Pensar Con Otros La Clase de Matemática-Libro
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la clase de matemática
Pensar con otros
la clase de matemática
Una experiencia de trabajo colaborativo
ISBN 978-987-3805-52-3
Índice
PRESENTACIÓN ........................................................................................................................................................ 9
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................................................ 15
Es probable –es casi seguro– que no haya una única manera de construir una
escuela que despierte en los jóvenes el deseo de conocer. Muchísimos grupos
de docentes en diferentes lugares han desarrollado experiencias a través de las
cuales ha sido posible constatar que los alumnos son capaces de involucrarse
–de gratificarse, de interesarse, de sorprenderse– con el trabajo intelectual
que comporta aprender. Todas tienen el sello de la producción colaborativa,
una manera de entender el trabajo docente que el Suteba1 viene impulsando
y construyendo desde prácticamente el momento de su constitución. En ese
camino, el sindicato ha librado numerosas batallas en el terreno gremial,
ha promovido la realización de actividades que involucraron a maestros y
profesores de diferentes escuelas, ha planteado debates en diferentes foros.
Instalar como tema –en todas estas dimensiones– la condición colaborativa
del trabajo docente ha sido una cuestión central. Las autoras, que veníamos
desarrollando nuestro accionar en el campo de las didácticas específicas, fui-
mos convocadas a sumarnos a esta causa en 2007, cuando la Secretaría de
1. En 1988, Suteba propuso poner en discusión, junto con la conducción educativa de la Provincia
de Buenos Aires, las características del trabajo docente, deteniéndose particularmente en el
análisis crítico de tareas de tipo burocrático que obstaculizaban la enseñanza. Desde ese mo-
mento, el sindicato viene reivindicando la participación de los docentes en el contenido de su
trabajo y ofreciendo de forma sostenida argumentos para fundamentar esta postura.
16 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
1997), que por lo tanto constituyeron uno de los focos de debate. Tal como lo
iremos desplegando, esto permitió vislumbrar nuevas relaciones entre docente
productor y alumno productor, entre conocimiento e inclusión educativa.
Una vez construida entre todos, la propuesta se implementó en cuatro
aulas diferentes y de modo más o menos simultáneo. A cada aula asistió un
equipo formado por el docente del curso y otros compañeros que, además de
observar y registrar el desarrollo de la secuencia, interactuaron con los chicos.
La presencia de varios compañeros favoreció la posibilidad de analizar sobre
el terreno la marcha de la propuesta y ajustarla a cada contexto. Esta alter-
nativa de ir realizando modificaciones en función de lo que iba sucediendo
fue acordada explícitamente y es desde nuestro punto de vista una condición
ineludible para la constitución del docente como productor.
La elaboración grupal
de una secuencia didáctica
PRIMERAS APROXIMACIONES: DEFINICIÓN DE UN CONTENIDO
DE ENSEÑANZA Y ALGUNOS PUNTOS DE PARTIDA
nos apoyamos en una idea potente que atraviesa las producciones del campo
de la didáctica de la matemática según la cual un eje fundamental de análisis
consiste en desentrañar las relaciones matemáticas que están en juego en las
resoluciones posibles de un cierto problema. Pensar cada posibilidad en términos
de relaciones matemáticas que se pondrían en juego orientó nuestras discusiones.
Esta idea inicial –incipiente todavía– iría cobrando forma a lo largo del trabajo.
MOTORES EN MARCHA
Una primera idea que discutimos en el grupo fue la de proponer a los alum-
nos analizar una factura de gas o de luz. Le dimos vueltas al asunto hasta
llegar a la conclusión de que la cantidad de variables en juego para construir
el importe de una factura planteaba una complejidad que difícilmente los
alumnos podrían abordar. La descartamos por esa razón. Con la intención
de promover que los chicos coordinaran diferentes formas de representación,
abordamos una segunda posibilidad: proponer un problema de encuentro en
el que uno de los procesos se describía a través de su representación en coor-
denadas cartesianas y el otro mediante una tabla de valores. Discutimos y
discutimos hasta darnos cuenta de que en este caso también nos estábamos
pasando de la raya en cuanto a la exigencia que los chicos deberían enfren-
tar. Aunque el trabajo con un problema de este tipo fue diferido para un
momento posterior de la secuencia,2 las discusiones que se generaron al ana-
lizarlo (“¿planteamos de entrada la comparación o pedimos por valores para
cada una de las funciones?”, “¿ponemos en evidencia a través de los datos
que los procesos se cruzan, es decir que a partir de un cierto valor cambia
el sentido de la comparación?”, “¿conviene poner muchos datos o más bien
poquitos?”) fueron riquísimas y nos hicieron tomar contacto con la gran can-
tidad de alternativas que existen al proponer un trabajo para los chicos. Tras
definir que no empezaríamos con un problema de encuentro, nos ubicamos
otra vez en la vía de promover la noción de variación uniforme como carac-
terística fundante de lo lineal.
Nos quedó resonando la idea –que habíamos empezado a discutir a raíz del
problema del libro que acabamos de comentar– de comenzar planteando
2. El análisis del desarrollo de estas clases –lo veremos en la Parte II de este libro– nos reafirma
que posponer el problema fue una decisión acertada ya que aun en el momento en que lo abor-
daron, con bastantes elementos elaborados previamente, los estudiantes se encontraron con
una situación exigente.
LA ELABORACIÓN GRUPAL DE UNA SECUENCIA DIDÁCTICA 25
PROBLEMA 1
La Plata 54 km $1.216
Tigre 80 km $1.320
este tipo por primera vez, y no disponen de las estrategias generales que per-
miten obtener una función lineal a partir de pares de valores, necesitan manio-
brar con los datos y establecer relaciones que les permitan inferir importes que
no están informados. Pensábamos que esta exigencia de relacionar los datos
entre sí no se pondría en primer plano si ofreciéramos la información en un
gráfico. Efectivamente, en ese caso se podrían “leer” los valores buscados (por
ejemplo Temaikèn) directamente en el gráfico, aunque sea en forma aproxima-
da.3 Si hubiéramos dado los valores del cargo fijo y del precio por kilómetro,
el trabajo de los alumnos se hubiera restringido a resolver un típico problema
aritmético a través de una suma y una multiplicación.
No esperábamos que se establecieran de entrada las relaciones correctas.4
En efecto, elaborar qué podíamos esperar fue objeto de intensos debates que
nos ayudaron a configurar el proyecto finalmente realizado. Veamos algunos
registros de las discusiones que sostuvimos en nuestras reuniones sobre las
posibles estrategias que desplegarían los chicos:5
3. Es razonable pensar que no para todos los alumnos será evidente cómo hacerlo. Durante
el desarrollo de nuestra experiencia se puso de manifiesto que el tratamiento con los gráficos
resulta más complejo de lo que inicialmente suponíamos. Más allá de esto, queda claro que
potencialmente el gráfico ofrece la posibilidad de lectura directa de cualquier par de valores.
4. En lugar de analizar si una idea es correcta o incorrecta preferimos preguntarnos cómo ayu-
dar a que los alumnos modifiquen una idea –en principio incorrecta– para que responda al pro-
blema que se estaba tratando. Analizando ese proceso, se relativizan los términos correcto o
incorrecto porque las relaciones que establecen los alumnos son tratadas como ideas que dan
lugar a nuevas ideas. Volveremos sobre esta cuestión al analizar el trabajo en las clases.
5. Decidimos preservar el sentido de los diálogos pero no hacer una transcripción textual por-
que la misma –es inevitable– está sujeta a los vaivenes de la oralidad y resulta difícil de seguir
en un escrito.
LA ELABORACIÓN GRUPAL DE UNA SECUENCIA DIDÁCTICA 27
Hemos destacado en bastardilla algunas partes del diálogo anterior para subra-
yar la relación entre las discusiones y la elaboración de un conjunto de condi-
ciones para la secuencia que planificaríamos. Es así como surge la necesidad
de pensar un modo posible de interactuar con los alumnos frente a la proba-
bilidad –alta– de que, de una u otra manera, usen la proporcionalidad directa
para responder la pregunta (Vergnaud, 1990). Subyace a esta idea la intención
de lograr que los alumnos modifiquen las relaciones que no son ajustadas. Esta
modificación es entendida como una producción de ellos para la cual necesitan
puntos de apoyo. Veamos con más detalle los distintos matices que se ponen
en juego.
