La Cienca en La Política Argentina 4
La Cienca en La Política Argentina 4
La Cienca en La Política Argentina 4
Cita recomendada:
Bulcourf, P., D´Alessandro, M. (2013). La ciencia política en la Argentina : desde sus comienzos hasta los
años 80 . Revista de Ciencias Sociales 13, 139-230. Disponible en RIDAA-UNQ Repositorio Institucional Digital
de Acceso Abierto de la Universidad Nacional de Quilmes http://ridaa.unq.edu.ar/handle/20.500.11807/1162
I. Introducción
*
Una primer versión de este trabajo fue presentada al I Con-
greso Latinoamericano de Ciencia Política, Universidad de Sala-
manca, 9-11 de julio de 2002. Los autores agradecen las valiosas
contribuciones de Luis Aznar, Arturo Fernández, Carlos Floria,
Mercedes Kerz, Néstor Legnani, Julio Pinto y Carlos Strasser. Mi-
guel De Luca, Alberto Föhrig, Andrés Malamud, Rodolfo Mussi,
Aníbal Pérez Liñán y Sebastián Saiegh han realizado comentarios
que no siempre se han asimilado como lo merecían. Los autores
también están en deuda con Carlos Floria y Miguel De Luca por su
generosa cesión de materiales de archivo, y con Juan Cruz Vazquez
por su colaboración.
**
Profesor e investigador de la Universidad Nacional de Quilmes
y Docente e investigador de la Universidad de Buenos Aires y de la
Universidad de San Andrés, respectivamente.
140 PABLO BULCOURF Y MARTÍN D´ALESSANDRO
1
Ver, por ejemplo, La Nación (19/02/2002). Acerca de la tarea
de los teóricos, Sheldon Wolin ha establecido una diferencia entre
predicción y prevención que nuestro punto de vista epistemológico
acoge con agrado: “Por consiguiente, en lugar de criticar a los teó-
ricos por la mala ejecución de una empresa que nunca abordaron,
sería más útil indagar si el teórico político intentaba algo similar a
la predicción, pero menos riguroso. Yo sugeriría, en primer lugar,
que en vez de predecir los teóricos se han ocupado de prevenir.
Maquiavelo advierte que habrá inseguridad en ausencia de una
autoridad gobernante efectiva; Halifax, que una autoridad que se
apoya demasiado en el temor provocará a la postre resistencia.
Aunque cada una de estas admoniciones presenta cierta similitud
con una predicción, difiere de ella en dos importantes aspectos.
En primer lugar, una prevención sugiere una consecuencia des-
agradable o indeseable, en tanto que una predicción científica es
neutral. En segundo lugar, una prevención es habitualmente he-
cha por una persona que siente cierta relación con el grupo o las
personas a quienes se previene; en resumen, una prevención ex-
presa un compromiso que está ausente en las predicciones. En
concordancia con esta función de prevenir, el lenguaje de la teoría
política contiene muchos conceptos destinados a expresar señales
de prevención: algunos de esos conceptos son los de desorden,
revolución, conflicto e inestabilidad” (Wolin 1993: 22).
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 141
2
Como sostiene Graciarena (1974: 38): “Es indudable que hay
fuertes necesidades sociales que tienen que ser consideradas en el
trabajo científico; la ciencia y la tecnología están hoy situadas en
el centro de la vida social y posiblemente nada sea más importante
que sus contribuciones para el desarrollo social a largo plazo. Por
esa misma razón, las conexiones que se establezcan entre la socie-
dad y la comunidad de los investigadores deben ser de tal natura-
leza que trasmitan bien la existencia de aquellas necesidades so-
ciales, pero al mismo tiempo, la manera como trasmitan esas ne-
cesidades tiene que ser compatible con las pautas de trabajo cien-
tífico y con un elevado grado de autonomía de la comunidad de
investigadores. Sin autonomía y libertad personal no hay imagina-
ción ni habrá descubrimiento científico”.
