Sentencia Constitucional Plurinacional 0011

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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL

0011/2013
Sucre, 3 de enero de 2013

SALA PLENA
Magistrado Relator: Efren Choque Capuma
Acción de inconstitucionalidad concreta

Expediente: 01463-2012-03-AIC
Departamento: La Paz

En la acción de inconstitucionalidad concreta


interpuesta por Orlando Rojas Alarcón, Juez Octavo de
Instrucción en lo Penal, a instancia de Luis Lozada
Moya, demandando la inconstitucionalidad del art. 90
del Código Penal (CP); por ser presuntamente
contrario a los arts. 116.I y 117.I de la Constitución
Política del Estado (CPE).

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la acción

Por memorial presentado ante el Juez Octavo de


Instrucción en lo Penal del departamento de La Paz, el
16 de enero de 2011, cursante de fs. 48 a 51 vta.,
dentro del proceso penal seguido por el Ministerio
Público a denuncia del Ministerio de Obras Públicas y
Vivienda contra Ernesto Raúl Asbun Gazaui por la
presunta comisión de los delitos de conducta
antieconómica, solicita se promueva la presente
acción, argumentando los siguientes fundamentos
jurídico constitucionales:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

En proceso penal seguido por el Ministerio Público a


denuncia del Ministerio de Obras Públicas y Vivienda
contra Ernesto Raúl Asbun Gazaui, por la presunta
comisión de los delitos de conducta antieconómica y
otros, por Resolución 003/2006 de 19 de julio, se
amplió la imputación formal en su contra por la
supuesta complicidad en los tipos penales de
atentados contra la seguridad de los transportes y
atentados contra la libertad de trabajo, previstos y
sancionados por los arts. 213 y 303 del CP, y la
imaginaria autoría del delito de desobediencia a la
autoridad contenido en el art. 160 del citado
instrumento normativo, siendo citado mediante orden
instruida el 21 de septiembre del indicado año.
Posteriormente, al amparo del art. 90 del CP, el 12 de
agosto de 2011, el Ministerio de Obras Públicas y
Vivienda, solicitó la hipoteca legal sobre nueve bienes
inmuebles de su propiedad, notificándosele
personalmente el 11 de enero de 2012.

La eventual aplicación del art. 90 del CP, afecta sus


derechos subjetivos e intereses legítimos, conculca el
debido proceso previsto por el art. 117.I de la CPE,
que sin contar con sentencia pasada en autoridad de
cosa juzgada que establezca su eventual culpabilidad,
se pretende condenarlo anticipadamente e hipotecar
judicialmente sus bienes. De igual manera, se lesiona
el art. 116.I de la CPE, respecto de la presunción de
inocencia como garantía constitucional que establece
la inocencia de la persona como regla y sólo como
resultado de un proceso, el Estado podrá imponerle
una pena o sanción, toda vez que cualquier
anticipación resultaría aberrante. Finalmente, refiere
que se opone expresamente a la prosecución del
trámite administrativo de hipoteca de sus bienes y pide
la suspensión del mismo entre tanto el Tribunal
Constitucional no se pronuncie sobre la
constitucionalidad del art. 90 del CP.

I.1.2. Trámite procesal de la acción

I.1.2.1. Alegaciones de la otra parte

Luego de presentada la acción, mediante proveído de


17 de enero de 2012 (fs. 6), el Juez Octavo de
Instrucción en lo Penal, ordenó que la acción sea
notificada a las partes.

Mediante memorial presentado el 13 de abril de 2012,


cursante de fs. 7 a 9 vta., Genaro Quenta Fernández,
Fiscal de Materia Anticorrupción, manifestó: a) En el
presente caso, el art. 90 del CP, no vulnera la garantía
de la presunción de inocencia, dado que el proceso se
encuentra en etapa preparatoria y no se está
imponiendo una sanción sin que el procesado sea oído
y juzgado previamente; b) El artículo cuestionado,
tiene su fundamento en el instituto de las medidas
cautelares, prevista en el art. 221 del Código de
Procedimiento Penal (CPP), al señalar que se
aplicarán cuando sea indispensable para asegurar la
averiguación de la verdad, el desarrollo del proceso y
la aplicación de la ley. Que pueden ser de carácter real
y personal; las primeras están comprendidas en el art.
252 del indicado cuerpo legal; c) La “SC 0719/2004-R”,
refiere que las medidas cautelares sirven para llevar
adelante el proceso y asegurar el cumplimiento de la
decisión que se tome en la sentencia. Es decir,
rompen la lógica general de la presunción de
inocencia, porque responden al principio de necesidad,
dado que rige el principio acusatorio, conforme señala
la “SC 1629/2004-R”, al sostener que toda medida
cautelar no se impone de oficio, sino a solicitud
fundamentada del Ministerio Público o querellante; d)
El AC 0028/2010-CA de 25 de marzo, establece, de la
norma impugnada de inconstitucional debe depender
la resolución final y de fondo del caso concreto, bajo
ese razonamiento, la Comisión de Admisión del
Tribunal Constitucional, aprobó el rechazo de la
solicitud de inconstitucionalidad del art. 247 inc. 3) del
CPP, modificado por la Ley 2494 de 4 de agosto de
2003; e) En ese sentido, el art. 90 del CP, previsto
como una medida cautelar de carácter real, no vulnera
la “garantía del principio de inocencia” ni el debido
proceso contenidos en los arts. 116 y 117 de la CPE,
dado que su implementación está prevista como una
medida que garantiza la presencia del imputado y la
sentencia, sin que la misma establezca la culpabilidad
o inocencia del imputado; f) Las medidas cautelares de
carácter real son impuestas por una autoridad
competente con jurisdicción y no rompen la garantía
constitucional del debido proceso; por lo tanto, no
existe duda razonable, debidamente fundamentada
para la consulta del art. 90 del CP; g) De acuerdo al
AC 0394/2010-CA de 30 de junio, se estableció que no
se puede plantear acción de inconstitucionalidad
concreta en la etapa preparatoria de un proceso, sino
hasta la celebración del juicio, en el mismo sentido el
“AC 0398/2010-CA”; y, h) Solicitó se rechace la
presente acción, por no contener base ni justificación
legal y ser manifiestamente infundada, además, de
haberse planteado con la única finalidad de dilatar el
proceso penal.

Por memorial de 19 de abril de 2012 (fs. 30 a 33 vta.),


Juan Carlos Marín Choquemesa, en representación de
Arturo Vladimir Sánchez Escobar, Ministro de Obras
Públicas, Servicios y Vivienda, expresó: 1) Los
imputados en el proceso penal, de manera coordinada
interponen a su turno incidentes y excepciones, con la
única finalidad de dilatar la tramitación de la causa,
como sucede en el presente caso; 2) La acción de
inconstitucionalidad concreta procede únicamente
cuando una disposición legal es cuestionada como
incompatible con preceptos de la Constitución Política
del Estado Plurinacional, vale decir, exista duda
razonable y fundada sobre su alcance, en aquellos
casos concretos en los que debe ser aplicada para
resolver un proceso judicial; 3) En el fondo el incidente
no hace referencia a la imposición de una sanción por
parte del Juez, debido a que la etapa del proceso no
es de juicio oral, sino preparatoria; 4) El fundamento
de la aplicación del art. 90 del CP, recae en el instituto
de las medidas cautelares reales, conforme se advierte
del art. 252 del CPP, en el mismo sentido se pronunció
la “SC 0200/2004-R”; 5) De la norma impugnada de
inconstitucional debe depender la resolución final o de
fondo del caso concreto, que se constituye en
presupuesto de admisión de la acción y que no se
presenta en este caso; 6) Del contenido y alcance del
art. 90 del CP, se advierte la no vulneración de la
“garantía constitucional del principio de inocencia” ni el
debido proceso, toda vez, que la imposición de la
medida cautelar tiende a garantizar la presencia y
sometimiento del imputado y cumplimiento de la
sentencia. Extremo que desaparece la supuesta duda
razonable argüida por el accionante; 7) El “AC
0398/2010-CA”, establece que la interposición del
“recurso indirecto o incidental”, no puede ser planteado
en las etapas intermedias del proceso, llámese etapa
preliminar o preparatoria, sino sólo en juicio, por ser
ésta la última etapa donde se dictará la decisión final o
sentencia; y, 8) Solicitó se rechace la acción, por
carecer de fundamento legal y cuya finalidad es dilatar
la prosecución del proceso.

I.1.2.2. Resolución de la autoridad judicial consultante

Por Resolución 411/2012 de 31 de julio, cursante de


fs. 37 a 39, el Juez Octavo de Instrucción en lo Penal
del departamento de La Paz, rechazó la acción de
inconstitucionalidad concreta y remitió antecedentes al
Tribunal Constitucional Plurinacional.

I.2. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional


Plurinacional

Recibido el expediente el 17 de agosto de 2012, y por


AC 0741/2012-CA de 7 de septiembre, cursante de fs.
41 a 45 vta., la Comisión de Admisión de este Tribunal,
conforme la atribución conferida por los arts. 54. 4, 109
y ss de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional
(LTCP), revocó la Resolución 411/2012 de 31 de julio,
y admitió la acción formulada por Luis Lozada Moya,
ordenando que se ponga en conocimiento del
personero legal del órgano emisor de la norma
impugnada, acto que fue cumplido con la ejecución de
las notificaciones a Álvaro Marcelo García Linera,
Vicepresidente del Estado Plurinacional y Presidente
de la Asamblea Legislativa Plurinacional, el 24 de
octubre del indicado año (fs. 63).

I.3. Alegaciones del personero del órgano que generó


la norma impugnada

Por memorial presentado el 13 de noviembre de 2012,


cursante de fs. 70 a 81 vta., Álvaro Marcelo García
Linera, Vicepresidente del Estado Plurinacional y
Presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional,
expuso sus alegatos en los siguientes términos: i) La
posible adopción de una medida cautelar de carácter
real o hipoteca judicial, es parte de un proceso penal
pero no se vincula y no tiene relevancia en la decisión
final del propio proceso penal, con lo cual se incumple
lo señalado en el art. 73.2 del Código Procesal
Constitucional (CPCo); ii) La medida cautelar, denota
dos elementos, precaución y anticipación. Se trata de
una instrumentalidad hipotética porque solo existe en
la hipótesis de que el contenido de la providencia
principal sea en favor del que ampara la medida
cautelar; iii) La eficacia de las medidas cautelares, se
encuentra en el carácter de urgencia que tienen en sí
mismas, ante la necesidad de un medio efectivo y
rápido que intervenga para asegurar una posible
reparación del daño; iv) La limitación al derecho de
propiedad o a cualquier otro derecho subjetivo de
rango constitucional, nunca será razón para impedir
que se adopten judicialmente las medidas
conducentes a lograr la eficacia de la administración
de justicia al impedir la dispersión de los bienes que
pueden ser objeto de una posterior reparación del
daño. En esta línea el art. 90 del CP prevé que desde
el momento de la comisión del delito los bienes
inmuebles de los responsables se tendrán por
hipotecados especialmente para la responsabilidad
civil, norma que cumpliendo el precepto del art. 1361
del Código Civil (CC), establece el mandato legal
sobre el cual se constituya un derecho de persecución
y preferencia sobre los bienes de los imputados, que
es de cumplimiento obligatorio; v) La adopción de una
medida cautelar de carácter real, tal como lo establece
el art. 252 del CPP, es garantizar que la afectación a la
víctima será proporcional con el quantum de la
determinación del monto por el cual se realizará la
hipoteca legal, conforme lo determina el art. 1361 del
CC; en ese sentido se pronunció la SC 0136/2003-R
de 6 de febrero; vi) Las medidas cautelares están
destinadas a lograr la eficacia de la coerción penal
estatal, al intentar asegurar con su aplicación, la
averiguación de la verdad, el desarrollo del proceso, y,
el cumplimiento de la ley (ejecución de la sentencia a
través de la reparación del daño), bajo la idea, que sin
su adopción, la labor de defensa social del Estado
expresada en la persecución penal, no será de ningún
modo eficaz; vii) Durante la etapa preparatoria la
finalidad es preparar el juicio oral, por cuanto, no existe
fundamento para la interposición de la presente
acción, dado que aún no se dictó sentencia. En ese
sentido se pronunciaron los AACC 0239/2012-CA,
0558/2012-CA y 0064/2012-CA; viii) La medida
cautelar no se contrapone al principio constitucional
del juicio previo, en cuanto no pueden ser
consideradas “pena anticipada”, sino un instrumento
que garantiza su presencia en el juicio. Es por ello que
la imposición de medidas cautelares debe producirse
únicamente por la necesidad de que el imputado no se
someterá al proceso u obstaculizará la averiguación de
la verdad; ix) Una medida cautelar de carácter real, no
tiene ninguna influencia en la sentencia a ser dictada
dentro de cualquier proceso penal; por cuanto, la
acción carece de relevancia, más aún cuando la
adopción de posibles medidas cautelares, no implican
un juzgamiento final ni una sentencia que decida el
proceso penal en cuestión; x) En la presente acción,
no se consideró la naturaleza jurídica ni las
características de la medida cautelar de carácter real
como es la hipoteca legal, que sólo procura asegurar
el resultado del proceso, evitando la consumación de
un perjuicio y que no puede de ningún modo vulnerar
la garantía de presunción de inocencia reconocida
constitucionalmente, dado que no puede tratarse como
culpable a una persona hasta que se dicte una
sentencia penal firme; xi) La presunción de inocencia
exige que la condena se funde en pruebas lícitamente
obtenidas y practicadas con las debidas garantías
procesales, que contengan suficientes elementos
inculpatorios respecto de la participación del imputado
en los hechos delictivos sometidos a la resolución final,
que formen convicción sobre la responsabilidad del
acusado en el delito, posibilitando su condena. En ese
sentido la SC 0200/2004-R de 11 de febrero. Por
cuanto, el art. 90 del CP, es plenamente aplicable en
un proceso penal y no vulnera el art. 116.I de la Norma
Suprema; xii) El art. 117.I de la CPE, se refiere a la
imposición de una condena mediante una sanción
penal dictada en proceso legal, que no es lo mismo
que la adopción de una medida cautelar de carácter
real, dado que no constituye sanción penal; xiii) La ley
faculta a la autoridad competente a que adopte
determinadas precauciones para asegurar que puedan
realizarse adecuadamente los diversos actos que
conforman el proceso a cuyo término la sentencia sea
eficaz. Así lo sostiene la “SCP 0339/2012 de 18 de
junio”; xiv) No existe duda razonable y fundada sobre
la inconstitucionalidad del art. 90 del CP, conforme se
señala en la acción, ya que las aseveraciones de su
inconstitucionalidad carecen de sustento jurídico,
puesto que en el ordenamiento jurídico vigente en un
Estado Democrático de Derecho, no pueden bajo
ningún concepto permitirse la inobservancia del debido
proceso; y, xv) Pidió se dicte sentencia declarando la
constitucionalidad del art. 90 del CP.

II. CONCLUSIONES

II.1.Por memorial presentado el 27 de julio de 2012,


Juan Carlos Marín Choquemesa, en representación
del Ministerio de Obras Públicas y Vivienda, solicitó al
Juez Octavo de Instrucción en lo Penal, dicte
resolución respecto de la petición de hipoteca legal
sobre los bienes de propiedad de Luis “Eduardo”
Lozada Moya, formulada el 12 de agosto de 2011, que
mediante decreto de 13 de ese mes y año, se ordenó
sea puesto a conocimiento del imputado y
representante del Ministerio Público para que en el
plazo de tres días con o sin respuesta se dicte la
Resolución correspondiente (fs. 36 vta.).
Determinación que según refiere el accionante, le fue
notificada el 16 de enero de 2012 (fs. 48 a 51 vta.).

II.2. El 16 de enero de 2012, Luis Lozada Moya,


planteó acción de inconstitucionalidad concreta del art.
90 del CP, por vulnerar los arts. 116.I y 117.I de la
CPE (fs. 2 a 5 vta.), rechazada por el Juez Octavo de
Instrucción en lo Penal, mediante Resolución 411/2012
de 31 de julio, ordenando la remisión de antecedentes
a Tribunal Constitucional Plurinacional en grado de
consulta (fs. 37 a 39).

II.3. El art. 90 del CP, (HIPOTECA LEGAL,


SECUESTRO Y RETENCIÓN): “Desde el momento de
la comisión de un delito, los bienes inmuebles de los
responsables se tendrán por hipotecados
especialmente para la responsabilidad civil.