Para empezar, se hace clara la conveniencia de proponer varios datos:
al tomar diferentes valores como base, los alumnos llegarán a resultados
diferentes para un mismo viaje. Aunque algunos chicos no percibieran esto
como contradictorio –otros, seguramente sí–, encontramos en esta diver-
gencia buenas condiciones para plantear una discusión que tarde o temprano
conducirá a poner en cuestión la proporcionalidad directa. Digamos además
que en algunos casos los alumnos podrían obtener resultados inconsistentes
con los datos. Por ejemplo, si encontraran que para un viaje más corto que los
informados en el problema el costo resulta mayor.
Por otro lado, con estos intercambios en nuestro grupo se empezó a poner
de manifiesto la distancia entre las relaciones que están en condiciones de
hacer los alumnos y las que nosotros –docentes– les atribuimos a veces,
al suponerlas como obvias porque las tenemos tan elaboradas que se nos
vuelven naturales. Efectivamente, el hecho de que los alumnos sumen dos
valores para obtener un tercero no quiere decir que hayan aplicado conscien-
temente una propiedad de la proporcionalidad directa (“a la suma, la suma”,
por decirlo brevemente) sino que más bien utilizan localmente una relación
que “les conviene”. De manera análoga, tampoco objetarán el uso de la
28 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
La conversación anterior muestra todo lo que tuvimos que desarmar para dar-
nos cuenta de que muchas veces nos manejamos con el supuesto de que los
alumnos disponen de relaciones entre diferentes propiedades cuyo vínculo,
justamente, es lo que deberían aprender a partir del trabajo en la secuencia.
En ese marco pudimos distinguir entre distintas intervenciones docentes que
apuntarían a poner en cuestión relaciones erróneas hechas por los alumnos.
Todo este intercambio nos ayudó a entender que los valores que pondríamos
en el problema como datos alentarían o no la producción de ciertas relaciones.
Esta toma de conciencia constituyó para nosotros un momento importante de
nuestra producción: todos queríamos proponer, todos queríamos explicar por
qué pondríamos uno u otro valor. De manera desordenada fuimos yendo y
viniendo al tiempo que elaborábamos un criterio para decidir:
LA ELABORACIÓN GRUPAL DE UNA SECUENCIA DIDÁCTICA 29
6. A propósito del análisis del Problema 2, se verá que nos pusimos de acuerdo en promover la
producción de una estrategia “errónea”. Reafirmamos en ese momento la necesidad de analizar
caso por caso y por lo tanto no construir tan rápidamente reglas generales.
LA ELABORACIÓN GRUPAL DE UNA SECUENCIA DIDÁCTICA 31
Quilmes 17 km $1.068
Glew 24 km $1.096
Tigre 80 km $1.320
Al preguntar por un viaje a un lugar a 120 km, los alumnos tenían la posi-
bilidad de:
La discusión nos permitió reconocer que en todas estas estrategias hay cono-
cimientos en juego, lo cual nos llevó a valorar con igual estatuto tanto las
erróneas como las correctas. Estas anticipaciones no tuvieron un carácter
predictivo, más bien apuntaron a realizar un trabajo analítico que nos diera
mayor disponibilidad para interactuar con los alumnos. Algunas estrategias
de los chicos nos sorprendieron por su originalidad y nos hicieron pensar que
el entusiasmo y la producción que luego vimos en las aulas estuvieron muy
ligadas al entusiasmo que pudimos –que supimos– fabricar durante nuestro
propio proceso de producción.
–Siempre pasa que los dos o tres que entienden todo rápidamente tapan
la producción de los otros porque vociferan los resultados y desalientan al
resto. Es por eso que muchas veces se hace difícil conseguir que discutan.
–Cuesta trabajo que los chicos hagan el esfuerzo de entender lo de los
otros.
–Estaría bueno que les aclaráramos que esperamos distintos modos de
resolver y que va a resultar interesante que discutamos sobre los mismos.
9. Se trata de una modalidad que ha sido relatada en diversos trabajos didácticos en los que se
da cuenta de su fertilidad.
LA ELABORACIÓN GRUPAL DE UNA SECUENCIA DIDÁCTICA 35
10. Recordemos que en cada curso, además del profesor correspondiente, asistió por lo menos
otro compañero que registraba la clase. Profesor y observadores constituyeron un equipo de
trabajo que fue tomando decisiones en función del desarrollo particular de la secuencia en su
curso.
36 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
PROBLEMA 1 (CONTINUACIÓN)
· ¿Cuánto costará hacer un viaje con esta agencia a una ciudad que está
a 205 km? ¿Y a una que está a 700 km?
· ¿Cuál es el precio para 800 km? ¿Para 57 km? ¿Y para 345 km?
· ¿Podemos saber el precio por kilómetro? ¿Podemos saber el cargo fijo?
· ¿Podemos encontrar una cuenta genérica que nos sirva para calcular
el precio de un viaje, cualquiera sea la cantidad de kilómetros?
· Si un grupo pagó $1.340, ¿de cuántos kilómetros habrá sido el viaje?
¿Si pagó $2.520? ¿Y si pagó $5.800?
Estos números –se podrá inferir– tienen intención: 205 es la mitad de 410, la
distancia del viaje a Chapadmalal; 800 es diez veces el kilometraje del viaje a
Tigre; 57 puede pensarse como 40 + 17, pero también como 97 − 40, lo cual
da margen para que los alumnos establezcan varias relaciones.
LA ELABORACIÓN GRUPAL DE UNA SECUENCIA DIDÁCTICA 37
asumíamos que una parte del recorrido se plasmaría a partir de las produc-
ciones de los alumnos y estas iban a ser diferentes –muy probablemente– en
cada lugar. En ese contexto de reconocida diversidad, una y otra vez nos
preguntábamos qué deberían saber los estudiantes para estar en condiciones
de abordar la secuencia.
Resultaba muy difícil responder esta pregunta: ¿qué es lo inmediatamente
anterior a función lineal que los alumnos ineludiblemente deberían saber?
¿Se responde de la misma manera esta pregunta, cualquiera sea la experiencia
matemática de los chicos? ¿Cómo juegan, en la posibilidad de abordar los
problemas, su vínculo con la matemática, sus creencias, su racionalidad, las
posibilidades que tienen de interactuar con sus compañeros, la disponibilidad
para lanzarse a resolver? ¿Tiene sentido hablar de conocimientos previos
independientemente de la propuesta efectiva de enseñanza? Cuando se piensa
que es toda esta complejidad la que condiciona un proceso de producción
en clase, ¿es realmente posible delimitar lo que debe saber un alumno para
enfrentar una problemática? ¿Existe verdaderamente una frontera entre lo
viejo que se sabe y lo nuevo que se va a aprender?11
Y sí... Al alentar a los chicos a que aborden los problemas con recursos pro-
pios, se favorece la emergencia de distintas estrategias que se despliegan en
plazos diferentes. Una vieja tradición escolar, según la cual todos los alumnos
hacen lo mismo en el mismo momento, pierde sentido. ¿Es esto bueno o malo?
Desde nuestra perspectiva es bueno. Y difícil de coordinar. Es bueno básica-
mente por dos razones: porque la diversidad de estrategias puede ser fuente de
nuevos –y productivos– problemas para la clase y porque todas las ideas de
los alumnos –aun las menos elaboradas– pueden tener un lugar en el espacio
colectivo. En otros términos, concebir que los problemas pueden ser aborda-
dos legítimamente con diferentes recursos resulta al mismo tiempo inclusivo
y enriquecedor.