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 143
3
“Se entiende a las ciencias como prácticas sociales en activo;
por consiguiente, están sujetas al impacto de factores económicos,
políticos e ideológicos, tanto como cualquier práctica social. Una
peculiaridad de las prácticas científicas es que producen discursos
cuya pretensión de conocimiento cree tener un estatus especial, en
cuanto es científico. En esta medida, la pregunta ¿qué es conoci-
miento científico? sólo puede contestarse tomando en cuenta el lu-
gar de las prácticas científicas presentes en una determinada socie-
dad, es decir, sus relaciones con las prácticas económicas, políti-
cas, etc. (...) Indudablemente, empero, no es esto todo lo que debe
tomarse en consideración. Las prácticas científicas tienen peculia-
ridades que permiten identificarlas como científicas. Estas peculia-
ridades no se refieren sólo a la estructura de las prácticas mismas,
sino que son propias también de sus productos. Estos productos
son conocimientos. Sin embargo, la pregunta acerca de la manera
en que llegan a ser aceptados como científicos, sólo puede contestarse
tomando en consideración una serie de factores sociales, entre los
que cabe mencionar la división del trabajo (manual-intelectual), la
estructura de poder dentro de las instituciones académicas (trabajo
intelectual), el lugar que ocupan las instituciones académicas en la
estructura de poder de la sociedad en la que están inmersas, las
formas en que determinadas concepciones se vuelven dominantes y
son impuestas a través de la propaganda (conferencias públicas,
revistas, medios masivos de comunicación) y así sucesivamente”
(Olivé 1985: 17). “Aun cuando suscriba dicha clase de crítica, esta
obra supone también que existen conocimientos objetivos de obje-
tos reales, a diferencia de las creencias meramente subjetivas. Su-
pone también como verdad que nosotros, sujetos que vivimos en
medio de redes de relaciones sociales, sólo llegamos a conocer la
realidad, natural y social, en función de nuestros sistemas de con-
ceptos determinados históricamente, y también que las teorías cien-
tíficas están restringidas a una trama conceptual, histórica y so-
cialmente determinada. No hay conocimiento fuera de los sistemas
conceptuales, y éstos varían a lo largo de la historia y en cada una
de las sociedades” (Olivé 1985: 19).
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 145
4
Las injusticias a que este indicador pueda dar lugar deben
adjudicarse a la torpeza más que a la intención del trabajo y sus
autores.
146 PABLO BULCOURF Y MARTÍN D´ALESSANDRO
5
En el Anexo I se brinda una descripción más completa sobre
el desarrollo de la ciencia política en el mundo, a partir de las
publicaciones y autores considerados más relevantes.
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 147
y Tonelli (1993).
148 PABLO BULCOURF Y MARTÍN D´ALESSANDRO
7
Este artículo (Almond 1999) fue presentado por su autor por
primera vez en un paper en la Universidad de Illinois en 1987, y
publicado al año siguiente en la revista Political Science & Politics.
8
Hace poco, David Easton (1997) sostuvo que las críticas
posconductistas generaron un fructífero reacomodamiento en la
disciplina, pero que reaparecerá una hegemonía teórica y de in-
vestigación que, habiendo absorbido los debates, podrá caracteri-
zarse como neoconductista.
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 149
9
Esta obra, así como otras de Rodolfo Rivarola y de Ernesto
Quesada, por ejemplo, son formalistas en el sentido que están muy
apegadas al derecho público, pero no porque se limiten a la exége-
sis constitucional.
152 PABLO BULCOURF Y MARTÍN D´ALESSANDRO
10
La concepción positivista y la ambigüedad entre el elogio y
las críticas tanto frente al régimen del 80 como frente al ascenso
del radicalismo pueden apreciarse, en el caso de los artículos de
José N. Matienzo, en Zimmermann (2002), y en el caso de Rivarola,
en Dulce (2002). En contraste, para Ancarola (1975: 15), Rivarola
fue “el último representante de la generación del ochenta”. La mis-
ma discusión, aunque desde un enfoque menos centrado en la
política, puede encontrarse en Bosch (2001).
