La Ciencia en La Sociedad Inteligibilidad e Influencia
La Ciencia en La Sociedad Inteligibilidad e Influencia
La Ciencia en La Sociedad Inteligibilidad e Influencia
inteligibilidad e influencia
Joaqu(n Summers Gamez
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Aristóteles, en alguna ocasión, que considera a la ciencia como "el conocimiento de
la verdadera naturaleza de las cosas" y piensa que la ciencia es "sabiduría". Era
imprescindible la utilización de la razón para llegar al conocimiento de la naturaleza
de las cosas que, además, suponía una garantía de la propia investigación puesto que
la capacidad de comprensión y comportamiento de los científicos estaba por encima
del nivel medio de los humanos.
Con ligeras matizaciones esta situación permanece hasta la llegada de la llamada
ciencia moderna, en que pierde el significado de "saber absoluto", abandona, por
tanto, todo su contenido metafísico y, desde luego, se encuentra muylejos de cualquier
significación moral. El científico u hombre de ciencia deja· de ser un sabio, se
encuentra incluido en un entorno social y tiene una preocupación por las cuestiones
concretas sin perder su interés por los grandes problemas filosóficos, pero trata de
atender a la demanda social cada vez más importante.4
Ante un planteamiento de este tipo, por simplificado que se haya presentado, surge
de inmediato, la duda o la seguridad de que, en ese momento, la ciencia es moderna
porque tiene un soporte ideológico. Aunque voy a insistir en esta cuestión, en repetidas
ocasiones, quiero anticipar que la ciencia moderna ha tenido el importante soporte de
la "ideología burguesa", influyendo de una manera decisiva en su desarrollo, con
mejor o peor fortuna. 5
Con el establecimiento de la ciencia moderna se puso de manifiesto, por primera
vez, que la ciencia daba poder y que, por tanto, era importante para los políticos.
Sabido es que la política es poder y que el cultivo de la ciencia traería un considerable
progreso científico-técnico que podría proporcionar la fuerza necesaria para desarro-
llar una nueva forma de gobierno en el que se podrían abordar la resolución de diversos
problemas planteados en la ciudad, en la industria, en los transportes, etc. Nace, en ese
momento, una estrecha colaboración entre la ciencia y la técnica, es decir, se utiliza
la ciencia para resolver los problemas planteados por la sociedad y que llegaría a su
máxima expresión en el siglo XX. 6 El científico tiene una función diferente en la
sociedad, existe una tendencia a la profesionalización del científico que traería, como
consecuencia, un proceso de institucionalización de la ciencia, como luego tendremos
ocasión de tratar.
Aunque sea dar un pequefto salto, conviene seftalar antes de seguir que, en la
actualidad la ciencia no tiene el mismo soporte ideológico de naturaleza burguesa. A
mi entender, el significativo y rápido progreso científico de nuestro siglo hace que, en
buena parte, no pueda ser controlado por el hombre. El desarrollo y el avance de la
ciencia no puede ser dominado por el hombre, las decisiones provienen de instancias
superiores que no protagoniza el científico aunque participe en ellas". El científico
(4) BUTIERFIELD, H.• Los or{genes de la ciencia moderna, Tamus. Madrid, 1971.
(5) SONNATI. S .• Ciencia y cient{/icos en la sociedad burguesa, Icaria. Barcelo~ 1977.
(6) MUMFORD, L., Técnica y civilizaci6n, Alianza, Madrid, 1971.
