicial y también del derecho a la motivación de la sentencia (incongruencia omisiva). Y es
que, partiendo de una concepción democratizadora del proceso como la que se expresa en nuestro texto fundamental (artículo
139, incisos 3 y 5), resulta un imperativo constitucional que los justiciables obtengan de los órganos judiciales una respuesta
razonada, motivada y congruente de las pretensiones efectuadas; pues precisamente el principio de congruencia procesal exige
que el juez, al momento de pronunciarse sobre una causa determinada, no omita, altere o se exceda en las peticiones ante él
formuladas. f) Motivaciones cualificadas.
383
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
7. Finalmente, por esta vez debe recomendarse al Abogado defensor del imputado, para que efectúe
una defensa adecuada de acuerdo a los intereses de su cliente. Asimismo recomendar a los Jueces
de Juzgamiento cumplan con motivar debidamente las resoluciones, advirtiendo inclusive que en el
presente caso pese a decretar la prisión preventiva del acusado conforme se advierte en el fundamento
03 de la sentencia recurrida. Sin embargo no existe ninguna justificación o motivación para llegar
a dicha decisión. Por lo que dicho extremo de la decisión de la sentencia recurrida también es nula,
lo que da lugar para ordenar la inmediata libertad del imputado, quien conforme a la información
consignada en el auto de enjuiciamiento se encuentra con mandato de comparecencia simple. Por
Último debe ponerse en conocimiento vía email el contenido de la presente resolución a los Jueces
de Juzgamiento del Distrito Judicial de Huaura para los fines pertinentes.
V. SOBRE LECTURA INTEGRAL DE LA SENTENCIA ESCRITA
5.1 El artículo 425.4 del CPP, establece que la sentencia de segunda instancia se pronunciará siempre en
audiencia pública. Pues bien en el presente caso se ha cumplido con este dispositivo debido a que en
la misma fecha que se realizó la audiencia después de deliberar e inmediatamente se hizo conocer en
resumen los fundamentos y la decisión. Por tanto el contenido integral de la sentencia escrita debe
notificarse a los domicilios procesales de las partes. A fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en el
artículo 425.6 del código acotado que prescribe la notificación de la sentencia de segunda instancia.
5.2 Consideramos que la interpretación acorde con la oralidad para la aplicación del sistema procesal
penal acusatorio vigente en nuestro país. Es que cuando la norma procesal antes indicada se refiere
a que la sentencia de segunda instancia se pronunciará siempre en audiencia pública. Estimamos
que dicho pronunciamiento se cumple al hacer conocer los argumentos y la decisión oralmente,
a los justiciables presentes y público concurrente. En caso contrario cuando el tribunal no hace
conocer oralmente las razones, argumentos o fundamentos y la decisión de la sentencia de segunda
instancia. Entonces se encuentra obligado a señalar fecha y hora para una próxima sesión pública
para dar lectura integral a la sentencia escrita. Cuando se hace conocer oralmente en acto público
en resumen los argumentos y la decisión, la sentencia integral escrita solamente debe notificarse a
las partes procesales, careciendo de objeto dar lectura a la sentencia escrita posteriormente porque
bastará su notificación a los domicilios procesales. Puesto que además la sentencia ya fue dictada
oralmente con anterioridad.
5.3 Consideramos un error y una práctica negativa para la eficacia y eficiencia del sistema procesal penal
acusatorio, que con anterioridad –pese a que se hacía conocer oralmente los argumentos, fundamentos
o razones y la decisión de la sentencia de segunda instancia–, el Tribunal Superior decidía fijar fecha
y hora para posteriormente dar lectura a la sentencia escrita, lo cual significaba innecesariamente
ocupar salas de audiencias y asistentes de audiencias, que muy bien pueden servir para la realización
de audiencias donde exista debate. El plazo que se fijaba para leer la sentencia escrita era no mayor
de diez días. En la mayoría de estos casos las partes procesales no se hacían presente a dicho acto
porque ya conocían los fundamentos y la decisión respectiva que se les hizo conocer oralmente. Y,
los Jueces con los asistencias de audiencias, sin asistencia de las partes ni público tenían que leer
sentencias escritas por media hora, una hora o más –dependiendo de la cantidad de hojas de papel
que contenía la sentencia escrita–, que muy puede ser aprovechado para realizar otras labores.
5.4 El artículo 425.1 del CPP, establece que el plazo para dictar sentencia de segunda instancia no podrá
exceder de diez días. En ninguna parte del contenido de la norma indicada dice que se debe dar lectura
a la sentencia escrita en el plazo de diez días. Por tanto a partir de la fecha la interpretación de las
normas antes indicadas, variando de criterio es la que corresponde a los fundamentos precedentes.
Debiendo tener presente que en caso de haberse hecho conocer oralmente los fundamentos y la
decisión de la sentencia de segunda instancia, el plazo para notificar la sentencia integral escrita de
la misma será de diez días conforme a la norma antes descrita.
384
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
5.5 Finalmente consideramos que la publicidad de las resoluciones judiciales es relevante para que los
ciudadanos ejerzan el control respectivo. Para dicho fin la presente sentencia será publicada en la
siguiente dirección de Internet: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com, al que pueden acceder sin
límite alguno, la opinión pública, local nacional e internacional.
VI. DECISIÓN:
Por los fundamentos antes expuestos, la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de
Huaura, con la ponencia del Juez Superior Víctor Raúl Reyes Alvarado, RESUELVE:
01. Declarar DE OFICIO NULA en todos sus extremos la sentencia de fecha dieciocho de mayo del dos
mil once en la que se falla CONDENANDO a SEGUNDO ENRIQUE DONAYRE TIRADO, con
lo demás que para los efectos contiene; Asimismo NULO todo el Juicio oral; Debiendo realizarse
un nuevo juicio oral por distintos Jueces, quienes deberán tener en cuenta los fundamentos de la
presente sentencia.
02. RECOMENDAR al Abogado defensor Oscar Miguel Grau Ríos, a fin de que realice una defensa
adecuada a fin de no dejar en indefensión a su patrocinado.
03. RECOMENDAR a los jueces de juzgamiento Luz Espejo Calizaya, Francisco Bolaños Cusimayta
y Julio Rodríguez Martel, a fin que cumplan con motivar debidamente las resoluciones judiciales,
y en caso se verifique hechos similares se remitirán copias al órgano de control interno del Poder
Judicial.
04. PÓNGASE en conocimiento de los Jueces de Juzgamiento el contenido de la presente sentencia vía
email, para los fines pertinentes.
05. ORDENAMOS: La inmediata libertad del imputado Segundo Enrique Donayre Tirado, a fin de que
continúe con el Beneficio que tenía. OFICIÁNDOSE para dicho efecto al Establecimiento Peniten-
ciario correspondiente, siempre y cuando no tenga mandato emitido por autoridad competente.
06. DISPONEMOS: Que, la presente sentencia de segunda instancia sea notificada de forma integral
en los domicilios procesales, sin perjuicio que sea publicado en Internet en la siguiente dirección
electrónica: <www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com>.
07. MANDARON: Que, cumplido estos trámites se devuelvan los autos al Juzgado de origen.
S. LÓPEZ VELÁSQUEZ
385
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
0.1. Que, es de precisar que el artículo 396.2 del CPP señala: “Cuando por la complejidad del asunto o lo
avanzado de la hora sea necesario diferir la redacción de la sentencia, en esa oportunidad se leerá
tan solo su parte dispositiva y uno de los jueces relatará sintéticamente al público los fundamentos
que motivaron la decisión, anunciará el día y la hora para la lectura integral, la que se llevará
a cabo en el plazo máximo de los ocho días”, es decir la apropia norma indica que en este acto se
debe anunciar oralmente “la decisión o sentido del fallo” a las partes y el día y la hora para la lectura
integral que debe efectuarse en un máximo de 8 días, por tanto no se está facultando al Juez a que
pueda de oficio notificar a las partes en su domicilio procesal.
0.2. Bajo este modelo procesal penal el principio de oralidad es fundamental aun en la lectura de la
sentencia, en el derecho comparado por ejemplo tenemos que el Código Procesal Penal chileno(45)
en su artículo 339 precisa que la deliberación se efectuará inmediatamente después de clausurado
el debate y la decisión concluido el debate privado deberá hacerse de conocimiento de las partes y
el artículo 344 señala el plazo para la redacción de la sentencia y que se debe fijar la fecha para la
audiencia de lectura de sentencia; el Código de Procedimientos Penal de Colombia(46) también en el
artículo 445 señala que clausurado el debate se anunciará el sentido del fallo, y el artículo 446 incluso
precisa: “El sentido del fallo se dará a conocer de manera oral y pública inmediatamente después
del receso previsto en el artículo anterior”, y el artículo 447 indica que “escuchado los intervinientes
(el sentido del fallo) el juez señalará el lugar, fecha y hora de la audiencia para proferir sentencia”
(La frase el sentido de fallo es nuestro).
0.3. En este orden de ideas el artículo 395 titulado “redacción de la sentencia”, señala: “Inmediatamente
después de la deliberación, la sentencia será redactada por el Juez o director de debates según el
caso”, el artículo 396.3 del CPP precisa: “La sentencia quedará notificada con su lectura integral en
audiencia pública. Las partes inmediatamente recibirán copia de ella”, es decir la propia norma nos
está precisando que la sentencia quedará notificada con su lectura integral y precisamente de dicho
acto procesal es que se computa el tiempo para interponer recurso impugnatorio de ser el caso, y
existe la obligación de en ese acto entregar copia de la sentencia a los concurrentes, porque así como
exige la norma quienes deben concurrir al juicio también solo se entregara copia de la sentencia a
los concurrentes, es decir que si no concurren a tal acto no se les entrega copia de la sentencia, sin
perjuicio de que lo puedan solicitar, al único a quien si no concurre hay la obligación de notificar la
sentencia es al acusado conforme lo dispone el artículo 401.2 del CPP, para quienes el plazo corre
desde el día siguiente de la notificación en su Domicilio procesal, debe tenerse presente además que
el artículo 424.1 del CPP señala: “en la audiencia de apelación se observará en cuanto sea aplicable
las normas relativas al juicio oral de primera instancia”, por tanto hay norma expresa para señalar
día y hora de lectura de sentencia en segunda instancia.
0.4. Que, se sustenta lo resuelto en mayoría en el sentido de que al no efectuarse la audiencia de lectura de
sentencia, se está ahorrando espacio, tiempo y menos audiencias, cuando precisamente este modelo
exige que todo se efectúe en audiencia para garantizar los principios de concentración, continuidad
y publicidad y es precisamente la lectura integral efectuada públicamente la que garantiza la trans-
parencia de nuestros actos, si lo que se ha resuelto se hace sobre la base de ahorrar menos audiencia
y tiempo, tampoco se justifica por cuanto ello implicará que recién al día siguiente de su notificación
se contará el plazo para interponer recurso impugnatorio, asimismo se notifica al domicilio procesal
y muchas veces el sentenciado no tiene conocimiento del contenido de la sentencia porque le fue
entregado al abogado defensor, además la central de notificaciones ya recargada con su labor debería
notificar las sentencias penales a todos los domicilios procesales, entonces no se justifica la hipótesis
de ahorro de tiempo y audiencias, es más la práctica permite incluso determinar que muchas veces
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
no se puede cumplir con notificar porque los domicilios o no son exactos o no existen, ¿no implica
mayor transparencia que se lea la sentencia públicamente?, y ante quienes concurran, y si no concurre
ningún justiciable es porque no tienen interés en la sentencia, pero ello en modo alguno implica no
dar cumplimiento a la norma procesal.
0.5. Que, asimismo se ha dispuesto que la presente sentencia sea publicada en el blog del Juez Superior
Reyes Alvarado, con lo cual tampoco estoy de acuerdo, ello porque este es un colegiado cuyas de-
cisiones deben ser publicadas de ser el caso en un blog oficial de esta Corte y no en uno personal.
Por lo expuesto mi VOTO es porque:
1.- Se FIJE día y hora para la lectura integral de la sentencia.
2.- Se PUBLIQUE la sentencia en un blog oficial y no en uno personal por ser un colegiado.
S. CABALLERO GARCÍA
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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a la agraviada; multa de ciento veinte días que deberá pagar el acusado al Estado y con condena de
costas que deberá pagar la acusada.
2. La sentencia antes descrita fue impugnada por la imputada Iris Nila Chacchi Meneses, quien en su
escrito señala que el Juez ha hecho una errada valoración de las pruebas actuadas ya que en la misma
no se ha establecido de manera categórica e indubitable que haya incurrido en violar el deber del
cuidado y que por ende su conducta pueda ser sancionada penalmente. Asimismo, la defensa de la
agraviada realizó también apelación en el extremo de la reparación civil solicitando que se incremente
de cinco mil nuevos soles a diez mil nuevos soles.
3. Mediante resolución Nº 18, de fecha 18 de octubre de 2010, el Juez concede el recurso de apelación
a la agraviada y mediante resolución Nº 19, de fecha 19 de octubre, se le concede también a la im-
putada.
4. Mediante resolución número 01, de fecha 10 de diciembre del 2010, esta instancia corre traslado
del escrito de fundamentación de los recursos de apelación a los sujetos procesales. Mediante reso-
lución número 02, de fecha 10 de enero del dos mil once, se concede el plazo de 05 días para que
las partes ofrezcan medios probatorios, y mediante resolución número 03, de fecha 26 de enero de
2011, realizando un control de admisibilidad se declara nulo el concesorio e inadmisible el recurso
de apelación interpuesto por la agraviada ya que pretendía el incremento de la reparación civil no
teniendo la calidad de actora civil y se cita a juicio oral de segunda instancia para el día 28 de marzo
del presente año.
5. En la audiencia de apelación, la defensa de la imputada sustentó oralmente su pretensión impugna-
toria con los mismos fundamentos alegados en su escrito de apelación, en el sentido que ha habido
una indebida apreciación de las pruebas y se ha efectuado un razonamiento en base a conclusiones
no introducidas a juicio. Finalmente, el Tribunal pasó a deliberar e inmediatamente hizo conocer en
resumen los fundamentos y la decisión, citando para la lectura integral de la sentencia para el día
once de abril del 2011, a horas 16:15 p.m., que se realizará con las partes que concurran.
IV. RAZONAMIENTO:
Hecho materia de imputación:
6. Los hechos imputados por el Señor Fiscal (ver punto 2.1 denominado “alegatos preliminares”)
consisten en que el día 31 de enero de 2008, la imputada obstetriz en el Hospital San Juan Bautista
de Huaura, estaba de turno e ingresó a la Sala de partos donde se encontraba la agraviada Sara
Giovanna Zavala Enriquez, realizó un corte de lo que en medicina llaman episiotomía –es un corte
en la vagina para que salga el feto, para que este y la madre no puedan sufrir lesiones–, luego del
nacimiento del feto fue suturada y enviada a recuperación, posteriormente, a los siete días se le
diagnostica una fístula recto-vaginal, conforme al diagnóstico médico fue como consecuencia de la
mala cirugía que realizó la obstetriz, ello provocó que las heces salgan por la vagina y después de
muchos tratamientos en el Hospital de Huaral, la derivaron al Hospital Arzobispo Loayza, para que
finalmente le hagan un colostomía en asa de colon, para que haga su deposición por el lado lateral
del tronco; esta situación provocó que haya perdido la voz por la mala intervención.
Análisis, valoración y respuesta a las pretensiones de los apelantes:
7. La pretensión de la defensa de la imputada es que la sentencia sea revocada. Es decir, que se le
absuelva de la condena que le impusiera el Juez de Juzgamiento, porque la Fiscalía le imputa haber
ocasionado a la agraviada una “fístula recto-vaginal”, sin especificar el comportamiento culposo y
la acción que habría realizado sin la debida diligencia, lo cual no es cierto porque el comportamiento
culposo y la acción que habría realizado la acusada sin la debida negligencia que le imputa el Fiscal
es haber practicado una mala cirugía a la agraviada (episiotomía) que ocasionó una fístula recto-
vaginal. Por lo que debe declararse infundada la apelación interpuesta.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
ya que es dentro de su institución donde funciona esta especie de clínica que funge de adiestramiento
académico, donde se debe ejercitar y tener mayor cuidado al momento de establecer los parámetros de
atención con los pacientes a fin de que los internistas puedan cumplir sus labores de prácticas; siendo
ello así, tendría también responsabilidad el hospital donde se practicaron estas maniobras culposas.
CUARTO: Que, al ser incongruente al momento de formalizar y luego acusar por parte de la Fiscalía,
al no haber establecido el hecho fáctico que se le imputa a doña Iris Nilda Chacci Meneses, en atención
a que el Ad quo habría señalado por la presunta irresponsabilidad de un internista, el mismo que a la
fecha no ha sido individualizado y que no forma parte de la acusación fiscal; sin embargo, se tiene que
mencionar que la deficiente valoración y correcta tipificación debe ser soslayada a favor de la acusada.
QUINTO: Que, pese a que una persona pueda ser considerada absuelta de la acusación fiscal, el artículo
12 inciso 3) del Código Procesal Penal señala la posibilidad de que en caso se le absuelva al justiciable,
ello no lo libraría de una condena en el aspecto civil, estando a que el Hospital de Huaral fue el lugar
donde se produjeran los hechos materia de acusación.
En atención a los fundamentos antes expuestos, MI VOTO es porque se REVOQUE la sentencia venida
en grado; y REFORMÁNDOLA se ABSUELVA a la acusada Iris Nila Chacchi Meneses de la comisión
del delito contra La Vida, el Cuerpo y la Salud, en la modalidad de Lesiones Culposas Graves, en agravio
de Sara Giovanna Zavala Enríquez, asimismo, se le imponga el pago de CINCO MIL NUEVOS SOLES
por concepto de reparación civil que deberá pagar a la agraviada.
S. LÓPEZ VELÁSQUEZ
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de pena privativa de la libertad suspendida en su ejecución por el termino de tres años.- Integrado el
Colegiado por el Juez Superior ponente Raúl Reyes Alvarado, y los Jueces Superiores López Velásquez
y Caballero García.- Y CONSIDERANDO:
II.- ANTECEDENTES:
1. Con fecha treinta y uno de agosto del dos mil diez el Juez José Rivera Arévalo del Juzgado Penal
de Huaral resuelve: Condenar a la acusada Saida Nila Blas Vega, como autora del delito contra el
patrimonio, en la modalidad de usurpación agravada, en agravio de Aurora Jesús Alaya Vásquez,
ilícito previsto y penado en el artículo 204.2 y 3 concordado con el artículo 201.1 y 2 del Código
Penal; imponiéndole a la acusada a cuatro años de pena privativa de la libertad suspendida en su
ejecución por el termino de tres años. Sentencia que ha sido impugnada por el sentenciado con el
fundamento que el juez no ha valorado debidamente las pruebas en el juicio oral de primera instancia.
2. Mediante resolución número 75 de fecha 7 de setiembre de 2010, el Juez concede el recurso de
apelación. Mediante resolución número uno de fecha doce de octubre de 2010, esta instancia corre
traslado del escrito de fundamentación del recurso de apelación a los sujetos procesales. Mediante
resolución número 2, de fecha 14 de diciembre de 2010, se concede el plazo de 5 días para que las
partes ofrezcan medios probatorios, y mediante resolución número tres de fecha 7 de enero de 2011,
se cita a juicio oral de segunda instancia para el día 21 de marzo del indicado año.
3. En la audiencia de apelación, el Abogado defensor de la sentenciada sustentó oralmente su preten-
sión impugnatoria con los mismos fundamentos alegados en su escrito de apelación. Finalmente el
Tribunal pasó a deliberar e inmediatamente hizo conocer en resumen los fundamentos y la decisión,
citando para la lectura integral de la sentencia para el día 1 de abril de 2011 que se realizará con las
partes que concurran.
III.- RAZONAMIENTO:
1. Se incrimina a la acusada Saida Nila Blas Vega que con fecha cuatro de septiembre del 2005 en
horas de la mañana conjuntamente con su coacusado y otras personas no identificadas de manera
violenta ingresaron al terreno de la agraviada Aurora Jesús Alaya Vásquez ubicado en la Asociación
de Poseedores Los Gramadales MZ D lote 01 Aucallama, para lo cual procedieron a sacar de la parte
posterior del referido lote palos y esteras retirando asimismo los palos y otros materiales del cerco
perimétrico de dicho terreno, tomando posesión la acusada manteniendo consigo los enseres de la
agraviada.
2. El supuesto de hecho antes descrito ha sido calificado por el Fiscal en el artículo 202 numerales 1 y 2
(tipo base) concordante con el 204 numerales 2 y 3 (agravante) del Código Penal. Es decir el Fiscal
considera que la conducta de la acusada es haber destruido los linderos del terreno de la agraviada
para apoderarse de todo o parte de la misma (destrucción de linderos con fines de apoderamiento).
Pues bien dicho supuesto no ha sido descrito en la imputación realizada por el propio Fiscal, por lo
que la acusada debe ser absuelta por ser atípico.
3. Contradictoriamente el Fiscal también califica la conducta de la acusada como que mediante violen-
cia (no describe en que consistió la violencia y contra quien o quienes se ejerció) ha despojado de
la posesión del terreno a la agraviada. Este supuesto de hecho se subsume en el artículo 202. 2 del
Código Penal, lo que es conocido como despojo de la posesión utilizando la violencia, por lo que
será materia de análisis para verificar como señala la defensa de la acusada que no existe prueba
sobre el particular.
4. Si el fiscal imputa a la acusada que ingresó en forma violenta para despojar de la posesión del
inmueble a la agraviada, entonces necesariamente debió describir en qué consistió la violencia y
contra quién fue ejercitada, es decir si fue contra las personas o cosas, a fin de dar la oportunidad de
ejercitar su defensa sobre el particular por parte de la acusada. El solo hecho de no haberse precisado
este supuesto es suficiente para absolver a la acusada.
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5. Sin embargo el Fiscal sí imputa a la acusada haber ejercido violencia para despojar de la posesión
de un inmueble a la agraviada. Entonces lo que también debió hacer es ofrecer prueba de cargo para
probar lo que incrimina. Es decir uno, dos o más testigos que digan que vieron a la acusada despojar
de la posesión a la agraviada utilizando la violencia. Porque si uno despoja de la posesión de un
inmueble sin utilizar violencia, amenaza, engaño o abuso de confianza. Entonces no se configura el
delito de usurpación tipificado en el artículo 202.2 del Código Penal. Habrá un ilícito civil pero no
un ilícito penal.
6. De la prueba actuada en el juicio oral de primera instancia se observa que no existe ninguna prueba
personal (testimoniales), que señale o indiquen que hayan visto a la acusada ingresar al terreno de la
agraviada en forma violenta. Solo existe la versión del testigo José Antonio Pariona Alfaro, Teniente
Gobernador de la Candelaria - Aucallama, quien refirió que la acusada se encontraba presente el día
de los hechos y que esta invadió los lotes de terreno de la agraviada, pero no dice que haya ingresado
violentamente.
7. Por tanto al no existir ninguna prueba que acredite el ingreso violento de la agraviada para despojar
de la posesión de uno o varios terrenos a la agraviada, lo que debió hacer el Juez de Juzgamiento
de conformidad a lo dispuesto en el artículo II.1 del Título Preliminar del Código Procesal Penal
es absolver a la acusada por insuficiencia de pruebas de cargo para demostrar la existencia de la
violencia. En consecuencia debe ampararse la apelación formulada por la acusada.
8. Finalmente, si bien el juez hace un discernimiento de que la agraviada ha tenido y estado en posesión
del inmueble del que fue despojado, sin embargo esto no es suficiente, debe acreditarse además como
reiteramos que la acusada ingresó a los terrenos en forma violenta, lo que no ha sido probado en el
juicio oral de primera instancia, por tanto debe revocarse la venida en grado y absolver de todos los
cargos a la acusada por insuficiencia de pruebas, sin perjuicio de que los herederos –ya que se ha
informado que la agraviada ha fallecido– puedan recurrir a la vía civil para hacer valer su derecho
si así lo estiman necesario.
9. Habiendo conocido este Tribunal Superior vía recurso de apelación formulado por la sentenciada
apelante, al haberse declarado fundado su recurso, se le exonera de las costas en esta instancia.
IV. DECISIÓN:
Por los fundamentos antes expuestos, la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia
de Huaura, en mayoría con la ponencia del Juez Superior Víctor Raúl Reyes Alvarado, RESUELVE:
01. DECLARAR: FUNDADA la apelación de la defensa de la imputada, en consecuencia se REVO-
CA la sentencia de fecha treinta y uno de agosto del dos mil diez, que RESUELVE: Condenar a
la acusada Saida Nila Blas Vega, como autora del delito contra el patrimonio, en la modalidad de
usurpación agravada, en agravio de Aurora Jesús Alaya Vásquez, ilícito previsto y penado en el
artículo 204.2 y 3 concordado con el artículo 202.1 y 2 del Código Penal; imponiéndole a la acusada
a cuatro años de pena privativa de la libertad suspendida en su ejecución por el término de tres años;
y REFORMÁNDOLA se le absuelve de los cargos imputados en la acusación fiscal por ser atípica
(artículo 202.1 del Código Penal) y por insuficiencia de pruebas (no se acreditó la violencia, artículo
202.2 del Código Penal. Dejando a salvo el derecho de la agraviada (o sus herederos en caso haya
fallecido como se informó lo hagan valer en la vía civil).
02. EXONERAMOS: Del pago de las costas al apelante conforme al fundamento sexto.
03. DISPONEMOS: Que, la presente sentencia de segunda instancia quede notificada con su lectura
integral en audiencia pública, con las partes procesales que concurran, el día 1 de abril del 2011 a
horas 08:45 a.m., a quienes se les entregará en este acto copia de la misma, conforme así lo dispone
el artículo 396.3 del Código Procesal Penal; en caso de no concurrir la parte imputada o su defensa
técnica, deberá notificársele en su domicilio procesal, para los efectos a que se contrae el artículo
401.2 del mismo cuerpo legal. Sin perjuicio que sea publicado en Internet en la siguiente dirección
electrónica: <www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com>.
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04. MANDARON: Que, cumplido estos trámites se devuelvan los autos al Juzgado de origen.
S. LÓPEZ VELÁSQUEZ
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SENTENCIA
Trujillo, veintidós de setiembre del año 2010
VISTA Y OÍDA, en audiencia de apelación de sentencia por los señores magistrados integrantes de la
Primera Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, doctor VÍCTOR
RAÚL MALCA GUAYLUPO (Presidente, Juez Superior Ponente y Director de Debates), doctora
LILLY LLAP UNCHÓN (Juez Superior Titular), doctor WALTER COTRINA MIÑANO (Juez Superior
Titular),en la que intervienen como parte apelante, el Ministerio Público, doctora Susana Carbonell
Carranza, quien ha interpuesto recurso de apelación contra la sentencia condenatoria de fecha siete de
junio del año dos mil diez, de lo que se tiene:
I.- PLANTEAMIENTO DEL CASO:
01. La Sala Penal de Apelaciones conoce la presente causa, en virtud de recurso de apelación interpuesto
por el Ministerio Público, contra la sentencia condenatoria de fecha, siete de junio del año dos mil
diez, la misma que absuelve al acusado, por la comisión del delito contra la libertad sexual en la
modalidad de actos contra el pudor, en agravio de la menor de iniciales C.C.G.C.
02. Fundamentos del Recurso Impugnatorio Interpuesto:
2.1. El Ministerio Público, como teoría del caso, propugna la nulidad de la sentencia, al mencionar que
la misma ha vulnerado los principios de legalidad, igualdad, congruencia y motivación.
2.2. Que, a su turno, la defensa de PAREDES DEL CARPIO, ANDRÉS SANTIAGO, solicita se
confirme la sentencia, señalando que la nulidad propuesta no tiene asidero legal alguno.
2.3. Que, como efecto de la apelación formulada, la Sala Penal de Apelaciones asume competencia para
realizar un reexamen de los fundamentos de hecho y de derecho que tuvo el Juez de instancia para dictar
la sentencia condenatoria recurrida, asimismo para poder revisar la legalidad de la misma y del proceso
penal en su conjunto, y en tal sentido se pronuncia de la siguiente manera:
II. CONSIDERANDOS:
A. PREMISA NORMATIVA:
03. Que, los hechos que son materia del presente proceso penal, el Ministerio Público los ha confi-
gurado en el ilícito penal de Actos contra el pudor, el cual se encuentra tipificado en el, artículo
189, del Código Penal, el cual prescribe: “El que sin propósito de tener acceso carnal regulado en
el artículo 170 realiza sobre un menor de catorce años u obliga a este a efectuar sobre sí mismo o
tercero tocamientos indebidos en sus partes íntimas o actos libidinosos contarios al pudor será
reprimido con las siguientes penas privativas de la libertad: inciso 2) Si la víctima tiene de siete
a menos de diez años, con pena no menor de seis ni mayor de nueve años”.
04. Que, la doctrina ha señalado respecto al delito de actos contra el pudor: “Se entiende por actos
contarios al pudor, aquellos tocamientos y manipulaciones que realiza el agente o autor sobre el
cuerpo de la víctima, así como aquellos tocamientos o actos libidinosos que se obliga a efectuar a
la víctima sobre su propio cuerpo o sobre el cuerpo de un tercero, especialmente en sus genitales o
zonas erógenas con la finalidad de satisfacer su propia lujuria, excitando la libido del sujeto pasivo
396
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
y sin que el agente haya evidenciado su intención frustrada de practicar el acto sexual o análogo,
siendo diferente las circunstancias que el autor alcance o no el orgasmo o la eyaculación”(47).
05. Que, en vía jurisprudencial, el Tribunal Constitucional ha establecido: “El derecho a la debida moti-
vación de las resoluciones judiciales constituye un elemento esencial del derecho al debido proceso,
reconocido en el inciso 5) del artículo 139 de la Norma Fundamental, que garantiza el derecho de
obtener de los órganos judiciales una respetuosa, razonada, motivada y congruente con las pretensio-
nes oportunamente deducidas por las partes en cualquier clase de procesos. La exigencia de que las
resoluciones judiciales sean motivadas, garantiza que los jueces, cualquiera sea la instancia a la que
pertenezcan, expresen el proceso mental que los ha llevado a decidir una controversia, asegurando
que el ejercicio de la potestad de administrar justicia se haga con sujeción a la Constitución y a la
Ley; pero también con la finalidad de facilitar un adecuado ejercicio del derecho de defensa de los
justiciables (…) En tal sentido (…) implica la exigencia de que el órgano jurisdiccional sustente de
manera lógica y adecuada los fallos que emita en el marco de un proceso (…) Fundamentalmente
que exista: a) fundamentación jurídica, lo que conlleva a que se exprese no solo la norma aplicable
al caso en concreto, sino también la explicación y justificación de por qué el hecho investigado se
encuentra dentro de los supuestos que la norma prevé; b) congruencia entre lo pedido y lo resuelto, que
implica la manifestación de los argumentos que expresan la conformidad entre los pronunciamiento
del fallo y lo pretendido por las partes; y c) que por sí misma exprese una suficiente justificación
de la decisión adoptada, aun cuando esta sea sucinta, o se establezca el supuesto de motivación por
remisión(48).
06. Que, en la jurisprudencia establecida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha quedado
establecido que: “la observancia de las garantías del debido proceso no solo son exigibles a los
órganos que ejercen función jurisdiccional en sentido estricto, sino que deben ser respetadas
por todo órgano que ejerza funciones de carácter materialmente jurisdiccional, es decir de
conducir un proceso. (…) Por la razón mencionada, esta Corte considera que cualquier órgano
del Estado que ejerza funciones de carácter materialmente jurisdiccional, tiene la obligación
de adoptar resoluciones apegadas a las garantías del debido proceso legal en los términos del
artículo 8 de la Convención Americana”(49).
III. ACTUACIÓN PROBATORIA EN SEGUNDA INSTANCIA Y HECHOS PROBADOS:
Que, ante esta Instancia Superior no se han admitido y por lo tanto no se han actuado nuevos medios
de pruebas.
IV.- FUNDAMENTOS FÁCTICOS Y JURÍDICOS DE LA SALA:
A.- Hechos objeto de imputación:
07. Que, conforme refiere la representante del Ministerio Público, en la acusación Fiscal y en juicio oral,
la persona de Andrés Santiago paredes del Carpio, habría efectuado tocamientos en las partes íntimas
de la menor de iniciales C.C.G.C., quien tenía en esa época entre 8 y 10 años de edad, hechos que
se habrían producido en varias oportunidades entre los días lunes y viernes, aproximadamente a las
15 y 18 horas, en la vivienda de la menor ubicada en la Manzana D lote 35 de la Urb. Los Sauces -
Distrito de Víctor Larco Herrera, donde también vivía el acusado, quien es hermano de madre del
padre de la menor agraviada, siendo que, entre ellos existía un grado de familiaridad, circunstancia
que aprovechó el acusado para cometer el ilícito.
08. Que, la defensa técnica del acusado sostiene que, solo se establece en la acusación fiscal que ha habido
tocamientos indebidos en las partes íntimas de la menor de iniciales C.C.G.C., el fiscal determinó
(47) SALINAS SICCHA, Ramiro. Los delitos de carácter sexual en el Código Penal peruano. 2ª edición, Jurista Editores, p. 219.
(48) GACETA JURÍDICA. Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional. 1ª edición, enero 2009, pp. 702 y 703.
(49) Corte IDH. Caso Tribunal Constitucional. Sentencia de Fondo de 31 de enero de 2001, párr. 71.
397
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
su conducta cambiando de trámite acusatorio dentro del juicio oral; al formularse acusación se
establece que hay tocamientos indebidos en partes íntimas, sin embargo cuando la menor realiza su
exposición establece que los tocamientos indebidos se determinan en una conducta establecida en
un lugar específico de la casa, que entre las 3 y 5 de la tarde el acusado le hacía poner una falda, y
no solo realizaba tocamientos indebidos sino también le levantaba la falda, la colocaba encima de
la mesa de la cocina y realizaba tocamientos indebidos, dando a entender que el acusado ha tenido
masturbaciones, teoría que es distinta a la planteada por el fiscal en su acusación con los hechos que
se ventilan en el juicio oral; hechos desvirtuados por la defensa con las testimoniales expuestas,
en la tramitación del juicio oral se cambian los hechos alegados por la menor y estos no han sido
determinados en juicio oral porque el fiscal no realizó las preguntas correspondientes; en cuanto
a los exámenes psicológicos, determinan una cuestión contradictoria ya que la menor mejoró su
rendimiento académico pese a supuestamente haber sufrido tocamientos indebidos, el padre de
la menor señala que la niña era conflictiva, que cuando tenía problemas la menor se estrujaba los
dedos, se mordía los labios hasta causarse sangre, versión de los psicólogos quienes determinan
que es una persona con problemas psicológicos; asimismo la teoría del caso ha sido desvirtuada en
juicio oral, no existen elementos de convicción distintos a la declaración de la menor, por lo que
no se ha violentado ningún principio elemental al expedir sentencia, razón por la que el colegiado
determina que existió un estado de indefensión ya que el fiscal al ver que los hechos alegados eran
desvirtuados, optó por asimilarse a la posición de la defensa, y trató de buscar nuevos fundamentos
en el mismo proceso; siendo que, la sentencia cumple con las formalidades establecidas por ley, ya
que no existe ningún elemento de nulidad.
09. Que, esta Sala Superior al realizar el análisis de la sentencia venida en grado, advierte que la misma no
ha vulnerado principios fundamentales constituidos como los pilares de este nuevo modelo acusatorio
con tendencia adversarial, si se tiene en cuenta que toda sentencia constituye la decisión definitiva
de una cuestión criminal, acto complejo que contiene un juicio de reproche o ausencia del mismo,
sobre la base de hechos que han de ser determinados jurídicamente; es así, que debe fundarse en una
actividad probatoria suficiente que permita al juzgador la creación de la verdad jurídica y establecer
los niveles de imputación(50), partiendo de esta premisa, se debe tener en cuenta que en el trámite del
presente proceso penal, en la audiencia de juicio oral, la misma que debe ser entendida como la central,
la más importante del juzgamiento, en donde todas las estrategias de las partes serán confrontadas
y confirmadas a través de los actos de prueba que realizarán durante la audiencia, ya sea cuando se
trate de declaraciones de personas o de información documental y/o material, o por último cuando se
extraigan los datos de otras fuentes de prueba; en el presente caso se han producido omisiones, puesto
que, no se puede sustentar el fallo en hechos que no han sido materia de la acusación, que debe estar
reflejada en el interrogatorio del imputado, tal como señala el Art. 397 del CPP; que de igual manera,
se establece que lo sostenido por la fiscalía como tesis nulidicente, respecto a la falta de motivación,
se tiene, que aquella premisa se ha cumplido, y aquello se denotó en el considerando sétimo, en donde
se expone la motivación tanto interna como externa.
10. Es así que, en el presente caso, la acusación escrita no reúne los requisitos establecidos en el Art.
349 inciso 1.b del CPP., al consignar los hechos imputados en forma escueta y genérica, que no
refleja los actos que realizó el acusado para consumar el delito incriminado, según la versión de
la menor y sobre los cuales, no se ha logrado interrogar al acusado en audiencia, produciéndose
una indefensión, lo que impide que el juzgador pueda emitir un pronunciamiento sobre los hechos
detallados por la agraviada y que fueron introducidos en el debate, ya que no han sido recogidos
de manera clara y precisa en la acusación y no fueron parte de la teoría del caso del Ministerio
Público, y que debieron ser introducidos en el requerimiento acusatorio a fin de ser sometidos a
(50) “El proceso penal en su jurisprudencia”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Gaceta Jurídica, R.N. N° 2714-2003-Lima-Cono
Norte, p. 380.
398
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
control en la Etapa Intermedia, y permitir que las partes puedan ofrecer pruebas para probarlas o
desmentirlas; puesto que lo único que la parte acusadora introdujo como teoría del caso fue que
el acusado realizaba “tocamientos indebidos”, termino genérico y ambiguo que debió controlar
el juez de Investigación preparatoria en el control de acusación, tal como lo señala el Art. 352 del
CPP, por lo que, al no reunir la acusación los requisitos del Art. 349 inciso 1 b) del CPP., tales
omisiones generaron indefensión en el acusado, por el cual, una sentencia condenatoria no se
puede sustentar en hechos no controlados por las partes, siendo del caso que no es posible acceder
a nulidad alguna en este extremo en razón al principio de preclusión a que se refiere el Art. 153.2
y Art. 154 inciso 3 segunda parte del CPP.
11. Que, este colegiado sostiene que para fundamentar un juicio de absolución, requiere como presu-
puesto que hayan existido en juicio oral(51), suficientes elementos probatorios de cargo que permitan
establecer la responsabilidad del acusado, es decir, que no se haya desvirtuado la presunción de
inocencia(52), a la que algunos autores prefieren llamarla “verdad interina o provisional de inculpa-
bilidad” y sobre el in dubio pro reo, cabe precisar que según la abundante doctrina, estas categorías
jurídicas están íntima y directamente vinculadas a la actividad probatoria, pues no se puede hablar
de una de ellas si no ha existido recojo, incorporación, producción y valoración de medios de prueba;
o cuando menos uno de estos, pues el Ministerio Público como titular de la acción penal pública,
es el encargado de suministrar la prueba necesaria para acreditar la responsabilidad del imputado, y
que a la vez se constituye como la máxima manifestación del derecho de defensa. Y, al sustentar el
colegiado de primera instancia su tesis absolutoria en que la acusación fiscal no reúne los requisitos
contemplados en el Art. 349 inciso 1.b del CPP., omisiones que generaron indefensión en el acusado,
por el cual una sentencia condenatoria no se puede sustentar en hechos no controlados por las partes,
por lo que al no existir prueba directa alguna sostenida, tomándose únicamente la declaración de la
menor agraviada, y sobre la cual no se ha llegado a interrogar al acusado, por tal razón, este superior
jerárquico determina que la sentencia absolutoria venida en grado se ha sustentando en criterios
objetivos de la lógica, la experiencia y la sana crítica, conllevando de ese modo a una motivación
adecuada, motivo por el cual este superior jerárquico advierte que la venida en grado no ha incidido
en una causal de nulidad.
POR TODAS LAS CONSIDERACIONES EXPUESTAS, la Primera Sala Penal de Apelaciones de
la Corte Superior de Justicia de La Libertad, en virtud a lo establecido en el artículo 189 del Código
penal y 349 inciso 1.b, Art. 352, 397 y 425 inciso 3 a) del Código Procesal Penal impartiendo Justicia
en nombre del Pueblo:
FALLA:
1) CONFIRMANDO, la sentencia de fecha siete de junio del año dos mil diez, la misma que ABSUEL-
VE a ANDRÉS SANTIAGO PAREDES DEL CARPIO, por el delito contra la libertad sexual, en
la modalidad de violación sexual de menor de catorce años de edad, en agravio de C.C.G.C. con lo
demás que contiene.
2) NOTIFÍQUESE, a las partes procesales en el modo y forma de ley, y consentida que sea la presente,
devuélvanse los actuados al juzgado correspondiente. Actuó como Juez Superior Ponente el Señor
Doctor Víctor Raúl Malca Guaylupo.
SS. MALCA GUAYLUPO / LLAP UNCHÓN / COTRINA MIÑANO
(51) “Esta fase que se desarrolla en sesiones, es sin duda alguna el periodo o momento fundamental del proceso penal, dado que está
destinada al aporte de las pruebas y a la producción de los informes de los defensores, tanto de la sociedad (Ministerio Público)
como privados (imputado, parte o actor civil y tercero civil) frente al órgano jurisdiccional. Como tal, el juicio oral es la discu-
sión de la prueba reunida en el proceso, que lleva a cabo en forma acusatoria y en la que rigen los principios de contradicción,
oralidad, inmediación y continuidad”. DE LA CRUZ ESPEJO, Marco. El Nuevo Proceso Penal. Ed. Idemsa, p. 596.
(52) La presunción de inocencia constituye para unos un derecho y para otros una garantía. Siguiendo al español Jaime Vegas Torres,
citado por César San Martín Castro.
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posteriormente le dijo que no dijera nada sino iba a ser peor y al conducirla a su casa la amenazaba
diciéndole que piense en el bebé Juan Andrés, cómo va a crecer sin padre, además que si contaba
nadie le iba a creer.
• Calif cación Jurídica:
Hechos que para el Ministerio Público, los tipifica como delito contra la libertad sexual - en la mo-
dalidad de violación de menor de edad, previsto y penado en el Art. 173.3 del Código Penal.
• Pena solicitada:
El Ministerio Público solicita se le imponga al acusado y 25 años de pena privativa de la libertad,
así como la reparación civil de tres mil nuevos soles, a favor de la víctima.
• Resolución de Primera Instancia:
Con fecha dos de noviembre del año dos mil nueve el colegiado de primera instancia emite sentencia
absolutoria, en mayoría, precisando que no se ha enervado la presunción de inocencia del imputado,
contemplado en el Art. 2.24.e) de nuestra Carta Política vigente, dada la insuficiencia probatoria por
parte de la representante del Ministerio Público, al no causar convicción y certeza de los hechos, sus
medios de prueba ofrecidos; por consiguiente dudas razonables respecto a su participación en los
hechos, en aplicación del principio universal in dubio pro reo previsto en la constitución aludida,
en su numeral 139.11; debiendo por consiguiente absolvérsele.
II.- PETITORIO DE LA PARTE APELANTE:
Que, recurre a esta instancia el Ministerio Público solicitando la revocatoria, sin embargo, luego sustenta
su pretensión en la nulidad del juicio oral, señalando que no ha habido una debida valoración de los
medios de prueba y que existe ausencia de motivación; precisa que el Juzgado Colegiado, en mayoría,
con voto discordante por la condena, lo ha absuelto en aplicación del in dubio pro reo, ha hecho pre-
cisión a lo que el Tribunal Constitucional señala en la causa 1172-2003-HC/TC, caso Arequipa, que
aplicó y fundamentó que se entiende por in dubio pro reo y que esto va en contraposición a lo que debió
señalarse que más allá de toda duda razonable, por lo que en aplicación del artículo 150.d del CPP se
debe declarar la nulidad del juicio; indica que al juicio oral de primera instancia ha concurrido la amiga
de la agraviada Carmen Rosmery García Sánchez que contó cómo es que la agraviada le habría narrado
que fue víctima de abuso sexual, sin embargo, refiere que esto no ha sido debidamente valorado por los
jueces de juzgamiento quienes lo han absuelto; asimismo, en el considerando noveno literal “d” de la
sentencia el colegiado dice que lo absuelve por insuficiencia probatoria, sin embargo concluye que lo
absuelve por duda razonable, en este casos señala que no es lo mismo y que el juez en todo caso dado
a la declaración de la menor y a lo expuesto por el imputado debió de oficio realizar careo respectivo y
que esto no se efectuó afectando con ello el derecho de prueba. Que la Fiscalía ha ofrecido sus medios
de prueba y han sido valorados por el juez pero no se ha dado una respuesta a dicha pretensión. Se ha
hecho referencia al Acuerdo Plenario 4-2008 en referencia a que la menor tenía más de 16 años y que
en ese caso el colegiado habría señalado que no se ha acreditado la violencia y tampoco el colegiado
discernió si se había generado un consentimiento. Que, asimismo se concluye y lo señala la sentencia
que no se ha acreditado un móvil de venganza de parte de la agraviada al sindicar al imputado como
autor de la violación sexual. El pleno jurisdiccional habla de que la agraviada debe tener persistencia
en los hechos y que esto se ha acreditado y que tampoco debería existir ausencia de verosimilitud, sin
embargo, señala que ya habido resolución en esta instancia que no puede el colegiado fundamentar su
sentencia motivado en que las fechas no coincidan porque ello no significaría ausencia de verosimilitud,
el colegiado por tanto no ha dado respuesta a la pretensión por lo que se ha incurrido en causal de nulidad
por la cual se solicita su nulidad.
• Pretensión de la defensa del imputado
La defensa del imputado precisa que se debe confirmar la venida en grado, puesto que los jueces
de juzgamiento habrían concluido por la absolución, toda vez que las siete veces que fue violada la
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menor no se ha acreditado que esta haya sufrido violencia física y psicológica y en todo caso es una
adolescente que cuenta con más de catorce años, que es la única testigo de los hechos y que esta
hubiera entrado por tanto en una serie de contradicciones, dio una versión en juicio pero otra ante
la perito psicóloga y no existiendo a su criterio ausencia de motivación en la misma.
III.- FUNDAMENTACIÓN FÁCTICA Y JURÍDICA DE LA DECISIÓN
3.1.- Que, conforme lo dispone el artículo 409 del Código Procesal Penal, esta instancia de revisión
tiene competencia solamente para resolver la materia impugnada, por ello la parte impugnante debe
precisar su pretensión concreta o la nulidad del juicio de primera instancia o su revocatoria y ello define
la existencia o no de actividad probatoria conforme lo dispone el artículo 422.3 del CPP, oír ello resulta
indispensable que el impugnante defina su estrategia en segunda instancia y formule su pretensión
concreta, en reiteradas resoluciones excedidas por esta instancia se ha determinando que la variación de
la pretensión afecta bien el derecho de defensa y de igualdad de armas, por tanto al no existir actividad
probatoria no podría revocarse la sentencia absolutoria.
3.2.- Que, el delito de violación de la libertad sexual por su particularidad y el ámbito privado en que
ocurre difícilmente podrían ofrecerse como medios de prueba testigos, por ello en el presente caso
del debate contradictorio se puede concluir que el órgano de prueba fundamental es la agraviada, la
recurrida ha señalado que habría persistencia en la declaración pero que no habría verosimilitud, por
existir contradicciones de la menor en cuanto a la fecha que ocurrieron los hechos, al respecto esta
instancia conforme lo ha señalado en reiteradas resoluciones no se puede exigir fechas precisas de los
hechos, basta que ella narre en forma coherente y persistente cómo es que ocurrió el hecho de la viola-
ción sexual, lo que hay que determinar es que si efectivamente lo declarado por la menor agraviada en
el juicio oral de primera instancia en mérito a la inmediatez les genera convicción, es decir, la menor
va a concurrir a un juicio oral a expresar los hechos que pueda narrar sobre la violación sufrida, no
consideramos que –como se ha indicado– que la falta de verosimilitud se da por discrepancias en la
fecha de ocurridos los hechos.
3.3.- La sentencia venida en grado, en el punto noveno, señala que resulta poco creíble lo expresado
por la menor agraviada porque contó los hechos después de nueve meses, sin tenerse en cuenta que
este tipo de delitos muchas veces se denuncian después de varios años, y no se puede exigir que
denuncie inmediatamente de ocurridos los hechos, por ello consideramos que en este aspecto no se
ha tomado en cuenta debidamente el Acuerdo Plenario N° 02-2005/CJ-116, en cuanto a la ausencia
de verosimilitud y persistencia en la incriminación, no se ha expresado por qué no se le cree a la menor
agraviada, si no ha existido motivos de venganza, existiendo al respecto falta de motivación, se concluyó
que no ha existido violencia contra la menor, sin embargo, se ha tenido a la vista la pericia psicológica
y la menor al narrar los hechos ha expresado cómo ocurrió la violación sexual y hay indicadores de
haberse ejercido violencia por parte del imputado y esto no ha sido analizado por parte del colegiado.
3.4.- Asimismo, se tiene la declaración de la amiga de la agraviada Rosmery García Sánchez y los jueces
de juzgamiento no han expresado si lo declarado por dicha testigo les genera convicción o no lo van a
valorar, resultando que esta testigo ha indicado que la agraviada le contó los hechos ocurridos y el miedo
que sentía para no contarle a su señora madre.
• Diferencia entre presuncion de inocencia e in dubio pro reo
3.5.- Los jueces de juzgamiento han absuelto al acusado por que “no se ha enervado la presunción de
inocencia del imputado” contemplado en el Art. 2.24.e) de nuestra Carta Política vigente, luego se afir-
ma [véase punto noveno de la recurrida] que “existiendo por consiguiente dudas razonables respecto
a su participación en los hechos, en aplicación del principio universal in dubio pro reo previsto en la
constitución aludida, en su numeral 139.11; sin tener en cuenta que ambos principios constitucionales
son completamente diferentes así: “en tanto la presunción de inocencia se ha configurado como garantía
procesal del imputado y derecho fundamental del ciudadano protegido por vía del recurso de amparo,
el principio del in dubio pro reo no tiene tal naturaleza, sino que opera solo a la hora de dictar una
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
sentencia, cuando resta incertidumbre para el juzgador en la valoración de las pruebas inculpatorias
aportadas al proceso”(53), asimismo, el artículo II.1 del Código Procesal Penal precisa incluso sobre la
Presunción de inocencia: “Toda persona imputada de la comisión de un hecho punible es considerada
inocente, y debe ser tratada como tal, mientras no se demuestre lo contrario y se haya declarado su
responsabilidad mediante sentencia firme debidamente motivada. Para estos efectos, se requiere de una
suficiente actividad probatoria de cargo, obtenida y actuada con las debidas garantías procesales”, es
decir, si no existe suficiente actividad probatoria no se destruye la presunción de inocencia que tiene el
imputado durante todo el proceso, diferente es por tanto el principio del in dubio pro reo donde sí hay
actividad probatoria, pero al valorarla el juzgador tiene dudas sobre su responsabilidad y por ende debe
absolverlo, en el presente caso se ha absuelto tanto por insuficiencia probatoria, como por duda lo cual
resulta incoherente para motivar una sentencia.
• Nulidad de un juicio
3.6.- La opción anulatoria de un proceso debe necesariamente asumirse como última ratio, si la nulidad
se atribuye como consecuencia de la vulneración de un requisito interno de la sentencia, de las normas
reguladoras de la sentencia, concretamente en su elemento de exhaustividad no trae irremediablemente
y consigo la nulidad del juicio oral y la necesidad de su repetición(54); sin embargo, cuando se afecte los
principios inherentes a la estructura del proceso y no sea posible resolver el fondo deberá declararse la
nulidad del juicio, en el presente caso la sentencia recurrida adolece de deficiencia en la motivación(55),
por cuanto si se llega a la conclusión de que la declaración de la menor agraviada no les genera con-
vicción, no se han dado razones por las que no se valora la declaración de la amiga de la agraviada
Rosmery García Sánchez, entonces, estamos ante una carencia de justificación de la premisa fáctica, la
recurrida también adolece de deficiencia en la motivación, asimismo existe falta de motivación interna
del razonamiento(56), por no transmitir de modo coherente las razones en las que apoya su decisión, esto
es, absuelto por insuficiencia probatoria o por in dubio pro reo, por lo expuesto este órgano jurisdiccional
ejerciendo la potestad nulificante del artículo 409 del CPP, en concordancia con el artículo 150.d) del
Código Procesal Penal debe declarar la nulidad de la sentencia y del juicio oral de primera instancia.
• Sobre la lectura integral de la sentencia escrita
5.1. El artículo 425.4 del CPP, establece que la sentencia de segunda instancia se pronunciará siempre
en audiencia pública. Pues bien en el presente caso se ha cumplido con este dispositivo debido a que en
la misma fecha que se realizó la audiencia después de deliberar e inmediatamente se hizo conocer en
resumen los fundamentos y la decisión. Por tanto el contenido integral de la sentencia escrita debe noti-
ficarse a los domicilios procesales de las partes. A fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo
425.6 del código acotado que prescribe la notificación de la sentencia de segunda instancia.
(53) ARMENTA DEU, Teresa. Lecciones de Derecho Procesal Penal. Editorial Marcial Pons, España, 2007, p. 253.
(54) Casación N° 16-2009-Huaura.
(55) Deficiencias en la motivación externa; justificación de las premisas. El control de la motivación también puede autorizar la
actuación del juez constitucional cuando las premisas de las que parte el juez no han sido confrontadas o analizadas respecto
de su validez fáctica o jurídica. Si un Juez, al fundamentar su decisión: 1) ha establecido la existencia de un daño; 2) luego,
ha llegado a la conclusión de que el daño ha sido causado por “X”, pero no ha dado razones sobre la vinculación del hecho
con la participación de “X” en tal supuesto, entonces estaremos ante una carencia de justificación de la premisa fáctica. Exp.
N° 00728-2008-PHC/TC.
(56) Falta de motivación interna del razonamiento. La falta de motivación interna del razonamiento [defectos internos de la moti-
vación] se presenta en una doble dimensión; por un lado, cuando existe invalidez de una inferencia a partir de las premisas que
establece previamente el Juez en su decisión; y, por otro lado, cuando existe incoherencia narrativa, que a la postre se presenta
como un discurso absolutamente confuso incapaz de transmitir, de modo coherente, las razones en las que se apoya la decisión.
Se trata, en ambos casos, de identificar el ámbito constitucional de la debida motivación mediante el control de los argumentos
utilizados en la decisión asumida por el Juez o Tribunal; sea desde la perspectiva de su corrección lógica o desde su coherencia
narrativa. Exp. N° 00728-2008-PHC/TC.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
5.2. Consideramos que la interpretación acorde con la oralidad para la aplicación del sistema procesal
penal acusatorio vigente en nuestro país. Es que cuando la norma procesal antes indicada se refiere a que
la sentencia de segunda instancia se pronunciará siempre en audiencia pública. Estimamos que dicho
pronunciamiento se cumple al hacer conocer los argumentos y la decisión oralmente, a los justiciables
presentes y público concurrente. En caso contrario cuando el tribunal no hace conocer oralmente las
razones, argumentos o fundamentos y la decisión de la sentencia de segunda instancia. Entonces se
encuentra obligado a señalar fecha y hora para una próxima sesión pública para dar lectura integral a
la sentencia escrita. Cuando se hace conocer oralmente en acto público en resumen los argumentos y la
decisión, la sentencia integral escrita solamente debe notificarse a las partes procesales, careciendo de
objeto dar lectura a la sentencia escrita posteriormente porque bastará su notificación a los domicilios
procesales. Puesto que además la sentencia ya fue dictada oralmente con anterioridad.
5.3. Consideramos un error y una práctica negativa para la eficacia y eficiencia del sistema procesal penal
acusatorio, que con anterioridad –pese a que se hacía conocer oralmente los argumentos, fundamentos o
razones y la decisión de la sentencia de segunda instancia–, el Tribunal Superior decidía fijar fecha y hora
para posteriormente dar lectura a la sentencia escrita, lo cual significaba innecesariamente ocupar salas
de audiencias y asistentes de audiencias, que muy bien pueden servir para la realización de audiencias
donde exista debate. El plazo que se fijaba para leer la sentencia escrita era no mayor de diez días. En la
mayoría de estos casos las partes procesales no se hacían presente a dicho acto porque ya conocían los
fundamentos y la decisión respectiva que se les hizo conocer oralmente. Y, los Jueces con las asistencias
de audiencias, sin asistencia de las partes ni público tenían que leer sentencias escritas por media hora,
una hora o más –dependiendo de la cantidad de hojas de papel que contenía la sentencia escrita–, que
muy puede ser aprovechado para realizar otras labores.
5.4. El artículo 425.1 del CPP, establece que el plazo para dictar sentencia de segunda instancia no
podrá exceder de diez días. En ninguna parte del contenido de la norma indicada dice que se debe dar
lectura a la sentencia escrita en el plazo de diez días. Por tanto a partir de la fecha la interpretación de
las normas antes indicadas, variando de criterio es la que corresponde a los fundamentos precedentes.
Debiendo tener presente que en caso de haberse hecho conocer oralmente los fundamentos y la decisión
de la sentencia de segunda instancia, el plazo para notificar la sentencia integral escrita de la misma será
de 10 diez conforme a la norma antes descrita.
5.5. Finalmente, consideramos que la publicidad de las resoluciones judiciales es relevante para que
los ciudadanos ejerzan el control respectivo. Para dicho fin la presente sentencia será publicada en la
siguiente dirección de Internet: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com, al que pueden acceder sin
límite alguno, la opinión pública, local nacional e internacional.
VI.- SOBRE EL SEÑALAMIENTO DE COSTAS:
Habiendo sido amparado el recurso de apelación interpuesto por el representante del Ministerio Público,
debe ser exonerado de las costas del recurso. Puesto que conforme al artículo 504.2 del Código Procesal
Penal, estas deben ser pagas por quien interpuso un recurso sin éxito.
Por dichos fundamentos, los miembros de la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia
de Huaura, Resuelve:
1. DECLARAR, por unanimidad, DE OFICIO: NULA la sentencia de fecha de fecha dos de no-
viembre del dos mil nueve, que Resuelve: Absolver a Abraham Roberto Pajuelo Sánchez, por la
comisión del delito contra la libertad sexual, en agravio de la menor de iniciales I.L.G.G.
2. DISPUSIERON: que se efectúe un nuevo juicio oral por otro colegiado.
3. RECOMENDAR A LOS JUECES DE JUZGAMIENTO tener en cuenta los fundamentos del
Tribunal Constitucional al fundamentar sus sentencias.
4. EXONERAR al pago de las costas del recurso al recurrente, en base al fundamento VI de la presente
resolución.
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5. DISPONEMOS, por mayoría: Que, la presente sentencia de segunda instancia sea notificada de
forma integral en los domicilios procesales dentro del plazo de ley sin perjuicio que sea publicado
en Internet en la siguiente dirección: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com.
6. MANDARON: Que cumplido estos trámites se devuelva el proceso al Juzgado de origen.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
04. Que, se sustenta lo resuelto en mayoría en el sentido que al no efectuarse la audiencia de lectura de
sentencia, se está ahorrando espacio, tiempo y menos audiencias, cuando precisamente este modelo
exige que todo se efectúe en audiencia para garantizar los principios de concentración, continuidad
y publicidad y es precisamente la lectura integral efectuada públicamente la que garantiza la trans-
parencia de nuestros actos, si lo que se ha resuelto se hace sobre la base de ahorrar menos audiencia
y tiempo, tampoco se justifica por cuanto, ello implicará que la sentencia recién al día siguiente de
su notificación se contará el plazo para interponer recurso impugnatorio, asimismo si se notifica al
domicilio procesal y muchas veces el sentenciado no tiene conocimiento del contenido de la sentencia
porque le fue entregado al abogado defensor, que la central de notificaciones ya recargada con su
labor se le incremente la misma con notificar las sentencias penales a todos los domicilios procesales,
entonces no se justifica la hipótesis de ahorro de tiempo y audiencias, es más la práctica permite
incluso determinar que muchas veces no se puede cumplir con notificar por que los domicilios o no
son exactos o no existen, ¿no implica mayor transparencia que se lea la sentencia públicamente? Y
ante quienes concurran, y si no concurre ningún justiciable es porque no tienen interés en la sentencia,
pero ello en modo alguno implica no dar cumplimiento a la norma procesal.
05. Que, asimismo se ha dispuesto que la presente sentencia sea publicada en el blog del Juez Superior
Reyes Alvarado, con lo cual tampoco estoy de acuerdo, ello porque este es un colegiado cuyas de-
cisiones deben ser publicadas de ser el caso en un blog oficial de esta Corte y no en uno personal.
Por lo expuesto, MI VOTO, es porque:
1.- Se FIJE día y hora para la lectura integral de la sentencia.
2.- Se PUBLIQUE la sentencia en un blog oficial y no en uno personal por ser un colegiado.
S. CABALLERO GARCÍA
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I.- MATERIA:
Resolver la apelación a la sentencia de fecha seis de noviembre del dos mil ocho, en la que se falla
absolviendo al acusado Augusto Alejandro Ramírez Izaguirre de la acusación fiscal por el delito contra
la libertad –violación a la libertad sexual– modalidad de violación sexual de menor de diez años– en
agravio de la menor de iniciales G.D.P.G.G; Integrado el Colegiado Superior por el Juez Superior Raúl
Reyes Alvarado (ponente), y los Jueces Superiores Mercedes Caballero García y Julio Leyva Pérez, Y
CONSIDERANDO:
II.- ANTECEDENTES:
1. El Juzgado Penal Colegiado de Huaura, conformado por los Jueces Jhonny López Velásquez, Vidal
Raymundo Banda Prado y Rosa Luz Gómez Dávila, dictan sentencia absolutoria con fecha seis
de noviembre del año dos mil ocho, en la que se falla absolviendo al acusado Augusto Alejandro
Ramírez Izaguirre de la acusación fiscal por el delito contra la Libertad - Violación a la Libertad
Sexual –modalidad de Violación Sexual de menor de diez años–, en agravio de la menor de iniciales
G.D.P.G.G.
2. La sentencia antes descrita, fue impugnada por el Ministerio Público quien señala que se ha reali-
zado una incorrecta valoración de las pruebas por parte del órgano colegiado, por lo que pide como
pretensión impugnatoria la revocatoria de la venida en grado.
3. Mediante resolución número 07 de fecha 14 de noviembre del 2008 el Juez concede los recursos de
apelación. Mediante resolución número 01 de fecha primero de diciembre del año 2008 esta instancia
corre traslado del escrito de fundamentación de los recursos de apelación a los sujetos procesales.
Mediante resolución número 03 de fecha quince de diciembre del año 2008 se concede el plazo
de 05 días para que las partes ofrezcan medios probatorios, y mediante resolución número 04 de
fecha 29 de diciembre del 2008, se cita a juicio oral de segunda instancia para el día 23 de enero del
2009, siendo que al suspenderse la audiencia y señalarse fecha para la deliberación y al no asistir el
imputado ni su defensa se le declaró reo contumaz al citado imputado.
4. Posteriormente y ante nueva conformación de Sala mediante resolución Nº 10 de fecha 31 de julio
del 2009, se dispuso el levantamiento de órdenes de ubicación y captura y se señaló fecha de juicio
para el día 21 de agosto de ese mismo año, y estando a que a dicha audiencia no concurrió ni el
imputado ni su defensa se le volvió a declarar reo contumaz. Posteriormente, mediante resolución
Nº 17 de fecha 27 de junio del 2011 ante un pedido de renovación de órdenes de ubicación y captura
la Sala dispone programar la audiencia de juicio oral señalando fecha para el día 13 de julio de 2011.
5. En la audiencia de apelación, el Ministerio Público sustentó oralmente su pretensión impugnatoria
señalando que aun cuando no ha ofrecido prueba en esta instancia la condena es posible, por cuanto
hay excepción probatoria prevista en el artículo 422.5 del CPP, por lo que solicita se revoque la
venida en grado y se condene al imputado.
6. Finalmente el Tribunal pasó a deliberar e inmediatamente hizo conocer en resumen los fundamentos
y la decisión, notificándose la sentencia integral en sus domicilios procesales.
III.- RAZONAMIENTO:
Hechos materia de imputación:
1. Los hechos imputados por el Señor Fiscal en su alegato Preliminar de Apertura en primera instancia,
es que se le imputa al acusado que el jueves siete de febrero del dos mil ocho, siendo aproximada-
mente las cinco con treinta de la tarde, la señora Roxana, que viene a ser inquilina del acusado es
advertida por el hermanito de la menor agraviada en el sentido de decir que el acusado “la estaba
besando a la menor”, y es cuando de manera sigilosa se acerca al cuarto y los encuentra abrazados,
lo cual le llama la atención; posteriormente se entera de que la menor era víctima de abuso sexual,
ya que esta relata a su madre que en reiteradas veces el acusado la había tocado en su dormitorio,
donde le hacía sentar en la cama, le procedía besar los senos, su vagina y su boca; que el acusado
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
había intentado penetrarla en el ano varias veces y que luego de hacerla sentar sobre sus piernas,
le besaba la vagina, haciéndole pasar su miembro viril por el ano, causándole dolor, haciéndolo
de conocimiento de su madre después que la vecina hablara lo que vio; y que los hechos descritos
configuran el delito de Violación Sexual debidamente tipificado en el artículo ciento setenta y tres,
primer inciso del Código Penal, pidiendo la pena de cadena perpetua y el pago de una reparación
civil de dos mil nuevos soles a favor de la menor agraviada.
