La Gran Prostituta
La Gran Prostituta
La Gran Prostituta
Capítulo 1 Estaba fatigada tenía que tomar aire, al levantar la cara me vi reflejada en el espejo
que tenía delante. Si me comparo con aquella mujer que era hace tan solo 4 años no me
reconozco. Estaba empapada en sudor que se escurría por la espalda hacia mi voluptuoso
trasero, mientras tanto tenía un hombre dándome por detrás, pegándose a mi trasero en cada
embestida. De repente volví a la realidad, cuando el tipo que me follaba me gritó que me
moviera más rápido que no había pagado a una puta tan cara como yo para hacer todo el
trabajo él. Incrementé el movimiento de mis cade- ras para darle más placer, se ve que al tipo
le ponía cachondo llamarme puta, guarra, o cosas así, mientras su polla salía y entraba hasta
mi matriz. Después la saco me dio la vuelta y me la metió por delante, mientras me tocaba las
tetas y me mordía los pezones, no parando de insultarme. Por último se corrió dentro del
condón (las putas caras lo hacemos con él), para luego quitárselo, y decirme que si me tragaba
su leche del preservativo me daba 50.000 pts. mas de propina. Me la tragué porque necesitaba
el dinero. El tío se puso tan cachondo, que se empalmó de nuevo diciéndome que me quería
follar otra vez pero ahora por el culo. Le puse otro condón, usando sólo mi boca y me la metió
de un golpe por mi dilatado agu- jero trasero. Levanté mi cara otra vez, y me vi gritando con
aquel animal perforándome los intestinos, empa- pada toda en sudor, y el maquillaje todo
corrido. Al cabo de quince minutos se corrió de nuevo me bebí la lefa del condón para luego
limpiarle la polla con la boca. Estábamos en un hotel, el tipo había pagado por estar conmigo
toda la noche, dijo que estaba agotado y se quedó dormido. Me encendí un cigarro y empecé a
recordar lo ocurrido en estos últimos 4 años mientras me veía en el espejo. Me llamo
Andrómeda, y esta es mi historia. Yo había sido la típica niña bien, de clase media alta, fui a un
colegio privado de religiosas, hija única (mi madre después de tenerme se quedó sin la
posibilidad de tener más hijos). Después fui a una Universidad pri- vada y acabé las carreras de
económicas y derecho, haciendo finalmente una Master en Estados Unidos du- rante un año
Académico que me abrió las puertas para trabajar en una importante auditora. Mi padre
además me enchufó y desde el principio empecé a ganar un buen sueldo. A mi marido Vicente,
le conocí a los 18 años, se puede decir que era el amor de mi vida, mide 1,75 cm, pelo negro y
delgado, es ingeniero y trabajaba en aquel entonces en una gran empresa de
telecomunicaciones ga- nando un buen sueldo. Nos casamos cuando teníamos 25 años. Yo
nunca había estado con otros hombres, y a los 10 meses de casarnos tuve un niño. Se puede
decir que éramos la familia perfecta, pagando la hipoteca del piso, una criada, hacíamos el
amor cada 15 días, los domingos a comer a casa de nuestros padres y yo compatibilizaba la
vida profesional con la familiar de forma ejemplar. Me levantaba a las 7:00 a lavar al niño
vestirlo, darle de desayunar y llevarle a la guardería. A las 18:00 horas lo recogía y lo llevaba al
parque a jugar, o íbamos a casa y me ponía a hacer la cena, y limpiaba lo que no hubiera
dejado bien la criada. Después del parto, noté que las reglas no me venían de forma puntual
todos los meses sino que se retra- saban o se anticipaban y estaba preocupada porque quería
tener dentro de un par de años otro niño y no sabía si podría. En septiembre después de
vacaciones, acudí a un ginecólogo privado que tenía la consulta cerca del tra- bajo, y esto fue
lo que cambió mi vida de forma irreversible. Cuando vi a Estanislao (que así se llama) por
primera vez me quedé como hipnotizada, era un hombre que mediría 1:90, pesaría unos 80
Kilos, pelo negro engominado, de unos 40 años, ojos azules, en fin mi marido
aunque no estaba mal era del montón en comparación con este hombre. Le conté cual era mi
problema mientras me miraba de forma penetrante, y procedió realizarme las pre- guntas
típicas de un reconocimiento médico., que yo respondía pesando en que me iba a tener que
desnudar delante de él y que se me estaban humedeciendo las braguitas. Edad: 28
años Casada: Si. Me peso y me talló: 54 Kilos, 1:72 metros. Me dijo que estaba muy
delgada. Me preguntó si tomaba la píldora y le dije que no. Me preguntó si era fumadora y si
era bebedora. Le dije que no había fumado en mi vida y que a lo mejor me tomaba alguna caña
los fines de semana. A continuación me dijo que me desnudara detrás de un biombo, y que
me tumbara en una camilla gineco- lógica con la piernas bien abiertas. Me estaba mojando
toda, sería por la situación y porque el tío estaba buení- simo. Me tumbe en la camilla,
supongo que el se dio cuenta rápido de mi situación, y empezó a tocarme con unos guantes de
látex. Me metió la mano por el coño y el culo (todavía virgen), me di cuenta que me
estaba masturbando pero no protesté. Usaba las manos de forma impresionante, estuvo así
unos 10 minutos, tuve va- rios orgasmos, y sacó una muestra del fluido vaginal para
analizarlo. Me dijo que todo era normal y que me podía vestir. Me mandó unos análisis de
sangre y una mamografía, diciéndome que volviera cuando tuviera los resultados. Cuando salí
de allí me di cuenta que jamás en mi vida había disfrutado tanto, sólo fueron 10 minutos,
y tuve los tres orgasmos mejores de mi vida. En los días que pasaron mientras me hacía las
pruebas no podía dejar de pensar en él, en el trabajo, en casa, y en cualquier actividad
cotidiana. Esos días hice con más fre- cuencia y pasión el amor con mi marido pero pensando
en el ginecólogo. Estaba deseando volver a la consulta. A los quince días volví, intentando
vestir de una forma más sexi que el primer día con una ropa interior que realzara mis
encantos. Miró las distintas pruebas, y dijo que eran las de una persona sana que nunca había
cometido excesos. Me indicó que me desnudara del todo y que me tumbara en el sillón
ginecológico con las piernas abiertas. Empezó a tocarme las tetas suave al principio,
pellizcando luego los pezones que se quedaron duros como piedras. Me dijo que iba a ser una
puta muy fácil, protesté diciendo que se había creído, y me largó un bofetón diciéndome que
me callara. Me dio la vuelta en el sillón y empezó a meterme los dedos por el culo,
untándome un gel. Le pregunté que estaba haciendo, respondiéndome que me iba a joder,
pero no por el coño porque no tomaba la píldora y no me quería preñar y que como no le
gustaba usar condón que lo haría por el culo. Protesté y esta vez me empezó a dar azotes con
un cinturón en el trasero. Entonces me quedé quieta, cla- vándome la verga de golpe hasta los
cojones. Después descubrí que la tenía de 20 cm (mi marido la tiene de 12cm). Me desmayé
del dolor pero me puso una especie de sales en la nariz para despertarme y así poder sen- tir
todo. Tardó en correrse unos 15 minutos, y durante los últimos 5 había desaparecido el dolor
dando paso al placer, tuve un orgasmo impresionante. Luego me bajo de la camilla me puso
de rodillas y me ordenó que le limpiara la polla con la boca. Yo nunca había mamado una polla
y me negué, me largó otro bofetón y empecé a chupársela, con asco al principio mien- tras por
el culo me goteaba la leche de la corrida anterior. Quería correrse otra vez pero en mi boca, se
reía por mi inexperiencia, me fue dando instrucciones para hacerlo mejor, obligándome a
mirarle a la cara todo el
Empieza a joder con hombres mejor casados, quiero que seas infiel a tu marido, no sólo
conmigo pero que usen condón porque yo siempre te joderé sin él, y no me quiero coger
ninguna guarrería. Hazte a la idea que eres un ser bisexual, empieza a mirar a las mujeres con
deseo, quiero que dejes de ser virgen también en ese campo. Tu físico no está mal, por eso
me fijé en ti, pero estas muy delgada y esas medidas que tienes 75-45-75, dejan mucho que
desear de mi modelo de mujer que no debe ser andrógino como tu, te faltan
hormonas femeninas. Vas a seguir un tratamiento de hormonas durante un año para
incrementar esas medidas, te voy a poner una dieta para que ganes Unos 8 Kilos en tres
meses. Con todo esto ganarás medidas sobre todo en ca- dera, y cintura, pero poco en pecho.
Como estamos en octubre y el tratamiento necesita tiempo para cambiarte, pasarás por
quirófano para un implante de pecho y de elevación del mismo dentro de unos 9 meses, antes
del verano. No obstante en unos meses ya pasarás para un engrosamiento de labios y una
elevación de pómulos. Una golfa tiene que tener unos labios carnosos. Todo esto lo financiarás
con tu dinero por supuesto. El trata- miento hormonal te cambiará el metabolismo y lo que
engordes ahora no lo bajarás, por lo que luego tendrás que seguir una dieta como le pasa a
casi todas las mujeres para no ganar peso. Tendrás que hacerte una ligadura de trompas, la
píldora está contraindicada con el tratamiento hormonal. cuando te folle por el coño quiero
tener la seguridad de que no te vas a quedar preñada. El sábado vete a esta clínica, con tu
marido, dile que has tenido una hemorragia vaginal, con esa disculpa te operaré y así
evitaremos problemas. Vas a ir a un Instituto de belleza, este de la tarjeta, te vas a depilar con
láser todo el cuerpo salvo la cabeza y cejas, es una depilación casi definitiva, con unas cuantas
sesiones, y vas a empezar a tomar rayos UVA, tres veces por semana, me gustan las mujeres
tostadas. Allí tienen peluquería, tu color de pelo castaño no me dice nada, tíñetelo de rubio
para que se note bien que es teñido, y para que contraste con el bronceado. Córtatelo hasta la
altura de los hombros. A partir de ahora te quiero siempre muy maquillada, y usando ropa
cara muy femenina. Usarás ropa interior de firma pero siempre tanga o bragas que se
marquen bien a través de la ropa y ligueros, los sostenes serán siempre tipo Wonderbra. El
color de la ropa interior que contraste con la de fuera para que se transparente. Los suéter
serán ceñidos, marcando bien las tetas, minifaldas, pantalones ajustados, y toda la ropa de una
talla menos para que marque bien las curvas que vas a tener pronto. La mujer que quiero
tiene que tener vicios, luego vas a empezar a fumar y a beber, no para que acabes borracha
todos los días pero si para que acostumbres tu organismo a una dosis de alcohol diaria. Al
principio te costará, como cuando te di por el culo, pero luego te gustará, a las drogas se les
toma gusto en seguida. A pesar de esto, quiero que hagas ejercicio, no estos tres primeros
meses, para que engordes, pero si luego, ya que te quiero con la carne dura. En el centro de
belleza tienen gimnasio, apúntate a aeróbic. Tu cuenta corriente las vas a pasar con tu nómina
a un banco por Internet, para que tu marido no la con- trole, pero yo sí aunque no tocaré tu
dinero. Quiero que vivas al día y a crédito, que te pulas el sueldo, todos los meses lo
comprobaré. ¿Cuánto ganas?, le dije que 350.000 pts al mes, me dijo que pronto me
parecería poco. Me preguntó que coche tenía, le dije que un Ford fiesta de hace 8 años. Me
ordenó que me comprara un coche nuevo a crédito esa semana que no bajara de 4 millones.
Mas adelante comprendí que hacerme una compradora compulsiva amando el dinero y las
tarjetas, allanaría sus planes para que me entregara a él del todo. Me pidió mi número de
móvil porque quería tenerme siempre localizada, cuando lo vio me indicó que me comprara
uno nuevo que el que tenía era una mierda. Por último me dijo que después de la operación
del sábado no quería volver a verme hasta pasadas las navidades, en que el tratamiento
hormonal, la dieta, el paso por el instituto de belleza y el tabaco y el alcohol, me hubieran
acercado a su canon de belleza, indicándome que mis datos bancarios se los mandara por
email y
que lo pagara todo con tarjeta, porque quería controlar donde gastaba. Después de
enunciarme todas las pautas, que apunté porque eran muchas, me dijo que me fuera.
Curio- samente no me tocó a pesar de que lo estaba deseando. Cuando me iba a ir me dijo que
no me follaría otra vez hasta que me acercase a su modelo de mujer. Lo de la operación no me
gustaba, pero teniendo en cuenta la vida que iba a llevar, lo mejor era que no tu- viera más
niños.
Capítulo 2 Estábamos a miércoles, y quería que cuando me viera el sábado ya notara los
cambios. Me di cuenta que a partir de ahora iba a necesitar mucho tiempo para mí, así que
tendría que contratar una criada para que estu- viera todo el día en casa y atendiera al niño. Yo
ya no podría llevarle a la guardería ni recogerle, ni hacerle la cena, etc. Llamé a la criada por el
móvil y se lo comenté, argumentado que el trabajo no me dejaba tiempo para nada, accedió
encantada por la subida de sueldo (que pagaría mi marido claro), le indiqué que el nuevo
horario empezaba ese día. Fui al trabajo, y en el camino me compré un paquete de tabaco
rubio y un mechero, encendí uno y me dio un mareo, pero después de los 5 primeros
comprobé que me gustaba fumar. Los compañeros se sorpren- dieron mucho al verme fumar,
preguntándome que que hacía fumando, argumenté que era por el estrés que el tabaco me
relajaba. Cuando salí del trabajo me fui al Instituto de belleza que en realidad era un club que
tenía de todo, me hice socia (50.000 pts todos los meses). Eran las 6, les dije todo lo que tenían
que hacerme, la depilación, el teñido y corte de pelo, y tome la primer sesión de Rayos UV.
Tengo que admitir que cuando estaba del todo desnuda en la depilación y en la sesión de rayos
UV, estaba muy cachonda. Me indicaron que me quitara las bragas para depilarme el sexo, me
abrí de piernas para que me recortaran primero con unas tijeritas los pelos púbicos, luego
extendieron una suave crema sobre él, con una brocha que me hacía cosquillas, y la chica
comenzó a pasar una maquinilla que iba despojándome de mi pelo. Al sentirme desnuda, al
sentir las yemas de sus dedos posarse en mis ingles o en mis muslos, confieso que me sentí
muy excitada. La chica continuaba con la maquinilla hasta dejar mi vagina sin bello. Luego
mojó una toalla en agua tibia y la colocó entre mis muslos y encima del vientre. Me tuvo así
unos minutos y luego trajo una toalla nueva, suave como el terciopelo. A continuación me seco
y me echó un crema hidratante. Tuve un orgasmo, yo creo que la chica se dio cuenta, me miró
a la cara y se sonrió. Por último otra chica me hizo la manicura, tenía que llevar las uñas bien
cuidadas y siempre pintadas. Al salir de allí me fui a una farmacia a comprar los medicamentos
para el tratamiento hormonal, y la comida que me había mandado para ganar peso. Queso
graso, bombones, pasteles, bollería para desayunar, leche con- densada, también me dijo que
comiera fritos en aceite en bares o donde comiera en el descanso del trabajo. Por supuesto
compré algunas botellas de Whisky, ginebra, y latas de cerveza. No me dio tiempo a
comprarme ropa así que eso lo dejé para el día siguiente. Cuando llegué a casa a las 10 el niño
no me conocía hasta que le dije que era su mamá, y mi marido me echó un bronca porque
llegaba muy tarde, se calmó cuando le comenté que me había puesto guapa para él. Se quedó
de piedra cuando me encendí un cigarro, y me abrí una lata de cerveza. Le tuve que explicar
que llevaba fumando un año en el trabajo, pero que ahora necesitaba un cigarro para
relajarme por el estrés. Al día siguiente, empecé con la dieta y el tratamiento hormonal y me
cambié de banco a uno por Internet, para que Estanislao controlara mis gastos. A la hora de
comer me fui a comprar el dichoso móvil y ropa, y aun- que sabía que pronto no me valdría me
gasté una pasta. Quería que mi hombre ya viera los gastos en mi cuenta corriente. Luego me
fui a un concesionario de coches y me compre un VW Escarabajo color pistacho, me
conce- dieron el pago aplazado de los 4 millones que costaba porque tenía una buena nómina.
Al salir del trabajo por la tarde me di otra sesión de Rayos UV, y empecé a integrarme con las
mujeres que iban allí, todas bastante su- perficiales y a perder el pudor a quedarme desnuda
delante de otras mujeres, que por cierto me alabaron el depilado de mi coñito, había quedado
como el de una niña de 4 años.
Llegué a casa a las diez, mi marido me echó otra bronca, se quedó sorprendido por el vestuario
y el moreno que empezaba a tener a pesar de estar en octubre. Suerte que conseguí calmarle
en la cama con una buena ma- mada, nunca se la había mamado antes, y por lo cachondo que
se puso al verme el coño todo depilado, me folló dentro de sus limitaciones como nunca,
aunque le obligué a ponerse un condón, no quería otro hijo. Al día siguiente era viernes, por la
tarde le llamé a mi marido y le dije que había tenido una hemorragia vagi- nal, y que me iba a
la clínica de mi ginecólogo. Me ingresaron y al día siguiente Estanislao me operó hacién- dome
una ligadura de trompas, no podría volver a tener hijos. Yo no llegué a verle pero le contó a mi
marido que tenía quistes en los ovarios y que me los tuvo que quitar y que ya no podríamos
tener hijos, que era necesario que me brindara todo su apoyo, y que a partir de ahora podría
tener una depresión que se manifestara con un cambio en mi personalidad. Mi maridito pagó
la opera- ción 300.000 pts. Al ser por lo privado. A los 4 o 5 días estaba recuperada y volví al
trabajo. Recogiendo el coche en el concesionario. Cuando mi marido lo vio se cabreó le dije
que estaba muy deprimida por la operación y que hacía compras para levan- tarme la moral,
pero que no se preocupara que lo iba a pagar yo, me hice la cabreada, diciéndole que a partir
de ahora mi sueldo iría íntegro para mis caprichos y que el suyo para pagar la hipoteca, criada,
y en general todos los gastos de la casa y del niño. Una vez pasado el primer mes los cambios
eran notables, estaba muy tostada a pesar de estar a finales de octubre, por los Rayos UV, cosa
que hacía un bonito contraste con mi pelo rubio y mis ojos verdes (el color de ojos si es
natural). Había ganado 3 kilos que se habían quedado sobre todo en caderas. Ya me fumaba un
pa- quete diario y me tomaba todos los días un par de copas y un par de vasos vino o cañas
comiendo. Me di cuenta que los hombres me miraban de otra forma, los atraía, y yo estaba
todo el día cachonda, me imagino que por las hormonas, mis masturbaciones con los
consoladores (ya me cabían los dos a la vez) y por usar siempre que podía las bolas
chinas. Empecé a provocar a los hombres, con mis posturas, mis frases con doble intención, mi
vestimenta, mis miradas directas a la entrepierna, etc. Me fijé en un cliente de nombre Pablo,
que venía de vez en cuando a la oficina para preparar los cronogramas de auditoría en su
empresa por parte de mi entidad. Pablo sería un hombre de unos 40 años, mediana estatura,
delgado y casado (llevaba anillo) y trabajaba para una importante entidad bancaria era
bastante atractivo. Me propuse follármelo ya que Estanislao quería que empezara a serle infiel
a mi marido con otros hombres. La verdad es que me daba igual destrozar su
matri- monio. Quedé con él un día para organizar los pormenores de la auditoría en su
empresa, citándole a la una de la tarde. Le hice esperar unos 20 minutos, para que todo se
prolongara hasta la hora de la comida, y así comer juntos. Me había preparado especialmente
para la ocasión. Llevaba un vestido de tirantes de punto calado muy ajustado, de estos que te
pones por la cabeza, de color granate que marcaba mucho el contraste entre cintura y caderas.
Un Wonderbra negro, quedando sus tirantes al aire por los hombros, un tanga negro
transparente (que dejaba ver mi coñito depilado) con medias y liguero negros éste con
puntillas blancas. La falda tapaba por poco la parte de arriba de las medias, pero dejaba ver el
liguero cuando me sentaba o abría las piernas. Le recibí en mi despacho y le ofrecí algo de
beber. Nada mas entrar me di cuenta que se sorprendió al verme diciéndome que parecía otra
que estaba impresionante (no me veía desde antes del verano). El tío no perdía ojo a mis
pechos y de mi trasero. Le llevé a una mesita tipo de café que tengo en el despacho con unas
butaquitas bastante bajas para hablar de forma distendida y no hacerlo detrás de la mesa del
despacho. Empezamos a fumar un cigarro y a hablar de
temas de trabajo. Mientras tanto yo abría y cerraba las piernas cada dos por tres, dejando ver
el liguero y fumaba sensual- mente pasándome la lengua por los labios. Creo que llego a ver
mis depilados labios vaginales a través del tanga transparente, porque hubo un momento que
se quedó como sin palabras. Pronto fueron las dos de la tarde y me pidió que fuera comer con
él que nos había dado tiempo a terminar de planificar la auditoría. Le contesté que encantada,
el se levantó y yo me quedé sentada unos segundos para que pudiera ver el canal de las tetas,
luego me levanté caminado hacia el perchero para coger el abrigo, cuando a mitad de camino
dejé caer el paquete de tabaco, y doblé haciéndome la distraída la espalda par cogerlo, se me
levanto la falda del vestido y pudo ver mis nalgas separadas por la tira del tanga y todo el
liguero. Al levantarme me fijé como se le iban los ojos hacia mi culo, tenía que estar
cachondísimo. Si no me lo fo- llaba esa tarde es que le gustaban los hombres. Al salir le
informé a la secretaria de que estaría toda la tarde con Pablo y que ya no volvería mientras le
mi- raba a él mojándome mis rojos labios. La verdad es que hace apenas un mes hubiera sido
incapaz de seducir a un hombre y ahora parecía una furcia buscando echar un polvo. Fuimos
caminando a un restaurante próximo que estaba en la Castellana próximo a mi oficina, nos
toma- mos un par de cervezas antes de empezar a comer. Mientras estuvimos comiendo no
paro de hablarme de lo guapa que estaba, que le gustaba mucho mi cambio de imagen, mucho
más femenino y sensual. Yo mientras tanto seguía pensando en Estanislao, tenía que cumplir
con la dieta y me pedí los platos con más calorías, de primero fritura de pescado variado, de
segundo cordero asado, y de postre fresas con mucha nata, café y como Pablo un copa de
Brandy. La verdad es que el tío se quedó sorprendido de mi apetito y me dijo en broma que
nunca había visto a una mujer comer tanto, desde luego la comida le iba a costar una
pasta. Cuando nos estábamos fumando un cigarro, empezó a tomar la iniciativa supongo que
después del nume- rito de la oficina, pensaría que era una golfa y que sería fácil llevarme a la
cama. Empezó a decirme que no le quedaban claros algunos puntos de la auditoría y que sería
mejor tratar esos puntos en privado, y que aunque ambos éramos casados que sería bueno
que nos conociéramos mejor, etc. Yo le miraba con sonrisa burlona mientras apuraba otro
cigarro. Total me dijo que porque no tomábamos otra copa en un apartamento que tenía cerca
muy discreto. Me hice un poco la estrecha diciéndole que tenía mucho trabajo atrasado en la
oficina y que no sabía, me contestó que su empresa era muy buena cliente y que nadie diría
nada si estaba con él. Le contesté que bueno pero que sólo una copa. Desde luego daba la
impresión que si tenía un apartamento sólo para llevar mujeres, el tío debía ser bas- tante
putero, joder y parecía que nunca había roto un plato. Cogimos su Audi del garaje de mi
edificio de oficinas, y nos dirigimos al apartamento, que estaba en las Rozas. Me senté con las
piernas abiertas y con el vestido bastante subido, mientras no paraba de mirarme de reojo.
Empezamos a hablar un poco del trabajo, de lo estresados que estábamos, que nuestras
parejas no nos comprendían, etc. Cuando llegamos dejamos el coche en le garaje, y cogimos el
ascensor intenté excitarle rozándole con la ca- dera, y me incline un poco como para
colocarme las medias y que pudiera apreciar mis tetas, me fijé a través del pantalón que la
polla le iba a reventar. Salimos del ascensor y abrió la puerta del apartamento, estaba muy
bien montado me lo enseñó, tenía sólo un dormitorio con una gran cama de matrimonio. Nos
sentamos en el salón me ofreció un cigarro y me preguntó que quería tomar. Le dije que un
Whisky
A las 11 llegue a casa todavía con el pelo mojado, le dije a mi marido que venía del club, y que
me había du- chado allí. Me echó un bronca por llegar tan tarde, entonces me puse melosa y le
eché un buen polvo para tranquilizarle. Fue la segunda vez que le mamé la polla, mi marido se
quedó como atontado, preguntándome que donde había aprendido eso. Le contesté que
viendo las películas porno del canal de pago, y que tenía muchas ganas de hacérselo desde
hacía tiempo. En los dos meses siguientes seguí jodiendo habitualmente con Pablo y
ganándome a mi marido en la cama, había perdido una esposa y madre responsable pero
había ganado una puta que tenía siempre dispo- nible, y digamos que empezó a tolerar mi
ritmo de vida. Pablo era un tipo con bastante experiencia y era bastante degenerado quien lo
habría dicho. El no entendía muy bien mi comportamiento con respecto a él en la cama, había
sobrepasado todas sus expectativas, y un día me propuso hacer un trío con una puta de pago.
Me dijo que quería presentarme como si yo fuera su mujer, que eso le daba mucho
morbo. Recordé que Estanislao me dijo que a partir de ahora me debía considerar bisexual y
que le gustaría que me acostara con alguna tía antes de volver a verle. Así que acepté, pero
eso sí, le hice ver que para mí era un sacri- ficio enorme porque yo no era una bollera y que
tendría que compensarme con un buen regalo. Yo con Pablo siempre me mostré como una
mujer caprichosa y le saqué todo lo que pude mientras estuve liada con él. Se puso como niño
como zapatos nuevos diciéndome que me encantaría. Citamos a la puta en una cafetería cerca
del apartamento de Pablo en las Rozas. Era Rusa, se llamaba Sve- tlana. Mediría 1,78 con
tacones, era rubia natural, e Iba vestida como lo que era, una minifalda de cuero,
medias negras un top marcando las tetas, tendría 90 de pecho, sin sujetador y una torera, el
pelo suelto, y bastante maquillada. Hay que reconocer que era bellísima. Pablo me dijo que
esa tarde le daba más morbo si iba recatada, así que llevaba un discreto traje de chaqueta con
falda por encima de las rodillas, todo la ropa interior blanca y usando bragas no muy
escotadas, y maqui- llada de una forma discreta. Cuando llegó Estanislao la invitó a sentarse
nos encendimos unos cigarros y pedimos al camarero unas copas, me tome un vodka con
limón, la verdad es que estaba un poco nerviosa, iba a ser mi primera vez con una mujer. Ella
hablaba bastante bien español, le dijo que era mi primera vez con una mujer y que tendría que
ense- ñarme. Cuando acabamos las copas nos fuimos al apartamento. En el ascensor me dijo
que no me preocupara, que lo pasaríamos muy bien. Mientras me retiraba el pelo de la cara
con mucho cuidado y empezaba a besarme primero en las mejillas y luego en la
boca. Entramos dentro y nos metimos en la habitación. Pablo dijo que de momento sólo
quería mirar. Empezó a desnudarme con mucha delicadeza primero la chaqueta y luego la
falda. Me dejó en ropa interior. Mientras me metía la lengua en la boca se empezó a quitar la
ropa. Desde luego tenía un cuerpazo, y las tetas eran naturales. Luego se acercó a mi, me tocó
el cuello y empezó a atraer su boca hacia la mía besándome ahora más pro- fundamente
mientras me acariciaba mi pecho desnudo. Yo la verdad es que estaba como ida y me
dejaba hacer. Empezó a lamer cada trozo de mi piel, las dos llevábamos el coño depilado. Yo
permanecía inmóvil, obede- ciendo dócilmente la orden de cruzar mis manos en la espalda y
colocarme tendida sobre la cama con las pier- nas abiertas, para que me pudiera comer el
coño. Apretaba su boca, tomando mi clítoris entre sus labios, de- jando escapar la lengua de
vez en cuando hacia mi ano metiendo algunos dedos en el mismo. Al final no pude
evitar correrme. Pablo mientras tanto se la meneaba sentado en una butaca. Pablo se levantó
y me la metió en la boca para que se la mamara, yo estaba a 4 patas, entonces Svetlana
se puso debajo mío, me cogió del cabello hacia detrás y puso su boca sobre mis pezones. Su
mano se metió entre mis piernas, y tras acariciar mi morena piel que contrastaba mucho con
su el blanco de la suya, empezó a tocar mis labios vaginales, introduciéndose donde no había
llegado antes su lengua. Yo respiraba acelerada y profundamente cosa que se hacía difícil por
tener una polla en la boca, además abría mis piernas para recibir sus dedos. Sentía mi
excitación en mis duros pezones y me volví a correr. Pablo sacó su polla de la boca y le dijo a
Svetlana que me enseñara como se comía un coño así que metí mi cara entre sus piernas y
empecé a chupárselo y meterle los dedos como ella me decía. Mientras tanto Pablo me daba
por el culo con todas sus ganas. No debía hacerlo mal porque noté como la rusa se corría en mi
cara, mientras Pablo lo hacía en mi culo. Se salió y Svetlana se comió glotonamente todo el
semen que había en el condón. Luego Svetlana me dio la vuelta poniéndome de espaldas. De
tal forma que le ofreciera mis nalgas. Acercó su vientre a mi trasero, levantándose cuanto
podía y se comenzó a frotarse contra mí. Notaba como su clítoris se excitaba con el roce, y
estuvo mucho tiempo embistiéndome, con mucha fuerza hasta que se corrió quedán- dose
sobre mí, chorreando ambas sudor. Pablo mientras tanto se la había estando meneando y ya
estaba otra vez empalmado. La rusa le puso un condón con la boca sin usar las manos (me
quedé anonadada), y la puso a 4 patas metiéndosela por el coño hasta los huevos. Yo abrí mis
piernas delante de Svetlana para que me comiera otra vez el coño. Nos corrimos los tres otra
vez, de forma salvaje y Svetlana se bebió de nuevo toda la lefa de Pablo. Cuando terminamos
eran las 10 de la noche, ella se fue a la ducha y Pablo y yo nos quedamos fumando un cigarro
en la cama. Ella se fue con prisa decía que tenía que seguir la jornada. Pablo la pagó 100.000
pts. que desde luego merecieron la pena. Mientras volvía a casa conduciendo, pensé en lo que
había pasado, y la verdad es que me gustó la dulzura que implicaba el hacer el amor con una
mujer, desde aquel día ya no volví a mirar a las mujeres igual, la muje- res hermosas me
empezaron a atraer tanto como los hombres. Cuando llegué a casa eran las doce y mi marido
ya estaba durmiendo, cada vez me acostaba más tarde y me resultaba más difícil levantarme
para ir a trabajar. La verdad es que a mi hijo sólo lo veía un rato los fines de se- mana. Estaba
perdiendo a mi familia.
Capítulo 3 Llegaron las navidades, lo que implicó tener que ver a mis padres y mis suegros. No
me veían desde el ve- rano, y se quedaron muy sorprendidos por mi aspecto y forma de
comportarme. Sobre todo mi madre, me pre- guntó que cuando había empezado a fumar y se
extrañó por todo lo que bebía. Aunque ya estaba en el peso que me indicó Estanislao, me
puse morada a comer de todo en navidades. Mi madre me dijo que al margen del teñido de
pelo, el maquillaje, la ropa, y lo morena que estaba, que había engordado un montón, que yo
siempre había sido muy delgada y que nunca me había visto comer tanto. Le contesté que me
habría cambiado el metabolismo después de la operación que me hicieron en septiembre.
Eso sí los hombres de la familia coincidían en que estaba espléndida. Noté que mi madre
estaba muy preocupada por mi cambio de personalidad, y me rogó que fuera a un mé- dico
para que me tratara. Ella pensaba que mi cambio se debía a una depresión porque no podría
tener más hijos. Como ya he comentado, mi marido aunque estaba cabreado por mi ritmo de
vida, es decir, no atendía para nada a la familia, me gastaba todo el sueldo, y llegaba a casa a la
hora que me daba la gana, lo disculpaba, por mi cambio en la cama, ya que me comportaba
como una guarra, y le hacía cosas que jamás le había hecho, ya que como casi todos los
hombres pensaba con la polla y no con el cerebro. Cuando pasaron las navidades, pedí hora
en la consulta con Estanislao, todavía me acuerdo fue un 8 de enero. Cuando me vio entrar por
la puerta se sonrió como satisfecho de su obra. Colgué al abrigo de pieles en el perchero,
llevaba un suéter de punto calado crema que dejaba ver el Wonderbra negro debajo, y que me
de- jaba el ombligo al aire, además llevaba un pantalón que me marcaba la raja del coño, que
era muy bajo de estos que dejan ver toda la cadera, y la parte de arriba de las bragas, sobre
todo cuando te sientas. La ropa era dos tallas pequeña por lo que había engordado, y me
marcaba al máximo, tetas, culo y coño. Me dijo que me desnudara con el mismo gesto que se
le dice a una puta. Una vez desnuda del todo, me pesó, había engordado 12 kilos en tres
meses, había pasado de 54 a 66 kilos. Me tomo las medidas. Los de 75-45-75 se habían
convertido en 95-65-78. Me confirmó que el tratamiento hormonal me había cambiado el
metabolismo, y que ahora era una mujer con curvas pero que no cogiera más peso. Me
auscultó y me hizo toser diciendo que ya tenía la tos clásica de fumadora. Las pulsaciones
habían pasado de 60 por minuto a 75. Me tomó la tensión, había pasado de 11-6 a 13-8. Me
dijo que todos los cambios eran por la dieta, el tabaco y las copas. En definitiva estaba
comprobando si había cumplido todas las pautas que me marcó. La enfermera (que por cierto
estaba buenísima) me sacó sangre para comprobar mi nivel hormonal. Luego me dijo que
pasara con la enfermera al baño, para darla una muestra de orina y para aplicarme un enema,
porque quería verme con los intestinos limpios. Pasamos al baño y la chica me dio un frasco
para que lo llenara. Me lo metí entre las piernas y con mucha vergüenza lo llené de orina con
ella delante. Después metió un tubo de plástico por el ano, el cual me abrió con sus dedos,
utilizando guantes de látex, y desde una pera me metió agua templada en mis tripas. Yo
notaba como me entraba el líquido caliente y se me hinchaba el vientre. Después de meterme
un par de litros de agua, me dejó tumbada en una camilla en el baño y me dijo que antes de
evacuar esperara un rato. Me dejó sola como unos 15 minutos. Yo estaba toda llena
y desesperada por evacuar, no podía aguantar mas. Cuando volvió me dijo que ya podía
defecar. Yo la pregunté que si me podía dejar un poco de intimidad, pero me contestó que
Estanislao la ordenó que ella tenia que estar delante todo el tiempo. Así que toda
desnuda y con ella delante expulsé todo el agua mezclada con mis excrementos de mis
dilatadas tripas. Luego me acompañó a donde estaba Estanislao. Cuando salió la enfermera,
Estanislao me dijo que me tumbara en el sillón ginecológico, abierta de piernas. Comprobó la
dilatación de coño y culo, y me dijo que se veía que había cumplido los deberes con los
consoladores, que los tenía de dilatados como los de las putas, y que estaba de mojada igual
que ellas. Luego empezó a comerse mi coño depilado (con la depilación láser ya no me ha
vuelto a salir pelo en esa zona) durante un rato, cuando acabó había tenido dos orgasmos,
afirmó que mi coño sabía a perra en celo. A continuación se abrió la bata, y se bajó la
cremallera, ordenándome que le comiera la polla, se la saqué como pude porque estaba todo
empalmado, y empecé a mamársela, mirándole siempre a la cara, estaba orgu- llosa de sentir
la polla de mi hombre creciendo en la garganta, me sujetó la cabeza y empezó a meter y
sacar como si mi boca fuera un coño, casi no podía respirar. Cuando empezaba a salir
preseminal, me la sacó de la boca, me tiro al suelo, se puso detrás y de un golpe me la insertó
en el culo, me dolió menos que la primera vez porque mi culo ya estaba bastante dilatado, me
fo- llaba con fuerza como si quisiera hacerme daño, yo mientras tanto, me agitaba el clítoris
con todas mis fuer- zas. Al cabo de diez minutos, me la sacó me dio la vuelta me abrió las
piernas y la clavó en mi mojada vagina hasta los huevos. Por primera vez me jodía por ahí ,
estaba emocionada. Al cabo de otros 15 minutos, derramó su leche caliente dentro de mi
vagina. Se salió y me dijo que se la limpiara con la boca. Se arregló y me dio un clinex para que
me limpiara. Llamó la enfermera para saber si ya estaban los resultados con los análisis. Los
trajo y se me quedo mi- rando con una sonrisa burlona mientras se iba. Los niveles de
hormonas femeninas estaban disparados, el colesterol y la glucosa me habían subido. Llamó a
una amiga suya para que viniera, dijo que quería que la conociera, antes de irme. A
continuación me marcó las pautas a seguir en el próximo trimestre, indicando que el
tratamiento hor- monal lo tenía que seguir durante otros 9 meses, para que las curvas se
quedaran donde estaban de forma irre- versible pero que no quería que me convirtiera en una
foca, así que me puso una dieta a base de cereales para desayunar, verdura, y carne y pescado
a la plancha, y de postre sólo yogures o fruta. Me dijo que hiciera aeróbic en el club 4 días por
semana, que al principio me costaría pero que me quería con los músculos tonificados, aunque
por el tratamiento hormonal sería muy difícil que bajara peso. Además no quería que dejara de
fumar y de beber, aunque insistió en que no quería una borracha. Por último me proporcionó
las señas de un cirujano plástico amigo suyo, en ese trimestre me operarían para engrosar
labios y para subir pómulos y papada. Además para eliminar los efectos del embarazo me
harían una liposucción y elevación de abdomen. Las tetas las dejaba para el siguiente
trimestre. Entonces llegó la mujer que me quería presentar, se llamaba Ana. La conocía de
vista del club, Estanislao me dijo que le contó mis avances en este trimestre, es decir, me
estuvo espiando para ver si cumplía lo que quería que hiciera. Era bellísima una morenaza tipo
actriz de cine italiano, con el pelo cortado a lo Cleopatra. Yo diría con taco- nes 1,80 de altura,
90-60-95, unos 30 años, y labios carnosos. Muy maquillada en tonos rojos, vestido de punto
muy ajustado a la altura de los muslos y botas de media caña. Estanislao me indicó que Ana
era enfermera, que empezó trabajando con él en el hospital, y que ahora trabajaba para una
revista de modas. Que también llevó los tratamientos y operaciones míos, y que ahí tenía
Después de una sesión de Rayos UVA y masaje, nos fuimos a un bar de copas próximo, y me
contó que a partir de ahora iba a controlar todo mis movimientos, tanto que incluso cuando
fuéramos de compras ella me elegiría las bragas. De momento quería que me operara la
semana siguiente, que estaría de baja unos quince días. Me explicó lo que me iban a
hacer: Para empezar un engrosamiento de labios con hilos de goretex, me indicó que el
perfilado de los labios se haría muy patente puesto que es un material que proporcionan gran
volumen. Los resultados obtenidos son definitivos; es decir estos materiales son de duración
permanente. Después una Abdominoplastia. Me explicó que era un procedimiento quirúrgico
que mejora el aspecto del abdomen mediante la eliminación del exceso de piel y tejido graso y
el tensado de los músculos de la pared abdominal, consiguiendo así un abdomen firme y plano.
Pero que tendría que estar ingresada entre 1 y tres días. Me comentó que el tamaño de las
cicatrices están en proporción con la cantidad de piel "en exceso" que tuvieran que quitarme,
y que generalmente se sitúan por encima del bello pubiano y en ambas regiones ingui- nales,
de tal manera que quedan ocultas por el bikini. Pero me dijo que si alguna se notara tendría
que hacerme un tatuaje. Para terminar me comentó que me subirían y engrosarían los
pómulos de forma análoga a los labios, y que me subirían la piel del cuello para dejarlo plano,
con la barbilla totalmente perfilada. Es decir, Estanislao me quería sin ningún asomo de
papada. Entre la cirugía, el aeróbic, y la dieta mantendría los kilos en su sitio quedándome un
cuerpo con curvas de mujer muy macizo, que más adelante se completaría con el implante de
pecho. Le pregunté que cuanto me iba a costar todo esto y me contesto que 2 millones de
pesetas y que la de las tetas otro millón, que era una clínica cara pero que me dejarían con una
cara y un cuerpo similar al de las modelos pero con más curvas. Cuando salimos de allí la llevé
a su casa, vivía en un apartamento en la castellana por la zona de Cuzco, se veía que manejaba
dinero. Yo me fui para casa mientras pensaba de donde iba a sacar el dinero para las
opera- ciones. Ese día llegué pronto, eran las 10, mi hijo ya estaba en la cama, y saludé a mi
marido. Se puso muy contento al verme, yo le di un beso metiéndole la lengua hasta la
garganta. Tenía que follarle mejor que nunca para que me diera el dinero, porque con el ritmo
de vida que había llevado esos meses me quedé sin ahorros y con las tarjetas endeudada hasta
las cejas. Le conté que había empezado a hacer aeróbic y que me iba a poner a dieta, para
estar más guapa para él. Me contestó que ya era hora de que me diera cuenta que comía
demasiado. Yo mientras estábamos hablá- bamos, me fumaba un cigarro y hojeaba con soltura
una revista entre tanto él hacía la cena. De repente le solté que me iba a hacer unas
operaciones de cirugía estética porque mi cuerpo se había estropeado con el embarazo y
porque había notado que ya no me miraba igual porque no podía tener hijos, así que quería
compensarle, pero que no tenía dinero para pagarlas. Le conté lo que me iba a hacer que
necesitaba ahora 2 millones y en mayo otro para los implantes de los senos. Mi marido ganaba
medio millón al mes, pero me dijo que era una barbaridad que si estaba loca, etc. Entonces yo
empecé a actuar me puse como una loca le tiré la cena a la pared, gritando que ya no me
que- ría, pero que se podía olvidar de volver a tocarme, y me fui a dormir a otra habitación.
Esto ocurrió el jueves, el sábado cuando me vio salir del baño en bragas, no pudo aguantarse y
me dijo que me daría los tres millones. Ese sábado le eché el polvo de su vida, dejando que se
metiera por todos mis agujeros, hasta me hizo una llu- via dorada en toda la boca.
El lunes fui a la consulta del cirujano plástico con Ana, ella era la que elegía como me tenían
que dejar todas las zonas operadas. Las verdad es que ella también pasó por lo mismo y
además era enfermera, aunque supongo que el que movía los hilos en la distancia era
Estanislao. En el trabajo pedí que me cambiaran los días de baja por días de vacaciones,
argumentando que tenía una depresión y que me iba a operar para sentirme mejor conmigo
misma. El miércoles me operaron, Ana no se separó de mí. El día de las operaciones por la
tarde vino mi marido con el niño a verme, y le presente a Ana como una amiga del club con la
que hacía aeróbic. Ella estaba impresionante un pantalón negro elástico super ajustado que le
marcaba toda la raja del coño, Un top azul claro que contrastaba con su piel morena y que le
marcaba todos los pezones (me di cuenta que no llevaba sujetador) que se pegaba como una
segunda piel dejando al aire el ombligo que por cierto lucía un piercing como de oro, y unos
zapatos de tacón de aguja. Cuando se agachó para dar un beso al niño aprovechó para
enseñarle descaradamente las tetas a Vicente que se quedó como hipnotizado. Empezamos a
hablar de cosas triviales, a mí me prohibieron fumar dos día por la operación de los labios,
y por primera vez me di cuenta lo que engancha el tabaco, fueron los dos peores días de mi
vida, y aunque me prohibieron follar durante 15 días lo llevé mejor que estar dos días sin
fumar. A Vicente se le veía muy interesado por Ana no la quitaba ojo, ella lo que quería era
que todo el mundo me viera como una buena amiga para poder controlarme todavía mejor. A
los tres días estaba en casa, pero todavía no se podían comprobar los resultados por la
inflamación. Dis- fruté durante quince días de un poco de calma y de la compañía de mi hijo de
la que ya casi no me acordaba. Aunque eso sí, Ana me dijo que me tenía que masturbar todos
los días, y como iba a estar en casa que llevara puestas las bolas chinas para mantenerme bien
caliente. Cuando bajó la inflamación ya se pudieron observar los resultados. Tenía el vientre
plano como antes del embarazo, pasé de 65 a 60 cm de cintura, que contrastaba con mis 95
cm de cadera. La cara era otra, pómulos y barbilla muy marcados, y labios al estilo Actriz
porno, es decir, como les gustan a los hombres muy carnosos, los típicos labios de mama
pollas. A Vicente también le gustaron los resultados, la verdad es que yo creo que no le
desagradaba que tuviera un físico como el de Ana. Cuando volví al trabajo todo el mundo me
miraba, la verdad es que estaba más guapa, y teniendo en cuenta como me hacían vestir y
como tenía que comportarme con los hombres me había convertido en una mujer totalmente
irresistible.
Capítulo 4 Entre unas cosas y otras ya estábamos en febrero, y Ana y yo nos hicimos
inseparables. Tenía que recuperar el tiempo perdido, así que me apliqué en serio con el
aeróbic. Ana tenía razón en poco tiempo aguantaba las sesiones sin problemas, y con la dieta y
el ejercicio bajé tres kilos en un par de meses, quedándome en 61 Kg. y 92 de cadera (desde
entonces para mí el peso ha sido una auténtica obsesión). De la Abdominoplastia me quedó
una cicatriz sobre el pubis, y como siempre lo tenía depilado, quedaba a la vista, así que Ana
nada más recuperarme de las operaciones, me dijo que me tenía que hacer un
tatuaje. También quería un piercing en el ombligo decía que era muy sensual y que esa tripita
tenía que llamar la atención. Fuimos a una joyería y compré un aro de oro como el de ella, que
me costó 250.000 pts. Me llevó a un centro muy bien equipado y caro, les dijo que me
colocaran un corazón de color rojo intenso entre la vagina y el ombligo más cerca de la
primera para que tapara toda la cicatriz, y le entregó el aro para el piercing en el ombligo. El
tipo que me hacía el tatuaje flipaba con mi coñito depilado, la verdad es que ya me desnudaba
delante de extraños sin ningún tipo de pudor. El hacerme el tatuaje y ponerme el piercing me
costó otras 100.000 pts. mis deudas iban en aumento. Me di cuenta que en verano con el
tanga de baño que me harían llevar no se iba a tapar el tatuaje, pero en fin que podía hacer yo.
