ESTUDIO DE CASO No - III.

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ESTUDIO DE CASO No: II

MATERIA: ECONOMIA POLITICA

Planteamiento:
El gobierno nacional en su plan de desarrollo nacional (PND) a incorporados
sectores estratégicos como ejes de del crecimiento y desarrollo de la economía
nacional para hacer frente a las diferentes crisis identificadas en el plan.
Adoptando una filosofía (escuela del pensamiento) distinta, aduciendo que las
causas de la crisis económica y social que experimenta el estado son debido a los
sistemas económicos adoptadas en el pasado comparativamente hablando.
Esto genera la necesidad de implementar un cambio en la nueva visión del estado
(proceso de cambio) traducida en un conjunto de normas que regulan el
funcionamiento de la economía y de la sociedad.
Se pide:
a) Identificar la filosofía del gobierno actual, explicando sus principales
características
Bolivia tiene un rico historial en lo que se refiere a gobiernos de doble poder. Por
ejemplo, los casos de MNR-COB, Torres-Asamblea Popular, Mesa-Parlamento,
etc. Sin embargo, esos casos políticos no fueron examinados a fondo, excepto en
algún estudio de René Zavaleta y algún otro escritor.
Al presente, con motivo del levantamiento popular de noviembre pasado, para
derrocar al gobierno de Evo Morales, se ha producido un nuevo caso de gobierno
de doble poder, un cogobierno formado por pequeños partidos políticos
moderados, en alianza con el partido de Evo Morales (MAS), tomando en cuenta
que el MAS, pese a ser destituido del poder en noviembre, no abandonó y se
quedó en el Poder Legislativo y grandes espacios de los poderes Judicial,
Electoral e inclusive el Ejecutivo.
En esa forma, el 12 de noviembre de 2019 nació un nuevo Gobierno, el “Gobierno
de transición de doble poder”, formado por dos fuerzas: partidos menores
representados por Jeanine Añez, por un lado y el MAS de Evo Morales, por otro.
Ese doble poder impuso la sucesión presidencial de acuerdo con la Constitución y
no por mandato de la insurrección triunfante que buscaba un gobierno provisional
de notables, sin participación de partidos políticos y mucho menos del partido
derribado por la insurrección. En esa forma, esos grupos partidarios y el MAS se
repartieron (o cuotearon) el poder político del Estado y establecieron el poder dual
o cogobierno.
En su desarrollo, dentro del Gobierno dual el MAS adquirió hegemonía y propuso
diversas medidas para quedarse en su cuota de poder, así como sancionar el
Proyecto de ley del “perdonazo” para todos los ex funcionarios denunciados de
corrupción del gobierno caído y, enseguida, otro Proyecto de ley por el cual
consideraba que debía quedarse en el poder hasta que se realizase la elección de
un nuevo gobierno, elecciones que estarían bajo su administración y control del
Órgano Electoral. Esa prolongación en el gobierno serviría para asaltar
oportunamente la toma de todo el poder.
Así, el MAS ocupando parte del gobierno, -manejado por teléfono por Evo Morales
desde Buenos Aires-, siguió gobernando al país y su jefe dando órdenes a su
fracción en el Gobierno de transición para dictar leyes de su inspiración política,
aprovechando, a la vez, la inexperiencia e ingenuidad de la fracción paralela
gobernante, presidida por Añez.
En esa forma, el gobierno provisional quedó formado por dos fuerzas, aunque en
su seno existían grandes contradicciones y, por tanto, una verdadera lucha entre
ellas por el poder total del gobierno. Esa situación facilitó a que el MAS lleve la
iniciativa y así fue ganando posiciones y debilitando al grupo contrario, que solo
atinaba a defenderse con métodos formales y, finalmente, acudir al apoyo de las
Fuerzas Armadas y la Policía, convertidas en tabla de salvación del momento.
Entre tanto, la opinión pública, desengañada por el equivocado curso del proceso
se neutralizó y replegó. Las grandes masas que actuaron en noviembre, si bien no
pasaron a la oposición, dejaron de respaldar al gobierno del doble poder y
plantearon la consigna “Ningún apoyo al gobierno de transición”.
El sector inoperante del Gobierno provisional estaba defeccionando y
abandonando la grandiosa insurrección de noviembre y su debilitación significaba
el fortalecimiento del sector restaurador de la dictadura masista.
Ese estado de cosas terminó por debilitar al sector “añista” que, en presuntas
transacciones, terminó fortaleciendo al sector masista, al promulgar la Ley de
Prórroga del MAS en el gobierno por siete meses más, a cambio de aceptar el
veto a la Ley del “perdonazo”, dictar feriado nacional el 22 de enero, etc., todo a
título de no crear “vacío de poder” y otras engañifas.