Esta misma diversidad a la que acabamos de hacer referencia permite
pensar que los alumnos necesitan tiempos diferentes para comprender, para
abordar, para resolver, para concluir... ¿Cómo albergar esa diversidad? ¿Cómo
generar condiciones para que todos avancen pero se respeten los recorridos
11. Esta relación viejo-nuevo, ligada al funcionamiento temporal de los saberes en la escuela, fue
abordada por numerosos autores del campo de la didáctica de la matemática. Citamos entre
otros a Chevallard (1997), Sensevy (2007) y Perrin Glorian (1993).
LA ELABORACIÓN GRUPAL DE UNA SECUENCIA DIDÁCTICA 39
PROBLEMA 2
Te llevamos a...
· Quilmes, un lugar para descansar, por $736.
· Vamos a Capital Federal, donde podrás recorrer los bosques de
Palermo, el planetario y mucho más. Nuestro viaje, solamente $920.
· Ranchos, una laguna con toda la onda. El viaje, solo $1.376
· Recorré La Plata, sus plazas, la catedral, los museos y sus
diagonales, te llevamos por $1.032.
· Visitá El Tigre, podrás pasear en catamarán, pescar, recorrer la
reserva ecológica. El costo del viaje es $1.240.
· Y muchas opciones más...
Nuevamente, acá las decisiones sobre los valores que incluiríamos fueron objeto
de discusión. Así como en el caso anterior habíamos propuesto datos correspon-
dientes a un cargo fijo de $1.000, sabiendo que muchos chicos podrían resolver
al tanteo, en este caso quisimos obstaculizar esa posibilidad. El nuevo cargo
fijo –que habrá que inferir de los datos– es $600 y el precio por kilómetro, $8.
Los importes que incluimos para los viajes de esta segunda empresa son más
baratos que los correspondientes de la primera, lo cual podría llevar a algunos
chicos a anticipar que en esta segunda empresa todos los viajes serían más
baratos. Tarde o temprano los alumnos constatarían que aquello que habían
anticipado es verdad solo para un intervalo de valores, fuera del cual las cosas
cambian. ¿Por qué esto resulta interesante? Porque la anticipación se apoya en la
LA ELABORACIÓN GRUPAL DE UNA SECUENCIA DIDÁCTICA 41
· ¿Habrá también en este caso una cuenta genérica que sirva para calcular
el precio de un viaje, cualquiera sea la cantidad de kilómetros?
· ¿Se parece el cálculo genérico que planteamos para este problema al que
hicimos en la situación anterior? ¿En qué se parece y en qué se diferencia?
13. Usamos el término parámetro en diálogo con el lector, pero preferimos no introducirlo en las
clases.
42 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
PROBLEMA 3
• En los tres problemas ocurre que por cada kilómetro que se agrega se
aumenta lo mismo ($4 en el primer caso, $8 en el segundo y $6 en el
tercero). Como consecuencia, a un cierto incremento en los kilómetros
corresponde, para cada viaje, un cierto incremento en el importe.
mismo tipo: precio del viaje = precio por kilómetro ∗ cantidad de kiló-
• En los tres problemas el precio de un viaje se calcula por una cuenta del
14. Transcribimos textualmente el escrito de las alumnas con el propósito de facilitar su lectura.
15. Para orientar al lector, incluimos dos preguntas, pero cada grupo de profesores eligió varios
pares, a su criterio.
LA ELABORACIÓN GRUPAL DE UNA SECUENCIA DIDÁCTICA 43
Si bien estas conclusiones pueden obtenerse del trabajo con los problemas,
entendimos que no surgirían de manera natural: subrayar estas ideas entre el
conjunto de relaciones posibles que los alumnos podrían realizar es del ámbito
de la actuación del docente.
Apelamos de nuevo a un registro de clase, aportado por una de las integrantes
del grupo, para ver cómo en la discusión colectiva los estudiantes van armando
la fórmula correspondiente a los tres problemas y precisando el significado
de variables y parámetros. Se trata de una clase en la que se está reflexio-
nando sobre los Problemas 2 y 3. Para cada uno de ellos la profesora pide que
propongan una fórmula y colectivamente las ponen a prueba con diferentes
valores. Las fórmulas propuestas son:
𝒳 ∗ 8 + 600 = 𝒫
𝒳 ∗ 6 + 850 = 𝒫.
y
Veamos el diálogo:
JONATAN: Sí, esa fórmula es como para sacar cuánto sale el viaje. 𝒳
por el valor del kilómetro, más el cargo fijo. Es esa la fórmula.
El diálogo continúa:
16. Notemos que la expresión la misma –que la profesora retoma a partir de la propuesta de un
alumno–, aplicada a dos escrituras que no son exactamente iguales, convoca al conjunto a abs-
traer los rasgos comunes de ambas expresiones.
44 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
La profesora sigue desplegando una intención que las discusiones del grupo
habían permitido concebir: lograr que los tres problemas realizados queden
aglutinados bajo una única expresión a partir del análisis realizado.
Considerábamos que una vez producida la fórmula existirían condiciones
para reinterpretar el significado de los parámetros que los alumnos ya habían
elaborado previamente, cuando abordaron la situación contextualizada. Esto
implica profundizar el nivel de generalización alcanzado.
Veamos una escena de clase en la que la profesora promueve un intercambio
que apunta a dicha reinterpretación, ya que apela a que los alumnos actualicen
las fórmulas de la clase anterior:
17. El término marco, aunque pasible de interpretación intuitiva, remite a la teoría de Duval
(1995), según la cual la interacción entre registros o marcos de representación es fuente de
producción de conocimientos.
46 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
–La ventaja que le veo a esto es que los chicos tienen que decidir y tie-
nen que justificar por qué elijen o descartan cada gráfico, para eso algún
argumento van a tener que elaborar.
–Sí, hay que meterse adentro del gráfico, no alcanza con mirar.
–El hecho de que tengan que elegir obliga a una coordinación entre el
gráfico y la situación, de modo que ellos busquen claves que se cumplan
o no en el gráfico y que lo tengan que argumentar. Es un modo de convo-
carlos a que se metan en el gráfico un poco más profundamente.
PROBLEMA 4
A
LA ELABORACIÓN GRUPAL DE UNA SECUENCIA DIDÁCTICA 47
D
48 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
Cada gráfico tiene su razón de ser. Uno de ellos es el que representa la situa-
ción, otro es una recta que respeta la pendiente pero no el cargo fijo que se
informaba en el problema, un tercero respeta el cargo fijo pero no la pendiente
y hay un último gráfico que no es lineal pero está armado de tal manera que
respeta el cargo fijo y otro valor. Este último posibilitará discutir que en dicho
caso no se respeta el hecho de que, a incrementos iguales en la cantidad de
kilómetros, corresponden incrementos iguales en el importe. Es decir que esta
actividad tendría entre otros propósitos establecer una relación –nueva para los
alumnos– entre variación uniforme y representación gráfica recta. En tanto el
problema da lugar a la producción de ideas, encontramos acá una oportunidad
para que la propuesta adquiera sentido para los chicos.
Como venimos analizando a lo largo de este material, el trabajo de antici-
pación sobre las posibles producciones de los estudiantes ayudó a visibilizar
ideas que, por estar muy arraigadas, nos parecen obvias pero implican elabo-
raciones para quienes están aprendiendo. Veamos:
PROBLEMA 5
19. Aunque no los incluimos en esta experiencia, la disponibilidad de graficadores que traducen
tablas a gráficos, presentes en distintos programas de computación, probablemente modifique
esta apreciación.
52 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
valores sin hacer ningún cálculo. Es difícil que reconozcan la legitimidad de este
procedimiento si no tienen experiencia con él.
Potencialmente, el pasaje de gráfico a tabla requeriría decidir qué valores selec-
cionar dentro de un continuo. Sin embargo, en nuestra experiencia los alumnos
no se preguntaron qué valores considerar y dieron por obvio que se trataba de
tomar los que ya figuraban en la primera fila de la tabla dada para la opción 1.
Así pudieron leer pares en el gráfico sin mostrar mucha dificultad, pero en el
camino abandonaron la idea de continuo –o la retuvieron muy parcialmente– y
solo se referenciaron en los que habían seleccionado. Veamos dos ejemplos.
