Pascua y Liberacion Bueno

Seminario Nacional Cristo Sacerdote
Pascua
y Liberación
Semana Santa 2021 CICLO B

Seminario Nacional CristoSacerdote
Rector:
Pbro. Luis Javier Otálvaro Álvarez
Director General:
Pbro. Jesús Antonio Ocampo Muñoz
Edición:
Jorge Eliécer Gómez Giraldo
Sebastián López Gallo
Wilmar Segundo Quiroga Correa
Stiven Andrés García Cárdenas
Santos Camilo Gaviria Godoy
Daniel Sebastián Osorio Morales
Juan David Bedoya Pérez
Fredy Alexander Lerma Murillo
Seminario Nacional Cristo Sacerdote

www.cristosacerdote.org
ppcsncs@gmail.com
Tel. 5531005
Centro Digital Oriente

Tel.: 5632610 - Rionegro (Antioquia)
Impresión digital y litografía
TABLA DE CONTENIDO
• Presentación.....................................................................................5
• Ordinario de la Misa.......................................................................7
• Domingo de Ramos ...................................................................... 23 3
Conmemoración de la entrada de Jesús en Jerusalén ................24
CICLO B - 2021 PASCUA Y LIBERACIÓN

Misa................................................................................................ 33
• Lunes Santo ....................................................................................47
• Martes Santo .................................................................................. 55
• Miércoles Santo .............................................................................65
• Jueves Santo.................................................................................... 73
Misa de oración por los enfermos y entronización de los Santos
Óleos ............................................................................................ 74
Misa vespertina de la Cena del Señor ......................................... 83
Procesión de Prendimiento .........................................................93
Solemne Hora Santa ....................................................................97
• Viernes Santo ................................................................................103

Sermón de sentencia y ejercicio del Santo Viacrucis .............. 104
Celebración litúrgica de la Pasión del Señor .............................127
*Primera parte: Liturgia de la Palabra ........................................129
*Segunda parte: Adoración de la Santa Cruz ........................... 144
*Tercera parte: Sagrada Comunión.............................................145
Sermón de las siete palabras.......................................................147
• Sábado Santo ................................................................................173
Celebración de los Siete Dolores de la Santísima
Virgen María ...............................................................................174
Solemne Vigilia Pascual .............................................................. 188
*Primera parte: Lucernario o solemne comienzo de la Vigilia .189
4 *Segunda parte: Liturgia de la Palabra .......................................197
*Tercera parte: Liturgia Bautismal..............................................216
PASCUA Y LIBERACIÓN CICLO B - 2021
*Cuarta parte: Liturgia de la Eucaristía...................................... 227
• Domingo de Pascua ..............................................................231

Procesión ..................................................................................... 232
Misa del día.................................................................................. 233
• Anexos ........................................................................................... 243

Acto Penitencial ..........................................................................244
Ágape Pascual ............................................................................. 250
Pascua Familiar ........................................................................... 258
Pascua Infantil ............................................................................269
Pascua Juvenil.............................................................................. 277
Vía Lucis ......................................................................................287
Presentación
PRESENTACIÓN
Tiene en sus manos el volumen “Pascua y Liberación” que
es de gran utilidad en la celebración de la Semana Santa. Es
un texto que, como cada año, se ofrece desde el Seminario
Nacional Cristo Sacerdote para ayudar en la organización, 5
preparación y disposición de los elementos y lugares litúrgicos

para estas solemnidades. Sus comentarios, reflexiones,
oraciones y celebraciones litúrgicas y de devoción popular
son un gran aporte para estos días santos.
La Semana Santa se convierte en un tiempo propicio para

acercarse a Jesús en el recuerdo del acontecimiento de
su Pasión, Muerte y Resurrección, fijar la mirada en Él y
reconocerlo presente en los distintos acontecimientos de
la vida. Reconocer su presencia, sobre todo, en este tiempo
que se vuelve incierto ante una pandemia que desestabiliza
la humanidad a nivel político, económico, cultural y social;
se hace necesario, como cristianos, hacer un pare en nuestra
vida cotidiana e ir en busca del Maestro en la escucha de
su Palabra, en la comunión con su Cuerpo y Sangre, para
reconocerlo y continuar adelante en su presencia.
Es un tiempo para el silencio reflexivo que nos permita

contemplar el misterio que se celebra año tras año, misterio
central de nuestra fe, el cual nos conduce a no sentirnos
derrotados frente a las dificultades, sino a experimentar la
fortaleza en Cristo que está vivo y está presente en medio de
sus fieles que le buscan con sincero corazón.
Es un tiempo para el encuentro con el Padre Eterno, que

se nos ha manifestado en su Hijo, que nos ha mostrado su
ternura, cuidado y ha entablado una relación de amor con el
hombre, creado a su imagen y semejanza. Para el encuentro
con los hermanos en la fe, guardando las distancias
físicas, como lo pide este tiempo de pandemia, pero no las
distancias del corazón, del perdón, de la reconciliación, de la
solidaridad, de la misericordia. Un tiempo para el encuentro
consigo mismo, que permita entablar una relación tal, que
ayude a reconocer aquello que hay que cambiar, para morir
al hombre viejo y resucitar al hombre nuevo, redimido por
Cristo.
Que este texto, que tiene en sus manos, sea una excelente
herramienta para facilitar el encuentro con Cristo en estos
días santos en las celebraciones litúrgicas y de piedad; que
este le ayude a la disposición y dinamización de la celebración
del misterio cristiano.
Pbro. Luis Javier Otálvaro A.

Rector
“Este es mi Cuerpo,
esta es mi Sangre”.
(Mc 14,22.24)
Ordinario
de la Misa
RITOS INICIALES
DE LA MISA
ORDINARIO
Congregado con el pueblo el sacerdote se dirige al altar, con los ministros, mientras se
entona el canto de entrada. Cuando llega al altar, habiendo hecho con los ministros una
inclinación profunda, besa el altar y, si es el caso, inciensa la cruz y el altar. Después
se dirige con los ministros a la sede. Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los
fieles, de pie, se signan con la señal de la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el
pueblo, dice:
8
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
El pueblo responde:
Amén.
Inmediatamente, el sacerdote extendiendo las manos, saluda al pueblo diciendo:
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
(También puede usarse las fórmulas de saludo propias de cada tiempo).
Acto penitencial
A continuación se hace el acto penitencial con un formulario como este (El misal
romano contiene tres formularios para este momento penitencial):
Hermanos, para celebrar dignamente estos sagrados misterios,

reconozcamos nuestros pecados.
Se hace una breve pausa en silencio. Después, todos hacen en comunión la fórmula de
la confesión general.
Ordinario de la Misa
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he
pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión:
Y, golpeándose el pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Luego prosiguen:
DE LA MISA
ORDINARIO
Por eso ruego a Santa María. Siempre Virgen, a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí, ante Dios, nuestro Señor.
Sigue la conclusión del sacerdote:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros

pecados y nos lleve a la vida eterna. 9

El pueblo responde:
Amén.
Siguen las invocaciones del Señor ten piedad, si no se han dicho ya en alguna de las
fórmulas que presenta el misal. A continuación, cuando la liturgia del día lo prescribe
se canta o se dice el himno del gloria:
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el

Señor, por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te damos
gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso, Señor, Hijo
único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el
pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la
derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la
gloria de Dios Padre. Amén.
Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Oremos
Oe la Misa
Todos juntos con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo.
Después el sacerdote con las manos extendidas, dice la oración colecta. La colecta
siempre termina con la conclusión larga. (Hay tres maneras de concluir la colecta; Si
se dirige al Padre; si se dirige al Padre pero al final de ella se menciona al Hijo; si se
dirige al Hijo). Los demás elementos se encuentran en el propio de cada día. Terminada
la homilía, cuando está prescrito, se canta o se dice el símbolo o la profesión de fe:
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, creo

en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra
y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el
poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió
DE LA MISA
ORDINARIO
a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los
cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde
allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los
pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
10 PREFACIO DE PASIÓN I
Eficacia salvadora de la cruz
V/. El Señor esté con ustedes.

R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.

R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R/. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias

siempre y en todo lugar Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque en la pasión salvadora de tu Hijo el mundo entero ha aprendido
a confesar la grandeza de tu gloria; y en el poder inefable de la cruz,
resplandecen el poder del Crucificado y el juicio del mundo. Por eso,
nosotros, Señor, con los ángeles y todos los Santos, llenos de alegría
te glorificamos diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor Dios del
universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en
el cielo. Bendito el que viene en el nombre del Señor. Hosanna en
el cielo.
CANON ROMANO
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Padre misericordioso, te pedimos humildemente por Jesucristo, tu Hijo,

Señor nuestro,
Junta las manos y dice:
que aceptes
Traza el signo de la cruz sobre el pan y el vino conjuntamente, diciendo:
DE LA MISA
ORDINARIO
y bendigas † estos dones, este sacrificio santo y puro que te ofrecemos,
Con las manos extendidas, prosigue:
ante todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz,
la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo
entero, con tu servidor el papa Francisco, con nuestro obispo N, y todos 11
los demás Obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y

apostólica.
Conmemoración de los vivos:
Acuérdate, Señor, de tus hijos N. y N.
Junta las manos y ora unos momentos por quienes tiene la intención de orar.
Después, con las manos extendidas prosigue:
y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y
todos los suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan,
te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza, a Ti,
eterno Dios, vivo y verdadero.
Reunidos en comunión…
Jueves Santo:
Reunidos en comunión con toda la Iglesia para celebrar el día santo en

que nuestro Señor Jesucristo fue entregado por nosotros, veneramos
la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de
Jesucristo, nuestro Dios y Señor…
Vigilia Pascual:
Reunidos en comunión con toda la Iglesia para celebrar la noche santa

de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo según la carne, veneramos
la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de
Jesucristo Nuestro Dios y Señor… la de su esposo, San José; la de los
santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés, (Santiago y Juan,
Tomás, Santiago y Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Cleto,
Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo,
DE LA MISA
ORDINARIO
Cosme y Damián) y la de todos los santos; por sus méritos y oraciones

concédenos en todo tu protección. (Por Cristo, nuestro Señor. Amén).
Jueves Santo:
12 Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu
familia santa, que te presentamos en el día mismo en que nuestro Señor
Jesucristo encomendó a sus discípulos la celebración del Sacramento de

su Cuerpo y de su Sangre; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la
condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos.
Vigilia Pascual:
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu

familia santa, que hoy te ofrecemos especialmente por aquellos que
hiciste renacer del agua y del Espíritu Santo, perdonándoles todos sus
pecados; ordena en tu paz nuestros días y líbranos de la condenación
eterna y cuéntanos entre tus elegidos.
Junta las manos.
(Por Cristo, nuestro Señor. Amén)

Extendiendo las manos sobre las ofrendas, dice:
Bendice y santifica esta ofrenda, Padre, haciéndola perfecta, espiritual

y digna de Ti: que se convierta para nosotros en el Cuerpo y la Sangre de
tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.
Junta las manos. En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse
claramente y con precisión, como lo requiere la naturaleza de las mismas palabras.
El cual, hoy, la víspera de padecer por nuestra salvación y la de todos los

hombres,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan en sus santas y venerables manos,

Eleva los ojos,
DE LA MISA
ORDINARIO
y, elevando los ojos al cielo, hacia Ti, Dios, Padre suyo todopoderoso,
dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,

PORQUE ESTO ES MI CUERPO, 13
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora,
haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos, dando gracias
te bendijo, y lo dio a sus discípulos diciendo:
Se inclina un poco
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,

PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora, haciendo

genuflexión.
Luego dice:
Este es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección.

¡Ven, Señor Jesús!
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
DE LA MISA
ORDINARIO
Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar
este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor;
de su santa resurrección del lugar de los muertos y de su admirable
ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y majestad, de los
mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo:
pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación. Mira con ojos de bondad
14 esta ofrenda y acéptala, como aceptaste los dones del justo Abel, el
sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu
sumo sacerdote Melquisedec.
Inclinado, con las manos juntas, prosigue:
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea

llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos de tu Ángel,
para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al participar
aquí de este altar,
Se endereza y se signa, diciendo:
Seamos colmados de gracia y bendición.
Junta las manos.
(Por Cristo, nuestro Señor. Amén).
Conmemoración de los difuntos
Con las manos extendidas, dice:
Acuérdate también, Señor, de tus hijos N. y N., que nos han precedido
en el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz.
Junta las manos y ora unos momentos, por los difuntos por quienes tiene intención de
orar. Después, con las manos extendidas, prosigue:
A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del

consuelo, de la luz y de la paz.
Junta las manos.
(Por Cristo, nuestro Señor. Amén).

Con la mano derecha se golpea el pecho, diciendo:
DE LA MISA
ORDINARIO
Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos,
que confiamos en tu infinita misericordia, admítenos en la asamblea

de los santos apóstoles y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y
Bernabé, (Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, 15
Águeda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia) y de todos los santos; y acéptanos

en su compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.
Junta las manos.
Por Cristo, nuestro Señor.
Y continúa:
por quien sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de
vida, los bendices y los repartes entre nosotros.
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y elevándolos, dice:
Por Cristo, con Él y en Él, a Ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad

del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.
PLEGARIA EUCARÍSTICA III
El sacerdote, con las manos extendidas dice:
Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus creaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu
Santo, das vida y santificas todo y congregas a tu pueblo sin cesar, para
que ofrezca en tu honor, un sacrificio sin mancha desde donde sale el
sol hasta el ocaso.
Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas dice:
DE LA MISA
ORDINARIO
Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu

estos dones que hemos separado para ti,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y sobre el cáliz conjuntamente,
diciendo:
16 De manera que se conviertan en el cuerpo y la sangre de Jesucristo, †

Hijo tuyo y Señor nuestro,
Junta las manos.
Que nos mandó celebrar estos misterios. Porque Él mismo, la noche en

que iba a ser entregado,
En la misa vespertina del jueves santo:
Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo; y, mientras cenaba con sus discípulos.
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:Ordinario de

la Misa
Tomó pan, y dando gracias, te bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos
diciendo:
Se inclina un poco.
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,

PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Muestra la hostia consagrada al pueblo, la deposita luego sobre la patena y la adora

haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
Tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos,

diciendo:
Se inclina un poco:
DE LA MISA
ORDINARIO
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS,
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
17
Muestra el cáliz al pueblo, la deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo una

genuflexión. Luego dice:
Este es el misterio de la fe.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Así, pues, Padre, al celebrar el memorial de la pasión salvadora de

tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras
esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo. Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia
y reconoce en ella la víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos
tu amistad; para que, fortalecidos con el cuerpo y la sangre de tu Hijo
y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un
solo espíritu. Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que
gocemos de su heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen
Madre de Dios, con su esposo, san José, los apóstoles y los mártires,
(San N: Santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión
confiamos obtener siempre tu ayuda. Te pedimos, Padre que esta víctima
de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma
en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor el
papa Francisco, a nuestro obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros
y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti. Atiende los deseos de esta
familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre
misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo. A nuestros
hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu
reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu
gloria,
Juntas las manos.
Por Cristo Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Toma la patena con la hostia y el cáliz, los eleva, y dice:
DE LA MISA
ORDINARIO
Por Cristo, con Él y en Él, a Ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad

del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Amén.
RITO DE LA COMUNIÓN
18
Una vez depositados sobre el altar el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos
juntas, dice:
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu

Santo que se nos ha dado; digamos con fe y esperanza:
Con las manos extendidas, el sacerdote prosigue, diciendo:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Con las manos extendidas, el sacerdote solo prosigue, diciendo:

Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros
días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres
de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la
gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
El pueblo concluye la oración aclamando:
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre Señor.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo que dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os
doy”, no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y,
conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Junta las manos:
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

El pueblo responde:
DE LA MISA
ORDINARIO
Amén.
El sacerdote extendiendo y juntando las manos añade:
La paz del Señor esté con ustedes.
El pueblo responde: 19

Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono o el sacerdote añaden:
En Cristo, que nos hizo hermanos con su Cruz, dense la paz como signo
de reconciliación.
Y todos, según las costumbres del lugar, se intercambian un signo de paz, de comunión
y de caridad. El sacerdote da la paz al diácono o al ministro.
El sacerdote toma la hostia, la parte sobre la patena y pone una partícula dentro del
cáliz, diciendo en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz,

sean para nosotros alimento de vida eterna.
Mientras tanto se canta o se dice:
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

/ten piedad de nosotros/.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
A continuación, el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto:
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre,
cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo:
líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis
culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y
jamás permitas que me separe de ti.
El sacerdote hace genuflexión, toma la Hostia y, sosteniéndola un poco elevada sobre la
DE LA MISA
ORDINARIO
patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:
Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los
invitados a la cena del Señor.
Y juntamente el pueblo, añade:
20 Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra

tuya bastará para sanarme.
El sacerdote dice en secreto:
El cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
Y consume reverentemente el Cuerpo de Cristo.

Después toma el cáliz y dice en secreto:
La sangre de Cristo me guarde para la vida eterna.
Y bebe reverentemente la Sangre de Cristo.

Después toma la patena o el copón y se acerca a los que van a comulgar.
Muestra la Hostia a cada uno sosteniéndola un poco elevada, y dice:
El cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde:
Amén.
Mientras el sacerdote hace la purificación, dice en secreto:
Haz, Señor, que recibamos con un corazón limpio el alimento que

acabamos de tomar, y que el don que nos hace en esta vida nos aproveche
para la eterna.
19
Después el sacerdote puede volver a la sede. Si se considera oportuno, se puede dejar
un breve espacio de silencio sagrado o entonar un salmo o algún cántico de alabanza.
Luego, de pie en el altar o en la sede, el sacerdote con las manos juntas, dice:
Semana Santa 2018
OREMOS
DE LA MISA
ORDINARIO
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que
este silencio ya se haya hecho antes. Después, el sacerdote, con las manos extendidas,
dice la Oración después de la comunión.
La oración después de la comunión termina con la conclusión breve.
El pueblo al terminar, aclama: 21

Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
Siguen si es necesario, breves avisos para el pueblo.

Después tiene lugar la despedida. El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extiende las
manos y dice:
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso Padre, Hijo, † y Espíritu Santo,

descienda sobre ustedes.
El pueblo responde:
Amén.
El diácono o el sacerdote despiden al pueblo diciendo:
Pueden ir en la paz del Señor.

“¡Bendito el Rey que viene
en nombre del Señor!”.
(Lc 19,38)
Domingo
de Ramos
Sinopsis
DE RAMOS
DOMINGO
Hoy Domingo de Ramos la lectura de la Pasión del Señor nos

abre la puerta de la Semana Santa, en este día se sintetiza toda la
dinámica del misterio pascual. La pasión, muerte y resurrección
de Jesús nos revela el rescate divino que libera a los hombres de la
esclavitud del pecado (cf. Jn 8, 34-36).
24 En este día acompañamos con el signo de las palmas al Señor
que entra victorioso a la ciudad santa de Jerusalén, esto será un
preludio del gran domingo de Pascua donde Cristo Resucitado se

presenta como el rey de la vida.
Hoy se proclama el relato de la Pasión que evoca el sufrimiento
del Señor. En el altar de la Cruz se vislumbra el acto más sublime
para el género humano, nuestra salvación procede de la iniciativa
del amor de Dios, porque Él nos amó y nos envió a su Hijo como
propiciación de nuestros pecados (cf. 1Jn 4,10).
CONMEMORACIÓN DE LA ENTRADA
DEL SEÑOR A JERUSALÉN
Preparativos
• Mesa con su respectivo mantel. • Ramos.
• Agua para bendecir los ramos. • Cruz.
• Alba y ornamentos rojos. • Cantoral.
• Caldereta - Hisopo. • Incensario.
Primera forma: Procesión

A la hora convenida se reúnen los fieles en un lugar apropiado fuera de la iglesia hacia la
cual se encaminará la procesión. Los fieles llevan los ramos en las manos. El sacerdote y
el diácono revestidos con los ornamentos rojos requeridos para la misa, acompañados
por los otros ministros se dirigen al lugar donde se halla reunido el pueblo. El sacerdote,
en vez de la casulla puede usar la capa pluvial, que deja al terminar la procesión para
tomar la casulla.
Monición inicial
DE RAMOS
DOMINGO
Congregados para revivir los acontecimientos de nuestra salvación,
damos apertura a la Semana Mayor. Somos la multitud que «busca
al Señor»; somos hoy «los que alfombramos el camino con nuestros
mantos», símbolo de la renuncia a los intereses egoístas, a fin de que,
entre Jesús en esta comunidad de fe, como Rey humilde y bondadoso. Al
paso de Cristo abramos el corazón a su gracia, pues por su misericordia,
que supera los límites de toda justicia, sale al encuentro de cada uno y 25
nos restaura. Participemos en esta celebración conscientemente y con

docilidad para escuchar la Palabra de Dios.
Entre tanto se canta la siguiente antífona u otro canto apropiado:
Antífona
Hosanna al Hijo de David: bendito en el nombre del Señor, el Rey de
Israel. ¡Hosanna en el cielo!
Rito de bendición de Ramos

Queridos hermanos:
Después de haber preparado nuestros corazones desde el principio de la
Cuaresma, con obras de penitencia y de caridad, nos reunimos hoy para
iniciar con toda la Iglesia la celebración del misterio pascual de nuestro
Señor Jesucristo, es decir, su pasión y su resurrección.
Para consumar este misterio Él mismo hizo su entrada a Jerusalén, su
ciudad. Por eso, conmemorando con fe y devoción esta entrada salvífica,
sigamos al Señor para que, participando por la gracia de los frutos de su
cruz, tengamos también parte en su resurrección y en su vida.
Monición al rito de la bendición de los ramos

«Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas
cortadas en el campo» (Mc. 11,8). Los ramos cortados del campo, son un
signo del Señorío de Cristo sobre la creación. Nosotros, sus discípulos,
estamos llamados a cuidar la casa común en la cual vivimos todos los
hermanos; así pues, que la bendición de estos ramos se extienda a la
naturaleza entera y nos comprometa a defender el medio ambiente en
una común responsabilidad, de modo que la creación alabe siempre al
Señor.
Bendición de Ramos
DE RAMOS
DOMINGO
Después de la monición el sacerdote, con las manos extendidas, dice una de las
siguientes oraciones:
Oremos
Dios todopoderoso y eterno, santifica con tu bendición † estos ramos,
para que nosotros, que seguimos exultantes a Cristo Rey, podamos
26 llegar, por Él, a la eterna Jerusalén. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
O bien
Oremos
Aumenta, oh Dios, la fe y escucha compasivo las suplicas de quienes
esperamos en Ti; para que, quienes recibimos con ramos a Cristo
triunfante, podamos ofrecerte, en Él, el fruto de las buenas obras. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
En silencio rocía los ramos con agua bendita.
Monición a la lectura del Evangelio

«Ellos les contestaron como había dicho Jesús y se lo permitieron» (Mc.
11,6). La Palabra de Jesús es transparente, viva y eficaz. Él es la verdad
que viene a recordarnos lo que somos; su Palabra es la fuerza liberadora
de toda acción del Maligno. Escuchemos con atención el mensaje de
Cristo, Rey eterno, que viene en nombre del Señor.
A continuación, el diácono, o el sacerdote, proclama de la manera acostumbra el
Evangelio de la entrada del Señor a Jerusalén. Se puede usar incienso según las
circunstancias.
† Lectura del santo Evangelio según San Marcos 1,1-10

Cuando ya se acercaban a Betfagé y a Betania, en el Monte de los Olivos,
camino de Jerusalén, mandó Jesús a dos de sus discípulos y les dijo:
«Vayan al pueblo que está al frente. Al entrar, encontrarán un burrito
amarrado, en el que nadie se ha montado todavía. Suéltenlo y tráiganlo.
Y si alguien les pregunta por qué lo hacen, díganle: El Señor lo necesita,
pero en seguida lo va a devolver».
Y, habiendo marchado, encontraron afuera, en la calle, un burrito
DE RAMOS
amarrado a la puerta de una casa, y lo soltaron. Entonces algunos que
DOMINGO
estaban ahí parados les dijeron: «¿Qué hacen soltando ese burrito?»
Ellos respondieron lo que Jesús les había dicho, y los otros los dejaron.
Le llevaron a Jesús el burrito, le pusieron encima sus capas, y Él se
montó. Muchos alfombraron el camino con sus capas, y otros con
ramas cortadas en el campo. Y los que iban delante y detrás gritaban:
«¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el 27
reinado de nuestro padre David! ¡Hosanna en el cielo!».

Palabra del Señor.
Después del Evangelio se puede hacer una breve homilía.
HOMILÍA
Pbro. John Alexander Gómez Gómez
«BENDITO EL REY QUE, SIENDO RICO,

SE HIZO POBRE POR AMOR»
Desde el miércoles de ceniza, y durante estos días de cuaresma, la

Iglesia nos ha invitado a purificar el corazón, a volver a lo esencial, a
cambiar nuestra mentalidad, para subir con Cristo, desde la Galilea de
los gentiles a la ciudad santa de Jerusalén. Este ascenso interior, que nos
sumerge en el misterio fundante de nuestra fe, nos ayuda a descubrir,
una vez más, el amor de Dios hasta el extremo (Cf. Jn. 13, 1). Los invito
para que en esta semana Mayor no seamos simples espectadores de ritos,
sino protagonistas del misterio pascual de Cristo. Que seamos capaces
de vivir una pascua interior, morir a tantas cosas que nos esclavizan y
nos amargan la vida, para dar el paso a una vida nueva, más plena y más
feliz. Hoy, nosotros, queridos hermanos, unidos como comunidad de
creyentes, seguimos al Señor y le proclamamos: «Rey».
A pesar de las circunstancias que vivimos, en razón de la pandemia,

el Señor nos permite también, este año, celebrar la pascua, como lo
hizo hace dos mil años con sus discípulos más íntimos. Él quiere que
volvamos al amor primero, que estemos cerca de su corazón de Pastor,
que podamos descansar en Él, para reposar, como el discípulo amado,
DE RAMOS
DOMINGO
nuestra cabeza sobre su pecho (Cf. Jn. 13, 23) y vivir más cerca el misterio.
Nos dice el Papa Francisco: «ante el drama que vive el mundo actual
por la crisis sanitaria, es necesario que tomemos en serio lo que cuenta,
no perdernos en cosas insignificantes, redescubrir que la vida no sirve,
si no se sirve». Preguntémonos: ¿estoy siendo imitador fiel de ese Rey
servidor y humilde?
28 «La memoria es la facultad del corazón», decía Blas Pascal. Hoy, al

contemplar la entrada triunfal del Mesías, que para el pueblo de Israel
era profecía y para nosotros es una realidad, hacemos memoria de

nuestra identidad de discípulos y de misioneros, renovamos nuestro
seguimiento del Señor. Recordemos que seguimos a un Rey pobre,
que no entró en un caballo, cabalgadura propia de los guerreros y los
soldados romanos, sino en un burrito prestado, cabalgadura de los
pobres. Seguimos a un Rey humilde que «siendo de condición, divina
se abajó» (Cf. Fl. 2, 6-11), entró en nuestra historia, en nuestra cultura,
en nuestro tiempo; un Rey que, siendo rico, se hizo pobre por amor.
Seguimos a un Rey pacífico que, rompiendo los arcos de la guerra, ha
instaurado el reino de justicia y de paz. Seguimos a un Rey Sacerdote
que, desde el trono de la cruz, nos enseña que el sufrimiento es el
verdadero camino hacia la gloria, camino desde el cual reinará por los
siglos, para atraer, así, a la humanidad de todos los tiempos y ofrecerle
el don de la redención.
Hagamos resonar, en este día tan especial, dos sentimientos que

acompañaban la oración litúrgica de los peregrinos de Israel, cuando
proclamaban el salmo 118: «la alabanza, y el agradecimiento». En este
tiempo difícil para la humanidad, proclamemos, llenos de júbilo y de
confianza el «Hosanna», que originalmente era una expresión de súplica:
«ayúdanos» (los sacerdotes, en la fiesta de las tiendas, dando vueltas
al altar, imploraban la lluvia). Hoy imploramos al Señor: «ayúdanos».
Que resuene en el corazón del Hijo de David el Hosanna universal de
toda la Iglesia, para que termine esta pandemia que azota al mundo.
Nos dice el Papa Francisco: «ante tantas certezas que se desmoronan y
con el sentimiento de abandono que nos oprime el corazón, Jesús nos
dice: ánimo, abre el corazón a mi amor y sentirás el consuelo de Dios
que te sostiene».
De la súplica se pasa al agradecimiento. La súplica se transforma,

progresivamente, en exclamación de acción de gracias jubilosa. En
esta Semana, el Señor Jesús ha de conceder los dones más grandes que
debemos recibir con un corazón abierto a su gran bondad y misericordia,
DE RAMOS
nos ha de entregar su vida, su cuerpo y su sangre, su amor. Por esto,
DOMINGO
antes de la consagración, cantamos, unidos a los ángeles y a los santos,
las palabras del salmo 118: «Bendito el que viene en nombre del Señor».
El domingo de ramos no se reduce a una cosa del pasado. Así el Señor
entró en la ciudad santa, a lomos del asno, también la Iglesia le ve llegar,
siempre, bajo la humilde apariencia del pan y el vino.
Finalmente, escuchemos las palabras de uno de los antiguos padres 29

medievales, San Andrés, obispo de Creta: «así es como nosotros

deberíamos prosternarnos a los pies de Cristo, no poniendo bajo sus
pies nuestras túnicas o unas ramas inertes, que muy pronto perderían
su verdor, su fruto y su aspecto agradable, sino revistiéndonos de su
gracia, es decir, de Él mismo. Así debemos ponernos a sus pies como si
fuéramos unas túnicas». Ofrezcamos, al vencedor de la muerte, no ya
ramas de palma, sino trofeos de victoria. Repitamos cada día aquella
sagrada exclamación que los niños cantaban, mientras agitamos los
ramos espirituales del alma: «Bendito el que viene, como rey, en nombre
del Señor». Amén.
Monición al iniciar la procesión

«Los que iban delante y detrás gritaban: ¡Hosanna!, bendito el que viene
en nombre del Señor» (Mc. 11,9). Ayer fue la multitud perteneciente al
pueblo judío; hoy somos nosotros, pueblo elegido por Dios, quienes
clamamos con gritos jubilosos que Jesús está presente en nuestra
comunidad creyente, de modo particular en la Eucaristía. Avancemos
con fe viva y anunciemos que Cristo vive y nos fortalece en todo
momento.
Para iniciar la procesión, el sacerdote o el diácono u otro ministro laico, puede hacer
una monición corta con estas u otras palabras semejantes:
Avancemos en paz.
Se inicia entonces la procesión, de la manera acostumbrada, hacia la iglesia donde
se celebrará la misa. Si se usa incienso, precede el turiferario; sigue, en medio de dos
ministros con velas encendidas, el acolito u otro ministro que lleva la cruz, adornada
con ramas de palmas, según las costumbres de los lugares. Siguen el diácono, quien
lleva el Evangeliario, el sacerdote con los ministros y, después de ellos, el pueblo,
llevando los ramos en las manos. Durante la procesión el coro y el pueblo entona
algunos de los cantos siguientes u otros apropiados en honor de Cristo Rey.
CANTO: Tú reinarás
DE RAMOS
DOMINGO
Tú reinarás, este es el grito,

que ardiente exhala nuestra fe,
tú reinarás, oh Rey bendito,
pues tú dijiste: «reinaré».
Reine Jesús por siempre,

30 reine su corazón,
/en nuestra patria,
en nuestro suelo,
es de María la nación. /
Tú reinarás dulce esperanza,

que el alma llena de placer;
habrá por fin paz y bonanza,
felicidad habrá doquier.
Tú reinarás dichosa era,
dichoso pueblo con tal Rey;
será tu cruz nuestra bandera,
tu amor será la nuestra ley.
CANTO: Cuando el pueblo alaba a Dios
/Cuando el pueblo alaba a Dios

/suceden cosas, / maravillosas. /
/Hay salvación, liberación,

y se siente su bendición. /
/Hay santidad, fraternidad,
y se vive la libertad. /
CANTO: En el cielo se oye
/En el cielo se oye,

en la tierra se canta./
/Vamos todos a alabar el Señor
con panderos y guitarras./
Cristo me dijo:
//que luchara otra vez;//
que no me desesperara sino que tuviera fe
/y yo, y yo, y yo lo estoy alabando. /
DE RAMOS
/nosotros no, Señor, a ti es al que toca,
DOMINGO
yo cantaré lo que pongas en mi boca. /
CANTO: Vamos a bendecir al Señor
Vamos a bendecir al Señor

Nosotros, los hijos de Dios.
31
Alzad vuestras manos, batidlas a Él

y decidle que sólo Él es fiel.
Cerrad vuestros ojos, pensad sólo en Él

Abrid vuestra boca, cantad para Él

SALMO 23
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,

El orbe y todos sus habitantes:
Él la fundó sobre los mares,
Él la afianzó sobre los ríos.
¿Quién puede subir al monte del Señor?

¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,

que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!, alzad los dinteles,

que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
DE RAMOS
DOMINGO
El Señor, héroe valeroso;

el Señor héroe de la guerra.
¡Portones!, alzad los dinteles,

que se alcen las antiguas compuertas
va a entrar el Rey de la gloria.
32 ¿Quién es ese Rey de la gloria?

El Señor, Dios de los ejércitos:
Él es el Rey de la gloria
Segunda forma: Entrada solemne

Donde no se pueda hacer la procesión fuera de la iglesia, la entrada del Señor se
conmemora por medio de una entrada solemne antes de la Misa principal.
Los fieles, llevando los ramos en sus manos, se congregan en el atrio o en otro sitio
adecuado de la iglesia. El sacerdote, los ministros y una representación de los fieles se
dirigen a un lugar apropiado de la iglesia, fuera del presbiterio, que permita la mejor
visibilidad para la mayor parte de los fieles.
Mientras el sacerdote se dirige al lugar escogido para la celebración, se canta la antífona

Hosanna u otro canto apropiado. En seguida se procede a la bendición de los ramos y a
la proclamación del Evangelio que narra la entrada del Señor a Jerusalén. Terminada la
proclamación del Evangelio, el sacerdote, los ministros y la representación de los fieles
se dirigen en procesión solemne por el centro de la iglesia hasta el presbiterio. Entre
tato se entona un canto apropiado.
Cuando el sacerdote llega al altar, lo venera, luego se dirige a la sede y omitidos los ritos
iniciales de la misa, y según las circunstancias, el Señor, ten piedad, dice la colecta de
la misa, que continua como de costumbre.
Tercera forma: Entrada sencilla

En todas las demás Misas de este domingo, en las que no se hace la entrada solemne,
se conmemora la entrada del Señor a la ciudad de Jerusalén por medio de una entrada
sencilla.
Mientras el sacerdote se dirige al altar, se canta el salmo siguiente u otro canto que
aluda a la entrada del Señor. El sacerdote, al llegar al altar lo venera, y va a la sede.
Después de signarse Saluda a la asamblea y prosigue la Misa como de costumbre.
En otras Misas, en las cuales no se puede hacer el canto de entrada, el sacerdote se

acerca al altar y, después de haberlo venerado, Saluda al pueblo y lee la antífona de
entrada. La Misa sigue como de costumbre.
Antífona de entrada
DE RAMOS
DOMINGO
Seis días antes de la solemnidad de la Pascua,
al entrar el Señor en la ciudad de Jerusalén
los niños salieron a su encuentro,
llevando ramos de palma en sus manos
y clamando en voz alta:
¡Hosanna en el cielo! 33
Bendito Tú que has venido

con la abundancia de tu misericordia.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el rey de la Gloria.
¿Quién es ese Rey de la Gloria?
El Señor Dios de los ejércitos:
Él es el Rey de la Gloria.
¡Hosanna en el cielo!
Bendito Tú que has venido
con la abundancia de tu misericordia.
MISA
Después de la procesión o de la entrada solemne, el sacerdote inicia la celebración de

la Misa con la oración colecta.
Oración colecta
D ios todopoderoso y eterno,

por cuya voluntad nuestro Salvador
se hizo hombre y murió en la Cruz
para dar al género humano ejemplo de humildad,
concédenos, en tu bondad,
que aprendamos las enseñanzas de su pasión
y merezcamos participar de su resurrección.
por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unida del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
Monición a la Palabra de Dios
DE RAMOS
DOMINGO
El Señor nos habla en este momento concreto de nuestra existencia

y nos invita a reconocer, en la Pasión redentora de Cristo, el misterio
más profundo de su amor. Hoy, al escuchar con atención la Palabra de
Dios, descubramos que en la entrega gratuita de Jesús está el más vivo
ejemplo de humildad, que como cristianos estamos llamados a imitar
en medio de la sociedad.
34
La misa de este domingo tiene tres lecturas y es muy recomendable que se lean tres, a
no ser algún motivo pastoral aconseje lo contrario.
Dada la importancia de la lectura de la historia de la pasión del Señor, el sacerdote, si

es necesario por la índole de la asamblea, podrá decidir que se lea una sola de las dos
lecturas que preceden el Evangelio, o inclusive que se lea únicamente la historia de la
pasión, incluso en su forma breve.
Estas normas solo pueden aplicarse en las misas celebradas con participación del
pueblo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías. 50, 4-7
El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo; para saber decir al

abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para
que escuche como los discípulos. El Señor Dios me abrió el oído; yo no
resistí ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las
mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes
y salivazos. El Señor Dios me ayuda, por eso no sentía los ultrajes;
por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría
defraudado.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL Sal 21, 8-9. 17-18ª. 19-20. 23-24 (R:2ab)

R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
V. Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: «Acudió

al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre si tanto lo quiere». R/.
V. Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de
DE RAMOS
malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis
DOMINGO
huesos. R/.
V. Se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica. Pero tú, Señor, no te

quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R/.
V. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré.

«Los que temen al Señor, alábenlo; linaje de Jacob, glorifíquenlo; 35
témanlo, linaje de Israel». R/.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses.

Flp 2, 6-11
Cristo Jesús, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser

igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición
de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como
hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta
la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-

nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el
cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es
Señor, para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios.
Para la lectura de la Historia de la Pasión del Señor no se emplean los cirios, ni el

incienso, ni el saludo, ni la signación del libro. La lee el diácono o, si falta éste, el
sacerdote. Lo pueden hacer también otros lectores, reservándose para el sacerdote, en
cuanto sea posible, la parte propia de Cristo. El diácono, pero no los otros lectores, pide
la bendición al sacerdote, antes de proclamar la Pasión, como se acostumbra antes del
Evangelio.
EVANGELIO
DE RAMOS
DOMINGO
†PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN

MARCOS 14,1-15,47
El texto entre [] es la forma breve.
36 C. Faltaban dos días para la fiesta de Pascua y los Ázimos. Los sumos
sacerdotes y los escribas andaban buscando cómo prender a Jesús a
traición y darle muerte. Pero decían:
S. No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo.

C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado
a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de
nardo puro; quebró el frasco y se lo derramó sobre la cabeza. Algunos
comentaban indignados:
S. «¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido
por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres».
C. Y reprendían a la mujer. Pero Jesús replicó:
+ «Déjenla, ¿Por qué la molestan? Una obra buena ha hecho conmigo.
Porque a los pobres los tienen siempre con ustedes y pueden socorrerlos
cuando quieran; pero a mí no me tienen siempre. Ella ha hecho lo que
podía: Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. En
verdad les digo que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el
Evangelio, se hablará lo que esta ha hecho, para memoria suya».
C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se fue a los sumos sacerdotes para
entregárselo. Al oírlo, se alegraron y le prometieron darle dinero. Él
andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
C. El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual,
le dijeron a Jesús sus discípulos:
S. «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la Cena de Pascua?».
C. Él envió a dos discípulos diciéndoles:
+ «Vayan a la ciudad, les saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro
de agua; síganlo, y en la casa a donde entre, díganle al dueño: “El
Maestro pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua
con mis discípulos?”.
Les enseñará una habitación grande en el piso de arriba, acondicionada
DE RAMOS
y dispuesta. Prepárennosla allí».
DOMINGO
C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo
que les había dicho y prepararon la Pascua. Al atardecer fue él con los
Doce. Mientras estaban a la mesa comiendo dijo Jesús:
+ «En verdad les digo que uno de ustedes me va a entregar: uno que
está comiendo conmigo».
C. Ellos comenzaron a entristecerse y a preguntarle uno tras otro:
37

S. «¿Seré yo?».
C. Respondió:
+ «Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El
Hijo del Hombre se va, como está escrito; pero, ¡ay de aquel hombre por
quien el Hijo del hombre será entregado!; ¡más le valdría a ese hombre
no haber nacido!».
C. Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió
y se lo dio diciendo:
+ «Tomen, esto es mi cuerpo».
C. Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y
todos bebieron. Y les dijo:
+ «Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En
verdad les digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que
beba el vino nuevo en el reino de Dios».
C. Después de cantar el himno, salieron para el Monte de los Olivos.
Jesús les dijo:
+ «Todos ustedes se escandalizarán, como está escrito: “Heriré al pastor
y se dispersarán las ovejas”. Pero cuando resucite, iré delante de ustedes
a Galilea».
C. Pedro le replicó:
S. «Aunque todos caigan, yo no».
C. Jesús le dice:
+ «En verdad te digo hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante
dos veces, tú me habrás negado tres».
C. Pero él insistía:
S. «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré».
C. Y los demás decían lo mismo.
DE RAMOS
DOMINGO
C. Llegan a un huerto, que llaman Getsemaní, y dice a sus discípulos:

+ «Siéntense aquí mientras voy a orar».
C. Se lleva consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir espanto
y angustia, y les dice:
+ «Mi alma está triste hasta la muerte. Quédense aquí y velen».
38
C. Y, adelantándose un poco, cayó en tierra y rogaba que, si era posible,
se alejase de él aquella hora; y decía:

+ «¡Abba!, Padre: Tú lo puedes todo, aparta de mí este cáliz. Pero no sea
como yo quiero, sino como tú quieres».
C. Vuelve y, al encontrarlos dormidos, dice a Pedro:
+ «Simón ¿duermes?, ¿no has podido velar una hora? Velen y oren, para
no caer en tentación; el espíritu está pronto, pero la carne es débil».
C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió
y los encontró otra vez dormidos, porque sus ojos se les cerraban. Y no
sabían qué contestarle. Vuelve por tercera vez y les dice:
+ «Ya pueden dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; miren
que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.
¡Levántense, vamos! Ya está cerca el que me entrega».
C. Todavía estaba hablando, cuando se presenta Judas, uno de los doce,
y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes,
los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña,
diciéndoles:
S. «Al que yo bese, es él: préndanlo y condúzcanlo bien sujeto».
C. Y en cuanto llegó, acercándosele y le dice:
S. «¡Rabbí!».
C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los
presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al
criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:
+ «¿Han salido a prenderme con espadas y palos, como si fuera un
bandido? A diario les estaba enseñando en el templo y no me detuvieron.
Pero, que se cumplan las Escrituras».
C. Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho
DE RAMOS
envuelto solo en una sábana; y le echaron mano, pero él, soltando la
DOMINGO
sábana, se les escapó desnudo. Condujeron a Jesús a casa del sumo
sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes y los escribas y los
ancianos. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del patio del
sumo sacerdote; y se sentó con los criados junto al fuego para calentarse.
Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un testimonio
contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban. Pues,
aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no 39
concordaban. Y algunos, poniéndose de pie, daban falso testimonio

contra él diciendo:
S. «Nosotros le hemos oído decir: “Yo destruiré este templo, edificado
por manos humanas, y en tres días construiré otro no edificado por
manos humanas”».
C. Pero ni siquiera en esto concordaban los testimonios. El sumo
sacerdote, levantándose y poniéndose en el centro, preguntó a Jesús:
S. «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que
presentan contra ti?».
C. Pero él callaba, sin dar respuesta. De nuevo le preguntó el sumo
sacerdote:
S. «¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito?».
C. Jesús contestó:
+ «Yo soy. Y verán al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Poder y
que viene entre las nubes del cielo».
C. El sumo sacerdote, rasgándose las vestiduras, dice:
S. «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Han oído la blasfemia.
¿Qué les parece?».
C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle
y, tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:
S. «Profetiza».
C. Y los criados le daban bofeteadas. Mientras Pedro estaba abajo en el
patio, llega una criada del sumo sacerdote, ve a Pedro calentándose, lo
miró fijamente y dice:
S. «También tú estabas con el Nazareno, con Jesús».
C. Él lo negó diciendo:
DE RAMOS
DOMINGO
S. «Ni sé ni entiendo lo que quieres dices».

C. Salió al zaguán y un gallo cantó. La criada, al verlo, volvió a decir a
los presentes:
S. «Este es uno de ellos».
C. Pero él de nuevo lo negaba. Al poco rato, también los presentes
40 decían a Pedro:
S. «Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo».
C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:

S. «No conozco a ese hombre del que hablan».
C. Y enseguida, por segunda vez, cantó el gallo. Pedro se acordó de las
palabras que le había dicho Jesús: «Antes de que cante el gallo dos veces,
me habrás negado tres», y rompió a llorar. [Apenas se hizo de día, los
sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno,
hicieron una reunión. Llevaron atado a Jesús y lo entregaron a Pilato.
Pilato le preguntó:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?».
C. Él respondió:
+ «Tú lo dices».
C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le
preguntó de nuevo:
S. «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan».
C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba extrañado. Por la
fiesta solía soltarles un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un
tal Barrabás, con los rebeldes que habían cometido un homicidio en la
revuelta. La muchedumbre que se había reunido comenzó a pedirle lo
que era costumbre.
Pilato les preguntó:
S. «¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?».
C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por
envidia. Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente para que pidieran
la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
S. «¿Qué hago con el que llaman rey de los judíos?».
C. Ellos gritaron de nuevo:
DE RAMOS
DOMINGO
S. «Crucifícalo».
C. Pilato les dijo:
S. «Pues ¿qué mal ha hecho?».
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. «Crucifícalo». 41
C. Y Pilato, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús,

después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados
se lo llevaron al interior del palacio -al pretorio- y convocaron a toda la
compañía. Lo visten de púrpura, le ponen una corona de espinas, que
habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:
S. «¡Salve, rey de los judíos!».
C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando
las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la
púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacan para crucificarlo. Pasaba uno
que volvía del campo, Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo;
y lo obligan a llevar la cruz. Y conducen a Jesús al Gólgota (que quiere
decir lugar de «La Calavera»), y le ofrecían vino con mirra; pero él no lo
aceptó. Lo crucifican y se reparten sus ropas, echándolas a suerte, para
ver lo que se llevaba cada uno.
Era la hora tercia cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación
estaba escrito: «El rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos,
uno a su derecha y otro a su izquierda. Los que pasaban lo injuriaban,
meneando la cabeza y diciendo:
S. «Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, sálvate a
ti mismo bajando de la cruz».
C. De igual modo, también los sumos sacerdotes comentaban entre
ellos, burlándose:
S. «A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías,
el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos».
C. También los otros crucificados lo insultaban. Al llegar la hora sexta
toda la región quedó en tinieblas hasta la hora nona. Y a la hora nona,
Jesús clamó con voz potente:
+ «Eloí Eloí, lemá sabaqtaní?».
C. (Que significa:
DE RAMOS
DOMINGO
+ «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»).
C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. «Mira, llama a Elías».

C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a
una caña, y le daba a beber diciendo:
42
S. «Dejen, a ver si viene Elías a bajarlo».
C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

(Todos se arrodillan, y se hace una pausa)
C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que

estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:
S. «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios».]
[C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas
María la Magdalena, María la madre de Santiago el Menor y de Joset,
y Salomé, las cuales, cuando estaba en Galilea, lo seguían y servían; y
otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino

José de Arimatea, miembro noble del sanedrín, que también aguardaba
el reino de Dios; se presentó decidido ante Pilato y le pidió el cuerpo de
Jesús.
Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le
preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto.
Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Este compró
una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en
un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada del
sepulcro.
María Magdalena y María, la madre de Joset, observaban dónde lo

ponían.]
Palabra del Señor.
Terminada la Pasión, si se juzga oportuno, puede hacerse una breve homilía. También
puede guardarse un tiempo breve de silencio.
HOMILÍA
DE RAMOS
DOMINGO
Pbro. John Jairo Rivera Tamayo
En toda la liturgia de la Palabra de este día se nos presentan cinco

momentos:
- El evangelio de la entrada triunfal a Jerusalén: Jesús es recibido por la 43

multitud y aclamado con el Hosanna, es un momento de aceptación de

gloria, en fin, de alegría.
- El segundo momento es la lectura de Isaías: En esas palabras podemos

ver a Jesús que siente que el Padre le da palabras de aliento para consolar,
que le abre el oído y que, en los momentos más difíciles, lo ayuda y lo
escucha.
- El tercer momento es el salmo 22(21): la Iglesia con Jesús ora al Padre

diciendo «Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?», un grito
que, en estos tiempos difíciles de pandemia, se hace actual; pareciera un
reclamo desesperado, sin embargo, el salmista termina con un clamor
de esperanza invitando a alabar al Señor.
- El cuarto momento es la lectura de la carta del apóstol San Pablo a

los filipenses: Confiesa tanto la dinámica de abajamiento de Jesús, que
siendo Dios se hace esclavo, como la de exaltación, se invita a que toda
lengua proclame que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
- El quinto momento es la narración de la pasión del Señor: Nos presenta,

en palabras del cardenal Raniero Cantalamessa, tres vía crucis: El vía
crucis del Getsemaní, el vía crucis del Pretorio y el vía crucis del Gólgota.
Tradicionalmente se ha llamado a este día «Domingo de Ramos»,

conviene no olvidar el nombre completo que la liturgia de la Iglesia le
ha asignado: «Domingo de Ramos en la pasión del Señor”. A partir de
este nombre podemos entender mejor el misterio que se nos quiere
dar a conocer en toda la liturgia de la palabra de hoy. Este es un día
de contrastes, celebramos la entrada gloriosa de Jesús en Jerusalén,
pero también, su pasión en la misma ciudad. Hoy vemos la alegría y la
tristeza, el triunfo y la derrota, el amor y el dolor, como bien lo dice San
Juan Pablo II: «Cristo, con su entrada en Jerusalén, comienza el camino
DE RAMOS
DOMINGO
del amor y de dolor de la cruz».
En este inicio de la Semana Santa la Iglesia nos quiere enseñar que Jesús
camina está con nosotros, nos acompaña en nuestra alegría y nuestro
dolor.
El verdadero cristiano descubre a Jesús cuando está bien, cuando

44 triunfa, cuando tiene alegría, cuando tiene salud, en pocas palabras, lo
encuentra en su misterio de entrada triunfal a Jerusalén. Pero también
lo descubre cuando las cosas no están bien, en la derrota, en la tristeza,

en la enfermedad, es decir, lo encuentra en su pasión en Jerusalén. Al
inicio de la Semana Santa debemos aprender a contemplar a Jesús en
todas las situaciones de nuestra vida. En nuestra alianza espiritual con
Jesús estamos llamados a seguirlo de la misma manera que se invita en
la alianza matrimonial: “En la alegría y en la tristeza, en la prosperidad
y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad”.
De Jesús aprendemos que tanto el triunfo y la alegría como la derrota

y el dolor pueden ser grandes maestros. El Señor nos enseña a vivir en
la alegría y en el triunfo con humildad, nos invita a estar unidos a la
comunidad y a tener cercanía con nuestros amigos. También enseña
a vivir espiritualmente el dolor y la derrota. Hoy escuchamos en el
evangelio que los discípulos se entristecen (cf. Mc. 14,19) y que Jesús
llega a expresar: «Mi alma siente una tristeza de muerte» (Mc. 14,34). El
relato de la pasión que escuchamos sólo habla de alegría en un momento,
la que sienten los sumos sacerdotes cuando Judas va a entregarles a
Jesús (cf. Mc. 14,11). ¿Cómo vive Jesús su momento de derrota y tristeza?
Con entrega, con donación. Jesús se entrega en la eucaristía; se entrega
en el beso traicionero de un amigo, porque se une a nosotros cuando
somos traicionados; se entrega cuando es negado por el discípulo líder;
se entrega a los líderes religiosos de su tiempo, porque quiere que los
sacerdotes se consagren y busquen la verdad; y se entrega ante Pilato,
porque busca que los políticos se alejen de la corrupción y busquen el
bien común.
En este Domingo de Ramos, al iniciar nuestra Semana Mayor,

aprendamos de Jesús a no perder la humildad en el triunfo y la alegría y
a entregarnos con amor en el fracaso y en el dolor.
Se dice credo, y se hace la oración universal.

Oración universal
DE RAMOS
DOMINGO
Presidente
Hermanos: Elevemos confiados nuestras oraciones al Padre en este

domingo que reconocemos a Cristo como Rey y Redentor, quien entra
triunfal en Jerusalén, para que por su misericordia podamos participar de
la gloria que nos tiene prometida en la Jerusalén del cielo. Supliquemos 45
con fe viva, diciendo:

R/. Por la Pasión de tu Hijo, escúchanos Señor.
1. Por la Iglesia, que durante este tiempo junto a Jesús camina hacia
la pascua, para que acreciente sus esfuerzos de conversión y se
purifique de todo aquello que la aleja de la gloria de la cruz.
2. Por los gobernantes, para que a ejemplo de Jesús Rey del universo,
construyan en las naciones la justicia y la paz, base del desarrollo de
los pueblos.
3. Por la salvación del mundo, para que por la Sangre de Cristo

derramada en su Pasión, genere en todos los hombres el anhelo de
participar algún día de la gloria eterna.
4. Por los que sufren, para que en su aflicción obtengan el consuelo de

Cristo que por nosotros padeció en la Cruz.
5. Por nosotros, pueblo de fe, quienes celebraremos en esta semana

el acontecimiento redentor, que al renovar el Misterio Pascual de
Cristo, salgamos más fortalecidos en la fe y alegres por la esperanza
de alcanzar la vida eterna.
Presidente
Padre misericordioso, escucha a tus hijos que se presentan suplicantes,

concédeles por los méritos de la Pasión de tu Hijo aquello que les
conviene y no saben pedirte. Por Jesucristo Nuestro Señor.
R/. Amén.
Oración sobre las ofrendas
DE RAMOS
DOMINGO
P or la Pasión gloriosa de tu Unigénito

llegue pronto, Señor, a nosotros tu perdón;
y, aunque nuestras obras no lo merezcan,
que la mediación de este sacrificio único
nos haga recibir tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
46
R/. Amén.
Monición final
Hermanos, reconfortados con el alimento espiritual vayamos jubilosos

a hacer de cada corazón un lugar de esperanza y de alegría, dejando que
la acción salvífica de Cristo se manifieste en cada acontecimiento de
nuestra vida.
Oración después de la comunión
A limentados con este santo sacrificio,

te pedimos suplicantes, Señor,
que, así como por la muerte de tu Hijo
fortaleciste en nosotros la esperanza
de obtener cuanto la fe nos promete,
nos concedas, por su resurrección,
la plena posesión de la gloria que anhelamos.
R/. Amén.
Oración sobre el pueblo
M ira, Señor, con bondad esta familia tuya,

por la cual nuestro Señor Jesucristo
no dudó en entregarse a sus verdugos
y padecer el tormento de la cruz.
Que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
Lunes
Santo
Sinopsis
SANTO
LUNES
Apenas si han menguado los gritos de los niños hebreos que junto
con la multitud de ánimo encendido acompañaban el recibimiento
de Jesús en Jerusalén diciendo ¡Hosana, bendito el que viene en
nombre del Señor! Y ya nuestra mirada es trasladada a un pueblo
cercano, uno donde Jesús no fue recibido con ramos de olivo, sino
donde será enjugado en perfume de nardo.
48
Aquí está en Betania, la tierra de unos amigos, Lázaro, Marta y
María, la casa donde él encuentra reposo y paz, pues Jesús tiene
un corazón sensible, un corazón con capacidad de amar y de ser

amado, un corazón que cultiva la amistad con estos tres amigos
suyos. Pero esta visita a Betania no será como otras, de nuevo María
está a sus pies, porque a ella le encanta entrar en lo divino de Jesús
y, de esta manera, el Verbo inunda su corazón que se ha sentido
perdonado y ante todo amado. En su profundo amor derramará este
costoso perfume sobre los pies del Maestro, los cuales no cesará de
besar y secar con sus cabellos, de la misma manera en que Él no se
ha cansado de amarla. María, que ha elegido la parte mejor, ahora
prepara los pies del Señor, los que subirán cansados al Gólgota
para bajarnos del cielo la redención a todos, la misma que ella
experimentó.
Monición inicial
Nos congregas Señor con un corazón inquieto que no se cansa de

buscarte, con un corazón frágil que también te ha ofendido, pero con
un corazón como el de María de Betania que te ama con infinita ternura.
Hoy también queremos enjugar tus pies con lo mejor de nuestros
frutos, aquellos que buscamos perfeccionar con la escucha atenta de tu
Palabra, el alimento de la Eucaristía y el espíritu fraternal que hoy nos
reúne. Celebremos con fe, hermanos, el misterio del amor infinito, el
sacramento de nuestra fe.
Oración colecta
T e rogamos, Dios todopoderoso,

que quienes desfallecemos a causa de nuestra debilidad,
nos recuperemos gracias a la pasión de tu Hijo Unigénito.
Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
R/. Amén.
Monición a la liturgia de la Palabra
SANTO
LUNES
Jesús es la Palabra eterna que fue pronunciada por los profetas y en
quien todo tiene cumplimiento. Es Él de quien anuncia Isaías «sacará
a los que habitan en la prisión de las tinieblas», la cárcel del pecado, la
misma de la que fue rescatada María de Betania por su mano y por la
que ahora Jesús se convierte para ella en «luz y salvación». Esta certeza
le impide temer, le asegura tranquilidad y le promete la vida eterna.
Por ello el corazón agradecido de María de Betania impulsará, en el 49
Evangelio, el acto maravilloso y sensible de enjugar los pies del Maestro

en costoso perfume. En efecto, María rinde con este acto un sincero
culto para quien es, de nosotros y de ella, el Salvador.
PRIMERA LECTURA
Lectura del Libro de Isaías 42, 1-7
Miren a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco.