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 153
11
La revista tenía un costo relativamente alto: alrededor de 3
pesos el ejemplar, mientras que Caras y Caretas tenía un costo de
20 centavos por ejemplar (Ortiz 1995: 311 n. 6).
154 PABLO BULCOURF Y MARTÍN D´ALESSANDRO
13
Ver Anexo II. Para una clasificación subtemática, se puede
consultar la existente en la “guía de consulta rápida” que se co-
menta en Ortiz (1995 y 1996).
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 157
15
Entre los profesores que impartían clases a comienzos de los
años 60 cabe destacar a Eduardo Sutter Schneider, Juan Carlos
Puig, Bruno Bologna, Roberto Puig, Artemio Melo, Carlos Menosi,
Roberto Brie, Miriam Colacrai, Carlos Sánchez Almeida, Sonia
Bengoechea y Wagner Goldschmidt, entre otros.
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 159
16
En realidad, esta última especialización nunca se logró
implementar por la falta de alumnos.
17
Por ejemplo, analizando las características de la Constitución,
Arias Pelerano sostuvo: “Curiosamente estas tres versiones de cons-
titución no hacen más que reflejar los distintos ángulos desde los
cuales puede ser abordado el objeto político. Desde ya que estos
ángulos dan lugar a la estructuración de diversas disciplinas, todas
ellas válidas para describir el mismo objeto de conocimiento, razón
por la cual es lícito hablar, no de una Ciencia Política, sino de Cien-
cias Políticas, en plural” (Arias Pelerano 1994: 86).
160 PABLO BULCOURF Y MARTÍN D´ALESSANDRO
18
Según Agulla, esto se dio principalmente a causa de que las
teorías sociológicas utilizadas eran elaboradas en los países desa-
rrollados para explicar una “sociedad” nacional, en el sentido
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 161
20
La importancia de Germani para los estudios de sociología
política ha sido muy grande. En palabras de Irving Horowitz (1992:
43): “Fue en Buenos Aires que Germani primero absorbió los tra-
bajos completos de Weber, Simmel, Mannheim y otros teóricos so-
ciales alemanes clásicos. Aun antes de que éstos fuesen bien co-
nocidos en Estados Unidos, ya que disponía en Argentina de tra-
bajos relativamente completos de sociólogos de lengua alemana.
De una forma singularmente creativa, Germani unió la escuela
italiana del poder con la escuela alemana de la autoridad (...) Esta
fusión da cuenta de lo que superficialmente parece ser la deuda
de Germani con Talcott Parsons. Tal conexión logró el trabajo de
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 163
22
Entre sus estudiantes y discípulos también se encontraban
Ruth Sautu, Jorge Graciarena, Santos Colabella, Francisco Marsal,
Miguel Murmis, Eliseo Verón, Francisco Delich, Silvia Sigal, José
Paradiso, Raúl Jorrat y Juan Carlos Portantiero, entre otros.
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 165
24
Más tarde pasaría a ser Presidente Honorario, recayendo la
presidencia en Mario Justo López. La AACP se reorganizó y reanudó
su labor en 1984; en junio de 1985 contaba con 245 miembros (176
de ellos residían en la Capital Federal y en la Provincia de Buenos
Aires) y en diciembre contaba con 266 (AACP 1985a y 1985b).
