10 Oar General Plan de Animacion Vocacional
10 Oar General Plan de Animacion Vocacional
10 Oar General Plan de Animacion Vocacional
de animación
vocacional
Plan de
animación vocacional
Roma | Octubre 2020
Plan de
Animación Vocacional
Contenido
Introducción
1. Para dar vida en Cristo ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...11
2. La siembra paciente ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .11
3. Pastoral juvenil y pastoral vocacional ... ... ... ... ... ... ... 12
4. Un Plan de pastoral vocacional renovado ... ... ... ... ... . 13
PRIMERA PARTE
ARAR
Capítulo 1 - Reconocer ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..21
1.1. Una mirada a la realidad del mundo ... ... ... ... ... ... ... ... ... .22
a) Globalización, mundo plural y secularismo ... ... ... ... .22
b) Constantes cambio ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .22
c) La diferencia es riqueza .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . . 23
d) Las migraciones .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . . 23
e) La búsqueda religiosa ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 24
1.2. Una mirada a la Iglesia ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 24
a) La familia ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 24
b) Las parroquias ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 25
c) Iniciación en la vida cristiana ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 25
d) El papel profético de la Iglesia .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . . 25
e) Gestión administrativa burocrática ... ... ... ... ... ... ... .. 26
1.3. Una mirada a la Orden ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 26
a) Creadores de comunión ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 26
b) Maestro de interioridad ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .27
c) Disponibilidad para la evangelización .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. 27
d) Profetas del Reino ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 27
e) Compromiso con la educación ... ... ... ... ... ... ... ... ... 28
1.4. Una mirada a los jóvenes ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 28
a) Ser joven hoy ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 28
b) Muchas juventudes ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 29
c) Ambiente digital ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 29
d) Cuerpo y afectividad ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .. 30
e) Arte, música y deporte ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 30
Capítulo 2 - Interpretar ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 31
2.1. Vocación ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... . 31
2.2. La vocación fundamental a la vida ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 32
2.3. La vocación común ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 33
2.4. Vocaciones específicas ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .. 34
a) Vocación laical ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 34
b) Vocación al ministerio ordenado .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . . 35
c) Vocación a la vida religiosa consagrada ... ... ... ... ... ... 36
d) Armonía de las vocaciones específicas ... ... ... ... ... ... 38
SEGUNDA PARTE
SEMBRAR
Capítulo 3 - Elegir ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 43
3.1. El kerigma vocacional ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 44
3.2. Para un despertar vocacional ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 44
3.3. Enseñar a advertir 45
3.4. Educar para el silencio y la escucha ... ... ... ... ... ... ... ... ... 45
TERCERA PARTE
CULTIVAR
Capítulo 4 - Salir ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 53
4.1. Acompañar la conversión del corazón .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . . 54
4.2. Acompañar la educación del discípulo ... ... ... ... ... ... ... ... 54
4.3. Acompañar la formación para la comunidad ... ... ... ... ... 55
4.4. Acompañar el discernimiento de la misión ... ... ... ... ... ... 56
Capítulo 5 - Servir ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 58
5.1. Servicio como actitud necesaria
para responder a la llamada .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . . 59
5.2. Servicio que presta la Orden
en la animación vocacional ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 59
a) Objetivo general de la animación vocacional
agustino-recoleta .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . . 60
b) Objetivos específicos .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . . 60
c) Los agentes vocacionales ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 61
- Dios ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... . 61
- El propio vocacionado ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 61
- La comunidad vocacional ... ... ... ... ... ... ... ... ... . 61
- La comunidad religiosa .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . . 62
- El superior mayor ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 62
- El Secretariado de vocaciones y juventud ... ... ... 63
- El promotor o coordinador vocacional ... ... ... ... 64
- El orientador local ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .. 64
- El Equipo de animación vocacional local ... ... ... 65
- La animación vocacional en la Web
y en las Redes Sociales ... ... ... ... ... ... ... ... ... 66
Conclusiones ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 67
0
Introducción
2. La siembra paciente
La animación vocacional, como actividad pastoral que es, ha hecho un
camino sorprendente desde el Concilio Vaticano II hasta nuestros días, pleno
siglo XXI. Se puede decir que el camino que ha innovado la pastoral voca-
cional representa un verdadero itinerario de búsqueda, discernimiento e ilu-
minación acerca de su misma vocación y misión en la Iglesia. Dicha travesía
trasparenta un cambio profundo de mentalidad para la pastoral vocacional,
12 Orden de Agustinos Recoletos OAR
cacional, a modo de una sinfonía a dos voces, han de prestar un servicio de-
licado y paciente para que los jóvenes descubran cuál es la vocación que el
Señor les ha reservado, de modo que el sueño de Dios Padre sea en ellos una
realidad. De igual modo, la pastoral vocacional ha de proponer un itinerario
discipular que lleve al joven a abrazar, con todas las fuerzas de su corazón,
aquel camino que Cristo le descubre para vivir la plenitud del amor.
arar
PRIMERA PARTE
Arar
“El que tenga oídos que escuche”
(Mt 13,9)
apóstoles del Evangelio. Existe hoy, quizá como en ninguna otra época, el
desafío de hacer que la pastoral eclesial sea realmente vocacional, promo-
viendo una “cultura vocacional”, es decir, un modo de concebir y de enfren-
tarse a la vida como don recibido gratuitamente de Dios para un proyecto o
una misión, según su plan de amor.
Crear pues, la “cultura vocacional” es la primera tarea de la animación de
las vocaciones. En el horizonte de la siembra paciente, propia de este Plan de
animación vocacional, se ha enmarcado, como una acción pastoral, a partir
del verbo “arar”. El trabajo del agricultor parte del esfuerzo arduo de preparar
la tierra para la siembra. En el caso de la animación de las vocaciones, la ac-
ción de arar comprende una intervención pastoral que busca preparar la tie-
rra interior del ser humano, es decir, el corazón. Sin esta ayuda humilde que
posibilita abrir por dentro el corazón, difícilmente se ponen las condiciones
que permitan escuchar a Aquel que tiene en su corazón un sueño de vida
buena para cada uno de sus hijos.
A modo de auto-examen, se puede reconocer que la “cultura vocacional”
va siendo una realidad en las comunidades cristianas, cuando se advierten
las siguientes señales:
- cuando la animación vocacional deja de ser una actividad pastoral ex-
clusiva para promocionar la vida religiosa o sacerdotal;
- cuando los discípulos misioneros viven con alegría y de forma estable
su vocación específica en la comunidad cristiana;
- cuando se constata que los laicos se involucran en la animación voca-
cional, principalmente a través de los equipos vocacionales;
- cuando las comunidades cristianas evocan el tema vocacional como
acción pastoral permanente;
- cuando los grupos y movimientos juveniles viven procesos que des-
embocan en proyectos de vida cristiana.
1
Reconocer
El verbo “reconocer” es el primer verbo que se emplea en la metodolo-
gía del Sínodo sobre los jóvenes, y que engloba el contenido de la primera
parte del Documento final. La Asamblea sinodal, basándose en el pasaje de
los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35), se concentra, en primer lugar, en la
expresión, Él caminó con ellos (Lc 24,15). A partir de este versículo bíblico, los
participantes del Sínodo buscaron arrojar luz sobre aquello que reconocie-
ron acerca de la realidad de los jóvenes, del contexto en el que se insertan,
de sus gozos y esperanzas, sobre todo de sus fortalezas y desafíos. En la pri-
mera parte de este Plan de animación de las vocaciones se realiza el mismo
ejercicio.
Por su parte, Agustín explica el proceso de la interioridad como la ayuda
que Dios mismo presta al ser humano para volverse hacia sí mismo, para
emprender el viaje a lo profundo del corazón (cf. Confesiones IX,1,1). Sin la
ayuda de Dios el ser humano se queda confinado en la dispersión, la superfi-
cialidad, la banalidad. De ahí que el no quieras ir fuera de ti mismo, es el brillo
de la misericordia de Dios que disipa la ceguera, y que cura la mirada miope,
fría y reducida que a veces tenemos sobre la realidad. Así pues, a la hora de
acercarse a la realidad del mundo, la Iglesia, la Orden y los jóvenes, estamos
invitados a tener una mirada atenta, delicada, profunda y, ante todo, amable.
Si la pastoral vocacional quiere tener los pies sobre la tierra, el que anima
las vocaciones no puede desentenderse del contexto, pero tampoco debe
pretender racionalizar todos los elementos que influyen en la decisión voca-
cional, ya que ésta está siempre inmersa en el misterio. Así pues, sin la pre-
tensión de agotar una aproximación a la realidad del mundo, de la Iglesia, de
la Orden y de los jóvenes, se proponen unas notas relevantes y descriptivas
de las mismas. Y más que un simple ejercicio de análisis de la realidad, para lo
cual existen instrumentos más adecuados, se trata de propiciar una mirada
de fe -una mirada amable- acerca de la misma.
22 Orden de Agustinos Recoletos OAR
b) Constantes cambio
A finales de la década de los noventa del siglo XX se hablaba mucho de
una “época de grandes cambios”, rápidos y vertiginosos, que apenas daba
tiempo para asimilarlos y comprender sus consecuencias en la vida de cada
día. Sin embargo, a principio del siglo presente, dejó ya de hablarse de una
Plan de animación vocacional 23
c) La diferencia es riqueza
Más allá se sumarse a una reivindicación ideológica sobre la mujer, la Igle-
sia, en general, y las comunidades cristianas en particular, están dando pasos
agigantados para reconocer, integrar y empoderar a las mujeres, discípulas
misioneras. El genio femenino está encontrando cada vez más cauce de ex-
presividad y de incidencia en las decisiones de las comunidades cristianas.
En el Sínodo de los obispos sobre Los jóvenes, la fe y el discernimiento voca-
cional, se recordó que en la tarea de la evangelización y, por ende, en el ser-
vicio de la animación de las vocaciones, no se deben olvidar las diferencias
entre hombre y mujer con sus dones peculiares, su sensibilidad específica y
la experiencia que tiene de Cristo y del mundo (cf. Documento conclusivo del
Sínodo sobre los jóvenes, n. 13).
d) Las migraciones
En el Sínodo sobre Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, se
habló de las migraciones y se señaló que los migrantes son un paradigma
de nuestro tiempo (cf. Documento conclusivo del sínodo sobre los jóvenes, n.
25). Las migraciones representan un fenómeno estructural en todo el mun-
do y no únicamente una emergencia transitoria. De hecho, la migración pue-
de tener lugar dentro del mismo país o entre diferentes países por las más
variadas circunstancias. No obstante, el fenómeno migratorio sí que es una
realidad preocupante para la Iglesia en aquellas partes del mundo en las que
lo desencadena la guerra, la pobreza, el exilio o los desastres naturales, y
expone a personas, entre ellos niños y jóvenes, al abuso, la trata, la violencia
y la explotación.
Esta realidad mundial abrirá nuevos retos y desafíos para la pastoral de
animación de las vocaciones. Muchos, quizá, pueden ver este fenómeno con
recelo y sospecha, pero no cabe duda que será un campo de nuevas oportu-
nidades, que pedirá apertura de mente y de corazón y, fundamentalmente,
capacidad de discernimiento y de acompañamiento vocacional. Tal y como
se indicó en el Sínodo de los jóvenes, los emigrantes son para las comunida-
24 Orden de Agustinos Recoletos OAR
des cristianas y para las sociedades a las que llegan, una oportunidad para
el enriquecimiento y el desarrollo humano integral. En este sentido, toda
iniciativa de bienvenida y de acogida será muy importante (cf. Documento
conclusivo del Sínodo sobre los jóvenes, n. 27).
e) La búsqueda religiosa
En muchas partes del mundo, sobre todo de antigua tradición cristiana,
a pesar de los vientos contrarios a las prácticas religiosas, están brotando
nuevas manifestaciones de búsqueda religiosa. Esta búsqueda religiosa está
fuertemente motivada por la sed de sentido para la propia vida, de un an-
helo profundo de paz interior, de deseo de conexión con la naturaleza, etc.
Al avivarse este interés por el mundo de lo religioso, muchas personas, entre
las cuales prevalecen los jóvenes, se comienza una búsqueda a través de los
más diversos caminos de espiritualidad. Las comunidades cristianas han de
ver en esta sed de lo absoluto un enorme potencial para llevar a las nuevas
generaciones al encuentro con Cristo y hacerles la propuesta vocacional (cf.
Documento conclusivo del Sínodo sobre los jóvenes, 49).
a) La familia
La Iglesia es la familia de las familias, la casa de todos los discípulos misio-
neros de Jesucristo. Existe una preocupación grande en la Iglesia de acom-
pañar las familias cristianas y de apoyarlas en la realización de su vocación y
misión como iglesias domésticas. Dos sínodos celebrados en el 2016 y 2017,
arrojaron mucha luz sobre la vivencia del amor cristiano en la familia. Por su
parte, el Papa Francisco escribió la exhortación apostólica Amoris Laetitia, la
alegría del amor, para subrayar que la familia, como iglesia doméstica que
es, tiene la tarea de vivir la alegría del Evangelio en la vida cotidiana. A los
padres de familia se les pide estar abiertos a la dimensión vocacional y misio-
nera de la vida cristiana, e inculcarla también en sus hijos.
Por su parte, el Sínodo de los jóvenes subrayó que las familias juegan un
papel primordial en la educación cristiana de los hijos y un apoyo insustitui-
ble en la orientación de las decisiones importantes de la vida. Sin embargo,
también hizo constar que las familias no siempre educan a sus hijos para mi-
rar hacia el futuro en una lógica vocacional. A veces, la búsqueda de prestigio
social o éxito personal, la ambición de los padres o la tendencia a condicio-
nar las elecciones de los hijos, invaden el espacio de discernimiento y con-
dicionan sus decisiones. En este sentido, se habló de la necesidad de ayudar
a las familias a asumir más claramente una concepción de la vida como una
Plan de animación vocacional 25
b) Las parroquias
La Parroquia, si bien sigue siendo la primera y principal forma de ser y
vivirse la Iglesia, el Sínodo sobre los jóvenes señaló varias voces cómo ésta
lucha por ser un lugar relevante para los jóvenes y cómo es necesario re-
pensar su dimensión misionera. La escasa importancia de la parroquia en
los espacios urbanos, la falta de dinamismo de sus propuestas, junto con los
cambios espacio-temporales en los estilos de vida en sociedad, exigen una
renovación profunda de la misma. Incluso, se señala que, si bien es cierto
que hay varios intentos de innovación en este sentido, a menudo el río de
la vida juvenil fluye en los márgenes de la comunidad parroquial, sin apenas
alcanzarlo (cf. Documento conclusivo del Sínodo sobre los jóvenes, n. 18).
a) Creadores de comunión
A raíz del Capítulo General del 2016, en la Orden de los Agustinos Recole-
tos se diseñó un Proyecto de Vida y Misión donde el objetivo prioritario fue:
ser creadores de comunión. Se espera que este factor de inspiración genere
un nuevo impulso de comunión dentro de las comunidades religiosas, y un
mayor compromiso en la misión evangelizadora que la Iglesia ha encomen-
dado a la Orden en los distintos países donde está presente. En el Discurso
del papa Francisco a los participantes en el 55º Capítulo General de los Agus-
tinos Recoletos (20 de octubre de 2016), además de invitarles a ser creadores
de comunión, los alentó a ser testigos de comunidades vivas y abiertas.
Plan de animación vocacional 27
b) Maestro de interioridad
Una de las notas características de la espiritualidad agustiniana es la inte-
rioridad. A grandes rasgos, la interioridad es el proceso por el que una per-
sona escapando de la dispersión, se recoge en sí misma y hace un viaje a
lo profundo del corazón, donde habita Dios. Allí, en el corazón, la persona
se encuentra con Cristo y, desde el encuentro con Cristo, sale de sí misma
para difundir el amor con que se experimenta profundamente amada. Los
Agustinos Recoletos hemos hecho experiencia de este camino y tratamos de
cultivarlo como estilo de vida. Además, acompañamos el camino de aque-
llos cristianos que se sienten llamados a descubrir la verdad de sus vidas en
Cristo, desde este apasionado viaje al centro de la vida: el corazón habitado
por Dios.
lo que los hace atentos a los temas de la paz, la inclusión y el diálogo entre
culturas y religiones. (cf. Documento conclusivo del Sínodo sobre los jóvenes,
n. 45).
b) Muchas juventudes
El Papa Francisco en la Exhortación Apostólica post-sinodal Christus vivit,
Vive Cristo, apuntó que ciertamente se pueden enumerar las características
de los jóvenes de hoy, pero ante todo puso de manifiesto una constatación
especial del Sínodo: la belleza de ser Iglesia universal reflejada en el rostro
de los jóvenes. Por lo tanto, la realidad del contexto y la peculiaridad del
momento histórico del lugar y de cada comunidad cristiana, hace al joven
distinto y diverso en cada lugar y época. Así pues, al existir una pluralidad
de mundos juveniles, más que hablar de “juventud” se habla de “juventudes”
(cf. Francisco, Christus Vivit, nn. 68-70). Este es un elemento que exige a la
pastoral de animación vocacional poner mucha atención, para renovar los
métodos en el acompañamiento vocacional.
c) Ambiente digital
El Papa Benedicto XVI señaló que el entorno digital no es un mundo para-
lelo o puramente virtual, sino parte importante de la realidad diaria de muchas
personas, especialmente los más jóvenes (Benedicto XVI, Mensaje para la XLVII
Jornada Mundial de las Comunicaciones, 2011). En este sentido, se habla ya de
nuestra época como de la era digital. No se trata ya solo de “usar” unas herra-
mientas de comunicación, sino de vivir en una cultura ampliamente digitali-
zada que tiene un impacto muy profundo en la noción de tiempo y espacio,
en la percepción de uno mismo, de los demás y del mundo, en la forma de
comunicarse, de aprender, de obtener información, de entrar en relación con
los demás. (cf. Documento conclusivo del Sínodo sobre los jóvenes, n. 21).
El Sínodo sobre los jóvenes apuntó que la era digital representa un sin fin
de oportunidades, entre otras: representa una extraordinaria oportunidad
para el diálogo, el encuentro y el intercambio entre personas, así como el
acceso a la información y el conocimiento. Puede llegar a ser un cauce de
participación en la vida pública y la evangelización. Sin embargo, el entorno
digital también es un territorio de soledad, manipulación, explotación, en-
gaño; puede generar dependencias, aislamiento, pérdida de contacto con la
realidad concreta y relaciones superficiales. Además, está propiciando nue-
vas formas de violencia como el ciber-acoso y está siendo también un canal
de difusión de la pornografía, que favorece la explotación sexual (cf. Docu-
mento conclusivo del Sínodo sobre los jóvenes, nn. 22-24).
30 Orden de Agustinos Recoletos OAR
d) Cuerpo y afectividad
La sexualidad es una energía vital que atraviesa de arriba abajo a todo
ser humano. Es un motor que lo empuja más allá de sí mismo y le obliga a
establecer lazos con los otros y con el mundo. Al modo característico del ser
humano de vivir la sexualidad se le llama afectividad. La afectividad es, pues,
el modo humano de vivir creativamente la capacidad sexual y de orientarla
hacia el amor. La materia prima de la afectividad son tanto las necesidades y
los deseos, como el modo en el que estos dos van encontrando cauce de so-
lución. Y el cuerpo es el ámbito por excelencia de expresión de la afectividad;
por esta razón es tan importante la ternura.
Las nuevas generaciones reconocen al cuerpo y la sexualidad una impor-
tancia esencial para sus vidas, y consideran que, en el camino del crecimien-
to de su identidad, son esenciales para vivir la amistad y el amor (cf. Docu-
mento conclusivo del Sínodo sobre los jóvenes, n. 37). De hecho, la respuesta
vocacional compromete a fondo la capacidad de amar. Sin embargo, el estilo
de vida de la sociedad actual expone a las nuevas generaciones, en muchos
casos, a experiencias negativas en el campo de la sexualidad –abusos, pro-
miscuidad, turismo sexual, pornografía, etc.-
Dichas experiencias negativas pueden llegar a lesionar el crecimiento
y desarrollo sereno y maduro de la afectividad y la capacidad de amar de
la persona. En este sentido, el acompañamiento para el discernimiento vo-
cacional tiene la encomienda de proponer con serenidad, desde una com-
prensión integral y positiva de la sexualidad y la efectividad, la capacidad de
vivir esas realidades como ámbitos de expresión del amor en las vocaciones
específicas. Y en caso de dificultades reales y serias que comprometan el dis-
cernimiento, es conveniente recomendar una ayuda terapéutica mientras el
proceso se mantenga abierto.
Interpretar
Es verbo “interpretar” fue el segundo verbo empleado en la metodología
del Sínodo sobre los jóvenes. La Asamblea sinodal, basándose una vez más
en el pasaje de los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35), asumió la expresión
se les abrieron los ojos (Lc 24,31), para ofrecer desde esa iluminación, algu-
nas interpretaciones sobre el sentido de la vida humana y cristiana de los
discípulos misioneros. En esta misma línea, este Plan para la pastoral de ani-
mación vocacional ofrece un marco teórico básico acerca de la teología de la
vocación, en el cual pueda interpretarse el sentido de la vida humana, de la
vida cristiana y de las vocaciones específicas en la Iglesia.
Para san Agustín, el proceso de la interioridad tiene mucho que ver con
el camino personal de volver al propio corazón y de entrar en el interior. La
segunda parte de la expresión agustiniana –“entra en tu interior”– nos va a
posibilitar el siguiente momento de este Plan de animación. Entrar en el inte-
rior ayuda a la persona a tener un horizonte amplio desde donde interpretar
el sentido de su vida, pues ahí está la Verdad. La medida de este horizonte
no es una medida humana, limitada, ideológica y parcial; la medida de este
nuevo horizonte es la anchura, la largura, la altura y la profundidad inmensa
y maravillosa de la humanidad de Cristo. Solo Cristo ilumina todo el sentido
de la vida humana y cristiana (cf. Gaudium et spes, 22).
2.1. Vocación
El término “vocación” tiene muchos significados dependiendo del con-
texto en que se use. Quizá el más común, fuera de los ambientes cristianos,
es cuando se emplea para designar una forma de realización de la perso-
na, sobretodo en el ámbito profesional. Para los cristianos tiene muchísimos
sentidos. Así, por ejemplo, se habla de vocación cristiana como aquella con-
dición de vida compartida por todos los bautizados. El término también se
aplica a las diferentes formas de vida cristiana o “vocaciones específicas”. In-
cluso se habla de “vocación” para designar la intervención de Dios que llama
a algo específico. En todos los casos está bien empleado. De ahí que sea con-
veniente educar al Pueblo de Dios en la comprensión acerca de la riqueza de
matices que la palabra encierra.
32 Orden de Agustinos Recoletos OAR
que predicaba Juan. Cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y
poder: él pasó haciendo el bien y sanando a los poseídos del diablo, porque Dios
estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y Jerusalén.
Ellos le dieron muerte colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer
día […], todos los que creen en él, en su nombre reciben el perdón de los pecados
(Hch 11,37-40.43).
a) Vocación laical
De acuerdo con lo que indicó el Concilio Vaticano II, a los laicos les co-
rresponde vivir de lleno la vida secular, tanto en cada una de las actividades
y profesiones como en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social
con las que su realidad está tejida. Es allí donde están llamados por Dios a
cumplir una misión, guiándose por el espíritu de las bienaventuranzas, de
modo que, igual que la levadura, contribuyan desde dentro a la transfor-
mación del mundo, para que muestren a Cristo a los demás; brillando, ante
todo, con el testimonio de su vida de fe, esperanza y caridad. A los laicos
les corresponde iluminar y organizar todos los asuntos temporales a los que
están estrechamente vinculados, de tal manera que se realicen según el es-
píritu de Jesucristo y se desarrollen y sean para la gloria del Creador y el bien
de la Iglesia (cf. Lumen Gentium, n. 31).
Plan de animación vocacional 35
La vocación de los laicos es, pues, la de ser discípulos misioneros que bus-
can el Reino de Dios y su justicia (Mt 6,33) en la realización de su condición
cristiana, y tratan de organizar todos los asuntos de la vida social según el
espíritu del Evangelio. Los laicos, cuya vocación los coloca en el corazón del
mundo y en la realización de las más variadas tareas, deben ejercer una for-
ma singular de evangelización. Su tarea primaria e inmediata no es la insti-
tucionalización y el desarrollo de la comunidad eclesial –esa es la tarea es-
pecífica de los pastores–, sino la de poner en práctica todas las posibilidades
contenidas en el Evangelio dentro de la vida social. El campo de su actividad
es la política, lo social, la economía, la cultura, las ciencias, el arte, los medios
de comunicación, la educación, etc. (cf. Pablo VI, Evangelii nuntiandi, n. 70).
En la Orden de Agustinos Recoletos se han institucionalizado varios ámbi-
tos de crecimiento específicos para la vida laical, que ofrecen una ayuda en la
realización de la vocación secular. Estos ámbitos laicales beben en su itinera-
rio discipular de las fuentes de la espiritualidad agustiniana y de la tradición
recoleta, y son las Fraternidades Seglares Agustino Recoletas (FSAR), el mo-
vimiento de las Juventudes Agustino Recoletas (JAR), y la Asociación Madres
Cristianas Santa Mónica (madres que asumen un compromiso de orar sobre
todo, por sus hijos y maridos, al estilo de santa Mónica). Llegar a formar par-
te de estos espacios de crecimiento en la vocación laical, conlleva también
acoger la llamada de Dios a ser discípulos misioneros al estilo de san Agustín.
Algunos ejemplos de formas de vida cristiana laicales:
- Matrimonio-viudez.
- Familia-maternidad-paternidad.
- Soltería.
- Profesionalidad (educación, sanidad, política, economía, cultura, etc.).
- Virginidad consagrada (vírgenes laicas consagradas).
- Misión “ad gentes” (misiones donde la Iglesia aún no está implantada).
- Vida comunitaria (comunidades de base, fraternidades seglares, etc.).
- Etc.
sembrar
SEGUNDA PARTE
Sembrar
“Salió el Sembrador a sembrar”
(Mt 13,3)
Elegir
El tercer verbo que se emplea en la metodología del Sínodo sobre Los
jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional es “elegir”. Los padres sinodales,
basándose en el texto del evangelio de Lucas –partieron sin demora– (Lc
24,33), hablaron del cambio radical acontecido en la vida de los discípulos
de Emaús, una vez que se encontraron con el Resucitado. El encuentro con
Cristo origina en la vida del discípulo misionero un cambio de dirección que
tiene que ver, sobre todo, con la vuelta a la comunidad, con llevar el gozo en
el corazón mientras se camina y se comunica la fe. Desde esta perspectiva,
con el verbo “elegir” los padres sinodales describen la conversión y el cambio
de vida del discípulo misionero; ese giro de 180º que le compromete a fondo
en la vida.
Lo acontecido con los peregrinos de Emaús, se presenta en el evangelio
de Lucas como una experiencia espiritual orientada a animar la vida cristiana
de los discípulos misioneros de todos los tiempos y, en especial, a iluminar el
camino de los jóvenes. Se trata, por tanto, de posibilitar el mismo itinerario
discipular en ellos: “de escuchar la Palabra pasar a la alegría de un encuentro
con Cristo que llena el corazón, que da sentido a la existencia e infunde nueva
energía. Las caras se iluminan y el viaje recupera su vigor: es la luz y la fuerza de
la respuesta vocacional lo que se convierte en una misión hacia la comunidad
y el mundo entero. Sin demora y sin temor, los discípulos eligen regresar a sus
pasos para alcanzar a los hermanos y presenciar su encuentro con Jesús resuci-
tado” (Documento conclusivo del sínodo sobre los jóvenes, n. 114).
Para san Agustín, el proceso de la interioridad también tiene que ver con
el camino personal de descubrir en el propio corazón una presencia que
refiere toda la verdad sobre la propia vida: “en el interior habita la verdad”.
La tercera parte de la expresión agustiniana –en el interior habita la verdad–
explica el sentido del siguiente momento de este Plan de animación de las
vocaciones. Para la espiritualidad agustiniana llegar a descubrir la verdad en
el propio corazón no consiste únicamente en dar con las respuestas filosófi-
cas acerca del sentido de la vida, sino en encontrarse con una Persona, con
Cristo, con la Verdad.
Así pues, solo cuando se descubre la presencia de Cristo en el corazón y
él lo baña con su luz, se puede abrazar en verdad el estilo de vida cristiana
44 Orden de Agustinos Recoletos OAR
cultivar
TERCERA PARTE
Cultivar
“Un hombre que sembró un campo”
(Mc 4,26)
tantes de la vida cristiana, tales como: cuidar una vida espiritual profunda,
que nutra la relación con Aquel que le asignó esa misión, recibir capacita-
ción específica para realizar este ministerio, dejarse, a su vez, acompañar y
beneficiarse de una supervisión. Y, por último, es fundamental para el acom-
pañamiento la capacidad de trabajo en equipo y vivir la espiritualidad de
comunión (cf. Documento conclusivo del Sínodo sobre los jóvenes, n. 103).
Los requisitos para ser acompañante, por tanto, son exigentes y no todo el
mundo está en condiciones de realizar un buen acompañamiento; es impor-
tante prepararse para acompañar.
Decálogo agustiniano para el acompañamiento vocacional:
1. Se realiza de corazón a corazón, es decir, desde Jesucristo, desde mi
verdad, desde las propias limitaciones y vulnerabilidad; conectan-
do desde mi centro vital con el acompañado.
2. Parte del compromiso de que el acompañante ha recorrido previa-
mente el camino que invita a transitar al acompañando. La orografía
se reconoce porque el acompañante ya ha estado en ella. Cierta-
mente, el acompañante no ha recorrido todos los senderos exis-
tentes, ni los modos posibles de ser vividos, sino que ha llegado a
metas y, por esta razón, sabe orientar hacia ellas.
3. El acompañante sintoniza con el momento vital de búsqueda y en-
cuentro del acompañado. Desde los deseos más profundos de su
corazón, el acompañante llega a representar “sentido de vida para
el otro”. Se presta especial atención a los dinamismos espirituales
y psicológicos de la persona acompañada, que la colocan en un
momento concreto de su itinerario de fe.
4. El acompañante advierte la dirección del deseo profundo de la perso-
na acompañada. El acompañante recorre el camino del acompaña-
do desde la incertidumbre y la sublimidad de los propios deseos
que, en ocasiones, entusiasman, pero que también a veces frustran.
El acompañante reconoce la presencia o ausencia de Dios en estos
deseos.
5. El acompañante ayuda a dar el salto cualitativo (conversión) que bus-
ca y necesita la persona acompañada. En este sentido, orientación
hacia el salto cualitativo que se intuye que el acompañado necesita
y Dios le pide.
6. El acompañamiento se da en la relación de amistad, y que muestra
a un peregrino que camina con otro peregrino, como el mismo Je-
sucristo.
7. El acompañante está con la persona acompañada desde la humildad
y la felicidad. Ese camino ha de estar marcado por la actitud de la
humildad: “primero, la humildad, segundo la humildad, tercero la hu-
52 Orden de Agustinos Recoletos OAR
Salir
Servir
b) Objetivos específicos
- Fomentar la conciencia de que cada religioso y cada comunidad de-
ben sentirse responsables de la labor vocacional, siendo signos de una
existencia radicalmente evangélica, convencidos de que la eficacia vo-
cacional depende de su oración insistente y, estando abiertos a acoger
las posibles vocaciones, acompañarlas y dirigirlas por el camino que el
Señor va señalando.
- Animar a los religiosos para que presenten la forma de vida agustino
recoleta y ofrezcan un acompañamiento personalizado en las diversas
etapas del proceso de maduración cristiana en la fe del discípulo mi-
sionero.
- Urgir a todos los agentes de pastoral vocacional a que trabajen en
Plan de animación vocacional 61
w Dios
Dios es quien suscita las vocaciones, quien las realiza y quien las lleva
a la perfección; Él es el primero en llamar. Hoy sigue llamando y nos
alienta en la tarea de la animación de las vocaciones.
w El propio vocacionado
Después de Dios, que es quien llama, se encuentra en el orden de
importancia el que es llamado. La terea de la animación de las voca-
ciones nunca deben remplazar la responsabilidad personal ante la
escucha y la respuesta de quien experimenta en su corazón la llama-
da. Mientras el animador vocacional acompaña al vocacionado en
su proceso de discernimiento, debe pedir al Espíritu Santo la lucidez
para saber implicarlo a fondo en la realización de su propia vocación.
w La comunidad vocacional
Una comunidad cristiana prueba su vigor y madurez en la floración de
las nuevas vocaciones que en ella logran gestarse. En donde hay co-
munidades de fe viva, de esperanza compartida, abiertas a la acción
del Espíritu, sensibilizadas por la palabra de Dios, los sacramentos y
el compromiso apostólico, surgen las vocaciones y son vía segura
para un auténtico apostolado vocacional.
62 Orden de Agustinos Recoletos OAR
w La comunidad religiosa
La comunidad religiosa agustino recoleta, en la medida en que vive
unánime y concorde con una sola alma y un solo corazón (cf. San
Agustín, La Regla, I,1), es agente de animación de las vocaciones allí
donde se encuentre. Solo en ella los jóvenes descubren y experi-
mentan nuestro carisma y pueden decidir una opción de vida cris-
tiana específica. Entendida así, la animación vocacional se convierte
en instrumento renovador de la misma comunidad local.
Corresponde a cada comunidad:
- Orar por las vocaciones, especialmente en la Eucaristía, en la Li-
turgia de las Horas y en el retiro mensual.
- Elaborar un plan de animación vocacional local que se incluirá
en el Proyecto de Vida y Misión de la comunidad –PVM–, y se eva-
luará periódicamente.
- Apoyar el trabajo de los promotores o coordinadores vocacio-
nales y del orientador local.
- Proponer frecuentemente en las predicaciones, la catequesis,
los retiros kerigmáticos, etc., el tema vocacional.
- Dar a conocer la vida y el pensamiento de san Agustín, así como
la historia y la espiritualidad de la Orden de los Agustinos Reco-
letos.
- Constituir a la Fraternidad Seglar y a las Juventudes Agustino
Recoletas (JAR) en agentes vocacionales y acompañarlas en esa
misión.
- Respaldar y secundar las iniciativas del Equipo de Animación
Vocacional local.
- Involucrar a los Consejos de pastoral parroquial, a los Equipos
directivos de los centros educativos y de las casas de formación,
en la animación vocacional.
w El superior mayor
El superior mayor, con el apoyo de su Consejo y de los Secretariados,
es el máximo responsable en la tarea de animar y coordinar la pasto-
ral vocacional (cf. Constituciones, n., 159).
Corresponde al superior mayor:
- Facilitar todos los medios necesarios para la implantación de
una adecuada pastoral de animación de las vocaciones en su
correspondiente demarcación.
Plan de animación vocacional 63
w El orientador local
El orientador local tiene como misión comprometer a los religiosos
y a los miembros de la comunidad cristiana en una acción conjunta
para descubrir, sostener y desarrollar los gérmenes de vocación, pro-
curando que todos asuman sus responsabilidades en la pastoral de
animación vocacional (Cf. Constituciones, n.160).
Plan de animación vocacional 65
Conclusiones
En el año de la vida consagrada (2014), convocado por el Papa Francisco,
invitó a los consagrados a mirar el pasado con gratitud, vivir el presente con
pasión y abrazar el futuro con esperanza. El servicio de la pastoral de ani-
mación de las vocaciones vive con especial intensidad estos desafíos que
el Papa Francisco plantea a las familias religiosas, en su empeño de avivar
su vocación y misión en la Iglesia y en el mundo. En particular, este Plan de
animación de las vocaciones abraza el futuro con esperanza. Lo hace desde la
certeza de fe de que es el Señor quien siembra la buena semilla en el corazón
humano. Y plantea el servicio de la animación vocacional desde el convenci-
miento de que los animadores vocacionales son humildes colaboradores en
la mies del Señor; tanto esfuerzo en la siembra paciente dará los frutos que
el Señor quiera y cuando él quiera.
El gran reto para la pastoral de animación de las vocaciones es precisa-
mente el empapar de la “cultura vocacional” las comunidades cristianas, has-
ta que ellas mismas se constituyan en auténticas comunidades vocacionales.
Este nuevo camino lo ha abierto la misma Iglesia como una respuesta en el
Espíritu a los signos de los tiempos. Es de esperar que también las comu-
nidades cristianas donde estamos presentes los Agustinos Recoletos vayan
dando pasos firmes en esa dirección. Por lo cual, el servicio que la Orden
realiza en la promoción vocacional a través de este Plan de animación de las
vocaciones busca incentivar las comunidades cristianas para que sean real-
mente comunidades vocacionales.
Todo parte del encuentro de la persona con Cristo. Por lo cual, la misión
de la pastoral de animación de las vocaciones consiste, en gran medida, en
ser servidores y facilitadores de este encuentro vivo con Cristo; solo en el en-
cuentro con Cristo resucitado los jóvenes experimentan una esperanza más
fuerte que todo temor y que toda duda. Precisamente a partir de ese en-
cuentro del discípulo misionero con Cristo, todo adquiere una nueva inter-
pretación y brota una actitud de mayor compromiso con la historia. De ahí
que este Plan concentra su esfuerzo en sembrar con paciencia en el corazón
de los jóvenes el encuentro con Cristo y su Palabra.
Este Plan de animación de las vocaciones pone en el centro de su ser y que-
hacer al mismo Cristo resucitado que acompaña el camino de los discípulos
68 Orden de Agustinos Recoletos OAR