IV.- ANÁLISIS, VALORACIÓN Y RESPUESTA A LAS PRETENSIONES DE LOS APE-
LANTES:
1. La pretensión del Ministerio Público es porque se revoque la sentencia absolutoria y reformándola
se condene al acusado, sin embargo antes de emitir pronunciamiento sobre el fondo debe verificarse
si en el presente caso existen nulidades absolutas, conforme a lo dispuesto en el artículo 409.1 del
Código Procesal Penal. Tales como una debida motivación de la sentencia absolutoria.
2. El Tribunal Constitucional(59) ha precisado que el derecho a la debida motivación de las resoluciones
judiciales es una garantía del justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que las resolu-
ciones no se encuentren justificadas en el mero capricho de los magistrados, sino en datos objetivos
que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se derivan del caso. Asimismo ha precisado que
el contenido constitucionalmente garantizado de este derecho queda delimitado, entre otros, en los
siguientes supuestos:
a) Inexistencia de motivación o motivación aparente. Este último supuesto se verifica, en el sentido
de que no da cuenta de las razones mínimas que sustentan la decisión o de que no responde a
las alegaciones de las partes del proceso, o porque solo intenta dar un cumplimiento formal al
mandato, amparándose en frases sin ningún sustento fáctico o jurídico.
b) Falta de motivación interna del razonamiento. [Defectos internos de la motivación] se presenta
en una doble dimensión; por un lado, cuando existe invalidez de una inferencia a partir de las
premisas que establece previamente el Juez en su decisión; y, por otro lado, cuando existe incohe-
rencia narrativa, que a la postre se presenta como un discurso absolutamente confuso incapaz de
transmitir, de modo coherente, las razones en las que se apoya la decisión. Se trata, en ambos
casos, de identificar el ámbito constitucional de la debida motivación mediante el control de los
argumentos utilizados en la decisión asumida por el Juez o Tribunal; sea desde la perspectiva
de su corrección lógica o desde su coherencia narrativa.
c) Def ciencias en la motivación externa; justif cación de las premisas. Cuando las premisas
de las que parte el Juez no han sido confrontadas o analizadas respecto de su validez fáctica
o jurídica. Esto ocurre por lo general en los casos difíciles, como los identifica Dworkin, es
decir, en aquellos casos donde suele presentarse problemas de pruebas o de interpretación de
disposiciones normativas. La motivación se presenta en este caso como una garantía para validar
las premisas de las que parte el Juez o Tribunal en sus decisiones. Si un Juez, al fundamentar su
decisión: 1) ha establecido la existencia de un daño; 2) luego, ha llegado a la conclusión de que
el daño ha sido causado por “X”, pero no ha dado razones sobre la vinculación del hecho con la
participación de “X” en tal supuesto, entonces estaremos ante una carencia de justificación de
la premisa fáctica y, en consecuencia, la aparente corrección formal del razonamiento y de la
decisión podrán ser enjuiciadas por el juez [constitucional] por una deficiencia en la justificación
externa del razonamiento del juez.
d) La motivación insuf ciente. Se refiere, básicamente, al mínimo de motivación exigible atendiendo
a las razones de hecho o de derecho indispensables para asumir que la decisión está debidamente
motivada. Si bien, como ha establecido este Tribunal en reiterada jurisprudencia, no se trata de
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dar respuestas a cada una de las pretensiones planteadas, la insuficiencia, vista aquí en términos
generales, solo resultará relevante desde una perspectiva constitucional si es que la ausencia de
argumentos o la “insuficiencia” de fundamentos resulta manifiesta a la luz de lo que en sustancia
se está decidiendo.
e) La motivación sustancialmente incongruente. El derecho a la debida motivación de las re-
soluciones obliga a los órganos judiciales a resolver las pretensiones de las partes de manera
congruente con los términos en que vengan planteadas, sin cometer, por lo tanto, desviaciones
que supongan modificación o alteración del debate procesal (incongruencia activa). Desde luego,
no cualquier nivel en que se produzca tal incumplimiento genera de inmediato la posibilidad
de su control. El incumplimiento total de dicha obligación, es decir, el dejar incontestadas las
pretensiones, o el desviar la decisión del marco del debate judicial generando indefensión,
constituye vulneración del derecho a la tutela judicial y también del derecho a la motivación de
la sentencia (incongruencia omisiva). Y es que, partiendo de una concepción democratizadora
del proceso como la que se expresa en nuestro texto fundamental (artículo 139, incisos 3 y 5),
resulta un imperativo constitucional que los justiciables obtengan de los órganos judiciales una
respuesta razonada, motivada y congruente de las pretensiones efectuadas; pues precisamente
el principio de congruencia procesal exige que el juez, al momento de pronunciarse sobre una
causa determinada, no omita, altere o se exceda en las peticiones ante él formuladas.
f) Motivaciones cualif cadas. Conforme lo ha destacado este Tribunal, resulta indispensable una
especial justificación para el caso de decisiones de rechazo de la demanda, o cuando, como
producto de la decisión jurisdiccional, se afectan derechos fundamentales como el de la libertad.
En estos casos, la motivación de la sentencia opera como un doble mandato, referido tanto al
propio derecho a la justificación de la decisión como también al derecho que está siendo objeto
de restricción por parte del Juez o Tribunal.
3. En el presente caso el supuesto de hecho que se incrimina al acusado consiste que realizó tocamientos
a la víctima en su vagina y senos, besando su vagina, haciendo pasar su miembro viril en el ano,
causándole dolor. Al respecto en el contenido de la sentencia décimo tercer considerando en la parte
pertinente los Jueces señalan lo siguiente: “(…) sin embargo no se puede desconocer que la menor
presenta de acuerdo a lo vertido por el perito médico legal Guillén Cano y el psicólogo David Murillo
Ponte, rasgos evidentes de abuso sexual, por lo que no se descarta que esta haya sufrido un acto
atentatorio contra su indemnidad sexual, (…). Sin embargo no se ha demostrado que el autor de los
mismos sea el acusado, no siendo suficiente la imputación de la menor agraviada para condenar a
un justiciable”.
4. El Tribunal de primera instancia no ha explicado debidamente por qué motivo no cree en la versión
de la víctima en la imputación que la misma ha realizado contra el acusado como el que abusó
sexualmente de su persona, limitándose a enervar dicha sindicación por error en cuanto a fechas,
lugar o modo del abuso, sin justificar por qué dichos errores serían relevantes y no la sindicación
principal del abuso sexual, asimismo si existe o no un motivo razonable por el que la menor esté
sindicando al acusado de un hecho tan grave (ausencia de incredibilidad subjetiva). Finalmente los
Jueces también han omitido en valorar en forma negativa o positiva para resolver el caso el examen
del perito psicólogo Manuel David Murillo Ponte, quien señala que la menor al hablar de los hechos,
cambiaba el tono del lenguaje, mostraba una postura cabizbaja, y que del análisis del contenido se
aprecia que se trata de una secuencia lógica brindando los detalles del caso que presenta indicadores
asociados a experiencia negativa compatible con experiencia de abuso sexual vivido. De igual manera
ha ocurrido con respecto a la versión de la testigo Elizabeth Morales Jaimes.
5. En mérito a lo anteriormente acotado se advierte que existe una motivación aparente, incongruente
e insuficiente. Por lo que al amparo del artículo 139.5 de la Constitución la sentencia debe anularse,
debiendo realizarse un nuevo juicio oral, por distintos Jueces, debiendo recomendar al Colegiado
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
de primera instancia que dictaron la sentencia absolutoria cumplan en lo sucesivo con motivar de-
bidamente las resoluciones que dicten.
V.- SOBRE EL PAGO O NO DE COSTAS DEL RECURSO DE APELACIÓN:
El artículo 504.2 del Código Procesal Penal establece que las costas serán pagadas por quien interpuso un
recurso sin éxito, sin embargo en cuanto al Ministerio Público, conforme al artículo 499.1 de la misma
norma se encuentra exonerado del pago, por lo que así debe declararse.
VI.- SOBRE LECTURA INTEGRAL DE LA SENTENCIA ESCRITA:
6.1. El artículo 425.4 del CPP establece que la sentencia de segunda instancia se pronunciará siempre
en audiencia pública. Pues bien en el presente caso se ha cumplido con este dispositivo debido a que en
la misma fecha que se realizó la audiencia después de deliberar e inmediatamente se hizo conocer en
resumen los fundamentos y la decisión. Por tanto el contenido integral de la sentencia escrita debe noti-
ficarse a los domicilios procesales de las partes. A fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo
425.6 del código acotado que prescribe la notificación de la sentencia de segunda instancia.
6.2. Consideramos que la interpretación acorde con la oralidad para la aplicación del sistema procesal
penal acusatorio vigente en nuestro país, es que cuando la norma procesal antes indicada se refiere a que
la sentencia de segunda instancia se pronunciará siempre en audiencia pública, dicho pronunciamiento
se cumple al hacer conocer los argumentos y la decisión oralmente, a los justiciables presentes y público
concurrente. En caso contrario, cuando el tribunal no hace conocer oralmente las razones, argumentos o
fundamentos y la decisión de la sentencia de segunda instancia. Entonces se encuentra obligado a señalar
fecha y hora para una próxima sesión pública para dar lectura integral a la sentencia escrita. Cuando se
hace conocer oralmente en acto público en resumen los argumentos y la decisión, la sentencia integral
escrita solamente debe notificarse a las partes procesales, careciendo de objeto dar lectura a la sentencia
escrita posteriormente porque bastará su notificación a los domicilios procesales. Puesto que además la
sentencia ya fue dictada oralmente con anterioridad.
6.3. Consideramos un error y una práctica negativa para la eficacia y eficiencia del sistema procesal penal
acusatorio, que con anterioridad –pese a que se hacía conocer oralmente los argumentos, fundamentos o
razones y la decisión de la sentencia de segunda instancia–, el Tribunal Superior decidía fijar fecha y hora
para posteriormente dar lectura a la sentencia escrita, lo cual significaba innecesariamente ocupar salas
de audiencias y asistentes de audiencias, que muy bien pueden servir para la realización de audiencias
donde exista debate. El plazo que se fijaba para leer la sentencia escrita era no mayor de diez días. En la
mayoría de estos casos las partes procesales no se hacían presente a dicho acto porque ya conocían los
fundamentos y la decisión respectiva que se les hizo conocer oralmente. Y, los jueces con las asistencias
de audiencias, sin asistencia de las partes ni público tenían que leer sentencias escritas por media hora,
una hora o más –dependiendo de la cantidad de hojas de papel que contenía la sentencia escrita–, que
muy bien puede ser aprovechado para realizar otras labores.
6.4. El artículo 425.1 del CPP establece que el plazo para dictar sentencia de segunda instancia no podrá
exceder de diez días. En ninguna parte del contenido de la norma indicada dice que se debe dar lectura a
la sentencia escrita en el plazo de diez días. Por tanto, a partir de la fecha la interpretación de las normas
antes indicadas, variando de criterio es la que corresponde a los fundamentos precedentes. Debiendo
tener presente que en caso de haberse hecho conocer oralmente los fundamentos y la decisión de la
sentencia de segunda instancia, el plazo para notificar la sentencia integral escrita de la misma será de
10 diez conforme a la norma antes descrita.
6.5. Finalmente consideramos que la publicidad de las resoluciones judiciales es relevante para que
los ciudadanos ejerzan el control respectivo. Para dicho fin la presente sentencia será publicada en la
siguiente dirección de Internet: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com, al que pueden acceder sin
límite alguno, la opinión pública, local nacional e internacional.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
VII.- DECISIÓN:
Por los fundamentos antes expuestos, la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de
Huaura, con la ponencia del Juez Superior Víctor Raúl Reyes Alvarado, RESUELVE:
01. DECLARAR NULA DE OFICIO la sentencia de fecha seis de noviembre del dos mil ocho en
la que se falla ABSOLVIENDO al acusado AUGUSTO ALEJANDRO RAMÍREZ IZAGUIRRE de la
acusación fiscal por el delito contra la libertad - violación a la libertad sexual –modalidad de violación
sexual de menor de diez años– en agravio de la menor de iniciales G.D.P.G.G.
02. DISPONER se realice un nuevo juicio oral por otros jueces quienes deberán emitir nuevamente la
sentencia conforme a los fundamentos señalados por este Superior Tribunal.
03. RECOMENDAR a los Jueces Jhonny López Velásquez, Vidal Raymundo Banda Prado y Rosa Luz
Gómez Dávila que cumplan con motivar debidamente las resoluciones conforme a lo reseñado en el
considerando IV.5 del principal.
04. En Mayoría, DISPONEMOS que la presente sentencia de segunda instancia que ha sido pronunciada
oralmente en acto público, sea notificada en su integridad a los sujetos procesales en sus respectivos
domicilios procesales, sin perjuicio que se publique en la siguiente dirección electrónica: www.juris-
prudenciahuaura.blogspot.com., a la que pueden acceder sin límite alguno la opinión pública local,
nacional e internacional.
05. MANDARON: Que, cumplido estos trámites se devuelvan los autos al Juzgado de origen.
411
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
0.3. En este orden de ideas el artículo 395 titulado “redacción de la sentencia”, señala: “Inmediatamente
después de la deliberación, la sentencia será redactada por el juez o director de debates según el caso”,
el artículo 396.3 del CPP precisa: “La sentencia quedará notificada con su lectura integral en audiencia
pública. Las partes inmediatamente recibirán copia de ella”, es decir la propia norma nos está precisando
que la sentencia quedará notificada con su lectura integral y precisamente de dicho acto procesal es que
se computa el tiempo para interponer recurso impugnatorio de ser el caso, y existe la obligación de en
ese acto entregar copia de la sentencia a los concurrentes, porque así como exige la norma quiénes deben
concurrir al juicio también solo se entregará copia de la sentencia a los concurrentes, es decir que si no
concurren a tal acto no se les entrega copia de la sentencia, sin perjuicio de que lo puedan solicitar, al
único a quien si no concurre hay la obligación de notificar la sentencia es al acusado conforme lo dis-
pone el artículo 401.2 del CPP para quienes el plazo corre desde el día siguiente de la notificación en su
domicilio procesal, debe tenerse presente además que el artículo 424.1 del CPP señala: “En la audiencia
de apelación se observará en cuanto sea aplicable las normas relativas al juicio oral de primera instan-
cia”, por tanto hay norma expresa para señalar día y hora de lectura de sentencia en segunda instancia.
0.4. Que, se sustenta lo resuelto en mayoría en el sentido que al no efectuarse la audiencia de lectura
de sentencia, se está ahorrando espacio, tiempo y menos audiencias, cuando precisamente esto modelo
exige que todo se efectúe en audiencia para garantizar los principios de concentración, continuidad y
publicidad y es precisamente la lectura integral efectuada públicamente la que garantiza la transparencia
de nuestros actos, si lo que se ha resuelto se hace sobre la base de ahorrar menos audiencia y tiempo,
tampoco se justifica, por cuanto ello implicará que la sentencia recién al día siguiente de su notificación
se contará el plazo para interponer recurso impugnatorio, asimismo si se notifica al domicilio procesal
y muchas veces el sentenciado no tiene conocimiento del contenido de la sentencia porque le fue entre-
gado al abogado defensor, que la central de notificaciones ya recargada con su labor se le incremente la
misma con notificar las sentencias penales a todos los domicilios procesales, entonces no se justifica la
hipótesis de ahorro de tiempo y audiencias, es más la práctica permite incluso determinar que muchas
veces no se puede cumplir con notificar porque los domicilios o no son exactos o no existen, ¿no implica
mayor transparencia que se lea la sentencia públicamente y ante quienes concurran?, y si no concurre
ningún justiciable es porque no tienen interés en la sentencia, pero ello en modo alguno implica no dar
cumplimiento a la norma procesal.
0.5. Que, asimismo se ha dispuesto que la presente sentencia sea publicada en el blog del juez superior
Reyes Alvarado, con lo cual tampoco estoy de acuerdo, ello porque este es un colegiado cuyas decisiones
deben ser publicadas de ser el caso en un blog oficial de esta Corte y no en uno personal.
Por lo expuesto mi VOTO es porque:
1.- Se FIJE día y hora para la lectura integral de la sentencia.
2.- Se PUBLIQUE la sentencia en un blog oficial y no en uno personal por ser un colegiado.
S. CABALLERO GARCÍA
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXPEDIENTE : Nº 05758-2008-14-1601-JR-PE-01
IMPUTADA : JENNIFER ROSALÍA LOZANO CAPURRO
DELITO : DIFUSIÓN DE OBRA SIN AUTORIZACIÓN DEL AUTOR
AGRAVIADA : APDAYC
PROCEDENCIA : 4º JUZGADO UNIPERSONAL DE TRUJILLO
APELANTE : AGRAVIADO
ASUNTO : APELACIÓN DE SENTENCIA ABSOLUTORIA
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
2.2. El artículo 409 inciso 1 del CPP prescribe que la impugnación confiere al tribunal competencia
solamente para resolver la materia impugnada, así como para declarar la nulidad en caso de nulidades
absolutas o sustanciales no advertidas por el impugnante.
FUNDAMENTOS FÁCTICOS
De los hechos objeto de la acusación
2.1. Que, en la parte expositiva de la sentencia se ha precisado que los hechos objeto de la acusación son
los siguientes: La acusada en su calidad de propietaria y administradora de la discoteca pub “Habana
Club” el día seis de mayo del años dos mil seis (aproximadamente a las once de la noche) en el interior
del mencionado local de espectáculos ubicado en el pasaje Santa Luisa, Manzana “D”, lote 03 de la
Urbanización “Santa Leonor” de esta ciudad, ha efectuado reproducción de piezas musicales mediante
equipos de sonido, específicamente los temas “Motor y motivo” y “Más que tu amigo”. Del mismo modo
el día veintisiete de enero del año dos mil ocho, siendo aproximadamente las doce con veinte minutos
de la noche se intervino el mismo local detectándose que la Orquesta Vía Latina ejecutó públicamente
los temas “Gotitas de lluvia” y “Solo tú”.
Que dichos temas musicales conforman parte del repertorio musical protegido por la Asociación Peruana
de Autores y Compositores (APDAYC) y que la acusada los venía difundiendo repetidamente por medios
mecánicos (equipos de sonido) y humanos (orquestas) sin contar con la autorización correspondiente
ni efectuar los pagos por derechos de autor a pesar de habérsele enviado diversas cartas en las que se le
advertía que por la reproducción de dichas obras musicales tenía que pagar un derecho.
De los fundamentos de la apelada
2.2. En la sentencia apelada, después de analizar las actas de constatación y las comunicaciones remiti-
das por la agraviada a la acusada, se concluye que el único medio probatorio idóneo actuado durante la
audiencia de juzgamiento es la declaración testimonial del abogado Alan Vega Layza, quien conforme él
mismo ha señalado se desempeña como asesor legal de la Asociación Peruana de Autores y Compositores
(APDAYC) y que resulta insuficiente para fundar solamente en ella una sentencia condenatoria, con
mayor razón si no se encuentra respaldada por otros medios de prueba que corroboren fehacientemente
lo afirmado por dicho testigo.
Delimitación de la pretensión del impugnante
2.3. El abogado de la agraviada sustentando su pretensión impugnatoria ha solicitado que se revoque
la sentencia, por cuanto hay pruebas que no han sido valorados adecuadamente como la declaración
del testigo Alan Gabino Vega Layza, por cuanto narra en forma clara y precisa las circunstancias como
se llevó a cabo las diligencias con un efectivo policial, y existe el [Acuerdo] Plenario Nº 02-2005/CJ-
116 por lo cual se podría condenar solo por la declaración del testigo, al darse los presupuestos de este
plenario, una carga notarial, los informes de INDECOPI los cuales son requisitos de procedibilidad, y
que no han sido valorados adecuadamente, asimismo que todo el procedimiento se hace en base a un
acta de constatación policial, el cual está regulado en el artículo 184 del Decreto Legislativo N° 822.
Análisis de la pretensión impugnatoria del sentenciado
2.4. Que en la sentencia apelada, se ha precisado que el único medio probatorio idóneo es la testimonial
del testigo Alan Vega Layza, el que es insuficiente para sustentar una sentencia condenatoria; sin embargo
en el presente caso se advierte la existencia de otras pruebas que no han sido debidamente valoradas por
el Juez Unipersonal, tales como las dos actas de constatación: la primera de fecha 6 de mayo de 2006 en
la que el personal policial y el supervisor de APDAYC constataron que en la discoteca Habana Club, a
través de un equipo de sonido se difundía la música tropical del grupo 5 “Motor y Motivo” y de Marco
Antonio Solís “Más que tu amor” y la segunda de fecha 20 de enero de 2008, en la que personal policial,
supervisor y asesor legal de Apdayc constataron en la misma discoteca a través de una orquesta Vía
Latina, se difundía la música “Solo Tú” y “Gotitas de Lluvia”; sin autorización, toda vez que el local
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
(62) Sentencia del Tribunal Constitucional N° 1014-2007-PHC/TC; caso Luis Federico Salas Guevara Schultz.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
del Ministerio Público, no existe posibilidad jurídica de que el órgano jurisdiccional de alzada dicte
una resolución de imputación; que no obstante ello, y pese a lo expuesto, es posible –asumiendo una
ponderación de otros derechos fundamentales en conflicto– una anulación del procedimiento cuando, de
uno u otro modo, y de manera especialmente relevante, se afecte el derecho a prueba de la parte civil,
que integra la garantía constitucional de defensa procesal (…)(63)”; que resulta aplicable al presente caso.
III.- RESOLUCIÓN:
Que, por todas las consideraciones expuestas, analizando los hechos y las pruebas con las reglas de
la sana crítica, y de conformidad con las normas antes señaladas, la PRIMERA SALA PENAL DE
APELACIONES DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LA LIBERTAD POR UNANI-
MIDAD, RESUELVE:
• DECLARARON NULA la sentencia que absuelve de la acusación fiscal a Jennifer Rosalia Lozano
Capurro como autora del delito contra los derechos intelectuales en la modalidad de difusión de
obra sin autorización del autor, en agravio de la Asociación Peruana de Autores y Compositores
(APDAYC).
• DISPUSIERON que otro juez efectúe un nuevo juicio oral, y expida una sentencia observando la
garantía de la debida motivación y demás garantías que consagra nuestra Constitución Política.
• EXHORTARON al magistrado del Juzgado Unipersonal, a efectos de que en lo sucesivo cumpla
con el deber de motivación.
• EJECUTORIADA que sea la presente DEVUÉLVASE al Juzgado competente. Actuó como Ponente
y Director de Debates, el Juez Superior, Walter Cotrina Miñano.
(63) Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia, Queja N° 1678-2006-Lima, del 13 de abril de 2007.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
sentencia de vista de fojas trescientos sesenta y ocho, del quince de diciembre de dos mil nueve, que
confirmando la sentencia de primera instancia de fojas doscientos ochenta y seis, del once de setiembre
de dos mil nueve, la condenó como autora del delito contra la salud pública - tráfico ilícito de drogas
en agravio del Estado, y le impuso diez años de pena privativa de libertad, ciento ochenta días multa
e inhabilitación por el periodo de un año y fijó en tres mil nuevos soles el pago que por concepto de
reparación civil deberá pagar a favor del Estado; y CONSIDERANDO: PRIMERO: Que, conforme
al estado de la causa y en aplicación de lo previsto en el apartado seis del artículo cuatrocientos treinta
del nuevo Código Procesal Penal, corresponde decidir si el recurso de casación está bien concedido y si,
en consecuencia, procede conocer el fondo del mismo; que se ha cumplido con el trámite de traslados
respectivos a las partes. SEGUNDO: Que la admisibilidad del recurso de casación se rige por la concor-
dancia de los artículos cuatrocientos veintiocho y cuatrocientos treinta, primer apartado del citado Código,
cuyos requisitos deben cumplirse acabadamente para que se declare bien concedido; que se ha recurrido
una sentencia de vista, que confirmando la sentencia de primera instancia, condenó a la recurrente como
autora del delito de tráfico ilícito de drogas e impuso una pena de diez años de privación de la libertad,
por lo que se cumple el presupuesto objetivo estatuido en el artículo cuatrocientos veintisiete, apartados
uno y dos literal b) del nuevo Código Procesal Penal; que, además, contra el fallo de primera instancia
la impugnante interpuso recurso de apelación, en consecuencia, también se satisface el presupuesto
subjetivo del gravamen, a que se refiere el artículo cuatrocientos veintiocho, apartado uno, literal d) del
citado Código Adjetivo; que el recurso cumple, igualmente, los presupuestos formales correspondientes
de tiempo, lugar, modo y fundamentación. TERCERO: Que, como motivos de casación invoca: i) falta
de motivación respecto a lo alegado por la defensa, ii) manifiesta ilogicidad de la motivación, y iii) in-
observancia de normas procesales; y para ello citó solamente lo dispuesto en el inciso cuatro del artículo
cuatrocientos veintinueve del Código Procesal Penal –esto es, manifiesta ilogicidad de la motivación–.
CUARTO: Que, sin embargo, es de pronunciarse respecto a cada uno de ellos, por lo que con relación
al primer motivo de casación la recurrente precisó que se oralizó de manera ilegítima la declaración de
su coencausado contumaz Jesús Gumercindo López Lavado la que no podía efectuarse acorde con lo
prescrito por el artículo trescientos ochenta y tres, numeral uno, literal d) del Código Procesal Penal,
se debe dejar establecido que la recurrente conoció oportunamente su incorporación y no la impugnó,
en consecuencia, la legitimó conforme lo establece el artículo ciento cincuenta y uno apartado uno y
el artículo ciento cincuenta y dos apartado uno literal b) del referido cuerpo legal; que en este mismo
fundamento invocó el hecho de que no se valoró adecuadamente la declaración de Juan José Crespo
Arana quien brindó una versión distinta tanto en la etapa preliminar como en el juicio oral, sin embargo,
conforme se verifica de la sentencia de vista la Sala Penal motivó adecuadamente su fallo efectuando para
ello un análisis conjunto de los medios probatorios y donde invocó además de dicha actuación judicial
otras pruebas que sustentan la condena. QUINTO: Que en lo que respecta a la manifiesta ilogicidad de
la motivación e inobservancia de normas procesales la recurrente efectuó un cuestionamiento similar a
los agravios esbozados en el cuarto considerando de la presente Ejecutoria Suprema.
SEXTO: Que el artículo quinientos cuatro, apartado dos, del nuevo Código Procesal Penal, esta-
blece que las costas serán pagadas por quien interpuso un recurso sin éxito, las cuales se imponen
de oficio conforme al apartado dos del artículo cuatrocientos noventa y siete del nuevo Código
Procesal Penal; que, en el presente caso, no existen motivos fundados para su exoneración. Por estos
fundamentos: I. Declararon INADMISIBLE el recurso de casación por falta de motivación respecto a
lo alegado por la defensa, manifiesta ilogicidad de la motivación, e inobservancia de normas procesales
interpuesto por la encausada Ana María López Lavado contra la sentencia de vista de fojas trescientos
sesenta y ocho, del quince de diciembre de dos mil nueve, que confirmando la sentencia de primera
instancia de fojas doscientos ochenta y seis, del once de setiembre de dos mil nueve, la condenó como
autora del delito contra la salud pública - tráfico ilícito de drogas en agravio del Estado, y le impuso
diez años de pena privativa de libertad, ciento ochenta días multa e inhabilitación por el periodo de un
año y fijó en tres mil nuevos soles el pago que por concepto de reparación civil deberá pagar a favor del
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
Estado; MANDARON se notifique a las partes apersonadas la presente Ejecutoria. II. CONDENARON
al pago de las costas de la tramitación del recurso de casación a la recurrente. III. DISPUSIERON se
devuelvan los actuados al tribunal de origen. Hágase saber.
RESOLUCIÓN Nº 19
Huacho, 3 de mayo del dos mil once
SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
I.- MATERIA:
Resolver la apelación a la sentencia de fecha 14 de diciembre de 2010 en la que se falla ABSOLVIENDO
a CARLOS ANTONIO TABOADA TOLENTINO por la comisión del delito contra el patrimonio, en la
modalidad de robo agravado, en perjuicio de José Manuel Chavesta Alarcón; disponiéndose el archiva-
miento definitivo de los actuados y la anulación de los antecedentes generados con motivo del presente
proceso, una vez consentida o ejecutoriada sea la presente resolución.- Sin costas.
II.- INTERVINIENTES A LA AUDIENCIA DE APELACIÓN:
1. La Sala Penal de Apelaciones se encuentra integrada por el Juez Superior ponente y Presidente de
Sala, Raúl Reyes Alvarado, y los Jueces Superiores Mercedes Caballero García y Néstor Riveros
Jurado.
2. Asimismo, se hizo presente por el Ministerio Público la Fiscal Superior Adjunta: Rosa Zapata León,
con domicilio procesal en Av. Grau 27 - Huacho.
3. Por la defensa del imputado, se hizo presente el abogado Constantino Pariona Villaverde, con
registro del CAS y con domicilio procesal en Grau 236 - Huacho.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
III.- ANTECEDENTES:
1. El juez del Juzgado Penal Colegiado de Huaura dicta sentencia absolutoria a favor de Carlos
Antonio Taboada Tolentino, por la comisión del delito contra el patrimonio, en la modalidad de robo
agravado, en perjuicio de José Manuel Chavesta Alarcón; disponiéndose el archivamiento definitivo
de los actuados y la anulación de los antecedentes generados con motivo del presente proceso, una
vez consentida o ejecutoriada sea la presente resolución.
2. La sentencia antes descrita fue impugnada por el Ministerio Público, quien en su escrito señala que
el colegiado no ha hecho un debido análisis valorativo de las pruebas aportadas y que si bien el
agraviado Chavesta Alarcón no concurrió al juicio oral, sin embargo, con los medios probatorios
introducidos en el juicio resultaba más que suficiente para condenar al acusado Carlos Antonio
Taboada Tolentino, concluyendo que se dicte una sentencia condenatoria con doce años de pena
privativa de libertad y una reparación civil de S/. 1,700.00 nuevos soles.
3. Mediante Resolución Número 12, de fecha 5 de enero de 2011, el juez concede el recurso de apela-
ción. Mediante Resolución Número 13, de fecha 18 de enero de 2011, esta instancia corre traslado
del escrito de fundamentación del recurso de apelación a los sujetos procesales. Mediante Resolución
Número 14, de fecha 8 de marzo, se concede el plazo de 5 días para que las partes ofrezcan medios
probatorios, y mediante Resolución Número 15, de fecha 29 de marzo de 2011, se cita a juicio oral
de segunda instancia para el día 3 de mayo del mismo año.
4. En la audiencia de apelación el Ministerio Público ha sostenido que su pretensión impugnatoria es
la revocatoria de la absolución y solicita la condena imponiéndole doce años de pena privativa de
libertad más el pago de quinientos nuevos soles por concepto de reparación civil.
5. Por su parte, la defensa considera que en este caso la sentencia debe ser confirmada, ya que no han
sido convencidos los jueces respecto a la responsabilidad de su patrocinado.
6. Finalmente, el Tribunal pasó a deliberar e inmediatamente hizo conocer en resumen los fundamentos
y la decisión, notificándose la sentencia integral en sus domicilios procesales.
IV.- RAZONAMIENTO:
Hecho materia de imputación:
1. Los hechos imputados por el Señor Fiscal en su exposición de alegato inicial está referida a los
hechos ocurridos con fecha 15 de marzo de 2010 a las 23:50 horas aproximadamente, en circuns-
tancias que el agraviado José Manuel Chavesta Alarcón salía de un local de internet en dirección a
su domicilio, por la cuadra ocho de la avenida Francisco Vidal Supe Pueblo, quien observa que en
dirección contraria se acercan cuatro sujetos y al cruzarse con ellos, el menor, ahora identificado
como Junior Vega Nieto, lo coge del cuello, golpea en el rostro y tumba al suelo, circunstancias en
que los otros tres sujetos –entre ellos el acusado– sujetan al agraviado de las piernas, amenazándolo
con un cuchillo, rebuscándole el bolsillo del pantalón, logrando sustraerle de su bolsillo izquierdo
un celular Motorola color rojo y negro; cuando le rebuscaban el otro bolsillo donde se encontraba su
cámara fotográfica Sony, se acerca un patrullero al lugar, por lo que los autores del hecho emprenden
la huida, no obstante lo cual la policía logra apresar a dos de ellos: al acusado Taboada Tolentino y
el menor Vega Nieto, dándose a la fuga los otros dos.
2. La tipif cación penal. El Ministerio Público encuadra los hechos materia del anterior relato fáctico
en el artículo 188 del Código Penal –tipo base–, concordante con el artículo 189 numerales 2, 3 y 4,
por lo que solicita una pena de 12 años de pena privativa de libertad y una reparación civil de
S/. 1,700.00 nuevos soles, que comprende S/. 500.00 nuevos soles por concepto de indemnización
y S/. 1,200.00 nuevos soles como valor del bien sustraído.
3. Después de haberse realizado el juicio oral los jueces de juzgamiento absolvieron al acusado bási-
camente por insuficiencia de pruebas.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
procesales, careciendo de objeto dar lectura a la sentencia escrita posteriormente porque bastará su
notificación a los domicilios procesales, puesto que además la sentencia ya fue dictada oralmente
con anterioridad.
12. Consideramos un error y una práctica negativa para la eficacia y eficiencia del sistema acusatorio,
que con anterioridad –pese a que se hacía conocer oralmente los argumentos, fundamentos o razones
y la decisión de la sentencia de segunda instancia–, el Tribunal Superior decidía fijar fecha y hora
para posteriormente dar lectura a la sentencia escrita, lo cual significaba innecesariamente ocupar
salas de audiencias, Jueces y asistentes de audiencias, que muy bien pueden servir para la realización
de audiencias con debate. El plazo que se fijaba para leer la sentencia escrita era no mayor de diez
días. En la mayoría de estos casos las partes procesales no se hacían presentes a dicho acto porque
ya conocían los fundamentos y la decisión respectiva que se les hizo conocer oralmente; y, los Jue-
ces con el asistente de audiencias, sin asistencia de las partes ni público, tenían que leer sentencias
escritas que dependiendo de la cantidad de hojas de papel podían llegar en algunos casos a ocupar
más de una hora, tiempo, hombre y logística, que muy bien puede ser aprovechado para realizar
otras audiencias o labores administrativas o jurisdiccionales.
13. El artículo 425.1 del CPP establece que el plazo para dictar sentencia de segunda instancia no podrá
exceder de 10 días. En ninguna parte del contenido de la norma indicada dice que se debe dar lectura
a la sentencia escrita en el plazo de 10 días. Por tanto, el plazo para notificar la sentencia integral
escrita de la misma será de (10) diez conforme a la norma antes descrita.
14. Finalmente, consideramos que la publicidad de las resoluciones judiciales es relevante para que los
ciudadanos ejerzan el control respectivo; asimismo, para que exista transparencia en las decisiones
judiciales, la presente sentencia será publicada en la siguiente dirección de Internet: www.juris-
prudenciahuaura.blogspot.com, a la que pueden acceder sin límite alguno la opinión pública local,
nacional e internacional.
V.- DECISIÓN:
Por los fundamentos antes expuestos, la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de
Huaura, con la ponencia del Juez Superior Víctor Raúl Reyes Alvarado, RESUELVE:
01. Por unanimidad: Declararon INFUNDADO el recurso de apelación formulado por Ministerio
Público.
02. Por unanimidad: CONFIRMAR en todos sus extremos la sentencia de fecha 14 de diciembre
de 2010 en la que se falla ABSOLVIENDO a CARLOS ANTONIO TABOADA TOLENTINO, por
la comisión del delito contra el patrimonio, en la modalidad de robo agravado, en perjuicio de José
Manuel Chavesta Alarcón; disponiéndose el archivamiento definitivo de los actuados y la anulación de
los antecedentes generados con motivo del presente proceso, una vez consentida o ejecutoriada sea la
presente resolución.- Sin costas.
03. Por unanimidad: EXONERAR el pago de las costas del recurso a la parte recurrente, Ministerio
Público.
04. En mayoría: DISPONEMOS: Que, la presente sentencia de segunda instancia sea notificada de
forma integral a los sujetos procesales en sus respectivos domicilios procesales, sin perjuicio de que sea
publicada en Internet en la dirección electrónica: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com.
05. Por unanimidad: MANDARON: Que, cumplido estos trámites se devuelvan los autos al Juzgado
de origen.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
penales, entonces, no se justifica la hipótesis de ahorro de tiempo y audiencias, es más la práctica per-
mite incluso determinar que muchas veces no se puede cumplir con notificar porque los domicilios no
son exactos o no existen, ¿no implica mayor transparencia que se lea la sentencia públicamente?, y ante
quienes concurran, y si no concurre ningún justiciable es porque no tienen interés en la sentencia, pero
ello en modo alguno implica no dar cumplimiento a la norma procesal.
0.5. Que, asimismo, se ha dispuesto que la presente sentencia sea publicada en el blog del Juez Superior
Reyes Alvarado, con lo cual tampoco estoy de acuerdo, ello porque este es un colegiado cuyas decisio-
nes deben ser publicadas de ser el caso en un blog oficial de esta Corte Superior y no en uno personal.
Por estas consideraciones, MI VOTO en este extremo es porque se señale día y hora para la lectura
integral de la sentencia y no se publique la presente sentencia en el blog personal del Juez Superior
Víctor Reyes Alvarado, sino en un blog oficial de esta Corte Superior de Justicia.
S. CABALLERO GARCÍA
EXPEDIENTE : Nº 01341-2009-8-1308-JR-PE-01
RELATORA : RAMÍREZ PINTADO, PEGGY C.
MINISTERIO PÚBLICO : 1° DESP. DE DECIS. TEMPR. DE HUAURA - CASO N° 1296-2009
IMPUTADO : ALEJOS VALDERRAMA, HEBER ROSENDO
DELITO : LESIONES LEVES
AGRAVIADA : TORRES MENDOZA, ROSA MARÍA FELICITA
RESOLUCIÓN Nº 10
Huacho, 24 de marzo del dos mil once
SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
I.- VISTOS Y OÍDOS:
En audiencia pública y oral realizada por los miembros integrantes de la Sala Penal de Apelaciones de
la Corte Superior de Justicia de Huaura, Jueces Superiores doctores Víctor Reyes Alvarado (Presidente),
Johnny López Velásquez (Director de Debates) y Juana Mercedes Caballero García.
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II.- ANTECEDENTES:
1. Hechos fácticos atribuidos por el Fiscal:
Se le incrimina al acusado el haber agredido a Rosa María Felicita Torres Mendoza el día 30 de mayo
de 2009, aproximadamente a horas 19.30 p.m., cuando transitaban por el Estadio Aranda Torres, en
el distrito de Hualmay, cogiéndola por detrás y golpeándole los brazos, haciendo que se caiga al piso,
arrastrándola de la mano por el pavimento, causándole lesiones a la altura del tórax, brazo derecho y
tobillo derecho tal como se advierte del Certificado Médico Legal.
2. Viene a este órgano superior la sentencia de fecha veinticuatro de agosto del año dos mil diez, en
la que se falla CONDENANDO a HEBER ROSENDO ALEJOS VALDERRAMA como autor del
delito contra la vida, el cuerpo y la salud, en la modalidad de lesiones leves, en agravio de Rosa María
Felicita Torres Mendoza; IMPONIÉNDOSELE UN AÑO Y SEIS MESES de pena privativa de libertad,
con el carácter de suspendida por el periodo de un año, bajo reglas de conducta, y se fija la suma de SE-
TECIENTOS NUEVOS SOLES por concepto de reparación civil, que el sentenciado deberá pagar a
la agraviada en la forma legal correspondiente, con costas del proceso.
3. Que, la defensa del apelante sostiene que, en la tramitación del expediente se habrían ocultado do-
cumentos importantes, ya que únicamente se ha tomado como referencia un certificado médico legal,
luego de haber transcurrido ocho días de los presuntos hechos que se le incrimina a su patrocinado,
donde se ha determinado una incapacidad de 5 x 12 días; siendo que la propia agraviada al deponer en
el juicio de primera instancia señaló que luego de ocurrido el hecho recién dos a tres días después acudió
al médico, pero para denunciar un hecho distinto, esto es, de agresión de tipo sexual; y que de las inda-
gaciones efectuadas por su persona se ha llegado a determinar de que la misma agraviada presentaba,
por los mismos hechos, otro certificado médico legal practicado a los dos días, esto es el 1 de junio del
2009, donde se le diagnóstico una incapacidad menor; por otro lado, han existido contradicciones en
los testigos de cargo, quienes afirmaron haber visto discutir a la pareja pero sin agresiones de por medio
y otros que sí lo señalaron; sin embargo, el juez no ha determinado por qué le cree a uno y no al otro.
4.- Por su parte, la representante del Ministerio Público sostiene que la recurrida se encuentra arreglada
a derecho y debe CONFIRMARSE ya que se han acreditado las lesiones conferidas por el acusado en
contra de la agraviada.
5.- Que, de igual manera se recibieron en segunda instancia, la declaración del acusado que hace alu-
sión de que estuvo presente en el interior de la cevichería a solicitud de la propia víctima, de quien le
había solicitado le invitara una cerveza; y que esta le llamara a su señora madre, quien le empezó a
golpear, por lo que se refugió en los servicios higiénicos hasta que llegara la policía; habiéndose actuado
igualmente las declaraciones testimoniales de Florencio Reino Benavente Resurrección, quien sostiene
haberlo visto ingresar al imputado al interior de la cevichería en compañía de una dama; y la versión
dada por el testigo Roberto Alex Barrenechea Quin, quien sostuvo haber visto a la pareja caminar juntos
sin discutir como a las 19.00 horas de la noche, habiendo señalado que el local se encontraba cerca al
estadio Aranda Torres de Huacho. Finalmente se oralizaron los certificados médicos legales N°s 3072 y
3073, practicados el 1 de junio de 2009; con el cual se demuestra que la agraviada pasó reconocimiento
médico dos días después, sin embargo, ello no fue presentado como evidencia por el Ministerio Público,
sino que se presentó aquel practicado después de OCHO DÍAS.
III.- FUNDAMENTO JURÍDICO PROCESAL DEL COLEGIADO SUPERIOR:
3.1. Que, si bien es cierto existen las evidencias de que la agraviada presenta lesiones en diferentes partes
del cuerpo, no se han acreditado de que estas hayan sido efectuadas por el acusado; ya que solo existe
el dicho de la presunta víctima, más allá que ha quedado en evidencia por más de un testigo presencial,
los mismos que fueron examinados en el juicio de primera instancia, que entre ambos existió una especie
de forcejeo y discusiones en la vía pública, lo que determinó que la víctima entrara finalmente a una
cevichería denominada “Clase A”, a pedir presumiblemente ayuda ante el acoso evidente de que esta
era víctima por parte del acusado; sin embargo, aquí surge una primera controversia, en el sentido de
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que la testigo Karla Fabiola Tena Jara –aquella que los atendió en el interior de la cevichería– sostuviera
ante el a quo que, tanto el acusado como la agraviada entraron al local y a quien le pidieron una cerveza
y que de la conversación entre estos se podía establecer que existía un acoso evidente de él hacia ella;
pero esta versión difiere de lo dicho por la otra trabajadora del local doña Noemí Elizabeth Blas Moreno,
también recibida ante el a quo, quien refiriera que la agraviada ingresó a la cevichería pidiendo ayuda y
estaba nerviosa, despeinada y desesperada, quien quiso sacar a la fuerza a la muchacha de la barra del bar,
logrando apreciar que la jaloneaba en todo momento, lo que evidencia dos hechos narrados de distinta
manera, lo cual no puede determinar la convicción suficiente en el juzgador para condenar a alguien.
3.2. Que, por otro lado, no se ha practicado a lo largo del Juicio declaraciones de Testigos de cargo que
hayan presenciado algún tipo de agresiones efectuadas aparentemente en horas de la noche del día sábado
30 de mayo de 2009 por parte del acusado, aunado al hecho de que ante esta instancia depusieron dos
testigos de descargo que tampoco lo han referido.
3.3. Que, en este caso particular se puede afirmar más allá de toda duda razonable de que ambas personas
estuvieron discutiendo y forcejeando antes de entrar al interior de la cevichería; ya que todos los testi-
gos cuya actuación ha sido practicada en primera instancia NO HA VISTO agresiones efectuadas por el
acusado contra la agraviada; solo discusiones y jaloneadas, que NO RESULTARÍAN PROPORCIONAL
a priori con las lesiones descritas en el certificado médico legal admitida y valorada por el a quo, esto es
el certificado médico legal 3196 del 7 de junio de 2009; después de ocho días de acaecidos los hechos;
donde se determinan unas lesiones de 3 por doce días de incapacidad médico legal.
3.4. Que, sin embargo la defensa viene cuestionando de que la propia víctima había argumentado en el
juicio de primera instancia de que esta pasó Reconocimiento Médico Legal dos días después, lo cual
en este acto la defensa técnica ha demostrado ser verdad, ya que al momento de su oralización se ha
probado su existencia a través de dos transcripciones, donde aparecen que la agraviada se sometió a dos
verificaciones médicas el día 1 de junio de 2009, esto es un día después de los hechos, donde se consig-
na que ambos reconocimientos son por agresión sexual, teniendo el signado con el número certificado
médico legal 3072-LS, que da resultado NEGATIVO, por no haberse sometido esta al examen respectivo
de indemnidad sexual; y, el otro el certificado médico legal 3073-L, donde en la data se consigna que la
agresión sexual fue realizada por un vecino de fecha 30 de mayo de 2009 a horas 19.30 horas; habiéndose
determinado una atención facultativa de dos por siete, lo cual dentro de nuestro ordenamiento penal no
constituye DELITO, SINO FALTA contra la persona; artículo 441 del Código Penal.
3.5. Que, otro referente en el cuestionamiento de la recurrida, es lo relacionado a la conducta que habría
tenido el médico legista Jorge Albinez Pérez dentro de la etapa de investigación fiscal habiéndose ad-
vertido lo siguiente:
3.5.1. Que, durante el desarrollo del Juicio Oral no solo se recibió la declaración del acotado médico
legista, sino también se examinó al perito de parte, el doctor Hernán Montes Mendieta, quien había
argumentado que las lesiones que presenta la agraviada constituían falta y que además cuestionaba
el hecho de la lesión del tobillo, determinado por el perito oficial de que este lo haya diagnosticado,
que el esguince que la agraviada presentaba era de naturaleza leve moderado, por lo que requería una
incapacidad mayor de diez días.
3.5.2. Sin embargo, al haber afirmado el Dr. Jorge Albinez Pérez durante su examen en el Juicio Oral
de que “la valoración del esguince es de libre opinión del perito, ya que no se encuentra regulado por
el Instituto de Medicina Legal”, habiendo sido parte del cuestionamiento por parte del perito de parte
de que para poder determinar una lesión se necesitaba mínimamente de una RADIOGRAFÍA; sin
embargo y pese ante evidente contradicción el aquo le otorga valor probatorio al Certificado Médico
Legal N° 3196 practicado después de ocho días.
3.5.3. Lo que en todo caso debió haberse propuesto es que se practique como PRUEBA NECESARIA, un
DEBATE PERICIAL entre estos dos especialistas, ya que existían dos versiones distintas; justificando
el a quo su decisión de no haberlo efectuado en el sentido de haber afirmado en el fundamento VI) que
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
siendo contradictorias ambas pericias, debió ofrecerse un debate pericial, sin embargo no fue ofrecida
en su oportunidad cuando el juzgador preguntó a las partes si existía prueba nueva que ofrecer.
3.5.4. Esto constituye una falsa percepción o desconocimiento de la normatividad procesal vigente, ya
que antes del término de la actividad probatoria, la judicatura debió en caso proponer de Oficio –en el
caso de que las partes no lo hubiesen hecho–, se actúe un debate pericial como PRUEBA NECESARIA
(artículo 385 del NCPP); ya que ello surgió como consecuencia del debate pericial, lo cual de haberse
dado se pudo haber determinado si la lesión más grave como sería el esguince en el tobillo, ameritaba a
priori un diagnóstico sin radiografía previa y si la atención médica superaría o no los diez días.
3.6. Todo ello nos conlleva a determinar más allá, de toda duda razonable, que las lesiones cuestionadas
si bien existen y están debidamente acreditadas en un Certificado Médico Legal, pero existen una serie
de contradicciones que merecieron ser ACLARADAS del todo; ya que no se ha llegado a explicar cómo
que al momento en que se practica el certificado médico legal oficial 3196 a la agraviada, el Instituto de
Medicina Legal no haya podido detectar en su sistema de cómputo que esta ya había sido examinada
por los mismos hechos; desconociéndose si el Certificado Médico Legal Nº 3196 se trataba de un Post
Fáctico o de un nuevo reconocimiento de fecha distinta al acaecido al día 30 de mayo de 2009; lo cual
conlleva a la DUDA RAZONABLE en cuanto a la responsabilidad penal del acusado.
3.7. Que, si bien es cierto como se vuelve a señalar de que no existe versión alguna de testigos que
aseveren haber visto que el acusado agrediera físicamente a la agraviada; más allá de haberse apreciado
discusiones o jaloneadas y estando a que los dos testigos examinados durante la presente audiencia,
hayan sostenido no haber apreciado nada; sin embargo, lo cierto es que de lo actuado se ha podido
demostrar de que existe una fijación anormal por parte del acusado con respecto a la agraviada, lo que
conllevara a que esta llamara a su señora madre, y motivara su presencia en el interior del Restaurante;
ya que de las declaraciones vertidas a lo largo de este proceso se puede delimitar que estamos ante un
cuadro de acoso, tal como se aprecia de las declaraciones de las dos trabajadoras de la cevichería, que
fueron examinadas en juicio de primera instancia; y también por lo señalado por la propia víctima y por
su señora madre durante el juicio de primera instancia; quedando a criterio de la parte agraviada de que
pueda solicitar las garantías personales a favor de su persona si lo estima necesario.
3.8. Que, sobre la existencia de dos certificados médicos legales disímiles, donde en un primer momento
se aprecia que el mismo médico legista determina un día después de ocurrido el incidente arroje una
incapacidad médica legal de 2 x 7; para después de ocho días, por los mismos hechos se determina un
nuevo Certificado Médico Legal donde se establece una incapacidad médica legal de 3 x 12; lo que a
priori se puede establecer de la existencia de indicios de la comisión del delito de OCULTAMIENTO
de información a través de dos pericias con resultados diferentes practicadas sobre hechos acaecidos el
mismo día; para ello se deberán REMITIR COPIAS CERTIFICADAS al Ministerio Público a fin de que
procedan conforme sus atribuciones.
IV.- PAGO DE COSTAS:
Habiendo sido amparado el recurso de apelación interpuesto por el acusado, debe ser exonerado de las
costas del recurso. Puesto que conforme al artículo 504.2 del CPP, estas deben ser pagadas por quien
interpuso un recurso sin éxito. Que no es el caso.
V.- PARTE RESOLUTIVA
Por los fundamentos antes expuestos, la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de
Huaura, por UNANIMIDAD con la ponencia del Juez Superior Johnny Alexander López Velásquez,
RESUELVE:
01. REVOCAR: la sentencia de fecha veinticuatro de agosto del año dos mil diez en la que se falla
CONDENANDO a HEBER ROSENDO ALEJOS VALDERRAMA como autor del delito contra
la Vida, el Cuerpo y la Salud, en la modalidad de Lesiones Leves, en agravio de Rosa María Felicita
Torres Mendoza; IMPONIÉNDOSELE UN AÑO Y SEIS MESES de pena privativa de libertad,
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
con el carácter de suspendida por el periodo de un año, bajo reglas de conducta, se fija la suma de
SETECIENTOS NUEVOS SOLES por concepto de reparación civil, que el sentenciado deberá
pagar a la agraviada en la forma legal correspondiente, con costas del proceso.
02. REFORMÁNDOLA se le ABSUELVE al imputado HEBER ROSENDO ALEJOS VALDE-
RRAMA de los cargos formulados en su contra; anulándose los antecedentes generados sobre el
particular una vez que quede consentida.
03. REMITIR COPIAS CERTIFICADAS a la Fiscalía de Control Interno de la ciudad de Lima a fin
de que se investigue la conducta del perito JORGE ALBINEZ PÉREZ, en atención a los argumentos
señalados en el punto 3.8 del principal.
04. DEJAR a salvo el derecho de la parte agraviada de solicitar las garantías personales contra el ahora
absuelto en virtud de los argumentos señalados en el punto 3.7 del principal.
05. EXONERAMOS: Del pago de las costas al apelante conforme al fundamento IV) de la presente
resolución.
06. DISPONEMOS: Que, la presente sentencia de segunda instancia quede notificada con su lectura
integral en audiencia pública, con las partes procesales que concurran, el día JUEVES, SIETE DE
ABRIL DEL DOS MIL ONCE, A HORAS CUATRO DE LA TARDE, a quienes se les entregará
en este acto copia de la misma, conforme así lo dispone el artículo 396.3 del Código Procesal Penal;
en caso de no concurrir la parte imputada o su defensa técnica, deberá notificársele en su domicilio
procesal, para los efectos a que se contrae el artículo 401.2 del mismo cuerpo legal. Sin perjuicio que
sea publicado en Internet en la siguiente dirección electrónica: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.
com.
07. MANDARON: Que, cumplido estos trámites se devuelvan los autos al Juzgado de origen.
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03. Existiendo dos certificados médicos legales, el suscrito da credibilidad al resultado del primer cer-
tificado que fue expedido con fecha 1 de junio de 2009, que concluye: 02 días de atención facultativa
por 07 días de incapacidad médico legal, porque la agraviada fue examinada a los dos días de ocurrido
el hecho, siendo así de acuerdo al resultado del indicado certificado médico legal, el hecho producido
no constituye delito de lesiones leves tipificado en el artículo 122 del Código Penal, sino falta contra la
persona –lesiones dolosas–, tipificado en el artículo 441 primer párrafo del Código acotado. Por lo que
los actuados deberían remitirse al Juzgado de Paz Letrado para que proceda de acuerdo a sus atribuciones.
Sin embargo, debido al tiempo transcurrido desde que ocurrió el hecho (30 mayo de 2009) hasta el día
de hoy la acción penal se encuentra prescrita conforme al artículo 440, numeral 5 del Código acotado.
Por lo que carece de objeto remitir los actuados.
04. En mi criterio, de acuerdo a la prueba producida en el juicio oral de primera instancia, la agraviada
narra cómo fue lesionada, dice que el acusado luego de dos cuadras le cerró el paso y la jaló al piso
donde le dio golpes, luego se corrió pero la volvió a agarrar, jaloneándola cayendo al piso nuevamente
donde le tiró golpes, versión que es corroborada en parte con los testimonios de Karla Fabiola Tena
Jara y Noemí Elizabeth Blas Moreno. Entonces desde mi punto de vista, se ha demostrado en el juicio
oral de primera instancia que el acusado lesionó a la agraviada pero este hecho como reitero constituye
falta contra la persona –lesiones dolosas–, y no delito de lesiones leves tipificado en el artículo 122 del
Código Penal. Por tanto el acusado debe ser absuelto de la acusación fiscal.
Por dichos fundamentos mi voto es porque:
1.- Se declare fundada la apelación formulada por la defensa técnica del acusado HEBER ROSENDO
ALEJOS VALDERRAMA, en consecuencia se REVOQUE la sentencia que lo condena como
autor del delito contra la vida, el cuerpo y la salud, en la modalidad de lesiones leves, en agravio de
ROSA MARÍA FELICITA TORRES MENDOZA; IMPONIÉNDOSELE UN AÑO Y SEIS MESES
de pena privativa de libertad, con el carácter de suspendida por el periodo de un año, bajo reglas de
conducta, se fija la suma de SETECIENTOS NUEVOS SOLES por concepto de reparación civil,
que el sentenciado deberá pagar a la agraviada en la forma legal correspondiente, con costas del
proceso; y REFORMÁNDOLA SE LE ABSUELVA del delito indicado, por no haberse configurado
el ilícito penal materia de imputación.
2.- DECLARAR: Que carece de objeto remitir los actuados al Juzgado de Paz Letrado donde ocurrieron
los hechos, por encontrarse a la fecha prescrita la acción penal pública por falta contra la persona.
Sin embargo, se deja a salvo el derecho de la agraviada para peticionar en la vía extrapenal las
indemnizaciones a que haya lugar.
S. REYES ALVARADO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 06065-2009-PHC/TC-LIMA
PABLO CONTRERAS CALDERÓN
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Justicia de Lima (Exp. N° 239-2005), sin cumplir lo ordenado por dicha Sala; esto es, que se disponga
una diligencia de confrontación, dado que la diligencia se programó para un día declarado feriado, no
llevándose a cabo ni reprogramándose.
Realizada la investigación sumaria, se recibió la manifestación del beneficiario, se tomó las declaraciones
de la demandada, doctora Marlene Neira Huamán; se recogió el escrito de apersonamiento y absolución
del señor Procurador Público Adjunto ad hoc para procesos constitucionales del Poder Judicial; además
de las copias certificadas de las piezas principales del proceso signado con número 422-03, remitido por
el Trigésimo Tercer Juzgado Penal de Lima.
El Vigésimo Segundo Juzgado Especializado en lo Penal de Lima, mediante resolución de fecha 25 de
mayo de 2009, de fojas 209, declaró improcedente la demanda de hábeas corpus considerando que no
se observa la vulneración de derechos constitucionales invocados por el demandante, anotando, además,
que el hábeas corpus no se debe tomar como una vía paralela a la ordinaria, en la que pueda evaluarse
los hechos de una denuncia penal o acusación fiscal.
La Cuarta Sala Especializada en lo Penal para Procesos con Reos Libres confirma la apelada por los
mismos argumentos.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio
1. En el caso de autos, se cuestiona la sentencia de fecha 14 de noviembre del 2006, que condenó al
recurrente en el proceso que se le siguió por la comisión del delito contra el patrimonio-apropiación
ilícita, y su confirmatoria de fecha 4 de octubre de 2007 (fojas 166). Alega vulneración del debido
proceso, concretamente el derecho a la prueba, en conexión con el derecho a la libertad individual,
toda vez que no se realizó la diligencia de confrontación ordenada por la Primera Sala Penal de
Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima.
El derecho a la prueba
2. Tal como lo señaló este Tribunal en la sentencia recaída en el Exp. N° 010-2002-AI/TC, el derecho a
la prueba forma parte de manera implícita del derecho a la tutela procesal efectiva; ello en la medida
en que los justiciables están facultados para presentar todos los medios probatorios pertinentes, a
fin de que puedan crear en el órgano jurisdiccional la convicción necesaria de que sus argumentos
planteados son correctos. En tal sentido, este Tribunal ha delimitado el contenido del derecho a la
prueba:
“(…) Se trata de un derecho complejo que está compuesto por el derecho a ofrecer medios probatorios
que se consideren necesarios; a que estos sean admitidos, adecuadamente actuados, que se asegure
la producción o conservación de la prueba a partir de la actuación anticipada de los medios probato-
rios, y que estos sean valorados de manera adecuada y con la motivación debida, con el fin de darle
el mérito probatorio que tenga en la sentencia. La valoración de la prueba debe estar debidamente
motivada por escrito, con la finalidad de que el justiciable pueda comprobar si dicho mérito ha sido
efectivo y adecuadamente realizado” (cfr. STC Exp. N° 6712-2005-HC/TC, fundamento 15).
3. Asimismo, este Tribunal ha considerado que se vulnera el derecho a probar cuando habiéndose dis-
puesto en el propio proceso la actuación o incorporación de determinado medio probatorio, ello no es
llevado a cabo (cfr. Exps. N° 6075-2005-PHC/TC, Nº 00862-2008-PHC/TC). No obstante el criterio
referido, este colegiado advierte que si bien dicha omisión resulta prima facie atentatoria del debido
proceso, puede darse el caso de que el medio probatorio no ostente una relevancia tal que amerite
la anulación de lo actuado, en atención, por ejemplo, a la valoración de otros medios de prueba, lo
que no es más que una manifestación del principio de trascendencia que informa la nulidad procesal
(cfr. Exps. N° 0271-2003-AA aclaración, Nº 0294-2009-AA fund. 15, entre otros). Naturalmente,
es la justicia ordinaria la que en primer lugar evalúa la trascendencia del medio probatorio, a fin de
determinar si procede o no a la anulación de lo actuado.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Publíquese y notifíquese.
SS. ÁLVAREZ MIRANDA / BEAUMONT CALLIRGOS / CALLE HAYEN
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EXP. N° 03605-2010-PHC/TC-AREQUIPA
EDUARDO JESÚS MENDÍVIL NINA
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
En esencia sostiene el recurrente que en el proceso penal se ha incurrido en una indebida valora-
ción de los medios de prueba (certificados médicos, testimonios, etc.). Aduce, asimismo, que en el
momento de la elaboración del atestado policial –en el que se declaró culpable– no contaba con el
asesoramiento de un abogado.
2. Que en primer término corresponde señalar que si bien es verdad que el recurrente acusa una supuesta
violación a su derecho de defensa en razón de haber carecido de asistencia letrada al momento de
rendir su declaración en sede policial (en la que se declaró culpable de los delitos materia de acusa-
ción), también lo es que al momento de rendir su declaración instructiva –ocasión en la que sí contó
con asistencia letrada– el demandante ratificó su declaración de culpabilidad, con una exposición
pormenorizada de los hechos incriminatorios (fojas 446 y siguientes).
Así las cosas, aun en el supuesto de que pudiese haber existido una eventual afectación al derecho
de defensa en sede policial, esta habría devenido en meramente formal, esto es, carente de relevancia
constitucional, en la medida en que el recurrente se ratificó en su declaración autoincriminatoria en
la fase instructiva, esta vez, con ejercicio pleno de su derecho a la asistencia letrada.
3. Que en segundo término, el recurrente sostiene que los emplazados no debieron valorar el certificado
médico legal en el que se daba cuenta de que la menor J.V.Y.S., adolecía de un “desgarro himeneal
antiguo”, por carecer de veracidad al confrontársele con otras pericias médicas practicadas en el
devenir del proceso.
Con relación a este punto se aprecia que el demandante no acusa la valoración de una prueba ob-
tenida en abierta violación de los derechos fundamentales, sino una supuesta indebida valoración
por parte del juez penal de la prueba constitucionalmente obtenida, lo que equivale a pretender que
este Tribunal se subrogue en competencias exclusivas de la judicatura penal, haciendo del proceso
de hábeas corpus no un cauce orientado a la protección de los derechos fundamentales, sino una
instancia más del proceso ordinario en la que quepa extender el debate probatorio. Desde luego,
dicho propósito no resulta procedente.
4. Que finalmente el recurrente sostiene que los jueces no han tomado en cuenta que en la etapa del
juicio oral las menores agraviadas variaron la declaración ofrecida en la etapa instructiva, aduciendo
que el demandante no había incurrido en acto delictivo alguno. Asimismo, refiere que él también
varió su declaración en el acto oral, en el que no reconoció la comisión de los actos delictivos, en
contraposición a lo declarado tanto en sede policial como en la etapa instructiva.
Sobre el particular este Tribunal ha tomado nota de que a través de la Ejecutoria Suprema N° 3044-
2004 la Sala Penal de la Corte Suprema ha establecido como “precedente obligatorio” que “cuando
se trata de testigos o imputados que han declarado indistintamente en ambas etapas del proceso
penal, en la medida en que la declaración prestada en la etapa de instrucción se haya actuado con las
garantías legalmente exigibles –situación que se extiende a las declaraciones en sede policial, siempre
que se cumpla lo expresamente estatuido en la norma habilitante pertinente referido a la presencia
del Fiscal y, en su caso, del abogado defensor–, el Tribunal no está obligado a creer aquello que se
dijo en el acto oral, sino que tiene libertad para conceder mayor o menor fiabilidad a unas u otras
de tales declaraciones, pues puede ocurrir, por determinadas razones –que el Tribunal debe precisar
cumplidamente–, que ofrezca mayor credibilidad lo declarado en la etapa de instrucción que lo dicho
después en el juicio oral, en tanto dicha declaración se haya sometido en tal acto a contradicción con
las garantías de igualdad, publicidad e inmediación y trasunta una mayor verosimilitud y fidelidad
(…)” (fundamento jurídico 5).
Tal como se aprecia en la sentencia condenatoria obrante a fojas 294 y siguientes, es este criterio
el que ha servido de sustento a la judicatura penal para motivadamente dar mayor fiabilidad a las
declaraciones vertidas en la etapa instructiva.
Cabe precisar que el criterio vinculante establecido por la Sala Penal de la Corte Suprema, a juicio
del Tribunal Constitucional, no solo resulta constitucionalmente aceptable, sino que versa sobre el
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
ejercicio de competencias que –como el caso de la valoración probatoria– se afincan por antonomasia
en el ámbito de la jurisdicción ordinaria y que escapan, prima facie, del ámbito de la jurisdicción
constitucional.
5. Que en consecuencia los hechos y el petitorio de la demanda no se encuentran referidos al conteni-
do constitucionalmente protegido de los derechos invocados, motivo por el cual, en aplicación del
artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional, corresponde declarar su improcedencia.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de autos.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / VERGARA GOTELLI / ETO CRUZ / ÁLVAREZ MIRANDA / URVIOLA HANI
EXPEDIENTE : Nº 01009-2008-92-1301-JR-PE-02
RELATOR : HUILDER E. VALDERRAMA REYES
MINISTERIO PÚBLICO : 2º DESPACHO DE INVESTIGACIÓN
IMPUTADO : CULQUI LLAJA, ESTANISLAO BENEDICTO
DELITO : HOMICIDIO CULPOSO
AGRAVIADO : BECERRA CABRALES, FRANCISCO GERMÁN
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
II. ANTECEDENTES:
2.1.- HECHOS FÁCTICOS ATRIBUIDOS POR EL FISCAL:
Se le imputa al acusado haber ocasionado, por culpa, la muerte de Francisco Germán Becerra Cabrales,
el 16 de agosto del 2008, a horas 21:00 p.m., cuando conducía el ómnibus de placa VG-8889 de propie-
dad de la Empresa Turismo Murga Serrano E.I.R.L., en circunstancias en que, el agraviado se aprestaba
a cruzar la calzada de este a oeste a la altura del Km. 181 de la Panamericana Norte, en la localidad
de Supe, encontrándose en estado de ebriedad, siendo impactado en tales circunstancias con la parte
delantera lado derecho del ómnibus, para quedar tendido sin vida en el piso en posición decúbito dorsal
cuyo deceso quedó acreditado con el protocolo de necropsia respectivo.
