Libro Del Cielo Vol 7
Libro Del Cielo Vol 7
Libro Del Cielo Vol 7
Libro
de
Cielo
La llamada a las criaturas al orden, a su puesto y
a la finalidad para la que fueron creadas por Dios.
Volumen 07
Volumen 07
NIHIL OBSTAT
Beato Annibale M. Di Francia.
12 Octubre de 1926
IMPRIMATUR
Excmo. Sr. Giuseppe M. Leo, Arzobispo de
la diócesis de Trani – Barletta – Bisceglie
16 Octubre 1926
Puede Imprimirse
Arzobispado Guadalajara Jal.,
23 de noviembre del 2010
Mons. J. Gpe Ramiro Valdés Sánchez
Vicario General
Se anexa copia del Nihil Obstat y del Imprimatur puestos en uno de los volúmenes
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Volumen 07
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Volumen 07
I. M. I.
7-1
Enero 30, 1906
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7-2
Febrero 9, 1906
(1) Continuando mi habitual estado, he visto la sombra del bendito Jesús, todo afligido y casi
en acto de mandar castigos. Yo al verlo he dicho: “En el modo como está, ¿quién podrá
salvarse, no sólo de los castigos, sino también la misma salvación?” Y Él, cambiando aspecto
ha dicho:
(2) “Hija mía, la unión de las obras humanas con las mías, es garantía para salvarse, porque
si dos personas trabajan en un mismo terreno, el trabajar en aquel terreno es garantía de que
ambas deberán cosechar; así quien une sus obras con las mías, es como si trabajara en mi
terreno, por lo tanto, ¿no deberá cosechar en mi reino? ¿Tal vez deberá trabajar junto
Conmigo en mi terreno, y deberá cosechar en un reino extraño a Mí? ¡Ciertamente que no!”
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Este libro ha sido traducido directamente del original manuscrito de Luisa Piccarreta.
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7-3
Febrero 12, 1906
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7-4
Febrero 23, 1906
(1) Esta mañana estaba pensando en Nuestro Señor, en el momento en que lo clavaban en
la cruz y lo estaba compadeciendo, y el bendito Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, no fueron sólo las manos y los pies los que fueron clavados en la cruz, sino
todas las partículas de mi Humanidad, del alma y de la Divinidad quedaron clavadas todas en
la Voluntad del Padre, porque la crucifixión fue Voluntad del Padre, por eso quedé todo, en su
Voluntad, clavado y transmutado, esto era necesario porque ¿qué cosa es el pecado sino un
retirarse de la Voluntad de Dios, de todo lo que es bueno y santo que Dios nos ha dado,
creerse por sí mismo algo, y ofender al mismo Creador? Y Yo para reparar esta audacia y este
ídolo propio que se hace la criatura de sí misma, quise perder del todo mi voluntad y vivir de la
Voluntad del Padre, a costa de gran sacrificio”.
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Febrero 28, 1906
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Marzo 4, 1906
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(8) Y Él: “He querido jugar un poco contigo; ¿no juegan acaso alguna vez los esposos entre
ellos, y Yo no puedo hacer otro tanto?”
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7-7
Marzo 5, 1906
(1) Continuando mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí misma, junto con el niño
Jesús todo afligido. Yo al verlo tan afligido he dicho: “Querido mío, dime ¿qué cosa quieres?
¿Por qué sufres? Para poder aliviarte”. Entonces Él se ha puesto con el rostro en tierra y
rezaba para que yo pudiera interpretar su Voluntad, pero yo no entendía nada; lo he levantado
de la tierra, lo he besado muchas veces y he dicho: “Amado mío, no entiendo que cosa
quieres, ¿quieres que sufra la crucifixión?”
(2) Y Él: “No”.
(3) Y ha tomado mi brazo en su mano y me desataba el puño de la camisa, y yo al ver esto
he dicho: “¿Quieres que mi brazo esté descubierto? Siento mucha pena, pero por amor tuyo
me someto”.
(4) Mientras estaba en esto, veía a un hombre que llevado por la desesperación y por la
estima propia de sí mismo se suicidaba, y esto en nuestra ciudad. Entonces el niño me ha
dicho:
(5) “No puedo contener tanta amargura, recibe tu parte”.
(6) Y ha derramado en mi boca un poco de su amargura. Yo he corrido hacia aquel hombre
para ayudarlo a arrepentirse del mal que había hecho, los demonios tomaban aquella alma y la
arrojaban al fuego, la volteaban y la volteaban como si la estuvieran asando. Yo por dos veces
la he liberado, y me he encontrado en mí misma rogando al Señor que usara su misericordia
con aquella desventurada alma. El bendito Jesús ha regresado con la corona de espinas y tan
encajada en la cabeza, que las espinas parecía que estaban hasta en la boca, y me ha dicho:
(7) “¡Ah! Hija mía, muchos no lo creen, que las espinas penetraron hasta dentro de la boca.
Es tan feo el pecado de la soberbia, que es veneno para el alma y el cual la mata; así como
quien tiene una cosa atravesada en la boca, y ésta le impide que tome algún alimento para
darle vida al cuerpo; así la soberbia impide la Vida de Dios en el alma; por eso quise sufrir
tanto por la soberbia humana; y con todo esto, la criatura llega a tanta soberbia, que ebria de
soberbia pierde el conocimiento de sí misma y llega a matar su cuerpo y su alma”.
(8) Esto lo digo por obedecer: Que habiendo dicho al padre lo que está escrito arriba, me
aseguró que esta mañana un hombre se había suicidado”.
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7-8
Marzo 9, 1906
(1) Continuando mi habitual estado, he visto al bendito Jesús y a muchas almas purgantes
que Jesucristo mandaba en ayuda de los pueblos, en los cuales parecía que debían suceder
muchas desgracias de enfermedades contagiosas, en algún lugar terremotos; además, quien
se suicidaba, quien se arrojaba en los pozos, en los mares, y quien mataba a otros, parecía
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Volumen 07
que el hombre estaba cansado de sí mismo, porque sin Dios no siente la fuerza de continuar la
vida. ¡Oh Dios, cuántos castigos y cuántos miles de personas serán victimas de estos flagelos!
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7-9
Marzo 13, 1906
(1) Esta mañana, el bendito Jesús no venía, y yo decía entre mí: “Señor, ¿no ves como
siento que me falta la vida? Siento tanta necesidad de Ti, que si Tú no vienes siento que se
destruye mi ser, no me niegues lo que me es absolutamente necesario; no te pido besos,
caricias, favores, sino sólo lo que me es de necesidad”. Mientras esto decía me he encontrado
toda absorbida en Él, de tal manera perdido todo mi ser, que no podía hacer ni ver otra cosa
que lo que hacía y veía Él mismo. Me sentía dichosa, feliz, todas mis potencias adormecidas,
como uno que va al fondo del mar, donde todo es agua, y si hace por mirar, mira el agua; si
habla, el agua le impide la palabra y le entra hasta las vísceras; si quiere oír, sólo el murmullo
de las aguas le entra por las orejas, con esta diferencia, que en el mar hay peligro de perder la
vida, y no se siente ni dichosa ni feliz, en cambio en Dios se readquiere la Vida Divina, la
felicidad y bienaventuranza. Entonces el bendito Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, si tú no puedes estar sin Mí, y tanto te soy necesario, es señal de que tú eres
necesaria a mi amor, porque según uno se vuelve necesario a otro, es señal que aquél es
necesario al otro; por eso, si bien alguna vez parece que no debo venir y tú te fatigas, y veo la
necesidad que tienes de Mí, y según crece en ti la necesidad, crece también en Mí, y digo
entre Mí: Voy a ella a tomar este alivio a mi Amor, y es por eso que después de que te has
fatigado, Yo vengo”.
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Abril 17, 1906
(1) Esta mañana me la he pasado mal, me encontraba fuera de mí misma y no veía otra
cosa que fuego, parecía que se abría la tierra y amenazaba con tragarse ciudades, montes y
hombres, era como si el Señor quisiera destruir la tierra, pero en modo especial en tres
diferentes puntos, uno distante del otro, y alguno de estos en Italia; parecían tres bocas
volcánicas, que alguna hacía salir fuego e inundaba las ciudades, y donde se abría la tierra y
sucedían horribles sacudidas de terremotos; yo no entendía bien si estaba sucediendo ahora o
deberá suceder en el futuro. Cuánta ruina, y la causa de todo esto es únicamente el pecado, y
el hombre no quiere rendirse, parece que se ha puesto contra Dios, y Dios armará los
elementos en contra del hombre, el agua, el fuego, el viento y tantas otras cosas, y estos
harán morir a muchísimos . ¡Qué espanto, qué horror! Me sentía morir al ver todas estas
escenas dolorosas, hubiera querido sufrir cualquier cosa para aplacar al Señor. Entonces Él se
ha hecho ver, pero, ¿quién puede decir cómo? Le he dicho alguna cosa para aplacarlo, pero
no me prestaba atención y después me ha dicho:
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7-11
Abril 25, 1906
(1) Encontrándome en mi habitual estado, me parecía ver a mi bendito Jesús todo afligido
dentro de mí, en el momento de sufrir la crucifixión, y parecía que yo sufría un poco junto con
Él, y después me ha dicho:
(2) “Hija mía, todo es tuyo: Mis sufrimientos, y todo Yo mismo, te hago don de todo”.
(3) Después ha agregado: “Hija mía, ¡cuánto me hacen las criaturas, que sed tienen de
pecados, que sed de sangre!; no quisiera Yo hacer otra cosa que abrir las entrañas de la tierra
e incendiarlos a todos”.
(4) Y yo: “Señor, ¿qué dices? Me dijiste que eres todo mío, y uno que se da a otro no es ya
dueño de sí mismo; yo no quiero que hagas esto, y Tú no debes hacerlo. Si quieres
satisfacción de mí, hazme sufrir lo que quieras, estoy dispuesta a todo”.
(5) Entonces me lo sentía dentro de mí como si lo tuviera atado, y Él me repetía varias
veces:
(6) “¡Déjame hacer porque no puedo más, déjame hacer porque no puedo más!”
(7) Y yo repetía: “No quiero Señor, no quiero”. Pero mientras esto decía, sentía que se me
rompía el corazón de ternura al ver su bondad tan condescendiente hacia un alma pecadora
cual soy yo. Comprendía tantas cosas de la bondad divina, pero no sé decirlas bien.
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7-12
Abril 26, 1906
(1) Continuando mi pobre estado, sentía que había algunas personas alrededor de mi cama
que querían que yo viera los castigos que estaban sucediendo en el mundo, esto es:
Terremotos, guerras y otras cosas más que yo no entendía bien, para que implorara ante el
Señor; me parecía que eran santos, pero no sé decirlo con certeza. Mientras estaba en esto
ha salido de mi interior el bendito Jesús, y les ha dicho:
(2) “No me la molesten, no la aflijan con querer hacerle ver escenas dolorosas, más bien
hagan que esté tranquila, y déjenla en paz Conmigo”.
(3) Ellas se han ido y yo he quedado pensando: ¿Quién sabe qué está sucediendo, y ni
siquiera quiere que lo vea? Después me he encontrado fuera de mí misma y veía a un
sacerdote que hablaba de los terremotos que habían sucedido en los días pasados y decía: “El
Señor está muy indignado, creo que no han terminado aún los castigos”.
(4) Y yo: “¿Quién sabe si seremos perdonados nosotros?” Y él, avivándose, parecía que el
corazón le latía tan fuerte que yo lo oía, y esos latidos repercutían en mi corazón; yo no
comprendía quién era, sentía comunicárseme un no sé qué, y aquél ha dicho:
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(5) “¿Cómo pueden suceder cosas graves de ruina, de morir gente, donde hay un corazón
que ama por todos? A lo más se podrá sentir alguna sacudida, pero sin daño notable”.
(6) Yo, al oír “un corazón que ama por todos”, me he sentido como enfadada, y yo misma no
sé decir cómo es que he dicho: “¿Qué dices, un corazón que ama por todos? No sólo que ama
por todos, sino que repara por todos, que sufre, que agradece, que alaba, que adora, que
respeta la santa ley por todos; porque yo no considero verdadero amor hacia la persona
amada si no le da todo el amor y toda la satisfacción que le deberían dar todos los demás, de
modo que en esa persona pueda encontrar todo el bien y el contento que debería encontrar en
todos”.
(7) Él, al escucharme, más se encendía, se acercaba queriéndome estrechar; yo temía,
sentía vergüenza por haber hablado así; mi corazón golpeado por sus latidos me latía fuerte.
Entonces parecía que Él se transformaba como si fuera Nuestro Señor, pero no sé decirlo con
certeza. Y sin poderme oponer me ha estrechado a Sí diciéndome:
(8) “Todas las mañanas vendré a ti y desayunaremos juntos”.
(9) Mientras estaba en esto me he encontrado en mí misma.
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7-13
Abril 29, 1906
(1) Continuando mi habitual estado, en cuanto ha venido el bendito Jesús, llenando todo mi
interior de Sí mismo me ha dicho:
(2) “Hija mía, el alma vacía es como el agua que corre siempre, y sólo se detiene cuando
llega al centro de donde ha salido; y así como el agua que no tiene color puede recibir en sí
todos los colores que en ella se reflejen, así el alma vacía, corre siempre hacia el centro divino
de donde salió, y sólo se detiene cuando llega a llenarse toda, toda de Dios, porque estando
vacía nada se le escapa del Ser Divino, y como no tiene color propio recibe en sí todos los
colores divinos. Ahora, sólo el alma vacía, porque está vacía de todo, comprende las cosas
según la verdad, por ejemplo: La preciosidad del sufrir, el verdadero bien de la virtud, la sola
necesidad de lo eterno, porque para amar una cosa es de absoluta necesidad que se odie la
cosa contraria a la que se ama, y sólo el alma vacía es la que llega a tanta felicidad”.
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Mayo 4, 1906
(1) Estaba muy afligida por no haber visto claramente a mi adorable Jesús, con el agregado
de que el pensamiento me decía que Jesús, Aquél que es mi vida, ya no me amaba. ¡Oh Dios,
qué penas mortales sentía mi pobre corazón, no sabía qué hacer para liberarme de esto! He
derramado lágrimas amargas, y para liberarme he dicho: “No me quiere más, pero a despecho
de que Él no me quiere más, lo querré más que antes”. He escrito esto para obedecer.
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(2) Después de mucho esperar ha venido y ponía mis lágrimas sobre su rostro; yo no
entendía bien el por qué, pero me parecía que como aquel pensamiento me había excitado y
casi empujado a amarlo de más, Él complaciéndose por eso me ha dicho:
(3) “¿Cómo, no te amo? Te amo tanto, que aun de tus lágrimas llevo cuenta, y las llevo
sobre mi rostro para mi contento”.
(4) Después ha agregado: “Hija mía, quiero que seas más precisa, más exacta, que
manifiestes todo al escribir, porque muchas cosas las omites, si bien tú las tomas sin escribir,
pero muchas servirán para los demás”.
(5) Yo al oír esto he quedado confundida, porque ciertamente lo hago, pero es tanta la
repugnancia de escribir, que sólo los milagros que sabe hacer la obediencia pueden
vencerme, porque de mi voluntad no sería buena para escribir ni siquiera una coma.
(6) Sea todo para gloria de Dios y para mi confusión.
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7-15
Mayo 6, 1906
(1) Continuando mi habitual estado, ha venido el bendito Jesús con un pan en la mano,
como si me quisiera fortalecer, porque por sus continuas privaciones me siento tan mal, que
parece que sólo un hilo de vida me mantenga viva, y que bajo este hilo quedaría incinerada y
consumida. Después de haberme fortificado con aquel pan me ha dicho:
(2) “Hija mía, así como el pan material es alimento y vida del cuerpo, y no hay partícula del
cuerpo que no reciba vida de este pan, así Dios es alimento y vida del alma, y no debe haber
partícula que no tome vida y alimento de Dios, esto es, animar a todo sí mismo en Dios, como
nutrir sus deseos en Dios, los afectos, las inclinaciones, el amor, hacerlos tomar vida y
alimento en Dios, de modo que ningún otro alimento debería gustar que Dios solo, pero, ¡oh,
cuántos hacen que sus almas se alimenten de toda clase de porquerías!”
(3) Dicho esto ha desaparecido y me he encontrado dentro de una iglesia, y parecía que
varias personas decían: “¡Maldito, maldito! Como si quisieran maldecir al Señor bendito, y
también a las mismas criaturas. Yo no sé cómo comprendía todo el peso de aquellas
maldiciones, como si significaran destrucción de Dios y de ellos mismos, y yo lloraba
amargamente por estas maldiciones. Después veía en el altar a un sacerdote que celebraba,
como si fuera Nuestro Señor, que yendo en medio de aquellos que habían dicho esas
maldiciones, con voz solemne y con autoridad ha dicho: “¡Maledicti, maledicti! Esto lo ha dicho
al menos por una veintena de veces o más, y mientras esto decía, parecía que caían muertas
miles y miles de personas, quién por revolución, quién por terremotos, quién en el fuego y
quién en el agua, y me parecía que estos castigos eran precursores de las cercanas guerras.
Yo lloraba, y Él acercándose a mí me ha dicho:
(4) “Hija mía, no temas, a ti no te maldigo, más bien te digo: “¡Bendita mil y mil veces! Llora y
reza por estos pueblos”.
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7-16
Mayo 7, 1906
(1) Esta mañana, habiendo recibido la comunión, veía al bendito Jesús en mi interior y le
decía: “Amado mío, sal de ahí, ven fuera a fin de que te pueda estrechar, besar y hablarte”. Y
Él haciéndome una señal con la mano me ha dicho:
(2) “Hija mía, no quiero salir, estoy bien en ti, porque si salgo de tu humanidad, siendo que la
humanidad contiene ternura, compasión, debilidad, temor, sería como si saliera de dentro de
mi Humanidad viviente, y ocupando tú el mismo oficio mío de víctima, debería hacerte sentir el
peso de las penas de los demás, y por lo tanto perdonarlos en parte. Saldré, sí, pero no de
dentro de ti, sino fuera de Dios, sin Humanidad y mi justicia hará su curso como conviene para
castigar a las criaturas”.
(3) Y parecía que más se adentraba, y yo le repetía: “Señor, sal, perdona en parte a tus
hijos, tus mismos miembros, tus imágenes”. Y Él haciendo señas con la mano repetía:
(4) “No salgo, no salgo”.
(5) Esto lo ha repetido más y más veces. Me ha comunicado tantas cosas de lo que contiene
la humanidad, pero no sé decirlas, las tengo en la mente y no puedo explicarlas con palabras.
No hubiera querido escribir esto, pero la obediencia lo ha querido. Fiat, siempre Fiat.
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7-17
Mayo 15, 1906
(1) Continuando mi habitual estado, sentía una extrema aflicción por la privación del bendito
Jesús, cansada y casi extenuada de fuerzas. Ahora, en cuanto se ha hecho ver en mi interior
me ha dicho:
(2) “Hija mía, lo que el alma debe hacer es un continuo exprimirse a sí misma, porque el
alma es como una esponja, se exprime a sí misma y se impregna de Dios, y embebiéndose de
Dios siente la Vida de Dios en sí misma, y por eso siente el amor a la virtud, siente tendencias
santas, se siente vacía de sí misma y transformada en Dios, y si no se exprime a sí misma
queda impregnada de sí misma, y por lo tanto siente todos los efectos que contiene la corrupta
naturaleza, todos los vicios asoman la cabeza: La soberbia, la envidia, la desobediencia, la
impureza, etc, etc”.
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7-18
Mayo 18, 1906
(1) Estaba sufriendo tanto en el alma y en el cuerpo, que yo misma no sé cómo es que vivo,
entonces he visto en mi interior al bendito Jesús que reposaba y dormía tranquilamente; yo lo
llamaba, lo jalaba, pero Él no me prestaba atención. Después de mucho esperar me ha dicho:
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(2) “Amada mía, no quieras turbar mi reposo, ¿no me has dicho que tú quieres sufrir en
lugar mío, y que quieres sufrir en tu humanidad todo lo que Yo debía sufrir en la mía si
estuviera viviente, intentando reconfortar mis miembros sufrientes con tus sufrimientos,
sufriendo tú para dejarme libre? Por eso mientras tú sufres Yo reposo”.
(3) Y mientras esto decía se ha dormido más profundamente, y ha desaparecido. Esto que
me ha dicho son mis continuas intenciones en mis sufrimientos.
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7-19
Junio 13, 1906
(1) Me la paso siempre en continuas privaciones, a lo más se hace ver por instantes, o en mi
interior descansando y durmiendo, sin decirme una palabra, y si hago por lamentarme se
desinteresa diciéndome:
(2) “Injustamente te lamentas, ¿es a Mí al qué quieres? Y bien, me tienes en lo íntimo de tu
interior, ¿qué más quieres? O bien, ¿si me tienes todo en ti por qué te afliges? O si es porque
no te hablo, con sólo verme ya nos entendemos”. O bien se la saca con un beso, con un
abrazo, con una caricia; y si ve que no me tranquilizo me reprende severamente diciéndome:
(3) “Sólo me desagrada tu desagrado, si no te tranquilizas te haré desagradar de verdad
ocultándome del todo”.
(4) ¿Quién puede decir la amargura de mi alma? Me siento como tonta y no sé manifestar lo
que siento, y además, en ciertos estados de ánimo es mejor callar y seguir adelante. Esta
mañana, en cuanto lo he visto me he sentido transportar fuera de mí, y no sé decir bien si
fuera el paraíso, estaban muchos santos, todos incendiados de amor, pero lo asombroso era
que todos amaban, pero el amor de uno era distinto del amor del otro; yo, encontrándome con
ellos trataba de distinguirme y superarlos a todos en el amor, queriendo ser la primera de
todos en amarlo, no soportando mi corazón, demasiado orgulloso, que los demás me
igualaran, porque me parecía ver que quien más ama está más cerca a Jesús, y es más
amado por Él. ¡Oh! El alma llegaría a todos los excesos, no tomaría en cuenta ni vida ni
muerte, ni piensa si le conviene o no, en suma, haría aun locuras para obtener este intento, de
estar más cerca de Él y de ser amada un poquitito de más por su sumo y único Bien. Pero con
mi sumo pesar, después de breve tiempo, una fuerza irresistible me ha conducido en mí
misma.
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7-20
Junio 15, 1906
(1) Después de haber esperado mucho, mi bendito Jesús ha venido como relámpago y me
ha dicho:
(2) “Hija mía, toda la Vida Divina, se puede decir que recibe vida del amor: El amor la hace
generar, el amor la hace producir, el amor la hace crear, el amor la hace conservar y da
continua vida a todas sus operaciones, así que si no tuviera amor, no obraría y no tendría vida.
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Ahora, las criaturas no son otra cosa que chispas salidas del gran fuego de amor Dios, y su
vida recibe vida y actitud de obrar de esta chispa, así que también la vida humana recibe vida
del amor; pero no todos se sirven de ella para amar, para obrar lo bello, lo bueno, para todo su
obrar, sino que transformando esta chispa la usan: Quién para amarse a sí mismo, quién a las
criaturas, quién a las riquezas, y quién hasta a las bestias, todo esto con sumo desagrado de
su Creador, que habiendo hecho salir estas chispas de su gran fuego, anhela recibirlas todas
de nuevo en Sí, pero más engrandecidas, como otras tantas imágenes de su Vida Divina.
Pocos son aquellos que corresponden a la imitación de su Creador. Por eso amada mía
ámame y haz que también tu respiro sea un continuo acto de amor para Mí, para hacer que de
esta chispita se pueda formar un pequeño incendio, y así dar desahogo al amor de tu
Creador”.
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7-21
Junio 20, 1906
(1) Me sentía muy sufriente de alma y de cuerpo, y habiendo pasado la noche con fiebre me
sentía quemar y consumir, y toda sin fuerzas me sentía morir, con el agregado de que Jesús
no venía, verdaderamente no podía más. Ahora, después de mucho me he sentido salir fuera
de mí misma, y veía a Nuestro Señor dentro de una luz grandísima, y a mí misma toda
clavada, aun las más pequeñas partículas de mis miembros, así que no eran sólo las manos y
pies como otras veces, sino que cada uno de mis huesos tenía su clavo metido dentro. ¡Oh!
Cuántos acerbos dolores sentía yo, a cada pequeño movimiento me sentía desgarrar por
aquellos clavos y desfallecía, y de vez en cuando me sentía morir, pero resignada y abismada
en el Divino Querer, el cual me parecía que fuera una llave que abría los tesoros divinos para
tomar la fuerza para sostenerme en aquel estado de sufrimiento, hasta volverme contenta y
feliz; sin embargo yo me quemaba y estos clavos parecía que producían fuego, y yo estaba
sumergida en este fuego. El bendito Jesús me veía y parecía que se complacía por mi estado,
y me ha dicho:
(2) “Hija mía, todo debe reducirse a un solo punto, esto es: Llegar a ser todo una llama, y de
esta llama cernida, prensada, golpeada, sale una luz purísima, no como luz de fuego sino de
sol, toda semejante a la luz que me circunda, y el alma convertida en luz no puede estar lejana
de la luz divina, más bien mi luz la absorbe en sí misma y la lleva al Cielo. Por eso ánimo, es la
completa crucifixión de alma y cuerpo; ¿no ves que tu luz está ya por salir de la llama, y mi luz
la espera para absorberla?”
(3) Mientras esto decía, yo me he mirado y veía dentro de mí una llama grande, y de ésta
salía un pequeño rayito de luz que estaba por separarse y emprender el vuelo. ¿Quién puede
decir mi contento? Ante el pensamiento de morir, el pensamiento de estar siempre con mi
único y sumo Bien, con mi vida, con mi centro, me siento en el paraíso anticipadamente.
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Volumen 07
7-22
Junio 22, 1906
(1) Continuando mi estado de sufrimientos, el bendito Jesús ha venido por poco tiempo y me
hacía ver un vestido todo adornado, sin costura ni abertura, que estaba suspendido sobre mi
persona. Mientras esto veía me ha dicho:
(2) “Amada mía, esta vestidura es semejante a la mía, que se te ha comunicado a ti por
haberte participado las penas de mi Pasión, y por haberte elegido por víctima. Este vestido
cubre, protege al mundo, y siendo sin costura ni abertura ninguno escapa de su protección,
pero el mundo con sus abusos no merece más que este vestido lo cubra, y así hacerlos sentir
todo el peso de la ira divina. Y Yo estoy a punto de traérmela para poder desahogar mi justicia
desde hace mucho tiempo contenida por esta vestidura”.
(3) Mientras estaba en esto, parecía que la luz que había visto en días pasados estaba
dentro de esta vestidura, y el Señor esperaba a la una y a la otra para absorberlas en Sí
mismo.
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7-23
Junio 23, 1906
(1) Continuando a sentirme mal había dicho al confesor lo que he escrito antes, callando
algunas cosas que corresponden a lo mismo, parte por la debilidad extrema que sentía, no
teniendo fuerzas para hablar, y parte por temor de que la obediencia me pudiese poner alguna
trampa. ¡Oh! Dios Santo, qué temor, sólo Dios sabe como vivo, vivo muriendo continuamente,
y mi único consuelo sería morir para reencontrar mi vida en Dios, pero la obediencia la quiere
hacer de cruel verdugo, quiere tenerme muriendo continuamente y no a vivir para siempre en
Dios. ¡Oh obediencia, cómo eres terrible y fuerte! Entonces el confesor me ha dicho que no lo
permitía y que debía decir al Señor que la obediencia no quería. ¡Qué pena amarguísima!
Después, encontrándome en mi habitual estado veía a Nuestro Señor, y al confesor que le
pedía que no me hiciera morir. Yo, temiendo que le hiciera caso, lloraba, y el Señor ha dicho:
(2) “Hija, tranquilízate, no me aflijas con tu llanto, Yo tengo toda la razón en traerte, porque
quiero castigar al mundo, y sólo por ti y por tus sufrimientos me siento como atado. El confesor
también tiene razón en quererte tener en la tierra, porque, pobre mundo, pobre Corato, en el
estado en el cual se encuentra, ¿qué será de él si ninguno lo protege? Y también por él
mismo, porque estando tú, algunas veces Yo me sirvo de él por medio tuyo, alguna vez
directamente diciendo alguna cosa que le concierne, y alguna vez indirectamente para
llamarlo, cuando para estimularlo, y cuando para disuadirlo de hacer alguna cosa que no me
agrade; entonces llamándote a Mí, me serviré de los sufrimientos. Pero, ánimo, que como
están las cosas Yo me siento más inclinado a contentarte a ti que al confesor, y Yo mismo
sabré cambiar su voluntad”.
(3) Luego me he encontrado en mí misma, no pensaba escribir esto porque no me parecía
necesario el decirlo, pues viendo al confesor junto con Nuestro Señor, me parecía que ya lo
sabía todo.
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Volumen 07
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7-24
Junio 24, 1906
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7-25
Junio 26, 1906
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7-26
Julio 2, 1906
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Volumen 07
(4) “Este anillo me lo has hecho tú en estos días pasados por medio de tus sufrimientos, y
Yo estoy preparando uno más bello para ti”.
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7-27
Julio 3, 1906
(1) Habiendo recibido la comunión, me sentía toda unida y estrechada a mi divinísimo Jesús,
y mientras me estrechaba, yo me reposaba en Él, y Él se reposaba en mí; y después me ha
dicho:
(2) “Amada mía, el alma que vive en mi Voluntad reposa, porque la Voluntad Divina hace
todo por ella, y Yo, mientras obra por ella, ahí encuentro el más bello reposo, así que la
Voluntad de Dios es reposo del alma y reposo de Dios en el alma. Y el alma mientras reposa
en mi Voluntad está siempre pegada a mi boca, y de ella absorbe en sí misma la Vida Divina,
formando de Ella su alimento continuo. La Voluntad de Dios es el paraíso del alma en la tierra,
y el alma que hace la Voluntad de Dios viene a formar el paraíso a Dios sobre la tierra.
(3) La Voluntad de Dios es la única llave que abre los tesoros de los secretos divinos, y el
alma adquiere tal familiaridad en la casa de Dios, que domina como si fuera la dueña”.
(4) ¿Quién puede decir lo que comprendía de esta Divina Voluntad? ¡Oh, Voluntad de Dios,
cómo eres admirable, amable, deseable, bella, basta decir que encontrándome en Ti, me
siento perder todas mis miserias, todos mis males, y adquirir un nuevo ser con la plenitud de
todos los bienes divinos!
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7-28
Julio 8, 1906
(1) Continúa casi siempre lo mismo, solamente siento un poco más de vigor; que Dios sea
siempre bendito, todo es poco por su amor, aun su misma privación, el estar lejana del Cielo, y
sólo por obedecer.
(2) Ahora la obediencia quiere que escriba alguna cosa acerca de la luz que aún sigo viendo
de vez en cuando. A veces me parece ver a Nuestro Señor dentro de mí, y de su Humanidad
sale una imagen toda luz, y su Humanidad enciende siempre más el fuego, y veo la imagen de
la luz de Cristo, como si tamizara este fuego, y de este fuego tamizado sale una luz toda
semejante a su imagen de luz, y todo se complace y con ansia la espera para unirla a Sí, y
después se incorpora otra vez en su Humanidad. Otras veces me encuentro fuera de mí
misma y me veo toda fuego, y una luz que está por desprenderse del fuego, y Nuestro Señor,
con su aliento sopla en la luz, y la luz se eleva y toma el camino hacia la boca de Jesucristo, y
Él con su aliento la aleja y la atrae, la engrandece y la vuelve más reluciente, y la pobre luz se
debate y hace todos los esfuerzos porque quiere ir a su boca, a mí me parece que si esto
sucediera expiraría, no obstante estoy obligada a decir en mi interior: La obediencia dada por
el confesor no lo quiere, a pesar de que el decir esto me cuesta la propia vida. Y el Señor
17
Volumen 07
parece que se deleita con hacer tantos juegos con esta luz. Ahora, me parece que Nuestro
Señor viene y quiere volver a ver todo lo que Él mismo me ha dado, si está todo ordenado y
desempolvado, por tanto me toma de la mano y me quita los anillos que me dio cuando me
desposó con Él, uno lo ha encontrado intacto y el resto los ha desempolvado con su aliento y
me los volvía a poner, después, como si me vistiera toda, se pone a mi lado y dice:
(3) “Ahora sí que estás bella, ven a Mí, no puedo estar sin ti; o tú vienes a Mí o Yo voy a ti,
eres mi amada, mi alegría, mi contento”.
(4) Mientras esto dice, la luz se debate y hace todos los esfuerzos porque quiere estar en
Jesús, y mientras toma su vuelo veo que el confesor con sus manos la para y la quiere
encerrar dentro de mí, y a Jesús que se está quieto y lo deja hacer. ¡Oh Dios, qué pena! Cada
vez que esto sucede me parece que debo morir y llegar a mi puerto, y la obediencia me hace
encontrar de nuevo en camino. Si yo quisiera decir todo de esta luz no terminaría jamás, pero
me hace tanto mal escribir esto, que no puedo seguir adelante, aunado a que muchas cosas
no sé decirlas, por eso hago silencio.
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7-29
Julio 10, 1906
(1) Encontrándome en mi habitual estado, por breve tiempo ha venido Nuestro Señor y me
ha dicho:
(2) “Hija mía, quien toda a Mí se da, merece que Yo todo a ella me dé. Heme aquí todo a tu
disposición, lo que quieras, tómalo”.
(3) Yo no le he pedido nada, sólo le he dicho: “Mi Bien, no quiero nada, únicamente te quiero
a Ti sólo; sólo Tú me bastas para todo, porque teniéndote a Ti tengo todo.”
Y Él: “Muy bien, has sabido pedir, pues mientras no quieres nada has querido todo”.
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7-30
Julio 12, 1906
(1) Habiendo sufrido mucho al esperar a mi bendito Jesús, me sentía cansada y sin fuerzas.
Entonces ha venido casi de escapada y me ha dicho:
(2) “Hija mía, todo lo que a la criatura le sirve de sufrimiento o de dolor, por una parte hiere a
la criatura, y por otra parte toca a Dios; y Dios sintiéndose tocado, da siempre a cada toque
que siente da alguna cosa de divino a la criatura”.
(3) Y ha desaparecido.
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18
Volumen 07
7-31
Julio 17, 1906
(1) Esta mañana veía al bendito Jesús con una llave en la mano y me decía:
(2) “Hija mía, esta llave es la llave de mi Voluntad; para quien vive en Ella le conviene que
tenga la llave para abrir y cerrar según le plazca, y tomar lo que le agrade de mis tesoros,
porque viviendo de mi Querer tendrá cuidado de ellos más que si fueran suyos, porque todo lo
que es mío es suyo, y no hará despilfarro de ello, más bien los dará a otros y tomará para ella
lo que pueda darme más honor y gloria. Por eso te entrego la llave y ten cuidado de mis
tesoros”.
(3) Mientras esto decía, me sentía toda inmersa en la Divina Voluntad, tanto, que no veía
otra cosa que Voluntad de Dios, y me la he pasado todo el día en este paraíso de su Voluntad.
¡Qué felicidad, qué alegría! Y durante la noche, encontrándome fuera de mí misma, continuaba
en este ambiente, y el Señor ha agregado:
(4) “Mira amada mía, para quien vive en mi Querer no hay gracia que salga de mi Voluntad
hacia todas las criaturas del Cielo y de la tierra, en que ella no sea la primera en tomar parte. Y
esto es natural, porque quien vive en la casa de su padre abunda de todo, y si los que están
fuera reciben alguna cosa, es de lo que les sobra a aquellos que viven dentro”.
(5) ¿Pero quién puede decir lo que comprendía de esta Divina Voluntad? Son cosas que no se
pueden explicar. Sea todo para gloria de Dios
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7-32
Julio 21, 1906
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7-33
Julio 27, 1906
(1) Esta mañana se hacía ver mi adorable Jesús abrazando la cruz, y yo pensaba en mi
interior cuáles habían sido sus pensamientos al recibirla”.
(2) Y Él me ha dicho: “Hija mía, cuando recibí la cruz la abracé como a mi más amado
tesoro, porque en la cruz dote a las almas y las desposé Conmigo. Ahora, mirando la cruz, su
largura y anchura, Yo me alegré porque veía en ella las dotes suficientes para todas mis
esposas, y ninguna podía temer el no poder desposarse Conmigo, teniendo Yo en mis propias
19
Volumen 07
manos, en la cruz, el precio de su dote, pero con esta sola condición, que si el alma acepta los
pequeños donativos que Yo le envío, los cuales son las cruces, como prenda de que me
acepta por Esposo, el desposorio es formado y le hago la donación de la dote. Pero si no
acepta los donativos, esto es, no resignándose a mi Voluntad, queda todo anulado, y a pesar
de que Yo quiero dotarla no puedo, porque para formar un esponsalicio se necesita siempre la
voluntad de ambas partes, y el alma no aceptando los donativos, significa que no quiere
aceptar el esponsalicio”.
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7-34
Julio 28, 1906
(1) Continuando mi habitual estado, por breve tiempo ha venido el bendito Jesús, y yo en
cuanto lo he visto lo detuve y lo he abrazado, pero tan fuerte como si quisiera encerrarlo en mi
corazón. Mientras estaba en esto veía personas en torno a mí que decían: “Cómo es atrevida,
se toma demasiada confianza, y cuando uno se trata con confianza no se tiene la estima y
respeto que se debe tener”. Yo me sentía sonrojar al oír esto, pero no podía hacer de otra
manera; y el Señor les ha dicho:
(2) “Sólo se pude decir que se ama, se estima y se respeta un objeto, cuando se lo quiere
hacer propio; y cuando no se lo quiere hacer propio, significa que no lo ama, y por lo tanto no
se le tiene estima ni respeto, como por ejemplo: Si se quiere conocer si alguien ama las
riquezas, hablando de ellas se ve que las tiene en gran estima, respeta a las personas ricas,
no por otra cosa sino porque son ricas, y todas las riquezas quisiera hacerlas suyas; si en
cambio no las ama, al sólo oír hablar de ellas se fastidia, y así de todas las otras cosas.
(3) Entonces, en vez de criticarla merece alabanzas, y si me quiere hacer suyo significa que
me ama, me estima y me respeta”.
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7-35
Julio 31, 1906
(1) Continuando mi habitual estado, por poco tiempo ha venido el bendito Jesús, y
abrazándome me ha dicho:
(2) “Hija mía, la simplicidad es a las virtudes como el condimento a las comidas. Para el
alma simple no hay ni llaves ni puertas para entrar en Mí, ni Yo para entrar en ella, porque por
todas las partes puede entrar en Mí y Yo en ella, más bien, para decir mejor, se encuentra en
Mí sin entrar, porque por su simplicidad viene a semejarse a Mí que soy Espíritu simplísimo, y
que sólo porque soy simplísimo me encuentro por todas partes y nada puede huir de mi mano.
El alma simple es como la luz del sol, que a pesar de cualquier niebla, o de que sus rayos
pasen por cualquier inmundicia, permanece siempre luz, y da luz a todos, pero jamás se
cambia. Así el alma simple, cualquier mortificación o disgusto que pueda recibir, no cesa de
ser luz para sí misma y para aquellos que la han mortificado, y si ve cosas malas, ella no
queda manchada, queda siempre luz, ni jamás se cambia, porque la simplicidad es la virtud
que más se asemeja al Ser Divino, y sólo por esta virtud se viene a participar de las otras
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Volumen 07
cualidades divinas, y sólo en el alma simple no hay impedimentos ni obstáculos para que entre
a obrar la Gracia Divina, porque siendo luz una y luz la otra, fácilmente una luz se une, se
transforma en la otra luz”.
(3) ¿Pero quién puede decir lo que comprendía de esta simplicidad? Siento en mi mente
como un mar, y que apenas puedo manifestar una gotitas de este mar, y desconectadas entre
ellas.
(4) Deo Gratias
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7-36
Agosto 8, 1906
(1) Esta mañana estando muy cansada por su privación, en cuanto ha venido el bendito
Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, a la criatura para alcanzar su punto central le es necesario correr siempre, sin
detenerse jamás, porque corriendo se hace más fácil el camino, y conforme camina le será
manifestado el punto a donde debe llegar para encontrar su centro, y a lo largo del camino le
será suministrada la Gracia necesaria para el camino, y ayudada por la Gracia no sentirá el
peso de la fatiga ni de la vida. Todo lo contrario para aquél que camina y se detiene, ya que
sólo con detenerse sentirá el cansancio de los pasos que ha dado, perderá el tesón en seguir
el camino, y no caminando no podrá ver su punto final, que es un bien sumo y no quedará
cautivado, la Gracia no viéndolo correr no se dará en vano, y la vida se volverá insoportable,
porque el ocio produce tedio y fastidio”.
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7-37
Agosto 10, 1906
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Volumen 07
7-38
Agosto 11, 1906
(1) Encontrándome en mi habitual estado, veía a mi adorable Jesús con una cruz en la
mano, toda llena de perlas blancas, y haciéndome don de ella, la apoyaba sobre mi pecho, la
cruz se ha internado dentro de mi corazón, como dentro de una estancia, y me ha dicho:
(2) “Hija mía, la cruz es un tesoro, y el lugar más seguro para poner a salvo este preciado
tesoro es la propia alma; o sea, es lugar seguro cuando el alma está dispuesta con la
paciencia, con la resignación, y con las otras virtudes a recibir este tesoro, porque las virtudes
son tantas llaves que lo custodian para no malgastarlo y exponerlo a los ladrones, pero si no
tiene, especialmente la llave de oro de la paciencia, este tesoro encontrará tantos ladrones
que lo robarán y harán despilfarro de él”.
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7-39
Agosto 25, 1906
(1) Esta mañana, encontrándome fuera de mí misma, me parecía ver sacerdotes, prelados
atentos al interés y a las ciencias humanas, que no son necesarios para su estado, agregando
a esto un espíritu de rebelión a las autoridades superiores. Nuestro Señor, muy afligido me ha
dicho:
(2) “Hija mía, el interés, las ciencias humanas, y todo lo que al sacerdote no le pertenece, le
forma una segunda naturaleza, fangosa y putrefacta, y las obras que salen de éstos, aun
santas, me provocan náuseas por la peste que exhalan, tanto, que me son intolerables. Reza y
repárame estas ofensas, porque no puedo más”.
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7-40
Septiembre 2, 1906
(1) Debiendo recibir esta mañana la comunión, estaba preparada para hacer el día de retiro,
esto es, prepararme para la muerte, y después de recibida la comunión iba a decirle a Jesús
bendito: “Hagamos ahora las cuentas, para no dejarlas para el último momento de la vida; yo
misma no sé como me encuentro, no hago ninguna reflexión sobre mí misma, y no
reflexionando no sé como estoy, y por lo tanto no siento ni temores, ni escrúpulos, ni
agitaciones, mientras que veo y escucho que los otros, mucho más buenos que yo, y aun en
las mismas vidas de los santos que leo, todos hacen reflexiones sobre sí mismos, si son fríos
o calientes, si tentados o tranquilos, si se confiesan bien o mal, y casi todos estaban tímidos,
agitados y escrupulosos. En cambio toda mi atención está en quererte, en amarte, y en no
ofenderte, el resto no lo tomo en cuenta para nada, parece que no tengo tiempo de pensar en
otra cosa, y si me empeño en hacerlo una voz interna me sacude, me reprende y dice:
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Volumen 07
“Quieres perder el tiempo, pon atención en hacer tus cosas con Dios”. Por eso yo misma no sé
en que estado me encuentro, si fría, si árida, si caliente, y si alguien me pidiera cuentas yo no
sabría darlas, yo creo que erraría. Por eso hagamos ahora las cuentas, a fin de que pueda
poner remedio a todo”. Después de haberle rogado y vuelto a rogar me ha dicho:
(2) Hija mía, Yo te tengo siempre sobre mis rodillas, tan estrechada que no te doy tiempo de
pensar en ti misma. Te tengo como un padre puede tener a su hijo pequeño sobre sus rodillas,
que ahora le da un beso, ahora una caricia, ahora le da con sus manos el alimento, ahora, si el
pequeño hijo inadvertidamente se ensucia, el mismo padre lo limpia. Pero si el padre está
afligido, el pequeño lo consuela, le seca las lágrimas; si el padre está irritado, el pequeño lo
calma; en suma, el padre es la vida del pequeño, y éste ningún pensamiento toma de sí
mismo, ni si debe comer, ni si se mancha, ni si debe vestirse, ni siquiera si debe dormir,
porque el padre haciendo con sus brazos una cuna lo arrulla para hacerlo dormir, y lo hace
dormir en su propio seno; y el pequeño es todo el alivio y la vida del padre, mientras que los
otros hijos grandes ponen atención en arreglar la casa, en lavarse ellos solos, y en todos los
demás quehaceres. Así hago Yo contigo, como a una hija pequeña te tengo sobre mis rodillas,
tan íntimamente unida a Mí que no te dejo sentirte a ti misma, y Yo pienso y me ocupo de todo
lo tuyo, en limpiarte si estás manchada, en alimentarte si tienes necesidad de alimento, en
suma, todo lo preveo desde antes, de modo que tú misma no adviertes tus necesidades, y con
tenerte estrechada íntimamente a Mí es una gracia que te hago, porque así te libras de
muchos y muchos defectos, mientras que si tuvieras el pensamiento de ti misma, ¡oh, en
cuántos defectos habrías caído! Por eso piensa en hacer tu oficio hacia Mí, el de hija pequeña,
y no pienses en nada más”.
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7-41
Septiembre 11, 1906
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Volumen 07
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7-42
Septiembre 12, 1906
(1) Estaba pensando en mi estado, en el que todo parece paz, amor, que nada me turba,
que todo es bueno, nada es pecado, y decía entre mí: “¿Qué será si en el punto de mi muerte
se cambia la escena y veré todo lo contrario, esto es, que todas las cosas me turbarán, y que
todo lo que he hecho habrá sido una cadena de males?” Mientras esto pensaba me ha dicho:
(2) “Hija mía, parece que te quieres turbar a la fuerza y quitarme mi continuo reposo en ti.
Dime, ¿crees que es cosa tuya la paciencia, la constancia, la paz de este tu estado, o bien
fruto y gracia de quien habita en ti? Sólo Yo poseo estos dones, y por la constancia, paz y
paciencia puedes conocer quién es el que obra en ti, porque cuando es la naturaleza o el
demonio, el alma se siente dominada por continuos cambios, así que ahora se siente
dominada por un humor, ahora por algún otro, ahora toda paciencia, ahora toda iracunda; en
suma, la pobrecita es dominada como una caña por un viento vigoroso. ¡Ah! Hija mía, donde
no está Dios no puede haber ni firmeza, ni verdadero bien, por eso no quieras turbar más mi y
tu reposo, más bien sé agradecida.
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7-43
Septiembre 14, 1906
(1) Esta mañana me encontraba fuera de mí misma y veía al niño Jesús dentro de un espejo
tersísimo y grandísimo, de modo que desde cualquier parte en que me encontraba lo podía ver
muy bien. Yo le hacía señas con la mano para que viniera a mí, y Jesús me hacía señas para
que fuera a Él. Mientras estaba en esto veía personas devotas y sacerdotes, como si se
pusieran entre Jesús y yo, y hablaban de mí; yo no les ponía atención, mi mira era mi dulce
Jesús. Pero Él ha salido apresuradamente de dentro del espejo, y quería dominar a aquellos
que murmuraban diciéndoles:
(2) “Que ninguno me la toque, porque tocando a quien me ama me siento más ofendido que
si me tocasen a Mí directamente, y os haré ver cómo sé tomar la defensa de quien toda se ha
dado a Mí, y de su inocencia”.
(3) Y con un brazo me estrechaba y con el otro amenazaba a aquellos. Y a mí nada me
importaba que hablaran mal de mí, sólo me disgustaba que Él los quisiera castigar, y le he
dicho: “Dulce vida mía, no quiero que ninguno sufra por causa mía, y por esto conoceré que
me amas, si te calmas y no los castigas, de otra manera quedaré descontenta”. Así parece
que se ha calmado y me ha alejado de aquella gente conduciéndome en mí. Después
continuaba viéndolo pero no más como niño, sino crucificado, y le he dicho:
(4) “Adorable bien mío, cuando sufriste la crucifixión todas las almas tenían un puesto en tu
Humanidad, ¿y mi puesto en qué parte se encontraba?”
(5) Y Él: “Hija mía, el puesto de las almas amantes era en mi corazón, pero a ti, además de
tenerte en el corazón, debiendo coadyuvar a la Redención con el estado de víctima, te tenía
en todos mis miembros, como en ayuda y consuelo”.
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Volumen 07
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7-44
Septiembre 16, 1906
(1) Habiéndome dicho el confesor que Monseñor no quería que vinieran personas a
visitarme para que no me distrajera, yo le he dicho: “Más de una vez habéis dado esta
obediencia, pero jamás se realiza, se cumple por poco tiempo, pero después todo queda como
antes; si ustedes me dan la obediencia de no hablar más, mi silencio haría que se alejaran
todos”. Después, habiendo recibido la comunión, he dicho al Señor: “Si es de tu agrado
quisiera saber como están las cosas ante Ti; Tú sabes el estado de violencia en el cual me
encuentro cuando estoy con las personas, porque sólo Contigo me encuentro bien. Yo no sé
entender el por qué quieren venir, yo me muestro huraña, no hago uso de nada para atraerlos,
más bien modos desagradables. El por qué quieran venir yo no lo sé. ¡Oh, quiera el Cielo que
pudiera quedarme sola!” Entonces Él me ha dicho:
(2) “Hija mía, la verdadera, pura y simple verdad, es el imán más potente para atraer a los
corazones y disponerlos a afrontar cualquier sacrificio por amor de la verdad y de las personas
que revelan esta verdad. ¿Quién ha dispuesto a los mártires a dar su sangre? La verdad.
¿Quién ha dado la fuerza para mantener la vida pura, honrada, a tantos santos en medio de
tantas batallas? La verdad, y la pura verdad, simple, desinteresada. He aquí el por qué las
criaturas quieren venir a ti. ¡Ah! Hija mía, en estos tristes tiempos, cómo es difícil encontrar
quien manifieste esta pura verdad, aun entre el clero, religiosos, y entre las almas devotas. En
su hablar y obrar se oculta siempre dentro alguna cosa de humano, de interés o de otras
cosas, y la verdad es manifestada como cubierta o velada, así que la persona que la escucha
no es tocada por la pura verdad, sino por el interés o por cualquier otro fin humano, en el cual
ha sido envuelta la verdad, y esa persona no recibe la gracia y los influjos que contiene la
verdad. He aquí el por qué de tantos sacramentos, confesiones desperdiciados, profanados y
sin fruto. Si bien Yo no dejo de darles luz, pero no me escuchan porque piensan para ellos,
que si dijeran la pura verdad perderían su prestigio, la benevolencia, y la naturaleza no
encontraría más satisfacciones, e irían en detrimento sus intereses. Pero, ¡oh! cómo se
engañan, porque quien todo deja por amor de la verdad, sobreabundará de todo más
abundantemente que los demás; por eso, por cuanto puedas, no dejes de manifestar esta pura
y simple verdad, pero se entiende que estando siempre en obediencia a quien te dirige”.
(3) Todo lo que concierne a la caridad lo he dicho velado, y habiéndome dicho la obediencia
que escribiera todo minuciosamente, sentía como una sentencia, porque aún no había
obedecido, y habiendo preguntado a Nuestro Señor, me ha dicho que estaba bien como lo
había dicho, porque quien se encuentra en esos defectos, ya entiende.
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7-45
Septiembre 18, 1906
25
Volumen 07
(1) Después de haber esperado mucho, me sentía toda oprimida y un poco turbada,
pensando en el por qué no venía mi adorable Jesús. Entonces ha venido y me ha dicho:
(2) “Hija mía, la paz es luz al alma, luz al prójimo y luz a Dios, así que un alma en paz es
siempre luz, y siendo luz está siempre unida a la Luz eterna, de la cual toma siempre nueva
luz para poder dar también luz a los demás; así que si quieres siempre nueva luz, estate en
paz”.
++++
7-46
Septiembre 23, 1906
(1) Encontrándome en mi habitual estado, por poco tiempo ha venido el bendito Jesús, y
abrazándome me ha dicho:
(2) “Amada hija mía, el obrar por Cristo y en Cristo hace desaparecer la obra humana,
porque obrando en Cristo, y siendo Cristo fuego, consume la obra humana, y habiéndola
consumido, su fuego la hace resurgir en obra divina, por eso obra junto Conmigo, como si
estuviéramos juntos haciendo la misma cosa; si sufres, como si estuvieras sufriendo junto
Conmigo; si rezas, si trabajas, todo en Mí y junto Conmigo, y así perderás en todo las obras
humanas y las reencontrarás divinas. ¡Oh, cuántas riquezas inmensas podrían adquirir las
criaturas, y no las hacen suyas!”
(3) Dicho esto ha desaparecido y yo he quedado con un gran deseo de verlo de nuevo.
Después me encontraba fuera de mí misma y lo iba buscando por todas partes, y no
encontrándolo decía: “¡Ah Señor, cómo eres cruel con un alma que es toda para Ti, y que no
hace otra cosa que sufrir continuas muertes por amor tuyo! Mira, mi voluntad te busca a Ti, y
no encontrándote muere de continuo, porque no te encuentra a Ti que eres vida de mi querer;
mis deseos mueren de continuo, porque deseándote y no encontrándote no encuentran su
vida, así que el respiro, los latidos del corazón, la memoria, la inteligencia, todo, todo, están
sufriendo muertes crueles, y Tú no tienes compasión de mí”. Mientras me encontraba en esto
he vuelto en mí y lo he encontrado en mí misma, y como si me quisiera pagar con la misma
moneda me decía:
(4) “Mira, estoy todo en ti y todo para ti”.
(5) Parecía que tenía la corona de espinas, y oprimiéndosela en la cabeza salía sangre y
decía: “Esta sangre la derramo por amor tuyo”.
(6) Me hacía ver sus llagas y agregaba: “Éstas, todas para ti”.
(7) ¡Oh, cómo me sentía confundida viendo que mi amor confrontado con el suyo no era otra
cosa que apenas una sombra!
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7-47
Octubre 2, 1906
(1) Habiendo recibido la comunión, me he sentido fuera de mí y veía una persona muy
oprimida por varias cruces, y a Jesús bendito que decía:
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Volumen 07
(2) “Dile que en el acto en el que ella se siente como acosada por persecuciones, por
dolores, por sufrimientos, piense que Yo le estoy presente, y que puede servirse de sus
sufrimientos para curar y cicatrizar mis llagas; así que sus sufrimientos me servirán ahora para
curarme el costado, ahora la cabeza, ahora las manos y los pies, llagas demasiado adoloridas,
irritadas por las graves ofensas que me hacen las criaturas, y esto es un gran honor que le
hago, dándole Yo mismo la medicina para curar mis llagas, y al mismo tiempo darle el mérito
de la caridad de haberme curado”.
(3) Mientras así decía, veía muchas almas purgantes, las cuales al oír esto, todas
asombradas han dicho:
(4) “Afortunadas ustedes que recibís tantas sublimes enseñanzas, que adquirís méritos de
curar a un Dios, méritos que sobrepasan a todos los demás méritos, y vuestra gloria será
distinta de la de los demás, como es distinto el Cielo de la tierra. ¡Oh! Si hubiéramos recibido
nosotras tales enseñanzas, que nuestros sufrimientos podrían haber servido para curar a un
Dios, ¿cuántas riquezas de méritos hubiéramos adquirido, y de los cuales ahora nos vemos
privadas?”
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7-48
Octubre 3, 1906
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7-49
Octubre 4, 1906
(1) Habiendo recibido la obediencia de decir pocas palabras si alguien viniera, estaba con
temor de haber faltado a la obediencia, con el agregado de que el bendito Jesús no venía.
¿Quién puede decir el desgarro de mi alma, al pensar que por haber cometido pecado no
venía? Es siempre desgarro cruel su privación, pero el pensamiento de haber dado ocasión
por alguna falta, es desgarro que hace enloquecer y que mata de un solo golpe. Entonces,
después de haber esperado mucho ha venido y me ha tocado tres veces diciéndome:
(2) “Hija mía, te renuevo en la Potencia del Padre, en mi Sabiduría, y en el Amor del Espíritu
Santo”.
(3) Lo que he sentido, no sé decirlo, después parecía que se acostaba en mí, y apoyaba su
cabeza coronada de espinas sobre mi corazón, y ha agregado:
(4) “El recto obrar mantiene siempre encendido el Amor Divino en el alma, y el obrar no
recto lo va siempre apagando, y si hace por encenderlo, ahora viene el soplo del amor propio y
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Volumen 07
lo apaga, ahora el respeto humano, ahora la propia estima, ahora el soplo del deseo de
agradar a los demás, en suma, tantos soplos que lo van siempre apagando, en cambio, el
recto obrar, no son tantos soplos que encienden este fuego divino en el alma, sino un continuo
soplo que lo tiene siempre encendido, y es el soplo omnipotente de un Dios”.
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7-50
Octubre 5, 1906
(1) Continuando mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí misma junto con Jesús
niño. Esta vez parecía que tenía ganas de jugar, se apretaba a mi pecho, a mis brazos, y
mientras me miraba con mucho amor, ahora me abrazaba, ahora con su cabecita me
empujaba casi golpeándome, ahora me besaba tan fuerte que parecía que me quisiera
encerrar y fundirme dentro de Sí, y mientras esto hacía yo sentía un gran dolor, tanto que me
sentía desfallecer, y Él a pesar de que me veía sufrir así, no me prestaba atención, es más, si
veía en mi rostro que yo sufría, porque no me atrevía a decirle nada, lo hacía más fuerte, me
hacía sufrir más. Ahora, después de que se ha desahogado bien me ha dicho:
(2) “Hija mía, Yo soy tu dueño y puedo hacer de ti lo que quiero. Has de saber que siendo tú
cosa mía, no eres dueña de ti, y si actúas por tu propio arbitrio, aun en un pensamiento, en un
deseo, en un latido, debes saber que me harías un hurto”.
(3) En este momento veía al confesor, que no estando bien quería como aliviar sus
sufrimientos sobre mí, y Jesús a toda prisa con la mano lo ha rechazado, y ha dicho:
(4) “Primero debo aliviarme Yo de mis penas, que son muchas, y después tú”.
(5) Y mientras esto decía se ha acercado a mí boca y ha derramado un líquido amarguísimo,
y yo le he encomendado al confesor, pidiéndole que lo tocase con su manita y que lo hiciera
estar bien. Lo ha tocado y ha dicho: “Sí, sí”. Y ha desaparecido.
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7-51
Octubre 8, 1906
28
Volumen 07
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7-52
Octubre 10, 1906
(1) Esta mañana el bendito Jesús se hacía ver dentro de un torrente de luz, y de esta luz
quedaban inundadas las criaturas, de modo que todas las acciones humanas recibían la
actitud de obrar de esta luz. Mientras esto veía el bendito Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, Yo estoy continuamente concurriendo en cada mínima acción humana, aunque
fuese un pensamiento, un respiro, un movimiento; pero las criaturas no piensan en esta mi
actitud hacia ellas, y además de que no hacen para Mí sus obras, que soy de quien reciben la
vida de su mismo obrar, se atribuyen a ellas lo que hacen. ¡Oh! Si pensaran en ésta mi
continua actitud hacia ellas, no usurparían lo que es mío, con detrimento de mi gloria y de su
bien; mientras que deberían hacer todo para Mí, y dármelo a Mí, porque todo lo que es hecho
para Mí puede entrar en Mí, y Yo lo tengo en Mí en depósito para darlo todo a ella en la otra
vida, mientras que lo que no es hecho para Mí no puede entrar en Mí, porque no son obras
dignas de Mí, más bien siento náuseas y las rechazo, a pesar de que ha concurrido mi
actitud”.
++++
7-53
Octubre 13, 1906
(1) Encontrándome en mi habitual estado, por poco tiempo se ha hecho ver mi buen Jesús y
me ha dicho:
(2) “Hija mía, para conocer si un alma está despojada de todo, basta con ver, si se suscitan
deseos santos o aun indiferentes y está dispuesta a sacrificarlos al Querer Divino con santa
paz, significa que está despojada; pero si en cambio se turba, se inquieta, significa que retiene
para sí alguna cosa”.
(3) Y yo, oyendo decir deseo, he dicho: “Mi sumo bien, mi deseo es que no quisiera escribir
más, cuánto me pesa, si no fuera por temor de salir de tu Querer y desagradarte, no lo haría”.
Y Él truncando mi hablar ha agregado:
(4) “Tú no lo quieres, pero Yo lo quiero, quiero aquello que te digo, y tú para obedecer
escribe. Por ahora esto que escribes sirve de espejo a ti y a aquellos que toman parte en tu
dirección, pero vendrá el tiempo en que servirá de espejo a los demás, así que lo que tú
escribes dicho por Mí, se puede llamar espejo divino, ¿y tú quisieras quitar este espejo divino
a mis criaturas? Piénsalo seriamente hija mía, y no quieras restringir este espejo de Gracia
con no escribir todo”.
(5) Yo al oír esto he quedado confundida y humillada y con gran repugnancia de escribir
estas últimas palabras suyas, pero la obediencia me lo ha impuesto absolutamente, y sólo por
obedecer he escrito.
(6) Deo Gratias
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Volumen 07
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7-54
Octubre 14, 1906
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Volumen 07
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Octubre 16, 1906
(1) Habiendo dejado de escribir lo que sigue, la obediencia me ha ordenado que lo hiciera y
por eso lo escribo. Me parecía encontrarme fuera de mí misma, y que en el Cielo se hacía una
fiesta especial, y yo estaba invitada a esta fiesta, y parecía que cantaba junto con los
bienaventurados, porque allá no hay necesidad de aprender, sino que se siente como una
infusión en el interior, y lo que cantan o hacen los demás lo sabe hacer uno mismo. Ahora, me
parecía que cada beato fuera una tecla, o sea que él mismo fuera una música, pero todos
acordes entre ellos, una distinta de la otra; quién canta las notas de la alabanza, quién las
notas de la gloria, quién las del agradecimiento, quién las de las bendiciones, pero todas estas
notas van a reunirse en una sola nota, y ésta nota es amor. Parece que una sola voz reúne
todas aquellas voces y termina con la palabra amor. Es un resonar tan dulce y fuerte este
grito, “amor”, que todas las otras voces quedan como apagadas en este canto, “amor”. Parecía
que todos los bienaventurados quedaban por este canto – alto, armonioso, bello del “amor”,
que ensordecía todo el Cielo, – estáticos, embelesados, avivados, arrobados, participaban, se
puede decir, de un paraíso de más; ¿pero quienes eran los afortunados que gritaban de más y
que hacían resonar en todo esta nota, “amor”, y que aportaban tanta felicidad al Cielo? Eran
aquellos que habían amado más al Señor cuando vivían sobre la tierra, ¡ah!, no eran aquellos
que habían hecho cosas grandes, penitencias, milagros, ¡ah, no, jamás! Sólo el amor es el que
está sobre todo, y todo queda detrás de él; así que quien ama mucho y no quien hace mucho,
será más agradable al Señor. Parece que estoy diciendo disparates, ¿pero qué puedo hacer?
La obediencia tiene la culpa, ¿quién no sabe que las cosas de allá no se pueden decir acá?
Por eso para no decir más desatinos termino.
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Octubre 18, 1906
Las obras que más agradan a Jesús, son las obras ocultas.
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Octubre 20, 1906
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Volumen 07
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Octubre 23, 1906
(1) Encontrándome en mi habitual estado, por poco tiempo ha venido mi adorable Jesús, y
todo agobiado y afligido ha querido derramar en mí sus amarguras, y después me ha dicho:
(2) “Hija mía, son tales las amarguras que me dan las criaturas, que no puedo contenerlas,
por eso he querido participártelas. En estos tiempos todo es afeminado; los mismos
sacerdotes parece que han perdido el carácter masculino y adquirido el carácter femenino, así
que raramente se encuentra un sacerdote varonil, y el resto todos afeminados. ¡Ah! En qué
estado deplorable se encuentra la pobre humanidad”.
(3) Dicho esto ha desaparecido. Yo misma no comprendo el significado de esto, pero la
obediencia ha querido que lo escriba.
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Octubre 25, 1906
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Volumen 07
sufría yo sufría Él. Era tal el dolor que esos clavos despuntados nos daban, que me sentía
morir; pero que dulce morir junto con Jesús, sólo temía el no morir.
(2) Ahora, mientras esas personas se aprestaban a crucificarme los pies, Jesús ha salido de
dentro de mí y se ponía frente a mí, y mis sufrimientos tomaban como forma de luz y se
ponían delante al Señor como en acto de adoración, y después de esto me ha dicho:
(3) “Hija mía, la Gracia para quien la recibe es luz, es camino, es alimento, es fuerza, es
consuelo; para quien no la recibe, además de que no encuentra luz y se siente faltar el camino
bajo sus pies, como permanece en ayuno queda sin fuerza, y la Gracia se convierte en fuego y
castigo”.
(4) Mientras esto decía, de su mano salía un torrente de luz que descendía sobre las
criaturas, y esta luz, para quien quedaba como luz, y para quién como fuego.
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7-60
Octubre 28, 1906
(1) Habiendo recibido la comunión, me encontraba dentro de una gran luz, era el mismo
Jesús, el cual me ha dicho:
(2) “Hija mía, todo lo que es luz, todo es mío, nada es de la criatura. Sucede como con una
persona que se encuentra investida por los rayos del sol, si quisiera atribuirse a sí misma la luz
que goza sería una tonta y sin cerebro. Lo único que podría hacer es esto, que la persona en
vez de gozar la luz del sol, podría decir, yo quiero caminar a la sombra, y retirarse de la luz, y
el alma retirándose de mi luz queda en tinieblas, y las tinieblas no pueden producir otra cosa
que mal”.
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7-61
Octubre 31, 1906
(1) Continuando mi habitual estado, por poco tiempo ha venido el bendito Jesús, y
solamente me ha dicho:
(2) “Hija mía, cada sufrimiento que el alma padece es un dominio de más que adquiere de sí
misma, porque la paciencia en el sufrir es régimen, y rigiéndose a sí misma, por cuanto más
sufre tantos dominios de más adquiere, y no hace otra cosa que ampliar y engrandecer su
reino del Cielo, adquiriendo riquezas inmensas para la vida eterna. Así que cada cosa de más
que tú sufres, debes tener en cuenta que adquieres un reino de más en tu alma, esto es, un
reino de gracia correspondiente a un reino de virtud y de gloria”.
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Volumen 07
7-62
Noviembre 6, 1906
(1) Mientras estaba rezando, y según mi costumbre que lo que hago lo hago como si lo
estuviera haciendo con Nuestro Señor y con sus mismas intenciones, así estaba recitando el
credo, y no poniendo atención decía que intentaba tener la fe de Jesucristo para reparar tantas
incredulidades y para impetrar que todos tuviesen el don de la fe. Mientras estaba en esto se
ha movido en mi interior y me ha dicho:
(2) “Te equivocas, Yo no tenía ni fe, ni esperanza, ni las podía tener porque Yo era el mismo
Dios, Yo era sólo Amor”.
(3) Al oír amor, me agradaba tanto el poder llegar a ser sólo amor, que no poniendo atención
he dicho otro disparate, esto es: “Señor mío, también yo quisiera ser como Tú, toda amor y
nada más”. Y Él ha agregado:
(4) “Esta es mi idea, por eso te voy hablando frecuentemente de la perfecta resignación,
porque viviendo de mi Querer el alma adquiere el amor más heroico, y llega a amarme con mi
mismo amor y se vuelve toda amor, y volviéndose toda amor, está continuamente en contacto
Conmigo, así que está conmigo, en Mí, y por Mí hace todo lo que quiero, no se mueve, ni
desea otra cosa que mi Querer, en el cual está encerrado todo el amor del Eterno, y donde
queda ella encerrada; y viviendo de este modo el alma llega casi a perder la fe y la esperanza,
porque llegando a vivir del Querer Divino, el alma no se siente más en contacto de la fe y de la
esperanza, pues si vive de su Querer, ¿qué cosa debe creer si lo ha encontrado y hace de Él
su alimento? ¿Y qué cosa debe esperar si ya lo posee, viviendo no fuera de Dios sino en
Dios? Por eso la verdadera y perfecta resignación es el sello de la segura predestinación, y la
certeza de la posesión de Dios que el alma adquiere. ¿Has entendido? Piénsalo bien”.
(5) Yo he quedado como arrebatada y decía entre mí: “¿Pero es que se puede llegar a esto?
Y casi dudaba diciendo: “Tal vez ha querido ponerme una tentación para ver lo que hago yo, y
darme ocasión de decir más disparates y hacerme ver hasta dónde llega mi soberbia; sin
embargo creo que es bueno decir algún disparate, porque al menos se le obliga a Él a decir
alguna cosa, y se tiene el bien de oír su voz, que hace regresar de la muerte a la vida”. Y
pensaba qué otro disparate podría decir. Mientras estaba en esto se ha movido de nuevo y ha
replicado:
(6) “Tú quieres tentarme, no Yo, y además, deja de dudar de mis verdades”.
(7) Y ha hecho silencio. Yo me sentía confundida e iba pensando en lo que me había dicho,
pero quién puede decirlo todo, son cosas que no se pueden expresar.
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Noviembre 9, 1906
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Volumen 07
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7-64
Noviembre 12, 1906
(1) Continuando mi acostumbrado estado, estaba diciendo al bendito Jesús: “¡Oh, cuánto
quisiera amarte para ser más amada por Ti!” Y Él en mi interior me ha dicho:
(2) “Te amo tanto, que jamás te dejo, y habito en ti continuamente”.
(3) Y yo: “Gracias por tu bondad de habitar en mí, pero no estoy tan contenta, estaría más
contenta y me sentiría más segura si yo pudiese habitar en Ti”.
(4) Y Él: “¡Ah! Hija mía, en el tiempo tú me darás habitación a Mí, en la eternidad Yo te la
daré a ti, y debes estar contenta y segura porque Aquél que habita en ti tiene potencia para
mantener consolidada y libre de todo peligro su habitación”.
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7-65
Noviembre 14, 1906
(1) ¡Oh! Cuánto he esperado y sufrido por su privación. Entonces, después de mucho
esperar, por breves instantes se ha hecho ver y me ha dicho:
(2) “Hija mía, si la perfecta resignación es la señal cierta y segura de la predestinación, la
cruz ensancha los confines del reino del Cielo”.
Y como relámpago ha desaparecido.
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7-66
Noviembre 16, 1906
Diferencia que hay entre las ofensas de los religiosos y las de los seglares.
(1) Encontrándome fuera de mí misma veía las tantas ofensas que cometen los sacerdotes y
personas religiosas, y el gran desagrado que el bendito Jesús sentía por ellas. Entonces yo,
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Volumen 07
casi asombrándome he dicho: “Dulce vida mía, es verdad que las personas religiosas te
ofenden, pero a mí me parece que los seglares te ofenden mayormente, no obstante muestras
más disgusto por las ofensas de aquellas que por las de éstos, parece que eres todo ojos para
mirar todo lo que hacen los primeros, y aparentas no ver lo que hacen los segundos”.
(2) Y Él: “¡Ah! Hija mía, tú no puedes comprender la diferencia que hay entre las ofensas de
los religiosos y las de los seglares, por eso te asombras. Los religiosos han declarado
pertenecerme, amarme y servirme, y Yo les he confiado los tesoros de mi Gracia, y a otros los
tesoros de los sacramentos, como es el caso de los sacerdotes. Ahora, fingiendo en lo exterior
que me pertenecen, en su interior, si es necesario, están lejos de Mí, aparentan amarme y
servirme, en cambio me ofenden y se sirven de las cosas santas para servir a sus pasiones,
por eso soy todo ojos para no dejarlos desperdiciar mis dones, mis gracias, pero a pesar de
mis premuras llegan a malgastar mis dones aun en aquellas mismas cosas externas con las
que externamente parece que me están glorificando. Esta es una ofensa tan grave, que si tú la
pudieses comprender morirías de aflicción. En cambio los seglares declaran no pertenecerme,
no conocerme y no quererme servir, y esta es la primera cosa, que están libres del espíritu de
hipocresía, la cosa que más me disgusta; por eso, habiéndose ellos declarado, no les he
podido confiar mis dones, si bien la Gracia los exhorta y les hace la guerra, pero no se ha
donado porque no la quieren. Sucede como a un rey que ha combatido para liberar los
pueblos de la esclavitud en la cual eran tenidos por otros reyes, a fuerza de sangre ha logrado
liberar a una parte de aquellos pueblos y los ha puesto bajo su dominio, proveyéndolos de
todo, y si fuera necesario haciéndolos habitar su misma habitación. Ahora, ¿de quién se
desagradaría más si lo ofendieran, de aquellos pueblos que han quedado lejanos de él, que
también quería liberar, o de aquellos que viven con él?”
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7-67
Noviembre 18, 1906
(1) Encontrándome en mi habitual estado, como una sombra he visto al bendito Jesús, y
sólo me ha dicho:
(2) “Hija mía, si a un alimento se le pudiera separar la sustancia y una persona lo comiera,
valdría nada, más bien serviría para inflar su estómago. Así son las obras sin espíritu interior y
sin recta intención, vacías de sustancia divina, valen nada y sirven sólo para inflar a la
persona, así que recibe más daño que bien”.
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7-68
Noviembre 20, 1906
(1) Continua mi pobre estado lleno de amarguras, pero de paz, por las casi continuas
privaciones que sufro; entonces como relámpago lo he visto diciéndome:
(2) “Hija mía, la obediencia es un muro irremovible, y tal vuelve al alma, y no sólo esto, sino
que para ser irremovible es necesario ser fuerte, robusto, y la obediencia comunica la fuerza
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Volumen 07
divina, de modo que todas las cosas ante la fuerza divina que el alma tiene, quedan débiles,
así que ella puede remover todo, pero a ella no la puede remover ninguno”.
(3) Y ha desaparecido.
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7-69
Noviembre 28, 1906
(1) Continuando mi pobre estado, en cuanto he visto al bendito Jesús parecía que se
transformaba todo en mí, de modo que si yo respiraba sentía su respiro en el mío; si yo movía
un brazo, sentía mover el suyo en el mío, y así de todo lo demás. Mientras esto hacía me ha
dicho:
(2) “Hija amada mía, mira en qué estrecha unión estoy Yo contigo, así te quiero a ti, toda
unida y estrechada Conmigo; y esto no creas que lo debes hacer sólo cuando sufres o rezas,
sino siempre, siempre; si te mueves, si respiras, si trabajas, si comes, si duermes, todo, todo lo
debes hacer como si lo hicieras en mi Humanidad y saliera de Mí tu obrar, de modo que no
deberías ser tú otra cosa que la cáscara, y rota la cáscara de tu obra se debería encontrar el
fruto de la obra divina, y esto debes hacerlo en favor de toda la humanidad, de modo que mi
Humanidad se debe encontrar como viviente en medio de las criaturas, porque haciendo tú
todo, aun las acciones más indiferentes con esta intención de recibir de Mí la vida, tu acción
adquiere el mérito de mi Humanidad, porque siendo Yo Hombre y Dios, en mi respiro contenía
los respiros de todos, los movimientos, las acciones, los pensamientos, todo contenía en Mí,
así que los santificaba, los divinizaba, los reparaba. Por eso, haciendo todo con la intención de
recibir de Mí tu obrar, también tú vendrás a abrazar y a contener a todas las criaturas en ti, y tu
obrar se difundirá para bien de todos; así que aunque los demás no me den nada, Yo tomaré
todo de ti”.
(3) Parece que estoy diciendo muchos disparates. Son cosas íntimas y no sé decirlas bien,
quisiera escribirlas como las tengo en la mente pero no puedo. Me parece que tomo una gota
de luz y cientos se me escapan, hubiera sido mejor callar, pero todo sea para gloria de Dios.
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7-70
Diciembre 3, 1906
(1) No viniendo el bendito Jesús, sentía gran amargura, no sólo, sino como un choque en mi
interior que me dejaba casi inquieta. ¡Oh! Dios, qué pena, que comparada a todas las otras
penas, éstas no son otra cosa que sombras, más bien son refrigerios; es solamente a tu
privación a la que debe dársele el nombre de pena. Ahora, mientras deliraba ha salido de
dentro de mi interior y me ha dicho:
(2) “¿Qué tienes? Cálmate, cálmate, aquí estoy, no sólo estoy contigo sino en ti; además no
quiero este ánimo inquieto, todo debe ser dulzura y paz en ti, de manera que se pueda decir
de ti lo que se dice de Mí: Que no escurre de Mí otra cosa que miel y leche, figurando la miel a
la dulzura y la leche a la paz; Yo estoy tan lleno y empapado de éstos, que escurren de mis
ojos, de mi boca y en todo mi obrar, y si tú no eres así Yo me siento deshonrado por ti, porque
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Volumen 07
mientras habita en ti Aquél que es todo paz y dulzura, tú no me honras, mostrando, aunque
fuese la más mínima sombra de un ánimo enfadado e inquieto. Yo amo tanto esta dulzura y
paz, que a pesar de que se tratara de cosas grandes, de mi honor y gloria, no quiero, no
apruebo jamás aquellos modos enfadados, violentos, fogosos, sino aquellos modos dulces,
pacíficos, porque sólo la dulzura es aquella que como cadena encadena los corazones, de
modo que no se pueden soltar, es como brea que se pega y no se pueden liberar, y estoy
obligado a decir: “En esta alma está el dedo de Dios”. Y además si no me agrada a Mí el modo
enfadado, no agradará ni siquiera a las criaturas. Uno que habla, que trata aun cosas de Dios
con modos no dulces y pacíficos, es señal de que no tiene sus pasiones ordenadas, y quien no
se tiene a sí mismo ordenado no puede ordenar a los demás. Por eso sé atenta a todo lo que
no sea dulzura y paz, si no quieres deshonrarme”.
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7-71
Diciembre 6, 1906
(1) Continuando el estado de casi total privación, en que a lo más como relámpago o como
una sombra se hace ver, decía en mi interior: “Vida de mi vida, ¿por qué no vienes? ¡Oh, cómo
te has hecho cruel conmigo! Cómo se ha endurecido tu corazón que llegas a no escucharme,
¿dónde están tus promesas, dónde tu amor si me dejas desamparada en el abismo de mis
miserias? Sin embargo me prometías no dejarme jamás, me decías que me amabas mucho,
¿y ahora, y ahora? Tú mismo me lo has dicho, que por la constancia se conoce si alguien te
ama de verdad; y si no hay constancia no se puede hacer ningún cálculo sobre este amor, y
esto lo quieres de mí, que no formo tu vida, y Tú que eres mi vida ¿me la niegas?” Pero quién
puede decir todos mis desatinos, me alargaría demasiado. Mientras estaba en esto se ha
movido en mi interior, y poniendo su brazo en acto de sostenerme me ha dicho:
(3) “Estoy en ti, y me escondo más en ti para ver qué cosa haces. No he faltado en nada, ni
a las promesas, ni al amor, ni a la constancia, si tú lo haces en modo imperfecto, Yo lo hago
en la plenitud de la perfección hacia ti”.
(4) Y ha desaparecido.
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7-72
Diciembre 15, 1906
(1) Continuando mi habitual estado, me sentía más que nunca amargada por su privación.
En un instante me he sentido como absorbida en la Voluntad de Dios, y sentía todo mi interior
tranquilo, de modo de no sentirme más a mí misma, sino en todo al Querer Divino, aun su
misma privación, y yo decía para mí: “¡Qué fuerza, qué encanto, qué atractivo contiene esta
Divina Voluntad, que hace que me olvide de mí misma, y hace correr en todo al Querer
Divino!” Mientras estaba en esto se ha movido en mi interior y me ha dicho:
(2) “Hija mía, como la Divina Voluntad es el único alimento sustancioso, que contiene todos
los sabores y los gustos adecuados al alma, en Ella el alma encuentra su alimento exquisito y
se tranquiliza; el deseo encuentra su alimento y piensa en apacentarse lentamente, y se forma
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Volumen 07
sin desear otra cosa; la inclinación no tiene hacia donde tender, porque ha encontrado el
alimento que la satisface; la propia voluntad no tiene otra cosa que querer, porque se ha
dejado a sí misma, que formaba su tormento y ha encontrado la Voluntad Divina que forma su
felicidad; ha dejado la pobreza y ha encontrado la riqueza, no humana sino Divina; en suma,
todo el interior del alma encuentra su alimento, es decir su trabajo en el cual queda ocupada y
absorbida, tanto que no puede hacer nada más, porque en este alimento y trabajo, mientras
encuentra todos los contentos, encuentra tanto qué hacer y aprender, y gustar siempre nuevas
cosas, que el alma de una ciencia menor aprende ciencias mayores, y siempre queda qué
aprender; de cosas pequeñas pasa a cosas grandes, de un gusto pasa a otros gustos, y
siempre queda algo más de nuevo por gustar en este ambiente de la Divina Voluntad”.
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7-73
Enero 3, 1907
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7-74
Enero 5, 1907
(1) Habiendo leído que un alma hacía escrúpulo de todo y temía que todo fuera pecado,
estaba pensando en mí misma: “Y yo, cómo soy liberal, quisiera pensar también yo que todo
fuera pecado para estar más atenta a no ofender al Señor”. Entonces, viniendo el bendito
Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, estas son tonterías, y el alma con esto queda detenida en el camino de la
santidad, mientras que la verdadera y estable santidad consiste en recibir como especialidad
de amor divino todo lo que le pueda suceder y todo lo que pueda hacer, aunque sea la cosa
más indiferente, como sería el recibir un alimento agradable o desagradable; especialidad de
amor en el agradable, pensando que Jesús produce aquel gusto en el alimento, porque la ama
tanto, hasta darle gusto aun en las cosas materiales; especialidad de amor en el
desagradable, pensando que la ama tanto que le ha producido aquel desagrado para
semejarla a Él en la mortificación, dándole Él mismo una monedita para ofrecérsela a Él;
especialidad de amor divino si es humillada, si es exaltada, si está sana, si está enferma; si es
pobre o rica; especialidad de amor el respiro, la vista, la lengua, todo, todo, y así como todo,
todo lo debe recibir como especialidad de amor divino, así ella debe dar de nuevo todo a Dios
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Volumen 07
como un especial amor suyo, así que debe recibir la ola del amor de Dios, y debe dar a Dios la
ola de su amor. ¡Oh! Qué baño santificante es esta ola del amor, la purifica, la santifica y la
hace progresar sin que ella misma lo advierta; es más vida de Cielo que de tierra. Es esto lo
que quiero Yo de ti; el pecado, el pensamiento del pecado no debe existir en ti”.
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7-75
Enero 10, 1907
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7-76
Enero 13, 1907
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7-77
Enero 20, 1907
(1) Habiendo leído dos vidas de santas, una que ansiaba mucho el sufrir, y la otra que
quería ser pequeña, yo pensaba en mi interior cuál de las dos sería mejor para poderla imitar,
y no sabiendo resolver esto me sentía como confundida, y para poder estar libre y pensar sólo
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Volumen 07
en amarlo he dicho entre mí: “Yo no quiero aspirar a nada sino solamente a amarlo y cumplir
perfectamente su santo Querer”. Mientras me encontraba en esto, el Señor en mi interior me
ha dicho:
(2) “Y Yo aquí te quiero, en mi Querer; hasta en tanto que el grano de trigo no es sepultado
bajo tierra y muere del todo, no puede renacer a vida nueva y multiplicarse y dar vida a otros
granos; así el alma, hasta que no se sepulta en mi Voluntad, hasta morir del todo en Ella con
deshacer todo su querer en el mío, no puede resurgir a nueva Vida Divina con el resurgimiento
de todas las virtudes de Cristo, que contienen la verdadera santidad, por eso mi Voluntad sea
el sello que te marque el interior y el exterior, y cuando mi Voluntad haya resurgido toda en ti,
en Ella encontrarás el verdadero amor, y esta es la mejor de todas las otras santidades a las
cuales puede uno aspirar”.
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7-78
Enero 21, 1907
(1) Encontrándome en mi habitual estado estaba diciendo en mi interior: “Señor, haz que
sea toda tuya y que esté siempre, siempre Contigo, y que jamás me separe de Ti; pero
mientras yo esté Contigo no permitas que yo sea aguijón que te amargue, que te dé fastidio,
que te dé disgustos, sino puntal que esté en Ti para sostenerte cuando estás cansado y
oprimido, que te consuele cuando estés fastidiado de las otras criaturas”. Mientras esto decía
el bendito Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, quien está en continua actitud de amarme está siempre Conmigo, y no puede
ser jamás aguijón que pueda darme fastidio, sino puntal que me sostiene, me consuela, me
endulza, porque el verdadero amor tiene la propiedad de hacer feliz a la persona amada, y
además, quien siempre me ama no podrá jamás desagradarme, porque el amor absorbe toda
la persona, a lo más podrá haber pequeñas cosas que el alma misma ni siquiera advierte que
me puedan desagradar, y el amor mismo toma el empeño de purificarla para hacer que Yo
pueda encontrar siempre en ella mis delicias”.
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7-79
Enero 25, 1907
(1) Paso días amarguísimos por las privaciones casi continuas del bendito Jesús, a lo más
por un instante y como relámpago se hace ver y en seguida se esconde tan adentro en mi
interior, que no lo puedo encontrar, y siempre en silencio. Ahora, habiéndolo visto después de
mucho esperar, pero muy amargado y oprimido, le he dicho: “Pero dime al menos qué cosa te
hace sufrir tanto?” Y Él, de mala gana, sólo por contentarme me ha dicho:
(2) “¡Ah! Hija mía, tú no sabes lo que debe suceder, si te lo dijera romperías mi indignación y
no haría lo que debo hacer. He aquí el por qué guardo silencio. Tú tranquilízate acerca del
modo que tengo contigo en este periodo de tiempo, ten valor, te será demasiado amargo, pero
hazla de atleta, de generosa, viviendo siempre, y muerta, en mi Voluntad, sin ni siquiera llorar”.
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Volumen 07
(3) Dicho esto se ha escondido más adentro en mi interior, dejándome como petrificada, sin
ni siquiera poder llorar su privación.
(4) Ahora para obedecer escribo que desde antes del mes de enero hasta ahora, no hago
otra cosa que encontrarme fuera de mí misma, tal vez sea sólo un sueño, pero me parecía ver
lugares desolados, ciudades desiertas, calles enteras con las casas cerradas sin que ninguno
camine por ellas, gentes muertas, y es tanto el espanto al ver estas cosas que me quedo como
atontada y quisiera imitar a mi buen Jesús estándome yo también taciturna y silenciosa. El por
qué de esto no lo sé decir, porque mi luz Jesús no me dice nada. Lo he escrito sólo por
obedecer.
(5) Deo Gratias.
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7-80
Febrero 20, 1907
La incorrespondencia a la Gracia.
(1) Continúa siempre en silencio y viniendo por un instante y como relámpago; paso mis
días en la amargura y como atónita, todo mi interior ha quedado golpeado como por un rayo,
sin poder caminar hacia adelante ni hacia atrás, yo misma no sé decir lo que ha sucedido en
mi interior, creo que sea mejor callar que hablar de ello. Entonces, esta mañana en cuanto ha
venido me ha dicho:
(2) “Hija mía, quien no corresponde a mi gracia, vive como esas aves que viven de rapiña,
así el alma no hace otra cosa que vivir de rapiña, me roba la gracia, vive y no me reconoce y
además me ofende”.
(3) Y como relámpago ha desaparecido dejándome más admirada que antes.
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7-81
Marzo 2, 1907
(1) Continuando mi habitual estado, y habiendo oído que casi todo el país estaba con la
epidemia de influencia y que moría mucha gente, estaba pidiendo a Nuestro Señor que se
complaciera en evitar tantas víctimas y que me hiciera sufrir a mí para perdonar a aquellos,
porque ahora como nunca poco o nada sufro, porque aun esto me ha quitado. Mientras esto
pensaba, en mi interior me ha dicho:
(2) “Hija mía, de Mí se dijo que era necesario que muriera uno para salvar a todo el pueblo.
Era una verdad, pero en aquel tiempo no comprendida. Así en todos los tiempos es necesario
que sufra uno para perdonar a los demás, y este uno para ser acepto debe ofrecerse
voluntariamente y sólo por amor de Dios y por amor del prójimo, sufriendo él para evitar a
todos los demás el sufrimiento; y el sufrir de éste no puede equivaler al sufrimiento de todos
los demás juntos, no hay valor que lo iguale. ¿Crees tú que es nada el vacío de tu sufrir? No
obstante no es un vacío del todo, y si te suspendo del todo, ¿dónde irán a terminar los
pueblos? ¡Ay, ay, las cosas no terminan aquí!”
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Volumen 07
7-82
Marzo 13, 1907
(1) Continúa casi siempre lo mismo, y a lo más se hace ver en silencio. Ahora, en estos
días, Jesús, habiéndose dejado ver me acariciaba y me besaba, y estando mi mamá enferma
me hacía comprender que pronto se la iba a llevar, y yo le decía: “Señor mío, Tú lo quieres y
yo te la doy antes de que te la lleves, no quiero esperar a que te la lleves sin que antes te la
done, pero quiero de Ti la recompensa por el don que te hago, dándome en premio que te la
lleves directo al paraíso, sin hacerla pasar por el purgatorio, a costa de sufrir yo el purgatorio
que le correspondiera a mi mamá”. Y Jesús bendito me decía:
(2) “Hija mía, déjame hacer a Mí”.
Yo continuaba pidiéndole diciendo: “Pero dulce amor mío, quien tendrá corazón para ver
sufrir a mi mamá en el purgatorio, a ella que ha sufrido tanto, que ha llorado tanto por causa
mía. Es el peso de la gratitud lo que me empuja, lo que me apremia y me fuerza, en todas las
demás cosas haz lo que quieras, pero en esto no, no cedo. Me contentarás y harás lo que
quiero”.
(3) Y Él: “Pero amada mía, no te vuelvas demasiado fastidiosa, eres incansable, y con el
volverte incansable en pedir me obligas a contentarte”.
(4) Pero sin embargo no me daba una respuesta precisa, y yo insistía y lloraba como una
niña, y pidiéndole y volviéndole a pedir iba ofreciendo minuto a minuto, hora tras hora todo lo
que Él sufrió en su Pasión, aplicando todo esto al alma de mi madre para hacerla quedar
purificada y embellecida, y así poder obtener lo que yo quería. Y Él secándome las lágrimas
agregaba:
(5) “Pero querida amada mía, no llores, tú sabes que te quiero mucho, ¿podría no
contentarte? Mira, con el continuo ofrecimiento de mi Pasión, no dejando escapar nada de lo
que Yo sufrí en beneficio de tu madre, su alma está dentro de un mar inmenso, y este mar la
lava, la embellece, la enriquece, la inunda de luz, y para asegurarte que te contentaré, cuando
muera tu madre serás sorprendida por un fuego por el que te sentirás quemar”.
(6) Yo he quedado contenta pero no segura, porque no me había dicho aún nada de que la
llevaría directa al paraíso.
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7-83
Mayo 9, 1907
(1) Hace más de un mes que no escribo, y con gran repugnancia y sólo por obedecer me
pongo de nuevo a escribir. ¡Oh! Qué pena siento, sólo el pensamiento de que podría decir a mi
amado Jesús: “Mira cómo te amo de más y cómo crece mi amor, que sólo por amor tuyo me
someto a este duro sacrificio, y por cuanto duro, otro tanto puedo decir que más te amo”. Y
pensando que puedo decir a mi Jesús que lo amo más, siento la fuerza para cumplir el
sacrificio de obedecer.
(2) Entonces no recordando todo perfectamente, diré todo junto y un poco confuso lo que ha
pasado, comenzando donde lo dejé cuando estaba rogándole que se llevara a mi madre al
paraíso sin pasar por el purgatorio;
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Volumen 07
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Volumen 07
Yo no sé, parece que esta obediencia tiene un arte mágico sobre mí, pero el Señor pronto la
hará perder su autoridad para llevarme con Él. Yo sentía un descontento porque la obediencia
se atraviesa para no dejarme ir al Cielo, y en esto Jesús me ha dicho;
(11) “Hija mía, los bienaventurados en el Cielo me dan tanta gloria por la unión perfecta de
su voluntad con la mía, que su vida es una reproducción de mi Querer, hay tanta armonía
entre Yo y ellos, que su aliento, su respiro, los movimientos, los gozos, y todo lo que constituye
la bienaventuranza de ellos, es efecto de mi Querer; sin embargo te digo que el alma aún
viadora, si está unida con mi Querer de modo que no se separa jamás de Él, su vida es de
Cielo, y Yo recibo de ella la misma gloria, pero tomo más gusto y complacencia de ella, porque
lo que hacen los bienaventurados lo hacen sin sacrificios y con gozos, mientras que lo que
hacen los viadores lo hacen con sacrificio y con padecimientos, y donde hay sacrificio Yo tomo
más gusto y me complazco de más, y los mismos bienaventurados, viviendo en mi Querer,
como el alma también viviendo en mi Voluntad forma una misma vida, participan en el gusto
que Yo tomo del alma viadora”.
(12) Recuerdo que en otra ocasión estando yo con el temor de que mi estado fuera obra del
demonio, el buen Jesús me dijo:
(13) “Hija mía, el demonio también sabe hablar de virtud, pero mientras habla de virtud, en el
interior arroja repugnancia, odio a la misma virtud; así que la pobre alma se encuentra en
contradicción y sin fuerza para practicar el bien. En cambio cuando soy Yo el que habla,
siendo Yo verdad, mi palabra está llena de vida, no es estéril sino fecunda, así que mientras
hablo infundo amor a la virtud y produzco la misma virtud en el alma, porque la verdad es
fuerza, es luz, es sostén y una segunda naturaleza para el alma que se deja guiar por la
verdad”.
(14) Continúo diciendo que apenas habían pasado unos diez días de la muerte de mi madre,
mi padre cayó gravemente enfermo, y el Señor me hacía comprender que también él iba a
morir; yo le hice el don anticipado y repetí lo que había hecho por mi madre para que tampoco
a mi padre lo hiciera tocar el purgatorio, pero el Señor se mostraba más reacio y no me
escuchaba; yo temía mucho, no por su salvación porque el buen Jesús me había hecho la
solemne promesa, desde hace casi quince años, de que de todos los míos y de aquellos que
me pertenecen ninguno se perdería; pero temía mucho por el purgatorio. Yo le rogaba
continuamente, el buen Jesús casi no venía. Sólo el día en que mi padre moría, después de
una enfermedad de quince días, el bendito Jesús se hizo ver todo benigno, vestido de blanco,
como si estuviera de fiesta y me dijo:
(15) “Hoy espero a tu padre, y por amor tuyo me haré encontrar no como juez, sino como
padre benigno, lo acogeré entre mis brazos”.
(16) Yo insistí por lo del purgatorio, pero no me prestó atención, y desapareció. Muerto mi
padre, no me vino ningún sufrimiento nuevo como sucedió con mi madre, y por esto entendí
que había ido al purgatorio. Yo rogaba y volvía a rogar, pero Jesús se hacía ver sólo como
relámpago, sin darme tiempo de nada, y por añadidura ni siquiera podía llorar, porque no tenía
con quien hacerlo, y Aquél que es el único que podía escuchar mi llanto me rehuía. Adorables
juicios de Dios en sus modos.
(17) Después de dos días de penas internas, mientras veía al bendito Jesús y le preguntaba
por mi padre, lo oí detrás de las espaldas de Jesucristo, como si estallara en llanto y pedía
ayuda, y desaparecieron. Yo quedé lacerada en el alma por esto y rezaba, finalmente,
después de seis días, encontrándome en mi acostumbrado estado, me encontré fuera de mí
misma, dentro de una iglesia en la que estaban muchas almas purgantes, yo pedía a Nuestro
Señor que al menos hiciera venir a mi padre dentro de la iglesia a hacer su purgatorio, porque
veía que estas almas, en las iglesias, están en constantes alivios por las oraciones y misas
que se dicen, pero mucho más por la presencia real de Jesús Sacramentado, que parece que
es para ellas un continuo refrigerio. Mientras estaba en esto vi a mi padre, con un aspecto
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Volumen 07
venerable, y Nuestro Señor lo puso cerca del tabernáculo. Con esto he quedado menos
lacerada en mi interior.
(18) Recuerdo confusamente que otro día viniendo el buen Jesús me hacía comprender la
preciosidad del sufrir, y yo le pedía que hiciera comprender a todos el bien que hay en el sufrir.
Y Él me dijo:
(19) “Hija mía, la cruz es un fruto espinoso, que por fuera es molesto y punzante, pero
quitadas las espinas y la cáscara se encuentra un fruto precioso y exquisito, que sólo quien
tiene la paciencia de soportar las molestias de los pinchazos puede llegar a descubrir el
secreto de la preciosidad y sabor de aquel fruto; y sólo aquél que ha llegado a descubrir este
secreto lo mira con amor, y con avidez va en busca de ese fruto sin cuidarse de los pinchazos,
y todos los demás lo miran con desdén y lo desprecian”.
(20) Y yo: “Pero dulce Señor mío, ¿cuál es este secreto que hay en el fruto de la cruz?”
(21) Y Él: “El secreto de la eterna bienaventuranza, porque en el fruto de la cruz se
encuentran tantas moneditas que sólo sirven para entrar al Cielo, y el alma con estas
moneditas se enriquece y se vuelve bienaventurada eternamente”.
(22) El resto lo recuerdo confusamente y no lo siento ordenado en mi mente, por eso paso
adelante y hago punto en esto.
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7-84
Mayo 30, 1907
Eficacia de la oración.
(1) Encontrándome en mi habitual estado, por breve tiempo he visto al bendito Jesús, y yo le
rogaba por mí y por otras personas, pero lo hacía con alguna dificultad fuera de lo
acostumbrado, como si no hubiera podido obtener tanto como si hubiera rogado sólo por mí, y
el buen Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, la oración es un punto solo, y mientras ella es un punto, puede aferrar todos
los demás puntos juntos; así que tanto puede conseguir la oración si se reza para sí sola como
si se reza por los demás, una es su eficacia”.
Deo Gratias.
Imprimatur
Arzobispo Giuseppe M. Leo
Octubre de 1926
Nihil obstat
Canonico Hanibale
M. Di Francia
Eccl.
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Volumen 07
Para adquirir los escritos de Luisa Piccarreta - dirigirse con Martha Reynoso
Por ejemplo, para llamar a una línea fija en la ciudad de México se debe
marcar: 011 + 52 + (55) y a continuación el número telefónico, en este
caso 3711 - 2746.
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Volumen 07
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