La Naturaleza de Una Relación de Amor Con Dios

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 10

La naturaleza de una relación

de amor con Dios.


1 Juan 4: 12 Nadie ha visto jamás a Dios, pero, si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros,
y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente.13 ¿Cómo sabemos que permanecemos en él, y que él
permanece en nosotros? Porque nos ha dado de su Espíritu.14 Y nosotros hemos visto y declaramos que el Padre
envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo.15 Si alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios
permanece en él, y él en Dios.16 Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que
permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. 
1. Viendo a Dios a través de la evidencia del amor. V 12
Nadie ha visto jamás a Dios: Juan relata un principio básico sobre Dios el Padre – que nadie, nadie ha visto
jamás a Dios. Cualquiera que diga que ha visto a Dios el Padre está hablando – por lo menos – desde su
imaginación porque Juan claramente declara, nadie ha visto jamás a Dios.
Hablando de Dios el Padre, Pablo escribió en 1 Ti 1:17: Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Jesús declaró de Dios el Padre, Dios es Espíritu, dejando ver
que Dios el Padre no tiene un cuerpo tangible que pueda ser visto.
Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros: Esta es la evidencia más grande de la
presencia y obra de Dios en nosotros – amor. Ya que nadie ha visto jamás a Dios, esto provee una evidencia de la
presencia de Dios.
Algunas personas piensan que la mayor evidencia de la presencia y obra de Dios es el poder. Algunas personas
piensan que la mayor evidencia de la presencia y obra de Dios es la popularidad. Pero la mayor evidencia de la
presencia y obra de Dios es el amor. Donde Dios está presente y obrando, habrá amor.
En ocasiones Jesús parecía débil y falto de poder, pero Él siempre estaba lleno de amor. En ocasiones Jesús no era
popular en absoluto, pero Él siempre estaba lleno de amor. En ocasiones Jesús no inspiraba en la gente
sentimientos apasionados, pero Él siempre estaba lleno de amor. El amor era la constante, mayor evidencia de la
presencia y obra de Dios en Jesucristo.
Su amor se ha perfeccionado en nosotros: Perfeccionado utiliza la palabra griega teleioo, la cual no significa
“perfecto” sino “maduro” y “completo.” Si nosotros nos amamos unos a otros, entonces el amor de Dios es
“maduro” y “completo” en nosotros.
Juan regresa con la idea conocida: Si realmente caminamos en el amor que Dios tiene por nosotros, será evidente
en nuestro amor unos por otros.
El cristiano maduro será conocido por el amor. Una vez más, la verdadera medida de madurez no es la imagen de
poder, popularidad o sentimientos apasionados – sino de la presencia del amor de Dios morando en nuestras vidas,
y que es dada a otros.
II. La seguridad de la obra de la Trinidad en nosotros. V 13-15
Como sabemos que permanecemos en él: Al empezar con las palabras como sabemos, Juan conectó el
pensamiento de este versículo directamente con el anterior. Podemos conocer por experiencia que vivimos en
Dios, si Su amor ha sido perfeccionado en nosotros. Y sabemos que Su amor ha sido perfeccionado en nosotros si
nos amamos unos a otros.
permanecemos en él, y que él permanece en nosotros: Permanecer en Jesús no es trabajo de una sola parte,
nosotros batallando para permanecer en Él. Así como es verdad que nosotros debemos permanecer en Él, también
es verdad que Él permanece en nosotros.
Jesús dijo en Juan 15:4, Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Y en Juan 15:7, Él dijo Si permanecen
en mí y mis palabras permanecen en ustedes. Una de las maneras en que Jesús permanece en nosotros – vive en
nosotros – es a través de Su palabra.
Nos ha dado de su Espíritu: Juan menciona la obra del Espíritu Santo en nosotros en este punto por dos
conexiones importantes. Primero, es el Espíritu de Dios en nosotros quien es la presencia de Jesús que permanece
en nosotros. Segundo, es el testimonio del Espíritu Santo en nosotros lo que hace posible que
nosotros conozcamos que permanecemos en Él. Como Pablo lo menciona en Rom 8:16: El Espíritu mismo le
asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. El Espíritu Santo nos da esta seguridad.
hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo: El “hemos” quienes dan
testimonio en este versículo son aquellos que originalmente vieron a Jesús, testigos de Su presencia.
Ellos conocieron que el Padre ha enviado al Hijo, el salvador del mundo.
Hemos visto y declaramos: Hablando como quien tiene el Espíritu de Dios (nos ha dado de su Espíritu), Juan
declara tres verdades esenciales sobre quién es Dios y cómo nos salva.
(1) Que el Padre ha enviado al Hijo.