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está tan desposeido del producto de su cerebro como el obrero del de su máquina". 7
La ciencia no es neutral, tampoco lo son los científicos y el avance o progreso de una
ciencia es una bandera social que los países utilizan como portavoz de una situación
de bienestar o un factor medidor de un buen estado económico. La realización de la
ciencia actual necesita de grandes inversiones económicas y una acción política muy
determinada que, sin duda, se pueden aprovechar para obtener un buen rendimiento
político. ·
Por otra parte, el progreso científico tiene una dimensión colectiva como conse-
cuencia de la participación de los grandes equipos de científicos, multidisciplinares
en la mayoría de los casos, que despersonaliza el trabajo del hombre de ciencia al
quedar respaldado por todo un equipo. 8 Es como si la ciencia tuviera una vida propia
que le pennitiera avanzar con independencia de la voluntad de los científicos. La
ciencia, por tanto, tiene una implantación social que dista mucho de su significación
tradicional. Lo positivo o negativo de un descubrimiento no depende de la buena o
mala voluntad del hombre, está sometida a intereses que, en muchos casos, exceden
a la decisión de un país9 que, a su vez, se encuentra sometida a una extraordinaria y
despiadada competencia. De una manera general, se conoce el resultado de cualquier
experiencia, cómo se debe hacer, qué grupos de investigación están capacitados para
realizarla, etc. Una planificación peñecta en la que también interviene el factor
suerte. 10
Después de este inciso volvamos al hilo de nuestra narración situándonos en los
siglos XVI y XVII entre los que transcurre el Renacimiento. El Renacimiento supone
un cambio radical en la vida social, política y científica; se caracteriza por una gran
vitalidad, un interés por las cuestiones espirituales y prácticas, un interés en definitiva,
por todo. La conclusión o el inicio de este cambio o de estas circunstancias es la
revolución científica o la ciencia moderna. No quiero entrar a considerar los diferentes
detalles sociales que permitieron la revolución científica aunque, para el propósito
sef\alado, es necesario precisar que esta revolución científica nace en el seno de una
revolución social, si bien no vamos a discutir cuál de estas dos revoluciones fue la
primera. Lo cierto es que la nobleza, considerada como clase social privilegiada
(7) LEVY -LEBLOND, J.M., La ideologfa de 1en laflsica contemporánea, Anagrama, Barcelona,
1975.
(8) Cuando se repasa la lista de los últimos galardonados con el Premio Nobel en materias científicas.
se puede comprobar que se han otorgado a importantes científicos que dirigen grandes grupos de
investigación.
(9) En este sentido es importante poner de manifiesto que para hacer frente a las costosas inversiones
que supone la realización de una ciencia experimental es frecuente la agrupación de los presupuestos de
varios países para tal fin, un ejemplo europeo es el CERN.
(1 O) El desarrollo de la comunicación científica para especialistas ha alcanzado en este siglo un auge
grande, existe gran número de revistas científicas de gran prestigio que permiten conocer la ciencia que
seestáhaciendoenemundo entero y además dado el sistema de selección que se utiliza para su publicación
proporciona un buen respaldo científico.
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procedente del Medioevo, quería mantener su situación, no cambiar nada pues de esta
manera pensaban prolongar un sistema social que sin duda les beneficiaba. Poco a
poco emerge una nueva clase social, la burguesía, que apuesta fuertemente por el
cambio pues confía en un futuro mejor ligado al progreso social y científico. Se trata
de una situación que se ha presentado en repetidas ocasiones: es el enfrentamiento
entre los progresistas y los inmovilistas.
Como ya he apuntado antes el mundo de la ciencia se encontraba marginado o
aislado de su contexto histórico-social, tenía un ritmo de desarrollo ajeno a su entorno,
mientras que la ciencia moderna supone una idea de progreso de la ciencia vinculado
a los grandes problemas planteados por la humanidad. El desarrollo de la ciencia
moderna se encuentra ligado al crecimiento de la clase burguesa. En conclusión, el
mundo para la burguesía es el escenario donde aplicar unos conocimientos, es decir,
la aplicación de la ciencia. El progreso tecnológico es imprescindible para resolver las
cuestiones planteadas en la vida diaria así como para crear nuevas perspectivas.