Podrá ordenarse también por el juez, el secuestro de


los bienes muebles, y la retención en su caso”.

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

En la presente acción se cuestiona la


constitucionalidad del art. 90 del CP, cuya aplicabilidad
infringiría el debido proceso y la presunción de
inocencia contenidas en las normas de los arts. 116.I y
117.I de la CPE, dado que no podrían hipotecarse
bienes entre tanto no exista sentencia pasada en
autoridad de cosa juzgada, lo contrario implicaría una
condena anticipada. En consecuencia, corresponde a
este Tribunal pronunciarse respecto de la impugnación
referida.

III.1. Aplicación de la Ley del Tribunal Constitucional


Plurinacional

Si bien es cierto que a tiempo de resolver la presente


acción, se encuentra vigente el Código Procesal
Constitucional; empero, en estricta observancia del
principio de ultractividad, se aplicará el procedimiento
previsto por la Ley del Tribunal Constitucional
Plurinacional, debido a que esa era la norma procesal
que se encontraba vigente al momento de su
interposición. De otra, el Acuerdo Jurisdiccional
007/2012 de 10 de agosto, de Sala Plena del Tribunal
Constitucional Plurinacional, en el apartado
TERCERO, acordó que: “Las causas ingresadas ante
Jueces y tribunales de garantías o ante el Tribunal
Constitucional Plurinacional a partir del 6 de agosto de
2012, deben ser conocidas, tramitadas y resueltas
conforme el contenido normativo del Código Procesal
Constitucional”.

III.2. La acción de inconstitucionalidad concreta

Previo a ingresar al ámbito de aplicación, alcance y


procedencia de la acción de inconstitucionalidad
concreta, es importante recordar que dicho mecanismo
o instrumento de control de constitucionalidad
encuentra su base en el art. 132 de la CPE, que
establece: “Toda persona individual o colectiva
afectada por una norma jurídica contraria a la
Constitución tendrá derecho a presentar la Acción de
Inconstitucionalidad, de acuerdo con los
procedimientos establecidos por la ley” (las negrillas
son nuestras); es decir, que ante la existencia de duda
razonable sobre la compatibilidad de un instrumento
normativo con los valores, principios, derechos,
garantías y normas orgánicas de la Constitución
Política del Estado, el medio o acción idónea para
efectuar dicho control es a través de las acciones de
inconstitucionalidad abstracta o concreta, sea en el
fondo o la forma cuyo objeto es sanear el orden
jurídico del Estado. Ahora bien, de esa disposición
constitucional, se desprende que la finalidad del
control de constitucionalidad, no es otro que
resguardar el principio de supremacía de la
constitución, mediante la expulsión del orden jurídico
de aquellas disposiciones legales que no guarden
coherencia con el contenido axiomático, dogmático y
orgánico de la Norma Suprema, mediante un control
previo o posterior.

En ese sentido y a efectos de realizar el examen de


constitucionalidad en la presente acción, cabe
referirnos específicamente a la acción de
inconstitucionalidad concreta, que tiene por finalidad
someter a control de constitucionalidad toda
disposición legal de carácter normativo y de alcance
general que con posterioridad a su emisión resulte
contraria a los valores, principios, derechos, garantías
y normas orgánicas de la Constitución Política del
Estado. Así el art. 109 de la LTCP, establece, que: “La
Acción de Inconstitucionalidad Concreta procederá en
los procesos judiciales o administrativos cuya decisión
depende de la constitucionalidad o inconstitucionalidad
de una ley, estatuto autonómico, carta orgánica,
decreto y todo género de ordenanzas y resoluciones
no judiciales aplicables a aquellos procesos. Esta
Acción será promovida por el juez, tribunal o autoridad
administrativa, de oficio o a instancia de parte” (las
negrillas son nuestras); al respecto, la SCP 0646/2012
de 23 de julio, realizó una interpretación extensiva en
función al nuevo marco constitucional y sobre la base,
que el principio de supremacía constitucional
constituye una garantía para el ciudadano a efectos
del respeto y resguardo de sus derechos durante la
sustanciación de un proceso judicial o administrativo y
a que el debido proceso también comprende el
derecho de toda persona a ser juzgada por normas
constitucionales. Es así, que inició precisando la
diferenciación entre proceso y procedimiento, para
finalmente establecer que la presente acción de control
de constitucionalidad procederá contra aquella
disposición legal que se pretenda aplicar durante la
tramitación del proceso o procedimiento y sobre la cual
exista duda razonable sobre su constitucionalidad; es
decir, no siendo imprescindible que la misma -como se
sostuvo en anteriores pronunciamientos del Tribunal
Constitucional- tenga que ser aquella que ponga fin al
proceso o de la que dependa la decisión final, sino,
sobre la cual se presente duda sobre su
constitucionalidad y se pretenda su aplicación,
independientemente de que ponga o no fin al proceso
principal.

Entonces, afirmó: “En este marco, resulta claro que la


diferenciación de proceso y procedimiento efectuada
por el entonces intérprete de control de
constitucionalidad en el marco del art. 59 de la LTC,
era admisible para la Constitución Política del Estado
de 1969, reformada el año 1994 y el legislador
ordinario en ese momento contaba con una mayor
libertad configuradora, pero en la actualidad, resulta
inadmisible si se considera que la Constitución Política
del Estado vigente, manifiesta expresamente la
voluntad del legislador constituyente de hacer efectiva
y real la normativa constitucional de manera que se
transite de un estado legal de derecho a un estado
constitucional de derecho, para ello se introdujeron
nuevas acciones constitucionales como la acción
popular o la acción de cumplimiento y se vigorizaron
las acciones constitucionales, entre ellas la acción de
inconstitucionalidad concreta. Es decir, considerando
el nuevo contexto constitucional cuando se hace
referencia a la acción de inconstitucionalidad concreta,
corresponde interpretar el término proceso en su
vertiente más amplia que abarca y conglomera a
procesos y procedimientos judiciales y administrativos,
ello en razón a que: 1) Si bien el incidente de
inconstitucionalidad proviene de una situación
particular, el interés de sanear el ordenamiento jurídico
de normas inconstitucionales trasciende el interés
particular y alcanza al colectivo -orden público
constitucional-; y, 2) Un entendimiento reducido del
término proceso en el marco de la acción de
inconstitucionalidad concreta, no resultaría acorde con
el derecho de acceso a la justicia y el principio pro
actione.

Por otra parte, la jurisprudencia constitucional


subordinó la procedencia de la acción de
inconstitucionalidad concreta a que la norma
impugnada se aplique necesariamente a la resolución
“final” del proceso judicial o administrativo, impidiendo
así el planteamiento de la acción de
inconstitucionalidad concreta en ejecución de
sentencia (AACC 0393/2010-CA y 0450/2010-CA,
entre otras) y en general de todas las normas de
carácter adjetivo (AC 0266/2010-CA de 26 de mayo,
entre otras), provocando su rechazo en la tramitación
de excusas o recusaciones (AACC 0034/2010-CA y
0366/2010-CA), en la tramitación de medidas
cautelares (AACC 0028/2010-CA y 0226/2010-CA),
respecto a normas que resolverán incidentes (AC
0025/2010-CA de 23 de marzo), normas que regulan
notificaciones (AC 0392/2010-CA de 30 de junio), y
normas que regulan el término de prueba (AC
0360/2010-CA de 22 de junio, entre otros).

Pero el establecimiento pretoriano de un nuevo


requisito restrictivo a la procedencia de la acción de
inconstitucionalidad concreta como es que la norma
impugnada necesariamente deba aplicarse en la
resolución final del proceso judicial o administrativo,
ignora que una norma procesal puede condicionar e
incluso determinar la decisión de fondo, la garantía del
debido proceso incluye el derecho a ser juzgado con
normas constitucionales y que la supremacía
constitucional no sólo alcanza a normas de carácter
sustantivo sino a las de carácter adjetivo, por lo que,
corresponde corregir dicho entendimiento en sentido
de que la resolución del proceso judicial o
administrativo impugnada referida en la normativa que
desarrolla el art. 132 de la CPE, no es necesariamente
la que resuelve la decisión final sino también la que es
utilizada para resolver incidentes o excepciones.

En este sentido, la prohibición del art. 11 de la LTCP,


que ha sido también contemplado en el art. 81.I del
CPCo, en sentido de que la acción de
inconstitucionalidad concreta debe plantearse hasta
“…antes de la ejecutoria de la Sentencia”, provoca se
entienda el término sentencia en su concepción latu
sensu ó genérica entendida como equivalente a
resolución -piénsese por ejemplo, que cuando una
Sentencia Constitucional Plurinacional deniega la
tutela sin entrar al fondo de la problemática, no por ello
deja de tener ese nombre, entre otros ejemplos-, lo
que no implica que mediante la acción de
inconstitucionalidad concreta pueda impugnarse
sentencias con calidad de cosa juzgada (art. 46 de la
LTCP recogido también en el art. 81 del CPCo),
aspecto congruente con el AC 0435/2012-CA de 20 de
abril, que estableció que: “…planteado el recurso
indirecto o incidental de inconstitucionalidad, y ante el
posible rechazo del mismo, no es necesario que el
proceso judicial o administrativo, según sea el caso,
tenga que paralizarse toda vez que al no considerarse
inconstitucional la norma o normas impugnadas, no
tendría sentido la paralización del proceso, máxime si
en grado de revisión, el Tribunal Constitucional, de
revocar el rechazo y admitir el incidente, tendría
facultades de anular la Resolución pronunciada sobre
la base de una norma considerada inconstitucional…”,
por lo que, no existe la posibilidad de que el uso
indebido del incidente de inconstitucionalidad
interrumpa la tramitación de las causas administrativas
o judiciales en perjuicio de la administración de
justicia” (lo resaltado nos corresponde).

De dicho razonamiento, se extrae que dentro de la


amplia gama de derechos que comprende el debido
proceso como garantía jurisdiccional, tenemos a la
defensa, a la impugnación, a la fundamentación, a la
motivación, al juez natural, entre otros; empero,
comprende también el derecho a ser juzgado con
normas constitucionales -según refiere el citado fallo-;
es decir, que en todo proceso o procedimiento judicial
o administrativo, la aplicación de un instrumento
normativo -ley, estatuto autonómico, carta orgánica,
decreto y todo género de ordenanza o resoluciones no
judiciales- a un caso concreto, deberá estar acorde o
ser coherente con los valores, principios, derechos,
garantías y normas orgánicas de la Constitución
Política del Estado a efectos que la potestad de
impartir justicia sea efectiva, respetando los derechos
reconocidos por el texto constitucional. En
consecuencia, la resolución a ser dictada en un
proceso o procedimiento, en la cual se cuestione -a
través de la presente acción- la constitucionalidad de
la aplicación de una ley, estatuto autonómico, carta
orgánica, decreto y todo género de ordenanzas y
resoluciones no judiciales, no siempre será aquella
que ponga “fin al proceso”, sino sobre la cual exista
duda razonable sobre su constitucionalidad y se
pretenda su aplicación, independientemente de la
etapa procesal de la causa -en materia penal,
preparatoria, intermedia o juicio-.

III.3. De las medidas cautelares

En el marco de la garantía del debido proceso, previo


a la aplicación de una medida cautelar, deberá existir
una imputación formal, que conforme los uniformes
pronunciamientos de éste Tribunal, marca el inicio del
proceso y el límite de la investigación, permite el
ejercicio de derechos fundamentales y garantías
constitucionales, a través de los medios o mecanismos
de defensa establecidos en la Ley adjetiva penal. En
ese orden, la finalidad y alcance de las medidas
cautelares están definidas en el art. 221 del citado
instrumento normativo, al establecer:

“La libertad personal y los demás derechos y garantías


reconocidos a toda persona por la Constitución Política
del Estado, las Convenciones y Tratados
internacionales vigentes y este Código, sólo podrán
ser restringidos cuando sea indispensable para
asegurar la averiguación de la verdad, el desarrollo del
proceso y la aplicación de la ley.

Las normas que autorizan medidas restrictivas de


derechos, se aplicarán e interpretarán de conformidad
con el artículo 7 de este Código. Esas medidas serán
autorizadas por resolución judicial fundamentada,
según lo reglamenta este Código, y sólo durarán
mientras subsista la necesidad de su aplicación.

No se podrá restringir la libertad del imputado para


garantizar el resarcimiento del daño civil, el pago de
costas o multas” (lo resaltado nos corresponde).

De esta disposición, se extraen los siguientes


elementos; primero, que la libertad y otros derechos,
sólo podrán ser restringidos cuando sea indispensable
para asegurar la averiguación de la verdad, el
desarrollo del proceso y la aplicación de la Ley;
segundo, que las normas que autorizan medidas
restrictivas de derechos, se aplicarán e interpretarán
de conformidad con el art. 7 del CPP, que implica, el
carácter excepcional de la imposición de una medida
cautelar, dado que responde a la existencia de duda
en su aplicación, debiendo estarse a aquello que sea
más favorable para éste. Al respecto, Silvia Barona
Vilar, indica: “Así por un lado, la exigencia en el
ejercicio de la acción penal del ius puniendi por parte
del Estado, ante la existencia de un hecho criminal que
se imputa a una o varias personas, lleva a configurar
una clase de tutela cautelar que pretende asegurar las
posibles responsabilidades penales que puedan
derivarse de la consecución y finalización del proceso.

Por otra parte, cuando el hecho constitutivo del delito


produce daños o perjuicios generadores de
responsabilidad civil, es posible reclamar otra clase de
tutela cautelar, en cuanto en este caso se está
garantizando la efectividad del proceso civil acumulado
al penal. Basta recordar, a estos efectos, el art. 87 del
Código Penal en el que se proclama que 'toda persona
responsable penalmente, lo es también civilmente y
está obligada a la reparación de los daños materiales y
morales causados por el delito'” (lo resaltado nos
corresponde).

Ahora bien, más adelante la misma autora, respecto


de la clase de medidas cautelares previstos en el Libro
Quinto Título II del Código de Procedimiento Penal
-personales y reales-, refiere: “Atendiendo, por ello, a
los diversos objetos del proceso: el penal -el hecho
criminal imputado- y el civil -la responsabilidad civil
deriva de la comisión del hecho criminal imputado: 1)
La restitución de los bienes del ofendido, que le serán
entregados aunque sea por un tercer poseedor, 2) La
reparación del daño causado; y, 3) La indemnización
de todo perjuicio causado a la víctima, a su familia o a
un tercero, fijándose el monto prudencialmente por el
juez en defecto de plena prueba (art. 91 Código
penal)-, se pueden adoptar dos clases de medidas
cautelares, que son las medidas cautelares personales
y las medidas cautelares reales”.

A efectos de comprender la aplicación de las medidas


cautelares, resulta importante precisar sus
características, que Silvia Barona Vilar, define de la
siguiente manera: “a) Instrumentalidad; las medidas
cautelares se convierten en los instrumentos técnico-
jurídicos que tienen una función procesal de evitar que
realicen todas aquellas actuaciones que impidan o
dificulten la actividad de la sentencia que en su día se
dicte, frustrando la eficacia del proceso penal mismo.
Es por ello que se justifican sólo con relación a otro
proceso, llamado principal, del que tiene a garantizar
su resultado. De ahí que se ha afirmado que la medida
cautelar no es un fin en sí mismo, sino medio un
instrumental a través del cual se está garantizando los
resultados del proceso penal, entendiendo por ellos
tanto la efectividad del proceso en sí, como la de la
propia sentencia, que conecta necesariamente con el
aseguramiento de la ejecución penal; b)
Provisionalidad; por la limitación temporal de la
vigencia de la tutela cautelar. Y es por ello que se
afirma que la medida cautelar no tiene vocación de
convertirse en definitiva, ya que, de lo contrario, se
desnaturalizaría la esencia misma de la naturaleza
cautelar de estas medidas; c) Temporalidad; la
provisionalidad como la nota esencial de las medidas
cautelares está directamente relacionada con su
carácter temporal. Poseen una duración limitada, dado
que, por su propia naturaleza, se extinguen al
desaparecer las causas que las motivaron, y desde su
nacimiento está prevista la extinción de las mismas; d)
Variabilidad; puede ser modificada, e incluso alzada,
cuando se altera la situación de hecho -los
fundamentos o presupuestos- que dio lugar a su
adopción; e) Proporcionalidad; las medidas cautelares
deben ser proporcionalmente adecuadas a los fines
pretendidos. Ello exige, en consecuencia, una
delimitación legal de cuales deban ser estos fines
cautelares. Ciertamente la concreción de la
proporcionalidad, haya sido o no previamente referida
por quienes solicitaron una tutela cautelar personal
específica, se realiza por el órgano jurisdiccional, a
quien corresponde realizar el juicio de razonabilidad
acerca de la finalidad perseguida y las circunstancias
concurrentes, potenciándose, en todo caso, una menor
gravosidad para el imputado que debe soportarla” (las
negrillas son nuestras).