(2) Que Él fue enviado como el Salvador del mundo
(3) Sabiendo y conociendo que Jesús es el fundamento para permanecer en Él (Si alguien reconoce que Jesús es
el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.)
Si alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios: No es suficiente saber los
hechos sobre quién es Jesús; debemos confesar la verdad. La idea detrás de la palabra confesar es “estar de
acuerdo con.” Debemos estar de acuerdo con Dios sobre quién es Jesús, y descubrimos lo que Dios dice sobre
Jesús en la Palabra de Dios. Se puede saber algo sin estar de acuerdo con ello; Dios demanda que realmente
estemos de acuerdo.
Aunque Juan ha estado escribiendo mucho sobre el amor, no ignora el tema de la verdad. Juan no piensa que es
“suficiente” que una persona tenga cierto tipo de amor en su vida si no confiesan que Jesús es el Hijo de Dios.
No se trata de decidir entre amor o verdad; debemos tener ambas.
III. La respuesta del cristiano a Dios y Su amor. V16
Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama: Esta es la respuesta apropiada del cristiano ante
quién es Dios y cómo nos ama. Somos llamados a tomar el amor y gracia que Dios ofrece, conocerlas por
experiencia y creerlas. De eso es de lo que se trata tener comunión con Dios.
El cristiano debe saber y creer el amor que Dios tiene para con nosotros. Habría que considerar qué se
necesitaría para que dejaran de creer que Dios los ama. Pablo sabía que nada lo podría separar del amor de Dios
que era en Cristo Jesús Rom 8:35 ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la
persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia?  36 Así está escrito: «Por tu causa siempre nos
llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!» 37 Sin embargo, en todo esto somos más que
vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles
ni los demonios,  ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, 39 ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la
creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor. y cada cristiano
debería tener la misma confianza.
Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él: El Cristiano que tiene este tipo de
relación con Dios estará virtualmente “sumergido” en el amor de Dios; se convierte en su medio ambiente, su
lugar de morada.
Miércoles 10 febrero 1 Juan 4:17 Ese amor se manifiesta plenamente entre nosotros para que en el día del
juicio comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo hemos vivido como vivió Jesús. En el amor no
hay temor, 18 sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido
perfeccionado en el amor. 19 Nosotros amamos porque él nos amó primero. 20 Si alguien afirma: «Yo amo a Dios»,
pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a
Dios, a quien no ha visto. 21 Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano.
I. El perfeccionamiento del amor, ahora y en la eternidad. V 17-18
Ese amor se manifiesta plenamente entre nosotros: Para perfeccionado, Juan utiliza la palabra se manifiesta
plenamente que significa “perfectamente perfecto” o “completamente completo.”
En el día del juicio: Aquí es cuando se demostrará la obra de amor en nosotros completamente. Ahora conocemos
el amor de Dios hasta cierto punto, pero lo conoceremos completamente en el día del juicio.
para que en el día del juicio comparezcamos con toda confianza: Esto muestra la grandeza de la obra de Dios en
nosotros. Pudiéramos estar satisfechos con apenas sobrevivir el día del juicio, pero Dios quiere llenar nuestras
vidas con Su amor y Su verdad de tal manera que tengamos confianza en el día del juicio. La única manera de
tener confianza en el día del juicio es recibir y caminar en el amor transformador de Dios hoy.
Confianza en el día del juicio: ¿Cómo puede alguien tener tal confianza? Podemos imaginarnos a Jesús teniendo
esa confianza delante del trono de Dios, pero, ¿nosotros? Sin embargo, si permanecemos en Él y Él en nosotros
nuestra identidad está ligada a Jesús: como él es, así debemos ser nosotros en este mundo.
Ciertamente esta gloria está en nosotros en forma de “semilla”; no ha sido desarrollada completamente en lo que
llegará a ser. Pero está ahí, y su presencia se demuestra por nuestro amor unos por otros y nuestro estar de acuerdo
con la verdad de Dios – y todo eso nos sirve para darnos confianza.
En el amor no hay temor: El amor completo significa que no nos acobardamos en temor delante de Dios, con
pavor de Su juicio, ni ahora ni en el día del juicio. Sabemos que todo el juicio que merecíamos – pasado, presente
y futuro – fue derramado sobre Jesucristo en la cruz.
El temor del cual Juan está hablando aquí, no es la reverencia que debemos tener a Dios, sino el tipo de temor
que involucra tormento – ese tipo de temor agonizante que roba a nuestra alma todo gozo y confianza delante de
Dios. Es el temor opuesto a la confianza en el día del juicio.
El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor: Si nuestra relación con Dios está
marcada por este temor que atormenta, se demuestra que no hemos sido perfeccionados – o sea, completos y
maduros – en Su amor.
