ESTUDIO DE CASO No - III.
ESTUDIO DE CASO No - III.
ESTUDIO DE CASO No - III.
Planteamiento:
El gobierno nacional en su plan de desarrollo nacional (PND) a incorporados
sectores estratégicos como ejes de del crecimiento y desarrollo de la economía
nacional para hacer frente a las diferentes crisis identificadas en el plan.
Adoptando una filosofía (escuela del pensamiento) distinta, aduciendo que las
causas de la crisis económica y social que experimenta el estado son debido a los
sistemas económicos adoptadas en el pasado comparativamente hablando.
Esto genera la necesidad de implementar un cambio en la nueva visión del estado
(proceso de cambio) traducida en un conjunto de normas que regulan el
funcionamiento de la economía y de la sociedad.
Se pide:
a) Identificar la filosofía del gobierno actual, explicando sus principales
características
Bolivia tiene un rico historial en lo que se refiere a gobiernos de doble poder. Por
ejemplo, los casos de MNR-COB, Torres-Asamblea Popular, Mesa-Parlamento,
etc. Sin embargo, esos casos políticos no fueron examinados a fondo, excepto en
algún estudio de René Zavaleta y algún otro escritor.
Al presente, con motivo del levantamiento popular de noviembre pasado, para
derrocar al gobierno de Evo Morales, se ha producido un nuevo caso de gobierno
de doble poder, un cogobierno formado por pequeños partidos políticos
moderados, en alianza con el partido de Evo Morales (MAS), tomando en cuenta
que el MAS, pese a ser destituido del poder en noviembre, no abandonó y se
quedó en el Poder Legislativo y grandes espacios de los poderes Judicial,
Electoral e inclusive el Ejecutivo.
En esa forma, el 12 de noviembre de 2019 nació un nuevo Gobierno, el “Gobierno
de transición de doble poder”, formado por dos fuerzas: partidos menores
representados por Jeanine Añez, por un lado y el MAS de Evo Morales, por otro.
Ese doble poder impuso la sucesión presidencial de acuerdo con la Constitución y
no por mandato de la insurrección triunfante que buscaba un gobierno provisional
de notables, sin participación de partidos políticos y mucho menos del partido
derribado por la insurrección. En esa forma, esos grupos partidarios y el MAS se
repartieron (o cuotearon) el poder político del Estado y establecieron el poder dual
o cogobierno.
En su desarrollo, dentro del Gobierno dual el MAS adquirió hegemonía y propuso
diversas medidas para quedarse en su cuota de poder, así como sancionar el
Proyecto de ley del “perdonazo” para todos los ex funcionarios denunciados de
corrupción del gobierno caído y, enseguida, otro Proyecto de ley por el cual
consideraba que debía quedarse en el poder hasta que se realizase la elección de
un nuevo gobierno, elecciones que estarían bajo su administración y control del
Órgano Electoral. Esa prolongación en el gobierno serviría para asaltar
oportunamente la toma de todo el poder.
Así, el MAS ocupando parte del gobierno, -manejado por teléfono por Evo Morales
desde Buenos Aires-, siguió gobernando al país y su jefe dando órdenes a su
fracción en el Gobierno de transición para dictar leyes de su inspiración política,
aprovechando, a la vez, la inexperiencia e ingenuidad de la fracción paralela
gobernante, presidida por Añez.
En esa forma, el gobierno provisional quedó formado por dos fuerzas, aunque en
su seno existían grandes contradicciones y, por tanto, una verdadera lucha entre
ellas por el poder total del gobierno. Esa situación facilitó a que el MAS lleve la
iniciativa y así fue ganando posiciones y debilitando al grupo contrario, que solo
atinaba a defenderse con métodos formales y, finalmente, acudir al apoyo de las
Fuerzas Armadas y la Policía, convertidas en tabla de salvación del momento.
Entre tanto, la opinión pública, desengañada por el equivocado curso del proceso
se neutralizó y replegó. Las grandes masas que actuaron en noviembre, si bien no
pasaron a la oposición, dejaron de respaldar al gobierno del doble poder y
plantearon la consigna “Ningún apoyo al gobierno de transición”.
El sector inoperante del Gobierno provisional estaba defeccionando y
abandonando la grandiosa insurrección de noviembre y su debilitación significaba
el fortalecimiento del sector restaurador de la dictadura masista.