La SCP 0339/2012 de 18 de junio, refiriéndose a las


características de las medidas cautelares, afirmó: “Así
también, Cecilia Pomareda de Rosenauer (código de
procedimiento penal, pág. 85), señaló que dentro de
las características de las medidas cautelares se puede
rescatar las siguientes:

1. Excepcionalidad, en vista del derecho preeminente


a la libertad personal;

2. Proporcionalidad, porque deben estar en adecuada


relación con el hecho que se imputa y con lo que se
busca garantizar;

3. Instrumentalidad, ya que la medida cautelar no tiene


una finalidad en sí misma y sólo puede adoptarse
estando pendiente el proceso principal y por lo tanto,
tiene una duración limitada en el tiempo;

4. Revisabilidad, porque su imposición responde a una


determinada situación del hecho existente al momento
de adoptar la media, que varía si las circunstancias
que la motivaron sufrieran modificaciones a lo largo del
proceso, lo que obliga a su alteración o revocación;

5.Temporalidad, pues sólo puede adoptarse estando


pendiente el proceso principal y tiene una duración
limitada en el tiempo;

6. Jurisdiccionalidad, pues su aplicación se encuentra


reservada exclusivamente a los jueces'”.

III.3.1. Medidas cautelares personales

Para efectuar el análisis de las medidas cautelares


personales, resulta necesario partir de lo establecido
por la Constitución Política del Estado, en sentido que,
la libertad y la dignidad de las personas son inviolables
y es deber primordial del Estado, respetarlas y
protegerlas -arts. 8 y 22-. Sobre esa base, el texto
constitucional establece en el art. 23.I, que: “Toda
persona tiene derecho a la libertad y seguridad
personal. La libertad personal sólo podrá ser
restringida en los límites señalados por la ley, para
asegurar el descubrimiento de la verdad histórica en la
actuación de las instancias jurisdiccionales”, mandato,
que no sólo reconoce a la libertad como un derecho
fundamental sino que impone al Estado la obligación
de respetarlo y ante todo protegerlo. Imperativo
constitucional, que encuentra su respaldo en el art.
13.I al disponer, que: “Los derechos reconocidos por
esta Constitución son inviolables, universales,
interdependientes, indivisibles y progresivos. El Estado
tiene el deber de promoverlos, protegerlos y
respetarlos” (las negrillas son nuestras).

Como derecho fundamental, el texto constitucional


garantiza su ejercicio, pero también establece los
límites a ella, sujeto a la estricta observancia de
determinadas formalidades legales y específica
finalidad. En ese sentido el art. 23.IV de la Norma
Suprema, dispone, que: “Toda persona que sea
encontrada en delito flagrante podrá ser aprehendida
por cualquier otra persona, aún sin mandamiento. El
único objeto de la aprehensión será su conducción
ante autoridad judicial competente, quien deberá
resolver su situación jurídica en el plazo máximo de
veinticuatro horas”, así precisada la finalidad de la
privación de libertad, el mismo artículo en el parágrafo
III, prevé la salvedad y el cumplimiento de
formalidades legales, al establecer, que: “Nadie podrá
ser detenido, aprehendido o privado de su libertad,
salvo en los casos y según las formas establecidas por
la ley. La ejecución del mandamiento requerirá que
éste emane de autoridad competente y que sea
emitido por escrito”.

Entonces, la restricción a la libertad de toda persona


sólo podrá darse en función a lo prescrito por la
Constitución Política del Estado, que establece las
bases sobre las cuales las leyes de desarrollo u orden
jurídico penal y procesal penal, deben fundarse. En
ese sentido, el art. 7 del CPP, previene, que: “Las
aplicaciones medidas cautelares establecidas en éste
Código será excepcional. Cuando exista duda en la
aplicación de una medida cautelar o de otras
disposiciones que restrinjan derechos o facultades del
imputado, deberá estarse a lo que sea más favorable a
éste” (las negrillas son nuestras). De donde se
desprende, que la libertad de la persona como bien
jurídico que concentra el ejercicio de otros derechos no
puede ser limitado en todos los casos, sino en forma
excepcional, y al establecer que deberá observarse lo
que sea más favorable, se hace efectiva la garantía
constitucional de presunción de inocencia.

Respecto del alcance y finalidad de la aplicación o


imposición de una medida cautelar, la SC 0012/2006-R
de 4 de enero, sostuvo: “Así, como quedó precisado,
las medidas cautelares tiene un carácter instrumental y
están dirigidas a lograr la eficacia de la coerción penal
estatal, al intentar asegurar con su aplicación: 1) la
averiguación de la verdad, 2) el desarrollo del proceso
penal, y 3) el cumplimiento de la ley (ejecución de la
sentencia); todo ello bajo la idea de que sin su
adopción, la labor de defensa social del Estado,
expresada en la persecución penal, no sería de modo
alguno eficaz; diferenciándose así, plausiblemente, de
otras legislaciones que le asignan además de aquellos,
fines de prevención general y especial”.

En coherencia con lo expresado, en la parte in fine del


segundo párrafo del mismo art. 221, se precisa que las
medidas “…sólo durarán mientras subsista la
necesidad de su aplicación”, agregando el art. 222 del
mismo código adjetivo que “Las medidas cautelares de
carácter personal, se aplicarán con criterio restrictivo y
se ejecutarán de modo que perjudiquen lo menos
posible a la persona y reputación de los afectados” (lo
resaltado nos corresponde).

En ese entendido, la imposición de una medida


cautelar de carácter personal, supone la afectación del
derecho a la libertad; empero, debe tenerse en cuenta
la finalidad procesal de la misma, que es asegurar la
presencia del imputado o acusado en el desarrollo del
proceso y en su caso el cumplimiento de una eventual
sentencia condenatoria. Ahora bien, la norma adjetiva
penal, establece a partir del art. 223 al 249, como
medidas cautelares personales: a la presentación
espontánea; a la citación -que no es propiamente una
medida cautelar, sino un acto previo cuyo
incumplimiento pudiera dar lugar a su imposición-; el
arresto por un plazo no mayor de ocho horas; la
aprehensión por la fiscalía, por la policía o por los
particulares; la detención preventiva; las medidas
sustitutivas a la detención preventiva, que comprenden
la detención domiciliaria, la obligación de presentarse
periódicamente ante el Juez, Tribunal, Ministerio
Público o autoridad que se designe, la prohibición de
salir del país, de la localidad o del ámbito territorial que
se fije, sin autorización, la prohibición de concurrir a
determinados lugares, la prohibición de comunicarse
con determinadas personas, la fianza juratoria,
personal o económica.
III.3.2. Medidas cautelares reales

Para el análisis de esta clase de medidas cautelares,


debemos partir de lo referido en el Fundamento
Jurídico III.3 esta Sentencia Constitucional
Plurinacional, en sentido que, la libertad y otros
derechos, sólo podrán ser restringidos cuando sea
indispensable para asegurar la averiguación de la
verdad, el desarrollo del proceso y la aplicación de la
Ley, cuya imposición será excepcional, debiendo en
todo caso observarse lo que sea más favorable;
asimismo, la disposición contenida en el art. 115.II de
la CPE, respecto a que el Estado garantiza el derecho
a una justicia plural, pronta, oportuna, que se traduce
en una tutela judicial efectiva, que no es más que el
acceso a la justicia y por ende la materialización de los
derechos reconocidos por la Constitución Política del
Estado a toda persona -imputado, acusado,
querellante- que intervenga en un proceso penal.

En ese orden, tenemos que las medidas cautelares


reales están previstas en el art. 252 del CPP -con la
modificación introducida por la Ley 007 de 18 de mayo
de 2010- y prescribe:

“Sin perjuicio de la hipoteca legal establecida por el


Artículo 90 del Código Penal, las medidas cautelares
de carácter real serán dispuestas por el juez del
proceso a petición de parte, para garantizar la
reparación del daño y los perjuicios, así como el pago
de costas o multas, a cuyo efecto se podrá solicitar el
embargo de la fianza siempre que se trate de bienes
propios del imputado.

El trámite se regirá por el Código de Procedimiento


Civil, sin exigir contracautela a la víctima en ningún
caso.

La anotación preventiva de los bienes propios del


imputado puede ser dispuesta directamente por el
fiscal desde el primer momento de la investigación, a
través de resolución fundamentada, la que deberá ser
informada al juez que ejerce control jurisdiccional en el
plazo de veinticuatro (24) horas de haber sido
efectivizada, debiendo el juez ratificar, modificar o
revocar la medida en el plazo de tres (3) días de
comunicada la misma” (las negrillas son nuestras).

Se desprende que, las medidas cautelares reales que


solicite el representante del Ministerio Público o
querellante, que fueren impuestas por el juez o
tribunal, responden no sólo a la finalidad de garantizar
el desarrollo del proceso y el cumplimiento de la
sentencia, sino la reparación del daño provocado y los
perjuicios emergentes, además del pago de costas y
multas. Ahora bien, con relación al tercer párrafo del
citado artículo, cabe precisar que, es facultad del
representante del Ministerio Público, dado que el
término “podrá”, implica que puede o no, efectuar
directamente la hipoteca legal de los bienes del
imputado desde el primero momento de la
investigación; es decir, que es facultativo o potestativo
del titular de la acción penal pública. Empero, ello no
impide a que el querellante pueda solicitar dicha
medida al juez o tribunal que ejerza el control
jurisdiccional de la causa a efectos de asegurar la
reparación del daño ocasionado, emergente de una
eventual sentencia condenatoria. Otra medida a ser
adoptada con idéntica finalidad es la solicitud de parte
del Fiscal, del embargo de la fianza siempre que se
trate de bienes propios del imputado.

Si bien, el Capítulo relativo a las medidas cautelares


reales no las clasifica, no obstante, teniendo presente
que son de carácter patrimonial, se infiere que se trata
de gravámenes, secuestros, intervenciones, retención
de depósitos, etc. Al igual que en la aplicación de
medidas cautelares de carácter personal, para la
imposición de una medida cautelar de carácter real, es
requisito que existan suficientes elementos que el
imputado es con probabilidad autor o partícipe del
hecho que se le atribuye; además, es necesario que
exista pedido fundamentado del fiscal o querellante y
la no renuncia de la acción civil o reserva de hacerla
valer en un proceso civil -arts. 27 inc.5, 270, 292 y 380
del CPP-.

Dadas esas características, la adopción de una


medida cautelar de carácter real, si bien, restringe un
determinado derecho; empero, es de manera temporal,
con una determinada finalidad previamente ponderada
por el órgano jurisdiccional y sujeta a ser modificada o
revocada en cualquier tiempo cuando las causas que
dieron origen a su imposición ya no existan.

Con relación a la hipoteca legal, secuestro y retención,


el art. 90 del CP, establece, que: “Desde el momento
de la comisión de un delito, los bienes inmuebles de
los responsables se tendrán por hipotecados
especialmente para la responsabilidad civil.

Podrá ordenarse también por el juez, el secuestro de


los bienes muebles, y la retención en su caso” y lo
dispuesto por el artículo 252 del CPP, que “sin
perjuicio de la hipoteca legal establecida por el art. 90
del Código Penal…”, en una interpretación integral de
ambas disposiciones legales, implica, que la restricción
temporal a un derecho patrimonial -como el derecho
de propiedad- persigue la misma finalidad que una
medida cautelar de carácter real -asegurar el
cumplimiento de la eventual sentencia condenatoria o
reparación del daño civil causado-, con la diferencia en
lo atinente a que la anotación preventiva -hipoteca
legal- de los bienes del imputado podrá realizarse
directamente por el representante del Ministerio
Público desde el primer momento de la investigación,
sujeto a que el juez de la causa ratifique, modifique o
revoque la medida en el plazo de tres días de
comunicada la misma.

En ese orden: “La responsabilidad civil comprende: 1)


La restitución de los bienes del ofendido, que serán
entregados aunque sea por un tercer poseedor. 2) La
reparación del daño causado. 3) La indemnización de
todo perjuicio causado a la víctima, a su familia o a un
tercero, fijándose el monto prudencialmente por el
juez, en defecto de plena prueba. En toda
indemnización se comprenderán siempre los gastos
ocasionados a la víctima, para su curación,
restablecimiento y reeducación” (art. 91 del CP).

Al respecto, en una acción de amparo constitucional, la


SC 0200/2004-R de 11 de febrero, sostuvo: “III.2. En el
caso de autos, el Juez de la causa -ahora recurrido- a
petición de parte, dentro de la demanda de reparación
del daño causado e indemnización por la comisión del
hecho delictivo de despojo, de conformidad al art. 382
CPP, mediante resolución 30/03 de 18 de agosto de
2003, admitió la demanda conforme al procedimiento
establecido en el art. 385 del CPP, señalando
audiencia oral y pública para el 1 de septiembre de
2003. Asimismo a petición contenida en el otrosí 4 de
la demanda, dispuso que se proceda a la hipoteca
legal del inmueble del condenado -perdonado
judicialmente- para que asuma la reparación del daño,
de conformidad al aludido art. 90 CP, comprendiendo
que la hipoteca de acuerdo a la SC 0136/2003-R, de 6
de febrero: '... es una garantía real que, sin llevar
consigo la desposesión actual del propietario de un
inmueble, le permite al acreedor, si no es pagado al
vencimiento, el derecho de embargar y rematar ese
inmueble en cualesquiera manos en que se
encuentren, y el de cobrar con preferencia sobre el
precio. (Henry, León y Jean Mazeaud, "Lecciones de
Derecho Civil, parte III, vol. I, pág. 293)'.
De lo que se infiere que la actuación y resolución
impugnada mediante este recurso extraordinario, se
enmarca dentro del ordenamiento jurídico vigente, en
tal situación, al no existir acto ilegal, tampoco se
lesionó la garantía a la seguridad jurídica y propiedad
privada reclamadas, como equivocadamente se
denuncia en la demanda, que no puede servir como un
medio para entorpecer la tramitación del proceso de
reparación del daño civil y con ello retrasar sin motivo
alguno la restitución impetrada” (las negrillas son
nuestras).

En síntesis, una vez dispuesta la hipoteca legal,


secuestro y retención de los bienes del imputado, no
es posible ni proporcional que de manera paralela el
juez ordene medidas cautelares reales, cuando a
través de la hipoteca legal ya se realizó la anotación
preventiva de los bienes del imputado y se tenga
asegurada la reparación del daño. Excepto, claro está,
que con la medida asumida se advierta, en función a la
razonabilidad, que dichos bienes no son suficientes
para garantizar la responsabilidad civil emergente de la
posible sentencia condenatoria. Lo contrario,
significaría lesión a una de las características de las
medidas cautelares como es la proporcionalidad.

III.4. Debido proceso

Entendido el debido proceso como el instituto jurídico


que tiene por finalidad garantizar el respeto de
derechos fundamentales y garantías constitucionales
de las partes que intervienen en un proceso judicial o
administrativo a través de la estricta sujeción al
procedimiento establecido en la norma, es definido por
la jurisprudencia constitucional, como: “'…el derecho
de toda persona a un proceso justo y equitativo en el
que sus derechos se acomoden a lo establecido por
disposiciones jurídicas generales aplicables a todos
aquellos que se hallen en una situación similar (…)
comprende el conjunto de requisitos que deben
observarse en las instancias procesales, a fin de que
las personas puedan defenderse adecuadamente ante
cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda
afectar sus derechos' (SC Nº 418/200-R y Nº
1276/2001-R. Se entiende que el derecho al debido
proceso es de aplicación inmediata, vincula a todas las
autoridades judiciales o administrativas y constituye
una garantía de legalidad procesal que ha previsto el
Constituyente para proteger la libertad, la seguridad
jurídica y la fundamentación o motivación de las
resoluciones judiciales; en materia penal comprende
un conjunto de garantías mínimas que han sido
consagrados como los derechos del procesado en los
arts. 8.2 del Pacto de San José de Costa Rica y 14.3
del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y
Políticos…” (SC 0119/2003-R de 28 de enero).
Asimismo, la doctrina constitucional a través de la SC
1274/2001-R de 4 de diciembre, estableció como
elementos constitutivos del debido proceso en materia
penal, a los siguientes: “…a) el derecho de ser asistido
gratuitamente por el traductor o intérprete; b) derecho
de comunicación previa y detallada de la acusación
formulada; c) concesión del tiempo y los medios
adecuados para la preparación de su defensa; d)
derecho a la defensa técnica y material; e) derecho a
ser asistido por un defensor oficial proporcionado por
el estado si, el procesado, no tiene recurso para
designar su defensor; f) derecho de interrogar a los
testigos presentes; g) derecho a no declarar contra sí
mismo ni a declarase culpable; y h) derecho de recurrir
del fallo ante un Juez o Tribunal superior; así está
prescrito por el art. 8.2 del Pacto de San José de
Costa Rica incorporado a la legislación interna a través
de la Ley Nº 1430 de 11 de febrero de 1993”.

