Deslizamientos Imaginarios y Problemas de Identidad

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DESLIZAMIENTOS IMAGINARIOS Y PROBLEMAS DE IDENTIDAD:

Los psiconalistas que buscan aprehender la psicosis por una


debilidad/flaqueza acentuada del moi acuerdan una importancia particular
a los problemas de la imagen del cuerpo. Dentro de esta perspectiva el
menor fenómeno de despersonalización(sentimiento de perdida de sí mismo,
que escapa a la voluntad, el más a menudo asociado a un estado de ansiedad)
deviene un índice de psicosis, a pesar que toda psicosis implica una
división/parcelación de la representación del cuerpo propio. Un trabajo
anterior(ver nbre del libro de Maleval en pag 87) me había conducido a decir
que eso no era nada. Se toma apoyo sobre la indicación de Lacan según la
cual la semiología de las marcas/referencias/localizaciones(repères) del
conocimiento especular, que se extiende/tiende/amplia “del subtitulo
despersonalización a la alucinación del doble”, no tiene ella misma “ningún
valor diagnóstico en cuanto a la estructura del sujeto”(Lacan, Escritos: “De
nuestros antecedentes”, pág 71 en fr), el psicótico entre otros. Sin embargo,
muchos psicóticos ordinarios dan dentro de sus identificaciones una
sorprendente/impresionante impresión de inconsistencia, ver
débil/blando/flexible, mientras que ciertos son o están puestos en el lugar o
ubicados de identificaciones particularmente solidas – al artista Joyce, al esteta
necrófilo para Mishima. Desde entonces no se reducirán los problemas de
identidad observados dentro de la psicosis ordinaria a una formula simple: ellos
van de la inconsistecnia a la sobreidentificacion, pasando por el síndrome
“como si”, la impostrua patológica y la conexión o emplame sobre el
próximo/cercano/allegado. Además o por añadidura el nudo mal asegurado de
lo imaginario se traduce por fenómenos, a menudo asociados a problemas de
identidad, que testimonian de una extrañeza o extranjeridad de rapport del
sujeto a su cuerpo: dejar caer, embotamiento afectivo, signo del espejo,
captura transitivista, etc

DEJAR CAER EL CUERPO Y EMBOTAMIENTO AFECTIVO:

Lacan ha atraído la atención o estuvo interesado sobre el


deslizamiento/desplazamiento/derrumbe de lo imaginario señalando un discreto
dejar caer el cuerpo en Joyce. Ciertas formas extremas de masoquismo
conducen o llevan a constatar que el fenómeno puede ir hasta producir
desconciertos insensibles/frios(Ver nbre del libro de Maleval en pag 88). J.P.
Deffieux describe una clínica relacionada en un psicotico ordinario: “Era
primavera, tenia 8 años y tenia o iba a un entrenamiento de natación; un
hombre le propone llevarlo adentro del bosque, lo golpeó con un bastón o palo
sobre todo el cuerpo; en un momento el hombre sacó un cuchillo y deseó
cortarle el sexo; B ha logrado escapar o huir […]. Él dira de esa paliza: “Yo no
sé si me dolió”. Estando en la casa él le cuenta a su padre que “no le había
creido”. De hecho él está cubierto de hematomas y el medico que lo ve está
alarmado o estupefacto. […] cuando él comenzó a ser derrotado por ese
hombre, él tuvo el recuerdo de haber abandonado su cuerpo, de distanciarse,
de desaparecer: “Un momento, yo había visto un pequeño niño varón, era
yo(moi), eso es ahí o es ahí que yo me escapé”(nbre libro en pag 88).
Esta clínica se vuelve a encontrar también con una cierta frecuencia en sujetos
sin domicilio fijo. Patrick Declerck constata que “la gran desocializacion
constituye una solución equivalente (pero no idéntica) a la psicosis”(nbre libro
en pag 88). Él ha observado en los indigentes o vagabundos de Paris
impresionantes fenómenos de dejar caer el cuerpo: fracturas aparentes
dejadas en el estado durante muchos días, calcetín o medias puestas o que las
llevan muchos meses y que el elástico viene a seccionar/dividir/cortar la pierna
hasta el hueso, inclusive dentro de la piel del pie de una media que no había
sido retirada o sacada luego de fuertes intentos, etc. Él señala con un cierto
asombro o sorpresa que esos sujetos no son por lo tanto psicóticos: él lo sitúa
más bien dentro de la categoría de los estados limites o de personalidades
patológicas. Él constata las afinidades de la pauperización o empobrecimiento
con el funcionamiento psicótico – cerca de un cuarto de esos sujetos
desocializados presentan síntomas psicóticos manifiestos -, pero falta disponer
de una clínica de la psicosis ordinaria, él intenta introducir el concepto de
“forclusión anal”, que no es sin testimoniar de una intuición pertinente de la no
extracción del objeto pulsional. “Como comprender tales aberraciones, se
pregunta él, concerniente o concerniendo los fenómenos de dejar caer el
cuerpo, sino haciendo la hipotesis que se la encuentra ahí en presencia de una
verdadera retraída psíquica del espacio corporal que, desinvestido, se
encuentra ahora como abandonado a su propia suerte o manera dentro o en la
aparente indiferencia del sujeto?
En la ocasión de escarificaciones o de mutilaciones, algunos padecen o están
afectados por el sentimiento de mirarse hacer, a distancia de ellos mismos, sin
volver a sentir dolores, como si sus carnes estuvieran muertas. Se sabe que es
en sujetos presentando o que presentan una psicosis clínica que se inflingen
automutilaciones dentro del o con el objetivo de volver a sentir un nuevo cuerpo
o de nuevo el cuerpo, tanto la sensación de no poder habitarlo puede ser
angustiante.
Sin embargo en los psicóticos ordinarios, cuando el cuerpo se
desata/deshace/desarma, “el sujeto, constata J.A.Miller, es llevado/conducido a
inventarse en vínculos/enlaces/uniones artificales para reapropiarse de su
cuerpo, para “sujetar” su cuerpo a él mismo”(nbre libro Miller en pag 89). No
existe en ese camino o en esa via una dificultad diagnotica: la presencia de
esas “abrazaderas” artificiales (piercings, tatuajes) esta hoy banalizada.
Dependiendo precisa él, “ciertos usos de tatuajes son un criterio de psicosis
ordinaria, cuando ustedes seintan o perciban que, para el sujeto, es una
manera de atacarse a él ó él mismo su cuerpo. Este elemento suplementario
hace oficio del NP”.
El dejar caer del cuerpo es un fenómeno que se acompaña regularmente de un
embotamiento afectivo. Cuando la conexión de lo imaginario a otras
dimensiones no está asegurada, los afectos se encuentran alterados. En
efecto, mismo o aun si según Freud los afectos son para lo esencial de
“histerias codificadas/encriptadas/cifradas”, el afecto no sabría ser reducido al
ste, “es comprensible”, señala Miller, se manifiesta como una vivencia o vida
consciente, de manera que, “para cualquier punta o extremo que se lo tome, se
puede borrar o eliminar lo imaginario y el cuerpo se resulta o se muestra
necesario para que los afectos devengan expresivos. Si la conexión del
elemento imaginario esta mal asegurada, él llega o se llega a no volver a sentir
(o: a veces ya no se sienten).