Ana me dijo que nada más llegar a casa se lo enseñara a mi marido para provocarle. Todavía
me acuerdo cuando le enseñé mi nuevo vientre a Vicente, casi se muere, me dijo que una
madre de familia no podía ir así que cada día parecía más una puta, le contesté que era para
tapar una cicatriz muy fea que me había quedado y me hice la cabreada durante una semana
que estuve sin hablarle. La verdad es que con los cambios en mi físico la ropa de cintura para
abajo no me valía, así que Ana y yo salimos de compras unos días eligiéndome ella toda la
ropa, siempre de una talla menos para que quedara muy ajustada. La verdad es que al final
tuvo razón y me elegía hasta las bragas, obligándome siempre a usarlas de colores o negras,
nunca blancas. Al cabo de unos días me llamó por teléfono al móvil (yo estaba en el trabajo) y
me contó lo que Estanislao quería de mí en este trimestre: Me tenía que hacer una experta
total como amante de mujeres. Ana me dijo que eso sería fácil, porque ella iba a ser mi
maestra, y que cuando una mujer come coño por primera vez, ya no puede dejar de hacerlo
mas veces, lo que iba a suponer que sería capaz de hacer el amor a una mujer como si fuera
una lesbiana de verdad. Lo segundo ella lo llamó como una prueba de fuego para ver si
realmente era lo suficiente puta para Esta- nislao y si merecía la pena seguir con mi formación.
Me citó en una cafetería y nos pedimos un par de Whiskys con coca-cola. Me dijo que ya me
había acostado con hombres y mujeres poniendo los cuernos a mi marido, pero que ahora
tendría que acostarme con alguien de mi familia más próxima, y que me lo ponía fácil que
fuera hombre. Yo me quedé alucinada, diciendo que eso era demasiado, que iban a destrozar
mi vida, etc. Ana me dijo que era la prueba definitiva para ese trimestre y que si no la cumplía
no volvería a ver a Estanislao. En plena cafetería me metió la mano por debajo de la falda y
empezó a meterme los dedos en el coño, yo me humedecí, y me dijo, pero míralo si ya estás
cachonda sólo de pensarlo. Entonces le pregunté que si esta era la prueba para este trimestre
que vendría en los dos siguientes hasta cerrar el año. Me contestó que lo del último no me lo
podía decir pero que lo del siguiente si. Empezaría a joder con hombres en serio no como
hasta ahora, para que aprendiera de verdad a dar placer a los hombres haciendo lo que más
les gusta, y que en eso me instruirían Estanislao y ella, eso sería para el verano.
Me dio 24 horas para pensar con quien de mi familia lo haría y se marchó. Me quedé sola en la
cafetería tomando otra copa, y mientras me fumaba un cigarro me di cuenta que lo
que querían hacer de mi era una auténtica puta, y que lo de la prueba de acostarme con un
familiar en realidad era una prueba definitiva para comprobar que si además de hacerme ellos
puta, nací puta, ya que si lo haces con alguien de tu familia lo puedes hacer con cualquiera. La
verdad es que había llegado muy lejos y me gustaba el sexo tanto que pensaba en ello
continuamente, y Estanislao me volvía loca, sobre todo por su chulería y el desprecio con que
me trataba. No me gustaba nada la idea de hacerme la amante de alguien de mi familia, y
empecé a pensar quien podría ser. De mi familia carnal como no tengo hermanos tendría que
ser mi padre, y aunque me estaba convirtiendo en una degenerada, no podía rebajarme a
tanto. No tenía ningún primo carnal, sólo primas, así que empecé a pensar en la familia de mi
marido. No me iba a acostar con su padre es un viejo, pero tiene una hermana y un hermano
que se llama Luis, así que como Ana me dijo que podría ser hombre elegí a Luis. Con su
hermana a no ser que fuera bollera hubiera sido más difícil. Luis es un año mayor que Vicente,
en aquella época tenía 31 años y se iba a casar en mayo, con una more- naza bastante guapa
de 30 años que trabajaba en un Hospital como médico, de nombre Inma. Luis es econo- mista
como yo y trabajaba en aquel entonces en una compañía de seguros cerca de mi oficina, así
que me sería relativamente fácil hacerme la encontradiza. Físicamente no estaba mal, no muy
alto 1:70, delgado pero fuerte, se ve que hacía deporte y moreno. Siempre fue muy formal
como Vicente. No sabía si le valdría a Ana porque Luis no era de mi sangre era mi cuñado,
pero yo creo que el ponerle los cuernos a mi marido con su hermano que además se iba a
casar dentro de poco era una pasada. Al día siguiente llamé a Ana contándole que había
elegido a mi cuñado que se casaba en un par de meses. Me contestó que no sabía si valdría y
que lo consultaría con Estanislao. Al rato me llamó y me contestó que lo autorizaba, pero que
como no era de mi sangre y que me había buscado un tipo joven, que mis polvos con él me
tendrían que degradar como a una auténtica zorra, y que ya me dirían como y cuando debería
follar con él. De momento debía empezar a seducirle, y me aclaró que mi relación con mi
cuñado no sería de un único polvo y hasta luego, sino que tendría que durar un par de
meses. Le contesté que aceptaba (prefería portarme como una auténtica zorra con Luis, a
acostarme con mi padre). Ana me dijo que controlaría mi relación con Luis, para empezar
quería que el miércoles a las 17:00 horas, me acostara con él en su apartamento, para que ella
pudiera verlo, y que ese día tendría que follarle como nadie lo habría hecho antes y me colgó
el teléfono. Estábamos a viernes, luego tendría que ponerme rápido en contacto con él. Se me
ocurrió llamarle para quedar a cenar el sábado mi marido y yo con él y su novia, argumentando
que nunca nos veíamos a y que que- ríamos conocer a su novia mejor antes de la boda. Le
llamé a su móvil, y se lo comenté, aceptó encantado, quedamos a cenar el sábado en un
restaurante de moda a las 10. Por la mañana quedé con Ana en el club, aeróbic, rayos UV,
peluquería, etc. Luego fuimos de compras, me eligió para la ocasión un vestido de noche azul
con lentejuelas muy caro, escotado por detrás hasta la parte superior del trasero, y por
delante dejando ver el ombligo era corto, me llegaba por los muslos. Me dijo que tendría que
llevarlo sin sostén, que las tetas las sujetaba el vestido al pasarme un tirante por el cuello que
las sostenía por presión al quedar el vestido muy ajustado. Me dijo que me pusiera medias,
liguero, y tanga negros, con zapatos de tacón altos. Entonces Ana me indicó lo que tendría que
hacer esa noche. Hacerle una mamada en el baño de hombres
del restaurante, aprovechando cuando él se fuera a mear. Le contesté que era una locura que
mi marido podría ir al baño también y pillarnos, entonces me recordó el trato que yo había
elegido a mi cuñado y que esas eran las condiciones. Además para que ella pudiera
com- probar que lo hacía tendría que llamarla con mi móvil y dejarlo encendido durante la
mamada. Cuando íbamos a salir Vicente me dijo que parecía una puta que como me vestía así
para ir con la familia, debo decir que iba muy maquillada y luciendo el piercing del ombligo, el
pelo recogido para detrás engo- minado, acentuando los ahora rasgos marcados de mi
rostro. Cuando llegamos al restaurante al quitarme el abrigo todo el mundo me miraba, y Luis
e Inma que no me veían de desde Navidades se quedaron embobados sobre todo al verme la
cara. Me dijeron que parecía otra que estaba más guapa que no había quien me conociera, les
contesté que me había operado para estar más a gusto con mi imagen. La cena transcurrió
normalmente, yo le lanzaba miradas insinuantes a Luis que estaba en frente mío, le pa- saba
mis pies por sus piernas hasta que llegué a su paquete, me quité un zapato y empecé a
frotárselo rítmi- camente, hasta que se le puso durísimo, su cara era un poema mientras yo le
miraba fumando un cigarro en- treabriendo la boca y pasando la lengua por mis
labios. Cuando llegamos a los postres, Luis se fue al baño, entonces a los 20 segundos yo
también fui, llamé a Ana con el móvil y lo dejé encendido le comenté que se la iba a mamar
ahora y me contestó que me masturbara mientras se lo hacía que quería oírme gemir a mi
también, yo ya no me negaba a nada no tenía tiempo para ha- blar con ella, tenía que
encontrar urgentemente a Luis. La verdad es que estaba muy nerviosa, todo era demasiado
aberrante, era como si estuviera soñando, ¿Cómo reaccionaría Luis? ¿Y si a Vicente le daba por
ir al baño también?, Abrí la puerta de los Servicios de caballeros, tuve suerte porque solo
estaba Luis y no usando un urinario, sino un WC, me metí dentro cerrando con el pasador el
estaba sacudiéndosela, y cuando se estaba cerrando la bragueta, me miró sorprendido
pre- guntando porque estaba allí, le contesté que para acabar lo que había empezado en la
cena, me dejé caer de rodillas bajé la tapa del WC y dejé el bolso y el móvil ahí para que Ana
escuchara todo. Empecé a bajarle la cremallera de la bragueta y después el boxer, ya estaba
erecto, me la metí en la boca aunque todavía tenía restos de orina de la meada, y con la mano
que tenía libre me subí el vestido, me corrí la tela del tanga y empecé a masturbarme. Fue la
primera mamada con mis labios nuevos, y la verdad es que con el engrosamiento me di cuenta
que era más fácil mamar una polla. Luis estaba como en otra galaxia como no dando crédito a
lo que veía, diciéndome ¡Pero Andrómeda! ¿Te has vuelto loca? ¡Puede entrar alguien, incluso
Vicente! Si quieres, otro día acabamos esto. Yo sabía que no podía perder el tiempo, no podría
tardar más de 10 minutos, hasta que nuestras parejas nos echaran de menos. Le comí la polla
ávidamente para que se corriera lo antes posible. A los 5 minutos eyaculó un torrente de leche
en mi boca tragándomela toda. Durante el tiempo que duró todo, no deje de mirarle a los ojos
como me enseñó Estanislao. Por la cara que le quedó a Luis, se le veía muy avergonzado y con
mi masturbación tuve un orgasmo. Le limpié bien la polla con la boca me incorporé para
arreglarme un poco el vestido, él estaba como ido, le tuve que colocar el boxer y subirle los
pantalones. Me dijo que me conocía desde que teníamos 18 años y que nunca hubiera
pensado que era tan guarra. Le di un beso en la boca metiéndole la lengua hasta la garganta,
diciéndole que quería volver a repetirlo pero con más calma. Luego primero salió él del baño,
había un señor de mediana edad que me vio salir justo después, se me
quedó mirando extrañado, entonces Luis se fue a la mesa con Inma y Vicente y yo al Servicio
de mujeres a arre- glarme un poco. Allí hablé con Ana por el móvil y me confirmó que había
escuchado todo y que estaba orgu- llosa por lo golfa que era. Creo que de todas las cosas que
Estanislao y Ana me habían obligado a hacer hasta ese momento, aquello fue lo que más me
rebajó, mamarle la polla a mi cuñado en un WC público mientras nuestras parejas nos
espe- raban fuera fue demasiado, consiguiendo acabar con el último resquicio de moralidad
que pudiera quedar en mí. Me pinté de nuevo mis gruesos labios, me enjuague la boca con
agua y me encendí un cigarro y luego fui decidida a la mesa, esbozando una amplia sonrisa, a
Luis se le veía un poco cortado la verdad. Pedimos unas copas y entonces empecé a hablar de
vestidos, compras y frivolidades así con Inma, para que no se fijara en la cara de Luis. Mientras
Vicente y Luis hablaban de Fútbol. Luego salimos a una discoteca, la verdad es que yo les
arrastraba para continuar la juerga. Seguimos be- biendo más copas, y yo me cansé de bailar
sola en la pista provocando a los tíos, mientras ellos estaban sen- tados en la barra. A las 6 de
la mañana no despedimos, cuando llegamos a casa tenía ganas de follar con Vicente, pero
el pobre estaba tan borracho que no se le levantaba, y me fui al baño a masturbarme. El lunes
Luis me llamó al móvil, se ve que tenía ganas de repetir, y quedé con él para comer el
miércoles, y así cumplir los deseos de Ana. Cuando estábamos comiendo, no paré de calentarle
la cabeza, diciéndole que me casé con Vicente pero que le quería a él, que era un hombre con
una personalidad arrolladora que quería conocerlo mejor, y por supuesto vestía marcando
tetas y culo para excitarle. Entonces le dije que fuéramos a un apartamento de mi empresa
para terminar lo que habíamos empezado el viernes. En realidad fuimos al apartamento de
Ana, para que lo viera todo, luego me enteré que me filmaría follando con Luis. Cuando
llegamos al apartamento de Ana metiéndonos mano por todo el camino, Luis me besó
metién- dome la lengua, los primeros besos fueron tiernos, pero yo le dije que a mi me
gustaba que me follaran fuerte tratándome como a una puta y que por eso le ponía los
cuernos a Vicente. Nos fuimos a la habitación allí las manos de Luis buscaron mis pechos mi
culo y mi sexo. Empujé a Luis a la cama y empecé a desudarme lenta y sensualmente. Este
juego me excitó mucho ya que Luis era mi cuñado. Llevaba una minifalda con una blusa blanca.
Lentamente y sin dejar moverme delante de Luis, me fui desabrochando botón a botón la
blusa dejando ver un sujetador encarnado que tapaba mis pe- chos. Cuando me la desabroché
del todo, me la quité y se la tiré a Luis a la cara. Luego me bajé la cremallera que sujetaba la
minifalda a mis caderas y poco a poco, con movimientos sensuales se deslizó hacia mis
pies. Luego de un puntapié levanté la falda del suelo, dejándola caer lo más cerca de Luis que
pude haciendo lo mismo con mis braguitas azules de tul transparente. Después me quité
suavemente mis zapatos de tacón que- dando solamente sobre mi cuerpo el liguero y medias
que hoy eran azul marino. Me acerqué a la cama gateando de rodillas como una gata en celo
busqué la cara de Luis y le di un beso. Todo esto lo hacía sin dejar de mover circularmente mi
trasero. Luego me puse encima de el dándole la espalda para que tuviera una perfecta visión
de mi trasero, se quedó pasmado al ver mi tatuaje en forma de corazón, sobre mi sexo todo
depilado. Dejé pasar un buen rato durante el cual no dejé de mover el trasero para que Luis lo
admirara bien. Después mis manos desabrocharon el sujetador dejando mis tetas libres con
mis pezones, ya puntiagudos
y duros. Le dije que ahora no eran muy grandes mientras me los levantaba con las manos pero
que me los ope- raría por el para tener una talla 95. Luego empecé a desnudar a Luis, le cogí
por la mano y lo levanté de la cama. Mientras le besaba en la boca le iba desabrochando la
camisa, a continuación lo senté en la cama y arrodillándome le quité los zapatos y calcetines.
Luego le volví a levantar, y metí mi mano por la bragueta buscando la polla. Cuando la
encontré, le besé de nuevo, restregando mis tetas contra su torso. Desabroché del todo el
pan- talón y lo tiré sobre la cama. Luis sólo vestía ahora un boxer a cuadros, donde se
adivinaba una preciosa tienda de campaña. Nos tumbamos en la cama, yo sobre él dándole la
espalda moví mi cara hasta que quedó a la altura de la verga de Ricardo no era muy larga pero
si gruesa y comencé a darle lametazos y besos. Besé sus huevos, ju- gando con ellos con mi
lengua, le lamí el orificio del ano, metiéndole un dedo, y luego subí hasta encontrar
el prepucio. Abrí todo lo que pude la boca y poco a poco me la fui introduciendo. Lo saqué del
todo y me la res- tregué en mis carnosos labios. Luego succioné de nuevo todo el pene y
cuando consideré que me había acostumbrado a su grosor ya que en la mamada del viernes no
me dio tiempo, comencé a meterla y sacarla de mi boca con todas mis ganas. A veces la metía
del todo, otras la sacaba del todo para dedicarme íntegramente a la punta. Luis no paraba de
gemir, mientras le puse el coño en la boca le invité a que me lo comiera que me lo
había depilado para él, empezó a comérmelo, pero se veía que nunca lo había hecho y le di
instrucciones para que aprendiera, al final me facilitó un orgasmo. Como si seguía
mamándosela no iba a aguantar mucho, me puse sobre él pero ahora de frente y me la clavé
en la vagina hasta los huevos, sin condón, después de todo era mi cuñadito. Empecé a
cabalgarle mien- tras me tocaba las tetas y le besaba en la boca, hasta que se corrió. Me la
saqué y se la limpié con la lengua del todo. Me quedé sobre él y nos encendimos un cigarro,
yo no paraba de tocarle besarle, le decía que nunca me ha- bían follado así, es decir, estaba
siendo puta con él para que se volviera a empalmar. Mientras me fumaba el cigarro y le
besaba se la cogí con una mano y empecé el movimiento arriba y abajo pajeándole hasta que
se em- palmó de nuevo. Me puse a cuatro patas y le dije que me enculara mientras me abría
el culo con las manos, la cara de Luis era un poema (seguro que nunca había dado por culo a
una chica). Me la metió por el culo con cierta dificultad entonces yo empecé a culear hacia
delante y detrás marcando el ritmo. A los 10 minutos en cuanto noté que me iba a correr
aumenté más el ritmo. Luis también estaba pr- óximo y cuando notó que yo aumentaba el
ritmo me ayudo un poco. En cuanto me llegó un orgasmo, Luis se corrió en mis intestinos. Me
había llenado de semen culo y coño. Entonces me volví y mirándole a los ojos se la volvía a
limpiar. Nos quedamos exhaustos, sobre la cama, nos encendimos otro cigarro y Luis me dijo
que estaba dispuesto a dejarlo todo por mi, pero yo le contesté que a mi gustaba follar pero
sin ataduras. Todo el tiempo que estuvimos follando, casi tres horas, Ana estuvo allí viéndolo
todo. Luis se levantó de la cama, y se fue a duchar, yo me quedé en la cama con las piernas
abiertas destilando semen por mis dos agu- jeros, y pensando y dándome cuenta que mi
matrimonio nos tardaría en irse al garete. Mientras Luis se vestía yo seguía desnuda
excitándole como haría cualquier puta. Me dijo que quería repetir esto, y que le llamara, que
nunca había conocido una mujer tan golfa y que lo sentía por su hermano. Se puso el abrigo y
se marchó.
Cuando Ana salió de su escondite en la habitación contigua me dijo que Estanislao lo iba a
tener muy fácil en el próximo trimestre cuando me formara en el arte de dar a placer a los
hombres, pero que lo que ahora venía era más difícil para una mujer que no haya nacido
lesbiana, y que yo me convertiría en una bisexual de verdad, y que conseguiría que me excitara
tanto al ver un hombre como una mujer atractivos. Esto implicaría que siempre pensaría en el
sexo ya que me gustarían ambos sexos por igual. Me dijo que me presentaría en clubes del
mundo gay como amiga suya y lesbiana convencida pero de las que hacen el papel de mujer,
no el de marimacho. Me dijo que lo pasaría mal al principio, ya que hasta que finalizara el
trimestre sólo follaría con dos hombres y poco, Luis y mi marido. A Luis te lo follarás el día de
su boda en el banquete, hasta entonces dale largas. A tu marido le restringes el sexo. Le
contesté que era prácticamente lo único que ahora me unía a él. Me contestó que ya lo sabía
pero que mi matrimonio estaba en cuesta abajo, y que en estos dos meses quería que me
concentrase en las mujeres. Además me indicó que rompiera definitivamente con Pablo. Ya
eran las diez de la noche, Ana me dijo que la comiera el coño, ya que después de mi numerito
con Luis estaba muy caliente. La verdad es que estaba encharcada, se lo comí fuerte. Después
me duché y me marché a casa no sin despedirme con un beso en la boca.
Capítulo 5 Al día siguiente en el trabajo no hacía más que pensar en lo que me iban a meter
ahora. A mi nunca me ha- bían gustado las mujeres, y aunque últimamente me había acostado
con Ana y la puta rusa que me alquiló Pablo y me resultaba placentero, de ahí a hacerme
plenamente bisexual me parecía un abismo. Por cierto me acordé de Pablo, le llamé y le conté
que no quería volver a verle que quería a mi marido y que no me parecía bien ponerle los
cuernos. Con gran desconsuelo suyo me dijo que quería seguir siendo mi amigo y que le
llamara para tomar una copa algún día. Después del trabajo fui al club a mi sesión de aeróbic,
masaje y rayos UV. Cuando estaba con Ana en la sauna, me dijo que el sábado nos iríamos por
chueca, a locales gays, así que el sábado por la mañana iríamos a comprar ropa adecuada. El
sábado fuimos a tiendas típicas del público gay, nos compramos vaqueros ajustados,
chaquetas vaque- ras y de ante, pañuelos para la cabeza, bragas y sujetadores de colores
bastante bastos, bisutería dorada como pulseras y largos pendientes, botas y mocasines de
ante, etc., según Ana nos poníamos a la moda gay, para dar una imagen hipi y más
juvenil. Comimos en un restaurante y Ana me empezó a dar instrucciones, me dijo que me
vistiera y maquillara lo más provocativa posible con la ropa que habíamos comprado, y que
pensó que me iba a presentar como su novia. Que ella haría el papel de marimacho y yo el de
su putita complaciente. Por la tarde fui al cine con mi marido y el niño, y al llegar a casa me
duché y empecé a vestirme con la ropa que compré por la mañana. Me puse unas bragas y un
sujetador granates, una blusa blanca escotada que trans- parentaba el sujetador y que me
llegaba a la mitad de la tripa y que se ajustaba a la misma con una especie de goma, un
vaquero azul clarito desgastado muy bajo de caderas y ajustado que me marcaba la raja de mi
coñito y que se sujetaba con un cinturón dorado. Entre el pantalón tan bajo de caderas y la
blusa tan corta se me veía el piercing del ombligo y la mitad de mi corazón tatuado sobre el
sexo, además de la goma granate de las bragas. Para terminar unas botas bajas doradas con
tacón y plataforma de unos 10 centímetros haciendo juego con el cinturón y una cazadora
vaquera de un color negro gastado que me llegaba justo a la cintura dejando el tra- sero a la
vista. Toda la ropa era una horterada. Luego me maquillé en tonos rojos llamativos y me pinté
las uñas en el mismo color. El pelo me lo recogí en una coleta con un pañuelo de tela colorado,
que hacía juego con un bolso de charol rojo muy pequeño, en el que sólo me entraba el
monedero, el móvil, el paquete de tabaco y el mechero. Cuando salí del baño Vicente se me
quedó mirando y me preguntó que adonde iba vestida como una niñata de 15 años de
Malasaña. Le contesté que había quedado con Ana y que no me esperara despierto, que me
vestía así porque sólo tenía 28 años y que todavía era joven. Se cabreó mucho y me dijo que
parecía un puta de la Casa de Campo. Me fui dando un portazo, cogí el coche y me fui a buscar
a Ana. Ella iba vestida más o menos como yo pero más como un hombre, sin enseñar la tripa,
con el pelo totalmente recogido y engominado y sin maquillaje, y fumando tabaco negro. Eran
las 11 de la noche, nos fuimos hacia Chueca, y me dijo que la siguiera el rollo todo el rato.
Entramos en un bareto gay, había hombres y mujeres por igual, me di cuenta al entrar que
sólo las mujeres se nos que- daron mirando, la verdad es que yo debía ser un bocado muy
apetitoso para cualquier lesbiana, y los hombres debían ser todos gays. Fuimos a la barra y
nos pedimos unos whiskys con cocacola, nos encendimos unos cigarros y Ana empezó
a estudiar a las tías. Se fijó en dos que eran bastante guapas dentro de lo que cabía, con el pelo
rapado y con un cuerpo muy andrógino, parecían y vestían como chicos. Poco pecho, con
pocas curvas y delgadas pero atlé- ticas. Ana me tomó la mano y fuimos cerca de ellas.
Mientras tomábamos la copa me dijo que esa noche me entregaría a esas dos tías, así que
íbamos a empezar a ponerlas calientes. Ana empezó a meterme mano des- caradamente, a
besarme metiendo lengua, a tocarme las tetas, así estuvimos unos 20 minutos. Luego me
dijo que fuera al baño contoneándome, que cuando volviera ya habría empezado a intimar con
ellas. Me fui al baño moviéndome de la forma más guarra posible, yo la verdad estaba muy
nerviosa, había fo- llado con mujeres, pero que parecían mujeres, pero esas dos eran como
tíos, y no sabía si aquello me iba a gustar. Me metí en el WC a hacer un pis, salí y me miré al
espejo del baño. Me sentía extraña, nunca en mi vida me había vestido de una forma tan
vulgar, tenía razón Vicente parecía una niñata de Instituto calientapollas. Me encendí un
cigarro y me dirigí hacia ellas. La música estaba muy alta, Ana se pegó a mi oído, me dijo que
las había contado que era una niña de papá y que ella era mi novia. Las comentó que tenía 24
años y que estaba estudiando periodismo, y que vivía en un apartamento en la Castellana que
pagaba mi padre. También les contó que le gustaba entregarme a otras mujeres y que era
muy sumisa. Total había preparado el terreno para que aquellas dos bolleras se despacharan
conmigo. Nos presentó, se llamaban Rosa y Belén. Nos pedimos otras copas y empezamos a
hablar, se veía que te- nían un nivel cultural muy bajo, una trabajaba de limpiadora en un
Hospital y la otra en una frutería, luego ten- drían ganas a una niña de Papa. No paraban de
decirle a Ana la novia tan guapa que tenía, que cuerpo, que tenía unos labios muy sensuales,
etc. Nos recorrimos todos los garitos de chueca, y me estuvieron metiendo mano
descaradamente toda la noche y siempre una me acompañaba al baño para verme
mear. Cuando cerraron los bares a eso de las 4 de la mañana, yo la verdad estaba muy
mareada, entre que me fu- maba un cigarro detrás de otro, y que Ana no paraba de pedir
copas ya no sabía ni lo que pasaba. Como cerra- ron todos los bares Ana dijo que fuéramos a
mi apartamento (en realidad era el de Ana) para tomar la última copa. Cuando las dos
lesbianas vieron mi coche dijeron, vaya con la niña de papá, mientras se dedica a golfear por
ahí, su papaito la regala un escarabajo de 4 kilos, y la paga un apartamento en la Castellana,
pues vamos a tener que espabilarla. Yo tal y como iba no podía conducir, así que Ana cogió el
coche, y me dijo que me sen- tara con ellas atrás. Me senté entre las dos. No pararon de
meterme mano todo el camino, me besaban metiendo lengua en la boca, mientras me tocaban
las tetas, culo y coño. Al llegar al apartamento, se abalanzaron cobre mí, y empezaron a
quitarme la ropa, aunque eso sí con bas- tante cuidado, primero la chaqueta vaquera, y luego
mientras una me quitaba la blusa y el sujetador, la otra hacía lo propio con los vaqueros y las
bragas. Se quedaron como anodadas al ver mi sexo depilado con el tatuaje encima en forma
de corazón. Ana les contó que me había tatuado, y puesto el piercing en el ombligo por ella, y
que me depilaba el sexo porque me obligaba. Me tiraron a la cama y empezaron a
desnudarse, incluida Ana. Me pusieron a 4 patas, (Ana siempre gra- baba cuando me acostaba
con alguien en su apartamento) y además me pusieron una venda en los ojos par que no
pudiera ver nada.
Empezaron a hablar entre ellas y pronto sentí una mano que acariciaba mis nalgas y pechos
con rudeza. Debía ser una de las dos lesbianas. Me inquietó no saber cual de aquellas chicas
me tocaba. Entonces comencé a sentir la sensación mojada de una lengua que me lamía mi
vagina. Fueron unos cuan- tos lametones profundos, que parecían querer limpiármelo. Luego
sentí de nuevo una mano sobre mis nalgas, pero esta vez me las separaba y empezaba a
introducir un consolador que pretendía hacerse paso dentro de mí. Doblé la espalda, entonces
la mujer me tomó del pelo y puso una mano encima de mi trasero. Tiraba hacia atrás con
fuerza de mi pelo, por lo que me veía obligada a recular hacia detrás y a penetrarme en el
consolador. El consolador me iba penetrando como si fuera una polla de un hombre de 25 cm
que te penetra por detrás, luego tenía que estar utilizando un consolador de correas recibido a
la cintura de una de ellas. Mientras tanto otra de ellas se abrió de piernas delante de mí, tiró
de mi cabeza hacia abajo y me dijo que la comiera el coño. No estaba depilado, luego no era el
de Ana. Mi situación es que una me la metía por detrás mientras me comía el coño de la otra.
Como podía aguan- taba las embestidas de mi amante que me follaba sin cuidado alguno, más
bien parecía que quería hacerme daño, como desgarrarme el coño. Las embestidas eran cada
vez más fuertes y profundas, consiguiendo que finalmente me corriera, corriéndose el coño
que tenía en la boca casi al mismo tiempo. Luego repitieron la misma operación pero
cambiando los puestos, y ahora en vez de por la vagina me daban por el culo, cosa que me hizo
mucho daño ya que el consolador sólo estaba lubricado por mis fluidos vaginales y el mete y
saca lo hacía con todas sus ganas. Ana se debía estar observándolo todo mientras se
masturbaba. Al rato, cuando las dos lesbianas se corrieron (el consolador tenía otro falo por
dentro pero más pequeño), me hicieron una doble penetración, con dos consoladores, uno por
el culo, el otro por la vagina, nunca había hecho algo así ni con dos hombres, y con dos
consoladores de ese tamaño era mucho más doloroso. Me ensartaron sin contemplaciones,
pegue un grito de dolor, mientras Ana las animanaba diciéndolas que me gustaba. Mientras
me embestían Ana se abrió de piernas delante de mi cara ordenándome que le comiera el
coño. Daba gusto lamer un coño depilado, no como los de las otras dos tías, que estaban llenos
de pelos. Mientras tanto sentía los dos consoladores tocándose por dentro de mis entrañas,
en unos 10 minutos ya estaba bastante dilatada, y empecé a gozar. La verdad es que era un
objeto de placer total para aquellas 3 muje- res, con mis 3 agujeros dando placer. Después de
20 minutos de mete y saca y varios orgasmos se salieron de mí. Me di cuenta que satisfacer
a los hombres es más fácil porque se corren una vez y tardan en recuperarse hasta poder
correrse otra, pero las mujeres podemos hacerlo varias veces, por eso estuvieron bombeando
hasta que se cansaron. Eran ya las 6 de la mañana, se vistieron dándole la enhorabuena a Ana
por el cacho de zorra que tenía como novia, me dieron dos besos en la boca y dijeron que esto
había que repetirlo. Ana y yo nos quedamos solas, me encendió un cigarro y me dio un beso,
diciendo que estaba orgullosa de mi, me comentó que quería que probara lo que era
acostarme con lesbianas tipo marimacho, porque era impor- tante que lo probara todo en
estos meses, pero que hasta que acabara el trimestre me las buscaría más femen- inas. La
verdad es que ahora me gustan las mujeres tanto como los hombres, pero no términos
medios, es decir, mujeres como yo, femeninas en su manera de comportarse y vestir, no
marimachos.
Me iba a duchar antes de irme a casa, pero Ana me dijo que no lo hiciera que quería que me
sintiera sucia cuando llegara, y que después del todo, no había restos de semen en mi cuerpo.
Recogí la ropa del suelo y me vestí. Cogí el coche y me fui hacia casa, ya se me había pasado la
borrachera, aunque estaba terriblemente can- sada y dolorida por mis zonas íntimas, me
encendí un cigarro cuando estaba llegando y miré el reloj, eran las 7 de la mañana, saque el
móvil del bolso y tenía 6 llamadas perdidas de Vicente. Desde luego como Vicente
me estuviera esperando despierto si ese día no me mandaba a la mierda no lo haría
nunca. Cuando llegué estaba amaneciendo, aparqué el coche y me miré al espejo del parasol,
la verdad es que mi cara era un poema, todo el maquillaje corrido, y unas ojeras como nunca
había tenido. Mi aliento olía a tabaco y whisky, por no hablar de lo que no se veía. Como
Vicente me viera así montaría en cólera. Entré en casa intentando no hacer ruido, pero era
difícil con los tacones que llevaba, de repente se encendió la luz, y allí estaba Vicente, en
pijama y con una cara de cabreo como no había visto nunca. Sin mediar palabra me propinó
una hostia con ida y vuelta, mientras me decía que era una zorra de lo peor, yo estaba groggy y
no atinaba a decir nada, pero la verdad es que tenía razón, con la cara que llevaba, y la
vesti- menta de guarra de baja estofa, no tenía disculpa. Gritaba que no entendía como una
mujer podía cambiar tanto en tan poco tiempo (estábamos a primeros de marzo y había
conocido a Estanislao en septiembre) y que si era una puta, que me iba a joder como a tal. Me
arrancó la blusa y me rompió el sujetador, los pantalones, me los quitó poniéndome a 4 patas
y el ti- rando desde detrás, no era fácil quitarlos al ser tan ajustados, por último las bragas las
rompió por un lado y me las quitó. Se quitó la parte de abajo del pijama y el calzoncillo y me la
clavó directamente por detrás en la vagina, cambiándose al rato al culo. Mientras bombeaba
me seguía insultando llamándome chupapollas, puta y cosas así. No paraba de azotarme y
pellizcarme el trasero con la palma de la mano, de vez en cuando me pellizcaba también los
pezones, yo intentaba resistirme pero me tenía bien cogida. Se corrió abundantemente en mi
ya dolorido culo, demasiado sexo del duro en esa noche, a pesar de cómo me trató tuve un
orgasmo. El se dio cuenta y me dijo que era tan guarra que incluso me corría cuando
me insultaban y maltrataban. Entonces me giró poniéndome de rodillas dejando su polla a la
altura de mi boca, me dijo que se la lim- piara con la lengua, que era algo que se me daba muy
bien. Cuando acabé dejándosela inmaculada, me propinó otra hostia que me partió el labio,
empujándome luego contra el suelo del salón quedándome allí tirada, con los ruidos el niño se
asustó y se puso a llorar. Mirán- dome con desprecio y asco me dijo que me acostara en la otra
habitación que no quería que su hijo durmiera conmigo. La verdad es que se había forzado
mucho la situación y Vicente tenía que reventar por algún sitio. Haciendo lo que me daba la
gana en todos los sentidos, lo que incluía llegar a las tantas todos los días, destrozar la vida y la
economía familiar a base de gastar en juergas, ropa y en embellecer mi cuerpo, y que encima
tuviera casi la completa certeza de que le ponía los cuernos, provocó esa brutal reacción en
Vicente y el final de mi matri- monio. Aquel día supuso un punto de inflexión en mi vida y supe
que esa noche se había roto como la había cono- cido hasta ahora. Ya sólo me unía con Vicente
nuestro hijo de 2 años, al que yo apenas veía. Me metí en el baño, me duche y empecé a
llorar, mi matrimonio se había ido a la mierda, y ya hasta mi ma- rido me trataba como a una
zorra. Desde luego Estanislao y Ana habían conseguido gran parte de lo que
querían en tan solo 6 meses. Tenía los carrillos inflamados de los golpes y el labio inferior
sangrando. Además tenía bastantes more- tones en el trasero de los golpes y pellizcos de
Vicente. Me fui a la cama a las 8 de la mañana estaba amane- ciendo, hecha polvo física y
mentalmente por lo que había pasado con Vicente. Me tuve que acostar desnuda, porque toda
la ropa estaba en el dormitorio conyugal. me quedé dormida y me desperté a eso de las 2 de
la tarde. Cuando me desperté no se oía ningún ruido, me levanté y me tuve que poner el
vaquero y la blusa de la noche anterior sin ropa interior, ya que Vicente me la rompió. Me di
una vuelta por la casa y comprobé que no había nadie. Vicente se habría ido a comer con el
niño fuera. Llamé a Ana con el móvil y le conté lo que había pasado. Me dijo que si me había
pegado y violado una vez, lo volvería a hacer y mas si yo no cambiaba mi ritmo de vida y volvía
a ser la esposa ejemplar de hace 6 meses. Llegamos a la conclusión de que como yo ya no
podía cambiar mi estilo de vida porque me gustaba, vol- vería a sacudirme y más fuerte, y eso
me aterrorizaba, así que tenía dos opciones: 1ª.- Ir a la comisaría y denunciarle por maltratos y
violación, cosa que me sería muy fácil, por las señales en el cuerpo, y por las dilataciones y
desgarros que después de la nochecita anterior tendría en mis zonas íntimas. Eso supondría
que Vicente acabaría a lo mejor 2 años en la cárcel me concederían la custodia de mi hijo, y
nos tendría que mantener de por vida. 2ª.- Irme ahora de casa y abandonarle. Como también
soy abogada sabía que eso supondría abandono del hogar y que perdería la custodia de mi
hijo. Vicente no me pasaría una renta, pero me tendría que pagar la mitad del valor del piso al
ser bienes gananciales. Me di cuenta que la mejor opción era la segunda. No me interesaba la
custodia de mi hijo por la vida que estaba llevando, un crío era un incordio, y además era la
solución menos traumática para el niño. Su padre no iría a la cárcel mantendría su buen sueldo
y le garantizaría una vida cómoda, por otro lado, yo quedaría libre sin cargas familiares, para
hacer lo que me diera la gana y empezar un nueva vida junto a Estanislao. Al final decidí irme
de casa. Ana me dijo que me fuera a vivir con ella, así que rápido antes de que llegaran, me
puse unas bragas y un Wonderbra con la misma ropa del día anterior, e hice mis maletas, con
todas mis pertenencias (que eran muchas). A las tres ya estaba en el apartamento de Ana. Ana
me dio un beso, yo me puse a llorar desconsoladamente. Me dijo que no me preocupara que
no me iba a arrepentir de nada por el tipo de vida que había elegido. Me sirvió un whisky con
agua para darme ánimos nos sentamos en el sillón y me abracé a ella acurrucándome en su
regazo. Se encendió un cigarro y luego lo puso en mis labios para relajarme, diciéndome que
todo había pasado y que ahora estaría más libre. Al cabo de un rato, empezamos a
organizarnos. El apartamento tenía 2 habitaciones, una muy pequeña con una cama, y la otra
era el dormitorio principal con una gran cama circular de matrimonio. Decidimos
que dormiríamos juntas en la de matrimonio, y si alguna de nosotras iba alguna noche con
compañía, la otra dor- miría en la habitación pequeña. El apartamento además tenía un salón
donde también estaba la cocina, y un baño bastante grande con jacu- zzi. Me dijo que
tendríamos que repartir gastos, ella pagaba todo incluido (alquiler, luz, gas, agua, etc.) 200.000
pts. al mes, así yo pagaría la mitad. Tenía una asistenta que iba lunes, miércoles y viernes de
9:00 a 14:00 horas que le costaba otras 50.000 pts. así que yo pagaría 50.000 pts. Para mis
adentros pensé otro golpe a mi maltrecha economía, con el ritmo de vida que llevaba, no me
alcanzaba el sueldo, y Además me tuve que alquilar una plaza de garaje, porque en Cuzco no
había quien aparara.
Esa tarde, Ana me dijo que me relajara, que nos metiéramos en el jacuzzi, que me iba a dar un
masaje repa- rador. Así que empezamos a quitarnos la ropa, ella me miraba como sorprendida
de que llevara la misma ropa del día anterior, nos metimos en el jacuzzi bien caliente mientras
me besaba y lamía los moretones, como hace una gata para curarse una herida. Empezamos a
masturbarnos, tocándonos y frotándonos labios mayores, menores y clítoris, nos
chupá- bamos y besábamos los pezones y la parte interna de los muslos, tuvimos varios
orgasmos haciendo todo muy lentamente. A la hora o así, nos secamos y nos tumbamos
desnudas en la cama, quedándonos dormidas. Por la tarde a las 8, me llamó Vicente al móvil, y
mientras Ana me lamía la vagina con infinita dulzura en la cama, le conté que le había
abandonado, que lo de la noche anterior había sido demasiado y que no quería reci- bir mas
malos tratos, ni tampoco denunciarle por el bien de nuestro hijo. El me pidió perdón y me dijo
que volviera, que quería que todo fuera como antes del otoño que debía cam- biar, pero le dije
que lo mejor era divorciarnos y llegar a un acuerdo no traumático para el niño, entonces
me respondió que si eso era lo que quería que me pondría en contacto con su abogado y cortó
el móvil. Ana me dijo que había hecho lo mejor, mientras me besaba dulcemente. Luego me
dio unas normas de convivencia con ella. Me indicó que a partir de ahora no debía tener
ninguna intimidad con respecto a ella, nunca me cerraría en la habitación o el baño aunque
estuviera orinando, duchán- dome, masturbándome, o poniéndome un tampax, y que cuando
estuviéramos solas en casa, siempre iría en bragas o tanga sin nada más, que había buena
calefacción. Ana quería que me acostumbrara a enseñar mi cuerpo como algo natural y a no
avergonzarme de mi inti- midad. En fin lo que si estaba claro es que iba a empezar una nueva
vida, en la que Estanislao a través de Ana y luego Estanislao directamente harían conmigo lo
que quisieran.
Capítulo 6 El lunes ya estaba de nuevo en el trabajo, me disimulé como puede las señales de
los golpes de Vicente en la Cara, con maquillaje, pero aún así se notaba, y le tuve que contar a
la gente que me caí montando en bicicleta dándome un golpe en la cara. Luego por la tarde en
la cafetería del club, me encontré con Ana, con la que ahora al haberme ido a vivir con ella
pasaría muchas horas, y me comentó cuales eran sus planes para mí a corto plazo ahora que
había roto con Vicente. Me contó que esa semana tenía que seducir a una mujer en la que se
había fijado y que era socia también de nuestro club. Ella estaba ahora también en la cafetería,
me la señaló sin que nos viera. Me decía que no lo tendría muy fácil, porque se había
informado y se trataba de una mujer a priori feliz- mente casada con un constructor muy
importante que manejaba mucho dinero, y que tenía dos hijos de 12 y 9 años, luego debía ser
heterosexual 100%. Protesté y le dije a Ana que me estaba pidiendo algo muy difícil de
cumplir en sólo una semana ya que la conocía sólo de vista, y que además era algo repugnante
por las consecuencias que podría tener en su familia. Me contestó que si lo conseguía sería
una forma de demostrarla a ella y a Estanislao que prácticamente sería imposible que alguien
se me resistiera, tanto hombre como mujer. Sólo me pedía eso y que me follara a mi cuñado
Luis el día de su boda en mayo, como pruebas finales para acabar este semestre, pero que si
no conseguía ambas cosas, quedaría demostrado que no era lo bastante buena para
Estanislao, y que todo habría terminado. Yo me quedé de piedra, porque la verdad no creo
que Luis me invitara a su boda porque toda su familia en pleno lo impediría, luego tendría que
acostarme con él antes o después de la ceremonia. En fin como no tenía elección, me centré
en la mujer que quería Ana que sedujera. Nos levantamos de nuestra mesa y nos dirigimos
hacia ella. Entonces Ana me la presentó. Se llamaba Lucrecia, tendría unos cuarenta y pocos
años, muy bien llevados, se ve que se cuidaba, llevaba el pelo en media melena a mechas,
medía alrededor de 1:65 y se veía que ya se había hecho alguna operación de estética para
reducir arrugas. Tendría de pecho 85, pero parecía natural ya que con el top de aeróbic se le
veía algo caído por la edad y los partos. Estaba delgada pero se la veía fibrosa seguro que por
el ejercicio, en conjunto tenía buen cuerpo, para su edad. Tenía una cara simpática con unos
ojos castaños muy expresivos. De lo que no cabía duda es que tenía una clase y estilo
arrolladores, aunque también se veía que era una mujer moderna. Ana se fue a casa y yo me
quedé con Lucrecia. No encendimos unos cigarros y empezamos a hablar un poco de todo. Me
contó que su marido siempre estaba trabajando y que no la hacía caso y que tenía dos hijos, y
que ahora que eran un poco mayores tenía más tiempo para ella misma, viajar con amigas,
hacer ejercicio, etc. Como yo ya estaba duchada y vestida le dije que si quería la esperaba y
nos íbamos a cenar juntas. Así hice, cuando salió iba vestida de una forma bastante clásica,
pantalón de pinzas no muy ajustado, una camisa bas- tante suelta y un abrigo de pieles, todo
de primeras marcas, y el coche que tenía no estaba mal, un BMW ca- brio. En la cena le conté
lo de mi separación que mi marido me maltrataba y que me había llegado a forzar en al- guna
ocasión, (le enseñe bien las señales de la cara) y que ahora vivía con Ana. etc. Quería
enternecerla. Además aproveché para mostrarle mis encantos como disimuladamente, mis
pechos al llevar una blusa
escotada muy ajustada, y mis desnudas piernas al ir con una minifalda sin medias. Luego a
pesar de ser lunes nos fuimos a tomar unas copas a algunos sitios de moda. Yo siempre que
podía la rozaba restregándole las tetas o el culo. La miraba a los labios como mostrando
deseo, mientras hablábamos la cogía las manos, etc. Ella no estaba acostumbrada a beber y
después del vino y un par de copas ya estaba bastante colocada. Nos fuimos al baño a hacer
un pis, y sólo había un WC libre, así que la dije que no se preocupara que podía entrar conmigo
que ahora todas las chicas lo hacían. Nos metimos y nos cerramos dentro. Aprovechando la
situación asegurándome de que me viera bien, me baje la minifalda y luego las bragas ne- gras
transparentes que llevaba, quedando delante de sus ojos mi vagina toda depilada con mi
corazón tatuado encima. Mientras la sonreía como niña pillada en falta, me senté en la tabla y
empecé a hacer pis. Cuando terminé me sequé con papel higiénico, me puse de pie y me subí
las braguitas y la minifalda. Lo hice con toda la natura- lidad del mundo, como si fuera normal
hacer todo eso delante de ella. A ella se la notaba bastante acalorada, así que la pregunté ¿No
tienes ganas de hacer pis?, me dijo que si que pero estaba un poco cortada, la contesté que no
entendía porque que éramos las dos mujeres. Entonces se bajó los pantalones, unas bragas de
seda blancas también de firma, se sentó y empezó a hacer pis, no me miró y estaba colorada.
