Caso WorldCom Completo Eje 3 Gestion Del Riesgo

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Caso WorldCom

Pedro Antonio Quiñones Vargas

Docente
Alexander Sellamén Garzón

Universidad Del Areandina

Facultad de Ciencias Económicas

Programa Contaduría Pública

Florencia

2020
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Contenido

Introduccion ……………………………………………………………………….3

Desarrollo …………………………………………………………………………..4

Conclusion ………………………………………………………………………....8

Biografia …………………………………………………………………………...26
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Introducción

A partir del año 2000 la humanidad ha sido testigo de gran variedad de hechos que han
impactado las economías mundiales y la confianza de los inversionistas pero, sobre todo,
del Estado.

Son muchos los casos emblemáticos de grandes compañías que se han ido a pique por
malos manejos internos, fraude financiero y falta de medición del riesgo operacional. Uno
de esos casos simbólicos es la caída de la firma de telecomunicaciones, Worldcom, que en
el 2002 protagonizó la mayor quiebra en Estados Unidos.

Es así como es necesario enunciar las empresas que marcaron grandes secuelas en el
sistema económico, principalmente las que han enmarcado la profesión contable como la
principal responsable de tantas inconsistencias en las revelaciones financieras.
Finalmente, se hará referencia en la visión que el auditor debe contemplar al momento de
realizar un trabajo de auditoria, dado que en estos casos expuestos siempre estuvo
involucrada la firma de auditoría. Arthur Andersen hace una comparación con la situación
de Colombia a la luz de la NIA 240, responsabilidad del auditor de considerar el fraude en
una auditoría de estados financieros. Impacto de la elaboración de información fraudulenta
Este caso se hizo público porque una auditoría interna reveló que la organización contabilizó
de forma irregular casi 4.000 millones de dólares en gastos y la Comisión de Mercado de
Valores de EE.UU (SEC) presentó cargos contra la firma por fraude.
La compañía, que estuvo valorada en 180.000 millones de dólares en 1999, fue investigada
por ocultar sus pérdidas con maniobras contables. Worldcom se declaró en bancarrota el
2002 y sus accionistas perdieron cerca de 180.000 millones de dólares y al menos 20.000
personas se quedaron sin trabajos.
Su fundador, Bernard Ebbers, quien llegó a ser uno de los empresarios más exitosos en
telecomunicaciones, renunció a la presidencia de la empresa tres meses antes del colapso
contable, pero ante las autoridades negó conocer lo que hacía su director financiero.
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Caso WorldCom

Son muchos los casos emblemáticos de grandes compañías que se han ido a pique por
malos manejos internos, fraude financiero y falta de medición del riesgo operacional. Uno
de esos casos simbólicos es la caída de la firma de telecomunicaciones, Worldcom, que en
el 2002 protagonizó la mayor quiebra en Estados Unidos. Es claro que la compañía de
telecomunicaciones camufló el desfalco contabilizando el dinero faltante como inversión y
así lo hizo durante meses, tanto que los propios miembros de la empresa se dieron cuenta
de la trampa y de todas las distorsiones contables.
La dirección financiera contabilizó gastos obvios como gastos en capital, una práctica
fraudulenta, porque se trataba de gastos que debían ser reconocidos en el período preciso
y no en gastos anuales. La manipulación originó una inflación artificial de ingresos netos y
de sus beneficios brutos.
Por ello, se habla de malversación de fondos, del desvío de dineros de un lugar a otro.
Además, se hacían préstamos para cubrir los huecos y así se fueron acumulando deudas
que no se podían pagar.
La empresa tenía acciones de 62 dólares en 1999 y tras el escándalo, Wall Street la castigó
y quedaron en 0,91 centavos. La quiebra de Worldcom afectó gravemente a los proveedores
Lucent, Nortel y Juniper porque no cumplió con las deudas. Hoy muchos abusos de
contabilidad continúan sin resolverse por la justicia, todavía son un misterio.
La compañía tenía más de 300 oficinas en 65 países de Europa, América y Asia, pero todas
desaparecieron. Este emblemático caso muestra la importancia para las organizaciones de
realizar una buena gestión de riesgos para medir las amenazas y evitar fraudes o manejos
indebidos.
Inicialmente, la quiebra corporativa de Enron hacia el año 2000, dejó al descubierto como
la información financiera y contable se vio alterada por la moral, tanto del gobierno
corporativo como del profesional contable. Posteriormente, se hará un corto repaso de las
principales crisis corporativas en el mundo que involucraron en todos los aspectos el
concepto de fraude en la malversación de la información suministrada.
El efecto dominó Según la revista Fortune (2000) “Enron apareció como la séptima mayor
compañía de Estados Unidos”. El crecimiento de Enron fue vertiginoso y sostenido, con una
madurez financiera reflejada en las bolsas de valores, catalogada como una de las
empresas más innovadoras. Esta fama fue adquirida gracias a su gestión financiera.
Paradójicamente, fue el detonante en la cima del volcán, al ser la primera compañía en una
cadena de quiebras corporativas que, como fichas de dominó, fueron cayendo, dejando en
entredicho todos sus “logros”.
Enron cotizaba en las bolsas de Estados Unidos, sin embargo, importaba más lo que
aparecía en las cotizaciones de las acciones de la compañía, que de dónde provenía esa
información y si era cierta o no. Nadie se preguntó a tiempo por lo que los reglamentos a
este tipo de empresas no fueron suficientes como muchas personas hubieran querido. No
obstante, las regulaciones contables aceptadas por EE.UU. fueron pasadas por alto, al
omitir información importante que en su momento era primordial revelar por parte de la
administración.
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Como responsables de la información financiera, los contadores son emisores de la


