Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT)

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 6

TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO (TEPT)

El Trastorno de Estrés Postraumático es un trastorno neuropsiquiátrico que se


origina después de la exposición a alguna experiencia traumática, como accidentes
de tráfico, conflictos bélicos, asaltos físicos, amenazas, secuestros, desastres
naturales, ataques terroristas o abuso sexual. No obstante, la sintomatología va a
depender de diversos factores como la intensidad o duración del trauma, los rasgos
de personalidad del individuo, los factores ambientales, entre otros (Rivera, 2019).
Entre los factores de riesgo que se asocian a una mayor probabilidad de desarrollar
TEPT, se destacan el diagnóstico previo de un trastorno neuropsiquiátrico, e incluso
el encontrarse en una situación desfavorecida. Por otro lado, entre los factores de
resiliencia, cabe destacar que algunas personas recurren al apoyo familiar, social y
sanitario para poder hacer frente a esa situación (Gordon, 2006).
Por lo tanto, la expresión del trastorno de estrés postraumático está condicionada
por los grupos culturales, en particular con respecto a la evitación y los síntomas de
entumecimiento, los sueños angustiosos y los síntomas somáticos, por lo que la
evaluación completa de las expresiones del TEPT deben de incluir una valoración
de la diversidad cultural de los conceptos de peligro.
Asimismo, el TEPT es más frecuente entre las mujeres, además de que los
síntomas prevalecen más tiempo en estas ya que por lo regular existe una mayor
probabilidad de exposición a eventos traumáticos, como la violación.
De igual forma, los eventos traumáticos aumentan el riesgo de suicidio del individuo
que lo experimento; por lo que el TEPT está asociado a la ideación suicida e intentos
de suicidio.
El TEPT puede desarrollarse a cualquier edad, tomando como punto de partida a
partir del primer año de vida. Asimismo, los síntomas del trastorno pueden
manifestarse a partir de los primeros tres meses después del trauma, aunque puede
haber un retraso de meses, e incluso años, denominándolo como expresión
retardada.
El diagnóstico del TEPT se realiza siguiendo la 5ª edición del Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V por sus siglas en inglés), publicado
por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA por sus siglas en inglés), cuyos
criterios diagnósticos se enumeran a continuación:
A. Exposición a la muerte, lesión grave o violencia sexual, ya sea real o amenaza, en una (o más) de
las formas siguientes:
- Experiencia directa del suceso(s) traumático(s).
- Presencia directa del suceso(s) ocurrido(s) a otros.
- Conocimiento de que el suceso(s) traumático(s) a ocurrido a un familiar próximo o a un amigo íntimo.
- Exposición repetida o extrema a detalles repulsivos del suceso(s) traumático(s).
B. Presencia de uno (o más) de los síntomas de intrusión asociados al suceso(s) traumático(s), que
comienza después:
- Recuerdos angustiosos recurrentes, involuntarios e intrusivos del suceso(s).
- Sueños angustiosos recurrentes en los que el contenido y/o el afecto del sueño está relacionado con el
suceso(s).
- Reacciones disociativas en las que el sujeto siente o actúa como si se repitiera el suceso(s).
- Malestar psicológico intenso o prolongado al exponerse a factores internos o externos que simbolizan o
se parecen a un aspecto del suceso(s).
- Reacciones fisiológicas intensas a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto
del suceso(s) traumático(s).
C. Evitación persistente de estímulos asociados al suceso(s) traumático(s), que comienza tras el
suceso con una o ambas características:
- Evitación o esfuerzos para evitar recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos acerca o
estrechamente asociado(s) al suceso(s).
- Evitación o esfuerzos para evitar recordatorios externos que despiertan recuerdos, pensamientos o
sentimientos angustiosos acerca o estrechamente asociados al suceso(s).
D. Alteraciones negativas cognitivas y del estado de ánimo asociadas al suceso(s) traumático(s), y se
manifiesta por medio de dos (o más) de las características siguientes:
- Incapacidad de recordar un aspecto importante del suceso(s) traumático(s).
- Creencias o expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, los demás o el mundo.
- Percepción distorsionada persistente de la causa o las consecuencias del suceso(s) que hace que el
individuo se acuse a sí mismo o a los demás.
- Estado emocional negativo persistente.
- Disminución importante del interés o la participación en actividades significativas.
- Sentimiento de desapego o extrañamiento de los demás.
- Incapacidad persistente de experimentar emociones positivas.
E. Alteración importante de la alerta y reactividad asociadas al suceso(s) traumático(s),
manifestándose a través de dos (o más) de las siguientes características:
- Comportamiento irritable y arrebatos de furia que se expresan típicamente como agresión verbal o física
contra personas u objetos.
- Comportamiento imprudente o autodestructivo.
- Hipervigilancia.
- Respuesta de sobresalto exagerada.
- Problemas de concentración.
- Alteración del sueño.
F. La duración de la alteración (criterios B, C, D y E) es superior a un mes.
G. La alteración causa malestar clínicamente significativo o problemas en la relación con los padres,
hermanos, compañeros u otros cuidadores, o en el comportamiento en la escuela.
H. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia u otra afección
médica.