Cuando terminó también se secó y se subió bragas y pantalón. Pude fijarme en su sexo, lo
llevaba bastante recortado pero no depilado. Salimos del baño y nos pedimos otra
copa. Entonces me preguntó que desde cuando llevaba el sexo del todo depilado. La dije que
desde hacía 6 meses que me lo hicieron en el club. Que primero me lo afeitaron y que a los
pocos días cuando salió un poco el pelo me lo depilaron con láser unas cuantas veces y que
ahora me tarda muchísimo en salir. Se lo reco- mendé diciéndola que era mucho más cómodo
e higiénico, sobre todo en verano con el bikini, y que además a los hombres les volvía locos
disfrutar de una mujer con un sexo como el de una niña de 4 años. A las 2 de la mañana nos
fuimos y me llevó a casa con el coche. Nos despedimos con un beso en la boca aunque sin
lengua. Me preguntó si la vería mañana en el club y la contesté que si. Cuando llegué le conté
todo a Ana, diciéndola que ya había dado los primeros pasos y que al día siguiente intentaría
hacerla mía en la sauna del club, que estuviera atenta para verlo todo. Al día siguiente cuando
la vi en el club, me dio dos besos, hicimos aeróbic haciendo juntas los ejercicios en parejas. Yo
por supuesto siempre que podía le tocaba por las zonas erógenas. Cuando terminamos la
sesión, me dijo que le gustaría también depilarse del todo el sexo, que su marido se lo había
pedido pero siempre se había negado, pero que al vérmelo a mi le había gustado. Nos fuimos
a la zona de depilaciones, y busque a la chica que me lo hizo a mí. Mientras Lucrecia se
tum- baba en la camilla le di a la chica 10.000 pts de propina, para que se lo hiciera de la forma
más placentera posi- ble, yo me quedé allí sin perder detalle. La chica la dijo que abriera bien
las piernas, para recortarle el sexo primero con unas tijeritas, luego le ex- tendió una suave
crema con una brocha sobre su rosada vagina, tocándole bien los labios y metiéndola un
par de dedos. A continuación la chica comenzó a pasar una maquinilla que iba despojándole
de su castaño bello púbico,
afeitándola también por toda la zona anal. La aclaró con agua tibia, para finalmente echarle
una crema hidra- tante cosa que aprovechaba para sobarle bien el sexo y el ano, metiendo y
sacando los dedos. La cara de Lucre- cia era un poema, ya que se contenía para no gemir. El
sexo lo tenía todo mojado. Cuando terminó la chica, el sexo de Lucrecia era como el de una
niña, y la recordó que si quería tenerlo así siempre tendría que depilarse con láser 3 o 4
veces. Entonces Le dije a Lucrecia que porque no nos íbamos a la sauna, me contestó que si,
se puso las bragas y la ropa de deporte, luego nos fuimos a los vestuarios a coger una toalla y
nos metimos en una sauna pequeña no de las comunes, para estar solas. Nos dirigimos a la
sauna, Lucrecia llevaba la toalla cubriéndola desde el pecho hasta las rodillas. Yo la lle- vaba
mal aposta y cuando entramos en la sauna la puse sobre la banqueta sentándome encima,
quedando des- nuda del todo para deleite de Lucrecia. Ella me miraba con los ojos como
platos, sobre todo la zona que todo el mundo me mira, piercing om- bligo, tatuaje corazón, y
sexo. La animé a quitarse la toalla porque nadie nos veía que estaría más cómoda. Muy
acalorada lo hizo. Tenía un buen cuerpo pero con algunas estrías propias de los embarazos y la
edad, por lo que tenía algo de barriguita, y no tomaba rayos UV, estaba muy blanca. Para
halagarla la dije que tenía el cuerpo de una chica de 30 años, y que con el sexo depilado
incluso parecía más joven. Me dijo que era muy amable pero que mi cuerpo si que se veía que
era joven. Luego haciéndome la mimosa, le señalé el piercing del ombligo abriendo bien las
piernas y así mostrárselo en toda su intensidad, y le pregunté si le gustaba. Me di cuenta que
Lucrecia a estas alturas estaba excita- dísima, y lo que se le ocurrió preguntarme es si me dolió
cuando me lo hicieron. Mientras le contesté que no que fue con anestesia y que el mismo día
me hice el tatuaje, empecé a tocarle los pechos de forma circular con una mano mientras que
con la otra hacía lo propio con la cara interne de los muslos. Por una ventana en forma de ojo
de buey, pude ver a Ana sonriendo. Lucrecia no se resistía, así que empecé a besarla en la
boca metiéndole la lengua muy dulcemente, dicién- dola que era una niña muy buena y que
mamá la iba a hacer gozar mucho. Poco a poco fui bajando hacia su sexo, lamiéndole y
besándola en el cuello, los pechos, y el vientre entrete- niéndome en el ombligo, para empezar
a lamerle despacio su sexo y ano mientras la miraba a los ojos y le pe- llizcaba los pezones con
una mano. A estas alturas las dos estábamos empapadas por la humedad de la sauna, nuestro
sudor y nuestros flujos. Entonces ya empecé movimientos rítmicos con lengua y dedos más
fuertes. Ella estaba ya tumbada en el suelo con las piernas abierta y yo con mi cara dentro de
su coño y manos en sexo y tetas. Estuvimos así unos 20 minutos, tuvo varios orgasmos y no
paraba de decirme palabras cariñosas como cielo, mi niña, amor, etc. Cuando terminé le dije
que ahora le tocaba a ella, me puse en su misma postura, y me contestó que nunca lo había
hecho con una mujer. Entonces empecé a darle instrucciones, y en menos de 10 minutos ya
tuve mi primer orgasmo. Aprendía rápido sorprendiéndome sobre todo su enorme delicadeza,
al meterme los dedos en la vagina. Cuando terminamos estábamos exhaustas, de tanto placer
y por el enorme calor que hacía en la sauna. Nos quedamos abrazadas desnudas ya sobre la
banqueta besándonos. Lucrecia me confesó que nunca había go- zado tanto, y que jamás
habría pensado que hacer el amor con una mujer fuera tan dulce, que llevaba varios años sin
tener un orgasmo y que la vida sexual con su marido estaba en punto muerto.
Salimos de la sauna y nos duchamos juntas, luego nos vestimos y me dijo que quería volver a
hacerlo pero con más tranquilidad. Nos despedimos con un beso y le dije que me llamara para
quedar un día de esa se- mana. Luego me fui a casa con Ana, me dijo que se había quedado
impresionada como en sólo dos días había sido capaz de seducir y hacer el amor con una
respetable y madura mujer casada, que con toda seguridad había sido heterosexual hasta que
me conoció. Desde luego a Ana le quedó claro que era casi imposible que pudieran resistirse a
mis encantos tanto hom- bres como mujeres, que había nacido para dar y recibir placer. Al
llegar a casa, Ana llamó a Estanislao y le contó todo. Creo que Estanislao se puso cachondo
porque dijo a Ana que quería conocer a Lucrecia para cepillársela. Que le daba morbo hacerlo
con una madura de clase alta. Cuando colgó, Ana me dijo que tenía que preparar una cita para
el viernes por la noche, en la que esta- ríamos Lucrecia, Estanislao y yo. Que Estanislao no me
tocaría porque todavía no estaba a su gusto hasta que me operase las tetas. O sea que yo
pasaría por una lesbiana total ante Lucrecia, y Estanislao y yo esa noche la íbamos a reventar a
polvos. Yo como lesbiana y el como macho. Le dije a Ana que estábamos llegando demasiado
lejos, que era un experimento que podía traer malas consecuencias. Lucrecia seguro que no
tomaba la píldora, Estanislao no usaba condones, así que lo mismo la dejaba embarazada. Ana
me dijo que no me preocupara, que en una sola noche era difícil, pero que lo malo era que
Estanislao se encariñara con ella unas semanas y que entonces si que podía ocurrir. Bueno
total que me tocaba hacer de Celestina para Estanislao entregándole a Lucrecia en
bandeja. Esa noche Ana estaba cachonda por el numerito que vio en la sauna, e hicimos el
amor de nuevo. La verdad es que estaban consiguiendo su propósito de hacerme bisexual,
porque últimamente follaba más con mujeres que con hombres.
Capítulo 7 Al día siguiente en el trabajo me encontraba más cómoda, ya que por fin había
conseguido dormir una noche 8 horas seguidas. Lo que si me extrañaba que cuando Ana no se
iba de juerga conmigo de noche, nunca dormía en casa, decía que se iba a trabajar, Cuando
Estanislao me la presentó me contó que trabajaba en una revista de modas, pero eso no me
cuadraba, no iba a trabajar siempre desde las 10 de la noche hasta las 8 de la mañana,
para luego dormir todo el día hasta las 6 de la tarde. De esto me di cuenta cuando me fui a
vivir con ella. Investigué sus extractos bancarios, y no tenía nómina de ninguna empresa, sino
ingresos que ella hacía en ventanilla o transferencias anónimas. Empecé a sospechar que
trabajaba de prostituta de lujo, porque sus ingresos osci- laban entre los 2 y 3 millones todos
los meses. En estos pensamientos estaba, cuando me llamó mi madre al móvil. Ya se había
enterado de mi separación de Vicente, y me dijo que había hablado con él y que no daba
crédito a mi conducta, y que quería hablar con- migo para que le contara mi versión. Total que
quedé para comer con ella a las 2 en un restaurnate próximo a su casa. Cuando llegué al
restaurante, ella ya estaba sentada en una mesa. Cuando me vio me preguntó toda fuera de si
que que me había hecho en la cara. Ella no me veía desde navidades, y claro no sabía lo de mis
opera- ciones de estética. Estábamos de pie en la mesa y me miró de arriba abajo mientras yo
me encendía un cigarro. Mi vestuario no la tranquilizó mucho, pantalón negro muy ajustado
que me marcaba todo, zapatos de plataforma, suéter blanco muy ceñido que transparentaba
el sujetador beige, y muy ajustado al pecho. Nos sentamos y empezamos a comer. Me dijo
que si me ve por la calle no me conoce, que me había cam- biado todo el físico, con más
cadera, cintura parecida y más pecho (era el efecto del Wonderbra), por no hablar de la cara,
decía que con esos labios parecía una negra, por no hablar de esos pómulos y ese cuello tan
subido que me marcaba tanto la barbilla y tan maquillada, con esa ropa. Total se puso medio a
llorar diciendo que parecía una golfa. Cuando estábamos en el postre, me preguntó qué qué
me había pasado con Vicente. Le respondí que yo era joven todavía, que me había casado muy
joven y que quería vivir un poco la vida y que eso a Vicente le moles- taba. Por lo que el sábado
me había pegado, le enseñé las marcas de la cara. Entonces me dijo que Vicente le había
contado todo. Que no paraba por casa llegando todos los días tardí- simo, que derrochaba el
dinero a manos llenas, que ya no es que no me ocupara del niño, sino que ni siquiera lo veía,
que sólo pensaba en mí, y que estaba seguro de que le era infiel. Que mi madre me contara
todo aquello era muy duro. Me preguntó si era verdad. Me encendí un cigarro con una sonrisa
nerviosa, nunca he sabido mentir a mi madre. Empecé a darle largas, diciendo que si que era
cierto que estaba menos en casa, pero que en parte era por el trabajo y que por supuesto no le
era infiel. Mi madre se dio cuenta que estaba mintiendo, y me preguntó que con quien me
acostaba. Le respondí que con nadie y que de hecho ahora estaba viviendo con una amiga. Se
puso a llorar porque sabía que estaba mintiendo. Empezó a decir que había intentado ser una
buena madre, que me había dado la mejor educación, que me había casado con un buen
hombre, formal y de buena familia, que teníamos los dos un buen trabajo, y que no entendía
mi cambio de personalidad, como en unos pocos meses había podido tirar todo eso por la
borda. Me propinó una bofetada, ante el asombro de toda la gente que estaba en el
restaurante, y me dijo gritando que no me quería volver a ver con todo el dolor de su corazón,
a no ser que volviera a ser la de antes. Afirmó que lucharía para que Vicente se quedara con la
custodia del niño, que ella le ayudaría a sacarlo adelante. Se
levantó de la mesa y se marchó llorando. Yo me quedé allí sola, y me di cuenta que en una
semana había perdido a toda mi familia, mi marido y mi hijo y ahora mis padres que no me
querían ni ver. Al menos mi hijo estaría bien atendido ya que mi madre sería buena con él y
todavía era joven alrededor de 55 años. Pagué la cuenta y en el camino al trabajo empecé a
llorar, desde luego Estanislao y Ana habían conseguido que rompiera todos los lazos con las
personas que realmente me querían. Eso les facilitaba el terreno para dis- poner de mí a su
antojo. Cuando a Ana le comenté lo de mi madre, me dijo que no me preocupara, que no
sabían comprenderme, y que desde ahora ella y Estanislao serían mi familia. Que cometí un
error casándome tan joven pero que todavía podía recuperar el tiempo perdido. Yo la verdad
estaba muy afectada, y como no soy tonta a pesar de que me haya comportado como tal, al
de- jarme arrastrar por Estanislao y Ana hasta un viaje sin retorno, lo que dijo de que serían mi
familia no me tran- quilizó ni mucho menos. Estábamos a miércoles, por la tarde en el club le
comenté a Lucrecia que podíamos quedar el viernes para cenar, y me respondió que si
encantada. Entonces le dije que todavía era joven y que vestía demasiado clásica, que el
viernes la quería más seduc- tora, así que el jueves por la tarde nos fuimos de
compras. Empecé a elegirle toda la ropa incluso la íntima pensando en los gustos de
Estanislao. Me decía que se veía demasiado provocativa para alguien de su edad, y que era
demasiado ajustada (yo siempre la elegía una talla menos de todo, diciéndola que era lo que
se llevaba) pero yo la animaba diciendo que le quedaba muy bien. La verdad es que no le
quedaba como a mí pero era la típica mujer madura con morbo. Se gastó 2 millones en una
tarde ya que se compró de todo, hasta vaqueros. Luego fuimos a la peluquería, le cortaron un
poco el pelo hasta los hombros, y le dije que se lo tiñera de negro azabache, que así
estaba mucho más juvenil que no con el pelo a mechas. La verdad es que quedó muy bien,
parecía más joven y ella se quedó encantada. Llegó el viernes por la tarde, yo estaba en casa
con Ana ya que me dijo que Estanislao me quería ver. Esta- nislao entró al apartamento sin
llamar, ya que tenía llaves. Eran las 8:30, Ana estaba todavía acostada y yo es- taba viendo la
tele, en bragas ya que Ana quería que siempre fuera así vestida en casa. Cuando vi a
Estanislao me dio un vuelco el corazón, iba vestido con un blazer azul marino, pantalón
crema y barbour verde oscuro. Me levanté del sillón y el se dirigió a mí, se me quedó mirando
como si admirara su obra. Me dio un beso en la boca y empezó a tocarme toda, palpando mi
ya humedecido sexo por encima de las bragas. Nos sentamos y me dijo que no me hiciera
ilusiones que hasta que no me operara las tetas no sería su mo- delo de mujer, aunque todo lo
demás que me pidió en cuanto a mis cambios físicos y de comportamiento ya lo había
conseguido. Me explicó que Ana ya le había contado todo lo de mi familia, afirmó que mejor
así, ya que ahora sería total- mente libre para hacer todo lo que él me pidiera. Me explicó
también que Ana le había contado lo de Lucrecia, y que se quería acostar con ella. Que le
daba morbo hacerlo con una madura respetable, casada y con hijos, y que hoy se iría a cenar
con nosotros. Que yo le presentaría como un amigo, y que para Lucrecia yo era una lesbiana,
por lo que esa noche el la follaría como hombre y yo como lesbiana. Que nos la traeríamos al
apartamento para gozarla los dos.
Yo le pregunté si no me iba a hacer el amor y me contestó que no, hasta que me operara las
tetas y termi- nara mi fase de formación en follar con mujeres. Dijo que como mucho esa
noche me dejaría chupársela. A continuación me invitó a que me arreglara y que me vistiera
como una puta para él. Mientras me estaba duchando, no me sentía cómoda con lo que
íbamos a hacerle a Lucrecia. Estanislao me había utilizado para seducirla y luego ponérsela en
bandeja. Mientras me estaba secando con la toalla entró Ana en el baño, se bajo las bragas y
empezó a orinar. Cuan- do terminó me dio un beso y me dijo que lo pasara bien, que ella esta
noche trabajaba y que no llegaría hasta muy tarde. Empecé a maquillarme y secarme el pelo,
me hice una coleta y me eché espuma, era el peinado más rápido que podía hacerme. Dejé a
Ana duchándose en el baño salí desnuda, y me encontré a Estanislao en nuestra habitación,
me había dejado en la cama lo que quería que me pusiera. Puede ver una blusa de gasa negra
transparente, una minifalda amarilla chillón, unos panties negros, y un Wonderbra negro pero
con punteado blanco rodeando las copas. Me quedé helada, y le dije que si me vestía así me
detendrían por escándalo público. Me contestó que hoy quería exhibirme, y me tiró unas
botas de cuero negro que subían hasta la rodilla. Cuando vio que iba a coger unas bragas, me
dijo que no se había olvidado de ellas, que con panties no me iban a hacer falta. Me encendí
un cigarro y empecé a vestirme con él delante. Primero los panties, luego el sujetador, para
terminar con la minifalda y la blusa. Me miré al espejo, la falda me llegaba por encima de la
mitad de los muslos, era exageradamente corta, me di la vuelta y casi se me veía la parte baja
del culo, y era muy baja de caderas. La blusa dejaba desde una cuarta por encima del ombligo
todo el aire y se transparentaba todo el sostén. Hasta ahora yo esa blusa la había utilizado sólo
en casa para excitar a mi exmarido. Desde luego era con dife- rencia la vez que había salido de
casa más provocativa. Mi imagen era la de una auténtica putita de lujo. Me puse las botas y
nos fuimos al restaurante. En el camino al coche de Estanislao, me di cuenta que a cada
movimiento tenía la sensación de que el trasero quedaría al descubierto. El cabrón de
Estanislao me dijo que me pusiera una cazadora vaquera para asegurarse que quedaba a la
vista. Llegamos al restaurante y Lucrecia ya nos estaba esperando tomándose un vino blanco y
fumándose un cigarro en la barra. Se había puesto uno de los modelitos que la elegí. Llevaba
una chaqueta de visón, un top rojo muy ajustado dejando el ombligo al aire, y una minifalda
negra algo más larga que la mía, con medias ne- gras. A mi al entrar todo el mundo se me
quedó mirando sobre todo a las tetas. Cuando vio a Estanislao se quedó como cortada. Le
expliqué que era un amigo, les presenté y Estanislao ya la cogió por detrás y puso la mano en
su trasero. Durante toda la cena la estuvo halagando diciendo que era preciosa, que estaba
mejor que muchas jovencitas, etc. Yo la verdad me estaba poniendo celosa. Después de la
cena, nos tomamos unas copas en unos pubs cercanos, y a eso de las 2 me dijo que condu- jera
yo hacia una discoteca de las que frecuentan los famosos. Se sentó detrás con ella y empezó a
meterla mano, besarla, etc. Ella como buena madre de familia no era bebedora y ya iba
bastante colocada, así que se dejaba aunque le decía que era una mujer casada, y aunque su
marido no la hacía caso y siempre estaba de viaje no estaba bien. Llegamos a la discoteca, y
tomamos más copas, menos Estanislao que se pedía refrescos como el me dijo para poder
follarla luego a conciencia.
Se pusieron juntos en una especie de sillón y empezaron a besarse y Estanislao a tocarla por
todos los si- tios. Estanislao me indicó que estorbaba y me dijo que empezara a bailar en la
pista. Me quedé horrorizada, como iba a bailar con esa ropa, ¿Parecía increíble que me
quisiera exhibir así?. Se me quedó mirando con cara de mala leche, así que fui para
allá. Cuando llegué me di cuenta que la luz ultravioleta de la pista hacía que el bordado blanco
de las copas del sujetador brillara como una linterna, con lo que se me marcaban todas las
tetas. Empecé a bailar con mucha vergüenza. Las chicas la mayoría pijas me miraban con
desprecio, y los chicos no me quitaban ojo. Alguno me metío mano por debajo de la faldita
tocándome el sexo por encima de los panties. Yo me la tenía que estar bajando todo el rato
porque con el movimiento se me subía. Después de 20 minutos, Estanislao me hizo una seña y
volví con ellos, me dijo que ya eran las 4 y que nos íbamos a mi casa para tomar la última copa.
Lucrecia dijo que tenía que ir al baño. Estanislao me hizo una seña para que la
acompañara. Entramos en el baño y vi que Lucrecia iba pasadísima de copas, yo iba a orinar
en otro WC, pero me tiro del brazo para que entrara con ella. Desde luego aprendía rápido. Se
bajó las bragas y me fijé que las tenía empa- padas, cuando terminó me puse yo, y se me
quedó mirando alucinada porque no llevaba bragas debajo de los panties, y empezó a besarme
en la boca mientras orinaba. Cuando salimos nos metimos en el coche y Estanislao también
me dijo que condujera. No paraba de me- terla mano, yo pensaba que se la tiraría allí mismo.
Cuando llegamos me dijo que aparcara el coche que él se subía con Lucrecia. Lo aparqué en
una plaza libre que había en mi garaje, y a los 10 minutos estaba en casa. Cuando llegué,
estaban ya en la habitación, y Estanislao la estaba quitando la ropa ella intentaba
resistirse diciéndole que no tomaba la píldora, le rogaba que se pusiera un preservativo, pero
Estanislao ni la contestaba, la dio una bofetada y la dijo que se centrara que iban a pasarlo
bien y que a su marido le podían dar por el culo. La arrancó el Top y la minifalda, se quedó con
las medias (eran de estas altas que llegan hasta casi la ingle y se sujetan con gomas muy
tirantes) en bragas y con el sujetador, todo ello negro. Se bajo la cremallera, se sacó la polla y
le dijo que empezara a mamársela, ella ya actuaba como un autómata. Se la metió en la boca y
Esta- nislao empezó a darla instrucciones, se veía que era la primera vez que lo
hacía. Mientras tanto, Estanislao me miró, me dijo que me desnudara y que empezara a
masturbarme, que me quería bien caliente para luego. Cuando Estanislao ya estuvo
empalmado la tiro en la cama a 4 patas, la bajó las bragas y se la metió hasta los
huevos. Mientras la follaba, a mi me dijo que la quitara el sostén y que me sentara delante de
su cara para que me comiera el coño. Lucrecia me lo comía repercutiendo en mi vagina a
través de su boca el movimiento de mete y saca que Estanislao imprimía en su
vagina. Mientras Estanislao se la follaba, la daba azotes en el trasero y le pellizcaba los
pezones, la decía que pese a ser una madre de familia y mujer de un constructor con mucho
dinero, en la cama se comportaba como una furcia de la peor clase, diciendo que sólo las
mujeres muy putas lo hacían tanto con hombres como con muje- res. No paraba de humillarla
con sus palabras, llamándola zorra, puta, que esa forma de tratar a los hombres la tuvo que
aprender de su madre, que su marido debió conocerla en un burdel, etc. Al poco rato
Estanislao y yo nos corrimos a la vez. Estanislao lo hizo dentro del coño de Lucrecia,
parecía que le daba igual dejarla preñada, mientras yo lo hice en la boca de ella.
Lo que estaba claro es que esa noche la auténtica estrella para Estanislao era Lucrecia (Aquella
noche ni me tocó, sólo me utilizó para limpiarle la polla con mi boca), debía ser el morbo de
follarse con ese desprecio a una mujer casada y madura con un par de hijos, supongo que
distinto al que yo le causé cuando me sedujo por primera vez en su consulta, porque se supone
que conseguir los favores de una casada madura con un tipo rico como esa, sería más difícil
que conseguir los míos al ser yo más joven.. Después de la corrida, me obligó a limpiarle la
polla con mi boca y a ponérsela de nuevo a punto. Sabía a los jugos vaginales de Lucrecia y al
semen de Estanislao. Entonces me dijo que fuera a por vaselina al baño, que quería que
Lucrecia dejara de ser virgen por el culo. Ella reaccionó y dijo que por ahí no que la haría daño,
pero Estanislao hizo caso omiso la propinó una hos- tia diciéndola que se callara, y la metió los
dedos untados en vaselina por el culo para empezar a clavársela poco a poco. La verdad es que
a mi en su día en su consulta, lo hizo sin ningún lubricante y a lo bestia. De nuevo empezó el
movimiento de mete y saca, mientras yo debajo del cuerpo de Lucrecia le lamía única- mente
el clítoris, ya que Estanislao no quería que la limpiara el semen que había en su vagina con mi
lengua. A los 10 minutos, Estanislao se salió del culo de Lucrecia, la dio la vuelta para volver a
metérsela en la va- gina pero por delante y correrse ahí de nuevo. Cuando se salió de ella, yo
volví a limpiarle la polla con la boca. Mientras tanto Estanislao le dijo a Lucrecia que la semana
próxima se iban a ir juntos de vacaciones a Tenerife, que tenía el capricho de vivir con ella
como marido y mujer una semana, y que como tal se inscribirían en el hotel. La dijo que le
contara a su marido que se iba con una amiga que podía ser yo, para que no sospechara nada.
Lucrecia le respondió afirmativamente, supongo que porque estaba bajo esa influencia que
Estanislao ejerce en todas las mujeres, pero le rogó que a partir de ahora se pusiera condón
que no quería quedarse en es- tado. El ni la contestó. Estanislao y Lucrecia se vistieron, a ella
no la dejó lavarse, ya que le daba morbo que fuera a su casa con el coño lleno de su semen. Se
despidieron de mí y Estanislao me dijo que me fuera preparando para el verano, porque iba a
usarme como le diera la gana. Me di una ducha y me acosté a eso de las 7. Ana no llegó hasta
las 8. Le conté lo de Estanislao y Lucrecia. Ana me dijo que Estanislao tenía una gran fantasía y
que sus fantasías sexuales las hacía siempre realidad. Me contó que trataría a Lucrecia como a
su mujer esa semana de cara a la gente, aunque eso sí exhibiéndola por todos los sitios, y
tratándola como a una puta en la cama. Yo le conté a Ana que estaba un poco celosa, le
pregunté si Estanislao no se habría encaprichado de Lucre- cia y ya no me haría caso. Me
contestó que Lucrecia era para Estanislao un rollo de varios días, pero que yo era como su
creación, y que para mí tenía pensadas grandes cosas. Que el no se molestaría tanto por mi
evolución, ni la obligaría a ella a estar pendiente de mí hasta el punto de ponernos a vivir
juntas, si no fuera porque pensara disponer de mí durante un periodo de tiempo prolongado.
Capítulo 8 Al día siguiente nos levantamos tarde a eso de las 5 y nos bajamos a una cafetería a
tomar algo. Entonces no pude evitar preguntarle a Ana por la vida privada de Estanislao y la
suya. Primero le pregunté por Estanislao, que si estaba casado, si tenía hijos, etc. Me
respondió que Estanislao tenía 42 años y estaba divorciado desde hacía 10, y que tenía una
hija de 12 años. Me dijo que se divorció por- que su mujer estaba harta de aguantar
infidelidades y de que hiciera lo que le daba la gana, y que la custodia de su hija se la quedó su
mujer. Le pregunté si ahora tenía algún lío serio. Me contestó que si, una chica de unos 20
años muy sumisa. La conoció en un burdel de lujo en Tailandia y se la trajo a vivir con él el año
pasado. Dice que es muy feliz porque le atiende como si fuera una mujer europea de hace 100
años, y le aguanta todas sus infidelidades y juergas. De hecho tiene papeles porque figura
como empleada del hogar en su casa, sino la devolverían a Tailandia. En definitiva ha
conseguido el sueño de todo hombre tener una puta en la cama y una criada en la casa que le
aguanta todo. Me comentó que Estanislao no quería líos serios, pero que le gustaba
experimentar con las mujeres, y que de hecho nosotras éramos experimentos suyos. Le
gustaba sobre todo comprobar hasta cuanto podía una per- sona cambiar si se la influenciaba
para eso. Entonces le pregunté a Ana por ella, como conoció a Estanislao, cual es realmente su
trabajo, etc. Me contestó Lo siguiente: Andrómeda conocí a Estanislao hacía 5 años, cuando
tenía 25 y ejercía como enfermera en el Hospital del Insalud donde ambos trabajábamos.
Estanislao me sedujo, yo era muy joven y hasta ahí todo normal porque los líos entre
enfermeras y médicos son habituales. Me enamoré profundamente de Estanislao, y poco a
poco me fue moldeando y se adueñó de mi voluntad utilizando la amenaza de que me dejaría.
Dejé a mi novio, que era también enfermero ya con fecha de boda marcada, me fui dejando
llevar por Estanislao, que me obligó a hacerme operaciones de cirugía estética, para ser más
atractiva, algo parecido a lo que está haciendo contigo. Me deje llevar, me gustaba más a mi
misma y los hombres me halagaban continuamente. Cuando Esta- nislao se cansó de mí yo ya
era una mujer muy promiscua, y Estanislao y yo pasamos a ser buenos amigos que follaban de
vez en cuando. Yo me acostumbre a un ritmo de vida que no podía pagar con mi sueldo de
enfer- mera, pero me di cuenta que usando mis atributos femeninos sacaba de los hombres
todo lo que quería, así que me acabé prostituyendo y dejando mi trabajo de enfermera. Gano
mucho dinero y lo hago con hombres o mujeres de alto poder adquisitivo y de alto nivel social.
Soy lo que se llama una Puta de Lujo. La verdad es que no me arrepiento, elegí libremente el
camino, si me llego a casar con el enfermero, ahora tendría un par de críos, ganaría un sueldo
de 200.000 pts al mes haciendo un montón de guardias, y no me podría permitir como ahora
todo lo que quiero. Con aquella historia me quedé helada, y le pregunté a Ana ¿Tu crees que
Estanislao quiere que acabe como tu?, y me respondió: Mira Andrómeda lo que Estanislao
quiere es pasarlo bien contigo por eso te estamos modelando a su gusto, y al margen de la
influencia de Estanislao o mía sobre ti, lo que no cabe duda es que eres una golfa a la que le
gusta el sexo y que Estanislao y yo sólo te hemos abierto los ojos. Desde que cono- ciste a
Estanislao siempre has podido elegir libremente y podrás seguir haciéndolo, nadie te obliga a
hacer nada. Además cuando Estanislao te conoció eras una mujer de clase acomodada con un
buen sueldo, casada y
con un hijo, y tu elegiste lo que ha pasado luego. Yo sólo abandoné un novio y a mis padres y
hermanos toda- vía los veo por Navidad, les he contado que soy azafata en congresos, extra en
películas, etc. La verdad es que Ana tenía razón, me había dejado seducir por la vida fácil de
los placeres, y en unos pocos meses, el peaje pagado ya había sido muy caro sobre todo por la
pérdida de mi familia. No reaccioné cuando rompieron conmigo, preferí seguir gozando de la
vida como una golfa, a pesar de que tanto mi marido y mi madre me dijeron que si volvía a ser
como la de antes me abrirían de nuevo las puertas para volver. Por otro lado, estuve 20 días
sin ver a Lucrecia por el club, no volviendo a verla desde que se fue con Esta- nislao a
Tenerife. La llamé al móvil y me comentó que estaba avergonzada, y que había ocurrido algo
que podía acabar con su matrimonio. La contesté que no se preocupara, que si le parecía bien
podíamos quedar por la tarde en el club y que me contara que había pasado. Me dijo que no,
que tendría que ser en un sitio que no nos conociera nadie. Finalmente quedamos en un pub a
las 9 cerca de mi apartamento. Cuando llegué me la encontré bastante desarreglada y se la
veía preocupada. ¿Le pregunté que qué había pasado en Tenerife con Estanislao?. Me
contestó que aquella semana se hicieron pasar como marido y mujer por capricho de
Estanislao de cara a todo el mundo, y que incluso se registraron en el hotel como tal. Entonces
me contó que Estanislao usó y abusó de ella como le dio la gana, y empezó a describirme lo
ocu- rrido: Nada más llegar al hotel me pidió que le enseñara toda mi ropa. En general la ropa
de vestir dijo que era lo suficientemente provocativa, pero que la de baño no, que mi bañador
era muy recatado, así que nos fuimos a la tienda del hotel y se puso a comprarme la ropa de
baño que quería que llevara. En vez de dirigirse a una dependienta lo hizo al encargado, un
tipo de unos 40 años bastante gordo. Le dijo que me quería comprar unos bikinis, siendo la
parte de abajo un tanga. El dependiente los sacó de mi talla, pero Estanislao le dijo que usaba
una talla menos y me los dio para que me probara uno. El dependiente me recordó que
tendría que hacerlo con la ropa interior puesta por cuestiones de higiene. Entré en los
probadores con Estanislao, me los eligió de color negro, blanco y rojo. Me hizo ponerme
el tanga blanco y claro quedaban fuera todas las bragas negras, y la parte de arriba al ser de
una talla menos, ape- nas me cubría poco mas que los pezones, con los laterales de las tetas al
aire. Me hizo salir del probador para que viera el dependiente como me quedaba, yo estaba
muerta de ver- güenza, con todas las bragas fuera. La cara del tipo era un poema, y dijo que lo
veía algo pequeño, y Estanislao le contestó que no se preocupara que yo siempre hacía
topless, que me gustaba estar siempre muy tostada sin marcas del bikini. Le dijo que nos los
llevábamos, pagué y nos fuimos a la habitación. En mi vida me había sentido tan humi- llada.
Además al haber ocurrido en la tienda del hotel todos los trabajadores del mismo me
estuvieron mirando toda la semana como si fuera en vez de su mujer, su querida. No contento
con eso, Estanislao me dijo que se me vio muy cortada en la tienda y que me quería más
ani- mada, así que me dijo que me quería colocada toda la semana para perder la vergüenza, y
me tenía a martinis todas las mañanas en la playa, vino y copa en la comida, y copas por la
noche. Desde luego sabía lo que hacía teniéndome colocada todo el día era mucho más fácil
convencerme para que hiciera todo lo que me pidiera. Por las mañanas me hacía ir por la
playa y cuando comíamos en los chiringuitos, haciendo topless y con el tanga minúsculo que a
duras penas me tapaba el sexo. Incluso me hacía entrar así al hotel. Bastantes
madres presentaron una queja porque los niños me veían. Hasta este viaje con Estanislao yo
en mi vida había hecho
topless. Un día en la playa, me obligó a seducir a un chico que no sé si tendría 18 años. Había
unos vestuarios con duchas cerca, de los que usa la gente para quitarse los bañadores y
cambiarse de ropa. Me dijo que quería que se la mamara en los vestuarios, y que le dijera al
chico que yo era su marido. Le dije que era un chico muy joven, que haría cualquier cosa pero
no eso. Me agarró un pezón y me lo pe- llizcó con fuerza, además me amenazó con darme una
paliza en el hotel. No me quedó más remedio que ha- cerlo. Yo iba pasadísima de
copas. Cuando vi que el chico iba a los vestuarios a orinar, me encendí un cigarro y le seguí
sólo con mi tanga negro y todas las tetas colgando. Cuando terminó de orinar, le metí dentro
de un vestuario, y empecé a besarle, le decía que era muy guapo, y empecé a tocarle la polla y
a pasarle la lengua desde los labios hasta el vientre. Le bajé el bañador, y empecé a
mamársela. El chico estaba como en la luna, me decía pero y su marido si nos pilla, yo no le
contesté. Estanislao miraba por la ventana del vestuario. Se la mamé como haría una madre a
su hijo, con mucha dulzura, empezando por los huevos y acabando por el glande, no la tenía
muy grande, ya que era un adoles- cente, y al poco tiempo se corrió en mi boca. Yo ya estaba
lanzada y le obligué a comerme mi depilado coño. Le enseñé como, y tuve un orgasmo, cuando
empezó a llamarlo su madre. Antes de irse le di un beso en la boca, y a continuación entró
Estanislao, que me folló por delante ponién- dose encima mío, llamándome guarra, puta,
ninfómana, corruptora de menores, en fin de todo, hasta que llenó abundantemente mi vagina
de su espeso semen. No me dejó limpiarme, me puse el tanga y nos fuimos a comer.
Coincidimos con el chico y su familia en el restaurante y el pobre no me quitaba ojo. Por la
noche me hacía ir vestida muy provocativa y llamando la atención en parte por mi edad y
porque la gente pensaba que era su mujer. Todo eso me hizo también perder la cabeza a mí, y
follábamos todos los días como locos y aunque me obligaba a mamársela y a tomar por el culo,
siempre se aseguraba de correrse en mi vagina dejándomela rebosante de su semen. Una vez
me hizo mamársela en el baño de una discoteca, para luego follarme por el coño por detrás,
que- dando yo apoyada en la cisterna del W.C. Hasta en el hotel nos llamaron la atención por
los gemidos y gritos de ambos por las noches. Desde luego lo que me ha pasado ha sido por
comportarme como una zorra, y que nadie que me conociera en mi entorno social podría dar
crédito a lo que había hecho. De repente empezó a llorar, la encendí un cigarro y la di un beso,
y le pregunté que qué la pasaba y me dijo que estaba embarazada, que le tenía que haber
bajado la regla hacía 10 días, se había hecho el test de embarazo y estaba encinta. Le
pregunté si había hablado con Estanislao y me contestó que si, que como es ginecólogo le
pidió que le hiciera un aborto pero que se negó y que la contestó que ya era mayorcita para
saber lo que estaba haciendo, y que el no practicaba abortos. Además la dijo que no quería
volver a verla mientras siguiera con la cantinela del aborto. Lucrecia me dijo que si iba a un
médico por lo legal, al estar casada le pediría la autorización del marido. Le contesté que era
cierto y que no se le ocurriera ponerse en manos de un carnicero. La aconsejé que la única
solución era colocarle el hijo a su marido. Después de todo lo tuyo con Estanislao sólo fue
sexo, y el no querrá ni ver al niño y no te dará problemas. Que lo viera por el lado bueno que
su marido estaba forrado y que no pasaba nada porque tuvieran otro
hijo, que podían asumirlo. Se tranquilizó pero me dijo que las pocas veces que lo hacían lo
hacían siempre con condón. Le contesté que bueno que tendría que decirle que quería tener
otro niño que lo necesitaba porque estas deprimida y mucho tiempo sola y cosas así. Además
le aconsejé que tendría que seducir de nuevo a su marido para que le entraran ganas de follar
con ella y que se crea que la ha dejado preñada en 10 días porque está hecho un toro, porque
como echara cuentas podría ser peligroso. Me contestó que si que haría eso, que no tenía otra
salida. Por la noche se lo conté a Ana, y me dijo que qué me esperaba. Yo no estaba muy
cómoda ya que en parte tenía la culpa de todo, ya que yo fui quien se la entregó a Estanislao
en bandeja. Desde luego lo que quedó claro es que Estanislao era un tipo sin escrúpulos, que
era capaz de seducir a una mujer de 41 años casada, de usarla como un kleenex, jodiéndola a
placer durante una semana, dejándola preñada, y luego su respuesta al problema es que no la
quiere volver a ver. Menos mal que a mí me hizo una ligadura de trompas.
Capítulo 9 En las semanas siguientes, seguí haciendo el amor con distintas mujeres, algunas
prostitutas, amigas de Ana, y con la propia Ana, que depuró mi técnica para comportarme
como una auténtica lesbiana, haciéndome una experta en el arte de dar placer a las
mujeres. Me enseñó a utilizar consoladores de correas, follando con ellos a las mujeres por
boca, coño y culo, utili- zándolos como si tuviera una polla de verdad. Y también me enseñó a
moverme cuando me follaran a mi con ellos, para conseguir más placer. Entre unas cosas y
otras nos metimos en el mes de mayo, mi marido Vicente había acelerado los trámites para el
divorcio, y me convocaron para un careo con el juez, y así determinar como quedarían las
cosas tras el mismo. Ana me dijo que no me podía permitir que me dieran la custodia del niño,
así que tenía que dar mala ima- gen al juez que además era mujer para que no se pusiera de mi
parte. Como ya estábamos en mayo y el tiempo era bueno, fui vestida con una minifalda negra
de cuero por los muslos, unas sandalias con 10 cm de tacón, con los dedos de los pies pintados
de rojo, un polo rojo sin man- gas, muy ajustado que me marcaba todas las tetas y el
sujetador, y por supuesto muy maquillada. Entré en la sala donde me habían citado,
fumándome un cigarro. Allí estaban Vicente, mi madre, su abo- gado y la juez que era una
mujer de unos 50 años con pinta conservadora, que me dijo que me sentara y que apagara el
cigarro que la molestaba. Me senté cruzando las piernas. Ni Vicente ni mi madre me
saludaron. Su abogado dijo que querían la cus- todia del niño, y que además se negaban a
pasarme una pensión. Como mucho por bienes gananciales me da- rían 10 millones por la
venta del piso que todavía no habíamos terminado de pagar, pero que Vicente ya
había vendido, porque dijo que no podía seguir viviendo allí, porque le traía malos
recuerdos. De una carpeta, sacó fotos mías y un informe de una agencia de detectives, que me
habían seguido desde que me fui de casa en febrero. Salían fotos mías con mujeres diversas y
con Ana en discotecas a altas horas de la madrugada e incluso entre semana, dándome el lote
con ellas, metiéndonos mano, besándonos, y bebiendo copas, etc. También fotos entrando y
saliendo con esas mujeres del apartamento que compartía con Ana. Llegaron a hacerme fotos
de la noche que estuve bailando delante de Lucrecia y Estanislao, en una disco- teca, la noche
que Estanislao la folló por primera vez. Yo salía con la mini muy subida, y en una foto a través
de los panties, se veía que no llevaba bragas. Además salía perfectamente la blusa de gasa
transparente y las copas del sostén en fosforito por la luz ultravioleta. Mi madre no paraba de
llorar. Luego aportaron un dossier de Ana. Con fotos y pruebas, la presentaron ante la juez
como mi amante, desde hacía meses, mostrando además su actividad en un burdel de lujo y en
hoteles con hombres y mujeres que la contrataban como prostituta. Yo la verdad no me
esperaba este seguimiento por parte de Vicente, se veía que quería deshacerse de mi lo antes
posible. Aportaron fotos de cómo era antes y como era ahora para que la juez viera mis
cambios tanto físicos como en mi forma de vestir. Luego la juez me sometió a un
interrogatorio. Me preguntó si era bebedora, si me iban bien las cosas en el trabajo. Que cual
era mi relación con Ana y con las mujeres en general, si era homosexual, etc. Yo mentí a todas
las preguntas, pero mi imagen era tan pé- sima que evidentemente nadie me creyó.
Finalmente la juez dijo que era un caso muy claro y falló en todo a favor de Vicente. Me quedé
sin pensión, sin mi hijo al que no podría volver a ver ni hacercarme a una distancia inferior a
100 m mientras fuera menor de edad, ya que podría ser una mala influencia para él, y sólo me
concedió los 10 millones por la venta del piso, que me pagarían esa misma semana si no
apelaba. La verdad es que aunque apelara con esas pruebas no tenía nada que hacer así que
opté por aceptar, y el dinero me venía bien para sanear mi maltrecha economía. Cuando
terminamos Vicente se marchó con el abogado sin mirarme, y mi madre llorando me dijo
que nunca se hubiera imaginado que fuera lesbiana, y que no quería volver a verme a no ser
que me comprometiera a cambiar y a someterme a un tratamiento psiquiátrico. Ella no podía
entender mi bisexualidad ni la nueva vida que había elegido. Me contó que mi padre estaba
mal del corazón desde que empezó todo y que era mejor que no me viera y que no supiera
toda la verdad. Cuando se fue me quedé allí sola llorando, fui consciente probablemente por
primera vez de la realidad, al ver todas aquellas fotos, comprendí en lo que me había
convertido, y el que no pudiera volver a ver a mi hijo, me partió el alma. Aquello si cabe me
descentró todavía mas, me entregué a todas las perversiones que se le ocurrían a Esta- nislao,
y desde entonces ya me ha dado igual todo porque había perdido lo que más quería. Esa
semana, se casaba mi cuñado Luis, y Estanislao ya enterado de los términos de mi divorcio, me
obligó a que me lo follara el día de su boda, según él para despedirme por todo lo alto de mi
familia. Aquello sería como la confirmación para Luis de que era una zorra, no me gustó lo que
me pedían que hiciera, pero le con- testé que me lo follaría. Como evidentemente no me
invitaron a la boda, le llamé para decirle que quería verle el sábado por la ma- ñana en mi
apartamento (se casaba por la tarde), que tenía un regalo de bodas para él. Me contestó que
no lo veía claro, que sabía que su hermano me había puesto detectives y que si nos veían lo
pasaría mal. Le respondí que ya me los había quitado, porque había ganado el juicio del
divorcio, y que podría entrar por el ascensor que subía del garaje. Se lo pensó, pero como
seguro que me deseaba, accedió. Yo la verdad tenía muchas ganas de joder con un hombre, el
único hombre que había catado en tres meses era precisamente Luis, y ya estaba un poco
harta de comer tanto coño. El sábado a las 12, llamó a la puerta, Ana estaba en la otra
habitación para no perderse nada y estaba gra- bando todo para que luego lo viera
Estanislao. Ana me obligó a recibirle vestida sólo con un camisón negro transparente que me
llegaba justo a una cuarta por debajo del sexo y que dejaba ver todo mi cuerpo, tetas, culo y
coño. Además me maquilló como si fuera una muñeca de estas de nuestras abuelas, con
colorete rojo en los carrillos, la cara espolvoreada de blanco y con pestañas postizas negras.
Mis gruesos labios de rojo y el pelo recogido en dos coletas. Me dijo que quería darme un
aspecto de muñequita, que eso le gustaba a muchos hombres, aspecto que se acentuaba con
mi coño todo depilado. Al abrir la puerta me tiré a mi cuñado, y le di un beso metiéndole la
lengua hasta la garganta, tocándole con una mano la polla, que ya estaba empalmada, le dije
que el regalo de bodas era yo, que era su muñequita. Me dio un empujón y me dijo que su
hermano estaba destrozado que le había contado todo y que le había enseñado el reportaje de
los detectives. Me preguntó que si era verdad que era lesbiana, y le respondí que era bisexual
y que me gustaban tanto hombres como mujeres, aunque era algo más hetero que gay.
Me propinó una hostia, y me dijo que mas que una muñequita lo que era es una auténtica
zorra, y que me iba a follar como a tal. Me dijo que empezara a desnudarle y que se la
chupara. Le quité la ropa y empecé a mamársela como una auténtica muerta de hambre y lo
mejor que podía teniendo en cuenta que me follaba la boca como si fuera un coño y me daban
arcadas. Estábamos delante de un espejo, y me obligó a masturbarme mientras tanto me decía
que me mirara al espejo y que comprobara lo sucia que era. La verdad es que tenía razón, la
imagen que me devolvía el espejo era la de una auténtica puta de lo peor. Cuando iba a
correrse ya que estaba echando preseminal, se salió de la boca me puso a 4 patas de cara
al espejo y me obligó a encenderme un cigarro, quería que fumara mientras me daba por
detrás. Se puso un condón, porque no quería contagiarle nada a su futura mujer, y me la
metió por el culo hasta el fondo. El tío me dijo que empezara a tocarme el coño con fuerza y
que no parara de fumar mientras tanto, que eso le ponía cachondo. Desde luego Luis tenía que
ser uno de esos hombres fetichistas del tabaco, que le gusta ver a las mujeres echar humo
mientras las follan. Mientras me masturbaba y fumaba, él me daba por el culo, con gran
violencia y me estaba haciendo daño, aunque se contrarrestaba con el placer que me daba yo
al masturbarme. Cuando se me acabó el cigarro, me dio la vuelta y me la metió por delante en
el coño, y me obligó a fu- marme otro cigarro. La verdad es que aquello también me daba
morbo, nunca había fumado mientras me folla- ban, y estaba encadenando un orgasmo detrás
de otro, además el morbo se incrementaba por el hecho de estar viéndome todo el rato por el
espejo. Cuando se corrió yo me estaba acabando el segundo cigarro, se salió, se quitó el
condón y si dejar que me levantara, me obligó a que me bebiera todo su contenido, cosa que
hice como una gatita golosa, relamiéndome cuando terminé. Después me llevo al baño, me
obligó a orinar con las piernas bien abiertas, ya que decía que nunca había visto a una mujer
hacerlo, y cuando acabé me metió en la bañera, me hizo abrir la boca y se puso a
mearme dentro y a decirme que tragara. Aquello me daba asco y me negué, pero me dio otra
hostia y la abrí. Al abrir la boca empezó a mear dentro, el pis sabía como amargo (era la
primera vez que me hacían una llu- via dorada), y estaba caliente. Como vio que no podía
tragarme todo, acabó la meada regando todo mi cuerpo, incluido el pelo, cosa que me hizo
sentir profundamente humillada. Después de eso se la sacudió y me obligó a limpiarle la
polla. Cuando terminé de limpiarle, me dijo que no me quería volver a ver. Que lo que había
hecho conmigo esa mañana, ya lo había hecho antes con putas y que era como ellas, y que lo
mejor que le podía haber pasado a su hermano era deshacerse de mí. Me dejó en la bañera
empapada por el pis llorando. Yo estaba muy sensible con el tema de mi familia al ser la
ruptura muy reciente y porque era muy duro que todos en mi familia pensaran que era una
puta y además homosexual. Mientras se vestía yo le miraba y el se reía al verme llorar,
diciendo que tenía lo que me merecía. Me di cuenta que hasta ahora en estos meses me había
acostado con hombres y mujeres, comportándome como una auténtica puta en la cama, pero
que aquella había sido la primera vez en que además de compor- tarme como una puta, me
habían tratado como a tal y que encima había sido un familiar. La verdad es que ni Estanislao
me había tratado con aquel desprecio. Cuando se fue, salió Ana de la habitación diciendo que
vaya con mi cuñadito, que menudo guarro había
resultado ser, que estaba perdida de meados. Yo mientras tanto seguía llorando y Ana me
consoló, diciéndome que aquel había sido el último contacto con mi familia, y que a partir de
ahora todo iría mejor.