He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la
quebrará, la mecha vacilante no lo apagará. Manifestará la justica con
verdad, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país.
En su ley esperan las islas. Esto dice el Señor, Dios, que crea y despliega
los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al pueblo
que la habita y el aliento a quienes caminan por ella: «Yo, el Señor, te
he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te formé, y te he hecho
alianza de un pueblo y luz de las naciones. Para que abras los ojos de los
ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, y de la prisión a los que habitan
en tinieblas».
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL 26, 1. 2. 3. 13-14
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.
V. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la

defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? R/.
V. Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne, ellos,
enemigos y adversarios, tropiezan y caen. R/.
SANTO
LUNES
V. Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me

declaran la guerra, me siento tranquilo. R/.
V. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el

Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R/.
50
EVANGELIO
† Lectura del santo Evangelio según san Juan Jn 12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a
quien había resucitado de entre muertos. Allí le ofrecieron una cena;
Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María
tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a
Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la
fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo
iba a entregar, dice:
«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para

dárselos a los pobres?».
Esto lo dijo no porque le importasen los pobres, sino porque era un

ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando. Jesús
dijo: «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a
los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no siempre me
tienen».
Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron no

solo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado
de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también
a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en
Jesús.
Palabra del Señor.

HOMILÍA
SANTO
LUNES
Mons. Iván Cadavid Ospina
Después de la entrada solemne de Jesús a Jerusalén y de la bienvenida

jubilosa que le dan los más sencillos y cercanos, decide ir a Betania. Allí
había estado algunas veces y había trabado una linda amistad con los
hermanos que conformaban ese hogar: María, Marta y Lázaro, aquel 51
a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. El maestro se

siente allí en un ambiente familiar, acogedor, alegre y profundamente
espiritual. Fue allí en aquel hogar donde María tomó un frasco de
perfume muy costoso y ungió con él los pies de Jesús. Dice el texto que
«la casa se llenó con el aroma del perfume». Y Jesús dice que esa unción
era como un anticipo de la unción previa a su sepultura, que él sabe ya
está cercana. Jesús valora el gesto de María, mientras que Judas lo critica
por motivos supuestamente caritativos: con el producido de su venta
se podría favorecer a los pobres. Pero anota el evangelista que eso no
lo decía porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón y se
aprovechaba de su condición de tesorero del grupo apostólico.
Ahí es donde aparece la respuesta de Jesús: «A los pobres los tendrán

siempre con ustedes». La enseñanza de Jesús es que siempre tendremos
que preocuparnos de los pobres, y no sólo cuando tenemos posibilidad de
socorrerlos. Jesús a lo largo de su ministerio público mostró una especial
solicitud por los pobres y excluidos. Se ha expresado con frases muy
fuertes contra los ricos que se encierran en su comodidad y se olvidan
de aquellos que carecen de lo necesario para vivir dignamente. «Ay de
ustedes los ricos…» y «bienaventurados los pobres» son expresiones que
nos trae el evangelista Lucas. Jesús en Betania vuelve a recordarnos que
siempre habremos de socorrer a los necesitados, pues es precisamente
sobre nuestra solidaridad con los que sufren (hambrientos, sedientos,
desnudos, enfermos, peregrinos…) como tendremos que responder en
el juicio definitivo, tal como nos enseña san Mateo en el capítulo 25 de
su evangelio.
La Semana Santa que estamos celebrando, más que un recuerdo de la

pasión, muerte y resurrección de Jesús, debería constituirse en un repaso
de los aspectos centrales del ministerio de Jesús, que lo condujeron a una
muerte inexorable. La preocupación por los hermanos que sufren tantas
penalidades debe estar al centro de nuestro compromiso cristiano. Es,
sin duda, el mejor homenaje que podemos ofrecerle al Señor: atenderlo
en la persona de los pobres. Y todos tenemos algo que ofrecer a los
SANTO
LUNES
demás, a la vez que necesitamos de los otros. Una sociedad cristiana no

puede tolerar la avaricia, la injusticia con los más pequeños, la inequidad
entre los pocos que tienen mucho y los muchos que carecen de lo
necesario para vivir, el egoísmo y la indiferencia. Seamos conscientes de
que siempre tendremos con nosotros a los pobres y que el cristianismo
gira alrededor del amor, del compartir, de la solidaridad. No olvidemos
52 jamás a esos pobres que están a nuestro lado. Estemos seguros de que de
esa manera aliviamos el sufrimiento de Cristo en estos días de su pasión
y muerte.
Oración universal
Presidente
Como María de Betania a los pies del Maestro no solo tenemos la certeza
de sentirnos amados y protegidos por Dios, sino también escuchados.
Con esta certeza, elevemos al Padre nuestra súplica confiada, diciendo:
R/. Dios de amor, escucha y ten piedad.
1. Oremos por la Iglesia, en la persona del Papa, para que siga siendo
ante las naciones manifestación del amor de Dios y sacramento de
unidad para todos los hombres de cualquier raza y pueblo.
2. Oremos por los sacerdotes y consagrados para que sean instrumentos
de Dios, en el mensaje de la conversión, que permita a los hombres
el encuentro con Jesucristo vivo y la experiencia del amor que salva.
3. Oremos por los dirigentes de los pueblos para que sus decisiones
estén encaminadas al bien común de todos, especialmente, la
protección de los indefensos y la defensa del medio ambiente.
4. Oremos por todos nosotros para que el Señor nos regale cada día un
corazón más generoso, capaz de abrirse a su infinita misericordia y
que pueda ser fuente de caridad hacia nuestros hermanos.
Presidente
Escúchanos, Padre de bondad, y acoge con amor nuestros ruegos. Por
Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
SANTO
LUNES
ira con bondad, Señor,
los sagrados misterios que celebramos;
y, ya que en tu misericordia los estableciste
para perdón de nuestros pecados,
haz que produzcan en nosotros frutos de vida eterna.
R/. Amén. 53

Monición final
Con Jesús en nuestra casa, hecho realidad en el Sacramento de la
Eucaristía que acabamos de recibir, salgamos llenos de gozo por el
infinito amor, que hemos experimentado hoy de parte suya, con la
certeza de que Él es nuestra luz y salvación, y que junto a Él también
nos preparamos para vivir una Pascua personal, que nos transforme en
creaturas nuevas, revestidas de su amor.
V isita, Señor, a tu pueblo

y protege con tu constante amor
a quienes has santificado por estos misterios,
para que recibamos de tu misericordia,
y conservemos con tu protección,
los auxilios para nuestra eterna salvación.
R/. Amén.
M anifiesta, Señor, tu protección a los humildes

y, en tu misericordia, defiende siempre a quienes confían en Ti,
para que lleguen a las fiestas pascuales,
no sólo por medio de la observancia corporal,
sino, lo que es más importante, por la pureza de espíritu.
R/. Amén.
“En verdad, en verdad
os digo: uno de vosotros
me va a entregar”.
(Mc 14,17)
Martes
Santo
Sinopsis
MARTES
SANTO
Vamos con Jesús, «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6),

acercándonos al momento cumbre de su obra salvadora y
redentora, en la que «atraerá a todos hacia él» (Jn 12,32): su gloriosa
pasión, muerte y resurrección. El evangelista Juan nos presenta a
un Jesús glorioso, incluso en su pasión. Todo el camino cuaresmal,
56 que hemos recorrido hasta ahora, nos llevará a la perfecta obra de
amor: la entrega generosa, sin reservas, del Señor Jesucristo, Dios
y hombre, que fructificará en gracia sobreabundante.
Los momentos previos de esta entrega están llenos de detalles

que manifiestan el amor verdadero, quién lo encarna, y quienes
son los que, sin merecerlo, obtendrán los frutos duraderos de tan
supremo e inigualable acto de bondad. Estamos en la cumbre más
elevada del don, de la misericordia eterna de Dios Padre, en la
persona de su Hijo Unigénito.
Meditemos, hoy, en esos detalles, miremos cómo actúa Jesús

en este trance, y cómo quienes, sus más cercanos, reaccionan y
actúan frente a los momentos más decisivos que se acercan y que
marcarán un antes y un después en toda la historia de la Salvación:
la obra santa de Dios en favor del hombre, su criatura predilecta, a
la que amó como nadie.
Monición inicial
Hermanos en el Señor, bienvenidos a la celebración en este día santo,

de preparación de los momentos más grandes de la obra redentora.
En este día, Jesús está preparando el acontecimiento cumbre de su
misión sobre todo el corazón y la mente de sus discípulos, quienes
aún no captan lo dramático y trascendental que está ya en marcha,
y que marcará definitivamente toda la Historia de la Salvación. Hoy,
por un lado, escucharemos el ambiente de conspiración en marcha de
parte de las autoridades religiosas judías contra Jesús y, por el otro, de
incomprensión de los discípulos, de los cuales dos de ellos, hoy, están
jugando un papel destacado. Abramos, pues, nuestra mente y nuestro
corazón a la Palabra.
Oración colecta
MARTES
SANTO
C oncédenos, Dios todopoderoso y eterno,
realizar de tal manera los misterios de la pasión del Señor,
que podamos alcanzar tu perdón.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos. 57
R/. Amén.

Hoy, la Palabra de Dios nos dice unas frases muy hermosas y profundas
que nos expresan la inmensidad de lo que está por suceder, como
muestra de la «eterna misericordia de Dios» (Sal 136[135]). Se nos habla
de la elección amorosa de Dios a su siervo, en boca del profeta Isaías; de
la confianza sin reservas en Dios, entonada por el salmista; de la entrega
generosa, con poder y señorío y de la glorificación de Jesús, por el Padre
celestial, en el Evangelio. Jesús está cenando con sus discípulos, en la
antesala de la plenificación, en su persona, de todo lo que el profeta
anuncia y de lo que canta el salmista. Eso es lo que lo que ha vivido y
demostrado Jesús con su vida y sus obras, sobre todo con la que está por
realizar.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 49, 1-6
Escúchenme, islas; atiendan, pueblos lejanos: El Señor me llamó

desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció
mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la
sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y
me dijo: «Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré». Y yo
pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis
fuerzas». En realidad, el Señor defendía mi causa, mi recompensa la
custodiaba Dios. Y ahora dice el Señor, el que me formó desde el vientre
como siervo suyo, para que le devolviese a Jacob, para que le reuniera a
Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi fuerza: «Es
poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de
vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para
que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».
MARTES
SANTO
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL 70,1-2.3-4a.5-6ab.15.17
58 R/. Mi boca contará tu salvación, Señor.
V. A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre. Tú que

eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame.

R/.
V. Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña

y mi alcázar eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.
V. Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde

mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno
tú me sostenías. R/.
V. Mi boca contará tu justicia, y todo el día tu salvación. Dios mío, me

instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R/.
EVANGELIO
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 13, 21-33, 36-38
En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en

su espíritu y dio testimonio diciendo:
«En verdad, en verdad les digo: uno de ustedes me va a entregar».
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién
lo decía.
Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno
de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo
decía.
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: «Señor,
¿quién es?».
Le contestó Jesús: «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».
Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás
del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: «Lo que vas a hacer,
MARTES
SANTO
hazlo pronto».
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas
guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo
necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar
el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús:
«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. 59
Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo:

pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con ustedes. Me
buscarán, pero lo que dije a los judíos se lo digo ahora a ustedes:
“Donde yo voy no pueden venir ustedes”».
Simón Pedro le dijo:
«Señor, ¿a dónde vas?».
Jesús le respondió:
«Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».
Pedro replicó:
«Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».
Jesús le contestó:
«¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará
el gallo antes de que me hayas negado tres veces».
Palabra del Señor.
HOMILÍA
Pbro. José Luis Marulanda Castañeda
El evangelio que acabamos de proclamar nos permite adentrarnos en

el corazón del Señor, que se encuentra turbado y preocupado porque al
parecer uno de los discípulos lo va a entregar. Nosotros alcanzamos a
comprender algo del dolor y sufrimiento del Señor. Es, en cierto modo, el
desencanto, la desilusión que se siente cuando se ha luchado y trabajado
aparentemente en vano, como decía la primera lectura: «Por poco me he
fatigado, en vano e inútilmente mi vigor he gastado» (Is 49, 6).
Este sentimiento de Jesús es compartido por muchos hombres y mujeres
de hoy: Es el de la desilusión de padres y madres de familia que han
MARTES
SANTO
dado todo por sus hijos y ahora se encuentran solos y abandonados; el

del esposo o esposa que se ha entregado sin reservas al hogar y ahora
experimenta la traición de su cónyuge; el del personal de la salud que
arriesgan su vida por salvar la de sus pacientes y ven la falta de consciencia
de tantos que no hacen nada para cuidarse; y, en fin, es el de los niños
cuando son abandonados y maltratados por quienes debemos cuidarlos
60 y darles buen ejemplo.
Jesús, el gran maestro, se encuentra ahora lejos de las multitudes, de

las ovaciones y alabanzas, se encuentra solo con sus discípulos en la
intimidad del cenáculo. Aquellos doce, a quienes instruyó durante tres
años, enseñándoles el amor y la fidelidad hasta la muerte, son ahora
los que se miran unos a otros sin saber quién de ellos es el que lo va a
entregar. Esto es lógico, todos pueden fallar, ninguno parece seguro.
No escapamos nosotros a esta situación, ninguno de nosotros podemos

sentirnos tan firmes y seguros en sí mismo de poder señalar a los demás,
todos somos débiles y pecadores. Pero también hemos experimentado,
como el Señor, el engaño y la traición. Esto ha generado una terrible
desconfianza en el otro. Desconfiamos de todos, todos son sospechosos,
en nadie se puede confiar. Cómo nos falta aprender de Jesús que nos
enseña a confiar. Incluso, sabiendo quien lo iba a traicionar, lo invita a
sentarse a la mesa. El Maestro llamó a Judas y no le retira el llamado,
por eso cuando llegan a prenderlo, y que Judas se acerca para entregarlo,
lo llama «amigo» (Mt 26,50). Él les había dicho: «a ustedes los llamo
amigos» (Jn 15,15). Jesús no retira su promesa y su confianza, siempre
tiende su mano misericordiosa para salvarnos. Tal vez la conmoción del
Señor sea porque Judas no ha querido acogerse a su misericordia.
Judas le ha dado prioridad al dinero, si ayer se preocupaba del despilfarro,

hoy se ajusta en unas cuantas monedas para entregar a Jesús. Nosotros,
los discípulos de hoy, no somos ajenos a esta tentación, hay muchas
personas que ponen su corazón en las riquezas y hacen del dinero su
Dios, por eso vemos precios exagerados, robos, trampas, usura, familias
sacrificadas, hijos abandonados… todo por el afán de conseguir dinero.
También Pedro es protagonista en esta escena, y en él muchos de

nosotros creyentes que, con entusiasmo, decidimos seguir al Señor
y comprometernos con su causa, pero que, con el paso del tiempo y
cuando se vislumbra la cruz, nos alejamos como Pedro que niega al
Señor; tal vez no por miedo, sino por falta de fe, ya que no es fácil creer
MARTES
SANTO
en un Dios que se hace pequeño, débil, indefenso. No es fácil creer en
Aquel que parece no caminar al éxito, sino al calvario, que pide a sus
discípulos ir detrás y correr con su misma suerte.
Pedro, a diferencia de Judas, hace del Señor su apoyo, su sustento; Pedro

había dicho «daré mi vida por ti», luego descubre que es Cristo quien
da su vida por él. 61

Hermanos, hagamos también nosotros del Señor nuestro sustento,
vivamos esta semana no como espectadores, sino como verdaderos
protagonistas. Es tiempo de acercarnos al Señor, de apoyarnos en su
corazón como el discípulo amado, solo así descubriremos nuestra
realidad y, aunque a veces sea difícil, tenemos la fe firme en el Señor
que nos puede transformar, porque el que «al Señor se acoge no queda
derrotado para siempre».
Oración universal
Presidente
En estos momentos, en que celebramos tan importante obra de Dios para

nuestra salvación, presentemos al Padre celestial nuestras oraciones
con la confianza en su designio de amor, con plena confianza, para que
podamos comprender y vivir a plenitud los misterios de la salvación que
estamos meditando. Por eso, digámosle con fe:
R/. Padre glorioso, que sigamos fielmente a tu Hijo.
1. Padre celestial, te pedimos por el Papa Francisco, para que sea

siempre asistido por tu gracia, y que sea siempre un pastor atento a
las necesidades espirituales del rebaño que se le ha encomendado,
siendo reflejo vivo de tu Hijo, el buen pastor, que vino a dar vida y
vida en abundancia.
2. Padre misericordioso, te encomendamos a los gobernantes de toda

la tierra, para que sepan velar por el bien común de los pueblos que
gobiernan, que sean servidores generosos, a ejemplo de Cristo que
«vino a servir y no a ser servido», sabiendo que «hay más alegría en
dar que recibir».
3. Por las familias, Padre santo, para que sean verdaderas iglesias
domésticas en su casa, santuarios de la vida y que su centro sea Cristo,
MARTES
SANTO
quien ilumine a padres, hijos y demás miembros, en la oración todos

los días, en el amor unos por otros, y en la caridad con los demás.
4. Por la paz que tu Hijo nos da, Padre bueno, la paz de cumplir en
nosotros tu voluntad, la de disponernos a perder la vida para que los
demás puedan conocerte a ti, y a Jesucristo, a quien has enviado a
62 redimirnos.
4. Por la comunidad acá reunida, Padre nuestro, para que seamos una
verdadera familia unida por la fe, la esperanza, la caridad, y por el
deseo de «negarnos a nosotros mismos y cargar con la cruz y seguir»
a Cristo, y que nos amemos como tu Hijo nos amó.
Presidente
Dios todopoderoso y eterno, concédenos participar vivamente de la

pasión del Señor para que gocemos de tu misericordia. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
M ira con bondad, Señor,

las ofrendas de tu familia,
y ya que la haces partícipe en los oficios sagrados,
concédele alcanzar su plenitud.
R/. Amén.
Monición final
El misterio de amor, que hoy hemos celebrado, nos une más plenamente
con la Pascua del Hijo Único del Padre. Vayamos a nuestras casas a
reflejar fielmente el amor de Cristo, que nos urge colaborar libremente
con su obra redentora. Que meditemos la profundidad de estos
misterios y nos dediquemos a ellos con todo nuestro corazón, nuestra
mente y nuestras fuerzas; con la confianza que Jesús hoy nos muestra
ejemplarmente, abandonándose totalmente en la voluntad del Padre
MARTES
SANTO
Celestial, caminando con paso firme a consumar su misión y todo lo que
de él se había anunciado proféticamente.
A limentados por estos dones de salvación,

Suplicamos, Señor, tu misericordia,
63

para que este sacramento que nos nutre en nuestra vida temporal
nos haga partícipes de la vida eterna.
R/. Amén.
Q ue tu misericordia, Señor,
purifique de toda insidia del pecado
y haga capaz de una santa renovación
al pueblo de tu propiedad.
R/. Amén.
“¿Soy yo acaso, Maestro?
Él respondió:
Tú lo has dicho”.
(Mt 26,25)
Miércoles
Santo
MIÉRCOLES
Sinopsis
SANTO
En la liturgia de este Miércoles Santo, se vislumbra los fulgores del

Santo Triduo Pascual, pero ese resplandor está siendo eclipsado
por la sombra y el dominio de las tinieblas que se ve de manera
explícita en la figura de Judas.
66 Como lo describe la reconocida doctrina de Benedicto XVI:

«Judas sale afuera y, en un sentido más profundo, sale para entrar
en la noche, se marcha de la luz hacia la oscuridad; el poder de las
tinieblas se apoderado de él». La hora de las tinieblas expresada

en el Evangelio de San Mateo concluirá en la hora de la luz.
En conclusión, el creyente tiene ante sí el camino de la vida o

de la muerte, de la luz o de las tinieblas, de la desesperación o
el perdón; la elección depende nosotros ¿queremos el mismo
destino de Judas o el camino que nos sugiere Jesús?
Oración colecta
O h Dios, que quisiste que tu Hijo

muriera por nosotros en el patíbulo de la cruz,
para librarnos del poder del enemigo:
concede a tus siervos alcanzar la gracia de la resurrección.
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
R/. Amén.
Monición de la Palabra
La liturgia de la palabra advierte que la no conciencia del pecado trae

profundas consecuencias como la desesperación y la muerte. Jesús
desvela este misterio del mal, como aquel hombre que, frente al fracaso
como Judas, adopta el poder de la oscuridad y no se acoge al misterio de
la misericordia que propone Jesús.
PRIMERA LECTURA
MIÉRCOLES
SANTO
Lectura del libro de Isaías 50, 4-9a
El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo; para saber decir al

abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para
que escuche como los discípulos. El Señor Dios me abrió el oído; yo no
resistí ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las 67
mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes

ni salivazos. El Señor Dios me ayuda, por eso no sentía los ultrajes;
por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría
defraudado. Mi defensor está cerca, ¿quién pleiteará contra mí?
Comparezcamos juntos, ¿quién me acusará? Que se acerque. Miren, el
Señor Dios me ayuda, ¿quién me condenará?
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL 68, 8-10. 21-22. 31 y 33-34
R/. Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor.
V. Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro. Soy

un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi
madre. Porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con
que te afrentan caen sobre mí. R/.
V. La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco. Espero compasión,

y no la hay; consoladores, y no los encuentro. En mi comida me
echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre. R/.
V. Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con

acción de gracias. Mírenlo, los humildes, y alégrense; busquen al
Señor, y revivirá su corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no
desprecia a sus cautivos. R/.
EVANGELIO
MIÉRCOLES
SANTO
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-21
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los
sumos sacerdotes y les preguntó: «¿Qué están dispuestos a darme si se
lo entrego a ustedes?».
68 Ellos se ajustaron con él en treinta monedas de plata. Y desde entonces

andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le

preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?».
Él contestó:
«Vayan a la ciudad, a casa de quien ustedes saben, y díganle: “El

Maestro dice: mi hora está cerca; voy a celebrar la Pascua en tu casa
con mis discípulos”».
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la

Pascua.
Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:

«En verdad les digo que uno de ustedes me va a entregar». Ellos, muy
entristecidos, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso,
Señor?».
Él respondió:
«El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ese me va a entregar.

El Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por
quien el Hijo del hombre es entregado!, ¡más le valdría a ese hombre
no haber nacido!». Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
«¿Soy yo acaso, Maestro?».
Él respondió:
«Tú lo has dicho».
Palabra del Señor.

HOMILÍA
MIÉRCOLES
SANTO
Pbro. Juan Bautista Alzate Arias
La entrega del don supremo
Finaliza el tiempo cuaresmal con un claro anuncio del triduo pascual.

En la primera lectura de este día santo, el profeta Isaías, en el llamado 69
tercer canto del siervo de Yahvé, presenta a un misterioso doliente que

asume sobre sí, con gran padecimiento, las faltas de otros, pero no como
un simple gesto de altruismo, sino como discípulo de Dios; está, pues,
cumpliendo una acción vicaria. Los cristianos, desde la antigüedad, han
identificado sin vacilación a Jesús con este siervo. ¿Quién más, si no Él,
puede cargar con nuestros pecados? No hay otro redentor.
Luego el salmo es todavía más elocuente al describir una verdadera

pasión y, aunque es cierto que el salmista no indica de quién se trata,
lo que resulta claro es que no hay materialización en toda la Sagrada
Escritura más aproximada que la pasión de Jesús relatada por los cuatro
evangelistas.
Y el evangelio consuma el preludio de la pasión. Si las dos lecturas

anteriores resaltan el dolor físico, el texto de Mateo evidencia en Jesús el
dolor por la pérdida de las relaciones fraternas y discipulares, minadas
por el fantasma de la traición. No obstante, todo hace parte del plan
divino de la redención, de modo que estamos ante el punto más crítico
de la entrega de Dios, que tocará fondo en el sepulcro; y al mismo
tiempo, es el kairós más favorecedor para el género humano. No en
vano, el texto es bien elocuente al poner después de la revelación de
la traición la institución de la Eucaristía; Jesús no es entregado, Él se
entrega libremente. Lo que dio inicio por una debilidad humana, ahora
es comprendido como la fortaleza de Dios.
¿No será acaso un llamado para que evitemos tanto dolor? No está en
nuestras manos redimir al ser humano, y ya no es necesario, pero sí
está a nuestro alcance y responsabilidad que no cunda la maldad, que
el pecado no anide en el corazón, crear condiciones para una vida más
digna. Dios ya nos procuró lo máximo, toca a nosotros vivir según ese
gran don.
Oración universal
MIÉRCOLES
SANTO
Presidente
Acudamos a Cristo, nuestro Salvador, que nos redimió con su muerte y

resurrección, y supliquémosle, diciendo:
R/. Señor, ten piedad de nosotros.

70
1. Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la
gloria, conduce a tu Iglesia en cabeza del papa N. y nuestro obispo

N. para algún día podamos contemplar la Pascua eterna.
2. Tú que, exaltado en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del

soldado, sana nuestras heridas y permite que reconozcamos en los
demás el rostro misericordioso de Cristo.
3. Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida, haz que

los gobiernos sigan acrecentando los valores y principios que
construyen un autentica sociedad cristiana.
4. Tú que, clavado en la cruz, perdonaste al ladrón arrepentido,

perdónanos también a nosotros, pecadores, para que, al culminar
ya próximos el tiempo cuaresmal, seamos testigos de tu acción
misericordiosa en nuestras vidas.
5. Por todos nosotros para que nunca perdamos la esperanza en el que

todo lo puede, Cristo Jesús, y testimoniemos así con valentía el don
maravilloso de la misericordia.
Presidente
Escucha, Señor, nuestra oración y danos la fuerza de continuar nuestro

peregrinar en la tierra dándonos el coraje para acoger con alegría la
conversión que nos propones. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
R/. Amén.
MIÉRCOLES
A
SANTO
cepta, Señor, esta ofrenda;
y, por los frutos de la compasión,
dígnate concedernos alcanzar
cuanto celebramos en el misterio de la pasión de tu Hijo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
R/. Amén. 71

Monición final
Hemos celebrado el banquete de la misericordia, en el cual el cordero
degollado se ofrece para nuestra salvación y redención, entregándonos
así la vida eterna que llena de plenitud la existencia humana. Que, al
haber celebrado este misterio, nos ayude a vencer las tinieblas y a seguir
con más decisión al que es el camino, la verdad y la vida.
C oncédenos, Dios omnipotente,

creer y sentir profundamente
que, por la muerte temporal de tu Hijo,
proclamada en estos santos misterios,
Tú nos has dado la vida eterna.
R/. Amén.
C oncede, Señor, a tus siervos

frecuentar siempre los sacramentos pascuales
y esperar con vivo deseo los bienes futuros,
para que, perseverando
en los misterios de los que han renacido,
sean conducidos por ellos a una vida nueva.
R/. Amén.
“Éste es mi cuerpo
que se entrega por vosotros;
haced esto en memoria mía”.
(1 Co 11,24)
Jueves
Santo
Sinopsis
JUEVES
SANTO
Finalizado el tiempo de Cuaresma, al atardecer, la Iglesia se

reviste de blanco para celebrar el banquete del amor sacrificial
de Cristo: Pan Eucarístico, compartir fraterno y sacerdocio regio.
La simbólica tarde evoca la madurez del discipulado, la nostalgia
de la partida del Maestro, la inminente entrega del amor en un
74 madero. Tarde que mezcla lo dulce y lo amargo: un discurso de
amor, un manjar eterno, un amado que vela sobre el pecho del
Señor; y también: discípulos temerosos, monedas ofensivas y dos

amores que traicionan. Esta celebración irrumpe con el Gloria y
el repique de campanas para anunciar que lo nuevo ha llegado, lo
antiguo está consumado y el mandato es amar.
MISA DE ORACIÓN POR LOS ENFERMOS

Y ENTRONIZACIÓN DE LOS SANTOS ÓLEOS
Preparativos
• Santos Óleos. • Aceite para unción. (algodón,
• Mesa al lado del altar. alcohol, lavabo).
• Todo lo necesario para la misa.
Procesión con los Santos Óleos

Cuando las circunstancias lo permiten puede realizarse alguna procesión desde un
lugar fuera del templo con los santos óleos. Estos deben ser portados por tres ministros
dignos y llevados con toda reverencia. Cuando las circunstancias no lo permitan,
entonces se puede hacer una procesión desde la puerta del templo hasta el altar. A
medida que se leen las moniciones, los óleos son puestos en el lugar ya preparado para
ellos en el presbiterio.
Monición a la presentación de los Santos Óleos

El día de la misa crismal de nuestra diócesis de (N.), el Señor Obispo
Monseñor (N.), los sacerdotes de la diócesis, junto a los fieles,
seminaristas y religiosos, celebraron la Eucaristía Crismal, donde
fueron bendecidos tanto el Óleo de los Enfermos como el Óleo de los
Catecúmenos, uno, que servirá para confortar, consolar y fortalecer las
dolencias y enfermedades de aquellos cristianos que lo requieran y el
JUEVES
SANTO
otro, utilizado en el Bautismo, como signo de la lucha que tendrá que
afrontar el cristiano en su cotidiano vivir. Asimismo, se consagró el Santo
Crisma, como el sello y carácter que recibe el neófito para insertarlo en el
Cuerpo de Cristo, la Iglesia, le concede el perdón de los pecados y lo hace
heredero del Reino de Dios. Además, en esta Eucaristía, también fueron
renovados los compromisos sacerdotales, adquiridos por los sacerdotes
desde su ordenación, para renovar no solo un sello sacramental sino su
75
deseo interior de servir y amar a la Iglesia que el Señor les ha confiado.

Así pues, nuestra comunidad parroquial acoge con alegría estos óleos
como signos del paso por el Señor por las vidas de todos sus hijos y que
desea ardientemente su santificación.
Moniciones para la recepción de los Santos Óleos

ÓLEO DE LOS ENFERMOS (OI): Presentamos al Óleo de los
enfermos, que será utilizado para el sacramento de la Unción de los
Enfermos, como signo de la presencia permanente de Cristo en todos los
momentos de la vida de sus hijos, confortándolos en el lecho del dolor
y de las angustias, pidiendo al mismo tiempo que el enfermo se una a
su pasión dolorosa para que en ella encuentren significado, redención
y salvación. Además, es el signo que traerá consigo, conjunto a las
palabras del ministro ordenado, el perdón de los pecados del enfermo.
Es pues la Iglesia, quien sigue cumpliendo el designio salvador de Cristo

y se hace cercana al enfermo, para que, como buen samaritano, ahora
cuide del enfermo y le traiga el consuelo, fortaleza y perdón del mismo
Dios, que ha querido que la Iglesia sea su perpetua dispensadora.
Presidente: Señor Dios, Padre de todo consuelo, que has querido sanar
las dolencias de los enfermos por medio de su Hijo, escucha con amor
la oración de esta comunidad parroquial. Te damos gracias porque por
la bendición de nuestro Obispo has derramado tu Espíritu Santo sobre
este óleo, enriqueciéndolo con tu propia bendición. Oye nuestra súplica
para que cuántos sean ungidos con él sientan tu divina protección y
experimenten alivio en su cuerpo y en su alma.
ÓLEO DE LOS CATECÚMENOS (OS): Presentamos el Óleo de los

Catecúmenos, también llamado «Óleo Santo», que será utilizado en
el sacramento del Bautismo de niños y adultos, para que reciban la
fortaleza y sabiduría que viene de lo alto para sortear las diferentes
JUEVES
SANTO
pruebas de la vida y del mal a la luz de la fe y cumplir las exigencias que

esta fe implica para el cristiano.
Es así, que la comunidad parroquial se une en exultante gozo; hay un

nuevo miembro para la Iglesia de Dios, que ha sido revestido de fuerza
e ímpetu para ser fuerte en la tentación, elegir siempre el bien, ir tras
76 los caminos de la fe y estar seguro del acompañamiento que Dios ha de
tener con este nuevo hijo (a), durante su vida.
Presidente: Señor, fuerza y defensa de tu pueblo, que has hecho del aceite
un símbolo de vigor y te has dignado conceder tu fortaleza a cuantos
catecúmenos sean ungidos con él en el Bautismo, permítenos vivir fieles
al Evangelio de Cristo, gozar de la alegría y libertad de los hijos de Dios y
sentirnos alegres de pertenecer a tu Pueblo Santo. Acepta ahora nuestra
acción de gracias y concédenos ver aumentar en número y santidad la
familia de tu Iglesia.
SANTO CRISMA (SC): Presentamos el Santo Crisma, el cual será

utilizado en los Sacramentos que impregnarán ese signo especial de
Dios, el carácter, como sello indeleble que acompañará al cristiano y lo
hará conformar su vida de mayor forma a imagen de Cristo, como son
los Sacramentos del Bautismo, la Confirmación y el Orden Sacerdotal.
En el caso del Bautismo, por medio de este Sagrado Crisma, el neófito
se convertirá en sacerdote, profeta y rey; en el de la Confirmación, se
le dará una nueva fuerza del Espíritu Santo de hacerlo comprometerse
conscientemente con la fe de la Iglesia y para el cumplimento de la
misión cristiana; en el caso del Orden Sacerdotal, será el ordenando
consagrado para convertirse en «alter Christus», como ministro,
dispensador de los misterios salvíficos de Dios para con su pueblo,
convirtiéndose en alguien solo para Dios.
Presidente: Señor Dios, fuente de vida y autor de los sacramentos, al

recibir el santo crisma para nuestra parroquia, te damos gracias por
la unción que nos configura con Cristo, sacerdote, profeta y rey, y
nos capacita para rendirle un culto agradable a tus ojos. Oye nuestra
oración y concédenos que tu Iglesia crezca en santidad y en el servicio
a la verdad.
Después del acto penitencial se dice Gloria.

Oración colecta
JUEVES
SANTO
O h Dios, que quisiste que tu Hijo Unigénito
soportara nuestras debilidades para poner de manifiesto
el valor de la enfermedad y de la paciencia humanas,
escucha bondadoso las plegarias
que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos,
y concede a cuantos se hallan sometidos a los dolores 77
o a las penas de la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos

entre aquellos que han sido llamados dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo
a favor de la redención del mundo.
Por nuestro Señor Jesucristo.
R/. Amén.

La liturgia de la Palabra en este día nos presenta la figura de Jesús como
el ungido del Padre para conceder a la humanidad la redención tan
deseada y de la cual somos herederos, no como cualquier promesa, sino
como promesa de salvación. En el salmo escucharemos como, bajo la
figura de David, se exalta al elegido de Dios, el cual tiene todo el poder,
pero también la misericordia, de traer el amor restaurador de Dios a
todos. Posteriormente, el libro del Apocalipsis ahondará en esa realidad
de Jesús, como quien tiene ese sumo poder para liberar, al ser el Alfa y
el Omega. Finalmente, el Evangelio ratificará las palabras del profeta
Isaías en boca de Jesús, convirtiéndose Él en quien vino y viene a traer la
libertad, la redención y la paz. Escuchemos con devoción.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 61, 1-3a. 6a. 8b-9
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido.

Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para curar los
corazones desgarrados, proclamar la amnistía a los cautivos, y a los
prisioneros la libertad; para proclamar un año de gracia del Señor, un
día de venganza de nuestro Dios, para consolar a los afligidos, para dar
a los afligidos de Sion una diadema en lugar de cenizas, perfume de
JUEVES
SANTO
fiesta en lugar de duelo, un vestido de alabanza en lugar de un espíritu

abatido. Ustedes se llamarán «Sacerdotes del Señor», dirán de ustedes:
«Ministros de nuestro Dios». Les daré su salario fielmente y haré con
ellos un pacto perpetuo. Su estirpe será célebre entre las naciones, y
sus vástagos entre los pueblos. Los que los vean reconocerán que son la
78 estirpe que bendijo el Señor.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL. Sal 88, 21-22. 25 y 27 (℟: cf. 2a)
R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
V. Encontré a David, mi siervo, y lo he ungido con óleo sagrado; para

que mi mano esté siempre con él y mi brazo lo haga valeroso. R/.
V. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán, por mi nombre

crecerá su poder. Él me invocará: «Tú eres mi padre, mi Dios, mi
Roca salvadora». R/.
SEGUNDA LECTURA
Lectura del libro del Apocalipsis. Ap 1, 5-8
Gracia y paz a ustedes de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito

de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos
ama, y nos ha librado de nuestros pecados con su sangre, y nos ha
hecho reino y sacerdotes para Dios, su Padre. A él, la gloria y el poder
por los siglos de los siglos. Amén. Miren: viene entre las nubes. Todo
ojo lo verá, también los que lo traspasaron. Por él se lamentarán todos
los pueblos de la tierra. Sí, amén. Dice el Señor Dios: «Yo soy el Alfa y la
Omega, el que es, el que era y ha de venir, el todopoderoso».
Palabra de Dios.
EVANGELIO
JUEVES
SANTO
† Lectura del santo Evangelio según San Lucas 4, 16-21
En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la

sinagoga, como era de costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer
la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo,
encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre
mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, 79
a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner

en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor». Y,
enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la
sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles: «Hoy se
ha cumplido esta Escritura que acaban de oír».
Palabra del Señor.
HOMILÍA
Pbro. Leonel Acosta Zuluaga
Una expresión muy conocida por nosotros puede describir lo que

estamos viviendo en este momento desde el inicio de la pandemia,
estamos en un valle de lágrimas porque mientras dura esta prueba de la
enfermedad, como dice el Papa Francisco, «la incertidumbre, el temor
y a veces la consternación, se apoderan de la mente y del corazón, nos
encontramos en una situación de impotencia». En esta realidad para
la cual no estábamos preparados y que nos cambió la vida, recibimos
la mejor noticia: Jesús viene a nosotros con la plena conciencia de ser
ungido por el Padre con el Espíritu, para servir a todos, especialmente a
aquellos que tienen destrozado el corazón.
De las últimas palabras de este Evangelio podemos tomar un mensaje

para las personas enfermas: Todos los ojos estaban fijos en él.
Queridos hermanos enfermos: pongamos hoy también nuestros ojos en

Jesús, no quitemos jamás nuestra mirada de él. Aunque en la enfermedad
nos sentimos solos e impotentes, Jesús está a nuestro lado para dedicarse
enteramente como médico que nos quiere sanar y que sabe muy bien que
lo necesitamos, se compadece, se acerca y venda nuestras heridas como
Buen Samaritano, ofrece su alivio a los que están cansados y agobiados.
JUEVES
SANTO
Mirémoslo en esta Semana Santa como el Rey de nuestras vidas, somos

suyos, le pertenecemos a él, se preocupa por nosotros. Mirémoslo como
el amigo de Betania, que visita nuestra casa y nuestro corazón, y le
duele nuestro dolor. Mirémoslo como Sumo sacerdote misericordioso
que ha pasado por la prueba y por eso se compadece de todos nosotros
80 sus hermanos, que estamos pasando por ella y nos ha dejado su cuerpo
y su sangre como alimento y medicina, y en sus sacerdotes nos sigue
sanando y perdonando. Mirémoslo como aquél que nos ha amado hasta

el extremo, dándonos ejemplo de humildad y de servicio para que nos
amemos los unos a los otros. Mirémoslo como el cordero de Dios que
se ha ofrecido a sí mismo en la cruz, como el pastor que ha dado la vida
por nosotros sus ovejas, y cuyas heridas nos han curado y digámosle a
todo el mundo «vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó
por mí». Mirémoslo sepultado como el grano de trigo que muere para
dar fruto. Mirémosle resucitado de entre los muertos, restableciendo la
salud de quienes tienen fe en su nombre.
Mirando a Jesús con ojos dóciles de discípulos, «nos convenceremos de

que nos ama personalmente y de que experimenta profunda compasión
por nuestras penas… solo entonces, con la gracia del Espíritu Santo,
le haremos la entrega personal y gozosa de nuestras vidas y podremos
experimentar en ellas la realidad de su amor y de su bondad» (Mons.
Alfonso Uribe Jaramillo).
«Oh Virgen María, Salud de los enfermos, que has acompañado a Jesús
en el camino del Calvario y has permanecido junto a la cruz en la que
moría tu Hijo, participando íntimamente de sus dolores, acoge nuestros
sufrimientos y únelos a los de Él. Madre misericordiosa, con fe nos
volvemos hacia Ti, alcánzanos de tu Hijo el que podamos volver pronto,
plenamente restablecidos, a nuestras ocupaciones, para hacernos
útiles al prójimo con nuestro trabajo. Mientras tanto, quédate junto
a nosotros en el momento de la prueba y ayúdanos a repetir cada día
contigo nuestro “sí”, seguros de que Dios sabe sacar de todo mal un bien
más grande. Virgen Inmaculada, que en la contemplación del Rostro
de Cristo Resucitado encontremos la abundancia de la misericordia de
Dios y la alegría sin fin del Cielo. Amén!» (San Juan Pablo II).
Oración universal
JUEVES
SANTO
Presidente
Pidamos queridos hermanos la unción y la bendición del Señor llegue,

no solo a la vida de los que estamos aquí presentes, sino a todo el mundo
hambriento y necesitado del amor y la paz del Señor, por ello digamos
confiadamente:
81
R/. Dios de la salud y de la paz, escúchanos

1. Por la Santa Iglesia, en cabeza del Papa Francisco, en comunión
con los demás obispos, sacerdotes y diáconos, para que les regales
un ministerio santo y que sientan, que por la unción recibida en
el Orden Sacerdotal, les ofreces la fuerza necesaria para servir con
alegría y santidad a Ti y a tu pueblo. Roguemos al Señor.
2. Por los gobernantes de todas las naciones, para que sepan ser fieles
a su encargo en servicio de los más necesitados, luchen por el bien
común e infundan la solidaridad y la concordia. Roguemos al Señor.
3. Por aquellos que sufren en el alma y en el cuerpo, tanto por los
presentes en esta celebración, por quienes están en sus hogares y
en hospitales, para que sientan el amor paternal que Dios siente
por todos, por medio de la salvación de Cristo y la unción del divino
Espíritu. Roguemos al Señor.
4. Por las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa, para que seas quien
envíe muchos más obreros a tu mies, pastores consagrados, santos,
llenos de amor por ti y les regales espíritu de servicio y misión por
los más necesitados. Roguemos al Señor.
5. Por quienes hoy nos encontramos reunidos en asamblea, para que
el ser alimentados por estos santos misterios del Cuerpo y la Sangre
de nuestro salvador y redentor, Jesucristo, podamos convertirnos
en testigos vivos suyos y dar nuestra vida por Él y por los hermanos.
Roguemos al Señor.
6. Por los Óleos recibidos en esta celebración, por los cuales te
bendecimos, para que se convierta el Óleo de los Catecúmenos en
signo de la fortaleza de Dios; el Óleo de los Enfermos en curación
de las heridas del cuerpo y el alma; y el Santo Crisma en la unción
que selle con el carácter sacramental para ser tal cual como Cristo
lo ha querido.. Roguemos al Señor.
Presidente
JUEVES
SANTO
Recibe Padre estas intenciones y las que quedan en lo más profundo

de nuestros corazones, para que, confiando en tu divina voluntad,
recibamos de Ti lo que más nos convenga, para la salud de nuestros
cuerpos y la salvación eterna de nuestras almas. Por Jesucristo, Nuestro
Señor. Amén.
82
O h Dios, por cuya voluntad

transcurren los momentos de nuestra vida,
recibe las súplicas y el sacrificio
de quienes imploramos tu misericordia
por los hermanos que están enfermos
y haz que nos alegremos pronto por su salud
puesto que sufrimos al verlos en peligro.
R/. Amén.
Monición final
Al haber celebrado estos santos misterios, te pedimos Señor, que estos
auxilios recibidos por la recepción de Tu Cuerpo y de Tu Sangre, nos
ayuden a mantenernos fuertes en la tentación y nos conduzcan por
el camino de la santidad, hacia la meta final del cielo que nos tienes
prometido.
O h Dios, que en la debilidad humana

nos manifiestas tu especial protección,
muestra a tus siervos enfermos el poder de tu auxilio,
para que, aliviados por obra de tu misericordia,
puedan volver sanos y salvos a tu santa Iglesia.
R/. Amén.
Bendición solemne
JUEVES
SANTO
V. El Señor esté con ustedes.
V. Los bendiga Dios Padre, los sane Dios Hijo,

los ilumine Dios Espíritu Santo.
R/. Amén. 83
V. Que Él cuide su cuerpo y salve su alma.

R/. Amén.
V. Que Él ilumine su corazón y los lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
V. Y a todos ustedes, los aquí presentes,

los bendiga Dios todopoderoso,
Padre, Hijo † y Espíritu Santo.
R/. Amén.
MISA VESPERTINA DE LA CENA DEL SEÑOR

O «IN COENA DOMINI»
Preparativos
• Ornamentos blancos. • Palio.

• Jarra con agua y palangana. Sagrario puesto en el monumento.
• Toalla para ceñirse el presidente. Cirios para la procesión.
• Incensario y naveta. Velos para cubrir los crucifijos.
• Velo humeral. Todo lo demás propio de la Eucaristía.
• Suficientes hostias para esta
celebración y la del Viernes Santo.
La Sagrada Comunión puede llevársele a los enfermos a cualquier hora del día. Adórnese
el altar con aquella moderación que conviene a la índole de este día. El sagrario debe
estar completamente vacío. Para la Comunión de hoy y mañana conságrese el pan
suficiente en esta Misa.
Se dice Gloria. Mientras se canta se tocan las campanas y terminado el himno, las
campanas se silencian hasta el Gloria de la Vigilia Pascual. Los instrumentos musicales
pueden emplearse sólo para sostener el canto.
Monición inicial
JUEVES
SANTO
Hermanos, nos congrega el amor de Cristo que ha llegado al extremo:

amor que se hace alimento, mandato y servicio. Alimento, la Eucaristía
es el centro de nuestra vida, nos fortalece y nos configura con Cristo.
Mandato, el amor es el resumen de la ley y del seguimiento de Cristo.
Servicio, el sacerdocio es la garantía de la presencia del amor de Dios entre
nosotros y muestra de la entrega de Cristo a los hermanos. Conscientes
84 de la profundidad del misterio que celebramos, participemos con fe de
la Cena del Señor.
Oración colecta
A l congregarnos, oh Dios,
para celebrar esta sacratísima Cena,
en la cual tu Unigénito,
cuando iba a entregarse a la muerte,
encomendó a la Iglesia el sacrificio nuevo y eterno
y el banquete de su amor,
concédenos, te rogamos,
que por la celebración de tan sagrado misterio
obtengamos la plenitud del amor y de la vida.
que vive y reina Contigo en la unidad del Espíritu Santo
R. / Amén.

La Palabra de Dios nos narra en el libro del éxodo los prodigios que Él
Señor hizo en favor de su pueblo, cómo lo liberó del poder de Egipto y lo
protegió de la muerte con el signo ritual de la sangre del cordero en las
puertas de las casas. Hoy, en la plenitud de la revelación con Cristo, la
Pascua adquiere un nuevo significado, el paso del Señor ya no solo libra
de un enemigo terrenal, sino que vence a la misma muerte. La sangre
de Cristo, entregada por amor a nosotros, es sacramento eficaz que nos
alimenta, es sello que nos hace participar de la vida eterna. Escuchemos
con atención.
PRIMERA LECTURA
JUEVES
SANTO
Lectura del libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:
«Este mes será para ustedes el principal de los meses; será para ustedes
el primer mes del año. Digan a toda la asamblea de los hijos de Israel:
“El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno 85
por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se

junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y
cada uno comerá su parte hasta terminarlo.
Será un animal sin defecto, macho, de un año; lo escogerán entre los

corderos o los cabritos.
Lo guardarán hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de Israel

lo matará al atardecer”. Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y el
dintel de la casa donde lo coman. Esa noche comerán la carne, asada a
fuego, y comerán panes sin fermentar y hierbas amargas.
Y lo comerán así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón

en la mano; y se lo comerán a toda prisa, porque es la Pascua, el Paso
del Señor.
Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los

primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los
ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.
La sangre será la señal de ustedes en las casas donde habitan. Cuando

yo vea la sangre, pasaré de largo ante ustedes, y no habrá entre ustedes
plaga exterminadora, cuando yo hiera a la tierra de Egipto.
Este día será memorable para ustedes; en él celebrarán fiesta en

honor del Señor. De generación en generación, como ley perpetua lo
festejarán».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL 115, 12-13. 15-16bc.17-18
JUEVES
SANTO
R/. El Cáliz de la bendición es comunión de la Sangre de Cristo.
V. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la

copa de la salvación, invocando el nombre del Señor. R/.
V. Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu

86 siervo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas. R/.
V. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor.

Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. R/.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios

11, 23-26
Hermanos:
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez les he
transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado,
tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo:
«Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria
mía».
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:
«Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; hagan esto cada vez que
lo beban, en memoria mía».
Por eso, cada vez que comen de este pan y beben del cáliz, proclaman la
muerte del Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
† Lectura del Santo Evangelio según san Juan 13, 1-15
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la

hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que
estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Estaban cenando; ya diablo le había suscitado en el corazón de Judas,
hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo
JUEVES
SANTO
que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios
volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se
la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los
discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?».
87
Jesús le replicó:

«Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más
tarde».
Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás».
Jesús le contestó:
«Si no te lavo, no tienes parte conmigo».
Simón Pedro le dice: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos
y la cabeza».
Jesús le dice: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que

los pies, porque todo él está limpio. También ustedes están limpios,
aunque no todos».
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos están
limpios».
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y
les dijo:
«¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman “el

Maestro” y “el Señor”, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro
y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los
pies unos a otros: les he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con
ustedes, ustedes también lo hagan».
Palabra del Señor.

HOMILÍA
JUEVES
SANTO
Pbro. Ferney Alonso Giraldo Castro

A. El resumen de la ley
Utilizando la figura de la discusión rabínica, el evangelista Mateo en
su capítulo 22, presenta a Jesús como un maestro confrontado por
88 escépticos representantes de las comunidades judías. Después de
generarles estupor por la sabiduría de sus argumentos, un doctor de la
ley, poniendo a prueba a Jesús le pregunta «¿Cuál es el mandamiento

más grande de la ley?».
En aquel momento, Jesús responde de modo lapidario «Amarás al Señor,
tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente…Y el
segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En
estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas».
Sin embargo, la respuesta aún era inconclusa, pues faltaba el momento
culmen, por el cual, Jesús mediante su entrega, ilustra y sintetiza lo que
significa ese amor total.
En el capítulo 13 de san Juan ha llegado el momento de darle resumen
a la ley. Jesús está con sus discípulos en la intimidad de la cena de la
pascua en Jerusalén y con el corazón expandido por la humanidad, con
un simple y revolucionario acto, sintetiza la obra de la salvación
En aquella cena, podemos contemplar al hombre que tiene por
prioridad caminar las sendas establecidas por el padre, como lo hizo
Abrahán. Allí, lavando los pies, está inclinado el liberador del pueblo
que desata las pesadas esclavitudes que soportan, como lo hizo Moisés.
En ese humilde recinto, se encuentra el verdadero y ungido rey que crea
una nueva civilización, como lo hizo David. Allí se encuentra Elías,
pues se enseña en que consiste la verdadera religión. En aquel aposento
está el gran Jeremías, pues se establece la nueva y definitiva alianza.
En esta cena están los sabios de Israel, quienes proclamaban «La abeja
es pequeña entre los animales que vuelan, pero lo que produce es más
dulce que todo» (Eclesiástico 11,3). Así pues, en este día se fundamentan
toda la ley y los profetas.
B. El mensaje de la cena del Señor
Este momento trascendental, escena que resume la ley y la enseñanza
de Jesús, sigue siendo la fuente de la cual bebe la Iglesia y sus hijos para
continuar el camino de la historia, intransitable sin este viático santo.
De esta cena, brota el sacramento de la eucaristía, alimento que nos
une a nuestro salvador y redentor. La hostia consagrada, como lo
JUEVES
SANTO
mencionaba Santa Laura Montoya, «Es el corazón de mi Dios, y el
Dios de mi corazón». Aunque el mas terrible de los encierros nos aísle,
aunque el distanciamiento social nos aleje, aunque el individualismo
nos parcele en la soledad, Dios siempre camina con nosotros, Jesús es el
maná inmarcesible.
De esta cena, brota el sacramento del sacerdocio y el mandato del 89

servicio. Nos hemos enterado abruptamente que la sociedad sólo se

construye y sostiene en el hombro del que hace las mas humildes y vitales
de las labores. De esta cena brota el agradecimiento a los médicos, a los
docentes, a las autoridades militares, a los aseadores, a los recicladores,
a todos los que saben servir y en lo más frágil de la humanidad, siguen
proclamando la muerte del Señor hasta que el vuelve. De este banquete
brota la alabanza a Dios por el don del sacerdocio, sacramento encargado
a los necios y débiles, en favor los humildes y sencillos.
De esta cena, brota el mandamiento del amor. Con bastante lucidez lo

expresó Bonhoeffer «La Iglesia es la Iglesia solo cuando existe para los
demás... No dominando, sino ayudando y sirviendo. Debe decirle a los
hombres de cada vocación lo que significa vivir para Cristo, existir para
los demás».
C. Fratelli Tutti
La Iglesia es promotora de unidad, generadora del vínculo de comunión,
puente de fraternidad entre los hombres y las naciones. Es por esto,
que el Papa Francisco a recordado este llamado en su encíclica Fratelli
Tutti, en la cual nos propone un modelo de organización social en el
que prevalezca el amor y la caridad.
En este jueves del amor, hagamos eco de algunas de las ideas allí
desarrolladas, buscando hacer concreto este mandamiento que
fermenta y libera a los hombres.
• La buena política busca caminos de construcción de comunidades

en los distintos niveles de la vida social, en orden a reequilibrar y
reorientar la globalización para evitar sus efectos disgregantes.
(182)
• «Acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de
comprenderse, buscar puntos de contacto, todo eso se resume en
el verbo “dialogar”. Para encontrarnos y ayudarnos mutuamente
necesitamos dialogar». (198)
JUEVES
SANTO
• Los que perdonan de verdad no olvidan, pero renuncian a ser

poseídos por esa misma fuerza destructiva que los ha perjudicado.
(251)
Finalmente, nos disponemos a dejarnos absorber por el ambiente de esta
90 tarde santa, para que el fulgor de tu cuerpo sacramental, siga sanando
a este mundo herido, el cual, sufre muchas enfermedades, pero la peor
de ellas la pandemia del desamor.
Las personas escogidas se dirigen a los asientos reservados para ellos visibles para
los fieles, acompañados por los ministros. Luego el sacerdote «dejada la casulla, si es
necesario» se acerca a cada una de las personas escogidas y ayudado por los ministros
les lava y seca los pies. Entre tanto, se entona un canto apropiado.
Monición al lavatorio de los pies

Sin amor el poder es tiranía, con amor el poder es servicio. Ahora el
ministro, cuyo nombre significa servidor, lava los pies a miembros de
nuestra comunidad en memoria del mandato del Señor. Vivamos este
momento en oración y recogimiento, pidiendo a Dios por todos los
ministros de la Iglesia, para que su única preocupación sea la gloria de
Dios y la entrega por los más pobres y necesitados.
Después del lavatorio de los pies, el sacerdote se lava y se seca las manos, vuelve a
tomar la casulla y regresa a la sede, desde donde dirige la oración universal. No se dice
Credo.
Oración universal
Presidente
Oremos, hermanos, en este banquete pascual, a Dios nuestro Padre,

que nos ha manifestado la grandeza del amor en la entrega de su Hijo
Jesucristo; nos unimos diciendo:
R/. Padre de amor, escúchanos.