Primer ejemplo:20
20. Incluimos las imágenes de los pizarrones (transcritas a continuación) aunque somos cons-
cientes de la dificultad de su lectura. Tiene la intención de mostrar una documentación recogida
como parte del trabajo.
LA ELABORACIÓN GRUPAL DE UNA SECUENCIA DIDÁCTICA 53
Segundo ejemplo:
En ambos casos los alumnos respondieron en función de los datos que figuran
en la tabla, sin hacer inferencias más allá de estos valores. En el primer caso
responden estrictamente en términos de los tiempos volcados en la tabla (5, 10,
20 y 23), en el segundo leen dos intervalos (de 5 a 10 y de 20 a 23) pero no se
pronuncian fuera de los mismos. Aunque los alumnos podrían reconocer que
se trata de fenómenos crecientes y continuos, no usan estos conceptos para res-
ponder por la totalidad del dominio, lo cual permite pensar que todavía están
elaborando estas ideas, sustanciales para comprender el concepto de función
y de linealidad. Problematizar las respuestas de los estudiantes, forzándolos
a pronunciarse más allá de los datos de la tabla, podría constituir un modo de
colaborar en la elaboración de esos conceptos.
Con relación a la segunda pregunta, nuestra intención era forzar la lectura
de los parámetros en el gráfico, asunto que –ya lo habíamos analizado para
el problema anterior– era un hueso duro de roer. Esta lectura sería el insumo
necesario para que los chicos pudieran producir una fórmula. Como hemos
dicho, establecer el precio por hora requiere movilizar el concepto de variación
uniforme en el gráfico, y esto exige tratar no solo con puntos sino también con
intervalos. Aunque los alumnos abordaron esta complejidad en el problema
anterior, pensábamos que era necesario ofrecer la oportunidad de seguir traba-
jando con estas ideas. Recordemos que uno de los aspectos centrales de nuestra
propuesta es sostener las problemáticas durante bastante tiempo –en varias
clases y a través de diversos problemas–, de manera que distintos alumnos
vayan entendiendo en diferentes momentos mientras todos van profundizando
su comprensión.
Notemos que la recta de la opción 2 tiene pendiente 1, algo que no nos detu-
vimos a analizar en el momento de la planificación. Por eso nos sorprendió
cuando ese 1 fue motivo de conflicto para un grupo de alumnos que venían
usando con comodidad el cociente de incrementos para obtener el precio por
hora. Efectivamente, cuando intentaron operar de manera similar, llamaron a
la profesora:
PROBLEMA 6
La pregunta está abierta. Se espera que los alumnos se den cuenta de que
esto depende de la cantidad de personas que viajan y de que requiere tomar
en cuenta la capacidad del micro. O sea, no les damos las dos variables, tie-
nen que decidir ellos. Asimismo, el problema introduce una relación no lineal
(cantidad de chicos que viajan-precio que paga cada uno), cuestión que,
entendimos, era necesaria para profundizar la comprensión de lo lineal.
Lo primero que discutimos fue si aceptábamos viajes de más de 40 chicos
(se acordó, en un cierto momento, que esta fuera la capacidad máxima de cada
micro) o planteábamos que, a lo sumo, viajen 40. Como siempre, estábamos
repartidos. Algunos compañeros entraron en pánico cuando tomaron conciencia
de que aceptar viajes de más de 40 chicos transformaba sustancialmente el
problema en uno mucho más difícil: no sólo perdíamos la linealidad sino que
tendríamos una función discontinua por partes, cuyo gráfico sería un conjunto
de hipérbolas cada vez más petisas.21 Finalmente, optamos por considerar el
problema con 40 chicos como máximo.
21. Al lector no matemático tal vez no le resulte familiar esta afirmación. Lo invitamos a omitirla
porque no afecta sustancialmente el sentido que queremos comunicar.
56 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
PROBLEMA 7
Kilómetros recorridos
20 40 90 150
desde el inicio del viaje
Cantidad de combustible
198 196 191 185
en el tanque (en litros)
Los problemas recién enunciados surgen a partir de una pregunta que se intro-
duce en el grupo: ¿las ideas trabajadas hasta el momento serán suficientes o
consideramos viable, necesario y rico introducir, en esta etapa del tratamiento
de lo lineal, las funciones con pendiente negativa? Notemos que el hecho de
que se trate de funciones decrecientes puede hacerlas aparecer a los ojos de los
LA ELABORACIÓN GRUPAL DE UNA SECUENCIA DIDÁCTICA 57
A MODO DE CIERRE
A la vez, tuvieron que lidiar con la idea de variación uniforme para descartar
aquellas situaciones que no responden al modelo lineal así como para incluir
en la clase de las funciones lineales las crecientes y las decrecientes. Las dis-
cusiones sostenidas hicieron posible ir delineando entre todos una intención
didáctica (Brousseau, 2007) que nos llevó a anticipar la potencialidad de esta
secuencia. Puesta en las aulas, fueron los chicos y los docentes con sus ideas,
interpretaciones, intervenciones, desarrollos y discusiones, con sus interrogan-
tes y debates, quienes nos mostraron los vericuetos de la construcción singular
y la gran diversidad de relaciones por las que se pasa en el camino de construir
una primera relación con la linealidad. Allí vamos.
Parte II
Como hemos dicho una y otra vez, una apuesta fuerte de nuestro trabajo fue
ligar el interés de los alumnos con el desafío intelectual (Brousseau, 2007).
En este sentido, pensamos que presentar un problema cuya lógica es necesario
desentrañar –en contraposición a problemas que requieren la aplicación de un
modelo ya identificado– invita a los estudiantes a adoptar una actitud analítica.
De esta manera podrán entablar nexos originales entre el contexto del problema,
los datos que se ofrecen, los conocimientos disponibles –necesariamente distin-
tos para diferentes alumnos– y las nuevas relaciones que van construyendo en el
camino de la conceptualización a la que se aspira (en nuestro caso, la linealidad).
En la clase, estos nexos originales son fuente de una producción diversa que a
veces inquieta a los estudiantes y provoca interés al discutir la validez de lo que
se va planteando. Se aspira entonces a una dinámica en la que la originalidad,
la diversidad y la incertidumbre confluyan en un trabajo con buenas posibilida-
des de ser sostenido por los chicos. Al mismo tiempo resulta extremadamente
62 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
complejo para el docente maniobrar en este espacio de diversidad. Por eso el tra-
bajo compartido –tanto en el momento de planificar como en el de llevar a cabo
el proyecto en las aulas– cumple una fundamental función de sostén.
Las consideraciones anteriores nos ayudaron a construir un fundamento
para la opción de promover la diversidad como un modo de alentar el inter-
cambio. Una vez que los alumnos realizan sus intentos de abordar el problema
(solos o en grupos), la interacción a propósito de las diversas estrategias que
se pusieron en juego constituye un momento potente. Requiere analizar las
propuestas de los compañeros de clase tomando como referencia las elabora-
ciones propias. Esto enriquece la perspectiva personal, ya que abre el universo
de relaciones que abarca un problema. Claro que esta diversidad no aflora en
cualquier caso, hace falta generar un escenario en el que se hagan explícitos
los diferentes puntos de vista.
LA CONSTRUCCIÓN DE UN ESCENARIO
PARA LA DIVERSIDAD Y EL INTERCAMBIO
Este fue el enunciado del Problema 1, tal como se lo propusimos a los chicos:
Quilmes 17 km $1.068
Glew 24 km $1.096
Tigre 80 km $1.320
continúa en página 63 >>
LA SECUENCIA EN LAS AULAS: DESARROLLOS, DEBATES, INTERROGANTES 63
Varias veces hemos dicho que cuando se abre el juego2 de la clase, los chicos
producen muchas más relaciones que las que a priori están cristalizadas en la
cultura oficial correspondiente a un tema. En el Aula A, a la que nos venimos
2. Con “abrir el juego” nos referimos a la propuesta de que los chicos produzcan relaciones per-
sonales a partir de enfrentar una situación nueva para ellos.