Ese estado de cosas terminó por debilitar al sector “añista” que, en presuntas
transacciones, terminó fortaleciendo al sector masista, al promulgar la Ley de
Prórroga del MAS en el gobierno por siete meses más, a cambio de aceptar el
veto a la Ley del “perdonazo”, dictar feriado nacional el 22 de enero, etc., todo a
título de no crear “vacío de poder” y otras engañifas.
De manera general se puede afirmar que en los últimos años en Bolivia, se han
implementado de alguna forma dos tipos de modelos económicos. El primer
modelo es aquel que tiene un alto contenido estatista cuyos períodos de vigencia
se separan en dos etapas: 1982-1985 y del 2006-hasta el 2019. Este período ha
tenido diversas denominaciones, aunque muy símiles: estatista -con su variante
populista-, modelo nacionalista y, capitalismo de estado. Siendo precisos, su
génesis se halla ya por los años de 1950, concretamente 1952, por lo que la otra
etapa de los años 80' no es más que el reflejo del ocaso de ese modelo. El
segundo, es aquél muy próximo a uno de mercado, el que va de 1985 al 2005 y
que, sintomáticamente es el más largo (20 años). Este modelo a estas alturas
parece estar debilitado, aunque desde una perspectiva política, pues hay dudas
acerca de su desintegración estructural en lo que respecta a su aplicación
económica. Lo sintomático, es que a pesar de que estos dos modelos, han
dominado la escena económica de los últimos años de democracia boliviana de
manera nítida, ha sido el estado el verdadero protagonista.
Una de las figuras claves del buen desempeño y éxito del modelo denominado
Nuevo Modelo Económico, Social Comunitario y Productivo es, sin duda, la del
actual ministro de Hacienda Alberto Arce Acosta, principal ideólogo, gestor y
protagonista de la política económica de Bolivia.
Para estimular la demanda interna fue crucial el crédito barato y fácil que permitió
impulsar el consumo y la inversión privada, en consonancia con las políticas del
Banco Central de Bolivia (2010).
Resulta importante anotar que parte de las políticas y estrategias enunciadas tiene
defensores importantes como Robinson, Kaldor y Thirwall por ser instrumentos
importantes para morigerar los ciclos económicos y propiciar una relativa y
permanente estabilidad macroeconómica, la cual, aunada a la estabilidad política,
propicia un campo abonado y fructífero en el objetivo de alcanzar el crecimiento
inclusivo.
La teoría ortodoxa de crecimiento (Solow, 1998; Lucas, 1988) expresa que los
aumentos del volumen de los factores elevan el crecimiento a largo plazo, por
cuanto aumentan la productividad en las economías capitalistas de un estadio
relativamente avanzado. Bolivia se reconoce como un "capitalismo de Estado"; sin
embargo, sus características no lo asemejan a un país desarrollado por lo que
resulta difícil medir su crecimiento según las teorías convencionales, e inapropiado
realizarlo en un plazo tan corto como el periodo 2006-2014.
Es importante anotar que gran parte del crecimiento del país se debió a la
creciente demanda interna donde el consumo doméstico es la variable principal y
representa casi el 70 % de la demanda agregada o absorción interna. El aumento
del consumo fue posible por los salarios reales más altos del último periodo, que
aumentaron el ingreso y la capacidad de compra, al igual que por la bonanza de
las exportaciones, donde todos los grupos sociales, unos más que otros, se
beneficiaron de la misma. Por lo mismo, resulta claro que sin el aumento del
ingreso global y por habitante y su eficiente distribución a través de las políticas
públicas, Bolivia no hubiera podido reducir la pobreza ni mejorar la calidad de vida
de la población. Un indicador más objetivo del crecimiento económico de una
nación es el ingreso por habitante. De acuerdo con los datos del FMI, el
crecimiento del ingreso por habitante de Bolivia fue negativo, -16 % en el periodo
1988-1993; se torna positivo entre 1994-2005, 09 %. Solamente después de 2006
y hasta 2014 crece de manera continua para un promedio de 3.0 % en el periodo
señalado. Los resultados del último periodo permitieron que el país fuera uno de
los pocos en conseguir la reducción de la desigualdad y reducir la brecha entre los
ricos y los más pobres, dado que el ingreso de estos últimos creció de manera
más rápida que en los primeros, según la siguiente figura, que muestra los datos
en deciles.
LA POLÍTICA SOCIAL