1. Por el Papa N., nuestro obispo y todos los ministros de la Iglesia,
para que, fieles a la verdad y fervorosos en el amor, conduzcan a la
JUEVES
SANTO
humanidad hacia la unidad en Cristo Jesús. Oremos.
2. Por la Santa Iglesia de Dios, para que, perpetuando en la historia la
presencia de Cristo, sea siempre dócil a las mociones del Espíritu.
Oremos.
3. Por nuestros gobernantes, para que, en medio de un mundo
91
polarizado y seducido por el poder de las tinieblas, sean faros de
esperanza contra la corrupción y el afán de dinero. Oremos.

4. Por los educadores, para que, siguiendo el ejemplo del Maestro y el
Señor, dirijan a los jóvenes por el camino de la ciencia, la recta razón
y la sabiduría del amor. Oremos.
5. Por todos los que sufren en el cuerpo y en el alma, para que, en esta
fiesta de la Pascua, experimenten la liberación que trae la acción
salvadora de Jesús, el Señor. Oremos.
6. Por esta asamblea reunida en la Cena del Señor, para que, alimentados
por el manjar del cielo, reflejemos en nuestras obras el paso del
Señor por nuestras vidas. Oremos.
Presidente
Por la entrega generosa de tu Hijo, recibe en tu paternal corazón estas

súplicas que te hemos dirigido con fe. Por Cristo nuestro Señor.
R/. Amén.
C oncédenos, Señor,
participar dignamente de estos misterios,
pues cada vez que celebramos
el memorial de este sacrificio,
se realiza la obra de nuestra redención.
R/. Amén.
Si se utiliza el canon romano, hay que tener en cuenta los elementos propios.
JUEVES
SANTO
Terminada la distribución de la Comunión, se deja sobre el altar el copón con las

hostias consagradas para la Comunión del Viernes Santo. El sacerdote de pie, desde la
sede, dice la oración después de la Comunión.

92
C oncédenos, Dios todopoderoso,
que de la misma manera como nos alimentas
en la Cena de tu Hijo, en esta vida,

podamos ser saciados en la eternidad.
R/. Amén.
Se organiza la procesión con luces e incienso para llevar el Santísimo Sacramento

por el templo, al lugar de la reserva, previamente preparado. Precede el ministro laico
con la cruz, en medio de otros dos con cirios encendidos. Siguen otros llevando velas
encendidas. El turiferario con el incensario precede al sacerdote que lleva el Santísimo
Sacramento. Al llegar al lugar de la reserva el sacerdote deposita el copón en el
tabernáculo, cuya puerta permanece abierta. Se inciensa el Santísimo y en seguida el
sacerdote, cierra la puerta. En un momento oportuno se procede a descubrir el altar y,
si es posible, se retiran las cruces que haya en la iglesia. Conviene cubrir con un velo
las cruces que queden.
Monición al descubrirse el altar

Terminada la Cena, el ambiente del Sagrado Viernes se cierne a medida
que cae la noche. Por eso, en este momento, y en memoria de la Muerte
del Señor, se retiran los cirios y se desnuda el altar indicando la deshonra
sufrida por Cristo a manos de las autoridades, quienes desnudaron
su cuerpo para el suplicio. Este signo también evoca la ausencia de la
celebración eucarística hasta la solemne noche en que Cristo retorna
victorioso del abismo. Con este espíritu de oración esperemos, como
Iglesia, la manifestación gloriosa de nuestro Redentor.
Después de unos momentos de adoración en silencio, el sacerdote y los ministros,

hacen genuflexión y se retiran a la sacristía.
Monición ante el monumento
JUEVES
SANTO
Con el milagro de la Eucaristía cobra su sentido real la promesa de
Jesús: «Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo».
El Maestro permanece con nosotros en el Pan Eucarístico, su amor
no conoce medida y tampoco conoce un final. Adoremos su presencia
sacramental y sintamos a ese amigo que quiso quedarse con nosotros
para ayudarnos en el camino de la vida. Él está ahí, escucha nuestras
súplicas, comparte nuestros sufrimientos y nos fortalece para resistir la 93
adversidad. Que este encuentro de amor sea custodiado por el silencio

y la piedad.
PROCESIÓN DE PRENDIMIENTO
Es tradición que en algunos lugares se acostumbre a realizar la procesión de

prendimiento llamada también «de los hombres». Como acto significativo, se invita
acompañar esta procesión con luces, las cuales también servirán para ofrecer ante Jesús
Sacramentado presente en el monumento ya que, en muchas parroquias, finalizada la
procesión, se realiza la jornada de oración a Jesús Eucaristía.
Monición
Cae la tarde del jueves y el gesto de amor de Jesús a sus amigos en la
mesa pascual, se prolonga hasta la oración hecha lágrimas de sangre. En
el Getsemaní, la Soledad y el silencio de oración se ven interrumpidos
por la turba que camina en busca de un malhechor, y quien encabeza
la procesión es el discípulo, que enceguecido por la ambición, ha
rechazado el amor del Maestro y cobardemente lo entrega. Tras esta
escena se ven los demás discípulos marcharse por temor, como ovejas
cuando se hiere al pastor.
«¿A quién buscan?». «a Jesús a quien llaman Rey de los judíos».

«¡Aquí está, soy yo!, el mismo que predicaba en las sinagogas,
a quien vienen a buscar con espadas y palos, como si fuera un
delincuente» …
Y nosotros, ¿a quién buscamos? ¿Por quién hemos venido esta noche?

¿Por el hombre a quien persiguen como un delincuente, o venimos a
acompañar al redentor del mundo que ha sido abandonado? Estamos
invitados a caminar con Jesús en la vía del dolor, a no dejarlo solo; no
dejemos que el temor nos aparte de estar con Él, y que en actitud de
recogimiento y oración apartemos de nosotros toda tentación y miedo,
JUEVES
SANTO
que nos aleja de su presencia.
EVANGELIO
94
† Lectura del santo Evangelio según San Marcos. 14,32-53
Llegaron a una propiedad llamada Getsemaní, y Jesús dijo a sus

discípulos: «Quédense aquí, mientras yo voy a orar». Después llevó con
él a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir temor y a angustiarse.
Entonces les dijo: «Mi alma siente una tristeza de muerte. Quédense
aquí velando».
Y adelantándose un poco, se postró en tierra y rogaba que, de ser posible,

no tuviera que pasar por esa hora. Y decía: «Abba –Padre– todo te es
posible: aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino
la tuya». Después volvió y encontró a sus discípulos dormidos. Y Jesús
dijo a Pedro: «Simón, ¿duermes? ¿No has podido quedarte despierto
ni siquiera una hora? Permanezcan despiertos y oren para no caer en
la tentación, porque es espíritu está dispuesto, pero la carne es débil».
Luego se alejó nuevamente y oró, repitiendo las mismas palabras. Al

regresar, los encontró otra vez dormidos, porque sus ojos se cerraban
de sueño, y no sabían qué responderle. Volvió por tercera vez y les dijo:
«Ahora pueden dormir y descansar. Esto se acabó. Ha llegado la hora en
que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.
¡Levántense! ¡Vamos! Ya se acerca el que me va a entregar».
Jesús estaba hablando todavía, cuando se presentó Judas, uno de los

Doce, acompañado de un grupo con espadas y palos, enviado por los
sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado
esta señal: «Es aquel a quien voy a besar. Deténganlo y llévenlo bien
custodiado». Apenas llegó, se le acercó y le dijo: «Maestro», y lo besó.
Los otros se abalanzaron sobre él y lo arrestaron. Uno de los que estaban

allí sacó la espada e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la
oreja. Jesús les dijo: «Como si fuera un bandido, han salido a arrestarme
con espadas y palos. Todos los días estaba entre ustedes enseñando en
el Templo y no me arrestaron. Pero esto sucede para que se cumplan las
Escrituras».
JUEVES
SANTO
Entonces todos lo abandonaron y huyeron. Lo seguía un joven, envuelto
solamente con una sábana, y lo sujetaron; pero él, dejando la sábana,
se escapó desnudo. Llevaron a Jesús ante el Sumo Sacerdote, y allí se
reunieron todos los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas.
Palabra del Señor. 95

PRENDIMIENTO DE JESÚS1
Visiones de la Beata Ana Catalina Emmerick
«No creía Judas que su traición tendría el resultado que tuvo; el dinero
sólo preocupaba su espíritu, y desde mucho tiempo antes se había
puesto en relación con algunos fariseos y algunos saduceos astutos, que
le excitaban a la traición halagándole. Estaba cansado de la vida errante
y penosa de los Apóstoles. En los últimos meses no había cesado de
robar las limosnas de que era depositario, y su avaricia, excitada por la
liberalidad de Magdalena cuando derramó los perfumes sobre Jesús, lo
llevó al último de sus crímenes. Había esperado siempre en un reino
temporal de Jesús, y en él un empleo brillante y lucrativo. Se acercaba
más y más cada día a sus agentes, que le acariciaban y le decían de un
modo positivo que en todo caso pronto acabarían con Jesús.
Hallándose Jesús con los tres Apóstoles en el camino, entre Getsemaní

y el jardín de los Olivos, Judas y su gente aparecieron a veinte pasos
de allí, a la entrada del camino: hubo una disputa entre ellos, porque
Judas quería que los soldados se separasen de él para acercarse a
Jesús como amigo, a fin de no aparecer en inteligencia con ellos; pero
ellos, parándolo, le dijeron: “No, camarada; no te acercarás hasta que
tengamos al Galileo”.
Judas, que estaba todavía al lado de ellos, se sorprendió, y queriendo

acercarse a Jesús, el Señor le tendió la mano, y le dijo: “Amigo mío, ¿qué
has venido a hacer aquí?”. Y Judas balbuceando, habló de un negocio
que le habían encargado. Jesús le respondió en pocas palabras, cuya
sustancia es ésta: “¡Más te valdría no haber nacido!”. Mientras tanto,
1 Tomado de: http://www.capillacatolica.org/PrendimientoDeJesus.html
los soldados se levantaron y se acercaron al Señor, esperando la señal
del traidor: el beso que debía dar a Jesús. Pedro y los otros discípulos
JUEVES
SANTO
rodearon a Judas y le llamaron ladrón y traidor. Quiso persuadirlos con

mentiras, pero no pudo, porque los soldados lo defendían contra los
Apóstoles, y por eso mismo atestiguaban contra él.
Los alguaciles ataron a Jesús con la brutalidad de un verdugo. Eran
paganos, y de baja extracción. Tenían el cuello, los brazos y las piernas
96 desnudos; eran pequeños, robustos y muy ágiles; el color de la cara
era moreno rojizo, y parecían esclavos egipcios. Ataron a Jesús las
manos sobre el pecho con cordeles nuevos y durísimos; le ataron el

puño derecho bajo el codo izquierdo, y el puño izquierdo bajo el codo
derecho. Lo llevaban por caminos ásperos, por encima de las piedras,
por el lodo, y tiraban de las cuerdas con toda su fuerza.
No era aún media noche cuando vi a Jesús al otro lado del Cedrón,
arrastrado inhumanamente por los cuatro alguaciles por un sendero
estrecho, entre las piedras, los cardos y las espinas.
Cuando los pies desnudos y ensangrentados de Jesús se rasgaban con las
piedras o las espinas, le insultaban con una cruel ironía, diciendo: “Su
precursor Juan Bautista no le ha preparado un buen camino”; o bien:
“La palabra de Malaquías: Envío delante de Ti mi ángel para prepararte
el camino, no se aplica aquí”. Y cada burla de estos hombres era como
un aguijón para los alguaciles, que redoblaban los malos tratamientos
con Jesús.
Mientras tanto, la tropa inhumana que conducía al Salvador se acercaba
a la puerta de Ofel. Jesús se había caído de nuevo, y parecía no poder
andar más. Entonces un soldado caritativo dijo a los otros: “Ya veis
que este infeliz hombre no puede andar. Si hemos de conducirle vivo
a los príncipes de los sacerdotes, aflojadle las manos para que pueda
apoyarse cuando se caiga”. La tropa se paró, y los alguaciles desataron
los cordeles; mientras tanto, un soldado compasivo le trajo un poco de
agua de una fuente que estaba cerca. Jesús le dio las gracias, y citó con
este motivo un pasaje de los Profetas, que habla de fuentes de agua viva,
y esto le valió mil injurias y mil burlas de parte de los fariseos. Vi a estos
dos hombres, el que le hizo desatar las manos y el que le dio de beber,
ser favorecidos de una luz interior de la gracia. Se convirtieron antes de
la muerte de Jesús, y se juntaron con sus discípulos. Se volvieron a poner
en marcha y en todo el camino no cesaron de maltratar al Señor».
SOLEMNE HORA SANTA
JUEVES
SANTO
Pbro. Carlos Alberto Castaño Arango
Se expone el Santísimo de la forma ordinaria, según la costumbre del lugar. (Si se está
en lugar de misión y no hay ministros ordinarios para la exposición del Santísimo, el
ministro expone el copón de la reserva).
97
Monición inicial

Es de noche, como aquella noche en que las tinieblas de la oscuridad
rodeaban la faz de la tierra en la era de Jesús y los suyos, nos
encontramos en un panorama poco común, seguramente el ambiente
es incomprensible y algunos corazones se encuentran alterados, nacen
preguntas y nuestra mente está inquieta, ¿Qué pasa ahora? ¿Por qué las
campanas que vibraban con intensidad en la tarde de este jueves santo
han enmudecido?, aquí solo hay un misterio, Jesús sacramentado que
se ha entregado y le hemos venido acompañar para descansar junto
a su corazón divino como el discípulo amado. Así, la Hora Santa, que
viviremos queridos hermanos, será el momento preciso para velar con
Jesús oculto en las especies del pan, estar aquí y ahora, para permanecer
con Jesús; agradezcamos pues, los tres grandes dones dados a la
humanidad: Eucaristía, sacerdocio y mandamiento del amor, vivamos
en ambiente de recogimiento este momento junto al Divino Sacramento.
Oración inicial del presidente

Señor Jesús, que bueno estar aquí reunidos como hermanos, Tu presencia
que reconforta nuestro caminar como Iglesia nos hace sentir que hay
esperanza, que todo no está dicho; en nuestra pequeñez y debilidad
nos acercamos para pedirte que te quedes con nosotros, nos aceptes en
tu mesa y dejes posar nuestro corazón junto al tuyo, conságranos en la
verdad para conocerte a Ti, único Dios verdadero.
En este encuentro de silencio queremos estar Contigo, sabemos que

nuestras palabras no pueden explicar la riqueza de nuestros corazones,
sin embargo, queremos dialogar, estas aquí y llevas tanto tiempo entre
nosotros que no hemos sabido reconocer que nos llevas al Padre.
Déjanos contemplarte, ya que tu presencia nos hace enamorarnos del
que está a nuestro lado sufriendo y encamina nuestra existencia de
discípulos misioneros.
JUEVES
SANTO
Ahora, amado Jesús, en la intimidad de esta noche santa, acepta nuestra

compañía, regálanos la bella experiencia de la salvación, extiende la
mano hacia tu pueblo que sufre el látigo de la enfermedad y el exilio,
anida en nuestras almas el deseo profundo de ser víctimas de tu amor,
para que se entreguen sin medidas y sin reservas. Gracias, Santísimo
98 Sacramento, púes aunque no merecemos tanto nos regalas pequeños
milagros de amor, tu presencia que nos hace sentir hermanos, el
sacerdocio que nos recuerda la redención y los hermanos que nos hacen
sentir tu humanidad.
No nos dejes huérfanos, acógenos en el banquete del Reino y escucha

nuestras palabras que, aunque sencillas expresan la bondad de nuestro
ser adorable Jesús. Amén.
Oración
Señor Jesucristo, queremos estar junto a ti, sentir tu amor, como cuando
nos acercamos a una hoguera, queremos amarte, queremos aprender a
amar. Lo importante es estar abiertos a tu presencia. Y agradecer, alabar,
suplicar, callar, escuchar, no decir nada, simplemente estar.
Señor Jesús, toca esta noche nuestro corazón, danos tu gracia, sálvanos,
llénanos de la vida que sólo Tú puedes dar.
Noche santa ésta de jueves Santo. Jesús se dona por mí, y, también por
ti, por cada uno, sufre hasta el punto de derramar gotas de sangre. Horas
decisivas de nuestra redención. Por eso no queremos dejarle solo. En
esta historia de amor, junto a Jesús, el actor principal, estamos también
cada uno de nosotros. Penetremos en este amor hasta abismarnos en
él, contemplemos el rostro de Cristo y adentrémonos en el misterio de
abandono y lucha interior que culmina en una entrega confiada a la
voluntad del Padre. Acojamos su don, su ofrenda, su despojamiento
y acompañémosle, uniéndonos a su sacrificio redentor y dejándonos
quemar por el fuego de su Corazón divino en amor al Padre y a los
hombres.
«Padre, si es posible aparta de mí este cáliz. Pero no se haga mi

voluntad sino la tuya».
Miramos en silencio cómo sufre Jesús: y entrando en agonía oraba con
más intensidad (Lc 22,43). ¡Cuánto hemos de agradecer al Señor su
JUEVES
SANTO
sacrificio voluntario para librarnos del pecado y de la muerte eterna!
Jesús entra en agonía y llega a derramar sudor de sangre. «Jesús, solo y
triste, sufría y empapaba la tierra con su sangre».
De rodillas sobre el duro suelo, persevera en oración... llora por ti... y
por mí: le aplasta el peso de los pecados de los hombres, de toda la
humanidad. Pero su confianza en el Padre no desfallece, y persevera en 99
oración. Cuando el cuerpo parece que ya no puede resistir, vendrá un

ángel a confortarlo. La naturaleza humana del Señor se nos muestra en
esta escena con toda su capacidad de sufrimiento.
En nuestra vida puede haber momentos de lucha más intensa, quizá

de oscuridad y de dolor profundo, en que cueste aceptar la voluntad de
Dios, con tentaciones de desaliento. La imagen de Jesús en el Huerto
de los Olivos nos señala cómo hemos de proceder en esos momentos:
abrazarnos a la voluntad de Dios, sin poner límite alguno ni condición
de ninguna clase, e identificarnos con el querer de Dios por medio de
una oración perseverante.
Por tres veces busca la compañía en la oración de aquellos tres discípulos.

Velad conmigo, estad a mi lado, no me dejéis solo, les había pedido.
Y al volver los encuentra dormidos, pues sus ojos estaban pesados; y no
sabían qué responderle. Quizá busca en aquel tremendo desamparo un
poco de compañía, de calor humano. Pero los amigos abandonaron al
Amigo. Era aquélla una noche para estar en vela, para estar en oración;
y se duermen. No aman aún bastante y se dejan vencer por la debilidad
y por la tristeza, y dejan a Jesús solo. No encuentra el Señor un apoyo en
ello; habían sido escogidos para eso y fallaron.
Hemos de orar siempre, pero hay momentos en que esa oración se ha

de intensificar. Abandonarla sería como dejar abandonado a Cristo y
quedar nosotros a merced del enemigo. “¿Por qué duermen?”, les dice
-nos dice también a nosotros-. Levántense y oren para no caer en la
tentación (Lc 22,46). Por eso le decimos a Jesús: «Si ves que duermo;
si descubres que me asusta el dolor; si notas que me paro al ver más
de cerca la Cruz, ¡no me dejes! Dime como a Pedro, como a Santiago,
como a Juan, que necesitas mi correspondencia, mi amor. Dime que
para seguirte, para no volver a dejarte abandonado con los que traman
tu muerte, tengo que pasar por encima del sueño, de mis pasiones, de
la comodidad».
También hoy Jesús desea nuestra compañía. Y sin oración, ¡qué difícil
es acompañarle!; nuestra experiencia personal nos lo dice. Pero si nos
JUEVES
SANTO
hacemos fuertes en nuestro trato diario con Él, podremos decirle con
certeza: Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré (Mc 14,31).
Pedro no pudo cumplir su promesa aquella noche, entre otras cosas,
porque no perseveró en la oración que le pedía su Señor. Después de su
arrepentimiento, sería fiel a su Maestro hasta dar la vida por Él, años
100 más tarde.
La contemplación de esta escena de la pasión puede ayudarnos mucho

a ser fuertes para no dejar nunca nuestra oración diaria, y para cumplir
la voluntad de Dios en cosas que nos cuesten.
En la Eucaristía hallamos la fuente de felicidad que estamos buscando

sin cesar. San Juan Pablo II nos decía en Roma: «En realidad, es a Jesús
a quien buscáis cuando soñáis la felicidad; es Él quien os espera cuando
no os satisface nada de lo que encontráis; es Él la belleza que tanto
os atrae; es Él quien os provoca con esa sed de radicalidad que no os
permite dejaros llevar del conformismo; es Él quien os lee en el corazón
las decisiones más auténticas que otros querrían sofocar» (Roma JMJ,
2000).
Adoremos a nuestro Salvador, que en la última Cena, la noche misma

en que iba a ser entregado, confió a su Iglesia la celebración perenne del
memorial de su muerte y resurrección: oremos diciendo:
• Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

Redentor nuestro, concédenos que, por la penitencia, nos unamos más
plenamente a tu pasión, para que consigamos la gloria de la resurrección.

Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,
para que podamos confortar a los que están atribulados, mediante el
consuelo con que Tú nos confortas.

Haz que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos
de su vida parque se manifiesten en ellos los frutos de tu salvación.
JUEVES
SANTO
Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte, y una muerte
de cruz, enseña a tus fieles a ser obedientes y a tener paciencia.
Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo
glorioso y a nosotros danos un día parte en su felicidad.
101

Todos: Padre nuestro…
Demos gracias…
Gracias, Señor por la Eucaristía, porque deseabas ardientemente
celebrar la Pascua con nosotros, porque en la última cena partiste tu pan y
tu vino en infinitos trozos, para saciar nuestra hambre y nuestra sed.
Gracias, Señor, porque en el pan y en el vino nos entregaste tu vida y
nos llenas de tu presencia, porque nos amaste hasta el final, hasta el
extremo enseñándonos a amar, a morir es decir, a dar la vida por el otro.
Gracias, Señor, porque quisiste celebrar tu entrega, en torno a una

mesa con tus amigos, para que fuesen una comunidad de amor contigo,
porque nos dijiste que celebrásemos la Eucaristía en memoria tuya.
Gracias, Señor, porque podemos celebrar la Eucaristía todos los días y

porque cada día puedo volver a empezar y continuar con tu ayuda, mi camino
de fraternidad con mis hermanos y mi camino de transformación enTi.
Amén.
Oración universal
Presidente
Oremos hermanos, a Dios presente en medio de nosotros quien ha

ocultado su rostro bajo la especie del pan, queriéndose quedar una vez
más por el amor entre nosotros y para nosotros, y oremos humildemente
diciendo:
R/. Gracias Señor por tu presencia.

1. Oremos por el Papa, los Obispos, los Sacerdotes, para que fieles al
mandato de Cristo sigan configurando su vida con el sacerdocio
JUEVES
SANTO
ministerial de Cristo al servicio de los demás, oremos al Señor.

2. Oremos por los gobernantes, para que iluminados por la gracia del
Espíritu Santo puedan ejercer su mandato buscando el bien común
y viviendo el mandamiento del amor entre los hermanos, oremos al
Señor.
102
2. Oremos, por todas las comunidades para que fieles al mandamiento
del amor puedan vivir en concordia y al servicio de los marginados,
oremos al señor.
2. Oremos por los matrimonios, para que viviendo en el amor de Jesús
se conviertan en semilleros de vocaciones a la vida sacerdotal y
religiosa.
3. Oremos, por todos nosotros reunidos aquí en esta noche para que
los rayos de amor de Jesús sacramentado nos mantengan unidos en
el amor filial entre unos y otros, oremos al Señor.
Oración del presidente
Recibe Señor estas suplicas que te hemos manifestado y haz que por tu
amor podamos tener cuanto te pedimos, si sirve a nuestra salvación, por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Monición final
Luego, de haber participado de este momento de oración y de encuentro
con el Señor en el amor, vayamos a vivir con nuestras familias el misterio
sublime de la acción de gracias a presencia real, comunicando la
experiencia divina de sentirnos acompañados y salvados a través de su
acción misericordiosa que redime y nos une como comunidad cristiana.
Viernes
Santo
SERMÓN DE SENTENCIA
VIERNES
SANTO
Y EJERCICIO DEL SANTO VIACRUCIS
Todos se signan mientras el sacerdote dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

104 R/. Amén.
La gracia y el amor de parte de Dios Padre y de Jesucristo, que se entregó

a la muerte para nuestra redención, esté con todos ustedes.

Hace una breve monición, en la que invita a los fieles a participar activa y conscientemente
en la celebración de este día.
Monición inicial
El gran acontecimiento de la pasión de Nuestro Señor y Salvador,
que la Iglesia recuerda hoy en el mundo entero, en ningún momento
debe borrarse de nuestra memoria, al contrario, nos conviene pensar
siempre en ella con un gran afecto, con una fiel compasión y un piadoso
reconocimiento. Ahora nos disponemos para vivir profundamente
esta acción espiritual, donde descubrimos que los poderes del mundo
han tratado de opacar la luz, pero que esta prevalece aún sobre la
humillación, la ignominia y la misma muerte.
Presidente
Hermanos, no hay vía más fácil, más segura ni más corta para obtener
el perdón de los pecados, la abundancia de todas las gracias, toda
virtud y toda felicidad que, el ejercicio de la pasión del Señor. Conviene
acercarnos al Dios de toda majestad, reconciliándonos por amor y
subsanando toda herida de pecado.
Luego de un breve momento de silencio, dicen todos:
Yo confieso ante Dios todopoderoso…
Presidente: Dios todopoderoso, tenga misericordia de nosotros,

perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
EVANGELIO
VIERNES
SANTO
† Lectura del santo evangelio según San Juan (Jn 19,1-16)
Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron
una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima
un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían: «¡Salve, rey de
los judíos!». Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo: 105
«Miren, se lo voy a presentar a ustedes para dejar claro que no encuentro

delito alguno en él». Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas
y el manto color púrpura. Pilato les dijo: «Este es el hombre». Cuando
lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo,
crucifícalo!». Pilato les dijo: «Tómenlo ustedes y crucifíquenlo; yo no
encuentro delito alguno en él».
Los judíos le contestaron: «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley
tiene que morir, porque se ha hecho Hijo de Dios». Cuando Pilato oyó
estas palabras, se asustó aún más. Entró otra vez en el pretorio y dijo a
Jesús: «¿De dónde eres tú?». Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le
dijo: «¿Cómo? ¿Te niegas a contestarme? ¿No sabes que tengo autoridad
para soltarte y autoridad para crucificarte?». Jesús le contestó: «No
tendrías ninguna autoridad sobre mí si no te la hubieran dado de lo
alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor». Desde
este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: «Si
sueltas a ese, no eres amigo del César. Todo el que se hace rey está contra
el César». Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y se
sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo
Gábbata).
Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo

Pilato a los judíos: «He aquí a su rey». Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera;
crucifícalo!». Pilato les dijo: «¿A su rey voy a crucificar?». Contestaron
los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que al César». Entonces se
lo entregó para que lo crucificaran.
Palabra del Señor.

HOMILÍA
VIERNES
SANTO
Pbro. Helver Duván Aristizábal Valencia
Cuando nos adentramos al proceso que realizaron con Jesús, tanto

religioso como el jurídico, se percibe la decadencia de las instituciones
que lo practican; Jesús es conducido ante quienes no están autorizados
106 en interrogarlo ni condenarlo; no solo es un tema de autoridad o de
potestad, es la incapacidad que nace de estar frente a personas que tienen
su vida viciada por las diferentes pasiones que dominan el corazón y

no les permite ver los acontecimientos con objetividad; únicamente,
quieren hallar un reo para la cruz.
¿Cuáles son las pasiones humanas que predominan en este

acontecimiento?
La envidia: «Pilato les contestó: «¿Queréis que os suelte al rey de

los judíos?» Pues se daba cuenta que los judíos le habían entregado
por envidia» (Mc 15, 9-10). En los sumos sacerdotes es grandísima, y
es perceptible hasta para una persona a quien no interesaba el litigio
religioso que estaban realizando. Las autoridades religiosas, ven en
Jesús, un hombre que se ha presentado con la autoridad de un maestro,
colocándose ligeramente por encima de aquellos que se limitan al papel
de transmisores y comentadores de la ley. Sus palabras no solamente son
grandes discursos, sino que se concretan en las acciones que realizan en
las personas del pueblo.
La envidia, antes que nada, es el sufrimiento por los bienes ajenos, es

un sentimiento muy difundido. Cada vez que alguien posee una cosa que
yo no tengo, desencadena en mí un malvado deseo que quede privado
de ella o que en todo caso sea yo y no él quien la posea. La envidia es
característica de las organizaciones que tienen un orden jerárquico:
cortes, empresas, la familia, los ambientes educativos o los mismos
sectores en que vivimos, concretamente, en todos los lugares donde
las personas pueden tener una guerra o sentir reparo por las cosas que
realizan los demás. Muchos juicios que se lanzan o comentarios que se
tienen en el diario vivir, son expresiones de la impotencia que se tiene
en el corazón, como cuando se trata de desacreditar las acciones que
otro hace y así buscando un beneficio personal… Cada vez que la envidia
mueve el corazón, más sentencias de muerte o injusticias se propinan
a los demás.
VIERNES
SANTO
El remedio para la envidia es aprender a disfrutar sinceramente del bien
ajeno, es dar gracias por el bien de los demás. Entonces nuestro corazón
se abre y la envidia se retira.
Si tantas son las enemistades que nacen de la envidia, muchas otras

nacen de La ambición. Es el gusto por el poder, de todo tipo: intelectual, 107
político, económico y militar, que se aspira alcanzar a cualquier precio.

Pero tal vez la ambición más terrible, más intensa, más hipócrita, porque
está amamantada por la religiosidad, es la que pretende dominar las
almas, la ambición por el poder espiritual. El deseo de mando hace arder
incluso a los sumo sacerdotes, a los escribas y los fariseos: precisamente
porque Jesús amenaza con privarles de su poder espiritual, se convierte
para ellos en una espina clavada en la carne.
En cada persona aflora el placer de mandar, de sobresalir, el dinero

desempeña un papel importante. Y cuando no se consigue llegar a ser
los primeros, aparece la amargura, la depresión, la pérdida de sentido;
la ambición se reviste a menudo, casi como para justificarse a sí misma,
de buenas intenciones: se aspira el poder para hacer el bien porque se
considera uno capaz de dirigir a los demás hacia un objetivo justo.
La vanidad, la vanagloria, es decir, el deseo de agradar a los demás o el

miedo a molestar, o el deseo de ser aprobados, apoyados y alabados. Y
eso lo que utilizan los sumos sacerdotes en este proceso que realizan con
Jesús en el curso del proceso civil. Son hábiles en reconocer la misma
característica de la vanagloria en Pilato también, precisamente en ese
talón de Aquiles, le harán caer. El gobernador Romano era, sin duda,
ambicioso y orgulloso, tal vez padeciera también la envidia, pero es la
vanidad la que hace derrumbarse. Tiene la buena voluntad de querer ser
un digno funcionario y quisiera liberar a Jesús, entre otras cosas, para
dar una lección a los sumos sacerdotes, para enseñarles que Roma no se
doblega. Pero se ve condicionado por la razón de Estado y por su propio
papel y, cuando entra en juego la vanidad el ser o no ser amigo del César
(cf. Jn 19,12) Entonces capitulará, porque este título tan ambicionado le
importaba por encima de todo. Su actuación está determinada por su
deseo de complacer a los demás.
La vanidad es algo que está inserto de forma innata en cada uno de

nosotros. El deseo de reconocimiento ajeno; por lo demás, no es algo
sólo negativo: sentimos necesidad para vivir del precio de los demás
y de apoyarnos recíprocamente de esta manera; el niño no crece sin
VIERNES
SANTO
la alabanza ni los ánimos de sus padres. La trampa salta cuando el

afán por el aprecio llega al extremo de hacernos pisotear la verdad.
Indudablemente no está lejos de nosotros este peligro, sobre todo
cuando se tienen responsabilidades hacia otros y es fácil dejarse vencer
por los idólatras, por las adulaciones. Por eso, el evangelio nos invita a
recordar: «Tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará» (Mt 6,4).
108 Generalmente, cuando se realizan obras de caridad, se pretende recibir
el equivalente reconocimiento de la alabanza, y es cierto que el deseo
de la gratificación ayuda a corroborar la manera de proceder y motiva

para seguir constantes en ello; sin embargo, se debe cuidar para que no
se desvíen nuestros sentimientos.
Estas tres pasiones que se resaltan, que no son las únicas, son las que
influyen de manera notable para llegar a una sentencia a muerte de Jesús.
En el proceso de Jesús se viven los excesos, pues la envidia, la ambición y
la vanidad, se conjugan para que estas autoridades no tengan reparo en
llevar a su víctima a las afrentas más terribles. Profundamente, el exceso
es el que lleva al dolor de un hombre inocente, un sufrimiento total,
un sufrimiento que llega a lo profundo. Es momento de pensar en las
personas que llevan el sufrimiento en su cuerpo, pensar en las personas
que hacen sufrir a otros solamente por conservar un estatus, por seguir
figurando en medio de una sociedad inundada de apariencias, o las
personas que no soportan la luz que brota de la bondad de los hermanos.
En el proceso se contempla un exceso de la maldad humana, un

exceso de crueldad gratuita y salvajes según las propias palabras
de Jesús: «Esta es la hora y el poder de las tinieblas» (Lc 22, 53). Es
el desencadenamiento de las tinieblas: de maldad, del desprecio del
hombre que viola, pisotea, aplasta su dignidad. Cuando el hombre se
deja mover por sus pretensiones más bajas, puede aflorar en los actos
la maldad, que no le permite razonar hasta el punto de aniquilar, odiar,
matar, de olvidar a quienes ama. La degradación del corazón ha llegado
a tal punto, que algunos se enorgullecen de las maldades y las malas
acciones que cometen, sin importar que sea un homicidio, corrupción o
violencia contra personas débiles y desprotegidas.
Hay un exceso de injusticia, porque todas las cosas están montadas para
que el inocente esté desprotegido frente a sus acusadores, que a la vez
son jueces y parte en este proceso. Jesús no tuvo defensa, nadie salió a
levantar la voz para demostrar su inocencia. Hoy en día, hay personas
que quieren reclamar sus derechos ante los tribunales y no consiguen la
VIERNES
SANTO
justicia, porque no hay dineros para sobornar, no hay quién hable por
ellos o se convierten en chivos expiatorios de grandes maleantes, que
continúan con sus fechorías en libertad; es pensar en las personas que
han perdido sus tierras en desplazamientos forzados por las ambiciones
de unos pocos, algunos utilizando la violencia y otros a punto de
escritorio. 109
La pasión es la síntesis de todas las injusticias del mundo, de todas las

crueldades y los sufrimientos humanos; pero también resplandecen en
ella el exceso de Amor: «Nadie tiene mayor amor que el que da la vida
por sus amigos» (Jn 15,13) Aquí se trata de un enloquecimiento de amor
de Dios por el hombre. En la lógica humana, es fácil dar la vida por
los que queremos, pero Cristo, a pesar de las afrentas recibidas por sus
captores, también los hace beneficiarios de su amor; por tanto, estamos
frente a un amor, desmesurado que jamás podremos comprender o
escribir adecuadamente, y desde este amor podremos perseverar en los
padecimientos que afrontamos en nuestra vida.
En algunos lugares se tiene acostumbrado hacer lectura de la sentencia que hizo
Poncio Pilato a Jesús. Se sugiere que el siguiente texto sea leído por alguna autoridad
civil del lugar.
SENTENCIA DE JESÚS
SENTENCIA, DADA POR PONCIO PILATO, GOBERNADOR DE LA

GALILEA BAJA, EN QUE CONDENA A MUERTE DE CRUZ A JESÚS
DE NAZARETH:
«En el año diez y siete del Imperio de Tiberio César, el vigésimo quinto
día del mes de marzo en la ciudad Santa de Jerusalén, siendo Anás y
Caifás sumos sacerdotes y sacrificadores del pueblo de Dios.
Yo, Poncio Pilato, presidente de la Baja Galilea en el Imperio Romano,

sentado en la silla presidencial del pretorio, juzgo, condeno y sentencio
a muerte a Jesús Nazareno, llamado Cristo por la plebe, de patria Galileo,
hombre sedicioso de la ley mosaica contra el gran Emperador Tiberio
César.
Determino y pronuncio por esta sentencia, que su muerte sea en una

cruz, fijado con clavos a usanza de reos, porque habiendo congregado
muchos hombres ricos y pobres, no ha cesado de mover tumultos en
toda Judea, haciéndose Hijo de Dios y Rey de Israel, amenazando con
VIERNES
SANTO
la ruina de Israel y del Sagrado Templo, negando el tributo al César,

habiendo tenido el atrevimiento de entrar en triunfo con ramas y
palmas, acompañado del pueblo, dentro de la ciudad de Jerusalén y del
Santo Templo.
Mando que por las calles de Jerusalén se lleve a Jesús ligado y azotado,
110
vestido de púrpura y coronado de espinas, con la propia cruz sobre
sus hombros para que sirva de ejemplo a todos los malhechores, y que
con él sean crucificados dos ladrones homicidas, uno a la derecha y

otro a la izquierda; y saldrán por la puerta jagarda, ahora Antoniana;
y que se lleve a Jesús al público monte de justicia llamado Calvario,
donde, crucificado y muerto quede el cuerpo expuesto en la cruz como
espectáculo a todos los malvados; y que sobre la cruz sea puesto el título
o causa de su muerte en tres lenguas: hebrea, griega y latina.
• En Hebreo: Ieschuaj Nótsri Melka y Yejudáya.
• En Griego: Iesús Nazarenús Basilévs Yudeón.
• En Latín: Jesus Nazarenus Rex Judeorum
“JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS”.
Ordeno que sea conducido al lugar del suplicio por el Centurión Quinto
Cornelio.
Mando asimismo, que ninguna persona de cualquier clase o calidad

que sea, se atreva temerariamente a impedir esta justicia mandada por
mí y ejecutada con todo rigor, según los decretos y las leyes romanas y
hebreas, so pena de rebelión al Imperio Romano».
PONCIO PILATO, Gobernador de Galilea Baja.
Los testigos que han firmado la Sentencia de Jesús son:
Por las doce tribus de Israel: DANIEL ROBAN, JOANNAS BOROBATEL,

RAFAEL ROBAN, JOANIN BONICAR.
Por los Hebreos: NITAMBERTA.

Por los Fariseos: BULIA SIMEO, NRONAL RABANI. BONCURFUSSI.
VIERNES
SANTO
Por el Imperio y presidente de Roma: LUCIO SIXTILO.
CAPETO, hombre público.
Puede entonarse ahora un canto apropiado, como momento previo al ejercicio del
Santo Viacrucis.
111
Monición inicial

Como cristianos, hemos de ser conscientes de que el vía crucis del Hijo
de Dios no fue simplemente el camino hacia el lugar del suplicio, sino
que cada paso del condenado, cada gesto o palabra suya, así como lo
que vieron e hicieron todos aquellos que tomaron parte en este drama,
nos habla continuamente como lo hace en el hoy de nuestra existencia.
En su pasión y en su muerte, Cristo nos revela también la verdad sobre

Dios y sobre el hombre. Hoy queremos reflexionar con particular
intensidad sobre el contenido de aquellos acontecimientos, para que
nos hablen con renovado vigor a la mente y al corazón, y sean así origen
de la gracia de una auténtica participación.
Este año, haremos un énfasis especial en el Sacramento de la Eucaristía,

«fuente y culmen de toda la vida cristiana» (LG 11). Por ello, seguiremos
las reflexiones de San José María Robles, un mártir de América Latina,
sacerdote enamorado y henchido de amor por Cristo y su martirio,
rememorado en cada Santa Misa.
Oración inicial
Creo firmemente, Dios mío, que estoy en tu presencia divina; te adoro
desde el abismo de mi nada y te doy gracias con todo mi corazón por los
incontables beneficios que te dignas concederme.
Me humillo y confundo por lo mucho que te he ofendido. «He pecado,

Padre mío, contra el Cielo y en tu presencia, no soy digno de llamarme
hijo tuyo, pero admíteme siquiera como uno de tus esclavos». «Señor,
ten piedad de mí por tu misericordia infinita». Yo te prometo con todo
mi corazón, y ayudado de Ti mismo, nunca más volver a ofenderte.
¡Perdón, Señor; misericordia!
Te suplico, Jesús mío, me otorgues la gracia de practicar digna, atenta y
devotamente este santo ejercicio, imprimiendo en mi alma tus dolores
VIERNES
SANTO
infinitos y las virtudes de las cuales eres ejemplar divino en tu sacratísima

Pasión y en el Santísimo Sacramento.
Abrasa con tu amor mi helado corazón; oblígame a corresponderte ya

con una vida santa y úneme estrechamente contigo en la Eucaristía.
112 A ti acudo también, Madre afligidísima, a Ti que fuiste la primera

en recorrer esta senda del dolor, para ofrecerte mi tierna compasión,
y para que llenes mi alma de los mismos sentimientos que entonces

experimentaste.
Padre eterno, uno este santo ejercicio a los méritos infinitos de tu Hijo y a
los dolores de mi venerada Madre, y así unido, me atrevo a presentarlo a
tu soberana Gracia. Dígnate aceptarlo según las intenciones del Corazón
Eucarístico de mi Salvador, y aplica, te ruego humildemente, todas las
indulgencias que ganare en sufragio de las almas del Purgatorio. Amén.
VIACRUCIS1
I ESTACIÓN
Jesús es condenado a muerte
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Por mí, Señor, inclinas Oye el pregón, oh Madre

el cuello a la sentencia; llevado por el viento
que a tanto la clemencia y al doloroso acento
pudo llegar de Dios. ven del Amado en pos.
1 Tomado y modificado de: https://www.corazones.org/santos/pedro_eymard_via_

crucis_eucaristico.htm; http://benditasalmas.org/wp-content/uploads/2020/01/
viacrucis_eucaristico.pdf; y https://www.vatican.va.
† Lectura del Evangelio según San Mateo 27, 22-23.26
VIERNES
SANTO
Pilato les preguntó: «¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?».
Contestaron todos: «¡Que lo crucifiquen!». Pilato insistió: «Pues ¿qué
mal ha hecho?». Pero ellos gritaban más fuerte: «¡Que lo crucifiquen!».
Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó
para que lo crucificaran.
Palabra del Señor. 113
Meditación

Jesús es condenado por los suyos, por aquellos mismos a quienes ha
colmado de favores. Condénesele cual si fuera un sedicioso, a Él, que es
la bondad misma; como blasfemo, siendo así que es la misma santidad;
como ambicioso, cuando se hizo el último de todos. Como si fuera el
último de los esclavos, es condenado a la muerte de cruz.
Como vino a este mundo para sufrir y morir y para enseñarnos a hacer
ambas cosas, Jesús acepta con amor la inicua sentencia de muerte.
También en la Eucaristía es Jesús condenado a muerte. Condenado
en sus gracias, que no se quieren; en su amor, que se desconoce; en su
estado sacramental, en que es negado por el incrédulo y profanado por
horribles sacrilegios. Por una comunión indigna vende a Jesucristo un
mal cristiano al demonio, entregado a las pasiones, lo pone a los pies de
Satanás, rey de su corazón; le crucifica en su cuerpo de pecado.
Los malos cristianos maltratan a Jesús más que los mismos judíos, por
cuanto en Jerusalén fue condenado una sola vez, en tanto que en el
Santísimo Sacramento es condenado todos los días y en infinidad de
lugares y por un número espantoso de inicuos jueces.
Y a pesar de todo, Jesús se deja insultar, despreciar, condenar; y sigue
viviendo en el Sacramento, para demostrarnos que su amor hacia
nosotros es sin condiciones ni reservas y excede a nuestra ingratitud.
ORACIÓN
¡Perdón, oh Jesús, y mil veces perdón, por todos los sacrilegios! Si
me acontece cometer uno sólo, he de pasar toda la vida reparándolo.
Quiero amarte y honrarte por todos los que te desprecian. Dadme la
gracia de morir contigo.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
SEGUNDA ESTACIÓN
VIERNES
Jesús con la cruz a cuestas

SANTO

R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Esconde, justo Padre, Y Tú, Señora, gimes

la espada de tu ira, cual tórtola inocente;
114 y al monte humilde mira, que tu gemir clemente
subir el dulce Bien. le amansará también.
† Lectura del Evangelio según San Mateo 27, 27-31
Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron

alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un
manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron
a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y doblando ante
él la rodilla, se burlaban de él diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!».
Luego lo escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella en la
cabeza. Y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa
y lo llevaron a crucificar.
Palabra del Señor.
Meditación
En Jerusalén, los judíos imponen a Jesús una pesada e ignominiosa cruz,
que era considerada entonces como el instrumento de suplicio propio
del último de los hombres. Jesús recibe con gozo esta cruz abrumadora,
la abraza con amor y la lleva con dulzura.
En el Santísimo Sacramento del altar los malos cristianos imponen

a Jesús una cruz mucho más pesada e ignominiosa para su Corazón.
Esa cruz la constituyen las irreverencias de tantos en el santo lugar;
su espíritu, tan poco recogido; su corazón, tan frío en la presencia del
Señor, y su tibia devoción. ¡Qué cruz más humillante para Jesús tener
hijos tan poco respetuosos y discípulos tan miserables!
Aún ahora Jesús lleva nuestras cruces en su Sacramento, las pone en su

Corazón para santificarlas y las cubre con su amor y besos, para que nos
sean amables; más quiere que las llevemos también nosotros por Él y se
las ofrezcamos; se allana a recibir los desahogos de nuestros dolores y
VIERNES
SANTO
sufre cuando lloramos por nuestras cruces.
¡Cuán ligera se vuelve la cruz que pasa por la Eucaristía! ¡Cuán bella y
radiante sale del Corazón de Jesús! ¡Da gusto recibirla de sus manos
y besarla tras Él! A la Eucaristía iré, por tanto, para refugiarme en las
penas, para consolarme y fortalecerme. En la Eucaristía aprenderé a
sufrir y a morir. 115

ORACIÓN
¡Perdón, Señor, perdón por todos los que te tratan con irreverencia en
tu sacramento de amor! ¡Perdón por mis indiferencias y olvidos en tu
presencia! ¡Quiero amarte; te amo con todo mi corazón!
Padrenuestro, Avemaría, Gloria
TERCERA ESTACIÓN
Jesús cae por primera vez

Oh pecador ingrato Levántame a tus brazos

ve a tu Dios caído, oh bondadoso Padre,
ven a llorar, herido ve de la tierna Madre,
de contrición aquí. llanto correr por mí.
† Lectura del libro del profeta Isaías 53, 4-6
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros

lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por
nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo
saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos
como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él
todos nuestros crímenes.
Palabra de Dios.
Meditación
VIERNES
SANTO
Tan agotado de sangre se vio Jesús después de tres horas de agonía y

de los golpes de la flagelación, tan debilitado por la terrible noche que
pasó bajo la guardia de sus enemigos, que, tras algunos momentos de
marcha, cae abrumado bajo el peso de la cruz.
¡Cuántas veces cae Jesús sacramentado por tierra en las santas partículas
116 sin que nadie se dé cuenta!, más lo que le hace caer de dolor es la vista
del primer pecado mortal que mancilló mi alma.
¡Cuánto más dolorosa es la caída de Jesús en el corazón de un joven

que le recibe indignamente en el día de su primera Comunión!
Jesús cae muchas veces en un corazón helado, que el fuego de su amor no

puede derretir; en un espíritu orgulloso y fingido, sin poder conmoverlo;
en un cuerpo que no es más que sepulcro lleno de podredumbre. ¿Así
por ventura hemos de tratar a Jesús la primera vez que se nos viene tan
lleno de amor?
ORACIÓN
¡Gracias, oh Jesús mío, por el amor que me mostraste en mi Primera

Comunión! Nunca lo he de olvidar. Tuyo soy, del mismo modo que tú
eres mío; haced de mí lo que te parezca mejor para mi santificación.
CUARTA ESTACIÓN
Jesús encuentra a su madre

Cercadla, Serafines, Oh acero riguroso,

no acabe en desaliento deja su pecho amante,
no muera en el tormento, vuélvete a mí cortante,
la Rosa Virginal. que soy el criminal.
† Lectura del Evangelio según San Lucas 2, 34-35.51
VIERNES
SANTO
Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para
que muchos en Israel caigan y se levanten; será una bandera discutida:
así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te
traspasará el alma». Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Palabra del Señor.

117
Meditación

María encuentra al Hijo de sus entrañas en la calle de la amargura.
¿Cómo lo ve? Sangre, lodo y esputos velan su encantadora Faz. Agudas
espinas ciñen sus sienes; su cuerpo es una fuente de sangre.
La Madre sufre el más cruel de los martirios, contemplando de esta

suerte a su Hijo Divino. El mismo que Ella llevó en su vientre, al que vio
crecer y hacer tanto bien por los demás, ahora lo contempla condenado
como un vil criminal sin tener culpa alguna.
Hoy el Corazón Eucarístico de Jesús encuentra en el camino de sus

dolores, entre sus enemigos, hijos de su amor, esposas de su Corazón,
ministros de sus gracias, que, lejos de consolarle como María, se juntan
a sus verdugos para humillarle y blasfemar y renegar de Él. ¡Cuántos
renegados y apóstatas abandonan el servicio y el amor de la Eucaristía
tan pronto como este servicio requiere un sacrificio o un acto de fe
práctica!
ORACIÓN
¡Oh Jesús mío, quiero seguirte como María mi madre, por más que te vea
humillado, insultado y maltratado, y deseo desagraviarte con mi amor!
concédeme la gracia de serte siempre fiel al tenerte en cada Eucaristía, en
cada sagrario y en cada momento donde te pueda contemplar expuesto
para mi encuentro junto a ti.

QUINTA ESTACIÓN
VIERNES
El cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz

SANTO

Toma la cruz preciosa, Voy a seguir constante,

118 me está el deber clamando, las huellas de mi Dueño,
tan generoso cuando manténgame el empeño,
delante va el Señor. Señor a tu favor.
† Lectura Evangelio según San Mateo 27, 32; 16, 24
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo

forzaron a que llevara la cruz. Jesús había dicho a sus discípulos: «El
que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su
cruz y me siga».
Palabra del Señor.
Meditación
Jesús aparecía cada vez más rendido bajo el peso de la cruz. Los
judíos, que querían que muriera en la cruz, para poner el colmo a sus
humillaciones, pidieron a Simón el Cirineo que tomara el madero.
Él se niega, y es obligado para que tomara este instrumento que tan
ignominioso le parecía. Mas aceptó al fin y mereció que Jesús le tocara
el corazón y lo convirtiera.
En cada sacramento y especialmente en la Eucaristía, Jesús llama a

los hombres y casi nadie acude a su invitación. Nos invita al banquete
eucarístico y se escuchan solo pretextos para atender a su llamado.
El alma ingrata e infiel se niega a la gracia de Jesucristo, el don más
excelente de su amor; y Jesús se queda solo, abandonado, con las manos
llenas de gracias que se desprecian: ¡Se tiene miedo a su amor!
En lugar del respeto que le es debido, Jesús en muchas ocasiones solo

recibe irreverencias. En ocasiones pasa por las calles de nuestros hogares
y mientras unos lo contemplan, otros simplemente siguen de largo o le
lanzan improperios con su voz o su pensamiento.
ORACIÓN
VIERNES
SANTO
Jesús, si hasta ahora he sido tu cruz, de hoy para siempre seré tu Cirineo;
he oído tus angustias y me determinan a decirte desde lo íntimo de mi
alma: «Yo quiero sacrificarme por Ti, víctima tuya quiero ser; dadme tu
cruz, dadme tu amor, nada más te pido, solo que me alimentes en cada
Eucaristía y así tener las suficientes fuerzas de ser un buen cirineo».
Padrenuestro, Avemaría, Gloria. 119

SEXTA ESTACIÓN
La verónica enjuga el rostro de Jesús

Tu imagen, Padre mío, Oh Reina, de tu mano

ensangrentada y viva imprímela en mi alma,
mi corazón reciba, y a la gloriosa Palma,
sellado con la fe. contigo subiré.
† Lectura del libro del profeta Isaías 53, 2-3
No tenía figura ni belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado

y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado
a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y
desestimado.
Palabra de Dios.
Meditación
«Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro» (Sal 26, 8-9).
Verónica –Berenice, según la tradición griega– encarna este anhelo
que acomuna a todos los hombres píos del Antiguo Testamento,
el anhelo de todos los creyentes de ver el rostro de Dios. Ella, en
principio, en el viacrucis de Jesús no hace más que prestar un servicio de
bondad femenina: ofrece un paño a Jesús. No se deja contagiar ni por la
brutalidad de los soldados, ni inmovilizar por el miedo de los discípulos.
Es la imagen de la mujer buena que, en la turbación y en la oscuridad
del corazón, mantiene el brío de la bondad, sin permitir que su corazón
VIERNES
SANTO
se oscurezca. «Bienaventurados los limpios de corazón –había dicho el

Señor en el Sermón de la montaña–, porque verán a Dios» (Mt 5, 8).
Inicialmente, Verónica ve solamente un rostro maltratado y marcado
por el dolor. Pero el acto de amor imprime en su corazón la verdadera
imagen de Jesús: en el rostro humano, lleno de sangre y heridas, ella
ve el rostro de Dios y de su bondad, que nos acompaña también en el
120 dolor más profundo. Únicamente podemos ver a Jesús con el corazón.
Solamente el amor nos deja ver y nos hace puros. Sólo el amor nos
permite reconocer a Dios, que es el amor mismo.
Divino Jesús mío, bien ultrajado, insultado y profanado eres en el adorable

Sacramento. Y ¿dónde están las verónicas compasivas que reparen esas
abominaciones? ¡Ah! ¡Es para entristecerse y aterrarse que con tanta
facilidad se cometan tantos sacrilegios contra el augusto Sacramento!
¡Diríase que Jesucristo no es entre nosotros sino un extranjero que a
nadie interesa y hasta merece desprecio!
ORACIÓN
Tu rostro amado Jesús está oculto en las especies débiles y humildes

de la Eucaristía; y solo nuestro amor es capaz de descubrir por la fe
tus divinas facciones. Señor, creo que eres el Cristo, Hijo de Dios vivo,
y adoro bajo el velo eucarístico tu faz adorable, llena de gloria y de
majestad; dígnate, Señor, imprimir tus facciones en mi corazón, para
que a todas partes te lleve conmigo.
SÉPTIMA ESTACIÓN
Jesús cae por segunda vez

Yace el divino Dueño Oh Virgen, pide amante,

segunda vez postrado, que borre tanta ofensa
deteste yo el pecado, misericordia inmensa
deshecho en contrición. pródiga de perdón.
Del libro de los Salmos (117,11.12-13.18)
VIERNES
SANTO
«Me rodeaban cerrando el cerco... Me rodeaban como avispas, ardiendo
como el fuego en las zarzas, en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó...
Me castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la muerte».
Palabra de Dios.
121

Meditación
Jesús cae por segunda vez en tierra. Sus dolores son más intensos que
en su primera caída. Con qué dificultad se levanta; le falta el aliento.
Y a medida que decrece su fortaleza, se multiplica el encarnizamiento
de sus verdugos. A golpes y fuertes sacudidas, como si Dios fuera una
bestia, lo obligaban a proseguir.
Así de crueles y humillantes son las segundas caídas de Jesús Hostia

viva, al ser recibido sacrílegamente por aquellos corazones que han
gustado las delicias de su amor, y a quienes incontables veces ha dado el
abrazo y el ósculo del perdón.
¡Cuántas veces cae por la Comunión hoy el Dios de la Eucaristía, en

corazones cobardes y tibios, que le reciben sin preparación, le guardan
sin piedad y le dejan marcharse sin un acto de amor y de agradecimiento!
Por nuestra tibieza es Jesús estéril en nosotros.
ORACIÓN
Divino Salvador mío, te ofrezco un acto de desagravio por todas las

comuniones hechas con tibieza y sin devoción. ¡Cuántas veces has
venido a mi pecho! ¡Gracias por ello! ¡Quiero serte fiel en adelante!
¡Dadme tu amor, que él me basta!