En el marco de la Constitución Política del Estado


vigente, la SC 1053/2010-R de 23 de agosto, afirmó,
que: “En el ámbito normativo, el debido proceso se
manifiesta en una triple dimensión, pues por una parte,
se encuentra reconocido como un derecho en el art.
115.II de la CPE, así como por instrumentos
internacionales en materia de Derechos Humanos
como el Pacto de San José de Costa Rica (art. 8) y el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(art. 14), que conforme al art. 410.II de la CPE, forman
parte del bloque de constitucionalidad; por otra, como
garantía jurisdiccional, configuración jurídica
contemplada ya por el art. 16 de la CPEabrg, que se
ha mantenido y precisado en el art. 117.I de la CPE
que dispone: “Ninguna persona puede ser condenada
sin haber sido oída y juzgada previamente en un
debido proceso”; finalmente, el debido proceso
también se configura como un principio que emerge
del Estado de Derecho y del principio de legalidad en
su vertiente procesal, que está expresamente previsto
-como principio procesal de la jurisdicción ordinaria-
por el art. 180.I de la CPE; empero, al derivar de otro
principio cual es el de legalidad en su vertiente
procesal como ya se ha referido, no solo debe ser
observado en instancias jurisdiccionales, sino también
en administrativas; conforme a lo que ha establecido
este Tribunal en la SC 0136/2003-R de 6 de febrero al
señalar que: “…la Constitución Política del Estado
(CPE), consagra la garantía del debido proceso,
expresando que 'Nadie puede ser condenado a pena
alguna sin haber sido oído y juzgado en proceso legal',
de lo que se extrae que la Ley Fundamental del país,
persigue evitar la imposición de una sanción, o la
afectación de un derecho, sin el cumplimiento de un
proceso previo, en el que se observen los derechos
fundamentales y las garantías de naturaleza procesal
contenidos en la Constitución y las leyes que
desarrollan tales derechos, garantía que conforme a la
jurisprudencia sentada por este Tribunal, alcanza a
toda clase de procesos judiciales o administrativos”.

Así configurado, es preciso recordar que el derecho y


garantía genérica del debido proceso no se restringe
en su aplicación al ámbito jurisdiccional solamente,
sino que es extensiva a cualquier procedimiento en el
que deba determinarse una responsabilidad (SSCC
0042/2004 y 1234/00-R entre otras)” (lo resaltado nos
corresponde).
III.5. Presunción de inocencia

La Constitución Política del Estado, establece en el art.


116.I a la presunción de inocencia como una garantía
constitucional, al establecer, que: “Se garantiza la
presunción de inocencia…”, en ese sentido, Osvaldo
Alfredo Gozaíni, refiere: “…la inocencia no es una
presunción que beneficia al procesado en los casos de
inseguridad sobre la autoría o culpabilidad de un
hecho delictual; es un derecho constitucional que tiene
base en el derecho de defensa; y una garantía contra
la arbitrariedad judicial que, sin prueba o con duda
razonable, condena sin atender el principio” (las
negrillas son nuestras). Más adelante, el mismo autor,
sostiene: “…se interpreta que el principio de
presunción de inocencia tiene una triple identidad, a
saber: como derecho fundamental, beneficia al
ciudadano que no puede ser condenado sino a través
de un proceso regular donde se demuestre su
culpabilidad; como garantía procesal, implica que la
persona no sea tratada como culpable durante el
desarrollo del proceso penal porque debe presumirse
inocente, al excluir la inversa presunción de
culpabilidad criminal; y como presunción iuris tantum,
exige que el Juez sólo condene cuando se haya
destruido esa presunción en base a las pruebas
procesales aportadas por la acusación que consideren
al individuo responsable de una infracción penal” (las
negrillas son nuestras).
En ese orden, el art. 6 del CPP, dispone: “Todo
imputado será considerado inocente y tratado como tal
en todo momento, mientras no se declare su
culpabilidad en sentencia ejecutoriada.

No se podrá obligar al imputado a declarar en contra


de sí mismo y su silencio no será utilizado en su
perjuicio.

La carga de la prueba corresponde a los acusadores y


se prohíbe toda presunción de culpabilidad.

En el caso del rebelde, se publicarán únicamente los


datos indispensables para su aprehensión”.

De donde concluimos, que la presunción de inocencia


es una garantía constitucional dirigida a resguardar al
imputado o acusado contra la arbitrariedad del ius
puniendi del Estado, a su vez, garantiza ser tratado
como inocente durante todas las etapas del proceso y
que la imposición de una sanción será el resultado de
la prueba que destruya dicha garantía.

Finalmente, la jurisprudencia constitucional, sostuvo,


que: “…este principio constitucional de presunción de
inocencia se constituye en una garantía del "debido
proceso", protegiendo al encausado frente a actitudes
arbitrarias que podrían dar margen al prejuzgamiento y
a condenas sin proceso. Este principio constitucional
traslada la carga de la prueba al acusador, vale decir
que obliga a éste, en materia penal, a probar sus
acusaciones dentro del respectivo proceso, y que los
jueces dicten sentencia condenatoria siempre que
exista plena prueba, o sea, cuando no haya duda
sobre la culpabilidad del encausado demostrada por
todos los medios de prueba, dentro de un proceso en
el que se le hayan asegurado todas las garantías
necesarias para su defensa…” (SC 0011/2000-R de 3
de marzo).

III.6. Examen de constitucionalidad

Los hechos sobre los cuales se promovió la presente


acción, se fundan en que la aplicación del art. 90 del
CP, a efectos de disponer la hipoteca legal de los
bienes de Luis Lozada Moya, sin que previamente se
hubiera dictado sentencia condenatoria en su contra
en proceso legal, vulneraría el debido proceso y la
garantía constitucional de presunción de inocencia,
dado que se estaría presumiendo su culpabilidad y no
su inocencia.

Bajo esa precisión y en función a lo desarrollado en el


Fundamento Juridico.III.2 en la presente Sentencia
Constitucional Plurinacional, a continuación se
realizará el juicio de constitucionalidad de la indicada
disposición legal, en el entendido que si bien la
resolución a ser pronunciada por el Juez Octavo de
Instrucción en lo Penal, no constituye una decisión que
vaya poner fin al proceso penal -como
equivocadamente y de manera restringida sostenía la
anterior jurisprudencia constitucional-; dado que, se
trata de un pronunciamiento judicial que resolverá la
petición de una de las partes, -en este caso
querellante, Ministerio de Obras Públicas y Vivienda-
en la cual se pretende aplicar una disposición legal
que a criterio de la parte imputada es contraria a la
Constitución Política del Estado. Y según se explicó, el
debido proceso también comprende el derecho de las
partes a ser juzgados por normas constitucionales, lo
que significa, que aún cuando la finalización del
proceso no vaya a depender de la aplicación de la
norma acusada de inconstitucional, es posible la
interposición de la presente acción, por tratarse de una
disposición legal sobre la cual se tiene duda de su
constitucionalidad a tiempo de su aplicación para la
resolución de una pretensión y de la cual pudiera
resultar la afectación de un derecho fundamental o
garantía constitucional, como sucede en la presente
acción. De otra parte, no debe olvidarse, que la
admisión de la acción de inconstitucionalidad concreta,
no suspenderá la tramitación del proceso que
continuará hasta el estado de dictar sentencia o
resolución final que corresponda, mientras se
pronuncia este Tribunal -art. 113 de la LTCP-, de ahí
que no se provocará la paralización del proceso o
dilación injustificada.

Del desarrollo jurídico, doctrinal y jurisprudencial


efectuado se concluye que las medidas cautelares
-reales (que también comprende a la hipoteca legal,
secuestro y retención) o personales-, tienen un
fundamento constitucional, que es la efectividad de la
justicia o tutela judicial efectiva, al constituirse en
instrumentos necesarios para garantizar la eficacia de
la función jurisdiccional, dado que no es suficiente que
la decisión o resolución, sea meramente declarativa de
un derecho, sino que debe ante todo ser posible de
ejecutarse y reparar el daño provocado; para dicho fin,
las medidas cautelares son el medio o mecanismo a
través del cual se ejecute lo juzgado y finalmente se
repare el daño causado. Es importante tener presente
que en nuestro sistema de impartir justicia, tenemos
procesos orales y escritos, lo que significa que tienen
una duración en el tiempo. Ahora bien, el hecho que el
proceso sea oral, como sucede con el penal, no
implica que inmediatamente de iniciado el mismo -con
la imputación formal- se tenga que dictar sentencia,
debido a que está compuesto por etapas procesales
-preparatoria, intermedia y juicio oral- que tienen un
tiempo de vigencia. Entonces, bajo la comprensión que
desde el inicio del proceso hasta la emisión de la
sentencia o fallo, transcurre cierto tiempo, resulta
necesario que el Estado a través del órgano
jurisdiccional, asegure o garantice la efectividad de la
sentencia, que se logrará a través de la adopción de
medidas cautelares -personales o reales- como
instrumentos coadyuvantes.

En ese sentido, el art. 90 del CP, no resulta contrario al


debido proceso ni a la garantía constitucional de
presunción de inocencia, en razón a que, la hipoteca
legal, secuestro o retención, de los bienes del
imputado o acusado -muebles, inmuebles o dineros- a
ser dispuesta por el Juez o Tribunal de la causa, como
medida cautelar real o como medida asumida por el
representante del Ministerio Público -anotación
preventiva de los bienes propios del imputado de
manera directa desde el primer momento de la
investigación-, no implica de manera alguna infracción
a las reglas procesales que rigen el proceso penal
seguido en su contra, dado que esa medida tiene una
finalidad -según se explicó en el párrafo precedente-;
así como tampoco, implica que se presuma la
culpabilidad sin que previamente se hubiera
sustanciado el proceso y destruido en base a la prueba
aportada la presunción de inocencia. En consecuencia,
la decisión a ser adoptada por el Juez Octavo de
Instrucción en lo Penal, respecto de la solicitud de
hipoteca legal sobre nueve bienes inmuebles de
propiedad de Luis Lozada Moya, por el Ministerio de
Obras Públicas y Vivienda, fundada en el art. 90 del
CP, no constituye vulneración a sus derechos
fundamentales y mucho menos esa disposición legal
resulta contraria al debido proceso ni a la presunción
de inocencia, en el entendido que se trata de una
medida o instrumento para asegurar una posible
responsabilidad civil emergente de una eventual
sentencia condenatoria en su contra.

Si bien, las medidas cautelares responden a


determinada finalidad como asegurar la averiguación
de la verdad, la presencia del imputado en el
desarrollo del proceso y la aplicación de la ley a través
de la ejecución de la sentencia y reparación del daño o
responsabilidad civil, a ser adoptadas mientras
subsista la necesidad de su aplicación, no debe
olvidarse que su imposición se rige por determinadas
características Fundamento Jurídico de este fallo-. Así
la proporcionalidad, implica que la medida cautelar real
a ser aplicada debe responder a lo que se busca
asegurar; es decir, que el órgano jurisdiccional debe
efectuar un juicio de razonabilidad sobre la finalidad
perseguida y las circunstancias que concurran para su
imposición, no pudiendo la misma exceder llegando a
constituirse en arbitraria por sobrepasar el límite de la
posible responsabilidad civil o perjuicio ocasionado,
generando una posible lesión a derechos
fundamentales del imputado o acusado.

Finalmente, cabe referir que la imposición de una


medida cautelar de carácter real, como la hipoteca
legal de los bienes del imputado o acusado, no
restringe el derecho fundamental a la propiedad
privada, dado que no implica la pérdida del indicado
derecho, sino la restricción a su ejercicio por
determinado tiempo y finalidad dentro de un proceso
legalmente establecido que busca garantizar la
ejecución de la sentencia a través de la reparación del
daño o responsabilidad civil, respetando siempre las
normas del debido proceso.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en virtud de la


jurisdicción y competencia que le confiere los arts. 132
de la Constitución Política del Estado Plurinacional de
Bolivia y 109 y ss. de la Ley del Tribunal Constitucional
Plurinacional, resuelve: declarar la
CONSTITUCIONALIDAD del art. 90 del CP, por no ser
contrario al debido proceso ni a la garantía
constitucional de presunción de inocencia, contenidos
en los arts. 116.I y 117.I de la CPE.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta


Constitucional Plurinacional.
No interviene el Magistrado, Gualberto Cusi Mamani,
por encontrarse con baja médica.

Fdo. Dr. Ruddy José Flores Monterrey


PRESIDENTE

Fdo. Efren Choque Capuma


MAGISTRADO

Fdo. Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez


MAGISTRADO

Fdo. Dra. Mirtha Camacho Quiroga


MAGISTRADA

Fdo. Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños


MAGISTRADA

Fdo. Soraida Rosario Chánez Chire


MAGISTRADA
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Historial Normativo
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(5) Normas inmediatas
1. LEY No 2494 del 04 Agosto 2003
Ley de Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana
2. LEY No 007 del 18 Mayo 2010
Ley de modificaciones al Sistema Normativo Penal
3. LEY No 1430 del 11 Febrero 1993
Se aprueba y ratifica la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, "Pacto de San José de
Costa Rica", suscrita en San José, Costa Rica
4. Constitución Política del Estado Plurinacional de
Bolivia febrero 2009
Nueva Constitución Política del Estado
Plurinacional de Bolivia
5. Código Civil Boliviano - Vigente y Actualizado
2012
Código Civil Boliviano

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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL
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No 0011/2013 del 03 de Enero de 2013
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CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL No 0011/2013
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Revisa las relaciones de ésta norma con las
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5. Ver Autos Supremos relacionados al Bolivia -
SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL
No 0011/2013 del 03 de Enero de 2013
Revisa las relaciones de ésta norma con los Autos
Supremos del Tribunal Supremo de Justicia de Bolivia
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PLURINACIONAL No 0011/2013 del 03 de Enero de
2013
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Relator:      Tata Efren Choque Capuma

