ESFINGE
ESFINGE
ESFINGE
1
podría habérseme excusado por considerarlo un presagio. Me espantó
y me desconcertó tanto a la vez que transcurrieron muchos días
antes de resolverme a comunicar la circunstancia a mi amigo.
2
cristal puro y formando dos prismas perfectos que reflejaban con
magnífico fulgor los rayos del sol poniente. El tronco estaba
conformado como una cuña con el ápice hacia tierra. Desde él se
extendían dos pares de alas -cada una de cien yardas de largura
aproximadamente-, un par encima del otro y ambos densamente
cubiertos de escamas metálicas de unos diez o doce pies de diámetro
cada una. Observé que las hileras superiores e inferiores de las alas
estaban enlazadas por una potente cadena. Pero la principal
peculiaridad de aquella horrible criatura era la representación de una
calavera, que cubría casi toda la superficie de su pecho y que estaba
trazada en un blanco deslumbrante sobre el oscuro 'campo del
cuerpo, como si hubiese sido dibujado cuidadosamente por un artista.
Mientras examinaba aquel animal terrorífico y más especialmente el
aspecto de su pecho con una sensación de horror y espanto, con un
sentimiento de desgracia próxima que no era capaz de reprimir con
ningún esfuerzo de la razón, advertí que los enormes maxilares del
extremo de la trompa se ensanchaban de repente. De ellos brotó un
sonido tan fuerte y tan expresivo de dolor que sobrecogió mis nervios
como un toque de difuntos y, mientras el monstruo desaparecía al pie
de la colina, caí al suelo desvanecido.
3
un ataque de locura. Me desplomé en la silla y durante unos instantes
escondí mi rostro con las manos. Cuando descubrí los ojos, la horrible
visión había desaparecido.
En este punto hizo una pausa que duró unos instantes, se dirigió
luego a un estante de libros y sacó una sinopsis corriente de Historia
Natural. Rogándome entonces que cambiara de asiento con él para
así ver mejor los pequeños caracteres del volumen, ocupó mi sillón
junto a la ventana y, abriendo el libro, reanudó su plática con el
mismo tono de antes.
4
«Cuatro alas membranosas cubiertas de pequeñas y coloreadas
escamas de aspecto metálico; boca que forma una probóscide
enrollada debida a la prolongación de los maxilares, sobre cuyos
lados se hallan rudimentos de mandíbulas y palpos pilosos; alas
inferiores adheridas a las superiores por pelos tiesos; antenas
prismáticas en forma de porra prolongada; abdomen puntiagudo. La
esfinge de la calavera ha causado a veces gran terror entre el vulgo
por el tono melancólico del grito que emite y por el distintivo de la
muerte que lleva en su coselete.»