Francis Bacon fue el primer filósofo que estaba convencido de una ciencia
productiva y burguesa "el verdadero y legítimo fin de la ciencia consiste simplemente
en enriquecer la vida humana con nuevos descubrimientos y nuevo poderío". 11 En
defmitiva, la ciencia debe influir en el desarrollo de la sociedad, el científico no debe
despreciar el trabajo técnico, en este aspecto también insiste Descartes cuando avala
en sus escritos el conocimiento de las cuestiones prácticas en contra de la filosofía
especulativa al decir "por medio de éste (conocimiento práctico) llegando a conocer
la fuerza y la acción del fuego, del agua, del aire, de los astros, del cielo y de todos los
demás cuerpos que nos rodean .. . podremos utilizarlos para todo aquello que
necesitemos, transformándonos en consecuencia en amos y dominadores de la
naturaleza". 12
Este planteamiento realizado para presentar el nacimiento de la ciencia moderna
puede conducir a error pues no se ha mencionado que la nueva mentalidad científica
encontró una fuerte oposición con el poder constituido tanto religioso como civil,
aunque tal vez el primero fue más importante, probablemente, por la postura dura e
intransigente adoptada por la Iglesia Católica frente a la Refonna alemana que
entonces tomaba una especial significación. Sin lugar a dudas, el mejor ejemplo de
esta situación lo proporciona Galileo Galilei considerado como el primer científico
moderno y fundador del método experimental, tuvo grandes dificultades de entendi-
miento con la Iglesia a pesar de su interés por llegar a un acuerdo. 13
Galileo era un buen católico que consideraba la actividad científica de interés
público siendo su destinatario la sociedad. Sin proponérselo adoptó una postura
revolucionaria al dar su propia intelpretación de la naturaleza, situación que no
admitía la Iglesia pues no podía aceptar que el hombre libremente, utilizando su
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inteligencia y su razón, pudiese dar una concepción del mundo sobre todo si no
coincidía con la doctrina oficial. A pesar de su postura conciliadora no consiguió llegar
a un entendimiento con el poder religioso constituido como es conocido de todos. La
mentalidad antimetafísica y burguesa de Galileo se pone de manifiesto por su interés
al aplicar los problemas teóricos que estudiaba y el esfuerzo en establecer una buena
relación con el Poder, entre otras razones, por la posibilidad en adquirir una libertad
de actuación basada en el apoyo político y económico a sus investigaciones. La
situación de Galileo es significativa de una época que se repitió con demasiada
frecuencia y durante mucho tiempo.
La interrelación entre la ciencia y la sociedad trae como consecuencia una
situación de bienestar científico y social, es decir, mejoran las condiciones de vida de
la población e incluso cambia la fisonomía de las ciudades. Así, por ejemplo, aparece
una burguesía industrial resultado de aplicar el progreso tecnológico de los medios de
producción para obtener una disminución del coste y un mayor beneficio de reinver-
sión. Por otra parte, la institucionalización social de la ciencia, es decisiva para el
progreso de la ciencia del siglo XVII y resulta como única salida posible a la absurda
situación en que se encontraban las Universidades, ancladas en el pasado con unas
importantes limitaciones sociales, religiosas y económicas. En estas condiciones el
nuevo científico tenía que buscar, primero un lugar donde trabajar y, después,
satisfacer la necesidad de agrupación de los hombres de ciencia, abandonando su
tradicional trabajo en solitario.
Así nace en 1622, la Royal Society en una sociedad con un gran deseo de cambio.
Se crea como un lugar de encuentro d!! científicos que sentían la necesidad de discutir
y cambiar ideas. Los primeros científicos que se integran en esta sociedad también
tienen intereses filosóficos y aceptan el espíritu baconiano con que nació este proyecto
que consideraba a la ciencia como un bien público y en beneficio del género humano.
Aquí se encuentra la justificación de la preocupación inicial de la Royal Society sobre
cuestiones tan diversas como la industria textil y el tratamiento de pieles frente al
desarrollo de diversos y extrafios inventos.