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 167
25
La composición de la Asociación Argentina de Ciencia Política
originariamente era la siguiente: Presidente: Dr. Segundo Linares
Quintana, Vicepresidente: Dr. César Enrique Romero, Tesorero:
Dr. Fernando Isidro, Secretario General: Dr. Alberto Spota, Secre-
tario Administrativo: Dr. Antonio Castagno. Vocales: Dres. Carlos
Adrogué, Juan R. Aguirre Lanari, Jorje Aja Espil, Ismael P. Basaldúa
(h), Mario Belgrano, Germán Bidart Campos, Carlos M. Bidegain,
Roberto A. Billinghurst, Enrique L. Calot, Edmundo Correas, Ma-
nuel M. Diez, Raúl E. Dumm, Carlos S. Fayt, Héctor P. Lanfranco,
Mario Justo López, Miguel S. Marienhoff, Enrique Martinez Paz,
Héctor R. Orlandi, Roberto J. Repetto, Lucio Robirosa, Alberto
Rodríguez Galán y Ambrosio Romero Carranza. Comité Consulti-
vo: Dres. Jorge Eduardo Coll, Juan A. González Calderón, Luis
Jiménez de Asúa, Alfonso de Laferrere, Carlos R. Melo, Jorge Mi-
tre, Alberto Padilla, Alfredo L. Palacios, Juan Carlos Rébora, Car-
los Saavedra Lamas (+), Carlos Sánchez Viamonte, Féliz Sarría,
Sebastián Soler, Carlos A. Tagle, Benjamín Villegas Basavilbaso y
Clorindo Zavalía (+). Muchos miembros pertenecían a conocidas
familias argentinas, algunas de ellas “patricias”.
26
En el artículo 1 del Estatuto de la Asociación se sostenía: “La
Asociación Argentina de Ciencia Política, entidad fundada por un
grupo de personas dedicadas al estudio de la ciencia política, soli-
darias en la creencia común de que los altos ideales de libertad,
justicia y dignidad humanas sólo se realizan en el Estado de dere-
cho, tiene como propósito estudiar e investigar la ciencia política y
promover su desarrollo y perfeccionamiento en la República Ar -
gentina, manteniendo relaciones con las instituciones similares
existentes en otros países” (AACP 1960: 111).
168 PABLO BULCOURF Y MARTÍN D´ALESSANDRO
27
Se estructuraron cuatro mesas redondas que debatieron so-
bre a) grupos de presión, b) amparo jurisdiccional de los derechos
y libertades constitucionales, c) la teoría de la imprevisión y su
recepción en el derecho público argentino, y d) planes y sistemas
de enseñanza de la ciencia política. En la conferencia inagural el
Dr. Carlos R. Melo pronunció una conferencia sobre “El problema
de la vigencia de las constituciones de catorce provincias”, y en el
cierre el Dr. Alberto Padilla disertó sobre “El problema de la acefalía
presidencial”. Tanto las mesas como los temas considerados cen-
trales nos muestran a una ciencia política subordinada al Dere-
cho Público y por ende a la tarea de los abogados.
28
El autor del Traité de science politique pronunció varias con-
ferencias en las universidades de Buenos Aires y La Plata. El he-
cho más importante del viaje de Burdeau constistió en la autoriza-
ción para publicar la versión castellana del Méthode de la science
politique, que se publicó como el volumen inicial de la Biblioteca
Argentina de Ciencia Política, serie perteneciente a la Asociación y
editado por la editorial Roque Depalma.
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 169
29
Su libro más importante es el manual Introducción a los estu-
dios políticos (1969 y 1983). Aunque ubicado en el derecho políti-
co, la suya no fue una visión reduccionista de tipo jurídico: inten-
tó integrar distintas líneas teóricas y disciplinarias. En El mito de
la Constitución (1963) entendió a la democracia como forma pero
también como contenido, siempre dentro del marco constitucio-
nal. En Partidos políticos: teoría general y régimen legal (1965 y
1982) intentó una teoría general de los partidos políticos y su pa-
pel en la democracia representativa (Serrafero 1996b). Otro desta-
cado constitucionalista argentino que ha incursionado en los es-
tudios políticos desde una perspectiva similar ha sido Germán
Bidart Campos, quien publicara Lecciones de política en 1973.
30
Se editaron sólo 3 números, entre enero de 1960 y enero de
1961.