Acción de libertad
Expediente:                   18489-2017-37-AL
Departamento:              La Paz
En revisión la Resolución 036/2017 de 27 de enero,
cursante a fs. 432 y vta., pronunciada dentro de la
acción de libertad interpuesta por Félix Felipe
Vicente Villca y Dionicio Villalba Rivera contra Willy
Arias Aguilar, Vocal de la Sala Penal Segunda y
Ramiro Sánchez Morales Vocal de la Sala Civil
Tercera del Tribunal departamental de Justicia de
La Paz.
I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA
I.1. Contenido de la demanda
Por memorial presentado el 26 de enero de 2017,
cursante de fs. 154 a 164, los accionantes a través de
su representante sin mandato expusieron lo siguiente:
I.1.1. Hechos que motivan la acción
Existen imputaciones formales en su contra por los
delitos de allanamiento de domicilio o sus
dependencias, robo agravado, amenazas y asociación
delictuosa en grado de autoría, previsto y sancionado
por los arts. 298, 332.2, 293; y, 132 del Código Penal
(CP); el 24 de agosto de 2016 se llevó a cabo la
audiencia de medidas cautelares donde el Juez de
Instrucción Penal Cuarto de El Alto del departamento
de La Paz por Resolución 299/2016 del mismo mes y
año, dispuso la detención preventiva de los
ciudadanos Dionicio Villalba Rivera y Félix Felipe
Vicente Villca –ahora accionantes– a cumplirse en el
Recinto Penitenciario “San Pedro” de La Paz; por
Resolución 304/2016 de 12 de octubre, la Sala Penal
Tercera del Tribunal Departamental de Justicia de La
Paz confirmó la Resolución 299/2016 de 24 de agosto,
respecto a la orden de detención preventiva de los
accionantes; a esta resolución, se activó una acción de
libertad que revocó la Resolución 304/2016 de 12 de
octubre, determinando se emita nueva resolución
considerando los agravios apelados de falta de
valoración de la prueba y falta de fundamentación
conforme el art. 124 del Código Procesal
Constitucional (CPP); en su cumplimiento se emitió la
Resolución 342/2016 de 16 de noviembre, en la que la
Sala Penal Tercera del Tribunal Departamental de
Justicia de La Paz confirmó en parte la Resolución
299/2016 de 24 de agosto, respecto a la orden de
detención preventiva, al haberse desvirtuado para
ambos imputados los peligros de fuga descritos en el
art. 234.1 y 2 del CPP, continuando vigentes la
probabilidad de autoría, los peligros procesales de
fuga y obstaculización para Félix Felipe Vicente Villca
contenidos en los arts.233.1 y 2; 234.10; 235.1 y 2 del
CPP: para Dionicio Villalba Rivera los arts. 233.1 y 2;
234.6 y 10; 235.1 y 2 todos del CPP; posteriormente
presentaron la cesación a la detención preventiva
conforme el art. 239.1 del CPP; el Tribunal de
Sentencia Quinto de El Alto, mediante Resolución
230/2016 de 8 de diciembre, rechazó la solicitud de
cesación a la detención preventiva disponiendo se
mantenga firme y subsistente la Resolución 342/2016
de 16 de noviembre, que confirmó en parte la
Resolución 299/2016 de 24 de agosto, que dispuso la
detención preventiva de los accionantes; esta
resolución es apelada por los mismos razón por lo que
la Sala Penal Tercera del Tribunal Departamental de
Justicia de La Paz de turno por vacación judicial,
admitió el recurso de apelación incidental; por
Resolución 386/2016 de 16 de diciembre, declaró la
improcedencia de las cuestiones planteadas y en su
mérito confirmó la Resolución 230/2016 de 8 de
diciembre dictada por el Tribunal de Sentencia Quinto
de El Alto.
I.1.2. Derecho supuestamente vulnerado
Los accionantes a través de su representante sin
mandato, denuncian la lesión de sus derechos a la
libertad, al debido proceso por la falta de valoración
integral de las pruebas, citando los arts. 22, 23 I, 115,
125; 127 de la Constitución Política del Estado (CPE).
I.1.3. Petitorio
Solicitaron admitir la demanda de acción de libertad,
concediendo la tutela; y, en consecuencia dispongan la
libertad inmediata de los accionantes.
I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de
garantías
Celebrada la audiencia pública el 27 de enero de 2017,
según consta en el acta cursante de fs. 426 a 431, se
produjeron los siguientes actuados.
I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción
Los accionantes a través de sus representantes sin
mandato, ratificaron el contenido del memorial de
acción de libertad y ampliándolo manifestaron que: a)
Dionicio Villalba adjuntó un requerimiento y la
certificación de la flota “Dorado” más declaraciones de
testigos certificando que, el día de los hechos no se
encontraba en el lugar, estuvo en otro departamento;
la resolución 386/2016 no hace ninguna alusión a esta
prueba; b) Se adjuntó cuatro certificaciones de cuatro
juzgados de la ciudad de El Alto, certificaciones de
REJAP, IANUS, FELCC, FELCN, sobre estas pruebas
no se atañó ni señaló en la resolución 386/2016; c) Se
presentó certificaciones de la unidad de acta de
garantías de la FELCC y acta de garantía personal
unilateral en favor de las víctimas no fueron
mencionados en la Resolución 386/2016; y, d) No se
valoró el informe emitido por el investigador asignado
al caso que señaló: “habiéndose revisado los cuatro o
cinco cuerpos no existe ninguna y no existe nada de la
destrucción y menos de la influencia de testigos” (sic).
I.2.2. Informe de la autoridad demandada
Ramiro Sánchez Morales, Vocal de la Sala Civil
Tercera del Tribunal Departamental de Justicia de La
Paz, por informe presentado el 27 de enero de 2017
cursante a fs. 177 a 178 vta., manifestó que: 1) Los
accionantes señalan que se vulneró el debido proceso
con relación a la falta de valoración integral de los
nuevos elementos de convicción, empero no señalan
de manera específica y detallada como este Tribunal
de alzada con la Resolución 386/2016 de 16 de
diciembre, habría vulnerado su derecho a la libertad; 2)
La Resolución 386/2016, se encuentra debidamente
motivada y fundamentada conforme el art. 124 del
CPP; 3) Se dio estricto cumplimiento al principio de
limitación por competencia previsto en el art. 398 del
CPP, que hace que los hechos y/o extremos que han
sido debatidos, son aquellos que debe considerar el
Tribunal de apelación, lo contrario sería vulnerar el
principio de imparcialidad previsto en los arts.178.I y
180.I de la CPE; 4) En ningún momento se vulneró el
valor “libertad” de los accionantes, este tribunal al
emitir la Resolución 386/2016 de 16 de diciembre,
cumplió con las facultades previstas por el art. 58.1 de
la ley 025, con relación al art. 251 del CPP, y el
principio de limitación por competencia establecidos en
el art. 398 del mismo cuerpo legal; 5) Las medidas
cautelares tienen carácter provisional y pueden ser
modificadas o revocadas conforme lo dispone el art.
250 del CPP; 6) Se procedió a la devolución del legajo
de la apelación respectiva al Tribunal de Sentencia
Quinto de El Alto por lo que, no se cuenta con
antecedentes alguno; y, 7) Willy Arias Aguilar Vocal de
la Sala Penal Segunda, se encontraba haciendo uso
de sus vacaciones judiciales por lo que no tuvo
conocimiento de la presente acción tutelar; solicitó
denegar la acción de libertad impetrada por los
accionantes.
I.2.3. Resolución
El Juez de Ejecución Penal Cuarto del departamento
de La Paz, constituido en Juez de garantías, por
Resolución 036/2017 de 27 de enero, cursante a fs.
432 y vta., concedió la tutela solicitada en favor de
Félix Vicente Villca y Dionicio Villalba Rivera
determinando que: i) Revocar la resolución 386/2016
de 16 de diciembre de la Sala Penal Tercera, al haber
verificado la falta de valoración y una razonabilidad
respecto a la precisión de los medios de prueba que
fueron presentados para desvirtuar los riesgos
procesales del art. 235. 1 y 2 y 233.1 del CPP; ii) En
virtud de haber dispuesto de revocatoria de dicha
resolución, la Sala Penal Tercera debe emitir un nuevo
fallo debidamente motivado y fundamentado en base a
los datos acreditados por el accionante; bajo los
siguientes fundamentos: iii) Los accionantes
fundamentaron su acción tutelar en el art.125 de la
CPE y las Sentencias Constitucionales Plurinacionales
0049/2012 de 26 de marzo; 235/2013-L de diciembre
de 2013; 0698/2016-S3 de 14 de junio; 0851/2016-S3
de 19 de agosto; 1543/2013 de 10 de septiembre;
0836/2014 de 30 de abril; 1026/2016-S3 de 28 de
septiembre, resaltando la vulneración de los principios
del debido proceso de la valoración integral de la
prueba por parte de la Sala Penal Tercera en la
resolución que confirmó el rechazo a la cesación de la
detención preventiva; iv) De la resolución emitida por
la Sala Penal Tercera, se advirtió que algunos
elementos de prueba que fueron introducidos como
respaldo para desvirtuar los riesgos procesales a
considerar al momento de resolver las medidas
cautelares no fueron debidamente mencionados a
momento de desvirtuar los riesgos procesales del art.
235.1 y 2; y, art. 233.1 del CCP; v) “La SC 1370/2013
de 16 de agosto, estableció en la ratio decidendi que,
cuando se denuncia vulneración del debido proceso a
través de la acción de libertad la lesión está
directamente relacionada con la recepción de la
accionante, es aplicable la protección de la acción de
libertad para estos casos en los que la privación de
libertad sea directamente consecuencia de la falta de
aplicación y desconocimiento al debido proceso” (sic);
y, vi) Los antecedentes descritos, no fueron
mencionados en la resolución impugnada, se advirtió
la falta de fundamentación y valoración de los nuevos
elementos de prueba que fueron ofrecidos por los
accionantes, lo que determinó conceder la tutela
solicitada.
I.3. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional
Plurinacional
Sorteado el expediente, el 29 de marzo de 2017, el
Magistrado, Zenón Hugo Bacarreza Morales, formuló
su excusa el 30 de marzo del mismo año, la cual fue
declarada legal por AC 0013/2017 de 25 de abril,
cursante de fs. 449 a 452, procediéndose a un nuevo
sorteo el 18 de octubre del presente año.
La Magistrada, Neldy Virginia Andrade Martínez,
formuló su excusa el 12 de septiembre de 2017, la cual
fue declarada legal por AC 0032/2017 de 19 de
septiembre, cursante de fs. 455 a 458, procediéndose
a un nuevo sorteo el 18 de octubre del presente año,
por lo que la presente Sentencia Constitucional
Plurinacional, es pronunciada dentro de plazo.
II. CONCLUSIONES
De la revisión y compulsa de antecedentes, se
establece lo siguiente:
II.1.           Cursa Resolución 299/2016 de 24 de
agosto, donde el Juez de Instrucción Penal Cuarto de
El Alto del departamento de La Paz, dispuso la
detención preventiva de Dionicio Villalba Rivera y Felix
Felipe Vicente Villca a cumplirse en el Recinto
Penitenciario “San Pedro” de La Paz (fs. 89 a 93).
II.2.  Cursa Resolución 304/2016 de 12 de octubre, de
la Sala Penal Tercera del Tribunal Departamental de
Justicia de La Paz que confirmó la Resolución
299/2016 de 24 de agosto de detención preventiva de
los ahora accionantes (fs. 103 a 108 vta).
II.3.  Cursa Resolución 342/2016 de 16 de noviembre,
emitido por la Sala Penal Tercera del Tribunal
Departamental de Justicia de La Paz que declaró la
procedencia en parte de las cuestiones expuestas en
audiencia pública al haberse desvirtuado para ambos
imputados los peligros de fuga descritos por el art.
234.1 y 2 del CPP, quedando vigentes la probabilidad
de autoría, los riesgos procesales de fuga y
obstaculización para Félix Felipe Vicente Villca
contenidos en los arts. 233.1 y 2; 234.10; 235.1 y 2 del
CPP; para Dionicio Villaba Rivera los arts.233.1 y 2;
234.6 y 10; 235.1 y 2 del mismo compilado penal;
confirmó en parte la Resolución 299/2016 de 24 de
agosto (fs. 109 a 117 vta.).
II.4.  En el Auto de Vista 386/2016 de 16 de diciembre,
en el Considerando se puede valorar la Resolución
230/2016 de 8 de diciembre, donde el Tribunal de
Sentencia Quinto de El Alto, rechazó la solicitud de
cesación a la detención preventiva impetrada por los
accionantes (fs. 172).
II.5.  Cursa Resolución 386/2016 de 16 de diciembre,
donde la Sala Penal Tercera del Tribunal
Departamental de Justicia de La Paz de turno por
vacación judicial, declaró la improcedencia de las
cuestiones planteadas y en su mérito confirmó la
Resolución 230/2016 de 8 de diciembre, dictada por el
Tribunal de Sentencia Quinto de El Alto (fs. 172 a 176
vta.).
III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO
Los accionantes a través de sus representantes sin
mandato, denuncian la lesión de su derecho a la
libertad, al debido proceso por la falta de valoración
integral de las pruebas, toda vez que las autoridades
demandadas en apelación confirmaron la Resolución
230/2016, dictada por el Tribunal de Sentencia Quinto
de El Alto que rechazó la cesación de la detención
preventiva, sin realizar una adecuada valoración de las
pruebas.
En consecuencia, corresponde dilucidar en revisión si
tales argumentos son evidentes a fin de conceder o
denegar la tutela impetrada.
III.1. Sobre los principios ético morales de la
sociedad plural y los valores que sustenta el
Estado boliviano
En primer lugar cabe mencionar que la Constitución
Política del Estado promulgada el 7 de febrero de
2009, señala el horizonte en el que habrá de erigirse el
nuevo Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional
Comunitario, fundado en la pluralidad y pluralismo
político, económico, jurídico, cultural y lingüístico,
dentro del proceso integrador del país. En ese
contexto esta dicho que la nueva institucionalidad del
Estado Plurinacional debe superar con creces la
estructura colonial asimismo, en base al esfuerzo
individual y colectivo, en cada estructura
organizacional de los órganos e instituciones del poder
público. El órgano judicial a través de su jurisdicción,
como también en la función judicial ejercida por sus
autoridades en naciones y pueblos indígena originario
campesinos, donde los valores que sustenta el Estado
como unidad, igualdad inclusión, dignidad, libertad,
solidaridad, reciprocidad, respeto, complementariedad,
armonía, transparencia, equilibrio, igualdad de
oportunidades, equidad social y de género en la
participación, bienestar común, responsabilidad,
justicia social, distribución y redistribución de los
productos y bienes sociales, contribuirán para el vivir
bien, como señala el art. 8.II de la CPE.
Resulta necesario señalar que la Constitución Política
del Estado, por otra parte, refiriéndose a la nueva
institucionalidad del Estado Plurinacional, superar la
estructura de una visión colonial, lo previsto en el art.
8.I de la CPE, sobre la justicia para ello estableció los
principios ético morales de la sociedad plural que el
Estado asume y son: suma qamaña (vivir bien),
ñandereko (vida armoniosa) tekokavi (vida buena),
ivimaraei (tierra sin mal) y qhapajñan (camino o vida
noble), así como ama quilla, ama llulla, ama suwa (no
seas flojo, no seas mentiroso, ni seas ladrón). Estos
últimos mandatos restrictivos resultan ser imperativos
para cada persona y en cada hogar de las bolivianas y
bolivianos. Es también la esencia de un pensamiento
colectivo enraizado en las naciones y pueblos. El
Estado ha encontrado como un elemento
transformador dichos principios en la sociedad. Una
inequívoca señal de esa voluntad está en la previsión
del art. 123 de la CPE que instituye el principio político-
jurídico de irretroactividad de la ley de manera
excepcional en materia de corrupción, esto con el fin
de investigar, procesar y sancionar los delitos
cometidos por servidores públicos contra los intereses
del Estado.
Se ha dicho que la jurisprudencia constitucional,
conforme al mandato de los arts. 178 y 179 de la CPE,
la Justicia es única en tanto que la potestad de impartir
la misma, emana del pueblo boliviano y se sustenta en
los principios de independencia, imparcialidad,
seguridad jurídica, pluralismo jurídico, interculturalidad,
equidad, servicio a la sociedad, participación
ciudadana, armonía social y respeto a los derechos,
entre otros. En ese mismo orden, está el respeto a los
principios procesales que rige la justicia ordinaria, y
entre otros, la verdad material y el debido proceso.
          En la administración de una justicia inclusiva, no
se puede soslayar el hecho el sustento de las
decisiones que se basan en el análisis e interpretación,
donde no solo se limita a la aplicación de formalidades
y rituales establecidos en la norma, sino, en hacer
prevalecer principios y valores que permitan alcanzar
una justicia cierta, accesible para la población, con
miras de alcanzar el vivir bien y de esa manera rebatir
los males como la corrupción que afecta a la sociedad.
III.2. De la acción de libertad
        
         La Constitución Política del Política del Estado,
en la Sección I, del Capítulo segundo (Acciones de
Defensa) del Título IV (Garantías Jurisdiccionales y
Acciones de Defensa) de la Primera Parte (Bases
fundamentales del Estado – Derechos, deberes y
Garantías) ha instituido la acción de libertad. En ese
marco, el art. 125 establece: “Toda persona que
considere que su vida está en peligro, que es
ilegalmente perseguida, o que es indebidamente
procesada o privada de libertad personal, podrá
interponer Acción de Libertad y acudir, de manera oral
o escrita, por sí o por cualquiera a su nombre y sin
ninguna formalidad procesal, ante cualquier juez o
tribunal competente en materia penal, y solicitará que
se guarde tutela a su vida, cese la persecución
indebida, se restablezcan las formalidades legales o se
restituya su derecho a la libertad”.
        