Consecuencia inmediata de este gran desarrollo científico es la necesidad de la
especialización de la ciencia pues a medida que se produce un avance de la misma es
imposible que pueda estar al alcance de un sólo científico. Aparece una primera
parcelación de la ciencia que, también, tuvo dificultades para ser aceptada por varios
motivos entre los que destacarla el hecho de la incorporación inicial de muchos
filósofos a la Royal Society hizo que ésta institución no fuera bien aceptada. 14
La burguesía adquirió un protagonismo definitivo en la sociedad de la época al
mismo tiempo que la nobleza continuaba ajena a su entorno, no preocupada por la
ciencia moderna a la que consideraba como un fenómeno curioso y, en algunos
(14) MERTON, R., Ciencia, tecnologfa y sociedad en la Inglaterra del siglo XVII, Alianza, Madrid,
1984.
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aspectos, mágico. El auge de la nueva ciencia llevaba paralelo un gran desarrollo
tecnológico que facilitó el enriquecimiento de la burguesía y el nacimiento de una
nueva y moderna sociedad industrial en la que, como ya he seflalado, se afianzan las
relaciones entre la ciencia y la sociedad, pennitiendo la solución de complejos
problemas técnicos dentro del nuevo marco científico-técnico.
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la vanguardia del saber científico. 16 En este complejo ,proceso hay que sefialar, al
menos, una importante y significativa "politización" de los científicos e intelectuales
de la época, lo que supuso, con frecuencia, una dificultad en el momento de diferenciar
entre los problemas de la ciencia y los del estado. A mi entender esta ideología·nace
de la confianza en el hombre y en la ciencia, pero no se trata de una ideología impuesta
desde arriba y tampoco se trata de ideología ajena a la esencia y al método de la ciencia
(situación contraria a la que sucedió en la ciencia nazi y su "politización").
El auge científico francés coincide con una situación de apatía en la sociedad
inglesa,· faltan las ideas y se aprecia una desconfianza hacia la libre investigación
científica. La escasa consideración social del científico, la pequefia remuneración
económica y la pobre actividad de la Royal Society, reducida a unas tareas burocrá-
ticas, conduce a que, en poco tiempo, se llegue a pensar que la ciencia es un lujo. En
conclusión. Francia que aprendió del ambiente científico británico, consiguió crear un
"mundo científico" que habría de servir de modelo a otros países europeos empezando
por Alemania.
En el siglo XIX se afianza definitivamente la idea de progreso científico,
tecnológico y· social, prescindiendo de las situaciones políticas e históricas, se aprecia
una abnósfera científica que proporcionó avances notables en el campo de la geología,
biología y química, así mismo especial mención merece la medicina en la que
enfennedades conocidas desde siglos antes desaparecen o se curan. La ciencia, en
definitiva, adquiere para la sociedad una dimensión que antes no tenía.
Puede ser ilustrativo para entender el ambiente científico del siglo XIX detener-
nos, aunque sea mínimamente, en la teoría científica del evolucionismo, 17 considerada
como la doctrina científica más importante de este siglo. Se trata de una aportación
típica de la ciencia burguesa que contiene elementos de interpretación que pueden ser
considerados contradictorios. En la fonnulación de esta teoría fue muy importante el
trabajo realizado por Darwin que la fundamentó, difundió e hizo que fuera aceptada
por el mundo científico. Según Darwin los seres vivos, animales y plantas, crecen y
se desarrollan en estrecha relación con el ambiente en que se encuentran, de tal
manera, que mientras algunos seres vivos continúan viviendo, a otros no le ocurre lo
mismo. Se trata de una lucha por la existencia, una lucha por la supervivencia, en la
que resulta vencedor el mejor adaptado al ambiente o tiene una mayor capacidad para
vencer según sea su fortaleza, salud, etc.
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La teoría evolucionista supuso un impacto social muy importante pues además de
tener una significación semejante a la establecida por la revolución copemicana, en
la que la Tierra es un plantea más, pues el hombre pierde, definitivamente protagonis-
mo siendo uno de los tantos animales de nuestro planeta. La Tierra, en su caso, y el
Hombre, en el otro, dejan de tener una postura egocéntrica a partir de la cual poder
explicar el resto del universo. Es una teoría desmitificadora que, en el momento de su
aparición, puso en entredicho la moral, la ética, los valores, etc. y que escandalizó a
amplios sectores de la sociedad al decir que el antepasado del hombre era un simio.
