1.arocena Etal 2011 PROLOGO

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Cuadernos de Extensión.

Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio (CSEAM)


Brandzen 1956, apto 201
11200 Montevideo, Uruguay
tel. (598) 2409 0286 y 2402 5427
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www.extension.edu.uy

ISSN : 1688-8324
“Integralidad: tensiones y perspectivas”

prólogo

Curricularización de la extensión:
¿por qué, cuál, cómo?
Rodrigo Arocena

El Movimiento de la Reforma Universitaria Latinoamericana,


desencadenado desde Córdoba en 1918, forjó un ideal propio de
nuestro continente, el de una Universidad democráticamente
cogobernada, de alto nivel académico y socialmente
comprometida.

El idea latinoamericano de Universidad apunta a la


democratización del conocimiento. Ello implica luchar contra
la desigualdad en tres dimensiones: (i) el acceso a la Educación
Superior, tradicionalmente reservado a minorías; (ii) la
generación de conocimiento de alto nivel, tradicionalmente
concentrada en algunos pocos países “centrales” en desmedro
de las “periferias”; (iii) el uso socialmente valioso del
conocimiento, tradicionalmente volcado más al servicio de
pocos que de muchos. Una noción clave es que cada una de esas
tres tareas se realiza mejor cuando se combina con las otras.

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Cuadernos de Extensión - Nº 1

En esa perspectiva, el Movimiento de la Reforma Universitaria


Latinoamericana reivindicó la incorporación de la extensión
como “tercera función” de la Universidad junto a la enseñanza
y a la investigación. Ahora bien, pese a grandes esfuerzos de no
poca gente durante largo tiempo, el papel real de la extensión
en la vida de las universidades públicas latinoamericanas no ha
dejado de ser comparativamente menor.

Del ideal a la realidad siempre hay distancias, que pueden ser


mayores o menores. La noción de Segunda Reforma Universitaria
apunta a revitalizar el valor inspirador del ideal latinoamericano
de Universidad, aproximándolo a la realidad en las condiciones
sociales y culturales de nuestro tiempo. Por consiguiente, un
componente fundamental del programa de la Segunda Reforma
en la Universidad de la República es la incorporación efectiva de
la extensión al conjunto de actividades definitorias de nuestra
institución.

Diferentes puntos de vista existen sobre lo que es y debe ser


la extensión. Algo similar sucede en relación a la enseñanza y
a la investigación. Ello no es perjudicial, sino todo lo contrario,
porque en toda actividad humana relevante el eventual
dominio de un “pensamiento único” adormece, embota,
rutiniza y empobrece. La Universidad tiene que ser ámbito
de permanente y fermental debate. En ese entendido, es un
gusto contribuir con este prólogo a un fascículo que ofrece
importantes y variados aportes al intercambio de ideas acerca
de la extensión y la integración de funciones.

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“Integralidad: tensiones y perspectivas”

Ahora bien, para poder discutir de manera fecunda, hace falta


precisar mínimamente qué se quiere decir con una cierta
expresión. En no pocos casos, el intercambio de ideas sobre la
extensión se ve dificultada por la falta de acuerdo acerca de lo
que se está hablando. Por consiguiente, conviene aclarar a qué
nos referimos aquí cuando hablamos de extensión.

Concebimos a la extensión universitaria como el conjunto


de actividades de colaboración entre actores universitarios
y no universitarios, en formas tales que todos los actores
involucrados aportan sus respectivos saberes y aprenden en un
proceso interactivo orientado a la expansión de la cultura y a la
utilización socialmente valiosa del conocimiento con prioridad
a los sectores más postergados. Desde todas las disciplinas y
tradiciones académicas se puede contribuir a impulsar formas
de la extensión con tales características, y estrechamente
vinculadas tanto con la enseñanza activa como con la auténtica
creación de conocimientos.