b) Identificar, explicar las diferentes crisis que considera el gobierno como


factores a atacar
Entre ellas:
-Gasto público
-Déficit fiscal
-Comercio Informal.

El conflicto posterior a las elecciones de octubre en Bolivia, -que provocó tres


semanas de protestas populares y la renuncia del presidente Evo Morales-, ha
dejado huellas políticas, sociales y económicas que ahora el país busca superar en
medio de desafíos por lograr la estabilidad.
Economistas consultados por la Voz de América coinciden, sin embargo, en que si
bien estos hechos tuvieron un impacto importante, los problemas en Bolivia se
habían acentuado con anterioridad a esta crisis.

La paralización de la economía durante el conflicto político del país ha provocado


una desaceleración, que no es reciente, pero que en este tiempo ha tenido un
efecto mucho mayor.
Muchas empresas que tenían que importar material han tenido que pagar elevadas
multas por el pago de contenedores en puertos y por esto han perdido entre 15,000
a 20,000 dólares que es dinero que se fuga de nuestra economía y podía haber sido
invertido o inyectado Los bloqueos de carreteras en diferentes puntos del país
durante noviembre, promovidos por organizaciones sociales que apoyaban a Evo
Morales provocaron el desabastecimiento de alimentos en el departamento de
Santa Cruz y escasez de combustibles líquidos y GLP en La Paz.
Los ciudadanos sentían en su cotidianidad los efectos de la crisis política, que sin
embargo, estuvieron dispuestos a asumir mientras resistían con sus movilizaciones.
También tuvieron impacto factores como el incendio en la Chiquitania que dejó
grandes pérdidas, los precios bajos en granos durante todo el primer semestre, y la
variación de las economías de Argentina y Brasil.
“Lo que pasó en Bolivia generó un problema muy serio de ingresos en la economía
nacional, tanto así que el crecimiento no va a superar el 2,7 % o 2,8 %, que aunque
viene a ser uno de los crecimientos más altos de
¿Qué dejó el modelo económico del gobierno Morales?
En casi 14 años de gobierno del expresidente Evo Morales, el discurso político que
se manejó fue sobre un modelo económico exitoso y ejemplo para la región. Sin
embargo, algunas preguntas saltan a la vista: ¿Cuán real es esto en la vida de los
bolivianos? ¿Pueden los ciudadanos contrastar los datos gubernamentales?
Si bien hay factores positivos como la inclusión social con incidencia de consumo en
el mercado, muchos otros aspectos quedaron en discursos.

Ha sido un gobierno que ha utilizado un modelo primario exportador, que ha


profundizado la concentración de los recursos en el nivel central del gobierno
Para poner una cifra, 83% del gasto público estaba controlado por empresas
púbicas y gobierno central.
Esta bonanza basada en consumo ha sido sostenida por endeudamiento no solo
público sino privado, esto ha alcanzado sus límites en 2014 y antes de tomar
medidas ha continuado con este tipo de incentivos al gasto, lo que ha empezado a
generar problemas serios de desbalances macroeconómicos que hoy hay que
corregir.

La Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco),


apuesta por las inversiones públicas como medida para reducir el déficit fiscal del
Bolivia, que en esta gestión llegará al 9% del Producto Interno Bruto (PIB), el
registro más alto en los últimos 17 años.
El presidente de esta entidad, Fernando Hurtado, dijo recientemente que se pueden
realizar ajustes en los gastos del Estado, priorizando inversiones públicas, en lugar
de invertir en plantas o industrias que compitan con el sector privado, además de
priorizar sus inversiones en proyectos que acompañen a las iniciativas privadas,
como carreteras que mejoren la competitividad de la producción nacional.
Los economistas entrevistados por la Voz de América, coincidieron que uno de los
mayores desafíos para mejorar la economía boliviana es redistribuir el gasto público
sin incrementarlo, incluso con la posibilidad de bajar el déficit.
Y algo que el Gobierno ni las familias Bolivianas no esperaban y que nos tocará
enfrentar a todos es la llegada del Coronavirus; que afectará la economía
boliviana
El presidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Guillermo Aponte, aseveró que
la expansión del coronavirus (Covid-19) ocasiona afectaciones a la economía a
nivel internacional. La autoridad del ente emisor aseguró que la neumonía de
Wuhan afectará sin duda a la economía boliviana.
"A nivel internacional el coronavirus afecta a la economía. La china, es una de las
economías más importantes del mundo y naturalmente con un problema de salud
de semejante naturaleza eso tiene que afectar (...). Hay que evaluar para saber los
efectos, pero va a afectar", dijo Aponte.
La cabeza del BCB añadió que se tomarán las medidas necesarias en el caso que
el Covid-19 afecte a la economía nacional, después de que el Ministerio de
Economía realice una evaluación al respecto.
"Aún hay que evaluar cuáles serían los efectos, pero que va a afectar a la
economía mundial, no cabe duda (...). Sin duda después de que se haga la
evaluación respectiva a través del Ministerio de Economía, tendrán que tomarse
algunas medidas al respecto", añadió el presidente del BCB.
La pasada jornada, el precio del petróleo se desplomó en un 30%, su caída más
fuerte desde la Guerra del Golfo en 1991. Motivo por el cual ahora el barril de
crudo WTI (de referencia para el precio del gas boliviano), llegó a costar 31,1
dólares.
Wall Street, en Nueva York, ha sufrido una caída considerable por varios días
consecutivos a causa del Covid-19. Ayer, todos los indicadores se encontraban en
rojo (representando pérdida) y un índice promedio "Dow Jones" con pérdidas de
hasta el 6,87%.

c) Se puede decir que socialismo = comunismo, justificar su respuesta en base


a las características de cada uno de los modelos económicos

De manera general se puede afirmar que en los últimos años en Bolivia, se han
implementado de alguna forma dos tipos de modelos económicos. El primer
modelo es aquel que tiene un alto contenido estatista cuyos períodos de vigencia
se separan en dos etapas: 1982-1985 y del 2006-hasta el 2019. Este período ha
tenido diversas denominaciones, aunque muy símiles: estatista -con su variante
populista-, modelo nacionalista y, capitalismo de estado. Siendo precisos, su
génesis se halla ya por los años de 1950, concretamente 1952, por lo que la otra
etapa de los años 80' no es más que el reflejo del ocaso de ese modelo. El
segundo, es aquél muy próximo a uno de mercado, el que va de 1985 al 2005 y
que, sintomáticamente es el más largo (20 años). Este modelo a estas alturas
parece estar debilitado, aunque desde una perspectiva política, pues hay dudas
acerca de su desintegración estructural en lo que respecta a su aplicación
económica. Lo sintomático, es que a pesar de que estos dos modelos, han
dominado la escena económica de los últimos años de democracia boliviana de
manera nítida, ha sido el estado el verdadero protagonista.

Para entrar más en contexto, la economía de un país es un conjunto de


interrelaciones entre sectores y variables que hacen de ella una máquina muy
compleja. El funcionamiento de esta y las transformaciones que deban hacerse en
ella se pueden describir y bosquejar mediante los modelos económicos. Con los
modelos es fácil mostrar la forma como se obtienen y organizan los recursos
físicos, financieros y humanos para obtener de ellos determinados resultados a
corto, medio y largo plazo. Los modelos económicos son, de esta forma,
simplificaciones de la realidad (Taylor & Weerapana, 2011), y se llevan a la
práctica por los gestores de la política económica en consonancia con algunos
principios rectores de corte político e ideológico en los cuales subyace la triada:
más Estado y menos mercado; más mercado y menos Estado o más mercado y
mejor Estado.