El concepto de antepasado, del origen, de la estirpe, etc. se ve afectado seriamente con
las doctrinas evolucionistas y colabora a que la ciencia adopte para la sociedad y la
política un significado que antes no tenía.
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llo de un exagerado nacionalismo. La realidad es que el estudio que habrlan de
conducir a la comprensión de la energía atómica se iniciaron hacia el ano 1920 y,
entonces, se pensaba que proporcionaría una decisiva información para el mejor
conocimiento de la estructura de la materia y nadie pensaba que estos estudios tuvieran
una aplicación práctica tan terrible. Así pensaba Rutheñord cuando en el ano 1933
dice: "Estas transformaciones del átomo son de extraordinario interés para los
científicos, pero no podemos controlar la energía atómica de modo que sea de algún
valor comercial ... Nuestro interés por la cuestión es puramente científico,. En el
mismo sentido se manifestaron Heisemberg, Bohr y Curie entre. otros.
Algunos años después, en 1938, en Berlín, Otto Hahn consigue fusionar el átomo
y cuatro años después Enrico Fenni experimenta la primera reacción en cadena
controlada por el hombre que supuso la realización en 1945 de un experimento en un
desierto americano de la explosión de una bomba. Era un experimento que sería el
pórtico de lo sucedido en Hiroshima, consecuencia de unos condicionamientos socio-
políticos y de unas grandes inversiones económicas. Surge la pregunta acerca de si
merecía la pena la catástrofe sucedida y la amenaza constante que ha quedado en el
mundo, a cambio de un mejor conocimiento de la materia, principio de un importante
campo de investigación, sin olvidar lo que se ha dado en llamar utilización para fines
pacíficos.
IV
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tantes o definitivos de una generación a otra. Siempre han existido ideas geniales
imprescindibles para el desarrollo científico y el progreso social, aunque debido a los
condicionamientos ambientales quedaban reducidas a un ámbito muy restringido.
Como ejemplo insistiré en que la revolución copemicana es determinante para la
historia científica pero que en su época es conocido por un grupo pequefio de
intelectuales que la aceptaban o no en función de sus condicionamientos religiosos que
ahogaban socialmente a la población. Además, habría que objetar la falta de inmedia-
tez en la aplicación de la aportación de Copernico, se trataba de un "problema filosó-
fico" y, por tanto, no iba a aportar beneficio social alguno.
Se trataba, en defmitiva, de una sociedad muy hermética y poco permeable a una
influencia exterior; por otra parte, los factores socio-religiosos eran tan aplastantes
que cualquier cambio social tenía que proceder de agentes externos que fueran capaces
de modificar sustancialmente las condiciones de vida. Esto ocurrió en el momento que
se le atribuye a la ciencia moderna el carácter de burgués, como ya hemos visto. Es
decir, cuando la sociedad percibe el carácter utilitario de la ciencia, esto es, nace una
"tecnología" que en un principio tiene carácter artesanal para después incorporar
procesos y técnicas más elaboradas que permiten pasar de las primitivas máquinas
muy semejantes a las utilizadas por los artesanos a unos dispositivos distintos que
aportan una situación diferente y traen una desconfianza del hombre respecto a la
máquina.
Esta situación ha sido recogida con mejor o peor fortuna en la literatura de la época,
me permito recordar, tal vez, el personaje de ficción más conocido: Frankenstein.