2.2.- Viene en apelación la sentencia, de fecha veinte de mayo del dos mil diez, que resuelve: Absolver
de la acusación fiscal al procesado Estanislao Benedicto Culqui Llaja, en el proceso penal que se le
siguió por el delito contra la vida, el cuerpo y la salud –modalidad de Homicidio Culposo– regulado
en el artículo 111 segundo párrafo del Código Penal, en agravio de los sucesores del occiso Francisco
Germán Becerra Cabrales.
2.3.- Que, el Ministerio Público sostiene su pretensión impugnativa alegando por la nulidad de la recu-
rrida toda vez que se habría vulnerado el debido proceso, invocando para ello el artículo 150 literales c)
y d) del CPP; alegando que una vez incorporada la prueba, esta tiene que actuarse y ser valorada siendo
que en el contradictorio le tiene que causar convicción al juez de la causa; que en el juicio de primera
instancia lo que ha pasado es que se ha producido una simple lectura habiéndose precisado por parte del
a quo que se debió haber llevado al juicio al órgano de prueba quien propusiera el documento oralizado;
sin embargo, su persona estima que se debió oralizar el documento y ser valorada; habiendo el a quo
determinado por la absolución del acusado al señalar que las piezas oralizadas se trataban de prueba
irregular incorporada al proceso; siendo esa la razón por la cual no ha sido objeto de valoración, lo cual
ha causado indefensión a su pretensión acusatoria.
2.4.- Que, por su parte la defensa técnica del absuelto señala que en la acusación no se ofrecieron peritos
algunos sino únicamente la prueba documental; no existiendo causal de nulidad suficiente por lo que
pide se CONFIRME la apelada.
III.- FUNDAMENTO JURÍDICO PROCESAL DEL COLEGIADO SUPERIOR:
3.1.- Que, para lograr entender la pretensión impugnativa del titular de la acción penal resulta con-
veniente tener en cuenta el requerimiento de acusación, donde se advierte que, no se ofrecieron a
los peritos, esto es la presencia física de los órganos de prueba, sino únicamente se ofertó la prueba
documental.
3.2.- Por otra parte, se observa del mismo que al momento de presentar el control de acusación respec-
tivo el día 22 de junio del 2009, en la imputación de los hechos [cargos] se señalaba que, el acusado
ocasionó la muerte de un peatón porque estaba conduciendo un vehículo de propiedad de la empresa
turismo Murga en una zona urbana a la altura del Km 181 de la PN en Supe Pueblo, impactando en el
cuerpo del occiso agraviado; este último quien se encontraba en estado de ebriedad, el mismo que se
encontraba acompañado de la señora Filomena Pajuelo Jara y a consecuencia del impacto su cuerpo fue
proyectado a una distancia de treinta metros cayendo en la zona de la berma, produciéndose la muerte
inmediata de este.
3.3.- Que, de la narración de los hechos se tiene que son los mismos hechos que fueron consignados
al momento de dictarse el auto de enjuiciamiento respectivo, no apreciándose en ningún momento que
el deceso del peatón fue a consecuencia de una maniobra diligente e imprudente del conductor por un
exceso de velocidad, tal como el Fiscal Superior viene alegando al sostener su nulidad en la presente
audiencia, sino más bien se advierte que la acusación adolece de una falta de coherencia acusatoria ya
que se estaría afirmando de que la muerte del peatón se debiera a su estado de ebriedad.
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3.4.- Que, por otra parte se tiene que uno de los cuestionamientos por la nulidad, es que no se han dado
valor probatorio a la prueba actuada en el transcurso del juicio oral, sin embargo, se tiene que en el
punto 7.B) de la recurrida, se deja constancia de haberse producido con la lectura de las piezas proce-
sales entre otras, las fotografías, croquis policial, constatación de daños, certificado de dopaje etílico al
occiso, protocolo de necropsia, acta de reconstrucción de los hechos y opinión técnica policial, siendo
que para el magistrado William Timaná Girio, estas constituían prueba irregular por lo que al haber sido
indebidamente admitidas, de acuerdo a su criterio no las ha valorado.
3.5.- Que, si bien es cierto existiría un Informe Policial [opinión técnica] de la Unidad de Investigacio-
nes de Accidentes de Tránsito, el mismo que fuera oralizado, se establece en él, como conclusión que
el vehículo que conducía el acusado era manejado a una velocidad que resultó mayor que la razonable
y prudente para las circunstancias del momento y condiciones de la vía; y que dentro de los actuados
también existía una pericia de parte, que si bien es cierto se practicó, pero no fue ofrecida por la defensa,
ya que de su análisis se vislumbra en sus conclusiones que el accidente se debió a una falla humana y a
un exceso de velocidad, de 120 Km/h, con lo cual se determinaría a priori una eventual responsabilidad
del chofer de la Empresa Turismo Murga Serrano E.I.R.L.; sin embargo, el aspecto relativo al EXCESO
DE VELOCIDAD no ha sido objeto de la narración fáctica de cómo se suscitaron los hechos por parte
del ente acusador.
3.6.- Que, en ese sentido no habiendo sido de cuestionamiento o de probanza de que la muerte del peatón
agraviado haya sido producto de un exceso de velocidad, en ese sentido si la acusación hubiera sido bien
encaminada la falta de valoración de esa única prueba [Opinión Técnica] le pudo haber causado una
especie de indefensión siempre y cuando el Ministerio Público lo hubiese incorporado el hecho [exceso
de velocidad y/o maniobra imprudente], dentro de su teoría del caso al momento de tipificar los hechos
en la Formalización de la investigación y, por ende, dentro de su acusación; pero como ha quedado en
evidencia ello no ha sido enervado en su momento dentro de su teoría del caso; no puede ser causal de
nulidad, más aún cuando el propio ente acusador habría provocado con su accionar omisivo la conducta
que se le pretende imputar al Poder Judicial.
3.7.- Que, finalmente, dentro del material ofertado y actuado por el propio ente acusador aparece un
certificado de dosaje etílico, practicado al agraviado donde se hace constar que, efectivamente este habría
estado en estado de ebriedad al momento en que procedía a cruzar la pista; lo que aúna más la tesis de
que al no existir prueba o teoría del caso en que se sustente de que el accidente ha sido efectuado por
una indebida maniobra o exceso de velocidad por parte del acusado; no se puede sustentar un requeri-
miento de nulidad.
3.8.- Que, en estos casi cinco años de vigencia del nuevo marco procesal, resulta preocupante que algu-
nos fiscales aún no entiendan que no son los documentos que deben ser examinados en el desarrollo del
juicio, sino sus órganos de prueba; y en caso de que no puedan ser localizados por fuerza mayor pueden
ingresar al proceso mediante su lectura respectiva, que no obstante ello también es verdad de que una vez
admitida la prueba, siendo esa la posición del juez superior ponente, tuvo que haberse valorado dentro
del contradictorio a efectos de que sea cuestionada por algunos de las partes procesales; y producido
el debate señalar si le causa convicción o no y no como lo habría señalado el a quo; pero no obstante
advertirse ello, esto tampoco pudo haber producido la indefensión de probar del Ministerio Público de
su caso ya que como se ha dicho la tesis del exceso de velocidad no fue argumentado y no formaba
parte de la acusación; por ende no existiría una teoría del caso por parte de la fiscalía para determinar
la responsabilidad penal del justiciable.
3.9.- Para ello se debe RECOMENDAR a los fiscales que, al momento de evaluar los hechos, tengan
mayor celo al esgrimir sus fundamentos de hecho que van a formar parte de su posterior teoría del caso,
ya que ante una deficiente calificación de los hechos, ocurre lo que ha pasado en el presente caso; y
también ha existido una falta de control por parte del Órgano Jurisdiccional al momento de efectuarse la
audiencia preliminar, donde se debió haber saneado la acusación por parte del magistrado Ismael Orozco
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Huayanay, a efectos de delimitar si los hechos narrados dentro del requerimiento de ACUSACIÓN,
ameritaban su persecución penal en atención a que, en el mismo se señala como única evidencia de
que el mismo peatón se encontraba en estado de ebriedad, no advirtiéndose una sólida argumentación
fáctica donde se verifique algún signo de culpabilidad; por lo que el acotado magistrado debió haber
efectuado un debido control no existiendo razones legales para que esta acusación haya pasado a Juicio
Oral, lo cual ha provocado expectativas innecesarias a los intereses del actor civil, y gastos innecesarios
a la administración de justicia cuando se debió haber emitido un auto de sobreseimiento de oficio, por
lo cual se debe exhortar al magistrado que de aquí en adelante cumpla con su rol de juez de garantías.
3.10.- Finalmente, se advierte en cuanto a este mismo magistrado Dr. Ismael Orozco Huayanay, que al
momento en que se emitiera el Auto de Enjuiciamiento de fecha 8 de setiembre de 2009, al esgrimir el
fundamento 3.5) de su resolución hace una serie de valoraciones de un medio de prueba, adelantando
opinión cuando señala que “también existe responsabilidad de su parte, resultando por tanto, atribuible
el hecho típico a título de culpa, por el cual se justif ca su enjuiciamiento”; esto es el Juez de Garantías
se encuentra impedido de emitir conceptos de responsabilidad o no de un acusado, no siendo su función
aunque no sea el magistrado que va a emitir el fallo; siendo preocupante que antes de tiempo sostenga
por su culpabilidad y sin embargo, decide someterlo a un juicio posteriormente, lo cual rompe con las
elementales reglas de la imparcialidad de que todo magistrado debe estar imbuido; por lo cual se debe
EXHORTAR al magistrado que de aquí en adelante cumpla con su rol de juez de garantías; teniendo
en cuenta lo señalado en este considerando y en el anterior; todo ello bajo apercibimiento de que en
el futuro si se advierte de que prosigue en la misma actitud, se hará de conocimiento de la ODECMA
remitiéndose las copias al órgano de control interno para las investigaciones.
IV.- SOBRE EL PAGO O NO DE COSTAS DEL RECURSO DE APELACIÓN:
El artículo 504.2 del Código Procesal Penal, establece que las costas serán pagadas por quien interpuso
un recurso sin éxito, sin embargo, en cuanto al Ministerio Público, conforme al artículo 499.1 del código
acotado, este se encuentra exonerado del pago, por lo que así debe declararse.
V.- SOBRE LA LECTURA INTEGRAL DE LA SENTENCIA ESCRITA:
5.1.- El artículo 425.4 del CPP, establece que la sentencia de segunda instancia se pronunciará siempre
en audiencia pública. Pues bien en el presente caso se ha cumplido con este dispositivo debido a que
en la misma fecha que se realizó la audiencia después de deliberar e inmediatamente se hizo conocer
en resumen los fundamentos y la decisión. Por tanto, el contenido integral de la sentencia escrita debe
notificarse a los domicilios procesales de las partes. A fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en los
artículo 425.6 del código acotado que prescribe la notificación de la sentencia de segunda instancia.
5.2.- Consideramos que la interpretación acorde con la oralidad para la aplicación del sistema procesal
penal acusatorio vigente en nuestro país, es que cuando la norma procesal antes indicada se refiere a que
la sentencia de segunda instancia se pronunciará siempre en audiencia pública, dicho pronunciamiento
se cumple al hacer conocer los argumentos y la decisión oralmente, a los justiciables presentes y público
concurrente. En caso contrario, cuando el tribunal no hace conocer oralmente las razones, argumentos o
fundamentos y la decisión de la sentencia de segunda instancia. Entonces se encuentra obligado a señalar
fecha y hora para una próxima sesión pública para dar lectura integral a la sentencia escrita. Cuando se
hace conocer oralmente en acto público en resumen los argumentos y la decisión, la sentencia integral
escrita solamente debe notificarse a las partes procesales, careciendo de objeto dar lectura a la sentencia
escrita posteriormente porque bastará su notificación a los domicilios procesales. Puesto que además la
sentencia ya fue dictada oralmente con anterioridad.
5.3.- Asimismo, consideramos un error y una práctica negativa para la eficacia y eficiencia del sistema
procesal penal acusatorio, que con anterioridad –pese a que se hacia conocer oralmente los argumentos,
fundamentos o razones y la decisión de la sentencia de segunda instancia–, el Tribunal Superior decidía
fijar fecha y hora para posteriormente dar lectura a la sentencia escrita, lo cual significaba innecesariamente
ocupar salas de audiencias y asistentes de audiencias, que muy bien pueden servir para la realización de
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audiencias donde exista debate. El plazo que se fijaba para leer la sentencia escrita era no mayor de diez
días. En la mayoría de estos casos las partes procesales no se hacían presente a dicho acto porque ya
conocían los fundamentos y la decisión respectiva que se les hizo conocer oralmente. Y, los Jueces con
los asistencias de audiencias, sin asistencia de las partes ni público tenían que leer sentencias escritas
por media hora, una hora o más –dependiendo de la cantidad de hojas de papel que contenía la sentencia
escrita–, que muy puede ser aprovechado para realizar otras labores.
5.4.- El artículo 425.1 del CPP, establece que el plazo para dictar sentencia de segunda instancia no
podrá exceder de diez días. En ninguna parte del contenido de la norma indicada dice que se debe dar
lectura a la sentencia escrita en el plazo de diez días. Por tanto a partir de la fecha la interpretación de
las normas antes indicadas, variando de criterio es la que corresponde a los fundamentos precedentes.
Debiendo tener presente que en caso de haberse hecho conocer oralmente los fundamentos y la decisión
de la sentencia de segunda instancia, el plazo para notificar la sentencia integral escrita de la misma será
de 10 diez conforme a la norma antes descrita.
5.5.- Finalmente, consideramos que la publicidad de las resoluciones judiciales es relevante para que
los ciudadanos ejerzan el control respectivo. Para dicho fin la presente sentencia será publicada en la
siguiente dirección de Internet: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com, al que pueden acceder sin
límite alguno, la opinión pública, local nacional e internacional.
VI.- DECISIÓN:
Por los fundamentos antes expuestos, la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de
Huaura, RESUELVE en MAYORÍA:
01. Declararon INFUNDADA el recurso de apelación formulado por Ministerio Público, en cuanto a
la NULIDAD planteada.
02. CONFIRMAR en todos sus extremos la sentencia de fecha veinte de mayo del dos mil diez, que
resuelve: Absolver de la acusación fiscal al procesado Estanislao Benedicto Culqui Llaja, en el
proceso penal que se le sigue por el delito contra la vida, en la modalidad de Homicidio Culposo en
agravio de los sucesores del occiso Francisco Germán Becerra Cabrales.
03. RECOMENDAR a los Fiscales de este Distrito Judicial tenga mayor cuidado al momento de
elaborar sus formalizaciones de investigación tal como se esgrime en los considerandos 3.8) y 3.9)
del principal; debiendo REMITIRSE copia de la presente al FISCAL SUPERIOR DECANO
para su conocimiento.
04. Asimismo, RECOMENDAR al Magistrado ISMAEL OROZCO HUAYANAY cumpla con lo
señalado en el fundamento 3.10) del principal, bajo el apercibimiento de procederse conforme a ley.
05. DISPONEMOS: Que, la presente sentencia de segunda instancia sea notificada de forma integral
en los domicilios procesales dentro del plazo de ley sin perjuicio que sea publicado en Internet en
la siguiente dirección electrónica: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com.
06. MANDARON: Que, cumplido estos trámites se devuelvan los autos al Juzgado de origen.
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posible que se acepte el pedido de nulidades que realiza el Ministerio Público extemporáneamente,
porque debió peticionarlo al momento de presentar el escrito de apelación. Salvo que el Tribunal de
oficio declare la nulidad de la sentencia recurrida y el juicio oral, que debe producirse excepcional-
mente ante infracciones graves a las garantías constitucionales. Lo descrito es conforme a lo previsto
en los artículos 405.1.c, y 409.1 del Código Procesal Penal.
b. Si el apelante solicitó la revocatoria y luego varía a nulidad, que no se encuentra legalmente autorizado
hacerlo, por lo que implícitamente puede entenderse como un abandono o retiro a su pretensión.
No siendo posible declarar fundada la apelación interpuesta, debido a que no ha sido sostenido en
audiencia oralmente la pretensión de revocatoria. Si se declara la nulidad de la sentencia recurrida
y el juicio, se hará si fuese el caso de oficio.
c. En el presente caso, el señor Fiscal considera que se ha vulnerado el debido proceso por cuanto el
juez no ha valorado los documentos –que según él– no han sido actuados ni valorados en el juicio
oral de primera instancia, agrega que si el Juez consideraba que era necesaria la presencia del órgano
de prueba, como es del perito que expidió la pericia, entonces debió disponer su concurrencia.
d. Sobre el particular consideró que, no es posible como ha indicado la defensa del acusado, que los
jueces actúen supliendo en las deficiencias o negligencia del Fiscal, de actuar de esta manera el Juez
sería un tercero parcializado con una de las partes y no un tercero imparcial. Por tanto no es posible
anular la sentencia, menos aún el juicio oral, porque el fiscal obvió ofrecer como prueba al perito.
e. En el presente caso, el Juez no ha valorado el documento o pericia por no haber sido ofrecido al perito
que expidió la misma. El Abogado defensor del acusado refiere que ha cuestionado en la audiencia
de control de la acusación y en el juicio oral, por no haber sido ofrecido como prueba al perito.
f. En consecuencia, es un criterio del juzgador haber resuelto que no valorará prueba documental co-
rrespondiente a pericias, lo que no solo es un criterio, sino que tiene amparo legal en el artículo 383
del Código Procesal Penal, en ese sentido no se puede decir que se ha vulnerado el debido proceso
por lo que no existe nulidad absoluta, debiendo confirmarse la sentencia venida en grado.
g. Finalmente, en el presente caso se advierte que el Fiscal en su alegato de apertura o de inicio señaló
como supuesto de hecho lo siguiente: “el día 16 de agosto del 2008 siendo las 9:10 de la noche
aproximadamente, el acusado Estanislao Benedicto Culqui Llaja conducía el ómnibus con placa de
rodaje VG-8889 de propiedad de Turismo Murga Serrano E.I.R.L., a la altura del kilómetro 181
de la Carretera Panamericana Norte con dirección de Sur a Norte, y en circunstancias en que el
ahora fallecido Francisco Germán Becerra Cabrales, en estado de ebriedad, se aprestaba a cruzar
la pista, fue impactado por el vehículo conducido por el imputado por la parte delantera, quedando
tendido sin vida en el piso en posición decúbito dorsal”.
h. Según la imputación del fiscal antes descrita, el responsable de su propia muerte sería el agraviado,
por cruzar en estado de ebriedad, no existe ninguna imputación de culpabilidad contra el acusado,
tales como que se haya encontrado conduciendo a excesiva velocidad, o que haya infringido alguna
regla de tránsito, etc. Entonces el hecho descrito por el Fiscal es atípico. Este caso no debió ser
derivado a la etapa de juzgamiento. Debió dictarse el sobreseimiento de oficio en la audiencia de
control de la acusación.
i. En atención al fundamento precedente, coincido con el Juez que dispuso oficiar al coordinador de
los señores Fiscales de la sede de Barranca, para que tome las medidas del caso con respecto a la
actuación de los señores Fiscales, que también debe ser materia de preocupación por parte del Fiscal
Superior presente en la audiencia de apelación.
Por dichos fundamentos, MI VOTO es porque se tenga implícitamente por abandonado o retirado la
apelación formulada por el Ministerio Público, cuya pretensión fue la revocatoria de la sentencia abso-
lutoria, y se conf rme en todos sus extremos.
S. REYES ALVARADO
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S. RIVEROS JURADO
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RESOLUCIÓN Nº 26
Huacho, veinticuatro de enero del dos mil once
SENTENCIA CONSTITUCIONAL DE SEGUNDA INSTANCIA
En Huacho, a los veinticuatro días del mes de enero de dos mil once, la Sala Penal de Apelaciones de la
Corte Superior de Justicia de Huaura, actuando como Tribunal Constitucional de segunda instancia, con
la ponencia del Magistrado V. Raúl Reyes Alvarado, pronuncia la siguiente sentencia:
ASUNTO
01.- Recursos de apelación interpuestos con fecha 6 de enero de 2011 por el Procurador Público Adjunto
Ad Hoc en Procesos Constitucionales del Poder Judicial, y por el demandado Yony B. Virú Maturrano
- Juez Provisional del Juzgado Unipersonal de Huaral, contra la sentencia contenida en la resolución
número 21 de fecha 30 de diciembre de 2010, que declara fundada la demanda de garantía constitucional
de Hábeas Corpus interpuesta por Eladio Máximo Guzmán León y Edilberto Nilton Guzmán León; en
consecuencia declararon nula la resolución N° 35 de fecha 3 de mayo de 2010 que los declaraba reos con-
tumaces por haber operado la interrupción del juicio oral por más de ocho días. El Procurador Público del
Poder Judicial solicita la revocatoria, y el demandado Yony B. Virú Maturrano, que se anule la sentencia.
ANTECEDENTES
01.- Con fecha 18 de mayo de 2010, las personas de Eladio Máximo Guzmán León y Edilberto Nilton
Guzmán León, interponen demanda de hábeas corpus a su favor, contra el Juez del Juzgado Penal Uni-
personal Transitorio de Huaral que ha sido identificado como Yony Virú Maturrano, por haber vulnerado
su derecho constitucional al debido proceso y la tutela jurisdiccional efectiva, la debida motivación
de resoluciones judiciales; para lo cual piden que se declare fundada su demanda con expresión de la
responsabilidad disciplinaria del demandado.
02.- Mediante resolución Nº 08, de fecha 4 de junio de 2010, la Juez declara improcedente la demanda
interpuesta por Eladio Máximo Guzmán León y Edilberto Nilton Guzmán León. Con fecha 10 de junio
de 2010, los favorecidos interponen recurso de apelación; y mediante resolución N° 11 de fecha 6 de
julio de 2010, la Sala Penal de Apelaciones declara nula la sentencia venida en grado su fecha 4 de junio
de 2010 –la cual declaró improcedente la demanda de hábeas corpus–; disponiéndose que el A quo
proceda a emitir una nueva sentencia.
03.- Devueltos los actuados a su juzgado de origen, mediante resolución N° 13 de fecha 26 de agosto
del 2010, la Juez declara improcedente la demanda de hábeas corpus; con fecha 9 de setiembre de
2010, la defensa técnica de los favorecidos interpone recurso de apelación; mediante resolución N° 19
de fecha 15 de octubre de 2010, la Sala Penal de Apelaciones declara por segunda vez nula la sentencia
que declaró improcedente la demanda de hábeas corpus; disponiendo que el A quo proceda a emitir
una nueva sentencia con la celeridad que amerita tomando en consideración los fundamentos expuestos.
04.- Con fecha 30 de diciembre del 2010, el Juez de primera instancia, mediante resolución N° 21, de-
clara fundada la demanda de garantía constitucional de Hábeas Corpus interpuesta por Eladio Máximo
Guzmán León y Edilberto Nilton Guzmán León; y en consecuencia declara nula la resolución número 35
de fecha 3 de mayo del 2010 dictada por el Juez Penal Unipersonal de Huaral Dr. Yony Virú Maturrano
que declara reo contumaz a los favorecidos por haber operado la interrupción del juicio oral por más de
ocho días. Sentencia que es apelada con fecha 6 de enero del 2011, por el Procurador Público del Poder
Judicial y por Yony B. Virú Maturrano - Juez Provisional del Juzgado Unipersonal de Huaral.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
FUNDAMENTOS:
01. La Constitución establece expresamente en su artículo 200, inciso 1 que el hábeas corpus procede
cuando se vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales conexos a este.
Asimismo, el artículo 2, inciso 24.b de la Constitución prescribe que no se permite forma alguna de
restricción de la libertad personal, salvo en los casos previstos por la ley.
02. Los favorecidos demandan la violación de sus derechos constitucionales del debido proceso de la
debida motivación de las resoluciones judiciales, al haber expedido el plazo legal que la norma le
permitía para poder dictar sentencia, a tenor de lo dispuesto en el artículo 392 del Código Procesal
Penal, aseveran que el día 13 de julio de 2009, se llevó a cabo los alegatos y autodefensa, quedando
expedita la causa para dictar sentencia para el día 15 de julio de 2009, en cuya fecha no se dictó
sentencia, por tal motivo y en forma ilegal el Juez demandado reservó el proceso hasta que sean
habidos disponiendo su contumacia, no habiendo fundamento para la misma, vulnerando el artículo
360 del Código acotado, que el 19 de febrero de 2010 se pusieron a derecho y otro Juez señaló fecha
para un nuevo juicio oral para el día 29 de abril de 2010, fecha en que el Juez demandado manifestó
que el juicio oral no se había quebrado y que iba a continuar.
03. Como se advierte de los antecedentes, los favorecidos hermanos GUZMÁN LEÓN Edilberto Nilton y
Eladio Máximo respectivamente, se encuentran siendo procesados penalmente ante el Juzgado Penal
Unipersonal Transitorio de Huaral a cargo del Juez demandado, por el delito de homicidio simple, en
agravio de Coca Garay Juan Carlos, en el que también se encuentra comprendido un tercer hermano
de nombre CÉSAR BENIGNO, a quienes se les citó para la lectura de sentencia para el día 15 de
julio de 2009, bajo apercibimiento en caso de inconcurrencia de ser declarados reos contumaces
y ordenar su inmediata ubicación y captura (ver pág. 234), así procedió conforme puede verse del
contenido de la resolución número 21 de fecha 15 de julio de 2009, obrante en la pág. 30.
04. Con fecha 16 de setiembre de 2009 se puso a derecho el acusado CÉSAR BENIGNO LEÓN PA-
RIASCA, donde el Juez demandado dio lectura a la sentencia absolviendo al mencionado acusado
y decidió reservar el proceso contra los favorecidos los otros dos hermanos MÁXIMO LEÓN y
EDILBERTO NILTON, hasta que sean habidos y puestos a disposición del Juzgado (ver pág. 39).
Decisión que fue apelada por los mencionados favorecidos mediante recurso presentado con fecha
21 de setiembre de 2009 (ver pág. 41). Apelación que fue declarada inadmisible mediante resolución
número 29 de fecha 22 de setiembre de 2009 (ver págs. 44 y 45), que al interponer el recurso de queja
el Tribunal Superior declaró improcedente mediante resolución número 01 de fecha 6 de octubre de
2009 (ver pág. 46).
05. Según razón del asistente jurisdiccional y resolución número 33 de fecha 19 de febrero de 2010
que puede verse en la pág. 55, los favorecidos se ponen a derecho y otro Juez señala fecha para
los efectos de llevarse a cabo el juicio oral el día 29 de abril de 2010, asimismo deja sin efecto la
declaración de contumacia y ordena el levantamiento de las capturas respectivas. En la fecha antes
indicada al retornar del periodo vacacional el Juez demandado dicta la resolución número 34 donde
señala que no es posible instalar la audiencia de lectura de sentencia por no haberse notificado al
Representante del Ministerio Público, señalando como nueva fecha para leer la sentencia para el
día 3 de mayo de 2010, notificando a los acusados en caso de inconcurrencia serán declarados reos
contumaces, manifestando el Abogado defensor de los favorecidos su conformidad. Llegada la
fecha antes indicada, al inasistir los favorecidos a la audiencia, el Juez dicta la resolución número
35 mediante la cual los declara reos contumaces y ordena su conducción compulsiva, manifestando
su conformidad la defensa de los favorecidos (ver pág. 60),
06. Se recibió la declaración del Juez demandado quien refirió contestando la pregunta 09 (ver pág. 04)
que el presente proceso constitucional es manifiestamente infundado porque en aplicación de las
normas pertinentes los demandantes han sido declarados contumaces, por lo tanto no se ha violado
el debido proceso y menos hay violación de su libertad. El Procurador Público a cargo de los asuntos
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judiciales del Poder Judicial solicita se declare infundada la demanda porque el Magistrado empla-
zado ha ordenado la ubicación y captura de los favorecidos de acuerdo a la normatividad vigente
(ver págs. 134 al 137).
07. Según los fundamentos de la sentencia que declara fundada la demanda de hábeas corpus, se con-
signa que los favorecidos presentan dos hechos, el primero acontecido el 15 de julio de 2010, y el
segundo que tiene como inicio el 19 de febrero de 2010, cuando los favorecidos se ponen a derecho
ante el Juzgado Penal Unipersonal de Emergencia de Huaral, señala el Juez que es con respecto
a este último hecho que emitirá el pronunciamiento respectivo porque el primero la contumacia y
requisitoria contra los favorecidos fue dejado sin efecto por un Juez distinto al demandado cuando
se pusieron a derecho ante el Juzgado en el mes de febrero de 2010 (ver págs. 250 al 255).
08. El Juez demandado en su escrito de apelación cuestiona la sentencia entre otros argumentos porque para
el Juez Constitucional en la audiencia de apelación del día 29 de abril debió emitir el fallo contra los
acusados, lo que es contrario a lo planteado por los demandantes, que plantean que el 15 de julio debió
dictarse sentencia y que el 29 de abril debió llevarse a cabo un nuevo juicio oral, que los demandantes
no han acreditado que las resoluciones que cuestionan hayan sido impugnadas faltando el requisito de
firmeza, citando al respecto el Expediente N° 4712-2005-HC/TC- Caso Magaly Jesús Medina Vela.
Asimismo cita la sentencia del pleno jurisdiccional del Tribunal Constitucional del 9 de agosto de
2006, Exp. N° 003-2006-PI/TC, fundamento 170 que garantiza que un acusado esté presente en el
acto de lectura de sentencia, por lo que en preservación del principio de no ser condenado en ausen-
cia, por lo que ante la inconcurrencia de los favorecidos a la lectura del fallo dispuso la reserva del
fallo ordenando su inmediata ubicación y captura (ver págs. 272 y 276). El Procurador en su escrito
de apelación (ver págs. 266 al 269), señala entre otros argumentos que la sentencia recurrida no se
encuentra motivada toda vez que carece de sustento fáctico y jurídico al declarar nula la resolución
número 35 de fecha 3 de mayo de 2010, además porque la demanda ameritaba ser declarada impro-
cedente en atención a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional en el Exp. N° 6218-2007- PHC/
TC, caso Esteban Camarena, al haber establecido que los Jueces pueden rechazar liminarmente una
demanda cuando se cuestione una resolución judicial que no sea firme.
Análisis del caso:
09. Los favorecidos denuncian la vulneración del debido proceso, motivación de resoluciones judiciales,
normas de carácter imperativo del Código Procesal Penal, en el proceso penal número 754-2006,
que se les sigue por el delito de Homicidio, estando acreditado que el Juez demandado cuando citó
para lectura de sentencia para el día 15 de julio de 2009, ante la inconcurrencia de los favorecidos
fueron declarados contumaces ordenando sus requisitorias. Sin embargo, esta decisión fue dejada
sin efecto por otro Juez el día 19 de febrero de 2010. Por lo que en este extremo existe sustracción
de la materia, careciendo de objeto emitir pronunciamiento.
10. Ahora bien, como indican los favorecidos en su demanda, otro Juez distinto al demandado al haberse
puesto a derecho físicamente el 19 de febrero de 2010 al local del Juzgado son citados a juicio oral
para el día 29 de abril de 2010, donde el Juez demandado habría manifestado que el juicio oral no
se habría quebrado y que iba a continuar, por ello ante la inconcurrencia de los favorecidos decide
programar la audiencia para el día 3 de mayo del indicado año –no para realizar el juicio oral, sino
para leer la sentencia– y como no se presentaron los favorecidos mediante resolución 35 de la indicada
fecha fueron declarados contumaces y dispuso sus requisitorias. Entonces se debe verificar si dicha
resolución vulnera el debido proceso, motivación de la resolución judicial y las normas de carácter
imperativo del Código Procesal Penal, supuesto de hecho que se infiere del quinto fundamento del
contenido de la demanda de los favorecidos.
11. En primer lugar los impugnantes el Procurador y el Juez demandado cuestionan que la resolución
judicial no haya sido impugnada por lo que no tendría la condición de firme, lo cual es cierto, sin
embargo se debe tener presente que en el mismo proceso penal con anterioridad cuando el Abogado
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
dispone ordenar la conducción compulsiva de los favorecidos lo que contiene una amenaza cierta a
la libertad de los mismos sin fundamento legal alguno, cuando lo que corresponde es que el juicio
se repita ante otro Juzgado, es decir ante otro Juez distinto al demandado.
15. El Comité de Derechos Humanos, sobre el caso materia de análisis ha sostenido que: “(…) las
actuaciones in absentia son admisibles en algunas circunstancias (por ejemplo cuando el acusado,
aunque informado con las actuaciones con suf ciente anticipación, renuncia a un derecho de estar
presente), en benef cio de una buena administración de justicia (…)”. Criterio que ha mantenido
en su Comentario General 13, en el que af rma que “(…) cuando excepcionalmente y por razones
justif cadas se celebren juicios in absentia, es tanto más necesaria la estricta observancia de los
derechos de defensa”(66). Por lo que resulta perfectamente aplicable las normas antes acotadas del
Código Procesal Penal de 2004, principalmente para establecer como regla que si el acusado no se
presenta a sesiones posteriores después de estar presente al inicio y durante el desarrollo del juicio
oral, está renunciando voluntariamente al derecho a estar presente debiendo continuar el desarrollo
del juicio oral sin su presencia hasta la conclusión del debate y dictar la sentencia que corresponda lo
que no significa en caso sea condenado que sea en su ausencia, puesto que no tiene la condición de
reo ausente, por cuanto estuvo presente en el juicio oral pero por su propia voluntad dejó de asistir,
encontrándose debidamente representado por su Abogado defensor.
16. En lo que respecta a lo señalado por el Juez demandado en el sentido que el Tribunal Constitucional
en la acción de inconstitucionalidad N° 003-2005, del 9 de agosto de 2006, en el fundamento 170
ha reconocido que el principio de no ser condenado en ausencia comprende que el acusado esté
presente en el acto de lectura de sentencia y que solo en casos graves puede ser desalojado de la
Sala. Sobre el particular se debe tener presente que dicho pronunciamiento realizado por el Tri-
bunal Constitucional es debido a que se interpuso una acción de inconstitucionalidad entre otros
a lo dispuesto en el Decreto Legislativo N° 922, artículo 12.9.c, que desarrolla el artículo 279 del
Código de Procedimientos Penales, que autoriza leer la sentencia sin la presencia del acusado,
en primer lugar queda claro que el Tribunal Constitucional no declaró inconstitucional la citada
norma, en segundo lugar corresponde a un pronunciamiento en atención a una norma del antiguo
modelo procesal penal, es decir no en mérito a las normas del nuevo Código Procesal Penal que
no ha sido cuestionado, por último en el mismo fundamento 170 de la sentencia antes indicada el
Tribunal Constitucional ha dejado establecido que la garantía o principio constitucional de no ser
condenado en ausencia señalado en el artículo 139 numeral 12 de la Constitución no puede enten-
derse en términos absolutos. De donde puede inferirse que como ocurre con las normas del Código
Procesal Penal citadas en los fundamentos precedentes pueden ser restringidos a favor de otros
principios o garantías tales como la celeridad, economía procesal, continuidad del juzgamiento y
concentración de la actividad procesal, atendiendo además a la eficacia en la aplicación del nuevo
sistema procesal penal. Máxime aún cuando el Juez demandado no ha inaplicado las normas del
Código Procesal Penal por considerar que vulneraba la norma constitucional antes acotada.
17. Por último si bien el Juez Constitucional ha hecho cesar el agravio producido a los favorecidos al
haber declarado fundada la demanda de hábeas corpus y dejado sin efectos las requisitorias dictadas
por el Juez demandado, sin embargo conforme al artículo 34 numeral 4 del Código Procesal Cons-
titucional no ha dispuesto las medidas necesarias para evitar que el acto pueda volver a repetirse,
por lo que al haberse verificado la vulneración a derechos y garantías constitucionales por parte del
Juez demandado como la observancia del debido proceso a no ser sometido a procedimiento distinto
de los previamente establecidos, a la motivación de resoluciones judiciales conforme al artículo
139 numerales 3 y 5 de la Constitución habiendo ordenado requisitorias contra los favorecidos
(66) CASTAÑEDA OTSU, Susana. La Constitución comentada, análisis artículo por artículo. 1ª edición, Tomo II, Gaceta Jurídica,
Lima, 2005, p. 564.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
innecesariamente y sin tener amparo legal de acuerdo al Código Procesal Penal de 2004, dando lugar
para que no se resuelva un proceso penal seguido contra los favorecidos por el delito de homicidio en
forma oportuna encontrándose paralizado el proceso penal ordinario desde el mes de julio de 2009,
y existiendo norma expresa establecido en el artículo 392 numeral 3 del Código Procesal Penal,
que establece que ante la no emisión del fallo deliberativo respectivo dentro del plazo legal –que
es lo que ha ocurrido en el presente caso– se debe establecer la responsabilidad disciplinaria que
corresponda, por lo que debe remitirse copias al órgano de control del Poder Judicial para dicho
efecto. Asimismo, debe ponerse en conocimiento de todos los Jueces Especializados Penales que
aplican el Código Procesal Penal, para que los fundamentos de la presente sirva como lineamiento
en la aplicación del Código Procesal Penal, principalmente con respecto a la presencia del acusado
durante el desarrollo del juicio oral y para el acto de lectura de sentencia.
Por estos fundamentos, los integrantes de la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia
de Huaura, con la autoridad que le confiere la Constitución Política del Perú:
HA RESUELTO
01. CONFIRMAR: La resolución número 21 de fecha 30 de diciembre de 2010, que declara fundada
la demanda de garantía constitucional de Hábeas Corpus interpuesta por Eladio Máximo Guzmán
León y Edilberto Nilton Guzmán León; en consecuencia declararon nula la resolución N° 35 de
fecha 3 de mayo de 2010 que los declaraba reos contumaces, con lo demás que contiene, por sus
propios fundamentos y en mérito a los fundamentos indicados en la presente sentencia.
02. DISPONER: La remisión de copias pertinentes al Órgano de Control del Poder Judicial para los
efectos indicados en el fundamento 17 de la presente sentencia.
03. PONER en conocimiento el contenido de la presente sentencia vía email a los Jueces Especializados
en lo Penal de la Corte Superior para el fin indicado en la parte final del fundamento 17.
04. Notifíquese, publíquese en el diario oficial El Peruano, oficiando para este efecto ante la entidad
correspondiente, y devuélvase al Juzgado de origen.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 00391-2011-PHC/TC-AYACUCHO
HERMILIO CALDERÓN LOAIZA
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III.- ANTECEDENTES:
1. El Juez Walter Sánchez Sánchez del Segundo Juzgado Penal Unipersonal de Huaura dicta sentencia
con fecha 1 de febrero de 2011, mediante la cual absuelve al acusado HARLIM EDWIN SISNIE-
GAS RAMÍREZ, y declara su responsabilidad civil; en consecuencia, fija en la suma de veintidós
mil nuevos soles (S/. 22,000.00) que deberá pagar a favor de los agraviados, a razón de veinte mil
nuevos soles a favor de los herederos legales de Máximo Augusto Evangelista Valentín y la suma
de dos mil nuevos soles a favor de Víctor Orlando Ramos Ventocilla.
2. La sentencia antes descrita, fue impugnada por el condenado quien pide la nulidad en parte de la
sentencia y se deje sin efecto el pago de la reparación civil. Mediante Resolución Número 05, de
fecha 3 de marzo del 2011, el Juez concede el recurso de apelación. Mediante Resolución Número
Seis, de fecha 22 de marzo del 2011, esta instancia corre traslado del escrito de fundamentación del
recurso de apelación a los sujetos procesales. Mediante Resolución Número 07, de fecha 13 de Abril
del 2011, se concede el plazo de 5 días para que las partes ofrezcan medios probatorios, y mediante
Resolución Número 08, de fecha 12 de mayo, se cita a juicio oral de segunda instancia para el día
8 de junio de 2011.
3. En la audiencia de apelación la defensa del imputado sustentó oralmente su pretensión impugna-
toria cuestionando la aplicación del artículo 12.3 del Código Procesal Penal, por cuanto en este
caso su patrocinado ha sido absuelto y no ha desaparecido el nexo causal, dado que señala que
el responsable del accidente de tránsito es el agraviado, así se ha establecido en la sentencia, por lo
que pide se declare nula la decisión del Juez que ha ordenado el pago de la reparación civil, a fin de
que se deje sin efecto este pago.
4. Después de llevarse a cabo el debate, se dio por concluido e inmediatamente el Tribunal pasó a
deliberar e hizo conocer en resumen los fundamentos y la decisión.
IV.- RAZONAMIENTO
Hecho materia de controversia:
1. El Juez ha absuelto al acusado de los cargos de la acusación fiscal en su contra por delito Contra la
Vida, el Cuerpo y la Salud, en la modalidad de Homicidio Culposo y Lesiones Graves; y, ha decla-
rado su responsabilidad civil fijando una cantidad en dinero por dicho concepto, con el fundamento
que el acusado no ha acreditado que el daño se produjo como consecuencia de la imprudencia del
agraviado, por lo que subsiste la relación de causalidad y que se trata de un caso de responsabilidad
objetiva; decisión que ha sido impugnada por el absuelto porque su defensa considera que ha habido
ruptura del nexo causal.
Análisis, valoración y respuesta a la pretensión del apelante
2. El artículo 92 del Código Penal establece que la reparación civil se determinará conjuntamente con
la pena, es decir, por regla general debe haber una condena para establecer y/o fijar la reparación
civil conforme al dispositivo antes señalado. Sin embargo, el artículo 12.3 del Código Procesal
Penal, establece una excepción a la regla, es decir, es posible absolver y al mismo tiempo fijar una
reparación civil, esto con el propósito de no derivar a los justiciables a la vía civil, porque ya hubo
un debido proceso sobre el particular en el campo penal, toda vez que en el juicio oral no solamente
se ha discutido la existencia o no del delito, la existencia o no de la responsabilidad del acusado en la
comisión del ilícito, sino también se ha debatido la posibilidad de fijar la reparación civil al absuelto.
3. Así por ejemplo, si el hecho imputado por el Fiscal es atípico para la justicia penal, sin embargo,
ese hecho y la responsabilidad en el mismo por parte del acusado ha sido acreditado con la prueba
producida en el juicio oral, entonces nada impide que el Tribunal absuelva al acusado por considerar
que el hecho es atípico, pero al mismo tiempo fije una suma de dinero por concepto de reparación
civil que para este efecto se entiende también ha sido materia de producción de la prueba y debate
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
sobre dicho concepto, atendiendo a que se ha acreditado un ilícito civil y la responsabilidad del
absuelto en el mismo.
4. En el presente caso, el Juez ha absuelto al acusado porque no se ha determinado cuál fue el factor
predominante para la comisión del hecho. Es decir, no se ha probado que el factor predominante del
resultado daño se haya producido por exceso de velocidad en la conducción del vehículo por parte
del acusado –como sostiene el Fiscal–. Entonces, si no se ha determinado el factor predominante
para la comisión del hecho, no es posible contradictoriamente sostener –como lo realiza el Juez– que
como la defensa del acusado no ha acreditado que el daño se haya producido por imprudencia del
agraviado, tiene que ser condenado al pago de una determinada cantidad en dinero por concepto de
reparación civil.
5. Para sostener lo argumentado por el Juez tiene que haber habido un requerimiento respectivo sobre
el particular, por parte del Fiscal o el actor civil. Es decir, que expresamente sostenga la imposición
de una reparación civil al acusado por haber creado el riesgo al conducir una unidad vehicular (impu-
tación objetiva) y que en el caso concreto no se haya producido ninguno de los supuestos de fractura
o ruptura del nexo causal establecido en el artículo 1972 del Código Civil, lo que no ha ocurrido en
el presente caso, por cuanto más bien la imputación del Fiscal ha sido que el acusado ha actuado
por negligencia o culpa y que debido a ello se produjo el accidente de tránsito. En consecuencia,
la apelación formulada debe ser amparada, debiendo dejar sin efecto la indemnización fijada por el
Juez.
6. De otro lado, con respecto al agraviado Máximo Augusto Evangelista Valentín, quien ha fallecido a
consecuencia del accidente de tránsito, a la fecha existe una demanda civil presentada por su esposa
quien ha referido en la audiencia de apelación que ya no continua con el trámite; por su parte, la de-
fensa del apelante señala que dicho proceso civil se encuentra expedito de dictar sentencia, situación
que debe verificarse en la vía respectiva. Atendiendo a que el artículo 106 del Código Procesal Penal
establece que la constitución en actor civil impide que se presenten demandas indemnizatorias en
la vía extra penal y que en el presente proceso penal los agraviados no se han constituido en actores
civiles, por tanto, tienen expedito su derecho para accionar en la vía civil solicitando la indemnización
a que haya lugar.
Sobre el pago o no de costas del recurso de apelación:
7. El artículo 504.2 del Código Procesal Penal, establece que las costas serán pagadas por quien in-
terpuso un recurso sin éxito, lo que no es aplicable en el presente caso, porque se está amparando
la apelación formulada por la defensa del sentenciado absuelto, por lo que debe ser exonerado del
pago de las costas.
Sobre lectura integral de la sentencia escrita:
8. El artículo 425.4 del CPP, establece que la sentencia de segunda instancia se pronunciará siempre en
audiencia pública. Pues bien, en el presente caso se ha cumplido con este dispositivo debido a que en
la misma fecha en que se realizó la audiencia, después de deliberar, inmediatamente se hizo conocer
en resumen los fundamentos y la decisión. Por tanto, el contenido integral de la sentencia escrita debe
notificarse a los domicilios procesales de las partes, a fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en el
artículo 425.6 del código acotado, que prescribe la notificación de la sentencia de segunda instancia.
9. Consideramos que la interpretación acorde con la oralidad para la aplicación del sistema acusatorio
vigente en nuestro país es que cuando la norma procesal antes indicada refiere que la sentencia de
segunda instancia se pronunciará siempre en audiencia pública, estimamos que dicho pronunciamiento
se cumple al hacer conocer los argumentos y la decisión oralmente a los justiciables presentes y
público concurrente. En caso contrario, cuando el tribunal no hace conocer oralmente las razones,
argumentos o fundamentos y la decisión de la sentencia de segunda instancia, entonces, se encuentra
obligado a señalar fecha y hora para una próxima sesión pública para dar lectura integral a la sentencia
escrita. Cuando se hace conocer oralmente en acto público en resumen los argumentos y la decisión,
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
la sentencia integral escrita solamente debe notificarse a las partes procesales, careciendo de objeto
dar lectura a la sentencia escrita posteriormente porque bastará su notificación a los domicilios
procesales, puesto que además la sentencia ya fue dictada oralmente con anterioridad.
10. Consideramos un error y una práctica negativa para la eficacia y eficiencia del sistema acusatorio,
que con anterioridad –pese a que se hacía conocer oralmente los argumentos, fundamentos o razones
y la decisión de la sentencia de segunda instancia–, el Tribunal Superior decidía fijar fecha y hora
para posteriormente dar lectura a la sentencia escrita, lo cual significaba innecesariamente ocupar
salas de audiencias, Jueces y asistentes de audiencias, que muy bien pueden servir para la realización
de audiencias con debate. El plazo que se fijaba para leer la sentencia escrita era no mayor de diez
días. En la mayoría de estos casos las partes procesales no se hacían presentes a dicho acto porque
ya conocían los fundamentos y la decisión respectiva que se les hizo conocer oralmente; y, los Jue-
ces con el asistente de audiencias, sin asistencia de las partes ni público, tenían que leer sentencias
escritas que dependiendo de la cantidad de hojas de papel podía llegar en algunos casos a ocupar
más de una hora, tiempo, hombre y logística que muy puede ser aprovechado para realizar otras
audiencias o labores administrativas o jurisdiccionales.
11. El artículo 425.1 del Código Procesal Penal establece que el plazo para dictar sentencia de segunda
instancia no podrá exceder de 10 días. En ninguna parte del contenido de la norma indicada dice
que se debe dar lectura a la sentencia escrita en el plazo de 10 días. Por tanto, el plazo para notificar
la sentencia integral escrita de la misma será de 10 diez conforme a la norma antes descrita.
12. Finalmente, consideramos que la publicidad de las resoluciones judiciales es relevante para que los
ciudadanos ejerzan el control respectivo; asimismo, para que exista transparencia en las decisiones
judiciales, la presente sentencia será publicada en la siguiente dirección de Internet: www.jurispru-
denciahuaura.blogspot.com, a la que pueden acceder sin límite alguno la opinión pública, local
nacional e internacional.
V.- DECISIÓN
Por los fundamentos antes expuestos, la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de
Huaura, con la ponencia del Juez Superior Víctor Raúl Reyes Alvarado.
RESUELVE:
01. Por unanimidad: DECLARAR FUNDADO el recurso de apelación formulado por la defensa del
sentenciado absuelto Harlim Edwin Sisniegas Ramírez
02. Por unanimidad: DECLARAR NULO el extremo número 02 de la decisión de la sentencia
recurrida de fecha 01 de Febrero de 2011, que resolvió declarar la responsabilidad civil de
Harlim Edwin Sisniegas Ramírez, en consecuencia, se fija en la suma de veintidós mil nue-
vos soles (S/. 22,000.00) que deberá pagar a favor de los agraviados, a razón de veinte mil nuevos
soles a favor de los herederos legales de Máximo Augusto Evangelista Valentín y la suma de dos
mil nuevos soles a favor de Víctor Orlando Ramos Ventocilla, por concepto de reparación civil, que
comprende la indemnización de los daños y perjuicios causados, dejando a salvo el derecho de los
agraviados de acudir a la vía civil.
03. Por unanimidad: EXONERARON del pago de las costas al recurrente Harlim Edwin Sisniegas
Ramírez.
04. En Mayoría: DISPONEMOS: Que la presente sentencia de segunda instancia, sea notificada en
su integridad a los sujetos procesales en sus respectivos domicilios procesales, sin perjuicio que sea
publicada en la siguiente dirección electrónica: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com.
05. Por unanimidad: MANDARON: Que, cumplido estos trámites se devuelvan los autos al Juzgado
de origen.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
porque le fue entregado al abogado defensor; todo ello aunado a que la Central de Notificaciones ya
está recargada con su labor, incrementándose la misma con el hecho de tener que notificar las senten-
cias penales, entonces, no se justifica la hipótesis de ahorro de tiempo y audiencias, es más la práctica
permite incluso determinar que muchas veces no se puede cumplir con notificar porque los domicilios
no son exactos o no existen, ¿no implica mayor transparencia que se lea la sentencia públicamente? y
ante quienes concurran, y si no concurre ningún justiciable es porque no tienen interés en la sentencia,
pero ello en modo alguno implica no dar cumplimiento a la norma procesal.
0.5. Asimismo, se ha dispuesto que la presente sentencia sea publicada en el blog del Juez Superior Reyes
Alvarado, con lo cual tampoco estoy de acuerdo, ello porque este es un Colegiado cuyas decisiones deben
ser publicadas de ser el caso en un blog oficial de esta Corte Superior y no en uno de carácter personal.
Por estas consideraciones, MI VOTO en este extremo es porque:
1.- Se señale día y hora para la lectura integral de la sentencia.
2.- Se publique la presente sentencia en un blog oficial de esta Corte Superior de Justicia y no en uno
personal por tratarse de un Colegiado.
S. CABALLERO GARCÍA
EXP. N° 02744-2010-PHC/TC-LIMA
AYDÉ SEBASTIANA CHUMPITAZ LUYO Y OTROS
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
la resolución de la Sexta Sala Especializada en lo Penal para Procesos con Reos Libres de la Corte
Superior de Justicia de Lima, de fojas 395, su fecha 13 de mayo de 2010, que declaró improcedente la
demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 30 de julio de 2009, don Joel Alejandro Canahualpa Chumpitaz interpone demanda de hábeas
corpus contra la Sala Penal Nacional y la Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia
de la República denunciando la afectación de los derechos a la legalidad, irretroactividad y favorabilidad
con la emisión de la sentencia condenatoria dictada en contra de los favorecidos.
Al respecto se afirma que los actores han sido condenados mediante sentencia confirmada por el delito
de af liación a organización subversiva en aplicación del Decreto Ley N° 25475, que a partir del mes de
mayo de 1992 elevó la pena a 20 años como mínimo. Refiere que, conforme a lo señalado por los órganos
judiciales emplazados, los actores han cometido el delito desde los años 1985 y 1986, respectivamente,
hasta la fecha de su detención en el mes de julio de 1997, por lo que nunca se puso en cuestión que el
ilícito penal materia de la condena sea de carácter permanente. Alega que en el recorrido de la realización
de la conducta [criminosa] han transitado diferentes disposiciones –como lo son la Ley N° 24953 y el
Decreto Legislativo N° 635, entre otras–, que regularon la misma descripción fáctica, y que entonces se
les debe aplicar la más favorable. Se agrega que los emplazados han aplicado la norma perjudicial que
estuvo en vigor al momento de la perpetración del último acto (al momento de la detención), esto es,
dejando de lado la posibilidad de analizar el camino normativo atravesado.
Realizada la investigación sumaria los vocales de los órganos judiciales emplazados señalan que el delito
de afiliación terrorista es de naturaleza permanente y que, por tanto, considerándose que los hechos datan
del año 1986 hasta el año 1998, entonces la nueva forma penal contenida en el Decreto Ley N° 25475 se
aplica de manera inmediata; asimismo, sostienen que no se ha vulnerado ningún derecho constitucional
de los favorecidos, pues las consideraciones que motivaron la expedición de la resolución suprema
cuestionada se encuentran contenidas en aquella.
El Trigésimo Juzgado Especializado en lo Penal de Lima, con fecha 23 de diciembre de 2009, declara
infundada la demanda por considerar que el delito de terrorismo en cuestión es de naturaleza permanente,
por lo que resulta aplicable a los favorecidos la norma que estuvo vigente al momento de su detención.
La Sala Superior revisora revoca la resolución apelada y declara improcedente la demanda por conside-
rar, entre otros, que lo resuelto dentro del trámite del proceso penal que se siguió a los favorecidos por
el delito de afiliación a organizaciones subversivas se encuentra dentro del marco de un proceso penal
regular que en modo alguno evidencia amenaza o lesión a los derechos constitucionales invocados.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio
1. El objeto de la demanda es que se declare la nulidad de la Resolución de fecha 9 de setiembre de 2009,
en el extremo que condena a los favorecidos por el delito de afiliación a organizaciones terroristas
a 18 años de pena privativa de la libertad, y de su confirmatoria por Resolución Suprema de fecha
18 de octubre de 2006 (Exp. N° 155-03).
Por todo esto se denuncia concretamente la afectación al principio de inaplicación retroactiva de
la ley penal cuando esta no favorece al reo, en conexidad con el derecho de la libertad personal de
los favorecidos (quienes cumplen condena), toda vez que se considera que los órganos judiciales
emplazados –al momento de sentenciarlos– debieron aplicar la norma más benigna que regulaba
su conducta delictiva y no la que estuvo vigente al momento de la perpetración del último acto que
aconteció cuando fueron detenidos, la cual les resulta perjudicial.
Análisis del caso materia de controversia constitucional
2. En todo Estado constitucional y democrático de Derecho, la persecución y sanción de las conductas
delictivas, que implican el diseño general de una política criminal, puede manifestarse en distintas
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
intensidades, pues el grado de severidad sancionadora puede variar en proporción directa a la gra-
vedad del delito cometido. En cuanto al delito de terrorismo, este Tribunal ha tenido oportunidad de
señalar que este es un delito de suma gravedad por cuanto su comisión daña derechos fundamentales
y bienes constitucionales, pues la vigencia plena de los derechos fundamentales de la persona humana
y la consolidación y promoción de los principios y valores que sustentan la vida en democracia se
ven afectados en distinto grado [Cfr. STC Exp. N° 010-2002-AI/TC, FF. JJ. 1, 201 y 220].
En este contexto, el terrorismo se yergue como un delito pluriofensivo que –entre otros– lesiona la
vida, la integridad, la libertad, la seguridad y la paz social, el orden jurídico y la propia estructura
del Estado; por lo tanto, no solo es deber del Juez en estos casos aplicar la normativa de la materia
vigente en el marco de los principios y valores que recoge la Constitución del Estado, pues también
le asiste la obligación de ponderar los derechos subjetivos de las personas acusadas de la comisión
de este delito [frente] al interés de la sociedad de reprimir un delito de inestimable gravedad para
la estabilidad del orden democrático [Cfr. STC Exp. Nº 0019-2005-PI/TC, F. J. 57]; y es que con-
forme a lo establecido por el artículo 44 de la Constitución, el Estado tiene –entre otros– el deber de
promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y el de proteger a la nación contra
daños o amenazas a su seguridad, lo que no solo implica que el Estado tutele los derechos de las
personas acusadas de la comisión del delito de terrorismo, sino que al mismo tiempo debe asumir
activamente el rol tutelar de los demás bienes constitucionales en conf icto, como lo es la salvaguarda
de la integridad de la sociedad que convive organizada bajo la estructura del Estado peruano.
3. Ahora bien, la Constitución establece en sus artículos 103 y 139, inciso 11), lo siguiente:
Artículo 103.- (...) La ley, desde su entrada en vigencia, se aplica a las consecuencias de las relaciones
y situaciones jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos retroactivos; salvo, en ambos supuestos,
en materia penal cuando favorece al reo (...).
Artículo 139.- Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (...) 11. La aplicación de la
ley más favorable al procesado en caso de duda o de conflicto entre leyes penales.
Conforme a ello, en nuestro ordenamiento jurídico rige, en principio, la aplicación inmediata de las
normas. En el derecho penal sustantivo la aplicación inmediata de las normas determina que a un
hecho punible se le aplique la pena vigente al momento de su comisión (Cfr. STC Exp. N° 1300-
2002-HC/TC, Fundamento 7). Asimismo, la aplicación inmediata de las normas tiene su excepción
en la aplicación retroactiva de la ley penal cuando esta resulte favorable al procesado. Este principio
constitucional cuenta con desarrollo expreso de nuestra legislación penal, estableciéndose en
el artículo 6 del Código Penal que: “si durante la ejecución de la sanción se dictare una ley más
favorable al condenado, el Juez sustituirá la sanción impuesta por la que corresponda, conforme a
la nueva ley”.
4. El principio de retroactividad benigna, entonces, propugna la aplicación de una norma penal poste-
rior a la comisión del hecho delictivo, a condición de que dicha norma contenga disposiciones más
favorables al actor. Ello, sin duda alguna, constituye una excepción al principio de irretroactividad
de la aplicación de la ley sustentada en razones político-criminales, en la medida en que el Estado
no tiene interés (o no en la misma intensidad) en sancionar un comportamiento que ya no constituye
delito (o cuya pena ha sido disminuida) y, esencialmente, en virtud del principio de humanidad de
las penas, el cual se fundamenta en la dignidad de la persona (artículo 1 de la Constitución).
5. Por otra parte, en lo que respecta a los delitos de naturaleza permanente, este Colegiado ha tenido
oportunidad de señalar que la ley aplicable no necesariamente será la vigente al momento de ejecutarse
el delito, sino que puede aplicarse nuevas normas penales a quienes en ese momento ejecuten el delito,
sin que ello signif que aplicación retroactiva de la ley penal [Cfr. STC Exp. N° 2488-2002-HC/TC, F.
J. 26].
6. En el caso de autos se aprecia que los actores han sido condenados por la comisión del delito de
af liación a organizaciones terroristas a 18 años de pena privativa de la libertad, delito de naturaleza
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
permanente que hace que resulte válido que el juzgador aplique la norma que se encuentre vigente
en el momento de su realización, como es el caso de la que regula dicha conducta al momento de
su terminación, lo cual no significa que dicha norma penal se esté aplicando retroactivamente en
perjuicio del reo ya que su conducta fue actual tanto al momento de ejecutar el ilícito como actual
lo es al momento de la cesación del delito.
En este sentido se tiene que mediante el Decreto Ley N° 25475, publicado el 6 de mayo de 1992,
se subsumió la conducta: “[l]os que forman parte de una organización terrorista, por el solo hecho
de pertenecer a ella, serán reprimidos con pena privativa de la libertad no menor de 20 años e
inhabilitación posterior (...)” tipificándola el legislador como delito de af liación a organizaciones
terroristas. Por consiguiente, estando vigente este ilícito al momento de la captura de los actores
(julio de 1997), su aplicación al sentenciarlos a través de las resoluciones cuestionadas no resulta
vulneratoria de los derechos alegados, tanto más si en los fundamentos de la sentencia condenatoria
(fojas 163) se motiva la conducta delictiva de cada uno de los actores para luego indicar la conducta
típica que preveían los artículos 319 y 320 –ya derogados– del Código Penal (Decreto Legislativo
N° 635) respecto de la establecida en el artículo 5 del Decreto Ley N° 25475, ilícito este último
en el que el juzgador subsumió las conductas de los actores sin que ello manifieste la aplicación
retroactiva de dicha norma.
7. En consecuencia, la demanda debe ser desestimada al no haberse acreditado la vulneración del prin-
cipio de inaplicación retroactiva de la ley penal cuando esta no favorece al reo, en conexidad con
el derecho a la libertad personal de los favorecidos, máxime si los órganos judiciales emplazados
impusieron a los actores una pena por debajo del mínimo que la norma materia de condena establece.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, en uso de las atribuciones que le confiere la Cons-
titución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda al no haberse acreditado la vulneración del derecho a la libertad
personal de los favorecidos, conforme a lo expuesto en los fundamentos 6 y 7 supra.
PUBLÍQUESE Y NOTIFÍQUESE.
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / CALLE HAYEN / ETO CRUZ /
ÁLVAREZ MIRANDA / URVIOLA HANI
EXP. N° 05783-2009-PHC/TC-LIMA
ISIDORO CÁRDENAS YAURI
459
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Isidoro Cárdenas Yauri contra la resolución de la
Tercera Sala Penal con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 137, su fecha
10 de agosto de 2009, que declaró infundada la demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 29 de mayo de 2009 el recurrente interpone demanda de hábeas corpus contra los Vocales
Supremos de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República, señores Sivina
Hurtado, Urbina Ganvini, Pariona Pastrana y Zecenarro Mateus, alegando la vulneración de sus derechos
constitucionales a la tutela procesal efectiva y la libertad individual.
Refiere que en el proceso penal que se siguió en su contra por la comisión del delito de tráfico ilícito de
drogas (Exp. N° 657-99) fue condenado a 18 años de pena privativa de la libertad, es decir, por debajo
del mínimo legal señalado por ley; que sin embargo, posteriormente fue promulgada la Ley N° 28002
en virtud de la cual se modificaron las penas para el delito materia de juzgamiento, estableciéndose entre
15 y 25 años el mínimo y máximo legal, respectivamente. Sostiene que por dicha razón solicitó la susti-
tución de la pena, declarándose procedente su pedido mediante resolución de fecha 14 de septiembre de
2007, por lo que se le impuso 15 años de pena privativa de la libertad, sentencia que fue posteriormente
confirmada por los vocales emplazados. Aduce que no obstante ello le corresponde una pena menor al
mínimo legal, tal como lo dispone el Acuerdo Plenario N° 2-2005/DJ-301-A, puesto que a su hermano,
que también fue sentenciado, se le sustituyó la pena establecida por una de 12 años, por lo que a, su
criterio, se encuentra en la misma situación.
Realizada la investigación sumaria y tomadas las declaraciones explicativas, el recurrente ratifica el
contenido de su demanda. Por su parte, los Vocales Pariona Pastrana y Sivina Hurtado manifiestan que
no se han vulnerado los derechos invocados por el recurrente en razón de que lo que en puridad preten-
de es modificar la decisión judicial tomada con observancia del debido proceso, habiéndose hecho un
examen de las normas pertinentes.
El Vigésimo Cuarto Juzgado Penal de Lima, con fecha 17 de junio de 2009, declaró infundada la demanda
por estimar que ante la petición del recurrente se procedió a sustituir la pena al mínimo legalmente esta-
blecido y que, respecto a la sustitución de la pena interpuesta a su hermano, ello no implicaba una cuestión
matemática toda vez que la determinación judicial de la pena obedece a factores de índole personal.
La recurrida confirma la apelada, por fundamentos similares.
FUNDAMENTOS
1. La demanda tiene por objeto que se sancione la nulidad de la ejecutoria suprema N° 133-2006,
de fecha 10 de octubre de 2008, mediante la cual se sustituye la pena impuesta al recurrente por
la comisión del delito de tráfico ilícito de drogas a cuyo efecto se aduce que: a) la sustitución de
pena realizada no resulta proporcional por cuanto el recurrente fue condenado en su oportunidad
por debajo del mínimo legal señalado por el tipo penal vigente al momento de emitirse la sentencia
condenatoria, por lo que debió emitirse una pena por debajo del mínimo legal de acuerdo a los nuevos
parámetros establecidos para el artículo 297 del Código Penal, modificado por la Ley N° 28002,
pues le correspondía su aplicación en concordancia con el artículo 139, inciso 11 de la Constitución
y plasmada en el artículo 6 del Código Penal, que dispone la aplicación retroactiva de la ley más
favorable al condenado; b) se ha violado el derecho de Igualdad Sustancial en el Proceso, pues en
el proceso original se le impuso una pena igual a la de su hermano, mientras que en la sustitución a
este le han impuesto 12 años pero a él 15.