El modelo económico boliviano ha sido reconocido y elogiado por diversas


instituciones que incluyen el Banco Mundial, el BID, y el Fondo Monetario
Internacional FMI, gracias a la bondad de sus resultados en el campo económico y
social.

Una de las figuras claves del buen desempeño y éxito del modelo denominado
Nuevo Modelo Económico, Social Comunitario y Productivo es, sin duda, la del
actual ministro de Hacienda Alberto Arce Acosta, principal ideólogo, gestor y
protagonista de la política económica de Bolivia.

El modelo boliviano persigue diversos propósitos y según la concepción del mismo


y sus autores, los principios objetivos por alcanzar son los siguientes:

 Superar la economía de corte neoliberal y mejorar la igualdad en la


población, pues no existe la certeza de la permanencia del modelo capitalista en el
tiempo.
 Sentar las bases para la transición hacia el nuevo modo de producción
socialista.
 Poner mayor énfasis en el papel del Estado como protagonista de la
actividad económica principal, sin dejar de lado el mercado y la iniciativa privada.
 Redistribuir la riqueza nacional dando prioridad al gasto público dirigido a
los grupos sociales menos favorecidos de la sociedad.
 Sustentar la economía en el desarrollo de dos pilares: mercado doméstico y
exterior.
 Mejorar la productividad y el crecimiento económico.
 Aprovechar los recursos de base-exportación para la acumulación primaria
de ahorro nacional y canalizarlos al sector productivo.
Como se puede observar, el modelo se ubica dentro de la ortodoxia keynesiana
donde las variables principales son el consumo doméstico, el papel del sector
privado en la inversión como gran propulsor de la actividad económica y el Estado
mediante la política fiscal representada en el gasto público. Lo singular del modelo
es el mayor peso del sector gubernamental y su fortaleza política para administrar
los recursos naturales en favor de los diversos grupos sociales del país. Desde el
punto de vista político el mayor protagonismo del Estado es vital para impulsar las
reivindicaciones sociales dentro de un esquema con muchos visos de
socialdemocracia con fundamento en los postulados de Giddens (1999) y Santos
(1999), aunque de una manera más profunda que en el caso colombiano y cerca
de la práctica económica del Ecuador ( Arévalo, 2014).

Para estimular la demanda interna fue crucial el crédito barato y fácil que permitió
impulsar el consumo y la inversión privada, en consonancia con las políticas del
Banco Central de Bolivia (2010).

Los objetivos precedentes se consiguieron poniendo en práctica determinadas


estrategias que para el caso boliviano se resumen en:

 Nacionalizar los recursos naturales y minerales estratégicos como el gas y


los hidrocarburos para su exportación posterior.
 Impulsar un fuerte gasto público en la provisión de infraestructura
económica y social de grandes efectos multiplicadores sobre el empleo.
 Mejorar la tributación y el recaudo fiscal y realizar una política social
eficiente a través de una mejor redistribución de los recursos excedentarios,
dentro de un modelo de capitalismo de Estado.
 Estimular la demanda interna con recursos fiscales de gran impacto sobre
el consumo de bienes y servicios para jalonar el crecimiento económico.
 Impulsar la exportación de productos básicos con el fin de complementar el
cuadro de la demanda agregada en el sector externo.

Resulta importante anotar que parte de las políticas y estrategias enunciadas tiene
defensores importantes como Robinson, Kaldor y Thirwall por ser instrumentos
importantes para morigerar los ciclos económicos y propiciar una relativa y
permanente estabilidad macroeconómica, la cual, aunada a la estabilidad política,
propicia un campo abonado y fructífero en el objetivo de alcanzar el crecimiento
inclusivo.

En síntesis, el nuevo modelo identifica dos pilares: un sector estratégico generador


de excedentes y uno generador de ingresos y empleo a cargo del Estado.

Son cuatro los sectores estratégicos generadores de excedentes: hidrocarburos,


electricidad, recursos del medio ambiente y minerales.