información a revelar y la firma de auditoría como organismo encargado de fiscalizar y dar
fe de que la información financiera suministrada por la entidad sea razonable con su
posición económica; esto para permitir evidenciar situaciones sospechosas que influyen en
forma negativa la información financiera revelada, por lo que también se audita a las firmas
de auditoría encargadas de inspeccionar a las compañías públicas (Actualícese, 2011). De
esta forma, la regulación contable dejó brechas a través de las cuales, según Amat (2002),
se pudo maquillar la información financiera para presentar resultados poco consecuentes
con la realidad.
Enron aprovechó los vacíos dados por el concepto de Fair value o valor razonable. Algunos
años después de la crisis iniciada por Enron, el mundo volvió a presenciar el supuesto
desconocimiento de las normas contables. Esta vez fue la compañía WorldCom la
protagonista del nuevo fraude financiero que aquejaba a Estados Unidos nuevamente, en
este caso al igual que en el anterior la presencia de la firma Arthur Andersen llamó la
atención por lo que el fraude se debió a estados financieros maquillados que inflaron las
cuentas bancarias a cantidades absurdas, que hacían parecer que la entidad tenía un flujo
de capital suficiente para continuar con sus operaciones.
No obstante, en ambos casos se nota el desconocimiento, tanto de la ética profesional,
contemplada por la Internacional Federation accountants (IFAC), como “el instrumento
diseñado para facilitar el cumplimiento y la puesta en práctica del mandato otorga a un
profesional, en el que se enfatiza la ética como el valor central de la profesión y su ejercicio.
Su objetivo general es regular el que hacer profesional con acento en la propuesta de
criterios de acción y conducta”, igualmente la NIA200 objetivos y principios generales que
debe considerar el auditor de estados financieros, se presentan los principios del código
IFAC, que debe aplicar el contador público, los cuales son: independencia, conducta
profesional integridad, confidencialidad, normas técnicas competencia profesional
objetividad y neutralidad.
Asimismo, el desconocimiento de normas contables y de auditoría, se convirtió en un “efecto
dominó”, haciendo que otras entidades más adelante comenzaran a destapar sus absurdas
realidades económicas, como sucedió con la compañía Parmalat, esta vez en Italia. Los
problemas de informes financieros maquillados no solo son preocupantes para los
inversores, quienes son los más directamente perjudicados, sino que se trata de un tema
de interés para los contadores y auditores que se encuentran en ejercicio o en formación
para ejecutar la profesión.
En la medida en que las organizaciones comienzan a delimitar funciones, se empiezan a
adquirir mayores riesgos de fraude; por lo que cabe resaltar que este acto intencional no
solo se puede llevar a cabo por la administración o el gobierno corporativo, sino que también
involucra a los demás empleados de la entidad, los cuales pueden realizar acciones que
alteren la información como: “manipulación o falsificación de los registros contables con los
que se preparan los estados financieros. Simultáneamente, la omisión intencional de
hechos o transacciones que contengan información importante son indicadores
significativos de fraude. De igual forma la mala aplicación de los principios contables
aceptados por cada jurisdicción, no pueden ser ignorados para presentar o revelar la
información financiera razonable a los interesados en la información”, NÍA240. Cuando la
administración admite que el control de la entidad están flexible que puede sobrepasar lo
controles se genera una puerta abierta al fraude, es decir a que la información financiera
presentada por la entidad presente representación errónea de importancia relativa, “lo cual
puede expresarse como la influencia de las decisiones económicas que toman los usuarios
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a partir de los estados financieros, que puede variar respecto a la magnitud (tamaño de la
partida) y de la naturaleza (error juzgado) en función de las circunstancias particulares en
que se haya producido” importancia relativa NIA320.
Es el Caso Enron WorldCom y Parmalat como también puede ser originada por la
malversación de activos como: falsificar recibos, 5 desviar cuentas bancarias; robar activos
físicos o propiedad intelectual (inventario); hacer que una entidad pague por un bien o
servicio que no ha recibido (pagos a vendedores ficticios) y usar activos de la entidad para
uso personal (prestamos sin pago), Los cuales por lo general van acompañados por
documentos falsos. Sin embargo, en ambos casos el fraude es originado para obtener una
ventaja particular de los implicados en él. Estas pueden explicarse por incentivos,
oportunidades percibidas así como la racionalización del acto.
Si bien es cierto que para efectos de Colombia el concepto de fraude no es muy alentador,
pese a que encontramos que desde la primera guerra civil comprendida entre 1839 y 1842
se presento la primera defraudación económica en la historia de la república. Escenario que
se volvió a repetir en 1982 con la llamada crisis financiera de los años 80 que obligo al
estado a intervenir 17 instituciones crediticias, las cuales malversaron a mas de 80.000
ahorradores privados, que represento una pérdida por más de $10.000 millones. De tal
manera, como en el caso de Estados Unidos, en Colombia se han presentado un gran
número de fraudes corporativos; sin embargo es más notorio encontrar los fraudes en el
sector público que en el privado, lo cual no significa que el fraude quede descartado en este
tipo de entidades. Cabe subrayar que los fraudes en Colombia que han llamado la atención