II. La razón de nuestro amor por Jesús. V 19
Nosotros amamos: En esta gran declaración, Juan empieza por mencionar lo que hay en el corazón de cada
verdadero seguidor de Jesucristo. Simple y sencillamente puesto, nosotros le amamos.
Es algo que todo cristiano debe proclamar sin temor: amo a Jesús. ¿Puedes decirlo? ¿Te avergüenzas de decirlo?
¿Puedes decir, “Yo amo a Jesús”?
porque él nos amó primero: Este versículo no sólo declara nuestro amor por Jesús, también nos dice cuándo nos
amó. Algunas personas se imaginan que Jesús nos amó porque Él sabía que le amaríamos y tendríamos fe en Él.
Pero Él os amó antes de eso, aun antes de que el mundo fuera creado, cuando nuestra existencia estaba solamente
en la mente y corazón de Dios, Jesús nos amó.
Nosotros amamos porque él nos amó primero: Este versículo nos dice de dónde viene el amor de Jesús: Viene
de Él. Nuestro amor por Dios siempre es en respuesta de su amor por nosotros; Él inicia y nosotros respondemos.
Nunca tenemos que acercar a Dios a nosotros; por el contrario, Él nos acerca a sí mismo. Este versículo nos
dice por qué amamos a Jesús, y cómo podemos amarle más.
III. El mandamiento a amar. V20-21
Si alguno dice; Yo amo a Dios: Con frecuencia es más fácil proclamar un amor por Dios porque eso involucra una
relación privada con un Dios invisible. Pero Juan acertadamente insiste que nuestra declaración de amar a Dios es
falsa si no amamos también a nuestro hermano, y que este amor debe de ser mostrado.
Se puede ser pequeño espiritualmente por falta de amor. Se puede conocer la Palabra, nunca faltar a un servicio,
orar fervientemente y demostrar tener dones del Espíritu. Sin embargo, en todo eso se puede ser como Caín, quien
ofreció a Dios el fruto de sus manos y no el fruto del Espíritu.
Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso: Por esta medida crucial, Jesús
dijo que el mundo podría medir nuestro estatus como discípulos por la medida de nuestro amor unos por
otros. Juan 13:35 De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros».
Y nosotros tenemos este mandamiento de él: Tenemos el mandamiento de amar. Aunque el amor fluye como
resultado de permanecer en relación con Dios y de haber nacido de Él, también involucra un aspecto esencial de
nuestra voluntad. Por lo tanto, nos es dado el mandamiento de amar a nuestros hermanos en Cristo.
Al ser nacidos de Dios y permanecer en Él, tenemos la habilidad de amar; pero es una decisión de nuestra voluntad
el acercarnos a esa fuente y dársela a otros. Por lo tanto, nos es dado el mandamiento de amar, El que ama a Dios,
ame también a su hermano.
Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano: También
podemos aprender cómo amar a Dios amando a otras personas. Se podría decir, “Quiero amar más a Dios; quiero
crecer en mi amor por Él. Pero ¿cómo puedo amar a un Dios que es invisible?” Dios nos diría, “Aprende a amarme,
a quien no puedes ver, amando a Mis hijos, a quienes puedes ver.”
Jesús dijo en Mateo 5: 23» Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano
tiene algo contra ti, 24 deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego
vuelve y presenta tu ofrenda. Dios se agrada más cuando te reconcilias con tu hermano que si le traes un sacrificio
de alabanza.
1 JUAN 5 – NACIDO DE DIOS Y CREYENDO EN EL HIJO DE DIOS
Miércoles 17 febrero. Siendo nacido de Dios.
1 Juan 5:1Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios, y todo el que ama al padre ama también a
sus hijos.  2 Así, cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos, sabemos que amamos a los hijos de
Dios. 3 En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y estos no son difíciles de
cumplir,  4 porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra
fe. 5 ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
1. La fuente del amor es ser nacidos de Dios. V1
Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios: Con frecuencia Juan menciona ser nacido de
Dios Esto significa creer que Jesús es su Mesías, no sólo el Mesías en sentido genérico.
El mayor énfasis de Juan ha sido el amor, pero no quiere que nadie crea que alguien se gana la salvación amando a
otros. Somos nacidos de Dios cuando ponemos nuestra confianza en Jesús y en su obra redentora en nuestras
vidas.
Todo el que ama al padre ama también a sus hijos: Ser nacido de Dios tiene estos dos efectos. Se asume que
amaremos a Dios (el que engendró,) porque somos nacidos de nuevo en Su familia. También se asume que
amaremos a otros quienes han sido engendrados por él. – nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
II. La demostración del amor de Dios. V 2-3
Sabemos que amamos a los hijos de Dios: Así como nuestro amor por la gente refleja nuestro amor a Dios nuestro
amor y obediencia a Dios es una demostración del amor hacia el cuerpo de Cristo.