Ciertos sujetos de estructura psicótica confian asi en no haber jamás
experimentado el sentimiento amoroso. Arielle afirma no comprender eso que
es el amor de lo que los otros hablan tanto. “Yo no he estado jamás
enamorado, rapporte Zorn, y no tengo la menor idea de eso que es el amor;
eso es o fue un sentimiento que yo no conozco o conocí, todo como yo no
conozco un poco antes sentimiento ninguno […] eso fue la impotencia o
frustración del alma”. Para él, el fenómeno toma mismo una amplitud o alcance
importante: “En mi caso, sería necesario o faltaría hablar sin duda de idiota o
idiotez afectiva. No me resulta posible tener un contacto emotivo con el
mundo”(nbre libro de Miller en pag 90). Una paciente, en la que la
inconsistencia domina el cuadro clínico, bien sea que ella asume fuerte bien
sus responsabilidades profesionales de contadora dentro de una gran empresa,
me confía haber encontrado un hombre recientemente. Ella no sabe si ella lo
ama, no habiendo jamás sabido o aprendido eso que desea o desearía decir.
Ella persigue dependiendo la relation porque ella supone que haber
deseado/envidiado tener al otro constituye una prueba suficiente de bien ser-
ella intenta satisfacerse de ese sentimiento porque ella es muy
atada/vinculada/articulada/agregada a eso que su vida aparece/asoma/emerge
normal a los ojos de los otros.
Una incomprensible caída del sentimiento amoroso constituye a veces lo que
es un psicótico ordinario a consultar. “Yo sufro de no poder conceder mi mano,
yo no tengo por lo tanto nada que reprocharle”, dice uno. Él nota que él
evoluciona sin muchas dificultades en el mundo del trabajo: él puede tomar
decisiones, decir no si eso es necesario, porque las elecciones a hacer son
racionales. En cambio, dentro o en su vida personal, desde que interviene un
factor afectivo, le falta hacer llamar o apelar a algún otro para decidir, si no él
no puede comprar, ni vestimentas, ni muebles, ni libros. Él se acomoda hasta el
sufrimiento abierto por lo inexplicable perdida de sentimientos para su
compromiso. Otro sujeto se sorprende también de cesar brutalmente de
experimentar el amor, eso que él nombra o nomina “una ruptura de
sentimientos”. En los momentos donde él es presa de dificultades
profesionales, él constata que surgen estados de falta de afectividad en
relación a su esposa. Ningún reproche o reclamo lo motiva, también se
encuentra él sorprendido y triste o apenado. De múltiples preguntas que vienen
ahora a atormentarlo: es que yo le amo o no? Por que esta mujer ahí? Es que
yo amo mis hijos? Él se inquieta al no poder encontrar la respuesta esencial.
Esos momentos depresivos duran algunos días, a veces algunas semanas,
luego todo vuelve a ponerse en orden.
La psiquiatría clásica ha muchas veces señalado el ataque/afectación/ alcance
de la vida afectiva reencontrada en la psicosis clínica: anhédonie(anodino?),
indiferencia, apatía, deterioro de la vida emocional, afecto inapropiado,
sentimiento de perdida del sentimiento, etc. Maurice Dide y Paul Guiraud
propusieron mismo considerar una falla o defecto del dinamismo vital y tímico,
que ellos nominaran la athymhormia (1)(athymhormie), como siendo el
problema el más profundo y el más global de la demencia precoz(nbre libro en
pag 91). Esos fenómenos que pueden volver a encontrarse bajo las formas
más o menos discretas en la psicosis ordinaria son a menudo muy aparentes
en la clínica de la esquizofrenia. Muchos años después son ingresados en la
psicosis, una paciente relata así la desconexión de su pensamiento y de su
vida afectiva: las cosas “son más bien comprendidas que experimentadas o
sentidas. Es como las pantomimas que se jugarán alrededor del moi, pero yo
no entro, yo quedo afuera. Yo tengo mi juicio, pero el instinto de vida me falta.
Yo no llego a dar a mi actividad una manera suficientemente viva o viviente. Yo
no puedo pasar más los cordones suaves a cordones tensos, y por lo tanto no
se hace para vivir sobre el mismo tema. Yo he perdido el contacto con toda
especie de cosas. La noción de valor, de la dificultad de las cosas ha
desaparecido, no hay más corriente entre ellas y yo, yo no puedo más
abandonarme. Eso es una fijación absoluta alrededor del moi. Yo tengo
además menos movilidad para el presente que para el pasado. Hay en el moi o
en mi como una especie de rutina que no me permite considerar/proyectar o
planear el futuro. El poder creador está abolido en mí. Yo veo el futuro como
una repetición del pasado”(nbre del libro en pág 92) Todo eso la hace sufrir al
punto de poner el fuego en sus vestimentas para procurarse, como ella lo
explica, de sensaciones vivas que la hacen enteramente fallada. La
desconexión de lo simbólico, de lo imaginario y de lo real se discierne acá
netamente: todo goce se ha ausentado del pensamiento y de los objetos,
mientras que la corporizacion del ste resulta o muestra ella misma
deficiente/débil/defectuoso, generando según la expresión de Lacan, “un
desorden […] al unir lo más intimo del sentimiento de la vida(Nbre pag 92.
Lacan: De una cuestión preliminar, pag 558 en fr)”. Cuando el goce resulta no
ser una toma en el montaje dinámico del fantasma, las pulsiones corren el
riesgo de desintrincarse y de liberarse la pulsión de muerte. De donde o de ahí
la propensión a ciertas esquizofrenias a pasajes al acto no esperados por el
entorno familiar. Se concibe que un cierto embotamiento afectivo sea a menudo
notado dentro o en los antecedentes de sujetos que los comentan. Kraepelin
notó ya: “No es raro que el primero y el sorprendente symptôme (sintoma) al
comienzo de la enfermedad (dementia precoz) sea la indiferencia singular de
pacientes concerniendo o concernientes a sus relaciones emocionales
anteriores, la desaparición del afecto por los padres/familiares y los amigos, la
satisfacción dentro del trabajo y la profesión, los placeres y la distracciones.
Los pacientes que no encuentran alegría real dentro o en la vida, no tienen
“ningún sentimiento humano”, para ellos “nada tiene importancia, todo es igual”;
“ellos no sienten alegría ni tristeza”; su corazón no es eso que ellos dicen”(nbre
del libro en pag 92). No es dudoso o no hay duda que la indiferencia señalada
por Kraepelin en la demencia precoz pueda manifestarse en al ausencia de
toda psicosis Parente en sujetos por los cuales la conexión de lo imaginario a
otras dimensiones está mal asegurada o anudada.
La clínica de la psicosis ordinaria extraída por H. Deutsch concerniente al
funcionamiento “como si” le o lo confirma cuando ella insiste sobre el hecho
que procede de una “adaptación sin experiencia de afecto(nbre libro en pag
93): las relaciones de los sujetos “como si” son o están desprovistos del menor
trazo de calidez o entusiasmo; la expresión de los sentimientos no subsiste
más que en o dentro de la forma y toda experiencia interior a ser eliminada –
un poco como el juego de un actor dotado de una buena técnica, sino animado
de ninguna vida verdadera.

