Tipos de Movimientos
Tipos de Movimientos
Tipos de Movimientos
Parece que los cristianos no se cansan de tratar de encontrar una nueva manera
de tratar con la vida. Se nos recuerda de los atenienses en el Areópago, que,
“Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra
cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.” (Hechos 17:21). Dentro del
cristianismo evangélico de hoy, hay un desfile constante de nuevos enfoques para
tratar con nuestros pecados y problemas. Uno de ellos es lo que algunos llaman la
“guerra espiritual”. La guerra espiritual se ha vuelto muy de moda en muchos
círculos cristianos, a pesar de la falta de apoyo bíblico. Esto se debe a varios
factores: la experiencia mística y la orientación de la iglesia moderna, la influencia
de elementos carismáticos, el pragmatismo, la entrega de la iglesia a la psicología
en los últimos veinte años, y la aprobación de teólogos respetados. Pero la
pregunta es, como siempre, se adapta este nuevo movimiento con la Palabra de
Dios. Vamos a descubrir que no sólo no se adapta con la Escritura, sino que el
movimiento de guerra espiritual es anti-bíblico.
Hay muchos cristianos hoy en día que afirman estar involucrados en el ministerio
profético, que creen que la profecía continúa, y que se presentan a sí mismos
como canales de la nueva revelación del cielo. Las iglesias que creen en el
ministerio profético, normalmente intentan interpretar sueños, predecir el futuro y
hablar en lenguas, aunque el don de lenguas del nuevo testamento (la habilidad
sobrenatural de hablar en un idioma que no se ha aprendido, con el propósito de
compartir el evangelio) no es el tipo de lenguas que se practican hoy.
Respuesta: El término "risa santa" fue creado para describir un fenómeno durante
el cual una persona se ríe en forma descontrolada, presumiblemente como
resultado de estar llena del gozo del Espíritu Santo. Se caracteriza por carcajadas
incontrolables, a veces acompañadas por desmayos o caídas al piso. Los relatos
de primera mano de aquellos que han tenido esta experiencia varían un poco,
pero todos parecen creer que es una señal de una 'bendición' o 'unción' del
Espíritu Santo.
"¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene
salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase
todo para edificación. Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo
más tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y
hable para sí mismo y para Dios" (vv.26-28)
"…pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de
los santos" (v.33)
En esos días, mucha gente en las iglesias estaba hablando en lenguas que eran
irreconocibles a los demás, y, por lo tanto, Pablo dice que eran inútiles en la
iglesia porque el orador no podía edificar a otros con su discurso. Lo mismo podría
aplicarse a la risa santa. "¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada
uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene
interpretación". Otra vez, dice: "Hágase todo para edificación'. Él termina su
argumento diciendo, "Dios no es Dios de confusión, sino de paz", que resulta claro
que no quiere que el ambiente dentro de la iglesia sea uno de confusión y falta de
significado, sino de conocimiento y edificación.
Parece, de lo que Pablo está diciendo, que lo que se llama la 'risa santa' caería
bajo la categoría de lo que es 'no edificante' al cuerpo de Cristo y por lo tanto debe
evitarse. Hemos reconocido que a) la risa es una respuesta emocional poco
confiable; b) puede ser un signo de varias emociones diferentes; y c) no logra
nada útil. Además, los espasmos incontrolables de emoción son contrarias a la
naturaleza del Espíritu Santo. Es aconsejable, por lo tanto, no mirar a la "risa
santa" como un medio de acercarnos a Dios o como un medio de experimentar Su
Espíritu.
Algunas posiciones de la enseñanza de la confesión positiva
La enseñanza de la confesión positiva depende de una definición del diccionario
de la palabra confesar: “Reconocer, o poseer; reconocer con fe”. La confesión
también se describe como la afirmación de algo que se cree, declarar algo
conocido, y testificar de una verdad que ha sido acogida o aceptada.
Esta opinión va un paso más allá y divide la confesión en aspectos negativos y
positivos. Los negativos son el reconocimiento de pecado, enfermedad, pobreza,
u otras situaciones no deseadas. La confesión positiva es reconocer o poseer las
situaciones deseadas.