En ocasiones se ha dicho que lo mejor que un padre puede hacer por sus hijos es amar a su esposa (madre de ellos.)
Aun así, la primordial manera de que un hijo de Dios ame a sus hermanos y hermanas en Cristo, es amar a Dios y
obedecerle. Y, si amas al padre, amarás al hijo. Todo junto funciona bien.
Cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos: Un cristiano que no ama a Dios ni guarda sus
mandamientos es de muy poco uso efectivo en el cuerpo de Cristo. Esto es verdad aun cuando él o ella estén
involucrados en muchos ministerios y tengan una posición oficial de servicio en la iglesia.
Cuando nuestro amor y obediencia a Dios se enfría, no solamente nos lastimamos a nosotros mismos – lastimamos
también a nuestros hermanos y hermanas. El mal es hecho, por lo menos, porque nos convertimos en lastre en el
progreso espiritual del pueblo de Dios.
Si no amamos y obedecemos a Dios por nuestro propio bien, entonces deberíamos por lo menos hacerlo por amor a
otros.
En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos: Amar a Dios es también guardar o
obedecer sus mandamientos. El que dice que ama a Dios pero tiene un estilo de vida de desobediencia consciente,
es como el creyente que dice que camina en comunión con Dios, sin embargo camina en oscuridad están
mintiendo.
Seguramente Juan tenía en mente las palabras de Jesús: Si me amáis, guardad mis mandamientos. 
Y estos no son difíciles de cumplir: Algunos cristianos se sienten agobiados por los mandamientos de Dios, sin
embargo, Juan insiste que no son difíciles.
cuando vemos qué tan buenos y sabios son los mandamientos de Dios. Son regalos que nos ofrece para mostrarnos
la mejor y más gratificante vida posible. Los mandamientos de Dios son como el “manual del fabricante” para la
vida; Él nos dice qué hacer porque Él sabe cómo funcionamos mejor, Los mandamientos de Dios no nos son dados
para atarnos o provocarnos dolor, ni porque Dios sea como un anciano irritable.
porque cuando nacemos de nuevo, un corazón nuevo nos es dado – corazones que por instinto anhelan agradar a
Dios. Como parte del Nuevo Pacto, la ley de Dios ha sido escrita en el corazón de cada creyente.
Juan no está tratando de decir que la obediencia es cosa fácil. Si ese fuera el caso, entonces nos sería fácil no pecar,
y Juan ya ha establecido que todos pecamos.
III. Ser nacidos de Dios es la fuente de la victoria. V4-5
porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo: Juan inicia con un principio que es muy sencillo, sin
embargo, muy poderoso – si somos nacidos de Dios, venceremos al mundo.
Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe: Así como creer en Él es la clave para ser nacidos de Dios, la
clave para la victoria es fe. No solamente una fe de ven-al-altar-y recibe-salvación, sino una fe consistente que
permanece, una continua confianza y dependencia en Jesucristo.
Juan repite el pensamiento con las palabras ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el
Hijo de Dios? La vida de permanecer en la fe y confianza en Jesucristo es la vida que vence las presiones y
tentaciones del mundo.
¿Quién es el que vence al mundo? Esto nos dice que vencemos primeramente por quienes somos en Cristo, no por
lo que hacemos. Vencemos porque somos nacidos de Dios, y somos nacidos de Dios porque creemos que Jesús es
el Hijo de Dios – una vez más, no simplemente en un sentido intelectual, pero entregamos nuestras vidas en el
hecho de que Jesús es el Hijo de Dios.
¿Cómo podemos llegar a ser vencedores del mundo en Jesús?
· En el mundo tendréis tribulación, pero confiad, yo he venido al mundo. Juan 16:33 Porque Jesús ha vencido al
mundo, al nosotros permanecer en Él, somos vencedores en Jesús.
· Los vencedores tienen un lugar especial en el mundo venidero. Jesús prometió Al que venciere, le daré que se
siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono Apoc. 3:21
· Los vencedores vencen porque la sangre de Jesús triunfa sobre las acusaciones de Satanás, la palabra de su
testimonio vence sobre el engaño de Satanás, y el no amar sus vidas vence la violencia de Satanás. Apoc12:11
Miércoles 24 febrero. La fuente de nuestra relación con Dios: Jesucristo.

1 Juan 5: 6 Este es el que vino mediante agua y sangre, Jesucristo; no solo mediante agua, sino
mediante agua y sangre. El Espíritu es quien da testimonio de esto, porque el Espíritu es la
verdad. 7 Tres son los que dan testimonio,  8 y los tres están de acuerdo: el Espíritu, el agua y la
sangre.  9  Aceptamos el testimonio humano, pero el testimonio de Dios vale mucho más,
precisamente porque es el testimonio de Dios, que él ha dado acerca de su Hijo.  10  El que cree en
el Hijo de Dios acepta este testimonio. El que no cree a Dios lo hace pasar por mentiroso, por no
haber creído el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.  11  Y el testimonio es este: que
Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo.  12  El que tiene al Hijo, tiene la vida; el
que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. 13  Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el
nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.