Los sectores que lideran el empleo son la industria, la vivienda, la agricultura y el


turismo.
El Estado es el agente redistribuidor de los excedentes a través de diversos
programas sociales para combatir la pobreza. Se busca que Bolivia no dependa
de la exportación de commodities; más bien se quiere impulsar un país
industrializado con una matriz productiva diversificada donde el Estado es el
promotor de la economía plural.

d) Hacer una redacción de las principales normas que transformaron la


economía, y la sociedad a partir del 2005, identificando los cambios
sucedidos en la economía y en la sociedad

Bolivia, caracterizada como un país de enorme pobreza, no dispone de grandes


recursos tecnológicos ni de modelos de producción eficientes que maximicen la
productividad; tampoco es fuente de crecientes innovaciones ni de instituciones
eficientes que generen un clima adecuado para la inversión del gran capital dada
la estrechez de su mercado interno. Por el contrario, dentro de su territorio
subsisten modos de producción precapitalistas en la agricultura y la industria,
siendo gran parte de esta artesanal lo cual también genera un mercado de trabajo
informal. La industria artesanal es intensiva en trabajo y por lo mismo su
productividad es reducida; Además, la gran industria de hidrocarburos, alimentos y
bebidas, petroquímica y otros son de poco efecto multiplicador en el empleo.

El crecimiento económico de un país se visualiza a través de su capacidad para


crear riqueza nacional, la cual se objetiva con el crecimiento del producto interno
bruto PIB, es decir, la cantidad de bienes y servicios producidos en un año o
también a través del PIB por habitante, medida un poco más objetiva que la del
PIB global.

El crecimiento económico a largo plazo está en función de variables reales (Jones,


1988; Maddison, 1992), entre las cuales se cuenta el acervo de capital del cual
dispone un país K, la cantidad de recursos RN, la oferta de trabajo L y el cambio
técnico T, variable esta última de carácter endógeno.

La teoría ortodoxa de crecimiento (Solow, 1998; Lucas, 1988) expresa que los
aumentos del volumen de los factores elevan el crecimiento a largo plazo, por
cuanto aumentan la productividad en las economías capitalistas de un estadio
relativamente avanzado. Bolivia se reconoce como un "capitalismo de Estado"; sin
embargo, sus características no lo asemejan a un país desarrollado por lo que
resulta difícil medir su crecimiento según las teorías convencionales, e inapropiado
realizarlo en un plazo tan corto como el periodo 2006-2014.

El crecimiento a corto y medio plazo de Bolivia del periodo señalado es el producto


de la interacción de múltiples factores, entre ellos el aprovechamiento de la
bonanza de exportación de materias primas y su adecuada utilización; la
nacionalización de los recursos y su canalización al gasto público y social; también
la puesta en marcha de un modelo económico donde se privilegia la estabilización
macroeconómica como fundamento del pacto social y político para promover un
clima adecuado que beneficie una producción y distribución más equitativa de la
riqueza nacional. Fue entonces la política fiscal uno de los factores más
importantes para promover el gasto público, generar multiplicadores del empleo y
aumentar la formación bruta de capital expresada en infraestructura para el
crecimiento. La política monetaria, por su parte, mantuvo una moneda sana y creó
el clima adecuado para la inversión privada; la política cambiaria mejoro la
competitividad en el sector externo.

Bolivia financió grandes obras en infraestructura de carreteras, comunicaciones y


transporte y además mejoró el capital humano con inversión en salud y educación
con el gran excedente acumulado en el periodo de análisis.

El crecimiento de Bolivia está en función de una amplia variedad de factores de


carácter económico, social y político e institucional y de su profunda interrelación
dentro de un esquema de economía en transición a un capitalismo de estadio
intermedio. El país andino exhibe una de las tasas más altas de crecimiento
económico y desarrollo inclusivo, representados en un PIB de $30.000 millones de
dólares americanos y una reducción de la pobreza extrema que va desde el 38 %
antes de Evo Morales al 20 % en 2014.

En términos de crecimiento global, Bolivia redujo su tasa de crecimiento desde el


4.1 % en el periodo 1991-1995 hasta el 3.1 % en el periodo 2001-2005, en el
periodo anterior a la toma del poder del actual mandatario. Solamente a partir del
año 2006 se aprecia un repunte sostenido del PIB, y un valor máximo del 6.8 % en
2013, como lo indica la Figura 5, resultado del modelo económico impuesto y la
estabilización macroeconómica.
Las políticas puestas en práctica con el modelo de gestión económica del periodo
2006-2014 se tradujeron en las cifras porcentuales más altas del crecimiento en la
historia económica reciente de Bolivia y pueden ser, si continúa el compromiso
nacional, la base para un crecimiento sostenido del futuro próximo.