Capítulo 10 El lunes cuando llegué al trabajo, me llevé la sorpresa de mi vida. La Jefa de
Recursos Humanos, me llamó a su despacho nada mas llegar, según me contó mi secretaria y
yo encima había llegado tarde, ya que una vez mas la noche anterior estuve de marcha con
Ana hasta las tantas. Me puse bastante nerviosa, ya que era consciente de que mi
rendimiento en el trabajo había bajado bas- tante en los últimos meses por el ritmo de vida
que llevaba, y me temía lo peor. Además antes de las vaca- ciones es la época que suelen
utilizar las empresas para los despidos porque baja la actividad. Aquel día llevaba un pantalón
de vestir negro muy ajustado marcando bragas y una blusa blanca de seda que transparentaba
el Wonderbra lila. Desde luego no era la imagen más adecuada para ir a trabajar, y mas
si tenemos en cuenta que ella era una mujer de unos 45 años con 4 hijos, y por tanto muy
conservadora. Para calmarme los nervios me encendí un cigarro antes de entrar en su
despacho. Sin mirarme a la cara me dijo que me sentara y que apagara el cigarro que la
molestaba el humo. Yo ya me estaba hartando de los no fumadores, siempre igual, cuando
hace apenas 9 meses yo no lo era y también me molestaba que fumaran al lado mío. Me dijo
que en los últimos meses, en general el resto de Jefes de Departamento, empleados en
general, y ella misma habían observado un profundo cambio en mi comportamiento, en mi
forma de vestir poco ade- cuada, en mi físico con un cambio sorprendente y así como un
importante bajón en mi rendimiento laboral. Además mencionó el mal ejemplo en que se
había convertido mi vida familiar para el resto del personal, lle- gando un día a trabajar con los
dos carrillos morados. Me dijo, que llegaba casi todos los días tarde, muchos me iba antes, y
que tenían quejas de clientes porque no llevaba bien las fechas de las auditorías y mandaba a
lo auditores fuera de fecha. También había quejas anó- nimas de los auditores que formaban
mi departamento por la desorganización y el caos que había, y que luego los clientes lo
pagaban con ellos. La verdad es que tanta juerga nocturna hizo bajar mucho mi
rendimiento. Me enseño la queja de un cliente muy importante, diciendo que se iba a cambiar
de auditora, la queja la fir- maba el cabrón de Pablo, el primer hombre después de Estanislao
con que me acosté para poner los cuernos a Vicente, y que se hartó de follarme 2 meses, como
rompí con él, me lo pagó así. Hasta aquí todo normal, en parte me lo esperaba, pero lo más
fuerte fue cuando me enseñó que le habían hecho llegar de forma anónima la investigación
que encargó Vicente sobre mí. Supongo que para Vicente fue demasiado el comprobar que
me acostaba con mujeres, así que lo mandó a mi empresa, para desquitarse del todo. Empezó
a enseñarme las fotos, y afirmó que su empresa aunque respetaba la vida privada de sus
emplea- dos, no podía permitirse que me vieran en cualquier sitio bailando medio desnuda, o
besándome con mujeres. Total que me dijo que la Dirección había decidido prescindir de mis
servicios, que legalmente no podían echarme por lo que hacía en mi vida privada, pero si por
todo lo demás, y que entonces sería despido proce- dente y que no tendrían que
indemnizarme, pero como sabían que apelaría y se retrasaría mi salida de la em- presa, y que
no me querían ver mas por allí, deseaban llegar a un acuerdo, así que me ofrecían la mitad de
lo que me correspondía. Yo eché la cuenta, me correspondían 8 millones, así que como
abogada que soy sabía que perdería porque cualquier empleada testificaría en mi contra en el
juicio porque no me podían ver, así que acepté. Llamó al Director Financiero para que me
extendiera el cheque por 4 mill., y me hizo firmar mi salida de la empresa voluntaria con fecha
de ese mismo día. Me invitó a que en esa mañana cogiera todas mis cosas de mi despacho,
porque quería que un auditor que hasta la fecha había estado a mis órdenes ocupara mi cargo
al día
discoteca de gente bastante esnob, donde la mayoría vestía como nosotras de forma bastante
estrafalaria. Yo ya conocía el sitio. Nos pusimos en la barra, sentadas de tal forma que se nos
vieran de forma escandalosa las piernas. Enton- ces Ana empezó a mirar para seleccionar
quienes nos follarían. De repente Ana mirando a la pista me señaló a dos negros que medirían
cerca de dos metros, que estaban cuadrados, y que bailaban en ese momento rodeados de
algunas chicas que estaban alrededor de ellos por el morbo, pero que no buscaban nada
mas. Me preguntó que si alguna vez había tenido una polla negra dentro, y le contesté que no,
que nunca lo había hecho con una persona negra, hombre o mujer. Me contestó que ya era
hora de solucionar eso, que toda mujer blanca se ha masturbado pensando en que se la folla
un negro con un rabo de 25 cm. Le contesté a Ana que me gustaría, pero que estaba agotada,
que ya eran las 2:30 y que ese día me había levantado a las 8 para ir a trabajar y que además
no era el mejor día que estaba muy deprimida, y que no tendría fuerzas para follar con ellos
hasta las tantas. Ana me dijo que los negros la habían puesto cachonda y que no admitía un
no por respuesta, pero que no me preocupara que tenía la solución para mis males. Me dijo
que la siguiera, se acercó a un tipo que estaba cerca de los baños, y vi que le compraba algo,
que se guardó en el bolso. Nos metimos juntas en el baño, le pregunté que íbamos hacer. Me
levantó el vestido y me bajó el tanga, para indicarme que primero mear, porque tardaríamos
bastante en poder volver a hacerlo. Cuando terminamos, se saco del bolso una bolsita que
tenía un polvo blanco, que era cocaína. Me co- mentó que en casi todos los sitios que
frecuentábamos había un tipo del propio local que la vendía. Se puso 4 rayas sobre un espejo
de mano que llevaba, se enrolló un billete y se esnifó dos rayas. Entonces me indicó que ahora
me tocaba a mí. La contesté que yo ya sabía desde hacía tiempo que ella esnifaba, pero que yo
no quería. Me dijo que no pasaba nada que me animaría y que Estanislao precisamente la
única droga que me dejaría tomar es esa, porque es excitante y aumenta las ganas de follar, no
como el alcohol el cannabis o la heroína que deprimen y te dejan dormida. Que ella consumía
desde hacía 3 años controlando y que estaba perfecta. Total que tanto insistió y yo estaba tan
hecha polvo por lo pasado en las últimas semanas que me esnifé las dos rayas. Salimos del
baño, y nos pusimos a bailar provocativamente cerca de los negros, uno en realidad era
mu- lato. Con los vestidos que llevábamos, se nos escapaban las tetas, de tal forma que veían
los pezones cuando nos movíamos. Después de unos 20 minutos bailando, yo ya estaba como
una moto, la cocaína me estaba haciendo efecto, estaba eufórica, todo era optimismo, el
cansancio y el sueño había desaparecido, y estaba loca por follar. Al rato tocaron una lenta, y
Ana me indicó que nos pegáramos a ellos para bailar agarrado. Yo me pegué al más negro y
Ana al mulato. Empezamos a magrearnos y a besarnos metiéndonos toda la lengua. La verdad
es que estábamos dando todo un numerito. Cuando terminó la canción, Ana tiró de nosotros y
nos sentamos en una mesa. Después de presentarnos y de los besitos de rigor, comenzamos a
charlar, cada una por separado, con uno de ellos. A mi me había "tocado" un negrazo de 1,90
pero muy guapo y simpático, y a Ana el mulato también cuadrado. Eran americanos que
jugaban en un equipo de baloncesto de Madrid no muy conocido, el de Ana hablaba
muy bien español pero el mío no, pero como yo viví un año en USA, no tuve problemas. Se
llamaban Ed y Bob. Poco a poco, comenzamos a girar nuestra conversación hacia temas con
más contenido sexual, formas de hacer el amor, gustos de los diferentes países, etc. El
ambiente se fue calentando y no paraban de meternos mano, yo ya tenía la mano de Bob
recorriendo mis piernas y llegando al tanga. A estas alturas estaba toda mo- jada y el tenía un
paquete que le iba a reventar, me divertía como crecía en su encierro. De pronto, Ana paró y
propuso ir a nuestro apartamento para conocernos mejor, todos nos levantamos y nos fuimos
hacía allí en mi coche. Aprovechando la coyuntura, Bob no paraba de tocarme las tetas y las
piernas mientras conducía, llegando a palpar mi mojado coño por encima del tanga. Mientras
tanto Ed y Ana se sobaban en al asiento de atrás. Cuando llegamos al apartamento, fuimos
derechos sin más dilaciones a la habitación, Ana les dijo que empezaran a desnudarse, que
nosotras teníamos que ir al baño. Nos metimos juntas y Ana saco la coca, di- ciendo que lo
íbamos a necesitar que sería una noche muy larga. Nos esnifamos un par de rayas cada una
e hicimos un pis. Cuando entramos en la habitación ya estaban desnudos, eran dos auténticos
animales de por lo menos 100 kg. Me estremeció contemplar sus pollas. Sólo eran
comparables a los consoladores de 25 cm con los que Estanislao me dijo que me dilatara
masturbándome culo y coño. Yo nunca lo había hecho con hombres con pollas de ese tamaño,
ni con tíos tan grandes, menos mal que muestra cama era la típica cama redonda in- mensa y
cabíamos los 4. Mientras Ana y Ed estaban a lo suyo, Bob y yo comenzamos a besarnos
frenéticamente mientras que las manos de mi negro desabrochaban los tirantes de mi vestido,
que cayó al suelo dejándome sólo con mi minús- culo tanga negro. Me dijo que estaba
buenísima y que le encantaban los coños afeitados como el mío. Comenzó a chuparme los
pezones, que iban aumentando de tamaño mientras yo intentaba cogerle aquella cosa que
tanto deseaba. Se la agarré fuertemente y empecé a pajearla. Todo esto puso aún más
excitado al negro, que no tardó en bajarme el tanga y lanzarse con su lengua sobre mi húmedo
sexo. Así estuvo un rato, hundiendo su lengua en mi vagina y chupándome el clítoris mientras
yo me corría una y otra vez. Mientras tanto, yo me fijaba en su cuerpo, era todo músculo, pero
mi vista se clavaba en su desco- munal rabo. No sólo era largo, también grueso y muy negro.
Una polla que, arrugada, mediría el doble de la de mi exmarido empalmada. Me arrodillé en la
cama, le cogí aquella enorme tranca y me la tragué, lamiendo y chupando hasta que ya
no pudo levantarse más, entonces le dije que me agarrara la cabeza y bombeara él, parecía
que me iba a desen- cajar las mandíbulas. Ana también se la estaba chupando a Ed. Antes de
que se corrieran, Ana dijo que que- ríamos sentir dentro esa cosas tan gordas y negras. Sacó
dos condones y me dijo que me iba a enseñar a practicar sexo seguro. Cogió un condón, y
empezó a ponérselo a Ed sólo con la boca, sin manos, me decía como tenía que hacerlo, y que
si era capaz con una polla de ese tamaño podría hacerlo con cualquiera. Cuando acabó con Ed,
me dijo que probaran con Bob. Me costó bastante pero lo conseguí. Nos preguntaron si
éramos profesionales, y Ana contestó que sólo es que nos gus- taba el sexo seguro. Después
de eso para sentir las pollas bien adentro, nos ensartamos nuestras vaginas sentándonos
encima de ellas con las piernas bien abiertas. Bob no paraba de chuparme y pellizcarme las
tetas y así como de jugar con el piercing de mi ombligo. Lentamente me puse a cabalgar
encima de Bob, entonces el me ayudó con fuertes golpes de pelvis,
penetrándome cada vez más hondo. Empecé a moverme frenéticamente, de arriba a abajo,
queriéndomela meter hasta el útero, pero era tan larga que los cojones no me llegaban a tocar
el culo. Miré a Ana y su situación era parecida a la mía seguí moviéndome como una posesa y
agitando las tetas mientras el negro me follaba, encima los tíos tenían aguante, después de 20
minutos, se corrieron a la vez. Les quitamos los condones y Ana me acercó el de Ed como
indicando que brindáramos con los condones, luego me dijo que esta era mi oportunidad de
beber por primera vez, semen de negro. Me lo bebí como si hu- biera atravesado el desierto,
dejando el condón limpio. Este numerito, los excitó de nuevo, así que se la mamamos durante
un rato y cuando se empalmaron de nuevo, le pusimos otros condones con la boca (esta vez
me salió mejor) y les invitamos a penetrarnos de nuevo. Ana me dijo que hiciéramos una
doble penetración, ya que como ahora tardarían todavía más en correrse, podríamos
turnarnos. La dije que nos iban a reventar, pero me contestó que no tendríamos muchas
oportu- nidades como esta para sentirnos tan llenas con pollas de verdad. Primero la
penetraron a ella. Ana se ensartó en la polla de Bob por la vagina, y luego Ed se puso detrás y
se la metió por el culo despacio, con bastante dificultad. Ana dió un grito, y dijo gritando que la
habían partido en dos, yo mientras tanto me masturbaba. Cuando ya se acoplaron, Ana
empezó los movimientos de subir y bajar sobre la polla de Bob, y Ed el de empujar desde atrás
por el culo. Ana entonces me dijo que me sentara con las piernas abiertas delante de su boca,
porque quería comerme el coño. Realmente era increíble que aquella mujer estuviera siendo
reventada por esos dos animales, y que todavía tuviera fuerzas para darme placer. Entre su
comida de coño y el espectáculo que veía, tuve dos orgasmos. Ana debía tenerlos
encadenados. Cuando ya no podía más por el enorme esfuerzo, me dijo que cambiáramos,
ha- bían estando 20 minutos bombeándola. Desde luego había quedado empapada en sudor y
con la cara desen- cajada. Yo decidí adoptar otra posición para la doble penetración. Me
ensarté la polla de Bob por el culo, sentán- dome lentamente sobre ella, y cuando la tenía lo
más dentro posible, me tumbe con ella dentro de espaldas sobre él, su cara quedaba en mi
cogote. A continuación le dije a Ed que me la metiera por el coño, mientras yo habría las
piernas lo máximo posible. Entonces noté como Ed se pegaba a nosotros, me apoyaba la punta
de su verga en la entrada de la vagina y de un empujón me la clavaba entera. Comenzamos a
movernos los tres rítmicamente, parecía que estábamos bai- lando, eso sí muy pegados. Me
sentía toda llena, con gran esfuerzo por tener a Ed encima que metía y sacaba con fuerza en mi
sexo, mientras yo subía y bajaba sobre la polla de Bob que me perforaba el culo sin piedad.
Notaba como si se toca- ran a través de la membrana que separa mi recto de la vagina, estaba
en éxtasis. Era una maravilla, una sen- sación muy difícil de explicar. Estaba llena por
completo. Le dije a Ana que se sentara con las piernas abiertas sobre mi boca, que quería
devolverla el placer que me había dado a mí. Mi cuerpo parecía el de una niña entre el de los
enormes negros, era increíble que pudiera soportar aquella bestialidad. Me estuvieron
follando 20 minutos de forma salvaje, durante los cuales yo le estuve comiendo el coño a Ana,
de manera continuada. Primero se corrió Bob, pero antes de que se saliera de mi culo, lo hizo
Ed entre espasmos que provocaron que su polla tocara mi útero. A mi me daban mareos por el
placer.
El olor a sexo en la habitación se podía cortar con un cuchillo, estaba empapada en el sudor
espeso de los cuatro, y mi boca estaba llena de los fluidos del coño de Ana. Para finalizar,
volvimos a hacer el numerito con los condones, relamiéndonos como si fuéramos dos
niñas tomando un vaso de leche, y nos tumbamos exhaustas en la cama. Eran las 7 de la
mañana, estaba amaneciendo. Bob y Ed se despidieron de nosotras porque decían que
se tenían que ir a entrenar con su equipo. Ana y yo nos quedamos durmiendo desnudas con las
piernas abiertas, abrazadas en posición fetal, como intentando buscar apoyo porque no
podíamos ni movernos, nuestros orifi- cios, sobre todo los coños estaban tan dilatados que
parecían auténticos túneles.
Capítulo 11 Después de la noche de sexo con los dos negros, estuvimos durmiendo hasta las 6
de la tarde. Cuando me levanté, casi no podía cerrar las piernas y éstas casi no me tenían en
pie. No me sentía bien, me puse a orinar y me escocía mucho la vagina, y además tenía
diarrea, probablemente por la profundidad de las penetraciones anales. Me duché como pude,
me sequé y miré mi cuerpo en el espejo. Tenía moretones de chupetones y pellizcos, unas
ojeras como nunca, y no tenía ganas de hacer nada. Cuando salí del baño, Ana se estaba
levantando y estaba más o menos igual. Me quedé tumbada en la cama en bragas fumando un
cigarro, y pensando que ahora que no tenía obligaciones de ningún tipo, ni familiares
ni laborales, podría entrar en una espiral muy peligrosa al poder estar todos los días de orgía
en orgía. Cuando Ana salió del baño duchada, se tumbó a mi lado y me dijo que en cuanto al
sexo después de lo de anoche había demostrado estar ya a su nivel, tanto con hombres como
con mujeres, que estaba orgullosa de mí, que en tan sólo 8 meses me había convertido en una
auténtica Mesalina. Nos levantamos y me dijo que teníamos que ir al club, que hoy sólo
tendríamos masaje, rayos UV y sauna. Yo le dije que no quería ir que estaba muerta, y me
respondió que eso era sagrado para mantener nuestra be- lleza después de excesos como los
de anoche. Entonces vi que se hacía dos rayas de coca. Le pregunté que si consumía mucha,
me contestó que no. Que cuando se levantaba sólo si había pasado una noche tan brutal como
la de ayer, porque se quedaba nueva en 15 minutos, y por las noches otro par de rayas si tenía
que atender a muchos clientes, para así poder aguantar toda la noche follando. Si eran pocos
clientes o de sexo clásico en esa noche no tomaba. Me invitó a meterme dos rayas, que ya
vería como me quedaba nueva pero me advirtió que si a partir de ahora quería mas que me la
comprara ya que costaba un riñón. Me las esnifé, nos vestimos, y cuando termi- namos de
comer algo en la cafetería del club, ya estaba nueva, como si hubiera dormido 10 horas, y con
ganas de marcha. La coca me dejó como nueva. Después de la sauna, Ana se duchó y se vistió,
me dijo que se iba a trabajar, que le habían citado 4 clientes para esa noche. Yo me quedé en
la cafetería tomando un café y fumando un cigarro, cuando me encontré con Lucrecia. Le
pregunté qué qué tal iba su embarazo, me dijo que bien que ya estaba de dos meses y que su
marido se había tragado que era hijo de él. Cené con Lucrecia, me dijo que a pesar de todo
todavía seguía enamorada de Estanislao y que no se lo podía quitar de la cabeza. Me dijo que
le gustaría verlo y que ella asumía sola enteramente lo del niño, que por favor que si le veía se
lo contara. Nos despedimos con un beso apasionado en la boca, y Luego me fui sola a un pub
donde sabía que pasa- ban coca, y compré para tomar en caso de que necesitara
recuperaciones físicas rápidas como ayer. Ahí empezó mi adicción a la cocaína, la verdad es
que en el mundo donde me movía y me muevo ahora, todo el mundo la consume para
aguantar el ritmo las noches de juergas y sexo. Al día siguiente ya estaba recuperada, y por la
tarde cuando Ana se levantó, me contó lo que Estanislao que- ría de mi ahora. Había decidido
que me haría las operaciones siguientes: El pecho para alcanzar una talla de 95, que me
pondrían dos implantes de silicona de unos 400 gr cada uno. Que me operaría también la
nariz, según un modelo que el le había dado, para estrechármela.
Tendría que pasar por un cirujano maxilofacial, para que me quitara las dos últimas muelas de
cada lado de la mandíbula, es decir las muelas del juicio y la anterior, si tenía todas las del
juicio, en total serían 8 muelas. Blanquearme todos los dientes, porque con el tabaco se me
estaban poniendo marrones. Seguir una dieta estricta para perder peso que Estanislao me
marcaría cuando empezara a vivir con él. Me quedé helada sobre todo con lo de la nariz y las
muelas, que no entendía porqué todo eso. Me contestó que se había encaprichado con
dejarme el cuerpo igual que el de las modelos de pasarela, y que ellas pasaban por todo
eso. Lo de la nariz era para darme un aire más nórdico a mi cara aprovechando mis ojos
verdes y lo de las mue- las para que la cara no tenga carrillos sea más estilizada y delgada. Que
todas las modelos tiene ahora pómulos marcados, labios carnosos y carrillos hundidos para
contrastar. Le contesté que sólo me quedarían 4 muelas en cada mandíbula para masticar, y
me respondió que si quería irme a vivir con Estanislao, esto era ya lo último que tendría que
pasar, y que sino lo hacía que no volvería a verle. Acepté no me quedaba más remedio,
después de todo lo que había pasado y perdido en el camino que me quitaran 8 muelas ya era
lo de menos. A continuación voy a relatar lo que suponían todas las operaciones que me
quedaban, para que los lectores podáis ser conscientes de todo lo que pasé por Estanislao, y
pido perdón por extenderme. Al día siguiente fuimos al cirujano plástico, el me operaría los
pechos y la nariz (mamoplastia de aumento y rinoplastia). Nos dijo que el no era partidario de
ponerme una talla 95, porque era demasiado, las prótesis pesarían al yo tener una 75, 400 gr,
cada una y que podría tener dolores de espalda por el peso. Que me reco- mendaba máximo
una 90, pero Ana le dijo que sus prótesis eran de 95 y no le dolía la espalda y que se veía muy
bien, así que le pedimos la 95. El médico me avisó además que un pecho tan grande podría
producirme complejos, porque todo el mundo me miraría ahí, pero yo le contesté que eso me
daba igual. Cuando hablamos de la nariz, Ana ni corta ni perezosa le sacó una foto de una
modelo Eslovaca de len- cería, que anunciaba el Wonderbra, y dijo que quería esa nariz. El
médico dijo que sería fácil, que era un mo- delo de nariz clásico de las mujeres de Europa del
este. Que tendría que estrecharme y alargarme algo la mía, remodelando huesos y cartílago. A
continuación como ya estaba desnuda, empezó a sacarme fotos del tórax y de la cara para que
pudiera luego comprobar los resultados. Tal y como hizo cuando me operó las otras
veces. Nos contó que podía operarme de las dos cosas el mismo día pero que estaría varias
horas en quirófano y que sería mejor esperar un mes entre ellas porque estaría muy molesta,
pero Ana dijo que en Junio trabajaba y que no quedaba más remedio. Luego nos dijo como
serían los postoperatorios y las instrucciones a seguir en los días siguientes a las dos
operaciones. En primer lugar no fumar el día anterior ni los 10 días después de las
operaciones, sobre todo por la de la nariz. En el caso de los pechos el área intervenida
permanecerá inflamada unos días. Las areolas y otras zonas del pecho pueden tener la
sensibilidad temporalmente alterada y puede existir una hipersensibilidad al tacto en
los pechos. La vuelta a la actividad normal se puede realizar entre el tercer y séptimo día de la
intervención, aunque las mamas permanecerán sensibles durante dos a tres semanas. En una
semana se te permitirá ducharte y se te eliminarán los puntos de sutura. Los resultados se ven
inmediatamente. Se ha de volver a la consulta del cirujano para que éste evalúe los resultados.
Posteriormente a la operación se ha de vestir con un sujetador de
gran soporte, para que los pechos se muevan lo menos posible. No conviene hacer ejercicios
bruscos ni el amor hasta que pasen 3 o 4 semanas. En el caso de la nariz después de la
intervención se te colocará un taponamiento nasal (durante uno o dos días) y una férula de
escayola (durante una semana). El postoperatorio no es doloroso, aunque es habitual cier- ta
inflamación y cardenales alrededor de los ojos que suelen remitir gradualmente dentro de la
primera se- mana. No obstante, una ligera inflamación de la piel nasal puede persistir durante
unas semanas. Es común al- guna pequeña hemorragia durante los primeros días y sentir la
nariz tapada por varias semanas. Se debe evitar realizar ejercicio extremo 2 ó 3 semanas y
evitar golpearse, frotarse la nariz y exponerla al sol. El utilizar las gafas de sol puede ser
incómodo y debe evitarse. Después en la misma clínica fuimos a la consulta del cirujano
maxilofacial, para que me viera la boca, y la situación de las muelas que me tendría que
quitar. Me dijo que era una aberración el quitarme 8 muelas sanas, que si estaba segura de lo
que iba a hacer, por- que a partir de ahora no podría masticar bien la comida, ya que sólo me
quedarían dos molares en cada lado de la boca, habiendo sólo uno con buen tamaño ya que el
otro es el que se una con los dientes y ya es más pe- queño. Como Ana me vio dudar, le dijo
que es que éramos modelos y que tenía que quitarme esas muelas para tener unas mandíbulas
más femeninas, y que además tendría que blanquearme las piezas restantes. El Médico dijo
que ya había hecho lo mismo con otras modelos, y que si, que luego quedaba una cara menos
ancha, y que daba la sensación de ser una mujer más delgada, pero que por la cuenta que me
iba a traer que me cuidara las piezas que me iban a quedar porque si no me veía con
dentadura postiza. El médico me dijo que ese mes me quitaría las de arriba y el siguiente las
de abajo para que pudiera comer, pero Ana dijo que corría prisa, así que tendrían que ser
todas el mismo día. Le contestó que entonces tendría que operarme en quirófano y
dormirme, porque sino lo pararía muy mal, pero que era una locura porque se me iba a
inflamar toda la boca, de tal forma que no podría masticar nada só- lido en 20 días y que
tendría muchos dolores. Le respondió que para junio tenía un contrato con una revista y que
tendría que estar lista, así que me quitara las 8 muelas el viernes. Yo le informé que el jueves
me operaban los pechos y la nariz, que si pasaba algo por eso, entonces me dijo que no, pero
que iba a pasar un infierno con toda la boca y la nariz inflamadas no podría casi respirar. Pero
que entonces me haría el blanqueo de los dientes ese mismo día, porque luego no podría. Me
los blanqueo con un producto químico durante 2 horas, me dijo que se veía que fumaba
mucho, que si quería mantenerlos blancos tendría que hacerme el blanqueamiento cada 6
meses. Cuando terminó me quedó una sensación de hormigueo e hipersensibilidad. Luego ya
me recetó antibióticos para prevenir infecciones por las operaciones que me iban a hacer, y
me dijo que los tomara 20 días. Luego fuimos al laboratorio me extrajeron sangre para
hacerme los análisis rutinarios que pidieron los médicos, para operarme en los dos días
siguientes. De tal forma que el sábado ya estuviera operada de todo. Gracias a Estanislao me
dieron fecha de operación de un día para otro. Para acabar la tarde, marchamos al club
hicimos aeróbic y me despedí de las chicas, ya que en unos 20 días no podría volver a ir. Nos
fuimos a cenar, y Ana me recomendó que comiera carne porque probablemente mientras
estuviera con Estanislao no volvería a probarla. Nos fuimos a casa y por el camino Ana me dijo
que Estanislao había encontrado una joya conmigo, que en la cama era una auténtica Diosa del
sexo, y que además tenía que estar profundamente y sumisamente enamo- rada de él para
haber roto con todo, y someterme a todas esas operaciones que me iban a suponer un
martirio,
que a ella lo de las muelas no se lo hizo. Aunque si lo demás. Entonces me sacó unas fotos de
ella antes de conocer a Estanislao, y en las etapas de sus cambios físicos sucesivos era
increíble, no parecía la misma chica. Me dijo que con ella el capricho fue convertirla en una
actriz Italiana de cine, al estilo M. Bellucci, y la verdad es que lo consiguió. Se tuvo que teñir el
pelo de negro, era castaña, dietas de engorde y adelgazamiento brutales,
tratamiento hormonal, operaciones como las mías, y también ligadura de trompas, o sea que
como yo, ya no podría tener hijos jamás. Por no hablar de los malos hábitos adquiridos y de
que se había convertido en una prostituta. Ana se puso a llorar, me pidió perdón por haber
ayudado a Estanislao a hacerme lo mismo que le hizo a ella. Yo le contesté que ella sólo había
sido una mala influencia para mí estos meses pero que la culpa había sido toda mía, y que
estaba loca por Estanislao y que ya no había vuelta atrás. Estábamos en la cama en bragas.
Empecé a besarla en los labios con cariño para que dejara de llorar, des- pués me bajé al cuello
lamiéndola como una gatita, diciéndola que era preciosa, y cosas como cariño no llores. Fui
bajando lentamente a los pechos, entreteniéndome en sus oscuros pezones. Luego la empecé
a lamerla en el piercing del ombligo muy despacio mientras con una mano le masajeaba las
tetas, la otra la tenía dentro de su empapadas braguitas para jugar con el clítoris. A
continuación le bajé las braguitas azules de tul transparente que llevaba y empecé a besarle y
lamerle su depilado sexo con infinita dulzura, empezando por los labios vaginales y luego por
el clítoris, para meterle los dedos simultáneamente por la vagina y el ano. Noté que tuvo un
orgasmo porque me inundó la boca de flujos, y aproveché entonces para penetrarle el ano con
mi lengua, lo más adentro que podía. Dejó de llorar y ahora sólo gemía. Me cogió la cara y me
besó en la boca que me sabría a sus fluidos vaginales, entonces me dijo que como iba a estar
casi un mes sin poder hacerme el amor que me lo quería hacer a hora. Sacó uno de los
consoladores de tiras de 25 cm de un cajón, se lo puso, me puso a 4 patas y me penetró por la
vagina muy despacio porque no me quería hacer daño, aunque entraba fácilmente porque yo
estaba en- charcada. No paraba de llamarme cosas bonitas, mimándome, diciendo que el mes
que viene todavía sería más guapa, me acariciaba el trasero y el vientre con las yemas de los
dedos con mucho cuidado de no arañarme con las uñas, y entraba y salía de mi sexo muy
lentamente, como si no quisiera que aquello terminara. Cuando yo tuve varios orgasmos, se
salió me dio la vuelta y puso su cara entre mis piernas para comerme el sexo, mientras el flujo
me resbalaba por la cara interna de los muslos, que también rebañó. Yo estaba en el cielo del
placer. Aquella fue la primera vez que hice el amor con una mujer, siendo algo más que sexo,
lo hicimos como dos enamoradas, quizás porque estábamos compartiendo el destino que
Estanislao nos había diseñado según sus caprichos. Cuando terminamos nos abrazamos nos
besamos muchas veces y Ana me dijo que le daba pena que me tuviera que ir a vivir a casa de
Estanislao, que ahora sólo me vería por el club, pero que siempre seríamos bue- nas amigas,
que esa noche no iría a trabajar, para estar conmigo los días de las operaciones.
Capítulo 12 Nos levantamos temprano, me hice la maleta, porque estaría una semana en la
clínica, Ana me prestó va- rios de sus sujetadores, porque los míos ya no me valdrían, y el
cirujano nos dijo que las primeras semanas tendría que llevar los pechos, muy bien
sujetos. Nos fuimos en un taxi, yo no desayuné porque me iban a operar nada más llegar y
tenía que estar en ayu- nas. Yo estaba muy nerviosa, y además como me prohibieron fumar en
10 días, estaba al borde de un ataque de nervios. Ana se dio cuenta y para tranquilizarme me
dijo que ella iba ser mi enfermera hasta que me recuperara, que ese mes trabajaría menos
para estar pendiente de mí. Sus palabras me tranquilizaron. Cuando llegamos fuimos a la
habitación, una enfermera me dijo que me desnudara y me puse un camisón del hospital.
Luego me llevaron a quirófanos y me operaron pechos y nariz, durante 4 horas. Luego me
llevaron a la habitación, con la nariz escayolada, y los pechos sujetos con una venda que me
daba la vuelta por la es- palda, que llevaría una semana. Desde luego ya se notaba el cambio
de volumen. Al día siguiente por la mañana me volvieron a llevar al quirófano, para quitarme
las muelas. Las enfermeras hablaban entre ellas como sorprendidas de verme allí otra vez, y
por lo que me iban a hacer. Después de 2 horas, y 36 puntos de sutura dentro la boca, me
bajaron de nuevo a la habitación. Por la noche tenía la boca y la nariz tan inflamadas que no
podía respirar y me ahogaba, por no hablar de los dolores en la boca que se me quedaba
entreabierta y echando babas porque además no podía cerrarla. Tenía que estar boca arriba
en la cama porque los pechos me dolían si me apoyaba en ellos. Hubo un momento que me
ahogaba, Ana se puso a hacerme el boca a boca y el médico de guardia se asustó y me
metieron en la UCI, conectada a un respirador mecánico. Allí estuve 4 días hasta que bajó algo
la inflamación de la boca, y pude empezar a respirar por mi misma. El médico de la UCI me dijo
que el hacerme todas esas operaciones juntas había sido una barbaridad, y que por poco no lo
cuento. Luego estuve otros 6 días más en la habitación, alimentándome todos estos días con
suero intravenoso, ya que no podía mover la boca. Me bajaron a la consulta del cirujano, y por
fin me quitaron el vendaje de los pechos. Los tenía con mucho más volumen y más erguidos, y
me los dejaron bastante naturales al haber elegido la forma en gota de agua, quedando más
redondeados por la parte inferior que por la superior. El médico me quitó los puntos que
había alrededor de los pezones, y me dijo que en un par de semanas no se notarían las
cicatrices. Me recordó que me pusiera un sostén de buen soporte. Luego me quitó la férula de
escayola de la nariz, tenía la parte de debajo de los ojos morada, y la nariz toda- vía estaba
bastante inflamada, así que no se podían a preciar los resultados, todavía la tenía
taponada. Me llevaron de nuevo a la habitación y me puse un sujetador de los que me dejo
Ana. Enseguida me di cuenta del peso de mis nuevas tetas, desde luego a partir de ahora
tendría problemas para encontrar vestidos de mi talla. Al día siguiente me llevaron al cirujano
maxilofacial que me quitó los 36 puntos de la boca, que todavía es- taba muy inflamada, me
dijo que durante otros 10 días por lo menos sólo me podría alimentar con purés. Después de
15 días que permanecí en el hospital por todas las complicaciones, me dieron el alta, y me
dije- ron que volviera a los 10 días porque ya se verían los resultados y tenían que
fotografiarme. Yo estaba deses- perada por fumar, me subía por las paredes, y les pregunté si
podía fumar de nuevo, me contestaron que si que ya podía.
Como era una clínica totalmente privada, y los médicos que me eligió Estanislao eran de los de
más pres- tigio, a los que van todas las famosas y cada día de ingreso en la UCI costaba un
dineral, la broma de las opera- ciones me supuso el tener que pagar 10 millones de pesetas.
Me pulí lo que Vicente me dio por la venta del piso. Ana me vino a buscar, y al desnudarme en
casa, me dijo que estaba preciosa y eso que no iba maquillada y que todavía me bajaría mas la
inflamación de la cara. Estuve otros 10 días en casa sin salir, recuperándome. Sólo salí un día
con Ana a comprarme sujetadores de mi nueva talla, y ropa nueva que se adaptara a mi busto,
porque no me valía ningún vestido, ni blusas, etc. A los 10 días volví a la clínica y me
fotografiaron, y me dieron copias de las fotos. Me dijeron que ya podía hacer vida normal, y
que si tenía algún problema les llamara. Ese día Estanislao llamó a Ana y la dijo que ya quería
verme, estábamos a mediados de junio y quería com- probar como había quedado mi cuerpo.
Ana le dijo que esperara una semana, porque había estado un mes sin hacer ejercicio ni tomar
rayos UV y estaba poco tonificada y muy pálida, que en una semana estaría preparada. Yo
estaba muy nerviosa, me tenía que poner a punto en una semana, porque si me rechazaba,
todos los sacrificios que había hecho no servirían para nada. Esa semana, todos los días hice
aeróbic, tomé rayos UV para recuperar mi bronceado, y me depilaron con láser todo el cuerpo,
ya que en un mes me habían crecido unos pocos pelillos sobre todo en la vagina. Ana me dijo
que el objetivo de Estanislao es que fuera físicamente lo más parecida posible a la chica
Won- derbra de entonces, así que me dio las últimas fotos publicadas de ella, para que el día
que me viera Estanislao, fuera peinada y maquillada igual que ella. La verdad es que viendo
sus fotos, hay que reconocer que Estanislao había conseguido lo que quería con mis
operaciones y el tratamiento hormonal. Me parecía mucho a ella sobre todo de cara. De
cuerpo ella tenía mis curvas en cadera y pecho, pero en el resto estaba mas delgada, y eso que
yo en el hospital perdí 3 kg, y me quedé en 61. Por fin llegó el día, me cito en su consulta por
la tarde, así que por la mañana me fui a la peluquería, me teñí el pelo de rubio ceniza y me lo
puse liso, como en las últimas fotos de la modelo, y una maquilladora, me dejó maquillada
igual que ella. Con todo mi cuerpo ya recuperado de las operaciones, la verdad es que estaba
impresionante. Al llegar a casa, Ana ya me estaba esperando, me dijo que parecía increíble
que era clavada a la modelo. Entonces empecé a vestirme, me puse un tanga y sujetador
negros, y encima un vestido de verano de lino muy fresco, de color verde esmeralda, por lo
que se me transparentaba la ropa interior como sabía que le gustaba a Estanislao. El vestido se
sujetaba con tirantes, quedando las tiras negras del sostén visibles, y era muy ceñido, por lo
que marcaba mis curvas. La modelo, era más alta que yo. Yo mido 1,72 y ella 1,78, así que
para aminorar esa diferencia me dijo Ana que a partir de ahora siempre tendría que llevar
tacones de 12 cm, así que me puse unos de aguja que me ele- vaban esa altura. Ana me dijo
que prepara mis maletas, porque probablemente ya ese día me iría a vivir a casa de
Estanislao. Antes de salir se me doblaban las piernas por el nerviosismo, y me esnifé delante
de Ana dos rayas de coca, para tener más confianza en mi misma. Ana me dijo que me
tranquilizara que estaba preciosa, pero yo le dije qué que pasaría si me rechazaba después de
todo lo que había hecho por él en estos 10 meses. Había perdido a mi familia incluido mi hijo,
y había tirado por la borda mi carrera profesional. Me habían
hecho 7 operaciones de cirugía estética, en labios, cuello, pómulos, abdomen, pecho, nariz, y
boca, y además Estanislao me había hecho una ligadura de trompas y jamás podría volver a
tener hijos. Por no hablar de los millones de pesetas que había gastado en estos meses. Todo
ello porque estaba perdidamente enamorada de un hombre que lo único que había hecho era
follarme un par de veces sin demostrar ningún tipo de sentimiento por mí. Ana me contestó
que no me preocupara, cogimos mi coche y nos fuimos a la consulta. En la salita de espera,
delante nuestro había otra paciente que había sido compañera mía de facultad, 4 años antes, y
a pesar de estar sentadas enfrente, no me reconoció, la verdad es que no me extraña, yo no
la saludé. Estanislao la despachó pronto (era bastante fea), y la enfermera nos dijo que
pasásemos. Cuando entramos, Estanislao me cogió de la cara y empezó a besarme en la boca
metiéndome toda la len- gua, mientras con sus manos palpaba cada centímetro de mi cuerpo,
por fuera del vestido. De repente me dio la vuelta, y me empujó sobre la mesa de su
despacho, quedando mi culo en pompa. Me subió el vestido, me apartó la tira del tanga y me
la clavó en mi vagina de un solo golpe, sin que a mí ni siquiera me hubiera dado tiempo a
mojarme, por lo que hasta que me lubriqué me estuvo haciendo daño con las embestidas. Yo
me sentí feliz, porque si había provocado esa reacción en él, querría decir que habría pasado la
prueba. Mientras bombeaba, me decía que iba a ser su putita obediente y que me iba a exhibir
para presumir de mujer a lo grande. A los 15 minutos de darme por detrás dijo que quería
estrenar mis tetas, así que me incorporó, me quitó el vestido dejando caer los tirantes, y me
quitó el sujetador. La verdad es que mis tetas eran ahora majestuosas. Me tiró en el sillón
ginecológico, se puso encima y empezó a hacerse una cubana con ellas, haciendo un mete y
saca a gran velocidad. Era la primera vez que hacía una cubana a un hombre, ya que antes con
mis tetas no podía y eso me puso muy cachonda, el saber que ahora mis tetas servían para
algo más que adornar mi cuerpo. Mientras Estanislao me follaba las tetas, Ana me comía el
coño con desesperación, porque sabía que tar- daría tiempo en volver a catarlo. Me metía los
dedos entre los labios menores y me succionaba el clítoris como si se tratara de una polla, yo
estaba en éxtasis, las dos personas que más me atraían sexualmente dándome pla- cer. Me
decía que me habían quedado espléndidas y al cabo de un rato entre estertores de placer se
corrió en mi pechos. A mi me dijo que le limpiara la polla con mi boca, y a Ana que no había
parado de masturbarse todo el tiempo que me limpiara las tetas de su leche. Cuando su polla
y mis tetas estuvieron limpias, empezó el reconocimiento médico, para explorar todo
mi cuerpo. Me puso en el sillón ginecológico con las piernas abiertas, se puso guantes de látex
y mirándome a los ojos metió su mano entre mis piernas, metió primero tres dedos, para a
continuación meter toda la mano cerrada, sentí la presión sobre mi clítoris de sus nudillos, y de
mi boca salió un gemido al tiempo que cerré los ojos. Sacó su mano con la misma frialdad con
que la metió, miró a Ana e hizo un comentario de lo mas salvaje. Ana la golfa es de las buenas,
es caliente esta toda mojada, se deja hacer y es sumisa, y en estos meses has logrado que
tenga el sexo tan dilatado como un túnel. A continuación me puso a 4 patas sobre el sillón e
intentó realizar la misma operación con mi recto.
Primero metió tres dedos e intentó meterme el puño, pero no pudo, aunque también le afirmó
a Ana que lo tenía ya suficientemente dilatado, ya que lo que si que pudo fue meterme todos
los dedos. Le dio un beso a Ana diciéndola que había conseguido las dilataciones perfectas en
ambos agujeros. El coño lo tenía tan dilatado como una mujer que fuera a parir ese mismo
día, me miró y me dijo que no me preocupara, que en el coño eso no tiene mayores
consecuencias, ya que es un órgano que recupera con faci- lidad sus medidas normales, si dejo
de meterme consoladores, y de follar todos los días. Y por otro lado en cuanto al ano dijo que
estaba en las medidas perfectas, ya que un ensanchamiento en ex- ceso lo deja muy dilatado y
ya no es capaz de cerrarse espontáneamente con lo que queda feo al verse todos los
intestinos. El culo debe ser ensanchado lo justo para permitir una penetración sin dificultad
por parte de cualquier hombre, pero no rebasando las características fisiológicas del cuerpo de
la puta, es decir, ni un milí- metro mas de lo que su cuerpo permita. Después de eso me
levantó, me puso de pie, me pesó y empezó a tomarme las medidas, cosa que hizo que yo me
sintiera como si fuera una yegua. Las medidas fueron: 62 Kg. de peso y 92-63-95. Las comparó
con la que me había tomado en visitas anteriores. En septiembre eran 75-45-75 con 54 Kg., Y
en Enero 95-65-78 con 66 Kg. Luego me abrió la boca y se puso a mirarme los dientes. Sonrió
al comprobar que me había quitado las 8 muelas. Me dijo que ahora estaba mucho mejor. La
verdad es que la cara daba la sensación de ser más estre- cha por abajo. Luego le preguntó a
Ana por mi estilo de vida. Le contestó que había cumplido todo lo que se me
impuso, derrochadora de dinero, que hacía aeróbic todos los días para mantener el cuerpo
tonificado, que me fumaba dos paquetes diarios de tabaco rubio, y que bebía pero no en
exceso. Además cada vez es más vaga y capri- chosa, porque se ha dado cuenta que con su
cuerpo puede conseguir todo lo que quiere. La encanta exhibirse y llamar la atención de
hombres y mujeres por su forma de vestir y comportarse. No le da ningún pudor mostrar su
cuerpo desnudo a desconocidos/as y le gusta la juerga y la noche, por lo que se ha
acostumbrado a levantarse todos los días a la hora de comer. No da muestras de echar de
menos su vida anterior, ni su trabajo ni su familia, y sólo piensa en pasarlo bien y en el dinero
fácil para mantener su tren de vida. Como novedad le contó que había empezado a consumir
cocaína y que me gustaba hacerlo, sobre todo para aguantar mas de marcha. El dijo que si
quería podía seguir tomándola, porque era una droga excitante que daba ganas de follar, pero
que no probara otras drogas, sobre todo si eran relajantes. Después sacó unas fotos de la
modelo famosa. Me dijo que como nunca podría tenerla, que me había con- vertido a mí en
una réplica de ella. Me dio fotos de ella con todo tipo de ropa de invierno, verano, en
lencería, bikini, por supuesto desnuda. También me entregó, vídeos suyos, desfilando, en
entrevistas etc. Me dijo que le copiara todo, la forma de vestir, que cambiara todas las
semanas de peinado copiándole los suyos, sus gestos al hablar, la forma de coger un cigarro,
etc. Quería que fuera ella. Por último me dijo que ella medía 1:78 y pesaba 62 Kg. con las
medidas 87-59-90, lo que quería decir que al medir yo 1:72, tendría que adelgazar hasta los 56
Kg, luego tendría que bajar 6 Kg. Y mantenerme ahí, con unas medidas de 90-59-95, que yo
proporcionalmente tendría más cadera que ella, igual cintura y más pecho, con lo que mis
curvas serían todavía más pronunciadas.
Me indicó además que siguiera con el tratamiento hormonal hasta septiembre, porque ya
después de un año tenía la seguridad de que mis caderas se quedarían como estaban. Cuando
terminamos me dijo lo que yo tanto deseaba, que hoy ya me iría a vivir con él, así que me
vestí, y me despedí de Ana que se puso a llorar. La besé y la dije que no me perdía que la vería
en el club casi todos los días.
Capítulo 13 Cuando Ana se fue, nosotros nos quedamos un rato y Estanislao empezó a darme
una serie de normas que debía cumplir mientras viviera con él. En primer lugar siempre te
trataré como a mi amante no como a mi novia, eso quiere decir que entre tu y yo, nunca
existirá amor sino sexo. Por ese motivo quiero que siempre te comportes como tal, es decir,
una amante siempre intenta sacar todo lo que pueda de su hombre, por lo que quiero que
seas una mujer caprichosa también conmigo. Por ese mo- tivo toma esta tarjeta de crédito,
tiene un límite de 1 millón de pesetas al mes, no acumulables, luego será mejor que te los
gastes todos los meses. Aunque se que eres licenciada y una mujer inteligente, quiero que te
comportes siempre conmigo como una mujer vacía y superficial que sólo sabe hablar de
compras, vestidos, perfumes etc. No quiero que me aburras con conversaciones
trascendentales. Tienes prohibido leer libros, periódicos, o cualquier cosa que te haga pen- sar,
lo máximo que podrás leer es revistas del corazón. En cuanto a la TV, nada de programas
culturales o noti- cias. En cuanto al cine, sólo películas porno. Con la gente también te
comportarás así, eso reforzará el pensa- miento en ellos de que eres mi putita de turno. Por
último quiero que conmigo te comportes siempre como una auténtica puta profesional,
después de todo te vas a llevar un millón todos los meses porque me pone cachondo. Para ti
mi polla será lo más impor- tante en tu vida y además quiero que tu boca, coño y culo siempre
estén dispuestos para mí o para quien yo quiera. Mientras estés conmigo siempre me serás
fiel, no acostándote con ningún hombre o mujer, a no ser que yo te lo mande . Cuando
lleguemos a casa, verás que tengo una criada oriental es de Tailandia, se llama Tai y tiene 19
años. La saqué de un burdel en uno de mis viajes. Es muy sumisa y quiero que te comportes
con ella como una auténtica hija de puta. Trátala a patadas, pégala, explótala al máximo en las
tareas del hogar, y si quieres tam- bién podrás tener sexo con ella. Luego me preguntó si había
comprendido todo y le contesté que si, pero le pregunté que porque me iba dar tanto dinero si
yo todo lo que me pidiera se lo haría gratis, y me contestó que el sólo gozaba con las
mujeres cuando pagaba por ello, y que sólo con las putas tenía placer, así que para gozar de mí
tenía que convertirme realmente en una puta. Justo cuando íbamos a salir de la consulta me
dijo que empezara ya a comportarme como me había dicho, si quería vivir con él mucho
tiempo. Me quedé pensando en lo que dijo, Estanislao me había convertido en puta ya no sólo
porque era capaz de follar como ellas, sino porque a partir de ahora iba a cobrar por follar. A
partir de ese momento me di cuenta que sería una puta, de momento la puta de Estanislao, y
yo acepté voluntariamente, tendría dinero, sexo y nada de amor, y mi única función en la vida,
sería vivir para dar placer a Estanislao. Cogimos los coches y nos fuimos a su casa. Tenía un
chalet de lujo de dos plantas en la Moraleja, con enorme jardín, piscina, y garaje para 4 coches.
No nos podían ver otros vecinos al estar muy tupida la vege- tación del vallado de la
finca. Cuando aparqué me acordé que tenía que ser puta con la criada, así que cuando me la
presentó lo primero que dije fue. Estanislao a mi no me gustan las criadas orientales así que
espero que esta zorra sea muy buena
criada, porque si no, ya puedes ir buscando otra. La verdad es que la tal Tai estaba buena. No
era muy alta mediría 1:65, pero se veía que Estanislao ya la había modelado con hormonas y
cirugía, porque tendría unas medidas de 88-55-90, y de cara era bastante guapa. Entonces
Estanislao le indicó a Tai que la señora está a dieta, y le tienes que preparar el siguiente tipo
de comida siempre hasta nueva orden. Desayuno: Leche descremada con cereales. Comida:
De primero una ensalada, o verdura, tipo hortalizas y derivados de soja y de segundo arroz
blanco, o pescado o pollo, estos últimos a la plancha o cocidos. De postre un yogur
desnatado. Cena: Batidos energéticos de los que venden en las farmacias para
adelgazar. Entre horas té e infusiones con sacarina. Además te recetaré vitaminas como
complemento a la dieta. Queda prohibido totalmente: Carne de cualquier tipo, embutidos,
huevos, quesos y mantequillas, refrescos azucarados, chocolate, cual- quier producto de
pastelería y bollería. En cuanto al alcohol sólo cuando salgamos de copas podrás tomar
mar- tini blanco con hielo, que engorda menos que otras bebidas. La verdad es que Estanislao
se había tomado en serio lo de la dieta, además de en puta me iba a convertir en
anoréxica. Mientras Tai subía mis maletas a nuestro dormitorio, Estanislao me enseñaba la
casa, era impresionante, tenía gimnasio, sauna, un salón inmenso, sala de billar, 4 cuartos de
baño con jacuzzi, y 5 dormitorios uno de la criada. Después subimos a la habitación y mientras
yo me desnudaba ya que como con Ana siempre iba en bragas por la casa, pensé que a
Estanislao también le gustaría consiguiendo así tenerle siempre excitado, el me dijo que esa
noche tenía algo especial para mí que iríamos al cine. Tai preparó la cena vi que se quedó de
piedra al verme bajar en tanga, la verdad es que no me extraña por- que el movimiento de mis
tetas era para marear a cualquiera, entonces la dije delante de Estanislao, que te pasa idiota
nunca has visto una mujer en bragas. Ella me pidió perdón, Estanislao se tomó la cena, un
gazpacho y chuletas de cordero y yo, un batido de far- macia y un complemento
vitamínico. Después de eso me dijo que íbamos al cine, que quería que se la mamara a un
desconocido mientras veía la película, que era algo que siempre había deseado hacer. Yo me
quedé de piedra pero que podía hacer, le sonreí de la forma más guarra que pude mientras me
fu- maba un cigarro. El me dejó claro que o hacía todo lo que se le pasara por la cabeza, o que
no duraría mucho en su casa, y después de todo me había convertido en su puta, y las putas
hacen lo que se les manda. Me dijo que me vistiera en plan veinteañera, que quería que los
demás pensaran que yo era todavía más joven. Me puse un Top, azul claro, marcando tetas
con sujetador negro transparentándose y una minifalda va- quera, desgastada, con bragas lila
como las de las jovencitas. Al ser la falda baja de caderas, dejaba que se viera la goma lila de
las bragas, quedando todo el ombligo al aire. Además me puse unos zapatos de tacón
con plataforma cuadrada bastante vulgares.
Mientras íbamos en el coche al cine, Estanislao metía mano entre mis piernas abiertas
(Siempre que estoy con él las tengo abiertas para estar más accesible a lo que quiera
hacerme), sobándome por encima de las bra- gas. Yo le tocaba por encima del pantalón su
sexo que ya estaba muy duro. Estaba toda mojada, Estanislao me dijo que el tratamiento
hormonal que me administraba, favorecía al exci- tarme el encharcamiento de mi coño, y que
eso había provocado mis ganas constantes de follar en los últimos meses, hasta convertirme
en una ninfómana. Desde luego aquel cabrón, había manipulado mi cuerpo como le dio la
gana. Entramos en el cine, era una película de acción, por lo que había muchos hombres en la
sala. La gente nos miraba, sobre todo por mi pinta de putilla y mi diferencia de edad con
Estanislao. Nos sentamos en la parte de atrás para tener un mejor visión de toda la gente.
Como era un martes no había mucha gente, y en general jubilados. No había casi chicos
jóvenes, al ser al día siguiente laborable. Estanislao se puso a mirar a los tíos para elegir a
quien se la tendría que mamar. Me eligió a un tipo de unos 60 años gordo y calvo con una
barba asquerosa y con pinta de guarro, que estaba ocupando una butaca en un lateral,
estando sólo él en esa fila. Yo estaba totalmente desbordada por la situación y permanecía
inmóvil en mi asiento, me dijo que cuando la película estuviera por la mitad, me acercara a él y
se la mamara poniéndome de rodillas entre sus piernas. El capricho de Estanislao,
básicamente era que practicara sexo oral, en un lugar público, mientras el veía todo, y con un
tipo realmente asqueroso y viejo. Aunque ya había hecho alguna mamada en un sitio público,
fue en un WC donde no podían verme, y allí en el cine aunque fuera a oscuras, podría darse
cuenta cualquiera, por no hablar de cómo reaccionaría el viejo cuando le bajara la
bragueta. La verdad es que el tipo era repulsivo hasta ahora lo había hecho con hombres o
mujeres jóvenes y de un fí- sico normal o tirando a atractivos, pero ahora era una puta y las
putas no eligen a sus clientes, así que era mejor que me fuera acostumbrando a hacerlo con
cualquier tipo por asqueroso que fuera. A mitad de la película, en plena escena de acción con
mucho ruido, Estanislao me ordenó que ya podía empezar con el numerito diciéndome que me
tragara toda la lefa que consiguiera ordeñarle, que hoy al viejo le había tocado la lotería. Me
levanté sin saber muy bien lo que iba a hacer y comencé a caminar por el pasillo del cine en
dirección al hombre. Cuando llegue me senté a su lado y le sonreí, el sin hacerme mucho caso
me sonrío y siguió mirando la pe- lícula. El tipo de cerca era todavía más asqueroso, no bajaba
de 60 años y con una barriga impresionante, nunca lo había hecho con un gordo así. Ahora me
tocaba, ponerme de rodillas delante de él, estaba realmente aterrada ¿Cómo reaccionaría? El
tipo. Lo hice con gran dificultad, porque con su barriga casi no me quedaba sitio, y todavía
tenía que acostum- brarme al nuevo tamaño de mis tetas, ya que me abultaban y pesaban
mucho, y me dificultaban los movi- mientos. Mientras me acomodaba, le miraba a la cara
sonriéndole. Entonces deslicé mis manos sobre las piernas del viejo y empecé a desabrocharle
los pantalones. El me miró con ojos de sorpresa, pero se dejó hacer. Con gran dificultad
busqué su polla debajo de su barriga, se veía que era un guarro, olía a sudor. Cuando encontré
la polla estaba flácida y comencé a pajearle para intentar que se empalmara lo antes
posible. Cuando lo conseguí después de un par de minutos acerqué mis carnosos labios a su
polla que no mediría más de 12 cm. Me dieron arcadas, no por su tamaño ya que además al
haberme quitado las 8 muelas, ahora
podía hacer más sitio en mi boca, sino porque el olor a meados, y el sabor a orines y
sudor. Empecé a sentir crecer la polla del viejo entre mis labios, notando como se hinchaba y
empecé a acariciarle los cojones con las manos mientras mis labios presionaban su glande.
Sentía su respiración cada vez mas entrecortada y empecé a temer que le diera un infarto. Al
tipo se le veía muy fatigado, con la respiración muy agitada. Dirigí mi vista a Estanislao, que
desde su sitio lo veía todo, así que como no tenía más remedio que ha- cerlo, decidí intentar
acabar con aquello lo antes posible. Empecé a subir y bajar la cabeza rápido, para que
se corriera lo antes posible, aunque era complicado porque mi cabeza golpeaba con su
barriga. Entonces el tipo después de la sorpresa inicial empezó a tomar la iniciativa, se
adelantó un poco y metió su mano por debajo del top y así poder empezar a sobarme. Primero
las tetas, me bajó el top y las sacó por en- cima de las copas del sujetador, y empezó a
pellizcarme mis oscuros pezones. Después me levantó la minifalda metiendo sus dedos por
debajo de las bragas hasta los labios vaginales, comenzó a masajearme el coño con gran
facilidad, yo ya me estaba mojando a pesar del asco que me daba aquel tipo. La verdad es que
al final empecé a disfrutar de aquella situación por el morbo de ser vista y por el punto hasta
que me había rebajado. El sentimiento de asco iba desapareciendo, mientras sentía sus dedos
explorar mi vagina y mi ano, empezando a metérmelos en ambos sitios. Es posible que aquel
viejo de joven hubiera sido después de todo un buen amante. Después de 10 minutos no
conseguía que se corriera, debía estar medio impotente. Redoblé esfuerzos, y por fin después
de 15 minutos, se corrió en mi cara, echando mucho más semen de lo que esperaba. Casi me
atraganto al tragarlo, por la sorpresa y la postura en que me encontraba. Cuando terminé, el
viejo me acarició el pelo y me dio 5000 pts. me imagino que como no podía com- prender lo
que hice, decidió pagarme como haría con cualquier puta. Después le limpié bien la polla, y le
coloqué los calzoncillos y los pantalones, yo me arreglé las bragas y la falda, y me metí las tetas
en el sujetador colocando el top de nuevo en su sitio. Me incorporé y tambaleándome sobre
mis tacones ya que tenía las piernas dormidas de la postura, volví a donde estaba Estanislao
ante la mirada del acomodador, que debió ver todo. Estanislao me dijo que había
sido increíble, que no había conocido muchas mujeres, que fueran tan putas como
yo. Entonces yo le sonreí por el halago, y empecé a meterle mano a la polla, por encima de los
vaqueros. Es- taba dura como una roca, así que me cogió del brazo, nos levantamos y nos
dirigimos a los aseos, mientras la película seguía. Me empujó sobre uno de los lavabos, me
levantó la minifalda y me bajó las bragas que cayeron al suelo, mientras decía que se iba a
bajar todo el calentón en mi culo. Yo estaba encharcada, me caía el flujo por los muslos,
hubiera dado cualquier cosa porque me penetrara por el coño, pero me la metió por detrás en
el culo sin miramientos, y me salió un grito de dolor. Mientras me embestía brutalmente, yo
me apoyaba con una mano en el lavabo y con la otra me tocaba el clítoris. Me dijo que quería
que gimiera todo lo alto que pudiera para que nos escucharan, y que gritara cosas como dame
más, rómpeme el culo, así así sigue..... La verdad es que la escena era impresionante, yo
apoyada en el lavabo, mirándome al espejo mientras me daban por el culo, con las bragas en el
suelo. Yo creo que ningún empleado del cine se atrevió a entrar por el ruido que yo armaba
con mis gemidos.
Al cabo de unos 10 minutos Estanislao se corrió en mis intestinos, y yo tuve varios orgasmos,
mas que por el polvo en si por el morbo de la situación. Fue increíble. Sin que Estanislao me lo
pidiera me puse de rodillas para limpiarle la polla, cuando terminé me quedó algo de semen en
mis gruesos labios que contrastaba con el rojo de los mismos. Cuando me iba a relamer,
Estanislao me dijo que no, que saliera del cine con la cara así. Que el saldría pri- mero y que
cuando yo entrara en el coche quería ver su lefa en mis labios. Mientras Estanislao salía, cogí
las bragas del suelo y me las puse, me miré al espejo y era escandaloso salir con todo el semen
en mis labios. Al salir, me esperaban en la salida el encargado del cine y el acomodador que me
había visto mamársela al viejo, junto con una acomodadora. Cuando me vieron toda
despeinada, con la ropa medio mal puesta, y el semen en los labios, me dijeron que no iban a
permitir que volviera a ejercer la prostitución en su cine y que como me volvieran a ver por allí
llama- rían a la policía. Yo en mi vida había pasado tanta vergüenza, cuando salía por la puerta
escuché decir al encargado, que tía más puta, ni siquiera se ha limpiado la boca. Entre en el
coche, y Estanislao me dijo que ya podía relamer su semen de mis labios, así lo hice
mientras me miraba en un espejo para que quedaran limpios. Nos dirigimos hacia casa,
mientras Estanislao conducía todo el rato con una mano sobre mi coño, sobán- dolo por
encima de las bragas.
Capítulo 14 Cuando llegamos a casa me duché y le pedí a Estanislao que me dejara beber un
batido de esos vitami- nados, estaba muerta de hambre, me dijo que no, que me tomara un
infusión y que no me preocupara, que pasaría hambre el primer mes, que con el tiempo mi
estómago se haría más pequeño y que me acostumbraría a comer como me había
marcado. Me fumé un cigarro y me tomé una manzanilla (así me quité el hambre las primeras
semanas, fumando más y tomando infusiones). Luego me metí en la cama con Estanislao. Por
fin había conseguido mi sueño de dormir a su lado. En los días siguientes me vi todos los
vídeos y fotos de la famosa chica Wonderbra, y me convertí en una copia de ella, tanto de
aspecto como en mi forma de moverme, de hablar, de fumar, etc. Me costó porque ella era
Eslovaca e imitar su forma de reír, siendo española era difícil. A la criada Tailandesa, la trataba
como a una esclava, y cuando Estanislao estaba delante no tenía compa- sión con ella. Yo en la
casa no hacía nada, lo hacía todo ella, e incluso la obligaba a bañarme y vestirme, por no hacer
hasta le dejaba mis tampax en el suelo del baño para que los tirara ella a la basura. Además la
obligaba a lavar a mano toda mi ropa interior, braguitas, sostenes, bodys, combinaciones,
etc. Nunca la llamaba por su nombre que sustituí por el de inútil. La hacía ir vestida siempre
con una combi- nación negra transparente y bragas negras sin sostén, la pobre se moría de
vergüenza, cada vez que tenía que abrir la puerta a alguien, y claro los chicos del Hiper se
mataban por llevarnos las compras a casa. Estanislao me estaba convirtiendo en una mujer
vacía, simple y vaga, que lo único que tenía que hacer era dar placer a su hombre, ir de
compras y pasarlo bien. Me acostumbré a gastar dinero como nunca y a no hacer nada en todo
el día, mas que tomar el sol en la piscina toda la mañana, dormir la siesta, e irme al club a
hacer aeróbic por la tarde. Salía poco por las noches, sólo con Estanislao y generalmente los
fines de semana, entre semana se iba con sus amigos por ahí. En este primer mes con
Estanislao, me di cuenta que le gustaba beber. Se iba pronto por las mañanas a la clínica, y no
volvía nunca antes de las 12, pasado de copas. Se ponía violento y en más de una ocasión
me pegó. Cuando venía bebido yo generalmente me limitaba a mamársela lo mejor que podía
antes de que se dur- miera. Sólo llegaba más o menos sobrio si quería follar en serio, o quería
montar algún numerito en público como el del cine. Además en estos primeros días, me
enseñó una variante al mamársela, que consistía en que me ponía la boca sobre su polla, y me
empujaba la cabeza fuerte hacia abajo, su polla de 20 cm me llegaba hasta la faringe, mientras
mi nariz se pegaba a su pelo púbico. Presionaba la cabeza a lo mejor durante 30 segundos para
que no pudiera moverme. Esta práctica cuando cogí experiencia la hacía de improviso mientras
se la mamaba. El muy cabrón me dijo que además de para parecer más delgada, me había
hecho quitar las últimas 8 mue- las, para que pudiera hacerle eso sin hacerle daño. Un viernes
me dijo que esa noche vendría con otros dos médicos amigos de él, para follarme entre los
tres, pero que le daba morbo que ellos pensaran que me lo estaban haciendo por la fuerza, así
que quería que yo ofreciera una resistencia tan fuerte como si me estuviera defendiendo de
una violación, por lo que me autorizó a defenderme con todas mis fuerzas incluso arañándoles
y pegándoles a los tres. Además quería que gritara todo lo que pudiera (nadie me oiría por lo
grande que es la finca). Me comentó que llegarían a eso de las 3 de la mañana después de
cenar y tomar copas en una barra
americana, para que vinieran bien burros. Me dijo que yo les esperara en la cama como si
estuviera durmiendo, vestida sólo con un camisón transparente negro y unas bragas negras
debajo. Yo cada vez me quedaba más sorprendida con la imaginación de Estanislao para
ponerme en situaciones cada vez más morbosas. Ahora iba a vivir lo más parecido a una
violación por parte de tres hombres. No me quería maquillada y con el pelo recogido en una
coleta sencilla, para no tener pinta de puta y parecer una chica decente. Me dijo además que a
la criada esa noche la mandara a dormir a un hotel, porque no quería testigos de lo que
pudiera ocurrir. A eso de las 9 de la tarde Estanislao llevo a Taí a un hotel y se fue a cenar con
los dos médicos, yo me quedé en casa viendo la tele. A las 11 me duché, me peiné como
quería, me quité el piercing del ombligo y la pintura de las uñas, y por supuesto nada de
maquillaje. Tenía miedo, nunca había estado con tres hombres a la vez y escenificar como
quería Estanislao una viola- ción, implicaría que me pondrían la mano encima seguro. Me
esnifé varias rayas de coca, para darme ánimos y perder el miedo, porque desde luego
Estanislao no se andaría con bromas. A la 1 me tumbé en la cama e intenté dormir algo hasta
que vinieran, pero no podía. Aunque en una ocasión estuve con dos negros enormes y Ana a la
vez, esto era distinto, porque simular un violación, implicaba que al resistirme con todas mis
fuerzas me harían daño, y para conseguir follarme me tendrían que pegar, y eso me daba
pánico. A las 3:30 escuché un par de coches que llegaban y el cerrar de la puerta, me esnifé
rápido otras dos rayas y me quedé en la cama haciéndome la dormida. Les escuché hablar,
estaban bastante bebidos y Estanislao les decía que se iban a quitar ahora el calentón de la
barra americana con su compañera. Entraron en la habitación y yo haciéndome la extrañada
le pregunté con los ojos cerrados qué qué hacía cuando encendió la luz de repente, y con los
otros dos tipos delante, levantó la sábana que me cubría y me dejó a su vista mientras
contemplaban mi cuerpo sólo tapado por el camisón transparente y las bragas. Yo intenté
taparme y les grité que estaban borrachos y que se fueran. Los dos amigos eran dos tipos
de unos cuarenta y tantos, con barriga cervecera y muy grandes. No bajaban de 1:90 y
pasarían por lo menos 100 Kg, pero sin músculo todo grasa. Entonces Estanislao se abalanzó
sobre mí, me rompió el camisón y me dejó en bragas, yo le propiné un bofetón llamándole
cabrón y el me respondió con una hostia con la mano cerrada, me quedé conmocionada sobre
la cama. Me quitó las bragas y les dijo a los otros que podían hacer conmigo lo que quisieran.
Uno comentó, tío tiene un tatuaje encima el coño y lo lleva depilado. Estanislao dijo que era
porque el me lo había pedido. Mien- tras tanto el otro decía, joder está buenísima y menudas
tetas tiene es impresionante. Yo me recuperé y como una loca les empecé a llamar cabrones y
a decirles que no me tocarían. Uno dijo que no quería que le acusaran de violación que estaba
casado y Estanislao le respondió que por la cuenta que me traía no hablaría. Empezaron a
bajarse los pantalones, y pude ver que ya estaban empalmados. Cuando se acercaron a
mí empece a forcejear a intentar arañarlos y a darles patadas, la coca me dio la valentía
necesaria para actuar así, porque con tres tíos borrachos y salidos perdidos tenía todas las de
perder. Estaban cachondos a tope y aque- llo no había quien lo parara. Uno de ellos me dio
otro bofetón y Estanislao me dijo que le mamara la polla. Me negué diciéndole que no era una
puta y sujetándome la cabeza agarrándome de la coleta me propinó otra hostia que me
rompió un labio
por dentro. Entonces me abrió la boca y me la metió. Para que sus amigos no pensaran que
era una experta mamadora, era él quien metía y sacaba su polla, adoptando yo una actitud
pasiva de dejarme hacer, mientras decía que como le mordiera me mataría a golpes. Mientras
uno me sujetaba por la espalda, el otro por detrás me la metió por el coño. Yo no estaba
mojada, por el nerviosismo y por los golpes. Movía el trasero como queriendo impedir que me
penetrara y Estanislao le dijo que se quitara el cinturón y que me sacudiera en el
trasero. Cogió un cinturón de cuero y empezó a azotarme con fuerza, hasta ese momento
nunca me habían azo- tado, y dolía horrores, entre otras cosas porque también lo hacía en la
espalda. Cuando se le cansó el brazo me la volvió a meter embistiendo como un animal, y
como yo me resistía me hacía mucho daño en la vagina. Mientras tanto Estanislao, no pudo
contenerse y se corrió en mi boca. Yo in- tenté escupir su leche y me dijo que me la tragara
toda mientras me daba otro bofetón. Entonces el que faltaba ocupó el lugar de Estanislao en
mi boca, que empezó a follarla salvajemente. Aun- que yo la habría todo lo que podía me
ahogaba por la brutalidad con que lo hacía. El que se corrió a continuación fue el que me la
metía por el coño, ocupando su lugar Estanislao por el culo metiéndomela de golpe. Yo grite
con todas mis fuerzas llamándoles Hijos de Puta, a lo que el que ahora estaba libre
correspondió con otra somanta de correazos, coincidiendo con la corrida del que me follaba la
boca. El tío estaba tan caliente que me atraganté con tanta leche. La verdad es que me
estaban moliendo a golpes, y no paraban de insultarme, llamándome zorra, puta, gua- rra, y lo
que les daba la gana. Yo lloraba por el dolor que era insoportable. Cuando todos se habían
corrido ya en boca, coño o culo, me hicieron mamársela para recuperarles, y Esta- nislao dijo
que no iban a tener otra oportunidad como esa para hacer una triple penetración a una tía
tan buena, así que se sortearon a los chinos que agujero les tocaba. Yo les rogaba que eso no,
que haría lo que quisieran pero que eso no, mientras lloraba como una niña asus- tada por la
impotencia y por lo que iban a hacerme aquellos bestias. Intenté resistirme de nuevo pero
cuando Estanislao me iba a sacudir otra hostia, le grité que vale que no me pegaran mas, que
lo haría, entonces el respondió que por fin iba comprendiendo de que iba esto. Uno de ellos
se tumbó en la cama y Estanislao sujetándome desde arriba me dejo caer sobre su polla
de golpe. A continuación el otro me la metió por la boca, y por último Estanislao lo hizo por el
culo, mientras yo abría las piernas para dejarle sitio. Los tres empezaron a bombear a lo
bestia, la polla que tenía en el coño me empujaba para arriba, y Esta- nislao que estaba en el
culo para abajo, y el que estaba en la boca me agarraba la cabeza y empujaba como si le fuera
la vida en ello. Yo en ese momento empecé a tener orgasmos en cadena, era como un objeto
programado para dar placer, y que lo recibía aunque a los tipos que me lo daban les importaba
una mierda. Me daban mareos, nunca me había sentido tan llena por mis tres agujeros a la
vez, mientras me decían que después de todo iba a resultar que era una buena puta. Como
tardaban en correrse, porque los tres ya lo habían hecho antes, sobre la marcha decidieron
turnarse, de tal forma que cada uno llegara a estar en los tres agujeros mientras me follaban
simultáneamente los tres.
Esto alargó la penetración triple hasta una media hora, que se me hizo eterna, sobre todo por
el esfuerzo que suponía tener la boca abierta salvajemente tanto tiempo. Finalmente se
corrieron todos dentro de cada agujero, y para terminar me obligaron a limpiarles las
pollas con la boca. Ya no me resistí, era como un autómata sin voluntad. Cuando terminé los
amigos de Estanislao se acojonaron por lo que habían hecho, le dijeron a Estanislao que si les
denunciaba tal y como tenía el cuerpo les buscaría la ruina. Entonces Estanislao les dijo que no
se preocuparan, que sólo llevaba viviendo conmigo 20 días y que era una muerta de hambre,
que seguro que si me ofrecían dinero, no hablaría. Entonces Estanislao me propuso que me
darían un millón de pts. cada uno si no hablaba, y que si lo hacía, que era difícil que me
hicieran caso teniendo en cuenta que eran 3 médicos respetables, que lo mejor era
que aceptara por mi bien. Yo acepté y les dije que no hablaría aunque eran unos Hijos de
Puta. Salieron los 3 de la habitación, yo me quedé en la cama tirada, rezumando semen por
todos los sitios. Cuando Estanislao volvió a entrar en la habitación, me acurruqué en la cama
tapándome porque tenía miedo de que me volviera a pegar. Entonces me besó y me dijo que
era la experiencia más morbosa que había vivido en su vida. Me cogió en brazos y me metió en
el jacuzzi del baño de la habitación. Me lavó y me curó las heridas de la cara y las señales de
los correazos en la espalda y el culo. Me hizo una exploración vaginal y anal y me comentó que
tenía múltiples desgarros, que me había resistido con todo el alma, me besó otra vez y me dio
las gracias. Me mandó antibióticos para evitar infecciones y me curó también mi sexo y ano
con una pomada que me tendría que poner durante una semana todos los días. A eso de las 6
de la mañana nos dormimos profundamente, yo estaba como si me hubiera violado
un ejército, dolorida por todo el cuerpo, y en el fondo también en el alma, porque aunque me
había ganado 3 millones, ya era difícil que pudiera caer más bajo como mujer. Me di cuenta
quizás por primera vez que el ofi- cio de puta era realmente duro.
Capítulo 15 A las 12 de la mañana siguiente me levanté, Estanislao ya no estaba, me dejó una
nota donde me decía que se iba a pasar el fin de semana con una enfermera, que me cuidara
para poder volverme a usar cuanto antes. Cuando me miré desnuda en el espejo, estaba
hecha una pena y con miedo de que me pudieran quedar marcas de los correazos. La cara a
pesar de los golpes, no tenía señales sólo inflamada en un carrillo, aunque me dolía horrores el
labio inferior por dentro. Estanislao volvió el domingo por la noche y me dio otra pomada para
las marcas, dijo que con eso en una semana se me quitarían. Mientras nos acostábamos me
comentó que al día siguiente me llevaría a hacerme otro tatuaje y a ponerme un piercing en la
lengua, que le daba morbo que se la mamara teniendo eso en la boca. A mi Estanislao cada
vez me daba más miedo, controlaba ya mi vida totalmente, y aunque era generoso por el
dinero que me daba, sabía que no le podía decir que no a nada, y que si lo hacía siempre lo
resolvería po- niéndome la mano encima. Empecé a consumir cocaína todos los días, era lo
único que me proporcionaba el valor suficiente para aguantar los caprichos de Estanislao. Al
estar colocada era capaz de hacer las barbaridades que me pedía sin tener la lucidez mental
necesaria para pararme a pensar lo que me pedía que hiciese. Al día siguiente fuimos a
ponerme el piercing y el tatuaje. Le llevé a donde me pusieron el piercing del om- bligo y el
corazón tatuado sobre el sexo, y Estanislao fue el que les dijo lo que quería que me hicieran,
sin importarle mi opinión para nada. Primero me obligaron a sacar la lengua, la echaron un
spray anestésico y me hicieron el agujero con un aguja, a pesar de la anestesia, vi las estrellas y
sangré bastante. Con el agujero ya hecho me metieron como un tornillo que por el extremo
superior de la lengua tenía forma de bola, y que por la parte inferior permitía el cie- rre con
una especie de rosca. Me lo cerró con una llave, y le dijo a Estanislao que era un piercing que
se podría quitar si algún día quería pero que tendría que ir allí porque sólo ellos podrían
quitármelo. El piercing era de oro, le costó un dineral, y la verdad que resultaba muy sensual,
que se viera la bola do- rada en mi lengua mientras hablaba, por lo que me imaginé que al
mamar una polla tendría que ser el delirio para el tío de turno. Después de desnudarme me
tumbaron en una camilla para hacerme el tatuaje. Al ver las marcas de los co- rreazos en mi
cuerpo, debieron pensar que Estanislao me maltrataba, y a mí me dio mucho morbo que
pen- saran que mi hombre me pegaba. Entonces Estanislao le dijo que justo sobre mi trasero
me tatuaran una rosa igual que la de una conocida marca de bourbon. La hicieron bastante
grande, del tamaño de mi puño y con un rabito verde que se metía entre el canal formado por
mis glúteos. Era una forma de llamar la atención sobre mi culo para todo aquel que me viera
el tatuaje ya que acababa en el canal de mi trasero. Como casi siempre me hacía ir con la tripa
al aire, llamaría la atención por delante con el piercing y el ta- tuaje del corazón, y por detrás
con el de la rosa, que por cierto era una obra de arte. Cuando terminó, el chico le dijo que me
podía poner otro piercing en el clítoris que era la moda y que mu- chas chicas se los
ponían. Era lo que faltaba que al cabrón de Estanislao le dieran ideas, total que le dijo que sí,
que le daba morbo te- nerme también con el clítoris anillado.
El chico empezó su trabajo repitiendo lo que hizo en la lengua pero en el clítoris, abrí todo lo
que pude las piernas y me hizo un agujero con una aguja y me metió un anillo de oro que eligió
Estanislao, y que por su di- seño ya no podría quitarme a no ser que se utilizara una cizalla.
Sentí bastante dolor y, por que no decirlo, cuando me puso el piercing, placer, menudas manos
tenía el chico. Al finalizar le dijo a Estanislao que no podríamos hacer el amor durante una
semana, hasta que bajara la inflamación, y que si me tiraba de la anilla una vez ya cicatrizada la
herida, me proporcionaría un placer indes- criptible. Terminó diciéndome que la señora nunca
habrá sentido nada más maravilloso. Luego el chico le comentó a Estanislao que a la señora ya
sólo le quedan por adornar los pezones, pero Estanislao le contestó que ponerme dos anillos
quedaría vulgar y que a él le gustaba que se me marcaran los pezones en la ropa no los
aros. Entonces el chico nos contó que podría ponerme un aguja en cada pezón que tenían en
los lados unas bolas metálicas muy discretas, que los pezones siempre los tendría excitados y
duros, lo que haría que se mar- caran más en la ropa, no quedando vulgar, y que sólo se
notarían cuando me vieran desnuda. Además si que- ríamos había una modalidad de quita y
pon al tener las bolas insertadas a rosca en la aguja, con lo que al desenroscar una bola de
cualquier extremo se podía sacar la aguja sin problemas. Le enseñó unas fotos a Estanislao de
alguna chica a la que se lo había hecho, y dijo que si, que me lo hi- ciera. Me puso otra vez
spray anestésico en los pezones, los pellizco bien y me metió una aguja en cada uno, roscando
luego las bolas de los lados, yo vi las estrellas. Nos dijo que no me los quitara en un mes para
que los agujeros no se cerraran, eran también de oro, haciendo juego con los que ya
tenía. Cuando terminamos, yo me fui a casa y Estanislao a la consulta, no podía ir al club con
esas señales, ade- más estaba muy dolorida de tanto agujero y en zonas tan sensibles. Cuando
llegué a casa Tai ya había llegado. Me puse un tanga de un bikini y me tumbé a tomar el sol en
la piscina. Se me quedó mirando las señales del trasero y la espalda pero sólo me dijo que le
gustaba la rosa que me habían tatuado y los piercing que me había puesto. Después me
duché, y miré mi cuerpo detalladamente delante del espejo. Me di cuenta que había
adel- gazado bastante en este mes desde que Estanislao me puso a dieta me pesé y ya había
perdido 3 kilos de los 6 que quería que bajara. Mantenía las curvas en pecho y cadera, pero
los brazos y piernas estaban mas estilizados, y se marcaban más las costillas en el abdomen y
las espalda. Además la cara parecía también mas estilizada. Los tatuajes y los piercing me
daban un aspecto más sensual y morboso. Además me di cuenta que al abrir la boca para
hablar siempre se me veía el piercing de la lengua. Todo ello me hacía parecer mas joven
todavía de lo que era. La verdad es que al final me alegré de habérmelos puesto,
incrementaban aun más mi pinta de golfa. Estanislao llegó por la noche. Me saludó me vio la
boca, tenía la lengua muy inflamada, y el clítoris y los pezones muy doloridos, así que como no
podía mamársela ni follar con él, me dejó en la cama y se bajó a la habitación de Tai, para
hacérselo con ella. La verdad es que aunque en alguna ocasión había obligado a Tai a lamerme
el sexo, quería verla hacerlo con un hombre, así que me puse a mirar desde el tragaluz que
daba a su habitación. Tenía una buena panorámica porque la cama quedaba justo
debajo. Cuando Estanislao entró en la habitación, ella estaba durmiendo. Llevaba un camisón
blanco transparente y braguitas blancas a juego. Por su juventud, a penas 19 años, y por tener
todo el cuerpo depilado, incluido el sexo parecía una niña.
Como ya he comentado en otra ocasión la tal Tai tenía un buen cuerpo. No era muy alta
mediría 1:65, pero se veía que Estanislao ya la había modelado con hormonas y cirugía, porque
tendría unas medidas de 88-55-90, y de cara era bastante guapa. También tenía piercing en
los mismos sitios que yo, sólo que a ella además le habían puesto 2 en cada uno de los labios
vaginales mayores, y en los pezones si tenía aros, no lo que me pusieron a mi. Además tenía
un tatuaje encima de la vagina que representaba todo el sistema reproductor femenino, es
decir, los ovarios, las trompas, el útero, etc., era como un dibujo de lo que había debajo de la
superficie de su vientre. Estanislao la despertó suavemente, besándola en los labios, la verdad
es que me sorprendió tanta deli- cadeza. Ella le dijo que se alegraba mucho de que hubiera ido
a verla, y empezó a meterle mano al paquete por encima del pantalón. Mientras tanto el, le
quitó el camisón y empezó a besarla y chuparla las tetas. Mientras la corría la tira del tanga y
empezaba a meterle los dedos en el sexo. Sus tetas no eran tan grandes como las mías pero
eran preciosas, con los pezones muy oscuros y atrave- sados por unos aros dorados. Entre
tanto ella no perdía el tiempo y ya le había bajado el pantalón, y empezó a masturbarle
lentamente. Poco a poco se fueron girando y se pusieron haciendo un 69. Me sorprendió la
lentitud y la tranquilidad con que lo hacían, debía ser por porque los orientales lo hacen todo
con calma. Mientras a ella ya se la veía abundante flujo en el sexo, Estanislao estaba todo
empalmado, así que se la puso encima de él, y la dijo que empezara a follarse, pero despacio
como ella sabía hacerlo. Pude comprobar que Tai a pesar de su juventud era una consumada
folladora, parecía que estaba bailando una danza oriental sobre la polla de Estanislao. De vez
en cuando doblaba la espalda, para besar a Estanislao en la boca y apoyarle las tetas en su
torso. Tenía la vagina y el ano, muy dilatados, se veía que en el burdel donde Estanislao la
encontró en Tailandia, la explotaron a tope. Después se cambió de postura y aunque seguía
encima de Estanislao, ahora se puso dándole la espalda para que el pudiera ver su trasero.
Estanislao aprovechó esta postura para meterla los dedos en el culo. Al oírla gemir, parecía
una niña, la verdad es que daba un morbo impresionante, ver a aquel tío de cuarenta y
tantos años follarse a esa niña. Finalmente Estanislao se corrió dentro de su sexo, Tai siguió
moviéndose cada vez más lento, hasta que se la sacó y empezó a mamársela como si estuviera
adorando a un Dios. Empezó por lamer con sumo cuidado el ano de Estanislao, para ir
subiendo a los testículos y al prepucio, deteniéndose ahí un rato, subiendo y bajando. Mientras
tanto me di cuenta que le metía algunos dedos en el culo. Yo nunca se lo había hecho, y nunca
hubiera pensado que eso a Estanislao le gustara, pero la verdad es que se empalmó de
nuevo. Tai llevaba a la misma velocidad la mamada de la polla que el mete y saca de sus dedos
en el culo de Esta- nislao, y a él la polla le iba a estallar de nuevo. Me imagino que esta debía
ser una técnica Tailandesa que em- plearía Tai en el burdel donde trabajó porque desde luego
Estanislao estaba en éxtasis. Cuando Estanislao notó que iba a correrse, la dijo que parara, la
dio la vuelta poniéndola a 4 patas, y la pe- netró por el culo, también muy lentamente como si
fuera un enamorado, como si no quisiera hacerla daño. Me sorprendía mucho ese
comportamiento en Estanislao, porque la trataba con tanta delicadeza, y a mi en cambio me
obligó a que la tratara mal. Además a mi siempre me trataba con bastante o mucha violencia
según el día. Poco a poco fue acelerando el ritmo, hasta que le dijo a Tai que lo marcara ella
que estaba cansado. Enton- ces el dejo de empujar, y ella a base de golpe de riñones era la que
metía y sacaba su culo, deslizándolo por la
polla de Estanislao. Desde luego conocía todas las técnicas como una auténtica profesional a
pesar de su apariencia de niña inocente. Al cabo de un rato, Estanislao se volvió a correr, pero
inundándola esta vez sus intestinos, se quedó quieta un rato y se volvió a salir limpiándole la
polla con delectación. Mientras Estanislao se reponía en la cama ella se estuvo masturbando
un rato delante de Estanislao, gi- miendo escandalosamente. Después de correrse preparó un
jacuzzi, se metieron juntos y empezaron a be- sarse, mientras Estanislao la decía cosas bonitas,
como mi niña, sabes que sólo te quiero a ti, y cosas así. A mi me entraron celos, y esa noche
Estanislao además durmió con ella, ya que después del jacuzzi ella le secó con una toalla y se
durmieron en la cama abrazados. A la mañana siguiente yo me pasé el día en la piscina
tomando el sol y cuando Estanislao vino ese día bas- tante temprano por cierto, se dio un baño
conmigo y me preguntó qué qué tal estaba Lucrecia. Aquella pregunta me sorprendió
bastante, porque después de dejarla preñada, pensé que no querría volver a saber nada de
ella. La contesté que la propia Lucrecia hacía unos 3 meses me preguntó por él, y que me dijo
que le contara que no le guardaba rencor que la culpa también había sido de ella y que le
gustaría volver a verle. También le conté que ya estaba casi de 7 meses y que su marido se
había tragado que el hijo era de él, y que no tenía de que preocuparse. Entonces Estanislao
me soltó que tenía ganas de tirarse a una mujer preñada, que no lo había hecho desde que lo
hizo cuando su mujer estaba embarazada hacía mas de 10 años, y que le gustaría volver a
repetirlo con Lucrecia. Yo me quedé helada porque eso implicaba que quería volver a jugar de
nuevo con ella, y ya había sufrido mucho la otra vez. Luego me preguntó que si era niño o niña
lo que esperaba, y le respondí que una niña, y que estaba muy contenta porque ya tenía dos
niños. Me respondió que mejor, que así si se la follaba preñada la niña cuando naciera ya
sabría lo que es follar. Hay que reconocer que Estanislao era capaz de decir auténticas
aberraciones, aunque se tratara de su hija. Estanislao me dijo que como ya llegaban las
vacaciones suyas había pensado que nos fuéramos a Palma de Mallorca una semana los tres
juntos, que nos iba a dejar los coños secos a las dos. Que además tenía ganas de exhibirnos, a
mí porque ya había llegado al punto máximo de belleza en cuanto perdiera algún kilo mas y a
ella porque estaba preñada. Me preguntó que cuantos kilos me faltaban por adelgazar con
respecto a lo que me marcó. Le contesté que 3, entonces me dijo que antes de irnos a Palma
dentro de 15 días tendría que haberlos perdido, para que en la playa ya todo el mundo pudiera
verme con el cuerpo que el quería. Le respondí que en el último mes con su régimen había
pasado mucha hambre y que sólo había perdido 3 Kg., y que en sólo 15 días no podría perder
otros 3. Entonces me recetó diuréticos y laxantes para perder líquidos (me avisó que estaría
todo el día orinando y con diarreas) y me dijo que tomara una sauna todos los días en el club
después de la sesión de aeróbic para eliminar también líquidos por la piel.
Por último me avisó que si no pesaba en 15 días los 56 Kg. que me dijo o menos, que no iría
con ellos a Palma, así que por la cuenta que me traía que hiciera un último esfuerzo. En
definitiva, me iba a tocar convencer a Lucrecia para que se viniera con nosotros a Palma y
ponerla en manos de nuevo del degenerado de Estanislao, y en esos 15 días tendría que seguir
viviendo como una anoré- xica si quería acompañarles. Lo que estaba claro es que si conseguía
acompañarles, las vacaciones no iban a ser nada aburridas.
Capítulo 16 Pasaron unos días y volví a ir al club al estar ya recuperada de los piercing y de la
paliza que me propinaron Estanislao y sus dos amigos cuando me follaron salvajemente. Por
cierto su dos amigos me pagaron lo que me prometieron, pero Estanislao no lo hizo, me dijo
que ya iba en lo que me daba todos los meses. El primer día que fui me encontré con Lucrecia
en la sauna. A pesar de estar ya embarazada de casi 7 meses, seguía acudiendo al club para
practicar los ejercicios que le recomendó su médico y facilitar el parto. Nos dimos dos besos,
como estábamos desnudas me vio todo el cuerpo, y me dijo que estaba magnífica que se me
veía más delgada y que le gustaban mucho todos mis nuevos piercing y el tatuaje sobre mi
trasero. Entonces la comenté que Estanislao quería que nos acompañara a Palma una semana
de vacaciones, aun- que le advertí que si lo hacía el degenerado de Estanislao haría con ella lo
que le diera la gana a pesar de estar embarazada. Ella me contestó que estaba muy pesada
por el embarazo y que no sabría que decirle a su marido, porque habían acordado que no se
irían de vacaciones por su embarazo. Le contesté que no se preocupara que Esta- nislao
después del todo era ginecólogo y que le contara a su marido que iba con una amiga a
descansar, que si quería que me lo presentara. Al final conseguí convencerla y al salir del club
por la tarde a última hora, nos fuimos a un bar cerca de su casa donde paraba normalmente su
marido. Allí estaba él, nos presentó, era un tipo de unos 45 años, bastante gordo, no me
extraña que Lucrecia estu- viera colada por Estanislao. Su marido que se llamaba Juan, se
quedó prendado por mí. No había más que verle, le dijo a su mujer que no sabía que tuviera
amigas tan jóvenes y modernas. Como acababa de salir del club y era verano, llevaba unos
vaqueros azul claro, marcando la hendidura de mi sexo y un top rojo sin suje- tador marcando
mis 95 de pecho. Su mujer le contó que le gustaría venirse conmigo una semana a Palma, que
estaríamos con mis padres y que le vendría bien para relajarse al final del embarazo. El me
miraba embobado todo el cuerpo, los tatuajes y sobre todo el piercing de la lengua, yo empecé
a so- barle por todos lados, diciéndole que la dejara venir, y claro nos dijo que si. Desde luego
el efecto de mi cuerpo en los hombres era y es demoledor. Al día siguiente en el club, le dije a
Lucrecia que Estanislao quería que ella cumpliera una serie de normas durante el viaje, y que si
no las cumplía no podría venir. Me contestó que haría lo que fuera. Las normas eran: Primero
que se pusiera también piercing, pero que como con el embarazo no podría en los pezones y el
clí- toris que tendría que hacerlo en la lengua y el ombligo, y que además quería que se pusiera
un tatuaje sobre el trasero como el mío. Me contestó que si pero que como se lo explicaría a
su marido. La dije que le contara que tenía un ataque de celos por como me miró el día
anterior cuando nos presentó, y que notó que le gustaban mis piercing y tatuajes y que por eso
se los puso. Segundo que vistiera ignorando su embarazo, es decir, que mientras durara la
semana usara la misma ropa que antes de estar embarazada, nada de ropa premama, incluidos
los bikinis. Me contestó que había engordado 10 Kg. y que no sabía si le valdría. Le contesté
que si le valdría, pero que todo el tiempo tendría que ir con la barriga fuera porque sólo podría
ponerse Tops y que las faldas y pantalones se los tendría que abrochar por debajo de la tripa.
Que en definitiva Estanislao quería que fuera montando el numerito por donde pasara, porque
le excitaba que una mujer madura embarazada llamara la atención de esa
forma. Me dijo que le daría mucha vergüenza pero que lo haría. Cuando salimos del club, la
llevé al sitio donde me anillaron y tatuaron a mí. El chico alucinaba con que una mujer madura
y embarazada, quisiera hacerse aquello. Se quedó sólo en bragas en la camilla. Para tatuarle
una rosa igual que la mía en la espalda lo pasó mal por- que con la barriga no se podía poner
boca a bajo teniendo que estar de lado. Los piercing de la lengua y el ombligo eran iguales que
los míos, se quejó del dolor pero aguantó. El chico dijo que le daba mucho morbo verla
embarazada con los adornos que la había puesto. Por último le pedí al chico que la pusiera
otro piercing en la nariz, le puso uno que quedaba como una bo- lita metálica en una aleta de
la nariz. Yo me puse muy cachonda, al verla con los piercing a su edad, y casi desnuda con su
cuerpo tan cambiado por el embarazo. Además llevaba un par de meses sin hacerlo con una
mujer. Lucrecia tenía una barriga tal, que ella misma ya no podía verse su sexo depilado, las
tetas las tenía más caí- das y más grandes, con los pezones como dilatados, y el trasero más
grande. La cara como más ancha y los la- bios mas gruesos. Después le dije a Lucrecia que
Estanislao me había pedido que me hiciera unas rastas para llevarlas en Palma ya que no
tendríamos mucho tiempo para ir a la peluquería. Así que también se las podía hacer ella
por- que a Estanislao le gustaría. Para los que no lo sepáis las rastas son los peinados típicos
de los jamaicanos, es decir, quería que me pei- nara al estilo Bob Marley como las Africanas.
Que le daba morbo porque parecería mas guarra todavía. Así que nos fuimos a una peluquería
especializada que está por la Gran Vía. Como Estanislao no quería unas rastas definitivas, nos
hicieron unas que duraban unos 15 días. Al querer que duraran 15 días nos tuvieron que
enredar y coser el pelo a trenzas utilizando hilos de nylon, tratando luego las trenzas con una
especie de silicona o cera caliente que las moldeaba, y que luego al enfriarse y solidificarse nos
dejó el pelo con las típicas trenzas a lo Afro. Después de dos horas me dejaron el pelo como el
que lucía Bo Derek en la famosa película la mujer 10. Nos dijeron que para mantenerlo
simplemente retiráramos el exceso de agua con una toalla después de du- charnos o bañarnos
en la playa o piscina, y que nos agregáramos un poco de una cera que nos dieron al tér- mino
de cada lavado. Que no usáramos Champúes que el cuero cabelludo por si mismo se limpiaría
sólo. Las rastas nos daban un aspecto más juvenil, sobre todo a Lucrecia, y aunque no
teníamos muy claro si po- dríamos estar sin lavarnos la cabeza sin champú tanto tiempo la
verdad es que iba a resultar muy cómodo. Estaba tan cachonda que me llevé a Lucrecia a casa
para hacerla el amor, aprovechando que Estanislao tenía partida de cartas con los amigos y
llegaría tarde. Al llegar, nos desnudamos en la habitación y nos quedamos desnudas
mirándonos y tocando nuestros cuerpos que tanto habían cambiado en pocos meses. Me dijo
que le gustaban los piercing y el tatuaje porque le daban un toque perverso y la hacían parecer
más joven, y que cuando tuviera a la niña, se pondría el resto para quedar igual que
yo. Mientras nos mirábamos, me comentó que tenía envidia de mi cuerpo que los siete meses
de embarazo
habían hecho mella en ella, se sentía pesada, gorda, nada ágil, y poco erótica, le daba cierta
vergüenza que Estanislao la viese así. Estaba confusa y nerviosa. Yo mientras tanto le tocaba
los pechos y la decía que estaba preciosa, y que la tenía envidia porque Esta- nislao la había
hecho un hijo y que a mí sólo me quería para follar y que por eso me esterilizó. La llevé a la
cama y empecé a chuparle los pezones como si fuera su bebé, no conseguí que saliera
leche, todavía era pronto. Después fui bajando hacia su depilada vagina. Estaba muy dilatada
por el embarazo, a simple vista se la veían los labios menores. Empecé a lamérsela muy
dulcemente, mientras con una mano tiraba de su clítoris. Ella gemía de placer rogándome que
siguiera, me dijo que su marido no la tocaba desde el tercer mes de emba- razo y que estaba
muy salida. Cogí un vibrador de unos 20 cm y se lo metí por el culo mientras le lamía el coño,
ella estaba en éxtasis, y yo cachóndisima porque nunca lo había hecho con un
embarazada. Como no podíamos hacer un 69 por su tripa y yo quería disfrutar, cuando ya se
corrió un par de veces, le saqué el vibrador del culo, y yo me puse uno de correas doble por
cada lado, así yo también gozaría. La puse a 4 patas y empecé a follarla por el coño con fuerza,
me dijo que la hacía daño y la contesté que se fuera preparando para el viaje a Palma que
Estanislao no tendría piedad de ella. A la vez que la follaba el coño la metí el vibrador por el
culo, le costaba bastante entrar en esa posición, y me rogó que no se lo metiera que estaba
toda llena, entre el embarazo y mi follada por el coño no podía aguan- tar con el culo ocupado
también. Yo no hice ni caso y se lo metí mas adentro dio un grito, pero al
final aguantó. Cuando nos corrimos empecé a besarla en la boca, mientras nuestros piercing
chocaban en nuestras len- guas. A ella le dolía porque lo tenía muy reciente. Luego me encendí
un cigarro y le ofrecí uno. Ella dijo que había dejado de fumar durante el embarazo a pesar de
que antes fumaba un paquete diario, entonces la con- testé que por uno no pasaba nada,
además la comenté que Estanislao la obligaría a fumar. Después del cigarro se vistió se cogió
el coche y se fue a casa, desde luego su maridito iba a flipar con los piercing, el tatuaje y el
peinado a lo Afro. Pasaron los días, y cuando quedaban sólo un par de días para irnos a Palma,
Estanislao me dijo que quería comprobar mi peso y medidas en la consulta y que fuera al día
siguiente al medio día. Que además quería que conociera a alguien. Esos 15 días los pasé fatal
para perder los 3 kilos que me faltaban, hice mucho ejercicio para quemar calo- rías, comí
todavía menos, manteniéndome a base de batidos vitaminados y agua en desayuno y cena,
tomando sólo una ensalada para comer. Además los diuréticos y laxantes que me recetó
Estanislao, me hacían perder muchos líquidos y me quedé muy débil y encima no sabía si
habría perdido los 3 kilos porque a Estanislao le valía lo que pesara en la ba- lanza de su
consulta. Según la balanza de casa, había perdido 3,5 kilos, pero a mi la ropa me quedaba
igual, por el tratamiento hormonal no bajaba casi medidas de cadera y pantalones y faldas
como eran muy bajos para dejar ver las gomas de las bragas se ajustaban en la cadera y no en
la cintura que era donde baje medidas, y como de pecho no podía bajar al ser de silicona,
sujetadores, blusas, etc., me quedaban igual. Al día siguiente fui al medio día a la consulta,
vestida con una minifalda blanca muy ajustada a mitad de muslo, con unas bragas rojas para
que se transparentaran y un top blanco, también muy ajustado que me
permitía no usar sostén, marcando mis oscuros pezones. Me puse también unas sandalias de
12 cm de tacón. Estaba nerviosa porque no sabía a quien quería Estanislao que conociera y
como me imaginaba lo peor, me esnifé un par de rayas de coca antes de salir, para darme
fuerzas. Llegué a la consulta que por cierto está dentro de una clínica privada, y le conté a la
enfermera que era la compañera de Estanislao y que me esperaba. Me sonrió y me contestó
que me estaban esperando. Entré con ella en la consulta, y Estanislao estaba con un hombre
de unos 50 años, con pelo blanco pero se notaba que se cuidaba ya que estaba delgado. Se
llamaba JotaPe. Cuando entré con la enfermera, Estanislao nos presentó, le dijo a la
enfermera que me fuera desnudando, yo a esas alturas ya había perdido la vergüenza de
desnudarme delante de la gente. La enfermera se reía mien- tras le daba la ropa. Estanislao y
JotaPe estaban mirando toda la colección de fotos que tenía Estanislao de mí desde el
primer día que entré en su consulta, hasta ahora. El tal JotaPe no se lo creía, le preguntaba
¿pero como que esta mujer es la misma que esta otra y sólo han pasado 11 meses?, Estanislao
se reía y decía que yo era su obra maestra, que nunca había conseguido un cam- bio mental y
físico tan brutal en una mujer en tan poco tiempo. Le contó que me había divorciado, dejando
a mi marido y mi hijo por él, que dejé un trabajo como jefa de auditoría en una auditora muy
importante por el puterío y que era muy sumisa que siempre hacía todo lo que me
decía. Después de la charla me levantó, me puso de pie, me pesó y empezó a tomarme las
medidas, yo estaba muy nerviosa, pero empezó a reírse y me dijo que lo había
conseguido. Luego me indicó que empezara a mostrar mi cuerpo a JotaPe, empezando por mi
coño por lo que separé mis labios descubriéndole mi clítoris adornado con el piercing. Luego
me puse en el suelo a 4 patas y me abrí el culo con las manos para que pudiera ver mi entrada
anal. Mientras tanto Estanislao hablaba con JotaPe diciéndole: Fíjate JotaPe que obra de arte,
he conseguido que pese lo mismo ahora que cuando la conocí, pero en aque- lla época era un
palo, y ahora es todo curvas, miento ahora pesa un kilo mas, pero ese peso es de las tetas
de silicona. En septiembre 54 Kg. con 75-45-75. En Enero 66 Kg con 95-65-78. En Junio.62 Kg.
92-63-95. En agosto 55 Kg. 91-58-95. No está nada mal para su 1,72 m de estatura. Además si
la miras bien es igualita a la chica Wonderbra, esta que tiene las piernas más largas del
mundo. Si tío es cierto, ¿Cómo lo has conseguido?. Con un tratamiento de hormonas, 7
operaciones de cirugía estética y dietas de engorde y adelgazamiento brutales todo, en sólo 11
meses. Ahora para aguantar ese peso tiene que hacer una dieta salvaje, cuando hace un año
comía de todo y era su peso normal. Ha quedado tan estilizada como una modelo, en todo,
marcándosele incluso las costillas y omóplatos, salvo en tetas y caderas que son como las de
las actrices porno. Después de eso, le dijo a la enfermera que me pusiera un enema, y que me
hiciera beber dos litros de agua, y que sin dejarme orinar la volviera a llevar a la consulta,
pasada una hora después de beber el agua. Ya me había puesto un enema otra vez y lo pasé
fatal, me metió el tubo de plástico por el ano, y me insufló
el agua dentro, a los 15 minutos con ella delante, me dejó evacuar, todo el agua y mis
excrementos. Luego me hizo beber los dos litros de agua de golpe, me costó Dios y ayuda, ya
que mi estómago se había reducido mucho por la dieta que me hacía llevar Estanislao. Me
dejó en una habitación, una hora, en la que me di cuenta que además de convertirme en la
puta de Esta- nislao, me había convertido en una especie de experimento clínico. A la hora me
llevó de nuevo con Estanislao y el tal JotaPe a la consulta, me quedé de rodillas en el centro y
la enfermera se fue. Les dije que me dejaran orinar, que no aguantaba más (entre los 2 litros
de agua y los diuréticos que me hizo tomar Estanislao, iba a reventar) pero me dijeron que me
callara. JotaPe empezó a tocarme y mirarme los piercing y los tatuajes, diciéndole a Estanislao
que me había ador- nado con mucho gusto, sin caer en la vulgaridad. Aunque las rastas a lo
Afro si dijo que me daban un toque vulgar. Estanislao le contestó que según el gusto de con
quien me acostara me los podría quitar todos salvo el del clítoris que necesitaba una cizalla. Se
entretuvo especialmente en el del clítoris, dándome tironcitos del aro que me ponían a mil, y
que el peinado no era definitivo que quería que lo llevara así unas semanas pero que luego me
lo podría cambiar. Les pedí que me dejaran orinar otra vez, pero se negaron, y les dije que al
menos me dejaran fumar que lle- vaba 2 horas sin hacerlo. Estanislao me propinó un bofetón
en los morros, diciéndome que me callara, que era hora de follar. Se bajaron los pantalones y
Estanislao me ordenó que le mostrara a JotaPe todas mis habilidades. Se la cogí y empecé a
mamársela. La polla de JotaPe mediría unos 18 cm, pero era muy gruesa, casi no podía
metérmela en la boca. Estábamos en el suelo, JotaPe con las piernas abiertas delante de mi
cara mientras se la mamaba, y Vicente metiéndomela por el culo sin contemplaciones. Yo me
estaba empleando en serio con JotaPe, y le hice lo que Tai le hizo a Estanislao. Empecé a
lamerle el ano, metiendo mi lengua hasta donde llegaba y luego mientras le lamía los huevos y
le mamaba la polla, le metía los dedos en el culo. Yo no sabía si me daría un bofetón o le
gustaría pero finalmente le gustó. Era la primera vez que lo hacía, y me costó bastante
meterle los dedos por el culo, se veía que ese agujero no lo usaba mucho, las mujeres lo
tenemos más laxo. Mientras tanto Estanislao me daba por el culo como si quisiera sacarme la
polla por la boca, dándome azo- tes bastante fuertes en el trasero con las palmas de sus
manos. Yo en todo momento estuve mirando a JotaPe a los ojos, y le enseñaba el piercing de
la lengua siempre que podía para excitarle todavía mas. Primero se corrió JotaPe en mi boca,
yo me tragué todo su espeso semen y mientras Estanislao me seguía dando por el culo, me
aseguré de limpiarle lo mejor posible la polla. Al cabo de unos minutos lo hizo Estanislao
dentro de mis inmaculados intestinos por el efecto del enema, quedando luego semen
rebosando de mi ano. Yo me estaba orinando y ya no podía aguantar mas. Después de
limpiarle la polla a Estanislao con mi boca, les supliqué que me dejaran orinar que me lo iba
a hacer encima, que haría todo lo que quisieran pero que me dejaran orinar.
Estanislao se sonrió, llamó a la enfermera y le dijo que le trajera una palangana de las
limpiadoras. Al entrar la enfermera se me quedó mirando como quien mira a una puta y me
puso la palangana al lado. La enfermera se fue, y Estanislao me dijo que si tenía ganas de mear
que lo hiciera en la palangana de plás- tico. Le dije que con ellos delante me daba mucha
vergüenza, y me contestó que o lo hacía así o no meaba, le miré como suplicando que me
dejara ir al baño, pero le daba igual, así que mientras ellos se reían, me puse en cuclillas como
las perritas, Estanislao me dijo que abriera bien las piernas cosa que hice todo lo que pude,
y encima de la palangana empecé a orinar. Estuve por lo menos un par de minutos y la llené
hasta el borde, ellos se reían y decían que parecía mentira que desde un tripa tan estrecha
pudiera salir tanto líquido, y que era muy bonito el brillo de mi piercing del clí- toris provocado
por el pis. Fue realmente humillante, y mas si tenemos en cuenta que Estanislao lo tenía
planeado desde el principio cuando me hizo beber los 2 litros de agua. Con el numerito se
pusieron cachondos, y se empalmaron de nuevo, entonces me tumbaron en el suelo
y empezaron a hacerse una cubana con mis tetas. Se iban turnando, y después me pusieron a 4
patas pero justo debajo de mi cabeza pusieron la palangana con mi pis, estaba llena hasta el
borde. Después empezaron a alternarse, metiéndomela en el culo o coño, pero eso sí me
metían la cara en el pis empujándome la cabeza dentro de la palangana, yo pensaba que me
ahogaba. Simultáneamente me daban azotes en el trasero y me insultaban, llamándome puta,
zorra, guarra, y cosas así. Se me saltaban las lágrimas por el dolor que provocaban los azotes y
la humillación. Tardaron mucho en correrse, ya que era la segunda vez y encima se
alternaban. A pesar de la situación yo tuve bastantes orgasmos, probablemente me excitaba
toda la humillación a que me estaban sometiendo. Primero se corrió JotaPe en mi culo, y
luego Estanislao en el coño. Cuando me dejaron Estanislao me dijo que se las limpiara con la
boca, pero me dio un clinex para que me limpiara la cara de meados y no ensuciarles. Cuando
les limpie las pollas, Estanislao llamó a la enfermera, y le dijo que me llevara a un a baño a que
me duchara. Mientras venía, se pusieron a hablar entre ellos. Su charla fue mas o menos
así: JotaPe: Desde luego Estanislao, la puta además de estar buenísima, acepta todo, es
sumisa y maneja los tres agujeros como nadie. Es todavía mejor que Ana cuando la conocí. Esta
me haría ganar mucha pasta, ade- más las españolas están muy cotizadas. Estanislao: Además
es capaz de hacer penetraciones triples, con tres tíos a la vez, en los tres agujeros. Toma este
DVD, están grabadas sus folladas en casa de Ana, aquí y en mi casa. Ya verás lo guarra que
es. JotaPe: Pues tío cuando te canses de ella, pásamela ya que llegaré a un acuerdo con ella
para que trabaje para mí. JotaPe: Te pagaría una buena cantidad por ella, por cierto ¿está
sana?. Estanislao: Sí, es una mujer que no ha cometido ningún exceso hasta hace un año, la
obligo a hacer aeróbic todos los días, y salvo fumar, alguna raya de coca, y algunas copas, se
puede decir que lo está. Ya te la venderé cuando me canse de follármela. Además es joven, el
mes que viene cumplirá 29 años, luego le quedarían unos 5 o 6 de rendir al máximo nivel.
Después el tal JotaPe me puso de pie y empezó a tocarme el trasero, tetas, coño, vientre,
como queriendo comprobar mi estado. Me abrió la boca y se puso a mirarme los dientes. Le
dijo a Estanislao que me faltaban todas las muelas del final. Estanislao empezó a reírse y le dijo
que me obligó a sacarme 8 muelas como a las modelos, para tener la cara estilizada, y para
que me entraran las pollas hasta la garganta. JotaPe se quedó impresionado de mi devoción
por Estanislao. Hablaban de mi como si fuera una mercancía, sin importarles para nada mi
opinión o sentimientos, quizás era lógico, porque ya no era más que una puta y yo lo tenía
asumido, y no dije una palabra. Estaba claro ade- más que Estanislao nunca sintió nada por mí,
y que cuando se cansara me entregaría a JotaPe o a cualquier otro. Estanislao había
doblegado mi personalidad hasta tal punto que yo ya no sabía hacer nada por iniciativa propia,
mas que ir de compras y follar, y me sentía indefensa si no le tenía cerca para protegerme. Era
consciente que ya no podría vivir sin la protección de un macho, ya fuera Estanislao, JotaPe o
cualquier otro, porque tenía que mantener un ritmo de vida muy alto y ya sólo era capaz para
ganarme la vida de follar con quien me dijeran. Además mi creciente adicción a la coca que
disminuyó mi capacidad para razonar con reflejos, y que Esta- nislao decidiese todo por mí,
como lo que debía comer, como comportarme delante de los demás, que me pu- siera en
ridículo con gente delante llamándome ignorante, tonta, estúpida, torpe, etc., me quitó toda
capacidad para tomar decisiones o llevar una conversación con alguien por simple que fuera,
por miedo al ridículo o a que pensaran que era tonta, y eso que hacía unos meses en mi
trabajo como auditora era capaz de dirigir un equipo de 50 personas. Al poco rato, cuando
llegó la enfermera a la consulta, la dijo: Acompaña a la guarra esta a que se limpie tiene un
aspecto asqueroso. La verdad es que mi pinta era grotesca: Mi melena rubia ceniza,
empapada de meados, todo el maquillaje corrido por el pis, restos de semen en mis labios, e
hilos de semen saliendo de mi coño y culo, era difícil caer mas bajo. Me duché y cuando volví a
la consulta JotaPe ya no estaba. Estanislao me dio la ropa, me vestí y nos fuimos a comer a un
restaurante. Me dijo que ya podía dejar los diuréticos y laxantes, y que podía volver a comer
como ante de estos 15 días, con dieta estricta, para mantener el peso. El tratamiento
hormonal me lo quitaría en septiembre, porque ya el cambio de mi metabolismo sería
irre- versible, y que bebiera poco alcohol que me haría ganar peso, que si quería colocarme
que tomara coca, que me quería con ese cuerpo en Palma. Cuando terminamos de comer nos
fuimos a casa, y le dijimos a Tai que preparara las maletas para el viaje con Lucrecia a Palma.
Capítulo 17 Al día siguiente nos íbamos a Palma pero como a Estanislao le surgió un
emergencia de una paciente que iba a parir, dijo que el cogería un vuelo por la tarde y que yo
me podía ir por la mañana con Lucrecia. Antes de ir a buscar a Lucrecia para ir al aeropuerto,
llamé a Ana por el móvil, para que me contara quien era el tal JotaPe, el que me había follado
en la consulta, y que la conocía a ella ya que la nombró cuando ha- blaba con Estanislao. Se
puso muy contenta de que la llamara, le conté lo del día anterior, y me contó que JotaPe tenía
3 chalets en lo mejor de Madrid con putas de alto nivel, que ofrecían sus servicios allí o donde
quisiera el cliente en cuestión. Me contó que ella trabajaba para él y que era el clásico chulo
putas, aunque pagaba bien a sus chicas. Entonces me quedaron claras muchas cosas, sobre
todo lo que Estanislao haría conmigo en cuanto se can- sara de mí. Luego llamé a Lucrecia, la
dije que iría a buscarla con un taxi y que Estanislao se reuniría con nosotras en Palma. Además
la dije que desde que saliera de casa ya tendría que vestir con la barriga fuera, así que la
indiqué que se pusiera unos vaqueros y un top, y que toda la ropa que llevara, fuera de la que
usara antes del embarazo. Mientras iba en el taxi a su casa, pensaba en que algunos veranos
había veraneado con mi familia en Palma, alquilábamos un apartamento y pasábamos allí el
mes de vacaciones, aunque era difícil, sólo quedaba que me los encontrara allí. En fin cuando
llegué a su casa sin bajarme del taxi la llamé por el móvil para decir a Lucrecia que
bajara. Cuando bajó fue impresionante, llevaba una minifalda vaquera abrochada justo por
debajo de su barriga, y un top también de tela vaquera. Se veía que llevaba sujetador, ya que
las tiras negras del mismo se le veían por los hombros. Era un auténtico espectáculo verla con
toda la tripa al aire con un piercing que coronaba su ombligo, no me extraña que el portero de
su casa que la ayudaba a llevar las maletas no la quitara ojo sobre todo del tatuaje sobre su
trasero. Por no hablar de la pinta que tenía con las rastas. Yo al ser mas joven no llamaba tanto
la atención, pero que una mujer de 40 años llevara el pelo como una negra jamaicana chocaba
bastante. Yo iba con unos pantalones blancos de licra muy ajustados, que transparentaban mi
tanga azul celeste y un polo rojo sin mangas por encima del ombligo, sin sujetador porque en
verano me daba calor, por lo que se marcaban todos los pezones en el polo, y se me movían
las tetas al caminar. Al portero casi le da algo al verme, y en el camino al aeropuerto el taxista
no nos quitaba ojo. Le dije a Lucrecia que no llevaba tacones y me contestó que con el
embarazo estaba muy pesada y que le costaba mucho caminar con ellos. La contesté que
Estanislao siempre nos quería con ellos, así que en el aeropuerto la obligué a comprarse
3 pares de 12 cm, con tacón de aguja y de los que acaban por la parte de los dedos en punta y
le tiré todos los suyos planos. Ver a una embarazada de 7 meses con esos tacones es un
numerito, por el contoneo al caminar, además del auténtico suplicio que es para ella
utilizarlos. Cuando llegamos fuimos al hotel que estaba en Andraitx un pueblo turístico muy
cerca de Palma de Ma- llorca, con puerto marítimo y playa. Un verano lo pasé allí con mis
padres. Al día siguiente por la tarde llegó Estanislao nosotras le esperábamos en la piscina del
hotel, tomando el sol. El me había elegido todos los bikinis que debía usar, siempre sin la
parte de arriba, siendo en todos la de
abajo un tanga diminuto, que consistía en un triangulito que me tapaba sólo labios vaginales y
clítoris, lo demás era una tira por el culo que no se veía que se unía al triangulito por los lados
de las caderas con unos cordones que de lejos no se veían. Si me miraban por detrás parecía
que iba desnuda. Cuando llegó se cabreó con Lucrecia porque llevaba la parte de arriba, y le
dijo que mal empezaba que se la quitara. Ella se la quitó, y aparecieron sus tetas medio caídas
por el embarazo y la edad. La gente que había en la piscina se la quedó mirando. Miró la besó
en la boca y empezó a recorrerla la barriga y las tetas con sus manos. En definitiva esto fue lo
que pasó. Estanislao: Vaya Lucrecia ya veo que nuestro viaje e Tenerife dio sus frutos, que
será niño o niña. Lucrecia: Un niña. Estanislao: Veo que te has adornado el cuerpo con algún
que otro piercing y tatuaje. Lucrecia: Si Andrómeda me dijo que te gustaba. Después de un
rato tomando el sol. Estanislao: Lucrecia no te veo fumar y tu antes lo hacías. Lucrecia: Es que
lo he dejado por el embarazo. Estanislao: A mi tu embarazo me importa 2 cojones, vete ahora
mismo a la barra del bar y cómprate un pa- quete de tabaco que no sea light, y te vienes ya
fumando, que me da morbo ver a una tía preñada fumar uno de- trás de otro, que la niña se
vaya acostumbrando. Lucrecia: Como quieras. La pobre Lucrecia se fue sólo cubierta con su
tanga a comprar tabaco, y le dijo a un camarero que se lo encendiera. Las señoras mayores de
la piscina la miraban con desprecio, y a las chicas jóvenes se las oía decir que parecía mentira
con la edad que tenía. Cuando anochecía, nos subimos a la habitación del hotel, Estanislao
sólo dejó que nos pusiéramos unas camisetas para cubrirnos las tetas, y se aseguró de
mojarlas para que se marcaran bien. Nos dijo que le gustaba como quedaba nuestro cabello
con las rastas y nos preguntó que como lo llevá- bamos. Le contestamos que era muy cómodo
ya que nunca teníamos que peinarnos ni ir a la peluquería, sólo nos mojábamos el pelo con
agua en la ducha o en la playa y lo secábamos un poco con una toalla y nos echá- bamos una
cera para mantener la rastas aunque eso sí, le contamos que era bastante antihigiénico porque
no nos podíamos lavar la cabeza con champú y que nos picaba. Por eso nos rascábamos cada
dos por tres. Nos contestó que había leído sobre el tema y que eso era el primer mes que
luego la cabeza ya se acostum- braba a que la limpiáramos sólo con agua y que no hacía falta
usar champú. En el hotel, ellos se inscribieron como marido y mujer, en una habitación y yo
sola en otra. Dejé las cosas en la mía y me metí con ellos en la suya. Estanislao estaba
cachondo por la que había montado en la piscina y por lo entregada que estaba
Lucrecia. Lucrecia estaba nerviosa, ya que no había visto a Estanislao durante los últimos
meses. Los siete meses de embarazo habían hecho mella, en su cuerpo cosa que la hacía sentir
insegura, se sentía pesada, gorda, nada ágil, poco erótica, le daba cierta vergüenza que su
Estanislao la viese con el cuerpo así. Estaba confusa y
Cuando ambos se repusieron Estanislao me ordenó que les limpiara. Primero limpié la polla de
Estanislao, y luego la vagina de Lucrecia, que además estaba encharcada de sus propios flujos.
Mientras ellos se reponían fumando un cigarro, yo me empleaba en el trabajo de
limpieza. Tiene gracia a Estanislao siempre le gustó poner motes a sus chicas, e igual que a mí
me llamaba cariño- samente zorrita, incluso delante de gente, desde aquel día cuando se
dirigía a Lucrecia la llamaba perrita. Estanislao al final fue bueno conmigo, y le dijo a la perrita
que me lamiera el sexo hasta que me corriera. Lucrecia hizo un buen trabajo, con su lengua y
dedo, y debido a lo cachonda que estaba lo consiguió ense- guida. Luego nos quedamos
dormidos en la misma cama, mientras yo pensaba que qué nos tendría Estanislao preparado
para el día siguiente.
Capítulo 18 Al día siguiente nos despertamos tarde, yo me fui a mi habitación a ducharme,
como Estanislao dijo que iríamos a la playa, sólo me puse un tanga minúsculo rojo, y una
camiseta blanca ajustada adornada con un corazón a la altura de las tetas, y que marcaba mis
oscuros pezones y que transparentaba los piercing que los adornaban. Estanislao nunca me
dejaba llevar la parte de arriba del bikini. Me metí dos rayas de coca, para estar ya colocada
antes de salir, aunque por aquella época ya siempre lle- vaba coca encima para poder esnifar
en cualquier sitio. Nos encontramos en el comedor. Lucrecia iba igual que yo, pero con su
camiseta anudada encima de la ba- rriga. Mientras desayunábamos, la gente nos miraba y
murmuraba todo el rato. Luego cogimos el coche alquilado y nos fuimos a la playa. Mientras
yo conducía, Lucrecia le mamaba la polla a Estanislao, que nos contó que esa semana iba a
estar tomando viagra, para estar empalmado todas las vacaciones, así que ya nos podíamos ir
preparando. Yo les miraba por el espejo, Lucrecia estaba tirada en el suelo del coche mientras
se la chupaba a con- ciencia, con gran dificultad por el poco sitio que le quedaba para su
barriga. Mientras Estanislao la acariciaba la cabeza como si fuera una perrita, ella le chupaba
de arriba abajo, desde el glande a los testículos, mientras Estanislao la llamaba guarra, puta,
zorra y cosas así. Además le decía que aprendía rápido, que ya la mamaba con el piercing en la
lengua con la misma habilidad que yo. Cuando ya estaba aparcando, él se corrió en su boca y
Lucrecia empezó a bebérselo todo como deses- perada, quizás por miedo a Estanislao. Cuando
terminó le quedaba lefa en los labios y Estanislao la dijo que no se limpiara que la vieran
bajarse así del coche. Yo ya me había bajado, y ella abrió la puerta desde el suelo del coche y
salió como pudo por su enorme tripa. Unos chicos que pasaban por allí y la vieron, empezaron
a reírse y a decir, en alto que tía mas guarra, con 40 años, preñada y mamándola de día en el
asiento de tras de un coche. Uno preguntó que cuanto cobraba por hacerlo, y Estanislao les
dijo que estaba con él y que todavía no había terminado, que se fueran. Luego la dio permiso
para relamerse el semen de los labios. A continuación nos fuimos a la playa, nos quedamos
sólo con nuestros tangas y empezamos a fumar y a tomar el sol. Éramos la atracción de los
chicos de la playa, no nos quitaban ojo, sobre todo porque además Estanislao nos obligaba a
tomar el sol con las piernas abiertas, y haciendo posturitas, mientras él nos metía mano a
ambas descaradamente. Las mujeres estaban desconcertadas, porque por edad y embarazo,
Lucrecia parecía su mujer, pero no te- nían muy claro quien podría ser yo. De repente,
Estanislao me dijo que había visto a mi marido a lo lejos. Yo me quedé petrificada. Podía
ser porque algún verano habíamos pasado las vacaciones allí. Estanislao le conocía de cuando
me hizo la ligadura de trompas en su clínica en septiembre. Miré donde me dijo, y desde luego
era Vicente con mi hijo. A unos cuantos metros estaban mis padres y mis suegros. Me quería
morir, seguro que Estanislao me haría alguna putada de las suyas. Yo le dije que no que no se
parecía en nada, pero el insistió y me dijo que si que lo era. Entonces me indicó que fuera a
saludarle. Le dije que estaba con mi hijo y que me habían prohibido acercarme a él. Entonces
me dijo que le llamara por el móvil y quedara con él. Como se estaba bañando le contesté que
no podría, entonces me ordenó que llamara a mi madre, mientras me apretaba un brazo.
Además me dijo que convenciera a mi marido para salir con nosotros por la noche a cenar y
tomar unas copas, que quería conocerle mejor. Le contesté que antes me dejara ir al baño del
bar, que tenía que orinar. Cuando vio que iba a coger la cami- seta me la quitó y me dijo que
de camiseta nada, sólo con mi minúsculo tanga. Cogí mi bolso y me fui al baño muriéndome de
vergüenza, ya que dentro estaba lleno de chavales de 15 años que no paraban de
preguntarme si era puta. Hice pis me sequé con el papel higiénico, y me esnifé dos rayas de
coca, no podría afrontar el ver de nuevo a mi familia sin estar colocada. Bebí agua, tenía los
ojos rojos, ya que en lo que iba de mañana, llevaba 4 rayas. Estanislao se dio cuenta de que
había esnifado ya que no paraba de sorberme la nariz. Entonces me obligó a llamar a mi
madre. Mientras decía, hoy lo voy a pasar en grande, tu familia va a ver mi obra completa.
Salvo por el triángulo rojo de tu tanga hilo dental que te cubre el coño, se puede decir que
estás desnuda, podrán comprobar como te has operado la nariz y las tetas, y encima te verán
toda colocada por la cocaína. Voy a dis- frutar a lo grande. Cogí el móvil y llamé a mi
madre: Hola Mamá, soy Andrómeda. ¿Dónde estás hija, no hablaba contigo desde hace 3
meses? Te estoy viendo, aquí en la playa, no me he acercado por si os parecía mal. Mejor, no
quiero que te acerques ni a tu hijo ni a tu padre que está muy mal de salud. Si te parece
quedamos en la orilla delante de esa roca grande. Está bien voy con Vicente. Corté el móvil, y
le rogué a Estanislao que me dejara ponerme la camiseta, pero no me dejó. Me dijo que a las
putas no les da vergüenza enseñar su cuerpo, además me ordenó que caminara
contoneándome, y que si no lo hacía me mataría a golpes. Me encendí un cigarro para tener
algo entre las manos y calmarme los nervios y me dirigí hacia el punto de encuentro que
estaba a unos 10 metros de donde estaban Estanislao y Lucrecia. Mi madre y Vicente ya
estaban allí, yo llegué caminando como me dijo Estanislao, y les saludé dándoles dos besos. Se
me quedaron unos segundos admirando mi cuerpo y mi cara, y esto fue lo que pasó. ¿Hija que
te has hecho en el cuerpo y en la cara? Te has operado el pecho y la nariz. Y esos piercing en
los pezones y la lengua, además del que tenías en el ombligo, por no hablar de los tatuajes. Si
mamá me he operado el pecho porque tenía poco, ahora tengo una 95, y la nariz no me
gustaba, ahora está mas perfilada. Además mi novio quería que lo hiciera. ¿Y lo de los piercing
y el tatuaje?. Es que le gustan a mi novio. Que es el que está ahí con esa embarazada amiga
mía. Luego ¿no eres lesbiana?. No mamá soy bisexual. ¿Y porque vas así con todo al aire,
pareces una puta de lo peor?. Es para tomar el sol en todo el cuerpo y que no me queden
marcas. A mi novio le encanta verme muy
tostada todo el año, por eso todo el invierno he tomado Rayos UVA. ¿Y qué te has hecho en el
pelo? Mamá me he puesto unas rastas, que son estas trenzas a lo Afro. Son muy cómodas,
sobre todo en verano porque, no te tienes que peinar ni lavar la cabeza, que me daba mucha
pereza, sobre todo después de la playa o la piscina. Con el pelo tan bonito que tenías, entre el
teñido de rubio que llevas y las rastas esas, parece un estropajo. ¿Y el trabajo? Lo he dejado
ya que a mi novio no le gusta que trabaje fuera de casa, y el me mantiene y me compra todo
lo que quiero (yo no contestaba muy acertadamente por la coca y porque cada vez mi mente
funcionaba peor por los nervios). En aquella época sólo sabía hablar de Estanislao, por la gran
dependencia que tenía de él. Además le recordé a Vicente las fotos mías que mandó a la Jefa
de Recursos Humanos de mi empresa, que provocaron mi despido. ¿Me dejaréis ver a mi
niño? Con esas pintas ni lo sueñes, y mejor que no te vea el resto de la familia, para que no
puedan comprobar en lo que te has convertido. Por lo que veo no eres mas que la puta del
tipo ese. ¿Cómo es posible que hayas dejado tu trabajo con una carrera tan
prometedora? Mama, ahora tengo todo lo que quiero, mi novio Estanislao es rico, y para que
voy a trabajar si puedo estar todo el día tumbada tomando el sol, pasándolo bien, y gastando
dinero en comprar todo lo que me apetece. Pero hija ¿Te das cuenta de lo que has hecho con
tu vida? En este año. ¿Como es posible que una mujer in- teligente como tu se haya convertido
en lo que eres ahora?. Entonces le dije a mi madre que me dejara en paz como cabreada
(porque sabía que tenía razón), y que si no la importaba quería hablar con Vicente a solas. Ella
se fue llorando, quizá mi aspecto y que abandonara mi carrera por liarme con un tío, fue
demasiado para ella. Cuando nos quedamos solos, le pregunté si quería venir a cenar con
nosotros, que lo pasaríamos bien (mientras exhalaba el humo por mi boca y me pasaba la
lengua por los labios, sin dejar de mirarle a la polla), además a mi novio le gustará conocer a mi
exmarido. Vicente me miraba con deseo, desde la última vez que me folló, mi cuerpo había
cambiado mucho y sobre todo no quitaba ojo a las tetas. Empecé a pasarle las manos por el
ombligo y la espalda, y finalmente aceptó. Después le besé en la boca y me dirigí hacia donde
estaban Estanislao y Lucrecia contoneando el culo para que lo admirara en todo su
es- plendor. Le conté a Estanislao que lo había conseguido, que vendría a cenar con nosotros.
Estanislao empezó a reír- se tocándome el culo mientras Vicente miraba a lo lejos. Desde luego
hoy tu exmarido va a comprobar en la clase de puta en que te has convertido. Entonces sin
darnos cuenta se acercó mi madre gritándole a Estanislao que qué había hecho con su hija.
Y Estanislao sin cortarse la contestó que nada, mientras me tocaba las tetas y el culo,
dijo: Mire señora, su hija no es mas que una puta a la que le gusta vivir a todo tren, y si para
eso se tiene que acostar con quien yo la diga lo hace, le va la marcha y le gusta el sexo con
hombres y mujeres, la da igual. Mi madre se puso histérica y Vicente se la tuvo que llevar en
un auténtico ataque de nervios. Yo le dije a
Estanislao que era un cabrón que había destrozado a mi madre y me respondió diciéndome
que por la noche me iba a enterar de lo que era bueno, y que era yo por mis actos la que la
había destrozado. Por la noche Vicente nos dijo como teníamos que vestirnos. A mi me obligó
a ponerme un vestido de noche negro que se transparentaba, que me llegaba a la mitad de los
muslos y sin mangas, escotado por de- lante y por detrás, con un tanga negro debajo, y un
sujetador negro sin tirantes. Era casi como ir sólo en ropa interior, y por detrás parecía que iba
desnuda. Usando eso sí, unas sandalias de tacón de 12 cm. Lucrecia, iba con una minifalda de
cuero negra, con bragas rojas de las que quedaban a la vista la parte superior en la cintura y un
top de cuero negro sin sujetador, quedando toda su barriga al aire, y sandalias tam- bién de
tacón, a pesar de que la pobre se quejaba de que al usarlas le dolía mucho la espalda por el
embarazo. Las dos íbamos muy maquilladas, con las uñas de las manos y pies pintadas de rojo
y con los piercing y tatuajes, la pinta de putas era impresionante. Mientras Estanislao
inspeccionaba a Lucrecia, yo me esnifaba de- lante de ellos un par de rayas de coca, ya lo hacía
delante sin esconderme ya que me daba igual lo que pen- saran. Estanislao me dijo que esa
noche quería que bebiera bastante, compensando las calorías cenando sólo una ensalada, y
que no me cortara de esnifar coca delante de Vicente si me apetecía, que quería que Vicente
obser- vara en lo que me había convertido en toda su plenitud. En el hall del hotel nos
esperaba Vicente, mientras nosotros nos dirigíamos hacia él, Estanislao nos llevaba poniendo
las manos sobre nuestras caderas, como dando a entender que éramos sus putitas. Al vernos
la cara de Vicente era un poema, sobre todo al verme a mí. Estanislao le dijo: Como ves
Vicente hoy lo vamos a pasar en grande con estas dos putitas, harán todo lo que queramos,
mira el modelito de tu ex, no deja nada a la imaginación. No se que decir Estanislao. No digas
nada y disfruta la noche. Cogimos un taxi y nos fuimos a comer a un restaurante. Estanislao
pidió lo que Lucrecia y yo cenaríamos. Vicente me preguntó en la cena con Estanislao delante
que como era posible que me dejara manipular de esta forma. Yo no contesté no sabía que
decir, lo hizo Estanislao. Mira Vicente Andrómeda no se deja manipular, por estar viviendo
conmigo, cobra, es decir, es una puta en todo el sentido de la palabra, y a cambio de dinero
hace lo que yo la digo. ¿Pero como es posible? Yo cuando la conocí tenía 18 años y era una
chica normal, y no me dejó tocarla hasta que nos casamos, y hasta hace un año era una madre
y esposa modelo. Cambió cuando la conocí yo, ¿no te acuerdas de mí?, yo fui el ginecólogo
que la operó en septiembre y la he ido modelando sin obligarla a nada, ella eligió libremente
esta vida, y dejarlo todo familia y trabajo por pu- tear. Tengo todo el proceso de cambio
grabado en DVD, luego en el hotel lo veremos. Y Lucrecia ¿Es tu mujer?. Que va, es una amiga
que me presentó Andrómeda después de seducirla, está casada con un cornudo, y el hijo que
espera es mío. También hace todo lo que yo la pido. Vicente ni se cabreó por lo que Estanislao
había hecho conmigo, yo creo que simplemente se quedó sin capacidad de reacción.
Mientras cenábamos, Estanislao le contó todo lo que había hecho conmigo, y yo creo que
Vicente se estaba poniendo cachondo. Sobre todo me miraba a las tetas. Yo siempre había
tenido poco pecho y una talla 95, deja a los hombres como embobados. El restaurante, estaba
en el paseo marítimo de Palma, y también tenía discoteca, así que después de cenar Estanislao
dijo que nos podíamos quedar allí a tomar unas copas. Cuando Vicente se fue al baño,
Estanislao me dijo que me lo follara allí en uno de los baños, que le pusiera cachondo hasta
que no aguantara mes y me pidiera que folláramos. En la pista de baile había bastante gente,
sobre todo extranjeros, y aunque íbamos vestidas muy provo- cativas, la verdad es que había
chicas también que iban enseñándolo todo, y que por la condición de bisexual que ya tenía en
aquella época me ponían a mil. Cuando Vicente volvió del baño, le cogí la mano y le dije
"vamos a bailar" mientras le arrastraba hacia la pista. Nos pusimos a bailar en un rincón de la
pista, estaba llena, así que estábamos bailando bastante pega- dos. Empezamos a bailar de
manera muy sensual, moviendo la cintura y sin dejar de mirarnos a los ojos. Yo le restregaba
las tetas por su pecho mientras le besaba y le metía la lengua hasta la garganta. En un
momento determinado él me agarró y me acerco a su cuerpo seguimos moviéndonos, esta vez
pega- dos, cuerpo con cuerpo a la vez que yo le susurraba al oído si le gustaba mi cuerpo
ahora. El me contestó que si, que estaba buenísima mucho mejor que antes. Entonces
haciéndome la mimosa, le pregunté que qué parte de mi cuerpo le gustaba más ahora,
mientras hacía un círculo con mis dedos alrededor de mis tetas y me pasaba la lengua
alrededor de mis gruesos labios. Vicente a esas alturas ya tenía un bulto enorme en su
pantalones de pinzas, y yo me di cuenta de que tenia el vestido muy arriba, con los
movimientos que había hecho y estando descuidada como estaba, ya que solo pensaba en él.
Se me había subido y dejaba ver parte de mi tanga negro, y aunque el vestido en si se
transpa- rentaba enseguida trate de bajármelo, pero el detuvo mis manos y me dijo que así le
gustaba, yo le susurre que me daba mucha vergüenza, que mucha gente podía verme, a lo que
Vicente respondió que con lo guarra que era le extrañaba que algo pudiera darme vergüenza, y
agarró mis manos, llevándolas hacia arriba, de tal manera que rodearon su cuello y así
seguimos bailando, dejando que mi vestido se subiera cada vez mas, enseñando casi todo mi
trasero, cubierto por detrás por la tira negra del tanga. Seguro que Estanislao lo estaba
pasando en grande, yo me sentía puta ante Vicente y eso me gustaba espe- cialmente porque
era mi exmarido, y notaba como el también estaba excitado, ya que algo duro en su
pantalón presionaba mi cintura, y como Vicente lejos de querer disimularlo me apretaba mas
contra él, frotándose contra mí. Sus manos bajaban por mi espalda, tocándome el culo por
debajo del vestido. Yo le besé el cuello mientras él me manoseaba con sus manos, amasando
mi culo, tocándomelo y apretándolo. Me abrace mas a él y noté como se empezaba a mojar
mi tanga, cuando juntaba mis piernas notaba como resbalaban por la humedad que se
formaba en mi interior, una de sus manos la paso delante de mí, de tal ma- nera que quedó
entre los dos. Al minuto había deslizado su mano por la cintura de mi vestido que era
abierto por ahí para dejar a la vista el vientre, y empezó a tocar mi depilado sexo por encima
de mi tanga, mientras con la otra mano, la que estaba en mi trasero se dedicaba a estirarme
del tanga, de tal manera que se me metía en la hendidura de mi vagina, provocando que mis
labios mayores se saliesen de mi ropa interior. Luego sentí como su mano se deslizó por un
lateral del tanga, Vicente estaba lanzado, nunca lo había visto tan excitado, tocaba mi coño
directamente, atreviéndose a meterme uno de sus dedos dentro, lo hizo despacio, al principio
apreté mis piernas, no podía creer que Vicente me estuviera metiendo un dedo en mi sexo
en medio de una pista de baile, Estanislao si era capaz pero Vicente. Debía ser el efecto que mi
cuerpo causaba en
él. Yo ya estaba muy mojada y sus dedos entraban sin oposición por mi dilatado sexo, empezó
a meterlos y a saVicente, y luego se paró como si quisiera explorarme entera, me apreté
contra su cuerpo y sentí un orgasmo, allí delante de todo el mundo y con mi
exmarido. Cuando me soltó me bajé el vestido y le dije que estaba cachonda perdida y que si
quería podíamos hacerlo en los baños, le arrastré cogiéndole de una mano, me fui a por mi
bolso que lo tenía Lucrecia me encendí un cigarro y nos fuimos a los baños ante la atenta
mirada de Estanislao, que le dijo a su vez a Lucrecia que nos si- guiera para ver lo que
hacíamos. Nos dirigimos a los baños de caballeros entre besos y caricias, cuando entramos al
baño nos metimos en una de las cabinas, y cerramos con pestillo, casi sin mediar palabra
Vicente metió su mano entre mis piernas otra vez, y acercándose me dijo eres una zorra y
como tal me la vas a mamar. Llevé mis manos hacia su bragueta y note lo dura que la tenía,
sin pensarlo mas bajé su cremallera y no tuve que hacer nada mas, porque su aparato salió
solo del pantalón y quedo apuntando a mi cara, entonces me arrodillé para mamársela,
aunque el suelo esta sucio de meados de tíos. Vicente mientras tanto subió mi vestido hasta
mas arriba de mi cintura, y me desabrochó el sujetador, descubriendo mis tetas, y viendo lo
duros que estaban mis pezones, muy excitados, me los pellizcó, los chupó. Cuando terminó
empecé a centrarme en la mamada. Le empecé a lamer los huevos y a subir por el prepucio
hasta el glande, metiéndolo y sacándolo rítmi- camente. Entonces le dije a Vicente que si le
gustaba podía meterla y sacarla él en mi boca a su ritmo. Me su- jeto la cabeza y así lo hizo.