EL SIGNO DEL ESPEJO:

La Escuela francesa de psiquiatría ha despejado en los años 30 un importante


signo prodrómico de la demencia precoz nominado por Paul Abely “el signo del
espejo”. El esta hoy un poco olvidado y no ha hecho demasiado a estudios
recientes. Él no consiste comos e le cree a veces en un no reconocimiento
especular. Es importatne en fecto distinguirlo de ese ultimo estando
nulo/ninguno. El signo del espejo consiste en el hecho que el sujeto resulta o
demuestra tan preoucpado por su imagen que él examina largamente y
frecuentemente delante de las superficies reflectantes. Él puede volver a
enceontrarse en diversas patología pero Achille Delmas y P Abely lo disciernen
osbre todo en la ocasión de estados melancólicos y durante la demencia
precoz. Agreguemos que no es raro en la psicosis ordinaria en particular en sus
formas medicadas.
Karin capta o trae mi atención acerca de ese problema. Durante numerosos o
muchos meses, durante su adolescencia, a veces permanecía durante 4 o 5
horas ante el hielo de su habitación. Diez años más tarde, la cura analítica ha
requerido una cierta sedación de los problemas pero queda o permanece
sorprendentemente preocupada por su imagen. “al terminar la clase, me confía
él, yo me apresuro a ir al lavabo para mirarme en el espejo”. Él agrega con un
poco de humor: “Yo veo bien que yo sea el único así, sino habría una multitud”.
En la calle, él nequecesita observarse o mirarse en las vitrinas. Él compureba
su imagen como tranquilizadora o reconfortante pero se inquieta de ella, sin
poder explicar por que. Ella no cesa de intrigarlo.
En una ocasión él llegó a tener dentro o en el espejo una visión de horror:
cualquier cosa espatonsa u horrible estaba ahí, que no era otra que él mismo.
Él perdía literalmente todo apoyo, ya que él debía asimismo ecgarse o tirarse
sobre su cama, presa de una angustia intensa. Karin dice su impresión de ser
“atrapado”(englué: engullido?) dentro de su imagen y agrega que, en el mundo
exterior él no cesa de reencontrarla: “yo fui enfermado por o dentro del mundo
donde mi imagen está en todas partes”. Dos caracteres distinguen al menos
netamente ese fenómeno de un sentimiento de despersonalizacon: por una
parte: el aspecto iterativo del recurso/intervención al espejo; por otra parte la
perseverancia del reconocimiento de la imagen. Esto ultimo tiende,
dependiendo, a borrar/suprimir a favor de la evolución del pronlema.
Señalemos, en efecto, como lo muestra Karim, que el signo del espejo
comporta a menudo numerosos o multiples estadios. Sólo nos referiremos a
dos: la observación incesante y el rechazo de la autoscopia(3). Colette Naud
distingue un tercero, que ella nomina estadio de reacción clástico(2),
caracterizado por el rompimiento/quebrantamiento o rotura del cristal. Se
procede a la evidencia de una exacerbación del rechazo de la autoscopia de
manera que él no parece justificado a mi sentido de hacer un estadio
suplementario. Según P. Abely el fenómeno de auto-observacion desaparece
cuando la psicosis se desarrolla(nbre del libro en pag 94)
La opinión o parecer diverge en cuanto a la interpretación a dar a la
observación incesante. Ciertos sujetos indican que ellos buscan reencontrase o
controlar cualquier cosa, pero es manifiesto que esas explicaciones no les
satisfacen. El problema no cesa de tener para ellos mismos, un carácter
enigmático. Ellos sienten que un cambio ha intervenido, sin esta en la medida
de dar cuenta de eso que hay de insólito o desacostumbrado más o menos
inquieto que la enfermedad comprueba a propósito del cambio
sobrevenido/producido en él”. Jean Pierre me confia pasar largas horas delante
del espejo y no ver sino una imagen vacía. Eso le parece deshabitado. “Soy
yo(moi), pero me cuesta reconocerme. Mi imagen falta de sentido”; esta ultima
indicación es precisa: ella testimonia netamente que la textura simbólica del
sujeto se desata. En el apres-coup del avance lacaniano sobre o acerca del
estadio del espejo, todo muestra según Francois Sauvagnat “que el
desconocimiento constitutivo de la imagen del moi dentro del espejo deviene (o
es devenida) posible(VER NBRE Y LEER EN PAG 95), que se encuentra
brutalmente confrontada a la facticidad de su constitución. En otro él o a él le
es devenido o le deviene difícil aprehenderse como separado de esa imagen.
La autoscopia testimonia de una cierta inercia del sujeto: el movimiento de las
identificaciones imaginarias se demuestra bloqueado.
Para que el sujeto pueda ex – sistir “fuera o con excepción” de eso que él
percibe, para que él pueda atrincherarse de o en la realidad, es necesario o
hace falta que la operación de la castración sea internida o intervenga. Cuando
eso no es el caso o no pasa, el objeto no está tachado por el ste, él amenaza
de venir a hacer tachar o de hacer la tachadura dentro (o en) la imagen. Eso es
lo que se produce cuando se acentua la defalicizacion (o desfalizacion?) del
moi que parece al principio de la autoscopia tanto por la inquietud que ella
implica como por el esfuerzo que ella suscita para comprensarla. Lacan nos ha
enseñado/informado a considerar la imagen especular, no solamente como la
matriz del moi/yo (Lacan, El estadio del espejo) sino también como eso que
marca o tacha al objeto a. Él puntua: “Eso que hay por debajo lo habita y que
nosotros llamamos el cuerpo, eso no es puede ser que ese resto que yo llamo
el objeto a”, de manera que i(a) es “lo habitualmente” de ese resto”(Lacan,
Seminario XX, ENcore pág 12 a 85. Por el i(a) Lacan designa la imagen
especular matriz del moi (Lacan en Informe sobre Daniel Lagache en Escritos,
1960). Desde entonces o a partir de entonces cuando el sujeto se encuentra
atrapado (englue) dentro o en una imagen vacilante del moi, el riesgo de ver su
ser desaparece dentro de la imagen. La no operatividad del trazo unario, que
sostiene el ideal del moi, lo expone a no ser más (o no más ser) en la medida
de diferenciar el sitio o lugar de donde él se vea de eso donde él se mira. Jean
Pierre tiene así el sentimiento de ser o estar “caído dentro o en el espejo”.
Depresivo y toxicómano, él no presenta signo de psicosis clínica, pero él se
siente “pseudo”, tiene la impresión de que su cabeza esta
descentrada/desequilibrada/loca, comprueba que sus vestimentas como una
piel y su cuerpo como extranjero o extraño. Él confía que, se miraba en el
espejo de su cuarto, él observa sobre todo “su jaula/casco(cage)”. ¿Cuando él
entendio él eso? Él precisa: “la jaula(cage) de mis ojos”. Sin duda esta
expresión neológica viene ella a designar el objeto mirada que, se presentifica,
se confunde dentro de la imagen con el ojo. Él asocia ahora sobre el hecho que
puede antes de ser o estar caído dentro del espejo, él ha realizado una
hermosa pizarra que “él había pinchado la jaula de los ojos” intuición ya que
dentro de la imagen especular una presencia innombrable falta marcar. Esta
imagen no incluye para Jean Pierre el punto de negativización a partir del cual
ella se sostienen cuando ella da al cuerpo una consistencia imaginaria estable.
“Eso que hace tener la imagen, nota Lacan, eso es un resto”(anterior referencia
idem).
Cuando el objeto a se toma a la imagen de manera más acentuada un horror
angustiante surge. Es eso que caracteriza el segundo estadio del signo del
espejo: el del rechazo de la autocospia. Aca en este camnino las explicaciones
dadas por un joven hombre recibidas por Priot Ostancow: “Se había entregado,
en el curso o lapso de muchos años, a un examen minucioso de su figura
quedando horas enteras denlante de un vidrio. […] Él creía notar que las
personas de su entorno o familia remarcaban que él tenia un aspecto cómico,
una muy pequeña cabeza, una frente estrecha, toda la estructura de un pollo.
Él pretendía haber entendido decir, cuando se habla de él, que él no tenía nariz
y cuando fue a su casa, él se miraba en o dentro de un espejo, le parecía en
efecto que su nariz había cambiado de forma y que su frente había devenido
muy estrecha. Sus sensaciones hacían que la enfermedad evitaran la
sociedad. Le parecía que los transeúntes se burlaban de él, se apartaba en su
pasaje para no rozarlo o no pasar cerca, se tapaban la nariz y la boca al
acercarse. Él creía también que alguien o alguno esparcía el sonido que él se
entregaba al onanismo”(nbre libro en pag 96). Dentro o en esta observación, el
horror del objeto a invadía la imagen especular: ella surge por la mediación de
una cabeza de pollo y eso es bien seguro que el sujeto todo entero que se
siente como un animal ridículo, fétido/maloliente y masturbador. En algunos
tiempos o algunas oportunidades más tarde ese sujeto entra en la psicosis
clínica.
Él llega o arriba a un fenómeno parecido sea observable dentro del curso de
una psicosis melancólica que se caracteriza por una aprehensión de si mismo
como un desecho/basura: “Doctor: le pido por favor o le ruego, se queja un
paciente de P. Abely, quíteme de ese martyr (sic); a pesar de mi yo me siento
forzado a mirar mi cara o rostro y es muy penoso ver eso que yo eh devenido;
más yo me camino, más me parece que yo tengo una cabeza de pato”. Ese
