La Naturaleza de Una Relación de Amor Con Dios
La Naturaleza de Una Relación de Amor Con Dios
La Naturaleza de Una Relación de Amor Con Dios
1 Juan 5: 6 Este es el que vino mediante agua y sangre, Jesucristo; no solo mediante agua, sino
mediante agua y sangre. El Espíritu es quien da testimonio de esto, porque el Espíritu es la
verdad. 7 Tres son los que dan testimonio, 8 y los tres están de acuerdo: el Espíritu, el agua y la
sangre. 9 Aceptamos el testimonio humano, pero el testimonio de Dios vale mucho más,
precisamente porque es el testimonio de Dios, que él ha dado acerca de su Hijo. 10 El que cree en
el Hijo de Dios acepta este testimonio. El que no cree a Dios lo hace pasar por mentiroso, por no
haber creído el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. 11 Y el testimonio es este: que
Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el
que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. 13 Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el
nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.
I-Identificando con precisión quién es Jesús, el Hijo de Dios, Aquel en quien debemos creer. V6-8
El que vino mediante agua y sangre: Juan deja claro que el Jesús de quien está hablando no es el Jesús
“fantasma” gnóstico quien era tan santo que no tenía nada que ver con este mundo. El Jesús en quien debemos
creer, es el Jesús que vino mediante agua y sangre; el Jesús que era parte de una tierra que era real, material, de
carne y hueso.
“vino mediante agua y sangre.” Parece como que escribe sobre algo que sucedió en el pasado, no de algo que
continua.
El que vino mediante agua y sangre: Probablemente la mejor explicación es el más antiguo entendimiento
cristiano de este pasaje que ha sido registrado (primero registrado por el antiguo Cristiano Tertulio.) Lo más
probable es que Juan se refiere al agua como el bautismo de Jesús, y a la sangre como su crucifixión.
Cuando Jesús fue bautizado, no fue en arrepentimiento por Sus propios pecados (no tenía ninguno,) sino porque él
quería identificarse completamente con la humanidad pecaminosa. Cuando el vino mediante agua, estaba
diciendo, “Yo soy uno de ustedes.”
Cuando Jesús murió en la cruz, no murió porque él tenía que hacerlo (la muerte no tenía poder sobre Él), pero Él
puso su vida para identificarse con la humanidad pecaminosa y salvarnos de nuestro pecado. Cuando el vino
mediante…. sangre fue para ponerse en nuestro lugar como un pecador culpable, y para llevar el castigo que
nuestro pecado merecía.
Esta explicación probablemente también se relaciona mejor con lo que Jesús dijo en Juan 3:5 De cierto, de cierto
te digo que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. El nacer de agua en este
pasaje se refiere a las aguas limpiadoras del bautismo.
Pudiera ser difícil de relacionarse con esta antigua manera de tratar de evitar la ofensa de la cruz diciendo,
“Realmente no era el Hijo de Dios quien colgaba en la cruz,” pero en nuestra era moderna tenemos nuestras
propias maneras de tratar de evitar la ofensa de la cruz. Algunos niegan que Jesús era Dios, y piensan en él sólo
como un “noble mártir.” Algunos trivializan la cruz, y la convierten meramente en un adorno de joyería y
tendencias pop de la moda. Otros remplazan la cruz con un evangelio de psicología de auto ayuda y auto estima, o
usan un evangelismo sin cruz.
El Espíritu es quien da testimonio de esto, porque el Espíritu es la verdad: El Espíritu Santo también da
testimonio de la verdadera persona de Jesús, así como Jesús lo prometió Él dará testimonio acerca de mí …Él me
glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber, Juan 15:26 y 16:14. El mensaje constante del Espíritu
Santo para nosotros es, “Aquí está Jesús.”
El Espíritu, el agua y la sangre: Estos son todos testigos constantes para decirnos quién es Jesús. Podemos darnos
cuenta que estos tres concuerdan. No es como si el Espíritu nos dijera una cosa, el agua otra y la sangre algo más.
