Hierros Aleados
Hierros Aleados
Hierros Aleados
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1. Resumen
2. Hierro fundido. Clasificación.
3. Hierros de elevada aleación.
4. Hierro fundido aleado resistente al desgaste abrasivo.
5. Otros trabajos realizados en la búsqueda de elevar la resistencia al desgaste
abrasivo en los hierros fundidos.
6. Efecto de los elementos de aleación en el hierro fundido.
7. Clasificación de los mecanismos de desgaste.
8. Maquinabilidad en el hierro fundido
9. Conclusiones
10. Bibliografía
RESUMEN:
En el presente trabajo se presenta un estudio de la literatura relacionada con la producción de
hierros aleados resistentes al desgaste y se tratan aspectos relacionados con la composición
química, estructuras y propiedades de los mismos, con el objeto de dar una orientación en la
obtención de materiales que respondan a determinadas aplicaciones relacionadas con el
desgaste abrasivo.
Palabras claves. Hierros aleados, desgaste abrasivo, maquinabilidad
fundido, el contenido de aleación está bien por encima del 4% y consecuentemente no pueden
ser producidos por aleación en cuchara, como el resto de las aleaciones conocidas. Ellos
usualmente son producidos en fundiciones con equipamiento especializado para producir
hierros de elevada aleación. Sin embargo esta afirmación es solo aplicable cuando la suma total
de los elementos de aleación está muy por encima de 4%.
(Petty,1968, Sy, 1959, Krause, 1969 y muchos otros, entre los que se encuentra un artículo 10
de Key-to Steel, 2000) señalan que los elementos como el cobre y el níquel tiene un efecto
grafitizante durante la transformación eutéctica, sin embargo durante la transformación
eutectoide dificultan la difusión del carbono promoviendo la formación de carbono combinado;
mientras otros elementos como el cromo y el molibdeno son formadores de carburos y aumentan
su estabilidad. El manganeso favorece la formación de carbono combinado, además de tener
una afinidad especial con el azufre, lo cual le proporciona una aplicación insustituible.
Otro efecto de estos elementos es conducir el proceso de solidificación según los mecanismos
de transformación de la austenita en perlita, bainita o martensita y de ahí la formación de
diferentes microestructuras.
Petty, 1968 y en un sitio de la Key-to-steel, 2000 señala que entre los hierros de elevada
aleación se destacan:
Los hierros aleados con níquel: los cuales deben ser templados para ser usados en
aplicaciones donde predomine el desgaste abrasivo. Su matriz es austenítica. Un material
típico de este grupo es el Ni-Resist resistente a la corrosión y al calor.
Los hierros aleados con cromo: presentan elevada dureza y resistencia al desgaste abrasivo.
Este tipo de hierro aleado es muy poco maquinable.
Aleados con cromo y níquel: entre este tipo de hierros se destaca el Ni-Hard, el cual
presenta una matriz martensítica con carburos del tipo (Fe,Cr) 3C, con durezas elevadas,
pero con una maquinabilidad muy limitada.
Aleados con molibdeno: el molibdeno es el endurecedor más efectivo del hierro fundido. Se
emplean niveles de 1% generalmente y provoca la formación de estructuras aciculares con
una elevada dureza, lo cual limita considerablemente su maquinabilidad.
Estos hierros fundidos ya no resultan tan baratos como el hierro gris no aleado y también
presentan menor colabilidad y maquinabilidad que éste.
En los hierros aleados con elevado contenido de cromo, como en los materiales resistentes a la
abrasión coexisten la tenacidad de la matriz y la resistencia al desgaste. Variando la composición
química y mediante tratamiento térmico, estas propiedades pueden ser ajustadas para alcanzar
las necesidades de la mayoría de las aplicaciones donde se necesite resistencia a la abrasión. El
hierro al cromo-molibdeno (clase II) contiene entre 11 y 23% de cromo y hasta 3,5% de
molibdeno y puede mostrar una matriz austenítica o austenítica-martensítica. O con tratamiento
térmico obtener una matriz martensítica con una máxima resistencia a la abrasión y tenacidad.
Son considerados los hierros blancos aleados más duros. Comparados con los hierros aleados
al cromo-níquel, los carburos eutécticos son más duros y pueden ser tratados térmicamente para
obtener fundiciones de mayor dureza. El molibdeno, como el níquel y el cobre, cuando son
necesarios, son añadidos para prevenir la formación de perlita y asegurar una dureza máxima.