pato ahí como el pollo del caso precedente es una cosa horrible que surge
cuando desfallece la función de envoltura de la imagen especular. En un sujeto
esquizofrenico, que confía evitar los epsejos, la imagen es diferente, pero ella
posee la misma característica repulsiva – él se ve livido/pálido/blanco, la tez
azul, perdiendo sus cablelos, una imagen de cadáver.
Para o por no reencontrar el horror ciertos sujetos prefieren voltear los espejos
o cubrirlos con un tejido. Una esquizofrénica, relaciona C. Naud, fue
confrontada por sorpresa en el espejo cuando cae la bufanda con la cual ella la
había tapada o cubierto. Ella se mira con una expresión de horror/pavor/miedo,
empuja un grito, y luego se precipita sobre un despertador y le lanza a todo
vuelo dentro del hielo que ella rompe7quiebra/parte(en pag 97 nbre del libro).
Cuando la función de la tela o material del ser devuelve a la imagen especular
es o está radicalmente carente, cuando el objeto a se presentifica con tanta
insistencia, el sujeto es entrado o llevado muy a menudo a la o dentro de la
psicosis clínica.
El fenómeno puede dependiendo producirse sin desencadenamiento de
manera temporaria, eso que testimonia Karim. Para él, cuando el objeto se
presentifica, la imagen especular se disipa. No siendo o estando en la medida
de sostenerse, siente como dejado tirado, él debe ahora tenderse o tirarse
sobre su cama. Eso no es sino después de muchas horas que él puede
levantase.
Ciertos sujetos confrontados a ese fenómeno angustiante llegando o llegan a
desarrollar defensas más o menos exitosas. Ellos recurren ahora a uno de los
métodos los mas frecuentemente utilizados para portar o llevar el goce
disruptivo al semblante: el empuje a la mujer. Este ultimo es observado desde
las primeras descripciones del signo del espejo. P. Abely relata así que un
joven hombre no puede trabajar sino con un vidrio al costado de él: “eso es,
dice él, para darme compañía (o sentirme acompañado)”. En los trenes él se
encierra en los baños para contemplarse. Él no puede entrar en un salón sin
precipitarse hacia el vidrio el más cercano. Él permanece horas en su sala de
baño para frotarse enérgicamente las mejillas delante de su espejo: “es para
darme colores como las mujeres”. En la circunstancia el empuje a la mujer
queda o permanece en estado de esbozo. Él no posee menos o sino menos
que un gran valor diagnostico cuando él esta conectado a la autoscopia
incesante. Ese joven hombre 2 años más tarde había devenido inerte, hostil e
impulsivo. El signo del espejo había prácticamente desaparecido.
F. Sauvagnt nota o señala a justo título que hay un lugar o se puede poner en
duda la opinión clásica según la cual los problemas que caracterizan el signo
del espejo serían más comprobables antes del desencadenamiento de la
psicosis, toda vez cuando él se vuelve a encontrar con una psicosis declarada
él se presenta bajo las formas características: sea bajo una forma melancólica
de rechazo a o de la autoscopia, sea bajo una forma delirante dentro de la cual
el empuje a la mujer aparece más afirmado. Se sabe que Schreber tenía según
su médico una” inclinación/debilidad/predilección a desnudarse más o menos
completamente y a mirarse en el vidrio disfrazado o emperifollado de favores y
de cintas multicolores a la manera de las mujeres(nbre del libro en pag 98)”. Él
da a él mismo una de las razones que puede justificar en esas circunstancias la
autoscopia iterativa: una observación mandada/llevada/dirigida distraídamente
no sabría ser suficiente o no alcanzaría para convencer de su feminización. “El
observador, escribe él, deberá darse el el esfuerzo o la angustia de
permanecer o quedarse ahí al menos 10 minutos, un cuarto de hora. Ahora,
todos podrían remarcar el aumento in hinchazón/inflamación y la disminución o
deshinchazón/desinflamación alternativa de mis senos. Evidentemente,
prosigue él, el sistema piloso retrasa o demora, por cierto modestamente
desarrollado en mi, bajo los brazos y el epigastrio o epigástrico; los pezones
permanecen en un pequeño talle, tales que ellos son comúnmente o fácilmente
los del hombre; pero a partir de ahí, yo estoy bastante valiente/atrevido/audaz
para afirmarlo, quien quiera me verá de pie delante de un espejo, la altura o lo
elevado del cuerpo desvestido – sobre todo si la ilusión es sostenida por
cualesquiera accesorios del adorno o juego de lencería femenina -, sería
convencido o persuadido de tener delante de si un busto femenino”. La
duración de la autoscopia toma entonces ahí su fuente/raíz/origen/nacimiento
en o dentro de los esfuerzos del sujeto por conseguir o llegar/alcanzar a
conformar la imagen especular hacia/en los significantes del delirio, ese último
trabajando/luchando por significantizar el goce incorporado a esa imagen.
En una esquizofrenia observada por P. Abély, el empuje a la mujer asociado a
la autoscopia extrae/toma prestado/fuerza las formas más privadas. Él pasa la
mayor parte de sus días examinándose. “Una mañana, rapporté el medico, a o
en nuestra visita, nosotros no fuimos tomados por sorpresa de volver a
encontrarlo encogido/acurrucado en un rincón, atorzmente maquillado, si
mirada era o estaba recubierta de yeso o pintarrajeada que él había arrancado
del muro del dormitorio, sus ojos estaban ennegrecidos con la mina del lápiz o
crayón que le servía para escribir, sus labios están horriblemente teñidos o
pintados de rojo con una sustancia que nosotros no habíamos podido definir,
puede ser un palo o barra que él había mendigado el día anterior al hablar a
una visitante o visita. Ese gorrión o Pedrito/pierrot(4) no era en absoluto
alegre/feliz; él parecía preocupado, apesadumbrado/sombío/depresivo y
netamente hostil. Posteriormente o más adelante, él escribió innumerables
cartas a perfumeros parisinos reclamándoles los productos de belleza los más
heteróclitos o extravagantes. Cuando se le tuvo que suprimir o se logró
suprimido del vidiro, él probó mirarse en o dentro del cuadro de la ventana y
dentro de un vaso lleno de tisana”(Abély, O. “Le signe du miroir dans les
psychoses et plus specialement dans la demence precoce”,pág 30 en pag 99
del libro).
Bien que el signo del espejo constituye aparentemente un problema de la
identidad, se habrá discernido que él es correlativo de una
deslocalización/descentralización del goce y de un fracaso de la función del
significante maitre a portar su marca sobre el objeto a. lacan ha señalado que
eso que enmascara el lugar de donde podría surgir lo inquietante es ocultado
por el moi o su imagen y que la angustia sobreviene cuando esa o esa imagen
se encuentra amenazada. Eso no es la perdida de la imagen que entraña la
angustia sino el surgimiento del objeto a en el lugar mismo que ella
oculta/esconde/tapa.
El desatascamiento/liberación/desprendimiento de la lógica del signo del espejo
permite discernir su clínica bajo las formas discretas en sujetos que, sin
embargo, no presentan ese signo tal que o como lo ha descrito la psiquiatría.
Un analizante de Gustavo Dessal, , que decía frecuentemente de él “yo soy
muy superficial”, había o tenía después de la infancia una propensión a mirarse
en o dentro de los espejos. Ellos suscitaban un problema de diagnóstico
diferencial, haciendo dudar o vacilar entre neurosis obsesiva y psicosis
ordinaria. “Nosotros vemos, rapporte el analista, que ese señor tiene un
problema particular con los espejos. Él se mira constantemente después de su
infancia, él permanece en un profundo rechazo por su imagen”. “Esto parece
una contradicción, comenta JA Miller, él no puede cesar de mirar en o dentro
del espejo pero él se encuentra feo y por eso él rechaza su imagen”(libro en
pag 100. Miller: en Cahier No 14, año 2000, pag 12, “je suis très superficie). La
lógica del signo del espejo parece aclarar esta contradicción: la presencia
latente del objeto dentro o en la imagen tara/ajusta/fija/corrompe, dependiendo,
a pesar de su borrado/eliminación progresivo, ella permite además ocultar el
deterioro/declive/decadencia del ser, de donde o de ahí la importancia de
sostenerla para visión/alucinación. Bien entendido, es necesario de o que otros
elementos vengan a confirmar la hipótesis diagnóstica, como fue el caso, el
sentimiento de fealdad podría ser en relación al o con el complejo de castración
y volver a salir de la clínica de la neurosis. Otra la presencia de fenómenos
acentuados de transitivismo, en el mismo sujeto, bajo el efecto de la
consumación de sustancias alucinógenas, se miraba en o dentro de un espejo,
había creido verse con un pecho/busto/senos de mujer, revelando de nuevo la
posible asociación, percibida por P. Abély, entre empuje a la mujer y el signo
del espejo.
Este ultimo testimonio de una fragilidad de base o cimientos del sujeto, de
manera que él anuncia a menudo el desencadenamiento de la psicosis, la
emergencia de un goce fuera de limite o los comienzos del empuje a la mujer
son los índices parecidos o como pruebas/sufrimientos subjetivos; ellas
parecen, dependiendo, menos frecuentemente anunciadoras o precursoras de
un marasmo psicológico.
EL TRANSITIVISMO:

Los filósofos se dieron cuenta pertinentemente que un sujeto no debe ser


solamente apto para construir identificaciones: él debe sobre todo ser apto para
disolverlos (desarticularlas, deshacerlas: dissoudre) ulteriormente: “EL curso de
la vida, señala Alfred Krauss, no exige solamente de nosotros que nosotros nos
identifiquemos sin cesar, sino también que nosotros seamos capaces, al menos
poteniclamente, de resolver/arreglar/solucionar todas las identificaciones. Eso
es porque o se debe a que […] el individuo no es solamente amenazado por
una identidad difusa e inestable, sino también por la rigidez de su identidad, por
una esclerosis de la identidad, es decir: por una formación de identidad
sobreidentificante”(ver nbre articulo en pag 101) Alcanza con evocar la
experiencia del actor de teatro para concebir que la identidad del sujeto se sitúa
a distancia de los roles que él pueda asumir/endosar/ponerse. Ella tiende a una
identificación primordial que permite a cada uno tener el sentimiento de dejar o
permanecer lo mismo a pesar de la prueba o sufrimiento de los cambios. Esta
identificación simbólica, que llena/lastra/plomea(hace peso en la pesca) las
identificaciones imaginarias, soporta el ideal del yo. Ella se
ata/relaciona/abrocha/cierra al S1, que representa al sujeto después de otros
significantes, a favor de la perdida o caída del objeto a. cada vez al nivel
primordial de la identificación donde el sujeto deviene significante, dentro o en
el mismo tiempo lógico, él desaparece como ser, él se borra/elimina/eclipsa, de
manera que es dentro de un fading constituyendo o constitutivo que las
identificaciones encuentran su base/cimiento/asiento. Lacan sitúa la
identificación primordial en un trazo diferencial simbólico que él designa bajo el
término de “trazo unario”. Dentro de la esquizofrenia ahí tiende a difractarse(5),
eso que suscita de buen gusto engranajes o encajes de identidades múltiples
dentro de las cuales el sujeto no encuentra más su base o cimiento; dentro de
la paranoia, en cambio, la identidad tiende a
solidificarse/coagularse/congelarse dentro o en la imagen exaltada de un
seguidor/continuo/defensor/partidario de la Verdad. Cuando el S1 no hizo
función de excepción, del hecho de su desencadenamiento o estallido, él se
pluraliza en “essaim”(enjambre ste), para retomar un término homofónico
utilizado por Lacan (L: Semin 20, pag 13); o bien el se toma en masa, él se
holofrasea generando cetezas. Esas o esos dos problemas mayores de la
identidad se encuentran a veces esbozados en ciertas formas de psicosis
ordinarias.
A partir de entonces no es la despersonalización que es la o lo más común en
esta la clínica, sino que esos son fenómenos de transitivismo. “El mundo
estructurado por el estadio del espejo, señala Miller, es un mundo de
transitivismo. Transitivismo desea decir que ud no sabe si es ud o el otro que o
quien lo ha hecho. Es cuando el niño da un golpe a su compañero y dice: “Él
me ataco/golpeó”. Ud tiene ahí una confusión: “Es a mí o es a él?” Ese es un
buen ejemplo para comprender que es un mundo de arenas movedizas [,]
inestable, […] sin consistencia. Es un mundo de sobras o sombreados (refiere
a la sombra que se colocan las mujeres “alrededor” de los ojos). Conviene,
dependiendo, distinguir las formas clínicas bastante diferentes de transitivismo.
Una señalada por Lacan, ha sido descrita en 1934 por una psicoanalista, H.
Deutsch, cuando ella creó o instituyó el síndrome de personalidad “como si”;
se procede o proviene de una transitivismo lábil, ella lo vuelve a encontrar
dentro de los antecedentes de las esquizofrenias, el otro, al cual Lacan no hizo
referencia, ha sido deducido o extraído por 2 psiquiatras alemanes, Hubertus
Tellenbach y Alfred Kraus, dentro o en ellos años 1950, procede de un
transitivismo fijo/congelado/solidificado, aprehendido a partir de las nociones de
hipernomia, de sobreidentificacion, y sobre todo descrito en o dentro de lo que
ellos nominan el typus melancolicus. Esos dos descubrimientos clínicos son o
están menos correlacionados a una forma especifica de psicosis que no lo han
sostenido sus autores, notablemente en razón de su desconocimiento de una
potencialidad melancólica propia de la estructura psicótica(Ver nbre libro
Maleval en pag 102), de manera que ellas resulta o muestran/comprueban
constituir las contribuciones de primer orden al estudio de la psicosis ordinaria.
Ciertas formas de psicosis ordinaria parecen revelar de manera más pura un
essaimage(enjambrado, éxodo, diáspora) del trazo unario: el sujeto aparece
ahora presa (en prise) con una multitud de identificaciones imaginarias no
llenas o plomeadas por un rasgo/línea simbólica. Los comprotamientos de
collage instantáneo al otro son a veces manifestados. El uno es
irresistiblemente atraído/captado/acarreado por todo Altercado/pelea/esfuerzo,
golpeado ahjora los unos u los otros, sin conocer las razones del conflicto. Uno
no puede impedir/evitar gritar desde o cada vez que escucha a alguien hacerlo.
Un tercero es captado por toda persona que pasa al corriente o correindo, se
pone a seguirla, etc
En el transcurso de un curso efectuado con un estudiante de su promoción,
Norbert se queja de ser “como una esponja”: él se da cuenta que él imita los
gestos y las palabras de su camarada o compañero. Él que se siente sin
personalidad ni modelo constata que él piensa entendiéndose adoptar las
entonaciones del otro. Él nota que eso no es la primera vez que le pasa. El
fenómeno le es o le resulta penoso/trabajoso/insoportable. Un sujeto
(mencionado más arriba) quien se seinte “muy superficial” relata una
expereicnia muy parecida: dentro de una discoteca, por ejemplo, rapporte G.
Dessal, “él observa una mujer y de repente se da cuenta que él imita
involuntariamente sus movimientos corporales comprendió/entendió los
movimientos de la boca, pareciendo repetir eso que la mujer esta en tren o en
vias de decir en ese momento, eso no le llega sino una fracción de segundo,
porque enseguida o inmediatamente él se siene horrorizado porque o por quien
llega y se queda/detiene/termina inmediatamente”. En eso que concierne el
sentimiento de ser superficial que ese sujeto hace estado, Miller considera que
él testimonia de un desplazamiento semántico o deslizamiento “sobre la
superficie imaginaria, sobre la pura captación de la imagen”. Su identidad
sexual inconsciente está marcada de incertidumbre: delante una mujer, él se
siente captado por una imagen femenina, delante de un hombre surge la peor
homosexualidad. “finalmente, agrega Miller, “él no tiene una identidad fija
porque hay cualquier cosa en él que cambia en función de la mirada que él
tiene delante de él. Él define su transitivismo sufrido o soportado en términos
de “muy superficial” […]. Su transitivismo es cualquier cosa de o como muy
puro o transparente, muy elemental, y no hay construcción delirante alrededor”.
Las formas más complejas y más espectaculares pueden observarse. Así, por
ej., una joven mujer en análisis, Chloe, testimonia sentir un fenómeno que ella
juzga sobrenatural: “cada vez que ella sale a la calle después de haber tenido
relaciones sexuales satisfactorias con su partenaire, las miradas de
transeúntes que ella mira vienen a pegarse/adherirse al suyo y se sustituyen, la
o le devoran su identidad […] la falta que viene a adherirse sobre su firma,
comenta G. Morel, es literalmente cortada sobre la imagen del otro a la cual el
sujeto se identifica en el espejo[…]. Las funciones del cuerpo y de sus órganos
no son dependiendo alteradas como a menudo en la esquizofrenia [Chole no
es, por ej, ahogada/asfixiada/acallada por esa falta voladora o volante]. En el
momento donde el goce se presentifica, el sujeto soporta una doble pérdida de
identidad: ella no sabe que ella es y debe repetirse en ella misma su propio
nombre(nbre libro Morel en pag 103).
En un grado o fase más acentuada, cuando la psicosis se desencadena, la
imagen del cuerpo puede desconectarse totalmente o por completo de sus
ataduras/amarras simbólicas, para dar nacimiento a fenómenos que han sido
descritos, por la psiquiatría clásica, bajo los términos de síndrome de Fregoli,
de ilusiones de sosias o dobles o de ilusiones de intermetamofosis.
En o dentro del primero, un nombre se impone que
emite/transmite/difunde/pasa en múltiples imágenes, dentro del segundo,
imágenes se vinculan/emparentan/relacionan cortándose de su nombre o
nominación, dentro o en el siguiente o último, las imágenes se
interpenetran(pag 104: nbre del libro).
Para parar o detener la ausencia del ideal del yo, que arriesga de dejar al
sujeto psicótico sin orientación dentro o en su existencia, Lacan indica que la
solución inicial se encuentra buscada/recogida/afectada por cualquier
identificación permitiendo asumir el deseo de la madre(Lacan: de una cuestión
preliminar, pag 565) Parece que esa identificación puede ser
relevada/reemplazada por otras que presentan o presentaban una
caracterisitica parecida/semblable: la de funcionar por conexión a veces sobre
los ideales de un próximo o prójimo/cercano otras veces sobre los de un
personaje elegido/representante. De tales identificaciones imaginarias resultan
o muestran a menudo una gran labilidad y poca consistencia. El sujeto lo
expresa algunas veces él mismo muy claramente/definitivamente: “yo no siento
quien yo soy, me confiaba uno de ellos, yo he debido aprenderlo por la
psicología y el psicoanálisis, pero es un proceso artificial, puramente mental.
Yo no soy más de extrema derecha, pero yo continuo ocultándome o
escondiéndome detrás de las imágenes de virilidad/masculinidad/energía”. Las
identificaciones imaginarias no sostenidas por el trazo unario constituyen un
signo clínico de primera importancia, ellas responden a dos
datos/factores/información exigidas para el discernimiento de la psicosis
ordinaria: ellas testimonian y de una falla subjetiva y de su compensación.
Ahora mismo Schreber tenia dentro de sus Memorias haber consentido a su
falo feminización, él afirma haber conservado enteramente el antiguo amor por
su mujer(pag 104, nbre libro Schreber). Indicación preciosa/valiosa, nota
Lacan, ella certifica o acredita que “la relation al otro en tanto que tiene su
semblante (semblable), y mismo una relation también
elevada/alta/incrementada que la de la amistad en el sentido donde Aristoteles
hizo la esencia del lazo conyugal, son perfectamente compatibles con el
desequilibrado/loco/desalineado de la relation al gran Otro”(Lacan: De una
cuestión preliminar…pág 574). Él aparece entonces o parece que entonces,
mismo en o dentro de la psicosis declarada, la dimensión imaginaria tiene para
el psicótico: una autonomía. Esta propiedad parece en el
fundamente/base/razón de estabilizaciones entre o como parte de las más
frecuentes, tal el empalme/conexión sobre el prójimo, pero también más raros
en tales como el funcionamiento “como si” o la sobreidentificación.