De acuerdo con Echeburúa et al. (2016), el TEPT debe de ser evaluado


cuidadosamente debido que la naturaleza de los síntomas (como la evitación de
cualquier estímulo o referencia asociado a la experiencia traumática), así como la
existencia de fenómenos disociativos puede inducir al psicoterapeuta a no ver la
conexión de los síntomas actuales y la experiencia del trauma, provocando que el
paciente no reciba el tratamiento adecuado.
De acuerdo con el DSM-V, el trastorno de estrés postraumático se asocia al
deterioro de los dominios sociales, interpersonales, del desarrollo, educaciones, de
salud física y ocupacionales.
Consecuencias neurológicas del TEPT
La sintomatología del Trastorno de Estrés Postraumático varía de individuo a
individuo; sin embargo, no se puede negar que las afecciones que causa en la
biología del individuo existen como consecuencia del vano esfuerzo del eje
hipotalámico-hipofisiario-adrenal (HPA) por estabilizar al individuo.
Este eje tiene una doble función: liberar cortisol como respuesta al estrés, y cuando
el estímulo estresor ha sido retirado, liberará corticoides suprarrenales, regulando
las vías metabólicas y cardiovasculares, la actividad inmunológica y
neuroendrocrina.
Sin embargo, si el suceso traumático es experimentado de manera constante o es
percibido intensamente por el individuo, entonces se producirá un desajuste en el
eje HPA ya que no podrá ajustarse tan rápido como la vivencia del sujeto, y al estar
incluida la glándula maestra en el eje, todo el sistema orgánico del individuo se verá
afectado, manifestándose a través de pobres niveles de concentración y atención,
problemas de sueño, irritabilidad y desapego hacia otros. Específicamente, el TEPT
afecta a:
- La corteza prefrontal, modificando la memoria de trabajo y el aprendizaje de
extinción del miedo, así como un bajo rendimiento en las tareas que involucren
la atención.
- La amígdala, que continuara emitiendo una respuesta de estrés, aunque el
estímulo estresor haya sido retirado hace mucho tiempo atrás.
- El hipocampo generalizaría el miedo y los recuerdos intrusivos.
Respecto a nivel hormonal, se ven afectados los siguientes sistemas:
- El sistema opioide, el cual se ve desregularizado y está ligado a la evitación y
paralización ante el miedo.
- El sistema serotoninérgico, implicado en la regulación del sueño, la agresividad,
la actividad motora, la ansiedad y el humor. En el TEPT produce ataques de
pánico y aumento de la ansiedad.
Tratamiento
Según Castro et al. (2003) existen dos posturas respecto al uso de fármacos; en la
primera el tratamiento farmacológico es un mero facilitador para la aplicación de
técnicas psicoterapéuticas y la otra señala que es el tratamiento indicado para las
alteraciones biológicas producidas por el trastorno.
Keira Knightley y el TEPT
Actualmente, Keira Knightley es una actriz británica y desde su niñez ha padecido
dislexia, sin embargo, esto no ha sido obstáculo para se adentrará en el mundo del
espectáculo, en gran parte debido a la influencia de sus progenitores.
A la edad de seis años hizo su debut en la película británica “Dos mujeres” (1994);
pero su primera aparición en Hollywood se produjo en “Star Wars Episodio I: La
amenaza fantasma” donde interpretó a Sabé.
Su salto a la fama se produjo en el 2003, cuando interpretó a Elizabeth Swann en
“Piratas del Caribe: La maldición del Perla Negra”, la primera película de la saga.
Posteriormente actuó en otros filmes como “Orgullo y prejuicio”, “Nunca me
abandones”, “Un método peligroso”, “Anna Karenina”, “Buscando un amigo para el
fin del mundo”, entre otras producciones.
Sin embargo, a pesar de haber construido una sólida carrera en Hollywood, Keira
tuvo un colapso mental en el 2007, cuando estaba promocionando las películas que
la catapultarían a la fama: “Piratas del Caribe: En el fin del mundo” y “Expiación”.
Keira se tomó un año libre cuando colapsó y fue diagnosticada con trastorno de
estrés postraumático.
Durante su año sabático, Keira se dedicó a viajar, pero tuvo que acortar su descanso
después de haber sido nominada a un Globo de Oro por la película “Expiación”. Ella
relata que tuvo que luchar contra ataques de pánico y como último recurso, recurrió
a la hipnoterapia para poder asistir a la ceremonia de los Premios de Cine de la
Academia Británica.
Posteriormente, Keira confesó en el 2018 que continuaba luchando contra la fama,
los paparazis y la ansiedad producida por ambos ya que, en su opinión, los
paparazis habían comenzado a buscar fotografiar el quiebre de las mujeres desde
el quiebre de Britney Spears.
Referencias