LA SECUENCIA EN LAS AULAS: DESARROLLOS, DEBATES, INTERROGANTES 65
4. Volveremos sobre esto al analizar la puesta en común. En ese momento entenderemos mejor
por qué muchos chicos terminan de comprender cómo se cobra una excursión en el intercambio
colectivo y a raíz del análisis de distintas estrategias.
68 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
5. Ver la sección “Los valores propuestos habilitan una estrategia un poco azarosa: ¿obstáculo
o punto de apoyo?”, p. 33.
LA SECUENCIA EN LAS AULAS: DESARROLLOS, DEBATES, INTERROGANTES 69
6. Lo entendemos como un uso en acto que no se detiene en las condiciones en las que es válida
la proporcionalidad. Numerosos estudios en didáctica de la matemática muestran que se trata
de una relación muy instalada que los chicos tienden a movilizar de entrada, casi como si fuera
la única posibilidad.
7. Ver la sección “Lo visible y lo invisible a propósito de las interacciones entre los alumnos” en
la primera parte de este libro, p. 34.
70 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
1068 28 7
–1040 0 4 $4 1 km
0028
120km
Nos tomó un tiempo entender cómo habían pensado estas alumnas el pro-
blema. En primer lugar, ellas obtuvieron el precio por kilómetro calculando el
incremento de precio para un cierto incremento en los kilómetros y haciendo
el cociente correspondiente. Esto estaba dentro de las estrategias que habíamos
anticipado. Lo que para nosotros resultó sorprendente fue que descompusieran
el 120 en 10 + 110, porque le sumaron al precio correspondiente a 10 km –que
era un dato– el valor que se paga por agregar 110 km (110 x 4). De esta manera
las chicas sortean el problema de no disponer del cargo fijo. Este modo de
resolver les permite darse cuenta –lo veremos a partir de sus intervenciones en
la puesta en común– que en cada par dado como dato en la tabla está incluido
el importe correspondiente al cargo fijo.
Estos chicos, para calcular el precio de una excursión de 120 km, sumaron los
importes correspondientes a 80 km y 40 km, estrategia que habíamos anti-
cipado. Como ocurre con todos los grupos, chequean el resultado y se dan
cuenta de que no resulta consistente. Frente a esta constatación, intentan un
segundo procedimiento que tampoco los conforma. Veamos:
10 km $40
40 km $160 Es el cuádruple
80 km $320 Es el doble
Buscamos el valor más aproximado a 120 km
97 km – $388 sin unidad de mil. Dividimos valor x km [se refiere a
388:97]. $4 el km
De 97 km a 120 km hay 23 km. 23 x 4 = 92
$1.388 + 92 = $1.480
La marca que los chicos le hicieron al valor 1 de cada importe nos lleva a inter-
pretar que restaron el 1.000 (sin conocer exactamente su significado) y eso les
permitió quedarse con valores a los que le podían aplicar una relación cómoda
(en términos nuestros, de proporcionalidad directa). Al quedar la producción
ofrecida para la puesta en común, habría oportunidad de intercambiar con
toda la clase sobre alcances y límites de esta relación. En la segunda parte de
la resolución vemos cómo se apoyaron en el valor conocido más cercano a 120
para realizar el cálculo. Efectivamente, sumaron al correspondiente de 97 km
el resultado de 23 x 4 (el 23 lo obtuvieron como diferencia entre la distancia a
Temaikèn y la distancia a Ranchos, mientras que 4 fue el precio por kilómetro
que calcularon).
Volvimos a preguntarnos en el grupo si estos alumnos hubieran estado
dispuestos a tomar otro valor como punto de apoyo. Obviamente, no tenemos
la respuesta. Las razones por las que eligieron el 97 pueden ser variadas y no
son accesibles. Sin embargo, fue una opción que hicieron muchos chicos en
las distintas experiencias y eso plantea interrogantes: ¿hay acá algo conceptual
de lo que deberíamos hacernos cargo desde la enseñanza? La ocasión fue
propicia para reflexionar –una vez más– acerca de que no es evidente para los
alumnos que están elaborando el concepto de función –lineal en este caso– el
hecho de que todos los pares portan dicha relación y que en ese sentido son
equivalentes. Visibilizar esto como asunto de enseñanza fue un aprendizaje
para todos nosotros.
Con la diversidad de producciones emergentes, en el aula se inició la puesta
en común. Para organizar el análisis, aquí lo segmentaremos en episodios.
DOCENTE
GRUPO 1 GRUPO 2
GRUPO 3
retomado por algunos chicos que también preguntaron por el porqué de las
estrategias a sus compañeros:
Una vez establecidas las razones por las cuales no funcionaba el valor 12.480,
se explicitó un modo de transformarlo para arribar al resultado correcto:
El grupo de Ayrton, Matías, Alan y Lucas –dando una vez más muestras de la
disconformidad con su propia estrategia azarosa de tachar los unos– valoró el
procedimiento y lo consideró mucho más claro y económico que el que ellos
habían usado:
A la vez, estos mismos alumnos señalaron que al grupo de Evelyn le faltó cal-
cular el valor del cargo fijo y agregarlo para completar los importes:
80. PROFESORA. ¿Esto se entendió? ¿Y ahora qué les propones vos a ellas?
81. LUIS. Que lo multipliquen por 120, la cantidad de kilómetros que hay,
4 por 120.
82. PROFESORA. 4 por 120, ustedes (refiriéndose al grupo de Evelyn)
hicieron esta cuenta.
83. LUIS. 480.
84. PROFESORA. ¿Qué les pasó cuando hicieron 4 por 120?
85. ALAN. Ah, ahora sí.
86. AYRTON. Hay que agregarle el cargo fijo.
87. MATÍAS. Porque a ellos les faltaba el cargo fijo, o sea el valor...
88. LUIS. Porque ese era el valor por kilómetros, nada más.
89. AYRTON. Para que sea coherente y sea adecuado…
90. LUIS. Sería 1.480.
100. PROFESORA. Si ahora les pido ir a otro lugar que está a 205 kiló-
metros... (Los alumnos calculan 205 por 4 y suman 1.000.)
[...]
119. PROFESORA. Y ahora, ¿si les digo nos vamos a Córdoba, que está
a 800 kilómetros?
120. AYRTON Y MATIAS. Y bueno, también lo multiplicamos por 4,
más el costo fijo.
121. PROFESORA. Si escribimos una cuenta, ¿cómo sería esa cuenta?
136. BÁRBARA. Es 𝒳 por 4 más 1.000 igual a... es decir, 𝒳 por 4 sería
135. PROFESORA. Escribieron esta fórmula, ¿qué es esta fórmula?
que todos los pares pueden calcularse con la misma cuenta. Esta cuestión es
importante ya que para muchos chicos no todos los pares de datos tenían ini-
cialmente el mismo estatuto. Dicho aspecto se puso de manifiesto en uno de
nuestros ejemplos, cuando para calcular el importe correspondiente a 120 km
se referenciaban en el valor más cercano de la tabla, que en ese caso era 97
km.8 Concebir que todos los valores son abarcados por una única relación es
parte de lo que debe entenderse para comprender qué es una fórmula.
Cuando la profesora preguntó por el viaje a Córdoba (intervención 119), un
par de alumnos hicieron explícito el procedimiento en el que dos parámetros
que caracterizan la fórmula son referidos de manera diferente: a la pendiente
la nombraron con su valor y a la ordenada al origen con su significado.
Entendemos que hay en esta respuesta dos marcas de generalidad: dar la
estructura del cálculo en lugar del resultado numérico y hablar de costo fijo
en lugar de nombrar al 1.000. En la intervención 121, la profesora apeló a
que escriban lo que los alumnos han expresado oralmente, lo cual abre la
posibilidad de una transformación al pasar de la oralidad a la escritura.