Sustitución y quantum de la pena
2. Respecto del extremo referido a la alegada falta de proporcionalidad en la sustitución de pena aplicada
por la demandada, es preciso señalar que si bien queda claro que aquellos que han sido condenados
en virtud de una ley que ha sido reformada estableciéndose una pena más benigna tienen el legítimo
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
derecho de solicitar la sustitución de la pena sobre la base del mandato expresado en el artículo 103
de la Constitución, ello no implica que la concesión del beneficio sea una atribución conferida a la
justicia constitucional. Es que, como ya lo ha señalado este Tribunal en reiterada jurisprudencia,
la determinación de la responsabilidad penal es competencia exclusiva de la justicia ordinaria, as-
pecto que también involucra la graduación de la pena impuesta en sede penal. En este sentido, no
cabe sino recalcar que la asignación de la pena obedece a una declaración previa de culpabilidad
realizada por el juez ordinario, el que en virtud de la actuación probatoria realizada al interior del
proceso penal llega a la convicción de la comisión de los hechos investigados, la autoría, así como
el grado de participación de los inculpados. El quantum de la pena obedece, pues, a un análisis del
juez ordinario, el cual, sobre la base de los criterios mencionados, fijará una pena proporcional a la
conducta sancionada.
3. No puede, entonces, acudirse a la justicia constitucional para solicitar la sustitución de la pena ya que
dicha pretensión entrañaría que este Tribunal se constituya en una instancia suprajudicial, lo que, sin
duda, excedería el objeto de los procesos constitucionales relacionado con la libertad y el contenido
constitucionalmente protegido de los derechos protegidos por el hábeas corpus, siendo de aplicación
en dichos supuestos el artículo 5,1 del Código Procesal Constitucional. Otra sería la situación si se
advirtiese una negativa injustificada por parte del órgano jurisdiccional de absolver la solicitud de
sustitución de pena pretendida por los sentenciados, desconociendo la retroactividad benigna de las
leyes penales consagrada en el artículo 103 de la Constitución, en cuyo caso la pretensión podrá ser
estimada y ordenarse al órgano jurisdiccional que proceda a determinar una pena concreta conforme
al nuevo marco legal. Por el contrario, en caso de que el órgano jurisdiccional sí haya atendido el
pedido de sustitución de pena, a través de una individualización de la pena debidamente motivada
y respetuosa del principio de proporcionalidad, corresponderá declarar infundada la pretensión
[Cfr. STC Exp. Nºs 2283-2006-PHC/TC (fundamentos 10 a 12) y 1043-2007-PHC/TC (fundamentos
11 a 13)].
4. De la demanda de autos se advierte que lo que pretende el recurrente es cuestionar la pena concreta
impuesta a través de la sustitución de pena, aduciendo que la pena debió ser menor. Se colige, entonces,
que la solicitud del recurrente implica que el juez constitucional se instituya como una suprainstancia
de la vía ordinaria, lo cual, de acuerdo a la doctrina jurisprudencial anotada, resulta improcedente
en aplicación del artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional, que establece que: “No
proceden los procesos constitucionales cuando: 1. Los hechos y el petitorio de la demanda no están
referidos en forma directa al contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado”.
El principio de igualdad sustancial
5. El hecho de que, por la derogada Ley N° 26619, el delito imputado merecía una sanción no menor
de 25 años, siendo, sin embargo, que en el proceso primigenio tanto al demandante como a su
hermano coinculpado se les impuso una pena por debajo del mínimo legal, esto es, 18 años, y que
al momento de la adecuación solicitada a la nueva penalidad establecida por la Ley N° 28002, esto
es, una mínima de 15 y una máxima de 25 años, al demandante se le impuso una pena de 18 años,
mientras que a su hermano coinculpado, se le puso un inferior de 12 años, no implica por si violación
de ningún principio constitucional que merezca protección mediante el hábeas corpus, pues como
ya se tiene dicho la valoración es competencia de la justicia ordinaria, y la distinta graduación de la
pena corresponde al distinto grado de participación de cada uno de los inculpados.
6. En cuanto al derecho a la igualdad en la aplicación de la ley, este no implica que a todos los coincul-
pados les impongan la misma pena, puesto que esta motivación explica la diferenciación que resulta
del análisis personalizado de cada uno del grado de participación en el delito.
7. En consecuencia, dado que existe pronunciamiento por parte del órgano jurisdiccional respecto de
la solicitud de adecuación de pena del recurrente, este Colegiado considera que no se han vulnerado
los derechos invocados en el presente hábeas corpus, por lo que este extremo debe ser desestimado.
461
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar IMPROCEDENTE la demanda en el extremo referido a la sustitución de la pena.
2. Declarar INFUNDADA la demanda en el extremo concerniente a la adecuación de la pena.
Publíquese y notifíquese.
SS. VERGARA GOTELLI / MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / CALLE HAYEN / ETO CRUZ /
ÁLVAREZ MIRANDA
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IMPUGNACIÓN
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
de apelación en segunda instancia, en caso de sentencia absolutoria, “solo puede declarar la nulidad y
ordenar nueva instrucción o nuevo juicio oral”.
QUINTO: Que, el nuevo tratamiento de reforma de la sentencia absolutoria de primera instancia por
una de carácter condenatoria, ha dado lugar a lo que se denomina, el régimen jurídico de la condena
del absuelto, el mismo que no afecta la denominada garantía de la “doble instancia” reconocida en el
inciso 6 del artículo 139 de la Constitución Política del Estado, en la medida que, en estricto, lo que se
reconoce en dicha norma constitucional es la garantía de la instancia plural, la misma que se satisface
estableciendo, como mínimo, la posibilidad en condiciones de igualdad de “dos sucesivos exámenes
y decisiones sobre el tema de fondo planteado, por obra de dos órganos jurisdiccionales distintos, de
modo que el segundo debe prevalecer sobre el primero”, tanto más si como ha sucedido en el presente
caso, ante la emisión de la sentencia absolutoria de primera instancia, el Fiscal Adjunto encargado del
Tercer Despacho de Investigación de la Segunda Fiscalía Penal Corporativa de Arequipa ha interpuesto
recurso de apelación, circunstancia que al habilitar un pronunciamiento condenatorio, no permite arri-
bar a una conclusión que implique una reformatio in peius para el procesado Jorge Ccanahuire Adcco.
SEXTO: Que, en efecto, la prohibición de la reformatio in peius no funciona en los supuestos en que el
contrario hubiera también apelado de la sentencia; situación jurídico procesal que es donde se encuadra
el tema en análisis, pues sobre la sentencia absolutoria, el apelante es el Ministerio Público, cuya pre-
tensión impugnatoria faculta a un pronunciamiento de fondo, que al ejercer un juicio de fundabilidad
puede provocar una condena al absuelto en primera instancia.
SÉTIMO: Que, el principio constitucional de la instancia plural trata en definitiva de que la organización
del proceso admita la posibilidad que el objeto o pretensión pueda ser discutida ampliamente en dos
instancias, a instancia tanto de la parte acusada como acusadora. Por ende, el acusado –pero también la
acusación respecto de su pretensión– tiene la posibilidad de discutir en dos oportunidades la pretensión
punitiva, defendiéndose de la acusación durante la primera instancia y luego, ante la apelación presentada
por el Fiscal, también podrá hacerlo en segunda instancia, a través de sus alegatos respectivos.
OCTAVO: Que, la referida garantía es reconocida también en condiciones de igualdad tanto a la parte
acusada como a la parte acusadora, no existiendo razón alguna para admitir que el ad quem solo pueda
absolver al condenado cuando este cuestione la condena, pero no pueda condenar al absuelto cuando
la parte acusadora cuestione, precisamente con su recurso, tal absolución. Así, si tenemos en cuenta la
exigencia del principio de igualdad, no existe justificación razonable que permita, de un lado, avalar la
posibilidad de una decisión del ad quem que revoque y sustituya la condena pero, de otro lado, impedir
que ejerza las mismas facultades respecto de la absolución.
NOVENO: Que, el inciso 6 del artículo 139 de la Constitución Política del Estado, así como el literal h)
del inciso 2 del artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos exigen que, en la
organización del proceso penal, la parte acusada tenga la posibilidad de discutir la pretensión jurídica
penal en su contra ante un órgano jurisdiccional superior y por ende distinto. Sin duda, la institución de
la condena del absuelto prevista en la configuración jurídica del recurso de apelación en el nuevo Código
Procesal Penal, prevé la posibilidad de hacer uso de este recurso por la parte acusada, consecuentemente,
puede recurrir y discutir la pretensión sancionadora de la parte acusadora ante un órgano jurisdiccional
superior y distinto.
DÉCIMO: Que, en este contexto, el acusado tendrá toda la posibilidad de discutir la pretensión punitiva
en dos oportunidades, esto es, tanto ante el juez de primera instancia como ante el de apelación, incluso
en el caso de la apelación de una sentencia absolutoria por parte de la parte acusadora. De esta manera,
podrá ejercer su derecho de defensa frente a la acusación que se le haga durante la primera instancia y,
lo que es lo más importante, podrá también hacerlo en el juicio sobrevenido por el recurso actuado por
el Fiscal, en virtud del cual se realizará el juzgamiento en segunda instancia.
DÉCIMO PRIMERO: Que, habiéndose cumplido entonces a través del nuevo diseño procesal penal
adoptado, en el que a diferencia de la regulación prevista en el Código de Procedimientos Penales, es
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posible condenar al absuelto en primera instancia, con el respeto irrestricto a la instancia plural, la
interposición del recurso de casación, no se ve desnaturalizada, toda vez que se respeta sus características
y finalidades, de ese modo se reconoce al mencionado recurso como uno de carácter extraordinario que no
implica una instancia, es decir que a través del mismo no se pueden revisar los hechos ni muchos menos
abrirse o agregarse prueba, se reconoce asimismo que la casación tiende a proceder en el solo interés de
la ley, pudiendo incluso declararse de oficio; este criterio es recogido en la STC N° 3261-2005-PA/TC.
DÉCIMO SEGUNDO: Que, en consecuencia, de acuerdo a lo expuesto, no se trata entonces de un tema
de reformatio in peius ni específicamente de una afectación a la pluralidad de instancia, habida cuenta
que el doble grado de jurisdicción se cumple cuando por intermedio de la impugnación se somete a un
órgano superior la revisión plena del juicio llevado a cabo por el a quo, entendiéndose el termino juicio
como aquel ámbito de razonamiento jurídico sobre admisibilidad, procedencia, fundabilidad, subsunción
y de garantías efectuadas por el juzgador en su sentencia.
DÉCIMO TERCERO: Que, por lo expuesto, al no advertirse del análisis del artículo 425.3.b del Código
Procesal Penal, colisión alguna con el derecho a la instancia plural que consagra la Constitución Política
del Estado a través del artículo 139 inciso 6, y las normas de protección internacional de los derechos
humanos, referidos en los artículos 10 y 11 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y
los artículos 4, 14 y 15 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como el artículo 8.2
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos: DESAPROBARON la resolución consultada
de fojas sesenticuatro, su fecha veintidós de junio del año en curso, en cuanto declara inaplicable a
este caso en concreto, el artículo 425.3.b del Código Procesal Penal, únicamente en cuanto señala que
“si la sentencia de primera instancia es absolutoria, puede dictar sentencia condenatoria imponiendo
las sanciones y reparación civil a que hubiere lugar”, en consecuencia, DISPUSIERON que la Sala
Penal de la Corte Superior de Justicia de Arequipa, expida nuevo pronunciamiento con arreglo a los
considerandos expuestos; en los seguidos contra Jorge Ccanahuire Adcco, por la comisión del delito
contra la libertad sexual – violación de menor de edad, en agravio de la menor de iniciales C.V.H.Q.: y
los devolvieron.- Vocal ponente: Mac Rae Thays.
SS. TÁVARA CÓRDOVA / ACEVEDO MENA / YRIVARREN FALLAQUE / MAC RAE THAYS / ARAUJO
SÁNCHEZ
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
(artículo 422.2 del nuevo Código Procesal Penal), sin perjuicio de la regla ciertamente excepcio-
nalísima del artículo 422.5 del citado Código. Esta última posibilidad solo es admisible cuando las
declaraciones de los testigos, incluidos los agraviados, adolezcan de sensibles defectos legales o dé-
ficits de información que impiden el necesario esclarecimiento de los hechos objeto del debate. Es de
tener en claro que el principio rector de la apelación penal contra sentencias definitivas es solo permitir
la actuación de nuevas pruebas desde una perspectiva de complementación del material probatorio en
orden a la corrección de irregularidades probatorias de la primera instancia y a superar, limitadamente,
las preclusiones allí producidas.
CUARTO: Que el encausado recurrente afirma que la prueba que ofrece no pudo presentarla al inicio
del juicio oral porque recién la conoció en pleno desarrollo del plenario. Sin embargo, es de tener en
cuenta que en este supuesto el proponente ha de demostrar que la falta de proposición oportuna se debió
a circunstancias ajenas a su voluntad. En el presente caso es evidente que este supuesto excepcional
no se presenta. Esta prueba pudo y debió ser propuesta en primera instancia, desde que se trata de un
documento que aparecía colgado en el portal electrónico de Frecuencia Latina –de acceso público– desde
antes del inicio del juicio y además había sido propalado debidamente. No es lógicamente creíble el
alegado desconocimiento. Por tanto, debe inadmitirse la prueba ofrecida.
QUINTO: Que la defensa del imputado Segura Rojas en su escrito de fojas veintiocho solicita que se
interprete constitucionalmente el artículo cuatrocientos veintitrés, apartado tres, del nuevo Código Procesal
Penal, que dispone la concurrencia del imputado recurrente a la audiencia de apelación de sentencia,
bajo apercibimiento de la declaración de inadmisibilidad del recurso que interpuso, para lo cual debe
tenerse presente la garantía específica del doble grado de jurisdicción –que integra la garantía genérica
del debido proceso y la garantía genérica de defensa procesal–.
SEXTO: Que el artículo cuatrocientos veintitrés, apartado tres, del nuevo Código Procesal, al desarrollar
una institución de configuración legal, como es el recurso de apelación –cuyo reconocimiento y alcance
legislativo de cara a la garantía de la instancia plural no está puesta en duda–, establece la necesidad de
la presencia personal del imputado recurrente a la audiencia de apelación de sentencia, exigencia que
se sustenta en que todo imputado está sujeto al proceso y, por tanto, ligado a los mandatos judiciales
de comparecencia –el imputado tiene la carga de comparecer en el proceso–. En el caso en cuestión, la
norma citada busca consolidar la vigencia de principios procesales y procedimentales de primer orden:
contradicción efectiva –que integra la garantía de defensa procesal–, inmediación y oralidad –que inte-
gran la garantía del debido proceso–.
En la presente causa se presenta un hecho singular. El imputado asistió al juicio de primera instancia
pero omitió concurrir, por razones obvias, a la sesión fijada para la lectura de la sentencia. Esta le impuso
una pena efectiva de privación de libertad de ocho años.
SÉTIMO: Que desde el resultado de la interpretación de la ley es evidente que no puede aceptarse
una opción jurisprudencial que colide con los preceptos constitucionales, más aún si implican de-
rechos fundamentales cuya efectividad práctica debe garantizarse y sin que las sanciones derivadas
del incumplimiento de normas procesales sean de tal entidad que originen resultados claramente
desproporcionados.
La norma objeto de interpretación es clara. Dispone la inadmisibilidad del recurso de apelación de
sentencia –y solo de sentencias– cuando el recurrente no concurre injustificadamente a la audiencia de
apelación. La declaratoria de inadmisibilidad, en tanto sanción procesal, está ligada, pues a la noción
de “inasistencia injustificada”.
Esta puede presentarse por diversas situaciones y motivos, que sería de rigor identificar caso por caso
en función a la multiplicidad de posibilidades que pueden presentarse.
OCTAVO: Que en el caso concreto el imputado ha sido condenado a una pena privativa de libertad
efectiva y se ha ordenado su captura, medida que rige –pese al recurso de apelación– por mandato del
apartado dos del cuatrocientos dieciocho del nuevo Código Procesal Penal.
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Ahora bien, nuestro ordenamiento jurídico garantiza plenamente el ejercicio de la libertad personal
y es comprensivo del afán natural de las personas de evitar toda limitación o privación de la libertad,
más allá de la legitimidad del mandato de la autoridad competente. Por ende, no considera apropiado
imponer sanción alguna por su razonable ejercicio, salvo que en su comisión se vulneren otros bienes
jurídicos protegidos –integridad corporal, patrimonio, objetividad y corrección del ejercicio de la función
pública, etcétera–.
Este Supremo Tribunal entiende el motivo del imputado por no asistir a la audiencia de apelación: si
se presenta sería detenido e ingresado a un Establecimiento Penal. Así las cosas, no es proporcional
exigir su presencia bajo apercibimiento de desestimar liminarmente su impugnación. Si se reconoce,
como se hace, el derecho de las personas a la libertad ambulatoria, y si en el caso concreto su presen-
cia implicaría su detención inmediata, no es posible anudar a su inconcurrencia la desestimación del
recurso, con lo que se limitaría desproporcionadamente –desde el sub principio de proporcionalidad
estricta– el derecho al recurso –se clausuraría la posibilidad de someter al conocimiento de un Tribunal
Superior una resolución que le causa agravio– y el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva –no se
tendría acceso a la segunda instancia, legalmente prevista, pese a que la audiencia de apelación, en
este caso, en atención a los motivos del recurso y al ámbito de sus objeciones, no requiere de modo
necesario la presencia del imputado–.
En consecuencia, en este caso concreto, como está en riesgo la libertad personal del imputado –y solo
porque lo está de modo irremediable– sería desproporcionado atar a su inconcurrencia la inadmisibilidad
del recurso que interpuso. Por ello cabe concluir que el motivo de su probable inasistencia está justificado.
La audiencia de apelación, por tanto, puede realizarse con la sola presencia de su abogado defensor, a
quien debe reconocerse, analógicamente, la representación del imputado y, por tanto, los derechos de
intervención en todas las diligencias y de ejercicio de todos los medios de defensa que la ley reconoce
(artículo setenta y nueve, apartado tres, del nuevo Código Procesal Penal).
DECISIÓN
Por estos fundamentos, y de conformidad con el apartado uno del artículo cuatrocientos veintitrés del
Nuevo Código Procesal Penal: I. Declararon IMPROCEDENTE la prueba videográfica ofrecida por la
defensa del encausado Eduardo Gustavo Segura Rojas mediante su escrito de fojas diecisiete, del cinco
de febrero de dos mil diez, por la defensa de Eduardo Gustavo Segura Rojas. II. CONVOCARON a
las partes, con las prevenciones de los apartados dos, tres y cuatro del referido artículo cuatrocientos
veintitrés del nuevo Código Procesal Penal, y lo anotado en los fundamentos jurídicos séptimo y octavo
de esta Ejecutoria para la audiencia de apelación, que se realizará el día veinte de julio de dos mil diez
a las ocho y treinta de la mañana. III. MANDARON se notifique a las partes. Hágase saber.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / PRÍNCIPE TRUJILLO /
SANTA MARÍA MORILLO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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cuatrocientos cinco del Código acotado, estos requisitos han sido cumplidos por el recurrente y en el
presente caso se realizó el trámite del traslado respectivo –ver resolución de fojas siete del cuaderno
formado en esta Sala–, no habiéndose apersonado ninguno de los sujetos procesales. TERCERO: Que
la casación no es propiamente un medio impugnatorio sino un remedio excepcional de tutela, de modo
que no tiene por finalidad que se continúe revisando una sentencia judicial firme, sino evaluar si está
incursa en las causales previstas en el artículo cuatrocientos veintinueve del nuevo Código Procesal
Penal, por lo que no puede ser utilizada para replantear una controversia resuelta por los órganos de
instancia; que, en ese sentido, de los argumentos esgrimidos por el recurrente que se describen en los
puntos i), ii) y iii) del segundo fundamento jurídico de esta resolución se infiere que la verdadera signi-
ficación del agravio se traduce en su inconformidad con la eficacia y el valor probatorio otorgado a los
medios de prueba, lo que es ajeno al recurso de casación, que no puede provocar un nuevo examen
crítico de los medios probatorios que sirvieron de base a la sentencia, quedando excluido todo lo que se
refiera a la valoración de los elementos de prueba y a la determinación de los hechos, por lo que de
ningún modo puede efectuarse una revaloración de la prueba, ni juzgar los motivos que formaron la
convicción del Tribunal; por tanto, resulta inadmisible la casación cuando se discute la eficiencia pro-
batoria de los elementos de convicción o se presenta disentimiento con la valoración de la prueba
efectuada. CUARTO: Que, respecto a la causal de manifiesta ilogicidad de la motivación, alega el re-
currente que la sentencia menciona que existen pruebas indiciarias para condenarlo, sin tener en cuenta
que los indicios (contingentes) deben ser plurales, en aplicación del inciso tres, literal c) del artículo
ciento cincuenta y ocho del nuevo Código Procesal Penal; que, estos argumentos postulan un criterio
particular del casacionista para desvirtuar los indicios que cimientan el fallo del Tribunal Superior, al
punto que redunda en comentarios generales, sin concentrarse en explicar los errores de hecho que le
atribuye; que, no se observa la vulneración de alguna garantía fundamental que amerite el ejercicio de
las facultades de la Sala de Casación. QUINTO: Que, en cuanto a la causal de inobservancia de norma
de carácter procesal, esta se sustenta en que se prescindió de la testimonial de Alicia Málaga Lesli pese
a que dicho testigo debió ser conducida compulsivamente en aplicación del inciso uno del artículo
trescientos setenta y nueve del nuevo Código Procesal Penal, lo que fue omitido; además, se recibió la
testimonial del agraviado sin haberse fundamentado su inclusión como tal no obstante que la Ley Pro-
cesal precisa que solamente serán actuados los medios de prueba admitidos en la audiencia de control
de la acusación y en el auto de citación a juicio; que, los motivos invocados no se vinculan directa y
concretamente con los fines de la casación porque procesalmente es posible prescindirse de una prueba
personal; además, no pretende que se haga efectivo algún derecho material ni la restauración de una
garantía o reparación de un agravio, sino que realiza un alegato de instancia pretendiendo desvirtuar el
mérito concedido a las pruebas de cargo que sirven de sustento a la sentencia de condena. SEXTO: Que,
en lo atinente a la causal de indebida aplicación y errónea interpretación de la ley penal, sustentada en
que fue condenado indebidamente por el delito de robo agravado previsto en el inciso cuatro del artícu-
lo ciento ochenta y nueve del Código Penal, pese a que nunca se demostró la existencia de otras perso-
nas, es de acotar que el cuestionamiento no se refiere a los alcances del subtipo agravado materia de
condena sino a la prueba de los hechos, lo que es ajeno a los alcances del recurso de casación. SÉTIMO:
Que es del caso exonerar de las costas al recurrente en aplicación extensiva del literal a) del apartado
dos del artículo quinientos uno del Código Procesal Penal, al no haber obrado con temeridad o mala fe.
Por estos fundamentos: I. Declararon INADMISIBLE el recurso de casación interpuesto por el proce-
sado Henry Hans Torres Tapia contra la sentencia de vista de fojas ochenta, del veintiséis de agosto de
dos mil nueve, que confirmó la sentencia que lo condenó como autor del delito contra el Patrimonio, en
la modalidad de robo agravado, en perjuicio de Vicente Moreno Lupaca a diez años de pena privativa
de libertad efectiva. II. EXONERARON al recurrente del pago de las costas en la tramitación del re-
curso de casación; MANDARON se devuelva los actuados al Tribunal de origen; hágase saber; inter-
viniendo el señor Santa María Morillo por vacaciones del señor Prado Saldarriaga.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRÍNCIPE TRUJILLO / CALDERÓN CASTILLO / SANTA
MARÍA MORILLO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
del presente proceso penal son los de usurpación y daños, que están conminados con pena privativa de
libertad no mayor de tres años –artículo doscientos dos del Código Penal: tipo penal más grave–. En
consecuencia, el delito incriminado no alcanza el criterio de summa poena estatuido en la norma procesal,
por lo que en principio escapa a la competencia casacional.
QUINTO.- Que a pesar de ello la norma procesal ha regulado la casación excepcional en el inciso cuatro
del artículo cuatrocientos veintisiete del citado Código, que permite al Supremo Tribunal, excepcional-
mente, superando la barrera de las condiciones objetivas de admisibilidad que pueda aceptarse el recurso
de casación, pero sujeto a que se estime imprescindible para el desarrollo de la doctrina jurisprudencial,
y que el recurrente consigne adicional y puntualmente las razones que justifican el desarrollo jurispru-
dencial, con arreglo al apartado tres del artículo cuatrocientos treinta del Código Procesal Penal.
SEXTO.- Que el actor civil Víctor Manuel Trujillo Díaz, en su recurso de casación de fojas diecinueve,
expresó que promovía la casación excepcional –pero no invocó ninguna de las causales previstas en el
artículo cuatrocientos veintinueve del Código Procesal Penal– y solicitó que desarrolle doctrina juris-
prudencial para establecer que no se puede justificar un sobreseimiento del proceso cuando el Fiscal
dilató las diligencias preliminares por cinco meses y la investigación preparatoria por un año y dos
meses y no realizó diligencias importantes como la pericia valorativa, así como no valoró documentos
que acreditaban la preexistencia de los bienes dañados.
SÉTIMO.- Que es evidente el incumplimiento de la exigencia que rige la casación excepcional prevista
por el apartado tres del artículo cuatrocientos treinta del Código Procesal Penal: que se señale y justifique
la causal que corresponda conforme al artículo cuatrocientos veintinueve del citado Código, por lo que
cabe advertir la ineptitud del recurso y su consecuente inadmisión.
OCTAVO.- Que, en consecuencia, se colige sin mayor esfuerzo que el casacionista incurre en varios
desaciertos cuando postula los cuestionamientos al fallo impugnado, pues no solo solicitó el desarrollo
de la jurisprudencia y no lo vinculó con una concreta pretensión jurídica: inobservancia de garantías
constitucionales de carácter procesal o material, inobservancia de normas legales de carácter procesal,
indebida aplicación, errónea interpretación o una falta de aplicación de la Ley penal, falta o manifiesta
ilogicidad de la motivación o apartamiento de la doctrina jurisprudencial, sino además alegó que el
Tribunal de Apelaciones no valoró documentos que acreditan la preexistencia de los bienes que fueron
dañados y las fotografías que presentó, pero no expresó de manera clara y concisa si se trata de pruebas
actuadas en el juicio o si esos documentos cumplían con todos los requisitos para ser valoradas como
elementos de juicio de culpabilidad del acusado, y a pesar de ello no fueron apreciadas por el Juez. En
esas condiciones el recurso de casación no puede prosperar y la queja de derecho debe ser inadmitida
NOVENO.- Que debe resaltarse además que no es necesario el desarrollo de la doctrina jurispruden-
cial, pues si el actor civil consideraba que el plazo de la investigación se extendió por mucho tiempo,
podía acudir al Juez de la Investigación Preparatoria –quien es el encargado de resguardar los derechos
fundamentales del imputado y demás partícipes de la investigación– y solicitar un control de plazo de
esta etapa, en tanto en cuanto se halla vinculado a un derecho procesal constitucionalizado: el derecho
al plazo razonable –véase apartado dos del artículo trescientos treinta y cuatro y trescientos cuarenta y
tres del Código Procesal Penal–. También podía acudir al órgano jurisdiccional para conseguir que se
practiquen las diligencias que consideraba necesarias para su pretensión y que fueron rechazadas por
el Fiscal, pues se halla vinculado al derecho de petición de los intervinientes –véase apartado cuatro
y cinco del artículo trescientos treinta y siete del Código Procesal Penal–. Es de enfatizar que el Juez
controla la legalidad de las actuaciones del Ministerio Público y protege los derechos principales de los
sujetos procesales.
DÉCIMO.- Que el recurrente promovió el recurso de queja de derecho, a pesar de que en su recurso
de casación no expresó razones serias y fundadas para hacerlo con arreglo al inciso cuatro del artículo
cuatrocientos veintisiete e inciso tres del artículo cuatrocientos treinta del Código Procesal Penal. Por
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tanto, es pertinente condenarlo al pago de costas de conformidad con el inciso dos y tres del artículo
cuatrocientos noventa y siete del citado Código.
DECISIÓN
Por estos fundamentos:
I. Declararon INFUNDADO el recurso de queja de derecho interpuesto por el agraviado Víctor Manuel
Trujillo Díaz contra la resolución de fojas veintitrés, del doce de agosto de dos mil diez, que declaró
inadmisible el recurso de casación que promovió contra el auto superior del dos de agosto de dos mil
diez, que confirmando la resolución de primera instancia de fojas nueve, del cinco de marzo de dos mil
diez, declaró fundado el requerimiento de sobreseimiento de la acción penal peticionada por el Fiscal
Provincial; en el proceso seguido contra Manuel Ancelmo Ruiz Cerna y Wilson Leyva León por delitos
contra el patrimonio –usurpación y daños– en agravio del recurrente.
II. CONDENARON al pago de las costas de la tramitación del recurso de queja de derecho al agraviado
Víctor Manuel Trujillo Díaz, y ordenaron que el Juez de la Investigación Preparatoria cumpla con su
liquidación y pago.
III. MANDARON se notifique a las partes la presente Ejecutoria y se archive definitivamente lo actuado.-
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / PRÍNCIPE TRUJILLO /
CALDERÓN CASTILLO
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seis del artículo cuatrocientos treinta del nuevo Código Procesal Penal, corresponde decidir si el recurso
de casación está bien concedido y si procede conocer el fondo del mismo; que es de precisar que se ha
cumplido el trámite de traslados respectivos a las partes. SEGUNDO: Que la inadmisibilidad del recurso
de casación se rige por la concordancia de los artículos cuatrocientos veintiocho y cuatrocientos treinta,
primer apartado, del nuevo Código Procesal Penal, cuyos requisitos deben cumplirse debidamente para
que se declare bien concedido. TERCERO: Que el recurrente sustenta la viabilidad del recurso de
casación en el artículo cuatrocientos veintisiete, apartado cuatro, del nuevo Código Procesal Penal que
establece que: excepcionalmente, será procedente el recurso de casación cuando la Sala Penal de la Corte
Suprema, discrecionalmente lo considere necesario para el desarrollo de la doctrina jurisprudencial”;
que se cumple el presupuesto subjetivo pues el señor Fiscal cuestionó la sentencia de primera instancia
y, sin duda, la sentencia de vista lo agravia al desestimar su pretensión impugnativa. CUARTO: Que
como motivos de casación invoca: i) la inobservancia de la garantía constitucional de carácter procesal,
tales como: igualdad, imparcialidad, debido proceso y legalidad procesal; y, ii) la indebida aplicación
o errónea interpretación de la ley penal; que estas causales están reconocidas en los incisos uno y tres
del artículo cuatrocientos veintinueve del nuevo Código Procesal Penal. QUINTO: Que, respecto al
primer motivo de casación –de casación constitucional–, sostiene que la recurrida, al establecer que el
condenado concurra cada treinta días al local de la Segunda Fiscalía Penal Corporativa de Castilla a fin de
informar y firmar el libro de control de sentenciados, involucra la función fiscal en funciones estipuladas
específicamente para el órgano jurisdiccional, tal como así lo contempla el apartado uno del artículo
cuatrocientos ochenta y nueve del nuevo Código Procesal Penal, máxime si en su apartado dos se estipula
que el Juez de la Investigación Preparatoria es el facultado para resolver los incidentes suscitados durante
la ejecución de la sentencia, ya sea en cuanto a la pena, la reparación civil o las consecuencias accesorias;
que, en lo atinente al segundo motivo, invoca la indebida aplicación o errónea interpretación de la ley
penal, señala que se inobservó el artículo cuatrocientos ochenta y ocho del Código Procesal Penal que
también contempla la ejecución de sentencia como una obligación y función propia del Juzgador, quien
conforme a los apartados uno y dos debe garantizar la ejecución de la sentencia conforme al Código
Penal y las leyes, de suerte que el condenado y las demás partes –incluyendo al Ministerio Público en el
caso de autos– plantearán si así lo estiman necesarios los requerimientos y observaciones respecto de la
pena, reparación civil y las consecuencias accesorias que conforme a ley correspondan. SEXTO: Que,
ahora bien, la aceptación del objeto impugnable en este caso, en tanto se trata de un delito que no tiene
la entidad para ser conocido por la Corte Suprema, está en función a la existencia de un relevante interés
casacional; que, en el presente caso, este se presenta en atención a la relevancia jurídica de la institución
concernida –a qué órgano corresponde determinados ámbitos de la ejecución penal– y a la realidad, como
se prueba en el recurso de la Fiscalía, de una jurisprudencia contradictoria en varios Distritos Judiciales,
que obliga a su unificación; que, en estricto derecho, el motivo casacional es el referido a la inobservancia
de una norma procesal penal –artículos cuatrocientos ochenta y ocho y cuatrocientos ochenta y nueve del
nuevo Código Procesal Penal–, que define el ámbito de actuación del Juez y del Ministerio Público
en sede de ejecución penal, por lo que debe reconducirse el motivo de casación al apartado dos del
artículo cuatrocientos veintinueve del nuevo Código Procesal Penal; que, por último, también se ha
invocado, concurrentemente, el motivo de casación constitucional por los mismos fundamentos que
el anterior y, además, excesivamente, se entiende coimplicadas cuatro garantías constitucionales; que
tal motivo no es de recibo pues no solo se resalta, propiamente, una presunta infracción de normas de
naturaleza ordinaria, como son las competencias funcionales del Juez definidas en el nuevo Código
Procesal Penal, sino también porque se está ante una definición hermenéutica que incide en
los ámbitos de legalidad ordinaria trazados por la Ley procesal penal. Por estos fundamentos:
I. Declararon INADMISIBLE el recurso de casación por inobservancia de garantías constitucionales
interpuesta por el señor Fiscal Superior de Apelaciones del Distrito Judicial de Piura. II. Declararon
BIEN CONCEDIDO el recurso de casación por inobservancia de norma procesal interpuesto por
el citado recurrente, referida a los artículos cuatrocientos ochenta y ocho y cuatrocientos ochenta y
nueve del nuevo Código Procesal Penal. III. ORDENARON que la causa permanezca en Secretaría
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
a disposición de las partes por el plazo de diez días; y vencido: DISPUSIERON se dé cuenta para fijar
fecha la audiencia de casación. Hágase saber.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRÍNCIPE TRUJILLO / CALDERÓN CASTILLO / SANTA
MARÍA MORILLO
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para adoptar una decisión, sin entrar a debatir cada uno de los preceptos o
razones jurídicas alegadas por la parte–. Este deber incluye la obligación de
fundamentar los hechos y la calificación jurídica, así como la pena y reparación
civil finalmente impuestas. Los órganos jurisdiccionales deben hacer explícitos los
elementos de convicción que sustentan la declaración de hechos probados, a fin
de acreditar la concurrencia de prueba de cargo capaz de enervar la presunción
constitucional de inocencia, y asimismo ofrecer un razonamiento jurídico-lógico
y sustentado en valores jurídicamente aceptables de la fundamentación que
sostiene la subsunción en la norma penal aplicable.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
SENTENCIA DE CASACIÓN
Lima, veintitrés de abril de dos mil diez
VISTOS; en audiencia privada; el recurso de casación por inobservancia de las garantías constitucio-
nales de motivación de las resoluciones judiciales, aplicación de la ley más favorable al reo en caso de
duda o de conflicto de leyes y del debido proceso y manifiesta ilogicidad de la motivación de la sentencia
interpuesto por el encausado JESÚS ANDRÉS ROSADO CHIRI contra la sentencia de vista de fojas
doscientos setenta y tres, del veintiuno de julio de dos mil nueve, que confirmando la sentencia de primera
instancia de fojas ciento cuarenta y cuatro, del dieciséis de abril de dos mil nueve, lo condenó como autor
del delito contra la Libertad Sexual – violación sexual de menor en agravio de las menores de iniciales
K.L.R.A. y M.G.R.A. a treinta años de pena privativa de libertad y tratamiento terapéutico, así como fijó
en diez mil nuevos soles el monto por concepto de reparación civil a favor de cada una de las agraviadas.
Interviene como ponente el señor Calderón Castillo.
FUNDAMENTOS DE HECHO
I. Del itinerario del proceso en primera instancia
PRIMERO.- El encausado Jesús Andrés Rosado Chiri fue procesado penalmente con arreglo al nuevo
Código Procesal Penal. Así consta de la disposición de fojas ciento veintinueve, del veinte de junio
de dos mil ocho, que formalizó la investigación preparatoria en su contra por delito contra la Libertad
Sexual - violación sexual de menor en agravio de las menores de iniciales K.L.R.A. y M.G.R.A.
Seguida la causa conforme a su naturaleza ordinaria, el señor Fiscal Provincial mediante requerimiento
de fojas cuatro, del catorce de enero de dos mil nueve –del cuaderno de debate–, formuló acusación
sustancial en los mismos términos de la Disposición de Formalización de la Investigación Preparatoria.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
El Juez de la Investigación Preparatoria dictó el auto de enjuiciamiento de fojas treinta y dos, del veintiséis
de febrero de dos mil nueve. El auto de citación a juicio de fojas treinta y siete, del cuatro de marzo de
dos mil nueve, fue emitido por el Juzgado Penal.
SEGUNDO.- Seguido el juicio de primera instancia –véase acta de fojas ciento quince–, el Juzgado Penal
Colegiado dictó la sentencia de fojas ciento cuarenta y cuatro, del dieciséis de abril de dos mil nueve, que
condenó a Jesús Andrés Rosado Chiri como autor del delito contra la Libertad Sexual - violación sexual
de menor en agravio de las menores de iniciales K.L.R.A. y M.G.R.A. a treinta años de pena privativa
de libertad y fijó en diez mil nuevos soles el monto por concepto de reparación civil a favor de cada una
de las menores agraviadas; además de haber dispuesto el tratamiento terapéutico a favor del condenado.
Contra la referida sentencia el citado imputado interpuso recurso de apelación por escrito de fojas ciento
sesenta y ocho. Este recurso fue concedido por auto de fojas ciento ochenta y uno, del veintitrés de abril
de dos mil nueve.
II. Del trámite recursal en segunda instancia
TERCERO.- El Tribunal Superior de Tacna, culminada la fase de traslado de la impugnación y no ha-
biendo ofrecido las partes nuevas pruebas, las emplazó a fin de que concurran a la audiencia de apelación
de sentencia mediante resolución de fojas doscientos dieciocho, del once de junio de dos mil nueve.
Realizada la audiencia de apelación conforme aparece del acta de fojas doscientos treinta y tres, del
uno de julio de dos mil nueve, el Tribunal de Apelación cumplió con emitir y leer en audiencia privada
la sentencia de apelación de fojas doscientos setenta y tres, del veintiuno de julio de dos mil nueve.
CUARTO.- La sentencia de vista recurrida en casación, por unanimidad, confirmó la sentencia de pri-
mera instancia en cuanto condenó a Jesús Andrés Rosado Chiri como autor del delito contra la Libertad
Sexual - violación sexual de menor en agravio de las menores de iniciales K.L.R.A. y M.G.R.A. a treinta
años de pena privativa de libertad y tratamiento terapéutico, así como fijó en diez mil nuevos soles el
monto por concepto de reparación civil a favor de cada una de las agraviadas.
III. Del Trámite del recurso de casación del acusado Rosado Chiri
QUINTO.- Leída la sentencia de vista, el acusado Rosado Chiri interpuso recurso de casación mediante
escrito de fojas trescientos cinco. Introdujo dos motivos de casación: a) inobservancia de las garantías
constitucionales de motivación de las resoluciones judiciales, aplicación de la ley más favorable al reo
en caso de duda o de conflicto de leyes y del debido proceso; y, b) manifiesta ilogicidad de la motivación
de la sentencia.
Concedido el recurso por auto de fojas trescientos doce, del catorce de agosto de dos mil nueve, se elevó
la causa a este Supremo Tribunal con fecha siete de setiembre de dos mil nueve.
SEXTO.- Cumplido el trámite de traslado a las partes recurridas, esta Suprema Sala mediante Ejecutoria
del diecisiete de noviembre de dos mil nueve, obrante en el cuaderno de casación, en uso de su facultad
de corrección, admitió a trámite el recurso de casación por el motivo de a) inobservancia de las garan-
tías constitucionales de motivación de las resoluciones judiciales, aplicación de la ley más favorable
al reo en caso de duda o de conflicto de leyes y del debido proceso; y, b) manifiesta ilogicidad de la
motivación de la sentencia.
SÉTIMO.- Instruido el expediente en Secretaría, señalada fecha para la audiencia de casación el día de
la fecha, instalada la audiencia y realizados los pasos que corresponden conforme al acta que antecede,
con intervención del abogado defensor del acusado Rosado Chiri, el estado de la causa es la de expedir
sentencia.
OCTAVO.- Deliberada la causa en secreto y votada el día de la fecha, esta Suprema Sala cumplió con
pronunciar la presente sentencia de casación, cuya lectura en audiencia pública –con las partes que asis-
tan– se realizará por la Secretaria de la Sala el día veinte de mayo a horas ocho y media de la mañana.
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FUNDAMENTOS DE DERECHO
I. Del ámbito de la casación
PRIMERO.- Conforme ha sido establecido por la Ejecutoria Suprema del diecisiete de noviembre de dos
mil nueve, del cuaderno de casación, los motivos del recurso de casación se centran en: a) inobservancia
de tres preceptos constitucionales: motivación de las resoluciones judiciales, aplicación de la ley más
favorable al reo en caso de duda o de conflicto de leyes y debido proceso –artículo ciento treinta y nueve
apartado tres, cinco y once de la Constitución–; y, b) manifiesta ilogicidad de la motivación de la sentencia.
SEGUNDO.- El primer agravio: vulneración de la garantía constitucional de motivación de las reso-
luciones judiciales, consiste en que –según el recurrente– la Sala de Apelaciones no realizó el juicio de
subsunción de los hechos juzgados en la norma material aplicable.
El segundo agravio referido a la vulneración de la garantía constitucional de aplicación de la ley más
favorable al reo en caso de duda o de conflicto de leyes estriba en la afirmación del impugnante en el
sentido de que en la sentencia de primera instancia se calificó su conducta como delito de violación sexual
de menor “continuado”, en tanto se le atribuyó haber agredido sexualmente a las menores de iniciales
K.L.R.A. y M.G.R.A. desde que tenían ocho y nueve años de edad; afirmación con la que se desvin-
cularon de la acusación fiscal y que puso de manifiesto al interponer su recurso de apelación, agravio
que la Sala de apelación omitió analizar; que, en consecuencia, debió tomarse en cuenta que desde las
supuestas fechas en que se habrían producido tales hechos hasta que fue denunciado se promulgaron
sucesivamente diversas normas, las cuales le resultaban más favorables y sin embargo, se le aplicó la
norma más severa y no la más benigna conforme al mandato constitucional.
El tercer agravio: vulneración de la garantía constitucional del debido proceso, por entender el recu-
rrente que debió aplicársele la garantía del in dubio pro reo, en vista de que las menores agraviadas no
fueron uniformes y persistentes en su sindicación, generando duda razonable de la comisión del delito;
que, asimismo, se infringió el principio de legitimidad de prueba, por cuanto el disco compacto ofrecido
como medio probatorio de cargo fue obtenido en forma irregular con vulneración de su derecho a la
intimidad y porque no prestó consentimiento para dicha filmación.
El cuarto agravio está referido a una supuesta manifiesta ilogicidad de la motivación de la sentencia, en
razón a que el Colegiado Superior actuó en forma arbitraria y parcial al valorar pruebas irregularmente
obtenidas que no gozan de las garantías procesales ni del contradictorio de la defensa.
II. Del pronunciamiento del Tribunal de Apelación
TERCERO.- La sentencia de vista impugnada en casación precisó lo siguiente:
A. Que los hechos atribuidos al encausado Rosado Chiri, a juicio del representante del Ministerio Pú-
blico, están referidos al tipo penal de violación sexual de menor de edad, contenidos en el artículo
ciento setenta y tres del Código Penal.
B. Que no se advierte que la sentencia recurrida hubiese incurrido en lo señalado por el apelante, por
cuanto los puntos de la decisión a los que se refiere la impugnación se trata del resumen de los he-
chos imputados por el representante del Ministerio Público, no se trata de las consideraciones del
Colegiado, en que se sustenta la sentencia materia de impugnación, no existiendo en consecuencia
ninguna desvinculación.
C. Que, se encuentra suficientemente acreditado que el sentenciado es padre de las menores agraviadas,
que el examen médico legal concluye que presentan desfloración antigua, que los exámenes psico-
lógicos realizados a ambas menores evidencian conflictos emocionales en torno a la figura paterna,
respuestas emocionales compatibles con situación de abuso.
D. Que la sentencia condenatoria también se encuentra sustentada en la declaración firme, contundente
y uniforme de las menores agraviadas tanto a nivel preliminar, de investigación preparatoria como
en el juicio oral, aunque en la audiencia de apelación de sentencia la menor de iniciales M.G.R.A.
se retractó, se ha logrado percibir que la citada menor no era muy firme en las nuevas aseveraciones.
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Estos son los fundamentos probatorios, en orden al juicio de culpabilidad, que constituyen la base
de los motivos de casación.
III. Del primer motivo casacional. Motivación de las resoluciones judiciales
CUARTO.- El recurrente denuncia que la Sala de Apelaciones no realizó el juicio de subsunción de los
hechos juzgados en la norma material aplicable.
QUINTO.- La garantía procesal específica de motivación, como es doctrina jurisprudencial de esta
Suprema Sala, integra a su vez la garantía procesal genérica de tutela jurisdiccional. Toda decisión juris-
diccional, de primera y de segunda instancia, debe ser fundada en derecho y congruente, es decir –en lo
que interesa al presente recurso–, ha de estar motivada mediante un razonamiento jurídico que exprese
de modo claro y que permita entender el porqué de lo resuelto –basta con que se exprese o explique
las razones jurídicas en que se apoya para adoptar su decisión, sin entrar a debatir cada uno de los pre-
ceptos o razones jurídicas alegadas por la parte–. Este deber incluye la obligación de fundamentar los
hechos y la calif cación jurídica, así como la pena y reparación civil finalmente impuestas. Los órganos
jurisdiccionales deben hacer explícitos los elementos de convicción que sustentan la declaración de
hechos probados, a fin de acreditar la concurrencia de prueba de cargo capaz de enervar la presunción
constitucional de inocencia, y asimismo ofrecer un razonamiento jurídico lógico y sustentado en valores
jurídicamente aceptables de la fundamentación que sostiene la subsunción en la norma penal aplicable.
SEXTO.- De la lectura minuciosa de la sentencia de vista se advierte que el Tribunal de apelación, res-
pecto a la calificación jurídica de los hechos atribuidos al encausado Rosado Chiri, se limitó a señalar
que “a juicio del representante del Ministerio Público, están referidos al tipo penal de violación sexual
de menor de edad, contenidos en el artículo ciento setenta y tres del Código Penal”; que, sin embargo,
ha obviado especificar el inciso del citado artículo por el que el encausado estaba siendo juzgado; que
dicha precisión resultaba de suma importancia a efectos de que el enjuiciado pueda realizar un cabal
ejercicio de su derecho de defensa, más aún cuando de dicha determinación dependía la fijación de los
márgenes mínimo y máximo de pena entre los que el Tribunal Juzgador debía fijar judicialmente la pena.
En tal virtud, es de estimar que la sentencia de segunda instancia ha incurrido en flagrante vulneración
de la garantía de motivación de las resoluciones judiciales, prevista en el inciso cinco del artículo ciento
treinta y nueve de la Constitución.
IV. Del segundo motivo casacional. Aplicación de la ley más favorable al reo en caso de duda o de
conf icto de leyes
SÉTIMO.- De la lectura de lo argüido en este extremo por el encausado en el sentido de que se habría
vulnerado la citada garantía en razón a que en la sentencia de primera instancia se calificó su conducta
como delito de violación sexual de menor “continuado”, en tanto se le atribuyó haber agredido sexual-
mente a las menores de iniciales K.L.R.A. y M.G.R.A. desde que tenían ocho y nueve años de edad;
afirmación con la que se desvincularon de la acusación fiscal y que puso de manifiesto al interponer
su recurso de apelación, agravio que la Sala de apelación omitió analizar; que, en consecuencia, debió
tomarse en cuenta que desde las supuestas fechas en que se habrían producido tales hechos hasta que fue
denunciado se promulgaron sucesivamente diversas normas, las cuales le resultaban más favorables y
sin embargo, se le aplicó la norma más severa y no la más benigna conforme al mandato constitucional.
Al respecto, es de acotar que dicha alegación cuestiona propiamente la obligación de fundamentar median-
te un razonamiento jurídico el porqué de lo resuelto, tanto en primera como en segunda instancia –en el
presente caso, el porqué se estimó que los hechos atribuidos al encausado constituían delito de violación
sexual de menor “continuado”–, aspecto que, como se indicó en el fundamento jurídico quinto, está
directamente relacionado con la garantía de motivación de las resoluciones judiciales y no a la garantía
de aplicación de la ley más favorable al reo en caso de duda o de conflicto de leyes.
OCTAVO.- El encausado Rosado Chiri en su recurso de apelación de fojas ciento sesenta y ocho, al im-
pugnar la sentencia de primera instancia, protestó inocencia; y, en puridad, alegó error en la apreciación de
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los hechos, en tanto el Juzgado Penal Colegiado se desvinculó totalmente de lo precisado en la audiencia
preliminar de control de la acusación en la que se indicó que la imputación estaba referida directamente,
en el caso de la menor de iniciales K.L.R.A., a los hechos ocurridos el veintiséis de febrero de dos mil
ocho y, en el caso de la menor de iniciales M.G.R.A., a mediados del año dos mil seis y no desde que
dichas menores tenían ocho y nueve años de edad, respectivamente; que en consecuencia fue sentenciado
por delito de violación sexual “continuado”.
NOVENO.- El Juzgado Penal Colegiado señaló las razones por las que concluyó que se trataba de una
pluralidad de acciones que tuvieron lugar en diferentes momentos –desde que las menores tenían ocho
y nueve años de edad–, los mismos que fueron cometidos por el mismo acusado y en agravio de las
mismas menores, por lo que se trataba de un delito continuado y en virtud de ello le aplicó la ley penal
más severa correspondiente al último acto delictivo. Los fundamentos ocho punto dos “a”, “b” y “c” y
doce de la sentencia apelada son amplios al respecto –fojas ciento cuarenta y cuatro–.
La sentencia de vista, ante dicho motivo de apelación puntualizado en el fundamento jurídico anterior, se
ha limitado a sostener de manera genérica que: “no se advierte que la sentencia recurrida haya incurrido
en lo señalado por el apelante, por cuanto los puntos de la decisión a los que se ref ere la impugnación
se trata del resumen de los hechos imputados por el representante del Ministerio Público, no se trata de
las consideraciones del Colegiado, en que se sustenta la sentencia materia de impugnación, no existiendo
en consecuencia ninguna desvinculación”.
Es evidente que dicha argumentación no cumple con la garantía de motivación constitucionalmente
exigible al Superior Tribunal, ya que ante los términos de la impugnación, debía responder de manera
precisa, clara y coherente a ese motivo impugnatorio; más aún cuando según se advierte del Dictamen
Acusatorio y de la transcripción de la Audiencia de control de la acusación, la imputación estaba referida
directamente a los hechos ocurridos el veintiséis de febrero de dos mil ocho y a mediados del año dos
mil seis –fojas cuatro y dieciocho–.
En tal virtud, es de estimar que la sentencia de segunda instancia no absolvió debidamente los motivos
del recurso de apelación centrados en un error en la apreciación de los hechos. Vulneró, en consecuencia,
la garantía de motivación de las resoluciones judiciales, así como el principio acusatorio.
Sobre esa base, y como hace falta realizar nuevamente una audiencia de apelación que dé lugar a un
nuevo fallo de vista, a partir de la integración de un nuevo Colegiado, la estimación del recurso de
casación trae consigo un juicio rescindente –artículo cuatrocientos treinta y tres inciso uno del nuevo
Código Procesal Penal–.
V. Del tercer motivo casacional. Debido proceso
DÉCIMO.- De la lectura de lo alegado en este extremo por el impugnante en el sentido de que debió
aplicársele la garantía del in dubio pro reo, en vista de que las menores agraviadas no fueron uniformes
y persistentes en su sindicación, generando duda razonable de la comisión del delito; que, asimismo,
se infringió el principio de legitimidad de prueba por cuanto el disco compacto ofrecido como medio
probatorio de cargo fue obtenido en forma irregular con vulneración de su derecho a la intimidad y por-
que no prestó consentimiento para dicha filmación, cabe señalar que en el primer caso dicha alegación
cuestiona propiamente el carácter incriminatorio de los referidos elementos de prueba –sindicación de
las menores agraviadas– y su vinculación con los mismos, aspectos que, están directamente relacionados
con la suficiencia de la actividad probatoria y por ende a la garantía de presunción de inocencia –cuyo
contenido esencial implica que la actividad probatoria realizada en el proceso sea suf ciente, es decir:
primero, que las pruebas estén referidas a los hechos objeto de imputación y a la vinculación del impu-
tado a los mismos, y, segundo, que las pruebas valoradas tengan un carácter incriminatorio y, por ende,
que puedan sostener un fallo condenatorio–, no al in dubio pro reo –principio de carácter procesal, que
funciona en el área de valoración de la prueba, que es de exclusiva incumbencia del Tribunal de mérito
y no susceptible de control casatorio– y menos está vinculada a la garantía del debido proceso.
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es discrecional, siempre y cuando a juicio de la Sala de Casación resulta necesario para el desarrollo de
la doctrina jurisprudencial; que a este respecto, como se ha precisado en la Ejecutoria Suprema recaída
en el recurso de queja número sesenta y seis–dos mil nueve/La Libertad, del doce de febrero de dos mil
diez, el impugnante debe consignar adicional y puntualmente las razones que justifican el desarrollo
de la doctrina jurisprudencial que pretende, y corresponde a esta Sala de Casación determinar si existe
en puridad un verdadero interés casacional; que el interés casacional comprende, en primer lugar, la
unificación de interpretaciones contradictorias –jurisprudencia contradictoria entre diversos órganos
jurisdiccionales–, la afirmación de la existencia de una línea jurisprudencial o de jurisprudencia vincu-
lante de la máxima instancia judicial frente a decisiones contrapuestas con ella expedidas por tribunales
inferiores, o la definición de un sentido interpretativo a una norma reciente o escasamente invocada pero
de especiales connotaciones jurídicas; y, en segundo lugar, la exigencia ineludible, por sus características
generales, más allá del interés del recurrente –defensa del ius constitutionis–, de obtener una interpretación
correcta de específicas normas de derecho penal y procesal penal. CUARTO: Que el recurrente invoca,
al amparo del inciso tercero del artículo cuatrocientos veintinueve del nuevo Código Procesal Penal, una
errónea interpretación del artículo cuatrocientos treinta y ocho del Código Penal, respecto del elemento
objetivo: perjuicio de tercero –en buena cuenta la exclusión de su concurrencia por la Sala Penal Superior
para la configuración del injusto penal–, cuya existencia no se ha probado en autos; que a estos efectos
alega que no es suficiente haber suscrito un certificado de la Cooperativa Agraria de Usuarios Huando
Limitada cuando ya no ostentaba el cargo de Secretario para estimar aplicable el tipo legal en cuestión.
QUINTO: Que, como ha quedado expuesto, el apartado tres del artículo cuatrocientos treinta del nue-
vo Código Procesal Penal estipula que el impugnante, sin perjuicio de precisar el motivo de casación
correspondiente –en el presente caso se invocó la casación material: errónea interpretación del artículo
cuatrocientos veintinueve del Código Penal–, debe “(…) consignar adicional y puntualmente las razones
que justif can el desarrollo de la doctrina jurisprudencial que pretende”; que en el escrito del recurso
de casación de fojas cuarenta y cinco, salvo la motivación respecto al motivo casacional que introduce,
no ha indicado las razones, desde la defensa del ius constituionis, que exigirían que esta Suprema Sala
se avoque al conocimiento de un caso como el que presenta; que el tipo legal de falsedad genérica,
expresamente, prevé como elemento objetivo del mismo, el perjuicio de terceros, en consecuencia, su
presencia y necesidad de probanza no está en discusión y, en ese sentido, se ha mantenido constante la
jurisprudencia de este Supremo Tribunal; que, así las cosas, no existe un interés casacional para desarrollar
jurisprudencialmente un tipo legal, desde el elemento perjuicio, cuya precisión y línea jurisprudencial
constante no requiere mayores aportes, tanto más si el caso que quiere traer el casacionista no revela,
desde la perspectiva del ius constitutionis, interés relevante que atender. SEXTO: Que el artículo qui-
nientos cuatro, apartado dos, del nuevo Código Procesal Penal, establece que las costas serán pagadas
por quien interpuso un recurso sin éxito, las cuales reimponen de oficio conforme al apartado dos
del artículo cuatrocientos noventa y siete del nuevo Código Procesal Penal, y no existen motivos
para su exoneración en atención a que no fundamentó el interés casacional, imprescindible cuando
se trata de objetos impugnables que no son materia del recurso de casación. Por estos fundamentos:
I. Declararon INADMISIBLE el recurso de casación interpuesto por el encausado VÍCTOR EDUARDO
ANDRADE BUITRÓN contra la sentencia de vista de fojas treinta y nueve, del veintitrés de septiem-
bre de dos mil nueve, del cuaderno de apelación, en el extremo que revocando la sentencia de primera
instancia de fojas ciento trece, del veintiséis de mayo de dos mil nueve, del cuaderno del juicio oral, lo
condenó como autor del delito de falsedad genérica en agravio de Tomás Juan Medina Jiménez a tres
años de pena privativa de libertad suspendida condicionalmente y al pago de mil quinientos nuevos soles
por concepto de reparación civil. II. CONDENARON al recurrente al pago de las costas del recurso,
que serán existidas por el Juez de la Investigación Preparatoria. III. ORDENARON se notifique esta
decisión a las partes apersonadas a la instancia. IV. DISPUSIERON se transcriba la presente Ejecutoria
al Tribunal Superior de origen y se dé cumplimiento; hágase saber y archívese.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / PRÍNCIPE TRUJILLO / NEYRA FLORES / CALDERÓN CASTILLO / SANTA
MARÍA MORILLO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
taxativamente la procedencia del recurso de casación –si se trata de sentencias– cuando el delito más
grave a que se refiere la acusación escrita del Fiscal tenga señalado en la Ley, en su extremo mínimo,
una pena privativa de libertad mayor a seis años; que aun cuando se invoca dos modalidades de casación:
i) inobservancia de garantías constitucionales de carácter procesal; y ii) falta de aplicación de la ley
penal, el artículo cuatrocientos treinta apartado tres del Código Procesal Penal de dos mil cuatro, en los
supuestos de la llamada casación excepcional, exige que el impugnante consigne adicional y puntual-
mente las razones que justifican el desarrollo de la doctrina manifiesta jurisdiccional que se pretende.
CUARTO: Que la valoración que ha de realizar la Sala de Casación, más allá de su carácter discrecional
–artículo cuatrocientos veintisiete apartado cuatro del citado Código Procesal Penal– ha de circunscribirse
a la presencia de un verdadero interés casacional: (I) unificación de interpretaciones contradictorias,
jurisprudencia contradictoria entre diversos órganos jurisdiccionales, afirmación de la existencia de una
línea jurisdiccional o de jurisprudencia vinculante de la máxima instancia judicial frente a decisiones
contrapuestas con ella expedidas por los tribunales interiores o definición de un sentido interpretativo a
una norma reciente o escasamente invocada pero que tiene especiales connotaciones jurídicas, así como
(II) la exigencia ineludible, por sus características generales, más allá del interés del recurrente –defensa
del ius constitutionis–, de obtener una interpretación correcta de específicas normas de derecho penal y
procesal penal. QUINTO: Que, por lo demás, si bien el citado artículo cuatrocientos veintisiete apartado
cuatro del Código Procesal Penal de dos mil cuatro establece, de manera excepcional, la procedencia
del recurso de casación respecto de resoluciones distintas a las contempladas en el inciso uno y a las
limitaciones previstas en el inciso dos de dicha norma, su procedencia extraordinaria queda siempre
condicionada a la discrecionalidad de la Sala Suprema Penal, en tanto lo estime necesario para un mejor
desarrollo y uniformidad de la doctrina jurisprudencial, esto último, fue invocado y fundamentado por el
impugnante; que del análisis realizado se advierte que el tema propuesto [los medios conducentes que
enerven el principio de presunción de inocencia de una persona procesada como partícipe en calidad de
instigador] no presenta complejidad y/o duda manifiesta sobre sus alcances dogmáticos y de aplicación,
que ameriten que este Supremo Tribunal asuma excepcionalmente competencia funcional en el presente
caso. SEXTO: Que, respecto al segundo ámbito de su pretensión, se ha recurrido una sentencia en el
extremo del monto fijado como reparación civil –cincuenta mil nuevos soles–, por lo que se cumple con
el presupuesto objetivo estatuido en el artículo cuatrocientos veintisiete, apartado fres, del nuevo Código
Procesal Penal [el citado dispositivo legal refiere que procede el recurso de casación cuando el monto
fijado en la sentencia de primera o de segunda instancia sea superior a cincuenta Unidades de Referen-
cia Procesal o el objeto de la restitución no pueda ser valorado económicamente]; que, sin embargo,
el recurrente no cumplió en precisar y sustentar en qué causal del artículo cuatrocientos veintinueve
fundamenta su pretensión. SÉTIMO: Que, por otro lado, el artículo quinientos cuatro, apartado dos,
del nuevo Código Procesal Penal, establece que las costas serán pagadas por quien interpuso un recurso
sin éxito, las cuales se imponen de oficio conforme al apartado dos, del artículo cuatrocientos noventa
y siete del citado Código Adjetivo. Por estos fundamentos: declararon INFUNDADO el recurso de
queja de derecho interpuesto por la defensa del encausado Ricardo Fernando Ríos Iglesias contra el auto
superior de fojas treinta y tres, del veinte de mayo de dos mil diez, que declaró inadmisible el recurso
de casación que promovió contra la sentencia de vista de fojas dieciséis, del veintidós de abril de dos
mil diez, que confirmando la sentencia de primera instancia de fojas siete, del veinticinco de noviembre
de dos mil nueve, lo condenó como instigador del delito contra el Patrimonio - usurpación agravada en
perjuicio de Diana Yesenia García Santisteban a cuatro años de pena privativa de libertad suspendida
por el periodo de prueba de tres años bajo reglas de conducta, y fijó en cincuenta mil nuevos soles el
monto que por concepto de reparación civil deberá abonar de manera solidaria a favor de la agraviada;
CONDENARON al recurrente al pago de las costas del recurso, que serán exigidas por el Juez de la
Investigación Preparatoria; MANDARON se remita, copia certificada de la presente Ejecutoria al Tri-
bunal de origen; hágase saber a las partes apersonadas, y archívese la actuada.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / PRÍNCIPE TRUJILLO /
CALDERÓN CASTILLO
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RESOLUCIÓN
Lima, diez de setiembre de dos mil diez
VISTOS; estando a la razón de Secretaría; el recurso de casación interpuesto por el encausado Guillermo
Rodríguez Baca contra la sentencia de vista de fojas ciento setenta y cinco, del treinta de marzo de dos
mil nueve, que confirmó en parte la sentencia de primera instancia de fojas setenta y uno, del cinco de
diciembre de dos mil ocho, en el extremo que lo condenó como autor del delito contra la Salud Pública
- tráfico ilícito de drogas en agravio del Estado; y CONSIDERANDO: PRIMERO: Que se formó el
cuaderno de casación, materia de autos, en mérito a que por Ejecutoria Suprema recaída en el recurso de
queja número veintidós - dos mil nueve/La Libertad, del veintiséis de junio de dos mil nueve, se declaró
fundada la queja, cuyo agravio invocado fue la inobservancia de garantías constitucionales de carácter
procesal, esto es, violación del derecho al debido proceso –el Tribunal de Apelación no valoró debida-
mente los medios probatorios actuados– y a la presunción de inocencia –en el análisis de los medios
probatorios solo se tomó en cuenta las pruebas de cargo con lo que se lesionó el juicio de legalidad que
permite determinar, con carácter previo, si un medio de prueba debe integrar el análisis jurídico de la
sentencia–; que, ahora bien, este mismo motivo fue invocado por el pugnante en el recurso de casación
número cincuenta y nueve – dos mil nueve/La Libertad, tal como consta de la Ejecutoria de Calificación
de Casación del cinco de marzo de dos mil diez, que declaró inadmisible el recurso de casación por
inobservancia de la garantía constitucional del debido proceso y bien concedido el citado recurso por
inobservancia de la garantía constitucional de la presunción de inocencia, motivo por el cual, instruido
el expediente en Secretaría, se señaló día y hora para la audiencia de casación. SEGUNDO: Que, de
conformidad con el apartado dos del artículo cuatrocientos treinta y uno del Código Procesal Penal, la
inasistencia injustificada de la parte recurrente a la audiencia de casación dará lugar a que se declare
inadmisible el recurso de casación. TERCERO: Que, la defensa del recurrente Guillermo Rodríguez
Baca, según se advierte del cuaderno de casación número cincuenta y nueve - dos mil nueve/La Liber-
tad, no concurrió a la audiencia de casación, sin justificar su inasistencia. CUARTO: Que, asimismo,
el apartado dos del artículo quinientos cuatro del Código Procesal Penal establece que las costas serán
pagadas por quien interpuso un recurso sin éxito, las cuales se imponen de oficio conforme al apartado
dos del artículo cuatrocientos noventa y siete del mencionado Código; que, en el presente caso, no existen
motivos para su exoneración en atención a lo expuesto en el fundamento jurídico precedente. Por estos
fundamentos: I. Declararon INADMISIBLE el recurso de casación por la inobservancia de la garantía
constitucional de la presunción de inocencia interpuesto por el encausado Guillermo Rodríguez Baca
contra la sentencia de vista de fojas ciento setenta y cinco, del treinta de marzo de dos mil nueve, que
confirmó en parte la sentencia de primera instancia de fojas setenta y uno, del cinco de diciembre de
dos mil ocho, en el extremo que lo condenó como autor del delito contra la Salud Pública - tráfico ilícito
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de drogas en agravio del Estado. II. CONDENARON al recurrente al pago de las costas del recurso,
que serán exigidas por el Juez de la Investigación Preparatoria. III. ORDENARON se notifique esta
decisión a las partes apersonadas a la instancia. VI. DISPUSIERON se transcriba la presente Ejecutoria
al Tribunal de origen y se de cumplimiento; hágase saber.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / PRÍNCIPE TRUJILLO /
CALDERÓN CASTILLO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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cuatro, del nuevo Código Procesal Penal incorpora la denominada casación excepcional cuya admisión a
trámite es discrecional, siempre y cuando, a juicio de la Sala de Casación, resulte necesaria para el desa-
rrollo de la doctrina jurisprudencial; que, en tal sentido [como ha precisado la Ejecutoria Suprema recaída
en el recurso de queja número sesenta y seis - dos mil nueve/La Libertad, del doce de febrero de dos mil
diez], el impugnante debe consignar adicional y puntualmente las razones que justifican el desarrollo de la
doctrina jurisprudencial que pretende, y corresponde a esta Sala de Casación determinar si existe en puridad
un verdadero interés casacional; que el interés casacional comprende, en primer lugar, la unificación de
interpretaciones contradictorias –jurisprudencia contradictoria entre diversos órganos jurisdiccionales–,
la afirmación de la existencia de una línea jurisprudencial o de jurisprudencia vinculante de la máxima
instancia judicial frente a decisiones contrapuestas con ella expedidas por tribunales inferiores, o la de-
finición de un sentido interpretativo de una norma reciente o escasamente invocada, pero de especiales
connotaciones jurídicas; y, en segundo lugar, la exigencia ineludible, por sus características generales,
más allá del interés del recurrente –defensa del ius constitutionis–, de obtener una interpretación correcta
de específicas normas de derecho penal y procesal penal. CUARTO: Que el recurrente invoca, al amparo
del apartado dos, del artículo cuatrocientos veintinueve del Código Procesal Penal de dos mil cuatro, que
la sentencia impugnada importa la inobservancia de normas legales de carácter procesal sancionadas con
nulidad, tales como: i) el numeral uno del artículo cuatrocientos diecinueve del Nuevo Código Procesal
Penal y su relación con la aplicación de la teoría de la voluntad impugnativa; ii) el artículo noveno del
Título Preliminar y el artículo ochenta y cuatro del citado Código Adjetivo, en relación al rol del abogado
defensor en el proceso penal y la nulidad por defecto en el manejo de técnicas de litigación oral; iii) el
numeral dos del artículo cuatrocientos diecinueve del Código Procesal Penal de dos mil cuatro, respecto
a la nulidad formal y el derecho al plazo razonable. QUINTO: Que si bien el artículo cuatrocientos
veintisiete inciso cuatro del nuevo Código Procesal Penal establece, de manera excepcional, la proce-
dencia del recurso de casación respecto de resoluciones distintas a las contempladas en el inciso uno y a
las limitaciones previstas en el inciso dos de dicha norma, su procedencia extraordinaria queda siempre
condicionada a la discrecionalidad de la Sala Suprema Penal, en tanto lo estime necesario para un mejor
desarrollo y uniformidad de la doctrina jurisprudencial, esto último, si bien fue invocado y fundamentado
por el impugnante en su escrito de fojas ochenta y cuatro, del análisis realizado no se identifica que los
temas propuestos –ver fundamento jurídico cuarto– reúnan complejidad y/o duda manifiesta sobre sus
alcances dogmáticos y de aplicación, que ameriten que este Supremo Tribunal asuma excepcionalmente
competencia funcional en el presente caso. Por estos fundamentos: I. Declararon INADMISIBLE el
recurso de casación interpuesto por el acusado REMIGIO DOMINGO ALVARADO TREJO contra la
sentencia de segunda instancia de fojas setenta y seis, del treinta de diciembre de dos mil nueve, que
revocando en un extremo y reformando en otro declaró nula la sentencia de primera instancia del dieci-
siete de setiembre de dos mil nueve, dispuso un nuevo juicio por otro Juez, y ordenó se remitan copias
certificadas a la Dirección Nacional de Justicia y al Órgano de Control Interno del Ministerio Público,
en el proceso seguido contra el recurrente por delito contra la Familia - omisión de asistencia familiar
en agravio de Julia Marcelina Torres Rosales y Keren Soledad Alvarado Torres. II. ORDENARON
se notifique esta decisión a las partes apersonadas a la instancia. III. DISPUSIERON se transcriba
la presente Ejecutoria al Tribunal Superior de origen y se dé cumplimiento; hágase saber y archívese.