American Psychatric Association. (2018). DSM-5: Manual Diagnóstico y Estadístico de los

Trastornos Mentales. (5.a ed.). Editorial Medica Panamericana S.A. de C.V.

Carrillo-Mora, P. (2010). Sistemas de memoria: reseña histórica, clasificación y conceptos

actuales. Segunda parte: Sistemas de memoria de largo plazo: Memoria episódica,

sistemas de memoria no declarativa y memoria de trabajo. Salud mental, 33 (2), 197-

205.

Castro Carboni, N., Campos Villalobos, G., & López Castillo, C. (2003). Neurobiología y

tratamiento del trastorno de estrés post-traumático. Medicina Legal de Costa

Rica, 20(2), 5-14.

Echeburúa, E., Amor, P. J., Sarasua, B., Zubizarreta, I., Holgado-Tello, F. P., & Muñoz, J.

M. (2016). Escala de Gravedad de Síntomas Revisada (EGS-R) del Trastorno de

Estrés Postraumático según el DSM-5: propiedades psicométricas. Terapia

psicológica, 34(2), 111-128.

Gordon, J.A. (2006). National Institute of Mental Healthy. Instituto Nacional de Salud

Mental.

Keira Knightley revela que sufrió estrés postraumático tras su rápido ascenso a la fama.

(2018, 6 octubre). EL PAÍS.

https://elpais.com/elpais/2018/10/05/gente/1538736650_417096.html
Pereda, N., y Gallardo-Pujol, D. (2011). Revisión sistemática de las consecuencias

neurobiológicas del abuso sexual infantil. Gaceta sanitaria, 25 (3), 233-239.

Pineda, D. (2000). La función ejecutiva y sus trastornos. Revista de neurología, 30 (8), 764-

768.

Rivera, M. E. (2019, junio). Estrategias terapéuticas en el manejo del trastorno de estrés

post-traumático (TFG). Universidad Miguel Hernández. http://193.147.134.18/bit

stream/11000/6927/1/TFG_Mar%C3%ADa%20Escudero%20Rivera.pdf

Zegarra-Valdivia, J. A., y Chino-Vilca, B. N. (2019). Neurobiología del trastorno de estrés

postraumático. Revista mexicana de neurociencia, 20 (1), 21-28.

También podría gustarte