son el del grupo Nule, que comenzó a ejecutarse desde 2001.
El escándalo del fraude de la DIAN descubierto en 2011 por cerca de $1,5 billones, y la más
resonada a nivel mundial ha sido el caso de las pirámides. Este hecho ocurrió en 2008 con
42 pirámides, declaradas como captadoras ilegales de dinero, la más conocida DMG, fue
la protagonista del peor fraude en la historia colombiana porque inicio el epicentro en la
hormiga Tolima y fue constituyendo sedes en varios lugares de Colombia, incluso en la
capital del país, Bogotá, D.C, lugar donde quedaron gran cantidad de afectados. Los fraudes
anteriormente nombrados no difieren muchos de los presentados fuera del territorio
nacional, por tanto se puede inferir que en todos los casos, faltó más control de las
autoridades competentes y menos confianza y permisividad a la hora de delegar funciones,
más aun si son funcionarios públicos, que lo único que tuvieron en cuenta fueron los
intereses particulares, los cuales siempre tuvieron manifestaciones en dinero y activos fijos
principalmente. Es así que la consideración de fraude por los directos responsables,
siempre respondió al desconocimiento de las actividades ilegales que daban origen a la
malversación de los activos, sin embargo al ser profesional, no se puede alegar el
desconocimiento de la norma, porque para esto el contador público tiene principal respaldo
de la Junta Central de Contadores, así como de la ley colombiana, el hecho de no denunciar
para obtener beneficios hizo de todas estas personas responsables y cómplices de los
grandes desfalcos cometidos al Estado colombiano.
Al igual que la Ley SOX (2002) en Estados Unidos propició el apoyo a los profesionales
para evitar crímenes corporativos, para efectos de Colombia se fortaleció el “Estatuto
anticorrupción” con la Ley 1474 del 12 de julio de 2011, la cual incrementó la
responsabilidad del contador en la ejecución de su trabajo como auditor o revisor fiscal de
denunciar cualquier sospecha de fraude de la entidad a la cual esté vinculado o a la que
quizás estuvo, siempre y cuando no deje pasar 6 meses del conocimiento del hecho.
Entonces no se trata de si quiere denunciar, sino de hacerlo pues es de anotar que el
ejercicio profesional de la contaduría es responsabilidad de todos y al desacreditar la
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profesión con estos hechos lo único que se está generando es incertidumbre a los usuarios
de la información. Por lo que para efectos de la auditoría es necesario que tenga en cuenta
cuáles aspectos pueden ser fraude y cuales son error para, de esta manera, determinar el
impacto de alguno de estos hechos en los estados financieros; todo esto basado en el
criterio propio sustentado en la importancia relativa de un estado financiero tomado en forma
general o de un grupo de transacciones, cuentas o saldos revelados en la información
financiera como lo establece la NIA200.
La consideración del fraude o error por parte del auditor en la auditoría de estados
financieros el auditor debe contemplar el cumplimiento de las normas internacionales de
auditoría, para brindar seguridad razonable al cliente. En las NIAS, el auditor es responsable
de emitir una opinión que esté libre de representaciones erróneas de importancia relativa,
reduciendo el riesgo de auditoría a un nivel aceptablemente bajo. De tal manera el auditor
debe ser íntegro y capaz de manifestar cualquier anomalía que pueda afectar a los estados
financieros, para esto debe cumplir con el Código de Ética Profesional para contadores,
emitido por la IFAC, el cual se debe combinar con el escepticismo profesional en la
realización del trabajo de auditoría. También debe considerar factores como el interrelación
de la administración en los controles internos de la entidad, cambios inusuales sin
explicación y considerar alegatos de fraude.
Tal como sucedió en los casos enunciados de quiebras corporativas los excesos de
confianza no fueron muy alentadores, por lo que el auditor debe verificar la regulación de la
entidad a través de procedimientos que evalúen los riesgos de fraude, estos implican el
desarrollo de averiguaciones con la administración, los encargados del gobierno corporativo
y con otros dentro de la entidad. Es de aclarar que la NIA 240 es un lineamiento para el
auditor, en caso de sospechar sobre fraude o error en la entidad, sin embargo la evaluación
del riesgo de fraude es, a juicio profesional del auditor, quien al considerar factores de riesgo
como: eventos que indiquen presión para cometer fraude; tamaño, complejidad y
características importantes de la entidad; devoluciones importantes de clientes, así como la
revisión de información con el equipo de trabajo.
La falta de control o supervisión de las actividades desempeñadas por el personal de la
empresa se traduce en riesgo operacional, bien sea por la competencia o la conducta ética.
Cuando un empleado o accionista de la compañía accede a transacciones que no son de
su competencia, manipula información y podría cometer un millonario fraude, tal como pasó
en el caso Worldcom, que le costó todos sus ahorros a miles de inversionistas y 25 años de
cárcel a Bernard Ebbers, expresidente de la compañía.
El auditor puede, de acuerdo a su juicio, emitir una opinión inapropiada sobre la información
representada erróneamente en forma de importancia relativa, por lo que es necesario que,
en cuanto al riesgo de la entidad considere procedimientos adicionales que lo lleven a
conseguir una seguridad razonable sobre la fiabilidad de la información financiera revelada
por la entidad. En tal medida, el auditor no es responsable por la preparación y presentación
de la información financiera.
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Conclusiones