I-Identificando con precisión quién es Jesús, el Hijo de Dios, Aquel en quien debemos creer. V6-8
El que vino mediante agua y sangre: Juan deja claro que el Jesús de quien está hablando no es el Jesús
“fantasma” gnóstico quien era tan santo que no tenía nada que ver con este mundo. El Jesús en quien debemos
creer, es el Jesús que vino mediante agua y sangre; el Jesús que era parte de una tierra que era real, material, de
carne y hueso.
“vino mediante agua y sangre.” Parece como que escribe sobre algo que sucedió en el pasado, no de algo que
continua.
El que vino mediante agua y sangre: Probablemente la mejor explicación es el más antiguo entendimiento
cristiano de este pasaje que ha sido registrado (primero registrado por el antiguo Cristiano Tertulio.) Lo más
probable es que Juan se refiere al agua como el bautismo de Jesús, y a la sangre como su crucifixión.
Cuando Jesús fue bautizado, no fue en arrepentimiento por Sus propios pecados (no tenía ninguno,) sino porque él
quería identificarse completamente con la humanidad pecaminosa. Cuando el vino mediante agua, estaba
diciendo, “Yo soy uno de ustedes.”
Cuando Jesús murió en la cruz, no murió porque él tenía que hacerlo (la muerte no tenía poder sobre Él), pero Él
puso su vida para identificarse con la humanidad pecaminosa y salvarnos de nuestro pecado. Cuando el vino
mediante…. sangre fue para ponerse en nuestro lugar como un pecador culpable, y para llevar el castigo que
nuestro pecado merecía.
Esta explicación probablemente también se relaciona mejor con lo que Jesús dijo en Juan 3:5 De cierto, de cierto
te digo que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. El nacer de agua en este
pasaje se refiere a las aguas limpiadoras del bautismo.
Pudiera ser difícil de relacionarse con esta antigua manera de tratar de evitar la ofensa de la cruz diciendo,
“Realmente no era el Hijo de Dios quien colgaba en la cruz,” pero en nuestra era moderna tenemos nuestras
propias maneras de tratar de evitar la ofensa de la cruz. Algunos niegan que Jesús era Dios, y piensan en él sólo
como un “noble mártir.” Algunos trivializan la cruz, y la convierten meramente en un adorno de joyería y
tendencias pop de la moda. Otros remplazan la cruz con un evangelio de psicología de auto ayuda y auto estima, o
usan un evangelismo sin cruz.
El Espíritu es quien da testimonio de esto, porque el Espíritu es la verdad: El Espíritu Santo también da
testimonio de la verdadera persona de Jesús, así como Jesús lo prometió Él dará testimonio acerca de mí …Él me
glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber, Juan 15:26 y 16:14. El mensaje constante del Espíritu
Santo para nosotros es, “Aquí está Jesús.”
El Espíritu, el agua y la sangre: Estos son todos testigos constantes para decirnos quién es Jesús. Podemos darnos
cuenta que estos tres concuerdan. No es como si el Espíritu nos dijera una cosa, el agua otra y la sangre algo más.
La vida de Jesús, Su muerte y el Espíritu nos dicen quién es Jesús y nos lo dicen estando de acuerdo.
El texto de 1 Juan 5:7-8 debería leer con mayor precisión: Tres son los que dan testimonio, y los tres están de
acuerdo: el Espíritu,  el agua y la sangre. 
El testimonio de los hombres y el testimonio de Dios. V9-10
Aceptamos el testimonio humano, pero el testimonio de Dios vale mucho más: Todo mundo, todos los días recibe
el testimonio de los hombres en varias cosas. Por lo tanto, debemos tener mucha más confianza en el testimonio de
Dios cuando nos dice quién es Jesús.
Juan no quiere que creamos con una fe ciega. Por el contrario, nuestra fe debe ser basada en un testimonio
confiable. Y tenemos el testimonio más confiable posible, el testimonio de Dios.
El que cree en el Hijo de Dios acepta este testimonio: Cuando creemos en Jesús, recibimos el Espíritu Santo como
una confirmación interna de nuestra posición delante de Dios. Rom 8:16 lo pone así: El Espíritu mismo da
testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
El que no cree a Dios lo hace pasar por mentiroso: Cuando nos rehusamos a creer en Jesús, rechazamos el
testimonio con que Dios ha testificado acerca de Su Hijo. Por lo tanto, con nuestra incredulidad estamos
llamando mentiroso a Dios.