Entonces era frecuente la existencia de muchos científicos que con su trabajo y estudio
trataban de ayudar a la humanidad, Frankenstein 19 habfa descubierto el secreto de la
vida mediante el estudio de la electricidad, el galvanismo y la química, de esta
experiencia resulta un monstruo-máquina que pronto demuestra ser superior y se
produce un continuo enfrentamiento hasta el punto de que la máquina dá órdenes:
"¡Esclavo, antes yo razonaba contigo, pero has demostrado ser indigno de mi
correspondencia. Recuerda que tengo poder ... Puedo hacerte tan desdichado que la
luz del día sería odiosa para tí. Tu eres mi creador, pero yo soy tu amo. Obedece!". La
conclusión no puede ser más alarmante: el monstruo-máquina se transforma en un
patrón opresivo del hombre, aunque no fue creado con malicia alguna.
El cine también ha recogido esta preocupación, René Clair y Charles Chaplin han
reflejado en sus películas la situación presentada en la que la máquina esclaviza al
hombre (recordar los ftlms A nous la liberté y Tiempos modernos). En resumen, la
respuesta de la sociedad ante la ciencia es ambigua por una parte de apoyo y
entusiasmo y, por otra, de enojo y de profunda desconfianza. De todas maneras la
respuesta está matizada por las condiciones sociales de cada época.
(19) Frankenstein, fue un personaje creado en 1816 por la escritora británica Mary Wollstonecraft
Shelly en su novela El Doctor Frankenstein o el moderno Prometeo.
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V
(20) FEYERABEND, P., La ciencia en una sociedad libre, Siglo XXI, Madrid, 1982.
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que se ejerce una crítica de las creencias involucradas. 21
De la misma manera que existen unas condiciones sociales adecuadas para el
surgimiento de una teoría o doctrina científica, como he puesto de manifiesto, se
pueden contemplar factores sociales que favorecen o perjudican la discusión de los
conocimientos científicos. Algunos de estos factores pueden ser: los prejuicios
sociales y culturales empleados en la explicación, creencias religiosas, fidelidad a una
escuela de pensamiento, adopción de posiciones teóricas, metodológicas y conceptua-
les, intransigentes, etc. Todo ello al margen de la propia oposición social que, en
ocasiones, pueda presentar el mundo de la ciencia; así ocurrió, por ejemplo, con la
teoría de la herencia de Mendel, los trabajos de Pasteur o la investigación de Planck
acerca de la cuantización de la materia. A este respecto las palabras de Berber22 son
muy elocuentes:" ... hay ciertas resistencias, que ellas tienen fuentes especificables en
la cultura y la interacción social y que puedan ser en cierta medida inevitables, no es
prueba de que en la ciencia haya más resistencia que aceptación ni que los científicos
no sean de espíritu más abierto que otros hombres. Todo lo contrario, la poderosa
norma de la imparcialidad, las pruebas objetivas por las que a menudo pueden ser
válidos conceptos y teorías, y los mecanismos sociales que aseguran la competencia
entre las nuevas y las viejas ideas, todo ello constituye un sistema social en el que la
objetividad es mayor que en otros ámbitos sociales y la resistencia menor ... subsisten
algunas resistencias, y son éstas lo que tratamos de comprender y, de este modo,
reducir,.
Por el contrario, la aceptación y difusión de algunas teorías científicas se han visto
favorecidas por determinados factores sociales. Así ocurrió con el neoplatonismo que
creó un clima de opinión favorable a la recepción de la cosmología moderna. 23
Sin lugar a dudas el problema más importante es el que proporciona el lenguaje
o vocabulario que utiliza la ciencia, en la mayoría de los casos no abordable y
entendible por el ciudadano medio. Esto trae como consecuencia que el conocimiento
científico llega al profano en la materia tras sufrir un proceso de traducción que puede
realizarse con mejor o peor fortuna pero que, en todo caso, es inevitable. Es necesario
iniciar un trabajo que nos encamine a establecer un lenguaje intermedio a mitad de
camino entre el lenguaje científico y el lenguaje común que pueda resolver esta
situación de incomunicación en que nos encontramos en algunas ocasiones. 24 Sobre
esta iniciativa se han realizado muchos esfuerzos y estimo que se han conseguido unos
buenos vínculos de comunicación entre el mundo científico y la sociedad legal en el
(21) EASLEA, B., La liberación social y los objetivos de la ciencia, Siglo XXI, Madrid; 1977.