Dos de los chicos propusieron una primera versión e inmediatamente uno
son los valores posibles de la 𝒳 y cuáles los del importe a pagar. Esta primera
bles, aunque no se nombren de esta manera. Además, se discrimina cuáles
de la clase. Los alumnos dicen, los docentes repreguntan, difunden para todos,
requieren precisiones, confirman, explican, confrontan y amplían. Emerge así
un conglomerado de relaciones matemáticas que arman en cada clase un texto
distinto y original para caracterizar el conocimiento en juego. Es imposible
atrapar todas estas ideas a priori, pero hubiera sido muy difícil –pensamos–
que emergieran sin esa fantástica plataforma de lanzamiento que significó la
elaboración compartida y todas sus anticipaciones. Los docentes tuvieron ahí
un punto de apoyo que los habilitó para abrir el juego, sostener la incerti-
dumbre y atreverse a dejar pendientes ciertas resoluciones confiando en que
el desarrollo de la secuencia permitiría retomarlas para hacerlas avanzar. La
elaboración compartida también ayudó a alentar la producción de representa-
ciones, a poder maniobrar entre las escrituras personales y las convencionales
a favor de la conceptualización y de promover generalizaciones. El encuentro
con todas esas singularidades nos permitió –una vez más– el encuentro con lo
inagotable del conocimiento.
El trabajo sobre gráficos trajo alguna sorpresa: para los alumnos fue mucho
más costoso de lo anticipado y a la vez mostró una gran riqueza por el tipo de
producción al que dio lugar en las aulas. Por eso encuadramos el análisis en
la tensión –tantas veces transitada en nuestras discusiones– entre lo fácil y lo
difícil. La expresión “vale lo que cuesta” podría formar parte de las conclusio-
nes que surgen de esta experiencia.
Es usual proponer la construcción de un gráfico después de que los
alumnos se las vieron con la resolución numérica. En muchas ocasiones
esta tarea se propone con la ilusión de que existe una traducción inmediata
entre ambas representaciones. Como vimos al presentar la secuencia en la
Parte I, tal traducción existe si se piensa en representar puntos aislados. Sin
embargo, cuando se espera que el gráfico sea interpretado como una repre-
sentación del modelo lineal con toda su complejidad, las operaciones intelec-
tuales necesarias requieren ser tomadas intencionalmente por la enseñanza.
Recordemos que después de bastantes discusiones, en el equipo habíamos
optado por proponer una serie de gráficos para que los chicos eligieran cuál
o cuáles representaban la situación de los viajes del Problema 1. Si bien
habíamos anticipado que sería difícil para los estudiantes, la situación en
terreno generó una gran incertidumbre y una sensación de malestar en la
mayoría de los docentes que la implementaron. No obstante, el análisis de
las clases mostró que esa tarea permitió desplegar muchas más relaciones
que las que habíamos identificado a priori. En ese sentido, aunque costosa,
fue una situación muy rica y dio lugar a numerosos intercambios en las
aulas.
84 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
9. En la sección “Elegir, analizar, construir: distintas tareas, distintas complejidades con relación al
tratamiento de los gráficos” analizamos las razones didácticas por las que elegimos cada gráfico
(ver pp. 48-49). No obstante, cada grupo de profesores hizo algunas variaciones a la propuesta
original. En el registro que se analiza a continuación se considera el problema en la versión que
se trabajó en uno de los cursos.
LA SECUENCIA EN LAS AULAS: DESARROLLOS, DEBATES, INTERROGANTES 85
Nuevamente, los chicos del Aula A vienen en nuestra ayuda para realizar el
análisis que organizamos en episodios.
10. En realidad, la idea a construir es relativa no solo al concepto de linealidad sino al de cual-
quier función definida por una relación entre dos variables.
LA SECUENCIA EN LAS AULAS: DESARROLLOS, DEBATES, INTERROGANTES 87
puntos hace que los alumnos seleccionen uno de los gráficos con bastante
convicción. En ese contexto la docente pregunta por qué descartan los otros
gráficos, orientada por la idea de que para profundizar la comprensión no
solo es necesario argumentar a favor sino también argumentar por qué lo
que no es, no es.
PROFESORA. Alguien dijo que con probar con uno ya es suficiente, ¿es-
tán de acuerdo? Yo pruebo con uno, pruebo con este... (Señala la ordena-
da al origen.) Para cero tenía que valer 1.000. ¿Ya está, es este el gráfico?
VARIOS. No.
PROFESORA. Entonces, con probar con uno, ¿me alcanza?
LUIS. Con 2.
PROFESORA. ¿Con 2 y ya está?
EVELYN. No, con varios profe.
PROFESORA. ¿Y cuántos son varios?
AYRTON. Con 2, 3, 4, 5, 6.
EVELYN. Con muchos.
PROFESORA. ¿Cuántos son muchos?
LUIS. Infinitos.
PROFESORA. Luis dice que habría que probar con infinitos, ¿puedo
probar con infinitos?
AYRTON. No, te tenés que dar cuenta ya.
MATÍAS. Cuando probás con el segundo, el tercero, ya te das cuenta.
PROFESORA. ¿De qué te das cuenta?
MATÍAS. De que es ese.
LUIS. Porque la fórmula es la misma.
Apelar a que se expliciten cuáles son los elementos que permiten darse
cuenta es un modo de establecer más sólidamente la relación entre valor
por unidad constante y variación uniforme. Esta relación es muchas veces
pasada por alto, en general porque es obvia para los profesores. Desmenuzar
esta idea en las clases fue posible, quizás, gracias a las arduas discusiones
en nuestro grupo a raíz de la entrada a la linealidad por la idea de variación
uniforme.
Sostener la discusión, rescatar las ideas, hablar de su reutilización posible
son intervenciones de la docente que empujan hacia una lectura del gráfico que
empieza a hacer visible una nueva relación para ellos entre aumenta siempre
lo mismo y es una recta:
PROFESORA. (Señala el gráfico D.) A ver, ella decía acá que aumenta-
ba 10 kilómetros y aumentaba poquito, acá aumentaba 10 kilómetros y
aumentaba más, ¿esa idea me sirve para mirarla acá?
AYRTON. Sí, sí, porque allá aumenta lo mismo porque va recto así y al
ser recto aumenta siempre lo mismo.
PROFESORA. ¿Aumenta siempre lo mismo?
ALAN: ¿Cómo que es recto?
AYRTON. No ves que es derecho.
EVELYN. Va en diagonal, pero es recto.
AYRTON. Está recto, aumenta siempre igual.
A partir del avance de los chicos, la profesora apunta a que construyan cri-
terios anticipatorios que habiliten un análisis general y que al mismo tiempo
funcionen como herramientas para validar lo que se hace:
AYRTON. 10.
BÁRBARA. No, 20.
PROFESORA. Un cuadradito en el eje horizontal, ¿cuánto es?
MATÍAS. 20 kilómetros.
PROFESORA. Si fuese este el correcto, ¿cuánto tiene que crecer?
ALAN. 80.
PROFESORA. ¿20 kilómetros eran 80 pesos?
Las cosas están problematizadas: no es obvio que es una recta pero hay ele-
mentos para entender que es posible explicar por qué es una recta. Estas bue-
nas condiciones para que la profesora proponga los argumentos son las que
habíamos pensado cuando concebimos el proyecto. Recalcamos que es la pro-
fesora la que hace la demostración sobre la base de las muchas relaciones
establecidas en la discusión e interacción con sus alumnos. Tal vez sea esta
una respuesta didáctica a una idea que no compartimos, según la cual para que
los chicos construyan el docente siempre debe silenciar sus explicaciones. La
clase concluye, entonces, con ese aporte de la profesora.
Retomemos ahora el comentario respecto de la sensación de malestar
que manifestaron los docentes al finalizar esta clase. La situación fue más
exigente para todos. Como dijimos, los chicos experimentaron mayor incer-
tidumbre al tener que lidiar con una forma de representación poco amasada,
que ofrecía un marco muy distinto para modelizar el problema. Los docentes
percibieron una fuerte demanda de los chicos, a la cual respondieron, pero
al mismo tiempo interpretaron que había un cierto desajuste entre lo que los
chicos podían y lo que la situación reclamaba. El clima de insatisfacción
prevaleció y opacó el alto nivel de producción, que solo se recuperó a partir
del análisis posterior de los registros de clase. Antes de concretar este análisis,
en nuestro grupo se imponía la idea de cambiar la ubicación del problema en
94 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
PROBLEMA 5
Estas alumnas hacen foco en las diferencias entre los valores de los paráme-
tros tratándolos separadamente y consideran que esa sola información les per-
mite llegar a una conclusión. Por eso le atribuyen la capacidad de determinar el
orden para todo el dominio. Pareciera que se les escapa que 0,5 es la diferencia
de incremento por hora de la opción que arranca con 7 pesos de desventaja.