OCTAVA ESTACIÓN
VIERNES
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén

SANTO

Matronas doloridas Y pues la cruz le dimos

122 que al justo lamentáis, todos los delincuentes
¿por qué si os lastimáis broten los ojos fuentes
la causa no llorar? de angustia y de pesar.
† Lectura del Santo Evangelio según san Lucas (23,28)
«Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por ustedes y por sus hijos».
Palabra del Señor.
Meditación
Consolar a los afligidos y perseguidos era la misión del Salvador en los
días de su vida mortal, misión a la que quiere ser fiel en el momento
mismo de sus mayores sufrimientos. Olvidándose de sí, enjuga las
lágrimas de las piadosas mujeres que lloraban por sus dolores y por su
Pasión, ¡Qué bondad!
En su Santísimo Sacramento, Jesús no cuenta con casi nadie que le

consuele del abandono de los suyos, de los crímenes de que es objeto.
Día y noche se encuentra solo. ¡Ah, si pudieran llorar sus ojos, cuántas
lágrimas no derramarían por la ingratitud y el abandono de los suyos! Si
su Corazón pudiera sufrir, ¡qué tormentos padecería al verse desdeñado
hasta por sus mismos amigos!
No de otra suerte, sino como Consolador divino, aparece Jesús en el

Sagrario. A los que sufren, a los que lloran, a los fatigados por la cruz,
a todos sin excepción llama y dice: «vengan a Mí y yo los aliviaré». Ve,
alma mía, vuela al Corazón de Jesús que te espera en su prisión de amor.
Él te dará paz, consuelo, fortaleza y perseverancia.
Y aún siendo esto así, tan pronto como venimos hacia Él, nos acoge con
bondad, escucha nuestras quejas y el relato con frecuencia bien largo y
harto egoísta de nuestras miserias, y olvidándose de sí nos consuela y
reanima.
VIERNES
SANTO
ORACIÓN
Consuélame, Jesús mío; Tu no ignoras mis necesidades y mis angustias;
y enséñame, como a las hijas de Jerusalén, a llorar primero mis pecados
que se han multiplicado sobre los cabellos de mi cabeza, para llorar
después con un corazón muy puro, tu sacratísima pasión. 123

NOVENA ESTACIÓN
Jesús cae por tercera vez

Al suelo derribado, Mortales: ¿Qué otro exceso

tercera vez el Fuerte, pedimos de clemencia?
nos alza de la muerte No más indiferencia
a la inmortal salud. no más ingratitud.
† De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,35.37)
«¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?; ¿la aflicción?, ¿la

angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?,
¿la espada?... Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que
nos ha amado»
Palabra de Dios.
Meditación
¿Qué puede decirnos la tercera caída de Jesús bajo el peso de la cruz?
Quizás nos hace pensar en la caída de los hombres, en que muchos se
alejan de Cristo, en la tendencia a un secularismo sin Dios. Pero, ¿no
deberíamos pensar también en lo que debe sufrir Cristo en su propia
Iglesia? En cuántas veces se abusa del sacramento de su presencia, y
en el vacío y maldad de corazón donde entra a menudo. ¡Cuántas veces
celebramos sólo nosotros sin darnos cuenta de él! ¡Cuántas veces se
deforma y se abusa de su Palabra! ¡Qué poca fe hay en muchas teorías,
cuántas palabras vacías! ¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por
VIERNES
SANTO
su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta

soberbia, cuánta autosuficiencia! ¡Qué poco respetamos el sacramento
de la Reconciliación, en el cual él nos espera para levantarnos de
nuestras caídas! También esto está presente en su pasión. La traición
de los discípulos, la recepción indigna de su Cuerpo y de su Sangre, es
ciertamente el mayor dolor del Redentor, el que le traspasa el corazón.
124 No nos queda más que gritarle desde lo profundo del alma: Kyrie,
eleison – Señor, sálvanos (cf. Mt 8,25).
ORACIÓN
Amado Jesús, si cien veces nos proponemos los seres humanos no caer…
cien veces caemos bajo el peso de nuestras propias contradicciones.
Tu con el leño sobre tus hombros, en cada eucaristía nos haces una
transfusión de vida divina. No son las caídas continuas las que nos
alejan de Ti, sino el acostumbrarnos, como tantas veces lo hacemos,
a vivir bajo la pesada cruz de la mediocridad, la oscuridad y la tibieza.
DÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es despojado de sus vestiduras
Tú bañas, Rey de gloria, Retorno a tal fineza

los cielos en dulzura la gratitud pedía;
¿quién te afligió, Hermosura, cese ya, Madre mía
dándote amarga hiel? de ser mi pecho infiel.
† Lectura del Evangelio según San Juan (19, 23-24)
Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos,

con los que hicieron cuatro partes, una parte para cada soldado, y la
túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Por
eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le
toca». Para que se cumpliera la Escritura: Se han repartido mis vestidos,
han echado a suertes mi túnica. Y esto es lo que hicieron los soldados.
VIERNES
SANTO
Palabra del Señor.
Meditación
Jesús es despojado de sus vestiduras. El vestido confiere al hombre
una posición social; indica su lugar en la sociedad, le hace ser alguien. 125
Ser desnudado en público significa que Jesús no es nadie, no es más
que un marginado, despreciado por todos. El momento de despojarlo

nos recuerda también la expulsión del paraíso: Ha desaparecido en el
hombre el esplendor de Dios y ahora se encuentra en el mundo desnudo
y al descubierto, y se avergüenza. Jesús asume una vez más la situación
del hombre caído. Jesús despojado nos recuerda que todos nosotros
hemos perdido la «primera vestidura» y, por tanto, el esplendor de Dios.
Al pie de la cruz los soldados echan a suerte sus míseras pertenencias,
sus vestidos.
¡Cuánto no debió sufrir en su modestia viéndose tratado como se
tendría vergüenza de tratar a un miserable y a un esclavo, que al menos
muere en el sudario en el que ha de ser sepultado!
Jesús es despojado aún hoy de sus vestiduras en el estado sacramental.
No contentándose con verle despojado, por amor hacia nosotros, de la
gloria de su divinidad y de la hermosura de su humanidad, sus enemigos
le despojan del honor del culto, saquean sus iglesias, profanan los
vasos sagrados y los sagrarios, le echan por tierra. Es puesto a merced
del sacrilegio, Él, rey y Salvador de los hombres, como en el día de la
crucifixión.
ORACIÓN
Señor Jesús, has sido despojado de tus vestiduras, expuesto a la deshonra,

expulsado de la sociedad. Te has cargado de la deshonra de Adán,
sanándolo. Te has cargado con los sufrimientos y necesidades de los
pobres, aquellos que están excluidos del mundo. Pero es exactamente así
como cumples la palabra de los profetas. Es así como das significado a lo
que aparece privado de significado. Es así como nos haces reconocer que
tu Padre te tiene en sus manos, a ti, a nosotros y al mundo. Concédenos
un profundo respeto hacia tu cuerpo eucarístico, un profundo respeto
cada vez que te recibimos y te vemos en la Eucaristía.
UNDÉCIMA ESTACIÓN
VIERNES
Jesús clavado en la cruz

SANTO

El manantial divino Misericordia imploro,

126 de sangre está corriendo, al pie del leño santo,
ven, pecador gimiendo, virgen, mi ruego y llanto,
ven a lavarte aquí. acepte Dios por Ti.
† Lectura del Santo Evangelio según san Marcos (15,24-28)
«Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte,

para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo
crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los
judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su
izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: «Lo consideraron como
un malhechor».
Palabra del Señor.
Meditación
Con todo, en el calvario Jesús es clavado a un madero inocente y puro,
mientras que en una comunión indigna el pecador crucifica a Jesús en
su cuerpo de pecado.
En el calvario fue crucificado por enemigos declarados, mientras que

aquí son sus propios hijos los que le crucifican con la incoherencia de
su devoción.
En el calvario solo una vez fue crucificado, mientras aquí lo es todos los
días y por millares de cristianos.
Jesús, en el Calvario nos representa a todos, a todos los hombres de

ayer, de hoy y de mañana. Sobre la cruz nos ha enseñado a amar. Ahora
comenzamos a comprender el secreto de aquella alegría perfecta de la
que hablaba a los discípulos en la última cena. Has tenido que bajar del
cielo, hacerte niño, después adulto y entonces padecer en el Calvario
para decirnos con tu vida lo que es el verdadero amor.
ORACIÓN
VIERNES
SANTO
Jesús, mirándote allí arriba en la cruz, también nosotros, como familia,
esposos, padres e hijos estamos aprendiendo a amarnos y a amar, a
cultivar entre nosotros esa acogida que se da a sí misma y que sabe ser
aceptada con reconocimiento. Que sabe sufrir, que sabe trasformar el
sufrimiento en amor. Te reconocemos también cada vez que te vemos
elevado en las manos de tus sacerdotes en cada Eucaristía y cuando estas
127
expuesto para poderte adorar, concédenos poder crucificarnos contigo
para así ser llenos de tu gloria.

En los lugares donde se acostumbra finalizar el vía crucis en la celebración de las siete
palabras, estas tres últimas estaciones se realizarán en ese momento.
CELEBRACIÓN
DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
Preparativos
• Ornamentos rojos. • Tapiz para la postración.

• Crucifijo cubierto con un velo morado. • Altar desnudo.
• Velo humeral blanco. • Mantel y corporal.
• Cirios para la procesión. Misal y leccionario.
El día de hoy y el de mañana, por una antiquísima tradición, la Iglesia omite por
completo la celebración del sacrificio eucarístico. El altar está totalmente desnudo.
Sin cruz, sin candelabros, sin manteles. Después del mediodía, alrededor de las tres, a
no ser que por razón pastoral se elija una hora más avanzada, se celebra la Pasión del
Señor, que consta de tres partes: Liturgia de la palabra, adoración de la cruz y sagrada
comunión. En este día la sagrada comunión se distribuye a los fieles únicamente dentro
de la celebración de la Pasión del Señor o en viático.
Monición inicial
Nos reunimos hoy para conmemorar la pasión de Nuestro Señor
Jesucristo. Dispongamos todo nuestro ser para contemplar el amor
inmensurable que Dios ha tenido hacia cada uno de nosotros. Pidamos
al Espíritu Santo que sea Él quien suscite en nuestros corazones los
VIERNES
SANTO
más profundos sentimientos de compasión y reverencia hacia Nuestro

Señor que, con dulzura y total abnegación, manifestó el amor llevado
hasta el extremo durante toda su pasión. Si bien hoy no celebraremos
la eucaristía, permitamos que esta liturgia sea encuentro vivo e íntimo
con Jesucristo.
128 El sacerdote y el diácono, si lo hay, revestidos como para la misa, en silencio dirigen al
altar y, hecha la debida reverencia al altar, se postran rostro en tierra y oran en silencio
durante algún tiempo. Todos los demás se arrodillan.
Monición a la postración
En este momento el ministro se postrará ante la Cruz de Jesús. Al

hacerlo, todos nos unimos de corazón pues reconocemos que en ella
Dios sana nuestras heridas, nos baña y alimenta con el agua y la sangre
que emanan de su corazón. En la Santa Cruz, observamos al árbol de
la vida eterna, bajo el cual encontramos verdadero refugio y sustento,
frente al cual nos postramos en total adoración, abandono y confianza.
Luego el sacerdote, con los ministros, va a la sede, donde, de cara al pueblo, que está
de pie, dice una de las siguientes oraciones. No se dice Oremos.
Oración colecta
A cuérdate de tus misericordias, Señor,

y santifica con protección constante a tus siervos,
por quienes Cristo, tu Hijo, instituyó,
al derramar su sangre, el misterio pascual.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
O bien:
O h Dios,
que, por la pasión de Cristo, tu Hijo, Señor nuestro,
nos libraste de la muerte, herencia del primer pecado,
que alcanza a toda la humanidad:
concédenos asemejarnos a Él
y haz que, así como naturalmente llevamos
en nosotros la imagen del hombre terreno,
VIERNES
SANTO
por la gracia de la santificación
llevemos también la imagen del hombre celestial.
R/. Amén.
129
PRIMERA PARTE

LITURGIA DE LA PALABRA

Escuchemos con atención las lecturas que la Iglesia nos propone el día
de hoy. La escucha atenta implica disponer nuestros sentidos, nuestra
inteligencia y voluntad para hacer vida en nosotros aquello que se relata.
Pidamos al Espíritu Santo que nos permita unirnos espiritualmente a
cada momento de la pasión de Nuestro Señor.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 52, 13-15; 53, 1-12
Miren, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos

se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía
aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes
cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y comprender algo inaudito.
¿Quién creyó nuestro anuncio?; ¿a quién se reveló el brazo del Señor?
Creció en su presencia como un brote, como raíz en tierra árida, sin
figura, sin belleza.
Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres,

como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual
se ocultaban los rostros, despreciado y desestimado.
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros

lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado
por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes.
Nuestro castigo saludable cayó sobre Él, sus cicatrices nos curaron.
Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor
VIERNES
SANTO
cargó sobre Él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente

se humillaba y no abría la boca: como un cordero llevado al matadero,
como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin
defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién se preocupará de su estirpe?
Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo
lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados y una tumba con los
130 malhechores, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño
en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su
vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que

el Señor quiere prosperará por sus manos. Por los trabajos de su alma
verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a
muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.
le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una

muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre
los pecadores, y Él tomó el pecado de muchos e intercedió por los
pecadores.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL 30, 2.6.12-13.15-16.17.25
R/. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
V. A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú, que eres

justo, ponme a salvo. A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el
Dios leal, me librarás. R/.
V. Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos, el

espanto de mis conocidos; me ven por la calle y escapan de mí. R/.
V. Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como a un

cacharro inútil. Pero yo confío en ti, Señor; te digo: «Tú eres mi
Dios». En tu mano están mis azares: líbrame de mis enemigos que
me persiguen. R/.
V. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia.

Sean fuertes y valientes de corazón, los que esperan en el Señor. R/.
SEGUNDA LECTURA
VIERNES
SANTO
Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9
Hermanos: Ya que tenemos un sumo sacerdote grande que ha atravesado

el cielo, Jesús, Hijo de Dios, mantengamos firme la confesión de la fe.
No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras

debilidades, sino que ha sido probado en todo, como nosotros, menos 131
en el pecado. Por eso, comparezcamos confiados ante el trono de la

gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio
oportuno.
Cristo, en efecto, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas,

presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, siendo
escuchado por su piedad filial. Y, aun siendo hijo, aprendió, sufriendo,
a obedecer. Y, llevado a la consumación, se convirtió, para todos los que
le obedecen, en autor de salvación eterna.
Palabra de Dios.
Para la lectura de la historia de la Pasión del Señor no se llevan cirios ni incienso, ni

se hace al principio se hace la salutación habitual, ni se signa el libro. Esta lectura
la proclama el diácono o, en su defecto, el mismo celebrante. Pero puede también
ser proclamada por lectores laicos, reservando, si es posible, al sacerdote la parte
correspondiente a Cristo. El diácono pide la bendición al celebrante; si los lectores no
son diáconos se omite esta bendición.
EVANGELIO
†Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan

18, 1 - 19, 42
C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente
Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas,
el que lo iba a entregar, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía
a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando una cohorte
y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con
faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se
adelantó y les dijo:
† «¿A quién buscan?».
C. Le contestaron:
VIERNES
SANTO
S. «A Jesús, el Nazareno».
C. Les dijo Jesús:
† «Yo soy».
C. Estaba también con ellos Judas, el que lo iba a entregar. Al decirles:
132 «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:
† «¿A quién buscan?».
C. Ellos dijeron:
S. «A Jesús, el Nazareno».
C. Jesús contestó:
† «les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen marchar a éstos».
C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los
que me diste».
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado
del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba
Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
† «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo
voy a beber?».
C. La cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús,
lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo
sacerdote aquel año; Caifás el que había dado a los judíos este consejo:
«Conviene que muera un solo hombre por el pueblo». Simón Pedro y
otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo
sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras
Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido
del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada
portera dijo entonces a Pedro:
S. «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?».
C. Él dijo:
S. «No lo soy».
C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque
hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie,
VIERNES
SANTO
calentándose.
El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la

doctrina. Jesús le contestó:
† «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado

continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos 133
los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me preguntas a

mí? Pregunta a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben
lo que he dicho yo».
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una
bofetada a Jesús, diciendo:
S. «¿Así contestas al sumo sacerdote?».
C. Jesús respondió:
† «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado

como se debe, ¿por qué me pegas?».
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.
C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:
S. «¿No eres tú también de sus discípulos?».
C. Él lo negó, diciendo:
S. «No lo soy».
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien

Pedro le cortó la oreja, le dijo:
S. «¿No te he visto yo con él en el huerto?».
C. Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo.
C. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos

no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así
comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:
S. «¿Qué acusación presentan contra este hombre?».

C. Le contestaron:
VIERNES
SANTO
S. «Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos».

C. Pilato les dijo:
S. «Llévenselo ustedes y júzguenlo según su ley».
C. Los judíos le dijeron:
134
S. «No estamos autorizados para dar muerte a nadie».
C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte

iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?».
C. Jesús le contestó:
† «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
C. Pilato replicó:
S. «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han
entregado a mí; ¿qué has hecho?».
† «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo,
mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos.
Pero mi reino no es de aquí».
C. Pilato le dijo:
S. «Entonces, ¿tú eres rey?»
† «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al
mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad
escucha mi voz».
C. Pilato le dijo:
S. «Y, ¿qué es la verdad?».
C. Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo:
S. «Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre ustedes
que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Quieren que les suelte al rey
VIERNES
SANTO
de los judíos?».
C. Volvieron a gritar:
S. «A ese no, a Barrabás».
C. El tal Barrabás era un bandido. 135

C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados

trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron
por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:
S. «¡Salve, rey de los judíos!».
C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
S. «Miren, se los saco para que sepan que no encuentro en él ninguna

culpa».
C. Y salió Jesús llevando la corona de espinas y el manto color púrpura.

Pilato les dijo:
S. «He aquí al hombre».
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:
S. «¡Crucifícalo, crucifícalo!».
C. Pilato les dijo:
S. «Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa

en él».
C. Los judíos le contestaron:
S. «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque
se ha hecho Hijo de Dios».
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más. Entró otra vez
en el pretorio y dijo a Jesús:
S. «¿De dónde eres tú?».
C. Pero Jesús no le dio respuesta.

Y Pilato le dijo:
VIERNES
SANTO
S. «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y

autoridad para crucificarte?».
† «No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado

de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor».
136
C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos
gritaban:
S. «Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se hace rey
está contra el César».
C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó a Jesús y se sentó en el

tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo «Gábbata»).
Era el día de la preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato
a los judíos:
S. «He aquí a su rey».
C. Ellos gritaron:
S. «¡Fuera, fuera; crucifícalo!».
C. Pilato les dijo:
S. «¿A su rey voy a crucificar?».
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. «No tenemos más rey que al César».
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
C. Tomaron a Jesús, y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio

llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice «Gólgota»), donde lo
crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús.
Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba
escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron el letrero
muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús,
y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes
de los judíos dijeron a Pilato:
S. «No escribas “El rey de los judíos”, sino “Éste ha dicho: Soy el rey de
los judíos”».
VIERNES
SANTO
C. Pilato les contestó:
S. «Lo escrito, escrito está».
C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, y
haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica.
Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se
137
dijeron:

S. «No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca».
C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a
suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.
C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre,
María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y
junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre:
† «Mujer, ahí tienes a tu hijo».
C. Luego, dijo al discípulo:
† «Ahí tienes a tu madre».
C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
C. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para
que se cumpliera la Escritura, dijo:
† «Tengo sed».
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja
empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca.
Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
† «Está cumplido».
C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Todos se arrodillan, y se hace una pausa.
C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no
se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era
un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los
quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y
luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo
VIERNES
SANTO
que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los
soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y
agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe
que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto ocurrió para
que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro
138 lugar la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».
C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús aunque

oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el
cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo.
Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas
cien libras de una mixtura de mirra y áloe.
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según

se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio
donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie
había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la
Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
Palabra del Señor.
HOMILÍA
Diácono Johan Andrés Vergara Blandón
La liturgia de esta tarde de Viernes Santo nos evoca aquella queja dolorida
que hace Dios a su pueblo en boca del profeta Miqueas: «Pueblo mío,
¿qué te he hecho, en qué te he ofendido? ¡Respóndeme!» (Miq. 6, 3).
La acción de Dios por nosotros la podemos ver en el Cristo sufriente,
maltratado y torturado. En este momento no podemos hacer alusión
a la muerte de Nuestro Señor sin acercarnos al insondable misterio
del sufrimiento, sin contemplar el rostro humano de Dios golpeado y
profanado: «Desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano...
Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres,
como un hombre de dolores acostumbrado a sufrimientos» (Is. 52, 14-
15), esta es una nueva forma de amor nunca antes vista en el mundo.
El Unigénito de Dios, que pasó por el mundo haciendo el bien, realizando
milagros y curaciones a las personas, acogiendo a maginados y a los
VIERNES
SANTO
últimos, este Jesucristo que no hizo más que anunciar el mensaje y poner
en práctica el amor y la misericordia, es rechazado por aquella misma
muchedumbre que se benefició de sus acciones y signos. Este Mesías
que lo único que hizo fue amar y perdonar, es llevado al juicio, mientras
se pide la libertad para el otro reo que ha hecho todo lo contrario. Allí
es donde se ven las injusticias humanas: al inocente se le castiga con la 139
muerte, mientras el criminal es indultado y exonerado.

Esa aversión de los hombres a Dios se ve patente en aquella escena
sombría del Gólgota, la cruz no solo es signo y expresión del amor que Él
nos tiene, es también manifestación de lo que los hombres odian de lo
divino. En esta cruz se encuentran dos sentimientos: la profundidad del
amor que Dios tiene por la humanidad y la profundidad de la miseria del
hombre que llega a proclamar la muerte de Aquel que bondadosamente
le había ofrecido amistad desde el paraíso y el poder llegar a formar una
comunión de vida con Él.
Por tanto, debemos preguntarnos en este día ¿Qué vale la humanidad
para Dios? ¿En cuanta estima nos tiene que a pesar de nuestro pecado y
codicia no duda enviar a su Hijo al mundo y más aún, decide entregarlo
a la muerte por nosotros? Lo que estamos viviendo hoy es el símbolo
supremo, dado por el mismo Dios, de la dignidad que poseen todas las
personas por las cuales murió el Señor. Esta oblación es el sacramento
más expresivo y desconcertante del amor de Dios, en Él se nos desvela «la
profundidad de aquel amor que no se echa atrás ante el extraordinario
sacrificio del Hijo» (Juan Pablo II, Dives in Misericordia, n.7), este
Viernes Santo nos habla de Dios Padre misericordioso que es fiel a su
amor para con la humanidad entera.
La reflexión que podemos llevarnos de esta celebración litúrgica es que
Dios no se cansa de amarnos incluso a pesar de nuestras faltas, que no
hay nada más sublime que el acto de entrega definitiva que hace que
llegue incluso entregarse a la muerte por todos nosotros (cfr. Gal. 2,
20). Esta es, queridos hermanos, la buena noticia del sacrificio redentor
de Jesús en esta tarde, lo vemos elevado en la cruz para contemplar
el acto más grande de amor, lo vemos clavado de manos y pies para
afirmar como el profeta: «por sus llagas hemos sido curados» (Is. 53, 5),
lo vemos agonizar para estremecernos de la misericordia que nos tiene
y lo vemos morir para reconocer que muriendo nos devolvió la Vida.
Por eso, afirmemos todos con el poeta: «Dulcísimo Cristo mío, aunque
esos labios se bañen en hiel de mis graves culpas, Dios sois, como Dios
VIERNES
SANTO
habladme. Habladme, dulce Jesús, antes que la lengua os falte, no os

desciendan de la cruz sin hablarme y perdonarme» (Lope de Vega, A
Cristo en la Cruz, Soneto).
140 ORACIÓN UNIVERSAL

La Liturgia de la Palabra concluye con la oración universal, que se hace de la manera

siguiente: el diácono, si lo hay, o ausente éste, un ministro laico, de pie, desde el ambón
dice invitatorio que indica la intención por la cual se va a orar. Luego, todos oran
en silencio unos momentos y, en seguida el sacerdote, de pie, desde la sede, o según
convenga, desde el altar, con las manos extendidas, dice la oración. Los fieles pueden
permanecer de rodillas o de pie durante todo el tiempo de las oraciones.
Antes de la oración del sacerdote, pueden hacerse, según la tradición las invitaciones
que pronuncia el diácono «pongamos de rodillas» y «se pueden levantar» y, mientras
tanto, todos oran en silencio y de rodillas durante algunos momentos.
En caso de una grave necesidad pública, el Obispo diocesano puede permitir o mandar
que se añada alguna intención especial.
Monición a la oración universal

En la Cruz encontramos a Jesucristo con los brazos siempre abiertos,
encontramos la sombra en donde podemos descansar, la columna
inmutable sobre la cual sostener toda nuestra existencia. Con la alegría
y la certeza de sabernos amados por Dios, realicemos la oración de los
fieles, que es siempre oración universal, pidiendo por todos, para que a
todos alcance la luz de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Oración universal
I. Por la santa Iglesia
Oremos, queridos hermanos, por la Iglesia santa de Dios, para que Dios
nuestro Señor se digne concederle la paz, la unidad y su protección en
toda la tierra; y para que nos conceda una vida pacífica y serena para
glorificarlo como Dios Padre omnipotente.
Oración en silencio. Luego el Sacerdote dice:
VIERNES
SANTO
Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo revelaste tu gloria a todas las
naciones, conserva la obra de tu amor, para que tu Iglesia, extendida
por el universo, persevere con fe inquebrantable en la confesión de tu
nombre. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
141
II. Por el Papa

Oremos también por nuestro Santo Padre, el Papa N., para que Dios
nuestro Señor, quien lo eligió en el orden del episcopado para regir al
pueblo santo de Dios, lo preserve de todo mal, para bien de su santa
Iglesia.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:

Dios todopoderoso y eterno, que, en tu sabiduría todo lo diriges, atiende
bondadoso nuestras súplicas y protege con tu amor a nuestro Papa, para
que el pueblo cristiano, que Tú gobiernas bajo el cayado de este pastor,
crezca en méritos y progrese en la fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
III. Por todos los ministros y por el pueblo de Dios

Oremos también por nuestro Obispo N., todos los Obispos, presbíteros
y diáconos de la Iglesia, y por todos los fieles del pueblo santo.
Dios todopoderoso y eterno, cuyo Espíritu santifica y gobierna todo

el cuerpo de la Iglesia, escucha las súplicas que te dirigimos por tus
ministros y haz que, con el don de tu gracia, te sirvamos en todas las
cosas con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
IV. Por los catecúmenos

Oremos también por los (nuestros) catecúmenos, para que Dios
nuestro Señor escuche sus oraciones, les abra de par en par la puerta
de la misericordia, y, perdonados todos sus pecados por el Bautismo,
queden incorporados a Cristo Jesús, Señor Nuestro.
VIERNES
SANTO
Dios todopoderoso y eterno, que fecundas a tu Iglesia con nuevos hijos,

aumenta la fe y la sabiduría en los (nuestros) catecúmenos, para que,
al renacer en la fuente bautismal, los cuentes entre tus hijos adoptivos.
R/. Amén.
142
V. Por la unidad de los cristianos
Oremos también, por todos los hermanos que creen en Cristo, para que
Dios nuestro Señor se digne congregar y custodiar en la única Iglesia a
quienes viven de acuerdo con la verdad.
Dios todopoderoso y eterno, que congregas a los dispersos y conservas a

los que congregaste, mira con bondad la grey de tu Hijo para que, a los
consagrados por un solo Bautismo, los conserve unidos la integridad
de la fe y los una el vínculo de la caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
VI. Por los judíos

Oremos también por los judíos, que fueron los primeros a quienes
habló Dios nuestro Señor, para que Él les conceda crecer en el amor de
su nombre y en la fidelidad a su alianza.
Dios todopoderoso y eterno, que confiaste tus promesas a Abraham

y su descendencia; escucha con piedad las súplicas de tu Iglesia, para
que el pueblo de la Antigua Alianza, logre alcanzar la plenitud de la
redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
VII. Por los que no creen en Cristo

Oremos por los que no creen en Cristo, para que, también ellos,
iluminados por el Espíritu Santo, puedan entrar en el camino de la
salvación.
Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:
VIERNES
SANTO
Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo que,
caminando en tu presencia con sinceridad de corazón, encuentren la
verdad; y haz que nosotros, por el continuo crecimiento en el amor y por
el deseo de conocer más plenamente el misterio de tu vida, seamos más
perfectos testigos de tu caridad en el mundo. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
143
R/. Amén.

VIII. Por los que no creen en Dios
Oremos también, por los que no conocen a Dios, para que viviendo
rectamente según su conciencia merezcan encontrarlo.
Dios todopoderoso y eterno, que creaste a todos los hombres para que
deseándote te busquen, y para que al encontrarte descansen en Ti;
concédenos que, en medio de las dificultades de este mundo, al ver los
signos de tu amor y el testimonio de las buenas obras de los creyentes,
todos los hombres se alegren al confesarte como único Dios verdadero
y Padre de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
IX. Por los gobernantes de las naciones

Oremos también por todos los gobernantes de las naciones, para que,
de acuerdo con sus designios, Dios nuestro Señor los dirija en sus
pensamientos y en sus decisiones hacia una auténtica paz y libertad
para todos.
Dios todopoderoso y eterno, en cuyas manos están los corazones de

los hombres y el derecho de los pueblos, mira con bondad a nuestros
gobernantes, para que, promuevan en toda la tierra, con tu ayuda, la
prosperidad de los pueblos, la libertad religiosa y una paz duradera. Por
R/. Amén.
X. Por los que sufren
VIERNES
SANTO
Oremos, queridos hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para que,

en todo el mundo aleje los errores, haga desaparecer las enfermedades
y erradique el hambre, redima a los encarcelados, rompa las cadenas,
proteja a los viajeros, conceda pronto regreso a los emigrantes y
peregrinos, dé salud a los enfermos y conceda la salvación a los
moribundos.
144
Dios todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fortaleza de

los que sufren, escucha las súplicas de los que te invocan en cualquier
tribulación, para que todos experimenten en sus necesidades la alegría
de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
SEGUNDA PARTE
ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ
Terminada la oración universal se hace solemne adoración de la santa Cruz. La forma

que se propone a continuación une las dos maneras que expone el misal romano para
este momento de la celebración, con el objetivo de conservar el signo del descubrimiento
paulatino de la santa Cruz. Si se desea adoptar la forma estricta del misal, baste con
omitir el cubrimiento de la santa Cruz con el velo.
Monición a la procesión con la santa Cruz

En nuestro camino hacia la Jerusalén Celeste, Dios ha querido hacerse
hombre y caminar junto a nosotros. Con su Cruz, ilumino el camino
y nos indicó la forma de responder frente al dolor y sufrimiento. Es
abrazando la cruz, convirtiéndola en una posibilidad de entrega, que se
ilumina nuestra existencia. Unámonos a la procesión de la Santa Cruz,
contemplando la Luz que ha vencido las tinieblas.
El diácono, u otro ministro idóneo, con los ministros, se dirige al lugar dentro del
templo destinado para la santa Cruz, de donde trae procesionalmente, por la iglesia
hasta el medio del presbiterio, la Cruz, cubierta con un velo morado. Dos ministros
llevan cirios encendidos. Lo hace de la siguiente manera:
Cerca de la puerta del templo, quien lleva la cruz descubre un poco la parte superior,
la levanta y canta el invitatorio, «Este es el árbol de la cruz donde estuvo clavada la
VIERNES
SANTO
salvación del mundo». Todos responden: «Vamos a adorarlo».
Terminado el canto del invitatorio, el comentarista dice: «Nos ponemos de rodillas».

Todos se arrodillan y, durante un momento de silencio, el comentarista dice: «Nos
ponemos de pie».
Lo mismo ocurre en medio del templo y cerca del presbiterio, descubriendo ahora el
brazo derecho y la cruz completa, respectivamente.
145
Monición a la adoración de la santa cruz

Hermanos: Ahora haremos un acto de fe al adorar la Santa Cruz de
Jesucristo, signo de amor y fuente de vida. La muerte de Cristo es una
muerte triunfante, dadora de vida, por eso el acercamiento de Cristo trae
la cruz como signo de redención. Descubramos en ella todos nuestros
dolores, angustias y conflictos, pero también sintamos al tocar esta
Santa Cruz toda la fuerza y esperanza que trae consigo la crucifixión.
Adoración de la santa Cruz

Luego el sacerdote, o el diácono, acompañado por dos ministros con cirios encendidos
lleva la Cruz a la entrada del presbiterio, o al sitio más apto para su adoración. Allí la
coloca o la entrega a los ministros para que la sostengan. Los cirios se dejan a izquierda
y derecha de la cruz. Para la adoración de la Cruz, primero se acerca el sacerdote
celebrante, sin la casulla. Después avanzan, el clero, los ministros laicos y los fieles
en forma procesional, haciendo reverencia a la Cruz con una genuflexión simple o con
otro signo apto.
Terminada la adoración, la Cruz se lleva a un sitio cerca del altar. Los cirios encendidos
se colocan cerca de altar sobre él o cerca de la Cruz.
TERCERA PARTE
SAGRADA COMUNIÓN
Se extiende, entonces, un mantel sobre el altar y se ponen el corporal y el misal. Entre

tanto el diácono, o en su defecto el mismo sacerdote, con el humeral puesto, traslada el
Santísimo Sacramento del lugar de la reserva al altar, por el camino más corto. Entre
tanto, todos permanecen de pie y en silencio. Dos ministros con cirios encendidos
acompañan al Santísimo Sacramento. Los cirios se dejan sobre el altar o cerca de él.
Tan pronto como el diácono, si está presente a dejado sobre el altar el Santísimo
Sacramento y ha descubierto el copón, el sacerdote se acerca al altar y hace genuflexión
y da lugar al rito de la comunión de la forma acostumbrada, pero omite el rito de la paz
y el canto del cordero de Dios.
Monición a la distribución de la Comunión
VIERNES
SANTO
Confiados en la promesa de Nuestro Señor Jesucristo, de estar con

nosotros todos los días hasta el fin del mundo, dispongámonos a recibir
la eucaristía, su presencia real en Cuerpo, Alma y Divinidad. Tomemos
conciencia de que, en la Cruz, Jesucristo se entrega a su esposa la
Iglesia, para unirse a ella, amarla, protegerla y proveerla de todo cuanto
necesita.
146
Terminada la distribución de la sagrada Comunión, el diácono o un ministro idóneo
lleva el copón al lugar preparado. Después el sacerdote dice: Oremos y, si lo considera
oportuno, guardado un tiempo de silencio dice la oración después de la comunión.
Se dice: oremos
D ios todopoderoso y eterno,

que nos restauraste
por la bienaventurada muerte y resurrección de tu Cristo,
conserva en nosotros la obra de tu misericordia,
para que vivamos siempre en tu servicio
por la participación en este misterio.
R/. Amén.
S eñor, te rogamos que descienda

una copiosa bendición sobre tu pueblo,
que ha celebrado la muerte de tu Hijo,
en la esperanza de su resurrección;
venga sobre él tu perdón, concédele tu consuelo,
auméntale la fe y reafírmalo por la eterna redención.
R/. Amén.
Y todos, después de hacer genuflexión ante la Cruz se retiran en silencio. Después de

la celebración se descubre el altar, pero sobre él se deja la Cruz con dos o cuatro cirios.
Monición final
VIERNES
SANTO
Habiendo participado de esta liturgia, demos gracias a Dios que nos
ha amado hasta el extremo. Hoy no habrá bendición final pues nos
encontramos participando de la Eucaristía prolongada del Triduo
Pascual. Con los sentimientos de profunda reverencia y compasión,
continuemos la celebración de esta Semana Mayor.
147

SERMÓN DE LAS SIETE PALABRAS
Es costumbre en muchos lugares el sermón de las siete palabras y el descendimiento
del Señor; es una oportunidad para reflexionar sobre la Sagrada Escritura y la doctrina
de la Iglesia. Es muy loable en este sermón iluminar la realidad de nuestros pueblos,
así la celebración de estas siete palabras se convierte en un momento catequético e
ilustrativo del misterio de la pasión del Señor.
Monición Inicial
Es el momento de contemplar al que es el Camino; con sus pies clavados
en la cruz, al que es la Vida con sus manos pendientes del madero; al
que es la Palabra eterna del Padre, hacer vida en sí mismo lo que antes
permanecía oculto a nuestro entendimiento: el amor se ha hecho carne
y se ha entregado libremente por nuestra salvación.
Las últimas palabras de Jesús no se distancian de sus actos, no fueron
pronunciadas solo por su voz; es él mismo que con todo su ser las hace
realidad y nos habla al corazón, llenándonos así de esperanza y consuelo.
Permanezcamos pues, como María, al pie de la cruz, y meditemos junto
a ella estas palabras santas, para que podamos participar del torrente de
vida que brota del corazón amante y agonizante de nuestro Redentor.
INTRODUCCIÓN
Las siete palabras de Jesús clavado en la cruz están colmadas de

sinceridad, contrastan con las palabras humanas cargadas de engaños
calculados. Las de Jesús crucificado son más que palabras, puesto
que contienen hechos amorosos de salvación que van llegando a
su máxima expresión, es decir, hasta su propia muerte en beneficio
de la humanidad entera. Así se revela lo que Dios ha realizado para
reconquistar a la persona humana. Por eso el sacrificio en la cruz y sus
siete palabras constituye el acto más grande de amor, de libertad y de
VIERNES
SANTO
salvación.
Contemplarlo colgado del madero nos llevará a abrir el corazón al

drama de abandono y soledad de los que son víctimas de los hermanos.
Entendamos que la ciencia del amor que Cristo enseña desde el árbol de
la cruz es cuestión de vida y de muerte, de ahí que este acontecimiento
148 es lo único que pone paz y armonía en los roles sociales y en la patria
toda. Con el supremo testimonio de su muerte el amor vence la envidia
y la iniquidad, el amor vence el egoísmo, el amor derriba el odio. El

amor vence los miedos y las frustraciones que impiden ser felices.
Los hechos de hace más de dos mil años continúan en los obreros sin
trabajo, en las madres abandonadas, en las víctimas de la injusticia a
causa de la mentira, de la explotación y de la violación de sus derechos.
En definitiva encontramos en la cruz los sufrimientos de Cristo, y con
ellos vemos reflejados aquellos dolores que se reproducen en nosotros,
pero llena de esperanza al saber que seremos liberados de todos ellos
gracias a la posibilidad de la resurrección.
PRIMERA PALABRA
«PADRE, PERDÓNALOS,
PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN»
† Del Evangelio según san Lucas 23, 33-34
Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a Él y a los

malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: «Padre,
perdónales, porque no saben lo que hacen». Se repartieron sus vestidos,
echándolo a suertes.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
VIERNES
SANTO
En la cruz contemplamos al inocente que sufre por puro amor, bajo el

peso de la injusticia del mundo: se pone de relieve que Jesús es el Dios
que no usa el poder, es un Dios que no renuncia a la esencia de su ser 149
que es el amor, no responde con violencia, sino con mansedumbre, solo
ama y desde el amor lo reconstruye todo. Se compromete con la entrega

para dar nuevo horizonte y nueva vida.
Percibimos así, que los pensamientos del hombre no son como los
pensamientos de Dios, los hombres buscamos el desquite, sembramos
violencia y procuramos el momento oportuno para cobrar venganza;
mientras Jesús, ama al enemigo y perdona a sus verdugos. De este
modo se refuerza la actuación de Jesús y las instrucciones que ofreció al
auditorio que lo escuchaba al comienzo de su ministerio público: «han
oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborreced a tus enemigos. Pero
yo les digo: amen a sus enemigos y recen por los que los persiguen, para
que sean hijos del Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y
buenos, y manda la lluvia sobre justos e injustos. Porque si aman a los
que los aman ¿qué premio tendréis?» (Mt 5,43-46). En consecuencia,
nunca el mal fue más violento que cuando atacó al Hijo de Dios ni el
amor fue más grande que cuando el Hijo dio la vida por todos.
Se aproxima la hora de la redención: aunque el mal y los enemigos

impongan su fuerza, nos atenemos a lo que había anunciado Jesús: esta
es la hora de ustedes y del poder de las tinieblas, nadie puede detener
el poder impetuoso del mal. Queda en evidencia que siempre se ha
presentado la batalla entre el bien y el mal. Son dos fuerzas que en el
transcurso de la historia se han debatido y aparentemente la maldad
lleva la delantera; hay momentos en que parece que no existe solución
posible para revertir el panorama de tristeza y desolación. Se confabulan
las fuerzas oscuras que desestabilizan las naciones y las instituciones, sin
embargo, el crucificado está detrás de todo lo que acontece y determina
nuestro camino, pese a la sombra de maldad que cunde por doquier
sembrando terror en todas las formas posibles.
Así pues, en nuestro tiempo el mal aparece con nuevas modalidades,

surgen ideologías políticas y planes económicos codiciosos, centros
de poder que desautorizan la Iglesia ante la opinión pública para que
no ponga freno a los problemas que atentan contra la familia como el
aborto y eutanasia.
VIERNES
SANTO
San Pablo ya lo afirmaba: «Porque nuestra lucha no es contra sangre y

carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de
este mundo de tinieblas» (Ef. 4,12). Con tristeza se constata que quienes
deben velar por el bien común y salvaguardar un cuerpo legislativo
justo, son los primeros en defraudar cuando imponen leyes que sacian
150 el capricho de una minoría aunque afecte el sentir de la mayoría que se
encuentran destinados a soportar injustamente.
Ahora bien, el mal no se la juega a Dios, por eso la hora de la misión

es la hora del cumplimiento de su promesa: sabiendo Jesús que había
llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los
suyos que estaban en el mundo los amó hasta el extremo (Cf. Jn 13,1).
Por eso en la cruz contemplamos el amor que llega hasta las últimas
consecuencias, Cristo nos entrega de este modo el bien en la hora de
las tinieblas, es la hora del triunfo del bien sobre el mal, unidos a Cristo
podemos ir con él al seno del Padre. Dejémonos abrazar por la primera
palabra de Jesús en la cruz.
Él no se defiende, más bien vence el mal con el bien, perdona y ora por
quienes lo crucificaron, incluso va más allá, los excusa: no saben lo que
hacen. Aprendamos a comprender las debilidades de los hermanos, a
perdonar los malos tratos, de lo contrario la violencia evoluciona y se
adapta a nuevas estrategias de maldad, sin reconciliación nadie parará
las fieras inteligentes que podemos ser. Seremos quienes asumimos la
violencia para solucionar problemas, nos sentimos enemigos en todas
partes. Nada será suficiente mientras no logremos sanar el corazón
humano.
Se concluye que, las armas no están por fuera, están por dentro: en la
inteligencia y en el corazón. «Porque de dentro del corazón del hombre,
salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios,
adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación,
orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen impuro
al hombre» (Mc 7,21-23).
El perdón es el camino para alcanzar la misericordia de Dios. Dios a cada

uno nos acepta y perdona como somos y siempre nos excusa, debido
a que no dimensionamos lo que hacemos. Por qué no multiplicar la
actitud de Dios con nosotros en la actitud frente a los hermanos,
¡estamos llamados a perdonar! Los esposos para que las familias no
estén rotas, los amigos y compañeros de trabajo para sembrar el bien
VIERNES
SANTO
en la sociedad. En los pueblos y en los distintos grupos se requiere la
capacidad de reconciliación, un elemento básico para vivir de manera
pacífica y solidaria. El perdón y la reconciliación no se negocian desde
un escritorio, nacen del corazón libre de rencor y deseos de venganza.
De lo contrario sufre la humanidad entera por no saber perdonar un
acto de valentía nos hace empezar juntos una nueva vida. 151
Que Dios nos conceda esta gracia. No es posible una sociedad en paz si

no damos el paso del perdón, demos el paso de Dios; que es realidad de
amor.
SEGUNDA PALABRA
«TE ASEGURO: HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO»
Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo?

Pues, ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo:
«¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros
con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en
cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí
cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás
conmigo en el paraíso».
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Pbro. Juan Manuel Suárez Moná
El relato del libro del Génesis, nos enseña, que el Paraíso es el estado
de gracia y santidad original, el lugar de la paz, la amistad y la armonía
del hombre con Dios, consigo mismo, con los demás y con la misma
creación. Pero, debido al mal uso de la libertad del hombre, se perdió esta
maravillosa experiencia, en la cual Dios lo colocó y por su desobediencia
dejó escapar de su corazón esa amistad y esas buenas relaciones con
Dios, con sus semejantes y con la obra del creador.
Pero esa gracia y esa santidad original del Paraíso, perdidas por culpa de
un hombre, el viejo Adán, nos han sido devueltas por el nuevo Adán,
VIERNES
SANTO
que es Cristo: «Donde abundó el pecado, sobreabundó mucho más la

gracia de Cristo» (Rm 5,20). Desde la cruz, Cristo nos ofrece a todos
los hombres, el Reino, el Paraíso del cielo, que es para los pobres y los
pecadores que se arrepienten y se humillan, porque han visto y han
reconocido al verdadero Rey de reyes, al Salvador.
152 En la cruz se manifiesta la historia de la salvación de Dios, que quiere
y desea la salvación para toda la humanidad. El arrepentimiento del
ladrón y su fe en el Divino Maestro, le valieron el perdón para llegar al

verdadero Paraíso del cielo, la salvación eterna. Jesús, el nuevo Adán,
con su muerte en la cruz, nos ha abierto nuevamente las puertas del
Reino y así nadie quedará excluido de la llegada al verdadero Paraíso,
porque esa es la voluntad de Dios: nuestra salvación.
En estas dos figuras de malhechores: el penitente y el obstinado,

encontramos el misterio insondable del corazón del hombre: luz
y tinieblas, fe e incredulidad y libertad para decir lo uno o lo otro. El
malhechor obstinado e incrédulo blasfema contra Dios: «¿No eres Tú
el Cristo?» ¡Sálvate a Ti mismo y sálvanos a nosotros! (Lc 23,39). Había
oído a quienes insultaban a Jesús; había podido leer incluso el título que
estaba sobre la cruz: «Jesús Nazareno, Rey de los judíos». Era un hombre
desesperado, que gritaba de rabia contra todo y contra el cielo. Desprecia
a Cristo y no quiere aceptar la gracia del arrepentimiento sincero para
recibir el perdón de sus pecados y llegar al verdadero Paraíso del cielo.
Este ladrón había buscado el Paraíso en el robo, en el crimen, en el mal,
y sólo encontró tristezas y fracasos. Dejó morir en su corazón el amor
de Dios; en esta hora, Jesús le ofrece el verdadero Paraíso y él lo rechaza
rotundamente.
El otro malhechor, el penitente, se sintió impresionado al ver a

Jesús, lleno de paz, que no la da este mundo, lleno de mansedumbre
y humildad profundas. Le había visto pedir perdón para los que le
ofendían. Reconoce en Jesús al Hijo del Hombre que ha venido a juzgar
al mundo, con un juicio de misericordia y compasión. Reconoce que la
Buena Nueva ya ha llegado, que el tiempo de gracia está aquí presente
en Jesús, que no vino para condenar y destruir al hombre, sino para
dar la gracia y la oportunidad de la salvación, a quien la quiera aceptar,
como el gran regalo de Dios para el mismo hombre.
Este ladrón arrepentido, había contemplado ya la paciencia, la dulzura
y el ánimo majestuoso y sereno, la piedad de Jesús que sufría a su
VIERNES
SANTO
lado. Luego le escuchó el «Perdónalos». Esto lo animó a suplicarle:
«Acuérdate de mí, cuando estés en tu Reino» (Lc 23,42). Y vino la gracia,
que le consiguió esta promesa formidable de labios de Jesús cuando le
dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso», manifestando
la autoridad, el poder de Jesús, su misericordia, su amor, su perdón y su
gran compasión. Jesús da testimonio del amor de su Padre Dios, de Sí 153
mismo y de tener la llave del Paraíso del Reino de los cielos. Este ladrón
reconoce sus propios pecados y sabe que Jesús es el verdadero Rey, el

Hijo de Dios que ha venido a traernos la gracia, no a condenar, sino a
salvar a los hombres de buena voluntad, que ponen su fe y su confianza
en Dios.
Nos debemos preguntar con mucha sinceridad, si hemos seguido el mal

ejemplo del malhechor que no quiso arrepentirse, si hemos gastado
la vida inútilmente en los falsos paraísos terrenales del dinero mal
conseguido y mal utilizado, del materialismo, las cosas mundanas y
pasajeras, todo lo cual nos llevaría a la tristeza, a la angustia, a los vacíos
y amarguras del corazón, en donde no apareció por ninguna parte el
amor a Dios ni la caridad para con las personas más necesitadas. Una
vida sin fe, sin esfuerzo, sin sacrificio, con el rechazo del amor, de la
gracia y el perdón de Dios hasta el último instante de nuestra vida, nos
haría perder la oportunidad de llegar a gozar del verdadero Paraíso del
cielo.
Que hoy mismo, empecemos a vivir ya el Paraíso de nuestra vocación

o estado de vida, en nuestras familias, en la escuela, en el colegio, en la
universidad, en la empresa, en nuestros sitios de trabajo, en los pueblos,
en las ciudades, en el campo y allí donde Dios nos ha permitido vivir,
para luego ir a gozar plenamente del verdadero Paraíso del Reino de los
cielos.
Que la Santísima Virgen María, interceda por todos nosotros y nos

enseñe el camino para llegar al Paraíso celestial.
TERCERA PALABRA
VIERNES
SANTO
«MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO;

HIJO, AHÍ TIENES A TU MADRE».
† Del Evangelio según san Juan 19, 25-27
154 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre,

María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre
y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí

tienes a tu hijo». Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y
desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Pbro. Juan Fernando Rendón Sánchez
En la cúspide del Gólgota, en medio de una escena desgarradora, se lleva

a cabo el culmen de la obra de la redención y se gestan nuevos vínculos
de amor para toda la humanidad. Este es el ambiente en el que nosotros
mismos nos detenemos con recogimiento interior para escuchar
atentamente la tercera palabra de Jesús que, en medio del cansancio, la
fatiga y la debilidad física, pronuncia con firmeza y dulzura, ofreciendo
el tesoro más valioso que posee: su santísima Madre. Es como si en esta
palabra nos dijese: «Yo me voy, pero les dejo a mi madre».
El escenario donde se desenvuelve esta escena es la cruz de Jesús y

los personajes principales son Jesús, María y el discípulo amado. Sin
embargo, ellos no eran los únicos presentes en este acontecimiento
tan importante. En este mismo entorno, encontramos un grupo de
espectadores encabezado por algunas mujeres que habían acompañado
a Jesús durante esta larga y dolorosa jornada. También estaban presentes
las autoridades civiles, religiosas y demás personas que se habían
empeñado en dar muerte a Jesús. Y finalmente encontramos algunas
personas que simplemente por curiosidad sin tener arte ni parte veían
lo que acontecía.
Y mientras estos tales veían lo que acontecía solo por curiosidad,
en el lugar principal junto a la cruz, tres miradas llenas de amor se
VIERNES
SANTO
entrecruzaban: la mirada conmovedora de María, la mirada profunda
de Jesús y la mirada perpleja del discípulo amado. En este momento,
pareciera que el tiempo se detuviera porque ha llegado la hora. Esa hora
que el mismo Jesús en las bodas de Caná había referido: «Mujer, déjame
que todavía no ha llegado mi hora» (Jn 2,4). Esa hora, ha llegado, es la
hora de la redención. 155
En aquella hora junto a la cruz de Jesús estaba María su madre. Si,

estaba aquella mujer que en Nazaret había acogido el mensaje del ángel
Gabriel y había manifestado su disponibilidad para aceptar el plan
divino de ser la madre del Mesías; estaba sufriendo y padeciendo con su
hijo este momento cruento y doloroso de la cruz.
De esta manera, junto a la cruz de Jesús, María «sufrió intensamente

con su Hijo y se unió a su sacrificio con corazón de Madre que, llena de
amor, daba su consentimiento a la inmolación de su Hijo como víctima»
(Lumen Gentium, 58). Y ofreció a su Hijo con firmeza y vigor, dado que,
al enunciar el verbo «estar», que etimológicamente significa «estar de
pie», «estar erguido», el evangelista quiere resaltar la fortaleza de María
que permanece junto a su Hijo, de pie, firme, y con su mirada fija en él.
En este momento se escucha la voz de Jesús, el cual, dirigiéndose

primero a su madre y luego al discípulo, establece relaciones nuevas de
amor entre María y los cristianos. Esta nueva relación de amor expresa
la maternidad universal de María quien coopera en el acontecimiento
salvífico de la redención. De este modo, María Madre de Jesús y de sus
discípulos, al hablar a Jesús evoca a sus demás hijos: «No les queda
vino»; y al dirigirse a los discípulos alude a Jesús: «Haced lo que él os
diga» (Jn 2,5).
Finalmente se dirige al discípulo a quien tanto ama y le dice: «He ahí a tu

madre» (Jn 19,26). Con estas palabras Jesús manifiesta la intención de
suscitar en este discípulo una actitud de amor y confianza en María. No
solo le confía asistirla como un gesto de cordialidad, sino que lo mueve a
ir más allá y reconocer en ella a su madre y a la madre de todo creyente.
En este caso, es necesario recordar que este discípulo que recibe a

María como madre es aquel que acompañó a Jesús en el anuncio de la
buena nueva y en la última cena posó su cabeza en el pecho del Divino
Maestro. Esto será fundamental a la hora de anunciar el Evangelio a
todas las gentes, pues como han afirmado los santos padres de la Iglesia
«Ninguno se puede percibir su significado, si antes no ha posado la
VIERNES
SANTO
cabeza en el pecho de Jesús y no ha recibido de Jesús a María como

Madre» (Orígenes).
Ahora bien, para cerrar este ofertorio de amor, el discípulo acoge a

María en su casa. La acoge con la firme convicción que, «Confiándose
al Corazón de la Madre, llega al corazón del Hijo» (Papa Pío XI). Y no
156 solo la acoge, si no que a su vez nos invita para que nosotros escuchando
la voz de Jesús desde la cruz, acojamos también a María entre nuestros
bienes espirituales más preciosos y la recibamos en nuestra casa.
CUARTA PALABRA
«¡DIOS MÍO, DIOS MÍO!
¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?»
† Del Evangelio según san Mateo 27, 45-50
Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la

hora nona. A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: «Eloí, Eloí, ¿lema
sabactaní?», —que quiere decir— «¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me
has abandonado?». Al oír esto algunos de los presentes decían: «Mira,
llama a Elías».
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Pbro. José Jairo Holguín Chaverra
Jesús ha cargado su cruz hasta el Gólgota ayudado por el cirineo y ha sido

crucificado al lado de dos malhechores. Puesto en la cruz reconocido
como el rey de los judíos, quienes se acercaban para verle le insultaban
y se burlaban de él diciendo: ¡sálvate a ti mismo, si eres el Hijo de Dios y
baja de esa cruz!; ¡a otros salvó y así mismo no puede salvarse¡
Estando ya muy cerca la muerte de Jesús, el evangelista Mateo nos da

algunas indicaciones temporales diciendo que en la hora sexta hubo
oscuridad en la tierra hasta la hora nona. Es la manera de expresarnos
paradójicamente la incredulidad de sus perseguidores y la conmoción
VIERNES
SANTO
de la tierra ante este evento sangriento pero salvífico. Efectivamente
muchos fenómenos acompañan la muerte del Señor (Mt 27,45.51-52), así
mientras que en la cruz reina la oscuridad, después, en la resurrección,
el ángel brilla con luz resplandeciente (Mt 28, 3) y en el momento de
su muerte el velo del santuario se rasgó, tembló la tierra, las rocas se
partieron, los sepulcros se abrieron y los muertos resucitaron (Mt 27,51-
52).
157