La vida de Jesús, Su muerte y el Espíritu nos dicen quién es Jesús y nos lo dicen estando de acuerdo.
El texto de 1 Juan 5:7-8 debería leer con mayor precisión: Tres son los que dan testimonio, y los tres están de
acuerdo: el Espíritu, el agua y la sangre.
El testimonio de los hombres y el testimonio de Dios. V9-10
Aceptamos el testimonio humano, pero el testimonio de Dios vale mucho más: Todo mundo, todos los días recibe
el testimonio de los hombres en varias cosas. Por lo tanto, debemos tener mucha más confianza en el testimonio de
Dios cuando nos dice quién es Jesús.
Juan no quiere que creamos con una fe ciega. Por el contrario, nuestra fe debe ser basada en un testimonio
confiable. Y tenemos el testimonio más confiable posible, el testimonio de Dios.
El que cree en el Hijo de Dios acepta este testimonio: Cuando creemos en Jesús, recibimos el Espíritu Santo como
una confirmación interna de nuestra posición delante de Dios. Rom 8:16 lo pone así: El Espíritu mismo da
testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
El que no cree a Dios lo hace pasar por mentiroso: Cuando nos rehusamos a creer en Jesús, rechazamos el
testimonio con que Dios ha testificado acerca de Su Hijo. Por lo tanto, con nuestra incredulidad estamos
llamando mentiroso a Dios.
Tal rechazo del testimonio de Dios puede llevarnos a un punto donde el corazón se endurece contra Dios, al punto
donde se puede llegar a blasfemar al Espíritu Santo, tal como Jesús lo previno en Marcos 3: 28 Les aseguro que
todos los pecados y blasfemias se les perdonarán a todos por igual, 29 excepto a quien blasfeme contra el Espíritu
Santo. Este no tendrá perdón jamás; es culpable de un pecado eterno» ¿Qué esperanza puede haber para aquel que
persiste escuchando lo que Dios dice, y le llama mentiroso?
Seguridad de vida en el Hijo. V11-13
Y el testimonio es este: Juan, en el versículo anterior, nos acaba de decir lo serio que es el asunto de recibir el
testimonio de Dios. Ahora nos dirá cual es este testimonio.
que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo: Este es mensaje esencial de Dios para el hombre;
que la vida eterna es un regalo de Dios, recibido en Jesucristo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene
al Hijo de Dios no tiene la vida. Todo tiene que ver con Jesús, y vivir en Jesús es la evidencia de la vida eterna.
El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida: Al decir este mensaje tan
claramente, Juan espera persuadirnos a creer. Aun si ya creemos, él quiere que sepamos que tenemos vida
eterna, para que podamos tener esta seguridad y para que continuemos creyendo.
La necesidad de escuchar el sencillo evangelio de la salvación en Jesucristo no termina una vez que abrazamos el
evangelio. Nos beneficiamos de él, estamos seguros en él, y somos ayudados a continuar en él conforme lo
escuchamos y abrazamos una y otra vez.
para que sepan que tienen vida eterna: La confianza de Juan es impresionante. Él quiere que sepamos que
tenemos vida eterna. Sólo podemos saber esto si nuestra salvación descansa en Jesús y no en nuestro propio
desempeño. Si depende de mí, entonces en un buen día soy salvo y en un mal día... no sé. Pero si depende de lo que
Jesús ha hecho por mí, entonces yo se.
Miércoles 3 marzo Ayuda para el cristiano que ora.
1 Juan 5: 14 Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos conforme a su
voluntad, él nos oye. 15 Y, si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar
seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.16 Si alguno ve a su hermano cometer un
pecado que no lleva a la muerte, ore por él y Dios le dará vida. Me refiero a quien comete un
pecado que no lleva a la muerte. Hay un pecado que sí lleva a la muerte, y en ese caso no digo
que se ore por él. 17 Toda maldad es pecado, pero hay pecado que no lleva a la muerte.