Tal rechazo del testimonio de Dios puede llevarnos a un punto donde el corazón se endurece contra Dios, al punto
donde se puede llegar a blasfemar al Espíritu Santo, tal como Jesús lo previno en Marcos 3: 28 Les aseguro que
todos los pecados y blasfemias se les perdonarán a todos por igual, 29 excepto a quien blasfeme contra el Espíritu
Santo. Este no tendrá perdón jamás; es culpable de un pecado eterno» ¿Qué esperanza puede haber para aquel que
persiste escuchando lo que Dios dice, y le llama mentiroso?
Seguridad de vida en el Hijo. V11-13
Y el testimonio es este: Juan, en el versículo anterior, nos acaba de decir lo serio que es el asunto de recibir el
testimonio de Dios. Ahora nos dirá cual es este testimonio.
que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo: Este es mensaje esencial de Dios para el hombre;
que la vida eterna es un regalo de Dios, recibido en Jesucristo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene
al Hijo de Dios no tiene la vida. Todo tiene que ver con Jesús, y vivir en Jesús es la evidencia de la vida eterna.
El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida: Al decir este mensaje tan
claramente, Juan espera persuadirnos a creer. Aun si ya creemos, él quiere que sepamos que tenemos vida
eterna, para que podamos tener esta seguridad y para que continuemos creyendo.
La necesidad de escuchar el sencillo evangelio de la salvación en Jesucristo no termina una vez que abrazamos el
evangelio. Nos beneficiamos de él, estamos seguros en él, y somos ayudados a continuar en él conforme lo
escuchamos y abrazamos una y otra vez.
para que sepan que tienen vida eterna: La confianza de Juan es impresionante. Él quiere que sepamos que
tenemos vida eterna. Sólo podemos saber esto si nuestra salvación descansa en Jesús y no en nuestro propio
desempeño. Si depende de mí, entonces en un buen día soy salvo y en un mal día... no sé. Pero si depende de lo que
Jesús ha hecho por mí, entonces yo se.
Miércoles 3 marzo Ayuda para el cristiano que ora.

1 Juan 5: 14 Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos conforme a su
voluntad, él nos oye. 15 Y, si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar
seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.16 Si alguno ve a su hermano cometer un
pecado que no lleva a la muerte, ore por él y Dios le dará vida. Me refiero a quien comete un
pecado que no lleva a la muerte. Hay un pecado que sí lleva a la muerte, y en ese caso no digo
que se ore por él.  17 Toda maldad es pecado, pero hay pecado que no lleva a la muerte.
Confianza en la oración. V14-15
a. Esta es la confianza que tenemos en él: Juan ha desarrollado la idea de confianza en Él. En el versículo
anterior, 1 Juan 5:13, él escribió a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis
vida eterna. Ahora, para aquellos que saben que tienen vida eterna, Juan relaciona la idea de confianza en Él a la
oración.
b. Si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye: En esto vemos el propósito de la oración y el
secreto del poder en la oración; esto es pedir; pedir cualquier cosa; pedir cualquier cosa conforme a su voluntad;
y una vez habiendo pedido, tener la seguridad de que él nos oye.
i. Primero, Dios quiere que pidamos en oración. Muchas oraciones fallan porque nunca piden nada. Dios es un
Dios amoroso, y generoso – Él quiere que le pidamos.
ii. Segundo, Dios quiere que pidamos cualquier cosa en oración. Esto no implica que cualquier cosa que pidamos
nos será dada, pero cualquier cosa en el sentido de que debemos orar por todo. Dios tiene interés en nuestra vida
completa, y nada es demasiado grande o demasiado pequeño para orar. Como escribió Pablo en Filipenses 4:6; Por
nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción
de gracias.
iii. Después, Dios quiere que pidamos conforme a su voluntad. Es sencillo para nosotros estar concentrados
en nuestra voluntad delante de Dios, y de tener un panorama fatalístico concerniente a Su voluntad (“Él llevará a
cabo Su voluntad con o sin mis oraciones, acaso no?”) Pero Dios quiere que veamos y discernamos Su voluntad
por Su palabra, y que oremos para que Su voluntad sea puesta en acción. Cuando Juan escribió esto, puede que
haya tenido en mente las palabras de Jesús las cuales registró en Juan 15:7: Si permanecéis en mi, y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. Cuando permanecemos en Jesús – viviendo en
Él día a día – nuestra voluntad se alineará más a Su voluntad, y podemos pedir lo que anhelemos, y cada vez más
estaremos pidiendo conforme a Su voluntad. Entonces vemos oraciones contestadas.
iv..Si algo es voluntad de Dios, entonces ¿por qué no simplemente lo hace sin nuestras oraciones? ¿Por qué esperar
a ejecutar Su voluntad hasta que oremos? Porque Dios nos ha nombrado para trabajar con Él como lo dice en 2
Corintios 6:1, como colaboradores suyos. Dios quiere que trabajemos con Él, y eso significa alinear nuestra
voluntad y nuestra agenda con la de Él. Él quiere que nos interesemos por las cosas que a Él le interesan y que nos
interesen de tal manera que oremos apasionadamente por ellas.
Sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho: Cuando pedimos conforme a la voluntad de Dios;
cuando oramos las promesas de Dios – tenemos esta confianza y por lo tanto oramos con una fe genuina y precisa.
i. La oración debe ser mucho más que lanzar deseos al cielo. Está fundamentada en el entendimiento de la voluntad
y promesas de Dios de acuerdo a Su Palabra poniendo esas promesas en acción. Por cada petición, deberíamos en
nuestra mente y con nuestra boca preguntar, “¿Qué razón tengo para pensar que Dios va a contestar esta oración?”
Deberíamos poder contestar esa pregunta basados en Su Palabra.
ii. Las oraciones más poderosas en la Biblia son siempre las que se basan en el entendimiento de la voluntad de
Dios y piden que ésta se realice. Puede que nos moleste cuando alguno de nuestros hijos nos dice, “Papi, esto es lo
que prometiste, por favor hazlo,” pero a Dios le agrada mucho. Esto muestra nuestra voluntad alineada a la de Él,
nuestra dependencia de Él, y que tomamos Su Palabra en serio.
iii. No está mal necesariamente el pedir algo que Dios no ha prometido; pero entonces nos damos cuenta que no
estamos viniendo a Dios basados en una promesa específica, y no tendremos la confianza de saber que tendremos
las peticiones que le hayamos hecho.
Orando por un hermano pecador. V16-17
a. Si alguno ve a su hermano cometer pecado …pedirá: Cuando vemos a un hermano en pecado, Juan nos dice
que lo primero que debemos hacer es orar por esa persona. Con mucha frecuencia, lo último que hacemos es orar,
o lo más pequeño que hacemos cuando nuestro hermano está pasando por dificultades.
b. Y Dios le dará vida: Dios prometió bendecir la oración hecha por un hermano en pecado. Tal vez dichas
oraciones tengan un poder especial delante de Dios porque son oraciones que llevan a cabo el mandamiento de
amar a los hermanos. Seguramente nos amamos unos a otros mejor cuando oramos unos por otros.
c. Hay pecado de muerte: El hecho de que se habla en el contexto de hermano, es erróneo pensar que se refiere a
pecado que lleve a muerte espiritual; probablemente se refiere al pecado llevando a la muerte física del creyente.
i. Este es un concepto complicado, pero tenemos un ejemplo de ello en 1 Corintios 11:27-30, donde Pablo dice que
entre los Cristianos en Corinto, debido a su conducta vergonzosa durante la Cena del Señor, algunos habían muerto
(hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.) Esta muerte no vino como un juicio de
condenación, sino de corrección. (Mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos
condenados por el mundo, 1 Corintios 11:32.)
ii. Aparentemente, un creyente puede pecar hasta el punto donde Dios piensa que es mejor traerlo a casa,
probablemente porque de alguna manera han comprometido su testimonio tan significativamente que deberían
mejor venir a casa con Dios.
iii. Sin embargo, ciertamente es presuntuoso pensar de esta manera en cada caso de muerte prematura de un
creyente, o usarlo como tentación de suicidio para el Cristiano culpable. Nuestras vidas están en las manos de Dios,
y si Él decide llamar a alguno de Sus hijos al hogar, que así sea.
iv. Algunos creen que hermano es usado aquí en un sentido muy vago y que lo que Juan quiere decir con pecado
de muerte es la blasfemia contra el Espíritu Santo, lo que es el rechazo voluntario de Jesucristo. Pero este sería un
uso curioso del término hermano, especialmente de acuerdo a cómo Juan ya uso hermano en su propia carta.
d. Por el cual yo no digo que se pida: Aparentemente, cuando un Cristiano es corregido en relación a pecado de
muerte, ya no tiene caso orar por su restauración – la situación está completamente en las manos de Dios.
e. Hay pecado no de muerte: Juan reconoce que no todo pecado conduce a muerte en la manera en que él habla,
aunque toda injusticia es pecado.
Miércoles 10 marzo Protegiendo nuestra comunión con Dios.