Todos estos fenómenos efectivamente anuncian el Día del Señor (Am
5,18.20; Jl 2,1-2; Sf 1,15), exhortan a la conversión (Ex 10, 21-22; Sal 105,28;
Mt 8,12) y muestran la actuación de Dios y su cercanía.
La fuerza de este relato está en el grito de Jesús, empleando las palabras
del salmo 22,2, donde Jesús se dirige a Dios, pero a la vez expresa un
sentimiento de abandono por parte de Él. Su grito es el del orante que
por una parte cree que Dios siempre está presente, pero por otro, es su
tristeza, se siente completamente solo, e incluso abandonado por Dios.
Por eso en su profundo desamparo se vuelve a Dios gritándole dos veces
Dios mío, pero a la vez le reprocha el haberle abandonado. La expresión
«por qué me has abandonado» no solo expresa un reproche, o un estado
de desesperación sino que trae consigo una esperanza de fe.
Es el grito de uno que solo cuenta con Dios, cuando muchos de los
que le seguían le habían abandonado, es una petición de socorro, de
ayuda que espera consigo una respuesta, que para los incrédulos que se
burlaban de él no hubo, Dios guardó silencio y su silencio fue la peor
condenación, en cambio, para los que le habían creído y aun hoy para
nosotros, la oscuridad de la tierra, el temblor y todos los fenómenos
naturales ocurridos, son la voz del Padre reconociendo al Hijo, es Dios
haciéndose presente en la vida del justo y devolviéndole el don de la
esperanza y de la fe que se había perdido.
Esta cuarta palabra nos representa en nuestras crisis existenciales,
en los momentos de la vida donde nos visita la soledad, el llanto, la
enfermedad y la misma muerte. ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has
abandonado? Es la oración del creyente perseguido, del pobre que carece
de lo necesario, del pecador que ha caído o de aquel que ha perdido
el sentido de la vida, pero que en la oración se siente acompañado,
escaso de mucho pero lleno de todo, se siente perdonado y consolado
ya que aunque parezca reclamar solo expresa la fe y la confianza en Dios
providente y misericordioso.
QUINTA PALABRA
VIERNES
SANTO
«TENGO SED»
158 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que
se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed». Había allí una vasija llena
de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en
vinagre y se la acercaron a la boca.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Diácono permanente José Guillermo Castro Londoño
«Tengo sed» (Jn 19,28). Después de semejante encarnizamiento contra

su humanidad, de derramar gota a gota su sangre desde el pretorio
hasta la cruz, lo más natural es que Jesús sintiera sed. La escena es
totalmente real: la sed del crucificado y la bebida agria que los soldados
acostumbraban dar en esos casos. Sin embargo, luego de hacer eco del
salmo 22 en la cuarta palabra, ahora resuena en el trasfondo el salmo
69, en que el sufriente exclama: «han apagado mi sed con vinagre»
(v.22). Jesús es el justo que sufre. Qué mejor prueba de que es el Mesías
descrito por el salmista y esperado por ellos tantos años y que no
supieron apreciar.
Llegó la hora en que se conjuga la oración en el huerto y el suplicio de la

cruz. Jesús bebe del cáliz que por un instante pidió que le fuera apartado
pero que, a su vez, aceptara para hacer la voluntad divina; vuelve a relucir
la inseparabilidad, la indivisibilidad de sus dos naturalezas y de sus dos
voluntades: al tiempo que expresa su sed física, su alma está sedienta
del Padre, su carne tiene ansia del Padre, «como tierra reseca, agostada,
sin agua». Pronto retornará al santuario para contemplar la fuerza y la
gloria de Dios (salmo 62,2-4).
Como en la cruz, hoy Jesús está sediento que sigamos su ejemplo de

corresponder al Padre, pues, como los soldados, también la Iglesia,
nosotros, respondemos una y otra vez al amor solícito de Dios con
vinagre, con un corazón agrio que no quiere hacer caso del amor de
VIERNES
SANTO
Dios.
Jesús está sediento por que vivamos en un ambiente de paz y de justicia;

está sediento de ver en cada uno de nosotros su obrar misericordioso;
está sediento de ver que volvamos los ojos a Dios y que pongamos
nuestra confianza en Él, por encima del placer, del tener y del poder;
está sediento de dirigentes honestos que se esfuercen por el bien común; 159
está sediento de verdaderos cristianos que se gasten por los demás;

está sediento de que recobremos nuestros valores morales y que desde
nuestra vida familiar, seamos constructores de una mejor sociedad.
Jesús está sediento de que sigamos su ejemplo de compartir con el

indigente, con el pobre, con el que sufre, con el necesitado, con el
condenado, con el maltratado, con el despreciado, con el moribundo.
Quien no se ha acercado a Cristo, no conoce su sed y se queda en los
placeres egocéntricos del mundo. Ante este mundo convulsionado
por nuestro afán de dominarlo todo, en que impera la inequidad, la
desigualdad social, la miseria, la corrupción, la guerra, la destrucción,
la contaminación, el desprecio a la vida, Jesús nos invita a retornar al
amor de Dios, a hacer su voluntad.
Pidámosle a Jesús que colme nuestros deseos de salvación, que apague

nuestra sed, que derrame sobre nosotros la fuente de agua que salta a
la vida eterna y que también seamos fuente anunciadora de su Palabra.
SEXTA PALABRA
«TODO ESTÁ CUMPLIDO»
† Del Evangelio según san Juan 19, 30
Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido». E inclinando

la cabeza inclinó el espíritu.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
VIERNES
SANTO
Pbro. Jorge Andrés Tabares Ríos
Los primeros cristianos nunca olvidaron las últimas palabras de Jesús

en la Cruz. Recuerdan como Jesús antes de morir expresaba: «Todo
está cumplido». Es decir, que el proyecto de Dios por el cual Jesús
se encarnó, vivió, y entregó su vida, ha sido realizado conforme a
160 la voluntad del Padre. Y el proyecto del Padre realizado en Jesús fue
hacer la vida más humana, más digna y dichosa para todos. Sembrar
la compasión, el amor y la misericordia. Predicar el amor infinito de

Dios, y todo eso lo hizo Jesús y muy bien. Incluso, hasta el último
suspiro de su vida Jesús se mantuvo fiel al proyecto del Reino del Padre
y su justicia. Dejando bien claro que no es Dios, no es el Padre quien
provocó la crucifixión de su Hijo. Es decir, no es algo que el Padre desató
para que quedara resguardado su honor sino un crimen injusto que los
hombres cometieron. En otras palabras, si Cristo muere en la cruz no es
porque así lo exigía Dios que buscaba una víctima, sino porque Dios se
mantiene firme en su amor incondicional a los seres humanos, incluso
cuando estos matan a su Hijo amado.
De ahí, que cuando Jesús antes de morir en la cruz dice: «Todo está
cumplido», los creyentes debemos descubrir:
1. El Amor increíble de Dios:

• Jesús ha cumplido con la voluntad de Dios. Y la voluntad del Padre
no es el dolor, el sufrimiento, la muerte, sino la vida. La pobreza,
la miseria, las enfermedades, pandemias, las guerras, los desastres
naturales y tantos otros males no son voluntad ni mucho menos
castigos de Dios. Son parte de la vida, consecuencias de nuestra
irresponsabilidad y de un universo infinito pero limitado.
• Si Jesús muere en la cruz no es porque menosprecia la vida y
la felicidad, sino porque la quiere para todos. En medio de las
limitaciones y fragilidades humanas Dios quiere que tengamos una
vida abundante y que seamos felices.
2. El dolor, la enfermedad, el sufrimiento, como fuente de

progreso humano:
La historia que vivimos y padecemos los humanos es una continua
sucesión de sangre, dolor, lágrimas, tristeza, miedo, soledad, angustia,
injusticias, catástrofes, terrorismo, guerras, desesperación y muerte.
Y frente a estas situaciones los creyentes, a ejemplo de Jesús, no nos
VIERNES
SANTO
acobardamos ni nos resignamos, al contrario, nos llenamos de fortaleza.
Si queremos decirle a Dios al final de nuestra vida como lo hizo Jesús,
«Todo está cumplido», entonces debemos ser valientes, decididos, fieles
hasta el último instante de nuestra existencia para no sucumbir ante las
adversidades.
Así lo expresa el P. Ignacio Larrañaga: «Con las cruces que encuentres 161
en el camino sé valiente cárgalas y si no eres capaz con ellas, al menos

déjalas atrás como amigas». Es decir, que debemos aprender a convivir
con las dificultades y sacar provecho a las distintas situaciones que nos
presenta la vida.
3. Descubrir en Jesús el camino hacia la esperanza y la solidaridad:
En nuestra actualidad son muchas las personas que a diario se

preguntan: ¿Por qué el dolor, la muerte, las enfermedades, la pandemia,
las injusticias, por qué las guerras, por qué el terrorismo?, ¿por qué me
pasa esto a mí, a mi familia?, ¿qué he hecho de malo?, ¿por qué me
castigan así?
Y más que dar respuestas teóricas, nuestra mejor respuesta es el servicio,
el amor, la compasión, la sensibilidad, la solidaridad.
Por tanto, cuando Jesús crucificado en sus últimos minutos de su vida

expresa: «Todo está cumplido». Nos enseña que:
- La cruz debe hacernos sensibles ante el dolor del prójimo.

Teniendo bien claro que Dios no está con los que crucifican, está
del lado de los crucificados.
- Hay que bajar de la cruz al pueblo crucificado. Es decir, como
Iglesia debemos trabajar para que los pobres, los excluidos, los
descartados tengan mejores condiciones de vida y disfruten
de su Reino aquí en la tierra. Así lo predicaba San Romero de
América: «Cuando la Iglesia oye el clamor de los oprimidos no
puede menos que denunciar las formaciones sociales que causan
y perpetúan la miseria de la que surge ese clamor». «Hay que
bajar de la Cruz al Pueblo Crucificado». Pues la voluntad de
Dios no es el sufrimiento sino una vida digna de vivir y llena de
sentido.
- Hay que vivir la alegría del evangelio trabajando por la justicia
VIERNES
y la solidaridad. En estos momentos tan difíciles especialmente

SANTO
para tantas personas y familias que no tienen los recursos

básicos para vivir dignamente debemos ser más justos, solidarios
y generosos.
- Hay que recordar que la Salvación es tarea de todos y se anticipa
y se vive en este mundo.
162
Hoy Viernes Santo necesitamos, pues, contemplar a Jesús crucificado
y levantar nuestra mirada hacia Él para no olvidar a los hombres y

mujeres, niños y ancianos, pobres y excluidos, que hoy son víctimas del
sufrimiento causado por personas y estructuras sociales.
Que al contemplar a Jesús crucificado nos llenemos de fe, esperanza y

amor para continuar juntos el camino de la vida y cuando nos llegue el
momento de ir al encuentro definitivo con nuestro Padre Dios, podamos
decir como Jesús: «Todo está cumplido». Amén.
SÉPTIMA PALABRA
«PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO
MI ESPÍRITU»
† Del Evangelio según san Lucas 23, 46
Y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: «Padre, en tus manos pongo mi

espíritu» y, dicho esto, expiró.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Pbro. Carlos Andrés Giraldo Gómez
Cuando alguien se encuentra en agonía, se crea a su alrededor un
ambiente que podríamos describir como lúgubre, gris, nostálgico,
triste; todos aquellos que presencian la escena entran en una suerte de
expectación, se fijan en la persona agonizante esperando poder atender
satisfactoriamente sus últimos deseos. Todo lo que dice el agonizante
– sobre todo cuando este conserva su lucidez – se torna importante
VIERNES
SANTO
en ese momento. En efecto, cuando se está en trance de muerte no se
puede más que pensar en cosas importantes, ¡y es que no hay tiempo
qué perder! En efecto, cuántos padres o madres de familia logran, antes
del último suspiro, la reconciliación entre hermanos o familiares, al
expresar su última voluntad.
También alrededor de Jesús, agonizante en la cruz, hay tinieblas, pues 163
el sol se ha ocultado. La escena del Gólgota es invadida por la lúgubre

tristeza que precede al trance de la muerte. Todos los que acompañan
a Jesús en el momento final están expectantes también, esperando
atentamente el desenlace de su vida, aquella vida que había sido ya
toda ella una ofrenda de amor al Padre. Solo falta ver entrar en el sueño
de la muerte a Aquel que había hecho retornar a tantos del lugar de
los muertos. Sin embargo, faltaba aún su última palabra. Jesús, con
su último aliento de vida, se dirige al Padre que lo ha amado desde la
eternidad, aquel con quien se comunicaba en oración, aquel a quien
estaba íntimamente unido desde siempre.
“Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”, estas son las últimas
palabras de Jesús. ¿Por qué Jesús se dirige al Padre? Lo hace porque
durante su vida terrena siempre estuvo unido a él y experimentó su amor
a cada instante; amor que mostró a los hombres y mujeres que encontró
por el camino; hombres y mujeres que se convierten en el símbolo de
una humanidad que ha renunciado a sus derechos de filiación, es decir,
que ha entrado en conflicto con la figura paterna, que se ha ido en contra
de toda autoridad, deseando con todas las fuerzas el verse liberada de
deberes, compromisos y responsabilidades. Una humanidad herida
por falta de amor y de autoridad, por falta de figuras significativas que
infundan seguridad y confianza a sus hijos, quienes necesitan verse
motivados y acompañados para actuar en la vida.
En efecto, la experiencia que Jesús ha tenido de su Padre Dios, es la
experiencia que nos invita a repetir a nosotros en este Viernes Santo.
Jesús, a través de su entrega total en las manos del Padre nos invita
a convencernos de la importancia de regresar a la casa de la que un
día salimos por nuestro pecado, es decir, la importancia regresar a la
casa del Padre para reconciliarnos con él. ¡Cuánto necesitamos vivir
bajo el amparo de Aquel que nos ofrece su regazo amoroso! ¡Cuánto
necesitamos experimentar el perdón de parte de Aquel a quien hemos
ofendido con nuestro mal proceder! Y es que “amor saca amor”, como
dice Teresa de Jesús. El Padre de Jesús y Padre nuestro también, es lo
único que nos puede ofrecer: amor. Nuestra respuesta no debe ser otra
más que aquella de devolverle aquello que nos da, es decir, su amor
VIERNES
SANTO
infinito.
¡Cuánto desea Jesús el vernos reconciliados con el Padre! Por eso ha
padecido, por eso ha cargado la cruz, por eso se dejó clavar en ella;
todo lo hizo por mostrarnos el amor incondicional e infinito del Padre.
164 Que al contemplar a Jesús que entrega su espíritu en las manos de su

Padre amantísimo, nosotros podamos mover nuestro afecto y voluntad,
decididos a iniciar un camino de reconciliación con Dios, aceptando la
oferta de vida nueva que nos hace Jesús desde lo alto del patíbulo. Que
también nosotros podamos repetir con Jesús: Padre, me pongo en tus
manos, pues ¿en qué otra parte podría estar mejor, si soy tu hijo, la obra
de tus manos? Amén.
DUODÉCIMA ESTACIÓN
Jesús muere en la cruz

Muere la Vida nuestra ¡Ay! Casi no respira

pendiente del madero, la triste Madre yerta
y yo ¿cómo no muero del cielo abrir la puerta
de amor o de dolor? bien puedes ya, Señor.
† Del Evangelio según san Juan (Jn 19,28-30)
«Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para

que se cumpliera la Escritura dijo: «Tengo sed». Había allí un jarro
lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a
una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el
vinagre, dijo:
«Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu».
Palabra del Señor.

Meditación
VIERNES
SANTO
Jesús muere para rescatarnos; la última gracia es el perdón concedido a
los verdugos; el último don de su amor, su divina Madre; la sed de sufrir,
su último deseo; y el abandono de su alma y de su vida en manos de su
Padre, el último acto.
En la Sagrada Eucaristía continúa el amor que nos mostró Jesús al

morir; todos los días se inmola en el Santo Sacrificio y llega a quienes lo 165
reciben para ofrecerles al igual que al ladrón arrepentido, el misterio de

la salvación.
Jesús desde la Sagrada Eucaristía nos ofrece las gracias de nuestra

redención y el precio de nuestra salvación. Pero para poderlas recibir,
debo morir junto a Él y para Él, según es su voluntad.
ORACIÓN
Dadme, Dios mío, la gracia de morir al pecado, gracia de no vivir más

que para amarte en tu Eucaristía. Dadme la gracia de morir a mi para
vivir siempre para Ti.
SERMÓN DE DESCENDIMIENTO
Monición al sermón de descendimiento
Tras encomendar su espíritu al Padre Eterno y exhalar su último aliento,
cierra sus ojos el Maestro que supo mirar la bondad original con la que
el hombre había sido creado. Sus últimas palabras habían pregonado
al mundo la misericordia infinita de su corazón y ahora, en el silencio
profundo del momento, es su cuerpo descolgado del madero para ser
puesto en los brazos de su Madre.
Con actitud reverente veamos descender la imagen del Cuerpo del

Señor, y recibamos, como María, en lo íntimo de nuestro ser, a aquel
que se ha anonadado a sí mismo para levantarnos del pecado y del dolor.
HOMILÍA
VIERNES
SANTO
Cuando Jesús es descendido de la cruz, se unen el cielo y la tierra, se

encuentran la humanidad y la divinidad, la muerte con la vida, la alegría
con la tristeza, la fe con la duda y la desilusión con la esperanza. Además,
166
el descendimiento del cuerpo muerto de Jesús pone de relieve el himno
cristológico de Filipenses cuando dice: «El cual, siendo de condición
divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se anonadó a

sí mismo tomando la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse
incluso a la muerte y una muerte de cruz» (Fil 2,6-8).
Así pues, el acontecimiento de la cruz pone en evidencia la máxima

expresión del amor de Dios, ya que se recapitulan en el acto sucesivo de
la crucifixión y muerte de Jesús, todas las manifestaciones de la entrega
redentora de Dios en favor de los hombres. En el madero de la cruz se
comprenden mejor las palabras y las obras de Jesús; por ejemplo, «nadie
tiene más amor que aquel que da la vida por sus amigos» (Jn 15,13).
La donación de Jesús va desde el comienzo hasta el final; llamando a
sus discípulos para que estén con él y sean sus amigos, curando a los
enfermos, acogiendo a los marginados y anunciando la buena noticia
a los pobres. En consecuencia, vemos como Jesús ama a los suyos
que estaban en el mundo, amándolos hasta el extremo; dicho de otra
manera, entregando su vida para el rescate de todos sin reservar nada
para sí.
Descuélguenle su mano derecha, la mano del progreso, del abrazo y de

la bendición; mano de Jesús que se extiende para levantar al que está
caído, mano que se posa sobre el pecador para redimirlo de la culpa,
mano que corrige al que yerra, mano que señala una nueva esperanza al
que está desilusionado, mano que se posa sobre el enfermo para curarle
su dolor, la misma que dio pan al pueblo hambriento, la que sujetó
a Pedro cuando se hundía en el mar. Mano bendita que se aferra a la
nuestra para librarnos del mal.
Descuélguenle su mano izquierda, mano que empuña la bandera del

triunfo de la vida sobre la muerte, mano que con sus gestos conquistó
el corazón de muchos que se arriesgaron a seguirlo, mano que sostuvo
al paralítico, al ciego y a la hemorroisa antes de transmitirles su acción
sanadora; mano que mostraba el camino que conduce al Padre, mano
VIERNES
SANTO
divina que abrazó al discípulo amado cuando este recostó la cabeza
sobre su pecho.
Descuélguenle los pies, aquellos que con sus pisadas bendicen nuestra
tierra y plenifican el anuncio de salvación de Is 52,7: «Que hermosos
son sobre los montes los pies del mensajero que anuncian la paz». Los
pies que caminaron por las calles de Galilea, son los pies que dejan a 167
su paso alegría y bendición, los benditos pies que caminaron sobre

las aguas del mar de Galilea para vencer las fuerzas del mal (Mc 6,49),
los pies que ungidos por la Magdalena anticipan la incorruptibilidad
de Jesús en el sepulcro (Jn 11,2). Esos benditos pies se identifican con
los pies de nuestra patria que a veces tropieza con los obstáculos que
nosotros mismo ponemos en el camino. Son los pies destrozados que
reclaman misericordia y piedad. Descuelguen los pies benditos que han
dejado huellas que nos indican el sendero para caminar siempre detrás
del Divino Maestro.
Descuélguenle su cuerpo, cuerpo que se nos da como alimento que

nutre nuestra vida espiritual y que nos da vida en abundancia, (Jn 10,11).
El cuerpo del Señor, en el que el centurión romano, movido por todo lo
que veía, reconoce que Jesús es el «Hijo de Dios» (Mc 15,39). Es el cuerpo
de Jesús que realmente ha ido hasta el final, hasta más allá del límite.
Descuelguen el cuerpo en el que se ha realizado la totalidad del amor,
cuerpo divino que hasta la cruz ha cargado con el pecado del mundo y
nos libera de él.
Llévenlo al sepulcro, con la sepultura de Jesús, se inaugura la esperanza y

la certeza de que la muerte es vencida por Cristo, ésta el último enemigo
por vencer. Que nada interrumpa esta noche de soledad, silencio y
reflexión; descendamos con él al sepulcro, al sitio de los muertos de
donde esperamos resucitar con él. En estos instantes el cuerpo ya sin
vida de Jesús suscita en nosotros vacío, desesperanza y temor. En el
contexto de estos sentimientos, recordemos lo que decía el Señor «No
se turbe su corazón. Crean en Dios: Crean también en mí. En la casa de
mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho, porque voy a
prepararles un lugar…, para que donde esté yo estén también» (Jn 14,1-
3). Supliquémosle al Señor en esta noche, por los méritos de sus llagas,
que muriendo a aquello que nos hace daño, resucitemos con él, porque
él es nuestra fuerza, nuestra roca y salvación.
DÉCIMOTERCERA ESTACIÓN
Jesús es bajado de la cruz y entregado a su madre
VIERNES
SANTO

Dispón, Señora, el pecho Con su preciosa sangre

para mayor tormento juntas materno llanto,
168 la víctima sangrienta ¿Quién, Madre, tu quebranto
viene a tus brazos ya. sin lágrimas verá?
† Del Evangelio según san Mateo (27,57-58)
«Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era
también discípulo de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de
Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran».
Palabra del Señor.
Meditación
Jesús está muerto, de su corazón traspasado por la lanza del soldado
romano mana sangre y agua: misteriosa imagen del caudal de los
sacramentos, del Bautismo y de la Eucaristía, de los cuales, por la fuerza
del corazón traspasado del Señor, renace siempre la Iglesia. A él no le
quiebran las piernas como a los otros dos crucificados; así se manifiesta
como el verdadero cordero pascual, al cual no se le debe quebrantar
ningún hueso (cf Ex 12, 46). Y ahora que ha soportado todo, se ve que,
a pesar de toda la turbación del corazón, a pesar del poder del odio y
de la ruindad, él no está solo. Están los fieles. Al pie de la cruz estaba
María, su Madre, la hermana de su Madre, María, María Magdalena y el
discípulo que él amaba.
A nosotros nos toca ahora ofrecer a Jesús como víctima en el altar y

en nuestros corazones para nosotros y para los nuestros. Nuestro es,
pues Dios Padre nos lo ha dado y Él mismo se nos da también para que
hagamos uso de Él.
ORACIÓN
Virgen dolorosa, yo quiero reparar mi crimen y así mitigar tu quebranto.

Para conseguirlo, adoptadme por hijo, hacedme participante de tus
dolores y dadme con largueza tu compasión y amor siempre que tenga
la felicidad de recibir a tu Jesús en la Eucaristía, para consolarlo y amarlo
VIERNES
SANTO
dignamente.
Monición a la procesión del Santo Sepulcro

169
Mientras unos abandonan despiadadamente al que en su infinita
condescendencia no nos entregó a la muerte, otros en actitud humilde

muestran el rostro humano y sencillo del pueblo escogido; no solo le
descienden del madero, sino que le conducen entre silencio y piadosa
clemencia al sepulcro.
Asumamos también nosotros esta actitud noble y misericordiosa,

acompañando la procesión del santo sepulcro y meditando, como estos
hombres y mujeres, en la promesa ya cumplida del Salvador que solo
se puede vislumbrar en la paz de un corazón humilde que acoge como
María, la Palabra del Señor.
Oración ante el Santo Sepulcro

Presidente: Aquí, oh Señor Jesús, Tu pasión ha sido ofrendada, prevista,
aceptada, querida, ha sido sacrificio: Tú fuiste la Víctima, Tú fuiste el
Sacerdote. Aquí Tu muerte fue la expresión, fue la medida de los pecados
humanos, fue el holocausto del más grande de los heroísmos, fue el
precio ofrecido a la justicia divina, fue la prueba del amor supremo,
aquí libraron combate la vida y la muerte, aquí tu lograste la victoria, oh
Cristo muerto por nosotros y resucitado por nosotros.
(Dialogado). Tres veces:
¡Dios Santo, Dios Fuerte, Dios santo e inmortal, ten piedad de nosotros!
Luego en forma de súplica, el presidente continúa:
Presidente: Reanima en nosotros el deseo y la confianza de tu perdón,

reafirma nuestra voluntad de conversión y de lealtad, haznos gustar la
certidumbre y también la dicha de tu misericordia.
Escucha nuestra voz ¡Oh Señor!

Presidente: Señor Jesús, nuestro redentor y Maestro; danos la fuerza
VIERNES
de perdonar a los demás para que también nosotros seamos realmente

SANTO
perdonados por Ti.

Presidente: Señor Jesús, infunde en nosotros la capacidad de amar,

puesto que Tú quieres que según tú ejemplo y con la ayuda de Tu
170 gracia nosotros te amemos, así como a todos aquellos que son nuestros
hermanos en Ti.

Padre nuestro…
DÉCIMOCUARTA ESTACIÓN
Jesús es puesto en el sepulcro

Al Rey de las Virtudes, Sufre un momento, Madre,

pesada losa encierra, la ausencia del amado,
pero feliz la tierra, presto de ti abrazado,
ya canta salvación. tendrás el corazón.
† Lectura del Evangelio según San Mateo (27, 59-61)
«José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo

puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una
piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena
y la otra María se quedaron allí sentadas enfrente del sepulcro».
Palabra del Señor.
Meditación
Jesús quiere sufrir la humillación del sepulcro; es abandonado a la guarda
de sus enemigos, haciéndose prisionero suyo, más en la Eucaristía
aparece Jesús sepultado con toda verdad, y, en lugar de tres días, queda
siempre, invitándonos a nosotros a que le hagamos guardia; es nuestro
prisionero de amor.
VIERNES
SANTO
Los corporales le envuelven como un sudario; arde la lámpara delante
de su altar lo mismo que delante de las tumbas; en torno suyo, reina
silencio de muerte.
Al venir a nuestro corazón por la comunión, Jesús quiere sepultarse en

nosotros; preparémosle un sepulcro honroso, nuevo, blanco, que no 171
esté ocupado por afectos terrenales; embalsamémosle con el perfume

de nuestras virtudes.
Vengamos, por todos los que no vienen, a honrarle, adorarle en su

sagrario, consolarle en su prisión, y pidámosle la gracia del recogimiento
y de la muerte al mundo, para llevar una vida oculta en la Eucaristía.
ORACIÓN
Corazón Eucarístico de mi Dios, si tengo que separarme del Sagrario

por mis deberes, concédeme el inmerecido don de que mi alma jamás
se separe de este divino Nido, testimonio el más elocuente del infinito
amor que me tienes. Ahí en el Sagrario, quiero vivir eternamente.
Monición Final
Reposa en el Sepulcro la Vida nuestra, la tierra y la creación permanecen
en vela contemplando el misterio de nuestra redención; mas no es la
inmensa piedra la derrota de la misericordia, ni la muerte es soberana
de nuestra esperanza. Pronto Aquel que yace en este santo lugar se
levantará victorioso, llevando consigo nuestra humanidad ya redimida
a la presencia del Padre; Aquel que se ha sacrificado por nosotros, será
levantado por el amor. Pero mientras esperamos la gloriosa resurrección
de nuestro Señor, permanezcamos orantes, vigilantes y contritos;
Meditemos en silencio, la muerte de aquel que se ha entregado por

nosotros.
“María, por su parte,
guardaba todas estas cosas
y las meditaba
en su corazón”.
(Lc 2,19)
Sábado
Santo
Sinopsis
SÁBADO
SANTO
El Sábado Santo la Iglesia permanece y persevera junto al sepulcro

del Señor, meditando su pasión y su muerte, así como su descenso
a los infiernos, en oración y en ayuno, esperando su resurrección.
La Iglesia se abstiene de celebrar el sacrificio de la Misa, conservando

el altar descubierto hasta cuando, después de la solemne Vigilia,
174 o bien, después de la espera nocturna vigilante de la resurrección,
acoja el gozo pascual, de cuya abundancia desbordará durante los
cincuenta días siguientes.
En este día la Sagrada Comunión puede administrarse como viático.
En algunos lugares se suele celebrar con especial afecto el ejercicio

de los siete dolores de María.
SIETE DOLORES
EN HONOR A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Preparativos
• Se puede disponer de siete cirios para apagarlos en cada dolor.
Monición inicial
Hermanos, San Juan de la Cruz nos enseña que «quien no sabe de
penas… no sabe de cosas buenas…» y en María es posible contemplar
esta realidad tan humana en la cual, ella supo unir el dolor y el amor,
encarnando así la gran bienaventuranza pronunciada por su Hijo
Jesucristo: «Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados».
Por ello, nos reunimos como comunidad para acompañar en este día
de soledad a nuestra madre, la Virgen María, a fin de comprender en
ella el gran misterio del dolor que agobia nuestra condición humana.
Que, a través del ejercicio de los siete dolores, podamos meditar y
aprender el valor del sufrimiento. Vivamos con mucha fe y entrega esta
conmemoración.
Presidente
SÁBADO
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
SANTO
Oración inicial
Madre del dolor, en esta tarde nos postramos ante ti, para venerarte
y reconocer el heroísmo con que afrontaste el sufrimiento de tu Hijo
en la Cruz. Ayúdanos a tener la valentía para imitar tu ejemplo y ser
signo de esperanza ante el mundo. Imploramos tu protección, seguros 175
de que a tu lado llevaremos el peso del sufrimiento de modo paciente

y comprensivo, ofreciendo los dolores de nuestros hermanos y los
propios, como una ofrenda segura para nuestra salvación y la gloria de
tu Hijo. Nos unimos a tu dolor y, junto a ti, contemplamos a nuestro
amado Señor, que se ha hecho víctima por nosotros. Amén.
PRIMER DOLOR
LA PROFECÍA DE SIMEÓN
¿Y tan presto, Simeón,

dura muerte profetizas?
¡Ay! ¿no ves cuál martirizas,
de la Madre el corazón?
Por tan acerbo dolor,
oh Virgen, cuando expiremos
haced que el alma entreguemos
en las manos del Señor.

Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este niño está puesto para
caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción».
¡Y a ti misma una espada te atravesará el alma!, a fin de que queden al
descubierto las intenciones de muchos corazones.
Palabra del Señor.
R/. Gloria a ti, Señor Jesús.
Meditación
SÁBADO
SANTO
Nuestra Señora escucha con atención lo que Dios quiere, pondera lo

que no entiende, pregunta lo que no sabe. Luego, se entrega totalmente
al cumplimiento de la Voluntad divina: «he aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu palabra». ¿vean la maravilla? Hoy la Virgen
de los Dolores, maestra de toda nuestra conducta, nos enseña que la
obediencia a Dios no es humillación, no tiraniza la conciencia: nos
176 mueve íntimamente a que descubramos la libertad de los hijos de Dios.
Madre y maestra de la caridad: recuerden aquella escena de la

presentación de Jesús en el templo. El anciano Simeón aseguró a María,
su Madre: «mira, este niño está destinado para ruina y para resurrección
de muchos en Israel y para ser el blanco de la contradicción; lo que será
para ti misma una espada que traspasará tu alma, a fin de que sean
descubiertos los pensamientos ocultos en los corazones de muchos».
La inmensa caridad de María por la humanidad hace que se cumpla,
también en Ella, la afirmación de Cristo: «nadie tiene amor más grande
que el que da su vida por sus amigos».
Padre nuestro, Ave María, Gloria al padre… (Canto).
SEGUNDO DOLOR
LA HUÍDA A EGIPTO
¡Qué congoja cuando visteis

perseguido al tierno Infante,
y con desvelo anhelante
en Egipto os guarecisteis!

† Del Evangelio según san Mateo 2, 13-14
Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños

a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a
Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al
niño para matarle». Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre,
SÁBADO
SANTO
y se retiró a Egipto.
Palabra del Señor.
Meditación 177

María, Maestra de fe. «¡Bienaventurada tú, que has creído!», así la
saluda Isabel, su prima, cuando Nuestra Señora sube a la montaña para
visitarla. Había sido maravilloso aquel acto de fe de la Virgen María:
«he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra». En el
Nacimiento de su Hijo contempla las grandezas de Dios en la tierra: hay
un coro de ángeles, y tanto los pastores como los poderosos de la tierra
vienen a adorar al Niño. Pero después, la Sagrada Familia ha de huir a
Egipto, para escapar de los intentos criminales de Herodes. Luego, el
silencio: treinta largos años de vida sencilla, ordinaria, como la de un
hogar más, de un pequeño pueblo de Galilea.
El santo Evangelio, brevemente, nos facilita el camino para entender el

ejemplo de Nuestra Madre: María conservaba todas estas cosas dentro
de sí, ponderándolas en su corazón. Procuremos nosotros imitarla,
tratando con el Señor, en un diálogo enamorado, de todo lo que nos
pasa, hasta de los acontecimientos más menudos. No olvidemos que
hemos de pesarlos, valorarlos, verlos con ojos de fe, para descubrir la
Voluntad de Dios.
Si nuestra fe es débil, acudamos a María. Cuenta san Juan que, por el

milagro de las bodas de Caná, que Cristo realizó a ruegos de su Madre,
creyeron en Él sus discípulos. Nuestra Madre intercede siempre ante su
Hijo para que nos atienda y se nos muestre, de tal modo, que podamos
confesar: ¡Tú eres el Hijo de Dios!

TERCER DOLOR
EL NIÑO PERDIDO EN EL TEMPLO
SÁBADO
SANTO
Deshecha en un mar de llanto…

Buscas al Hijo amoroso:
Yo le perdí caprichoso;
¿yo no muero de quebranto?
178 Por tan acerbo dolor,


Y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén,

sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana,
hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y
conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su
búsqueda.
Palabra del Señor.
Meditación
El Evangelio nos ha recordado aquella escena conmovedora de Jesús, que
se queda en Jerusalén enseñando en el templo. María y José caminaron
la jornada entera, preguntando a los parientes y conocidos. Pero,
como no lo hallasen, volvieron a Jerusalén en su busca. La Madre de
Dios, que buscó afanosamente a su hijo, perdido sin culpa de Ella, que
experimentó la mayor alegría al encontrarle, nos ayudará a desandar lo
andado, a rectificar lo que sea preciso cuando por nuestras ligerezas o
pecados no acertemos a distinguir a Cristo. Alcanzaremos así la alegría
de abrazarnos de nuevo a Él, para decirle que no lo perderemos más.
Jesús: que nunca más te pierda... Y entonces la desgracia y el dolor nos

unen, como nos unió el pecado, y salen de todo nuestro ser gemidos de
profunda contrición y frases ardientes, que la pluma no puede, no debe
estampar.
Padre nuestro, Ave María, Gloria al padre…

CUARTO DOLOR
MARÍA ENCUENTRA A SU HIJO
SÁBADO
SANTO
CAMINO DEL CALVARIO
Bañado en sangre y sudor

le encuentras ¡ay! sin figura:
Madre, ¿cuál fue tu amargura?
Hijo ¿cuál fue tu dolor?
179

Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se

lamentaban por él. Jesús, volviéndose a ellas, dijo: Hijas de Jerusalén,
no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque
llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no
engendraron y los pechos que no criaron!
Palabra del Señor.
Meditación
Apenas se ha levantado Jesús de su primera caída, cuando encuentra a
su Madre santísima, junto al camino por donde Él pasa. Con inmenso
amor mira María a Jesús, y Jesús mira a su Madre; sus ojos se encuentran,
y cada corazón vierte en el otro su propio dolor. El alma de María queda
anegada en amargura, en la amargura de Jesucristo, pero nadie se da
cuenta, nadie se fija; sólo Jesús. Se ha cumplido la profecía de Simeón:
una espada traspasará tu alma (Lc 2, 35).
En la oscura soledad de la pasión, Nuestra Señora ofrece a su Hijo un

bálsamo de ternura, de unión, de fidelidad; un sí a la voluntad divina.
De la mano de María, tú y yo queremos también consolar a Jesús,

aceptando siempre y en todo la Voluntad de su Padre, de nuestro Padre.
Sólo así gustaremos de la dulzura de la cruz de Cristo, y la abrazaremos
con la fuerza del amor, llevándola en triunfo por todos los caminos de
SÁBADO
SANTO
la tierra.
QUINTO DOLOR
180 LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE DE JESÚS
¿Cómo tu angustia medir?

¡En la Cruz sin refrigerio
ver al Hijo, en improperio
y en tormento atroz morir!

Y allí le crucificaron y con Él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en

medio. Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz.
Lo escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». Esta inscripción
la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado
Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, latín y griego.
Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: El
Rey de los judíos, si no: Éste ha dicho: Yo soy Rey de los judíos». Pilato
respondió: «Lo que he escrito, escrito está». Los soldados, después que
crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro
lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura,
tejida de una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: «No la rompamos;
si no echemos a suertes a ver a quién le toca». Para que se cumpliera
la Escritura: Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi
túnica. Y esto es lo que hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús
estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás,
y María Magdalena. Entonces Jesús, viendo a su madre y junto a ella al
discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo».
Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora
el discípulo la acogió en su casa.
SÁBADO
SANTO
Palabra del Señor.
Meditación
En el escándalo del sacrificio de la cruz, la virgen María estaba presente,
181
oyendo con tristeza a los que pasaban por allí, y blasfemaban meneando

la cabeza y gritando: ¡Tú, que derribas el templo de Dios, y en tres días
lo reedificas, sálvate a ti mismo!; si eres el Hijo de Dios, desciende de la
cruz. Nuestra Señora escuchaba las palabras de su Hijo, uniéndose a su
dolor: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Qué podía
hacer ella? Fundirse con el amor redentor de su Hijo, ofrecer al Padre el
dolor inmenso —como una espada afilada— que traspasaba su Corazón
puro.
De nuevo Jesús se siente confortado, con esa presencia discreta y
amorosa de su Madre. No grita María, no corre de un lado a otro. Está en
pie, junto al Hijo. Es entonces cuando Jesús la mira, dirigiendo después
la vista a Juan. Y exclama: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dice al
discípulo: ahí tienes a tu Madre. En Juan, Cristo confía a su Madre todos
los hombres y especialmente sus discípulos: los que habían de creer en
Él.
Padre nuestro, Ave María, Gloria al padre…
SEXTO DOLOR
JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ
Y ENTREGADO A SU MADRE
¿Y es ese tu dulce Bien,
tu Esposo y Dueño adorado?
¡Ay Madre! ¡Y en qué han parado
las delicias de Belén!

† Del Evangelio según san Marcos 15, 42-46
SÁBADO
SANTO
Vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que esperaba

también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde Pilato y
pedirle el cuerpo de Jesús. Se extrañó Pilato de que ya estuviese muerto
y, llamando al centurión, le preguntó si había muerto hacía tiempo.
Informado por el centurión, concedió el cuerpo a José, quien, comprando
una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en
182 un sepulcro que estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra
sobre la entrada del sepulcro.
Palabra del Señor.
Meditación
Ahora, situados ante ese momento del calvario, cuando Jesús ya ha
muerto y no se ha manifestado todavía la gloria de su triunfo, es una
buena ocasión para examinar nuestros deseos de vida cristiana, de
santidad; para reaccionar con un acto de fe ante nuestras debilidades, y
confiando en el poder de Dios, hacer el propósito de poner amor en las
cosas de nuestra jornada. La experiencia del pecado debe conducirnos
al dolor, a una decisión más madura y más honda de ser fieles, de
identificarnos de veras con Cristo, de perseverar, cueste lo que cueste,
en esa misión sacerdotal que Él ha encomendado a todos sus discípulos
sin excepción, que nos empuja a ser sal y luz del mundo.
Es la hora de que acudas a tu Madre bendita del Cielo, para que te acoja en
sus brazos y te consiga de su Hijo una mirada de misericordia. Y procura
enseguida sacar propósitos concretos: corta de una vez, aunque duela,
ese detalle que estorba, y que Dios y tú conocen bien. La soberbia, la
sensualidad y a falta de sentido sobrenatural se aliarán para susurrarte:
¿eso? ¡Pero si se trata de una circunstancia tonta, insignificante! Tú
responde, sin dialogar más con la tentación: ¡me entregaré también
en esa exigencia divina! Y no te faltará razón: el amor se demuestra de
modo especial en pequeñeces. Ordinariamente, los sacrificios que nos
pide el Señor, los más arduos, son minúsculos, pero tan continuos y
valiosos como el latir del corazón.

SÉPTIMO DOLOR
JESÚS ES SEPULTADO
SÁBADO
SANTO
Quedo sin mi dulce Amado;
No me llaméis venturosa:
¡Ay! una fúnebre losa
oculta su cuerpo helado.
183

Las mujeres que habían venido con Él desde Galilea, fueron detrás y
vieron el sepulcro y cómo era colocado el cuerpo de Jesús. Y regresando,
prepararon aromas y mirra. Y el sábado descansaron según el precepto.
Palabra del Señor.
Meditación
Vamos a pedir ahora al Señor, para terminar este rato de conversación
con Él, que nos conceda repetir con san Pablo que «triunfamos por virtud
de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte,
ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni virtudes, ni lo presente, ni lo
venidero, ni la fuerza, ni lo que hay de más alto, ni de más profundo, ni
cualquier otra criatura podrá jamás separarnos del amor de Dios, que
está en Jesucristo nuestro Señor».
De este amor la Escritura canta también con palabras encendidas: las

aguas copiosas no pudieron extinguir la caridad, ni los ríos arrastrarla.
Este amor colmó siempre el corazón de la Virgen María, hasta
enriquecerla con entrañas de Madre para la humanidad entera. En la
Virgen, el amor a Dios se confunde también con la solicitud por todos
sus hijos. Debió de sufrir mucho su corazón dulcísimo, atento, hasta
los menores detalles —no tienen vino-, al presenciar aquella crueldad
colectiva, aquel ensañamiento que fue, de parte de los verdugos, la
Pasión y Muerte de Jesús. Pero María no habla. Como su Hijo, ama, calla
y perdona. Esa es la fuerza del amor.
SÁBADO
SANTO
ORACIÓN FINAL
184 La Madre piadosa estaba junto a la cruz y lloraba

mientras el Hijo pendía.
Cuya alma, triste y llorosa, traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh, cuán triste y cuán aflicta se vio la Madre bendita,

de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.
Y ¿cuál hombre no llorara, si a la Madre

contemplara de Cristo, en tanto dolor?
Y ¿quién no se entristeciera, Madre piadosa,
si os viera sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo, vio a Jesús
en tan profundo tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado, que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.
¡Oh dulce fuente de amor!,

hazme sentir tu dolor para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado, mi corazón abrasado
más viva en Él que conmigo.
Y, porque a amarle me anime, en mi corazón imprime

las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora, divide conmigo ahora
las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar y de veras lastimar

de sus penas mientras vivo.
Porque acompañar deseo en la cruz, donde le veo,
tu corazón compasivo.
¡Virgen de vírgenes santas!, llore ya con ansias tantas,
que el llanto dulce me sea.
SÁBADO
SANTO
Porque su pasión y muerte tenga en mi alma, de suerte
que siempre sus penas vea.
Haz que su cruz me enamore y que en ella viva y more

de mi fe y amor indicio.
Porque me inf lame y encienda, y contigo me defienda 185
en el día del juicio.

Haz que me ampare la muerte de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén.
Porque, cuando quede en calma el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.
V/. Ruega por nosotros santa madre de Dios.

R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de
nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Tomado y modificado de: Nuestra Señora de los Dolores - Opus Dei
SERMÓN DE SOLEDAD
Pbro. Jorge Iván Londoño Henao
María Madre del silencio

María frágil y silenciosa, mujer y madre, servidora fiel, que abre sus bra-
zos para recibirte y abrazarte con el dolor más profundo y con la espe-
ranza más cierta que jamás hubo. María que, acompañada por Juan,
prolonga estos minutos con preguntas que solo la fe puede responder.
María que entiende ahora esa espada de dolor que atraviesa su corazón.
Ya todo se ha cumplido... Dolorida y serena comprende las palabras
de la despedida: Madre, he ahí a tu hijo. Madre he ahí la humanidad.
¿Quién puede entender o comprender, el peso de tus desolaciones?
Presente en el martirio, participando de Él, viste con tus ojos aquel cuerpo
bendito, que tú virginalmente concebiste, y tiernamente alimentaste y
criaste, que reclinaste en tu seno; lo viste desgarrado por los azotes,
penetrado de espinas. Lo viste herido, injuriado y taladrado por los
clavos, pendiente en el madero de la cruz, expuesto a todos los escarnios.
SÁBADO
SANTO
¡Y le viste el alma! Viste con los ojos del alma aquella alma divina repleta
de la hiel de amarguras, sacudida por los estremecimientos del espíritu,
llena de pavor, agonizante, acongojada, turbada, abatida por la tristeza y
el dolor. Madre dulcísima, viendo desgarrado tu corazón, el Hijo amado
te dirigió una mirada de piedad y brota aquella dulce despedida: Mujer,
aquí tienes a tu hijo, para consuelo de tu alma angustiada, porque sabía
186 que tú estabas traspasada con la espada de la compasión, más que si
hubieras sido herida en tu propio cuerpo. Déjanos estar a tu lado,
Madre, especialmente en estos momentos de tu dolor incomparable.

Déjanos estar a tu lado. Más te pedimos: que hoy y siempre nos tengas
cerca de Ti y te compadezcas de nosotros. ¡Míranos con compasión, no
nos dejes, Madre nuestra!
Esta maternidad de María en la economía de la gracia perdura sin cesar

desde el momento del sí fiel de la Anunciación, que mantuvo al pie de la
cruz. Asunta a los cielos, no deja esta misión salvadora, sino que con su
intercesión nos obtiene los dones de la salvación. Con su amor materno
cuida de nosotros, hasta que lleguemos a la patria bienaventurada.
La Virgen al pie de la cruz, nos dio a luz con dolores de parto. El Papa Pío
XII dice que «ha sido voluntad de Dios que, en la obra de la Redención
humana, la Santísima Virgen María estuviese inseparablemente unida
con Jesucristo; tanto que nuestra salvación es fruto de la caridad de
Jesucristo y de sus padecimientos, a los cuales estaban íntimamente
unidos el amor y los dolores de la Madre».
San Pío X enseña que María, junto a la cruz, «mereció ser la dispensadora
de todos los tesoros que Jesús nos conquistó con su muerte y con su
sangre. La fuente, es Jesucristo; pero María, como señala San Bernardo,
es “el acueducto”».
San Juan Pablo II destaca «la solicitud de María por los hombres, el ir
a su encuentro en toda la gama de sus necesidades», como en Caná de
Galilea: «No tienen vino». «Se da una mediación: María se pone entre
su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y
sufrimientos. Se pone “en medio”, mediadora en su papel de madre,
consciente de que como tal puede hacer presente al Hijo las necesidades
de los hombres. Su mediación, tiene un carácter de intercesión: María
“intercede” por los hombres». A esa maternal mediación de intercesión
acuden siempre, llevadas por el Espíritu Santo, las generaciones
SÁBADO
SANTO
cristianas, que dicen: «Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros».
María es prototipo de cada cristiano. Dice el Señor: «Quien hiciere la

voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».
Señor Jesús, María, tu madre querida que acunó tu cuerpo recién nacido
en Belén, que protegió tu camino cuando fuiste un refugiado en Egipto, 187
que celebró contigo la alegría de fiesta en Canaán junto a tus amigos y
ahora te ve sufrir lo indecible. Tu Madre, que hoy camina tu dolor en los

niños de la tierra. Tu Madre que hoy vela por los refugiados del mundo.
Tu Madre que pide por la paz de Colombia y del mundo. Silencio,
fidelidad extrema y un infinito amor surgen de esa mirada maternal y
dulce. Un hijo que se entrega y una Madre que asume el dolor y se hace
corredentora. María, Madre ayuda a la humanidad a encontrarnos con
la mirada de tu Hijo. Haz Señor, que nos encontremos al lado de tu
Madre en todos los momentos de la vida. Con ella, apoyándonos con
su cariño maternal, tenemos la seguridad de llegar a Ti en el último
día de la existencia. Ruega por nosotros Madre y Señora del dolor y del
silencio.
Se recita la Salve Solemne y un canto apropiado a la Virgen de los Dolores.
Oración final
Dios todopoderoso, que glorificas la vida de los que más amas con la
corona del dolor y el sufrimiento; concédenos que, al contemplar el
sublime misterio de la muerte de tu Hijo, al que está íntimamente
unida su santísima Madre, obteniendo de ella su intercesión, logremos
alcanzar la victoria contra el pecado y la muerte. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
V. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios.

VIGILIA PASCUAL
SOLEMNE VIGILIA PASCUAL

SOLEMNE
Sinopsis de la Vigilia Pascual

Hemos arribado a la sacrosanta noche de la pascua. Esta es por
antonomasia la noche de la Luz, de la Gloria y del Triunfo. Esta
188 celebración nos recuerda el poder del amor «que es más fuerte que
la muerte» (Cant 8,6). Es Dios mismo que resucita a su Hijo amado
de entre los muertos, retornando la esperanza a la humanidad, herida

por el pecado de nuestros primeros padres.
Es la noche esperada desde tiempos pretéritos, anunciada por los
profetas y prefigurada en la liberación del pueblo de Israel del yugo
de la esclavitud egipcia. Es Cristo mismo quien, en virtud de su
resurrección, devuelve la vida a los hombres y les retorna la dignidad
de hijos, perdida a causa del pecado. Por esta noche toda la historia
de la salvación de Dios con la humanidad, cobra sentido, pues en
Cristo se nos abren de par en par las puertas del cielo y toma vigor
nuestra certeza de eternidad. Con la resurrección de Cristo, el día de
Dios entra en la noche de la humanidad.
Hoy la Iglesia entera, congregada en torno a una sola fe, contempla
en el fuego nuevo a Cristo mismo, luz que no conoce el ocaso;
escucha atenta la Palabra, recordando la historia de salvación
que manifiesta la presencia constante de Dios que camina codo a
codo con su pueblo; unánime canta un himno de Gloria al Señor
resucitado, que con su victoria sobre la muerte le hace pregustar su
condición futura; renueva con vigor la gracia santa del bautismo,
recordando que es Cristo mismo la fuente de quien brota la vida
en abundancia; finalmente, la celebración del misterio Eucarístico
actualiza su presencia en el hoy de nuestra historia, como alimento
que nos resucita para la vida eterna.
Dejémonos conmover por la simbología profunda con la que está
cargada esta solemne vigilia, de modo que podamos experimentar el
gozo y la paz que brotan del misterio sublime de la resurrección del
Salvador, cuyo resplandor alcanza a toda la faz de la tierra.
VIGILIA PASCUAL
PRIMERA PARTE
SOLEMNE
LUCERNARIO O SOLEMNE COMIENZO DE LA VIGILIA
Preparativos
• Ornamentos blancos. • Pila bautismal.

• Brasero o fogata. • Apagar las luces del templo. 189
• Cirio Pascual. • Clavos con incienso.

• Cirios pequeños. • Linterna.
• Megáfono o micrófono
inalámbrico.
Se deben preparar cirios para todos los participantes en la Vigilia. Las luces del templo
se apagan. Donde se encuentre dificultad en encender una fogata fuera de la iglesia, la
bendición del fuego se acomodará a las circunstancias. El sacerdote, acompañado de
los ministros se dirige a la puerta del templo, uno de los ministros lleva el cirio pascual.
Si hay bautismos, antes de la celebración de la Vigilia Pascual se hace el rito de

recepción de los niños, luego se tiene la oración de exorcismo y la unción con el óleo
de los catecúmenos. La celebración del sacramento tiene lugar después de la bendición
del agua bautismal.
El sacerdote o el diácono recibe a los padres y padrinos con el niño en un lugar apropiado
y los acoge con estas palabras:
Hermanos: Con gozo han vivido en el seno de su familia el nacimiento

de un niño. Con gozo vienen ahora a la Iglesia a dar gracias a Dios y
celebrar el nuevo y definitivo nacimiento por el bautismo. Todos los aquí
presentes nos alegramos en este momento, porque se va a acrecentar
el número de los bautizados en Cristo. Dispongámonos a participar
activamente.
Seguidamente, el sacerdote pregunta a los padres:
¿Qué nombre han elegido para este(os) niño(s)?

Los padres dicen el nombre elegido para su hijo.
El sacerdote continúa preguntado:
¿Qué piden a la Iglesia para (N.N.)?