El funcionamiento “como si”:

Lacan nota en 1956 el interés puesto en calor del funcionamiento “como si” en
los antecedentes de la psicosis. Él señala que son los trabajos de h. Deutch
que han sido liberados/despejados/sacados ese “mecanismo de compensación
imaginaria” al cual han recurrido sujetos que “no entraban jamás dentro o en el
juego de los stes, sino por una clase o suerte de imitación exterior”(Lacan,
Semin 3, pag 218 y 285). Es curioso constatar el olvido en el cual esas
indicaciones han sido durante mucho tiempo sostenidas o sujetadas. Los
vocabularios del psicoanálisis ignoran el concepto, los manuales de psiquiatría
le conceden/acuerdan algunas líneas. Los estudios de orientación lacaniana
son raros. En cambio la noción de “personalidad como si” encuentra crédito en
los trabajos de psicoanalistas que se refieren a la psicología del moi y que
intentan objetivar la categoría dicha “borderlines”. Eso no es sino en o dentro
de ese campo y dentro de esa perspectiva que se le otorga un lugar digno de
hacer un tema de Congreso.
Cuando H. Deutsch introduce en 1934 el concepto de personalidad “como si”,
la nocion de borderline no está aún forjada, también señala ella, desde el titulo
del articulo, sus “rapports con la esquizofrenia”(nmbre libro en pag 105). Los
sujetos presentados dentro de su trabajo se caracterizan por dar una impresión
de completa normalidad, que se resulta o muestra no descansar sino sobre
capacidades de imitación fuera de lo común. “Si ellos se unen o juntan tan
fácilmente a los grupos sociales, éticos y religiosos, escribe ella, es que ellos
buscan adhiriendo, dar un contenido y una realidad a su vacio interior, y a
consolidar la validez de su existencia en medio de una identificación”. Ella
constata que sus pacientes esquizofrénicos le han dado la impresión que los
procesos esquizofrénicos pasa por una fase “como si” antes de construir la
“forma alucinatoria”. En 1942, ella expresa además un cierto
inconveniente/molestia diagnostica: “ellos no tienen o no forman parte de las
formas comúnmente admitidas de neurosis y ellos están bien adaptados a la
realidad para ser dichos o nombrados psicóticos”. Ella considera a pesar de
todo que los “como si” pueden contribuir al estudio de los “estados psicóticos”.
Ella precisa “que la esquizofrenia se desarrolla o no posteriormente o a
continuación, ese tipo de pseudo-afectividad justifica la designación de
“esquizoide””.
En apoyo o respaldo de esa concepción, Lacan hace traducir en 1959, dentro
de la revista La psychanalise, un articulo de Mauritz Katan, rápidamente
evocado 3 años antes dentro de su Seminario, que permite discernir un
momento “como si” dentro de los antecedentes de un sujeto devenido delirante.
Dentro del periodo psicotico, comenta Lacan, el señor H. prueba/ensaya intenta
conquistar o ganar la tipificación de la actitud viril por la intermediaria
(intermediación?) de la imitación de uno de sus camaradas. “Como él y seguido
(o sucesivamente), él se libra de sus primeras maniobras sexuales de la
pubertad, la masturbación especialmente/señaladamente, él renuncia
enseguida sobre o acerca de la conminación/mandato antedicho camarada o
compañero, y él se coloca o se pone o posiciona a identificarse a él por toda
una serie de ejercicios que son llamados a conquistar sobre si mismo. Él se
comporta como si él estuviera o fuera una presa de un padre severo, eso que
es el caso de su compañero o camarada. Como él, él se interesa por una chica,
la cual, como por azar o causalidad, es la misma que la de la cual su
compañero se interesa. Y cuando él se habrá ido bastante lejos dentro de esta
identificación a su compañero, la joven le caerá con todo preparado dentro o
bajo el brazo”(Lacan, Semin 3, pág 217-218). Siempre para hacer como su
amigo él le hará enseguida a abandonarle. Los procesos de imitación puestos
en marcha o aplicados, relacionados por él mismo al descubrimiento de H
Deutsch, poseen dependiendo una carácter bastante extraño (o extranjero).
Para cortejar la joven, constata M. Katan, H no busca entrar en competencia
con su amigo, él intenta parecérsele, pero en lugar de identificarse a rasgos o
atributos positivos de ese, él preferirá pergar o adherir a su humillación y a su
sufrimiento. “Su amigo no tenía el permiso de salir a la noche, ahora que H.
podía hacerlo. No salió entonces más. Su amigo era a menudo castigado;
nuestra paciente se castiga entonces de diferentes maneras, que el uno
consistiera o tratara de arrodillarse o ponerse de cuclillas dentro del
sótano/bodega/fondo/cabaret durante una hora, dentro o en una posición que él
encontraría muy poco confortable o muy incómoda. Él hizo diversas cosas
extravagantes: él subió a o dentro de un autobús con su
mochila/maletín/cartera sobre la cabeza, poniendo sus guantes al revés,
pidiendo/preguntando a su profesor si él tenía chocolate alrededor de la boca
ahora que él no lo había comido. A pesar de su repugnancia a rendirse o
entregarse al ridículo, sus auto-humillaciones que sufría o soportaba según él
de su amigo. Él pedía igualmente perdón a su padre, ahora que él sabia no
haber hecho nada malo”(nbre del libro en pag 107). Una tal observación del
funcionamiento “como si” muestra o demuestra un hecho realtivamente atipico:
sus bizarrías cortan/zanjan/resuelven con los sujetos descritos por H. Deutch
que dan la impresión de ser perfectamente normales”(nbre libro en pag 107).
Sobre todo el señor H que no presenta una serie de identificaciones lábiles: M.
Katan relata su apuntalamiento sobre un amigo fuera de su adolescencia, pero
ninguna otro viene a relevarla o reemplazarla.
H. Deutsch nota o distingue finamente en los “como si” “una parte real
del investimiento del objeto”, sugiriendo una ausencia del fantasma
fundamental y una falta de introyección de la autoridad, que o quien
traduce sin duda una cierta aproximación de o a la forclusión del NP. Eso
no sería sino por la identificación a los objetos exteriores o externos que ellos
obtendrían un precario acceso a la Ley. Es suficiente o alcanza, en efecto, que
las identificaciones nuevas los orienten hacia “actos asociales o criminales”
para que ellos devengan delincuentes. Sus relaciones sociales aparentemente
apropiadas o adaptadas parecen fundadas sobre un proceso puramente
imitativo. Ellos presentan, escribe ella, “una actitud enteramente pasiva en el
camino o por la via del entorno, asociado a una extrema propensión a captar
los signos o señales del mundo exterior, a modelarse a sí mismo y a
comportarse en consecuencia. La identificación a eso que piensan y sienten o
experimentan los otros testimonia de esa maleabilidad pasiva y deja a la
persona capaz de la más grande fidelidad o la más vil/miserable
perfidia/traición/canallada. No importa cual objeto podrá servir a la
identificación”(nbre libro en pag 107). H. Deutsch rapporte además a la
ausencia de la sunción de la autoridad la frecuencia de conductas perversas en
los pacientes “como si”. Su funcionamiento genera a veces perversiones
transitorias que son abandonadas desde que “cualquier personaje
convencional” venga a proponer una nueva identificación.
Si se lo tentase a la descripción principal del síndrome “como si”, él se
demuestra o comprueba casi inencontrable dentro de su forma pura. En 1965,
H Deutsche no duda o titubea en afirmar: “dentro de mi vía o camino
profesional después de 1932, es decir: en 33 años, yo no he encontrado sino
una sola persona que yo pueda considerar del tipo “como si”(nbre libro pag
108). Sin duda se procede de su paciente “aristocrática”, que constituye la
primera observación de su articulo, el cual el estado “como si” era ya
perfectamente constituido desde la edad de los 8 años(nbre libro pag 108) y
que olvidó completamente su analista, por lo tanto el uno de sus objetos de
identificación en su tiempo(nbre libro pag 108). Desde entonces o a partir de
entonces, cada uno se acuerda de notar o distinguir que el síndrome “como si”
constituye un problema extremadamente raro. Él está en otro algunas veces
desconocido/subestimado. Contardo Calligaris quien describió una remarcable
observación, puede ser más característico además que las presentadas por H
Deutsch, el rango bajo la noción de “psicótico fuera de crisis o sin crisis”,
seguramente mucho más largo. Se procede de un paciente norteamericano de
una treintena de años, que hizo un año de análisis con C Calligaris en Paris
dentro o en los años 1980. Militar combatiente de Vietnam, él fue condecorado
y dejó normalmente el servicio al finalizar ese periodo. “cuando él vino al
análisis conmigo, escribe Calligaris, él no estaba sino sobre el camino o
dirección de regreso, pero no estaba o había además regresado a los EEUU: él
había viajado de Birmania a la India donde él se había instalado mucho tiempo,