         El art. 46 del Código Procesal Constitucional
(CPCo), al referirse al objeto de la acción de libertad,
señala lo siguiente: “La Acción de Libertad tiene por
objeto garantizar, proteger o tutelar los derechos a la
vida, integridad física, libertad personal y libertad de
circulación, de toda persona que crea estar indebida o
ilegalmente perseguida, detenida, procesada, presa o
que considere que su vida o integridad física está en
peligro”.
        
         La acción de libertad, en consecuencia, es un
mecanismo constitucional por el que la Ley suprema
del ordenamiento jurídico establece un procedimiento
de protección inmediata tanto del derecho a la vida así
como de aquellas situaciones en las que el derecho a
la libertad física de las personas se encuentra
lesionada por causa de una ilegal persecución,
indebido procesamiento o indebida privación de
libertad; en este último caso, siempre que el
ordenamiento jurídico ordinario no prevea un medio
idóneo y expedito para reparar la lesión producida,
pues, de existir dicho medio, deberá hacerse uso de
éste.
III.3.Obligación del Tribunal de apelación de
fundamentar y motivar la resolución que disponga,
modifique o mantenga una medida cautelar
          El Tribunal Constitucional Plurinacional a través
de la SCP 0399/2017-S3 de 12 de mayo, estableció
que: “Recogiendo los entendimientos asumidos por la
jurisprudencia constitucional sobre la fundamentación
exigible en toda resolución que imponga una medida
cautelar, la SCP 0339/2012 de 18 de junio, concluyó
que: ‘El Tribunal Constitucional, ha desarrollado amplia
jurisprudencia sobre cuáles son las condiciones y
formalidades que debe cumplir la resolución que
disponga una medida cautelar de carácter personal de
detención preventiva de un imputado y/o imputada, a
través de la SC 1141/2003 de 12 de agosto, citada a
su vez por la SC 0089/2010-R de 4 de mayo,
sosteniendo que: «...la aplicación de una medida
cautelar de carácter personal en el ámbito procesal
penal debe cumplir con las condiciones de validez
legal, lo que significa que, la autoridad judicial
competente, para adoptar la decisión de aplicar la
detención preventiva, de una parte, está obligado a
verificar y determinar la concurrencia de los requisitos
previstos por el art. 233 CPP, para lo que deberá
contrastar la solicitud fundamentada del Ministerio
Público con los elementos de prueba presentados
sobre la concurrencia de los requisitos, en el marco de
las normas previstas por los arts. 234 y 235 CPP; de
otra parte, deberá fundamentar en derecho la decisión
de aplicar la medida cautelar de carácter personal,
pues tomando en cuenta que uno de los principios
fundamentales inherentes al Estado Democrático de
Derecho es la motivación de las decisiones de las
autoridades públicas, el juez está obligado a expresar
los motivos de hecho y de derecho en que se basa su
convicción determinativa de la concurrencia de los
requisitos, así como el valor otorgado a los medios de
prueba, esa fundamentación no puede ser
reemplazada por la simple relación de los documentos
o la mención de los requerimientos de las partes; de
modo que está obligado a expresar los presupuestos
jurídicos que motivan la medida, con cita de las
normas legales aplicables y la descripción clara y
objetiva de los elementos de convicción
concurrentes».
                  En cuanto al Tribunal de apelación, la citada
SC 0089/2010-R, señaló: «…está obligado igualmente
a dictar una resolución debidamente fundamentada
sobre la necesidad de aplicar dicha medida cautelar de
carácter personal, explicando la concurrencia de los
dos requisitos determinados en el art. 233 del CPP. En
ese sentido, se ha establecido que el Tribunal de
apelación, está obligado a motivar y fundamentar su
Resolución, precisando los elementos de convicción
que le permiten concluir en la necesidad de revocar las
medidas sustitutivas y aplicar la detención preventiva;
a cuyo efecto, debe también justificar la concurrencia
de los presupuestos jurídicos exigidos por el art. 233
del CPP y una o varias de las circunstancias
señaladas por los arts. 234 y 235 del CPP, mediante
una resolución debidamente fundamentada, conforme
exige el art. 236 del CPP, puesto que sólo cuando se
han fundamentado debidamente estas dos
situaciones, se puede disponer la detención
preventiva».
                  Así también, la SC 0782/2005-R de 13 de
julio, determinó que: «Ahora bien, la exigencia de
pronunciar una resolución motivada en la que se
establezca la concurrencia de los requisitos de validez
para determinar la detención preventiva, entendiendo
por motivo fundado a aquél conjunto articulado de
hechos que permiten inferir de manera objetiva que la
persona imputada es probablemente autora de una
infracción o partícipe de la misma y que existe riesgo
de fuga y/u obstaculización de la averiguación de la
verdad no sólo alcanza al juez cautelar, sino también
al tribunal que conozca en apelación la resolución que
disponga, modifique o rechace las medidas cautelares,
toda vez que si bien de conformidad con el art. 251 del
CPP, las medidas cautelares dispuestas por el juez
cautelar, pueden ser apeladas y, por lo mismo,
modificadas, ello no significa que el tribunal de
apelación cuando determine disponer la detención
preventiva, esté exento de pronunciar una resolución
lo suficientemente motivada, en la que se exprese la
concurrencia de los dos requisitos que la ley impone
para la procedencia de esa medida cautelar».
                  De lo que se concluye que la fundamentación
de las resoluciones judiciales no sólo es exigible al
momento de disponer la detención preventiva, sino
también cuando se rechaza la solicitud de cesación de
la detención preventiva, se determine la sustitución o
modificación de esa medida o, finalmente, cuando se
la revoca; aclarándose que la fundamentación se
exige tanto en las resoluciones pronunciadas en
primera instancia, como aquellas emitidas en
apelación y en toda decisión judicial conforme
establece el art. 124 del CPP”’.
III.4. Análisis del caso concreto
Los accionantes a través de sus representantes sin
mandato, denuncian la lesión de su derecho a la
libertad, al debido proceso por la falta de valoración
integral de las pruebas, toda vez que las autoridades
demandadas en apelación confirmaron la Resolución
230/2016 dictada por el Tribunal de Sentencia Quinto
de El Alto que rechazó la cesación de la detención
preventiva, sin realizar una adecuada valoración de las
pruebas.
De los antecedentes se tiene que el 8 de diciembre de
2017, se llevó a cabo la audiencia de cesación a la
detención preventiva de los accionantes, en la cual el
Tribunal de Sentencia Penal Quinto de El Alto, por
Resolución 230/2016, rechazó la solicitud de cesación
a la detención preventiva; en grado de apelación la
Sala Penal Tercera dictó la Resolución 386/2016 de 16
de diciembre, que declaró la improcedencia de las
cuestiones planteadas y confirmó la Resolución
230/2016 de 8 de diciembre impugnada.
Cabe establecer que el análisis del caso concreto, se
realizará a partir de la última resolución pronunciada,
en razón a que las autoridades judiciales que
resolvieron en alzada tuvieron la posibilidad de
corregir, enmendar y/o anular las determinaciones
dispuestas por las autoridades de menor jerarquía. En
ese sentido, se procederá al análisis del caso a partir
de la Resolución 386/2016 de 16 de diciembre.
Los accionantes señalan que la resolución, mantuvo
en su contra los riesgos procesales insertos en los art.
233.1 y 2; 234.6 y 10; 235.1 y 2 del CPP, bajo los
siguientes agravios:
a)   “… se ha hecho una referencia con relación a la
probabilidad de autoría, en sentido de que durante las
investigaciones no se habría establecido que los
imputados habrían roseado con gasolina, se menciona
no existieran estos elementos de prueba, se habría
obligado la cesación a la detención preventiva porque
concurrían nuevos elementos que no sustentarían la
resolución de detención preventiva, por lo que la
cesación a la detención preventiva o el rechazo a la
cesación a la misma dispuesta por el Tribunal Quinto
de Sentencia de la ciudad de El Alto no tendría la
valoración correspondiente de todos los elementos de
prueba que en esa oportunidad se habría aportado en
forma licita” (sic).
b)   “Con relación al riesgo procesal establecido en el
art. 234.6 del Código de Procedimiento Penal,
referente a Dionicio Villalba se menciona que se habría
presentado documentación, antecedentes,
certificaciones referentes al Juzgado Séptimo, proceso
que contaría a la fecha con un rechazo, la 257/2016
donde estaría como víctima o denunciante la señora
Ximena Bacarreza, el Tribunal no habría valorado esta
certificación, no se habría pronunciado” (sic).
c)   “Con relación al art. 234.10) del Código de
Procedimiento Penal, peligro para la sociedad o la
víctima, con relación a ambos coacusados, los señores
Felix Felipe Vicente Villca y Dionicio Villaba Rivera,
como agravios se menciona que se habría presentado
los antecedentes de REJAP y también antecedentes
policiales donde demostrarían que los imputados no
tienen ninguna sentencia condenatoria o declaratoria
de rebeldía y tampoco antecedentes policiales,
asimismo hacen referencia a un informe social, ellos
serían dirigentes mencionan y estarían cursos de
porcelanato y no sería un riesgo para la víctima,
señalan que habría un certificado de permanencia
donde mencionaría que no tienen ninguna falta de
carácter administrativo en la penitenciaria, también
certificados con relación al trabajo, educación y
participación en el centro penitenciario, con estos
aspectos se demostraría que no serían un peligro para
la víctima, además de eso que estarían asistiendo a
una congregación; así mismo mencionan que se
habrían presentado las garantías para la victima
mediante requerimiento de la FELCC, en la división de
actas y garantías por tres veces consecutivas no se
habrían presentado las víctimas, por lo que existiría
una garantía unilateral, sobre las certificaciones hacen
mención que sería de fechas 22 de noviembre, 4 de
octubre, 20 de octubre de 2016 donde habría una
voluntad y decisión de parte de los imputados de
otorgar las garantías correspondientes en favor de las
víctimas, así como hace referencia a un acta de la
Notaria de Fe Publica con reconocimiento de firmas y
rubricas personales y unilaterales en favor de las
víctimas, este aspecto señala que no había sido
mencionado siquiera por el tribunal a-quo” (sic).
d)   “Con relación al art. 235.num. 1) y 2) del Código de
Procedimiento Penal, se ha mencionado como agravio
y se ha referido en la presente audiencia de que se
habría presentado un informe del asignado al caso,
quien habría certificado verificando todos los
antecedentes del cuaderno de investigación de que no
habría ninguna influencia de los acusados en contra de
los testigos y que no tendría conocimiento el
investigador del caso sobre si se hubiese ocultado ,
modificado alguna prueba, extremos estos que no
habrían sido valorados por parte del Tribunal a-quo”
(sic).
Conocidos los agravios de la apelación, corresponde
revisar los fundamentos que sustentan la resolución:
1)   “…existe la imputación formal y también se ha
hecho conocer a este tribunal que ya existe la
acusación formal, donde los sujetos procesales harán
valer sus derechos presentando sus pruebas, tanto de
cargo como de descargo, este tribunal no va a
revalorizar ninguna prueba que hubiere sido obtenido
en la fase de investigación, como es el caso que se
habría referido que no habría elementos necesarios
para esta acción que no se habría roseado con
gasolina, estos aspectos atañen a la probabilidad de
autoría como se refiere el art. 233 num.1) del Código
de Procedimiento Penal, aspectos estos que ya han
sido debatidos en la audiencia de aplicación de
medidas cautelares” (sic).
2)   “…es necesario tomar en cuenta de acuerdo al
principio de legalidad establecido en la norma positiva,
cuando refiere el art. 234 núm. 6) claramente
menciona el haber sido imputado por la comisión de
otro hecho delictivo doloso o haber recibido condena
privativa de libertad en primera instancia, el legislador
ha establecido que debe existir necesariamente una
imputación formal, extremos estos que si ha sido
plenamente tomado en cuenta y verificado por el
Tribunal a-quo, es decir la existencia de otro proceso
penal en contra de los hoy acusados apelantes, por lo
que a la fecha, los imputados no han presentado
ninguna otra resolución que demuestre que los
mismos hayan sido sobreseídos o que la misma
también haya merecido una resolución del superior en
grado, es decir de la Fiscalía de Distrito que confirme
un sobreseimiento, extremos estos que están vigente,
por lo tanto para este Tribunal también subsiste el
riesgo procesal establecido en el art. 234 núm. 6) del
Código de Procedimiento Penal” (sic).
3)   “… con relación a este riesgo procesal del art.234
núm. 10) del código de procedimiento Penal y dividirlo
en dos partes: 1.- El peligro para la sociedad,
efectivamente este peligro se enerva con la
presentación de registro de REJAP, en el presente
caso los acusados si han presentado ese registro
correspondiente y también antecedentes policiales,
con lo que estaría desvirtuando el riesgo para la
sociedad. 2.- Con relación al riesgo para la víctima,
(…) se llega a establecer que los mismos pertenecen a
un grupo numeroso de acusados quienes habrían
inclusive pretendido quemar los predios donde las
víctimas tenían sus familias (…). Los informes
psicológicos de Dionicio Villalba y Felix Felipe Vicente
(…) estos fueron obtenidos unilateralmente menciona
en desconocimiento de las víctimas que tampoco son
desvirtuados de ninguna otra forma.
Con referencia a las pruebas que han sido
mencionadas por parte de los acusados,
particularmente las garantías unilaterales que habrían
suscrito en favor de las querellantes en la FELCC y el
acta notariada correspondiente, indudablemente si
bien muestran una predisposición por parte de los
acusados, sin embargo esta no es no se hace efectiva
si no es aceptada por la victima esas garantías
correspondientes, no han sido firmadas por las
víctimas, (…) extremos estos que también han sido
debidamente razonados por la Sala Penal Tercera a
momento de dictar el auto de vista 342/2016” (sic).
4)   “… si bien efectivamente hace referencia a esa
resolución a ese auto de vista realizada por la Sala
Tercera Penal se menciona que se ha presentado ese
certificado por parte del sargento asignado al caso,
evidentemente no se pronuncia expresamente con
relación a esa certificación, es necesario tomar en
cuenta y este tribunal considera que los informes que
emiten los investigadores al caso, por si mismos, ya
están sometidos a un director funcional de las
investigaciones como es el fiscal todos los informes o
certificaciones deben ser remitidos a dicha autoridad,
particularmente se ha referido que a las partes se
habría extendido ese certificado, en sentido de que no
habría obstaculizado en las investigaciones, habría
hecho un análisis de todos los actuados y habría
concluido el investigador de que no habría ninguna
influencia en testigos presentados particularmente por
el ministerio público o por la víctima y tampoco tendría
conocimiento si podría ocultar, modificar esas pruebas,
revisado el Código de Procedimiento Penal dentro de
las facultades que tienen los investigadores,
indudablemente este tipo de certificaciones no se
encuentran previsto, por lo que no es un documento
idóneo la certificación emitida por ese sargento
investigador asignado al caso para desvirtuar el riesgo
procesal previsto en el Art. 235 núm. 1) y 2) del Código
de Procedimiento Penal” (sic).
Ahora bien, conforme a la jurisprudencia constitucional
referida en el Fundamento Jurídico III.3 de la presente
Sentencia Constitucional Plurinacional, se tiene que,
toda resolución que disponga, modifique o mantenga
una medida cautelar tiene la obligación de ser
motivada y fundamentada, exigencia que debe ser
cumplida por las autoridades judiciales a tiempo de
emitir sus fallos, citando los motivos de hecho y
derecho, base de sus decisiones y el valor otorgado a
los medios de prueba, no siendo exigible una
exposición amplia de consideraciones y citas legales,
ni tampoco hacer una mera relación de los
documentos o mención de los requerimientos de las
partes, sino una estructura de forma y de fondo en la
que los motivos sean expuestos, de forma concisa y
clara, satisfaciendo todos los puntos demandados.
Entendimiento a partir del cual las autoridades
judiciales en alzada, deben expresar sus convicciones
determinativas que justifiquen razonablemente su
decisión, siendo necesario que sus fallos sean
suficientemente motivados y expongan con claridad las
razones y fundamentos legales que sustenten y
permitan concluir su determinación respecto a la
existencia o no de los agravios alegados en el recurso
de apelación, referido expresamente al presupuesto
previsto por el art. 233 del CPP y los riesgos
procesales de fuga y de obstaculización establecidos
en los arts. 234 y 235 del mismo cuerpo normativo; por
lo que, queda claro que en el presente caso los
Vocales demandados al emitir la resolución
cuestionada a través de esta acción tutelar,
identificaron los agravios planteados en el recurso de
apelación por los accionantes de falta o mala
valoración de las pruebas presentados respecto al
requisito sustancial y a los riesgos procesales, dándole
respuesta a cada uno de sus cuestionamientos,
conforme se tiene a partir del contenido de la referida
resolución, habiéndose efectuado la valoración de la
prueba presentada por los accionantes para su
consideración y resolución de la cesación a la
detención preventiva solicitada, tomándose en cuenta
las certificaciones de buena conducta, de trabajo, de
educación, los antecedentes de REJAP de la policía,
informes, acta de garantías unilateral en favor de las
víctimas; por lo que, la resolución cuestionada
mediante esta acción tutelar otorgó un valor a dicha
documentación, sin que se advierta que las
autoridades demandadas se hubiesen apartado de los
marcos legales de razonabilidad y equidad u omisión
valorativa probatoria a momento de emitir dicha
decisión, tal como se tiene citado en el Fundamento
Jurídico III.3 del presente fallo constitucional,
consecuentemente no se advierte ausencia de
fundamentación, motivación y valoración de la prueba
a momento de declarar improcedente el recurso en
cuestión, el mismo que confirmó el rechazo de la
citada cesación, correspondiendo se deniegue la tutela
impetrada.
En consecuencia, el Tribunal de garantías, al haber
concedido la tutela solicitada no ha evaluado de forma
correcta los datos del proceso.
POR TANTO
El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala
Primera Especializada; en virtud de la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Estado y el art.
12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional
Plurinacional; en revisión, resuelve: REVOCAR la
Resolución 036/2017 de 27 de enero, cursante a fs.
432 vta., pronunciada por el Juez de Ejecución Penal
Cuarto del departamento de La Paz; y en
consecuencia, DENEGAR la tutela solicitada.
Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta
Constitucional Plurinacional.