Los padres responden: El bautismo.
Entonces el sacerdote se dirige a los padres con estas palabras:
VIGILIA PASCUAL
SOLEMNE
Al pedir el bautismo para su hijo, ¿están dispuestos a educarlo en la fe,

para que este niño, guardando los mandamientos de Dios, ame al Señor
y al prójimo como Cristo nos enseña en el evangelio?
Los padres responden: Sí, estamos dispuestos.
Después se dirige a los padrinos:

190
Y ustedes, padrinos, ¿están dispuestos a ayudar a sus padres en esa
tarea?
Los padrinos contestan: Sí, estamos dispuestos.
El sacerdote hace la señal de la cruz sobre la frente del niño diciendo:
(N.N.), la comunidad cristiana te recibe con gran alegría. Yo, en su

nombre, te signo con la señal de Cristo salvador. Y, ustedes padres y
padrinos, hagan también sobre él la señal de la cruz.
Los padres y padrinos hacen también la señal de la cruz sobre la frente del niño. A
continuación, se hace la oración de exorcismo.
Oración de exorcismo
Dios todopoderoso y eterno, que has enviado a tu Hijo al mundo, para
librarnos del dominio de Satanás, espíritu del mal, y llevarnos así,
arrancados de las tinieblas, al Reino de tu luz admirable; te pedimos que
este niño, lavado del pecado original sea templo tuyo, y que el Espíritu
Santo habite en él. Por Cristo nuestro Señor.
R./ Amén.
Unción pre-bautismal
Seguidamente, el sacerdote unge al niño en el pecho con el óleo de los catecúmenos
mientras dice:
Para que el poder de Cristo Salvador te fortalezca, te ungimos con este

óleo de salvación en el nombre del mismo Jesucristo, Señor nuestro,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
R./ Amén.
BENDICIÓN DEL FUEGO Y PREPARACIÓN DEL CIRIO
VIGILIA PASCUAL
SOLEMNE
En un lugar adecuado –fuera de la Iglesia— se prepara una fogata y en ese lugar se
congrega el pueblo. El sacerdote y los ministros se dirigen hacia allá llevando el cirio
pascual. No se lleva la cruz procesional ni luminarias. Las luces de la Iglesia permanecen
apagadas.
Monición inicial
Nos congrega en esta noche santísima la celebración gozosa de la Pascua

191
del Señor. Tras habernos preparado durante la cuaresma con penitencia

y caridad, experimentaremos en esta Vigilia la obra sorprendente de
Dios, que en su Hijo muerto y resucitado, ha hecho nuevas todas las
cosas. Celebremos con fe viva el acontecimiento central de estos días
Santos.
El sacerdote y los fieles se signan mientras él dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/. Amén.
El sacerdote saluda al pueblo:
El Dios de la vida, que ha resucitado a Jesucristo, rompiendo las

ataduras de la muerte, esté con todos ustedes.
El celebrante saluda al pueblo y le amonesta brevemente sobre el sentido de la Vigilia

nocturna, con estas u otras palabras semejantes:
Hermanos muy amados: En esta santísima noche, en la que nuestro

Señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia invita a sus hijos,
dispersos por toda la faz de la tierra, a reunirse para vigilar y orar. Al
realizar de esta manera el memorial de la Pascua del Señor, escuchando
la Palabra de Dios y celebrando sus misterios, tenemos la esperanza de
participar en su victoria sobre la muerte y de vivir con Cristo, en Dios.
Monición a la bendición del fuego
Hermanos: Damos inicio a la primera parte de esta solemne vigilia

pascual.
Ahora encenderemos el fuego, luz nueva y abundante que irrumpe
VIGILIA PASCUAL
en las tinieblas para llenar de resplandor la oscuridad. Este fuego nos

SOLEMNE
recuerda a Cristo mismo que, mediante la fuerza de su resurrección se

levanta glorioso para llenar de claridad la vida de los hombres y disipar
las tinieblas que se ciernen sobre la humanidad.
El sacerdote bendice el fuego, diciendo con las manos extendidas:
Oremos:
192
Oh Dios, que por medio de tu Hijo,
has dado a los fieles el fuego de tu luz,

santifica † este fuego nuevo
y concédenos que la celebración de estas fiestas pascuales
encienda en nosotros el deseo de las cosas celestiales,
para que podamos llegar con el alma purificada
a las fiestas de la eterna claridad.
R/. Amén.
Monición a la preparación del Cirio Pascual
Dispondremos ahora el cirio pascual, es un momento solemne y cargado

de un profundo significado. Este cirio es signo sublime de Cristo, dueño
del tiempo y de la historia, que con su muerte y resurrección retorna a
la luz a la humanidad oscurecida por el pecado. Es el cordero inmolado
que vence la muerte y, con sus heridas, nos reconcilia con el Padre.
Una vez bendecido el fuego nuevo, uno de los ministros trae el cirio pascual ante el
sacerdote, quien con un punzón traza una cruz sobre el cirio. Luego marca en la parte
superior de la cruz la letra griega Alfa y en la inferior de ella la letra Omega. Entre los
ángulos de los brazos de la cruz marca los números del año en curso mientras dice:
1. Cristo ayer y hoy. (Traza la línea vertical de la cruz).
2. Principio y fin. (Traza la línea horizontal de la cruz).
3. Alfa. (Escribe en la parte superior de la cruz la letra Alfa).
4. Y Omega. (Escribe en la parte inferior de la cruz la letra Omega).
5. Suyo es el tiempo. (Escribe el primer número del año en el ángulo superior

izquierdo.)
6. Y la eternidad. (Escribe el segundo número del año, en el ángulo superior derecho).
VIGILIA PASCUAL
SOLEMNE
7. A Él la gloria y el poder. (Escribe el tercer número en el ángulo inferior izquierdo).
8. Por los siglos de los siglos. Amén. (Escribe el cuarto número en el ángulo
inferior derecho).
Cuando ha terminado de trazar la cruz, y demás signos, el sacerdote puede incrustar en

el cirio cinco granos de incienso, en forma de cruz, mientras dice:
193
1. Por sus santas llagas 1
2. Gloriosas

3. Nos proteja 4 2 5
4. Y nos guarde 3
5. Jesucristo nuestro Señor. Amén.
El sacerdote enciende el cirio pascual con la luz tomada del fuego mientras dice:
La Luz de Cristo que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y
del espíritu.
Donde se encuentre dificultad para encender una fogata fuera de la Iglesia, la bendición
del fuego se acomodará a las circunstancias.
PROCESIÓN
Monición a la procesión con el Cirio Pascual
Entramos en esta noche santa guiados por la luz fulgurante del Cirio
Pascual; es Dios mismo, que en la persona del Verbo encarnado conduce
al pueblo Santo de Dios a la gloria del Resucitado. Vivamos este momento
con profundo sentido de peregrinación, seguros de que, como al Pueblo
de Israel, Dios nos acompaña con su presencia providente.
Una vez encendido el cirio uno de los ministros toma carbones encendidos sacados
del fuego y los pone en el incensario y el sacerdote, de la manera acostumbrada, pone
el incienso. El diácono o, en su ausencia, otro ministro idóneo, recibe el cirio pascual
y se inicia la procesión. El turiferario, con el incensario humeante, avanza delante del
diácono o del otro ministro. Sigue el sacerdote, con los ministros y el pueblo. Todos
llevan velas apagas en sus manos. Cerca de la puerta del templo, quien lleva el cirio
pascual, de pie y elevándolo canta:
Luz de Cristo. Y todos responden. Demos gracias a Dios.

El sacerdote enciende su vela tomando el fuego del cirio pascual. Después quien lleva el
VIGILIA PASCUAL
cirio avanza hasta la mitad del templo, se detiene y elevándolo, canta por segunda vez:
SOLEMNE
Luz de Cristo. Y todos responden. Demos gracias a Dios.
En estos momentos todos enciende sus velas tomando el fuego del cirio pascual, y
prosigue la procesión. Al llegar al frente del altar, quien lleva el cirio pascual se para
mirando al pueblo, eleva el cirio y canta por tercera vez:
194 Luz de Cristo. Y todos responden. Demos gracias a Dios.
Después, quien lleva el cirio pascual, lo coloca sobre un candelero grande preparado al
lado del ambón, o en medio del presbiterio. En este momento se encienden las luces del
templo, excepto las velas del altar.
PREGÓN PASCUAL
Al llegar al altar, el sacerdote se dirige a la sede, entrega su cirio al ministro, pone el
incienso y lo bendice, como para el Evangelio. Si el que proclama el Pregón Pascual es
diácono, pide la bendición al sacerdote; de lo contrario se omite.
Monición al Pregón Pascual
El Pregón Pascual es un hermoso y sublime himno que nos recuerda

una vez más la salvación que se nos ofrece en la Persona del Señor
Resucitado, como prenda del amor que Dios nos tiene. Nos permite
recordar que ésta es la Noche de las noches, en que Cristo mismo
destruye las tinieblas y nos reconcilia para siempre con Dios. Vivamos
pues, en profunda oración, este precioso momento de la vigilia pascual.
Todos permanecen de pie y con las velas encendidas en las manos. Si, por necesidad,
un cantor laico proclama el Pregón, omite las palabras por eso queridos hermanos…
hasta el final de la invitación (…la alabanza de este cirio), así como el saludo el Señor
este con ustedes.
Exulten por fin los coros de los Ángeles, exulten las jerarquías del cielo,
y por la victoria del Rey tan poderoso que las trompetas anuncien la
salvación.
Goce también la tierra inundada de tanta claridad, y radiante con el
fulgor del Rey eterno, se sienta libre de las tinieblas que cubría el orbe
entero.
Alégrese también nuestra Madre, la Iglesia, revestida de luz tan brillante;
VIGILIA PASCUAL
resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.
SOLEMNE
(Por eso, queridos hermanos, que asisten a la admirable claridad de esta
luz santa, invoquen conmigo la misericordia de Dios todopoderoso, para
que Aquél que, sin mérito mío, me agregó al número de sus ministros,
infundiendo el resplandor de su luz, me ayude a proclamar la alabanza
de este cirio).
V. El Señor esté con ustedes. 195

R/. Y con tu espíritu

V. Levantemos el corazón.
V. Demos gracias al Señor, Nuestro Dios.
En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el

afecto del corazón a Dios Invisible, el Padre Todopoderoso, y a su único
Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Porque Él pagó al eterno Padre por nosotros, la deuda de Adán; y con su
sangre santísima destruyó el recibo de esta obligación, contraída por el
antiguo pecado.
Estas son, en efecto, las fiestas de Pascua, en las que se inmola el
verdadero cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.
Esta es la noche en que sacaste de Egipto a los Israelitas, nuestros padres,
y, sin mojarse los pies, los hiciste atravesar el Mar Rojo.
Esta es la noche en que la columna de fuego esclareció las tinieblas del
pecado.
Esta es la noche en la cual, por toda la tierra, los que creen en Cristo son
arrancados de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, son
restituidos a la gracia, y agregados a los santos.
Esta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende
victorioso del abismo.
¡De nada nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido redimidos!
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable
ternura y caridad: para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
¡Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte
VIGILIA PASCUAL
de Cristo!
SOLEMNE
¡Oh feliz culpa que mereció tal Redentor!

¡Qué noche tan dichosa! ¡Sólo ella conoció el momento en que Cristo
resucitó de entre los muertos!
Esta es la noche de la que estaba escrito: la noche será clara como el día,
196 la noche que me ilumina en mis alegrías.
Y así esta noche Santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve
la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la
concordia, doblega a los poderosos.
En esta noche de Gracia, acepta, Padre Santo, el sacrificio vespertino de
esta alabanza que la santa Iglesia, por manos de sus ministros, te ofrece
con la solemne ofrenda de este cirio, cuya cera elaboraron las abejas.
Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, ardiendo en llama
viva para gloria de Dios. Y, aunque distribuye su luz, no disminuye al
repartirla, porque se alimenta de cera fundida que elaboró la abeja
fecunda para hacer esta lámpara preciosa.
¡Noche feliz en la cual se unen el cielo con la tierra, lo humano y lo
divino!
Te rogamos, Señor, que este cirio, consagrado a tu nombre, para destruir
la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse.
Y que recibido como agradable aroma, se asocie a las luminarias. Que el
lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso,
Jesucristo, tu Hijo, quien, volviendo del abismo, resplandece sereno
para el linaje humano, y quien vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Se puede terminar el pregón pascual con un canto de aclamación. Apagan todos sus
velas y se sientan.
VIGILIA PASCUAL
SEGUNDA PARTE
SOLEMNE
LITURGIA DE LA PALABRA
Monición a la Liturgia de la Palabra
Continuamos ahora con la segunda parte de nuestra Vigilia, escuchando

la proclamación de la Palabra de Dios. Esta hermosa liturgia nos invita 197
a rememorar, de un modo cercano y sublime, la historia de la salvación,
una historia de amor. Haremos memoria de la redención que Dios ha

obrado desde la creación, pasando por los patriarcas, la historia de la
liberación del pueblo de Israel y el mensaje de los profetas, que apuntaba,
de forma indefectible a la persona de Cristo, definitivo redentor de los
hombres. Escuchemos con espíritu de oración.
En esta Vigilia, «Madre de todas las vigilias», se proponen nueve lecturas: siete del
Antiguo Testamento y dos del Nuevo, la epístola y el Evangelio.
Por motivos de orden pastoral pueden reducirse el número de lecturas del Antiguo
Testamento. Pero téngase siempre en cuenta que la lectura de la palabra divina es
parte fundamental de esta Vigilia Pascual. Deben leerse, por lo menos, tres lecturas del
Antiguo Testamento, que en casos muy especiales pueden reducirse a dos. Nunca puede
omitirse la lectura del capítulo 14 del Éxodo (tercera lectura).
Antes de comenzar las lecturas, el sacerdote exhorta a los fieles sobre la importancia
de la Liturgia de la Palabra en la Vigilia pascual, con estas palabras u otras semejantes:
Presidente
Hermanos:
Después de haber comenzado solemnemente esta Vigilia Pascual,

escuchemos ahora con atención la Palabra de Dios. Meditemos cómo
Dios obró grandes maravillas de salvación a favor de su pueblo y cómo,
en la plenitud de los tiempos, envió a su Hijo como redentor. Oremos
para que nuestro Dios lleve a su plenitud la redención, obrada por el
Misterio Pascual.
Siguen luego las lecturas. El lector se dirige al ambón y proclama la primera lectura.
Al terminarla, el salmista o el cantor dice el salmo, al cual va respondiendo el pueblo.
Enseguida, todos se ponen de pie y el sacerdote dice: oremos. Todos oran por un
momento en silencio. Entonces, el sacerdote dice la oración correspondiente a la
lectura. En lugar del salmo responsorial se puede dejar un espacio de silencio sagrado,
en cuyo caso se omite el tiempo de silencio después del oremos.
VIGILIA PASCUAL
PRIMERA LECTURA
SOLEMNE
Lectura del libro del Génesis. 1, 1-2, 2
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra estaba informe y

vacía; la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de
Dios se cernía sobre la faz de las aguas.
198
Dijo Dios: «Exista la luz». Y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena.
Y separó Dios la luz de la tiniebla. Llamó Dios a la luz «día» y a la tiniebla

llamó «noche». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero.
Y dijo Dios: «Exista un firmamento entre las aguas, que separe aguas
de aguas». E hizo Dios el firmamento y separó las aguas de debajo del
firmamento de las aguas de encima del firmamento. Y así fue. Llamó
Dios al firmamento «cielo». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día
segundo.
Dijo Dios: «Júntense las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que
aparezca lo seco» Y así fue. Llamó Dios a lo seco «tierra», y a la masa de
las aguas llamó «mar».
Y vio Dios que era bueno. Dijo Dios: «Cúbrase la tierra de verdor, de
hierba verde que engendre semilla, y de árboles frutales que den fruto
según su especie y que lleven semilla sobre la tierra». Y así fue.
La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y

árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie.
Y vio Dios que era bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.
Dijo Dios: «Existan lumbreras en el firmamento del cielo, para separar

el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años, y sirvan
de lumbreras en el firmamento del cielo, para iluminar sobre la tierra».
Y así fue. E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para
regir el día, la lumbrera menor para regir la noche; y las estrellas. Dios
las puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra, para regir el
día y la noche y para separar la luz de la tiniebla.
VIGILIA PASCUAL
SOLEMNE
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.
Dijo Dios: «Bullan las aguas de seres vivientes, y vuelen los pájaros
sobre la tierra frente al firmamento del cielo».
Y creó Dios los grandes cetáceos y los seres vivientes que se deslizan y
que las aguas fueron produciendo según sus especies, y las aves aladas
según sus especies. 199

Luego los bendijo Dios, diciendo: «Sean fecundos y multiplíquense,
llenen las aguas del mar; y que las aves se multipliquen en la tierra».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.
Dijo Dios: «Produzca la tierra seres vivientes según sus especies:
ganados, reptiles y fieras según sus especies».
Y así fue. E hizo Dios las fieras según sus especies, los ganados según
sus especies y los reptiles según sus especies.
Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que
domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles
de la tierra».
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y
mujer los creó.
Dios los bendijo; y les dijo Dios: «Sean fecundos y multiplíquense,
llenen la tierra y sométanla; dominen los peces del mar, las aves del
cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra».
Y dijo Dios: «Miren, les entrego todas las hierbas que engendran semilla
sobre la superficie de la tierra y todos los árboles frutales que engendran
semilla: les servirán de alimento. Y la hierba verde servirá de alimento a
todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles
de la tierra y a todo ser que respira». Y así fue.
Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto.

Así quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo. Y habiendo
VIGILIA PASCUAL
concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día

SOLEMNE
séptimo de toda la obra que había hecho.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
103, 1-2a. 5-6. 10 y 12. 13-14ab. 24 y 35c
200
R/. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
V. Bendice, alma mía, al Señor:

¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R/.
V. Asentaste la tierra sobre sus cimientos,

y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas. R/.
V. De los manantiales sacas los ríos,

para que fluyan entre los montes;
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto. R/.
V. Desde tu morada riegas los montes,

y la tierra se sacia de tu acción fecunda;
haces brotar hierba para los ganados,
y forraje para los que sirven al hombre
y forraje para los que sirven al hombre.
Él saca pan de los campos. R/.
V. Cuántas son tus obras, Señor,

y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor! R/.
Oremos:
VIGILIA PASCUAL
SOLEMNE
Dios Todopoderoso y eterno,
que te muestras admirable en todas tus obras,
concede a los que has redimido
comprender que el sacrificio de Cristo, nuestra Pascua,
en la plenitud de los tiempos,
es una obra todavía más maravillosa
que la misma creación del mundo. 201
Por Jesucristo nuestro Señor.

R/. Amén.
SEGUNDA LECTURA
Del libro del Génesis 22; 1-18 O 22,1-2.9ª. 10-13.15-18
En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán. Le dijo: «¡Abrahán!».
Él respondió: «Aquí estoy». Dios dijo: «Toma a tu hijo único, al que

amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto
en uno de los montes que yo te indicaré». Abrahán madrugó, aparejó el
asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el
holocausto y se encaminó al lugar que le había indicado Dios. Al tercer
día levantó Abrahán los ojos y divisó el sitio desde lejos. Abrahán dijo
a sus criados: «Quédense aquí con el asno; yo con el muchacho iré
hasta allá para adorar, y después volveremos con ustedes». Abrahán
tomó la leña para el holocausto, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba
el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos.
Isaac dijo a Abrahán, su padre: «Padre». Él respondió: «Aquí estoy,

hijo mío». El muchacho dijo: «Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está
el cordero para el holocausto?». Abrahán contestó: «Dios proveerá el
cordero para el holocausto, hijo mío». Y siguieron caminando juntos.
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí
el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar,
encima de la leña. Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el cuchillo
para degollar a su hijo. Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:
«¡Abrahán, Abrahán!».
Él contestó: «Aquí estoy». El ángel le ordenó: «No alargues la mano
VIGILIA PASCUAL
contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes

SOLEMNE
a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo». Abrahán

levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza.
Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su
hijo. Abrahán llamó a aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice
aún hoy «En el monte el Señor es visto». El ángel del Señor llamó a
Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo: «Juro por mí mismo,
202 oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado
tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus
descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa.

Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las
naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has
escuchado mi voz».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL 15, 5 y 8. 9-10

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
V/. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,

mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.
V/. Por eso se me alegra el corazón,

se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción. R/.
V/. Me enseñarás el sendero de la vida,

me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.
Oremos
Oh Dios, Padre supremo de los fieles,

que por medio de la gracia de la adopción
y por el misterio pascual
sigues cumpliendo la promesa hecha a Abraham
de multiplicar su descendencia por toda la tierra
VIGILIA PASCUAL
y de hacerlo el padre de todas las naciones,
SOLEMNE
concede a tu pueblo responder dignamente
a la gracia de tu llamada.
R/. Amén.
TERCERA LECTURA 203

Lectura del libro del Éxodo. 14, 15-15,1ª
En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «¿Por qué sigues clamando

a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha. Y tú, alza tu
cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de
Israel pasen por medio del mar, por lo seco. Yo haré que los egipcios se
obstinen y entren detrás de ustedes, y me cubriré de gloria a costa del
faraón y de todo su ejército, de sus carros y de sus jinetes. Así sabrán los
egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa
del faraón, de sus carros y de sus jinetes».
Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del ejército
de Israel, y pasó a retaguardia. También la columna de nube, que iba
delante de ellos, se desplazó y se colocó detrás, poniéndose entre el
campamento de los egipcios y el campamento de Israel. La nube era
tenebrosa y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran
aproximarse el uno al otro. Moisés extendió su mano sobre el mar y
el Señor hizo retirarse el mar con un fuerte viento del este que sopló
toda la noche; el mar se secó y se dividieron las aguas. Los hijos de
Israel entraron en medio del mar, en lo seco, y las aguas les hacían de
muralla a derecha e izquierda. Los egipcios los persiguieron y entraron
tras ellos, en medio del mar: todos los caballos del faraón, sus carros y
sus jinetes.
Era ya la vigilia matutina cuando el Señor miró desde la columna de

fuego y humo hacia el ejército de los egipcios y sembró el pánico en el
ejército egipcio. Trabó las ruedas de sus carros, haciéndolos avanzar
pesadamente. Los egipcios dijeron: «Huyamos ante Israel, porque
el Señor lucha por él contra Egipto». Luego dijo el Señor a Moisés:
«Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios,
sus carros y sus jinetes». Moisés extendió su mano sobre el mar; y al
despuntar el día el mar recobró su estado natural, de modo que los
VIGILIA PASCUAL
egipcios, en su huida, toparon con las aguas. Así precipitó el Señor a los
SOLEMNE
egipcios en medio del mar. Las aguas volvieron y cubrieron los carros,
los jinetes y todo el ejército del faraón, que había entrado en el mar. Ni
uno solo se salvó. Mas los hijos de Israel pasaron en seco por medio del
mar, mientras las aguas hacían de muralla a derecha e izquierda.
Aquel día salvó el Señor a Israel del poder de Egipto, e Israel vio a los
204 egipcios muertos, en la orilla del mar. Vio, pues, Israel la mano potente
que el Señor había desplegado contra los egipcios, y temió el pueblo al
Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces Moisés y los

hijos de Israel entonaron este canto al Señor.
No se dice Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL Éx 15, 1b-2. 3-4. 5-6. 17-18
R/. Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria.
V. Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria,

caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
Él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. R/.
V. El Señor es un guerrero,
su nombre es «El Señor».
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes. R/.
V. Las olas los cubrieron,

bajaron hasta el fondo como piedras.
Tu diestra, Señor, es magnífica en poder,
tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R/.
V. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,

lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás. R/.
Oremos
VIGILIA PASCUAL
SOLEMNE
Oh Dios, cuyas antiguas maravillas
vemos brillar también en nuestros tiempos,
pues de la misma manera como
manifestabas tu poder al librar a un solo pueblo
de la persecución del Faraón,
hoy obras la salvación de todas las naciones
haciéndolas renacer por las aguas del Bautismo: 205
concede al mundo entero

contarse entre los hijos de Abraham
y participar de la dignidad del pueblo elegido.
R/. Amén.
CUARTA LECTURA
Lectura del libro de Isaías (54, 5-14)
Quien te desposa es tu Hacedor: su nombre es Señor todopoderoso.

Tu libertador es el Santo de Israel: se llama «Dios de toda la tierra».
Como a mujer abandonada y abatida te llama el Señor; como a esposa
de juventud, repudiada -dice tu Dios-. Por un instante te abandoné,
pero con gran cariño te reuniré. En un arrebato de ira, por un instante
te escondí mi rostro, pero con amor eterno te quiero -dice el Señor, tu
libertador-. Me sucede como en los días de Noé: juré que las aguas
de Noé no volverían a cubrir la tierra; así juro no irritarme contra ti ni
amenazarte. Aunque los montes cambiasen y vacilaran las colinas, no
cambiaría mi amor, ni vacilaría mi alianza de paz -dice el Señor que te
quiere-. ¡Ciudad afligida, azotada por el viento, a quien nadie consuela!
Mira, yo mismo asiento tus piedras sobre azabaches, tus cimientos
sobre zafiros; haré tus almenas de rubí, tus puertas de esmeralda, y de
piedras preciosas tus bastiones. Tus hijos serán discípulos del Señor,
gozarán de gran prosperidad tus constructores. Tendrás tu fundamento
en la justicia: lejos de la opresión, no tendrás que temer; lejos del terror,
que no se acercará.
Palabra del Dios.

VIGILIA PASCUAL
SALMO RESPONSORIAL 29, 2 y 4. 5-6. 11 y 12ª
SOLEMNE
R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
V/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
206 me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.
V/. Tañan para el Señor, fieles suyos,

celebren el recuerdo de su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo. R/.

V/. Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.
Oremos
Dios todopoderoso y eterno,

multiplica, por el honor de tu nombre,
lo que prometiste a la fe de nuestros padres
y aumenta, por la adopción sagrada,
los hijos de la promesa,
para que tu Iglesia contemple
cómo se va cumpliendo en gran medida
lo que los patriarcas no dudaron que habría de llegar.
R/. Amén.
VIGILIA PASCUAL
QUINTA LECTURA
SOLEMNE
Lectura del libro de Isaías. 55, 1-11
Esto dice el Señor: «Sedientos todos, acudan por agua; vengan, también
los que no tienen dinero: compren trigo y coman, vengan y compren, 207
sin dinero y de balde, vino y leche. ¿Por qué gastar dinero en lo que no
alimenta y el salario en lo que no da hartura? Escúchenme atentos y

comerán bien, saborearán platos sustanciosos. Inclinen su oído, vengan
a mí: escúchenme y vivirán. Sellaré con ustedes una alianza perpetua, las
misericordias firmes hechas a David: lo hice mi testigo para los pueblos,
guía y soberano de naciones. Tú llamarás a un pueblo desconocido, un
pueblo que no te conocía correrá hacia ti; porque el Señor tu Dios, el
Santo de Israel te glorifica. Busquen al Señor mientras se deja encontrar,
invóquenlo mientras está cerca. Que el malvado abandone su camino, y
el malhechor sus planes; que se convierta al Señor, y él tendrá piedad, a
nuestro Dios, que es rico en perdón. Porque mis planes no son sus planes,
los caminos de ustedes no son mis caminos -oráculo del Señor-. Cuanto
dista el cielo de la tierra, así distan mis caminos de los de ustedes, y mis
planes de sus planes. Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no
vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla
germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será
mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que cumplirá
mi deseo y llevará a cabo mi encargo».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL 12, 2-3. 4bcde. 5-6
R/. Sacarán aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
V. «Él es mi Dios y Salvador:

confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación».
Y sacarán aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/.
V. «Den gracias al Señor, invoquen su nombre,
VIGILIA PASCUAL
cuenten a los pueblos sus hazañas,

SOLEMNE
proclamen que su nombre es excelso». R/.
V. Tañan para el Señor, que hizo proezas,

anúncienlas a toda la tierra;
griten jubilosos, habitantes de Sion,
porque es grande en medio de ti el Santo de Israel. R/.
208
Oremos
Dios todo poderoso y eterno,

única esperanza del mundo,
que anunciaste, por la voz de tus profetas,
los misterios de los tiempos presentes:
acrecienta complacido la dedicación de tu pueblo,
ya que todo crecimiento en la virtud proviene,
no de sus propias fuerzas, sino de tu inspiración.
R/. Amén.
SEXTA LECTURA
Lectura del libro de Baruc. 3, 9-15. 32-4, 4
Escucha, Israel, mandatos de vida; presta oído y aprende prudencia. ¿Cuál

es la razón, Israel, de que sigas en país enemigo, envejeciendo en tierra
extranjera; de que te crean un ser contaminado, un muerto habitante
del Abismo? ¡Abandonaste la fuente de la sabiduría! Si hubieras seguido
el camino de Dios, habitarías en paz para siempre. Aprende dónde está
la prudencia, dónde el valor y la inteligencia, dónde una larga vida, la
luz de los ojos y la paz. ¿Quién encontró su lugar o tuvo acceso a sus
tesoros? El que todo lo sabe la conoce, la ha examinado y la penetra; el
que creó la tierra para siempre y la llenó de animales cuadrúpedos; el que
envía la luz y le obedece, la llama y acude temblorosa; a los astros que
velan gozosos arriba en sus puestos de guardia, los llama, y responden:
«Presentes», y brillan gozosos para su Creador. Este es nuestro Dios, y
no hay quien se le pueda comparar; rastreó el camino de la inteligencia
y se lo enseñó a su hijo, Jacob, se lo mostró a su amado, Israel. Después
apareció en el mundo y vivió en medio de los hombres. Es el libro de los
VIGILIA PASCUAL
mandatos de Dios, la ley de validez eterna: los que la guarden vivirán;
SOLEMNE
los que la abandonen morirán. Vuélvete, Jacob, a recibirla, camina al
resplandor de su luz; no entregues a otros tu gloria, ni tu dignidad a
un pueblo extranjero. ¡Dichosos nosotros, Israel, que conocemos lo que
agrada al Señor!
Palabra de Dios.
209
SALMO RESPONSORIAL 18, 8. 9. 10. 11

R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
V. La ley del Señor es perfecta

y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes. R/.
V. Los mandatos del Señor son rectos

y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.
V. El temor del Señor es puro

y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.
V. Más preciosos que el oro,

más que el oro fino;
más dulces que la miel de un panal que destila. R/.

Oremos
Oh Dios, que haces crecer continuamente,

con hijos llamados de todas las naciones, a tu Iglesia,
concede siempre la seguridad de tu protección
a quienes purificaste con las aguas del Bautismo.
R/. Amén.
VIGILIA PASCUAL
SÉPTIMA LECTURA
SOLEMNE
Lectura de la profecía de Ezequiel. 36, 16,17ª.18-28
Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de hombre, la casa de Israel

210 profanó con su conducta y sus acciones la tierra en que habitaba. Me
enfurecí contra ellos, por la sangre que habían derramado en el país, y
por haberlo profanado con sus ídolos. Los dispersé por las naciones,
y anduvieron dispersos por diversos países. Los he juzgado según su
conducta y sus acciones. Al llegar a las diversas naciones, profanaron mi
santo nombre, ya que de ellos se decía: «Estos son el pueblo del Señor
y han debido abandonar su tierra». Así que tuve que defender mi santo
nombre, profanado por la casa de Israel entre las naciones adonde había
ido. Por eso, di a la casa de Israel: «Esto dice el Señor Dios: No hago
esto por ustedes, casa de Israel, sino por mi santo nombre, profanado
por ustedes en las naciones a las que fueron. Manifestaré la santidad
de mi gran nombre, profanado entre los gentiles, porque ustedes lo
han profanado en medio de ellos. Reconocerán las naciones que yo soy
el Señor -oráculo del Señor Dios-, cuando por medio de ustedes les
haga ver mi santidad. Los recogeré de entre las naciones, los reuniré
de todos los países y los llevaré a su tierra. Derramaré sobre ustedes un
agua pura que los purificará: de todas sus inmundicias e idolatrías los
he de purificar; y les daré un corazón nuevo, y les infundiré un espíritu
nuevo; arrancaré de su carne el corazón de piedra, y les daré un corazón
de carne. Les infundiré mi espíritu, y haré que caminen según mis
preceptos, y que guarden y cumplan mis mandatos. Y habitarán en la
tierra que di a sus padres. Ustedes serán mi pueblo, y yo seré su Dios».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL 41,3. 5cdef; 42, 3. 4

R/. Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío.
V. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:

¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/.
V. Cómo entraba en el recinto santo,
VIGILIA PASCUAL
cómo avanzaba hacia la casa de Dios
SOLEMNE
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta. R/.
V. Envía tu luz y tu verdad:

que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R/. 211

V. Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría,
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R/.
Oremos
Oh Dios, que nos has preparado

con las enseñanzas de ambos Testamentos
para la celebración del misterio pascual,
concédenos comprender tu misericordia
para que los dones que hoy recibimos
nos confirmen en la esperanza de los bienes futuros.
R/. Amén.
Después de la última lectura del AT con su salmo responsorial y su oración, se

encienden los cirios del altar y el sacerdote entona solemnemente el himno Gloria a
Dios en el cielo, en el que todos se unen; mientras tanto se tocan las campanas, según
la costumbre del lugar. Terminado el himno el sacerdote dirá la oración colecta como
de costumbre.
Monición al himno del Gloria
La Iglesia que había enmudecido recobra, con la fuerza del amor

vencedor, la voz para cantar unánime al mundo la alegre noticia del
Señor Resucitado. Durante más de cuarenta días, la liturgia nos ha
venido preparando para contemplar este momento sublime en que los
cielos y la tierra prorrumpen en un mismo cántico que exclama con
fuerza a todas las naciones: ¡Gloria, el Señor ha Resucitado!
Gloria a Dios en el cielo…
Oremos
VIGILIA PASCUAL
SOLEMNE
Dios nuestro, que haces resplandecer esta noche santa

con la gloria del Señor Resucitado,
aviva en tu Iglesia el espíritu filial
para que, renovados en cuerpo y alma,
nos entreguemos plenamente a tu servicio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo
212 que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
R/. Amén.
EPÍSTOLA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 3-11
Hermanos: Cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos

bautizados en su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en
la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida
nueva.
Pues si hemos sido incorporados a él en una muerte como la suya,

lo seremos también en una resurrección como la suya; sabiendo
que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que fuera
destruido el cuerpo del pecado, y, de este modo, nosotros dejáramos
de servir al pecado; porque quien muere ha quedado libre del pecado.
Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él;
pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya
no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque quien
ha muerto, ha muerto al pecado de una vez para siempre; y quien vive,
vive para Dios.
Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios

en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL 117, 1-2. 16-17. 22-23
VIGILIA PASCUAL
SOLEMNE
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Den gracias al Señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. R/.
V. «La diestra del Señor es poderosa, 213

la diestra del Señor es excelsa».

No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. R/.
V. La piedra que desecharon los arquitectos

es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R/.
El sacerdote, de la manera acostumbrada, pone el incienso y bendice al diácono. Para

el Evangelio no se lleva cirios sino sólo el incienso. Después del Evangelio, no se omita
la homilía, aunque sea breve.
EVANGELIO
† Lectura del santo evangelio según san Marcos Mc 16, 1-7
Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé,

compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el
primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían
unas a otras: «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?».
Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida y eso que era muy grande.
Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido
de blanco. Y quedaron aterradas. Él les dijo: «no tengan miedo». ¿Buscan
a Jesús el Nazareno, el crucificado? Ha resucitado. No está aquí. Miren
el sitio donde lo pusieron. Pero vayan a decir a sus discípulos y a Pedro:
«Él va por delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán, como les dijo».
Palabra del Señor.

VIGILIA PASCUAL
HOMILÍA
SOLEMNE
Pbro. Sebastián González Giraldo
¡Un Himno de Gloria aclame el Triunfo del Señor Resucitado!

«Que en este lugar resuene unánime la Aclamación de un Pueblo en
214 Fiesta», escuchábamos hace apenas un momento en la proclamación
solemne del Pregón de la Pascua. Retumba la tierra entera en esta noche
de Gloria, con la noticia más grande que ha escuchado jamás el hombre:

¡Jesús ha resucitado! ¡Ha ganado la vida! ¡Ha vencido el Señor!
Que triunfó la vida, es la gran verdad que hoy necesita escuchar el
mundo. Llegamos a esta noche santísima, en medio de la zozobra y la
inquietud ante un panorama aun oscuro e incierto. Han sido tiempos
difíciles. La noche del dolor y de la muerte han oscurecido el mundo
y han socavado las seguridades humanas, los sistemas económicos y
políticos. Muchas familias han visto de cerca el drama de la muerte,
del dolor, de la pobreza. Tiempos complejos que han puesto a titubear
incluso la fe de muchos creyentes, que apabullados hemos mirado el
mañana con desconfianza, pues las olas encrespadas de esta violenta
tempestad nos han pegado fuerte.
Semejante sentimiento, podríamos identificarlo con la experiencia de
las mujeres del Evangelio. Muy de madrugada, cuando apenas estaba por
salir el sol, fueron al sepulcro. Mientras recorrían el camino, el silencio
se mezclaba con el recuerdo del Maestro y la ansiedad de lo que les
esperaba. Vieron morir a Jesús. Su Cuerpo sin vida pendiendo de la cruz,
fue un golpe inmenso a sus seguridades. Con Jesús murió el Maestro
que les enseñó a soñar con el cielo, murió el que les había mirado con
misericordia y con la limpia ternura del que ama con corazón sincero.
Ya no estaba el que les enseño a creer en la fuerza transformadora del
amor, el que no tuvo miedo de tocar la miseria del hombre, el que se
puso a la altura del pequeño, el que horas antes les dijo «Sin mí, nada
pueden hacer» (Jn 15,5). Tenían miedo. ¿Quién nos correrá la piedra
para entrar al sepulcro? Preguntaban temerosas. También nosotros
podemos sentirnos así.
Sin embargo, al llegar al sepulcro, una voz amable interrumpe su
silencio «No tengan miedo» ¿A quién buscan, a Jesús el Nazareno, el
Crucificado? No está aquí ¡Ha resucitado!... Esta es la gran noticia que
en la mañana de la Pascua resonó en el corazón de las santas mujeres y
VIGILIA PASCUAL
que hoy debe colmar la esperanza del mundo, azotado por el temor y la
SOLEMNE
incertidumbre, por la pobreza, la muerte y el dolor: ¡No está aquí… Ha
resucitado!
Y porque ha resucitado, hoy estamos de fiesta y queremos decirle al
mundo ¡No tengan miedo! La historia aún no termina, la última palabra
sobre la vida del hombre no la tiene la muerte, ni la enfermedad. ¡No
hay nada que pueda apartarnos del amor de Cristo! ¡Ni la angustia ni la 215
tribulación, ni el hambre ni la desnudez, ni los peligros ni la espada!
(Rm 8,35) ¡No tengan miedo!

El templo donde resuena en esta noche bendita la aclamación del
pueblo en fiesta, es la creación entera. Si en la tarde del Viernes Santo la
mirada no se apartó del misterio de la cruz, escandalo para unos y para
nosotros misterio de salvación (1Cor 1,18), hoy la mirada del hombre se
ancla en la imagen del resucitado, que es fuente de esperanza, faro de
luz, camino cierto, promesa cumplida, refugio seguro, certeza de la vida
que no se termina, presencia que hecha fuera el miedo y que relanza
al hombre con nuevo vigor al camino de la vida, para ser testigo de la
resurrección.
Esta noche santa no puede estancarse en el gozo que nos embarga y
reducir así nuestra espiritualidad cristiana a la vivencia de un sentimiento
fugaz. ¡Del gozo al compromiso! Del miedo a la confianza responsable,
de la superficialidad a la hondura de la fe. Impregnemos la oscuridad
y el temor que padece el mundo con la luz nueva del Señor Resucitado
que nos impulsa a vivir la caridad como la expresión más pura de nuestra
solidaridad cristiana. Seamos testigos de la resurrección, saliendo al
encuentro del hermano que se siente solo y desamparado. Contémosle
a los abatidos y a los tristes, a los que le han perdido el sentido a la vida
o tienen miedo del mañana, la buena noticia de la victoria de vida.
La Luz nueva de esta noche santa nos ayuda mirar con claridad las
realidades que vivimos, complejas y desafiantes, pero no definitivas.
Ahora sabemos que la última palabra sobre la vida del hombre y la vida
del mundo la tiene el Señor Resucitado, cuya Gloria hoy celebramos.
¡Hay esperanza! ¡Él vive!
Terminaba el texto del evangelio, recordándonos una verdad que nos
reconforta «El irá delante de ustedes» (Mc 16,7) Vayamos pues seguros
de su compañía a recorrer los caminos del mundo ¡Él está con nosotros!
Que donde hubo miedo, resuene la aclamación de un pueblo en fiesta,
seguro de que con Cristo Resucitado renace la esperanza en el corazón
VIGILIA PASCUAL
del hombre.
SOLEMNE
Que el gozo y la paz de esta noche bendita se esparza por el mundo

entero y logre contagiar el corazón de todos, especialmente de los que
más necesitan de la fuerza de la vida nueva y del amor que resucita, para
que así, el corazón y la vida de todos los hombres y mujeres de buena
voluntad, se conviertan en un himno de gloria que aclame el Triunfo del
216 Señor Resucitado.
¡Jesucristo ha resucitado! ¡En verdad resucitó!

TERCERA PARTE
LITURGIA BAUTISMAL
Si hay bautismos (si no hay, ir a la pág. 224)
Monición a la liturgia bautismal
En el bautismo se actualiza la obra redentora del Señor, que nos ha

unido estrechamente a su muerte, para que se obre en nosotros la vida
nueva que brota del Resucitado.
Iniciamos ahora la liturgia bautismal en la que recibimos en el seno de

la Iglesia a nuestro(s) hermano(s), que mediante el sacramento va(n) a
recibir la filiación divina, obrada en la persona de Cristo.
Con espíritu de fe renovemos la gracia que se nos concedió el día santo

de nuestro bautismo.
El sacerdote y los ministros se dirigen a la fuente bautismal, si esta se encuentra a la

vista de los fieles. De lo contrario, se prepara un recipiente con agua en el presbiterio. Si
hay catecúmenos, se les llama, y sus padrinos los presentan a la asamblea.
Presidente
Amados fieles:
Acompañemos unánimes con nuestras oraciones, la feliz esperanza de
estos hermanos nuestros, para que el Padre todopoderoso proteja con
su misericordia infinita a quienes se dirigen a la fuente de la vida nueva.
Monición a las Letanías de los Santos
VIGILIA PASCUAL
En este momento nos disponemos a invocar el auxilio de los santos,
SOLEMNE
hombres y mujeres que han vivido con firmeza y radicalidad su fe en
Cristo. Nosotros, al igual que ellos estamos llamados a vivir nuestra fe
bautismal en el día a día de nuestra historia, de modo que podamos
pregustar la vida eterna que se nos revela en la persona del Resucitado.
Se entonan las letanías mientras todos permanecen de pie (por razón del tiempo
pascual). Se hace la procesión hacia la fuente bautismal mientras se cantan las 217
letanías, en el siguiente orden: un ministro con el cirio pascual, los catecúmenos con
los padrinos y el sacerdote con los ministros.

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor ten piedad. Señor, ten piedad.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros.
San Miguel, ruega por nosotros.
Santos Ángeles de Dios, rueguen por nosotros.
San Juan Bautista, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo, rueguen por nosotros.
San Andrés, ruega por nosotros.
San Juan, ruega por nosotros.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros.
San Esteban, ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía, ruega por nosotros.
San Lorenzo, ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad, rueguen por nosotros.
Santa Inés, ruega por nosotros.
San Gregorio, ruega por nosotros.
San Ambrosio, ruega por nosotros.
San Agustín, ruega por nosotros.
San Atanasio, ruega por nosotros.
San Basilio, ruega por nosotros.
San Martín, ruega por nosotros.
San Benito, ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo, rueguen por nosotros.
San Ignacio de Loyola, ruega por nosotros.
San Francisco Javier, ruega por nosotros.
San Juan María Vianney, ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena, ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros.
Santa Teresa del Niño de Jesús, ruega por nosotros.
VIGILIA PASCUAL
Santo Toribio de Mogrovejo, ruega por nosotros.

SOLEMNE
San Pedro Claver, ruega por nosotros.

San Luis Beltrán, ruega por nosotros.
San Ezequiel Moreno, ruega por nosotros.
San Martín de Porres, ruega por nosotros.
Santa Rosa de Lima, ruega por nosotros.
Santa Mariana de Jesús, ruega por nosotros.
218 Todos los Santos y Santas de Dios, rueguen por nosotros.
Muéstrate propicio, líbranos, Señor.
De todo mal, líbranos, Señor.

De todo pecado, líbranos, Señor.
De la muerte eterna, líbranos, Señor.
Por tu encarnación, líbranos, Señor.
Por tu muerte y Resurrección, líbranos, Señor.
Por la efusión del Espíritu Santo, líbranos, Señor.
Nosotros, que somos pecadores, te rogamos, óyenos.
Si hay bautizandos:
Para que
Por la gracia del Bautismo
concedas a estos elegidos
Renacer a la nueva vida: te rogamos, óyenos.
Si no hay bautizandos:
Para que por tu gracia

Te dignes santificar esta fuente
En la cual tus hijos nacerán a la nueva vida: te rogamos, óyenos.
Jesús; Hijo de Dios vivo, te rogamos, óyenos.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
El sacerdote, con las manos, dice la siguiente oración:
Dios todopoderoso y eterno,

que tu piedad inmensa
se haga presente en estos sacramentos;
y, a fin que nuevos pueblos sean regenerados,
VIGILIA PASCUAL
engendrados para Ti de esta fuente bautismal,
SOLEMNE
envía el espíritu de adopción
para que, por tu poder, se realice plenamente
el misterio confiado a nuestro humilde servicio.
R/. Amén.
219
Monición a la bendición del agua

Ahora, por medio del sacerdote, se invocará la bendición del Señor sobre
esta fuente de agua, para que cuantos reciban el bautismo, renazcan a
la vida de la gracia que Dios nos concede en la persona de Cristo por la
acción del Espíritu Santo. Que este momento nos permita rememorar
la gracia que se nos concedió por la fuente bautismal y asumamos con
amor nuestro compromiso de vida cristiana.
Bendición del agua bautismal

Luego el sacerdote, con las manos extendidas, bendice el agua bautismal con la
siguiente oración:
Oh Dios, que con tu poder invisible realizas obras admirables por medio
de los signos sacramentales, y de diversos modos te has servido de tu
creatura, el agua, para que significara la gracia del Bautismo.
Oh Dios, cuyo Espíritu, en los orígenes del mundo, se cernía sobre las
aguas, para que ya desde entonces recibieran el poder de santificar.
Oh Dios, que en las aguas torrenciales del diluvio, prefiguraste el nuevo

nacimiento de la humanidad, para que la acción misteriosa de una
misma agua pusiera fin al pecado y diera origen a la santidad.
Oh Dios, que hiciste atravesar el mar Rojo, con los pies secos, a los hijos
de Abraham, para que el pueblo liberado de la esclavitud del Faraón
fuera imagen de la familia de los bautizados.
Oh Dios, cuyo Hijo bautizado por Juan en las aguas del Jordán, fue
ungido por el Espíritu Santo; clavado en la cruz, vertió de su costado
sangre y agua y después de su resurrección mandó a sus discípulos:
«Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo»: Mira, ahora, el
VIGILIA PASCUAL
rostro de tu Iglesia y abre para ella la fuente del Bautismo.

SOLEMNE
Reciba esta agua por el Espíritu Santo, la gracia de tu Unigénito, para

que el hombre creado a tu imagen, purificado de su antiguo pecado por
el sacramento del Bautismo, renazca a una nueva vida por el agua y el
Espíritu Santo.
E introduce el cirio pascual en el agua, según convenga, una o tres veces, y dice:
220
Te pedimos, Señor, por mediación de tu Hijo, que el poder del Espíritu
Santo descienda sobre el agua de esta fuente;

Y, manteniendo el cirio dentro del agua, prosigue:
que quienes por el Bautismo son sepultados con Cristo en su muerte,

resuciten a la vida con Él. Que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
Saca el Cirio del agua, el pueblo dice la siguiente aclamación:
Un solo Señor, una sola fe, un solo Bautismo, un solo Dios y Padre.
Renovación de los compromisos bautismales
Monición a la renovación de las promesas bautismales

Año tras año, en la noche santa de la Pascua, renovamos las promesas
de nuestro Bautismo, donde decididamente renunciamos al mal y
optamos libremente por Jesucristo el Señor, aceptando el don de su
Salvación y manifestando nuestra libre adhesión a la Iglesia. Que la
gracia de Dios nos sostenga para que vivamos con alegría este momento
de renovación.
Todos de pie, y con los cirios encendidos, renuevan los compromisos de la fe bautismal,
juntamente con los nuevos bautizados.
Presidente
Amados hermanos:
Por el misterio pascual fuimos sepultados con Cristo para que
caminemos con Él en vida nueva. Por eso, terminado el ejercicio de la
Cuaresma, renovemos los compromisos del santo Bautismo, con los
VIGILIA PASCUAL
cuales, en otro tiempo, renunciamos a satanás y sus obras y prometimos
SOLEMNE
servir fielmente a Dios en la santa Iglesia Católica. Por lo cual:
¿Renuncian a Satanás?
R/. Sí, renuncio.
¿Renuncian a todas sus obras?

221
R/. Sí, renuncio.

¿Renuncian a todas sus seducciones?
R/. Sí, renuncio.

El sacerdote prosigue:
¿Creen en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?
R/. Sí, creo.
¿Creen en Jesucristo su único Hijo, nuestro Señor, que nació de María

la Virgen, padeció, fue sepultado, resucitó de entre los muertos, y está
sentado a la derecha del Padre?
R/. Sí, creo.
¿Creen en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de

los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida
eterna?
R/. Sí, creo.

El sacerdote concluye:
Que Dios todopoderoso, padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos

regeneró por el agua y el Espíritu Santo, y nos concedió la remisión de
todos los pecados, nos proteja con su gracia hasta la vida eterna, en el
mismo Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
Monición al Bautismo
En este momento, algunos miembros de nuestra comunidad parroquial

recibirán el sacramento del bautismo, y con él todas las gracias que Dios
concede en el nombre de la Iglesia. Ellos entrarán a formar parte del
VIGILIA PASCUAL
pueblo santo de Dios, asumiendo así su misión sacerdotal, profética y

SOLEMNE
real, en medio del mundo. Acompañémoslos con nuestra oración.

El sacerdote interroga a los padres y padrinos:
¿Quieren, por tanto, que su hijo (N.N.), sea bautizado en la fe de la

Iglesia que todos juntos acabamos de profesar?
222 R/. Sí, queremos.
Entonces, el celebrante bautiza al niño diciendo:
(N.N.) yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu

Santo.
Unción con el crisma
Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que te ha liberado

del pecado y dado nueva vida por el agua y el Espíritu Santo, te consagre
con el crisma de la salvación para que entres a formar parte de su pueblo
y seas para siempre miembro de Cristo, sacerdote, profeta y rey.
R/. Amén.
Seguidamente, en silencio, el sacerdote unge en la coronilla a cada uno con el santo

crisma.
Imposición de la vestidura blanca
(N.N.) eres ya nueva creatura y has sido revestido de Cristo. Esta vestidura
blanca sea signo de tu dignidad de cristiano. Ayudado por la palabra y el
ejemplo de los tuyos, consérvala sin mancha hasta la vida eterna.
R/. Amén.
Después, el sacerdote impone a cada uno la vestidura blanca.
Entrega del cirio
Luego, el sacerdote muestra el cirio pascual y dice: Reciban la luz de Cristo.
Uno de cada familia, padres o padrinos, enciende una vela en el cirio pascual.
Seguidamente, el celebrante dice:
A ustedes, padres y padrinos, se les confía acrecentar esta luz. Que su(s)
VIGILIA PASCUAL
hijo(s), iluminado por Cristo, camine siempre como hijo de la luz. Y
SOLEMNE
perseverando en la fe, pueda salir con todos los Santos al encuentro del
Señor.
Una vez concluido el rito bautismal, se procede a la aspersión.
Monición a la aspersión
223
Ahora todos seremos asperjados con el agua bendita, recordando la

purificación que, por medio de la Iglesia, Dios obró en nosotros el día de
nuestro bautismo. Que este momento, nos permita reconocer a Cristo,
la fuente de agua viva que nos eleva hasta la vida, en virtud del triunfo
sobre el pecado y sobre la muerte, mediante su resurrección gloriosa.
El sacerdote rocía al pueblo con el agua bendita, mientras que todos cantan un canto
bautismal. Terminada la aspersión, el sacerdote vuelve a la sede y, continúa con la
oración universal.
Oración universal
Presidente
Dirijamos nuestra oración a Dios, nuestro Padre, en esta noche santa en

que ha resucitado a su Hijo y nos otorga por su medio, la gracia de vida
en abundancia, y digámosle con fe:
R/. Por la Resurrección de tu Hijo, escúchanos Señor
1. Oremos por la Iglesia santa de Dios, extendida por todos los confines
del mundo, para que sea fortalecida con la Gracia del Resucitado
y anuncie a todos los hombres la alegre noticia del Evangelio que
transforma la existencia misma.
2. Oremos por quienes tienen a su cargo el gobierno de las naciones,
para que dediquen sus esfuerzos en la búsqueda y la consecución
de un bienestar integral para todos los hombres, donde la vida sea
defendida como valor supremo e inviolable.
3. Oremos por quienes sufren en el mundo a causa de las estructuras
de injusticia y exclusión, para que encuentren en los cristianos un
genuino compromiso por aliviar sus dolores, tocando la carne de
Jesús en el hermano.
4. Oremos por todos nosotros, los que nos congregamos para exultar
VIGILIA PASCUAL
de júbilo con la Resurrección de Cristo, para que al vivir este

SOLEMNE
momento de la pascua del Señor, reavivemos en nosotros la gracia

de la fe que se manifiesta en una vida plena en la persona de nuestro
Señor.
Presidente
Dígnate Señor, Padre nuestro, atender las súplicas que tu pueblo,

224 con fe renovada te dirige en esta noche santa de la Pascua, para que
podamos experimentar tu amor y compañía constante, que se manifiesta
plenamente en la persona de tu Hijo Resucitado. Por Jesucristo nuestro

Señor.
R/. Amén.
(Continuar con la cuarta parte: Liturgia de la Eucaristía. Pág. 227)
Si no hay Bautismos
Monición a la bendición del agua cuando no hay bautismos

El agua es signo de purificación y de nueva vida. Ahora, el sacerdote
bendecirá el agua, para que a través de ella recibamos el auxilio del Señor
y experimentemos en nosotros la renovación de la gracia de nuestro
bautismo.
Presidente
Amados hermanos: roguemos a Dios nuestro Señor que se digne
bendecir esta creatura, el agua con la cual seremos rociados en memoria
de nuestro bautismo. Que el mismo Dios se digne renovarnos para que
permanezcamos fieles al Espíritu Santo que hemos recibido.
Después de una breve pausa en silencio, dice esta oración con las manos extendidas:
Señor Dios nuestro: mira tu pueblo vigilante en esta noche santísima, en

la cual celebramos la obra maravillosa de nuestra creación y el misterio
más grande aún de nuestra redención; te pedimos que te dignes bendecir
† esta agua.
Tú la creaste para dar fecundidad a la tierra, y proporcionar alivio

y limpieza a nuestros cuerpos. Tú convertiste, además, el agua en
instrumento de tu misericordia: por su medio libraste a tu pueblo
de la esclavitud y calmaste su sed en el desierto; por ella, los profetas
VIGILIA PASCUAL
anunciaron la nueva alianza que sellarías con los hombres; y finalmente,
SOLEMNE
por el agua santificada por Cristo en el Jordán, has renovado nuestra
naturaleza pecadora en el baño del nuevo nacimiento. Te pedimos,
entonces, que esta agua avive en nosotros la gracia recibida en el
Bautismo, y que nos haga participar del gozo de nuestros hermanos
bautizados en esta Pascua. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén. 225

Renovación de los compromisos bautismales
Monición a la renovación de las promesas bautismales

Año tras año, en la noche santa de la Pascua, renovamos las promesas
de nuestro Bautismo, donde decididamente renunciamos al mal y
optamos libremente por Jesucristo el Señor, aceptando el don de su
Salvación y manifestando nuestra libre adhesión a la Iglesia. Que la
gracia de Dios nos sostenga para que vivamos con alegría este momento
de renovación.
Todos de pie, y con los cirios encendidos, renuevan los compromisos de la fe bautismal.
Presidente
Amados hermanos:
Por el misterio pascual fuimos sepultados con Cristo para que

caminemos con Él en vida nueva. Por eso, terminado el ejercicio de la
Cuaresma, renovemos los compromisos del santo Bautismo, con los
cuales, en otro tiempo, renunciamos a satanás y sus obras y prometimos
servir fielmente a Dios en la santa Iglesia Católica. Por lo cual:
¿Renuncian a Satanás?
R/. Sí, renuncio.
¿Renuncian a todas sus obras?
R/. Sí, renuncio.
¿Renuncian a todas sus seducciones?
R/. Sí, renuncio.

VIGILIA PASCUAL
El sacerdote prosigue:
SOLEMNE
¿Creen en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?