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de turbación de la posesión agravada en perjuicio de la Empresa Flora Lima Sociedad Anónima Cerrada;
que, si bien la sentencia recurrida no cumple con el presupuesto objetivo del numeral dos del artículo
cuatrocientos veintisiete del Nuevo Código Procesal Penal, sin embargo, el medio impugnatorio se sustenta
en el interés casacional –competencia exclusiva de la Corte Suprema–; que el impugnante no ha explicado
acabadamente por qué estima que esta instancia deba conocer la causa, siendo que, además, a la luz de los
hechos investigados y la prueba incorporada válidamente, la sentencias de primera y segunda instancia
señalaron la relevancia penal de los hechos –debe quedar claro que el tipo penal de usurpación, en sus
diferentes modalidades, no protege la propiedad sino la posesión, así lo entendieron las sentencias–, y
el recurrente –en todas las instancias argumentó la existencia de una servidumbre de paso que le brinda
derechos sobre el terreno de la empresa agraviada, argumento que fue desvirtuado con pruebas en las
aludidas sentencias; que, en cuanto a la falta de aplicación de la ley, señala que no se aplicaron los institutos
del ejercicio legítimo de un derecho ni el estado de necesidad justificante –previstos en el artículo veinte
del Código Penal–, sin embargo, de la revisión de su escrito de apelación de fojas uno del cuaderno de
apelación, no se aprecia que los haya hecho valer ante la Sala de Apelaciones; por lo que esta Suprema
Instancia no considera que exista material casable en la sentencia recurrida. CUARTO: Que si bien las
costas serán pagadas por quien interpuso un recurso sin éxito, no se advierte que el recurrente obró con
temeridad o mala fe, por lo que es de aplicación extensivamente el apartado dos, literal a), del artículo
quinientos uno del Nuevo Código Procesal Penal. Por estos fundamentos: I. declararon INADMISIBLE
el recurso de casación por indebida aplicación, errónea interpretación y falta de aplicación de la Ley penal
interpuesto por el encausado Vicente Justo Flores Rosales Hidalgo contra la sentencia de vista de fojas
ciento cuarenta y seis, del veintinueve de octubre de dos mil nueve. II. EXONERARON al recurrente
del pago de las costas en la tramitación del recurso de casación. III. DISPUSIERON se devuelvan los
actuados al Tribunal de origen; hágase saber.
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CALDERÓN CASTILLO
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CUARTO.- Que, en consecuencia, la resolución que declaró infundada la queja de derecho es ajena a
esos supuestos señalados, númerus clausus en la norma procesal como objeto impugnable, por no revestir
el carácter de decisión definitiva y tampoco comprende el otro aspecto de esta vía de impugnación –el
referente a los autos que ponen fin, deniegan la extinción, conmutación, reserva o suspensión de la pena–.
Por lo tanto, en principio, escapa a la competencia casacional de este Tribunal Supremo.
QUINTO.- Que a pesar de ello la norma procesal ha regulado la casación excepcional en el inciso cuatro
del artículo cuatrocientos veintisiete del citado Código, que permite al Supremo Tribunal, excepcional-
mente, superando la barrera de las condiciones objetivas de admisibilidad, que pueda aceptarse el recurso
de casación, pero sujeto a que se estime imprescindible para el desarrollo de la doctrina jurisprudencial, y
que el recurrente consigne adicional y puntualmente las razones que justifican el desarrollo jurisprudencial
que pretende, con arreglo al apartado tres del artículo cuatrocientos treinta del Código Procesal Penal.
SEXTO.- Que el procesado ELAS BECERRA LABORIANO en su recurso de casación de fojas cin-
cuenta y nueve expresamente anota que promueve la casación excepcional y solicita que se desarrolle
doctrina jurisprudencial por lo siguiente:
I. Que se determine si los días inhábiles se computan para determinar los plazos de interposición del
recurso de apelación contra una resolución que afecta la libertad personal del procesado.
II. Que en el caso concreto, el Juez de la investigación preparatoria y la Sala Penal de Apelaciones
desestimaron su medio impugnatorio y afirmaron que para el cómputo de los plazos de apelación
contra una resolución que dicta mandato de prisión preventiva se debe contabilizar los días inhábiles
de conformidad con el inciso tres del artículo ciento cuarenta y tres del Código Procesal Penal.
III. Que, sin embargo, dicha norma procesal no debe ser interpretada contra el procesado, pues la situación
descrita en esa Ley solo se aplica cuando favorezca al imputado o el ejercicio de sus derechos.
Por lo tanto, debe estimarse este motivo casacional para enmendar el problema surgido en cuanto a la
unificación de posiciones encontradas.
DECISIÓN
Por estos fundamentos:
I. Declararon BIEN CONCEDIDO el recurso de casación excepcional interpuesto por el procesado
ELAS BECERRA LABORIANO contra el auto superior de fojas cincuenta y cinco, del diez de
setiembre de dos mil nueve, que declaró infundada la queja de derecho que interpuso.
II. DISPUSIERON que la causa permanezca en Secretaría a disposición de las partes por el plazo de
diez días, y vencido el mismo, se dé cuenta para fijar fecha para la audiencia de casación.
III. MANDARON se notifique a las partes la presente Ejecutoria.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / PRÍNCIPE TRUJILLO /
SANTA MARÍA MORILLO
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once de su sentencia el otro agravio expuesto en el recurso de apelación, es decir, la falta del perjuicio
exigido por el delito previsto en el artículo 428 del Código Penal, por lo que no se evidencia que el
Superior Colegiado haya denegado indebidamente el recurso de casación pues no se cumplió con la
exigencia legal detallada.
QUINTO: De otro lado, el artículo 504, inciso dos del Código Procesal Penal de dos mil cuatro establece
que las costas serán pagadas por quien interpuso un recurso sin éxito, las cuales se imponen conforme
al apartado dos del artículo cuatrocientos noventa y siete del aludido Código Adjetivo, y no existen
motivos para su exoneración.
DECISIÓN
Por estos fundamentos:
I. Declararon INFUNDADO el recurso de queja de derecho interpuesto por la defensa técnica de la
encausada Liliana Teresa Estela Fernández contra la resolución de fojas cuarenta y cinco, del vein-
tiuno de octubre de dos mil diez, que declaró improcedente el recurso de casación que promovió
en el proceso que se le sigue por los delitos contra la Familia y la Fe Pública –en las modalidades
de matrimonios ilegales, matrimonio sin observar las formalidades legales y falsedad ideológica,
respectivamente– en agravio de Ligia Carmen Atoche Méndez y el Estado.
II. CONDENARON a la recurrente al pago de las costas del recurso, que serán exigidas por el Juez
de la Investigación Preparatoria.
III. MANDARON se notifique la presente Ejecutoria a las partes procesales.
Interviene el señor Juez Supremo Santa María Morillo por casaciones del señor Juez Neyra Flores.
SS. VILLA STEIN / RODRÍGUEZ TINEO / PARIONA PASTRANA / CALDERÓN CASTILLO / SANTA MARÍA
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casación, dicha circunstancia autoriza al Tribunal de Casación a declarar la deserción del recurso y firme
la sentencia cuestionada.
DÉCIMO.- En consecuencia, debe declararse inadmisible el recurso de casación por desistimiento
tácito de los acusados WILSON DANTE CRUZ RODRÍGUEZ Y EDUARDO JESÚS PLASENCIA
ALVARADO, en tanto sus abogados defensores no concurrieron a la audiencia de casación –conforme
se expresó en el fundamento jurídico sétimo–.
DÉCIMO PRIMERO.- Este desistimiento del recurso interpuesto por el acusado, trae aparejada la
imposición de las costas con arreglo al inciso dos del artículo quinientos cuatro del Código Procesal
Penal. Los recurrentes abandonaron la instancia a pesar de que promovieron el recurso de casación,
consiguieron que se le conceda el recurso y se le señale fecha de audiencia para la sustentación de los
agravios ante la Sala de Casación –a la que no asistieron sus abogados defensores–. Por lo tanto, no
cabe eximirlos del pago de las costas.
DECISIÓN
Por estos fundamentos:
I. Declararon INADMISIBLE el recurso de casación interpuesto por los acusados WILSON DANTE
CRUZ RODRÍGUEZ Y EDUARDO JESÚS PLASENCIA ALVARADO contra la sentencia de vista
de fojas doscientos treinta y cuatro, del cuatro de febrero de dos mil nueve, del cuaderno de ape-
lación, que confirmando y revocando la sentencia de primera instancia de fojas ciento veinticinco,
del veintidós de octubre de dos mil ocho, del mismo cuaderno, los condenó por delito contra los
medios de transporte, comunicación y otros servicios públicos –entorpecimiento al funcionamiento
de servicios públicos– en agravio del Estado a cuatro años de pena privativa de libertad, suspendida
en su ejecución por el periodo de prueba de dos años, así como fijó en mil nuevos soles el monto que
por concepto de reparación civil deberán abonar a favor del Estado, por ERRÓNEA INTERPRE-
TACIÓN DE LA LEY PENAL e INOBSERVANCIA DE LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL
DE CARÁCTER PROCESAL.
II. CONDENARON al pago de las costas del recurso a los acusados WILSON DANTE CRUZ RO-
DRÍGUEZ Y EDUARDO JESÚS PLASENCIA ALVARADO; ORDENARON que el Juez de la
Investigación Preparatoria cumpla con su liquidación y pago, conforme al artículo cuatrocientos
diecinueve del Código Procesal Civil.
III. DISPUSIERON se notifique a todas las partes apersonadas a la instancia, incluso a las no recurrentes.
IV. MANDARON que cumplidos estos trámites se devuelva el proceso al órgano jurisdiccional de
origen, y se archive el cuaderno de casación en esta Corte Suprema.
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motivación [artículo cuatrocientos veintinueve, inciso cuatro, del Nuevo Código Procesal Penal]. Por
estos fundamentos: I. Declararon BIEN CONCEDIDO el recurso de casación por la causal de falta de
motivación de las resoluciones judiciales [artículo ciento treinta y nueve, inciso cinco de la Constitución],
interpuesto por el TERCERO CIVIL RESPONSABLE –Empresa de Transporte Turismo Paramonga
Sociedad Anónima– contra la sentencia de segunda instancia de fojas veinticuatro, del catorce de enero
de dos mil diez, que confirmó la sentencia de primera instancia de fojas ciento veintiséis, del diecisiete
de agosto de dos mil nueve –del cuaderno correspondiente–, en el extremo que fijó la reparación civil
en quince mil nuevos soles a favor de los familiares del occiso Segundo Julio Cárdenas Pérez, y en
cinco mil nuevos soles a favor del agraviado Carlos Alberto García Castillo, montos que deberán pagar
el condenado Mauro Bendezú Palomino solidariamente con el recurrente, en el proceso que se le siguió
por los delitos contra la Vida, el Cuerpo y la Salud–homicidio culposo en perjuicio de Segundo Julio
Cárdenas Pérez, y lesiones culposas graves en agravio de Carlos Alberto García Castillo. II. Declararon
INADMISIBLE el recurso de casación por las causales de inobservancia de garantías constitucionales,
e inobservancia de normas procesales. III. DISPUSIERON que la causa permanezca en Secretaría a
disposición de las partes por el plazo de diez días.
Hágase saber.
154 PAGO DE COSTAS POR NO CUMPLIR CON REQUISITOS LEGALES DEL RECUR-
SO DE CASACIÓN
El artículo quinientos cuatro, apartado dos del nuevo Código Procesal Penal,
establece que las costas serán pagadas por quien interpuso un recurso sin éxito
conforme al artículo cuatrocientos noventa y siete del citado Código Procesal, no
existiendo motivos para su exoneración en atención a que la recurrente tuvo un
comportamiento temerario, puesto que no cumplió debidamente los requisitos
exigidos por las disposiciones del recurso de casación.
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y normas de orden público que deben aplicarse a todos los casos y procedimientos (...)”. De otro lado, se
dice que “el derecho a los recursos forman parte del contenido esencial del derecho a la pluralidad de
instancias, no solo a título de una garantía institucional que posibilita su ejercicio, sino también como
un elemento necesario e impostergable del contenido del debido proceso, en la medida en que promueve
la revisión, por un superior jerárquico, de los errores de quienes se encuentran autorizados, en nombre
del pueblo soberano, a administrar justicia”. Finalmente, respecto a la facultad de valorar si el recurso
de casación tiene o no interés relevante para su procedencia, se debe tener en cuenta lo dispuesto en el
inciso tercero del artículo cuatrocientos treinta del Código Procesal Penal: “(...) el recurrente deberá de
consignar adicional y puntualmente las razones que justif can el desarrollo de la doctrina jurisprudencial
(...) la Sala Penal Superior, para la concesión del recurso, sin perjuicio de lo dispuesto en el numeral
anterior constatará la existencia de la fundamentación exigida :en estos casos”; esto es, que el Superior
puede declarar inadmisible el recurso interpuesto en caso no constara la fundamentación exigida por ley.
TERCERO: Advirtiéndose de autos que la sentencia de fecha quince de marzo de dos mil diez, de fojas
cinco, fue materia de apelación por parte de los encausados, emitiéndose la sentencia de vista de fecha
veinticinco de junio de dos mil diez de fojas ocho, que resuelve: “Conf rmar la sentencia que condena
a Wilmer Moisés Machaca Villanueva y Elmer Paisig Ortiz, como autores del delito de violación sexual
en su modalidad de someter a la víctima a incapacidad para resistir, en agravio de Rosmary Elizabeth
Seminario Pozo y Sheyla Edith Meléndez Gómez. Conf rmaron el monto de reparación civil impugnado,
y lo demás que contiene”; por lo que no se ha vulnerado la garantía constitucional de la pluralidad de
instancia, toda vez que los encausados han tenido la posibilidad de recurrir a una instancia Superior, a fin
de realizar un control de la resolución emitida desfavorablemente para estos, habiéndose garantizado con
ello el derecho al debido proceso; aunado a ello, la resolución emitida por la Sala Superior que declara
inadmisible el recurso de casación se encuentra debidamente motivada, siendo sus argumentos válidos
para su inadmisibilidad, no habiendo vulnerado el derecho a la legítima defensa ni a la observancia del
debido proceso; toda vez que la alegación formulada para el desarrollo de la doctrina jurisprudencial
planteada por los encausados no se ajusta a lo establecido por el Código Procesal Penal, en su artículo
acotado precedentemente, tanto más si lo que sé advierte de su recurso de casación es básicamente la
valoración de los medios probatorios actuados durante el desarrollo del proceso ya concluido, tratando
en todo momento de cuestionar pruebas que en su oportunidad y estadio debió de cuestionarse; razón
por la cual la pretensión de los encausados resulta inatendible. CUARTO: Que, el artículo quinientos
cuatro, apartado dos del nuevo Código Procesal Penal establece que las costas serán pagadas por quien
interpuso un recurso sin éxito al apartado del artículo cuatrocientos noventa y siete del citado Código
Procesal, y no existen motivos para su exoneración en atención a que la recurrente tuvo un comportamiento
temerario, puesto que no cumplió debidamente los requisitos exigidos por las disposiciones del recurso
de casación. Por estos fundamentos: I. Declararon INFUNDADO el recurso de queja Interpuesto por
los encausados Wilmer Moisés Machaca Villanueva y Elmer Paising Ortiz contra la resolución de fecha
tres de agosto de dos mil diez, de fojas cuarenta y uno, que declara inadmisible el recurso de casación
interpuesto contra la sentencia expedida en apelación de fecha veinticinco de junio de dos mil diez, de
fojas ocho –del cuaderno formado en esta instancia– mediante la cual confirman la condena impuesta, en
el proceso penal que se les siguió por delito contra la Libertad Sexual-Violación Sexual. MANDARON
se notifique a las partes la presente Ejecutoria; II. CONDENARON al pago de las costas del recurso a los
recurrentes Wilmer Moisés Machaca Villanueva y Elmer Paisig Ortiz; en consecuencia: DISPUSIERON
que el Juez de la Investigación› Preparatoria cumpla con su liquidación y pago, conforme al artículo
quinientos seis del Código Procesal Penal; III. ORDENARON se devuelvan los actuados al Tribunal
de origen. Hágase saber. Interviene el señor Juez Supremo Santa María Morillo por goce vacacional del
señor Juez Supremo Neyra Flores.
SS. VILLA STEIN / RODRÍGUEZ TINEO / PARIONA PASTRANA / CALDERÓN CASTILLO / SANTA MARÍA
MORILLO
508
PROCESOS ESPECIALES
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 00030-2010-PHC/TC-LIMA
ELÍAS MOISÉS LARA CHIENDA
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
El Vigésimo Tercer Juzgado Penal de Lima, con fecha 20 de mayo de 2009, declaró improcedente la
demanda por considerar que lo que pretende el demandante es una nueva valoración sobre lo que ya ha
sido resuelto por las instancias judiciales en el proceso penal.
La Segunda Sala Penal para Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima, con
fecha de 17 de agosto de 2009, confirmó la apelada por similares fundamentos.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio
1. La demanda tiene por objeto que se declare la nulidad del proceso penal A.V. 04-2006 en el extremo
en que se condena al actor a 5 años de pena privativa de la libertad por el delito de encubrimiento
personal, alegándose la violación de los derechos constitucionales al debido proceso y a la libertad
individual. El alegato principal del actor estriba en que fue denunciado, procesado y condenado a
pena privativa de la libertad sin que haya concluido el procedimiento del antejuicio político iniciado
en su contra ante el Congreso de la República.
El antejuicio político y su relación con el ejercicio de la acción penal
2. Es bastante sabido que existen dos tipos de procedimientos mediante los cuales se puede acusar a
ciertos altos funcionarios del Estado. Estos son el antejuicio político y el juicio político, que son
de distinta naturaleza y alcance. En relación al antejuicio político, el artículo 99 de la Constitución
señala que “Corresponde a la Comisión Permanente acusar ante el Congreso: al Presidente de la
República, a los representantes a Congreso, a los Ministros de Estado, a los miembros del Tribunal
Constitucional, a los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, a los vocales de la Corte
Suprema, a los f scales supremos, al Defensor del Pueblo y al Contralor General por infracción de
la Constitución y por todo delito que cometan en el ejercicio de sus funciones y hasta cinco años
después de que hayan cesado en estas” (énfasis agregado).
3. Sobre el particular, este Tribunal ha precisado que el antejuicio político constituye una prerrogativa o
privilegio de los altos funcionarios citados en el referido artículo 99 de la Constitución, que consiste
en que no pueden ser procesados –válidamente– por la jurisdicción penal ordinaria por la comisión de
un delito si antes no han sido sometidos a un procedimiento político jurisdiccional ante el Congreso
de la República en el que se haya determinado la verosimilitud de los hechos materia de acusación
y que estos se subsuman en uno o más tipos penales de orden funcional (Exp. N° 0006-2003-AI/TC,
fundamento 3). Sobre esta base, se concluye que es el Congreso el órgano constitucional encargado
–a través de un procedimiento establecido– de dejar sin efecto el privilegio del alto funcionario y
de ponerlo a disposición de la jurisdicción penal ordinaria mediante una resolución acusatoria, acto
a partir del cual se puede formalizar denuncia penal y dar inicio al proceso penal.
4. Asimismo, este Tribunal ha precisado que si bien es cierto que el Ministerio Público es el titular de
la acción penal y el defensor de la legalidad, como bien lo reconoce la propia Constitución, también
es verdad que en virtud de estas facultades otorgadas no puede arrogarse un ejercicio arbitrario
de ellas. Es decir, el Ministerio Público no puede promover una investigación a propósito de la
supuesta comisión delictiva por parte de un alto funcionario si este previamente no ha sido objeto
de una acusación constitucional en el Congreso. De lo contrario, todos los actos llevados a cabo
en sede jurisdiccional ordinaria sin la observancia de lo establecido en los artículos 99 y 100 de la
Constitución, así como del artículo 89 del Reglamento del Congreso de la República y de la Ley
N° 27399 que también forman parte del parámetro de control para evaluar casos como el presente,
adolecen de nulidad. Permitir este tipo de actuación es abrir la puerta a interpretaciones restrictivas
de la ley fundamental que no solo la vacían de contenido, sino que también resultan violatorias de
los derechos fundamentales (en el caso específico, el derecho al debido proceso de los altos fun-
cionarios públicos) y no se condicen con los principios que inspiran el Estado Constitucional (Exp.
N° 04747-2007-PHC/TC, fundamento 6).
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
512
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
ii) Con fecha 5 de mayo de 2006 se formaliza la denuncia penal ante la Sala Penal Permanente de
la Corte Suprema de Justicia de la República. Y sobre la base de esta, la Vocalía Suprema de
Instrucción dispuso abrir instrucción mediante resolución de 18 de mayo de 2006 (Exp. N° 04-
2006-AV), por los delitos de asociación ilícita para delinquir y encubrimiento personal (fs. 47
a 72). En dicho estado de cosas el recurrente formuló cuestión previa argumentando que no
había sido despojado de la prerrogativa del antejuicio, defensa de forma que fue rechazada por
las resoluciones judiciales de fecha 22 de setiembre de 2006 y su confirmatoria de fecha 28 de
diciembre de 2006 (f. 76 a 84).
iii) Finalmente, mediante sentencia de fecha 11 de enero de 2007 se declaró la responsabilidad penal
del actor por el delito de encubrimiento personal, siendo condenado a 5 años de pena privativa de
libertad. Esta decisión fue confirmada por la Sala Penal Especial de la Corte Suprema mediante
sentencia de fecha 3 de octubre de 2007 (f. 115 a 140).
9. De todo lo expuesto se tiene que el actor cesó en sus funciones de Fiscal Supremo en diciembre de
2000, según se desprende de la resolución N° 54, de fecha 28 de diciembre de 2006, dictada en el
Exp. N° 04-2006-AV (f. 80 a 84), por lo que resulta evidente que a la fecha en que fue denunciado
penalmente (5 de mayo de 2006) y en que se le abrió proceso penal (18 de mayo de 2006), ya había
transcurrido más de los cinco años que establece el artículo 99 de la Constitución. Esto quiere decir
que no obstante que el procedimiento al que había sido sometido el actor ante el Congreso de la
República no había culminado, la prerrogativa del antejuicio ya había fenecido por haber vencido su
plazo de vigencia. Siendo ello así se concluye, a la luz de todo lo expuesto precedentemente, que no
se ha afectado los derechos al debido proceso y a la libertad individual del accionante por el hecho
de habérsele denunciado penalmente y sometido al referido proceso penal.
10. Por lo demás, si como alega el actor, con fecha 19 de julio de 2006 (fojas 86 a la 90) la Comisión
Permanente del Congreso aprobó el Informe de Calificación de Denuncia Constitucional N° 393 de
la Sub-Comisión de Acusaciones Constitucionales, que declaró improcedente la denuncia formulada
por la Fiscal de la Nación contra el recurrente y otros por el delito de encubrimiento personal y otros,
por considerar que no se acreditaron los hechos expuestos en ella, tal decisión carece de eficacia por
cuanto fue adoptada sin tener en cuenta que la prerrogativa del antejuicio ya había fenecido por haber
expirado su plazo de vigencia establecido en el artículo 99 de la Constitución. Debe precisarse que al
expirar el privilegio del antejuicio en un determinado caso por haber vencido su plazo de vigencia,
cesa con ello la atribución del Congreso de decidir si corresponde o no acusar al alto funcionario,
aun cuando se encuentre en trámite ante este una denuncia constitucional.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda, al no haberse producido la violación de sus derechos al debido
proceso y a la libertad individual.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / CALLE HAYEN / ETO CRUZ /
ÁLVAREZ MIRANDA / URVIOLA HANI
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
El encausado Pedro Pablo Nakada Ludeña fue procesado penalmente, con arreglo
al nuevo Código Procesal Penal.
En la etapa de investigación preparatoria el referido encausado solicitó que se
le siga el proceso de seguridad, petición que fue negada por el Juez del Primer
Juzgado de Investigación Preparatoria de Huaral.
Apelada dicha resolución, la Sala Superior Penal Permanente de la Corte Superior
de Justicia de Huaura la revocó y en su reemplazo declaró fundado ese pedido,
por lo que ordenó se transforme el proceso común a uno de seguridad y se
desacumule el primero y se siga una causa independiente en su contra.
Es así que el acusado Nakada Ludeña es sometido a juicio oral en vía de proceso
de seguridad por la comisión de los delitos homicidio calificado y robo agravado.
En el curso del juicio de primera instancia el Juzgado Penal Colegiado Transitorio
de la Corte Superior de Justicia de Huaura-Huacho transformó el proceso de
seguridad a uno común y en esos términos dictó la sentencia de fojas uno, del
nueve de mayo de dos mil ocho.
La sentencia de vista, por mayoría, declaró nula la sentencia de primera instancia
e insubsistente todo lo actuado hasta el momento del inicio del proceso de
seguridad contra el acusado Nakada Ludeña.
Es de recordar que el auto de transformación del proceso no causa estado, no
genera cosa juzgada, por lo que a la luz del debate oral y de la discusión pericial
–recuérdese que la etapa principal es el enjuiciamiento– el Tribunal podrá muy
bien optar por la decisión que considere arreglada a derecho. Desde luego no
será pertinente una discusión incidental tendente a poner en crisis el juicio
para que se suspenda la causa y se reoriente al juicio de seguridad, porque
ello vulneraría el principio de concentración procesal, pero sí una discusión de
fondo acerca de la aplicación de normas de Derecho Penal material referentes
al juicio de imputabilidad y a la necesidad y proporcionalidad de una posible
medida de seguridad.
514
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
Ahora bien, realizada esta breve pero indispensable precisión, es del caso
puntualizar que dictada la nulidad de una sentencia –absolutamente necesaria
cuando se trata de vicios por defecto de tramitación, producidos en actos
precedentes a la misma sentencia en tanto sean insubsanables– es irremediable
anular las actuaciones del juicio oral, pues en ellas se sustenta toda sentencia
de mérito –artículo 393 del NCPP–.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
SENTENCIA DE CASACIÓN
Lima, doce de marzo de dos mil diez
VISTOS; en audiencia pública; el recurso de casación por errónea interpretación e inobservancia de norma
procesal penal y por desarrollo de doctrina jurisprudencial interpuesto por el señor FISCAL SUPERIOR
contra la sentencia de vista de fojas veintitrés –del cuaderno de apelación–, del trece de marzo de dos
mil nueve, que el extremo que declaró nulo lo actuado hasta el inicio del proceso de seguridad; en los
seguidos contra Pedro Pablo Nakada Ludeña por delitos contra la vida el cuerpo y la salud - homicidio
calificado y contra el patrimonio - robo agravado en perjuicio de Carlos Edilberto Merino Aguilar y otros.
Interviene como ponente el señor San Martín Castro.
FUNDAMENTOS DE HECHO
I. Del itinerario del proceso en primera instancia
PRIMERO: El encausado Pedro Pablo Nakada Ludeña fue procesado penalmente, con arreglo al Nuevo
Código Procesal Penal –en adelante NCPP–. Se le inculpó formalmente por delitos contra la vida el
cuerpo y la salud –homicidio calificado y contra el patrimonio– robo agravado en perjuicio de Carlos
Edilberto Merino Aguilar y otros. En la etapa de investigación preparatoria el encausado Nakada Ludeña
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
solicitó que se le siga el proceso de seguridad, petición que fue negada por el Juez del Primer Juzgado
de Investigación Preparatoria de Huaral por resolución número siete de fojas treinta, del cuatro de mayo
de dos mil siete –del cuaderno de investigación–.
Apelada dicha resolución, la Sala Superior Penal Permanente de la Corte Superior de Justicia de Huaura
por auto de vista, del veintitrés de julio de dos mil siete –corriente a fojas setenta y tres del cuaderno
de casación y acta de audiencia de fojas treinta y tres del cuaderno de investigación–, la revocó y en
su reemplazo declaró fundado ese pedido, por lo que ordenó se transforme el proceso común a uno de
seguridad y se desacumule el primero y se siga una causa independiente en su contra.
SEGUNDO: La Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Huaral, estando a los términos del auto de
vista antes indicado, formuló su requerimiento en ese sentido –véase acusación de fojas cuarenta y cin-
co, del trece de agosto de dos mil siete, del cuaderno de investigación–. Una vez que se llevó a cabo la
audiencia preliminar de control de la acusación, el Juez de Investigación Preparatoria emitió el auto de
enjuiciamiento de fojas sesenta, del veintidós de noviembre de dos mil siete –del cuaderno de investi-
gación–. Es así que el acusado Nakada Ludeña es sometido a juicio oral en vía de proceso de seguridad
por la comisión de los delitos homicidio calificado y robo agravado.
TERCERO: En el curso del juicio de primera instancia el Juzgado Penal Colegiado Transitorio de la
Corte Superior de Justicia de Huaura-Huacho transformó el proceso de seguridad a uno común y en
esos términos dictó la sentencia de fojas uno, del nueve de mayo de dos mil ocho –del cuaderno de
juzgamiento–, en cuya virtud, en un extremo, condenó a Pedro Pablo Nakada Ludeña como autor de
los delitos de homicidio calificado en agravio de Agustín Andrés Maguiña Oropeza y otros y de robo
agravado en perjuicio de Carlos Edilberto Merino Aguilar y otros a treinta y cinco años de pena privativa
de libertad y fijó en siete mil nuevos soles el monto por concepto de reparación civil que pagará a los
herederos de los occisos; y, en otro extremo, lo absolvió de la acusación fiscal formulada en su contra
por delitos de robo agravado y homicidio calificado en agravio de Teresa Cotrina Abad, Walter Sandoval
Osorio, Gerardo Leonardo Cruz Libia, Carlos Walter Tarazona Toledo, Nazario Julián Tamariz Pérez,
Didier Jesús Zapata Dulanto y Nicolás Tolentino Purizaca Gamboa.
Contra esta sentencia el citado imputado interpuso recurso de apelación, que fue concedido por auto de
fojas veintisiete, del veinte de mayo de dos mil ocho, del cuaderno de juzgamiento.
II. Del trámite impugnativo en segunda instancia
CUARTO: El Superior Tribunal, culminada la fase de traslado de la impugnación, conforme al auto
de fojas uno, del seis de junio de dos mil ocho –del cuaderno de apelación–, y realizada la audiencia de
apelación, cumplió con emitir y leer en audiencia pública la sentencia de vista de fojas veintitrés, del
trece de marzo de dos mil nueve, del cuaderno de apelación.
El señor Fiscal Superior interpuso recurso de casación.
QUINTO: La sentencia de vista, por mayoría, declaró nula la sentencia de primera instancia e insubsisten-
te todo lo actuado hasta el momento del inicio del proceso de seguridad contra el acusado Nakada Ludeña.
El voto singular estimó que debía declararse infundada la apelación y, de oficio, nula la sentencia de
primera instancia e insubsistente el juicio oral del proceso común, debiendo efectuarse nuevo juicio
oral por otro Colegiado.
III. Del trámite del recurso de casación de la Segunda Fiscalía Superior de Huaura
SEXTO: Leída la sentencia de vista, el Fiscal Superior de Huaura interpuso recurso de casación mediante
escrito de fojas treinta y seis –del cuaderno de apelación–.
Introdujo dos motivos de casación: a) errónea aplicación de la norma procesal penal: la prevista en
el artículo 458 apartado 3 del NCPP; y, b) inobservancia de la norma procesal penal: el artículo 457
apartado 5 del mismo cuerpo legal.
Concedido el recurso por auto de fojas cuarenta y seis, del catorce de abril de dos mil nueve, se elevó
la causa a este Supremo Tribunal.
517
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
SÉTIMO: Cumplido el trámite de traslados a las partes recurridas [la defensa del imputado se apersonó a
la instancia y fijó domicilio procesal –donde se le notificó de la audiencia de fojas sesenta y ocho del cua-
derno de casación–], esta Suprema Sala mediante Ejecutoria de fojas veintiuno, del cuaderno de casación,
del doce de junio de dos mil nueve, admitió a trámite el recurso de casación por la infracción de las dos
normas procesales antes citadas y, además, entendió que debía desarrollarse la doctrina jurisprudencial.
OCTAVO: Instruido el expediente en Secretaría, señalada la fecha para la audiencia de casación el día de
la fecha, instalada la audiencia y realizados los pasos que corresponden conforme al acta que antecede,
con intervención de la Señora Fiscal Suprema Adjunta, el estado de la causa es la de expedir sentencia.
NOVENO: Deliberada la causa en secreto y votada el mismo día, esta Suprema Sala cumplió con pro-
nunciar la presente sentencia de casación, cuya lectura en audiencia pública –con las partes que asistan–
se realizará por la Secretaria de la Sala el día viernes veintiséis de marzo a horas nueve de la mañana.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I. Del ámbito de la casación
PRIMERO: Conforme ha sido establecido por la Ejecutoria Suprema de fojas veintiuno, del cuaderno
de casación, del doce de junio de dos mil nueve, los motivos del recurso de casación se centran en la
vulneración de dos preceptos procesales: errónea interpretación de la norma procesal penal –artículo
458.3 del NCPP– e inobservancia de norma procesal penal –artículo 457.5 del NCPP–. A partir de estos
se pretende desarrollar la correspondiente doctrina jurisprudencial. Se trata entonces de una casación
procesal prevista en el apartado 3 del artículo 429 del NCPP. Si las normas denunciadas como infringidas
son de carácter procesal, luego, la casación que es legalmente procedente es la prevista por infracción
de normas de ese carácter.
SEGUNDO: Los agravios del Ministerio Público cuestionan el segundo extremo de la sentencia de
vista que, por mayoría, declaró nulo todo lo actuado, hasta el momento de disponerse el inicio del
proceso de seguridad contra el acusado Nakada Ludeña por delitos de homicidio calificado y de robo
agravado en perjuicio de Teresa Cotrina Abad y otros. Pretende el Fiscal Superior casacionista que se
declare nulo dicho extremo porque fue emitido mediando una errónea interpretación de lo previsto en
el artículo 458 apartado 3 del NCPP e inobservado (falta de aplicación) lo estatuido en el artículo 457
apartado 5 del NCPP.
A. El primer agravio denuncia la errónea interpretación del artículo 458 apartado 3 del NCPP. Sostiene
que el Tribunal de Apelación declaró la nulidad de todo lo actuado hasta el inicio del proceso de
seguridad porque este proceso no puede desligarse del proceso común y, por lo tanto, debe tramitarse
como una sola unidad.
Estima que el fallo retrotrae el proceso a etapas ya conclusas, lo que necesariamente implicará que
en la causa no solo se tiene que actuar un nuevo juicio oral sino también una nueva etapa intermedia.
B. El segundo agravio imputa la inaplicación del artículo 457 apartado 5 del NCPP, norma que prescribe
que el proceso de seguridad no podrá acumularse con el proceso común, norma que –a su juicio–
debe ser interpretada sistemáticamente y no aisladamente como lo hizo el Tribunal Superior. Afirma
que el artículo 457 apartado 5 del NCPP es aplicable para sustentar que existen diferencias en la
naturaleza jurídica de los procesos de seguridad y los procesos comunes, puesto que no solo tienen
objetos diferentes, sino también finalidades distintas, por lo que está prohibida su acumulación, ade-
más que no resulta lógico que solo en ciertas etapas se prohíba la acumulación de ambos procesos
y en otras no. No existe mayor dificultad para discernir que se trata de dos procesos distintos y, por
consiguiente, al dar por concluido uno de ellos, necesariamente se estaría dando inicio al otro, ya
sea de un proceso común a uno de seguridad o viceversa.
Por consiguiente, pretende que se aplique este artículo al caso concreto y que se establezcan criterios
a tener en cuenta para la aplicación de las normas del proceso de seguridad y su diferenciación con el
proceso común.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
SÉTIMO: La propia sentencia de vista no cuestiona un punto central del juicio de mérito, cuyo antece-
dente es el auto de primera instancia que transformó el proceso de seguridad al proceso común: que el
imputado no está incurso en el supuesto de inimputabilidad del artículo 20, inciso uno, del Código Penal,
situación que de por sí excluye la posibilidad de aplicar la medida de seguridad que pretende el imputado
(artículos 74 y 75 del Código Penal). El Tribunal de Revisión centra su censura en el denominado juicio
de culpabilidad, en la ausencia de un razonamiento constitucionalmente válido para la declaración de
hechos probados y la aplicación consiguiente del derecho a los mismos. De encontrar inválido el análisis
previo, en rigor, el presupuesto del juicio común, así lo debió haber manifestado y razonado.
Entonces, si se focalizó en la declaración de hechos probados y en el juicio de culpabilidad, sobre la
base del binomio delito/pena, y no peligrosidad/medida de seguridad de internación, se entiende, que
ese punto, antecedente del juicio común y de la sentencia consiguiente, no lo ponía en cuestión, pese a
que, precisamente, ese era el ámbito estricto del recurso de apelación, base de su competencia funcional.
OCTAVO: Es de tener presente que la anulación de la sentencia emitida tras un juicio oral, público y
contradictorio –a esto último no son ajenos los juicios orales en procesos comunes y de seguridad–, si se
afirma la existencia de un defecto estructural de la sentencia [en rigor, una infracción procesal derivada
de la vulneración de un requisito interno de la sentencia, de las normas reguladoras de la sentencia,
concretamente en su elemento de exhaustividad –que no de congruencia–], no trae irremediablemente
consigo la nulidad del juicio oral y la necesidad de su repetición.
La opción anulatoria, en estas circunstancias, necesariamente debe asumirse como última ratio y siempre
que, de un lado, se cumplan acabadamente los principios de taxatividad y de trascendencia y se configure
una efectiva indefensión material a las partes concernidas –que menoscabe el derecho a intervenir en el
proceso, el derecho a realizar los alegatos que se estimen pertinentes, el derecho de utilizar los medios
de prueba pertinentes a los hechos alegados y, en su caso y modo, el derecho de utilizar los recursos
contra las resoluciones judiciales–, centrada en la vulneración de sus derechos y/o garantías procesales
de jerarquía constitucional –es decir, relevantemente los principios inherentes a la estructura del proceso:
contradicción e igualdad de armas–; y, de otro lado, no sea posible por la naturaleza del recurso, además
de estimarlo, resolver el fondo de la controversia penal, imposibilidad que no es de recibo en el recurso
de apelación, opción absolutamente preferible por razones de economía procesal.
Ahora bien, realizada esta breve pero indispensable precisión, es del caso puntualizar que dictada la
nulidad de una sentencia –absolutamente necesaria cuando se trata de vicios por defecto de tramitación,
producidos en actos precedentes a la misma sentencia en tanto sean insubsanables– es irremediable anular
las actuaciones del juicio oral, pues en ellas se sustenta toda sentencia de mérito –artículo 393 del NCPP–.
La particularidad del presente caso es que, precisamente, como lo manda el artículo 458.1 del NCPP, luego
de la instalación del juicio oral de un proceso de seguridad se dictó un auto, ya firme, que transformó el
proceso y lo derivó al proceso común, a partir del cual se reordenó la audiencia y se siguió íntegramente
bajo sus reglas. Así las cosas, ¿la anulación del juicio por defecto estructural de la sentencia comprende
esa resolución firme? La respuesta es negativa, en tanto en cuanto lo que se cuestionó no es esa premisa
sino el resultado del juicio oral por proceso común: la sentencia. La nulidad no puede alcanzar a esa
decisión pues el vicio declarado no la afecta.
NOVENO: La discusión si el proceso común es diferente al proceso de seguridad no se puede responder
en abstracto. Es claro que cambia su objeto jurídico: el proceso de seguridad discute no solo los hechos,
aspecto en el que es idéntico al proceso común, sino la presencia del binomio peligrosidad/medida de
seguridad; pero esta diferencia no lo hace necesariamente incompatible con el proceso común –comparte
el cuadro matriz de las garantías de todo enjuiciamiento–, pues en este último proceso tras el juicio oral
el Tribunal puede incluso imponer una medida de seguridad si se dan los presupuestos para ella y medió
una discusión y debate sobre el particular, es decir, si se cumplió el principio de contradicción –artículo
393, apartado 3), literal e), del NCPP–.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
La prohibición de acumulación de un proceso de seguridad con el común es obvia, pero solo dice de la
imposibilidad de conexidad debido al diferente objeto de ambos procesos. La acumulación por conexidad
importa en este último caso, y en sentido estricto diversidad de delitos culpándose a una sola persona o
a varias, y procede si se cumplen sus presupuestos y condiciones; tiene como fundamento el tratamiento
unitario de esas causas o imputaciones para garantizar la economía y la celeridad procesal, así como
para evitar fallos contradictorios y posibilitar un conocimiento más integral de los cargos con arreglo al
principio de inmediación y, en su caso, se pueda aplicar las reglas del concurso de delitos.
La base común del rito del juicio oral para ambos procesos, cuando es el del caso transformarlos, solo
autoriza, de modo general, a repetir aquellas actuaciones especiales que en el caso del proceso de segu-
ridad se realizaron sin el concurso del imputado por razones de salud. No debe empezarse de cero –no
puede entenderse que las actuaciones previas son ineficaces procesalmente–, sino que debe continuar
en lo que es compatible y repetir lo que se hizo al margen del principio de bilateralidad y presencia
efectiva del imputado.
Pero nada de lo expuesto es relevante en el presente caso. De modo que tratar el alcance de las dos
normas arriba comentadas carece de sentido.
DÉCIMO: Lo que en verdad inobservó el Tribunal de Apelación al extender la anulación de lo ac-
tuado al auto de transformación del proceso es, precisamente, el principio de preclusión procesal, que
integra la garantía del debido proceso. La decisión anulada no guarda relación con el vicio que detectó
y censuró, única posibilidad legal de hacerlo conforme al artículo 154, apartado 1), del CPP. No hay
dependencia entre el vicio en que se dice incurrió el Tribunal de Primera Instancia, centrado en el juicio
de culpabilidad, con la declaración previa de transformación de la causa en común. Es de aplicación, por
lo tanto, el artículo 150, literal d), del NCPP. Y así debe declararse por tratarse de una nulidad absoluta,
insubsanable en casación.
UNDÉCIMO: Cabe puntualizar que el nuevo juicio oral que realizará el Tribunal Penal de Primera
Instancia, en los marcos amplios de la discusión procesal y de acuerdo a las pretensiones de las partes,
podrá dilucidar ampliamente si son de aplicación los artículos 20.1 y 71 y siguientes del Código Penal.
Es de recordar que el auto de transformación del proceso no causa estado, no genera cosa juzgada, por
lo que a la luz del debate oral y de la discusión pericial –recuérdese que la etapa principal es el enjuicia-
miento– el Tribunal podrá muy bien optar por la decisión que considere arreglada a derecho. Desde luego
no será pertinente una discusión incidental tendente a poner en crisis el juicio para que se suspenda la
causa y se reoriente al juicio de seguridad, porque ello vulneraría el principio de concentración procesal,
pero sí una discusión de fondo acerca de la aplicación de normas de Derecho Penal material referentes al
juicio de imputabilidad y a la necesidad y proporcionalidad de una posible medida de seguridad. Limitar
esa posibilidad al imputado sería, eso sí, restringir irrazonablemente su derecho de defensa y reducirle
efectiva indefensión material.
DECISIÓN
Por estos fundamentos:
I. Declararon FUNDADO en parte el recurso de casación interpuesto por el Señor Fiscal Superior de
Huaura por errónea interpretación e inobservancia de norma procesal penal y por desarrollo de doctrina
jurisprudencial contra la sentencia de vista de fojas veintitrés –del cuaderno de apelación–, del trece
de marzo de dos mil nueve, en el extremo que declaró nulo lo actuado hasta el inicio del proceso de
seguridad; reformándola: declararon NULO ese extremo de la sentencia de vista; y, reponiendo la
causa al estado que le corresponde: PRECISARON que la nulidad del juicio no alcanza al auto de
transformación del proceso de seguridad por el común.
II. DISPUSIERON que la presente sentencia casatoria se lea en audiencia pública por la Secretaria de
esta Suprema Sala Penal; y, acto seguido, se notifique a todas las partes apersonadas a la instancia,
incluso a las no recurrentes.
521
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
III. MANDARON que cumplidos estos trámites se devuelva el proceso al órgano jurisdiccional de
origen, y se archive el cuaderno de casación en esta Corte Suprema.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRÍNCIPE TRUJILLO / CALDERÓN CASTILLO / SANTA
MARÍA MORILLO
SENTENCIA DE CASACIÓN
Lima, diez de marzo de dos diez
VISTOS; en audiencia pública; el recurso de casación –concedido por las causales de desarrollo de la
doctrina jurisprudencial y errónea interpretación de la ley material, previstas en el artículo cuatrocientos
veintinueve, apartados cinco y tres, respectivamente, del nuevo Código Procesal Penal– interpuesto por
el encausado GERARDO FEDERICO TELLO PRETELL contra la sentencia de vista de fojas ciento
catorce, del once de septiembre de dos mil ocho, en el extremo que integró como Tercero Civilmente
Responsable a la Empresa Agregados Servicios y Proyectos - ASERPO S.R.L. y que revocó la sentencia
anticipada de primera instancia de fojas setenta y uno, del once de junio de dos mil ocho, en cuanto
fijó el monto de la reparación civil en cien mil nuevos soles más los costos que importe la refacción o
restitución del valor del vehículo, que solidariamente deberá pagar con el tercero civilmente responsable -
Empresa Agregados Servicios y Proyectos S.R.L.; en el proceso seguido en su contra como autor del
delito contra la vida, el cuerpo y la salud - homicidio culposo en agravio de Fernando Alcibíades Torres
Rodríguez. Interviniendo como ponente el señor Príncipe Trujillo.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
FUNDAMENTOS DE HECHO
I. Del itinerario del proceso en primera instancia
PRIMERO: El encausado Gerardo Federico Tello Pretell fue investigado penalmente, con arreglo al
nuevo Código Procesal Penal. El día veintinueve de febrero de dos mil ocho, en una de las oficinas del
Cuarto Despacho de Investigación de la Segunda Fiscalía Provincial Corporativa Penal de Trujillo, ante
el Fiscal Provincial Titular, compareció el encausado Tello Pretell, quien en presencia de su abogado
defensor y en mérito de las conversaciones sostenidas en el curso de la investigación preliminar, firmó
el Acta de Acuerdo Provisional de Terminación Anticipada de Proceso de fojas uno, la misma que fue
puesta en conocimiento de la parte civil con fecha nueve de abril de dos mil ocho –conforme consta de la
notificación cursada de fojas catorce– para que pueda pronunciarse acerca de la procedencia del proceso
de terminación anticipada y, en su caso, formular sus pretensiones, de conformidad a lo dispuesto en el
artículo cuatrocientos sesenta y ocho apartado tres del nuevo Código Procesal Penal.
En la referida acta se acordó, respecto de la pena a aplicarse, que esta sería de cuatro años de pena
privativa de la libertad, la misma que descontada la sexta parte establecida en el artículo cuatrocientos
setenta y uno del nuevo Código Procesal Penal sería de tres años y cuatro meses de pena privativa de
libertad suspendida por el plazo de tres años.
En lo concerniente al extremo de la reparación civil, se fijó en la suma de veintiocho mil nuevos soles a
favor de los herederos legales del occiso Fernando Alcibíades Torres Rodríguez. También se estableció
reglas de conducta.
Finalmente, el encausado Tello Pretell instruido de los alcances del presente Acuerdo Provisional aceptó
su culpabilidad y la pena acordada, así como la reparación civil fijada y sus formas de pago, al igual que
las potestades del Ministerio Público, las normas de conducta fijadas en ese Acuerdo Provisional y la
celebración de la Audiencia de Terminación Anticipada.
SEGUNDO: La Audiencia de Terminación Anticipada se realizó el día diez de junio de dos mil ocho
–obrante a fojas sesenta y nueve–. Asistieron el Fiscal, el imputado Tello Pretell y la parte civil –debi-
damente representados–.
Esta última se opuso porque consideró que el monto de la reparación civil era muy irrisorio, agregando
que apelará en este extremo independientemente de la decisión judicial que se tome –manifestación que
quedó registrada en audio–.
TERCERO: En la continuación de la Audiencia Privada de Terminación Anticipada –véase acta de fojas
setenta y uno–, el Primer Juzgado Penal de Investigación Preparatoria de la Corte Superior de Justicia
de La Libertad dictó la sentencia anticipada de fojas setenta y uno, del once de junio de dos mil ocho,
cuyos extremos son los siguientes:
i) Aprobó el acuerdo de terminación anticipada acordado entre el Fiscal Provincial de Trujillo y el
imputado Tello Pretell;
ii) Condenó a Gerardo Federico Tello Pretell como autor del delito contra la vida, el cuerpo y la salud -
homicidio culposo, a tres años y cuatro meses de pena privativa de libertad suspendida por el plazo
de tres años e inhabilitación de un año para conducir cualquier vehículo motorizado, bajo reglas de
conducta;
iii) Fijó en veintiocho mil nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil deberá pagar a
favor de la parte agraviada.
Contra el extremo de la reparación civil que fijó la sentencia, la agraviada manifestó no estar conforme,
por lo que apeló en la misma Audiencia, la que se formalizó por escrito de fojas setenta y ocho. Este
recurso fue concedido por auto de fojas ochenta y cinco, del dieciocho de junio de dos mil ocho.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
524
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
para otorgar una reparación civil en caso de fallecimiento es el “proyecto de vida del agraviado” que se
vio afectado por el hecho antijurídico.
II. Del pronunciamiento del Tribunal de Apelación
TERCERO: La sentencia de vista impugnada en casación precisó lo siguiente:
A. Que ha quedado acreditado que la conducta delictiva desarrollada por el sentenciado ha producido
como daño emergente la muerte del agraviado Fernando Torres Rodríguez y la destrucción del auto
del agraviado. A consecuencia de este daño emergente, también han producido daños de tipo moral
y económico a los deudos del agraviado.
B. Que el agraviado occiso, no obstante, sus setenta años de edad, trabajaba como taxista en horario
nocturno, con lo cual era el sostenimiento económico de su familia, la misma que está constituida
por su esposa y una menor de la cual se hicieron cargo. También se tiene en cuenta el dolor e impacto
emocional que ocasionó la muerte del agraviado a las mismas y, además, a los nietos del occiso cuyo
impacto psicológico ya ha sido determinado en los informes que obran en autos y que no han sido
objetados por la defensa, más aún teniendo en cuenta las graves circunstancias de la comisión del
delito.
De igual modo se valora la conducta del acusado al tratar de evadir su responsabilidad e intentar
fugar del lugar, sin prestar auxilio a su víctima con lo cual habría aminorado los efectos de su impe-
ricia, sino muy por el contrario, arrastró al agraviado algunos metros, con lo que demostró una total
indiferencia por la vida humana y el pacífico goce de los derechos de los demás.
C. Que, en igual sentido, también debe comprenderse como perjuicio económico los daños materiales
ocasionados al vehículo del agraviado al quedar totalmente inoperativo para el servicio de taxi con
el cual mantenía a su familia, lo que debe ser objeto de restitución.
D. Que es necesario, por lo tanto, incrementar el monto de la reparación civil fijada por el A quo, al no
estar en correlación con los fundamentos fácticos y normativos que se han detallado en la presente
resolución, sin guardar la proporcionalidad real del daño ocasionado. Se recurre al principio de
equidad, dado el carácter subjetivo de este tipo de daños, su dificultad de probanza y medición dentro
del proceso. Por ello se justifica el monto de incremento a cien mil nuevos soles la reparación civil,
y se dispone la restitución de su valor para garantizar la subsistencia de los damnificados, lo que
deberá ser establecido en vía de ejecución.
E. Que en la relación jurídico-procesal penal se encuentra como Tercero Civilmente Responsable la
Empresa Agregados Servicios y Proyectos Sociedad de Responsabilidad Limitada - ASERPO S.R.L.,
hecho que se ha omitido involuntariamente por el A quo al momento de resolverse la solicitud de
terminación anticipada en orden al pago de la reparación civil, por lo que debe integrarse la sentencia
de primera instancia en el sentido de tener responsabilidad civil por las consecuencias jurídicas del
delito. Siendo así, el pago de la reparación civil debe ser solidaria entre el sentenciado y la persona
jurídica como tercero civilmente responsable.
Estos son los fundamentos probatorios, en orden al juicio de culpabilidad, que constituyen la base del
motivo de casación.
III. Del análisis de la reparación civil y sus alcances
CUARTO: La situación de hecho, objeto de subsunción jurídica, está claramente definida; y, por lo demás,
no corresponde a este Tribunal de casación examinarla o, en su caso, variarla, por expreso mandato del
artículo cuatrocientos treinta y dos apartado dos del nuevo Código Procesal Penal. Es de puntualizar, al
respecto, que el recurso de casación por su propia naturaleza no constituye una nueva instancia y es de
cognición limitada, concentrado en la questio juris.
QUINTO: Para el análisis del recurso de casación se tiene:
A. Rige lo estipulado en el artículo cuatrocientos sesenta y ocho inciso siete del nuevo Código Procesal
Penal que prescribe: “La sentencia aprobatoria del acuerdo puede ser apelada por los demás sujetos
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
procesales. Los demás sujetos procesales, según su ámbito de intervención procesal, pueden cues-
tionar la legalidad del acuerdo y, en su caso, el monto de la reparación civil. En este último caso,
la Sala Penal Superior puede incrementar la reparación civil dentro de los límites de la pretensión
del actor civil”.
B. Es legítimo, por lo tanto, que la agraviada apelara la sentencia anticipada en el extremo que fijó la
suma de cien mil nuevos soles por concepto de reparación civil –monto que solidariamente tendría
que pagar con el tercero civilmente responsable–, porque en su escrito de apelación fijó como pre-
tensión civil la suma de doscientos cincuenta mil nuevos soles.
C. El Tribunal de Apelación si bien tiene la potestad de aumentar o disminuir el monto fijado por
concepto de la reparación civil, en el presente caso se excedió al incrementarla en la suma de cien
mil nuevos soles, pues para ello se basó en argumentos que no lo justifican: i) el dolor e impacto
emocional que ocasionó la muerte del agraviado a los nietos del occiso, y ii) los daños materiales
ocasionados al vehículo del agraviado al quedar totalmente inoperativo y porque era la herramienta
de trabajo con la que mantenía a su familia.
D. En lo que respecta al impacto emocional sufrido por los nietos del agraviado, es de precisar que su
reconocimiento se basó en los informes psicológicos realizados a Adriana Patricia Montenegro Torres
–véase fojas cuarenta y cuatro– y a José Miguel Pajares Torres –véase fojas cuarenta y siete–, ambos
nietos del agraviado. Empero, no se advirtió que del examen psicológico realizado a ambos se demostró
que no existía una relación de dependencia ni estrecha cercanía entre abuelo y nietos, más aún si sus
padres se encuentran con vida y están a su cargo. Asimismo, respecto al supuesto daño económico
y moral producido a la menor de edad Lud Sol Cárdenas –de la que se habría hecho cargo en vida el
agraviado Fernando Alcibíades Torres Rodríguez– se debe precisar que esta no mantiene vínculo de
familiaridad ni dependencia jurídica con el agraviado porque no es un familiar directo y, por ende, no
existe obligación legal alguna que lo vincule con el agraviado, máxime si no consta prueba específica
que acredite ser hija alimentista del agraviado Fernando Alcibíades Torres Rodríguez.
En tal virtud, este extremo carece de suficiente asidero para sustentar un aumento en el monto de la
reparación civil.
E. Si el bien jurídico tutelado por el delito de homicidio culposo es la vida humana, no es correcto que
la Sala Superior adicionalmente ordene el pago de los costos que importe la refacción o restitución
del valor del vehículo del agraviado –los mismos que deberán ser pagados en forma solidaria con
el tercero civilmente responsable–, puesto que el bien jurídico que aquí se protege y el objeto de la
reparación civil está circunscrito a la vida humana y a todo aquello directa o indirectamente referido
al resarcimiento de los daños tendientes a la satisfacción de ese atentado al aludido bien jurídico. Por
consiguiente, el pago de los costos de restitución del vehículo no es congruente con el daño generado
por el delito de homicidio culposo a los agraviados, en tanto parientes del occiso, sin perjuicio que
debe dejarse a salvo el derecho de aquellos para acudir en este ámbito específico a la vía civil.
En suma, no existen elementos de juicio consolidados que sustenten válidamente el incremento de la
reparación civil.
Este argumento también se rechaza.
SEXTO: En lo atinente al Tercero Civilmente Responsable es correcta la actuación del Superior Co-
legiado, pues al advertir la existencia de un tercero civil responsable, de acuerdo a la concordancia
de lo dispuesto en los artículos noventa y tres y noventa y cinco del Código Penal –norma última que
señala que la reparación será solidaria entre los responsables del hecho punible y los terceros civilmente
responsables– incorporó a la Empresa Agregados Servicios y Proyectos Sociedad de Responsabilidad
Limitada - ASERPO S.R.L. para que conjuntamente con el procesado Tello Pretell cumpla con el pago
de la pretensión económica fijada por concepto de reparación civil, no solo porque por error involuntario
el Juez de la Investigación Preparatoria omitió pronunciarse al respecto, sino también porque constituyó
uno de los argumentos invocados por la agraviada en su escrito de fojas setenta y ocho: “el imputado no
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
solo era socio y gerente de la citada empresa, sino también poseía gran parte de dichas acciones”. No
existió indefensión material al incorporarlo como tal, y la necesidad de su concurrencia como obligado
civil surge del artículo noventa y cinco del Código Penal, por lo tanto, teniendo en cuenta los lineamientos
de la norma sustantiva antes acotada –artículo noventa y tres del referido cuerpo legal– y de acuerdo a
los fundamentos jurídicos precedentes, debe disminuirse prudencialmente.
IV. De las costas
SÉTIMO: Con arreglo al artículo cuatrocientos noventa y siete del nuevo Código Procesal Penal corres-
ponde pronunciarse sobre las costas del recurso. El recurrente no solo ha sido declarado culpable sino
que también el presente recurso de casación ha sido desestimado en uno de sus extremos impugnados
–artículos quinientos apartado uno y quinientos cuatro apartado dos del nuevo Código Procesal Penal–.
Empero, al haber existido razones serias y fundadas para promover en uno de sus extremos el recurso
de casación cabe eximirlo del pago de las costas –artículo cuatrocientos noventa y siete apartado tres
del nuevo Código Procesal Penal–.
DECISIÓN
Por estos fundamentos:
I. Declararon FUNDADO EN PARTE el recurso de casación por el motivo de desarrollo de la doctrina
jurisprudencial y errónea interpretación de la ley material interpuesto por el acusado GERARDO
FEDERICO TELLO PRETELL contra la sentencia de vista de fojas ciento catorce, del once de
septiembre de dos mil ocho, que revocando la sentencia anticipada de primera instancia de fojas
setenta y uno, del once de junio de dos mil ocho, en el extremo del monto de la reparación civil, fijó
en cien mil nuevos soles más los costos que importe la refacción o restitución del valor del vehículo,
que solidariamente deberá pagar con el tercero civilmente responsable; reformándola: FIJARON
en sesenta mil nuevos soles que solidariamente deberá pagar con el tercero civilmente responsable;
e INFUNDADO el pago de los costos que importe la refacción o restitución del bien del valor de
vehículo de placa de rodaje BI guión tres mil quinientos cincuenta y tres; DEJARON a salvo su
derecho a recurrir a la vía civil; en el proceso seguido en su contra como autor del delito contra la
vida, el cuerpo y la salud - homicidio culposo en agravio de Fernando Alcibíades Torres Rodríguez.
II. EXONERARON en el pago de las costas de la tramitación del recurso de casación al recurrente
Gerardo Federico Tello Pretell.
III. DISPUSIERON que la presente sentencia casatoria se lea en audiencia pública por la Secretaria de
esta Suprema Sala Penal; y, acto seguido, se notifique a todas las partes apersonadas a la instancia,
incluso a las no recurrentes.
IV. MANDARON que cumplidos estos trámites se devuelva el proceso al órgano jurisdiccional de
origen, y se archive el cuaderno de casación en esta Corte Suprema.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / PRÍNCIPE TRUJILLO /
CALDERÓN CASTILLO
527
EJECUCIÓN DE LA PENA
EXP. N° 04792-2009-PHC/TC-MOQUEGUA
JAVIER WILBER PIMENTEL FLORES
529
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
que se encuentra sometido] desde el día 8 de octubre de 2008, cuando lo debido es que motive porque
se debe revocar su beneficio si fue recluido nuevamente el día 8 de octubre de ese año. Agrega que la
Sala Superior emplazada ha determinado que ha incumplido con “las reglas” señalando que no se ha
controlado a informar de sus actividades, cuando aquella “solo ha sido una”.