(22) BARBER, B. "Resistance by scientists to scientific discovery", Science, vol. 134, núm. 3.479,
1 de septiembre 1961.
(23) KUNH, T.S., La revolución copernicana, Ariel, Barcelona, 1978.
(24) La utilización de un lenguaje específico no es una cuestión exclusiva de la ciencia. también
sucede en otras disciplinas. por ejemplo, en el Derecho, lenguaje de difícil comprensión para legos en la
materia.
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tema, pero también, es cierto, que es necesario continuar y, en este caso, el esfuerzo
debe realizarlo la sociedad aceptando dentro de su categoría cultural el conocimiento
de las teorías y doctrinas científicas. La ciencia no es un mundo aparte y tampoco
puede abandonar el aspecto de su lenguaje que es imprescindible para su metodología
de trabajo, si la ciencia pierde la categorla científica que produce la metodología
científica abandona su propia esencia. Existe un papel de mediador que debe fomentar,
con ánimo integrador, la propia sociedad que fomenta, financia y disfruta, al menos
deberla ser así, de la ciencia.
En el planteamiento realizado he omitido, intencionadamente, un aspecto que
entiendo decisivo para detenninar la situación de confluencia en que se encuentra la
ciencia y la sociedad, es decir, establecer la relación existente entre el pensamiento
social y las teorías científicas. Si bien el pensamiento social es mucho más general y
acoge a un número mayor de problemas, en repetidas ocasiones recurre al mundo de
la ciencia para trasladar parte de su vocabulario y algunos de sus conceptos para
explicar estructuras y funciones sociales que podían realizarse mediante los procedi-
mientos tradicionales. 25
A mi entender esta apropiación se ha producido de una manera regular y
sistemática desde el siglo XIX, cuando muchos de los conceptos darwinianos se
emplearon para explicar las estructuras y funciones sociales. Con anterioridad ya se
utilizaban metáforas derivadas de la Física y de electrofisiología para explicar las
capacidades humanas. Así los hombres era diferentes ante su resistencia a las
enfennedades, su agudeza de percepción, respuesta de los estímulos, etc. y los
médicos empezaron a hablar de la fuerza vital que enseguida se asoció al concepto de
fuerza netviosa gracias al esfuerzo por el físico y fisiólogo alemán Helmholtz que en
1852 midió la velocidad de la conductividad nerviosa y que pensaba que esa fuerza
vital debía ser la electricidad o alguna forma de energía afín.
Lo mismo sucedió con el segundo Principio de la Termodinámica que permitía
afirmar que el hombre tiene una cantidad limitada de energía vital y que las
posibilidades de pérdida de energía desde el interior del sistema cerrado (organismo
humano) son innumerables. En todos los casos se trataba de utilizar unas metáforas
didácticas que querían ser arropadas por la autoridad de la ciencia, tratando de ocultar
un intento de apuntalar un sistema de vida que tenía algunas grietas.
Detrás de este planteamiento, o tal vez, por encima de cualquier otra consideración
se encontraba la idea de asociar el desarrollo de la ciencia con la idea de la verdad
objetiva. Siempre se ha pensado que la actividad científica conduce de manera directa
y espontánea a la verdad, además, para muchos de los no iniciados en el mundo
científico parece que solamente es necesario explicar las creencias erróneas o falsas,
puesto que las verdaderas son evidentes. Planteamiento carente de rigurosidad y
contrario a la esencia del método científico.
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Desde mi perspectiva, tomar el lenguaje de la ciencia para expresar conceptos de
disciplinas que no tienen nada que ver con una metodología científica es ocultar la
realidad. El lenguaje científico tiene validez cuando se emplea con la precisión
necesaria y su utilización se ajusta a las nonnas establecidas por una metodología
estricta y rigurosa que no se puede adornar para hacerla más asimilable. Fuera de este
contexto existen otros procedimientos que pueden conducir a mejores resultados y
evitar sorpresas extrafias.
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