170 PABLO BULCOURF Y MARTÍN D´ALESSANDRO
31
Su obra es muy importante. Ha escrito, principalmente, so-
bre el nacionalismo, las relaciones cívico-militares, los regímenes
militares, la cultura cívica argentina y la transición a la democra-
cia. Ya en su célebre Historia de los argentinos (1972), escrito jun-
to a César García Belsunce, así como en Reflexiones sobre la Ar-
gentina política (1981) escoge la perspectiva del análisis político
para la interpretación de los hechos históricos, como lo evidencia-
rán conceptos como “subdesarrollo político” o “la Argentina de los
factores” (en contraposición a la de los partidos) (Serrafero 1996a).
Ver también Kerz (1996).
32
La Fundación Eisenhower se constituyó apenas terminado el
período presidencial del mandatario norteamericano y era princi-
palmente una institución destinada al desarrollo de los liderazgos,
teniendo como uno de sus principales objetivos el que los extran-
jeros conocieran en profundidad y directamente, en relación con
sus actores, diferentes ámbitos de la vida norteamericana, entre
los cuales estaban las disciplinas científicas. La fundación, ade-
más, se encargaba de concertar entrevistas con los más destaca-
dos especialistas en cada una de las áreas.
172 PABLO BULCOURF Y MARTÍN D´ALESSANDRO
33
El trabajo del politólogo italiano establecía ejes curriculares
básicos para la enseñanza de grado de la ciencia política: un eje
económico, un eje histórico, un eje sociológico, un eje matemático,
un eje de administración pública, un eje de relaciones internacio-
nales, un eje metodológico y, principalmente, un eje de teoría polí-
tica empírica orientado hacia el estudio e investigación de los fe-
nómenos de la política contemporánea, con una fuerte articula-
ción con el eje metodológico.
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 173
34
Así lo dice el propio Dahl (1989: 124 n. 5): “La argumentación
y los datos de este epígrafe están tomados de las siguientes fuentes:
“Political Oppositions in Argentina”, ponencia inédita presentada
en un seminario por Guillermo O´DONNELL, quien primeramente
me indicó las líneas generales de la interpretación que expongo;
Carlos Alberto FLORIA, “El comportamiento de la oposición en la
Argentina”; Natalio R. BOTANA, “Las crisis de la legitimidad en la
Argentina y el desarrollo de los partidos políticos”; Mariano
GRONDONA, “Algunas observaciones sobre la evolución reciente del
sistema político argentino”, Rafael BRAUN, “La representatividad
de los partidos políticos y la interpretación del interés público por
parte de las fuerzas armadas: un dilema argentino” (todas estas
ponencias fueron presentadas en el Primer Encuentro Internacio-
nal de Ciencia Política, Buenos Aires, agosto 1969); Carlos Alberto
FLORIA, “Una explicación política de la Argentina”, CIAS, Revista
Mensual del Centro de Investigación y Acción Social, 16 (noviembre,
1967); Mariano GRONDONA, La Argentina en el tiempo y en el mun-
do, Editorial Primera Plana, Buenos Aires, 1967, s. d.; Darío CAN-
TON, “Military Interventions in Argentina 1900-1966”, Ponencia
presentada en la Conference on Armed Forces and Society Working
Group, International Sociological Association, London, septiembre
1967, y su “Universal Suffrage as an Agent of Mobilization”, Ponen-
cia presentada en el VI Congreso Mundial de Sociología, Evian, Fran-
cia, septiembre 1966”.
174 PABLO BULCOURF Y MARTÍN D´ALESSANDRO
35
En El orden político en las sociedades en cambio, de 1968,
Samuel Huntington (1990: 199) utiliza las argumentaciones de José
Nun y de Gino Germani para su estudio sobre el pretorianismo de
masas. Por su parte, Fernando H. Cardoso y Enzo Faletto en De-
pendencia y desarrollo en América Latina citan las obras de Gino
Germani Política y sociedad en una época de transición; de Torcuato
Di Tella El sistema político argentino y la clase obrera y de Guiller-
mo O´ Donnell Reflexiones sobre las tendencias generales de cam-
bio en el Estado burocrático-autoritario (Cardoso y Faletto 1996:
111 y 197-199).