Fdo. Tata Efren Choque Capuma


ma para Copiar/Pegar

Auto Supremo: 63/2017


Sucre: 26 de enero 2017
Expediente: Chuquisaca 02/2015
Partes: Ministerio Público. c/ Gonzalo Sánchez de
Lozada y otros.                         
Proceso: Contratos lesivos al Estado, incumplimiento
de deberes y conducta
               antieconómica.
VISTOS: El memorial de apelación incidental de fs. 71
a 72 y vta. (Foliación inferior céntrica del cuadernillo de
apelación), formulado por Irving Remberto Alcaraz del
Castillo contra el Auto Supremo Nº 020/2016 de 04 de
julio de 2016 de fs. 1 a 3 emitido por la Sala Penal del
Tribunal Supremo de Justicia en el proceso penal de
privilegio constitucional denominado “Capitalización
ENFE” seguido por el Ministerio Público contra
Gonzalo Sánchez de Lozada Sánchez Bustamante y
otros por la presunta comisión de los delitos de
contratos lesivos al Estado, incumplimiento de deberes
y conducta antieconómica, ampliado contra del
recurrente por los mismos ilícitos penales, más
resoluciones contrarias a la Constitución y a las leyes.
I.- ANTECEDENTES:
La Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia
pronunció el Auto Supremo Nº 020/2016 de 04 de julio
de 2016 ratificando la aplicación de la medida cautelar
de carácter real dispuesta por el Ministerio Público
mediante Resolución FGE/RJGP Nº 10/2016 de 09 de
mayo de 2016 que dispone la anotación preventiva de
los bienes inmuebles del imputado Irving Remberto
Alcaraz del Castillo junto a otros varios imputados,
describiendo las propiedades de cada uno de ellos.
Los fundamentos de la Sala Penal se basa en  el art.
252  del Código de Procedimiento Penal,
transcribiendo el contenido de dicha norma, identifica
dos elementos como esenciales para ratificar la
medida asumida por el Ministerio Público, siendo
estos: a) La resolución fiscal sea fundamentada, y b)
Los bienes sean propios de los imputados; dentro de
ese contexto indica que en cuanto al primer requisito,
la Resolución Fiscal FGE/RJGP Nº 10/2016 de 09 de
mayo, cumple con la fundamentación toda vez que la
misma se encontraría desarrollada en base a las
Sentencias Constitucionales 1109/2006-R de 01 de
noviembre, 1764/2003-R  y Auto Supremo Nº 10 de 20
de enero de 2010 referidos a la aplicación de medidas
cautelares, su alcance y finalidad, además de tener
presente la modificación del art. 252 del CPP.,
introducida por la Ley 007 de 18 de mayo de 2010 que
faculta al Ministerio Público disponer la anotación
preventiva de los bienes del imputado desde el primer
momento de la investigación con el fin exclusivo de
evitar la libre disponibilidad del patrimonio del
imputado a fin de garantizar las responsabilidades
pecuniarias que podrían declararse en el proceso
penal, además del pago de costas y multas conforme
se desarrolló en la SCP 0011/2013 de 03 de enero;
también –la Sala Penal- señala haberse invocado el
art. 108.8 de la Constitución Política del Estado
referido al deber de lucha contra la corrupción que se
encontraría plasmada en la Ley Nº 004 art. 4 relativo al
principio de defensa del patrimonio del Estado.
En cuanto al segundo requisito, es decir la propiedad
de los bienes inmuebles y muebles motivo de la
anotación preventiva, el Ministerio Público habría
acreditado por las fotocopias de los folios reales
emitidos por funcionarios de Derechos Reales de la
ciudad de La Paz, aspectos que demostrarían el
cumplimiento de lo dispuesto por el art. 252 del CPP.;
bajos esas consideraciones concluye indicando que
corresponde dar aplicación a lo dispuesto en la parte in
fine de la citada norma procesal y procede a ratificar la
aplicación de la medida cautelar de carácter real
dispuesto por el Ministerio Público.
En contra del referido Auto Supremo, Irving Remberto
Alcaraz del Castillo interpuso de manera independiente
recurso de apelación incidental solicitando se revoque
dicha resolución.      
II.- Del contenido de la apelación incidental:
II.1.- Resumen del recurso:
El recurrente indica que la anotación preventiva
realizada del inmueble signado con Matrícula
2012010015838 ubicado en la comunidad Mallasa
Chiaraque de la zona de Río Abajo con una extensión
de 50.000,00 mts2., pertenece a 56 personas,
miembros del Sindicato de Trabajadores de la
Empresa Nacional de Televisión ahora denominada
Boliviana de Televisión; que el Auto Supremo recurrido
habría incumplido los estándares de respecto al debido
proceso al no contener la fundamentación minuciosa
referente a la procedencia o no de la anotación
preventiva, siendo la aceptación de esa solicitud
extemporánea, aspecto que le habría generado la
imposibilidad de defenderse y explicar la forma de
adquisición de dicho inmueble donde le correspondería
a su persona tan solo 300 mts2., afectando el derecho
de las demás personas. 
Reitera su denuncia de violación del derecho de
propiedad privada con relación a los otros
copropietarios y falta de fundamentación de la decisión
e incumplimiento del art. 124 del CPP.
Refiere que la resolución recurrida le genera agravio
porque acepta la anotación preventiva de sus bienes
cuando el plazo establecido en el art. 252 del CPP. se
ha incumplido, por ende, la Resolución FGE/RJGP Nº
10/2016 de 9 de mayo habría quedado inválida por el
incumplimiento de plazos.
Señala que se aplicó erróneamente el art. 252 del
CPP. tercer párrafo incumpliendo el plazo establecido
en dicha norma legal, aspecto que vulneraría el debido
proceso y el derecho a su defensa, situación que la
Sala Penal no habría controlado rechazando de oficio
la solicitud; indica que se enteró de la anotación
preventiva en ocasión de la notificación con la
imputación formal, circunstancia que le habría
impedido hacer uso del recurso de apelación.
En base a esos argumentos en su petitorio solicita se
revoque el Auto Supremo, reiterando nuevamente los
argumentos descritos anteriormente. 
II.2.- De las respuestas al recurso:
II.2.1.- Respuesta de la Procuraduría General del
Estado:
Mediante memorial de fs. 83 a 85 y vta., contestó al
recurso de apelación incidental indicando que la
intervención del imputado en un proceso penal es
personalísima no pudiendo el acusado alegar
vulneración a derechos que no lo son propios, sino de
terceros quienes tienen a su alcance todos los
mecanismos para efectuar las reclamaciones que
consideren pertinentes; que el recurrente no cumplió
con la carga probatoria para acreditar la supuesta
vulneración alegada en relación con el trámite de
cuestiones incidentales, no siendo posible asumir que
sea la acusación fiscal o particular o peor aún la
autoridad jurisdiccional, la que deba suplir las
omisiones del apelante; hace referencia a la SCP Nº
11/2013 de 03 de enero que trata de las medidas
cautelares reales trascribiendo de manera amplia su
contenido.
Por otra parte incursiona en los principios que rigen las
nulidades procesales citando el Auto Supremo
550/2014-RRC de 15 de octubre indica que el apelante
omitió especificar cual el fundamento para que se deje
sin efectos las determinaciones judiciales y el nexo de
causalidad con una supuesta vulneración de derechos
y garantías para activar una eventual nulidad en el
procedimiento, ya que el Auto Supremo impugnado se
encontraría emitido dentro del plazo previsto por el art.
252 del CPP. y el apelante desde el inicio de la
investigación desplegó en forma constante acciones
de defensa lo que implica la convalidación de cualquier
tipo de defecto; en base a esos argumentos concluye
solicitando se rechace el recurso interpuesto y
conforme al art. 406 del CPP se mantenga vigente el
Auto Supremo apelado.
II.2.2.- Respuesta de la Fiscalía General del Estado:
Por su parte la Fiscalía General del Estado a través del
memorial de fs. 115 a 117  también contestó indicando
que el recurrente no demuestra tener un derecho
propietario definido o específico sobre una parte del
terreno ya que según el folio real la superficie del
terreno en cuestión señala 0.00 mts2., aspecto que le
habría imposibilitado identificar con certeza cuál es la
parte que le corresponde, resultando una cosa común
y en ese sentido no se puede disponer la anotación
preventiva de una parte sin conocer cual le
corresponde al apelante; indica también que no se
demostró que existiera una división o partición de
dicho terreno.
Con respecto al supuesto perjuicio ocasionado al resto
de 56 copropietarios, indica que ese aspecto no es
provocado por el Ministerio Público, sino por los
propios copropietarios, ya que el terreno al registrase
como superficie 0.00 mts2., hace imposible realizar
trámites de transferencia del derecho propietario
mientras no regularicen su situación en Derechos
Reales, por lo que la anotación preventiva no afecta a
la disposición de sus bienes.
Respecto al control del plazo que menciona el
apelante, cita el art. 252 del CPP. y aclara que la
referida norma dispone que la información al Juez será
en el plazo de 24 horas de haber sido efectivizada, es
decir de haberse concretado la anotación preventiva y
no después de 3 días de emitida la resolución, la que
inicialmente habría sido remitida a conocimiento de la
Sala Penal mediante memorial de 9 de mayo de 2016
y una vez concretada la anotación preventiva en
Derechos Reales y comunicada al despacho fiscal, la
Representación Fiscal mediante memorial de 28 de
junio de 2016 procedió a informar a las autoridades
judiciales de la ejecución de dicha medida, cuyo
procedimiento llevado a cabo se encontraría
respaldado en el cuaderno de investigaciones que
siempre estuvo a disposición del apelante y notificados
conforme establece el art. 58.II de la Ley Orgánica del
Ministerio Público; en base a esos argumentos solicita
se rechace el recurso planteado por ser improcedente
conforme al art. 406 del CPP.
III.- FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN:
A los efectos de asumir competencia para el
conocimiento de la causa, se debe indicar que el art.
15 de la Ley Nº 044 señala lo siguiente: “(Control
Jurisdiccional). I. El control jurisdiccional desde el inicio
de la investigación, con la proposición acusatoria, será
ejercido por la Sala Penal del Tribunal Supremo de
Justicia. II. Las resoluciones dictadas durante esta
etapa, serán recurribles únicamente, mediante recurso
de apelación incidental ante otra Sala, sin recurso
ulterior”; norma que implícitamente señala que cuando
el control jurisdiccional sea objetado mediante la
formulación de un recurso, la impugnación debe ser
conocida por otra Sala, y ante la inexistencia de otra
Sala Penal se aplica por analogía procesal el art. 68
inc. 7) de la Ley Nº 025.
Con la aclaración que antecede, corresponde asumir
conocimiento y resolver la causa venida en apelación
incidental formulada por Irving Remberto Alcaraz del
Castillo, la misma que trata de manera específica
sobre medida cautelar real como es la anotación
preventiva sobre bien inmueble.
Con relación a la aplicación de las medidas cautelares
de carácter real emergente de proceso penal, la
Sentencia Constitucional Plurinacional Nº 0011/2013
de 03 de enero, en ocasión de someter a análisis de
control de constitucionalidad el art. 90 del Código
Penal, ha establecido el siguiente razonamiento:
“Por otra parte, cuando el hecho constitutivo del delito
produce daños o perjuicios generadores de
responsabilidad civil, es posible reclamar otra clase de
tutela cautelar, en cuanto en este caso se está
garantizando la efectividad del proceso civil acumulado
al penal. Basta recordar, a estos efectos, el art. 87 del
Código Penal en el que se proclama que 'toda persona
responsable penalmente, lo es también civilmente y
está obligada a la reparación de los daños materiales y
morales causados por el delito'” (lo resaltado nos
corresponde).
(…)
A efectos de comprender la aplicación de las medidas
cautelares, resulta importante precisar sus
características, que Silvia Barona Vilar, define de la
siguiente manera: “a) Instrumentalidad; las medidas
cautelares se convierten en los instrumentos técnico-
jurídicos que tienen una función procesal de evitar que
realicen todas aquellas actuaciones que impidan o
dificulten la actividad de la sentencia que en su día se
dicte, frustrando la eficacia del proceso penal mismo.
Es por ello que se justifican sólo con relación a otro
proceso, llamado principal, del que tiene a garantizar
su resultado. De ahí que se ha afirmado que la medida
cautelar no es un fin en sí mismo, sino un  medio
instrumental a través del cual se está garantizando los
resultados del proceso penal, entendiendo por ellos
tanto la efectividad del proceso en sí, como la de la
propia sentencia, que conecta necesariamente con el
aseguramiento de la ejecución penal; b)
Provisionalidad; por la limitación temporal de la
vigencia de la tutela cautelar. Y es por ello que se
afirma que la medida cautelar no tiene vocación de
convertirse en definitiva, ya que, de lo contrario, se
desnaturalizaría la esencia misma de la naturaleza
cautelar de estas medidas; c) Temporalidad; la
provisionalidad como la nota esencial de las medidas
cautelares está directamente relacionada con su
carácter temporal. Poseen una duración limitada, dado
que, por su propia naturaleza, se extinguen al
desaparecer las causas que las motivaron, y desde su
nacimiento está prevista la extinción de las mismas; d)
Variabilidad; puede ser modificada, e incluso alzada,
cuando se altera la situación de hecho -los
fundamentos o presupuestos- que dio lugar a su
adopción; e) Proporcionalidad; las medidas cautelares
deben ser proporcionalmente adecuadas a los fines
pretendidos. Ello exige, en consecuencia, una
delimitación legal de cuales deban ser estos fines
cautelares. Ciertamente la concreción de la
proporcionalidad, haya sido o no previamente referida
por quienes solicitaron una tutela cautelar personal
específica, se realiza por el órgano jurisdiccional, a
quien corresponde realizar el juicio de razonabilidad
acerca de la finalidad perseguida y las circunstancias
concurrentes, potenciándose, en todo caso, una menor
gravosidad para el imputado que debe soportarla” (las
negrillas son nuestras).
(…)
Dadas esas características, la adopción de una
medida cautelar de carácter real, si bien, restringe un
determinado derecho; empero, es de manera temporal,
con una determinada finalidad previamente ponderada
por el órgano jurisdiccional y sujeta a ser modificada o
revocada en cualquier tiempo cuando las causas que
dieron origen a su imposición ya no existan.
(…)
En ese orden: “La responsabilidad civil comprende: 1)
La restitución de los bienes del ofendido, que serán
entregados aunque sea por un tercer poseedor. 2) La
reparación del daño causado. 3) La indemnización de
todo perjuicio causado a la víctima, a su familia o a un
tercero, fijándose el monto prudencialmente por el
juez, en defecto de plena prueba. En toda
indemnización se comprenderán siempre los gastos
ocasionados a la víctima, para su curación,
restablecimiento y reeducación” (art. 91 del CP). 
(…) 
Del desarrollo jurídico, doctrinal y jurisprudencial
efectuado se concluye que las medidas cautelares
-reales (que también comprende a la hipoteca legal,
secuestro y retención) o personales-, tienen un
fundamento constitucional, que es la efectividad de la
justicia o tutela judicial efectiva, al constituirse en
instrumentos necesarios para garantizar la eficacia de
la función jurisdiccional, dado que no es suficiente que
la decisión o resolución, sea meramente declarativa de
un derecho, sino que debe ante todo ser posible de
ejecutarse y reparar el daño provocado; para dicho fin,
las medidas cautelares son el medio o mecanismo a
través del cual se ejecute lo juzgado y finalmente se