Confianza en la oración. V14-15
a. Esta es la confianza que tenemos en él: Juan ha desarrollado la idea de confianza en Él. En el versículo
anterior, 1 Juan 5:13, él escribió a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis
vida eterna. Ahora, para aquellos que saben que tienen vida eterna, Juan relaciona la idea de confianza en Él a la
oración.
b. Si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye: En esto vemos el propósito de la oración y el
secreto del poder en la oración; esto es pedir; pedir cualquier cosa; pedir cualquier cosa conforme a su voluntad;
y una vez habiendo pedido, tener la seguridad de que él nos oye.
i. Primero, Dios quiere que pidamos en oración. Muchas oraciones fallan porque nunca piden nada. Dios es un
Dios amoroso, y generoso – Él quiere que le pidamos.
ii. Segundo, Dios quiere que pidamos cualquier cosa en oración. Esto no implica que cualquier cosa que pidamos
nos será dada, pero cualquier cosa en el sentido de que debemos orar por todo. Dios tiene interés en nuestra vida
completa, y nada es demasiado grande o demasiado pequeño para orar. Como escribió Pablo en Filipenses 4:6; Por
nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción
de gracias.
iii. Después, Dios quiere que pidamos conforme a su voluntad. Es sencillo para nosotros estar concentrados
en nuestra voluntad delante de Dios, y de tener un panorama fatalístico concerniente a Su voluntad (“Él llevará a
cabo Su voluntad con o sin mis oraciones, acaso no?”) Pero Dios quiere que veamos y discernamos Su voluntad
por Su palabra, y que oremos para que Su voluntad sea puesta en acción. Cuando Juan escribió esto, puede que
haya tenido en mente las palabras de Jesús las cuales registró en Juan 15:7: Si permanecéis en mi, y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. Cuando permanecemos en Jesús – viviendo en
Él día a día – nuestra voluntad se alineará más a Su voluntad, y podemos pedir lo que anhelemos, y cada vez más
estaremos pidiendo conforme a Su voluntad. Entonces vemos oraciones contestadas.
iv..Si algo es voluntad de Dios, entonces ¿por qué no simplemente lo hace sin nuestras oraciones? ¿Por qué esperar
a ejecutar Su voluntad hasta que oremos? Porque Dios nos ha nombrado para trabajar con Él como lo dice en 2
Corintios 6:1, como colaboradores suyos. Dios quiere que trabajemos con Él, y eso significa alinear nuestra
voluntad y nuestra agenda con la de Él. Él quiere que nos interesemos por las cosas que a Él le interesan y que nos
interesen de tal manera que oremos apasionadamente por ellas.
Sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho: Cuando pedimos conforme a la voluntad de Dios;
cuando oramos las promesas de Dios – tenemos esta confianza y por lo tanto oramos con una fe genuina y precisa.
i. La oración debe ser mucho más que lanzar deseos al cielo. Está fundamentada en el entendimiento de la voluntad
y promesas de Dios de acuerdo a Su Palabra poniendo esas promesas en acción. Por cada petición, deberíamos en
nuestra mente y con nuestra boca preguntar, “¿Qué razón tengo para pensar que Dios va a contestar esta oración?”
Deberíamos poder contestar esa pregunta basados en Su Palabra.
ii. Las oraciones más poderosas en la Biblia son siempre las que se basan en el entendimiento de la voluntad de
Dios y piden que ésta se realice. Puede que nos moleste cuando alguno de nuestros hijos nos dice, “Papi, esto es lo
que prometiste, por favor hazlo,” pero a Dios le agrada mucho. Esto muestra nuestra voluntad alineada a la de Él,
nuestra dependencia de Él, y que tomamos Su Palabra en serio.
iii. No está mal necesariamente el pedir algo que Dios no ha prometido; pero entonces nos damos cuenta que no
estamos viniendo a Dios basados en una promesa específica, y no tendremos la confianza de saber que tendremos
las peticiones que le hayamos hecho.