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 175
36
Desde 1972 la diversidad entre las cátedras es enorme, ya que
también varios profesores remarcan su compromiso con la militancia
política. Podemos nombrar a José María Rozas, Leon Pomeranz, Luis
Sánchez Aizcorbe, Pbro. Carlos Mujica, Arturo Sampay, Eduardo
Errandonea, Alberto Acevo, Pbro. Luis Virasoro, Abel Fleitas Ortiz
de Rosas, Luis Dallanegra, y Héctor Roudil, entre otros. Pero para
comprender la dimensión de la situación, es también indispensable
observar la composición del Centro de Estudiantes que, lógicamen-
te, también estaba fuertemente ligada a la vida política nacional. De
hecho, ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y FAR (Fuerzas Ar-
madas Revolucionarias Peronistas) ganaron el Centro en 1975
(Legnani 2002). Ver también Sarlo (2001: 64).
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 177
38
Entre los egresados de la Universidad del Salvador de aque-
llos años podemos nombrar a Carlos Acuña, Ana María Mustapic,
Eugenio Kvaternik, Emilio Saguir, Julio Pinto, Daniel García Del-
gado, Nora Gorroschategui, Ricardo Moscato, Luis Brajterman,
Néstor Legnani, Hugo Pomposo, Antonio Fierens, Guillermo
Schwuenheim, Graciela Esnaola, Eduardo Salas, Alberto Bonifacio,
Marta Fernández, e Imelda Salas, entre otros.
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 179
39
Ver también Varsavsky (1971).
40
Fernández (2002: 44) no cree que los fuertes debates ideoló-
gicos que atravesaban a las ciencias sociales hayan desvirtuado
su vigor académico.
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 181
41
“La fundación Di Tella y el Instituto fueron fundados el 22 de
julio de 1958, el décimo aniversario de la muerte de Torcuato Di
Tella, que había forjado el complejo industrial Siam Di Tella. La
empresa cultural que recibía su nombre serviría así como recor -
datorio y también socializaría la riqueza que había creado su ca-
pacidad empresaria. Pero la forma que adoptó ese recordatorio
reflejaba el pensamiento moderno de fines de los años 50 antes
que una anticuada filantropía (...) El modo en que los fondos pri-
vados se canalizaron hacia actividades culturales y sociales fue el
de la fundación moderna, organizada según el modelo norteameri-
cano de financiación corporativa. La fundaciones no eran bien co-
nocidas en la Argentina antes del Di Tella. (...) El Instituto no tenía
fondos propios: como institución académica sin fines de lucro, re-
cibía un subsidio de la Fundación u otras fuentes, tales como las
Fundaciones Ford y Rockefeller” (King 1985: 35-37).
42
Como sostiene Silvia Sigal: “Al esfuerzo de institucionalización
estatal se sumó el privado. En 1960 entra en funcionamiento el
Centro de Investigaciones Económicas del Instituto Di Tella, que
en 1963 cuenta con once investigadores y seis becarios realizando
posgrados en el exterior, y que será un semillero de funcionarios
en gobiernos civiles y militares. Tres años más tarde se crea, im-
pulsado por Gino Germani, el Centro de Sociología Comparada;
rebautizado Centro de Investigaciones Sociales, tiene en 1966 once
investigadores y siete asistentes. Después de la intervención de
las Universidades en 1966 el Instituto albergó el CIAP, dirigido por
Enrique Hardoy, y fundó una editorial, la Editorial del Instituto y la
Revista Latinoamericana de Sociología. Más que alejados del espí-
ritu vanguardista del “Di Tella Florida”, los centros de investiga-
ción en ciencias sociales representaban la otra vertiente de la mis-
ma preocupación prioritaria enunciada por el Instituto: “contri-
buir a la modernización cultural del país”. La institución se pro-
ponía “reunir y facilitar la formación en el más alto nivel académi-
co”, concebido según criterios internacionales, creando las condi-
ciones para un trabajo “con dedicación exclusiva”, para “el mejor
conocimiento de la realidad argentina.” (...) El “Di Tella Belgrano”,
integrante y cabal representante del flamante campo de las cien-
cias sociales se apoyaba sobre una triple base: profesionalización,
182 PABLO BULCOURF Y MARTÍN D´ALESSANDRO
43
La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales fue crea-
da en 1957 por iniciativa de la UNESCO como un organismo
intergubernamental de carácter regional y autónomo.