Realizada la investigación sumaria el demandante refiere que cumplió con las reglas impuestas en la
semilibertad el primer mes, no pudiendo asistir el segundo mes porque se encontraba recluido por la
presunta comisión de un delito, agrega que en el mes de setiembre de 2008 no se registró su firma ya
que la modalidad de registro había variado. De otro lado, los emplazados señalan que el actor asistió
una única vez a informar de sus actividades, resultando que su semilibertad tenía el apercibimiento de
ser revocada por el incumplimiento de dicha regla de conducta. Agregan que las resoluciones cuestio-
nadas se encuentran motivadas toda vez que se hizo efectivo el apercibimiento de revocarse el beneficio
penitenciario por incumplimiento de las reglas de conducta, lo que fue requerido al actor por resolución
del 22 de octubre de 2008.
El Juzgado de Investigación Preparatoria de la Provincia de Mariscal Nieto, con fecha 20 de julio de
2009, declaró fundada la demanda por considerar que al haberse revocado la semilibertad se vulneró
el debido proceso ya que la resolución de requerimiento no fue oportuna y tampoco se notificó perso-
nalmente al recurrente.
La Sala Superior revisora, revocando la resolución apelada, declaró infundada la demanda por considerar
que por efectos de la concesión de la semilibertad el recurrente se encontraba vinculado al cumplimiento
del control de sus actividades, lo que incumplió y motivó la revocatoria de la semilibertad. Agrega que
encontrándose con prisión provisional debió registrar su asistencia ante el INPE.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio
1. El objeto de la demanda es que se declare la nulidad de la Resolución de fecha 2 de febrero de 2009,
y su confirmatoria por Resolución de fecha 24 de abril de 2009, expedidas por los órganos judiciales
emplazados, por las que en ejecución de sentencia se revocó el beneficio penitenciario de semilibertad
concedida al actor, en la condena refundida que viene cumpliendo por los delitos de robo agravado
y hurto agravado [Incidente N° 2000-00312].
Por todo esto se sostiene que la revocatoria de la semilibertad del actor se efectuó por el incumpli-
miento de la regla de conducta y que sin embargo no se le requirió previamente su cumplimiento de
conformidad con lo que establece el artículo 192 del Reglamento del Código de Ejecución Penal, lo
que afecta el derecho a la motivación de las resoluciones judiciales y su derecho a ser excarcelado.
Cuestión previa
2. En cuanto a la denuncia constitucional de la demanda en cuanto refiere a la supuesta vulneración
al derecho del actor a no ser objeto de un tratamiento carente de razonabilidad y proporcionalidad
respecto de la forma y condiciones en que cumple la pena (previsto en el inciso 17 del artículo 25
del Código Procesal Constitucional) cabe indicar que esta modalidad de hábeas corpus correctivo
procede ante actos u omisiones que comporten violación o amenaza de los derechos a la vida, a la
salud, a la integridad física, a la visita familiar, a la visita íntima y, de manera muy significativa, de
los derechos al trato digno y a no ser objeto de penas o tratos inhumanos o degradantes, cuando se
ha determinado cumplir un mandato de detención o de pena (cfr. Expedientes Nºs 0590-2001-HC/
TC, 2663-2003-HC/TC, 1429-2002-HC/TC y 01575-2007-PHC/TC, entre otros).
Por lo tanto, de manera previa al pronunciamiento de la controversia constitucional planteada en la
demanda se debe desestimar la aludida reclamación toda vez que de los hechos denunciados en la
demanda se aprecia con suma claridad que los actos que agraviarían el derecho de la libertad personal
del actor no atienen a un agravamiento inconstitucional de la forma en que cumple su reclusión sino
que se concretan en la presunta ilegalidad en la expedición de las resoluciones judiciales por las que
se le revocó el beneficio penitenciario de la semilibertad que le fue concedido, lo que se establece
en la delimitación del petitorio de la presente sentencia.
530
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
531
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
y a las condiciones legales de la materia o si, por el contrario, resultan inconstitucionales y, por lo
tanto, vulneratoria del derecho de la libertad personal. Al respecto, cabe indicar que este Tribu-
nal Constitucional viene señalando de su jurisprudencia que “[l]a Constitución no garantiza una
determinada extensión de la motivación, por lo que su contenido esencial se respeta siempre que
exista fundamentación jurídica, congruencia entre lo pedido y lo resuelto y, por sí misma, exprese
una suficiente justificación de la decisión adoptada, aun si esta es breve o concisa, o se presenta
el supuesto de motivación por remisión” [véase entre otras la sentencia recaída en el Expediente
N° 1230-2002-HC/TC, F. J. 11].
8. En el presente caso, de los actuados y demás instrumentales que corren en los autos, se aprecia que:
a) mediante Resolución de fecha 5 de agosto de 2008 se concedió el beneficio penitenciario de se-
milibertad al actor, en la condena refundida que venía cumpliendo por los delitos de robo agravado y
hurto agravado, imponiéndosele reglas de conducta como las de “acudir al juzgado cada treinta días
a fin de justificar sus actividades” y “acudir al Establecimiento Penitenciario que designe el INPE
para controlar sus actividades hasta el fin de su condena”; b) mediante Oficio N° 190-2008-INPE-17-
321/MLPLD.M., de fecha 22 de octubre de 2008, la Oficina de Medio Libre y Penas Limitativas de
Derechos del Establecimiento Penitenciario de Moquegua informa que el actor fue puesto en libertad
con fecha 5 de agosto de 2008 como consecuencia del aludido beneficio penitenciario, habiendo
cumplido con asistir a su control por única vez el día 6 de agosto de 2008, resultando que desde el
día 8 de octubre de 2008 se encuentra nuevamente recluido al encontrarse instruido por el delito
de robo agravado en el proceso penal N° 2008-597-15-2801-JR-PE-1; y c) mediante Resolución de
fecha 22 de octubre de 2008 se resolvió requerir al recurrente a fin de que cumpla con las reglas de
conducta impuestas (fojas 59 del Cuaderno acompañado).
9. Ahora bien, examinadas las resoluciones cuestionadas (fojas 84 y 115 del Cuaderno acompañado)
se aprecia que se sustentan la revocatoria de la semilibertad del actor en señalar que solo con fecha
6 de agosto de 2008 asistió a controlar sus actividades, resultando que desde el mes de setiembre
de dicho año no acudió a registrase en la Hoja de Control de Asistencia de Liberados del INPE de
Samegua, argumentación contenida en las resoluciones cuestionadas que este Colegiado considera
válidas en términos constitucionales. En efecto, se tiene que el actor fue excarcelado con fecha 5
de agosto de 2008 en ejecución de la resolución que estimó su solicitud de semilibertad en el Expe-
diente Penal N° 2000-00312, resultando que solo el día 6 de agosto de 2008 asistió a controlar sus
actividades –como sostiene el propio actor– registrando su firma. Esto quiere decir que a partir del
día 8 de setiembre en adelante el recurrente contó con más de 15 días útiles (previos a su reclusión
provisoria proveniente de otra instancia judicial en la que era investigado como presunto autor de un
nuevo delito) en los cuales este pudo haber recurrido al lugar que le indique la autoridad, contexto
por el que tampoco resulta justificante y menos válido para sustentar la presunta irrazonabilidad de
la medida de la revocatoria el argumento del actor en el que dice que se habría variado la modalidad
de registro ya que 15 días útiles son más que suficientes para cumplir con el mandato judicial del
cumplimiento de la regla de conducta del control del beneficiario de la semilibertad o en su caso
poner en conocimiento del juzgador que le dio la libertad anticipada –bajo apercibimiento de ser
revocada– tal imposibilidad.
A ello se debe agregar que considerándose que el recurrente fue nuevamente recluido con fecha 8 de
octubre de 2008 en mérito a la detención provisoria emitida en el nuevo proceso penal (Expediente
N° 2008-597-15-2801-JR-PE-1), él o su defensa tuvo la necesidad de comunicar tal imposibilidad
en el proceso de ejecución materia de autos (esto es la de cumplir con la regla de conducta de su
control) y no en su lugar pretender a través del presente hábeas corpus que se convalide su desinterés
para con el cumplimiento de las reglas de conducta que estaban sujetas –desde el momento de su
concesión– al apercibimiento de la revocación de la semilibertad. En este sentido es pertinente subrayar
que conforme a lo señalado en el artículo 38 de la Constitución todo ciudadano peruano tiene el deber
de concurrir ante las autoridades competentes las veces requeridas, ello, claro está, atendiendo a los
fines que deriven del proceso que lo comprende [Cfr. RTC Exp. N° 9700-2006-PHC/TC y RTC Exp.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 00027-2011-PHC/TC-CAÑETE
FLORENTINO JAIME ZAVALA MATEO
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de una debida motivacion, puesto que los emplazados han fundamentado su decision de manera inco-
herente e irracional.
Realizada la investigacion sumaria el recurrente se ratifica en el contenido de su demanda. Por su parte
los emplazados expresan que la resolución cuestionada se encuentra debidamente motivada, agregando
que han realizado un análisis del comportamiento del actor durante todo el proceso penal.
El Segundo Juzgado de Investigación Preparatoria declara la improcedencia de la demanda en atención
a que el recurrente pretende la revaloración de los medios probatorios presentados en su solicitud de
semilibertad.
La Sala Superior revisora confirma la apelada por similares argumentos.
FUNDAMENTOS
1. El objeto de la demanda es que se declare la nulidad de la Resolución de fecha 29 de setiembre de
2010, que confirmando la apelada declaró la improcedencia de su solicitud de semilibertad (Incidente
N° 2008-890), puesto que: i) no se tomó en cuenta el dictamen fiscal que opinó por la procedencia
del pedido de semilibertad; ii) la conformación inicial de la sala emplazada fue variada; y iii) la
resolución cuestionada no se encuentra debidamente motivada, afectándose así sus derechos al juez
natural, al debido proceso y a la debida motivación de las resoluciones judiciales en conexidad con
la libertad individual.
2. Respecto al primer extremo este Colegiado ha señalado en reiterada jurisprudencia que cualquier
afectación que se denuncie a través del proceso constitucional de hábeas corpus debe incidir nega-
tivamente en el derecho a la libertad individual o derechos conexos, situación que no se presenta en
este extremo de la demanda, puesto que el cuestionamiento realizado por el recurrente se encuentra
referido a que los vocales emplazados no han tomado en cuenta el dictamen fiscal que opinó por
la procedencia de su solicitud de semilibertad, pretensión que excede el objeto del citado proceso
constitucional. Por lo expuesto este extremo de la demanda debe ser desestimado.
3. En cuanto al segundo extremo de la demanda referido a la afectación al derecho al juez natural que
arguye el actor, este Colegiado ha señalado que conforme a lo recogido por el artículo 139, inciso 3),
de la Constitución, el contenido de dicho derecho “refiere únicamente al órgano jurisdiccional y no
a la creación anticipada de las salas especializadas que conocen del proceso, [pues] el derecho a la
jurisdicción predeterminada por la ley está expresado en términos dirigidos a evitar que se juzgue a
un individuo en base a órganos jurisdiccionales de excepción o por comisiones especiales creadas al
efecto, cualquiera [que]sea su denominación” [Cfr. STC Exp. Nº 0290-2002-HC/TC, fundamentos
8 y 9].
4. Asimismo se ha reiterado en jurisprudencia que “la competencia (...) es una cuestión que, al involucrar
aspectos legales, deberá ser resuelta en la vía judicial ordinaria, no apreciándose la vulneración de los
derechos constitucionales alegados por el demandante” [véase, entre otras, las resolución recaída en
el caso Víctor Rogelio Arteaga Martínez RTC Exp. Nº 06180-2008-PHC/TC]. Estando al argumento
antes expuesto, la presunta afectación al derecho al juez natural que aduce el actor con la variación
de los vocales integrantes de la Sala Penal Transitoria Liquidadora de Cañete en la tramitación del
proceso penal involucra aspectos legales que en definitiva no comportan una afectación concreta en
el derecho a la libertad individual, que pueda dar lugar a la procedencia de una demanda de hábeas
corpus, por lo que este extremo también debe desestimarse.
5. Respecto al cuestionamiento que realiza el actor referido a que la resolución que denegó su pedido de
semilibertad carece de una debida motivación, es necesario señalar que la Constitución expresa en el
artículo 139, inciso 22, que el régimen penitenciario tiene por objeto la reeducación, rehabilitación
y reincorporación del penado a la sociedad, lo cual, a su vez, es congruente con el artículo 10.3
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que establece que el régimen penitenciario
consistirá en un tratamiento cuya finalidad esencial será la reforma y la readaptación social de los
535
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
10. En consecuencia este extremo de la demanda debe ser desestimado, al no haberse acreditado la
vulneración del derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales invocado por el de-
mandante.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar IMPROCEDENTE la demanda conforme a lo expresado en los fundamentos 2 y 4.
2. Declarar INFUNDADA la demanda de hábeas corpus respecto a la afectación del derecho a la debida
motivación de las resoluciones judiciales.
Publíquese y notifíquese.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
artículo cuatrocientos ochenta y nueve del citado Código, que impone al Juez
la atribución de practicar las diligencias necesarias para la ejecución de las
sanciones penales”.
En el mismo sentido, el argumento sostenido por la Sala Penal de Apelaciones
del Cusco, referido a que según su criterio emerge una nueva aplicación con
el nuevo Código Procesal Penal al surgir un cambio estructural en las formas
y prácticas del proceso penal ordinario, que tal apreciación también ha sido
dilucidada en la sentencia casatoria número setenta y nueve-dos mil nueve, del
diecisiete de setiembre de dos mil diez, emitida por la Sala Penal Permanente,
en la que se señaló: “(...) el artículo cuatrocientos ochenta y ocho del nuevo
Codigo Procesal Penal reconoce derechos y facultades que tienen las partes
en el proceso penal de ejecución. Todas ellas están facultadas para plantear al
Juez los requerimientos y observaciones que legalmente correspondan a este
ámbito (comprende, como es obvio, la sanción penal, la reparación civil y las
consecuencias accesorias impuestas en la sentencia). El apartado tres del indicado
precepto impone al Fiscal una atribución adicional: controlar la ejecución de
las sanciones penales en general; control que se materializa “(...) instando las
medidas de supervisión y control que correspondan, y formulando al Juez de
la Investigación Preparatoria los requerimientos que fueren necesarios para la
correcta aplicación de la Ley”. El control a que se refiere el precepto analizado
es de carácter externo. El Fiscal por su condición de guardián de la legalidad y
titular de la acción penal, tiene injerencia para instar –pedir imperiosamente–
medidas de supervisión y control, así como para formular requerimientos en
orden a la correcta aplicación de la ley (…)”.
La diferencia subsistente entre los términos de control y ejecución a que se
refiere el artículo cuatrocientos ochenta y ocho del Código Procesal Penal, debe
entenderse, en el primer caso, como comprobar el cumplimiento de las sanciones
penales, fiscalizar las mismas e intervenir para exigir su cumplimiento total;
contrariamente a ello, cuando se hace referencia a la “ejecución” de la sanción
penal, significa llevar a la práctlca o realizar una orden, cumplir una orden en
virtud del mandato judicial; por lo tanto, es esta y no otra la interpretación que
se debe brindar a los términos en comentario, no existiendo ninguna variación en
cuanto al órgano encargado de la ejecución de la sentencia como erróneamente
menciona la Sala Penal de Apelaciones del Cusco al sostener que ahora, en el
nuevo Código Procesal Penal, correspondería al Ministerio Público ser el órgano
ante el cual debería comparecer el sentenciado para justificar sus actividades y
firmar el libro respectivo de control.
SENTENCIA DE CASACIÓN
Lima, cinco de mayo de dos mil once
VISTOS; en audiencia pública; el recurso de casación por inobservancia de la norma procesal interpuesto
por el Fiscal Superior Penal del Cusco, contra la sentencia de vista de fecha nueve de setiembre de dos
mil diez, de fojas ochenta y seis, que confirmó la sentencia de primera instancia del veinte de julio de
dos mil diez, de fojas veintiocho, gue aprobó el acuerdo de conclusión anticipada del proceso llevado
a cabo entre las partes procesales y condenó a Luis Alberto Ramos Flores como autor del delito contra
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
la familia, subtipo incumplimiento de obligación alimentaria en agravio del menor de iniciafes A.R.L.,
representada por su progenitora Noemí Palomino La Rosa Alzamora y le impone dos años de pena
privativa de la libertad, suspendida en su ejecución por el plazo de un año, imponiéndole determinadas
reglas de conducta.
Interviene como ponente el señor Juez Supremo Rodríguez Tineo.
ANTECEDENTES
PRIMERO: Que, uno de los extremos de la sentencia de vista de fecha nueve de setiembre de dos mil
diez, de fojas ochenta y seis, que confirmó la sentencia de primera instancia del veinte de julio de dos
mil diez, de fojas veintiocho, que dispuso imponer como regla de conducta a Luis Alberto Ramos Flores:
i) que comparezca personal y obligatoriamente al local del Despacho de la Segunda Fiscalía Corporativa
de Santiago-Cusco, cada sesenta días y por todo el periodo de prueba, para justificar sus actividades; y
ii) firmar el libro respectivo de control; contra los cuales el Fiscal Superior Penal del Cusco interpuso
recurso de casación.
SEGUNDO: Que, el Fiscal Superior Penal del Cusco al interponer recurso de casación de fojas ochenta
y nueve, fundamentalmente sostiene que el Ministerio Público no puede ejecutar las reglas de conducta
que se imponen en una sentencia como lo prescriben los artículos veintinueve y cuatrocientos ochenta
y nueve del Código Procesal Penal conforme se ha dispuesto en la resolución recurrida; además, los
artículos cincuenta y cincuenta y ocho del Código Penal establecen que el Juez es el encargado de super-
visar la ejecución de las reglas de conducta, cuando se suspende la ejecución de la pena, por lo tanto, el
cumplimiento de las reglas de conducta es atribución exclusiva de Juez de la Investigación preparatoria.
TERCERO: Que, señaló el Tribunal de Apelación –ver resolución de vista de fojas ochenta y seis, con-
siderando tercero–, que si bien, el Ministerio Público es la institución que vela por el real cumplimiento
de las sentencias, tal interpretación ya no tiene cabida en la aplicación del nuevo Código Procesal Penal,
porque el Código Penal actual se dio cuando estaba vigente el modelo procesal anterior, empero, ahora
el actual modelo procesal ha cambiado estructuralmente las formas y prácticas del proceso penal y es el
Ministerio Público el órgano encargado de hacer cumplir las reglas de conducta impuestas.
CUARTO: Que, cumplido el trámite previsto por el apartado uno del artículo cuatrocientos treinta y
uno del nuevo código Procesal penal, sin que las partes presenten alegatos ampliatorios, se ha llevado a
cabo la audiencia de casación conforme a sus propios términos y según consta en el acta correspondiente.
Deliberada la causa en sesión secreta y producida la votación, corresponde dictar sentencia absolviendo
el grado, que se leerá en acto público, conforme a la concordancia de los artículos cuatrocientos treinta y
uno, apartado cuatro y cuatrocientos veinticinco, apartado cuatro, del código acotado, el día veinticinco
de mayo del presente año a las ocho y treinta de la mañana.
CONSIDERANDO
PRIMERO: Que, es materia del recurso de casación el extremo de la sentencia de vista que confirmando
la de primera instancia estableció como reglas de conducta al condenado Luis Alberto Ramos Flores
comparecer personal y obligatoriamente al local del Despacho de la Segunda Fiscalía Corporativa de
Santiago-Cusco, cada sesenta días y por todo el periodo de prueba para justificar sus actividades, así
como firmar el libro respectivo de control.
El Tribunal de Apelación sustenta su decisión en el apartado tres del artículo cuatrocientos ochenta y ocho
del Código Procesal Penal, que según su interpretación tácita del mismo –al ordenar que el sentenciado
comparezca a la Segunda Fiscalía Corporativa de Santiago, Cusco, para justificar sus actividades y firmar
el libro de control respectivo– corresponde al Ministerio Público la ejecución de las sanciones penales.
SEGUNDO: Que, el recurso de casación es un medio de impugnación de competencia del Supremo
Tribunal, en virtud del cual se pide la anulación de resoluciones definitivas de los Tribunales inferiores,
no sujetas por sí o no sujetas ya a ninguna otra impugnación, por error de derecho sustantivo o procesal;
además, la casación tiene una finalidad eminentemente defensora del ius constitutionis, del ordenamiento
jurídico, a través de dos vías; i) la función nomofiláctica, que importa la protección o salvaguarda de las
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
SEXTO: Que, la diferencia subsistente entre los términos de control y ejecución a que se refiere el
artículo cuatrocientos ochenta y ocho del Código Procesal Penal, debe entenderse, en el primer caso,
como comprobar el cumplimiento de las sanciones penales, fiscalizar las mismas e intervenir para exigir
su cumplimiento total; contrariamente a ello, cuando se hace referencia a la “ejecución” de la sanción
penal, significa llevar a la práctica o realizar una orden, cumplir una orden en virtud del mandato judi-
cial; por lo tanto, es esta y no otra la interpretación que se debe brindar a los términos en comentario, no
existiendo ninguna variación en el órgano encargado de la ejecución de sentencia como erróneamente
lo menciona la Sala Penal de Apelaciones del Cusco al sostener que ahora, en el nuevo Código Procesal
Penal, correspondería al Ministerio Público ser el órgano a donde debería comparecer el sentenciado a
justificar sus actividades y firmar el libro respectivo de control.
SÉTIMO: Que, por lo antes acotado, el Tribunal de Apelación inobservó el artículo cuatrocientos ochenta
y ocho, apartado tres del nuevo Código Procesal Penal, le dio un alcance interpretativo incorrecto, y no
lo concordó debidamente desde una interpretación sistemática con los artículos veintiocho, veintinueve
y cuatrocientos noventa y uno del citado Código.
Por lo tanto, debe rescindirse el extremo recurrido de la sentencia de vista y, desde el juicio rescisorio,
como no se requiere de un nuevo debate (artículo cuatrocientos treinta apartado uno del nuevo Código
Procesal Penal), debe ratificarse la sentencia casatoria número setenta y nueve-dos mil nueve, de fecha
diecisiete de setiembre de dos mil diez, toda vez, que las reglas de conducta corresponde administrarlas
al Juez de Investigación Preparatoria.
DECISIÓN
Por estos fundamentos:
I. Declararon FUNDADO el recurso de casación por inobservancia de la norma procesal interpuesto
por el Fiscal Superior Penal del Cusco; CASARON la sentencia de vista de fecha nueve de setiembre
de dos mil diez, de fojas ochenta y seis, que confirmó la sentencia de primera instancia del veinte de
julio de dos mil diez, de fojas veintiocho, en el extremo que dispuso imponer como regla de conducta
a Luis Alberto Ramos Flores: i) que comparezca personal y obligatoriamente al local del Despacho
de la Segunda Fiscalía Corporativa de Santiago-Cusco, cada sesenta días y por todo el periodo de
prueba, para justificar sus actividades; y ii) firmar el libro respectivo de control.
II. Actuando en sede de instancia y pronunciándose sobre el fondo: REVOCARON la sentencia de
vista ya mencionada, reformando la de primera instancia de fecha veinte de julio de dos mil diez, en
el extremo referido a la indicada disposición: ORDENARON que el condenado asista al Juzgado de
Investigación Preparatoria cada sesenta días a fin de informar y justificar sus actividades, así como
firmar el libro de control de sentenciados correspondientes.
III. ESTABLECIERON como criterio jurisprudencial los fundamentos jurídicos cuarto, quinto y sexto
de la presente Ejecutoria.
IV. DISPUSIERON se dé lectura de la presente sentencia casatoria en audiencia pública y se publique
como corresponde.
Hágase saber.
SS. VILLA STEIN / RODRÍGUEZ TINEO / PARIONA PASTRANA / NEYRA FLORES / CALDERÓN CASTILLO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 04059-2010-PHC/TC-AREQUIPA
PEDRO HUMBERTO ARÉVALO HERNÁNDEZ
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
ASUNTO
El recurso de agravio constitucional interpuesto por don Pedro Humberto Arévalo Hernández contra la
resolución expedida por la Sala Penal de Apelación de la Corte Superior de Justicia de Arequipa, de fojas
155, su fecha 31 de agosto del 2010, que declaró improcedente la demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 19 de marzo del 2010, don Pedro Humberto Arévalo Hernández interpone demanda de hábeas
corpus contra los vocales de la Segunda Sala Penal Liquidadora Permanente de la Corte Superior de
Justicia de Arequipa, Vega Velarde, Sahuanay Calsín y Gómez Baca; alegando la vulneración de los
derechos al debido proceso, a la libertad individual y del principio de tempus regit actum, por lo que
solicita la nulidad de la resolución de fecha 21 de enero del 2010, que declaró improcedente su solicitud
de liberación condicional.
El recurrente refiere que el 28 de diciembre del 2005 fue sentenciado en el proceso penal N° 195-92
(acumulado 2002-4195) por el delito de terrorismo a 23 años de pena privativa de la libertad; que
habiendo cumplido los requisitos establecidos en el Decreto Legislativo N° 927, presentó su solicitud
para la obtención del beneficio penitenciario de libertad condicional, siendo que tanto la solicitud como
los documentos fueron expedidos por el INPE de Socabaya en fecha anterior a la publicación de la Ley
N° 29423, por lo que le corresponde que le sea aplicado el Decreto Legislativo N° 927 y se le conceda
dicho beneficio.
A fojas 59 y 60 de autos obra la declaración de los vocales emplazados, quienes manifiestan que la
solicitud del recurrente fue declarada improcedente pues recién a partir del conocimiento por parte del
órgano jurisdicional se inicia propiamente el procedimiento destinado a obtener el beneficio penitenciario,
conforme al artículo 55 del Código de Ejecución Penal.
El Procurador Público Adjunto ad hoc en procesos judiciales constitucionales del Poder Judicial al
contestar la demanda señala que el beneficio penitenciario para el delito de terrorismo establecido en el
Decreto Legislativo N° 927 fue derogado por la Ley N° 29423, vigente desde el 15 de octubre del 2009.
El Primer Juzgado Penal Unipersonal, con fecha 24 de junio del 2010, declara infundada la demanda al
considerar que la resolución cuestionada ha sido expedida conforme a ley y a la Constitución Política del
Perú, señalando que la aplicación del principio tempus regit actum está dirigida a actos jurisdiccionales
y no a los realizados en sede administrativa.
La Sala Penal de Apelación de la Corte Superior de Justicia de Arequipa revoca la apelada y la impro-
cedente al considerar que la fecha que corresponde es la de presentación de la solicitud para obtener el
beneficio penitenciario.
FUNDAMENTOS
1. El objeto de la demanda es que se declare la nulidad de la resolución de fecha 21 de enero del 2010,
expedida por la Segunda Sala Penal Liquidadora Permanente de la Corte Superior de Justicia de
Arequipa que declaró improcedente la solicitud de liberación condicional de don Pedro Humberto
Arévalo Hernández. El accionante alega la vulneración de los derechos al debido proceso, a la libertad
individual y del principio tempus regit actum.
2. La Constitución Política del Perú señala en su artículo 139, inciso 22, que el régimen penitenciario
tiene por objeto la reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad, lo cual,
a su vez, es congruente con el artículo 10.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
que señala que: “el régimen penitenciario consistirá en un tratamiento cuya finalidad esencial será
la reforma y la readaptación social de los penados”. Al respecto, este Tribunal ha precisado en la
Sentencia recaída en el Expediente N° 010-2002-AI/TC, F. J. 208, que los propósitos de reeducación
y rehabilitación del penado “(...) suponen, intrínsecamente, la posibilidad de que el legislador pueda
autorizar que los penados, antes de la culminación de las penas que les fueron impuestas, puedan
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
recobrar su libertad si los propósitos de la pena hubieran sido atendidos. La justificación de las penas
privativas de la libertad es, en definitiva, proteger a la sociedad contra el delito”.
3. En cuanto a la supuesta afectación a los principios de irretroactividad de la ley y de la aplicación
de la ley más favorable al reo en materia penal (establecidos en el artículo 103 de la Constitución,
este Supremo Intérprete de la Constitución ha señalado en la Sentencia recaída en el Expediente
N° 4786-2004-HC/TC que “pese a que existe un nexo entre la ley penal (que califica la conducta
antijurídica y establece la pena) y la penitenciaria (que regula las condiciones en las que se ejecutará
la pena impuesta), esta última no tiene la naturaleza de una ley penal, cuya duda sobre sus alcances o
eventual colisión con otras leyes imponga al juzgador la obligación de aplicar la ley más favorable”.
Desde esa perspectiva, atendiendo a que las normas que regulan el acceso a los beneficios peniten-
ciarios no son normas penales materiales sino normas de Derecho penitenciario, sus disposiciones
deben ser consideradas como normas procedimentales, puesto que ellas establecen los presupuestos
que fijan su ámbito de aplicación, la prohibición de acceder a beneficios penales y la recepción de
beneficios penitenciarios aplicables a los condenados.
4. Es en este contexto que este Tribunal ha precisado en la sentencia recaída en el caso Carlos Saldaña
Saldaña (Expediente N° 2196-2002-HC/TC, FF. JJ. 8 y 10) que “[e]n el caso de las normas procesales
penales rige el principio tempus regis actum, que establece que la ley procesal aplicable en el tiempo
es la que se encuentra vigente al momento de resolverse el acto. [No obstante, se considera asimismo
que] la legislación aplicable para resolver un determinado acto procedimental, como el que atañe
a los beneficios penitenciarios, está representada por la fecha en la cual se inicia el procedimiento
destinado a obtener el beneficio penitenciario, esto es, el momento de la presentación de la solicitud
para acogerse a este”.
5. El recurrente alega que le correspondería que se le aplique el Decreto Legislativo N° 927, pues este estaba
vigente a la fecha de presentación de su solicitud para la concesión del beneficio de liberación condicio-
nal; sin embargo, la solicitud a que se refiere son los diversos documentos solicitados ante la autoridad
administrativa; es así que solicita certificado de conducta, el 17 de setiembre del 2009; certificado de no
tener proceso pendiente con mandato de detención, 7 de octubre del 2009; cómputo educativo, 16 de
setiembre del 2009; constancia de trabajo, 11 de setiembre del 2009 (fojas 3 de autos).
6. Al respecto, la ley aplicable es la que que se encontraba vigente al momento de presentarse la petición
ante el juez y no como erróneamente considera el recurrente la fecha en que recurre a la autoridad
administrativa para organizar su expediente para la obtención del beneficio de libertad condicional;
por consiguiente, al haber presentado el recurrente su solicitud ante el juzgado el 5 de noviembre
del 2009 (fojas 10 vuelta), cuando ya se encontraba en vigor la Ley N° 29423, correspondía que sea
esta ley y no el decreto legislativo invocado la que se aplique para resolver su solicitud.
7. El Tribunal Constitucional ha señalado en la Sentencia recaída en el Expediente N° 2700-2006-PHC/
TC, caso Víctor Alfredo Polay Campos, que, en estricto, los beneficios penitenciarios no son derechos
fundamentales, sino garantías previstas por el Derecho de Ejecución Penal, cuyo fin es concretizar
el principio constitucional de resocialización y reeducación del interno. En efecto, a diferencia de
los derechos fundamentales, las garantías no engendran derechos subjetivos, de ahí que puedan
ser limitadas. Las garantías persiguen el aseguramiento de determinadas instituciones jurídicas y
no engendran derechos fundamentales a favor de las personas. Por otro lado, no cabe duda de que
aun cuando los beneficios penitenciarios no constituyen derechos, su denegación, revocación o
restricción del acceso a los mismos debe obedecer a motivos objetivos y razonables, por lo que la
resolución judicial que se pronuncia al respecto debe cumplir con la exigencia de la motivación de
las resoluciones judiciales.
8. Del análisis de la resolución de fecha 21 de enero del 2010, a fojas 8 de autos, se aprecia que esta se
encuentra debidamente motivada respecto a la aplicación de la Ley N° 29423, que determinó que se
confirme el auto que declaró improcedente su solicitud de liberación condicional. Por consiguiente
es de aplicación, a contrario sensu, el artículo 2 del Código Procesal Constitucional.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
RESUELVE
Declarar INFUNDADA la demanda de hábeas corpus.
Publíquese y notifíquese.
EXP. N° 03405-2010-PHC/TC-CAJAMARCA
EDDY QUISPE ROMERO
ANTECEDENTES
Con fecha 15 de julio de 2010, el recurrente interpone demanda de hábeas corpus contra los integrantes
de la Segunda Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Cajamarca, vocales Alvarado
Palacios, Alegría Hidalgo y Vásquez Molocho, denunciando la vulneración a sus derechos constitucionales
al debido proceso, a la tutela procesal efectiva, a la aplicación de la ley más favorable al procesado, entre
otros, con la emisión de la Resolución N° 1327, que denegó su solicitud de semilibertad.
Al respecto, afirma que habiendo sido sentenciado por el delito de extorsión en su modalidad básica y
habiendo cumplido más de un tercio de la pena impuesta, solicitó el beneficio de semilibertad, que; sin
embargo, los emplazados han denegado su pedido basándose solo en el criterio establecido por la ley que
regula los beneficios penitenciarios para los condenados por el delito de terrorismo y no para el delito por
el que fue sentenciado. Refiere que los emplazados han desconocido los derechos que reclama, entre ellos
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
el derecho a la aplicación de la ley más favorable al procesado en caso de duda o de conflicto entre leyes
penales. Agrega que no se le puede dar igual tratamiento que a un condenado por el delito de terrorismo.
El Tercer Juzgado de Investigación Preparatoria de la Corte Superior de Justicia de Cajamarca, con
fecha 22 de julio de 2010, declara improcedente la demanda por considerar que el actor pretende que
en sede constitucional se realice una evaluación del criterio del juez penal ya dilucidado dentro del
proceso ordinario.
La Sala Superior revisora confirma la resolución apelada por considerar que no se ha violado el derecho
a la libertad individual ni los derechos reclamados en la demanda ya que el demandante solicitó su
beneficio cuando se encontraban vigentes normas que establecían que los sentenciados por el delito por
el que fue condenado no tenían derecho a solicitar el beneficio de la semilibertad.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio
1. El objeto de la demanda es que se declare la nulidad de la Resolución de fecha 10 de noviembre de
2009, que confirmó la resolución del Cuarto Juzgado Penal de Cajamarca, que declaró improcedente
el pedido de semilibertad del actor, esto es, en la ejecución de sentencia que viene cumpliendo a diez
años de pena privativa de la libertad por el delito de extorsión (Incidente N° 2006-0879-60).
Cuestión previa
2. Es menester señalar que este Colegiado no concuerda con el rechazo liminar de la demanda decretada
por las instancias judiciales del hábeas corpus, máxime si a tal efecto la Sala Superior revisora realizó
una sustanciación del fondo de la controversia. Al respecto, si bien este Tribunal Constitucional ha
admitido en otras ocasiones el rechazo liminar de una demanda de hábeas corpus, ha sido así en la
medida en que en tales casos se configuraba la causal de improcedencia específicamente descrita en el
Código Procesal Constitucional, la cual contempla el rechazo de una demanda de hábeas corpus que
se encuentra condenada al fracaso y que, a su vez, restringe la atención oportuna de otras demandas
que merecen un pronunciamiento oportuno por el fondo [Cfr. RTC Exp. Nº 03257-2009-PHC/TC y
RTC Exp. Nº 03962-2009-PHC/TC, entre otras], lo que no se presenta en el caso de autos.
Asimismo, este Tribunal considera que resulta inapropiado que la Sala superior revisora concluya
sus argumentos de fondo señalando que conforme a las normas de la materia el demandante no tenía
derecho a solicitar el benef cio de la semilibertad, pues conforme a lo establecido por los artículos 2,
inciso 20, y 139, inciso 5, de la Constitución, en concordancia con lo señalado en el primer párrafo
del artículo 50 del Código de Ejecución Penal, el actor tiene derecho a formular su solicitud de
otorgamiento del beneficio de semilibertad; y el juzgador penal tiene el deber de dar una respuesta
debidamente motivada.
Sin perjuicio de lo anteriormente expuesto, en el presente caso, este Colegiado advierte que se cuenta
con las instrumentales necesarias del incidente submateria, por lo que cabe emitir pronunciamiento
de fondo.
Contexto normativo y jurisprudencial del benef cio penitenciario de semilibertad
3. El artículo 139, inciso 22, de la Constitución señala que el régimen penitenciario tiene por objeto la
reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad, pues el carácter rehabilitador
de la pena tiene la función de formar al interno en el uso responsable de su libertad. Al respecto,
los conceptos de reeducación y rehabilitación del penado suponen, intrínsecamente, la posibilidad
de que el legislador pueda autorizar que los penados, antes de la culminación de las penas que les
fueron impuestas, puedan recobrar su libertad si los propósitos de la pena hubieran sido atendidos
[Cfr. STC Exp. Nº 010-2002-AI/TC], pues es justif cación de las penas privativas de la libertad,
entre otros, la de proteger a la sociedad contra el delito.
4. En consecuencia, el Régimen Penitenciario debe condecir con la prevención especial de la pena que
hace referencia al tratamiento, resocialización del penado (reeducación y rehabilitación) y a cierta
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
f exibilización de la forma en que se cumple la pena, lo cual es acorde con lo señalado en el artículo
139, numeral 22, de la Constitución. De otro lado, la prevención general de la pena obliga al Esta-
do a proteger a la nación contra daños o amenazas a su seguridad, lo que implica la salvaguarda
de la integridad de la sociedad que vive organizada bajo la propia estructura del Estado, lo cual es
conforme a lo establecido en el artículo 44 de la Constitución, que señala que es deber del Estado el
de proteger a la población de las amenazas a su seguridad [Cfr. STC Exp. Nº 00033-2007-PI/TC].
5. A ello se debe agregar que el Tribunal Constitucional viene señalando en su reiterada y uniforme juris-
prudencia que, en estricto, los beneficios penitenciarios no son derechos fundamentales sino garantías
previstas por el Derecho de Ejecución Penal, cuyo fin es concretizar el principio constitucional de
resocialización y reeducación del interno. Y es que, a diferencia de los derechos fundamentales, las
garantías no engendran derechos subjetivos a favor de las personas, sino persiguen el aseguramiento
de determinadas instituciones jurídicas, de ahí que puedan ser limitadas o restringidas sin que ello
comporte per se arbitrariedad [Cfr. STC Exp. Nº 02700-2006-PHC/TC].
6. Ahora bien, las normas que regulan el acceso a los beneficios penitenciarios no son normas penales
materiales sino normas de Derecho penitenciario, por lo que sus disposiciones deben ser consideradas
como normas procedimentales, pues aquellas establecen los presupuestos que fijan su ámbito de
aplicación, la prohibición de acceder a beneficios penales y la recepción de beneficios penitenciarios
aplicables a los condenados. Al respecto, este Tribunal ha precisado en la sentencia recaída en el
Expediente N° 2196-2002-HC/TC (Fundamentos 8 y 10) que en el caso de las normas procesales
penales rige el principio tempus regis actum, que establece que la ley procesal aplicable en el tiempo
es la que se encuentra vigente al momento de resolverse el acto; no obstante, la legislación aplica-
ble para resolver un determinado acto procedimental que atañe a los beneficios penitenciarios está
representada por la fecha en la cual se inicia el procedimiento destinado a su otorgamiento, esto es,
la norma de la materia vigente al momento de la presentación de la solicitud para acogerse a este.
7. En este contexto normativo y jurisprudencial tenemos que el artículo 50 del Código de Ejecución
Penal precisa que: “El beneficio será concedido en los casos en que la naturaleza del delito cometido,
la personalidad del agente y su conducta dentro del establecimiento permitan suponer que no come-
terá nuevo delito”. Por lo tanto, el beneficio penitenciario de semilibertad, el cual permite al penado
egresar del establecimiento penitenciario antes de haber cumplido la totalidad de la pena privativa
de libertad impuesta, se concede atendiendo al cumplimiento de los requisitos legales exigidos
y a la evaluación previa que realice el juzgador respecto a cada interno en concreto, estimación que
eventualmente le permita suponer que la pena ha cumplido su efecto resocializador dando muestras
razonables de la rehabilitación del penado y que, por lo tanto, le corresponda su reincorporación
a la sociedad en momento anticipado del que inicialmente se impuso a tal efecto. Tal es el criterio
adoptado por este Tribunal en la sentencia recaída en el caso Máximo Llajaruna Sare (Expediente
N° 1594-2003-HC/TC, F. J. 14), en la que señaló que “La determinación de si corresponde o no
otorgar a un interno un determinado benef cio penitenciario, en realidad, no debe ni puede redu-
cirse a verif car si este cumplió o no los supuestos formales que la normatividad contempla (...)”.
Es por ello que se afirma que la concesión o la denegatoria de un beneficio penitenciario a un interno
y la determinación en contrario en cuanto a otro no afecta el derecho a la igualdad ante la ley, pues tal
decisión la efectúa el juez atendiendo concurrentemente al cumplimiento de los requisitos legales y
a la estimación que obtenga de una eventual rehabilitación y resocialización respecto a cada interno
en concreto.
8. Estando a lo anteriormente expuesto, no cabe duda de que aun cuando los beneficios penitenciarios
no constituyen derechos, su denegación, revocación o la restricción de acceso a los mismos debe
obedecer a motivos objetivos y razonables, por lo que la resolución judicial que se pronuncia
al respecto debe cumplir con la exigencia constitucional de la motivación de las resoluciones
judiciales. En este sentido, resulta imprescindible subrayar que “[l]a Constitución no garantiza una
determinada extensión de la motivación, por lo que su contenido esencial se respeta siempre que
547
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
exista fundamentación jurídica, congruencia entre lo pedido y lo resuelto y, por sí misma, exprese
una suficiente justificación de la decisión adoptada, aun si esta es breve o concisa, o se presenta
el supuesto de motivación por remisión” [véase, entre otras, la sentencia recaída en el Expediente
N° 1230-2002-HC/TC, F. J. 11].
Análisis de la controversia constitucional
9. De las instrumentales y demás actuados que corren en los autos se tiene que i) por Resolución de
fecha 15 de agosto de 2007, la Sala Superior confirmó la sentencia condenatoria imponiendo 10 años
de pena privativa de la libertad al actor por el delito de extorsión; ii) mediante escrito de fecha 1 de
setiembre de 2009, el recurrente solicitó la concesión del beneficio penitenciario de semilibertad;
iii) a través de la Resolución de fecha 24 de setiembre de 2009, el Cuarto Juzgado Especializado
en lo Penal de Cajamarca declaró improcedente el beneficio de semilibertad solicitado por el actor;
consecuentemente iv) a través de la resolución judicial cuestionada, de fecha 10 de noviembre de
2009, se confirmó la resolución apelada que declaró improcedente la concesión del pretendido be-
neficio penitenciario (fojas 39).
10. Por otro lado, el artículo 3 de la Ley N° 28760, vigente al momento de la presentación de la solicitud
de semilibertad del actor, señalaba que los benef cios penitenciarios para los condenados por los
delitos de secuestro y extorsión se regularan de conformidad con lo previsto en los artículos 2, 3 y 4
del Decreto Legislativo N° 927 que regulaba la ejecución penal en materia de delitos de Terrorismo.
Al respecto, el artículo 2 del Decreto Legislativo N° 927 señalaba que los condenados por los delitos
materia de su regulación podrán acogerse a los benef cios penitenciarios siguientes: 1. redención
de la pena por el trabajo y la educación, y 2. liberación condicional.
Posteriormente, mediante Ley N° 29423 (publicada el día 14 de octubre de 2009) se derogó el Decreto
Legislativo N° 927 y se modificó el aludido artículo 3 de la Ley N° 28760 con el siguiente texto:
“Los condenados por los delitos de secuestro y/o extorsión podrán acogerse a los beneficios peniten-
ciarios siguientes: 1. Redención de la pena por el trabajo y la educación. 2. Liberación condicional”.
11. En el presente caso, del análisis de la resolución judicial cuestionada (fojas 39) se aprecia que el órgano
judicial emplazado ha cumplido con la exigencia constitucional de la motivación de las resoluciones
judiciales, adecuada a las condiciones legales de la materia, al expresar en sus fundamentos una
justificación de manera objetiva y razonada a efectos de confirmar la improcedencia del pretendido
beneficio penitenciario, pues se sustenta la decisión desestimatoria en que: “[e]l artículo 3 de la
Ley N° 28760 (...) [señala] que los benef cios penitenciarios para los sentenciados por el delito de
secuestro y extorsión se regularán de conformidad a lo previsto en los artículos 2, 3 y 4 del Decreto
Legislativo N° 927 (...) [de lo que] se desprende que los únicos benef cios penitenciarios a los que
podría acogerse el sentenciado por extorsión –para el caso de autos– son: 1. Redención (...) y 2.
liberación condicional, pero no procede para el benef cio de semilibertad”; asimismo, señala que “[s]i
bien es cierto que para otorgar el benef cio de semilibertad se debe examinar los aspectos subjetivos
particulares de quien lo solicite, verif cando si ha cumplido los f nes del régimen penitenciario (...),
ello (....) corresponde hacerse luego de verif car la concurrencia de todos los requisitos formales y
objetivos expresamente previstos en la normatividad, advirtiéndose para el caso de autos que existe
una norma expresa que prohíbe acceder a este benef cio, por lo que su pedido resulta improcedente”.
Entonces, de lo expuesto se aprecia que el sustento de la Sala Superior emplazada no resulta in-
constitucional, pues para el caso del actor existe una limitación normativa que excluye el beneficio
penitenciario de semilibertad cuya concesión pretende, regulación que estuvo vigente al momento en
que solicitó el beneficio a través de la remisión legal al régimen jurídico de otra normativa limitativa
y razonable de los beneficios penitenciarios (D. L. N° 927) que resultó válidamente asumida por el
legislador. A ello se debe agregar que, en el caso, la aplicación jurisdiccional de la normativa vigente
al momento de la presentación de la solicitud (Ley N° 28760) no significa que se haya aplicado un
548
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
dispositivo distinto al establecido por un vacío legal y menos que el tratamiento penitenciario del
actor se haya visto agravado, sino la aplicación de la normatividad de la materia que correspondió
al caso, tanto es así que al haberse derogado el Decreto Legislativo N° 927 se modificó el aludido
artículo 3 de la Ley N° 28760 con una similar regulación limitativa del beneficio penitenciario de
semilibertad a los sentenciados por el delito por el que fue condenado el actor.
12. Finalmente, la alegación de que mediante la resolución judicial cuestionada se habría afectado el
derecho a la aplicación de la ley más favorable al procesado en caso de duda o de conf icto entre
leyes penales debe ser desestimada toda vez que este Colegiado no aprecia que en el caso submate-
ria se evidencie la aludida duda o conf icto entre leyes penales que configure la vulneración a este
derecho, máxime si el actor no tiene la condición de procesado sino la de condenado.
13. En consecuencia, la demanda debe ser desestimada al no haberse acreditado afectación al derecho a la
motivación de las resoluciones judiciales ni a los derechos reclamados en la demanda, en conexidad
con el derecho a la libertad personal del actor.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, en uso de las atribuciones que le confieren la Cons-
titución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de hábeas corpus de autos al no haberse acreditado la afectación
de los derechos a la libertad personal invocados en la demanda.
Publíquese y notifíquese.
EXP. N° 01318-2010-PHC/TC-PUNO
EMERSON ELIOT PACORI BENAVENTE
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
ANTECEDENTES
Con fecha 18 de febrero de 2010, el recurrente interpone demanda de hábeas corpus contra la titular del
Segundo Juzgado Penal Liquidador de la Provincia de San Román, doña Jessica Condori Chata, y los
vocales de la Primera Sala Penal de la Provincia de San Román de la Corte Superior de Justicia de Puno,
señores Mamani Coaquira, Coaguila Salazar y Molina Lazo, solicitando que se declare la nulidad de las
resoluciones judiciales a través de las cuales desestimaron su pedido de semilibertad y que, además, se
disponga la emisión de una nueva resolución que le resulte favorable, pues se han vulnerado sus derechos
a la motivación de las resoluciones judiciales, la aplicación de la ley más favorable, y los derechos al
beneficio penitenciario y a la libertad personal.
Al respecto, refiere que los emplazados le deniegan indebidamente el acceso a la semilibertad ya que
los hechos ocurrieron antes de la promulgación de la Ley N° 28704, que restringe su concesión. Afirma
que se debe aplicar la ley vigente al momento de la comisión del hecho punible, pues ninguna norma
puede tener efectos retroactivos. Señala que en otro procedimiento de semilibertad se concedió dicho
beneficio a otro sentenciado aplicando para ello la ultractividad de la ley, lo cual constituye un grave
caso de discriminación. Agrega que ha cumplido todos los requisitos que exige la ley.
El Cuarto Juzgado Penal de Emergencia de San Román-Juliaca, con fecha 23 de febrero de 2010, declara
improcedente la demanda por considerar que las resoluciones dictadas por los emplazados se encuentran
arregladas a la ley. Señala que la Ley N° 28704 inaplica la concesión de la semilibertad al delito por el
que fue condenado el actor, norma que le resulta aplicable por ser la vigente al momento en que solicitó
el beneficio penitenciario.
La Sala Superior revisora confirmó la resolución apelada esgrimiendo fundamentos similares; agrega
que el otro interno, a quien se le concedió la semilibertad, fue sentenciado por un delito distinto.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio
1. El objeto de la demanda es que a) se declare la nulidad de la Resolución de fecha 6 de noviembre de
2009, que declaró improcedente el pedido de semilibertad formulado por el actor, y de su confirmatoria
por Resolución de fecha 1 de diciembre de 2009; y que en consecuencia b) se disponga la emisión
de un nuevo pronunciamiento judicial que estime su pedido de semilibertad, en la ejecución de la
sentencia condenatoria que viene cumpliendo de cinco años de pena privativa de la libertad por el
delito de violación sexual de menor de edad (Expediente N° 2007-0069).
Se alega afectación a los derechos a la motivación de las resoluciones judiciales, al beneficio peni-
tenciario y a la aplicación de la ley más favorable; asimismo, se denuncia la afectación del principio
de irretroactividad de la ley; todo ello en conexidad con el derecho a la libertad personal.
Cuestión previa
2. Es menester señalar que este Colegiado no concuerda con el rechazo liminar de la demanda decretada
por las instancias judiciales del hábeas corpus, máxime si a tal efecto realizaron una sustanciación
del fondo de la controversia. Al respecto, si bien este Tribunal Constitucional en ciertos casos en
concreto ha admitido ocuparse de demandas de hábeas corpus rechazadas de manera liminar, ello
ha sido porque aquellas fueron rechazadas por causas específicas previstas en el Código Procesal
Constitucional [STC Exp. Nº 06218-2007-PHC/TC, F. J. 12]. No obstante, en el presente caso, se
cuenta con las instrumentales necesarias, por lo que cabe emitir pronunciamiento.
Análisis de la controversia
3. El artículo 139, inciso 22, de la Constitución señala que el régimen penitenciario tiene por objeto
la reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad, lo cual, a su vez, es con-
gruente con el artículo 10.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que establece
que “el régimen penitenciario consistirá en un tratamiento cuya finalidad esencial será la reforma y
la readaptación social de los penados”. Al respecto, este Tribunal Constitucional ha precisado en la
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
551
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
que] la legislación aplicable para resolver un determinado acto procedimental, como el que atañe
a los beneficios penitenciarios, está representada por la fecha en la cual se inicia el procedimiento
destinado a obtener el beneficio penitenciario, esto es, el momento de la presentación de la solicitud
para acogerse a este”.
8. En el presente caso, la controversia constitucional radica en establecer si resulta válido en términos
constitucionales que se desestime –mediante una resolución judicial motivada– el pretendido beneficio
penitenciario del actor aplicando los alcances de la Ley N° 28704, que proscribe su concesión. Así
tenemos que en el artículo 3 de la citada norma se señala: “Los beneficios penitenciarios de redención
de la pena por el trabajo y la educación, semilibertad y liberación condicional no son aplicables a los
sentenciados por los delitos previstos en los artículos 173 y 173-A [del Código Penal]”; dispositivo
legal referido al tratamiento de los beneficios penitenciarios de las personas que cumplen condena
por los delitos de violación sexual de menor de edad y de violación sexual de menor de edad seguida
de muerte o lesión grave.
9. Conforme se aprecia de las instrumentales que corren en los autos, el demandante fue condenado
por la comisión del delito de violación sexual de menor de edad, resultando que el artículo 3 de
la Ley N° 28704 (cuya fecha de publicación fue el 5 de abril de 2006), vigente al momento de la
presentación de la solicitud del beneficio que se pretende (esto es así porque aquella, obviamente,
es posterior al 27 de marzo de 2007, fecha desde la cual el actor se encuentra recluido conforme
se explicita en la sentencia condenatoria que corre de fojas 9), proscribe la concesión del beneficio
penitenciario de semilibertad a quienes hayan sido condenados por la comisión del aludido delito.
Ahora bien, del análisis de las resoluciones cuestionadas (fojas 3 y 7) se aprecia que los demandados
han cumplido con la exigencia constitucional de la motivación de las resoluciones judiciales, adecuada
a las condiciones legales de la materia, al expresar en sus fundamentos una suficiente justificación
descrita de manera objetiva y razonada a efectos de declarar y confirmar la improcedencia del pre-
tendido beneficio penitenciario, pues se sustenta la decisión desestimatoria en que conforme a lo
descrito por la Ley N° 28704 el benef cio solicitado por el recurrente deviene en improcedente; a
su turno, la Sala Superior agrega que el actor “(...) solicitó la concesión del beneficio penitenciario
de semilibertad el 10 de setiembre de 2009, encontrándose vigente la Ley Nº 28704, que prohíbe
expresamente la concesión del beneficio penitenciario de semilibertad en los casos previstos en el
artículo ciento setenta y tres de nuestra normatividad sustantiva penal (...), [resultando que aquella
es una] norma procedimental de aplicación inmediata (...)”.
10. Finalmente, este Colegiado considera pertinente señalar, en cuanto a la cuestionamiento del recu-
rrente en sentido de que se habría concedido la semilibertad a otro condenado y a él no, lo cual
resultaría discriminatorio, que no existe violación del principio de igualdad de trato al recurrente
ya que la prohibición que contiene la Ley N° 28704 se aprecia en función del delito cometido y no
de la persona, y de otro lado, porque la concesión o denegatoria de un beneficio penitenciario se
manifiesta respecto a la conducta y al marco legal que concierne a cada interno en concreto.
11. En consecuencia, la demanda debe ser desestimada al no haberse acreditado afectación al derecho
a la motivación de las resoluciones judiciales, a los principios de irretroactividad de la ley y de
aplicación de la ley más favorable al reo, en conexidad con el derecho a la libertad personal.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, en uso de las atribuciones que le confieren la Cons-
titución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de hábeas corpus de autos al no haberse acreditado la afectación
de los derechos de la libertad personal invocados en la demanda.
Publíquese y notifíquese.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 01770-2010-PHC/TC-JUNÍN
MARCIAL OROYA TICLLAS
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
6. Debe precisarse que si bien la revocación de la suspensión de la pena no requiere ningún requisito
de procedibilidad previo, conforme lo ha expresado este Tribunal en la sentencia recaída en el Exp.
N° 3165-2006-PHC/TC (Caso Edwin Quispe Huamán, fundamento 2), al señalar que: “(...) ante
el referido incumplimiento de las reglas de conducta, la suspensión de la ejecución de la pena
puede ser revocada sin necesidad de que previamente se notif quen las amonestaciones”, por lo
que bastaría que se configuraran los hechos previstos en la norma (es decir, la falta del cumplimiento
de las reglas de conducta o la condena por la comisión de otro delito) para proceder a la revocación,
en el presente caso el Juez emplazado requirió al recurrente en el domicilio que él mismo señaló en
el proceso penal, pese a lo cual mantuvo su conducta de inconcurrencia (fojas 73).
7. Por lo expuesto, la demanda debe ser desestimada, al no haberse acreditado la vulneración del derecho
invocado por el actor.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de hábeas corpus, al no haberse acreditado la vulneración del
derecho invocado.
Publíquese y notifíquese.
EXP. N° 01474-2010-PHC/TC-PIURA
NICANOR LARA ELÍAS
555
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
don Víctor Alberto Corante Morales, don Luciano Castillo Gutiérrez y don Tulio Villacorta Calderón,
invocando graves violaciones del debido proceso o a la tutela judicial efectiva al sometérsele a un tra-
tamiento carente de razonabilidad y proporcionalidad, respecto a la forma y las condiciones en que se
le ha revocado la condicionalidad de la pena impuesta en la sentencia de primera instancia por la pena
efectiva, por igual periodo de tiempo impuesto, lo que, a criterio del actor, afecta su derecho a la libertad.
Refiere que mediante sentencia de fecha 18 de marzo de 2009, el Juzgado Penal Liquidador de Chulu-
canas en el proceso N° 2008-0452 lo condenó por el delito de usurpación a dos años de pena privativa
de la libertad suspendida bajo el cumplimiento de ciertas reglas de conducta, entre las que se consideró
la entrega por parte del recurrente de la posesión del inmueble al agraviado dentro del plazo de ocho
días, bajo apercibimiento de revocársele dicha condicionalidad por la pena efectiva, sentencia que al ser
apelada, fue confirmada por la Segunda Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Piura. Considera
que con la citada decisión se violó el derecho a su libertad y a la del agraviado, porque conforme al acta
de entrega de la posesión del 19 de enero 2010, ambos acuerdan la entrega de la posesión del inmueble,
otorgándole el primero al segundo un nuevo plazo de quince días para que haga la entrega física del
predio, siendo que el agraviado acudió al juez de la causa para que garantice la entrega de la posesión
y ante dicha entrega el recurrente solicitó al juez que cambiara la pena privativa de la libertad por la de
trabajos comunitarios, pedidos que fueron declarados improcedentes por resolución del 21 de enero de
2010, expedida por el Juzgado Liquidador del Módulo Básico de Justicia de Chulucanas, sin fundamentar
dicha decisión, ante lo cual se interpuso recurso de apelación, por lo que el superior jerárquico confirmó
la resolución emitida por el a quo.
Realizada la investigación sumaria, los magistrados emplazados, mediante escrito de fojas 25, sostienen
que el invocado hàbeas corpus traslativo deviene en improcedente toda vez que ante la efectivización
del apercibimiento de la revocatoria de la condicionalidad de la pena impuesta al actor no resulta am-
parable su pedido de conversión de la pena, porque ello solo es procedente al momento de la emisión
de la pena mas no posteriormente; que el colegiado ha emitido pronunciamiento dentro del plazo de
ley; que no se ha violentado el debido proceso o la tutela judicial efectiva del recurrente, quien en todo
momento ha hecho uso de la pluralidad de las instancias, y que las resoluciones emitidas se han hecho
en estricto cumplimiento de la normatividad procesal, así como con respeto a los derechos y principios
contenidos en la Constitución.
El Segundo Juzgado de Investigación preparatoria de Piura, con fecha 16 de marzo de 2010, declaró
improcedente la demanda por considerar que, como consecuencia de un proceso penal regular donde se
han respetado los derechos a la tutela procesal efectiva, al debido proceso, de defensa, a la prueba, a la
doble instancia, y a la motivación de resoluciones judiciales, se expidió la sentencia condenatoria contra
el recurrente, bajo reglas de conducta, entre otras, la de devolver el terreno usurpado, sentencia que fue
apelada por el actor, por lo que por resolución de vista debidamente motivada confirmó la sentencia en
todos sus extremos; que ante su conducta renuente de cumplimiento de lo dispuesto en la sentencia, se
le revocó la suspensión de la condicionalidad de la pena por una efectiva, siendo que con posterioridad
a dicha revocatoria entregó el terreno cuando estaba purgando pena efectiva.
La Sala Superior competente confirma la apelada, por los mismos fundamentos.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio
1. El objeto de la presente demanda es que se declare la nulidad de la resolución de fecha 30 de octubre
de 2009, que revocó la suspensión de la pena impuesta contra el favorecido por el incumplimiento
de la regla de conducta referida a la devolución materia del proceso de usurpación convirtiéndola en
efectiva, lo que, a criterio del actor, vulnera el derecho a la libertad personal. Este Tribunal considera
que la resolución en cuestión, en términos generales, es una resolución firme, toda vez que el pedido
que solicitaba su nulidad ha sido declarado infundado y luego confirmado por la Sala Superior Penal.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
9. Que por lo demás, este Tribunal considera que si mediante un proceso penal se determinó la respon-
sabilidad penal del beneficiario respecto del delito de usurpación, siendo condenado a pena privativa
de libertad suspendida bajo ciertas reglas de conducta, resulta un imperativo que estas deben ser
cumplidas bajo apercibimiento de revocársele dicha condicionalidad conforme lo establece la ley
penal sustantiva Mal haría este Colegiado al pretender evaluar la pertinencia o no de las reglas
impuestas y/o de la revocatoria de la suspensión de la pena ante el no cumplimiento por parte del
sentenciado dentro del periodo de prueba o ante el cumplimiento posterior a la revocatoria de la
suspensión de la pena, opción que además no se encuentra entre las facultades asignadas a este
Tribunal, dado que no es una suprainstancia jurisdiccional, de lo que se colige que no se ha violado
el derecho a la libertad personal, por lo que la demanda debe ser desestimada.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de autos porque no se ha acreditado la vulneración de los derechos
fundamentales de la libertad, del debido proceso y de la tutela procesal y judicial efectivas.
Publíquese y notifíquese.
EXP. N° 02825-2010-PHC/TC-TUMBES
ELIS JUDITH PACHECO DELGADO
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Elis Judith Pacheco Delgado contra la sentencia
expedida por la Sala de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Tumbes, de fojas 163, su fecha
15 de junio del 2010, que declaró improcedente la demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 17 de mayo del 2010, doña Elis Judith Pacheco Delgado interpone demanda de hábeas corpus
contra el juez del Primer Juzgado Penal Liquidador de Tumbes, Juan Valdiviezo Gonzales, por vulne-
ración a su derecho a la libertad personal, solicitando dejar sin efecto la Resolución N° Veintiocho, de
fecha 4 de mayo del 2010.
La recurrente refiere que mediante sentencia de fecha 23 de noviembre del 2009 (Expediente
N° 01249-2008-0-2601-JR-PE-03) fue condenada por el delito contra el patrimonio, en la modalidad
de estafa, a dos años de pena privativa de la libertad, suspendida por el plazo de un año, a condición del
cumplimiento de ciertas reglas; entre ellas, restituir S/. 10,000 (diez mil nuevos soles) recibidos a cuenta
de arriendos y S/. 3,000 (tres mil nuevos soles) recibidos a cuenta de la venta de un predio agrícola.
Por resolución de fecha 3 de diciembre del 2009, se declaró consentida la mencionada sentencia. Sin
embargo, a pesar de contar con el plazo de un año para el cumplimiento de la sentencia condenatoria
por Resolución N° Veintiocho, de fecha 4 de mayo del 2010, se revocó la suspensión condicional de la
pena que le fuera impuesta, cursándose oficios para su inmediata ubicación y captura.
El Procurador Público adjunto a cargo de los Procesos Constitucionales del Poder Judicial solicita que
la demanda sea declarada improcedente, señalando que la resolución que revocó la condicionalidad de
la pena se ha dictado con arreglo a ley por haberse incumplido las reglas de conducta, a pesar de los
requerimientos previos.
El Segundo Juzgado de Investigación Preparatoria de Tumbes declaró improcedente la demanda al
considerar que la resolución cuestionada no era firme.
La Sala de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Tumbes confirmó la apelada al considerar que
la recurrente pretendía desacatar la ejecución de una sentencia firme mediante articulaciones dilatorias.
FUNDAMENTOS
1. El objeto de la demanda es que se declare sin efecto la Resolución N° Veintiocho, de fecha 4 de mayo
del 2010, que revocó la suspensión condicional de la pena de doña Elis Judith Pacheco Delgado,
ordenándose su inmediata ubicación y captura.
2. El artículo 59 del Código Penal establece como efectos del incumplimiento del pago de la reparación
civil la facultad de que el juez puede determinar de acuerdo a su criterio y las circunstancias del caso
particular las siguientes acciones: 1. Amonestar al infractor; 2. Prorrogar el periodo de suspensión
hasta la mitad del plazo inicialmente fijado; y, 3. Revocar la suspensión de la pena.
3. La aplicación de medidas por incumplimiento de reglas de conducta, que incluye la revocación de
la condicionalidad de la pena, no requiere de ningún requisito de procedibilidad previo, por lo que
basta que se configuren los hechos previstos en la norma (es decir, la falta del cumplimiento de las
reglas de conducta o la condena por la comisión de otro delito) para proceder a la revocación. El
órgano jurisdiccional no se encuentra obligado a percibir al sujeto inculpado que incumpla con las
reglas de conducta o que haya sido condenado nuevamente para imponer las medidas previstas en
el mencionado artículo 59 del Código Penal; constituye una facultad del juez determinar, de acuerdo
a su criterio y las circunstancias del caso particular, las acciones previstas en el artículo precitado.
4. Según se aprecia de autos, ha existido por parte de la recurrente un reiterado incumplimiento de los
requerimientos efectuados por el juzgado. En efecto, según se aprecia a fojas 9 de autos mediante
Resolución N° Veintiuno de fecha 12 de febrero del 2010, se corrigió la Resolución N° Veinte y se
señaló que lo correcto era notificar y requerir a la sentenciada (hoy recurrente) a fin de que dentro del
término de 10 días (…) restituya la suma de Diez mil nuevos soles (S/.10,000) y de Tres mil nuevos
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
soles (S/. 3,000), bajo apercibimiento de aplicarse lo dispuesto en el artículo 59 del Código Penal.