Orando por un hermano pecador. V16-17
a. Si alguno ve a su hermano cometer pecado …pedirá: Cuando vemos a un hermano en pecado, Juan nos dice
que lo primero que debemos hacer es orar por esa persona. Con mucha frecuencia, lo último que hacemos es orar,
o lo más pequeño que hacemos cuando nuestro hermano está pasando por dificultades.
b. Y Dios le dará vida: Dios prometió bendecir la oración hecha por un hermano en pecado. Tal vez dichas
oraciones tengan un poder especial delante de Dios porque son oraciones que llevan a cabo el mandamiento de
amar a los hermanos. Seguramente nos amamos unos a otros mejor cuando oramos unos por otros.
c. Hay pecado de muerte: El hecho de que se habla en el contexto de hermano, es erróneo pensar que se refiere a
pecado que lleve a muerte espiritual; probablemente se refiere al pecado llevando a la muerte física del creyente.
i. Este es un concepto complicado, pero tenemos un ejemplo de ello en 1 Corintios 11:27-30, donde Pablo dice que
entre los Cristianos en Corinto, debido a su conducta vergonzosa durante la Cena del Señor, algunos habían muerto
(hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.) Esta muerte no vino como un juicio de
condenación, sino de corrección. (Mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos
condenados por el mundo, 1 Corintios 11:32.)
ii. Aparentemente, un creyente puede pecar hasta el punto donde Dios piensa que es mejor traerlo a casa,
probablemente porque de alguna manera han comprometido su testimonio tan significativamente que deberían
mejor venir a casa con Dios.
iii. Sin embargo, ciertamente es presuntuoso pensar de esta manera en cada caso de muerte prematura de un
creyente, o usarlo como tentación de suicidio para el Cristiano culpable. Nuestras vidas están en las manos de Dios,
y si Él decide llamar a alguno de Sus hijos al hogar, que así sea.
iv. Algunos creen que hermano es usado aquí en un sentido muy vago y que lo que Juan quiere decir con pecado
de muerte es la blasfemia contra el Espíritu Santo, lo que es el rechazo voluntario de Jesucristo. Pero este sería un
uso curioso del término hermano, especialmente de acuerdo a cómo Juan ya uso hermano en su propia carta.
d. Por el cual yo no digo que se pida: Aparentemente, cuando un Cristiano es corregido en relación a pecado de
muerte, ya no tiene caso orar por su restauración – la situación está completamente en las manos de Dios.
e. Hay pecado no de muerte: Juan reconoce que no todo pecado conduce a muerte en la manera en que él habla,
aunque toda injusticia es pecado.
Miércoles 10 marzo Protegiendo nuestra comunión con Dios.
1. Sabiendo quién somos y quienes son nuestros enemigos. V18-19
a. Todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado: En la batalla contra el pecado, es esencial que
mantengamos nuestras mentes puestas en quién somos en Cristo Jesús. Si somos nacidos de Él, tenemos entonces
los recursos para ser libres del pecado recurrente.
i. Juan está repitiendo su idea de 1 Juan 3:6: Todo aquel que permanece en él, no peca. La gramática en el idioma
original deja claro que Juan está hablando de un estilo de vida de pecado continuo. Aquí Juan no está enseñando
sobre la posibilidad de perfección sin pecado. Como Stott dice, “El tiempo presente en el verbo griego denota
hábito, continuidad, secuencia ininterrumpida.”
b. Aquel que fue engendrado por Dios, le guarda y el maligno no le toca: Si somos nacidos de él, entonces
tenemos una protección contra el maligno, una protección única que no pertenece al que no es nacido de él. Saber
esto, nos da confianza en la guerra espiritual.
i. En el versículo 18 Juan quiere decir que Élquien fue engendrado por Dios (Jesucristo) le guarda (al creyente).