44
Estas dos últimas se independizaron más tarde adquiriendo
el status de Maestrías.
45
En esta etapa actuaron como docentes Gregorio Weinberg,
Francisco Delich, Floreal Forni, Carlos Floria, Manuel Mora y
Araujo, Oscar Oszlak, Torcuato Di Tella, Catalina Wainerman, Jorge
Sábato, Natalio Botana y Ruth Sautu, entre otros. Con el adveni-
184 PABLO BULCOURF Y MARTÍN D´ALESSANDRO
48
El término es de Gregorio Klimovsky, retomado en Lesgart (2002).
49
Entre otros docentes podemos mencionar a Gregorio
Klimovsky (dirigió la Maestría en Metodología de la Investigación),
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 189
50
Para Lesgart (2002: 101-102), la reorganización y renovación
de la ciencia política se dio a partir de la ruptura institucional de
1976, ligadas a los debates sobre un futuro deseado. Ese fue, para
la autora, el contexto que permitió la fabricación intelectual (más
a menudo fuera que dentro del país) de las nuevas cuestiones teó-
ricas, el nuevo vocabulario y una nueva manera de hacer ciencias
sociales.
51
En 1979 el Ministerio de Justicia y Educación de la Nación
tenía registradas en su Guía de Carreras 6 universidades que ofre-
cían la licenciatura en ciencia política (2 de ellas eran universida-
des nacionales y 4 universidades privadas). En 1986 el Ministerio
contaba 8, y en 2000 contaba 15 universidades (7 nacionales y 8
privadas) (Kandel 2001). En 1979 los graduados en ciencias socia-
les con estudios de posgrado concluidos no llegaba al 1 por ciento
(Vessuri 1992: 347).
52
Como ejemplo se pueden mencionar las Jornadas sobre con-
solidación democrática de la Universidad de Belgrano en septiem-
bre de 1985, cuyas ponencias fueron luego publicadas en VV.AA.,
Sobre la consolidación de la democracia, Bs. As., Editorial de Bel-
grano, 1987. Participaron en ese evento Mario Justo López, Luis
Sánchez Agesta, Christoph Muller, Enrique Baloyra, Jacques
Zylberberg, Carlos Escudé, Juan José Llach, Natalio Botana, Car-
los Floria, Alberto Spota, Enrique Zuleta Puceiro y Karl Deutsch.
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 191
53
El Consejo produjo dos dictámenes y el libro AA.VV.,
Presidencialismo versus parlamentarismo. Entre los asesores esta-
ban Daniel Sabsay, Jorge Mayer y Marcela Gianzone, entre otros.
192 PABLO BULCOURF Y MARTÍN D´ALESSANDRO
54
Además de Strasser, participaron regular mente Waldo
Ansaldi, Hugo Alvarez Natale, Natalio Botana, Eugenio Bulygin,
Edgardo Catterberg, Mario Dos Santos, Osvaldo Guariglia, Carlos
Herran, Oscar Landi, Mario Justo López, Roberto Martínez
Nogueira, Oscar Oszlak, Carlos Pérez Llana, Eduardo Rabossi y
Beatriz Rajland.