Posteriormente, ante el incumplimiento del referido pago se expidió la Resolución N° Veinticuatro,
de fecha 12 de marzo del 2010, por la que se amonestó a doña Elis Judith Pacheco Delgado y se le
concedió un plazo de 10 días naturales para el pago de las sumas antes señaladas, bajo apercibimiento
de prorrogar la condicionalidad de la pena (fojas 13). A fojas 17 obra la Resolución N° Veintiséis,
de fecha 5 de abril del 2010, que haciendo efectivo el apercibimiento establecido en la resolución
anterior dispuso prorrogar por seis meses el periodo de la suspensión de la pena impuesta a la recu-
rrente. Es así que finalmente por Resolución N° Veintiocho, de fecha 4 de mayo del 2010, a fojas
21 de autos, se le revocó la suspensión de la pena que le fuera impuesta, siendo que por Resolución
N° Treinta y Uno, de fecha 11 de mayo del 2010, a fojas 83 de autos, se declaró improcedente la
nulidad presentada por la recurrente contra la cuestionada resolución, la que, a criterio de este Tri-
bunal, se encuentra suficientemente motivada, pues en la misma se señala que la revocatoria de la
suspensión condicional de la pena se debió al reiterado incumplimiento de la recurrente pese a los
requerimientos hechos con anterioridad para que proceda al pago de S/. 10,000 (diez mil nuevos
soles) recibidos a cuenta de arriendos y S/. 3,000 (tres mil nuevos soles) recibidos a cuenta de la
venta de un predio agrícola, conforme a lo establecido en la sentencia condenatoria de fecha 23 de
noviembre del 2009.
5. Cabe señalar que el Tribunal Constitucional ha expresado en la sentencia recaída en el Expediente
N° 1428-2002-HC/TC (fundamento 2) que la exigencia del pago de la reparación del daño ocasionado
por la comisión del delito, como regla de conducta cuya inobservancia derivaría en la revocación de
la suspensión de la pena, tiene asidero en que dicha obligación no es de naturaleza civil, por cuanto,
al encontrarse dentro del ámbito del Derecho Penal, constituye una condición para la ejecución de la
pena; consecuentemente, no es que se privilegie el enriquecimiento del erario nacional o el carácter
disuasorio de la pena en desmedro de la libertad individual del condenado, sino, fundamentalmente,
la propia ef cacia del poder punitivo del Estado y los principios que detrás de ella subyacen, como
son el control y la regulación de las conductas de acuerdo con ciertos valores y bienes jurídicos que
se consideran dignos de ser tutelados.
6. En consecuencia es de aplicación, a contrario sensu, el artículo 2 del Código Procesal Constitucional.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú,
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda porque no se ha acreditado la vulneración del derecho a la libertad
personal.
Publíquese y notifíquese.
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
de Iquitos, en el cual se acordó por mayoría darle una sola interpretación: “(…)
que en caso de incumplimiento de las reglas de conducta la revocación la dicta
el Juez que concedió el beneficio penitenciario. En el supuesto de comisión de
nuevo delito doloso, la revocatoria del beneficio penitenciario la dicta el órgano
jurisdiccional que expide la sentencia condenatoria por el nuevo delito”. De
conformidad con dicha interpretación resulta constitucionalmente válido que
la Sala que condenó proceda a revocar el beneficio en mención.
EXP. N° 05566-2009-PHC/TC-ICA
VÍCTOR HUGO COELLO DE LA CRUZ
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
SS. MESÍA RAMÍREZ / BEAUMONT CALLIRGOS / VERGARA GOTELLI / CALLE HAYEN / ETO CRUZ /
ÁLVAREZ MIRANDAURVIOLA HANI
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXPEDIENTE : Nº 01569-2010-40-1308-JR-PE-02
RELATORA : DURAND DURAND, DEYSI ANAHÍ
ABOGADO DEFENSOR : GAVINO LINDO, JULIO
MINISTERIO PÚBLICO : 3º DESPACHO DE INVESTIGACIÓN DE HUAURA
IMPUTADOS : LINDO GAVINO, JOSÉ MARTÍN
ESQUIVEL LEYVA, RODOLFO MANUEL
DELITO : ROBO AGRAVADO
AGRAVIADO : SOTO MENDOZA, LUIS ÁNGEL
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
de que no se trata de un habitual sino de un reincidente, dado que ya tiene tres sentencias y con esta sería
la cuarta, no existiendo mayor argumentación al respecto porque la misma Fiscalía Provincial no lo puso
en debate en primera instancia y de hacerlo en esta instancia se estaría afectando el principio de la doble
instancia y la afectación del derecho de defensa de la parte sentenciada; por dichos fundamentos en este
extremo se confirma la sentencia venida en grado.
5.3. En cuanto al extremo solicitado por la defensa técnica de que la sentencia de ocho años impuesta a
Lindo Galindo debe ser menor, toda vez que como indica la defensa es primario y dada sus condiciones
personales la pena debió ser menor, sin embargo también lo es que lo expuesto por la defensa fue evalua-
do por el juzgado de primera instancia, ya que se tuvo en cuenta el estado de ebriedad, sus condiciones
personales, el hecho de ser primario, pero hay que precisar que de acuerdo a los hechos imputados se
tiene que fue Lindo Gabino, quien si bien no tenía antecedentes penales fue él que el día de los hechos
tenía un revólver y fue precisamente el que amenazó al agraviado siendo diferente la conducta atribuible
en este caso al sentenciado Esquivel Leyva, por lo que este Órgano Jurisdiccional considera también
que en este extremo la sentencia ha respetado el principio de proporcionalidad y racionabilidad entre el
hecho imputado y la pena impuesta, toda vez que la pena mínima es de doce años y se le ha impuesto
ocho años de pena privativa de la libertad, por lo que en este efecto también este órgano jurisdiccional
confirma la sentencia venida en grado.
VI. SOBRE EL SEÑALAMIENTO DE COSTAS
Con respecto a las costas se tiene que, el artículo 499 del Código Procesal penal, referido a Personas e
Instituciones exentas, en su inciso 1 señala que –entre otros– se encuentra exentos del pago de costas
los Representantes del Ministerio Público.
Asimismo, al imputado recurrente Lindo Gavino se le exonera de su pago, pues si bien no habría tenido
motivos atendibles también lo es que solo cuestionó la pena privativa de la libertad.
VII. SOBRE LECTURA INTEGRAL DE LA SENTENCIA ESCRITA
7.1. El artículo 425. 4) del Código Procesal Penal, establece que la sentencia de segunda instancia se
pronunciara siempre en audiencia pública. Pues bien en el presente caso se ha cumplido con este requisito
debido a que en la misma fecha que se realizó la audiencia después de haberse deliberado inmediatamente
se hizo conocer en resumen los fundamentos de la decisión. Por lo tanto, el contenido integral de la
sentencia escrita debe ser notificado a los domicilios procesales de las partes, a fin de dar cumplimiento
a lo dispuesto en el artículo 425.6) del código acotado, que prescribe sobre la notificación de la sentencia
de segunda instancia en el caso de que esta sea recurrida.
7.2. Consideramos que la interpretación de la anotada norma está acorde con la oralidad para la apli-
cación del sistema procesal penal acusatorio vigente en nuestro país, es que cuando la norma procesal
antes indicada se refiere a que la sentencia de segunda instancia se pronunciara siempre en audiencia
pública. Estimamos que dicho pronunciamiento se cumple al hacer conocer los argumentos y la decisión
oralmente, a los justiciables presentes y público concurrente. En caso contrario cuando el tribunal no
hace conocer oralmente las razones, argumentos o fundamentos y la decisión de la sentencia de segunda
instancia. Entonces se encuentra obligado a señalar fecha y hora para una próxima sesión pública para dar
lectura integral a la sentencia escrita. Cuando se hace conocer oralmente en acto público en resumen los
argumentos y la decisión,–la sentencia integral escrita solamente debe notificarse a las partes procesales,
careciendo de objeto dar lectura a la sentencia escrita posteriormente porque bastará su notificación a
los domicilios procesales. Puesto que además la sentencia ya fue dictada oralmente con anterioridad.
7.3. Consideramos un error y una práctica negativa para la eficacia y eficiencia del sistema procesal penal
acusatorio, que con anterioridad –pese a que se hacia conocer oralmente los argumentos, fundamentos
o razones y la decisión de la sentencia de segunda instancia–, el Tribunal Superior decidía fijar fecha y
hora para posteriormente dar lectura a la sentencia escrita, lo cual significaba innecesariamente ocupar
salas de audiencias y asistentes de audiencias, que muy bien pueden servir para la realización de otras
audiencias donde exista debate. El plazo que se fijaba para leer la sentencia escrita era no mayor de diez
566
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
días. En la mayoría de estos casos las partes procesales no se hacían presente a dicho acto porque ya
conocían los fundamentos y la decisión respectiva que se les hizo conocer oralmente. Y, los Jueces con
las asistencias de audiencias, sin asistencia de las partes ni público tenían que leer sentencias escritas
por media hora, una hora o más –dependiendo de la cantidad de hojas de papel que contenía la sentencia
escrita–, que muy puede ser aprovechado para realizar otras labores.
7.4. El artículo 425.1) del Código Procesal Penal, establece que el plazo para dictar sentencia de segunda
instancia no podrá exceder de diez días. En ninguna parte del contenido de la norma indicada dice que
se debe dar lectura a la sentencia escrita en el plazo de diez días. Por lo tanto a partir de la fecha la in-
terpretación de las normas antes indicadas, variando de criterio es la que corresponde a los fundamentos
precedentes. Debiendo tener presente que en caso de haberse hecho conocer oralmente los fundamentos
y la decisión de la sentencia de segunda instancia, el plazo para notificar la sentencia integral escrita de
la misma será de 10 diez conforme a la norma antes descrita.
7.5. Finalmente consideramos que la publicidad de las resoluciones judiciales es relevante para que
los ciudadanos ejerzan el control respectivo. Para dicho fin la presente sentencia será publicada en la
siguiente dirección de Internet: www.jurisprudenciahuaura.blogspot.com, al que pueden acceder sin
límite alguno, la opinión pública, local nacional e internacional.
VII. DECISIÓN
Por dichos fundamentos, los miembros de la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia
de Huaura, Resuelve:
01. Por Unanimidad, CONFIRMAR la sentencia de fecha primero de marzo del año en curso, en el
extremo que resuelve CONDENAR a los acusados RODOLFO MANUEL ESQUIVES LEYVA a
DIEZ AÑOS de Pena Privativa de Libertad Efectiva y a JOSÉ MARTÍN LINDO GAVINO a OCHO
AÑOS de Pena Privativa de Libertad Efectiva, por la comisión del delito contra el Patrimonio en la
modalidad de Robo Agravado en grado de tentativa, en agravio de Luis Ángel Soto Mendoza.
02. SIN COSTAS: conforme al considerando VI de la presente resolución.
03. REMITIR COPIAS al Órgano de Control Interno del Ministerio Público, conforme al conside-
rando 5.2.
04. En Mayoría, con los votos de los Magistrados Reyes Alvarado y Riveros Jurado: DISPONEMOS
que la presente sentencia de segunda instancia que ha sido pronunciada oralmente en acto público,
sea notificada en su integridad a los sujetos procesales en sus respectivos domicilios procesales, sin
perjuicio que se publique en la siguiente dirección electrónica www.jurisprudenciahuaura.blogspot.
com., a la que pueden acceder sin límite alguno la opinión pública local, nacional e internacional.
05. MANDARON: Que, cumplido estos trámites se devuelvan los autos al Juzgado de origen.
567
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
que en ese criterio se debería atender, considerando que esta persona ha tenido beneficio penitenciario,
pero estamos de acuerdo con la ponencia única y exclusivamente porque el sentenciado Esquivel Leyva
prácticamente no ha tenido defensa, no ha contradicho en lo absoluto lo señalado por la Fiscal, por lo
tanto no lo puedo perjudicar si no ha tenido abogado defensor, ya que no es porque se dice “que yo soy
su abogado y dejo al tribunal decidir”, vamos a decir que si tiene abogado, más bien la defensa debe
contradecir lo que el Ministerio Público ha señalado y no lo ha hecho, por lo tanto estoy únicamente de
acuerdo por ese motivo, y atendiendo la conducta del abogado mi voto único es que se remita copias
a su Colegio de Abogados para que en una próxima vez si va a defender defienda debidamente a una
persona que esta privada de su libertad contradiciendo lo que la parte contraria señala o aceptándola
previo diálogo con su abogado que en este caso no ha ocurrido, por lo tanto por ese motivo con el fin de
no perjudicar al sentenciado estamos de acuerdo que se confirme los diez años que se le ha impuesto.
0.2. Asimismo, estamos de acuerdo que se remita Copias al Ministerio Público porque esta situación
de que la Fiscal Superior viene a informarnos de que el imputado Esquives Leyva tiene beneficio pe-
nitenciario se desconoce, ya que si el Fiscal Provincial lo puso en evidencia a los Jueces del Colegiado
porque no aparece en la sentencia, porque se ha incumplido con lo que establece el artículo 399 numeral 3
del Código Procesal Penal que a la letra dice “en caso contrario se revocará el benef cio penitenciario
concedido al condenado en ejecución de sentencia en anterior supuesto que debe cumplirse la pena
sucesivamente”, es decir la anterior de seis años debería sumarse a la de diez años y no se hizo, así como
no se ha realizado si es que es cierto lo que la Fiscal Superior nos está informando que el acusado tenia
beneficio penitenciario y no se realizo porque el Fiscal Provincial no informo, ya que si lo hubiere hecho
el Colegiado tendría también responsabilidad funcional, por lo que no es posible que la Fiscalía Superior
apele y nos informe de esa manera tan situación, incumpliendo con la norma, por lo tanto estamos de
acuerdo con lo resuelto y la presente ponencia no lo digo para que se establezca responsabilidades fun-
cionales, sino porque estamos comprobando en esta Sala Penal de Apelaciones que constantemente se
vienen realizando situaciones de esta naturaleza, que están incumpliéndose con la norma el cual genera
impunidad que no hace el Poder Judicial.
0.3. Con respecto al sentenciado Lindo Gavino tenemos que al inicio del juicio oral aceptó los hechos,
cuestionando solo el extremo de la pena, sin embargo el Colegiado realizo actividad probatoria, es decir
si ya acepto los hechos para que realizar actividad probatoria, salvo que para determinar la pena como en
el presente caso hay testimoniales de los acusados y de Luis Ángel Soto Mendoza que es el agraviado,
entendemos que es conforme que se realice actividad probatoria. Pero lo que si me manifiesto es que si
los imputados no cuestionaron los hechos y estaban de acuerdo, al menos respecto a una pena, el cual
debieron someter inmediatamente al proceso especial de terminación anticipada, y lo que no entiendo
es porque en este caso no cabe la concesión– porque han sido detenidos en flagrancia y en flagrancia no
cabe confesión cuando se llega a juicio, por lo tanto no puede haber beneficios premiales en juicio–, pero
desde mi punto de vista si existe beneficios prémiales si se someten al proceso especial de terminación
anticipada porque están renunciando a tener un juicio oral público contradictorio de generar gastos in-
necesarios al Estado, ya que si lo aceptan los sentenciados, lo primero que debieron hacer es someterse
al proceso especial de terminación anticipada que ofrece beneficios prémiales, confesión que aunque
haya flagrancia desde su punto de vista y el sexto de la pena, esos beneficios premiales les puede haber
dado lugar ha que hayan sido condenados por debajo de lo que han sido condenados llegando a juicio,
porque en el juicio oral no se puede llegar a un acuerdo, ya que si bien la norma lo permite, sin embargo
no existe ningún beneficio premial, es por el motivo que estamos conforme de declarar infundado la
apelación de Lindo Gavino que es primario, pero también estamos de acuerdo en reducir la pena, pero
el abogado no ha dicho hasta cuanto quiere su reducción, si es que este señor es primario, aceptando
los 500.00 nuevos soles como reparación civil que no es materia de apelación e inclusive antes de la
sentencia, porque tras haber aceptado los hechos lo que hubiese hecho es indemnizar a la víctima de una
vez por todas, ya que este sistema procesal nuevo debe comenzar a dar realce y dar todos los beneficios
que sea posible a las personas imputadas o sentenciadas, que inmediatamente indemnicen a la víctima,
568
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
no siendo el presente caso, ya que pese a que el imputado al estar de acuerdo con la reparación civil
este no cancela, señalando su abogado que lo realizará cuando lo requieran, no siendo una conducta de
cambio desde mi punto de vista.
Por esos fundamentos estamos de acuerdo para que se declare INFUNDADA las apelaciones y se
CONFIRME en sus extremos la sentencia venida en grado.
S. REYES ALVARADO
569
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
exige que todo se efectúe en audiencia para garantizar los principios de concentración, continuidad y
publicidad y es precisamente la lectura integral efectuada públicamente la que garantiza la transparencia
de nuestros actos, si lo que se ha resuelto se hace sobre la base de ahorrar menos audiencia y tiempo,
tampoco se justifica por cuanto, ello implicará que la sentencia recién al día siguiente de su notificación
se contará el plazo para interponer recurso impugnatorio, así mismo si se notifica al domicilio procesal
y muchas veces el sentenciado no tiene conocimiento del contenido de la sentencia porque le fue entre-
gado al abogado defensor, que la central de notificaciones ya recargada con su labor se le incremente la
misma con notificar las sentencias penales a todos los domicilios procesales, entonces no se justifica la
hipótesis de ahorro de tiempo y audiencias, es más la practica permite incluso determinar que muchas
veces no se puede cumplir con notificar por que los domicilios o no son exactos o no existen, ¿no implica
mayor transparencia que se lea la sentencia públicamente? y ante quienes concurran, y si no concurre
ningún justiciable es porque no tienen interés en la sentencia, pero ello en modo alguno implica no dar
cumplimiento a la norma procesal.
0.5. Que, asimismo se ha dispuesto que la presente sentencia sea publicada en el blog del Juez Superior
Reyes Alvarado, con lo cual tampoco estoy de acuerdo, ello porque este es un colegiado cuyas decisiones
debe ser publicadas, de ser el caso, en un blog oficial de esta Corte y no en uno personal.
Por lo expuesto mi VOTO es porque:
1. Se FIJE día y hora para la lectura integral de la sentencia.
2. Se PUBLIQUE la sentencia en un blog oficial y no en uno personal por ser un colegiado.
S. CABALLERO GARCÍA
570
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
CONSIDERANDO:
PRIMERO.- Que el recurso de casación no es de libre configuración, sino que, por el contrario, para que
esta Suprema Sala Penal pueda tener competencia funcional para casar una sentencia o auto que ponga
fin al procedimiento o a la instancia o que deniegue la extinción, conmutación, reserva o suspensión de
la pena, luego de agotadas las dos instancias, debe estar elaborado y presentado de conformidad con
las disposiciones previstas en el artículo cuatrocientos veintiocho y normas concordantes del Código
Procesal Penal, cuyos presupuestos deben cumplirse acabadamente para que se declare bien concedido.
SEGUNDO.- Que se ha recurrido un auto superior que confirmando el de primera instancia declaró
infundado el pedido de liberación condicional del sentenciado JULIO CÉSAR TOSCANO SILVESTRE.
TERCERO.- Que, sin embargo, el inciso uno del artículo cuatrocientos veintisiete del Código Procesal
Penal establece restricciones de carácter objetivo que solo se circunscribe a: (i) sentencias definitivas,
(ii) los autos se sobreseimiento, (iii) los autos que ponen fin al procedimiento o extingan la acción pe-
nal o la pena –la nota característica de estas resoluciones es el efecto de poner término al proceso–, y
(iv) los autos que deniegan la extinción, conmutación, reserva o suspensión de la pena; que en todos estos
casos la resoluciones deben haber sido expedidas en apelación por la Sala Penal Superior.
CUARTO.- Que, en consecuencia, la resolución que declaró infundado el pedido de liberación con-
dicional es ajena a esos supuestos señalados –númerus clausus– en la norma procesal como objeto
impugnable, por no revestir el carácter de decisión definitiva y tampoco comprende el otro aspecto de
esta vía de impugnación –el referente a los autos que ponen fin, deniegan la extinción, conmutación,
reserva o suspensión de la pena–, en cuanto se trata de un solicitud de beneficio penitenciario. Por lo
tanto, en principio, escapa a la competencia casacional de este Tribunal Supremo.
QUINTO.- Que a pesar de ello la norma procesal ha regulado la casación excepcional en el inciso cuatro
del artículo cuatrocientos veintisiete del citado Código, que permite al Supremo Tribunal, excepcional-
mente, superando la barrera de las condiciones objetivas de admisibilidad, que pueda aceptarse el recurso
de casación, pero sujeto a que se estime imprescindible para el desarrollo de la doctrina jurisprudencial, y
que el recurrente consigne adicional y puntualmente las razones que justifican el desarrollo jurisprudencial
que pretende, con arreglo al apartado tres del artículo cuatrocientos treinta del Código Procesal Penal.
SEXTO.- Que si bien el sentenciado JULIO CÉSAR TOSCANO SILVESTRE invocó la casación
excepcional, sin embargo no especificó a este Tribunal Supremo el motivo por el que sería necesario
que se desarrolle la doctrina jurisprudencial para enmendar problemas surgidos en cuanto a: la unifi-
cación de posiciones encontradas, la actualización de la doctrina imperante sobre un tema concreto o
un pronunciamiento sobre un tema aún no desarrollado, y se conozca del presente recurso pese a su
inadmisibilidad –constituye el aspecto central y nuclear de la admisión de esta modalidad del recurso–.
SÉTIMO.- Que el recurrente promovió el recurso de casación excepcional, a pesar de que no expresó
razones serias y fundadas para hacerlo con arreglo al inciso cuatro del artículo cuatrocientos veintisiete
e inciso tres del artículo cuatrocientos treinta del Código Procesal Penal. Por lo tanto, es pertinente
condenarlo al pago de costas de conformidad con el inciso tres del artículo cuatrocientos noventa y
siete del citado Código.
DECISIÓN
Por estos fundamentos:
I. Declararon INADMISIBLE el recurso de casación interpuesto por el sentenciado JULIO CÉSAR
TOSCANO SILVESTRE contra el auto superior de fojas setenta y nueve, del doce de febrero de dos
mil diez, que confirmando la resolución de primera instancia de fojas cincuenta y cinco, del veintiséis
de noviembre de dos mil nueve, declaró infundado el pedido de liberación condicional del recurrente.
II. CONDENARON al pago de las costas de la tramitación del recurso de casación al sentenciado Julio
Cesar Toscano Silvestre, y ordenaron que el Juez de origen cumpla con su liquidación y pago, conforme
al artículo cuatrocientos diecinueve del Código Procesal Civil.
571
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRÍNCIPE TRUJILLO / NEYRA FLORES / SANTA
MARÍA MORILLO
EXP. N° 03722-2010-PHC/TC-LIMA
JULIO CÉSAR PUCHULAN QUILCATE
572
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Julio César Puchulan Quilcate contra la sentencia
expedida por la Quinta Sala Penal para procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de
Lima, de fojas 132, su fecha 2 de agosto de 2010, que declaró infundada la demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 2 de junio de 2010, el recurrente interpone demanda de hábeas corpus contra la Jueza del
Décimo Primer Juzgado Penal de Lima, señora Ayacahua Riojas, con la finalidad de que se disponga su
inmediata excarcelación por haber prescrito la acción penal y la pena, puesto que se está afectando su
derecho a la libertad individual.
Refiere que en el proceso que se le siguió por el delito contra el patrimonio –estafa– se le condenó a
cuatro años de pena privativa de libertad suspendida en tres años, sujeta a cumplimiento de reglas de
conducta. Señala que ha sido detenido el 27 de mayo de 2010 por disposición de la emplazada pese a
que desde la comisión de los hechos –junio de 1999– hasta la fecha han transcurrido más de 10 años y
11 meses, por lo que debe ser liberado al haber cumplido en exceso la condena impuesta, esto es, más
de cuatro años y cinco meses.
Realizada la investigación sumaria, el recurrente se ratifica en el contenido de su demanda. Por otro
lado, la demandada expresó que el recurrente fue condenado a cuatro años de pena privativa de libertad
suspendida condicionalmente bajo las reglas de conducta. Asimismo, señala que con fecha 26 de octubre
de 2005 se le revocó la condicionalidad de la pena, siendo detenido 27 de mayo de 2010. Finalmente,
refiere que conforme al tercer párrafo del artículo 87 del Código Penal, en los casos de la revocación de
la condena condicional, el plazo de prescripción comienza a correr desde el día siguiente de la referida
revocación, no habiéndose excedido dicho plazo a la fecha de la detención del demandante.
El Cuadragésimo Tercer Juzgado Especializado en lo Penal de Lima, con fecha 18 de junio de 2010,
declara infundada la demanda considerando que el plazo de prescripción no ha vencido, por lo que no
se acredita la vulneración del derecho invocado por el recurrente.
La Sala Superior revisora confirma la apelada por similares argumentos.
FUNDAMENTOS
1. El objeto de la presente demanda es que se disponga la inmediata excarcelación del recurrente
argumentándose para ello que a la fecha de su detención –esto es el 27 de mayo de 2010– el plazo
de prescripción de la pena privativa de libertad impuesta por sentencia de fecha 14 de agosto del
2003 ya había vencido, motivo por el que considera que se está afectando su derecho a la libertad
individual.
2. Conforme lo ha expuesto este Colegiado en reiteradas oportunidades, la interpretación de la ley penal
es una atribución del juez penal y solo podrá revisarse las decisiones que este emita siempre que
como consecuencia de ellas, se afecten derechos fundamentales de modo arbitrario o irrazonable.
Justamente, conforme al artículo 4 del Código Procesal Constitucional este Tribunal puede ingresar
el análisis de fondo de la materia controvertida en atención a los términos de la demanda, en cuanto
la pretensión acusa vulneración, en forma manifiesta, de la libertad individual del recurrente.
3. El recurrente señala que ha sido detenido el 27 de mayo de 2010 por disposición de la Jueza empla-
zada pese a que el plazo de prescripción de la pena impuesta ya ha vencido, por lo que se evidencia
–conforme a los términos de la demanda– la necesidad de que este Colegiado evalúe la existencia
de una situación arbitraria.
4. El artículo 86 del Código Penal dispone que el plazo de prescripción de la pena es el mismo que
establece el artículo 80 de dicho Código para la prescripción de la acción penal, es decir, igual al
máximo de la pena fijada por la ley para el delito por el que fue condenada la persona.
573
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
5. A fojas 26 de autos obra la sentencia de fecha 14 de agosto de 2003, en la que se condena al re-
currente a cuatro años de pena privativa de libertad suspendida en tres años por el delito contra el
patrimonio –estafa–, delito que conforme a lo dispuesto por el artículo 196 del Código Penal tiene
una pena máxima de 6 años. En consecuencia, el plazo ordinario de prescripción de la pena que se
le impuso era de 6 años.
6. Dicho plazo comenzó a correr desde el día en que la sentencia condenatoria quedó firme, es decir,
desde el 22 de noviembre de 2004 (fojas 31), siendo interrumpido el 26 de octubre de 2005, fecha
en que se revocó la condicionalidad de la pena por no haber cumplido las reglas de conducta fijadas
en la sentencia.
7. Conforme al tercer párrafo del artículo 87 del Código Penal, a partir del 26 de octubre de 2005 –fecha
en que se revocó la condicionalidad de la pena– comenzó a correr un nuevo plazo de prescripción,
que de acuerdo a lo dispuesto por el último párrafo del mismo artículo, concordante con el último
párrafo del artículo 83 del mismo Código, no podía superar en una mitad al plazo ordinario de pres-
cripción, es decir, en el caso del recurrente, no podía sobrepasar los 9 años contados desde la fecha
en que la sentencia condenatoria quedó firme –22 de noviembre de 2004–.
8. Cabe precisar que el 27 de mayo de 2010, fecha en que el recurrente fue detenido, aún no había ven-
cido el plazo de prescripción de la pena privativa de libertad impuesta, como afirma el demandante.
9. Por consiguiente, no habiéndose acreditado la vulneración del derecho a la libertad individual invo-
cado por el recurrente, la demanda debe ser desestimada.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú,
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda por no haberse acreditado la vulneración del derecho a la libertad
individual invocado por el recurrente.
Publíquese y notifíquese.
574
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
EXP. N° 03914-2010-PHC/TC-LIMA
REYNALDO MOISÉS CABRERA ARCE
575
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
SS. MESÍA RAMÍREZ / ÁLVAREZ MIRANDA / VERGARA GOTELLI / BEAUMONT CALLIRGOS / CALLE
HAYEN / ETO CRUZ / URVIOLA HANI
576
COOPERACIÓN INTERNACIONAL
577
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
EXP. N° 02278-2010-PHC/TC-LIMA
LUIS LAMAS PUCCIO
A FAVOR DE WONG HO WING (EN IDIOMA INGLÉS) Y/O HUANG HI YONG O
HUANG HE YONG (EN IDIOMA CHINO)
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
La Procuradora Pública a cargo de los asuntos judiciales del Ministerio de Justicia señala que las
autoridades competentes aún no han tomado una decisión respecto a la extradición, por lo que resulta
prematura la interposición de esta demanda.
El Procurador Público del Estado a cargo de los asuntos judiciales de la Presidencia del Consejo de Mi-
nistros al contestar la demanda señala que el Presidente de la República no puede ser emplazado, dado
que goza de inmunidad; además su no intervención no invalida el proceso pero sí debe ser notificado
con la resolución que ponga fin al proceso.El Cuadragésimo Segundo Juzgado Especializado en lo Penal
de Lima, con fecha 25 de febrero del 2010, declaró improcedente la demanda por considerar que en
el hábeas corpus, por carecer de etapa probatoria, no es posible definir las supuestas deficiencias en el
trámite del proceso de extradición pasiva, y que las anomalías que pudieran presentarse en un proceso
deben resolverse al interior del mismo. Asimismo, refiere que la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos aún no se ha pronunciado sobre la admisibilidad de la petición presentada ante ella.
La Tercera Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima con-
firmó la apelada por considerar que no existe una amenaza cierta ni inminente de que el Poder Ejecutivo
apruebe la extradición del favorecido, y al no haberse emplazado a los vocales supremos no corresponde
emitir pronunciamiento sobre la actuación, puesto que la resolución consultiva que emitieron tomó en
cuenta el compromiso del Gobierno chino de no imponer la pena de muerte al favorecido.
FUNDAMENTOS
a. Delimitación el petitorio
1. La demanda tiene por objeto que se le ordene al Estado peruano, representado por el Poder Ejecutivo,
que se abstenga de extraditar al señor Wong Ho Wing a la República Popular China. Se menciona que el
pedido de extradición tiene como sustento la presunta comisión de los delitos de contrabando, defraudación
aduanera y cohecho por parte del señor Wong Ho Wing en agravio de la República Popular China.
Se alega que la procedencia de la extradición del señor Wong Ho Wing amenaza con vulnerar su
derecho a la vida, debido a que los delitos de contrabando o defraudación aduanera por los cuales se
le pretende extraditar podrían ser castigados, en caso de considerarse agravados, con cadena perpetua
o, incluso, pena de muerte.
2. Teniendo presente los alegatos de la demanda, este Colegiado considera que la controversia se centra
en determinar si en el presente caso corresponde que el Estado peruano cumpla la obligación de
extraditar al señor Wong Ho Wing o de juzgarlo, porque existen razones fundadas de que se encon-
traría en peligro su vida, toda vez que los delitos por los cuales se le pretende extraditar podrían ser
castigados en la República Popular China, en caso de considerarse agravados, con cadena perpetua
o, incluso, pena de muerte.
b. Análisis de la controversia
3. En el Derecho Internacional, la obligación alternativa de extraditar o juzgar (aut dedere aut judica-
re) ha sido reconocida inicialmente en el Convenio para la Represión del Apoderamiento Ilícito de
Aeronaves, adoptado en la Conferencia de La Haya el 16 de diciembre de 1970, que en su artículo
7 dispone que:
“El Estado Contratante en cuyo territorio sea hallado el presunto delincuente, si no procede a la
extradición del mismo, someterá el caso a sus autoridades competentes a efectos de enjuiciamiento,
sin excepción alguna y con independencia de que el delito haya sido o no cometido en su territorio”.
4. No obstante ello, las normas y la práctica del Derecho Internacional han puesto de manifiesto que la
concepción inicial de la obligación alternativa de extraditar o juzgar enunciada en el Convenio de
La Haya ha sido reformulada. Así, en la actualidad la concepción original propuesta por el Convenio
de La Haya presenta las siguientes variantes:
a) La obligación alternativa de ejercitar la acción penal está sujeta, en el caso de un extranjero, a la
decisión del Estado interesado de autorizar o no el ejercicio de una competencia extraterritorial
579
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
580
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
que garantice la tutela real del derecho a la vida, pues permite ejecuciones extrajudiciales, sumarias
o arbitrarias. Asimismo, es de conocimiento internacional que la pena de muerte no se impone en
forma objetiva, sino que se ve influida por la opinión pública. En efecto, el Consejo de Derechos
Humanos en el Informe A/HRC/WG.6/4/CHN/2, del 6 de enero de 2009, ha destacado que:
“16. En 2005, el Gobierno de China explicó al Relator Especial sobre las ejecuciones extrajudiciales,
sumarias o arbitrarias que solo se aplicaba la pena de muerte en caso de “delitos sumamente graves”
y que uno de los factores que influían en ese contexto era la opinión pública”.
10. Teniendo presente el informe transcrito, este Tribunal estima que la República Popular China no
otorga las garantías necesarias y suficientes para salvaguardar el derecho a la vida del señor Wong Ho
Wing, pues como se pone manifiesto en el Informe del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas, uno de los factores para aplicar la pena de muerte en dicho país es la opinión pública.
Además, debe tenerse presente que en el caso de autos no resultaría procedente la extradición del
favorecido, pues no se cumple el principio de reciprocidad, toda vez que los delitos por los cuales
se le pretende extraditar no se encuentran reprimidos en el Estado peruano con la pena de muerte.
Consecuentemente, el Estado peruano debe cumplir con su obligación de juzgar al señor Wong
Ho Wing de conformidad con lo establecido en el artículo 4 (a) del Tratado de Extradición entre la
República del Perú y la República Popular China.
11. Sin perjuicio de lo resuelto, debe precisarse sobre la Carta N.O. N° 023/2011, de fecha 6 de abril de
2011, que informa que se ha aprobado la Octava Enmienda del Código Penal de la República Popular
China, y que, en buena cuenta, ha modificado el Código Penal de la República Popular China para
el delito de contrabando de mercancías comunes, que no obra en el expediente sub júdice que tal
modificación al Código Penal de la República Popular China haya sido comunicada oficialmente
mediante los procedimientos diplomáticos al Estado peruano. Tampoco se menciona si en la Cons-
titución de la República Popular China se reconoce la retroactividad benigna de la ley penal.
Por consiguiente, este Tribunal estima que la carta en mención no puede ser entendida e interpretada
como una garantía de la no aplicación de la pena de muerte al favorecido con la demanda.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda; en consecuencia, ordena al Estado peruano, representado por el
Poder Ejecutivo, que se abstenga de extraditar al señor Wong Ho Wing a la República Popular China.
2. Exhortar al Estado peruano, representado por el Poder Ejecutivo, a que actúe de conformidad con lo
establecido en el artículo 4 (a) del Tratado de Extradición entre la República del Perú y la República
Popular China, aprobado por la Resolución Legislativa N° 27732.
Publíquese y notifíquese.
EXP. N° 02278-2010-PHC/TC-LIMA
LUIS LAMAS PUCCIO
A FAVOR DE WONG HO WING (EN IDIOMA INGLÉS) Y/O HUANG HI YONG O
HUANG HE YONG (EN IDIOMA CHINO)
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
Lima, de fojas 226, su fecha 14 de abril del 2010, que declaró improcedente la demanda de autos, los
magistrados firmantes emiten el siguiente voto:
1. El objeto de la demanda es que cese la amenaza cierta e inminente contra el derecho a la vida e
integridad física del favorecido Wong Ho Wing (en idioma inglés) y/o Huang Hai Yong o Huang He
Yong (en idioma chino), pues al haberse emitido la resolución de fecha 27 de enero del 2010, por la
Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República por la que se declaró proce-
dente por mayoría la solicitud de extradición por los delitos de defraudación de rentas de aduanas y
cohecho en agravio de la República Popular China (expediente N° 03-2009), una vez que se lleve a
cabo el acuerdo en el Consejo de Ministros se emitará la resolución suprema accediendo al pedido
de extradición pasiva.
2. El artículo 2 del Código Procesal Constitucional señala que “los procesos constitucionales de hábeas
corpus, amparo y hábeas data proceden cuando se amenace o viole los derechos constitucionales por
acción u omisión de actos de cumplimiento obligatorio, por parte de cualquier autoridad, funcionario
o persona. Cuando se invoque la amenaza de violación, esta debe ser cierta y de inminente realiza-
ción”. Para determinar si la amenaza de un derecho es inminente hay que establecer, en primer lugar,
la diferencia entre actos futuros remotos y actos futuros inminentes. Los primeros son aquellos actos
inciertos que pueden o no suceder, mientras que los segundos son los que están próximos a realizarse,
es decir, su comisión es casi segura y en un tiempo breve (STC N° 2484-2006-PHC/TC). Además de
acuerdo a lo antes señalado, la amenaza debe reunir determinadas condiciones tales como: a) que la
amenaza a la libertad sea cierta, es decir, que exista un conocimiento seguro y claro de la amenaza a
la libertad, dejando de lado conjeturas o presunciones; y, b) la inminencia de que se produzca el acto
vulnerador, esto es, que se trate de un atentado a la libertad personal que esté por suceder prontamente
o en proceso de ejecución, no reputándose como tal a los simples actos preparatorios.
3. En la sentencia recaída en el Expediente N° 2663-2003-HC/TC, el Tribunal Constitucional ha señalado
que el “hábeas corpus preventivo” es el proceso que “(...) podrá ser utilizado en los casos en que, no
habiéndose concretado la privación de la libertad, existe empero la amenaza cierta e inminente de
que ello ocurra, con vulneración de la Constitución o la ley de la materia. Al respecto, es requisito
sine qua non de esta modalidad que los actos destinados a la privación de la libertad se encuentren
en proceso de ejecución; por ende, la amenaza no debe ser conjetural ni presunta”.
4. Tal como lo ha señalado el Tribunal Constitucional en anterior oportunidad, la extradición debe ser
entendida como un procedimiento mediante el cual un Estado es requerido para que haga entrega de
un individuo que se encuentra dentro de su territorio y que tiene la condición de procesado o conde-
nado por un delito común, por el Estado requirente o solicitante, en virtud de un tratado, o a falta de
este, por aplicación del principio de reciprocidad, para que sea puesto a disposición de la autoridad
judicial competente y se le enjuicie penalmente, o para que cumpla y se ejecute la pena impuesta, si
se hubiera producido previamente el proceso penal correspondiente (Cfr. Exp. N° 3966-2004-HC/
TC, caso Enrique José Benavides Morales).
5. En el caso de autos, la amenaza que alega el recurrente no cumple con los requisitos de ser cierta ni
inminente, pues si bien la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República
mediante resolución consultiva de fecha 27 de enero del 2010 (fojas 20) declaró por mayoría pro-
cedente la solicitud de extradición pasiva contra el favorecido por los delitos de defraudación de
rentas de aduanas y cohecho, esta resolución no obliga a que el Gobierno peruano se pronuncie en
el mismo sentido.
6. En efecto, conforme se aprecia de los artículos 30 y 31 del Decreto Supremo N° 016-2006-JUS,
la decisión del gobierno de acceder o no a la solicitud debe ser acordada en Consejo de Ministros,
previa exposición del Ministro de Justicia ante el Consejo de Ministros de los resultados de la
evaluación efectuada y sus conclusiones sobre la solicitud de extradición, para lo cual se tomará
en consideración el cuaderno formado por el Poder Judicial y el informe elevado por la Comisión
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sobre que el Gobierno Popular de la República China no va a cumplir con el compromiso asumido
de no aplicar la pena de muerte, ante el Gobierno peruano mediante resolución del 8 de diciembre
de 2009.
Por estas razones, nuestro voto es por declara INFUNDADA la demanda porque no se ha acreditado la
amenaza contra el derecho a la vida y la integridad personal.
EXP. N° 02278-2010-PHC/TC-LIMA
LUIS LAMAS PUCCIO
A FAVOR DE WONG HO WING (EN IDIOMA INGLÉS) Y/O HUANG HI YONG O
HUANG HE YONG (EN IDIOMA CHINO)
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ANEXOS
ANEXO I
En la primera fase los Jueces Supremos discutieron y definieron la agenda para lo cual tuvieron en
cuenta los diversos problemas y cuestiones de relevancia jurídica que han venido conociendo en
sus respectivas salas en el último año. Fue así como se establecieron los siete temas de agenda así
como sus respectivos problemas específicos.
La segunda fase, denominada participación ciudadana, tuvo como finalidad promover la intervención
y el aporte de la comunidad jurídica del país para la solución de cada uno de los problemas antes
planteados. Para ello se habilitó el foro dé participación a través del portal de internet del Poder
Judicial, habiendo logrado ello una amplia participación de diversas instituciones de la capital así
como de diversas provincias del país a través de sus respectivas ponencias.
Luego de una debida selección de las ponencias presentadas, se realizó en fecha 4 de noviembre la
audiencia pública en la que los representantes de todas las instituciones acreditadas sustentaron y
debatieron sus respectivas ponencias ante el Pleno de los Jueces Supremos de ambas Salas Penales.
En cuanto al tema en debate; “Prescripción: Problemas Actuales” informaron oralmente los señores
Percy García Cavero –en representación del Instituto de Ciencia Procesal Penal–, y Marco Antonio
Herrera Guzmán –en representación del Módulo Penal de Camaná –Corte Superior de Arequipa–.
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servidor público contra el patrimonio del Estado, ello en concordancia con el último párrafo del
artículo 41 de la Constitución Política del Perú –“el plazo de prescripción se duplica en caso de
delitos cometidos contra el patrimonio del Estado por funcionarios y servidores públicos”–. La ley
consideró que tenía que reconocerse un mayor reproche, traducido en el plazo de la prescripción, por
tratarse de un atentado contra el normal funcionamiento de la Administración Pública, la seguridad
de los bienes pertenecientes a la Administración Pública y la inobservancia del deber de fidelidad del
funcionario o servidor público hacía el patrimonio público desde la perspectiva de las obligaciones
del cargo o función que ejerce y abusa. En tal sentido, el ataque contra el patrimonio público es
ejecutado por personas que integran la Administración Pública a las que se le confió el patrimonio
y se colocó al bien en una posición de especial vulnerabilidad por aquellos. Esto implica un mayor
desvalor de la acción –como conducta peligrosa para los bienes jurídicos– complementado con el
desvalor de resultado derivado de la específica función de protección que tienen esas personas res-
pecto del patrimonio del Estado, de la lesión que proviene de la acción desvalorada y de la mayor
posibilidad que tienen para encubrir sus actividades ilícitas.
13. Por lo tanto, se incrementó el plazo de prescripción para obtener una variante en cuanto a la acción
persecutoria o ejecución de la pena y dar a estos casos concretos una regla especial con la finalidad
de otorgar al organismo encargado de la persecución del delito un mayor tiempo para que pueda
perseguir el hecho punible y establecer una mayor dificultad para que el delito no quede impune.
14. Es necesario complementar esta circunstancia prevista en la norma para limitar su aplicación sobre
determinadas situaciones concretas e interpretar el sentido de la Ley desde la perspectiva de su co-
herencia con el ordenamiento jurídico y el contexto en que se utilizó –método lógico-sistemático–.
Así, debe entenderse que la opción normativa, de carácter especial, descrita en el último párrafo del
artículo 80 del Código Penal se orienta al Capitulo II, Titulo XVIII, del Libro Segundo del mismo
cuerpo legal, “Delitos contra la Administración Pública cometidos por Funcionarios Públicos”,
atendiendo a dos aspectos concretos:
A. En este Capítulo se regulan los delitos cometidos por funcionarios y servidores públicos.
B. Dicho Capítulo protege además el patrimonio público vulnerado por esos sujetos especiales, que
es lo que exige la norma sustantiva de acuerdo a la interpretación con la norma constitucional
prevista en el artículo cuarenta y uno de la Constitución que contiene como mandato concreto que
el plazo de prescripción se duplica en caso de delitos cometidos contra el patrimonio del Estado
por funcionarios y servidores públicos. Es de resaltar que no todos los delitos comprendidos allí
tienen contenido patrimonial, por lo que en cada tipo legal se tiene que analizar si se cumple con
el presupuesto establecido para prolongar el plazo de prescripción en función a la afectación de
los bienes jurídicos tutelados vinculados directamente con el patrimonio público o solo afectan el
correcto funcionamiento de la Administración Pública propiamente dicha, vulnerando el ejercicio
de funciones y servicios públicos bajo pautas de corrección y sometimiento a la legalidad, la
observancia de los deberes del cargo como empleo, regularidad y desenvolvimiento normal de tal
ejercicio, el prestigio y dignidad de la función, la imparcialidad en el desenvolvimiento decisional,
y otros, desvinculados totalmente de la afectación del patrimonio del Estado como tal y excluidos.
15. Si el fundamento esencial de la duplicidad de la prescripción es la lesión efectiva del patrimonio del
Estado realizada por los funcionarios o servidores públicos, es necesario que exista una vinculación
directa entre estos. Tal fundamento exige el concurso de tres presupuestos concretos:
A. Que exista una relación funcionarial entre el agente infractor especial del delito –funcionario o
servidor público– y el patrimonio del Estado.
B. El vínculo del funcionario o servidor público con el patrimonio del Estado implica que este
ejerza o pueda ejercer actos de administración, percepción o custodia sobre bienes públicos.
C. Puede servir como fuente de atribución de dicha posición y faculta funcionarial una orden ad-
ministrativa y, por lo tanto, es posible que a través de una disposición verbal se pueda también
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A. La reincidencia en faltas se produce cuando quien habiendo sido condenado como autor o par-
tícipe de esta clase de infracción penal, incurre luego de que la condena adquiere firmeza en la
comisión de una nueva falta. Se trata, pues, de una modalidad de reincidencia ficta que no exige
que se haya cumplido en todo o en parte la pena impuesta.
B. La reincidencia en faltas determina modificaciones en la pena conminada para la nueva falta
cometida. En tal sentido, el máximo de pena originalmente establecido por la ley se convertirá
en mínimo y se configurará un nuevo límite máximo que será equivalente a la mitad por encima
del máximo original.
C. Para que se configure la reincidencia la nueva falta debe ser cometida en un plazo no mayor a
dos años de quedar firme la condena anterior. De esa manera la reincidencia será compatible con
los plazos ordinarios de prescripción de la acción penal y de la pena estipulados en la segunda
parte del inciso 5 del artículo 440.
§ 6. (Sic) Desarrollo del tercer tema
23. Tercer tema. El apartado uno del artículo 339 del nuevo Código Procesal Penal prescribe que “la
Formalizarían de la Investigación Preparatoria suspende el curso de la prescripción de la acción
penal”. Entonces la discusión de ese párrafo está centrada en las cuestiones de legitimidad, legalidad
y razonabilidad.
24. La “suspensión” de la prescripción prevista en el artículo 84 del Código Penal consiste en la creación
de un estado en el cual el tiempo deja de correr porque se presenta una situación particular deter-
minada por la Ley que impide la persecución penal –constituye la excepción al principio general
de la continuidad del tiempo en el proceso– La continuación del proceso dependerá de la decisión
de una autoridad extra penal, que puede ser un Juez del ámbito civil, administrativo, comercial, de
familia y en todos los casos se paraliza el inicio o la continuación del proceso desde que se presenta
la circunstancia que amerita la imposibilidad de su prosecución y se reiniciara cuando se resuelva
esa cuestión. Por consiguiente, el término de la prescripción sufre una prolongación temporal.
25. La consecuencia más significativa es que el tiempo transcurrido con anterioridad al momento en que
se presentó la causa que suspendió el proceso no se pierde y se sumará al que transcurra después de
su reiniciación, pero el tiempo cumplido durante la vigencia de la suspensión no se computa para
los efectos de la prescripción extraordinaria.
26. Sin embargo, la literalidad del inciso 1 del artículo 339 del Código Procesal Penal evidencia que
regula expresamente una suspensión “sui generis”, diferente a la ya señalada, porque afirma que la
Formalización de la Investigación Preparatoria emitida por el Fiscal, como director y coordinador
de esta etapa procesal –quien adquiere las funciones de las que actualmente goza el Juez de Instruc-
ción–, suspende el curso de la prescripción de la acción penal. Con la formulación de la imputación
se judicializa el proceso por la comunicación directa entre el Fiscal y el Juez de la Investigación
Preparatoria y culmina la etapa preliminar de investigación practicada por el Fiscal. En consecuencia,
queda sin efecto el tiempo que transcurre desde este acto Fiscal basta la culminación del proceso con
una sentencia o resolución judicial que le ponga fin o en su caso hasta que sea aceptada la solicitud
de sobreseimiento del Fiscal.
27. La redacción y el sentido del texto es claro, en cuanto regula la institución de la “suspensión” con
todas las consecuencias y matices que conlleva y no es posible deducir que el legislador quiso
reglamentar un supuesto de “interrupción” de la Prescripción, porque la voluntad fue establecer
que ese acto del Fiscal es motivo de Suspensión. En la práctica, el principal efecto de esta norma
es la prolongación del tiempo necesario para considerar extinguida la responsabilidad penal por un
determinado hecho y, en ese sentido, cuando existe actividad procesal del Fiscal –formalizando la
investigación– el plazo de prescripción deja de computarse desde que se declara.
28. Esta previsión legal tiene que ser analizada desde dos aspectos concretos:
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
A. Que es obligación del Estado proveer de los mecanismos necesarios para la realización de la
pretensión punitiva derivada de un delito, pues los intereses tutelados por las normas penales
son eminentemente públicos, y en ese contexto preordena el proceso penal para asegurar la
persecución del delito contra todo ilegítimo obstáculo.
B. El Estado por medio del Ministerio Público ejerce la pretensión punitiva que se deriva de un
delito, promueve la aplicación de la sanción correspondiente y solicita que se ejecute el fallo.
29. Desde esta perspectiva el fundamento de la posibilidad de suspender el plazo de prescripción diri-
giendo el procedimiento contra el presunto culpable constituye el instrumento que tiene el Estado y
ejecuta el órgano judicial para poner de manifiesto que aún se vislumbran posibilidades de éxito en
la investigación del presunto delito y que la infracción pueda ser castigada –el acto del Fiscal que
constituye la formalización del proceso se realiza después que se identificó e individualizó plenamente
al imputado, se describió los hechos, se tipificó la conducta en la norma correspondiente y se reunió
indicios reveladores de la comisión del delito, valorando adecuadamente todas las circunstancias
del caso– para evitar la sensación de impunidad en la sociedad, como marco de la política criminal
del Estado,
30. Por lo tanto, la suspensión del plazo de prescripción significa que la ley otorga más tiempo a la
autoridad para que persiga el delito. Constituye la manifestación de voluntad objetivamente idónea
del Estado para asegurar el éxito en la persecución del hecho delictivo y contribuye a consolidar
el principio constitucional de obligatoriedad en el ejercicio de la persecución penal que tiene el
Ministerio Público prescrita en el artículo 159 de la Carta Política.
31. La aplicación de esta regulación legal no vulnera el derecho fundamental del imputado a un proceso
sin dilaciones indebidas programado en el inciso tres del artículo 139 de la Constitución –inserto
en la garantía del debido proceso– y tampoco se afecta el derecho a que la causa se resuelva por el
Juez Penal en un tiempo razonable, por lo siguiente:
A. El fenómeno de la prescripción regulado en la norma constitucional y sustantiva está determinado
esencialmente por una autolimitación del Estado para ejercer su potestad represiva cuando no
ejerce la acción eficaz y oportunamente en un tiempo determinado. Por lo tanto, el legislador es el
que decide si los actos que se realizan para iniciar la persecución penal, como “la Formalización
de la Investigación Preparatoria” es una causa que suspende el curso de la prescripción.
B. Dicha institución sustantiva está inspirada en el interés de la sociedad de que no haya delitos
impunes, pero limitando a los órganos encargados de la persecución penal. Una interpretación
distinta, supone aceptar que la prescripción es un derecho establecido a favor del imputado y
el rechazo a la existencia de causas procesales que suspendan el curso de la prescripción. Sin
embargo, esto implica olvidar el interés social en la persecución de los delitos.
C. La suspensión del plazo de la prescripción no origina un problema de condiciones de desigualdad
entre el Ministerio Público y el imputado por la creación de una posibilidad que afecta derechos
fundamentales, pues cuando el hecho imputado de carácter delictivo conserva su contenido
de lesividad, es necesario una sanción a su autor por ser legítima. En ese sentido, no se puede
sostener la existencia de desigualdad –relevante jurídicamente– cuando se persigue y castiga
una infracción punible.
D. No puede concebirse que los imputados tengan derecho a la resolución del proceso en un plazo
razonable en los que el retraso pueda ser provocado por su propia actitud procesal para evitar el
avance del procedimiento y prescribir el delito, lo que debe evitarse.
E. La reforma del sistema procesal implicó cambios radicales e importantes constituyendo uno de
los más significativos relevar a los jueces de las labores de investigación dentro del proceso penal
–propio de un sistema acusatorio– y por otro lado, la reforma de la aplicación de instituciones
dentro del nuevo sistema. En ese contexto, en el ordenamiento procesal la “suspensión de la
prescripción” se forja en un proceso estructurado que respeta las garantías del debido proceso,
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SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / RODRÍGUEZ TINEO / BA-
RRIOS ALVARADO / PRÍNCIPE TRUJILLO / NEYRA FLORES / BARANDIARÁN DEMPWOLF / CALDERÓN
CASTILLO / SANTA MARÍA MORILLO
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“El Ministerio Público y los demás sujetos procesales”, Capítulo Primero “El imputado”, Título
II “El imputado y el abogado defensor” del Libro Primero “Disposiciones Generales” del Nuevo
Código Procesal Penal –en adelante, NCPP–.
Prescribe la citada norma que: “1. El imputado puede hacer valer por sí mismo, o a través de su
Abogado Defensor, los derechos que la Constitución y las Leyes le conceden, desde el inicio de las
primeras diligencias de investigación hasta la culminación del proceso (...) 4. Cuando el imputado
considere necesario que durante las Diligencias Preliminares o en la Investigación Preparatoria
no se ha dado cumplimiento a estas disposiciones, o que sus derechos no son respetados, o que es
objeto de medidas limitativas de derechos indebidos o de requerimientos ilegales, puede acudir
en vía de tutela al Juez de la Investigación Preparatoria para que subsane la omisión o dicte las
medidas de corrección o de protección que correspondan. La solicitud del imputado se resolverá
inmediatamente, previa constatación de los hechos y realización de una audiencia con intervención
de las partes”.
6. Los derechos fundamentales son aquellos que se encuentran incluidos en la Constitución Política
como norma constitutiva y organizativa del Estado que son considerados como esenciales en el
sistema político y que están especialmente vinculados a la dignidad humana. Es decir, son aquellos
derechos que dentro del Ordenamiento Jurídico disfrutan de un estatus especial en cuanto a garantías
–de tutela y reforma–.
Es así que el reconocimiento y la preocupación por la plena vigencia de estos derechos son acon-
tecimientos que cuentan con una relevancia trascendental, pues los mandatos de la Constitución
adquieren una gran influencia, no solo porque ocupa la posición de primer nivel en el ordenamiento
jurídico –artículo 138, segundo párrafo– sino porque materialmente en el proceso penal los derechos
en conflicto son fundamentales, de relevancia constitucional, al estar integrados el derecho de punir
que corresponde al juez –artículos 138 y 139.10 de la Constitución– con los derechos del imputado
que también están protegidos constitucionalmente –artículo 139.14– [SAN MARTÍN CASTRO,
César. (2003) Derecho Procesal Penal. 2ª Ed. Linfa, Grijley E.I.R.L., p. 79].
7. De lo expresado en el fundamento jurídico precedente se desprende que la Constitución, especial-
mente en su artículo 139, ha reconocido un conjunto de derechos y principios procesales del que se
derivan un conjunto de consecuencias en orden tanto a los derechos y garantías de los justiciables,
cuanto a los límites de los poderes públicos. En este orden, es que la Constitución ha incorporado
un conjunto de garantías genéricas y una extensa relación de garantías específicas que tienen que
ver con una vasta relación de cláusulas de relevancia constitucional que definen los aspectos de la
jurisdicción penal, la formación del objeto procesal y el régimen de actuación de las partes.
8. Las garantías procesales genéricas son aquellas normas generales que guían el desenvolvimiento
de la actividad procesal. En ocasiones sirven para reforzar el contenido de las garantías específicas.
Su valor se acrecienta cuando se amparan en ellas garantías concretas que, por la circunstancia que
fuere, no quedaron incluidas de modo expreso en la Constitución. Estas son:
i) El debido proceso (artículo. 139 inciso3).
ii) El derecho a la tutela jurisdiccional (artículo 139 inciso 3).
iii) El derecho a la presunción de inocencia (artículo 2 inciso 24. “e”).
iv) El derecho de defensa (artículo 139 inciso 14).
9. La Constitución se convierte así en el referente por antonomasia, no solo del legislador procesal sino
de toda actuación de los encargados de la persecución penal, y de las personas que de una u otra
manera se ven vinculadas a un caso penal. Esta afirmación implica un deber de protección de los
derechos fundamentales durante todo el proceso penal, lo que no significa la omisión de tutelar otros
bienes o valores jurídicos constitucionalmente valiosos, en la medida que tales derechos son relati-
vos y no absolutos. Por ello, el Tribunal Constitucional ha sostenido que el respeto de los derechos
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
fundamentales de los procesados no es incompatible con el deber de los jueces de determinar, dentro
de un proceso penal debido, la responsabilidad penal del imputado [STC N° 9081-2006-PHC/TC,
del 1 de junio de 2007].
§ 2. La audiencia de tutela. Alcances
10. Los derechos fundamentales deben gozar de mayor protección y por ello es que a nivel procesal la
Audiencia de tutela es uno de los principales aportes del nuevo sistema procesal. Los derechos prote-
gidos a través de esta Audiencia son los que se encuentran recogidos taxativamente en el artículo 71
del NCPP. Son los siguientes: (i) conocimiento de los cargos incriminados, (ii) conocimiento de las
causas de la detención, (iii) entrega de la orden de detención girada, (iv) designación de la persona
o institución a la que debe avisarse de la detención y concreción inmediata de esto, (v) posibilidad
de realizar una llamada, en caso se encuentre detenido, (vi) defensa permanente por un abogado,
(vii) posibilidad de entrevistarse en forma privada con su abogado, (viii) abstención de declarar o
declaración voluntaria, (ix) presencia de abogado defensor en la declaración y en todas las diligen-
cias que requieran su concurso, (x) no ser objeto de medios coactivos, intimidatorios o contrarios a
la dignidad, ni ser sometidos a técnicas o métodos que induzcan o alteren la libre voluntad, (xi) no
sufrir restricciones ilegales, y (xii) ser examinado por un médico legista o por otro profesional de
la Salud, cuando el estado de salud así lo requiera. En salvaguarda de su efectiva vigencia, de esta
audiencia de tutela pueden emanar resoluciones judiciales que corrijan los desafueros cometidos por
la Policía o los Fiscales, así como también protejan al afectado.
11. La finalidad esencial de la audiencia de tutela es, entonces, la protección, resguardo y consiguiente
efectividad de los derechos del imputado reconocidos por la Constitución y las leyes. Desde esta
perspectiva, el Juez de la Investigación Preparatoria se erige en un Juez de Garantías durante las
diligencias preliminares y la investigación preparatoria ejerciendo su función de control de los de-
rechos ante la alegación del imputado de que se ha producido la vulneración de uno o varios de sus
derechos reconocidos específicamente en el artículo 71 del NCPP, responsabilizando al Fiscal o a la
Policía del agravio. En otras palabras, su finalidad esencial consiste en que el Juez determine, desde
la instancia y actuación de las partes la vulneración al derecho o garantía constitucional prevista en
la citada norma y realice un acto procesal dictando una medida de tutela correctiva –que ponga fin
al agravio–, reparadora –que lo repare, por ejemplo, subsanando una omisión– o protectora.
12. Un aspecto vital que es de destacar es que la tutela de derechos es un mecanismo eficaz tendiente al
restablecimiento del statu quo de los derechos vulnerados, que encuentra una regulación expresa en
el NCPP, y que debe utilizarse única y exclusivamente cuando haya una infracción –ya consumada–
de los derechos que asiste al imputado. Como puede apreciarse, es un mecanismo o instrumento
procesal que se constituye en la mejor vía reparadora del menoscabo sufrido, y que incluso puede
funcionar con mayor eficiencia y eficacia que un proceso constitucional de hábeas corpus [ALVA
FLORIÁN, César A. (2004) La Tutela de Derechos en el Código Procesal Penal de 2004. Lima,
Gaceta Jurídica, p. 13.]
13. Dicho de otro modo, la Tutela de derechos es un instrumento idóneo para salvaguardar las garantías
del imputado y, a su vez, regular las posibles desigualdades entre perseguidor y perseguido. Esta
institución procesal penal es por lo tanto uno de los principales mecanismos para realizar el control
de legalidad de la función del fiscal, quien deberá conducir y desarrollar toda su estrategia perse-
cutoria siempre dentro del marco de las garantías básicas, siendo consciente que cualquier acto que
traspase el marco de los derechos fundamentales podrá ser controlado por el Juez de la Investigación
Preparatoria. Queda claro entonces que en el nuevo modelo procesal penal es fundamental la idea
de control en el ejercicio del ius puniendi estatal.
En este sentido, aquellos requerimientos o disposiciones fiscales que vulneran derechos fundamentales
constitucionales pero que tienen vía propia para la denuncia o control respectivo, no podrán cuestio-
narse a través de la audiencia de tutela. En efecto, ocurre que el NCPP ha establecido en varios casos
mecanismos específicos para ventilar asuntos relativos a los derechos básicos del imputado, como
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
sucede con las audiencias de control del plazo de las diligencias preliminares o de la investigación
preparatoria formalizada (artículos 334. 1, 343. 2) o con aquella que sustancia el reexamen de la
intervención de las comunicaciones telefónicas o análogas (artículo 231.3). Por ello no es errado
afirmar que la audiencia de tutela es residual, esto es, opera siempre que el ordenamiento procesal
no especifique un camino determinado para la reclamación por un derecho afectado [RODRÍGUEZ
HURTADO, Mario, Ponencia presentada para la Audiencia Pública del VI Pleno Jurisdiccional se
las Salas Penales de la Corte Suprema]. En esa misma línea, no podrá cuestionarse a través de la
tutela la inadmisión de diligencias sumariales solicitadas por la defensa durante la investigación,
pues, para este efecto rige lo dispuesto en el artículo 337.4 del NCPP.
14. Ahora bien, lo expuesto en el fundamento jurídico precedente no significa que el imputado o su
abogado defensor puedan cuestionar a través de la audiencia de tutela cualquier tipo de disposición
o requerimiento que haga el fiscal, pues solamente se pueden cuestionar los requerimientos ilegales
que vulneran derechos fundamentales relacionados con los enumerados en el artículo 71 numerales
del 1 al 3 del NCPP. Por lo tanto, aquellos requerimientos o disposiciones fiscales que vulneran
derechos fundamentales pero que tienen vía propia para la denuncia o control respectivo, no po-
drán cuestionarse a través de la audiencia de tutela. En efecto, ocurre que el NCPP ha establecido
en varios casos mecanismos específicos para ventilar asuntos relativos a los derechos básicos del
imputado, como sucede como las audiencias de control del plazo de las diligencias preliminares o
de la investigación preparatoria formalizada (artículos 334.1, 343.2) o con aquella que sustancia el
reexamen de la intervención de las comunicaciones telefónicas o análogas (artículo 231.3). Por ello
no es errado afirmar que la audiencia de tutela es residual, esto es, opera siempre que el ordenamiento
procesal no especifique un camino determinado para la reclamación por un derecho afectado(71).
15. Siendo ello así, el Juez de la Investigación Preparatoria está obligado a convocar a audiencia de
tutela si se presenta una solicitud para la tutela del respeto a un derecho fundamental que no tiene
vía propia. No obstante, debe de realizar una calificación del contenido de la solicitud porque even-
tualmente el agravio puede constituirse en irreparable si se cita a audiencia, por lo que en este caso
excepcionalmente puede resolver de manera directa y sin audiencia. Asimismo, no está obligado
a convocar a audiencia de tutela en los casos que aprecie manifiesta intención del imputado o de
su abogado defensor de obstruir la labor de investigación de la fiscalía en vez de debatir sobre la
existencia de un agravio de derechos. El Juez, por lo tanto, está habilitado para realizar un control de
admisibilidad de la petición respectiva y, en su caso, disponer el rechazo liminar, cuidando siempre
de verificar cada caso en particular para no dejar en indefensión al imputado.
16. Por otro lado, si bien los actos de investigación realizados por el Ministerio Público gozan de amparo
legal por tratarse de la autoridad pública encargada de la persecución del delito, ello no implica que
sean inatacables o incuestionables, puesto que han de sujetarse a la ley y al principio de objetivi-
dad. Es decir, estos actos de investigación podrán quedar viciados o excluidos, según el caso, si se
vulneraron derechos fundamentales que se encuentran recogidos en el artículo 71 del NCPP, esto
es, si por ejemplo se efectuó su detención sin haberle puesto en conocimiento al imputado de los
derechos fundamentales que le asisten, por lo que el Juez en audiencia de tutela dictará las medidas
que correspondan de acuerdo a ley.
17. Asimismo, a través de la audiencia de tutela se podrá solicitar la exclusión del material probatorio
obtenido ilícitamente –en los casos en que esta sea la base de sucesivas medidas o diligencias– siem-
pre que no exista una vía propia para alcanzar este propósito y que tenga que ver con la afectación o
vulneración de alguno de los derechos fundamentales del imputado reconocido en el artículo 71 del
NCPP. La posibilidad de atacar el material probatorio obtenido ilegalmente deriva del reconocimiento
(71) RODRÍGUEZ HURTADO, Mario. Ponencia presentada para la Audiencia Pública del VI Pleno Jurisdiccional se las Salas Penales
de la Corte Suprema.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
del principio de legitimidad de la prueba –axioma que instruye que todo medio de prueba será va-
lorado solo si ha sido obtenido e incorporado al proceso por un procedimiento constitucionalmente
legítimo, y que carecen de efecto legal las pruebas obtenidas, directa o indirectamente, con violación
del contenido esencial de los derechos fundamentales de la persona– que se encuentra establecido
en el artículo VII del Título Preliminar del NCPP y de la utilización de la prueba –regulado en el
artículo 159 del acotado Código– que establece que el Juez no podrá utilizar, directa o indirectamente,
las fuentes o medios de prueba obtenidos con vulneración del contenido esencial de los derechos
fundamentales de la persona. Lo anotado hace viable que en la Audiencia de tutela se cuestionen
los elementos probatorios obtenidos mediante procedimientos ilegales o viciosos y que una vez
comprobada su ilicitud el Juez determine su exclusión, como medida correctiva o de protección.
18. Otro de los problemas recurrentes que es del caso abordar en el presente acuerdo es el relativo al
cuestionamiento de la Disposición de Formalización de la Investigación Preparatoria a través de la
Audiencia de Tutela, es decir, si es posible activar –desde la defensa– una vía de control judicial de
la referida disposición fiscal. Sobre el particular y, en principio, debemos descartar esta posibilidad,
fundamentalmente porque, como se ha enfatizado, la vía de la tutela solo está habilitada para aquellos
casos en los que se vulnere algunos de los derechos esenciales asociados en términos amplios a la
defensa. Por lo demás debe quedar claro que la Disposición en cuestión es una actuación unilateral
del Ministerio Público y no puede ser impugnada ni dejada sin efecto por el Juez de la Investiga-
ción Preparatoria. Cumple una función esencialmente garantista: informa al imputado de manera
específica y clara acerca de los hechos atribuidos y su calificación jurídica, esto es, el contenido
de la imputación jurídico penal que se dirige en su contra. Además, ya en el proceso formalmente
iniciado, las partes pueden hacer uso de los medios de defensa técnico para evitar un proceso en el
que no se haya verificado los presupuestos esenciales de imputación. Piénsese por ejemplo en la
declaración de atipicidad a través de la excepción de improcedencia de la acción o en la de pres-
cripción ordinaria, si es que antes de la Formalización de la Investigación Preparatoria se cumplió
el plazo correspondiente.
19. En síntesis, es de afirmar, que la Tutela de Derechos es una garantía de específica relevancia procesal
penal, que puede usar el imputado cuando ve afectado y vulnerado uno o varios derechos establecidos
específicamente en el artículo 71 del NCPP, quien puede acudir al Juez de Investigación Preparatoria
para que controle judicialmente la legitimidad y legalidad de los actos de investigación practicados
por el Ministerio Público y repare, de ser el caso, las acciones u omisiones que generaron el quebran-
tamiento del derecho de las partes procesales. La vía de tutela judicial solo podrá hacerse efectiva
durante las diligencias preliminares y en la investigación preparatoria propiamente dicha.
III. DECISIÓN
20. En atención a lo expuesto, las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia
de la República, reunidas en Pleno Jurisdiccional, y de conformidad con lo dispuesto en el artículo 116
del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial;
ACORDARON:
21. ESTABLECER como doctrina legal, los criterios expuestos en los fundamentos jurídicos 10 al 19.
22. PRECISAR que los principios jurisprudenciales que contiene la doctrina legal antes mencionada
deben ser invocados por los jueces de todas las instancias judiciales, sin perjuicio de la excepción
que estipula el segundo párrafo del artículo 22 de la LOPJ, aplicable extensivamente a los Acuerdos
Plenarios dictados al amparo del artículo 116 del citado estatuto orgánico.
23. PUBLICAR el presente Acuerdo Plenario en el diario oficial El Peruano. Hágase saber.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / RODRÍGUEZ TINEO / BA-
RRIOS ALVARADO / PRÍNCIPE TRUJILLO / NEYRA FLORES / BARANDIARÁN DEMPWOLF / CALDERÓN
CASTILLO / SANTA MARÍA MORILLO
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
penal– cumplen en la mayoría de los casos una doble función: garantiza su eventual decomiso como
consecuencia accesoria del delito conforme a las disposiciones del artículo 102 y siguientes del CP,
y permite su eficaz control para la acreditación del hecho punible –asegura su utilización por las
partes y el Juez como objeto de prueba–.
Como ya quedó expuesto, la función que prima en el caso concreto será la determinante, aunque
desde luego una distinción radical es, por lo menos, particularmente complicada. A estos efectos, se
ha de tener en cuenta el estado de la causa –específicamente, de la investigación– al momento de su
imposición, y la evidencia de que se trata de un bien u objeto destinado, sin dificultad alguna, a la
consecuencia accesoria del decomiso.
§ 2. Régimen de la incautación
11. La incautación, instrumental o cautelar, es una medida que la realiza, en primer término, la Policía
o la Fiscalía, pero a continuación requiere de la decisión confirmatoria del Juez de la Investigación
Preparatoria.
A. En los casos de flagrancia delictiva –en las modalidades reconocidas por el artículo 259 del
NCPP– o de peligro inminente de su perpetración, por su propia configuración situacional, es
obvio que la Policía debe incautar los bienes o cosas relacionadas, de uno u otro modo, con el
hecho punible. La necesidad de la ocupación de bienes u objetos vinculados al delito, a fin de
ponerle término y garantizar su probanza efectiva, a la par que consolidar la razonabilidad de la
intervención policial, está fuera de discusión. En estos casos la comisión del delito se percibe
con evidencia –se da una relación directa del delincuente con el bien o cosa relacionada con el
delito– y exige de manera inexcusable una inmediata intervención de la autoridad.
B. Fuera de ambos supuestos, la incautación en el curso de la investigación preparatoria –en es-
pecial durante las denominadas “primeras diligencias”– requiere de una decisión del Fiscal. La
autoridad policial, por consiguiente, necesita de una expresa autorización del Fiscal. A su vez,
la legalidad de la orden o autorización fiscal se centra, sin perjuicio de la presencia de indicios
de criminalidad mínimos, en lo que se denomina “peligro por la demora”, en tanto fin consti-
tucionalmente legítimo. El juicio de necesidad de la medida es básico. Es el riesgo fundado de
que de no incautarse o secuestrarse un bien o cosa delictiva haría ineficaz la averiguación de la
verdad –obstrucción de la investigación y del proceso en general– y en su caso las medidas de
ejecución penal pertinentes. La incautación, precisamente, garantiza que no se desaparezcan u
oculten tales bienes o cosas, con lo que se dificultaría su apreciación judicial como objeto de
prueba o se frustraría el ulterior decomiso, si correspondiera –la efectividad de la tutela que
pudiera otorgarse en una eventual sentencia se pondría en crisis–.
C. Se requerirá previa orden judicial cuando el peligro por la demora, no es que sea inexistente,
sino que en él no confluya la noción de urgencia y siempre que se trate de bienes objeto de
decomiso (artículo 317 del NCPP). Esta noción dice de la perentoriedad o necesidad inmediata,
apremiante de la incautación; cuando el riesgo de desaparición del bien o cosa delictiva es más
actual o grave. Si no se presenta esta situación fáctica será del caso pedir la orden judicial.
12. La intervención judicial es imprescindible. Salvo el supuesto c) del parágrafo anterior, que requiere
resolución judicial previa –el Juez tiene aquí la primera palabra–, la regla es que ejecutada la medida
por la Policía motu proprio o por decisión de la Fiscalía, el Juez de la Investigación Preparatoria
debe dictar una resolución, que puede ser confirmatoria de la decisión instada por el Fiscal o desa-
probatoria de la incautación policial-fiscal.
La regla general en la materia es que la decisión judicial se dicta sin trámite alguno –el mismo día o
a más tardar al día siguiente–, salvo norma específica al respecto (artículos 203 y 254.1 del NCPP).
En los dos supuestos de incautación, instrumental y cautelar, no se exige la celebración de una au-
diencia; solo el previo traslado a las partes o sujetos procesales, en especial al afectado, si no existiere
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
se levante y se le entregue el bien de su propiedad. Esta norma no significa que solo tiene esta op-
ción, pues muy bien, frente a la contundencia de la evidencia preexistente –no la que puede aportar
con posterioridad a la incautación– puede intentar derechamente la apelación. El reexamen, por lo
demás, importa un análisis de la medida a partir de nuevos indicios procedimentales o elementos
de convicción; no controla la incautación sobre la base de las evidencias existentes cuando esta se
decretó o efectivizó.
III. DECISIÓN
16. En atención a lo expuesto, las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia
de la República, reunidas en Pleno Jurisdiccional por unanimidad, y de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 116 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial;
ACORDARON:
17. ESTABLECER como doctrina legal, los criterios expuestos en los fundamentos jurídicos 6 a 15.
18. PRECISAR que los principios jurisprudenciales que contiene la doctrina legal antes mencionada
deben ser invocados por los jueces de todas las instancias judiciales, sin perjuicio de la excepción
que estipula el segundo párrafo del artículo 22 de la LOPJ, aplicable extensivamente a los Acuerdos
Plenarios dictados al amparo del artículo 116 del citado estatuto orgánico.
19. PUBLICAR el presente Acuerdo Plenario en el diario oficial El Peruano.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / RODRÍGUEZ TINEO / BA-
RRIOS ALVARADO / PRÍNCIPE TRUJILLO / NEYRA FLORES / BARANDIARÁN DEMPWOLF / CALDERÓN
CASTILLO / SANTA MARÍA MORILLO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
planteados. Para ello se habilitó el foro de participación a través del portal de internet del Poder
Judicial, habiendo logrado con ello una amplia participación de diversas instituciones de la capital
así como de diversas provincias del país a través de sus respectivas ponencias. Luego de una debida
selección de las ponencias presentadas, se realizó en fecha 4 de noviembre la audiencia pública en la
que los representantes de todas las instituciones acreditadas sustentaron y debatieron sus respectivas
ponencias ante el Pleno de los Jueces Supremos de ambas Salas Penales.
En dicha audiencia, con relación al tema que aborda el presente Acuerdo, sustentaron su ponencia los
señores Mario Rodríguez Hurtado –en representación del Instituto de Ciencia Procesal Penal–; Ana
Cecilia Hurtado Huailla –en representación del Centro de Estudios de Derecho Penal Económico y
de la Empresa–; y Miguel Falla Rosado –en representación del Centro para la Investigación y Mejora
de la Calidad en el Servicio de la Justicia –Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo–, las
mismas que se han tenido en cuenta para en la discusión del presente Acuerdo Plenario. Es así como
finalmente se expide el presente Acuerdo Plenario, emitido conforme a lo dispuesto en el artículo 116
de la LOPJ, que, faculta a las Salas Especializadas del Poder Judicial a dictar este tipo de Acuerdos
con la finalidad de concordar criterios jurisprudenciales de su especialidad.
3. La tercera fase del VI Pleno Jurisdiccional comprendió ya el proceso de discusión y formulación de
los acuerdos plenarios cuya labor recayó en los respectivos Jueces Ponentes en cada uno de los siete
temas. Esta fase culminó el día de la sesión plenaria realizada en la fecha con participación de todos
los jueces integrantes de las Salas Permanente y Transitoria, interviniendo todos con igual derecho
de voz y voto. Es así como finalmente se expide el presente Acuerdo Plenario, emitido conforme a
lo dispuesto en el artículo 116 de la LOPJ, que, faculta a las Salas Especializadas del Poder Judicial
a dictar este tipo de Acuerdos con la finalidad de concordar criterios jurisprudenciales de su espe-
cialidad.
4. En el presente caso, el Pleno decidió tomar como referencia lo debatido en audiencia pública sobre
diversos aspectos de la acusación directa y el proceso inmediato. En concreto, sobre los alcances y
diferencias de ambas instituciones según lo regulado por el Nuevo Código Procesal Penal –en ade-
lante, NCPP–. Respecto a la acusación directa, la viabilidad de la formalización de la investigación
preparatoria, el requerimiento de las medidas de coerción personales y reales y la oportunidad de la
constitución de las partes procesales. En cuanto al proceso inmediato, si siempre se requiere previa-
mente formalización de la Investigación Preparatoria, audiencia para resolver tal proceso especial,
con quiénes, el requerimiento de las medidas de coerción personales y reales, la oportunidad para
la constitución de las partes procesales y el momento de aportar los medios probatorios y controlar
los ofrecidos en dicho proceso.
5. La deliberación y votación se realizó el día de la fecha. Como resultado del debate y en virtud de la
votación efectuada, por unanimidad, se emitió el presente Acuerdo Plenario.
Interviene como ponente señor Neyra Flores.
II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS
§ 1. Aspectos generales
6. La acusación directa forma parte del proceso común y es un mecanismo de aceleración del proceso
que busca evitar trámites innecesarios. Se encuentra regulada en el artículo 336.4 del NCPP y faculta
al Fiscal formular directamente acusación, si concluidas las Diligencias Preliminares o recibido el
Informe Policial considera que los elementos obtenidos en la investigación establecen suficientemente
la realidad del delito y la intervención del imputado en su comisión. Esta facultad procesal se funda
en la necesidad de generar respuestas rápidas al conflicto penal, la economía procesal y la eficiencia
del nuevo proceso penal
7. El proceso inmediato es un proceso penal especial y además una forma de simplificación procesal
que se fundamenta en la facultad del Estado de organizar la respuesta del sistema penal con criterios
de racionalidad y eficiencia sobre todo en aquellos casos en los que, por sus propias características,
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
son innecesarios mayores actos de investigación. Su regulación, en sus aspectos esenciales, se en-
cuentra desarrollada en el Libro V, Sección I, artículos 446/448 NCPP correspondiente a los procesos
especiales. Por lo tanto, siguiendo la línea fijada en el Acuerdo Plenario N° 05-2009/CJ-l 16, la regla
hermenéutica que es del caso utilizar será aquella que establece la aplicación supletoria del proceso
común u ordinario siempre que exista un vacío normativo, en tanto en cuanto la norma objeto de
integración jurídica no vulnere los principios que sustentan el proceso inmediato o las disposiciones
y su estructura procesal [Acuerdo Plenario 05-2009 CJ-116 de la Corte Suprema de la República,
del 13 de noviembre de 2009, Fundamento Jurídico 6].
§ 2. Alcances de la acusación directa conforme al artículo 336.4 del NCPP y diferencias con el
proceso inmediato regulado en el artículo 446 y ss. del NCPP
8. La acusación directa como parte del proceso común faculta al Ministerio Público acusar directamente,
siempre que estén presentes todos los presupuestos de la punibilidad y de la perseguibilidad y se
cumplan los supuestos de aplicación contemplados en el artículo 336.4 del NCPP. En el presente caso,
el Fiscal decide pasar directamente a la etapa intermedia prescindiendo de la etapa de investigación
formal. La acusación directa formulada por el Ministerio Público deberá cumplir con los presupuestos
contemplados en el artículo 349 del NCPP, y previo traslado del requerimiento a las partes el Juez de
la Investigación Preparatoria ejercerá el correspondiente control de acusación pudiendo desestimar
el pedido Fiscal cuando concurra alguna de las causales de sobreseimiento, previstas en el artículo
348 del NCPP.
9. El proceso inmediato es un proceso especial distinto del proceso común. Sus supuestos de aplicación
se encuentran suficientemente desarrollados en el artículo 446 del NCPP. El Fiscal podrá solicitar la
aplicación del proceso inmediato al Juez de la Investigación Preparatoria. El requerimiento de proceso
inmediato se presentará luego de culminadas las diligencias preliminares, o en su defecto, hasta antes
de transcurridos 30 días de la formalización de la investigación preparatoria. La solicitud del Fiscal
está sujeta a la decisión jurisdiccional, pues la exigencia de su aplicación está condicionada a los
presupuestos contemplados por el artículo 446.1 del NCPP. Asimismo, el requerimiento de incoación
de proceso inmediato deberá ser notificado a las demás partes procesales, quienes podrán pronunciarse
sobre su procedencia. En el caso que el Juez admita el requerimiento emitirá un auto que dispone la
procedencia de este proceso especial, luego de lo cual el Fiscal formulará acusación y lo remitirá al
Juez competente para que dicte acumulativamente el auto de enjuiciamiento y de citación a juicio.
Al ser el proceso inmediato distinto al proceso común y no haber etapa intermedia, será el Juez del
Juicio Oral quien controle la acusación y evaluará la admisión de los medios probatorios que podrán
presentar los demás sujetos procesales de constitución en parte procesal, así como otros requerimientos.
En el caso que no concurran los supuestos taxativos de aplicación del proceso inmediato, el Juez de
la Investigación Preparatoria podrá desestimar la solicitud del Fiscal. La decisión que desestima el
pedido podrá ser apelada.
§ 3. La acusación directa y la disposición de formalización y continuación de la investigación pre-
paratoria
10. La Disposición de formalización de la investigación preparatoria es la comunicación formal que el
Fiscal dirige al imputado para efectos de hacer de su conocimiento la imputación clara y precisa de
los hechos que se le atribuyen, la correspondiente calificación jurídica específica y, por ende, que
se va realizar una investigación formalizada en su contra, posibilitándole, a través de su abogado
defensor, aportar los medios de investigación y de prueba que estime pertinentes. Asimismo, este
acto fiscal fija las diligencias que se actuarán en la etapa de investigación preparatoria propiamente
dicha. Es decir, que si el Ministerio Público considera que las diligencias actuadas preliminarmente
establecen la suficiencia táctica y probatoria del hecho y la vinculación del imputado al mismo,
dispondrá la formalización de la Investigación Preparatoria estableciendo las diligencias que de
inmediato deban actuarse.
605
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
11. En el caso de que el Fiscal ha decidido no continuar con las diligencias de investigación y acusar
directamente –como una de sus facultades como director de la investigación– el imputado solo so-
licitaría la realización de elementos de convicción durante las diligencias preliminares porque no se
produciría la etapa de Investigación Preparatoria por ser innecesaria, ni tampoco una formalización
de la Investigación Preparatoria en este sentido.
Además, el artículo 336.4 del NCPP estipula que la acusación directa podrá formularse por el Fiscal,
si concluida las Diligencias Preliminares o recibido el Informe Policial considera que los elementos
obtenidos en la investigación establecen suficientemente la realidad del delito y la intervención del
imputado en su comisión. Acusación directa, cuyos requisitos están previstos en el artículo 349 del
NCPP, que cuenta con los mismos elementos de la formalización de la Investigación Preparatoria
prevista en el artículo 336.1 del NCPP, por lo que se garantiza el conocimiento cierto de los cargos
y la probabilidad de contradicción.
§ 4. Funciones del requerimiento acusatorio en la acusación directa
12. Conforme a lo expuesto el requerimiento acusatorio, en el procedimiento de acusación directa, cumple
las funciones de la disposición de la formalización de la investigación preparatoria en la etapa de
investigación. Es decir; (i) individualiza al imputado y señala los datos que sirven para identificarlo;
(ii) satisface el principio de imputación necesaria describiendo de forma clara y precisa el hecho
que se le atribuye al imputado, con sus circunstancias precedentes, concomitantes y posteriores, y
la correspondiente tipificación; (iii) establece la suficiencia probatoria señalando los elementos de
convicción que fundamentan el requerimiento acusatorio; (IV) determina la cuantía de la pena que
se solicita y fija la reparación civil cuando no hay actor civil; y (v) ofrece los medios de prueba para
su actuación en la audiencia.
13. El derecho de defensa de las partes procesales queda salvaguardado con la notificación del requeri-
miento de acusación para que en el plazo de 10 días puedan pronunciarse sobre el pedido fiscal.
Respecto al imputado, se le posibilita, en virtud del artículo 350.1 del NCPP observar la acusación
fiscal formal y sustancialmente y, de ser el caso, ofrecer las pruebas que considere se deben producir
en el juzgamiento.
En el caso de que la víctima no haya podido constituirse en actor civil podrá solicitarla al Juez de
la Investigación Preparatoria conforme al artículo 100 del NCPP y antes de que concluya el plazo
establecido en el artículo 350 del NCPP, en virtud de lo señalado por la citada normativa en el
apartado 1, literal h), conforme al cual los sujetos procesales podrán plantear en el plazo de 10 días
cualquier otra cuestión que prepare mejor el juicio; asimismo, objetar la reparación civil, o recla-
mar su incremento o extensión, para lo cual ha de ofrecer los medios de prueba pertinentes para su
actuación en el juicio oral.
14. El Fiscal en el requerimiento de acusación, de conformidad con el artículo 349.4 del NCPP, indicará
entre otros aspectos las medidas de coerción subsistentes dictadas durante la Investigación Prepa-
ratoria; y, en su caso, podrá solicitar su variación o que se dicten otras según corresponda.
En caso que el Fiscal no solicite una medida coercitiva, será de aplicación lo dispuesto por el ar-
tículo 286 del NCPP, la medida que prevé de comparecencia simple. Excepcionalmente, y solo por
razones de urgencia y necesidad de asegurar la presencia del imputado en el proceso, el Fiscal podrá
requerir medida de coerción personal proporcional al peligro procesal en una audiencia autónoma a
la de la etapa intermedia de control de la acusación directa, según las reglas correspondientes a tal
requerimiento.
§ 5. El proceso inmediato y la formalización de la investigación preparatoria
15. Estando a lo dispuesto por el artículo 447.1 del NCPP, el Fiscal tiene la posibilidad de requerir la
incoación del proceso inmediato en dos momentos: (i) luego de culminar las diligencias preliminares
y (ii) antes de los treinta días de formalizada la Investigación Preparatoria. En base al primer supuesto,
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
requisitos que condicionan su validez, y que corresponde controlar al juez de juicio oral, quien
dictará el auto de enjuiciamiento en virtud del artículo 448.2 del NCPP.
§ 7. Momento de aportación de medios probatorios en el Proceso Inmediato
19. Uno de los problemas que se suscitan en torno al proceso inmediato es que al no contar con fase
intermedia, no se tiene un momento específico en el que el imputado y las demás partes realicen la
aportación de medios probatorios, por lo que el acusado ingresaría en desventaja al juicio. Asimismo,
que no hay oportunidad para que las partes procesales puedan constituirse como tales.
20. En un proceso común, en el que sí se lleva a cabo la etapa intermedia –donde las partes tienen la
oportunidad de ofrecer cuanto medio de prueba consideren– cabe la posibilidad de permitir que las
partes ofrezcan medios de pruebas al inicio del juicio oral, en virtud del artículo 373 del NCPP, lo
que se condiciona únicamente a determinados supuestos, tales como: i. Que la prueba sea nueva y
que haya sido conocida con posterioridad a la audiencia de control, ii. Que la prueba no haya sido
admitida a nivel de la audiencia de control en la etapa intermedia.
21. De ello se tiene que en el proceso inmediato resulta válida la realización de este acto al inicio del
juicio oral bajo la conducción del mismo juez de juzgamiento, quien ha de realizar un control de
los medios de prueba ofrecidos para el Juicio Oral como por las demás partes que debe cumplir los
principios de legalidad, pertinencia, utilidad y conducencia. Así, la actuación probatoria, eje central
del juicio oral, será desarrollada respetando los principios de igualdad, legalidad y contradicción,
que integran las garantías del debido proceso y defensa procesal.
22. Estas consideraciones no afectan el principio de imparcialidad, que garantiza que el juez sea un
tercero entre las partes, toda vez que la regla en base a la cual el ofrecimiento y admisión proba-
toria debe realizarse en la etapa intermedia no puede ser entendida como absoluta y menos aún en
el contexto de un proceso especial que, como se tiene expuesto, se rige por pautas propias. Por lo
demás, queda garantizado el respectivo contradictorio a que se someterán las pruebas ofrecidas al
poder ser actuadas en el juicio oral.
23. Función que se realiza, siguiendo la misma lógica empleada para la aportación de los medios proba-
torios, al no existir investigación preparatoria, ni la etapa intermedia, los sujetos procesales tendrán,
al inicio del juicio oral, oportunidad para solicitar su constitución en el proceso, y tanto en el rol
previsto en el parágrafo 21 como en el presente, la mayor garantía de imparcialidad se comprobará
con la resolución debidamente motivada que expedirá el juez penal al respecto.
III. DECISIÓN
24. En atención a lo expuesto, las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia
de la República, reunidas en Pleno Jurisdiccional, y de conformidad con lo dispuesto en el artículo 116
del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial;
ACORDARON:
25. ESTABLECER como doctrina legal, los criterios expuestos en los fundamentos jurídicos del 8 al 23.
26. PRECISAR que los principios jurisprudenciales que contiene la doctrina legal antes mencionada
deben ser invocados por los jueces de todas las instancias judiciales, sin perjuicio de la excepción
que estipula el segundo párrafo del artículo 22 de la LOPJ, aplicable extensivamente a los Acuerdos
Plenarios dictados al amparo del artículo 116 del citado estatuto orgánico.
27. PUBLICAR el presente Acuerdo Plenario en el diario oficial El Peruano. Hágase saber.
SS. SAN MARTÍN CASTRO / LECAROS CORNEJO / PRADO SALDARRIAGA / RODRÍGUEZ TINEO / BA-
RRIOS ALVARADO / PRÍNCIPE TRUJILLO / NEYRA FLORES / BARANDIARÁN DEMPWOLF / CALDERÓN
CASTILLO / SANTA MARÍA MORILLO
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ANEXO II
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por las autoridades o personas jurídicas o la actuación de las diligencias que resulten indispensables para
la justa decisión del beneficio penitenciario solicitado.
ARTÍCULO 4.- Transcribir la presente Resolución-Circular a todas las Cortes Superiores de Justicia del
Perú, la Oficina de Control de la Magistratura, la Fiscalía de la Nación, el Ministerio de Justicia, la Jefatura
de Gabinete de Asesores de la Presidencia del Poder Judicial y la Gerencia General del Poder Judicial.
Regístrese, publíquese, comuníquese y cúmplase.
VISTA:
Las Medidas Urgente o de Ejecución Inmediata de la Agenda Judicial de Seguridad Ciudadana del Poder
Judicial pertinentes para que las sentencias de los órganos Jurisdiccionales Penales argumenten de modo
claro y explicativo sus decisiones judiciales, en un ámbito del Derecho Penal-la determinación de la
pena-que el Código de la materia les reconoce una amplia discrecionalidad.
CONSIDERANDO:
PRIMERO.- Que la determinación de la pena es el procedimiento técnico y valorativo que debe seguir
todo órgano jurisdiccional al momento de imponer una sanción penal. El Acuerdo Plenario N° 1-2008/
CJ-116, del 18 de julio de 2008, precisó los criterios rectores para su debida aplicación.
No obstante ello, se ha verificado que los órganos jurisdiccionales, en la mayoría de los casos, no observan
los criterios jurisprudenciales para definir apropiadamente el quantum punitivo. Es más, muchas veces
se establecen –sin fundamento alguno-sanciones que están por debajo del mínimo legal, contraviniendo
los principios de legalidad, proporcionalidad y razonabilidad que el caso amerita. Además, se imponen
medidas alternativas a la pena privativa de libertad que permite que el penado quede en libertad y vuelva
a delinquir.
En atención a ello, resulta pertinente dictar las correspondientes líneas directrices en base a fundamentos
jurídicos 7, 8 y 9 del Acuerdo Plenario N° 1-2008.
SEGUNDO.- Que el Código Penal vigente adoptó un sistema legal de determinación judicial de la pena
de tipo intermedio o ecléctico, en cuya virtud el legislador solo señala el mínimo y máximo de pena
que corresponde a cada delito muestra que deja al juez un arbitrio relativo que debe incidir en la tarea
funcional de individualizar en el caso concreto la pena aplicable al condenado. Tal individualización,
como es obvio, debe hacerse en coherencia con los principios de legalidad, lesividad, culpabilidad y
proporcionalidad-artículos II, IV, V, VII y VIII del Título Preliminar del Código Sustantivo–, bajo la
estricta observancia del deber constitucional de motivación de las resoluciones judiciales.
TERCERO.- Que, como se sabe, en un nivel operativo y práctico, la determinación judicial de la pena
tiene lugar a través de dos etapas secuenciales. En la primera etapa, el juez debe determinar la pena
básica. Esto es verificar el mínimo y máximo de pena no aparecen definidos en la sanción del delito en
particular, deberá recurrirse al artículo 29 del Código Penal, que contempla los límites mínimo o máximo
de genérico de la pena privativa de libertad temporal: 2 días y 35 años, respectivamente. En la segunda
etapa, el juzgador debe individualizar la pena concreta –entre el mínimo y máximo de la pena básica–,
para lo cual debe evaluar diferentes circunstancias especiales o especificas, comunes o genéricas y/o
cualificadas que están presentes en el caso penal.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
CUARTO.- Que las denominadas “circunstancias del delito” son aquellos factores objetivos o subjetivos
que influyen en la medición de la intensidad del mismo –antijuricidad o culpabilidad–, haciéndolo más
o menos grave. Su función principal es coadyuvar a la graduación o determinación del quantum de pena
aplicable al hecho punible cometido.
En este contexto las circunstancias especiales o específicas son aquellas que solo pueden operar con el
delito al cual acompañan. Por ejemplo, las circunstancias previstas en el artículo 189 del Código Penal.
Las circunstancias comunes o genéricas son las aplicables a cualquier clase de delito. Están previstas en
el artículo 46 del Código Penal, pero su aplicación está condicionada a que estas no hayan sido valoradas
como circunstancias especiales o específicas.
Ahora bien, la concurrencia simultánea de circunstancias solo tiene efectividad en la determinación de la
pena concreta cuando todas las circunstancias concurrentes sean compatibles entre sí. Es decir, la misma
circunstancia no puede ser valorada dos veces por el Juez Penal. Ello ocurre, por ejemplo, cuando en el
robo concurre la circunstancia especial o específica “con el concurso de dos o más personas”, estatuida
en el inciso 4 del primer párrafo del artículo 189 del Código Penal, la cual no podrá ser valorada nue-
vamente como una circunstancia común o genérica del inciso 7 del artículo 46 del referido cuerpo de
leyes: “la unidad o pluralidad de los agentes”.
Las circunstancias cualificadas, que si bien pueden operar también con cualquier delito, como es el caso
del artículo 46A del Código Penal, son las que disponen la configuración de un nuevo extremo máximo
de pena y que será el límite fijado para dicho tipo de agravante: “(…) un tercio por encima del máximo
legal fijado para el delito cometido”. Será entonces hasta este nuevo máximo legal de la pena básica y
dentro de la cual el Juez deberá determinar la pena concreta.
QUINTO.- Que un aspecto importante en esta relación de circunstancias y determinación judicial de
la pena, es el que corresponde a la concurrencia de circunstancias en un caso penal. Vale decir, cuando
están presentes varias circunstancias agravantes, varias circunstancias atenuantes o, simultáneamente,
circunstancias agravantes y atenuantes. En estos casos, el Juez Penal no puede dejar de apreciar o valorar
la presencia de cada circunstancia concurrente. Toda circunstancia presente en el caso penal debe ser
evaluada en sus efectos para la configuración de la pena concreta.
Por consiguiente, a mayor número de circunstancias agravantes la posibilidad de alcanzar el extremo
máximo de la pena básica es también mayor. Igualmente, la pluralidad de circunstancias atenuantes
llevará la cuantificación punitiva hacia el extremo mínimo de la pena prevista simultáneamente de
circunstancias agravantes y atenuantes, la posibilidad cuantitativa de pena deberá reflejar un proceso de
compensación entre factores de aumento y disminución de la sanción, por lo que la pena concreta puede
situarse en el ámbito medio de la pena básica.
SEXTO.- Que es un deber constitucional del órgano jurisdiccional fundamentar de manera debida sus
resoluciones judiciales, lo cual incluye, obviamente, el quantum de pena que debe imponerse como con-
secuencia jurídica que corresponde aplicar al autor o partícipe de la infracción cometida. Es lamentable
constatar que, pese a la existencia de un Acuerdo Plenario que estableció –con carácter de vinculante– los
criterios rectores para la determinación judicial de la pena, algunos jueces no siguen tal procedimiento,
generando así incertidumbre y desazón con sus fallos emitidos, y lo que es pero aún, la desconfianza y
pérdida de credibilidad del Poder Judicial.
Por estos fundamentos, el Presidente del Poder Judicial, conforme a las atribuciones que le concede los
artículos 73 y 76 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, modificado por la
Ley N° 27465.
SE RESUELVE
Artículo 1.- Precisar que la determinación de la pena en un fallo judicial, constituye un deber cons-
titucional que tiene todo Juez, quien debe de justificar, motivadamente, con absoluta claridad y rigor
jurídico, el quantum punitivo a imponer, con observancia de los principios rectores previstos en el Título
Preliminar del Código Penal: legalidad, proporcionalidad, lesividad y culpabilidad.
612
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
Artículo 2.- Instar a los Jueces a aplicar los criterios técnico - jurídicos ratificados en la presente Re-
solución - Circular, en armonía con lo estipulado en el Acuerdo Plenario N° 1-2008/CJ-116, del 18 de
julio de 2008.
Artículo 3.- Transcribir la presente Resolución– Circular a todas las Cortes Superiores de Justicia del
Perú, la Oficina de Control de la Magistratura, la Fiscalía de la Nación, el Ministerio de Justicia, al Centro
de Investigación Jurídica y la Jefatura de Gabinete de Asesores de la Presidencia del Poder Judicial.
Regístrese, publíquese, comuníquese y cúmplase.
613
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
No basta entonces, que el Juez intuya o confíe que el condenado se comportará bien; se requiere una
expectativa fundada –determinado grado de probabilidad, no de certeza– de una conducta adecuada al
derecho, de su legalidad futura. En caso de duda, no puede aplicarse el principio del in dubio pro reo,
pues no se trata ahora de la aclaración de hechos pasados.
TERCERO.- Que es de tener en cuenta que la naturaleza y modalidad del hecho punible deben ser
atendidas en la perspectiva de la personalidad del agente. Es de aclarar que no constituye una vulnera-
ción de la “doble valoración” (artículo 46; primera parte del Código Penal) examinar las circunstancias
propias de la comisión del hecho para la construcción de la prognosis respectiva. Aquí el Juez efectuará
preferentemente un examen de la entidad del bien jurídico amenazado o lesionado, de la gravedad del
injusto perpetrado, acorde con las pautas propias del principio de lesividad.
La prognosis judicial en relación a la personalidad del agente es la que ofrezca al momento del enjuicia-
miento y se hace, desde luego, caso por caso. Esta se define a partir de la comprensión razonable de un
conjunto de circunstancias individuales objetivamente verificables que tengan importancia para concretar
la suspensión de su ejecución, entre las que cabe enumerar enunciativamente: la vida previa; condena o
condenas anteriores –valorables en función de su relevancia para el pronóstico–; actitud frente al trabajo;
condiciones ordenadas o desordenadas de familia –estos últimos supuestos tendrán importancia en la
medida en que suministran información acerca de si su entorno será o no apropiado para desarrollar un
comportamiento adecuado a Derecho–; arrepentimiento a actitud del autor, por voluntad propia o con
ayuda de otros, que denote que se sitúa nuevamente del lado de la Ley; y ausencia o no de una disposición
personal a la efectiva reparación del daño ocasionado.
CUARTO.- Que ahora bien, la función del Juez no finaliza con la fundamentada verificación conjunta
de los presupuestos legales del artículo 57 del Código penal. Al ser la suspensión de la ejecución de
la pena una medida alternativa de régimen de prueba, el Juez debe fijar las reglas de conducta, según
corresponda, previstas en el artículo 58 del aludido Código Sustantivo, y supervisar su estricto cum-
plimiento, a fin de garantizar la rehabilitación y resocialización del agente, conforme al artículo IX del
Título Preliminar. En tal sentido, el agente debe comparecer personal y obligatoriamente no solo a firmar
el cuaderno respectivo, sino, además, tal como dispone el inciso 3 del artículo 58, a informar y justificar
sus actividades ante el Juez.
QUINTO.- Que en caso de que durante el periodo de suspensión –régimen de prueba– el penado in-
cumpla con las reglas de conducta fijadas en la sentencia, el Juez deberá aplicar de manera correlativa
lo dispuesto en el artículo 59 del Código Penal –salvo lo reglado en el artículo 60. Esto es, primero
amonestará al infractor. Luego, si persiste en el incumplimiento, prorrogará el periodo de la suspensión
hasta la mitad del plazo que se fijó inicialmente. Finalmente, si el agente hace caso omiso a las sanciones
precedentes, revocará la suspensión de la ejecución de la pena.
Sin embargo, el Juez deberá tener en cuenta la revocación automática a la que se hace referencia en el
artículo 60 del aludido cuerpo de leyes: “La suspensión será revocada si dentro del plazo de prueba,
el agente es condenado por la comisión de un nuevo delito doloso cuya pena privativa de libertad sea
superior a tres años; en cuyo caso se ejecutará la pena suspendida condicionalmente y la que corres-
ponda por el segundo hecho punible”.
SEXTO.- Que resulta censurable verificar que, pese a que el Código Penal regula de manera taxativa
los presupuestos legales que deben seguirse en la suspensión de la ejecución de la pena, los jueces no
aplican de modo adecuado dichas reglas. Es más, solo se basan en un criterio cuantitativo de carácter
formal referido a la pena impuesta sin tener en cuenta el pronóstico favorable de conducta del agente.
Ello conlleva a que individuos que no tienen el más mínimo reparo en delinquir, que incluso denoten una
carrera delictiva, resulten favorecidos con la aplicación de este tipo de medida alternativa, propiciando
un clima de inseguridad ciudadana y de inadecuada defensa del ordenamiento jurídico.
614
CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
Por estos fundamentos, el Presidente del Poder Judicial, conforme a las atribuciones que le concede
los artículos 73 y 76 del Texto único Ordenado de la Ley Orgánica del poder Judicial, modificado por
la Ley N° 27465.
SE RESUELVE
Artículo 1.- Precisar que el pronóstico favorable de conducta del agente constituye un presupuesto
material que debe ser evaluado por el Juez, de manera conjunta, con los otros requisitos previstos en el
artículo 57 del Código Penal.
Artículo 2.- Establecer que el Juzgador debe fundamentar de manera explícita, al momento de imponer
la suspensión de la ejecución de la pena privativa de libertad, que la naturaleza, la modalidad del hecho
punible y la personalidad del agente hicieran prever que este tipo de medida le impedirán cometer nuevo
delito.
Artículo 3.- Instar a los Jueces Penales a que el penado, cuya ejecución de la pena privativa de libertad
fue suspendida, informe y justifique sus actividades mensualmente.
Artículo 4.- Precisar que el Juez debe cuidar la debida aplicación tanto de los alcances de las reglas de
conducta y del periodo de prueba, como de los criterios legalmente fijados para la revocación del régimen
de suspensión de ejecución de la pena privativa de libertad.
Regístrese, publíquese, comuníquese y cúmplase
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
un alto grado de probabilidad de que el imputado pueda ser autor o partícipe del delito que es objeto
del proceso penal [artículo 268, apartado 1, literal a), del Código Procesal Penal: fumus delicti comissi].
Al respecto es necesario contar con datos y/o graves y suficientes indicios procedimentales lícitos –del
material instructorio en su conjunto–, de que el imputado está involucrado en los hechos. No puede
exigirse, desde luego, una calificación absolutamente correcta, sino racionalmente aproximativa al tipo
legal referido. Asimismo, han de estar presentes todos los presupuestos de la punibilidad y de la perse-
guibilidad (probabilidad real de culpabilidad).
Luego, como primer motivo específico de prisión, que integra con el peligrosismo procesal el segundo
motivo de la citada medida de coerción, es necesario identificar el límite penológico. El Juez en esta fase
del análisis jurídico procesal ha de realizar una prognosis o pronóstico que permita identificar un nivel
razonable de probabilidad de que la pena a imponer será superior a cuatro años de privación de libertad.
Si no se cumple con el primer presupuesto material y el inicial motivo de prisión, el Juez debe acudir a
alguna de las medidas alternativas que prevé el Código Procesal Penal.
Por el contrario, si en el caso específico se cumple con ambas exigencias el Juez debe valorar, como
segundo motivo de prisión, la presencia de los peligros de fuga y/o de obstaculización probatoria –de
menor intensidad, en especial esta última, conforme avanza el proceso–. Ello es así porque la prisión
preventiva no es otra cosa que una medida coercitiva personal, que solo puede tener fines procesales,
cuyo propósito radica en asegurar el normal desarrollo y resultado del proceso penal [consolidar, en
suma, (i) el proceso de conocimiento (asegurando la presencia del imputado en el procedimiento y
garantizando una investigación de los hechos, en debida forma por los órganos de la persecución penal)
o (ii) la ejecución de la pena].
TERCERO.- Que el Código Procesal Penal ofrece criterios específicos para analizar el riesgo de fuga y
el peligro de obstaculización probatoria. La normativa procesal penal establece –a través del desarrollo
de los artículos 269 y 270 del Código Procesal Penal– una guía –sin duda flexible o abierta– para que la
jurisdicción pueda utilizar índices específicos para justificar la imposición de una medida procesal tan
grave como la prisión preventiva. Tales lineamientos tienen como objetivo evitar la justificación de la
misma sobre la base de resoluciones estereotipadas o con una escasa motivación en el ámbito nuclear
del ‛peligrosismo procesal’.
Sin embargo, debe quedar claro que estos postulados normativos no tienen naturaleza taxativa. El Juez,
obviamente, puede incorporar en su análisis otros criterios que justifiquen o no aconsejen la aplicación
de la prisión preventiva (el estado de salud del procesado, por ejemplo), siempre que respeten la Cons-
titución, así como la proporcionalidad y la razonabilidad de la decisión. Además, ha de tomar en cuenta
que los requisitos exigidos al momento inicial de su adopción no son necesariamente los mismos que
deben exigirse con posterioridad para decretar su mantenimiento.
El factor temporal, en orden a las razones justificativas de la restricción de la libertad personal, adquiere
singular relevancia. Así, en la fase inicial del proceso, la necesidad de atender a los fines de la prisión
preventiva y los escasos datos de que en esos primeros momentos podría disponerse pueden justificar
que dicha medida coercitiva se acuerde apreciando únicamente el tipo de delito y la gravedad de la
pena que conlleve, pues de tales elementos puede colegirse los riesgos de fuga y/o de entorpecimiento.
Empero, con el transcurso del tiempo las exigencias son más intensas; han de valorarse de forma más
individualizada las circunstancias personales del imputado y los del caso concreto que se hayan conocido
durante el proceso.
Las circunstancias que resulten útiles para inferir la aptitud del sujeto para provocar su ausencia –riesgo
que por antonomasia persigue atajarse en la prisión preventiva– están en función a las mayores o menores
posibilidades de control sobre su paradero. Entre aquellas se tiene la salud del individuo, que influye
mucho –en uno o en otro sentido– en la capacidad material de huida; así como la situación familiar o
social del sujeto, para advertir la posibilidad que algún familiar o amigo supla o complemente la dispo-
sición material del sujeto pasivo del proceso; la inminencia de celebración del juicio oral, especialmente
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
en los supuestos en que proceda iniciar o formalizar un enjuiciamiento acelerado o inminente –se trata,
como abona la experiencia, de un elemento ambivalente, dado que el avance del proceso puede contri-
buir tanto a cimentar con mayor solidez la imputación como a debilitar los indicios de culpabilidad del
acusado, por lo que el Juez ha de concretar las circunstancias específicas que abonan o no a la fuga del
imputado–. Otras circunstancias que permiten deducir con rigor una disposición cualificada del sujeto a
poner en riesgo el proceso mediante su ausencia injustificada, pueden ser: la existencia de conexiones del
individuo con otros lugares del país o del extranjero, la pertenencia del encausado a una organización o
banda delictiva, la complejidad en la realización del hecho atribuido, las especialidades formativas que
quepa apreciar en el procesado, o incluso en su situación laboral.
Las circunstancias relevantes para el análisis de la disposición material del imputado para acceder a
las fuentes y medios de investigación y ocultarlos, destruirlos y manipularlos, indican cierto grado
de conexión entre el propio imputado y el objeto a proteger. Dicha conexión puede expresarse por la
posición laboral del sujeto, la complejidad en la realización del hecho atribuido, su situación social o
familiar, o sus conexiones con otros países o lugares del territorio nacional, si se advierte que en ellos
puede hallarse la concreta fuente de prueba.
CUARTO.- Que de seguirse, como corresponde, esta metodología se comprenderá que la prisión preven-
tiva no es una medida de aplicación automática o inmediata. Esto es, no se aplica a todos los imputados
bajo sospecha vehemente –motivada y objetiva– de comisión de un delito, cuya prognosis de pena sea
superior a los cuatro años de privación de libertad. Es por esta razón que debe comprenderse que la
pena a imponer al encausado tiene una “doble lectura”. En primer término, es necesario establecer si la
probable pena a imponer es superior a cuatro años (artículo 268, apartado 1, literal b) del Código Pro-
cesal Penal). Cualquier prognosis inferior impide la aplicación de la prisión preventiva. Una vez que se
cumple este motivo de prisión, es necesario analizar, además, cómo es que la probable pena a imponer
puede influir en la conducta del imputado durante el proceso penal (artículo 269, apartado 2, del Código
Procesal Penal). Aún cuando se esté frente a una pena superior a los cuatro años de privación de libertad,
es evidente que no es lo mismo la (probable) imposición de una pena de seis años de pena privativa de
libertad, que la (probable) aplicación de una sanción de veinte años de pena privativa de libertad. Una y
otra –desde una inferencia que se explica por máximas de la experiencia– puede generar una influencia
radicalmente distinta en el ánimo o la conducta procesal del encausado. El Juez debe valorar, entonces,
el caso concreto; no aplicar una regla penológica general sin sentido.
Lo anteriormente expuesto evidencia que la gravedad de la pena a imponer constituye un criterio válido
para evaluar la futura conducta procesal del imputado. Sin embargo, ello no debe conducir a la aplicación
de la prisión preventiva en todos los supuestos en los que la pena a imponer sea superior a cuatro años.
Se debe diferenciar el límite penológico como presupuesto material de la prisión preventiva (artículo
268, apartado 1, literal b), del Código Procesal Penal) de la gravedad de la pena como criterio legal del
juicio de ‛peligrosismo procesal’ (artículo 269, apartado 2, del Código Procesal Penal).
QUINTO.- Que, por otro lado, es doctrina jurisprudencial consolidada –tanto a nivel nacional como
internacional– el hecho de que, por lo general y salvo lo dispuesto en el fundamento jurídico tercero,
parágrafo tres, la gravedad de la pena no puede ser el único criterio que justifique la utilización de la
prisión preventiva, razón por la cual se debe acompañar con algunos de los criterios dispuestos por el
artículo 269 del Código Procesal Penal; y, como se verá, con el propio apartado 2 del artículo 268 del
citado Cuerpo de Leyes.
En tal ámbito, es de suma importancia evaluar el análisis jurisprudencial que actualmente ocurre en el
contexto de algunos de los criterios regulados por el artículo 269 del Código Procesal Penal. En la ac-
tualidad se vienen generando muchas confusiones que deben ser esclarecidas con el propósito de aplicar
en forma eficiente la prisión preventiva.
SEXTO.- Que un problema fundamental viene dado por la definición del arraigo, regulado por el ar-
tículo 269, apartado 1, del Código Procesal Penal. Un dato fundamental que es de tener en cuenta en la
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
valoración de los criterios establecidos por los artículos 269 y 270 del mencionado Código, es que se
está ante lo que se puede denominar “tipologías referenciales”, destinadas a guiar el análisis del riesgo
de fuga u obstaculización (peligro procesal). No se está frente a causales de tipo taxativo, ni frente a
presupuestos materiales de la prisión preventiva. Por lo tanto, es necesaria una valoración de conjunto
de todas las circunstancias del caso para evaluar la existencia o inexistencia del peligrosismo procesal.
SÉTIMO.- Que no existe ninguna razón jurídica ni legal –la norma no expresa en ningún caso tal
situación– para entender que la presencia del algún tipo de arraigo descarta, a priori, la utilización de
la prisión preventiva. De hecho, el arraigo no es un concepto o requisito fijo que pueda evaluarse en
términos absolutos. Es decir, la expresión “existencia” o “inexistencia” de arraigo es, en realidad, un
enunciado que requiere de serios controles en el plano lógico y experimental. Toda persona, aún cuando
se está frente a un indigente, tiene algún tipo de arraigo. El punto nodal estriba en establecer cuándo
el arraigo – medido en términos cualitativos– descarta la aplicación de la prisión preventiva. Esto es
algo muy distinto a sostener que la presencia de cualquier tipo de arraigo descarta la prisión preventiva.
Por ejemplo, es un error frecuente sostener que existe arraigo cuando el imputado tiene domicilio
conocido, trabajo, familia, etcétera. Tal razonamiento no se sostiene desde la perspectiva del Derecho
Procesal, pues la norma no exige evaluar la existencia o inexistencia de un presupuesto –que no lo es–
sino impone ponderar la calidad del arraigo. Es perfectamente posible aplicar la prisión preventiva a
una persona que tiene familia o domicilio conocido, cuando dicha situación, evaluada en términos de
ponderación de intereses, no es suficiente para concluir fundadamente que el desarrollo y resultado del
proceso penal se encuentra asegurado.
Un ejemplo claro de esta situación es la conducta procesal del imputado (artículo 269, apartado 4, del
Código Procesal Penal). Es igualmente factible que un encausado, con domicilio conocido o trabajo,
muestre una conducta renuente al proceso; por lo tanto, se entiende que en este caso la “calidad” del
arraigo no es suficiente para enervar el peligro procesal. De hecho, un indicador consolidado de esta
situación es lo que el propio artículo 269, apartado 1, del Código Procesal Penal regula como un elemento
a analizar en el ámbito del arraigo: “las facilidades para abandonar def nitivamente el país o permanecer
oculto”. Es una máxima de la experiencia que aquellas personas que tienen facilidades para abandonar
el país, por lo general, cuentan con recursos económicos, quienes, por lo demás, suelen tener domicilio,
propiedades, trabajo, residencia habitual, etcétera.
OCTAVO.- Que lo anotado en el fundamento jurídico anterior revela que no es posible identificar la
supuesta “existencia de arraigo” (por ejemplo, establecer que una persona domicilia en determinado
lugar) y, a partir de este supuesto, negar cualquier opción para aplicar la prisión preventiva. Esto es así
porque el arraigo –ocurre lo mismo con todos los criterios del artículo 269 del Código Procesal Penal–
no es una premisa fija o estable; no es un presupuesto, sino un criterio relacional basado en el contexto
de cada caso, de suerte que en uno determinará la inexistencia del peligro de fuga, pero en otros no. En
consecuencia, no puede invocarse, sin la pérdida del rigor jurídico necesario, de existencia o inexistencia
de arraigo; lo que debe analizarse es la calidad del mismo y su vinculación con otros factores del caso.
Una resolución que descarta de plano la aplicación de la prisión preventiva fundamentada en el solo hecho
de que “el imputado tiene domicilio conocido”, es una de carácter estereotipado e importa una motiva-
ción aparente o insuficiente. Se necesita un análisis integral de las condiciones del caso y del imputado.
NOVENO.- Que, en la misma línea de lo anterior, es importante evaluar cuál es el sentido que actual-
mente le otorga la jurisprudencia al apartado 2 del artículo 268 del Código Procesal Penal. Sin duda, es
un criterio poco utilizado en el ámbito de la prisión preventiva, y lo es, probablemente, por los términos
de su propia redacción.
Sin duda la pertenencia del imputado a una organización delictiva –o su integración a la misma– no es
en estricto sentido un presupuesto material propio. No es una conditio sine qua non para la aplicación
de la prisión preventiva –que es lo que ocurre en los demás presupuestos materiales–. La pertenencia a
una organización delictiva, a la que por su propio contenido común debe comprenderse el concepto de
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CONSTANTE CARLOS AVALOS RODRÍGUEZ / MERY ELIZABETH ROBLES BRICEÑO
‛banda’, es en realidad un criterio, de especial característica y taxativa relevancia jurídica procesal, para
valorar el peligro de fuga e, incluso, el peligro de obstaculización.
En línea con la jurisprudencia alemana la prisión preventiva en estos casos solo puede ser impuesta
si existen los motivos de fuga o peligro de entorpecimiento. No obstante ello, en la verificación de su
existencia no se debe ser tan exigente, sino que ya es suficiente, en relación con la gravedad del hecho
atribuido, una intensidad menor de peligro de fuga o de entorpecimiento. En estos casos se entiende que
está minimizado el arraigo social del imputado.
DÉCIMO.- Que es obvio que la pertenencia o integración de un imputado a una organización delictiva o
banda es un criterio clave en la experiencia criminológica para atender a la existencia de un serio peligro
procesal, tanto en el ámbito de la fuga como en el de la obstaculización probatoria. Las estructuras organiza-
das (independientemente del nivel de organización) tienden a generar estrategias y métodos para favorecer
la fuga de sus pares y para contribuir en la obstaculización probatoria (amenaza, “compra”, muerte de
testigos, etcétera). Por consiguiente, el Juez debe evaluar esta tipología como un criterio importante en el
ámbito del procesamiento de la criminalidad violenta. Lo que significa que si bien no es una regla general
ni obligatoria, evaluado el caso concreto, es posible sostener que en muchos supuestos la gravedad de la
pena y la pertenencia a una organización delictiva o banda es suficiente para la aplicación de la prisión
preventiva, por la sencilla razón que la experiencia demuestra que son recurrentes los casos en los que estos
imputados se sustraen a la acción de la justicia durante años, apoyados en la organización que los arropa.
UNDÉCIMO.- Que lo consignado en ningún caso niega como objetivo de legitimidad constitucional
el carácter excepcional –que trae como consecuencia que rija el principio favor libertatis o del in dubio
pro libertate–, lo que significa que la interpretación de las normas en cuestión deben hacerse con carác-
ter (i) restrictivo y, además, a favor del derecho fundamental a la libertad que tales normas restringen,
(ii) subsidiario, (iii) necesario y (iv) proporcionado en orden a sus fines constitucionalmente legítimos
de la prisión preventiva, ni colisiona con la postura garantista del proceso penal; ni mucho menos, con
la garantía genérica de presunción de inocencia.
El criterio es sólido: la prisión preventiva “protege” el proceso, su normal desarrollo y resultado; y existe
una máxima de la experiencia que también es contundente: las organizaciones delictivas, con frecuencia,
suelen perturbar la actividad procesal propiciando la fuga y la obstaculización probatoria. Desde luego, es
necesario examinar caso por caso, pero es imperativo, asimismo, reconocer que existen casos evidentes
en los que la existencia de un domicilio (por citar un ejemplo) no enerva en ningún caso la potencialidad
manifiesta del riesgo procesal que representa la pertenencia a una organización delictiva o a una banda.
DUODÉCIMO.- Que el Código Procesal Penal representa un modelo procesal acusatorio que asume,
en su esencia, el programa procesal penal de la Constitución. Ello supone el respeto de los principios
esenciales de un proceso penal propios de un Estado Constitucional –contradicción, igualdad, acusatorio,
oralidad, inmediación, publicidad, etcétera– y el desarrollo equilibrado de las garantías genéricas del
debido proceso, tutela jurisdiccional, defensa procesal y presunción de inocencia, así como de las demás
garantías específicas del individuo. Pero también exige proteger los derechos e intereses legítimos de
la víctima, y asegurar el desarrollo y resultado de un proceso que pretende resoluciones rápidas y justas
para todos, afirmando de este modo la seguridad ciudadana como uno de los deberes primordiales del
Estado (artículo 44 de la Constitución Política).
Por estos fundamentos, el Presidente del Poder Judicial, conforme a las atribuciones que le concede los
artículos 73 y 76 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, modificado por la
Ley N° 27465.
SE RESUELVE:
Artículo Primero.- Instar a los Jueces Penales asumir las pautas metodológicas y criterios jurídicos
fijados en la presente Resolución-Circular.
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
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TERCERO: Que del artículo 73 del Código Penal se desprende que es regla fundamental en esta materia,
como en muchas otras, la observancia del principio de proporcionalidad. este debe ser entendido como
la equivalencia o relación entre el significado de los hechos típicamente antijurídicos cometidos –que
tienen un carácter indiciario– y los esperables del imputado, así como de la magnitud del estado de su
peligrosidad para sí mismo o de la comunidad. Tales presupuestos han de observarse en el momento de
la emisión de la correspondiente condena.
CUARTO: Que en atención a los subprincipios de idoneidad, necesidad y estricta proporcionalidad, la
medida de internación, calificada como una de las alternativas más graves de las medidas de seguridad
para el caso de los inimputables, según se tiene expuesto, solo se impondrá cuando sea estrictamente
indispensable a partir de la valoración global del autor y su hecho para evitar el peligro de que el agente
cometa delitos considerablemente graves.
Abona a lo consignado el Principio 16.1, del Estatuto aprobado por la Asamblea General de las Naciones
Unidas en 1991 sobre “Los principios para la protección de los enfermos mentales y el mejoramiento
de la atención de la salud mental”, que establece que una persona solo podrá ser admitida o retenida
como paciente involuntario en una institución psiquiátrica cuando un médico calificado y autorizado
por ley determine que se trata de una persona que presenta una anomalía psíquica grave y considere que
debido a esa condición mental existe un riesgo grave de daño inmediato o inminente para esa persona
o para terceros.
QUINTO: Que, como regla general obligatoria y atento a lo dispuesto en el primer párrafo del artículo
75 del Código Penal, la determinación de la medida de seguridad de internación impuesta al inimputable
no puede exceder el tiempo que habría durado la pena privativa de libertad si el imputado hubiera sido
declarado responsable –pena impuesta por el Juez en el caso concreto–. No obstante ello, la duración de
la medida puede cesar antes del vencimiento del tiempo previsto en la sentencia, cuando la recuperación
o mejora de la salud mental del inimputable permita sustituir el internamiento por el tratamiento ambu-
latorio o, incluso, la supresión de ambas medidas de seguridad por innecesarias –cuando la internación
ya no sea determinante para la finalidad de aseguramiento perseguida–.
SEXTO: Que, para estos efectos y acorde a lo normado en los artículos 75 del Código Penal y 492.2 del
Código Procesal Penal, es deber de la autoridad del Centro de Internación donde se encuentra el agente
efectuar exámenes periódicos cada seis meses a fin de emitir un informe médico que se pronuncie sobre su
estado psiquiátrico, para que el Juez evalúe si las causas que hicieron necesaria la aplicación de la medida
han desaparecido o no; y, en atención a los principios antes descritos y en un plazo razonable, determine
el cese, cancelación o mantenimiento de la medida de internación impuesta. Por ello, corresponde a los
Jueces que conocen los procesos penales en etapa de ejecución adoptar las medidas de control necesarias
para evitar medidas de internación excesivas, en muchos casos clínicamente innecesarias, y que, por lo
mismo, terminan afectando el derecho fundamental a la libertad del condenado.
SÉTIMO: Que los órganos jurisdiccionales, al momento de imponer la medida de seguridad pertinente,
deberán solicitar previamente a uno o dos peritos especializados un informe sobre el estado de salud
mental (artículos 75, numeral 1, del Código Procesal Penal y 189 del Código de Procedimientos Penales,
según el caso) para decidir de acuerdo a los criterios clínicos comúnmente aceptados qué tipo de medida
y modalidad de hospitalización se debe aplicar a los inimputables, a efectos de que la decisión adoptada
cumpla con los fines terapéuticos, de custodia o tutela y de rehabilitación establecidos en los artículos IX
del Título Preliminar y 74 del Código Penal.
Por estos fundamentos, el Presidente del Poder Judicial y de la Corte Suprema de Justicia de la República
de conformidad con las atribuciones conferidas en los artículos 73 y 76 del Texto Único Ordenado de
la Ley Orgánica del Poder Judicial, modificado por la Ley N° 27465.
SE RESUELVE
Artículo Primero.- Precisar que la duración de la medida de internación no podrá exceder el tiempo de
duración de la pena privativa de la libertad que hubiera correspondido aplicar al infractor por el delito
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JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
cometido. Sin embargo, en el transcurso de la internación, conforme al artículo 75, primer párrafo, del
Código Penal, se puede cesar, sustituir o, en su caso, mantener la medida impuesta cuando las causas
que hicieron necesarias la aplicación de la medida al inimputable persistan, han desaparecido o, de otro
modo, han variado de tal suerte que haga aconsejable el cumplimiento de otra medida si a través de ella
se pueda mejorar la resocialización del autor.
Artículo Segundo.- Exhortar a los Jueces que conocen procesos penales de inimputables en ejecución
de sentencia, para que, en un plazo razonable y, necesariamente, cada seis meses, previa pericia médica
del Centro Hospitalario Especializado, o del Centro Hospitalario Penitenciario a que se refiere el ar-
tículo 104, numeral 2, del Código de Ejecución Penal, se pronuncien respecto a la continuación, cese,
o variación de la medida de internación.
Artículo Tercero.- Exhortar al Ministerio de Salud y al Instituto Nacional Penitenciario para que, al
más breve plazo, constituya Centros o Secciones Hospitalarias adecuadas y dicten, en lo pertinente, las
medidas necesarias para el control y evaluación de los internos inimputables por resolución judicial en
el plazo previsto por ley.
Artículo Cuarto.- Disponer que la Gerencia de Informática del Poder Judicial formule el Plan Tecnoló-
gico correspondiente para el adecuado registro y seguimiento de las medidas de detención dictados por
los Jueces de la república, así como ordenar que los Jueces del Orden Jurisdiccional Penal comuniquen,
por intermedio de la Presidencia de la Corte Superior respectiva, las medidas de detención y el control
de su ejecución conforme al artículo 75 del Código Penal.
Artículo Quinto.- Transcribir la presente Resolución Circular a todas las Cortes Superiores del Perú,
Oficina de Control de la Magistratura del Poder Judicial, Fiscalía de la Nación, Ministerio de Salud,
Instituto Nacional Penitenciario y Defensoría del Pueblo.
Regístrese, publíquese, comuníquese y cúmplase.
622
ÍNDICE GENERAL
PRINCIPIOS Y TÍTULO PRELIMINAR
003 LA RAZONABILIDAD DEL PLAZO DEBE DETERMINARSE CASO POR CASO, SALVO
PREVISIÓN EXPRESA DE LA CONSTITUCIÓN ......................................................................... 10
625
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
626
ÍNDICE GENERAL
627
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA
SUJETOS PROCESALES
628
ÍNDICE GENERAL
060 LAS ATRIBUCIONES DEL MINISTERIO PÚBLICO SE HALLAN FUERA DEL ÁMBITO
DE CONTROL DEL ÓRGANO JURISDICCIONAL CONSTITUCIONAL (SALVO ARBI-
TRARIEDAD MANIFIESTA QUE IMPLIQUE VIOLACIÓN DE DERECHOS CONSTITU-
CIONALES) ........................................................................................................................................... 231
NOTIFICACIÓN
NULIDAD
629
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
MEDIDAS CAUTELARES
081 HÁBEAS CORPUS FUNDADO POR FALTA DE MOTIVACIÓN DEL PELIGRO PRO-
CESAL ................................................................................................................................................... 299
630
ÍNDICE GENERAL
INVESTIGACIÓN PREPARATORIA
ETAPA INTERMEDIA
096 NECESIDAD DE EXPLICITAR LAS RAZONES POR LAS QUE SE DECLARA INADMISIBLE
UN MEDIO PROBATORIO .............................................................................................................. 347
631
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
106 PUEDE SER OFRECIDO COMO TESTIGO A JUICIO EL FISCAL QUE HA INTERVENIDO
EN LA CONFECCIÓN DE LAS ACTAS QUE CONSTITUYEN PRUEBA PRECONSTI-
TUIDA ............................................................................................................................ 371
JUZGAMIENTO
632
ÍNDICE GENERAL
114 ACTAS QUE CONTIENEN PRUEBA PRECONSTITUIDA TIENEN EFICACIA SIN NECE-
SIDAD DE QUE LOS FUNCIONARIOS QUE LAS SUSCRIBIERON PRESTEN DECLA-
RACIÓN TESTIMONIAL .................................................................................................................... 412
122 LEGITIMIDAD DE LA LECTURA DE SENTENCIA SIN PRESENCIA DEL ACUSADO ..... 441
633
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
IMPUGNACIÓN
634
ÍNDICE GENERAL
154 PAGO DE COSTAS POR NO CUMPLIR CON REQUISITOS LEGALES DEL RECURSO
DE CASACIÓN ..................................................................................................................................... 507
635
JURISPRUDENCIA RECIENTE DEL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL
PROCESOS ESPECIALES
EJECUCIÓN DE LA PENA
636
ÍNDICE GENERAL
177 CASOS EN QUE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL PUEDE ADECUAR LA PENA .......... 574
COOPERACIÓN INTERNACIONAL
637
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ANEXOS
638