Es importante anotar que gran parte del crecimiento del país se debió a la
creciente demanda interna donde el consumo doméstico es la variable principal y
representa casi el 70 % de la demanda agregada o absorción interna. El aumento
del consumo fue posible por los salarios reales más altos del último periodo, que
aumentaron el ingreso y la capacidad de compra, al igual que por la bonanza de
las exportaciones, donde todos los grupos sociales, unos más que otros, se
beneficiaron de la misma. Por lo mismo, resulta claro que sin el aumento del
ingreso global y por habitante y su eficiente distribución a través de las políticas
públicas, Bolivia no hubiera podido reducir la pobreza ni mejorar la calidad de vida
de la población. Un indicador más objetivo del crecimiento económico de una
nación es el ingreso por habitante. De acuerdo con los datos del FMI, el
crecimiento del ingreso por habitante de Bolivia fue negativo, -16 % en el periodo
1988-1993; se torna positivo entre 1994-2005, 09 %. Solamente después de 2006
y hasta 2014 crece de manera continua para un promedio de 3.0 % en el periodo
señalado. Los resultados del último periodo permitieron que el país fuera uno de
los pocos en conseguir la reducción de la desigualdad y reducir la brecha entre los
ricos y los más pobres, dado que el ingreso de estos últimos creció de manera
más rápida que en los primeros, según la siguiente figura, que muestra los datos
en deciles.

LA POLÍTICA SOCIAL

Política social y crecimiento


El gasto público canalizado a la solución de problemas sociales es un instrumento
muy útil para atenuar la pobreza, reducir la desigualdad y mejorar el bienestar. Los
objetivos sociales logrados mediante una política de gasto público también
apalancan el crecimiento económico.

La política social es el medio utilizado por los diversos gobiernos democráticos


para intervenir, influir y complementar las instituciones de mercado en relación con
aspectos de la educación, salud, seguridad social y justicia. Son también
instrumentos idóneos de los cuales se sirven las clases políticas para obtener el
respaldo de la población y mejorar la cohesión social (Ortiz, 2007), como lo
demuestra el caso de Bolivia en relación con su actual mandatario Evo Morales.

Dentro de las corrientes teóricas, una de ellas, la del trickledown, o goteo,


Aldelman y Robinson (1989) consideran que lo primero que debe lograr un país es
el crecimiento económico y que las políticas sociales no son la prioridad, dado que
el crecimiento económico es el prerrequisito sin el cual no se puede redistribuir y
reducir la pobreza. Una vez se logra el crecimiento, los beneficios de este "gotean"
o se filtran a todos los grupos sociales. De la misma manera, los nuevos enfoques
del crecimiento aceptan la determinación simultánea entre el crecimiento y la
distribución (García & Turnovsky, 2004 y 2005; Galor & Tsidon, 1996).

Una alternativa consiste en mejorar en forma paralela el crecimiento con los


instrumentos de la política social. El crecimiento favorece un gasto social
sostenido (Sachs, 2006) y el desarrollo social aumenta la capacidad de los
ciudadanos para impulsar el crecimiento. Este es el camino seguido por el
Gobierno y el modelo boliviano.

Bolivia cumple una década de crecimiento en 2016 la cual se acompaña de una


reducción de la pobreza extrema desde un nivel de 38 % al actual 20 %, de
acuerdo con datos oficiales. La política social de Bolivia es programática y se
orienta también a la redistribución del ingreso. En la interpretación keynesiana, la
política social se dirige a subsidiar el consumo para estimular la demanda efectiva
interna de los grupos sociales menos favorecidos de la sociedad
(socialdemocracia) o de grupos políticamente seleccionados (Faleiros, citado por
Cortés, 1980).

