Benjamin - El Narrador

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 15

El narrador•

El narrador -por muy familiar que nos parezca el nombre­


no se nos presenta en toda su incidencia viva. Es algo que de en­
trada está alejado de nosotros y que continúa a alejarse aún más.
Presentar a un Lesskow I como narrador, no significa acercarlo a
nosotros. Más bien implica acrecentar la distancia respecto a ti.
Considerado desde una cierta lejanía, priman los rasgos gruesos
y simples que conforman al narrador. Mejor dicho, estos rasgos
se hacen aparentes en él, de la misma manera en que en una roca,
la figura de una cabeza humana o de un cuerpo de animal, se rc­
velanan a un espectador. a condición de estar a una distancia co­
rrecta y encontrar el ángulo visual adecuado. Dicha distancia y
ángulo visual están prescritos por una experiencia a la que casi

• Der Er:ztJJ,/er. Orient und Occident. Staat-Gesellschaft-Kircbe.


Blatter fur Theologie und Soziologie. Neue Folge, Heft 3, octubre de
1936. Una traducción de este ensayo, debida a Jesús Aguirre, apareció
en Revista de Occidente, núm. 129, 1973.
' Nicolai Lesskow nació en 1831, en la Gobernación de Oriol, y fa­
lleció en San Petersburgo en 1895. Por su interés y simpatías campesinas
tiene cierto parentesco con Tolsto1, y p0r su orientación religiosa, con
Dostoyevski. Pero fueron precisamente esos escritos. -las novelas pri­
merizas--, dedicadas a dar expresión funda.mcotal y doctrinaria a lo an­
Lerior, los que resultaron la parte perecedera de su obra. La parte sigoi­
íicativa de su trabajo reside en las narraciones de una etapa más tardía
de su producción. Al cabo de la Gran Guerra se emprendieron una serie
de intentos de hacer conocer su obra en el ámbito alemán. Junto a los
pequeños volúmenes de lecturas escogidas de las editoriales Musarion y
de Georg MillJer, resalta muy especialmente la selección en nueve 1omo\
de la editorial C.H. Beck.

111
voz. En el auténtico narrar, la mano, con sus gestos aprendidos
en el trabajo, influye mucho más, apoyando de múltiples formas
lo pronunciado.) Esa.vieja coordinación de alma, ojo y mano que
emerge de las palabras de Valéry, es la coordinación artesanal con
que nos topamos siempre que el arte de narrar está en su ele­
mento. Podemos ir más lejos y preguntarnos si la relación del na­
rrador con su, material, la vida humana, no es de por sí una re­
lación a1tesanal. Si su tarea no consiste, precisamente, en elaborar
las materias primas de la experiencia, la propia y la ajená, de
fórmasóÍida, útil y única. Se trata de una elaboracion de l�- cual
el' provérbio ofrece una primera noción, en la medida en que lo
entendamos como ideograma de una narración. Podría decirse
que los proverbios son ruinas que están en el ltígar de v· iejas his­
torias, y donde, como la hiedra en la muralla, una moraleja trepa
sobre un gesto.
Así considerado, el narrador es admitido junto al maestro y
al sabio. Sabe consejos, pero no para algunos casos como el pro­
verbio, sino para muchos, como el sabio. Y ello porque le está
dado recurrir a toda una vida. (Por lo demás, una vida que no
sólo incorpora la propia experiencia, sino, en no pequeña me­
dida, también la ajena. En el nanador, lo sabido de oídas se aco­
moda junto a lo más suyo.) Su talento es de poder narrar su vida
y su dignidad; la totalidad de su vida. El narrador es el hombre
que permite que las suaves llamas de su narración consuman por
completo la mecha de su vida. En ello radica la incomparable at­
mósfera que rodea al narrador, tanto en Lesskow como en Hauff,
en Poe como en Stevenson. El narrador es la figura en la que el
justo se encuentra consigo mismo.

134

También podría gustarte