repare el daño causado. Es importante tener presente
que en nuestro sistema de impartir justicia, tenemos
procesos orales y escritos, lo que significa que tienen
una duración en el tiempo. Ahora bien, el hecho que el
proceso sea oral, como sucede con el penal, no
implica que inmediatamente de iniciado el mismo -con
la imputación formal- se tenga que dictar sentencia,
debido a que está compuesto por etapas procesales
-preparatoria, intermedia y juicio oral- que  tienen un
tiempo de vigencia. Entonces, bajo la comprensión que
desde el inicio del proceso hasta la emisión de la
sentencia o fallo, transcurre cierto tiempo, resulta
necesario que el Estado a través del órgano
jurisdiccional, asegure o garantice la efectividad de la
sentencia, que se logrará a través de la adopción de
medidas cautelares -personales o reales- como
instrumentos coadyuvantes.
(…)
Finalmente, cabe referir que la imposición de una
medida cautelar de carácter real, como la hipoteca
legal de los bienes del imputado o acusado, no
restringe el derecho fundamental a la propiedad
privada, dado que no implica la pérdida del indicado
derecho, sino la restricción a su ejercicio por
determinado tiempo y finalidad dentro de un proceso
legalmente establecido que busca garantizar la
ejecución de la sentencia a través de la reparación del
daño o responsabilidad civil, respetando siempre las
normas del debido proceso” (lo resaltado es nuestro y
su contenido corresponde al texto original).
Por otra parte, en el Auto Supremo Nº 919/2016 de 03
de agosto se dejó establecido lo siguiente: “…
Corresponde señalar que el art. 252 del Código de
Procedimiento Penal, modificado por la Ley Nº 007 de
18 de mayo de 2010, tiene el texto siguiente:
“(Medidas Cautelares Reales). Sin perjuicio de la
hipoteca legal establecida por el artículo 90 del Código
Penal, las medidas cautelares de carácter real serán
dispuestas por el juez del proceso a petición de parte,
para garantizar la reparación del daño y los perjuicios,
así como el pago de costas o multas, a cuyo efecto se
podrá solicitar el embargo de la fianza siempre que se
trate de bienes propios del imputado. El trámite se
regirá por el Código de Procedimiento Civil, sin exigir
contracautela a la víctima en ningún caso. La
anotación preventiva de los bienes propios del
imputado puede ser dispuesta directamente por el
fiscal desde el primer momento de la investigación, a
través de resolución fundamentada, la que deberá ser
informada al juez que ejerce control jurisdiccional en el
plazo de veinticuatro (24) horas de haber sido
efectivizada, debiendo el juez ratificar, modificar o
revocar la medida en el plazo de tres (3) días de
comunicada la misma…”. En este sentido, las medidas
cautelares reales tienen por misión asegurar un
conjunto de bienes en los cuales posteriormente se
hará efectiva la responsabilidad pecuniaria que se
derive del presunto delito, para ello es posible limitar el
ejercicio de disponibilidad de dichos bienes mediante
estas medidas cautelares de carácter real, conforme al
texto de la norma descrita”.
En el caso presente, el apelante en lo esencial
denuncia tres aspectos: 1) Indica que el inmueble
anotado preventivamente tendría una extensión de
50.000 mts2., y pertenecería a 56 personas, miembros
del Sindicato de Trabajadores de la Ex Empresa
Nacional de Televisión ahora denominada Boliviana de
Televisión a quienes se habría violado el derecho a la
propiedad privada, ya que su persona tan solo sería
propietario de 300 mts2. de dicho terreno, sobre el cual
asume la aplicación de la medida cautelar; 2) Que se
aceptó la anotación preventiva de sus bienes
incumpliendo el plazo establecido en el art. 252 del
CPP., siendo la aceptación de esa solicitud
extemporánea, aspecto que le habría generado la
imposibilidad de defenderse, y como resultado del
incumplimiento del plazo la Resolución FGE/RJP Nº
10/2016 de 9 de mayo habría quedado invalidada, lo
que implicaría violación del debido proceso, y 3)
Refiere también falta de fundamentación minuciosa en
el Auto Supremo recurrido referente a la procedencia o
no de la anotación preventiva.
1.- Con relación al primer punto, de la revisión del
contenido del Auto Supremo Nº 020/2016 objeto de
impugnación incidental, se advierte que el Tribunal de
Apelación en lo que corresponde específicamente al
apelante, ratificó la anotación preventiva realizada por
el Ministerio Público con relación a un lote de terreno
registrado con Matrícula 2012010015838 ubicado en la
Comunidad Mallasa Chiaraque, Zona del Río Abajo, La
Paz; sin embargo el recurrente no acredita con
ninguna prueba idónea su aseveración de que fuera
únicamente propietario de 300 mts2., del referido
terreno.
Al encontrarse el trámite de las medidas cautelares de
carácter real sometido a las disposiciones de la Ley
adjetiva civil conforme lo establece de manera expresa
el art. 252 del Código de Procedimiento Penal, es
aplicable al caso de autos lo dispuesto por el art. 136.II
de la Ley Nº 439 Código Procesal Civil ya que dicha
norma ya se encontraba vigente al momento de la
interposición del recurso incidental, la misma que
establece, quien pretenda que un derecho sea
modificado, extinguido, declarado inválido o contradiga
la pretensión de su adversario, debe probar sus
fundamentos respecto a los hechos impeditivos,
modificatorios o extintivos del derecho de la parte
actora; norma legal que guarda concordancia con el
art. 1283.II del Código Civil. Dentro de ese contexto, el
recurrente tenía la carga procesal de demostrar con
prueba idónea sus aseveraciones, es decir que su
persona no es el único titular de los bienes que fueron
anotados preventivamente, aspecto que no acontece
en el caso de autos al no existir en los antecedentes
remitidos a esta Sala Civil en grado de apelación,
prueba idónea que desvirtué lo afirmado en el Auto
Supremo Nº 020/2016, incumpliendo de esta manera
su deber de demostrar sus argumentos conforme a
derecho. 
Si bien cursa fotocopia simple de la Escritura Pública
Nº 23 de fecha 14 de junio de 1984, donde
aparentemente figuran 78 personas como
compradoras en lo proindiviso de un terreno de 50.000
mts2., sin embargo la misma al margen de no guardar
coherencia con lo afirmado por el apelante en cuanto
al número de compradores beneficiarios, tiene carácter
simplemente referencial no constituyendo una prueba
idónea para revertir la resolución apelada, sumándose
a ello la falta de extensión del terreno en el Registro de
Derechos Reales, toda vez que de acuerdo a los folios
reales que cursan también en fotocopias simples de fs.
47 a 51 correspondiente a la Matrícula
2012010015838, el terreno en cuestión registra como
extensión 0.00 mts2.
Cuando el recurrente hace referencia de que existirían
otras personas copropietarias del terreno anotado
preventivamente, a quienes se les estaría afectando su
derecho propietario, funda su reclamo en defensa de
derechos por terceras personas y no así en causa
propia, aspecto que genera la carencia de legitimidad
para ese propósito; en todo caso, al haberse procedido
al registro de la anotación preventiva sobre el inmueble
de la matrícula de referencia, se operó la publicidad
conforme dispone el art. 1538 del Código Civil y en el
supuesto caso de existir otras personas como
copropietarias del mismo, son ellas quienes se
encuentran facultadas para reclamar siempre y cuando
demuestren con prueba idónea su derecho propietario.
Al margen de lo señalado, debe tenerse presente que
la anotación preventiva -medida cautelar- conforme se
expuso anteriormente, no tiene carácter definitivo, sino
más bien es de naturaleza provisional, temporal y
variable, cuya finalidad única es garantizar la
efectividad de los efectos de una posible cosa juzgada
sancionatoria en cuanto se refiere a la reparación civil
de los daños y perjuicios emergente de la comisión del
delito, pudiendo ser modificada o levantada en
cualquier momento en la medida que cambie la
situación de los hechos que originaron su aplicación,
pudiendo las personas que no se encontraren
involucradas en el juicio que se creyeren legítimas
propietarias, reclamar el desgravamen o finalmente el
propio imputado puede ofrecer en calidad de fianza
real otros bienes suficientes en reemplazo de los
bienes que fueron grabados.
2.- El segundo aspecto que se tiene descrito en el
punto 2), está referido a denunciar el incumplimiento
del plazo establecido en el art. 252 del Código de
Procedimiento Penal respecto a la emisión del informe
del Ministerio Público sobre la aplicación de la
anotación preventiva como medida cautelar de
carácter real, cuyo incumplimiento le habría generado
imposibilidad de defenderse y como resultado de ello
la Resolución FGE/RJP Nº 10/2016 de 9 de mayo
habría quedado invalidada.
La norma legal de referencia que fue modificada por la
Ley Nº 007 de 18 de mayo de 2010, establece que el
informe a la autoridad judicial debe ser realizado en el
plazo de 24 horas de efectivizada la anotación
preventiva y al encontrarse esta medida sujeta a un
trámite administrativo, la misma se hace realidad con
el registro en Derechos Reales y no así de manera
directa con la emisión de la resolución fiscal; en el
caso presente, de los antecedentes que informan el
proceso se puede evidenciar que el Ministerio Público
después de la emisión de la Resolución FGE/RJGP Nº
10/2016 de 9 de mayo de 2016 que dispone la
anotación preventiva; mediante nota de fecha 9 del
mismo mes y año (fs. 94) puso en conocimiento de la
autoridad judicial la existencia de dicha Resolución y
posteriormente una vez ejecutada la misma con el
registro en Derechos Reales sobre los bienes de los
imputados, procedió a informar mediante nota de fecha
28 de junio de 2016 (fs. 96), cumpliendo de esta
manera con su obligación establecida por ley y
conforme lo dispuso el Tribunal mediante providencia
de fecha 16 de mayo 2016 (fs. 95).
El apelante debe tener presente que en tema de
nulidades procesales, ya sea en materia penal o civil,
rigen principios rectores de carácter general que no
pueden ser desconocidos, entre estos se puede
mencionar a los Principios de Especificidad o
Legalidad, Trascendencia, Convalidación, etc.; los
mismos que se encuentran contendidos en los arts. 16
y 17 de la Ley Nº 025 del Órgano Judicial aplicable a
todas las materias; el primero nos indica que ningún
trámite o acto judicial será declarado nulo si la nulidad
no se encuentra expresamente determinada por la ley
en forma expresa y específica, no siendo suficiente el
simple apartamiento de una determinada formalidad u
omisión para que se origine la nulidad del acto o
procedimiento; el Principio de Trascendencia nos
indica que no puede admitirse el pronunciamiento de la
nulidad por la nulidad misma o para satisfacer pruritos
formales, pues quien solicita nulidad debe probar que
el acto le ocasionó perjuicio cierto e irreparable y que
solo puede subsanarse mediante la declaración de
nulidad; el Principio de convalidación, nos orienta que
aún en el supuesto caso de concurrir los otros
presupuestos de la nulidad, ésta no podrá ser
declarada si es que el interesado consintió expresa o
tácitamente el acto defectuoso.
De manera específica en nuestro sistema procesal
penal se encuentran establecidos como causas de
nulidad los defectos absolutos y relativos cual fluye del
contenido de los arts. 169 y 170 del Código de
Procedimiento Penal; los primeros tienen la
característica de ser inconvalidables a diferencia de los
segundos y por lo mismo tienen efecto de anular el
acto procesal defectuoso; sin embargo debe tenerse
presente que no cualquier defecto puede ser invocable
como causa de nulidad, sino sólo aquellos que causen
perjuicio a la parte interesada y generen afectación a
derechos y garantías constitucionales; es decir, la
nulidad no deriva solo del quebrantamiento de la
forma, pues es necesario que haya afectación real a
algún derecho o garantía de alguna de las partes en
litigio y ésta haya demostrado el agravio para poder
solicitar la anulación del acto defectuoso; en ese
sentido se tiene establecido en la SCP. 0530/2012.
En el caso que se analiza, el apelante no toma en
cuenta ninguno de los elementos descritos y menos
acredita el perjuicio que se le habría generado con el
supuesto incumplimiento del plazo que refiere, toda
vez que la medida impuesta no se trata de una medida
cautelar de carácter personal que tenga por finalidad la
privación o restricción de la libertad del apelante para
que alegue violación de derechos bajo el argumento
de incumplimiento de plazos en la remisión de la
información cuyo aspecto además no es evidente; aun
en el hipotético caso de que ello hubiere ocurrido, no
puede directamente calificarse de inválida la
Resolución Fiscal Nº FGE/RJGP Nº 10/2016 de 9 de
mayo, siendo incluso el propio apelante quien asume y
manifiesta en términos generales su conformidad con
la imposición de la anotación preventiva sobre sus
bienes inmuebles que él considera ser propietario
únicamente de 300 mts2., sin embargo de manera
incoherente pretende se deje sin efecto la referida
Resolución Fiscal.
3.- Con relación a la denuncia de falta de
fundamentación de la resolución impugnada, tampoco
es evidente esa situación toda vez que el Auto
Supremo Nº 020/2016 cuenta con la fundamentación
debida donde el Tribunal somete a un análisis
minucioso del contenido de la Resolución Fiscal que
dispone la anotación preventiva de los bienes de los
imputados, existiendo la exposición tanto fáctica como
legal que da cuenta de las razones por las cuales el
Tribunal decidió ratificar la determinación del Ministerio
Público, siendo la Resolución clara y perfectamente
comprensible, cumpliendo de esta manera con los
estándares de motivación y fundamentación
establecidos por la jurisprudencia constitucional.
Sobre el particular, la jurisprudencia referida a través
de sus  innumerables fallos, empezando desde la SC
0752/2002-R de 25 de junio, pasando por la SC
1365/2005-R de 31 de octubre, SC 0012/2006-R de 4
de enero, entre otras, ha concretado y sintetizado en la
SCP 0903/2012 de 22 de agosto lo siguiente:  
“De lo expuesto, inferimos que la fundamentación y
motivación de una resolución que resuelva cualquier
conflicto jurídico, no necesariamente implica que la
exposición deba ser exagerada y abundante de
consideraciones, citas legales y argumentos
reiterativos, al contrario una debida motivación
conlleva que la resolución sea concisa, clara e integre
en todos los puntos demandados, donde la autoridad
jurisdiccional o en su caso administrativa, exponga de
forma clara las razones determinativas que justifican
su decisión, exponiendo los hechos, realizando la
fundamentación legal y citando las normas que
sustentan la parte dispositiva de la resolución…”.
Por las consideraciones realizadas, se concluye que
los miembros de la Sala Penal del Tribunal Supremo
de Justicia al emitir el Auto Supremo Nº 020/2016 de
04 de julio, han obrado correctamente.
4.- Finalmente, con relación a las respuestas al
recurso de apelación, las Entidades Públicas que
intervienen en los memoriales  de  fs. 83 a 85 y 115 a
117, deberán estarse a los fundamentos desarrollados
en la presente resolución. 
POR TANTO.- La Sala Civil del Tribunal Supremo de
Justicia, en aplicación de los arts. 406 de Código de
Procedimiento Penal aplicable al caso presente por
permisión del art. 11 de la Ley Nº 044, CONFIRMA el
Auto Supremo Nº 020/2016 de 04 de julio de 2016 de
fs. 1 a 3 de los antecedentes remitidos en apelación.
Con costas.
Regístrese, notifique y cúmplase.

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