No pretendemos que esa sintética y modesta caracterización


sea la mejor ni, mucho menos, la que concluya el debate sobre
lo que es la extensión. Todo lo contrario: pensamos que esa
formulación es ni más ni menos que un punto de partida para
avanzar tanto en el debate de ideas como en la expansión y
comparación de las prácticas. Pluralistas convencidos, estamos
listos para escuchar atentamente los cuestionamientos que
pueda merecer la caracterización que proponemos. Pero

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Cuadernos de Extensión - Nº 1

no se trata de una improvisación sino de una formulación


largamente meditada, que ante todo refleja una convicción:
esa caracterización de la extensión es plenamente compatible
con los ideales de la Reforma Universitaria Latinoamericana
y, además, adecuada a las condiciones contemporáneas de
producción y utilización de conocimientos. Lo último incluye
lo que se refiere a las políticas modernas en ciencia, tecnología
e innovación para el desarrollo y, muy particularmente, a su
vinculación con las políticas sociales, por lo que trabajamos
activamente desde la Universidad de la República.

La noción de “Segunda Reforma” afirma una dirección,


pero también propone una autocrítica de la Universidad
Latinoamericana: se trata de avanzar en la dirección sugerida
por la Reforma de Córdoba, revalorizando sus ideales pero
también señalando y procurando superar las carencias tanto
de sus propuestas como de sus realizaciones. Cuestionamos a
nuestras universidades, por ejemplo por no haber sido capaces
de darle a la extensión la relevancia que merece y se proclama.
Bien, pero: ¿no debemos también cuestionarnos a nosotros, los
que reivindicamos el papel de la extensión, por no haber sido
capaces de convencer a mucho más gente de que la tarea vale la
pena? ¿Son sólo las equivocaciones y miopías ajenas las causas
de ello?

El enfoque sugerido ofrece una vía para encarar el principal


problema que tenemos por delante cuando intentamos
“extender la extensión” al conjunto de la institución. A saber:

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“Integralidad: tensiones y perspectivas”

hace falta mostrar que todas las actividades de enseñanza


y creación de conocimientos y cultura pueden, de manera
bastante natural, vincularse con actividades de extensión en sí
mismas valiosas y, además, susceptibles de enriquecer tanto las
modalidades educativas como las agendas de investigación.

La expansión de la extensión no puede sino ser un proceso


experimental y plural. Si se pretende encorsetarla en una
definición rígida y omnicomprensiva, se la dejará casi sin aire
para crecer; si sólo se estimulan las actividades en el medio que
desde un primer momento cumplan con una serie de requisitos,
pocas serán las que se desarrollen; si no se dialoga entre
perspectivas distintas, poco se aportará desde la extensión a la
mejora de la enseñanza y al fortalecimiento de la investigación.
En tal caso la extensión, más allá de los dichos, no llegará a ser
en los hechos una actividad “natural” para la Universidad en su
conjunto.

Se necesita una caracterización de tipo flexible y amplio – como


la propuesta u otra – que ofrezca un marco de referencia para
la discusión y sobre todo para la acción. Diversas concepciones
mucho más ambiciosas y elaboradas, con menor o mayor
base doctrinaria, pueden confrontar sus ideas a partir de
esa modestísima caracterización, sin que el debate resulte
paralizante sino un estímulo para la acción.

Desde esta perspectiva es que encaramos las perspectivas de


“extender la extensión” que hoy tiene por delante la Universidad

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Cuadernos de Extensión - Nº 1

de la República. Más gente trabaja para ello, más importancia


se le asigna, más respaldo recibe. Durante los últimos años
en la institución – combinando mayores recursos, esfuerzos
redoblados y vocación reformista – se han creado condiciones
y adoptado decisiones que apuntan a la curricularización de la
extensión.

Como toda formulación sintética de un proyecto ambicioso,


esta última es susceptible de críticas y malos entendidos. Para
discutir fecundamente aquéllas hay que despejar éstos. La
curricularización de la extensión puede ser entendida como
asignarle unos pocos créditos en cada Plan de Estudios a algún
curso de extensión, y chau. Semejante saludo a la bandera no
implicaría avances sustantivos y más bien encapsularía a la
extensión en el terreno reducido de unos pocos especialistas
o vocacionales del asunto. No es eso lo que se propone, y no
debería ser demasiado difícil comprenderlo. Se trata de explorar
las diversas modalidades para la incorporación efectiva de la
extensión al conjunto de la oferta educativa de la institución.