55
Más tarde se ubicaría en la Facultad de Ciencias Sociales.
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 193
56
El 5 de mayo de ese año, se publicó una recordada editorial
del diario La Nación, en la que se explicitaba la preferencia de los
estudios de ciencia política como una actividad de posgrado. La
enseñanza de grado, se reconocía, era muy útil en otros países,
pero en Argentina, como la enseñanza media no tiene orientacio-
nes humanísticas o clásicas que brinden “una sólida formación en
aspectos culturales esenciales para seguir con provecho la carrera
elegida”, ingresarían a la Carrera de Ciencia Política jóvenes “inte-
resados en asuntos políticos que a diario afectan la sensibilidad
juvenil”, con “la sana ambición por ocupar en el futuro posiciones
políticas”, pero “confundiendo, en la mayor parte de los casos, esos
intereses y ambiciones con los estudios sistemáticos, rigurosos y
de estricta naturaleza académica y científica que son propios de
los ámbitos universitarios”. Como la ciencia política es una carre-
ra puramente académica, continuaba, que sin duda confiere una
“alta dignidad intelectual”, esos jóvenes obtendrían un título ca-
rente de valor profesional a excepción de la docencia, y “al cabo de
poco tiempo comenzarán a sentir el peso de la frustración. Y re-
sentimiento porque la sociedad no los ocupa o no los destina a los
cargos o las posiciones que, erróneamente, supusieron que se les
ofrecerían cuando la iniciaron” (La Nación 5/5/1986).
57
En 1992 se elabora una propuesta de reforma del plan de
estudios que incluye cuatro orientaciones en la cursada y diez
incumbencias profesionales, que regiría a partir de 1993. Hasta
1998 la UBA había expedido 520 diplomas en ciencia política
(Kandel 2001: 5).
194 PABLO BULCOURF Y MARTÍN D´ALESSANDRO
58
En Rosario, Puig impartía Derecho Internacional Público con
una orientación realista basada en el juego de los actores interna-
cionales y con una orientación hacia la investigación empírica.
Dentro de estos investigadores cabe destacar primeramente a Bruno
Bologna e Iris Laredo. El grupo de internacionalistas de Rosario
ha sido el primero y el más influyente del país, por lo menos hasta
el advenimiento de la democracia (Kerz 2002).
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA 197
Bibliografia
Resumen
Palabras clave
Anexo I
Reseña de la política mundial
2
Política 79 38 32 18 22 23 212
Política Internacional 30 39 14 23 10 7 123
Derecho Civil 20 7 14 6 3 6 56
CIENCIA POLÍTICA EN LA
Derecho Comercial 7 4 4 2 2 3 22
Derecho Penal 36 10 9 4 6 12 77
3
Derecho Industrial 5 7 5 3 4 2 26
Derecho
ARGENTINA
16 6 5 1 7 7 42
Administrativo
Legislación procesal 16 2 11 1 1 3 34
de Ciencias Políticas (1910-1928)
Economía y Finanzas 20 9 37 9 13 3 91
Sociología 30 7 8 16 8 1 70
Historia 36 16 8 14 14 4 92
Educación 19 6 11 6 1 2 45
Varios 3 4 6 6 1 - 20
Total 317 155 164 109 92 73 910
Datos complementarios sobre la Revista Argentina
Cuadro 2
Distribución porcentual de artículos según su clasificación temática por tomos
Cuadro 3
Distribución porcentual de artículos según su
clasificación temática
1
Áreas Porcentaje
2
Política 23,30%
Política Internacional 13,51%
Derecho Civil 6,15%
Derecho Comercial 2,41%
Derecho Penal 8,50%
3
Derecho Industrial 2,85%
Derecho Administrativo 4,61%
Legislación procesal 3,73%
Economía y Finanzas 10%
Sociología 7,70%
Historia 10,10%
Educación 4,94%
Varios 2,20%
Totales 100%
Anexo III
Textos argentinos de ciencia política (1908-1989)