Aunque hay una variedad de interpretaciones y enfoques en cuanto a esta
enseñanza, la conclusión es que lo desagradable se puede evitar al abstenerse de
las confesiones negativas. Lo agradable se puede disfrutar al hacer confesiones
positivas.
Según esta perspectiva, como está expresada en varias publicaciones, el creyente
que evite el reconocimiento de lo negativo y siga afirmando lo positivo estará
asegurándose circunstancias agradables. Podrá dominar la pobreza y la
enfermedad. Se enfermará solamente si confiesa que está enfermo. Algunos
hacen una distinción entre reconocer los síntomas de una enfermedad y la
enfermedad misma.
Esta perspectiva arguye que Dios quiere que los creyentes se pongan la mejor
ropa, manejen los mejores coches, y tengan lo mejor de todo. Los creyentes no
tienen que sufrir problemas financieros. Lo único que necesitan hacer es decir a
Satanás que quite las manos de su dinero. Con sólo decirla, el creyente puede
tener resuelta cualquier cosa que desee, sea una necesidad espiritual, física, o
financiera. Se enseña que la fe obliga la acción de Dios.
Según esta perspectiva, lo que una persona diga determinará lo que recibirá y lo
que llegará a ser. Por tanto, las personas son instruidas a empezar a confesar
aunque lo que quieren quizá no haya sido realizado. Si una persona quiere
dinero, debe confesar que ya lo tiene aun cuando no sea cierto. Si una persona
quiere ser sanada, debe confesarlo aunque sea obvio que no es el caso. Las
personas aprenden que pueden tener cualquier cosa que digan, y de ahí la gran
importancia que se atribuye a la palabra hablada. Proclaman que la palabra
hablada, si se repite suficientemente, con el tiempo resultará en fe que obtendrá la
bendición deseada.
Se entiende por qué a algunas personas les gustaría aceptar la enseñanza de la
confesión positiva. Promete una vida libre de problemas, y sus defensores
parecen apoyarla con pasajes de las Escrituras. Los problemas se desarrollan, sin
embargo, cuando los pasajes bíblicos son aislados del contexto y de lo que el
resto de las Escrituras dicen acerca de este asunto. Resultan los extremos que
tergiversan la verdad y al final perjudican a los creyentes como individuos y la
causa de Cristo en general.
Cuando los creyentes estudian la vida de fe y la victoria que Dios tiene para su
pueblo, es importante, como en toda doctrina, que busquen un énfasis equilibrado
de las Escrituras. Esto ayudará a evitar los extremos que finalmente frustrarán en
vez de ayudar a los creyentes en su relación con Dios.
La teología de la prosperidad
Algunos dirán que esto es espiritual y que por lo tanto no puede entenderse (sin
ánimo de parecer racionalista, hemos tachado a muchas cosas como
"sobrenaturales" o "espirituales" para no examinarlas). Los que defienden
este tipo de prácticas, recurren a un versículo de la Biblia -que según ellos-
certifica la borrachera espiritual. Dicho versículo es:
No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean
llenos del Espíritu. (Efesios 5:18)
Según ellos, Pablo está diciendo que, no nos emborrachemos con vino
(evidentemente) sino que al contrario, que nos emborrachemos del Espíritu. ¿Es
esa la interpretación correcta? Absolutamente no.
"[...] los Efesios están encomendados a ser "llenos del Espíritu". El verbo "llenar"
ocurre en 1:23; 3: 19; 4: 10; 5:18 y siempre en relación con un miembro de la
Trinidad." [1]
En base a lo anterior, es evidente que "embriagarse" y "ser lleno" no son palabras
intercambiables. ¿Entonces, de qué se trata Efesios 5:18? Un contraste. Pablo
contrasta la vida de ebriedad con una vida llena del Espíritu.
Hechos 2:13, dice que, en el día de Pentecostés, cuando fueron bautizados por el
Espíritu Santo, algunos dijeron: "Están borrachos."
A tal objeción, la respuesta es que los judíos se estaban burlando de lo que estaba
sucediendo. Fue un comentario despectivo, que no implica de ningún modo que
los discípulos estuviesen actuando de manera extraña (como un borracho), tal
como lo presenta el movimiento neopentecostal.