Los hierros de alto contenido de cromo (Clase III) representan el más viejo de los grados de
hierro de alto contenido de cromo, las patentes más antiguas datan del 1917, según señala
Petty, 1968, estos hierros son también conocidos como 25% Cr y 28% Cr y contienen hasta
1,5% de Molibdeno. El molibdeno se añade para prevenir la formación de perlita y obtener la
máxima dureza, excepto en las secciones finas. Aleando con cobre hasta 1% también es usual.
Aunque la dureza obtenida no es tan elevada como en la clase II de los hierros blancos aleados
con cromo y molibdeno. Estas aleaciones se seleccionan cuando se desea también resistencia a
la corrosión.
Hierros Blancos con alto Cromo modificados con Molibdeno
La ASTM A532 establece las especificaciones en la clase II para hierros con alto cromo
modificados con molibdeno. Estas aleaciones muestran una combinación de la resistencia a la
abrasión y resistencia que no se obtienen en otros hierros blancos. Su uso se extiende
exitosamente por la industria minera.
Los tipos B y C poseen contenidos de cromo inferiores ( 14 a 18%) y el molibdeno se eleva hasta
3%. [34] una composición de un hierro de este tipo se presenta a continuación:
La Clase II tipos D y E son hierros blancos resistentes a la abrasión con un contenido de cromo
de 20%, un contenido de 1 a 2% de molibdeno, 1% de níquel o cobre, los cuales se añaden para
adecuar la templabilidad en las secciones más gruesas.
La matriz de los hierros blancos aleados con alto cromo y molibdeno es austenítica (510-520
HV10). La adición de cobre o níquel impide la transformación a perlita, aun con altos contenidos
de carbono según Tian, 2002. Con tratamiento térmico la dureza de la matriz se incrementa
hasta cerca de 800 HV10, debido a que es martensítica con alguna austenita retenida.
Seto yoghito y otros, 1992; proponen un hierro fundido aleado con excelente resistencia al
desgaste, empleando adiciones de molibdeno (5 a 15%), níquel (0,3 y 3%), cromo (7 a 18%),
vanadio (1 a 8%) y wolframio hasta 10%. Establecen como condicion que: %Mo + 0,5 %W esté
entre 2 y 15% y aprovechando la microsegregación del vanadio, incrementar la dureza. Además
endurecen la matriz con un tratamiento térmico. En tales condiciones la dureza alcanzada hace
excelente la aleación para usos donde sea necesario alta resistencia al desgaste, pero la
maquinabilidad se ve extremadamente limitada. Los comentarios sobre los costos de producción
son similares a los expuestos anteriormente, con objetivos similares.
Haga Michio, 1986; propone una aleación que contiene contenidos elevados de cromo,
molibdeno, wolframio y titanio hasta 0,3% donde el niobio hasta 0,3 y el cobre hasta 4%, también
están presentes. Con este nivel de aleación se logran carburos de forma granular que presentan
elevada resistencia al desgaste y un elevado acabado superficial. Los criterios sobre esta
aleación dado el nivel de los elementos de aleación empleados, elevan los precios de producción
y actúan negativamente sobre la maquinabilidad.
Resulta de interés particular la solución brindada por Koie Takayiki y otros, 1991; donde
conjugan el empleo de elementos como el níquel (3 a 5%) que promueven la formación de grafito
y mejoran la estructura de la matriz y el cromo (1,2 y 2,5%) en contenido donde disminuye el
desgaste sin que frene la grafitización. Se adicionan además molibdeno (0,1 a 2%) a un nivel
donde la dureza de los carburos puede ser incrementada y boro en un nivel ( 0,01 a 0,2%) que
regula la uniformidad del grafito y evita que se obtenga muy basto. Conjugar carburos y grafito
permite la obtención de propiedades en el hierro fundido donde la resistencia al desgaste y la
maquinabilidad estén en niveles que permitan su empleo en la obtención de piezas resistentes al
desgaste abrasivo y se puedan realizar operaciones de maquinado en las mismas. Aún así los
niveles de los elementos empleados pueden ser objeto de ajuste con el fin de bajar los costos de
producción.
Mo2C. En general el molibdeno disminuye la solubilidad del carbono en la fase alfa. El molibdeno
no es un grafitizador, ni un estabilizador fuerte de carburos, esto es lo que explica por qué puede
ser adicionado a la carga metálica sin variar prácticamente su carácter.
produzca grandes surcos y ralladuras apreciables a simple vista. Este tipo de desgaste es
más frecuente en el transporte de minerales.