En 2012 y en el marco de la política de redistribución del excedente económico,


3.6 millones de personas en Bolivia obtuvieron beneficios directos a través del
pago del Bono Juana Azurduy Pinto y la Renta Dignidad. Con ello fue posible
reducir la desigualdad en el periodo 2006-2012 medida con el coeficiente de Gini,
como se muestra en la siguiente figura 7.
La política de subsidios fue completada por un fuerte gasto en infraestructura
social y económica en favor de los más pobres; y ella se objetiva en la
construcción de redes de carreteras para expandir el mercado e integrar de una
forma más eficiente a la población y aumentar con ello la demanda interna. La
infraestructura económica también favorecio la modernización de las
comunicaciones y la cobertura de servicios básicos de acueducto y alcantarillado.

El gasto social en educación y salud mejoró su cobertura; en la actualidad un


mayor número de pobladores tiene acceso de forma gratuita a servicios de
sanidad, salud y educación, en particular el segmento menos favorecido de la
sociedad boliviana. Lo anterior también contribuyó a reducir la pobreza moderada
y esta pasó de 60.2 % en 2005 a 48.5 % en 2011, de acuerdo con las cifras del
Instituto Nacional de Estadística INE.

Según Zamora (2014), el crecimiento de Bolivia y su desarrollo social tienen como


pivote un Estado fuerte que ejerce control sobre los recursos naturales y la
explotación de ellos, lo que permite la generación de importantes excedentes
financieros que facilitan el protagonismo del Estado en la economía nacional y
amplían las adhesiones políticas al Gobierno de Evo Morales.

El ministro de Economía y Finanzas en entrevista por diversos canales de medios


televisivos y escritos señala que sin la nacionalización de los recursos naturales
no hubiera sido posible mejorar la distribución del ingreso ni reducir la pobreza,
tampoco mejorar la inclusión social.

En conclusión; Potenciar la demanda interna fue un factor clave


dentro del crecimiento de la economía boliviana; el aumento de esta se
dio por el creciente consumo de la población, sobre todo de la de menor
ingreso, por los subsidios estatales recibidos y el aumento del salario
por encima de la inflación. Una parte importante del aumento del
consumo privado se dio por la reducción del desempleo formal, aunque
el desempleo informal supera el 50 % del mercado laboral.

La demanda interna también creció por la construcción de


infraestructura económica a cargo del Estado y esta, por su parte,
aumentó los índices de empleo formal y consumo en gran parte de la
población menos calificada; también generó efectos multiplicadores en
toda la economía. Por lo anterior, la inversión pública, componente
crucial de la demanda agregada, pasó del 6.7 % en 2006 al 13.4 % del
PIB en 2014. El aumento fue posible por el creciente ahorro y recaudo
fiscal internos, al igual que por la reducción de la deuda externa.

La inversión privada interna y externa, aunque reducida en


volumen, fue muy importante en relación con el PIB; la inversión
extranjera alcanzó el 5.9 % en relación con el PIB de 2013, según datos
de la CEPAL.

El sector externo presentó superávits comerciales desde 2006


debido al mayor aumento de las exportaciones en relación con las
importaciones.

En 2013 y 2014 el superávit comercial fue de 7.22 % y 5.5 % del


PIB, respectivamente. Lo anterior hizo posible aumentar las reservas
internacionales, aprovechando los términos de intercambio a favor de
Bolivia.

El modelo es capitalista con participación del Estado y por lo mismo


promueve y distribuye el excedente económico; además privilegia las
necesidades sociales sin olvidar los objetivos del mercado, aspecto que
lo ubica dentro de la concepción ideológica de la Tercera Vía o
socialdemocracia. Por lo mismo, el gasto público y su elevado volumen
en relación con el PIB, colocan a Bolivia dentro de los países de América
Latina con mayor participación del Estado de la economía.

Bolivia ha sido uno de los países con mayor tasa de crecimiento y


una eficaz redistribución del ingreso con inclusión social. El país también
consiguió grandes avances en la lucha contra la pobreza y sentó las
bases para una futura industrialización. Sin embargo, la nación no está
blindada contra los choques de la economía internacional representadas
en la reducción del precio de las materias primas, aspecto que,
finalmente, puede trastocar los logros del modelo.

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