Contribuir a esto último es, precisamente, uno de los objetivos


mayores de la Ordenanza de Estudios de Grado que, tras largas
etapas de elaboración y discusión, parece llegar a la instancia
de definición. No está demás recordar que, desde hace años,
se intenta conjugar esfuerzos en una dirección definida como
renovación de la enseñanza y curricularización de la extensión.
Se quiere ofrecer a todos los estudiantes, como parte de sus
actividades curriculares, oportunidades de realizar tareas

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“Integralidad: tensiones y perspectivas”

de extensión. Varios motivos hay para ello. De esa manera la


formación de nuestros estudiantes tendrá una mayor conexión
con la realidad que está más allá de las aulas, vinculándolos con
situaciones y sectores muy diversos. Ofrecerá oportunidades de
afianzar el compromiso ético con la mejora de la calidad de vida
de la gente, que en particular debemos asumir quienes hemos
tenido el privilegio de acceder a la enseñanza superior pública
financiada por toda la sociedad. Combinará mejor, de manera
moderna, la enseñanza por disciplinas, que es la que predomina
en las aulas, con la enseñanza por problemas, que surge cuando
distintos actores combinan sus saberes específicos en un
proceso interactivo orientado a la expansión de la cultura y a la
utilización socialmente valiosa del conocimiento. Mostrará a la
sociedad con más claridad lo que pueden hacer para el progreso
colectivo las personas altamente calificadas y el conocimiento
avanzado. Y, por último pero no por ello menos importante, hará
una mayor contribución para resolver efectivamente problemas
de la comunidad con prioridad a los sectores más postergados.
En relación a todo ello, recordemos que durante mucho
tiempo algunos centenares de estudiantes participaban cada
año en tareas de extensión, bastante desconectadas de sus
estudios regulares. Hoy son algunos miles los que participan
en tales tareas, que se conectan más con las carreras que han
elegido. ¿Qué sucederá si en la Universidad decenas de miles
de estudiantes realizan actividades de extensión conectadas
de manera natural con sus trayectorias educativas? Se tratará
sin duda de una Universidad y también de una extensión
universitaria muy diferentes de las que hemos conocido hasta

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Cuadernos de Extensión - Nº 1

ahora, con una capacidad incomparablemente superior de


servir a la República.

La curricularización de la extensión es parte medular del avance


hacia la llamada “integración de funciones”, que apunta a
una más efectiva combinación de enseñanza, investigación
y extensión. Ello no implica por cierto desdibujar las
especificidades de cada una de las tres funciones universitarias.
La idea fuerza es que tal combinación mejorará tanto la calidad
de la enseñanza, la investigación y la extensión como los aportes
que, desde la práctica interconectada de las tres, la Universidad
puede hacer a la lucha contra el subdesarrollo y la desigualdad.

La curricularización de la extensión y también de la investigación


puede colaborar a formar gente con mayor conocimiento de la
realidad, más capacidad de afrontar creativamente problemas
nuevos y compromiso social más profundo. Vincular enseñanza
y extensión a la investigación multiplica las posibilidades
de formar nuevos investigadores, vivifica la creación de
conocimientos al incorporar a ella a jóvenes con ideas frescas,
conecta mejor la agenda de investigación con los problemas de
la comunidad y con los sectores que los conocen por experiencia
directa, por lo que se expande el potencial de creación. Conectar
enseñanza e investigación con la extensión la enriquece con el
aporte del conjunto de las disciplinas, la expande con la mayor
contribución de más universitarios, y además la fortalece
al sustentarla mejor en el conocimiento avanzado. En la
interacción entre diversos actores y saberes que constituye la

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“Integralidad: tensiones y perspectivas”

extensión, los actores universitarios tienen entre sus cometidos


específicos el de aportar los resultados de investigación de la

mayor calidad a la construcción de soluciones a problemas de


la comunidad.

Un indicador del avance de la Segunda Reforma lo dará el grado


en el cual la extensión se “naturalice”, en el sentido de que a
todo el mundo le parezca tan natural encontrar en los servicios
universitarios actividades de extensión como actividades de
enseñanza e investigación, todas conectadas entre sí. Sólo en
un ambiente de naturalización de la extensión, en el sentido
antedicho, podrá avanzarse hacia su curricularización. Esta
meta requiere superar tanto obstáculos objetivos grandes
como carencias de quienes la impulsamos. Pero vale la pena,
pues por ahí pasa la democratización del conocimiento.

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