familiarizándose con las drogas, y finalmente había arribado a Europa donde él
volvió a encontrar una mujer con la que se casó. Esa mujer era la heredera de
una importante empresa francesa. Él la deja después a ella, en Francia,
participando de la dirección administrativa de esa empresa. El symptôme que
lleva a su o esa mujer a enviarle al análisis era el siguiente: casado con ella, sin
hijos, él era el amante de su bella-madre, eso que, aparentemente, constituía
un problema para su mujer, puede ser también para la bella-madre, yo no sé,
pero en todo caso para él. Cada vez que él venía estaba en análisis durante
un año. La dificultad, es que él no tenía la menor idea de para que venía él. […]
la historia es terminada así: durante un cierto tiempo, yo quedaba sin noticias
de él – él no venía más y yo no sabía por que – luego, un día, yo me entero
que él había ideo a un bar, un bar cualquiera donde los gangsters que
aparentemente preparaban un golpe, encontraron, yo no sé como que él tenía
la cabeza del empleo o trabajo y le proponen unirse a ellos; el acepta. El golpe
sale mal, un bandido fue asesinado y lo llevaron preso”(nbre libro en pag 109).
Por esa vía él confirma el hecho constatado por H Deutsch: “en la lectura de los
rapports judiciales, ´le me ha aparecido que el numero de crímenes
perpetrados por personalidades absolutamente criminales ahí, no eran como se
desea bien creer, el hecho de una dependencia erotice, sino el hecho de esa
pasividad y de esa capacidad a dejarse influenciar propio de una personalidad
“como si”(nbre libro en pag 109). Calligaris continua: “él estaba disponible para
no importa que. No para la docilidad, en el sentido donde no importa cual ruta,
o dirección, podía parecerle posible. […] Haber estado en Vietman, con una
pesada historia de combatiente de tierra, luego hippie en India, antes de
insertarse en la mejor burguesía francesa, él había hecho todo eso
perfectamente […]. Desde ese punto de vista, el final de la historia es
significativa. Él acepta – y porque diablos acepta él? – de tomar o formar parte
al ataque de un banco, él que jamás había cometido un acto criminal […] él
acepta porque: “por qué pasa?” Es interesante notar también que dentro del
cuadro de sus actividades, por ejemplo dirigir el departamento administrativo de
una gran empresa, él estaba perfectamente a la latura”. C Calligaris señala que
“nada dentro de eso que él decía no se presentaba como una forma de
signficacion electiva, sino todo tenia una significación, al punto que él podía
dentro de no importa cuales circunstancias, ser el hombre de la situación”. El
analista coloca el acento sobre el estilo de errancia de ese sujeto para que
todas las significaciones puedan o pudieran aparecer como equivalentes. Una
tal ausencia del punto de interrupción o suspensión en la diversidad de las
significaciones revela que ningún significante maitre no funciona como principio
organizador de sus propósitos u objetivos y de su existencia. Él no es ligero o
atiborrado (lesté) por el objeto de la castración: para él todo es posible. A pesar
de la ausencia de manifestaciones fenomenales ordinariamente rapportées a la
psicosis, una forclusión del NP es deducible de sus datos o informaciones
clínicas. Toda vez él hace notar que la especificidad de la clínica psicoanalítica
en esa vía permanece o queda a menudo mal conocida, ya que Calligaris, él
mismo, de una parte no hace alusión alguna al funcionamiento “como si”, por
otra parte, rapporte honestamente que dentro de esa circunstancias, él le ha
fallado “en la ayuda” para darle o ponerle un dg de psicosis.
Nicolás vuelve en la ocasión de una presentación de enfermedades, n es sin
evocar el paciente precedente, por su pasado militar y por su aptitud a
adaptarse a circunstancias las más diversas. Durante su adolescencia, él entra
dentro de la resistencia, no para valentía ni por heroísmo ni por convicción
política sino (tampoco?) mismo llevado por una elección deliberada pero
esencialmente porque descubrió, “él no sabe qué hacer”. Él hizo saltar o
disparar los trenes y él puso sin miedo su vida en juego. La guerra terminó no
sabiendo hacia que orientarse, él se alista o se enrola en la armada, hizo
Indochina, luego ALgeria. Al encuentro de ciertos compañeros, no era ni un
loco de guerra ni un militante de la ALgeria francesa: él no tomaba la guerra en
serio, sino que él la hacia con aplicación. Soldado modelo, siempre voluntario
para las misiones peligrosas muy apreciado por sus superiores, él fue
condecorado y obtuvo el grado de sargento principal. De vuelta en Francia sin
calificación él se encuentra un poco desamparado. Un dia que todo va mal,
sobre un acto impulsivo él se improvisa un trabajo, crupier (también es
tallador), haciéndose pasar por tal con un aplomo/seguridad/confianza que
impuso al director de un casino. Él ejercita/experimenta la satisfacción general
durante 20 años, durante ese periodo él encuentra dentro de un baile una
obrera con la cual él se casa. A los 50 años él deja su empleo sin precisar
razón, de mantera que él se encuentra confrontado a una situación material
difícil. Él llega ahora de nuevo a hacerse contratar usando un método bastante
parecedo al anterior: él triunfa engañando a un jefe de una empresa gracias a
un engaño o jugada no premeditada. Él se hace pasar por un obrero calificado
ahora que él ignora todo de ese metier o trabajo/asunto. Él se adapta
enseguida remarcablemente aprendiendo sobre la marcha. Él da satisfacción a
sus empleadores mientras o durante numerosos años antes de renunciar para
montar un comercio con sus ahorros sobre la instigación o incitación de su
mujer. La decisión es desafortunada. Ese hombre de deber es poco apto para
las iniciativas. Él dilapida bastante rápido su dinero, si bien él toma su retiro o
jubilación él puede. Es ahora, a los 60 años pasados, que él conoce de
repetidas hospitalizaciones haciendo evolución o desarrollo a impulsiones
etílicas graves, poniendo otra vez su vida en peligro, conduciendo a menudo a
recogerlo de la via publica. Nicolas no ha presentado jamás sintoma psicotico
manifiesto, dependiendo, como lo señala él mismo, “él se arregla/acomoda de
o a todo”, su existencia se caracteriza por una adaptación original, a la vez
perfecta e inafectiva, a la diversidad de situaciones más encoentradas que
buscadas. Él hizo una resistencia o fortaleza ejemplar, él había bien hecho un
miliciano conveniente por poco que él ha sufrido/aguantado otrasd influencias.
Él está en otro muy destacable que él sea siempre que salga o se vaya de
situaciones las más difíciles con un aplomo sorprendente, también bien con la
guerra como dentro de su vida profesional. Él simpatiza fácilmente con los
grandes personajes reencontrados tanto en Indochina como dentro de los
casinos. Nada impresionado por las figuras eminentes, es hombre no le tema a
nada. Él es inentamable. Ni él ni el Otro no son descompletados. Aunque
querer al Otro, él consiente plenamente, dejar de sacrificar hasta o cuando su
ser si las circunstancias lo exigieran. La castración no tiene ninguna ocupación
o dosis sobre él. La ausencia de la negativización fálica no suscita problemas
de lenguaje manifiestos, por lo tanto él presenta una suerte o clase de tic verbal
que lo conduce a insertar como una cantinela/historia, la expresión “si ud desea
bien” dentro de o en la mayoría de sus desarrollos. El deseo del otro parece en
efecto constituir sobre su que/como se regula o resuelve en permanencia su
normalidad sin falla. En una sola circunstancia, él le llega de no ser o estar en
la medida de consentir al deseo del Otro: cuando él se confronta a eso de su
mujer. Es siempre seguido o debajo de querellas con eso que él se encuentra
llevado sea a un /deterioro/desencadenamiento etilico, sea a cortas errancias.
Él va dócilmente a confiarse a un analista para seguir un consejo medico, pero
eso lo hace sin futuro.
Cierto, si el paciente de Calligaris puede ser considerado como una
observación muy pura del síndrome “como si”, él va todo un hecho mismo por
eso que se compadece/queja de su “moi simulado”, de su “superficialidad” o de
ser “una esponja” eso le presenta una esbozo/boceto de sentimientos de
despersonalización que no es compatible con el fenómeno despejado o
descubierto por H Deutsch dentro de la estricta acepción que ella se ha
formado. O ella misma nos indica que hay lugar de o para contestar eso
cuando ella afirma en 1965 no haber jamás encontrado sino una sola persona
tipo “como si” en 33 años de practica. Al haber deseado restringir o limitar el
síndrome, ella ha dejado casi inencontrable. Se procede además de una de las
razones por las cuales su destacable descubrimiento clínico queda además
algo poco conocido.