1. Sabiendo quién somos y quienes son nuestros enemigos. V18-19
a. Todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado: En la batalla contra el pecado, es esencial que
mantengamos nuestras mentes puestas en quién somos en Cristo Jesús. Si somos nacidos de Él, tenemos entonces
los recursos para ser libres del pecado recurrente.
i. Juan está repitiendo su idea de 1 Juan 3:6: Todo aquel que permanece en él, no peca. La gramática en el idioma
original deja claro que Juan está hablando de un estilo de vida de pecado continuo. Aquí Juan no está enseñando
sobre la posibilidad de perfección sin pecado. Como Stott dice, “El tiempo presente en el verbo griego denota
hábito, continuidad, secuencia ininterrumpida.”
b. Aquel que fue engendrado por Dios, le guarda y el maligno no le toca: Si somos nacidos de él, entonces
tenemos una protección contra el maligno, una protección única que no pertenece al que no es nacido de él. Saber
esto, nos da confianza en la guerra espiritual.
i. En el versículo 18 Juan quiere decir que Élquien fue engendrado por Dios (Jesucristo) le guarda (al creyente).
Juan quiere decir que somos guardados por Jesús y protegidos de Satanás.
c. No le toca: La palabra toca tiene la idea de sujetarse. Juan claramente dice que el maligno – Satanás, o alguno
de sus demonios – no se pueden sujetar a los que son nacidos de Él.
i. Lo que los eruditos griegos dicen sobre toca: La palabra es mayor y que realmente está hablando de algo más allá
como adherirse y no simplemente un toque superficial.
ii. El único lugar en estos escritos donde Juan utiliza este verbo particular para toca es en Juan 20:17, dónde
literalmente Jesús le dice a María No me toques. Porque somos nacidos de Dios, satanás no puede adherirse ni
aferrarse a nosotros de la manera que sí lo puede hacer en la vida de alguien quien no es nacido de Él.
d. Sabemos que somos de Dios: Si somos nacidos de Él, somos apartados del mundo – ya no más estamos bajo el
maligno, aunque el mundo entero sí lo está. Saber esto significa que podemos ser libres para ser lo que somos en
Jesús y separarnos del sistema del mundo que está en rebelión contra Él.
Permanece en Jesús y evita los ídolos.V20-21
a. Para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo: En la conclusión de esta
carta, Juan regresó a tu tema principal: comunión con Jesucristo. Debemos conocerlo, y la palabra que Juan usa
para conocer (ginosko) habla de conocimiento por experiencia. Así es como Jesús quiere que le conozcamos.
b. Nos ha dado entendimiento: La obra de Jesús en nosotros nos da entendimiento, y la habilidad de conocerlo,
y de estar en Él – la vida de comunión a la que Juan nos invitó en 1 Juan 1:3.
i. Significativamente, este entendimiento debe ser dado. No podemos atribuirlo a nosotros mismos. Si Dios no se
hubiera revelado a nosotros, nunca la hubiéramos encontrado. Le conocemos y podemos conocerlo porque Él se ha
revelado a nosotros.
ii. Más que de cualquier otro modo, Dios se ha revelado a nosotros por aquelque es verdadero, Su Hijo
Jesucristo. Jesús es la clave y el centro de todo. Vemos la personalidad y carácter de Dios viendo a Jesucristo.
iii. Al que es verdadero también nos recuerda del tema que Juan ha tenido a lo largo de la carta: la importancia de
fe real, de confiar en el Jesús real, no en un Jesús inventado. El Jesús de la Biblia es Aquel que es verdadero,
quien es Su Hijo Jesucristo.
c. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna: Aquí Juan nos dice quien es Jesús. Él fue un hombre (como Juan lo
declaró en 1 Juan 1:1, 4:2 y 5:6,) pero no era solamente un hombre. Él era totalmente hombre y el verdadero Dios
y la vidaeterna. Juan no puede y nosotros no podemos promover la humanidad de Jesús sobre Su deidad, o Su
deidad sobre Su humanidad. Él es ambas: completamente Dios y completamente hombre.
d. Guardaos de los ídolos: Esta puede parecer una forma extraña de terminar la carta de Juan, pero encaja en el
tema de una real y viviente comunión con Dios. El enemigo de la comunión con Dios es la idolatría, adoptar a un
dios falso, o una idea falsa del Dios verdadero. De una manera correcta, Juan cierra con esta advertencia, después
de haber escrito en la mayor parte del libro advirtiéndonos de los peligros del Jesús falso que muchos enseñaban en
ese tiempo (1 Juan 3:18-23, 4:1-3, 5:6-9.)
i. Sólo podemos tener una verdadera comunión con el Dios que está realmente ahí! La idolatría, ya sea obvia
(rezar a una estatua) o sutil (vivir por tu carrera o cualquier cosa fuera de Dios) siempre ahogará una verdadera
comunión con Dios y dañará nuestras relaciones con nuestros hermanos y hermanas en Jesús. No es de extrañar
que Juan termine con guardaos de los ídolos; así es como protegemos nuestra comunión con Dios.

También podría gustarte