Es importante destacar que en la práctica el desgaste no se presenta en forma simple, sino que
aparece combinado como:
Impacto, abrasión y presión: en rodillos, cadenas y rodaje de tractores.
Impacto, abrasión y temperatura: en martillos y cuchillas de cizalla.
Impacto y presión: en martillos de pilón y machacadoras, quebradoras.
Abrasión, erosión y corrosión: válvulas y asientos, tornillos sinfín.
Fricción, corrosión y cavitación: impulsores, álabes de turbinas.
En este tipo de desgaste pueden observarse tres regímenes en dependencia de las durezas de
los materiales interactuantes.
Régimen débil: cuando la dureza del abrasivo es menor que la del metal.
Régimen de transición: cuando la dureza del abrasivo es aproximadamente igual a la
del metal.
Régimen severo: cuando la dureza del abrasivo es mayor que la del metal.
Se ha demostrado experimental y teóricamente que la dureza del material está correlacionada
con el grado de abrasión según (ASM Volume 18, 1992)
La dependencia de la resistencia a la abrasión, de la composición química, dureza y
microestructura de un hierro fundido de alto cromo ha sido demostrada por (Gundlanch, 1974) en
un estudio realizado a 28 tipos de hierros blancos aleados con 17,5% de cromo, en los cuales se
presentaban tres niveles de contenido de carbono y aleadas con otros elementos tales como:
Cobre (0,5 a 3,0%), Manganeso (0,75 a 3,0%), Molibdeno (0,5 a 3,0%) y Níquel(0,6 a 2,0%).
Todas las muestras fueron ensayadas tal y como fueron obtenidas de la fundición. En este
estudio se demuestra que la dureza no es tan importante como la microestructura de la matriz en
el control de la resistencia a la abrasión de un hierro blanco. Demostró también que contenidos
de molibdeno combinados con níquel, cobre y manganeso en cantidades superiores a lo normal,
producen fundiciones con satisfactoria resistencia a la abrasión, aspecto relacionado con las
microestructuras que se obtienen debido al efecto de los elementos de aleación.
La función primaria de las aleaciones empleadas en sistemas donde predomina la abrasión
metal-tierra, es aumentar la resistencia a la abrasión. Las aleaciones de abrasión metal-tierra
están constituidas por hieros blancos con alto contenido de cromo, en la que los carburos que se
forman durante la solidificación de la aleación, les proporcionan las propiedades necesarias para
este tipo de aplicación.
Destrucción por impacto.
Este tipo de destrucción se produce por la transferencia de energía cinética de un cuerpo simple
sobre una superficie de extensión apreciable. Produce deformación superficial y subsuperficial
del material que altera su forma y dimensión lo que puede devenir en la fractura por fatiga debido
a impactos repetidos. Surge como resultado de contactos de cuerpos generalmente metálicos
aunque no se excluyen rocas y minerales, que acompañados de determinada velocidad, originan
choques intermitentes contra la pieza. Se pueden clasificar para facilitar el análisis de su acción y
con ello seleccionar la mejor forma de combatirlos y aminorar su efecto en:
Impacto ligero: la energía cinética es absorbida por una deformación elástica del
metal base que recobra su dimensión pudiendo dar lugar a deformaciones plásticas
a muy largo plazo. Las aleaciones recomendadas para este caso son los aceros
inoxidables austeníticos y los bronces al aluminio.
Impacto medio: produce deformaciones plásticas a corto plazo e inclusive trituración
y desprendimientos superficiales a corto plazo. En estos casos se recomienda el uso
de aceros con estructura martensítica.
Impacto alto: produce deformaciones plásticas de gran magnitud de modo
instantáneo y fracturas a corto plazo. Las aleaciones recomendadas para trabajar en
estas condiciones son los aceros austeníticos.
las superficie. Por ejemplo la presencia del grafito (estructura suave) favorece la maquinabilidad,
aunque la forma y tamaño de este influye en el acabado superficial. La microestructura alrededor
del grafito influye en la vida de la herramienta del corte y permite mayores velocidades de corte.
La dureza Brinell es un indicador de la maquinabilidad, pues la dureza depende
fundamentalmente de la microestructura, pero la maquinabilidad no se puede evaluar por la
dureza únicamente.