R/. Sí, creo.
¿Creen en Jesucristo su único Hijo, nuestro Señor, que nació de María
la Virgen, padeció, fue sepultado, resucitó de entre los muertos, y está
sentado a la derecha del Padre?
226 R/. Sí, creo.
¿Creen en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de

los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida
eterna?
R/. Sí, creo.
El sacerdote concluye:
Que Dios todopoderoso, padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos

regeneró por el agua y el Espíritu Santo, y nos concedió la remisión de
todos los pecados, nos proteja con su gracia hasta la vida eterna, en el
mismo Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
Monición a la aspersión
Ahora todos seremos asperjados con el agua bendita, recordando la
purificación que, por medio de la Iglesia, Dios obró en nosotros el día de
nuestro bautismo. Que este momento, nos permita reconocer a Cristo,
la fuente de agua viva que nos eleva hasta la vida, en virtud del triunfo
sobre el pecado y sobre la muerte, mediante su resurrección gloriosa.
El sacerdote rocía al pueblo con el agua bendita, mientras que todos cantan un canto
bautismal. Terminada la aspersión, el sacerdote vuelve a la sede y, omitido el símbolo,
preside la oración universal.
Oración universal
Presidente
Dirijamos nuestra oración a Dios, nuestro Padre, en esta noche santa
en que ha resucitado a su Hijo y nos otorga por su medio, la gracia de la
vida en abundancia, y digámosle con fe:
R/. Por la Resurrección de tu Hijo, escúchanos Señor
1. Oremos por la Iglesia santa de Dios, extendida por todos los
VIGILIA PASCUAL
confines del mundo, para que sea fortalecida con la gracia del
SOLEMNE
resucitado y anuncie a todos los hombres la alegre noticia del
Evangelio que transforma la existencia misma.
2. Oremos por quienes tienen a su cargo el gobierno de las naciones,
para que dediquen sus esfuerzos en la búsqueda y la consecución
de un bienestar integral para todos los hombres, donde la vida sea
defendida como valor supremo e inviolable. 227
3. Oremos por quienes sufren en el mundo a causa de las estructuras

de injusticia y exclusión, para que encuentren en los cristianos un
genuino compromiso por aliviar sus dolores, tocando la carne de
Jesús en el hermano.
4. Oremos por todos nosotros, los que nos congregamos para
exultar de júbilo con la resurrección de Cristo, para que al vivir
este momento de la pascua del Señor, reavivemos en nosotros la
gracia de la fe que se manifiesta en una vida plena en la persona de
nuestro Señor.
Presidente
Dígnate Señor, Padre nuestro, atender las súplicas que tu pueblo, con fe
renovada te dirige en esta noche santa de la Pascua, para que podamos
experimentar tu amor y compañía constante, que se manifiesta
plenamente en la persona de tu Hijo Resucitado. Por Jesucristo nuestro
Señor.
R/. Amén.
CUARTA PARTE
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
El sacerdote se dirige al altar e inicia la Liturgia Eucarística, según la forma habitual. Si
hubo bautismo conviene que los padres y padrinos lleven el pan y el vino.
Monición a la Liturgia Eucarística
Iniciamos ahora la cuarta parte de esta solemne vigilia de la pascua: la

Liturgia Eucarística.
Cada Eucaristía se convierte en una actualización del misterio pascual
VIGILIA PASCUAL
de Cristo que se obra en el día a día de la historia. Ella se constituye en

SOLEMNE
el resumen y la cumbre de la historia del amor de Dios por los hombres,

pues se convierte en memorial de su promesa de estar siempre a nuestro
lado. Es Cristo mismo, el Resucitado, quien se hace presente con su
Cuerpo y su Sangre haciéndose alimento de vida eterna. Vivamos este
momento con la alegría de saber que Cristo vive y que su amor es más
fuerte que la misma muerte.
228
Escucha, Señor, la oración de tu pueblo

y acepta sus ofrendas,
para que los misterios pascuales
que hoy hemos comenzado, con tu ayuda,
sean remedio para la vida eterna.
R/. Amén.
PREFACIO DE PASCUA I
El Misterio Pascual

V. Levantemos el corazón.
V. Demos gracias al Señor, Nuestro Dios.

En verdad es justo y necesario,

es nuestro deber y salvación
glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca en esta santísima noche,
(en este día glorioso,) (en este tiempo glorioso,)
cuando celebramos a Cristo,
inmolado como nuestra Pascua.
Porque Él es el verdadero Cordero
VIGILIA PASCUAL
que quitó el pecado del mundo;
SOLEMNE
muriendo destruyó nuestra muerte,
y resucitando restauró la vida.
Por eso, el mundo entero desborda de alegría

con esta abundante efusión de gozo pascual,
y también las Virtudes del cielo y las Potestades angélicas
cantan sin cesar el himno de tu gloria: 229
Santo, Santo, Santo es el Señor Dios del universo…

Cuando se escoge el Canon Romano, el Reunidos en comunión… y el Acepta, Señor, en
tu bondad…, son propios. El Canon completo lo encuentra en el ordinario de la misa.
Oración después de la Comunión
Infunde, Señor, en nosotros

el espíritu de tu caridad,
y, ya que nos has saciado con los sacramentos pascuales,
haz que seamos concordes en el mismo amor.
R/. Amén.
Bendición solemne

Dios todopoderoso, los bendiga en esta solemnidad de Pascua y que su

misericordia los proteja de todo pecado.
R/. Amén.
Y, ya que por la resurrección de su Unigénito los hizo renacer para la

vida eterna, los colme con los premios de la inmortalidad.
R/. Amén.
Para que así como al terminar los días de la Pasión del Señor celebren
VIGILIA PASCUAL
ustedes con gozo la fiesta de la Pascua, puedan también participar un

SOLEMNE
día, con su ayuda, en el festin de las alegrías eternas.
R/. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso Padre, Hijo † y Espíritu Santo

230 R/. Amén.
Luego, el diácono, o el sacerdote, canta solemnemente:
V. Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.
R/. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.
Esta despedida se mantiene durante toda la octava de Pascua. El cirio pascual se

enciende en todas las celebraciones litúrgicas de este tiempo.
“Si hemos muerto

con Cristo, creemos
que también
viviremos con Él”.
(Rm 6, 8)
Domingo
de Pascua
DE PASCUA
Sinopsis
DOMINGO
Asistimos a la fiesta del Señor, en la que conmemoramos con su

Resurrección el levantamiento del hombre de su miseria y su
ubicación en el corazón de Dios Padre. Como cristianos en esta
época y en el lugar que vivimos, somos testigos de este hecho
glorioso: vemos con los mismos ojos de Pedro y de los Apóstoles;
232 estamos convencidos de la resurrección de Cristo quien fue
crucificado y por ello creemos totalmente en Él, camino, verdad,
vida y luz del mundo y lo anunciamos con serenidad y valentía. De

este modo, el testimonio pascual se convierte en la característica
específica de todo cristiano.
¡Toda la vida del cristiano debe ser Pascua! ¡Lleven a sus familias,
a sus trabajos, a sus intereses, lleven al mundo de la escuela, de la
profesión y del tiempo libre, así como al sufrimiento, la serenidad
y la paz, la alegría y la confianza que nacen de la certeza de la
resurrección de Cristo!
Procesión
Para la procesión se presenta una serie de cantos, que durante el recorrido se

proclamarán para animar al pueblo y meditar el misterio que se celebra.
MI DIOS ESTÁ VIVO
Mi Dios está vivo, Él no está muerto (3)

lo siento en mis manos,
lo siento en mis pies,
lo siento en mi alma y en todo mi ser.
Oh, oh, oh, oh, hay que nacer del agua.

Oh, oh, oh, oh, hay que nacer del Espíritu de Dios.
/oh, oh, oh, oh, hay que nacer del agua
y del Espíritu de Dios hay que nacer del Señor. / (2)
/Prepárate para que sientas / (3)
el Espíritu de Dios.
/déjalo que se mueva / (3)
dentro de tu corazón.
Mi Dios está vivo, Él no está muerto. (3)

YO TENGO UN GOZO EN MI ALMA
DE PASCUA
DOMINGO
Yo tengo un gozo en mi alma,
gozo en mi alma,
gozo en mi alma y en mi ser,
¡Aleluya, gloria a Dios!
Es como un río de agua viva,
río de agua viva,
río de agua viva en mi ser.
233

No te avergüences y alaba a tu Señor. (2)
Da gloria a Dios,
gloria a Dios,
gloria a Él.
No te avergüences y alaba a tu Señor
Yo tengo un gozo en mi alma,

gozo en mi alma,
gozo en mi alma y en mi ser,
¡Aleluya, gloria a Dios!
Es como un río de agua viva,

río de agua viva,
río de agua viva en mi ser.
MISA DEL DÍA

Monición inicial
Alegrémonos hermanos porque el mismo amor de Dios que creó el
mundo y que resucitó a Cristo, es el que nos ha congregado hoy y nos
quiere comunicar su espíritu de vida. Llenos de este gozo que nos trae la
pascua celebremos la fiesta de todos los que creemos y confesamos que
el sepulcro está vacío, y que Cristo está vivo y presente en medio de su
iglesia.
Se dice Gloria.
Oración colecta
DE PASCUA
DOMINGO
O h Dios, que
por medio de tu Unigénito, vencedor de la muerte,
nos abriste en este día las puertas de la eternidad,
concede a todos los que celebramos
su gloriosa resurrección
234 que, por la nueva vida que tu Espíritu nos comunica,
lleguemos también nosotros
a resucitar a la luz de la vida.

por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina Contigo en la unidad del Espíritu Santo
R/. Amén.

La Resurrección de Jesús, es una demostración de cómo puede ser plena
la vida de todo cristiano, que se empeña en transformar una sociedad
donde reina la injusticia, la violencia y el desamor. Cristo ha vencido las
tinieblas del pecado y con su Resurrección nos ha manifestado que la
muerte nunca triunfará sobre la vida. Dispongamos nuestra mente para
la escucha atenta de la Palabra que sana y renueva.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 10,34a.37-43

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Ustedes conocen lo que sucedió en toda Judea, comenzando por
Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de
Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó
haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque
Dios estaba con Él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y
en Jerusalén. A Este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios
lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a
todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que
DE PASCUA
DOMINGO
hemos comido y bebido con Él después de su resurrección de entre los
muertos.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios
lo ha constituido juez de vivos y muertos. De Él dan testimonio todos
los profetas: que todos los que creen en Él reciben, por su nombre, el
perdón de los pecados».
235
Palabra del Dios.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 117, 1-2. 16 ab. 17. 22-23)
R/. Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro
gozo.
O bien:
R/. Aleluya.
V. Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su

misericordia.
V. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. R/.
V. «La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa».

No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. R/.
V. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R/.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3,1-4
Hermanos: Si han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá
arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspiren a los
bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque han muerto; y su vida está
con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida de ustedes,
entonces también ustedes aparecerán gloriosos, juntamente con él.
Palabra del Dios

Es obligatoria decirla hoy; los días dentro de la octava de pascua es potestativo. Se
DE PASCUA
recomienda leerla en forma de poema, por eso cada frase va separada para realizar una
DOMINGO
lectura correcta. Se invita al pueblo que esté de pie.
Secuencia
Ofrezcan los cristianos

ofrendas de alabanza
236 a gloria de la víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado

que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte

en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino,

María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Vengan a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua».
Primicia de los muertos,

sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate

de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Para la lectura del Evangelio no se llevan ciriales por la presencia del cirio pascual.
DE PASCUA
DOMINGO
EVANGELIO
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 1-9
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al

amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. 237
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a

quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no
sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían
juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó
primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no
entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los

lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no
con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero

al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de

resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor.
HOMILÍA
Pbro. Elkin Uriel Zuluaga
La liturgia de la Iglesia, desde anoche, celebra con particular solemnidad

al Señor resucitado; diversos elementos que configuran nuestra
celebración nos recuerdan que la muerte ha sido vencida, que el Señor
se levantó del sepulcro, que Él vive, que se dejó ver de sus discípulos
constituyéndolos en testigos, que quien cree en Él recibe el perdón
de los pecados, que su resurrección es causa de verdadera alegría para
el creyente. Desde la Palabra de Dios que acaba de ser proclamada
DE PASCUA
DOMINGO
pongámonos a la escucha del Señor que nos ha hablado.
El Evangelio de Juan anota que, de madrugada, cuando todavía estaba

oscuro, María Magdalena fue al Sepulcro. La oscuridad de la madrugada
es un tiempo en el que aún no brilla la luz del sol, ni se permite ver con
claridad; sin embargo, es la hora que prepara el resplandeciente brillo
del sol; podría afirmarse que también en el corazón de la Magdalena
238 hay oscuridad, pues la tristeza por la muerte del Maestro la embarga,
pero la luz del resucitado brillará en su interior en el encuentro que
tendrá con Él. Podríamos pensar en la oscuridad que en este momento

concreto de la historia experimentan tantos creyentes. Lo que hemos
venido viviendo desde el año pasado a causa de la Pandemia con sus
diversas implicaciones ha hecho que los corazones de muchas personas
se sumerjan en la oscuridad de la incertidumbre y el temor; pobreza,
enfermedad, soledad, tristeza, injusticias y muchas otras realidades
agitan el corazón de muchos hombres y mujeres de hoy sumergiéndolos
en la oscuridad de la desesperanza. Nosotros mismos podríamos pensar
en las oscuridades que tratan de quitarnos la alegría y la esperanza.
Esta Pascua nos anuncia que no estamos en la oscuridad de la noche,
sino en la oscuridad de la madrugada, donde la cercanía del resucitado
es una oportunidad real en la que su luz nos quiere y puede alcanzar.
Pongámonos ante él y pidámosle que nos permita sentirlo muy cercano
a cada uno de nuestros miedos, luchas y fatigas para que su presencia
siembre esperanza en nuestros corazones. Como creyentes hemos de
estar convencidos que no estamos solos. Él nos regale su gracia y nos
comunique su fuerza para seguir adelante, a pesar de los desafíos que la
realidad nos presente. ¡Que el encuentro con el resucitado disipe la
oscuridad de nuestros corazones!
En la segunda lectura Pablo hace una invitación a los creyentes para

que prolonguen en su vida el Misterio Pascual del que han participado:
busquen las cosas de arriba donde está Cristo sentado a la derecha de
Dios. Apersonémonos de esta invitación y acojámosla con compromiso.
En estos días Santos hemos sido tocados por la gracia de Dios, hemos
contemplado los sublimes misterios de nuestra salvación, hemos
entrado en contacto con el infinito amor de Dios que entregó a su
propio Hijo para nuestra salvación, hemos hecho experiencia de la
misericordia del Padre al sentirnos acogidos en el sacramento de la
reconciliación, hemos escuchado la Palabra que Dios nos dirige para
DE PASCUA
DOMINGO
animarnos en nuestro camino. Se puede decir que el Señor ha estado
grande con nosotros porque es mucho lo que nos ha dado. Es hora de
prolongar en la vida lo que hemos celebrado, de comunicar a los demás
lo que hemos vivido, de compartir con los otros lo que hemos recibido.
Es hora de vivir buscando las cosas de arriba. Esta invitación no es otra
cosa, sino asumir la cotidianidad de la existencia con una perspectiva
profunda, mística, llena de fe. Cuando Pablo hace esta invitación no 239
está sugiriendo un descuido de las responsabilidades temporales, sino

introducir en todo lo que hacemos diariamente un toque sobrenatural
que nos lleve a actuar preocupados por agradar al Señor eligiendo el
bien. ¡Que el encuentro con el resucitado nos impulse a buscar las
cosas de arriba!
Quien se ha encontrado con el Resucitado y busca las cosas de arriba

termina dando un elocuente testimonio. Así lo vemos en Pedro que,
en la primera lectura, proclama un discurso como testigo que es de la
resurrección del Señor. Sus palabras expresan la convicción profunda
de que Jesús está vivo, pues ha tenido un encuentro con Él en una
experiencia profunda que lo ha convertido en valiente predicador de
esta buena noticia. Pedro es un testigo valiente cuya predicación mueve
los corazones de sus oyentes a la fe en el Señor. En este día solemne
contemplemos en él un modelo para la Iglesia y para cada creyente.
Cada uno de nosotros se podría preguntar personalmente ¿yo vivo como
testigo de la resurrección de Jesús?, ¿mi vida y mis palabras proyectan y
dejan ver a Aquel en quien creo? No podemos olvidar que cada cristiano
está llamado a dar testimonio de Jesús. Pensemos cuánto bien le haría
nuestro buen testimonio de vida a tantas personas pertenecientes a
nuestros círculos cotidianos. Una palabra, un gesto o una acción cargados
de Evangelio podrían transformar la vida de alguien conduciéndolo a
una profunda experiencia de Dios. ¡Que el encuentro con el resucitado
nos comprometa en nuestro deber de ser testigos!
Continuemos nuestra celebración contemplando cómo el Señor

resucitado se hace presente en las especies eucarísticas. Que su presencia
sacramental nos fortalezca para seguir caminando, nos consuele para
seguir confiando en Él, nos regale perseverancia para asumir nuestra
tarea de buscar las cosas de arriba y dar testimonio de Él ante todos los
hombres.
Oración universal
DE PASCUA
DOMINGO
Presidente
En este día santísimo, en que la resurrección de Cristo nos ha liberado

de la esclavitud del pecado y nos ha devuelto a la amistad con Dios,
oremos al Padre, como hijos, seguros de ser escuchados, diciéndole
confiadamente:
240
R/. Por la resurrección de tu Hijo, escúchanos Padre.
1. Por los pastores de la Iglesia, el Papa, los obispos y presbíteros,

para que, con el entusiasmo y e gozo que brotan de la pascua, sigan
indicando al pueblo de Dios caminos de vida. Roguemos al Señor.
2. Por toda la humanidad, para que vea y crea el anuncio de Cristo, y se

sienta impulsada a trabajar más intensamente por la reconciliación,
la paz y la justicia. Roguemos al Señor.
3. Por nuestras familias, para que sean el primer lugar donde se

encuentre la alegría y los frutos de la pascua: el diálogo, el perdón, la
fraternidad, la ayuda entre todos. Roguemos al Señor.
4. Por los bautizados que dudan, que están alejados de la Iglesia y de

los sacramentos, que se han dejado vencer por la indiferencia, para
que la gracia pascual, los alcance y les permita reconocer que solo en
Cristo se encuentra la salvación. Roguemos al Señor.
5. Por nosotros y por nuestra comunidad parroquial, para que, con

la experiencia de la fiesta pascual, renovemos los compromisos
bautismales y pensemos juntos en iniciativas concretas para anunciar
mejor nuestra fe. Roguemos al Señor.
Presidente
Padre celestial, que hoy has alegrado y renovado al mundo por la

resurrección de tu Hijo, concédenos cuanto hemos pedido con fe. Por
R/. Amén.
DE PASCUA
DOMINGO
R ebosantes con la alegría de la Pascua
te ofrecemos, Señor, este sacrificio,
del cual tan maravillosamente
renace y se alimenta tu Iglesia.
R/. Amén. 241

Monición final
Con el corazón gozoso tras haber participado de esta fiesta de salvación

en donde la ley se ha hecho Evangelio; lo antiguo se ha hecho nuevo; la
figura se ha convertido en realidad; el cordero se ha hecho Hijo, vayamos
con alegría y jubilo, dispuestos a ser discípulos de Cristo a compartir del
manantial de amor que hemos experimentado en la entrega de nuestro
Salvador Jesucristo.
P rotege, oh Dios, a tu Iglesia

con misericordia perpetua,
para que, renovada por los misterios pascuales,
llegue a la claridad de la resurrección.
R/. Amén.
Bendición solemne

Dios todopoderoso, los bendiga en esta solemnidad de la pascua y que

su misericordia los proteja de todo pecado.
R/. Amén.
Y, ya que por la resurrección de su Unigénito los hizo renacer para la
DE PASCUA
DOMINGO
vida eterna, los colme con los premios de la inmortalidad.
R/. Amén.
Para que así como al terminar los días de la pasión del Señor celebren
ustedes con gozo la fiesta de la pascua, puedan también participar un
día, con su ayuda, en el festin de las alegrías eternas.
242
R/. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso Padre, Hijo † y Espíritu Santo

R/. Amén.
Luego, el diácono, o el sacerdote, canta solemnemente:
V. Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.
R/. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.
Esta despedida se mantiene durante toda la octava de Pascua. El cirio pascual se

enciende en todas las celebraciones litúrgicas más solemnes de este tiempo.
“Cantaré al Señor,
sublime es su
victoria”.
(Ex 15,1)
Anexos
ACTO PENITENCIAL
ANEXOS
(Para esta actividad se sugieren los siguientes materiales: corazones pintados o impre-
sos, lapiceros, recipiente con agua, pan, velas, llaves, semillas, cruz).
† En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

244 R/. Amén.
Monición inicial
Hermanos, hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, es decir,
muy buenos, pero la realidad del pecado ha ensuciado nuestro corazón,
lo ha dividido, lastimado, oscurecido, enduricido y encadenado.
El Señor Jesús, médico de las almas, en su evangellio ha hecho la
invitación a todos los cansados y agobiados a ir hacia Él y descansar
(Mt 11, 28). Dios quiere sanar las heridas de nuestro corazón y darnos
una vida llena de plenitud.
ACTIVIDAD
(Se sugiere en este momento un canto penitencial. “Examíname”).
Por el corazón traspasado de Jesús podemos sanar el nuestro. «Por sus

heridas, hemos sido curados» (1 Ped 2, 24). Dios quiere darnos un nuevo
corazón, limpio y puro para amar como Él.
Nos podemos preguntar ¿Cómo encuentro hoy el corazón?
En este acto penitencial, reflexionemos sobre el estado de nuestro cora-
zón, para que reconociéndonos necesitados del perdón y la sanación de
Dios, Él nos purifique, sane, unifique, ilumine, prepare y libere nues-
tros corazones.
(Se propone hacer un recorrido por bases. En cada una de estas, la reflexión estará
dirigida a revisar el estado interior del hombre por medio de un texto bíblico, un signo
- que puede ser una imagen impresa o dibujada conforme al título de la base -, algunas
preguntas que permitan descubrir cuál es el estado del corazón, un signo positivo que
manifieste la acción de Jesús, que conoce el corazón humano y por tal razón puede
sanarlo, una reflexión a modo de plegaria para interiorizar el mensaje y aceptar la
acción de Dios en nuestras vidas. Se puede concluir con una oración y un canto entre
las meditaciones).
• Primera base: Corazón sucio
ANEXOS
Texto bíblico
«Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; os purificaré
de todas vuestras inmundicias y de todas vuestras basuras» (Ez
36, 25).
- Sígno: Un corazón sucio
245
Preguntas, para reflexionar: ¿Está nuestro corazón sucio a causa de
la impureza? ¿ miramos con limpieza de corazón a las demás personas?

¿Tiene nuestro corazón una recta intención? ¿Escuhamos, vemos,
pensamos y hacemos cosas que atenten contra el sexto mandamiento?
- Signo purificador: recipiente con agua, representa a Jesús,
agua viva, que purifica nuestra alma.
Reflexión: Jesús es el agua viva (Jn 4, 14) que purifica nuestra vida y la
limpira de todo pecado, nos sacia y nos da vida eterna. Permitámosle
a Jésus limpiar nuestra alma, que a causa de nuestra impureza se ha
desdibujado su belleza.
• Segunda base: Corazón roto o dividido
Texto bíblico: «Bajé a la alfarería y resulta que el alfarero estaba haciendo
un trabajo al torno. El cacharro que estaba haciendo se estropeo como
barro en manos del alfarero y este volvió a empezar transformándolo en
un cacharro diferente como mejor le pareció. Entonces me dirigió Yahvé
la palabra en estos términos: ¿ No puedo hacer yo con vosotros, casa de
Israel, lo mismo que este alfarero? » (Jr 18, 3).
- Signo: Un corazón roto o divido
Preguntas para reflexionar: ¿Hay odio, división, guerra en mi
corazón?¿siento deseos de vengarme por el mal que me han hecho?
¿Soy instrumento de paz, o agente de violencia? ¿Juzgo a mis
hermanos?¿Cuido mi lengua y mis pensamientos? ¿con mis palabras
bendigo o maldigo al hermano?
- Signo unificador: Pan, (representa el pan para la Eucaristía,
por medio de la cual somos uno en Cristo).
Reflexión: Jesús nos invita a amarnos los unos a los otros como Él
nos ha amado. Una característica fundamental del amor cristiano es la
unidad, que manifiesta la presencia del Maestro y del Espíritu que nos
víncula en la Paz. En el libro del profeta Jeremías se representa a Dios
como un alfarero, que trabaja con sus manos en el barro, para reconstruir
ANEXOS
el cacharro agrietado. Permitamosle a Dios que nos reconstruya para

poder dejar a un lado la violencia y de esta manera, vivir como auténticos
cristianos cumpliendo el mandamiento del amor. Jesús por medio del
sacramento de la reconciliación unifica el corazón del hombre, y da su
gracia para que no esté dividido.
246 • Tercera base: Corazón en tinieblas

Texto bíblico «Yo soy la luz del mundo, la persona que me siga no
caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8, 32).

- Signo: Un corazón negro
Preguntas para reflexionar: ¿Mi vida se rige por los criterios
evangélicos? ¿Dejo que mi vida sea iluminada por la voluntad de Dios
o busco en todo hacer mi voluntad? ¿Soy luz para las demás personas, o
con mis actuaciones escandalizo a los demás?¿Acudo constantemente a
Dios en la oración para que ilumine mi vida?
- Signo iluminador: Luz (cirio encendida), Jesús es la luz del
mundo que disipa las tinieblas del corazón humano.
Reflexión: Jesús nos invita por medio de su Palabra a ser luz en medio
del mundo, pero para ser luz necesitamos ser iluminados primero por
su amor. Un corazón en tinieblas no se deja orientar por el Maestro y su
evangelio, sino por los criterios del mundo. Pidamos al Señor que su luz
brille e ilumine nuestra vida para que sea rijada por los criterios de Jesús,
y así, como candeleros en lo alto, ser luz en medio de un mundo que a
causa de las tinieblas no encuentra el camino hacia la vida verdadera.
• Cuarta base: Corazón encadenado
Texto bíblico: «Ten en cuenta que estoy a la puerta y voy a llamar; y, si
alguno oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos los
dos» (Ap. 3, 20).
- Signo: corazón encadenado
Preguntas para reflexionar: ¿Vivo comódamente entre cadenas?¿
abro mi corazón a Dios para que entre y libere mi vida? ¿ hay algún
vicio que tenga mi corazón encadenado? ¿Pido a Dios la virtud de
la templanza? ¿Domino mis instintos y pasiones o me dejo llevar
ciegamente por ellos? ¿Qué actitud quisiera cambiar de mi vida?
- Signo que abre: Las llaves (Jesús libera el corazón del hombre
de las ataduras del pecado).
ANEXOS
Reflexión: Cristo es la llave, la puerta y el término de nuestra vida.
Muchos son esclavizados por vivir fuera del orden de Dios. Los vicios,
encadenan nuestro corazón, ciegan la razón y nos hacen perder la
libertad. Jesús quiere liberar nuestra vida de todo pecado y vicio,
permitámosle entrar a nuestro corazón, para que gocemos de su paz en
la tierra y del cielo en la eternidad. 247
• Quinta base: Corazón de piedra

Texto bíblico: «Os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un
espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré
un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os
conduzcáis según mis preceptos y observéis y practiquéis mis normas.
Habitaréis la tierra que yo di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo
y yo seré vuestro Dios». (Ez 36).
- Signo: corazón de piedra.
Preguntas para reflexionar: ¿Soy soberbio? ¿acepto los consejos
y las corecciones de mis superiores?¿cierro mi vida a la gracia de
Dios?¿aparento lo que no soy? ¿No me considero un hombre frágli y
debil? ¿Cumplo los mandamientos de Dios y de la Iglesia?
- Signo de humildad: Semillas (manifiestan la Palabra de Dios
que desea crecer y hacer morada en el corazón del hombre).
Reflexión: El hombre soberbio se cierra a la gracia de Dios, endurece
su corazón y rige su vida según sus criterios egoístas; no necesita que
nadie le ayude, no se considera enfermo, no se considera pecador. Jesús
quiere darnos un corazón dócil y humilde. Que tu corazón sea la tierra
fértil en la cual la semilla, que es, la Palabra de Dios, crezca y des frutos
para la mayor gloria de Dios. Quien se reconoce pecador y se acerca a
la misericordia de Dios es perdonado; quien se considere enfermo y se
acerca al médico de las almas es sanado. Abramos nuestro corazón al
amor de Dios. «si escuchas hoy la voz de Dios no endirescais vuestro
corazón» (Salmo 94). Aprendamos de Jesús que es manso y humilde de
corazón.
• Sexta base: Corazón herido
Texto bíblico: «por sus heridas hemos sido sanados» (1Ped 2, 24).
- Signo: corazón herido
ANEXOS
Preguntas para reflexionar: ¿Recuerdo con paz mi pasado? ¿he

acpetado el perdón de Dios en mi vida? ¿Me he perdonado mis errores
y defectos, siento rabia contra mi propia vida? ¿Siento odio por alguien?
¿He perdonado a las personas que me han hecho daño? ¿Siento amor
por mis padres y familiares? ¿Tengo que pedirle perdón a alguien?
248 - Signo sanador: La cruz (manifiesta el amor de Jesús que se ha

dado así mismo por sanar nuestras heridas y perdonar nuestros
pecados).
Reflexión: Jesús antes de morir nos enseñó con su vida el perdón sín
límites, con sus palabras nos justificó ante el Padre: «Padre, perdónales
porque no saben lo que hacen» (Lc 23, 34). El perdón es condición in-
dispensable para ser disicipulo del Señor y para entrar en la vida eterna.
Jesús es el médico de las almas, pidámosle la gracia de perdonarnos los
unos a los otros, perdonarnos a nosotros mismos, pedir y aceptar su per-
dón que nos restituye la gracia y nos abre la puerta a la vida verdadera.
• Séptima base: Un corazón nuevo

(Para finalizar el acto penitencial a cada participante se le dará la figura de un corazón
en blanco, que simboliza la nueva vida que Dios nos da a través del perdón de nuestros
pecados desde el día de nuestro bautismo y cada vez que acudimos con fe al sacramen-
to de la reconciliación. El penitente deberá escribir su compromiso de luchar por vivir
con un corazón recto y transparente a semejanza del corazón de Jesús que tanto nos
ama. El participante podrá guardar su corazón, para que recuerde su compromiso por
vivir el evangelio de una manera alegre y coherente).
Texto bíblico: «felices los límpios de corazón porque ellos verán a Dios»
(Mt 5,8).
- Signo: corazón blanco
Preguntas para reflexionar: ¿Me dejo amar por Dios? ¿Soy

conciente que Dios no me señala sino que quiere perdonarme
siempre? ¿Cuándo acudo al sacramento de la reconciliación he
experimentado la paz y la alegria?
- Signo renovador: Escribir sobre el corazón blanco los compro-

misos a partir de la vivencia.
Reflexión u oración final
ANEXOS
Oh Dios que tanto has amado a los hombres, que por amor a ellos has
entregado a tu Hijo al suplicio de la muerte para sepultar nuestros pe-
cados, y por medio de la resurrección nos alcanzara la salvación, danos
la gracia de acercarnos a su corazón traspasado y herido por amor, para
que seamos sanados y liberados por su preciosa sangre. Renueva nues-
tro corazón a semejanza del suyo para amarte y amar a los demás de
la misma manera como Él nos ha enseñado a amar. Por nuestro Señor 249
Jesucristo tu hijo que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

(Si hay presencia de sacerdotes, se sugiere a los participantes celebrar el sacramento
de la reconciliación).
Canto final: «Dame un nuevo corazón».

ÁGAPE PASCUAL
ANEXOS
En un lugar bien dispuesto se debe tener preparada una mesa adornada con un mantel
blanco, la Sagrada Escritura, algunos cirios (opcional) y tener dispuestos panes, copas
de vino para el compartir y el cirio pascual; además, tener dispuestas cadenas de papel
para cada participante (opcional).
250 En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/. Amén.
V. El Dios de la vida, que ha resucitado a Jesucristo, rompiendo las

ataduras de la muerte, esté con todos ustedes.
Monición inicial
Queridos hermanos: nos reunimos hoy con gran alegría para compartir
el triunfo de la vida sobre el fruto del pecado: la muerte. Hoy recordamos
con gozo la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, quien ha venido
a encender el fuego del amor de nuestro Padre celestial, para iluminar
el camino cristiano que conduce hacia la Jerusalén eterna. La Pascua
siempre nos recuerda el acontecer salvífico que Dios ha trazado para el
pueblo elegido y que hoy continúa dibujándolo con la Iglesia; vivamos
con alegría, este maravilloso encuentro de hermanos en la fe.
(El presidente de la celebración enciende el cirio pascual, mientras pronuncia estas
palabras).
Presidente: La luz de Cristo, que resucita glorioso venciendo a la

muerte, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu.
R/. Amén.
ACTO PENITENCIAL
Presidente
Hermanos: somos conscientes de nuestras culpas, pero nuestro Señor
Jesucristo quien destruyó las cadenas del pecado con su muerte y
resurrección y nos concede el perdón de todas nuestras faltas. Pidamos,
con fe, que nos regale un corazón puro, como el suyo y nos libere de
ANEXOS
nuestras malas acciones.
LECTURA DE LA PALABRA
Del libro del Éxodo 12,1-8.15
«Dijo Yahvé a Moisés y Aarón en el país de Egipto: «Este mes será para 251
ustedes el comienzo de los meses; será el primero de los meses del año.

Hablen a toda la comunidad de Israel y díganle: El día diez de este mes
tomará cada uno para sí una res de ganado menor por familia, una res
de ganado menor por casa. Y si la familia fuese demasiado reducida para
una res de ganado menor, traerá al vecino más cercano a su casa, según
el número de personas y conforme a lo que cada cual pueda comer.
El animal será sin defecto, macho, de un año. Lo escogerán entre los
corderos o los cabritos. Lo guardarán hasta el día catorce de este mes; y
toda la asamblea de la comunidad de los israelitas lo inmolará entre dos
luces. Luego tomarán la sangre y untarán las dos jambas y el dintel de
las casas donde lo coman. En aquella misma noche comerán la carne. La
comerán asada al fuego, con ázimos y con hierbas amargas» … «Durante
siete días comerán ázimos; ya desde el primer día quitarán de sus casas
la levadura. Todo el que desde el día primero hasta el día séptimo coma
pan fermentado, ese tal será exterminado de en medio de Israel».
Palabra de Dios.
R/. Te alabamos, Señor.
INTRODUCCIÓN
(Se explica el significado de la celebración judía).
Se encienden las luces.
Lector 1:
En las casas israelitas era tarea de la madre encender las luces de los
candelabros, dando vida y alegría al ambiente de la fiesta. Hoy estas
velas son encendidas por el presidente de esta celebración como signo
de gozo en este encuentro.
(Todos nos ponemos de pie y el presidente de la celebración enciende las velas).
ANEXOS
Presidente
Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob: te pedimos que el brillo de esta
fiesta se derrame por toda la tierra, llevando la claridad de tu luz divina
a los que viven en tinieblas y esclavitud. Esta celebración, en la cual
recordamos la liberación de nuestros padres del dominio del faraón, nos
252 haga, con espíritu agradecido, luchar contra toda forma de opresión.
Bendice nuestras familias y a nosotros con la paz del Espíritu Santo. En
el nombre de Jesucristo, nuestra Pascua. Amén.
Kiduch: La bendición de la fiesta.
Lector 2
Todos los alimentos servidos en la pascua, como en las comidas
habituales, eran bendecidos antes de ser consumidos; el jefe de la casa
agradecía a Dios, alabando su nombre por todos los dones concedidos.
Presidente
Bendito seas, Señor, nuestro Dios, que nos escogiste de entre todos los
pueblos para tu servicio y nos exaltaste enseñándonos tus mandamientos
que nos llevan a la santidad. Con amor eterno nos diste días santos para
que celebrásemos esta fiesta de los panes sin levadura. Por esto nos
reunimos, conmemorando nuestra liberación, nuestra salida de Egipto.
Bendito seas tú, nuestro Dios, Rey del universo, que nos diste la vida,
nos sustentas y nos permites vivir esta fiesta.
Kadesh: El primer cáliz, llamado de la santificación, era servido.
Lector 1
El vino era servido cuatro (4) veces durante la cena pascual. Cada copa
corresponde a los cuatro (4) verbos contenidos en la promesa de Éxodo
6: «los sacaré…los salvaré…los redimiré… los adoptaré como pueblo». En
la última cena, Jesús sirvió este cáliz diciendo: «tomad esto y repartidlo
entre vosotros porque os digo que no beberé más del fruto de la vid,
hasta que el reino de Dios venga» cf. Lc 22,17-18.
Todos
ANEXOS
Bendito seas, Señor, nuestro Dios, Rey del universo que creaste el fruto
de la vid.
(Todos tomamos el primer sorbo, según la costumbre judía).
Urjats: El lavado de manos.
Lector 2 253
Lavarse las manos antes de las comidas en general, es una antigua

costumbre oriental. Es posible que, a esta altura de la cena, Jesús se
levantó y lavó los pies de sus discípulos, dando énfasis y expresión al
mandamiento del amor.
(Cada uno lava sus manos en una vasija con agua. Según la costumbre judía se lava
primero la derecha y luego la izquierda).
Karpás: El comer las verduras.
Lector 1
Todavía estamos en la fase introductoria de la cena, destinada a abrir
el apetito. Comer verduras es parte de esto. Antes de consumir las
verduras, sumergidas en salmuera (Preparación de agua, sal y, a veces,
otros condimentos), símbolo de las lágrimas y del sufrimiento en Egipto,
se pronuncia la siguiente bendición:
Todos
Bendito seas, Señor, nuestro Dios, Rey del mundo, que haces brotar el
pan de la tierra.
Iajats: partir del pan sin levadura.
Lector 2
El presidente de la celebración tiene enfrente suyo una cantidad de
panes sin levadura. Esto se debe a lo siguiente: entre los israelitas había
un pan para la comida diaria. El sábado se tenían dos (2), en recuerdo
de la doble porción del maná que recogían en el desierto, el sexto día
(Ex 16,22) y en la celebración de la pascua había tres panes sin levadura
o panes ázimos, usados por Jesús al instituir la Eucaristía.
(El presidente toma el pan, lo parte y lo levanta diciendo).
ANEXOS
Presidente
Este es el pan de la pobreza que nuestros padres comieron en Egipto.
Todos los que tengan hambre vengan y coman. Todos los que entre
ustedes lo deseen, vengan y festejen la pascua. Este año festejaremos
aquí, el año que viene en la tierra de Israel, en Jerusalén. Este año
muchos se encuentran en servidumbre. ¡que el próximo año puedan ser
254 libres!
Haggadah: relato de la salida de Egipto.

Lector 1
En ese momento se acostumbraba a servir el segundo cáliz: el de la
redención. Haggadah significa narración. Se trata de volver a contar la
historia de la primera pascua. Esta acción siempre tuvo valor educativo,
especialmente para los niños. Esta parte del ritual es introductoria por
un niño que hace las cuatro preguntas tradicionales:
Lector (niño) 1:
1. ¿Por qué esta noche es diferente a las otras? Todas las otras noches
comemos todo tipo de pan ¿por qué hoy solo comemos pan sin
levadura?
2. Las demás noches comemos toda clase de verduras y seguramente
no comeríamos una con mal gusto, pero en pascua nos obligamos a
comer verduras amargas. ¿por qué?
3. Todas las noches nos acostumbramos a mojar la verdura en el álimo
(fruto dulce) ¿Por qué hoy mojamos la verdura en salmuera?
4. Todas las noches comemos sin ceremonias especiales ¿Por qué hoy
celebramos la pascua?
Presidente
Respondiendo a tus preguntas, vamos a oír, en primer lugar, el relato de
la salida de Egipto, según el libro sagrado:
Lector 3: Éxodo 12,1-8.
Lector 4: Éxodo 12,11-15.
Lector 3: Éxodo 12, 26-34.
Lector 4: Éxodo 12, 37-42.
Presidente
ANEXOS
¿Cuál es el significado del cordero pascual? La pascua es el cordero que
nuestros padres sacrificaron aquella noche, cuando: «El Señor pasó por
encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los
egipcios y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró»
(Ex 12,27). Había una especie de exigencias rituales para el cordero, todas
con significado profético: debía ser macho, sin defecto físico alguno, era
asado en una cruz con hierro penetrando su extensión y otra separando 255
sus patas delanteras y ningún hueso debía ser quebrado.

(Todos toman un pedazo de pan ázimo).
Todos
Bendito eres, Señor nuestro Dios, Rey del universo que de la tierra sacas
el pan.
(Todos comen el pedazo de pan ázimo).
Presidente
(Levantando el cáliz de vino). En toda generación, cada uno debe considerarse
como si hubiese salido personalmente de Egipto, según Éxodo 13,8: «y
esto me hizo el Señor cuando Salí de Egipto». Por lo tanto, es nuestro
deber agradecer, honrar, alabar, glorificar, celebrar, exaltar y adorar
a quien realizó todos esos milagros en favor de nuestros padres y de
nosotros mismos. Él nos condujo de la esclavitud a la libertad, del
sufrimiento a la alegría, de la oscuridad a la luz y del cautiverio a la
redención.
(Todos toman el segundo trago de vino).
LA CENA PASCUAL
Presidente
¡Bendigamos al Señor!
Todos
¡Que el nombre del Señor sea bendito ahora y siempre!
Presidente
ANEXOS
Bendito sea el Señor, nuestro Dios, Rey del universo, que alimenta al
mundo entero con su bondad, gracia, amor y misericordia. Él da pan
a todas las criaturas, pues eterno es su amor y santo su Nombre. Él es
quien sustenta a todos y da alimento a todos sus hijos.
Todos
256 ¡Bendito seas, Señor nuestro Dios, que das alimento a todas sus
criaturas!
Presidente
¿Qué daré al Señor por todos sus beneficios para conmigo?
Todos
Tomaré el cáliz de la salvación e invocaré el Nombre del Señor.
Presidente
Cumpliré mis votos en la presencia del pueblo.
Todos
Preciosa a los ojos del Señor es la muerte de los santos.
Presidente
Señor, en realidad soy tu siervo, hijo de tu sierva.
Todos
Quebraste mis cadenas, te ofreceré sacrificios de acciones de gracias e
invocaré el Nombre del Señor.
Presidente
Cumpliré mis votos al Señor, en la presencia de todo su pueblo, en los
atrios de la casa del Señor, en medio de ti Jerusalén.
Todos
¡Bendito seas, Señor, ¡nuestro Dios y Rey del universo que creaste el
fruto de la vid!
(Todos toman el tercer y cuarto trago de vino. El presidente concluye la cena pascual
con el salmo, invitando a los participantes a la oración y a recibir la bendición).
El hallel: El salmo.
ANEXOS
(Todos puestos de pie cantamos un salmo, así como Jesús cantó con sus discípulos
antes de ir al Huerto de los Olivos…Mc 14,16).
Salmo 145
Te exaltaré mi Dios, mi Rey,

y bendeciré tu Nombre, 257
eternamente y para siempre.

Cada día bendeciré tu Nombre
y alabare tu Nombre
Grande es Yahvé y digno

de suprema alabanza y su
grandeza es inescrutable,
cada día te bendeciré.
Presidente
Invita a orar el Padre nuestro y luego el saludo de paz. Pronuncia la
bendición.
- El Señor los bendiga y los guarde.

- El Señor haga resplandecer su rostro sobre vosotros.
- El Señor vuelva su rostro sobre vosotros.
- Y les conceda la paz.
- Y la bendición de Dios todopoderoso…
Todos
Amén.
Presidente
Podéis ir en paz.
Canto.
(Todo lo anterior está sujeto a cambios por: número de personas, si es sacerdote,
seminarista o religioso, el lugar, algunos alimentos pueden variar… etc.).
PASCUA FAMILIAR
ANEXOS
• Día primero
Monición inicial
258
La familia es un lugar privilegiado para celebrar la alegría de la
Resurrección de Cristo, pues ella es una pequeña Iglesia doméstica en

donde se crece, se aprende y se ama los misterios de Dios. Celebremos
con gran amor y unidad esta pascua familiar.
Monitor: En el nombre del Padre, del Hijo y de Espíritu Santo.
Todos: Amen
Monitor: como familia de Dios, llenos de la alegría de la Resurrección,

digamos juntos:
Jesús, María y José

en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Santa familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret,
haz tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José,
escuchad, acoged nuestra súplica.
Amén.
Monitor: después de haber iniciado con la oración de la familia de
Nazareth, vamos a escuchar y meditar el siguiente texto bíblico.
ANEXOS
Lector 1:
Lectura de la primera carta a los Corintios 1,10
Hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, yo los exhorto a

que se pongan de acuerdo: que no haya divisiones entre ustedes y vivan 259
en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir».

Palabra de Dios.
Lector 2:
«Ante las familias, y en medio de ellas, debe volver a resonar siempre el

primer anuncio, que es «lo más bello, lo más grande, lo más atractivo
y al mismo tiempo lo más necesario», y «debe ocupar el centro de la
actividad evangelizadora». Es el anuncio principal, «ese que siempre
hay que volver a escuchar de diversas maneras y ese que siempre hay que
volver a anunciar de una forma o de otra». Porque «nada hay más sólido,
más profundo, más seguro, más denso y más sabio que ese anuncio» y
«toda formación cristiana es ante todo la profundización del kerygma».
Nuestra enseñanza sobre el matrimonio y la familia no puede dejar

de inspirarse y de transfigurarse a la luz de este anuncio de amor y de
ternura, para no convertirse en una mera defensa de una doctrina fría
y sin vida. Porque tampoco el misterio de la familia cristiana puede
entenderse plenamente si no es a la luz del infinito amor del Padre, que
se manifestó en Cristo, que se entregó hasta el fin y vive entre nosotros.
Por eso, quiero contemplar a Cristo vivo presente en tantas historias de
amor, e invocar el fuego del Espíritu sobre todas las familias del mundo.
Ellos partieron de la mirada de Jesús e indicaron que él «miró a las

mujeres y a los hombres con los que se encontró con amor y ternura,
acompañando sus pasos con verdad, paciencia y misericordia, al
anunciar las exigencias del Reino de Dios». Así también, el Señor nos
acompaña hoy en nuestro interés por vivir y transmitir el Evangelio de
la familia. (Amoris laetitia # 61)
Monitor:
ANEXOS
1) ¿Qué acciones concretas realizó desde mi lugar en la familia, para

fomentar la unidad entre todos?
2) ¿Cuáles son las características de una familia unida en el amor?
ACTIVIDAD
260 Materiales
- Cartulina.
- Marcadores.
- Cinta.
(Se invita a cada familia a tomar un pliego de cartulina y en él realizar el dibujo de un
barco. Terminado dicho dibujo, se les invita a los siguiente).
• En las velas del barco, escribir: lo que nos impulsa a seguir

adelante como familia.
• En el timón del barco, escribir: los seres que conducen nuestra
familia y hacia dónde queremos llegar como familia.
• En la tripulación, escribir: los miembros de la familia y su
característica más enriquecedora.
• En el mar sobre el que navega el barco, escribir: la realidad
actual de la familia, las dificultades y los propósitos a partir de
estas Fiestas Pascuales.
Al final, cada familia socializa el dibujo que ha realizado y las ideas más
importantes que deseen compartir con los demás.
(Se invita a cada familia a formar un círculo y que cada miembro exprese con un gesto
o palabra el amor por su familia compartiendo un dulce con una frase que motive a
todos a la unidad; posteriormente se les invita a finalizar viendo el siguiente video
https://www.youtube.com/watch?v=pRKyxPzI3k8, concluyendo el encuentro con
la oración que está al comienzo).
• Día segundo
Todos: Amén.
Monitor: En este segundo día de nuestra pascua familiar iniciemos
orando:
ANEXOS
Padre Bueno y Misericordioso, en este momento de oración queremos
abrir nuestro corazón a tu misericordia. Concédenos la gracia de
perdonar a quienes en nuestra propia familia nos han lastimado. Sólo
Tú sabes lo que hay en el interior de cada uno de ellos, sólo Tú sabes la
historia de amor y sufrimiento que cada uno de ellos tiene. Por eso, hoy
no quiero reclamarles nada, ni tampoco quiero juzgarlos, sólo quiero 261
conceder el perdón.

Monitor: La Palabra de Dios es el más grande mensaje para vivir la
pascua, por eso escuchemos con gran recogimiento.
Lector 1:
Lectura del Evangelio según San Lucas 15, 11-24
Jesús dijo también: «Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a
su padre: «Padre, dame la parte de herencia que me corresponde». Y el
padre les repartió sus bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió
todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en
una vida licenciosa.
Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país,

y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de
los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos.
Él hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los
cerdos, pero nadie se las daba.
Entonces recapacitó y dijo: «¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en

abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!».
Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: «Padre, pequé contra

el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame
como a uno de tus jornaleros». Entonces partió y volvió a la casa de
su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió
profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.
El joven le dijo: «Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco

ser llamado hijo tuyo». Pero el padre dijo a sus servidores: «Traigan
enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y
sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos
y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba
perdido y fue encontrado». Y comenzó la fiesta.
ANEXOS
Palabra del Señor.
Lector 2:
El Papa Francisco insiste en la necesidad del perdón y la

reconciliación dentro del ámbito familiar. Ha dicho recientemente:
262
«No existe un matrimonio saludable ni familia saludable sin el
ejercicio del perdón. El perdón es vital para nuestra salud emocional

y sobrevivencia espiritual. Sin perdón la familia se convierte en un
escenario de conflictos y un bastión de agravios. Sin el perdón la
familia se enferma. El perdón es la esterilización del alma, la limpieza
de la mente y la liberación del corazón. Quien no perdona no tiene
paz del alma ni comunión con Dios. Es por eso que la familia tiene
que ser un lugar de vida y no de muerte; territorio de curación y
no de enfermedad; etapa de perdón y no de culpa. El perdón trae
alegría donde un dolor produjo tristeza; y curación, donde el
dolor ha causado enfermedad».
Veamos algunos fragmentos de la Parábola del Hijo Pródigo (Lc 15,

11-31):
«… Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y

le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco
llamarme hijo tuyo…; trátame como a uno de tus jornaleros…
Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y se le conmovieron las

entrañas, y, echando a correr, se le echó al cuello, y le cubrió de besos.
… Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, ya no
merezco llamarme hijo tuyo. …Pero el padre dijo a sus criados: Sacad
enseguida la mejor túnica y vestídsela; y poned un anillo en su mano,
y sandalias en sus pies…. porque este hijo mío estaba muerto y ha
revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado. Y empezaron a
celebrar el banquete».
El mensaje fundamental contenido en este texto es: Dios perdona,

Dios es amor. Observamos cómo el verdadero protagonista de la
parábola es el padre.
Por eso, esta parábola, en lugar de conocerse como «La parábola del
hijo pródigo», debía conocerse como la «La parábola del padre» según
ANEXOS
José María Cabodevilla en su libro «El padre del hijo pródigo».
Vemos la inmensa alegría del padre al regreso del hijo. El padre ha
olvidado el dolor que le causó la partida de su hijo y le ha recibido
amorosamente. Jesús nos explica con esta parábola cómo es Dios.
Dios es amor, pero la forma concreta y habitual característica de este
amor es la misericordia. Esta es la virtud propia de Dios. En nuestras 263
familias debemos parecernos a Él y tratar de asumir la misericordia.

Él nos recibe, nos perdona, nos acoge. Su misericordia es ilimitada,
inagotable e insondable. Pero el perdón de Dios está sujeto a una
condición: «Si no perdonáis a los demás, tampoco su padre perdonará
sus pecados» (Mt 6,15).
El perdón que recibimos de Dios está condicionado por el perdón que
nosotros otorgamos.
En nuestra familia debemos ser como el Padre. Él debe ser nuestro
ideal de vida y nuestro modelo de identificación en nuestra vocación
de padres. Asimilando su compasión y generosidad hacia nuestros
hijos cuando haya que perdonar, siendo misericordiosos con ellos
como Él es misericordioso.
El amor a nuestras familias es la piedra de toque de nuestro amor a Dios.
El amor de Dios debe ser a la vez modelo y fundamento de nuestro
amor, así como su perdón debe ser el modelo y el fundamento
de nuestro perdón. Si perdonamos en nuestras familias, damos
testimonio de Dios que perdona y ejerce la misericordia. Cuando
haya ofensas en nuestras familias hagamos como nos dice Jesús en la
«parábola del Padre»:
«…lo vio su padre, y se le conmovieron las entrañas, y, echando a
correr, se le echó al cuello, y le cubrió de besos» (Lc 15, 20).
(Tomado de: https://www.archisevilla.org/el-perdon-en-la-familia/).
Monitor
(Observando detenidamente el video del siguiente enlace, vamos a dialogar como
familia).
https://www.youtube.com/watch?v=TRMWxi3o1ys
1) ¿Qué acciones realizo para favorecer el perdón en mi hogar?
2) ¿Reconozco con humildad mis equivocaciones y pido perdón?
ANEXOS
3) ¿Comprendo que todos nos equivocamos y ofrezco con caridad el

perdón?
ACTIVIDAD
Materiales:
264 • Una jarra.
• Una ponchera.
• Toalla.
• Un cirio.
Se invita a las familias a reunirse con los miembros presentes. Se

propiciará un momento y ambiente de oración, con luz tenue y una
música instrumental de fondo. Quien dirige el encuentro irá marcando
los tiempos de la actividad y de la reflexión.
El moderador invita a las familias a entrar en un momento de
recogimiento y de oración que les ayudará a perdonar y sanar las heridas
que imposibilitan un buen desarrollo de la vida familiar.
Posteriormente invitará a cada grupo de familias a que entre ellos se
ofrezcan y se pidan perdón. Puede hacerse de esta manera o como se
considere más conveniente:
- Inicia el padre a pedir perdón y a ofrecer perdón.