LOS IMPOSTORES PATOLOGICOS:

Este descubrimiento merito a mi gusto de ser reemplazado dentro de un largo


contexto. Ella constituye un islote espectacular dentro de un vasto campo: el de
los modos de las conexiones imaginarias a las cuales el sujeto psicotico puede
recurrir para compensar el essaimage o enjambre del significante maitre. El
sujeto que se basa o se apoya en el “como si” tiende a remediar la
inconsistencia de la signficacion, en o a la ausencia del fantasma fundamental
y, dentro o en el campo de las identificaciones, a la dispersión del trazo unario.
En lugar de o más bien que de la restricción o limite al tipo de H. Deutsch,
parece heurístico mostrar la extensión de mecanismos “como si” en tanto que
modos de estabilización frecuentemente utilizados por los psicóticos. El aritculo
de M. Katan comentado por Lacan va en el sneido de una tal extensión
englobando o engolobado dentro de “como si” un simple conexión o emplame
sobre un amigo. El cmapo de esa clínica se comprueba o demuestra en el
hecho de entendio que no se trata de leerlo/hojearlo o recorrerlo en ese trabajo.
Intentemos indicar ciertos limites, por una parte, de manera más allá del “como
si”, donde se lo vuelve a encontrar un problema más remarcable además, la
impostura patológica, por otra parte, dentro de una manera por debajo (o de
una lado y del otro), donde el “como si” se hace discreto en los sujetos que se
nota sobre todo la inconsistencia o la extranjeridad. El uno y el otro de esos
fenómenos no poseen la misma importancia clinica: la frecuencia del segundo
es sin medida común con la /escasez del primero.
h. Deutsch y Phyllis Greenacre los cuales se deben los bellos estudios
psicoanalíticos sobre los impostores producidos en los años 1950, son los dos
anotados o calificados de numerosas convergencias entre eso y las
personalidades “como si”. El punto común reside en la
sorprendente/extraordinaria plasticidad de identificaciones. Un ejemplo
fascinante rapporté por H. Deutsch es en esa vía el de Ferdinand Damara.
Después de haber huido o desaparecido de él, él devino por turnos profesor de
psicolofia, monje/solitarios, soldado, marino, asistente de sherif, psiquiatra y
cirujano – siempre bajo el nombre de otro hombre. “con una habilidad y un
talento casi increíble él obtiene cada vez los certificados de un experto y él
hace un tan brillante uso del saber ad hoc que él logra perfectamente consumar
o cometer sus engaños/fraudes/supercherías. Era siempre “por azar o
causalidad” y jamás a causa de errores que él había cometido, que él era
desenmascarado como Impostor(nbre libro pag 113). P. Greenacre relata una
observación personal menos espectacular, pero mucho más común a la rubrica
de diversos hechos, un paciente, que tenia muchas reanudaciones o
repeticiones usurpó la identidad de un médico, “tomó las citas y recibió
enfermos en el hospital, sin otra calificación que la de haber recibido en tanto
que
Notas:
1) Athymhormia (del griego a- privativo, thumos "corazón, sentimiento"
y exceptuado "ímpetu, desarrollo") es un trastorno de la motivación . Los
síntomas incluyen pérdida o reducción del deseo o interés en motivaciones
específicas del paciente, pérdida de impulso y deseo de cumplir los deseos,
curiosidad, gustos y preferencias y pérdida de todo. afecta , de todos los
sentimientos. Sin embargo, estos fenómenos no están acompañados por los
síntomas característicos de la depresión y no necesariamente por otras
anormalidades notables de la función intelectual o cognitiva.
También es un término utilizado en semiología psiquiátrica para designar el
déficit fundamental observado en la esquizofrenia , que es la pérdida del
impulso vital [ 1 ] . La atimormia es parte del síndrome disociativo , uno de los
elementos constitutivos del trípode de diagnóstico para la esquizofrenia [ 1 ] ,
con autismo y delirio paranoide . La atimormia en la esquizofrenia hebefrénica
está representada por frialdad emocional, inercia, ineficacia.
El término fue creado en 1922 por Maurice Dide y Paul
Guiraud [ 1 ] . Athymhormia logra un ataque global y primitivo contra el vigor
del ego .
Athymhormia es también una de las manifestaciones de demencia
vascular [ 2 ] o ciertas lesiones cerebrales [ 3 ] .
Resumen
 
Causas
La causa de esta afección se hipotetiza como resultado de disfunciones de la
corteza prefrontal, los ganglios basales (cuerpo estriado y pálido), el núcleo
talámico dorsomedial, así como los núcleos dopaminérgicos
mesencefálicos. Estas vías nerviosas, involucradas en las funciones ejecutivas
y la motivación, se conocen como el "sistema hormonotímico".
Por ejemplo, el "síndrome PAP" (pérdida de autoactivación psíquica) descrito
por el neurólogo Dominique Laplane en 1982 está relacionado con daños en
los ganglios basales o el lóbulo prefrontal. Se distingue de la depresión por la
ausencia de tristeza y pensamientos negativos, los pacientes se quejan más
bien de la ausencia de pensamientos, positivos o negativos.

(2) Introducción. En geología se emplea el término clástico, o detrítico, para


procesos sedimentarios, tanto para referirse a las rocas sedimentarias, como a
las partículas en el transporte de sedimentos ya sea en suspensión o como
carga de fondo, y en depósitos de sedimentos.

clástico

También se encuentra en: Sinónimos.

clástico, a

1. adj. formal Que está separado o puede ser separado en partes.
2. GEOLOGÍA Se aplica al depósito que está formado por fragmentos de rocas, 
minerales o restos orgánicos.
3. ANATOMÍA Se refiere al modelo anatómico de un animal o un vegetal que p
uede ser desarmado o desmontado para que se pueda ver su estructura interio
r.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2016 Larousse Editorial, S.L.

clástico, -ca

 
adj. GEOL. Díc. del depósito o roca formada por los fragmentos de rocas preexis
tentes.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial,
S.L.----------------------------------------------------------------------------------------------------
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(3) autocospie: AUTOSCOPIA:

https://es.wikipedia.org/wiki/Autoscopia
(4)Pierrot: personaje del teatro o comedia.

(5) ¿Qué es la difracción de la luz?


Las Ondas. Se denomina difracción de una onda a la propiedad que tienen
las ondas de rodear los obstáculos en determinadas condiciones. Cuando
una onda llega a un obstáculo (abertura o punto material) de dimensiones
similares a su longitud de onda, ésta se convierte en un nuevo foco emisor de
la onda.

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