La ferrita y la austenita son estructura de fácil maquinabilidad, a diferencia de la martensita y en
menor grado de la bainita que son más difíciles de maquinar.
Los carburos son constituyentes de elevada dureza y tienen un efecto muy dañino para la vida
de las herramientas de corte.
(Form y Wallace, 1962) propusieron una relación para calcular un índice de calidad llamado
dureza relativa (HR), para evaluar la maquinabilidad de un hierro fundido:
HR = HB/ (100 + (3,03.10-3Rt))
Donde
HB dureza Brinell
Rt resistencia a la tracción.
Valores inferiores a 1,0 indican que los hierros fundidos tienen buena maquinabilidad.
Las cuchillas para maquinado de hierros blancos, prácticamente no maquinables, se
recomiendan en (Walton, 1981) que sean de cerámica, permitiendo altas velocidades para el
corte del hierro moderadamente duros y se emplean sin refrigerantes. Para los hierros blancos
resistentes al desgaste (ASTM A32) con dureza entre 450 y 600 HB en su condición de pieza
fundida, se recomiendan herramientas de cerámica del tipo HPC.
Maquinabilidad en hierros aleados resistentes al desgaste.
Tanto la resistencia al desgaste como la maquinabilidad están puestas en función de la dureza,
aunque en sentido contrario. Por una parte (Form y Wallace, 1962) en la ecuación señalan que al
aumentar la dureza respecto a la resistencia a la tracción, cosa que ocurre en los hierros
blancos, disminuye la maquinabilidad, pues se incrementa el HR y por otra parte (Sakour, 1980 y
Vázquez, 1997) señalan que al aumentar la dureza del material respecto a la del abrasivo, se
favorece la resistencia al desgaste abrasivo del material, cuando se mueve en una masa
abrasiva como la arena sílice.
Los hierros por excelencia para la producción de piezas que se utilizan en la explotación bajo
condiciones de desgaste abrasivo, son los hierros de levado contenido de cromo, como ya se ha
señalado, sin embargo debido a la presencia de carburos de elevada dureza y en matrices
martensíticas, la maquinabilidad disminuye significativamente.
Sin embargo la combinación de estructuras tan duras como los carburos en matrices
martensíticas y la presencia de grafito en la matriz, suaves y que permiten la obtención de una
viruta discontinua durante el maquinado, puede lograr determinado de factilidad en el
maquinado. Dichas estructuras pueden ser obtenidas en condiciones donde los elementos de
aleación se combinen adecuadamente logrando potenciales de grafitización adecuados para que
se forme grafito durante la transformación eutéctica con la presencia de elementos como el
cobre y el níquel, en adición al efecto grafitizante del carbono y el silicio, presentes en cualquier
hierro fundido y con las cantidades adecuadas de manganeso, cromo y molibdeno que
favorezcan la formación de carburos, sin que se suprima la grafitización del hierro fundido.
Otros aspectos a tener en cuenta son el balance adecuado de los elementos aleantes como el
manganeso, níquel y cobre que permitan la obtención de matrices martensíticas regulando la
transformación de la austenita, para evitar la formación de perlita o bainita. El efecto combinado
de los elementos manganeso, níquel y cobre, permite que sus efectos individuales se sumen en
este sentido.
11
CONCLUSIONES
Se plantea en línea general que los hierros aleados con elevado contenido de cromo son los de
mejor comportamiento para trabajar en condiciones de elevada abrasión y que los hierros grises
no aleados son los de mejor comportamiento ante la maquinabilidad.
La producción de hierros de elevado nivel de aleación se señala que no pueden ser obtenidos
por aleación en cuchara y que se requieren medios especiales para su obtención, lo cual no es
válido solo para aleaciones con un nivel cercano a 4%.
Aunque aparecen descritos en la literatura el efecto de los elementos de aleación sobre las
estructuras y las propiedades de los hierros aleados de un modo cualitativo, no se muestran
modelos matemáticos que permitan cuantificar este efecto sobre las propiedades mecánicas y
tribológicas, así como para algunos elementos cuantificables de la microestructura.
Se abordan en la literatura estudios sobre el incremento de la resistencia la desgaste a partir de
tratamientos térmicos, pero en las condiciones de nuestro país donde los recursos energéticos
son limitados, es una alternativa el obtener estructuras que incrementan la resistencia al
desgaste a partir del efecto de los elementos de aleación desde que las piezas son obtenidas en
la fundición, empleando la adición en cuchara para niveles de aleación no muy por encima de
4%..
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