Notemos que no basta que estas diferencias (7 y 0,5) sean tratadas como valo-
res absolutos. Para avanzar necesitan coordinar la pendiente y la ordenada al
origen.11 Aunque los chicos están usando un conocimiento que han construido
–los dos parámetros determinan el comportamiento de cada función–, sobre
esa base es necesario elaborar una nueva relación más compleja. El análisis de
lo sucedido hace visible un aspecto del concepto de función que no habíamos
previsto, profundiza la conceptualización sobre los parámetros y, en conse-
cuencia, acerca de la idea de linealidad misma. Una vez más, nos sorprende-
mos aprendiendo cuestiones nuevas sobre la función lineal a raíz del análisis
de las producciones de los chicos.
En las discusiones de nuestro grupo habíamos previsto que algunos alumnos
intentarían con un valor y decidirían sobre esa base para todo el dominio
(“conviene tal...”). En función de esta posibilidad decidimos interceder, pidién-
doles que calcularan los importes de cada opción para diferentes valores. La idea
era confrontarlos con el hecho de que la conveniencia cambia. Acá las preguntas
cumplen el papel de una intervención y apuntan a mover posicionamientos. Ya lo
hemos dicho, no es posible prever todo cuando existe la intención clara de abrir
el juego y alentar la producción de los alumnos. Sin embargo, las anticipaciones
11. En el grupo nos quedamos dándole vueltas a este asunto. Veíamos que en esta construcción
los chicos tienen que aceptar algo que contraviene su experiencia: restan precios por hora pero
no obtienen como resultado un precio por hora. El viejo dicho, “si sumás manzanas –o restás, en
este caso– obtenés manzanas”, deja de ser válido. Valoramos esto como un aprendizaje nuestro.
LA SECUENCIA EN LAS AULAS: DESARROLLOS, DEBATES, INTERROGANTES 97
1. Nos dimos
cuenta de que
acá nos conviene
el segundo...
CARO. Profe, nos dimos cuenta de que acá (1) nos conviene el segundo,
pero acá (2) nos conviene el primero.
MILAGROS. Es según las horas que estén.
YAMILA. Entonces cuantas más horas, es más barato con la opción 2,
cuantas menos horas, con la 1.
No puede ser nunca porque mirá, acá no estuvieron el mismo tiempo y pagaron
lo mismo, y no puede ser nunca porque tienen precios diferentes.
Carolina, una alumna (a raíz de la pregunta por el punto de encuentro)
coincidencia entre tiempo de estadía y precio para las dos opciones, la mayo-
ría anticipa que no hay encuentro y su trabajo se enfoca a confirmarlo. Esto los
lleva a no tomar en cuenta las evidencias en contrario, lo cual nos impacta y
plantea una reflexión sobre la naturaleza de lo evidente.
Veamos la propuesta que realiza uno de los grupos cuando la profesora
plantea la siguiente consigna:
Frente a esta pregunta, los chicos hacen cuentas comparando el costo en ambas
empresas, señalan un valor para el que los importes son iguales y lo desesti-
man. Increíblemente para nosotros, la coincidencia no acaba de convencerlos.
¿Cuál es, entonces, el significado del punto de cruce de las dos rectas para
estos chicos? Podríamos extender esta pregunta para todos los alumnos que,
con matices, sostienen posiciones similares. Es claro que se trata de algo a
construir, lo cual nos permite considerar esta cuestión como un asunto para
discutir de forma explícita con los alumnos.
¿Cómo analizar el hecho de que los chicos no vean algo tan obvio para
nosotros? Varias cuestiones pueden confluir en una explicación posible.
100 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
Pareciera que el gráfico, aunque continuo, está formado solamente por los
puntos que ellos han hecho intervenir para su construcción. Los otros son
una especie de relleno que no aporta información sobre los procesos represen-
tados.12 Pareciera que para los chicos es posible que haya un intervalo en el
que una de las funciones es mayor que la otra, que eso luego cambie y que sin
embargo no haya un punto de encuentro, cosa que sería difícilmente admisible
con una hipótesis de continuidad.
Los chicos están movilizados y los argumentos de los pocos que sostienen
que hay encuentro los interpelan. Carolina, la niña que citamos al comienzo
de este apartado, revisa su punto de vista y lo expresa en la discusión colectiva:
12. En la discusión colectiva, muchas intervenciones de los chicos dejan ver la idea de que si se
quisieran más valores en el gráfico habría que hacerlo de nuevo, creen que no se pueden agregar
al gráfico ya realizado.
LA SECUENCIA EN LAS AULAS: DESARROLLOS, DEBATES, INTERROGANTES 101
1a opción: 𝒳 * 1,50 + 12 = 𝐼
2a opción: 𝒳 * 2 + 5 = 𝐼
Para llegar a la ecuación de la segunda situación, los chicos habían leído algu-
nos pares del gráfico, confeccionado una tabla y operado como lo venían
haciendo con los otros problemas. Es decir, la tabla funcionaba para ellos como
una representación intermediaria para avanzar a la ecuación. Hasta el momento
disponían del pasaje tabla-ecuación y es ese el que utilizan. Luego, la profe-
sora actualiza una idea ya tratada, la equiparación entre variación uniforme y
recta, e invita a apoyarse en ella para operar directo con el gráfico, tarea que es
nueva para los chicos. A esto responde el Alumno 2 cuando dice “cada 1, sube
2”. En algún sentido, la profesora les está comunicando que no es necesaria la
102 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
intermediación de la tabla y los convoca a renunciar a ella. Los chicos irán asu-
miendo –seguramente en diferentes momentos– esta nueva modalidad.
Usar el gráfico para comparar las dos situaciones no es una acción inmedia-
tamente disponible para todos. La profesora intenta difundirla y para ello
LA SECUENCIA EN LAS AULAS: DESARROLLOS, DEBATES, INTERROGANTES 103
PROFESORA. Ayer algunos decían que mirando el gráfico era fácil decir
qué opción convenía en cada caso, ¿les parece?
ALUMNO 1. Sí, la que está más abajo, conviene.
PROFESORA. ¿Por qué?
ALUMNO 1. Porque es más barata.
PROFESORA. Nicolás el otro día decía que había una que era más em-
pinada, más para arriba, ¿cuál sería en este caso?
ALUMNO 2. La segunda opción.
PROFESORA. ¿Por qué será más empinada?
ALUMNO 2. Porque cuesta más cada hora.
PROFESORA. ¿Están de acuerdo? Vamos a decir que tiene mayor pen-
diente, en lugar de decir más empinada. La otra clase supimos cuál con-
venía tanteando, haciendo cuentas, ahora vemos que con el gráfico tam-
bién se puede obtener. ¿Podríamos haberlo sacado con las fórmulas?
ALUMNO 3. Sí, es lo mismo.
PROFESORA. Entonces se puede tanteando con las cuentas, con los grá-
ficos o con las fórmulas.
Para que los chicos se convenzan de que las tres representaciones contienen
la información requerida, la profesora invita a que lean en los tres formatos.
También se establece que más empinado se relaciona con mayor costo por
hora, y que mirar los gráficos reemplaza la realización de cálculos. Como
decíamos, la intención de la profesora es mostrar primero que las representa-
ciones son intercambiables para luego elegir el modo que resulta más econó-
mico según la tarea. En realidad sabemos que cada forma de representación
enfatiza algún aspecto particular y, en este sentido, las representaciones no
son completamente equivalentes ni intercambiables. Los chicos irán apren-
diendo a elegir en función de la tarea pero, para que esto sea posible, tienen
que aprender a leer todas. Así llegamos a reconocer, en el grupo, el valor
de suspender momentáneamente la diferenciación de lo que cada forma de
representación tiene de específico en aras de lograr una primera familiaridad
con las mismas.