Juan quiere decir que somos guardados por Jesús y protegidos de Satanás.
c. No le toca: La palabra toca tiene la idea de sujetarse. Juan claramente dice que el maligno – Satanás, o alguno
de sus demonios – no se pueden sujetar a los que son nacidos de Él.
i. Lo que los eruditos griegos dicen sobre toca: La palabra es mayor y que realmente está hablando de algo más allá
como adherirse y no simplemente un toque superficial.
ii. El único lugar en estos escritos donde Juan utiliza este verbo particular para toca es en Juan 20:17, dónde
literalmente Jesús le dice a María No me toques. Porque somos nacidos de Dios, satanás no puede adherirse ni
aferrarse a nosotros de la manera que sí lo puede hacer en la vida de alguien quien no es nacido de Él.
d. Sabemos que somos de Dios: Si somos nacidos de Él, somos apartados del mundo – ya no más estamos bajo el
maligno, aunque el mundo entero sí lo está. Saber esto significa que podemos ser libres para ser lo que somos en
Jesús y separarnos del sistema del mundo que está en rebelión contra Él.
Permanece en Jesús y evita los ídolos.V20-21
a. Para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo: En la conclusión de esta
carta, Juan regresó a tu tema principal: comunión con Jesucristo. Debemos conocerlo, y la palabra que Juan usa
para conocer (ginosko) habla de conocimiento por experiencia. Así es como Jesús quiere que le conozcamos.
b. Nos ha dado entendimiento: La obra de Jesús en nosotros nos da entendimiento, y la habilidad de conocerlo,
y de estar en Él – la vida de comunión a la que Juan nos invitó en 1 Juan 1:3.
i. Significativamente, este entendimiento debe ser dado. No podemos atribuirlo a nosotros mismos. Si Dios no se
hubiera revelado a nosotros, nunca la hubiéramos encontrado. Le conocemos y podemos conocerlo porque Él se ha
revelado a nosotros.
ii. Más que de cualquier otro modo, Dios se ha revelado a nosotros por aquelque es verdadero, Su Hijo
Jesucristo. Jesús es la clave y el centro de todo. Vemos la personalidad y carácter de Dios viendo a Jesucristo.
iii. Al que es verdadero también nos recuerda del tema que Juan ha tenido a lo largo de la carta: la importancia de
fe real, de confiar en el Jesús real, no en un Jesús inventado. El Jesús de la Biblia es Aquel que es verdadero,
quien es Su Hijo Jesucristo.
c. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna: Aquí Juan nos dice quien es Jesús. Él fue un hombre (como Juan lo
declaró en 1 Juan 1:1, 4:2 y 5:6,) pero no era solamente un hombre. Él era totalmente hombre y el verdadero Dios
y la vidaeterna. Juan no puede y nosotros no podemos promover la humanidad de Jesús sobre Su deidad, o Su
deidad sobre Su humanidad. Él es ambas: completamente Dios y completamente hombre.
d. Guardaos de los ídolos: Esta puede parecer una forma extraña de terminar la carta de Juan, pero encaja en el
tema de una real y viviente comunión con Dios. El enemigo de la comunión con Dios es la idolatría, adoptar a un
dios falso, o una idea falsa del Dios verdadero. De una manera correcta, Juan cierra con esta advertencia, después
de haber escrito en la mayor parte del libro advirtiéndonos de los peligros del Jesús falso que muchos enseñaban en
ese tiempo (1 Juan 3:18-23, 4:1-3, 5:6-9.)
i. Sólo podemos tener una verdadera comunión con el Dios que está realmente ahí! La idolatría, ya sea obvia
(rezar a una estatua) o sutil (vivir por tu carrera o cualquier cosa fuera de Dios) siempre ahogará una verdadera
comunión con Dios y dañará nuestras relaciones con nuestros hermanos y hermanas en Jesús. No es de extrañar
que Juan termine con guardaos de los ídolos; así es como protegemos nuestra comunión con Dios.