- Luego la madre pide perdón y ofrece perdón.
- Seguidamente los hermanos y otros miembros de la familia
presentes.
(No es una confesión pública, es un momento para la reconciliación en familia).
(Se puede culminar este momento con un momento de oración, invitando a cada
familia a formar un círculo tomados de la mano y con el cirio encendido en el centro,
para ello se pueden usar las siguientes canciones de fondo). (https://www.youtube.
com/watch?v=sgZ0wC1yhmY).
• Día tercero
Todos: Amén.
Monitor: En este último día de nuestra pascua familiar vamos a orar
juntos diciendo:
ANEXOS
Jesús Resucitado:
Nos reunimos
a celebrar tu Pascua
y agradecerte
que por amor nos has librado
del pecado y de la muerte. 265
Te pedimos

que colmes de tu luz y tu gracia
nuestro corazón
para que sepamos descubrirte
vivo y presente a nuestro lado
y convertirnos
en fieles y gozosos testigos
de tu Resurrección. Amén.
Monitor: Escuchemos con atención al evangelista Juan, el cual nos

narra el momento de la Resurrección de Jesús.
Lector 1:
Lectura del Evangelio según San Juan 20, 1-9
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba

oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido
sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al
que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no
sabemos dónde lo han puesto».
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos

juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó
antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no
entró.
Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las
vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza;
este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego
entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también
vio y creyó.
Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía
resucitar de entre los muertos.
ANEXOS
Palabra del Señor.
Lector 2:
La resurrección de Cristo es un acontecimiento no solo para meditar y

266 admirar, sino sobre todo para vivir: transformó la vida de los primeros
discípulos, llenos de miedos, complejos, prejuicios y bloqueos de
toda clase que los condujo a abandonar a su Maestro en el momento

crucial. Abrió para ellos caminos nuevos. La mayoría de humanistas
y sicólogos afirman que la capacidad para afrontar los problemas es
uno de los mayores signos de madurez humana. Y esa capacidad se
manifiesta, en primer lugar, por el coraje de ver las cosas de frente, sin
rodeos, ni maquillajes. No querer ahogar las dificultades en el licor, no
esconder los conflictos con la mentira, resistir a la tentación de huir
a los problemas con el activismo, las drogas o las adicciones de toda
clase como lo vemos hoy en algunas personas.
Sobre este punto, la fe en la victoria del Resucitado nos enseña la carta

a los Romanos: «Ante esto ¿Qué diremos? Si Dios está con nosotros
¿quién contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo,
antes bien lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con el
graciosamente todas las cosas?» (Rm 8,31-32).
Hay personas que viven cargando sus propias tristezas, fallas y pecados
y las de los demás, impidiendo un caminar libre y sereno, a ellos la
Palabra les dice:
«¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. ¿Quién

condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió, más aún el que resucitó,
el que está a la diestra de Dios e intercede por nosotros? (Rm 8,33-34)
Una persona, pareja o familia que han vivido la experiencia del

Resucitado, podrá decir con un tono de optimismo realista frente
a toda clase de problemas lo que nos enseña San Pablo, porque hay tal
confianza en lo profundo del alma que grita al creyente:
«¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación, ¿la angustia?,
la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, la espada?,
como dice la Escritura: por tu causa somos muertos todo el día, tratados
como ovejas destinadas al matadero. «Pero en todo salimos más que
vencedores gracias a aquel que nos amó» (Rm 8, 35-37)
ANEXOS
(Tomado de: https://www.comunidadalegria.org/index.php/es/
servicios/editoriales-anteriores/264-resucitado)
Monitor
Después de escuchar la Palabra de Dios y esta reflexión, vamos juntos

a meditar las siguientes preguntas:
267

1) ¿Qué compromisos familiares adquiero después de haber vivido el
Misterio Pascual de Cristo?
2) ¿Cuáles son las acciones de una persona que ha vivido la resurrección
de Cristo en su corazón?
ACTIVIDAD
Materiales
- Pan.
- Vino.
- Vela para cada familia.
Cada familia se ubicará en un lugar determinado y al centro preparará lo

necesario para compartir, teniendo el cirio encendido en el centro.
El moderador del encuentro invita para que una persona de la familia,

(ojalá papá o mamá) se acerquen a una luz que habrá dispuesta en
un lugar visible para todos y tomen la luz que presidirá su encuentro.
Posteriormente se invita a que, a ejemplo de Jesús, los integrantes de la
familia den gracias a Dios (cada uno espontáneamente) por los bienes
que ha recibido.
Luego se invita a cada miembro del grupo a que tome un poco de pan
y una copa con vino y la intercambie con uno de los miembros de la
familia, y al entregarlo, reconozca y exprese de esa persona, lo que le
hace importante en la familia. Al terminar este ejercicio pueden comer
el pan y el vino.
Momento final
ANEXOS
La experiencia de Cristo resucitado debe llevarnos a ser mensajeros de

salvación. Por eso se invita a los presentes a que se reúnan en grupos
distintos a los familiares y que compartan la experiencia que han vivido
al interior de su familia a través de estos días de preparación al misterio
de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
(Terminamos con la oración por la familia).
268
Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra,
Padre, que eres Amor y Vida, haz que en cada familia humana sobre
la tierra se convierta por medio de tu Hijo, Jesucristo —«nacido de
Mujer», y del Espíritu Santo, fuente de caridad divina—, en verdadero
santuario de la vida y del amor para las generaciones, porque siempre
se renuevan.
Haz que tu gracia guíe los pensamientos y las obras de los esposos hacia
el bien de sus familias y de todas las familias del mundo.
Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte

apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el amor.
Haz que el amor, corroborado por la gracia del sacramento del

matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y
cualquier crisis, por las que a veces pasan nuestras familias.
Haz finalmente, te lo pedimos por intercesión de la Sagrada Familia de

Nazaret, que la Iglesia en todas las naciones de la tierra pueda cumplir
fructíferamente su misión en la familia y por medio de la familia. Tú,
que eres la Vida, la Verdad y el Amor, en la unidad del Hijo y del Espíritu
Santo por los siglos de los siglos. Amén. (San Juan Pablo II)
PASCUA INFANTIL
ANEXOS
Introducción
La pascua infantil, es un encuentro especial para vivir con los niños
la celebración del misterio pascual salvífico de Cristo, a saber: pasión
muerte y resurrección del Señor. En efecto, se tratará de implementar
un esquema apropiado para niños. 269
Cada día se tendrá un tema que se abordará en el siguiente orden:

a. Momento catequético.
b. Actividad lúdica.
c. Celebración práctica.
Primer día
Tema: Jesús mi mejor amigo, es Eucaristía
a. Momento catequético
Jesús, es nuestro amigo, así les dijo a sus discípulos, «Ya no los llamo
siervos sino amigos» (Jn 15,15). Nadie tiene amor más grande que el
que da la vida por sus amigos (Jn 15,13). Queridos niños, el Señor Jesús
también les tiene un mensaje a ustedes, si a los discípulos les dijo que
eran sus amigos, a ustedes les dice: dejad que vengan a mí, no se lo
impidáis, porque quienes son como ellos es el reino de los cielos (Mt
19,14). Jesús relaciona el reino de Dios con un niño, porque ellos actúan
con libertad, sin hipocresía con un corazón limpio, porque se lanza a los
brazos de sus padres cuando tiene temor, y así nuestro Señor nos quiere
a todos: libres, limpios de corazón y experimenten a Dios como Padre.
Este Jesús, amigo, no se ha ido del todo, ya que cuando al retornar donde
su padre, nos promete que estará con nosotros hasta el fin del mundo,
por tanto, la mejor expresión de la amistad de Jesús es quedarse con
nosotros en la Eucaristía.
b. Actividad práctica
Invitamos a los niños a escuchar esta hermosa historia
Narra una leyenda que dos amigos viajaban por el desierto y discutían
fuertemente por el camino. Uno de ellos le dio un fuerte golpe al otro,
este, ofendido, escribió en la arena: hoy mi amigo me ha golpeado.
Continuaron el camino y llegaron a un oasis donde decidieron bañarse.
ANEXOS
El que había sido golpeado se estaba ahogando, y el otro inmediatamente

acudió en su rescate. Al recuperarse tomó un cincel y escribió sobre una
piedra: hoy mi amigo me salvó la vida. Intrigado le preguntó: ¿Por qué
después de que me lastimaste escribiste en la arena y ahora escribes
en la piedra? el respondió: cuando un gran amigo nos ofende debemos
escribirlo en la arena, donde el viento del olvido y del perdón se encarga
270 de borrarlo. Y cuando un amigo nos regala algo grandioso debemos
grabarlo en la piedra del corazón, donde ningún viento podrá hacerlo
desaparecer.
Taller
Se entrega una pequeña hoja a los niños con un lapicero para que respondan y
compartan las siguientes preguntas:
a) ¿Quién es tu mejor amigo?

b) ¿Dónde se escriben los errores de mi amigo?
c) ¿Dónde se deben escribir los valores de mi amigo?
c. Celebración práctica. Realizar la siguiente dinámica.

Materiales
• Varias imágenes de Jesús.

• Hojas de varios colores.
Desarrollo de la actividad
Previamente se esconderán las imágenes de Jesús en algunos lugares.
Luego escribiremos en las hojas, de los mismos colores, los lugares donde están
escondidas las imágenes de Jesús, ejemplo: la hoja azul, detrás de una puerta,
la hoja roja debajo de la silla. Se recortará la frase y se distribuirá por muchos
lugares, pero visibles. Se distribuyen los niños por grupos, de acuerdo con la
cantidad de colores. Deben encontrar todas las fichas, luego armar la frase y
buscar a Jesús. Cuando todos los grupos hayan armado la frase, y encontrado
a Jesús, tomamos el texto Eclesiástico 6,14 «Quien ha encontrado un amigo,
ha encontrado un tesoro», explicando cómo Jesús es el amigo fiel, que está
presente en la Eucaristía.
ANEXOS
271

Segundo día
Tema: Jesús mi mejor regalo
«Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su hijo Único para que tengan
vida eterna» (Juan 3,16). Niños queridos, Cristo es nuestro mejor regalo,
pues Él, que también es Dios, nos regaló el don de la vida, de la amistad,
a nuestros padres que tanto nos aman, pues dice san Pablo: «todo fue
creado por Él y para Él, Él es anterior a todo y todo se mantiene en
Él» (Col 1, 17). Niños, notemos algo, Dios, creó el mundo, la vida, los
vegetales, los animales y todo lo demás por Cristo y para Cristo, por eso
Él es nuestro mejor regalo.
Explicación de la dinámica.
Escribe el nombre de alguna persona, que se ha convertido para ti, y tú para él, en un
regalo. Y en la siguiente actividad en el espacio que se indica pon el nombre de ese
amigo y pídele que responda a las siguientes preguntas, e indica la hora.
Hora Pregunta Respuesta

¿Cuáles han sido los mo-
mentos más especiales que
recuerdas en tu vida que
consideres un regalo de
Dios?
¿Quiénes son las personas
más especiales que Dios te
ANEXOS
ha regalado?
¿Qué es lo más importante
y sagrado de tu vida?
¿Cómo te imaginas dentro
de 5 ó 10 años?
272 ¿Has pensado que eres hijo
de Dios, por lo tanto, un re-
galo?
¿Te has sentido amado por
alguien? ¿Eres un regalo?
¿Le oras a Dios? ¿Qué rega-
los le pides a Dios?
¿Qué significa para ti la se-
mana santa?
c. Celebración práctica los tres regalos

Materiales
• Cartulina roja en forma de corazón.
• Cartulina blanca de tamaño de hojas de block.
• Tres cajas grandes de regalo.
• Lapiceros.
• Biblia.
• Imágenes de los niños.
• Imágenes de niños pobres.
Desarrollo de la actividad
Al inicio se le entrega a cada niño un corazón de cartulina rojo, además, se le entregará
un pedazo de cartulina del tamaño de una hoja de block. En el centro del lugar (de
reunión) se colocarán tres cajas de regalo grandes; la primera tendrá un letrero así:
«MI REGALO PARA JESÚS»; la segunda dirá: «EL REGALO DE JESÚS PARA MÍ»;
y la tercera dirá: «EL MEJOR DE LOS REGALOS».
En la caja de «MI REGALO PARA JESÚS» los niños con el pedazo de cartulina blanca
harán una carta de lo que quieren regalar a Jesús, pasarán a esta caja, lo compartirán
y la depositarán dentro de la caja. Para la caja «EL REGALO DE JESÚS PARA MÍ»,
se necesitará un catequista que les explique a los niños lo que Jesús tiene para ellos,
el catequista sacará de la caja una biblia, y explicará la importancia de la palabra de
Dios, luego se sacará una imagen de la Virgen, donde se explica ella es Madre de Dios
ANEXOS
y Madre Nuestra, y además una imagen con niños pobres donde se muestra la práctica
de la misericordia como medio para conocer a Jesús. Y en la caja EL MEJOR DE LOS
REGALOS se depositarán los corazones de color rojo, explicando a los niños que este
es el mejor regalo que le podemos dar y que él nos ha dado.
273

Tercer día
De camino hacia Jerusalén, camino a la salvación
El camino hacia Jerusalén recuerda lo que está escrito en el evangelio de

Lucas l8, 31 donde dice «El Hijo del hombre será entregado en manos de
los paganos y lo insultarán y lo matarán, pero al tercer día resucitará».
Niños, que Jesús suba a Jerusalén significa para nosotros la salvación,
no solo es la hora del poder del mal, sino de la redención.
ANEXOS
• Yincana, camino en Jerusalén

Esta actividad, tiene como finalidad reconocer el recorrido de Jesús a la ciudad de
Jerusalén, y sirve para ilustrar la pasión, muerte y resurrección de Nuestro señor
Jesucristo. Se debe tener dispuestos los lugares para la actividad, los responsables
de cada uno deben reunir los elementos necesarios para cada base: velas, cartulinas,
colores, una cruz de madera, y vestuarios, y los textos bíblicos. Los coordinadores
deben construir creativamente las bases que consta de lo siguiente:
274
1. La pasión del Señor
Se leerá y se compartirá la cita Mc 15, 1-19
Actividad
Se escogen varios niños, uno que represente a Pilatos, otros a los sumos sacerdotes,
otros Barrabás, y los soldados. A medida que el catequista narra la acción, los niños
Irán actuando de acuerdo con el personaje y la acción que se mencione.
2. Crucifixión y muerte de Jesús

Se leerá y se compartirá el texto de Mc 15,21-47
Actividad
Para este momento se requiere una cruz grande, pequeños papeles de colores, lapiceros
y cinta de enmascarar. Se les pedirá a los niños que escriban en los papelitos aquellas
desobediencias a las que quisieran morir, y a medida que lo vayan haciendo se pega los
papelitos en la cruz y se les explica como Jesús destruye nuestros pecados.
3. La resurrección
Se leerá la cita Mc 16,1-13
Actividad
Se distribuirá los niños por pequeños grupos; se les entregará una cartulina y colores
donde dibujen algo que representa la resurrección: la luz, la tumba vacía, Jesús
resucitado…
Previamente, los catequistas trazarán en el piso un signo de Jesús con la palabra:

aleluya, la llama, etc., y los niños, con velas irán ubicando en el dibujo. Cuando los niños
pongan las velas en el dibujo se terminará con una oración espontanea, agradeciendo
lo que Jesús ha hecho por nosotros.
ANEXOS
275

Actividades complementarias a tener en cuenta
1. Llenar el espacio, indicando la palabra correcta, de modo que halle

una frase coherente.
276
ANEXOS
2. Leer y desarrollar.
PASCUA JUVENIL
ANEXOS
Objetivo
Propiciar en las comunidades parroquiales y demás escenarios de

evangelización un trabajo pastoral con los jóvenes, en el que se
profundice en el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor,
en búsqueda de una asimilación más profunda de la fe como opción de
277
vida.

El subsidio que se presenta a continuación, pretende ser una base para
generar la planeación y ejecución de dicha actividad; queda sujeta a la
creatividad y empeño de cada lugar donde se piense hacer.
Esta actividad consta: en un primer momento, generar un conocimiento

general de Jesús; el segundo momento, un conocimiento y vivencia de la
Pasión y Muerte del Señor; y el tercer momento, la vivencia de la alegría
pascual. Pedimos a Dios que acompañe esta actividad y que se logre en
los jóvenes una convicción más profunda de vivir la fe en nuestra Iglesia
Católica.
LUNES SANTO
Tema: ¡Conociendo a mi amigo Jesús!
Materiales:
• Hoja – Subsidio para cada grupo.
• Materiales para la cartelera o pancarta.
• Rompecabezas con la imagen de Jesús.
• Cirio.
Desarrollo
Primer momento: Acogida
• Se recomienda hacer dinámicas de presentación e integración.

• Presentar los líderes que van a estar acompañando esta actividad.
• Luego, explicar en qué consiste la pascua juvenil, haciendo
alusión a los temas más relevantes que celebramos en la Semana
santa.
• Definir un lema o frase que acompañará estos tres días, plantearlo
teniendo en cuenta los objetivos, propósitos o contextos del
ANEXOS
lugar donde se desarrolla la pascua juvenil. Por ejemplo, Tener

presente si la diócesis o parroquia tiene un énfasis pastoral para
el año en curso.
• Se propone hacer una cartelera o pancarta que contenga el lema
de la pascua juvenil.
278
Segundo momento: Tema – Actividad
Hacer una breve oración orientada con el fin de conocer los momentos más importantes
de la vida de Jesús, con el deseo de unirnos cada vez más a Él.
En este encuentro conoceremos la vida de nuestro Amigo Jesús,

reflexionando en los momentos y acontecimientos más importantes de
su vida.
Esto es muy importante, porque no podemos decir que somos amigos

de Jesús, o que le amamos, si no lo conocemos.
• Hacer pequeños grupos, según la cantidad de los participantes.

• A cada grupo se le entregará una hoja que contiene uno de los
momentos de la vida de Jesús que se encontrarán a continuación.
• La hoja debe tener: El momento de la vida de Jesús debidamente
enumerado según el orden cronológico, pasaje bíblico y una
breve reflexión.
• Se pueden restar o sumar momentos de la vida de Jesús, al igual
que cambiar o agregar a las reflexiones o puntos que contiene
cada momento.
Momentos de la vida de nuestro amigo Jesús
1. Jesús es el Verbo Encarnado

San Juan 1, 1-5
• Jesús es la Palabra o el Verbo que nos ha Salvado.

• La Encarnación de Dios, significa que Dios mismo, en la persona
de su Hijo Jesús ha venido y en medio de nosotros nos ha
alcanzado la Salvación.
2. La Anunciación
ANEXOS
San Lucas 1, 26-38
• Dios escoge a María como la Madre del Salvador y le anuncia esto

por medio de un ángel.
• A partir de ese momento Jesús se comienza a formar en el vientre
de María como verdadero hombre.
279
3. El Nacimiento de Jesús

San Mateo 1, 18-25
• Al cumplirse el tiempo de gestación, María tiene al niño Jesús.

• Jesús nace como verdadero hombre, en medio de nosotros e
igual a nosotros.
• Jesús siendo Dios, se hace hombre para salvarnos.
4. Presentación de Jesús en el Templo
San Lucas 2, 22-28. 39-40
• Jesús es presentado en el templo según la ley como signo de su

presencia en el mundo.
• Jesús comienza crecer y a formarse en el hogar de Nazaret, con
sus padres José y María.
• Jesús crece y vive los momentos normales de adolescencia y
juventud, siempre unidos a la presencia de su Padre celestial, que
lo formaba y preparaba para su verdadera misión en el mundo.
5. Bodas de Caná
San Juan 2, 1-11
• En esta boda, a la que fue invitado Jesús y su madre María, Él

realiza su primer milagro, comenzando su vida pública de
evangelización.
• A partir de esto, Jesús será la imagen del amor de Dios Padre en
el mundo, por medio de su predicación, de los signos y milagros,
etc.
6. Llamada a los Apóstoles
ANEXOS
San Juan 10, 1-15
• De diferentes maneras Jesús fue llamando a los Apóstoles,

quienes eran sus colaboradores en la tarea de la evangelización
y predicación.
• Jesús con sus Apóstoles, poco a poco va formando nuestra Iglesia.
280
Luego del tiempo que se considere apropiado, cada grupo expondrá de una manera
creativa el momento que le correspondió de la vida de Jesús teniendo en cuenta su
orden y la vez, se va elaborando el rompecabezas.
Se debe explicar que los demás momentos de la vida de Jesús (Pasión, Muerte,
Resurrección, etc.), se irán trabajando en los otros días.
Tercer momento: Oración
• El moderador hará una breve reflexión sobre la importancia de

conocer a Jesús, de verlo como un amigo cercano y comprensivo;
también, sobre la grandeza de Dios que en Jesús ha manifestado
su amor llevado hasta el extremo.
• Con la imagen de Jesús se encenderá un cirio y se reflexionará
sobre Jesús que nos acompaña, guía, ilumina, comprende…
• Se culminará con una oración que se puede intercalar entre
cantos y oraciones espontáneas en las que pueden participar los
jóvenes.
• Si es conveniente, este momento espiritual se puede hacer con la
presencia del Santísimo Sacramento.
MARTES SANTO
Tema: «Cristo me amó y se entregó por mí» (Ga 2,20)
Materiales:
• Crucifijo.
• Video.
• Corazones pequeños de papel (uno por participante).
• Corazón grande de papel.
• Lapiceros (uno por participante).
ANEXOS
• Velas (una por participante).
• Cruz pequeña para cada joven (opcional).
Desarrollo
Primer momento: Saludo.
281
• Dinámicas y cantos.
• Oración inicial intercalada con cantos.

• Explicación de la temática correspondiente, haciendo alusión a
la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, máxima expresión
de su amor infinito por cada uno de nosotros. «El Señor murió
por amor a ti».
Segundo momento: Tema – Actividad
Disponer previamente un Cristo que sea visible a todos en el lugar del desarrollo de la
actividad.
Se recomienda presentar un video donde se muestre la Pasión y Muerte del Señor, para
sensibilizar a los participantes sobre este acontecimiento.
• Leer el texto bíblico

San Juan 19, 28-37
Después de esto, como Jesús sabía que ya todo se había cumplido,

y para que se cumpliera la Escritura, dijo: —Tengo sed. Había allí un
jarro lleno de vino agrio. Empaparon una esponja en el vino, la ataron
a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús bebió el vino
agrio, y dijo: —Todo está cumplido. Luego inclinó la cabeza y entregó
el espíritu. Era el día antes de la Pascua, y los judíos no querían que los
cuerpos quedaran en las cruces durante el sábado, pues precisamente
aquel sábado era muy solemne. Por eso le pidieron a Pilato que ordenara
quebrar las piernas a los crucificados y que quitaran de allí los cuerpos.
Los soldados fueron entonces y le quebraron las piernas al primero, y
también al otro que estaba crucificado junto a Jesús. Pero al acercarse a
Jesús, vieron que ya estaba muerto. Por eso no le quebraron las piernas.
Sin embargo, uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza,
y al momento salió sangre y agua. El que cuenta esto es uno que lo vio,
y dice la verdad; él sabe que dice la verdad, para que ustedes también
crean. Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura
que dice: «No le quebrarán ningún hueso.» Y en otra parte, la Escritura
ANEXOS
dice: «Mirarán al que traspasaron».

Palabra del Señor.
• Se reflexionará sobre la entrega del Señor en la Cruz, expresión

de su amor por nosotros.
282 • Se invita a los jóvenes a reflexionar los pecados y los errores
propios.
• A cada participante se le entrega un pequeño corazón de papel,

lapicero y una vela.
• En el corazón de papel, cada joven escribirá lo que hay en su
propio corazón (pecados, tristezas, errores, sueños, intenciones,
etc.).
• Cada joven pasará y pegará en un corazón grande (que es signo
del Corazón de Jesús), su propio corazón.
• Después, cuando todos hayan pegado su corazón en el que
representa el de Jesús, se reflexionará sobre la importancia de
estar en el Corazón de Jesús donde cabemos todos, porque a
todos nos ama con un amor que va hasta el extremo.
Tercer momento: Oración
• Para la oración, cada participante encenderá la vela, para

simbolizar que, aun en los momentos difíciles Jesús está presente
en nuestra vida, iluminando nuestro camino.
• Ahora cada participante irá pasando a poner su vela alrededor de
la Cruz y dirá que luz quiere ser en el Calvario. Por ejemplo: Yo
quiero ser en el Calvario la luz de la Esperanza…
• Se terminará con una Oración de penitencia y arrepentimiento,
intercalada con cantos.
• En la medida de las posibilidades, se recomienda dar a cada joven
una pequeña cruz para que la conserve.
MIÉRCOLES SANTO
Tema: ¡Jesús ha resucitado para darme vida!
ANEXOS
Materiales:
• Agua.
• Cruz pascual (sin Cristo).
• Túnica blanca.
• Pan y bebida para cada participante.
• Un papel para cada participante.
283
• Lapiceros.

Primer momento: Acogida
• Dinámicas y cantos de alabanza.
• Saludo.
• Oración inicial.
• Explicación del tema de hoy.
• En este día celebraremos la Pascua del Señor, lo haremos por
medio de los signos que acompañan esta gran Fiesta.
Segundo momento: Tema

Se recomienda que se ubiquen en un gran círculo, en una mesa o en el piso.
• Leer el texto bíblico de la Resurrección.

San Juan 20, 1 – 18
«El primer día después del sábado, María Magdalena fue al sepulcro muy
temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio que la piedra que cerraba
la entrada del sepulcro había sido removida. Fue corriendo en busca de
Simón Pedro y del otro discípulo a quien Jesús amaba y les dijo: «Se han
llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.» Pedro
y el otro discípulo salieron para el sepulcro. Corrían los dos juntos, pero
el otro discípulo corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Como
se inclinará, vio los lienzos tumbados, pero no entró. Pedro llegó detrás,
entró en el sepulcro y vio también los lienzos tumbados. El sudario con
que le habían cubierto la cabeza no se había caído como los lienzos,
sino que se mantenía enrollado en su lugar. Entonces entró también
el otro discípulo, el que había llegado primero, vio y creyó. Pues no
habían entendido todavía la Escritura: ¡él «debía» resucitar de entre
los muertos! Después los dos discípulos se volvieron a casa. María se
quedaba llorando fuera, junto al sepulcro. Mientras lloraba se inclinó
para mirar dentro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados
ANEXOS
donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los

pies. Le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?» Les respondió: «Porque se
han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.» Dicho esto, se
dio vuelta y vio a Jesús allí, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús
le dijo: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella creyó que era
el cuidador del huerto y le contestó: «Señor, si tú lo has llevado, dime
284 dónde lo has puesto y yo me lo llevaré.» Jesús le dijo: «María». Ella se
dio la vuelta y le dijo: «Rabboní», que quiere decir «Maestro». Jesús le
dijo: «Suéltame, pues aún no he subido al Padre. Pero vete donde mis
hermanos y diles: Subo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios,
que es Dios de ustedes.» María Magdalena se fue y dijo a los discípulos:
«He visto al Señor y me ha dicho esto».
Palabra del Señor.
• Hacer una breve reflexión sobre la resurrección.

• A continuación, reflexionar sobre algunos signos de la Pascua.
Se recomienda presentar los signos de manera física
Signos pascuales:
1. Agua que purifica:
• Para este signo se puede ensuciar las manos de los participantes.
• Luego, reflexionar sobre el signo del agua, que calma nuestra
sed, pero que ante todo nos lava, limpia y purificar de nuestros
pecados.
• Esta agua es signo de Cristo, que con su entrega en la Cruz ha
lavado nuestros corazones.
• Luego, cada participante lava sus manos con el agua.
• Se puede hacer alusión al sacramento de la Penitencia.
2. Cruz sin Cristo (Pascual)
• Jesús ha bajado de la Cruz y su cuerpo ha estado en el sepulcro.
Ahora ha Resucitado para hacernos partícipes de su vida eterna.
• Esta Cruz sin Cristo significa el paso de ser signo de muerte a
ser signo de la vida, victoria que ha alcanzado Cristo para todos
ANEXOS
nosotros.
• Nuestra fe no está puesta en un Cristo muerto, sino en Jesús que
está vivo en medio de nosotros.
3. Túnica blanca 285

• Este signo de la túnica blanca, representa la santidad que

tenemos que buscar en nuestras vidas.
• Es signo del resplandor que Cristo pone en nuestros corazones
para que iluminemos el mundo.
• Y a la vez, este signo nos recuerda el compromiso de mantener
nuestra alma pura, blanca, resplandeciente y transparente,
haciendo presente el amor de Dios en medio del mundo.
4. Luz – Cirio encendido

• Jesús con su Resurrección iluminó las tinieblas de nuestra vida,
por eso representa ese fuego nuevo que arde en la vida de la
Iglesia y en cada uno de nuestros corazones.
• Dejémonos iluminar por el Señor, para que seamos resplandor de
esa luz que guia el camino de nuestras familias y de los hermanos
que están a nuestro lado.
Tercer momento: Celebración

Dar a cada joven un pan y una bebida. Con esto, Se puede hacer alusión a la Eucaristía.
• La Resurrección del Señor nos ha hecho a todos hermanos, es

por eso que compartimos una misma mesa y un mismo pan. Esto
nos recuerda que no somos sujetos solos e independientes, sino
que hacemos parte de una comunidad, la Iglesia.
Luego, se consume el pan y la bebida, escuchando algunos cantos referentes al tema.
Cuarto momento: Oración
• La Oración se hará en torno al cirio pascual.

• Se hará una Oración acompañada de cantos, haciendo alusión al
compromiso de anunciar esta Buena Noticia, no solo con palabra
ANEXOS
sino también con obras.

• Luego, se entregará a cada participante un pequeño papel, para
que escriban el compromiso que quieren hacer con el Señor al
terminar esta experiencia de Pascua Juvenil 2021.
286 Se termina con cantos de alabanza para expresar la alegría de la Pascua.

VÍA LUCIS
ANEXOS
(Definido el lugar y el momento más apropiado, se pueden tener en cuenta algunos
elementos que pueden ayudar a interiorizar de modo adecuado la reflexión del camino
de la luz que se va a vivir. Motivar con un canto o antífona de resurrección, disponer de
algunas imágenes representativas de la Pascua del Señor). 287
Monición inicial

Queridos hermanos, hemos sido sumergidos una vez más en el Misterio
Pascual de Nuestro Señor Jesucristo, y a lo mejor, como en otras
oportunidades, hemos experimentado el dolor de la cruz junto con
Jesús y su santísima Madre, la Virgen María. Pero nos sigue alentando la
esperanza; no todo se ha agotado en la vía dolorosa, ni la fe se termina
en lo alto del Gólgota, al contrario, desde allí mismo nace la certeza de
la nueva vida que Dios nos concede a partir de la pasión y muerte del
Señor Jesús.
Con la alegría propia del anuncio de la «buena nueva», igual que como
lo hicieron los primeros testigos de la resurrección, recorramos esta vía
de luz con la presencia de Cristo resucitado en medio de una comunidad
que ha permitido la renovación de la fe por medio de la celebración de
estas fiestas pascuales.
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
R/. Amén.
Jesús mi Señor y redentor…

I ESTACIÓN
JESÚS HA RESUCUTADO
ANEXOS
Te adoramos, Cristo resucitado, y te bendecimos.
R/ Porque con tu Pascua diste la vida al mundo.
Del evangelio según san Mateo (28,1-6)

288 Pasado el sábado, al aclarar el primer día de la semana, fueron María
Magdalena y la otra María a visitar el sepulcro. De repente se produjo un
violento temblor; el Ángel del Señor bajó del cielo, se dirigió al sepulcro,
hizo rodar la piedra de la entrada y se sentó sobre ella. Su aspecto era
como el relámpago y sus ropas blancas como la nieve. Al ver al Ángel, los
guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos. El Ángel dijo
a las mujeres: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el crucificado.
No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el
lugar donde estaba».
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Cuando todo parece que está acabado, cuando la muerte parece haber
dicho la última palabra, hay que proclamar llenos de gozo que Cristo
vive, porque ha resucitado. Esa es la gran noticia, la gran verdad que da
consistencia a nuestra fe, que llena de una alegría desbordante nuestra
vida, y que se entrega a todos: «hasta a los muertos ha sido anunciada
la Buena Noticia» (1 Pe 4, 6), porque Jesús también abrió las puertas del
cielo a los justos que murieron antes que Él.
ORACIÓN
Señor Jesús, hemos querido seguirte en los momentos difíciles de
tu Pasión y Muerte, sin avergonzarnos de tu cruz redentora. Ahora
queremos vivir contigo la verdadera alegría, la que brota de un corazón
enamorado y entregado, la alegría de la resurrección. Pero enséñanos a
no huir de la cruz, a no tener miedo, porque antes del triunfo suele estar
la tribulación; sólo tomando tu cruz podremos llenarnos de ese gozo que
nunca acaba.
Padre nuestro, Ave María y Gloria…
II ESTACIÓN
LOS DISCÍPULOS ENCONTRARON EL SEPULCRO VACÍO
ANEXOS
Del evangelio según san Juan (20, 3-8)
Pedro y el otro discípulo salieron para el sepulcro. Corrían los dos juntos,
289
pero el otro discípulo corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro.

Como se inclinará, vio los lienzos tumbados, pero no entró. Pedro llegó
detrás, entró en el sepulcro y vio también los lienzos tumbados. El
sudario con que le habían cubierto la cabeza no se había caído como los
lienzos, sino que se mantenía enrollado en su lugar. Luego entró el otro
discípulo, el que había llegado primero, él también vio y creyó.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Pedro y Juan son los primeros apóstoles en ir al sepulcro. Han llegado
corriendo, con el alma esperanzada y el corazón latiendo fuerte. Y
comprueban que todo es como lo han dicho las mujeres. Hasta los
más pequeños detalles de cómo estaba el sudario quedan grabados en
su interior, y reflejados en la Escritura. Cristo ha vencido a la muerte, y
no es una vana ilusión: es un hecho de la historia, que va a cambiar esa
misma historia. Después de este hecho, el Señor saldría al encuentro de
Pedro, como expresión de la delicadeza de su amor; y así, el que llegaría
a ser cabeza de los apóstoles, y quien los confirmaría en la fe, recibió
una visita personal de Jesús. Así nos lo cuentan san Pablo y san Lucas:
«Cristo] se apareció a Cefas y luego a los Doce» (1 Cor 15, 5; cf. Lc 24, 34).
ORACIÓN
Señor Jesús, también nosotros como Pedro y Juan, necesitamos
encaminarnos hacia Ti, sin dejarlo para después. Por eso te pedimos ese
impulso interior para responder con prontitud a lo que puedas querer
de nosotros. Que sepamos escuchar a los que nos hablan en tu nombre
para que corramos con esperanza a buscarte.
III ESTACIÓN
JESÚS RESUCITADO SE MANIFIESTA A MARÍA MAGDALENA
ANEXOS

Del evangelio según san Juan (20,11-16)

290 María se quedaba llorando fuera, junto al sepulcro. Mientras lloraba
se inclinó para mirar dentro y vio a dos ángeles vestidos de blanco,
sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro

a los pies. Le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?» Les respondió: «Porque
se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Dicho esto, se
dio vuelta y vio a Jesús allí, de pie, pero no sabía que era Jesús. Él le dijo:
«Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella creyó que era el cuidador
del huerto y le contestó: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has
puesto, y yo me lo llevaré». Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le
dijo en hebreo: «¡Rabboní!», es decir, «¡Maestro!».
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La Magdalena ama a Jesús, con un amor limpio y grande. Su amor está
hecho de fortaleza y eficacia, como el de tantas mujeres que saben
hacer de él entrega. María ha buscado al Maestro y la respuesta no se
ha hecho esperar: el Señor Jesús reconoce su cariño sincero y pronuncia
su nombre. Cristo nos llama por nuestros nombres, porque nos ama a
cada uno. Y a veces se oculta bajo la apariencia del hortelano, o de tantos
hombres o mujeres que pasan, sin que nos demos cuenta, a nuestro
lado. María Magdalena, mujer que se deja amar del Señor, se va a convertir
en la primera mensajera de la Resurrección, recibe el dulce encargo de
anunciar a los apóstoles que Cristo ha resucitado.
ORACIÓN
Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, la tradición cristiana nos
dice que la primera visita de tu Hijo resucitado fue a ti, no para fortalecer
tu fe, que en ningún momento había decaído, sino para compartir
contigo la alegría del triunfo. Nosotros te queremos pedir que, como
María Magdalena, seamos testigos y mensajeros de la resurrección de
Jesucristo, viviendo contigo el gozo de no separarnos nunca del Señor.
IV ESTACIÓN
JESÚS RESUCITADO EN EL CAMINO DE EMAÚS
ANEXOS
Del evangelio según san Lucas (24,13-15; 25-27)
Aquel mismo día dos discípulos se dirigían a un pueblo llamado Emaús e 291
iban conversando sobre todo lo que había ocurrido. Mientras conversaban

y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos,
pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Jesús les dijo: «¡qué poco
entienden ustedes y que lentos son sus corazones para creer todo lo que
anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara
esos sufrimientos para entrar en su gloria?» y comenzando por Moisés y
continuando con todos los Profetas, les interpretó en todas las Escrituras
lo que se refería a Él.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Los discípulos de Emaús iban tristes y desesperanzados como tantos
hombres y mujeres que ven con perplejidad cómo las cosas no salen
según habían previsto. No acaban de confiar en el Señor. Sin embargo,
Cristo «se viste de caminante» para iluminar sus pasos decepcionados,
para recuperar su esperanza. Y mientras les explica las Escrituras, sus
corazones, aun sin terminar de entender, se llenan de luz, «arden»
de fe, alegría y amor. Solo hasta que, puestos a la mesa, Jesús parte el
pan y se les abren la mente y el corazón. Y descubren que era el Señor.
Nosotros comprendemos con ellos que Jesús nos va acompañando en
nuestro camino diario para encaminarnos a la Eucaristía, para escuchar
su Palabra y compartir el Pan.
ORACIÓN
Quédate con nosotros, Jesús resucitado porque atardece. Te daremos una
casa. Te daremos un plato. Te daremos calor. Te daremos amor. Quédate
con nosotros, Señor: La tarde de la duda y del ansia oprime el corazón
de cada hombre. Quédate con nosotros, Señor: y nosotros estaremos
en tu compañía, y esto nos basta. Quédate con nosotros, Señor, porque
atardece. Y haznos testigos de la Pascua.
V ESTACIÓN
JESÚS RESUCITADO SE MANIFIESTA AL PARTIR EL PAN
ANEXOS
Del evangelio según san Lucas (24,28-31)

292
Al llegar cerca de Emaús, hizo como que quisiera seguir adelante, pero
ellos le insistieron, diciendo: «Quédate con nosotros, ya está cayendo la

tarde y se termina el día» Entró pues, para quedarse con ellos. Y mientras
estaba a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, luego lo
partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El camino de Emaús, es semejante al camino de toda la humanidad y
puede representar el camino de todo hombre y toda mujer. Todos hemos
sentido en determinados momentos la decepción de un ideal o de unas
propuestas que creíamos que eran solución y única verdad. Pero después
cuando nos desilusionamos corremos el riesgo de abandonarlo todo, el
ideal, el esfuerzo y la propia comunidad. ¿Por cuáles caminos he hecho
caminar mis fracasos y mis tristezas? Hasta allá va Jesús y empareja su paso
con mi paso vacilante. No cuestiona, no acusa, simplemente acompaña.
Con su encarnación, Jesús se ha acercado de un modo admirable a una
humanidad sufriente, pero en la redención más admirablemente nos
sigue manifestado su presencia y compañía, y con su espíritu Santo, nos
abre los ojos para que podamos contemplar su luz resplandeciente.
ORACIÓN
Gracias por quedarte con nosotros «cuando se hace tarde» vivo y real
en el sacramento del altar. Permítenos cada vez que celebremos la santa
Misa, contemplar y reconocer en la fracción del pan de la Palabra y de la
Eucaristía tu permanencia y presencia en medio de tu Iglesia y que fruto
de esta, se llenen nuestros corazones de caridad para poderte reconocer
en el rostro del hermano que sufre.
VI ESTACIÓN
JESÚS RESUCITADO SE PRESENTA VIVO
ANEXOS
ANTE LOS DISCÍPULOS
Del evangelio según san Lucas (24,36-39)

293
Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo: «Paz a ustedes». Quedaron

atónitos y asustados, pensando que veían algún espíritu, pero Él les
dijo»: ¿Por qué se desconciertan? ¿Cómo se les ocurre pensar eso? Miren
mis manos y mis pies, soy yo. Tóquenme y fíjense bien que un espíritu no
tiene carne ni huesos, como ustedes ven que yo tengo».
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Cristo resucitado es el mismo Jesús que nació en Belén y trabajó

durante años en Nazaret, el mismo que recorrió los caminos de
Palestina predicando y haciendo milagros, el mismo que lavó los pies
a sus discípulos y se entregó a sus enemigos para morir en la cruz.
Jesucristo, el Señor que es verdadero Dios y hombre. Pero los apóstoles
apenas pueden creerlo: están asustados, temerosos de correr su misma
suerte. Es entonces cuando se presenta en medio de ellos, y les muestra
sus llagas como trofeo, la señal de su victoria sobre la muerte y el pecado.
Con ellas nos ha rescatado. Han sido el precio de nuestra redención. No
es un fantasma. Es verdaderamente el mismo Jesús que los eligió como
amigos, y ahora come con ellos.
ORACIÓN
Señor Jesús, danos la fe y la confianza para descubrirte en todo momento,
incluso cuando no te esperamos. Que seas para nosotros no una figura
lejana que existió en la historia, sino que, vivo y presente entre nosotros,
ilumines nuestro camino en esta vida y, después, transformes nuestro
cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el tuyo.
VII ESTACIÓN
JESÚS RESUCITADO DA EL PODER DE PERDONAR
ANEXOS
LOS PECADOS
294 Del evangelio según san Juan (20,21-23)

Jesús les volvió a decir: «La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió
a mí, así yo los envío a ustedes. Dicho esto, sopló sobre ellos y añadió:
«Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes
se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan».
REFLEXIÓN
Los apóstoles no han terminado de entender lo que ha ocurrido en
esos días, pero eso no importa ahora, porque Cristo está otra vez junto
a ellos. Vuelven a vivir la intimidad del amor, la cercanía del Maestro.
Las puertas están cerradas por el miedo, y Él les va a ayudar a abrir de par
en par su corazón para acoger a todo hombre. Durante la última cena
les dio el poder de renovar su entrega por amor: el poder de celebrar el
sacrificio de la Eucaristía. En estos momentos, les hace partícipes de la
misericordia de Dios: el poder de perdonar los pecados. Los apóstoles, y
con ellos todos los sacerdotes, han acogido este regalo precioso que Dios
otorga al hombre: la capacidad de volver a la amistad con Dios por medio
del sacramento de la reconciliación después de haberlo abandonado por
el pecado.
ORACIÓN
Señor Jesús, danos la gracia de reconocer como actúas en tu Iglesia por

medio de los ministros a quienes has constituido como losdispensadores
de la gracia. Y, cuando alejados de Ti por el pecado, ayúdanos a sentir la
alegría profunda de tu misericordia en el sacramento de la Penitencia.
VIII ESTACIÓN
JESÚS RESUCITADO CONFIRMA
ANEXOS
LA FE DEL DISCÍPULO INCRÉDULO
Del evangelio según san Juan (20,26-29)

295
Ocho días después, los discípulos de Jesús estaban otra vez en casa, y

Tomás con ellos. Estando las puertas cerradas, Jesús vino y se puso en
medio de ellos. Les dijo: «La paz esté con ustedes». Después dijo a Tomás:
«Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en
mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe». Tomás
respondió: «¡Tú eres mi Señor y mi Dios!» Jesús replicó: Crees porque me
has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Tomás no se deja convencer por las palabras, por el testimonio de los

demás apóstoles, y busca los hechos: ver y tocar. Jesús, que conoce tan
íntimamente nuestro corazón, busca recuperar esa confianza que parece
perdida. La fe es una gracia de Dios que nos lleva a reconocerlo como
Señor, que mueve nuestro corazón hacia Él, que nos abre los ojos del
espíritu. La fe supera nuestras capacidades pero no es irracional, ni algo
que se imponga contra nuestra libertad, es más bien una luz que ilumina
nuestra existencia y nos ayuda y fortalece para reconocer la verdad y
aprender a amarla. ¡Qué importante es estar unidos a Cristo, aunque no
lo sintamos cerca, aunque no lo toquemos, aunque no lo veamos!
ORACIÓN
Señor Jesús, auméntanos la fe, la esperanza y el amor. Danos una fe fuerte
y firme, llena de confianza. Te pedimos la humildad de creer sin ver, de
esperar contra toda esperanza y de amar sin medida, con un corazón
grande. Como dijiste al apóstol Tomás, queremos, aún sin ver, rendir
nuestro juicio y abrazarnos con firmeza a tu palabra y al magisterio de la
Iglesia que has instituido, para que tu pueblo permanezca en la verdad
que libera.
IX ESTACIÓN
JESÚS RESUCITADO SE ENCUENTRA
ANEXOS
CON SUS DISCÍPULOS

Del evangelio según san Juan (21, 4-7.10.13)
296
Al amanecer, Jesús estaba parado en la orilla, pero los discípulos no
sabían que era Él. Jesús les dijo: «Muchachos, ¿tienen algo que comer?
Le contestaron: «Nada». Entonces Jesús les dijo: «Echen la red a la derecha
y encontraran pesca» Echaron pues la red, y no tenían fuerzas para
recogerla por la gran cantidad de peces. El discípulo al que Jesús amaba
dijo a Pedro: «¡Es el Señor!». Cuando Pedro oyó que era el Señor, se ciñó
la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua. Jesús dijo:
«Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar»; se acercó, tomó
el pan y se los dio, e hizo lo mismo con el pescado. Esta fue la tercera vez
que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En los momentos de incertidumbre, los apóstoles se unen en el trabajo
con Pedro. La barca del pescador de Galilea, es imagen de la Iglesia,
cuyos miembros, a lo largo de la historia están llamados a poner por
obra el mandato del Señor: «seréis pescadores de hombres». Pero no vale
únicamente el esfuerzo humano, hay que contar con el Señor, fiándonos
de su palabra, y echando las redes. En las circunstancias difíciles, cuando
parece que humanamente se ha puesto todo por nuestra parte, es el
momento de la confianza en Dios, de la fidelidad a la Iglesia, a su doctrina.
El apostolado, la extensión del Reino, es fruto de la gracia de Dios y del
esfuerzo y docilidad del hombre. Pero hay que saber descubrir a Jesús en
la orilla, con esa mirada que afina el amor.
ORACIÓN
Señor Jesús, haz que nos sintamos orgullosos de estar subidos en la barca
de Pedro, es decir, en la Iglesia. Que aprendamos a amarla y respetarla
como madre. Enséñanos, Señor, a apoyarnos no sólo en nosotros mismos
y en nuestra actividad, sino sobre todo en Ti. Que nunca te perdamos de
vista, y sigamos siempre tus indicaciones, aunque nos parezcan difíciles
o absurdas, porque sólo así recogeremos frutos abundantes que serán
tuyos, no nuestros.
X ESTACIÓN
ANEXOS
JESÚS RESUCITADO CONFIERE EL PRIMADO A PEDRO
Del evangelio según san Juan (21, 15)

Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón hijo de Juan, ¿Me
297
amas más que estos?» Él le respondió: «Si Señor, tú sabes que te quiero».

Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos» le preguntó por segunda vez:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Pedro volvió a contestar: «Si Señor, tú
sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Cuida de mis ovejas» Insistió Jesús por
tercera vez: «Simón Pedro, hijo de Juan, ¿me quieres?» Pedro se puso triste
al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez si lo quería y le contestó:
«Señor tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero». Entonces Jesús le dijo:
«apacienta mis ovejas».
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Pedro, el impulsivo, el fogoso, queda a solas con el Señor. Y se siente

avergonzado porque le ha fallado cuando más lo necesitaba. Pero Jesús
no le reprocha su cobardía, su amor es más grande que todas nuestras
miserias. Le lleva por el camino de renovar el amor, de recomenzar,
porque nunca hay nada perdido. Las tres preguntas de Jesús son la mejor
prueba de que Él sí es fiel a sus promesas, de que nunca abandona a los
suyos: siempre está abierta, de par en par, la puerta de la esperanza para
quien sabe amar. La respuesta de Cristo, Buen Pastor, es ponerle a él y a
sus sucesores al frente de la naciente Iglesia, para pastorear al Pueblo de
Dios con la solicitud de un padre, de un maestro, de un hermano, de un
servidor.
ORACIÓN
Señor Jesús, que sepamos reaccionar antes nuestros pecados, que son
traiciones a tu amistad, y volvamos a Ti respondiendo al amor con amor.
Ayúdanos a estar muy unidos al sucesor de Pedro, al Santo Padre el
Papa, con el apoyo eficaz que da la obediencia, porque es garantía de la
unidad de la Iglesia y de la fidelidad al Evangelio.
XI ESTACIÓN
JESÚS RESUCITADO ENCARGA A SUS DISCÍPULOS
ANEXOS
DE SU MISIÓN UNIVERSAL
Del evangelio según san Mateo (28,16-20)

298
Los once discípulos partieron hacia Galilea al monte que Jesús les había
indicado. Cuando vieron a Jesús, se postraron ante Él, aunque algunos

todavía dudaban. Jesús se acercó y les habló así: «Me ha sido dada toda
autoridad en el Cielo y en la tierra. «Vayan, y hagan que todos los pueblos
sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo. Y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he
encomendado a ustedes. Y sepan que Yo estoy con ustedes todos los días,
hasta el fin del mundo».
REFLEXIÓN
Los últimos días de Jesús en la tierra junto a sus discípulos debieron

quedar muy grabados en sus mentes y en sus corazones. La intimidad
de la amistad se ha ido concretando con la cercanía del resucitado, que
les ha ayudado a saborear estos últimos instantes con Él. Pero el Señor
pone en su horizonte toda la tarea que tienen por delante: «Id al mundo
entero...». Ese es su testamento: hay que ponerse en camino para llevar a
todos el mensaje que han visto y oído. Están por delante las tres grandes
tareas de todo apóstol, de todo cristiano: predicar, hablar de Dios para
que la gente crea; bautizar, hacer que las personas lleguen a ser hijos
de Dios, que celebren los sacramentos; y vivir según el Evangelio, para
parecerse cada día más a Jesús, el Maestro y el Señor.
ORACIÓN
Señor Jesús, que llenaste de esperanza a los apóstoles con el dulce

mandato de predicar la Buena Nueva, dilata nuestro corazón para que
crezca en nosotros el deseo de llevar al mundo, a cada hombre, a todo
hombre, la alegría de tu Resurrección, para que así el mundo crea, y
creyendo sea transformado a tu imagen.
XII ESTACIÓN
JESÚS RESUCITADO ASCIENDE GLORIOSO AL CIELO
ANEXOS
Del libro de los Hechos de los Apóstoles (1,8-11)

299
Jesús les dijo: «Recibirán la fuerza del Espíritu Santo cuando venga sobre
ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y hasta los

extremos de la tierra». Dicho esto, Jesús fue levantado ante sus ojos y una
nube lo ocultó de su vista. Los discípulos seguían mirando fijamente al
cielo mientras se alejaba. Pero de repente vieron a su lado a dos hombres
vestidos de blanco, que les dijeron: «Hombres de Galilea: ¿Por qué siguen
mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo,
vendrá de la misma manera que lo han visto partir».
REFLEXIÓN
Todos se han reunido para la despedida del Maestro. Sienten el dolor de

la separación, pero el Señor les ha llenado de esperanza. Una esperanza
firme: «Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo». Por
eso los ángeles les sacan de esos primeros instantes de desconcierto, de
«mirar al cielo». Es el momento de ponerse a trabajar, de empeñarse
a fondo para llevar el mensaje de alegría, la Buena Noticia, hasta los
confines del mundo, porque contamos con la compañía de Jesús, que no
nos abandona. Y no podemos perder un instante, porque el tiempo no es
nuestro, sino de Dios, para gastarlo en su servicio. Jesucristo ha querido
ir por delante de nosotros, para que vivamos con la ardiente esperanza
de acompañarlo un día en su Reino. Y está sentado a la derecha del Padre,
hasta que vuelva al final de lostiempos.
ORACIÓN
Señor Jesús, tu ascensión al cielo nos anuncia la gloria futura que has
destinado para los que te aman. Haz, Señor, que la esperanza del cielo nos
ayude a trabajar sin descanso aquí en la tierra. Que no permanezcamos
nunca de brazos cruzados, sino que hagamos de nuestra vida una
siembra continua de paz y de alegría.
XIII ESTACIÓN
JUNTO CON MARÍA, LOS DISCÍPULOS
ANEXOS
ESPERAN LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO

300 Del libro de los Hechos de los Apóstoles (1,12-14)

Entonces subieron a Jerusalén desde el monte de los olivos. Entraron en la
ciudad y subieron a la habitación superior de la casa donde se alojaban.

Los apóstoles estaban íntimamente unidos, perseveraban juntos en la
oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la Madre de Jesús, y
de sus hermanos.
REFLEXIÓN
El día de Pentecostés, María, la Madre de Jesús, se encontró en medio

de los apóstoles. Por eso no dudamos que sobre todo por su poderosa
súplica maternal el Espíritu Santo vino sobre cada uno de ellos. Así
también nosotros nos juntamos hoy con la Reina del Cenáculo para
esperar el Espíritu Santo. El Espíritu Santo quisiera encontrar a María
en las almas, quisiera encontrar actitud y espíritu mariano, quisiera
encontrar un amor profundo hacia Ella. Y cuando Él descubre en un
alma a María, entonces se ve atraído poderosamente, toma posesión
de esa alma, le regala sus dones y obra en ella milagros de renovación y
transformación.
ORACIÓN
Dios eterno, en nombre de Jesucristo y por la intercesión de la Siempre

Virgen María; envía a mi corazón al paráclito. Espíritu Santo, Dios de
infinita caridad, dame tu santo Amor. Espíritu Santo, Dios de las virtudes;
conviérteme. Espíritu Santo, fuente de luz, disipa mi ignorancia. Espíritu
Santo, Dios de infinita pureza; santifica mi alma. Espíritu Santo, dulce
huésped del alma, transfórmala y hazla toda tuya. Espíritu Santo, Amor
sustancial del Padre y del Hijo, permanece siempre en mi corazón.
XIV ESTACIÓN
ANEXOS
JESÚS RESUCITADO ENVÍA EL ESPÍRITU SANTO
Del libro de los Hechos de los Apóstoles (2,1-4)

301
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo
lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de

viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Y vieron aparecer
unas lenguas como de fuego que descendieron por separado sobre cada
uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a
hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía que se expresaran.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Jesús, el Hijo de Dios, está ya en el cielo, pero ha prometido a sus amigos

que no quedarán solos. Y fiel a la promesa, el Padre, por la oración
de Jesús, envía al Espíritu Santo. Muy unidos a la Virgen, Madre de la
Iglesia, reciben el Espíritu Santo. Él es el que llena de luz la mente y de
fuego el corazón de los discípulos para darles la fuerza y el impulso para
predicar el Reino de Dios. Queda inaugurado el «tiempo de la Iglesia».
A partir de este momento ella, que somos todos los bautizados, está en
peregrinación por este mundo. El Espíritu Santo la guía a lo largo de la
historia de la humanidad, pero también a lo largo de la propia historia
personal de cada uno, hasta que un día participemos del gozo junto a
Dios en el cielo.
ORACIÓN
Espíritu Santo, consolador y Santificador nuestro, inflama nuestro
corazón, llena de luz nuestra mente para que te tratemos cada vez más
y te conozcamos mejor. Derrama sobre nosotros el fuego de tu amor para
que, transformados por tu fuerza, vayamos por el mundo anunciando la
resurrección de Cristo sin ningún temor.
ORACIÓN FINAL
ANEXOS
Señor y Dios nuestro, fuente de alegría y de esperanza, hemos vivido

con tu Hijo los acontecimientos de su Pasión y gloriosa resurrección,
haz que la contemplación de estos misterios nos llene de tu gracia y nos
capacite para dar testimonio de Jesucristo en medio del mundo.
Te pedimos por tu Santa Iglesia para que sea fiel reflejo de las huellas de
Cristo en la historia y que, llena del Espíritu Santo, manifieste al mundo
302 los tesoros de tu amor, santifique a tus fieles con los sacramentos y haga
partícipes a todos los hombres de la resurrección eterna. Por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
Tomado y modificado
https://conferenciaepiscopalvenezolana.com/wp-content/uploads/2020/04/Via-
Lucis_Final.pdf
ANEXOS
Gratitud a quienes contribuyeron 303
para el contenido de Pascua y Liberación

Juan David Guarín Cardona
Juan Fernando Zuluaga Jiménez
Diego Alexander López Loaiza
Luis Antonio Masis Velásquez
Johan Sebastián Rúa Ríos
Cristian José Martínez
Oscar Eduardo Múnera Benjumea
Brayan Stevens Mayorga Almeyda
Breiner Fabián Rueda Sepúlveda
Juan Diego Cadena Ruiz
Juan Felipe Gallego Granada
Robinson Quinchía Ocampo
Fabio Andrés Méndez León
Juan Pablo Maya Jara
Oscar Mauricio Giraldo Ramírez
Steven Isaza Agudelo
Juan Pablo Castañeda Castro
Carlos Mauricio Agudelo Gallego
Ramiro Andrés López López
Y a todos los sacerdotes que con generosidad aportaron con sus

homilías y demás material litúrgico.

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Seminario Nacional Cristo Sacerdote

Semana Santa 2021 CICLO B

Seminario Nacional Cristo Sacerdote

Centro Digital Oriente

CICLO B - 2021 PASCUA Y LIBERACIÓN

• Viernes Santo ................................................................................103

*Cuarta parte: Liturgia de la Eucaristía...................................... 227

• Domingo de Pascua ..............................................................231

• Anexos ........................................................................................... 243

CICLO B - 2021 PASCUA Y LIBERACIÓN

La Semana Santa se convierte en un tiempo propicio para

Es un tiempo para el silencio reflexivo que nos permita

Es un tiempo para el encuentro con el Padre Eterno, que

Pbro. Luis Javier Otálvaro A.

Inmediatamente, el sacerdote extendiendo las manos, saluda al pueblo diciendo:

El Señor esté con ustedes.

(También puede usarse las fórmulas de saludo propias de cada tiempo).

Hermanos, para celebrar dignamente estos sagrados misterios,

Y, golpeándose el pecho, dicen:

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Sigue la conclusión del sacerdote:

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros

CICLO B - 2021 PASCUA Y LIBERACIÓN

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el

Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, creo

V/. El Señor esté con ustedes.

V/. Levantemos el corazón.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias

El sacerdote, con las manos extendidas, dice:

Padre misericordioso, te pedimos humildemente por Jesucristo, tu Hijo,

Con las manos extendidas, prosigue:

CICLO B - 2021 PASCUA Y LIBERACIÓN

Conmemoración de los vivos:

Acuérdate, Señor, de tus hijos N. y N.

Reunidos en comunión con toda la Iglesia para celebrar el día santo en

Reunidos en comunión con toda la Iglesia para celebrar la noche santa

Cosme y Damián) y la de todos los santos; por sus méritos y oraciones

Con las manos extendidas, prosigue:

Jesucristo encomendó a sus discípulos la celebración del Sacramento de

Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu

Junta las manos.

(Por Cristo, nuestro Señor. Amén)

Bendice y santifica esta ofrenda, Padre, haciéndola perfecta, espiritual

El cual, hoy, la víspera de padecer por nuestra salvación y la de todos los

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

tomó pan en sus santas y venerables manos,

TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,

CICLO B - 2021 PASCUA Y LIBERACIÓN

Del mismo modo, acabada la cena,

TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora, haciendo

Este es el Sacramento de nuestra fe.

Y el pueblo prosigue, aclamando:

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección.

sumo sacerdote Melquisedec.

Inclinado, con las manos juntas, prosigue:

Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea