Prédica, La Oración Asegura La Bendición

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La oración asegura la bendición

“Estas cosas habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: Padre, la
hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique a ti.”
– (Juan 17:1)
Introducción
En la Biblia se registran diferentes oraciones como la de Salomón 1
Reyes 8 cuando este dedica el Templo a Dios se puede notar que un
momento vuelve su rostro hacia el pueblo para bendecirlo, si vamos
al versículo 54 el texto nos muestra un Salomón que estaba en
oración y súplica delante del altar de Dios y de rodillas y con sus
manos levantadas. La Biblia también registra la oración de Abraham
en Génesis 18 cuando clamaba por Sodoma. Mateo 6:9-13 y Lucas
11:2-4, estos textos registran la oración que en el ámbito popular la
conocemos como “el Padrenuestro” oración que en realidad fue un
ejemplo enseñado por Jesús a sus discípulos como un patrón a
seguir en sus propias oraciones. La oración que se registra aquí es la
verdadera oración del Señor porque exhibe, la comunión cara a cara
que el Hijo tenía con el Padre.

(hablado)
El Señor Jesús había enseñado e inmediato oró pidiendo la bendición
del Padre sobre lo predicado, de modo que tenemos el orden seguido
por el Hijo de Dios en la predicación de las Escrituras, esto es, que
oró tan pronto como terminó de predicar o que de la predicación pasó
a la oración, diciéndonos así que la Palabra de Dios no obra sin la
Gracia divina.
Los predicadores podrán abrir y explicar las Escrituras, con sencillez y
notoria claridad, lo cual es bueno, pero no suficiente, porque le faltaría
la obra de Dios, el cual es abrir el entendimiento de los oyentes, ya
Jesús, diligente en esta oración
Primero predica y finalmente oró “Habló Jesús, y alzando los ojos al
cielo, dijo: Padre, lo cual esto nos da una gran diferencia con nosotros
los Creyentes, nuestro servicio a Dios no es como el de Jesús.
Aprovechando esta verdad para aplicarlo en cuanto al día del culto
debemos cultivar, la meditación, escuchar la Palabra, y la oración.
Las Escrituras de manera interesante en este texto “Alzando los ojos
al cielo” toman en cuenta la postura de nuestro Salvador al momento
de orar, se notan sus gestos porque estas fueron expresiones de los
estímulos del corazón. Cuando oró en Getsemaní cayó sobre su
rostro, en cambio aquí levanta sus ojos al cielo. De cierto que los
gestos del cuerpo son manifestaciones de los afectos. Reflejarían las
disposiciones del alma.

CONTENIDO DE SU ORACIÓN
17:1 la hora ha llegado. El tiempo determinado para su muerte. Vea
la nota sobre 12:23. glorifica a tu Hijo. El mismo acontecimiento que
glorificaría al Hijo era su muerte. Por medio de ella, Él recibió la
exaltación, la adoración y el amor de millones de seres humanos
cuyos pecados Él llevó. Él aceptó este camino a la gloria porque
sabía que así sería glorificado junto al Padre. La meta es que el
Padre sea glorificado en el Hijo por su plan de redención. Por eso al
buscar su propia gloria buscaba la gloria de su Padre (13:31, 32).
APLICACIÓN
1. Hermano: La oración es la mejor llave para sellar el corazón,
porque primero abre la puerta al cielo. Una cosa es oír un sermón
predicado y otra muy distinta es ser beneficiado espiritualmente. La
predicación no es sólo oír, sino también hace, y el hacer no es posible
sin la bendición de Dios, la cual se pide en oración. De inmediato
ores, pues de lo contrario estarás perdiendo el beneficio del favor de
Cristo. Hasta que no respondas adecuadamente, tu comunión con el
Señor no sería POSIBLE.

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