Como modo de afianzar estas ideas, la profesora retoma los problemas de
los viajes que iniciaron la secuencia para releerlos en términos de las diferentes
representaciones posibles:
𝒳 * 4 + 1.000 = 𝐼
acuerdan de las fórmulas?
𝒳 * 8 + 600 = 𝐼
𝒳 * 6 + 850 = 𝐼
104 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
Conclusiones
Mirar todo el trabajo en grupo nos permitió apreciar la gran cantidad de peque-
ñas relaciones que configuran lo lineal, relaciones que afloran en un proceso
complejo de múltiples interacciones que requieren de un docente atento simul-
táneamente a diversos planos. En efecto, tomar en cuenta la historia de las ideas
de la clase y el futuro de las mismas, interpretar las propuestas de los estu-
diantes y concebir intervenciones que contribuyan a su crecimiento, considerar
ayudas puntuales frente a dificultades o bloqueos, movilizar mecanismos espe-
cíficos para alentar la producción de nuevas relaciones y modos de validarlas
constituyen parte de la complejidad de la acción docente en el aula.
Lo hemos dicho una y otra vez: nos ubicamos en una posición según la cual
las ideas que proponen los chicos a raíz de los problemas que enfrentan son
constitutivas del objeto de enseñanza. Acabamos de relatar una experiencia
colectiva útil para precisar el significado que esto tiene. Encontramos una
clave en un docente que puede enriquecer su basamento conceptual en la
discusión colaborativa con sus compañeros para lograr interactuar en la clase.
Esta interacción se desarrolla bajo el supuesto de que las propuestas de los
alumnos obedecen a razones que es productivo desentrañar –más allá de su
validez matemática– porque se apoyan en relaciones que permiten confrontar,
comparar, generalizar y pensar sobre lo que se está tratando.
Lograr una genuina interacción en las aulas es, desde nuestra perspec-
tiva, uno de los problemas de enseñanza más difíciles. Su abordaje solicita
diferentes niveles de análisis pero no puede eludir problematizar el conoci-
miento nutriéndolo de muchos más interrogantes de los que históricamente
han sido visibles.
La confianza que adquiere un docente que tuvo la oportunidad de enriquecer
su perspectiva en la discusión con sus pares a raíz de un proyecto de enseñanza
compartido –tanto en su elaboración como en su implementación y análisis
posterior– se refleja en el espacio del aula. Y ahí es posible que los chicos
se animen, se involucren, produzcan, asuman el desafío, quieran aprender.
Consideramos que aprenden cuando son capaces de localizar las relaciones que
subyacen a diferentes modos de pensar, cuando rechazan sus resultados por consi-
derarlos inconsistentes por alguna razón, cuando los explican con argumentos
propios, cuando reutilizan las relaciones producidas, cuando reconocen las
mismas ideas en diferentes formas de representación, cuando retoman alguna
cuestión, preguntan acerca de sus dudas e identifican aquello que todavía no
comprendieron.
La confianza que logra el docente es clave para alcanzar una convicción
cargada de estos sentidos. Lejos de ser un acto de fe, es una construcción
108 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
• Yo creo que teníamos una gran resistencia a hacer algo que no sabíamos
cómo iba a salir, cómo se planteaba y que era distinto a lo que veníamos
haciendo.
• Uno se siente contenido por el hecho de que no es uno solo que está en
todo el salón de clase, éramos dos o tres que estábamos apuntalando.
• Yo creo que esos planes B fueron surgiendo del pesimismo y del opti-
mismo del grupo. Porque si no hubieran estado los pesimistas, no hubiera
surgido un plan B, y si no hubieran estado los optimistas, no hubiese
habido plan. Eso es lo que te da el trabajo en grupo.
• Los valores que pusimos para la tabla del primer problema no fueron al
azar. Cada uno de los datos que propusimos tuvo un por qué. Estuvimos
horas discutiendo qué valores poníamos, qué promovía un valor u otro.
Esto lo discutimos todos juntos. Nos entusiasmamos, nos dábamos cuen-
ta de que valía la pena.
esto, y si le pongo este otro van a hacer tal cosa”, me los estoy imagi-
nando en producción. Eso hace que vaya al aula a vincularme con esa
producción.
• Lo que yo sentí fue que formamos un equipo. Al frente del grupo, dando
la clase, estaba el profesor del curso. Pero todos sabíamos qué iba a decir,
al punto tal que me parecía que si se hubiera tenido que retirar podría
haberlo sustituido sin problemas. También sabíamos qué íbamos a re-
gistrar. No sé si hubiera sido productivo que los docentes que estábamos
CONCLUSIONES 111
• Sí, pero la presencia de otro aporta una mirada que colabora en repensar
la clase.
• Uno se siente contenido por el hecho de que no es uno solo que está en
todo el salón. Éramos dos o tres que estábamos apuntalando.
• Ellos (los alumnos) veían que entre nosotros (los profes) había un víncu-
lo, un “llevarse bien”, como ellos dicen. Entonces habilitan al que llega
de afuera como parte del grupo, creo que pasa por ahí.
• Los chicos tenían la sensación de que sus ideas eran valoradas. Hay en
este trabajo algo del orden de los valores.
• Yo creo que ahí está la clave. No solo quedó en el trabajo con los chicos,
quedó trabajo de los chicos. Y esa es la diferencia porque quizá muchas
112 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
veces no hay trabajo de los chicos. Vos veías la producción, ellos mismos
se comprometían mucho más. Les fuese bien o no, trataban de sacar las
cosas. Yo vi eso.
• Pero date cuenta que después no solo cambió a nivel grupo de cinco o
seis alumnos, sino que creció en el debate áulico. Nosotros muchas veces
decimos “que uno pase al pizarrón y los demás revisamos entre todos”,
pero sabés que la mayoría está mirando por la ventana o está comple-
tando algo. Lo que se logró fue que todos estuvieran atentos a ver si el
otro grupo había hecho algo distinto, cómo lo había hecho, si se había
equivocado.
• Desde el principio, los chicos tuvieron claro que podían apelar a diferen-
tes recursos y que no se estaba esperando una cosa predeterminada.
• Se fue instalando un trabajo con la carpeta y junto con eso la idea de que
lo ya tratado sirve para pensar lo nuevo.
• La moraleja es que uno cree que los chicos van a hacer tal o cual cosa y,
a veces, nos sorprenden. Uno tendría que ir curioso por indagar, a ver qué
hacen.
CONCLUSIONES 113
–Yo creo que en principio, por lo menos en mi caso, era llevar a cabo
algo que yo pensaba que no iba a funcionar. Aparte de eso, si yo hubiera
sido el profesor que lo daba, me hubiera incomodado tener profesores en
el aula, todo ese cambio te da como un miedo, estás yendo en contra de
lo que a vos te parece y te cambia toda la costumbre que tenés de dar la
clase. Estás acostumbrado a dar lo mismo, de la misma manera siempre,
y en el grupo había toda una variedad de opiniones.
–Me interesa eso que decís. Se complica pensar en tener que llevar uno
al aula, como el responsable de la clase, algo de lo que no estás conven-
cido. Pero desde la posición que tuviste, que fue participando del equipo
y como observador en el aula, ¿ves eso como una cosa intermedia que te
ayudó a modificar?
–Sí, solo no lo hubiera hecho. Siempre que termina el año trato de fi-
jarme lo que me parece que funcionó o no, y al otro año cambio o vuelvo,
pero utilizo la misma metodología, que no es la que usamos acá. Pero al
estar en el grupo...
–¿Podríamos decir que en tu caso, que estabas como más distante de
las cosas que se estaban planteando acá, el hecho de participar integrado
al grupo pero en condición de observador te permitió acceder a algo que
no hubieras estado dispuesto a implementar vos solo?
114 PENSAR CON OTROS LA CLASE DE MATEMÁTICA
Arcavi, Abraham
1994 “Symbol Sense: Informal Sense-making in Formal Mathematics”, en
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Sobre las autoras