La identificación de factores de riesgo en la entidad contribuye a la eliminación de


oportunidades de fraude por parte de los empleados como de los miembros del gobierno
corporativo. En este aspecto la debida revelación de la información contable y financiera de
las empresas no que solo participen en el mercado de valores, sino de todas aquellas que
son de importancia para usuarios específicos, significa seguridad para la toma de
decisiones de los mismos.
Por lo que el propósito de esta NIA es que los stakeholders tengan acceso a una información
libre de incertidumbre, que permita evaluar la información obtenida de una forma acertada
para que no suceda lo que se presentó en los casos citados anteriormente. De otra manera
puedo decir que al identificar el fraude en una entidad, este debe ser evaluado para
identificar como ha afectado los estados financieros de la entidad y así tomar las
correcciones necesarias para evitar casos de quiebras corporativas. Finalmente se puede
afirmar que un profesional de la contabilidad, ya sea auditor o revisor fiscal, no puede alegar
el desconocimiento de la normatividad contable porque para Colombia, el nuevo “Estatuto
anticorrupción” instaura la responsabilidad del contador al tener conocimiento de hechos
fraudulentos y tiene el deber de denunciar, ante la autoridad competente, para evitar lo que
sucedió con los vinculados al fraude en Enron, WorldCom, DIAN, Grupo Nule y DMG, entre
otros, que terminaron en la cárcel. Éste es el destino de quienes hacen las cosas de manera
incorrecta, teniendo todas las herramientas al alcance de la mano, para desmantelar los
hechos de corrupción a los que tiene acceso el profesional contable. De igual manera, es
importante entender que el fraude actualmente puede estar muy bien dispuesto. En este
aspecto, se necesita del conocimiento previo de la entidad, de no pecar de ignorancia sobre
el origen de los recursos, la naturaleza y el objeto de la entidad, pues muchas veces el
reconocimiento a tiempo de estos elementos, se constituye en factor clave para no aceptar
trabajos de auditoría en entidades que aparentemente sean correctas, pues de eso se trata
el sano escepticismo del auditor, de asegurarse de que todo lo que aparentemente refleja
la entidad, sea consecuente con su información financiera.
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Referencias

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