Empezó a follarme la boca con todas sus ganas mientras yo le miraba a los ojos, y le tocaba los
huevos con mis manos. No paraba de llamarme zorra, puta, perra salida y cosas así. Yo me
sentía más sucia de lo habitual porque se trataba de mi ex, y porque las rodillas las tenía todas
mojadas de los meados del suelo. Cuando su polla empezaba a echar preseminal y yo pensé
que se iba a correr en el fondo de mi garganta me la sacó, me puso en pie, y a la vez que se
cogía a mis tetas para chuparlas y masajearlas, me bajó el tanga, hasta el suelo, metiendo sus
manos entre la pared y mi culo levantándome a pulso adelantando mis caderas, dejando mi
coño listo y expuesto para la penetración, cosa que yo facilité abriendo las piernas todo lo
que pude. Se fijó en el piercing de mi clítoris, y empezó a darme tironcitos del mismo
proporcionándome un gran pla- cer, mientras me decía que me habían anillado el cuerpo
como a las putas de las películas porno. Después de esto, puso la punta de su polla en la
entrada de mi coño y comenzó a penetrarme, lo hizo rá- pido y con fuerza, de tal forma que su
erecta verga resbalaba y se introducía en mi coño, hasta el fondo. Cuando la metió hasta el
fondo la dejo un rato dentro para acomodarse y dilatarme mejor. Cuando ya es- taba bien
acomodado empezó a entrar y a salir de mí a un ritmo muy rápido, entraba y salía de mí con
mucha rudeza. Entonces agarró mis piernas y las subió, quedando mis rodillas a la altura de sus
caderas, para empe- zar a empujar fuerte, y aumentar el ritmo de sus embestidas, el me
sujetaba apoyando mi espalda contra la pared y sujetándome por las nalgas. Luego mientras
horadaba mi coño con su polla, metió varios dedos en mi ano moviéndolos como había hecho
antes en mi sexo lo que me provocó otro orgasmo, mientras me decía que sólo las putas
tenían el culo tan dilatado como el mío. Tuve un orgasmo impresionante y si Vicente no me
llega a estar sujetando me habría caído al suelo de gusto.
Mientras yo estallaba en mi orgasmo Vicente inundaba mi sexo con su semen, que por la
postura empezó a resbalar por mis muslos. Vicente mientras tanto seguía metiéndola y
sacándola de mi sexo, inundado por su lefa y mis flujos. Cuan- do su erección bajó me la sacó, y
sin decirme nada me arrodillé de nuevo para limpiársela con mi lengua como si estuviera
hambrienta de semen, mientras el jugaba con mi pelo como si fuera una perrita
golosa. Después de que el quedara limpio yo me incorporé, y me limpié los muslos de su lefa
con papel higiénico, al igual que las rodillas de los restos de meados del suelo (¿porque los tíos
nunca lo echan todo en el WC?). Luego empezamos a vestirnos y antes de salir de la cabina,
delante de Vicente me puse dos rayas de coca en un espejo de maquillaje y me las esnifé
enrollando un billete. Vicente muy sorprendido me preguntó que desde cuando consumía
coca, y le contesté que desde hacía unos meses que era para aguantar de marcha, que en el
ambiente que me movía todo el mundo la tomaba y que no pasaba nada, que era la única
forma de aguantar mi ritmo de vida. Al salir de la cabina varios tipos que estaban orinando en
los urinarios, se nos quedaron mirando, mientras yo les miré a ellos sin ningún tipo de
vergüenza. Vicente se fue con Estanislao y Lucrecia, y yo al baño femen- ino a maquillarme
porque después de mamársela a Vicente tenía todo el maquillaje corrido. Me encendí un
cigarro y me uní a los demás. Estanislao se reía con Vicente que le contó lo del baño. Le decía
que yo era capaz de cumplir los deseos de cualquier hombre o mujer, y que mientras el había
perdido una esposa, la noche había ganado una puta de primera capaz de todo. Yo creo que
Vicente ya había asumido a esas alturas mi nueva condición de prostituta, y que ya no me
odia- ba como cuando le abandoné a él y al niño. Su cara delataba deseo y ganas de follarme,
en fin la noche todavía era joven y nos depararía nuevos placeres.
Capítulo 19 Después de follarme a Vicente en el baño de la disco, nos fuimos de juerga por
más sitios de Palma, estu- vimos bebiendo y bailando hasta la 4 de la mañana. Entonces
Estanislao propuso que nos fuéramos al hotel para acabar la fiesta. Nos cogimos el coche y
mien- tras Estanislao conducía, Lucrecia y yo, no parábamos de meter mano a Vicente en el
asiento de atrás. Cuando llegamos lo primero que hicimos nosotras fue desnudarnos, ya que
Estanislao siempre nos quería desnudas en el hotel. Nos fuimos al baño a maquillarnos y en mi
caso además a esnifar coca. Entonces Estanislao nos dijo que empezáramos a comportarnos
como las dos bolleras que éramos para que lo viera Vicente, porque seguro que le gustaría.
Además a mí me dio instrucciones para que fuera puta con Lucrecia. Como Lucrecia no era
capaz de tomar la iniciativa, porque tenía menos experiencia que yo y probablemente porque
con Vicente delante le daba vergüenza, finalmente la tomé yo, mostrando una actitud
dominante con ella en todo momento. Yo sabía que a Estanislao le gustaba cuando veía a dos
mujeres haciéndolo, y una de ellas humillaba a la otra. Yo estaba de pie en el centro de la
habitación con Lucrecia sentada en el suelo sobre sus talones, quedando Estanislao y Vicente
sentados en un cómodo sofá. Me planté delante de Lucrecia, mirándola a los ojos con
desprecio. Su cara quedaba a la altura de mi depi- lado coño. Empecé a humillarla, diciéndola
que era demasiado mayor, que no era tan bella como yo, que estaba gordísima y que era
patético que a su edad se hubiera quedado preñada. Lucrecia no decía nada pero la expre- sión
de su cara reflejaba que lo pasaba mal por mis palabras que sabían que eran verdad y por las
risas de Esta- nislao. Vicente no decía nada mas bien no daba crédito a mi comportamiento. A
continuación la dije que no era más que una zorra a la que le gustaba follar con cualquiera.
Que era peor que las perras en celo y que no la bastaba con estar casada y con dos hijos, que
tenía que follar con cualquiera para volver a quedarse preñada. A mi las copas y la coca me
dieron alas para soltar todo un amplio repertorio de insultos contra Lucrecia. Creo que en el
fondo tenía celos contra ella por la atención que la prestaba Estanislao y porque además la
había hecho un hijo. Luego me agaché a la altura de su cara y la lamí sus labios obligándola a
que los abriera para introducirle la lengua, con la que hábilmente recorrí sus encías, dientes y
paladar. Para decirla que con tal de follar era capaz de hacerlo hasta con mujeres. A
continuación, empecé a pasar mis manos por sus tetas y prominente vientre para luego bajar
al sexo, di- ciéndola que lo tenía empapado como la buena puta que era. Poco a poco ante la
docilidad de Lucrecia y por la excitación creciente de Estanislao y Vicente, yo me
fui identificando cada vez más con mi papel así que ocurrió lo siguiente: Lucrecia vamos a
jugar a las amas-esclavas. Yo seré tu señora y tu mi esclava, ¿vale?. Mientras juego con- tigo,
siempre contestarás a mis preguntas llamándome señora, y yo te llamaré a ti como me plazca.
¿Te enteras cerda...?. Si mi señora. Voy a tumbarme en el suelo, y me vas a ir lamiendo desde
las tetas bajando por el vientre, para luego co- merme el coño, ¿Has entendido guarra?, si mi
señora.
Total que Vicente bastante picado por el comportamiento de Vicente y mío, se la clavo a la
pobre Lucrecia hasta los huevos por el culo, de un solo golpe, y aunque el culo de Lucrecia ya
estaba bastante entrenado por la polla de Estanislao, soltó un grito de dolor desgarrador. A
Vicente se le veía muy cabreado así que empezó un mete y saca frenético, mientras a Lucrecia
se le saltaban las lágrimas. A continuación Estanislao que estaba todo empalmado de mi
mamada y del espectáculo de Vicente con Lucrecia, me dijo que quería follarme entonces me
agaché a cuatro patas y levanté mi trasero, colocándolo en posición idónea para recibir una
polla en su interior. Estaba deseando que Vicente viera como Estanislao me daba por el culo.
Entonces Estanislao insertó de un golpe su polla en mi culo, diciendo, mira Vicente se la he
metido de un solo golpe y no se ha quejado, como se ve que ya lo tiene dilatado de tanto que
la han dado por el culo. Para seguirle el juego a Estanislao, yo me puse a gemir como loca
diciendo "por favor dame más, má- s,....ah.....". Estanislao me estuvo dando un rato por el
culo, pero como es un hombre que marca muy bien los tiempos, se salió de mí antes de
correrse. Yo automáticamente me incorporé para mamarle la polla, que sabía a mi ano, pero
después de un par de minutos me tumbó en el suelo, se puso sobre mí y empezó a hacerse
una cubana con mis tetas. La cara de Vicente era un poema por todo el repertorio que se
podía hacer con mi cuerpo, y en esto Esta- nislao le dijo. Qué te parecen Vicente las nuevas
tetas de silicona de Andrómeda, esto antes tu no podías hacérselo, la obligué a operarse y
ponerse una 95, sólo para darme placer a mí y provocar a los hombres. Yo estaba orgullosa de
mis siempre morenas tetas, lo que pasa que me hubiera gustado ponerme una 105, en vez de
una 95, ya que los hombres suelen escoger a las putas con más pecho, y en la nueva profesión
que había elegido eso era importante. De nuevo cuando Estanislao notó que iba a correrse,
paró de restregarse contra mis tetas, y le dijo a Vicente que a todo esto seguía follando a
Lucrecia, si alguna vez había hecho una doble penetración. Vicente contestó que no, y le dijo
que yo era una auténtica experta también en eso, que qué quería culo o coño. Yo creo que
Vicente ya no podía aguantar más, tenía que ser muy dura la sensación de cornudo que debía
tener, a pesar de que estábamos divorciados, así que dijo culo. Yo creo que decidió culo
porque quería hacerme daño al joderme. Total me ensarté sobre la polla de Estanislao que se
tumbó en la cama, y me incliné hacia delante abrién- dome el culo con los dedos, invitando a
Vicente para que me lo perforara con su polla. Me la metió con la mayor violencia que pudo,
mientras yo abría mis piernas al máximo. Entonces Estanislao la dijo a Lucrecia que se abriera
de piernas en mi cara, que todavía tenía un agujero libre sin dar placer a alguien. La costó
adoptar la postura por el embarazo, pero consiguió acoplarse. Yo era un objeto de placer
total, Estanislao no se movía porque quería que el trabajo lo hiciera yo, tenía que hacer el sube
y baja sobre su verga, mientras Vicente entraba y salía en mi culo, y a la vez lamía el coño
de Lucrecia. Estanislao no paraba de halagar mi arte para dar placer, decía que podría ser una
estrella porno y una de las putas más cotizadas de Madrid y cosas así. Cada vez que decía estas
cosa, Vicente me ensartaba con más du- reza, y las dos pollas, chocaban en mi recto y útero
pudiendo notar como se juntaban dentro, tocando la mem- brana que los separa. Yo estaba
en el séptimo cielo encadenando un orgasmo detrás de otro, y pugnando por tragar toda la
enor- me cantidad de flujo que salía del coño de Lucrecia (debía ser por el embarazo).
Estanislao además no paraba de chuparme las tetas, jugando con los piercing de mis pezones y
aprove- chando para pellizVicente poniéndolos duros como piedras. También me daba tirones
de los piercing del clí- toris y ombligo, cosa que incrementaba mi placer. Al cabo de unos
minutos, Vicente se corrió en mi culo, mientras que Estanislao lo hizo en mi coño. Se salieron
de mí, y yo me quedé exhausta por el esfuerzo. Aún así me hicieron a mí sola sin Lucrecia,
limpiarles las pollas con mi boca. A continuación, Estanislao le dijo a Lucrecia que me limpiara
el coño y el culo con su lengua. Nos que- damos en la cama. Yo estaba como ida del placer
recibido y Lucrecia me lamía como una gatita lamiendo de un bol con leche. En esto que
Mientras Vicente se ponía el boxer, Estanislao le dijo que quería que viera algo antes de
irse. Puso un DVD en el equipo que teníamos en la habitación del hotel, yo desde la cama
podía ver la tele mientras Lucrecia me comía el coño, así que no di crédito a lo que el cabrón
de Estanislao le iba a poner a Vicente. Yo sabía que se había traído el DVD con mis andanzas,
pero pensé que era para que lo viéramos solos sin nadie más. Eran todas las grabaciones de
mis polvos en la consulta de Estanislao, (incluyendo el primer día que me folló, y donde acepté
todas las condiciones que me puso para llegar a convertirme en la puta que era, se
reco- mienda leer Cap. I) y los polvos en casa de Ana y Estanislao del último año. Yo sabía que
cuando follaba me grababa, pero pensé que era para evaluar los cambios en mi
comportamiento y en mi cuerpo, y que no sería para que los viera mi ex. El pobre Vicente
tenía la cara desencajada. Pudo comprobar como me entregué a Estanislao en cuerpo y alma,
estando felizmente casada con él, sin conocerle previamente, y por un polvo de mierda que
me echó en su consulta. Pudo comprobar como manipuló mi cuerpo a su antojo con dietas,
hormonas, y cirugía. Como me inició en el tabaco y en la bebida, por no hablar de la cocaína.
Como me hice bisexual voluntariamente, porque me impusieron joder con mujeres. Y también
como me alejó de mi familia y como me hizo perder el trabajo. Pudo comprobar como me jodí
con Ana a dos negros enormes (Cap. X) o como me jodieron a mí dos les- bianas marimachos
en colaboración con Ana (Cap. V). Es decir, pudo ser testigo de todo mi amplio repertorio en el
arte de follar. Yo creo que lo que más le dolieron fueron dos cosas: El que yo permitiera
desde el principio que me hiciera una ligadura de trompas para no tener más hijos (el pensaba
que me quedé estéril por una enfermedad) y el que me acostara con su hermano, ya que
aunque evi- dentemente no grabaron cuando se la mamé en un restaurante (Cap. IV), si
grabaron cuando me acosté con él dos veces en casa de Ana (Cap. IV y IX). Todo aquello fue
demasiado para Vicente, se le saltaron las lágrimas, empezó a vestirse y cuando terminó de
hacerlo, como un resorte fue hacia mí, me propinó un hostia en la cara apartando a Lucrecia
de mi coño, y me llamó puta y me dijo que como volviera a acercarme a nuestro hijo o a él me
mataría a golpes. Cuando se iba intentó darle otra hostia a Estanislao, pero éste le sujetó el
brazo parando el golpe, y le dijo que no se pusiera así que no merecía la pena por una puta, así
que teniendo en cuenta que Estanislao era mucho más fuerte que Vicente, mi exmarido,
decidió coger la puerta y marcharse, aunque eso sí, llamándole cabrón. Yo estaba sangrando
por el labio, me levanté, me quedé mirando a Estanislao llorando mientras el me
devolvía una mirada de desprecio. Le dije que como podía haber hecho una cosa así, que
admitía que conmigo hiciera lo que quisiera, pero que acababa de destrozar a mi familia, que
como se creía que iba a reaccionar Vicente con su hermano recién casado por cierto, después
de lo que había visto. Me contestó que eso a él le daba igual, y que la culpable era yo, que yo
me cepillé a mi cuñado y que ya era mayorcita para saber lo que hacía. Pero que de todas
formas que a mí que mas me daba después de todo Vi- cente antes del DVD, ya había
comprobado lo puta que era con mi comportamiento durante toda la noche. Entonces me
puso un vodka y me extendió dos rayas de coca para que me animara. Como una autómata
me tomé el vodka de un trago y me esnifé las dos rayas. El se puso de nuevo ca- chondo,
supongo que por lo que hizo con Vicente y mi total sumisión hacia él, así que se empalmo de
nuevo, me llevó a la cama donde estaba Lucrecia me abrió las piernas se puso encima mío y
empezó a follarme de nuevo. A Lucrecia la dijo que pusiera su coño sobre mi boca porque
quería que yo se lo comiera. Me embestía con todos sus ganas, mientras yo le comía el coño a
Lucrecia como un robot. A pesar de la copa y la coca, mi cabeza daba vueltas pensando en lo
que había hecho con mi vida y la de los míos. Mi esperanza era que Vicente no se hundiera,
por el bien de nuestro hijo, al que yo había abandonado con sólo dos años. También pensé en
mis padres, en lo bien que se portaron siempre conmigo y en todo lo que se gastaron en mi
educación. Una cosa estaba clara, ya jamás podría volver con mi familia, no después de que
Vicente se ente- rara que me acosté con su hermano varias veces. Finalmente, Estanislao se
volvió a correr en mi coño y Lucrecia en mi boca, entonces Estanislao empezó a reírse y como
veía que lloraba, mientras me acariciaba la cabeza me decía, Andrómeda no llores, tu para lo
que vales es para follar y con ese culo y ese coño vas a ganar mucho dinero, hazte a la idea de
que has empezado una nueva vida y que todo lo vivido antes hasta que me conociste. Fue un
tremendo error. Yo asentí con la ca- beza, por el miedo que tenía a Estanislao, mientras hacia
pucheros como una niña. Después de tan intensa noche, Estanislao y Lucrecia se quedaron
dormidos. Yo me fui a mi habitación, y no pude dormir nada por todo lo ocurrido, y por la coca,
que me obligó a esnifar Estanislao tan tarde. Por lo que me quedé toda la noche dándole
vueltas a la cabeza.
Capítulo 20 Después de la que armó Estanislao con Vicente, y de que comprobara que era
mejor no volver a verle por si se ponía violento, en los días que nos quedaron de vacaciones,
en vez de ir a la playa, alquilamos un barco y nos bañábamos en alta mar, con lo que Estanislao
siempre nos tenía desnudas, sin tanga ni nada, y dispuestas para hacernos lo que él
quisiera. Nos folló y exhibió a su gusto. Nos obligaba a hacerle felaciones en cualquier sitio, en
plena calle de día dentro del coche, en el baño del restaurante donde comiéramos,
etc., Cuando ya no podía mas, después de varias corridas y aunque se metía viagra para
incrementar su resis- tencia, nos obligaba a que folláramos entre nosotras para disfrute de él.
Le encantaba que yo representara un rol dominante frente a Lucrecia, y que la follara por el
culo o coño, con un consolador de correas. La semana de vacaciones, finalmente terminó pero
Estanislao la prolongó unos días ya que había quedado con otro médico amigo suyo (por cierto
uno de los que me follaron en casa de Estanislao) muy putero. Me dijo que a Lucrecia y a mí
nos tenía muy vistas, y que esos días se iría con su amigo a las mejores casas de putas
de Palma, así que era mejor que nosotras nos volviéramos a Madrid. Desde luego Estanislao
era insaciable. En el vuelo de vuelta, le pedí disculpas a Lucrecia por los insultos, humillaciones
y azotes que le había propinado para placer de Estanislao, pero que no me quedaba más
remedio porque yo tenía que hacer lo que me ordenaba. Me disculpó. Empezamos a hablar y
me dijo que estaba asustada por la espiral en que se había metido que no se lo creía, y que no
quería acabar como yo, porque tenía dos hijos todavía pequeños mas la que iba a
nacer. También me dijo que comprendía lo que me había pasado, y todo lo que había hecho
por Estanislao, (porque ella también estaba colada por él) aunque se quedara horrorizada
cuando vio el DVD, sobre todo por lo de mi cuñado, pero que ella no podía permitirse acabar
igual que yo porque ya pasaba de los cuarenta, y que no po- dría vivir ejerciendo de puta
aunque quisiera. Yo la dije que tenía razón, que inentará zafarse de Estanislao, que yo haría lo
posible para que se olvidara de ella, pero que no se preocupara que ella había sido un capricho
de unos días y que se le pasaría. La recomendé que volviera con su marido y que olvidara todo.
Aunque eso sí la comenté que seguiría viéndola por el club y que de vez en cuando haríamos el
amor. Llegamos de noche, nos despedimos en el aeropuerto con dos besos, sentí envidia, a mi
me hubiera encan- tado poder hacer lo que ella volver con mi familia, pero en mi caso ya era
demasiado tarde. Llegué a casa, menos mal que estaba Tai mi criada oriental y que ya no
trabajaba, porque iba a necesitar otras vacaciones para recuperarme de las vacaciones. Tai me
preparó el jacuzzi y mientras fumaba un cigarro, me puse a pensar. Estaba claro que ya no
tenía otra salida mas que ejercer de puta, así que decidí que debía sacar el máximo
rendimiento del cuerpo que tenía des- pués de que Estanislao lo diseñara a su gusto. Iba a
cumplir en unos días 29 años, así que me quedarían unos 4 o 5 años para ganar todo el dinero
que pudiera, y luego quizás liarme con algún rico que me tuviera como querida y al que le
pudiera sacar el dinero. Ahora me tocaría a mí ser realmente puta con Estanislao, para sacarle
todo el dinero que pudiera, no quería una puta, pues la iba a tener y de las caras. Luego pensé
en JotaPe, aquel que me folló en la consulta de Estanislao (Cap, XVI) y que tenía varias casas de
putas por Madrid de las caras, recordé que me ofreció trabajo. Estaba claro que cuando
Estanislao se cansara de mí, necesitaría la protección de un macho ya que yo me sentía
tremendamente insegura si no tenía un hombre a mi lado, aunque sólo me utilizara para
chulearme o
usar mi cuerpo como le diera la gana. Ana trabajaba para JotaPe. Sería una buena opción, para
cuando Estanislao se cansara de mí. ¿No todo el mundo pensaba que era una puta?, pues iba a
sacar todo el dinero que pudiera por usar mi boca, coño y culo. Mis agujeros me
proporcionarían mucho más de lo que nunca me hubiera proporcionado mi cerebro si
hu- biera seguido trabajando como auditora. Decidí que tenía que ver a JotaPe, pero la playa,
el sol y las rastas que me hizo poner Estanislao, dejaron huella en mi pelo. Además como ya las
llevaba desde hace 20 días, y no me podía teñir el pelo, del rubio pla- tino que llevaba
normalmente, ya se me veía mi color castaño natural en la raíces. Al día siguiente con el móvil
llamé a Estanislao desde la peluquería del club, para decirle si me dejaba qui- tarme las rastas,
que si no no podría teñirme el pelo de rubio como a él le gustaba, pero que me iban a
tener que cortar el pelo bastante, porque ya después de veinte días era imposible
desenredarlo. Me dijo que sí que me lo cortara que me quería siempre rubia que ya
crecería. Total que me cortaron el pelo bastante aunque al menos me llegaba a tapar las
orejas, y me lo teñí de mi rubio habitual que contrastaba con mi siempre tostada piel. La
peluquera me regañó por hacerme unas rastas, diciéndome que menos mal que no las llevé
mucho tiempo, mientras me echaba una espuma en el pelo para dar la impresión de que
estaba mojado. Le contesté que mi pareja se empeñó y que podía hacer yo. Aprovechando
que Estanislao seguiría en Palma otra semana pensé que era mi oportunidad para conocer
a JotaPe mejor, y para que fuera contando conmigo, así que llamé a Ana y le comenté todo lo
ocurrido en Palma con mi familia, y de que Estanislao forzó que Vicente se enterara de que
también me había acostado con su hermano. Quedamos en el club, le gustó mi corte de pelo,
y me dijo después de nuestra sesión de aeróbic que me concertaría una entrevista con JotaPe,
pero me advirtió que como se enterara Estanislao, me la iba a cargar, aunque por JotaPe no
debía preocuparme porque sabía que si yo trabajaba para él sería un buen negocio, y
que estaría encantado de verme. Yo la conté además que había decidido dedicarme a la
prostitución en cuerpo y alma, para sacar en unos años todo el dinero que pudiera, que ya no
me quedaba otra salida, porque ahora si que mi familia no querría volver a verme, y que para
eso necesitaría que Estanislao me abandonara. Ana me contestó que no me preocupara, que a
Estanislao la putita de turno no le dura mas de un año, pero que podría acelerar que se
cansara de mí, siendo muy pesada, llamándole cada dos por tres al móvil desde las tiendas de
ropa para pedirle opinión sobre modelitos, siendo muy cariñosa y empalagosa, mostrándome
muy celosa cuando se fuera con otras, pidiéndole dinero además del que me daba
constantemente, diciéndole que me gustaría casarme con él, etc.... Ana me dio buenas ideas,
con ella Estanislao vivió un año, y eso que no hizo nada por que se cansara de ella. Me
comentó que trabajando para JotaPe se sacaba unos 3 millones de pts. al mes, sin trabajar
todos los días de la semana. Que JotaPe le proporcionaba los clientes en su mayoría gente de
alto nivel y que se repartían las ganancias al 50 %. Luego Ana llamó a JotaPe a su móvil y le
dijo que estaba conmigo, y que si le gustaría cenar con nosotras esa noche, que ella libraba.
JotaPe contestó que sí, y nos citó en un famoso restaurante a las 22:00 horas. Me fui a casa
llamé a una maquilladora, quería estar radiante para JotaPe, y elegí para la cena un vestido
de noche que no dejaba nada a la imaginación. Era de firma, de los típicos que llevan las
modelos en las pasarelas cuando hacen los pases de transparencias y que luego nadie se pone
en la vida real.
Era de color azul turquesa, escotado por delante de forma muy pronunciada, separando
bastante mis tetas y al final mostraba el ombligo. Por detrás era abierto hasta donde empieza
el trasero. Me quedaba por encima de las rodillas todo transparente, y era para llevar sin
sujetador. Me puse unas bragas-tanga (por lo que cubren están entre medias de ambas), del
mismo color del vestido, pero que se transparentaban totalmente, por de- lante y por detrás, y
por supuesto no me puse sujetador. Mis tetas se transparentaban en todo su esplendor,
moviéndose además libremente. Era de escándalo. Pero tenía que conseguir que JotaPe se
volviera loco por mí como fuera. Luego me puse unas sandalias de tacón de aguja también
azules pero algo más oscuro, haciendo juego con el azul de las uñas de las manos y los pies y
del maquillaje de mi cara. El bolso era también de ese color. Que- ría que el vestido que se
transparentaba sobre mi cuerpo contrastara con el resto. El pelo me lo dejé como me lo peinó
la peluquera al mediodía, con ese aspecto mojado como si acabara de salir del baño. Estaba
muy nerviosa, aquello era una auténtica entrevista de "trabajo", un trabajo que no te dan
enseñando un currículum, sino demostrando de lo que eres capaz de hacer en la cama. Me
esnifé un par de rayas. Para colocarme y no tener inhibiciones. Toda la semana que estuve en
Palma fui pasadísima de coca y me di cuenta que tenía que empezar a con- trolarme, como me
dijo que hacía Ana, que por cierto llegó a buscarme a las 21:30. Se quedó impresionada
cuando me vio con el vestido transparente. Me dijo que estaba bellísima y que nin- gún
hombre podría resistírseme. Al entrar en el restaurante todo el mundo me miraba, y a los
niños les decían que no se fijaran en mí. Cuan- do JotaPe me vio me dijo que estaba
arrebatadora, yo me movía y comportaba con la mayor sensualidad posi- ble. Nos sentamos
los tres en un reservado sin que nos pudieran ver el resto de clientes. El restaurante era de los
mejores del núcleo financiero de Madrid, lo que pasa que yo por mi dieta no pude disfrutarlo.
Para poder mantenerme en el peso que quería Estanislao, me tuve que hacer vegetariana. Me
man- tenía a base de verdura, frutas, y batidos vitamínicos que según Estanislao sustituían las
vitaminas que apor- taban los otros alimentos. JotaPe se quedó sorprendido por mi dieta,
aunque me dijo que Estanislao tenía razón que así estaba esplén- dida, por el contraste de mis
curvas en pecho y caderas y la delgadez del resto de mi cuerpo. Los camareros no paraban de
mirarme, sobre todo a las tetas, estaba orgullosa de mi pecho, por el efecto que provocaba en
la gente. Toda la cena me estuve insinuando a JotaPe como una zorra, le tocaba la entrepierna
por debajo de la mesa, siempre decía frases con doble sentido, me inclinaba sobre la mesa
para mostrarle las tetas, etc.. Cuando estábamos tomando el postre, fuimos al grano y le dije a
JotaPe que me gustaría trabajar para él. Y esto fue lo que pasó: Andrómeda: JotaPe he
pensado que me gustaría trabajar para ti. He hablado con Ana y me interesaría ser una de tus
chicas. JotaPe: Ahora estás con Estanislao, que me ha proporcionado bastantes chicas, y no
quiero enemistarme con él. Ana: No te preocupes, Estanislao la dejará pronto, ya estará
buscando a otra.
JotaPe: Para trabajar conmigo, no sólo vale que estés buena, tienes que ser capaz de hacer
cualquier cosa en la cama. Ana: Te puedo asegurar porque yo la entrené que es de las mejores
que conozco, nunca dice no a nada, es capaz de hacerlo con varios hombres y/o mujeres a la
vez, y es 100 % bisexual. Andrómeda: Además tu me follaste en la consulta de Estanislao y
sabes de lo que soy capaz. JotaPe: Si sé que eres buena pero, Estanislao me ha pasado tu DVD,
he podido ver tu transformación tanto física como mental en un año. ¿Cómo sé que no te
vendrás abajo y querrás volver con tu familia?. Andrómeda: Eso ya nunca ocurrirá, ahora
tengo una nueva vida, como era yo y la familia que tenía es una anécdota, mi vida debería
haber sido siempre como es ahora, tener mucho dinero para gastar y ninguna obli- gación mas
que dar placer a quien pague por ello. En mi siempre hubo una puta, lo que pasa que no salió a
la luz hasta que conocí a Estanislao, y te lo voy a demostrar ahora mismo (decir todo aquello
me partió el alma por mi hijo, pero JotaPe tenía que estar seguro de que no le dejaría
tirado). Le abrí la cremallera del pantalón y mirándole a los ojos mientras me relamía mis
gruesos labios me puse de rodillas entre sus piernas, le desabroché el cinturón del pantalón y
el botón que lo sujetaba a su cintura. Noté con mis manos que ya estaba empalmado, corrí la
goma de su slip, y se la saqué. Entonces volvía a mirarle a los ojos con deseo, y sin importarme
que apareciera el camarero, empecé a la- merle en el ombligo, para bajar luego a los huevos y
a continuación ir deslizando mi anillada lengua a lo largo de toda su verga, hasta llegar al
glande, para luego meterme toda su polla en la boca, quedando mi nariz a la al- tura de su
bello púbico. Así con toda su polla tocándome la garganta aguanté unos segundos, para luego
empezar a mamársela lentamente. Yo estaba ya completamente mojada así que como pude
me quité con una mano las braguitas y empecé a masturbarme, gimiendo a la vez para que
JotaPe pudiera comprobar lo guarra que era. Mientras se la lamía, con JotaPe sentado en la
silla y yo de rodillas entre sus piernas, movía mi cabeza arri- ba y abajo, lentamente, al tiempo
que la giraba haciendo círculos para darle más placer. La cara de Ana era un poema, por su
expresión parecía que nunca había visto algo así, en un sitio público. Como estaba tentando la
suerte y el camarero podía aparecer en nuestro reservado en cualquier momento, aceleré el
ritmo de la mamada, para que JotaPe se corriera lo antes posible en mi boca. Finalmente tuvo
una abundante corrida, que me tragué como pude porque casi me atraganto, con su es- peso y
abundante semen. JotaPe me dio un beso en la frente y me dijo que había nacido para follar,
que era de las mejores que había conocido, y que podía trabajar con él en cuanto estuviera
libre de Estanislao. Yo me incorporé, y mientras me secaba el coño con un clinex para que no
se notara la humedad en las bragas al ser el vestido transparente, me relamía el semen que
quedó en mis labios. A continuación me puse las braguitas y me bajé el vestido. Nada mas
sentarme, llegó el camarero, y tomó nota para el café. Ana y JotaPe lo pidieron con leche, y
cuan- do me preguntó, ¿La señora también con leche?, le respondí mirando a JotaPe con cara
de vicio. No yo ya he te- nido bastante leche por hoy, lo quiero solo y con sacarina. Mientras
nos tomábamos los cafés JotaPe me dijo que no cabía duda que era una auténtica zorra, y me
pre- guntó que si esa noche me atrevía a trabajar para él, que tenía un cliente que era un alto
cargo de una embajada de un país africano en Madrid, y que le chiflaban las blancas rubias de
ojos azules o verdes como yo. Llevaba poco tiempo en España y no hablaba bien español.
Ana le contestó que yo hablaba muy bien inglés porque en mis tiempos de estudiante viví un
año en Esta- dos Unidos. Me ofreció el 50 % de lo que costara el servicio y sería esa noche en
un Chalet de Arturo Soria. Yo acepté inmediatamente ejercer de puta para JotaPe. Ganaría por
fin ejerciendo la prostitución mi propio dinero al margen de Estanislao, y por los ingresos de
Ana sabía que podría ganar mucho dinero, aunque le mostré mi preocupación por si se
enteraba Estanislao. JotaPe me dijo que aprovechando que Estanislao no estaba en Madrid
me haría esta prueba con un cliente, y que si la pasaba que cuando Estanislao me dejara o
rompiera con él ya automáticamente empecería a trabajar en uno de sus chalets. Las
condiciones económicas eran las mismas de las de Ana, el 50 % de cada servicio, siendo la
tarifa mí- nima de 50.000 pts. pudiendo llegar a las 500.000 según lo que pidiera el cliente. Me
pareció bien. Entonces Ana y Estanislao empezaron a buscar un nombre de guerra para mí. Me
enteré que el de Ana era Cloe, entonces JotaPe dijo que teníamos que explotar todo lo que
Estanislao me hizo para parecerme a la chica Wonderbra de entonces, así que me puso
Adriana. Salimos del restaurante eran ya las 11:30 PM y nos fuimos al chalet. Estaba por
Arturo Soria, yo la verdad es- taba un poco nerviosa a pesar de que por aquella época ya era
una auténtica puta, pero hasta entonces en gene- ral lo había hecho con Estanislao o con quien
él quiso, pero ahora era distinto, lo iba a hacer en una casa de putas, y con alguien que yo
sabía que había pagado por hacerlo conmigo. Llegamos al Chalet, era una noche calurosa de
finales de agosto. Tenía un jardín muy tupido y una hermosa piscina. Entramos en la casa,
estaba decorada con mucho estilo, por lo que la clientela sería de clase. Se veía a las chicas
por allí, todas eran putas de alto nivel, bellísimas y vestían de forma muy provocativa. Yo la
verdad con el vestidito que me puse para esa noche no desentonaba nada. Fuimos los tres a
una habitación, y Estanislao llamó a una mujer que se llamaba Nadia. Al poco tiempo vino, era
la madame del burdel, tendría unos 40 años muy bien llevados era alta, 1:75 con los tacones
con bue- nas tetas y caderas que destacaban por su estrecha cintura. Era rubia teñida, porque
las cejas y los ojos eran castaños, media melena estilo años veinte, se la veía con clase. JotaPe
me presentó, directamente con el nombre de Adriana y Nadia se quedó impresionada por mi
pare- cido con la modelo. La comentó que me iba a hacer una prueba con el cliente africano
comentado y que era una puta de las buenas. Que si la pasaba probablemente en unos meses
me incorporaría a trabajar para él. Nadia empezó tocarme por encima de mi transparente
vestido, palpó las tetas y la cintura con las dos manos, siguiendo su estrechamiento, para pasar
luego a las caderas. Me miró la boca haciéndomela abrir, y luego me subió el vestido y metió
las manos por debajo de las bragas para tocarme el sexo. Su comentario fue: Desde luego la
puta tiene un cuerpo impresionante, los cirujanos han hecho un buen trabajo con ella, y
me dio la enhorabuena por mis tetas de silicona, comentando que ahora tener una 95 era
imprescindible para ejer- cer el oficio de puta. Me preguntó que porque me faltaban las
muelas del final, y le contesté que me las hizo quitar mi hombre para que mi cara pareciera
más estilizada como las de las modelos. Me dijo que siempre me quería así de del- gada, que le
gustaba el contraste de mi delgadez con la rotundidad de mis tetas y trasero (que manía tenía
todo el mundo por mi delgadez).
Nadia comentó que cuando empezara a trabajar para ellos ya examinaría mi cuerpo
detenidamente y me enseñaría los trucos de una buena puta. Entonces, llamaron a Nadia de
recepción, el africano acababa de llegar, me dijo que me quitara los piercing de mis pezones
que a algunos clientes de alto nivel no les gustaban (como recordaréis eran dos agujas
con bolas metálicas a los lados que se podían quitar a rosca). Le pregunté por los demás
piercing, los del clítoris, ombligo y lengua, me dijo que no pasaba nada que esos estaban
bien. Salimos solas Nadia y yo, y nos fuimos al saloncito donde esperaba mi primer cliente
como auténtica puta. Nadia me dio unos cuantos condones que metí en el bolso, me aconsejó
usarlos siempre en la penetración anal y vaginal porque no querían putas enfermas. Me dijo
que por vía oral también pero que como era más difí- cil cogerse nada, presionara al hombre
para que me pagara más si lo hacía sin condón al mamársela. Por último me preguntó si
consumía drogas, le respondí con cara de niña pillada en falta que sólo cocaína y que intentaba
controlarme. Se sonrió y me dijo que mejor que no hay nada peor que una puta se niegue a
esni- far si le ofrece un cliente, aunque eso sí, me prohibió esnifar con el cliente delante si él
no la consumía porque le podría parecer mal. Llegamos al salón y allí estaba mi primer cliente,
era un tipo negro de unos 50 años, se estaba fumando un puro, mediría 1:95 y estaba bastante
gordo, por lo menos pesaba 120 Kg., desde luego el tipo era repulsivo, por eso me pusieron
probablemente aquella prueba. Nadia me presentó hablando un perfecto inglés, el tipo me
miró con absoluto deseo. Luego le dijo que era una chica nueva y el empezó a sobarme por
encima del vestido, centrándose en las tetas como sopesándolas. Yo mientras tanto le
sonreía. Luego Nadia nos tuvo que acompañar a la habitación porque yo no me conocía la
casa, y nos dejó allí. Se- guro que JotaPe, Ana y Nadia nos podían ver, por eso tenía que
esforzarme por follar al negro lo mejor posible. La habitación era grande, una cama de unos 3
m de ancho, y todas las paredes con espejos, incluido el techo. Música suave y luces bajas. En
medio había un jacuzzi y al fondo el servicio. Le dije que tenía que ir al servicio, me esnifé un
par de rayas de coca, lo necesitaba, y luego me puse a hacer pis, en esto entró el negro y se
puso a mirar mientras orinaba, decía que le daba morbo. Me seque mi sexo con papel
higiénico y me subí las braguitas, con él delante mientras le sonreía. Luego mientras me lavaba
las manos, se puso detrás de mí y empezó a sobarme las tetas y el culo. Me lo llevé a la
habitación de la mano, era un auténtico animal, me preguntaba que calibre de polla
tendría, porque aunque mi culo y mi coño ya estaban muy dilatados el tipo era grandísimo. Le
pregunté si le apetecía un jacuzzi mientras yo me quitaba el vestido y las sandalias y me quedé
sólo en bragas (todo el tiempo nos entendimos en inglés), me contestó que si, pero que le
desnudara yo. Le senté en la cama y empecé a quitarle la ropa. Aunque teníamos aire
acondicionado el tipo sudaba bastante, me dijo que le pasara mi lengua por el cuerpo desde
sus labios, hasta la polla, según le iba quitando la ropa. Intenté hacerlo con la mayor
sensualidad posible aunque a mí me daba bastante asco. Una vez quitada la camisa, le
empecé a quitar los pantalones, y debajo del boxer adiviné que la polla tenía que ser inmensa.
Cuando se lo baje quedó al aire, tendría unos 25 cm y exageradamente gruesa, pensé que
con aquel inmenso aparato me iba a destrozar mi agujeros. En ese momento me dijo que se la
mamara. Hice ademán de ponerle un condón y me dijo que no, enton- ces le comenté que
eran 50.000 pts. más me dijo que bueno y empecé a chupársela. El estaba tumbado en
el borde de la cama y yo de rodillas entre sus piernas. Hacía verdaderos esfuerzos por meter
todo aquello en mi
boca pero era imposible, entonces se incorporó y empujó mi cabeza hacia abajo, casi me
descoyunta la mandí- bula y me dieron arcadas, pero intenté seguir mamando lo mejor
posible. Para descansar las mandíbulas de vez en cuando la sacaba y el lamía el falo por fuera
de arriba hacia abajo para entretenerme en los huevos, mientras le miraba a la cara y le
sonreía. Cuando se volvió a recostar, le abrí las piernas y empecé a lamerle en el agujero del
culo y le metí los dedos dentro, el tipo se volvía loco. Después me centré de nuevo en la polla,
poniéndome sobre él de tal forma que mi mojado coño quedara muy cerca de su boca. Me
amorré a la polla y continué mamándosela con todas mis fuerzas, en esto supongo que mi
depilado coño debió ser una tentación demasiado grande y empezó a comérmelo, dándome
tironcitos del piercing que agujereaba mi clítoris. El me decía que tenía un coñito precioso,
como el de una niña y que le volvían loco los piercing de mi len- gua y clítoris. Después de un
rato haciendo un 69 glorioso, el negro se corrió en mi boca y yo rebañé toda la lefa que tanto
esfuerzo me costó sacarle. Mientras le limpiaba la polla, el tío seguía comiendo coño y tuve
un orgasmo salvaje. Como el tipo pagó por estar conmigo varias horas le invité a que
tomáramos un jacuzzi, así que preparé el agua, abrí una botella de champán y nos servimos 2
copas. Nos metimos dentro del agua, y empezó a fumarse un puro mientras yo me fumaba un
cigarro. Yo me desviví por ser simpática y agradable con él y le metía mano todo el tiempo por
debajo del agua a la polla. Me senté entre sus piernas, de tal forma que mi culo quedaba
pegado a su polla, y el mientras tanto me sobaba el coño, el vientre y las tetas por
delante. Después de bebernos la botella de champán con él todo empalmado, salimos del
agua, lo sequé como si fuera un niño pequeño sobre la cama haciéndole mimos,
entreteniéndome en su enorme verga, para luego po- nerle un condón pero no pude utilizando
sólo mi boca, y tuve que emplear las dos manos porque con seme- jante verga era complicado
ponerle el condón. Luego le tumbé boca arriba y procedí a ensartarme sobre aquel falo negro,
dejándome caer muy despacio abriendo las piernas todo lo que podía, y empecé a montarle
despacio al principio para que mi coño se dilatara lo suficiente, incrementando el ritmo de
forma progresiva. El mientras tanto, me tocaba las tetas y se entretenía con el piercing del
ombligo. Me pellizcaba los pezones y me hacía daño, pero aún así se me pusieron duros como
piedras. Su polla me llegaba hasta la matriz, me sentía toda llena, aunque había follado con
hombres con pollas grandes, aquella además de larga era muy gruesa, y me obligaba a abrir
mucho las piernas si quería evitar el que me hiciera daño. Después de un rato en esa postura
me puso a cuatro patas y sin avisarme me la clavó por el culo, siendo el único lubricante que
utilizó el del condón. Me perforó de golpe y vi las estrellas, se me saltaron las lágrimas. Aunque
mi culo podía resistir cosas grandes, aquello era demasiado. Desde luego la prueba que me
puso JotaPe era con mala leche, supongo que para comprobar mi aguante con los hombres,
porque pocas mujeres podrían resistir la embestida de una polla como esa. El me bombeaba
con todas sus ganas y como ya tendría unos 50 años, de vez en cuando paraba para des- cansar
recostándose sobre mi espalda, aprovechando para tocarme las tetas y el coño, dejando su
polla dentro de mi culo pero sin moverla, y así vuelta empezar. Yo tenía que hacer verdaderos
esfuerzos para que no me aplastara. Para mitigar el dolor, en mi culo, yo me masturbaba con
una mano agitando mi anillado clítoris con mis
dedos y así poder darme placer, consiguiendo encadenar dos orgasmos mientras me daba por
el culo con aquella cosa negra enorme. Después de un buen rato se corrió, se salió de mí y
empezó a chuparme las tetas. Le quité el condón y le limpié la polla con mi lengua. Cuando lo
iba a tirar, lo cogió me tumbó en la cama boca arriba y vertió su contenido sobre mis tetas,
empezando entonces un fuerte masaje en todo mi pecho y vientre. Yo le sonreía, entonces
rebañó algo de su semen en su dedo índice y me lo metió en la boca, lo metía y lo sacaba como
si fuera una polla, y no es por nada pero aquel dedo era como la polla de algunos hombres. La
operación de coger semen de mis tetas con el dedo y metérmelo en la boca la hizo varias veces
(como si fuera un postre que me daba a probar) hasta que dejó mi pecho y vientre bastante
limpios de lefa. Luego nos quedamos abrazados en la cama durante un buen rato, yo encima
de él, presionando mis tetas contra su pecho, mientras nos fumábamos un cigarro. Me decía
que era de las mejores putas que había conocido y que Nadia había hecho un buen
fichaje. Después de estar conmigo unas cuatro horas, y de usar y abusar de mi cuerpo como le
dio la gana, se dio un ducha y se marchó dándome un beso en la frente. Me quedé un rato
sola en la habitación, pensando que ser puta tampoco era tan malo. Yo creo que a esas alturas
ya me daba igual si el tipo con que me acostaba no me gustaba lo más mínimo, para mí era un
trabajo y como fuera físicamente quien me contratara me daba igual, porque pensaba en la
pasta que iba a ganar. Al cabo de un rato entró Nadia. Yo la verdad no sabía cuanto dinero me
correspondía porque no conocía las tarifas, pero me dijo que por el tiempo y todo lo que me
había hecho el negro, había tenido que pagar medio millón de pesetas, así que me
correspondían 250.000 pts. Me dijo que no todos los clientes eran así y que lo normal es que
se conformaran con el servicio mínimo que era media hora por 50.000 pts. Me dio un talón
que yo ingresaría en una cuenta que tenía que no contro- laba Estanislao. Por cuatro horas de
trabajo había ganado lo que como auditora ganaría en 20 días. Pensé que desde luego era
rentable ser puta. Como estaba pringada del sudor y semen del negro, me duché rápido en la
habitación, porque me dijeron que otra chica la iba a ocupar con otro cliente (el tiempo en las
casas de putas es oro) y me despedí de JotaPe. Cuando le iba a dar un beso en la boca no me
dejó, ya que me explicó que por norma no besaba a las putas en la boca y se lo tuve que dar en
la mejilla. Me di cuenta que a Ana también la besó en la mejilla, y aquello me hizo sentirme
puta en todo el sentido de la palabra, me sentí dolida, aunque por fin ya era igual que
Ana. Después Ana me dejó en casa a las 5 de la mañana. Me comentó que siguiera la
estrategia que me aconsejó si me quería deshacer pronto de Estanislao y así empezar a
trabajar para JotaPe en serio. Me preguntó que como me sentía. Me sinceré con ella y por
primera vez me vine abajo y me puse a llorar. La dije que si me cuentan hace un año antes de
conocer a Estanislao que me iba a convertir en una puta y que habría dejado a mi familia y mi
tra- bajo por el puterío no me lo habría creído. Ella me consoló me besó en la boca (como era
puta como yo no le daba asco) y me dijo que tenía que ser fuerte y práctica. Que no tenía otra
salida y que no me preocupara que iba a ganar mucho dinero con mi cuer- po. También me
dijo que nadie, ni el propio Estanislao se podría haber imaginado la puta que llevaba dentro.
Me confesó que ellos pensaron que bueno que me follarían una temporada, que le pondría los
cuernos a mi marido, pero que no sería capaz de llegar tan lejos. En definitiva que después de
una temporada de locura, vol- vería a ser la esposa que era, y que nunca pensaron que fuera
capaz de irme de casa dejando a mi familia. En fin pensaron que harían conmigo algo parecido
a lo que habíamos hecho con Lucrecia, lo que pasa que quizás yo me volví loca por el placer, el
dinero y los vicios adquiridos, y ellos forzaron la situación hasta ver a donde sería capaz de
llegar, pero para su sorpresa nunca decía no a nada. Yo entre lágrimas la contesté que quizás
si no hubiera sido Estanislao habría sido otro y que probablemente en mi destino estaba
escrito ser puta. Nos despedimos con un beso, y me fui a la cama bastante cansada por todo
lo vivido en el día, y ya con el futuro que me esperaba asumido.
Capítulo 21 Al día siguiente me desperté tardísimo a las 5 de la tarde, me quedé en la cama
tumbada boca arriba y llamé a Tai. Le dije que me comiera el coño, ella muy sumisa se puso a
cuatro patas entre mis piernas y se amorró a él, mientras yo me encendía un cigarro. Era
increíble a lo que estaba llegando, antes incluso de levantarme de la cama después de una
noche de juerga, lo primero que me pedía el cuerpo era una comida de coño y un cigarro. Tai
era un tesoro, valía para todo y nunca se quejaba, yo era incapaz de hacer cualquier trabajo de
la casa y de ningún tipo la verdad, en lo único en que pensaba era en ponerme guapa, ir de
compras y a quien me follaría en el día. Cuando tuve el primer orgasmo llamaron por teléfono,
lo cogí de la mesilla mientras Tai seguía comiendo coño. Era Lucrecia desde el hospital, se le
había adelantado el parto, estaba sola ya que su madre había ido al aeropuerto a por sus niños
que venían de un curso de verano en Inglaterra, y su marido estaba trabajando en Barcelona y
no lo localizaba, así que me llamó para que la hiciera compañía. Se la notaba muy
nerviosa. Después de correrme otra vez, le dije a Tai que me preparara el baño y una ensalada
con agua mineral para comer, tenía que ir a ver a la pobre Lucrecia, que lo estaría pasando
muy mal. Cuando llegué al hospital, ya había dado a luz a una niña que por cierto era clavada a
Estanislao y que tuvie- ron que meter en una incubadora porque era prematura. El médico me
dijo que el parto fue complicado con cesárea y que no entendía porque se complicó. Me
preguntó que si Lucrecia había estado muy agitada en los últimos días. Evidentemente las
juergas y excesos con Estanislao en Palma, provocaron las complicaciones. Saludé a Lucrecia,
la di varios besos, y me fui antes que llegara su marido o alguien de su familia, ya que
no quería que tuviera problemas por mi culpa. Sentí envidia de Lucrecia, para ella todavía no
era demasiado tarde, podía rehacer su vida, cosa que para mí ya era imposible. Pasaron los
días y en el mes de septiembre, Estanislao me suspendió el tratamiento hormonal, me
co- mentó que ya no lo pasaría tan mal para mantener el peso, aunque el metabolismo me
había cambiado por completo y tendría que estar a dieta el resto de mi vida para mantenerme
con las medidas que tenía ahora 56 Kg. 92-58-95 y 1:72 m, aunque eso sí me echó la bronca
porque había engordado 1 Kg. y había ganado 1 cm de cadera en el último mes. No obstante
seguí con mi dieta vegetariana aunque cuando salía a restaurantes, ya podía comer carne y
pescado a la plancha. En los meses que siguieron después del verano, lo pasé muy mal, sobre
todo el día de mi 29 cumpleaños a mediados de septiembre y en Navidades, ya que eché
enormemente de menos a mi familia en fechas tan seña- ladas, no recibiendo ninguna llamada
de ellos, interesándose por mí. La verdad es que no me extrañó después de lo de Palma. Tenía
unos remordimientos enormes por haber abandonado a mi hijo y a mi marido, por no hablar
del sentimiento de culpa por lo que le hice a mi madre. No hay un solo día que no piense en
ellos a pesar del tipo de vida que llevo. Mi relación con Estanislao se fue deteriorando cada
vez más, en parte por él que cada vez me hacía menos caso ya que se había cansado de mí por
lo que continuamente se iba con otras, y en parte por mí, porque que- ría empezar a trabajar
para JotaPe lo antes posible, ya que me di cuenta que aunque lo di todo por Estanislao el no
sentía absolutamente nada por mí. Después de Navidades la situación era insostenible, no me
hizo ni caso en todas las fiestas, porque las pasó con su exmujer y su hija, y yo por otro lado,
era muy pesada, llamándole cada dos por tres al móvil desde las tiendas de ropa para pedirle
opinión sobre modelitos, siendo muy cariñosa y empalagosa, mostrándome muy celosa
cuando se fuera con otras montando unas broncas impresionante en las que solía recibir
alguna
que otra hostia. Le pedía dinero además del millón que me daba todo los meses diciéndole
que con eso no llegaba a final de mes, diciéndole que si me quería que se casara conmigo.
Empecé a salir por las noches sin su consen- timiento, volviendo pasada de coca y montando
trifulcas, iba a la clínica por sorpresa vestida como una puta y le montaba una escena delante
de las paciente, etc.... Aunque él me usaba como le daba la gana y me entregaba a quien
quería, acabé con su paciencia, así que un viernes por la tarde me dijo que íbamos a pasar el
fin de semana en una finca que le había prestado un amigo en Toledo, me dijo que respirar
algo de aire puro en el campo después de estar todos los días de juerga no me vendría
mal. Aquello me extrañó bastante, pero no me quedaba más remedio que aceptar. Le
pregunté que qué quería que me pusiera, y me dijo que algo informal y que no me maquillara,
así que me puse unos vaqueros muy ajus- tados muy bajos de caderas para que se me vieran
las bragas por arriba y un suéter muy ajustado de cuello alto blanco que transparentaba el
sujetador negro, y encima una torera vaquera. Era en febrero y como las putas siempre
tenemos que ir ligeras de ropa, desde que elegí esta vida no he sabido lo que es un invierno sin
pasar frío. Fuimos en el coche hasta un pueblo de Toledo, Estanislao iba como cabreado, yo no
paraba de tocarle para excitarle pero me decía que parara ya de hacer de puta, que le estaba
cansando. A la hora y media de salir de Madrid llegamos a una finca de caza, casi ya en la
provincia de Ciudad Real. A mi me dijo que le esperara en el coche, así que me encendí un
cigarro y me puse a escuchar música. A los 15 minutos vino con una mujer y un hombre con
pinta de ser del lugar, de unos 40 años, bastante toscos. Yo fui a coger mi bolsa con ropa y
Estanislao me dijo que no me haría falta, me llevaron a un caserón pr- óximo a la casa,
mientras yo le preguntaba a Estanislao que qué me iba a hacer. Me encendí otro cigarro por
el nerviosismo. Cuando llegamos al caserón vi que su uso era el de perrera. Estanislao me
explicó que era una finca que tenía junto con un amigo para cría de perros de distintas razas y
para cazar. El caserón tenía planta rectangular, los perros estaban en perreras individuales y
enfrente las pe- rras en perreras similares. Aprovechaban los periodos de celo de las perras
para cruzarles. Había de distintas razas, perros de caza, pastor alemán y algunos gran
danés. Allí en medio de las perreras me dijo que me desnudara, yo me le quedé mirando
como si no me lo creyera, le dije que si estaba loco, entonces me propinó una hostia y me caí
al suelo. Me puse de rodillas con los guardeses delante y le imploré que no me humillara así,
su respuesta fue otra hostia, y me contestó que o me desnudaba o me destrozaría la
cara. Total que llorando desconsoladamente y mirándole a la cara, empecé a quitarme la ropa
que fui dando a la guardesa. Primero el suéter, luego el sujetador, a continuación las botas de
plataforma y mis ajustados vaque- ros. Como vio que no me quitaba las bragas negras, me
propinó otro bofetón y me dijo que las bragas también y que me soltara el pelo. Me las quité
con gran vergüenza y me solté el pelo, mientras el guardés no quitaba ojo de mi bronceado
cuerpo, especialmente de las tetas y de mi siempre depilado sexo. Me pusieron un collar
antiparasitario, y después Estanislao le dijo a Andrés (así se llamaba el guardés) que abriera la
puerta de una perrera, donde había una perra gran danés, en celo según me dijeron. Estanislao
me dijo que entrara con ella. Yo me negué, y me cogieron entre los tres, me obligaron a
arrodillarme y me empujaron dentro.
No me podía poner en pie porque la altura de las perreras sería de 1:50 m, así que tenía que
estar a gatas. Les imploré mientras se iban que no me dejaran allí, y le grité a Estanislao que
haría todo lo que me dijera pero que eso no. Su respuesta fue que de todas formas yo siempre
haría lo que me dijera. La perrera tendría unos 15 m2, con el suelo de tierra bastante blanda y
serrín encima. La perra se pegó a mí, yo estaba aterrada, pero parecía pacífica aunque su
tamaño era enorme. Andrés vino al rato y empezó a limpiar a los perros con una manguera a
presión, pero a las perras no, aque- llo me chocó, luego pensando me di cuenta que era para
incrementar el olor del celo de las perras, para así mantener a los perros excitados. Yo estaba
desolada Estanislao me había convertido en una perra, pero lo que me preocupaba realmente
es que pensarían hacer conmigo, y cuanto tiempo me mantendrían en esa situación. Luego
puso el agua y la comida de los animales en boles, era el típico pienso en bolitas. Yo
evidentemente ni lo probé el primer día pero no me quedó más remedio que hacerlo los
siguientes, porque me venció el ham- bre y la sed, así que tenía que comer y beber de los boles
como si fuera un animal más. Me dejaron una semana allí en la perrera con la perra Gran
Danés. Hacía mis necesidades como ella en un rincón que diariamente limpiaba Andrés con la
manguera, sin mojarnos a nosotras. Dormía en un rincón junto a la perra, que la verdad me
vino bien para pasar menos frío. Al principio me costaba dormir por los ladridos, pero el
agotamiento me venció y al final me fui acostumbrando. Yo además de por la enorme
humillación y por no saber cuanto duraría mi encierro, me encontraba fatal porque tenía una
enorme necesidad de fumar y esnifar coca, me di cuenta por primera vez de lo
enganchada que estaba ya a la cocaína, después de casi un año consumiendo. Al siguiente
sábado, después de 7 días vino de nuevo Estanislao, se acercó a la perrera y me dijo que si
ya se me había bajado la mala leche. Yo allí desnuda, toda sucia y humillada le dije que por
favor me soltara que haría lo que fuera. En esto abrieron la perrera y sacaron a la perra, la
guardesa, sin dejarme salir de la perrera, me puso unas muñequeras de cuero y un collar,
estaban forrados como de goma espuma. El collar me envolvía todo el cuello y casi no me
permitía doblarlo hacia abajo. Luego me pusieron de rodillas y mis muslos fueron atados a dos
barrotes de los laterales forzando las pier- nas para que quedaran abiertas. A continuación los
tobillos fueron enganchados a dos mosquetones que salían del suelo, forzándome a mantener
mis piernas definitivamente abiertas impidiéndome que las pudiese cerrar. Después las
muñecas fueron atadas a los barrotes de la perrera. Con esta postura me obligaron a
perma- necer abierta del todo y con la cabeza ligeramente agachada en signo de humillación, y
con el trasero algo levantado. La postura por lo forzado era muy incómoda y más si tenemos
en cuenta que llevaba una semana sin caminar erguida. A continuación empezaron a untarme
el cuerpo y luego el sexo a conciencia con una especie de brocha. Como yo no podía verlo
Estanislao me dijo que mojaban la brocha en el sexo de 2 perras Gran Danés en celo que
estaban fuera de la perrera. La guardesa me abrió bien el sexo y Andrés me untó bien del flujo
de las perras todo el coño y el culo por dentro. Después Estanislao le dijo a Andrés que trajera
uno de los Gran Danés que había en la perrera de enfrente, yo me puse a suplicar y a gritar
que eso no por favor, Estanislao se reía mientras lo grababa todo con una cá- mara. Al menos
le dijo que protegiera las zarpas del animal con unos protectores de cuero para que no me
ara- ñara, porque no quería que me dejara marcas. Yo no me podía mover y sentí un fuerte
jadeo a mis espaldas lo que indicaba que era un animal enorme por
Yo me quedé exhausta allí atada a los barrotes de rodillas. En esto Estanislao le dijo a Andrés
que trajera al otro Gran Danés, que también tenía derecho a unirse a la fiesta. Yo ya no dije
nada estaba sin fuerzas y ago- tada. Trajeron al otro perro, y repitió las operaciones de su
compañero. Esta vez me dolió menos, probablemente por estar ya más dilatada. El animal me
estuvo jodiendo durante otra media hora a conciencia, y sin compasión me daban mareos, y
casi pierdo el conocimiento entre las carcajadas de Estanislao y Andrés. Cuando el bulbo del
segundo perro decreció después de otra abundante corrida yo ya no era persona, es- taba
hundida tanto física como moralmente. Sacaron al perro de la perrera, me desataron, y la
cerraron. Yo me quedé tirada en el suelo medio incons- ciente. Ellos se fueron y me dejaron allí
hasta el día siguiente, sobre el charco de semen. El domingo por la mañana fueron Estanislao
y Andrés, me limpiaron con la manguera como a un perro mas. Me abrieron la verja. Yo no me
atrevía a salir y me quede en un rincón a cuatro patas (ya casi actuaba ins- tintivamente como
las perras). Entonces Estanislao me ordenó que saliera, así lo hice gateando, cuando salí me
dijo que me pusiera de pie, me costó bastante volver a caminar como una persona, estaba
agotada. Luego me llevaron a la casa desnuda, y Estanislao me dijo que me duchara. Además
me dio una pomada desinfectante para la vagina y el ano, y me comentó que la usara durante
15 días. También me proporcionó anti- bióticos en cápsulas para que los tomara durante 10
días para evitar posibles infecciones. Después de la ducha me miré al espejo, mi aspecto era
lamentable, con el pelo como un estropajo y me sentía sucia por lo que había pasado. Mi sexo
nunca lo había tenido tan dilatado, y había adelgazado por lo menos tres kilos. Me dieron las
ropas que había traído la semana anterior, y una vez vestida me llevaron a la cocina
para comer algo. Estaba desesperada por fumar y antes incluso de desayunar me fumé un
cigarro que me supo a gloria. Después de desayunar, Estanislao y yo cogimos el coche y
volvimos a Madrid. Estanislao me contó que desde hacía tiempo había soñado en hacer a una
mujer follar como si fuera una perra con perros, y que por fin lo había cumplido. Que me había
estado bien, que estos meses había estado inaguantable y que con él no se jugaba. Por último,
me dijo que estaba hasta los cojones de mí, que ya no le despertaba mi cuerpo ningún interés
y que me vendería a JotaPe. Que esta semana comiera bien para ganar el peso perdido y que
me pusiera guapa para JotaPe, que quería sacar una buena cantidad por mi cuerpo. Yo le dije
que no estaba dispuesta a dejarme vender como si fuera un trozo de carne, y me afirmó que
si empezaba a poner dificultades le mandaría la grabación de la follada con los perros a mi
familia, y que desde hacía tiempo precisamente no era mas que un trozo de carne, y que no
valía más que lo que supiera hacer para dar placer con mi cuerpo. De nuevo estaba en manos
de Estanislao y yo no podía hacer nada. Mi familia no podría soportar la visión de esa
grabación. Desde luego creo que era difícil que Estanislao consiguiera rebajar más a una
persona. Todo el viaje de vuelta a Madrid me lo pasé llorando por las palabras de Estanislao y
por lo que me obligaron a hacer esa
semana. Me convirtió en una perra sólo para su disfrute personal. Cuando llegamos a Madrid,
me dijo que recogiera mis cosas, que habíamos terminado que ya me llamaría la semana
siguiente para ver por cuanto JotaPe se hacía cargo de mí. Que por la cuenta que me traía me
pusiera guapa. Aunque yo en el fondo quería librarme de Estanislao le rogué que no terminara
conmigo de esa forma tan cruel después de todo lo que dejé en el camino por él, y me
contestó que no tenía ningún interés en follar con una mujer que lo hacía hasta con los perros.
Me dijo que había quedado con otra putita y que cuando volviera por la tarde no me quería
ver allí. Me quedé sola en la habitación llorando, y pensando en como destruí mi vida por sólo
nueve meses de convivencia con Estanislao. Llamé a Ana, le conté que Estanislao me había
echado, y que si no la importaba que me fuera a vivir con ella unos días. Me contestó que me
esperaba encantada. Hice las maletas como pude ya que tenía mucha ropa, zapatos, joyas,
perfumes, etc. Me cogí el coche y me fui a casa de Ana. Me despedí de Tai con un beso en la
boca, a ella la habían convertido en bisexual como a mí, y la dije que la echaría de
menos. Había quemado otra etapa de mi vida en muy poco tiempo, para empezar otra de la
que sin duda no podría escapar.
Capítulo 22 Al llegar al apartamento de Ana donde tan buenos momentos había pasado hacía
unos meses, me puse a llorar en sus brazos y le conté lo que Estanislao me hizo en Toledo, ella
se quedó sin poder articular palabra. Me dijo que no le extrañaba que se me viera tan delgada
después de estar una semana en esas condiciones tan lamentables. Le conté que Estanislao
me dijo que me recuperara en esta semana, porque negociaría con JotaPe para que pasara a
ser una de sus chicas. En esa semana, me puse de nuevo a tono, y por fin pude comer carne ya
que Estanislao no me dejó mien- tras viví con él. Llegado el día quedamos en uno de los
chalets que usaba JotaPe como burdel. Yo le dije a JotaPe que me ofrecía a él gratis y que no le
pagara nada a Estanislao, pero me respondió que Estanislao además de ser un buen cliente le
surtía de chicas, y que luego se las operaba en clínicas para modelar sus cuerpos dándolas
el mayor aspecto de putas posible, sin hacer preguntas, teniendo en cuenta que la mayoría
eran inmigrantes ile- gales, esto era un gran favor. Me comentó que no me preocupara, que
pagaríamos a Estanislao al 50 %, que si no tenía dinero, que él me lo adelantaría, y que ya se lo
pagaría trabajando. Me quedé de piedra, tendría que comprar mi libertad porque si no
Estanislao mandaría el DVD, donde salía jodiendo con los perros a mi familia. No creo que mis
padres y mi exmarido pudieran soportar ver eso, y yo no podría soportar que mi hijo algún día
pudiera ver esa grabación. Dentro de lo que cabe JotaPe cumplía nuestro acuerdo de al 50 %
de ganancias y de pérdidas por lo que pude comprobar. Aquel día iba vestida muy normalita,
ya que evidentemente cuanto menos provocadora estuviera, más fácil- mente podríamos
pujar a la baja con Estanislao. Llevaba un vestido de una pieza blanco, que me llegaba hasta los
tobillos, y ropa interior de algodón nada provocativa también blanca. No me maquillé y seguía
muy del- gada, ya que en una semana no me dio tiempo a recuperar peso. El pelo lo llevaba
recogido en una sencilla co- leta. Me costó vestirme como una mujer decente, llevaba sin
hacerlo desde que conocí a Estanislao, año y medio aproximadamente, pero me di cuenta que
con todas las operaciones y el tratamiento hormonal, mi cuer- po y mi cara ya jamás pasarían
desapercibidos, porque eran los clásicos de puta. Me llevaron a una salita y allí esperé hasta
que vinieron JotaPe, Nadia (la Madame del burdel) y Estanislao. Estanislao al verme se cabreó,
diciéndome que a pesar de ser una puta dejo de vivir con él una semana y ya se me olvida
vestir y maquillarme como lo que soy. Yo me puse a llorar, y me dijo que parara de echar
mocos que entonces estaría todavía más fea. Durante el proceso de mi venta esto fue lo que
pasó: JotaPe: Nadia quítale la ropa, que tengo que ver lo que voy a comprar. Nadia me ayudó
a quitármela mientras yo seguía llorando. Estanislao al verme la ropa interior se cabreó todavía
más, claro el no podía saber que yo estaba de acuerdo con JotaPe, para pujar a la baja. Me
tumbaron boca arriba sobre una mesa, con las piernas abiertas, y luego me dieron la vuelta a
cuatro patas, sacando el culo hacia fuera. En toda la charla que sigue, me estuvieron tocando,
todo el cuerpo, tetas, culo y coño. Examinándome hasta la boca. JotaPe: ¿Nadia Qué te parece
el cuerpo de la puta?
Nadia: No sé está muy delgada, aunque tiene buenas tetas y caderas. No obstante, esta chica
parece muy usada, por las dilataciones de sexo y culo. Por como tiene la nariz además se ve
que consume coca, ¿Qué edad tienes? Andrómeda: Tengo 29 años. Estanislao: Si esa es su
edad, pero no está muy usada, está dilatada, porque ha sido madre, y sólo ha es- tado con su
marido, conmigo y con quien yo he querido claro. Está delgada porque la mantengo a dieta,
pero en función de lo que coma podéis conseguir el peso que os parezca. Y si consume coca,
pero esporádi- camente. JotaPe: Es capaz de hacerlo con mujeres. Estanislao: Si es totalmente
bisexual, y es muy sumisa con respecto a los hombres, por lo que puede inter- pretar ese rol
perfectamente sin decir no a nada. Aguanta dobles y triples penetraciones. Recuerda el polvo
que la echamos en mi consulta. JotaPe: ¿Cuánto quieres por ella? Estanislao: 20 millones de
pesetas. JotaPe: No jodas eso es un robo ya tiene 29 años, no te doy más de 10
millones. Estanislao: Sabes perfectamente que le quedan 3 o 4 años de plenitud, y que la
amortizarías en unos pocos meses. JotaPe: 12 millones. Estanislao: 15 millones, si no me la
llevo y la exploto yo como puta personalmente. JotaPe: Está bien 15 millones pero a pagar en
tres plazos en tres meses. Estanislao: Trato cerrado, ya sabes mi cuenta, espero los tres
plazos. Fue increíble, asistí a mi propia venta como prostituta a un chulo de putas, JotaPe, que
si bien aunque chulo, al menos me daría el 50 % de lo que ganara.. Durante mi venta, no paré
de llorar. No podía comprender como había llegado a esto. En apenas año y medio, pasé de
estar casada con un buen hombre y ser una Jefa de auditoría brillante, a ser vendida como
pros- tituta, y a pagar yo encima la mitad de la venta. Después de la venta, JotaPe y Estanislao
se estrecharon las manos. Yo mire a Estanislao llorando. Les dijo a JotaPe y Nadia que salieran
que se quería despedir de mí. Cuando salieron, se acercó y empezó a meterme los dedos en el
coño, yo me mojé. Mientras me daba un beso en la boca. Lo que pasó fue lo
siguiente: Estanislao: Eres la mejor puta que he creado partiendo desde una mujer decente,
difícilmente podré igualar con otra lo que he hecho contigo. Todavía te recuerdo cuando
entraste en mi consulta por primera vez, eras una mujer delgaducha y tímida sin adicciones de
ningún tipo que se avergonzaba de visitar al ginecólogo, y ahora con apenas meter los dedos
en tu coño te mojas al instante. Andrómeda: Estanislao por favor te ruego que me des el DVD
con lo perros. Estanislao: No te lo doy, si no me molestas, no se lo mandaré a tu familia, no
quiero volver a verte, salvo para echarte un polvo cuando me apetezca.
Andrómeda: Estanislao ¿Alguna vez me has querido?. Estanislao: Ja. Ja, Ja......... Que idiotas
sois las mujeres. Para mí fuiste un capricho, mi creación, te modelé a mi gusto, te utilicé como
me vino en gana. Quería comprobar hasta donde puede llegar a rebajarse alguien que lo tuvo
todo en la vida, hasta caer en lo que tu has caído. Fue un reto que me propuse hacer contigo lo
que eres ahora, y que una vez superado, perdió mi interés. Andrómeda: Eres un Hijo de
puta. Estanislao: Si yo soy un hijo de puta, pero tu eres una puta. Acabada nuestra charla y
después de darme una hostia por el insulto, me pellizcó los pezones, me metió de nuevo los
dedos en el sexo, limpiándoselos luego en mi boca, Se bajó la cremallera del pantalón y ya
supe lo que tenía que hacer. Me puse de rodillas y le saqué su erecto miembro, supongo que
el venderme con toda impunidad, le puso cachondo, así que empecé a mamarle la polla sin
que me lo pidiera. Me la metí en la boca hasta la garganta, tocando con mi nariz su bello
púbico, estuve unos segundos en esta postura, mirándole a los ojos. Mientras tanto el se reía y
me miraba con absoluto desprecio por mi sumi- sión. Después me la saqué de la boca y
empecé a lamerle los huevos, para ir arrastrando mi lengua ascenden- temente hasta el
glande. A continuación empecé a meterla y sacarla fuerte de mi boca, para darle placer. Mi
cara era de tristeza, con los ojos llorosos, sabía que probablemente después de ese día no
volvería a ver a Estanislao. En esto me dijo que no me veía masturbarme ni gemir, mientras se
la comía. Yo no tenía muchas ganas de tener placer, pero hice lo que me ordenó, empecé a
masturbarme con una mano y a gemir todo lo alto que podía, teniendo su polla en la
boca. Entonces me sujetó la cabeza con sus manos y empezó un mete y saca en mi boca. Me
decía que era de las pocas mujeres que había conocido que se la podía joder por la boca igual
que por el coño y el culo. En esto mientras Estanislao se corría en mi boca y yo me masturbaba
entró JotaPe, se nos quedó mirando y afirmó. Desde luego Estanislao esta chica es una
auténtica zorra después de lo que la has hecho, y todavía se masturba mientras la follas la
boca. Cuando me bebí su lefa y le limpié bien la polla, se la metió dentro y se cerró la
cremallera, diciéndole a Jo- taPe que no tuviera piedad conmigo, y que explotara mi cuerpo al
máximo afirmando que me iba la marcha y sin decir nada más, sin darme un beso o una caricia
se marchó. No me dijo ni adiós, a pesar de haber des- truido mi vida. No le he vuelto a ver,
han pasado 2 años desde aquello, y 4 desde que le conocí. He sabido algo de él por Ana, pero
no le he vuelto a ver, ni he intentado hacerlo, por si mandaba el DVD de los perros a mi familia.
Se fue de mi vida como entró en ella con una mamada. Cuando se marchó me puse a llorar,
entraron JotaPe y Nadia, me consolaron y me dijeron que no me preo- cupara, que iba a
comenzar una nueva vida, aunque eso sí que empezara a trabajar lo antes posible porque
les debía 7,5 millones de pesetas. JotaPe entonces empezó a planificar mis inicios
profesionales, y en una cosa estábamos de acuerdo, lo antes posible teníamos que recuperar
el precio que teníamos que pagar por mi cuerpo a Estanislao. Así que mi inicio como puta
profesional fue de la siguiente forma:
JotaPe: Han venido a Marbella durante unos 15 días un Jeque árabe que es un buen cliente
mío. Me ha pe- dido 5 putas para esos días, pero claro teniendo en cuenta que son muy pocos
días, necesitan putas que no tengan la regla en esa quincena, porque os quieren usar sin
interrupciones molestas. Andrómeda: No hay problema, la última regla la tuve hace una
semana, luego me quedan un 20 días. JotaPe: Perfecto, esta noche salís en avión para Málaga,
allí os esperará algún criado del Jeque. Por cierto, para lo árabes, las mujeres no sois mas que
una mierda y las putas menos aún, adáptate a sus costumbres estos 15 días, porque en el
precio va incluido el daros palizas si no hacéis todo lo que os digan. Andrómeda: ¿Cuánto
pagan?. JotaPe: 2 millones por día y puta, luego por ti serán 30 millones, a repartir al 50 %.
Después de pagar a Esta- nislao te quedarán 7,5 millones. Ves con 15 días de trabajo todo
solucionado. Allí en el chalet nos pusieron guapas, peluquería maquillaje, etc. Ropa sexi, y
mientras me peinaban, Nadia me dio unas instrucciones para que fuera una buena
puta: Adriana (a partir de ese momento me cambiaron definitivamente el nombre y todo el
mundo me empezó a llamar así) que te quede bien claro que la buena puta es: La que hace
creer que está disfrutando con el cliente. La que dice a todo que sí La que no reprocha nada al
cliente. La que parece que no tiene prisa. La que acaricia al cliente mientras folla. La que besa
en la boca si se lo piden. La que sabe provocar al cliente antes de entrar a la habitación. La
que solo habla del cliente, de ella y de sexo. Después de ponerme guapa, me hicieron fotos,
vestida con ropa provocativa, en lencería y desnuda, po- niendo siempre cara de vicio. Nadia
me dijo que era para la página de internet, que así me verían los clientes pudiendo contratar
mis servicios en cualquier momento. La pregunté si saldría con la cara al descubierto y me
contestó que si. Un sentimiento de preocupación me invadió. Por si me veía alguien de mi
familia, ellos conocían mi aspecto después de las operaciones, y me re- conocerían. Mi
excompañeros de trabajo también, pero que podía hacer, Internet es un buen medio para
captar clientes, y no podía renunciar a él. Mi cuerpo se había convertido en un servicio público
que cualquiera podía ver y alquilar. Por la noche nos fuimos en avión. JotaPe me dijo que no
me preocupara, que era una puta de las mejores y que triunfaría en este negocio. A málaga
llegamos de noche. Nos recibió un criado del jeque, y nos llevo a un palacio como de las mil
y una noches a las afueras de Marbella. Cuando llegamos, nos llevaron a una sala que
recordaba a un harén, una mujer árabe, nos dijo que nos desnudáramos, y le diéramos todas
nuestras cosas.
Una vez desnudas, nos inspeccionó los cuerpos, y nos informó que nos estaba prohibido
fumar, beber, y consumir drogas los 15 días que estuviéramos allí, que su religión lo prohibía
para las mujeres. Luego unas criadas nos vistieron, como las típicas concubinas de los jeques
de las películas, sin ropa inte- rior, ya que según nos dijeron la mujer en su religión siempre
tiene que estar accesible al hombre. Llevábamos un top como de seda y una especie de pareo
también de seda todo adornado con piedras pre- ciosas. Además nos dieron una túnica hasta
el suelo con velo, que tendríamos que llevar si salíamos a la calle para que nadie pudiera ver
muestra piel desnuda. Los señores venían al día siguiente y teníamos que estar preparadas.
Teníamos a nuestro servicio una do- cena de criadas, para que nos atendieran y estuvieran
pendientes de mantenernos deseables en todo momento. Nos sentíamos raras, y el mono de
tabaco y coca empezó a aparecer en nosotras, pero como era mucho dinero el que nos iban a
pagar, nos aguantamos. Eso sí yo creo que el mono, nos hacía tirarnos más al hombre. El jeque
llegó, con sus mujeres (tendría 10 por lo menos) y con sus hijos (algunos ya también con
varias mujeres), el era un hombre de unos 50 años, y los hijos oscilaban desde los 30 a niños
pequeños. Cuando iban a comer, nos llevaron a su presencia, y nada más vernos sus mujeres
se fueron sin terminar de comer, era increíble su sumisión al aceptar que sus maridos, fueran a
joder con nosotras. Allí estaba el jeque con dos de sus hijos mayores. Nos ordenaron
desnudarnos, y la verdad, es que de las 5 putas que éramos, me di cuenta que mi cuerpo les
impactó. Llevaba mi pelo rubio suelto, y les maravilló el contraste del mismo y mis ojos verdes
con mi bronceado. Me ordenaron acercarme, empezaron a tocarme, sobre todo se
entretenían en mis piercing. Luego supe que en la cultura islámica una mujer anillada, es una
mujer que está totalmente entregada al hombre, sobre todo si además tiene el clítoris anillado
como yo. El jeque que estaba sentado en el comedor (eso de comer en el suelo ya no lo
hacen), tiró de mi hacia abajo y comprendí que quería que le mamara la polla. Me arrodillé
entre sus piernas y se la saqué de debajo de la tú- nica y empecé a mamarla. Como vio que le
miraba a los ojos ( Estanislao me enseñó a mirar al hombre cuando comiera su polla), me
propinó un bofetón diciéndome que fuera la última vez que mirara a un hombre a los ojos, no
lo pueden hacer ni mis mujeres, así que mucho menos lo puede hacer una puta. Se me
saltaron las lágrimas del bofetón, luego cuando vio que iba a empezar a masturbarme mientras
se la comía me lo prohibió, y nos dijo que fuera la última vez, dándome otro bofetón. Que
nosotras como mujeres no nos podíamos masturbar, que sólo tendríamos placer cuando nos
penetraran. Era increíble hasta donde llegaban con su dominio sobre la mujer. Pero a mi
aquello me gustaba, empecé a enamorarme de la cultura Islámica, quizás por mi naturaleza
sumisa hacia los hombres. El era un tipo muy oscuro de piel como sus hijos, y bastante gordo,
me apliqué en la mamada lo mejor que pude, metiendo y sacando mi cabeza rítmicamente
mientras el comía. No dejé de chuparle nada, llegando a la parte que une la polla con el ano,
metiéndole los dedos en el culo. Pensé que a lo mejor no le gustaba y me daba otro bofetón,
pero se volvió loco. Mientras el seguía comiendo, yo me apliqué en la mamada, moviendo
rítmicamente la cabeza. Su polla me entraba toda en la boca, ya que era de un tamaño normal
y yo ya estaba acostumbrada a pollas de 25 cm. Al cabo de un rato se corrió abundantemente
en mi boca, yo me tragué toda su leche, y mientras me apli- caba de rodillas en la limpieza de
la polla de su padre, sus dos hijos no paraban de mirarme con deseo.
Cuando terminé el jeque llamó a las criadas para que me llevaran a una dependencia a parte,
para que me volvieran a bañar y a perfumar. Mientras me iba, comprobé como a las otras
chicas las indicaron que empe- zaran a mamarles la polla, a lo tres, mientras seguían comiendo
tranquilamente. Por la noche, entraron tres hombres en mis dependencias, ya que me
separaron del resto de las chicas. Eran los dos hijos del jeque, que fueron testigos de mi
felación a su padre, y otro chico, que supuse que tam- bién sería hijo del jeque. Me ordenaron
quitarme las ropas islámicas que llevaba, y me dijeron que su padre me había separado
del resto de chicas, porque me quería para el sólo, pero que esa noche ellos disfrutarían de mi
cuerpo. Yo me asusté un poco, porque aunque ya había estado con tres hombres a la vez, fue
con europeos, y no sabía que podrían hacerme. De momento me ordenaron que les pusiera a
tono, así que les saqué las pollas de debajo de la túnica y empecé a masturbarles y mamarles
las pollas, como podía. Estaban mejor dotados que su padre alrededor de 20 cm cada polla.
Cuando ya estuvieron a tono, me ordenaron ponerles condón a dos de ellos, quedando el otro
sin él, cosa que hice usando sólo mi boca, me dijeron que no querían que una puta les pegara
cualquier cosa. Comprendí rápidamente que usarían condón los que me penetraran por el
coño y el culo, mientras que por la boca lo harían sin él. Uno se tumbó en la cama boca arriba,
mientras me obligaban a ensartarme su polla en mi coño. A conti- nuación otro me empaló por
el culo, para lo cual abrí las piernas todo lo que pude, y ayudé abriéndome el culo tirando de
los glúteos hacia los lados. Cuando ya estuvieron encajados y bombeando, el tercero me
penetró la boca. Como yo no podía mamár- sela moviendo la cabeza rítmicamente,
directamente empezó a bombear en mi boca igual que hacían sus her- manos por mis otros
dos agujeros. Mi cuerpo era un objeto de placer total para aquellos tres hombres. Aunque me
hacían daño con las embes- tidas, yo encadenaba los orgasmos unos detrás de
otros. Estuvieron toda la noche jodiéndome a placer siempre simultáneamente por mis tres
agujeros, cambiando de posición entre ellos, y al ser chicos jóvenes entre 20-30 años, tenían
un aguante impresionante. Yo no sé cuanta lefa bebí aquella noche, ya que me obligaron a
beberme la del tío que se corrían en mi boca, más la que quedaba en los condones que usaban
para follarme por culo y coño. Se puede decir que aque- lla noche mi cena fue la lefa de
aquellos tres árabes. Cuando ya no se les levantaban las pollas, dejaron de follarme. Entonces
llamaron a las criadas, a eso de las 5 de la mañana, para que me pusieran guapa, y que su
padre no se diera cuenta de que casi me matan a pol- vos. En los días que transcurrieron, me
estuvieron jodiendo el jeque y casi todos sus hijos, que me pasaban de mano en mano para
disfrute suyo. De las cinco putas que fuimos, sin duda yo fui la más follada, y la verdad que
además del pago convenido, las propinas eran buenas, generalmente en joyas, que me
compraban por Marbella, cuando me sacaban de palacio, eso sí con túnica hasta el suelo y velo
que me tapaba la cara, aquello me daba morbo, el tener que ir toda tapada, en mi país España
por el hecho de ser mujer. Cuando pasaron los 15 días volví a Madrid con mis compañeras,
gané lo suficiente para pagar mi compra a Estanislao, y una buena cantidad de dinero y joyas
para mí.
Ahora que finaliza mi historia estamos en mayo de 2003, tengo 31 años conocí a Estanislao en
septiembre de 1999 con 28 años y me dejó al año y medio de conocerle, y después de dejar
todo por él. Mi familia, trabajo y salud. Desde que volví de Marbella en marzo de 2000, he
estado ejerciendo la prostitución de alto nivel. He ga- nado mucho dinero, e incluso he
participado en el rodaje de alguna película porno. Entre marzo de 2000 y junio de 2001 estuve
viviendo con Ana, nuestra relación era de pareja y amantes, pero conocí a un camello que me
suministraba coca, y me fui a vivir con él, abandonando a Ana para gran des- consuelo
suyo. Lo que me maravilló de él es que precisamente profesa la religión islámica, es negro,
nacido en Argelia y vino a España, por el negocio de las drogas, se llama Hassan. Empezamos a
vivir juntos y me pidió que me casara con él para obtener la nacionalidad española, cosa
que hice encantada. Me casé con él por lo civil y por el rito religioso islámico, por lo que no me
quedó mas remedio que cambiar mi nombre y apellidos Oficiales por el de Zulema, adoptando
los apellidos suyos. Al casarme con él me tuve que convertir al Islam, yo que antes de conocer
a Estanislao era cristiana católica de comunión y misa todos los domingos en compañía de la
familia. Me hizo deshacerme de todas las joyas o adornos que tuvieran un crucifijo, y me
prohibió por supuesto llevarlos. Ahora siempre llevo unos pendientes y un colgante al cuello
con la media luna. Mi madre se enteró, porque cuando murió mi padre cambió el testamento
a favor de mi hijo, y en el regis- tro oficial ya no aparecía mi anterior nombre, sino el de
Zulema Jamil Abdulaji. Aunque nunca me llamaba lo hizo para pedirme explicaciones, y le
conté lo de mi conversión al Islam y mi matrimonio con Hassan, me preguntó su raza, y la
conté la verdad, que era argelino de raza negra. La escuché por el teléfono que se ponía a
llorar y me colgó, no he vuelto a saber nada de ella. Hassan y yo, vivimos en un ático alquilado
en el Barrio de Salamanca en Madrid, y me permite ejercer la prostitución vistiendo como una
zorra, fumar, beber, y consumir coca porque según El Islam la mujer puede pecar si lo autoriza
su hombre. Todavía sigo trabajando para JotaPe. Desde aquel viaje a Marbella me quedé
fascinada por la cultura Islámica, y aunque Hassan me permite se- guir vistiendo como antes
de conocerle por mi oficio, me trata con el desprecio que los hombres Islámicos tra- tan a sus
mujeres, y eso me gusta. Los insultos y humillaciones en público son constantes, gustándome
especialmente que el sea negro, por- que la gente me mira como no entendiendo porque lo
permito. Me pega frecuentemente, aunque sin dejar señales en mi cuerpo para que pueda
trabajar. Como a Estanislao le gustan los piercing y tatuajes, y como ya quedaba poco en mi
cuerpo por agujerear, me puso 4 piercing en forma de aro en los labios mayores de la vagina
(dos en cada uno), y un tatuaje con la media luna de color violeta en cada uno de los laterales
de los glúteos, como signo de mi fe en Alá. Además me obligó a ponerme otro piercing de oro
blanco en una de las aletas de la nariz, que se ve como una bola metálica, dice que así parezco
mas joven porque los llevan todas las chicas de 20 años. A JotaPe no le gustó, pero tuvo
mucho éxito entre los clientes, por el morbo de ver mi sexo con 5 piercing en labios y clítoris.
Además me los puso de los que no se podían quitar, la verdad me costó acostumbrarme
a llevarlos en mi sexo. Me han puesto en total, 5 piercing en sexo, en ombligo, pezones,
lengua, y nariz, en total 10, todos de oro, ni que decir tiene que no paso ningún detector de
metales.
Para que no perdiera clientes, frente a las putas más jóvenes JotaPe y Hassan, me hicieron
operarme de nuevo el Pecho para ponerme una Talla 105, es algo excesivo, cada prótesis pesa
600 gramos, y noto que me duele la espalda, pero me quedó muy bien y ahora tengo tantos o
más clientes que cuando empecé como puta profesional, hace tres años. Aunque claro yo les
digo que tengo 27 años. Me sigo manteniendo en el peso, que le gustaba a Estanislao, unos 56
Kg. porque no me dejan engordar, controlando Nadia mi dieta pero como me descuide
enseguida cojo peso por el tratamiento hormonal al que me sometió Estanislao. La verdad es
que paso hambre para mantenerme en ese peso, y en algún chequeo mé- dico que nos obliga
a hacernos JotaPe por si cogemos alguna enfermedad, me han dicho que estoy anémica. Pero
claro el contraste de mis medidas de ahora 92-59-105, con mi delgadez vuelve locos a los
hombres. A Hassan le gusta follarme sin que yo sepa cuando me lo va a hacer, para que no
disfrute. A lo mejor cuan- do estoy durmiendo a las 3 de la tarde (duermo de día porque vivo
de noche) sin previo aviso, me despierta y me la mete por donde le parece, por lo que en esas
condiciones no suelo estar mojada, y me hace daño con su enorme polla negra. Hay días que
se trae algún amigo a casa y me joden hasta hartarse entre los dos, sin importarles para nada si
yo gozo o no, y también suelo ser moneda de cambio en sus negocios, es decir, en los acuerdos
se suele in- cluir que alguien me folle sin cobrar yo por ello. Sus infidelidades son constantes, y
es muy normal cuando llego a casa al amanecer, que me tenga que ir a dormir a otra
habitación porque esté con alguna golfa que ha conocido esa noche. Tenemos una criada
ma- rroquí, Layla (yo no hago las labores del hogar porque soy más rentable puteando), y en
realidad es como otra esposa para Hassan, nuestra religión lo permite, y encima hace dos
meses la dejó embarazada, Hassan se está pensando que hacer con Layla y su hijo, ya que
quiere que aborte. La verdad es que Hassan, me chulea sacándome el dinero, por lo que
trabajo todos los días, salvo cuando tengo la regla. JotaPe me dice que con 31 años es mejor
que empiece a cuidarme o no duraré mucho, porque el joder todos los días y las juergas
nocturnas diarias (que solo puedo aguantar por la coca que me da Hassan) pronto acabaran
con mi belleza, aunque intento seguir haciendo aeróbic a diario y me tratan en un Instituto
de belleza la piel de todo el cuerpo todas las semanas, aunque los rayos UVA que me hacen
tomar todo el año para estar siempre morena no son nada buenos. En fin esta es mi vida
actual. Desde aquel viaje a Palma en el verano de 2000, no volví a ver a mi familia hasta el
entierro de mi padre en marzo de 2001. Aquel día especialmente triste, me costó volver a
vestirme como una mujer decente, y aunque fui al entierro, nadie me saludó, ni mi madre, y
Vicente mi exmarido al verme llegar, se llevó a nuestro hijo para que no le pudiera ver. De vez
en cuando voy a la cafetería de enfrente del colegio de mi hijo, para verle salir, con la nueva
mujer de mi ex, que es una chica de unos 30 años, bastante guapa, y que ahora espera un
niño. Cada vez que veo a mi hijo me pongo a llorar, y no puedo dejar de maldecir el día que
conocí a Estanislao, pero lo pienso y quizás el no fue el culpable, probablemente fui yo, por mi
personalidad un tanto inmadura y sumisa hacia a los hombres que después de mi exmarido
han pasado por mi vida. También influyó el dinero fácil mi enorme inexperiencia con los
hombres por lo que me quedé deslum- brada por Estanislao, y que descubriera de golpe que
me gustara joder mas que ninguna otra cosa. El que me hicieran adicta a la cocaína, también
facilitó el proceso, y el sentirme más guapa por las operaciones y trata- mientos, me encantaba
que los hombres me miraran y a mí provoVicente. Por no hablar de que me hicieran bisexual,
después de obligarme a hacerlo con mujeres bellísimas durante meses. Ahora mi vida está en
un punto sin retorno y es un absoluto desastre, gobernada por Hassan, y no sé como acabaré,
pero la verdad es que después de perder a mi familia en la que pienso todos los días, y del
dichoso viaje a Palma con Estanislao (Cap. XVIII y XIX) en el que pudieron comprobar en lo que
me había convertido, el